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82 RESUMEN El artículo analiza la actividad vitivinícola de los jesuitas en San Juan (Argentina), durante el período colonial. Se presentan tres aspectos relacionados a la producción de vino y aguardiente: la formación de la propiedad, la comercialización del producto y la mano de obra esclava y asalariada. Ante la falta de fuentes oficiales o privadas que permitan reconstruir la vida económica de la region y, en particular, la empresa vitivinícola, las fuentes jesuitas adquieren un particular valor para conocer dichas actividades. El objetivo es que, a través del estudio de la empresa jesuita, se puedan extraer conclusiones que permitan conocer mejor el desarrollo de la empresa vitivinícola en la región y sus conexiones comerciales, especialmente con el mercado de Buenos Aires. Palabras clave: Jesuitas – Historia Económica de la Iglesia en América – San Juan – Vitivinicultura Argentina – Comercio de aguardiente – Mano de Obra Colonial ABSTRACT This paper analyzes the viticulture activity of Jesuits in San Juan (Argentina) during the colonial period. Three aspects related to the production of wine and brandy, are presented: the formation of property, the trade of products, and slave as well as free labor forces. In light of the fact that there is a lack of official and private sources that allows the reconstruction of the region’s economic life, especially, the viticulture enterprise, Jesuit sources become of great value to learn of those activities. The objective is that, through the study of the Jesuit enterprise, it is possible to get conclusions that will permit to better understand the development of viticulture in the region along with its commercial connections, especially with the Buenos Aires market. Key words: Jesuits – Economic History of the Church in América – San Juan – Argentinian Viticulture – Brandy Trade - Colonial Labor Force

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RESUMEN

El artículo analiza la actividad vitivinícola de los jesuitas en San Juan (Argentina), duranteel período colonial. Se presentan tres aspectos relacionados a la producción de vino yaguardiente: la formación de la propiedad, la comercialización del producto y la mano deobra esclava y asalariada. Ante la falta de fuentes oficiales o privadas que permitan reconstruirla vida económica de la region y, en particular, la empresa vitivinícola, las fuentes jesuitasadquieren un particular valor para conocer dichas actividades. El objetivo es que, a travésdel estudio de la empresa jesuita, se puedan extraer conclusiones que permitan conocermejor el desarrollo de la empresa vitivinícola en la región y sus conexiones comerciales,especialmente con el mercado de Buenos Aires.

Palabras clave:

Jesuitas – Historia Económica de la Iglesia en América – San Juan – Vitivinicultura Argentina– Comercio de aguardiente – Mano de Obra Colonial

ABSTRACT

This paper analyzes the viticulture activity of Jesuits in San Juan (Argentina) during thecolonial period. Three aspects related to the production of wine and brandy, are presented:the formation of property, the trade of products, and slave as well as free labor forces. Inlight of the fact that there is a lack of official and private sources that allows the reconstructionof the region’s economic life, especially, the viticulture enterprise, Jesuit sources become ofgreat value to learn of those activities. The objective is that, through the study of the Jesuitenterprise, it is possible to get conclusions that will permit to better understand thedevelopment of viticulture in the region along with its commercial connections, especiallywith the Buenos Aires market.

Key words:

Jesuits – Economic History of the Church in América – San Juan – Argentinian Viticulture –Brandy Trade - Colonial Labor Force

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CON LA CRUZ Y CON EL AGUARDIENTE: LA EMPRESAVITIVINÍCOLA JESUITA EN EL SAN JUAN COLONIAL

Celia López-Chávez (*)

En la historia de las actividades económicas de la Compañía de Jesús en Américaen el período colonial, el aspecto más importante a considerar es la producción ycomercialización a gran escala o al por mayor de aquellos frutos o productostípicos de las regiones donde los jesuitas se instalaron. En la mayoría de los casosla Compañía consiguió consolidarse, mantenerse y ejercer su actividad misional yeducadora gracias a su participación en la principal actividad económica de laregión. Los jesuitas de San Juan dedicaron su actividad industrial a la producciónde aguardiente y vino. Esta ponencia analiza dicha actividad industrial con elpropósito de ofrecer un modelo que sirva para el análisis de la empresa vitivinícolaen la región.

Los tres grandes temas a considerar en el análisis de la empresa vitivinícolajesuita en San Juan son: en primer lugar, la propiedad, su formación y expansión;en segundo lugar, la producción y comercialización del principal producto, en estecaso el aguardiente y el vino, y en tercer lugar la mano de obra usada para laproducción y comercialización. Este esquema de análisis y sus conclusiones puedenser aplicados al caso de la empresa vitivinícola en general, en Cuyo, durante la

Con la cruz y con el aguardiente: la empresa vitivinícola jesuita en el San Juan colonialCelia López-Chávez

Pp. 82 a 107

Revista UNIVERSUM . Nº 20 . Vol. 2 . 2005 . Universidad de Talca

(*) Dra. en Historia de América, Universidad de Sevilla (España). Associate Professor, University Honors Program,University of New Mexico (USA).

Artículo recibido el 12 de noviembre de 2004. Aceptado por el Comité Editorial el 28 de enero de 2005.

Correo electrónico: [email protected]

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colonia. En otras palabras, el funcionamiento de las actividades económicas de losjesuitas permite arribar a conclusions generales sobre la economía de la región.Esta perspectiva no es nueva, ya que estudios similares se han hecho para otrasregiones de América colonial, en los que se ha usado el modelo jesuita a manerade ejemplo para conocer y entender el funcionamiento de las haciendas coloniales,su producción y comercio y su participación en las economías regionales1 .

En San Juan, así como en el resto de Cuyo, la economía de los establecimientosjesuitas estuvo centrada en la explotación de las propiedades rurales, pero debieronadecuarse a una serie de condiciones locales. No tuvieron en San Juan las enormeshaciendas de México, Perú el resto de Argentina o Chile, aunque tampoco sucapacidad lo permitía tratándose de una residencia con un número pequeño depadres jesuitas y ubicada en una ciudad marginal del espacio colonial. Tampoco setrataba de haciendas como en otras partes de América, sino que en el caso de SanJuan la típica propiedad de explotación rural fue la chacra o finca, cuya explotaciónestaba condicionada por la necesidad de tener cerca el acceso al agua, dadas lascaracterísticas áridas de la región.

Las circunstancias específicas que llevaron a los jesuitas a adaptarse a la realidadsanjuanina se originaron por un lado en las características que adquirió la propiedadde la tierra en la región y por otra parte en las condiciones geográficas que limitabanla explotación a las tierras de regadío y de suelos de calidad.

Las donaciones de las primeras propiedades les dieron a los jesuitas las basespara la formación de su patrimonio rural y urbano en San Juan. Pero ademáscompraron y permutaron tierras; vendieron las que no les interesaba explotar yarrendaron otras. Sin embargo, en este proceso de expansión las más importantesfueron, sin duda, las donaciones de las primeras décadas. Este fenómeno se dio

Celia López-Chávez

1 Bauer, A., (compilador), La Iglesia en la economía de América Latina, siglos XVI al XIX. México, InstitutoNacional de Antropología e Historia, 1986. Riley, James. “Santa Lucía: desarrollo y administración de unahacienda jesuita en el siglo XVIII”, Historia Mexicana XXIII, 2, 243-248. Riley, James “La riqueza de losjesuitas de Nueva España”, en Bauer, Op. cit., 481-483, 488. Cushner, Nicholas, Farm and Factory. TheJesuits and the Development of Agrarian Capitalism in Colonial Quito 1600-1767. Albany, State Universityof New York Press, 1982. Cushner, Nicholas, Jesuit Ranches and the Agrarian Development of ColonialArgentina, 1650-1767. Albany, State University of New York Press, 1983. Cushner, Nicholas, Lords of theLand. Sugar, Wine, and Jesuit Estates of Coastal Peru, 1600-1767. Albany, State University of New YorkPress, 1980. Ewald, Ursula, Estudios sobre la hacienda colonial en México. Las propiedades rurales delColegio Espíritu Santo en Puebla. Weisbaden: Franz Steiner Verlag GMBH, 1976. Von Woseber, Gisela, Laformación de la hacienda en la época colonial. El uso de la tierra y el agua. México, UNAM, 1989. Brown,Kendall, “Jesuit Wealth and Economic Activity within the Peruvian Economy: the Case of Colonial SouthernPeru”, The Americas XLIV, 1. Conrad, Herman W., A Jesuit Hacienda in Colonial Mexico: Santa Lucía 1576-1767. Stanford, 1980. Colmenares, Germán, “La economía de los jesuitas en el virreinato de Nueva Granada”,en Bauer, Op. cit., 394-395. Chevalier, Francois, Land and Society in Colonial Mexico. The Great Hacienda.Berkeley-Los Angeles, University of California Press, 1972. Macera, Pablo, “Instrucciones para el manejo delas haciendas jesuitas del Perú, siglos XVII -XVIII”, Nueva Coronica, II, 2. Fuente, Ariel de la, “Aguardiente ytrabajo en una hacienda catamarqueña colonial: La Toma, 1767-1790”, Anuario del Instituto de EstudiosHistórico-Sociales, 3, 94-95. Tovar Pinzón, Hermes, “Elementos constitutivos de la empresa agraria jesuitaen la segunda mitad del siglo XVIII en México”, en Haciendas, latifundios y plantaciones en América Latina.México, 1975, 164-165. Mörner, Magnus, “La hacienda hispanoamericana: examen de las investigacionesy debates recientes”, en Haciendas, latifundios ..., 24. Aranguiz Donoso, Horacio, “Notas para el estudio dela hacienda de la Calera de Tango, 1685-1783”, Historia, 6 , 221-262. Valdés Bunster, G., El poder económicode los jesuitas en Chile (1593-1767) . Santiago de Chile, 1980.

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en otras regiones de América donde los jesuitas se instalaron. En el caso específicode Chile, estos regalos en dinero o en tierras jugaron un papel fundamental en laformación del patrimonio rural de los jesuitas y el caso de San Juan se incluyetambién en este fenómeno2.

