Vamonos Pal Monte

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  • FEDERICO ESCOBAR

    Vmonos pal monte

  • Federico Escobar nace en Bogot, Colombia, en enero de 1982. Urbanita toda su vida, crece a caballo entre dos macrour-bes: Bogot (de donde es su padre) y Madrid, Espaa, (de don-de es su madre). Estudia Biologa y Bioqumica en Madrid y trabaja varios aos en la Universidad de Lund, Suecia, en pro-yectos de biogs a nivel industrial. Sin embargo, es la imple-mentacin de esta tecnologa a un nivel menos industrial, ms humano y cercano a las comunidades lo que ms le motiva. A travs del biogs, y otras soluciones energticas baratas y soste-nibles, pero sobre todo gracias a Guille, Paula, Luna y Magnus, se empieza a interesar por la vida en el campo y en comunidad.

    FEDERICO ESCOBAR

    Vmonos pal monte

  • Un viaje de mil millas comienza con un paso.

    Lao Tzu

    Ttulo Original: Vmonos pal monte. Quince ejemplos de iniciativas de ecoaldeasy neorruralismo en SudamricaAutor: Federico EscobarDiseo y maquetacin: Itziar San Vicente - www.itziarsanvicente.com Todos los derechos reservados, 2012

  • ndice

    1. INTRODUCCIN

    1.1. Prlogo

    1.2. Un poco de contexto al movimiento de ecoaldeas y neorruralismo

    2. LOS INICIATIVAS

    2.1. Biorregin: Matorral Chileno. - Eluwn - Maiwe

    2.2. Biorregin: Bosque Valdiviano. - Refugio Mawenko

    2.3. Biorregin: Monte argentino de llanuras y mesetas. - El Peregrino

    2.4. Biorregin: Chaco seco. - Fundacin Yanantn

    2.5. Biorregin: Espinal. - Ecobarrio Villasol

    2.6. Biorregin: Pampa. - Velatropa

    2.7. Biorregin: Bosques secos internandinos. - Janajpacha

    2.8. Biorregin: Bosques hmedos de la

  • Amazona Suroccidental. - Kapievi

    2.9. Biorregin: Yungas Peruanas (I). - Khomanta Kancha

    2.10. Biorregin: Yungas peruanas (II). - Ayahuasca Ayllu

    2.11. Biorregin: Desierto de Sechura. - Ekotrully park

    2.12. Biorregin: Bosque montaoso del Valle del Magdalena. - Aldea Feliz - Kunagua

    2.13. Biorregin: Bosque montaoso del Valle del Cauca. - Pachamama

    3. CONCLUSIN

    3.1. Eplogo 3.2. Agradecimientos

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    INTRODUCCIN

    Prlogo

    En 2009 hice un viaje por algunos pases de Sudamrica, para conocer el movimento de ecoaldeas1 en este enorme y hermoso subcontinente. Durante los ocho meses que dur mi experiencia visit veinte de ellas, desde la Patagonia chilena hasta los Andes colombianos. Los testimonios contenidos en este libro son un breve resumen de las incontables horas de charlas, entrevistas, jornadas de trabajo y convivencias con los habitantes de quince de estos proyectos. Mi intencin era recopilar y dar a conocer sus historias para, con suerte, inspirar a todos aquellos que apostamos por un modo de vida diferente pero sin saber por qu no hemos dado el paso an.

    Ese fue precisamente el origen de la idea. Conocer la historias de algunas ecoaldeas para inspirar a un grupo de amigos que queremos hacer un proyecto de vida en comunidad en el campo. En principio, iba a ser un cuaderno de viaje en el que se ira recogiendo in-formacin til que trasladar a mi grupo y as aprender de experiencias ajenas. No estar tan crudos en nuestro emprendimiento. Con el tiempo, segn la idea iba tomando forma, alguien sugiri que ese cuaderno de viaje debera ser divugable para compartir la infor-macin con ms gente. Pero qu se contara?, cmo se contara? No queramos hacer una gua de ecoaldeas y reducir cada proyecto a una ficha tcnica. Eso requerira, adems, actualizar la gua cada cierto tiempo. Y puesto que cada ao el nacimiento de nuevas co-munidades es exponencial, la tarea pasaba a ser inabarcable.Se decidi que este libro ten-dra que funcionar como una recopilacin de testimonios que no perdiesen validez con el paso de los aos. En esencia lo que busca este libro es transmitir lo que estos proyectos nos pueden contar de su trayectoria. Cmo pasaron de la teora a la prctica. Sus logros y fracasos. Y dar a conocer la diversidad de formas de llevar a cabo este sueo.

    Lo que hoy en da se conoce como movimiento de ecoaldeas reune, en realidad, un abanico de iniciativas de las cuales algunas no son ecoaldeas o ni siquiera comunidades. Es una simplificacin que se hace debido a la complejidad de definir a todos los proyectos que estn en la linea de la vuelta al campo y la recuperacin de unos valores y un estilo de vida no tan agresivo con nuestro entorno, un tendencia que tambin puede definirse como neorruralismo. Creo que los quince proyectos que se recogen en este trabajo ejemplifican la diversidad de estas intenciones. Algunas son verdaderas comunidades establecidas con varios ncleos familiares y otros son proyectos unifamiliares que se inician con la espe-ranza de ir agrandando la comunidad con la llegada de ms gente.

    1 Una ecoaldea, segn Robert Gilman de la Red Global de Ecoaldeas, una Ecoaldea es un asentamiento a escala humana de rasgos holsticos, donde las actividades humanas estn integradas al mundo natural de manera no daina, de tal forma que den apoyo a un desarrollo humano saludable y que pueda continuar indefi-nidamente en el futuro.

    Una vida en la que se intenta estar en el camino hacia la autosuficiencia, es una vida en la que la hiperespecializacin a la que estamos acostumbrados en la cuidad deja de tener sentido. Es una vida en la que cobra importancia una visin ms amplia y holstica de las cosas que nos rodean. Aprender a trabajar con ellas, saber cmo funcionan, cmo se mejoran, cmo se reparan. Aprender formas para funcionar mejor y ms eficientemente con lo que tienes a tu alcance. Hay que agudizar las capacidades de observacin y afinar al mximo la recursividad. Y seguir aprendiendo, constantemente, de un conjunto de te-mas que rodean tu vida como el agua, la energa, la alimentacin, la salud, la educacin, la construccin, la relaciones humanas, la economa. Parece una misin tremendamente dificil, sin embargo la mayora de las veces lo ms difcil es perder el miedo y dar el paso, segn cuenta la gente de los proyectos que he visitado.

    En Sudamrica, el movimiento de ecoaldeas y vuelta al campo ha eclosionado un poco ms tarde que en las regiones donde, hasta hace poco, ms se ha observado esta ten-dencia: Norteamrica, Australia, Nueva Zelanda y Europa occidental. En regiones ms pobres, que hasta hace pocas dcadas han empezado a industrializarse, la migracin a las cuidades es un fenmeno mucho ms joven que en los pases ms industrializados y es por eso que todava el deseo de mucha gente, sobre todo de los jvenes, es migrar en algn momento a la ciudad. Lugar que ven como sinnimo de progreso.

    En mi experiencia y en la de mi grupo es precisamente eso lo que, por momentos, nos ha limitado. Hasta ese momento todo fluye, la motivacin crece pero cuando el gran cambio se hace cada vez ms real es cuando nuestros miedos afloran. Se empieza pretendiedo que le tenemos respeto a la tierra, es un buen comienzo. Hacemos todo lo que seguamos haciendo pero hablamos un poco de la naturaleza, vemos algn documental y compar-timos datos. Incluso habiendo estado toda la vida separados de la tierra, al ver (aunque solo sea en documentales) cmo es la vida cuando no se vive sobre cemento es fcil sentir curiosidad por ese tipo de vida. Cmo es eso de oir pjaros o ranas en lugar de coches y motos cuando te vas a dormir todos los das. Ver las estrellas. Cmo es eso de comer lo que cultivas y saber que no est lleno de qumicos. Cmo tiene que ser producir y administrar tu propia energa, sin depender de las grandes empresas energticas que a veces actan de forma ticamente dudosa. Incluso llegar a construirte tu propia casa con materiales naturales. Y contribuir a desarrollar economas alternativas que nos hagan menos de-pendientes del mercado, la bolsa y la crisis. En definitiva, cmo se debe sentir no ser tan vulnerable a las decisiones de unos pocos. Los pocos que controlan la vida de todos. Sin embargo, nuestro apego a la vida que seguimos llevando nos hace dudar a la hora de dar el paso.

    En nuestro caso, teniendo un grupo de amigos que conectaban con la idea, uno se ilusiona y pasa a ser eso un tema recurrente en los cafs. Se empieza soando, dibujando los di-ferentes escenarios, y se juega, a veces hasta el punto de visualizar una pelcula con final feliz y moraleja. Ms cafs y esos sueos se conectan con nuestro ahora y nuestras posibi-lidades reales de llevarlo a cabo. Esto podra funcionar, se comenta, por qu no? Accin.

    Sin embargo, la dimensin del cambio marea y, en seguida, las razones por la cuales no

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    INTRODUCCIN

    se puede empiezan a brotar. Las prioridades de cada uno tienen que ser satisfechas antes de pensar en prioridades colectivas, viajes, estudios, parejas. Da miedo perder todos esos planes personales por los del grupo. Y el dinero es otra razn de mucho peso. Se necesita dinero para vivir sin dinero. Otra paradoja. Al final, nos encontramos rindiendole culto a todos esos noes, concentrandolos y cargandolos de importancia. Unos se animan y en-cuentran otro grupo que s pasa a la accin. A otros les convencen los noes y los sueos pasan a ser ilusiones romnticas de un grupo de urbanitas campestres.

    Un poco de contexto al movimiento de ecoaldeas, neorruralismo y biorregionalismo

    El planeta se urbaniza

    Somos muchos. Muchsimos. Tal vez muchos de nuestros problemas no existiran si fue-ramos muchos menos. O tal vez no. Lo cierto es que somos los que somos y comemos lo que comemos. Unos ms que otros, est claro. Y como nuestras necesidades (o lo que creemos que son necesidades), como especie, aumentan cada da las cosas se complican. La forma en la que hemos concebido el progreso y el desarrollo, ya se est viendo, no pude mantenerse indefinidamente. Segn World Wildlife Fund (WWF) la biodiversidad ha descendido en un 60 % en paises pobres y la necesidad de la gente por recursos natu-rales se ha duplicado desde 1966. Nuestra huella ecolgica sigue aumentando y muchos de nosotros, por lo menos en el mundo industrializado, vivimos por encima de lo que el planeta puede soportar . Esto no es ninguna novedad, hace ya decadas que las voces para un cambio en este modelo de desarrollo se vienen oyendo. Lo importante ahora es que ya no son solo unos pocos locos los que dicen esto, la sociedad en general va enteniendo que tenemos que mejorar nuestro trato al planeta. De hecho, ya se empieza a generalizar la opinin de que se pueden buscar formulas para utilizar menos recursos, sin sacrificar bienestar, porque no son ilimitados. Pero no es solo una cuestin de abundancia o escasez de recursos, sino de su distribucin y del impacto que tiene su produccin o extraccin, su transporte y su posterior procesamiento. As que por un lado tenemos eso: los recursos y su distribucin.

