VictoriaCamps, Etica y Sociedad de La Informacion

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  • TICA Y SOCIEDAD DE LA INFORMACIN

    Victoria Camps

    31 de octubre de 2002

    No cabe ninguna duda que la llamada sociedad industrial ha dado el paso a la

    sociedad de la informacin. A grandes rasgos, esto significa que la produccin y la

    propiedad de los bienes materiales han perdido relevancia a favor de eso que se

    llama el acceso a los servicios. Alguien ha escrito que vivimos en una sociedad

    donde el acceso de las personas a las cosas y a los servicios es lo ms importante

    y es el indicador de bienestar; para decirlo con palabras de Manuel Castells: el

    instrumento fundamental hoy no es el mercado, sino la Red. Es una

    transformacin que afecta a muchos mbitos; afecta a la enseanza, afecta al

    mercado laboral, afecta nuestras formas de vida, afecta al aspecto que van

    teniendo las ciudades, y afecta, sobre todo, a las relaciones entre las personas.

    Hoy, por ejemplo, el ordenador es una herramienta tan esencial como el telfono o

    el automvil, hoy podemos buscar empleo en Internet, y podemos trabajar desde

    Internet sin movernos de casa. Hoy, ciudades que fueron un exponente de la

    industrializacin, como por ejemplo en Espaa, Barcelona o Bilbao han cambiado

    de aspecto. En lugar de las grandes fabricas, lo que hoy hay son zonas de

    negocios o zonas de servicios; en lugar de los parques o de las plazas, lo que

    hay son parques temticos; en lugar de los pequeos comercios, lo que hay son

    grandes superficies. Es una poca, la nuestra, de servicios, donde domina eso

    llamado el tercer sector.

    Como todo cambio, el paso a la sociedad de la informacin viene acompaado

    siempre de una serie de problemas, de paradojas que nos inquietan. Estos

    problemas no tienen tanto que ver con la relacin entre las personas, como con la

  • forma de entender la realidad y el modo de organizarnos poltica y socialmente. Y

    es una simplificacin pensar que estos cambios son slo cambios instrumentales,

    como por ejemplo, pues que el cambio consiste en que nos podemos comunicar

    ms o quizs mejor, o que es posible hacer la compra sin salir de casa, o que ya

    no ocurre nada mininamente importante que no podamos conocer inmediatamente

    en tiempo real, o que empieza a ser posible interactuar con los representantes

    polticos de manera ms directa a travs de la Red a como se haca hace pocos

    aos.

    Todo esto es cierto, pero estos son cambios bsicamente cuantitativos, y a m

    lo que me interesa es preguntarme y preguntarnos, si estos cambios cuantitativos

    implican necesariamente un cambio cualitativo. Dicho de otra forma, si la

    modernizacin significa realmente progreso. Muchas veces confundimos estos dos

    trminos; pensamos que estar modernizados significa que hemos progresado

    humanamente, no siempre significa lo mismo. Es decir, las preguntas que me voy

    hacer son, por ejemplo, si poder acceder a ms informacin nos ayuda a vivir

    mejor, si es cierto que estamos mejor comunicados y no slo ms comunicados, si

    la acumulacin de informacin nos hace ms sabios o por lo menos ampla

    nuestro conocimiento, qu valores ticos trae consigo la sociedad de la

    informacin, o ms bien, qu valores ticos nos obliga a sacrificar la sociedad de

    la informacin.

    Soy consciente de que ante todas estas cuestiones es relativamente fcil

    adoptar una actitud catastrofista, y derribar todo. Todas las grandes innovaciones

    desde la imprenta, del ferrocarril a la aeronutica, han provocado esa reaccin

    catastrofista, y creo que es una actitud simplista y una actitud bastante frvola

    quedarse en lo negativo, quedarse en la destruccin de lo nuevo. Es verdad que

    la sociedad de la informacin produce grandes ventajas como lo he dicho antes

    en el mbito del trabajo donde se estn dando nuevas formas de ocupacin,

    donde hay tambin ms autonoma y tambin ms flexibilidad laboral, ventajas en

    el comercio, donde la distribucin a travs de la Red permite prescindir de

    intermediarios, ventajas en la posibilidad de comunicacin a todos los niveles,

  • ventajas de disponer tambin de ms tiempo libre y de una cierta oferta de bienes

    ms rica para administrar mejor el tiempo libre, pero estas ventajas nunca

    aparecen solas; siempre van rodeadas de peligros o por lo menos de

    inconvenientes. Es verdad que se han creado formas de trabajo nuevas pero,

    tambin es verdad que actualmente tenemos un paro como nunca antes lo

    habamos tenido; tambin, por otras razones, como que la mujer ha accedido al

    mundo laboral. Es verdad que el trabajo se puede hacer de una manera ms

    autnoma y ms flexible, pero tambin esa misma autonoma produce una mayor

    soledad, mayor ensimismamiento, mayor autismo por parte de las personas,

    incluso mayor angustia. Es verdad que tenemos ms tiempo libre, pero es verdad

    que no sabemos cmo entretenernos y cmo utilizarlo, es verdad que hay una

    simplificacin de las transacciones econmica, pero eso no est libre de mayores

    fraudes. Por lo tanto, creo que hay que ver la realidad con las dos caras que

    ofrece: una cara positiva y una cara negativa.