Para su reestablecimiento en San Juan en el siglo XVIII, los jesuitas recibierondonaciones de propiedades rurales y urbanas. Las fincas donadas (procedentesde diferentes benefactores) habían surgido del fenómeno de parcelación de latierra, característico de la región de Cuyo en el siglo XVII y parte del XVIII. El resultadofue el surgimiento del minifundio o la pequeña propiedad a la que se denominó“chacra”, cuya extensión variaba pero en la mayoría de los casos era deaproximadamente dos cuadras (tres hectáreas), en torno a la cual se asociaron losfactores de la producción3 . Las condiciones geográficas de la región, por otraparte, también limitaban la explotación de las propiedades sólo a las parcelascercanas a las fuentes de agua, que contaban con fácil regadío4.

Los vecinos de San Juan habían solicitado, en repetidas ocasiones, al padreprovincial Antonio Covarrubias que la Compañía de Jesús volviera a fundar unaresidencia en la ciudad. En 1655 los jesuitas habían fundado la primera residencia,cuya existencia fue de diez años, ya que en 1666 debió abandonarse por falta derecursos, sobre todo de jesuitas que la ocuparan. Finalmente, en 1712 la ordenjesuita contó con la donación de Francisco Antonio de Marigorta y su esposa JosefaMolina de una estancia a orillas del río San Juan y junto a la laguna de Guanacache.Los mismos donantes también compraron para los jesuitas media cuadra de tierracontigua a la otra media que habían tenido en la primera fundación en el centro dela ciudad, frente a la plaza. Así, quedó toda la cuadra en contorno para la residencia

Con la cruz y con el aguardiente: la empresa vitivinícola jesuita en el San Juan colonial

2 Macera, Op. cit. 14-15; Riley, “La riqueza de los jesuitas ...”, en Bauer, Op. cit., 487; Cushner, JesuitRanches ..., 12-14. En el caso de Chile el valor de las propiedades donadas superaba al de las adquiridaspor compra. Entre 1593 y 1753 la Compañía de Jesús recibió donaciones de propiedades por un valorde 410.694 pesos, mientras que el valor de las compras ascendió a 156.612 pesos (Valdés Bunster,Op. cit., 122-123).

3 Las mercedes reales y encomiendas concedidas por servicios a la Corona derivaron en el siglo XVII enun proceso de fragmentación debido a varias causas. Una de ellas era la herencia (la división de lasmercedes reales que un individuo dejaba a sus descendientes). Otra causa fue la extinción de laencomienda por la disminución de la población indígena y, una tercera causa fue la crisis del siglo XVIIantes citada que llevó a algunos propietarios a endeudarse con la Real Hacienda y, como consecuencia,a la confiscación de sus propiedades, a la venta de parte de ellas o a la pérdida completa pasando aser inquilinos. Fanchín de Arredondo, Ana, “Factores que condicionaron la propiedad de la tierra enSan Juan y su parcelación a finales del siglo XVII, comienzos del XVIII. San Juan, 1983, sin publicar;también de la misma autora: “Aportes para el conocimiento de la encomienda en San Juan”, en VIJornadas de Historia Económica. Vaquerías, Córdoba, 1984, sin paginar.

4 “La chacra o chacara (palabra de origen quechua) era el centro productor de la economía regional, yera una parcela de regular extensión dedicada al cultivo de vides, hortalizas y cereales. En el mismopredio se elaboraba el vino o el aguardiente. La chacra se convertía así en unidad de producción, yaque ella reunía a los recursos naturales, la mano de obra asociada a la encomienda, o a la esclavitud,y a los dueños del capital”. Fanchín de Arredondo, “Factores que condicionaron la propiedad ...” yRivera, Ana María, Comercio, fiscalidad y competencia: vinos y aguardientes de Cuyo. Tesis doctoralinédita, Universidad de Sevilla, 1987, cap. III.

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jesuita que recibió el nombre de San José, con sitio inclusive para una huerta5. A lolargo del siglo XVIII y hasta 1767 (año de la expulsión de la Compañía de Jesús detoda América) dicha cuadra se iría llenando de edificios, proceso que culminaríacon la construcción de la iglesia.

Durante el siglo XVIII los jesuitas recibieron en donaciones un total de diecisietepropiedades, cuatro de ellas fueron posteriormente vendidas. Estas ventas no serealizaron inmediatamente después de ser adquiridas, sino una, dos o tres décadasdespués de haber sido explotadas y de haberse aumentado su valor6 . Para lafecha de la expulsion, año 1767, los jesuitas de San Juan contaban con cuatropropiedades rurales más tierras en el valle de Ullum7 . Las cuatro propiedadeseran: la hacienda o chacra de Puyuta, la viña de San Xavier, la hacienda de SantosEjercicios o viña del Padre Jofré y la estancia de Guanacache; esta última, dedicadaa la crianza de ganado. De estas propiedades, la que se analizará en el contextode la empresa vitivinícola jesuita en San Juan es la chacra de Puyuta, ya que lamayor parte del aguardiente y vino producido y comercializado provenía de estapropiedad.

Denominada también “viña de arriba”, la chacra o hacienda de Puyuta apareceen la documentación desde el año 1727. Anterior a esta fecha parece que yatenían los jesuitas tierras en Puyuta, que habían sido vendidas o donadas porSipriano Tula8. Pero fue sólo a partir del año 1733 y hasta 1767 cuando se puedeconocer en forma continua la explotación de esta propiedad, a través de las cuentasde recibo y gasto e inventarios de la residencia jesuita.

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5 “Acta de expulsión, Inventario de instrumentos pertenecientes a esta residencia, San Juan de la Frontera, 26de agosto de 1767”, Archivo General de la Provincia de San Juan (en adelante AGPSJ), Serie DocumentosHistóricos (en adelante SDH), libro 6, folio 150. Marigorta compró el solar de la ciudad (que donó a laCompañía) a Diego Salinas. El solar estaba ubicado junto a la propiedad que les fue donada a los jesuitas en1655, en el centro de la ciudad, frente a la plaza y que en 1712 volvieron a ocupar. En cuanto al donanteFrancisco de Marigorta, se trataba de un noble vizcaíno que se casó en San Juan y no tuvo hijos (Larraín,Nicanor, El país de Cuyo. Buenos Aires, Imp. Alsina, Gobierno de San Juan, 1906, 35. Pertenecía al segundogrupo de españoles llegados a Cuyo a fines del siglo XVII, formado por funcionarios políticos y militares quese casaron con hijas y nietas de conquistadores (Videla, Horacio, Historia de San Juan. Buenos Aires,Academia del Plata, 1962, I, 314. Para el año 1695 Francisco de Marigorta administraba una encomienda(con un cacique y doce indígenas) de su esposa María de Morales (Fanchín de Arredondo, “Aportes para elconocimiento de la encomienda ...”). Seguramente Marigorta enviudó y contrajo matrimonio con JosefaMolina. Para 1700-1710, Marigorta no tenía indígenas a su servicio pero sí un esclavo negro y tres mulatos(Fanchín de Arredondo, “Aportes para el conocimiento de la encomienda ...”).

6 Para más información sobre la formación del patrimonio rural y urbano jesuita en San Juan, véase: López,Celia, Con la cruz y con el dinero: los jesuitas del San Juan colonial. San Juan, Editorial FundaciónUniversidad Nacional de San Juan, 2001, 49-72.

7 Ibid., 256-260.

8 Esto se deduce de la existencia en el inventario de escrituras, testamentos, etc. incluido en el acta deexpulsión de 1767: “Un testamento de Sipriano Tula. Un instrumento de mensura. Un instrumento de divisiónde las tierras de Sipriano Tula”. En 1727, para hacer una partición de unas tierras en Puyuta se citaron a laspartes y en la escritura de partición se menciona a la Compañía de Jesús, representada por su rector: “... yhaga saber a las partes que son el Reverendísimo Padre Rector Timoteo Ignacio Viñales de la Compañía deJesús que tiene las tierras del dicho Tula ...”, “Escritura de partición de tierras en Puyuta, San Juan, 2 deagosto de 1727”, AGPSJ, SDH, Libro 4, Folio 20.

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En el año 1734 la chacra de Puyuta tenía tres mil ochocientas plantas de viñay se estaba trabajando en la construcción de un molino9 . En 1767, según elinventario hecho en el momento de la expulsión, habían doce mil seiscientas setentay tres plantas de cepas10 . Es decir que en treinta y tres años se había triplicado lasuperficie cultivada y, por lo tanto, la producción también. Para conseguir estohabían extendido sus límites por medio de la compra de las tierras que colindabancon ella. La formación de esta propiedad tuvo características diferentes al resto.Se trataba de una zona de suelos de calidad y con acceso al regadío. Estascaracterísticas determinaron la decisión de los jesuitas de invertir allí.

El cuadro “Aumento de la extensión de la propiedad de Puyuta entre 1734 y1753” muestra claramente que sólo por compras la Compañía había adquirido (enun período de diecinueve años) unas cuarenta y un cuadras. Esto equivalía en superficiea unas 61,5 hectáreas. Según el inventario y tasación hechos al momento de laexpulsión, esta propiedad incluía además de la extensión con las doce mil seiscientassetenta y tres cepas, otras diez cuadras ubicadas alrededor de dicha viña11.

Entre 1734 y 1737 los jesuitas hicieron la primera compra importante de tierrasen Puyuta, de once cuadras (a 35 pesos la cuadra), a Simona Fernández y sumarido de apellido Tula12 . También entre estos años se compraron otras tierrasanexas a las anteriores y por las que pagaron 383 pesos 4 reales en ropa y ganadoy 122 pesos en plata, lo que hace un cálculo aproximado de catorce cuadras deextensión. Según palabras del propio rector de la residencia jesuita, en el año1753 estas tierras fueron no sólo pagadas sino que se pagó demás por ellas13 . En

Con la cruz y con el aguardiente: la empresa vitivinícola jesuita en el San Juan colonial

9 “Libro de gasto, inventario año 1734”, AGPSJ, SDH, Libro 5, Folio 95 vuelta.

10 “Inventario y tasación, San Juan de la Frontera, 18 de noviembre de 1767”, AGPSJ, SDH, Libro 6, Folio 177vuelta y Libro 7, Folio 161 vuelta.

11 “Inventario y tasación, San Juan de la Frontera, 18 de noviembre de 1767”, AGPSJ, SDH, Libro 6, Folio 178 yLibro 7, Folio 162.

