Unidad1 Hayakawa

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Hayakawa, S. I. Cómo sabemos lo que sabemos en El Lengua je en el Pensamiento y en la Acción . Nueva York: Hartcourt, 1963, pp. 176-181. Palmira, La Vaca El universo está en un perpetuo estado de flujo. Las estrellas crecen, se enfrían y luego explotan. La tierra misma no es inmóvil; las montañas se desgastan, los ríos alteran sus cursos, los valles se hacen más profundos. Toda forma de vida es también un proceso de cambio, a través del nacimiento, crecimiento, decadencia y muerte. Aún aquello que solíamos llamar inerte, sillas, mesas, piedras; no es inerte, como sabemos ahora, debido a que -a nivel microscópico- esto es un “ remolino” de electrones. Si una mesa se ve hoy muy parecida a como la vimos ayer o hace cien años, no es porque no ha cambiado, sino porque los cambios han sido demasiado pequeños para nuestras limitadas percepciones. Para la ciencia moderna no hay materia sólida. Si para nosotros esta se ve sólida es sólo porque su movimiento es demasiado rápido o lento como para ser percibido. Es “ sólido” en el mismo sentido en que una cartulina de varios colores, girando sobre su propio eje a gran velocidad, se ve blanca; o en cuanto un tornillo rote a tal velocidad que dé la impresión de estar inmóvil. Nuestros sentidos son extremadamente limitados, a tal punto que constantemente necesitamos usar instrumentos tales como microscopios, telescopios, sismógrafos, estetoscopios, etc., para detectar y registrar hechos que nuestros sentidos sean incapaces de registrar en forma directa. La forma en que solemos ver y sentir las cosas es el resultado de las peculiaridades de nuestros sistemas nerviosos. Hay cosas que no podemos ver, y aun los niños hoy en día saben que los silbatos de alta frecuencia para perros emiten sonidos que nosotros no podemos oír. Es absurdo, por lo tanto, imaginar que percibimos las cosas de la manera que son. Pese a las limitaciones de nuestros sentidos, la ayuda brindada por los instrumentos puede superar dicha ineficacia. El descubrimiento de los micro organismos con el uso del microscopio, nos ha dado una medida de control sobre la bacteria; no podemos ver, oír o sentir ondas electromagnéticas, pero sí podemos crearlas y transformarlas para algún propósito útil. La mayoría de nuestra conquista del mundo exterior, en ingeniería, química y medicina, se debe al uso de instrumentos de alta precisión para incrementar la capacidad de nuestro sistema nervioso. En la vida moderna actual, nuestros sentidos -sin ayuda de ni ningún instrumento- no son en ningún caso suficientes para conocer el mundo. No podemos siquiera obedecer las leyes de la velocidad en el tránsito, o computar nuestras cuentas de luz y gas sin alguna ayuda de tipo mecánico a nuestra percepción. Volviendo al punto de las relaciones entre las palabras y lo que representan, digamos que ante nosotros está Palmira, una vaca. Es un organismo vivo en constante cambio, que ingiere periódicamente comida y aire, transformándolos y deshaciéndose de estos. Su sangre circula, sus nervios envían mensajes. Vista en forma microscópica es una masa de corpúsculos, células y organismos bacteriales. A la luz de la física moderna, es una danza perpetua de electrones. Lo que ella es en su totalidad no lo podemos saber; aun si pudiéramos decir, en cualquier momento, lo que ella fue, al momento siguiente Palmira habría cambiado lo suficiente para que nuestra visión no fuera exacta. Es imposible decir completamente lo que Palmira, o cualquier otro organismo realmente es. Palmira no es un "objeto" estático, sino un proceso dinámico. La Palmira de nuestra experiencia, sin embargo, es algo más todavía. Nosotros experimentamos una pequeña porción de Palmira en su totalidad. Las luces y sombras de su exterior, sus movimientos, su configuración general, los sonidos que emite y las sensaciones que presenta a nuestro sentido del tacto. Y debido a nuestra experiencia previa observamos semejanzas con ciertos otros animales, a los cuales, en el pasado, les hemos aplicado la palabra "vaca".

