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V REUNION CIENTIFICA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE HISTORIA MODERNA

TOMO 1

FELIPE II Y SU TIEMPO

Esta edición ha contado con el apoyo del Ministerio de Educación y Cultura, Dirección General de Enseñanza Superior e Investigación Científica, Acción Especial

APC1998-0l23· Dirección General de Cooperación y Comunicación Cultural Excmo. Ayuntamiento de San Fernando. Fundación de Cultura.

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V REUNIÓN CIENTÍFICA

ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE

HISTORIA MODERNA

TOMO 1

FELIPE 11 Y SU TIEMPO

COORDINADOR

JOSE LUIS PEREIRA IGLESIAS

UNIVERSIDAD DE CÁDlZ SERVICIO DE PUBLICACIONES

1999

ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE HISTORIA MODERNA

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© Edita: • Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz • Asociación Española de Historia Moderna

Diseño y Maquetación: CREASUR, S.L.

Printed in Spain. Impreso en España

ISBN Obra completa: 84-7786-642-2/ Vol. 1: 84-7786-643-0 Depósito Legal: CA-505/99

Imprime: INGRASA Artes Gráficas

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COMITÉ DE HONOR DE LA V REUNIÓN CIENTÍFICA DE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE HISTORIA MODERNA

PRESIDENTA:

EXCMA. SRA. Da ESPERANZA AGUIRRE GIL DE BIEDMA

Ministra de Educación y Cultura.

VOCALES:

DR. D. JOSEP JUAN VIDAL

Presidente de la Asociación Española de Historia Moderna.

EXCM. SR. D. GUILLERMO MARTÍNEZ MASSANET

Rector Magnífico de la Universidad de Cádiz.

EXCMO.o SR. D. ENRIQUE ÁNGEL RAMOS JURADO

Vicerrector de Extensión Universitaria de la U.C.A.

ILMO. SR. D. JUAN LÓPEZ ÁLVAREZ

Decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la U.c.A.

EXCMO. SR. D. FRANCISCO RAPALLO COMENDADOR

Almirante Jefe de la Zona Marítima del Estrecho

D. ANTONIO MORENO OLMEDO

Alcalde-Presidente del Excmo. Ayuntamiento de San Fernando.

D. HERNÁN DIAZ CORTÉS

Alcalde-Presidente del Excmo. Ayuntamiento de El Puerto de Santa María.

D. JOSÉ QUINTERO GONZÁLEZ

Delegado General de la Fundación de Cultura de San Fernando.

D. JUAN GÓMEZ FERNÁNDEZ

Tte. Alcalde Delegado del Área de Servicios Culturales del Excmo. Ayuntamiento de El Puerto de Santa María.

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COMITÉ ORGANIZADOR DE LA V REUNIÓN CIENTÍFICA DE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE mSTORIA MODERNA

COORDINADORES:

DR. JOSE LUIS PEREIRA IGLESIAS

Catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Cádiz.

DR. JOSE MANUEL DE BERNARDO ARES

Catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Córdoba.

SECRETARIO ORGANIZACIÓN:

DR. JESÚS MANUEL GONZÁLEZ BELTRÁN.

VOCALES:

DR. MANUEL BUSTOS RODRIGUEZ

DRA.MARÍA JOSÉ DE LA PASCUA SÁNCHEZ

DR. ARTURO MORGADO GARCÍA

DRA. GUADALUPE CARRASCO GONZÁLEZ

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normas

MARION REDER GADOW

Universidad de Málaga

Se ha reiterado con frecuencia que el Concilio de Trento ha marcado una impronta más profunda que los demás concilios, ya que en esta asamblea conciliar se definieron un elevado número de dogmas y se perfiló la reforma que tanto precisaba la Iglesia(1). Hacía siglos que los fieles reclamaban una rectificación de los abusos introducidos en las jerarquías eclesiásticas y era preciso que se convocara una asamblea conciliar. A comienzos de 1523 comenzaron los pri­meros tanteos diplomáticos para la convocatoria del concilio, pero esta se demoraría hasta el 13 del XII de 1545. Rumores de cambio de sede del concilio, por amenaza de epidemia en Trento, aceleraron su clausura en 1546.

El objeto de esta comunicación es constatar la repercusión de la asamblea conciliar de Trento en la diócesis de Málaga, bien por noticias que recogen los libros de acuerdos, bien por personajes que intervienen y propician la aplicación de la normativa tridentina. A modo de ejemplo destacó tres aplicaciones de los decretos tridentinos de diferentes cánones durante la prelatura de los obis­po Fray Bernardo Manrique de Lara, don Francisco Blanco de Salcedo y don Luis García de Haro y Sotomayor. Las fuentes proceden básicamente del Archivo del Cabildo Catedralicio y el método utilizado es el analítico descliptivo. Este estudio se inserta en un proyecto de investigación que cul­minará en la Historia de la diócesis de Málaga durante el reinado de Felipe n.

CREACIÓN DE UNA CANONJÍA LECTORAL

Con motivo de la convocatoria del segundo periodo del Concilio (1551 - 1552) por el pon­tífice Julio III, el emperador Carlos ordenaba a los prelados españoles que se dispusiesen para asistir al mismo. Debían tener prevista su llegada en el mes de abril para asistir al acto inaugu­ral. La regente fue la encargada de transmitir las disposiciones reales para su cumplimiento.

l.-GUTIERREZ, e., "Concilio de Trento 1545-1563", en ALDEA VAQUERO,Q., MARIN MARTINEZ, T. y VIVES GATELL, J., Diccionario de Historia Eclesiástica de España, e.S.Le., Madrid, 1972, tomo 1, pp. 483 a 494.