12 “Libro de gasto, junio de 1737”, AGPSJ, SDH, Libro 5, Folio 106. En el libro de gasto se especifica lo siguiente:“... en tierras que compre tengo dados 338 pesos 7 reales”. Según consta también en el libro de gasto estastierras se terminaron de pagar en julio de 1750: “... 48 pesos a la Simona Fernandez por tierras. A quien sedebía un pico de restos de once cuadras de tierras que vendio al padre rector Ignacio Morgado a razón de 35pesos cuadra. El 1/3 en plata y lo demas a genero que llaman conchavo y se le restaba un pico de 78 pesos5 reales parte a genero y parte a plata y le satisfice en generos a precio de plata y en reales ...” (“Libro degasto, julio de 1750”, AGPSJ, SDH, Libro 5, Folio 151).

13 “Libro de gasto, estado de la casa del año 1753”, AGPSJ, SDH, Libro 5, Folios 174. El rector de la residencia,Juan María Montero, decía lo siguiente en el inventario de la casa: “Advierto aquí que hallé un cuadernito deltiempo del padre superior Ignacio Morgado que compró a Pablo Silvera, y Ursula su hermana otra tal cantidadde tierras en dicho paraje de Puiugta. (Linda por el Oriente en el estero con las tierras del dicho Don JosephRiveros, y al poniente las tierras nuestras que fueron de la Simona Fernández y del difunto Tula) cuya porción detierras entre dicho lindero del Estero de Oriente a Poniente, y desde dicho Estero de Norte al Sur hasta elpedregal (son las que les tocó por ihuela al dicho Pablo Silvera y la dicha Ursula) las hallo pagadas y con excesopor dicho padre superior Morgado, y mi antecesor Ignacio Godoy como parece de dicho apunte de letra delHermano Francisco Torres, y del Padre Ignacio Godoy; quienes fueron los que plata dieron por dichas tierras, ya mi juicio están pagadas en exceso pues entre los dos Padres Superiores se le dio a Pablo Silvera y a la Ursulase les dieron en ropa a razón de conchavo según fue el trato del padre Ignacio Morgado 383 pesos 4 reales, yen plata 122 pesos que una y otra cantidad importan 505 pesos 4 reales con que están repagadas”.

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1750 la Compañía adquirió por compra en Puyuta dos cuadras trece varas y untercio de tierras, a 70 pesos14 . Esta propiedad limitaba hacia el oeste con otrastierras (dos cuadras trece varas y un cuarto por dos cuadras nueve varas) que laCompanía obtuvo por permuta con Juan de Echegaray, a quien, a cambio, laresidencia jesuita le dio unas tierras que le habían sido donadas15 . Por el norte, lastierras de la permuta con Echegaray limitaban con las de Pedro Silvera y en el año1753 los jesuitas compraron doce cuadras (por un total de 300 pesos) a uno desus herederos, su nieto Juan José Silvera16 .

A todas estas negociaciones de compras y permutas también hay que agregarla venta de tierras por parte de la Compañía en la zona de Puyuta. Además de lapermuta, la residencia jesuita también vendió parte de sus tierras a Juan deEchegaray y a otros dos propietarios: Juan Alvarez y Francisco Maradona17.

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14 “Libro de gasto, agosto de 1750”, AGPSJ, SDH, Libro 5, Folio 153.

15 “Libro de recibo, año 1753”, AGPSJ, SDH, Libro 5, Folio 77 vuelta. En el inventario del estado de lacasa del año 1753 el rector de la residencia, Juan María Montero, se refería a esta permuta en estostérminos: “De dichas tierras pertenecientes a la donación de Doña Inés” (se refiere a una donaciónque les hizo Inés Durán y su marido)” con fianza del Padre Provincial Juan de Sorozaval permute alsargento mayor Don Juan de Chagaray como consta de escriptura que le otorgué de dos quadras ytrece varas y quarto de largo de oriente a poniente, y de sur a norte dos quadras y nueve varas porotras tantas que dicho sargento mayor Don Juan de Chagaray tenia compradas a Antonio Riberosalias el motilón con escritura de que dicho señor me hizo en el paraje de Pujucta y son en la mismaforma de las que permute en dichas tierras del Rey, es a saber de oriente a poniente las dos quadrasy trece varas, sus linderos al oriente las tierras y cerco de la chacara, y por el poniente con las tierrasque compré a Juan Joseph Silvera; y las dos cuadras y nueve varas de sur a norte, linderos del norteson las tierras que compré a Silvestre Navarro y a su Hna Carmelita y los del sur las tierras del motilóny Diego Pérez “ (“Libro de gasto, estado de la casa del año 1753”, AGPSJ, SDH, Libro 5, Folios 174vuelta).

16 “Libro de gasto, estado de la casa del año 1753”, AGPSJ, SDH, Libro 5, Folios 173 vuelta y 174. Estapropiedad provenía de una merced real otorgada en el siglo XVI a Sebastián de Villanueva. En 1684 sunieto Pedro Silvera reclamaba en juicio esas tierras situadas “en Puyuta a una legua de la ciudad”.Seguramente la compra hecha por los jesuitas a uno de los herederos correspondía a una porción deaquella merced real. La parcelación de las mercedes por ventas o herencias fue una característica dela estructura de la propiedad en Cuyo.

17 “It. A dicho Don Juan de Chagaray con licencia de dicho Padre Provincial en las tierras donación deDoña Inés Durán vendí las que tiene cercadas a precio de sesenta la quadra las que hubiere debajo dedicho su serco, las que hasta agora no se han medido por la Instrucción de mensuras de Sr. Larreinagareceví a quenta de las que hubiere rebajadas las de la permuta 300 pesos como constara de mi recivo.It. En virtud de la Licencia referida, vendí a Don Francisco Maradona cuatro o cinco quadras las quetubiere debajo de su serco, y tengo rezevido a quenta otros 300, y de Don Juan Alvares de Mirandaquatro cientos pesos tengo rezevido, por las quadras que hubieren y se hallaren, a la parte del norte...” (“Libro de gasto, estado de la casa del año 1753”, AGPSJ, SDH, Libro 5, Folio 174 vuelta ; tambiénen: Libro de recibo, año 1753, AGPSJ, SDH, Libro 5, Folio 77 vuelta).

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Aumento de la extensión de la propiedad de Puyuta entre 1734 y 1753

Año Extensión Compradas a: Precio

1734-1737 11 cuadras Simona Fernández

y su marido Tula 385 pesos (35 por cuadra)

14 cuadras Pablo y Ursula Silvera 383 pesos 4 reales (ropa-ganado)

122 pesos (en plata)

1750 2 cuadras 13 varas 1/3 70 pesos

1753 2 cuadras 13 varas 1/4 Permuta con tierras de -------

Juan de Echegaray

12 cuadras Juan José Silvera 300 pesos

Total en extensión

y pesos 43 cuadras 26 varas 1.260 pesos 4 reales

Desde el punto de vista económico, la chacra o hacienda de Puyuta fue lapropiedad más importante de la Compañía de Jesús en San Juan entre los años1735 y 1767. La producción de mosto de la viña de dicha chacra constituía másde la mitad del total de mosto usado anualmente por los jesuitas para la elaboraciónde aguardiente18. Aunque no se ha podido reconstruir la producción para todo elperíodo (por las discrepancias en la forma de asentar estos datos en las cuentas),las cifras que exhibe el cuadro sobre la “Cantidad anual de mosto” para los años1742a 1748 sirven de muestra aproximada. Entre estos años el resto del mosto (noprocedente de Puyuta) venía de: la pequeña viña de San Clemente, la viña llamadade los Quiroga, el pago de censos y algunas deudas (hechos a veces en mosto) yde limosnas.

Con la cruz y con el aguardiente: la empresa vitivinícola jesuita en el San Juan colonial

18 “Libro de recibo, enero de 1741 a marzo de 1750”, AGPSJ, SDH, Libro 5, Folios 63-73. La producción demosto era el primer paso para la elaboración de vino y aguardiente. Se obtenía de pisar la uva en un lagar.Para el siglo XVIII los jesuitas usaban un lagar construido de piedra y no el lagar tradicional hecho de cuero debuey. En su libro Contribuciones al estudio de la vitivinicultura argentina, Maurín Navarro describe ellagar tradicional y la elaboración de vino. Dice que estaba formado por cuatro estacones de algarrobo fijadosal suelo que sostenían un cuero de buey donde se arrojaban los racimos de uva . El orificio que se utilizabaera el de la cola del animal, ya que permitía introducir fácilmente (y sin romperlo) un caño para el desagüe.Se pisaba la uva reventando los granos con los pies, produciéndose el mosto, que una vez almacenado encantidad se le hacía salir por el caño. El mosto, o sea la parte líquida de la uva, con el hollejo pasaban a unnoque (especie de balde) con dos anillas por las que se introducían dos varillas, que hacían las veces de asasy servían para llevar el mosto a la bodega. En el interior de la bodega se colocaban las botijas o tinajas quecontenían el mosto provistas de un agujero hecho a unos 15 cm. de altura del fondo, abertura que se tapabadurante el proceso de fermentación hasta su conversión en vino. Una vez hecho el vino se cambiaba deenvase a una vasija de conservación, cuya abertura se tapaba con cal, yeso o barro con el fin de evitar laentrada de cualquier cuerpo extraño. Para elaborar el aguardiente se destilaban los vinos en alambiques.Véase: Maurín Navarro, E., Contribución al estudio de la vitivinicultura argentina. Buenos Aires, EditorialSanjuanina, 1967.

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Cantidad anual de mosto (en arrobas) producido por la residencia jesuita de San Juan, 1742-1748

Año Mosto de Puyuta Mosto total

1742 60 534

1743 9 178

1744 204 734

1745 300 650

1746 356 832

1747 900 1170

1748 1260 1656

Total 3089 (53,68 %) 5754

Para el año 1759 la producción de mosto de la chacra de Puyuta habíaaumentado a 1.900 arrobas anuales19. Según las mismas fuentes jesuitas, de cuatroarrobas de mosto se obtenía alrededor de una arroba de aguardiente20 . Por lotanto para el año antes citado la producción de aguardiente de la chacra de Puyutaera de unas 475 arrobas. Si se considera el equivalente en litros de cada arroba en35,55, la producción era de unos 16.886 litros.

