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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL COMAHUE
Facultad de Derecho y Ciencias Sociales Teoría General del Derecho II.
Los derechos humanos. La tesis fundamentataria de Nino: los principios y el alcance de los
derechos humanos. El constructivismo. Las corrientes comunitaristas. Derechos humanos y
multiculturalismo.
Juan Manuel Salgado
(Desgrabación revisada de la clase del 3 de noviembre del 2000 sobre los puntos 3 y 4 de la unidad 3
del programa de cátedra).
Lo que ibamos a ver, enlazando con lo que se habló ayer, eran
los puntos 3 y 4 de la unidad 3. El punto 3 corresponde al capítulo
III del libro Etica y derechos humanos. El punto 4 lo podemos ver en
la primera parte del capítulo IV, donde se describen las corrientes
comunitaristas. Y además está la ficha de Will Kimlicka, Ciudadanía
multicultural.
Los puntos 3 y 4 se refieren a la temática que se ha dado en
llamar la fundamentación de los derechos humanos y veremos las
posiciones más relevantes que se han sostenido en los últimos años.
Ustedes ya han estudiado en que consiste el tema de la
justificación de los derechos humanos. Es decir, en base a qué
fundamento distintas teorías dicen que los derechos humanos deben
aplicarse y en qué condiciones debe hacerse. Dependientes de las
teorías van a ser el alcance y la forma de aplicación práctica de
las distintas convenciones de derechos humanos.
Este es un problema que cobra gran importancia a partir de la
normativa internacional de derechos humanos. De acuerdo a las
teorías con las que se entiende cual es el fundamento de los
derechos humanos va a ser la interpretación que se de a estas
normas. Y también el alcance. Lo planteo con un ejemplo. A partir de
1948 comienzan a firmarse distintos instrumentos ineternacionales, o
sea convenciones y tratados, que establecen que ciertos derechos
tienen un carácter general válido para todos los paises, y se los
denomina derechos humanos ¨Derechos Humanos¨ en la convención de las
Naciones Unidas de 1948. Una importante cuestión que se presenta es
qué pasa con los países que no adhieren a la convencion. Si tenemos
una fundamentacion iusnaturalista que supone que los derechos
humanos provienen de la naturaleza del hombre no importa que los
países adhieran o no adhieran porque esos derechos ya existen. Si
tenemos una fundamentación escéptica o positivista, como la de
Kelsen, diremos que tales derechos humanos son derechos positivos
para los ordenamientos que los hayan reconocido y si no no son
jurídicos. Entonces se ve cómo depende de distintas fundamentaciones
que los derechos humanos se aplican de un modo y con una extensión
determinada.
Ustedes ya tuvieron clase sobre la fundamentación
iusnaturalista y la posición escéptica, que corresponden a los
capítulos I y II del libro de Nino. Lo que vamos a ver ahora son dos
posturas más contemporáneas referidas a la fundamentación de los
derechos humanos. La primera es el llamado constructivismo etico,
cuyas líneas principales hemos tratado ayer viendo la teoría de la
justicia de Rawls.
No es mi intención que esta clase sirva para suplir la lectura
de la bibliogravía, de modo que lo que trataré de dar es una
contextualización de lo que está expuesto en el capítulo III del
libro Etica y derechos humanos. De todas maneras, en este caso, como
la temática que aborda Nino es bastante complicada y ustedes no
están familiarizados ni con la conceptualización ni con el
vocabulario que utiliza, voy a tratar de hacer un resumen de ese
capítulo o de sus partes más relevantes, para que pueda leerse con
menores dificultades.
Lo que se plantea para una posición que considera que los
derechos humanos son válidos incluso en los regímenes normativos que
no los reconocen, o sea en los países que no ahdieren a las
convenciones de derechos humanos, es tener un argumento superior a
la fundamentación iusnaturalista, o sea una fundamentación que
permita establecer que hay principios superiores de validez
universal, pero que al mismo tiempo no tenga los puntos debiles que
tiene la remisión a la naturaleza humana, de la posición
iusnaturalista.
Para eso, para encontrar una argumentación en la que pueda
fundarse la validez universal de los derechos humanos, lo que se
busca es si pueden existir principios morales universales fundados
racionalmente, de manera que sean reconocidos por cualquier persona
racional independientemente del lugar o la cultura en que se
encuentre. Para llegar a esto Nino y los demás filósogfos que con
cierta amplitud pueden denominarse constructivistas, establecen dos
pasos teóricos. En realidad el constructivismo es el nombre que
Rawls dio a su doctrina pero Nino le da un sentido más amplio. Toma
antecedentes como Hobbes y Kant e incluye, aparte de Rawls,
filósofos como Habermas, Apel, etc. Tal vez ellos mismos no se
identificarían como constructivistas, pero según Nino tienen el
rasgo común de que todos pretenden encontrar en la argumentación, en
los requisitos formales de la argumentación, los principios válidos
que permiten fundar los derechos humanos.
En primer lugar estos filósofos distinguen entre dos tipos de
moral, que llaman, moral social, o positiva por un lado, y moral
crítica o ideal por el otro. La moral social o positiva, o lo que
Gargarella llama moral convencional, se refiere a la moral que uno
podría describir en una sociedad. Se podría decir: en esta sociedad
rigen tales y cuales reglas morales, como por ejemplo si dijéramos
que en los países anglosajones la lealtad al grupo familiar o la
amistad no es tan importante como decir la verdad y en cambio en los
países sudamericanos es diferente, se valora más la lealtad a los
amigos o a la familia que decir la verdad a los extraños. Podemos
encontrar reglas morales en sociedades mas o menos machistas y
decir: las normas morales de esta sicuedad son estas, lo que no
signifiqca que nos estemos comprometiendo, o sea que las estemos
aprobando o criticando. Simplemente las miramos de afuera y decimos
esta es la moral de tal sociedad. Uno puede hacer eso incluso de la
sociedad propia. Nos referimos a la moral vigente y por eso se le
llama moral positiva.
La moral crítica, en cambio, es la moral ideal, en base a la
cual uno diría que esto es correcto incorrecto, para mí.
Mediante esta disticnción lo que se pretende es recalcar que
la moral positiva o social en gran medida deriva de la moral crítica
de cada uno de los individuos de esa sociedad. Eso significa que la
moral ¨objetiva¨, o positiva o social, como se le llame, en un
tiempo y lugar determinados, proviene de las ideas acerca de lo que
está bien o está mal, de una moral ideal, de las aspiraciones de
cada uno de los individuos, y que por interacción, entre todos sale
una especie de compromiso conjunto que es la moral común. La moral
común es un hecho, la moral ideal es un valor. Para estos filósofos
que comparten la tradición liberal, hay una distinción entre el
mundo del ser, de las cosas que son, y el mundo del deber ser, de
las cosas como deberían ser o de las normas. Podemos decir que la
moral positiva se ubica en relación a la moral ideal como el ser en
relación al deber ser.
