Vidas platónicas _ El País Semanal _ EL PAÍS

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    EL PAS SEMANAL

    XAVIER GUIX 21 JUL 2013 - 00:04 CET

    Solo amamosaquello quedeseamos; solodeseamosaquello que nos falta (Platn)

    PSICOLOGA

    Vidas platnicasMuchas personas viven eternamente insatisfechas pendientes de lo que no tienenCon esta actitud solo consiguen quedarse atoradas y que les domine el miedo y la ansiedad

    Archivado en: PsicologaPsicologa CienciaCiencia

    Algo comn en las conversacionescon los pacientes en la consulta sonlos relatos sobre sus sueos eilusiones. Somos seres que miramosal frente, siendo causa desufrimientos el deambular demasiadopor el pasado. No obstante, pronto seadvierte que esos apasionados relatosesconden una visin ms ilusoria queilusionada.

    Juan me habla de lo enamoradizo quees. Empieza siempre con pasin susrelaciones, pero se cansa al poco decomprometerlas. Vuelve de nuevo a loque le falta. Mara ha contratado ya atres coachs para lograr establecerse

    en un trabajo. Pero no dura mucho. Vuelve a estar en lo que le falta. Jacinto me habla de losproyectos que tiene de irse a vivir al extranjero. Lo malo es que lleva cinco aos dicindoseloa s mismo, pero no, nunca acaba de dar el paso. Vive en un vaco que llenar algn da.Manuela, excelente madre y una lder en su familia, se pasa el da buscando actividades enlas que desarrollarse. Pero cuando las encuentra tiene que dejarlas porque tiene que atender a los suyos. No lo asume. Se proyecta hacia lo que cree que debera ser. Su mundo rico enafectos no es suficiente. Siempre le falta algo. Qu le ocurre a tantas personas que,tenindolo todo, siguen sintindose infelices?

    Las relaciones son uno de los mbitos donde mejor se expresa esapauta psicolgica entre la falta, el vaco y la idealizacin. Amanteseternas, buscadoras inagotables de la pareja ideal, enamoradas deenamorarse, coleccionistas de comienzos, nostlgicas de losamores perdidos, especialistas en el arte del abandono, laspersonas instaladas en el sueo de un amor platnico vivenexactamente como reza aquella cancin de Serrat: No hay nadams bello que lo que nunca he tenido, ni nada ms amado como loque perd. Todo amor adquiere su estado ideal cuando no se tieneo cuando se ha perdido.

    Si examinamos de cerca pasiones tan exaltadas apreciaremos su perfecto engao, sutrampa mortal: el estado de carencia o de falta. Soar con un gran amor permiteimaginrselo a medida, sentirlo en su estado perfecto y proyectarlo como el gran remedio ala soledad presente o al vaco interior que supone tanto deseo insatisfecho. No obstante, todoese sufrimiento innecesario proporciona un estado de falta al que la persona se acostumbra,

    ILUSTRACIN DE ALBERTO VZQUEZ

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    ILUSTRACIN DE ALBERTO VZQUEZ

    El papel del amor

    1. LIBROS

    Ni el sexo ni la muerte, de Andr Compte-Sponville.

    Editorial Paids. El banquete, de Platn.Editorial Tecnos.

    tica demostrada segn elorden geomtrico, de BarujSpinoza. Editorial Trotta.

    Que toda la vida essueo, y los sueos,sueos son (Caldern de la Barca)

    Mi felicidad consiste en que s

    que normaliza, con el que se identifica y se convierte en un ser carente. Esa es su droga, lasustancia que debe tomar cada da en pequeas dosis de frustracin por el amor que nuncaacaba de llegar.