Para el momento de la expulsión de los jesuitas de San Juan había 12.673 cepasen la viña de Puyuta. También en la chacra había una bodega (de unos cuarentametros de largo) con dos lagares, alambiques de cobre y todos los elementosnecesarios para almacenar vino y aguardiente: tinajas, botijas bodegueras (que seelaboraban en la misma chacra) y un horno para cocerlas21. Respecto a los lagares dela bodega, es importante señalar que no hay indicios en la documentación que permitansuponer que los jesuitas usaban el lagar tradicional de cuero de buey. Por el contrario,los libros de cuentas brindan detalles que indican que los lagares eran de piedra,usando para su construcción materiales como cal, canto y lajas22.

La chacra tenía también un molino donde se elaboraba la harina para consumoy para vender, con el trigo cosechado en la misma chacra (cada año se recogían

Celia López-Chávez

19 “Libro de gasto, estado de la casa, años 1758 y 1759”, AGPSJ, SDH, Libro 5, Folio 220.

20 “Libro de recibo, cosecha de abril-mayo de 1742”, AGPSJ, SDH, Libro 5, Folio 65 vuelta-66.

21 “Inventario de la viña de arriba, Acta de expulsión, San Juan de la Frontera, 26 de agosto de 1767”, AGPSJ,SDH, Libro 6, Folio 154.

22 “... se hizo en la chacara un lagar de cal y canto con su piquera” (“Libro de gasto, estado de la casa, 22 defebrero de 1744”, AGPSJ, SDH, Libro 5, Folio 134 vuelta). “Se hizo un lagar nuevo de lajas con su piquera”(“Librode gasto, estado de la casa, marzo de 1748, AGPSJ, SDH, Libro 5, Folio 145). “Se volvió a levantar lasparedes de un lagar y el lagar también que la avenida había derribado, y las ormigas habían trasminado ...”(“Libro de gasto, estado de la casa, marzo de 1751”, AGPSJ, SDH, Libro 5, Folio 157 vuelta). La documentaciónno menciona la existencia de bodegas subterráneas, tal como lo recomendaba el Padre Manuel Morales.Este jesuita aconsejaba las bodegas subterráneas para evitar la alteración de los caldos en la época de losvientos calientes. En cuanto a la bodega típica de la época, Maurín Navarro en su obra Contribución alestudio de la vitivinicultura argentina la describe: “... de adobe o adobón, techada con tijerales de palostorcidos de algarrobo o chañar”.

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entre 50 y 80 fanegas de trigo, es decir un mínimo de 4.600 kilogramos). Habíahuertas de frutales y diferentes tipos de cultivos que proporcionaban lo necesariopara sustentar a la mano de obra que allí trabajaba23 .

El trabajo en la chacra estaba dirigido por un mayordomo, a quien a veces se lellama en la documentación capataz, y por un padre jesuita de la residencia quesolía estar en forma permanente, aunque en ocasiones dejaba las tareas de controlen manos del mayordomo. En las épocas de poda y cosecha eran contratadospeones conchabados. La mano de obra permanente de la propiedad eran losesclavos. Según la tasación hecha después de la expulsión, habían en Puyuta 66esclavos de diferentes edades (15 varones, 21 mujeres y 30 niños)24 .

La chacra de Puyuta fue lugar de comercio y también de oración. En ella se realizabaventa al menudeo de productos elaborados allí mismo (como vino, aguardiente,jabón, harina, pan) y proveía de algunos de ellos a la pulpería que los jesuitas tenían.Pero también esta propiedad se convirtió en lugar de congregación de los fieles de lazona y de los trabajadores de la misma chacra quienes asistían a los servicios religiososde una capilla dedicada a Nuestra Señora de los Desamparados.

En la hacienda de Puyuta (también llamada “viña de arriba”) existieron las mismasactividades que en una hacienda agrícola de cualquier otra región: el cultivo y unapequeña actividad ganadera que sirviera tanto para las tareas de agricultura comopara el consumo. Había variedad de cultivos destinados al consumo también perocon el predominio del cultivo típico de la zona, cuya producción proporcionaba unexcedente para ser comercializado en un mercado regional. Una hacienda,entendida como tal, debía participar con su o sus productos en un mercado máslejano que el local y esto se dio en el caso de la chacra de Puyuta con la producciónde aguardiente y su comercialización en Buenos Aires.

LA PRODUCCIÓN Y COMERCIO DE AGUARDIENTE

La participación jesuita en los diferentes mercados regionales de Américacolonial es un hecho conocido, aunque no totalmente demostrado por la falta decifras para reconstruir, en períodos largos de tiempo, los porcentajes departicipación de la Compañía en relación al total del comercio de un producto. Elazúcar y vino de las haciendas jesuitas del Perú, el trigo de Chile, los paños deQuito, el azúcar de Cuba, la yerba mate del Paraguay, el ganado de las haciendasde México y las estancias de Argentina, son ejemplos de esa participación jesuitaen el comercio de los frutos y géneros más importantes de las diferentes regiones.En la mayoría de los casos la Compañía consiguió consolidarse y mantenerse graciasa la participación en la principal actividad económica de la región. Los vinos y

23 “Inventario de la viña de arriba, Acta de expulsión, San Juan de la Frontera, 26 de agosto de 1767”, AGSPJ,SDH, Libro 6, Folio 154 vuelta.

24 “Inventario de la viña de arriba, Acta de expulsión, San Juan de la Frontera, 26 de agosto de 1767”, AGPSJ,SDH, Libro 6, Folios 152-153 vuelta.

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aguardientes de Cuyo están incluidos en esta lista. Desde el momento en que losjesuitas tomaron posesión de las primeras propiedades rurales en San Juan yMendoza, comenzaron la explotación de ellas con el cultivo de las plantas de vidy la instalación de bodegas para producir vino y aguardiente.

La vinculación a mercados de exportación se dio en todas las regiones y, en elcaso específico de los vinos y aguardientes de Cuyo vendidos en Buenos Aires, setrataba de comercio exterior porque era una división administrativa diferente a lade Chile (de la cual dependía Cuyo). Por esta razón la venta de estos productos enBuenos Aires estaba cargada con el impuesto de sisa o almojarifazgo, aunque losjesuitas no siempre lo pagaran (como se verá más adelante).

Los jesuitas formaron parte de los mercados regionales en los que participabantambién los comerciantes laicos, pero al mismo tiempo la Compañía contaba con unsistema de conexiones comerciales dadas por la colaboración institucional, entrecolegios y misiones25. De esta forma, los jesuitas tuvieron los beneficios que lesbrindaba el formar parte de una estructura administrativa y económica que respaldabasus compras, ventas, inversiones, etc. Era como tener en cada ciudad un intermediarioseguro y confiable: la misma Compañía. En otras palabras, lo que beneficiaba a laorden jesuita era su independencia en cuanto a la producción y comercialización.

Los jesuitas de San Juan dedicaron su actividad industrial a la producción deaguardientes y en una pequeña proporción a vinos. Esta característica coincidecon la especialización local, ya que la producción sanjuanina se concentrófundamentalmente en aguardiente y la de Mendoza en vino26 .

La producción de aguardiente de la Compañía de Jesús en San Juan se dedicóa ventas al por mayor y algo también al menudeo. En cambio, el destino del vinoproducido fue sobre todo para comercio al menudeo, o para ser vendido ointercambiado por otros productos en el lugar de origen, es decir en la mismaciudad de San Juan (se trataba casi siempre de pequeñas cantidades)27. Los envíosde vino a Buenos Aires no fueron regulares: del año 1732 a 1735 y luego en 1743.

Celia López-Chávez

25 Carbonell De Masy, Rafael, Estrategias de desarrollo rural en los pueblos guaraníes (1609-1767). Barcelona,Monografías Quinto Centenario, Antonio Bosch, 1992, 222-227.

26 Una de las dificultades del proceso de producción de vino en aquella época era el peligro de avinagramiento,convirtiéndose en lo que llamaban “vino torcido”o, según las fuentes jesuitas también llamado “vino picado”.Según estas mismas fuentes el envasijar mal el líquido podía provocar mermas en la producción. El vino malosolía ser vendido por poco precio al menudeo o se dejaba para el gasto de la casa (“Libro de gasto, abril de1741”, AGPSJ, SDH, Libro 5, Folio 63, 65 vuelta y 67). Había una serie de factores que podían influir en laproducción de mal vino. En San Juan, ante la abundante producción de vinos con probabilidad de “torcerse”,se destinaron los excedentes vínicos a la destilación en alambiques. De ahí que la producción de San Juanfuera más de aguardiente que de vino (Rivera, op. cit., cap. III). Por otra parte, la producción sanjuanina devinos era abundante si se tiene en cuenta que para conseguir una carga de aguardiente (4 arrobas) erannecesarias 24 cargas de vino. Una arroba de aguardiente era vendida casi al doble que una de vino. Encuanto a la producción de vino y comercialización en el caso de Mendoza, véase: Coria, Luis, Evolucióneconómica de Mendoza en la época colonial. Mendoza, Universidad Nacional de Cuyo, Facultad de CienciasEconómicas, 1988, 117-135 y 169-172.

27 El comercio al menudeo se realizaba en la misma chacra y también en una pulpería, propiedad de losjesuitas.

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Después de este año no hay más ventas en Buenos Aires de vinos jesuitas de SanJuan. Para entonces ya existía la clara especialización de San Juan en aguardientesy de Mendoza en vinos. Efectivamente, los vinos comercializados al por mayor enBuenos Aires fueron los producidos por los jesuitas de Mendoza. Las ventas al pormayor de aguardiente de la residencia jesuita de San Juan estuvieron destinadasfundamentalmente al mercado de Buenos Aires. Entre los años 1732 y 1764 hubosólo tres envíos a diferentes ciudades: Santa Fe, Córdoba y Mendoza.

En el cuadro “Aguardiente vendido en Buenos Aires por los jesuitas de SanJuan, 1732-1764”, se observa la tendencia de su comercio. Si bien son cifrasanuales aproximadas y la serie tiene numerosos vacíos, se pueden extraer algunasconclusiones válidas, por ejemplo que existió un aumento más o menos regular delas ventas a lo largo del período estudiado. Hubo, sin embargo, algunos años enlos que las cantidades vendidas disminuyeron respecto al año inmediatamenteanterior: por ejemplo en los años 1744 y 1745, respecto a 1743; la venta en elaño 1749, en comparación a 1748; la de 1752, respecto a 1751 y especialmentela gran disminución de 1763, en relación al año 1762.