    Para no dispersarme demasiado me fijare en dos preguntas: hasta qu punto

    la sociedad de la informacin puede hacernos ms libres y ms autnomos?

    primera pregunta-. Segunda pregunta hasta qu punto nos ayuda vivir mejor en

    comn, es decir, hasta qu punto nos ayuda ser ms demcratas, cmo puede

    contribuir esa sociedad emergente hacernos individualmente ms humanos?

    Porque no cabe duda que la libertad es el rasgo ms especifico del ser humano,

    ste no tiene ms remedio que elegir qu forma de vida quiere, a diferencia de

    otros animales no humanos el ser humano puede elegir la forma vida que quiera

    vivir. Por una parte, la libertad nos humaniza, y por otra parte, si entendemos que

    la democracia consiste en tres rasgos fundamentales, que son: sufragio universal,

    gobierno de las mayoras y respeto de las minoras. La pregunta que me har es

    hasta qu punto la sociedad de la informacin nos permite y nos ayuda a

    perfeccionar el sufragio universal, a hacer que el gobierno sea en realidad para las

    mayoras y que de verdad se respete a las minoras?

    Para empezar voy a fijarme en los aspectos ms negativos, que es lo que yo

    llamo las tiranas de la informacin. Es antrpico referirse a la informacin de hoy

  • como una informacin que desinforma, es una contradiccin; es informacin que

    nunca vamos a estar seguros de que realmente nos informe, sino que pensamos

    que la informacin ms bien nos confunde. Es una informacin que desinforma por

    una serie de cuestiones: es excesiva, es fragmentaria, es demasiada rpida, es

    demasiada dependiente de las exigencias del mercado, es decir, es una

    informacin que parece que no cumple el objetivo fundamental que es darnos

    cuenta de lo que pasa, de lo que ocurre, y eso es lo que yo pretendo analizar,

    fijndome en cuatro tiranas de la informacin.

    La primera tirana es la de la velocidad, la cual yo creo que est muy bien

    reflejada en una expresin que hoy utilizamos sobre todo para referirnos a la Red,

    a la Internet que es la de autopistas de la informacin. Esta expresin es muy

    sintomtica, tanto de la velocidad con que se transmite la informacin como del

    ruido que produce la informacin, como en una autopista donde pasan muchos

    coches muy deprisa y stos hacen mucho ruido, con la informacin pasa lo mismo.

    lo que se construye muy deprisa slo se percibe como ruido, como seales de

    algo sobre de lo que nunca se puede llegar a profundizar. Las noticias aparecen y

    desaparecen tan rpidamente que nunca nos da tiempo de ponernos a pensar en

    ninguno de los problemas que plantean. Incluso sucesos de grandes dimensiones,

    como los atentados del once de septiembre, al cabo de un ao han suspicado la

    duda generalizada que hayamos pensado realmente en esos sucesos; es decir,

    que hayamos pensado cules son las causas que los produjeron, cules son los

    significados de los sucesos y cules son las consecuencias de las que

    deberamos extraer de ellos, esa es una crtica generalizada al ao de los

    atentados del once de septiembre. Todo se simplifica porque nuestra forma de ver

    la realidad es la que tiene impuesta por el zapping de la televisin. Lo que importa

    no es saber mucho de pocas cosas, sino de saber poco de muchas cosas.

    Paradjicamente es tambin lo contrario a lo que se le pide hoy al experto en la

    especializacin del conocimiento, experto cada vez ms es el que sabe ms de un

    mbito ms pequeo, en cambio, la informacin que recibimos es la que nos

    permite saber muy poco de casi todo.

  • Esta proliferacin de medios y la rapidez con que profesan la informacin es

    lo que lleva a la saturacin informativa, con lo cual no se tiene en cuenta una de

    las caractersticas del ser humano que es como decan los griegos: un ser que

    tiene logos, es decir, capaz de razonar y de pensar. El filosofo Nietzche se refera

    muy bien a esta capacidad de pensar, diciendo que pensar es rumiar lo que

    hacen las vacas, rumiar es no dar por digerida ninguna informacin, sino volver

    a la informacin para triturarla y analizarla un poco ms. El rumiar est reido con

    lo que podemos llamar el fax eating que es lo que impone el mundo donde

    estamos, es un mundo donde no slo hay que tragarse todo y apenas triturarlo;

    sino que la oferta que se nos da es tan extensa se impone es algo as como un

    men de degustacin; consiste en probar un poco de todo sin saborear nada.

