Una voz escondida - foruq.com

715

Transcript of Una voz escondida - foruq.com

Page 1: Una voz escondida - foruq.com
Page 2: Una voz escondida - foruq.com

Contenido

PortadaDedicatoria123456789

Page 3: Una voz escondida - foruq.com

1011121314151617181920212223242526

Page 4: Una voz escondida - foruq.com

2728293031323334353637383940414243

Page 5: Una voz escondida - foruq.com

444546474849505152Créditos

Page 6: Una voz escondida - foruq.com
Page 7: Una voz escondida - foruq.com
Page 8: Una voz escondida - foruq.com

A las personas que más quiero:Nilufar y Kamiar.

Doy las gracias a mi querida amiga Ajtar Etemadi

Page 9: Una voz escondida - foruq.com

En el nombre de Dios

Page 10: Una voz escondida - foruq.com

1

—Oye, Shahab, ¿éste eres tú?—Sí.—¡Qué jovencito! ¿Y el que te abraza

con tanta fuerza quién es?He mirado bien la foto. ¿Quién era?

Sí, en serio, ¿quién era? Me ha dado unvuelco el corazón y se me ha secado lalengua. He mirado a mi alrededor enbusca de una vía de escape. La casaestaba llena. La mitad de los invitadosya había llegado. ¿De dónde habría

Page 11: Una voz escondida - foruq.com

sacado mi madre a toda esta gente? ¿Deverdad era tan importante hacersemayor? No tenía la impresión de habercambiado tanto. Los chicos hablabanentre sí, riendo, y daban vueltas por lacasa. Yo no sabía cómo se comporta unanfitrión. Cuando algunos amigos hanentrado y se han acercado, heaprovechado para salir corriendoescaleras arriba. He cerrado la puertatras de mí y me he apoyado en ella.Jadeaba, aunque no estaba cansado.

Dentro de mí, una voz familiar hadicho: «¿Se puede saber qué diablos hapasado ahora?»

—No lo sé —he contestado, sinquerer, en voz alta.

Page 12: Una voz escondida - foruq.com

Las voces de los chicos me resonabanen los oídos. No era ésa la paz quebuscaba. He abierto la puerta de laterraza, he salido despacio y heintentado cerrarla del todo. Un vientogélido me ha acariciado la frente, queestaba ardiendo. He respirado hondo. Alver la escalerilla prohibida que lleva ala azotea he sentido una punzada en laespalda, el mismo dolor que me entrabasiempre que miraba esos peldaños, nosabía por qué. Algo estaba ocurriendoen mi mente turbada. He subido por laescalerilla. ¿Cuánto tiempo ha pasadodesde la última vez? ¿Un día, cien años?Los recuerdos se mezclaban, confusos, yvolvían a mi mente a una velocidad

Page 13: Una voz escondida - foruq.com

estremecedora. Cuando me he sentadoen la pequeña tarima del centro de laazotea, he vuelto a ser aquel niño decinco años, tonto y atemorizado.

El día que descubrí que era tonto mevolví especialmente sensible a esapalabra. Cuando me llamaban «tonto»me ponía furioso, chillaba, rompía algoo pegaba a alguien, y siempre montabauna buena. Sin embargo, en el momentoen que acepté la realidad, mi estado deánimo cambió: al oír aquel epíteto ya nome enfadaba; en vez de eso —como sialgo me obstruyera la garganta, como sialguien me aferrara el corazón, como siel sol dejara de brillar y el mundo se

Page 14: Una voz escondida - foruq.com

quedara en blanco y negro—, buscabade inmediato un rincón en el queesconderme, con las rodillas pegadas alpecho y la cabeza baja, deseandohacerme aún más pequeño para quenadie me viera. Jugar no me interesaba,no recordaba siquiera lo que era sonreír.No había nada que me hiciera feliz.Aquella sensación me duraba mucho, aveces hasta dos días. ¿Sabéis lo que sondos días para un crío de cuatro años?Quizá lo mismo que uno o dos mesespara un adulto.

Cuando reaccionaba con violenciasalía mejor parado, por mucho que mecastigaran, me riñeran, me pegaran y mepusiera a llorar. Al menos todo pasaba

Page 15: Una voz escondida - foruq.com

deprisa. No se alargaba más de doshoras.

Al principio me imaginaba que ser tontoera algo bonito, y hasta me gustaba queme lo llamaran, porque lo decían conalegría.

Mi primo Josrow fue el primero endescubrir que era tonto y el primero enendilgarme esa coletilla. Cuando meveía, decía: «Pero ¡qué maravilla, miraque eres tonto! Ven aquí, anda, ven.Ponte a hacer el pino, que te doy uncaramelo. ¡Muy bien, así se hace!»

Lo obedecía siempre. Y él reíasatisfecho y me premiaba, azuzándome.Por ser tonto, además, le caía muy bien a

Page 16: Una voz escondida - foruq.com

su hermana, Fereshteh. Me llamaba «mitontuelo» y me abrazaba. ¡Cómo megustaba su perfume...! Ella también seentretenía con todo lo que hacía yo: sereía y me compraba chocolate y helados,que me volvían loco, aunque lo que másilusión me hacía era verla contenta.Cuando me llamaban «tonto» se reían, yyo creía que era una palabra bonita. Nosabía que la gente pudiera reírse porotro motivo que no fuera estar contento.En fin, ¿qué iba a hacer, si era tonto?

Antes de descubrir la amarga verdad,los días eran más plácidos. El cielo,más limpio. Podía pasarme horas dandovueltas por el pequeño jardín de casa y

Page 17: Una voz escondida - foruq.com

dedicarme a observar la tierra, las hojasy las lombrices que asomaban despuésde la lluvia, y descubrir algo nuevo acada instante. El arbolito del jardín eraun amigo atento que siempre florecíacuando volvíamos del viaje de Fin deAño. Sabía que florecía de felicidad,porque aquello pasaba una sola vez yjusto a nuestro regreso. Al cabo de unosdías, se le caían las flores y cambiabade aspecto para luego regalarnosexquisitas cerezas rojas. Todos creíanque era natural que salieran frutos, peroyo sabía que lo hacía para darme labienvenida a mí, que lo quería más quelos demás.

A veces me ponía a jugar con los

Page 18: Una voz escondida - foruq.com

haces de luz que se filtraban por lacortina. Me quedaba embelesado con lasmotas de polvo que se arremolinaban enellos.

De noche, las estrellas tenían unresplandor extraño, pero la luna... Laluna era otra cosa. No estaba sujeta aninguna regla, a ningún mandamiento. Secomportaba como los niños caprichosos.Su tarea era iluminar el cielo nocturno,pero si no le apetecía ni siquiera sedejaba ver. Al contrario, despuntabafurtivamente en mitad del cielo cuandomenos lo esperabas. A veces, por lamañana, la veía al lado del sol.Empalidecía para que nadie ladescubriera. Reía con picardía. Algunos

Page 19: Una voz escondida - foruq.com

días asomaba la cabeza para espiarnos,pero cuando se portaba bien nadie se leresistía. Con su vestido bien puesto, lacara lavada, el pelo arreglado, refinaday resplandeciente, se presentaba alanochecer y sorprendía a todo el mundo.Le dedicaban elogios, olvidando susdiabluras. Fuera como fuera, resultabauna compañera de juegos sin igual.Estaba siempre dispuesta a perseguirme,a dar vueltas al hoz, el estanque delcentro del patio, y a detenerse en elpreciso instante en el que me detenía yo,sin equivocarse ni una sola vez, sinadelantarme ni un centímetro. Por esome daba la impresión de que nos unía unhilo invisible, de que era amiga mía

Page 20: Una voz escondida - foruq.com

porque me seguía sólo a mí. Me tumbabaen el tajt, el banco del jardín, y laobservaba. La gente iba y venía, peroella no seguía a nadie, se quedabaconmigo. De hecho, era yo mismo.Nadie podía obligarla a hacer nada. Yoera la luna y Arash, el sol, que iba yvenía puntual y nunca hacía nada mal.

En aquellos días en los que aún nosabía que era tonto, estaba en paz con elmundo. Desde entonces, nunca he vueltoa alcanzar un nivel parecido deserenidad.

El día en que comprendí que, enrealidad, ser tonto no era nada bueno fueun día terrible. Sucedió de camino a

Page 21: Una voz escondida - foruq.com

casa de mi tío, que quedaba a pocasmanzanas de la nuestra. Josrow jugabaen la calle con sus amigos. No era comonuestro Arash, que siempre estabaleyendo. Era un granuja.

—¡Aprende de Arash! —le decía mitío—. Tiene un año menos que tú y vaisa la misma clase. Siempre es el primero.Tú, en cambio, suspendes todos losaños. ¿Sabes cómo acabará la cosa? Élserá médico, y tú, taxista. ¡Recuerdaestas palabras!

Fataneh Janum, la madre de Josrow,mortificada por los comentariosdesagradables de su marido, replicaba:

—¡Os equivocáis! Mi niño les da milvueltas a todos los demás.

Page 22: Una voz escondida - foruq.com

Y yo me quedaba mirando a mi primopara ver si se ponía a dar vueltas aalguien, pero eso nunca pasaba.

—Además, ¿cómo que tiene un añomenos? —añadía mi tía—. Son ellos losque mandaron al niño al colegio antes detiempo, el mío está en el curso que letoca. Si dices que van a la misma clasesin explicar que Arash va un añoadelantado, la gente creerá que mi hijoha repetido.

—¡Ya verás, amor mío, como acabarárepitiendo!

—¡Qué desgracia! Con un padre comotú, no sería raro que nos saliera un donnadie. ¡Mientras ellos llevan a su hijo enpalmitas, tú no dejas ni respirar a este

Page 23: Una voz escondida - foruq.com

angelito mío!

Fataneh Janum era así. Cuando no estabami madre, decía:

—Ese adefesio se cree alguienporque ha ido a la universidad. Hoy endía, todo el que no vale para nada va ala universidad. Para mí, se dademasiados aires. ¡La próxima vez quela vea le daré una buena lección! Menosmal que este otro es un alelado que temira como si fuera sordomudo. ¡Si no,no habría forma de que dejara depresumir de sus hijitos!

Decía esas cosas delante de míporque, en fin, ya se sabía que yo eratonto: daba por hecho que, como no

Page 24: Una voz escondida - foruq.com

soltaba ni una palabra, sería incapaz decontarle a mi madre lo que decía de ella.Luego, cuando la veía, Fataneh seolvidaba de todo, incluidas laslecciones que pretendía darle.

—Tú has estudiado. Tú sí que lo hasentendido todo de la vida, no como yo—aseguraba, muy ceremoniosa.

—Uy, pero ¿qué dices? —replicabami madre, sin añadir nada más por elbochorno.

Me daba rabia que Fataneh Janumolvidara con tanta rapidez todo lo quehabía dicho. Si hubiera podido deciralgo, ya me habría encargado yo derecordarle cuatro cosas.

Page 25: Una voz escondida - foruq.com

En cualquier caso, aquel fatídico día,nada más verme, Josrow me llamó:

—¡Eh, Shahab el Tonto, ven, venaquí!

Me apresuré a acercarme y me detuvea su lado. Se arrodilló y, apoyando lasmanos en mis hombros, dijo:

—Muy bien, ahora quiero quedemuestres a mis amigos que eres untonto de primera. Luego te compro unhelado enorme, ¿de acuerdo? Pon lacabeza en el suelo en ese rincón y haz elpino.

El suelo estaba sucio, polvoriento. Nome gustaba el polvo. Miré a mialrededor para buscar otro sitio o algúnobjeto más limpio donde apoyar la

Page 26: Una voz escondida - foruq.com

cabeza.—¿A qué esperas? Siempre has sido

un tonto de primera, date prisa. Pon lacabeza en el suelo. Hazlo por mí... —meapremió Josrow.

Tenía que hacerlo por él. Feliz, apoyéla cabeza en el suelo y los pies en lapared. Se pusieron todos muy contentosy se rieron.

—Ahora, rueda por el suelo hastaquedarte todo blanco —ordenó acontinuación.

El suelo estaba realmente sucio, ysiempre que volvía lleno de polvo, mimadre me abroncaba.

—¡Venga, adelante! Chicos, dadlepalmas.

Page 27: Una voz escondida - foruq.com

Todos lo obedecieron. No mequedaba elección. Tenían muchas ganasde que lo hiciera, así que me tumbé en elsuelo. Los chicos daban palmas y, entrerisas, gritaban:

—¡Vamos, tonto, vamos, rueda, rueda!Cuantas más vueltas daba, más felices

reían. Sabía que mi madre me montaríauna buena, pero me daba igual, porquevalía la pena ver la alegría de Josrow ysus amigos.

—Entonces, ¿hace todo lo que ledices? —preguntó Faraj, el gordinflón.

—¡Pues claro, es mi tonto de primera!Faraj miró a su alrededor y dijo:—Pues ordénale que beba de la

acequia.

Page 28: Una voz escondida - foruq.com

—¿Qué dices? Seguro que de ahí nobebe. Será tonto, pero esa agua no se labebe —replicó Farhad.

—Josrow dice que hace todo lo quele manda...

—¡Pues claro! Si se lo digo, lo hace—contestó mi primo, alardeando.

—Y yo me juego lo que quieras a queno bebe agua de la acequia. ¿Qué medices, Josrow? ¿Apostamos?

—¿Qué quieres apostar?—Este puñal de nácar. Y, si no se la

bebe, tú me das tu bici.—¿Que te doy qué? Pero ¡qué puñal

ni qué bici! Aquí el idiota es él, no yo.—Bueno, pues entonces me la prestas

una semana. ¿De acuerdo?

Page 29: Una voz escondida - foruq.com

—¡No! Un día.—Muy bien, trato hecho.Josrow se acercó a mí y me pasó el

brazo por los hombros.—Shahab Jun, ahora quiero que

demuestres lo obediente que eres —medijo—. Ven... Bebe un poco de agua deljub. Luego nos vamos a comer un buenbocadillo y después un helado. ¿Deacuerdo?

No, no quería... El agua de la acequiaestaba negra y llena de gusanos, y olíamal.

Le di la espalda.—Shahab Jun, no me avergüences

delante de mis amigos. ¿Es que no mequieres?

Page 30: Una voz escondida - foruq.com

—No, ése no bebe. Ya te he dichoque, por muy tonto que sea, sabe que nole conviene.

—Claro que va a beber. Le he dichoque beba y lo hará. Ven, hombre, no teportes como un mocoso malcriado. Sóloun sorbito...

Me daban miedo los gusanos quehabía en el agua. Me zafé de él parasalir corriendo hacia casa, pero no logrédar ni dos pasos antes de que meagarrara del cuello de la camisa.

—Eh, ¿qué haces? ¿Adónde te creesque vas? No puedes marcharte hasta queno te bebas esa agua.

Me puse a llorar, me entraron ganasde vomitar. Empujándome por la nuca,

Page 31: Una voz escondida - foruq.com

mi primo me acercó la cabeza a laacequia.

—Venga, chicos, animadlo, dadpalmas. ¡Ya veréis como acababebiendo!

Pero en esa ocasión ninguno de elloslo obedeció, como si se hubieran dadocuenta del asco que sentía. Josrow tratóde meterme la cabeza en el agua. Se memojó la punta de la nariz con aquelcieno apestoso. Creí que me iba aahogar. Y, de repente, un milagro. Sumano me soltó y pude levantar lacabeza. Oí la voz de Arash, que gritaba:

—¡Suéltalo, idiota!Caí de lado. No había bebido nada,

pero me había ensuciado la cara. Me

Page 32: Una voz escondida - foruq.com

entraron arcadas y vomité allí mismo.—Idiota, más que idiota, ¿no ves que

es pequeño? Si hubiera bebido de esaagua habría muerto. ¿Es que te hasvuelto loco?

—No, el que está loco es tu hermano.Es tan estúpido que hace lo que sea acambio de un helado. Era él quienestaba dispuesto a beber agua de laacequia por un bocadillo. No es verdad,¿chicos?

—Es verdad. Tu hermano está loco.No deberíais dejarlo salir solo a la calle—contestó Faraj.

—Cierra el pico. Tú sí que estásloco.

—No, los locos sois vosotros. Si no

Page 33: Una voz escondida - foruq.com

estuvieras chalado, no estudiarías tanto.Furioso, Arash me cogió de la mano y

me llevó a casa.

Page 34: Una voz escondida - foruq.com

2

Estaba dando de comer a Shadi cuandooí que se abría la puerta. No prestémucha atención hasta que Shahab,completamente embadurnado de barro ylleno de polvo, se me puso delante. Ibacogido de la mano de Arash.

—¡Que Dios me fulmine! Pero ¡¿cómote has puesto así?! —grité de repente—.Todos los días tengo que decirte que note ensucies la ropa.

Arash me contó lo que había pasado

Page 35: Una voz escondida - foruq.com

en la calle con la voz entrecortada por larabia. Con cada palabra, notaba que seme subía un poco más la sangre a lacabeza. Empecé a temblar. Cogí a Shadien brazos y a Shahab de la mano y, sinpreocuparme de cómo iba vestida, salíhacia casa de Husein y Fataneh. Una vezdelante de la puerta, le solté la mano alniño y llamé al timbre con todas misfuerzas. No quité el dedo hasta querespondieron. En cuanto oí que abrían,volví a coger a Shahab. Crucé el patio,abrí la puerta de entrada y me encontrécara a cara con Fataneh, que habíaacudido muy inquieta. Husein Aga,Shahin, Fereshteh y Josrow estabansentados delante del televisor; la

Page 36: Una voz escondida - foruq.com

bandeja del té, encima de la mesa. Comosiempre, Fereshteh acudió corriendo ami encuentro para quitarme a Shadi delos brazos. No le presté la más mínimaatención, porque mis ojos no veían másque a Josrow. El corazón me latía cadavez más deprisa, como nunca antes deaquel día.

—¡¿Qué le has hecho a mi niño?! —chillé—. Tan grande y corpulento comoeres, ¿y tienes que tomarla con él? ¿Nose te ha ocurrido que se habría puestoenfermo si hubiera bebido el agua de laacequia? ¿Por qué lo provocas?

—Pero ¿qué tengo que ver yo, tíaMariam? —contestó Josrow como uncorderito—. Ése es capaz de lo que sea

Page 37: Una voz escondida - foruq.com

por un helado o un trozo de chocolate.Como es tonto, en la calle los niños letoman el pelo, y yo procuro que nadie lepegue.

—¿Qué has dicho? ¿Tonto? ¿No te davergüenza llamar así a mi hijo? No estonto, ni muchísimo menos.

—No te pongas así, Mariam Janum —intervino Husein Aga con tranquilidad—. ¿Por qué te alteras? Es bien sabidoque hay niños menos inteligentes queotros: algunos son como Arash, muyespabilados y muy hábiles, y otros soncomo él, menos inteligentes.

—Eso es falso. No es menosinteligente, para nada. Por mucho que lopenséis.

Page 38: Una voz escondida - foruq.com

—Dios mío, ¿por qué no quieresaceptar la realidad? —preguntó Fatanehcon desdén—. Un crío que a esa edadaún no habla tiene que ser retrasado, esde cajón.

—No. No hablar no tiene nada quever con ser retrasado. El médico nos hadicho que hay algunos niños queempiezan a hablar más tarde, y noporque sean poco inteligentes.

—Pero ¿qué dices? Hasta ahora nadieha visto a ningún niño inteligente decuatro años que no supiera hablar.Gracias a Dios, mi Josrow habla desdeque empezó a gatear.

—¡Ésa sí que es buena! —repliqué,furibunda—. Puede que hable desde que

Page 39: Una voz escondida - foruq.com

estaba dentro de tu barriga, perointeligente, desde luego, no es. No hayninguna relación entre la inteligencia yel hecho de hablar antes o después.

Fataneh frunció los labios y soltó:—Pero ¡bueno! Husein Aga, ¿tú has

oído lo que está diciendo de mi niño porculpa de ese hijo tonto que le ha tocadoen suerte?

Husein Aga se levantó y se acercó amí. Tratando de mantener la calma, medijo:

—Contrólate, cuñada mía. Antes deenfadarte, piensa detenidamente en elestado de este niño.

—A este niño no le pasa nada. Soisvosotros los que tenéis que pensar

Page 40: Una voz escondida - foruq.com

detenidamente en vuestro hijo —contesté, alzando la voz con cadapalabra.

—¿Por qué dices esas cosas, MariamJanum? —terció Shahin—. Mi hermanono ha dicho nada malo. Lo dice porvosotros: es mejor que llevéis al niño aun médico. En nuestra familia, todos loscríos son inteligentes. No hay ningúnprecedente parecido.

—También en la nuestra son todosinteligentes. No os preocupéis, que notiene ningún problema. —Arranqué aShadi de los brazos de Fereshteh y ledije a Shahab, que me miraba perplejo—: A partir de ahora, si alguien te llama«tonto», le das una bofetada.

Page 41: Una voz escondida - foruq.com

¿Entendido?No podía quedarme allí más tiempo.

Saqué a Shahab a rastras sin despedirmey volvimos a casa.

Sabía que a los parientes de mimarido, que siempre me habían vistotranquila y reservada, les habíasorprendido mi comportamiento y que,en cuanto corriera la noticia de aquellavisita, adornada a placer, estallaría unabomba.

Al llegar a casa, aquella rabiarebelde se transformó en cansancio yprofundo desaliento. Era incapaz deabrir la boca, como si hubiera agotadotodas las palabras de una sentada. Metía Shahab en el baño, lo lavé de la

Page 42: Una voz escondida - foruq.com

cabeza a los pies y le puse ropa limpia.No me quitaba los ojos de encima. Yono entendía muy bien qué intentabadecirme con la mirada. Me daba cuentade que también a él lo había sorprendidomi comportamiento, pero no sabía cómome juzgaba. A pesar del silencioexterior, dentro de mi cabeza yo seguíadiscutiendo sin descanso.

Cuando llegó Naser, mi rabia latentedespertó de nuevo. Hecha una furia, leconté las ofensas que había recibidonuestro hijo. Como siempre, mi maridome miró sin decir palabra.

—A ver, ¿tú qué crees que deberíahacer? —preguntó luego entre dientes—.Puede que tengan razón ellos.

Page 43: Una voz escondida - foruq.com

Me quedé mirándolo asombrada unosinstantes, y entonces exploté como unpetardo:

—¿Quieres decir que tú también creesque este niño es retrasado?

—Si no es retrasado, entonces ¿porqué no habla? ¿Acaso el médico no nosha dicho que no le pasa nada en el oídoy que no tiene problemas físicos? Porfuerza tiene que tratarse de unadeficiencia mental.

—No digas cosas como ésas sinpensarlas. Mi hijo no es deficiente nimuchísimo menos, que lo sé yo. A mí mehabla con los ojos.

—Haz el favor, Mariam. Tú eres sumadre y no quieres aceptar la realidad.

Page 44: Una voz escondida - foruq.com

Arash continuó el discurso de supadre:

—¡Es verdad, mamá! Si no fueraidiota, no haría todo lo que le dicen.

—Pero si es un crío, aún no entiendequé está bien y qué está mal. Tú, queeres su hermano mayor, deberías cuidarde él.

—¿Y yo qué tengo que ver? A mí meda vergüenza ir con él por la calle. Todoel mundo me dice: «Tu hermano estonto.» No quiero un hermano como él.

—¡Calla! No deberías permitir que lagente dijera esas cosas, y, en lugar deeso, ¿qué haces? ¿Las repites tútambién?

—El chico tiene razón, Mariam. Trata

Page 45: Una voz escondida - foruq.com

de aceptar la realidad.—No quiero. Dejadme en paz. Mi

hijo no es idiota y punto. ¡Dejad ya esadichosa realidad! —grité, y me puse allorar desconsoladamente.

Page 46: Una voz escondida - foruq.com

3

Hacía poco que había comprendido quéquería decir ser tonto. Llevaba muchotiempo siendo blanco de humillacionessin saberlo. Con amargura, poco a pocosentí que crecía en mí una rabiaprofunda. Empecé a detestar tanto esapalabra que con sólo oírla se me subíala sangre a la cabeza. Se me ponía lacara morada. Algo hervía en mi interior:estallaba sin darme cuenta y, como lamayoría de las veces no podía hacerle

Page 47: Una voz escondida - foruq.com

nada a quien me insultaba, me daba porromper cosas, partirlas por la mitad,hacerlas añicos. No dependía de mí. Notenía más remedio que desfogarme deuna forma u otra, sacar ese sentimientonocivo; si no, habría acabado conmigo.

Cuando mi madre, indignada y resentida,se lo contó todo al padre de Arash,escuché sus palabras atentamente,escondido en un rincón, mientras dentrode mí crecía un odio violento. Esperabacon ansia su reacción: quería que fuera acasa de mi tío a vengarme, queabanderase mi defensa aún más que mimadre y que aplastara a la familia de suhermano. Pero allí se quedó, impasible,

Page 48: Una voz escondida - foruq.com

dándoles la razón.Sufría por las lágrimas de mi madre y

por las palabras del padre de Arash y demi hermano. Tenía que hacer algo. Misojos se posaron en la tentadora puertaabierta del cuarto de Arash, y allí memetí sin hacer ruido. Sabía que no debíatocar sus cosas. Me lo habían prohibidodesde que tenía uso de razón. Lalámpara del escritorio estaba encendida.Había libros, cuadernos y papelesgrandes y pequeños esparcidos portodas partes. Su pluma nueva estaba allado de las láminas en las que llevabados días trabajando. Cogí el frasco detinta negra que había comprado juntocon la pluma, y las palabras de Arash

Page 49: Una voz escondida - foruq.com

resonaron en mi cabeza: «A mí me davergüenza ir con él por la calle. Todo elmundo me dice: “Tu hermano es tonto.”»Vertí con cuidado la tinta por lospapeles, las láminas y los libros. No metranquilicé hasta que tiré al suelo elfrasquito vacío. Como si se hubieraapagado un fuego en mi interior,impasible, salí del cuarto y subí laescalera.

Al oír el grito de Arash, mis padresacudieron a su habitación. Asomé lacabeza por la puerta para oír mejor susvoces. Entre lágrimas, mi hermanodecía:

—La lámina está destrozada. Tenía

Page 50: Una voz escondida - foruq.com

que entregarla mañana. ¿Y ahora quédigo en el colegio? Le había dedicadotanto esfuerzo...

—Pero ¿cómo ha llegado la tintahasta ahí? —preguntó el padre de Arash.

—Por su propio pie no, desde luego.Está claro que ha sido Shahab.

—¿Por qué tienes que decir esasestupideces? ¿Hasta ahora ha tocadoalguna vez tus cosas sin permiso?¡Encima endósale la etiqueta devándalo! Habrá sido el viento, ¿no?

—Tiene razón mamá. No creo queShahab sea capaz de hacer algo así.Nunca se ha atrevido... Aunque no puedehaber sido el viento. Las ventanas estáncerradas.

Page 51: Una voz escondida - foruq.com

Aquél fue mi primer acto vandálico.La venganza tenía un sabor dulce.Aunque estaba alterado, cuando acabótodo me tumbé en la gran cama deArash, que chirriaba con el más mínimomovimiento y que yo había heredadohacía poco. Ya no importaba que aquellacama no me gustara nada y queprefiriese la mía, la de las barandillas,la que le habían dado a Shadi, o que mehiciera ilusión que me compraran unanueva con canapé, como a Arash.Además, no me enfadé ni tuve celoscuando Shadi se portó como una mocosamalcriada, igual que todas las noches, yse metió en la cama de mamá y sedurmió abrazada a ella.

Page 52: Una voz escondida - foruq.com

Cuando mamá entró en mi cuarto paraponerme el pijama y recordarme que melavara los dientes, me hice el dormido.Sorprendida, apagó la luz y salió. Nisiquiera la oscuridad me asustó, como sila amarga experiencia de aquel día mehubiera hecho crecer. No lo recuerdobien, pero me parece que fue aquellanoche cuando descubrí la presencia deAsi y Babi, que desde siempre habíanestado escondidos en un rincón. Lesconté todas las cosas malas que habíanpasado aquel día y me consolaronelogiándome por lo que acababa dehacer.

—Has hecho justicia —me dijo Asimientras Babi me daba un beso.

Page 53: Una voz escondida - foruq.com

Nos reímos un poco debajo de lasábana y luego Asi añadió:

—Y mañana pagaremos a su padrecon la misma moneda, porque tambiéndice que somos idiotas.

Pasamos revista a las cosas que másle gustaban para decidir qué hacer.

Al final, un tanto temeroso, Babipropuso:

—El coche...Aquella noche me dormí más tarde de

lo habitual. Por la mañana, en cuanto oíel ruido del coche del padre de Arash,abrí los ojos como platos y me abalancéhacia la ventana.

—Maldita sea... ¡Qué rabia, noshemos dormido! —exclamó Asi.

Page 54: Una voz escondida - foruq.com

Pero Babi estaba contento y soltó unsuspiro de alivio. Durante todo el día, elcorazón me latió más deprisa que nunca.Estaba inquieto por el plan quehabíamos maquinado la noche anterior.

—¿Qué te pasa hoy? —preguntó mimadre varias veces—. ¿Qué haces ahíembobado? ¡Espabila!

Al llegar el padre de Arash, salí alpatio. No podía renunciar a mivenganza. Era como si mi propiaexistencia dependiera de ello. Una brisafresca hizo que me entraran escalofríos.Estaba oscuro. Iluminadas por la luzprocedente de la ventana de lahabitación, vi las tijeras de jardinería de

Page 55: Una voz escondida - foruq.com

mi madre; eran unas tijeras grandes quetenía prohibido tocar, algo que hastaaquel momento nunca me había atrevidoa hacer. Me acerqué poco a poco alcoche. Me senté e intenté clavar lastijeras en un neumático, pero no loconseguí.

—Puede que el de delante esté másblando —propuso Asi.

Lo probé también, pero no había nadaque hacer.

—¡Déjalo ya! ¡Vámonos! —exclamóBabi.

—No. Dibuja algo en la carrocería —dijo Asi.

Haciendo presión con la punta de lastijeras, tracé unas líneas.

Page 56: Una voz escondida - foruq.com

—Este dedito compró un huevito, éstelo coció, éste lo peló, éste le echó sal...—recitaba Babi para mí.

De repente, se encendió la luz delpatio.

—¿Qué haces aquí, Shahab? Te estababuscando. Entra, que vas a coger frío —dijo mi madre, sorprendida.

Me pilló tan de improviso que se mecayeron las tijeras de la mano e hicieronun ruido siniestro. Detrás de mi madre,en el umbral, asomó la cabeza del padrede Arash.

—¿Qué ha pasado? —preguntó,furioso como siempre—. ¿Qué hashecho, desgraciado?

Se puso las sandalias a la velocidad

Page 57: Una voz escondida - foruq.com

del rayo y salió a la carrera. Me agarróla mano. Me eché a temblar. Noté lalengua áspera como un trozo de maderaseca. Mi madre siguió a toda prisa alpadre de Arash, que ya había recogidolas tijeras del suelo y había visto lasrayaduras del coche. Lo miré a la cara.La tenía morada. Sabía que le teníacariño a su coche, pero no hasta esepunto. Levantó el brazo. Mi madre secolocó entre nosotros y liberó la manocon la que me aferraba el padre deArash.

—¿Qué haces? Ten mucho cuidadocon esas tijeras, no vayas a desfigurarmeal niño. Suéltalas —ordenó, al tiempoque se las quitaba con la otra mano.

Page 58: Una voz escondida - foruq.com

—¿Lo ves? ¿Lo ves? ¡Repite ahoraque mi hijo no está loco!

Entonces oí la voz de Arash, quehabía salido en algún momento sin queyo me hubiera dado cuenta:

—¿Lo has visto, mamá? Y ayer tiró latinta encima de mi lámina.

—¿Y qué? Si hace esas cosas tendráun motivo. Algo le habréis dicho. Lohabréis incordiado.

—Pero ¿qué dices? ¡Si acabo devolver! Ni siquiera había visto hoy aeste crío —replicó el padre de Arash.

—¿Y ayer qué se supone que le hiceyo para que provocara aquel desastre?—preguntó mi hermano, furioso—. Sihasta me peleé por su culpa. Si se

Page 59: Una voz escondida - foruq.com

hubiera tragado aquel lodo, habríamuerto. Y en vez de darme las gracias sededicó a destruir mi trabajo.

Me eché a reír. ¡Qué idiota que eraArash, no tenía ni dos dedos de frente!Él había sido el primero que, nada másentrar en casa, había dicho que seavergonzaba de mí. Por eso le habíavolcado el frasquito de tinta...

El padre de Arash pasó la mano porla carrocería rayada y su furia fue enaumento. Se volvió hacia mí, yo tratabade esconderme detrás de mamá, pero meaferró la mano con un movimientorápido.

—Ahora te vas a enterar de lo que esbueno —me dijo, con la voz temblorosa

Page 60: Una voz escondida - foruq.com

por la rabia—. Así no volverás a hacerestupideces como ésta.

Y con aquellas manazas suyas megolpeó dos veces. Tenía tanto miedo queni siquiera sentí dolor.

—¡No le pegues! Si ha hecho algo asítendrá sus motivos, ¿no?

—¡Qué motivos ni qué niño muerto!¡El único motivo es que este crío no esnormal! Ahora mismo lo encierro en sucuarto. ¡Y se va a la cama sin cenar, asíaprenderá! Y tú no te entrometas. Ya está bien, quelo tienes muy malcriado.

Me senté en la cama. Asi y Babiguardaban silencio. Me puse a escuchar

Page 61: Una voz escondida - foruq.com

lo que pasaba fuera. Oía las voces delos cuatro. Al principio hablaban de siera tonto, pero luego Shadi dijo algo y elpadre de Arash se echó a reír. Cenaronjuntos. Mi hermano le contó cosas delcolegio. Qué suerte tenían, ellos sí queeran una familia. Se habían olvidado demí. Me sentí desplazado, rechazado, ycomprendí que no era uno de ellos.Notaba un peso en el corazón.

—No me quieren. No soy su hijo —ledije a Asi.

Babi, que no podía soportar estartriste mucho rato, espetó:

—Tu madre te quiere, desde luego. Tecompra cosas, te da de comer y a veceshasta te da besos. Piensa que esta noche,

Page 62: Una voz escondida - foruq.com

si no hubiera sido por ella, ése te habríamatado a tijeretazos.

—Ya lo sé, pero los otros no, losotros no me quieren. Sobre todo Arash ysu padre. Y yo a ellos tampoco. Esperady veréis, ¡se la haré pagar!

Aquella noche, mientras todosdormían, mi madre me trajo un poco depan y un trozo de tortilla de verduras. Sesentó a mi lado en la cama y, mirándomeexhausta y preocupada, me preguntó:

—Tesoro mío, ¿qué te ha pasado?Nunca habías hecho algo así.

Metí la cabeza debajo de las sábanas.¿Cómo era posible que no entendieraque me veía obligado a hacer aquellascosas?

Page 63: Una voz escondida - foruq.com

A partir de aquella noche cambié porcompleto. Cada vez que se reían de mí,pensaba en cómo vengarme, sobre todocuando se trataba de la familia de mi tíoy de Josrow. Mi madre rompiórelaciones con ellos, pero entonces, doso tres semanas después, un viernes porla tarde llamaron a la puerta la abuela yFereshteh. Mamá, que estaba regando eljardín, se quedó de piedra. No sabía quéhacer. Aunque todavía estaba enfadada,no quería faltarles al respeto, sobre todoa su suegra, y tampoco habría tenidovalor para hacerlo.

El padre de Arash les abrió muycontento y, con todas las ceremonias, lasinvitó a pasar. La abuela, sin embargo,

Page 64: Una voz escondida - foruq.com

contestó:—No, hijo mío, nos quedamos aquí.

En el patio se está mejor.Se sentó en el tajt que había en un

rincón, en el que mamá había colocadouna alfombra, y dejó caer el chador porlos hombros. Fereshteh entró en casa y,rebosante de felicidad, fue en busca deShadi para cogerla en brazos y darle unbeso. Ella se le acercó corriendo. ¡Diosmío, qué rabia me daban las atencionesque dedicaba a mi hermana! Luego sepuso a hablar con Arash, sin dignarsesiquiera a mirarme.

Solo y triste, subí la escalera. Notenía ganas de quedarme en mi cuarto.Me fijé en la puerta de la terraza, que

Page 65: Una voz escondida - foruq.com

estaba abierta porque aquellos días,sorprendentemente, hacía mucho calor.Superé los obstáculos que habíacolocado mi madre para evitar queShadi accediera a la terraza y llegué a labarandilla. Desde allí los veía y los oíaa todos con claridad. Me eché en elsuelo para que no me vieran y me quedéobservándolos. Mi madre sacó zumo,fruta y platitos, por ese orden. Cuandollevó los vasos, la abuela le dijo:

—Siéntate, hija. No te estás quieta.¡No te molestes más!

Mi madre se escabulló y entró encasa.

—¡No entienden nada! No lo hacepara ser buena anfitriona. Lo que pasa es

Page 66: Una voz escondida - foruq.com

que no quiere sentarse con ellos, por esova y viene sin parar un momento —aseguró Asi.

En el momento en que mi madre seacercó con la bandeja del té, la abuelaaprovechó para decir:

—He oído que los niños han tenidouna trifulca y que vosotros también oshabéis enfadado y ya no vais a su casa.

—No, mamá, ¿cómo se te ocurre? —contestó el padre de Arash—. Lo quepasa es que estoy tan ocupado que notengo tiempo de hacer visitas ni dedevolverlas. Algunos días ni siquieraveo a los niños.

—Ay, hijo mío, ¿por qué trabajas y tecansas tanto? Si fuerais más frugales y

Page 67: Una voz escondida - foruq.com

ahorradores, no haría falta tanto trabajo.Tengo miedo, Dios no lo quiera, de quete suceda una desgracia.

—No, mamá, no es cuestión deahorrar o no ahorrar. ¿Sabes cuántosgastos suponen tres hijos? Desde queMariam dejó el trabajo al nacer Shadi,en casa entra un sueldo menos.

—Uy, ¿y qué quieres hacer con elsueldo de una mujer? Se va todo en suscaprichos, en el transporte, en lacanguro y en la asistenta. Sea como sea,tenéis que olvidaros de todo, soishermanos y no debéis guardaros rencor.Si Husein dijo algo, fue por vuestrobien. No era nada malo. Sólo insinuóque deberíais llevar al niño al médico.

Page 68: Una voz escondida - foruq.com

Mi madre hizo un esfuerzo e intentómantener un tono de voz tranquilo y sereducada:

—Ya hemos llevado a Shahab almédico varias veces, y siempre nos hadicho que no le pasa nada. Hay niñosque empiezan a hablar tarde por milmotivos distintos.

—Entonces ese médico no tiene niidea. Llevadlo a uno de verdad. ¿Cómoes posible que a un niño que ha llegadoa esa edad y aún no ha dicho una solapalabra no le pase nada? Si os daisprisa, tal vez aún pueda hacerse algo.

—No, Janum, no os inquietéis, al niñono le pasa nada. Tú tranquila, quenosotros también nos preocupamos por

Page 69: Una voz escondida - foruq.com

su bienestar.—Hija mía, estás escondiendo la

cabeza en la arena. ¿Tú no crees quequizá tenga algún retraso?

—No, al contrario, es muy inteligente.—¡Dios mío, lo que hay que oír!

¡Nosotros nunca habíamos visto unacosa así hasta ahora! No sé vosotros.

—Pues sí, yo he visto a muchos críosque empiezan a hablar tarde y no tienenel más mínimo problema.

—Pero ¿qué historias son ésas, hijamía? Tienes que aceptar la realidad.Dicen que hay colegios especiales paralos niños retrasados. Cuanto antes vaya,mejor para él.

—¡Este niño no es retrasado! —

Page 70: Una voz escondida - foruq.com

contestó mi madre, alzando la voz, y conrabia recogió los vasos del té y entró encasa.

Yo sabía que se había ido a la cocinaa llorar. Sentí un profundo odio hacia miabuela; un odio que a partir de esemomento me acompaña siempre. Meentraron ganas de golpearla. Miré a mialrededor, pero no vi nada en la terraza.

—Tenemos que hacérselo pagar —afirmó Asi.

La abuela, convencida de que teníarazón, añadió poco después:

—¿Lo ves, hijo mío? ¿Ves cómoresponde tu mujer a nuestras atenciones?Te habría ido mejor si hubieras elegidoa una con cerebro. No se sabe de dónde

Page 71: Una voz escondida - foruq.com

demonios vienen. ¿Qué raza es ésa?¿Ese niño a quién ha salido? Si tehubieras casado con tu prima, al menoshubiéramos sabido quién era. Tu tío tehabría echado una mano. No te habríasvisto obligado a dejarte la pieltrabajando de esa forma. Pero no,¡perdiste la cabeza! Es que no entiendopor qué tuviste que enamorarte de unamujer como ésa, de piel oscura. Teembrujaron, ya lo decía yo, pero ¿quiénme escuchó?

—Basta, mamá, Mariam no te hafaltado al respeto. No hay mujer másrazonable que ella.

—Claro, ya lo he visto. ¡He vistocómo me ha contestado!

Page 72: Una voz escondida - foruq.com

—No ha dicho nada. Sólo que ya lohemos llevado al médico y que nos haconfirmado que no le pasa nada.

—No, cariño, ésa nos detesta. SiFataneh Jun nos invita con gusto a sucasa los siete días de la semana, en latuya no nos atrevemos a poner un pie nisiquiera una vez al mes.

Mi madre, que acababa de salir alpatio con la bandeja del té, al oír esaspalabras estalló:

—¡Es usted la que no está a gusto ennuestra casa, porque aquí tiene siemprela puerta abierta! Pero, desde luego,prefiere la de ella, y hace bien: con lahija de su hermana tiene mucho quedecirse.

Page 73: Una voz escondida - foruq.com

Y, para no llorar delante de ella, entrócorriendo en casa.

Volví a mirar a mi alrededor. Asiestaba muy enfadado y Babi parecía muydisgustado. Me fijé entonces en unladrillo que habían puesto delante de lapuerta para evitar que se cerrara.Retrocedí sin hacer ruido. Me levanté y,procurando que no me vieran, lo cogí.Pesaba. Lo levanté como pude con lasdos manos y lo acerqué a la barandilla.Lo dejé en el suelo y me tumbé. Concuidado, lo pasé por debajo de losbarrotes y lo empujé hasta el borde de laterraza. Se quedó en vilo, a medio caer,pero yo lo aguantaba firmemente con lamano.

Page 74: Una voz escondida - foruq.com

—Miento, ¿verdad? ¡Venga, dime queno es cierto! —susurró la abuela—. Sihubieras elegido como esposa a tuprima, no te habría pasado ninguna deestas desgracias, no te habrías alejadotanto de nosotros, no te habría tocado ensuerte ese niño enfermo ni te habríasvisto obligado a trabajar como unposeso.

—Basta, mamá. No tenía ningunaintención de trabajar de aprendiz en latienda del tío. ¿Han pasado once años yaún no te rindes?

—No puedo evitarlo, hijo mío.Cuando veo la desgracia que ha caídosobre ti, enloquezco de dolor.

—¡No soy desgraciado, mamá! Estoy

Page 75: Una voz escondida - foruq.com

muy satisfecho con mi vida. Por mí nosufras.

—Pobrecito... ¿Y la desgracia de eseniño retrasado? ¿Con eso qué vas ahacer?

—¡Tírale el ladrillo a la cabeza,venga, apunta bien! —me azuzó Asi.

—¿Cómo muere la gente? —preguntóBabi, aterrorizado.

—Como en las películas. Sientendolor y luego se duermen. Al menos asíse callan. Y tú también deberías cerrarel pico ahora, no es momento de tenermiedo. ¡Ya verás qué satisfacción!

Empujé un poco más el ladrillo.—¡No lo hagas!—¡Quita la mano!

Page 76: Una voz escondida - foruq.com

El ladrillo pesaba cada vez más y mismanitas ya no podían retenerlo. Meaparté. Babi, asustado, cerró los ojos.

El ladrillo cayó dando vueltas por losaires en dirección a la melena gristeñida de jena de mi abuela.

Page 77: Una voz escondida - foruq.com

4

Con el impacto del ladrillo y el grito dela abuela se montó un buen alboroto.Eché a correr como alma que lleva eldiablo. Bajé la escalera y, antes deentrar en el baño, me topé con mi madre,que salía de la cocina. No podíadetenerme. Entré como un rayo. Me pusede puntillas y apoyé la cabeza en lapuerta para cerrarla con llave. Elcorazón me latía tan fuerte que laspulsaciones me resonaban en los oídos

Page 78: Una voz escondida - foruq.com

como martillazos. Me costaba respirar.Me quedé inmóvil hasta que, poco apoco, conseguí distinguir las voces defuera. Alguien dijo que llevaran agua, ymi madre volvió corriendo a la cocina.Oí también el ruido de los pasos delpadre de Arash, que la seguían.

—¿Qué ha pasado?—No lo sé, un trozo de piedra enorme

ha caído del cielo y le ha dado en lacabeza.

—¿Y quién ha sido?—¡No quiera Dios que el loco de tu

hijo haya hecho otra de las suyas! Estavez lo mato de verdad. Date prisa,llévales el agua. ¿Dónde has puesto elalcohol?

Page 79: Una voz escondida - foruq.com

Detrás de la puerta del baño, yo meestremecía de miedo.

—Hemos hecho algo horrible —susurró Babi—. Cuando se den cuentade que hemos sido nosotros, nos lacargaremos. El padre de Arash nosmatará.

—No hemos sido nosotros, se hacaído solo —añadió Asi en voz baja,temblando—. ¿No es verdad, Shahab?Se ha deslizado y se ha caído solo.

No sabía qué hacer. Estabapreocupado y aterrorizado. Volví aconcentrarme en las voces de fuera.Todos seguían corriendo. Conseguídistinguir el ruido de los pasos de Arashy de Shadi. No entendía por qué mis

Page 80: Una voz escondida - foruq.com

padres habían vuelto a la cocina.—Pon más azúcar.—Gracias a Dios que no ha sido

nada. Sólo tiene la cara y el hombro unpoco magullados.

—¡¿Un poco?! Si tiene la caradestrozada y una contusión en elhombro. Se retuerce de dolor.

—Por suerte, no le ha dado en lacabeza. A saber lo que podría haberpasado.

—Dios mío, como agarre a ese críolo hago pedazos.

Todo mi cuerpo se transformó en uncorazón palpitante, y un sudor frío merecorrió la espalda.

—¿Qué crío?

Page 81: Una voz escondida - foruq.com

—No te hagas la inocente, sabes muybien que ha sido el loco de tu hijo.

—Basta, déjalo ya, no digas mástonterías. El niño estaba aquí conmigo.Lo he acompañado al baño yo misma.¡Ay, pobrecito, me había olvidado de él!Lleva ahí dentro dos horas.

Estupefacto, sin poder creer lo queoía, me llevé la mano a la boca paracontener el grito de alegría que luchabapor salir.

—¡Mamá miente de maravilla! —exclamó Asi.

El padre de Arash, exasperado,contestó:

—No me vengas con embustes. Si noha sido él, entonces ¿quién? No puede

Page 82: Una voz escondida - foruq.com

haberse caído solo.—¡Y yo qué sé! En esta casa no

tenemos ladrillos, y ya has visto losfragmentos. Era un ladrillo. Puede quese haya desprendido de la azotea.¿Cómo quieres que haya sido ese pobreniño si estaba en el baño? Tú mismodices que es un inútil.

Se oyó entonces la voz del tío Husein.—¿Y ése de dónde sale? —preguntó

Babi.El tío entró corriendo en la cocina.—Naser, ¿dónde estás? ¿Tienes un

calmante? Le duele mucho.—No, vamos a llevarla al

ambulatorio. Si le hace falta, ya se lodarán allí.

Page 83: Una voz escondida - foruq.com

—¿Habéis descubierto quién ha sido?¿Habéis encontrado a Shahab?

Mi madre intervino bruscamente:—¿Qué tiene que ver Shahab con todo

esto?—Bueno, es el único que puede haber

hecho algo así. Es cosa de locos.—No culpéis al niño sin motivo.

Estaba conmigo. ¿Es que pensáishacerlo responsable de todo sólo porqueno puede hablar y defenderse?

—Y, entonces, ¿cómo ha caído eseladrillo?

—Los ladrillos de la azotea estánmedio sueltos y de vez en cuando se caealguno. Y también puede haberlo tiradoalguien desde casa del vecino o desde la

Page 84: Una voz escondida - foruq.com

calle.Me reí con ganas. Me tranquilicé y

empecé a respirar con normalidad. Teníauna cómplice.

—¿Has visto lo astuta y mentirosa quees mamá? ¡Dios mío, cómo la quiero! —dijo Babi.

—¡Papá, tío, venid, corred, le duelemucho! ¡Hay que llevarla ahora mismoal ambulatorio! —chilló Fereshtehdesde el patio.

—Dale el agua con azúcar y vámonos.Y entonces salieron todos como una

bandada de pájaros alborotados.Cuando papá sacó el coche, se hizo el

silencio. Solté un suspiro de alivio, perolas piernas apenas me sostenían. Desde

Page 85: Una voz escondida - foruq.com

la posición en la que estaba, apoyadocontra la puerta, me dejé caer al suelo.

—Qué maravilla tener una madre quemiente. Por eso la quiero tanto —lesdije a mis amigos.

En casa no se oía una mosca. Derepente me asaltó el pánico de siempre.Tenía miedo de que se hubieran idotodos y me hubieran dejado solo. Y eltemor a quedarme solo podíasobrecogerme más que el miedo a queme pegaran. Siempre había temido queun día u otro se marcharan y meabandonaran.

Cuando alguien giró ligeramente elpomo de la puerta, dejé escapar unsuspiro profundo. Gracias a Dios, no

Page 86: Una voz escondida - foruq.com

estaba solo.—Abre la puerta. Se han ido —dijo

mi madre con voz reposada.Qué cansada parecía. Después de

tanta tensión, yo también estabaagotadísimo. No me daba miedo que mecastigara. Giré la llave con dificultad.Con la cara pálida, mi madre seacuclilló a mi lado. Nada más vermerompió a llorar. Sentí pena, pero nosabía si por ella o por mí. Me cogió dela mano y me acercó hacia ella. Mequedé quieto. Bajé la cabeza. En su vozhabía tristeza.

—Pero ¿qué lío has montado? Si lehubieras dado en la cabeza, habríamuerto y te habrían metido en la cárcel.

Page 87: Una voz escondida - foruq.com

Te habrían encerrado en una habitación ati solo. Tienes que entender que esascosas son muy peligrosas. ¿Cómo puedeser que no lo comprendas?

Cómo la quería. Me eché en susbrazos y me puse a llorar a lágrima viva.Ojalá hubiera podido decirle: «Sialguien volviera a decir algo malo de ti,volvería a hacer esas cosas peligrosas.Te quiero mucho, ¡no sabes lo feliz quesoy de tener una madre mentirosa comotú!»

Page 88: Una voz escondida - foruq.com

5

En mi casa, aparte de mí, todos eraninteligentes. Arash era mucho mayor queyo. Mamá decía que yo había nacidocuando él acababa de empezar elcolegio. Era un buen chico, el orgullo dela familia. Desde pequeño, su fisonomíano había cambiado: no era muy alto,estaba delgado y tenía los ojos y el pelonegros y la piel blanca. Aún no le habíasalido del todo el bigote; si no, seríaidéntico a su padre. Era serio como él,

Page 89: Una voz escondida - foruq.com

de pocas palabras y seguro de sí mismo.Siempre parecía triste. Cuando éramosniños no me hacía ningún caso. Sepasaba el día leyendo o escribiendo. Supadre lo miraba henchido de orgullo. Amí, en cambio, me reservaba sólo carasde pocos amigos. No podía evitarlo: seirritaba nada más verme.

Shadi es mi hermana. Es dos añosmenor que yo, pero desde que tengomemoria habla perfectamente. Era comosi hubiera nacido sabiendo, mientras queyo... La niña abría la boca y decía todolo que quería. Me daba una rabia... Notenía miedo, no le temblaba la voz, no seavergonzaba. Cuando hablaba ella,mamá se quedaba extasiada y le decía:

Page 90: Una voz escondida - foruq.com

«¡Cosita mía!» Sí, Shadi era su vidatanto como yo su dolor. «El dolor poreste niño acabará matándome.»

Es triste saber que eres motivo dedolor para tu familia. A veces meentraban ganas de hacer daño a Shadi,pero antes de que la tocara se ponía achillar y llegaba mi madre corriendo.Sin embargo, por mucho que mi hermaname molestara no conseguía decir unasola palabra.

Lo único bueno del nacimiento deShadi fue que durante unos años mimadre no fue a trabajar y que AkramJanum dejó de venir a casa. Antes deque llegara la niña, todas las mañanasmis padres y mi hermano se vestían y se

Page 91: Una voz escondida - foruq.com

iban, y me dejaban llorando en manos deAkram Janum. Se comportaban como sifueran a volver enseguida, pero nosabían lo largas que se me hacíanaquellas jornadas. Siempre creía que sehabían ido para no volver, que mehabían abandonado con Akram Janum.Cuando regresaban todos, se mehinchaba tanto el corazón que llenabatoda la casa.

Mi madre le tenía cariño a AkramJanum. Decía que era buena mujer, ypuede que fuera verdad. La ayudaba encasa: barría todo el tiempo y me lavabavarias veces al día. La pobre estabaobsesionada con la limpieza y yo, aúnmás pobre que ella, tenía que estar

Page 92: Una voz escondida - foruq.com

siempre impecable, como si fueran apresentarme a un concurso. AkramJanum no sabía jugar a nada. Yo teníaque comer o dormir, o quedarme en lacama con las barandillas subidas. Si memanchaba la ropa, hacía ademán dearañarse las mejillas y, con aquel acentosuyo, gritaba:

—¡Que Dios me fulmine!Y, mientras nos miraba a mí y a la

mancha, yo me sentía una auténticaporquería y me invadía el miedo.

Siempre cantaba canciones tristes.Cuando estaba de buen humor hablabaconmigo, pero en un idioma que sóloconocía ella. Llamaba a las cosas connombres distintos de los que yo estaba

Page 93: Una voz escondida - foruq.com

aprendiendo justo entonces, y meconfundía. Cuando tendía la ropahablaba con la mujer del vecino en esamisma lengua. A veces traía a su hija, yentonces el idioma dominante en casaera el suyo. En cuanto llegaba mi madre,volvía al nuestro. Con su hija, siempreutilizaban otras palabras, y yo noentendía por qué algo que durante todoel día era su de repente se convertía en«agua».

Al nacer Shadi, todo cambió: mimadre ya no se iba a trabajar, aunquepasaba la mayor parte del tiempo con laniña. Luego aparecía Arash y mamáhacía los deberes con él, así quetampoco me prestaba demasiada

Page 94: Una voz escondida - foruq.com

atención. Claro que eso en el fondo mealegraba. La verdad es que ya no sentíaaquel dolor de la separación. Mebastaba el simple hecho de saber queestaba allí y que podía acudir a ellasiempre que quisiera. Aún puedo verante mí su rostro joven y hermoso, conaquella piel morena, y sus grandes ojoscolor miel y su melena negra yabundante, que a menudo se recogía enun moño. Aunque lo que más me gustabade ella eran sus dientes blancos y su risaplacentera.

La persona más importante de nuestracasa era el padre de Arash, que todoslos días se marchaba haciendo ruido. Yointentaba no levantarme de la cama antes

Page 95: Una voz escondida - foruq.com

de que saliera. Cuando volvía, ya era denoche. No sé dónde trabajaba, perosiempre lo veía cansado y malhumorado.Cuando llegaba, su largo bigote meparecía más caído que por la mañana.Dormitaba delante del televisor hasta lahora de la cena. Luego comía en silencioy, después, con el periódico bajo elbrazo, nos daba las buenas noches. Searrastraba escaleras arriba y se metía ensu dormitorio, que por aquel entoncesestaba justo delante del mío y del deShadi, aunque ahora está en la plantabaja. Siempre se quejaba de que noconseguía pegar ojo.

