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CIUDAD UNIVERSITARIA, MÉXICO, D.F., 2014
FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES
“REPENSAR ÁFRICA NEGRA DESDE SUS CIUDADES:
LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL DESCENTRALIZADA”
TESIS QUE PARA OBTENER EL GRADO DE:
LICENCIADA EN RELACIONES INTERNACIONALES
PRESENTA
ARIANNE BERENICE RESÉNDIZ FLORES
DIRECTORA DE TESIS
DRA. AKUAVI ADONON VIVEROS
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
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UNAM – Dirección General de Bibliotecas
Tesis Digitales
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Esquema general
Pág.
Introducción…………………………………………………………………………………………… 1
Capítulo 1: África negra: Presencia histórica y cultural……………………………………… 11
1.1. África negra, una realidad en el sistema internacional………………………………………. 11
1.1.1. ¿Qué es África negra?…………………………………………………………………….. 12
1.1.2. De la esclavitud a las independencias: Breve cronología de una presencia
estigmatizada……………………………………………………………………………………….......
14
1.2. África negra, espacio privilegiado de la Cooperación Internacional para el Desarrollo…... 27
1.2.1. La CID y los conceptos que la fundamentan……………………………………………. 28
1.2.2. ¿Desarrollo endógeno y descentralización para trascender el asistencialismo e
injerencia? ………………………………………………………………………………………………
35
1.3. África negra, ¿un universo cultural incómodo? ………………………………………………. 43
1.3.1. Tímida emergencia de la dimensión cultural en las relaciones internacionales…….. 44
1.3.2. La cultura como elemento de integración, especificidad y base del desarrollo en
África………………………………………………………………………………………....................
48
Conclusión: Diálogo intercultural, cooperación descentralizada y desarrollo endógeno………. 52
Capitulo 2: Del Estado-nación a la ciudad en las relaciones internacionales……………. 58
2.1. El Estado-nación frente al fortalecimiento de las unidades subestatales………………….. 58
2.1.1. Limitaciones del Estado-nación: El problema del Estado-nación en las relaciones
internacionales y el problema del Estado en África negra…………………………………………
59
2.1.2. ¿La descentralización como alternativa?.……………………………………………….. 63
2.2. La ciudad como actor de las relaciones internacionales…………………………………….. 66
2.2.1. Ciudad y paradiplomacia…………………………………………………………………... 67
2.2.2. Acción internacional………………………………………………………………………... 77
2.3. Pensar la ciudad desde el Sur………………………………………………………………….. 84
2.3.1. Ciudad global y ciudad mundial como conceptos de exclusión……………………….. 85
2.3.2. Diferencia entre citymarketing y proyección internacional……………………………... 90
Conclusión: Iniciativas del Sur. ¿Hacia una propuesta intercultural?........................................ 93
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Capitulo 3: África negra: Proyección y acción internacional desde sus ciudades........... 99
3.1. África negra urbana………………………………………………………………………………. 99
3.1.1. La ciudad africana antes y después del paréntesis colonial…………………………… 103
3.1.2. Genealogía de ciudades negroafricanas………………………………………………… 111
3.2. Las ciudades negroafricanas en la cooperación internacional descentralizada…………... 121
3.2.1. Redes, foros y cumbres……………………………………………………………………. 122
3.2.2. Temas y retos actuales…………………………………………………………………….. 129
3.3. El hermanamiento de ciudades…………………………………………………………………. 133
3.3.1. El concepto de hermanamiento…………………………………………………………… 134
3.3.2. De ciudades hermanas: África negra en la comunidad internacional………………… 138
Conclusión: Proyección y acción internacional desde el patrimonio cultural urbano y el
turismo cultural………………………………………………………………………………………….
155
Consideraciones finales…………………………………………………………………………….. 159
Anexos…………………………………………………………………………………………………. 164
Fuentes de consulta…………………………………………………………………………………. 174
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Agradecimientos
A Dios, porque hoy sé que todo tiene un tiempo y un para qué.
A mis padres Verónica Flores y Juan Reséndiz, por darme su amor y apoyo
incondicionalmente. Gracias infinitas por ser dos seres humanos tan fuertes ante las
pruebas de la vida y la base sólida de una familia…Mi amor, respeto y admiración
para los dos siempre; sin ustedes, no habría nada.
A mi hermana mayor, Arely, porque toda mi vida has sido un ejemplo a seguir, la
persona que va un paso adelante de mí y por tanto, indirectamente quien impulsó mi
formación académica más que ninguna otra persona. Te quiero.
A ella, a quien puedo llamar bebé, porque sin conocerte ni saber tu nombre eres la
oportunidad para replantear todo…Me impulsaste a cerrar este ciclo. Tú eres el
inicio de una etapa y la razón para continuar con constancia y esfuerzo el camino
emprendido. Con el corazón, gracias.
A Iván Alcántara, por ser esa persona que solamente se encuentra una vez en el
tiempo. Eres quien me inspira a crecer como persona y la más hermosa competencia
profesional a superar. Por tomarme de la mano en esta vida, gracias.
A mis amigos, los que ya no están y los que permanecen cercanos, son un regalo
inigualable. Gracias por compartir su tiempo, experiencias y alegrías…Karen Lovera,
eres la mejor compañera de desvelos universitarios que pude haber tenido y quien sin
entender siempre entiende todo, te agradezco.
A mi asesora, la Dra. Akuavi Adonon Viveros, por su orientación, compromiso y
paciencia para la conclusión de la presente investigación. Le doy las gracias porque
cada una de sus observaciones y asesorías fueron formando este trabajo. Sin duda,
usted es una de las mejores profesoras-investigadoras que he conocido en mi vida.
A mis revisores, el Maestro Fabien Adonon, la Dra. Rosamaría Villarello, la Dra.
Beatriz Escobar y el Maestro Jorge Tenorio, por tomarse el tiempo para leer esta tesis
y por los comentarios hechos para la mejora de la misma.
A la Universidad Nacional Autónoma de México, por brindarme sus aulas a lo largo
de estos años y a todos los profesores que contribuyeron a mi formación académica.
¡Por mi raza hablará el espíritu!
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A Bárbara Guadalupe Reséndiz Flores y a Uriel Alejandro Reséndiz Flores
“Los que están muertos no se han ido nunca: Existen en la sombra que se trasluce Y en la sombra que se espesa Los muertos no están bajo tierra: Están en el árbol que se agita, Están en el bosque que gime, Están en el agua que fluye, Están en el agua que duerme, Están en la choza, están en la muchedumbre, Los muertos no están muertos Oye más a menudo A las cosas que a los seres…”
Fragmento Birago Diop, Souffles (Hálitos)
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1
Introducción
La región de África negra representa una realidad histórica-socio-cultural que, en
comparación con otras regiones, ha sido poco abordada por los estudiosos de las
Relaciones Internacionales. La causa de lo anterior reside en el predominio del
conocimiento del “África ‘oficial’, la de los Estados, [que] es la que hace que
aquellos que no tienen más que un conocimiento ‘libresco’ de la región se refieran
a un continente a la deriva, marginado u olvidado.”1
La presente tesis nace de la inquietud por conocer y acercarse a la región
de África negra mediante parámetros alternos, no oficiales, no aglutinadores que
aborden una dimensión paralela al Estado-nación ya que subrayamos que África
negra es una región con una inmensa riqueza cultural y regida por la creatividad
negroafricana impregnada en sus habitantes y que es reconocida en el sistema
internacional.
El interés personal por el estudio de la región surge de manera formal a
partir del Curso-seminario África, impartido en la Facultad de Ciencias Políticas y
Sociales. Como alumna, a través de éste pude introducirme en una perspectiva
distinta de conocimiento y estudio, lejana del pesimismo y cercana a lo africano.
De ahí se gestó una iniciativa por plantear un tema de tesis relacionado con la
tradición y la modernidad, posteriormente contemplé el abordar temas como son la
globalización, el idioma y la educación para finalmente aterrizar mis inquietudes
personales en el estudio de las ciudades africanas dentro de la cooperación
internacional descentralizada como un tema que permite repensar a la región.
En la escena académica y en especial, en los medios de comunicación,
África ha sido pensada en términos de fatalidad, marginalidad, aislamiento y
desgracia, lo que conduce a un conocimiento y entendimiento estereotipado y
acotado. A continuación, cabe mencionar cómo ha sido abordada esta manera de
pensar África a través de los postulados de algunos autores. 1 Akuavi Adonon Viveros, “Un enfoque antropológico como herramienta metodológica en el estudio del
África negra” en Revista de Relaciones Internacionales, núm. 99, México, UNAM/FCPyS, 2010, p. 188.
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En 1825 Hegel, en su obra Introducción a la Filosofía de la Historia,
describía a África como “un mundo antehistórico, no desarrollado, completamente
prisionero del espíritu natural y cuyo lugar está todavía en el umbral de la historia
universal.”2 Por tanto, para Hegel predominaba el estado de barbarie y salvajismo,
África no contaba con una historia propiamente dicha ni era parte de la civilización.
