Valores que debe desarrollar el lider cristiano

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Valores que debe desarrollar el líder. VALORES QUE DEBE DESARROLLAR EL LIDER CRISTIANO Los valores, esto tiene que ver con lo que creemos y practicamos diariamente y de donde se origina nuestro destino. Un valor es algo que decidimos mantener, sin importar la situación; no es algo basado en las circunstancias o presiones externas. Son como mapas que guían en el desarrollo cristiano. Si están basados en los principios cristianos, los valores nos guían en la dirección correcta. Para un líder los valores: 1. Guían su vida personal. 2. Orientan Su actividad personal en situaciones y conflictos concretos. 3. Influencian su proceso de toma de decisiones. 4. Determinan sus patrones de conducta. 5. Fundamentan la forma en que relaciona con los demás. TU RESPONSABILIDAD COMO LIDER El capítulo veinte del libro de los Hechos contiene las Exhortaciones finales de Pablo a los líderes de Efeso. Pablo testificó primero. El los llamó para que testificaran en cuanto a la manera en que él había vivido y servido con ellos en su calidad de pastor fundador de la iglesia. Luego, los retó para que recordaran cómo había sido su servicio el primer día (vv. 18-27). 1. Ayuda a proteger a la comunidad. 2. Prepara a tu gente para ser buenos ciudadanos. 3. Busca las oportunidades para que tu gente ayude a los más necesitados. 4. Dirige a tu gente en oración por los líderes nacionales y municipales (1 Timoteo 2:1-3), por las escuelas y las universidades, por la nación y sus necesidades, por los asuntos nacionales, por las necesidades locales y por el testimonio y actividades locales de los miembros de la congregación. 5. Impulsa a tu gente a ser sal y luz en sus comunidades. 6. Dirige a tu gente para que satisfagan las necesidades locales. Serás responsable de rendir cuenta por tus horas en vela en todos estos aspectos, por ser atalaya. DARAS CUENTA POR AVISAR Darás cuenta por avisar a tiempo los peligros 1

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Valores que debe desarrollar el líder.

VALORES QUE DEBE DESARROLLAR EL LIDER CRISTIANO

Los valores, esto tiene que ver con lo que creemos y practicamos diariamente y de donde se origina nuestro destino. Un valor es algo que decidimos mantener, sin importar la situación; no es algo basado en las circunstancias o presiones externas. Son como mapas que guían en el desarrollo cristiano. Si están basados en los principios cristianos, los valores nos guían en la dirección correcta. Para un líder los valores:

1. Guían su vida personal.2. Orientan Su actividad personal en situaciones y conflictos concretos.3. Influencian su proceso de toma de decisiones.4. Determinan sus patrones de conducta.5. Fundamentan la forma en que relaciona con los demás.

TU RESPONSABILIDAD COMO LIDER

El capítulo veinte del libro de los Hechos contiene las Exhortaciones finales de Pablo a los líderes de Efeso. Pablo testificó primero. El los llamó para que testificaran en cuanto a la manera en que él había vivido y servido con ellos en su calidad de pastor fundador de la iglesia. Luego, los retó para que recordaran cómo había sido su servicio el primer día (vv. 18-27).

1. Ayuda a proteger a la comunidad.

2. Prepara a tu gente para ser buenos ciudadanos.

3. Busca las oportunidades para que tu gente ayude a los más necesitados.

4. Dirige a tu gente en oración por los líderes nacionales y municipales (1 Timoteo 2:1-3), por las escuelas y las universidades, por la nación y sus necesidades, por los asuntos nacionales, por las necesidades locales y por el testimonio y actividades locales de los miembros de la congregación.

5. Impulsa a tu gente a ser sal y luz en sus comunidades.

6. Dirige a tu gente para que satisfagan las necesidades locales. Serás responsable de rendir cuenta por tus horas en vela en todos estos aspectos, por ser atalaya.

DARAS CUENTA POR AVISAR

Darás cuenta por avisar a tiempo los peligros

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Valores que debe desarrollar el líder.

Dios dijo claramente a Ezequiel que su papel de profeta lo hacía responsable del destino eterno de aquellos que él trataba

Eres responsable de ver cómo ve Dios. Dios dio una visión a Jeremías al comenzar su ministerio y, luego, inquirió que veía (Jeremías 1: 1l-12). Cuando éste le respondió correctamente, Dios lo elogió diciendo que había visto correctamente.

El líder debe tener ojos que vean. Tus ojos deben estar siempre abiertos. Sé un observador minucioso y preciso. La habilidad de Dios para usarte depende, antes de todo, de la observación correcta, minuciosa y constante de parte tuya.

Muchos líderes han perdido oportunidades para ayudar en un momento de necesidad porque no tuvieron la sensibilidad espiritual requerida dado que no tenían ojos para ver. Hay momentos en que una persona está abrumada por un problema y, si en ese momento, tú le muestras amor y preocupación cristiana, tienes la mejor oportunidad para influir en ella o ganarla para Cristo.

Hay momentos en que una persona está siendo tentada en una manera especial ¿-Tienes ojos para ver ese momento de necesidad? ¿Cómo puedes orar efectivamente y advertir si no tienes ojos para ver?

Todo líder debe orar repetidamente algo así "Señor, dame ojos para ver lo que Tú ves; dame ojos para ver correctamente hoy".

Cristo y la iglesia han perdido a algunos porque el líder no estuvo espiritual y personalmente preparado para ver la hora de necesidad.

Eres responsable de oír lo que Dios dice. Todo líder debe oír lo que Dios dice a esa persona o grupo. Dios siempre tiene una palabra para cada necesidad. Ten un oído que escuche para captar rápidamente Su guía o Su voz.

El rey Sedequías preguntó al profeta Jeremías si había alguna palabra del Señor, a lo que éste respondió que sí la había, procediendo a dar al rey todo un mensaje de advertencia. En otra ocasión fue el pueblo el que acudió a Jeremías a pedirle que orara pidiendo la guía de Dios para ellos. El profeta les contestó: "Para que Jehová tu Dios nos enseñe el camino por donde vayamos, y lo que hemos de hacer.

