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RAFAEL MARTÍN-GAITERO 73 VIENTOS DE FUERA: LOS TRADUCTORES ESPAÑOLES DEL 98 RAFAEL MARTÍN-GAITERO LÓPEZ DE LA MANZANARA Instituto Universitario de Lenguas Modernas y Traductores 0. CONSIDERACIONES METODOLÓGICAS PREVIAS A CUALQUIER ESTUDIO DE LA HISTORIA DE LA TRADUCCIÓN Al contrario de lo que piensan a veces quienes creen haber abierto caminos en los Estudios de Traducción, ya Pichois y Rousseau 1 establecían que las traducciones pertene- cen a la literatura de la lengua de destino antes que a la literatura del original y serían pa- trimonio de la cultura receptora. Han de ser juzgadas, por tanto, según la necesidad que las hizo nacer, según la recepción que tuviesen, su popularidad y su influencia, y teniendo en cuenta al autor de las mismas. A pesar de esa opinión, yo no creo que el estudio de una traducción —de la historia de las traducciones— pertenezca a la historia de la literatura receptora. Muestra de ello es que hasta el presente apenas le ha prestado atención la historiografía literaria. Tan sólo se ha considerado la influencia que han tenido las obras extranjeras, y la mayoría de las veces ignorando si se trataba de traducciones u originales en lengua extranjera. Una traducción no funge como una obra literaria propia de la literatura nacional, aunque esté escrita en la lengua materna del lector, lo cierto es que pertenece acaso a la Weltliteratur, y más en concreto a la Historia de la Traducción, que es la disciplina que debe ocuparse del estudio de las traducciones y los traductores, aunque hoy día apenas si se pueda encontrar un par de estudios concebidos desde esta perspectiva. Desde esta consideración autónoma y funcional de la Historia de la Traducción, una traducción no estará hecha para ser comparada con su original (labor ésta del análisis de la Lingüística Aplicada a la Traducción, de la Crítica de Traducciones o de la Teoría de la Traducción), sino que constituye un género aparte de escritura creativa (creativa en tanto que es opción) supeditada a ciertos condicionantes. La Historia de la Traducción debe considerar esas producciones como un universo editorial y literario autónomo, en el que el traductor sustituye, como objeto de atención prioritaria, al autor: Llórente cobra más im- portancia que Heine, Marchena sustituye a Montesquieu, Cansinos Assens —injustamente infravalorado— a Goethe, Amyot a Plutarco, Schlegel a Shakespeare, Oudin a Cervantes, Larbaud a Joyce, etc. Hemos de resistirnos a la valoración cualitativa por comparación con el original y preguntarnos antes bien el cuándo y el por qué de estas versiones —cada traducción debe- rá ser estudiada en su contexto histórico, ideológico y estilístico, atendiendo a los criterios y postulados por las teorías de la traducción y las corrientes teóricas o escuelas y modas. 1 Claude Pichois y André-M. Rousseau: La literatura comparada, trad. Germán Colón Domé- nech, Madrid, Gredos, 1969.

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RAFAEL MARTÍN-GAITERO 73

VIENTOS DE FUERA:LOS TRADUCTORES ESPAÑOLES DEL 98

RAFAEL MARTÍN-GAITERO LÓPEZ DE LA MANZANARA

Instituto Universitario de Lenguas Modernas y Traductores

0. CONSIDERACIONES METODOLÓGICAS PREVIAS ACUALQUIER ESTUDIO DE LA HISTORIA DE LA TRADUCCIÓN

Al contrario de lo que piensan a veces quienes creen haber abierto caminos en losEstudios de Traducción, ya Pichois y Rousseau1 establecían que las traducciones pertene-cen a la literatura de la lengua de destino antes que a la literatura del original y serían pa-trimonio de la cultura receptora. Han de ser juzgadas, por tanto, según la necesidad que lashizo nacer, según la recepción que tuviesen, su popularidad y su influencia, y teniendo encuenta al autor de las mismas.

