Verdad, creencia y significado

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113 Verdad, creencia y significado Gustavo Agüero* I ¿Hay vida inteligente en algún otro lugar del universo? Algunos pien- san que es altamente factible, otros creen que es muy improbable, otros no creen ni una cosa ni la otra y otros creen otras cosas. Sin embargo hay una creencia que casi todos compartimos, si hay vida inteligente en algún otro lugar del universo no depende de lo que uno, algunos o todos crean, depende de que haya en algún otro lugar del universo vida inteligente. Es decir, esta oración es actualmente verda- dera o falsa, aunque ni nosotros o ningún otro ser inteligente del uni- verso lo sepa o llegue jamás a saberlo. La creencia que casi todos compartimos es que la verdad sobre éste como sobre muchos otros asuntos trasciende cualquiera de nues- tras actitudes al respecto. Ya se considere que las proposiciones (o enunciados) verdaderos describen o enuncian lo que es el caso, se ad- mite que lo verdadero depende de lo que es el caso y no de lo que se crea, por lo tanto es en este sentido, una cuestión objetiva. De esta manera lo que es verdadero puede contrastarse con lo que es falso, ficción, fantasía, alucinación, etc. Entonces es posible que distintas situaciones que puedan considerarse como reales no sean más * Universidad Nacional de Córdoba. Homenaje a Alberto Moreno armado.p65 17/11/05, 03:05 a.m. 113

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Se trata aquí de la relación entre verdad, creencia y significado.

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    ACTITUDES LGICAS Y LGICA DE LA VAGUEDAD

    Verdad, creencia y significado

    Gustavo Agero*

    I

    Hay vida inteligente en algn otro lugar del universo? Algunos pien-san que es altamente factible, otros creen que es muy improbable,otros no creen ni una cosa ni la otra y otros creen otras cosas. Sinembargo hay una creencia que casi todos compartimos, si hay vidainteligente en algn otro lugar del universo no depende de lo que uno,algunos o todos crean, depende de que haya en algn otro lugar deluniverso vida inteligente. Es decir, esta oracin es actualmente verda-dera o falsa, aunque ni nosotros o ningn otro ser inteligente del uni-verso lo sepa o llegue jams a saberlo.

    La creencia que casi todos compartimos es que la verdad sobreste como sobre muchos otros asuntos trasciende cualquiera de nues-tras actitudes al respecto. Ya se considere que las proposiciones (oenunciados) verdaderos describen o enuncian lo que es el caso, se ad-mite que lo verdadero depende de lo que es el caso y no de lo que secrea, por lo tanto es en este sentido, una cuestin objetiva.

    De esta manera lo que es verdadero puede contrastarse con loque es falso, ficcin, fantasa, alucinacin, etc. Entonces es posible quedistintas situaciones que puedan considerarse como reales no sean ms

    * Universidad Nacional de Crdoba.

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    que el producto de la fantasa o de la alucinacin, por decirlo de algunamanera, no obstante, no pocas veces en nuestras vidas aspiramos aconocer cmo son realmente las cosas, cmo son ms all de lo quealguien (todos o cualquiera) crea o diga. Este inters en trascender lasopiniones y actitudes subjetivas tiene una cierta y fundada justificacinen la idea de que todo pensamiento acerca de cmo sean realmente lascosas puede, tarde o temprano, revelarse como falso. Si una creencia oun enunciado es falso entonces no nos dice nada acerca de lo real, acercadel mundo, este es un servicio que slo prestan las creencias y los enun-ciados verdaderos. Esto es lo que el sano sentido nos dice.

    En nuestros cotidianos intercambios, en nuestras actividades dia-rias empleamos sin ninguna dificultad el concepto verdad, no obstan-te lo cual, el sentido comn no nos ofrece acerca de este concepto msde lo que le dio a Aristteles, el saber que la verdad es lo que se obtieneal decir o pensar de lo que es que es o de lo que no es que no es, y porcontraposicin que la falsedad es lo que se obtiene al decir o pensar delo que es que no es o de lo que no es que es.1 Lo que Aristteles suporecoger en este pasaje es el rasgo distintivo de aquello que considera-mos verdadero, su carcter objetivo, as tambin en otro pasaje de laMetafsica (q, 10, 1051a 34-b17) se pregunta:

    Cundo tiene lugar o no lo que se llama verdadero?

    y su consistente respuesta es:

    No es porque pensemos en verdad que t eres blanco, t eres blanco,

    sino porque t eres blanco nosotros, al decirlo, estamos en la verdad.

