Vázquez Mantecón, María del Carmen, Santa Anna y su guerra con los angloamericanos. Las versiones...

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    Volumen 22 / Documento 272 [ Anterior | Volumen 22 | Siguiente ]

    SANTA ANNA Y SU GUERR A CON LOS ANGLOAMER ICANOS.VERSIONES DE UNA LARGA POLMI CA[ 1 ]

    MARA DEL CARMEN VZQUEZ MANTECN

    I NTRODUCCIN

    En la guerra que Mxico sostuvo contra la invasin de los Estados Unidos entre1846 y 1848 resurgieron sentimientos de amor a la patria, entre otras cosas, por lanecesidad de una definicin frente a la prdida de ms de la mitad del territorio,motivo y resultado del conflicto. La patria era el referente fundamental que daba ono la honra de serle fiel. Muchos de los actores de entonces la invocaron como susleales servidores. Desde el punto de vista de cada uno, fueron fieles a ella y todospor lo tanto eran a un tiempo patriotas, segn definieron su sentir, y eran traidores,segn sus contrarios.

    La memoria colectiva mexicana conserva dos versiones respecto de las emocioneshacia la patria que Antonio Lpez de Santa Anna invoc durante la guerra. Una

    sostiene que la traicion, esto es, que la entreg a los invasores. Provino de laacusacin pblica que le hizo el diputado Ramn Gamboa desde 1847, afeccin quecreci al ser la que abrigaron las llamadas clases populares. La otra interpretacindice que no entreg a la patria. A este grupo Otero lo defini como "el partidoilustrado de la guerra". Ambas, es necesario notarlo, consideraban que el caudillo sehaba desempeado como un mal estratega. Las dos nutren una ya larga tradicinhistoriogrfica que se inici en 1848 y que hasta nuestros das sigue en duelorespecto de las dos posturas. No deja de ser interesante recordar la percepcin deJos Mara Roa Brcena, porque aunque l sostena la no traicin, consideraba queel punto de vista de sus opositores "era patriota" e "inteligente respecto de Santa

    Anna".[ 2 ]

    La ambigedad del caudillo dio lugar a muchas sospechas y no era un secreto paralos que lo describieron hacia 1847. Carlos Mara de Bustamante lo vio como "unfenmeno de la especie humana", pero tambin como "un hombre que se plegaba alas circunstancias". Le pareca que todos los de su tiempo saban lo que haba sidoSanta Anna desde 1822, y lo que acabara siendo al entregar a Mxico. Dijo, al citara unos "extranjeros" que "Santa Anna era el hroe de cuarenta derrotas". [ 3 ]

    Guillermo Prieto seal que Santa Anna era un hombre que estaba "enteramentefascinado"; que era despreciativo con la "voz de la ciencia"; que exiga la

    humillacin de los que lo rodeaban y que era inaccesible a la razn y a la"ingenuidad".[ 4 ] Prieto record que los "tunos" llamaban a Antonio Lpez "elinmortal". Consider que el caudillo no era bueno, ni como militar, ni comopoltico, ni como ser humano. [ 5 ] Lucas Alamn, en varias cartas, escribi de

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    nuestro personaje que era derrotado en todas partes, mientras los peridicos "loinsultaban y se mofaban de l", asunto que lo hizo "carecer de todo prestigio yarrastrar una triste existencia en la presidencia". Tambin dijo que Santa Anna "eraun hombre a quien no le chocaba nada, caer en las ms chocantes contradiccionesentre conducta y palabras". [ 6 ] Dijo que en el Mxico de finales del decenio de loscuarenta se viva una total inseguridad y desconfianza de todo lo que provena delgobierno. Agreg que se conoca a los que mandaban "por la calificacin de quinera peor", y que "todos se dejaban despiadadamente robar de ellos". [ 7 ] Jos Mara

    Roa Brcena lo vio como un hombre inclinado desde su juventud a los "ardides y lasmentiras".[ 8 ]

    Antonio Lpez de Santa Anna crea en la diosa Fortuna y le gustaban los juegosdonde se tentaba a la caprichosa suerte, personificacin de esa deidad. Una suerteque, como escribi en otro contexto un autor annimo, se convirti en aura poticaal permitir la magia de la adivinanza, una corazonada, la revelacin de un sueo, oel nmero que hizo un guio. Esa suerte se convirti en predestino, porque cadaazaroso golpe de dados ya tena fijado su derrotero. [ 9 ] No hizo otra cosa AntonioLpez en sus batallas con los norteamericanos entre 1846 y 1848 en las que intentponer en juego su astucia. En esa ocasin, sin embargo, su desastrosa derrota y susconsecuencias removieron sentimientos de pertenencia e identidad que hastanuestros das estn en discusin. En este escrito propongo hacer un recorrido por eldiscurso que entonces nombr a la patria, a sus patriotas y a sus traidores; por lamemoria escrita que en Mxico y Estados Unidos se refiri y se ha referido a laconducta del caudillo durante aquella guerra; y por "la jugada" de Antonio Lpez ensus batallas con los "americanos".

    LAPATRIAYALGUNOS DE SU S SERVIDORES CUANDOLAGUERRA

    En el Mxico de la primera mitad del siglo XIX hubo sin duda distintos modos deentender y amar a la patria y, por lo tanto, de ser patriota. Segn los diccionariosde la poca,patriota era sinnimo de compatriota, y significaba a los que eran conrespecto de otro de un mismo lugar, ciudad o provincia. Sin embargo, desde losltimos decenios del siglo XVIII la palabra patriota nombraba adems el sentimientode amor a la patria y al deseo de ser honrado por haberla servido. Ambas voces sederivan depatr ia, la que a su vez, vena del vocablopadre. Lapatria era el lugar enel que se haba nacido y a partir de la Revolucin Francesa se nombr a veces comonacin, quiz porque esta vieja palabra, que empleaba con un nuevo lenguaje lapoltica posrevolucionaria, provena asimismo de naceren algn lugar. Hay muchosejemplos en el discurso poltico mexicano de un empleo de ambas como si fueransinnimos de territorialidad. Tambin es necesario apuntar que cada palabranombraba adems cosas distintas. La patria es el lugar donde nace el conjunto dehabitantes que son la nacin que, al derivarse de un Estado, adquiri un sentidomoderno: se convirti en un vehculo legtimo de la voluntad general, en donde larepresentacin fue la encargada de interpretar esa voluntad de la nacin.[ 1 0 ] Lanacin era desde tiempos muy antiguos la coleccin de los habitantes que habannacido en algunapatria, mientras lo nacional significaba lo propio de algunanacin y la nacionalidad, la afeccin particular de sta.

    En leal a la patria y a la nacin -leal viene de la voz legalis - era el fiel, el que

    guardaba fidelidad y lealtad. Estas ltimas eran sinnimos y significaban la "virtudque obliga a estar a lo prometido".[ 11 ] Por su parte la voz traidorderiv detraicin, que a su vez provena de la palabra latina tradere, entregar. El castellanoque se hablaba hacia el siglo XVII entenda a la traicin como alevosa y engao yexplicaba su sentido con un proverbio:No v ive m s el leal de cuanto qu iere el

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    traidor.[ 12 ] Durante el siglo XVIII, sabemos por elDiccionario de autoridades que seagregaba a la voz traidor el significado de "el que falta a la confianza o a la amistad"

    y tambin el de "falso", esto es, "que no corresponda a la ley o fe que deba tener oguardar".[ 13 ] Para el derecho mexicano de la primera mitad del siglo XIX, la traicinera la perfidia o la falta de fidelidad al prncipe, al amigo, o al que haba puesto en"nosotros" su confianza. En especial era traidor el que atentaba a la seguridadgeneral del Estado, "descubriendo al enemigo los secretos que le haba confiado elgobierno", "entregndole una plaza fuerte" o "facilitndole los medios de invasin".

    A esto ltimo lo llamaban alta traicin,[ 14 ]

    que agregaba a su significado latradicin del habla del siglo XVIII yXIX : la tradicin que se cometa contra elsoberano y, por lo tanto, contra la soberana. Los episodios de la guerra nos aportanmuchos ejemplos del uso y significado de estas palabras.

    Jess Velasco Mrquez recogi "algunos bellos rasgos de patriotismo" deciudadanos comunes y corrientes que, segn distintos peridicos mexicanos semanifestaron entre 1846 y 1847. Se supo el caso de "una joven mexicana que vestidade capitn" pidi ser empleada en la defensa nacional. Asimismo, se honr a un

    joven que haba perdido una pierna en la defensa de Palo Alto. Fue sealado que losalumnos del Colegio de San Juan de Letrn cedieron parte de su alimento parasostener al Ejrcito del Norte, y por ltimo, se habl de los habitantes de NuevoMxico que se mantuvieron en resistencia contra la invasin. Velasco apunttambin que la historia de Mxico, y concretamente la revolucin de independencia,fue utilizada por la prensa para ilustrar el patriotismo del pueblo que contaba "conun pasado comn digno de ser defendido". El peridicoEl Republicano del 18 deseptiembre de 1846 invit a defender la patria y hacer ver al mundo que si loshombres de 1810 y 1821 supieron dar a los mexicanos la independencia, loshombres y mujeres del decenio de los cuarenta sabran conservarla. [ 15 ]

    Curioso caso de patriotismo popular es el siguiente. Por el hecho de que algunas

    prostitutas mexicanas se relacionaron con los soldados angloamericanos, varios quese consideraron patriotas raparon y sellaron a unas de ellas en San ngel ypersiguieron, apedrearon, golpearon e injuriaron a otras en el centro de la capitalpor considerarlas traidoras. Frente a este acto de ignominia, el peridico El Siglo

    Diez y Nueve exterioriz que se reconoca en esos hombres un "principio noble",porque la profesin de ellas "era digna de reprobacin y de desprecio" pero los insta no manifestarse as porque los individuos no tenan derecho de castigar. Ante lareincidencia, el peridico dijo que si eran tan patriotas, lo hubieran demostradodurante la guerra "empleando su fuerza y sus armas contra los enemigos de lapatria".[ 16 ]

    El patriotismo y la traicin tuvieron tambin interesantes manifestaciones entrepolticos y militares. Cuando el general Gabriel Valencia supo que las tropas seretiraban y los dejaban desprotegidos en Padierna, acus a Santa Anna de traidor"por haberlos vendido y acabar con la patria".[ 17 ] El diputado Ramn Gamboadenunci traicin en el mismo caudillo por el deseo de "volver por el honor de supatria". Lo haca no por intereses particulares ni por acciones "ms o menosruines", sino porque ahora estaba en juego "la gloria y el bien de la patria", y porquecrey que iba a quedar sepultada la nacionalidad mexicana. [ 18 ]

    Frente a las opiniones de sus gobernantes y jefes estaban las del coronel del ejrcito

    A. Ortiz Izquierdo, quien apel a sus sentimientos para la nacin, con objeto dedefenderse de los que decan que los que capitularon en San Juan de Ula frente alos norteamericanos haban sido unos traidores. Santa Anna haba ordenado quetodos los capitulados marcharan a San Andrs Chalchicomula, pero excluy aalgunos, entre ellos a Ortiz Izquierdo. ste escribi a Antonio Lpez el 11 de abril de