    Esa sobre abundancia de productos que adems va creando necesidades

    constantes y necesidades muy superfluas a m siempre me recuerda a lo que

    deca Scrates cuando con la distancia del sabio se paseaba por el gora de

    Atenas y deca vengo porque siempre me asombra ver qu cantidad de cosas

    hay que no necesito. Esta velocidad impuesta por la comunicacin tecnolgica

    nos afecta como individuos en nuestra forma de estar en el mundo, en nuestra

    vida privada, pero tambin afecta al discurso pblico, el tiempo meditico y el

    tiempo poltico se encuentran en una contradiccin permanente. El tiempo poltico,

    para no llevar a una expresin poltica visceral, que es la ms frecuente, como

    descalificar al adversario, de intentar dejarse llevar por el espectculo o por la

    provocacin, para no caer en esas manifestaciones viscerales debera separarse

    del tiempo meditico pero no lo ha de hacer, no lo sabe hacer, no puede hacerlo y

    seguramente no le conviene hacerlo para permanecerse como poltica, el tiempo

    meditico es el tiempo de la vida instantnea, del flash, de lo que aparece y se va.

    No es bueno para la credibilidad de la democracia y de la poltica que esos

    tiempos se confundan. La primera tirana es pues la de la velocidad.

    La segunda tirana es a lo que yo llamo la tirana de la audiencia tomando

    como metfora la de la televisin. Es verdad que la informacin no puede ser

    inmune al contexto en que se produce la informacin y el contexto donde se

  • produce es de la sociedad de mercado; es decir, la sociedad de la oferta y la

    demanda, que es lo que subordina la noticia a lo que una presunta audiencia pide

    o quiere or y, quiere existir en lo de presunta audiencia. Las noticas duran lo que

    la audiencia, se supone, aguanta la noticia; en cuanto la audiencia se desconecta

    o el lector se desinteresa la notica se acaba y hay que dar paso a otra.

    Creo que esta importancia que es a la vez una justificacin por parte de los

    medios de comunicacin, de la rapidez de la noticia o de la mala calidad de la

    notica, o de la mala calidad de algunos programas como los de la televisin; este

    recurrir a la audiencia nos muestra nada ms que estamos atrapados en la

    dinmica de la oferta y la demanda, y pensamos que realmente existe una

    audiencia que pide cosas, lo cual no es cierto, la audiencia no pide nada, la gente

    no pide nada. La gente escoge entre aquello lo que se le ofrece, es como cuando

    vamos al supermercado y compramos lo que podemos comprar, que es lo que

    est en las estanteras, y no podemos ir ms all; es decir; hablar de lo que pide la

    audiencia es un engao como luego hablare de ello y de los sondeos. Insisto,

    la audiencia no pide nada y adems es ms inteligente y ms exigente de lo que

    muchas veces se supone. En este respecto me gustara recordar unos versos de

    Lope de Vega quien era un escritor realmente de masas en su poca y que tiene

    un verso que dice al pblico puesto que es necio hay que hablarle necio tiene

    tambin otros versos que contrarrestan esto y que me gustan ms que dicen lo

    siguiente sepa quien para el pblico trabaja, que tal vez a la plebe juzga en vano,

    pues si le da paja come paja, siempre que le da grano come grano: Por lo tanto,

    eso de que la audiencia es la que determina lo que los medios dan o quieren dar

    es algo falso, tan falso como el confiar en otra de las caractersticas de esta

    sociedad de la informacin, los sondeos y que afectan ms a la vida pblica y a la

    poltica. Los sondeos tienen hoy un magnetismo especial que es el de las cifras y

    los datos, parece que si nos dan cifras y datos pensamos que ah est la verdad y

    que aquello es definitivo; como por ejemplo, en la actualidad una consulta

    telefnica de mil personas decide ms cosas que el debate parlamentario, y un

    anuncio en televisin tiene ms fuerza y ms poder de conviccin que una

    campaa electoral. Pero, los sondeos como las audiencias tampoco son

  • indicadores de lo que piensa o quiere la gente. No son indicadores porque todas

    las preguntas de los sondeos son forzadas y adems no se puede saber qu hay

    detrs del sondeo; cuando a una persona le preguntan, por ejemplo, qu opina

    usted de la reciente reforma educativa? jams le preguntan a esa persona sabe

    usted algo de la reforma educativa?, porque da lo mismo que sepa o no sepa, lo

    que conviene es que diga me gusta o no me gusta, blanco o negro porque el

    gris tampoco est permitido.

