Una Princesa en Berlin

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    ARTHUR R.G. SOLMSSENVIDA Y OBRAS

    Naci en Nueva York. Pas su primera infancia en Berln y su dolescencia en los suburbios de Filadelfia,

    donde sigue viviendo con su esposa y tres hijos. Se gradu en el Harvard College y estudi derecho en la

    Universidad de Pennsylvania. Es autor de cinco novelas, dos de las cuales, Rittenhouse Square yAlexander's Feastfueron, en su momento, muy celebradas por la crtica norteamericana.

    En 1982, Tusquets Editores public Una princesa en Berln (Andanzas 3), libro que recibi una gran

    acogida que el paso de los anos, y las sucesivas ediciones, no ha hecho ms que incrementar. Tiempo de

    decisin (Andanzas 57), que sacamos en 1987, es hasta ahora la ltima de sus novelas.

    HISTORIA DE ALEMANIA ENTREGUERRAS

    Fue en Alemania donde la debilidad de la nueva democracia de la posguerra fue ms evidente. La Repblica

    de Weimar padeci de una doble ilegitimidad de origen. Para la extrema izquierda, represent "la derrota de

    la revolucin", por la represin de los intentos insurreccionales de los meses de diciembre de 1918 a abril de1919 y por el aplastamiento de los nuevos intentos revolucionarios de marzo de 1920 ("alzamiento es

    anaquista" en los distritos mineros del Ruhr) y de octubre de 1923 (disturbios comunistas en Sajonia). Para

    la extrema derecha, el rgimen de Weimar signific la traicin nacional, los "traidores de noviembre" -segn

    la propaganda hitleriana-, la aceptacin del humillante tratado de Versalles. La derecha nacionalista alemana

    no acept la Repblica. El 13 de marzo de 1920, hubo ya un conato de golpe monrquico en Berln,

    encabezado por Wolfgang Kapp y el general von Luttwitz, que fracas al declarar los sindicatos la huelga

    general. Erzberger, el lder del partido catlico, fue asesinado el 29 de agosto de 1921; Rathenau, el dirigente

    demcrata y ministro de Asuntos Exteriores, el 24 de junio de 1922. El voto de la derecha nacional,

    representada por el Partido del Pueblo Nacional Alemn (DNVP), heredero de la Liga Pangermnica de lapreguerra y dirigido por Alfred Hugenberg, no fue en absoluto desdeable. En las elecciones de enero de

    1919, el DNVP logr 44 escaos y el 10,3 por 100 de los votos; en las de diciembre de 1924, 103 escaos y

    el 20,5 por 100 de los votos. La ultraderecha, representada por el partido nazi, el Partido Nacional-Socialista

    de los Trabajadores Alemanes (NSDAP), creado en febrero de 1920 y enseguida dirigido por Adolf Hitler,

    hizo tambin pronto su aparicin. El NSDAP pas de 64 afiliados en el momento de su fundacin a 55.787 en

    1923. En las elecciones de junio de 1920, logr 4 diputados; en las de 4 de mayo de 1924, 32 y el 6,6 por

    100 de los votos. La Repblica de Weimar fue, adems, un rgimen polticamente dbil. El sistema

    proporcional elegido hizo que ningn partido tuviese nunca la mayora absoluta. El mejor resultado de los

    socialistas, del SDP, el partido ms votado entre enero de 1919 y septiembre de 1930, les dio 165 escaosde un total de 421. Todos los gobiernos republicanos fueron gobiernos de coalicin. Ello fue una de las

    causas de la inestabilidad gubernamental: entre 1919 y 1930, hubo un total de 11 gobiernos. Adems, por el

    colapso del Partido Democrtico de Rathenau, el partido de las clases medias profesionales (75 escaos en

    1919, 39 en 1920, 28 en 1924, 25 en 1928), las coaliciones tuvieron que hacerse entre el SPD, el Zentrum

    catlico -que estuvo en todos los gobiernos desde 1919 a 1932- y el partido liberal-conservador o popular

    (DVP) de Gustav Stresemann. Ello perjudic sobre todo al SPD, eje de la Repblica: nunca pudo desarrollar

    plenamente su propia poltica y hubo de gobernar haciendo continuas concesiones al centro- derecha. Ni el

    ejrcito ni la justicia, por ejemplo, pudieron ser reformados. Al contrario, la doble amenaza de la extrema

    izquierda y de la ultra-derecha, hizo que el rgimen de Weimar tuviera que apoyarse en un ejrcito

    mayoritariamente conservador y ajeno a los valores democrticos del nuevo orden poltico. La crisis

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    econmica de la posauerra erosion profundamente la legitimidad de la Repblica. La deuda por la

    financiacin de la guerra se estim en 150.000 millones de marcos. Por el Tratado de Versalles, Alemania

    perdi el 14,6 por 100 de su tierra cultivable, el 74,5 por 100 de su produccin de mineral de hierro, el 26 por

    100 de la de carbn y porcentajes igualmente elevados de su produccin de zinc y potasio. Vio, adems,

    incautadas gran parte de sus flotas mercante y pesquera. En esas condiciones, unidas a la inseguridadpoltica creada por el hundimiento de la monarqua, la proclamacin de la Repblica y la amenaza

    revolucionaria de 1918-19, la industria alemana qued paralizada. Las importaciones excedieron con mucho

    a las importaciones. El dficit de la balanza de pagos se dispar. El marco se devalu aceleradamente: 100

    marcos pasaron de valer 5 libras en 1914, a valer 0,2 libras a principios de 1921. La fijacin el 27 de abril de

    1921 de la cantidad a pagar por reparaciones de guerra en la cifra de 6.500 millones de libras (132.000

    millones de marcos-oro) hundi, como muy bien vio Keynes, las expectativas de recuperacin de la

    economa alemana. Para agravar las cosas, en enero de 1923 los gobiernos francs y belga, alegando

    retrasos en el pago de las cantidades de carbn impuestas y ante el temor de un aplazamiento en la entrega

    de las reparaciones en metlico, decidieron la ocupacin militar del Ruhr y la confiscacin de las minas yferrocarriles de la regin. La poblacin alemana, con el apoyo del gobierno, respondi con una poltica de

    resistencia pasiva. La produccin cay espectacularmente; la escasez aument y los precios se desorbitaron,

    estimulados por el aumento de la circulacin de billetes provocado por el gobierno para de alguna forma

    sostener la demanda interna. Alemania experiment el primer proceso de hiperinflacin conocido en la

    historia. El valor de su divisa baj a 35.000 marcos por libra en 1922 y a 16 billones de marcos por libra a

    finales de 1923. El dinero careca de valor. El ndice de precios al por mayor haba pasado del valor 1 en

    1913 a 1,2 billones en 1923. La gente llevaba los billetes en cestos y hasta en carretillas. La situacin, con

    todo, tuvo solucin rpida y brillante. El gobierno alemn, que nombr a Hjalman Schacht (1877-1970), un

    prestigioso banquero y miembro del Partido Democrtico delegado de la moneda y luego presidente del

    Reichsbank, procedi a crear un nuevo marco, el rentemmark, equivalente a un trilln de marcos viejos, y a

    tomar drsticas medidas de ahorro y contencin del gasto. Al tiempo, solicit a los aliados una investigacin

    sobre la economa alemana y el estudio de nuevas frmulas para el pago de las reparaciones. El resultado

    fue el Plan Dawes (que tom el nombre del presidente de la comisin nombrada al respecto, el

    norteamericano Charles G. Dawes) que en abril de 1923 recomend fijar los pagos anuales en dos millones y

    medio de marcos-oro y la concesin a Alemania de crditos internacionales por valor de 800 millones de

    marcos-oro. Hasta Francia se dio por satisfecha y retir sus soldados del Ruhr en 1925. Pero el dao poltico

    y social que la hiperinflacin y la ocupacin causaron a la nueva democracia alemana fue irreparable, a pesar

    de la prosperidad -a la postre, ficticia- que Alemania tendra de 1925 a 1929. La hiperinflacin destroz las

    economas de las clases medias (pequeos empresarios, ahorradores, inversores en rentas fijas, pequeo

    comercio, etctera): eso explicara en parte el retroceso del Partido Democrtico y el auge de la derecha. El

    lder nazi, Hitler, crey llegado el momento para promover un golpe contra la Repblica. El 8 de noviembre

    de 1923, intent, con la colaboracin de otros grupos ultranacionalistas y el concurso personal de Ludendorff,

    tomar Munich, bastin de la derecha alemana y del regionalismo bvaro, y forzar as la proclamacin de un

    gobierno nacional. El "putsch de la cervecera", como se le conoci por el lugar donde empezaron los

    hechos, fue un disparate. La polica abri fuego contra la manifestacin nazi y mat a 17 personas. El

    Ejrcito apoy al gobierno. El mismo gobierno regional bvaro -cuyas tensiones con el gobierno central Hitler

    quiso capitalizar en favor de la intentona- se volvi contra los golpistas. Hitler fue detenido y procesado. Pero

    todo el episodio fue significativo y premonitorio. La estabilidad de la democracia en la Europa de la posguerra

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    -en Alemania y en otros pases- habra necesitado que los valores y la cultura democrticos estuvieran

    profundamente enraizados en la conciencia popular. Precisamente, la I Guerra Mundial haba provocado una

    profunda crisis de la conciencia europea. Ya se ver tambin que, en esa crisis, el nacionalismo, el "ethos"

    de la violencia revolucionaria, las tentaciones fascista y comunista, las filosofas irracionalistas, adquirieron

    vigencia social extraordinaria. Burckhardt, el gran historiador suizo, haba dicho all hacia 1870, que el sigloXX vera "al poder absoluto levantar otra vez su horrible cabeza". La I Guerra Mundial cre el clima moral

    para que aquella sorprendente premonicin fuese cierta.

    ARGUMENTO DE LA OBRA

    FbulaUna princesa en Berln- Fbula -Solmssen Arthur R. G.

    NARRATIVA (F). NovelaESPAA (01101/1 994)ISBN: 84-7223-739-7408 pg.15 eruos (IVA no incluido)

    Berln, 1922. Reina la confusin en la capital alemana tras victoria aliada. Recorren las calles, con banderasrojas, la vctimas de la ms impresionante inflacin de todos Ios tiempos. Y, tras ellos, las bandasincontroladas de excombatientes nacionalistas, que siguen las consignas de lo oscuro militar austraco, Adolf Hitler. Indiferentesal barullo callejero, conservan an sus privilegios unas pocas familias aristocrticas, en su mayora judos, degran tradicin en el mundo de las finanzas.A lo largo de la historia se ha culpado siempre a los judis por poseer grandes cantidades de dinero pero porla religion era lo unico a que podian dedicarse, ademas se les impedia ejercer sus conocimientos en muchos

    otros campos.En este escenario irrumpen el americano Peter Ellis y alemn Christoph.EllisPeter vive una doble vida: frecuenta, por un lado, los elegantes salones de nobles y banqueros y, por otro,los tugurios bohemios de los artistas. Para su desgracia se enamora de la hija de la familia Waldstein Lil, ala vez que seve involucrado sin querer en un asesinato poltico, que presagia ya los horrores del Tercer Reich. Poco apoco, todos se ven arrastrados en el torbellino de desatinos que sacude Alemania y que la prepara para ladictadura nacionalsocialista.