    En este pasaje Aristteles no hace ms que limitarse a sealar ladistincin entre el hecho cmo sean las cosas y nuestras creencias osus expresiones. De acuerdo a una clsica interpretacin realista deeste punto de vista se podra decir aspiramos a tener creencias verda-deras, aspiramos, en nuestras investigaciones, a conocer los hechos,aunque nada podra garantizar que efectivamente llegramos a cono-cerlos, y ms an, si llegramos a conocerlos no habra manera desaberlo, conclusin que parece atentar contra nuestras reales posibili-dades de conocimiento al situar a la verdad en un lugar aparentemen-te inaccesible: ms all de la creencia.

    1. Aristteles sintetiza esta definicin en un conocido epigrama de su Metafsica.

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    Por otra parte, si uno piensa que esta manera de interpretar lascosas torna a la verdad inaccesible y por lo tanto conduce al escepticis-mo puede intentar una reconstruir el concepto de verdad sin suponerque la verdad de un enunciado depende finalmente de cmo sean lascosas. Es sabido que el riesgo que se corre al intentar llevar a cabo estareconstruccin es perder el rasgo de objetividad que (aparentemente)garantizaban los hechos en el esquema realista.

    Mi propsito general en este trabajo es evaluar las posibilidadesde una versin inteligible y consistente del concepto de verdad, quepermita comprender su funcin en las prcticas lingsticas corrien-tes. Para esto en primer lugar har un breve repaso de las virtudes ylos defectos de los dos grandes enfoques respecto al problema de laverdad realismo y antirrealismo a fin de considerar si alguno deellos puede, aunque con ciertas correcciones, ser an sostenido. Inme-diatamente despus considerar rpidamente los mritos del anlisisdel concepto de verdad realizado por Frank Ramsey y la ConcepcinSemntica propuesta por Alfred Tarski, teoras stas que inspiran lasactuales versiones deflacionistas en relacin a la verdad. Finalmenteintentar entonces hacer una consideracin de lo que requiere asumirel concepto de verdad de una manera que su aceptacin no genere laamenaza del escepticismo ni del relativismo.

    II

    La bsqueda de una explicacin de la verdad nos ha llevado a reco-rrer caminos sinuosos, sin embargo una manera tradicional de presen-tar el problema filosfico es a travs de la pregunta: qu hace verdade-ro a un juicio o a una creencia? Ya hemos visto que la respuesta quetanto Aristteles como nosotros damos a esta pregunta es esta: lo quehace verdadera a una creencia o a un enunciado es que expresen lo quelas cosas son, lo que es el caso, la realidad, etc., ms all de cmo seconsidere que son. Sin embargo, esta sencilla respuesta nos conduceaparentemente a un callejn sin salida que consiste en colocar a la ver-dad fuera de nuestro alcance, en situarla ms all de la creencia.

    La ms influyente y antigua de las intuiciones respecto a la ver-dad es sin dudas la que cobra forma en la vieja teora realista de lacorrespondencia; este enfoque pretende responder a la cuestin men-cionada sealando que lo que hace que un juicio o creencia sea

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    verdadero es su correspondencia, ajuste o adecuacin a la realidad. Esdesde todo punto de vista evidente que esta interpretacin pretendedar cuenta en primer lugar del rasgo de objetividad que posee la ver-dad de una creencia o enunciado, la que se obtendra, no por la merafirmeza en el respaldo de nuestras actitudes epistmicas, las cualespueden resultar siempre ser falsas, sino por su correspondencia conlos hechos o con la realidad misma. La dificultad ms obvia de esteenfoque es quizs su excesiva exposicin al escepticismo, desde puntode vista no existe una manera clara de garantizar o demostrar la ver-dad de nuestros enunciados o creencias, por lo cual siempre es posiblela peor de las situaciones imaginables: que todas nuestras creenciassean falsas. Frente a la temible amenaza del escptico que se suscitapretender un criterio que asegure la correspondencia entre los conte-nidos de nuestras creencias o expresiones y las cosas o hechos realesparece una demanda ms que razonable, sin embargo, tal criterio anno se ha presentado y no hay nada que haga pensar en la posibilidad deuna presencia semejante.