A pesar de esa opinión, yo no creo que el estudio de una traducción —de la historia delas traducciones— pertenezca a la historia de la literatura receptora. Muestra de ello es quehasta el presente apenas le ha prestado atención la historiografía literaria. Tan sólo se haconsiderado la influencia que han tenido las obras extranjeras, y la mayoría de las vecesignorando si se trataba de traducciones u originales en lengua extranjera. Una traducciónno funge como una obra literaria propia de la literatura nacional, aunque esté escrita en lalengua materna del lector, lo cierto es que pertenece acaso a la Weltliteratur, y más enconcreto a la Historia de la Traducción, que es la disciplina que debe ocuparse del estudiode las traducciones y los traductores, aunque hoy día apenas si se pueda encontrar un parde estudios concebidos desde esta perspectiva.

Desde esta consideración autónoma y funcional de la Historia de la Traducción, unatraducción no estará hecha para ser comparada con su original (labor ésta del análisis de laLingüística Aplicada a la Traducción, de la Crítica de Traducciones o de la Teoría de laTraducción), sino que constituye un género aparte de escritura creativa (creativa en tantoque es opción) supeditada a ciertos condicionantes. La Historia de la Traducción debeconsiderar esas producciones como un universo editorial y literario autónomo, en el que eltraductor sustituye, como objeto de atención prioritaria, al autor: Llórente cobra más im-portancia que Heine, Marchena sustituye a Montesquieu, Cansinos Assens —injustamenteinfravalorado— a Goethe, Amyot a Plutarco, Schlegel a Shakespeare, Oudin a Cervantes,Larbaud a Joyce, etc.

Hemos de resistirnos a la valoración cualitativa por comparación con el original ypreguntarnos antes bien el cuándo y el por qué de estas versiones —cada traducción debe-rá ser estudiada en su contexto histórico, ideológico y estilístico, atendiendo a los criteriosy postulados por las teorías de la traducción y las corrientes teóricas o escuelas y modas.

1 Claude Pichois y André-M. Rousseau: La literatura comparada, trad. Germán Colón Domé-nech, Madrid, Gredos, 1969.

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Puesto que hay que estudiar la traducción en sí misma, como objeto primario, no comoreflejo, uno se guardará muy mucho de otorgarle una calificación, como si de un examense tratase (esa sería misión para la Crítica o la Teoría o la lingüística pero no para la Histo-ria, para la que la calidad es un criterio más, que a veces tiene menos importancia que lafecha en la que aparece: una buena traducción actual de Schiller, p. ej., tiene menos interésque una mala traducción que date de 1790). Por tanto, los originales quedan en un segundoplano, al contrario que en la literatura comparada, que pretenderá siempre un acceso di-recto a las literaturas extranjeras.

El paso previo —tan imprescindible y obvio como ignorado e incumplido— a cual-quier formulación teórica o hipótesis de trabajo en Historia de la Traducción es el catalo-gar sistemáticamente, describir y clasificar todas las traducciones impresas conocidas eincluso la no publicadas y perdidas (conocidas por testimonios indirectos). ¿Acaso sepuede hacer Historia sin el conocimiento de los hechos, es decir, sin el inventario de tra-ducciones realizadas? Desgraciadamente no resulta infrecuente comprobarlo.

Perspectivas desde las que se puede abordar el estudiode la Historia de la Traducción

1. Desde el punto de vista de las obras traducidas: QUÉ se ha traducido. Las traduc-ciones del Quijote, del Fausto, etc. Un segundo paso será el estudio de la recepción de lastraducciones.

2. Desde el punto de vista del autor traducido: A QUIÉN se ha traducido. Las traduc-ciones de Cervantes, Moliere, Goethe, etc.

3. Desde el punto de vista de la lengua traducida: DE QUÉ LENGUA. Las traduccio-nes del francés, del alemán, del italiano, etc.

4. Desde el punto de vista del género traducido: Qué tipo de textos. Las traduccionesde la novela, del teatro, de la poesía...

5. Desde el punto de vista de una disciplina, tema o materia: Las traducciones de medi-cina, química, religión, relatos de viajes, etc.