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Hayakawa, S. I. Cómo sabemos lo que sabemos en El Lengua je en el Pensamiento y en la Acción. Nueva York: Hartcourt, 1963, pp. 176-181.

Palmira, La Vaca

El universo está en un perpetuo estado de flujo. Las estrellas crecen, se enfrían y luego explotan. La tierra misma no es inmóvil; las montañas se desgastan, los ríos alteran sus cursos, los valles se hacen más profundos. Toda forma de vida es también un proceso de cambio, a través del nacimiento, crecimiento, decadencia y muerte. Aún aquello que solíamos llamar inerte, sillas, mesas, piedras; no es inerte, como sabemos ahora, debido a que -a nivel microscópico- esto es un “remolino” de electrones. Si una mesa se ve hoy muy parecida a como la vimos ayer o hace cien años, no es porque no ha cambiado, sino porque los cambios han sido demasiado pequeños para nuestras limitadas percepciones. Para la ciencia moderna no hay materia sólida. Si para nosotros esta se ve sólida es sólo porque su movimiento es demasiado rápido o lento como para ser percibido. Es “sólido” en el mismo sentido en que una cartulina de varios colores, girando sobre su propio eje a gran velocidad, se ve blanca; o en cuanto un tornillo rote a tal velocidad que dé la impresión de estar inmóvil. Nuestros sentidos son extremadamente limitados, a tal punto que constantemente necesitamos usar instrumentos tales como microscopios, telescopios, sismógrafos, estetoscopios, etc., para detectar y registrar hechos que nuestros sentidos sean incapaces de registrar en forma directa. La forma en que solemos ver y sentir las cosas es el resultado de las peculiaridades de nuestros sistemas nerviosos. Hay cosas que no podemos ver, y aun los niños hoy en día saben que los silbatos de alta frecuencia para perros emiten sonidos que nosotros no podemos oír. Es absurdo, por lo tanto, imaginar que percibimos las cosas de la manera que son.

Pese a las limitaciones de nuestros sentidos, la ayuda brindada por los instrumentos puede superar dicha ineficacia. El descubrimiento de los micro organismos con el uso del microscopio, nos ha dado una medida de control sobre la bacteria; no podemos ver, oír o sentir ondas electromagnéticas, pero sí podemos crearlas y transformarlas para algún propósito útil. La mayoría de nuestra conquista del mundo exterior, en ingeniería, química y medicina, se debe al uso de instrumentos de alta precisión para incrementar la capacidad de nuestro sistema nervioso. En la vida moderna actual, nuestros sentidos -sin ayuda de ni ningún instrumento- no son en ningún caso suficientes para conocer el mundo. No podemos siquiera obedecer las leyes de la velocidad en el tránsito, o computar nuestras cuentas de luz y gas sin alguna ayuda de tipo mecánico a nuestra percepción.

Volviendo al punto de las relaciones entre las palabras y lo que representan, digamos que ante nosotros está Palmira, una vaca. Es un organismo vivo en constante cambio, que ingiere periódicamente comida y aire, transformándolos y deshaciéndose de estos. Su sangre circula, sus nervios envían mensajes. Vista en forma microscópica es una masa de corpúsculos, células y organismos bacteriales. A la luz de la física moderna, es una danza perpetua de electrones. Lo que ella es en su totalidad no lo podemos saber; aun si pudiéramos decir, en cualquier momento, lo que ella fue, al momento siguiente Palmira habría cambiado lo suficiente para que nuestra visión no fuera exacta. Es imposible decir completamente lo que Palmira, o cualquier otro organismo realmente es. Palmira no es un "objeto" estático, sino un proceso dinámico.

La Palmira de nuestra experiencia, sin embargo, es algo más todavía. Nosotros experimentamos una pequeña porción de Palmira en su totalidad. Las luces y sombras de su exterior, sus movimientos, su configuración general, los sonidos que emite y las sensaciones que presenta a nuestro sentido del tacto. Y debido a nuestra experiencia previa observamos semejanzas con ciertos otros animales, a los cuales, en el pasado, les hemos aplicado la palabra "vaca".