Y el profeta Jeremías les dijo: “He oído. He aquí que voy a orar a Jehová vuestro Dios, como habéis dicho, Y todo lo que Jehová os respondiera, os enseñaré; no os reservaré palabra. Y ellos dijeron a Jeremías: Jehová sea entre nosotros testigo de la verdad y de la lealtad, si no hiciérenios conforme a todo aquello para lo cual Jehová tu Dios te enviare a nosotros. Aconteció que al cabo de diez días vino palabra de Jehová a Jeremías" Jeremías 42:3-5, 7.

Y el profeta tuvo palabra de Dios para ellos. Puede que en ciertas ocasiones tú también tengas que orar durante cierto tiempo por alguna situación antes que recibas la guía de Dios respecto a cuándo y cómo decir algo.

No eres llamado a ser profeta y dar respuestas infalibles e inspiradas a la gente pero sí

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eres responsable de tener ojos para ver y oídos para oír la palabra del Señor para tu rebaño.

La secuencia de Dios para ti es: Ve, oye, ora y, luego, habla. "Yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel; oirás, pues, tú la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte" Ezequiel 3:17; 33:7. Así habló Dios a Ezequiel y, más aun, le recordó su tremenda responsabilidad con estas palabras: "Cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; y tú no le amonestaras ni le hablares, para que el impío sea apercibido de su mal camino a fin de que viva, el impío muera por su maldad, pero su sangre demandaré de tu mano. Pero si tú amonestaras al impío, y él no se convirtiere de su impiedad y de su mal camino, él morirá por su maldad, pero tú habrás librado tu alma. Si el justo se apartare de su justicia e hiciere maldad, y pusiere yo tropiezo delante de él, él morirá, porque tú no le amonestaste; en su pecado morirá, y sus justicias que había hecho no vendrán en memoria; pero su sangre demandaré de tu mano. Pero si al justo amonestaras para que no peque, y no pecare, de cierto vivirá, porque fue amonestado; y tú habrás librado tu alma" Ezequiel 3:18-21.

En toda la Biblia no hay palabras más solemnes para el líder cristiano. Cuando yo era niño me impresioné tremendamente con ese pasaje, sin poder olvidar las palabras "su sangre demandaré de tu mano" y cada vez que venía un ministro de visita a casa (papá era pastor), a los pocos minutos, yo le preguntaba el significado de esas palabras.

Cuando empecé la escuela secundaria se me permitió asistir a varias sesiones de una conferencia de ministros y, cuando anunciaron que en la próxima sesión habría un momento para preguntas y respuestas, me acerqué a uno y le pedí que, al iniciarse ese período, él preguntara qué significaba el pasaje de Ezequiel 3:18, sin nombrarme, pero hasta ahora no he oído una respuesta que me satisfaga plenamente. Te pregunto qué significará para ti si Dios te hace responsable por alguien a quien no amonestaste.

Cuando ves a un joven negligente, un marido o esposa que se descarría, un pecador que no se arrepiente, y no le amonestas con amor en forma muy clara, ¿qué influencia tendrá esto en tu vida en el cielo si Dios te hace responsable por tu pecado de omisión, porque fallaste en dejar que Dios te usara en esa ocasión?

LA HONESTIDAD EN EL LIDERAZGO

La Honestidad es una forma de vivir congruente entre lo que se piensa y la conducta que se observa hacia el prójimo, que junto a la justicia, exige dar a cada quien lo que le es debido. Es por ello que la honestidad encuentra en la verdad su máxima expresión, de manera que si faltamos a la verdad aunque sea en parte, estamos siendo deshonestos.

La honestidad es el valor indispensable para que las relaciones humanas se desenvuelvan en un ambiente de confianza y armonía, pues garantiza respaldo, seguridad y credibilidad en las personas. Es la cualidad que queremos encontrar en las personas, pues la honestidad hace todo más claro y más sencillo.

Si somos honestos, no buscaremos ganancias indebidas en el ejercicio de nuestra función. Quien las empieza a buscar está procediendo deshonestamente. También es un

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rasgo que se expresa en todos los planos de la vida: con nosotros mismos, nuestra familia, y la obra. Es muy raro alguien que está muy bien en un lado y muy mal en otro. La honestidad le lleva al líder a gobernar bien su casa y la organización, algo nada fácil pero necesario. Quien se queda sólo con uno, no se queda en verdad con ninguno de los dos.

También se dice en el texto que no sea "codicioso de ganancias deshonestas". Posteriormente, en el capítulo 6, Pablo nos va a explicar cómo las personas que codician ganancias deshonestas en el ministerio empiezan a corromperse, porque con el tiempo ya no les basta la piedad como ganancia.

¿Cuál es la salida? Por supuesto, no lo es el cinismo, que nos hace buscar una justificación para nuestra situación o un desplazamiento de la responsabilidad hacia otros: la organización, el Consejo Administrativo, la familia, etcétera. Tenemos que ubicarnos en el terreno de los valores. ¿Qué es lo que en verdad valoramos? ¿Por qué hemos desvalorizado la piedad? ¿Por qué hemos dejado de apetecer las ganancias honestas que genera el ejercicio de ésta?

También podemos ser deshonestos en el hogar y esperar cosechar allí reconocimiento, lealtad incondicional, miedo sumiso, respeto y amor sin esfuerzo, y convertir así a nuestra casa en un espacio de poder, a veces absoluto.

Además de las ganancias deshonestas en el plano económico, podemos encontrar otras ‘ganancias deshonestas’: poder, comodidad, seguridad y satisfacción emocional indebida.

Nuestras agrupaciones pueden conferir a sus líderes mucho poder. A veces, cuando hay un Consejo Administrativo débil, el poder del líder es grande. Alguien ha dicho que el poder corrompe, de manera que el poder absoluto corrompe absolutamente. Tenemos arraigada en nuestra idiosincrasia latinoamericana nuestra vocación de caudillos, de emperadores. Por eso, entre otras buenas razones, debemos fortalecer nuestros Consejos Administrativos, porque son instancias de preservación de corrupción para los líderes. La sed de poder, con las ansias de protagonismo y popularidad que la acompañan, es sutil, engañosa y no siempre aparece tal como es. Se puede presentar como celo, cuidado de la obra, disciplina y hasta como humildad. Podemos decir: "Sí, hermano, estoy abierto a la evaluación", pero ni siquiera escuchar lo que nos dicen o escuchar ‘para cumplir’, pero sin tomarlo en cuenta.