En cuanto el padre de Arash ponía unpie en casa, mi madre empezaba a

Page 96: Una voz escondida - foruq.com

hablar:—¿Qué tal? ¿Qué has hecho hoy?—Nada, trabajar y trabajar sin más,

como siempre —respondía él de malagana, sin una sonrisa.

—¿Qué pasa? ¿No te encuentras bien?—¡Qué preguntas haces! Estoy

cansado, nada más.Mi madre sufría, aunque no decía

nada. Yo lo notaba. No sé si se quedabaen silencio por amor propio o porvergüenza, pero lo cierto es que noinsistía.

Sólo Arash tenía derecho a apartarlodel sueño y el descanso. Le pedía ayudapara hacer los deberes y, cuanto másdifícil era la pregunta, más contento se

Page 97: Una voz escondida - foruq.com

ponía su padre.—¡Muy bien! ¿Has visto lo listo que

es mi hijo? —decía en esos casos,dirigiéndose a mi madre.

A veces me señalaba y añadía consarcasmo:

—¿Te acuerdas de cuántos poemas sesabía Arash a su edad?

No me cabía duda de cuál era suintención: con aquellas palabras, con lasque hacía referencia al hecho de que yoera tonto y mudo, pretendía hacer daño ami madre. A continuación discutíansobre mi problema y, de vez en cuando,se empeñaban en hacerme hablar a lafuerza. Tantas atenciones me asustaban.Me incomodaban. Se me disparaba el

Page 98: Una voz escondida - foruq.com

corazón. Quería salir pitando yesconderme en un cuarto a oscuras. Mehacía un ovillo en un rincón. Y todo elmundo me criticaba.

Babi estaba muy abatido por no sertan listo como Arash y porque papá nolo quisiera. Asi decía, furioso:

—¡Da rabia, pero no importa! Que sevayan todos al diablo. ¿De qué sirve eseinútil? Cómo me gustaría darles unalección a todos. No quiero a ninguno deellos.

—Pues yo a mamá sí... —replicabaBabi.

Cada vez que intentaban hacermehablar, el odio de Asi hacia el padre deArash aumentaba y a mí se me

Page 99: Una voz escondida - foruq.com

paralizaba aún más la lengua. Me dabacuenta de que era idiota de verdad y deque nunca sería capaz de decir una solapalabra.

Sólo Asi y Babi me entendían y mequerían tal como era. Su presencia erauna bendición. No sabía si eran niñas oniños —¿acaso eso importaba?—, perosí tenía claro que eran en todo momentojusto lo que necesitaba. Con ellos podíapasarme las horas muertas hablando yjugando.

Page 100: Una voz escondida - foruq.com

6

Había trascurrido un mes del atentadocontra la abuela, pero no por eso ellahabía dejado de quejarse. Se acordabade sus dolores sobre todo cuando veía amis padres.

—No consigo mover el brazo —decía—. Lo tengo completamente paralizado.

Asi no se lo creía y, con malicia, medecía al oído:

—Miente. La he visto con mispropios ojos hacer las abluciones con

Page 101: Una voz escondida - foruq.com

las dos manos.Yo tenía sentimientos encontrados con

respecto a lo que había hecho. A pesardel violento pánico que me habíainvadido después de soltar el ladrillo yde que tenía claras las consecuencias deaquel acto, si he de ser sincero, nosentía ningún remordimiento y, como unjuez imparcial convencido de haberemitido una condena justa contra undelincuente, tenía la concienciatranquila. En el fondo, estaba seguro deque también el padre de Arash sabía laverdad. La idea no me desagradaba,pero durante varios días preferí que nome viera.

La abuela guardaba cama en casa del

Page 102: Una voz escondida - foruq.com

tío Husein, y mi madre y Fataneh Janumhacían turnos para atenderla. Enconsecuencia, el contacto entre las dosfamilias, lo quisieran o no, se habíavuelto más frecuente.

En cuanto se le presentaba laoportunidad, Fataneh Janum preguntaba:

—Mariam Jun, ¿se sabe ya de dóndesalió ese ladrillo? ¿Quién lo tiró?

—Seguro que fue alguien de la calle—contestaba mi madre, toda inocencia—. Nosotros no tenemos ladrillos encasa.

Pasé aquellos días disfrutando de la másabsoluta tranquilidad. Era como si lavenganza me hubiera calmado para una

Page 103: Una voz escondida - foruq.com

temporada. Mi madre mentía por mí, yyo hacía todo lo posible por portarmebien quedándome a su lado, como ellaquería. Sin embargo, Josrow estabasiempre esperando a que me quedarasolo para pasar junto a mí y susurrarme:

—¿Qué tal, tonto?Cuando lo oía, se me subía la sangre a

la cabeza. Quería abalanzarme sobre él,pero me contenía. Sólo en una ocasión leescupí en la cara.

—¡Mamá, ¿tú has visto lo que hahecho este loco?! —gritó, como ungallina.

Fataneh Janum lanzó una miradaelocuente a mi madre, negando con lacabeza.

Page 104: Una voz escondida - foruq.com

—Josrow Jan, es culpa tuya. ¿Por quélo provocas? —contestó mi madre,enfadada—. Seguro que te has metidocon él. El pobre no puede hablar, esnormal que se defienda así.

—No te acerques a él, que te echaránla culpa a ti —recomendó FatanehJanum a su hijo.

Un buen día, mi madre y Fatanehdecidieron bañar a la abuela.

—Quédate aquí hasta que vuelva —me ordenó mamá—. No vayas a ningúnlado.

Me senté detrás de la puerta del baño.Shadi estaba, como siempre, en el cuartode Fereshteh, contándole cosas.Fereshteh reía con ganas. Me puse triste.

Page 105: Una voz escondida - foruq.com

—¡Está claro que Shadi, con tantoparloteo, la ha conquistado! —comentóBabi—. Fereshteh no nos quiere: nuncanos ha cogido en brazos y no le hacegracia que entremos en su cuarto. Sólotiene ojos para Shadi.

Aquella situación me hacía sufrir. Noaguantaba más.

—Pero ¡¿cuánto tiempo tardan enbañarla?! —exclamó Asi.

De repente me di cuenta de queJosrow, que estaba en el piso de arriba,me llamaba en voz baja:

—¡Sube, Shahab! Ven, que quieroenseñarte algo.

Sabía que era una trampa, pero mepudo la curiosidad. Subí despacio. Su

Page 106: Una voz escondida - foruq.com

casa era idéntica a la nuestra. En toda lacalle las habían construido con la mismadistribución: el cuarto de estar, elcomedor y un dormitorio en la plantabaja, y tres habitaciones más y la salidaa la terraza en el primer piso. El cuartode Josrow estaba, como siempre,desordenado. Había cartulinas y papelestirados por todas partes, y encima de lamesa vi un bote de pegamento. Parecíaque quería hacerse una cometa. Entrécon cautela. Josrow cerró la puerta a miespalda.

—Siéntate en la cama —ordenó.Luego abrió el cajón del escritorio y

sacó cerillas y cigarrillos. Y como quienmuestra un tesoro escondido, dijo

Page 107: Una voz escondida - foruq.com

orgulloso:—¿Sabes qué es esto? ¡Cigarrillos!

Están muy buenos, cuando sea mayorseré fumador. Aunque ya lo hagobastante bien. ¡Mira!

Observé la llama amarilla y azul de lacerilla. Josrow se puso el cigarrillo enlos labios y lo encendió. Un humoblanco invadió el cuarto y esparció portodas partes el olor de Ammu Jan, mitío, antes de salir por la ventana abierta.

—No sabes el placer que da —aseguró con los ojos cerrados—. Venga,prueba tú también. Está buenísimo.

Me di la vuelta y con la mano aparté aJosrow, que se me había puesto delante.

—¡Va, no seas cobardica! No se

Page 108: Una voz escondida - foruq.com

enterará nadie. Dale una calada. Así,mira... No tengas miedo. Si fuera malo,yo no lo haría.

Observé las espirales de humo queascendían. Aquel gesto heroico me dejóembelesado. Josrow me puso elcigarrillo en los labios.

—Ahora chupa fuerte, como sibebieras con una pajita.

Aspiré con todas mis fuerzas. En uninstante, el humo me invadió todo elcuerpo hasta quemarme la cabeza. Eradenso y apestoso, y sentí queimpregnaba todas mis células. Me quedésin respiración. Empecé a toser y, alpoco rato, me puse blanco como elpapel. Era como si se me salieran los

Page 109: Una voz escondida - foruq.com

ojos de las órbitas. Me daba laimpresión de que iban a estallarme lastripas. Vomité todo lo que tenía en elestómago y me desplomé, desfallecido,en un rincón.

—¡Largo de aquí, asqueroso! ¡Me haspuesto perdida la habitación! —gritó miprimo, y bajó la escalera chillando.

Mi madre salió del baño sudada yasustada. Detrás de ella, Fataneh Janumintentaba ver qué estaba ocurriendo.

—¡Mamá, ese imbécil ha ido avomitar a mi cuarto! Lo ha ensuciadotodo —dijo Josrow con desprecio.

Fataneh Janum puso una mueca deasco.

—Sabes que no es normal, no puede

Page 110: Una voz escondida - foruq.com

controlarse. ¿Por qué lo has metido en tuhabitación? —preguntó.

—Pero si nunca devuelve sin motivo.Seguro que se ha puesto malo —replicómi madre, y al verme allí, al lado de laescalera, pálido y débil, se me acercó,me puso la mano en la frente y preguntó—: ¿Qué te pasa, hijo mío? ¿Por qué hasvomitado?

Le gustaba hablar de aquella maneradelante de la gente, como si pudieracontestarle.

Fataneh Janum ayudó a la abuela asalir del baño y a sentarse en el sillón.Igual que mi madre, llevaba la ropaarrugada y empapada.

—Pero ¿por qué anda de esa forma?

Page 111: Una voz escondida - foruq.com

El ladrillo no le dio en las piernas,¿verdad? ¡Qué retorcida es! —exclamóAsi.

Fataneh Janum se metió en la cocina yvolvió con una fregona, un cubo conagua y una bayeta. Seguía apretando loslabios, con aquella mueca de asco, comosi también a ella le hubieran entradoarcadas.

—Dame, Fataneh Jun, ya lo limpio yo—dijo mi madre.

Fataneh, que no esperaba otra cosa, selo entregó todo al instante.

Me agarré a la falda de mi madre ysubí la escalera con ella. No teníaintención de seguir soportando ni unsegundo más las miradas cargadas de

Page 112: Una voz escondida - foruq.com

reproche de la abuela y los demás.Mamá cerró la puerta y se puso alimpiar la alfombra. Fruncía el ceño.Parecía cansada y abatida.

—¿Has visto? La hemos hecho llorarotra vez —dijo Babi.

Me entraron ganas de golpear aJosrow. Miré a mi alrededor: elpegamento seguía encima de la mesa.Me subí de rodillas a la silla, cogí unode los pinceles que había en el bote yesparcí el pegamento por toda lasuperficie de la mesa y lo que habíaencima de ella. Mi madre estaba tanenfrascada y abatida que no se diocuenta de nada. En un momento dado,levantó la cabeza y me vio encandilado.

Page 113: Una voz escondida - foruq.com

—¿Qué haces ahí pasmado? Siéntate—me dijo, distraída.

Bajé la cabeza, cogí el bote y loescondí detrás de mí. Retrocedí un pocoy me senté en la cama. Metí elpegamento debajo de la sábana, metumbé y lo derramé por todas partes.Luego puse la ropa que estaba tirada porencima y la unté de pegamento.

—Levanta, cariño, vámonos —dijomi madre cuando acabó de limpiar—.¡Por hoy ya está bien!

Sin rechistar, me cogí al dobladillo desu falda y bajamos la escalera.

Volvimos a casa muy pronto. Mamá semetió en el baño directamente, y yocorrí a mi cuarto y le di con la puerta en

Page 114: Una voz escondida - foruq.com

las narices a Shadi, que me habíaseguido. Cogí de la mano a Asi y a Babiy dimos tantas vueltas por la habitaciónque nos mareamos... Pero ¡qué felicesestábamos!

Al día siguiente, Fataneh Janum,hecha una furia, le contó a mi madre conpelos y señales el asunto del pegamento:las sábanas manchadas, la ropa quehabía tenido que tirar a la basura...

—Pero ¿cómo ha llegado un bote depegamento a la cama? —preguntó mimadre haciéndose la inocente.

Parecía que estuvieran ambasesperando esa pregunta, porque sepusieron a hablar a la vez, aunque la quelevantaba más la voz era Fataneh Janum:

Page 115: Una voz escondida - foruq.com

—¡Exacto! Como no llegó hasta allíél solito, habría que ver quién entró ayeren el cuarto de Josrow y lo puso todoperdido.

—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó mi madre, molesta—. La quesubió a limpiar fui yo, así que debí dehacerlo yo, ¿no?

—No, ¿qué dices? No quería dar aentender que hubieras sido tú, sino quequizá fue alguno de los niños queestaban contigo, en un momento en quelos perdieras de vista.

—¿Te refieres a Shahab? No,imposible. Lo tuve controlado todo elrato. No lo dejé solo ni un segundo. Nopudo ser él, estoy segura.

Page 116: Una voz escondida - foruq.com

Se volvió hacia mí. Poco a poco, laduda fue ensombreciendo su mirada.Movió la cabeza de un lado a otro, comosi quisiera alejar la sospecha queasomaba por su mente.

Page 117: Una voz escondida - foruq.com

7

Por aquel entonces me costaba entendera Shahab. Con lo tranquilo que habíasido siempre, de repente se había vueltoretorcido e imprevisible. Hacía cosasraras.

No sabía si debía castigarlo, si deverdad era retrasado, si habíamoscometido errores en su educación. Y, sinembargo, había dedicado toda mi vida ala familia, me había dejado la piel de lamañana a la noche como una sirvienta.

Page 118: Una voz escondida - foruq.com

¿Qué le faltaba a aquel niño? Por otrolado, ¿por qué no eran así Arash yShadi? El mayor se portaba bien ysiempre era el primero de la clase.Aparte de algún que otro capricho,nunca nos había dado problemas. Shadiera tierna como un pan recién hecho,avispada y parlanchina. Suerte que habíanacido; si no, me habría vuelto loca conShahab y aquella vida tan monótona.

Llegó un momento en que tampocosoportaba a Naser. Y a veces pensabaque él tampoco nos soportaba anosotros. Me esforzaba por recordar lossentimientos que nos habían llevado acasarnos, aquel período lleno de

Page 119: Una voz escondida - foruq.com

estúpidas esperanzas, aquellos días enlos que me imaginaba que con lalicenciatura en Químicas iba aconquistar el mundo, aquellos días enlos que la ansiedad por los exámenes seconfundía con la del enamoramiento y,por la mañana, cuando salía de laresidencia, no sabía por cuál de las doscosas se me aceleraba el corazón. ¿Quéhabía sido de aquellos sentimientos?¡Qué lejos quedaban aquellos tiempos!Rebuscaba en mi corazón como si fueraun baúl abandonado para hallar unpedazo de tela vieja que, una vezencontrado, no lograba reconocer por lopolvoriento y descolorido que estaba.No quería ni siquiera tocarlo. ¿Era

Page 120: Una voz escondida - foruq.com

aquello lo que yo, la única hija deAhmad Ali Jan, la de las milpretensiones, esperaba de la vida? Yo,que quería demostrar que no tenía nadaque envidiar a los hombres; yo,asqueada por la vida de mi madre, quetenía que servir sin descanso a unmarido y a cinco hijos varones que nodejaban de gritar; yo, que habíaestudiado más que ninguno de mishermanos, que en la oficina rendía másque los demás, algo que todo el mundome reconocía... ¿Cómo había acabadopor convertirme en una vulgar ama decasa? No, no era ése el papel que mehabía reservado. ¿Por quién y por qué sehabían esfumado mis sueños? ¿Aquel

Page 121: Una voz escondida - foruq.com

amor descolorido se merecía todo misacrificio? A veces tenía la impresiónde estar a años luz de distancia deNaser. Él, siempre cansado y deprimido,ya ni me veía. Al agudizarse losproblemas de Shahab, nuestra relaciónse había enfriado aún más, como si laculpa de que el niño no hablara fuesemía.

Page 122: Una voz escondida - foruq.com

8

Había aprendido a vengarme de la genteque me llamaba «tonto» o «retrasado»,lo que me servía para apaciguar losánimos, jugar otra vez con Asi y Babi,dar vueltas por la habitación y reírjuntos. Me castigaban, sí, pero me dabaigual. Desde que el padre de Arash mehabía atizado por haberle cortado laamericana y los pantalones, y luego mehabía encerrado en mi cuarto durantetodo un día, ya no me daba miedo ningún

Page 123: Una voz escondida - foruq.com

castigo. Nada podía ser peor.¡Ojalá hubiera sido capaz de insultar!

Todos los niños dicen tacos. Cómo mehabría gustado que aquellas palabrasmágicas salieran de mi boca, pero pordesgracia...

En aquel momento no entendíaexactamente por qué me apetecía tantoinsultar, pero en cierto sentido me dabacuenta de que era una de las mejoresformas de vengarse. Para mandar aalguien a donde se merece, no hay quetener fuerza física, ser mayor o máscorpulento; basta con hablar, abrir laboca y decir cualquier cosa que loponga nervioso. Esas palabras sonpoderosas por sí solas. Si las dices bien

Page 124: Una voz escondida - foruq.com

y en el momento oportuno, pueden herirde muerte y ya no hay necesidad derecurrir a actos vandálicos. Es casicomo si los insultos se hubieraninventado para los pequeños y débilescomo yo.

Entre todas las palabras, sabíadistinguir las que eran feas. Las oía contotal claridad y las memorizaba.Entendía el significado de algunas, comopedarsag, o sea, «hijo de perra». En unaocasión, el padre de Arash se enfadócon él, no sé por qué motivo, y se volvióhacia mi madre para gritar:

—¡Dile a ese pedarsag que novolveré a tolerar sus caprichos!

El hecho de que se hubiera peleado

Page 125: Una voz escondida - foruq.com

con Arash ya era bastante extraño de porsí, pero aquella palabra, «pedarsag»,aún resultaba más rara.

—¿Has visto que el padre de Arashtambién dice tacos? —preguntó Asi, unavez en nuestro cuarto.

—Sí, ha dicho pedarsag, es decir,que los padres de Arash son unos perros—contestó Babi.

—Pues, como el padre de Arash es él,¡es un perro! —tercié yo.

Dios mío, cómo nos reímos aquel día.Nos pusimos a dar vueltas por lahabitación repitiendo sin pararpedarsag, pedarsag, pedarsag...

Sin embargo, desconocía elsignificado de otras expresiones, y no

Page 126: Una voz escondida - foruq.com

entendía por qué se molestaba tanto lagente al oírlas. Como aquel día en queuno de los chicos le gritó a Josrow:

—Madar-gahve!Se puso tan furioso que se lanzó sobre

el otro y se dieron una paliza soberana.Yo, que aún no conocía ese insulto tanfuerte contra la madre de alguien, mequedé pensando un buen rato qué teníade malo llamar a alguien «madre-café».Debía de haber algún error, una madreno podía ser como un café. ¿Por quéprecisamente un café?

—Lo de «café» también es un color.Seguro que su madre viste de color café—dijo Babi.

—¿Y qué? ¿Qué tiene eso de malo?

Page 127: Una voz escondida - foruq.com

Muchas mujeres llevan abrigos de colorcafé —contestó Asi.

—¡No le gustará ese color!—Ni a mí. Yo preferiría que mamá

llevara un abrigo rosa, pero no mepondría de esa forma si fuera de colorcafé —intervine yo.

Nos quedamos un tanto confusosdurante un rato, hasta que Asi dijo:

—A lo mejor se refería al café debeber.

Cuando quería criticar a la abuela y ala tía Shahin, Fataneh Janum venía acasa. Entonces mamá hacía café. Se lotomaban juntas, pero a nosotros no nosdaba. Decía que a los niños no lessentaba bien. Luego miraban un poco las

Page 128: Una voz escondida - foruq.com

tazas vacías y se ponían a cuchichear.—Dentro de dos semanas o de dos

meses pasará algo que te hará muy feliz—le dijo una vez Fataneh Janum a mimadre.

—¿En serio? ¡Sin duda, mi Shahabempezará a hablar! —exclamó mimadre, emocionada.

No sabía por qué siempre tenía quesalir el tema de si yo hablaba o nohablaba. Fataneh Janum soltó unacarcajada y dijo con malicia:

—No creo. Se trata de algo material,de dinero... Recibirás algo.

A mi madre se le pasó el entusiasmo.—Sí, el café es malo —aseguró Asi

—. Miran los posos y dicen cosas que

Page 129: Una voz escondida - foruq.com

no tienen sentido. Las madres nodeberían tomar café. El padre de Arashnunca bebe, y el tío Husein tampoco... Yluego no sueltan esas cosas. Debe de seralgo feo y típico de las madres. Por esoa nosotros nunca nos dan.

—Tenemos que hacer algo para quemamá no vuelva a tomar café —propusoBabi.

Al cabo de unos días, estaba jugandocon mis amigos en mi cuarto cuando nosllegó un olor. Me asomé desde lo alto dela escalera: mi madre y Fataneh Janumse habían sentado a beber el dichosocafé. En aquel mismo instante, entróJosrow y el corazón me dio un vuelco.

—Ahora, cuando vea a su madre y a

Page 130: Una voz escondida - foruq.com

la nuestra beber café, ¿qué hará? —preguntó Asi.

Bajé a toda velocidad y me detuve asu lado. Con decisión y energía, comoun adulto cuando castiga a un niño, tiréal suelo todo lo que había encima de lamesa. Las tazas se rompieron y aFataneh Janum le cayó café encima.

—¿Qué bicho te ha picado? —preguntó, después de pegar un chillido.

Mi madre miró con asombro todo loque había caído al suelo y luego gritócon rabia:

—¡¿Qué te pasa?! ¡¿Por qué has hechoeso?! ¡¿Acaso te has vuelto loco?!

—¡¿Acaso?! —repitió Fataneh Janumcon una risita de desdén—. Pues claro

Page 131: Una voz escondida - foruq.com

que está loco. ¿A ti te parece que losniños que están bien de la cabeza haceneste tipo de cosas?

Miré a Josrow. Esperaba que lesdijera algo, pero en lugar de eso setronchaba de risa, sujetándose la barrigacon las manos.

—¡Yo siempre he dicho que estabachalado, pero me contestabais que noera verdad! —exclamó por fin—. ¿Loveis ahora?

Me quedé de piedra. ¿Por qué no sehabía enfadado? ¿No había sido él quienhabía pegado de aquella forma al chicoque lo había llamado «madre-café»?

En aquel momento mamá me dio dossonoros cogotazos. Me cogió de las

Page 132: Una voz escondida - foruq.com

orejas, me llevó al piso de arriba y meencerró en mi cuarto. Me dijo que hastala noche no podría salir de allí. Estabatan confuso que ni siquiera me sentómal. La verdad es que me apetecía estarsolo.

—¿Ves como lo malo no es el café?—soltó Asi en cuanto se fue mi madre.

—Entonces, ¿por qué se haconvertido en un insulto? —preguntóBabi.

—No lo sé —contesté yo.—¡Ah, ya lo he entendido! Todo lo

que se dice después de «madre» pasa aser un insulto. Lo malo no es el café,pero si dices «madre-café» sí que esofensivo —sentenció Asi.

Page 133: Una voz escondida - foruq.com

—De ese modo, si decimos «Tienesuna madre-té», ¿también es un insulto?

—Pues sí, y bastante gordo. Porque esuna persona y no puede ser un té.

—¡Qué gracia! Los adultos son de lomás idiota. ¡Qué cosas inventan!

Nos reímos los tres con ganas. Asiempezó a asociar «madre» con todo loque había en la habitación y nosmoríamos de risa. «Madre-silla»,«madre-mesa»...

—No, tiene que ser algo de comer:«madre-arroz con judías verdes»,«madre-estofado»...

Soltábamos tales carcajadas que nonos dimos cuenta de que mi madreentraba en la habitación. Me miró

Page 134: Una voz escondida - foruq.com

aterrorizada y preguntó:—Que Dios me fulmine. ¿Qué te pasa,

hijo mío? ¿Por qué te reías de esaforma? ¡No te habrás dado un golpe enla cabeza!

Detrás de ella, asomó la cabeza deFataneh Janum. Hice un esfuerzo paracontener la risa. Me tapé la mano con laboca y me quedé en silencio, pero elmuy granuja de Asi me dijo al oído:

—«Madre-berenjena.»Y no pude aguantar más.—¡Dios mío, no te rías así, Shahab,

me das miedo! —me suplicó mamá,mirándome aterrada—. Fataneh, ¿hasvisto qué desgracia me ha caído ensuerte? Es culpa mía, no tendría que

Page 135: Una voz escondida - foruq.com

haberle pegado, no tendría que haberloencerrado en su cuarto. Debe de ser poreso, sí, sin duda es por eso.

Aquel día, mi madre no dejó devigilarme desde lejos, y yo hice unesfuerzo para que no se me escapara larisa y no asustarla.

—Estos adultos son completamenteimbéciles —afirmó Asi—. Pero ¿cómopuede ser que le den miedo lascarcajadas de un hijo?

Cuando, ya por la noche, llegó elpadre de Arash, mi madre, preocupada,le contó la que había armado. Le dijoque me había pegado y que me habíamandado a mi cuarto, pero que en lugarde molestarme y llorar me había pasado

Page 136: Una voz escondida - foruq.com

un buen rato riendo.—Tengo que buscar un especialista.

El problema empeora con cada día quepasa —respondió el padre de Arash,negando con la cabeza.

—¿Lo dices en serio? —preguntó mimadre, con voz entrecortada—. ¿Creesque tiene un problema psíquico?

—¿Te parece que esa actitud puedesignificar otra cosa?

—Quizá esté contento por algo. ¡Ay,si pudiera decir lo que le pasa por lacabeza...!

—Mamá parece tonta —aseguróentonces Babi—. ¡Si hubiéramos podidohablar, habríamos preguntado enseguidael significado de «madre-café» y no

Page 137: Una voz escondida - foruq.com

habríamos roto sin motivo toda la vajillabuena!

Al final me resigné y dejé depreguntarme lo que querían decir laspalabras feas, incluso las que no teníannada que ver con las madres. Como, detodos modos, era tonto y no entendía deesas cosas, tampoco hacía falta queconociera el significado de los insultos.Bastaba con que fueran muy fuertes, yeso se deducía al ver cuánto se enfadabael que lo recibía. Al cabo de unassemanas, por ejemplo, cuando fui con mimadre a la carnicería, había un hombremuy exaltado contándole una historia alseñor Sadeg.

Page 138: Una voz escondida - foruq.com

—¡Menudo malnacido! ¡Como lopille...! —decía.

Comprendí de inmediato que aquellapalabra era un insulto. Mis oídos sehabían vuelto sensibles. Miré a mimadre, que tenía la cara como un tomatey no veía el momento de salir de latienda.

—¡Debería darte vergüenza, que hayuna señora y un niño delante! —exclamóel señor Sadeg, y se disculpó con mimadre.

Me di cuenta de que aquella palabrano era fea, sino feísima. La repetí paramis adentros hasta que llegamos a casa.¡Cuánta fuerza tenía aquella palabrita!¡Y qué musical era! Salía de la boca

Page 139: Una voz escondida - foruq.com

repiqueteando, pequeña y redonda comouna canica.

—¿Y qué quiere decir? —preguntóBabi.

—Nada. Pero es feísima, igual que«madre-café». Las mujeres no tienen queoírla. ¿No lo sabes? Los nombres de losanimales, como «perro», «burro» o«asno», no son tan malos, pero laspalabras que no tienen significado sonterribles. Si las dices, todas las mujeresse van corriendo y los hombres seenfadan tanto que acaban matándoseentre sí.

Aquel día, Asi, Babi y yo nospasamos un buen rato dando vueltas porla habitación y repitiendo aquella

Page 140: Una voz escondida - foruq.com

palabra melodiosa, que para mí eracomo una canica brillante rosa y azul.

Page 141: Una voz escondida - foruq.com

9

Aquel verano se produjo un milagro ydejé de ser el centro de atención, cosaque me estaba volviendo loco. Lospreparativos para la boda relámpago dela tía Shahin dejaron todo lo demás enun segundo plano. Todos estaban felices.No se hablaba de otra cosa más que deaquella boda: mi madre, Fataneh Janum,mi abuela y mi tía se pasaban las horasmuertas hablando del vestido de novia,de la cena y de todo eso. Fataneh Janum,

Page 142: Una voz escondida - foruq.com

que cosía muy bien, y mi madre, quesabía poner lentejuelas, se dedicaban ahacer el vestido en un cuarto lleno deencajes y raso. Trozos de tela blancacomo la nieve, suaves y transparentes,que en las manos mágicas de mi madre yFataneh Janum se transformaban en unvestido de ensueño, cuyas imágeneshabía visto en libros de cuentos y enalgún dibujo animado. Me encantaba elcandor y la belleza de aquellos tejidos,y, sin embargo, cuando me enteré de queestaban haciendo un vestido idéntico alde la novia para mi hermana Shadi, seacabó la magia.

—¡Qué suerte tiene! —exclamó Babi—. Todo el mundo la adora porque

Page 143: Una voz escondida - foruq.com

habla. Con nosotros, en cambio, seportan mal.

Teníamos que salir hacia casa de mitío, adonde íbamos a diario por lahistoria de los vestidos. Quedaban dosdías para la boda, y aquello me habíasentado fatal.

—Este niño debe de haber cogido lagripe —dijo mi madre, mientras meponía la mano, fría, en la frente—. Tienefiebre, le conviene descansar. No puedodejarlo solo.

—Pero ¡¿te parece el momento?! Hoyes el hanabandun, hoy tiñen con jena lasmanos y los pies de la novia. Seguro quete necesitan —le recordó el padre deArash, como siempre de mal humor—.

Page 144: Una voz escondida - foruq.com

Mi madre acaba de decir que el vestidode novia no está terminado. Le preocupaque no esté listo para pasado mañana. Sihoy no vas, te retirarán el saludo.

—Ya lo sé. Y pienso ir. Pero es que...Si Arash no fuera al colegio, sólo porhoy, no me vería obligada a llevarme aShahab. Lo dejaría en casa descansando.

—¡Eso no es posible! Arash no puedequedarse atrás por culpa del crío. No estu niñera. Shadi puede quedarsetranquilamente con Fereshteh, que juegaencantada con ella. Llévatelo. Locolocas en cualquier parte.

Siempre decía «éste» o «el crío»,como si no tuviera nombre. ¡Cuánto memolestaba que se refiriera a mí de

Page 145: Una voz escondida - foruq.com

aquella forma!

Mi madre me colocó en una butaca de laentrada, se zambulló en el trabajo y meolvidó por completo. El tiempo parecíahaberse detenido. No aguantaba más. Mesenté delante del televisor y me dormí.Luego me desperté y por fin llegó lahora de comer. Después, cuando estabantodas en la cocina, concentradas,recogiendo y lavando los platos, yo loque quería era estar con mi madre, perome echó de allí diciendo:

—Venga, hijo mío, no te pegues a misfaldas. Ve a descansar. Yo ahora voy.

Estaba cansado, sin fuerzas. Sabíaque iban a volver al cuarto de costura.

Page 146: Una voz escondida - foruq.com

Abrí la puerta: el vestido estaba justo enel centro. Me senté muy cerca. Cogí eldobladillo y me lo llevé a la cara. Quésuave y qué fresco era, igual que micolcha, sin la cual no podía dormir. Lafalda era tan ancha que podía sentarmeencima. Me coloqué justo en el centro yme enrosqué en los pies el resto de latela. Tenía fiebre, y una agradablefrescura se propagó por todo mi cuerpo.Los párpados empezaban a pesarme.Hundí la cabeza en los grandes plieguesde la falda y me sumí en un sueñoprofundo.

Me desperté con un sobresalto,asustado por los gritos de la tía Shahin.Estaban todas encima de mí mirándome

Page 147: Una voz escondida - foruq.com

con tal rabia y repulsión que me entraronescalofríos. En aquel momento,cualquiera de ellas habría podidoestrangularme. Al poco rato, todas susmiradas glaciales se dirigieron hacia mimadre, que se había detenido en elumbral. Me di cuenta de que estabatemblando.

—¿Has visto lo que ha hecho? —preguntó la abuela con su vozarrón—.La falda está toda sucia y aplastada.¡Mira qué pisotones!

Mi tía se puso a llorar y FatanehJanum aprovechó para meter baza:

—¡Ya sabía yo que acabaría haciendouna de las suyas!

Mi madre observaba la escena con la

Page 148: Una voz escondida - foruq.com

cara del todo desencajada. Estaba muypálida. Se acercó, cogió el vestido, lomiró bien de arriba abajo y dijo:

—Ya lo arreglo yo. Quedará igual queantes, lo prometo.

—No es necesario. Me da miedo quelo empeores. Nos encargamos nosotras.

—No, no os da tiempo. Tenías queiros a la peluquería, ¿no? Además, estanoche tenéis visitas. Yo me lo llevo yacabo todo el trabajo. Os lo devolveréen perfectas condiciones. Quedaostranquilas, que no es nada: lavaré lasmanchas a mano y lo plancharé bien. Noos preocupéis.

Mi madre y yo volvimos a casa con elvestido envuelto en nailon. Shadi se

Page 149: Una voz escondida - foruq.com

había quedado a dormir la siesta conFereshteh.

Triste y en silencio, mamá lavó lasmanchas. Empecé a coger manía a aquelvestido, a la tía Shahin y a su boda.

—¿Por qué son tan imbéciles? —preguntó Asi—. Nosotros no queríamosestropear el vestido. No le hemos hechonada. Nos hemos quedado dormidosencima, ya está.

Mi madre lo colgó de la puerta y sesentó delante. Empezó a coserlentejuelas en el ribete de la falda. Teníauna expresión tensa. Sonó el teléfono. Selevantó con cansancio y fue a contestar.

—No sufráis, lo he arreglado. Noqueda ningún rastro. ¡No, por el amor de

Page 150: Una voz escondida - foruq.com

Dios, no digáis esas cosas! De verdad,no lo ha hecho adrede. Tenía sueño y seha quedado dormido.

En el otro extremo del hilo dijeronalgo que provocó el llanto silencioso demi madre. Sentí que me hervía la sangrede rabia... ¡Cuánto la hacían llorar! Elsufrimiento de mi madre, que cada díase volvía más vulnerable y más sensible,acrecentaba mi furia. Miré a mialrededor. En el suelo, al lado delvestido, vi unas grandes tijeras desastre. Las abrí con esfuerzo, utilizandolas dos manos, metí en medio eldobladillo de la falda y luego cerré lashojas. Abriendo y cerrando más y másveces las tijeras, conseguí hacer un

Page 151: Una voz escondida - foruq.com

agujero en la tela.—Ahora sí que tendrán motivo para

enfadarse —dijo Asi.—Pero ¿qué va a ponerse la tía

Shahin? —preguntó Babi, contrariado.—Así aprenderán a no hacer llorar a

mamá de esa manera.

Page 152: Una voz escondida - foruq.com

10

En cuanto vi el agujero en la falda delvestido, solté un grito instintivo. AShahab se le cayeron las tijeras al suelo.Me puse a temblar de pies a cabeza,como si estuviera conectada a un cableeléctrico. Me llevé las manos a la bocapara no seguir chillando. Faltó pocopara que se me salieran los ojos de lasórbitas.

—Dios mío... ¿Qué desastre es éste?¡Eres un desgraciado, hijo mío! —dije

Page 153: Una voz escondida - foruq.com

con dificultad mientras me precipitabasobre él.

Con toda la energía que tenía en laspiernecillas, Shahab salió corriendohacia la escalera. Subió y se encerró ensu cuarto. Trató de echar la llave, peroyo sabía que no lo conseguiría. Lo seguía toda velocidad. Las piernas metemblaban sin control y apenas podíasostenerme en pie. Me detuve a mediaescalera, conseguí mantener elequilibrio agarrándome al pasamanos ylo llamé a gritos:

—¡Baja, desgraciado! ¿Qué voy ahacer contigo? No estarás contento hastaque acabes conmigo, ¿eh?

Cuando dejé de vocear, sentí que se

Page 154: Una voz escondida - foruq.com

apagaba en un instante toda la energíanacida de la rabia y se me hizo un nudoen la garganta. Me senté en un escalón,me llevé las manos a los ojos y me echéa llorar desconsoladamente. No sécuánto tiempo permanecí en ese estado,pero me recuperé al notar que ladelicada manita de Shahab se posaba enmi cabeza. Sabía que no soportabaverme llorar, pero no que estuvieradispuesto a recibir su merecido sólopara evitar verme así. ¿Qué podía hacercon aquel niño? Lo miré. Sus ojitoscolor miel estaban llenos de lágrimas.Sentí una punzada en el corazón al versu expresión de angustia. Sufría tantocomo yo. Se notaba. Lo estreché entre

Page 155: Una voz escondida - foruq.com

mis brazos y, sollozando, le pregunté:—¿Por qué? ¿Por qué das tantos

problemas? Eras un niño tan bueno y tantranquilo... ¿Por qué te has vuelto así?

Él agachó la cabeza.—Ya sé que te portas así por rabia,

pero todo esto acabará perjudicándonos.¡No sabes el daño que me has hecho conesto! ¿Creías que sólo se enfadaría la tíaShahin? Cuando haces una trastada, meatormentas a mí más que a nadie. ¿Esque no me quieres? ¿Eh? ¿Acaso no mequieres?

Rompió a llorar y hubo profusión delágrimas. Se acurrucó aún más entre misbrazos.

—Entonces, si me quieres, no hagas

Page 156: Una voz escondida - foruq.com

esas cosas. Si alguien se mete contigo,ven a decírmelo. Yo le ajustaré lascuentas. Tú no hagas nada.

Me miró sorprendido y me di cuentade que había cometido un error.

—No, no hace falta que me lo digas.Yo ya sé quién te molesta. Lo másimportante es que Dios lo ve y lo oyetodo. ¡Ya les ajustará las cuentas él!Pero tú tienes que controlarte... Es loque más te cuesta, pero tienes quedejarlo en mis manos y en las de Dios.¿De acuerdo? ¿Me lo prometes? Si mequieres un poquitín, no hagas trastadas.Si no, me moriré. Cuando he visto elvestido, casi me ha dado un infarto.¿Quieres que me muera? ¿Quieres

Page 157: Una voz escondida - foruq.com

quedarte sin tu mamá?Apretó la cabeza contra mi hombro.

Luego abrió poco a poco los brazos conlos que se me aferraba al cuello.

—Entonces, ¿me lo prometes? ¡¿Sí?!—dije, mirándolo a los ojos. Y asintió—. ¿Seguro? Si alguien se mete contigo,ven corriendo a mí. ¿De acuerdo, amormío?

Bajó la cabeza otra vez. Estábamoslos dos más serenos.

Me levanté y me acerqué al vestido. Conterror en los ojos, observé la faldarasgada. No había elección: tenía quesepararla del corpiño y quitar el trozodonde había dado el tijeretazo. Me metí

Page 158: Una voz escondida - foruq.com

en la cocina, me serví un té y me sentépara recuperar fuerzas. Al cabo de unosminutos me puse en pie de un brinco.«¿Dónde está Shahab? ¡No vaya a hacerotra de las suyas!», me dije. Presa delpánico, corrí a la habitación. Cuando lovi tratando de pegar con sus propiasmanitas y cinta adhesiva el trozo de telacercenado, se me llenaron los ojos delágrimas.

—No, cariño, con eso no se puedearreglar. Tú no te preocupes. Ya sé yoqué debo hacer para que nadie se décuenta —le dije sosegadamente.

Descolgué la percha de la puerta ycogí el vestido. Empecé a descoser lafalda. Shahab, sentado a mi lado,

Page 159: Una voz escondida - foruq.com

observaba mis movimientos con unamezcla de curiosidad y preocupación.Extendí la falda en el suelo para que sealisaran los pliegues. Por suerte, elagujero quedaba cerca de la costura ypodía recortarlo con las tijeras. Le lancéun largo pedazo de tela a Shahab y ledije:

—Ten, para ti, pero procura que no lovea nadie. ¡Por favor!

Él, sin embargo, lo arrebujó condesprecio y lo tiró a la papelera. Saquéla máquina de coser y me puse areconstruir la falda y a rehacer lospliegues.

En cuanto oyó que se abría la verja yentraba el coche, Shahab corrió a la

Page 160: Una voz escondida - foruq.com

ventana.—Vete a dormir a tu cuarto —le pedí

con dulzura.Fui a recibirlos a toda prisa mientras

entraban Naser y Arash. Traté de actuarcon desenvoltura, pero, como una tonta,comenté:

—¡Hoy habéis vuelto pronto!—Pero ¿no me habías dicho que

saliera antes del trabajo para recoger aArash e ir al hanabandun?

—Sí, claro. Creía que te habíasolvidado.

—¿Y ahora qué haces? ¿Aún no estáterminado ese vestido?

—Sí... pero se ha ensuciado un poco.Me lo he traído para lavarlo y ha

Page 161: Una voz escondida - foruq.com

quedado peor. Ahora acabo de recortarese pedazo. La falda tiene tantospliegues que no se notará lo másmínimo. ¡Y a ti, por favor, que no se teescape nada!

—¡Desde luego, tienes la cabeza enlas nubes! Haces una trastada tras otra,como tu hijo.

—¿Qué trastada? Son cosas quepasan. Estaba preocupada por el niño.

—¿Y eso? ¿Hay alguna novedad?—¡No, qué va a haber! Bueno, el crío

no se encuentra muy bien, me preocupa.Se ha pasado el día durmiendo.

—¡Mejor, así no ha hecho otra de lassuyas! En fin, haz lo que tengas quehacer con calma. Pero ¿no quieres venir

Page 162: Una voz escondida - foruq.com

al hanabandun?—La verdad es que no, id vosotros.

Tengo que acabar este vestido antes deque alguien sospeche algo.

—Pero ¿cómo? ¿Y a ellos qué lesdigo? Mujer, ¿cómo no vas a irprecisamente esta noche, cuando tenecesitan?

—No les hago ninguna falta. La mejorayuda que puedo prestarles es acabaresto. Esta mañana hemos hecho todo loque había que hacer. Está todo listo parala recepción. Van a ir también AkramJanum y su hija. Ve tú y luego tráete aShadi, que se ha quedado con Fereshteh.Diles que el niño está malo y que yo nopuedo ir. Total, mejor si no están los

Page 163: Una voz escondida - foruq.com

críos por en medio. Lo preferirán. Siluego ves que es imprescindible y queinsisten, cuando estén a punto de servirla cena me llamas y vamos en unmomento.

Arash apareció al poco rato con Shadi.—Fereshteh ha insistido mucho para

que la lleve otra vez esta noche —aseguró—. Dice que ha estadoensayando para bailar delante de losinvitados.

La lavé, la cambié de ropa y le recogíel pelo con dos cintitas rosas. La puseen brazos de Naser y los acompañéhasta la entrada. Al volverme, vi queShahab se había quedado mirando la

Page 164: Una voz escondida - foruq.com

puerta con melancolía.

Cuando por fin acabé de coser la faldaal vestido ya se había hecho de noche. Yaún quedaba mucho trabajo. Había queacabar de colocar las lentejuelas. Estabaagotada. Ya no veía. Estaba tanconcentrada que me olvidé por completode la presencia de Shahab. Sólo meacordé de él cuando me puso delantedos caramelos y una botella de agua. Metrajo hasta un vaso. Estaba claro quequería ser útil de alguna forma. Me diopena.

—¿Quieres ayudarme? —le pregunté.Asintió. Bebí un sorbo de agua y, con

toda la tristeza y el cansancio que

Page 165: Una voz escondida - foruq.com

llevaba acumulados, le susurré, no sé sipara mí misma o para él:

—La mayor ayuda que me puedesprestar es hablar conmigo. Sólo unapalabra, una sola. Di: «mamá»...

Me enjugué dos lágrimas que mehabían resbalado con rapidez por lasmejillas y me puse a trabajar otra vez.Al cabo de sólo unos segundos, una voztierna dijo lentamente:

—Mamá...Se me aceleró el corazón. Lo miré,

incrédula.—¡¿Qué has dicho?! ¿Has sido tú? —

pregunté. Le puse las manos en loshombros y, entre más lágrimas, supliqué—: ¡Repítelo, otra vez!

Page 166: Una voz escondida - foruq.com

Entonces sonó el teléfono y mesobresalté. Cuando descolgué todavíalloraba de felicidad.

—Naser, ¿a que no sabes lo que hapasado? ¡Hace un instante, Shahab hadicho «mamá»! Te lo juro, en serio. ¡Nosabes qué voz tan bonita tiene! Así, derepente, sin previo aviso ha dicho:«mamá»... Sí, ahora voy, muy bien.Diles que esperen, que quiero echar unamano para servir la cena. Sí, el vestidocasi está acabado. Mañana se lo doy.Nos arreglamos y vamos para allá.

Me di una ducha rapidísima y mevestí. Me recogí el pelo mojado en lanuca y me puse un carmín rojo claro enlos labios. Shahab me miraba con una

Page 167: Una voz escondida - foruq.com

sonrisa dulce. Siempre pasaba lomismo: cuando yo estaba contenta, élcambiaba de humor, como si nuestrasalmas estuvieran unidas por un hilo.Estaba tan feliz que hablaba a todapastilla:

—¡Dios mío, te doy las gracias! Losabía, siempre he sabido que no lepasaba nada. Ahora iré con la cabezabien alta delante de todo el mundo ynadie podrá seguir haciendocomentarios despectivos.

Cogí a Shahab de la mano y,orgullosa, me lo llevé a casa de HuseinAga.

Page 168: Una voz escondida - foruq.com

11

La cara de sufrimiento y cansancio de mimadre me provocó tanto dolor queestaba dispuesto a hacer lo que fuerapara aliviar su pena. Aquel impulsoincontenible me hizo olvidar el miedo ahablar. Abrí la boca y, con toda lanaturalidad del mundo, dije:

—¡Mamá!Una voz desconocida me resonó en

los oídos con un eco extraño. ¿Deverdad era la mía? Disfruté de la alegría

Page 169: Una voz escondida - foruq.com

de mi madre. Estaba mucho más guapacuando era feliz. Sin embargo, todaaquella emoción y aquel extrañocomportamiento me asustaron. Decamino a casa de mi tío, Asi preguntó:

—¿Por qué le ha contado al padre deArash que hemos hablado? Esperemosque no se lo diga también a los demás.

Tenía miedo. Quería dar media vuelta.Solté la mano de mi madre, que me miróeufórica y volvió a cogérmela.

—¡Vamos, cariño! ¡Vamos, orgullo demamá! —exclamó.

Cuando entramos se hizo el silencio. Lamisma gente que antes me ignoraba porcompleto de repente no me quitaba los

Page 170: Una voz escondida - foruq.com

ojos de encima. Se me disparó elcorazón. Aquello pilló desprevenidatambién a mi madre. Fataneh Janum senos acercó corriendo con malaintención, como siempre. Se agachó paraponerse a mi altura y, entre risas, dijo:

—¡Cómo me alegro de verte,guapísimo! He oído que ya hablas. Di«Fataneh Jun», que te oiga yo. ¡Vamos!

Me escondí detrás de mi madre: contanto maquillaje, de cerca daba muchomiedo.

—¡Venga, vamos, dilo! —insistía.Noté que me ruborizaba.—Déjalo, mujer, que lo molestas —

intervino mi madre, cogiéndome de lamano.

Page 171: Una voz escondida - foruq.com

—¡¿Cómo?! Pero ¡¿no habías dichoque hablaba?! A ver, quiero oír cómo mellama.

—Así lo asustáis.—Pero ¿qué le hemos hecho?

¡Menudo cuento!Josrow me miraba con gesto de burla.

El padre de Arash se acercó a mí.—Ahora que has dicho «mamá», di

también «papá» y nos das una alegría atodos.

Se quedaron mirándome, expectantes.Me costaba respirar. El corazón cadavez me latía más deprisa. Mamá, miúnico refugio y esperanza, me habíatraicionado. Había revelado a todo elmundo un secreto que tenía que quedar

Page 172: Una voz escondida - foruq.com

entre nosotros. Aparté de golpe la manoque me tenía cogida y salí huyendo a lacarrera hacia casa, jurándome que novolvería a sentir pena por ella y que norepetiría aquel error.

Con el paso de los días, dejaron porfin de hablar sin parar de lo sucedido.No tardaron en convencerse todos, mimadre incluida, de que le había parecidoque decía «mamá» por el enorme deseode oír aquella palabra de mis labios.Poco a poco me dejaron en paz y volví asumirme en mi reconfortante mutismo.

Page 173: Una voz escondida - foruq.com

12

El primer mes de verano pasó entre laboda y las demás recepciones.

Debido a las muchas clases a las queasistía, Arash no tenía tiempo paratantas actividades sociales. Tampoco meparecía que le apeteciera demasiadoasistir a ellas. Prefería quedarse en casaleyendo, viendo la televisión, dibujandoo haciendo manualidades. Para mí que,en cierto modo, también estaba cansadode todas aquellas obligaciones

Page 174: Una voz escondida - foruq.com

familiares.A menudo venía a casa su amigo

Saman, que era como él y llevaba unasgafas enormes que enmarcaban unosojillos diminutos. Se pasaban el día depalique... ¡Soltaban cada palabreja...! Y,para demostrar sus teorías, desmontabanla radio, el aspirador y otras cosas... Sinembargo, ¡en esos casos nadie hablabade actos vandálicos!

—Mi hijo está practicando. ¡Con lolisto que es, ya veréis como seráinventor! —alardeaba el padre deArash.

Durante aquellos días, mamá aprovechóla presencia de Arash en casa para ir a

Page 175: Una voz escondida - foruq.com

las recepciones y dejarme con él. De esaforma, podía participar en lascelebraciones sin preocuparse por mí;se llevaba únicamente a Shadi, laparlanchina. A menudo, Arash medejaba solo. Como su padre, no meconsideraba digno ni de atenciones ni depalabras. En cierto sentido, todo elmundo me evitaba, me dejaba de lado.Cuando se preparaban para lascelebraciones, en casa había un frenesígeneralizado y yo los seguía a todos deuna habitación a otra. Por lo general, mimadre se probaba muchos vestidos antesde elegir el que acababa llevando. Mehabría gustado que aquello durase horas,para no quedarme nunca en compañía de

Page 176: Una voz escondida - foruq.com

aquel silencio que se abatía sobre lacasa como una pesadilla cuando semarchaban.

—Estaba rica, ¿eh? —me decía mamádespués de darme un beso, refiriéndosea la cena de primera que nos preparabasiempre que salía para no sentirseculpable por dejarnos allí—. Cuandonos hayamos ido, ponte a hacer undibujo bien bonito y luego acuéstate.

Sin embargo, cuando me quedaba enaquella casa silenciosa no tenía ganas dehacer nada y no conseguía dibujar másque garabatos furiosos y sin sentido.Cada día que pasaba me sentía másunido a mis amigos imaginarios.

—¡Olvídate de ellos, que se vayan al

Page 177: Una voz escondida - foruq.com

diablo! —recomendaba Asi.Babi, en cambio, sufría mucho.

Page 178: Una voz escondida - foruq.com

13

Un caluroso día de verano, a mediatarde, sucedió algo extraordinario.Fereshteh se presentó en casa. Llevabaen la cabeza un rusari de un colorprecioso. Me quedé mirándolaembelesado.

—Pero ¿qué se ha hecho? Está muchomás guapa —aseguró Asi.

En lugar de abalanzarse sobre Shadi,como en todas sus visitas anteriores,cuando entró, vino a buscarme a mí. Salí

Page 179: Una voz escondida - foruq.com

de detrás de la puerta. Me abrazó.¡Cómo me gustaba estar entre susbrazos! Respiré profundamente paraempaparme del perfume de su cuerpo yluego escuché feliz las palabras quesalieron de su boca.

—¿Vamos juntos al parque? MariamJun, quiero llevarme a Shahab a dar unpaseo. ¿Puede venir? —preguntó,dirigiéndose primero a mí y luego a mimadre.

—¿A Shahab? —se sorprendió ella—. ¿Y ahora qué te ha cogido conShahab?

—¿Por qué? ¿Qué tiene de raro? Loquiero mucho. ¿No te acuerdas de queantes siempre jugábamos juntos? Vamos

Page 180: Una voz escondida - foruq.com

a dar una vueltecita por el parque yvolvemos enseguida.

—No, hija mía, me da miedo que pasealgo, no me atrevo. Si quieres llevarte aShadi, adelante, pero Shahab... No,estoy más tranquila si se queda conmigo.

—Te juro que iré con cuidado. Nopasará nada. ¿Sabes qué? He pensadomucho en lo que le ocurre a Shahab. Nole damos la atención que se merece. Yomisma, desde que esa granujilla deShadi empezó a hablar y se puso tangraciosa, lo he olvidado por completo.Por su forma de mirarme hecomprendido que se había enfadadoconmigo. Quiero hacer que me perdone.Te lo ruego, déjame venir de vez en

Page 181: Una voz escondida - foruq.com

cuando para llevarlo a dar un paseo.Mi madre seguía observándola,

perpleja, mientras que yo no cabía en míde alegría ante la perspectiva de salir adar una vuelta con Fereshteh. ¿Quémilagro era aquél, que me habíaregalado tanta felicidad? Tiré de lamano de mamá y con la mirada letransmití toda mi emoción. No le hacíamucha gracia la idea, pero aquellosojillos ansiosos la hicieron vacilar.

—No sé, me da miedo que te déproblemas y me haga pasar vergüenzaotra vez —contestó, indecisa.

—No te preocupes, no se portará mal.¿A que no, Shahab? —preguntó, y yoenseguida negué con la cabeza—. ¡Pues,

Page 182: Una voz escondida - foruq.com

venga, corre a ponerte bien guapo yvámonos a dar ese paseo tú y yo!

Emocionadísimo, me metí corriendoen el baño para lavarme las manos, lacara y sobre todo las rodillas. Mamávino enseguida a ayudarme. Me puse lospantalones cortos azules y la camisa decuadros azules y blancos que aún olía anuevo. Dejé que mi madre me peinaracon esmero y me hiciera la raya conagua para colocar mi largo flequillo a unlado.

—¡Qué maravilla! ¡Qué guapetón! —exclamó Fereshteh—. ¿Me equivoco,Mariam Jun, o Shahab es aún más guapoque Shadi?

La cogí de la mano y salí de casa

Page 183: Una voz escondida - foruq.com

contento. Al oír la voz quejumbrosa deShadi, que chillaba a nuestras espaldas,sentí, ¿cómo lo diría?, ciertasatisfacción.

—Pobrecita, le gustaría muchoacompañarnos —comentó Babi.

—¡No, no nos la llevamos! Si no hacenada ha salido a dar un paseo conmamá... —replicó Asi.

—No puede decirse que lo quehacemos con mamá sea dar un paseo.Tiene que ir a la compra y nos lleva conella, nada más. Mamá dice que es unpaseo, pero no es verdad. ¿Se cree quesomos idiotas?

Aquel paseo fue muy distinto de losque daba con mi madre todos los días.

Page 184: Una voz escondida - foruq.com

Era como si me hubiera escapado de unajaula. Me sentía ligero. Me volví haciaFereshteh para ver si estaba igual defeliz que yo. Me habría gustado darle lasgracias con los ojos, pero no me miraba.Parecía preocupada. Me agarraba lamano con fuerza, pero me daba lasensación de que se había olvidado demí por completo. Le pegué un tirón paraque me prestara atención.

—¿Sabes una cosa, Shahab Jun? —medijo con desgana—. Si te portas bien yme haces caso, a la vuelta te compro unhelado enorme. ¿Te parece?

