Vezzetti apuntes arqueologia

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  • 1. Michel Foucault: apuntes parauna arqueologa de la psicologaHugo Vezzetti (1)Conferencia. XXVIII Congreso Interamericano de Psicologa, Santiago de Chile, 29de julio al 3 de agosto 2001. IQuiero comenzar por situar mi propio inters en un autor como MichelFoucault, tan destacado en el horizonte intelectual contemporneo y que, almismo tiempo, ha sido objeto de lecturas tan diversas. Me interesa, sobre todo,por lo que produce y suscita como historiador y por la renovacin que produceen la disciplina historiogrfica. Es decir, no tanto por la exposicin de susherramientas conceptuales, lo que podra llamarse, un poco en general, susproposiciones "metodolgicas" (la arqueologa, la genealoga, la tica) sino porsus investigaciones histricas. En todo caso, no creo que puedan separarse susideas y sus procedimientos de su notable prctica historiogrfica. Por lo tanto, laexploracin que propongo se separa de cualquier enseanza cannica que, enprincipo, ira en contra del espritu de una obra justamente caracterizada por supropsito crtico y cuestionador de las "verdades" establecidas. Quiero destacareste punto de vista: la importancia de esa obra depende menos de un "sistema"de pensamiento que de la trabajosa empresa de construccin de nuevos objetos deanlisis, en una dimensin histrica o, como dice Foucault, en "canterashistricas". Esos nuevos "objetos", que han quedado ntimamente asociados a laobra de Foucault son bien conocidos: la locura, la clnica, la criminalidad, lasexualidad, la gubernamentalidad. Y todos giran, explcita o implcitamente,alrededor de una interrogacin sobre las ciencias humanas modernas.Lo ms destacable de esta serie de nuevos "objetos" de conocimiento histrico esel impacto que producen sobre las historias propiamente disciplinares. Lahistoria de la psiquiatra y de la medicina, de las disciplinas psicolgicas,pedaggicas, criminolgicas, de la sociologa y de las disciplinas sociales ypolticas, del psicoanlisis, no pueden dejar de tomar en cuenta ese impacto, seapara incorporar algo de esa inspiracin crtica, sea para intentar algunarefutacin de los anlisis foucaultianos. Desde luego que hubo y hay tradicionesms cerradas a ese impacto, en espacios disciplinares, como el de la psicologaacadmica, que se mantienen replegados sobre sus propias certezas y suspropios crculos de practicantes. Pero aun en el caso de la historia de lapsicologa, puede verse la referencia a Foucault en la "Introduccin" de la obrareciente de Roger Smith, que es bsicamente una historia de la psicologa peroque, significativamente, se llama historia de las ciencias humanas. (2)Ahora bien, quiero avanzar otra proposicin sobre la lectura de Foucault y suinters para una historia renovada de las disciplinas psicolgicas. Ese impacto,que todos reconocen, no se reduce a un efecto general o a una inspiracin nica.Las transformaciones que su obra produce en los temas y problemas de la

2. historia de las ciencias humanas, para retomar la denominacin de Roger Smith,no puede ser reducida, por ejemplo, a la relevancia de la cuestin de ladiscontinuidad. Ese es el enfoque del autor citado que le permite reunir aFoucault con Marx y con Kuhn en una suerte de agregado de autores que hanresaltado, diferentemente, el papel de las rupturas en la historia de las ciencias.Contrariando esa idea de una influencia o de una inspiracin nica, de carctermetodolgico, quiero destacar que las consecuencias ms innovadoras de laobra de Foucault son diversas y se producen en sus grandes trabajos deinvestigacin, es decir, en las historias de la locura, la clnica, las disciplinaspenales, la sexualidad. Y en cada una de ellas hay que destacar la correlacinque se establece entre esos nuevos objetos con los conceptos y con ciertosprocedimientos de descripcin y de anlisis. Por ejemplo, el problema delindividuo, presente en el trabajo sobre la locura y en el de la clnica, no recibenun tratamiento homogneo en esas obras y, desde luego, es diferente de lacuestin tal como es abordada en Vigilar y castigar. En el mismo sentido puededecirse que la arqueologa de la mirada mdica no es la de las ciencias humanasy que la genealoga de la prisin no es la misma que se aplica a la sexualidad.