6. Desde el punto de vista de los traductores: QUIÉN ha traducido. Las traduccionesde Marchena, de Balaguer... (el concepto de "Diccionarios de Traductores")-2 Acerca deltraductor habremos de preguntarnos ¿quién era? ¿qué ha traducido? ¿cómo ha traducido ypor qué lo ha traducido así?

7. Desde el punto de vista de una época o movimiento cultural o literario: CUÁNDO seha traducido: las traducciones en torno al 98, las traducciones de obras románticas, delSturm und Drang, de la Ilustración...

8. Desde el punto de vista del lugar o institución: DÓNDE. Las traducciones en elexilio londinense, las traducciones en la Escuela de Toledo, etc.

9. Desde el punto de vista de la cultura receptora: POR QUÉ. La razón de que se tra-duzcan unas obras y no otras.

2 En sentido moderno: Base de datos bio-bibliográfica. Como la realizada por el que subscribe pa-ra el IULMyT, que incluye más de 2.000 entradas hasta 1900. Nada tiene que ver este concepto conlos trabajos realizados por Pellicer ni Menéndez Pelayo (simple recopilación asistemática y postumade notas eruditísimas), ni con el de Benítez, ya en nuestros días, que es un mero directorio comercialo bosquejo de guía gremial, útil para la consulta profesional pero irrelevante para la investigación.

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10. Desde el punto de vista de la lengua receptora: CÓMO es traducido y por qué estraducido así.

1. LOS TRADUCTORES ESPAÑOLES DEL 98

Para entender el contexto cultural del fin de siglo español es preciso establecer conclaridad los fundamentos de la renovación pretendida y la relevancia de las importacio-nes culturales realizadas a través de la traducción. La deseada autoconcienciación de larealidad española y el recurso al casticismo, en absoluto pueden interpretarse comoensimismamiento y voluntad de aislamiento. Una parte importante de los recién deno-minados intelectuales ven la necesidad de europeizar ("europeizar", barbarismo poreuropear o europizar, como apuntó el académico Emilio Cotarelo) y abrirse al desa-rrollo del conocimiento en otras naciones: son los vientos defuera unamunianos. Estacorriente de pensamiento surgió en gran parte en la Institución Libre de Enseñanza yfue alimentada por la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científi-cas, creada en 1907, y en cuyo preámbulo se puede leer: "El pueblo que se aisla, seestaciona y se descompone". Los objetivos de la Junta eran primordialmente, en lo quenos atañe, el favorecer la ampliación de estudios dentro y fuera de España y la creaciónde un servicio de información extranjera y relaciones internacionales en materia deenseñanza, para formar un profesorado que favoreciese una renovación pedagógica eimportar adelantos científicos y técnicos. De esta manera se introdujeron en España lasnuevas corrientes de la filosofía y las ciencias sociales. En medicina y en física se lo-gran un nivel equiparable al de los países más avanzados. La Junta consigue una reno-vación completa de la cultura española. En su seno nació la Residencia de Estudiantes.De la lista de sus becarios y de sus destinos podríamos sacar datos interesantísimospara la Historia de la Traducción en la España de comienzos de siglo.4

En este sentido es imprescindible hacer una valoración completa de las contribucio-nes extranjeras a través de las traducciones que en esa época aparecen en España. Unestudio semejante aún no existe y ese hueco pretenden llenarlo las aportaciones que sepresentan en estos VII Encuentros Complutenses en torno a la traducción. Como esbo-zo general se ofrecen los datos de este trabajo.