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    1847 que no lo tomara como un ingrato, pero que se haba visto precisado a pedirsu pasaporte para San Andrs con todos los oficiales de su batalln. Explic que lesera muy amargo a todos los que tuvieron la desgracia de capitular en Veracruz laopinin que haba en el ejrcito que consideraba que "no haban sostenidodebidamente el honor de la nacin". Pensaba que en aquellas circunstancias habaque salvar a toda costa la disciplina y el buen orden que deba reinar en el ejrcito.Por ltimo, le peda que no dejara en la miseria en San Andrs a unos oficiales deartillera, cuyo manejo en la guerra fue inmejorable. [ 19 ]

    Una manera ms de manifestar patriotismo era la del presidente sustituto PedroMara Anaya, quien hacia el mes de abril de 1847 recordaba a los jefes, oficiales ysoldados del ejrcito permanente as como a los de la Guardia Nacional que tenanla obligacin de defender a la patria, y los exhort a imitar a Espaa, que nuncacelebr treguas ni paces con los invasores. En un decreto a sus conciudadanosinvoc a la unin de todos los partidos como un esfuerzo por salvar a la nacin.[ 20 ]

    Hacia el mes de septiembre, informaba a Santa Anna sobre la apata que haba en laciudad de Mxico respecto de continuar la guerra. A pesar de esto, le deca que lprocuraba avivar el entusiasmo, para lo que confes que se vala de todos losmedios posibles, "hasta el de la predicacin". Estaba seguro de que la exaltacinpoltica y religiosa daba en las naciones "grandiosos resultados": "patriotismo enunos, piedad en otros y fanatismo en muchos" produciran, segn l, unauniformidad de opinin, que era necesaria en la que llam circunstancia crtica. [ 2 1 ]

    Carlos Mara de Bustamante dej asentado en muchas ocasiones, que escriba poramor a su patria. En una de las ltimas pginas de suDiario, antes de su muerte en1848, dijo que le daba gracias a Dios de que todava se acordaran de que l existaen la repblica; de que "era un hombre de bien" y de que no estaba "fundido en elmolde de Antonio Lpez de Santa Anna". Segn los autores que en colectivoescribieron los llamadosAp untes p ara la historia de la guerra..., ellos "hacan

    simples y desordenadas apuntaciones en las que cada uno estampaba segn suingenio sus impresiones o sus raptos de imaginacin". Tambin se sentanmotivados por "sus recuerdos de patriotismo y ternura". Despus de relatar lossucesos de Cerro Gordo, su autor percibi cmo "Santa Anna era una imagen vivade la cada de nuestra patria; del envilecimiento de nuestro nombre, y del anatemalanzado sobre nuestra raza".[ 22 ]

    El general presidente Antonio Lpez de Santa Anna port, entre otros ttulos, el deBenemrito de la Patria. Desde un manifiesto a los mexicanos fechado en San LuisPotos el 26 de enero de 1847, vindic su conducta y se opuso a que se leconsiderara un traidor. Dijo estar dispuesto a renunciar al mando del ejrcito y fue

    de la opinin que haba que continuar la guerra para garantizar la existencia de lanacin.[ 2 3 ] Dos meses despus, al protestar como presidente interino exhort a launin para proseguir la guerra y salvar as la independencia y el honor de Mxico. [2 4 ] Despus de sus sonadas derrotas, el 16 de septiembre de 1847 al presentar surenuncia a la presidencia de la repblica, Santa Anna lo llam en un manifiesto da"funestsimo para la nacin". Dijo que tanto al recibir el poder como al dejarlo nohaba aspirado ms que al bien de su "cara patria". Reconoci haber cometidoerrores en el desempeo de sus obligaciones, pero pidi que estuvieran seguros deque sus deseos y sus esperanzas no haban conocido otro estmulo que "el noble desostener el rango de nacin en que vi la luz primera y que me ha colmado de

    honores y beneficios".[ 2 5 ]

    De la suerte de la patria deca no haber desconfiado nunca. Crea que era la nacin -se refera al Congreso a nombre de todos los ciudadanos- la que apeteca y habaapetecido la guerra, y propuso continuarla con su ejemplo, que sera el ms

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    fervoroso. Declar que lo nico que le quedaba en medio del "duelo y de la angustiauniversal" era la estril satisfaccin de la conciencia de haber sostenidopersonalmente el combate hasta el ltimo extremo y de haberle "vendido cara alenemigo su sorprendente victoria". Al referirse a los invasores exclam que ellos lo

    vieron "en la Angostura, en Cerro Gordo, en Churubusco, en Chapultepec, en Beln,en San Cosme y en la Ciudadela y me encontrarn, yo os lo juro, doquiera que fueretil y preciso combatir". Sostena por ltimo que an era tiempo de arrojarlos delsuelo que manchaban con su presencia.[ 26 ] Cuando el presidente de la Suprema

    Corte y encargado del ejecutivo Manuel de la Pea y Pea inform a Santa Anna desu separacin del mando del ejrcito demostr que estaba inconforme, y en uncomunicado desde Huamantla el 16 de octubre de 1847, exhort a no aceptar unapaz "vergonzosa".[ 27 ] Ese mismo da se dirigi al ministro de la Guerra Luis de laRosa para decirle que dej la presidencia para poder proseguir la defensa, pero entanto el congreso no se ocupara de su renuncia no haba otra autoridad que pudieraquitarle sus derechos y obligaciones. Comunic que dejaba el mando del ejrcito yque se diriga a Tehuacn y luego a Oaxaca.[ 28 ] De la Rosa le expres varias vecesque sus pretensiones de reasumir la presidencia eran ilegales, y le dio la noticia deque se le iba a formar una causa por su actuacin en Cerro Gordo.[ 29 ] DesdeTehuacn, Santa Anna manifest que se opona al cargo de traidor que aparecaconstantemente en la prensa; volvi a protestar por su separacin del mando delejrcito y reiter que siempre quiso el bien de la nacin. [ 30 ]

    La actividad de Santa Anna en su defensa fue abundante. Dio a conocerpblicamente una exposicin que hizo al Congreso, asegurando una vez ms que lsiempre trat de servir a la patria y que por eso organiz la defensa de la ciudad deMxico despus de la derrota de Cerro Gordo. Insisti en que no le aceptaran larenuncia que hizo a la presidencia el 16 de septiembre y que Manuel de la Pea yPea contestara sobre su conducta injusta hacia l.[ 3 1 ] Tambin dio a la prensa dela capital su visin de la guerra desde mayo hasta mediados de septiembre de 1847,

    en la que subray que ni fue inepto ni traidor.[ 32 ]

    Desde Coxcotln, el 5 de febrerode 1848, en nueva comunicacin con el ministro de la Rosa, que entonces ocupabael encargo de Relaciones Interiores y Exteriores, reafirm "los servicios que siemprehizo a su patria". Varios das despus fue defendido en un peridico llamado ElCangrejo por los ataques que le hacaEl Monitor , en donde se insista que los que

    vendieron a la patria fueron los moderados. [ 33 ]

    En su manifiesto de Tehuacn, Santa Anna repiti que durante la guerra, susfervorosos y constantes deseos se dirigieron a que sus "dbiles servicios fuerantiles a la patria". Subray que l consagr su vida, su honor y su familia -"losintereses que el hombre estima ms"- al cumplimiento de aquellos deseos. Hubieraquerido haber muerto en alguno de esos combates y no tuvo problema para escribirque haba perdido la fe y que sus servicios haban terminado. Le satisfaca saberque "prefiri su ruina personal antes que arrodillarse ante los enemigos de Mxico".Se refiri a su desacuerdo con los Tratados de Guadalupe. Anunci que seausentara para no presenciar "la vergenza de la patria". Haca eso porque, segnl, el patriotismo aconsejaba evitar escndalos. Lo nico que peda era un pasaportepara emigrar porque "le repugnaba presenciar la humillacin de la nacin". Estabaseguro de que la guerra termin como termin porque "las insidias de la perfidia seantepusieron al patriotismo". Por ltimo, Santa Anna se equipar nada menos que ala patria, al decir que sus enemigos, lo eran de ella.[ 34 ]A su destierro le lleg la

    peticin de la Seccin del Gran Jurado del Congreso sobre la acusacin del diputadoGamboa. Escribi un informe que acompa con muchos documentos en los que sedefendi de los cargos y dijo cmo stos deban hacerse a otros y que la derrotapudo deberse al abandono en el que se tena al ejrcito. [ 3 5 ] Desde Jamaica, nombra Juan Surez y Navarro como su apoderado para hacer un alegato judicial contra

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    un "firmn" deEl Mon itor , que insista en llamarlo "general inepto", "reo degravsimos despilfarros", "dspota que oprimi a su patria" y "responsable de laprdida de todas las acciones dadas a los norteamericanos".[ 36 ]

    En su ltima versin, lo que se conoce como sus memorias, Santa Anna asent que,cuando "los buenos mexicanos lo llamaron una vez declarada la guerra, l que eraun veterano de la independencia", no poda excusar "sus dbiles servicios a supatria en peligro y acept el llamamiento". Record que l no hizo otra cosa que

    una convocatoria a la unidad nacional al ofrecer amnista amplia y al convocar atodos a aglutinarse contra el enemigo comn. Vio a su ejrcito como los "defensoresde la integridad y del honor nacional". Insisti en que al soldado mexicano le sobr

    valor, patriotismo y abnegacin y, con cierto desprecio, critic a la poblacin engeneral por su apata: "como si no fuera -dijo- obligatoria la defensa comn".[ 37 ]

    En su recuerdo, Santa Anna slo habl bien de cinco militares mexicanos queparticiparon en la guerra: Manuel Robles Pezuela, Antonio Len, Francisco Prez,Lucas Balderas (a quien llam "intrpido") y Joaqun Rea. Antonio Lpez sentaque para defenderse, deba sealar a los que para l eran los verdaderos culpablesde traicin. Le pareca que "la vieja opinin de Gamboa", no era ms que dicteriosde un compatriota, "que lo acus de traidor" de una "manera mal formulada". Inicisu larga lista de quejas con "los que invocaban hipcritamente la paz". Estabaseguro de que fueron ellos los que ayudaron "con su traicin a los invasores". Dijoque esa fraccin "quera poner a prueba su paciencia", al decir que l tena relacincon los invasores y que por eso lo dejaron desembarcar en Veracruz. Acus la"impericia del funesto general Arista"; [ 38 ] la capitulacin de una parte del ejrcito alas rdenes de don Pedro Ampudia; [ 3 9 ] a los "desertores miserables", en especial auno de ellos, llamado Francisco Valds, que ofreci informacin a Taylor sobre susituacin en la Angostura; a Juan Morales porque rindi la fortaleza de Ula y laPlaza de Veracruz, y a la "belicosa Puebla que preparaba admirable acogida a losnorteamericanos".