(3)De modo que el inters de esa obra no se separa de las interminables lecturasque es capaz de recibir y suscitar, siempre que sean lecturas guiadas porpreguntas, que es lo que permite cierto "dilogo", y a la vez cierta distancia. Loque me interesa proponer es esto: una lectura que abre la perspectiva deiluminar nuevas investigaciones y una suerte de dilogo y confrontacinabiertos en funcin de problemas que sean los nuestros; y que reconozcan eincluso acenten el carcter particular de los textos, los caminos diferentes, losobstculos, incluso las ambigedades, las rectificaciones y los saltos en esa obra.Adems, los temas y dominios a los que esa obra se refiere, transformados odirectamente "fundados" por esa obra, tocan algunos de los problemas mayoresdel saber y las instituciones modernas: locura y razn, "dispositivos" de lasalud, el trabajo, el delito, la sexualidad y la familia, la educacin y la tica, lasprcticas de gobierno. De modo que, ante todo, permite a la psicologa (y a laciencias humanas en general) una indagacin crtica sobre saberes, institucionesy prcticas modernas de las disciplinas y, en definitiva, sobre sus propiosfundamentos. Es claro que los objetos y los problemas abiertos por lainvestigacin foucaultiana van ms all de la psicologa; en verdad, esa obrapuede leerse como una discusin que se incluye en una tradicin muycaracterstica de interrogacin crtica de la modernidad, y que sin dudas incluyea Marx, a Weber y a la Escuela de Frankfurt.(4)IIHacia el final de su vida, Foucault., traza retroactivamente un mapa de su obray se refiere centralmente a tres mbitos de una genealoga del sujeto:1) en relacin a la verdad se habra planteado cmo nos constitumos comosujetos de conocimiento;2) en relacin al campo del poder, se tratara de indagar a los sujetos que actan 3. sobre los otros;3) en relacin a la tica, el problema sera la formacin de los sujetos comoagentes morales.Y para estas tres problemticas (saber, poder, tica) habra construdo loscorrespondientes artefactos metodolgicos: la arqueologa, la genealoga y la tica.(5)Lo ms destacable para las lecturas que propongo es que si bien su trayectoriaintelectual ofrece ese sesgo que se refiere, finalmente, al nacimiento del sujetomoderno, lo caracterstico es que la cuestin de los saberes no se separa de unainterrogacin precisa sobre las instituciones y las normas. Foucault no elude ladimensin emprica, aplicada e incluso tecnolgica de las disciplinas de las quese ocupa, y esto es algo que est presente ya en su Historia de la locura y, auncuando vara de una obra a otra, con distintos nfasis, est presente en casi todasu obra. Es lo que va a quedar plasmado como una nueva historia en la que losnuevos objetos (locura, clnica, sexualidad, penalidad) y las "disciplinashumanas" quedan situadas en un campo de prcticas, de operaciones eintervenciones. En esa direccin, se destacan ciertos ncleos de esa obra, queson a la vez problemas de lectura y del contexto de produccin y de recepcin.El dominio en cuestin es, entonces, el de las disciplinas humanas modernas, undominio de "formaciones" complejas, en el que la dimensin de la ciencia y lossaberes queda tramada con factores que responden a la lgica de las prcticasinstitucionales y los usos. Frente al criterio establecido que define y ubica aFoucault en las huellas del estructuralismo me interesa explorar estaproblemtica que preexiste y trasciende el "momento" estructuralista y que esun ncleo recurrente en su obra: una historia crtica de las ciencias humanasque no es encarada por la va de la