    Expuesto al trgico destino del pensamiento metafsico slo pare-ce haber una opcin posible: replantear o revisar los trminos del acuer-do entre mente y mundo, o para decirlo de otra manera, revisar losfundamentos de nuestro concepto de verdad objetiva. Fue sin dudasKant quien supiera llevar a cabo de manera brillante la tarea de revi-sar los trminos del acuerdo entre la mente y el mundo reconociendoque la contribucin de este ltimo en la formacin de nuestras creen-cias no puede comprenderse con independencia de la aplicacin de con-ceptos a fin de constituir genuinos estados mentales con contenidorepresentacional.

    Es precisamente esta ausencia de elementos conceptuales en larelacin epistmica mente-mundo lo que desborda el planteo de lametafsica clsica. Esto se hace evidente cuando se analiza la naturale-za de los supuestos hechos o cosas que se proponen como el relatum delas proposiciones o de los enunciados credos y afirmados. La imagenque explotan las teoras de la correspondencia para explicar la verdadde un enunciado es la de la relacin semntica referencial entre unnombre y un objeto en el mundo; as como se da la relacin entre elnombre Scrates y la persona de Scrates, asimismo se establece larelacin entre las proposiciones o los enunciados credos y los estadosde cosas reales.

    Las teoras correspondentistas de la verdad seran en efecto unaadecuada respuesta a la cuestin de qu hace verdadero a un enuncia-do o creencia si, como afirman sus exponentes, hubiera tales hechos

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    extralingsticos. No obstante, nada inteligible hay para decir respectoa tales hechos, en qu consisten o cul es su naturaleza, ms all de loque pueda afirmarse. Es desde todo punto de vista inconsistente propo-ner hechos o cosas cuya existencia pueda legtimamente adjudicarsecon independencia de las prcticas lingsticas en las cuales participa-mos como hablantes o creyentes y por ende nada extralingstico pue-de haber con lo que deba o con lo que pueda corresponderse un enun-ciado o proposicin.

    De modo inevitable esta tradicional doctrina filosfica conduce alescepticismo en virtud de haber admitido que la verdad de haber admi-tido una consideracin radicalmente no epistmica de la verdad, si-tundola definitivamente ms all de la creencia. Por otra parte, elmrito de esta interpretacin es haber comprendido la necesidad delcarcter objetivo del concepto de verdad. Sin embargo, la enseanzaque nos deja la bsqueda de los fundamentos del conocimiento no esque si la verdad es objetiva entonces su conocimiento nos es inaccesi-ble, sino ms bien que si se piensa que la objetividad requiere postularun orden de cosas externo al lenguaje o a nuestras capacidades racio-nales entonces el escepticismo es inevitable.

    III

    El problema de la verdad como lo entiende el antirrealista puedeno ser diferente de la comprensin del correspondentista tradicional,esto lo reconoce Donald Davidson (1992, pp. 73-74) cuando expresa que(si se admite que) hay condiciones objetivas de verdad entonces elproblema es cmo sabemos que tales condiciones han sido satisfechas,ya que esto parecera requerir una confrontacin entre lo que creemosy la realidad y la idea de una confrontacin semejante es absurda. Enefecto, Davidson sabe que la cuestin a enfrentar es precisamente lade cmo sabemos que tales condiciones (de verdad) han sido satisfe-chas, no obstante considera que dados los trminos en los que elcorrespondentista plantea el problema no hay manera de saberlo, espor esto por lo que pretende eludir la amenaza del escepticismo recu-rriendo a cierta estrategia naturalista consistente en admitir que nues-tra nica relacin con el mundo es causal. Una manera diferente dedecir lo mismo sera afirmar, como lo hace el propio Davidson, que nohay hechos con los que confrontar nuestras creencias.