    Arthur R.G. SolmssenUna princesa en Berln

    ndice

    Prlogo. Jueves, 15 de junio de 1922 . . . . 11

    Libro primero. Cmo haba llegado allPars 1922 . . . . . . . . . . 17Verdn 1916 . . . . . . . . . . 23Eso es robar dinero verdad? . . . . 28Dnde estaba usted en 1919? . . . . . . 34Tropas de confianza . . . . . . . 39Una isla . . . . . . . . . . 43Bismarck los consideraba tiles . . . . 48

    Presentaciones. . . . . . . . . .57La pequea casa . . . . . . . . 68

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    Cruces indias . . . . . . . . . . 84El otro extremo de la ciudad . . . . .93Una visita al Gendarmenmarkt . . . . 104T para dos . . . . . . . . . 113En la ciudad . . . . . . . . . . 128Una vista del Havel . . . . . . . 140

    Regien . . . . . . . . . . . 159

    Libro segundo. Lo que ocurriJueves, 15 de junio de 1922 . . . . .79Lunes, 19 de junio de 1922 . . . . .190Mircoles, 21 de junio de 1922 . . . .200Viernes, 23 de junio de 1922 . . . . .210Sbado, 24 de junio de 1922 . . . . .219Qu ocurri? . . . . . . . . . 222

    Libro tercero. El aquelarre de las brujasSilencio con voces . . . . . . . . 233El juicio de Pars . . . . . . . . . 242Las mismas canciones con distintos intrpretes . . 252

    Slo van a contratarle la voz . . . . . . 260La inflacin acta en diferentes sectores . . . . 269Calderilla. . . . . . . . . . . 279Por qu no pintar a Lil? . . . . . . . 283Viento fro de mayo . . . . . . . . 289Truenos retumbantes . . . . . . . . 296La voz de Waldstein . . . . . . . . 302La cuestin de la dote . . . . . . . . 318Una palabra rusa y otra alemana . . . . . 322La marcha sobre Berln . . . . . . . 328Un cerdo pierde dinero siempre . . . . . 347El baile de los artistas . . . . . . . . 355

    Libro cuarto. Tachar doce cerosSueos de amital . . . . . . . . . 367Cartas .. . . . . . . . . . . 378Pronstico del profesor Jaffa . . . . . . 383El otro tema . . . . . . . . . . 386De vuelta a casa . . . . . . . . . 395

    Denk'ich an Deutschland in der Nacht,Dann bin ich den Schlaf gebracht...

    Henrich Heine, Nachtgedanken :* Si me pongo a pensar, de noche,

    en Alemania, pierdo el sueo...

    H. Heine, Pensamientos nocturnosPrlogo

    Jueves, 15 de junio de 1922

    Despert cuando se abri la puerta. Al principio no supe dnde me encontraba, pero entonces vi aChristoph Keith.El pasillo del piso superior, a sus espaldas, estaba a oscuras, pero deba de haber una luz encendida en laplanta baja, porque poda verle la cara y la trinchera mojada.

    Peter? Ests despierto?Ahora s lo estoy. Qu sucede?encend la lmpara

    de la mesita de noche.Entr pesadamente en la habitacin, cerr la puerta y se apoy contra ella.Sabes que hay un automvil en el establo? pregunt. Un Austro-Daimler.

    S, creo que Kaspar lo trajo anoche.Lo trajo Kaspar? Kaspar no sabe conducir.

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    Bueno, supongo que lo conducira el otro.Qu otro?He olvidado su nombre. Aqul, un poco mayor, que

    estaba con Kaspar el otro da y a quien dijiste que se marchara de aqu.Tillessen? Tillessen trajo ese automvil aqu?S, y haba un tercer hombre, pero no habl con ellos,

    slo los vi desde la ventana... Por qu no le preguntas aKaspar?Kaspar no est en casa, por supuesto.Christoph lanz un suspiro, cruz la habitacin, se sent

    en la butaca de mimbre y se cubri la cara con las manos.Vi que llevaba la trinchera empapada; tenia que haber venido caminando desde la parada del tranva. Porqu no sehaba quitado la trinchera antes de subir?

    Qu sucede, Christoph?

    11

    Apart la mano de los ojos y me mir largamente antes de responder.Peter, dara cualquier cosa en el mundo para no involucrarte en este asunto, pero tengo que pedirte

    ayuda. Puede que le cueste creer a un norteamericano, pero un oficial alemn no aprende, necesariamente,a conducir automviles. Siempre tuvimos chferes en el ejrcito y, naturalmente, desde laguerra no tenemos automvil... No s conducir, Peter. Y no s poner un automvil en marcha sin llave.Podras ayudarme?

    Cuando cruzbamos la enorme cocina, a oscuras, Christoph susurr:Un momento, tengo que coger algo del stano.

    Sbitamente se encendieron las luces, y vimos a Meier, el mayordomo, blanco como la tiza, con lospantalones con tirantes sobre una camisa de noche, apuntando con una antigua carabina de caballera.

    Was ist los, Herr Oberleutnant?Una orden siseada, y el anciano subi nuevamente las escaleras de la cocina; Christoph baj al stano.

    Entretanto, pens en lo que iba a necesitar. Encontr un cuchillo corto y afilado en un cajn y tom una cajade cerillas del hornillo.Christoph volvi del stano. traa un gran martillo de hierro.

    Era un automvil grande, caro, y ola a cuero. Me tend de espaldas debajo del volante mientras Christophencenda cerillas para alumbrarme. Nunca haba visto un Austro-Daimler, de modo que hicieron falta seiscerillas hasta que encontrara los cables.

    Muy biendije y me sent al volante.Podrs ponerlo en marcha?Eso creo.Por favor, haz el menor ruido posible, y no enciendas las luces hasta que estemos en la calle.Desconect el freno, el embrague, el acelerador, el estrangulador... Me agach y no tard en empalmar los

    cables. Ninguna sacudida, ninguna explosin, el motortodava caliente gir v se encendi. Solt elembrague con cuidado y salimos de la seca oscuridad del establo a la hmeda oscuridad de la noche.Mientras conduca con una mano, con la otra probaba varios botones, tratando de poner en funcionamientoel limpiaparabrisas.12

    El letrero deca: Jagdschloss Grunewald. Einfahrt Ver boten!Hay una cadena cerrando el paso?pregunt, esforzndome por ver a travs de la lluvia.No dijo Christoph. El pueblo alemn hace caso de los letreros. Entra en el patio y dobla a la

    derecha.Los faros barrieron el pabelln de caza oscuro y vaco cuando gir por el patio empedrado y entr en lo

    que pare ca un camino de herradura.Eh, no est pavimentadodije y puse la primera.

    Es arena. Podramos quedarnos atascados aqu.Sigue hasta donde puedas.Un espeso bosque de pinos de Escocia. Cada vez que el sendero torca hacia la izquierda poda ver la

    superficie brumosa del lago que reflejaba los haces luminosos de los farosMuy bien, unos metros ms all se divide el camino dijo Christoph, inclinndose hacia adelante para

    ver mejor. Toma el de la derecha, el que se aleja del agua

    Christoph, por favor, no quieres decirme qu estamos haciendo?

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    Es mejor que no... All est el cruce! Acelera, ahora hay que subir. Tuve la seguridad de que nosbamos a quedar atascados. El nuevo sendero era apenas lo bastante ancho para el automvil, que subala cuesta entre murallas de espeso follaje. Cuando llegamos a la cima, Christoph me dijo que tuviera cuidadoporque haba una barrera, un segundo despus nuestros faros iluminaron una pila de troncos que bloquea elcamino.

    Para dijo Christoph. Apaga el motor, pero deja las luces encendidas.

    Abri la puerta, se ape y fue hacia la parte delantera del automvil. Vi que llevaba el martillo. Me agachy arranqu de un tirn los cables. El motor se detuvo... y se apagaron las luces. Ahora el nico ruido era elde la lluvia que se filtraba entre las hojas.

    Lo siento dije. Creo que las luces estn contadas con el encendido.Quieres que empalme otra vez los cables?

    13

    No, no es necesario. Trae las cerillas. Estn en el asiento.Sal del automvil y vi que haba levantado el cap del motor.Enciende una cerilla y aguntala aqu, por favor.Encend la cerilla y mir el motor, enorme, al descubierto.

    Por favor, ponte un poco a la izquierdadijo Christoph, y, mientras me apartaba, o que l daba un pasoatrs y grua. Entonces, con un tremendo impulso, descarg el pesado martillo contra el motor. Destroz elfiltro de aire

    y aplast el carburador. Sbitamente el aire se llen de un olor a gasolina. Tir la cerilla al suelo y di un pasoatrs.

    No enciendas otradijo Christoph.No te preocupes!Aljate ms.En la oscuridad, otro gruido, otro golpe, ms resonante, se oy en el bosque. Y esta vez escuchamos el

    siseo de un escape de vapor.El agua cay a borbotones sobre la arena. Christoph haba roto el motor.

    Sent que se me acercaba en la oscuridad. Respiraba agitadamente.Crees que estoy loco, no? Quiz lo est.Creo que no quieres que nadie use este automvil.S, eso es verdadme puso una mano en el hombro. El brazo le temblaba. Eres un amigo, Peter. Te

    doy las gracias. Y espero que esto no te cause problemas.Mejor sera que me dijeras qu es lo que ocurre.Me temo que muy pronto lo sabrs. Ahora procura arrojar este martillo lo ms lejos posible entre los

    arbustos, y treme el bastn del automvil. Tenemos por delante una larga caminata bajo la lluvia antes deque salga el sol.

    14

    Libro primero

    Cmo haba llegado all

    Pars 1922

    Fui a Berln porque era barato. En realidad, el viaje empez en Pars, la noche en que me cit el abogado

    de mi padre.No, no es exacto. No me cit. Me envi un amable neumtico, invitndome a cenar en el Grand-Vfour.Grand-Vfuor, un lugar encantador: espejos, pinturas sobre vidrio, banquetas de terciopelo rojo y

    ventanales que daban directamente a los jardines del Palais Royal. La cena fue magnfica. No pude pormenos que preguntarme si la factura se cargara de alguna manera a la cuenta de mi padresabiendo queyo hubiera podido vivir un mes con lo que costaba, pero aquello no tena importancia porque GeorgeGraham haba pedido un par de martinis muy secos en el momento de sentarnos.

    Yo estaba conmovido. Haca un ao, en Filadelfia, nadieme hubiera permitido acercarme siquiera a un martini, y esto nada tena que ver con la Prohibicin.

    George Graham es el socio ms simptico de Conyers & Dean, la firma que siempre se ha cuidado de losasuntos legales de mi familia. Deba de tener un poco ms de cuarenta aos entonces y era de lo mseficaz, uno de los mejores de su firma y de su profesin. Y qu era yo? Un invlido convaleciente? Unaspirante a pintor? O un vago que prefera las aceras de Montparnasse a la seccin de ttulos de Drexel iCo.?

    Saluddijo George Graham alzando su martini.Saluddije, levantando el mo.

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    George Graham tena bondadosos ojos azules. Siempre lo enviaban a l cuando queran ser amables. Yosaba muy bien qu iba a decirme.

    17

    Peter, la guerra termin hace cuatro aosempez.

    Cinco para m, seor Graham. Me enviaron a casa en abril del diecisiete.Lo s, Peter. Y estabas en... bueno, en un estado lamentable.Estado lamentable? Estaba atado a la cama! Me mantenan tan lleno de morfina que dorm desde

    Brest hasta Hoboken. No saba el da que era. No sabia en qu mesestbamos!Tuviste una esplndida recuperacin, muchacho!Y pint las azaleas del Hospital de los Cuqueros.Los mdicos hicieron un trabajo maravilloso. Y t tambin. Has recuperado el equilibrio.Bueno, puedo llevarme una copa a los labios sin derramarla. Lo hice para poder acabar la cena en casa

    sin echarme a llorar.Peter, ests aqu sentado, bebiendo un martini y discutiendo este tema penoso sin perder el dominio. Te

    has recuperado completamente. Lo dicen todos los mdicos. Y tus cuadros... el boceto que hiciste de WalterSmith es tan bueno que hemos pensado encargarte un verdadero retrato, para la oficina.