tradicin filosfica sino de disciplinasempricas como la medicina, la psicologa, la psiquiatra, la criminologa, lasexologa y el psicoanlisis.Me interesa, entonces, esa lnea de trabajo que ofrece una investigacin originaldel nacimiento "moderno" de las ciencias humanas y sociales y que tiene comoteln de fondo una historia del sujeto moderno, es decir, que se propone a lavez un anlisis crtico del sujeto moderno y de los saberes e instituciones que leestn destinados. Al mismo tiempo, Foucault mantiene esa referencia adisciplinas que son, dice, epistemolgicamente "dbiles", en la medida en queno podran dar cuenta, en su propio corpus terico y metodolgico, de susprincipios de explicacin y justificacin. Si tomamos el caso de la psicologa, porejemplo, basta ver la insistencia con que se plantea la pregunta acerca de si setrata de una ciencia; es una pregunta que prcticamente nace la propiadiscipina. Lo importante es el giro que produce la obra de Foucault en esadiscusin a partir de una innovacin que est en la base de la historiaarqueolgica. Puede haber, sin duda, diversas formas de cernir lo que seracaracterstico de la "arqueologa" foucaultiana; yo querra insistir en definirlapor lo que no es: no es una historia epistemolgica en la medida en que suspendeel criterio mismo de la demarcacin entre ciencia y no-ciencia. Pero al dejar de 4. lado la discusin sobre el carcter cientfico de esas disciplinas no implica negarque en ellas existe un cierto orden, sistemas de reglas, conceptos, problemticas,modos de enunciacin.Distintas categoras a lo largo de la obra de Foucault se van a referir a lapostulacin de un principio de organizacin de conjuntos heterogneos, quetratan de poner en relacin la dimensin del discurso y la de componentes no-discursivos, en ese dominio al que nos hemos referido y que se refiere a saberese instituciones que rodean al sujeto moderno. Por ahora, slo enuncio losdiversos conceptos que a lo largo de la obra foucaultiana se refieren a esa ideade organizacin y que debe ser objeto de un examen ms preciso. Cuandoquiere indicar sobre todo la autonoma relativa de los saberes y las prcticasdiscursivas, va a hablar de episteme y de formacin discursiva; cuando quieradestacar la trama de reune el discurso y la institucin va a emplear otrosconceptos, sobre todo disciplina y dispositivo.Y es claro que una historia de la psicologa que est dispuesta a preguntarsesobre las relaciones de ese campo disciplinar con el horizonte de discursos, deprcticas y de instituciones del mundo moderno no puede ignorar este conjuntode problemas, en particular las diferentes lgicas operantes en sudesenvolvimiento histrico. En el terreno propiamente historiogrfico, meinteresa destacar el modo cmo pone en cuestin la separacin misma entrehistoria del pensamiento e historia social de las prcticas. Ya en la Historia de la locura,la primera de sus grandes investigaciones histricas, produce, en ese sentido,un trastocamiento de los gneros historiogrficos usuales. Lo hace, en suexploracin de la "experiencia histrica de la locura", cuando pone en relacindos hechos simultneos que corresponde a "series" que la historia corrientetratara siempre por separado: por un lado, en 1657, la creacin del HospitalGeneral de Pars y la prctica del internamiento de reune a locos, pobres y otros"desviados", que se generaliza a lo largo del siglo XVII; por otro, el conocidofragmento de Descartes, en la primera de las Meditaciones, publicadas en 1641,en el cual la locura quedara exiliada, excluda de la razn pensante.