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    Este primer paso es sin dudas de capital importancia a los fines deeludir la amenaza escptica, de esta manera se eliminan las dificultadesque acarrean los hechos extralingsticos no slo abandonando el esque-ma correspondentista sino de una manera ms drstica: eliminando loshechos. El mundo ya no es el tribunal ante el cual juzgar la verdad denuestras creencias y enunciados.

    La explicacin coherentista se completa sosteniendo que la nicamanera de examinar una creencia o enunciado es sobre la base deotras creencias o enunciados. La justificacin es una relacin lgicaentre contenidos (de creencias o de enunciados), pues se entiende quesolo un contenido puede justificar otro contenido. Al exponer la ideaque todo lo que se necesita para la verdad es la coherencia Davidsonexplica que si la coherencia es una prueba de la verdad es entoncestambin una prueba del juicio de que las condiciones objetivas de ver-dad han sido satisfechas (Ibd.).

    En resumen, lo que Davidson est sugiriendo es que si el mundojuega algn papel en la formacin de nuestras creencias este papel espuramente causal y en tanto es puramente causal no tiene nada quever con la justificacin de nuestras creencias, que es un asunto pura-mente lgico. El coherentismo recupera aqu una vieja distincinepistemolgica que se atribuye a Hume consistente en sealar queaquello que produce una creencia no tiene que ser necesariamente loque la justifica, de manera que admitir que el mundo da origen a mu-chas de nuestras creencias no significa que el mundo aporte tambinla justificacin o la evidencia para mantenerla.

    Desde cierta consideracin podra decirse que el planteo coherentistaha logrado eludir la amenaza escptica que acechaba al terico de la co-rrespondencia, no obstante hay algo que ahora parece haberse perdido: elpropio concepto de verdad objetiva que se pretenda explicar. Si en efectose considera que la coherencia es una prueba de la verdad entoncesdifcilmente se pueda decir que se est tratando todava con el concepto deverdad objetiva en el sentido que trasciende nuestras actitudes. La pre-gunta que se formulara inevitablemente vuelve a surgir: qu hace ver-dadera o falsa a una creencia o a un enunciado? Si nuestra relacin con elmundo es meramente causal entonces hay que explicar de dnde obtie-nen las creencias sus contenidos, y la conocida respuesta de Davidson esque en los casos ms simples los eventos y objetos que causan una creen-cia determinan tambin los contenidos de la misma (op.cit., p. 155). Noobstante Davidson advierte inmediatamente que esta afirmacin una vezms hace ininteligible cualquier cosa que pueda llamarse con propiedad elcontenido de una creencia ya que el vnculo causal amenaza con eliminar

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    la posibilidad del error, es por ello por lo que la afirmacin anterior esmatizada con el siguiente agregado: la idea no es, desde luego, que lanaturaleza garantiza que nuestros juicios ms llanos sean siempre co-rrectos, sino que la historia causal de tales juicios representa un impor-tante rasgo constitutivo de sus contenidos (Ibd.). Estos pasajes hacenpatente la tensin que manifiesta respecto al papel que el mundo desem-pea en relacin a nuestros estados epistmicos, si por una parte se aludea la simple relacin causal por la otra se pretende que esa relacin delugar a estados epistmicos semnticamente relevantes.

    La contribucin del mundo en el contexto de este esquema esms que confusa y esta confusin se hace tambin evidente en el pen-dular vnculo que se plantea entre los conceptos de justificacin y ver-dad. La enseanza realista es que una vez admitido el concepto deverdad objetiva no hay una manera conocida de defender la idea que lajustificacin de una creencia, incluyendo su justificacin en condicio-nes ideales, pueda garantizar su verdad. Si algo es una creencia enton-ces, en virtud de la objetividad de su contenido proposicional, puederesultar siempre ser falsa, a menos, claro, que su verdad se reduzca dealguna manera a su justificacin. De lo contrario, lo nico que puededecidir la verdad de una creencia o enunciado es el cumplimiento deciertas condiciones cuya satisfaccin no depende, como ya se ha dicho,de las creencias que alguien pueda tener al respecto.

