Vamos a japón 03

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Vamos a Japón Llegar a Japón Hola de nuevo, continuemos con esta historia de viajar a Japón, pero sí, ya desde el archipiélago. Llegar a Japón, por mucho que hayas investigado, visto y preguntado, es algo sorprendente. Al menos en mi experiencia no acabé de creerme que estaba aquí hasta que oí que a mi alrededor todo mundo hablaba en japonés, y los letreros, los periódicos, los anuncios, cada señalamiento, estaban en kanji. Pero no, no te asustes, no sólo está en kanji; dicen los que llevan ya muchos años aquí, que antes (10-20 años atrás) era mil veces más complicado porque nada estaba romanizado y menos en inglés, pero ahora sí: tanto en el aeropuerto como en las estaciones de trenes, todo puedes leerlo en kanji + hiragana + romanji, y en los lugares más turísticos, también en inglés. Aún no he viajado a provincia, pero al menos en Tokio y en Yokohama, es así. Antes de venir, como bien comenté en esta columna en el número pasado, yo había hecho un plan muy cuidadoso y detallado para no tener problemas y transportarme del aeropuerto de Narita hasta mi hospedaje en Yokohama, incluso encontré una página en donde te explican paso a paso en español cómo salir del aeropuerto, qué transporte elegir dependiendo de tu destino, cómo son los boletos y qué significa cada kanji escrito en ellos, etc. (puedes verla aquí: http://japonizate.es/modules/narita/ ). Sin embargo, las cosas se complicaron un poco con el vuelo: una niebla en Tijuana, un tifón en Narita, un viaje inesperado al norte de Japón, y al fin la llegada 30 y tantas horas después de lo esperado; esto claro, se tradujo en que en lugar de aterrizar muy temprano en la mañana como creí que pasaría, lo que claro, me daba mucha luz y día para hacer las cosas con calma, llegué bastante noche y cansada a mi destino. Dinero, tarjetas y cajeros automáticos Entonces, bien, lo primero que te recomiendo, tomando en cuenta que “esas cosas pasan”, es que intentes llegar con cierta cantidad

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Vamos a Japón

Llegar a Japón

Hola de nuevo, continuemos con esta historia de viajar a Japón, pero sí, ya desde el archipiélago. Llegar a Japón, por mucho que hayas investigado, visto y preguntado, es algo sorprendente. Al menos en mi experiencia no acabé de creerme que estaba aquí hasta que oí que a mi alrededor todo mundo hablaba en japonés, y los letreros, los periódicos, los anuncios, cada señalamiento, estaban en kanji. Pero no, no te asustes, no sólo está en kanji; dicen los que llevan ya muchos años aquí, que antes (10-20 años atrás) era mil veces más complicado porque nada estaba romanizado y menos en inglés, pero ahora sí: tanto en el aeropuerto como en las estaciones de trenes, todo puedes leerlo en kanji + hiragana + romanji, y en los lugares más turísticos, también en inglés. Aún no he viajado a provincia, pero al menos en Tokio y en Yokohama, es así.

Antes de venir, como bien comenté en esta columna en el número pasado, yo había hecho un plan muy cuidadoso y detallado para no tener problemas y transportarme del aeropuerto de Narita hasta mi hospedaje en Yokohama, incluso encontré una página en donde te explican paso a paso en español cómo salir del aeropuerto, qué transporte elegir dependiendo de tu destino, cómo son los boletos y qué significa cada kanji escrito en ellos, etc. (puedes verla aquí: http://japonizate.es/modules/narita/). Sin embargo, las cosas se complicaron un poco con el vuelo: una niebla en Tijuana, un tifón en Narita, un viaje inesperado al norte de Japón, y al fin la llegada 30 y tantas horas después de lo esperado; esto claro, se tradujo en que en lugar de aterrizar muy temprano en la mañana como creí que pasaría, lo que claro, me daba mucha luz y día para hacer las cosas con calma, llegué bastante noche y cansada a mi destino.