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Recibidas en Málaga su prelado, Fray Bernardo Manrique, excusó su presencia debido a su avanzada edad y a la imposibilidad física de emprender un viaje tan distante(2). En el cabildo celebrado en marzo de 1550 se trató de la conveniencia o desistimiento que el obispo se trasla­dase a Trento, enfermo y anciano. Entre todos los presentes se desaconsejó el desplazamiento a Italia y así se lo comunicaron al emperador. Caso similar al del arzobispo de Valencia, Santo Tomás de Villanueva, que también excuso su asistencia.

Ahora bien, aunque Fray Bernardo Manrique no acudió personalmente a las congregacio­nes, ni a las sesiones de la asamblea tridentina, propuso como delegado suyo al canónigo magis­tral de la catedral de Málaga, Doctor don Pedro de Zumel, avalado por sus profundos conoci­mientos teológicos(3). El prestigio de este miembro del cabildo catedralicio favoreció a que tam­bién representara al arzobispo hispalense don Fernando Valdés. Si bien, la breve duración de esta etapa no dio tiempo a preparar su marcha. La alianza entre los protestantes y el monarca francés desencadenó una ofensiva contra el emperador que sembró la alarma entre los padres conciliares suspendiéndose la asamblea en abril de 1552. Será en el tercer periodo (1562 - 1563), convocado por Pío IV, cuando se haga efectiva la presencia del doctor Zumel en las sesiones tridentinas, en las deliberaciones sobre temas doctrinales y de reforma de decisiva repercusión para la Iglesia.

A medida que se aprobaban los decretos en las sesiones llegaban a las diócesis las disposi­ciones conciliares para su cumplimiento. A Málaga llegaron las normas en diciembre de 1554, con la recomendación imperial que se pudiesen pronto en práctica. El propio prelado, adelantándose a las disposiciones del Concilio de Trento sobre residencia eclesiástica, renunció a ocupar otra mitra, permaneciendo hasta su muerte entre sus diocesanos(4). Reunido el cabildo eclesiástico capitularmente y presidido por su obispo Fray Bernardo Mamique recibió al Corregidor, don Francisco Carrillo de Guzmán, que presentó una real cédula con las normas tridentinas(5). Pronto tuvo ocasión el deán y cabildo de llevar a la práctica la orden real. Elide septiembre y tras el fallecimiento del canónigo Molina decidieron solicitar al rey que el próximo aspirante a la canon­jía vacante la ocupase un teólogo que "lea Santa Teología conforme al Concilio de Trento"(6). Al día siguiente acordaron escribir una carta a doña Juana de Austria para que concediese esta canon-

2.-GONZÁLEZ SÁNCHEZ, v., "De fraile palentino a Obispo de Málaga: Fray Bernardo Manrique de Lara (1531 a 1563)", en Actas de¡ III Congreso de Historia de Palencia, tomo lII, Diputación Provincial, Palencia, 1995, pp. 177- 207

3.-GONZÁLEZ SÁNCHEZ, v., Caracteres de la Sociedad /l/alague/la en el siglo XVI, Diputación Provincial, Málaga, 1986. Don Pedro Sanz, nace en la aldea de Zumel, en el obispado de Burgos, y adopta el nombre de su localidad. En 1533, cumplidos 20 años, finaliza los cursos de filosofía en la Universidad de Alcalá y el bachillerato de Artes. Al año siguiente obtiene la licenciatura y el título de maestro. Completó su formación con estudios de teología licenciándose en 1542 y al año siguiente obtienen el título de doctor. Después de impartir durante un curso Artes oposita a la canon­jía magistral de la Catedral malacitana que consigue tras reñida oposición, en 1544. Por sus cualidades personales e inte­lectuales su obispo, el dominico Fray Bernardo Manrique, delega en él diversas actividades, como negociador del sub­sidio en la Corte vallisoletana, censor de libros que pudieran contener los errores de Lutero u otras herejías, ejecución de la bula fundacional del monasterio de Nuestra Señora de Gracia entre otras 3.

4 .-MONDÉJAR CUMPIÁN, F., SJ. Obispos de la Iglesia de Málaga, Obra Sociocultural Cajasur, Córdoba, 1998, pp. 169-183.

5.-A(rchivo) del C(abildo) C(atedralicio) de M(álaga), Legajo 1027, Actas Capitulares tomo IX, año 1554, fol. 233

6.-GUTIERREZ, c.," Concilio de Trento 1545-1563", en ALDEA VAQUERO, Q., MARIN MARTINEZ, T. y VIVES

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GATELL, J., Diccionario de Historia Eclesiástica de Esp({/la, C.S.l.c., Madrid, 1972, tomo 1, pp. 483 a 494. En la sesión 51 se publicaron decretos disciplinares de reforma, entre los cuales merecen destacarse los relativos a la erección de la canonjía lectoral y explicación de las Escrituras en iglesias mayores, monasterios y Universidades, a la predica­ción episcopal y a la catequesis o instrucción pastoral los días festivos en parroquias, pág. 487