Aunado a ello, ya en el siglo XVIII el historiador Edward Long planteaba que
los negros eran incapaces de hacer combinaciones de ideas simples que habían
revivido a través de los sentidos, o de reflexionar sobre ellas. Eran un pueblo
ignorante, ocioso, artero y supersticioso y por tanto, podía decirse que todos los
pueblos del mundo poseían algunas buenas cualidades salvo los africanos.3
En la misma lógica de desconocimiento del medio y de las culturas
africanas, a inicios del siglo XX, el historiador británico Meredith Townsend
sostenía que los negros no tenían la capacidad de desarrollar civilización. Eran
pueblos perdidos para la humanidad ya que nunca habían pasado las fronteras de
sus propios hábitats como conquistadores, nunca habían fundado una ciudad de
piedra ni construido un barco o sugerido un credo.4
Fuera del mundo académico, también podemos encontrar información
desafortunada para pensar a África. Más allá de noticias en diarios, columnas de
opinión y blogs, claro ejemplo está en el reciente discurso que en 2007 pronunció
el ex presidente francés Nicolas Sarkozy en la Universidad Cheikh Anta Diop, en
Dakar. En este discurso el ex mandatario sostuvo que “el drama de África es que
el hombre no ha entrado lo suficiente en la historia.”5 Hace referencia a una
2 G.X.F. Hegel citado en Théophile Obenga, “La Totalité Historique de Hegel exclut l’Afrique Noire” en Fabien
Adonon Djogbénou (compilador), Hacia el universo negroafricano, México, UNAM/FCPyS, 2003, p. 28. 3 Cfr., Edward Long citado en Marcos Govea, “El prejuicio del color en el colonizado en el pensamiento de
Frantz Fanon” en Revista de Filosofía, núm. 67, Venezuela, Universidad del Zulia, 2011, p. 103. 4 Cfr., Meredith Townsend citado en Luis César Bou, África y la historia, [archivo PDF], 88 pp., Dirección URL:
http://www.africafundacion.org/IMG/pdf/Bou_africa_en_la_historia.pdf, [consultada el 4 de enero de 2014]. 5 Afrikara, Discours de M. Nicolas Sarkozy, président de la Republique française, le 26 juillet 2007 à
l’Université Cheikh Anta Diop, Dakar, Sénegal, [en línea], Dirección URL: http://www.afrikara.com/index.php?page=contenu&art=1841&PHPSESSID=fd7509bb460226172a605eb0ca1ddb59, [consultada el 4 de enero de 2014].
http://www.africafundacion.org/IMG/pdf/Bou_africa_en_la_historia.pdfhttp://www.afrikara.com/index.php?page=contenu&art=1841&PHPSESSID=fd7509bb460226172a605eb0ca1ddb59http://www.afrikara.com/index.php?page=contenu&art=1841&PHPSESSID=fd7509bb460226172a605eb0ca1ddb59
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desvinculación de África con el mundo y a que si alguna vez el continente se abrió
al mundo fue porque la obligaron desde afuera.
Sin embargo, África nunca ha estado cerrada al mundo y siempre ha estado
presente en la historia. Cheikh Anta Diop fue el primer africano que rebatió el
pensamiento hegeliano e inició la lucha de los pueblos africanos por su historia.
En este sentido, destaca su obra Naciones negras y Cultura, publicada en 1954,
donde postula que el antiguo Egipto y la civilización faraónica, sin duda alguna,
eran una civilización negra.
Asimismo, es importante señalar a autores como Ferran Iniesta, Frantz
Fanon, Joseph Ki-Zerbo, Massimango Cangabo y Fabien Adonon Djogbénou ya
que su pensamiento, trabajo e investigación han fortalecido los estudios africanos
dando a conocer realidades africanas más allá de lo estereotipado y propiciando
líneas de investigación para repensar África negra.
Estudiar y repensar a África negra representa acercarse a una historia
entramada en las relaciones internacionales, ya que a diferencia de lo que se
cuenta o se ha querido contar, África negra ha estado presente desde siempre en
la configuración del sistema internacional. Es creadora de su propio desarrollo a
través de dinámicas endógenas y de su manera de relacionarse con el mundo.
En este sentido, reconocemos que la incursión europea produjo cambios y
modificaciones pero no destruyó ni mató la esencia tradicional de la región. Aquí
cabe puntualizar que África negra no es solamente tradicional, vive la modernidad
en sus propios términos. Hace alusión a una modernidad propia y refuta los
preceptos homogeneizadores y hegemónicos de la modernidad europea-
occidental que se presenta como la única adecuada de lo humano y que fue vista
siempre en el Occidente como una promesa de crecimiento cuantitativo para una
vida civilizada de calidad incuestionablemente positiva. Contrario a sus
postulados, la modernidad europea-occidental ha dejado ver que sus promesas
siguen inconclusas.
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4
En este sentido, en las sociedades de África negra como en otras, se
rescata el concepto de modernidades múltiples para referirnos a las “continuas
constituciones y reconstituciones de una multiplicidad de programas culturales.”6
Esta idea va más allá del Estado-nación considerando la acción de actores
en la formulación de alternativas sociales, políticas e intelectuales distintas a los
patrones occidentales de los programas de la modernidad europea.
Por tanto, hoy en día no es pertinente hablar de una sola modernidad y es
necesario precisar a cuál nos estamos refiriendo ya que las modernidades
múltiples son verdaderos “intentos de varios grupos y movimiento para apropiarse
la modernidad y redefinir el discursos de la modernidad en sus propios términos.”7
África representa “un continente que no es pobre, sino empobrecido, no es
marginal, sino marginado y no es un enfermo viejo, sino joven.”8 África como
continente y África negra como región del mismo, han demostrado estar presentes
y construyendo un futuro siempre vinculado a lo endógeno pero nunca alejado de
las grandes dinámicas internacionales ya que como bien lo deja claro Joseph Ki-
Zerbo, “lo endógeno está fuertemente anclado en el pensamiento y la práctica
africana”9 y su elemento principal se encuentra en su población.
Hacer alusión a que África negra es tradicional y profundamente moderna
no es tarea fácil ante los múltiples prejuicios que se han difundido, sin embargo,
existen maneras diversas de abordar la cuestión. Pretendemos demostrar que una
de ellas se encuentra en el estudio de la cooperación internacional
descentralizada en la región, específicamente a través de la acción de sus
ciudades.
6 Josetxo Beriain, “Modernidades múltiples y encuentro de civilizaciones” en Papers. Revista de Sociología,
núm. 68, Barcelona, Universidad Autónoma de Barcelona, 2002, p. 33. 7 Ibid., p. 34.
8 Miguel Ángel Moratinos, “El compromiso ético y político con África” en Análisis, España, Real Instituto
Elcano, 2005, [archivo PDF], 3 pp. Dirección URL: http://www.realinstitutoelcano.org/analisis/868/868_Moratinos.pdf, [consultada el 22 de enero de 2013]. 9 Joseph Ki-Zerbo, “Le développement clés en tête” en Joseph Ki-Zerbo (directeur), La natte des autres. Pour
un développement endogène en Afrique, Paris, Karthala, 1992, p. 3.
http://www.realinstitutoelcano.org/analisis/868/868_Moratinos.pdf
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5
Consideramos que dicha temática es una vía para visibilizar el dinamismo
de África negra y señalamos que ésta se define en función de tres elementos: las
ciudades, la cultura y la cooperación internacional descentralizada. Elementos a
partir de los cuales a lo largo de esta tesis repensaremos a África y que en
conjunto arrojan el estudio de las ciudades negroafricanas como actores de las
relaciones internacionales, donde involucrar a la población e incluir a la cultura y el
sentido de comunidad es vital para una mejor comprensión del desarrollo local,
siempre enraizado en lo endógeno.
En la actualidad, las Relaciones Internacionales han dejado de ser una
disciplina de guerra y paz para la defensa de la seguridad. El reconocimiento de la
importancia de la cultura o la inclusión de la misma en distintas acciones a nivel
internacional ha tomando auge con la evolución del sistema internacional, y el
desarrollo no ha sido la excepción.
Se ha agotado el modelo de desarrollo dominante “diseñado como el
resultado histórico de la racionalidad científica y técnica, definido como
crecimiento económico en los parámetros conocidos y medibles, y que se impone
como modelo a exportar hacia los países rezagados, bajo la forma de
modernización.”10 Actualmente, presenciamos la necesidad de reconocer a la
población como el gestor número uno de su propio desarrollo, lejos de
experimentar con modelos importados.
Ante la creciente urbanización mundial y las estadísticas que plantean para
África el mayor crecimiento urbano regional, consideramos de vital importancia
hacer un estudio sobre las ciudades negroafricanas dentro de la cooperación
internacional vinculando la temática al desarrollo local así como a la presencia de
lo tradicional y a la vivencia de la modernidad.
Aunque el Estado-nación es el aparato institucional por excelencia en las
relaciones internacionales, sus facultades se han ido modificando dando margen
10
Joseph Ki-Zerbo, op. cit., p. 13.
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de acción a las entidades subestatales, tal como son las ciudades. Las ciudades
del mundo se enfrentan a nuevos desafíos en la política interna y a cambios
constantes de la realidad internacional a través del incremento de su autonomía y
la posibilidad de proyectarse y actuar internacionalmente logrando un mayor grado
de dinamismo.