    ... As que quieren que vuelva a casa y venda ttulos.En absoluto!dej su copa y se inclin hacia delante. Peter, tus padres quieren que completes tu

    educacin.Dejaste la universidad en el primer ao, no? No tienes nada con que ganarte la vida. Vender ttulos fuesolamente una oportunidad que te ofreci uno de los pacientes de tu padre, pero no es eso... t sabes lo quequiere realmente tu padre.

    Saba lo que quera. Es el cirujano ms famoso de Filadelfia, como lo fue su padre, y tambin su abuelo.Pueden verse sus retratos en los pasillos del Hospital de la Universidad. Quiz no los mejorescirujanos, peros los ms conocidos. La gente se senta mejor con slo mencionar su apellido.

    Cuando abandon Harvard para entrar en el American Field Service, mis padres quedaron encantados.Ambulancias, soldados heridos, obviamente un paso en el buen camino. Por supuesto, yo no lo haca con elnimo de auxiliar a los heridos. Era psicologa de masas.

    Es difcil reconstruir el espritu de aquellos tiempos, pero nos abrumaba: los hunos estaban ultrajando aBlgica y avanzaban hacia Pars. A los nios les cortaban las manos con las bayonetas; algunosnorteamericanos que vivan en Neuilly compraron ambulancias y pidieron chferes norteamericanos.

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    La situacin se calde, especialmente en las universidades. En Harvard entraron con una ambulancia en elmismo Memorial Hall, unos tipos que haban estado ya en el Marne pronunciaron discursos, la banda tocLa Marsellesa, la Universidad nos dio permiso para partir, mi padre escribi una carta entusiasta (con uncheque de mil dlares y el certificado de ascendencia no alemana que se exiga!) y, poco despus, todosestbamos a bordo del Aquitania, rumbo a Le Havre. La atmsfera era alegremente estudiantil, una patriticaexcursin, completa, con sacos de dormir y canciones que se prolongaban toda la noche (Hay un largo ysinuoso camino hasta la Tierra de mis Sueos) en el oscuro comedor de primera dase, y el nico indicio delfuturo que nos esperaba se reflejaba en los ojos cansados de los oficiales del Aquitania, mientrasobservaban en silencio nuestras cabriolas.

    Bueno, claro que tu padre quiere que vayas a la facultad de Medicinadijo George Graham. Peroprimero tienes que terminar la primera fase.

    Empezar desde el principio a los veinticuatro aos?Pues, claro. Podrs aprovechar mucho ms, y los otros te respetarn...Eso lo dudaba. Lo dud durante toda la cena, mientras hablbamos de otras cosas. George Graham se

    marchaba en tren, a la maana siguiente, a Cherburgo, rumbo a casa. Haba estado varias semanas enPars, investigando un importante asunto que administraba la Conyers & Dean. Me lo cont: una anciana ricade Filadelfia haba adoptado a un joven francs y le haba dejado, al morir, un par de millones de dlares.Haba usado l algn medio ilegal? Le haba contado a ella que haba cumplido condena por desfalco?Tena esto alguna importancia? Hubiera tenido que importar?

    No para m. Lo que me importaba, mientras George Graham trataba de interesarme en los detalles de tandeprimente caso, era el hecho que le resultaba tan difcil transmitirme el mensaje que lo haba dejado para laltima noche.

    Cuando lleg el caf, no pudo seguir postergndolo. Mi padre me quera en casa, de regreso.Inmediatamente.

    Lo convenido fue un ao en Pars, para pintar, para terminar tu recuperacin, para saber qu deseas

    realmente hacer de ti mismo. El ao ha pasado, verdad?De modo que dejar de enviarme dinero?

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    George Graham asinti con la cabeza.19

    Un cheque ms... uno muy generoso para que puedas terminar tu semestre en Bellas Artes, cancelar tualquiler, comprar un pasaje de vuelta... pero nada ms. No puedes esperar que te mantenganindefinidamente.

    Pero si he trabajado. Puedo ensearle lo que he hecho. . .

    Me gustara mucho ver lo que has hecho... Pero has vendido algo?Vend al seor Smith el boceto de Walter, y a la seorita Boatwright le vend un pequeo retrato deJoanne... Estuvo conmigo en el hospital.

    Y aqu, has vendido algo?Es muy difcil, seor Graham. No conozco a nadie...Claro que es difcil, todos lo sabemos, y por eso tienes que sentar cabeza y aprender algo que te permita

    ganarte la vida. Tienes veinticuatro aos, Peter, y debes aprender una profesin.La pintura no es una profesin?No, si no hay mercado para tus cuadros.Seor Graham, quiero hacerle una pregunta: usted

    est de acuerdo con ellos?Mir por la ventana un momento antes de responder.La Secta Cuquera, Peter. Tu familia cree en el trabajo honrado. Quiz ms incluso que los

    presbiterianos. Ciertamente, ms que nosotros los episcopalistas. Eso lo sabes.

    No puede un cuquero ser pintor, artista?No he dicho eso. Pero no estoy seguro de que un cuquero apoye indefinidamente a un artista y lo

    mantenga. Esperara a que el artista... si no es lo suficientemente bueno... se mantuviera por l mismo. Sipensamos en los mecenas de las artes, en quines pensamos? En los emperadores bizantinos? En lospapas Mdici? En Enrique Tudor y Carlos Estuardo? No pensamos mucho en George Fox y William Penn,verdad?

    Tuve que sonrer.Es usted un buen abogado, seor Graham. Pero hace

    el mismo dao.Despus de la cena, paseamos en la fresca noche de abril directamente por la Rue St. Honor hacia la

    plaza Vendme. George Graham se alojaba en el Ritz, donde tena que encontrarse con un abogado francsque le ayudaba en la causa testamentaria.20

    Este abogado tena que llevar a cenar a unos banqueros alemanes, de modo que posiblemente anestn con l, pero prometi librarse de ellos lo antes posible. Supongo que no te gustara ensear la ciudad aun par de banqueros alemaneslos ojos de George Graham brillaron con picarda.

    Recordemos que estbamos en 1922. haca menos de cuatro aos que haba terminado la guerra. Lamayora de los franceses, y muchos norteamericanos, odiaban a los alemanes a todos los alemanesconun odio apasionado, personal.

    Yo no. Yo odiaba al Kaiser, odiaba lo poco que haba ledo acerca de Bismarck y el militarismo prusiano, y,por Supuesto, la invasin de Blgica me haba espoleado para alistarme en el Field Service. Pero, cuandollegu a Francia, no tard en comprender que el soldado raso alemn era tan vctima del sistema comocualquier otro soldado. Aunque esto no era todo. En mi conciencia lata el influjo de Else Westerich.

    En la poca de mi abuelo, y en la poca de mi padre, los estudiantes de Medicina norteamericanos quepodan permitrselo iban a las universidades alemanas, especialmente para las prcticas especializadas, y losmdicos que haban hecho el viaje miraban con desdn a los que no lo haban hecho. Mi padre fue an mslejos: yo no obtendra mucha experiencia a menos que hablara corrientemente el alemn, y la nica forma de

    saber hablar corrientemente el alemn era la de empezar desde nio, de modo que FrauleinElse Westerichfue a vivir con nosotros, en 1906, cuando yo tena ocho aos.Me enseaba alemn despacio, con dulzura. Tocaba el piano y me enseaba canciones alemanas. Me

    ense Hamburg ist ein schones Stadtchen y Nun ade, du mein lieb' Heimatland, y, ms tarde, tambinotras cosas; cuando yo tenia catorce aos nos dej, en circunstancias que he aprendido a no recordar,aunque un mdico del Hospital de los Cuqueros me hizo hablar de ella cuando yo estaba lleno de morfina.Quiz sirvi de algo. Quiz no.

    El bar del Ritz estaba iluminado con suavidad y ola agradablemente a whisky escocs, humo de cigarrillosy perfume.Al principio, pens que estaba abarrotado de norteamericanos.21

    No, all estndijo George Graham, tomndome del brazo y guindome hacia un rincn, donde treshombres, sentados a una mesa, se volvieron, nos vieron y se pusieron de pie. Al abogado francs no lo

    recuerdo, pero s que hizo las presentaciones en ingls. El barn von (No s qu), era tan bajo como yo,pero con modales untuosos, casi latinos y ojos de gacela. HerrKeith tuvo que apoyarse en un bastn para

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    levantarse de la silla. Entonces se irgui frente a mi, alto y flaco, y, cuando me estrech la mano, sus dientesrelampaguearon debajo del bigote estilo caballera britnica. Creo que el seor Ellis y yo nos conocemos yadijo. Totalmente abrumado, estrech su mano y tambin sonre.

    22

    Verdn 1916

    Ocurri en la carretera de Verdn a Bras, una aldea destruida en la orilla izquierda del Mosa, cuandoempezaba a amanecer en aquella maana de abril de 1916. Todo ocurri tan aprisa que nunca he podidoreconstruirlo con mucha claridad.

    Yo volva en coche solo. Como aquella carretera en particular quedaba a veces bajo el fuego, preferamosconducir de noche; pero de noche no se vean los hoyos dejados por las bombas, y durante un tiempoestuvimos perdiendo ms vehculos por accidentes que por la accin de la artillera alemana, de modo quenos dijeron que aguardramos al amanecer.

    Haba llevado mi ltimo cargamento al anochecer. Esperaba toda una noche de sueo, pero no pudo ser,porque haban metido en la parte de atrs a un tipo con una herida terrible en el vientre y no lo habanvendado bien o algo as, de modo que toda la parte trasera de la ambulancia qued cubierta de sangre yexcrementosrecuerdo que el hombre haba muerto cuando lo bajaron; despus de hacer cola pararepostar, tuve que esperar otra vez para que Iimpiaran con una manguera el interior del vehculo. Finalmente,

    pude dormir una hora en el dormitorio comn, tom un bollo y una taza de caf y me puse en marcha. Porcasualidad, apenas haba trfico en mi direccin, de modo que avanzaba a buena velocidad y meconcentraba, principalmente, en mantenerme despierto y en evitar los baches, cuando, de pronto, apareciun avin, no en el cielo, sino frente a mi, a menos de tres metros, sobre la carretera, flotando sobre micabeza y cubrindome con su sombra, como un ngel de la muerte, volando tan despacio que pude or elcrepitar de los cables mientras el piloto luchaba por dominar los alerones, obviamente con la intencin deaterrizar en la carretera, nico espacio abierto en aquel bosque devastado.23

    Se inclin a la derecha, se inclin a la izquierda, toc el suelo con las ruedas y rebot, volvi a caer con ungolpe que le rompi el tren de aterrizaje y vir en redondo hasta quedarse atravesado en la carretera, decostado, con un alaapuntando hacia arriba. Slo entonces vi en las alas las cruces de Malta, negras y plateadas, y, en un abrir ycerrar de ojos, el objeto qued envuelto en llamas. Fren y me tir al suelo...

    El dice que yo lo saqu No lo s. Estaba all, colgado; se haba desabrochado el cinturn, pero tenia ambaspiernas atrapadas y una de ellas rota. Creo que tir con fuerza suficiente, o l tir tambin, o que, al oler lagasolina, los dosunimos nuestras fuerzas hasta que a cay y, entonces, tropezando juntos por el camino, caminamos y nosmetimos debajo de la ambulancia justo cuando los restos del avin volaban por los airesinmensa ola decalor, pero no tan peligrosa como los grandes proyectiles de artillera, y, en seguida, todocay como una lluvia sobre el vehculo y a nuestro alrededor.