Vacilé. Era como si me planteara unintercambio, como solía hacer Josrow.¿Acaso Fereshteh también quería

Page 185: Una voz escondida - foruq.com

burlarse de mí? Cruzamos la calle yentramos en el parque. Sin decirme unasola palabra, me llevó hacia la zona dejuegos. Parecía aún más preocupada queantes. Miraba a su alrededor. Me dicuenta de que buscaba algo o a alguien.Al cabo de un rato, pasó a nuestro ladoun chico que dijo algo en voz baja. Enlos labios de mi prima apareció unasonrisa.

—Venga, Shahab Jun, vete a jugar. Yome siento aquí, en este banco, y te miro.

Me soltó la mano. Me dirigí a la zonade juegos, pero no dejé de mirar haciadonde estaba ella. Fereshteh se sentó enel banco al lado de aquel chico. Daba laimpresión de que se conocían. Empecé a

Page 186: Una voz escondida - foruq.com

comprender el motivo de aquellasrepentinas muestras de cariño hacia mí.Me subí al columpio sin ganas. Me paréun momento al lado de los demás juegos,y probé otro. Ni siquiera me miraban.Estaba harto, ya no sabía qué hacer.Indeciso y algo avergonzado, meacerqué a ellos.

—Eh, ¿qué pasa, Shahab Jun? ¿Ya noquieres jugar? —me preguntó mi prima.

Negué con la cabeza y decidísentarme a su lado.

—¿Y ahora irá contándoselo a todo elmundo? —dijo él.

—No, tú tranquilo. Si no habla —explicó Fereshteh, y le susurró algo aloído.

Page 187: Una voz escondida - foruq.com

Bajé la cabeza. Sabía que hablabande que era tonto y mudo.

Más que triste estaba furioso.

Ya casi era de noche cuando se despidióde él. Durante el trayecto de regreso,Fereshteh iba de buen humor: mehablaba, reía y hasta me dio un beso.Luego me compró un helado estupendo.

A partir de entonces, nuestros paseosse convirtieron en una cita diaria. Mimadre estaba contenta y no dejaba dedar las gracias a Fereshteh. A mí megustaba salir, jugar en el parque y comerhelados, pero no sentía ninguna gratitud,ningún reconocimiento. Todas las tardes,con la excusa de llevarme a dar una

Page 188: Una voz escondida - foruq.com

vuelta, Fereshteh podía salir de casa yver a aquel larguirucho con melena queresultó llamarse Ramin. Cuandoaparecía algún guardia, hacía ver quejugaba conmigo, como si fuera la únicarazón por la que estaba en el parque.Aquella relación era en realidad unintercambio que resultaba ventajosotanto para ella como para mí. A pesar detodo, los dos estábamos satisfechos y noteníamos ninguna intención de romperaquel equilibrio.

Una mañana, al volver de la compra,Fataneh Janum pasó por casa.

—Pero ¿es cierto que Fereshteh selleva a Shahab al parque todos los días?—interrogó a mi madre.

Page 189: Una voz escondida - foruq.com

—¡Claro! Llega puntual como un relojy lo lleva de paseo. ¿Por qué me lopreguntas?

—Por nada, tenía mis sospechas. Porlo visto, ¡es verdad que mi hija tiene unapaciencia extraordinaria!

—Para ser sincera, a mí tampoco mehacía mucha gracia que salieran juntos,pero ella insistió tanto...

—Mi hija es un pedazo de pan. ¡Diceque lo hace para ayudarlo!

Me tapé la boca con la mano para queno se me escapara la risa.

—¡Está claro que Fataneh Jun es de lomás tontaina! Se cree que su hija noslleva al parque para hacernos un favor—saltó Asi.

Page 190: Una voz escondida - foruq.com

Ramin no me caía bien, pero no teníaelección. Los observaba con recelodesde detrás de los árboles. Se cogíande la mano furtivamente, y cuandoestaban seguros de que no los veíanadie, apoyaban la cabeza el uno en elotro. Yo me reía a carcajadas. Noentendía cómo podían hacer esas cosascon el miedo que tenían a que los vieran.Cuando llegaban los guardias, sequedaban blancos como el papel:Fereshteh corría hacia mí y Ramin se ibaen dirección contraria.

Pronto aprendí a reconocer a losagentes, llevaran la ropa que llevaran, ynada más verlos me lanzaba haciaFereshteh.

Page 191: Una voz escondida - foruq.com

Un día estaban tan ensimismados ensu charla que no se percataron de supresencia. Traté de pegar un grito, pero,como me pasaba siempre que sentía unagran emoción, la voz se me quedóatrapada en la garganta. Eché a correrhacia ellos. Cogí a mi prima de la manoy tiré de ella con todas mis fuerzas.

—¡Eh! Pero ¡¿qué haces?! —exclamó,sorprendida.

Señalé a los guardias que seacercaban. Nada más verlos, Raminpegó un brinco y se fue corriendo endirección contraria. Fereshteh y yo nosescondimos a toda prisa detrás de losárboles. Ella se echó un chal negro porencima de la cabeza y debajo se colocó

Page 192: Una voz escondida - foruq.com

bien el rusari. Los agentes, que corríanmucho más deprisa que Ramin, loalcanzaron. Uno lo agarró del cogote yel otro le dio una patada en la pierna. Elchico cayó al suelo. Nosotrosobservábamos la escena de lejos.Incluso yo sentí el dolor en la nuca y enlas extremidades. Entonces se lollevaron del parque junto con otraspersonas. Delante de la entrada habíados furgonetas: una reservada a loschicos y otra llena de chicas quesuplicaban y lloraban. A Ramin lometieron dentro de la primera dándoleotro golpe en la nuca. No quería queFereshteh fuera testigo de suhumillación, así que me la llevé de allí.

Page 193: Una voz escondida - foruq.com

La furgoneta arrancó y pasó por delantede nosotros. Ramin miró a Fereshteh porla ventanilla. Tenía sangre alrededor delos labios. ¡Qué pena me dio! Durantetodo el camino, mi prima no hizo otracosa que enjugarse las lágrimas. Enaquella ocasión no me compró elhelado, pero me dio igual.

—¿Has visto lo especial que esRamin? —me dijo con voz entrecortada—. Se ha entregado para que no noscogieran a nosotros. Como lo hanperseguido a él, nos han perdido devista. ¿Y ahora qué le harán? Si loazotan, lo matarán...

Y se echó a llorar otra vez.

Page 194: Una voz escondida - foruq.com

14

Durante unos días no tuvimos noticias deFereshteh.

—¿Por qué ya no viene tu prima abuscarte? ¿Le has hecho algo? —preguntaba mi madre.

Yo me encogía de hombros.Una tarde, después de comer,

reapareció.—Cariño, ya creía que no te apetecía

ir al parque con Shahab —le dijo mamá—. De todos modos, teniendo en cuenta

Page 195: Una voz escondida - foruq.com

que dentro de poco empieza el colegio,que anochece antes y que además hacemás fresco, no me parece mal. Quizá esmejor que no te sigas molestando.

Asi se echó a reír.—Si para ella no es una molestia en

absoluto —dijo—, lo que le pasa es quese muere de ganas de ver a ese chico. Encuanto aparezca, le sonreirá de oreja aoreja y volverá a ser feliz.

Me arreglé en un abrir y cerrar deojos. Tenía mucha curiosidad por ver aRamin después de que le hubieranpegado.

Llegamos al parque casi a la carrera.Cuando nos reunimos con Ramin estuvea punto de morirme de risa. Me tapé la

Page 196: Una voz escondida - foruq.com

boca con la mano. Asi y Babi secarcajeaban con estrépito en mis oídos.

—¡Ay, Dios mío, cómo lo han dejado!¿Por qué se ha rapado? —preguntóBabi.

Tenía una expresión más madura.Bajó la mirada, avergonzado. Fereshtehse olvidó de enviarme a jugar. Corrióhasta él y exclamó:

—¡Amor mío, ¿qué te han hecho en lacabeza?!

—No me mires, estoy feísimo. Me damiedo resultarte repulsivo.

—¿Por eso no querías quedar? Siguessiendo tan guapo como siempre. No teimaginas lo preocupada que estaba.

Apreté la mano contra la boca para

Page 197: Una voz escondida - foruq.com

evitar que me oyeran reír. Asi y Babi serevolcaban por el suelo, tronchándose.Me escondí detrás del banco.

—No podemos seguir así —aseguróRamin—. Tengo una condena decuarenta azotes en suspenso.

—¿Eso qué quiere decir?—Papá suplicó tanto que aceptaron

no azotarme, pero si vuelven a cogerme,da igual lo que haya hecho, me caeránlos cuarenta azotes sí o sí.

—¡Que Dios me fulmine!—Durante estos días no sabes cuántas

veces he dado gracias a Dios de queconsiguieras escapar.

—Tienes razón, pero ¿ahora cómoconseguiremos vernos? Si no te veo, me

Page 198: Una voz escondida - foruq.com

moriré. Lo he pasado terriblemente mal.—Yo también, pero ahora el parque

es peligroso. Tenemos que encontrarnosen un sitio más seguro.

—¿Dónde?—Hay que buscar un piso. Mi amigo

Esmail tiene uno y me ha dicho que medeja las llaves encantado. Allípodremos vernos sin problemas.

—¿Qué? ¿Un chico tan joven tiene unpiso?

—No tiene nuestra edad, es mayor. Esmuy generoso y, además, somos muyamigos. Es el dueño del pequeñosupermercado que hay al principio de micalle. El piso está justo encima.

—No, me da miedo, no me parece

Page 199: Una voz escondida - foruq.com

bien.—¿Y te parece bien que nos detengan

por la calle, en los parques, en losrestaurantes, y que nos azoten y pisoteennuestra dignidad? ¿Qué otra cosapodemos hacer? —Ramin se levantó degolpe y añadió—: Ya vienen... ¡Mañanaa la misma hora en la tienda!

Y se alejó a toda prisa.Fereshteh y yo nos quedamos sentados

en el banco un rato. No me apetecíajugar.

—¿Y ahora qué hago? —preguntó porfin, mirándome.

Me encogí de hombros.

Estuve dos días sin noticias suyas. Me

Page 200: Una voz escondida - foruq.com

imaginé que había pasado páginadefinitivamente de la historia del parquey que no volvería a venir a buscarme.Sin embargo, al tercer día, antes decomer, llamaron al timbre. Era ella. Mequedé mirándola sorprendido mientrasmi madre le decía:

—¿Has cambiado el horario,Fereshteh Jun? ¿No ibais al parque porla tarde?

—Sí, Mariam Jun, pero a esa hora haydemasiada gente y Shahab no puedejugar a gusto. He pensado que era mejorir por la mañana.

Al salir de casa me dijo que me dieraprisa, porque se nos había hecho tarde.

Pero no fuimos hacia el parque.

Page 201: Una voz escondida - foruq.com

Después de cruzar a toda prisa variascalles anchas, cansados y empapados ensudor, llegamos a una tiendecita decomida a la que llamaban«supermercado». Siguiendo lasindicaciones de un señor, nos dirigimosa la parte de atrás. Había dos taburetes yuna mesita pegados a la pared. Fereshtehme dijo que me sentara en uno de losdos, y ella se apoyó en el otro y se pusoa mirar a su alrededor. Poco después,llegó Ramin.

—¡Parece un palo de escoba! —comentó Asi, y nos reímos con muchasganas.

Al ver que me reía, me miraron losdos, atónitos. Luego ella le guiñó un ojo

Page 202: Una voz escondida - foruq.com

a él y se tocó la sien con un dedo. Yosabía lo que quería decir aquel gesto.Noté que me ponía rojo y bajé la cabeza.

—¿Qué hacemos? —preguntóFereshteh a Ramin.

—Si aparecen, se nos llevan seguro,porque no sabremos dónde meternos:bloquearían la puerta y Esmail semetería en un buen lío. Ven, vamos alpiso de arriba.

—Pero eso no se hace... En casa dealguien, tú y yo solos... ¿Qué pensaráEsmail, para empezar?

—Nada. Sabe que nos queremos yque no tenemos elección, porque en lacalle, en los parques o en losrestaurantes no podemos vernos —

Page 203: Una voz escondida - foruq.com

respondió él, y señalándome, añadió—:Además, ¿de qué tienes miedo, con unguardaespaldas como éste?

Aunque el gesto de Fereshteh mehabía sentado mal, al oír aquellaspalabras sentí cierto orgullo y metranquilicé un poco.

En aquel mismo momento se acercóun señor con mala pinta, de unos treintaaños, con un bigote grande y el pelorizado. Me puso un helado en la mano ydijo:

—¡Venga, subid, que si no mecomplicáis la vida! Si vienen y osencuentran aquí, estoy acabado.

Ramin señaló una puerta.—¿Ves esa escalera de ahí detrás, al

Page 204: Una voz escondida - foruq.com

lado del servicio? —preguntó—.Primero voy yo. Tú sígueme dentro deunos minutos.

—Muy bien, subiremos cuandoShahab se haya acabado el helado —dijo Fereshteh con la voz temblorosa.

—No, tardaríais demasiado. Shahabse queda aquí. Para cuando se acabe elhelado ya habremos vuelto.

—Ni hablar. Sin Shahab no voy aninguna parte.

—¡Pues muy bien! Que suba con elhelado. ¡Estoy harto!

Ramin se marchó. Empecé a comermeel helado, pero sin mucho entusiasmo. Elseñor del pelo rizado nos miraba. Hizoun gesto a Fereshteh para que subiera,

Page 205: Una voz escondida - foruq.com

pero ella dudaba. Al final se levantó.—Vamos, Shahab Jun, andando.Me cogió de la mano y salimos del

supermercado. Aquel señor tan extrañopegó un grito, pero Fereshteh no le hizocaso. Cuando llegamos al final de lacalle, oí la voz de Ramin, que nos seguíaa la carrera. Traté de andar más deprisa,pero mi prima había reducido el paso.Ramin nos alcanzó, resoplando.

—¿Qué ha pasado? ¿Por qué te hasmarchado?

—No puedo, ese Esmail no me gustanada. ¡Cómo me mira! Me incomoda.

—Pero ¿qué te ha hecho? ¡Mujer, sinos ha dado permiso para estar en sucasa! ¿No será que no te fías de mí?

Page 206: Una voz escondida - foruq.com

—No, de ti me fío, pero ese sitio nome gusta.

—¿Y ahora qué hacemos? ¿Sabes deotro lugar adonde ir? ¿No será quequieres dejarme, que no quieres volver averme?

—No, ¿cómo se te ocurre? Nosoporto estar lejos de ti.

—A mí me pasa lo mismo. Si no teveo me vuelvo loco. En la calle nopuede ser, no tenemos elección. He decontarte un montón de cosas. ¿Noquieres saber cómo fue todo? Porteléfono nos controlan. ¿Cuánto tiempohace que no hablamos como es debido?Venga, inténtalo una vez. Si estásincómoda, no volvemos.

Page 207: Una voz escondida - foruq.com

Fereshteh me apretó la mano y, con pasoincierto, volvimos al supermercado.Entonces fuimos directos a la parte deatrás. En la escalera no había luz y olíamal. Me tape la nariz. Al llegar arriba,entramos por una puerta oscura en unahabitación amplia y sucia, muydesordenada. Los muebles estabancubiertos de ropa y de trastos de todotipo. En un gran sofá vi una almohada,una manta y unas sábanas arrugadas.Encima de la mesa había platos suciosapilados y unos grandes ceniceros. Todala habitación olía a tabaco. De la paredcolgaban un esqueleto de plástico muyfeo y algunos cuadros ennegrecidos eincomprensibles, y encima del televisor

Page 208: Una voz escondida - foruq.com

destacaba un jarrón con floresmarchitas. No me gustaba nada aquellugar. ¡Cómo echaba de menos, en aquelmomento, mi casa, limpia y luminosa!Fereshteh tenía el rostro desencajado.

—¡Dios mío! Pero ¿por qué está todotan sucio? —preguntó con vozangustiada.

—Es un piso de soltero, ¿cómoquerías que estuviera? No tiene a nadie.Y está tan ocupado que no le da tiempode limpiar.

En ese momento me fijé en que Raminllevaba en la mano mi helado, que yacasi se había derretido. Me lo pusodelante y encendió el televisor.

—Ven, guapo, siéntate. Mira la tele y

Page 209: Una voz escondida - foruq.com

cómete el helado.Me senté y ellos se quedaron en el

sofá, detrás de mí. Al principio hablarondel comité de barrio de la policíareligiosa, del tribunal, de sus miedos yde todas esas cosas, luego bajaron lavoz y ya no entendí lo que decían.Cuando dejé de oírlos, me di la vuelta.Fereshteh se había quitado el abrigo y elrusari, y había apoyado la cabezaplácidamente sobre el hombro deRamin. Estaban cogidos de la mano y élle olía el pelo, extasiado. En aquelinstante, deseé con todas mis fuerzasestar en el parque.

Al día siguiente se repitió elprograma. En aquella ocasión, Ramin

Page 210: Una voz escondida - foruq.com

puso una película, subió el volumen ydijo:

—¡Shahab Jun, no sabes lo buena quees! ¡Te la recomiendo!

Me quedé mirándolo con recelo. Mesenté delante del televisor, pero estabamás pendiente de lo que decían a miespalda. En un momento dado dejé deoír sus voces. Me di la vuelta y, Diosmío, instintivamente me tapé la boca conla mano. Aparté los ojos, pero no podíapensar más que en lo que había visto.No entendí por qué, pero Fereshteh selevantó de repente del sofá. Yo tambiénpegué un brinco, la cogí de la mano y laarrastré hacia la puerta.

—¿Qué te pasa? ¿Qué te ha entrado?

Page 211: Una voz escondida - foruq.com

—dijo Ramin con voz quejumbrosa—.Lo siento, te juro que no tenía ningunaintención... No sabes lo mucho que tequiero. Te necesito.

—Sí que lo sé. Por eso no quería quenos viéramos aquí.

—No, créeme, te juro que no serepetirá.

—No, Ramin Jun, es mejor quequedemos en el parque. Tengo que irme.Adiós. Nos vemos mañana en el parque.

Me sentí feliz y orgulloso de aquellareacción de Fereshteh. Tiré de ella y lahice bajar por la escalera. Se dejóllevar. Una vez fuera, aspiré con fuerzael aire fresco.

Page 212: Una voz escondida - foruq.com

Al día siguiente fuimos al parque comoen los viejos tiempos. Mi prima mellevó a la zona de juegos, atenta a todo,asustada. Ramin nos observaba adistancia, desde los árboles. Con ungesto, le indicó que no lo mirase. Ellano sabía qué hacer. A mí no me apetecíaen absoluto jugar. Bajé del columpio yle cogí la mano. Accedió a volver a casasin rechistar.

Fereshteh parecía más triste y más solacon cada día que pasaba, hasta que, unamañana en que los guardias seguro quetenían algo mejor que hacer, Ramin yella pudieron sentarse en un banco delparque y hablar con tranquilidad. Les

Page 213: Una voz escondida - foruq.com

brillaban los ojos, y yo también mealegré. Cuando estaban juntos en elparque, me invadía una agradableplacidez. En el camino de regreso acasa, Fereshteh me confesó su felicidady yo la escuché con atención. Sabía queno esperaba respuestas, que sólo queríahablar y que alguien la escuchara. Mesentí orgulloso de mí mismo: habría sidocapaz de cualquier cosa con tal de queno volvieran a aquel cuchitril asqueroso.

Al día siguiente, la paz en el parquereinó de nuevo. Como un centinela, mededicaba a controlar todo lo que ocurríaen torno al banco en el que se habíansentado Fereshteh y Ramin. Cuando unoschicos espantados pasaron corriendo a

Page 214: Una voz escondida - foruq.com

mi lado, advertí el peligro y, como losdetectives de las películas, me escondídetrás de un árbol. Vi cómo llegaban losagentes de la calle, que se dispersaronen todas direcciones. Corrí con toda mienergía y me reuní con Fereshteh. Al vermi cara de terror, ambos sesobresaltaron.

—¿Están aquí? —preguntó Ramin.De pronto, se levantó y salió

corriendo, pero, en cuanto llegó a laaltura de los árboles, un guardia que porlo visto había estado apostado allí todoel rato lo interceptó y lo agarró por lanuca. Al mismo tiempo, otro apareciódetrás de Fereshteh y le ordenó conrabia:

Page 215: Una voz escondida - foruq.com

—¡Andando!Estaban pálidos de miedo. Creo que

yo también me quedé más o menos delmismo color. Fereshteh, temblandocomo una hoja, imploraba:

—¡Se lo ruego, Aga, no hemos hechonada!

—¡Andando!Nos dirigimos los tres con paso

inseguro hacia la entrada del parque.Ramin tenía los labios amoratados.

—A ellos déjenlos. Es culpa mía.Dejen que se vayan —pidió con una vozdesgarradora.

—Cierra el pico, vais a venir todoscon nosotros.

Para hacerlo avanzar, el agente le

Page 216: Una voz escondida - foruq.com

pegó un golpe en la espalda. Raminperdió el equilibrio y cayó haciadelante. Se levantó tratando de mantenerun poco de dignidad. Fereshteh lloraba yyo volví la cabeza para no ser testigo deaquella humillación. También me sentíahumillado. Una vez fuera, entregaron aFereshteh a dos mujeres que estabandelante del furgón reservado a laschicas. Con la esperanza de quecomprendieran la situación, la pobre sepuso a llorar y a suplicar, pero parecíanmás severas y despiadadas que loshombres. La hicieron subir a empujones.Yo estaba a punto de desmayarme demiedo. Empecé a chillar sin despegarmede ella. El jefe de los agentes, un

Page 217: Una voz escondida - foruq.com

hombre de mediana edad, se acercó anosotros, y mi prima le rogó entrelágrimas:

—Se lo imploro, Aga, no he hechonada. Este niño es mudo, no puedehablar. Lo he llevado a dar un paseo ypor poco le pegan un tiro. Se lo ruego,deje que me lo lleve a casa.

—¡Vuelve al furgón! —ordenó una delas dos mujeres, y, dirigiéndose al jefe,añadió—: Miente. Yo los conozco. Nole haga caso.

Grité aún más fuerte. Ni yo mismocomprendía cómo podían salir de migarganta gritos como aquéllos. Losguardias me miraban vacilantes.Fereshteh bajó del furgón de un salto y

Page 218: Una voz escondida - foruq.com

exclamó:—¡Dios mío, va a desmayarse! ¡Está

teniendo un ataque!El jefe dio un paso adelante.—Cógelo y llévatelo de aquí.—No, Qorban, sólo es un numerito.

¿No ve que el hiyab que lleva no cumplela norma? Yo me encargo de que eseniño se calle. ¿Me permite...?

—Haga el favor de dejarlo, ZahraJanum. —Y, volviéndose hacia miprima, añadió—: Muy bien, tú puedesirte con el crío, pero no vuelvas aaparecer por aquí o te las verásconmigo...

Fereshteh me cogió de la mano almomento. Salimos de allí a toda prisa,

Page 219: Una voz escondida - foruq.com

llorando.—Vamos primero a mi casa, mamá no

está —me dijo poco antes de llegar—.Te lavas las manos y la cara, y luego tellevo con tu madre.

Sacó la llave y abrió con calma. Nohabía nadie. Fuimos a su cuarto. Se tiróencima de la cama y empezó a llorardesconsolada. Yo me senté en el suelo,con la cabeza apoyada en la pared.Estaba tan cansado que no tenía fuerzasni para moverme. Al cabo de unosminutos nos tranquilizamos los dos.Fereshteh se sentó en la cama.

—Todo esto va a acabar conmigo...—me dijo—. ¿Has visto cómo le hanpegado? Y eso no es nada. Imagínate los

Page 220: Una voz escondida - foruq.com

azotes que le darán. Dios mío... No loaguantará, morirá en sus manos.

Y empezó a sollozar otra vez.Me acerqué. ¡Qué pena me daba! Le

acaricié el pelo y me abrazó.—¿Qué hacemos? ¿No crees que es

mejor que se lo diga a su madre paraque vayan a buscarlo?

Alargó el brazo para descolgar elteléfono de la mesita. Se lo llevó a lacama y marcó el número.

—Señora, la policía ha detenido a suhijo Ramin en el parque y se lo hallevado al comité. Vayan a ayudarlo —anunció con voz impostada, y actoseguido colgó.

Page 221: Una voz escondida - foruq.com

Los paseos hasta el parque sesuspendieron durante una temporada.Fereshteh se mostraba angustiada ynerviosa, y en casa siempre estaba enpie de guerra. Llegaba de mal humor ycualquier excusa era buena para querompiera a llorar.

Fataneh Janum estaba desesperada.Un día le dijo a mi madre:

—¡No sé qué mosca le ha picado!Está muy arisca. Se ha vuelto intratable.¿A ti te ha dicho algo?

—No, qué va. Sólo que Josrow leamarga la vida y que ya no lo soportamás, y que por eso viene y se mete en elcuarto de Shahab.

—¡Miente! No digo que su hermano

Page 222: Una voz escondida - foruq.com

no la incordie, pero, pobrecito, no tantocomo afirma ella.

Sin embargo, al cabo de diez díasvino a buscarme toda sonriente. Llevabaun rusari precioso y un poco demaquillaje.

—Vamos, Shahab Jun, que hacemucho que no salimos a dar un paseo.

—¿Y ahora qué? —preguntó mimadre, mirándola perpleja—. ¿Otra vezal parque?

—Me he dicho que dentro de pocoempiezan las clases y que luego ya nopodré llevar a Shahab a dar ni unavueltecita. Tenemos que aprovechar lospocos días que quedan.

Se me ocurrieron mil preguntas. ¿Qué

Page 223: Una voz escondida - foruq.com

había pasado? ¿Había vuelto Ramin?¿Por qué no tenían miedo? ¿Querían irotra vez al parque? Si volvía a ver aesos guardias, no iba a saber qué hacer.En cuanto cerró la puerta de la calle yestuvimos los dos solos, me detuve y letiré del brazo, mirándola fijamente,lleno de dudas.

—¿Qué pasa? Vamos. ¿Tienes miedo?No, no sufras. No vamos al parque, sinoal supermercado. Vemos a Ramin yvolvemos. Nada más.

Dije que no con la cabeza, disgustadoe indignado.

—¿Qué quieres que haga? Notenemos otro sitio donde vernos. No hayalternativa. Me estoy volviendo loca. Lo

Page 224: Una voz escondida - foruq.com

echo tanto de menos que voy a perder larazón. ¿Tú no?

Moviendo la cabeza y apretando loslabios, le respondí que no. Ella soltóuna carcajada y me dijo:

—Claro, ¡tú no estás enamorado deél! ¡No sabes ni qué es eso del amor! Esun chico especial, ¿sabes? Él tambiénpiensa en mí todo el tiempo. La ansiedadme estaba matando. ¿Sabes cuántosazotes le dieron? Dios mío, no puedo nipensar en ello... Fue todo culpa mía.Hoy es el primer día que puede salir decasa y hasta que no lo vea no mequedaré tranquila. Los médicos le handicho que es posible que, por culpa delos azotes, se le hayan quedado los

Page 225: Una voz escondida - foruq.com

riñones dañados. Si yo no hubieramontado aquel número y hubiera seguidoyendo al piso de Esmail, todo esto nohabría pasado.

—¡Qué desgracia tan grande! —exclamó Asi—. A partir de ahora nostocará ir siempre allí.

Aquel día Fereshteh y Ramin sealegraron muchísimo de reencontrarse.Él le enseñó con orgullo las heridasmientras ella lo miraba con compasión.

—¿Te duele mucho? —preguntó.Ramin le contó todas las penalidades

que había sufrido como si fuera unhéroe, y Fereshteh se quedó embelesada.

Page 226: Una voz escondida - foruq.com

Poco a poco, verse en aquellahabitación sucia se convirtió en unacostumbre para Fereshteh y su novio,pero yo no podía más. No soportaba aEsmail, que con cualquier pretexto seempeñaba en cogerme del brazo ysentarme en sus rodillas. Además meincomodaba que mi prima y Raminestuvieran todo el rato pegados el uno alotro.

—Shahab Jun, ve a buscarnos algo debeber —me pidió Ramin un día.

No me gustaba bajar solo. Esmail medaba miedo. Hice ver que no lo habíaoído y volví la cabeza indignado. Raminme cogió del brazo.

—Ve, anda. Y cómprate también un

Page 227: Una voz escondida - foruq.com

buen helado —insistió—. A mí aún meduelen las heridas. ¡Ve a buscar algo debeber, tú que eres tan espabilado! Memuero de sed.

Miré a Fereshteh, que se quedó ensilencio. No entendía su mirada.

Bajé con el miedo en el cuerpo.Señalé las bebidas, y Esmail, con unasonrisa detestable, me acercó unabotella y un vaso. Cuando ya había dadodos pasos, me di cuenta de que meseguía. Me asusté tanto que se me cayóla botella de la mano. Eché a correrhacia el piso de arriba. En la oscuridadde la escalera, su fea cara era aún másespantosa. Estaba a punto de atraparmecuando el timbre de la puerta anunció la

Page 228: Una voz escondida - foruq.com

llegada de un cliente. Esmail se detuvo yvolvió al supermercado. Yo acabé desubir los escalones con las piernastemblorosas. Giré el pomo, pero me dicuenta de que la puerta estaba cerradacon llave. Le pegué una patada. Estabaal borde de sufrir un ataque de cólera.Me senté delante de la puerta y me pusea llorar.

—¡Qué mala suerte tenemos! —exclamó Babi—. No podemos hablar ytodo el mundo se aprovecha de ello.Nadie nos hace caso.

Yo, sobre todo, estaba enfadado conFereshteh; no sólo había permitido queRamin me echara, sino que además nome dejaba entrar. Al cabo de unos

Page 229: Una voz escondida - foruq.com

minutos abrió la puerta. Se estabapeleando con Ramin y llevaba el abrigoy el rusari en la mano. Iba todadespeinada. Se colocó el pañuelo por laescalera y, al llegar al supermercado, sepuso el abrigo. Yo salí antes que ella.Sollocé durante todo el camino y nisiquiera los gestos cariñosos de miprima consiguieron calmarme. Ya no mefiaba de Fereshteh. Había roto con ella.No estaba dispuesto a dar más paseos. Apartir de aquel día, cuando venía abuscarme me escondía, y una vez quetrató de llevarme a la fuerza me puse achillar. Me agarré al pasamanos de laescalera y rompí a llorar. Mi madre,turbada, acudió en mi ayuda.

Page 230: Una voz escondida - foruq.com

Fereshteh se marchó y aquellaagradable distracción veraniega llegó asu fin. Sin embargo, durante aquelperíodo aprendí muchas cosas,demasiadas para mi edad, cosas queocupaban mis pensamientos y que noconseguía entender del todo. A veces,avergonzado, lo hablaba con Asi y Babi.Un día incluso intenté imitar a Fereshtehy Ramin con Shadi, pero... me dieronganas de vomitar.

—¡Qué asco! —le dije a Asi—. Tienela boca llena de saliva.

Page 231: Una voz escondida - foruq.com

15

Empezaron las clases y la vida recuperóla normalidad. Fereshteh no volvió avenir a casa a buscar a Shahab. No séqué pasó entre ellos ni por qué el niñodejó de querer verla. Se volvió cada vezmás cerrado, más pensativo, hasta elpunto de que, desde hacía un tiempo, yano daba vueltas por la habitación nijugaba a aquellos juegos extraños.Había dejado de enseñarme sus dibujosy, cuando por casualidad los vi, no fui

Page 232: Una voz escondida - foruq.com

capaz de interpretarlos: eran simplesgarabatos incoherentes. En una ocasión,me encontró con una de aquellas hojasen la mano, y me la arrebató y la rasgócon violencia. Entonces me di cuenta deque era algo que no tendría que habervisto.

Sin embargo, lo que más mepreocupaba era la relación que tenía consu padre. Naser era un hombre honrado,trabajador, el puntal de la familia, perole faltaba algo, algo que tendría quehaber aprendido de niño y que no lehabían enseñado. No sabía expresar suamor, sus sentimientos. Para él, lasdemostraciones de afecto eran bobadas.Le daba vergüenza hablar de lo que

Page 233: Una voz escondida - foruq.com

sentía. Básicamente, todo lo que notuviera que ver con la razón para él notenía ningún valor, era superfluo. Queríaque las cosas fueran siempre perfectas yno perdonaba el más mínimo error,sobre todo por mi parte o por la de sushijos. Arash hacía todo lo posible parasatisfacer sus deseos, hasta el punto deque acabó convirtiéndose en unperfeccionista casi obsesivo. Sezambullía en el estudio y en laslecciones de cualquier tipo. Naserhablaba de él con orgullo. Todo elmundo lo animaba, y el chico estudiabacada vez más. Desde que se habíaconvencido de que Shahab teníaproblemas intelectuales, Naser había

Page 234: Una voz escondida - foruq.com

empezado a hacer comparacionescontinuas entre los dos, como si tener unhijo que fuera un genio pudieracompensar la desgracia de tener otroretrasado y eso aliviara su orgulloherido.

¿Cómo podía un hombre así aceptar lapeculiaridad de Shahab? No sólo nollegó a crearse una relación afectivadecente entre ellos, sino que día tras díala distancia fue ampliándose. Y yo meencontraba en medio. Confundida ypreocupada, ideaba estratagemasestúpidas que con frecuencia serevelaban inútiles. En una ocasión, porejemplo, le di un plato de fruta a Shahaby le dije:

Page 235: Una voz escondida - foruq.com

—Shahab Jun, llévaselo a tu padre.Su única respuesta fue dejarlo encima

de la mesa con decisión.—¿A qué viene eso, Shahab Jun?

Papá acaba de volver del trabajo, estácansado. Llévale la fruta, siéntate a sulado y dale una alegría.

Me miró con gesto de protesta. Volvía ponerle el plato en la mano.

—Venga, hijo, no seas cabezota. Ve allevárselo. ¿Es que no quieres a tu papá?

Apretó los labios y, hecho una furia,estrelló el plato en mitad de la cocina.Se hizo añicos.

—¿Qué ha pasado? —preguntó Naser.Miré al niño, consternada. En un abrir

y cerrar de ojos, salió corriendo a

Page 236: Una voz escondida - foruq.com

refugiarse en su cuarto.—Nada... Se me ha caído un plato.

Page 237: Una voz escondida - foruq.com

16

Me ponía nerviosísimo cuando mamárepetía aquello de «tu padre», «tupadre».

—¡Qué tonta es tu madre! —decía Asi—. Ése no es nuestro padre, sino el deArash. ¿Cómo es posible que no locomprenda, ella que sabe hablar y quees tan espabilada que intuye lo quequeremos? ¿Es que no entiende que loshijos buenos, sanos, guapos einteligentes son de los papás y que los

Page 238: Una voz escondida - foruq.com

estúpidos, feos y enfermos, que no sabenhablar, son de las mamás? Si prestara unpoco más de atención, si escuchara laspalabras del padre de Arash, locomprendería... Pero siempre estádistraída. Está abatida por nosotros y nose da cuenta de que el padre de Arash,cuando lo llama, siempre dice: «¡Ven,hijo mío!» Va por todas partes diciendoorgulloso: «¡Éste es mi hijo!» Cuando lomira, sonríe de alegría con los ojos. Anosotros, en cambio, prefiere no vernos.No le gusta mostrarnos a los demás,hasta el punto de que siempre dice:«Janum, ven a recoger a tu hijo», que esun poco como decir: «Éste es hijo tuyo,no mío.» ¿Por qué mamá no lo entiende?

Page 239: Una voz escondida - foruq.com

Nosotros a él tampoco le hacemos caso.Con mamá nos basta.

No sé exactamente ni cuándo ni dónde seinterrumpió la relación con mi padre. Laprimera escena que recuerdo está ligadaal día en que trajeron a Shadi a casa. Élla llevaba en brazos, feliz. Le brillabanlos ojos. Entonces yo aún tenía lacostumbre de ir a recibirlo cuandollegaba. Me ponía delante de la puerta ylevantaba las manos para que mecogiera. Estando en brazos de mi padre—el lugar más alto y más hermosodesde el que contemplar el mundo—,cumplía con placer la orden que medaba:

Page 240: Una voz escondida - foruq.com

—¡Venga, dale un beso a papá!Por aquella época aún no se había

resignado a que no hablara y no creíaque fuese retrasado. Sin embargo, aqueldía en concreto, por mucho que alargaralos brazos y lo rodeara, no me cogió. Nime vio. Cuando por fin acostó a Shadi yle dio un beso, a mí, que también queríabesarla para que él me hiciera caso, meapartó con un gesto. Me quedé a su lado,solo y desesperado. Shadi se puso allorar y él volvió a cogerla, llamó a mimadre y justo en ese momento me pisó.Del daño que me hizo, pegué un grito,pero él se fue a buscar el biberón de laniña. Al volver, me miró de reojo ypreguntó:

Page 241: Una voz escondida - foruq.com

—¿Qué te pasa, por qué chillas sinmotivo?

Ni si quiera se había dado cuenta deque me había pisado un pie.

—¿Por qué tiene este niño un piemorado? —preguntó mi madre al díasiguiente.

—Pues no lo sé, se habrá dado ungolpe por algún lado —contestó él, quehabía pedido unos días de permiso paraecharle una mano.

La falta de atención de aquel períodome hizo comprender que ya no habíasitio para mí en su corazón. Nunca meacercaba a él, me daba miedo quevolviera a pisarme. Después de que envarias ocasiones, al llegar del trabajo,

Page 242: Una voz escondida - foruq.com

hiciera caso omiso de mis brazoslevantados, me senté delante del espejoque tenían en la puerta del armario y meobservé, pequeño y frágil. Allí tome ladecisión de no volver a alegrarmeporque regresara a casa, de no ir arecibirlo y de no darle besos nunca más.

Cuanto más tardaba en empezar ahablar, más se alejaba de mí. Era comosi mi presencia fuera un insulto a supersona, a su orgullo, a su virilidad, ypusiera en tela de juicio su sentido de laperfección. Me miraba desconcertadosin entender por qué le había mandadoDios un hijo así. No volvió a dirigirmela palabra. Sin duda, su cerebro le decíaque una persona razonable no habla con

Page 243: Una voz escondida - foruq.com

quien no puede contestar.No digo que lo hiciera adrede, pero

inconscientemente estaba ofendido y seavergonzaba de mí; y yo, por muypequeño que fuese, comprendía con totalclaridad cuál era la situación.

Recuerdo bien la primera vez que mellevaron a un especialista. La consultaestaba oscura y todo era marrón. En lapared habían colgado una foto espantosaque parecía una mariposa dibujada porun loco. Shadi tenía un año y medio y yasabía decir muchas cosas. Cada palabrasuya llegaba a mis oídos como unasonora bofetada. Cuando decía algo, lasmiradas de los presentes se

Page 244: Una voz escondida - foruq.com

transformaban para mí en una pregunta yal mismo tiempo en una acusación: «¿Túpor qué no dices nada? ¡Ella es máspequeña, y mira cómo habla!»

Con el tiempo, hablar se convirtió enuna angustia sin fin. Cada vez que teníaque sacar una palabra por la boca, se meaceleraba el corazón y me retumbabanlos oídos, mientras que las voces de lagente que me rodeaba quedabanamortiguadas y resultabanincomprensibles. El día de la visita, elpadre de Arash le dijo al médico:

—Doctor, ya casi tiene cuatro años,pero no dice ni una palabra. Con un añoy medio, su hermana habla por loscodos.

Page 245: Una voz escondida - foruq.com

—¡Que Dios lo proteja! —exclamómi madre sin pensar, dando variaspalmadas en la mesa que tenía delante.

—El médico de cabecera dice que nole pasa nada y que empezará poquito apoco, pero para mí que ya es tarde.Quizá haya llegado el momento de tomaralguna medida.

—Además de no hablar, ¿tiene algúnotro problema?

—Sí, doctor —contestó mi madre—,últimamente se hace sus necesidadesencima, y eso que hacía tiempo queparecía haberlo superado.

La miré atónito. Me resultabaincreíble que pudiera avergonzarme contanta facilidad delante de un

Page 246: Una voz escondida - foruq.com

desconocido. En realidad, sólo habíapasado dos veces, y por culpa suya.Como no me hacía caso, yo tenía queaguantarme demasiado tiempo y luegopasaba lo que no tenía que pasar...

—Por lo general, los niños hacen esascosas para llamar la atención. ¿Ledemuestran suficiente interés y cariño?

—Hacemos todo lo que podemos porél, pero para mí que este niño tienealgún problema —aseguró el padre deArash—. Es muy apático y muy frío,como si no tuviera sentimientos. Si mepasara varios años de viaje, no creo quese alegrase de volver a verme. Si loabrazo, lo único que quiere esescabullirse. No permite que nadie le dé

Page 247: Una voz escondida - foruq.com

besos y no responde a ningún gesto deafecto. Le compramos juguetes, pero nose alegra ni un segundo. Ni siquiera losmira.

—No, las cosas no son así. Cuando túno estás, sí que juega con ellos —puntualizó mi madre—. Lo que pasa esque al principio no presta atención,como si no comprendiera la novedad. Aveces me da la impresión de que lo hacepor rencor.

—¿Rencor contra quién? ¡Un niño asíno sabe de esas cosas! —replicó él.

—¿Tiene problemas físicos? ¿Empezóa andar cuando tocaba? ¿Oye bien? —preguntó el médico.

—No, no creo que tenga problemas

Page 248: Una voz escondida - foruq.com

de ese tipo —contestó mi madre—.Shadi, que Dios la proteja, empezó aandar dos semanas antes de cumplir elaño, y él con un año y tres meses. Encuanto al oído, la verdad es que no losé, pero el médico de cabecera le hizounas pruebas y dijo que no le pasabanada. Cuando le hablas te entiende,aunque alguna que otra vez, para sersincera, mientras ve dibujos animados oestá concentrado en algún juego, pormucho que lo llames, parece que no teoye. A veces inventa juegos raros. ¡Sepasa las horas muertas dando vueltas ymirando al cielo, da vueltas al hoz, sedetiene bruscamente y luego sigue, comolos locos! Me marea, y si le digo que se

Page 249: Una voz escondida - foruq.com

esté quieto no me hace caso.El médico se echó hacia delante y

ordenó:—Súbanlo a la camilla.

No me gustaban los médicos. Sucomportamiento era imprevisible. Unasveces te daban chocolate y otras, sinningún motivo, te clavaban una aguja,como unos sádicos. Luego decían que nodolía. Esas palabras me ponían aún másnervioso que la aguja en sí. Cuánto mehabría gustado clavarles una jeringa enel cuerpo a ellos para que comprobaransi dolía o no. Mi médico de cabeceratenía un pelo blanco precioso, erasimpático y bajito, pero aquel

Page 250: Una voz escondida - foruq.com

especialista, con su bigote negro yespeso y su corpulencia, me recordaba alos malos de los dibujos animados. Noera nada agradable, sobre todo porquehablaba de mis defectos y obligaba amis padres a compararme con Shadi, deforma que, al final, acabaronencontrándonos más carencias a mí ymás virtudes a ella.

El padre de Arash me levantó delsuelo. No me hacía ninguna gracia queme subieran a la camilla. Bloqueé lasrodillas para que no pudiera forzarme asentarme. Al final me sentó a la fuerza yme lanzó una mirada autoritaria.

—¡Juzgue por sí mismo! —pidió—.No hay quien entienda por qué de golpe

Page 251: Una voz escondida - foruq.com

y porrazo se pone como loco y se ofuscaasí.

El médico no dijo nada y se puso amirarme los oídos, la garganta, elcorazón y la barriga. El estetoscopioestaba helado y me entraron escalofríos.Me eché hacia atrás.

—¡Calma, hijo, calma! —Se quitó elestetoscopio y se me puso delante—.Oyes mi voz, ¿verdad?

Me quedé mirando aquel gran bigotenegro. Por las ventanas de la narizasomaban dos pelos blancos.

—Mira, parece que le salga un moco—dijo Babi.

Me eché a reír. El médico ibahablando solo y yo me concentré en

Page 252: Una voz escondida - foruq.com

mirar aquel bigote ridículo, que subía ybajaba. Me convencí de que no eran dospelos canosos, sino un moco que se lehabía quedado pegado.

Aparté la cara. El médico me llamó y,obligándome a volverme hacia él,ordenó:

—Ahora, hijo mío, mírame.Y aparté de nuevo la cara, enfadado.—¡Hay que ver...! —exclamo Babi—.

¿Por qué no se limpia la nariz? Me estoyponiendo malo.

—Ahora, hijo mío —insistió, tratandode obligarme otra vez a mirarlo—, dapalmas, así... —E hizo chocar las manoscon mucho ruido—. ¡Da palmas, vamos!

Lo miré con desdén.

Page 253: Una voz escondida - foruq.com

—¡Menudo imbécil, ni que fuéramosbebés! —comentó Babi.

Me sentí insultado. Me crucé debrazos y de nuevo miré hacia otro lado.El médico se enfadó. Se oía a dos niñosque lloraban y se peleaban en la salitade espera. La secretaria asomó lacabeza:

—Doctor, los pacientes se estánalborotando —informó—. Hay muchosniños. ¿No podemos cumplir el horariode las visitas?

El médico le hizo un gesto para quesaliera y volvió a concentrarse en mí.Me obligó a mirarlo otra vez y me dijocon autoridad:

—Muy bien, pequeño, ¿has entendido

Page 254: Una voz escondida - foruq.com

lo que quiero que hagas? ¡Da palmas!Vamos.

Volví a apartar la cara y apreté losbrazos cruzados contra el pecho con másfuerza.

Estaba visiblemente nervioso. Medeshizo el estrecho nudo que habíaformado con los bracitos. Me puse rojopor el esfuerzo de intentar mantenerloscruzados y por el mal humor que meprovocó no conseguirlo. Tenía quedefenderme. Acerqué la cabeza a lamano del médico, que me agarraba elbrazo con fuerza, y le mordí el dorsocon mis dientecitos puntiagudos.

—¡Ay! —exclamó el doctor, y mesoltó.

Page 255: Una voz escondida - foruq.com

Tenía que huir. Aunque la camillaestuviera alta, bajé de un salto y corríhasta la otra punta de la consulta. Mispadres me miraban, desencajados. Papáse levantó para ir a agarrarme, pero elmédico intervino:

—Déjelo, no tiene importancia. Elproblema de este niño no es sólo elhabla. En mi opinión, tiene carenciascognitivas. Hay que someterlo a pruebasque sin duda resultarán costosas.Pregunten a mi secretaria. Cuando sedecidan a hacerlas, llamen para pedirhora.

Luego, como si ya no nos soportaramás, abrió la puerta para que nosmarcháramos. Mi madre cogió a Shadi

Page 256: Una voz escondida - foruq.com

en brazos a toda prisa —no le habríadado tiempo a llevarla de la mano— ysalió. El padre de Arash se me acercó agrandes zancadas y me sacó de allí.

No me llevaron a hacerme las pruebas.Mi madre se mostró contraria desde unprincipio.

—¡Ese médico no tiene ni idea! —decía—. El único que sabe de lo quehabla es el doctor Tabatabai. Dijo que alniño no le pasaba nada. Que tarde otemprano empezará a hablar.

El padre de Arash también cambió deidea al oír la suma desorbitada quehabría tenido que desembolsar. A pesarde todo, se quedó convencido de que, si

Page 257: Una voz escondida - foruq.com

no hablaba, era porque tenía problemascognitivos y psicológicos. Pero no decíanada porque no habría soportado lareacción de dolor y de rabia de mimadre. En vez de eso, decidió poner enmarcha un último intento de hacermehablar, antes de emitir el juiciodefinitivo.

Aquello fue una tortura para mí. Cuandovolvía del trabajo, destrozado, el padrede Arash me llamaba mientras se lavabalas manos y la cara. Se esforzaba pormantener la calma y ser tolerante, perosus gestos dejaban claro que estabahasta la coronilla de aquella ardua tarea.Con simulada paciencia, me sentaba a su

Page 258: Una voz escondida - foruq.com

lado y pedía:—Shahab Jun, di «agua», vamos,

«agua»...Yo apretaba los labios y clavaba la

vista en el suelo.—Abre la boca. Venga, di «a...»,

«a...» —insistía él, mientras el temblorde su voz iba en aumento debido a larabia mal disimulada.

También mi miedo crecía, porquesabía que a continuación empezaba elenfrentamiento.

—No te pasa nada, abre la boca, diuna sola palabra: «agua». Entiendes loque digo, ¿no?

A esas alturas ya tenía la lenguacompletamente bloqueada y el corazón

Page 259: Una voz escondida - foruq.com

me latía al doble de velocidad.Apretaba los labios, cada vez másasqueado ante la idea de hablar conaquel hombre. Al final, Shadi, estuvieradonde estuviese, se soltaba de la manode mamá y se nos acercaba, o quizá eramamá la que la soltaba para que fuera arescatarme. Sonriente, sin ningún temor,se subía a los brazos del padre deArash, al que se le iluminaba la cara.Cuando mi madre se acercaba paracogerla de nuevo, él contestaba:

—Déjala, si no molesta.Y la estrechaba contra su pecho y la

besaba en la cabeza. No me hacía nipizca de gracia asistir a aquellasescenas. A partir de entonces, la lección

Page 260: Una voz escondida - foruq.com

tomaba otro cariz.—¡Di «agua»! —se empeñaba el

padre de Arash, sin la indulgencia deantes.

—¡Agua! —gritaba entonces Shadicon orgullo.

Si en aquel momento no la hubieratenido él en brazos, le habría dado unbuen puñetazo.

—Saca esa voz, así me demuestrasque tú también la tienes. A ver, ¿cómohace el gato?

Con su dulce voz, Shadi decía:—Miau, miau.Y así seguía todo, con las proezas de

la niña, hasta el punto de que él,embelesado, se olvidaba de mí.

Page 261: Una voz escondida - foruq.com

Entonces aprovechaba para alejarmepoquito a poco y esconderme en micuarto.

Pasado un tiempo, me dejó en paz yaquellas terribles lecciones llegaron asu fin.

Page 262: Una voz escondida - foruq.com

17

Estábamos a finales de otoño. Un día,hacia las cuatro, Fereshteh apareció porcasa. Estaba delgada y pálida. Eché acorrer escaleras arriba, pero quería oírlo que decía, así que me senté al lado dela barandilla.

—Dile a Shahab que venga. Quierollevarlo a dar un paseo —pidió a mimadre, que se quedó mirándolasorprendida.

—¿Y ahora qué bicho te ha picado,

Page 263: Una voz escondida - foruq.com

Fereshteh Jun? ¿Te has acordado depronto de los paseítos? ¿Cuando ya haempezado el curso? Tienes mil cosasque hacer. Además, he oído que tusclases son muy difíciles. Y hace frío yoscurece pronto. En mi opinión, esospaseos no son aconsejables.

—No, Mariam Jun, nos relajaremosun poco en el parque. Llevo los libros.Mientras Shahab juega, yo estudio. Encasa cada vez me cuesta más. Al airelibre se estudia mejor.

—Pero ¿has visto qué mentirosa es?¡No vayas, por favor! —rogó Asi.

—No sé, la verdad, son cosas tuyas yde tus padres —le contestó mi madre aFereshteh—. Y me imagino que a

Page 264: Una voz escondida - foruq.com

Shahab no le apetecerá ir.—¿Puedo ir a pedírselo yo?Corrí a mi cuarto y me metí de un

salto en la cama, debajo de las sábanas.Me hice el dormido.

Fereshteh entró y se sentó a mi lado.—¡Levanta! —me dijo en voz baja—.

Vaaamos... No hagas el tonto. ¿Te parecehora de dormir? Levanta, que nos vamosal parque —insistió, pero le di laespalda—. Te prometo que vamos sóloal parque. ¿Sabes qué? A Ramin leencantaría verte. Si hasta te hacomprado un coche de juguete precioso.Quiere regalártelo. ¡Levanta! Se hacetarde.

Su silencio repentino me picó la

Page 265: Una voz escondida - foruq.com

curiosidad y asomé la cabeza. Con lacara pálida, Fereshteh miraba a mimadre, que estaba en la puerta. Ni miprima ni yo sabíamos cuánto hacía queestaba ahí ni qué había oído.

—Se ha metido en la cama... él solo—balbuceó mi prima.

Con una desconfianza en la miradaque nunca le había visto, mi madrecontestó:

—Déjalo, Fereshteh Jun, ya sabes loterco que es. Si decide que no, es queno, hagas lo que hagas. Si te lo llevas ala fuerza, te complicará la vida. Si te hascansado de estar en casa, ponte aestudiar aquí en el patio.

—¡Qué tonta es mamá, ja, ja, ja! —

Page 266: Una voz escondida - foruq.com

exclamó Asi.Volvimos a esconder la cabeza debajo

de las sábanas y nos echamos a reír.Fereshteh se levantó, molesta. Puso la

mano encima de la colcha, me tocó laespalda y dijo:

—Muy bien, déjame sola tú también.No se puede contar contigo...

Y se marchó.

Ya había oscurecido cuando sonó eltimbre. Fue a abrir mi madre. Encuestión de segundos, apareció en elrecibidor Josrow.

—Ah, pero... entonces, ¿habéisvuelto? ¿Dónde está Fereshteh? ¿Por quéno ha venido a casa? —preguntó al

Page 267: Una voz escondida - foruq.com

verme, y siguió gritando—: ¡Fereshteh!¡Fereshteh! ¿Dónde estás? Venga, sal,que si no viene papá.

Mi madre dio un paso adelante ypreguntó:

—¿Qué sucede, Josrow Jun? ¿Buscasa Fereshteh?

—Hola... Sí, ¿por qué se ha quedadoaquí? Dile que baje.

—Fereshteh no está aquí.—¿Y cómo ha vuelto Shahab? ¿No

estaba con ella?—¡No! Ha venido a buscarlo por la

tarde, pero el niño no ha querido salir.¿Tu hermana todavía no ha vuelto?

—Entonces, ¿con quién ha ido depaseo?

Page 268: Una voz escondida - foruq.com

—Habrá ido sola, seguro. Quería ir alparque a estudiar.

Josrow se marchó de casa hecho unafuria, sin despedirse siquiera. No habíanpasado ni cinco minutos, cuandoreapareció en el recibidor con FatanehJanum.

—Mariam Jun, ¿dónde estáFereshteh?

—¡Yo no lo sé! Ha venido esta tarde abuscar a Shahab, pero como el niño nose encontraba bien no ha salido. Me heimaginado que habría vuelto a casa.

—No, no ha vuelto. Dios mío, si seentera su padre de que nos ha mentido...

—¡Tampoco es tan tarde! Llevaba unlibro. Quería ir a estudiar.

Page 269: Una voz escondida - foruq.com

—¿Con esta oscuridad y este frío?¡Anda ya! —replicó Fataneh Janum,furiosa—. Que no haga como Hasani,que nunca va al colegio y cuando le dapor ir resulta que ya es viernes.

—Quizá haya ido a casa de algunaamiga a estudiar.

—¿De quién?—No lo sé, vosotros sois los que las

conocéis. Si tenéis sus teléfonos,llamadlas para saber dónde está.

—¿Y se habría quedado hasta estashoras?

—Los jóvenes, cuando se juntan,pierden la noción del tiempo.

—Se habrá ido otra vez a casa deSusan, la gordinflona —intervino

Page 270: Una voz escondida - foruq.com

Josrow—. Su teléfono está en la agenda.Vamos a llamarla.

—Vamos. Perdona por habertemolestado, Mariam Jun. No creo que seaconveniente que le digas nada de esto asu tío, ¿de acuerdo? No quiero quellegue a oídos de su padre. Esté dondeesté, la encontraremos.

—Cuando llegue a casa, avisadme.—Muy bien.En cuanto se marcharon, mamá me

dijo:—Menos mal que no has ido. ¿Por

qué no has querido acompañarla? ¿Túsabes dónde anda?

Me encogí de hombros.

Page 271: Una voz escondida - foruq.com

Al cabo de una hora llegaron Arash, queno podía ni andar de lo cansado queestaba, y su padre. Mi madre saliócorriendo a recibir a mi hermano y lecogió la bolsa.

—Ve a lavarte la cara y las manos.Mientras te cambias, preparo la cena.Estás agotado, ¿verdad?

Arash se quedó medio dormido en lamesa.

—Come y te acuestas, Arash Jun —ledijo mi madre.