Otra ‘ganancia deshonesta’ en la obra es, paradójicamente a lo que se podría pensar, la comodidad. Nuestras organizaciones tienden a ser informales y muy flexibles. Esto en manos de alguien muy trabajador y responsable es muy bueno, pero es terriblemente malo en manos de una persona perezosa e irresponsable. Si no tenemos quién controle nuestra labor, entonces ser líder viene a ser un trabajo muy cómodo. Difícilmente voy a querer otro trabajo, porque aunque no gano mucho dinero, tengo la libertad de hacer lo que yo quiero. En otro trabajo se medirían mis resultados y se exigiría que cumpliera un horario.

También hay otra expresión de la comodidad. Este cargo puede esconder una posición básica de inercia. Nuestra vida se deja llevar y nos cuestan los cambios. No

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continuamos en la obra porque respondamos a una visión y un compromiso renovado que hemos hecho con Dios, sino porque sencillamente no queremos cambios drásticos.

La seguridad, no en sentido económico sino laboral y, en cierto modo, afectiva puede ser considerada otra ‘ganancia deshonesta’. Podríamos convencer a otros —y aun a nosotros mismos— que estamos en el cargo por amor al Señor, pero en realidad lo que hacemos es esconder el miedo a enfrentar lo que significa la lucha laboral que implica demostrar que somos competentes. Podemos ser estrictos en exigirles a los miembros que luchen por ser «sal y luz» entre sus compañeros, pero temblamos al pensar en tener que ir al mundo del trabajo. La obra se convierte, entonces, en una isla más o menos segura, especialmente porque nuestras instancias de despido son casi nulas. Una vez que estamos instalados, es muy difícil que nos saquen. Como tenemos el poder, lo usaremos para preservarnos en el cargo.

La satisfacción emocional indebida es cuando el líder busca encontrar en la organización lo que no puede encontrar en otras esferas de su vida. Ésta se convierte en la única fuente de logros, de afectos, de satisfacciones que debería encontrar en el hogar, y en otras relaciones, especialmente en Dios. Por eso se "aferra", porque no sabría qué hacer con su vida sin la obra. Su entrega es asfixiante y sobreprotectora, como la madre que con sus hijos quiere mitigar sus propias insatisfacciones y termina por destruirlos.

Todas estas pueden ser "ganancias deshonestas" y nos pueden llevar a someter a la obra a nuestras necesidades personales no resueltas. Lo más triste de todo es que no podemos o no queremos darnos cuenta de ello. Cuando esto sucede, las consecuencias para la vida del líder y para el grupo son nefastas: divisiones, estancamiento, abortos del liderazgo emergente, y fosilización de la visión, entre otras.

Cuando nos damos cuenta de que algo así nos está pasando, la salida no es el remordimiento, sino el arrepentimiento. Que de aquí surjan las apetencias renovadas por las que podemos gozarnos con la piedad, alegrarnos con sus frutos y valorar la fidelidad al Señor, tanto de la organización como de la propia intimidad del ser.

DESDE LA PALABRA DE DIOS

La Sagrada Escritura nos dice que el hombre honesto es aquel que ama, vive y cree en la verdad, que es congruente entre lo que habla y su manera de vivir (Sal 51,6) En otro pasaje nos dice: “Procuren hacer las cosas honradamente, no solo delante del Señor sino también delante de los hombres” (2 Cor 8, 21).

“Busquen primero el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás se les dará por añadidura” (Mt 6, 33). Para vivir en una sociedad más justa, próspera y digna, es necesario que nuestros gobernantes vivan de acuerdo a los valores del Reino de Dios.

Ya en el Nuevo Testamento encontramos que el mismo Jesús nos dice cómo la Verdad es la fuente de la Libertad (Jn 8,32). Más adelante San Pablo nos insta a desechar la mentira y a hablar “la verdad en amor” (Ef 4,15-25). Por su parte el apóstol Pedro no sólo señala que debemos seguir las pisadas de Jesús, sino que específicamente destaca que Jesús “no cometió pecado ni se halló engaño en su boca” (1 Pe 2, 22).

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ELEGIR DESDE LOS VALORES DEL REINO Teniendo en cuenta todo esto, podemos decir que un líder que vive y promueve la honestidad como la entendemos nosotros los cristianos debe:

1. Hacer las cosas honradamente, no solo delante del Señor sino también delante de los hombres.

2. Hablar con la verdad, es decir, no mentir para obtener un bienestar personal y/o partidista; prometer solo cosas que sabe de antemano que se podrá cumplir.

3. Ser una persona que esté a favor de la transparencia y en contra de la corrupción.

4. Que elija a su equipo de trabajo tomando en cuenta no sólo la capacidad, sino la honestidad.

5. Ser una persona sin nada que ocultar en su pasado y que por lo tanto esté siempre dispuesta a una auditoria de toda su vida.

6. Que esté dispuesto a defender hasta con la vida la rectitud de procedimiento y la honradez en su decisión.

LA FIDELIDAD – LEALTAD EN EL LIDERAZGO

Hoy día más que cualquier tiempo en la historia del evangelio de Jesucristo la relevancia y la importancia de fortalecer la enseñanza sobre la lealtad al Autor y Consumador de nuestra fe se deja ver. Para poder lograrlo se debe fortalecer la lealtad de las ovejas a los líderes que Dios ha establecido y los líderes deben fortalecer su lealtad al beneficio del pueblo de Dios y a Dios. ¡Cuando la palabra de Dios habla de una espada de dos filos, habla de que la responsabilidad de vivir la enseñanza es de los líderes (los que enseñan) y sus ovejas (los que son enseñados), así que la lealtad debe ser recíproco, un líder que no respeta esta regla de juego tarde o temprano será requerido a entregar cuentas por Dios!