Las ciudades, al igual que el Estado-nación, son espacios políticos en los
cuales se construyen estrategias y programas. En primera instancia, las ciudades
son actores sociales complejos y multidimensionales “en la medida en que
realizan una articulación entre las administraciones públicas (locales y otras),
agentes económicos públicos y privados, organizaciones sociales y cívicas,
sectores intelectuales y profesionales y medios de comunicación social.”11
Y en segunda instancia, son actores de las relaciones internacionales al
influir en la configuración de la realidad internacional, a través de iniciativas,
participación en redes, organización de foros y firmas de acuerdos en el marco de
la cooperación internacional descentralizada, y cuya finalidad se encuentra en
atender problemáticas que afectan de manera más cercana a la población.
El afán de la presente tesis de salir de las dinámicas tradicionales de los
Estados-nación y de la cooperación internacional clásica se desprende de
argumentar que dicha cooperación ha sido centralizada, vertical y bajo parámetros
universales que coinciden con el carácter economicista de la modernidad europea-
occidental y que no son aplicables a todas las regiones del sistema internacional,
por tanto, esta cooperación se muestra insuficiente y poco adaptada para la región
negroafricana.
En todo caso, en África la cooperación gestionada a partir del Estado-
nación ha culminado en asistencialismo traducido en intervenciones y marginación
en la gran mayoría de los casos. La actual intrusión de las potencias
internacionales en África negra ha traído para el continente un “acercamiento” y 11
Jordi Borja y Manuel Castells, Local y Global. La gestión de las ciudades en la era de la información, Madrid, Grupo Santillana de Ediciones, 1997, p. 139.
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mayor “presencia” en la sociedad internacional pero también un tipo de injerencia
disfrazada por cooperación internacional entre Estados, tan presente en el
contexto actual de globalización.
La cooperación internacional descentralizada, o cooperación
descentralizada,12 no es una temática nueva pero ha sido poco abordada en las
Relaciones Internacionales y por ello, se desconocen casi de manera total las
potencialidades que tiene y los proyectos que pueden impulsarse a través de ella.
Ésta cobra auge debido a la evolución de enfoques respecto a la cooperación
internacional clásica, eso aunado a los cambios en la concepción de lo local, el
fenómeno urbano y el proceso de internacionalización de ciudades y regiones.
Pretendemos demostrar que abordar la cooperación internacional
descentralizada es una posible alternativa para construir un acercamiento mayor a
lo que es la realidad negroafricana, considerar sus especificidades y hacer un
llamado al reconocimiento de la diversidad y a la afirmación de la cultura como
motor de desarrollo.
Tomar en cuenta las especificidades plasmadas en lo local y el sentido de
comunidad representa mirar más allá y construir alternativas posibles13 y a la vez,
marca una línea para establecer una cooperación más equitativa y fructífera: una
cooperación de carácter horizontal. Aunque dentro de las negociaciones
internacionales los diplomáticos contemplan la cultura de cada Estado-nación y de
cada región, en la mayoría de las ocasiones parece que estos esfuerzos quedan
en un plan protocolario que no se refleja en la realidad de las relaciones
internacionales.
La cooperación internacional descentralizada que se lleva a cabo desde los
entes subestatales es un tema que dentro de los análisis de cooperación
internacional ha despertando gran interés en los últimos tiempos. Sin embargo, 12
Leonardo Díaz propone añadir al término de cooperación descentralizada el calificativo oficial para evitar las ambigüedades y precisar que se trata de una actividad gubernamental, operada localmente. 13
Cfr., Boaventura de Sousa Santos, Una epistemología del Sur: La reivindicación del conocimiento y la emancipación social, México, CLACSO-Siglo XXI, 2009, p. 233.
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8
son todavía escasos los trabajos e investigaciones que la abordan. Esta
cooperación “tiene un fuerte carácter local o territorial y en ella prima la
participación de todos los agentes que están implicados en este proceso, pero
este planteamiento no es sustitutorio del tradicional (la cooperación promovida por
los gobiernos estatales), sino complementario.”14
En este contexto de cooperación, las ciudades son una ventana de
oportunidad para reflejar lo local, la especificidad y por tanto, una alternativa
funcional para ver a las relaciones internacionales a través de otro enfoque. Es
claro que a la par del Estado-nación, las ciudades y los gobiernos locales se
encuentran desarrollando una agenda local con temáticas diversas y por tanto, ya
no deberían pasar desapercibidos para los estudiosos de las Ciencias Sociales.
En este sentido, en África negra existen diversas ciudades con diferencias y
características propias que trabajan entre sí y con otras ciudades de distintas
regiones encaminadas hacia una política que no se totalice en el Estado-nación.
Participan en diversas áreas dentro de la cooperación internacional
descentralizada y a la vez, exploran una agenda internacional más amplia y sobre
todo, más cercana a la comunidad, sus propios valores y dinámicas.
Para desentrañar los puntos concernientes al presente estudio
desarrollaremos tres capítulos, a saber: Capítulo 1: África negra: Presencia
histórica y cultural, Capítulo 2: Del Estado-nación a la ciudad en las relaciones
internacionales y Capítulo 3: África negra: Proyección y acción internacional desde
sus ciudades.
En el Capítulo 1, se trazará en primer lugar, una precisión conceptual de la
región objeto de este análisis para pasar a un breve recorrido histórico que nos
permitirá conocer algunos de los acontecimientos que han marcado la presencia
de África negra en el sistema internacional. En segundo lugar, se abordarán
elementos claves respecto a la cooperación internacional y al desarrollo. Se 14
Susana Ruiz Seisdedos, “La cooperación descentralizada, un nuevo modelo de desarrollo: análisis de las relaciones España-Nicaragua” en HAOL, núm. 15, España, Universidad de Jaén, 2008, p. 107.
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9
presentará cómo ha sido aplicada la cooperación en África y se profundizará en la
necesidad de un cambio. Ante ello, se resaltará en primera instancia, la
importancia de considerar al enfoque endógeno como la perspectiva más
adecuada, fuera del paradigma dominante economicista y en segunda instancia, la
necesidad de desentrañar las escalas de la cooperación y considerar a la
cooperación internacional descentralizada como medio para obtener una mayor
visibilidad de la región, o al menos una visión paralela a la estatocéntrica que a la
vez, es más cercana a la población. Finalmente, en un tercer apartado se
abordará el papel de la cultura tanto en las relaciones internacionales como en el
estudio de la región negroafricana ya que consideramos que la cultura es un
elemento de integración y no de disociación como en diversas ocasiones se le ha
considerado. En este sentido, resalta la dimensión cultural de las Relaciones
Internacionales, la cual ha sido opacada principalmente por la dimensión política y
económica pero que en años recientes ha sido defendida por diversos estudiosos
como un elemento indisociable en nuestra disciplina.
El Capítulo 2, se inicia cuestionando el problema de abordar las relaciones
internacionales tomando como centro de actuación al Estado-nación y las
dificultades que este aparato de dominación, herencia de la colonización,
encuentra en África negra. Posteriormente, se considerará a la descentralización
como alternativa para favorecer el desarrollo local y como medio para el
fortalecimiento de las unidades subestatales. Se hará hincapié en la diversidad de
los actores internacionales, el lugar de la ciudad en ésta y se construirá una clara
distinción entre la diplomacia, llevada a cabo por los Estados, y la paradiplomacia,
ejecutada por las unidades no estatales. Aquí se abordará cómo la ciudad va
cobrando presencia no sólo en números y estadísticas, sino también a través de
su acción internacional. Y en última instancia, se propone pensar la ciudad desde
el Sur para lo cual se construirá una crítica al sentido de ciudad que en la mayoría
de los análisis que tratan su reconocimiento internacional se ha manejando
considerando los estándares dominantes economicistas y a la vez, se hará una
diferencia entre los postulados del citymarketing y la proyección internacional de
una ciudad más inclusiva que considere a la ciudad más allá de una imagen.
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10
Finalmente, el Capítulo 3 tiene como propósito principal mostrar la
presencia y acción de las ciudades negroafricanas en el sistema internacional.
Para ello, en primer lugar, se hará una precisión estadística del crecimiento urbano
en la región y se abordará el aspecto urbano anterior y posterior al paréntesis
colonial definiendo dicha situación con algunos ejemplos. En seguida, con la
finalidad de refutar la idea que ha encapsulado a África en la ruralidad y mostrar
por el contrario una urbanidad viva, se caracterizará y presentará una genealogía
de ciudades que se encuentran a lo largo de la región. En segundo término, se
abordará la cooperación internacional descentralizada presentando las principales
redes de ciudades a nivel internacional y regional, así como las cumbres que se
realizan, enfocándonos en citar la Cumbre Africities 2012, debido a la temática en
torno a la cual se desarrolló: “Construyendo África desde sus territorios” y
planteando los temas y retos a los que se enfrentan las ciudades negroafricanas.
En un último apartado, se analiza el hermanamiento de ciudades como
instrumento de la cooperación internacional descentralizada y se verá, abordando
sus fortalezas y debilidades, cómo a través de esta herramienta de cooperación
ciudades negroafricanas mantienen vinculación con otras ciudades del sistema
internacional.
A lo largo de la tesis, cabría preguntarnos el por qué, pese al auge de otros
actores no estatales, aún en el sistema internacional las acciones de las ciudades
son poco mencionadas y cuáles son las debilidades de las mismas. Es claro que
la realidad internacional y su complejidad requieren de la participación de todos los
actores internacionales, sin embargo, todavía resulta un poco complicado pensar
en un nuevo orden internacional, más allá de la actuación protagónica del Estado-
nación, las grandes organizaciones internacionales y empresas transnacionales
que incluya, de pleno derecho, estructuras subestatales como las ciudades.