    Por otro, cmo nos distribuimos nosotros. Esto condiciona enormemente como va a ser el transporte de esos recursos y la energa que necesitamos para este transporte.

    En el ltimo siglo la tendencia ha sido (a pesar de que la poblacin ha crecido exponen-cialmente) la despoblacin de los asentamientos ms pequeos, en las zonas rurales y el crecimiento incontrolado de los ms grandes, las ciudades. Al estar alejados los centros de produccin y extraccin de materia prima

    El planeta se est urbanizando cada vez ms y a un ritmo bastante alto. Desde 2008 la mitad de la poblacin mundial vive en zonas urbanas y las previsiones dicen que seguir urbanizandose. Con la Revolucion Industrial se inicin este proceso. Las fbricas nece-sitaban mano de obra y la mayora de estas manos estaba en el campo. Se ofrecieron me-jores condiciones econmicas que las que puede ofrecer el campo, y se pudieron llenar estas fbricas. As, el campesinado fue transformandose en proletariado. Y las ciudades empezaron crecer a una velocidad mucho mayor de lo que venan haciendolo. Este fen-

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    INTRODUCCIN

    Volver al campo. Vale, pero mejor en grupo

    Esta desconexin de lo verde y de las fuentes de nuestro alimento ha movido a mucha gente desde hace dcadas a iniciar un proceso contramigratorio. Es un camino prctico por salud y calidad de vida, pero que tambin tiene un importante componente espiritual. Una vuelta en la que se ciuda , se disfruta y se le rinde tributo a la fuente generadora de nuestro alimento: la tierra.

    La idea de volver al campo en principio puede paracer bonita, algo romntica y a veces idealizada. Nos lo repiten los mayores, como mi abuelo, que al oir hablar de la vuelta al campo se echa las manos a la cabeza por la locura, que segn l, supondra ese retroceso histrico. T no sabes lo que ests diciendo. Si nos fuimos fue por algo. No tienes ni idea de como se trabaja en el campo y pretendeis ir vosotros con vuestras manitas a trabajar all. Vereis como el primer invierno os escarmienta y os volveis a la ciudad. Supongo que razn no le falta. No tenemos ni idea. Pero algo si tenemos, las ganas de intentarlo. Muchos de los que lo intentan llegan a la conclusin de que en grupo este camino es ms fcil. En comunidad se optimizan los recursos, se comparte informacin y todo sale ms barato. Pero esto es solo lo prctico, porque la vida en comunidad aporta mucho ms que lo material. Cuando en los aos sesenta grupos de personas empezaron a crear comunida-des en las que el objetivo era volver al campo, no estaban proponiedo nada muy novedoso. Simplemente una vida en comunidad, produciendo y consumiendo a nivel local y cerca de la naturaleza. Algo que se ha hecho desde milenios, pero que el acceso a energa bara-ta, como el petrleo, ha cambiado porque nos ha permitido transportar mucha materia prima y recursos de un lado al otro del planeta. Pero este acceso a energa tan barata no es ilimitado. Segn la Agencia Internacional de Energa (IEA, International Energy Agency) la era del petrleo barato se ha acabado . Y pensar en que otras fuentes de energa puedan reemplazar el uso que hacemos del petroleo no es muy realista, ya que solo en algunos pases se toman medidas suficientes para reducir esta dependencia y la demanda de pe-trleo mundial, segn estimaciones de la IEA, seguir aumentando . En algn momento vamos a tener que volver al modelo que la humanidad ha utilizado siempre, producir local y consumir local, porque simplemente no nos vamos a poder permitir los excesos logsticos de hoy en da.

    Sin embargo, s hay algo que diferencia estas comunidades emergentes de las comuni-dades rurales tradicionales, su intencionalidad. Activamente han tomado la decisin de dar ese paso, de buscar una vida diferente. En las tradicionales, la gente naca all, viva, trabajaba la tierra, se reproduca y eso era todo. As haba sido siempre y as se continuaba viviendo. Hasta que lleg la industrializacin y su succin de gente hacia las ciudades. Muchas de estas comunidades tradicionales que hoy en da existen, entre ellas muchas comunidades indgenas, sobretodo en pases pobres, empiezan a desparecer por la pre-sin de la globalizacin comercial y cultural.Las comunidades intencionales, como se las suele llamar, van a contracorriente de la tendencia actual, que es ir a la ciudad, motivados principapalmente por las crisis social y mediambiental del planeta. La desigualdad eco-

    meno empez en el siglo XIX en los primeros pases que empezaban a industrializarse como Gran Bretaa, Estados Unidos, Alemania y Francia. En el siglo XX este desplaza-miento campo-ciudad se extendera al resto del mundo. Latinoamrica no ha sido una excepcin: el 75% de su poblacin vive en reas urbanas segn el informe UN-HABITAT de las Naciones Unidas del 2010 .

    En mis abuelos, los dos de Espaa y mi abuela de Colombia, encuentro un par de histo-rias cercanas. Los tres crecieron entornos rurales y migraron con sus familias a la ciudad, a Madrid y a Bogot. Esa migracin era prcticamente la tendencia lgica. En el campo vivan trabajando de sol a sol, rompiendose la espalda para tener cuatro cosas para comer, viendo que los seoritos de la ciudad venan con sus coches, limpitos y sin callos en las manos haciendo alarde de sus bienes materiales. En esas condiciones lo ms probable es que uno, como campesino, se sienta tentado a intentar ese cambio de vida. La realidad es que en las ciudades s que haba ( y sigue habiendo) ms dinero. Estaba claro, si eras un campesino y que lo que se queras era ms dinero haba que ir a la ciudad.

    La mayora de ciudades que ha experimentado un crecimiento desproporcionado no ha sido objeto de planificacin para atenuar las consecuencias de juntar a tanta gente en un espacio tan pequeo. Por tanto, pocas veces se muestra como un asentamiento amigable y agradable. Aunque claro, puede haber parques y rincones acogedores, pero en su conjun-to no lo es. Prueba de ello es que rara vez, al regresar a la ciudad de un entorno no urbano la sensacin dominante sea la de paz y tranquilidad. Podemos encontrar ciudades que han decidido ser ejemplo de habitabilidad y sostenibilidad, como es el caso de Friburgo, en Alemania, y Curitiba, en Brasil. O el movimiento de las Transition Towns (cuidades de transicin), que est motivando a muchas, sobre todo de mediano tamao, a emprender medidas para un cambio hacia un modelo urbano menos competitivo, ms cooperativo, ms sostenible y con ms espacios verdes. Un modelo en el que la ciudad no sea solo un agujero negro de recursos sino que tambin haya produccin de alimentos, con huertas urbanas y otros espacios para compartir y cooperar. Pero esto se puede dar en ciudades pequeas, que todava conservan muchos espacios verdes y con espacio y potencial para la planificacin. Con monstruos como Bogot, Madrid, Lima o Santiago de Chile, poco se puede hacer. Por muchas medidas que se adopten, no actuaran ms que como parches.

    En ciudades como estas sus habitantes ven al da muchos ms coches que rboles, res-piran un aire bastante contaminado y el nico contacto que tienen con la tierra y con animales es a travs de macetas y mascotas. Esto de alguna forma tiene que atrofiar algo dentro de nosotros. Nuestros genes no estn acostumbrados a eso. Por qu necesitamos parques en las ciudades si esto no fuera cierto? Podramos vivir de manera sana en un ciudad sin un solo rbol? Y no me refiero a la funcin depuradora del aire, porque si en lu-gar de cada rbol hubiera una mquina que limpiara el aire igual que lo hacen los rboles, sera una ciudad agradable?. Por qu tener verde en la vida se relaciona con calidad de vida? Nuestros genes nos recuerdan que dependemos de ese verde para sobrevivir, y que no nos alejemos demasiado de l.

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    INTRODUCCIN

    nmica, la contaminacin tanto del medio ambiente como de nuestra comida, la prdida de biodiversidad en todos los ecosistemas y las incoherencias de este sistema econmico han hecho que mucha gente, no se sienta identificada con esta manera de hacer las cosas y se motive para llevar a cabo proyectos de vida comunitaria y productiva en entornos naturales. Activamente han decidido ir por ese camino y soar con otro tipo de vida, pero no solo soarla sino llevarla a cabo. Ah radica su fortaleza, y aunque la mayora de las veces sea una vida con bastante menos dinero, ellos han elegido ese camino priorizando otros aspectos que les aportan calidad de vida y bienestar.

    Ecoaldeas

    Ha habido muchas formas de definir este movimiento y cada una de ellas reponde al contexto en que se ha desarrollado esta contramigracin. Comunidades intencionales ru-rales, neorruralismo, okupacin de espacios rurales abandonados, movimiento de vuelta al campo y movimiento de ecoaldeas, entre otros muchos trminos, son los que se han utilizado. Este ltimo es, quizas, el trmino que ms popularidad y fuerza meditica le ha dado al movimiento. El trmino ecoaldea se empezara a utilizar a principios de los noventa, cuando se publica el artculo El desafo de las Ecoaldeas, de Robert Gilman. En l Gilman describe una ecoaldea como un asentamiento humano, concebido a escala humana, que incluye todos los aspectos importantes para la vida, integrndolos respetuo-samente en el entorno natural, que apoya formas saludables de desarrollo y que pueda persistir indefinidamente. Pero no es hasta otoo de 1995 cuando la comunidad inten-cional Findhorn, una de las comunidades intencionales ms antiguas (fundada en 1962, en el norte de Escocia), propone para su conferencia anual de otoo, el tema Ecoaldeas y Comunidades Sostenibles. Despus de ese conferencia muchas de las comunidades intencionales empezaron a autodenominarse ecoaldeas. A continuacin, se decidi crear una herramienta para fortalecer las relaciones entre las diferentes ecoaldeas a nivel mun-dial, esto fue la Red Global de Ecoaldeas, GEN (Global Ecovillage Network). Hasta en-tonces muchas de estas comunidades haban existido de manera ms o menos aislada del resto de iniciativas. Con las redes que hoy en da existen el comparto de informacin, el aprendizaje a travs de experiencias ajenas y el crecimiento colectivo a nivel global se ha potenciado tremendamente.

    Cuando una comunidad decide autodenominarse ecoaldea, no significa que esta cumpla a raja tabla la definicin propuesta por Gilman. Los experimentos de vida comunitaria sostenible, son eso, pruebas en las que con los ideales, la buena intencin y las ganas de sacar adelante el proyecto se entra en la senda hacia esa definicin, pero se trata de un proceso en el que se va aprendiendo a lidiar, da a da, con los desafos que presenta ese camino. As que la definicin en terminos reales es ms laxa de lo que en realidad se piensa. Hay muchos ejemplos, unos 15.000, segn la GEN, de estas iniciativas y cada uno con sus peculiaridades. Se ha llegado a debatir sobre unos estandares mnimos para que una comuniad se pueda definir como ecoaldea. Pero, como explican Linsa Joseph and Albert Bates de la Red de Ecoaldeas de las Amricas, ENA (Ecovillage Network of the

    Americas), el movimiento de ecoaldeas es muy amplio y muy experimental para meterlo en un modelo ordenado con estandares ejecutables. Y, as mismo, afirman que la Red no puede convertirse en una especie de polica de ecoaldeas que vela por esos estndares, sino ms bien que sea una herramienta para conectarse con otras ecoaldeas y compartir informacin, experiencias y cooperar.