    La idea de verdad como correspondencia est sin dudas presenteen el trabajo de Davidson no slo cuando reconoce que con su teora nopretende competir con las teoras de la correspondencia, actitud quesintetiza en su lema coherentista: correspondencia sin confrontacin(op. cit., p. 74), sino tambin y de manera ms explcita cuando afirmaque si una teora de la coherencia acerca de la verdad es aceptable, hade estar de acuerdo con una teora de la correspondencia (op. cit., p. 77).

    En resumen, el coherentismo, como se ha presentado aqu, in-tentando eludir el final escptico del esquema realista-correspondentistaha llegado a un serio predicamento; por una parte aspira a recuperarel acceso cognoscitivo a la verdad haciendo de la verdad un conceptoepistmico pero, por otra parte, aspira a mantener un concepto deverdad objetiva. Ninguna de estas opciones representa una explicacinconsistente del concepto de verdad, si la verdad es objetiva entoncesno es un concepto epistmico, mientras que si la verdad es un conceptoepistmico entonces no es verdad objetiva. El realismocorrespondentista hace a la verdad inaccesible y por lo tanto conduceal escepticismo mientras el coherentista, al renunciar desde el comienzoa la verdad objetiva se ha rendido ante el escptico sin combatir. Este

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    resultado era bastante previsible si se tiene en cuenta que quienespropusieron abandonar la correspondencia realista para explicar el con-cepto de verdad objetiva lo que hicieron fue despreciar la contribucindel mundo en la formacin de nuestros estados epistmicos, sin adver-tir que cometen el mismo error que sus oponentes al asumir que lanica forma de entender el concepto de verdad objetiva implica algunaforma de compromiso con hechos extralingsticos.

    IV

    Las discusiones en torno al concepto de verdad fueron instaladas enla agenda filosfica del siglo XX en gran parte por los trabajos de FrankRamsey (1927) y de Alfred Tarski (1944). Estos desarrollos fueron recibi-dos con gran inters especialmente por aquellos filsofos que desconfiabande la posibilidad de dar al problema de la verdad un adecuado tratamiento.

    Ramsey inaugura una influyente lnea de pensamiento contem-porneo al sugerir que el problema de la verdad no era un autnticoproblema filosfico sino el producto de una cierta confusin lingstica,siendo lo nico evidente en torno a la cuestin de la verdad que mu-chos de los usos cotidianos del trmino pueden explicarse como unasimple expresin de la oracin de la cual la verdad se predica. De estamanera Ramsey sostiene que al decir algo como:

    Es verdad que la aspirina fue descubierta por Charles Gerhardt en 1853

    no se est diciendo ni ms ni menos que lo que se dice al afirmar

    La aspirina fue descubierta por Charles Gerhardt en 1853

    Desde esta perspectiva la verdad de un enunciado no slo no sepropone como una correspondencia u otra relacin entre los portado-res de verdad y los hechos, tal como lo sugera el enfoque realista tradi-cional, sino que al decir de una oracin que es verdadera no se estatribuyendo ninguna propiedad a la oracin.2 Aunque las conclusiones

    2. Si bien Ramsey admite que los empleos ordinarios del concepto son diversos,al menos, algunos de sus usos ms caractersticos pueden explicarse a partirde este anlisis.

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    de los anlisis llevados a cabo por Ramsey estn sujetos a distintasinterpretaciones, en general, las lecturas coinciden en que reflejan laidea de que la verdad se explica como una forma de redundancia, estoes, decir de una oracin que es verdadera no es ms que otra manerade afirmar la oracin.