    La accin de los hombres de su ejrcito, tambin le pareca de "traicin y maldad":Gabriel Valencia por haber defeccionado en Padierna; [ 4 0 ] Juan lvarez por noactuar en Molino del Rey;[ 41 ] a Iturbe por dar un aviso falso "que le parecameditado para salvar al enemigo"; la conducta de Vizcano, que era "ms traicinque error"; la culpabilidad del general Terrs, que entreg la garita de Beln, y aquien llam "ingrato que haba vendido a su infeliz patria"; [ 42 ] las rdenes de Pea

    y Pea a travs de Luis de la Rosa para que entregara el mando de las tropas, que lohicieron "lamentar con amargura la desgracia de su patria, traicionada a cadamomento y mal servida por algunos de sus hijos" que, segn l, le haban arrancadola espada de la mano al frente del enemigo. Luis de la Rosa le pareca uninstrumento del diputado Gamboa y asent que Pea y Pea "sufra la actitud deldelincuente convencido de su mal proceder", y la prueba de que estaba en perfectoacuerdo con los invasores es que "le mand su pasaporte con un salvoconducto del

    jefe de ellos". Finalmente, otro enemigo de la patria era, para Santa Anna, "elfamoso Benito Jurez", porque tuvo "el brbaro placer de negarle asilo en Oaxaca", [4 3 ] con lo que frustr sus planes de no querer abandonar todava su amada patria.

    P ATRIAO TRAIDOR ? LAS DOS VERSIONES EN LAS DISTINTAS HISTORIAS

    Lo s e s c r i to s n o r t e a m e r i ca n o s

    Quiz el primero que escribi sobre el conflicto fue el militar Roswell Sabine Ripley.

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    Public su trabajo en 1849,[ 4 4 ] un ao despus de haber regresado de la guerracontra Mxico. Era graduado de West Point y estuvo en el sitio de Veracruz y elasalto a la ciudad de Mxico, como ayudante del general Pillow. En este autor se

    bas Roa Brcena y a travs de este ltimo Olavarra y Ferrari, como veremos msabajo. Ripley sostuvo que hubo negociaciones secretas desde Puebla con Santa

    Anna, para firmar un tratado, y que desde ese acuerdo, habra un pago especial deun milln de pesos, de los que se entregara a Santa Anna una parte. Agreg que loscomisionados secretos mexicanos hablaron de la necesidad de ese dinero para

    vencer resistencias y que el general Scott se inclin a admitir la propuesta. Ripleyaseveraba que los diez mil pesos fueron pagados de contado, de un dinero que tenaScott para gastos secretos. Sin embargo, dijo, ellos empezaron a tener recelo ydesconfianza de Santa Anna. ste avist en privado a Scott que, para vencer losobstculos y dificultades que se oponan a nombrar inmediatamente comisionados,l tena que avanzar, amenazar la capital, tomar algn punto, hacer alto y,finalmente, enviar una bandera blanca. Segn nuestro autor, en un primermomento Scott acept todo menos lo de la bandera blanca, pero en segundocomunicado "se declar relevado de todo compromiso".

    Hasta 1907, Jesse S. Reeves hizo pblico un documento que daba a conocer el iniciode las negociaciones secretas del gobierno norteamericano con un Santa Anna queestaba por entonces desterrado en La Habana y era protegido del gobierno espaol.Se trata del informe confidencial que el enviado secreto Alex Slidell Mc Kenzie (noconfundirlo con John Slidell Mc Kenzie, enviado oficial que nunca fue recibido enMxico porque esto hubiera significado reestablecer las relaciones diplomticas)escribi para el presidente James K. Polk sobre su visita a Antonio Lpez.[ 45 ]

    Fech su comunicacin en La Habana el 7 de julio de 1846. Reconoci que llevabapara Santa Anna una copia de la orden que se le haba dado al comodoro Connerpara que se le permitiese pasar en Veracruz. Le manifest que el presidente de losEstados Unidos vera con gusto que fuera restaurado en el poder, por lo que dio

    rdenes de que no se le bloqueara el paso. El mensaje de Polk era que, una vez queellos tuvieran pleno reconocimiento de las reclamaciones por expoliaciones contrasus conciudadanos, "estaran dispuestos a pagar liberalmente por el reconocimientode una lnea fronteriza permanente". Agregaba que Mxico tena que ceder algunasporciones a cambio de "una amplia compensacin de dinero en efectivo". Segn

    Alex Slidell, lo que expres Santa Anna l lo copi y se lo volvi a leer, despus delo cual Antonio Lpez destruy el original. Sin embargo, recordaba que dio lasgracias porque le permitieran volver, y que haba dicho que, si l estuviera en elpoder, no podra consentir que Mxico estuviera gobernado por un prncipeextranjero (lo que evidenciaba su conflicto con Mariano Paredes); que slo aspodra entrar en negociaciones para arreglar una paz por medio de un tratado delmites, y que prefera un arreglo amistoso a los estragos de la guerra.[ 46 ]

    A continuacin expuso en qu consisti la ayuda de Santa Anna: que Tayloravanzara a Saltillo obligando a Paredes a luchar, ya que consideraba fcil suderrocamiento -Alex Slidell apunt como un parntesis que en ese momento Santa

    Anna aprovech para calificar a Paredes de falto de valor-; que Taylor siguieraavanzando hacia San Luis Potos, movimiento que obligara a los miembros detodos los partidos a llamarlo; consideraba importante que atacaran Ulloa (Ula) yque primero tomaran la ciudad, "cuyas murallas no son fuertes". A peticin deSlidell, recomend que fuera el desembarco por el mes de octubre que empezaba el

    "clima sano"; se sorprendi de que no se hubiera ocupado Tampico porque era muyfcil hacerlo y, por ltimo, recomend que no se bloqueara Yucatn porque lcontaba con ese estado y estaba en comunicacin con sus autoridades, ya que veaprobable entrar por ah. Pidi luego que se cuidara su buena reputacin en losperidicos de los Estados Unidos y peda que se le representara como un

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    zquez Mantecn, Mara del Carmen, Santa Anna y su guerra con los angloamericanos. Las versiones de una larga polmica [artculo]

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    republicano y como un mexicano que entenda mejor los intereses de su pas. SantaAnna quera que se guardara el mayor secreto de esas conversaciones, porque "suscompatriotas no iban a apreciar sus benvolas intenciones de librarlos de la guerra

    y podran formarse opiniones dudosas sobre su patriotismo".[ 47 ] Adems deagregar este documento de Alex Slidell, Reeves escribi que a principios de agostode 1846, Santa Anna pas la lnea del bloqueo y desembarc en Veracruz, ciudadque lo recibi como un hroe. Sigui despus a la capital como si fuera "salvador dela nacin" y, una vez ah, le presentaron una nota de Buchanan sugirindole que

    comenzaran las negociaciones de paz, pero, segn Reeves, Santa Anna deshech laoferta, porque no era el mism o com o jefe m ilitar que como desterrado. A estanegativa, Buchanan contest que en lo sucesivo se proseguira la guerra hasta queMxico propusiera condiciones de rendicin.[ 4 8 ]

    Por su parte, el presidente Polk llevaba un diario sobre los sucesos de la guerra conMxico. ste fue publicado en 1910 por M. M. Quayle, quien sostena en una nota alpie que el presidente norteamericano facilit el regreso de Santa Anna, para quecuando ocupara el gobierno, cediera a las peticiones de los Estados Unidos. Sinembargo, estaba seguro de que el mexicano defraud las esperanzas, adoptando una

    vigorosa oposicin a las peticiones norteamericanas y a su ejrcito, si bien, al serderrotado, acab desacreditado por segunda vez. Esta edicin delDiario de Polkque hizo Quayle es la que tradujo Luis Cabrera y dio a conocer en Mxico en 1948 ysta es la que cito a continuacin.

    Lo que Polk reconoci entre las fechas de febrero de 1846 y febrero de 1848 -aunqueescrito despus- respecto de las negociaciones secretas es que fue primero AntonioLpez el que le envi al coronel Atocha para conversar; que en junta de gabinete lsugiri enviarle a La Habana un agente confidencial; que Atocha le manifest queSanta Anna necesitaba condiciones para volver a Mxico y dinero; que dioinstrucciones al comodoro Conner para que no estorbara el regreso de Santa Anna.

    Insert la carta de Conner en la que deca que "permiti que Santa Anna aparecieracomo si hubiera entrado sin permiso". Ley cartas de Almonte y Santa Anna aAtocha, donde se expresaba el deseo de una paz honorable. Confirm queAlexander Slidell Mc Kenzie visit a Santa Anna en el verano y se convenci de queAtocha era agente del desterrado y de que se le poda sacar provecho. Hacia enerode 1847 Polk estaba seguro de que ni Taylor ni Scott eran adecuados para el mandodel ejrcito, ni en las operaciones que se verificaban ni en las que se proyectaban.Todava en ese enero, crea en la disposicin de Santa Anna con respecto a la paz.Sin embargo, hacia diciembre ya no tena para nada esa impresin, ya que aceptque antes de que la ciudad de Mxico fuera tomada, tanto el general Scott como elgeneral Trist "hicieron un arreglo para entregar a Santa Anna un milln de dlarescomo pago secreto si estaba conforme con celebrar un tratado de paz".[ 4 9 ]

    Polk subray que l reprob semejante conducta. Los problemas para el presidentenorteamericano empezaron en el mes de enero de 1848 cuando el Congreso de supas le pidi que informara sobre el regreso de Santa Anna y de Paredes a Mxico.Por acuerdo de su gabinete, decidieron no informar de la visita secreta de AlexSlidell Mc Kenzie a La Habana. No lo haran segn Polk, porque Alex Slidell sehaba excedido en sus facultades y haba puesto cosas en labios del presidentenorteamericano, que "me exhibiran en una posicin ridcula". Cit las palabras deBuchanan quien habra dicho que nada de eso podra daar a la administracin,

    "pero que mostrara una falta de buena fe de parte del gobierno, y que si sepublicara, el juicio del mun do nos condenara y ningn gobierno podra v olver aconfiar en nosotros". En pocas palabras, para Polk comunicar ese despacho,"perjudicara la reputacin y el honor nacional". [ 50 ] Para entonces ya "no [le] cabaduda" de que haba una conjuracin entre Scott y Trist para hacer a un lado al

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    gobierno y celebrar un tratado "de cualquier clase" y que Santa Anna haba sidoengaado por Scott cuando consinti en el armisticio. Lo ltimo que Polk reconocipor comunicado del mismo Scott fue que s hubo un arreglo para pagar dinero aSanta Anna para inducirlo a que hiciera un tratado. Repiti que l no lo autoriz yque fatalmente, condujo al armisticio que puso a los mexicanos en aptitud dereforzarse durante la toma de la ciudad de Mxico, que cost tantas vidas.[ 51 ]

    Como una sntesis de la versin de Alex Slidell y de Ripley est, por ltimo, la de

    William Manning, quien repiti tambin a Jesse S. Reeves al sealar que, a pesarde sus acuerdos secretos, Santa Anna decidi finalmente combatir, pero fuederrotado en Padierna, Molino del Rey y Chapultepec, por lo que saldra del pas. [5 2 ] En pocas palabras, todos los autores citados en este apartado sostuvieron unasola idea: que si a alguien traicion Santa Anna fue a los norteamericanos alaparentar que daba informacin valiosa con el nico objeto de volver a Mxico; alhacerles perdidizos diez mil pesos por decirles que iba a firmar una paz que nuncaprocur, y por decidirse finalmente a combatir en la ciudad de Mxico, batallas enlas que fue finalmente derrotado. [ 53 ]