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jía a un teólogo. Y otra al secretario Juan Vázquez, con el ruego interceda 11 favor de esta petición ante la rege~te(7). Respuesta que llegó el 11 de diciembre, acompañada por una provisión firma­~a por la rema de Portugal, gobemadora de estos Reinos, y fechada en Valladolid el 7 de sep­twmbre d~ 1557, en que hace ~erced a,la Igles~a malacitana de la primera canonjía que vacase con~; caracter de lectoral..El ObISPO, dean y cabildo la proveerían con un teólogo, que leyera una lecclOn de la Sagrada Escntura, conforme a la orden que se le diese al obispo y según estaba acor­dado por la asamblea conciliar. Como se encontraba vacante la canonjía del canónigo Pedro de Arce, por fallecimiento de éste, los diputados del cabildo, el arcediano de Málaga y el canónigo Valderas, se entrevistaron con el prelado Fray Bemardo Manrique para que se publicaran edictos y se determinara que tipo de examen debía afrontar el candidato que ocupase esa prebenda.

El 5 de enero de 1558 se da a conocer el edicto para proveer la canonjía de Sagradas Escrituras. El secretario y notm10 apostólico don Bartolomé Domínguez dará fe de haber fijado el citado decreto, ellO de enero de 1558, en las puertas de la Iglesia, en el lugar donde se sue­len colocar los edictos de convocat0l1as, pm'a la provisión de la prebenda del canónigo Pedro de Arce y cuyo tenor es el siguiente:

"Nos el obispo don Bemardo Manrique y el Deán y Cabildo de esta Santa Iglesia de Málaga, por la presente hacemos saber a todos los que la presente vieren, cómo en esta Santa Iglesia al presente está vaca una prebenda y canonjía por fin y muerte del canónigo Pedro de Arce, que fue último poseedor de ella, que sea en gloria. Para la cual, por cédula particular de la Princesa de Portugal y Gobernadora de estos Reinos, por el Rey nuestro Señor, se han de nom­brar dos teólogos para que de ellos Su Majestad elija uno que lea Sagrada Escritura y casos de conciencia según que en el Santo Concilio Tridentino se proveyó, conque en los dichos teólogos concurran las cualidades que se requieren conforme a la erección de esta Santa Iglesia; y una cédula de Su Majestad a Nos dirigida, dada en la muy noble villa de Valladolid, a doce días del mes de abril del año de mil quinientos y cincuenta y cuatro.

Por tanto, en la mejor forma y modo que podemos y de derecho debemos, advertimos y apercibimos a todos los doctores, maestros y licenciados en Santa Teología, que fueren gradua­dos en Universidades aprobadas por examen riguroso y fueren sacerdotes y limpios de toda raza de linaje de judíos, que queriéndose oponer y pretender la dicha canonjía vengan y parezcan ante Nos personalmente y se opongan a ella, ante nuestro secretario dentro de sesenta días primeros siguientes que se contarán desde el día de la data de esta nuestra carta. Los cuales les asignamos perentoriamente un apercibimiento que, pasados los dichos sesenta días, ni se dará prorrogación alguna, ni nadie será más admitido y se procederá en el examen de las personas que se hallaren presentes y opuestas haciéndose el dicho nombramiento y gum'dando a cada uno su justicia. Dada en Málaga en nuestro Cabildo a diez de Enero de mil quinientos y cincuenta y ocho aflos, Fray Bernardo, obispo de Málaga. El Deán. El canónigo Diego Pérez. Por mandado de su Señoría Reverendísima y de los dichos señores Deán y Cabildo, Bartolomé Domínguez, su secretario.- El Arcediano, Bartolomé Domínguez, notario apostólico y secretario".

Copias de este edicto, fechados con la misma data, fueron enviadas a las iglesias de Toledo, Salamanca, Alcalá de Henares, Valladolid, Sevilla. Granada y Osma. Los decretos iban rubrica­dos con la firma del obispo y los diputados del cabildo, y signados con sus sellos correspon­dientes. Así lo atestigua el secretario y notario apostólico del cabildo catedralicio.

7.-S0TO ARTUÑEDO, w., "San Ignacio y la mujer", en Proyección, teología y Mundo actual, n° 187, Facultad de Teología, Granada, octubre - diciembre 1997, pp.299 - 318

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Al anuncio de esta convocatoria acudieron siete opositores, unos confirmando su concu­rrencia a la oposición personalmente como el doctor Cansino, canónigo de Osma, que llegó a Málaga en 15 de febrero. Días más tarde, el 24, se presentó Fernando Alonso Suárez, colegial del Colegio de Sevilla. El doctor Caravantes, rector y colegial del Colegio del Cardenal en Valladolid, fue representado por el licenciado A. de Tovalina, el día 16, y el doctor Luis de Antezana, canónigo de Guadix, por Juan de Sierra, vecino de Málaga, el 8 de marzo. El 10 de marzo se presentó el bachiller Juan de Valencia en nombre del doctor Juan de Rojas, ellicen­ciado Pedro Pablos Ferrer, así como el alguacil mayor del Santo oficio, don Alvaro de Flores en nombre del doctor Benito de Paz. Fielmente se recoge el desarrollo de esta oposición en las Actas capitulares, ya que es la primera vez que se celebra con unos requisitos especiales y para unos fines determinados: la difusión de la Sagrada Escritura y para atender a los casos de con­ciencia.