    El caso de Sudamrica

    En Sudamrica el movimiento es ms bien incipiente, aunque tambin se encuentran ejemplos con varias dcadas de experiencia, como en Uruguay o en Brasil. Pero lo cierto es que la creacin de redes, de encuentros y de sensacin de movimiento y no solo de gru-pos aislados ha ocurrido en la ltima dcada. A travs de la organizaciones de encuentros (tambin denomindados llamados), se ha podido crear esa red para compartir informa-cin, experiencias e ideas entre las comunidades ya formadas. Pero tambin para inspirar a nuevos proyectos y prestarles apoyo. En definitiva, para crear un clima de hermandad y cooperacin que empodera y da fuerza a los que participan en este movimiento.

    Debido a que este subcontinente se encuentra, hasta ahora, en proceso de industrializa-cin, la migracin es bsicamente unidireccional: hacia la cuidad (o hacia otros pases). De hecho, todava existen muchas ecoaldeas que no saben tan siquiera que son ecoaldeas. Comunidades, indgenas o no, que viven de la tierra, de forma tradicional y de manera casi independiente. Pero estas comunidades corren el riesgo de desaparecer porque no llevan consigo la fuerza de la intencionalidad y sufren gran presin por parte del entorno glo-balizado que atrae a los ms jvenes a la ciudad. Mucha de esta gente no comprende qu impulsa a alguien, que vive en una ciudad y tiene acceso a muchas comodidades, a irse al campo. Sin embargo, otros que no tienen el deseo de marcharse de su tierra pero que lo hacen por mera presin se sienten motivados e incluso inspirados, por estos neorrurales, a quedarse e intentar mejorar su calidad de vida sin tener que migrar.

    Desde principios de la primera dcada de este siglo, se han ido organizando encuentros para ir creando una red de visiones y projectos alternativos que vayan destinados a un mejor cuidado de la tierra. En el 2003 se organiz el Llamado del Condor, en Per, que aunque no era expresamente un encuentro de ecoaldeas s fueron varias ecoaldeas en representacin del movimiento. Y a nivel nacional se han ido organizando llamados para ir organizando a los proyectos de cada pas, como el Llamado del Espino que se realiz en 2008 en Chile y del que han salido muchos proyectos y comunidades nuevas. Tambin estn los Encuentros de Permacultura y Ecoaldeas Cono Sur de Amrica, que empezaron a organizarse en 2010, para congregar proyectos de Argentina, Chile, Per y Bolivia. O los diferentes Llamados de la Montaa que se llevan haciendo en Colombia desde hace unos aos. En enero de 2012 se organiz el sexto Llamado de la Montaa y esta vez se convoc a toda Iberoamrica, siendo el primer encuentro Iberoamericano de ecoaldeas. Pero quizs uno de los casos ms singulares de iniciativas que buscan unir pro-yectos, crear vinculos y hacer red fue el de la Caravana Arcoiris, la cual viaj trece aos

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    INTRODUCCIN

    por muchos pases de Latinoamrica, recorriendo comunidades intencionales, tradicio-nales e indgenas. Era una especie de Ecoaldea andante que tena como objetivo aprender de las diferentes culturas que iba conociendo,y compartiendo enseanzas relacionadas con la ecologa y la paz.

    En los actuales proyectos y todos los que van naciendo existe la opinin, casi generaliza-da, de que el camino se anda mejor en compaa, es decir, en red. Los quince proyectos que se presentan en este libro tambin lo saben y por eso participan en encuentros y or-ganizan ellos mismos encuentros para no dejar que su proyecto se aisle de los dems, algo que, a veces tiende a pasar debido a la gran cantidad de trabajo que requiere cada unos de las iniciativas.

    Este libro: Quince historias

    Los quince ejemplos de este libro no pretenden ser una muestra representativa del mo-vimiento en Sudamrica. Simplemente se han recogido un conjunto de historias y testi-monios de los creadores e impulsores de estos proyectos. Algunos llevan muchos aos en esto, otros acaban de empezar o incluso estn a punto de hacerlo. Algunos seguirn, otros lo dejarn. Unos empezaron con mucha gente y ahora quedan unos pocos, otros al revs. Se ir gente, llegar gente, nacern nios. Son proyectos dinmicos, en constante cambio y evolucin . Vivos. Han pasado, y siguen pasando, por etapas buenas y malas, momentos enriquecedores y de satisfaccin plena, pero tambin momentos difciles. Y de esto nos hablan, de sus experiencias. Nos cuentan sus logros, sus fracasos, sus dudas, sus conflictos internos, sus contradicciones, las lecciones que han aprendido. Y comparten con nosotros partes de ese camino que les ha llevado a lo que son ahora, desde que en algn momento algo les dijo que era posible otro tipo de vida.

    Biorregiones

    Ms que resaltar a qu pas, provincia, bandera o fronteras administrativas pertenece cada proyecto, hemos querido destacar a qu biorregin pertenecen. Pero para entender el porqu es necesario explicar el significado de biorregin y nuestra interaccin, perte-nencia y papel en ella. Las biorregiones, tambin llamadas ecorregiones, son grandes zonas geogrficas terres-tres o acuticas que contienen comunidades ecolgicas caractersticas debido a sus con-diciones ambientales nicas. Son una subdivisin de las ecozonas y fueron creadas por la necesidad de realizar planes de conservacin ms rigurosos y eficaces ya que la biodi-versidad no tiene en cuenta fronteras administrativas . Cada biorregin lleva consigo ac-tividad humana. Y su impacto. Este impacto ser menor si se conocen las caractersticas de la biorregin y se realiza una planificacin de las actividades humanas adecuadas a las caractersticas de la biorregin. Por ejemplo la planificacin del uso agua.

    En total hay 426 biorregiones de agua dulce, 229 biorregiones marinas y 825 biorregiones terrestres. Se distribuyen en las ocho ecozonas del planeta. La ecozona correspondiente al subcontinente sudamericano es la Neotrpica. Las pocas biorregiones que aparecen en el libro estn descritas de forma simple y breve para dar una idea general de la biorregin sin desviarnos del tema del libro que son las historias de los proyectos neorrurales.En palabras de Peter Berg, fundador de la organizacin biorregionalista Planet Drum: la gente es dependiente de la vida del lugar donde viven y esto no debe ser visto como un aspecto secundario de la vida humana, sino que tiene que ser adoptado como un hecho social fundamental.

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    INTRODUCCIN

    Mapa de las 825 biorregiones terrestres del planeta.Imagen extrada de www.panda.org

  • Eluwn

    Maiwe

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    2. 1. EL MATORRAL CHILENO

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    2.1. Biorregin: Matorral ChilenoEs una de las cinco regiones climticas mediterrneas del mundo. Hay un clima templado mediterrneo, con inviernos lluviosos y veranos se-cos. Alto nivel de endemismo. Se encuentra en la zona central de Chile, la ms habitada. Esta ecorregin es la que mayor presin urbanstica y agrcola sufre. Tambin los incendios y la minera han contribuido a su degradacin. Es, adems, la regin menos protegida de la ecorregio-nes de Chile.

    Estado de conservacin: Crtico.

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    2. 1. EL MATORRAL CHILENO

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    Eluwn Arraigando el bosque nativo

    Eluwn naci en una pizzera. Ms bien en la cabeza del dueo de esta pizzera, Gustavo. La misma pizzera de la cual le costara desprenderse para que Eluwn fuese realidad.

    Hoy en da sigue existiendo pero se hace cada dos semanas y ahora se llama Mandala Pizza. El obje-tivo es usar las pizzas como me-dio para transmitir el mensaje de Eluwn y al mismo tiempo recau-dar fondos para el proyecto.

    Eluwn es un proyecto que tiene, hoy, dos misiones claras que son paralelas. Uno es servir de espa-cio para el contacto profundo de la gente con la naturaleza. Sobre todo para gente que lo necesita, que es la gente que vive en la ciudad, en Santiago, donde vive gran parte de la poblacin de Chile. Por eso Eluwn se ubica relativamente cer-ca de Santiago, a ciento veinte kil-metros. El otro es servir de espacio para experimentar una sociedad

    distinta y ese es el proyecto que incluye la idea de una ecoaldea. Tiene que ver con rela-cionarse de manera distinta las personas con la naturaleza, vivir de un modo ms sencillo, en contacto con la naturaleza y salindose de lo antropocntrico siendo ecocntrico. Vi-viendo ms para el ecosistema que para uno mismo, sintindose feliz de poder aportar a este crecimiento del ecosistema.

    Cuenta Gustavo que se es el proyecto que va ms lento y el que siempre va variando un po-quito: siempre fueron esas dos las motivaciones. La motivacin principal en realidad es que no estamos de acuerdo con la forma en que viven los humanos y queremos ser un aporte para un mundo distinto. No ser el ejemplo para un mun-do distinto sino ser un granito de arena para la construccin de un mundo diferente.

    Gustavo y Margarita. Al fondo la tierra que, paciente-mente, han ido reforestando.

    No queremos ser el ejemplo para un mundo distinto sino ser un granito de arena para la construccin de un mundo

    diferente dice Gustavo

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    2. 1. EL MATORRAL CHILENO

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    La demografa de este proyecto es com-pleja. El proyecto Eluwn lo compone mu-cha gente, aunque en realidad slo hay dos personas que viven en Eluwn, Gustavo y su madre Margarita, la cual vendi sus propie-dades para comprar la tierra donde crece el proyecto Eluwn hoy en da. Gustavo al prin-cipio, cuando la idea se gest, fue convocando a gente a travs de varios escritos. Se junt un grupo de unas veinte personas pero al final a la hora de comprar la tierra y de la toma de decisiones surgieron desavenencias e incompatibilidades. Se quedaron Gustavo y su madre y decidieron buscar la tierra, empezar el proyecto y una vez con algo ms concre-to la gente se adherira.

    Los inicios fueron difciles. La bsqueda de tierra no fue una dificultad, simplemente haba que buscarla. Adems era una tierra que estaba bien de precio y de lugar. La mu-danza fue peculiar. A Gustavo, al perro y al gato les afect el cambio y tuvieron ciertas

    dificultades de salud. A Gus-tavo le dio diarrea, el perro fue vctima de las garrapa-tas y al gato le empez a afectar seriamente el sol y haba que ponerle protec-tor solar. Vivimos seis me-ses sin luz, relata Gustavo, fue un cambio radical, nos babamos en una poza de agua natural, muy fra. En-tonces se iba la luz a las 8 y te tenas que ir a dormir. Dormamos doce horas. Era muy bonito todo, pero tena las dificultades lgicas de esa situacin, en verano se estropeaba la comida por-que no tenamos nevera y

    adems nos quedbamos incomunicados porque no tenamos internet. Pero Margarita matiza: y cuando por fin tuvimos luz, aorbamos la etapa en que no tenamos luz.