—No puedo, tengo que estudiar.Mañana hay examen.

—No, cariño, vete a la cama. Con esecansancio no puedes estudiar. Mañana tedespierto pronto.

Page 272: Una voz escondida - foruq.com

Arash tomó alguna cucharada más, selevantó con esfuerzo de la mesa y se fuea su cuarto.

—¿Por qué lo presionas tanto? Enmatemáticas va bien, ¿no? —preguntómi madre al padre de Arash.

—¡¿Bien?! Sólo ha sacado un ocho ymedio.

—Un ocho y medio no es una malanota. Ahora las asignaturas son másdifíciles. ¡Ya no está en primaria, nopuede sacar siempre dieces!

—Claro que puede. Pasado mañana,mi hijo participa en las Olimpiadas deMatemáticas. Si no lo controlamos, noquedará el primero.

—¡Pues no ganará, no pasa nada! Su

Page 273: Una voz escondida - foruq.com

salud es más importante. ¿Por qué teimporta tanto que sea el primero de laclase?

—Es por su bien, por su futuro. Arashtiene que ser nuestro motivo de orgullo.

—Dices eso, «por su futuro», pero noes más que una excusa. Piensas en timismo, quieres darte aires, poder decir:«Mi hijo es el mejor de la clase.» Parati no tiene ninguna importancia que elchico acabe hundiéndose por el peso deesa responsabilidad —protestó mimadre, crispada, y recogió los platos dela mesa para meterlos en el lavavajillas.

—¡Así se habla! A veces mamá esmuy inteligente —dijo Asi.

Page 274: Una voz escondida - foruq.com

Estaba lavándome los dientes cuando oíque llamaban al interfono. El padre deArash, sorprendido, fue a abrir.

—Es mi hermano. ¿Qué querrá a estashoras? —le dijo a mi madre mientrasabría la puerta.

Entraron el tío, Fataneh Janum yJosrow.

—¿Qué haces aquí? —preguntó elpadre de Arash—. Espero que hayasvenido por algo bueno.

—¡Es mi ruina, hermano! Fereshteh hadesaparecido.

Mi madre se precipitó hacia la puertay miró a Fataneh Janum, preocupada.

—¿No estaba en casa de esa amiga?¿La habéis llamado?

Page 275: Una voz escondida - foruq.com

—Sí, hemos llamado a todos losnúmeros de la agenda, pero nadie hasabido decirnos nada.

—¿No ha dicho adónde iba? —preguntó el padre de Arash a mi tío—.¿Ha salido sin pedir permiso? ¿Cuándose ha ido?

—¡Y yo qué sé, pregúntaselo a sumadre!

Fataneh Janum se echó a llorar.—Ha venido aquí, como siempre,

para llevarse a Shahab a dar una vuelta.Ay, pobrecita mía, es tan buena quequería hacer algo por este niño. Decíaque iba a conseguir que hablara. Desdeprincipios de verano hasta hoy, siempreha encontrado tiempo que dedicarle,

Page 276: Una voz escondida - foruq.com

para enseñarle cosas. Yo le decía:«¡Déjalo, hija mía, dedícate a estudiar!No sirve de nada. No pierdas eltiempo», pero ella me contestaba:«¡Pobrecito, alguien tiene que pensar enél! Quiero darle una alegría al tíoNaser.» Y hoy, cuando ha venido abuscarlo, el crío no ha salido con ella.No sé dónde puede haberse metido...

—¿Qué dices? ¡¿Qué es esa historiade que venía todos los días a buscar ami hijo?! Hace tres meses que Shahab yano va a ninguna parte con Fereshteh —explicó mi madre, entre desconcertada yfuriosa.

—Pero ¿cómo? ¿Quieres decir queFereshteh ya no llevaba a Shahab al

Page 277: Una voz escondida - foruq.com

parque? Si vino ella misma a pedírtelo.—Eso fue en verano, Janum. Durante

un mes, o un mes y medio, venía y se lollevaba al parque, pero de un día paraotro el niño se hartó y no quiso ir más.Desde entonces, tu hija no ha vuelto poraquí hasta esta tarde, cuando Shahab seha negado otra vez a salir con ella.

Fataneh Janum, el tío Husein y Josrowse quedaron mirándola atónitos. Elpadre de Fereshteh se recuperó elprimero. Su cólera iba en aumento. Sevolvió hacia su esposa y preguntó:

—Entonces, ¿adónde ha ido todosestos días?

Fataneh Janum empezó a farfullar,blanca como el papel:

Page 278: Una voz escondida - foruq.com

—Te juro que no lo sé. ¿No teequivocarás, Mariam? ¿No será quesalían por el patio y tú no te enterabas?

—Pero ¿qué estás diciendo, Fataneh?—Era evidente que mi madre estabafuriosa—. ¿Crees que mis hijos salen ala calle así como así y que entra la gentey se los lleva? Yo los llamo cada cincominutos para saber qué hacen. ¿Cómoiba a desaparecer Shahab dos horas sinque me enterase? No, amiga mía, se iríasola. No se llevaba a mi hijo.

—¡Es todo culpa tuya! —gritó mi tío—. ¡¿Cómo la has educado?! ¡A cadacual peor! ¿Qué clase de madre eres?¡Tu hija ha estado desapareciendo doshoras todos los días y tú ni te has

Page 279: Una voz escondida - foruq.com

enterado!—¿Por qué la tomas conmigo, Ammu

Jan? ¿Acaso es sólo hija mía? Tútampoco le prestabas mucha atención.Mi pobre hija quería ayudar a tusobrino. ¡Yo le decía que no semolestara!

—Janum, ¿todavía no has entendidoque era una excusa?

Entonces se interpuso el padre deArash:

—Ahora no es el momento. Loimportante es encontrar a Fereshteh.

—He llamado a casa de todas susamigas, pero no estaba con ellas.

—¿Y a la familia? ¿A mamá, aShahin?

Page 280: Una voz escondida - foruq.com

—No, si se enteran será una tragedia—aseguró Fataneh Janum—. Vosotros nodigáis nada, por el amor de Dios.¡Mariam Jun, tú lo entiendes, que no seentere nadie!

—No te preocupes, yo nunca veo anadie, no soy de las que se tiran unahora al teléfono para pasar informe a susuegra y a su cuñada.

Fataneh Janum se molestó.—Se me ocurre que podría haberse

ido de casa porque se ha enfadado conalguien —dijo el padre de Arash—.¿Habéis discutido? ¿Antes de salirestaba tranquila?

—No, no ha habido ningunadiscusión. Yo sólo le he dicho que se

Page 281: Una voz escondida - foruq.com

olvidara de ese niño, porque si pudieracurarse ya lo habría hecho. Pero nisiquiera me ha contestado. También esverdad que hace ya un tiempo que estámuy arisca. Se muestra introvertida y haadelgazado. Algo la preocupa. Yo creíaque estaba así por el niño.

Mi madre hizo una mueca dedesprecio.

—¿Qué os parece si llamamos amamá? —propuso mi tío—. No hacefalta decirle lo que ha pasado. Sihubiera algo raro, nos lo diría ellamisma. Lo averiguaremos, sin duda, porsu tono de voz.

—Yo he hablado con ella un buen ratoesta tarde —confesó Fataneh Janum—.

Page 282: Una voz escondida - foruq.com

¿Qué iba a decirle ahora? Sospecharía.Es mejor que la llame Mariam Jun.

—¿Yo? Si la llamo yo sospecharáseguro, porque sólo lo hago para cosasserias, no por cualquier bobada.

—¿Quieres que la llame yo parapreguntarle cómo está y que luegoindague un poco? —preguntó el padrede Arash.

—Sí, Naser Jun, llama tú. Si mamásabe algo, a ti seguro que te lo dice —contestó mi tío.

El padre de Arash descolgó elteléfono y habló tanto con la abuelacomo con la tía Shahin, mientras queFataneh Janum llamó a casa de sushermanas, pero no sacaron nada en

Page 283: Una voz escondida - foruq.com

limpio.Mi tía rompió a llorar. Mi tío iba de

un lado a otro frenéticamente. Yo estabaaturdido. Asi y Babi tampoco hablaban.

—Hay que informar a la policía —dijo el padre de Arash.

—¡No, Dios mío! —exclamó FatanehJanum.

De pronto, mi madre pegó un brinco,como si hubiera encontrado la soluciónal problema, y exclamó:

—¡Ya está! Se la han llevado.—¿Quiénes se la han llevado?—¡Los del comité! Los cogen a todos,

tarde o temprano. No os preocupéis, noes grave. De un tiempo a esta parte,detienen por sistema a todos los chicos a

Page 284: Una voz escondida - foruq.com

los que ven en el parque.—¿Por qué?—Por muchos motivos. El más banal

es que no van vestidos de formaadecuada.

—Claro, es muy probable quedespués de pasar por aquí se haya ido alparque. Y allí, todos lo hemos vistoalguna vez, cada dos por tres meten a loschicos en furgones y se los llevan alcomité —dijo el padre de Arash.

—¡Maldita, me va a oír! A saber conqué pintas ha salido a la calle.

Para calmar las aguas, mi madreaseguró:

—Ni siquiera hace falta que llevennada especial. Al final siempre

Page 285: Una voz escondida - foruq.com

encuentran algo por lo que reprenderlos.—Bueno, ¿y luego qué pasa?—Nada, la cosa se soluciona. Ahora

vamos a recorrer los comités, a ver si laencontramos.

—¡Yo la mato!—Cálmate, hermano, que vamos a ir a

buscarla.—No te pongas así, Husein Aga —

pidió mi madre—. Créeme, hoy en díahay poca gente que tenga hijos jóvenesque no hayan acabado en el comité.Cuando trabajaba, todos los días habíaalgún compañero que contaba quehabían detenido a alguno de sus hijos.Cada uno tenía su propia historia. Se haconvertido en un problema común. No te

Page 286: Una voz escondida - foruq.com

sulfures. Es más, nos conviene rezarpara que esté allí. Hay sitios peores.

Todos miraron a mamá aterrorizados,como si cada uno por su cuenta seimaginara un lugar más espantoso queaquél.

Mandaron a Josrow a casa, por siFereshteh volvía o llamaba, para quepudiera informar a todo el mundo. Elpadre de Arash y mi tío cogieron elcoche y se fueron a hacer la ronda porlos comités. Para no enloquecer desoledad y preocupación, Fataneh Janumse quedó a compartir su desesperacióncon mi madre. Cogieron a Shadi del sofá—nadie se había dado cuenta de que se

Page 287: Una voz escondida - foruq.com

había quedado dormida allí— y lasubieron a su cuarto. Yo las seguícorriendo y me metí en la cama. Mimadre acostó a la niña y luego se sentó ami lado. Me quitó los calcetines, meacarició la cara y el pelo y me dio unbesito en la mejilla. ¡Cómo me gustaba!

Page 288: Una voz escondida - foruq.com

18

Hacia las doce de la noche medespertaron el ruido de la puerta y unasvoces. Ni siquiera me había dado cuentade que me había dormido. Me acerqué ala escalera: mamá y Fataneh Janumbombardeaban a preguntas al padre deArash y a mi tío.

—¿Qué ha pasado? ¿La habéisencontrado?

Me quedé arriba, a oscuras, y apoyéla cabeza contra la barandilla. El padre

Page 289: Una voz escondida - foruq.com

de Arash ayudó a mi tío, que ibaencorvado, a sentarse en un sillón.

—¿Y ahora qué le ha pasado? —preguntó Fataneh Janum condesesperación.

—Le ha dado otro tirón en la espalda.De la niña no sabemos nada.

—¿Qué? ¿Queréis decir que no estabaallí? ¿Adónde más habéis ido? —exclamó mi madre, asustada.

—A todas partes, hemos estado entodos los comités. Hemos preguntadotambién en los hospitales de la zona. Alfinal nos hemos visto obligados a ir a lapolicía a presentar una denuncia. Notenemos ninguna pista. Mañana por lamañana nos toca ir a ver al forense.

Page 290: Una voz escondida - foruq.com

Fataneh Janum pegó un grito y sedesplomó sobre otro sillón.

—¿Cómo se te ocurre decir algo asídelante de esta pobrecilla?

Parecía que aquella noche tan difícilno quería terminar. A mi tío le pusieronuna manta en el suelo, para que durmieraen una superficie dura. Tumbado bocaarriba, miraba el techo con los ojoscomo platos. Los demás estaban todossentados. Fataneh Janum lloraba sincesar. Me levanté y volví a mi cuarto.

Por la mañana, muy pronto, salté de lacama de un brinco, empapado en sudor yaterrado por la pesadilla que habíatenido. Shadi seguía dormida. No se oía

Page 291: Una voz escondida - foruq.com

a nadie en la casa. Salí de mi cuarto yabrí la puerta del de mis padres. Sucama estaba intacta. Dios mío, ¿y si sehabían marchado? Bajé con cautela.Cuando vi al padre de Arash dormido enel sofá, me tranquilicé. Fui a buscar a mimadre a la cocina, pero no estaba. Por lapuerta entornada de la habitación deArash se escapaba la luz tenue de unalámpara. Eché un vistazo. Mi hermanoestaba sentado delante de la mesa,estudiando. Mi madre se había acostadoen su cama. Entré sin hacer ruido y meacerqué. Al verme se sobresaltó.

—Pero ¿cómo te has despertado tanpronto? Si aún no son las seis y media.Anoche te acostaste tarde.

Page 292: Una voz escondida - foruq.com

Me eché y me pegué a ella. A su ladome sentía seguro. Arash se dio la vueltay le preguntó:

—¿Estaba despierto cuando llegaronlos tíos?

—Sí, pero no sé cuándo se fue adormir.

—La verdad es que tanta compasiónpor Shahab no tenía sentido —comentóentonces mi hermano.

—Yo siempre he sospechado quehabía algo raro.

—Entonces, ¿por qué le dabaspermiso para llevarse al niño?

—Es que Fereshteh es distinta a todoslos demás —contestó mamá—. Es unachica cariñosa. Cuando Shahab era

Page 293: Una voz escondida - foruq.com

pequeño, lo quería mucho.—Sí, pero cuando nació Shadi se

olvidó de él. ¿Y ahora qué va a pasar?¿La encontrarán?

—Eso sólo lo sabe Dios. Pase lo quepase, a saber en qué estado aparece.Únicamente nos queda rezar. ¡PobreFataneh, que Dios la ayude!

—Pero ¿papá piensa acompañarmehoy? —continuó Arash.

—No, hijo mío, por el amor de Dios,déjalo tranquilo. Que descanse un poco.Se ha pasado toda la noche en vela. Alas ocho le toca salir otra vez con tu tíoy va a tener un día muy duro. ¡Ojalá todoacabe bien!

—Bueno, pues iré solo. Luego, por la

Page 294: Una voz escondida - foruq.com

tarde, tengo inglés. No hace falta quevaya a buscarme. Esta noche volverépor mi cuenta.

—No, hoy no es necesario que vayasa inglés. Me da miedo que vuelvas solode noche.

—No soy una chica, no me van aviolar.

—¡Por una vez que no vayas a inglésno se acabará el mundo! —insistiómamá.

—Tengo miedo de que papá mepregunte por qué no he ido.

—Tu padre está de acuerdo conmigo.¡Vuelve pronto a casa! Puede quenecesitemos tu ayuda.

Page 295: Una voz escondida - foruq.com

En el desayuno no conseguí probarbocado. Estaba aturdido. El corazón melatía con fuerza. Babi no dejaba derepetirme:

—Tendrías que haberla acompañado.Vagaba por mi cuarto y por el patio

como un autómata. ¿Qué le habríapasado a Fereshteh? ¿Le habría hechodaño Ramin? ¿Qué hacían en aquellahabitación? ¡Ojalá nunca hubiéramospisado aquel piso asqueroso! ¿Por quéla policía no les dejaba estar en elparque? Allí se portaban bien, no hacíannada malo. Sólo hablaban.

Después de que se fueran el padre deArash y mi tío, llegó Fataneh Janum. Noparaba de llorar. Mi madre la

Page 296: Una voz escondida - foruq.com

consolaba, pero estaba claro que ni ellase creía lo que le decía. Llevó unabandeja a la sala de estar y sentó aShadi delante de ella para darle eldesayuno.

—Nadie puede enterarse de lo quenos ha pasado —dijo Fataneh—. ¡Quédeshonra! ¡Qué desdicha tan tremenda!¿Qué he hecho mal para merecerme estadesgracia?

Mamá trataba de calmarla conpalabras de consuelo. Se comportabancomo amigas, algo que nunca habíapasado. Ninguna de las dos trataba deimponerse a la otra. No se pinchaban,sino que estaban las dos profundamenteapenadas y lloraban. Por primera vez,

Page 297: Una voz escondida - foruq.com

Fataneh Janum me dio pena. Shadi dejóel desayuno y se puso a jugar. Mi madrehablaba con mi tía y ni se daba cuenta deque aún tenía una cucharada en la mano.

—¿O sea que durante todo estetiempo ha mentido cuando decía que ibaal parque? —preguntó Fataneh—.¿Cuánto hacía que Shahab no salía conella?

—Bastante. Una vez, en verano, era elmes de Shahrivar, cuando volvieron medi cuenta de que el niño había lloradomucho. Al día siguiente Fereshteh sepresentó, pero él no quiso ni verla.Desde entonces no ha habido manera dehacerlo salir con ella. Fereshteh leprometía comprarle golosinas, helados o

Page 298: Una voz escondida - foruq.com

juguetes, pero todo era inútil. Entoncesfue cuando me pareció extraño queFereshteh insistiera tanto.

—¿Qué crees que pasó aquel día?—Se lo pregunté, pero me dijo:

«Shahab estaba montado en el columpio,y yo, sentada allí al lado. En unmomento dado, me encontré con unoscompañeros de clase y me fui al quioscoa comprar algo de comer. En ese rato, éldejó de jugar, me buscó y, al no verme,se asustó. Creyó que lo habíaabandonado, que me había ido. Y ahora,si lo veo por la calle, ni siquiera mesaluda.»

—¿Tú crees que fue eso?—Sinceramente, no lo sé. Es cierto

Page 299: Una voz escondida - foruq.com

que a Shahab siempre le ha dado miedoquedarse solo. Cuando me iba a trabajar,lloraba tanto que siempre parecía queera el primer día que lo dejaba. Creoque vive aterrado pensando que loabandonaremos. Por la calle se me pegatanto que cualquiera diría que estoy apunto de soltarlo y salir huyendo. Peroese resentimiento prolongado haciaFereshteh y ese rechazo a ir con ella, enmi opinión, tienen otro origen.

—Ay, si este niño hablara, si no fueraasí...

Mi madre se puso tensa y preguntó:—Así ¿cómo?—¡Perdona, perdona, Mariam Jun! Te

lo ruego, no te enfades. No sé lo que me

Page 300: Una voz escondida - foruq.com

digo. No consigo centrarme. No teofendas, mujer. Ahora eres mi únicoapoyo. Me refería a que seríamaravilloso que pudiera hablar. Sabemuchas cosas y podría ayudarnos.

—¡Espera! Sigue dándole tú eldesayuno a Shadi, que yo voy a hablarcon él.

Llevaba todo ese rato sentado en laescalera, escuchando su conversación.

—¿Qué hacemos? —dijo Asi—. ¿Selo decimos? ¿Las llevamos alsupermercado?

—No, ¿tú estás loco? —replicó Babi—. ¿Te acuerdas de lo aterrorizada queestaba Fereshteh sólo de pensar quealguien supiera adónde iba? ¿Y si se lo

Page 301: Una voz escondida - foruq.com

cuentan al tío Husein? Ella misma decíaque si su padre se enterara la mataría.

—¿Y qué pasa con ese gigante deEsmail? —continuó Asi—. ¿Si nos cogedel brazo otra vez y nos sigue, quéhacemos? ¡Maldito sea, cómo lo odio!

Mi madre se levantó y se dirigió a laescalera. Yo subí como una flecha losúltimos escalones y corrí hacia micuarto. Cerré la puerta y me metí en lacama, que estaba deshecha, pues mamáno la había podido arreglar como decostumbre. Entró, levantó las sábanascon delicadeza y dijo:

—Shahab Jun, cariño, levántate. Séque no estás dormido.

Me senté con la cabeza gacha, sin

Page 302: Una voz escondida - foruq.com

mirarla. Mi madre me puso dos dedosdebajo de la barbilla y levanté la cabezapoco a poco. Me miró a los ojos.

—¿Has entendido lo que ha pasado,Shahab Jun? Creo que han secuestrado aFereshteh. Tenemos que encontrarla.¿Quieres ayudarnos?

—¿Tenemos que ayudarla nosotros?¡¿Nosotros?! —preguntó Asi—.¿Precisamente nosotros, que somostontos y no sabemos hablar?

—Mira, Shahab Jun, ahora voy ahacerte unas preguntas —siguió mimadre—. Tú sólo tienes que escuchar.Si te parece, cada vez que diga algo quesea cierto tú contestas que sí con lacabeza, ¿quieres? ¿Fereshteh te llevaba

Page 303: Una voz escondida - foruq.com

solamente al parque? —Interpretó elmovimiento casi imperceptible de micabeza como una respuesta negativa—.Y, además de al parque, ¿adónde ibais?—Apreté los labios y aparté la cara—.Perdona, he planteado mal la pregunta...¿Sabes dónde está ese otro sitio en elque estuvisteis? —Parpadeé sin querer,y mi madre insistió—: ¿Quieresllevarme? —El terror debió dereflejarse en mis ojos, porque mepreguntó—: ¿Tienes miedo? —Neguécon la cabeza—. No sufras, yo estoyaquí a tu lado. No permitiré que nadie tehaga daño. ¿Podemos decírselo tambiéna papá? —Mi terror aumentó. Alejé confuerza la mano de mamá y liberé la

Page 304: Una voz escondida - foruq.com

cabeza de sus dedos—. Bueno, bueno,no se lo contaremos a nadie. Solos tú yyo, te lo prometo. ¿De acuerdo? Vamos,llévame. Tú también quieresencontrarla, ¿verdad? Será maravillosopoder liberarla. Todo el mundo sepondrá contento y comprenderá loespabilado que eres.

Para mí no tenía ninguna importanciaque nadie que no fuera mi madre meconsiderase espabilado. Me cambiódeprisa la camisa usada y bajamosjuntos. Fataneh Janum miraba fijamentela escalera con un vaso de leche en lamano, del que Shadi trataba de beber sinque ella le prestara atención y loinclinara. Mi madre se puso el abrigo y

Page 305: Una voz escondida - foruq.com

anunció:—Fataneh Jun, Shadi se queda

contigo. Shahab y yo salimos unmomento y enseguida volvemos.

—¿Sabe dónde está?—Vamos a ver.—Os acompaño. Si me quedo aquí me

volveré loca.—No, no puede ser. Además, ¿ qué

hacemos con Shadi? Y tal vez Fereshtehaparezca en cualquier momento, tieneque haber alguien en casa. No tardonada.

—¿Se puede una fiar de lo que diceese niño?

—¿No quieres fiarte? ¡Muy bien, puesno voy! Total, tampoco es seguro que

Page 306: Una voz escondida - foruq.com

esté en el mismo sitio al que fue conShahab hace unos meses.

—¡No, no! ¡Lo siento, me heequivocado! ¡Ve, por el amor de Dios! Alo mejor descubres algo. Marchaos.

Page 307: Una voz escondida - foruq.com

19

Me puse por completo en manos deShahab, que me guiaba orgulloso. Estabafeliz de que alguien se lo tomara enserio, lo cual parecía pesar más que elmiedo. Después de cruzar varias calles,noté que le temblaba la mano y que suspasos eran más inciertos.

—¿Qué pasa, hijo mío? ¿Hemosllegado? ¿Tienes miedo? Tranquilo, yoestoy aquí contigo. Tú sólo tienes queseñalarme la casa.

Page 308: Una voz escondida - foruq.com

Con mano temblorosa, indicó unedificio.

—¿Cuál? ¿Esa casa roja? —Él negócon la cabeza, avanzó un poco y señalóel rótulo de un supermercado—. ¿Esesupermercado? —Asintió—. ShahabJun, ¿con quién viniste aquí? ¿Estabaissolos Fereshteh y tú? —Volvió a negarcon un gesto—. Bueno, entonces habíaalguien más. ¿Quién era? Si lo vieras,¿lo reconocerías? Son cosas muyimportantes. —Asintió—. ¡Muy bien,cariño! ¿Quién es el imbécil que diceque eres tonto?

Nos dirigimos hacia el supermercado,pero entonces me soltó la mano.

—¿Qué pasa, hijo? Tenemos que ir a

Page 309: Una voz escondida - foruq.com

ver si saben algo. Si te da miedo,quédate aquí y voy yo.

Después de que me alejara unospasos, echó a correr hasta alcanzarmepara volver a cogerme la mano confuerza. Me detuve delante de la puerta.Estaba cerrada. Miré a mi alrededor yme dije que debía de ser unsupermercado muy raro si no estabaabierto a aquella hora de la mañana.

—¿Estás seguro de que es aquí? —Asintió muy decidido—. Muy bien, peroahora nos toca esperar a que lleguealguien. —Dijo que no con la cabeza—.Aunque quizá sea mejor que nosvayamos y volvamos luego.

Shahab estaba inquieto. Movía la

Page 310: Una voz escondida - foruq.com

cabeza muy deprisa, pero me costabaentender lo que quería decir. Vacilé unpoco, lo cogí de la mano y dimos mediavuelta para regresar a casa. Sinembargo, él se soltó de nuevo y echó acorrer hacia el supermercado. Sus puñosdiminutos empezaron a aporrear lapuerta. Volví yo también. No sabía quéhacer.

—¿Qué te pasa? —pregunté—. ¿Noves que está cerrado? No hay nadie,¿por qué llamas?

Sin prestarme atención, se lanzócontra la puerta para darle máspuñetazos y también patadas.

—¿Crees que hay alguien?Feliz de que por fin lo hubiera

Page 311: Una voz escondida - foruq.com

entendido, asintió.Decidí hacerle caso, y con la llave

que llevaba en la mano golpeé el cristaly la reja negra que cubría la puerta y elescaparate. Traté de distinguir algo en elinterior a través de los estores blancos,que parecía que hubieran bajado aconciencia.

—Janum, ¿no ve que está cerrado? —dijo un hombre que pasaba por allí—.Vaya a hacer la compra a otro lado.

Me volví y seguí dando golpes. Alcabo de unos instantes, una vecina seasomó a la ventana.

—¡Será difícil que les abra alguien!—exclamó disgustada—. Janum, ¿es queno ven que está cerrado? ¿Por qué arman

Page 312: Una voz escondida - foruq.com

tanto jaleo?—Tengo una urgencia que arreglar

con ellos.—Pues no se levantan hasta la hora de

comer.—Pero ¿viven ahí dentro?—Yo creo que sí.—Lo siento, pero tengo que

despertarlos.—¿Se ha dejado algo?Contenta con la excusa que me había

puesto en bandeja, contesté:—Sí, en el bolso que me olvidé aquí

ayer llevaba la vida entera.Con una sonrisa casi imperceptible,

Shahab me miró con admiración.La señora negó con la cabeza, cerró

Page 313: Una voz escondida - foruq.com

la ventana y desapareció. Yo volví aabalanzarme sobre la puerta con elllavero. Nadie respondía y medesanimé. Shahab cogió una piedrablanca de un parterre y se puso aaporrear los barrotes.

—Es inútil, vámonos —le dije—.Volveremos dentro de una hora.

Entonces él arrojó con rabia lapiedra, que pasó entre los barrotes dehierro y rompió un cristal queseguramente ya estaba rajado. Me quedéparalizada del susto y palidecí. Shahabse escondió detrás de mí. Apenas habíanpasado unos segundos cuando un hombredesaliñado y aturdido surgió de laoscuridad. La luz del sol lo cegaba.

Page 314: Una voz escondida - foruq.com

—¿Qué ha pasado? ¿Qué es todo estefollón? —preguntó con voz ronca.

Dos transeúntes se detuvieron paraver si nos peleábamos. Recuperé lacompostura. El hombre empezó a buscarentre sus llaves la que correspondía a laverja. Al final abrió y me gritó:

—¡¿Has visto la que has montado,estúpida?! ¡Todo esto me lo pagas!¡¿Creías que ibas a irte de rositas?!

Y con un movimiento rápido meagarró la muñeca. Me zarandeó conrabia mientras yo, con voz trémula,chillaba:

—¡Debería darte vergüenza!—Vas a pagarme ese cristal. ¿Te

creías que podías hacer lo que te diera

Page 315: Una voz escondida - foruq.com

la gana?—De acuerdo, te pagaré ese cristal,

pero antes tienes que contestarme a unapregunta. ¿Ayer por la tarde vino unachica que se llama Fereshteh?

Aquel tiparraco tan desagradable sequedó allí plantado, guardó silencio unmomento y luego dijo:

—Aquí entran y salen decenas depersonas. ¡Yo qué voy a saber cómo sellaman!

—Pero ella es distinta. Este niño diceque la conoces bien.

El hombre bajó la vista y, por primeravez, se fijó en Shahab, que asomaba lacabeza por detrás de mi falda. Se quedóde piedra. Miró a su alrededor y,

Page 316: Una voz escondida - foruq.com

dirigiéndose a la gente que se habíacongregado junto a nosotros, dijo demala manera:

—¿Qué hacéis ahí como pasmarotes?Que esto no es el cine. —Y con voz mássosegada añadió—: El niño seequivoca. ¡Además, no puede haberdicho nada porque no habla!

Me recuperé justo a tiempo paracontestar:

—¡Qué curioso que lo conozcas tanbien! Pero te equivocas: no habla congente como tú, pero conmigo, que soy sumadre, y con la policía habla a las milmaravillas.

Al oír la palabra «policía» se alteróaún más. Nos dejó libre el paso y

Page 317: Una voz escondida - foruq.com

respondió:—Si vas a decir esas cosas, entra.

Explícate mejor.Vacilé, pero acabé por entrar. Tenía

miedo, aunque intentaba mostrarmeimpasible.

—Yo contigo no tengo nada que tratar.Dime dónde está Fereshteh y ya está.

—¿Y yo qué sé? ¿Acaso crees quetoda la gente que desaparece viene averme a mí?

—Pero Fereshteh ha venido por aquí.—Por aquí pasa mucha gente, ¡yo no

puedo saber quién es éste o aquél o elde más allá! Tú misma ya ves que no haynadie. ¡Mira todo lo que quieras!

Eché un vistazo: una almohada y una

Page 318: Una voz escondida - foruq.com

manta en un catre pegado a la paredindicaban que había dormido allí. Fuihasta el fondo, pero no había ningúnsitio donde pudieran esconder a alguien.Me detuve, dudosa: ¿qué podía hacer?Shahab me soltó la mano y echó a correrhacia la parte de atrás de la tienda. Eltiparraco salió tras él y yo los seguí.Aquella zona estaba casi a oscuras. Noveía nada, pero en un momento dado medi cuenta de que el individuo estabaquieto en mitad de una escalera y queShahab se revolvía debajo de él.

—¡Suelta al niño, sucio asqueroso! —chillé.

Lo empujó hacia mí. Lo cogí antes deque cayera al suelo y, con la voz ronca

Page 319: Una voz escondida - foruq.com

por la rabia, le grité:—¡Ve a buscar a Fereshteh ahora

mismo o, si no, informo al comité!—¿Y por qué no lo has hecho ya? Yo

creo que no piensas acudir a ellos.Me convencí de que mi sobrina

estaba, sin duda, allí. Sus palabrasparecían una propuesta de intercambio.

—No, no quiero deshonrar a lamuchacha —respondí con más serenidad—. Aún no he dicho nada a sus padres.Si la dejas marchar, me la llevaré y diréque la he encontrado en casa de unaamiga. No mencionaré tu nombre, así suhonor no quedará en entredicho. Pero sino aparece ahora mismo, traigo aquí alos del comité y a la policía. Te darán

Page 320: Una voz escondida - foruq.com

tal lección que te arrepentirás toda lavida. Dile que salga. Si se vieneconmigo, todo irá como la seda. Pero sies demasiado tarde, que Dios te ayude,porque su padre y su tío acabaráncontigo.

Se quedó en silencio, sopesando mispalabras. Al cabo de unos segundos,levantó la cabeza.

—¡Muy bien! —dijo—. Pero si lesueltas mi nombre o el de la tienda aalguien, ¡me las pagarás!

—Basta de peros, ve a buscarla antesde que llegue alguien.

Subió y entró en una habitación delpiso de arriba.

—¡Venga, vestíos y largo de aquí! ¡No

Page 321: Una voz escondida - foruq.com

quiero volver a veros, maldita sea! —looí decir.

Fereshteh, despeinada, pálida, flaca,aturdida y asustada, se detuvo en elumbral. A su espalda asomó un chico dedieciocho o diecinueve años. ¡Quéfrágiles e indefensos parecían!

—Dios mío, Fereshteh, ¿qué hacesaquí?

—¿Has venido sola?—Sí, tranquilla. ¡Vámonos, que todo

el mundo anda buscándote! ¿A qué vienetodo esto?

—No, no quiero volver, tengo miedo.—No tengas miedo, iremos primero a

mi casa. No le contaré a nadie dóndeestabas. Les diré que te enfadaste con tu

Page 322: Una voz escondida - foruq.com

madre, que no querías hablar con ella yque te fuiste a casa de una amiga, peroque luego te has arrepentido y me hasllamado, así que he venido a recogerte yte he llevado a mi casa.

Fereshteh apartó la mano condelicadeza de la del chico y bajó losescalones, vacilando. La ayudé aponerse el abrigo que llevaba colgadodel brazo y le anudé el rusari. Lloró ensilencio durante todo el camino. Shahable cogió la mano con orgullo y la llevó acasa.

Page 323: Una voz escondida - foruq.com

20

Al llegar Fereshteh, el revueloorganizado la noche anterior dio un giro.Su madre le pegó un sonoro tortazo yluego se desmayó. Mi prima lloraba sinparar. Mamá echó agua en la cara aFataneh Janum, que al volver en sírompió a llorar y me abrazó por primeravez. Me dio un beso y exclamó:

—¡Que dios te bendiga, cariño! ¿Hasvisto? ¡El destino ha querido que fuerastú mi salvador!

Page 324: Una voz escondida - foruq.com

Mi madre le dijo a Fereshteh quefuera a asearse y le contó lo sucedido aFataneh, que la escuchaba cada vez másdesesperada.

—Queridísima Mariam Jun, quenunca llegue a enterarse su padre —dijopor fin—. ¡La mataría!

—No te preocupes por eso, estatetranquila. Diremos que se enfadócontigo y que se fue a casa de una amigay se quedó allí. Se le hizo de noche y ledio miedo volver. Quería hacerosenfadar, pero hoy, por fin, cuando se leha pasado la rabieta, ha llamado y hadicho dónde estaba. Hemos ido arecogerla y aquí está.

Las mentiras de mamá eran

Page 325: Una voz escondida - foruq.com

irrebatibles. Me sentí orgulloso de ella.—¡Qué madre tan valiente tenemos!

—dijo Asi—. Pero ¿por qué delante depapá y de la abuela no consigue hablarasí y se echa a llorar?

—¿Y los hombres? ¿Dónde estaránahora? —preguntó mi tía—. Mepreocupa Husein. Se ha quedadocompletamente clavado y le duelemucho la espalda.

—Enseguida llamarán, seguro. ANaser le he pedido que llamara antes delas doce.

Fereshteh regresó, pálida y con elpelo empapado, y se sentó delante de mimadre y la suya.

—Pero ¿qué has hecho? —dijo

Page 326: Una voz escondida - foruq.com

Fataneh Janum—. ¿No se te ha ocurridopensar un poco? ¿No se te ha pasado porla cabeza la deshonra que nos ibas aprovocar?

Fereshteh lloraba. Mi madre, que sehabía puesto detrás de ella, hizo un gestoa Fataneh para que no hablara. Luegodijo en voz alta:

—No tienes muy buena cara,Fereshteh. ¿Quieres echarte un poco?

—¿Y ahora qué pasará? —preguntóella, llorando.

—¿Qué quieres que pase? —replicóFataneh, furiosa—. Has acabadoconmigo. Cuando llegue tu padre, ¿quéle digo?

—Pobre de mí, sólo me queda

Page 327: Una voz escondida - foruq.com

suicidarme.—Pero ¿qué dices? Nadie se enterará

de lo que ha pasado —intervino mamá—. Discutiste con tu madre, tuviste unapataleta y te fuiste a casa de tu amiga sinavisar a nadie, pero luego te hasarrepentido y has llamado.

—Me da miedo volver a casa.—Tiene razón, Fataneh Jun, deberías

dejar que se quedase aquí con nosotrosunos días. Ya volverá cuando se hayancalmado las aguas y a su padre se lehaya pasado el enfado.

—Sí, quizá sea la mejor solución.Entonces sonó el teléfono. Mi madre

se abalanzó sobre el aparato y la oídecir con alegría:

Page 328: Una voz escondida - foruq.com

—¡Claro que tenemos noticias! ¡Y sonbuenas! Sí, te lo juro, está aquí mismo,delante de mí... Sí, gracias a Dios, estábien... Estaba en casa de una amiga, meha llamado hace un rato, y Shahab y yohemos ido a buscarla... ¿Cómo iba allamarte si no sabía dónde estabas? —En ese momento, el tono de voz de mimadre cambió—: Hola, Husein Aga,¿qué me dices? ¿Estáis contentos? No...¿A qué viene eso? Tenéis que alegrarosde que esté sana y salva...

Por lo visto, la llamada seinterrumpió bruscamente. Mi madrecolgó el auricular, y Fataneh Janum lepreguntó, preocupada:

—¿Qué ha dicho?

Page 329: Una voz escondida - foruq.com

—Está furioso... Y con razón, pero noimporta. Ahora ya ha acabado todo y hayque mantener a la chica alejada de éldurante un tiempo. Fereshteh Jun, sube yéchate a descansar en la cama deShahab. No aparezcas por aquí.

Fereshteh me miró. Me levanté llenode orgullo, la cogí de la mano y laacompañé hasta mi cuarto. Se tumbó enla cama. Empecé a taparla con la colcha,pero me aseguró que no le hacía falta.Estaba llorando y me senté a su lado. Seme había pasado el enfado. Le acariciéel pelo con cariño.

—Estoy acabada. Soy mala. Papátiene motivos para querer matarme.

Yo moví la cabeza con rabia para

Page 330: Una voz escondida - foruq.com

negarlo y le besé la mejilla empapadade lágrimas. Se incorporó y me abrazócon fuerza.

—Querido Shahab, eres el único conel que puedo contar, el único al quetengo cerca y el único que lo sabe todo.Estoy segura de que lo has entendido yeres testigo de que yo no quería ir. Meresistí todo lo que pude.

Cuando oímos el ruido del portón, el delcoche que entraba en el patio, el de lapuerta de casa al abrirse con violenciay, sobre todo, el del grito que soltó mitío, Fereshteh y yo nos echamos atemblar.

—¡¿Dónde está esa golfa?!

Page 331: Una voz escondida - foruq.com

—Cálmate, Husein, haz el favor. Vena sentarte y bébete un vaso de agua —suplicó Fataneh Janum.

—No, no pienso calmarme hastahaberle dado una lección a esadesgraciada. La señorita se escapa decasa, ¿eh? A saber en qué rincón dejadode la mano de Dios habrá acabado. ¿Quéhago yo con una hija que no viene adormir a casa?

—Cálmate, hermano mío, piensa en tusalud, tienes que descansar. Como no tecuides esa espalda, te quedarás clavadopara siempre.

—¡¿Qué descansar ni qué nada?! Yonunca puedo descansar. Me dejo la pielde la mañana a la noche por estos

Page 332: Una voz escondida - foruq.com

desagradecidos. ¿Y has visto cómo melo pagan?

—Husein Aga, no ha pasado nada quese merezca esa reacción —aseguró mimadre—. Siéntate y te lo cuento. ¿Porqué te sulfuras así?

Entonces, también Josrow levantó lavoz, mientras Asi se preguntaba dedónde había salido.

—¡¿Cómo que no ha pasado nada?!—gritó—. ¡No sabemos adónde ha idoesa desvergonzada ni con quién hapasado la noche!

—¡Tú cierra el pico, Josrow! —replicó Fataneh Janum con tonoautoritario.

—¡¿Cómo que cierre el pico?! ¡Soy

Page 333: Una voz escondida - foruq.com

su hermano!—¿Y qué? Si tan buen hermano

fueras, no la habrías atormentado hastael punto de hacerla huir a casa de suamiga —replicó mi madre.

—¿Y yo qué tengo que ver? ¿A quéviene eso? ¿Qué he hecho?

—¡Lo sabes perfectamente! ¡No mevengas con disimulos! Husein Aga, te loruego, siéntate y bébete el agua. Vamos,Naser, ayúdalo a sentarse.

Mientras tanto, Fereshteh, quetemblaba como una hoja, me abrazabacon tanta fuerza que casi me ahogaba.Cuando las voces de la planta baja secalmaron, los brazos de mi prima serelajaron y logré liberarme.

Page 334: Una voz escondida - foruq.com

Se echó otra vez. Yo bajé con cautela,me puse al lado de mi madre y me cogídel dobladillo de su falda. Me bastabatocar algo suyo para sentirme seguro.

—Husein Aga, estos chicos están enuna edad delicada y hace falta muchapaciencia —decía mi madre con voztemplada—. Cualquier cosa de lo másbanal les sienta como un rayo y tienenreacciones infantiles e incontroladas,pero luego se arrepienten. Fereshteh esmuy sensible. No sé qué se dirían sumadre y ella que fuera tan tremendo,pero Josrow también la pinchó ydiscutieron. Por eso se fue a casa de suamiga; luego se ha arrepentido y havuelto. Nada más.

Page 335: Una voz escondida - foruq.com

—¿Nada más? No tienes ni idea de loque he sufrido yo durante estos dos días.En el depósito he tenido que mirar a lacara a todos los cadáveres, casi me daun infarto. Las he visto de todos loscolores y me ha pasado de todo por lacabeza. ¿Y ahora vienes tú y me dicesque «nada más»?

—Es una cría, no sabía lo que sehacía. Tienes razón, Husein, pero yaverás que Fereshteh no volverá a haceralgo así. Y, gracias a Dios, no ha pasadonada. Tranquilízate, ahora tienes quepensar en ponerte bien.

Fataneh Janum dio de beber al tíoHusein y, entre lágrimas, le dijo:

—Lo que dices es cierto, pero

Page 336: Una voz escondida - foruq.com

Mariam también tiene razón cuando diceque los chicos están en una edaddelicada. No es culpa suya. Sólo Diossabe lo mucho que se ha arrepentidoFereshteh, lo que ha llorado y se hadisculpado.

—¿Y dónde demonios estaba?—En casa de una amiga.—¿Qué amiga? Ayer las llamasteis a

todas, ¿no?Entonces intervino Josrow, furioso:—Están mintiendo, Baba Jun. ¿Una

amiga? ¡Venga ya! Fui yo el que lasllamó a todas ayer. Si es verdad, ¿cómose llama esa amiga? Que me den ladirección, que voy a preguntar.

Se me cortó la respiración. ¿Y si el

Page 337: Una voz escondida - foruq.com

tío Husein le hacía caso y lo mandaba acasa de la amiga de Fereshteh?

—¡Vergüenza debería darte! —replicó mi madre, con voz temblorosa—. ¿Acaso conoces a todos los amigos ycompañeros de colegio de Fereshteh?He sido yo la que ha ido a esa casa. Sonbuena gente, ¿sabes? Hasta he habladocon la madre.

Husein Aga, cansado pero aúnnervioso, preguntó:

—Si tan buena gente son, ¿por qué nonos dijeron nada?

—La madre no sabía que no estabaisal corriente. Creía que Fereshteh teníapermiso para pasar la noche con ellos—afirmó mi madre.

Page 338: Una voz escondida - foruq.com

—Es mentira, confía en mí —dijoJosrow—. ¿De dónde sale esa amiga?¿Por qué no la había visto nadie hastaahora?

—En realidad, Shahab ya los conocía.Había ido a su casa alguna vez conFereshteh. Se acordaba bien de dóndevivían y me ha llevado hasta allí. De nohaber sido por él, no la habríaencontrado.

Todas las miradas se volvieron haciamí.

—¿Qué? ¿Ése? ¡¿Ese tonto de ahí?!—dijo Josrow con desdén—. ¿Lo ves?Ya he dicho yo que todo esto es unasarta de embustes. Sí, claro, el cerebrode ése llega a tanto. Si es verdad lo que

Page 339: Una voz escondida - foruq.com

dices, llévame. ¡Venga, vamos!Se me acercó. Me cogió del brazo y

tiró de mí hacia la puerta. Mi madre yFataneh Janum contemplaban la escenaparalizadas por el pánico.

—¡Va, vamos, tonto! ¡No te sueltohasta que me enseñes esa dichosa casa!

Tuve un arrebato de rabia tremendo.Todos los atropellos a los que me habíasometido Josrow me pasaron pordelante de los ojos como un rayo. Conun odio y una fuerza impensables parami cuerpecillo, me solté de un tirón dela mano de Josrow y grité:

—¡Malnacido, madre-café!

Eran los peores insultos que conocía y

Page 340: Una voz escondida - foruq.com

se los dirigía mentalmente a la gentemala. Sin embargo, por el silenciorepentino que se hizo en la habitacióncomprendí que no los había dicho paramí mismo, sino que habían llegado a milengua y todos los habían oído. Josrowtuvo un momento de vacilación. Mequedé del todo inmóvil unos instantes yluego, para escabullirme de las miradasatónitas de mi familia, salí corriendoescaleras arriba. Necesitaba un rincóntranquilo donde reflexionar sobre lo queacababa de suceder. A mi espalda, sentíel grito de satisfacción de mi madre, quefue la primera en recuperarse delestupor.

—Ha hablado... ¿Lo habéis oído? ¡Ha

Page 341: Una voz escondida - foruq.com

hablado!—Sí, pero... ¿qué palabras son ésas?

—contestó mi tío con una media sonrisaen los labios.

Luego se echó a reír de una formaestrepitosa.

Sus carcajadas contagiaron poco apoco a los demás, primero condiscreción, luego con mayor estrépito.Me quedé mirándolos pasmado desde loalto de la escalera. Mi tío se reía tantoque se le saltaron las lágrimas. Mientrasse las enjugaba, comentó:

—¡Naser Jun, si tu hijo va a hablarasí, es mejor que siga sin decir nada,que calladito está más guapo!

—¿Y dónde ha aprendido eso? —

Page 342: Una voz escondida - foruq.com

preguntó el padre de Arash, todavíasorprendido.

—Donde lo aprenden todos los niños.Me dirigí a mi cuarto, pero allí estaba

Fereshteh durmiendo y no habría podidoquedarme a solas con mis amigos. Abríla puerta de la terraza y permanecí allí,quieto en un rincón. Desde lo alto vicómo se marchaba la familia de mi tío:él, del brazo de su mujer, ya no estabafurioso; Fataneh Janum seguía dando lasgracias, y Josrow parecía enfadado.

Se fueron y el patio quedó en silencio.Subí la escalerilla que conectaba laterraza con la azotea y me senté en latarima que había allí en medio. Estabaagotado.

Page 343: Una voz escondida - foruq.com

—Los has insultado —afirmó Asi.—¡Sí! ¿Ellos también lo han oído?

Quiero decir: ¿la voz ha salido de miboca?

—¡Claro! ¿Has visto cómo se hanquedado? Todos callados. Ha sido comosi le hubieras dado una torta a Josrow.

—Eran unas palabrotas muy feas,¿verdad? —preguntó Babi.

—Sí, el papá de Arash ha preguntadodónde las habíamos aprendido.

Me sentía ligero: me había quitado unpeso de encima. Había dado el primerpaso. El sol invernal era templado,agradable. Todo me parecía hermoso.Me levanté y me acerqué a la cornisa. Viel patio de los vecinos que vivían

Page 344: Una voz escondida - foruq.com

detrás, que era grande y estaba repletode árboles. Sólo los dos cuyas copasllegaban casi hasta nuestra azoteaestaban verdes; los demás no teníanhojas. Nunca había visto árboles desdearriba. Las ramas altas eran másrecientes y más frescas. Entre las hojaspuntiagudas se movía algo. ¡Era el nidode un pájaro! Me quedé embelesado. Oíuna voz, pero estaba tan prendado de labelleza de aquellas criaturas pequeñas yvivaces que no me di cuenta de lo quesucedía a mi alrededor. Me asomé todolo que pude a la barandilla paraacercarme más y verlos mejor. Derepente, noté una punzada y un dolorextraño en la espalda y alguien me

Page 345: Una voz escondida - foruq.com

levantó. Me agitaba entre los brazos delpadre de Arash. No entendía qué habíapasado. Estaba aturdido. Sentí másgolpes en la espalda. No sé si eranviolentos o si su llegada súbita einexplicable fue lo que los hizo tandolorosos, pero aún hoy, cuando veo laescalerilla que lleva a la azotea, vuelvoa sentirlos. Me dejó en el suelo. Miré sucara furiosa. No había ningún motivopara enfadarse tanto. Agitó un dedodelante de mi cara y dijo:

—¿Quién te ha dado permiso paravenir aquí arriba? ¿No os tengo dichoque no puede subir nadie por laescalerilla de la azotea?

Mi madre, que se había quedado en el

Page 346: Una voz escondida - foruq.com

último peldaño, dijo:—Gracias a Dios que lo has cogido a

tiempo.—Sí, se había descolgado hasta la

cintura. ¡Dios ha tenido piedad denosotros! —exclamó él antes devolverse de nuevo hacia mí—. Si subesaquí otra vez, te pegaré una tunda que sete quitarán las ganas. Y, además, temereces un bofetón por esas palabrasque has dicho —aseguró mientras medaba ligeramente en la boca con eldorso de la mano—. A partir de ahorasólo puedes decir palabras bonitas,¿entendido?

—¡Eh, deja al niño! No es elmomento —intervino mi madre, que me

Page 347: Una voz escondida - foruq.com

cogió de la mano y me hizo bajar conmucha prudencia—. Naser, esta escaleraes peligrosa. Tienes que hacer algo.

Me invadió una gran confusión. Elasombro había dejado paso alresentimiento. El dolor por aquellosgolpes, por el hecho de que fueraninmerecidos, iba en aumento. Una vezabajo, me fui corriendo al baño y meencerré.

—¡Qué idiota es! —afirmó Asi—.Nos hemos visto obligados a subir a laazotea para poder hablar entre nosotrosporque en nuestro cuarto está Fereshtehdurmiendo.

—Sí, pero dicen que la azotea espeligrosa...

Page 348: Una voz escondida - foruq.com

—¡Qué va a ser peligrosa! Lo quepasa es que ellos no saben subir por laescalerilla y por eso dicen esastonterías. Y, encima, ¿por qué nos hapegado en la boca?

—Ha dicho que era por esas palabrasfeas.

—¡Qué estupidez! ¿Desde cuándo sepega a la gente por decir palabrotas? Élse pasa el día diciendo «mamón» y«cabrón». Los niños siempre dicenpalabrotas. Además, cuando Shadi dice«amón» y «abrón» todo el mundo se ríe.Sólo se enfada el que recibe el insulto.Y nosotros no se lo hemos dicho a él,sino a Josrow. ¿Por qué se ha enfadadotanto? ¿Quiere tanto a Josrow que se

Page 349: Una voz escondida - foruq.com

pone de su parte? ¿Por qué no nosdefiende a nosotros cuando él nos llama«tontos»? A partir de ahora sólopodemos decir palabras bonitas, pero ¿aquién le apetece hablar? Y menos conél... Acordaos bien: con él nunca hayque hablar.

Page 350: Una voz escondida - foruq.com

21

Las palabrotas de Shahab provocaron uncambio en la atmósfera de la casa.Fataneh aprovechó la ocasión paracoger del brazo a su marido y marcharsecon rapidez.

—Nosotros nos vamos a casa, queHusein tiene que hacer reposo.

—¿Y Fereshteh dónde está? ¿Por quéno viene? —preguntó Josrow.

—Eso a ti no te importa —contestósecamente Fataneh Janum—. Va a

Page 351: Una voz escondida - foruq.com

quedarse unos días con Mariam Jun. Vaa estudiar con ella.

—¡Sí, claro, a estudiar! ¡Seguro!—No, mira, no hace falta que estudie.

Me basta con que esté alejada de tidurante unos días, hasta que se le calmenlos nervios. Te juro que, si pudiera, yotambién huiría de ti.

Se marcharon, y fue como si la casa sequedara vacía. Naser, vencido por elcansancio, se dejó caer en el sillón.

—Desde luego, hemos tenido muchasuerte de que las cosas hayan acabadobien. Si no la hubiéramos encontrado,sólo Dios sabe lo que se nos habríavenido encima. Ni te imaginas la de

Page 352: Una voz escondida - foruq.com

cosas que se nos han pasado por lacabeza a Husein y a mí desde ayer por lanoche hasta ahora. Pero ¿de verdad hasido como lo has contado?

Lo miré dudosa. ¿Hasta qué puntopodía arriesgarme? Mi abuela decía:«El hombre, cuanto menos sepa, mejor.No hace falta contárselo todo.»

—Sí, ha sido así —le contesté sininmutarme.

—Y, ahora, ¿dónde está Fereshteh?—En la habitación de Shahab,

durmiendo. Yo creo que no se encuentrabien.

—¿Tiene gripe?—No, está pálida y deprimida. Se ha

encerrado en sí misma. Una chica como

Page 353: Una voz escondida - foruq.com

ella, tan vivaracha y tan revoltosa, ahorade pronto se pone a llorar sin motivoaparente.

—¿Por qué? ¿Qué le pasa?—Y yo qué sé, ese hermano suyo la

atosiga mucho.—Eso no es ninguna novedad.—Y, además, su madre no la

comprende. Deja que se quede aquí unosdías, a ver si saco algo en limpio. Voy aver cómo se encuentra. ¿Tú no quieressubir?

—Con lo mal que se ha portado,¿ahora tengo que ir a verla? Por pocoacaba con mi pobre hermano. No, no lequiero dar esa satisfacción, es mejor queno vaya. ¡Díselo a Shahab!

Page 354: Una voz escondida - foruq.com

—Muy bien. ¿Has visto cómo hahablado mi niño? Pasó lo mismo la otravez: dijo «mamá».

—¿Y entonces? ¿Eso qué significa,que sabe hablar?

—Sólo cuando quiere, por lo visto.—Qué raro... Un niño que no habla,

que no abre la boca más que para decirpalabrotas. ¿Qué le pasa? ¿Cuándopuede expresarse? ¿Por qué no lo hacesiempre? ¿Qué problema tiene? Es unniño difícil, eso está claro. Hay quellevarlo a un psicólogo.

—Ahora que ha empezado, ya notendrá problemas. Poquito a poco, diráde todo. Pero ¡qué divertido ha estadomi tesoro, qué alegría tan grande me ha

Page 355: Una voz escondida - foruq.com

dado!—Ve con cuidado, porque si nos

reímos de sus palabrotas lo animamos, yluego ya no podremos meterlo envereda... Nos dejará en evidencia. Apartir de ahora ya hay que tratarlo confirmeza. Si habla, no corras a abrazarloy a colmarlo de alabanzas. Tiene quecomprender que sólo nos gustan laspalabras bonitas.

—Pero me cuesta mucho, me handado ganas de comérmelo de besos.

—Ha sido muy divertido, y encima loha soltado con ese tono tan serio... Perotenemos que contenernos. Por cierto,¿dónde se ha metido ahora?

—Ha salido corriendo hacia el piso

Page 356: Una voz escondida - foruq.com

de arriba. Voy a buscarlo, así hablamoscon él.

Según Fereshteh, Shahab no habíaentrado en su cuarto. Lo buscamos deuna punta a otra de la casa, miramosdebajo de las camas, en todas lashabitaciones, en el baño. Naser empezóa preocuparse.

—No puede haber salido a la calle.Esperemos que no se haya ido a laazotea.

Subimos al primer piso preocupados.La puerta de la terraza estaba abierta.