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Capítulo 1: Presencia histórica y cultural
En este primer capítulo plantearemos algunos acontecimientos históricos que
sustentarán la constante presencia de África negra en el sistema internacional. La
cual, en diversas ocasiones, ha sido estigmatizada y el motivo que ha convertido a
la región en un espacio privilegiado para la presencia en el continente de las
grandes potencias internacionales, muchas veces calificada de neocolonialismo.
Pese a ello, los acontecimientos dan cuenta de que África es partícipe de la
construcción de su futuro y en éste, tiene un lugar privilegiado el reconocimiento
de la importancia de la cultura y la diversidad cultural en la región como fortalezas,
no como debilidades y obstáculos para el desarrollo y bienestar de la población.
1.1. África negra, una realidad en el sistema internacional
África negra no llegó al sistema internacional con la ola de independencias e
implantación de los Estados-nación posterior al paréntesis colonial. De una forma
u otra, la región ha vivido la evolución del sistema internacional y ha contribuido a
los grandes hechos que lo han configurado.
En este apartado se considerarán acontecimientos que permiten conocer
cómo el continente ha influido y participado en las dinámicas internacionales. El
objetivo se centra en trazar a grandes rasgos los elementos más importantes de la
presencia y participación de África en la realidad internacional.
Para ello, es necesario abordar una visión general del continente tratando
de resaltar aspectos que permitan dar cuenta de su presencia e importancia, lejos
del fatalismo mayormente abordado. Posteriormente, el trabajo se centrará en
África negra como región bajo una perspectiva histórica de la región y de ésta con
el sistema internacional.
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12
1.1.1. ¿Qué es África negra?
Leer, escuchar o pensar en la palabra África produce una serie de ideas e
imágenes en la mente de los estudiosos de las Ciencias Sociales y de la población
en general. En su mayoría, relacionadas con guerras, conflictos étnicos,
corrupción, hambre y enfermedades (como malaria y SIDA), Estados fallidos,
etcétera, que en su conjunto son un artificio de representaciones ya que dichas
problemáticas no son exclusivas ni mucho menos representan la totalidad de la
realidad del continente africano.
Como sucede en el estudio de regiones como América Latina, Medio
Oriente y Extremo Oriente, la gran mayoría de las veces al acercarse al continente
africano no se toman en cuenta las particularidades del continente, y las que se
toman en cuenta se reducen a las negativas cargadas de prejuicios, lo cual lleva a
contar una historia ajena, a construir una historia a conveniencia de las grandes
potencias.
Mucho se ha hablado y escrito de la exclusión del continente africano de la
realidad internacional y poco se conoce de su participación en los acontecimientos
que han configurado el sistema internacional. Sin embargo, aunque los nombres
de sus Estados-nación apenas en años recientes se coloquen en los grandes
rankings económicos15, es un hecho que África ha estado más presente de lo que
se piensa, e incluso, ha configurado la propia modernidad occidental.
África es un solo continente que cuenta con realidades distintas pero que
establecen una interdependencia entre países del Norte de África y de la región
subsahariana. Abordar una visión general tiene como propósito explicar por qué y
a través de qué pautas se desprende África negra como región del continente
africano.
15
Según el Banco Mundial, los países de África se encuentran entre los de más rápido crecimiento económico del mundo, casi un tercio de ellos crece a una tasa anual de 6% o más.
-
13
El tercer continente más extenso del mundo es África. Cuenta con
30,065.000 km² de extensión; es el segundo continente más poblado, con
922,000.000 habitantes16 y lo conforman 54 Estados independientes.
Geográficamente, África puede dividirse en África del Norte, África del Sur,
África del Este, África del Oeste y África Central. Para fines de este escrito pero
sin caer en el reduccionismo, se distinguirán dos regiones del continente africano.
En este sentido, consideramos que una región se define desde una perspectiva
histórico-socio-cultural en función de criterios como el idioma, tradiciones, valores
y cosmovisión compartidos. Siguiendo estas líneas, se hará una diferenciación
entre las peculiaridades que comparten los Estados que conforman el denominado
mundo árabe, en la parte norte y las especificidades que comparten los Estados
de África negra o denominada también África subsahariana.
El mundo árabe está constituido por cinco Estados, a saber: Marruecos,
Argelia, Túnez, Libia y Egipto.17 África negra está configurada por 49 Estados,
distintos entre sí pero a los que se identifica con una serie de prejuicios con los
que históricamente se les ha etiquetado.
Diversos estudiosos han criticado el uso de la expresión África
subsahariana, ya que se considera una creación de la prensa occidental (CNN,
BBC, Reuters, Associated Press, International Herald Tribune, Fox News, Yahoo!
News, entre otros) “para describir a los estados soberanos africanos (estén donde
estén, siempre y cuando no estén gobernados por árabes).”18
Mientras que la expresión “África negra” ha sido criticada por racista ya que
en términos de discriminación, el “adjetivo negro es sinónimo de los estereotipos
16
S/autor, Población del mundo, [en línea], Dirección URL: http://chimeno22.wordpress.com/2013/05/20/poblacion-del-mundo/, [consultada el 4 de diciembre de 2013]. 17
Es importante mencionar en este grupo de Estados al Sahara Occidental, proclamado en 1979 como la República Árabe Saharaui Democrática, actualmente considerada por la Organización de las Naciones Unidas un territorio en proceso de descolonización. 18
Herbert Ekwe-Ekwe, “¿Qué es esto de 'África subsahariana'?” en Revista Africaneando. Revista de actualidad y experiencias, núm. 2, España, OOZEBAP, 2010, p. 4.
http://chimeno22.wordpress.com/2013/05/20/poblacion-del-mundo/
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14
contra la comunidad afro, es sinónimo de lo malo y lo aborrecido por la sociedad y
se reproduce en cientos de palabras y frases tales como: aguas negras, suerte
negra, oveja negra, mercado negro, lista negra, obra negra.”19
Sin afán de crear un debate en torno a lo mencionado, cabe anotar que
para fines prácticos a lo largo de este trabajo se usarán indistintamente ambas
expresiones enfatizando en que “lejos de considerar la expresión “África negra”
como una expresión peyorativa, producto de un enfoque eurocéntrico,
recuperamos la expresión como una reivindicación cultural e identitaria. [Por otro
lado,] la expresión “África subsahariana” […] alude de manera privilegiada a una
delimitación geográfica.”20
1.1.2. De la esclavitud a las independencias: Breve cronología de una
presencia estigmatizada
La escasa existencia de información hace pensar que antes de la llegada de los
portugueses por el océano Índico, durante el siglo XV, no existió relación alguna
entre las tierras del interior del continente y los puertos marítimos. Sin embargo,
descubrimientos recientes demuestran que desde la antigüedad, se desarrollaron
actividades como la agricultura, la ganadería, la minería y el comercio. Éste último
dio paso al establecimiento de relaciones con otros pueblos.
“El comercio no fue impuesto súbitamente a las sociedades del interior sino
que se desarrolló en torno a los viejos sistemas locales y regionales de comercio
de productos alimenticios, ganado y especialmente herramientas de hierro y sal.”21
El comercio propició una mayor interacción de los territorios de África al interior y
es a partir de estas relaciones que se establecieron contactos con el litoral y de
ahí se desprendió el comercio con otros países. Hoy se sabe que gran parte del
19
Concepto retomado de Francisco Adelmo Asprilla Mosquera en Ángel Libardo Herreño Hernández (coordinador), Los derechos en la lucha contra la discriminación racial, Bogotá, ILSA, 2010, p. 43. 20
Akuavi Adonon Viveros y Fabien Adonon Djogbénou, Escrito en las nubes. Inmanencia de la tradición oral en África negra, México, UNAM/FCPyS, 2009, p. 12. 21
Joseph Frederick Mbwiliza, “Las rutas de caravanas en África oriental” en El Correo de la UNESCO. Grandes rutas comerciales en el mundo, año XXXVII, Paris, UNESCO, junio, 1984, p. 27.
-
15
continente mantuvo contactos con el mundo mediterráneo y que la Costa Este
tenía relaciones comerciales con Arabia y la India antes del siglo VII.22
En un marco cronológico afro-europeo, el primer contacto reconocido
puede situarse a principios de 1400 con el inicio de las expediciones portuguesas
a África y con este hecho, el comienzo del periodo de esclavitud. En dicho
momento histórico, las potencias europeas realizaban expediciones en búsqueda
de nuevas regiones que les proveyeran de recursos para su desarrollo económico
y comercial. En este contexto, si bien la llegada de los europeos a África se
produjo por el expansionismo marítimo y la búsqueda de nuevas rutas con
dirección a Asia, los europeos encontraron en África esclavos que fungieron como
mano de obra barata.
La esclavitud, no fue un fenómeno que inició a la par de la explotación del
litoral africano. Con anterioridad a la incursión europea, la esclavitud era un
sistema de servicio domestico establecido por los propios africanos en el cual el
esclavo era parte de la comunidad pero tenía garantizada cierta protección. Con la
llegada de los europeos, la esclavitud se transformó como un sistema de
explotación23 en el cual se colocó al esclavizado en el estatus de cosa y no como
humano.