Suele aceptarse que los escritores del 98 comenzaron a interesarse por Europa conlo que Azorin llamó "curiosidad mental por lo extranjero". Sin embargo, y como yaapuntara Maeztu y recordara Díaz Plaja, esta actitud no era extraña a la generaciónanterior. Por esta razón el lector español ya contaba con la ventana abierta de las tra-ducciones. Camino de conexión con Europa que cultivaron poco esos noventayochis-tas, con la honrosa excepción del Unamuno menesteroso y sopista, y en menor medidael primer Azorin, aún necesitado. Con el ejemplo predicaron los menos, pero muchos

1 En palabras de Costa.4 AI respecto puede consultarse la completa tesis de Teresa Marín Eced: Los pensionados en edu-

cación por la JAE y su influencia en la pedagogía española, 4 vols., Madrid, Complutense, 1988.También son interesantes los cuatro volúmenes de Antonio Jiménez-Landi sobre La Institución Librede Enseñanza y su ambiente, Madrid, Complutense. 1996.

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de ellos sí que recomendaron a editores amigos la conveniencia de traducir ciertostítulos y autores. El traducir, como el inventar, quedaba para otros.

De este europeísmo fueron renegando con los años (y la Guerra), para sentirse,como Unamuno, "furiosamente antieuropeos", orientándose hacia una castiza españoli-zación. Hacia 1909 Unamuno, en carta a Azorín, llamaba "papanatas" a los europei-zantes. Contrasta con esa actitud la de la generación (o promoción) entrante, la de Or-tega y Gasset, que en 1910 funda la revista Europa.

Los problemas que existen para la periodización de las épocas literarias y el esta-blecimiento de sus grupos generacionales se multiplican y aumentan para la Historia dela Traducción. Sin embargo, en un primer acercamiento sí se pueden establecer gruposgeneracionales de traductores.

El presente trabajo deja fuera de sus objetivos temporales la generación de exce-lentes traductores que desarrolló su actividad a partir de los años 30: Rafael Alberti,Manuel Altolaguirre, Mauricio Bacarisse, Carrera Andrade, Emilio Oribe, Guillermode Torre, Villaurrutia, Cansinos Assens, José María Quiroga Pía —yerno de Unamu-no—,5 Luis López-Ballesteros,6 etc. Sí se ocupará, en sus estrechos límites, de lo quehe denominado "los traductores del 98", y que no son precisamente los que recibieronel cobijo literario de esa etiqueta, sino una nómina de secundarios de la cultura espa-ñola de principios de siglo, raros y olvidados éstos también.

Sus nombres serían, entre otros, los siguientes: los hermanos González Blanco,Pedro Dorado, José de Caso, Luis de Terán, Jaime Clark (de opaca existencia), Herme-negildo y Francisco Giner de los Ríos, Rafael Altamira, Enrique Díez-Canedo, CamiloBargiela, Ciro Bayo y Seguróla, Andrés González Blanco, Luis Ruiz Conteras, RamónMaría Tenreiro, Adolfo Posada, Ricardo Baeza, Gómez de Baquero, Pérez de Guzmán,Ernesto Bark, etc. Nombres conocidos, pero de los que no se ha ocupado hasta ahora laHistoria de la Traducción.

Gracias a ellos soplaron en España vientos defuera. Son los intelectuales que hicie-ron posible la apertura cultural de la España desde finales de siglo hasta nuestra guerra.Sin embargo, su fama y reconocimiento actual está muy por debajo de la de los miem-bros archiconocidos —y este año onmipresentes— de la Generación del 98: éstos ape-nas si consagraron sus esfuerzos a la traducción. Sólo puede escapar a este reprochecrítico la figura incomparable, y controvertida precisamente por su grandeza, de Una-muno. Del resto de la Generación sólo podemos referir las traducciones de Azorín(Maeterlinck: La intrusa, Valencia, 1896; Kropotkin: Las prisiones, Valencia, 1897; A.Hamon: De la patria, 1896; Simón Gantillón: Maya, estrenado en el Teatro de la Zar-zuela de Madrid, Madrid, Rivadeneyra, 1930), de alguna de Ramón María del Valle-Inclán (José María Eca de Queiroz: La reliquia, Barcelona, Maucci, 1908), de Manuel