    Otro problema fue el econmico. Cuenta Gustavo que: nos gastamos todo el dinero en comprar el terreno. No tenamos ingresos ninguno de los dos y todo el dinero estaba aqu, entonces haba que inventar tambin las maneras de poder sobrevivir y no esta-mos hablando de sostenibilidad a largo plazo sino en este minuto. De donde sacamos el dinero para poder vivir y tener un proyecto duradero. Y esa dificultad hizo que fuera complicado el hacernos de infraestructura para el lugar.

    Los vecinos fue otra de las situaciones con las que lidiar, y no fue fcil. Eluwn estaba trabajando ese terreno para reforestarlo, pero las vacas de los vecinos, que entraban constantemente y se coman todo, hacan que la reforestacin fuera algo casi imposible.

    Afortunadamente consiguieron un di-nero para vallar la tierra y as impedir que las vacas entrasen. Pero los caza-dores s entraban. Una vez mi perro se enganch con una trampa de zorro, cuenta Gustavo, me puse casi loco y me fui con una pinza a cortarlas. En-contr ms de doscientas trampas de zorros y cuando las cort pasaron dos cazadores preguntando indignados que quin les haba sacado las tram-pas. Yo les dije que haba sido yo y que no permita que se cazara en este te-rreno. Su cultura es tan diferente a lo

    que queremos hacer aqu, que haba un choque de intereses. Muchos abiertamente nos decan que no nos queran aqu, de hecho se escuchaban amenazas. Un vecino me lleg a decir que decan los otros que cmo es que queramos proteger a esos animales. Que si yo segua haciendo el tonto nos iban a prender fuego. Slo por no dejarlos cazar ac!.

    La situacin lleg a ser muy tensa, hasta tal punto que se hacan apuestas para ver si Gustavo y Margarita iban a resistir el primer invierno.

    A pesar de todas las dificultades el proyecto contina y ya la relacin con los vecinos ha ido mejorando. Ahora la prioridad es ir incorporando gente poco a poco, hacer de Eluwn una comunidad mayor y centrarse en las relaciones internas, sin que eso signifique estar aislado.

    Y para facilitar la implicacin de la gente se han creado distintos niveles de partici-pacin: Cuarzo, Bosque Nativo, Zorros y Conejos y Golondrinas. Los Cuarzos tienen derecho a vivir en Eluwn y tienen ciertas obligaciones, son lo ms arraigado, los Bosque Nativo tienen un ochenta por ciento de participacin, no tienen derecho a vivir en el lugar pero s a participar en la toma de decisiones, aunque sin voto.

    Eluwn est trabajando en reforestacin, intentando que el bosque autctono, nativo, se arraigue y as mismo es el trabajo que se intenta hacer con los Bosque Nativo, que se arraiguen en el proyecto para que pasen a ser Cuarzo. Zorros y Conejos es gente que tie-ne algn grado de participacin con Eluwn, amigos y gente que viene a menudo, pero no viven en el lugar y Golondrinas es gente que viene, pasa, trae y se lleva informacin para difundir, muy importantes. Una condicin para ser Cuarzo es haber sido Bosque Nativo antes durante un periodo de tiempo y poder conocer bien en qu consiste ser Cuarzo.

    Casa comunal multifuncional de Eluwn.

    El zorro es un habitante habitual de las tierras de Eluwn. Foto cedida por EarthCode.org.

    Al principio, la situacin con los vecinos lleg a ser muy tensa. Muchos nos decan abierta-

    mente que no nos queran aqu, comenta Gustavo.

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    Esto facilita un ordenado crecimiento de la comunidad. Querramos ser ms, pero ms no es mejor, matiza Gustavo, ms pero organizadamente. Elegimos crecer de a poco y no desesperarnos por ser muchos.

    En cuanto a la forma de organizacin legal Eluwn es una sociedad de responsabilidad limi-tada, que es una forma legal en Chile que per-mite la toma de decisiones por consenso. Hay cuatro modos de participacin, Cuarzo tiene el mximo nivel de participacin, Bosque Nativo alto nivel de participacin, Zorros y Conejos mediano nivel de participacin y Golondrinas participacin ocasional. De las reuniones de toma de decisin forman parte los Cuarzo, y los

    Bosque Nativo pueden dar su opinin e influir en la toma de decisiones mas no pueden bloquear una decisin. Ya hay algn Bosque Nativo que ha pasado a ser Cuarzo y se estn empezando a construir las primeras casas para esos nuevos Cuarzo. Algo que resalta Gustavo es la dificultad que tienen algunos Bosque Nativo para dar el paso, porque al estar tan cerca de Santiago a mucha gente le cuesta dejar sus obligacio-nes y desvincularse de su vida en la ciudad. Eso mismo hace que, aunque, de momento, slo estn viviendo en Eluwn Gustavo y Margarita, pocos das estn solos porque viene mucha gente a visitarlos. Y claro est, dependiendo de la poca del ao reciben ms o menos gente. En verano, por ejemplo Eluwn rebosa de actividad todo el tiempo. En in-vierno, al contrario, la gente viene los fines de semana y en grupos ms pequeos.Es precisamente en verano cuando Eluwn organiza multitud de actividades y talleres de diferentes temticas relacionadas con la permacultura, la toma de decisiones y la re-forestacin entre otros. Gustavo, su madre y ms colaboradores imparten estos talleres a grupos que varan en nmero, de tres a cincuenta personas, que al ao suman entre trescientas y cuatrocientas personas.

    La educacin es el centro del proyecto Eluwn. Es con lo que nosotros empezamos, cuenta Gustavo, y la manera ms linda que tenemos de conectar con la gente es a travs de la educacin. Empezamos a travs de cursos y talleres. Es la manera que tenemos de sembrar en las personas una nueva forma de ver las cosas. La educacin es parte de nuestra misin, de lo que queremos hacer. Queremos servir de educadores para gente. Queremos que los principios de permacultura o la tica que nos mueve le llegue a toda la gente y para eso queremos trabajar con colegios y escuelas. Estamos todo el tiempo tratando de llevarlo a todos los niveles y que sea para personas comunes y no tanto que sea para especializados.

    Ha habido aos que los talleres han estado ms centrados en permacutura, otros enconvivencia y estructuras invisibles y ltimamente en Eluwn se centran bastante en larestauracin del ecosistema. Hoy es el tinte ms importante que tienen los talleres, elhombre al servicio del lugar, ver cmo reforestar, cmo regenerar. A eso le dimos ms

    importancia que a la convivencia humana, resalta Gustavo, y resulta que la convivenciase da bien y naturalmente por estar preocupados todos de otra cosa.La educacin es algo bsico, concluye Gustavo,la educacin a muchos nivelesdistintos, para que llegue a cualquier persona, desde las que no tiene grandes intencioneshasta las que quieren hacer un proyecto. El otro da en un taller eran muchosuniversitarios y sin embargo no saban estructurar su proyecto, cmo empezarlo, cmose va a financiar, cmo va a tomar forma o cules son los tiempos y plazos. Todo esotambin se puede ensear. Tambin desde la educacin Eluwn contribuye a que se fortalezca la red de proyectos similares ayudando a gestionar y asesorar a grupos de gente con intenciones de llevar a cabo un proyecto comunitario en el campo. De hecho, mucha de la gente que est ge-nerando proyectos de este tipo en Chile hoy en da han pasado por Eluwn y recibido la inspiradora energa de Gustavo. Qu podemos hacer para que haya ms proyectos, para ayudarles, cmo ayudamos a otros a empezar sus propios proyectos, se pregunta Gusta-vo, hoy cuando ves tantos proyectos que no se preocupan por las estructuras invisibles o no las tienen estudiadas, surge la pregunta de cmo ensearlo, porque eso es fundamen-tal. Van a tener intencin pero las ganas les van a durar poco cuando se choquen con las limitaciones normales de un grupo humano. Eluwn es y seguir siendo una referencia en Chile para todos esos proyectos y comunidades que quieren crecer, aprender y que como bosques nativos van a ir reverdeciendo y arraigandose a su espacio y a su gente.

    Se han creado distintos ni-veles de participacin para facilitar su implicacin y el ordenado crecimiento de la comunidad: Cuarzo, Bos-

    que Nativo, Zorros y Cone-jos y Golondrinas.

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    Maiwe El jarrito para beber

    La salud fue la principal responsable de que este proyecto se llevara adelante, o ms bien la falta de salud. Hctor estaba muy mal y no haba muchas opciones, tena que salir de Santiago. La vida en esta ciudad le estaba ocasionando tal nivel de estrs que esa deci-sin no se poda prolongar por ms tiempo. Hctor y Patricia, su pareja, decidieron ponerse manos a la obra y empezar la bsqueda de tierra para poder salir de la ciudad con sus dos hijos Aln y Antar, y tambin la hija de Patricia, Cote y su hija Amaya. Venderan su casa de Santiago y con eso compraran el terreno que hoy alberga a la comunidad Maiwe. Maiwe, en mapudungn, la lengua de los Mapuches, quiere decir jarrito para beber. Simboliza algo que contiene y vaca, representando la idea fundamental que es el dar y recibir.

    La otra familia del jarrito la componen Carolina, hermana de Patricia, Felipe, pareja de Carolina y sus dos hijas, Aurora y Violeta. Viven en un precioso domo-geodsico que

    Comiendo en casa de Patricia y Hector

    Maiwe quiere decir jarrito para beber, que se llena y se vaca.

    Representa la idea fundamental que es el dar y recibir.

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    construyeron ellos mismos casi totalmente con barro y madera, al que aadieron mate-rial reciclado como botellas, tetrabricks y poliespan para aislarlo. La primera casa que se construy fue la de Hctor y Patricia, en la que Carolina y Felipe, diseadores de profesin, ayudaron con sus conocimientos tcnicos. En el proceso de bsqueda de ma-teriales, diseos y estructuras y una vez estuvo construida la primera casa dieron con el concepto de domo-geodsico en Internet y por todas las ventajas que entraa este dise-o no se lo pensaron. As sera su casa.

    Carolina siempre quiso vivir en el monte, la idea estaba clara, al igual que la otra familia, ellos tampoco queran vivir en Santiago. Surgi la oportunidad de hacer ese cambio de vida, explica Carolina, y dejar atrs la vida de Santiago en la que trabajas y trabajas y slo ves a tus hijos de noche, ya dormidos. Por la maana sales temprano y con suerte les ves en el desayuno. Al final dejas la crianza de tu nio a una niera. Tu hijo solo y tu vida mal. No se est haciendo lo que el hombre tiene que hacer, que es estar con la tierra. Hctor y Patricia les propusieron entonces que se fueran con ellos, no para ser vecinos, sino para hacer una comunidad, para que los nios crecieran juntos y se ayudaran entres las dos familias.