Los esclavos se convirtieron en el principal producto de comercio entre
europeos y africanos, situación que llevó a la caza de esclavos entre reinos
acompañada de incursiones y enfrentamientos entre jefes guerreros negros. Hasta
finales del siglo XVI, los portugueses controlaban este tipo de comercio. No
obstante, esta actividad fue practicada también por franceses, españoles,
holandeses, daneses e ingleses, éstos últimos se convirtieron en los principales
tratantes de esclavos.
22
Cfr., A. M. H. Sherif, ‟La côte d’Afrique orientale et son rôle dans le commerce maritime” en G. Mokhatar [directeur), Histoire Générale de L’Afrique. Vol. II. Afrique ancienne, Paris, UNESCO, 1987, p. 404. 23
Cfr., Lizbeth Jesika Cruz Martínez, “África: escenario de la colonización, esclavitud e imperialismo” en Rebelión, [archivo PDF], 10 pp. Dirección URL: http://www.rebelion.org/docs/54020.pdf, [consultada el 2 de diciembre de 2013].
http://www.rebelion.org/docs/54020.pdf
-
16
Los esclavos eran llevados de África a América como mano de obra para el
trabajo en los campos. El viaje de África a América duraba alrededor de dos
meses, tiempo durante el cual moría una parte considerable de ellos. “Las
mercancías principales que se entregaban a los africanos a cambio de los
esclavos eran ron, armas de fuego, pólvora y tejidos. Ésta era la base del triangulo
del comercio: los esclavos iban al Caribe; el azúcar, el índigo, el café y el tabaco a
Inglaterra; y el ron, las armas de fuego y la pólvora y los tejidos a África.”24
La materia principal de este comercio triangular en los siglos XVII y XVIII
fue la caña de azúcar. El azúcar de caña tuvo una fuerte demanda en el mercado
europeo, pasó de ser un símbolo de estatus para ser un ingrediente indispensable
para las poblaciones de Europa, principalmente en Inglaterra y Francia. Ante tal
demanda, los esclavos negroafricanos fueron el motor del cultivo de la caña de
azúcar, la vasta obra barata y diestra para la producción azucarera.
Los europeos compraban esclavos a los africanos, ya en el puerto de
entrega se les realizaba una evaluación para determinar el estado físico y la edad
aproximada de los mismos. Con ello, se realizaba una segunda transacción ante
un notario utilizando un documento de compra-venta para negociar con gente que
se dedicaba a transportarlos hacia las colonias.
Liliana Judith Jiménez López muestra en el párrafo siguiente un claro
ejemplo de dicho contrato concerniente a un esclavo africano en la ciudad de
Cholula, Puebla:
Francisco Sánchez Enríquez vecino de la ciudad de los Ángeles vendo a
Diego García De León vecino de la ciudad de Cholula un esclavo llamado
Pedro entre bozal y ladino de la tierra de Angola de 20 años de edad. Tiene
24
Martín Cornoy, La educación como imperialismo cultural, México, Siglo XXI Editores, 1978, p. 116.
-
17
una herida fresca en los pechos. Vendo por precio y cuantía de 150 pesos
de oro común. 29 de enero de 1590.25
Con ello, no cabe duda de que los esclavos eran reducidos a meras piezas
mercantiles. Los europeos conformaron compañías para gestionar el sistema de
trata así como factorías, fuertes y bodegas que fungían como almacenes de
esclavos. Las compañías “constituyeron la expresión del capitalismo comercial del
siglo XVII. En su mayoría, estas compañías estuvieron ligadas a la expansión
colonial de las […] potencias europeas.”26
En suma, la esclavitud para las potencias europeas no sólo representó
mano de obra barata también significó el financiamiento de su desarrollo
mercantilista. Para los africanos, exceptuando la introducción de nuevos cultivos
arrojó un balance negativo: se les consideró como piezas comerciales, se
separaron familias, hubo pérdida de vidas, fueron obligados a abandonar su tierra
y aunque no se logró, también su cultura. Hubo diversos esfuerzos para
convertirlos al cristianismo e incluso les era prohibido cantar, bailar y reunirse.
Resulta difícil dar un estimado exacto de cuántas personas, incluyendo
mujeres, niños y hombres de distintas edades, fueron víctimas de la trata
transatlántica. En la siguiente tabla se rescatan datos citados en el Manual de los
Afrodescendientes de las Américas y el Caribe de autores que han trabajado en
contabilizar el número de personas que vivieron esta circunstancia:
Estadística de esclavos de África negra comercializados
Fuente Estimación para la fecha Estimación de personas
William Dubois Siglo XVI
Siglo XVII
900,000
2,750,000
25
Cayetano Reyes citado en Liliana Judith Jiménez López, Población africana en Puebla durante los siglos XVI al XVIII: Puebla, Cholula e Izúcar de Matamoros. Tesis de Maestría, Puebla, Universidad de las Américas, s/año, [en línea], Dirección URL: http://catarina.udlap.mx/u_dl_a/portada.html?clave=mea082957, [consultada el 17 de abril de 2013]. 26
Romero Jorge Rodríguez (coordinador), Manual de los Afrodescendientes de las Américas y el Caribe, Bogotá, Mundo Afro-UNICEF, 2006, p. 24.
http://catarina.udlap.mx/u_dl_a/portada.html?clave=mea082957
-
18
Siglo XVIII
Siglo XIX
7,000,000
4,000,000
Caio Prado Junior Siglo XIX 6,881,740
(a Brasil solamente)
Sergio Buarque de Holanda Siglo XIX 50,000/año
Enciclopedia Católica
Durante todo el periodo de la trata 12,000,000
Roger Bastide* 1680-1786
1680-1786
1716-1756
1752-1762
1759-1769
1776-1800
3,000,000
(a Brasil)
2,000,130
3,500,000
70,000
40,000
1,850,000
Joseph Inikori
Durante todo el periodo de la trata 19,000,000
Fuente: Manual de los Afrodescendientes de las Américas y el Caribe, 2006. * Citado del Black Year Book. Los datos no incluyen el siglo XIX, que fue el más intenso en trata de personas esclavizadas.
La cultura se trasladó con los africanos, consolidando la raíz africana en América.
Los Afrodescendientes se reconocen actualmente como pueblos “de raíz africana
que a partir de nuevas situaciones vividas […] y los elementos de la cultura
indígena y colonial europea han recreado valores sociales, económicos, culturales,
religiosos, y políticos. Estos pueblos se encuentran a lo largo y ancho de todo el
continente con expresiones tan diversas como las de sus orígenes africanos.”27
Después de una serie de levantamientos de esclavos acompañados de
movimientos abolicionistas en Gran Bretaña y otros países de Europa, en 1807 el
Parlamento Británico fue el primero en declarar la abolición de la trata negrera.
Con ello, el comercio de esclavos que perduró por más de 350 años fue sustituido
por el comercio informal de materias primas, hecho que resguardó la presencia
europea en la región. Hasta la década de 1870, sólo Portugal, Gran Bretaña y
Francia tenían constante presencia en África, pese a ello, esta actividad hizo que
se incrementara el interés europeo por la región y se procediera a la colonización.
27
Ibid., p. 35.
-
19
La época de la colonización remite a la ocupación territorial y explotación de
recursos con intereses específicos de por medio y con ello, al cambio en la región.
La Conferencia de África Occidental en Berlín28 (Conferencia de Berlín), llevada a
cabo del 15 de noviembre de 1884 al 26 de febrero de 1885, convocada con
supuestos ideales humanitarios europeos, dio paso a la colonización en África y
con ello, a la repartición de todo el continente, sin tomar en cuenta ni tradiciones ni
las dinámicas africanas.
Aunque en un principio la Conferencia de Berlín no perseguía como objetivo
disponer del territorio africano sino abordar el tráfico de esclavos en la región
mediante el “humanismo” europeo, el Acta de Berlín refleja la puesta en marcha
de los intereses europeos y la irrupción en el territorio y pueblos negroafricanos.
En el documento mencionado las potencias se comprometen a velar por la
preservación de las tribus nativas y la mejora de sus condiciones morales y el
bienestar de su existencia y a poner fin al comercio de esclavos. Sin embargo, el
Acta se centró en dictar normas para el comercio y tránsito para el mismo y las
futuras ocupaciones de la costa del continente africano. En este sentido, el artículo
34 enuncia que “cualquier nación europea que en el futuro tomara posesión de
una costa africana o declarara un ‘protectorado’ en el continente debía notificarlo a
los firmantes del Acta de Berlín para que sus pretensiones fueran ratificadas.”29
Bajo el principio civilizatorio de la aculturación, se realizaron diferentes tipos
de lo que podría llamarse etnocidios culturales. Se impusieron idiomas, formas de
educar y formas de gobierno (dominio). “El mundo cultural de los colonizados fue
condenado con los nombres de “inferior” y de insalvable “primitivismo”.”30
28
Fue organizada de manera conjunta por Francia y Alemania. A ella asistieron Alemania, Austria-Hungría Bélgica, Dinamarca, España, Estados Unidos de América, Francia, Gran Bretaña, Holanda, Italia, Noruega, Portugal, Suecia y Turquía. 29
Godfrey Uzoigwe, ‟La división y conquista europeas de África: Visión general” en Fabien Adonon Djogbénou (compilador), Colonización y en busca de Estado, nación y democracia, México, FCPyS/UNAM, 2003, p. 35. 30
Kwesi Kwaa Prah, “El idioma, un reto al desarrollo de África” en Tricontinental, año 36, núm. 150, Cuba, Centro de Estudios Avanzados de la Sociedad Africana, 2002, p. 54.