(6)A partir de ese libro (aunque no fue el primero fue el que el propio autorestableci como el comienzo de su obra) y de la siguiente exploracin sobre laclnica y la mirada mdica, Foucault mostraba qu tipo de problemas y,consiguientemente, qu corpus de disciplinas le interesaban. Y la psicologa, enla que se haba formado en sus primeros estudios universitarios, formaba partecentralmente de ese horizonte de problemas. En verdad, esa referencia a lapsicologa y al psicoanlisis va a reaparecer, con enfoques y objetivos diferentes,en todas sus grandes obras de investigacin. Obviamente, desplegar unaexploracin de todas esas referencias est ms all de las posibilidades de estaconferencia, de modo que voy a trabajar sobre todo el primer perodo en tornode la locura y de la clnica.IIILa relacin de Foucault con la psicologa y con el psicoanlisis esta presente 5. tempranamente en su formacin acadmica y en sus primeros trabajos.Egresado de la ENS a comienzo de los 50 obtiene un diploma en psicologa y enpsicologa patolgica y muestra un inters, ciertamente crtico, por esasdisciplinas que se expone en sus primeros trabajos: "La psicologa de 1850 a1950", que es de 1953 aunque fue publicado en 1957, y el pequeo libroEnfermedad mental y personalidad que es tambin de 1953; en esos mismos aosescribe tambin "La investigacin cientfica y la psicologa".(7) Estos textos sonanteriores a la obra que lo va a hacer clebre, que es su tesis, sobre la historia dela locura.Veamos brevemente su visin de los cien aos de la psicologa, transcurridoshasta 1950, que se corresponde con un momento de su formacin en el quedominan la inclinacin hacia la tradicin fenomenolgica y el inters por la obrade Binswanger. Por un lado, parte de una tesis, que no es en s misma original,que seala una contradiccin en el origen mismo del proyecto de una psicologacientfica, entre la voluntad de conocimiento y la reduccin de ese proyecto desaber positivo a los postulados del naturalismo, que pretendera agotar al sujetohumano en su ser natural, por una parte, y la cuantificacin, es decir la adopcinde los procedimientos de medicin y experimentacin propios de la cienciasnaturales, por otra. Lo que viene a decir, y que ya otros haban dicho, es que enverdad el sujeto humano se separa de la naturaleza y que, por lo tanto, requierede otros mtodos. Se refiere a lo que va a exponer como "el descubrimiento delsentido" en una direccin que pone en relacin a Husserl con Freud comoaquellos autores que permitiran explorar esa dimensin humana que escapa alas determinaciones de la naturaleza.Agotado el proyecto del naturalismo se hace necesario un nuevo proyecto,todava incumplido en la visin de Foucault, que debe ser capaz de combinarnovedosamente los temas y los mtodos de la psicologa. Y es claro que lainspiracin que lo gua es la de Merleau-Ponty, ya que se tratara de admitir losnuevos objetos propuestos por quienes se orientan al anlisis de la conductapero reunirlos con la renovacin del mtodo proveniente de las psicologasdescriptivas o fenomenolgicas. Es decir que en la confrontacin entre latradicin naturalista que deriva en el conductismo y la tradicinfenomenolgica se trata de poner en relacin lo que cada una trae, a su modo,de novedoso; ya que una innova en el objeto (la conducta) mientras permaneceaferrada a los viejos procedimientos de las ciencias naturales y la otra renuevael mtodo (la descripcin fenomenolgica) pero sigue apegada a los viejostemas de la conciencia.Pero lo que me interesa destacar, en una lectura necesariamente sesgada desdelos problemas que salen a la luz en su obra posterior, es que no se limita a esacrtica filosfica de los conceptos y los mtodos (eso es lo que haba hechoMerlau-Ponty) sino que presenta un enfoque histrico de la psicologa modernaque se refiere explcitamente a la dimensin de las prcticas: "educacin,medicina mental, organizacin de los grupos". Es por el lado de esas prcticas yde los problemas que ellas enfrentan que la psicologa podra aproximarse a las 6. ciencias de la naturaleza: se refiere a una dimensin aplicada o tecnolgica delsaber. Pero se trata de prcticas diferentes: mientras que las de las cienciasnaturales responden a dificultades o lmites que son temporarios yprovisionales, la psicologa, dice Foucault, "nace en ese punto en el que la prctica