El sábado, 12 de marzo de 1558, reunido el prelado con su deán y cabildo expresó que había finalizado el plazo señalado por el edicto convocando a la oposición para ocupar una pre­benda conforme al concilio de Trento, que el rey había aprobado. Era preciso determinar el desa­rrollo de la misma, orden de las lecciones o pruebas de los opositores. Acordaron y ordenaron que cada candidato preparará dos lecciones, una correspondiente al Antiguo Testamento y otra al Nuevo. Que primero, defenderían la lección del Testamento Nuevo y más tarde disertarían sobre el "Viejo". La hora de la prueba sería a las dos de la tarde y el lugar el coro de la Iglesia. El día anterior a cada exposición se comunicaría a los opositores los temas sobre los que tendrí­an que preparar su intervención. Mientras, el arcediano de Málaga y el canónigo Ruperto revi­sarían los títulos de grados de las distintas Universidades para establecer el orden de antigüedad en la obtención de la titulación conforme a los Estatutos y, por tanto, el orden de actuación. También tuvo lugar el nombramiento de los padrinos. Tras la correspondiente comprobación determinaron que el opositor más moderno era Pedro Pablos Ferrer, con la graduación de licen­ciado en la Universidad de Baeza, en 1558. En segundo lugar se encontraba el doctor Fernando Alonso Sánchez que se graduó como doctor en el Colegio y Universidad de Sevilla, en el año 1555(8). Juan Díaz de Caravantes obtuvo su grado de doctorado en la Universidad de Sigüenza, en 1554, y el más antiguo, Luis de Antezana, canónigo de Guadix, se doctoró en Teología por la Universidad de Alcalá de Henares en el año 1551. Los demás opositores inscritos se retiraron de la oposición.

Fray Bernardo Manrique convocó de nuevo el domingo, 13 de marzo, a su deán y cabildo para recabar su opinión. Alegaba que la canonjía en litigio era para casos de conciencia según las normas del concilio y que sería suficiente que los opositores expusieran una parte de la Sagrada Escritura del Nuevo Testamento y otra de casos de conciencia, obviando los temas del Antiguo Testamento. Propuesta unánimemente aceptada iniciándose las pruebas o actos de la oposición. A las ocho horas de ese mismo día un niño de ocho años abrió' por tres partes el libro titulado NOVWll Testaméntum para que el licenciado Pedro Pablos Ferrer, el más moderno en obtener el grado, eligiera una de las mismas y sobre ésta realizar la exposición. Seleccionó el capítulo cuarto de las epístolas de San Pablo a los romanos. Así mismo, escogió el cuarto Libro de las Sentencias, en concreto la decimocuarta. Elección que el secretario hizo pública ante los demás opositores. El lunes se repitió el mismo ceremonial en el Palacio del Obispo señalando el

8.-ROS, C. (Dir.), Historia de la Iglesia de Sevilla, Ed. Castillejo, Sevilla, 1997, pág. 360. Es posible que sea colegial del Colegio de Santo Tomás de Sevilla.

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tema al doctor Fernando, Alonso Suárez, que seleccionó el segundo capítulo de San Lucas y del cuarto Libro de las Sentencias, la vigésimo sexta. A las dos de la tarde se examinó el primer can­didato estando presentes el obispo, deán y cabildo, los opositores contrarios y un gran número de asistentes interesados en estos actos académicos. Presidía la primera lección el vicario pro­vincial de la orden de la Trinidad. El martes 15 de marzo, el doctor Juan Díaz de Caravantes se decidió por la primera epístola de San Pablo a los corintios y del libro llueve, la sentencia quin­ce. Por la tarde realizó su ejercicio el segundo opositor, presidida esta sesión por el maestro Fray Jerónimo Caro, de la orden de Santo Domingo. Por último, el miércoles, le señalaron los temas al doctor Luis de Antezana, que eligió la epístola de San Pablo a los corintios, capítulo decimo­cuarto y del 29 del Maestro de las Sentencias, la definición 29. Presidió la oposición del doctor Díaz de Cm·avante otro miembro de la comunidad dominica, fray Andrés Romero, ante un núme­ro considerable de asistentes atentos a las exposiciones. El jueves, 17 finalizaban las mismas con la lección de don Luis de Antezana. El sábado se reunieron en cabildo para determinar el nom­bramiento y proposición de los elegidos para proveer la canonjía de Sagradas Escrituras. Para gastos de viaje y estancia el prelado Fray Bernardo, Manúque dispuso 52 ducados de la Fábrica mayor, para que se distribuyesen en razón de la lejanía de la residencia habitual de los oposito­res. Por esta razón don Luis de Antezana, canónigo de Guadix, percibió 10 ducados. Don Juan Díaz de Caravantes, rector y colegial del Colegio de Santa Cruz de Valladolid, 20 ducados. El doctor Suárez, colegial de Sevilla, 12 y el licenciado Pedro Pablos Ferrer, 10 ducados.

Una vez finalizadas las pruebas y confrontadas las opiniones se reunieron de nuevo, el jue­ves 14 de abril, el prelado malacitano, el deán y cabildo de la Iglesia Catedral para deliberar sobre los nombres que habían destacado más en las oposiciones. Tras participar en la misa del Espíritu Santo y conforme al Estatuto se congregaron Fray Bernardo, Manrique y su cabildo en la claustra de la iglesia para emitir su dictamen. Se decidió votar conjuntamente a los cuatro opo­sitores y el que más votos obtuviera sería nominado candidato. Introducidas las cédulas con los nombres de los opositores en una olla y arrojadas éstas sobre un cojín salió elegido, con 13 votos, el doctor Luis de Antezana seguido, con 11, por el doctor Juan Díaz de Cm·avante. La resolución de esta oposición se comunico a la Princesa de Portugal y gobernadora de España dos días después. No se indica si el más brillante en su exposición fue el opositor Luis de Antezana, y por este motivo se le eligió o si se debió a su edad y antigüedad. Ni se hace alusión a la actua­ción individual de los demás opositores siendo la decisión de los capitulares unánime.