    El trabajo realizado por Tarski inspirado en los desarrollos deRamsey y posee especial inters para el anlisis del concepto de verdadya que, como l mismo lo seala, se propone dar cuenta del significadoactual de una vieja nocin explcita en la clsica formulacin deAristteles (a la que se hiciera referencia). Por este motivo el punto departida de su trabajo es explicitar lo que podra considerarse como elncleo mnimo del concepto ordinario de verdad, lo que Tarski expresamediante sus ya famosas oraciones o esquemas oracionales (T):

    (T) S es verdadera si y solo si P

    Siendo S el nombre de una oracin y P la oracin misma (unaoracin del lenguaje al que pertenece el concepto verdad), la caracte-rstica principal de esta definicin es que el trmino verdadero seaplica exclusivamente a oraciones y la idea principal es que tal aplica-cin requiere un lenguaje diferente de aquel al que pertenece la ora-cin en cuestin. Este esquema, tal como Tarski observa, rene lascondiciones suficientes para un uso adecuado del concepto de verdadslo en aquellos lenguajes cuya estructura se ha especificado exacta-mente (op. cit., p. 347), pero no es del todo claro que tenga tambinuna correcta aplicacin a los lenguajes naturales. No obstante, cabenotar, que una caracterstica destacable de la teora es que no renun-cia a la tradicional intuicin realista en la explicacin del concepto deverdad objetiva, aunque antes que la vaguedad propia de la idea decorrespondencia, Tarski define el concepto como una forma de equiva-lencia entre oraciones y hechos. Obviamente los hechos a los que alu-de Tarski en su Concepcin Semntica de la Verdad (tal el nombreque propone para su teora) no son los hechos comprendidos como ob-jetos extralingsticos, esta es la razn por lo cual sus esquemasoracionales (T) adoptan el aspecto de simples tautologas.

    Cabe finalmente valorar el trabajo de Tarski en su justa dimen-sin; la concepcin semntica de la verdad muestra las condiciones deaplicacin del concepto a las oraciones de un lenguaje y al hacerlo da laextensin del predicado verdadero para un lenguaje pero no fue elpropsito de su anlisis decir algo ms acerca del tema. La cuestinque se ha planteado, fundamentalmente a partir de un famoso artculo

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    de Hartry Field de 1972 es si hay algo ms que decir acerca del concep-to de verdad que mostrar sus condiciones de uso. En esta misma lneaalgunos autores han manifestado su disconformidad con el trabajo deTarski, considerando que no constituye un autntico anlisis filosfico delconcepto corriente de verdad (ante lo cual reconocen que tampoco fueeste el propsito de su autor). As por ejemplo Putnam (1991, p.12) afirmaque el trabajo de Tarski requiere complementarse filosficamente ycuando proporcionamos esta complementacin vemos que la nocin deverdad no es filosficamente neutral y que se necesita una explicacinde la correspondencia para entender cmo opera el lenguaje. Por suparte Davidson (1990, p. 295), afirma que el concepto de verdad tieneconexiones esenciales con los conceptos de creencia y significado, peroestas conexiones no son abordadas en el trabajo de Tarski. Sin embar-go, y ms all de estas observaciones, los anlisis del concepto de ver-dad hechos por Ramsey y por Tarski han sido de gran influencia eimportancia para la subsiguiente discusin filosfica.

    V

    La objetividad es una condicin necesaria para hacer inteligible laposibilidad de estados mentales y expresiones con contenido proposicional.No obstante, ni el realismo ni el antirrealismo han podido dar cuentadel concepto de verdad objetiva; como lo afirma Davidson el realismo,con su insistencia en la correspondencia radicalmente no epistmica,pide ms de la verdad de lo que podemos comprender; y el antirrealismo,con su limitacin de la verdad a lo que puede ser aseverado nos priva desu rol como un estndar intersubjetivo ([1990], p. 309).