    Cuando todo qued en silencio, pude mirarle por primera vez, tendido a mi lado. Se haba quitado ya elcasco y las gafas. Tena el cabello castao corto y un bigote de caballera ms bien anticuado, totalmentechamuscado. Vesta traje de piloto, de cuero castao, y un trozo de tibia le asomaba por la pernera delpantaln. Evidentemente sufra mucho y se esforzaba por ocultarlo. Me miraba a los ojos y trataba deentender por qu lo haba hecho.

    Meri beaucoupdijo despus de un momento y sonri. Su cara estaba ennegrecida por el fuego y lebrillaron los dientes.

    Ich bin Amerikannerdije cuidadosamente. Me puse a rodar para salir de debajo de la ambulancia, perol me detuvo con el brazo izquierdo.Mejor an nodijo en ingls, sealando su reloj, y, en aquel momento, o la primera granada que

    llegaba, cruzando el Mosa, con el estrpito de un tren de carga.El bosque estall, el asfalto sobre el que estbamos tendidos se levant y retorci debajo de nosotros y la

    ambulancia se sacudi sobre sus huelles. La siguiente granada estall ms lejos, pero llegaron otras. Yollevaba pocas semanas en el frente, pero supe que ste no se trataba de un bombardeo casual; era elcomienzo de un ataque.24

    Quiero darle las gracias por haberme salvado la vida dijo el alemn, todava tendido a mi lado. Soy elteniente Kite.

    Kite?K-e-i-t-h. Pronncielo Keith. Es escocs, segn creo. Un antepasado mo sirvi al rey de Prusia. Por

    dinero, ya sabe.

    Yo soy Peter Ellis, del American Field Service.

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    Torpemente, debajo de la ambulancia, nos estrechamos la mano. Una serie lenta pero regular de bombaslleg ruidosamente y fue explotando en el bosque. Una lluvia de acero. Dos neumticos reventaron, elautomvil se desplom, unoscentmetros, y yo me retorc para alejarme del tubo de escape al rojo vivo. Vi que el otro me observaba concuriosidad.

    Su primer bombardeo?

    S.No es aconsejable estar en plena carretera, pero no podemos elegir. Trate de no pensar en ello. Dgamepor qu esta aqu?

    Usted quiere decir en Francia?En Francia, si.Nosotros creemos en la causa aliada. Queremos ayudar a los franceses.Por qu?Bueno... ustedes empezaron la guerra, ustedes invadieron Blgica...Pero qu tiene que ver eso con los Estados Unidos?

    Acaso cree que queremos invadir Amrica? Lo siento, tiene usted que perdonarme. Me salva la vida y yose lo pago con argumentos polticos! Es solamente curiosidad. Un joven... es usted estudiante...?, un jovenviene a este lugar enloquecido, quiz para ser volado en pedazos, o muerto, o herido, cuando podra estar ensu casa disfrutando de la vida. Qu haca en su pas?

    No gran cosa. Estudiaba.

    Estudiaba? Qu edad tiene usted?Bueno, iba a la universidad. Pero lo dej para venir aqu.Y qu estudiaba?El bombardeo segua. No puedo recordar si, en alguna ocasin anterior, haba estado realmente asustado,

    pero, en aquel momento, empezaba a temblar y tem, en pocos segundos, perder el control de los esfnterescontrados. Medi cuenta de que las serenas preguntas del alemn estaban pensadas para distraerme, para hacerme olvidarlas explosiones que me sacudan el crneo.

    25

    Qu dase de cosas estudiaba? pregunt otra vez.Me gustara... an me avergonzaba admitirlo. Me gustara ser pintor, pero mi padre es mdico y

    quiere que yo tambin lo sea.Oh, s, comprendo. Mi padre es general y yo quiero ser abogado.Es usted oficial de carrera?Lo fui. Mi hermano lo es. He sido oficial de caballera, pero en tiempos de paz no es tan interesante, de

    modoque haba empezado a estudiar Derecho, sabe?, para llegar a abogado o a juez. E1 hermano de mi madrees juez y pens que eso me gustara ms que estar todo el tiempo entre caballos. Estuve un ao en lafacultad y entonces empez la guerra, los caballos no servan de mucho, as que me pas a los aviones.Tiene un cigarrillo?

    Rod sobre la espalda y saqu un paquete aplastado. Aspir por precaucin, pero no ol a gasolina.El fuego parece haber cesadodije mientras encenda su cigarrillo y el mo. Me sent furioso al ver que

    mi mano temblaba.Aguardemos un poco msdijo.Sbitamente, hubo una rfaga de ametralladoras, muy cerca.

    No haga un solo ruido! murmur Keith, con el cigarrillo apretado entre los labios.Otras rfagas, y gritos. Despus, silencio. Luego, pasos de gente corriendo, botas sobre el asfalto, ruidosde equipo, y una f ila de hombres cruz rpidamente el camino de Este a Oeste, figuras cubiertas de lodo,corriendo agachados, cascos, fusiles, bombas de mano...

    Son los suyos ! susurr.Demasiado adelantados. Estn perdidos.Un instante ms, y se fueron. Yo nunca haba visto soldados alemanes, excepto prisioneros.Por qu no los llam?pregunt.Qu hubiesen hecho por m? No puedo andar, y casi todos estarn muertos antes de terminar el da.Durante un largo momento nada sucedi. Ocasionalmente, oamos disparos y rfagas de ametralladoras, y

    Keith, por el ruido, poda decir de qu lado provenan. Un avin vol en lo alto.Nieuport Oncedijo Keith. Tiene un motor estropeado. Trata de llegar a su base.Charlamos. Me habl de su padre, el general retirado, de su hermano que estaba en los Hsares de las

    Calaveras, en

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    Rumania, de su otro hermano que an estudiaba. Yo le habl de Germantown y de Harvard.Para entonces habamos salido arrastrndonos de debajo de la ambulancia. Estbamos sentados bajo el

    desangelado sol, apoyados contra el estribo. La parte inferior de su traje estaba empapada de sangre y nome gustaba el aspecto de su cara. Con cierta dificultad, cort una pernera de su pantaln, aunque l noquera que lo hiciera (Usted cree que quiero pasarme el resto de la guerra en un campo de prisioneros,medio desnudo?). Cuando consegu descubrirle la pierna, vi que la

    sangre manaba de una herida de bala, en la parte carnosa del muslo.Bueno, su padre quiere que sea mdicodijo, mientras yo trataba de ajustar un torniquete y vendar laherida. Haba visto hacerlo pero nunca lo haba hecho. La cara se le crisp y apret los dientes, pero noemiti la menor queja.

    Tengo un poco de morfina en el coche...No, gracias.Muchos la piden.S, pero he visto los efectos secundarios. Por qu no hace mi retrato? Tiene un cuaderno de apuntes

    o algo parecido ?Tena un pequeo cuaderno de dibujo en la ambulancia; sub a por l. El vehculo estaba hecho pedazos,

    el parabrisas roto, el tablero de mandos retorcido, la carrocera perforada por fragmentos de metralla.Me sent en el suelo y dibuj al teniente Christoph Keith, recostado en la rueda delantera de una

    ambulancia comprada por la seora de Andrew Carnegie; eso estaba haciendo cuando lleg, rugiendo, elprimer camin repleto de franceses. Se

    detuvieron apenas lo suficiente para apartar del camino los restos de la ambulancia y desaparecieron entrenubes de polvo sofocante. Hice que Keith se tendiera en la zanja. Cuando lleg la polica militar, nadie quisoesperar a una ambulancia.Insistieron en llevrselo, sentado en el asiento trasero de su vehculo descapotado. Arranqu la hoja delcuaderno de dibujo y se la entregu.

    Ms tarde, lo busqu en los hospitales de Verdn, pero no pude encontrarlo.27

    Eso es robar dinero verdad?

    Todo fue idea de Keith. Se le ocurri, alrededor de la una de la madrugada, en una mesa de la acera,frente a las luces del Caf du Dome, en Montparnasse.

    La reunin en el bar del Ritz dur lo que una ronda; se disolvi por fuerza centrfuga. George Graham, elabogado francs, y Robert von Waldstein parecan incmodos por la escena del reencuentro y el relato deChristoph Keith acerca decmo yo lo haba sacado de su avin en llamas. George Graham y el abogado queran discutir su caso; yomiraba fijamente a Keith, todava sin poder creer que aquello fuera una coincidencia; y Robert von Waldstein,al parecer, tena una cita en alguna parte. Explic que, si bien los alemanes no podan permitirse en estostiempos alojarse en el Ritz, l slo quera ver el lugar porque su padre jams haba ido a otro hotel en Pars.George Graham le pregunt si tena alguna relacin con Waldstein & Co., Ia banca de Berln. Sonrisas: claroque la haba. Un antepasado de Waldstein la haba fundado; l y Keith estaban all por asuntos del banco.

    Yo nunca haba odo aquel apellido, pero vi que George Graham quedaba impresionado.No se remonta al siglo dieciocho ese banco suyo?

    pregunt.Creo que la fecha oficial es mil setecientos noventa.Siempre en la familia? Realmente, es un motivo de orgullo dijo George Graham. Y ahora est

    usted siguiendo la tradicin, barn?

    Otra sonrisa, algo enigmtica, segn me pareci.Trato de continuarla, seor Grahamdijo el barn, pero algunos creen que necesitar mucha ayuda.Creo que se te hace tarde para la citadijo Christoph

    28

    Keith, mirando su reloj pulsera y ponindose de pie. MatreDelage, le agradecemos su hospitalidad;maana a las diez estaremos en sus oficinas para informarle. Seor Graham, ha sido un placer. Seor... sivisita usted Berln...

    Me puse de pie con ellos.Parece que, despus de todo, voy a ensear la ciudad a un solo alemn dije a George Graham cuando

    nos dimos la mano. Dles un carioso saludo a mam y a pap.Lo har, Peter. Y mtete esto en el bolsillome entreg un crujiente sobre blanco.

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    Keith cojeaba, pero no quiso tomar un taxi. Mientras pasebamos despacio en la noche estival, noscontamos nuestras historias. Yo le habl de mi colapso, de cmo mi familia me haba internado en el Hospitalde los Cuqueros y cmo los mdicos me haban cuidado hasta que, poco a poco, me haba recuperado.

    El me habl de sus aos en hospitales y campos de prisioneros franceses, de su regreso a Berln en mediode una revolucin, de cmo empez a estudiar Derecho... y no pudo seguir.

    Ya no haba dinero. Mis padres viven de una pensin, un hermano mo cay en Rumania, y el menor no

    tiene trabajo porque no est preparado para nada, excepto para ser soldado... Siimplemente, no tenamosdinero y los Waldstein medieron un empleo en su banco.

    Sabes algo de bancos?No, pero estoy aprendiendo, tratando de aprender todo lo que pueda. Tienen lo que se llama un sistema

    de aprendices: uno trabaja con hombres mayores, de ms experiencia, una especie de secretario, llevadocumentos de un lado a otro, asiste a reuniones, escucha lo que se dice...

    Eres el secretario de Robert von Waldstein? Keith ri.No, en absoluto! Ese es un problema diferente y, en realidad, es por lo que me dieron este empleo.

    Bobby es un tipo maravilloso. Generoso, amable, le gusta la msica, el buen vino y las mujeres hermosas...pero el banco? Bueno, no est muy interesado en el banco. De veras no has odo hablar nunca de losWaldstein? Es toda una historia... una larga historia. Te la contar en otro momento. El problema,ahora, es quin continuar con el banco cuando los viejos mueran, cuando mueran el padre y el to. Bobbytenla dos hermanos. Alfred es el mayor, no has odo hablar de l?