    Esto me recuerda tambin una cosa que contaba con gracia un periodista

    italiano Indro Montanelli- a propsito de una pregunta que se haba hecho en

    Italia para los ciudadanos que deca qu opina del Parlamente o de la asamblea

    bicameral? Montanelli deca que seguramente que la mayora de los ciudadanos

    al escuchar bicameral de seguro pensarn en una habitacin con dos camas.

    Frente a eso de qu verdad nos estn hablando los sondeos. Los sondeos y la

    audiencia son la segunda tirana.

    La tercera tirana es la del medio sobre el mensaje. No s si ustedes

    recordaran que hace algunos aos Mc Luhan se volvi celebre con un famoso

    titulo que era el medio es el mensaje en realidad el deca el medio es el masaje

    porque ni siquiera es el mensaje, sino que ste slo nos da un masaje. Y es

    verdad, que el medio o que el contexto meditico condicionan el contenido de la

    informacin. Todos sabemos que una noticia dada por la radio, la televisin, por

    Internet o por la prensa son noticias dadas de una forma distinta. La prensa escrita

    puede permitirse ponderar, argumentar y profundizar un poco ms sobre la noticia,

    la radio puede permitrselo menos, la televisin mucho menos; la televisin

    depende de la imagen, sin imagen no hay noticia, en cuanto a Internet, sta da

    una informacin mucho apocada, mucho ms fragmentaria, mucho peor escrita.

    El mundo audiovisual, es un mundo de sonidos e imgenes con pocas

    palabras; aun que tenga palabras stas no son importantes en su contenido, es un

    mundo que pretende creer el dicho de una imagen vale ms que mil palabras lo

    cual no siempre no es cierto. Esto lo ha dicho muy bien Giovanni Sartori en un

    libro que se titula Homo videns, el hombre de hoy no es el homo sapiens sino el

  • que necesita imgenes para acceder a un supuesto conocimiento que no sabemos

    si realmente adquiere. Sartori dice que no es lo mismo ensearnos una paloma

    que hablarnos de la paz, no es lo mismo ensaarnos la imagen de un pobre que

    hablarnos de la pobreza; la imagen tiene unas funciones en nuestro mundo pero

    no puede sustituir al razonamiento, a la comunicacin y al discurso, sta es una de

    las reducciones a las que tiende el mundo de la informacin a travs de lo

    audiovisual que es el que llega ms a todo el mundo. En este sentido Sartori dice

    que el mundo de la televisin no es la aldea global de la que hablaba Mc Luhan

    sino que la televisin nos aldealiza. Puesto que la imagen es fundamental a quien

    se busca para que aparezca en las pantallas de televisin para cualquier debate,

    opinin o discusin no al experto, es al hombre pblico, el que tiene una

    proyeccin pblica clara; no se busca al experto porque no vende en televisin,

    nadie lo conoce, esta necesidad de espectculo lo domina todo: domina la

    economa, la poltica, la religin, pero el problema de la imagen no es slo que

    inutiliza la facultad de razonar sino que hace ms difcil llegar a la realidad de las

    cosas.

    Esto lo explica muy bien uno de los ms grandes tericos de los medios que

    es Ignacio Ramonet quien se refiere en casi todos sus escritos a las mentiras,

    aberraciones y a los ultrajes que acompaan a la informacin, por qu hay que

    adaptar esa informacin al medio que tiene que transmitirla. Uno de los ejemplos

    que utiliza Ramonet es el del pato que apareci en la Guerra del Golfo, un pato

    lleno de baro y moribundo, y Ramonet dice que aquel pato no tena nada que ver

    con esta guerra, era una imagen que se transmiti para mostrar lo que aquello

    pareca que era. Esas mentiras son constantes porque el medio determina en qu

    forma hay que dar el mensaje. En el mismo sentido es muy conocida la consigna

    que el magnate de la prensa norteamericana William Randolph Hearst quien sirvi

    de modelo a la pelcula de Orsen Wells El ciudadano Kane, la consigna que daba

    Hearst a los periodistas no dejar nunca que la verdad nos prive de una buena

    notica entonces esta consigna sea convertido en una premisa bsica del

    periodismo. La carrera por el dinero, por la prioridad del reportaje, la bsqueda de

    sensacionalismo provocan patinajes considerables; lo malo, desde mi punto de

  • vista, lo malo no son los patinazos, lo malo es que los patinazos no sorprenden y

    si nos sorprenden nadie se ocupe en corregirlos.