5 1902-1955. Poeta y ensayista que colaboró en revistas y periódicos. Notable traductor, merecendestacarse sus versiones Proust (1931-32), que comenzó a realizar con Pedro Salinas y prosiguió ensolitario. Ocupó cargos en la Administración republicana durante la Guerra Civil. Murió en Ginebra.Traductor de C. F. Ramuz: Cumbres de espanto, trad. del francés, Madrid, Cénit, 1930; Lytton Stra-chey: Isabel y Essex, trad. del ing., Madrid, 1932; Paul van Tieghem: Compendio de hiustoria litera-ria de Europa; Ivan Chmelov: El cáliz inagotable, trad. del ruso por Tatiana Enco de Valero y Quiro-ga, Madrid, s.a.; Víctor Nicolsky: Arte ruso, trad. del ruso por Tatiana Enco de Valero y Quiroga,Barcelona, 1935.

6 Traductor de Freud, Nietzsche, Shakespeare, etc.

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Machado, Antonio Machado y Francisco Villaespesa7 (Victor Hugo: Hernani, Madrid,Rivadeneyra, 1928), de Ramiro de Maeztu (Herbert George Wells: La guerra de losmundos, Madrid, 1901), de Jacinto Benavente (Dom Juan ou Le festín de Fierre, 1897y Shakespeare, ¡traducciones que se siguen reeditando!), de Alejandro Sawa y Martí-nez (en fecha que se ignora, se desplaza a París, donde sobrevive trabajando comotraductor en una editorial; a su regreso a Madrid dio a conocer entre los literatos espa-ñoles a los simbolistas franceses), etc.

Al contrario de los que muchas veces se ha escrito, el problema de aquella Españano es un problema de aislamiento cultural, sino más bien económico, social y político:la España lectora podía conocer a los grandes autores europeos del XIX, pues ya esta-ban traducidos. En este sentido, la europeización estaba disponible en las bibliotecas ylibrerías, en los periódicos y revistas.

Las editoriales disponían de extraordinarias colecciones de autores extranjeros y eraposible leer en español a las principales figuras literarias y del pensamiento europeo.Para poder hacernos una idea clara de esta presencia extrajera sería necesario realizaruna valoración completa de las colecciones editoriales de la época. Por ejemplo, elestudio de Raquel Asún sobre la Editorial La España Moderna nos muestra cómo de1898 a 1902 se editaron un centenar de títulos: Carlyle, Darwin, Emerson, Goethe,Heine, Spencer, Kropotkin, Nietzsche, etc. Un catálogo asombroso para su corta exis-tencia sólo posible gracias a la financiación del mecenas don José Lázaro Galdeano,una de las grandes fortunas del mundo en aquella época: él mismo era consciente de loarriesgado de su empresa, y en una carta de 1898 comentaba a Fitzmaurice Kelly: "Yasé que esto será un mal negocio, pero me daré por contento si logro propagar la culturaentre los individuos de mi raza".

La España Moderna se convirtió pronto en la más importante aventura del 98 edito-rial. Lo que empezó como revista, copiada de algunos modelos europeos, terminó porconvertirse en sello editorial y ramificarse en otras publicaciones como la Revista In-ternacional (publicada cada 15 de mes de 1894 con el propósito de "dar a conocer encorrectas traducciones las obras más notables que produzca el ingenio humano de am-bos mundos, las novelas de mayor interés que vayan apareciendo, los estudios de críti-ca, filosofía, jurisprudencia, bellas artes, historia, ciencias, etc."), y La Nueva CienciaJurídica (revista de vida efímera: dos tomos en 1892; fue el portavoz español del posi-tivismo aplicado a las ciencias antropológicas y los estudios criminalistas italianos. Ensus páginas, Dorado, Altamira, Salillas y otros tradujeron íntegramente a los italianosLombroso, Ferri, Garófolo, Carnevale). Estas revistas nacieron cuando se vio la nece-sidad de comentar o traducir a las primeras figuras de las literaturas europeas o delpensamiento jurídico, económico o sociológico. En su propósito de presentar "el ver-dadero movimiento intelectual de Europa" Lázaro intentó siempre, al precio que fuera,comprar los derechos de traducción en exclusiva de los autores más destacados en Eu-ropa: Zola, Tolstoi, o D'Annunnzio son ejemplos de ello.