La segunda distinción que se hace es entre moral y derecho.
Hay dos sistemas de normas, uno es el de las normas morales y otro
es el de las normas jurídicas. Ambos sistemas cumplen funciones
sociales de resolución de conflictos. El derecho lo cumple sobre la
base de la autoridad y la coacción. El derecho es el derecho
positivo y consiste en el conjunto de normas establecidas por el
Estado. ¿De donde sale y como opera la moral para evitar conflictos
en una sociedad? Nino pone algunas respuestas que se han dado a esta
pregunta.
La primera respuesta es que la moral opera mas o menos como el
derecho pero sin sanciones estatales. Es decir, aquel que viola las
reglas morales de las sociedad recibe una sanción por parte del
grupo social. Será una sanción formal y espontánea A aquel que
miente sin cometer ningún delito ningún juez lo va a castigar, pero
el grupo social lo va a ir apartando o directamente no le cree. Eso
vendría a ser el equivalente moral a la sanción estatal. Lo que Nino
dice es que esto no nos explica porqué la gente reacciona, ya que
esta actitud a su vez tiene que basarse en una razones morales. O
sea que no es que mentir sea malo porque la gente reacciona, sino
que la gente reacciona porque mentir es malo. Entonces estamos de
vuelta en un círculo. Porque si se nos dice que la moral opera o
actúa mediante sanciones sociales no se nos explica cuales son las
razones morales que hacen que las otras personas reaccionen. Se nos
puede decir que el que viola las reglas morales es sancionado por el
grupo pero no porqué el grupo reacciona de ese modo. Se nos da un
punto de vista externo, una explicación sociológica descriptiva. Se
nos dice que cuando alguien miente el grupo lo aparta, pero no
porqué el grupo considera que tiene que apartar al que violó una
norma o realizaó tal conducta, o porqué el grupo tiene esa norma.
Esa explicación de cómo surge la moral no es satisfactoria porque ya
presupone una moral.
La segunda explicación, que también Nino critica, es la que
sostiene que la moral reduce los conflictos a través de ciertas
virtudes del carácter y que estas virtudes son las que permiten
generalizar determinadas normas. Es decir que nosotros tenemos una
idea de lo que debe ser una buena madre, o un buen padre o un buen
alumno, determinadas virtudes que esperamos en las demás personas, y
el conjunto de las expectativas acerca de esas virtudas constituyen
la moral. Pero esta respuesta a la pregunta de cómo opera, de dónde
surge la moral para evitar los conflictos, también presupone la
creencia en razones morales para el actuar virtuoso. De allí que se
vuelva a un argumento circular.
Ambas respuestas eluden que la moral se construye sobre la
base de argumentaciones respecto a lo que está bien o está mal. Lo
que los constructivistas quieren remarcar es que la moral tiene una
dimensión discursiva, o sea que surge de un intercambio de
argumentasciones entre los distintos individuos. Dice Nino: ¨El
discurso moral constituye una técnica para convergir en ciertas
conductas y en determinadas actitudes frente a conductas sobre la
base de la coincidencia de creencia en razones morales¨.
-Es decir que para una sociedad va a ser una acción moral aquella
que logre el consenso.
Sí. La moral se establece sobre la base de la adquisición del
consenso y la discusión. No el consenso como aceptación de la
autoridad sino el consenso libremente asumido. Esto no significa que
la moral ideal se identifica con la moral positiva, que es la de la
mayoria. La moral ideal permite criticar la de la mayoría. Yo podría
decir que no estoy de acuerdo con determinadas posturas de la moral
mayoritaria respecto a posiciones de religión, respecto a la vida
sexual, no estoy de acuerdo con la discriminación de los
homosexuales, no estoy de acuerdo con las normas que suponen
discapacidades para las mujeres, etc. Uno puede diferenciar la moral
de la mayoría de la propia, de la que uno considera que es la moral
ideal. Lo que esta postura dice es que la moral se supone un
dialogo, apelación a un consenso. La moral ideal de cada uno surge
de presuponer una discusión con la moral ideal de los otros. Tiene
que discutirse y los intervinientes tienen que intercambiar
argumentos. De este modo nos aproximamos a un procedimiento que es
ideal pero que nos permitiría decir que si este procedimiento se da,
en el caso en que se adquiera el consenso unanime ese logro es un
logro moral. En ese caso ideal moral crítica y moral positiva
vendrian a ser lo mismo.
La moral crítica es la base de la moral positiva. La moral
positiva vendría a ser moral ideal sedimentada, decantada. Pero
permanentemente hay criticas sobre la moral positiva porque además
en los hechos, en la práctica social real, la moral positiva no
rsulta solamente deargumentos sino también de relaciones de poder,
historias particulares, acostumbramientos, etc. La moral positiva es
el resultado de distintas interacciones y no sólo de las
argumentaciones y la moral crítica. También han actuado relaciones
de dominación, aceptación de la tradición o de los dogmas. Por eso
nunca la moral positiva no va a ser nunca la moral ideal, siempre va
a haber cosas que se le critiquen, pero lo que podemos decir es que
puede haber un procedimiento para a construir una moral positiva mas
cercana a la moral ideal.
Ese procedimiento consiste en reglas ideales que permitan la
discusión libre y el convencimiento autónomo de todos los sujetos
intervinientes en esta discusión. Son reglas de obtención de
consenso pero no significan la moral de la mayoría. Adoptar la regla
de la mayoría es establecer un momento en que se corta la discusión
y se vota. Eso puede ser necesario en procedimientos políticos o
judiciales porque la decisión no puede posponerse eternamente, pero
en las cuestiones morales esta siempre abierta la discusión. Lo que
aquí se buscan son principios morales, aunque los resultados
concretos a que se llegue puedan tener diferencias en distintas
sociedades y culturas y en distintas epocas históricas. Lo que los
constructivistas afirman es que hay proncipios que garantizan el
procedimiento del discurso moral, el procedimiento de la
argumentación moral, que son universales.