    La ltima tirana a la que quiero referirme es a la que yo llamo la tirana del

    pensamiento nico, sta es inevitable en un mundo globalizado donde la

    tendencia al oligopolio a crear corporaciones mundiales es imparable, y las

    corporaciones mundiales hoy por hoy siguen las directrices de un solo seor que

    es el imperio estadunidense, el cual, no slo detecta el poder poltico, sino el

    econmico, tecnolgico y el cultural. Esta ltima tirana produce una paradoja

    notable: las telecomunicaciones deberan de ir acompaadas de un sentido

    libertario; las telecomunicaciones deberan de propiciar el desarrollo de la libertad

    de expresin, pero esa libertad se ve anulada por los monopolios y por la

    homogeneidad de la cultura. La libertad de las personas, como lo he dicho antes,

    sin duda es el valor ms preciado y ms universalizado desde la modernidad; no

    hemos avanzado tanto en la igualdad como en la libertad, en las libertades

    individuales y muy especialmente en la libertad de exclusin como el exponente

    mximo de las libertadas individuales. Pero lo que est ocurriendo como

    consecuencia de la concentracin en los oligopolios de los medios de

    comunicacin es que cada vez un nmero menor de personas deciden ms cosas

    y deciden por nosotros; la libertad de expresin acaba siendo una libertad

    bastante ficticia, la ficcin derivada de la existencia de eso que llamamos

    pensamiento nico o lo polticamente correcto.

    Hace unas semanas estuvo en Barcelona un periodista irlands que se llama

    Robert Flics que es conocido especialmente por sus crnicas en el Peinde peinder

    y dio una conferencia en Barcelona que no me resisto en citar por la importancia

    que tiene las cosas que l dijo. El titulo de la conferencia era El 11 de septiembre:

    pregunta quin lo hizo pero no preguntes porqu y deca lo siguiente: los

    periodistas se han transformado en portavoces de sus gobiernos; llegan a

    Afganistn y se visten en ropas militares que les brinda el mismo ejrcito

    norteamericano cuando no exhiben un arma y dicen que ha llegado para matar a

    Bin Laden. Nadie se cuestiona las informaciones que transmiten las autoridades,

  • nadie se pregunta nada como que si preguntar fuera una actividad subversiva y

    anti norteamericana. Yo soy de los periodistas que siguen haciendo su trabajo:

    informar y no traicionar a mis lectores. Y contaba que cuando se comete un

    crimen, al menos en un Estado democrtico, se llama a la polica para que

    investigue y si se captura al presunto culpable se escuchan sus motivos en un

    juicio y se le juzga convenientemente, nada de eso ocurri tras el once de

    septiembre en Nueva York donde se cometi en espantoso crimen en contra de la

    humanidad; nadie busc motivos, nadie investig las causas, simplemente se

    declar una guerra contra el mal que se encarn en forma de ataque sangriento

    contra un pas lejano y se encarcel en una isla del Caribe a los prisioneros de

    guerra. Por cierto, en qu momento ustedes se dieron cuenta que el enemigo de

    Estados Unidos ya no era un seor con barba que vive en cuevas afganas sino un

    seor con bigote que vive en Bagdad y que fabrica armas qumicas?, les han

    informado ampliamente sus peridicos de este desplazamiento de enemigo o se lo

    han encontrado impreso como una evidencia incontestable? despus de esto

    Flics conclua haciendo la pregunta de por qu los periodistas hacemos tantos

    esfuerzos por no decir la verdad?. A mi juicio el problema no es tanto eludir la

    verdad como estar sometidos a un pensamiento global o a lo polticamente

    correcto que castiga irreversiblemente al que se aleja de l o al que lo pone en

    cuestin; Porque la diversidad de medios de canales de televisin, de dominios de

    Internet no han redundado en una pluralidad real de contenidos sino que llevan a

    la uniformizacin. Esto lo vimos en Espaa claramente cuando pasamos de tener

    una televisin pblica a tener adems muchas televisiones privadas; pedamos

    televisiones privadas porque decamos que en cuantas ms televisiones hayan

    ms pluralidad y ms calidad habr: es mentira, ni ms pluralidad ni ms calidad

    Porque en la informacin o en cualquier producto cultural, mi tesis es que nunca

    se cumple aquella que es la mxima fundamental del liberalismo: que es que los

    intereses privados producen beneficios pblicos; esto produce lo que dijo Adam

    Smith, que los vicios privados producen virtudes pblicas. Smith se refera al

    carnicero y al panadero, stos al buscar su beneficio terminan vendiendo la mejor

    carne o el mejor pan porque sino pierden al cliente, pero esto sucede con la carne

  • y con el pan que son alimentos cuya nocividad se acaba verificando; porque nos

    hacen dao si son malos. Pero, con el producto cultural esto no ocurre nunca; si el

    producto cultural es daino nunca nos damos cuenta, o es muy difcil que nos

    demos cuenta: por tanto, los intereses privados, los intereses de los operadores,

    del dinero y del Mercado no producen beneficios pblicos. Intereses privados que

    ni siquiera son los intereses de los profesionales de la comunicacin, son los

    intereses de las empresas y de las industrias que estn detrs, y que los obligan a

    conformar su mensaje y su libertad en torno aquello de lo que les interesa vender.