—¡Dios mío, que no esté en la azotea!Nos miramos asustados. La

escalerilla y la azotea, en la que sólo

Page 357: Una voz escondida - foruq.com

había una baranda baja, eranpeligrosísimas. Subimos tratando demantener la calma, pero cuando lo viasomado de aquella manera se me cortóla respiración.

Me llevé una mano al corazón y mequedé allí, paralizada, en mitad de laescalerilla. Naser se le acercó concalma, sin hacer ruido. No sé qué habíallamado la atención del niño parahacerle alargar la mano de esa forma,pero ya había despegado los pies delsuelo cuando su padre lo cogió al vuelo.Lo regañó y le prohibió volver a subirnunca más por aquella escalerilla.

Page 358: Una voz escondida - foruq.com

22

Durante aquellos días, la preocupaciónera tal que mis palabrotas, mi capacidado incapacidad de hablar y yo pasamos aun segundo plano. El problema másimportante era el llanto imparable deFereshteh y las confidencias que hacía ami madre cuando se encerraban conllave en el dormitorio. Por la mañana,después de que se marcharan Arash y supadre, llegaba Fataneh Janum. Mi primase pasaba horas hablando con mamá sin

Page 359: Una voz escondida - foruq.com

dejar de llorar. Yo me acercaba aescuchar, pero, por mucho que meesforzara, no conseguía entender cuálera el tema de conversación. Alguna queotra vez, mi madre salía sola del cuarto,pero una mañana, en cuanto el padre deArash se fue, se puso en marcha con lapreocupación reflejada en la cara, sevistió, nos dejó a Shadi y a mí conFataneh Janum y salió de casa conFereshteh, que temblaba como una hoja.Estaba claro que tenían algo importanteque hacer. Fataneh Janum no sepreocupaba por nosotros. Iba de un ladoa otro sin parar, se restregaba las manosy rezaba en voz baja. Su inquietudinvadió toda la casa y me provocó

Page 360: Una voz escondida - foruq.com

ansiedad. ¿Qué había pasado? ¿Adóndehabían ido mi madre y Fereshteh? ¿Quéescondían? ¿Por qué mamá nunca lecontaba nada de aquellos trajines apapá? Asi y Babi habían vuelto acallarse.

Llegó la hora de comer y mi madre yFereshteh aún no habían vuelto. FatanehJanum no se estaba quieta, pero no nosdio el almuerzo. Shadi cogió un trozo depan del desayuno que se había quedadoencima de la mesa y se puso amordisquearlo con dificultad. Yo notenía hambre.

Por fin terminaron aquellas horasterribles y mamá entró en casa cogiendo

Page 361: Una voz escondida - foruq.com

del brazo a Fereshteh, que estaba blancacomo el papel, demacrada, y temblaba yse movía con dificultad. Las lágrimas deFataneh Janum al verla fueron copiosas.Mi madre, con un tono autoritarioinusual en ella, le dijo:

—¡Basta, Fataneh, te lo pido porfavor! Estoy viviendo un suplicio desdeesta mañana. ¿Te das cuenta de lo queme has obligado a hacer?

Con gran esfuerzo, Fataneh y mimadre consiguieron subir a mi primahasta mi habitación y la acostaron en micama, que ya le había cedido desdehacía bastante tiempo. Fataneh Janum lellevó una sopa y le dio unas pocascucharadas. Entré en el dormitorio de mi

Page 362: Una voz escondida - foruq.com

madre, que se había echado. La miré:¡qué cansada estaba! Al cabo de unosminutos se levantó con esfuerzo y secambió. Al ver cómo la contemplabapreocupado, me sonrió con melancolía yme acarició la cabeza.

—¿Os habéis portado bien? —mepreguntó sin mucho entusiasmo.

Me acerqué y me agarré a sus piernascon fuerza. Entonces se sentó en la camay me abrazó.

—No sé qué has comprendido, peroestoy segura de que tú también te haspreocupado, mi queridísimo cómplice—me dijo con la voz rota de la emoción—. ¡Ha sido un día muy difícil!

Luego me dio un beso y me dejó. Se

Page 363: Una voz escondida - foruq.com

asomó por la puerta de mi cuarto paraechar una ojeada a Fereshteh, y bajamosjuntos. Fataneh Janum estaba limpiandola mesa de la cocina.

—Querida Mariam, voy a estarsiempre en deuda contigo —aseguró—.Si no te hubiera tenido a ti, ¿qué habríahecho? Pero ¿por qué habéis tardadotanto? Él dijo que sería cuestión de unahora.

—¡Qué va a ser cuestión de una hora!¡Si supieras las complicaciones que hahabido...! El feto ya era muy grande, y elmédico no tenía los medios necesarios.No había anestesia y la hemorragia hasido abundante. Habría podido morir. Alfinal, Dios ha tenido piedad de nosotras.

Page 364: Una voz escondida - foruq.com

¡Cómo me he arrepentido de haberaceptado hacer una cosa así! Si nohubiera sido por el Señor, habría pasadoalgo terrible y la responsable habríasido yo. Si Naser llegara a enterarse...

—Demos gracias infinitas a Dios deque haya ido bien. Sé que lo has pasadomal, pero si no hubieras estado tú, yo nohabría conseguido hacer nada. Mehabría desmayado. ¿Ahora cuál es lasituación?

—La hemorragia se ha cortado, peroFereshteh está muy débil. Hay que estarmuy pendiente de ella.

Comprendí que habían vivido unaexperiencia traumática y que Fereshtehestaba herida, pero no conseguía

Page 365: Una voz escondida - foruq.com

establecer el nexo entre su estado, elfeto que ya era muy grande y el resto dela historia.

Fereshteh se quedó diez días más ennuestra casa para reponerse. En aquelperíodo, sobre todo por las tardes, mispadres se iban a casa de mi tío. Yo mequedaba con mi prima, que poquito apoco empezó a hablar otra vez. FatanehJanum le había llevado los libros delcolegio, pero no estudiaba. Los abría yse quedaba mirándolos como siestuviera atontada. Al final, un juevespor la tarde, recogió sus cosas y fuimostodos juntos a casa de mi tío. Él le dioun beso. Ella lloró un poco y pidió

Page 366: Una voz escondida - foruq.com

perdón. Fataneh Janum no podíaquedarse quieta de lo contenta queestaba y nos ofrecía comida y bebidatodo el rato.

Poco después, llegaron también laabuela, la tía Shahin con su marido, lamadre de Fataneh Janum y FaridehJanum, su hermana mayor. Cuandoaparecieron, nadie volvió a mencionarla historia de Fereshteh. Era un secretoentre nuestra familia y la de mi tío; unsecreto del que cada uno conocía sólouna parte.

La abuela se quejaba continuamentede que hacía un mes que no nos veía aninguno.

—¿Dónde os habíais metido?

Page 367: Una voz escondida - foruq.com

Cada uno se sacó una excusa de lamanga para no decir la verdad. En lacocina, mi madre y Fataneh Janumtomaban té y cuchicheaban. La abuelalas miraba sorprendida. Fataneh pasópor mi lado y me dio un beso. Mi tío,cada vez que me veía, me sonreía deoreja a oreja. Hasta me llamó dos vecesy me metió un trozo de chocolate en laboca. Fereshteh me ofreció el plato delos dulces e, inclinándose, me dio unbeso al lado de la oreja. Cuando leacercó el plato a la tía Shahin, ésta lepreguntó:

—¿Qué ha pasado? Estáis todosempeñados en mimarlo. Tú no loconsientas tanto, que luego te hará otra

Page 368: Una voz escondida - foruq.com

de las suyas.—¡No, tía Shahin, no sabes lo

especial que es este niño!La tía cogió un pastelito y, cuando

Fereshteh ya se había alejado, se acercóa la abuela.

—¿Qué pasa aquí? —le susurró—.Parece que estén todos a partir un piñón.

Con las comisuras de los labios haciaabajo y la cabeza inclinada, la abuelarespondió:

—A Dios gracias. Si tus doshermanos se llevan bien, yo estoy mástranquila. Déjalos que estén a gusto.Nosotras no somos celosas.

Arash estaba sentado al lado de su

Page 369: Una voz escondida - foruq.com

padre, mirando la partida debackgammon que disputaba con nuestrotío. Josrow lo llamó varias veces, peroArash le contestó con la cabeza que no,que no quería acompañarlo a suhabitación.

—¡Vete al diablo! ¡Vamos, chicos! —dijo entonces mi primo.

Babak y Bahram, los hijos de la tíaFarideh, lo siguieron. A media escalera,Bahram se dio la vuelta y, dirigiéndose amí, que estaba sentado en el primerpeldaño, dijo:

—Ven tú también. Josrow quiereenseñarnos algo muy especial.

Vacilé. No me fiaba de mi primo enabsoluto, pero me aburría como una

Page 370: Una voz escondida - foruq.com

ostra. Shadi bailaba al son de unamelodía que tocaba el tío y todos reían yaplaudían. Mi madre estaba ayudando aFataneh Janum en la cocina. Arash sehabía sentado junto a su padre, que,antes de mover ficha, le consultaba lajugada. Los observaba con envidia.Cómo me habría gustado que mellamaran y me invitaran a sentarme a sulado. Las atenciones y el cariño de todala gente del mundo no tenían ningúnvalor frente a su indiferencia y supasividad. Bajé la cabeza y empecé asubir la escalera con parsimonia.

Josrow cerró la puerta de su cuarto conllave. Como la vez anterior, sacó del

Page 371: Una voz escondida - foruq.com

cajón el tabaco y las cerillas. Loshermanos lo miraron confundidos.

—Pero ¡si todavía eres un niño! ¡Nopuedes fumar! —exclamó Bahram.

—¿Yo? ¡¿Un niño?! Qué va, si tengotres años más que tú. Hace mucho quefumo. Ése de ahí lo sabe —y me señaló—, pero los críos no pueden. Él dio unacalada una vez y vomitó. Me dejó lahabitación hecha un asco.

Lo miraron con admiración. Josrowse llevó el cigarrillo a los labios consolemnidad y dándose aires de hombremaduro. Como quien no quiere la cosa,lo encendió con una cerilla. Luego abrióla ventana. La mosquitera estaba cerraday el humo salía a través de la malla

Page 372: Una voz escondida - foruq.com

metálica. Los dos chicos, embelesadospor su heroico valor, no dejaban demirarlo. Se oyeron voces al otro lado dela puerta. Alguien giró el pomo.

—¿Estáis ahí, chicos? —preguntóFereshteh—. Os he llamado, ¿por qué nohabéis contestado? La cena está lista, yapodéis bajar. ¿Y por qué habéis cerradola puerta? ¡Venga, va, abrid!

Josrow, presa del pánico, tiró elcigarrillo dentro del armario.

—¡Ya vamos! —contestó. Actoseguido giró la llave en la cerradura y,dirigiéndose a los hermanos, dijo—:¡Venga, venga, a cenar!

Con todas las chucherías que había

Page 373: Una voz escondida - foruq.com

comido, no me apetecía cenar. Cogí elplato y me fui a buscar a mi madre a lacocina. Estaban todas las mujeres entorno a Fataneh Janum, que contaba lahistoria de mis palabrotas, adornándolacon muchos detalles, pero sin mencionarlos motivos reales. Mi madre sonreía,mientras la tía y la abuela atendíandesconcertadas. Me sentí morir. ¿Iban apegarme, igual que el padre de Arash?¿O quizá pretendían que repitieraaquellos insultos? El comportamiento delos adultos nunca era previsible. Tesacudían por decir palabras feas y luegocontaban lo que habías hechobromeando y riendo. Me fui corriendo alpiso de arriba. De debajo de la puerta

Page 374: Una voz escondida - foruq.com

del cuarto de Josrow salía un humodenso.

—Vaya... ¡Está fumando otra vez! —exclamó Babi.

Abrí la puerta de la habitación deFereshteh. No había nadie. Entré sinpreocuparme. Por la tarde, mientrasrecogía sus cosas, ella misma me habíadicho:

—Gracias por prestarme tu cuarto.Cuando quieras, puedes quedarte en elmío.

Me tumbé en la cama. Asi y Babi sesentaron a mi lado.

—Tú también deberías aprender afumar, así le darías una lección a Josrow—propuso Asi.

Page 375: Una voz escondida - foruq.com

—¡No, huele fatal y hace vomitar! —contestó Babi.

Un revuelo espantoso eincomprensible me hizo saltar de unbrinco de la cama. Oía a todo el mundocorrer y chillar. Salí del cuarto. El aireestaba cargado de humo, hasta el puntode que apenas podía ver la escalera. Mepuse a toser.

—¡Es Shahab! —gritó alguien desdela planta baja—. ¡Se ha quedado arriba!

No sé quién subió corriendo, mecogió en brazos y me llevó abajo.

—¡Salid todos al patio, estar aquí espeligroso! —gritó el tío.

Me sacaron a rastras junto a todos losdemás. Fataneh Janum se daba golpes en

Page 376: Una voz escondida - foruq.com

la cabeza.—¡Es mi ruina! —decía entre

lágrimas.Su marido, el de Farideh Janum y los

chicos iban y venían con baldes de aguay con la manguera. Al cabo de unosminutos se oyeron las sirenas de losbomberos. ¡Qué impresión! Llegaroncamiones rojos, como los de laspelículas, con mangueras muy largas ylas sirenas encendidas. Nunca habíavisto de cerca un espectáculo semejante.Dominaron el fuego, pero no seconformaron con eso y esparcieronespuma blanca por todas partes. Losmuebles de la casa flotaban en el aguaacumulada. Unos bomberos lanzaron al

Page 377: Una voz escondida - foruq.com

patio la alfombra y las camas del cuartode Josrow. El humo todavía era más altoque ellos. Contemplé extasiado aquelloshechos extraordinarios. Cómo disfruté.Me acerqué con cautela al camión quehabía entrado en el patio. ¡Cuántas cosasextrañas e interesantes tenía! Lo toqué.Mi tío se había sentado cerca delparterre, con la cabeza entre las manos.El padre de Arash estaba a su lado, depie. Uno de los bomberos, que sin dudaera el jefe, se detuvo delante de él y lepreguntó por las posibles causas delincendio. Todo el mundo se congregó asu alrededor para escuchar laconversación.

—Creo que el fuego se ha iniciado en

Page 378: Una voz escondida - foruq.com

un armario ropero del piso de arriba.¿Los niños estaban jugando con fuego?

—La verdad —dijo Fataneh Janum,dando un paso adelante— es que en esemomento los niños estaban todos aquí,en la planta baja, con nosotros.

De repente se hizo el silencio. Laabuela explicitó lo que todo el mundoparecía estar pensando:

—Todos menos Shahab. Era el únicoque estaba arriba.

Las cabezas se volvieron hacia mí ylas miradas se clavaron en mi cara. Elpadre de Arash se quedó petrificado. Mimadre palideció.

—Pero si no sabe ni siquiera cómo seenciende una cerilla... —balbuceó—.

Page 379: Una voz escondida - foruq.com

Por cierto, ¿las cerillas dónde estaban?Josrow, que se había escondido, salió

entonces de las sombras para decir:—En mi cuarto. Antes de cenar,

cuando estábamos arriba, se las heenseñado. ¿No es verdad, chicos? —Bahram y Babak lo miraron sin decirnada—. ¿No es cierto que os las heenseñado y luego las he guardado en elcajón del escritorio? ¿Me equivoco,Babak?

—No, es verdad. Ha vuelto a dejarlasen el cajón.

—¿Y ése no estaba allí delantemirando?

—Bueno, sí... Pero...—Pues bien, luego, cuando hemos

Page 380: Una voz escondida - foruq.com

bajado a cenar, él ha vuelto a subir.Habrá cogido las cerillas, las habráencendido y le habrá pegado fuego atodo.

Se impuso el silencio. Estaba tandesconcertado que no entendíaexactamente lo que pasaba. Las caras depocos amigos de los presentes medieron miedo. Con la esperanza deconseguir apoyo, miré a mi madre, peroera presa del pánico y temblaba más queyo. El padre de Arash se había quedadoblanco como el papel, pero de rabia. Laabuela fue la primera en recuperarse. Ensus palabras había un rencor profundo:

—¡¿Lo ves, Naser?! Aquella vezdijiste que no había sido él y que el

Page 381: Una voz escondida - foruq.com

ladrillo que me cayó encima venía de lacalle. ¿Y ahora qué dices? Con todosestos testigos... No escondas la cabezaen la arena: este niño es peligroso.¡Haced algo antes de que mate a alguien!

Mi madre rompió a llorar y se marchócorriendo del patio de mi tío. El padrede Arash se me acercó. Sentía laspiernas paralizadas. No tenía energíapara huir. Se agachó delante de mí, meagarró los brazos y, sacudiéndolos contoda la fuerza de un hombre, me gritó:

—¡¿Has sido tú, bastardo?! ¡¿Hassido tú?!

Me zarandeaba entre sus manos y mesentía más pequeño e indefenso quenunca.

Page 382: Una voz escondida - foruq.com

—¡Venga, dilo, canalla, que sabeshablar, dilo! ¿Qué coño has hecho?

La bofetada que me dio me dejóaturdido. Noté el sabor salado de lasangre en el labio. Me estaba muriendode miedo cuando Fereshteh se abalanzósobre mí y me abrazó.

—Te lo ruego, tío, basta ya —pidió—. ¿Qué sentido tiene todo esto? Si esun niño.

Le di la mano a Arash, que sin decirpalabra me llevó a casa.

Page 383: Una voz escondida - foruq.com

23

Fueron días tristes en los que nadie medirigía la palabra. No estaba enfadado,pero me sentía tremendamente solo ydesesperado. Me costaba entender quealguien pudiera mentir con tantatranquilidad. Era cierto que mi madretambién decía mentiras, pero las suyasbuscaban hacer el bien, no erandestructivas. Empecé a entenderentonces el significado de la palabra«mentira», y de tanto comprender y tanto

Page 384: Una voz escondida - foruq.com

madurar se me bloqueó la lengua porcompleto, hasta el punto de que dejé dehablar incluso con Asi y Babi. Era comosi hubieran abandonado mi mente parasiempre.

Mis padres discutían muy a menudo.Al día siguiente del incendio, de buenamañana, el padre de Arash llevó a casadel tío Husein a una cuadrilla decarpinteros y albañiles, y le dijo que élcorrería con los gastos.

—Con eso reconoces que la culpa delo sucedido es de Shahab —lo recriminómi madre, enfadada.

—Y si no, ¿de quién es? —replicó él—. Todos son testigos. Si hasta trató dematar a mi pobre madre.

Page 385: Una voz escondida - foruq.com

—Este niño, si no lo molestan ni lohacen enfadar, no hace daño a nadie.

—No digas sandeces. Anoche el críoera el centro de atención. Fereshteh locubría de besos, mi hermano le metía elchocolate en la boca, Fataneh Janum nodejaba de elogiarlo y mira cómo se loagradeció. Habría preferido morir antesque sufrir esta tortura, este bochorno.Ese crío no atiende a razones. Actúa sinmotivación y, además, aunque secomportara así sólo cuando alguien semete con él, no dejaría de ser peligroso.¿Sabes qué es lo que más me preocupa?¿Y si mañana Shadi fastidia al señorito,que es como tú lo tratas? ¿Qué pasará?¿Quieres seguir de brazos cruzados y

Page 386: Una voz escondida - foruq.com

cerrar los ojos frente a la realidad, hastaque un día llegues y te encuentres elcadáver de la niña? ¿Es eso lo quequieres?

Aquellas palabras no sólo la hicieronestremecer a ella, sino también a mí. Lafragilidad de mi madre se habíaagudizado con la consciencia de misproblemas, con el resentimiento y lafalta de atención del padre de Arash ycon las discusiones cotidianas entre losdos. En los últimos tiempos me habíaimaginado, estúpidamente, que aquellafragilidad había desaparecido parasiempre, pero en lugar de eso volvió amanifestarse y alcanzó su apogeo. No

Page 387: Una voz escondida - foruq.com

quedaba rastro de la mujer que habíaliberado a Fereshteh por sí sola y sehabía enfrentado a todos los demás. Yano me respaldaba como yo esperaba.Era como si también ella, en el fondo,hubiera aceptado mi culpabilidad y mecreyera capaz de matar a mi hermana.Con ella me derrumbaba yo también. Yano me cabía duda de que estaba loco yme ponía a temblar ante la idea de podermatar a Shadi un día. ¡Si ellos lo decían,estaba claro que era capaz! Eseconvencimiento se convirtió en unaespecie de hormigueo que me entraba enlas manos y me incitaba a pelear. Paraevitar aquella sensación, apretaba la unacontra la otra y las escondía detrás de la

Page 388: Una voz escondida - foruq.com

cabeza o en los bolsillos.

Un día, el padre de Arash volvió antesde lo habitual. Mi madre me vistió ensilencio, abatida. Cogió a Shadi de lamano y subimos al coche. La niña, conaquella voz estridente, no dejaba derecitar versos. Sus poemas y su chácharame ponían histérico.

—Lo hace para chincharte —dijoBabi.

Hice un esfuerzo para no levantar elbrazo de forma involuntaria y darle unabofetada, pero la tentación era cada vezmás fuerte. Cuando su voz se levantó porencima de las de mis padres, perdí elcontrol y le di un manotazo en la cabeza.

Page 389: Una voz escondida - foruq.com

Chilló. Mi madre se volvió y,rezongando, la cogió del brazo y se lallevó delante. El padre de Arash lanzó ami madre una mirada elocuente y movióla cabeza de un lado a otro.

—Pero ¿qué hemos hecho? —dijo Asi—. No ha sido culpa nuestra. Se nos haido la mano.

El padre de Arash, que iba al volante,preguntó entonces:

—¿Y ahora por qué no dices nada?¿Es que tiene algo de malo llevar al críoal médico? Es nuestro deber. Hay queser realista: el año que viene le tocaempezar al colegio. ¿Adónde lomandamos? Si conseguimos comprenderde verdad cuál es el problema,

Page 390: Una voz escondida - foruq.com

podremos ayudarlo mejor. Si identificanel grado y el tipo de deficiencia mental,se podrá hacer algo por él. Dicen que enel extranjero hay escuelas especialesdonde los niños así pasan día y noche.

—¿Cómo que los niños «así»? Yosigo sin creer que el incendio fuera cosasuya. Todo el mundo le endosa lasculpas porque no puede hablar.

—¡¿Cuándo vas a decidirte a aceptarla realidad?! Este crío tiene problemas.Si te lo dijera el médico, ¿quedaríazanjada la cuestión?

—Pero ¿por qué nadie quiereentender a este niño? A veces piensoque no lo quieres en absoluto. ¿Algunavez le has dado un abrazo?

Page 391: Una voz escondida - foruq.com

—¿Te parece que tengo tiempo paraesas cosas? He encajado milcompromisos para liberarme una hora yacompañarte al médico. ¿Ahora por quémezclas las cosas? Siempre quiereshacerme quedar como el culpable. Elretraso de este crío es congénito, ¿loentiendes?

—Pues yo creo que si hace esas cosases por culpa nuestra. Quizá le prestamospoca atención.

—Estás loca. ¿Ahora vas a sentirteculpable? Nos hemos portado igual connuestros tres hijos. Entonces, ¿por quélos otros no han salido así? ¡Y no sóloeso, sino que son mejores que los demásniños! ¡Pobre de mí, que trabajo día y

Page 392: Una voz escondida - foruq.com

noche por ellos! ¿Qué otra cosa puedohacer?

—No haces nada más que trabajar.Nosotros también te necesitamos. Antesno era así: te gustaba estar con lafamilia. Ahora, en cambio, nos rehúyes.Me da la impresión de que estás máscontento fuera de casa. No te gusta veral niño porque te avergüenzas de él.

—Pero ¿cómo puedes decir eso? Nohables por mí. Yo sólo pretendo afrontarla situación de forma racional y noemotiva. Pienso constantemente en loque podemos hacer en concreto por esteniño enfermo. El tratamiento de lasenfermedades mentales es más largo ymás delicado que el de las físicas. Por

Page 393: Una voz escondida - foruq.com

eso nos hacen falta más dinero y mediospara curarlo. Un compañero de trabajome ha dicho que estos psicólogos cobranmiles de tomanes por visita. ¿Tú por quécrees que he aceptado un tercer trabajo?¿Porque me sobraba el tiempo? ¿Creesque no me apetece volver a casa por latarde y descansar como todo el mundo?No, cariño, estoy ahorrando para curar aeste niño incluso en el caso de que seanecesario mandarlo al extranjero.

—¿Al extranjero? ¡Ni que tuviera unaenfermedad incurable!

—Mariam, mujer, ¿por qué eres así?Estoy dispuesto a hacer todo lo posiblepara que el día de mañana tengamos laconciencia tranquila. Allí hay colegios

Page 394: Una voz escondida - foruq.com

especiales para estos niños.—¿Por qué? ¿Qué tiene? ¿La lepra,

cáncer?—Exacto, el problema de las

enfermedades mentales es ése, que enapariencia no hay nada raro. ¿Tú creesque las personas que cometen crímenesy matan a sangre fría, sin remordimiento,están sanas? No, cariño, su enfermedades peor que la lepra o el cáncer. Si loshubieran tratado a tiempo, quizá nohabrían llegado a eso.

—Pero ¿tú te das cuenta de lo queestás diciendo? ¡Ahora encimacomparas a mi hijo con un asesino!

—Sé realista, ya lo ha intentado dosveces. Como padres, somos los

Page 395: Una voz escondida - foruq.com

responsables. No tenemos que esperar aque pase algo irreparable.

—¡Basta, no quiero oírte! —gritómamá, y empezó a sollozar.

—¡Mira qué bien! Contigo no sepuede hablar de nada. No quieres sabercómo están las cosas. ¡Si alguien dijeraque el crío tiene párpados encima de losojos, te lo comerías vivo! Ahora dejaque el médico nos los explique todo.

—¡No, no quiero llevarlo a ningúnmédico!

—¡Sé razonable, te lo ruego! ¿Creesque no le pasa nada? ¿El año que vienequé quieres hacer con el colegio?Estando así las cosas, no lo aceptarán enningún lado. ¿No debemos pedir ayuda a

Page 396: Una voz escondida - foruq.com

un especialista?La consulta del doctor estaba hasta

los topes. Mis padres esperaban el unoal lado del otro, y a mí me habíansentado en una silla, delante de ellos. Elcorazón me latía deprisa. Los niños quehabía en la sala de espera eran todosraros. Uno era mayor, pero iba todavíaen cochecito. Tenía los brazos y laspiernas retorcidos. Otro, gordo y pálido,tenía los ojos entreabiertos einexpresivos clavados en mí, y su madrele limpiaba la baba todo el rato. En miinterior creció el miedo a experimentarmás sentimientos negativos.

—Este médico seguro que se dacuenta de que somos estúpidos y

Page 397: Una voz escondida - foruq.com

retrasados —afirmó Asi—. Luego nosmandarán lejos, a un colegio especial,donde viviremos con estos niños, y novolveremos a ver jamás a mamá.

Al pensar en estar lejos de mi madreme entristecí, por mucho que me hubieratraicionado y hubiera dado por ciertoque el incendio había sido cosa mía: sí,lo había acabado aceptando, porque sino habría plantado cara y, como la vezanterior, se habría inventado unamentira, me habría salvado. Estaba muyenfadado con ella.

—No nos quieren, pretendenmandarnos lejos —dijo Babi.

Estaba convencido de que tarde otemprano acabarían haciéndolo y luego

Page 398: Una voz escondida - foruq.com

se quedarían tranquilos. El padre deArash no volvería a pasar vergüenza portener un hijo como yo. Volverían a serfelices como en los viejos tiempos.Hablarían y dejarían de discutir.

—Todo este plan lo ha ideado elpadre de Arash para librarse denosotros —aseguró Asi.

—Si este médico confirma lo que hadicho el padre de Arash, ya nopodremos hacer nada —contestó Babi—. Nos mandarán al extranjero.

Mi madre se levantó y cogió a Shadide la mano para ir al baño.

—Shahab Jun, ¿tú tienes que ir? —mepreguntó con dulzura.

Me encogí de hombros. Me lo

Page 399: Una voz escondida - foruq.com

preguntaba cien veces al día. Se fue. Elpadre de Arash leía el periódico. Melevanté sin hacer ruido y salí de laconsulta.

Page 400: Una voz escondida - foruq.com

24

En la calle me encontré una granconfusión. Todos eran mucho másgrandes y altos que yo. Para verles lacara tenía que echar la cabeza haciaatrás más de lo que podía. Era comodarse contra un muro. Sin saber siquieraadónde iba, cogí la misma dirección quela mayoría de la gente. Hacía frío yestaba nublado. Los conductores noacababan de decidir si encender lasluces o esperar todavía un poco. Andaba

Page 401: Una voz escondida - foruq.com

pegado a los escaparates de las tiendas,pero las cosas bonitas que exponían nome interesaban. Sentía un peso en elcorazón y se me hizo un nudo en lagarganta. Yo, que siempre había tenidoterror a quedarme solo y a perderme, derepente había abandonado a todo elmundo por voluntad propia. Llamé a Asiy a Babi, desesperado.

—¿Ahora adónde quieres ir? Te vas aperder, da la vuelta —pidió Babi,aterrorizado—. A pesar de todo, no haysitio mejor que nuestra casa.

—No, ésos no quieren llevarnos acasa, quieren mandarnos lejos, muylejos —rebatió Asi, aunque también a élle temblaba la voz—. Tú no te

Page 402: Una voz escondida - foruq.com

preocupes, que yo estoy contigo.De vez en cuando, la gente me miraba

y me decía algo. Entonces yo me alejabaa toda prisa, para que no se dierancuenta de que no podía hablar. Pasé porun gran cruce y giré por una calle en laque, en comparación con la otra, lasluces eran más tenues: había menosgente y menos tiendas. Ya casi se habíahecho de noche y mi miedo iba enaumento. Me dolían los pies. Me traguéel nudo de la garganta, peroautomáticamente se me saltaron laslágrimas. ¡Qué solo me sentía! ¡Si almenos alguien me hubiera reconocido yme hubiera llevado consigo! Me moríade hambre y de frío. Me detuve al lado

Page 403: Una voz escondida - foruq.com

de una pared. Me sentía impotente, solo,abandonado: todo el mundo estaba en micontra. Nadie me quería. Hasta mimadre, mi último refugio, había tirado latoalla y pretendía mandarme lejos.Estaba tan absorto que no vi de dóndesalía aquella señora. Me acarició elpelo con su mano enguantada.

—¿Qué te pasa, cariño? ¿Por quélloras? —me preguntó con amabilidad, yse agachó delante de mí—. ¿Cómo tellamas, pequeño? ¿Qué pasa? ¿Te hasperdido? ¿Dónde está tu mamá?

Empecé a sollozar. Señalé ladirección de la que venía. La señoraamable me cogió de la mano y echó aandar hacia allí.

Page 404: Una voz escondida - foruq.com

—Mira bien, cariño. Ahora prestaatención. ¿Ves a tu mamá?

Cuando aún no habíamos avanzadomucho, la señora se cansó. Se agachóotra vez, a mi lado.

—Mira, cariño, tienes que decirme tunombre y tu apellido. ¿Sabes ladirección de tu casa?

La miré sin parpadear.—Ha comprendido que somos tontos

y no sabemos hablar —apuntó Babi.Cansada, la señora añadió:—No sé qué hacer. Tú no hablas y yo

tengo prisa. ¿Quieres quedarte aquí y asíte encontrarán?

Y entonces me soltó la mano y semarchó. Me sentía como un náufrago que

Page 405: Una voz escondida - foruq.com

ve alejarse la única lancha desalvamento. El miedo se apoderó de mí.Perseguí a la señora. Le agarré la falday la miré con ojos de súplica, llenos delágrimas. Volvió a doblar las rodillas yme dijo:

—Mira, si quieres que te ayude aencontrar a tu mamá, tengo que saber tunombre y tu dirección. Hace falta queme digas cómo te llamas.

La contemplaba llorando. Suspiró. Noinsistió más, pero me cogió de la mano yse dirigió hacia un grupo de personasreunidas alrededor de un policía. Enmedio de aquella muchedumbre, no oí loque le decía. El policía se me acercó yme preguntó mi nombre, el de mi padre y

Page 406: Una voz escondida - foruq.com

mi dirección.—Creo que es sordomudo —apuntó

ella.—¡Menudo problema! Lo único que

puede hacer, señora, es llevarlo a lacomisaría.

—Pero, señor agente, ¡tengo milcosas que hacer! Llevo una horavagando por las calles con este niño.Tengo invitados a cenar y se me hahecho tardísimo. Estarán todospreocupados.

—¿Y yo qué quiere que haga? Ahoraestoy de servicio y tengo que ocuparmede estos señores, no puede dejarme alniño aquí, con este frío.

—No puedo ir a la comisaría. Este

Page 407: Una voz escondida - foruq.com

niño se me ha pegado, no me suelta.¿Allí tienen forma de atenderlo ycuidarlo?

—¡No tan bien como usted, esoseguro!

El policía se puso a hablar con lagente que había formado un círculo entorno a él. La señora pareció sumirse ensus pensamientos. Al cabo de unosminutos se abrió paso entre la gente paraacercarse de nuevo al policía.

—¡Señor agente, señor agente! —lollamó con insistencia, hasta que por finconsiguió que le hiciera caso—. Esteniño está cansado y tiene hambre,conmigo se siente seguro. No puedodejarlo en la comisaría ni en ningún otro

Page 408: Una voz escondida - foruq.com

sitio. No estaría bien. Si usted me dapermiso, me lo llevo a casa: le doy midirección, mi teléfono y la matrícula delcoche. Si aparecen sus padres, pueden ira buscarlo a nuestra casa.

El policía accedió con unainclinación de cabeza y volvió adesaparecer entre el gentío. La señorame llevó hacia su coche, que estabaaparcado en la callejuela de delante, yme hizo pasar al asiento de atrás. Ella sesentó al volante. Sacó un bolígrafo delbolso y escribió varias cosas en unpapel.

—Quédate aquí hasta que vuelva. Voya llevarle mis datos al señor agente —me dijo.

Page 409: Una voz escondida - foruq.com

Me daba miedo que me dejara allí yse marchara. Quería bajar del cochepara seguirla, pero ella había echado elseguro y el calor, en aquellascircunstancias, venció al miedo, así queme quedé sentadito en el coche y esperé.Estaba tan aturdido y atontado que, encuanto arrancó, me sumí en un sueñoprofundo.

Page 410: Una voz escondida - foruq.com

25

Cuando salí del baño, la silla de Shahabestaba vacía. Eché un vistazo intentandono perder los nervios.

—¿Dónde está el niño? ¿Lo hasmandado a algún lado? —pregunté aNaser.

—¿Cómo? ¿No estaba contigo?—No, se ha quedado sentado ahí. ¿No

has visto adónde ha ido?—No.Primero impacientados y luego

Page 411: Una voz escondida - foruq.com

preocupados, buscamos por todos losrincones de la consulta. Al final, salimoscorriendo a la calle y miramos en lastiendas y en los edificios vecinos.Preguntamos a los transeúntes por unniño de cinco años con un abriguito azulmarino y un gorro de punto rojo y azul.Pero no había ni rastro de él. Me puse adar vueltas, alterada y asustada.

Naser, nervioso y molesto, se metióen el coche y gritó:

—¡Ven, sube, vamos a peinar la zona!Subí llorando.—Se habrá asustado por algo. ¿Qué le

has hecho?—¿Yo? ¿Qué voy a hacerle? Pero si

está loco: no necesita un motivo para

Page 412: Una voz escondida - foruq.com

hacer estas cosas.—No es cierto. Está angustiado, me

he dado cuenta, y el pobre niño no sabehablar, sufre, y tú eres tan insensible queno puedes ni hacerle una caricia.

Recorrimos todo el barrio a pie y encoche hasta que oscureció. Naser seretorcía los largos bigotes y yo noconseguía contener las lágrimas. Shadi,que había entendido la situación, sehabía hecho un ovillo en un rincón delasiento trasero, como si tambiénestuviera atemorizada.

—¿No lo habrán secuestrado? ¿Cómopuede haberse ido tan lejos ese niño,que tiene miedo hasta de salir a la calle

Page 413: Una voz escondida - foruq.com

al lado de casa? ¿Y adónde habrá ido?Dios mío, si ya se hace de noche.Pobrecito, tendrá hambre y sed. ¿Qué lehabrá pasado?

No nos quedaba más remedio quepedir ayuda a la policía. Una vez en lacomisaría, rellenamos formularios ydimos la descripción de Shahab, y elloshicieron unas llamadas. El jefe de lapolicía, un capitán afable, nos dijo conefusión:

—No se preocupen, seguro que loencontramos. Váyanse a casa. En cuantotengamos noticias se las haré saber.

Al oír que se abría la puerta, Arashsalió corriendo a recibirnos.

—Mamá, ¿qué ha pasado? ¿Por qué

Page 414: Una voz escondida - foruq.com

habéis tardado tanto?Subí al primer piso llorando. Naser,

pálido y nervioso, dejó en el sofá aShadi, que se había quedado dormidapor el camino, y con la voz rota explicó:

—Shahab se ha perdido.—¿Cómo que se ha perdido? ¿No

estaba con vosotros?—Sí, estaba sentado en la sala de

espera de la consulta. Tu madre ha idoal baño y yo estaba leyendo elperiódico. Creía que había ido al bañocon ella, pero luego nos hemos dadocuenta de que había salido y ahora sóloDios sabe dónde se ha metido.

—¡Bueno, pues vamos a buscarlo!—¿Qué te crees que hemos estado

Page 415: Una voz escondida - foruq.com

haciendo hasta ahora? Incluso hemos idoa la comisaría. Nos han dicho queregresáramos a casa y que ya nosllamarían si había novedades.

Entonces bajé, desencajada.—Pero yo no puedo quedarme así, a

esperar mano sobre mano. Voy abuscarlo —anuncié, temblando de lacabeza a los pies.

—¡Voy contigo! —contestó Arash alinstante—. Pobre Shahab, que nisiquiera puede hablar. Si lo encuentran,¿cómo van a saber quién es?

—Cálmate un poco, Mariam.¿Adónde quieres ir? Hemos estado entodos los sitios que se nos han ocurrido.Tómate un tranquilizante. Yo voy a ver

Page 416: Una voz escondida - foruq.com

si hay noticias en la comisaría.Al oír el timbre del teléfono nos

quedamos todos paralizados. Naser fueel primero en reaccionar y descolgó degolpe. Yo, con una mezcla de terror yesperanza, me tapé la boca y apreté lamano con fuerza para no chillar.

—¿Es la comisaría? —balbuceé.—No... —contestó Naser—. Hola,

Dadash... No, acabo de llegar... Bueno,Shahab ha desaparecido, estábamosbuscándolo.

Al cabo de cinco minutos, toda lafamilia de Husein Aga se habíapresentado en la puerta de casa.

—¿Qué ha pasado? —preguntarontodos a una.

Page 417: Una voz escondida - foruq.com

—¿Qué quieres que te diga,Dadash...? Esto es mi ruina —dijoNaser, y por primera vez aquella tardese le formaron lágrimas en los ojos.

Apoyé la cabeza en el hombro deHusein y noté que se estremecía. FatanehJanum se sentó a mi lado y me acercó lacabeza a su hombro.

—Aparecerá. Lo presiento —aseguró.Fereshteh se había quedado junto a la

puerta y nos miraba preocupada, a puntode llorar. Josrow, incrédulo, preguntó aArash:

—Pero ¿de verdad ha desaparecido?—Explicádnoslo bien —pidió Husein

Aga—. ¿Cuándo lo habéis perdido devista? ¿A qué hora?

Page 418: Una voz escondida - foruq.com

Naser contó brevemente lo sucedido.Yo me veía incapaz de resignarme a

ser una madre de luto por la muerte desu querido hijo.

—Pobre ángel mío, lo hemostorturado tanto que lo ha dejado todo yse ha marchado —afirmé—. No daba unpaso sin mí, pero ahora se ha escapado.¡Piensa en lo mucho que tiene quehaberse enfadado con nosotros paraatreverse a hacer una cosa así! Quéinsensibles hemos sido con él. Noexagero, Fataneh, si digo que hace unaño que su padre no le da un abrazo niun beso.

—¡No es culpa mía! —replicó Naser,crispado—. Es el niño el que nunca

Page 419: Una voz escondida - foruq.com

quiere abrazarme, como si para él fueraun desconocido. No, incluso con losdesconocidos se porta mejor. A vecesme mira de una forma que deja muyclara su aversión, otras se comportacomo si no existiera.

—¡Cómo lo hemos descuidado, quémal lo hemos tratado! ¿Crees que no seha dado cuenta? Ese niño inocente sesentía como una espina en el costado desus padres. Su abuela nunca pierde laoportunidad de decir que es retrasado,que está loco, que es tonto y cien cosaspor el estilo, y su padre no abre la boca.Dios mío, ¡Shahab lo oía y lo entendíatodo! Hoy, porque Naser ha insistido,hemos querido llevarlo al médico, y a él

Page 420: Una voz escondida - foruq.com

los médicos no le hacen ninguna gracia.Desde el día del incendio ya no jugaba.Estaba tan alicaído que me costabamirarlo. No dejaba de pensar en él ynada me hacía feliz. Me parecíaincreíble que mi hijo pudiera estar tantriste durante tanto tiempo... Mi niño,indefenso, ¿dónde estará ahora, con estefrío? Si se queda en la calle hastamañana, se congelará. ¿Y si lo hansecuestrado? Dicen que secuestran aniños para vender los riñones.

Fereshteh se puso a llorarentrecortadamente.

—¡Dios nos libre de una cosa así! —exclamó Fataneh Janum—. ¿Quépalabras son ésas, Mariam Jun? ¡Sé

Page 421: Una voz escondida - foruq.com

cómo te sientes, pero debes ponerte enmanos del Señor!

—Tengo que salir a buscarlo, nopuedo quedarme así.

—¿Ahora? Son las once de la noche,ya hemos estado en todas partes.

—¿Y si se ha caído por la calle y estátirado en cualquier lado?

—Tiene razón, vamos a salir, esmejor que quedarse aquí de brazoscruzados —intervino Husein.

—Pero ¡pueden llamar de lacomisaría!

—Los chicos se quedan. Losllamaremos cada media hora.

Page 422: Una voz escondida - foruq.com

26

Cuando me desperté por la mañana y meencontré en una habitación que noconocía, me asusté mucho. Me cubrí lacabeza con las sábanas. Al recordar loque había pasado la tarde anterior, sentíuna profunda melancolía que, sinembargo, no era nada en comparacióncon el miedo que me daba aquel lugarextraño. Asomé la cabeza paracuriosear. Miré con atención lo que merodeaba, de las paredes a la puerta

Page 423: Una voz escondida - foruq.com

pasando por los muebles. El cuarto eragrande y luminoso. En un lado había unarmario, la puerta del baño y unalibrería de madera blanca. En el otro, ungran escritorio con cajones y con uncalendario de mesa entre un bloc denotas y un cubilete de piel marrón llenode bolígrafos y lápices. Las cortinas y lacolcha, de color rosa y violeta,resplandecían con la luz que entraba porla ventana de encima de la cama. Megustaba aquella habitación en la que nofaltaba de nada, pero parecía que nadiedormía allí desde hacía tiempo.

Me senté en la cama. Echaba de menos ami madre. Era la primera vez que me

Page 424: Una voz escondida - foruq.com

despertaba y no la tenía a mi lado. Seme hizo un nudo en la garganta. Oía unavoz procedente del exterior. Me puse derodillas y por la ventana observé el granpatio de aquella casa. ¡Cuántos árboleshabía! Luego mi mirada se detuvo en lasmuñecas colocadas delante del espejo.¡Qué bonitas eran! Me levanté y meacerqué para coger una. Estabaembelesado con su mirada vidriosa, consus luminosos ojos azules, cuando seabrió la puerta y entró la mujer del díaanterior. Me asusté y solté la muñecaenseguida, dejándola en su sitio. Melancé sobre la cama y me escondídebajo de las sábanas. La señora amabley sonriente se sentó a mi lado. Me

Page 425: Una voz escondida - foruq.com

acarició por encima de la colcha.—¿Estás despierto? Muy bien, cariño.

Ayer estabas tan cansado que ni siquieracenaste. Ahora levántate, aséate un pocoy vamos a desayunar.

Aún no tenía el valor necesario parasalir de debajo de las sábanas. Laseñora las apartó con delicadeza y, conuna sonrisa en los labios, añadió:

—Levántate, cariño mío, no tengasmiedo.

Me quedé mirando su cara sonriente ysus ojos bondadosos. No era muchomayor de lo que me había parecido eldía anterior: tenía el pelo casi rubio yresplandeciente, como el de la muñeca,que mientras tanto se había caído al

Page 426: Una voz escondida - foruq.com

suelo. En los labios llevaba un poco decarmín. ¡Se había puesto carmín! Esoera algo que mi madre hacía raras veces.Llevaba también un vestido floreado,largo y ancho, que me hizo pensar en unprado. No, aquella señora no me dabamiedo. Me levanté de la cama, le di lamano y fuimos al baño.

—Muy bien, cariño. ¿Te las arreglastú solo o quieres que te ayude?

Dije que no con la cabeza y entré. Unavez bien cerrada la puerta, Babiexclamó:

—¡No sabe que ya somos mayores ypodemos hacer nuestras cosas solos!

Sentado a la mesa había un señorbastante mayor que leía el periódico.

Page 427: Una voz escondida - foruq.com

Me sorprendí al verlo, porque noesperaba que hubiera nadie más en lacasa. Instintivamente, me escondí detrásde la señora.

—Hola, ya estamos aquí —anuncióella con voz alegre.

El señor apartó el periódico ycontestó:

—¡Qué maravilla, qué chiquillo tanguapo te has buscado! ¿Te encuentrasbien, hijo mío? ¿Cómo te llamas?

Él también era simpático. Me bastabauna mirada para reconocer la simpatía.

—Éstos todavía no se han enterado deque somos tontos y no sabemos hablar.Por eso nos quieren —aseguró Asi.

Entonces intervino la señora:

Page 428: Una voz escondida - foruq.com

—Creo que no puede hablar, no loagobies. Vamos a llamarlo «Principito»,¿qué te parece? —Y se rió en voz alta—. ¿Eh? ¿Qué dices? ¿Te gusta?

—«Principito», como en aquel libro...—dijo Babi, y en las comisuras de loslabios se me formó una sonrisa.

—Muy bien, le gusta. Este encanto deniño conoce El principito y le gusta quelo llamemos así. Bueno, ahora siéntate adesayunar.

La señora hablaba sin parar mientrasme daba la comida.

—¿Te acuerdas de los berrinches quecogía Nastaran a la hora de comer? —preguntó el señor, riendo.

—Sí, en cambio con Babak, por

Page 429: Una voz escondida - foruq.com

suerte, no hacía falta insistir.—No, te equivocas. A la edad del

Principito, él también cogía susberrinches. Empezó a comer biencuando creció un poco más.

—¿Recuerdas cuando les decíamosque las cucharadas eran trenes y mepasaba una hora haciendo «chucu, chucu,chu» hasta que abrían la boca y losvagones entraban en el túnel?

—Sí, házselo a este niño tan guapo.—No, este principito es una joya y

come solito.

Después de desayunar, la señora empezóa recoger la mesa. El señor dejó elperiódico y se levantó. Entrelazó los

Page 430: Una voz escondida - foruq.com

dedos y estiró los brazos hacia el techotodo lo que pudo.

—¿Hay que hacer algún recado,Sudabeh?

—Sí, ve a por leche y helados.—¿Helados en invierno?—A los niños les gustan.—Ah, claro. Entonces, voy a

comprarlos con él.—Sí, perfecto, como cuando ibas con

Babak.—Qué buenos recuerdos... En fin,

Principito, vámonos ya. Ponte el abrigoy vamos a hacer la compra. ¿Te apeteceacompañarme?

Asentí con timidez y fui a por elabrigo, que se había quedado en el

Page 431: Una voz escondida - foruq.com

dormitorio.Cuando volví, el señor estaba en la

puerta de la cocina hablando con laseñora.

—¿A ti no te parece raro que lospadres no hayan dado señales de vida?—preguntó.

—No, ¿por qué? Tampoco es quehaya pasado mucho tiempo.

—¡Pobrecito, es un niño encantador!¿Tú crees que no habla con nosotros ono habla y punto?

—Yo creo que no habla. Si hubierapodido, ayer, con todo el miedo, el fríoy el cansancio que llevaba encima, alfinal habría dicho algo para que lollevásemos a su casa.

Page 432: Una voz escondida - foruq.com

—A lo mejor se ha asustado tanto quese ha bloqueado, porque está claro quenos oye, lo entiende todo y reacciona alos estímulos.

—No lo sé, pero, sea lo que sea, estápreocupado por algo. Tiene unos ojosmás tristes...

—Es normal. Yo, si me hubieraperdido, también tendría miedo y estaríatriste.

—No, hay algo más.El señor se dio la vuelta y, al verme,

se rió.—Hola, Principito, ¿estás listo? Mira

qué gorro y qué abrigo tan bonitos lleva.¡Y yo sin afeitar! Lo haremos a la vuelta,¿te parece?

Page 433: Una voz escondida - foruq.com

Me cogió de la mano y me sentíprotegido. Cuando habíamos andado unpoco, me preguntó:

—¿Quieres ir al parque a jugar?Y sin esperar una respuesta, entró y

me llevó a la zona de juegos. Me subióal columpio y me dio un suave empujón.Luego se sentó en el banco de delante y,con una sonrisa melancólica, se quedóallí sin quitarme los ojos de encima. Mesentí en la obligación de hacer algo paradarle una alegría: corrí hacia el tobogány, como un relámpago, subí hasta lo alto.Quería que viera que era espabilado yveloz. No sé por qué era importante paramí causarle buena impresión. Desde allíarriba lo saludé con la mano y él sonrió

Page 434: Una voz escondida - foruq.com

y levantó también la suya. Sin miedo, medeslicé hacia abajo más deprisa que losdemás niños. El señor aplaudió.

—Ahora vamos a hacerle la compra aSudabeh Janum —me dijo cuandosalimos del parque.

—Mira qué bien, Aga-ye Karimi —saludó el tendero—. ¿Ahora tienen unniño?

—¿Qué pasa? ¿No me pega?—Claro que sí, siempre que sea su

nieto. Es su nieto, ¿verdad?—¡Ojalá, que Dios te oiga! Si tuviera

un nieto como este principito no mequejaría.

—¡¿Como nosotros?! —se sorprendió

Page 435: Una voz escondida - foruq.com

Asi—. ¿Quiere tener un niño comonosotros? ¡Pues sí que es estúpido! ¿Nose da cuenta de que somos retrasados?

El señor se agachó, me cogió enbrazos y me puso delante del mostrador.

—Principito, elige una golosina o unbombón. ¿Cuál quieres? —preguntó.

No estaba acostumbrado a tantaatención y tanta dulzura. Bajé la cabezamientras me daba un beso en la mejilla.

—No seas vergonzoso. Di, vamos,¿cuál quieres? Tengo que bajarte porquepesas bastante, gracias a Dios, y meduele la espalda.

«¡No quiero que le duela nada!»,pensé, y al instante intenté soltarme desu abrazo. Me dejó en el suelo,

Page 436: Una voz escondida - foruq.com

sorprendido.—¿Qué bicho te ha picado? ¿No

quieres que te coja en brazos? —Ymovió un poco la cabeza—. No quieresque me duela la espalda, ¿eh?

Con un gesto le contesté que no, feliz.Me miró aún con más dulzura que antesy me acarició la cabeza.

—¡Qué niño tan cariñoso! Bueno,pues entonces ocúpate tú, Aga Javad, deelegir una de esas chucherías, y no teolvides de la leche y del helado.

Aga Javad metió la leche y lo demásen la bolsa y dijo:

—Al final no me ha contado quién esel niño, Aga-ye Karimi. ¿De dónde hasalido?

Page 437: Una voz escondida - foruq.com

Aga-ye Karimi le explicó la historiabajando la voz. Me di cuenta de quehablaba de mí y me puse muy contentode que no lo hiciera en voz alta. Nadaque ver con el padre de Arash, que losoltaba todo en voz alta, incluidas lascosas malas. Se creía que, como nosabía hablar, tampoco oía. No sé porqué, al ver a aquel hombre, que ahorasabía que se llamaba Aga-ye Karimi, nopude evitar compararlo con el padre deArash. ¡Y eso que no teníanabsolutamente nada que ver! Quizá fuepor el simple deseo de que el padre deArash me prestara tanta atención comoAga-ye Karimi. Durante todo el caminode vuelta me habló y me enseñó muchas

Page 438: Una voz escondida - foruq.com

cosas.Cuando llegamos a casa, Sudabeh

Janum salió a recibirnos, cogió la bolsade la compra y la llevó a la cocina.

—Te he preparado pasta paraalmorzar —me dijo sonriente mientrasme quitaba el abrigo, y dirigiéndose aAga-ye Karimi preguntó—: ¿Teacuerdas de que era el plato preferidode los chicos? Tú puedes acabarte elbaghali polo de anoche.

—¿No puedo comer pasta yotambién...? ¿Hay novedades?

—No.Comimos alegres y sonrientes.

Sudabeh Janum me metió en la bocavarias cucharadas del tren imaginario

Page 439: Una voz escondida - foruq.com

acompañándolas del ruidito de lalocomotora, como a veces hacía mimadre para dar de comer a Shadi.

Al acabar, Sudabeh Janum lavó losplatos y, mientras tanto, Aga-ye Karimise sentó en el tajt que había al lado paracontarme cosas de sus hijos. Cómo megustaba aquella voz cálida. Luego,cuando terminó, Sudabeh me llevó alcuarto rosa y me acostó.

—Éste es el dormitorio de miNastaran —explicó—. No me gustacambiar sus cosas de sitio porque,cuando vuelve a Irán, le gusta ver sucuarto tal como lo dejó. Desde niñasiempre le han encantado los libros.Espera, voy a buscar algo para ti.

Page 440: Una voz escondida - foruq.com

Sacó uno delgado y me lo dio. Teníaunas fotos preciosas que nunca habíavisto. Los libros de mamá eran un pocorepetitivos y no me apetecía mucho queme los leyera. Sudabeh Janum me leyóaquella historia y, cuando terminó, cerrélos ojos y me hice el dormido. Noquería que aquella señora tan buena,que, mientras leía, ya se habíaadormilado varias veces, se molestaramás por mí. Además, tenía ganas deestar solo. Salió del cuarto, y entoncesabrí los ojos.

—¿Dónde estará ahora mamá? ¿Nosechará de menos? —preguntó Babi, y seme hizo un nudo en la garganta—. ¿Y elpadre de Arash qué estará haciendo?

Page 441: Una voz escondida - foruq.com

Seguro que se alegra de que hayamosdesaparecido. ¿Nos estarán buscando?Shadi dormirá en nuestra cama, claro.

Hundí la cara en la almohada y mepuse a llorar.

Page 442: Una voz escondida - foruq.com

27

Al día siguiente fui a la comisaría conNaser y Husein Aga. Acababan decambiar de turno. Volvimos a contar unavez más lo que había sucedido, y elagente de guardia nos mandó a casa conla promesa de que nos informaría encuanto hubiera noticias.

Me dejé caer en el sofá, sin fuerzas, yoí las voces de los chicos, que salíandel cuarto de Arash.

—Mamá tiene razón, deben de

Page 443: Una voz escondida - foruq.com

haberle hecho daño —decía mi hijo—.Si lo hubiera encontrado una personahonesta, lo habría llevado a la policía.Seguro que lo han secuestrado.

Fereshteh se puso a sollozarruidosamente.

—Pobrecito, era un niño muy bueno—gimoteaba—. De no ser por él, nuncame habríais encontrado. Yo quería huir.Estaré en deuda con él toda la vida.

—¡No digas idioteces! Te habríaencontrado yo. ¡Ahora ese tonto deremate se ha convertido en Superman!—replicó Josrow, entre enfadado ysarcástico.

—¡No es tonto! —le gritó Arash a lacara—. Fuiste tú el que empezó a

Page 444: Una voz escondida - foruq.com

llamarlo así. Si lo pasa mal es culpatuya.

