Una recóndita mirada

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Una recóndita mirada Nuestro mundo tal cual lo palpamos sería insignificante y muy distinto al que en nuestros días conocemos si no hubiera sido contrastado con el mundo paralelo que hallamos en las bibliotecas; de esta manera la evolución del hombre llegó a su máximo esplendor, gracias al sistema de escritura que nació hace unos 5000 años. Pero la escritura no nace y se hace de la nada, para dar rienda a ello es necesario conocer lo que se quiere escribir y tener la intención de llegar a alguien, es querer compartir lo aprendido y darle el toque original ya que muchas veces se lo ha visto, o comprendido de otra manera gracias al sentido común legado de las enseñanzas tradicionales que miran con despecho y severidad a cualquier conjetura a saberes que desde ya se los toma como universales. En su tiempo, científicos como Galileo pagaron el costo de querer dar certeza y validez a leyes que no convencían de modo pleno y satisfactorio. Fue gracias a estos curiosos de la investigación que se ha llegado hasta donde estamos, la teoría heliocéntrica de Nicolás Copérnico por ejemplo; a su vez la aplicación riesgosa de estos nuevos postulados que ponían en tela de juicio lo ya conocido, y que necesariamente se tenía que comprobar. Que valiente fue Cristóbal Colón quien mar adentro emprendió hacia las Indias sin siquiera sospechar la existencia de un virgen continente al cual iría a parar, hombre perennizado por la historia, se valió de la praxis de teorías que se fundaban en las investigaciones que en el renacimiento se vieron surgir. El historiador José Antonio del Busto dedica la primera parte del Capítulo XII de su obra póstuma “Memorias de un Historiador” a lo que él llama su pasión intelectual, la investigación. Del Busto da crédito a su temprana predilección por la investigación; mecanismo fuente de todo conocimiento; a su vez que reconoce el gusto peculiar por la cronística, la dedicación e importancia que le dio a este saber imprescindible para adentrarnos a la historia. Pero la investigación es tan amplia, tan útil y está presente en cuales quiera de las ciencias, que es merecido el estudio y la importancia que se le da. Como Fernando Reza Becerril menciona “La importancia que tiene la investigación dentro del proceso científico es fundamental, ya que sin investigación todo lo que se conoce acerca de la ciencia, no pasaría de ser simplemente teoría. La investigación pone a prueba lo que se sabe, lo que se conoce, o se cree conocer, en una realidad concreta. Ahora bien, si como resultado de la investigación puede demostrarse o comprobarse lo que en teoría parece ser cierto, con la comprobación de la investigación en realidad se puede afirmar que lo que se sabe o se conoce efectivamente lo es.” (1997, 215). Del Busto hace referencia y conceptualiza de manera general a los métodos de ese entonces que se utilizan en la investigación, el método deductivo e inductivo. Para profundizar e ir más allá

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Una recóndita mirada

Nuestro mundo tal cual lo palpamos sería

insignificante y muy distinto al que en

nuestros días conocemos si no hubiera

sido contrastado con el mundo paralelo

que hallamos en las bibliotecas; de esta

manera la evolución del hombre llegó a

su máximo esplendor, gracias al sistema

de escritura que nació hace unos 5000

años. Pero la escritura no nace y se hace

de la nada, para dar rienda a ello es

necesario conocer lo que se quiere escribir

y tener la intención de llegar a alguien, es

querer compartir lo aprendido y darle el

toque original ya que muchas veces se lo

ha visto, o comprendido de otra manera

gracias al sentido común legado de las

enseñanzas tradicionales que miran con

despecho y severidad a cualquier

conjetura a saberes que desde ya se los

toma como universales. En su tiempo,

científicos como Galileo pagaron el costo

de querer dar certeza y validez a leyes

que no convencían de modo pleno y

satisfactorio. Fue gracias a estos curiosos

de la investigación que se ha llegado hasta

donde estamos, la teoría heliocéntrica de

Nicolás Copérnico por ejemplo; a su vez

la aplicación riesgosa de estos nuevos

postulados que ponían en tela de juicio lo

ya conocido, y que necesariamente se

tenía que comprobar. Que valiente fue

Cristóbal Colón quien mar adentro

emprendió hacia las Indias sin siquiera

sospechar la existencia de un virgen

continente al cual iría a parar, hombre

perennizado por la historia, se valió de la

praxis de teorías que se fundaban en las

investigaciones que en el renacimiento se

vieron surgir.

El historiador José Antonio del Busto

dedica la primera parte del Capítulo XII

de su obra póstuma “Memorias de un

Historiador” a lo que él llama su pasión

intelectual, la investigación.