    L os e s c r i to s m e x ic a n o s

    Un historiador que sostuvo a lo largo del siglo XIX la versin de la traicin de SantaAnna durante la guerra contra los norteamericanos fue Carlos Mara deBustamante. Escribi suNuevo Bernal... a partir del principio de que "Santa Anna,en todas las pocas funestas de su administracin usurpada, haba perdido a larepblica" y, en la poca presente, lo haba consumado al degradarla, envilecerla yhacerla "esclava y feudataria de los Estados Unidos". Dedic su libro a otro

    Antonio, ste Len, su compatriota (de la "patria chica"), el general oaxaqueo queparticip en la defensa de Molino del Rey. Lo haca porque le pareca que su

    resistencia sincera fue efectiva en la batalla donde sucumbi con gloria. Estabaseguro de que si le hubieran hecho caso a sus rdenes, el 8 de septiembre de 1847hubiera dado principio el triunfo completo de la nacin. Su conclusin fue que losmexicanos haban sido entregados a sus enemigos "prfidamente". [ 5 4 ] Llam a

    Antonio Lpez "pretencioso" por creer que tena la superioridad en el mando. Dijoque ya se empezaba a descubrir (se referira a la acusacin de Gamboa y a mltiplescartas y annimos publicados en los peridicos que aludan a la entrada de Santa

    Anna con ayuda de los norteamericanos) que "Santa Anna fue el agente de losEstados Unidos y nos entreg a ellos indignamente". Concluy que Mxico no habasido subyugado por la fuerza extranjera, sino "entregado vilmente por un

    mexicano", porque los Estados Unidos haban escogido al hombre ms a propsitopara realizar sus miras de destruccin de la repblica. Intuy con buen ojo que aunellos mismos (los norteamericanos), haban quedado "absortos" al ver que Santa

    Anna "excedi sus esperanzas".[ 5 5 ]

    Para los redactores deAp untes para la guerra en tre M xico y los Estados Unidos, [5 6 ] fue mejor asumir finalmente una responsabilidad colectiva respecto de Santa

    Anna, porque entre ellos haba personas que lo juzgaban con dura severidad. Antela variedad de opiniones, optaron por "respetar la verdad histrica de los queopinaron con mayor indulgencia", al tiempo que nombraron una comisin "paraque se formase una censura ms tranquila y sesuda". Al referirse a la accin de

    Santa Anna en Tampico escribieron que esos sucesos se atribuan por esos das atorpeza o a traicin, pero ellos, que no crean en la segunda, la achacaban a laprimera. [ 57 ] Manifestaron que Santa Anna se entregaba a "ilusiones fatales" quequiz originaron su falta de previsin. Se lamentaron de que sus combinaciones no

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    correspondieran a su denuedo; alabaron su arrojo como soldado y censuraron suconducta como general, y concluyeron que sus faltas ofuscaron el "esplendor de susmritos". [ 58 ] Prieto rememor "la mana de los muchachos de poner nombres atodo venga o no venga al caso" y que a algunos de los que redactaron los famosos

    Ap untes p ara la historia de la guerra entre M xico y los Estados Un idos les decan"La familia de Renepont [ sic ]", personajes de la conocida y disfrutada novela defolletnEl judo errante de Eugenio Sue. [ 5 9 ]

    Lucas Alamn tampoco habl de traicin. Comparta con Bustamante y los autorescolectivos el pensamiento de que Santa Anna era un mal militar. En una carta deseptiembre de 1847, cont que fue "la falta de los jefes y las desacertadasdisposiciones de Santa Anna las que hicieron que no se aprovechara la ventaja y queel enemigo se apoderara de Chapultepec. [ 60 ] Crea, segn relat en su historia, quea la tropa slo le haba faltado una buena direccin para ganar. Pensaba que laplaza de Veracruz fue defendida con herosmo, y que el enemigo fue derrotado enMolino del Rey, Alvarado y Tabasco; que la accin de la Angostura qued incierta y,por ltimo, que se compr bien cara la victoria en Churubusco.[ 6 1 ]

    Francisco de Paula Arrangoiz, por su parte, cont cmo Santa Anna, despus de sus

    derrotas de la capital, se retir a la villa de Guadalupe, desde donde redact surenuncia a la presidencia. Le pareca que esto no se poda hacer sin preservar anteslos archivos y las oficinas de un saqueo, asuntos "que en semejantes casos debehacer un jefe de Estado". En el apndice 1, incorpor algunas comunicaciones quemediaron entre Scott y Santa Anna al romperse de nuevo las hostilidades. Arrangoizestaba convencido de que Santa Anna deca la verdad cuando ste escriba a Scottque "l no se haba prestado a circunscribir un tratado que menoscabara elterritorio, la dignidad y el decoro de la nacin". [ 62 ]

    Para Jos Mara Roa Brcena, la opinin pblica era la que se mostraba ms

    inclinada a hallar en la conducta de Santa Anna indicios de connivencia con elenemigo. Seal que, no obstante sus "imperfecciones y sus faltas", deba ser parael historiador "el primero de los defensores de Mxico", por su "empeo y decisin

    y por su actividad y energa inquebrantable" tanto en La Angostura como en el vallede Mxico.[ 6 3 ] Roa fue el primero que cit la versin del militar norteamericanoRoswell Sabine Ripley (1849) a propsito de las negociaciones secretas de AntonioLpez con los norteamericanos, antes de que ellos tomaran la ciudad de Mxico.Estaba seguro de que los "fines de Santa Anna no eran otros que adormecer pormedio de engaos y esperanzas, la actividad del invasor detenindolo en Puebla,mientras l se preparaba para la defensa". Sin embargo, destac que plan tan hbil"no extirpaba lo inmoral e indecoroso de sus medios", que no se aceptaba ni

    siquiera en un carcter como el de Santa Anna.

    Critic lo secreto y misterioso de las plticas y la propuesta de recibir dinero demanos de los enemigos. Esto le pareca que era impropio del jefe de una nacin yque "extenda sombras y manchas sobre el buen nombre de sta". Crea que en laciudad de Mxico Santa Anna habra triunfado, si no hubiera sido por los incidentesque surgieron y que "trastornaron a ltima hora todo su sistema defensivo".Consideraba como uno de esos incidentes la acusacin del diputado RamnGamboa, que "vino a debilitar ms hondamente la fuerza moral del gobierno".[ 6 4 ]

    Estaba dispuesto a calificar muchos actos de Santa Anna como caprichosos,

    ignorantes, errneos, rencorosos y envidiosos, pero "no de traicin". Pensaba queGamboa acus al caudillo porque ste no sigui los planes del acusador, y que si eldiputado tuvo fama, se deba al "xito desgraciado de los esfuerzos de Santa Anna",a quien tambin llam "cobarde", al narrar que en 1836 se amilan al verse enpoder de "un enemigo irritado".

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    Respecto del Santa Anna de la guerra del 1846-1848, Roa crea que a quien habacomprometido era a "su propio decoro", pero que no haba contrado compromisosque obligaran a la nacin ni a su ejrcito. Trat de demostrar cmo, a lo ms,

    Antonio Lpez enga a los enemigos. Cit a Otero quien habra dicho que "lasospecha de traicin no tendra una sola causa de tentacin". Clasific a Gamboacomo miembro de la que llam "escuela crtica de don Carlos Mara de Bustamante"

    y concluy que a un hombre que haba sido objeto de la tentacin, como lo fueSanta Anna, no poda acusrsele de no haber estado presente "en los lugares dondela muerte segaba a nuestros defensores". Manifest que estaba seguro de que pensaresos sucesos treinta aos despus era motivo de "broma y jcara", ms no por esoen su poca significaron menos agravio y descrdito del jefe de la nacin "y ladesconfianza y el desaliento del pueblo y del ejrcito en presencia del invasor". [ 6 5 ]

    Enrique Olavarra y Ferrari narr que Santa Anna haba entrado al pas con unpermiso del gobierno de Polk y que esto se atribua a la existencia de conveniossecretos en perjuicio de Mxico, entre el presidente Santa Anna y el de los EstadosUnidos. Dijo cmo algunos autores norteamericanos (cita a Spencer) haban dado aentender que hubo ofrecimientos a Santa Anna, pero agreg que ninguno haba

    dado pruebas. Su opinin fue que "las sospechas contra Santa Anna eraninfundadas" y que el pblico qued convencido de ello al ver, "en una nota deRejn, que el gobierno se negaba a entrar en los arreglos de paz que Buchananpropona a nombre del presidente Polk". Posteriormente cit al norteamericanoRipley a travs de Roa Brcena, para escribir que Santa Anna, que presuma dediplomtico, quiso sacar partido de las negociaciones secretas del enviado de Tristpara negociar la paz. No desminti lo que dijo primero Ripley y repiti Roa: queSanta Anna pidi confidencialmente un milln de pesos de los que diez mil eranpara nombrar comisionados que dieran inicio a las negociaciones. [ 66 ]

    Sigui en la lista Guillermo Prieto, de quien ya conocemos algunas de sus opiniones

    porque fue coautor de losAp untes... de 1848. EnMem orias de m is tiem pos escribique "cual ms, cual menos" tena testimonios de la mala voluntad de Santa Anna. Apesar del paso del tiempo, deca conservar impresiones "dolorosas de la saa, laenvidia y las pasiones personales de Valencia y de Santa Anna". Record que ambosse rodearon de crculos muy hostiles en los que abundaban las calumnias y loschismes rastreros, que produjeron incendios desastrosos y ruinas. Record almismo tiempo las ilusiones y las esperanzas de victoria de la generalidad"desvanecidas dolorosamente" y las calific como "sinceras y nobles". Asent que aSanta Anna "no poda llamrsele traidor" y lo describi en un da cualquiera decampaa durante esa guerra: "se le vea constantemente atravesar la calzada, ya

    ordenando una marcha, ya reconociendo lugares peligrossimos con valortemerario, ya riendo a unos arrieros, ya dando gritos y emprendiendo campaacon unos carreros, ya en fin, dando acuerdos o conferenciando con interrupciones,con algunos jefes y empleados". Lo recordaba con un sombrero de "jipijapa" y unfuete en la mano, con un "palet" color de haba y un pantaln de lienzo muy blanco,despilfarrando actividad y "desafiando temerario el peligro". Sin embargo, no dejde decir que Santa Anna no poda ser calificado como buen general, ni cabalhombre de estado, ni siquiera como un "personaje a la altura de su situacin".[ 6 7 ]

    La vuelta al siglo XX trajo la publicacin de las memorias de Santa Anna, que habanpermanecido inditas. Esta labor la llevaron a cabo Genaro Garca y Carlos Pereyra,

    quienes consideraron que era necesario dar a conocer su historia militar y poltica[6 8 ] y otros escritos referidos a las guerras contra Texas y los Estados Unidos, por la"incontrastable influencia poltica que dicho general, a pesar de sus "gravsimasfaltas", ejerci en Mxico hace ms de medio siglo". Esto, estaba seguro Garca,

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    daba a las memorias extraordinaria importancia que "nadie poda desconocer".Pensaba que, a veces, el texto de Santa Anna mostraba "embustes y contradiccionesgroseras", pero tambin encontr "abundantes confesiones de inestimable valor".[ 6 9] Carlos Pereyra, por su parte, en un texto que titul Patria. Historia de Mjico

    para nios de la escuela prim aria elem enta l, [ 70 ] al referirse a la batalla de laAngostura expres que "si Santa Anna hubiera tenido tanto talento como actividady valor, ese da hubieran quedado vencidos los americanos [...] porque noaprovech las ventajas que le dieron el arrojo de sus tropas y la pericia de sus

    generales".