—¿Y yo qué tengo que ver con que lopase mal? ¡En tu casa todo el mundo lopasa mal! Tu madre siempre estáangustiada, habla poco y ríe aún menos.Tu padre nunca está con vosotros, ycuando llega se le ve siempre cansado yde mal humor, y tú te pasas el díaencerrado en este cuarto estudiando. Sihasta yo me deprimo cuando vengo averos. En nuestra casa discutimos, nosgritamos, mi padre hasta nos da algunatorta de vez en cuando, pero por lomenos habla con nosotros y bromea.

A las doce ya se había reunido toda la

Page 445: Una voz escondida - foruq.com

familia en casa. Yo ya no tenía energíani para hablar. Fataneh, que hacía lasveces de anfitriona, iba contando a losrecién llegados lo que había pasado,embelleciendo los detalles. Fereshtehestaba recluida en el cuarto de Shahab.Y la abuela no se sabía si estaba máspreocupada por su nieto o por su hijo.

—¡Lo que está sufriendo este hijomío! —decía sin cesar—. Que Dios medé muerte, cómo ha envejecido miNaser.

Nada más entrar, Farideh Janum medio un abrazo y trató de tranquilizarmediciendo que encontrarían al niño.

Me pusieron una inyección paracalmarme los nervios. Temiendo que

Page 446: Una voz escondida - foruq.com

llegaran noticias y no me informaran, menegué a subir al piso de arriba. Entoncesme obligaron a echarme en el cuarto deArash, desde donde oía las voces de losdemás.

—A ver, ¿cómo ha podidodesaparecer? —preguntó Shahin—. ¡Sino se atrevía siquiera a ir por la callesin su madre!

—Yo creo que lo han secuestrado —comentó Farideh Janum, como siestuviera revelando un secreto.

La abuela, con sentimientosenfrentados en lo relativo a Shahab,contestó:

—¡No, Dios no lo quiera! Pero ¿quiéniba a querer a un niño mudo y retrasado?

Page 447: Una voz escondida - foruq.com

—Desde que prendió fuego a nuestracasa estuvo muy apenado —aseguróFataneh—. ¡Sus padres querían llevarloal médico y el niño se escapó!

Entonces Bahram se rebeló contraJosrow:

—¡Diles que no fue él! Es pecado,tienes que decirlo.

Me incorporé para aguzar el oído.—¿Y tú cómo sabes que no fue él?

Nosotros no estábamos en el cuarto. Élvolvió, cogió las cerillas y provocó elfuego.

—No, lo sabes perfectamente. El jefede los bomberos dijo que todo habíaempezado en el armario, y que poco apoco la ropa se había ido quemando y

Page 448: Una voz escondida - foruq.com

haciendo que crecieran las llamas.Llegados a ese punto, Naser, Husein

Aga y Arash, que estaban sentados entorno a la mesa del comedor, se callaronpara escuchar. Yo salí del dormitorio.Naser se levantó y se acercó a Bahram.

—Bahram Jun, cuenta como es debidolo que sabes. ¿Qué sucedió aquellatarde?

—Nada, tío Naser. Está desvariando.Dice tonterías —interrumpió Josrow,cada vez más inquieto—. Se cree queasí conseguirá que encuentren a Shahab.

—Tal vez con eso no lo encontremos,pero al menos sabremos lo que pasó. Yentenderemos por qué estaba tan dolido.El pobrecito no puede hablar. Vosotros

Page 449: Una voz escondida - foruq.com

que podéis tenéis que contarlo. Es undeber de todo hombre como Diosmanda.

Se quedaron todos en silencio. La vozdecidida de Bahram me resonó en losoídos:

—Sí, yo quería decirlo desde elprincipio. Primero me dio pena Shahab,pero luego pensé que no se enfadaría yque todo se olvidaría. Y lo dejé pasar.No quería montar un lío para nada ymolestar a la tía Fataneh. Pero hoy,cuando me he enterado de que Shahabhabía desaparecido, he entendido que seenfadó porque le hicimos cargar con lasculpas y que por eso se ha escapado.Como no puede hablar para decir que no

Page 450: Una voz escondida - foruq.com

fue él...—Explícanos bien qué pasó aquella

tarde.Estaban todos con la vista clavada en

Bahram. Josrow aprovechó para salir dela habitación sin que nadie lo viera.

—Antes de cenar subimos todos alcuarto de Josrow, que encendió uncigarrillo. Pero sólo en broma, no parafumárselo. Luego, de repente, Fereshtehllamó a la puerta. Pregunto por quéhabíamos cerrado con llave y nos pidióque abriéramos de inmediato. Josrow seasustó y tiró el cigarrillo en el armario,y luego bajamos todos corriendo.Dábamos por hecho que se habríaapagado, pero al cabo de media hora

Page 451: Una voz escondida - foruq.com

empezó el fuego.—Y yo pegué a ese niño inocente

delante de todo el mundo... —se lamentóNaser, con el rostro encendido de rabia.

Volvió a sentarse a la mesa, con lacabeza entre las manos. Empezaron atemblarle los hombros. Los demás sequedaron atónitos. Yo me sentí como unamadre a cuyo hijo declaran inocentedespués de la ejecución.

Page 452: Una voz escondida - foruq.com

28

Por la tarde, Sudabeh Janum hizo cogera Aga-ye Karimi una escalera de manopara bajar todas las maletas viejas delaltillo. Las inspeccionó una a una hastaque encontró lo que buscaba.

—Ah, aquí están, ya sabía yo que nolas había tirado. ¿Te acuerdas, Karimi,de esta camisa y esta chaqueta que letrajimos a Babak de Inglaterra? ¡Québien le quedaban!

—¡Sí, cuántos recuerdos! Crecieron

Page 453: Una voz escondida - foruq.com

demasiado rápido. Parece que fue ayercuando le pusimos esta ropa y lollevamos a aquella fiesta en casa de tuhermana.

Yo me quedé quieto en un rincón,viendo cómo hablaban de sus hijos connostalgia.

—Pero, si los querían, ¿por qué sefueron? —preguntó Asi.

—Porque no sabían que sus papás losquerían tantísimo —contestó Babi.

Aga-ye Karimi me llevó al baño. Llenóla bañera de agua caliente y nos metimosen ella. Me habló de sus hijos. Era comosi marido y mujer no tuvieran otra cosade que hablar. Jugamos un poco con el

Page 454: Una voz escondida - foruq.com

agua haciendo volar las burbujas dejabón y nos reímos con ganas. SudabehJanum estaba detrás de la puerta,preparada con la toalla.

Me secó y me miró atentamente dearriba abajo y luego le dijo a él en vozbaja, sin saber lo sensibles que son misoídos:

—En el cuerpo no tiene cardenales nicicatrices.

Me puso rompa limpia. Era muybonita y olía un poco a naftalina. Mepeinó y se apartó unos pasos paraadmirarme.

—¡Desde luego, eres un niñoguapísimo! —exclamó—. La ropa tequeda que ni pintada. ¡Aga-ye Karimi,

Page 455: Una voz escondida - foruq.com

ven a ver lo bien que le sienta!—Sí, que Dios lo proteja.

Después me llevaron a una fiesta. Fui eltema de conversación de la noche.Todos me miraban con curiosidad, mesonreían amistosamente y de vez encuando me acariciaban el pelo. Pasé unavergüenza tremenda. No conseguíalevantar la cabeza. Me chupé tanto ellabio que me hice una herida. Los demásniños, que eran mayores que yo, merodearon.

—Chicos, este niño tan guapo esnuestro principito —me presentóSudabeh Janum—. ¡Ve a jugar con losdemás, vamos, jovencito! Nazanin Jun,

Page 456: Una voz escondida - foruq.com

te lo confío a ti, llévalo a tu cuarto yjugad juntos, ¿quieres?

Miré a Nazanin. ¡Cómo se parecía aFereshteh! Alargó el brazo y le di lamano. Nos fuimos a su cuarto.

A la hora de cenar, una de las mujeresdijo:

—¡Qué padres tan raros hay por ahí!¿Cómo es posible que no lo busquen?¿No han acudido a la policía? ¡Si noshubiera pasado a nosotros, noshabríamos plantado allí hasta que nosdieran alguna noticia!

Sudabeh Janum le hizo un gesto paraque no dijera esas cosas delante de mí.Me dio un beso y, sosteniendo el platode la cena que me había preparado, me

Page 457: Una voz escondida - foruq.com

llevó a un rincón de la habitación y mesentó en un sillón. Me dio la comida enla boca, pero se me había pasado elapetito. Una angustia profunda, mezcladacon una sensación de humillación, meturbaba.

En el camino de regreso me quedédormido en el coche y no me enterécuando llegamos a casa. Por la mañaname desperté antes que los demás y elcuarto ya no se me hizo extraño como eldía anterior, pero añoraba el mío y lavoz de mi madre. Hundí la cara en laalmohada y me puse a llorar.

Durante el desayuno, Sudabeh Janumdijo en voz baja:

Page 458: Una voz escondida - foruq.com

—Este niño no está bien, echa demenos a su madre. Antes ha estadollorando y se me ha encogido el alma.¿Tú no crees que es mejor que lollevemos a la policía?

—¿Cómo dijiste que se llamaba elagente?

—Shokuhi.—Voy a buscar el número de la

comisaría. Llamo y a ver qué tenemosque hacer.

Después de varios intentos, Aga-yeKarimi consiguió hablar con la policía.Yo seguía con ansiedad sus palabras ysus gestos. El corazón empezó a latirmecomo loco.

—Buenos días, Aga, me gustaría

Page 459: Una voz escondida - foruq.com

hablar con el agente Shokuhi... ¿No está?¿Cómo puedo localizarlo? ¡¿Mañana?!No, Aga, sería demasiado tarde, esurgente. ¿Quién es su superior? ¿Puedohablar con él? Pero, a ver, ¿acaso meestá diciendo que la comisaría cierra losviernes? Muy bien, llamo dentro de unahora.

—¿Qué te han dicho? —preguntóSudabeh Janum, tan ansiosa como yo.

—Nada, lo que has oído. ¡Si notrabajan y no contestan cuando deberían,imagínate hoy que es festivo! ¡Nopretenderás que estén operativos unviernes! Para empezar, tu agente hoy nova a ir.

—¿Y ahora qué hacemos?

Page 460: Una voz escondida - foruq.com

—Nada, ya hemos hecho todo lo quedebíamos. Hemos encontrado a un niño,hemos informado a la policía, hemosdado nuestro número de teléfono ynuestra dirección para que los padres, siaparecen, vengan a buscarlo. ¿Qué máspodemos hacer? ¿Por qué estás tanpreocupada? Los que tienen quepreocuparse son ellos. En la vida hevisto padres así. Nosotros, mientrastanto, nos lo estamos pasando pipa. ¿Note habrás cansado del Principito, porcasualidad?

—No, ¿cómo se te ocurre? Lo adoro.Si dentro de dos días vienen a buscarlo,me costará hacerme a la idea.

—Ahora prepárate, tenemos que ir a

Page 461: Una voz escondida - foruq.com

recoger a Mahmud y a su familia.—Pero ¿qué pasa si llaman y no

estamos? ¿Por qué no vamosdirectamente a la comisaría?

—¿A la comisaría? ¡Eso sí que no! Yono voy, puedes estar segura. ¿Teacuerdas de la tragedia que nos cayóencima la vez que llevamos al hospital aaquel individuo que había tenido unaccidente? Me metieron en el calabozohasta que se aclaró que sólo lo habíaayudado y no había provocado elaccidente. Dios tuvo piedad y lomantuvo con vida, así pudo contar loque había pasado; si no, me habríanajusticiado sin motivo. En aquelmomento juré que no volvería a poner un

Page 462: Una voz escondida - foruq.com

pie en una comisaría.—¡No seas cuentista! La cosa no fue

así.—¿Cómo que no fue así? ¿Acaso te

has olvidado de que...?—Vamos a dejarlo. ¿Ahora qué

hacemos con este niño?—Nada, quedamos a la espera de

noticias.—Pero es que hace dos días que

esperamos. ¿No será que han llamadocuando no estábamos en casa?

—Si hubieran llamado, habríandejado un mensaje. Dejamos elcontestador automático puesto justo paraeso, y no hay mensajes. No somosnosotros los que tenemos que

Page 463: Una voz escondida - foruq.com

perseguirlos, deja que se encarguenellos de buscar a su hijo. Vamos,arréglate, no te entretengas más.

—¿Adónde quieres ir con tanta prisa?—¿No quedamos ayer en ir con

Mahmud y su familia de excursión aDarake y comer allí? ¿Quieres llamar aMahnaz para que se apunten también?Anoche sus hijos hicieron buenas migascon el Principito.

Aquel luminoso día de invierno,paseamos al aire libre, jugamos yreímos. Yo comí el doble de lo habitualy me olvidé por completo de Asi y deBabi, como si no los necesitara. Sinembargo, cuando se hizo de noche ySudabeh Janum apagó la luz y cerró la

Page 464: Una voz escondida - foruq.com

puerta, me sentí profundamente apenadoy lloré en silencio. ¿Por qué no venían abuscarme?

A la mañana siguiente me pareció quesin mi madre no podía ni siquierarespirar. También echaba de menos aShadi y a Arash. Ya no podía aguantarmás y rompí a llorar con todas misfuerzas. Sudabeh Janum entró en elcuarto y me abrazó. Me llevó a sudormitorio. Aga-ye Karimi estabadespierto, pero seguía remoloneando enla cama.

—¡Levanta! Este niño estádestrozado, desesperado, hay queencontrar a sus padres cuanto antes —

Page 465: Una voz escondida - foruq.com

dijo Sudabeh Janum en tono de reproche—. Hoy es sábado y ya trabaja todo elmundo.

—¡Espera al menos a que se haga dedía! ¿Qué te pasa, hijo mío? No tedesesperes. Muy bien, voy, voy sólo porti. Pero en este mundo las cosas parecenpasar al revés: ¡en vez de que venganellos aquí, tenemos que ir nosotros abuscarlos!

Después de desayunar, Aga-ye Karimise vistió y me dio un beso en la mejilla.

—No te preocupes, los encontraremosaunque estén en la luna —me dijo, ydirigiéndose a Sudabeh Janum añadió—: Pero ¡si me meto en un lío, me vas aoír!

Page 466: Una voz escondida - foruq.com

—Bah, ¿en qué lío te vas a meter? Notengas miedo, que nadie va a hacertenada. ¡Ya verás como todo el mundo tedará las gracias!

—No me apetece nada acudir a lapolicía. No sé cómo hablar con ellos.Podrías ser su padre, pero pretenden queles digas: «Sí, señor.» Al final siempreencuentran una excusa para acusarte dealgo. ¡Ya verás!

—No hagas tanto dramón para nada.En realidad son muy amables y muyeducados. Vete, vete.

Page 467: Una voz escondida - foruq.com

29

Pasaron dos días y cada vez que habíacambio de turno íbamos a la comisaría.Contábamos la historia, dábamosindicaciones y los agentes leían losinformes. Repetíamos nuestra direccióny nuestro teléfono y volvíamos a casa.Con cada hora que pasaba, mipreocupación aumentaba, incluso cuandoestaba en la comisaría. Notaba que mevenía abajo.

El viernes por la tarde, el jefe de

Page 468: Una voz escondida - foruq.com

policía le había dicho a Husein Aga:—Con el paso de los días vamos

descartando que se haya perdido. Lomás probable es que lo hayansecuestrado. Por lo general, cualquierpersona que se encuentra a un niño, si notiene malas intenciones, lo lleva deinmediato a la policía y, aunque surjanproblemas de cualquier tipo parahacerlo en ese preciso instante, encualquier caso lo lleva a la comisaríamás cercana al día siguiente. No quieraDios que este niño haya caído en manosde personas enfermas que le hayanhecho daño. Ya saben que los niños queno hablan o tienen un ligero retrasocorren más peligro. No sólo a los

Page 469: Una voz escondida - foruq.com

perturbados, sino también a las personasque aparentemente no tienen ningúnproblema se les pasan por la cabezaideas raras al verlos, porque saben queno podrán acusarlos. Dan rienda suelta asus inmundas intenciones sin temer quehaya represalias.

Aquel día no compartieron conmigolas palabras del agente, pero Naser sequedó conmocionado. Noche y díavivíamos una pesadilla. Ya no mequedaban lágrimas y con frecuencia,trastornada por imágenes espantosas, mequedaba mirando al vacío. Arash dabade comer a la pobrecita Shadi, a la queteníamos desatendida. La casa estabamanga por hombro. Fataneh venía a

Page 470: Una voz escondida - foruq.com

limpiar un poco y nos traía la comidaque les sobraba. Naser no tenía ganas dehacer nada. Ni siquiera se afeitaba.

Aquella noche se quedó hasta muytarde hojeando el álbum familiar enbusca de una foto en la que Shahabestuviera reconocible.

—Es increíble que tengamos tanpocas fotos del crío —le dijo a Arash—. Son todas tuyas o de Shadi.

El sábado por la mañana, a primerahora, se fue a las redacciones de losperiódicos para informar de ladesaparición de Shahab y ofrecer todoslos detalles necesarios.

Page 471: Una voz escondida - foruq.com

30

Cuando Aga-ye Karimi explicó por quéhabía acudido a la comisaría, un montónde agentes lo rodearon y lo acosaron apreguntas. Al final, el jefe de policía lohizo pasar a su despacho y le preguntó,emocionado:

—¿Ha encontrado a Shahab Mojtari?¿Lo he oído bien? Haga el favor derepetirme su declaración.

—Aga, en realidad no sé cómo sellama, porque el niño no habla, pero

Page 472: Una voz escondida - foruq.com

responde a la descripción que tienenustedes.

—Perdone, Aga, pero ¿hasta ahoradónde se habían metido? ¿No hanpensado en lo que estaría pasando esapobre familia? ¡Es increíble la de genteirresponsable que uno se encuentra porahí! Tendrán que dar explicaciones.

Aga-ye Karimi se puso pálido y,temblando de rabia, replicó:

—¡Ya lo sabía, ya sabía yo que notenía que venir! ¡Ahora será culpanuestra! Lo encontramos pelado de frío,acudimos a un policía y, por indicaciónsuya, nos lo llevamos a casa. El niño noquería despegarse de mi mujer. Ledejamos nuestros datos personales, el

Page 473: Una voz escondida - foruq.com

número de teléfono, la dirección.Durante tres días lo hemos tratado mejorde lo que lo tratan en su casa, le apuestolo que quiera, y hemos estado a laespera de que ustedes se pusieran encontacto con nosotros. Incluso lesllamamos y nadie supo darnos unarespuesta. ¡Ahora venimos nosotros abuscar a esos padres desvergonzadoscomo si fuéramos policías y, en lugar deagradecérnoslo como es debido,acabamos siendo acusados injustamente!

—¿Cuándo informaron al agente?—En el preciso momento en que mi

mujer encontró al niño. Se dirigió deinmediato al policía, que tomó nota denuestra dirección y nuestro teléfono.

Page 474: Una voz escondida - foruq.com

Acordaron que, en cuanto los padres sepresentaran en comisaría, ustedes nosllamarían y vendríamos a traérselo.

—¿Quién les dio esas indicaciones?—El agente Shokuhi, en la calle Jarim

Jan. Fue el miércoles, a las nueve de lanoche.

—¿Qué...? ¿El capitán Shokuhi? Hacedías que está enfermo y no viene atrabajar.

—¿Desde cuándo está enfermo?Quizá desde el miércoles mismo, porquemi mujer está segura de que se llama así.

—¡Qué raro...! Quédese aquí, voy ahablar con él y ahora vuelvo.

Al cabo de unos minutos, el jefe depolicía regresó y se disculpó con

Page 475: Una voz escondida - foruq.com

amabilidad.—No sabe en qué estado se halla la

familia —dijo—. Su madre, pobrecilla,temía no encontrarlo con vida. Vaya abuscar al niño. Ya me encargo yo dedarles la noticia y de hacerlos venir.

Todos tenían una excusa creíble. Por lovisto, también el capitán Shokuhi, queaquella noche de lluvia y de tantotrabajo, en la que parecía que todo elmundo estaba impaciente por declararsela guerra, había estado ocupado hastatarde, pese al dolor de cabeza y degarganta que sufría. Al llegar a lacomisaría no le quedaban ni fuerzas nialiento. Había soltado en el cajón de su

Page 476: Una voz escondida - foruq.com

mesa todos sus papeles revueltos y,furioso, había dicho a Afsar, el agentede guardia:

—¡No puedo más! ¿Se supone queesto es un trabajo? Hay que plantar caraa la gente en las peores condiciones, hayque ser testigo de desgracias y sólo nosllaman en caso de reyertas, estafas,asesinatos, crímenes y homicidios. ¡Esosí, a nadie se le ocurrirá hacer saber aun policía que está contento y disfruta dela vida gracias a su servicio!

Al llegar a su casa se había acostadode inmediato y durante toda la noche,debido a la fiebre alta, había soñado conhomicidios y crímenes de todo tipo. Aldía siguiente, su mujer había informado

Page 477: Una voz escondida - foruq.com

al señor coronel de que el agenteShokuhi estaba enfermo y durante un parde días no podría acudir al trabajo.

Page 478: Una voz escondida - foruq.com

31

Mi madre, Arash con Shadi de la mano,Fereshteh y Fataneh Janum, Josrow eincluso Ammu Jan esperaban muyexcitados delante de la puerta de lacomisaría, pero por mucho que miré novi ni rastro del padre de Arash. Aún nose había parado el coche de los señoresKarimi cuando mamá abrió la puerta yse lanzó a cogerme en brazos. Enterré lacabeza en su pecho y me eché a llorar.Su perfume me infundía tranquilidad. No

Page 479: Una voz escondida - foruq.com

me acordé de los demás hasta unosminutos después. Me alegré de verlos ydejé que me besaran uno por uno,incluido Josrow.

—¡No vuelvas a hacerlo, eh, te lopido por favor! —dijo Fereshteh en tonode súplica—. Nos lo has hecho pasarfatal. Tu padre y tu madre se morían desufrimiento.

—¿Papá? Pero ¡si ni siquiera havenido! —exclamó Asi.

Después de dejarse llevar por laemoción inicial, todos se fijaron en losseñores Karimi, que nos miraban conlágrimas en los ojos. Mi madre fue a suencuentro y cogió a Sudabeh Janum de lamano.

Page 480: Una voz escondida - foruq.com

—Gracias a Dios que lo encontraron—dijo mi madre—. ¡Ni se imaginan loque hemos pasado! Hasta ahora no mehabía separado de él ni un solo día. Hesufrido lo indecible.

Aga-ye Karimi miró a su alrededor ypreguntó:

—¿Y su padre dónde está?—En la comisaría, presentando una

reclamación. Durante estos días haacabado con los nervios destrozados, noes el mismo.

—¿Está poniendo una reclamaciónporque nos han encontrado? —preguntóBabi.

Sudabeh Janum se dirigió a mi madre:—¡Hagan buenas acciones!

Page 481: Una voz escondida - foruq.com

—¡Desde luego! —exclamó ella,estrechándome con fuerza contra elpecho—. He hecho tantos votos que nosé por dónde empezar.

El padre de Arash salió de lacomisaría nervioso y con cara deenfadado. Nada más verme, se relajó unpoco.

—¡Aquí está tu hijo!Quiso abrazarme, pero yo me aferré a

mi madre. Las manos que había alargadohacia mí le cayeron a los costados y secontentó con darme un beso en lacoronilla. También le dio las gracias aAga-ye Karimi.

—Felicidades, porque Shahab Junestá realmente bien educado: se

Page 482: Una voz escondida - foruq.com

comporta como un auténtico principito—afirmó la señora Karimi—. Les digouna cosa: le hemos cogido mucho cariñoy, si nos lo permiten, nos gustaría ir averlo alguna que otra vez. Lo echaremosde menos.

—Claro, claro. Será un placer.Aga-ye Karimi extendió los brazos y

yo, que estaba al lado de mi madre, meprecipité hacia él.

—¿Has visto que he mantenido mipromesa y los he encontrado? ¿Ahora yaestás contento? —me dijo entonces aloído, y le apreté los brazos en torno alcuello—. ¿Qué te parece si de vez encuando voy a tu casa y salimos a dar unpaseo? —Contesté que sí con la cabeza

Page 483: Una voz escondida - foruq.com

y él me dio un beso en la mejilla y medejó en el suelo—. Entonces, hastapronto, Principito.

Después de las despedidas, cada unose fue hacia su coche, y yo, agarrado amamá, me volví para decir adiós con lamano a los señores Karimi. Estabantristes. A Sudabeh Janum incluso leresbalaba una lágrima por la mejilla.

—Pobrecitos, ahora tendrán quevolver a esa casa vacía —se lamentóBabi—. Nos querían mucho, seguro quenos echarán tanto de menos como a sushijos.

Me quedé muy desanimado. Me soltéde la mano de mi madre y eché a correrhacia ellos. Le di un beso a Aga-ye

Page 484: Una voz escondida - foruq.com

Karimi, que se había agachado, y volví atoda prisa junto a mamá. El padre deArash, sorprendido por esecomportamiento insólito, me miró de unaforma extraña, como si le hubiera dadoun guantazo.

Page 485: Una voz escondida - foruq.com

32

En casa todo volvió muy rápido a lanormalidad. Mi hermano estaba ocupadocon el colegio y sus muchísimas clases.Para ponerse al día en el trabajo, elpadre de Arash volvía más tarde por lanoche. Shadi seguía mostrándose tanalegre y parlanchina como siempre. Mimadre estaba atareada con lasinterminables labores de la casa, que, alacercarse las fiestas de Fin de Año,parecían aún más interminables. Y, sin

Page 486: Una voz escondida - foruq.com

embargo, todos se comportaban de unmodo distinto conmigo. En sus ojosparecía haber una pregunta: ¿qué mehabía ocurrido en los días que habíapasado lejos? ¿Volvería a escaparme?De una u otra forma, todo el mundo metrataba con cierto cuidado y serelacionaba conmigo con más tacto.Traté de no hacer caso, como si no mediera cuenta de nada, pero también algohabía cambiado en mí. En los días quehabía pasado lejos de mi familia se mehabían abierto de par en par las puertasde otro mundo. Mentalmente, no dejabade comparar nuestra casa con la de losKarimi, que me parecía más luminosa ycálida. Además, ellos bromeaban a

Page 487: Una voz escondida - foruq.com

todas horas, cuando se miraban,sonreían con los ojos llenos de ternura.Aunque siempre acabaran hablando desus hijos y pareciese que estaban a puntode llorar, eran más alegres y másanimados que nosotros. Cuando hacíalas tareas del hogar, Sudabeh Juncantaba, y en su cara se veía quedisfrutaba. Mi madre, en cambio,siempre fruncía el ceño cuando letocaba realizarlas. Estaba claro quedesempeñaba las labores domésticas aregañadientes. En aquellos días pensé enmás de una ocasión que si el señorKarimi hubiera sido mi padre, habríasido más atento con mi madre, quien a suvez habría sido más feliz. Nos habría

Page 488: Una voz escondida - foruq.com

querido más, sin duda, y yo ya habríaempezado a hablar.

Los días pasaron sin novedad. Nadiemencionaba ya que me tocaba ir alcolegio. A veces venían los señoresKarimi y me llevaban a dar un paseo.Con ellos estaba tranquilo. Sabía que mequerían tal como era. No esperaban nadaen particular de mí. Al volver, mequedaba pensando durante un rato enaquellas horas despreocupadas.Aquellos paseos, sin embargo, noduraron mucho. El padre de Arash semostraba frío con ellos y dejaba claroque no le hacía gracia la relación quetenían conmigo. Yo los echaba de

Page 489: Una voz escondida - foruq.com

menos, y en la intención del padre deArash de poner fin a aquella amistadveía una confirmación más de suhostilidad hacia mí.

Un día de finales de año, la señoraKarimi telefoneó para decirle a mimadre que quería hacerme una visita consu marido. El padre de Arash discutió unpoco con ella y le echó en cara que nohubiera encontrado una excusa paraimpedirlo. Cuando llegaron, los recibiócon frialdad. Para compensar, yo abrílos brazos feliz y me lancé hacia elseñor Karimi para darle un beso en lamejilla mostrando un entusiasmoexagerado. El padre de Arash nos miró

Page 490: Una voz escondida - foruq.com

con hostilidad y yo abracé aún másfuerte al señor Karimi. Él se molestótodavía más y eso me produjo una gransatisfacción. Me trajeron un robot muygrande que andaba solo y me sentí muyorgulloso. Por primera vez, era el centrode todas las atenciones. Yo y sólo yo.Abracé y acaricié al robot.

—Destroza todo lo que lecompramos. Esto no lo rompas, haz elfavor, ¿eh? —soltó el padre de Arashcon maldad.

—¡Qué estúpido! —exclamó Asi—.¡Este robot nos gusta mucho, claro queno vamos a romperlo! Lo quedestrozamos son los juguetes que eligeél. Los rompemos para que se enfade,

Page 491: Una voz escondida - foruq.com

pero estoy seguro de que éste lotrataremos con cuidado, porque losseñores Karimi nos quieren mucho.

Estaba tan contento que no comprendíque habían venido a despedirse de míporque se marchaban al extranjero a vera sus hijos. Era muy probable que novolviera a verlos.

Page 492: Una voz escondida - foruq.com

33

La celebración del Eid, el Fin de Año,era un acontecimiento espléndido quecoincidía con el principio de laprimavera. Cuanto más se acercaba esafecha, más alegre parecía mi madre: reíamás y estaba menos impaciente. Con subuen humor, la casa adquiría un colordistinto. Eran días más luminosos en losque los problemas se desvanecían,nosotros nos peleábamos menos y ennuestro interior brotaba una emoción

Page 493: Una voz escondida - foruq.com

escondida. Mi madre reunía los ahorrosque había diseminado aquí y allá endistintos tarros. Iba al banco y contabacontinuamente el dinero que tenía.Además de los trajes de la fiesta,compraba regalos que luego guardabacon cuidado en una maleta para que nose aplastaran ni se rompieran. Algunoslos escondía con discreción en el fondo,para que el padre de Arash no pudieraverlos ni siquiera cuando preparásemosel equipaje. Y es que aquelacontecimiento tan esperado coincidíacon las vacaciones. El día en que elpadre de Arash volvía a casa con losbilletes de tren, mi madre lanzaba ungrito de alegría. Nosotros dábamos

Page 494: Una voz escondida - foruq.com

vueltas a su alrededor, saltábamos comogrillos y todos empezábamos a reírnos acarcajadas. Una vez fijada la fechaexacta del viaje, comenzaba la cuentaatrás y nos sentíamos en otro planeta. Lavida palpitaba más deprisa y lasactividades tenían un ritmo másacelerado. Cuando íbamos a la estación,yo estaba emocionadísimo. Aquellalarga serpiente de hierro era para mí elculmen de la belleza y de lamajestuosidad. Aquel entorno tenía unruido, un olor y un humo particulares yfantásticos. Yo analizaba hasta el últimodetalle. Me agachaba para mirar el trenpor debajo, y al ver los raílesengrasados con aceite y el balasto me

Page 495: Una voz escondida - foruq.com

entraba vértigo y me aterrorizaba la ideade caerme allí en medio. Me habríagustado acariciarlo, ser todo uno conaquel inmenso animal y viajar en suvientre rumbo a mundos lejanos, cálidosy acogedores. La emoción alcanzaba supunto culminante cuando el trenanunciaba su salida con un silbido yempezaba a moverse. Entonces mepegaba al cristal para ver desfilar elpaisaje. Todo me parecía interesante.Después de una hora haciendo todos losesfuerzos para llegar a tiempo a laestación y colocar el equipaje, el padrede Arash empezaba por fin a relajarse ydejaba que un ligero buen humorreemplazara la tensión. Se dejaba caer

Page 496: Una voz escondida - foruq.com

en el cómodo asiento del compartimentoy, con una sonrisa imperceptible, decía ami madre:

—Bueno, ¿qué has traído de comer?Era uno de los raros momentos en los

que se ponía parlanchín. Hablaba conArash de las estaciones de todo eltrayecto, de cómo funcionaba el tren, decuántos túneles había, de cómo loshabían construido, etcétera, temas quesiempre me interesaban mucho. Yo lesprestaba mucha atención y, sin mirarlos,escuchaba y memorizaba todo lo quedecían, pero sin que se dieran cuenta deque me parecía interesante. Es más,fingía que estaba ocupado con otra cosa.No podía olvidar bajo ningún concepto

Page 497: Una voz escondida - foruq.com

las razones de la guerra personal que lehabía declarado al padre de Arash.

En el sur, como siempre, hacía calor yse estaba bien. Allí todo el mundo eramuy cariñoso. Para caer bien y que tequisieran, no hacía falta hablar, no hacíafalta ser un niño inteligente y sindefectos. Bastaba con ser su nieto paraque abrieran los brazos y te estrujaran,para que te presentaran con orgullo a losdemás. Las miradas eran amables y lasbocas rebosaban palabras cariñosas quenunca me cansaba de oír. Allí la abuelase llamaba Bibi y, a diferencia de laotra, aquélla —que era espontánea ysincera— sí abrazaba a los niños. Sedirigía a nosotros sin escatimar palabras

Page 498: Una voz escondida - foruq.com

de afecto y una sonrisa en los labios.Luego distribuía todo lo que nos habíaido guardando a lo largo del año. Aescondidas del padre de Arash, queestaba convencido de que eran malaspara la barriga, comíamos azufaifasgrandes y jugosas. Jugábamos a lasombra de los árboles envueltos en elperfume de las naranjas amargas. Anuestro alrededor había gente en todomomento. Venían de otras ciudades ysiempre estaban dispuestos a contribuira nuestra felicidad. En esos días,parecía que la tierra vivía una fiesta sinfin: todo el mundo estaba de vacacionesy se respiraba un alegre aire primaveral.Mi madre hablaba por los codos, de

Page 499: Una voz escondida - foruq.com

cualquier tema, como si hubierareservado todas las palabras del añorecién terminado para sacarlas a la luzentonces. Ni siquiera el padre de Arash,por lo general tan silencioso y serio,podía quedarse indiferente ante unaacogida tan efusiva como aquélla.Hablaba con mis tíos y se reía de suschistes. Allí me sentía ligero y nadaincómodo por no saber hablar. Ellos meentendían. Mi incapacidad para hablarera allí tan irrelevante que cuandopensaba en ella no me agobiaba ni meentraba miedo, porque sabía que nadiese metería conmigo. Cuchicheabaconmigo mismo. Pero aquel año, comosiempre, el tiempo pasó deprisa y las

Page 500: Una voz escondida - foruq.com

vacaciones terminaron sin que estuvierapreparado para expresarme. Era hora devolver a nuestra vida muda y triste.

Los primeros días después del regreso,la casa parecía más oscura. Mi madresuspiraba y al escuchar las cancionestípicas de su tierra, se recogía cada vezmás en su caparazón. No queríaacostumbrarse a la lejanía de su ciudadnatal. Además, el padre de Arash, queera el motivo por el que vivía allí, noayudaba. El sentido del humor, la alegríay la cháchara de mamá se habíanquedado en casa de sus padres. En lacapital no la esperaba más que lasoledad, la nostalgia y la falta de

Page 501: Una voz escondida - foruq.com

diálogo.El padre de Arash volvió a trabajar

sin descanso. En casa, los intercambiosde frías palabras no estimulaban enabsoluto las ganas de hablar. Mepreguntaba por qué al padre de Arash ya su familia no les habían enseñadopalabras amables. Si hubiera habladomás con mi madre y nos hubiera dirigidopalabras como «cariño», «amor mío» y«te quiero», ella no habría estado tanabatida e incluso yo, quizá, habríaempezado a hablar.

—En realidad, es capaz de decir esascosas —opinaba Asi—. Antes se lasdecía a mamá. Por eso se casó con él.¡Lo que pasa es que ahora ya no quiere

Page 502: Una voz escondida - foruq.com

decirlas!—¿Y por qué? —preguntó Babi,

sorprendido.—Por culpa nuestra, porque mamá ha

tenido un hijo como nosotros.Arash volvió a sus libros y a sus

estudios. Pobrecito, no le quedaba otraque ser el primero de la clase. Estabacondenado a ser un genio paracompensar la vergüenza que sentía supadre por tener un hijo retrasado. Lainfancia de Arash había quedadoaplastada por ese peso, que amenazabacon sofocar a continuación suadolescencia y su juventud. También élse olvidaba poco a poco de lo que erareír y charlar alegremente. La única que

Page 503: Una voz escondida - foruq.com

seguía siendo la misma era Shadi: hacíatodo lo que le apetecía, y nadie esperabanada de ella. Podía jugar, reír y ser unaniña feliz.

En aquella casa, yo no tenía ningunanecesidad de hablar. Todas las ganas deexpresarme que se habían manifestadoen las dos semanas que habíamospasado en el sur se apagaban de laforma más miserable.

Page 504: Una voz escondida - foruq.com

34

A mitad de la primavera, una llamadatelefónica provocó el caos en nuestravida. Mi madre soltó un grito de loca yse puso a llorar. Fataneh y Fereshtehvinieron a casa y le hicieron beber aguacon azúcar. Papá volvió al mediodía.

—¡Mi padre, mi padre está enfermo!¡Tengo que ir! —decía mamá entrelágrimas.

—¡Muy bien, pero ahora deja decomportarte así delante de los niños! —

Page 505: Una voz escondida - foruq.com

contestó papá, cogiéndola de la mano—.Fereshteh Jan, ¿puedes llevártelos a tucasa?

Corrí a aferrarme a las piernas de mimadre, pero no me hizo caso. Él meagarró de la mano y me confió aFereshteh, que después de acariciarmesalió de casa haciendo mil falsaspromesas. Fataneh Janum cogió a Shadien brazos y nos fuimos todos a casa demi tío.

En casa de Ammu Jan todoscuchicheaban. Yo estaba en un rincónapartado y escuchaba con atención loque decían, muy alerta a cualquierposible indicio de lo que ocurría.

Page 506: Una voz escondida - foruq.com

—¿Estáis seguros? Mariam Jun hadicho sólo que estaba enfermo.

—Porque es lo que le han contado,pero cuando han llamado a Naser Aga altrabajo le han dicho que estaba acabado.

—Pobre Mariam Jun, ahora irá hastaallí convencida de que queda algunaesperanza y descubrirá que no hay nadaque hacer. ¡Quería tanto a su padre...!

—¿Lo has entendido? El abuelo estáacabado —dijo Asi.

Me vino a la mente el rostro amablede Aga Jun. Cuando estábamos en sucasa, nos llevaba a comer helados todoslos días.

—¿Sabes lo que significa «acabado»?Quiere decir que está muerto —explicó

Page 507: Una voz escondida - foruq.com

Babi.Pero me parecía más claro que

estuviera «acabado» que «muerto»: unacosa que estaba acabada podía volver aempezar de cero. Me perdía en mispensamientos.

—¡Ahora tu madre quiere ir hasta allíy volveremos a coger el tren! —exclamóAsi.

El deseo de ir a la tierra de losbuenos sentimientos restó protagonismoa la tristeza de que el abuelo estuvieramuerto o acabado. Además, no sabíaexactamente qué significaba eso. Ytampoco entendía por qué me habíanmandado a casa de mi tío.

—¿Te acuerdas de los bombones que

Page 508: Una voz escondida - foruq.com

mamá escondió en la nevera parallevárselos a los primos? —preguntóBabi.

Me dirigí a la puerta de la calle, laabrí y eché a andar hacia casa. Alpensar en la palabra «muerte» meentraba una ansiedad extraña.

—¿Te acuerdas de que mamá dijo quela muerte era como un largo sueño?¿Cuánto crees que dura? —preguntóBabi.

—Muchísimo. No es como el sueñonormal, porque hay que ir a dormir aunos sitios especiales —dijo Asi.

—¿Por ejemplo?—Pienso en sitios como el hospital.—¿Podremos ir a verlo?

Page 509: Una voz escondida - foruq.com

—No lo sé.Al llegar a casa nos encontramos el

portón de la calle cerrado con llave. Nollegaba al timbre, así que di golpes conel puño. Mi madre siempre reconocía miforma de llamar y salía a abrirme almomento, pero aquella vez no hubomanera. Pegué una patada y luego metiré al suelo para mirar el patio por larendija. No vi las ruedas del coche delpadre de Arash. ¿Dónde se habíanmetido? Por la mañana, normalmente, mimadre no iba a ningún lado sin mí. Seme hizo un nudo en la garganta. Entoncesdi otra patada al portón, llorando derabia. Fereshteh, que había salido de sucasa con precipitación, con el abrigo sin

Page 510: Una voz escondida - foruq.com

abrochar y el rusari sin atar, corrióhacia mí y me abrazó.

—Shahab Jun, ¿por qué has salido sinpermiso? Ven, vámonos —me dijo,cogiéndome de la mano—. En tu casa nohay nadie. Mamá y papá han tenido queirse a un sitio, pero volverán. Ven,cariño, vamos. ¿Te apetece ir a la feria?Te llevaré después de comer. ¿Teacuerdas de que el año pasado subiste alos caballitos y te lo pasaste de fábula?Cuando volvamos, tu padre ya habráregresado, y te prometo que esta nochete llevaré con él.

Me tranquilicé. Realmente, no podíahacer nada. Dejé que Fereshteh mellevase a casa de Ammu Jan.

Page 511: Una voz escondida - foruq.com

Shadi no estaba nada preocupada y sededicaba a jugar con Fataneh Janum,pero yo no podía dejar de pensar en latontería que había hecho mi madre:¿acaso no quería ir enseguida a ver aAga Jun?

—¿Dónde se habrá metido? Si aúntiene que hacer las maletas y prepararnuestra ropa.

—A lo mejor ha ido a comprar un«premio» —dijo Babi.

Un mes antes del Eid, mi madrecompraba cosas para los niños del sur, alas que llamaba con un nombre extraño.Yo me las imaginaba como «premios» y,en contra de lo habitual, no protestabapor aquellos regalos, no tenía celos,

Page 512: Una voz escondida - foruq.com

sino que la ayudaba a repartirlos conentusiasmo.

Aquella tarde, Ammu Jan nos llevó a laferia. Subimos a muchas atracciones,pero yo tenía la cabeza en otro lado. Meatormentaba una especie depresentimiento. Cuando volvimos a casade mi tío, Shadi se había dormido enbrazos de Fataneh Janum, que le quitólos zapatos y la acostó en la cama dematrimonio. Me quedé estupefacto.Fereshteh me cogió de la mano y medijo:

—Ven, vamos a tu casa. Tu papá yahabrá vuelto.

Me solté de su mano y fui corriendo a

Page 513: Una voz escondida - foruq.com

despertar a Shadi, pero Fataneh Janumme riñó:

—No... ¡Estate quieto, que ladespiertas!

Fereshteh, que había entendido lo queme pasaba por la cabeza, me dijo:

—No te preocupes, Shahab Jun.Hice un gesto de negación y traté otra

vez de acercarme a Shadi, peroFereshteh me apartó de ella.

—Tu hermanita se queda a dormir —explicó—. Tu madre nos ha dadopermiso. Hasta que vuelva, Shadi sequedará con nosotras.

La miré aterrado. ¿Qué quería decircon eso de «hasta que vuelva»? Pero¿cómo? ¿A Shadi no la llevábamos a ver

Page 514: Una voz escondida - foruq.com

a Aga Jan? ¿Por qué le hacía mamá unacosa tan fea? Estaba confundido. Eché acorrer hacia casa. Ammu Jan y Fereshtehme siguieron. Llamé a la puerta y mihermano salió enseguida a abrirnos. Elcoche estaba en el patio y el padre deArash vino a mi encuentro. Le pasé pordebajo de los brazos y entré en casa a lacarrera. Miré en el salón, en la cocina yen el cuarto de Arash, en la planta baja,y luego subí al primer piso como unaflecha. La puerta de la habitación demamá estaba abierta y la luz, encendida.Vi que había ropa tirada encima de lacama y que el armario estaba abierto depar en par, pero de ella no había nirastro. ¿Qué quería decir eso? Miré en

Page 515: Una voz escondida - foruq.com

los baños, pero tampoco estaba allí. Elterror se apoderó de mí. ¿Se había ido?«¿Es posible que mi madre se hayamarchado sin mí?», me pregunté. Volvíal patio. El padre de Arash, mi tío,Fereshteh y mi hermano estabansentados en el tajt.

—Hemos tenido mucha suerte. Noquedaban billetes —explicaba el padrede Arash—. Todos los vuelos estabanllenos, pero de repente he visto a HesamHazrati. ¿Te acuerdas? El vecino decuando vivíamos en Amiriyeh. ¡No séqué hace en el aeropuerto, pero no hayduda de que nos lo ha enviado Dios! Esun santo: en cuanto se ha enterado denuestra situación, ha ido a conseguirnos

Page 516: Una voz escondida - foruq.com

un billete. Al final, Mariam ha salidodos horas antes de lo previsto. Le hedicho que me llamase en cuanto llegara.Estaba preocupadísima, sobre todo porShahab. Le da miedo que no lo llevebien.

No me lo creía, es decir, no me podíacreer que se hubiera ido y me hubieradejado con el padre de Arash. ¿Cómoera posible una cosa así?

Fereshteh se dio la vuelta y me dijo:—Ven aquí, Shahab Jun, ven, guapo,

que tu mamá volverá pronto. Ha tenidoque irse, ¿sabes?, porque su papá estáenfermo, pero cuando vuelva seguro quete traerá un montón de regalos.

Pegué un portazo con todas mis

Page 517: Una voz escondida - foruq.com

fuerzas, salí corriendo escaleras arriba yme encerré en mi cuarto. ¡Me habíaengañado! Me había dejado con el padrede Arash y se había largado. ¿Es que nose acordaba de que ni siquiera había idoa buscarme cuando me había perdido yal final había sido Aga-ye Karimi el quehabía tenido que buscarlos a ellos? ¿Oque, cuando me habían visto, todos sehabían puesto contentos menos él, que sehabía ido a discutir con la policía? Mesentía solo y, sin quitarme ni los zapatosni la ropa, me metí en la cama para quenadie me viera. El padre de Arash subióy abrió la puerta. Yo tenía la cara giradahacia la pared y cerré los ojos. Levantólas sábanas, se sentó en el borde de la

Page 518: Una voz escondida - foruq.com

cama y me quitó los zapatos y loscalcetines y los tiró al suelo. Si mimadre hubiera estado en su lugar, seguroque me habría dado un besito en lamejilla. ¡Cuánto me habría gustado unbesito en aquel momento, aunque fueradel padre de Arash!

—Pero ¿cómo es que se ha acostado aestas horas? —preguntó entonces mihermano, que también había entrado enel cuarto.

—Es un crío, ¿no? Por suerte, no haentendido nada. Además, debe de estarcansado, se ha pasado el día por ahí, haido a la feria. Dice tu tío que ha comidobien.

—Pero es que no se ha desvestido ni

Page 519: Una voz escondida - foruq.com

se ha lavado los dientes. Mamá nunca leha permitido acostarse así.

—Déjalo, hijo mío, sólo por estanoche. Yo también me caigo de sueño.Mañana tengo mil cosas que hacer. Vetetú también a la cama, mañana tienesclase.

—Sí, pero ¿qué haremos con él?—Bueno, cuando salgas lo dejas en

casa del tío Husein.Apagaron la luz, cerraron la puerta y

se marcharon. Aparté la colcha de unapatada. ¡Qué oscura estaba lahabitación! El padre de Arash se habíaolvidado de encender la lamparita denoche.

—A él no le importa que nos dé

Page 520: Una voz escondida - foruq.com

miedo la oscuridad, que nos salgancaries o que durmamos vestidos aunquepodamos coger cualquier enfermedad —dijo Asi—. ¡Seguro que incluso legustaría!

Echaba muchísimo de menos a mimadre. Aunque estaba enfadado con ellay no podía perdonarle que se hubieramarchado, la quería con todo mi ser ysabía que ella también. Sólo por eso eraposible perdonarle esa crueldad. Intentéa enjugarme las lágrimas con laalmohada, pero acabé hundiendo lacabeza en ella para que nadie me oyerallorar.

Al día siguiente empecé a vagar sinrumbo por casa de mi tío pensando

Page 521: Una voz escondida - foruq.com

obsesivamente en mi madre. ¿Por qué nome había llevado con ella, con lo bienque me portaba? ¡Si ya no hacíatrastadas! Por la tarde vino el padre deArash a recogernos y nos llevó a casa.Nos hizo unos huevos fritos que estabanquemados por debajo y crudos porarriba. Ni los toqué.

—¿Por qué no comes, Shahab? Come,anda —insistió, y bajé la cabeza—.¿Quieres algo más?

Lo miré maravillado. ¿De repente sehabía vuelto simpático?

—Venga, ¿qué te apetece? Dímelo, yyo te lo preparo. —Dejé caer los brazos—. Muy bien, de ahora en adelante, elque quiera algo tiene que pedírmelo y yo

Page 522: Una voz escondida - foruq.com

se lo daré. A ver: Arash, ¿a ti qué teapetece?

—Pan.—Dime, Shadi, ¿tú qué quieres?—Agua.—¿Y tú, Shahab? ¿Qué quieres?

Tienes que decírmelo; si no, no puedodártelo. Te daré todo lo que quieras.

Se me pasaron mil cosas por lacabeza.

—Lo que quiere es que nos muramosde hambre —aseguró Asi—. Como si nosupiera que no podemos hablar.

Furioso, me levanté y tiré la silla.Subí corriendo, y sólo detrás de lapuerta cerrada de mi cuarto encontré unpoco de calma.

Page 523: Una voz escondida - foruq.com

A partir de aquel día hubo una guerraabierta entre los dos. Cuanto más seempeñaba él en hacerme hablar, más meoponía yo con terquedad.

—Dime, ¿qué quieres que te compre?Haré todo lo que te apetezca. Sólo tienesque decírmelo.

Renuncié a mis deseos. Estabanervioso y no abría la boca.

—¡Mira, está dispuesto a comprarnoscualquier cosa! Pero como no hablamosno nos compra nada —dijo Asi.

A cada segundo que pasaba, hablar sevolvía más importante y mi miedo y miinquietud iban en aumento. Al cuarto díade la marcha de mi madre, el padre deArash nos llevó a un restaurante de

Page 524: Una voz escondida - foruq.com

comida rápida. Nos leyó la carta y luegodijo:

—A ver, id diciéndome. Arash, ¿túqué quieres?

—Una hamburguesa.—¿Y tú, Shadi?—Na hambulguesa.—Muy bien.Conforme él preguntaba y mis

hermanos respondían, a mí se me ibaacelerando el corazón. Tenía un hambrede lobo y el delicioso olor de lashamburguesas me abría aún más elapetito.

—Bueno, Shahab Jun, ¿a ti qué teapetece?

Lo miré asombrado. No me podía

Page 525: Una voz escondida - foruq.com

creer que me hubiera llevado hasta allípara ver comer a los demás sin darmenada de nada.

—Di, muchacho. Vamos, una solapalabra, «ham... bur... gue... sa», y yo tela pido. ¡No sabes lo buenas que están!

Volví la cabeza, furioso. El nudo de lagarganta me cortaba la respiración. Alver las ganas con las que comía la gente,se me hacía la boca agua.

—Di solamente «ham», así entiendolo que quieres y voy a pedirlo —insistió.

Yo apreté los labios.—Tiene razón, hazle una señal para

que vea qué quieres. Si no, ¿cómo lo vaa saber? ¡Mira qué buena pinta tienen!

Page 526: Una voz escondida - foruq.com

¡Venga, que me muero de hambre! —decía Babi.

Avergonzado y vacilante, señalé alniño sentado a la mesa de al lado. Elpadre de Arash trató de conservar lacalma, pero le temblaba la voz:

—¡Ah, no, amigo mío, eso no vale!Tú tienes lengua y puedes hablar. Abrela boca y di algo. No vale hacer gestos.

—Pero, papá, ¿no lo has oído? —intervino Arash—. Shahab acaba dedecir «hamburguesa», lo ha dicho bajito,pero lo he oído. Pídele una a él también.

—Ni hablar. Tiene que decirlo bienalto para que yo lo oiga.

—Mira, Arash se preocupa pornosotros, pero a ése le traemos sin

Page 527: Una voz escondida - foruq.com

cuidado —aseguró Asi—. No vamos adecirle nada aunque nos muramos dehambre.

Aquellas palabras y aquellos gestosme sellaron aún más los labios. El padrede Arash, como un aficionado, se habíametido en un callejón sin salida. Notenía el valor de dejarme pasar hambre,pero tampoco podía comerse suspalabras tan fácilmente. Con un humorde mil demonios, se levantó y fue apedir la comida de todos. Vencido, meplantó la hamburguesa delante, diciendo:

—¡Así te atragantes!Un nudo me bloqueó la garganta. Con

lágrimas en los ojos, engullí elbocadillo haciendo un gran esfuerzo.

Page 528: Una voz escondida - foruq.com

El viernes, el padre de Arash nos dio lagran noticia de que había quedado conalgunos compañeros de trabajo parallevarnos al gran parque de la montaña.Fereshteh vino a buscar a Shadi parabañarla, vestirla y hacerle dos coletasencima de las orejas con lacitosamarillos. Mi hermano se lavó y sevistió solo. El padre de Arash se vioobligado a meterme en la ducha con él.Me lavó a toda prisa la cabeza y elcuerpo. Yo me acordé del baño deespuma con el señor Karimi. ¡Habíamosjugado y reído tanto! Los baños conmamá también eran agradables. Cuandome lavaba era como si me acariciara. Alfinal, me besaba debajo del cuello y me

Page 529: Una voz escondida - foruq.com

decía:—¡Qué maravilla! ¡El beso de la

limpieza es un placer!De repente me entró una nostalgia

terrible de mi madre. ¡Cuánta falta mehacían sus manos dispuestas a acariciary sus besos cariñosos!

El parque me pareció enorme yprecioso. Las hojas, que apenasdespuntaban, eran de un verde delicado.Había varios árboles de Judas. La luzamarilla e intangible del sol daba uncalorcito muy agradable. Las violetas ylos alhelíes inundaban de perfume elambiente y yo, inmerso en aquelloscolores, respiraba con placer el aireprimaveral. Nos reunimos con los

Page 530: Una voz escondida - foruq.com

amigos del padre de Arash, que estabancerca de una fuente. Nos rodearon treshombres, una mujer y cinco niñoschillones de distintas edades. Aunquelos hombres eran amigos del padre deArash, lo trataban con mucho respeto.Cuando uno de ellos dijo «Sí, jefe»,comprendí que en el trabajo era susuperior.

—Éste es Arash, del que siempre oshablo —dijo entonces, lleno de orgullo—. Es el primero de la clase, a Diosgracias. Saca siempre dieces y prontoveréis su nombre entre los ganadores delas Olimpiadas de Matemáticas y Física.Y ésta es mi hija, Shadi, la parlanchinade la familia, que tiene tres años y

Page 531: Una voz escondida - foruq.com

medio.Yo me había apartado, a la espera de

oír lo que fuera a decir de mí, peroentonces él miró a su alrededor conpicardía.

—Y luego tenemos a Shahab —anunció, como quien presenta a un perro—. Está por ahí. —Seguro que sabía queestaba detrás de él, pero no se volvióaposta—. Bueno, Abedi, ¿y tus hijos?

No oí nada más. Me alejé de ellos.Una señora, la mujer de uno de loscompañeros de trabajo del padre deArash, se me acercó y me preguntó:

—¿Y por qué no ha venido tu mamá,cariño?