EL ARGUMENTO PARA UNA LEALTAD BÍBLICA.

La lealtad basada en la palabra de Dios no permitirá la aparición de líderes que se autodenominan salvadores como el caso no tan reciente de José Luis de Jesús Miranda de la secta “Creciendo en Gracia”, así como muchos otros falsos salvadores que llevaron sus ovejas a la muerte. A los detractores del evangelio no les faltan palabras de insultos o de difamación del movimiento cristiano genuino en general, pero lo que ha fortalecido y seguirá fortaleciendo el movimiento cristiano es la lealtad basada en principios bíblicos de las ovejas a las personas colocadas por Dios como líderes espirituales en sus congregaciones y que con temor y temblor caminan en pos del Autor y Consumador de su fe.

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El mundo secular nunca entenderá los porqués de la lealtad bíblica, los juzgan sin el conocimiento del espiritual necesario para discernir las cosas espirituales.

10Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. 11Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. 12Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, 13lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.14Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. 1 Corintios 2:10-14

Por las razones mencionadas en los versículos arriba nadie de los líderes sociales, periodistas, gobernantes, políticos, profesores universitarios, albañiles, carpinteros, ingenieros etc. Pueden entender la sabiduría de Dios sin el Espíritu de Dios. No pueden entender la lealtad hacia un líder espiritual, algunos piensan que se llevan a la gente a un estado de sugestión por lo que no resisten el llamado a la obediencia.

Examinaremos el concepto de lealtad al liderazgo cristiano a la luz de las escrituras.

La lealtad al liderazgo cristiano es intencionada a facilitar el proceso de edificación del cuerpo de cristo que cada pastor o líder cristiano es comisionado por Dios a construir o ayudar en la construcción del mismo. La lealtad siempre debe ser impulsada por una causa y no ciegamente a una persona, algunos tienen lealtad a una persona por amistad, a una causa filosófica y otros a una causa como la cristiana que es impulsada por la misión de Jesucristo de la salvación y la reconciliación con nuestro Creador – Dios Padre.

La lealtad recibida por parte del liderazgo en si no representa una muestra de estatus aunque el corazón humano es perverso como lo dice el Biblia y en ocasiones el hombre llega a pensar que el es la estrella de la cristiandad y que todo debe mover entorno a el. La verdad es que Dios manda gente obediente ayudar a los líderes cristianos en el ministerio tan importante y difícil que tienen comisionados. La lealtad ciega no relacionada a la causa de la salvación en la congregación se convierte a idolatría como lo llama la Biblia o culto de personalidad como lo llaman los sociólogos.

EJEMPLOS BÍBLICOS DE LA LEALTAD

Examinaremos personajes cuyas vidas fueron transformadas por siempre por no menospreciar la indiscutible posición de la lealtad en el caminar con Dios. Examinando el tema de lealtad hacia un líder podemos mencionar algunos casos muy conocidos, José hijo de Jacob fue leal y sometido al faraón egipcio, Daniel también fue un hombre leal a los reyes que sirvió, los apóstoles también fueron fieles y leales a Jesús etc.

La lealtad es un concepto que se relaciona con una causa, con un propósito, y con una meta. Una lealtad que pierde el fundamento bíblico de su existencia se convierte a una idolatría.

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José en su caso fue leal al faraón egipcio para cumplir lo encomendado para implementar el plan propuesto por el para prevenir el efecto devastador de la hambruna revelado por Dios para guardar el pueblo egipcio de la hambruna que estaba por llegar, el fue excepcional en que fue un excelente administrador del don de Dios en su vida pero nunca se revelo contra su amo. Cumplió el propósito de su vida, preparó un refugio y provisión para su padre y sus hermanos que padecieron hambre a causa de la hambruna.

Daniel en su caso fue obediente y leal a los reyes de Persia que le tocó servir, cumplió con el llamado de Dios en su vida, fue un profeta de Dios, un empleado leal, llena de la sabiduría de Dios y fiel a sus amos los reyes de Persia pero también mantuvo su lealtad hasta el límite de razón, nunca aceptó idolatrar contra su Hacedor, permaneció leal al rey hasta que éste intento asumir la posición de Dios por el rechazó su orden de adorar una estatua del rey. Daniel nos deja una enseñanza profunda de la lealtad, sirvió a cuatro reyes de Persia.

La lealtad bíblica tiene límites, cuando un líder empieza jugando a ser Dios o empieza a desviar de la palabra de Dios, introduciendo “doctrinas o enseñanzas peligrosas”, entonces la oveja tiene derecho de desobedecer ese líder, Dios no obligó a Daniel a cumplir las locuras de los reyes pérsicos. Si no lo respaldo liberándole de la fosa de leones.

También libero a Sadrac, Misac y Abed Nego del horno de fuego cuando rehusaron a adorar a un ídolo de Nabucodonosor. Dan. 3:4-20.

Los apóstoles de Jesucristo fueron también leales a la causa del evangelio y a Jesús cuando recibieron la revelación de la salvación del pecado. Enseñaron la doctrina de Jesús a sus contemporáneos, viajaron a distancias lejanas para llevar el evangelio al mundo en su generación. Muchos perecieron a causa del evangelio, su fe fueron confrontado con la realidad de la crueldad con la que fueron tratados por los gobernantes de su época.

LA LEALTAD DEMANDA FE Y OBEDIENCIA.

La lealtad a un liderazgo cristiano demanda fe y obediencia, como los lideres son seres humanos pueden llegar a equivocarse, la lealtad nos ayuda a no juzgarles por sus errores sino orar para que Dios les guía en cada decisión que tomen.

La lealtad exige obediencia, Saúl fue rechazado por Dios porque no solamente que desobedeció la voz de Dios sino también no entendió el propósito de la salvación del pueblo de Dios de sus adversarios.

Dios lo rechazo por su corta visión que no alcanzó a ver el plan de Dios. Hoy día hay personas que critican su liderazgo y murmura sobre las decisiones que toma como líder.