Es difícil determinar las causas de estos altibajos. La baja de los años 1744 y1745 se pudo deber a la piedra y peste, que destruyeron las cosechas del año1743. También causas naturales pudieron influir en las disminuciones de los años1751 y 1752, en relación a 1750, por lo que se deduce de los registros anotadosen los libros de cuentas28. Entre los años 1762 y 1764 hubo un descenso tanto enlas ventas de aguardiente jesuita en Buenos Aires como del total vendido procedentede San Juan. En este caso, evidentemente debieron existir causas que afectaron atoda la producción sanjuanina; probablemente se trató de otro fenómeno natural.

Con la cruz y con el aguardiente: la empresa vitivinícola jesuita en el San Juan colonial

28 Los fenómenos naturales eran frecuentemente los motivos de las bajas en la producción y en consecuenciaen la venta de vinos y aguardientes. El rector de la residencia de San Juan se refería a la cosecha de 1743 dela siguiente forma: “La cosecha de este año por la piedra que cayó dos veces y la peste de alquichi fue corta”(“Libro de recibo, abril de 1743”, AGPSJ, SDH, Libro 5, Folio 67 vuelta). En otras ocasiones eran inundacionesu otro tipo de amenazas naturales las causas de la destrucción de los medios usados para la elaboración devinos y aguardientes. Por ejemplo, en la lista de mejoras de la casa del año 1750, se registraba lo siguiente:“... se volvió a levantar las paredes de un lagar y el lagar también que la avenida había derribado, y lashormigas habían trasminado” (“Libro de gasto, estado de la casa, marzo de 1751”, AGPSJ, SDH, Libro 5,Folio 157 vuelta.

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Aguardiente vendido en Buenos Aires por los jesuitas de San Juan y el totalvendido en Buenos Aires procedente de los comerciantes de San Juan: 1732-1764 (en número de arrobas)29

Año Aguardiente jesuita30 Total procedente de San Juan31

1732 116 68881733 168 90561734 74041735 4017361737173817391740174117421743 3081744 1521745 13417461747 4341748 4351749 1721750 5021751 3721752 1801753 58817541755

Celia López-Chávez

29 Una arroba equivalía a 35,5 litros. Las cantidades en la documentación están registradas en carretadas,cargas, botijas y arrobas. Teniendo en cuenta las medidas usadas por los mismos jesuitas hemos reducido aarrobas las cantidades siguiendo estas medidas:

1 botija= 2 arrobas

1 carga= 2 botijas=4 arrobas

1 carreta=21 botijas=42 arrobas (aunque había carretas con más capacidad)

30 Los datos han sido extraídos del libro de recibo de la residencia jesuita, donde figuraban los envíos deaguardiente a Buenos Aires, pero no se ha podido reconstruir la serie completa por la falta de registros paraalgunos años. Fuente para los años 1732 a 1759: “Libro de recibo”, AGPSJ, SDH, Libro 4, Folio 128-131 y145; Libro 5, Folio 63-91. Fuente para los años 1760 a 1764: “Razón de las piezas de vino y aguardiente...”,AGI, Audiencia de Buenos Aires, Legajo 250.

31 Fuente: Rivera, Op. cit., apéndice estadístico 5.

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1756 70441757 320 181121758 288 126461759 768 121361760 608 120361761 884 96201762 810 148081763 152 96941764 376 6300

Si se comparan las cifras anuales del total de arrobas de aguardiente vendidoen Buenos Aires, procedente de San Juan, con el de la residencia jesuita,especialmente entre los años 1757 y 1764, se observa una participaciónaparentemente poco significativa de los aguardientes de la Compañía de Jesús.Sin embargo, cuando se contrasta la cantidad de aguardiente jesuita vendido enBuenos Aires con el que otras órdenes religiosas de San Juan vendían, existe unpredominio de la Compañía. Para conocer su porcentaje de participación y el delos eclesiásticos se han elaborado los siguientes cuadros aunque sólo sea para unperíodo corto, 1760-1763.

Aguardiente vendido en Buenos Aires por eclesiásticos en general y jesuitas enparticular en relación al total procedente de San Juan (en número de arrobas)32

Año Cía. de Jesús % Eclesiásticos % Total1760 608 5 844 31.9 120361761 884 9.1 2298 23.8 96201762 810 5.4 1428 9.6 148081763 152 1.5 380 3.9 9694Total 2454 5.3 7950 17.2 46158

En relación al total de aguardiente sanjuanino introducido para la venta enBuenos Aires, el porcentaje de los pertenecientes a eclesiásticos era de 17.2 % y laventa de la Compañía representaba un 5.3 % del total. En cuanto a la participaciónjesuita dentro del volumen de ventas de eclesiásticos, el porcentaje era de 30.9 %.El resto (69.1 %) correspondía al aguardiente vendido por los conventos de SantoDomingo, San Agustín y La Merced y por otros religiosos cuyas cantidadesrepresentaban un 35.7 %. En este último caso se trataba de personas eclesiásticasdiferentes y cada una por separado no constituía una venta importante. En estesentido, la cantidad de aguardiente vendido por la Compañía de Jesús en BuenosAires representaba un porcentaje elevado tratándose de una sola institución.

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32 Fuentes: “Razón de las piezas de vino y aguardiente ...”, AGI, Audiencia de Buenos Aires, Legajo 250.

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Aguardiente vendido en Buenos Aires por eclesiásticos de San Juan entre 1760y 1763 (en número de arrobas)33

Año Cía. de Jesús Sto. Domingo San Agustín La Merced Otros Total1760 608 746 944 - 1546 38441761 884 112 384 172 746 22981762 810 7 -6 192 - 426 14981763 152 108 - - 120 380Total 2454 966 1520 172 2838 7950 % 30.9 12.1 19.1 2.2 35.7 100

Por su parte, los jesuitas de Mendoza introdujeron para su venta en BuenosAires en el mismo período 2.846 arrobas de vino34, poco más de las 2.454 arrobasde aguardiente de los jesuitas de San Juan.

En relación al total de aguardiente procedente de San Juan para ser vendido enBuenos Aires, el porcentaje correspondiente a eclesiásticos no constituía una cifraimportante: se trataba de un 17.2 % del total. Sin embargo, es necesario preguntarseaquí cuál era el margen de ganancia o beneficio que podían tener los comercianteslaicos y cuál el de los eclesiásticos y, en este último caso, cuál era el beneficio dela Compañía de Jesús específicamente.

Una de las vías para responder a estas preguntas es el análisis del precio delproducto en el lugar de origen y el precio al que era vendido en Buenos Aires. Loslibros de contabilidad de la residencia jesuita de San Juan ofrecen información deprecios y aunque la serie no es completa para todos los años del período 1732 a1762, permite al menos extraer algunas conclusiones. Por otra parte, las fuentesjesuitas en este caso permiten completar el vacío de información existente en elresto de documentación colonial sobre los precios de origen del vino y aguardiente.No es el objetivo del presente estudio hacer un análisis especializado del tema delos precios. Sólo se intentarán responder algunas preguntas para entender el posiblebeneficio del que disfrutaba el comercio jesuita.

Existía una diferencia notable entre el precio de origen y el precio de venta enBuenos Aires. Este fenómeno era normal en la época y la subida del precio iba desdeel 50 % al 200 % en algunos años. Por otra parte, los precios mostrados en el cuadrosiguiente coinciden con la tendencia de los precios de vinos y aguardientes en BuenosAires y, en general, con los precios de los productos del mercado americano del sigloXVIII, es decir que se trataba de valores estancados con tendencia a la baja35 .

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33 Fuentes: “Razón de las piezas de vino y aguardiente ...”, AGI, Audiencia de Buenos Aires, Legajo 250. Rivera,Op. cit., apéndice.

34 “Razón de las piezas de vino y aguardiente ...”, AGI, Audiencia de Buenos Aires, Legajo 250.

35 Rivera, Op. cit., cap. VI.

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Precios de la botija de aguardiente y de vino en Buenos Aires y en el lugar de origen,San Juan, según el libro de recibo de la residencia jesuita (en pesos y reales)36

Año Precio del aguardiente en: Precio del vino en: Buenos Aires Origen Buenos Aires Origen1732 26 161734 101735 14 81736 18 81737 10 81738 10 51739 10 41740 141741 141743 24.4 a 26 12.4 a 161744 16 61745 20 a 24 101747 231750 241751 241752 201756 6.21757 7 a 81758 181762 15 a 18

El precio de los vinos y aguardientes en Buenos Aires era fijado por el Cabildosecular de la ciudad. Su intervención era constante y controlaba no sólo el preciosino también la forma de distribución para evitar la especulación. Para el año 1732,el precio de la botija de aguardiente en el comercio secular era de 25 pesos37 , porlo tanto se trataba de casi el mismo precio que citaban los jesuitas en sus cuentas38.De esta manera, el aguardiente jesuita se estaba vendiendo más o menos al mismoprecio que el de los comerciantes seculares.

Desde la salida del producto de San Juan los seculares pagaban impuestos,fletes y comisiones por la venta a intermediarios o agentes (4 % del valor delproducto). También en los gastos se incluía el precio de los envases (botijas). En

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36 Fuente: “Libro de recibo, años 1732 a 1762”, AGPSJ, SDH, Libro 4, Folio 124-145 vuelta y Libro 5, Folio 63-92.

37 Rivera, Op. cit., cap. VI.

38 “Libro de recibo, año 1732”, AGPSJ, SDH, Libro 4, Folio 125 vuelta. En la lista de deudas a la casa “noliquidadas en Buenos Aires”, el rector de la residencia mencionaba lo siguiente: “... escriviome dicho DonMartin” (se refiere al agente Martin de Arraiz) “que el aguardiente se estaba acabando de vender a 26 pesos,y el vino a 16”.

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cuanto a los impuestos a pagar, éstos eran muchos y variados39 . En cuanto alflete, se pagaba cinco pesos por botija. Teniendo en cuenta todos estos gastos,especialmente los impuestos, el precio pagado en Buenos Aires al comerciantesecular sanjuanino le dejaba muy poco margen de ganancia. Su beneficio eraaproximadamente de 7 reales a 6 pesos en el siglo XVIII (concretamente a partirde 1730). Para algunos años, sobre todo en el caso del vino, no hubo beneficios yel saldo llegó a ser negativo en algunos casos40 .