del hombre encuentra su propia contradiccin. La psicologa del desarrollo naci como una reflexin sobre la detencin del desarrollo; la psicologa de la adaptacin como un anlisis de los fenmenos de inadaptacin; las de la memoria, de la conciencia, del sentimiento aparecieron como psicologas del olvido, del inconsciente y de las perturbaciones afectivas. Sin forzar los trminos se puede decir que la psicologa contempornea es, en su origen, un anlisis de lo anormal, de lo patolgico, de lo conflictivo, una reflexin sobre las contradicciones del hombre consigo mismo. Y si se transform en una psicologa de lo normal, de lo adaptativo, de lo ordenado, es de una manera secundaria, como un esfuerzo por dominar esas contradicciones."No me propongo un anlisis ms exhaustivo de ese texto. Slo me alcanza parasealar que ya en ese perodo dominado por la filiacin fenomenolgicaFoucault destaca algo que ilumina sus pasos posteriores: la "verdad" de lapsicologa no deriva de un estatuto de objetividad, propio de las cienciasnaturales, sino que reside, propiamente, en una dimensin negativa: la locura, elretardo, el conflicto. De modo que la orientacin hacia lo que puede llamarse lasdisciplinas clnicas no es accidental ni puede relacionarse simplemente con subiografa sino que revela un ncleo problemtico consistente. Es lo que se poneen evidencia en su libro sobre la enfermedad mental. En l parte de dospreguntas:1) Hay propiamente "enfermedad" psquica?; y 2) Qu relacin puede haberentre la patologa orgnica y la patologa mental? Lo que quiero destacar es queexplora crticamente el discurso de la psicopatologa por una doble va. Por unaparte, a travs de un anlisis fenomenolgico-existencial de los desrdenespsquicos, que son abordados como una experiencia subjetiva, una "condicinde la existencia". Pero adems, y es lo que quiero destacar, por la va de unanlisis de las condiciones histricas y sociales de los trastornospsicopatolgicos. Y este anlisis, dicho brevemente, es una historia y un anlisismarxista de la "alienacin mental". IVLa Historia de la locura en la poca clsica es una obra compleja, que combinadiversos enfoques y recorre fuentes igualmente diversas en el estudio de lo quellama una experiencia de la locura: el saber mdico y las prcticas institucionales,el discurso filosfico, literario y jurdico, la historia social, econmica y poltica.Me interesa destacar el modo en que interroga esa experiencia para buscar enella cierto ncleo iluminador del nacimiento de las ciencias humanas.Indudablemente, no puede decirse que toda la historia de la psicologa puedaser abarcada a partir de ese ncleo; pero tampoco pueden desconocerse losproblemas nuevos que abre para una consideracion histrica que no quieralimitarse a una crnica de autores, teoras y escuelas, replegada sobre s misma 7. e incapaz de preguntarse por las condiciones que hicieron posible elsurgimiento de ese tipo particular de disciplinas en el ciclo moderno. En efecto,una tesis central de esta obra en cuanto al problema que nos ocupa es el lazoestrecho que establece entre psicologa y modernidad. En el "Prefacio" de 1961(excludo de la versin defintiva de 1972 y en la edicin castellana) se incluyeuna afirmacin que puede servirnos de gua en la lectura que intentamos: Por haber dominado su locura; por haberla captado, liberndola, en las prisiones de su mirada y su moral, por haberla desarmado rechazndola hacia un costado de s, se autoriz el hombre a establecer, en fin, de s mismo a s mismo esta suerte de relacin que se llama "psicologa" [...] En la reconstitucin de esta experiencia de la locura, se ha escrito, como por s misma, una historia de las condiciones de posibilidad de la psicologa. (8)Esa "arqueologa de la psicologa" (9) comienza por separar y distinguir unaexperiencia clsica de la sinrazn, que es tica y que comprometa una voluntadlibre, de la experiencia moderna, que es antropolgica: ya no es reveladora