    Las dos versiones se han mantenido en la historia escrita a lo largo del siglo XX. Latesis de la no traicin ha sido sostenida por Josefina Zoraida Vzquez, historiadoramuy citada[ 71 ] que escribi que "no parece quedar la menor duda de que Santa

    Anna no fue traidor", y agrega que la sospecha desmoraliz al pas, pues "la dudahizo que se desconfiara de su lealtad, lo cual debilit al gobierno". Tambin en sutrabajo "Una justa invasin"[ 72 ] argument en este sentido que, para cruzar el

    bloqueo norteamericano, Santa Anna haba simulado aceptar las propuestas de Polkde facilitar la firma de un tratado de paz, y que eso "aliment dudas sobre sulealtad".

    LAAPUESTA DE SANTA ANNA

    Antonio Lpez llam a los angloamericanos "invasores" o "enemigos", pero muchasms veces los design "americanos". Cuando escribi sus memorias, ya estaba demoda llamarlosyankees y as lo hizo una vez. Slo al principio de su escrito,reconoci la americanidad de los mexicanos al sealar que la guerra se dio porque"los americanos del norte se lanzaron contra los del sur". Es interesante revisar culfue su opinin con respecto a sus contrincantes en esa guerra. En primer lugar,

    afirm que l entr a puerto mexicano "burlando el bloqueo".[ 73 ] Se pint como unhombre muy "generoso" con ellos, especialmente con Taylor, cuando tuvo que"contramarchar" despus de La Angostura, al enviarle ms de cuatrocientosprisioneros. Aseguraba que lo bati y que lo hizo perder, adems, tres piezas deartillera, una fragua de campaa, tres banderas y ms de dos mil soldados entremuertos, heridos y prisioneros. Cuando volvi a la ciudad de Mxico, declar que"los invasores eran el enemigo comn". Llam al general Scott "exagerado" por lashiprboles que utiliz en el parte que envi a su gobierno despus de vencer a losmexicanos en Cerro Gordo. Estaba orgulloso de haberse desentendido de uncaoneo precipitado que le propin una vez una vanguardia del general Worth,porque lo que quera era llegar antes que ellos a Puebla. Dijo que, si pudo entrar aesa ciudad, fue porque equivoc sus fuerzas con las de Worth.[ 74 ]

    En sus memorias, inditas hasta 1911, Santa Anna escribi un apartado que llam"La campaa final". Se refera a su fortificacin en la ciudad de Mxico, que llev acabo despus de haber hecho creer a Scott que iba a arreglar la firma de un tratadode paz. Aludi a la codicia de los norteamericanos al expresar que no satisfechoscon Tejas, de la que "no pagaron nada", queran media repblica por quincemillones de pesos. Record cmo l estuvo listo en la capital para recibir las fuerzasdel general norteamericano, cuando corra el mes de agosto de 1847. Estaba segurode haber "rebajado el orgullo de los invasores" en Churubusco, batalla en la que dijo

    haber combatido "de las nueve a las cinco". Interpret la inmovilidad del ejrcitonorteamericano despus del combate, como una prueba de lo que haba sufrido elda anterior, y por el hecho de que Scott "abri parlamento", solicitando que losmexicanos oyeran una comisin que haba llegado de Washington. Le pareca queuna vez en plticas, l ya no tena "urgencia por reparar la catstrofe de Padierna".[

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    75 ]

    Segn Santa Anna, el mismo Scott reconoci el buen estado de defensa de lacapital. Prosigui luego recordando que el 8 de septiembre, el invasor "sufri unrudo golpe en Molino del Rey". Ante la acusacin de Gamboa, crea necesarioregistrar que fueron los generales norteamericanos "sus panegiristas" porque"hicieron mencin honrosa de sus operaciones militares". Segn l, no estampabatodo en el papel "por modestia", pero el "alto concepto que les mereci por susoperaciones" se encontraba en las ltimas palabras del afamado general Smith, queSanta Anna, ignorante de su sentido, se atrevi a publicar: "Si a este hombre ledamos la espalda, no llegaremos bien a Puebla". El modesto general mexicanoinsisti que no era por jactarse o por presuncin que daba a conocer los "encomiosde los enemigos", ya que sus dichos eran en su propia defensa. Le parecan"imparciales y justos", frente a los "dicterios" de Gamboa, que calific como"calumnias, injurias y locuras". Por tercera vez insisti en que los "enemigos loencomiaban", mientras en su pas lo acusaban de traidor, a l que, "de un extremoa otro de la repblica, peleaba resuelto, sacrificndolo todo".[ 7 6 ]

    Continu con el recuento de sus "triunfos", al decir que cuando el invasor ocup la

    capital estaba "considerablemente disminuido", y que cuando l se retir aGuadalupe Hidalgo, Scott crea ver en su retirada algn golpe y se mantuvo a ladefensiva los das que l permaneci all. Segn Antonio Lpez, los burl de nuevoen Tehuacn, lugar dnde quinientosyankees bien montados, comandados por elgeneral Lane, intentaron asesinarlo cuando l intentaba "vengar" la jornada delPinal. Una vez derrotado y alejado del mando militar, Santa Anna recibifinalmente su pasaporte, gracias a un salvoconducto del jefe del ejrcitonorteamericano. Aunque l dijo no haberlo querido, no dej de apuntar que salihasta el puerto, con las tropas invasoras escalonadas desde Perote hasta Veracruz,que fueron las que le hicieron los "honores de su grado".[ 77 ] Sobre este asunto,Niceto de Zamacois relat que antes de abandonar el pas, Santa Anna se dirigi aEl Encero a arreglar algunos intereses y que al pasar por Jalapa salieron a suencuentro tres compaas norteamericanas de caballera comandadas por Hugues ysu Estado Mayor, con el fin de que nadie le molestase, si bien Santa Anna ibaacompaado de una escolta de mexicanos y ambos le hicieron honores comogeneral de Divisin, pero no con artillera. Al salir Santa Anna de Jalapa, Hugues sesepar, pero sigui con l una compaa de dragones norteamericanos.[ 7 8 ]

    Carlos Mara de Bustamante pensaba que Santa Anna haba contado siempre con"la fortuna de un pcaro", pero en la guerra que nos ocupa estuvo el pcaro, esta vezlleno de infortunio. Todava el 16 de septiembre de 1847, Antonio Lpez deca que la

    falta de fortuna era buena porque era el crisol de las naciones, y la grandeza de lamexicana nunca sera ms grande que cuando luchara con el destino "paraarrancarle la victoria que Dios y la justicia prometen".[ 79 ] Sin embargo, tuvo queaceptar, cuando era viejo, que la fortuna haba reservado a los invasores "el oro dela California y a los mexicanos la mala suerte". No dudaba de que durante la guerrala desgracia haba pesado constantemente sobre sus compatriotas, pero estaba msseguro de que "los decretos de Dios deban cumplirse y se cumplieron".[ 80 ] Paraque a ninguno le quedara duda de esto, cit al mismo Scott, quien habra dicho quelos estadounidenses salieron bien de la empresa por la proteccin de Dios. [ 81 ]

    E PLOGO

    Despus de la guerra, Santa Anna no fue juzgado por ningn tribunal.[ 8 2 ]Volveraal poder en Mxico en 1853. Entonces, nunca mencion el cargo que le hizo

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    Gamboa -dira en sus memorias que era una acusacin "mal formulada"- ni lo queescribi Bustamante. Sin embargo, dio gran importancia a la versin que se contabaen losAp untes p ara la historia de la guerra.... No toleraba por ningn motivo quequedara en la memoria que l haba sido un psimo estratega. Orden a travs delMinisterio de Gobernacin que se castigara a sus autores y empezaron pordestituirlos de todo cargo o empleo pblico, mientras otros fueron al destierro. Serecogieron los ejemplares de imprentas, libreras y casas particulares y sequemaron. Terminado este trabajo convoc a que se escribiera "la mejor historia"

    de la ltima guerra extranjera, pero no tuvo adeptos, a pesar de que ofreci unpremio. Decidi recompensar a varios miembros del ejrcito por sus serviciosprestados entonces. [ 8 3 ] No estaba dispuesto a tolerar ninguna versin sobre elconflicto que no pasara por sus manos; por eso, estuvo atento al anuncio de unteatro que pondra en escena el dramaLos yankees en el valle de Mxico de Nicetode Zamacois. El primer acto terminaba con el canto a coro de una marcha guerreraacompaada con orquesta (con los actores en actitud de partir al Pen), "comorequiere la situacin de la escena". A escasos diez das del estreno, Santa Annaprohibi su representacin y la consider una "ridcula pieza dramtica". [ 84 ] Estolo decidi tambin a convocar un concurso para tener un himno nacional, pero queno le gust porque hablaba de que en caso de que osados y extraos enemigosprofanaran a la patria, sta sera defendida por todos los mexicanos, convocados algrito de "Guerra!" Nunca le interes ese canto y lleg a convocar a otro concursoque no tuvo respuesta. Fue durante el gobierno de Porfirio Daz que el himno serescat con las debidas supresiones de loor a Santa Anna e Iturbide, y que losmexicanos todava entonamos y reconocemos como smbolo de identidad.

    En el mes de julio de 1854 Santa Anna negoci en secreto con el embajador de loshispanos, que ste propusiera a su gobierno una alianza defensiva entre Mxico yEspaa, para hacer la guerra a los Estados Unidos y recuperar los territoriosperdidos. Aunque esto no se llev a cabo, Antonio Lpez ofreci sus conocimientos

    sobre los puntos de frontera donde los angloamericanos seran vulnerables, y seatrevi a responder del xito que tendra tal expedicin contra Texas, que contaraen Mxico con el alistamiento de "millones de voluntarios", incluidos muchosespaoles residentes.[ 85 ]

    Considero la traicin como una caracterstica ms del caudillo. Entiendo esto en elsentido que tambin tiene ese vocablo, el de falto a la confianza y falso, por lo que a

    veces no puedo dejar de pensar que lo fue, por ejemplo, con los partidos que loacogieron, con sus colaboradores en distintas guerras, o con los norteamericanosentre 1846 y 1847. En ese tiempo y en pocas palabras, Santa Anna atent contra laseguridad general del Estado, al facilitar al enemigo los medios para su invasinque, como vimos ms arriba, son los argumentos del Derecho para declarar la altatraicin. Su negociacin con los invasores despert legtimas dudas sobre su lealtad

    y en el imaginario popular qued su ambigedad como un estigma.[ 8 6 ]Aunquetuvo el deseo de imponerse al destino, le fall el clculo y qued manifiesta suimpericia. Bien podra aplicrsele el refrn que por entonces deca: "Fortuna te dDios, hijo, que el saber poco te basta". Y a ella le apost. Pero, lejos de los dos,qued atrapado en sus conflictos y envidias, primero con Mariano Paredes, sucontrincante por excelencia en el decenio de los cuarenta, y luego con Gabriel

    Valencia, aunque en general, con muchos otros jefes militares nacionales yextranjeros.