En el marco de las exenciones impositivas a los eclesiásticos, los de Cuyo estuvieronexceptuados del pago de estos derechos pero no por mucho tiempo41. La informaciónde los archivos locales es poca y fragmentada respecto al tema de las exenciones. Enel caso de San Juan, hasta el año 1745 existen registros en las cuentas del ramo debotija donde figuran los asientos de cargas de aguardiente de eclesiásticos que salíanexentos del pago de dicho impuesto, o cargas exceptuadas también por tratarse delimosnas a la iglesia42. Hay indicios para suponer que entre 1740 y 1761 la excepciónde impuestos a los eclesiásticos en San Juan no fue automática, sino que los religiososdebían solicitar este privilegio. Esto se deduce de la frecuencia con que se encontrabajunto a la licencia otorgada a un clérigo, una petición de excepción por parte deéste43. Según una Real Provisión del Gobierno de Lima del año 1761 la inmunidadeclesiástica debía ser respetada y esto supuestamente se debió aplicar en la regiónde Cuyo. Respecto al caso específico de los jesuitas, seguramente no pagaron esosderechos de salida en San Juan. Esto se deduce de la no mención en los libros degasto del pago de impuestos.

El tema de la exención impositiva a eclesiásticos y, concretamente a los jesuitasde San Juan es un tema extenso y por lo tanto imposible de analizar en esteartículo. En conclusión se puede decir que, debido a las denuncias de los oficialesreales de lo que consideraban un “fraude” se dictó la real cédula del 24 de octubrede 1764 por la que se ordenaba que los cabildos seculares de San Juan y Mendozahicieran cada año (con intervención del juez eclesiástico) el aforo y registro de losvinos y aguardientes que pertenecían a religiosos. En el año 1768 se dictaroninstrucciones más precisas sobre el aforo y registro de vinos y aguardientes,estableciendo entre las medidas más importantes: nombramiento de aforadorespara los caldos eclesiásticos, publicación del aforo, exención de la alcabala, control

39 Los impuestos que durante el siglo XVIII (hasta 1767, que es el año final del período que se estudia aquí)debían pagar los comerciantes de vinos y aguardientes cuyanos eran los siguientes: impuesto del mojón omojonería, el gravamen de visita de salida, el derecho de guía o licencia, el arbitrio, la sisa y también impuestosmunicipales a pagar en ciudades de camino al destino final.

40 Rivera, Op. cit., cap. VI.

41 Un extenso análisis del tema del privilegio eclesiástico de no pagar impuestos puede verse en: López, Op.cit., 119-137.

42 Rivera, Op. cit., cap. IV.

43 Ibid.

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del alcohol consumido por los frailes, elaboración e intercambio de guías entre losoficiales reales y disminución o baja del total del aforo a aquel número de cántarascorrespondientes al consumo de la comunidad o persona eclesiástica44 .

Sin duda la legislación había progresado en cuanto a minuciosidad y precisión.En el caso de estas últimas instrucciones, se trataba de medidas concretas queincluían los diferentes aspectos que pudieran estar encubriendo el fraude. Estasmedidas se aplicaron en Buenos Aires a partir de abril de 1768 y en Chile desde el2 de julio de 176945 . Para estos años ya los jesuitas estaban fuera de Américahabiendo sido expulsados en 1767. No obstante la Corona española continuódictando normas cada vez más restrictivas respecto al comercio de eclesiásticos46 .

Los jesuitas, por lo tanto, no pagaron impuestos de salida en San Juan y, si lohicieron, fueron casos excepcionales y no hay constancia documental de ello. Porotro lado, el pago del impuesto de sisa en Buenos Aires fue tan cuestionado quesólo se tiene constancia de que se pagó en 1750 por años atrasados al haberperdido el pleito judicial contra el arrendatario47 .

La Compañía pagó los fletes por el transporte de aguardiente y vino. Aparecenen el libro de gasto como pagados en pesos y también en ropa y géneros a losfleteros o trasladistas. Así como el comercio secular, también los jesuitas pagaroncinco pesos de flete por botija. Sin embargo, en ocasiones la residencia jesuita usósus propias carretas y mulas. Si éste era el caso, sólo se pagaba a algunos peonesque acompañaban al padre jesuita que hacía el viaje48 . Además, las carretas a suregreso solían darles ganancias también con el transporte de pasajeros49. En relaciónal gasto en envases, concretamente botijas, éstas eran en parte compradas y enparte fabricadas por los mismos jesuitas utilizando hornos que tenían en la chacrade Puyuta. Cada botija costaba unos 12 reales.

La residencia jesuita de San Juan tenía un agente laico en Buenos Aires, aunqueel colegio que la Compañía tenía en Buenos Aires también solía participar en estaconexión comercial ofreciendo sus servicios a la residencia jesuita de San Juanpara distribuir sus aguardientes y vinos. El agente laico trabajaba tanto para losjesuitas de San Juan como para el colegio de Mendoza. No aparece citado en ladocumentación el porcentaje de comisión que recibía o si tenía un sueldo fijo.

44 “Real Cédula, Madrid, 14 de marzo de 1768”, AGI, Audiencia de Buenos Aires, Legajo 345.

45 Rivera, Op. cit., cap. IV.

46 Finalmente, tanto para el caso de Cuyo como para el resto de la América española, el problema no terminó deresolverse hasta 1785. Por una real cédula, ese año se suprimieron completamente los privilegios a los religiosos y seobligó tanto a eclesiásticos como a laicos a pagar sin excepción los derechos de alcabala y almojarifazgo. En el casode los vinos y aguardientes cuyanos, la aplicación de la legislación nunca fue tan estricta. A comienzos del siglo XIXtodavía continuaban saliendo vinos y aguardientes libres de impuestos a nombre de eclesiásticos.

47 López, Op. cit., 133-134.

48 “Libro de gasto, abril de 1743”, AGPSJ, SDH, Libro 5, Folio 132 vuelta.

49 “Libro de recibo, año 1734”, AGPSJ, SDH, Libro 4, Folio 127.

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Esto hace más difícil el cálculo de los beneficios. No obstante, suponiendo querecibiera un 4 % de comisión (un peso por botija) como en el caso del comerciosecular y teniendo en cuenta que en ocasiones transportaban el producto en suspropios envases, se podría estimar el beneficio para los jesuitas de San Juan entre2 y 8 pesos por botija para el siglo XVIII.

El total de impuestos que los jesuitas no pagaban por extraer sus aguardientede San Juan e introducirlo en Buenos Aires (haciendo uso de su exención impositiva)era de 3 pesos 3 reales aproximadamente. Esta fue probablemente la mayor ventajaque tuvieron. Aun cuando la ganancia hubiera sido mínima (entre un real y unpeso) lo que, seguramente, nunca tuvieron fueron pérdidas. En los libros de cuentasno se hace mención en ningún caso de las desventajas del comercio de aguardiente.

Tal como ocurría con el comercio de seculares, la venta de aguardiente enBuenos Aires les permitía a los jesuitas obtener todos aquellos productos que noproducían, fundamentalmente ropa, géneros (telas), tabaco y yerba. El agentelaico en Buenos Aires remitía a la residencia jesuita de San Juan las cargas de estosproductos que se compraban con las ganancias de las ventas de aguardiente. Asícomo los comerciantes seculares se convirtieron en “agentes que dinamizaban laeconomía cuyana”50, los jesuitas también actuaron como estímulo de la misma.En este sentido, la Compañía participaba en la actividad económica más importantede la región (producción y venta de aguardiente) y también suministraba productostraidos de Buenos Aires que eran muy demandados en una ciudad de frontera.Estos productos comprados por los jesuitas en Buenos Aires con las ganancias dela venta de aguardiente se convirtieron también en parte del comercio jesuita alser vendidos en San Juan o usados para pagar mano de obra (aunque un porcentaje,por supuesto, era dedicado al propio uso de los jesuitas de la residencia y de sumano de obra esclava)51 .

LA MANO DE OBRA VINCULADA A LA EMPRESA VITIVINÍCOLA

La mano de obra esclava negra coexistió con la mano de obra asalariada en laspropiedades jesuitas del San Juan colonial. Tanto una como otra, participaron dela producción del principal producto de la región, cumpliendo diferentes funciones.Este tipo de división del trabajo se dio también en otras haciendas jesuitas y laicasa lo largo y ancho de América colonial. Siendo la mano de obra esclava la demayor número y por tratarse de mano de obra permanente, constituyó la fuerzade trabajo más importante sobre todo en las propiedades rurales americanas.Esta situación se dio también en el caso de la mano de obra de las propiedadesjesuitas en San Juan, cuyo modelo se extiende también a Mendoza.

Para la fecha de la expulsion, las propiedades jesuitas de San Juan contaban con

50 Rivera, Op. cit., cap. VI.

51 Para un análisis en detalle de este tema, véase: López, Op. cit., 150-158.

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104 esclavos negros de los cuales cincuenta y uno eran varones y cincuenta y treseran mujeres52. Este número, casi parejo de mujeres y varones, no era fortuito. Losjesuitas de San Juan promovieron el aumento del número de esclavos por medio delas uniones matrimoniales. Si bien hubo compras de esclavos a lo largo del siglo XVIII,el mayor aumento de la población esclava se produjo por la cría de esclavos, productode una cierta estabilidad familiar que los jesuitas se encargaron de fomentar53 .

La chacra de Puyuta concentraba la mayor parte de la mano de obra esclava,conclusión, por otra parte, lógica si se considera que en Puyuta se producía el vinoy aguardiente cuya venta representaba la actividad económica más importante dela residencia jesuita en San Juan. El resto de los esclavos negros se distribuía entrela casa y la iglesia, ubicadas frente a la plaza mayor, la estancia de Guanacache y laviña de San Xavier.

Esclavos negros de la residencia jesuita de San Juan por propiedad, año 176754

Propiedad Varones Mujeres Niños Total

Casa-Iglesia 14 6 9 29Puyuta 15 21 30 66San Xavier 1 1 1 3Guanacache 2 1 3 6Total 32 29 43 104

El aumento regular de esclavos adultos tuvo relación directa con la extensión delas propiedades (en particular la chacra de Puyuta) y el incremento de la producción.La compra de esclavos adultos a partir de 1743 era necesaria para aumentar la manode obra esclava existente y poder así cosechar más uvas, como consecuencia delaumento de la superficie cultivada, y producir más vino y aguardiente.