de unerror y una desviacin que se opone a una Razn genrica sino que est en elhombre, determinada por causas naturales: es positiva y objetivable. Allradicara la condicin de una psicologa emprica que encuentra un modeloejemplar en la "locura moral", un cuadro en el que la observacin externa de laperturbacin mental debe necesariamente continuarse hacia el espaciosubjetivo. En la medida, entonces, en que el proyecto de conocimiento y degestin de la moderna "enfermedad mental" debe prolongarse hacia una"verdad" interiorizada en el delirio, los deseos primarios, la infancia, el sueo, elcampo mismo de una psicologa se enfrenta a un juego interminable decontradicciones entre exterioridad e interioridad, entre objetivacin eindagacin de la subjetividad.En la experiencia moderna, la locura puede constituirse en objeto de unadefinicin positiva, que constituye en verdad una reduccin de las diversosncleos de la experiencia clsica a la forma de una alienacin psicolgicaprimordial. La alienacin ya no coincide con la expulsin y el encierro sinoque la separacin respecto del mundo familiar y social, que es el fundamentodel manicomio como aparato de tratamiento, se duplica en el interior del loco,como una distancia respecto de s mismo, una falta frente a la cual no alcanzacon el control externo. La lgica del tratamiento moral de Pinel, por ejemplo,incluye diversos ejercicios y recursos que operan en direccin a una suerte deinteriorizacin de la vigilancia, que ahora busca implantarse comoautocontrol. Pero ese giro en el tratamiento de la locura, que queda asdesplazada a cierta idea de subjetividad, nace en una estrecha relacin coninstituciones y prcticas sociales. En esa direccin, quiero destacar un tema queFoucault analiza inmediatamente antes de ocuparse del nacimiento del asilo yque, puede pensarse, es planteado como la condicin y el correlato de la clnicapsicolgica y psicopatolgica. Me refiero al papel que atribuye al mbito de lajusticia y el nacimiento de una psicologa del crimen, en el captulo Del buenuso de la libertad. 8. All dice que est naciendo una psicologa que es, ante todo, la imageninvertida de la justicia clsica: lo que antes, en el proceso judicial clsico,estaba oculto, se convierte ahora en una verdad de otro orden que se manifiestaabiertamente: la psicologa y el conocimiento de lo que hay de ms interior enel hombre nacen justamente de que la conciencia pblica ha sido convocadacomo instancia universal, como forma inmediatamente vlida de la razn y lamoral, para juzgar a los hombres. Encuentra all, entonces, un terrenofundamental del surgimiento del conocimiento psicolgico.(10)Es sabido que Foucault va a retomar un anlisis de la penalidad como unfundamento de las ciencias humanas en una obra posterior, Vigilar y castigar. Loque quiero destacar aqu, en su anlisis histrico de la locura, es eldescubrimiento paradjico de la subjetividad psquica en el marco de lasprcticas penales. Lo paradjico es que mientras que la justicia debe encarnaruna conciencia pblica, incluso estatal frente al crimen, al mismo tiempo puededecirse que ste se interioriza y su significacin no deja de volverse cada vezms privada. La criminalidad se divide: por un lado hay una medida queajusta la falta y el castigo segn las normas de la conciencia pblica, es decir,las reglas jurdicas; por otra, hay otra medida que define la relacin de la faltacon sus orgenes, medida que es del orden del conocimiento, de la asignacinindividual y secreta. De all, propone Foucault, que el conocimientopsicolgico como saber del individuo mantiene en sus orgenes un vnculofundamental con las formas del juicio que profiere la conciencia pblica: lapsicologa individual nace de la reorganizacin de la conciencia social.