El 27 de mayo se recibió una real provisión recayendo el nombramiento para ocupar la pre­benda lectoral en el doctor Juan Díaz de Cm·avante, seleccionado en segundo lugar. Quizás esta decisión real estuviese influenciada por la cercanía a la Corte del citado doctor, o por el presti­gio personal que tenía en Valladolid como rector del Colegio de Santa Cruz o por otras causas que aún desconocemos. El canónigo del cabildo malacitano Bartolomé de Baena solicitó en nombre del dicho rector y colegial de Santa Cruz la posesión de la canonjía de Sagradas Escrituras con su correspondiente colación y canónica institución. Después de haber jurado obe­diencia al obispo, deán y cabildo en la hora, lección, lugar y modo de leer prosiguieron las for­malidades rituales de toma de posesión de una prebenda catedralicia, destinándole la última silla del coro del arcediano de Málaga. Finalmente el secretario expidió la documentación acreditati­va de la toma de posesión(9).

9.-A. C. C. M, Legajo 1027, Actas Capitulares tomo X, año 1558, fol. 103

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REFORMA DE LOS ESTATUTOS

El 26 de enero de 1564 Pío IV confirmaba por la bula "Benedictus Deus et Pater" los decretos conciliares y Felipe II los admite por una real pragmática fechada en Madrid el 12 de julio de 1564. La aceptación era incondicional, sin limitaciones ni restricciones. En el mes de abril el monarca filipino había autorizado a los impresores de sus reinos la impresión de los decretos tridentinos. Yen ese mismo año comenzaron las promulgaciones diocesanas en Burgos, Salamanca, Sevilla, Lérida, Cuenca y Oviedo. En 1565 y 1566 siguieron las promulgaciones regionales en sínodos celebrados al efecto y a partir de ese momento la aplicación de los decre­tos tridentinos fueron firmes.

En Málaga, se retrasó la convocatoria de un sínodo por el fallecimiento del obispo Fray Bernardo Manrique, el 25 de septiembre de 1564. Era preciso que otro prelado ocupase la mitra malagueña. El nombramiento real recayó en don Francisco Blanco de Salcedo, obispo de Orense, a primeros de agosto de 1565. La elección real de Felipe 11 fue muy meditada ya que el conocimiento entre ambos se remonta años atrás. Siendo aún Príncipe le distinguió como teólogo de Cámara para que le acompañara a Inglaterra. En la catedral de Winchester contraería matrimonio con la reina María Tudor el 26 de julio de 1554. Blanco Salcedo rehu­só al viaje a las islas Británicas, pero aceptó el nombramiento posterior como prelado de Orense(lO).

Cuando se convocó la tercera etapa del concilio en Trento fue designado por el rey como miembro de la representación española, teniendo una destacada intervención en las diferentes sesiones como la misa como sacrificio, la defensa del derecho divino de los obispos y el de la residencia en sus respectivas sedes, la necesidad del sacerdocio, la reglamentación de los matri­monios, etc.(ll) Al parecer su eminente participación, la fama de virtud y santidad, reconocida por los asistentes al Concilio, contribuyó a que se le sugiriese como probable sucesor al solio pontificio, en caso de haberse producido el óbito del pontífice Pío IV(l2). Durante el desarrollo de las sesiones tridentinas mantuvo un estrecho contacto con los jesuitas Laínez y Salmerón, pre-

1O.-REDER GADOW, M', "Un palentino en la mitra malagueña: Las Constituciones sinodales del obispo Blanco de Salcedo (1561 - 1574)", en Actas del III Congreso de Historia de Palencia, tomo III, Diputación Provincial, Palencia, 1995, pp. 105 -119. Don Francisco Blanco de Salcedo nació en Capillas, en el año 1511. Sus padres fueron don Alonso Blanco de Salcedo y doña Marina Caballero. Tras finalizar sus estudios primarios estudió en Salamanca pasando en el año 1538 a Valladolid, prosiguiendo sus estudios en el Colegio Mayor de Santa Cruz como colegial del mismo. Tras finalizar sus estudios universitarios lomará los hábitos eclesiásticos y ejercerá como presbítero en la diócesis leonesa. Allí debió permanecer algún tiempo hasta el año 1541, fue requerido sus profundos conocimientos teológicos y por sus cualidades morales para impartir la cátedra de Vísperas de Sagrada Teología en la Universidad de Valladolid. Por esas mismas fechas obtendría el grado de Doctor por la citada universidad vallisoletana, alcanzando, por oposición, una canonjía magistral en Oviedo. En el año 1554 regresó a Plasencia como cuarto magistral de su Iglesia, tras reñida opo­sición.

II.-LLORCA, B., "Participación de Espada en el Concilio de Trento", en Historia de la Iglesia en Espaíia, tomo 111, B.a.e., Madrid, 1980, pp. 385 - 513. Soslaya que Blanco Salcesdo gobernó el obispado malacitano desde el año 1565 al 1573.