    Ahora bien, es inevitable admitir una de estas opciones? Defi-nitivamente no y a los fines de evaluar las posibilidades de una ex-plicacin alternativa se debera comenzar por revisar el propio con-cepto de verdad objetiva. Para llevar a cabo esta tarea deberamoscambiar la pregunta inicial qu hace verdadera a una oracin?, poresta otra: qu hacemos cuando atribuimos verdad a un enunciado?Se advierte que con este giro se pasa de hablar de ciertos objetos lasoraciones a hablar de ciertas acciones los enunciados y la pre-gunta que inmediatamente se presenta es: qu es lo que tiene va-lor de verdad: las oraciones o los enunciados? La respuesta no seraadecuada si solo se dijera que el valor de verdad pertenece a unos o

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    a otros; las oraciones por s solas, al margen de su empleo, no pue-den ser verdaderas ni falsas y las acciones lingsticas por su parteal igual que otras acciones difcilmente puedan ser consideradas comoverdaderas o falsas. Cuando atribuimos verdad la atribuimos a loque alguien dice, no a lo que alguien hace, lo que es verdadero ofalso es lo que alguien dice, la oracin declarativa, pero en tantoempleada para hacer una afirmacin.

    Entonces y antes de retomar la pregunta qu hacemos cuandoatribuimos verdad a un enunciado? preguntemos: qu es hacer unenunciado? Respondiendo a esto ha dicho John Searle (1986) que losenunciados y las afirmaciones forman parte de un tipo ms general deaccin lingstica llamada asertricos o asertivos3 cuyo propsito escomprometer al hablante (en distintos grados) con que algo sea el caso,con la verdad de la proposicin expresada () (op. cit., p. 12). Peroadquirir un compromiso con la verdad de una proposicin equivale, a laluz del anlisis de Ramsey, a adquirir un compromiso con la proposicinmisma, lo que constituye una clara respuesta a nuestra pregunta ini-cial: cuando atribuimos verdad a un enunciado adquirimos un compro-miso con la proposicin al igual que lo adquiere quien hace el enunciado.

    En resumen, decir que algo es verdadero, en los casosparadigmticos, no es atribuir una propiedad a una oracin, sino asu-mir un compromiso con aquella oracin (o proposicin) a la que seatribuye la verdad, un compromiso que de cumplirse obligar a unagente a realizar ciertas acciones y evitar ciertas otras. De este modoatribuir verdad a un enunciado de otro no es ms misterioso que hacerun enunciado, es decir, expresar lo que se cree. Pero tambin se haceexplcito que no puede darse pleno sentido al concepto de verdad sinconsiderar en qu consiste hacer un enunciado o una afirmacin, ni esposible comprender la atribucin de verdad a un enunciado sin com-prender el acto de enunciar. Atribuir verdad, al igual que hacer unenunciado, se comprende en parte como una forma de adquirir un com-promiso racional con un cierto contenido.

    Sin embargo esta es a todas luces una consideracin epistmicade la verdad que tiene el beneficio de hacer a la verdad algo accesibleen tanto depende de nuestras actitudes, y como ya vimos, esta explica-cin parece perder de vista el carcter objetivo de dicho concepto, siesto es as, entonces no se trata del concepto de verdad objetiva que

    3. John Austin llamaba expositivos a la clase de actos a la cual pertenecen lasafirmaciones.

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    buscbamos. Si atribuir verdad es un asunto de cules compromisosest alguien dispuesto a asumir entonces la verdad se torna absoluta-mente dependiente de las actitudes epistmicas de los hablantes.

    Pero esto no es as. La necesidad del carcter objetivo del conceptode verdad no es la necesidad de postular hechos extralingsticos sino lanecesidad del carcter objetivo de las condiciones de verdad de una ora-cin. Para ver ms claramente esto volvamos a nuestro ejemplo delcomienzo: hay vida inteligente en algn otro lugar del universo? Loque all se deca es que si esta oracin es verdadera o falsa no es algo quedependa de nuestras actitudes sino del hecho de que haya vida inteligen-te en algn otro lugar del universo. Y ahora se dice que la atribucin deverdad depende de las actitudes de cada hablante o creyente, entonces:no hay aqu una evidente contradiccin? Realmente no la hay, porquelas atribuciones realizadas pueden ser incorrectas, es decir, alguien puedecomprometerse con la oracin hay vida inteligente en algn otro lugardel universo y luego, por ejemplo, a la luz de cierta evidencia, desearretirarle su apoyo, dejar de considerarla verdadera. Por otra parte lasmaneras en que aprendemos a asignar credibilidad a las oraciones noson relativistas, sino que estas maneras estn controladas y ordenadaspor la comunidad en su conjunto. As el carcter objetivo de la verdad aquello que el realista clsico nunca perdi de vista no tiene que con-fundirse con el hecho o con la cuestin emprica de llegar a saber si estoes efectivamente as o no. La objetividad del hecho que haya vida inteli-gente en algn otro lugar del universo no depende de que la haya o no,es decir, no depende de que esta oracin sea o no respaldada por al-guien, o de que decida atribuirle verdad.