Relacionen esto con lo que vimos ayer de Rawls. Lo que surge
de la filosofia de Rawls es que lo importante consiste no tanto en
establecer reglas morales que determinen esta u otra acción, que
esto es bueno o que esto es malo, sino que determinen el
procedimiento por medio del cual se llega a lo que es bueno o malo.
Entonces lo que es bueno aquí puede no serlo en otra parte. Si ese
procedimiento garantiza determinados requisitos esa es una moral
valida local. Esos requisitos son los principios universsales.
Ahora volvamos a Kant. Nino dice que Kant establece algunas
pautas para los juicios morales. Por ejemplo, la autonomía. Los
juicios morales deben ser juicios que el sujeto se da a si mismo, no
que estén establecidos por una autoridad externa. El segundo
requisito es el de la universalidad. El sujeto se da esas reglas
pero deben ser universales, es decir aplicables a cualquiera que se
encuentre en la misma situación. Ustedes recuerdan que el imperativo
categórico de Kant dice: ¨obra de tal modo que la regla de tus actos
pueda servir de principio de legislación universal¨. El tercer
requisito es el de no estar condicionado por deseos o intereses
contingentes o del momento.
De aquí se deducen las reglas formales del discurso moral, o
sea de la argumentación moral. En primer lugar la argumentación
moral debe estar ausente de apelaciones al poder, a la autoridad o a
la obediencia dogmática. Vemos por ejemplo que esto se cumpliria en
la situacion originaria de Rawls ya que éste dice que los sujetos
racionales obrando con un velo de ignorancia podrían establecer los
principios bajo los cuales se puede ordenar una sociedad justa,
porque estos sujetos actuando de este modo nunca podrían apelar a
alguna autoridad, tienen que acudir a argumentos que puedan
convencer a los demás por su propio peso, por su propia validez
persuasiva, y no a argumentos que podrían decir, por ejemplo, esto
es conveniente porque si no viene tal poderoso y nos castiga.
Se trata de argumentos no originados en motivaciones de poder,
como por ejemplo el miedo, o quedar bien o agradar, o moverse dentro
de opciones acotadas por relaciones de poder que impiden tener una
gama más amplia de alternativas. Muchas veces los argumentos de
autoridad se suelen disfrazar en una discusión como apelaciones a la
realidad. ¨Esto es bueno pero no es realista¨, se dice, ¨esto es
bueno pero es impracticable¨, muchas veces que se argumenta de este
modo significa que esto es bueno pero no no lo van a dejar hacer, va
a haber otros poderes que se van a oponer. No es que no sea bueno
sino que no nos conviene o no estamos en condiciones de realizarlos
porque hay otros que van a poner toda su voluntad en impedirlo.
Según los constructivistas alegatos de este tipo tienen que estar
fuera de las argumentaciones morales. Las discusiones morales no
pueden tener este tipo de argumentos porque atentan contra la
autonomía de la moral desde que le imponen al individuo límites que
no derivan de la razón sino del poder de otros. Tampoco pueden
admitirse argumentos que tiendan a conseguir consenso sobre la base
de demostrar que hay un poder mas importante.
Un ejemplo de discurso libre podemos verlo en la posición
originaria de Rawls pero también desde una tradición completamente
distinta, Habermas. Habermas distingue lo que el llama la acción
comunicativa, la argumentación entre sujetos autónomos y lo que el
llama la acción estratégica. En la acción comunicativa el consenso
se busca en base al mérito de los argumentos. En la ación
estratégica el consenso se busca en base a relaciones de poder.
O sea, teníamos como una regla formal del discurso moral la
ausencia de apelación a obediencia dogmatica o a ciertas
autoridades.
Este es un rasgo estrictamente procedimental, no dice cual es
la conclusion a la que se debe llegar pero establece las reglas que
debemos seguir para determinar que el resultado sea acorde a la
moral ideal. Otros principios formales se refieren a los resultados
de esta discusión y Nino dice que son principios morales racionales
cuando son públicos, es decir cuando pueden exponerse a todos. Esa
es la diferencia con la complicidad. La complicidad puede tener la
autonomía de los cómplices, suponiendo que no haya ninguno con más
poder que otros, pero no pueden hacer públicos sus compromisos. La
publicidad no quiere decir que deben ser aceptados por todos sino
que aquellos que los sostengan tienen que tener en cuenta que
podrían debatirlos frente a cualquier interlocutor. Aunque uno no lo
haya conversado con nadie, si sostiene un principio moral tiene que
estar dispuesto a discutirlo seriamente con cualquiera. No debe ser
deshonesto en el sentido de que excluye la reticencia, el
ocultamiento, decir la mitad de las cosas. En ese sentido es
publico, no quiere decir que el público lo conozca ni que uno vaya
con un altoparlante propagándolo por la calle, sino que quien lo
sostiene debe considerar que está en condiciones de exponerlo y
defenderlo en un debate.
Los principios también deben ser generales, en el sentido de
que no pueden ser válidos para una persona sola. Una moral deber ser
valida tanto para mi como para cualquier otro que este en la misma
situación. Y los principios también tienen que ser, dice Nino,
supervinientes respecto de las circunstancias de hecho. Les leo el
párrafo. Dice que esto ¨se vincula con la exigencia de que las
propiedades y relaciones que determinan los casos relevantes deben
ser de indole factica, de modo que las circunstancias que
condicionan las diferentes soluciones normativas sean susceptibls de
verificación por parte de todos; de aquí que los principios morales
sean supervinientes respecto de las circunstancias de hecho¨.
Esto quiere decir que la validez de reglas o normas de
conducta a seguir en determinados casos está condicionada a que
estas circunstancias sean verificables por cualquiera. Uno puede
considerar que pese a la norma moral de no ejercer violencia sobre
los demás podría haber una excepción en el caso de que uno sea
atacado. Eso significa que cualquiera, viendolo desde fuera, estaría
en condiciones de verificar si existe un ataque o no. Las
circunstancias fácticas de aplicación de la norma son posibles de
establecer externamente y de ser verificadas. Lo que quiere decir
Nino cuando dice que las circunstancias que condicionan las
diferentes soluciones normativas sean susceptibles de verificación
por parte de todos es que las diferencias deben partir de hechos.
Los hechos de una situación en la cual se considera justa una norma
deben ser hechos que todos podamos razonablemente conocer. En el
ejemplo decimos que la defensa propia es moralmente justa porque
todos podríamos ver cuando hay un ataque injusto. No importa en
realidad si hay o no hay testigos, lo que estamos diciendo es que si
establecemos una regla moral, una de las condiciones de esta regla
moral es que las circunstancias de hecho podrían ser verificadas en
el supuesto de que hubiera testigos. En un juicio penal se debe
determinar si un caso particular se encuentra o no en la regla de la
legítima defensa, y para eso pueden necesitarse testigos, pero no
está en discusión la justicia de la regla. La norma es justa
independientemente de la existencia de testigos ya que no diríamos
que está moralmente justificado el que se defiende cuando hay
testigos pero no cuando no los hay.