12.-GARCIA DE LA LEÑA, c., Conversaciones Históricas Malague/las, tomo IV, Málaga, 1793, Ed. facsímil 198 1, pág. 3. El canónigo Medina Conde, bajo el seudónimo de su sobrino Cecilio García de la Leña, recoge las citas de GIL GON­ZALEZ DAVILAy PEDRO SALAZAR DE MENDOZA en su Historia del Cardenal Mendoza que hacen referencia a "que don Andrés Fernández de Córdoba, entonces auditor en la Sagrada Rota habiendo enfermado el pontífice oyó decir a varios padres del Concilio, principalmente a los italianos, que si entonces vacase la silla romana no pondrían en ella, ni elegirían a otro por su sucesor que a don Francisco Blanco".

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sentes como teólogos convocados por el Pontífice Pío IIl, convirtiéndose en un fervoroso admi­rador de la obra docente, evangélica y social de la Compañía de Jesús.

A su vuelta de Roma Felipe II le propone, el 13 de abril de 1565, para el obispado de Málaga. Esta propuesta fue confirmada por Pío IV extendiéndose las bulas en Roma, el 4 de junio de ese mismo año. La toma de posesión la efectuó, el 1 de agosto, el licenciado don Pedro de Repesa, clérigo de la diócesis de Palencia, quién presentó las bulas, Reales Cédulas y pode­res de su Ilustrísima. Prestando el acostumbrado juramento ante don Fernando de Puebla, Arcediano de Málaga, don Arnaldo de Ortega, Chantre, don Constantino de Carvajal, Maestrescuela, otros anónigos de la misma, beneficiados de las parroquias y clerecía de la ciu­dad tomó posesión de la mitra malacitana(13). Muy pronto llegó a Málaga el electo obispo ya que en el cabildo de 16 del mismo mes se trató del modo de recibirlo(14). Yen 18 de septiem­bre nombraran, en otra sesión capitular, al Arcediano de Antequera y al canónigo don Juan de Valderas para recibir al prelado Blanco de Salcedo .

. El 22 de junio del año 1572, convocó un Sínodo con la finalidad de implantar los cáno­nes y disposiciones tridentinas, siendo el primero en observarlas. Las Constituciones emanadas del mismo fueron impresas en Granada al año siguiente.

Los Estatutos primitivos que regulaban la vida del cabildo catedralicio aprobados por don Pedro de Toledo, primer obispo de Málaga, el 15 de junio del año 1492, habían quedado desfa­sados ante las nuevas necesidades de la diócesis(15). Aunque ya entonces don Pedro de Toledo, como obispo y principal legislador, solicitaba la sumisión y acatamiento, no sólo del deán, cabil­do, vicarios, curas, beneficiados y de los demás clérigos de su diócesis, sino también de los representantes del poder civil, regidores, caballeros, escuderos, oficiales y hombres buenos. Todos debían obedecer fielmente estas Reglas.

Ante los vaivenes de los tiempos fue preciso ir revisando los Estatutos e incorporar nue­vas disposiciones para evitar las corruptelas que se habían ido introduciendo. Don Diego RamÍrez de Villaescusa, prelado que ocupo en segundo lugar la silla episcopal de Málaga, llevó a cabo algunas adiciones durante su gobierno pastoral. Hasta el 3 de octubre de 1543, en que ocupa la mitra malagueña Fray Bernardo Manrique de Lara no se revisarán de nuevo. En los actualizados se pretenderá controlar el comportamiento de los miembros de su Iglesia, el cuida­do de su apariencia externa, modo de vida, lugares que frecuentaba, etc. Se exhorta en estos Estatutos que los clérigos usaran ropas oscuras sin adornos pretenciosos y con la apariencia per-

13.-A. C. C. M, Leg. 1027, Actas Capitulares n° 11, fol. 183, Cabildo de l de agosto 1565

14.-A. C. C. M., Leg. 1027, Actas Capitulares n° 11, fol. 193 "El Señor Arcediano de Málaga tiene aviso de lo que en seme­jante recibimiento se suele hacer en las iglesias de Sevilla y Granada. Siguiendo la normativa de estas Iglesias para reci­bir al nuevo prelado se dispuso: 1.- Que los miembros del cabildo catedralicio saliesen cabalgando "a mula" a recibir a su Señoría fuera de la ciudad, en procesión, sin admitir a ningún lego. 2.- Después de llegar ante la presencia del Obispo y dándole los parabienes volverán a la Iglesia dejando al cabildo municipal que saludase al nuevo prelado. 3.Una vez en la Iglesia Catedral, en la Capilla del altar mayor, acabadas las oraciones, Don Francisco Blanco jurara ante un misal guardar los Estatutos y procurar el bien de la diócesis de Málaga. 4.- Una vez realizado el juramento se sentará en la silla y todos le besaran la mano; y las dignidades y canónigo, además, le darán la paz en el calTillo. 5.- A continuación su Señoría subirá al altar mayor e impartirá la bendición al pueblo en voz alta a lo que los cantores responderán a canto de órgano.

15.-GONZALEZ SANCHEZ, V, Málaga: perfiles de Sil Historia en documentos del Archivo Catedral (1487-1516), Málaga, 1995, pág. 447

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sonal que ilTadiara reverencia hacia los consagrados a Dios. Estos no debían llevar armas, ni dedicarse al juego, etc.