Las decisiones que toman los lideres cristianos se toman con la intención de fortalecer el plan de Dios en la vida de la congregación, pero en muchos casos los congregantes no cuentan con todos los elementos necesarios para entender la decisión del líder por esta causa recurren a la crítica o la murmuración.

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Aún el no tener los elementos no es una justificación para no obedecer o para criticar o rechazar las decisiones de los lideres. Dos ejemplos en la Biblia muestra que Dios no tolera y no desea tolerar la desobediencia, el caso de Miriam hermana de Moisés, el rechazo de Dios a su actitud fue tajante y determinante, Dios la castigo con lepra. Num. 12:10. El caso de Saúl:(1Sa 15:22) Y Samuel dijo: "¿Se complace el SEÑOR tanto En holocaustos y sacrificios Como en la obediencia a la voz del SEÑOR? Entiende, el obedecer es mejor que un sacrificio, Y el prestar atención, que la grasa de los carneros. (1Sa 15:23) Porque la rebelión es como el pecado de adivinación, Y la desobediencia, como la iniquidad e idolatría. Por cuanto tú has desechado la palabra del SEÑOR, El también te ha desechado para que no seas rey." En el proceso de servicio a Dios, Él valora más la obediencia a su palabra más que los sacrificios ofrendas que le damos. Dios toma la desobediencia como una rebelión y lo da el tratamiento único que es extirparla como un cáncer. Dios rechazo el servicio de Saúl a causa de este pecado.

LA LEALTAD EN EL SERVICIO PASTORAL.

Una posición que muchos envidian pero también es una de las posiciones o trabajos que más se compromete con las personas que servimos es un trabajo de pastorear a las personas, guiándoles a Dios, tomando la base de las sagradas escrituras y sometido con un liderazgo espiritual que supervisan y guían al Pastor, aconsejándolo, instruyéndolo, animándolo a seguir adelante en el servicio a Dios y a las personas que está llamado a servir. Ninguna otra profesión en el mundo tiene tanto compromiso con las personas que sirve como lo tienen los pastores o líderes de las congregaciones cristianas.

Los líderes cristianos en muchos casos dejaron profesiones lucrativas, negocios, empleos para asumir esta responsabilidad de cuidar a otras personas por el resto de sus vidas, muchos con lágrimas constantes, con sufrimientos, otros pagaron precios altísimos para poder servir a las personas en sus comunidades. Lo que impulsa la obediencia total de los cristianos es el Espíritu Santo de Dios que obra para sujetar al hombre a la voluntad de Su Creador.

Los líderes cristianos son portavoces de Dios y son las fuentes de dirección de Dios para la vida de su pueblo, Dios no deja al hombre a su suerte como las personas que no conocen la voluntad de Dios desean, él está interesado a restaurar nuestras vidas y hace que nuestra vida tenga un sentido. Mal. 2:7 "Pues los labios del sacerdote deben guardar la sabiduría, y los hombres deben buscar la instrucción de su boca, porque él es el mensajero del SEÑOR de los ejércitos” Este versículo no puede ser más claro. El mundo de hoy se irita en toda mención de Dios pero es un reto para nosotros para que sigamos adelante, el secreto más grande de la cristiandad y que el mismo diablo no ha entendido es que los que creemos en Jesucristo, ya no nos asustamos por el sufrimiento o muerte.

En toda la historia de la cristiandad la sociedad ha usado estos elementos como herramientas para deshacer el movimiento de Dios pero en cada caso que lo ha intentado se ha fortalecido más el movimiento de la causa de la cruz.

Muchos siervos de Jesucristo pagaron con sus vidas la decisión de servir a otros cumpliendo con una llamada de Dios para extender el reino de Dios y lo hicieron decididamente. La historia de la cristiandad está llena de coraje y mártires que no eligieron sus propias vidas sino la entregaron para morir por su fe en el hijo de Dios.

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Desde la posición del líder cristiano se ven las necesidades que hay en las vidas de las personas de una manera muy particular, se ven los desencuentros matrimoniales de una perspectiva muy particular, se ven las familias disfuncionales con un corazón quebrantado, a veces, sin opción de poder ayudar porque una de las parejas del matrimonio no acepta la ayuda, por orgullo y soberbia. A la luz de la palabra de Dios, se ven como muchos hombres y mujeres por su orgullo y soberbia rechazan toda forma de intermediación en base de las escrituras porque para ellos no aceptan el camino de solución que Dios ofrece y prefieren pagar costos altísimos que finalmente les llevará a una destrucción segura.

La lealtad que debemos tener hacia nuestros líderes debe ser un asunto del corazón, un asunto de integridad pero no un asunto para lograr aprobación, o para lograr una posición de autoridad, cuando la lealtad se liga con beneficios personales, volvemos idolatras, volvamos peor que idolatras.

Una idolatría en la presencia de Dios es lo que lleva a tanto sufrimiento en el servicio a Dios porque el Señor limpiara los motivos de las personas que le sirven para que puedan traerle ofrenda de servicio en pureza y en santidad. Mal. 3:3 “Y El se sentará como fundidor y purificador de plata, y purificará a los hijos de Leví y los acrisolará como a oro y como a plata, y serán los que presenten ofrendas en justicia al SEÑOR.” En este pasaje las escrituras muestran que Dios no aceptará cualquier servicio de manos de los sacerdotes que él llamó para servirle, exige una purificación para que sus sacrificios de servicio puede llegar a ser hecho en justicia.

La lealtad hacia un líder debe ser claramente ligada con la investidura de autoridad delegada de Dios, la lealtad hacia un líder cristiano debe ser motivada por una pasión para obedecer a Dios así sometiéndonos a nuestras autoridades espirituales. La reverencia debe acompañar el sentido de amor que les tenemos por la investidura de liderazgo que tienen por parte de Dios.

Las ovejas, digo las ovejas porque no todos los que se dicen ser cristianos se sometan a sus líderes como ovejas, los que lo saben todo buscan reconocimiento y posición de respeto pero poco les importa el orden de Dios y la santidad sin la cual nadie puede ver a Dios, poco les importa el entender el sistema de gobierno de Dios, desean implantar la democracia en la congregación no importando los principios de gobierno de Dios.