En el cuadro siguiente se muestran algunas cifras que permiten tener una ideaaproximada del aumento de los esclavos adultos en relación a la producción demosto y a la venta de aguardiente. Si bien los vacíos de información son notablespara algunos años, es la reconstrucción más completa que se ha podido elaboraren base a los libros de recibo y gasto, en donde en ocasiones hay errores y muchasveces falta de registro de cosechas y ventas para algunos años. La producción demosto de Puyuta constituía más de la mitad del total del mosto usado anualmentepor los jesuitas para la elaboración de aguardiente. Entre 1742 y 1748 dicha

52 “Acta de expulsion, San Juan de la Frontera, 26 de agosto de 1767”, AGPSJ, sdh, Libro 6, Folio 138- 171.

53 Para el tema de la población esclava y su aumento, véase un análisis exhaustivo en: López, op. cit., 177-192,y Celia López-Chávez, “Microhistoria de la esclavitud negra en el siglo XVIII: el caso de la residencia jesuitade San Juan de la Frontera”, Colonial Latin American Historical Review (1996), II, 181-194.

54 “Acta de expulsión, San Juan de la Frontera, 26 de agosto de 1767”, AGPSJ, SDH, Libro 6, Folio 138-171.

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propiedad produjo 3.089 arrobas de mosto, lo que equivalía al 53,68 por cientodel mosto producido en todas las propiedades jesuitas de San Juan, cuya cifra fuede 5.754 arrobas para el mismo período.

Pero Puyuta no sólo contribuía a la economía jesuita de San Juan con lascosechas, sino que también en esta propiedad se encontraba la bodega en la quese elaboraba todo el aguardiente que luego se vendería en Buenos Aires en una desus propiedades menores55 , era en la bodega de Puyuta donde se elaboraba elaguardiente con destino a Buenos Aires. Los esclavos de Puyuta trabajaban en laelaboración de este aguardiente; en consecuencia, un aumento en las ventas podríaestar relacionado con el aumento del número de esclavos adultos, como se verámás adelante. Como el objetivo de este análisis es simplemente mostrar algunascifras que sirvan de referencia (debido a las limitaciones de las fuentes), se haincluido también en el cuadro el aguardiente vendido en Buenos Aires, principalcentro de comercialización de este producto, ya que puede reemplazar el vacíode información de producción de mosto a partir del año 1749.

Relación entre el aumento de esclavos adultos, la producción de mosto y laventa de aguardiente de la residencia jesuita de San Juan, 1742-176256

Año Esclavos adultos Producción de mosto Aguardiente vendido (arrobas) en Buenos Aires Compra Total Puyuta Total procedente de Puyuta (arrobas)1742 0 28 60 534 *1743* 3 28 9 178 3081744 0 34 204 734 1521745 0 35 300 650 1341746 0 37 356 832 *1747 0 35 900 1.170 4341748 0 39 1.260 1.656 4351749 0 38 * * 1721750 0 41 * * 5021751 0 41 * * 3721753 4 48 * * 5881754 4 * * * *1755 1 51 * * *

55 Se trata de la viña y bodega donadas por Lorenzo Quirós y vendidas a Clemente Salinas y Cabrera en 1757.

56 Fuente: “Libro de recibo, abril de 1742 a diciembre de 1762”, AGPSJ, SDH, Libro 5, Folio 66-89; “Libro degasto, enero de 1742 a diciembre de 1762”, AGPSJ, SDH, Libro 5, Folio 125 vuelta-235. Para la venta deaguardiente jesuita entre los años 1760 y 1762 la fuente es: “Razón de las piezas de vino y aguardiente quehan entrado en esta ciudad (Buenos Aires) de las de San Juan y Mnedoza en el año de 1760 ..., Buenos Aires,enero a octubre de 1760”, AGI, Audiencia de Buenos Aires, Legajo 250, sin paginar, y “Razones de las piezasde vino y aguardiente ... para los años 1761 y 1762”, AGI, Buenos Aires, Legajo 250, sin paginar.

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1756 0 * * * *1757 0 * * * 3201758 8 * * * 2881759 0 * 1.900 * 7681760 2 * * * 6081761 0 * * * 8841762 0 66 * * 810

Siendo los esclavos los trabajadores permanentes en la chacra de Puyuta, sepuede suponer que un aumento regular en el número de esclavos adultos permitíaun aumento de la actividad laboral en la chacra puesto que la cosecha era el resultadofinal de todo un año de trabajo, cuidado de la tierra, etc. Como se puede ver en elcuadro anterior, es notable el aumento en la producción de mosto entre 1744 y1748. En el mismo período el número de esclavos adultos también se incrementó,de treinta y cuatro a treinta y nueve esclavos. Es difícil (con la información disponible)calcular cuánto podía contribuir el trabajo de un esclavo en el aumento de la producción.Sin embargo, no es arriesgado suponer que cinco esclavos en edad de trabajar, comoes este caso, podían influir significativamente en la producción de una propiedad endonde había un total de treinta y siete esclavos adultos en el período 1744-1748.

Si bien hay un importante vacío de información sobre la producción de mostoentre los años 1749 y 1758, el hecho de que la producción para el año 1759 nohaya disminuido sino aumentado notablemente respecto al año 1748 (1.260 a1.900 arrobas de mosto) muestra que la producción de mosto continuóaumentando. Este incremento coincidía con la compra de esclavos adultos,especialmente entre 1753 y 1758.

En cuanto a la relación entre el aumento de esclavos adultos y la venta deaguardiente (consecuencia directa del incremento de la producción de mosto), elcuadro muestra un aumento importante de la compra de esclavos adultos desde1753, que sólo se entiende si se considera que la demanda de mano de obra sedebió al aumento de las cosechas y, en consecuencia, de la producción de mostoy elaboración de aguardiente. Entre los años 1751 y 1762 hubo, a pesar de algunosaltibajos, un aumento en la venta de aguardiente en Buenos Aires. En el mismoperíodo el incremento de esclavos adultos se puede considerar más o menosimportante: veintiún esclavos en diez años.

Las condiciones en las que vivían los esclavos también influyeron sin duda en elrendimiento de su trabajo. En este sentido los jesuitas de San Juan, al igual que enotras haciendas y colegios de América colonial, aplicaron la política de cubrir demanera suficiente las necesidades básicas de alimento, vestimenta y vivienda. A estose sumaban: la asistencia en caso de enfermedad y las recompensas en regalos(tabaco y yerba, especialmente) por trabajos especiales, o por su buena conducta57.

* Este signo significa falta de registros para esos años. En cuanto a 1743, la disminución en la producción de mosto deeste año fue consecuencia de la piedra y la peste que destruyeron las cosechas de la temporada de 1743.

57 Sobre el tema del tratamiento al esclavo, véase bibliografía en nota 63.

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Algunos esclavos adultos fueron indispensables en la economía de la residencia,por su conocimiento de ciertos oficios. La posesión de ciertas habilidades en unaactividad específica determinaba el precio de un esclavo, además del sexo, laedad y la salud. En la residencia jesuita de San Juan se puso especial empeño en laenseñanza de oficios a los esclavos, generalmente pagando a maestros que lesentrenaban. Existía una mínima especialización de funciones. Así figuran entre1750 y 1767, los siguientes oficios: zapatero, albañil, barbero, botijero, amasandera,hilandera, cocinero y cocinera. También había especialidades propias de laproducción de vino y preparación de cultivos, como en el caso de la compra de unesclavo en 1754 por cuatrocientos pesos, quien sabía fabricar odres para almacenarel aguardiente y quien también servía como podador. Además, los jesuitas pagarona un maestro para que enseñara el oficio de botijero a dos esclavos58 .

En cuanto a la mano de obra asalariada, relacionada con las tareas de producción ycomercio de aguardiente y vino, se puede establecer una clasificación de los trabajadoresasalariados de la región en tres tipos: permanentes, conchabados y eventuales59.

Fue necesario hacer la distinción entre permanentes y conchabados porqueexistió una diferencia dada por el tiempo de alquiler de esta mano de obra. Lacontratación por conchabo iba desde una semana a seis meses, poco más o menos,y se le pagaba al peón conchabado por día trabajado. El trabajador permanentegeneralmente era contratado por año (aunque se dio también el caso de seismeses a un año) y su trabajo tenía un salario fijo anual. Los trabajadores eventualesfueron aquellos llamados a hacer tareas específicas, relacionadas especialmentecon los trabajos de traslado de productos y viajes, o requeridos para determinadasépocas del año como cosecha, poda, etc.

Un ejemplo de trabajador permanente era el caso del mayordomo de la chacrade Puyuta. Su salario se pagaba anualmente. Es difícil determinar la frecuencia conque eran reemplazados. El mínimo de tiempo trabajado era aproximadamente dedos años y el máximo podía llegar a cinco años60 . El capataz de Puyuta tenía unsalario anual en 1743 de 80 pesos; a partir de 1749, y al menos hasta 1754, fuede 100 pesos61 . A manera de comparación se puede citar el caso de Córdoba(Argentina) donde el salario del capataz de la hacienda de Santa Catalina era de100 pesos para el año 176662 . En este último caso, las tareas tuvieron que ver

58 “Libro de gasto, febrero de 1751”, AGPSJ, SDH, Libro 5, Folio 154 vuelta. También hay registros sobre oficiosde esclavos en: diciembre de 1753 (Libro 5, Folio 168), julio de 1763 (Libro 5, Folio 238) y año 1754 (Libro5, Folio 181).

59 Sobre clasificación del trabajo para el caso de Mendoza en la época colonial puede verse: Coria, Op. cit.,106-108 y 153-165.

60 “Libro de gasto, marzo de 1742 a noviembre de 1757”, AGPSJ, SDH, Libro 5, Folio 129-203 vuelta.

61 “Libro de gasto, mayo de 1743”, AGPSJ, SDH, Libro 5, Folio 133; “Libro de gasto, febrero de 1754”, AGPSJ,SDH, Libro 5, Folio 177 vuelta.

62 Albores, Oscar, Mayo, Carlos, Sweeney, Judith, “Esclavos y conchabados en la estancia de Santa Catalina,Córdoba (1751-1771)”, Revista América, num. 5.