Sin embargo, pocas décadas después había que incluir en los Estatutos reformados por Fray Bernardo Manriqne las disposiciones canónicas emanadas del Concilio de Trento(16). Y esta labor la asumirá don Francisco Blanco de Salcedo al ocupar mitra malacitana. En la sesión 24 se ordenaba la convocatoria de los sínodos diocesanos anualmente. La razón de estos síno­dos se debía a la conservación de la disciplina eclesiástica que convenía al gobierno y servicio de la Iglesia, aplicando un reglamento moderno que los pontífices y padres de la Iglesia, alum­brados por el Espíritu Santo, decretaban para que se adecuaran en todas las iglesias del orbe cató­lico. Sin embargo, debido al alto coste que suponía reunir a los diversos representantes ecle­siásticos y civiles el llamamiento se iba demorando más de lo debido. El prelado malacitano, fiel cumplidor de su misión pastora envió invitaciones para que los miembros principales intervi­nieran en el Sínodo diocesano convocado por él. Para evitar excesivos costos se indicó a los vicarios que reuniesen a los curas y beneficiados de sus vicarias y designasen a un delegado que los representase en las sesiones del Sínodo.

Los Estatutos de don Francisco Salcedo tocaron aquellos artículos que fueron reformados en las últimas sesiones Conciliares y en las que el obispo malacitano intervino activamente. Entre ellas cabe destacar

1.- El derecho divino de los obispos y la obligación que tenían de residir en sus diócesis

2.- El uso de la comunión afirmando la presencia de Cristo en las especies eucarísticas.

3.- Las condiciones para que los obispos confirieran las órdenes sagradas.

4.- Los decretos de reforma de la conducta de los clérigos decretos en tomo a la fijación de disposiciones testamentarias y de la administración de los bienes que se les encomen­daban (causas u obras pías)

5.- Dogmas referentes al Sacramento del Orden, regulando la formación de los clérigos, disponiendo la creación de seminarios en cada diócesis

6.- Se reglamentó el sacramento del matrimonio, la forma en que debía celebrarse el matrimonio católico y se rechazaron los matIimonios clandestinos

7.- Decreto de organización de la Iglesia regulando el nombramiento y los deberes del cargo de cardenales y obispos, la organización anual de sínodos diocesanos y el trienal de concilios provinciales, la visita de las diócesis por el obispo, la reforma de los cabildos catedrales, la provisión de las palToquias y la predicación parToquial. También se trató de las órdenes, sobre la admisión, noviciado y la tonsura.

8.- En la última sesión aprobaron los últimos decretos Conciliares sobre el purgatorio, sobre la veneración de las reliquias y las imágenes de los santos y en tomo a la inmu­nidad eclesiástica

16.-B(iblioteca) P(rovincial) de M(álaga), BLANCO, F., Constituciones Sinodales del Obispo de Málaga hechas por el muy Ilustre Reverendísimo Señor don Francisco Blanco, Obispo de la Santa Iglesia de Málaga en el Santo Sínodo que sn Señoría Reverendísima celebró a 11 días del mes de noviembre del año 1572, Granada, 1573, Impr. Hugo de Mena." ... y que muchas (Constituciones) de las que la buena memoria de Don Fray Bernardo Manrique de Lara promulgó como necesarias para el gobierno del Obispado que se han mudado con el paso del tiempo; por tanto se han mandado sacar a la letra y que antes estaban caídas en el olvido y qne se han ofrecido casos en que es necesario proveer de nuevo

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9.- Finalmente, se publicó un decreto sobre las sobre ayunos y abstinencia que obligatoriamente debían observar los católicos en fechas determinadas(l7).

Estas Constituciones se mantuvieron vigentes hasta el 21 de noviembre de 1671, año en que el obispo malacitano, Fray Alonso de Santo Tomás, convocó un nuevo sínodo ampliando los títulos y capítulos que los nuevos tiempos demandaban

Así mismo, en cabildo de 30 de junio de 1569, los capitulares acordaron, siguiendo las dis­posiciones Conciliares de Trento, que el día de los Santos Patronos de Málaga, san Ciriaco y santa Paula, acompañaría al regimiento municipal en la solemne procesión que desde la Iglesia Catedral se dirigía a la parroquia de su advocación(l8).

La estancia al frente de la diócesis de Málaga no fue muy prolongada. El 6 abril de 1573 el rey Felipe II promovió a don Francisco Blanco al arzobispado de Santiago de Compostela(19). El papa Gregorio XIII confirmaba la promoción del obispo malacitano a la sede arzobispal de ~Galicia el 4 de junio de ese mismo año.

DE UN SEMINARIO

El 15 de julio de 1563 los Padres conciliares aprobaban, en la sesión 23 el decreto "Sobre el modo de erigir Seminarios de clérigos y educarlos en él".