-
20
África negra fue explotada y saqueada tanto en recursos naturales como en
recursos humanos. Las potencias europeas afirmaban que tenían como misión
impulsar el desarrollo, acompañando por la paz y la seguridad, el progreso
económico y demográfico, procurar la elevación del nivel de vida, la
culturalización, así como la emancipación progresiva. Si bien el fenómeno de
colonización es uno, las formas de llevarlo a cabo fueron diferentes. En este
sentido, Gran Bretaña y Francia fueron las potencias coloniales más
representativas.
Francia figuró como la potencia colonial con mayor poderío en África y por
tanto, con mayor extensión territorial. Hacia 1900 su imperio se conformaba por
Argelia, Túnez y Marruecos en el Norte; Senegal, Costa de Marfil, Guinea
Francesa y Dahomey en las costas de África occidental; África ecuatorial francesa
que abarcaba Gabón, parte del Congo y la parte central de Sudán (Chad);
Somalilandia francesa (Yibuti) y Madagascar.
Gran Bretaña ocupaba Nigeria, Costa de Oro, Gambia y Sierra Leona en
África occidental y tomó el control de Kenia, Nyasalandia, Uganda, Zanzíbar y
Somalilandia británica en la parte oriental, Además de Egipto, Sudán oriental,
parte de Sudáfrica y Rodesia (Zambia y Zimbawe).
Con estos dos casos, es posible caracterizar dos tipos de colonización: la
directa y la indirecta. En ambas, la educación tomó un papel relevante. La
colonización directa se ejemplifica con el caso francés, se basó en suplantar todas
las formas de la existente administración y buscaba una asimilación. En tanto que
la colonización indirecta, ilustrada con Gran Bretaña, consistió en una filosofía
estratégica de administración colonial, en la cual se conservaron las estructuras
africanas pero se educó a la clase administrativa. Aunque cabe precisar que en
ocasiones Francia utilizó el modelo indirecto y Gran Bretaña el directo.
En general, la potencia francesa buscó que los africanos se amoldaran a su
educación, bajo un mismo plan de estudios y la lengua francesa, “que significaría
que los estudiantes habían de recibir el mismo trato y criterio, ya fueran franceses
-
21
o africanos, de una u otra tribu. Por eso todos los africanos que iban a la escuela
eran educados para convertirse en ‘franceses negros’.”31
Mientras Gran Bretaña concedía cierta libertad política, resguardando la
económica, no buscaba hacer del africano un inglés, sino educarlo para llevar a
cabo ciertos roles sociales. Para ello, la educación “debía adaptarse a la
mentalidad, las actitudes, la ocupación y las tradiciones de los diversos pueblos,
conservando en todo lo posible todos los elementos sanos y buenos del tejido de
su vida social.”32
En ambos casos, las estrategias partían del dominio, tema que ha estado
presente en las relaciones internacionales y en la cooperación internacional
clásica y que históricamente ha ocasionado deficiencias en la estructura
internacional, ya que origina relaciones de poder y con ello, la toma de decisiones
acorde con intereses particulares que terminan afectando al resto de la sociedad
internacional.
Hasta 1880, África estaba gobernada por sus propios reyes, reinas, jefes de
clan y de linaje en imperios, reinos, comunidades y unidades de importancia y
naturaleza variables. Para 1914, con excepción de Etiopía y Liberia, África estaba
completamente bajo el dominio de potencias europeas y dividida en colonias de
dimensiones variables.33 Asimismo, del periodo que comprende de 1880 a 1919
no solamente se introdujo una administración europea, también se desarrolló en el
continente africano un sistema de infraestructura carretera, ferroviaria y telegráfica
que contribuyó a la explotación de recursos o como algunos teóricos, entre ellos
Godfrey N. Uzoigwe, han considerado a la colonización, el imperialismo
económico.34
31
Martín Cornoy, op. cit., p. 146. 32
Idem. 33
Albert Adu Boahen, ‟L’Afrique Face au Défi Colonial” en Albert Adu Boahen (directeur), Histoire Générale de L’Afrique. Volume. VII. L’Afrique sous domination coloniale, 1880-1935, Paris, UNESCO, 1987, pp. 21 y 23. 34
Cfr., Godfrey Uzoigwe, op. cit., p. 20.
-
22
Durante el desarrollo de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), los Aliados
atacaron las colonias alemanas con la finalidad de conquistarlas. El territorio
africano fue tomado en numerosas ocasiones como campo de batalla y más de un
millón de soldados africanos participaron en las contiendas y en las operaciones
militares en el continente europeo.
La resistencia africana no se hizo esperar y se organizaron rebeliones e
hicieron protestas. Sin embargo, todo movimiento o acto de resistencia fue
reprimido por las autoridades coloniales. No sólo el suelo africano y su población
fueron devastados, también se “registró una escasez de importaciones y
aumentos en la demanda de recursos estratégicos.”35
El fin de la Primera Guerra Mundial representa para el continente africano la
expansión del dominio colonial y aumenta las reclamaciones de África para
participar en la nueva administración impuesta por las potencias europeas. En el
marco del surgimiento de la Sociedad de Naciones,36 creada mediante el Tratado
de Versalles el 10 de junio de 1919, se concibe la colonización como una misión
sagrada de civilización a cargo de las potencias emergentes del conflicto. En este
sentido, dichas potencias mandatarias debían rendir ante la Sociedad de Naciones
un informe acerca de la administración colonial.
Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), África proporcionó una
vez más soldados a Europa y fue ocupada como zona de combate. En este
periodo las rebeliones tuvieron un toque distinto, ya que pese a la opresión por
parte de las potencias coloniales y a la inestabilidad política, surgieron
movimientos y partidos políticos de emancipación: “La guerra facilitó la liberación
política de África.”37
35
Cfr., Michael Crowder, ‟La première guerre mondiale et ses conséquences” en Albert Adu Boahen (directeur), op. cit., p. 311. 36
Primera organización de carácter universal asentada bajo la cooperación, sentencia de los conflictos y seguridad colectiva. 37
Cfr., Ali Al-Mazrui, ‟L'Afrique et l'héritage de la seconde guerre mondiale sur le plan politique, économique et culturel” en UNESCO, L’Afrique et la Seconde Guerre Mondiale. Documents de travail et
-
23
En la configuración del sistema internacional, el fin de la Segunda Guerra
Mundial y la época de Guerra Fría marcan el desplazamiento del núcleo de poder
europeo a la confrontación por el mismo entre Washington y Moscú. En esta etapa
la región de África negra fue el escenario de diversos enfrentamientos entre las
dos grandes potencias y a la vez, socavada en recursos debido a que Europa se
encontraba devastada por la conflagración mundial y requería de provisiones.
Aunado a ello, para la región de África negra el fin de la Segunda Guerra
Mundial representó el momento de una mayor apertura de la región al mundo y el
comienzo de la lucha por la independencia. Ello motivado por las dinámicas
internas, las independencias de países del sureste asiático y el triunfo de la
Revolución china.
Como antecedente de las independencias africanas, puede hacerse
mención del descontento y la oposición que los africanos mostraron ante el
dominio europeo, pese a la influencia cultural extranjera y a los valores
promovidos por la educación colonial. Cabe anotar que los movimientos de
independencia en África fueron tan diversos como los mismos colonizadores, y en
algunos casos, no se descartó la violencia como un medio para lograr la
independencia. Dichos movimientos fueron impulsados por una parte, por los
intelectuales occidentalizados de esos momentos que buscaban tomar
completamente en sus manos la dirección del poder y por otra, por grupos
sociales que reivindicaron la liberación colonial y que exaltaron el orgullo por lo
propio, entre éstos, el movimiento de la Negritud.
Lo anterior se hizo posible principalmente a través de la formación de una
nueva generación de élites urbanas “que no buscaban ahora un mejor acomodo
en la colonia sino que veían en la independencia la única manera de satisfacer las
rapport final du colloque organisé par l’UNESCO à Benghazi (Jamahiriya arabe libyenne) du 10 au 13 novembre 1980, Francia, UNESCO, 1985, p. 13.
-
24
expectativas generales y personales.”38 Tampoco se descartaron las
movilizaciones rurales. Se sumaron a la causa activistas que contribuyeron con
dinámicas sociales que fueron aprovechadas en las movilizaciones.
Con el fin del dominio colonial, la herencia del modelo de Estado-nación
europeo trae consigo una fragmentación en la sociedad negroafricana. Europa no
pudo ignorar las demandas de liberación nacional y por tanto, comenzó el retiro de
las potencias coloniales. Sin embargo, los intereses de las mismas continuaron.
Buscaron asegurar una transferencia de poder hacia grupos confiables de
africanos que continuaran manteniendo relaciones económicas y políticas con
Europa. “Si la metrópoli no pudo evitar la independencia, sí contribuyó a
determinar qué grupos dominarían la escena política poscolonial.”39
Arribaron al poder intelectuales occidentalizados que se apoderaron del
aparato burocrático colonial y buscaron la constitución de un Estado moderno.