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El proceso de Abstracción.El "objeto" de nuestra experiencia no es, entonces, la cosa en sí, sino una

interacción entre nuestros sistemas nerviosos (con todas sus imperfecciones) y algo fuera de ellos; Palmira es única - no hay nada en el universo exactamente igual a ella en todos los aspectos-. Empero, nosotros automáticamente abstraemos o seleccionamos del proceso-Palmira aquellas características de ella con las cuales se parece a otros animales de similar forma, funciones, hábitos, clasificándola como vaca.

Cuando decimos que Palmira es una vaca, estamos sólo haciendo notar las similitudes del proceso-Palmira a otras vacas, e ignorando diferencias. Aún más, nos estamos saltando un gran eslabón del proceso-Palmira, proceso que es dinámico, un "remolino" de eventos electroquímico-neurológicos, a una idea, concepto, palabra vaca relativamente estática. Al respecto, véase el diagrama "La Escalera de la Abstracción":

8. riqueza Nivel alto de abstracción, omitiendo casi todos sus rasgos.

7. bien Al caracterizarla como bien, más rasgos son ignorados.

6. bien de granja Al incluirla en esta categoría, se hace referencia sólo a lo que tiene en común con otros bienes de la granja.

5. ganado Aquí se incluyen solamente las características que tienen en común con los otros animales (chanchos, gallinas, etc.)

4. vaca Se incluyen los rasgos comunes a todas las vacas, dejando fuera las diferencias particulares.

3. Palmira Es el nombre dado al objeto percibido en el nivel 2. El nombre no es el objeto. Solo lo representa en su totalidad.

2. La vaca que percibimos no es la palabra, sino el objeto de experiencia que nuestro sistema nervioso abstrae. Muchos rasgos quedan fuera.

1. La vaca, en última instancia, consta de átomos, electrones, etc., las características (representadas por círculos) son infinitas y siempre en estado de cambio a este nivel. Este es el nivel de proceso.

Como lo ilustra el diagrama, el "objeto" que vemos es una abstracción del nivel más bajo, pero es todavía una abstracción, ya que deja de lado características del proceso que es la Palmira real, concreta. La palabra Palmira (vaca) es el nivel verbal más bajo de abstracción, dejando a un lado características más profundas – las diferencias entre la Palmira de ayer y la de hoy; entre la de hoy y la de mañana - y seleccionando solamente las similitudes. La palabra vaca selecciona solamente las semejanzas entre Palmira (vaca 1), Daisy (vaca 2), Rosie (vaca 3), etc., y por lo tanto, deja de lado aún más acerca de Palmira. La palabra ganado selecciona o abstrae solamente las características que Palmira tiene en común con los chanchos, los pollos, los chivos, las ovejas.

El término bienes de granja abstrae solamente las características que Palmira tiene

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en común con graneros, cercas, granjas, tractores, etc., y está, por lo tanto, a un nivel de abstracción muy alto.

Nuestra preocupación referente a un proceso de abstracción puede parecer extraña, ya que el estudio del lenguaje está a menudo restringido a problemas de pronunciación, ortografía, vocabulario, gramática, estructura de oraciones. Los métodos por los cuales la composición y la oratoria son enseñados a través de los anticuados métodos escolares, parecen ser ampliamente responsables por la difundida noción de que la forma de estudiar palabras es concentrar la atención del individuo exclusivamente en las palabras.

Pero, como sabemos por nuestra experiencia diaria, aprender una lengua no es simplemente aprender palabras; es un problema de aprender a relacionar correctamente nuestras palabras con las cosas y hechos que representan. Aprendemos la jerga de baseball jugándolo, viéndolo, así como "estudiando" qué pasa en el juego. No es suficiente que el niño aprenda a decir “galleta o "perro"; debe, además, ser capaz de usar estas palabras en su relación adecuada a las "galletas" no verbales y los "perros" no verbales antes que podamos dar por sentado que está aprendiendo la lengua. Como Wendell Johnson ha dicho, "el estudio de la lengua comienza estudiando de qué trata la lengua".