Los aciertos culturales, que no económicos, venían avalados por sus consejeroseditoriales: la Pardo Bazán, Menéndez Pelayo, Unamuno y la generación positivo-krausista: Posada, Dorado, Vida, Altamira, Sela, Aramburu, Costa.... A ellos se debie-ron las traducciones de Spencer, Hegel, Neumann, Fioretti, Fíente...

7 Villaespesa es también el traductor de La Gioconda, de Gabriele D'Annunzio, Madrid, La No-vela Corta, 1917.

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Cuando en 1894 se publicó el Real Decreto que regulaba la reforma de la enseñanzauniversitaria, Lázaro se propuso la traducción de un gran número de manuales. A todaslas editoriales europeas pidió multitud de libros franceses, ingleses, alemanes e italia-nos para seleccionar los que mejor se adaptasen a las necesidades españolas. De esteempeño surgieron las traducciones de las famosas Historias de Literatura de Wolf o deEconomía Política de Kell Ingram (traducidas por Unamuno). Grandes legados a laHistoria de la Traducción, pero desastrosas empresas económicas: en 1896 escribe a unamigo "ya no he de volver a imprimir más de quinientos ejemplares porque es com-pletamente inútil, nunca hay quinientos compradores".

Sin embargo, la voracidad traductiva también acarreó críticas en cuanto a la calidadde las versiones. El ortodoxo e hipercrítico Menéndez Pelayo mostraba, en carta a Va-lera, sus reticencias: "va de mal en peor, y nada perdería la cultura patria en que desa-pareciese, puesto que nada publica ya más que infames traducciones". No sabemos sílo que molestaba a don Marcelino era la escasez de calidad o la frescura del vientoextranjero: en otra carta dice "debemos ayudar a Lázaro para que su revista no vuelva acaer en el abismo de traducciones bárbaras a que tuvo que reducirla por penuria detrabajos originales". Sin embargo, es justo reconocer que fue el consejo de MenéndezPelayo el que favoreció la difusión en las páginas de La España Moderna de la cienciagermánica.

Lázaro Galdeano fue también el mantenedor económico de Unamuno en sus prime-ros años, los del pro pane lucrando, antes de que obtuviese fama y cátedra. Unamunollegó prácticamente a dirigir la editorial, en la que publicó su primer trabajo propio ynumerosas traducciones, que le permitieron vivir y mantener a su prole.

A partir de 1896 la selección de traducciones es más estricta, aún más elitista. Sa-bedor de que no se ganaría dinero en este empeño editorial, Lázaro Galdeano optó porlabrarse el prestigio editorial: Amiel, Nietzsche, D'Annunzio, Darwin, Huxley, Fichte,Korolenko, Carlyle, son traducidos por Unamuno, Caso, Posada y Altamira. A la masi-va traducción de rusos y franceses le sucede un criterio distinto: el de los creadores querepresenten lo mejor de sus respectivos países y las obras de los ganadores del Nobel.8

Poco a poco fue declinando el afán traductivo de La España Moderna, fundamental-mente por la competencia feroz de los precios de la editorial Sempere y Renacimiento.

Como mecenas el comportamiento de Lázaro Galdeano fue inaudito: fue capaz deretirar una traducción y pagar otra versión, si la traducción no resultaba del gusto del