(11)En esa direccin, Foucault se ocupa de lo que presenta como el primer crimenpasional en Francia, a fines del siglo XVIII: el caso de un obrero acusado delasesinato de su amante. En casos similares, bajo la lgica de la penalidadclsica, el estado de locura no era considerado en el proceso mismo de laadministracin de justicia, es decir, no era tomado en cuenta en el anlisis delacto criminal. En el nuevo estatuto de la penalidad que se revela en el crimenpasional algo ha cambiado y se abre el gran debate del crimen y de laalienacin, se hace necesario establecer el lmite entre alienacin psicolgica yresponsabilidad criminal.(12) Nace una verdad psicolgica, un conocimientode la desviacin de las pasiones que reside en el interior del hombre y que lanueva disciplina tratar de fijar y objetivar.Es a partir de estos problemas que el anlisis histrico del asilo y el nacimientode la psiquiatra cobra un relieve ejemplar. En la nueva experiencia de la locuraque encuentra su sede en el manicomio moderno Foucault destaca y a la vezrelaciona las caractersticas de esa institucin nueva con el lugar central delalienista: es lo que llama la "apoteosis del personaje mdico". Sus tesis histricashan sido discutidas y no pueden ser simplemente tomadas al pie de la letra.(13)No obstante hay una proposicin que merece ser considerada y debatida en susconsecuencias sobre una iluminacin crtica de la psicologa y los psiclogos. Lalgica del tratamiento moral condensa en el alienista, a la vez una figura de sabery de autoridad. O, lo que es lo mismo, el manicomio es la vez un dispositivo de 9. observacin y conocimiento y un aparato moral. De modo que si se quieretomar la inspiracin foucaultiana que quiere ver en esa experiencia un ncleorevelador de las nuevas disciplinas clnicas hay que tomar en consideracin queen ella coexisten dos "ideales": por un lado, un ideal cientfico-natural orientada ala objetivacin y un ideal poltico y moral fundado en la autoridad y el juicioinmediato del profesional.El nacimiento de la clnica es una investigacin sobre las condiciones histricas dela clnica mdica, en particular sobre la formacin de una mirada y de unlenguaje que estn en la base de los procedimentos por los cuales la medicinamoderna se reconoce como cientfica. Pero al mismo tiempo es una crticaprofunda a la historia tradicional de la medicina que ha construdo un pequeomito de los orgenes en ese acceso a la observacin que habra fundado unanueva objetividad. Frente a la concepcin positivista, apegada a los "hechos",que concibe el nacimiento de la clnica como un simple "descubrimiento" dedatos sensibles que estaban all desde siempre, Foucault viene a decir que no esque los modernos fueran mejores observadores sino que, propiamente, ya novean lo mismo. Esto es as en la medida en que hay un orden de lo visible, queno es el dato natural sino que depende de "cdigos perceptivos" que searticulan con lo enunciable; de modo que ese nuevo rgimen de una miradasobre el cuerpo, los rganos y los tejidos, se sostiene en una estructura quereune percepcin y lenguaje. En principio, es fcil advertir que esa intervencincrtica sobre el estatuto mismo de lo observable puede ser fcilmente extensibleal modo tradicional de presentar el nacimiento histrico de la psicologacientfica, por la relacin con los procedimientos de observacin, medicin yexperimentacin. Es evidente, entonces, que la crtica a la visin histrica de lamedicina positivista tiene consecuencias para una historia de la psicologaedificada sobre premisas enteramente similares.Pero querra destacar en este trabajo de Foucault algo que excede la crtica delas historias establecidas, en la medida en que propone, positivamente, unpunto de vista novedoso sobre la figura del individuo, a la vez un concepto y eltrmino de referencia necesario de esa observacin que va a dar nacimiento alas "disciplinas clnicas". Y es claro que esos problemas, que son centrales parauna historia de las ciencias humanas, exceden los temas de la historia de lamedicina. En verdad, las representaciones del "individuo" en el pensamientomoderno, en la filosofa