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Unidad 2 ethos, etica y moral 2.4.1 EI ethos, caracter 0 personalidad moral Bibliografia: Aranguren (1981 ). Etica . Paginas (29 2-297 ). Espana: Alianza. Capitulo 23 EL «ETHOS », CARACTER o PERSONALIDAD MORAL Si n embargo, 1a vida en cuanta tal, por ser ia que sea, no cs la deClsi · va instancia erica. Ya 10 hcmos vi s (Q a prop6 si to de b conversion : In vid.1 pasa y hasta podemos hace rl a cambiar de scnt ido. Pero 10 verdadcramen- te i mp ortance no es to que pasa, sino 10 que queda; no 13 vida, sino Jo que con ella hemos heeha. «Puede decir se -ha escriro Gaos 1_ que el if viviendo 0 existiendo consiste en ie hacienda cosas no solo sino inrnateriales, y al if las unas y l as otras, if haciendose cad a eual a SI misrno; y 10 que cada cual va haciendose es 10 que va siend o; o que cada eual va confeccionando con su individ ua l cxistencia su eseneia individual h as ta perfeccionarla en la mucrte.»/E I objeto formal de la ctien cs, en ultima instanc ia , no fa vida, sino el can k tet adquirido en ell a. A I::t vida ven imos con una «naturaleza }), con un «habet» dado. A 10 largo de la vida eonquistamos un canictet, un «haben> pOl' apropiacion, y este e::. el que impor ta etieamente. La que se ha llegado a ser can 10 que se era par natura le za, 10 que en ella y sabre ella hemos impreso: el «cank rer }) . EI C<Haeter, cticamente eonsiderado, es 1a personalidad moral; 10 que al hombre Ie va quedando «de suyo» a medida que la vida pasa : habitos, eostumbres, virtudes, vicios, modo de ser; en suma, ethos. La tarea moral consisrc en lI egar a sec 10 que se puede ser con 10 que se cs. Porque, como dice Zubiri, somas, a la vez agentes, autores y acto res de nuestros actos. Agentes. en cuanto que emergen de nuestra nat uralezaj autores, en cuanto que son Iibres, dependen, no de aque ll a, sino de nuestra volidon; aetores, en cuanto que definimos nue st ra propia fi gura aun cn aque ll o - natu ra leza- de que no somos duenos, y transformamos en «destina- do m> 10 que, dejado a sf mi smo, serra «destino». La permnalidad no des- eansa sab re sf misma, sino que tiene que ser mont ada sobre Ia naturaleza psicobiologica, precisamente determinarla y refaccio na rla. EI ethos J caraetcr a personalidad moral, va siendo definido a tra ves de cada uno de 1 05 act os humnnos. La ape l ad on n «la vida en su totali- dad» suele no vel' con claridad esto. Con cada nueva posibilidad que nos apropiamos, con cada actllalizacion de un vicio 0 una virtlld, describimos, corregimos a subrayamos los rasgos de nuestro ca nkter . En cad a acto hay dos dimensiones.: 10 que tiene en 51 de acto concreto y aislable y Ia figura 292

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  • Unidad 2 ethos, etica y moral 2.4.1 EI ethos , caracter 0 personalidad moral

    Bibliografia : A ranguren (1981 ). Etica. Paginas (292-297). Espana: Alianza.

    Capitulo 23

    EL «ETHOS», CARACTER o PERSONALIDAD MORAL

    Sin embargo, 1a vida en cuanta tal, por seria que sea, no cs la deClsi · va instancia erica. Ya 10 hcmos vis (Q a prop6si to de b conversion : In vid.1 pasa y hasta podemos hacerla cambiar de scnt ido. Pero 10 verdadcramen-te importance no es to que pasa, sino 10 que queda; no 13 vida, sino Jo que con ella hemos heeha. «Puede decirse -ha escriro Gaos 1_ que el if viviendo 0 existiendo consiste en ie hacienda cosas no solo ma~eriales, sino inrnateriales, y al if ~aciendo las unas y las otras, if haciendose cad a eual a SI misrno; y 10 que cada cual va haciendose es 10 que va siendo; o que cada eual va confeccionando con su individ ual cxistencia su eseneia individual has ta perfeccionarla en la mucrte.»/EI objeto formal de la ctien cs, en ultima instancia , no fa vida, sino el cank tet adquirido en ella. A I::t vida venimos con una «naturaleza}), con un «habet » dado. A 10 largo de la vida eonquistamos un canictet, un «haben> pOl' apropiacion, y este e::. el que impor ta etieamente. La que se ha llegado a ser can 10 que se era par na turaleza, 10 que en ella y sabre ella hemos impreso : el «cankrer}) .