    Hacia 1855 el espaol Juan Rico Amat deca, con irona, que de lo que ms sehablaba en poltica era de patriotismo, mientras era lo que se senta menos. Segneste autor, en algunos individuos los afectos patriticos nacan en la cabeza, vivanen la lengua y moran en el estmago. [ 8 7 ] Nada de esto era capaz de reconocer

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    Santa Anna, quien vivi y muri preocupado por la gloria, la fama, la virtud y elhonor asociados con la patria. En todo caso, no s si es posible saber si su finltimo era defenderla, como tanto repiti en su discurso, o si slo actu para smismo, obsesionado en su propia apuesta. Aunque desde 1848 dijo haber "buscadola muerte ansioso por todas partes, porque prdida tan grande necesitaba mi ms

    justo despecho", y, aunque luego en su destierro en Turbaco, "mand construir enel camposanto la bveda en que sus restos mortales deban reposar",[ 88 ] el destinole depar regresar a morir a Mxico, lo que ocurri sin honores ni discursos de

    ninguna ndole. Santa Anna sigui siempre creyendo que la Divina Providencia nohaba querido que en ningn sentido l fuera el triunfador. En uno de los prrafosde su testamento dictado dos aos antes de su muerte, despus de nombrar a sushijos legtimos e ilegtimos, seal que "declaraba y les rogaba" que era su voluntadque aceptaran gustosos "el porvenir que les legaba", que por cierto eran ms deudasque bienes, y les pidi que no olvidaran que siempre prest servicios a su patria,que derram su sangre en honor de la repblica, y que si no logr la felicidad de losmexicanos, fue porque el "Hacedor Supremo, predestin a otra persona para ello".[8 9 ] La mala fama persigui y persigue su actuacin, y su derrota en la guerra hizoque, a la postre, la ms perjudicada fuera su amada patria, aunque l insistiera enque negoci con los "americanos" por el bien de ella.

    [Entra imagen]

    [ 1 ] Esta versin tuvo como origen una charla presentada en el ciclo "En Defensa de la Patria",organizado por el Archivo General de la Nacin en octubre de 1997, ao en que tanto en Mxico como enlos Estados Unidos se rememor el ciento cincuenta aniversario de la guerra. A causa del aniversario deese acontecimiento, en los ltimos aos han sido editados varios libros que proporcionan nuevas lucessobre el conflicto en distintas regiones de Mxico y sobre sus personajes, incluidos militares de bajorango y gente del pueblo. Algunas de estas lecturas las he incorporado a aquella primera versin, quepresento ahora como un ensayo. Adems de los textos que cito a lo largo de estas pginas, me pareceimportante mencionar tambin los siguientes: Mara Gayn Crdova, La ocupacin yanqui de la ciudad deMxico, 1847-1848, Mxico, Instituto Nacional de Antropologa e Historia, 1997. Este trabajo presenta alfinal una detallada cronologa sobre toda la guerra desde el mes de enero de 1846 hasta el mes de juniode 1848; varios autores, Mxico al tiempo de su guerra con los Estados Unidos (184 6-18 48) ,coordinacin e introduccin de Josefina Zoraida Vzquez, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1997;William A. DePalo Jr., The Mexican National Army, 1822-1852, College Station, Texas A & M University,1997; The Mexican war. Correspondence of Richard Smith Elliot, edicin de Mark L. Gardner y MarcSimmons, Norman, University of Oklahoma, 1997; Edward H. Moseley y Paul C. Clark Jr., Historicaldictionary of t he United States-Mexican War, Lanham (Maryland), Scarecrow, 1997; Timothy D. Johnson,Winfield Scott. The quest for military glory, Lawrence, University Press of Kansas, 1998, y The UnitedStates and Mexico at war. Nineteenth -century expansionism and conflict, edicin de Donald S. Frazer,New York, Simond and Schuster Macmillan, 1998.[ 2 ] Jos Mara Roa Brcena, Recuerdos de la invasin norteamericana, 1846-1848, por un joven deentonces, Mxico, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1991, t. II, p. 532. La primera versin fueescrita hacia 1883.[ 3 ] Carlos Mara de Bustamante, El Nuevo Bernal Daz del Castillo, o sea la historia de la invasin de losangloamericanos en Mxico, Mxico, S ecretara de Educacin Pblica, 1947, dos tomos en un volumen.Escrito y publicado en 1847, Mxico, Imprenta de Vicente Garca Torres en el ex convento del Espritu

    Santo, p. 95, 117 y 214.[ 4 ] Guillermo Prieto, Memorias de mis tiempos, Mxico, Porra, 1985, p. 173. Esta obra fue escrita hacia1886 y publicada en 1906.[ 5 ] Guillermo Prieto, Memorias de mis tiempos, Mxico, Porra, 1985, p. 281.[ 6 ] Esta interpretacin no slo corresponde al Santa Anna de la guerra que nos ocupa, sino al polticoque gobern nuestro pas en mltiples ocasiones.[ 7 ] Lucas Alamn, "Carta a Monteleone, 28 de junio de 1847", en Documentos inditos o muy raros,recopilados por Rafael Aguayo Spencer, Mxico, Jus, 1974, t. IV, p. 447 y 449.[ 8 ] Jos Mara Roa Brcena, Recuerdos de la invasin norteamericana, 1846-1848, por un joven deentonces, Mxico, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1991, t. I, p. 366-367.[ 9 ] "Los cuatro tostones y una peseta de la suerte", Suplemento especial de La Jornada, 15 deseptiembre de 1996.

    [ 10 ] Mara del Carmen Vzquez Mantecn, "La patria y la nacin en el discurso de Jos Mara Tornel,1821-1852", Tiempos de Amrica, Castelln de la Plana, Universidad Jaume I, 1997, n. 1, p. 134-136.[ 11 ] Diccionario de autoridades, Madrid, Gredos, 1990, edicin facsimilar de la de Madrid, Imprenta de laReal Academia Espaola, 1732.[ 12 ] Sebastin de Cobarrubias, Tesoro de la lengua castellana o espaola, Madrid, 1611. Este mismoproverbio ser llamado refrn en el Diccionario de autoridades, Madrid, Gredos, 1990, edicin facsimilar

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    de la de Madrid, Imprenta de la Real Academia Espaola, 1732, aunque all fue citado curiosamente comoejemplo de la voz leal.[ 13 ] Diccionario de autoridades, Madrid, Gredos, 1990, edicin facsimilar de la de Madrid, Imprenta de laReal Academia Espaola, 1732. Este diccionario estuvo vigente a lo largo del siglo XIX.[ 14 ] Joaqun Escriche, Diccionario r azonado de legislacin civil, penal, comercial y forense con citas delderecho, notas y adiciones por el Lic. Juan Rodrguez de San Miguel, Mxico, Galvn, 1837, edicinfacsimilar, Mxico, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1993, p. 690. ste apareci por primeravez en Mxico en 1837, a partir de la edicin espaola de 1831.[ 15 ] Jess Velasco Mrquez, La guerra del 47 y la opinin pblica (1845-1848) , Mxico, Secretara deEducacin Pblica, 1975 (Sep/Setentas, 196) p. 91-93.[ 16 ]

    El Siglo Diez y Nueve, 3, 7 y 9 de junio de 1848.[ 17 ] Guillermo Prieto, Memorias de mis tiempos, Mxico, Porra, 1985, p. 265.[ 18 ] Ramn Gamboa, 27 de agosto de 1847. Argument traicin en la batalla de la Angostura y en CerroGordo por abandonar la ciudad de Puebla, por haber dejado expedito el camino desde Puebla hasta Ventade Crdoba, por tambin dejarles libre el camino de Ayocingo a Tlalpan, por no haber atacado a laprimera divisin del enemigo en el arenal de Tlalpan y pueblo de Tepepa, por no haber auxiliado aValencia, por abandonar el fuerte de San Antonio dejndose flanquear, por hacer lo mismo en el puentede Churubusco y no dar el ms mnimo auxilio y por el "infame armisticio" que celebr con losnorteamericanos. En Enrique Olavarra y Ferrari, Mxico a travs de los siglos, Mxico, Cumbre, 1958, t.IV, p. 686; Dos aos despus, Gamboa segua pidiendo que el poderoso brazo de la ley obligara a que elresponsable del poder "por lo menos disculpara sus acciones". Se senta animado por el ntimoconvencimiento de que Mxico cuando "dobl su cerviz al yugo del americano" no fue, como deca SantaAnna, "por la infamia y cobarda de nuestro ejrcito ni por la ruindad ni vileza del pueblo mexicano, sinopor S. E. mismo que estaba puesto a la cabeza y gobern toda la defensa". Vase apndice III de "Lasguerras de Mxico con Tejas y los Estados Unidos": Impugnacin al informe del Exmo. Sr. General D.Antonio Lpez de Santa Anna y constancias en que se apoyan las am pliaciones de la acusacin del Sr.Diputado D. Ramn Gamboa. 15 de julio de 1849, en Genaro Garca, Documentos inditos o muy rarospara la historia de Mxico, Mxico, Porra, 1991, p. 124 a 276. Publicados por primera vez en coedicincon Carlos Pereyra entre 1909 y 1911. Hay una edicin de Porra de 1974 y otra de la UniversidadAutnoma Metropolitana, Mxico, 1983, llamada Antonio Lpez de Santa Anna: la guerra de Texas, queincluye los escritos de Santa Anna sobre Texas y los Estados Unidos y la acusacin de Gamboa, conprlogo de Carmen Vzquez Mantecn.[ 19 ] University of Texas, Austin, Latin Amer ican Manuscript Collection, reproducido de las colecciones dela Divisin de Manuscritos de la Biblioteca del Congreso, Washington.[ 20 ] El ciudadano Pedro Mara Anaya, presidente sustitut o de la repblica a sus conciudadanos, Mxico,Imprenta de la calle de Santa Clara, 3 de abril de 1847.[ 21 ] University of Texas, Austin, Latin Amer ican Manuscript Collection, Genaro Garca, reproducido delas colecciones de la Divisin de Manuscritos de la Biblioteca del Congreso, Washington.

    [ 22 ] Ramn Alcaraz et al. , Apuntes para la historia de la guerr a ent re Mxico y los Estados Unidos,Mxico, Tipografa de Manuel Payno hijo, 1848, p. IV y 184. Los autores son Ramn Alcaraz, AlejoBarreiro, Jos Mara Castillo, Flix Mara Escalante, Jos Mara Iglesias, Manuel Muoz, Ramn Ortiz,Manuel Payno, Guillermo Prieto, Ignacio Ramrez, Napolen Saboro, Francisco Schiafino, Pablo MaraTorrecano, Francisco Urquidi.[ 23 ] Antonio Lpez de Santa Anna a los m exicanos, San Luis Potos, 26 de enero de 1847, [s. p. i.].[ 24 ] Este discurso, de 21 de marzo de 1847, fue contestado por Mariano Otero.[ 25 ] Antonio Lpez de Santa Anna, El presidente interino de la repblica a sus conciudadanos, 16 deseptiembre de 1847, en University of Texas, Austin, Latin Amer ican Manuscript Collection, Genaro Garca,reproducido de las colecciones de la Divisin de Manuscritos de la Biblioteca del Congreso, Washington.[ 26 ] Antonio Lpez de Santa Anna, El presidente interino de la repblica a sus conciudadanos, 16 deseptiembre de 1847, en University of Texas, Austin, Latin Amer ican Manuscript Collection, Genaro Garca,reproducido de las colecciones de la Divisin de Manuscritos de la Biblioteca del Congreso, Washington.