Me encogí de hombros y me

Page 532: Una voz escondida - foruq.com

escabullí.Todos echaron a andar. Arash se

había hecho amigo al momento de doschicos de su misma edad, pero secomportaba como si fuera el jefe. Shadienseguida llamó la atención de la señoracon sus discursitos. El padre de Arashestaba absorto hablando de cosas detrabajo con los demás. Se habíanolvidado de mí y yo los seguía a unosmetros de distancia. ¡Cómo me habríagustado que estuviera mi madre! Cuandoya llevábamos un rato de paseo meentraron ganas de ir al baño. Durantetodo aquel tiempo, el padre de Arash nome había preguntado ni una sola vez sitenía ganas. Y por la mañana habíamos

Page 533: Una voz escondida - foruq.com

salido con tanta prisa que no habíapodido ir. No sabía qué hacer: dentro demí se movía algo que apretaba confuerza y me provocaba unos violentosretortijones. Me aguanté y la presióndisminuyó un poco pero, después de darunos pasos más, volvió con más fuerzaque antes y empecé a contorsionarme.No tenía elección: alcancé al padre deArash, le cogí la mano y lo miré a lacara como hacía con mamá, que entendíaal instante lo que me pasaba. Sin dejarde hablar, me lanzó una mirada deperplejidad. Le tiré del brazo, pero sesoltó con rabia.

—¿Y ahora qué te pasa? —preguntó—. ¿Qué bicho te ha picado? ¡Vete a

Page 534: Una voz escondida - foruq.com

jugar como los demás!Me llevé la mano a la barriga y lo

miré con cara de súplica.—A lo mejor tiene hambre —dijo uno

de sus amigos.Un chico regordete que había ido todo

el rato al lado de su padre replicóentonces:

—Yo sí que tengo, hemos andadomucho.

—Voy a comprarles pasteles y algo debeber —resolvió el señor, y echó acorrer hacia el quiosco.

Los retortijones eran ya tan fuertesque me ardían los ojos y me pitaban losoídos. Di patadas en el suelo sinquitarme las manos de la barriga, pero

Page 535: Una voz escondida - foruq.com

el padre de Arash seguía hablando.Llegaron las bebidas y los trozos depastel, y al primero al que le dieron unofue a mí. ¡El dolor ya resultabainsoportable, no entendía por qué losmayores eran tan idiotas! Tiré el pastelal suelo. Se volvieron todos, pasmados.El padre de Arash me fulminó con lamirada, apretando los labios. Me agarródel brazo y, apretando, me dijo en vozbaja, para que no lo oyeran los demás:

—¿Y ahora qué, hijo de perra?¿Quieres avergonzarme delante de todoel mundo?

¡Cómo valoraba su reputación! ¡Cómopresumía delante de aquella gente sinmotivo! Relajé los músculos un

Page 536: Una voz escondida - foruq.com

momento. Un líquido caliente meempapó las piernas y acabó saliendo poruna de las perneras. Al instante seesparció por toda la zona un olorasqueroso. Me pesaban los pantalones.Todos me miraron boquiabiertos. Alpadre de Arash primero se le puso lacara amarilla, luego roja y al finalvioleta.

—Dios mío, pero ¡si se lo ha hechoencima! —exclamó la señora.

El padre de Arash se puso tannervioso que no sabía qué hacer. Luegose recuperó, pero apenas pudo controlarla rabia. Me tiró del brazo con odio. Laseñora indicó la dirección del servicio.Detrás de nosotros dejábamos un

Page 537: Una voz escondida - foruq.com

reguero maloliente y todos los quepasaban hacían muecas de disgusto, setapaban la nariz y se mirabandesconcertados.

El padre de Arash me echó agua porlos pies con la manguera. No teníaintención de tocarme. Refunfuñaba parasí mismo y hasta me dio variospescozones. Estaba a punto de estallar,mientras que yo sentía una extrañacalma. Me había quedado frío de cuerpoy espíritu.

Page 538: Una voz escondida - foruq.com

35

Mi triste viaje terminó y por primera vezvolví a casa con ilusión. No habíadejado de pensar ni un momento en losniños y en mi hogar y, pese al profundodolor, no me veía capaz de interpretar elpapel que se esperaba de la hija de undifunto: tenía que demostrar aflicciónante cada persona que entraba en casa, yesas manifestaciones no me permitíanvivir mi luto interior. El único sitio en elque de verdad tenía ganas de estar era

Page 539: Una voz escondida - foruq.com

mi casa.Shadi y Arash me recibieron con

alegría, mientras que Shahab salióhuyendo hacia su cuarto, como siempre.

—¿Ves como este niño no hace nadanormal? ¡Si supieras la que ha montado!—dijo Naser.

Sabía que aquel comportamiento erauna forma de protestar. Fui a buscarlo ylo saqué de detrás de la cama, donde sehabía escondido. Conocía al dedillotodas sus técnicas. Trató de hacerse elduro, pero cuando insistí en darle unbeso toda su resistencia se vino abajo yse abandonó con vehemencia a misabrazos.

Hice un esfuerzo para recuperar

Page 540: Una voz escondida - foruq.com

cuanto antes la vida de siempre ydesempeñé escrupulosamente las tareascotidianas, pero el desánimo no meabandonaba. Llamaba todos los días ami madre y a mis hermanos, y luego mepasaba un buen rato llorando. Shahab nome perdía de vista, mientras que Naserno mostraba el más mínimo interés pormis sentimientos: como trabajabamuchas horas, volvía a casa derrotado,quejándose de que lo estaba dando todopor su familia. Hablaba sin parar de loque había soportado mientras yo noestaba, ya que, a pesar de todo el trabajoque tenía que despachar, le había tocadoocuparse de los niños. Yo no queríadiscutir y no le contestaba que era su

Page 541: Una voz escondida - foruq.com

deber, pero no soportaba el peso deestar en deuda con él. Me estabadesmoronando. Naser nunca se cansabade contar lo que había pasado en elparque y en cada una de esas ocasionesdescribía con más rabia la humillaciónrepentina que había tenido que sufriraquel día. La primera vez que oí lahistoria me quedé atónita.

—¡Es increíble! —exclamé—. ¿Cómoes posible que Shahab hiciera una cosaasí?

—¡¿Que cómo es posible?! ¡Con unadesfachatez absoluta se plantó allídelante de mis amigos y de todos lospresentes, me miró y se cagó en lospantalones. ¡No sabes lo mal que lo

Page 542: Una voz escondida - foruq.com

pasé!—Seguro que estaba enfermo, mi

niño, puede que comiera algo que lesentara mal. Tendría una intoxicación yno pudo aguantarse.

—¡Qué va, no le pasaba nada!—Bueno, entonces seguro que por la

mañana no había ido al baño. Ya sabesque le cuesta mucho. Has de tenerpaciencia. Para él es una especie dejuego. A veces incluso se lleva juguetespara distraerse durante a espera.

—¡Cuando digo que está loco mecontestas que no es cierto! ¿Y ahoraqué? ¡¿Ahora resulta que ése es sitiopara juegos?!

—¡Ay, tranquilízate! ¡Es un niño! No

Page 543: Una voz escondida - foruq.com

lo confundas con un adulto. Les pasa atodos. Tus compañeros también tienenhijos, lo entenderán.

—No sabes lo que dices. En eltrabajo ya no puedo levantar la cabeza.¿A ti te parece que un jefe que le limpiala mierda de los pantalones a su hijodelante de sus subordinados sigueteniendo dignidad?

—¡Qué exagerado eres! ¿Y ahora quéquieres que haga? ¿Que lo mate?

—¡No, tú sigue mimándolo! Quiereacabar conmigo. Si supieras cómo memiró a los ojos, qué rencor tenía en lamirada, qué animadversión... ¡Un airetriunfante!

—Pero ¿qué dices? ¿Por qué iba a

Page 544: Una voz escondida - foruq.com

mirarte con animadversión y rencor? ¿Esque le habías hecho algo malo?

—No. Lo duchaba, le ponía ropalimpia y para desayunar le hacía huevos.Hasta fuimos al parque y me molesté enllevarlo a comer fuera. ¡Y ya ves cómome lo pagó!

Al cabo de cuarenta días, cuando tuveque ausentarme de nuevo dos noches,cogí a Shahab y le expliqué los motivosy la duración del viaje. Lo entendiómejor de lo que esperaba y aceptó ycompartió mi decisión.

Page 545: Una voz escondida - foruq.com

36

En aquella ocasión mi madre no meengañó: me lo contó todo y, gracias aeso, su ausencia no se me hizo tan dura.Cuando volvió, acompañada de laabuela Bibi, salí corriendo a recibirlaefusivamente, como los demás.

La presencia de Bibi era unacontecimiento excepcional. Siempreéramos nosotros los que íbamos averlos, y no recordaba que ella hubieravenido nunca a nuestra casa. La ropa, su

Page 546: Una voz escondida - foruq.com

rostro, el modelo de rusari que llevabay su modo de hablar, que en su ciudadresultaban muy agradables y atractivos,en la capital llamaban la atención, y lapropia Bibi era más consciente de elloque nadie. En cierto sentido, podíadecirse que en Teherán perdía laconfianza en sí misma. Aquella mujerfuerte que en el sur daba órdenes adiestra y siniestra se comportaba aquícomo una persona reservada. Cuando miabuela paterna —con su soberbia—, mistías, Fataneh Janum y las demás vinierona verla, se sintió aún más incómoda,sobre todo cuando su consuegra empezóa lanzarle indirectas sobre su rusari, supropio hijo y lo hogareño que era y los

Page 547: Una voz escondida - foruq.com

gastos excesivos que suponen loshuéspedes.

—Ojalá tuviera otro ladrillo paratirárselo a la cabeza —susurró Asi.

Por primera vez en su vida, el padrede Arash dijo lo que había que decir:

—Es un honor que la Janum hayavenido. ¡No sabéis cómo nos mimacuando vamos a verla! Espero que sesienta como en casa.

—Gracias, hijo mío, pero en mipropia casa estoy más a gusto —contestó Bibi, bajando la cabeza—. Hevenido porque Mariam insistió. Miraque le dije que allí hay un médico y queiría a verlo, pero no quiso saber nada yse empeñó en que viniera a Teherán,

Page 548: Una voz escondida - foruq.com

para visitar a un especialista al que dijoque me llevaría. Ahora, como pareceque me han dado hora para el sábado, terogaría que me compraras un billete devuelta para el lunes.

—Pero ¡¿por qué?! Después de todolo que me ha costado que vinieses,¿llegas y te vas? —replicó mi madre,haciendo un esfuerzo por contenerse—.No pienso permitirlo. En primer lugar,estaba decidido que te quedarías connosotros a pasar el verano. ¡En segundolugar, cuando vayamos al médico, temandará tantos análisis y tantasradiografías que va a hacer falta tiempo!¿Qué es eso de que quieres volverte acasa? Me lo debes.

Page 549: Una voz escondida - foruq.com

Así pues, Bibi fue nuestra invitadadurante una temporada. Entre semanasalía varias veces con mamá e iban almédico, para hacerse pruebas y cosas deese tipo. El resto del tiempo, supresencia en nuestra vida era casiimperceptible. Se la veíaapesadumbrada, sola y deprimida. Noera la misma Bibi que conocía. Encuanto acababa de trabajar, mi madre sesentaba con ella: hablaban de Aga Jan yluego lloraban en silencio. Pero Bibísolía esconderse tan bien por losrincones de la casa que me olvidaba deque estaba allí, con nosotros.

Después del episodio del parque, la

Page 550: Una voz escondida - foruq.com

hostilidad entre el padre de Arash y yose hizo más que evidente. Noscruzábamos con cautela, observándonoscomo enemigos que esperan un ataquede un momento a otro.

Un día, al volver del trabajo, anunció:—El director, Aga-ye Arbabi, acaba

de regresar de La Meca y nos hainvitado a todos los trabajadores acomer en el jardín de su casa. Va a hacerchelokebab. —Y, dirigiéndose a mimadre, añadió—: Probablementeaprovechará la ocasión para nombrarmesubdirector.

—¡Qué bueno está el chelokebab! —exclamó Asi.

Tragué saliva y me quedé esperando

Page 551: Una voz escondida - foruq.com

el viernes con mucha emoción.Durante tres días enteros, mi madre y

yo dimos vueltas por la ciudad en buscade un regalo adecuado para Aga-yeArbabi. Al final, a los dos nos gustómucho una bandeja para postres muybonita y cara. La estreché contra elpecho con orgullo y la llevé a casa. Noveía la hora de que llegara el viernes,sobre todo porque una recepción en unjardín no era nada habitual, y tambiénporque quería aprovechar la ocasiónpara demostrarle a mi madre que erabuen chico y que no tenía la culpa de loque había pasado en el parque, un asuntodel que el padre de Arash había habladomucho.

Page 552: Una voz escondida - foruq.com

Aquel día tan esperado me despertéantes de lo habitual, muy contento. Melavé y me puse los pantalones cortos y lacamisa verde militar que me habíacomprado mi madre hacía poco. Mepeiné y bajé. Los demás no habían ido adesayunar todavía. En la cocina sóloestaba Bibi, que me miró con sorpresa.

—¡Uy, uy, uy! —me dijo—. ¡Quéguapos nos hemos puesto! Hoy eres elprimero de la clase: ya estás listo. —Yole sonreí—. Y te veo muy feliz. Hoy esla recepción en el jardín y tienesmotivos para estar contento.

Desayuné con apetito y luego llegó mimadre.

—¿Por qué te has molestado? —

Page 553: Una voz escondida - foruq.com

preguntó al ver la mesa puesta—. Nohacía ninguna falta. Hoy se nos hanpegado las sábanas a todos y se nos hahecho tarde.

Bibi me miró sonriente y dijo:—Excepto a este angelito, que se ha

levantado al alba, se ha arreglado, hadesayunado, ha ido al baño y ahí está,esperándoos. ¿Has visto qué guapo está?

Cuando llegaron el padre de Arash yShadi, la cocina se llenó. Mi madrellamó a Arash y nos sirvió el té.

—Daos prisa, preparaos —ordenó elpadre de Arash mientras comían—. Hequedado con mis compañeros a las diez,a la entrada de la calle.

Fui a la sala de estar y me senté

Page 554: Una voz escondida - foruq.com

delante del televisor. Habermearreglado antes que nadie me daba unasensación de calma y de ventaja frente alos demás. Todos corrían de un lado aotro.

—Mamá, ¿dónde está la camisa azul?—gritó Arash.

—Ponte otra, hombre.—No, quiero ésa.—La he puesto para lavar.Poco a poco estuvieron todos listos:

Shadi llevaba una blusa y unospantalones blancos y rojos preciosos, yel pelo recogido en una cola de caballo.Mi hermano, al final, llegórefunfuñando. El padre de Arash sacó elcoche del patio y luego volvió a recoger

Page 555: Una voz escondida - foruq.com

la bolsa con el regalo. Corrí hacia elvehículo y me instalé al lado de laventanilla. ¡Tenía derecho, me habíaarreglado antes que los demás!

—Lo siento, madar —dijo mi madrea Bibi delante de la puerta de la entrada—. Trataré de volver pronto. En lanevera hay de todo.

Bibi levantó la mano paradespedirnos. Antes de sentarse alvolante, el padre de Arash echó unvistazo al interior y se encendió como sile hubiera caído un rayo encima.

—¡¿Y tú adónde vas?! —protestó.Miró a mi madre con cara de pocosamigos y le dijo—: Mariam, ¿qué haceéste aquí? ¡¿No habíamos dicho que ibas

Page 556: Una voz escondida - foruq.com

a mandarlo a casa de su tío?!Lo miré incrédulo. Sabía que era mi

enemigo, pero no hasta ese punto.—¡Pobrecito! Déjalo que venga. ¿Qué

te ha hecho?—¡¿Cómo?! Te lo tengo dicho. Con

esa gente tengo que mantener lacompostura. No es como la otra vez, queestábamos sólo los compañeros. Hoy vatoda la oficina. Es un día importantepara mí. Si hace una guarrería de lassuyas, si me humilla otra vez, ¿quéhago? No podré volver a ir con lacabeza alta.

—Pero si ya está listo, no podemosdejarlo aquí. Yo lo vigilaré.

—No, Janum, te lo dije desde el

Page 557: Una voz escondida - foruq.com

principio y acordamos que buscaríasdónde dejarlo. Lo peor de todo es queno has tenido en cuenta hasta qué puntoha quedado comprometida mi reputacióndespués de lo que pasó, y hoy aún seríapeor, ¿sabes? Con él no me sientotranquilo. Me avergüenzaconstantemente, tengo que darexplicaciones de por qué es así, de porqué no habla, de por qué es estúpido...No me gusta que me miren concompasión, me encuentren un puntodébil y se burlen de mí por este asunto.

—Pero ¿cómo que un punto débil?¿Qué disparate estás diciendo?

—Ah, ¿no es un punto débil? Tú no losabes, pero hace un tiempo Kermani,

Page 558: Una voz escondida - foruq.com

aquel compañero del despacho queahora es miembro de la AsociaciónIslámica y tiene mucho poder, decía:«Los que no crean en Dios ni en elprofeta tendrán hijos retrasados.»¿Ahora quieres que, tal como están lascosas, me tilden también de descreído?

—¡Que se vaya al diablo! ¡Esehombre está loco! Esas palabras sólopueden se fruto de una mente enferma yretrasada. ¿Por qué le haces caso, enlugar de cerrarle la boca con el propiopeso de esa ridiculez?

—Mira, aunque no compartiera esasestupideces, los que mandan son ellos.La situación en el trabajo esdelicadísima.

Page 559: Una voz escondida - foruq.com

Todo mi entusiasmo se trasformó enuna desilusión punzante. Reuní elorgullo que me quedaba y bajé delcoche. Una vez dentro de casa, el pesode aquel desprecio me resultóinsoportable. Ellos se quedaron delantede la puerta discutiendo. Me fui a micuarto, me tumbé en la cama y me puse amirar el techo. Muy en el fondo, aúntenía esperanzas. Aparecieron al cabode unos minutos.

—¿Has visto como han acabadoviniendo? Mamá no nos dejaría solos —dijo Babi.

Mi madre se sentó al lado de la camay me acarició.

—¿Sabes qué, Shahab Jun? —empezó

Page 560: Una voz escondida - foruq.com

—. Para compensarte, mañana haremosalgo aún mejor: te llevaré al parque yluego iremos a comer una pizza. Te loprometo. Y la semana que viene iremostodos juntos de pícnic, también con Bibi.Lo has prometido, ¿verdad, Naser?

—Sí, la semana que viene vamos alparque con Bibi, te lo prometo. Además,Janum, quiero comprarle una bicicleta.

—¡¿En serio?! ¡Qué buen regalo!—Claro que lo digo en serio, será una

bici roja. Ahora pórtate bien y quédatecon Bibi, que nosotros volvemos pronto.

Mi madre me dio un beso.—No te enfades, hijo mío —me pidió

—. Mañana te vas a comprar esabicicleta con papá. Tienes que estar

Page 561: Una voz escondida - foruq.com

contento. ¡Ojalá pudiera quedarme yotambién! No me apetece nada ver a esagente, y tú también te aburrirías sivinieras.

—Va, levanta, Janum. Vamos, que seha hecho tarde.

Mi madre se levantó poco a poco, memiró apenada y salió de mi cuarto. Nome había gustado su decisión. ¿Por quéno se había puesto de mi parte? ¡Quédébil y sumisa se había vuelto! El ruidodel motor apagó en mi interior el últimoatisbo de esperanza. Corrí a la ventana,pero apenas tuve tiempo de ver el coche,que giró y se perdió de vista.

—¡No me han llevado con ellos!Me parecía increíble. Me rechinaban

Page 562: Una voz escondida - foruq.com

los dientes de rabia y con el dorso de lamano me sequé las lágrimas que mecaían por las mejillas.

—¡Al diablo la bicicleta roja! —exclamó Asi.

Estaba volviéndome loco. Me fui a lahabitación de mis padres y me laencontré cerrada con llave. Me puse apatear la puerta y a pegar puñetazos,pero fue inútil. Bibi subió cojeando yme llevó a la planta baja. No dejaba dehablar conmigo y de contarme historias,pero no le presté atención, porqueestaba inmerso en tenebrosospensamientos de venganza. ¿Qué podíahacer que fuese igual de cruel para sacarde mi corazón el veneno de las palabras

Page 563: Una voz escondida - foruq.com

que había oído?—¡Vamos a matarlos! Ya veréis —

dijo Asi.—Pero ¿cómo? Nos falta fuerza. No

podemos hacer nada —contestó Babi,llorando.

—¡Sí que podemos! Con Shadi no noscostará. Si la matamos a ella, sufriránmás. La subimos a la azotea y la tiramosdesde arriba.

—Pero si Shadi se ha ido con ellos.—¡Podemos quemar la casa! No es

difícil: encendemos cerillas y lastiramos dentro del armario, comoJosrow.

—Entonces a ellos no les pasaríanada.

Page 564: Una voz escondida - foruq.com

—Lo haremos cuando esténdurmiendo, así se queman también. Sí, elfuego es muy buena idea.

Para cenar, Bibi recalentó las chuletasde la noche anterior y las sirvió conyogur, verduras y pan. Yo dudaba entrelas dos posibilidades: unas veces losquemaba provocando un incendio y otrasveía el cuerpo de Shadi destrozadodespués de tirarla desde la azotea. Enesos momentos, mi hermana me parecíala muñequita preferida de mamá y papá,y si acababa con ella podría vengarme.Por eso, cuando me imaginaba sucadáver ensangrentado no sólo no medaba pena ni lástima, sino que mi única

Page 565: Una voz escondida - foruq.com

preocupación era que la niña de sus ojosno quedara completamente deshecha.

—Si cae y no se rompe en milpedazos, le cortamos la cabeza con uncuchillo —propuso Asi.

Suplicando, Bibi me metió en la bocaun trozo de pan con chuleta. Mesorprendió lo seca e insípida que estaba.¿Cómo me habían parecido tan buenas eldía anterior? La imagen del preciosojardín y la sabrosa comida que iban aservir se me plantó delante de los ojos.Casi podía percibir el perfume tentadordel kebab. Vi a Shadi saborear uno bienlargo mientras se reía de mí. De larabia, tiré al suelo el plato de laschuletas y escupí el pedazo seco y frío

Page 566: Una voz escondida - foruq.com

que tenía en la boca. Bibi se levantó y seme acercó. Apreté el tenedor en el puñoy me quedé a la expectativa: estabadispuesto a matarla también a ella. Enese momento estaba poseído por talpsicosis destructiva que habría podidopegar fuego al mundo entero. Sinembargo, contrariamente a lo queesperaba, Bibi no me atacó. Se sentó enotra silla, delante de la mía, se tapó losojos con un extremo del rusari y se pusoa llorar.

—No sabes lo mucho que me disgustaque te hayas quedado así, solo yabandonado, habría preferido morirantes que ver cómo te han dejado aquíesos dos desalmados —confesó entre

Page 567: Una voz escondida - foruq.com

sollozos—. Hagas lo que hagas, tendrásrazón. Si estuviera en tu lugar, haría lomismo.

Aquello me pilló desprevenido y lamiré pasmado. Hasta aquel momento,nadie me había reconocido el derecho aenfadarme y ponerme violento. Se merelajaron las manos y el tenedor cayó alsuelo. El ruido provocó que Bibi sedescubriera los ojos, húmedos por elllanto. Me cogió la mano y tiró de mí.Seguía sollozando. Hundí la cabeza ensu pecho, que olía a agua de rosas y apasteles. Me abandoné a aquel cálidoabrazo, mientras el nudo de la gargantame cortaba la respiración. Me eché allorar. Bibi me acarició con cariño y

Page 568: Una voz escondida - foruq.com

dejó que me desfogara un poco.—Shahab Jun, tú eres un niño muy

bueno, no tienes ningún defecto —medijo entonces—. En mi opinión, eresmás inteligente que ellos, que sonidiotas y no entienden nada. Que no tequepa duda de que yo, en tu lugar,tampoco les hablaría. —Y empezó allorar otra vez—. Ahora, si quieres,rompe algo, vamos. ¡Rompe lo quequieras, yo te ayudaré!

Me quedé boquiabierto. Entoncescogí un vaso de la mesa y lo tiré alsuelo. Bibi también levantó el suyo y loestampó contra el suelo. Me invadió unaextraña euforia. Miré a mi alrededor,saqué un plato del aparador y también lo

Page 569: Una voz escondida - foruq.com

lancé al suelo. Bibi hizo otro tanto conel suyo, en el que aún quedaba yogur yalguna chuleta. El yogur se desparramópor todas partes.

Me costaba creerlo. Me eché a reír.—¡¿Sabes una cosa?! —dijo Bibi—.

Todas estas cosas las utiliza tu madre.No tiene sentido romperlas. No mesiento mejor. Quiero romper algo de tupadre.

Era como si alguien hablara por mí.Entusiasmado, dije que sí con la cabeza,cogí a Bibi de la mano y la llevé haciala escalera. Subió sin quejarse, aunquele doliera la pierna. Me detuve delantede la puerta del dormitorio de mispadres.

Page 570: Una voz escondida - foruq.com

—No hay forma de abrirla. Hancerrado con llave —respondió ella.

Señalé hacia la llave que sobresalíapor encima del marco de la puerta. Saltévarias veces para dejar claro que nollegaba. Bibi alargó la mano, aunquetambién fue inútil. Corrí a buscar misillita y la abuela se subió a ella condificultad, pero tampoco consiguióalcanzar la llave. Al bajar, perdió elequilibrio y se cayó al suelo. ¡Qué susto!Me acerqué y la cogí de la mano. Meabrazó y se echó a reír.

—¡Mira qué líos montamos tú y yo,estamos mal de la cabeza!

Reímos abrazados el uno al otro. Larabia y el dolor se desvanecieron.

Page 571: Una voz escondida - foruq.com

—Ésa es tu habitación, ¿no? Cómo mehabría gustado dormir contigo, pero tumamá ha preferido instalarme abajo, conArash, porque me duele la pierna. ¿Mela enseñas? Aún no la he visto bien.

La ayudé a levantarse y la llevé a micuarto, donde lo miró todo con atención.

—¡Qué espacioso es! Me gustaríaquedarme aquí, ¿me acoges? —preguntó,y asentí entusiasmado—. Venga, vamosabajo a buscar mis cosas.

Me acordé entonces de su piernamaltrecha y, preocupado, le señalé larodilla.

—No pasa nada. Si me ayudas tú abajar y a subir, ya verás como no medolerá. ¿Me ayudarás?

Page 572: Una voz escondida - foruq.com

Asentí varias veces. Bajamos juntoscojeando y, a pesar de las dificultades,conseguimos subir todo lo quenecesitaba Bibi. Yo quería llevarletambién la maleta, pero me dijo:

—Deja, deja, no me hace falta.Cuando necesite algo ya bajaré a porello. ¿Ahora qué te apetece quehagamos? ¿Limpiamos la cocina y nosvamos a la cama o lo dejamos todo así?

Me puse a pensar. Se me habíanpasado las ganas de cuestionarme lascosas. No entendía cómo habíasucedido, pero ya no me importaba nadaque tuviera que ver con ellos. Me encogíde hombros.

—No me apetece limpiarlo todo, pero

Page 573: Una voz escondida - foruq.com

¿qué te parece si recogemos esos trozosde cristal para no pisarlos? —propusoBibi—. Te ayudo, así acabamos antes ypodemos acostarnos, ¿de acuerdo?Quiero contarte una historia estupenda.

Entre los dos, recogimos la cocina enun abrir y cerrar de ojos. Luego ayudé aBibi a subir hasta mi cuarto. Extendióuna manta en el suelo y puso nuestrasalmohadas una al lado de la otra. Yoapoyé la cabeza en su brazo. ¡Cómo megustaba estar así! Shadi siempre sedormía en brazos de mamá. Desde quehabía llegado ella, en esos brazos ya nohabía sitio para mí. Hundí la cabeza enel pecho de Bibi y, acompañado por eldulce ritmo del cuento, me sumí en un

Page 574: Una voz escondida - foruq.com

sueño apacible.

Page 575: Una voz escondida - foruq.com

37

—Esa escalera no te conviene. Si en elcuarto de Arash no estás a gusto, élpuede dormir arriba y así te quedas sola.

—¡No, mujer! Yo quiero dormir conel niño.

—Aparte de la escalera, si te hicierafalta algo, con él sería un problema,como no habla... —intervino Naser.

—Qué va. Lo que me preocupa no esla escalera —replicó mi madre, y le giróla cara.

Page 576: Una voz escondida - foruq.com

Miré a Naser, pasmada. Cuando él semarchó, pregunté:

—¿Qué es lo que pasa, madar? Naserno lo ha dicho con mala intención, sinopensando en ti.

Negó con la cabeza, entristecida.—¿Qué quieres que te diga, hija mía?

No sabéis lo que os decís. Mepreocupáis mucho. Parece que no osdeis cuenta.

—¿De qué?—De lo que os pasa. Al niño, a

Arash, a vosotros mismos. ¿Qué vida esésta? ¡Qué lastima, después de todo loque has estudiado! No entiendo quésentido tiene.

—¿Por qué lo dices? ¿Qué ha

Page 577: Una voz escondida - foruq.com

pasado? ¿Qué te ha molestado? —salté,contrariada.

—Todo. Hace tres semanas que estoyaquí y miro a mi alrededor y veo que enesta casa hay algo que no funciona.Parece que estéis todos enfrentados contodos. Cada uno se queda en un rincónsumido en sus asuntos, sin bromear, sinjugar. En todo este tiempo, nadie hacontado ningún chiste que hiciera reír alos demás. Y vosotros, ¿qué clase dematrimonio sois? ¡Si ni os habláis! Túestás todo el día atareada con esta casay siempre con el ceño fruncido ypreocupada. No me atrevo ni aacercarme a ti. ¡Y luego esos pobresniños! ¿Qué es lo que te agobia?

Page 578: Una voz escondida - foruq.com

—Nada. Lo que pasa es que no megusta ocuparme de las labores del hogar.Me siento inútil. He estudiado mucho,pero al final he acabado siendo ama decasa, exactamente igual que las mujeresde hace un siglo.

—¡¿Y qué?! ¡Lo haces por tus hijos!¿Ahora resulta que, porque tú hasestudiado, tus hijos tienen que morirsede hambre?

—¿Es que hasta ahora les ha faltadoalgo? Me deslomo de la mañana a lanoche: cocino, lavo, me sacrifico yrenuncio a todos mis deseos por ellos,¿y tú que haces? ¿Me dices que soy unamala madre y que no te parece biencómo vivo?

Page 579: Una voz escondida - foruq.com

—Pues claro que no me parece bien.Lo que haces, siempre enfadada yenfurruñada, es veneno para tus hijos.Cumples con tu deber, no haces nada quese salga de ahí. Por el simple hecho dehaber estudiado, ¿no te toca hacerles lacomida a tus hijos ni tenerlo todoarreglado?

—Pero ¡si yo no he dicho que notenga que hacerlo! Lo que pasa es que noquería dedicarme sólo a eso.

—¡Entonces, en cuanto tengas laocasión, haz otras cosas! Mientras nopuedas, al menos haz bien tu deber, osbeneficiará tanto a ti como a tus hijos.Que no te quepa duda de que las cosashechas con empuje y pasión cuestan

Page 580: Una voz escondida - foruq.com

menos, son menos ingratas. Tu marido,por su parte, cuando llega a casa pareceque haya excavado una montaña, comosi fuera el único hombre del mundo quetrabaja. No intercambia una palabra connadie.

—¡Porque está cansado, madar!Trabaja en tres sitios distintos.

—No tiene sentido, si no puede, queno lo haga. Vosotros os buscáis excusaspara todo. Los niños no están bien.Pensad un poco en ellos.

—La pena y la preocupación porestos niños nos mata, nos destruye.

—No busques excusas. A tus hijos noles pasa nada. Los problemas los tenéisvosotros. Unos padres ariscos tienen

Page 581: Una voz escondida - foruq.com

hijos ariscos. Esos niños recogen lo quesembráis.

—¿Quieres decir que es culpa nuestraque Shahab sea así?

—¿«Así» cómo? Ese «así» no existe.¡Si vuelvo a oír una sola vez que alguiendice que ese niño tiene un defecto o unaenfermedad, le doy una bofetada conestas mismas manos!

Me quedé mirando asombrada a mimadre, que estaba delante de mí comouna leona. Sin embargo, a diferencia delo habitual, yo, que me molestaba porlas cosas más nimias, no me sentíofendida por sus palabras.

Page 582: Una voz escondida - foruq.com

38

Bibi pasó a ser mi compañera de cuarto.Por primera vez estaba al lado dealguien que entendía mis frustraciones.A ella le daba igual que yo no hablara yen nuestra relación no había problemas.Estando juntos en nuestra habitación nonos faltaba nada. Cuando cerrábamos lapuerta, en el aire vibraba una agradablesensación de tranquilidad. Bibi no meagobiaba para que dijera algo. Con ellano sentía ni miedo ni ansiedad, no había

Page 583: Una voz escondida - foruq.com

que aprobar ningún examen. Una noche,cuando estaba tumbado entre sus brazosescuchando el maravilloso cuento queme leía, me dijo:

—¡Si te entra sueño, acabamosmañana!

Le contesté que no con la cabeza,pero Bibi insistió. Volví a negar con lacabeza, y entonces ella añadió:

—¿Sabes qué, cariño mío? En laoscuridad no veo lo que haces. O me dasun golpecito en la mano o utilizas la voz.Por ejemplo, si quieres decir que sí hazcomo si carraspearas y di «ajá»... Si, encambio, quieres decir que no, busca otrosonido, como el del claxon de un coche.¿Qué? ¿Acabo el cuento o no?

Page 584: Una voz escondida - foruq.com

Le di un golpecito en la mano y dije:—Ajá...Bibi siguió con la historia, en la que

un niño hechizado por un mago que lehabía arrebatado la capacidad de hablarconseguía, a base de valor, romper elmaleficio y salvar a todo el mundo. Megustaba muchísimo. Me habríaencantado que Bibi me contara siempreese mismo cuento, pero fue como si derepente se le olvidara. Al día siguiente,antes de comer, me acurruqué entre susbrazos y le rodeé el cuello para queviera que estaba preparado paraescucharlo una vez más. Entoncesempezó, pero no con ése, sino con otrahistoria. Moví la cabeza de un lado a

Page 585: Una voz escondida - foruq.com

otro en señal de protesta.—¿Qué quieres que te cuente? No sé

qué historia prefieres. Sólo con quedijeras una palabra te entendería. ¡Unasola palabra!

Y yo contesté tartamudeando:—Ma... ma... g...—¡Ah, el del mago que le ató la

lengua a un niño!—Ajá... —respondí feliz.Bibi empezó a contar el cuento igual

que siempre, como si no hubiera pasadonada. Por la noche me preguntó quéhistoria me apetecía escuchar y yo, másresuelto que antes, repliqué:

—Mago...Al día siguiente la observé con

Page 586: Una voz escondida - foruq.com

inquietud. Me escondí para oír, sin queme viera, qué le contaba a mi madre.Pero no le dijo nada. Me puse muycontento al ver que se mostraba tandiscreta, y se desvaneció otro de mismiedos. Al mediodía me acomodé entresus brazos otra vez y, aún más tranquiloy lanzado, pedí:

—Bibi... El mago.

Al ir disminuyendo mi miedo, fueronllegando cada vez más palabras hasta lalengua. Bibi se mantenía serena, no seentusiasmaba con lo que le decía. Noestaba más contenta de lo habitual ni seburlaba de mí. Era como si el hecho deque hablara fuera de lo más normal,

Page 587: Una voz escondida - foruq.com

como si nunca hubiera habido ningúnproblema con eso. Al cabo de un mes,Bibi y yo ya hablábamos tranquilamente,y aquello seguía siendo un dulce secretoentre los dos. No quería alardear connadie de que su nieto hablaba, nopretendía demostrar nada ni exhibirme.Pero lo más importante era que notraicionaba mi confianza.

Page 588: Una voz escondida - foruq.com

39

—Shahab ha cambiado mucho. Cuandoestá contigo es distinto, como silograrais conectar.

—¿Qué pasa? ¿Tú no lo consigues?—Es que es tan difícil que nadie sabe

cómo comportarse con él.—La única forma es quererlo, pero

vosotros no le demostráis ni amor niafecto.

—¿Cómo se te ocurre decir algo así,madar? ¡Si no pienso en otra cosa más

Page 589: Una voz escondida - foruq.com

que en él! No sabes la lástima que meda: donde quiera que voy no lo pierdode vista para que nadie lo moleste.

—Pero ¡si es un encanto! Tú tan sólosabes preocuparte por él e irle detrás,pero en realidad no te alegras de supresencia. ¡Muestras aprensión, pero noamor! Hasta ahora nunca te he vistodarle abrazos o besos como haces conShadi.

—Shadi es un bebé, madar, no puedoolvidarme de ella. Además, si te acercasa Shahab se escabulle.

—Yo no digo que tengas que olvidartede ella, sino que debes prestarle másatención a él. Trata de entender por quése escabulle.

Page 590: Una voz escondida - foruq.com

—Créeme, por él he ido muchasveces al médico y he leído muchoslibros, pero todo ha sido inútil.Hagamos lo que hagamos, no sacamosnada en limpio.

—Los ancianos, aunque no habíamosestudiado tanto como vosotros,manteníamos una relación más sencillacon nuestros hijos. Tenían menosproblemas, crecían de una forma másnatural. ¿Sabes qué pasa? El que escribesu historia tirando de corazón nonecesita libros ni cuadernos, y paraleerla no hace falta haber estudiado.

—Tienes razón, madar, me atormentotanto que ya no me acuerdo de lo que esel amor.

Page 591: Una voz escondida - foruq.com

—Eso es, exacto: sólo sabesinquietarte y atribuir a tu hijo carenciasy debilidades. A fuerza de oírte, élmismo, pobrecillo, se ha convencido deque le pasa algo.

—¿Es que no es cierto?—¡No, claro que no es cierto!—¿No sufre un retraso?—¡De ninguna manera! Shahab es muy

inteligente.—Se lo digo siempre a todo el

mundo, pero yo misma no me lo creo.Hace demasiadas cosas raras, diablurassin motivo, se mete con quien no le hadicho nada, incluso ha llegado a hacercosas peligrosas. No es justo por miparte, pero a veces tengo la impresión

Page 592: Una voz escondida - foruq.com

de que sería capaz incluso de matar. ¡Sihubiera tenido suficiente fuerza, a sabercómo habría acabado su padre endeterminados momentos!

—Ese niño no hace las cosas sin unarazón. El problema es que no entendéisel motivo de sus acciones. Sois vosotroslos que tenéis un comportamientoanormal con él.

—¡Es que él es un niño anormal!—¡Qué ridiculez! No tiene nada

distinto de los demás.—¿Cómo que no? Los niños de su

edad ya han empezado la primaria, peroél, en su situación, no puede ir. No loaceptarán en ningún lado. Este veranohemos visitado cien colegios... —

Page 593: Una voz escondida - foruq.com

empecé a decir, pero me eché a llorar.—¡Que se vayan al diablo! Tú lo que

tienes que hacer es demostrarles que escomo los demás. Matricúlalo en cuantopuedas.

Page 594: Una voz escondida - foruq.com

40

Un día, en la intimidad de nuestrocuarto, Bibi me preguntó:

—¿Te gustaría ir al colegio?—No, no me gusta —contesté con

determinación.—¿Por qué, cariño? El colegio es una

maravilla.—No, no quiero, me canso.—¿Cómo que te cansas? Allí hay

niños de tu edad. Aprendes a leer y aescribir. Puedes ir tú solo a la

Page 595: Una voz escondida - foruq.com

biblioteca. El que no sepa leer y escribirde mayor no será nadie.

Me sumergí en mis pensamientos.Nada de lo que decía Bibi me parecía unbuen motivo para ir al colegio. Para mí,los niños de mi edad eran unosdesconocidos que por lo general meaterrorizaban. Saber leer libros uno solono tenía ninguna gracia. Lo únicointeresante de los libros era que teníandibujos, y eso lo podía mirar y apreciarcualquiera. Hacerme mayor y encontrartrabajo eran cosas que me quedaban muylejos, a años luz. La única imagen quetenía de la gente mayor era la de la caraenfurruñada del padre de Arash cuandovolvía del trabajo; lo único que hacía

Page 596: Una voz escondida - foruq.com

era gruñir a mi madre y prohibirnoscorrer, jugar y hacer ruido. No, no meapetecía en absoluto crecer y volvermecomo él.

—Y... Y... Yo... Yo no qui... ¡Noquiero ser alguien!

—Pero ¿qué dices? ¡Dios no teescuche! Cuando crezcas tendrás quecasarte y, si no trabajas, ¿cómo darás decomer a tu mujer y a tus hijos?

¿Qué decía Bibi? ¿Mujer e hijos? «Yonunca tendré mujer —pensé—. ¡No megustan las chicas: son unas malcriadas,como Shadi!» El futuro que Bibiimaginaba para mí no era factible y nome ofrecía ningún atractivo.

—No, no pienso ir, me canso.

Page 597: Una voz escondida - foruq.com

—¿Por qué repites eso de que tecansas? Todo el que trabaja al finalacaba cansándose, pero por la noche tevas a la cama y el cansancio desaparece.No se puede estar sin hacer nada pormiedo a cansarse.

—¡Sí que se puede!—¿Es que Bibi no ve que en

vacaciones el padre de Arash está debuen humor, y que hasta Arash está mássimpático porque no se cansa? —preguntó Asi—. Cuando va al colegio,en cambio, siempre está destrozadoporque tiene que hacer un montón dedeberes. A veces se pone a llorarporque no puede con todo.

—Mira, cariño, el colegio en realidad

Page 598: Una voz escondida - foruq.com

no es muy difícil ni muy cansado —aseguró Bibi—, sobre todo al principio,que es cuando los niños básicamentejuegan y se divierten y no tienen casideberes.

Empezó a hablarme del colegio adiario. No entendía por qué insistía tantopara engatusarme, pero la verdad es que,gracias a aquellas palabras, la idea de ira clase se me hizo más familiar y mássoportable, aunque no del todo.

Page 599: Una voz escondida - foruq.com

41

Mi madre volvió a casa fuera de sí. Tiróel rusari en un rincón y con vozentrecortada dijo:

—¿Has visto, madar? Lo que yo tedecía, que no lo aceptan. No estándispuestos a permitir que lomatriculemos bajo ningún concepto.Dicen que tiene que ir a un colegioespecial.

—¡¿Qué?! Pero ¿tú qué has dicho detu hijo?

Page 600: Una voz escondida - foruq.com

—Nada, sólo que no habla.—¿Dónde está ese colegio? Ya voy

yo. Viste a Shahab, que me lo llevo.—¿Adónde vas, madar? ¿No fuiste a

nuestro colegio a matricularnos anosotros y ahora por él vas a rogar aunos desconocidos? ¿Y qué pretendescontarles? ¡No puedes decirles ningunamentira!

—No es de tu incumbencia. ¡No voy adecir una sola palabra que no sea cierta!

Escéptica, mi madre me vistió.—Yo también voy —dijo.—No hace falta. Es más, si vienes lo

mandarás todo a tomar viento.La abuela me cogió de la mano y

salimos de casa. No tenía muy claro qué

Page 601: Una voz escondida - foruq.com

estaba pasando.—Bibi, ¿qué pasa? —pregunté una

vez en la calle, muy preocupado.—Primero vamos al parque y te lo

cuento. Quiero avergonzarlos a todoscon un plan concreto, para que novuelvan a permitirse decir: «Shahab esasí o asá.»

—¿A quién vamos a avergonzar?—A tu padre, a tu madre, a tu abuela,

a tus tíos... A todos.

—¿Y cómo?—Ven a sentarte aquí y te lo explico.Nos sentamos en un banco de la

placita que había cerca de casa. Bibirecobró fuerzas y dijo:

Page 602: Una voz escondida - foruq.com

—Mira, Shahab Jun, eres el niño máslisto que he conocido.

—Eh... ¡¿Yo?! No...—Claro que sí. Eres tan listo que

puedes engañarlos a todos.—Engañarlos... ¿Yo?—Claro... Durante todos estos años

habrías podido hablar, pero no lo hashecho porque estabas enfadado conellos. Se creían que eras tonto, y así secomportaban contigo. Y tú, bribón,disimulabas, les has tomado el pelo.

—¿Les he tomado el pelo?—¡Sí! ¡Y has hecho bien! Eres un

granujilla. Sólo la gente muy lista puedehacer cosas así.

—Pero si yo no sé hablar.

Page 603: Una voz escondida - foruq.com

—¿Ah, no? ¿Y conmigo qué haces?¿Y cómo pudiste decir esas palabras tanfeas delante de toda la familia el añopasado? Sabías y sabes hablar, lo quepasa es que no dices nada por miedo adesvelar tu secreto. ¡Yo tampoco le hecontado a nadie que hablas, seguimosengañándolos!

Me puse a pensar. Tenía razón: eracapaz de hablar, pero sólo con ella. Enel fondo, las palabras de Bibi me habíangustado. ¿De verdad había sido tanlisto?

—¿Y cómo les he tomado el pelo? —pregunté, receloso.

—Le han dicho a todo el mundo queno sabes hablar y que por eso en la

Page 604: Una voz escondida - foruq.com

escuela no te aceptan. Ahora vamos adársela con queso: nos presentamos enel colegio, contestamos a todas suspreguntas, te apuntamos y volvemos.¡¿Te imaginas la vergüenza quepasarán?! Y no les diremos cómo lohemos conseguido.

—Pero yo no puedo hablar. Me damiedo que se me trabe a lengua.

—Pero ¡si estás hablandoestupendamente!

—Sí, bueno, pero ¡tú eres Bibi! Sóloconsigo hablar contigo.

—Pues cuando estemos allí hablatambién conmigo. A ellos no hace falta que les digas nada.

—¿Y si se me corta la respiración?

Page 605: Una voz escondida - foruq.com

¿Y si no me sale la voz?—No importa. Si te sale hablas; si no,

no. En realidad, casi todos los niñospasan vergüenza delante de losdesconocidos y se quedan en blanco.Para el director y los maestros, que vena tantísimos niños, no es ningunanovedad. No se enfadan y tampoco sesorprenden.

Más que hablar en el colegio, mepreocupaba hablar en casa.

—¿Y si se enteran mamá y el padre deArash? —preguntó Babi—. Nosobligarán a hablar delante de todo elmundo y entonces se nos trabará lalengua y nos quedaremos sin voz y lagente se reirá de nosotros. Volverán a

Page 606: Una voz escondida - foruq.com

decir que somos tontos.Pegué un respingo. Estaba tan

nervioso que empecé a jadear.—Bueno, ¿qué me dices? ¿Vamos...?

No te preocupes, contestaré yo. Esprobable que a ti te pregunten sólo cómote llamas. ¿Qué? ¿Estás listo?

—N... n... ¡No! Y... Y... Y si el padrede Arash lo descubre, ¿qué pasará?

Cuando hablaba del padre de Arash, osencillamente pensaba en él,tartamudeaba más. Bibi se quedó un ratoen silencio, pensando.

—¿Por qué le tienes tanto miedo a tupadre? ¿Qué te ha hecho? —preguntópor fin, con calma—. No te regaña, yhasta ahora tampoco he visto que te

Page 607: Una voz escondida - foruq.com

pegue, así que si se enfada contigo daigual. Todos los padres, y también lasmadres, regañan a sus hijos. Nosotros nodejábamos de querer a nuestro padreporque nos pegara y nos regañara, y aldía siguiente ya nos habíamos olvidadode todo lo que nos había hecho. Tuabuelo y yo, por nuestra parte, tambiénreñíamos a nuestros hijos y a veces lesdábamos algún que otro cachete. SóloDios sabe cuántas tortas se llevó tu tíoMohsen, que era un trasto, pero siempreacababa volviendo a mis brazos. ¿Qué teha hecho él a ti que le guardas tantorencor?

—Pero tú, aunque le pegaras, seguíasqueriendo al tío Mohsen...

Page 608: Una voz escondida - foruq.com

Sorprendida, me miró fijamente unosinstantes. No sé si había comprendido loque quería decir o si sólo queríarespetar mis sentimientos, pero contestócon decisión:

—¡Muy bien! Tienes razón: papá nodebe enterarse de que has hablado. Tútranquilo, no se lo diré. Cuandovolvamos a casa nos limitaremos a decirque, al ver que eras un niño muy bueno ymuy listo, te han aceptado al instante.Han dicho que no hace ninguna falta quehables, porque en clase lo único que hayque hacer es escuchar. ¡Imagínate lavergüenza que pasarán! ¡Se les cortarála respiración de la sorpresa! Y nosotrosnos reiremos de ellos, ¿de acuerdo?

Page 609: Una voz escondida - foruq.com

No estaba seguro, pero la idea deabochornarlos fue lo que me convenció.Con un poco de ansiedad en el cuerpo,me dirigí al colegio siguiendo los pasosde Bibi.

Page 610: Una voz escondida - foruq.com

42

El corazón me dio un vuelco cuando losoí entrar en casa. Preocupada ynerviosa, fui a recibirlos.

—¿Dónde habéis estado, con este fríoy con el dolor que tienes en la pierna?—pregunté—. Tendrías que hacerreposo, ¿por qué te torturas así?

—¿Torturarme?¿Qué dices? Sólohemos ido hasta el colegio porqueShahab quería saber dónde estaba —contestó mi madre, y le guiñó un ojo al

Page 611: Una voz escondida - foruq.com

niño con aire de complicidad.—Madar! No hables de esas cosas

delante de él. Ya te he dicho que esteaño no lo han aceptado. Si Dios quiere,lo tratará un logopeda, y el curso queviene, cuando esté curado, iré yo mismaa matricularlo.

—¡Mira que sois raros! Id vosotros acuraros. Este niño no tiene que hacerninguna sesión de logopedia porque yalo he matriculado yo en el colegio. Estoes lo que tenéis que hacer y lo que tenéisque comprarle —aseguró, y me dio unpapel.

Me quedé perpleja un instante.—Madar, ¿qué habéis hecho?

¿Habéis mentido? Piensa que acabarán

Page 612: Una voz escondida - foruq.com

descubriendo los problemas que tiene y,cuando lo expulsen, será aún peor.

—¡El único problema de este niñosois vosotros!

—¿Qué quieres decir?—¡Lo que oyes! Vosotros sois su

problema. En el colegio lo han visto, lehan hecho un test y, como ha salido queno tenía nada extraño, que estáperfectamente, lo han aceptado. ¿Algomás que objetar? Ven, vamos, Shahab,ayúdame a subir, que estoy cansada.

Oí voces en el cuarto. Abrí la puerta sinhacer ruido. El vaso de zumo de limónque llevaba en la mano me temblaba.Shahab brincaba feliz y hablaba.

Page 613: Una voz escondida - foruq.com

—¡Voy a escribir, voy a escribir! —gritaba, mientras mi madre reía.

Al verme, enmudecieron. Dejé elvaso en la mesa. Un velo de lágrimas mecubrió los ojos. Me acerqué a Shahabcon los brazos abiertos, pero meesquivó y salió corriendo escalerasabajo. Me senté en la cama.

—¿Por qué no me habías dicho nada?¿Es que soy una desconocida? ¡Cuántohe deseado, durante todos estos años,que empezara a hablar! —exclamé, sinpoder dejar de llorar.

—¿Cómo es posible que no loentiendas, hija mía? Se lo habíaprometido. Si lo hubiera traicionado, elniño no habría vuelto a confiar en nadie.

Page 614: Una voz escondida - foruq.com

—Pero ¿por qué se comporta así?¿Por qué es tan importante para él?Todos los niños hablan perfectamente yno tienen problemas.

—Es importante para él porque esimportante para vosotros.

—Pues claro que es importante paranosotros: ¡es nuestro hijo! Al principiodecían que el niño estaba confundidoporque la niñera hablaba turco y que lehacía falta más tiempo para aprender ahablar; luego dijeron que con la llegadade Shadi era normal que se retrasara.Pero, cuando siguió sin decir nada, nosconvencimos de que algo no iba bien.

—Pues no le pasa nada. Habéissacado de quicio el problema: hablabais

Page 615: Una voz escondida - foruq.com

tanto de él y hacíais cosas tan raras queel niño se asustó y perdió el valornecesario para hablar.

—¡¿Le doy miedo?! ¡¿Yo, quesiempre lo he defendido?! Sabe lomucho que lo quiero. ¿Por qué a mí nome habla?

—No, no sabe lo mucho que loquieres. ¿Cómo quieres que lo sepa? Elamor hay que demostrarlo. ¿Tú creesque llorar y apenarte por él es unademostración de cariño? Te pasas el díaquejándote, diciendo: «¡Vas a acabarconmigo, me moriré de dolor por ti!» Noaguanto más esta casa tan deprimente.¡Pobres niños! ¿Qué te pasa, hija? ¿Porqué estás siempre atormentada? Vienes

Page 616: Una voz escondida - foruq.com

de una casa en la que nos pasábamos eldía cantando y siempre estábamosalegres. En aquella casa se hablaba sinparar, todos a la vez, hasta el punto deque nunca se sabía quién decía qué.

—El problema es justo ése, madar,que he entrado a formar parte de unafamilia en la que todos son serios y depocas palabras. Si yo no hablara, Naserpodría pasarse una semana entera sinabrir la boca. Estoy completamentehundida.

—¿Y eso qué significa? ¿Que eres unacobarde? Yo confiaba en ti. Si el niño nohabla, háblale tú, anímalo a darte unarespuesta.

—Si es que, por mucho que le hable,

Page 617: Una voz escondida - foruq.com

parece que no le interese lo que digo.Ahora ya lo he dado por perdido.¿Cuánto se puede hablar con unaestatua? Yo ya no me humillo más.

—«No me humillo más...» ¿Cómopuedes decir algo así? ¿Una persona quele habla con el corazón en la mano a unfamiliar tan cercano se humilla?

—Madar, no puedo sacarle laspalabras de la boca a la fuerza. Siinsistiera tanto, se enfadaría, y tampocome apetece. Es mejor no atosigarlo. Yosiempre cuido de que en casa elambiente esté sereno para que los niñosno se resientan.

—Te lo pido por favor: ¡es preferibleque choquéis antes que estar callados!

Page 618: Una voz escondida - foruq.com

Lo de ahora es como si os hubieraispeleado y no os soportarais. A ver, ¿tú atu marido lo quieres? Os casasteis pordecisión propia, por amor. Te recuerdoque tu padre y yo, a pesar de que no nosgustaba en absoluto tu suegra, tanengreída y tan arisca, y aunquepreferíamos que te quedaras connosotros y no te casaras, dimos el vistobueno para verte feliz. ¿Qué ha pasadoluego para que llegarais a este punto?

—No lo sé, madar... Tantascomplicaciones y tantas preocupacionesno dejan sitio para el amor y cosas porel estilo.

—¡Qué bobada! Cuando alguien tienetantos problemas, aún le hace más falta

Page 619: Una voz escondida - foruq.com

hablar y abrirse.—Madar, tú no lo sabes, a veces es

mejor no hablar, porque al hablar noshacemos daño y nos decimos cosas queno deberíamos decirnos.

—¿Siempre ha sido así o es algoreciente?

—A decir verdad, empezó con elproblema de Shahab. Para Naser tenerun hijo así es una desgracia, un motivode vergüenza. De algún modo, meconsidera responsable. No dice nada,pero lo sé.

—¡Que Dios tenga piedad denosotros! Soy consciente de que muchoshombres son orgullosos y no quierenaceptar que sus hijos tengan defectos,

Page 620: Una voz escondida - foruq.com

pero no creía que alguien instruidotambién pudiera ser así.

—Pues es así, madar, sigue siendoasí. Lo que pasa es que ahora no tienenel valor de decirlo abiertamente. ¿Teacuerdas de Abbas el Calvo, que cuandose dio cuenta de que su hijo reciénnacido tenía seis dedos montó un buenjaleo y se divorció al instante de supobre mujer, sin siquiera reconocer alniño? Las cosas siguen siendo así.

—Y tú, mientras tanto, ¿qué hashecho? ¿Eres como la mujer de Abbas elCalvo? ¿Estás esperando a que sedivorcie de ti?

—Ay, madar, estoy tan cansada y tandeprimida que he perdido la confianza

Page 621: Una voz escondida - foruq.com

en mí misma. Antes plantaba cara a todoel mundo, pero ya no puedo más. Escomo si yo misma me hubieraconvencido de que es culpa mía. Escierto que Naser no me acusa de maneraexplícita. Es demasiado racional paraecharme la culpa. Pero está claro que nose enorgullece del niño y no le gustadecir que es hijo suyo.