    EI C 10 que, dejado a sf mismo, serra «destino» . La permnalidad no des-eansa sabre sf misma, sino que tiene que ser mont ada sobre Ia naturaleza psicobiologica, precisamente p~lfa determinarla y refaccionarla.

    EI ethosJ caraetcr a personalidad moral, va siendo definido a traves de cada uno de 105 actos humnnos. La ape lad on n «la vida en su totali-dad» suele no vel' con claridad esto. Con cada nueva posibilidad que nos apropiamos, con cada actllalizacion de un vicio 0 una virtlld, describimos, corregimos a subrayamos los rasgos de nues tro cankter . En cad a acto hay dos dimensiones.: 10 que tiene en 51 de acto concreto y ais lable y Ia figura

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    de fe1icidad que con el se define 0 se contribuye a definir. Evidentemente, esta figura apropiada excede enormemente del acto concreto. Y, sin embar-go, el hombre ve con mas relieve el acto y se siente mas rsponsable de el que de aquella figura que se va modifieando paulatinamente a traves de los sucesivos actos, 0 que cambia bruseamente en un «instante», que es, «de una vez}), siempre. En el primer caso el pasado se conserva y reafir-rna bajo forma habitudinal. El segundo es el caso de la convers i6n. del que ya hemos hablado.

    Hemos clicha que el caracter consiste en todo aquella -bueno 0 malo--que hemos retenido y nos hemos apropiado. De que real mente forma una figura ya nos cercioramos al estudiarlo como objcto material de la etica. Ahora podemos agrcgar que esta conexi6n se advierte mas claramente q':lc entre los habitos tornados in genere, en su especificacion moral: las VIr-tudes y los vic ios son «cohcrentes}). EI padre Ramirez ha rechazado esta afirmaci6n mia, por 10 que se rcfiere a los vicios, y Ie Dpone esta tra: «No son conexos 0 caheren tes, disgregan la n3turaleza y can frec llcncla se oponen y neutralizan mutuamente entre Sl, como un clava que sac" o~ro clavo}) 2 . Creo que en e::::ta afirmaci6n, mas fiel a la letra ~:Ie , «indcrcrm inada». Como dedamos antes. por ser la bondad objetiva, real y no pendiente simplemente de nuestra recta intcnci6n, nunca acabamos de saber. en esta vida, cual ha sido, a punto Hjo, nuestro logro y nuestro malogro.

    Perc este logro y malogro de que sam os responsables no es unicamen-te el nuestro, quiero decir de cad a uno de nosqtros. La responsabiJidacl es siempre solidaria, de tal modo que, en mayor 0 men or grado, segun los ca-50S, soy eticamente carresponsable de la perfecci6n y la imperfecCion de los demas. La eual no quiere decir que sea un quehacer etico mlo -como much as gentes piensan- el consegui r que el pr6jimo real ice velis nolis 10 que yo me imagino que es su perfccei6n. Es ante todo mediante el res-peto a su persona lid ad moral y despues -aunqu::: cronologicamente, si cabe la expresi6n, antes- proporcionandole los medios a mi aicance, para que, salvandole de la alienaci6n, realice esa personalidad, como yo puedo y debo ayudarle.

    Es pensando en nuestras imperfecciones mas que en iluestms perfec-ciones, y en la rea lizacion de nuestra tarea y 1a colahoraci6n en la de los demas, como nos encaminamos a nuestra realizaci6n. EI ethos es el objeto ul timo de la erica, perc no puede ser el abjeto !nmediato de nuestro pro-posito, porque cI ethos solo puede configurarse a traves de los aetas y los habitos. Por eso la via mas directa para «lograrse) es ]a entrega, la acci6n social. la renunciacion, el sacrificio, el «clarse». EI ethos no pucde perse-guirsc como el carredor Ia meta. EI mundo no es, como dijo Bernard Shaw. una especie de gimnasio moral para hacer mejor nuestro Gmkter. El perfeecionismo, cl fariselsmo y el estet icismo que quisiera haeer de nosotros mismos una obra de arte perfecta, una bella estatU. Pero si nosot ros nos «damos}), tambien la perfecci6n nos sera «dada }> .