Del Busto da crédito a su temprana

predilección por la investigación;

mecanismo fuente de todo conocimiento;

a su vez que reconoce el gusto peculiar

por la cronística, la dedicación e

importancia que le dio a este saber

imprescindible para adentrarnos a la

historia.

Pero la investigación es tan amplia, tan

útil y está presente en cuales quiera de las

ciencias, que es merecido el estudio y la

importancia que se le da. Como Fernando

Reza Becerril menciona “La importancia

que tiene la investigación dentro del

proceso científico es fundamental, ya que

sin investigación todo lo que se conoce

acerca de la ciencia, no pasaría de ser

simplemente teoría. La investigación pone

a prueba lo que se sabe, lo que se conoce,

o se cree conocer, en una realidad

concreta. Ahora bien, si como resultado

de la investigación puede demostrarse o

comprobarse lo que en teoría parece ser

cierto, con la comprobación de la

investigación en realidad se puede afirmar

que lo que se sabe o se conoce

efectivamente lo es.” (1997, 215).

Del Busto hace referencia y conceptualiza

de manera general a los métodos de ese

entonces que se utilizan en la

investigación, el método deductivo e

inductivo. Para profundizar e ir más allá

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que el mismo Bustos en la mención de

estos métodos me ayudaré en César

Augusto Bernal Torres quien manifiesta

“El método deductivo es un método de

razonamiento que consiste en tomar

conclusiones generales para explicaciones

particulares. El método se inicia con el

análisis de los postulados, teoremas, leyes,

principios, etcétera, de aplicación

universal y de comprobada validez, para

aplicarlos a soluciones o hechos

particulares.

El método inductivo se utiliza el

razonamiento para obtener conclusiones

que parten de hechos particulares

aceptados como válidos, para llegar a

conclusiones, cuya aplicación, sea de

carácter general. El método se inicia con

un estudio individual de los hechos y se

formulan conclusiones universales que se

postulan como leyes, principios o

fundamentos de una teoría.” (2005, 56).

Por otro lado José Del Busto toca el tema

de la redacción, recuerda en esta parte del

texto los consejos que le supieron dar

para que empezase a escribir, supongo

que para un historiador resulta preciso

desarraigarse de subjetividades y tornarse

imparcial, la clave para él es la

ecuanimidad como lo pone de manifiesto;

es aquí donde difiero de sobremanera con

el autor, lo veo desde una perspectiva

totalmente diferente, es más podría

asegurar que desde una postura

ambivalente, ¿es en este plano donde

puede chocar y contrariarse la historia de

la literatura acaso?

Escribir para mí es como despertar en una

mañana primaveral, con olor a rosas

secas, con sabor a mantecado de durazno,

cual música instrumental que deleita

plácidamente el oído, como la tan fina

seda que a nuestras caricias corresponde.

Finalmente es a Ricardo Gil Otaiza al que

encuentro más condescendiente tomando

las posturas tanto la mía como la de José

Antonio del Busto (El historiador),

encuentro literatura argumentando a

favor de la historia cuando afirma lo

siguiente “A muchos les parece que el

escribir es una pérdida de tiempo: echar

por la borda una capacidad que podría

estar al servicio de otros intereses más

“nobles”. Sin embargo, la escritura se

erige en arma, en poder, en un

instrumento cuyo peso específico se hace

inconmensurable en la medida en que

logramos tocar los delgados hilos del

pensamiento, las fibras más delicadas del

sentir y de las emociones humanas.

Cuando leemos acerca de la trayectoria

de la palabra escrita a lo largo de las

civilizaciones, nos encontramos con

circunstancias que nos hacen llegar a la

conclusión de que la escritura es un

elemento clave para la compresión de la

historia, y es al tiempo el corpus de ese

pasado. Vida y palabra escrita se

transforman en una misma cara de una

moneda, en la que convergen por la

fuerza de las circunstancias para dar

“forma” a la representación genuina de

un mismo hecho humano: el

pensamiento.” (2008, 117)

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Citación Parentética (CP)

(Bernal Torres 2005, 56)

(Gil Otaiza 2008, 117)

(Reza Becerril 1997, 215)

Lista de Referencia (LR)

Gil Otaiza, Ricardo. 2008. El extraño vicio de escribir. 1era. ed. Mérida:

Universidad de los Andes – Consejo de Publicaciones.

Bernal Torres, César Augusto. 2005. Metodología de la investigación. 2da. ed.

Bogotá: PEARSON.

Reza Becerril, Fernando. 1997. Ciencia, metodología e investigación. 1era. ed.

México: Pearson Prentice Hall.

IDROGO ESTELA, Kely Analí