    La ley de la competencia sirve para algunas cosas y para mejorar el producto y

    en otros casos no sirve. El criterio de la competencia en el producto de la

    informacin o en el producto cultural no debera ser el criterio fundamental,

    recuerdo en este propsito la ancdota de un presentador importante de la

    televisin de mi pas que estaba haciendo una tesis sobre la tica de la

    informacin, estbamos hablando del contenido de la tesis, y me coment que

    hace unos das se produjo un accidente de fin de semana donde murieron varios

    jvenes y nos preguntbamos, en el consejo de redaccin, si era conveniente abrir

    el informativo con la imagen de los jvenes accidentados y al final decidimos que

    s deberamos de hacerlo; descubrimos que hicimos lo correcto, porque vimos que

    todos los noticieros haban abierto con la misma imagen. Ese de todos lo hacen

    no es el criterio adecuado para definir qu es lo qu hay que hacer culturalmente

    hablando, no siempre lo que todos hacen es lo que debemos hacer.

    Paso a la segunda parte y en sta vuelvo a preguntarme: vistas las amenazas

    de las tiranas de la informacin que de alguna forma encadenan el desarrollo

    autnomo y libre de las telecomunicaciones, la pregunta es en qu medida la

    libertad, la autonoma individual y la vida en comn o la democracia- encuentran

    en las tecnologas de la comunicacin o en esta sociedad de la informacin un

    aliado para progresar? Creo que puedo unir ambas preguntas en una sola si me

    concreto en analizar una ltima cuestin, que considero fundamental tanto para el

    perfeccionamiento de la democracia como para el desarrollo de las libertades

    individuales, que es el de la formacin de la opinin pblica, cmo se construye la

  • opinin pblica. En la idea de opinin pblica, creo que convergen los tres

    principios a los que me he referido con anterioridad como bsicos para toda

    democracia: sufragio universal, gobierno de las mayoras y respeto de las

    minoras. Tanto mayoras como minoras se forman en torno a opiniones

    pblicamente construidas. En cuanto al sufragio, si no queremos que sea un mero

    ritual casi automtico, y cada vez con mayor abstencin como pasa en todas las

    democracias, y si queremos que sea la consecuencia de un discernimiento de

    parte de los ciudadanos sobre programas y proyectos polticos distintos, esto

    supone que la expresin pblica de distintas opiniones contribuye a que los

    ciudadanos vayan formando su opinin particular; es decir, no puede haber

    democracia sin opinin pblica. El espacio de construccin de la opinin pblica

    tiene como precedente ms remoto el gora ateniense donde se reunan los

    ciudadanos (que podan hacerlo) para discutir sobre los asuntos que concernan a

    todo el pas. Actualmente los parlamentos de las democracias modernas ya son

    otra cosa, estn ms extendidos pero es verdad que han perdido espontaneidad,

    han institucionalizado la deliberacin y el dilogo, y por la tanto tienen toda la

    delimitacin de la democracia representativa, una democracia que ya en sus

    inicios siglos XVII y XVIII ya fue vista con ciertos reparos por los filsofos ms

    crticos como Rousseau quien hablaba de la necesidad que en la democracia se

    formara lo que l llamaba la voluntad general; que quien gobernara fuera la

    voluntad general, l deca la voluntad general no es la suma de las voluntades

    individuales porque las voluntades individuales no se pueden sumar, son como

    peras y manzanas, las preferencia individuales no se pueden sumar cada cual

    quiere lo que quiere y eso no se suma, la voluntad general debera de ser la

    expresin de aquello que debera querer todo el mundo para favorecer realmente

    en inters comn, el inters general. Eso es lo que debera construir la opinin

    pblica. La pregunta es a quin le corresponde hoy crear esa opinin pblica?

    Le corresponde al parlamento, a los partidos polticos, a la sociedad civil

    organizada o a todos a la vez? Quin debe de hacerse cargo de la construccin

    de la opinin pblica?, y qu papel tienen las libertades individuales en la

    construccin de la opinin pblica?, Dicho de otra forma existen condiciones de

  • hecho para constituir hoy una autntica comunidad deliberativa? Es decir, hay

    ticas de nuestro tiempo, como la de Habermas, que se llaman ticas del

    discurso y que confan sobre todo en el lenguaje, en la capacidad de

    comunicacin como el espacio donde la tica se puede desarrollar; existen

    condiciones, de hecho, en la sociedad para que se desarrolle esa comunicacin

    que a la vez es un dilogo de deliberacin.