Los problemas morales se plantean de este modo: ¿Al familiar
que está enfermo de muerte, se le dice o se le oculta la verdad? ¿Al
niño se le tiene que explicar la electricidad o en algunos caos
puede decirsele mas o menos autoritariamente que no meta los dedos
en el enchufe? Las opciones morales cotidiaanas son mas o menos de
ese tiepo. De aquí que Nino diga que las circunstancias de hecho que
puedan justificar una acción u otra deban se circunstancias
verificables; no es algo que quede absolutamente en la interioridad
y sea imposible de conocer su existencia. Uno puede llegar a la
conclusión de que no es bueno hacer conocer al familiar que le
quedan pocos días de vida a fin de que esos pocos días la pase bien,
por ejemplo. Lo que requiere Nino es que ese hecho que permiten
establecer una norma así lo podría verificar cualquiera, no es algo
que se me ocurre y yo no se lo puedo mostrar a nadie.
Hasta aquí la postura constructivista. No nos queda mucho
tiempo y tenemos que ver otros puntos. El constructivismo está bien
expuesto en el texto de Nino. Lo que tiene que quedar claro es que
el constructivismo ético plantea que hay principios universalmente
válidos y que son aquellos principios que surgirían de la discusión
y del consenso libremente asumido por personas racionales y
desinteresadas.
Esto es otra forma de decir lo que ayer vimos con Rawls. ¿Como
podemos entonces juzgar a las distintas normas morales de diversas
culturas? Viendo si esas normas morales pueden surgir, pueden pasar
el test de ser aceptadas por el consenso de personas racionales y
desinteresadas.
- A mí se me hace difícil pensar que alguien pueda no tener interés
en algo.
Ese es problema de la hipótesis constructivista. Ayer vimos
que la teoría de Rawls se bassaba en como razonarían personas que no
conocieran sus propios intereses.
Lo que los constructivistas dicen es que tiene que haber unos
principios capaces de estar por encima de todas las culturas y
épocas, a través de los cuales poder juzgar las reglas morales de
cada cultura. La única manera que encuentran de hallar esos
principios es someterlos a la hipótesis del consenso argumentativo
entre personas racionales y desinteresadas. Por ejemplo, nosotros
decimos que nuestra sociedad tiene determinadas reglas morales,
supongamos que ponemos jerárquicamente el amor y la amistad por
encima de la sinceridad. No estoy diciendo que sea así, simplemente
supongamos que lo sea. Entonces esa regla moral ¿podría ser
defendida en una discusión entre personas desinteresadas, o sea,
personas que no tengan un interés concreto, es decir personas que no
se benefician de esa regla? Porque yo podría decir, por ejemplo, que
quiero que mi amigo mienta en el juicio en donde yo soy parte. En
este caso mi opinión sobre la amistad y las reglas morales va a
estar teñida por mi interés. Es en ese sentido, de no estar afectado
en sus intereses concretos por la solución moral en discusión, que
hablamos de personas desinteresadas. Estamos haciendo la hipótesis
de un test ideal. Si esa regla puede pasar el test de ser una regla
posible que surja de una discusión entre personas racionales y
desinteresadas, entonces podríamos decir que es una regla moral
válida. Los derechos humanos básicos tienen que ser aceptados
surgiendo de esas reglas, cualquiera sea la cultura en que se
apliquen. Es decir que de acuerdo a esas reglas la esclavitud, la
tortura, no podrían pasar ese test.
- ¿Pero el interés no podría ser el interés en la sociedad, la
vida, mas allá de que no haya un interés particular? En ese caso
habría un interés.
Si, pero se trata de un interés general que no estaría en
discusión. El problema de que se trata, cuando se habla de que sea
desinteresado, es que no se tenga un interés diferenciado de los
demás participantes.
- Es como que tienen que ser principios objetivos, no tienen que
ser intereses subjetivos de una persona, porque eso sería un
interés personal.
Pero tampoco se permitiría en una discusión neutral que fuera
influida por intereses que no fueran personales sino de grupo.
Supongamos que se discuten cuestiones raciales. Aunque el interés no
sea sólo mío, puede influir el interés del grupo racial. El decir
¨desinteresado¨ tiene importancia en la medida en que no sea un
interés diferenciado de los demás interlocutores que discuten.
Nosotros podemos pensar en el interés general de la humanidad pero
podemos decir que toda persona racional piensa en el interés de la
humanidad. No es en ese sentido que exigimos que las personas sean
desinteresadas. Lo que se busca es que no haya parcialidad en la
discusión.
- Pero eso tendrá que ver con la época. Supongase en la epoca de la
guerra civil norteamericana hubiera un debate racial acerca de si
estaba bien la esclavitud. Los blancos tendrían unos intereses y
los negros otros.
Lo que los constructivistas podrían decir es que para ver cual
de los dos grupos tiene razón, pongámonos en una discusión
hipotética entre personas que no tuvieran interés concreto en ese
caso ¿se sostendría la esclavitud?
El desinterés o imparcialidad que se piden, en el caso de la
teoría de Rawls estaría ejemplificado en el ¨velo de ignorancia¨.
- O sea partir de ahí, no de la revolución, ni de los conflictos
sino de que no se sabe nada.
Esa es la postura de Rawls, que es un constructivista. Lo que
Nino generaliza con respecto a varios filósofos que él llama también
constructivistas es que todos ellos tienen una idea de procedimiento
mediante el cual personas racionales y desinteresadas pueden
resolver imparcialmente. Si las reglas morales pasan la prueba de
esa discusión libre, entre sujetos autónomos, esas reglas morales
pueden tener validez universal.
El velo de ignorancia es una de las formulaciones de ese
debate hipotético. Habermas tiene otra, porque él llega a
conclusiones similares por otro camino distinto. Habermas no habla
de una situación hipotética originaria pero dice que la acción
comunicativa debe estar desprovista de elementos estratégicos. Pesan
exclusivamente los argumentos, no los intereses.
- Pero eso no se da en la realidad.