    Con lo que primero se ayudaron fue con la construccin de la casa de Patricia y Hctor. Al haber cortado de raz con la ciudad, vender la casa y comprar el terreno donde no

    haba nada construido Hctor, Patricia y sus pequeos tuvieron que vivir en tiendas de campaa mientras se construan la casa, sin agua, luz ni el resto de comodidades que antes tenan en Santiago. An as es un periodo que ellos valoran mucho. Vivimos sin agua durante mucho tiempo y eso fue un aprendizaje profundo y muy importante para nosotros resalta Hctor. La zona donde se encuentra Maiwe, Ensenada de guila Sur, a ms o menos una hora de Santiago, no tiene casi agua y para ellos es un tema en el que seguir trabajando.

    Felipe y Carolina se animaron viendo lo que Hctor y Patricia estaban viviendo y se pusieron a planear la construccin del domo. Sin embargo, la construccin del domo se empez cuando ellos todava vi-van en Santiago. Haba cosas que no era tan fcil dejar. Les cost mucho dar el paso e irse. Al llegar el invierno se paraliz la construccin, haba que volver a las obligaciones de la ciudad y adems el tiempo no ayudaba. Fue un periodo difcil, venan los fines de semana, pero llova y la casa se mojaba; dice Carolina: puse una imagen de Buda en la puerta, como diciendo no tengo nada, ni tiempo ni dinero para seguir con esto. Patricia y Hctor ya vivan en Maiwe y vean el domo sin terminar todos los das. Segn cuenta Hctor: era difcil porque nosotros sentamos que ellos tenan que estar ac y que esto no poda estar as, que haba que terminarlo. Pensbamos que ya no iban a venir y vea-mos que este era el agujero negro por donde se iba toda la energa. Necesitbamos su presencia para seguir en esto. Al final, al ao siguiente dieron el paso, en parte gracias a la presin que ejercieron Patricia y Hctor.

    Empezaron a vivir en el terreno en una tienda de campaa, terminaron el domo y naci Violeta. Y naci la comunidad. Se vea la cabecita, ah estaba, pero todava no saban el nombre, ni qu iba a ser ni cmo queran lo que queran. Pero ah estaba.

    Poco a poco, el proyecto se fue definiendo y se fue formando en el camino. El proyecto ha pasado por varias etapas hasta llegar a lo que es hoy, una comunidad intencional, como se definen ellos. Ya estbamos viviendo aqu, cuando un da nos cay la iluminacin y dijimos: ah!, lo que somos es una comunidad con bases permaculturales y empezamos a hablar de Maiwe en una reunin del diplomado en permacultura.

    El origen no era formar una comunidad basada en la permacultura, el origen era salir de Santiago por cuestiones de salud, pero poco a poco las intuiciones se iban a ir con-solidando y dndole una base terica a lo que all se estaba haciendo. Aunque sera lo prctico lo que les hara entrar en contacto con la permacultura, la necesidad de formas alternativas para aprovechar ms eficientemente recursos como el agua, la energa, los materiales, etc. Esa misma necesidad es la que les guiara a ideas como la letrina seca, los sistemas de tratamiento de agua, la bioconstruccin, etc. La permacultura fue dando

    En Maiwe siempre se valora la combinacin de materiales naturales y reciclados para conseguir disminir el impacto y el precio de la vivienda.

    La vida en la ciudad le estaba oca-sionando a Hector altos niveles de estrs. Su salud lleg a estar tan mal que la nica solucin era que

    salir de Santiago.

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    esas soluciones y despus, poco a poco, la cosa se fue constituyendo, se fue transforman-do en una cuestin ms importante que va ms all de una tcnica, pero eso empez a aparecer de a poco, hasta que en un momento dijimos: lo nuestro es esto y sentimos la necesidad de ensearlo. De ah sali lo de los talleres, voluntariados, durante mucho rato estuvimos as y donde nos invitaran, bamos comenta Hctor.

    Empezaron a transmitir lo que ellos iban aprendiendo con el hacer y definieron como roles suyos el difundir y ensear permacultura. La comunidad Maiwe hace talleres y aprendizaje en accin, charlas, ponen estans en eventos a los que acuden. Esa es una parte de la labor educativa que estn realizando, la otra es la de convertir Maiwe en un

    centro demostrativo en donde no slo se impartan talleres sino que sea un lugar en el que la gente vea con sus propios ojos que todas esas tcnicas se estn llevando a cabo. Y que es un lugar en el que se materializan esas ideas. Pero lo ms importante es que adems de ser centro de educacin y demostrativo es un lugar donde hay gente viviendo, como bien resalta Felipe: a la gente cuando ms ganas le da de hacer las cosas es cuando ve la experiencia de otro y se da cuenta que se puede hacer. Somos como una universidad viva y un taller constante de diseo.

    En relacin a la educacin de los ms pequeos en Maiwe, se han ido experimentando diferentes fases. A raz de una mala experiencia de Antar en un colegio ecolgico surgi la idea de hacer un proyecto educativo con los vecinos. Estn en una bsqueda constante

    de una educacin mejor para los nios, hay ideas pero no hay nada consolidado cuenta Hctor. La idea de crear una es-cuela no termin de cuajar, segn cuenta Carolina: de repente tericamente me enganchaba mucho la idea de la escuela, pero siempre haba algo que me deca, no, no, por ah no. Pero tampoco tena la urgencia porque mi hija ahora est en la guardera. Al final decidieron enviar a los nios a la escuela pblica. Para ellos lo ms importante es que los nios estn felices donde sea que estn estudiando y Antar y Aln lo estn, as que es buena seal. Ha sido muy bueno llevar a los nios a la escuela pblica porque es real, porque nosotros vamos al pueblo y ah hay una instancia de unin con el pueblo. Cuando llevamos a nuestros hijos a la escuelita te encuentras con la seora del almacn, con el que te ayuda a construir y le entregas a tu hijo el conocer el mundo de verdad y sin esa cuestin de estatus. A veces se mete a los hijos a colegios por cuestiones de estatus. A lo mejor esta es la peor escuela en trminos acadmicos pero las profeso-ras tienen mucho amor destaca Carolina. Sin embargo tambin son conscientes de las carencias de recursos de este tipo de escuela., Es algo que no se puede obviar, como co-menta Felipe: en esta escuelita hay mucho amor y mucho corazn pero hay unas herra-mientas que no estn. Y ese es un problema de pas. Por eso ya se han puesto manos a la obra y han empezado a contactar a los profesores y a la directora para ver si colaborando

    Construccin del domo de Maiwe, la segunda casa de la comunidad.

    El Honguito, futura casa de Pablo

    Surgi la oportunidad de hacer ese cambio de vida y dejar atrs la vida de Santiago en la que trabajas y trabajas y solo ves a tus hijos de

    noche, ya dormidos y con suerte en el desayuno.

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    con el colegio se le puede dar lo que necesita para que la educacin sea ms completa. En este colegio no hay artes plsticas y ah yo digo, yo pinto, mi vecina hace cermicas, Felipe hace esto otro, Hctor sabe de poesa. Ah es cuando yo creo que tenemos que dar el paso, nosotros, con los conocimientos que tenemos, que no son los mismos que tiene la gente del pueblo, podemos aportar algo diferente al colegio. Y lo que quiero hacer ahora es unos talleres de apoyo a la docencia desde la perspectiva permacultural. Lo bueno es que la directora est con los brazos abiertos comenta Carolina.

    Los ms experimentados de la comunidad en enseanza son Hctor, que lleva muchos aos siendo profesor, y Carolina, que ha trabajado sobre todo con nios. Ellos son los principales responsables a la hora de elaborar o disear algn proyecto o accin educa-tiva. Una vez al mes en Maiwe hacen actividades con los nios de la comunidad y de la comarca. Carolina est con ellos haciendo juguetes con material reciclado o ecojuegos como el de los espas en el que los nios tienen que buscar goteras en la casa y se aprove-cha para hablar con ellos el tema del agua, por ejemplo. Ahora lo ha ampliado a un taller de permacultura para nios. Les cuento el cuento de Bill y David1 . Bill y David tienen hambre y se hacen una huerta. Y luego Bill y David se hacen una casa con materiales naturales comenta Carolina.

    Con los ms mayores los talleres han ido cambiando un poco el formato. Al principio daban cursos de introduccin a la permacultura. Eran cursos intensivos y muy exte-nuantes. Al final dieron con una solucin que combinaba voluntariado con cursos. Por la maana se da una charla sobre un tema especfico y por la tarde se trabaja en eso. Les ha resultado ms econmico, menos extenuante y la gente se va contenta con la expe-riencia.

    1 Bill Mollison y David Holmgren acuan el termino de permacultura y son los prin-cipales difusores de este concepto.-

  • Refugio Mawenko

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    2.2. BOSQUE VALDIVIANO

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    2.2. Biorregin: Bosque ValdivianoEsta bioregion, as como las otras biorregiones de vegetacin higrfila del sur de Chile, son una autntica isla biogeogrfica separada por desiertos y ocanos de otras ecorre-giones con condiciones climatolgicas similares. Esto hace que esta biorregin cuente con un nmero muy alto de especies endmicas. Sus taxones presentan un grado de parentesco filogentico cercano con taxones de Oceania. Aun con ests condiciones tan nicas esta biorregin est constantemente degradada y muchas especies amenazadas.

    Estado de conservacin: Crtico.

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    2.2. BOSQUE VALDIVIANO

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    Refugio Mawenko Testigos de la transformacin de Chilo

    La isla de Chilo, al sur de Chile, ha adoptado gustosamente a dos personas rebosantes de vitalidad, Venecia y Nelson, que con su proyecto Refugio Mawenko se proponen pro-teger y revalorizar recursos naturales y culturales que se estn perdiendo en la isla.

    Nelsn ha sido testigo de la gran transformacin de Chilo con la llegada de la industria del salmn. Cuenta Nelson que cuando l llego a la isla, hace veintisietes aos, la isla era una gran ecoaldea, haba una economa de subsistencia y por lo tanto se fortaleca la solidaridad. Haba que contar con el vecino. Pero en las ltimas dcadas la gente se ha ol-vidado de las races de la isla y se ha ido abandonando el campo, en el que van quedando slo los ms mayores. Hoy en da, si t vas a conversar con la gente que an est en el campo, comenta Nelson, los ms antiguos todava recuerdan con nostalgia cmo eran esas convivencias y se ven ahora envueltos en un mundo ms individualista. Los jve-nes ya les perdieron el respeto, como dicen ellos. Por eso para nosotros es fundamental el hecho de poder volver a rescatar todas esas costumbres que tenan que ver con una economa ms solidaria, ms sensible y en las que haba ms cuidado con la naturaleza.

    Nelsn, Caur y Aina con el mar al fondo.

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    Mawenko significa agua de lluvia, y es que Chilo es una tierra de agua, aqu este es un recurso que no falta. Los suelos negros y esponjosos de esta isla absorben todo lo que cae, con lo que corre bastante agua subterrnea y los manantiales brotan por doquier. De hecho Venecia y Nelson reciben el agua de un manantial natural que surge de debajo de unos rboles de las partes ms altas del Refugio Mawenko, algo mgico. Es un regalo ms de la naturaleza me explica Nelson, orgulloso de tan maravillosa abundancia.