Esta minoría selecta tomó una actitud despectiva hacia lo africano y ello propició la
adopción de hábitos y comportamientos de las costumbres coloniales. “Ellos no
sólo adoptaron ‘la voz de su amo’ sino que también aceptaron sus gustos y
aversiones como parte del paquete.”40
Además, los nacionalismos que condujeron a la independencia se
plantearon en función de las fronteras heredadas por los europeos, por encima de
las identidades más locales. El resultado de este contexto fue una situación
devastadora en la región, una mala administración en las estructuras de poder y
una serie de pugnas entre diferentes grupos africanos.
La década de los noventa del siglo XX marca una tendencia de expansión
de patrones dados por la globalización y a la par, el fin de la Guerra Fría plantea
un nuevo orden internacional. A partir de este orden se pretende insertar a África
38
Alicia Campos Serrano, “La aparición de los Estados africano en el sistema internacional: La descolonización de África” en Francisco Javier Peñas, África en el Sistema Internacional: Cinco Siglos de Frontera, Madrid, Editorial Catarata, 2000, p. 34. 39
Ibid., p. 38. 40
Kwesi Kwaa Prah, op. cit. p. 56.
-
25
negra en una dinámica que no toma en cuenta sus especificidades como región.
Dicho argumento conlleva a la desvalorización de África negra y a que, incluso,
aquellos que privilegian los referentes occidentales, hablen de la muerte simbólica
de África negra equivalente a la desaparición de la región en el sistema
internacional.41
Lo anterior habla de una visión simplista de la región que no considera el
pasado, presente y futuro de África negra relacionado con el resto del sistema
internacional. Si bien se intenta “ayudar” a la región, dicha ayuda contribuye a la
vez, al “olvido” del continente y de la región ya que, como menciona María
Gabriela Mata Carnevali, proyecta a los africanos como “eternos niños
necesitados de consejos, asistencia y atención.”42
La existencia de un contexto de globalización occidental con ciertas
características no significa que la región no sea apta para participar en el sistema
internacional. África negra es una realidad heterogénea, con presencia en las
dinámicas, instituciones, organizaciones, foros y en los problemas internacionales.
Sin embargo, el peso que tiene África negra como región se ha desvalorizado
debido a una lectura histórico-socio-cultural sesgada.
Es un hecho que la proyección internacional de África ha estado marcada
por dos etapas históricas específicas: la esclavitud y la colonización. Y asimismo,
se ha desarrollado una visión asistencialista e intervencionista dentro de la
cooperación internacional. Desde esta perspectiva, “los Estados occidentales y las
organizaciones internacionales en sus manos −Fondo Monetario Internacional,
Banco Mundial, y la misma Organización de las Naciones Unidas−, ejercen una
suerte de ‘tutela’ sobre los Estados africanos, de tal manera que controlan,
mediante las llamadas ‘comunidades de donantes’, los parámetros que definen su
41
Cfr, Hilda Varela, “África subsahariana en las aguas turbias del desorden internacional de la Posguerra Fría” en Estudios de Asia y África, núm. 3, vol. 30, México, Colegio de México, septiembre-diciembre, 1995, p. 500. 42
María Gabriela Mata Carnevali, “África allende la oscuridad heredada del imaginario occidental. Una toma de conciencia” en Humania del Sur. Revista de Estudios Latinoamericanos, Africanos y Asiáticos, año 5, núm. 8, Mérida, Universidad de Los Andes, enero-junio, 2010, p. 29.
-
26
organización política y económica.”43 Las comunidades de donantes utilizan la
ayuda que brindan de manera voluntaria para sus propios fines, prescriben
además de recursos, recomendaciones y estándares de comportamiento.
Se ha percibido a África a través de sus Estados-nación, sin considerar la
amplitud, diversidad y riqueza de sus culturas y por ello cabe cuestionarse ¿Qué
representa África negra en el sistema internacional? Más allá de los prejuicios,
África no es sólo pobreza, conflicto, enfermedad, es un crisol cultural, como
cualquier región, tiene algo que aportar a la sociedad internacional. Más allá de
sus recursos materiales, está compuesta por 49 Estados que contienen dentro de
sus fronteras especificidades que le dan sentido y permanencia a la región.
Para poder visualizar lo anterior, es necesario hacer un acercamiento a la
complejidad de la región. Considerar no sólo a los Estados negroafricanos sino
también a sus realidades subestatales como los principales agentes de cambio (y
a quienes deben corresponder los cambios) ya que ellos son los que “tienen la
última palabra en relación a la forma que asumirá la ‘inevitable modernidad
africana’.”44
En la actualidad, es vital la información y por tanto, dar “un seguimiento a
las noticias de África subsahariana que permitan completar la información con el
análisis, es una tarea que los medios no han puesto en práctica, ni en sus medios
escritos ni en sus medios digitales, donde deberá ser más sencillo.”45
Los hechos históricos relatados a lo largo de estas líneas buscan mostrar
cómo África ha estado constantemente presente en las dinámicas internacionales
y cómo ha sido devastada y manejada. Sin embargo, estos hechos demuestran la
solidez de las culturas negroafricanas y el sentido de pertenencia que, pese a lo
que diversos autores han escrito, como en el caso de Robert D. Kaplan y su obra
43
Ibid., p. 36. 44
Ibid., p. 41. 45
CREA, África subsahariana en la prensa, Informe 6: Síntesis del año 2010, España, CREA, s/año, p. 13.
-
27
Rendición o Hambre y el periodista Stephen Smith y su libro Negrología, no se ha
perdido.
El objetivo de este apartado no es crear una imagen que borre los males de
África negra sino ver más allá de ellos. África negra es un conjunto de realidades
en el sistema internacional que no pueden permanecer invisibles o vistas a través
de un cristal borroso que apenas deja ver un retrato difuso como región.
Impresionante y preocupante es el hecho de que la (escasa) difusión de la
información (poco diversificada) que se hace sobre esta región se base en
continuar alimentando la etiqueta prejuiciosa del continente negro.
Las realidades negroafricanas, diferentes al resto de las regiones del
sistema internacional, convierten al continente en blanco de prejuicios e
incomprensión. Ante ello, es menester contribuir a la construcción de un enfoque
preocupado por dar cuenta de realidades distintas a las ampliamente difundidas.
Como toda región, la esencia de África es peculiar; como toda región, ella misma
engloba diversas realidades y como toda región, es partícipe del sistema
internacional.
Sin embargo, resaltar en su estudio factores como la pobreza, la
marginalidad y la deriva de África ha convertido a la región en un espacio
privilegiado para que países occidentales establezcan relaciones a través de la
Cooperación Internacional para el Desarrollo. Cooperación que no ha sido
favorable para África ya que se ha caracterizado por ser vertical, desigual y por
propiciar la intervención externa en los asuntos internos.
1.2. África negra, espacio privilegiado de la Cooperación Internacional para
el Desarrollo
La cooperación internacional se ha promovido como un medio para mejorar el
nivel de bienestar de las sociedades y como un detonante de procesos de
desarrollo. No obstante, la cooperación que se ha difundido es una cooperación
internacional clásica con un carácter predominantemente económico que a lo largo
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de los años ha extendido los parámetros de dominación entre los países
desarrollados sobre los países en vías de desarrollo.
Por ello, en las siguientes líneas abordaremos cómo se ha presentado la
cooperación en el contexto internacional y la promoción de desarrollo que ha
marcado, en donde los Estados-nación involucrados reciben un beneficio, aunque,
en muy diferente especie y grado.
Para sustentar lo mencionado, a continuación trazaremos cómo emerge el
concepto de cooperación y cuáles han sido las implicaciones de ésta en términos
de desarrollo en las relaciones entre países. Para ello, también se acordarán las
teorías del desarrollo que sustentan la Cooperación Internacional para el
Desarrollo.
Asimismo, veremos cómo en África negra esta cooperación internacional se
ha revestido de injerencia de ciertos países e intervención en los asuntos internos,
lejos de contribuir en algo positivo a la región. Ante esta situación, consideramos
necesario retomar conceptos como el de desarrollo endógeno que implica dejar de
lado el estatocentrismo y permite involucrarnos con una escala más cercana a la
población como lo es la local y que sobre todo busca introducir el aspecto cultural.
1.2.1. La CID y los conceptos que la fundamentan
Posteriormente a las independencias latinoamericanas, asiáticas y africanas, las
ex colonias buscaron medios distintos para conservar los mecanismos y
esquemas de dominación. Uno de ellos ha sido la cooperación internacional. La
primera etapa de ésta instituyó una relación entre el Norte y el Sur en términos de
ayuda financiera o humanitaria, siguiendo una lógica jerárquica entre países
pobres y ricos, dominantes y dominados, industrializados y no industrializados,
modernos y tradicionales, etcétera. De manera general, la división estaba situada
bajo la emergencia del binomio donante-receptor.
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En este sentido, como regiones donantes se identificaron Europa y América
del Norte, y como regiones receptoras, el resto, entre ellas África negra. Sin
embargo, dicha concepción clásica de la cooperación da una idea de un sistema
internacional de asistencialismo en el cual, las regiones receptoras no actúan, sólo
esperan, reciben y establecen sus relaciones internacionales bajo
condicionamientos.