"El Santo Sínodo ordena que todas las catedrales, metropolitanas e iglesias mayores ... estén obligadas a mantener y educar religiosamellle e instmir en la disciplina eclesiástica a cierto nlÍme­ro de jóvenes ... en 1111 Colegio especial jllnto a las mismas iglesias ... En este colegio recíbanse a los nÍllos qlle tengan por lo menos doce miOS, nacido de legítimo matrimonio qlle sepan leer y escribir y cuyo carácter e inclinación ofrezcan esperanzos de que habrán de servir para siempre en los ministerios eclesiásticos ... se elijan prejerelltemente los hijos de los pobres sin excluir los de los ricos, con tal que se costeen por su cuenta y demuestren voluntad de servir a su iglesia ... para que sean cómodamente instruidos en la disciplina eclesiástica, desde el primer /Ilomellto lle­varan tonsura y hábito clerical, y aprenderán gramática, canto, cómputo, eclesiásticos y demás materias de letras humanas ... se instl'llirán en Sagradas Escrituras, libros eclesiásticos, homilías de los santos y en la manera de administrar los sacramentos, sobre todo reópecto de oir confesio­nes "(20).

Todos reconocían que se trataba de un paso decisivo hacia la reforma clerical. De la aco­gida que la iniciativa conciliar encuentra en España pueden dar fe estos datos: hasta finales del XVI, sólo en 35 años, se fundan 20, entre ellos el de Málaga en 1597.

Trento da unas pautas claras, sólo debe haber un seminario en cada diócesis y, si es posi­ble, en sus iglesias mayores; los alumnos deben reunir ciertos requisitos morales e intelectuales. También dejara claro que la autoridad pertenece al obispo; amplía el curriculum académico res­pecto a las anteriores escuelas de gramática; los profesores deben ser maestros o licenciados en

17.-AVILES, M.," La Contrarreforma", en Manual de Historia Universal, tomo VI, Madrid, 1987, Ed. Nájera, pág. 272.

18.-REDER GADOW, M', "Advocaciones patronales andaluzas: Los Santos Mártires de Málaga", en Actas del Congreso de Religiosidad Popular en Andalucía, Cabra, 1995, Excmo. Ayuntamiento, pp. 85 - 100.

19.-LLORDENS, A., Historia de Málaga Anales del Cabildo eclesiástico Malaguel1os, Málaga, 1988, pp. 41-47.

20.-ARANDA OTERO, F., Seminario de Málaga 1597-1997. 400 AliaS de Historia, Seminario Diocesano, Málaga, 1997, pág.33.

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Teología o cánones, y reunir otras cualidades; la dotación debe hacerse a expensas de la mesa episcopal y canonical.

Nada más llegar a su diócesis el obispo don Luis García de Haro y Sotomayor iniciará los trámites para fundar el Seminario. En el año 1587, dirige un memorial al Rey para que, como patrono de Iglesia, procediese a su fundación y le señale los recursos de su Real Patronato para proveerlo. Varias epidemias de peste sacuden a la ciudad y a su diócesis por lo que el proyecto se posterga. A fines de 1595 se retoma la iniciativa para la creación del Seminario. Sin embar­go, surge un conflicto entre el cabildo eclesiástico y el prelado. Los primeros pretendían un cole­gio de clérigos al servicio de la Iglesia, un colegio de "mozos de coro y altar", a lo que don Luis García de Haro se niega. Él pretende un Seminario conciliar. Hubo fuertes tensiones hasta que el8 de octubre de 1597, el príncipe Carlos, en el Escorial expedía, en nombre de su padre enfer­mo, la Real Cédula de Erección del Seminario Malacitano. En este documento real Felipe II hace referencia a la diligencia de don Luis García de Haro para su fundación, según la asamblea tri­dentina y las necesidades de la diócesis; enumera las rentas asignadas, su procedencia y cuantía; aclara que aunque a la obra se le pusiese nombre de Colegio sería también Seminario. La real cédula se recibe en Málaga el 14 de enero de 1598 pero el obispo don Luis García de Haro había muerto unos días antes en El Carpio, el 14 de agosto de 1597, sin tener conocimiento de la real cédula de fundación del Seminario.

Su sucesor en la mitra don Diego Apontes y Quiñones se dispuso a cumplir el real man­dato intimando para ello al cabildo. Para su consecución destinó los fondos tanto para el Colegio Seminario, conforme a la disposición tridentina, como para el Colegio de clérigos. La muerte le sorprendió a los pocos meses muriendo el 29 de abril de 1599(21). Será el nuevo Obispo don Tomás de Borja quién culminaría el proyecto de don Luis García de Haro durante su prelatura.

Son tres ejemplos ilustrativos de la aplicación de los cánones emanados del Concilio de Trento en la diócesis de Málaga que restablecieron la pureza del dogma y la reforma de la Iglesia en la Cristiandad, contrarrestando la difusión de las doctrinas luteranas y calvinistas.

RESUMEN

La valía personal y la preparación teológica del obispo de Oren se Francisco Blanco de Salcedo, contribuyeron a que fuese designado por el monarca Felipe II como miembro de la representación española en el Concilio de Trento.

En las últimas sesiones tuvo una destacada intervención defendiendo el derecho divino de los obispos, la residencia de éstos en sus respectivas sedes, la reglamentación de los matrimo­nios, etc. Durante el desarrollo de las sesiones tridentinas mantuvo un estrecho contacto con los jesuitas Lainez y Salmerón, convirtiéndose en un fervoroso admirador de la Compañía de Jesús.

En el año 1565, a su regreso de Roma, el rey Felipe Ille propone para el obispado de Málaga. Años después convocará un Sínodo con la finalidad de implantar los canones y dispo­siciones tridentinas, siendo el primero en observarlas.

21.-VALLE ZAMUDlO, M. Del, Apuntes históricos del Seminario de Málaga, Escuela Salesiana, Málaga, 1928, pág. 32.

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