    La historia de este proyecto empez cuando Nelson y Venecia se fueron a Argentina en busca de inspiracin y ejemplos de ecoaldeas. Algo parecido, en cierto sentido, a la idea primordial que inspir este libro. Nos dimos cuenta que nosotros no nos podamos poner ecoaldea porque no era tal, explica Venecia, y decidimos poner refugio porque era una idea en que nosotros invitamos personas y ellas nos ayudan. Es un lugar que est probndose porque uno puede partir con una idea pero en la marcha te vas dando cuenta de que en realidad no quieres que vaya tan all sino que quieres que vaya por otro lado y de ah la idea de refugio y no de ecoaldea. Poco a poco se fue definiendo como iba a ser el proyecto. Al principio empezarn ellos solos a darle forma al proyecto y en un futuro ir incorporando familias. Nos hemos dado cuenta de que es necesario tener claro los planteamientos de nuestro proyecto. Para nosotros es muy importante el tema de la meditacin. Entonces la idea es ir combinando lo de la autosuficiencia, que la queremos, lo de los cultivos y todo pero hacia un sentido ms espiritual, no tan tecnol-gico, comenta Venecia. Y esto influye en cmo quieren ellos ir creciendo y aceptando gente para vivir en Mawenko. Para Nelson y Venecia sera ideal vivir en comunidad y en principio hay espacio para tres familias ms, ellos estaran encantados de que estas

    plazas se completaran, sin embargo es muy importante para garantizar la sostenibilidad del proyecto que la visin de la espiritualidad, como gran prioridad, se vaya cumpliendo. Ellos practican la milenaria tcnica de meditacin enseada por el Budha, Vipassana, y las familias que se vayan a incorporar a Mawenko tendran que ser, idealmente, medita-dores activos. El tema de la meditacin es fundamental porque en un grupo humano, en trminos de ideales (ecologa, educacin, etc), pueden estar todos de acuerdo, pero en el tema cotidiano de cosas mnimas ah van todos topando y ah empiezan a aparecer los egos y todas las cosas de la personalidad de cada cual. Sin embargo, pese a la propuesta que Nelson y Venecia hicieron, en su crculo de amigos ms cercanos no hubo gran res-puesta. Ese fue unos de los motivos por los que esta familia decidi abrir el refugio, para

    acoger gente. En algn momento, ellos estn seguros de ello, llegar la gente que quiera quedarse a vivir ah y con la que Nelson y Ve-necia conecten bien. Con un par de personas conectaron y es posible que en un futuro se incorporen, ahora hay que ver si dan el paso.

    En la actualidad en El Refugio Mawenko vi-ven Venecia, Nelson, Caur y Aina los peque-

    os de la familia. Pero pocas veces estn slo ellos en Mawenko ya que constantemente estn recibiendo gente para participar en las actividades y labores diarias que se realizan en el refugio. De hecho, es tal la disposicin de la familia de Mawenko a recibir gente que incluso han construido una casa para voluntarios. Reciben bastantes voluntarios, sobre todo en verano cuando la actividad en el refugio es mayor. Los voluntarios vienen, conviven, participan en las tareas diarias del refugio y aprenden haciendo. Sobre cmo se organizan con los voluntarios, me comentaba Venecia que ellos, intentando rescatar tradiciones perdidas de la isla, estaban utilizando bastante el trueque, con voluntarios pero tambin con los vecinos: Para nosotros siempre fue importante el tema del true-que y en la invitacin abierta que hacemos a los voluntarios tratamos de que no haya dinero de por medio, que haya una retribucin a cambio de trabajo y de intercambio de experiencias. Nos hemos visto enriquecidos ms all de que nos han arreglaron la huerta o nos han ayudado con los invernaderos sino con todas las experiencias de todos los que vinieron, todas sus enseanzas. Eso es parte del truque. No se puede valorizar en trmi-nos de dinero y eso lo hace ms gratificante. Tanto para nosotros como para ellos.La labor educativa que realizan con los voluntarios y dems gente que se acerca al Re-fugio se va a ver apoyada por un espacio que estn construyendo. Servir de sala multi-funcional en la que se impartirn talleres sobre diversos temas, agricultura orgnica y sanacin entre otros. Si viene alguien de otro lado y quiere realizar un taller que ese sea el lugar donde se pueda hacer. No slo gente especialista en diferentes reas sino tam-bin ellos necesitan ese espacio para compartir las experiencias que han descubierto de manera autodidacta. Todo lo que se pueda transmitir a la comunidad es vlido, ya sea a travs de la escuela pblica o en el refugio. Se ve la necesidad de generar ese espacio de intercambio de experiencia directa en el que, por ejemplo, si llega a funcionar el proyec-to de biogs (en el que estn metidos ahora) puedan ellos compartir esa experiencia y mostrar a los vecinos y otra gente que efectivamente se puede cocinar con ese gas.

    Venecia con Aina y Caur en el huerto.

    Hace veintisietes aos, la isla era una gran ecoaldea. Haba que contar con el vecino, pero todo cambi co la llegada de la

    industria del salmn.

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    2.2. BOSQUE VALDIVIANO

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    La educacin en general juega un papel muy importante en este proyecto, pero la de los ms pequeos es un tema especialmente delicado y preocupa a muchos padres cons-cientes de las deficiencias del actual sistema educativo. A Venecia y Nelson, ahora que han llegado Caur y Aine les afecta de forma directa, por nuestra experiencia con la edu-

    cacin tradicional nos surge un rotundo no a mandar a nuestro hijo a la escuela tradicio-nal. Ms bien tratar de crear un sistema o bien de intervenirlo hacia una educacin ms amable, ms concreta, ms humana en donde a los nios se les compartan conocimien-

    tos ms tcnicos y ms espirituales. Donde los nios puedan crecer mejor en trminos afectivos, emocionales y de sus propias ca-pacidades ms que una educacin mera-mente intelectual.

    Como para todos los que empiezan un pro-yecto de estas caractersticas, para la fami-lia de Mawenko el sueo es la autosuficien-

    cia. El camino todava es largo y de momento la economa tiene que diversificarse. Su fuente principal de ingresos viene de una tienda de ropa usada que tienen en Castro. Son conscientes de que eso tiene que ser temporal y en un futuro sacar todo el sustento de Mawenko, sin necesidad de buscar fuentes externas. La idea no es slo de donde se saca el dinero sino cmo se hace para necesitar menos y para eso, como se comentaba antes, fomentan el trueque con voluntarios y vecinos. Adems aumentar la produccin interna, es fundamental para avanzar el la autosuficiencia econmica. La huerta, que por ahora no da suficiente comida para el abastecimiento total, va creciendo y ao a ao se va diversificando y aumentando la produccin. Tambin se autoabastecen de miel con las colmenas de Nelson, de pan que hacen con el trigo que plantan y de mermeladas que elaboran de frutas que recogen en el bosque.

    El autoabastecerse no slo es bueno para la economa sino tambin para la salud. Recurren a alternativas na-turales como las hierbas, el ajo, ba-rro para contusiones y el propleo. A la apicultura en esta familia se le da mucha importancia, como bien nos dice Nelson la apicultura es una farmacia en casa. Adems, la salud en Mawenko tiene un componente espiritual bastante importante, no consideran que pueda haber salud si espiritualmente se est desequilibra-do, as como nosotros sembramos nuestro trigo para tener nuestro pan, meditamos y nos preocupamos de lo espiritual porque eso es calidad de vida. El tema de la salud es tan importante como sembrar trigo comenta Nelson. El ltimo proyecto en el que Venecia estuvo participando hablaba precisamente del sistema de sanacin antigua en Chilo y debido a eso ha estado investigando bastante sobre la salud ancestral en la isla. Recorri la isla en busca de gente anciana con cosas que contar al respecto para ver cmo se las arreglaban ellos antiguamente. Contact con sanadores o machis, que es nombre que tienen los curanderos en la isla. Habl con parteras ancianas, con componedores que eran los que se dedicaban a arreglar huesos rotos o luxaciones. Y en toda esta bsqueda entr en contacto con el mundo de las plantas. Pero con el boom de las farmacias todo esto se ha ido perdiendo, especialmente el conocimiento de las plantas. Al principio la reaccin de los vecinos a su busqueda fue curiosa, como me comentaba Venecia: ellos empezaron a sentir curiosidad por esto de que una fornea se interesara por los cono-cimientos ancestrales. Ahora hay veces que vienen a preguntarme o a pedirme que les haga un remedio. Los vecinos empiezan de nuevo a creer en las plantas. Es muy moti-vante ver que se est rescatando el tema de las plantas y me interesa seguir divulgndolo. Ya estn tomando menos remedios y hacindole ms caso a las plantas, algo que tenan de antes pero que lo han ido olvidando.

    La apicultura es una de las labores ms importantes de Mawenko.

    Para nosotros es fundamental el hecho de poder volver a rescatar

    una economa ms solidaria y ms sensible explica Nelson.

    Venecia recorri la isla en busca de ancianos con conocimientos de plantas y as ir rescatando esa sa-bidura. Los vecinos empiezan de nuevo a creer en las plantas y hay veces que vienen a preguntarme o

    a pedirme que les haga un remedio, comenta Venecia.

  • El Peregrino

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    Biorregin: Monte argentino de llanuras y mesetas Se localiza en el piedemonte de la parte argentina de los Andes desde la parte norte-cen-tral hasta la estepa patagnica y se extiende hacia el sur-este hasta el ocano Atlntico. Con una precipitacin anual de 100 y 200 mm se considera una regn rida. Predomina la vegetacin de matorral xerfilo y praderas secas. Hacia el norte la vegetacin es ms diversa. Muchos ros se extienden hasta el Atlntico formando meandros que crean zo-nas de bosque.

    Estado de conservacin: Vulnerable.

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    El PeregrinoEres lo que comes

    Agroecologa practicada, montar el sistema ecolgico desde todos sus puntos, produc-cin y consumo. Primero el consumo, despus la distribucin y la produccin, todo en-cadenado. Esa es la base de El Peregrino y as lo define Ana, una de sus fundadoras y en-cargada de la difusin de los principios de El Peregrino. La base principal, explica Ana, es producir para alimentar y dar el sustento a un nuevo hombre. Un hombre alimentado bien, no con sustancias que son ajenas y que despus pueden producir lo que estamos viviendo en la sociedad. El objetivo fundamental es ese y sin una buena alimentacin no podemos generar un cambio porque la alimentacin es la que genera nuestras actitudes, nuestra disciplina, nuestra moral, todo.

    El Peregrino es una granja orgnica que se encuentra en el Valle de Uco, provincia de Mendoza, Argentina. En plena zona vitivincola, El Peregrino est rodeada por enormes monocultivos de vid. Llama la atencin el gran contraste que existe entre estas ordena-das y aspticas plantaciones y las tierras de El Peregrino, el cual es mantenido lo ms natural posible, no se cortan las mal llamadas malas hierbas, ni se fumiga, sino al contra-rio, de lo que se trata es de intervenir lo mnimo posible el bosque y los frutales dejando

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    trabajar a las dinmicas del bosque y confiando en la fortaleza que da al sistema y al bosque la biodiversidad. Al principio tuvieron algn problema con los vecinos por eso mismo. Decan los vecinos que si no echaban venenos tendran plagas de ratas. Pero al fi-nal entendieron de qu se trataba el proyecto y ahora incluso trabajan juntos en turismo.