    EI ethos, caracter a responsabilidad moral, es sicmpre, por supuesto, estrictamente personal. Entonces, ~que sentido tiene esta expresi6n cuan-do la usan Scheler y otros filosofos referida a todo un pueblo 0 cul tura, a todo un estamento 0 clase social, y que reIacion puede deseubrirse entre tal concepcion y Ia nllcst ra?

    Ethos, en cI sentido de Scheler, es el «sistema de preferencias» de un grllpo social. La perfecci6n personal de quienes constituycn ese grupo se realiza conforme a ese s istema de preferencias vigentes. pero no consiste en cl, no se agora en el. Es como el cauee por eI que ha de discurrir nues-tro quehacer moral, pero no es nuest ro quehacer moral, rigurosamente concreto, personal. incanjeable. tinico. EI ethos de Scheler esta , pues, mas cerca de 10 que hemos Hamado «idea de In perfecci6n» que de la perfec-

  • EI objelo , es decir, a justifi-car (por mas que esta «justificaci6n» nos parezca eticamente di scu tible) modos de convivcncia adopt ados antes simplemen te por tradici6n. Y la so-ciologfa «rcpitc» en e l plano del conocimiento esta direcci6n de la realidad. Pero con ella es evidente que crece, tanto en la realidad wcial como en ]a ciencia de 180 realidacl social, la carga de ct icidad, y pOl' ot1'a parte, atende-mos el din» de In sociedad . EI hombre sc asocia no simplcmente por «na-turalel.a), sino, segun deda Arist6teles, para «vivir bicm) (el «par natu-raleza» y el «vivir bien» son inseparables, son indisociables); esto es, can un fin moral. Y justamente porque el hombre es, por neces idad , moral (moral como estruc tura , 1JIoralitas ill gel1ere), en el sent ido de que tiene que «hacer) su vida y 110 Ie es biol6gicamente «dada) como al animal, es por 10 que es social. La sociologia se jtl11da, pues, en la etica (como la realidad social en la realidad moral) y revierle a ella. La comunidad es comunicaci6n de bienes reales y, 10 que es mas importtlnte, comunicaci6n de posibilidades. P lies ya vimos a Sll tiempo que la moral, en su dimen-si6n estructura l, es pura y simplemente apropiac i6n de posibilidades. Aho-ra bien: las posibi lidades Sllpremas -la plenitud moral, la felicidad-solo pueden conseguirse -normal rnente- viviendo en socieclacl. Una 50-ciologfa completa tiene que desembocar en elica social. Y si se cierra a 51 misma esta puena, es unilateral e insu fici cnte. Paralelamente , se da una unilate ralidad e insuficiencia en 1a etica social c1asica . La etica social se ha orienttldo casi exclusivamente por modo juridico-politico.

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    Era, por una parte, derecho natural; por otra, ciencia politica. La afir-madon moclerna de 1a sociedad frente al Es!ado es cI acolHccimiento qu~ ha ~~cho surgir la sociologia. Los terminos «socieclad» y ~(Es tado» no se Jdentlitcan ya como en el pasaclo; la ciencia social no puede ocuparse soI.ament~ de la ~ociedad civil (y la sociedad domestica). Es ta primera un.llateralidad ha sldo, por tanto, vencida. Pem la erica social,

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    pafia, de 10 que han tratado en buena parte de su obra los pensadQres es· panoles preocupados por Espana, y entre elIos, por citar algunos nombres, Unamuno, Ortega, D 'Ors, Americo Castro, Sanchez-Albornoz y Pedro Larn?

    Tambien podrfamos «repetir» aquf, refiriendonos ahora al ethos social (socialidad, solidaridad), cuanto hemos dicho sobre el ethos personal. EI hombre en su vida, el espano! en su historia, se han apropiado, se siguen apropiando, un determinado ethos social, un modo bueno y malo, virtuoso , y vicioso, de convivir.4Y este ethos social ha de ser tambien el objeto for- I mal ultimo de la etica social.