    Voy llevando el tema a nuestro terreno: en la sociedad de la informacin los

    medios de comunicacin facilitan o entorpecen la formacin de una opinin

    pblica? Comienza hacer la distincin que la opinin pblica no es la opinin

    pblica de hoy, es otra cosa, entonces, cmo pueden los medios y la sociedad de

    la informacin favorecer la construccin de una opinin pblica. Es verdad que la

    informacin ha de tener un papel constitutivo en la formacin de la opinin pblica,

    eso nadie lo puede poner en duda. Lo hay que ver es que si esa informacin

    consiste en una serie de mensajes o que si es nada ms un masaje; la diferencia

    entre las dos cosas es que nos hace creer que estamos bien informados; pero sin

    estarlo. Nos hace creer que la informacin que tenemos es buena tanto para

    tomar decisiones sobre nuestra vida en comn, como para desarrollar nuestra

    autonoma individual; es decir, hasta qu punto la sociedad de la informacin no

    nos est engaando sobre la consciencia, la idea sobre que estamos informados.

    Hemos visto que la informacin meditica est sometida a una serie de

    tiranas, todas esas tiranas no son menos graves que de lo que dos de los ms

    grandes tericos de la democracia, como fueron Tocqueville o John Stuar,

    llamaron la tirana de la mayora, para lo que ellos fue la amenaza de las

    libertades individuales. Es cierto que dentro de las mltiples facetas que tiene la

    crisis de la democracia y de la poltica se escuchan varias voces que quieren ver

    en las nuevas tecnologas un posible remedio para todas esas crisis. Hay tericos

    de la democracia, como Robert Rahl, que dicen que las nuevas tecnologas de la

    comunicacin pueden ayudar a superar las deficiencias de la democracia creando

    una democracia ms directa a travs de la red, creando conexiones entre los

    ciudadanos y sus representantes y conexiones ms directas. Yo, por mi parte no

  • soy tan optimista; no creo que las imperfecciones de la democracia tengan una

    solucin tecnolgica. Pienso, por el contrario, que la crisis de la democracia la

    deberamos enfrentar por la va de la cultura, y por la va de la ilustracin, y por la

    va de la formacin de las personas; es decir, a travs de la educacin, que es el

    primer paso para la madurez del pensamiento. Cultura o formacin que tienen una

    base inhspita en la informacin pero que deben de ser algo ms que la mera

    informacin. Y para explicar ese algo ms de la mera informacin me voy a

    referir a un poeta, a Eliot, que hace un siglo cuando todava las tecnologas de la

    comunicacin no llegaban a ser lo que hoy son, auguraba la tragedia de la

    degradacin progresiva de la sabidura al conocimiento y del conocimiento en

    informacin. Eliot lo deca a dnde se fue la sabidura que hemos perdido en el

    conocimiento, a dnde el conocimiento que hemos perdido en la informacin, por

    lo tanto deberamos de invertir los trminos. Tenemos informacin, pero qu hacer

    para transformar esa informacin en conocimiento y ese conocimiento en

    sabidura. Es lo que deca un poco antes de los sondeos, una cosa es estar

    informados de lo que superficialmente piensa la gente y otra cosa es saber lo que

    la gente realmente sabe.

    Para cultivar la sabidura y hacer que la informacin se transforme en

    conocimiento suponen, sobre todo, tiempo y reflexin, cosas que pareceran estn

    reidas con el zapping, por el marketing, por la contaminacin informativa; que

    estn reidas con las constantes de la sociedad de la informacin. Me he referido

    al principio que todos los cambios hoy nos convencen que realmente ha habido

    cambios cuantitativos en muchas cosas, pero la duda es qu si esos cambios

    cuantitativos producen cambios cualitativos?, si la cantidad no est produciendo

    ms basura ms que cualquier otra cosa?; es decir, el tiempo de los medios de

    comunicacin no equivale al tiempo del conocimiento, menos al de la sabidura.

    Son tiempos distintos y se hace muy difcil lo que para los griegos era el objetivo

    del ser humano lo que ellos llamaban La vida contemplativa que significaba

    contemplar las cosas para comprenderlas.

  • El esfuerzo por lograr una informacin ms aprovechable y ms transformable

    en conocimiento creo que debe de empezar plantear una serie de exigencias que

    contribuyan a mejorar la informacin que tenemos. Esas exigencias las voy

    resumir en tres puntos. Tres puntos que son dirigidos no slo para los que emiten

    la informacin sino tambin para l que los recibe, creo que todos debemos hacer

    un esfuerzo. En parte, por contexto, de la informacin tiene las limitaciones que

    tiene, los medios son lo que son, a la televisin no se le pueda pedir ms de lo que

    puede dar, tambin l que recibe la informacin tiene que hace un esfuerzo para

    suplir lo que los medios no le puedan dar.