Espero que este ensayo te ayuda a entablar un dialogo sincero contigo mismo y buscar el rostro de Dios para caminar en la justicia y en verdad de Dios.

TRABAJO EN EQUIPO EN EL LIDERAZGO

Estoy plenamente convencido de lo fundamental y vital para la iglesia de Cristo, que sus líderes puedan trabajar en equipo. Conocido es el hecho, que un cuerpo pastoral al frente de una determinada iglesia, no necesariamente es un equipo de trabajo. No sólo, porque no existe un trabajo engranado, sino por características, que más bien lo convierten en un mero conjunto de personas disfuncional.

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Entre más leo Romanos 16, más convencido estoy, de la importancia del trabajo de equipo. Pablo, el más grande estratega misionero, no llevó acabo ningún proyecto de expansión del evangelio sin estar fuertemente apoyado por un equipo de trabajo.

Pablo comienza esta sección de su carta con una recomendación para una hermana, miembro de su equipo ministerial, a la cual llama Diacono de la iglesia de Cencrea. En el idioma que escribió Pablo, no existía la palabra diaconisa. Tanto hombres como mujeres eran diáconos. No quiero debatir las aparentes contradicciones en las que cayó Pablo en sus distintas cartas, más bien quiero sugerir que cada región tenía sus propias problemáticas y sus propias soluciones.

Lo que es evidente es que en el equipo de Pablo había ministerio que realizar tanto para hombres como para mujeres. En esta carta menciona hombres como Aquila, que junto a su esposa Priscila, formaban un matrimonio, cuyo trabajo en el equipo ministerial de Pablo podemos calificar de excelente.

¿POR QUÉ UN EQUIPO?

Dice un refrán popular conocido: Una sola golondrina no hace verano. Nadie que quiera multiplicar su trabajo y además calificado con excelencia, trabaja en solitario. Sólo cuando un verdadero, auténtico equipo de trabajo, cada uno de sus miembros tiene la respuesta adecuada a preguntas como:

1. ¿Quiénes somos?2. ¿Hacia donde vamos?3. ¿Cómo lo vamos a lograr?

Se puede decir, sin temor a equivocaciones que tenemos un equipo de trabajo. Dichoso el pastor que tiene éxito en formar un equipo. Muchos pastores (iglesias) tienen un grupo ministerial, no equipo.

¿QUÉ NECESITA UN GRUPO MINISTERIAL PARA SER UN EQUIPO?

Quiero citar las primeras palabras que usa en la introducción de su libro, Las cinco disfunciones de un equipo, Patrick Lencioni: “Ni las finanzas, ni la estrategia, ni la tecnología: el trabajo en equipo continua siendo la ventaja competitiva decisiva porque es tan escaso y tan poderoso”.

1. Por eso, quiero sobre enfatizar, que primero debemos tomar en cuenta que no es un equipo de trabajo.

2. No lo es, cuando cada miembro agenda su trabajo, sin tomar en cuenta la visión y la misión global que es la razón del porque se forma un equipo de trabajo.

3. Cuando tampoco existe una adecuada comunicación entre cada miembro, y el rol que desempeña para que la, o las metas trazadas, sean alcanzadas de manera efectiva.

4. No es equipo de trabajo, si predomina la competencia entre los miembros del grupo, para sobresalir personalmente sobre los demás.

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5. También, no es equipo de trabajo, si los intereses personales tienen prioridad sobre los intereses globales del grupo.

6. No es equipo de trabajo, si no cuidamos las buenas relaciones personales. No decimos que no deben existir los problemas, sino que se debe saber enfrentar los problemas, como alguien lo dijo: El problema no es tener problemas, sino como enfrentamos el problema.

¿QUÉ ES UN EQUIPO DE TRABAJO?

Ahora, si contestemos la pregunta: ¿qué es un equipo de trabajo? Romanos 16 contiene unas palabras que nos ayudan, si no a definir, por lo menos a describir el concepto que necesitamos manejar del trabajo de equipo que necesitamos implementar en nuestro ministerio pastoral-misionero:

1. Hay trabajo de equipo, cuando cada miembro ayuda (sirve) a los demás como diácono (1-3). Recordemos el modelo, nuestro Señor Jesucristo; no vino para ser servido, sino para servir. Un líder es más influyente cuando se sabe y se maneja como un sirviente.

2. Hay trabajo de equipo, cuando cada miembro del grupo se reconoce como un colaborador (3-4; 9). La palabra colaborador (sunergós) significa actuar juntamente con. Es juntar la energía de cada miembro en la consecución de un objetivo común. El objetivo de Priscila y Aquila, así como el de Urbano no era diferente al del apóstol Pablo.

3. Hay trabajo de equipo, cuando existe entre sus miembros un auténtico compañerismo. El cual se evidencia en la capacidad de estar con alguien hasta las últimas consecuencias, como sufrir prisión por una misma causa.

4. El trabajo de equipo se ve cuando se realiza el trabajo encomendado con esmero. Pablo lo dice de Trifena y Trifosa, que trabajan en el Señor. La palabra que Pablo utiliza hace referencia al trabajo arduo que se realiza hasta el cansancio.

5. El trabajo realizado es con el calificativo de la excelencia, ya que es ejecutado por un trabajador aprobado. No sólo es trabajar, sino trabajar bien.

6. El trabajo de equipo necesita un miembro motor. Y no hay ninguna duda que Pablo era un excelente motivador, lo podemos ver por la terminología que usa al hablar de sus compañeros de ministerio.

Es importante que quienes estamos involucrados en un equipo ministerial, nos tomemos un tiempo prudencial para evaluar, si somos realmente un equipo de trabajo o sólo un conjunto de trabajadores que en la mayoría de los casos ni trabajamos ni dejamos trabajar.

Hay una herramienta que se utiliza en el campo de la administración llamada FODA. La cual es útil para evaluar organizaciones, trabajos realizados, que podemos utilizar para evaluar los equipos de trabajo.

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Valores que debe desarrollar el líder.