    El Pegregrino es un proyecto familiar que empez hace quince aos. Antes de venir aqu ellos vivan en Buenos Aires donde hace aproximadamente veinte aos, se-gn cuenta Ana, empez a crecer la sen-sacin, dentro de la familia, de que debe-ran salir de all y buscar algo en el campo. Conforme la idea fue tomando seriedad fueron conociendo diferentes grupos de gente que compartan ese mismo objeti-vo o contactando con comunidades ya es-tablecidas porque en ese entonces no se podan permitir comprar una tierra. Lo intentaron con varios grupos pero nunca

    dio resultado porque la base de aquellos grupos era la convivencia, y esto se priorizaba a la parte productiva. Esto no convenci a Ana y su familia, ya que para ellos un proyecto de este tipo tiene que tener un base de produccin y alimentacin sana para la persona. Finalmente despus de tres aos de bsqueda decidieron que lo tenan que hacer solos porque su salud estaba colapsada. Empezaron a reducir todos sus bienes para poder adquirir este pedazo de tierra que en su da estaba en estado de abandono. Y rpidamente, en un ao, se fueron preparando para el gran cambio. Entonces emprendimos la migracin hacia ac relata Ana, con una mano atrs y otra delante, trajimos todo. En este lugar no haba casa, agua, gas, luz. Lo que tenamos ac eran diez hectreas de tierra abandonada y unos manzanos que pro-ducan poco, pero algo producan. Pensamos que eso nos poda sostener econmicamen-te hasta empezar a generar algo pero lo que queramos era vivir en el campo. Vivimos durante seis meses en una carpa. Cocinbamos a lea y nos alumbrbamos a velas. Tam-bin hicimos un pozo para lo sanitario y nos babamos en un arroyo que haba cerca del

    cual obtenamos agua tambin para lavar los platos, la ropa y para la huerta. Hoy en da al rememorarlo nos damos cuen-ta de que fue la poca ms fe-liz de nuestras vidas, fue muy lindo pasar por esa experien-cia. Todos acurrucaditos en la

    carpa, celebrbamos cada logro que tenamos, que eran muy pequeos. Desde Buenos Aires sus familias no les entendan, les tenan por locos. Les negaron todo su apoyo. Para los vecinos tambin eran los locos, pero con algunos hubo buen trato. Tuvimos algunos vecinos muy buenos, continua Ana, uno especialmente que vena cada da a

    ver si necesitbamos algo, nos traa leche, huevos, lea. Otros vecinos nos traan peras. Nos apoyaron en ese aspecto mucho, pero no entendan lo que nos pasaba, no entendan por qu ramos naturistas, vegetarianos y ecologistas. No saban qu ramos, pero nos queran y nos apreciaban porque nos vean trabajar. Convertimos ese lugar abandonado en un jardn, y ac la gente valora mucho el trabajo. Se hablaban cosas de nosotros un poco raras pero ahora son todos grandes amigos nuestros. Aprendieron a conocer lo que hacamos y a valorarlo, compartimos mucho con ellos.

    Y as se fueron integrando a la zona. Despus de quince aos las cosas han cambiado un poco. Ya no se dedican solamente al autoabastecimiento sino que procesan los exceden-tes de frutas y productos de la huerta para venderlos en el mercado orgnico de Mendo-za. Hacen jugos de frutas, mermeladas, salsas y otras conservas. Eso les ayuda a garanti-zar la sostenibilidad del proyecto. Adems estn ahora construyendo unas cabaas que les permitirn alojar turistas y as obtener unos ingresos extras. Este dinero les ayuda a comprar herramientas, gasolina y otros gastos varios que no corresponden a alimenta-cin porque la alimentacin la obtienen casi en su totalidad de lo que se produce en la tierra de El Peregrino. Es un proyecto sostenible y que se autoabastece en su totalidad de las actividades realizadas en l. Uno de los mayores mritos en cuanto al sustento en El Peregrino es el trueque, se practica mucho y esto les permite evitar cargos fiscales,

    Trabajo comunal de la huerta

    Adems de en el mercado orgnico de Mendoza, El Peregrino tambin tiene una tienda, construi-da en barro, donde venden sus productos.

    Sin una buena alimentacin no pode-mos generar un cambio porque la ali-mentacin es la que genera nuestras actitudes, nuestra disciplina, nuestra

    moral, todo explica Ana.

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    intermediarios, etc. Lo principal para nosotros es tener alimentos saludables, resalta Ana, sin eso no hubiramos hecho nada. Se calcula que una persona normalmente en la ciudad obtiene el ochenta por ciento del supermercado. Para nosotros es al revs, e incluso me atrevera a decir que el noventa por ciento es de la finca. De esa forma, por muy poca economa que tengamos siempre tenemos asegurado el alimento. Y si el ser humano est bien alimentado todo lo dems circula.

    Con el tiempo se abrieron las puertas a voluntarios y ahora son elementos clave para la sostenibilidad de la granja. El proyecto crece y se necesitan ms manos. Ellos ayudan con unas horas de trabajo a la semana y a cambio estn aprendiendo cmo se trabaja en el campo. Al principio reciban volunta-rios sin tener en cuenta cuanto se iban a quedar, pero con el tiempo se han dado cuenta de que es necesario que el vo-luntario se quede unos meses porque el primer mes el voluntario demanda ms energa y tiempo que la que aporta. Pero la familia de El Peregrino adems de vo-luntarios querra incorporar dos o tres personas ms que sean estables. Esta-

    mos a la espera de que un da lleguen las personas que se vayan a integrar, comenta Ana; confiamos en que as como se dio este proyecto de forma natural, las personas adecua-das van a llegar en el momento adecuado porque yo no puedo ir a tomar una persona y ponerla ac si no est compenetrada con el proyecto, no cualquier persona puede estar. De hecho hemos intentado poner personas y en poco tiempo deci-mos que no puede estar porque no entiende lo que ac se hace.

    El Peregrino de hoy en da es un Peregrino de puertas abiertas. Ahora con ms medios hemos podido ampliar el proyecto, si no hubiramos sido la familia feliz y ya est comenta Ana. La conexin a la red elctrica permiti dar ese paso. Aunque no fue fcil porque para poderse conectar a la red elctrica tuvieron que renunciar a su idea de vivir en una casa de adobe ya que en la provincia de Mendoza no estaba permitido. Ya tenan lo adobes comprados y tuvieron que utilizarlos en otra cosa y comprar ladrillos que eran mucho ms caros. Con el tiempo han ido construyendo ms estructuras utili-zando la bioconstruccin y con un costo mucho ms bajo que el ladrillo. La primera de ellas se construy en un taller que organizaron. Alguien nos inform de una tcnica de construccin natural, relata Ana, cmo es eso? dijimos, y nos dijeron: pues hagamos un taller y construimos una bodega y ah aprenden. Hicimos la bodega. No tenamos ni una moneda para eso pero esta persona saba bien cmo hacer que la gente construyera sin dinero, entonces nos hizo organizar un curso. Hicimos el curso y vinieron perso-nas por dos fines de semanas y lo que nosotros tenamos que hacer era la comida. Eran alumnos trabajando. No tuvimos que pagar mano de obra y la bodega se hizo y a la vez aprendimos a hacerla. A partir de ah nos dimos cuenta la cantidad de posibilidades que tenamos si usbamos los materiales que tenamos aqu en la tierra. Aprendieron la tc-nica y a partir de entonces han hecho un bao seco, la casa de voluntarios, ampliaciones de la primera casa y se estn construyendo cabaas para acoger turistas.

    Uno de los asuntos ms delicados con los que esta familia ha tenido que lidiar es con el del agua. El Valle del Uco es una zona muy seca, sin embargo est al lado de los Andes y en esta zona los Andes tienen unos glaciares muy valiosos, enormes reservas de agua. Este valle, por lo tanto, depende enormemente de las montaas y de su nieve. Toda la vida el Valle de Uco y Mendoza tambin ha vivido y producido gracias a que el hombre canaliz y dirigi ese agua, explica Ana, pero antiguamente, como el medio ambiente se respetaba, ese agua volva y se mantena el ciclo del agua. Haba abundancia y buena afluencia. En el Valle de Uco nunca falt agua. Pero a causa de toda la modificacin del medioambiente que se est llevando a cabo, como la instalacin de grandes monoculti-vos de vides que han sacado la flora nativa que haca que ese circuito del agua volviera, en los ltimos aos estamos notando la falta de nieve. Pero no es slo esto lo que hace que este asunto cause preocupacin entre los habitantes de este valle. Desde no hace mucho se aade la amenaza de la instalacin de grandes mineras. La industria minera

    Construccin de casa de barro que alojar a turistas siendo esta otra fuente de ingresos.

    Se trata es de intervenir lo mni-mo posible el bosque y los frutales

    dejando trabajar a las dinmicas del bosque y confiando en la fortaleza

    que da la biodiversidad al sistema y al bosque.

    En este lugar no haba casa, agua, gas, luz. Cocinbamos a lea, nos

    alumbrbamos a velas y nos baba-mos en un arroyo. Fue la poca ms

    feliz de nuestras vidas. Todos acurruca-ditos en la tienda, celebrbamos cada logro que tenamos, rememora Ana.

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    utiliza grandes cantidades de agua que no trata y la descarga a los ros bajando contami-nada de cianuro, metales pesados y otros contaminantes utilizados por esta industria. En la zona del Valle de Uco se han detectado muchos metales de alto inters para la minera y ya se empiezan a dar los primeros pasos para la instalacin de las primeras minas. No es porque estemos en contra de las minas como desarrollo de metales, aclara Ana, es porque la mina a cielo abierto consume cantidades siderales de agua que despus vuelca al valle en forma txica y el valle se convertira en un desierto. Por ahora se est hacien-do uso racional del agua, se ha canalizado. El futuro del agua va a ser muy serio. El agua de la montaa es lo ms puro que hay, es hermosa y muy buena para el cultivo orgnico. Sin este agua limpia la amilentacin sana, la base de este proyecto, estara amenazada. Es por eso que Ana y su familia van a seguir luchando por que no se les quite ese derecho tan elemental que es tener acceso a agua limpia. Pero son optimistas y confan en seguir teniendo agua limpia para continuar con su mxima gran mxima hipocrtica: tu ali-mento es tu medicina y tu medicina tu alimento.

  • Fundacin Yanantn

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    Biorregin:Chaco seco

    Se extiende desde Paraguay y el sur de Bolivia hasta la parte central de Argentina. En general el paisaje es plano o de suaves colinas. Las sabanas y los bosques espinosos son los hbitats ms abundantes. Los Guaranes describen esta tierra de cazas abundandes, lo cual, hoy en da, es cierto solo para la parte norte de la biorregin, debido a la sobre-explotacin de las tierras para pastoreo y ganadera extensiva en la parte sur.