    Lo que realmente trasciende nuestras actitudes no es el que se cum-plan o no las condiciones de verdad de una oracin sino que esas condicio-nes se mantengan con independencia de que alguien est dispuesto aafirmarla o negarla, as por ejemplo, la condicin que debe cumplirse paraque la oracin hay vida inteligente en algn otro lugar del universo seaverdadera es que haya vida inteligente en algn otro lugar del universo.Saber si tales condiciones se cumplen o no es una cuestin emprica perola afirmacin de esa proposicin tiene condiciones de verdad cuyo carc-ter es objetivo, en tanto no depende de que alguien est dispuesto a afir-marla, o a asumir un compromiso con ese contenido. Lo que es objetivono es la correspondencia entre la proposicin y el hecho extralingsticosino las condiciones que hacen verdadera a esa proposicin, y en estesentido, como lo seala Paul Horwich (1982, p. 199) no es correcto inferirde la incapacidad para establecer cuando p es verdadero nuestra incapa-cidad para manifestar conocimiento de sus condiciones de verdad. Todo lo

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    que se necesita para conocer las condiciones de verdad de p es entenderla;y todo lo que se necesita para entender p es la habilidad para usarla deacuerdo con las normas de la comunidad, implcitas en las prcticaslingsticas, para juzgar en distintas circunstancias el grado de confianzaque le asignara. Son esas normas implcitas en las prcticas lingsticasde hacer afirmaciones o enunciados las que establecen qu condicionesrequiere afirmar una oracin con cierto contenido y qu compromisosasume quien lo hace.

    Esto explica la prctica de atribuir verdad como anloga a la de ha-cer un enunciado o expresar lo que se cree, lo cual requiere fundamental-mente dominar el lenguaje, saber cules son las condiciones deafirmabilidad de una oracin y averiguar si tales condiciones se cumplen.Si bien sobre el cumplimiento de tales condiciones podemos equivocarnosy rectificarnos, no perdemos el sentido de nuestra accin si el empleo quehacemos de una oracin exhibe sus condiciones de verdad.

    Para sintetizar, nos hemos distanciado en nuestra posicin tantodel realista metafsico como del antirrealista. Se entiende desde elenfoque propuesto que el dominio de la prctica lingstica y en parti-cular de la prctica de afirmar exhibe el conocimiento de las condicio-nes de verdad de las oraciones afirmadas. Esta explicacin del concep-to de verdad no se expone al desafo escptico al igual que lo hace elenfoque realista y puede a la vez dar cuenta de la objetividad sobre labase de la estructura normativa de las prcticas de hacer afirmacio-nes.4 Esta explicacin hace una consideracin epistmica del conceptode verdad hacindolo, en buena medida, dependiente de las actitudesde aquellos que lo atribuyen pero a la vez se garantiza que las condicio-nes de verdad de una oracin se mantienen inalterables ante las dis-tintas situaciones epistmicas de sus usuarios.

    La presente propuesta no debiera ser considerada como una so-lucin definitiva a los desafos escpticos, ms bien lo que se preten-de es buscar lneas alternativas de pensamiento una vez que algunosclsicos desarrollos van dejando esta tarea a nuevas ideas y a msfirmes argumentos.5

    4. Para un desarrollo ms amplio de este anlisis pueden consultarse lostrabajos de Robert Brandom (1976 y 2002).5. Gran parte de los temas y de los intereses que aqu se reflejan fueronmotivados por mi maestro y amigo, el Prof. Alberto Moreno. A su memoriadedico este trabajo.

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    Gustavo Agero

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