    Cules seran las tres exigencias de una informacin que podra llegar hacer

    conocimiento para despus sea sabidura? Yo dira informacin que sea

    comprensible, asimilable y transparente. Una informacin comprensible es que

    hoy por la predominancia que tiene la televisin la informacin es una informacin

    que quiere llegar a todo el mundo, es una informacin excesivamente simple o es

    una informacin que no puede simplificarse mucho porque es una informacin con

    mucho contenido, que no puede llegar al nivel de la gente como la informacin

    cientfica; es una informacin que no acaba de llegar a la gente porque no somos

    capaces de ponerla al nivel de la gente. Entonces, por una parte tenemos una

    informacin que no acaba de ser comprensible, porque es de un nivel demasiado

    bajo y por otro lado la informacin que es ms alta de contenido no somos

    capaces de ponerla al nivel de la gente. Las televisiones que hoy son todava las

    ms vistas son las llamadas generalistas que pretenden llegar a todo el mundo y

    para llegar a todo el mundo es necesario rebajar mucho el nivel de lo que dan y de

    lo que transmiten, incluso tambin en los debates. En una ocasin, recuerdo, en

    un debate televisivo la presentadora nos dijo, sobre todo, que el lenguaje que

    utilizramos fuera un lenguaje sencillo y convencible. Me pregunt cuntos hijos

    tienes? y le dije tres, y me pregunt de qu edades? y le dije de quince, de

    diez y de nueve, y me dijo pues hablas como con tu hijo de nueve aos. No

    recuerdo el tema del debate, pero un tema bastante elevado. La norma de la

    televisin es hablar a un nivel de nueve aos o menos para que lo entienda todo el

    mundo; y por otra parte se da el hecho, como lo explicaba anteriormente, de la

  • contraccin de la informacin que consiste en saber muy poco de muchas cosas y

    la especialidad del conocimiento que consiste en saber mucho de un mbito muy

    pequeo. El que sabe mucho de un mbito muy pequeo es incapaz de explicar

    eso que sabe al pblico en general, entonces, todo eso hace que la informacin

    sea poco comprensible. La segunda exigencia es que sea asimilable, que significa

    buscar manera de compensar la velocidad y las limitaciones que las estructuras

    mediticas pongan a los contenidos. Las noticias que duran pocas horas y que se

    desvanecen ante la aparicin la siguiente noticia impiden hacerse cargo de la

    gravedad y de las caractersticas de las distintas situaciones, todo eso hace que

    nos llegue una informacin que no podemos interiorizar y, que el mundo que se

    nos presenta sea ms virtual que real. No llegamos a captar lo que Edgar Morin ha

    llamado la complejidad del mundo real, as, que asimilar la informacin no es

    simplemente quedarnos con lo que hemos odo y no sabemos bien lo qu es, sino

    que asimilar es hacerse cargo de las cosas; llegar hacerse cargo de la

    complejidad del mundo. Y, finamente la transparencia, me he referido antes a los

    oligopolios, a la concentracin de los medios, a la ilusin de que tenemos un

    pluralismo poltico, ideolgico y cultural que realmente no tenemos. La nica

    manera de contrarrestar esa concentracin es exigiendo ms transparencia: saber

    quines estn de tras de la informacin que nos llega, saber cules son los

    poderes econmicos que estn detrs de los medios que transmiten las

    informaciones.

    He dicho que la nica forma de combatir la falta de libertad y de potencial de

    la liberacin que contribuya a la construccin de una opinin pblica es la cultura;

    la cultura y la educacin, es decir, la formacin. El diccionario define informar

    como dar forma a una cosa, pero nada garantiza que la informacin sea a su vez

    formacin; que la informacin forme. Formar en el diccionario es adiestrar, educar,

    crear un sentimiento; es esa formacin la que puede salvarnos de la mala o de la

    insuficiente informacin. Una informacin sin formacin es la que nos condena a

    una libertad irreal que consiste en hacer a lo que nos mandan y comprar lo que

    nos ofrecen no advirtiendo siquiera de que nuestro actuar est dominado por otros

    intereses. La libertad, nos ense John Stuart Mill (quien, yo creo, es el mejor

  • filosofo que hablado de la libertad), consiste en el desarrollo de la individualidad, la

    cual debe combatir la costumbre, lo establecido, lo que se da por supuesto porque

    lo dice la tele o porque se lee en Internet. John Stuart Mill deca quien hace algo

    porque sigue la costumbre no hace ninguna eleccin, no se ejercita ni el

    discernimiento o ni el deseo de lo que es mejor. Los poderes mentales y morales,

    al igual que los musculares, slo se mejoran mediante el ejercicio. Stuart tambin

    deca quien deja que el mundo o el pas donde vive escoja por l su plan de vida,

    no necesita otra facultad que no sea la de la indicacin simiesca; en cambio,

    quienes eligen su propio plan, ponen en juego todas sus facultades. No encontr

    palabras mejores que las de Stuart Mill para terminar con esta conferencia

    diciendo que si faltan las individualidades, es decir, si falta la libertad, la opinin

    pblica lejos de ser la contribucin al bien comn que es lo debera ser es el

    mero reflejo a lo que podemos llamar una mediocridad colectiva.

    Muchas gracias,