Por supuesto que no. Pero se toma como parámetro para juzgar
la realidad, del mismo modo que, por ejemplo, tampoco se da en la
realidad la física matemática y sin embargo con principios como la
inercia, la acción y reacción y la fuerza, que nunca se presentan
puros en el mundo, se puede aplicar a la realidad la teoría de
Newton. La física matemática opera con entes irreales, las cosas
tienen color, sabor, hay resistencia del aire, hay fuerzas, no
existe el vacío, etc. Sin embargo mediante esas construcciones
ideales se puede interpretar y operar en los casos concretos. Las
figuras geométricas tampoco existen puras en la realidad. Todos los
círculos que nosotros conocemos por experiencia son imperfectos. Los
cuadrados, hexágonos y demás figuras geométricas ideales tampoco
aparecen nunca en el mundo real. Sin embargo esas construcciones
matemáticas ideales nos sirven para poder medir las superficies,
establecer lotes sobre terrenos desparejos, trazar planos de
mensura, etc. Lo que los constructivistas hacen es seguir el mismo
método y establecer las reglas ideales desde las cuales se puede
juzgar juzgar a las moralidades concretas. La objeción de que estas
reglas no se dan en la realidad para ellos no es una objeción porque
así, dicen, actúan todas las ciencias. Así funciona incluso el
derecho. El derecho dice, por ejemplo, que el delito es la acción
típica, antijuridica y culpable, pero en la ralidad no se nos
presentan acciones claramente distinguidas de otras, sino
comportamientos continuos, mezclados con pasiones, con un poco de
conocimiento, algo de libertad y también algo de determinación. El
derecho tiene conceptos abstractos que al aplicarlos a la realidad
permite clasificarla. Este es un modelo de razonamiento típicamente
racionalista. No digo que yo lo comparta sino que en este esquema la
objeción de irrealidad no es un obstáculo. Los economistas también
hacen curvas de oferta y demanda y dicen, en la realidad no se dan
así, pero de este modo nosotros podemos comparar la realidad con
estas curvas ideales y vemos la imperfección de los mercados y
podemos deducir que medidas se toman para que los mercados funcionen
mejor o ver en donde estan los mecanismos que producen monopolios,
relaciones de poder, etc.
-Pero lo que yo veo es que esa teoría en el fondo también tiene un
interés.
Esa es la crítica que le hacen los comunitaristas a los
racionalistas. Los comunitaristas dicen que el constructivismo no es
universal sino que refleja la moralidad de las sociedades liberales.
Dicen que no hay ningún punto externo desde el cual se pueda juzgar
todas las culturas. Todos los seres humanos existimos en un contexto
determinado y la racionalidad es una racionalidad situada. Los
comunitaristas dicen que los racionalistas han hecho de la razón lo
mismo que Dios. O sea un punto externo a todos los demás desde el
caul se puede establecer la validez de todos los otros.
En cambio para los constructivistas es válida la hipótesis de
un procedimiento neutral. Es decir, no se debe jugar con una cancha
inclinada a favor de un equipo. Los que discuten también deben ser
neutrales, deben plantearse como si fueran jueces, jurados, como
personas imparciales.
Esta es, en resumen la idea del constructivismo. Digamos que
retoma la pretensión iusnaturalista de establecer principios morales
universales de origen racional pero mejora el fundamento. El
iusnaturalismo los basaba en la idea de naturaleza humana, pero eso
fue muy criticado y era una argumentación muy débil. El
constructivismo vuelve a tomar principios derivados de una
racionalidad universal, pero en lugar de basarlos en la naturaleza
humana los funda en las condiciones ideales de la argumentación
moral.
Vamos a tratar de ser más claros. Recién estábamos charlando y
el compañero me decía que en la época de Videla, de la dictadura
militar, no había libertad para discutir en esas condiciones ideales
de discurso moral. Sin embargo muchos grupos, sobre todo los
movimientos de derechos humanos reclamaban la aplicación de las
convenciones internacionales de derechos humanos, derecho a la
defensa en juicio, a la presuncion de inocencia, a no ser condenado
sin juicio público y en base a pruebas, la abolición de la tortura,
etc. ¿Había derecho durante la dictadura para realizar esos
reclamos?
Aún suponiendo que la Argentina no hubiera estado adherida a
las convenciones internacionales y que la dictadura hubiera obrado
de acuerdo a las leyes internas, los iusnaturalistas hubieran dicho
que sí, que el reclamo era legítimo porque esos derechos son
inherentes a la persona humana.
Kelsen hubiera dicho que no se puede hablar de derechos fuera
del orden jurídico, que eso es un absurdo, un sinsentido. Cuando
alguien tiene derechos es porque el orden jurídico establece
obligaciones o deberes para otro. En consecuencia los derechos
humanos sólo pueden reclamarse legítimamente en un orden jurídico
que los reconozca. Lo contrario sería caer en el iusnaturalismo,
cosa que para los positivistas es casi un insulto. Esa falta de
sustento al ejercicio de derechos que están más allá del orden
positivo, en la situación de la Europa nazi fue la que originó la
crisis del positivismo. Si la concepción iusnaturalista es frágil
teóricamente la concepción positivista no nos satisface por sus
consecuencias.
El constructivista diría que sí, que los movimientos de
derechos humanos siempre tuvieron derecho a reclamar su vigancia.
¿Porqué? Porque aunque el derecho positivo no los hubiera
reconocido, los derechos reclamados son derechos que cualquier
persona racional, neutral y desinteresada aceptaría como principios
básicos en cualquier lugar del mundo.
La postura que ahora vamos a ver, el comunitarismo,
posiblemente coincidiría con la validez de los derechos humanos,
pero no porque provengan de principios universales sino porque,
diría un supuesto comunitarista, se trata de reclamos que són
básicos en la moral de la ciudadanía puesto que atienden a
aspiraciones comunes. Un hipotético comunitarista podría decir que
esa era la moral de la comunidad a tal punto que Videla y su gente
debían ocultar las violaciones a los derechos humanos. La dictadura
no decía: ¨nosotros hacemos desaparecer personas, nosotros
torturamos¨, no realizaba sus crímenes a la luz pública sino
clandestinamente. Un comunitarista podría sostener que eso
demostraba que debían ocultarlo porque actuaban en contra de
principios básicos de la moralidad vigente.
Como vemos, de las cuatro posiciones mencionadas la más débil
frente a las violaciones de derechos humanos es la positivista. En
nuestro caso coincide con lo que pasó. Los operadores del sistema
jurídico argentino, educados durante años en el positivismo, aún
tienen una gran deuda con el resto de la sociedad porque salvo al
final de la dictadura prácticamente no asumieron una posición frente
a lo que fue la tortura, la desaparición de personas, la detención
arbitraria. La gran mayoría de los hábeas corpus presentados ante
los jueces fueron rechazados y ni las revistas jurídicas, ni las
cámaras, ni las cortes o tribunales superiores dijeron que era un
escándalo lo que estaba sucediendo.