    29Estuvo en mi regimiento, en Polonia y en Rumania, con los caballos, escribi cuentos sobre eso, sepublicaron y despus escribi una novela, Licht Aus!, acerca del final de la guerra y la revolucin alemana;tuvo buena acogida y ahora es un escritor famoso. Est escribiendo otro libro; est casado con una mujerbellsima... y, por supuesto, no va al Gendarmenmarkt, a Waldstein & Co. Haba otro hermano, Max, que hizolo mismo que yo, se pas a los aviones, slo que no tuvo tanta suerte. Fue derribado por los canadienses,creo que en el ao diecisiete. As pues, slo queda Bobby, que era demasiado joven para ir a la guerra. Demodo que mi trabajo, parte de mi trabajo, es cuidar de Bobby, hacerle aprender el negocio, tratar, de todosmodos, de que no se meta en los. Ellos me conocen, conocen a mi familia, creen que soy una buenainfluencia. Nos sentamos y tomamos una copa?

    Estbamos ya en la Rive Gauche y caminbamos por una de las calles que nacen en el ro, hacia las lucesy el trfico del bulevar St. Germain. Pese a la hora, an haba mucha gente sentada a la puerta de los cafs.Nos instalamos en sillas de mimbre ante una mesa de mrmol y pedimos Calvados. Arriba, entre las hojas delos rboles, brillaban los faroles callejeros.

    Keith pareca pensar que me tocaba a m. Encendi un cigarrillo y se recost en el respaldo para escuchar,y yo le cont lo que acababa de sucederme.

    Termin mi historia cuando l terminaba su copa.Vamos ahora a Montparnasse?Es otra larga caminatadije. Tomemos un taxi.No, me sienta bien. Pasearemos despacio y tomaremos una copa en cada esquina.Eso hicimos. Bebimos todo el camino desde Saint-Germain des-Prs hasta Montparnasse y fuimos

    abordados por muchas mujeres, algunas muy guapas, todas muy amables.Pas d'argent, mamselleles deca Keith a todas, sonriendo y llevndose la mano al ala del sombrero.Cuando nos instalamos ante el Caf du Dame, se sinti movido a exclamar:Dios mo, algunas son tentadoras. Ahora entiendo por qu no quieres marcharte.No, se no es el motivo por el que no quiero irme.Un norteamericano en Pars y sin chica?

    Ninguna chica.30

    Iba a preguntar por qu, pero se contuvo y, con mucha lentitud, aplast el cigarrillo en el cenicero deCinzano. Sigui mirando fijamente el cenicero y despus me mir a la cara.

    Me gustara hacer una pregunta, aunque no es una pregunta que se deba hacer aqu, en Europa... Sinembargo, la har: cunto dinero te ha dado el seor Graham para que arregles tus asuntos y regreses a tupas?

    Bueno, vamos a versaqu el sobre del bolsillo interior, lo abr, cog un cheque rosado, librado contraThe Provident Trust Company, y lo hice deslizar sobre la mesa. Christoph Keith le dio la vuelta sin cogerlo, lomir y alz los ojos. Debes mucho dinero aqu?

    No, creo que solamente el alquiler del prximo mes.Te sobra el resto?

    Asent con la cabeza.Vente a Alemaniadijo Keith.

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    A Alemania?Amigo mo, en Alemania, hay inflacin. Sabes lo que significa eso? El dinero vale cada vez menos,

    quiero decir que, con nuestro marco alemn, se compra cada da menos.Sabes cunto vala un dlar norteamericano hoy, esta tarde, cuando cerraron los bancos? Alrededor dedoscientos marcos. De modo que uno de nuestros marcos vale la mitad de una moneda norteamericana deun centavo. Y est empeorando,

    an no han decidido cunto tiene que pagar Alemania por indemnizaciones de guerra a los aliados, el marcobaja cada da ms y, con este cheque, puedes vivir en Alemania... bueno, muy cmodamente.Cunto tiempo?Se encogi de hombros.Depende. Cmo quieres vivir de bien? Cunto aumentar la inflacin? Especulas en moneda

    extranjera? Algunos hombres se han hecho millonarios con menos dlares de los que hay en este cheque.Yo slo quiero aprender a pintar.Tenemos muy buenos pintores en Alemania y casi todos pasan hambre, eso te lo puedo asegurar. Si

    vives sencillamente, tomas lecciones privadas... bebi un poco ms de Calvados, al parecer haciendoclculos mentales. Con este cheque puedes quedarte un ao en Alemania hizo una nueva pausa y mirhacia el bulevar Raspail. Haba ya mucho menos trfico, y la mayora de las mesas, a nuestroalrededor, estaban vacas. Es extrao, verdad? Nos sentamos aqu, y yo te doy consejos personalescomo un viejo amigo, cuando, en realidad, nos conocemos, como mucho, quiz dos horas, y hace cincoaos!

    31Yo senta lo mismo. Estaba borracho? Hubiera tenido que estarlo, pero no era as. Quin era aquel

    Christoph Keith, aquel desconocido, aquel oficial alemn, para ponerme en contra de mi padre? Mi padre, tandesilusionado ya conmigo. Pens en la casa de Washington Lane y en la cara de mi madre y mi padrecuando fueron a verme al hospital por primera vez. (Nunca llegu a retratar a mis padres. Aos despus,Grant Woodquien nunca les haba puesto la vista encimahizo un cuadro que llam Gtico Americano', y all estaban mis padres, vestidos como una pareja degranjeros de Iowa, mi padre con una horca de heno en la mano!

    Yo no quera volver a Filadelfia, no quera volver a la universidad, no quera volver a Drexel & Co. Aquestaba la solucin. Adems, uno vive para uno mismo o para sus padres? Y era Christoph Keith unextrao? Yo le haba salvado la vida. No, t no lo hiciste. S, lo hice, l solo nunca se habra salvado. Peroeso es robar dinero, verdad? Te enviaron el dinero para que volvieras a casa y ahora t te lo gastars enAlemania. Se pondrn furiosos; bueno, el viejo, en cualquier caso. Mam quedar decepcionada. Lo querealmente pensarn es que me he vuelto loco otra vez. Mandarn a alguien a buscarme? No, no harnnada, no dirn nada. Qu har cuando se haya terminado el dinero?

    No tenemos que decidirlo esta noche dijo Keith cuando termin el Calvados. Me temo que nuestrainflacin no desaparecer tan pronto.

    Ya lo he decidido, Christoph. Creo que es una buena idea, una oportunidad que vale la pena aprovechar.Qu tengo que hacer?

    Fabelhaft!Keith golpe la mesa con tanta fuerza que los platos saltaron. Nosotros regresamos eljueves. Es demasiado pronto para ti? Sera mucho mejor que vinieras con nosotros, te buscaremos un lugaradecuado para que te hospedes. Y no dejes tus dlares aqu, en Pars, no sabemos qu van a hacer losfranceses, son muy difciles en todo. Transfirelos a Amsterdam, tenemos una sucursal all y resultar muchomejor. Si tienes algn problema con el conserje, pedir a Delage que se ocupe de ello. Te conseguiremos unbillete en el mismo compartimento. Y ahora tengo que volver al32

    1. En el Art Institute de Chicago. Grant Wood falleci en 1942.(N. del E.) hotel porque tenemos una

    reunin por la maana. No, no, yo pagar la cuenta, t eres el cliente. Acabo de conseguir mi primeracuenta en dlares para Waldstein & Co.

    El sbado por la maana llegu a la estacin de Friedrichstrasse de Berln, con Christoph Keith y Bobbyvon Waldstein.33

    Dnde estaba usted en 1919?

    Tal vez fuera a causa del tiempo, pero, despus de Pars, Berln pareca hmedo, gris y sucio. La enormeestacin y la plaza exterior estaban llenas de individuos grises: algunos corran desde los trenes, otros selimitaban a permanecer inmviles. Mendigos en todas partes: hombres con una sola pierna y con muletas,hombres sin piernas sentados en una manta, ciegos con gafas negras, casi todos con prendas de uniformegris, todos con medallas. Las calles estaban repletas de automviles. Pars haba olido a caf y a cigarrillos

    fuertes; Berln ola a gasolina.

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    Christoph Keith y Bobby von Waldstein estaban bastante silenciosos aquella maana. La noche anterior,en el compartimento, habamos consumido una botella de brandy, pero no me parecieron resacosos. Mirandopor las ventanillas deltaxi, me ensearon algunas vistas: el canal Landwehr, el Tiergarten... pero parecan deprimidos por estar devuelta, y mis pensamientos estaban en otra parte, porque las voces alemanas, sbitamente y por primeravez, evocaban la primera voz

    alemana que haba odo, la evocaban tan vvidamente que los labios habran podido estar pegados a miodo...Dejamos a Bobby ante una casa elegante y antigua, le prometimos que Christoph me llevara el domingo a

    la casa de campo de los Waldstein y entramos en la zona residencial, antiguas villas a lo largo de callesarboladas.

    El taxi se detuvo frente a una casa de aspecto digno hiedra sobre desvado estuco amarilloque separeca mucho a otras de la misma calle. El chfer llev nuestro equipaje hasta la puerta, que abri unanciano en delantal verde.

    Herzlich willkommen, Herr Oberleutnant!34

    Era Meier, asistente del general desde que ste haba sido ascendido a teniente. Yo ya haba odo hablarde Meier. El hombre se inclin respetuosamente ante m y se hizo cargo del equipaje. Christoph me hizoatravesar un oscuro vestbulo con paneles de adorno y viejas fotografas de grupos de hombres a caballo.

    El General major y suesposa estaban tomando caf y bollos en el comedor. Por supuesto nos esperaban,

    y otra vez o cmo me presentaba Christoph segn una frmula que pasara, para l, a ser la ms normal delmundo: ...hat michbei Verdun aus der brennenden Maschine gezogen!.

    No me haban advertido de la dolencia del general. Tena una hermosa cabeza de pelo blanco como lanieve, un elegante bigote del mismo color y vesta un traje azul marino y cuello de pajarita; pero estaba enuna silla de ruedas, asenta sin cesar con la cabeza, y su esposa acababa de quitarle la servilleta del cuello.Vi las migajas y las manchas de caf antes de que ella, rpidamente, la doblara y se pusiera de pie paraestrecharme la mano.

    Ella pareca mucho ms joven; alta, huesuda, de tez plida y pecosa y con las mismas facciones queChristoph. Su cabello de color castao estaba peinado hacia atrs en un sobrio moo. Pareci alegrarse deconocerme, pero su ingls no era tan bueno como el de Christoph. Yo ensay, vacilando, unas pocaspalabras en alemn. Nos sentamos a la mesa con ellos.

    Qu se le dice a un husped que ha salvado a un hijo de un avin en llamas? FrauKeith me hizo amablespreguntas sobre mis padres. Tena hermanos o hermanas? Mi padre era mdico? Qu clase de mdico?Nadie supo encontrar la palabra alemana equivalente a cirujano. Hice una demostracin con un cuchillo demantequilla, como si estuviera abrindome el vientre. Ach, ein Chirurg. Yas, en estetono, sigui la conversacin.

    Despus FrauKeith empez a hablar rpidamente a Christoph. Entend la mayor parte, pero ella le dijo quetradujera: Herr General yella queran que yo me hospedara en su casa durante todo el tiempo que quisieraquedarme. Ella saba que yo estara ms cmodo en un hotel, pero, por otra parte, vivir en una casaparticular tenia sus ventajas. No era una casa grande, pero tenan una habitacin de ms, porque habanperdido a un hijo en Rumania.

    El general asinti exageradamente con la cabeza y articul unas pocas palabras.Rumnien... gefallen!