y las ciencias, quedan situadas en un cruce disciplinar,entre las ciencias biolgicas y las polticas y sociales, entre la psicologa y elderecho. (14) De ninguna manera puede decirse que el planteo de Foucaultagote esa problemtica. Lo destacable, en todo caso, es que enlaza elsurgimiento de la cuestin del individuo a ese cambio en el rgimen de verdadque emerge con el nuevo paradigma de una "clnica de la mirada". Es decir quela historia del individuo se anuda con la historia del estatuto de la mirada y laobservacin all donde, precisamente, se fundara el acceso a un saber que ya nose refiere a lo general, a la idea purificada de toda referencia a lo sensible, sino aun saber de lo particular, dominado por la densidad sensible y visible de suobjeto. 10. Estos son algunos de los problemas, brevemente expuestos, que se suscitan parala historia de la psicologa en una lectura de estos primeros trabajos de MichelFoucault. Es claro que en esa obra hay ms de un giro en el itinerario posterior,en el que stos y otros problemas quedarn reformulados. Esto esparticularmente notable en una obra como Vigilar y castigar, en la que vuelvesobre la genealoga del individuo y el poder sobre los cuerpos. Lo menos quepuede decirse es que a partir de ella se ha producido cierta vulgarizacin de unvocabulario, que se refiere a la "disciplina", la "norma" y el poder, que sin dudaha impactado profundamente el cuestionamiento contemporneo de lasdisciplinas psicolgicas. Para evitar los riesgos de la simplificacin me parecenecesario, ante todo, trazar un recorrido ms amplio de esa problemtica en laobra de Foucault y en particular en ese primer tramo dedicado a la locura y laclnica que no ha quedado cancelado ni superado por los trabajos posteriores.En todo caso, a partir de esos primeros trabajos, se hace posible una lectura msprecisa de las innovaciones que se producen en las investigaciones posteriores.Notas1 Facultad de Psicologa, Universidad de Buenos Aires. Investigador delCONICET2 Roger Smith, The Human Sciences, London, Norton, 1997. Vase R.Smith, "Lahistoria de las ciencias humanas", traduccin de Ana Mara Talak. Dpto.Publicaciones, Fac. Psicologa, UBA.3 Historia de la locura en la poca clsica (1961; 2edic. modificada: 1972), Mxico,FCE, 1976: reproduce la 2 edicin. El nacimiento de la clnica (1963), Mxico,Siglo XXI, 1966. Las palabras y las cosas (1966), Mxico, Siglo XXI, 1968. Laarqueologa del saber (1969), Mxico, Siglo XXI, 1970. Vigilar y castigar (1975),Mxico, Siglo XXI, 1976. Historia de la sexualidad I. La voluntad de saber (1976),Mxico, Siglo XXI, 1977.4. Vase Derek Sayer, Capitalismo y modernidad. Una lectura de Marx y Weber,Bs.As., Losada, 1995.5 "Sobre la genealoga de la tica" (entrevista por H.Dreyfus y P.Rabinow)(1983), ("A propos de la gnalogie de lthique", Dits et crits, t.IV, p.609. enDiscurso, poder y subjetividad, presentacin y compilacin por O.Tern, Bs.As., Elcielo por asalto, 1995.6 M.Foucault, Historia de la locura en la poca clsica, op.cit., t.I, pp.75-78.7 Vase Didier Eribon, Michel Foucault, Barcelona, Anagrama, 1992. MichelFoucault, Dits et crits, Pars, Gallimard, 1994, tomo I. Michel Foucault,Enfermedad mental y personalidad (1954), Bs. As., Paids, 1961.8 "Prface" (1961), Dits et crits, Pars, Gallimard, 1994, t.I; prefacio a la primeraedicin de la Historia de la locura, suprimido en las ediciones posteriores. 11. 9 Vase Frdric Gros, Foucault y la locura, Buenos Aires, Nueva Visin, 2000,p.64.10 M. Foucault, Hist de la locura, op.cit., t.II, p.169.11 Id., pp.170-171.12 Id., pp.174-175.13 Vase Gauchet, Marcel y Swain, Gladys, La pratique de lesprit humain.Linstitution asilaire et la rvolution dmocratique, Pars, Gallimard, 1980.14 Vase Georges Canguilhem, Lo normal y lo patolgico (1966), Mxico, SigloXXI, 1971. Alain Renaut, "Individuo, dependencia y autonoma", en AlainEhrenberg, Individuos bajo influencia, Buenos Aires, Nueva Visin, 1994.