Fortalezas que tiene el EQUIPO PASTORAL.

Oportunidades que se nos presenta en la búsqueda de los objetivos trazados para llevar acabo la misión del EQUIPO PASTORAL.

Debilidades del EQUIPO PASTORAL.

OTROS VALORES A DESARROLLAR

La integridad

La integridad es la nota distintiva de todo cristiano y, fundamentalmente, de un líder. La base de la integridad es el agradar al Señor. Y a partir de allí se es íntegro en todo, porque no se puede serlo sólo en algunas cosas y en otras no. Es un rasgo que define la existencia total. Por fidelidad al Señor, el líder busca ser fiel a sus compromisos, tanto con la pareja como con los demás.

La integridad permite que seamos irreprochables. Irreprochable no es sólo quien no se equivoca, sino quien vive con limpia conciencia. Hay dos dimensiones en este asunto de la integridad: por un lado, la búsqueda de santidad y de fidelidad al Señor y a todos nuestros compromisos y, por otro, ser conscientes de nosotros mismos y responder a los reproches de nuestra conciencia. Estamos hablando aquí de una ética en la intimidad y no sólo de la de vitrina, que se expresa cuando hay público. Aunque podamos ser absueltos por un jurado descuidado o simple que se deje llevar por nuestras apariencias, no lo seremos ante el tribunal de una conciencia sucia e inquieta por la maldad de nuestros sentimientos y de nuestro proceder.

No se trata de una conciencia culposa, enfermiza, como la que producen la depresión y la neurosis, sino de la conciencia aguda, sana, que está incómoda cuando no está limpia y que nos avisa cuando estamos siendo infieles. Una conciencia sucia que no ha sido escuchada sistemáticamente termina por cauterizarse y se insensibiliza. Así es cómo nos volvemos inconscientes. Poco a poco se extingue nuestra sensibilidad y ya no nos sentimos inquietos cuando procedemos infielmente. Incluso podemos hablar aquí de una ‘enfermedad de la conciencia’, por la que, aunque las personas y la realidad nos lo digan, no la reconocemos y, lo que es peor, no nos damos cuenta. Cuanto más vivimos así, más difícil se hará que nuestra conciencia resucite.

La sabiduría

Ella es la que sustenta la "aptitud para enseñar". No se reduce a la destreza en el manejo de técnicas pedagógicas, aunque incluye pericia en la docencia. Por lo tanto, no basta con entrenarnos en recursos pedagógicos. Por otro lado, la aptitud para enseñar no debe confundirse con oratoria brillante pero palabrera, dominio del auditorio o la capacidad para "entretener" a los discípulos. Precisamente, en la segunda carta a Timoteo encontramos una descripción del anti-modelo de maestro: aquel que responde a la curiosidad irresponsable de los oyentes que se amontonan para ser adormecidos y entretenidos, porque lo que tienen es «comezón de oír» y no interés en la verdad (2 Ti.

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Valores que debe desarrollar el líder.

4:1-4). Cuando el maestro responde a esta necesidad, entonces su función se reduce a ‘rascar detrás de las orejas’ al discípulo.

La aptitud para enseñar se refiere a la cualidad de "saber" por la que el líder tiene que "ser sabio". Eso significa adquirir tanto sophia (explicaciones de las cosas), como sunesis (juicio crítico), prónesis (habilidad práctica para hacer cosas), y prudencia (capacidad ética para actuar conforme a la verdad que se conoce). La sabiduría produce mucho fruto y no permite que el líder se quede sólo con las buenas intenciones, ya que le da aptitud para provocar transformaciones en la vida de las personas.

Por eso, no puede ser líder un "neófito" (literalmente: recién plantado, que no tiene raíz). El neófito no es simplemente el nuevo sino aquel que, aunque tenga mucho tiempo, no ha echado raíces en la fe y en la obra. Aun cuando por lo general nos afirmamos con los años, también es cierto que puede haber mucha necedad en los antiguos y sabiduría en los nuevos. El neófito en la fe y en el ministerio tiene el peligro de envanecerse y caer en la condenación del diablo.

La mesura

Con este término queremos señalar el sentido de equilibrio en el uso de las palabras, en la reacción frente a los disgustos o conflictos y en el disfrute. El carácter de la mesura no nos libra de enfrentar las situaciones difíciles, provocando en nosotros una conducta evasiva, sino que nos da el equilibrio para reaccionar. Entonces, no corremos frente a la confrontación, sino que rechazamos el pleito. No nos abstenemos del disfrute, sino que nos limitamos para participar en la justa medida, con dominio propio. Jesús comía y tomaba vino con gusto, pero sin exceso. Aunque algunos prefieran pensar que era "jugo de uva", lo que sí podemos afirmar es que cualquiera haya sido la bebida, Jesús la disfrutaba. Se requiere mesura no sólo con respecto al vino, sino con cualquier fuente de disfrute; todo lo delicioso, si se toma en exceso, causa daño. Es el mismo principio que en la epístola se menciona en relación al casamiento y a la comida: no hay que abstenernos de ninguno, porque todo lo que Dios creó es bueno y nada es de desecharse. Entonces, abstenerse es perverso y excederse es desmesurado.

La sobriedad

La sobriedad es el revestimienlo de la coraza del Señor que nos permite tener una postura frente a las tormentas de la vida.

La prudencia

La prudencia es la capacidad de pensar antes de reaccionar, de actuar sin precipitarnos y de no escudarnos en nuestro defecto cultural, que nos hace impetuosos e impulsivos.

El decoro

Éste es un rasgo sorprendente. Proviene de la palabra griega cosmios, por lo que se refiere a la persona educada, pulida, que sabe moverse en el mundo y que no reduce su visión a su región. Por esta característica Wesley pudo decir: "Mi capilla es el mundo". Este rasgo está en la base de la visión misionera transcultural, que ve al mundo como

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Valores que debe desarrollar el líder.

campo misionero y que implica poder disponerse a ir a los que son diferentes a nosotros y a romper nuestros guetos evangélicos sobre protectores y limitadores de visión.