    35

    Yo estaba preparado para la invitacin. En el viaje desde Pars, Bobby y yo nos habamos quedado solosunos minutos, mientras Christoph estaba en el lavabo. Yo estaba tratando de dibujar la cara de estrella decine de Bobby en mi cuadernoy hablbamos de Goya, pero, no bien Christoph se fue, Bobby cambi de tema:

    Peter, los Keith te pedirn que vivas con ellos. Tienen una habitacin libre porque su hijo mediano muri.Ahora, escucha con atencin: tendrs mucho dinero en Berln porque tienes dlares, as que puedes alojarteen los mejores hoteles, haz lo que ms te guste. Pero, si decides quedarte en casa de los Keith, debo decirteque tienen muy poco dinero. El es un general retirado, vive de una pensin y, con la inflacin, esa pensinvale menos cada da. La madre tambin tiene algunos ingresos, rentas de la propiedad de su padre o algoparecido, pero no mucho. Todava tienen criados, el viejo asistente y su mujer. Su apellido es Meier. Notengo idea de cunto les pagan, si les pagan, pero tienen comida y un techo bajo el que cobijarse.

    Dej de dibujar, sorprendido. Bobby, el sonriente y despreocupado playboy, pareca de pronto una personacompletamente distinta.

    Si te quedas con los Keithcontinuy les das slo unos pocos dlares por semana, a ellos les ser de

    mucha ayuda. Unos pocos dlares en Berln son como centenares de dlares en Amrica. Pero, por

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    supuesto, ellos no lo aceptarn. No lo aceptarn de un husped. De modo que lo que hars...Boby seapoy en mi rodilla y se inclin hacia adelantecada semana podras poner unos cuantos dlaresen un sobre v entregrselos a Meier. Cuando ests a solas con l, pero slo a solas, entiendes?

    El s aceptar?pregunt.S. El s aceptar, y comprar comida y vino y cosas para la casa.Cunto tengo que darle?

    Qu te parece cinco dlares?Cinco dlares a la semana?Puedes hacerlo?Por supuesto.Muy bien, haz eso la primera semana... y yo te dir si despus debes darle ms, o menos.Quera preguntarle si los Keith no se enteraran de que yo pagaba al mayordomo, pero se abri la puerta y

    Christoph entr en el compartimento.

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    En el soleado comedor, dije a la madre de Christoph que estara ms que satisfecho de alojarme en sucasa hasta que conociera mejor la ciudad y encontrara otro lugar. Le cont que haba vivido solo en Pars vque no me haba gustado... y entonces o que entraba alguien.

    Me volv y me puse en pie para que me presentaran a una versin de Christoph, ms rubia, ms delgada,

    ms baja y mucho ms joven, vestida con una trinchera de aspecto militar, que le vena grande.Este es Kaspar, mi hermano menor... El seor Peter Ellis, aus Amerika.Kaspar Keith me estrech la mano con firmeza, se inclin v uni sonoramente los tacones. No sonri.B-B-B-Bild - dijo el general con bastante claridad.

    Bill!Kaspar sali del comedor y regres un momento despus, todava con la crujiente trinchera y llevando en

    la mano un pequeo retrato enmarcado que me entreg: mi boceto de Christoph, la cara ennegrecida por elfuego, una pierna atada con un torniquete ensangrentado, apoyada la cabeza en la rueda delantera de miambulancia. Verdun 1916, haba escrito yo en un ngulo antes de arrancar la hoja del cuaderno de dibujo.

    Todos me observaban. No supe qu decir. Devolv el retrato a Kaspar.Muchas graciasdije. Eso fue hace mucho tiempo.Christoph anunci que tena que ir a su oficina, pero quiso acompaarme hasta mi habitacin. El general

    sigui asintiendo y observando. FrauKeith me estrech nuevamente la mano. Kaspar, al parecer, querahablar con su hermano porque nos sigui por la alfombrada escalera.

    Cuando abrieron la puerta del dormitorio que estaba al final del pasillo, percib que acababan de ventilarlo yde sacudir el polvo. Era un cuarto confortable con una cama angosta, un sof de cuero, alfombra persa,mesa para escribir y un pesado armario de roble. En las paredes, haba ms adornos como los que habavisto en la planta baja: fotografas enmarcadas, grupos de oficiales sonrientes a pie o a caballo, en uniformegris de combate, en uniforme negro y plateado de desfile, con bigote y gorra de piel, adornada con enormescalaveras blancas: los otenkopfhusaren, Hsares de las Calaveras.

    T tambin estuviste en la guerra? pregunt a Kaspar.

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    El joven neg con la cabeza.Demasiado joven, en 1918 yo era cadete.Pero nuestro Kaspar tambin pele lo suyodijo Christoph. Marinebrigade Ehrhardt.

    Aquello no significaba nada para m.Freikorpsdijo Kaspar, alzando el mentn. El mejor.Hum, yo no estoy tan segurodijo su hermano, sonriendo. Recuerda el golpe de Kapp!La cara de Kaspar se puso roja.Aquello no fue culpa nuestra!Fue...Qu es un Freikorps?pregunt.La clera de Kaspar se volvi contra m.

    Qu es un Freikorps?Puedo preguntarle dnde estaba usted en 1919? Dijo con sarcasmo.En 1919, estaba en una clnica psiquitrica.Una qu? no entenda, pero Christoph se lo dijo en alemn y aadi:S ms amable, por favor.Le pido disculpas, seor! dijo Kaspar con furia, el rostro todava encarnado. Dio media vuelta y sali

    de la habitacin.Peter, debo pedirte disculpas! Christoph se sent en el sof. Sabes que es an muy joven y que ha

    tenido una adolescencia terriblemir su reloj. Nos sentamos un momento y dejas que te explique?Tengo que presentarme en la oficina, pero quiero que comprendas a mi hermano.

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    Tropas de confianza

    Por supuesto, yo no estaba aqu cuando termin la guerra dijo Christoph Keith, as que todo esto lohe odo de otros. Debi de ser indescriptible... La agitacin, la confusin... Empez con los marineros, la flota

    haba estadoinmovilizada en los puertos, Kiel y Wilhelmshaven, sin hacer nada durante aos; la comida era psima, ladisciplina muy dura. Entonces se enteraron de que tenan que zarpar para una ltima batalla contra losingleses, y ese mismo da de noviembre se rebelaron, apagaron las calderas y marcharon hacia lasciudades. Fue como una cerilla en hierba seca, sabes?; la gente estaba agotada, cansada de la guerra. Larevuelta se extendi a los obreros, al ejrcito; en todas las ciudades haba multitudes en las calles, marineroscon fusiles v brazales rojos, mujeres que gritaba desde las casas... Fue toda una revuelta de los trabajadorescontra el orden establecido. Y, por supuesto, quines eran los smbolos del gobierno del Kaiser? Losoficiales. Y la gente se puso a perseguir oficiales por las calles y a arrancarles las charreteras!

    Bueno, creo que eso no es tan importante para un norteamericano. Para un oficial alemn, esas insigniassobre sus hombros representan... no podra explicrtelo.... lo representan todo: supas, su honor, su lugar

    jerrquico en el mundo... Las charreteras tienen, cmo podra decirlo?, una importancia mstica. Todossaludan al hombre con charreteras de mayor graduacin. Recuerdo que, cuando yo era pequeo y paseabacon mi padre por la Unter den Linden, todos los hombres de uniforme le saludaban...

    39- Pues bien, imagnate ahora a mi hermano menor, con diecisis aos, de cadete del colegio militar y

    paseando por la calle con otro cadete, cuando de pronto se ve rodeado por una multitud, soldados ymarineros desertores y mujeres delas fbricas, que se apodera de ambos muchachos, los derriba, los patea y les arranca las charreteras deluniforme y les grita insultos de toda clase.

    -Puedes imaginar cmo se sentiran? Cmo detestan ahora todo lo que tenga que ver con obreros ybanderas rojas, bolchevismo o socialismo?

    Bien, qu sucede mientras tanto? El pas est sumido en el caos. El Kaiser escapa a Holanda. KarlLiebknecht proclama un sviet alemn. Los socialdemcratas proclaman una repblica. La gente se disparaentre s desde las barricadas. Nadie sabe qu est ocurriendo. Los grupos espartaquistas de Liebknecht, losverdaderos comunistas, desfilan por las calles, toman edificios pblicos. Es una revolucin. Y, como te hedicho, al pueblo alemn no le gustanlas revoluciones, ni siquiera a los socialistas. No le gusta que losobreros asalten las tiendas y disparen en las calles. Qu hizo entonces el gobierno socialista? Llam alejrcito.

    Bien, el ejrcito volva de Francia, volva ordenadamente, a la zaga de sus oficiales; pero tambin habasido contaminado por la revolucin. Las filas estaban llenas de Soldatenrte (nos cmo los llamisvosotros, son una especie de comisarios, soldados) que trataban de quitar la autoridad a los oficiales, hacerelecciones... Puedes imaginrtelo, elecciones en el ejrcito alemn? Bien, el gobierno quera tropas deconfianza; en otras palabras, tropas que hicieran fuego contra otros alemanes, contra sus ex-compaeros,contra los Sollatenrte, los marineros... Dnde poda encontrar tropas de confianza? La mayora de loshombres que regresaban de Francia no quera disparar contra nadie, y menos contra otros alemanes.Queran irse a sus casas y eso es lo que hizo la mayora, no bien volvieron del otro lado del Rhin.

    La mayora. No todos. Vosotros tenis un dicho en ingls: "El ejrcito es una segunda familia". Unoshaban sido soldados durante tanto tiempo que no saban sentir otra cosa. Otros trataron de volver a su casa,no pudieron encontrartrabajo, no pudieron soportar la vida tranquila, quiz necesitaban las marchas y los caones, la compaa de

    los otros soldados y la emocin... Y otros, como mi hermano menor, furiosos porque la guerra habaterminado, queran tener la oportunidad de luchar por su pas, quiz porque les haban arrancado lascharreteras...40

    Bueno, lo que sucedi fue que formaron un montn de cuerpos privados de soldados. El Freikorps.Ejrcito-independiente. Una antigua expresin que viene de las guerras contra Napolen. Todo el que podaencontrar algn dinero y hombres que lo siguieran, generales, coroneles, un capitn de la marina, tenientes,hasta unos pocos sargentos, lo haca. Y el Alto Mando les permiti que tuvieran uniformes, fusiles,municiones, metralladoras, algunos caones y carros blindados.El Landes jdgekorpsdel general Maercker fue el primero; lo enviaron a Weimar para proteger a losprofesores y polticos que estaban redactando una nueva constitucin. Aqu, en Berln, hubo intensoscombates, los de la Guardia Montada mataron a Liebknecht, mataron a Rosa Luxemburgo, le abrieron elcrneo con la culata de los fusiles y la arrojaron al canal... Terminaron con los espartaquistas.

    Christoph dej de hablar, sac del bolsillo una pitillera de plata, me ofreci un Gauloise y encendi ambos

    cigarrillos.Y Kaspar se alist en uno de esos cuerpos? pregunt.

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    Christoph asinti con la cabeza.En la Marinebrigale Ehrharlt. No s cmo se enrol porque estaba compuesto en su mayora por oficiales

    de la Marina. Conseguan reclutas entre los cadetes y creo que alguien lo convenci. Los muchachos vieroncosas terribles. No haba trincheras. Luchaban en las calles, irrumpan en las viviendas colectivas de losobreros, disparaban desde los tejados, en los patios actuaban pelotones de fusilamiento... No tomabanprisioneros, simplemente los ejecutaban. Entonces, el chico tena diecisiete aos. Lucharon aqu, en Berln,

    lucharon en Munich, lucharon en Silesia y, despus, regresaron a Berln y trataron de hacer una revolucinpropia, el llamado golpe de Kapp, para derribar la Repblica de Weimar. No funcion. Ocuparon Berln,pero los obreros se lanzaron a la huelga general. Todo se detuvo. No haba trenes, ni autobuses, nielectricidad... nada. El Alto Mando dio marcha atrs, el doctor Kapp y los generales que lo apoyaban huyeronen avin a Suecia, y la Marinebrigale Ehrharltse retir otra vez.