    Cuando ese amor se convierte en realidad, y superada la etapa deexaltacin, le ocurre lo mismo que a los nios con los juguetes tandeseados que traen los Reyes Magos: se aburren. Por un lado, un

    amor real es duro, un amor basado en compromisos,responsabilidades e imperfecciones. Por otro, ya no puede tomarseesa monodosis de echar en falta. No aora, ni suea, ni puedeidealizar. Ya no es una proyeccin, sino un ser humano, de carne yhuesos, que ama y quiere ser amado autnticamente. Entonces, lapersona platnica huye, porque aquello no es lo que esperaba,porque debe existir algo ms ideal, algo que de nuevo le falta.

    Otra de las tpicas situaciones carenciales consiste en proyectar escenarios en los que supuestamente se obtendra toda la felicidadahora ausente. Ocurre cuando nos invade la insatisfaccin, sea por falta de ilusin en el trabajo, por tener una relacin instalada en

    demasiadas rutinas, o por una especie de sinsentido generalizadopor falta de pasin vital. En ese instante miramos a la orilla deenfrente creyendo que en ella se esconde la abundancia de la quenos sentimos privados.

    La falta alimenta la imaginacin, y pronto nos encontramosdibujando cmo sera nuestra vida si estuviramos en la otra orilla,es decir, si tuviramos otra pareja, otro trabajo, si viviramos en unacasa cerca del mar, en otra ciudad o en medio de la montaa. Laidea se asienta y se convierte en un pensamiento obsesivo que nosdistrae da y noche. Tanto es as, que se precipitan algunos

    acontecimientos de forma que solo hace falta un pequeo detalle: cruzar de una orilla a otra.

    Mucha gente se queda, sin embargo, atorada. Le invade el miedo y la ansiedad.Llegados a este punto, algunas personas deciden visitar a unpsiclogo para que les ayude a descubrir el porqu de susangustias. Entonces se descubre la trampa: se han obligado a tomar una decisin innecesaria. Aquello que no era ms que unaproyeccin se convierte ahora en un inapelable destino que hay quetransitar. Lo hacen sin recursos, sin saber nadar, sin una barcaadecuada que les lleve de una orilla a otra. Empalidecen, se ahoganen sudores fros, no duermen ni entienden qu les puede estar pasando ahora que tienen su sueo tan cercano.

    Y el psiclogo les pregunta: Hay alguien que te espere en la otra orilla? Te han ofrecidoun trabajo en la otra orilla? Tienes un lugar adnde ir en la otra orilla? En todos los casos larespuesta es negativa. Entonces, para qu tienes que cruzar la orilla? Quin te obliga?Te lo manda alguien? Ah es donde se dan cuenta de su pensamiento platnico. El estadode insatisfaccin no es un problema, es solo una situacin desagradable que, adems, tienearreglo. En cambio, cruzar de una orilla a otra, sin ms, eso s es un problema.

    Cuenta el filsofo Andr Compte-Sponville: Si queremos salvar nuestras historias de amor, osimplemente entender cmo pueden existir parejas felices, necesitamos otra cosa. Ni lasobras de arte, ni los hijos, ni la religin son suficientes. Necesitamos otra teora sobre elamor y sobre la vida que no se base en ideas platnicas.

    Quiz la filosofa de Spinoza nos pueda servir de ejemplo a la hora

    de hablar del deseo como motor y no como una falta. Cuando no sedesea ms que lo que se tiene, lo que la vida trae, lo que uno es, eldeseo se transforma en potencia, y el amor, en alegra. Tenemosapetito de lo que nos gusta, de lo que deseamos, pero ese apetito

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    apreciar lo quetengo y no deseocon exceso lo queno tengo (Tolsti)

    no es un sufrimiento, sino una fuerza que nos empuja a gozar de loque no nos falta.

    En cambio, sufrir por lo que nos falta es aplazar el vivir o hacerloponindose trampas. Eso es lo que apostilla Compte-Sponville:Ms vale gozar y alegrarse de lo que se tiene, que echar en falta loque no se tiene. Ms vale amar lo que conocemos que soar con lo

    que amamos. Es la verdad de la pareja, cuando est feliz, y delamor, cuando es verdadero. Ante la perspectiva de una vida platnica, mejor amar lo que es.

    EDICIONES EL PAS, S.L.

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