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fundamentalmente con la producción ganadera, mientras que en el caso de Puyuta,se concentraban trabajos de cultivo, cosechas, producción y parte del comerciode lo producido. Tanto en el caso de las propiedades jesuitas de San Juan como enel de la mayoría de las propiedades rurales de esta época, los contratos de capataceseran orales, estipulándose el salario anual sin contrato por escrito.

El trabajo de los peones conchabados sí, en cambio, era controlado por escrito.Eran trabajadores libres contratados por un período de tiempo que solía ser de unasemana (poco más o menos) hasta seis meses, aproximadamente. Los trabajos fueronvariados, siendo el más frecuente el del tiempo de vendimia63 . Si se compara estetipo de trabajo a conchabo con el de otras propiedades rurales para la misma época,existió una similitud dada fundamentalmente por la frecuencia con que erancontratados los trabajadores. Era común la demanda estacional de trabajo en épocade cosechas64. En el caso de San Juan y Mendoza, la demanda de trabajo era entrelos meses de febrero y abril, para la vendimia, y entre junio y septiembre para la poday otras tareas de preparación de cultivos. También se contrataban peones para ayudaren algunas faenas relacionadas con la producción de vino y aguardiente65 .

Existen algunos detalles acerca de la frecuencia de las fugas de peones, quieneshuían con la paga sin completar su tiempo de contratación. En el caso de laresidencia jesuita de San Juan, entre 1734 y 1764 la documentación cita sólo doscasos de peones que escaparon con parte de su paga sin cumplir con su contrato.En los dos casos se trató de indios66 . Por otra parte, aparece en ocasiones elregistro de las “fallas” de los peones, es decir el no ir a trabajar cuando se lesesperaba. Evidentemente la palabra falla se refiere al hecho de fallar en el sentidode no rendir lo esperado que en este caso implicaba faltar al trabajo67 .

En ocasiones los registros son tan ilustrativos acerca de ciertos peones quefaltaban frecuentemente o que tenían fama de mentirosos que merecen ser citados.Por ejemplo, el caso del botijero Domingo Correa, que había enseñado a hacerbotijas a dos esclavos de la chacra de Puyuta, de quien se dice: “67 pesos ... lepagué en todo este tiempo por no haber trabajado de continuo por novelero”68 .

En cuanto a los salarios, entre 1751 y 1764 los jesuitas pagaban entre dos ycuatro reales al día en época de vendimia69. Se pagaba de 3 pesos a 6 pesos al mes

63 “Libro de gasto, años 1762 a 1764”, AGPSJ, SDH, Libro 5, Folio 225-247.

64 Fuente, Op. cit., 111-117; Amaral, Samuel, “Trabajo y trabajadores rurales en Buenos Aires a fines del sigloXVIII”, Anuario IHES, 33-41.

65 “Libro de gasto, mayo de 1751 a julio de 1758”, AGPSJ, SDH, Libro 5, Folio 159 vuelta-208 vuelta.

66 “Libro de gasto, año 1734”, AGPSJ, SDH, Libro 5, Folio 93.

67 “Al capataz de la chacara Alfonso Rodrigues ... cumplió su año con dos meses y ocho días de más se ledescontó unas fallas” (“Libro de gasto, septiembre de 1752”, AGPSJ, SDH, Libro 5, Folio 163 vuelta).

68 “Libro de gasto, diciembre de 1753”, AGPSJ, SDH, Libro 5, Folio 168.

69 “Libro de gasto, enero de 1751 a diciembre de 1764”, AGPSJ, SDH, Libro 5, Folio 159-182.

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a un peón que se contrataba por meses para trabajar en las propiedades rurales, sinespecificar sus actividades, que podían ser múltiples. Es decir que un peón que trabajaraa conchabo todo un año, ganaba entre 36 y 72 pesos anualmente. Como comparacióncitamos el caso de la estancia de Santa Catalina en Córdoba donde un peón rural,hacia 1766, ganaba entre 50 y 60 pesos al año70.

A diferencia de los trabajadores permanentes, en el caso de los peones aconchabo se necesitó de un control por escrito de los días trabajados y el pago acuenta de su salario. Los jesuitas de San Juan anotaban estos datos en un pequeñocuaderno o libro, encabezando la página con el nombre del peón, debajo sobreuna línea horizontal se marcaban los días trabajados con líneas (palos) verticales,y a continuación se registraban las cantidades que en plata y ropa se les pagaban71.

El peonaje por deudas no existió de forma sistematizada, como se dio en algunaspropiedades de México, pero hay algunos indicios en la documentación que permitensuponer que algunos trabajadores quedaron adeudados al recibir en pago ropa y plataantes de completar su trabajo. Este caso se dio especialmente con los trabajadoresdenominados “eventuales”, caso que se analiza a continuación. Se incluyen en este grupoaquellos trabajadores que eran contratados para un trabajo específico. El pago se hacíapor la tarea realizada y no por días o meses. Este era el caso de trabajadores que trasladabancargas de todo tipo y que servían como arrieros o vaqueanos para el traslado de personastambién. Entre los trabajos de este tipo se pueden mencionar: trasladistas o fleteros,arrieros, picadores de bueyes, capataces de carretas, vaqueanos, acarreadores de piedra,adobes y madera, de harina y cal, etc. No todos los registros de pagos a este tipo detrabajadores se incluían en un cuaderno aparte. En general, la mayoría de los pagos estánregistrados en el libro de gasto, por mes y año. Sin embargo se han localizado algunospagos a arrieros que figuran en forma separada en el cuaderno de pagos a peones. Eneste caso específico el registro no se hacía por día trabajado sino por número de cargastransportadas. Inclusive se ha detectado en estos registros que los trabajadores debíanropa o plata a cuenta de su salario. Este es el único caso que se ha encontrado de deudaspendientes por parte de trabajadores. Sin embargo, no parece que haya sido un fenómenogeneralizado, ni por cantidades excesivas que se debían72. Lo que sí es importante destacaren este tema es que parte de los salarios que se pagaban tanto a peones conchabadoscomo a trabajadores eventuales, se hacían en géneros (telas) y ropa.

Por la frecuencia y regularidad con que algunos de estos trabajadores eventualesprestaron servicios a la residencia jesuita, se los podría considerar casi como permanentes.Es el caso de Ramón Gegena, quien entre 1753 y 1764 trabajó para la residencia haciendoviajes de traslado de cargas de aguardiente a Buenos Aires, viajes a San Luis y dentro de la

70 Albores, Mayo, Sweeney, Op. cit.

71 “Libro de gasto, cuaderno de pagos a peones”, AGPSJ, SDH, Libro 5, Folio 297-300; 318-318 vuelta.

72 Por ejemplo los registros de pagos a dos arrieros: el chileno Juan Gimenez por acarreo de adobes y piedra y“el arriero Rojo” por cargas de harina y de cal. En los dos casos, figuran al final de la lista de cargas transportadasuna lista de ropa y plata que los arrieros debían (“Libro de gasto, cuaderno de pagos a peones”, AGPSJ, SDH,Libro 5, Folio 297-297 vuelta y 318).

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misma ciudad de San Juan acarreando materiales. También trabajó en la estancia que losjesuitas tenían en Guanacache73. En el caso de los fleteros la residencia requería susservicios una vez al año, cuando se hacía el traslado de las cargas de aguardiente a BuenosAires. En ocasiones se contrataron hasta dos fleteros por año para hacer estos viajes74.Entre 1742 y 1764 aparecen en el libro de gasto catorce nombres de fleteros que llevarona Buenos Aires el aguardiente de los jesuitas de San Juan. El precio que se les pagaba porcarreta era de ciento cinco pesos, siendo el precio de cada carga entre diez y catorcepesos75. Para la segunda mitad del siglo XVIII, el sector de los fleteros o trasladistas constituíauno de los grupos socioeconómicos vinculados al comercio de vinos y aguardientes en laregión de Cuyo. Las actividades de producción y comercialización de vinos y aguardientesse habían desarrollado lo suficiente como para que existiera una especialización de funciones:productor, bodeguero y trasladista76. La actividad económica de la Compañía de Jesús enSan Juan concentraba las dos primeras funciones y para la tercera contrataban trasladistaso fleteros. Por otra parte, la Compañía también envió parte de su producción en suspropias carretas, en estos casos se contrataban capataces de carretas y peones.

Tanto las características explicadas sobre la mano de obra vinculada a la empresavitivinícola jesuita en San Juan, como el hecho de ser productores y bodegueros,así como lo relacionado a la venta en Buenos Aires del aguardiente y la compra enesta ciudad de productos para ser vendidos en San Juan, son elementos que nosbrindan un panorama general de la actividad económica de cualquier propietarioparticular de la región dedicado a la vitivinicultura. Por supuesto, sin olvidar que lagran ventaja de los jesuitas la constituian las donaciones y la exención impositiva.Ante la falta de fuentes documentales privadas que ayuden a reconstruir la vidaeconómica de la región, y en particular la empresa vitivinícola, los documentosjesuitas se convierten en una fuente valiosísima de información. Es gracias a laminuciosidad administrativa jesuita y a sus libros de gastos e ingresos que todavíase conservan en los archivos provinciales que es posible reconstruir la vidaeconómica no sólo de la institución jesuita sino de la región en general. Esaminuciosidad se debió en gran parte a que los colegios y residencias jesuitas debíanmantenerse por sí mismos; en otras palabras, si no generaban los beneficiosnecesarios como para pagar todos sus gastos, se cerraban. El dinero erafundamental para mantenerse y llevar a cabo la labor misional y educativa. En elcaso de los jesuitas de San Juan, la fuente fundamental de ingresos provenía de laventa de aguardiente en Buenos Aires y la venta en San Juan de los productoscomprados con las ganancias del aguardiente. En otras palabras, el mensaje de lacruz nunca pudo haberse transmitido sin la existencia del aguardiente.

73 “Libro de gasto, mayo de 1743 a junio de 1764”, AGPSJ, SDH, Libro 5, Folio 133-244 vuelta.

74 “Libro de gasto, diciembre de 1749 y marzo de 1751”, AGPSJ, SDH, Libro 5, Folio 149-149 vuelta y 154 vuelta.

75 “Libro de gasto, septiembre de 1756”, AGPSJ, SDH, Libro 5, Folio 197 vuelta.

76 Rivera, Op. cit.