    El capitn Ehrhardt huy a Hungra, la brigada se disolvi, todos los korpsfueron disueltos, el Gobierno yano los necesitaba. Kaspar se puso ropa de paisano, subi a un tren y volvi a casa. Desde entonces, haestado aqu, pero incapaz de hacerse una vida nueva. Tendra que ir a la universidad, y a veces asiste aclase, pero duerme mucho durante el da y pasa sus noches bebiendo con otros individuos de los Freikorps.Detestan al Gobierno, hablan de poltica y creo que, tambin, hacen otras cosas.41

    Qu clase de cosas? pregunt.Christoph mir su reloj y se puso en pie.Creo que prefiero no saber qu son esas otras cosas dijo. Ahora tengo que ir al banco. Volver para

    cenar y despus pasearemos un rato por la ciudad. De acuerdo?42Una isla

    No s por qu cre que los Keith tenan automvil, pero no lo tenan. El sbado, despus de medioda, paravisitar a los Waldstein, Christoph y yo tuvimos que tomar el tranva hasta la estacin Grunewald y despus eltren, atravesando kilmetros de colinas cubiertas de pinos, hasta la aldea de Nikolassee. Cuando nosapeamos en la pequea estacin suburbana y salimos a la luz del sol, Christoph salud a un viejo cocheroque tena abierta la portezuela de un antiguo land abierto, bellamente lustrado.

    Nachmittag, Schmitz.Guten Nachmittag, Herr Oberleutnant.Saludo. Subimos y nos acomodamos en los asientos de cuero verde. Se cerr la portezuela, el cochero

    trep al pescante, tom las riendas y emiti un chasquido con la lengua. Los dos relucientes caballospartieron al trote. Rodando sobreruedas de caucho, salimos de la estacin, cruzamos la aldea y empezamos a subir las colinas arboladas.

    No tienen automvil los Waldstein? pregunt.Si, desde luego. Bobby tiene un Bugatti de carreras y el barn tiene un Horch grande y antiguo, pero

    quieren conservar los caballos, y tambin a Schmitz, de modo que todava tienen este carruaje. Fue tildurante la guerra, cuando nohaba gasolina.

    El viento nos daba de cara. Los automviles pasaban rugiendo mientras avanzbamos al ritmo regular delos cascos de los caballos por un camino recto y largo que atravesaba el bosque. Por fin, llegamos a la cimay, ante nuestros ojos, apareci un panorama sorprendente: el ro Havel, ancho y azul, reluciente bajo el solde mayo, salpicado de velas blancas, ensanchndose a nuestra izquierda hacia la baha de Wansee. Justodebajo de nosotros haba una pequea pennsula, en realidad una isla unida a tierra firme por un puenteangosto.49

    Christoph seal con la mano.All es dijo.El cochero tir del freno. Los caballos queran correr, pero el hombre tir con fuerza de las riendas y los

    oblig a llevar el coche al paso mientras bajbamos la pronunciada pendiente hacia el agua. Cuando loscascos golpearon las tablas de madera del puente, el hombre afloj las riendas y tomamos a buenavelocidad un camino bordeado por ambos lados de muros, setos de lilas, robles enormes y viejos y hayasfrondosas. El camino pareca rodear el centro de la isla. Ocasionalmente apareca un claro en el follaje, y yoalcanzaba a ver un retazo de agua azul brillante.

    Llegamos al final de una larga pared de estuco. Los caballos, ahora al paso, doblaron para hacernos pasarentre los postes de una puerta hacia una amplia calzada de guijarros. Vi una casita blanqueada,probablemente para los porteros, un gran prado de csped y, delante de nosotros, parcialmente oculta porgrandes nogales y hayas, una casa blanca, seorial, muy grande y muy antigua.

    Media docena de relucientes y costosos automviles estaba estacionada a un lado de la calzada y, en unsombreado jardn junto a la casita de los porteros, tomaba cerveza un grupo de chferes, sin gorras y con la

    chaqueta abierta.

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    Qu pasa hoy?pregunt Christoph cuando Schmitz nos abri la portezuela, pero no entend larespuesta, que le hizo refunfuar a Christoph de disgusto.

    Grosse Tieredijo mientras cruzbamos la calzada en direccin a los jardines de la izquierda de la casagrande. Cmo dicen ustedes? Animales Grandes? Gente importante?

    Decimos peces gordos, si entiendo bien.Oh, claro. Esta tarde tendremos aqu algunos peces gordos. El ministro Rathenau y el profesor

    Liebermann.Ninguno de estos nombres significaba nada para m.Todos estn abajo, junto al lago, en la Casa de T dijo Christoph. Iremos mejor por detrs y nos

    acercaremos siguiendo la orilla del lago. As no haremos una gran entrada, sino que llegaremossilenciosamente. Te parece bien?

    Me hizo cruzar otro prado de csped, despus atravesamos un delicioso laberinto de tejos, pasando junto ados invernaderos y un campo de hortalizas, cuidadosamente cultivado, y tomamos otro sendero de guijarrosque bajaba conbrusquedad entre una espesa arboleda. Debajo de nosotros, el agua brillaba entre los rboles.44

    _Quines son los peces gordos? le pregunt.No has odo hablar de Walther Rathenau? Es nuestro ministro de Asuntos Exteriores. Un hombre muy

    brillante. Un hombre muy rico. Su familia es propietaria de varias compaas elctricas. Ha escrito librossobre... bueno, sobre poltica,

    economa, el futuro, cosas muy complicadas pero sumamente importantes; quiere... piensa que tenemos quepagar las deudas que los aliados nos impusieron en Versalles, que debemos hacer algo para... complacer alos franceses y los ingleses antes de que nuestra economa se recupere, y mucha gente le odia.Acaba de firmar un acuerdo con los rusos, con los bolcheviques, con Chicherin, en Rapallo; algunos creenque fue un golpe magistral para que los franceses nos tomen ms en serio, pero muchos lo odian. Es unhombre brillante, pero noes fcil simpatizar con l.

    Y quin es el otro, el profesor?Ah, el profesor Liebermann, Max Liebermann; te gustar conocerlo. Es uno de nuestros mejores

    pintores, un anciano maravilloso, a veces muy gracioso.Y por qu estn aqu? pregunt. Nos acercbamos al agua. Pude ver una playa diminuta, un bote de

    remos a medias fuera del agua y juncos altos y flexibles que se mecan con la brisa.Bueno, vienen a tomar el t, a ver a sus amigos. Son viejos amigos de los Waldstein, no creo que hoy

    haya una razn especial... Oh, he aqu una agradable sorpresa!Al llegar a la orilla y tomar otro sendero, vimos a una joven en un banco, leyendo un libro y moviendo

    suavemente un cochecito de nio. Estaba sentada bajo uno de los enormes sauces que bordeaban la orilla,doblaban las ramas msall del dique y rozaban con las hojas las aguas del lago.

    Al ornos ella, alz la vista, arrug la frente, nos dirigi una sonrisa deslumbrante y se puso en pieChristoph! exclam.Nos acercamos. Se dieron la mano y nos presentaron.Sigrid von Waldstein... y su hija, Marie.Marie estaba dormida en el cochecito. Su cabecita era una maraa de rizos negroazulados.Hablaban en alemn, pero poda entenderles.Por qu no estaba ella con los dems?Un encogimiento de hombros y otra sonrisa deslumbrante.

    45Langwelig!Aburrido. Cmo estaba Pars? Se portaba bien Bobby? Cmo est Kaspar?

    Se volvi hacia mi.Mi ingls no es bueno, lo siento. Mi marido, su ingls es muy bueno.Pregunt si nos quedaramos a cenar con ella y Alfred.

    Se me explic que ellos tenan casa propia, un cottageencima de los establos, al otro lado de la carretera.Christoph dijo que tendramos mucho gusto en cenar con ellos. "Id ahora a saludar al DoctorRathenaudijo ella.Caminamos por la orilla, bajo los sauces. La cortina de juncos desapareci y, por entre las ramas de los

    sauces, pudimos ver el lago, los botes de vela y las playas arenosas de la orilla opuesta.Es una chica encantadora dije.Si, as es. Su padre era general.Como el tuyo.

    Ms joven que el mo. Pero ha muerto, en un accidente automovilstico en Francia.Estuvo... un poco extraa cuando pregunt por Kaspar.

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    Fue amiga de Kaspar.Su novia?Oficialmente no. Eran demasiado jvenes. Pero l la amaba mucho. An la ama. Es otra de las razones por

    las que est tan furioso.Qu ocurri?Qu ocurri? Apareci otro hombre... mayor, ms fuerte, famoso, rico, nuestro pobre Kaspar ya no

    pareci tan atractivo, y qu hubiese podido ofrecerle l? La madre de ella es viuda, sus hermanos mayorestambin murieron, el hermano menor todava est en el colegio, tienen una gran propiedad, all en la Marca,pero no tienen dinero suficiente ni siquiera para pagar la hipoteca o alimentar a sus caballos...No, ella hizo lo nico que poda hacer.

    Nos acercbamos a la Casa de T, en realidad ms bien un pabelln, levantado en una terraza de losassobre el agua, con techo de paja sostenido por gruesos postes de madera. Unas veinte personas estabansentadas en sillas de mimbreformando varios crculos, las mujeres con vestidos floreados y sombreros veraniegos, la mayora de loshombres con traje oscuro. Dos criadas uniformadas pasaban bandejas con pastas y pasteles.

    Al final de la terraza haba un pequeo muelle flotante.

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    Una reluciente lancha a motor se meca suavemente junto al

    embarcadero, y Bobby von Waldstein, con pantalones anchosy camisa blanca, ayudaba a una muchacha muy joven a poneren la lancha algo que pareca una especie de patn. La muchacha llevaba una rebeca de lana negra sobre untraje debao negro. En la rampa que una el muelle con la terraza,haba una anciana vestida de forma chocante: blusa negrabordada, falda negra que llegaba hasta el suelo y una enormetoca blanca que se extenda unos treinta centmetros por arriba y por detrs de la cabeza. Gritaba a Bobby ya la muchacha, pero stos no le prestaban atencin. La anciana sepuso las manos en las caderas y se volvi hacia la terraza.

    Frau Baronin! Frau Baronin!grit, hasta que una delas damas de vestido floreado se levant y fue hasta la barandilla.

    En aquel momento Bobby levant la vista y nos vio aChristoph y a m. Sonri, salud con la mano y se puso laamericana azul que estaba sobre uno de los postes del muelle,y subi la rampa, pasando junto a la mujer de la toca. Detrs de l, la muchacha con traje de bao se volvipara veradnde iba Bobby. Alz la vista y nuestros ojos se encontraron.

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    Bismarck los consideraba tiles

    La noche anterior Christoph me haba llevado a un largopaseo por la Kurfurstendamm, la calle ms transitada de Berln.

    Era sbado por la noche, y las aceras estaban llenas degente, gente de todas clases: gordos comerciantes de la provincia, con la nuca afeitada sobresaliendo del

    rgido cuellode plstico, colegiales y universitarios con gorra colorada, oficiales del ejrcito con botas de montar y sablesde desfile,gente que hablaba polaco o ruso, prostitutas de todas lasformas y tamaos caminando en parejas, caminando solas,detenindose para ajustarse las ligas, charlando en grupos enlos portales... De un club nocturno, resplandeciente de lucesparpadeantes y con grandes carteles de muchachas desnudas,brotaba jazz de Nueva Orleans. En todas partes, haba mendigos lisiados.

    Christoph cojeaba a mi lado.Qu te parece? pregunt.Bueno, es interesante... y, ciertamente, distinto de

    Paris.Cabece.

    Hubieras tenido que verlo antes de la guerra. Tenemosuna hermosa ciudad, ya lo vers. Pero esto? Eine Schweinerei!