8 Theodor Mommsen (Nobel en 1902): Historia de Roma, trad. A. García Moreno, Madrid, Fran-cisco de Góngora, 1876-77. F. Mistral (Nobel ex-aequo en 1904): Mireya, trad. en prosa por LorenzoRiber y Campins, Barcelona, Ibérica, 1913; Mireya, trad. en prosa de Celestino Barallat y Falguera,Barcelona, C. Verdaguer, 1882. Rudolf Christoph Eucken (Nobel de 1908): Los grandes pensadores.Su teoría de la vida, trad. del alemán por Faustino Ballvé, Madrid, Daniel Jorro, 1914; Las grandescorrientes del pensamiento contemporáneo, trad. de Nicolás Salmerón, Madrid, Daniel Jorro, 1912;536 pp. [Salmerón es más conocido por haber sucedido a Pi i Margall en la Presidencia de la Repúbli-ca en 1873, sin embargo, su obra como filósofo merece la pena destacarse. En 1866 ganó la cátedrade Filosofía en la Universidad Central y en 1869 la de Metafísica. Con los hermanos Giner de losRíos y Azcárate forma el grupo de discípulos más importante de Sanz del Río. Además de esta tra-ducción de Eucken, también vertió a Max Nordau como veremos]; La vida. Su valor y significación,trad. de Eloy Luis André, Madrid, Daniel Jorro, 1912, 280 pp. Gerhart Hauptmann (Nobel en 1912):Rosa Bernd, trad. catalana de Martí Alegre y Marcos Jesús Bertrán, Barcelona, Bartomeu Baxarias,1909; La prodigiosa isla de las damas. Historia de un archipiélago imaginario, trad. del alemán deMargarita Nelken, Madrid, Revista de Occidente, 1925, etc., etc.

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autor. Así ocurrió con el Hume de González Blanco. Sin duda, Lázaro era el más es-pléndido pagador de traductores de la época: la media era de una peseta por página yexigía siempre traductores de prestigio.

También dignas de meción son otras aventuras editoriales:La revista Prometeo (1908-12), dirigida desde su número 11 por Ramón Gómez de

la Serna. En sus páginas se multiplican las traducciones de Wilde9 y de Remy deGourmont, postulando una idea social del arte, una literatura poco literaria como dijesesu director, Gómez de la Serna. La Nueva Literatura reclama dos precedentes inme-diatos: la vinculación filosófica (Emerson,10 Stirner," Nietzsche, Gorki, Haeckel12) y lavinculación con la vida (realismo individualista, cotidianismo frente a épica: Tolstoi).De este modo alcanzaba la nueva generación las ideas literarias del fin de siglo euro-peo: las de Tolstoi (su breviario ¿Qué es el arte? fue traducido por A. Riera en 1902,Barcelona, Maucci), las de Jean Marie Guyau, filósofo francés que reelaboró algunasideas de Taine,14 y las de Max Nordau,1 que aplicó a la literatura los principios deLombroso.16

9 Salomé, trad. J. Pérez Jorba y B. Rodríguez, Madrid, Rodríguez Serra, 1902?; Salomé, trad. ca-talana de Joaquim Pena, Barcelona, F. Giró, 1908; El crimen de Lord Arturo Saville, trad. J. Gómezde la Serna, Madrid, Pueyo, 1919.

10 De Emerson publicó La España Moderna varias obras: La ley de la vida (1900) y Hombressimbólicos (1900), traducidos por Martínez Vélez, Ensayo de la naturaleza seguido de varios discur-sos (1904), trad. por Edmundo González Blanco, Inglaterra y el carácter inglés (1906), trad. porCansinos Assens, Los veinte ensayos (1907), trad. por García del Mazo.

" Max Stirner: El único y su propiedad, Madrid, La España Moderna, s.a.12 Ernest Haeckel: El reino de los protistas, trad. Romualdo González Fragoso, Madrid, 1887;

Morfología general de los organismos, trad. Salvador Sampere y Miguel, Barcelona, Blas Barrena yCía, 1887; Historia de la creación de los seres orgánicos, según las leyes naturales. Conferenciascientíficas sobre la doctrina de la evolución en general y las de Darwin, Goethe y Lamarck en parti-cular, trad. Claudio Cuveiro González, Madrid, Medina, 1878-79.