    Estado de conservacin: Vulnerable

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    Fundacin Yanantn Cmo empodera la construccin natural

    El descubrimiento de la construccin natural y la participacin en varios talleres de per-macultura y construccin natural marc un punto de inflexin en la vida de Natalia y Diego. La construccin de su casa como paso fundamental para llevar a cabo un cambio en su vida fue lo que, en un principio, impuls a Natalia y Diego a realizar este proyecto que se encuentra en San Francisco, provincia de San Luis, Argentina. En mi experiencia personal, la construccin natural me dio valor, coraje. Y la posibilidad de comprobar que ms all de la admiracin que tuve por los animales el hombre puede ser una animal. Y hacerse tambin una casa en donde no rompe nada ni gasta nada ni crea polucin, ni impacta y que la casa que hace puede volver a ese mismo sistema biolgico natural destaca Diego.

    Taller de construccin natural en Yanantn

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    Ellos ven los beneficios de este tipo de construccin ms all de lo econmico, que por un lado es evidente. Hacer una casa con materiales que da la tierra es muchsimo ms barato que utilizar hormign, metal y ladrillo. Pero aparte de eso, las casas construidas de esta forma son ms sanas, ms eficientes energticamente y adems son las que mejor tratan el espacio donde se construye esa casa. Para nosotros fue muy fuerte el taller en El Bolsn, que fue de quince das, resalta Natalia; nosotros cuando termin habamos hecho ms basura que toda la obra. Cuando juntamos papelitos y nos quedamos con la bolsa y dijimos: qu loco!, en la obra no haba donde tirar basura porque no se produca basura. Diego aade: Para mi, corroborar en la prctica, que si nos juntamos nosotros cuatro y con algunas herramientas y en un mes ests haciendo una casa, que puede du-rar cien aos. Para mi eso fue lo ms, lo ms. No me pas hasta ahora una experiencia que me diera tanta realizacin. Comprender profundamente que lo que yo necesito para vivir en este planeta est ac y ahora. No se lo tengo que pedir a nadie ni comprarlo. Si yo tengo una carretilla y unas herramientas mnimas, estando en el lugar donde ests es-

    tn los materiales para construir una casa. Eso me hizo sentir ese reconoci-miento de que s somos habitantes de este planeta. Se puede vivir en mejor armona y vivir en casas que hacen mejor a la salud. Y puedes construir una casa como un evento social ms, como hacan las tribus indgenas.

    Despus de uno de los talleres que tomaron, que dur dos meses, la llegada a Buenos Aires fue impactante. Volver a un espacio donde haban estado viviendo durante seis aos y sentirlo totalmente extrao, como un espacio al que no pertenecan, fue una ex-periencia extraa e incmoda. Con otra pareja que haban conocido, que estaba en su misma situacin, decidieron ponerse a buscar tierra. Al final contactaron con gente que tiene tierra en San Luis y les invitaron a verla. Era un lugar donde se haba intentado un proyecto de barrio ecolgico, pero nunca haba tomado forma en diez aos. Las dos parejas se mudaron y lo intentaron. Dejaron compromisos y trabajos en Buenos Aires y se fueron para all. Despus de nueve meses descubrieron que no era el lugar ni la gente que ellos buscaban.

    En ese entonces Diego y Natalia estaban organizando un taller con Kleiwerks, una or-ganizacin canadiense que trabaja difundiendo la construccin natural a nivel mundial. Haba que decidir un lugar donde realizar el taller. El destino nos trajo a San Francisco comenta Diego, que es el lugar donde estamos ahora desde hace tres aos. Se hizo el taller donde construimos la primera fase del proyecto de vivienda ecolgica. El resto era descubrir el lugar donde estbamos, conocer la gente, desarrollar una nueva economa y llevar adelante alguna de las ideas que tenamos.

    Por ese entonces la otra pareja se separa y uno de ellos se va, con lo cual se crea un cierto desequilibrio en la toma de decisiones. La dinmica de ser dos parejas funcionaba bien,

    pero al cambiar a tres personas de las cuales dos son pareja se complican un poco los procesos. Empez a funcionar como si furamos un ser y la otra persona, y obviamente nosotros ganbamos por mayora recalca Diego. Al final la otra persona se va y el pro-yecto pasa a ser unifamiliar.

    A lo largo del camino se ha pasado por varias etapas. Al principio, la idea fundamental era la resolucin de la vivienda como familia. Cuando se pas por la experiencia del ba-rrio ecolgico la idea era involucrar a una comunidad con una serie de conceptos bsicos en comn. Fundamentalmente se trataba de un proyecto educativo. Y finalmente, tras su llegada a San Francisco, que no es un barrio ecolgico ni una ecoaldea, el proyecto tuvo que ajustarse a esa realidad, donde hay muchas personas que no tienen ese mismo inters. La idea ahora se centra en un modelo de vivienda suburbana donde la gente que est interesada tenga la oportunidad de ver qu es un muro tromba o cmo reciclar sus aguas grises, por ejemplo. El enfoque principal es la escala humana, el ejemplo a escala de una casa, ofreciendo informacin y demostracin concreta de cosas que uno mismo puede hacer para reducir la huella ambiental. Al inicio planteamos el proyecto como un centro de educacin, y nos dimos cuenta que no somos el centro de nada resalta Diego, sino que nos definimos como un nodo de experimentacin y desde esa postura nos abri-mos a los otros grupos que estn haciendo cosas similares para intercambiar nuestras

    Construccin de Laa Uta, la segunda construccin del proyecto.

    La construccin natural me dio va-lor, coraje. Y la posibilidad de com-

    probar que ms all de la admiracin que tuve por los animales el hombre

    puede ser un animal que ni crea polu-cin, ni impacta, explica Diego.

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    experiencias. Y entendimos lo importante que es ir trabajando con la comunidad a la que pertenece-mos, aade Natalia.

    Actualmente en Yanantn hay dos estructuras ter-minadas, la vivienda ecolgica y una estructura que estar destinada a un taller. Las prximas estructu-ras permitirn alojar gente, voluntarios, familia, vi-sitantes, etc. Hay algunas tcnicas que nos interesa trabajar, comenta Diego, como una de un arqui-tecto mexicano que dio una charla aqu en San Luis, Ramirez Ponce. Se trata de una tcnica de techado con ladrillos y no se utilizan vigas. Es una tcnica de bovederos mexicanos muy antigua similar a los nubios que hace cinco mil aos tambin construan

    estructuras sin vigas. Para la zona en la que vivimos una tcnica que no requiera madera, ni hierro, ni vigas, es genial. S hay ladrillos y podemos ofrecer ejemplos de una tcnica de techo con la misma tcnica que se hacen las paredes, haces las paredes y cuando te das cuenta ests terminando el techo. Una idea es transmitir esto a la gente del pueblo. En San Francisco, como en tantos otros lados, la estructura tpica de la casa va con un techo plano de ladrillos. Estos techos llevan grandes cantidades hierro y soportan mucha fuerza para mantenerse plano. Si se trabaja en una curva de ladrillo sin hierro, el techo vale la tercera parte y es ms seguro. Queremos trabajar sin el fundamentalismo del cero cemento y construccin natural cien por cien, matiza Natalia. Su idea es experi-mentar con la construccin natural pura entre ellos, pero para algn taller o actividad de difusin es necesario acercar estas tcnicas de una forma que sea ms fcil de aceptar y ofrecer en el entorno cultural en el que se encuentra su proyecto.

    Otro proyecto en el que Fundacin Yanantn est trabajando lleva el nom-bre de Casas Emergentes. Al principio la idea era lla-marlas Casas de Emergen-cia pero sonaba demasiado castrfico, entonces deci-dieron cambiar el nombre y dejar el de Casas Emer-gentes ya que da idea de una casa que ms o menos emerge del suelo y porque son casas para comunidades emergentes. Consiste en preparar un ciclo de actividades en donde se ven unas tcnicas de construccin de casas, refugios, o tiendas de campaa rgidas con ramas, barro y paja, que permitiran a grupos o personas que llegan a un lugar donde no hay casa rpidamente tener un lugar donde poder pasar las noche y poder pasar las inclemencias del tiempo sin sufrirlo tanto.

    San Francisco se sita en una zona de clima seco, con una temporada de tres meses de lluvia en verano, que es la que determina la cantidad de agua que va a haber el resto del ao. Por eso, aunque la construccin es el fuerte de Yanantn, tambin trabajan con el tema del agua. Estn llevando a cabo varios programas para la proteccin del agua, apo-yados por gente con mucha experiencia en la defensa del agua. Una de las estrategias

    de Yanantn, para la educacin sobre la problemtica de agua y la implementacin de soluciones, es trabajar con la mano de obra que genera los servicios de las casas, obreros y fontaneros de la zona. Si estos profesionales, al hacer su trabajo en la casa de la gente, sugieren a sus clientes soluciones eficientes la gente lo va a aceptar con ms facilidad. No van a ser tan reticentes a cosas nuevas y raras. Por ejemplo, instalar un sistema de tratamiento de agua que posibilite el aprovechamiento de las aguas grises para el jardn. En este sentido Yanantn quiere apuntar a la mano de obra, donde la informacin trans-mitida a esa persona es la que va a aumentar la eficacia en la transmisin al usuario. Para esto se han basado en otras experiencias donde se ha visto esto mismo, que es mucho ms efectivo formar a los operarios o personas encargadas de esos oficios que tratar de hacer grandes cambios culturales.

    En Yanatn tambin trabajan en refo-restacin y una de las tcnicas que utilizan es la de las bolas de arcilla desarrollada por el maestro japons Masanobu Fukuoka.

    Diego en accin, construyendo la segunda casa del proyecto.Para nosotros fue muy fuerte el taller en El

    Bolsn, que fue de quince das, nosotros cuando termin habamos hecho ms basura que toda la obra. Cuando juntamos papelitos y nos quedamos con la bolsa y dijimos: qu loco!, en la obra no haba donde tirar basura porque no se produca basura, dice Natalia.

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    Pero adems en Yanantn tambin quieren trabajar con escuelas, ha-ciendo actividades y dando charlas sobre diversos temas como el agua y la vivienda entre otros. En gene-ral la visin educativa de Yanantn se basa en el ejemplo. Ellos hablan de una nueva forma de egosmo, as explica Diego este interesante con-cepto: en algunas cosas llegamos a

    la conclusin de que en realidad queremos practicar una nueva forma de egosmo, en donde yo no voy a tratar de convencerte de nada porque no tengo la habilidad ni la capa-cidad para convencerte de nada y desde ese egosmo me voy a limitar a resolver para mi esas necesidades, como el agua y otras cosas y al resolverlas poder brindar esa experien-cia. Latinoamrica tiene una herencia de imposicin, una cultura impuesta sobre otra. Un poco para tratar de limpiar esa herencia habra que tener un enfoque de no imponer absolutamente nada y la gente que decida incorporarlos a su vida lo haga porque vea los beneficios de hacerlo.

    Corroborar en la prctica, que si nos juntamos nosotros cuatro, con algunas herramientas y que en un mes ests haciendo una casa que puede durar

    cien aos. No me pas hasta ahora una experiencia que me diera tanta realiza-

    cin, explica Diego

  • Ecobarrio Villasol

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