    [ 27 ] Comunicaciones habidas entre el Supremo Gobierno de la nacin y el Exmo. Sr. general Benemritode la Patria, D. Antonio Lpez de Santa Anna y una alocucin que dirige su excelencia a las tropas quemandaba en Huamantla al separarse de ellas el 16 de octubre de 1847, Orizava [ sic ], Imprenta de laCaja de Ahorros, 1847.[ 28 ] Comunicaciones entre Santa Anna (16 de octubre) y Luis de la Rosa (22 de octubre), El CorreoNacional, Mxico, 26 de octubre de 1847.[ 29 ] El Correo Nacional, Mxico 26 de noviembre de 1847.[ 30 ] El Monit or Republicano, 5 de noviembre de 1847.[ 31 ] Antonio Lpez de Santa Anna, Exposicin que eleva al Soberano Congreso Nacional el excelentsimoSr. pr esidente interino de la repblica, general de Divisin y Benemrito de la Patria, D. Antonio Lpez deSanta Anna, con el documento qu e en ella se cita, dir igido al encargado del Supremo Poder Ejecutivo,Orizava [ sic ], Imprenta de la Caja de Ahorros, 1847, firmada por Santa Anna el 1o. de noviembre.[ 32 ] Antonio Lpez de Santa Anna, 2 de diciembre de 1847, en Detalle de las operaciones ocurridas enla defensa de la capital de la r epblica at acada por el ejrcito de los Estados Unidos del Norte, Mxico,Ignacio Cumplido, 1847.[ 33 ] Mxico, 24 de febrero de 1848. Citado por Lucina Moreno Valle, Catlogo de la Coleccin Lafragua,1821-1853, Mxico, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1976, p. 797. El Cangrej ofue un peridicodirigido por Francisco Ortega, vase Jess Velasco Mrquez, La guerra del 47 y la opinin pblica (1845-1848) , Mxico, Secretara de Educacin Pblica, 1975 (Sep/Setentas, 196), p. 24.

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    [ 34 ] Antonio Lpez de Santa Anna, Manifiesto del general de Divisin, Benemrito de la Patria AntonioLpez de Santa Anna a sus conciudadanos, 2 4 de m arzo de 1848, impreso en Mxico en 1848, en laimprenta de Navarro, dirigida por J. Lazo de la Vega, en Genaro Garca, Documentos inditos o muyraros para la historia de Mxico, Mxico, Porra, 1991, p. 207 a 212. Santa Anna sali del pas el 5 demarzo.[ 35 ] Apelacin al buen criterio de los nacionales y extranjeros, Informe que el Excmo. Sr. general deDivisin, Benemrito de la Patria, D. Antonio Lpez de Santa Anna dio por acuerdo de la seccin del Gran

    jur ado sobre las acusaciones pr esen tadas por el Sr. dipu tado D. Ramn Gam boa. Acom paan dichoinforme diversos documentos de la mayor import ancia para la historia de los cuales algunos no se habanpublicado hasta hoy, Mxico, Ignacio Cumplido, 1849. Esta aparece firmada en Kingston de Jamaica en1o. de febrero de 1848.

    [ 36 ] Julio 19 de 1849, citado en Lucina Moreno Valle, Catlogo de la Coleccin Lafragua, 1821- 1853,Mxico, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1976, p. 736.[ 37 ] Antonio Lpez de Santa Anna, Mi historia militar y poltica, 1810-1874. Memorias inditas, enGenaro Garca, Documentos inditos o muy raros para la historia de Mxico, Mxico, Porra, 1991, p. 28-46.[ 38 ] Para conocer el punto de vista de Arista, vase el folleto firmado con las iniciales G. A. y N., Rpidaojeada sobre la campaa que hizo el Sr. general Santa Anna en el estado de Coahuila en el mes defebrero pasado, Mxico, Imprenta de Torres, 1847, que se atribuye a Mariano Arista. En su interior pideque no se den honores a Antonio Lpez por su impericia en las batallas contra Taylor. El 24 de mayo de1850, la Secretara de Guerra y Marina emiti un fallo definitivo despus de haber examinado la conductamilitar de Arista en las acciones de guerra contra los norteamericanos. El jurado del Supremo Tribunal dela Guerra declar que don Mariano haba cumplido con su deber y que se deba satisfacer su buennombre y reputacin. Mxico, Imprenta de Vicente Garca Torres, 1850.[ 39 ] A propsito de esta acusacin de Santa Anna, es importante conocer algunos datos sobre Pedro de

    Ampudia, de origen cubano, quien hacia 1846 era general en jefe y despus segundo de mando en laarmada mexicana del norte que operaba en Matamoros. Cuando Arista fue removido, Ampudia fuereinstalado como general en jefe. Vase la opinin de Mark Crawford, Encyclopedia of the Mexican-American war, Santa Brbara (California), ABC-CLIO, 1999, p. 11. Este autor sostiene que despus de laderrota frente a Taylor en la batalla de Monterrey, Ampudia se rindi a ese general el 24 de septiembrede 1846 y sus hombres negociaron con el Estado Mayor del norteamericano un "generoso armisticio" queconsisti en que, a cambio de entregar la ciudad, los fuertes, el can y las municiones, los diez milhombres de Ampudia podan quedarse con sus armas y sus pertrechos. Dice Mark Crawford que lo msimportante es que se estableci una lnea sobre la cual la armada de los Estados Unidos no podaavanzar por dos meses. Agrega que esto dio un tiempo crtico a la armada mexicana para reagruparse yhacer nuevos planes y apunt que James K. Polk se sinti ultrajado con el armisticio. Santa Anna instruya Ampudia una corte marcial en octubre de 1846, en la que el acusado acus a sus oficiales de haberperdido la ciudad. En 1847, en la batalla de La Angostura (Buenavista), Ampudia maniobr contra elflanco izquierdo de la armada de los Estados Unidos y estuvo con el Ejrcito del Este en la batalla deCerro Gordo en abril de 1847. Hizo otros servicios menores durante el resto de la guerra, pero

    permaneci activo como militar despus de ella y fue nombrado por el dictador Santa Anna gobernadorde Nuevo Len en 1854. Concluye Crawford que desde el decenio de los cincuenta Ampudia se uni a losliberales hasta su muerte en 1868 (la traduccin del texto de Crawford es ma).[ 40 ] Vase Manifiesto del general Valencia a sus conciudadanos, Toluca, 22 de agosto de 1847, endonde explica su actuacin en Padierna, y Al pueblo mexicano. Relacin de las causas que influyeron enlos desgraciados sucesos del da 20 de agosto de 1847, Mxico, Imprenta de Vicente Garca Torres, 1847,en donde se hace una defensa de Santa Anna contra Valencia.[ 41 ] Es interesante leer la opinin que Santa Anna tiene de Juan lvarez al que llama "fanfarrn". Citaadems el texto "del publicista Arboleya" que deca que para consuelo de la raza hispanoamericana sesaba que don Juan lvarez no perteneca a ella sino a la africana, en Antonio Lpez de Santa Anna, Mihistoria militar y poltica, 1810-1874. Memorias inditas, en Genaro Garca, Documentos inditos o muyraros para la historia de Mxico, Mxico, Porra, 1991, p. 45-47.[ 42 ] A propsito de Andrs Terrs cataln de origen, despus de la guerra fue absuelto por una corte.En 1853, Santa Anna le restituy su rango y le garantiz una pensin militar. Vase Mark Crawford,Encyclopedia of the Mexican-American wa, Santa Brbara (California), ABC-CLIO, 1999, p. 270.[ 43 ] Antonio Lpez de Santa Anna, Mi historia militar y poltica, 1810-1874. Memorias inditas, enGenaro Garca, Documentos inditos o muy raros para la historia de Mxico, Mxico, Porra, 1991, p. 43.[ 44 ] Roswell Sabine Ripley, The war with Mexico, New York, Burt Franklin, 1970, t. 2, p. 154-155. Estaedicin es facsimilar de la de Harper, New York, 1849, 2 v.[ 45 ] Jesse S. Reeves, American diplomacy under Tyler and Polk, Baltimore, The Johns Hopkins Press,1907, p. 299-308.[ 46 ] Este documento puede verse en el apndice "J", n. 3, del tomo 2 del Diario del presidente Polk,1845-1849, recopilacin, traduccin, prlogo y notas de Luis Cabrera, Mxico Antigua Librera de Robledo,1948, p. 310. "Reproduccin de todos los asientos relativos a Mxico de la edicin completa de M. M.Quaife", adems de que agreg muchos documentos anexos, como este de Slidell que no citprecisamente Polk sino que lo tom Cabrera de Jesse S. Reeves.[ 47 ] Este documento puede verse en el apndice "J", n. 3, del tomo 2 del Diario del presidente Polk,1845-1849, recopilacin, traduccin, prlogo y notas de Luis Cabrera, Mxico Antigua Librera de Robledo,1948, p. 303-309. "Reproduccin de todos los asientos relativos a Mxico de la edicin completa de M. M.Quaife", adems de que agreg muchos documentos anexos, como este de Slidell que no citprecisamente Polk sino que lo tom Cabrera de Jesse S. Reeves.[ 48 ] Jesse S. Reeves, American diplomacy under Tyler and Polk, Baltimore, The Johns Hopkins Press,1907, p. 299-308. La cursiva es ma.