Como vemos, estos cuatro rasgos básicos y los últimos tres más específicos son disposiciones del carácter y, por lo mismo, permean toda la vida del siervo de Dios, desde su fuero más íntimo hasta sus relaciones sociales y públicas que incluyen su familia, su iglesia y el mundo. Es muy necesario cuidar el testimonio hacia el mundo. El mal testimonio es causante de descrédito, otro de los lazos con que el diablo nos esclaviza. El testimonio hacia afuera nos recuerda nuestra razón de ser como agrupación. Cabe pensar hasta qué punto nuestra organización y nosotros, como sus representantes ante el mundo, estamos en descrédito. Sabemos que la falta de credibilidad es algo que mina un liderazgo. Cuando ya no se puede generar confianza, no es posible invitar a unirse a nuestra causa. El descrédito socava nuestras posibilidades de testimonio del Evangelio, que es nuestra razón fundamental de existencia.

Agradecimiento.

En agradecimiento Hebreos 12:28 «Tengamos gratitud» o «tengamos gracia». ¿Cómo recibimos gracia? Ante el trono de la gracia, donde nuestro sumo Sacerdote eterno intercede por nosotros. Debemos servir a Dios con un corazón agradecido. Somos parte de un reino que nunca será removido o quitado. Edificamos nuestras vidas sobre las realidades eternas e inmutables que tenemos en Cristo. Por consiguiente, sirvamos a Dios con reverencia. Prestemos atención a su Palabra y no rehusemos escuchar, por cuanto en su Palabra está la gracia y la vida que necesitamos.

Servicio.

Nuestro servicio al Señor (Filipenses 2:7) debe ser incondicional no buscar méritos propios que nos lleven a vanagloriarnos sino humillarnos bajo la presencia de Dios. Pero la experiencia de Cristo prueba que la exaltación siempre sigue a la humillación. «Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él os exalte cuando fuere tiempo», promete 1 Pedro 5.6. La persona que se autoexalta será humillada (Lc 14.11). ¿Recuerda lo que le pasó a Faraón, al rey Saúl, Nabucodonosor, Amán y Herodes? Nosotros no adoramos a un «bebé en un pesebre» ni a un «sacrificio en una cruz»; adoramos a un Señor exaltado sentado en el trono del universo. La vida, muerte y resurrección de Cristo probaron eternamente que la manera de ser exaltado es humillarse ante Dios. No hay gozo o paz en el orgullo y la vanagloria. Cuando tenemos el sentir sumiso que Cristo tenía, tendremos el gozo y la paz que sólo Él puede dar.

Honrar

Los líderes fieles (1 Timoteo 5:17) de la iglesia deben ser respaldados y apreciados. Con demasiada frecuencia son blanco de críticas porque las congregaciones tienen expectativas irreales. ¿Cómo trata usted a los líderes de su iglesia? ¿Disfruta encontrándoles fallas o les muestra su aprecio? ¿Reciben un salario adecuado para que les permita vivir sin preocupaciones y proveer para las necesidades de sus familias? Jesús y Pablo enfatizaron la importancia de sostener a los que nos guían y enseñan (Gálatas 6.6, Lucas 10.7 y 1 Corintios 9.4–10).

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Valores que debe desarrollar el líder.

Predicación y enseñanza están íntimamente relacionadas. Predicación es proclamar la Palabra de Dios y confrontar a los oyentes con la verdad de la Escritura. Enseñar es explicar la verdad de la Escritura, ayudar a los principiantes a entender los pasajes difíciles, y ayudarles a aplicar la Palabra de Dios a la vida diaria. Pablo dice que estos ancianos son dignos de doble honor. Desafortunadamente, sin embargo, muchas veces lo damos por hecho y no suplimos adecuadamente sus necesidades o no nos controlamos de hacerles duras críticas. Piense en la forma en que puede honrar a sus predicadores y maestros.

Puntualidad..

El hablar de puntualidad, se dice que es el hábito de llegar a la hora debida. Que cumple con sus obligaciones y deberes a tiempo, el llegar temprano aprovechando bien el tiempo es parte de la disciplina de mostrar respeto al prójimo; la puntualidad hace prosperar. Efesios 5:16.

Firmeza.

Mantenernos firmes y constantes en los caminos del Señor nos garantiza delante de Dios mucha bendición, Dios demanda mucha entrega y fidelidad en su obra, auque vengan problemas, dificultades, enfermedad, mantengamos firmes y adelante. “Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra.” 2 Tesalonicenses 2:15. Hebreos 13:9

Positivo.!

El ser positivos será nuestra mejor guía en el camino hacia el éxito. Las personas que lo ven todo negro no están aptas para caminar por el camino de los logros. Quienes creen que todo se mide por la lógica y los razonamientos siempre encontraran razones para no tener éxito. Debemos de tener un aptitud positiva esto nos ara fácil en camino hacia el éxito en el liderazgo, porque hay tremendas oportunidades de parte de Dios y nuestro alrededor, pero solo se ven a través de ella. Filipenses 4:4.

Pacificador

La paz es uno de los valores de la sana convivencia entre los seres humanos. Para hacerla posible es necesario un ordenamiento social justo, en el que todos los ciudadanos tengan las mismas oportunidades de desarrollarse como personas y le sean respetados sus derechos fundamentales. El líder debe fomentar la paz, vivir en paz, resolver todos los problemas que se presenten con la ayuda del Señor, pero tiene que ser un pacificador cordial, tolerante, fuerte, justo, flexible, ecuánime. Hechos 9:26-27

Humildad.

La soberbia es el mayor de los pecados, la humildad debe ser la mayor virtud. La humildad es la que nos permite reconocer que Dios reclama nuestra vida, que somos unas criaturas mortales y falibles y que Él es el dueño del universo. Mateo 11:29-30

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Valores que debe desarrollar el líder.

La falta de humildad en el líder produce orgullos, egoísmo, vanidad. El hombre más sabio escribió que antes de la caída viene la altivez de espíritu. El orgullo, la vanidad, la altivez de los hombres genera rechazo y temor en las personas con las que interactúan.

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Pastor Nixon Torres Flores

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