Upala, cantón defensor de los derechos de las mujeres

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UPALA, CANTÓN DEFENSOR DE LOS DERECHOS DE LAS MUJERES A UNA VIDA LIBRE DE

VIOLENCIA. UN CANTÓN QUE APRENDE, UN CANTÓN QUE ENSEÑA

Adilia Solís Reyes

Qué acciones y hechos tienen que ocurrir para que se pueda afirmar que un determinado

territorio promueve y defiende los derechos de las mujeres (adultas y niñas) a una vida libre de

violencia? Con toda seguridad no está relacionado con la cantidad de declaraciones,

pronunciamientos o acuerdos de apoyo y respaldo, si no está articulado de manera coherente y

consecuente con acciones que transformen la vida de las comunidades y por consiguiente de las

mujeres que en ella habitan.

Upala es uno de los cantones más pobres de Costa Rica, que ha emprendido un camino

comprometido de transformación de esa realidad, proceso que ha significado realizar rupturas y

replanteamientos de las viejas maneras de trabajar que producen los mismos resultados que

paradójicamente se quieren cambiar. En este territorio distintos actores sociales e institucionales

vienen realizando acciones sistemáticas, organizadas y articuladas para restituir los derechos de

sus pobladores. Uno de esos derechos, es el derecho a una vida libre de violencia, porque se ha

comprendido que no se puede salir de la pobreza y alcanzar mejores índices de desarrollo humano

si persisten prácticas discriminatorias, machistas y violentas hacia las mujeres y las niñas.

El abordaje de la violencia contra las mujeres en un territorio fronterizo como es Upala, ha

requerido replantearse las estrategias y la forma de aplicación de los protocolos institucionales

para responder a los distintos tipos de violencia. Se hace importante visibilizar cómo el factor

migratorio es un elemento que no se está considerando en el abordaje de la violencia. Las

mujeres migrantes que residen en Costa se ven expuestas al acoso sexual, explotación laboral y

alto índice de violaciones y abuso sexual. Las condiciones de pobreza, el desarraigo y aislamiento

de estas poblaciones, el sentimiento de indefensión que priva entre ellas, detona el ciclo de

violencia entre los hogares nicaragüenses. Lo anterior re-victimiza doblemente a la mujer: por

género y por ser migrante. La mujer migrante en condición de irregularidad es triplemente

vulnerable ante la violencia de género, ya que no solo su condición de mujer la limita, sino el

abuso de poder a que es sometida y el irrespeto a sus derechos humanos.

Es así como desde el año 2007 se inicia un programa de prevención de violencia con un enfoque

ecológico, rompiendo con el paradigma que para tratar a la violencia había que trabajar

únicamente con las mujeres. Se comienza a trabajar en el Distrito de Delicias con mujeres para su

empoderamiento, pero también con todo el núcleo familiar, con los hombres vinculado a la vida

de esas mujeres, con la comunidad y sus líderes y lideresas, y también haciendo incidencia política

para modificar normas, procedimientos que garantizaran el acceso a la justicia a las mujeres

migrantes víctimas de violencia.

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Desde esta perspectiva comunitaria, y producto del empoderamiento de las mujeres, comienzan a

organizarse y formar redes de promotoría. Se forman y capacitan para actuar en las comunidades.

Para el año 2010, y con base a la experiencia acumulada, se amplía la organización de estas

mujeres promotoras y se constituyen como Red, al punto que hoy existen 62 mujeres organizadas

en 32 comunidades del Cantón. Estas mujeres son clave en el nuevo esquema de abordaje,

siendo muchas de ellas sobrevivientes de violencia.

Los resultados de este proceso organizativo comunitario impulsado por las promotoras han

generado la conformación de grupos de autoayuda, que ellas mismas facilitan, y es un espacio

abierto para todas las mujeres que necesitan fortalecerse en su proceso de ruptura del ciclo de

violencia. Por estos grupos han pasado más de 50 mujeres, en apenas seis meses de trabajo.

El abordaje desde el enfoque ecológico permitió que hijos e hijas de mujeres sobrevivientes de

violencia se organizaran, y ahora ellos y ellas, desde una Red de Jóvenes promueven entre las

personas jóvenes una nueva cultura en la relación entre hombres y mujeres, de respeto y

prevención de violencia utilizando estrategias como teatro del oprimido, el baile, cine, etc.

El proceso de articulación institucional es clave para alcanzar resultados significativos que generen

cambios en la vida de las personas y en las prácticas institucionales. La articulación está basada

en la interrelación pactada entre las diferentes instituciones que participan de este mecanismo,

para llevar a término la tarea. Permite el trabajo coherente, fundamentado en principios,

planteamientos metodológicos y orientaciones estratégicas similares o comunes.

En Upala se logró concertar un mecanismo de actuación interinstitucional consistente en la

definición de competencias, responsabilidades, compromisos y acuerdos entre las instituciones y

organizaciones de la sociedad civil para dar respuesta a las necesidades de las mujeres en

situación de violencia, dando como resultado unas pautas de actuación específicas, en la que las

acciones pactadas están fundamentadas en criterios de realidad, la realidad de Upala.

Como componente de este Modelo, se funda un centro de atención específico donde las mujeres

adultas o adolescentes en situaciones de violencia, en cualquiera de sus formas, puedan obtener

información, orientación y asistencia legal, así como un refugio temporal de 72 horas, tiempo en el

cual deben realizarse las gestiones para transferirlas a los mecanismos nacionales e institucionales.

En el tiempo que tiene que la Casa de Derechos de funcionar, ha atendido cerca de 312 mujeres y

se han evitado muchos femicidios.

Upala renueva las esperanzas de que un mundo nuevo es diferente, y que se puede desde lo local

influir en decisiones nacionales y transformar condiciones estructurales si se logra el trabajo

articulado entre las instituciones y los diferentes sectores sociales.