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    [ 49 ] En ese entonces la paridad peso-dlar era uno a uno.[ 50 ] Me parece que Cabrera se equivoca al decir que el documento que se neg Polk a publicar era el deJohn Slidell, que l agrega en el tomo II, en el apndice "D", n. 7. La cursiva es ma.[ 51 ] Diario del presidente Polk, 1845-1849, recopilacin, traduccin, prlogo y notas de Luis Cabrera,Mxico Antigua Librera de Robledo, 1948, p. 27-29; 170; 192-199; 348-350; 365-368 y 383-387.[ 52 ] William Manning, Correspondencia diplomtica de los Estados Unidos, Diplomatic correspondence ofthe United States, Inter-American Affairs, 1831-1860, Washington, Carnegie Endowment for InternationalPeace, 1937, v. XVIII.[ 53 ] La influencia de estas publicaciones norteamericanas puede verse en varias obras editadas enMxico a lo largo del siglo XX: Luis G. Zorrilla, Historia de las relaciones entre Mxico y los Estados

    Unidos de Amrica, 1800-1958, Mxico, Porra, 1985, 2 t., no menciona la traicin, pero s la informacinsobre las negociaciones secretas que toma del Diario de Polk; Carlos Bosch, en Historia de las relacionesentre Mxico y los Estados Unidos, 181 9-184 8, Mxico, Secretara de Relaciones Exteriores, 1974, integradocumentos incluidos en Jesse R. Reeves, American Diplomacy under Tyler and Polk, y una seleccin deWilliam Manning, Diplomatic correspondencie of the United States. Inter-American Affairs, 1851-1860,Washington, Carnegie Endowment for International Peace, 1937.[ 54 ] Carlos Mara de Bustamante, dedicatoria de El Nuevo Bernal Daz del Castillo, o sea la historia de lainvasin de los angloamericanos en Mxico, Mxico, Secretara de Educacin Pblica, 1947, dos tomos enun volumen, y p. 36-37 del tomo II.[ 55 ] Los motivos que tena Bustamante para acusarlo eran que cuando lleg a Veracruz el comodoronorteamericano no impidi su entrada; que cuando desembarc, un comisionado de Washington loesperaba en Veracruz y lo acompa a su hacienda donde se escribieron los preliminares de la paz. Eltratado segn este autor consista en el cese de hostilidades; en que la California sera cedida por diezmillones de pesos; en que se reduciran los derechos de importacin a la mitad y los buques de Estados

    Unidos entraran en todos los puertos de Mxico y, por ltimo, que Paredes sera destituido. Crea quehaba ido a la ciudad de Mxico a consumar la obra de su traicin al tomar el dinero, dispersar el ejrcitoy dejar libre el camino de Veracruz, va que le pareca la puerta de la conquista de toda la repblica, enCarlos Mara de Bustamante, El Nuevo Bernal Daz del Castillo, o sea la historia de la invasin de losangloamericanos en Mxico, Mxico, Secretara de Educacin Pblica, 1947, dos tomos en un volumen, t.II, p. 193, 196, 213, 253 y 322.[ 56 ] Ramn Alcaraz et al. , Apuntes para la historia de la guerr a ent re Mxico y los Estados Unidos,Mxico, Tipografa de Manuel Payno hijo, 1848, p. V. Segn Guillermo Prieto en Memorias de mist iempos, Mxico, Porra, 1985, p. 281, se encomendaron las relaciones de batallas a los que presenciaronlos hechos, a los que intervinieron de algn modo en trabajos de otro gnero, y todo era examinado,discutido y aprobado "con la mayor imparcialidad".[ 57 ] Ramn Alcaraz et al. , Apuntes para la historia de la guerr a ent re Mxico y los Estados Unidos,Mxico, Tipografa de Manuel Payno hijo, 1848, p.89.[ 58 ] Ramn Alcaraz et al. , Apuntes para la historia de la guerr a ent re Mxico y los Estados Unidos,

    Mxico, Tipografa de Manuel Payno hijo, 1848, p. 104[ 59 ] Guillermo Prieto, Memorias de mis tiempos, Mxico, Porra, 1985, p. 281. El nombre colectivo delos personajes es "Rennepont". Vase Eugenio Sue, El judo errant e, 2 t., Mxico, Porra, 1993.[ 60 ] Lucas Alamn, "Carta a Monteleone, 28 de junio de 1847", en Documentos inditos o muy raros,recopilados por Rafael Aguayo Spencer, Mxico, Jus, 1974, p. 450.[ 61 ] Lucas Alamn, Historia de Mxico, Mxico Jus, 1942, t. 5, p. 832. Obra escrita entre 1849 y 1852.[ 62 ] Francisco de Paula Arrangoiz, Mxico desde 1808 hasta 1867, Mxico, Porra, 1974, p. 471-472.Obra publicada por primera vez en 1871.[ 63 ] Jos Mara Roa Brcena, Recuerdos de la invasin norteamericana, 1846-1848, por un joven deentonces, Mxico, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1991, t. I, p. 255 y 298. La primeraversin fue escrita hacia 1883.[ 64 ] Jos Mara Roa Brcena, Recuerdos de la invasin norteamericana, 1846-1848, por un joven deentonces, Mxico, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1991, t. I, p. 362 a 367. La primera

    versin fue escrita hacia 1883.[ 65 ] Jos Mara Roa Brcena, Recuerdos de la invasin norteamericana, 1846-1848, por un joven deentonces, Mxico, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1991, t. I, p. 530-532. La primera versinfue escrita hacia 1883.[ 66 ] Enrique Olavarra y Ferrari, Mxico a travs de los siglos, Mxico, Cumbre, 1958, t. IV, p. 579-580y 669. Obra escrita hacia 1884.[ 67 ] Guillermo Prieto, Memorias de mis tiempos, Mxico, Porra, 1985, p. 258 a 270.[ 68 ] Genaro Garca advirti que esa impresin estaba hecha a partir de una copia que su amigo elerudito bibligrafo y cannigo Vicente de P. Andrade sac del texto autgrafo.[ 69 ] Antonio Lpez de Santa Anna, Mi historia militar y poltica, 1810-1874. Memorias inditas, enGenaro Garca, Documentos inditos o muy raros para la historia de Mxico, Mxico, Porra, 1991,"Advertencia" y p. 121, 145 y 193-194.[ 70 ]

    Carlos Pereyra, Patria. Historia de Mjico para nios de la escuela prim aria element al, Pars-Mxico,Viuda de Ch. Bouret, 1920, p. 115 a 117.[ 71 ] Josefina Zoraida Vzquez, Don Antonio Lpez de Santa Anna: mito y enigma, Mxico, Centro deEstudios de Historia de Mxico de Condumex, 1987, p. 30.[ 72 ] Josefina Zoraida Vzquez, "Una justa invasin", En defensa de la patria, Mxico, Archivo General dela Nacin, 1997, p. 101.

  • 7/30/2019 Vzquez Mantecn, Mara del Carmen, Santa Anna y su guerra con los angloamericanos. Las versiones de una lar

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    zquez Mantecn, Mara del Carmen, Santa Anna y su guerra con los angloamericanos. Las versiones de una larga polmica [artculo]

    [ 73 ] Si bien existe la prueba de que el presidente Polk orden al comodoro que librara el paso de SantaAnna, existe tambin el documento citado ms arriba donde el comodoro dice haberlo dejado pasar comosi el mexicano lo hubiera hecho sin permiso. Queda abierta la posibilidad de que Antonio Lpez a pesar deque conoca la nota de Polk, chanceara al comodoro.[ 74 ] Antonio Lpez de Santa Anna, Mi historia militar y poltica, 1810-1874. Memorias inditas, enGenaro Garca, Documentos inditos o muy raros para la historia de Mxico, Mxico, Porra, 1991, p. 28,31, 32.[ 75 ] Antonio Lpez de Santa Anna, Mi historia militar y poltica, 1810-1874. Memorias inditas, enGenaro Garca, Documentos inditos o muy raros para la historia de Mxico, Mxico, Porra, 1991, p. 33-34.[ 76 ] Antonio Lpez de Santa Anna, Mi historia militar y poltica, 1810-1874. Memorias inditas, enGenaro Garca, Documentos inditos o muy raros para la historia de Mxico, Mxico, Porra, 1991, p.37.[ 77 ] Antonio Lpez de Santa Anna, Mi historia militar y poltica, 1810-1874. Memorias inditas, enGenaro Garca, Documentos inditos o muy raros para la historia de Mxico, Mxico, Porra, 1991, p. 36-43.[ 78 ] Niceto de Zamacois, Historia de Mjico desde sus tiempos ms remotos hasta nuestros das,Barcelona-Mjico, J. F. Parrs, 1880, t. VIII, p. 127-128.[ 79 ] Antonio Lpez de Santa Anna, El presidente interino de la repblica a sus conciudadanos, 16 deseptiembre de 1847, en University of Texas, Austin, Latin Amer ican Manuscript Collection, Genaro Garca,reproducido de las colecciones de la Divisin de Manuscritos de la Biblioteca del Congreso, Washington.[ 80 ] Antonio Lpez de Santa Anna, Mi historia militar y poltica, 1810-1874. Memorias inditas, enGenaro Garca, Documentos inditos o muy raros para la historia de Mxico, Mxico, Porra, 1991, p. 34y 40.[ 81 ]

    Antonio Lpez de Santa Anna, Mi historia militar y poltica, 1810-1874. Memorias inditas, enGenaro Garca, Documentos inditos o muy raros para la historia de Mxico, Mxico, Porra, 1991, p. 34.[ 82 ] Durante el Congreso Constituyente de 1856, se propuso un juicio pero por su actuacin durante laltima dictadura (1853-1855), que tampoco se hizo. Otro juicio famoso fue el que orden Jurez por lacomplicidad de Santa Anna con la monarqua extranjera para Mxico, del que sali bien librado,aplicndole los jueces slo algunos aos ms de destierro.[ 83 ] De Tabasco lleg una carta de un jefe poltico que presentaba la demanda de muchos ciudadanosde poder quitar de los libros las litografas que retrataban a todos los personajes clebres antes de quefueran arrojados al fuego. El permiso se concedi, porque entre otras estaba la imagen de Santa Anna.Carmen Vzquez Mantecn, Santa Anna y la encrucijada del Estado. La dictadura, 1853-1855, Mxico,Fondo de Cultura Econmica, 1986, p. 215.[ 84 ] Carmen Vzquez Mantecn, Santa Anna y la encrucijada del Estado. La dictadura, 1853-1855,Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1986, p. 107.[ 85 ] Archivo de Relaciones Exteriores, Madrid, 1o. de julio de 1854. Firma el embajador Ramn Lozano.

    Citado en Jorge Rodrguez Molina, "Recorrido por un archivo espaol o informe secreto sobre un intentode Santa Anna para recuperar los territorios perdidos", Memorial. Boletn del Archivo General del Estadode Veracruz, ao 2, n. 5, mayo-agosto de 1999, p. 16.[ 86 ] Por la poca de la guerra, se present el combate de un len africano con un toro mexicano. Elprimero fue visto como smbolo de los norteamericanos y el segundo de los mexicanos, pero ms an fuesimblico el asunto porque el len despreci al toro y fue como el ejrcito mexicano que, a causa dealgunos de sus jefes, no pudo lucir su fuerza y su valor.[ 87 ] Diccionario de los polticos, Madrid, Imprenta de F. Andrs y Compaa, 1855. Vase tambin Maradel Carmen Vzquez Mantecn, "La patria y la nacin en el discurso de Jos Mara Tornel, 1821-1852",Tiempos de Amrica, Castelln de la Plana, Universidad Jaume I, 1997, n. 1, p. 134-136. en donde definolas caractersticas de los que terminan en "patrioteros". Por su parte, Carlos Mara de Bustamante alertmltiples veces en su Diario (vase, por ejemplo, el mes de abril de 1832) sobre "los que tenan a lapatria en la boca" si bien "ella y su mejor servicio, dista mucho en sus corazones".[ 88 ] Antonio Lpez de Santa Anna, Mi historia militar y poltica, 1810-1874. Memorias inditas, enGenaro Garca, Documentos inditos o muy raros para la historia de Mxico, Mxico, Porra, 1991, p. 44.[ 89 ] Testamento otorgado el 29 de octubre de 1874 en la notara pblica de Francisco de Querejazu.

    Estudios de Historia Moderna y Contempornea de Mxic