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    Seguimos carninando y pasamos por la gigantesca catedral, imitacin del Romnico, isla de piedra gris enmediodel trfico. Christoph seal un edificio todavia ms feo, alotro lado de la calle: Romanisches Caf>, segn anunciabael letrero.

    All es donde escritores y periodistas se sientan, hablan

    y hacen su trabajodijo Christoph.

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    Entramos en uns terraza cubierta y nos sentamos a unamesa desde la que se veia la acera. La gente, en las otras mesas, hablaba con gran animacin, leia ensilencio peridicoscon guardas de madera, o beba caf. No vi a nadie trabajando. Vino un camarero.

    Quieres una Berliner Weisse? Es una cerveza blancaespecial, con un poco de zumo de frambuesa.

    Asent.Zwei Weisse, bitte.Jawohl, Herr Oberleutnant.Siempre vienes aqui?pregunt.

    Christoph neg con la cabeza.No me haban visto antes, pero siempre se dan cuenta.

    Un cigarrillo? Se acomod en la silla. Peter, maanavamos a la isla. Quiero contarte algo acerca de los Waldstein,porque vas a conocerlos y todo el mundo sabe estas cosas,de modo que ellos esperarn que t tambin las sepas.

    En primer lugar, sabes, por supuesto, que son judos...aunque quiz sea ms exacto decir que eranjudfos, porquese convirtieron a la Iglesia evanglica en la poca de Napolen. O sea que no se consideran judos, aunquetodos losdems s, y no se habla de eso en su presencia.

    Que por qu se hicieron cristianos? Porque aqulla erauna poca de liberacin. El ejrcito francs trajo las ideas dela Revolucin francesa a todos estos viejos Estados alemanes,la idea de que todos los hombres son iguales; y, con ella, lade que los judlos no deban encerrarse en la judera, hablarun idioma diferente y casarse solamente entre si... Entre losmismos judos, por lo menos entre algunos de ellos, cundila idea de que, despus de todo, quiz no eran el Pueblo Elegido, de que tal vez eran como los demspueblos, asi quequisieron salir de la judera y tomar parte en la vida delmundo.

    Bueno, en Berlin, de todos modos, nunca tuvimos judera; es una ciudad nueva, pero los prncipes quefueron reyes de Prusia no sentian simpata por los judios y a muypocas familias judias les permitieron vivir aqu. Una de ellasfue la de los Mendelssohn. Has oido hablar de Moiss Mendelssohn?

    Pariente del compositor? pregunt.

    Fue su abuelo. Fue filsofo y escritor. Tradujo partesdel Antiguo Testamento al alemn a fin de que los judiospudieran aprender este idioma. Sigui siendo udo, pero quisoatraer a los dems judos a la vida alemana. Fue un hombre

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    bastante famoso, aunque no tan rico como sus descendientes.Bien, tuvo muchos hijos e hijas, y una de stas se cas conDavid Waldstein, un banquero, quizs el hombre ms ricode Berln. Por qu tantos judos eran banqueros? Porque,en primer lugar, era una de las pocas cosas que les estabapermitido hacer, prestar dinero, y no iba contra su religincobrar... No s cmo decis vosotros, nosotros decimos zinsen

    cuando a alguien se le cobra por prestarle dinero. lntereses ?

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    S, intereses. Creo que en alguna parte de la Biblia seprohbe. Recuerdas lo de Jess y los mercaderes del templo?Yo no lo entiendo muy bien, pero, en toda Europa, no solamente en Alemania, eran los judos quienes sededicaban aprestar dinero, es decir, a la banca, ya en la Edad Media.

    Lleg la cerveza en copas como balones, rebosantes de

    espuma. Las levantamos ceremoniosamente y bebimos. Sabaexactamente a como era de esperar que supiera la cervezamezclada con zumo de frambuesa.

    Christoph vaci su copa hasta la mitad con una serie detremendos sorbos, la dej sobre la mesa, se limpi el bigotey continu su relato.

    Pues bien, este David Waldstein decidi bautizarse, hacerse cristiano y, cuando nacieron sus hijos, losbautiz tambin. Supongo que quiso que fueran parte de la vida alemanay, para eso, haba que ser cristiano. Como digo, era la pocade Napolen; Napolen haba derrotado a los prusianos y ocupado Berln, obligado a los prusianos a unirse asu campaarusa, y, entonces, despus de la retirada de Mosc, uno de losgenerales prusianos retir a sus hombres del ejrcito de Napolen y se uni a los aliados. Uno de misantepasados fue oficial

    de ese ejrcito y uno de los hijos de Waldstein fue caballerotambin, aunque no oficial, por supuesto. Este mismo hijo(se llamaba Jacob Waldstein) se hizo clebre, escribi poemasy canciones, escribi varios dramas, fue amigo de Heine yde Flix Mendelssohn y fund una revista literaria con dineroque le dieron sus hermanos. Sus hermanos dirigan el bancoy tuvieron muchos hijos, y sus hijos dirigieron el banco y sushilas se casaron con miembros de nuestra aristocracia. Porque,por aquel entonces, esta familia, y otras parecidas, estabanhacindose enormemente ricas.

    Estbamos en la revolucin industrial, que lleg tarde aAlemania. Ferrocarriles, minas de carbn, fundiciones... y, paraconstruir ferrocarriles, para fundiciones, aceras, hay que reunir dinero. Y quines saben cmo reunirdinero? No nues50

    troSjunkers, nuestros antiguos terratenientes, descendientesde los Caballeros Teutnicos. No los oficiales del ejrcito delrey. No los ministros ni los consejeros privados del rey. No,ellos nada saben de dinero porque eso no es para caballeros;lo que los ingleses llaman ser comerciantes, queda terminantemente prohibido para los caballeros quegobiernan el pas.Quines saben reunir dinero, montones de dinero, emitir tituIOS y acciones, aqu y en Pars, en Londres, enNueva York?Los que saben son los Mendelssohn, los Waldstein, los Oppenheim y los otros. Por supuesto, los Rothschilden Frankfurt,Viena y Londres son los ms famosos, despus los Bleichroder,

    Furstenberg, muchos ms... No todos son judos, entindeme;toda la alta burguesa proper sbitamente, el dinero entr araudales, se construyeron palacios aqu y en Berln y en elcampo, y sus hiias se casaron con quienes ya tenanpalaciospero no podan pagar su manutencin. Personas con ttulosantiguos. Y as es cmo ellos tambin quisieron ttulos. Financiaron hospitales, donaron colecciones de arte alos museos; los Waldstein tenan su propio peridico. Al Gobierno legustaba contar con el apoyo de estas personas, en realidad eransbditos extremadamenteleales al rey que, para entonces,tambin era emperalor, el Kaiser. Y Bismarck, el hombre quehizo un Kaiser de su rey... Bismarck consideraba tiles aestas familias. Y les dio, a algunas, los ttulos que queran.Los Waldstein fueron los primeros.

    Christophdije, para ser oficial de hsares y piloto

    de aviacin, sabes mucha historia.Aquello pareci complacerle. Asinti e hizo una pausa

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    para beber un poco de cerveza.Ya te lo he dichocontinu, no quiero ser oficial.

    Me gustan mucho ms los libros que los caballos, o los aviones, y me gustara volver a la Universidad, peroahora no esposible.

    Bueno, contina con los Waldstein. Cmo te relacionaste con ellos?

    No fui yo, en ealidad. Fue mi padre. En Alemania,sabes?, antes de la guerra, todos deban hacer el servicio militar, uno o dos aos en el ejrcito, y despuspasar a lareserva. Uno hace su servicio en un regimiento y despus,toda la vida, hace maniobras de verano con dicho regimiento.Para los alemanes, esto es, debera decir era, una de las cosasms importantes. Tu regimiento, tu graduacin en la reserva... Es difcil explicarlo a un norteamericano, pero,en aquellos aos, despus de la derrota de los franceses en 1870 y

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    antes de 1914, este asunto acerca del ejrcito era... bueno,era muy importante.

    De modo que los Waldstein, dos de los banqueros el

    viejo Jacob, no el poeta, fueron ya los Freiherrnvon Waldstein, los barones de Waldstein, y tuvieron hijos.A qu regimiento enviaran a los hijos para el servicio militar? Un problema muy delicado. Todos quierenestar en Caballera, perola gente de Caballera necesita muchos caballos y un hombreque cuide de ellos, en otras palabras, no se puede estar enCaballera si no se tiene dinero. Bueno, los Waldstein tenIanmucho dinero. Pero todo el rnundo quiere estar en los regimientos de la Guardia. Los Grauaderos de laGuardia, aunque pertenecen a infantera, son mejores que la caballera,tienen ms cachet, como dicen los franceses... Piensas quetodo esto es una tontera, verdad?

    Es un mundo diferente, pero interesante.Es un mundo que ha desaparecido. Te lo cuento tan slo

    para explicar a los Waldstein. Una de las tas, es decir, unahermana de los banqueros y sobrina del poeta, estaba casadacon el teniente general y conde Wachenfels, miembro del Estado Mayor Central, Jefe de la CaballerIa ligera.Habl con mipadre. Mi padre estaba entonces de auxiliar en los HsaresNegros.

    Los hsares de la calavera y...S. Debi ser en la dcaaa de mil ochocientos ochenta, no s exactamente cundo, pero los Waldstein

    sirvieronen el regimiento y pienso que mi padre se ocup de que nofueran tan mal tratados como era de esperarse. Y mi padrey mi madre aceptaron invitaciones de las grandes casas, Pariser Platz, Schloss Havelblick... Cuando mishermanos yyo crecimos, nos enviaron al mismo Gimnasio, la misma escuela secundaria, que los jvenes Waldstein, esdecir, Alfred,

    Max y Bobby. As fue cmo nos conocimos. Oh, Dios mo,mira quin viene por ah... y nada menos que al RomanischesCaf!

    Yo tambin haba notado al grupo que acababa de entrar,hombres y mujeres bien vestidos, que gritaban y rean comosi ya hubiesen tomado unas cuantas copas; hubieran podidovenir de uno de los clubs nocturnos. Se instalaban alrededor de una mesa grande, en un extremo del saln,cuandouno de los hombres, todava de pie, mir en nuestra direccin.Pareci sorprendido, dijo algo a una de las mujeres y vinohacia nuestra mesa.

    Christoph Keith se puso de pie inmediatamente y yo lo

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    imit. El hombre que se aproximaba era alto, tan alto como

  • 8/2/2019 Una Princesa en Berlin

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    Keith, pero ms corpulento, con el pecho hinchado, extraosy melanclicos oJos azules en una cara carnosa y plida, y elcabello rubio oscuro, peinado hacia atrs desde la frente despejada. Vesta un traje azul, cruzado, con unacondecoracinmilitar en el ojal. Pareca un poco mayor... quizs en la segunda mitad de la treintena.

    Se estrecharon la mano sonrientes. Fui presentado... el

    seor Ellis aus Amerika... Hauptmann No-S-Ou-Ring, mepareci... famoso aviador, comandante de escuadrilla... y otravez la historia del avin incendiado en Verdn.

    Nos acompaas? Estoy familiarizando a Ellis con laBerliner Weisse.

    Gracias, slo me sentar un momento. Estoy con unosamigos suecos de mi mujer...hablaban en alemn, pero yoentenda casi todo lo que decan.

    Al parecer, haca aos que no se vean, pero haban odohablar el uno del otro. No, Hauptmann Ring ya no volaba paralos suecos, si tuviera que hacerlo, lo hara para Alemania enaviones alemanes. Vino el camarero y Ring pidi coac. Imagnate, y los muy cerdos que firmaron elTratado de Versallesacordaron que Alemania ya no volvera a construir avi