Vamos ahora a la crítica que se le hace a las posturas
constructivistas.
El comunitarismo dice que los constructivistas parten de la
hipótesis metafísica del contrato social. Plantean que primero están
los individuos racionales y después éstos discuten cual es la moral
ideal. Plantean una antropología filosófica, una concepción del ser
humano, en donde lo social es posterior y las personas se introducen
en la discusión moral teniendo previamente una racionalidad ya
formada. Yo les voy a leer algunos párrafos en donde queda clara
esta crítica formulada por los autores comunitaristas. Estos
párrafos son del capítulo IV del libro de Nino ¨Etica y derechos
humanos¨. Está bastante bien expuesta esta posición por Nino lo cual
habla en su favor puesto que se trata de una postura que él no
comparte en absoluto.
Dice Nino que según Charles Taylor ¨la identidad de los
individuos está parcialmente determinada por su pertenencia a una
cierta comunidad. Esto parece misterioso, dice (Taylor), sólo porque
tenemos una visión atomística de los hombres que no toma en cuenta
que (como lo revela el empleo de un lenguaje compartido y su esquema
conceptual subyacente) somos lo que somos porque estamos en una
comunidad cultural¨. Aquí tenemos la relación con el lenguaje. Casi
todas las teorías comunitaristas se basan en la filosofía de
Wittgenstein, que vimos en Teoría I, para la cual el lenguaje es la
expresión de un modo de vida y nosotros nos construidmos y razonamos
dentro de un lenguaje que es el sedimento de experiencias
compartidas por una comunidad.
Michael Sandel critica la suposición constructivista de que la
capacidad racional de elegir los fines sea anterior a la moral,
porque, dice, ¨esto supone un sujeto que es previo a sus objetos de
experiencias. La prioridad del sujeto se funda en el hecho de que
las experiencias requieren un sujeto independiente de ellas y que
les de unidad. Esta concepción del sujeto como independiente de sus
experiencias es lo que permite verlo como un agente autónomo libre,
porque de no ser así, sería parte del flujo causal al que
pertenencen las experiencias¨. Esta es su crítica al
constructivismo.
Entonces, de acuerdo con Sandel, ¨la virtud de la justicia,
lejos de ser anterior a otros valores sociales, es una virtud
remedial, puesto que se acude a ella cuando las otras virtudes
fracasan¨.
MacIntyre es otro de los llamados comunitaristas, aunque
también es conocido por algunas posiciones conservadoras. Plantea
que los rasgos distintivos de la moralidad liberal, se refiere a lo
que Nino llama constructivismo, ¨son el estar constituida por reglas
a las que cualquier persona racional, en condiciones ideales, daría
su asentimiento, que esas reglas son neutrales entre intereses en
competencia y concepciones de lo bueno, que las unidades últimas a
las que esas reglas se refieren son seres humanos individuales cada
uno de los cuales debe contar por uno y nada más que por uno, y que
el punto de vista de todo agente moral es el mismo cualquiera sea su
contexto social¨.
Lo que aquí hay, con respecto a las relaciones entre sociedad
e individuo, es una diferencia básica entre la posición liberal y la
comunitaria. Para los liberales el individuo es previo, lógicamente
previo, y la sociedad es una construcción posterior, artificial o
convencional, que surge del acuerdo entre individuos. El
comunitarismo diría que no se puede concebir un sujeto autónomo,
racional, que sea pre-social. Que el sujeto adquiere su racionalidad
y su autonomía en una sociedad o comunidad determinada por un
conjunto de experiencias, aunque a su vez se distinga de ella y
pueda criticar muchas de sus normas. Hay una metáfora que puede
aclarar esto. La metáfora sorprendentemente es de Kant, quien ha
sido el principal sostenedor de la existencia de una racionalidad
universal. Kant decía que la paloma, al notar la resistencia que le
opone el aire a su vuelo piensa cuanto mejor podría volar en el
vacío.
Kant usa la idea para exponer las condiciones de posibilidad
de la razón, pero nosotros podemos hacerlo para ilustrar la postura
comunitarista. Si bien es cierto que el aire opone resistencia al
vuelo de la paloma, precisamente por eso es que le permite volar.
Para los comunitaristas la relación entre el ser humano y la
sociedad es similar. Pensar en una libertad sin sociedad y pensar en
la sociedad y sus normas únicamente como restrictivas de la
libertad, es como pensar cuanto mejor volaría la paloma en el vacío.
Sería pensar un absurdo, porque nuestras condiciones, nuestra idea
de libertad, nuestra forma de ejercer la libertad, presupone nuestra
situación dentro de esa sociedad.
Nino también menciona entre los comunitaristas a Michael
Walzer, a quien vimos ayer a través de Rorty, y cita un trabajo al
que desgraciadamente en la Argentina se le ha dado poca importancia,
que es de una psicóloga norteamericana, Carol Gilligan. Acá pone el
nombre del libro en inglés como ¨From a Different Voice¨, pero creo
no es ese exactamente el título en inglés, me parece que no está
bien citado el nombre. En castellano se tradujo como ¨La moral y la
teoría. Psicología del desarrollo femenino¨. El libro resume una
investigación empírica sobre las concepciones morales masculinas y
femeninas y llega a la conclusión de que el modo de razonar de el
liberalismo kantiano, a través de reglas, de imparcialidad y
universalidad, es un modo de razonar masculino. En cambio la moral
femenina prioriza las virtudes, los compromisos personales, la
responsabilidad, los vínculos concretos, reales. Es un libro muy
interesaante aunque a veces se pone un poco pesado porque es muy
detallista en los resultados de las encuestas parece como si
exagerara en la cantidad de relatos de casos particulares. Pero
muestra distintos casos de los que extrae que la moralidad femenina
es diferente de la masculina, no es una moral irracional sino que
está basada en una racionalidad diferente. Lo interesante es que
Nino coloca este trabajo dentro de las posturas comunitaristas
porque, dice Nino, según Carol Gilligan el modo de razonar femenino
satisfaría todas las objeciones hechas por la alternativa
comunitarista al constructivismo kantiano del chauvinismo masculino.
El razonamiento femenino, dice Gilligan ¨reemplaza la preocupación
por las reglas por la preocupación por las virtudes; la
imparcialidad por los compromisos personales: la universalidad por
los vínculos locales¨.