—Veo que entonces hay un motivopara que Shahab no esté dispuesto allamarlo «papá» y se refiera a él como«el padre de Arash».

—¿Lo dices en serio? ¿Lo llama «elpadre de Arash»?

—El niño es mucho más espabiladoque tú y que yo. Lo memoriza todo como

Page 622: Una voz escondida - foruq.com

una grabadora o una cámara detelevisión y lo almacena en el cerebro.No creo que llegue a perdonar nunca asu padre esa forma de pensar.

—¿Lo dices en serio? ¿Lo llama «elpadre de Arash»?

—¡Sí!—Pero ¿llega a decirlo de verdad?

¿Se confía? ¿Dice esas cosas?—Lo has oído tu misma. Habla, y

además bien.—¿Y cómo ha conseguido aprender

tan deprisa?—No ha aprendido ahora. Hace años

que sabe hablar. Mentalmente, hablatodo el rato con sus amigos imaginariosy con la gente de la que puede fiarse.

Page 623: Una voz escondida - foruq.com

—¿Y por qué no se fía de nosotros?—Preguntáoslo. Os tiene miedo.

Ahora, si no quieres que deje de hablarde nuevo, debes tener cuidado con tucomportamiento. No hagas como la otravez, que saliste a la calle a gritarlo a loscuatro vientos. No lo rodees de genteque lo mire con curiosidad morbosa. Nolo obligues a exhibirse delante de todoel mundo como si fuera un mono en elcruce de Simetri. Te juro que lo quehiciste en aquella ocasión me habríadado miedo incluso a mí. Hasta yo, quesoy una mujer grande y corpulenta,delante de la arrogante familia de tumarido, que me mira sin afecto, mepongo nerviosa y no consigo hablar.

Page 624: Una voz escondida - foruq.com

—¿Te lo ha contado él mismo?—Sí, me ha dicho algunas cosas y lo

demás lo he deducido.

Page 625: Una voz escondida - foruq.com

43

Bibi se tumbó encima de la manta, quedesde que compartíamos habitaciónestaba siempre extendida en un rincóndel cuarto, y se quitó el chador.

—¿Has visto que se ha quedado depiedra? No se lo creía —me dijo riendo.

—Se ha enfadado...—No, hijo mío, se ha sorprendido.

Ahora, cuando entienda lo que hapasado, se pondrá contentísima. ¡Tú enel colegio lo has hecho de maravilla

Page 626: Una voz escondida - foruq.com

cuando has dicho tu nombre!—¿De verdad? Pero ¿me han oído los

demás?—¿Y qué más da? ¡A mí me encanta

oír tu voz!—¿Y ahora tendré que hablar con

todo el mundo en el colegio? ¿Y si se meseca la lengua? Se reirán de mí.

—No, cariño, no se te secará. Ya hasvisto que hoy no te ha pasado. Además,son todos niños como tú. ¡Si alguno va yse ríe, da igual, te ríes tú de ellos!Pronto sabrás leer y escribir y entoncestambién podrás poner tus palabras enpapel. Siempre que no te apetezcahablar podrás escribir lo que quierasdecir.

Page 627: Una voz escondida - foruq.com

—Voy a escribir... ¡Sí! En vez dehablar podré escribir... ¡Claro! ¡Québuena idea!

De repente se me había presentadouna alternativa a hablar, que me era tandifícil. ¡Qué gran descubrimiento! Esofue lo que me convenció para ir alcolegio.

—¡Sí, Bibi, voy a escribir, voy aescribir! —grité.

En ese momento entró mi madre en elcuarto y se dio cuenta, de una vez portodas, de que hablaba de verdad.

Bibi se quedó en Teherán hasta dossemanas después del inicio del cursoescolar. Cuando se convenció de que ya

Page 628: Una voz escondida - foruq.com

no tenía problemas y podía ir al colegiocomo los demás, recogió sus cosas yvolvió a su casa. En el momento de ladespedida no podía despegarme de ella,que había sido la única que me habíaquerido por lo que era y me habíacomprendido. Cuando volvíamos delaeropuerto fui incapaz de contener lossollozos.

—No me imaginaba en absoluto queeste niño impasible pudiera estar unidoa alguien hasta ese punto —dijo el padrede Arash en el coche, en voz baja.

—¡Chis! —susurró mi madre,señalándome.

Desde que sabían que hablaba, habíacosas que no decían delante de mí.

Page 629: Una voz escondida - foruq.com

Ya se habían enterado todos de quepodía hablar, pero por orden de Bibi —una orden impartida a mi madre conmucha claridad— hacían como si nada,se comportaban conmigo con muchadiscreción. Nadie me preguntaba nada,pero todos esperaban escuchar mi vozcon impaciencia. Con Asi y Babi mereía mucho de eso.

—Se creen que no nos damos cuenta.¡No nos miran y hacen como si no nosprestaran atención, pero son todo oídos!—exclamó Asi.

—Sí, mientras esperan que abramosla boca se han quedado tan callados quese los oye respirar —añadió Babi.

Pero ya no tenía importancia. El

Page 630: Una voz escondida - foruq.com

problema del habla perdió gradualmentesu aura mágica. Ya no me daba miedoque oyeran mis palabras. Día a día, latartamudez fue disminuyendo, hastamanifestarse sólo en los momentos másdelicados. En casa hablaba con másfacilidad con mamá y Shadi, pero alpoco tiempo todos acabaron por oír mivoz, de forma que mi problema se cayóde la lista de temas de discusión de lafamilia. El único que no consiguiósuperarlo fue el padre de Arash. Tuvemucho cuidado, hasta la obsesión, de noestablecer ninguna relación con él. Encasa nos cruzábamos como si fuéramosdos desconocidos. Empecé a hablarhasta con mi tío y con mi abuela, pero al

Page 631: Una voz escondida - foruq.com

padre de Arash no estaba dispuesto adecirle ni siquiera «sí» o «no». Él nodaba el primer paso y yo ni estabapreparado para ceder ni tenía ganas dedarle una alegría.

Superados los miedos y laspreocupaciones iniciales, el colegioempezó a gustarme. Tenía una granmotivación para ir. Quería aprender aescribir lo antes posible porque así, encaso de perder otra vez la capacidad olas ganas de hablar, podría utilizar eseotro método. Digamos que hablartodavía era una pesadilla para mí. Porotro lado, había prometido a Bibi que leescribiría una carta. Me parecía que

Page 632: Una voz escondida - foruq.com

sólo así podía darle las gracias yrecompensarla por todo el amor que mehabía dado.

Para mí las palabras no eran sóloconjuntos de letras, porque cada unaencerraba un mundo. En los años en queno había hablado, había luchado concada una, conocía su valor, sabía quécolor tenía y sentía el espacio queocupaba. ¿Cómo podía expresar, con laescritura, todos los matices de unapalabra? Por ese motivo no podíaescribir con un solo tono. Para hacer losdeberes, necesitaba los lápices decolores. ¡Evidentemente, la palabra«sangre» no podía escribirse de otraforma que no fuera en rojo! El negro iba

Page 633: Una voz escondida - foruq.com

bien sólo para la palabra «muerte»,mientras que para «amor» estaba elverde, y para «tristeza», el gris. Misojos veían «padre» siempre de un feocolor café, y «madre» tendía a unamarillo pálido, como el sol cuando suesplendor y su energía quedan tapadospor madejas de nubes enredadas entresí. Durante un tiempo, mi problema fuerepresentar en papel el color blanco de«bondad». Después de pensarlo un pocoy hacer varias pruebas, llegó lasolución. Comprendí que, si escribía lasletras vacías con un perfil negroalrededor, resultaban legibles aunquefueran blancas. Al escribir trataba dereproducir las palabras con las formas

Page 634: Una voz escondida - foruq.com

más bonitas y los colores más indicados.La maestra, que era bastante superficial,consideraba que mis deberes coloreadoseran un capricho y los llamaba, consarcasmo, «dibujitos». Al final, despuésde quejarse a mi madre, me obligó ahacer los dictados sólo con lápiz negro,porque si no me quedaba atrás conrespecto a mis compañeros. El color delos números también me parecíaevidente y estaba convencido de que eraalgo que veía todo el mundo. ¿Cómo eraposible que alguien no se percatara deaquel verde tan bonito del ocho y nocomprendiera que el siete tenía el colorde un pistacho? En cambio, el azul deltres siempre me hacía dudar, era un

Page 635: Una voz escondida - foruq.com

color con muchos matices. Un día,estando mi madre atareada y yohaciendo los deberes de matemáticas enla mesa de la cocina, le pregunté coninocencia:

—Mamá, ¿el tres es azul cielo o azulmarino?

—¿Qué? —dijo, dándose la vuelta.—Que si el tres es azul cielo o azul

marino. Porque a veces es más oscuro,sobre todo cuando está en el trece.

Su mirada se nubló de incredulidad.—¡Por el amor de Dios, ¿qué estás

diciendo?! —exclamó, tras una brevepausa—. ¿Volvemos a las andadas?¿Justo ahora que la gente se da cuenta deque razonas? Ten cuidado, si dices esas

Page 636: Una voz escondida - foruq.com

cosas volverán a creerse que estás loco.—¿Por qué? ¿Qué he dicho?—Que el tres es azul. ¿Te parece

normal? Los números no tienen color.¡No vuelvas a decir esas tonterías!

Me quedé mirándola, sorprendido,mientras Babi, que parecía haber hechoun gran descubrimiento, dijo:

—Pero ¿es que ella no ve loscolores?

—Ni ella ni nadie.—Entonces, ¿por qué los vemos

nosotros?—Porque estamos locos y somos

idiotas.—¡Pues menos mal! ¡Me compadezco

de los que están bien de la cabeza, que

Page 637: Una voz escondida - foruq.com

viven en un mundo sin colores!Sin embargo, a partir de entonces

escribí los números sólo con lápiznegro, aunque para mí siguieran siendode colores.

Page 638: Una voz escondida - foruq.com

44

Con el boletín de las notas de Shahabme liberé de todas las frustracionesacumuladas durante años. Se lo enseñé asu abuela, a su tío, a todo el mundo.Cuando estaba especialmente alterada yquería tomarme una buena revancha,decía:

—En mi opinión, tiene más talentoque Arash.

Una vez reconocida la victoria, mesentía más fuerte y en casa reinaba una

Page 639: Una voz escondida - foruq.com

atmósfera mejor. También el orgulloherido de Naser se benefició de lamedia de sobresaliente de Shahab, que,sin embargo, seguía sin dirigirle lapalabra. No sé si Naser estaba másamargado o más enfadado por lasituación, pero en todo caso el orgullono le permitía dar el primer paso. Eracomo si aquel niño de siete años fueracapaz de abochornarlo. La únicasolución que parecía encontrar paraconservar la dignidad era hacer como sinada y esperar a que fuera Shahab el quemoviera ficha. Como premio, le regalóuna bicicleta roja. Nada más verla, elniño se puso contentísimo, pero trató deesconder esa alegría a su padre de todas

Page 640: Una voz escondida - foruq.com

las formas posibles.Aproveché la ocasión para decirle:—Entonces, señorito Shahab, ¿no da

usted las gracias a su padre? ¿Has vistocuánto te quiere, que te ha hecho unregalo tan bonito?

—No la ha comprado por mí, sino porel boletín —contestó con frialdad.

—Pero ¿qué dices? El boletín esmérito tuyo, ¿no? Te ha hecho un regaloporque has sacado buenas notas.

—Ya sé que la ha comprado por lasnotas.

—No entiendo qué quieres decir.Tienes que darle las gracias. Si no lohaces, no te dejaré montar en ella,¿entendido?

Page 641: Una voz escondida - foruq.com

Estaba convencida de que aquel gestode Naser había tenido su efecto enShahab y en parte lo había ablandado.Le costaba renunciar a la bicicleta yenseguida accedió a ir a dar las graciasa su padre, aunque se comportó como siyo lo obligara. Bajó la cabeza y, una vezdelante de él, le dijo con un hilo de voz:

—Gracias.—No, no basta con un «gracias» tan

frío —dije, empujándolo hacia Naser—.Tienes que darle un besito. Venga,acércate.

Lo miró de arriba abajo y seaproximó con reticencia. Naser no semovió ni un ápice, se quedó sentadofingiendo que leía el periódico,

Page 642: Una voz escondida - foruq.com

impasible, sin mirarnos. Parecía que darlas gracias y un beso fuera un deber delniño y que para el padre no tuvieraimportancia. Noté que la mano deShahab temblaba en la mía. Apretó loslabios. La sensación positiva que habíamanifestado al ver la bicicleta se esfumóal encontrarse con su padre, frío yaltivo. Me soltó la mano para salircorriendo. Naser ni siquiera se inclinó.Levanté a Shahab y le acerqué la cara ala mejilla de su padre, pero el niño lavolvió hacia un lado y se retorció. Conun movimiento brusco se escabulló ysalió corriendo precipitadamenteescaleras arriba.

—¡Ése es el agradecimiento de la

Page 643: Una voz escondida - foruq.com

joya de tu hijo! ¡Ya ves lo testarudo quees! —exclamó Naser con una mirada decondena. Y, con resentimiento, añadió—: Ha salido a ti: testarudo yrencoroso.

Page 644: Una voz escondida - foruq.com

45

La maestra de segundo se fijó enseguidaen mi caligrafía. La comentaba siemprey a veces me preguntaba, dudosa:

—Pero ¿esto lo has escrito tú?Yo asentía y, lleno de orgullo y sin

decir una palabra, me ponía a escribirdelante de sus ojos. La maestra seentusiasmaba y me animaba, y yo tratabade escribir cada vez mejor.

—Shahab Jun, dile a tu padre quevenga al colegio, quiero hablar con él

Page 645: Una voz escondida - foruq.com

—me dijo un día con dulzura.La miré resentido. ¿Para qué quería

ver a mi padre?—Es mejor que no.—¿Cómo que es mejor que no? Tiene

que venir. Quiero hablarle de ti, de loaplicado que eres.

—Vendrá mi madre.—Pero yo preferiría ver a tu padre.

Tengo que pedirle autorización para unacosa.

—Es mejor que no.La maestra, asombrada e intrigada a

partes iguales, me preguntó:—¿Por qué es mejor que no? ¿No te

hace ilusión que venga tu padre y sealegre al ver lo que haces?

Page 646: Una voz escondida - foruq.com

—No.—¿Y eso? Papá es muy bueno: te trae

al colegio todos los días.—No, no quiero.—Pero, hombre, es tu padre, ¿no?—No.—Eh... ¿Cómo que no? Y, entonces,

¿ese señor que me ha saludado hoy dequién es padre?

—De Arash.—¿De Arash? ¿Tu hermano, el que

está en secundaria?—Sí.No tenía ganas de dar más

explicaciones. Me metí en el bolsillo lasgalletas de la merienda y salí del aulamientras la maestra seguía mirándome

Page 647: Una voz escondida - foruq.com

atónita.

Como siempre, me puse a dar vueltaspor el patio del colegio, observando alos demás niños. Me habría gustadomucho jugar con ellos, pero había algodentro de mí que me lo impedía. Aún mesentía distinto. No podía quitarme de lacabeza que ellos eran listos, y yo, idiota.Estaba comiéndome las galletas cuandomi mirada se posó en la escalera queseparaba el patio del gran porche desdeel que normalmente nos vigilaban Aga-ye Attai y Janum-e Rasuli, su ayudante.La maestra de tercero, la que habíatenido el año anterior y Janum-e Rasuliestaban allí arriba y me señalaban. En la

Page 648: Una voz escondida - foruq.com

ventana del despacho había otrosprofesores que miraban hacia fuera. Enmi interior se removió una ligeraansiedad. Traté de esconderme entre losdemás niños.

Page 649: Una voz escondida - foruq.com

46

Hacía mucho que mi madre había vueltoal trabajo. Por las mañanas, subíamostodos al coche del padre de Arash.Primero íbamos a la guardería de Shadi.Luego mi madre bajaba al inicio de lacalle principal para tomar el autobúsque la llevaba a la oficina. Entoncesdejábamos a Arash y por último me ibayo. Aquel día mi madre no bajó, pero alprincipio no le di mucha importanciaporque pensé que tendría que ir a otro

Page 650: Una voz escondida - foruq.com

sitio. El padre de Arash estaba de malhumor, aunque eso no era ningunanovedad. Después de dejar a mihermano, por fin le dijo algo a mimadre:

—Bueno, a ver qué ha pasado paraque nos convoquen con tanta insistencia.Yo tengo mil cosas que hacer. Hoy metoca reunión.

—Tendrán que decirnos algo, ¿no?¿Por qué te resistes tanto? ¡No seacabará el mundo si llegas media horatarde!

—¿No podrías ir tú sola?—Te juro que han preguntado

expresamente por ti. He dicho queestabas ocupado y que iría sola, pero el

Page 651: Una voz escondida - foruq.com

director me ha contestado que teníamosque ir juntos o, si no, «sólo Aga-yeMojtari».

Entonces comprendí que ibanconmigo al colegio. Me preocupémucho.

Estábamos de pie en el despacho deldirector, como cuando un niño se meteen líos. Me pareció que mamá y el padrede Arash estaban tan asustados como yo.El timbre acababa de sonar y losalumnos iban entrando de formaordenada en clase. En el despacho seencontraban unos cuantos profesores.

—Siéntense, señores Mojtari, haganel favor —dijo el director con

Page 652: Una voz escondida - foruq.com

amabilidad.Los maestros se quedaron en silencio,

mirando a mis padres, que tomaronasiento el uno al lado del otro,incómodos, a la expectativa. Yo mequedé de pie al lado de mamá, pegado aella. La maestra de quinto saludó alpadre de Arash y le preguntó por mihermano. Al oír su nombre, se relajó.Con brillo en los ojos, contestó:

—Está bien, gracias a Dios... Y, comosiempre, es el primero de la clase.

—Llegará lejos, sin duda.Uno por uno, los profesores se fueron

a sus clases y el despacho se quedó casivacío. En el otro extremo, Janum-eRasuli trasteaba con unas fichas como si

Page 653: Una voz escondida - foruq.com

tuviera algo que hacer, pero estabacompletamente pendiente de nosotros. Eldirector, que parecía dispuesto a todopara romper el hielo, dijo con aireamable:

—Aga-ye Mojtari, he oído que hastahace dos años formaba usted parte de laasociación de padres. Por desgracia, yoaún no trabajaba en este colegio y notuve el honor de colaborar con usted,pero Aga-ye Attai y Janum-e Sedagati,la maestra de quinto, me han hablado delo mucho que hizo por el centro y de laatención que prestaba a la educación desu hijo Arash. Si ha sido siempre elprimero de la clase no es porcasualidad.

Page 654: Una voz escondida - foruq.com

Me pareció que veía al padre deArash más alto.

—Aga-ye Attai y las maestras sonmuy amables —contestó, orgullosísimo—. Gracias a Dios, Arash es muyinteligente. Me imagino que no tendránmuchos niños como él. Ahora, en lasecundaria, sigue siendo siempre elprimero. Todo el mundo cree quedebería ir a un colegio para jóvenessuperdotados. ¿A ustedes qué lesparece?

—A decir verdad, no soy muypartidario de ese tipo de colegios... peroes un asunto que podemos tratar en otraocasión. Hoy quería hablar de Shahab.

La cara del padre de Arash volvió a

Page 655: Una voz escondida - foruq.com

ensombrecerse.—¿En qué lío se ha metido ahora?—¿Por qué? ¿Se mete en muchos

líos? —preguntó el director. Entoncesasomé la cabeza por detrás de la silla y,al verme, dijo—: Shahab Jun, ha sonadoel timbre. Vete a clase.

Me quedé desilusionado ypreocupado, y salí de allí sin apartar lavista de ellos.

—Ojalá nos hubiéramos quedadoescondidos detrás de la silla, así no noshabría visto —se lamentó Asi.

Page 656: Una voz escondida - foruq.com

47

Cuando el director dijo que nos habíallamado para hablar de Shahab, me dioun vuelco el corazón.

—¿En qué lío se ha metido ahora? —preguntó Naser.

El director aprovechó la oportunidadpara preguntar:

—¿Por qué? ¿Se mete en muchoslíos?

—Me reúno a menudo con su maestra—intervine yo—. Siempre dice que el

Page 657: Una voz escondida - foruq.com

niño se porta bien y que no tiene ningúnmotivo de queja.

—Sí, Shahab se porta bien, pero esmuy esquivo: tiene dificultades paraestablecer relaciones con los demás.

—Lo sé. Ya era así de pequeño, peroúltimamente ha mejorado.

—Me sorprende. Con la situación quevive en casa, tiene buenos motivos parahablar poco y sentirse incómodo.

—¿Qué situación? —replicó Naser,enojado—. En casa no le falta de nada.Hemos dedicado la vida entera anuestros hijos. ¿Qué más tendríamos quehaber hecho? ¿Se hace a la idea de lasveces que lo hemos llevado al médicoporque no hablaba?

Page 658: Una voz escondida - foruq.com

—No me refería a aspectosmateriales, sino a relaciones humanas,afectivas.

—¿Quiere decir, tal vez, que no se loha tratado con humanidad? ¿O que no lehemos dado el cariño suficiente? Sumadre lo ha mimado tanto que en lafamilia nadie, no sólo yo, se atreve ya adecirle nada —rebatió Naser.

—No se lo tome a mal, señor Mojtari.¿Por qué se pone a la defensiva? Sientomucho respeto por usted y sumagnanimidad, pero debería haberprestado un poco más de atención a sussentimientos. No me cabe duda de queestán ustedes pendientes de él, pero dala impresión de que a veces la situación

Page 659: Una voz escondida - foruq.com

se les va de las manos y establecendiferencias entre Shahab y sus otros doshijos, ¿saben? Los niños son muysensibles y detectan cosas que nosotrosni nos imaginamos. Me veo en laobligación de recordárselo. Es mi deber.

Mi marido y yo miramos al directorcompletamente desconcertados.

—Perdone, creo que no lo hecomprendido —contestó Naser, molesto—. ¿Ha dicho que no trato igual a mistres hijos? ¿Es eso? ¿Lo he entendidobien?

—Lo siento en el alma, sé que aningún padre le gusta hablar de esto,pero somos gente de confianza. Tenemosque saberlo todo de los niños para

Page 660: Una voz escondida - foruq.com

poder ayudarlos a tiempo.—¿De qué estamos hablando?—De Shahab. Está convencido de que

no es hijo suyo.Naser se puso rojo como un tomate y

miró al director, boquiabierto. Yo meimaginé lo que había sucedido ypregunté:

—¿Eso lo ha dicho él?—Sí.Naser apretó los labios y,

dirigiéndose a mí, preguntó:—Pero ¿qué está diciendo?—Yo tampoco lo sé. Sólo puedo

hacer suposiciones. No creía que paraShahab el asunto fuera tan importantecomo para llegar a decírselo a alguien

Page 661: Una voz escondida - foruq.com

de fuera.—¿Qué asunto? Explícamelo.En realidad, no estaba segura. Me

volví hacia el director y le pedí:—Explíquese mejor, por favor.

¿Cómo han llegado a esa conclusión?—La verdad es que se lo dijo él

mismo a la maestra.A cada segundo que pasaba, Naser se

enfurecía más.—Pero ¡¿qué está diciendo, señor

director?! — gritó en un momento dado.—Señor director, éste es mi marido y

el padre de Arash, Shahab y mi hija,Shadi —intervine para hacerlo callar—.No hay nada raro ni anómalo. No estábien que pongan en duda nuestra

Page 662: Una voz escondida - foruq.com

honestidad por las palabras de un niño.¿Por qué no me lo han preguntado a mí?

—Nosotros no dimos mucho crédito alo que contó su hijo —mintió él,vacilante—, por eso les hemos pedidoque vinieran. El niño sostiene que elseñor Mojtari es el padre de Arash y noel suyo, y nos ha parecido que nuestrodeber era informarlos. Es importanteque sepan lo que piensa y lo que sienteShahab por su padre y su madre. Voy apedir que venga su maestra, para que selo explique mejor.

Janum-e Rasuli, sentada en el otroextremo del despacho, ya no fingía estaratareada, como al principio. Me parecióque su curiosidad morbosa

Page 663: Una voz escondida - foruq.com

desempeñaba un papel clave en aquellalastimosa invitación a que fuéramos alcolegio.

—¿El niño dice que no soy su padre?—preguntó Naser, que se subía por lasparedes.

—Sí, por desgracia...Se abrió la puerta y la maestra entró

en el despacho. Sin preámbulos y sincontestar siquiera a su saludo, le dije:

—Janum-e Kamali, le ruego que noscuente como es debido lo que le refirióShahab. A ser posible, explíquenoscómo pasó todo desde un principio.

Nerviosa y como si se sintieraculpable, empezó a hablar:

—Yo quería verlos para proponerles,

Page 664: Una voz escondida - foruq.com

si están de acuerdo, darle un premio aShahab. Comprenderán que el colegiono puede encargarse de eso. Por logeneral lo compran los padres ynosotros se lo damos a los niños.También quería su permiso paramatricularlo en un curso: Shahab tieneuna caligrafía extraordinariamentebonita y me gustaría animarlo a queacudiera a clases para perfeccionarla.Le sugerí que avisara a su padre paraque viniera, pero me dijo que era mejorque no. Insistí y me contestó que vendríasu madre. Me quedé un tantosorprendida, porque recordaba queusted había seguido con mucho interés elprogreso de Arash: venía al colegio con

Page 665: Una voz escondida - foruq.com

regularidad y mandaba al niño a clasesparticulares. Me imaginé que valoraríael hecho de que Shahab se apuntara a uncurso. Por eso le pedí que lo hicieravenir. Cuando le pregunté, en broma, sino tenía padre, me respondió que no,que no tenía. Entonces le pregunté quiénera aquel señor que lo traía al colegiotodas las mañanas y me dijo: «El padrede Arash.» Luego me confirmó que no setrataba de su padre.

Naser se retorcía en la silla con cadapalabra. Al final, explotó de rabia:

—¡Levántate, Janum, nos vamos! Noestoy dispuesto a tolerar todo esto.

Dio media vuelta y se marchó. Mecoloqué el bolso debajo del brazo y les

Page 666: Una voz escondida - foruq.com

dije al director y a la maestra:—Vendré a verlos en otro momento

para seguir hablando del tema. Con supermiso.

Y salí corriendo detrás de mi marido.

Naser estaba terriblemente alterado yhabía perdido los nervios. Subió alcoche a toda prisa.

—¿Tú lo sabías? —me preguntó—.¿Te lo había dicho?

—A mí no, pero a Bibi sí. Y, ahoraque lo pienso, nunca te ha llamado«papá».

—¿Se puede saber qué habéis hechopara que ese niño haya acabadohaciéndose esa idea de mí? ¿Eh?

Page 667: Una voz escondida - foruq.com

—¿Nosotras? ¿Qué hemos hechonosotras? Pregúntatelo tú. ¿Qué hashecho para que ese niño no sea capaz deaceptarte como padre?

—¿Que qué he hecho yo? ¡Qué es loque no he hecho! Fui un insensato alpermitir que me diera pena, al gastarmetanto dinero en él. Me estaba matandopara reunir el dinero y mandarlo alextranjero a curarse. ¡Y así me loagradece! Lo hace adrede. Quieretorturarme. Hasta ahora no hablaba, eramudo. Nosotros nos hemos dejado lapiel para que se pusiera bien, con tantostratamientos y tantos médicos, peroluego se ha visto que el señorito nohablaba con la sola intención de

Page 668: Una voz escondida - foruq.com

fastidiarnos. Y ahora que habla diceestupideces como: «Ése no es mipadre.» ¡Que se vaya al infierno, yonunca he querido un hijo así! «Mi padrees otro», seguro que prefiere a aquelseñor que se lo encontró por la calle.¿Te acuerdas de cómo se le tiró a losbrazos para mortificarme? Queríahacerme daño. Y yo seguía esperandoque un día me hablara y me llamara«papá»...

Se le quebró la voz y se dio la vueltapara que no lo viera llorar.

—No es más que un niño de ochoaños, Naser Jun.

—Sí, y mi mayor enemigo. Nadiepuede torturarme como él.

Page 669: Una voz escondida - foruq.com

—Intenta comprenderlo, tenerpaciencia con él. Trata de entender porqué piensa así. A lo mejor no ledemuestras suficiente cariño. ¿No creesque con él apenas has estado presente?

—Pero ¿qué dices? ¿Cuándo no heestado presente? Toda nuestra vida haestado condicionada por este niño.Arash y Shadi no tenían problemas, hasido él quien nos ha traído quebraderosde cabeza.

—No ha pasado nada grave. No esmás que un niño que ha dicho una cosa.

—¿Cómo quieres que no esté furioso?Hay gente que no tiene padre y mientepara inventarse uno. Nosotros estamosvivitos y coleando, trabajamos como

Page 670: Una voz escondida - foruq.com

burros por ellos, estamos pendientes deno herir su sensibilidad, nos quitamos elpan de la boca para dárselo a ellos ¿ycómo nos lo agradece? El crío va porahí diciendo que no tiene padre, que yono soy su padre. ¡No sabes cómo meconsume esta historia!

Y volvió a echarse a llorar.

Page 671: Una voz escondida - foruq.com

48

—¿Has visto lo disgustado que está tupadre? —me preguntó mamá aquellatarde mientras merendaba en la cocina.Me encogí de hombros—. ¿Y sabes porqué está así? —Aparté la cara—. Por loque has dicho. Lo has disgustado mucho.

La miré sorprendido.—¿Yo?—Sí, tú.Sabía que era por algo relacionado

con el colegio, pero me imaginé que se

Page 672: Una voz escondida - foruq.com

había enfadado porque había insultado aotro niño.

—Da igual. Total, siempre la tienetomada conmigo —contesté con aire desuficiencia—. Todos los niños dicenpalabrotas.

—No, hijo mío, no me refiero a laspalabrotas. Está dolido porque hasdicho en el colegio que no es tu padre.

—¡¿Y eso es todo...?! Bueno, es laverdad.

—Pero ¿cómo se te ocurre decir eso?¡Siempre se ha desvelado por ti! Te hacriado, se ha gastado dinero en ti, en elcolegio, en la ropa, en la comida y enlos médicos, en las medicinas y en milcosas más. Está sufriendo mucho por ti.

Page 673: Una voz escondida - foruq.com

¿Y tú qué haces? Vas diciendo por elcolegio que no es tu padre y lo humillas.

—Es que quería humillarlo.—¿Por qué eres su enemigo?—No, no depende de mí. Él es el

padre de Arash porque es buen chico,mientras que yo soy malo y tonto y nopuedo ser hijo suyo porque lohumillaría.

—Pero ¿qué dices? Tú no eres nadatonto, eres muy inteligente.

—No es verdad, yo soy sólo hijotuyo.

—¿Cómo dices eso, Shahab? Tú erestan hijo mío como suyo.

—Los niños buenos son de su papá, ylos malos, de su mamá.

Page 674: Una voz escondida - foruq.com

—¿De dónde sacas esos disparates?¿Quién te ha dicho que eres malo? Eresbuenísimo. A todo el mundo le gustaríatener un hijo como tú.

—¿Como yo?—Sí, como tú. Tu padre está muy

molesto porque vas diciendo que no ereshijo suyo.

—¡No mientas! El padre de Arashestá molesto porque lo he humillado.

—No, cariño, está contento de ser tupadre. ¿Quién va a ser tu padre, si no él?No es posible no tener padre. Todos losniños tienen uno.

—No, todos no. Bahram no tiene.—¿Quién es Bahram?—El que vive al principio de la calle.

Page 675: Una voz escondida - foruq.com

—Pero su papá falleció. Sí que teníauno.

—¿Qué quiere decir que falleció?—Que está muerto.—Bueno, pues el mío también está

muerto.—¡Dios mío, lo que hay que oír! Tu

padre, gracias al cielo, goza de buenasalud. Tienes que quererlo. Se desvivepor vosotros, trabaja mucho. Si noestuviera papá, ¿de dónde sacaríamos eldinero? ¿Cómo compraríamos comida yropa? Tendríamos que vivir en la calle ynos moriríamos de hambre. Hay que dargracias a Dios de todo corazón por tenera papá.

Escuché asombrado lo que decía.

Page 676: Una voz escondida - foruq.com

Para mí, no había ninguna relación entrequerer a un padre y morir de hambre.Pero ¿qué estaba diciendo? Nosquedamos en silencio un rato, y al finalexclamé:

—¡No te preocupes! Bahram no tienepadre, pero tiene casa y no se ha muertode hambre.

Page 677: Una voz escondida - foruq.com

49

Al cabo de unos días volví al colegiopara hablar con el director y la maestra.Parecía que los malentendidos habíanquedado a un lado y el director se habíaconvencido de que no tenía más que unmarido. Janum-e Kamali, la maestra, mepidió disculpas:

—No pretendía en absoluto que lascosas salieran así, pero en cuantocomenté que Arash Mojtari y Shahaberan medio hermanos, entre los

Page 678: Una voz escondida - foruq.com

profesores se desató tal curiosidad quetodos querían dar su opinión. Algunosaseguraban que usted se había casadodos veces, otros incluso decían que tres,pero el motivo por el que había vueltocon su primer marido era un misteriopara todos. Es curioso que ninguno denosotros pensara que el niño mentía.

—En fin, Janum, dejémoslo. Mimarido está muy afectado por todo esteasunto.

—Espero que puedan disculparnos.—No tiene importancia, hoy he

venido para saber exactamente por quéquerían hablar con nosotros.

—Como les dije, Shahab demuestraun talento fuera de lo común para la

Page 679: Una voz escondida - foruq.com

caligrafía y el dibujo. Hace veinte añosque doy clase de segundo de primaria yhasta ahora no había visto a un alumnoque escribiera tan bien. Mi marido escalígrafo y cuando le enseñé un trabajode Shahab me dijo que tenía un trazo«muy maduro». No se creía que fueraobra de un niño de ocho años. Me dijoque, si ustedes quieren, puede empezar adarle clases.

Durante la cena, feliz y orgullosa, lesconté a todos lo que me había dicho lamaestra aquel día.

—Bueno, yo también escribo bien —intervino Arash—. ¿Os acordáis de queescribía siempre el periódico escolar?

—Sí, y de hecho tu maestra de quinto

Page 680: Una voz escondida - foruq.com

aún se acuerda, pero Janum-e Kamali hadicho que, aunque ya ha visto a otrosalumnos que escribían bien, Shahab esun caso aparte. Al parecer tiene untalento extraordinario.

El niño siguió cenando, haciendo unesfuerzo por disimular el orgullo y laalegría que sentía. Miró de reojo a supadre, que estaba tranquilo y nomostraba ninguna reacción en particular.

—Bueno, Naser, ¿qué te parece?Janum-e Kamali me ha comentado que,si das tu permiso, podría tomar clasesparticulares con su marido dos vecespor semana. ¿Qué hacemos? ¿Loapuntamos o no?

—No sé. Como no soy su padre...

Page 681: Una voz escondida - foruq.com

Nos quedamos todos en silencio.Shahab clavó la mirada en el platodurante unos segundos, dejó la cuchara,se levantó de la mesa sin hacer ruido ysalió de la cocina.

Por la noche me senté a su lado, en lacama.

—Shahab, ¿qué forma de comportarsees ésa? Si quieres ir a clase decaligrafía, si te gusta, pídele a tu padreque te apunte.

Me dio la espalda y se hizo eldormido.

—Entonces es que no te interesa. Muybien, mañana le diré a la maestra que tupadre está de acuerdo pero que tú no

Page 682: Una voz escondida - foruq.com

quieres.Me levanté para irme. De debajo de

la colcha salió una vocecilla de súplica:—Apúntame tú.—¿Yo? ¿Y eso qué cambia?—Hazlo tú, no quiero que vaya él.—Pero es tu padre. Si no da el

permiso y pone el dinero, yo no puedoapuntarte. Todas las autorizaciones delos niños llevan la firma de sus padres.

—Si estuviera aquí Bibi, mematricularía ella.

Estuve a punto de contestarle que noquería que me considerara inferior aBibi, pero al mismo tiempo no queríasubestimar el papel de Naser.

—Muy bien, le pido la autorización a

Page 683: Una voz escondida - foruq.com

tu padre. Si está de acuerdo y pone eldinero para las clases, yo misma iré ainscribirte.

Page 684: Una voz escondida - foruq.com

50

Los años de la escuela primariatranscurrieron con normalidad. Era buenalumno, aunque no el primero de laclase. De hecho, no hacía nada paraserlo. Además, todos los años había uncompañero que, bajo la presión de suspadres, no tenía otra elección que ser elprimero, y para alcanzar ese objetivodebía luchar sin piedad consigo mismo ycon los demás. Yo no estaba tan lococomo para tirar por la borda mis

Page 685: Una voz escondida - foruq.com

mejores años por un motivo así. Porsuerte, nadie esperaba eso de mí. Esaresponsabilidad se la habíanencomendado desde un principio alpobre Arash, que hacía mil actividadesextraescolares y ni siquiera tenía tiempode rascarse la cabeza. Yo, en cambio,iba sólo a clase de caligrafía, y ese díaestaba contento desde primera hora de lamañana. El rato que estaba allí pasabavolando y me entusiasmaba. Me dabatiempo de leer, de pensar y también dejugar, y me asombraba al ver que elgenio de Arash no sabía muchas cosasque yo, en cambio, sí sabía. No conocíalos juegos y apenas entendía a suscompañeros, ya que para ser el primero

Page 686: Una voz escondida - foruq.com

de la clase tenía que estar con la cabezametida en los libros y siempre alerta,porque si no, existía el peligro de queotro se le adelantara. Y si eso sucedía,podía morirse de envidia, tenerpesadillas por la noche o inclusoponerse enfermo, como aquel año en elque perdió el primer puesto. Desde queno era tonto, la situación con mihermano también había mejorado unpoco, porque papá ya no tenía aquellaobsesión por poner a prueba sugenialidad. Sin embargo, luego fue élmismo quien insistió. Tenía un extrañoafán por ser el número uno. Parecía quesi no era el primero de la clase no era unhombre. Siempre tenía que demostrar su

Page 687: Una voz escondida - foruq.com

brillantez. Se pavoneaba como sisiempre supiera más que los demás,aunque en el fondo tenía miedo, porquesabía que no era así. A mí me dabamucha pena. ¡El pobre no tenía derechoa equivocarse! Y el día que empezó elbachillerato se topó con otra pesadilla,el konkur, el examen de acceso a launiversidad, que lo atacó como unabacteria y le provocó un violento dolorde estómago. Se llevaba la mano alvientre constantemente. Debía cuidar sualimentación y caminaba como losviejos. No tenía amistades de verdad, ysi su mejor amigo sacaba mejor nota queél en algo, de forma automática seconvertía en su enemigo. Pasaba mucho

Page 688: Una voz escondida - foruq.com

tiempo solo y eso lo llevaba aencerrarse aún más en los libros. Yosabía que en realidad los libros habíandejado de interesarle, pero era como sisin ellos le faltara algo importante,como un brazo o una pierna. Pasó aconvertirse en la principal preocupaciónde mamá; en una ocasión llegó a decirleal padre de Arash:

—Este chico está nervioso, le pasaalgo. Me da miedo que un día lo mandetodo a paseo.

—Cuando apruebe el konkur sepondrá mejor. No te preocupes.

—¿Y si no le va bien? ¿Qué pasará?—Pues claro que le irá bien. Lo

importante es que quede entre los cien

Page 689: Una voz escondida - foruq.com

primeros. Tienen que admitirlo en laFacultad de Medicina de Teherán.

—La verdad, Naser, es que a veces,al verlo tan solo, angustiado, enfrascadoen una vida sin entretenimientos, meentran ganas de que, aun con todos losriesgos que comportaría, un día serebele, reniegue de todo y entienda elverdadero sentido de la vida y de lajuventud. Créeme, ahora mismo es másfrágil y vulnerable que Shahab y queShadi.

Mi madre tenía razón. Cuando Arash noaprobó el konkur de Medicina, se vinoabajo. El agotamiento nervioso y unafuerte depresión lo mandaron al hospital

Page 690: Una voz escondida - foruq.com

y acabó odiando el estudio y los libros.Estuvo tres años en manos del médicoantes de empezar, poco a poco, a ser élotra vez. Sólo entonces se dio cuenta deque nunca le había gustado la medicina yde que su pasión era la literatura.

Yo estaba a salvo de esas desgracias.Y aún más afortunada que yo era Shadi,que parecía no tener ningunapreocupación en el mundo. Sabía quetodos la adoraban, hiciera lo quehiciese. Para ella no tenía ningunaimportancia ser la mejor, eso no lainquietaba, ni sentía la más mínimaenvidia de los demás. Como en casa nose esperaba de mi hermana más queternura y cariño, ella tampoco aspiraba

Page 691: Una voz escondida - foruq.com

a más. No se avergonzaba, como yo,delante de la gente. Reía y hablaba concualquiera y tenía muchos amiguitos. Erauna niña como el resto, y ademásafortunada, con una personalidad firme.Estaba tan segura de sí misma que creíaque nada podía cuestionar su perfección.

Mamá también estaba mejor después dehaber vuelto a trabajar. Era como si sesintiera más valiosa: ya no era débil niestaba abrumada como cuando yo eratonto. Aunque vivía más ocupada queantes y apenas podía dedicarse a lacasa, se quejaba menos y parecía mássatisfecha. No tenía tiempo de pensar enchismorreos ni en disputas familiares,

Page 692: Una voz escondida - foruq.com

que ya no la ponían nerviosa ni ladeprimían tanto. Había desaparecidoaquella susceptibilidad y aquel estarsiempre a la defensiva. Con la abuela ycon los demás tenía una relacióncordial, y olvidaba con facilidad suspalabras y sus sermones.

—Tienen la lengua muy larga, pero enel fondo son buenas personas —decía—. Lo que pasa es que no sabendemostrar su cariño.

La familia de Fataneh Janum y AmmuHusein estaba inmersa en sus propiosproblemas. Por miedo a que volviera aenamorarse de alguien y manchara devergüenza a la familia deshonrándolaotra vez, habían obligado a Fereshteh a

Page 693: Una voz escondida - foruq.com

casarse a los diecisiete años con unhombre que le sacaba treinta. Enapariencia, el marido era aceptabledesde todos los puntos de vista: tenía untítulo universitario y una posiciónacomodada, buena presencia, una casa,un coche y todo lo necesario. Recibióuna dote considerable, se celebró unaboda por todo lo alto, sin precedentes ennuestra familia, y, según dijo FatanehJanum, la felicidad y el futuro de su hijaestaban garantizados. Una vez casada, aFereshteh no le faltó de nada, aunquepor las noches todavía se dormíapensando en Ramin. Nadie volvió a oírsus sonoras y alegres carcajadas. Iba decompras como una posesa. Adquiría

Page 694: Una voz escondida - foruq.com

ropa y joyas para ella y cosas para lacasa, pero al poco tiempo, disponer detanto dinero y poder permitirse lo quequisiera dejó de satisfacerla, y empezó atomar antidepresivos.

A veces charlamos un poco, peroFereshteh es tan evasiva que nuncacomprendo nada de lo que dice. Creoque ella tampoco sabe exactamente quédiablos le ha pasado.

Josrow había repetido y habíaperdido dos cursos con respecto aArash. Su principal preocupación era laropa de marca, y siempre llevaba lasmejores deportivas. Le costaban milesde tomanes, pero él no se preguntaba enningún momento si el pobre Ammu Jan

Page 695: Una voz escondida - foruq.com

podía permitirse aquellos derroches.Fataneh Janum siempre lo defendía y,con mil subterfugios, conseguía eldinero para comprarle lo que quería. Sinembargo, Josrow no sólo no le estabaagradecido, sino que tampoco se sentíasatisfecho. Se cansaba de todoenseguida. Siempre estaba compitiendocon sus amigos, y para dejar mal a losdemás hacía cosas peligrosas. Tenía unvalor extraordinario. Estaba dispuesto aprobar cualquier cosa nueva. A pesar deque no tenía carnet, cogía el coche de supadre y se metía con sus amigos por lascalles llenas de tráfico de la ciudad.Con el teléfono móvil que FatanehJanum le había comprado pidiendo un

Page 696: Una voz escondida - foruq.com

préstamo, hablaba a todas horas con susamigos y sus amigas. Ammu Jan nopodía mirar la cresta engominada quellevaba sin enloquecer de rabia. Un díase desahogó con el padre de Arash:

—Cuando veo a esa especie de hijoque me ha tocado en suerte, es como sialguien me hiriera de muerte. Se pasa eldía pidiendo dinero y no quieras saberen qué líos se mete. Me preocupa muchosu futuro, pero creo que ya está perdido.No se puede hacer nada por él.

Aunque en apariencia era la personamás importante de la casa, en realidad elpadre de Arash se había convertido enuna sombra cuya presencia sólo

Page 697: Una voz escondida - foruq.com

percibíamos cuando estaba delante. Seconsideraba una máquina de ganardinero y nosotros tampoco esperábamosotra cosa de él. Siempre estaba cansado,pero se enfadaba menos que antes. Surelación con mi madre había mejorado yambos se comportaban como siestuvieran casi al mismo nivel. Cuandoyo aún iba a primaria, mamá trató dereavivar en mí el interés y el cariño porél hablándome de los sacrificios quehacía y de lo mucho que se esforzabapor nosotros, pero yo, terco de mí, meesforzaba por evitar todo contacto. Lerespondía de forma lacónica y evitaba,en la medida de lo posible, preguntarlenada. Hasta la paga me la daba mi

Page 698: Una voz escondida - foruq.com

madre. En mi opinión, todavía esperabaque yo me rindiera y estaba dispuesto ahacer cualquier cosa para no perder niun ápice de orgullo ni de prestigio. Yo,por mi parte, seguía ofendido. No habíaolvidado la amarga sensación derechazo de cuando era niño.

Page 699: Una voz escondida - foruq.com

51

Todos los años, Shahab conseguía elprimer premio en el concurso escolar yse llevaba un trofeo. Sus pinturas erancada vez más completas y máshermosas. Las palabras seguíanteniendo, para él, un valor mágico.Durante años, su incapacidad paraexpresarse lo había llevado a otorgartanto peso a las palabras que les habíaasignado colores, y así lo plasmaba ensus cuadros.

Page 700: Una voz escondida - foruq.com

—Este niño reproduce el espíritu delas palabras —decía con entusiasmo suprofesor de caligrafía—. Su trabajo yano es sólo caligráfico, sino que se haconvertido más bien en una especie depintura de denso significado. Creo que,si lo contemplara una persona noinstruida, conseguiría comprender elsentido.

A Shahab le gustaba mucho su profesorde caligrafía. Con él hablaba sinproblemas, tranquilamente. Le habríaencantado pasarse todo el día con esehombre, pero a Naser no le hacíaninguna gracia aquella relación. Dehecho, trataba de obstaculizarla

Page 701: Una voz escondida - foruq.com

continuamente con todo tipo de excusasy Shahab se ponía nervioso y acudíaentonces a mí para quejarse. Me dabamiedo que volviera a desencadenarseuna tormenta como las de antes entreellos, y yo intentaba justificar a supadre.

—¿Sabes, Shahab Jun? —le decía—.Tu padre está celoso, el pobre. Para él,todo hombre que se te acerque seconvierte en un rival. Tengo laimpresión de que la relación quemantienes con tu profesor lo hace sufrir.

—¿Qué dices? —replicó, mirándomeatónito, y se sumió en sus pensamientos.

Shahab iba a quinto cuando elprofesor se encargó de que sus obras se

Page 702: Una voz escondida - foruq.com

expusieran en una muestra de maestroscalígrafos. A modo de clausura, estabaprevista una fiesta en la que iba aentregarse un premio a los artistas. Meinvadió una emoción particular. Enviéinvitaciones a la familia y acudierontodos: el tío Husein, Fataneh Janum,Josrow, la tía Shahin, Fereshteh y sumarido. Cuando le tocó a Shahab, elprofesor subrayó la originalidad de susobras y concluyó diciendo que iban allevarlas a Hungría para participar enotra exposición. Shadi y yo estábamosexultantes. Y Naser, a pesar de quetrataba de mantener ciertacircunspección, no conseguía ocultar elorgullo que le brotaba por los poros.

Page 703: Una voz escondida - foruq.com

Invitaron a Shahab al escenario arecoger el galardón. Yo sabía el apuroque estaba pasando: subió con pasopesado y la cara completamentecolorada. El maestro se inclinó paradarle un beso y le entregó el premio.Después de un aplauso que parecía noacabar nunca, el profesor tomó otra vezla palabra:

—Aga-ye Shahab Mojtari, querido yjoven artista, ¿quieres decir algo? —Elpobre negó con la cabeza, y el profesorcontinuó—: Llegados a este punto,rogaría a su padre que subiera a hablarun instante de este precoz talento.

Mi marido se retorció en la silla.—Te ha llamado, Naser. ¡Levanta!

Page 704: Una voz escondida - foruq.com

Naser miró a su alrededor y selevantó para dirigirse al escenario. Medio la impresión de que le temblaban laspiernas.

Page 705: Una voz escondida - foruq.com

52

—Aga-ye Mojtari, reciba lasfelicitaciones de todo el profesoradopor su hijo Shahab —dijo el maestrocon solemnidad—. Hemos preparadotambién un reconocimiento para usted,por ser un padre atento que supodescubrir y cultivar el talentoextraordinario de este niño. Amablepúblico, ése es un aspecto muyimportante. ¿Cuántos talentos se handesaprovechado, asfixiado cuando

Page 706: Una voz escondida - foruq.com

apenas despuntaban, debido a la falta deinterés por parte de sus progenitores?Espero que otros padres y madres siganel ejemplo del señor Mojtari y guíen asus hijos con atención sincera yprofunda.

Mis labios se curvaronautomáticamente en una sonrisasarcástica. Bajé la cabeza. El padre deArash se acercó al micrófono con pasopesado. La voz que salió por el altavozera más grave de lo habitual, casiirreconocible, y el sonido entrecortadoque se percibía no tenía nada que vercon la instalación técnica. Intrigado,levanté la mirada hacia él. El padre deArash estaba pálido y le temblaban los

Page 707: Una voz escondida - foruq.com

labios. Después de una vacilacióninicial, se soltó.

—Tener un hijo como Shahab es elsueño de todo padre —afirmó—. Haalcanzado esta meta él solo, sin que yohiciera nada. Su valor es con grandiferencia superior al que yo he sabidodarle. Espero que pueda perdonarme. —Lo miré boquiabierto—. Lo único quepuedo decir es esto: Shahab Jun, tequiero más que a nada en el mundo yestoy orgulloso de ti.

Cuando se acercó a mí con los brazosabiertos, tenía los ojos tan llenos delágrimas que no llegué a verlo bien. Meacerqué y me dio un abrazo muy fuerte yme besó en la cabeza. Los fotógrafos nos

Page 708: Una voz escondida - foruq.com

inmortalizaron en una imagen que mimadre hizo ampliar enseguida tanexageradamente que con el marcoocupaba media pared de la sala de estar.Para ella era como si la foto reflejara elarmisticio de una guerra agotadora.Parecía que quisiera sustituir las tristesexperiencias de mi infancia con esaimagen. Poco a poco, aquella foto seconvirtió en el símbolo de mi pasado,detrás del cual fueron a esconderse misrecuerdos.

En los días posteriores, se fundió enparte el hielo de nuestrodistanciamiento. Los dos intentamosmirarnos con más cariño, a pesar de

Page 709: Una voz escondida - foruq.com

nuestra torpeza y de nuestra incapacidadpara expresar los sentimientos. Era tardepara aprender el arte de amar, y hacíafalta mucho tiempo para recuperar lasocasiones perdidas. Y yo me preguntabasi de verdad eran recuperables.

Para poder querer a mi padre talcomo exigía su papel, tendría que haberolvidado muchas cosas. Por eso empecéa borrar recuerdos de la infancia. En elfondo, aún no me fiaba de él, pero ya nosabía por qué. Me entró una especie desentimiento de culpa del que noconseguía librarme de ninguna forma.Era un mal hijo, un desagradecido queno quería a su padre como debía.

Page 710: Una voz escondida - foruq.com

Los años pasaron deprisa y, una vezterminado con éxito el bachillerato,entré en la universidad. Ahora ya estoyen segundo de Bellas Artes, pero sigosin tener mucha confianza en mí mismo yme cuesta entablar relaciones con losdemás. Cuando me decido a hablar enpúblico, a expresar mi opinión, elcorazón me late tan fuerte que o cambiode idea al instante o me tiembla tanto lavoz que nadie logra entender lo quequiero decir. En el fondo, aún meconsidero tonto. Nunca estoy seguro demí mismo ni de lo que hago, y esainseguridad se refleja en mis obras. Mimadre sigue preocupándose mucho pormí y hace de todo para que pase más

Page 711: Una voz escondida - foruq.com

tiempo con gente de mi edad. Hoy, pormi vigésimo cumpleaños, ha montadouna fiesta a lo grande.

Estaba muy tenso. Me he puesto depie y he sacudido la raya del pantalón.Luego he echado un vistazo a la casa delvecino de atrás. Su patio arboladoestaba aún más bonito desde lo alto.Entre las ramas todavía podíandistinguirse los restos del nido. Healargado la mano, pero justo en esemomento una voz me ha sobresaltado. Elterror se ha apoderado de mí y unintenso dolor me ha bajado por laspiernas desde los riñones. Me he dadola vuelta, y me he encontrado a Shadi,guapa y sonriente.

Page 712: Una voz escondida - foruq.com

—¡Ah, así que el señorito está aquí!—ha exclamado con rabia fingida—.¿Sabes el rato que hace que tebuscamos? ¿Qué te pasa? Mamá hacedos horas que se ha encerrado en sucuarto y tú, como un niño, te hasescabullido hasta aquí arriba. Todos losinvitados te esperan. ¿Qué hacías?

—Pasaba revista a estos veinte años.—¡Vaya, mamá ha dicho lo mismo!El salón estaba lleno de gente. Me he

mezclado enseguida entre los chicos.Kurosh, un compañero muydicharachero, ha señalado la enormefoto enmarcada de la pared.

—Mirad esta foto, chicos —ha dicho—. Mirad cómo era Shahab. Qué bonita,

Page 713: Una voz escondida - foruq.com

¿de cuándo es?—Iba a quinto de primaria.—¿Y ese señor que te abraza con

tanto ímpetu quién es?Entonces he mirado la foto y, en voz

baja, he contestado:—¿Quién, ése? Es el padre de Arash.

Invierno de 1381 (2002-2003)

Page 714: Una voz escondida - foruq.com

Una voz escondidaParinoush Saniee

ISBN edición en papel: 978-84-9838-738-4ISBN libro electrónico: 978-84-15631-47-7Primera edición en libro electrónico (epub): junio 2016

Reservados todos los derechos sobre la/s obra/sprotegida/s. Quedan rigurosamente prohibidos, sin laautorización de derechos otorgada por los titulares deforma previa, expresa y por escrito y/o a través de losmétodos de control de acceso a la/s obra/s, los actosde reproducción total o parcial de la/s obra/s encualquier medio o soporte, su distribución,comunicación pública y/o transformación, bajo lassanciones civiles y/o penales establecidas en lalegislación aplicable y las indemnizaciones por daños yperjuicios que correspondan. Asimismo, quedarigurosamente prohibido convertir la aplicación a

Page 715: Una voz escondida - foruq.com

cualquier formato diferente al actual, descompilar, usaringeniería inversa, desmontar o modificarla encualquier forma así como alterar, suprimir o neutralizarcualquier dispositivo técnico utilizado para protegerdicha aplicación.

Título original: Pedar-e aan digariTraducción del italiano: Carlos Mayor

Ilustración de la cubierta: Mohamad Itani /ArcangelImages

Copyright © Parinoush Saniee, 2004Copyright de la edición en castellano © EdicionesSalamandra, 2016

Publicaciones y Ediciones Salamandra, S.A.Almogàvers, 56, 7º 2ª - 08018 Barcelona - Tel. 93 21511 99www.salamandra.info