Dinero, tarjetas y cajeros automáticos

Entonces, bien, lo primero que te recomiendo, tomando en cuenta que “esas cosas pasan”, es que intentes llegar con cierta cantidad de yenes en efectivo por si necesitas tomar un taxi, comer o comprar algo a tu llegada. Yo tuve la suerte de que algunas de esas horas problemáticas fueron en un aeropuerto, y de día, lo que me permitió cambiar los dólares que llevaba por moneda nipona. Ojo, todo funciona en yenes, no aceptan dólares en las tiendas y es muy difícil encontrar una casa de cambio fuera del aeropuerto (que claro en la noche están cerradas), dicen que solo en zonas muy turísticas puedes encontrar, pero no son comunes, ni siquiera en hoteles tienen el servicio.

Además, hay otra cuestión: en Japón, no todos los cajeros automáticos aceptan tarjetas extranjeras, hay muchos cajeros, por todos lados, pero solo aceptan plásticos de bancos nacionales, incluso los que dicen que manejan VISA, no funcionan con tarjetas de débito de otros países. Con las de crédito no he probado aún, pero para que tomes en cuenta el asunto y preguntes en México, en tu banco, si tiene acuerdo con Citybank. En mi experiencia, solo en los cajeros de Citybank (los cuales también son un poco difíciles de encontrar) puedes sacar dinero de tarjetas de débito VISA y VISA Electron, y aún estoy buscando, sin mucho éxito porque la página de MasterCard no está muy actualizada que digamos, un cajero del cual pueda sacar dinero con débito de esta marca.

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Piensa también que si llevas el dinero en tarjetas, solo podrás sacar 30,000 yenes cada vez que vayas a un cajero. Si vas a andar de mochilazo y a alejarte de las zonas más turísticas, la verdad creo que lo mejor es que en cuanto llegues te hagas de efectivo suficiente para que no tengas problemas.

La gente

¡Qué linda gente! Japón me recibió con un tifón, sí, pero también con muchos nuevos amigos, de muchas partes del mundo. Había oído diversas historias de que era muy difícil hablar con los japoneses y que no te ayudaban, pero me ha pasado todo lo contrario. Desde el primer día tuve la suerte de encontrar algunos de ellos muy amables que me guiaron y ayudaron, sin conocerme: un hombre que me llevó en taxi de la terminal de Yokohama a mi hospedaje y luego me invitó a cenar, una mujer que me abordó en la calle y me enseñó las tiendas más económicas de la zona donde vivo, una chica que se bajó del tren conmigo y me acompañó hasta la plataforma donde debía tomar el siguiente para llegar a mi destino, aún cuando ella iba a otro lado. Y claro, otros que ya tenía yo contactados, amigos y sus amigos, y que me han invitado a fiestas y presentado con otras personas también muy lindas; algunos más, que después de un primer encuentro, gracias a esos amigos, se ofrecieron a acompañarme otros días y que me han enseñado nuevas cosas del increíble Japón.

Personas muy diferentes entre sí, cuyas historias solo se entrelazan porque ocurren alrededor de este país y entre gente que se mueve de un sitio a otro. Japoneses enamorados de México, mexicanos enganchados con Japón, peruanos y colombianos que vinieron a ver qué y se quedaron para siempre, chinos y suecos estudiando japonés, un par de estadunidenses, un italiano, uno que otro árabe seductor, en fin, el mundo aquí “tan lejos”.

Dicen que algunos japoneses se asustan cuando un extranjero se les abalanza con preguntas de cualquier tipo y que de inmediato niegan con la mano y dicen que no entienden. No puedo asegurarlo, porque en verdad no me ha sucedido. Me he acercado con un delicado “sumimasen” en los labios, una pequeña inclinación de cabeza y tratado de usar el poco japonés que sé. Todos me han contestado muy sonrientes, con mucha paciencia, e incluso, han buscado palabras en inglés o español para explicarme las cosas.