Una vez que comenzamos a cuestionarnos de qué trata la lengua, estamos de lleno entrando a considerar cómo trabaja el sistema nervioso humano. Guando llamamos Baeu (al terrier de Boston), Pedro (al chihuahua), Snuffles (al bull-dog inglés) y Shame (al perro lobo irlandés) - criaturas que difieren mucho en tamaño, forma, aspecto y comportamiento - por el mismo nombre (denominación) perro, nuestro sistema nervioso obviamente ha abstraído lo que es común a "todas ellas, ignorando, postergando por mientras las diferencias que hay entre ellos.

Por Qué Debemos Abstraer

Este proceso de abstraer, de no considerar las características es una conveniencia indispensable. Para ilustrarlo mediante un ejemplo, vamos a suponer que vivimos en una villa aislada, con cuatro familias, cada una de las cuales posee una casa. Llamaremos maga a la casa A; biyo a la de B, kata a la de C; pelel a la de D. Esta denominación es satisfactoria para los propósitos ordinarios de comunicación en la villa, a menos que surja una discusión acerca de construir una nueva casa. No podemos referimos a la casa proyectada por ninguna de las cuatro palabras que tenemos para las casas ya existentes, ya que cada una de éstas tiene un significado específico determinado. Debemos encontrar un término general a un nivel de abstracción más alto, que signifique "algo que tiene ciertas características en común con maga, biyo, kata y pelel y que no sea la de A. B, C, ni D". Ya que esto resulta demasiado largo y complicado como para decirlo cada vez, debe inventarse una abreviación. Para ello escogimos el sonido casa. De necesidades como éstas surgen nuestras palabras, ellas son una forma de abreviatura, de taquigrafía. La creación de una nueva abstracción es un gran paso adelante, ya que hace posible la discusión (como en este caso), no sólo acerca de una quinta casa, sino de todas aquellas casas futuras que podamos construir o ver en nuestros viajes o sueños.

Un productor de películas educativas dijo una vez a un escritor que es imposible hacer una toma de trabajo. Podía enfocar a José pelando papas, a Carlos limpiando el auto, a Bill pintando el aranero, pero nunca solamente trabajo. El término trabajo es una abreviatura, una taquigrafía, representando en un nivel de abstracción más alto. Las características de una multitud de actividades y lo que tienen en común, desde el lavado de platos hasta la navegación; desde dirigir una agencia de publicidad hasta gobernar una nación. El significado especial que trabajo tiene en física, deriva claramente de la abstracción de características comunes de muchas y diferentes clases de trabajo. "Una transferencia de energía de un cuerpo a otro, dando como resultado el movimiento o

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desplazamiento del cuerpo sobre el cual se actuó, en la dirección de la fuerza actuante y contra la resistencia"; Funk & Wagnell. Standard College Dictionary.

Lo indispensable de este proceso de abstracción es que puede ser ilustrado meramente por lo que hacemos cuando calculamos. La palabra calculus que significa piedra, y el significado que hoy tiene deriva de las viejas practicas de poner una piedra dentro de una caja por cada oveja a medida que ésta abandone el redil al cual pertenecía, de manera que uno podría saber si al volver al redil alguna se había perdido.

Este primitivo ejemplo de cálculo servirá para demostrar por qué las matemáticas funcionan. Cada piedra es, en este ejemplo, una abstracción representando la "unicidad" de cada oveja, su valor numérico, cuantificado. Y, debido a que estamos abstrayendo desde hechos extensionales sobre principios claramente comprendidos y uniformes, los hechos numéricos acerca de las piedras son, exceptuando circunstancias imprevistas, hechos numéricos acerca de la oveja. Nuestros símbolos matemáticos x e y conjuntamente con otros del mismo tipo, son abstracciones hechas a partir de la abstracción numérica y son, por lo tanto, de un nivel aún superior. Y ellas son de gran utilidad en la predicción de acontecimientos y en la realización de trabajo porque, debido a que son abstracciones hechas en forma apropiada y uniforme desde puntos de partida en el mundo extensional, las relaciones reveladas por los símbolos serán, nuevamente, exceptuando circunstancias no previstas, relaciones existentes en el mundo extensional.