De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española,
cooperar proviene del latín cooperāri y se refiere a la acción de obrar
conjuntamente con otro u otros para un mismo fin.46 Concretamente, por
cooperación internacional se entiende el “conjunto de acciones y/o recursos que
intercambian actores de diferentes países, de manera voluntaria y conforme sus
estrategias e intereses.”47
Esta definición, hasta el momento ha permanecido en papel y discursos, ya
que en las relaciones internacionales que establecen los actores internacionales
parece que aún no se ha comprendido que el intercambio es la única forma de
cooperación no empobrecedora que lleva implícita la no dependencia unilineal,
más allá de imponer una cooperación estandarizada encaminada a desarrollarse
bajo parámetros dominantes.
Desde la cooperación internacional clásica, el grado de desarrollo de las
sociedades ha estado categorizado por parámetros únicos que se presumen
aplicables a todas las realidades, como si fuera necesario seguir una serie de
etapas para alcanzar tal objetivo.
Tratar de incorporar a la práctica el intercambio, dejando atrás el
asistencialismo conlleva hacer realidad que la cooperación internacional
represente una de las herramientas más importantes con las que cuenta la
46
Diccionario de la Real Academia Española, [en línea], Dirección URL: http://www.rae.es/rae.html, [consultada el 13 de enero de 2013]. 47
Horacio Rodríguez Vázquez, “La cooperación internacional para el desarrollo desde una perspectiva latinoamericana” en Aaron Pollack, (coordinador), Temas de cooperación internacional para el desarrollo: criticar, proponer, sistematizar, México, Instituto Mora, 2010, p. 9.
http://www.rae.es/rae.html
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comunidad internacional, orientada a satisfacer ciertas necesidades, del
desarrollo en sus diversas dimensiones.
En cuanto a los actores de la cooperación, pueden clasificarse en públicos y
privados como se muestra en la tabla:
Actores de la cooperación internacional
Actores públicos Actores privados
Organismos multilaterales: ONU, BM, FMI, UE. Organizaciones no gubernamentales para el
desarrollo (Asociaciones y fundaciones).
Administración autónoma y local Empresas
Universidades y otras entidades Colectivos sociales
Fuente: Elaboración propia.
De manera formal, la cooperación internacional, surge hacia 1945 a través de la
Carta de las Naciones Unidas que enmarca como uno de sus propósitos “Realizar
la cooperación internacional en la solución de problemas internacionales de
carácter económico, social, cultural o humanitario, y en el desarrollo y estímulo del
respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos, sin
hacer distinción de raza, sexo, idioma o religión.”48
El concepto, oficial, se da bajo la premisa de la interdependencia entre los
Estados-nación como una herramienta para combatir y construir estrategias en
torno a la solución de problemas globales. Entre ellos se encuentran la salud, la
pobreza, la educación, la seguridad y el medio ambiente. En un principio, se
vinculó al concepto de ayuda, desprendiéndose de dicho sustantivo el término
Cooperación Internacional para el Desarrollo (CID), que se traduce como la
“movilización de aquellas acciones y/o recursos financieros, técnicos y humanos
que tienen como propósito contribuir a la promoción de todo aquello que se
entiende como desarrollo.”49 Sin embargo, como ya se mencionó anteriormente, la
48
ONU, Carta de las Naciones Unidas y Estatuto de la Corte Internacional de Justicia, Artículo 1, Párrafo 3. 49
Horacio Rodríguez Vázquez, op. cit., p. 9.
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noción de desarrollo no tiene una definición única, por tanto, tampoco existe una
sola definición de CID. En palabras de Rafael Domínguez:
La CID es un subsistema dentro del sistema de Relaciones Internacionales.
Como tal, tiene objetivos mixtos: por un lado, la promoción del desarrollo en
aquellos países que no han logrado graduarse en esta materia según el
criterio del Comité de Ayuda al Desarrollo (países en desarrollo), y por otro,
el propio interés del donante (país desarrollado de la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico –OCDE–) que no excluye que la
CID sea, además de instrumento, principio inspirador de la política exterior.
Para la promoción del desarrollo, la CID, en tanto que política pública, utiliza
como principales instrumentos los tres siguientes: I) la Ayuda Oficial al
Desarrollo (AOD: transferencia de recursos de origen público que debe
destinarse a la promoción del desarrollo y el bienestar en los países en
desarrollo, con una concesionalidad mínima de 25 por ciento, y que puede
ser de carácter bilateral o multilateral, reembolsable y no reembolsable); II)
los acuerdos comerciales entre gobiernos para impulsar la conexión entre
comercio y desarrollo, que suelen ir acompañados de Financiación Oficial al
Desarrollo (préstamos de gobierno a gobierno en condiciones de mercado,
preferenciales o por debajo del porcentaje de concesionalidad de la AOD) y
AOD; y III) diálogo político, esto es, acuerdos entre gobiernos (vía cumbres
bilaterales o multilaterales) para la promoción de las relaciones económicas,
políticas y de cooperación internacional que engloban objetivos específicos
de promoción del desarrollo.50
Es un hecho que la CID en realidad se encuentra ligada a intereses específicos
provenientes de las potencias internacionales y entre los cuales, el fin que menos
resalta es el beneficio de la comunidad hacia la cual se supone se han ido
50
Rafael Domínguez, Aisha Al Said y Esteban Valenzuela, “Por un nuevo modelo de cooperación pactada al desarrollo en América Latina” en Revista de Relaciones Internacionales, núm. 105, México, UNAM/FCPyS, septiembre-diciembre, 2009, p. 64.
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dirigiendo los proyectos de desarrollo y por tanto, hablamos de una política
exterior de dominación.
La cooperación internacional se vale de diversos instrumentos para llevarse
a cabo, a saber:
Tipología de instrumentos de cooperación internacional
Cooperación económica:
Se incluyen las preferencias comerciales (eliminación de
barreras comerciales y arancelarias).
Acciones encaminadas a fortalecer el sector productivo.
Financiamientos: Transferencia de capital para diversos sectores: educación,
salud, vivienda, saneamiento, etc. / Programas de
desarrollo
Asistencia técnica: Intercambio de conocimientos y habilidades técnicas
(recursos humanos).
Cooperación científico-educativa:
Llevada a cabo en universidades, centros de investigación,
laboratorios encaminada a la formación universitaria e
implementación de becas.
Cooperación tecnológica: Capacidades o recursos para la ejecución de actividades de
I+D+i
Ayuda humanitaria y de emergencia: Envío de ropa, alimentos, medicinas durante conflictos
bélicos o desastres naturales y asistencia médica y de
rescate.
Ayuda alimentaria: Fundamental para el combate de la escasez de alimentos.
Fuente: Elaboración propia.
Aún contando con diversos medios para llevar a cabo la cooperación internacional,
sería importante cuestionarnos hacia qué desarrollo se ha dirigido y en qué grado
el mismo satisface las necesidades y aspiraciones de la población, que al menos
en la teoría, es quien vive y palpa dicho desarrollo.
La cooperación internacional clásica está configurada por las teorías
economicistas surgidas posteriormente a la Segunda Guerra Mundial. Los
postulados de éstas conformaron una “receta única” para alcanzar los niveles de
desarrollo económico de los países industrializados. Con ello se colocó especial
peso en el enriquecimiento material, considerando que el incremento del Producto
Interno Bruto per cápita traería como consecuencia la reducción de la pobreza y el
bienestar de la población.
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De acuerdo con esta lógica, el crecimiento se convertía no sólo en el medio
para alcanzar el desarrollo, sino en el fin del desarrollo mismo. De acuerdo a los
teóricos de ese momento, como Rostow y su obra Las etapas del crecimiento
económico, era posible que todos los países se desarrollaran económicamente si
seguían la receta cuyos postulados implicaban: cambios en la industria y en la
agricultura, gran inversión de capital fijo, extensión de la productividad a todos los
sectores económicos, cambios institucionales, difusión del progreso tecnológico a
diversos sectores y el consumo de bienes y servicios.
No obstante, un desarrollo exitoso no puede basarse únicamente en la
implementación de políticas y estrategias de carácter económico cuyo fin se limita
al crecimiento del PIB. De las teorías económicas desarrollistas se desprendió el
sistema institucional de la CID. Es decir, “para poder impulsar y regular la
cooperación para el desarrollo, se fue gestando un sistema institucional capaz de
gestionar los flujos de recursos financieros y técnicos entre el Norte y el Sur, lo
que se conoce como Ayuda Oficial al Desarrollo.”51
Dicha institucionalización se refleja cronológicamente en lo siguiente:
1944: Conferencia de Bretton Woods de la cual se desprenden el Banco
Mundial (originalmente, Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento)
y el Fondo Monetario Internacional.
1945: Conferencia de San Francisco. Se firma la Carta de Naciones Unidas
y se crea la Organización de las Naciones Unidas (ONU), de la cual se
desprenden distintos organismos especializados.
1948: Creación del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y
Comercio (GATT).
1960: Creación Comité de Ayuda al Desarrollo (originalmente, Grupo de
Ayuda al Desarrollo), perteneciente a la Organización para la Cooperación y
el Desarrollo Económicos (OCDE). 51
Carola Calabuig Tormo y María de los Llanos Gómez-Torres (coordinadoras), La cooperación internacional para el desarrollo. Cuadernos