Esto es algo que en otros países ha tenido mucha repercusión
en el derecho. En gran medida este trabajo ha dado pie a las
corrientes feministas legales en Estados Unidos. No las feministas
liberales, que son las que primero comenzaron a actuar reclamando la
igualdad de derechos entre varones y mujeres, buscando que las
mujeres estuvieran en el mismo nivel. El feminismo contemporáneo
plantea que las mujeres son diferentes, tienen derecho a ser
diferentes y que esa diferencia no significa que estén en un escalón
inferior. Y entonces proponen una revisión de la jurisprudencia, los
principios y reglas jurídicas, en base a las formas propias de la
moralidad femenina.
- Creo que Kant y Rousseau dijeron que las mujeres eran inferiores.
En aquella época cuando se planteaba que las mujeres tenían
derechos lo que se proponía era que fueran iguales a los hombres. La
problemática de tener derechos como diferente es contemporánea. El
feminismo liberal busca la igualdad formal, lo que las posturas más
contemporáneas dicen es ¨las mujeres somos distintas y tenemos
derecho a ser tratadas como distintas sin que esto suponga
discriminación. Nuestra racionalidad es diferente y tiene el mismo
nivel y la misma justificación que otras racionalidades.¨
La idea central de todas estas posiciones que pueden
denominarse comunitaristas, incluso del feminismo, consisten en que
la moral no proviene de reglas abstractas sino de las enseñanzas de
prácticas sociales compartidas. Rorty, a quien veíamos ayer dice
que, ¨hay que dejar de lado la idea kantiana de que la ley moral
surge pura, aunque siempre en peligro de ser contaminada por
sentimientos irracionales que introducen discriminaciones
arbitrarias entre personas. Tenemos que sustituir esta idea por la
hegeliano-marxiste de que la ley moral es, como mucho, un resumen de
la red concreta de prácticas sociales. Esto significa dejar de lado
la pretensión habermasiana de que su ´ética del discurso´ articula
una presuposición trascendental del uso del lenguaje y aceptar la
afirmación de sus críticos de que únicamente articula las costumbres
de las sociedades liberales contemporáneas.¨ Es decir, lo que lo
que los comunitaristas achacan a los liberales es que sus reglas
trascendentes del discurso moral universal lo único que expresan es
la costumbre y la moral de las sociedades occidentales avanzadas.
Rorty después sigue y dice ¨esto no quiere decir que esté
mal¨. Estas reglas no son por eso condenables. Lo que quiere es que
se presenten tal como son, esos son los valores de estas sociedades,
y podrían tener alcance universal en tanto a otras sociedades les
parezcan aceptables, pero no pueden tener las pretensiones de
racionalidad y universalidad como un punto externo al resto de todas
las posturas.
Esta discusión aquí apenas se está dando cuando en otros
países ya parece que en ciertos rasgos se trata de un debate pasado.
Yo creo que el peso que tuvo la dictadura cerrando todo movimiento
intelectual fue terrible. En Argentina y en Sudamerica las
discusiones filosóficas se daban conjuntamente con discusiones
políticas, se traducían más al terreno práctico en lugar de
plantearse, como ocurre con todos estos filósofos anglosajones, en
un nivel general. Lo que sucede es que la dictadura cortó durante
mucho tiempo el debate y la discusión política posterior se dio en
gran parte en términos condicionados por la herencia dictatorial.
Esta polémica, constructivismo o liberalismo por un lado y
comunitarismo por el otro, ustedes van a leer en algunos lados que
esta es una polémica de la década del ochenta. Es cierto, en Estados
Unidos y en Europa es de esa década, ahora no es que se haya
terminado sino que por un lado llegó a un diálogo de sordos en donde
cada uno justifica, dentro de su esquema, sus propias posiciones, y
por otra parte se han planteado problemas nuevos que reviven el
debate con otros matices.
Uno de esos problemas es el de la pluralidad cultural,
provocado por la rápida dispersión de la homogeneidad cultural en
las sociedades occidentales avanzadas y la autoidentificación de
gran parte de ellas como sociedades multiculturales. Esto no quiere
decir que aquella polémica, liberalismo vs. comunitarismo, sea
caduca, sino que se plantea en nuevos términos. Pero aquí no se ha
planteado con la importancia que tiene ni en los viejos términos ni
en los nuevos.
De todos modos lo que está surgiendo como tema de peso, y por
eso lo hemos puesto en el programa, es el tema del
multiculturalismo. Espero desarrollar algunas de sus líneas
principales en los minutos que nos quedan. La bibliografía es el
libro de Will Kymlicka ¨Ciudadanía multicultural¨.
Kymlicka comienza diciendo que en el mundo hay 184 estados
independientes, más de 600 lenguas vivas y más de 5000 grupos
étnicos. Basta ver esas cantidades para comprender que cada estado
alberga a más de una lengua y a varios grupos étnicos. Esto plantea
problemas de derechos lingüísticos, autonomía reginal,
representación política, conductas permitidas y prohibidas, formas
de ver la familia, de clasificar y repartir los bienes como propios,
comunes, vendibles, no vendibles, etc.
La teoría liberal tradicional no prestó atención a estos
problemas porque partía de una idea de racionalidad universal cuyos
grados superiores habían sido alcanzados en las sociedades europea y
norteamericana, de manera que la preocupación por los restantes
modos de vida era cómo las otras culturas ¨más atrasadas¨ podían
llegar y acceder al grado de ¨civilización¨. Sin embargo esto es una
versión poco más amable y más teórica del dominio de esas culturas
imperialistas sobre las otras. Vimos ayer que los apoyos
intelectuales de los movimientos de independencia de los países del
tercer mundo cuestionaron esta idea de racionalidad y criticaron a
la pretensión de establecer la supremacía de una cultura sobre las
otras en base a los propios valores de la cultura dominante.
De todos modos en Europa el problema de las culturas
nacionales fue un problema importante durante el siglo XIX porque si
bien los europeos despreciaban a las culturas de los países
africanos, asiáticos o sudamericanos, ellos tuvieron muchos choques
de naionalismos en su propio continente. Los irlandeses y los
polacos reclamendo su independencia, como las distintas
nacionalidades del imperio austrohúngaro, los nacionalismos
balcánicos que hace varios siglos que mantienen estas guerras
envenenadas de odio entre vecinos.
Al final de la primera guerra mundial se propuso como solución
a estos problemas el derecho a la autodeterminación de los pueblos.
Estamos hablando en un contexto estrictamente europeo. Cuando se
formuló tal derecho no se tenía en mira a los pueblos africanos ni a
las colonias como la India o Indonesia o Viet Nam. Este principio
que se estableció en la Sociedad de las Naciones constituida con
posterioridad a la primera guerra mundial paradójicamente sirvió
como instrumento expansionista de la política nazi. Los nazis
dijeron primero que el pueblo alemán era uno solo y entonces
ocuparon Austria y la unificaron con Alemania. Después ocuparon
Checoslovaquia porque decían que los checos negaban a la minoría
alemana su derecho a la autodeterminación. Y cuando también
sostuvieron que ese derecho le era negado por los polacos a su
población alemana, invadieron Polonia y así fue como empezó la
segunda guerra.
Cuando se formuló la declaración universal de los derechos
humanos de las Naciones Unidas, pese a que se sabía de la gravedad
de los problemas étnicos no hay ninguna referencia al problema de la
multiculturalidad. Para nada se menciona el derecho de cada grupo a
tener sus propias instituciones, su cultura, su idioma, su moral,
etc. No se habla de eso en esa declaración ni en ninguno de los
otros tratados de derechos humanos a los que la Argentina ha
adherido, salvo el Pacto de derechos civiles y políticos que dice
en su artículo 27 que ¨en los Estados en que existan minorías
étnicas, religiosas o linguísticas no se negará a las personas que
pertenezcan a dichas minorías el derecho que les corresponde, en
común con los demás miembros de su grupo, a tener una propia vida
cultural, profesar y practicar su propia religión y emplear su
propio idioma¨. Pero este pacto se firmó mucho tiempo después, en
diciembre de 1966. Lo que nos preguntamos es porqué, inmediatamente
luego de la segunda guerra mundial no se establecieron los derechos
a la identidad cultural en la declaración universal de los derechos
humanos. Fue así porque se pensaba que garantizando los derechos
individuales, las personas de los distintos grupos iban a poder
tener derecho a su cultura. La idea era copiar la solución que se
había dado a los conflictos religiosos en los siglos XVI, XVII y
XVIII en Europa. Antiguamente allí los estados tenían una sola
religión que era la católica romana. Cuando se produjo la reforma
protestante empezó a haber diferentes grupos religiosos que entraron
en guerras importantes en Francia en el siglo XVI y en Inglaterra en
el siglo XVII. La solución a que llegaron los estados fue la
neutralidad en materia religiosa. El estado no toma partido. La
religión es una cuestión individual y a las personas se les
garantiza el derecho a tener la religión que quieran.
Al momento de la declaración de los derechos humanos se
pensaba que los problemas de minorías culturales podían solucionarse
del mismo modo. Pero resulta que, como dice Kymlicka, ¨cada vez está
más claro que los derechos de las minorías no pueden subsumirse bajo
la categoría de los derechos humanos (se refiere a los derechos
humanos individuales). Las pautas y procedimientos tradicionales
vinculados a los derechos humanos son simplemente incapaces de
resolver importantes y controvertidas cuestiones relativas a las
minorías culturales como las siguientes: ¿Qué lenguas deberían
aceptarse en los parlamentos, burocracias y tribunales? ¿Se deberían
dedicar fondos públicos para escolarizar en su lengua materna a
todos los grupos étnicos o nacionales? ¿Se deberían trazar fronteras
internas (distritos legislativos, provincias, estados) tendientes a
lograr que las minorías culturales formen una mayoría dentro de una
región local? ¿Debería devolver poderes gubernamentales el nivel
central a los niveles locales o regionales...?¨ Etcétera. El
problema, dice Kymlicka, ¨no es que las doctrinas tradicionales
sobre derechos humanos den una respuesta errónea a tales cuestiones,
sino, más bien, que a menudo no dan ninguna¨. De manera que los
problemas de grupos minoritarios con otras culturas no se articulan
completamente con la ideología individualista de las declaraciones
de derechos humanos.
Les pido que lean los capítulos de Will Kymlicka porque traen
una caracterización muy importante respecto a los grupos étnicos,
que, según él, permite establecer distintos niveles de derechos. El
distingue entre minorías nacionales preexistentes que fueron
absorbidas por un estado más amplio, como los pueblos originarios,
de los grupos étnicos inmigrantes, que tienen derechos pero son
diferentes. En un caso fueron incluidos en una unidad política mayor
sin su conformidad y en el otro se trata de personas que
voluntariamente aceptaron dejar su país e integrarse a una cultura
diferente.
Quiero terminar refiriéndome a cual fue la solución
tradicional en la Argentina y para eso vamos a leer unas normas de
la constitución de 1853 referidas a los indígenas. Por un lado el
art. 14 garantizaba a todos los habitantes de la nación el derecho
de profesar libremente su culto y otras normas expresamente
promovían la inmigración de europeos, que eran los destinatarios
¨naturales¨ de ese derecho, en tanto que el art. 67 decía que
correspondía al congreso promover la conversión de los indios al
catolicismo. De manera que todos tenían derecho a profesar su culto
menos los indios que tenían que ser católicos.
Esto proviene de la ideología europeizante que predominó entre
los políticos que constituyeron nuestro estado nacional. Yo les voy
a leer unos párrafos:
¨Haced pasar el roto, el gaucho, el cholo, unidad elemental de
nuestras masas populares, por todas las transformaciones del mejor
sistema de educación: en cien años no haréis de él un obrero inglés
que trabaja, consume, vive digna y confortablemente¨.
¨Necesitamos cambiar nuestras gentes incapaces de libertad por otras
gentes hábiles para ella... Si hemos de componer nuestra población
para el sistema de gobierno... es necesario fomentar en nuestro
suelo la población anglosajona. Ella está identificada al vapor, al
comercio, a la libertad, y nos será imposible radicar estas cosas
entre nosotros sin la cooperación activa de esa raza de progreso y
civilización. La libertad es una máquina que, como el vapor,
requiere maquinistas ingleses de origen. Sin la cooperación de esa
raza es imposible aclimatar la libertad en parte alguna de la
tierra¨.
El texto es del libro Bases, de Juan Bautista Alberdi.
Aclaro, por último, que la reforma constitucional de 1994, en
cambio, derogó aquel artículo referido a los indios y reconoció la
preexistencia étnica y cultural de los pueblos originarios y los
derechos a su identidad cultural, la propiedad comunitaria de las
tierras y la participación en la gestión de los recursos naturales.
Esto ha introducido de lleno la problemática multicultural en el
derecho positivo.
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