11 El arte desde el punto de vista sociológico, trad. de Ricardo Rubio Álvarez, Madrid, Daniel Jo-rro. 1902; Génesis de la idea de tiempo, trad. de Ricardo Rubio, Madrid, Fernando Fé, 1901; LaIrreligión del Porvenir, trad. de Antonio M. Carvajal, Madrid, Daniel Jorro, 1904; La moral de Epi-curo y sus relaciones con las doctrinas contemporáneas, trad. de A. Hernández Almansa, Madrid, D.Jorro, 1907; La moral inglesa contemporánea, trad. de Leopoldo Palacios, Madrid, La España Mo-derna, s.a.; Génesis de la idea del tiempo, Madrid, Jorro, 1901; Los problemas de la estética contem-poránea, trad. José M. Navarro de Palencia, Madrid, Jorro, 1902; Esbozos de una moral sin obliga-ción ni sanción, trad. de L. Rodríguez y A. Casares, Madrid, Jorro, 1903; La educación y la herencia,trad. de Leopoldo Palacios, Madrid, La España Moderna.

14 Ensayos de crítica y de historia, Madrid, Daniel Jorro, 1912; Historia de la literatura inglesa,Madrid, La España Moderna, 1901; La inteligencia, trad. Ricardo Rubio, Madrid, Jorro, 1904; Notassobre París. Vida y opiniones de M. Federico Tomás Graindorge, tra. Antonio Salazar, Madrid, LaEspaña Moderna, 1900; Los filósofos del siglo XX, Madrid, La España Moderna, 1901.

15 Nicolás Salmerón y García tradujo en 1902 (Madrid, Fernando Fe) Degeneración de Nordau;Psico-fisiología del genio y del talento, Madrid, Daniel Jorro, 19102' y El sentido de la historia, Ma-drid, Daniel Jorro, 1911. Hacia 1923 estaba traducida toda la obra de Max Nordau (1849-1923),ensayista húngaro descendiente de judíos sevillanos, que escribió en lengua alemana algunas novelaspositivistas muy críticas con la sociedad de fines de siglo. Viajó por España en su juventud y escribiódos libros sobre España.

16 Del propio Lombroso se habían traducido desde 1892 más de 6 obras en La España Moderna:Últimos progresos de la antropología (1894), La escuela criminológica positiva (1894), Antropologíay psiquiatría (1892), Medicina legal (2 vols., trad. Pedro Dorado), El hipnotismo (1893), Aplicacionesjudiciales y médicas de la antropología criminal (1893). La España Moderna publicó bajo la influen-

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Además de éstas, está aún por hacer el estudio del inventario de editoriales comoRenacimiento, Henrich, Rodríguez Serra, Sempere, etc. Otras Colecciones importantesson las de la Biblioteca científico-filosófica de Daniel Jorro: Max Nordau, Guyau,Thomas Carlyle, Harald Hoffding, H. Taine, etc.; la Colección de filósofos españolesy extranjeros, de Victoriano Suárez: Schopenhauer; las nueve colecciones de Calpe(Compañía Anónima de Librería, Publicaciones y Ediciones), editorial nacida con laintención de ser la difusora de las ideas modernas en España. Se fundó en 1918 y entrelos miembros del Comité directivo estaba Ortega y Gasset, quien dirigía la colección"Ideas fundamentales del siglo XX". Importantísima —en su contexto epocal— fue la"Colección universal" dirigida por Morente, en la que se entremezclaron notables tra-ducciones con impresentables versiones, mutiladas a veces, de los más importantesautores extranjeros. Desde julio de 1919 a 1925 se publicaron 1.000 números (compá-rese la fecundidad con algunas de las colecciones de literatura universal que tímida-mente publican nuestras editoriales de hoy), apareciendo diez cada mes que se vendía a50 céntimos cada uno, y se tradujo a autores como: Alfieri, Balzac, Baudelaire, Dante,Darwin, Foseólo, G. Keller, Heine, Hoffmann, Ibsen, Schiller, Stuart Mili, Vigny,Goethe, Kant, Merimée, Chamisso, Apuleyo, Austen, Goldoni, Gorki, etc., etc. En1922 Calpe se fusionó con Espasa, sobre todo para la publicación de su célebre Enci-clopedia.

Sin embargo, estos esfuerzos editoriales, si bien presentan un brillante resultadocultural, lo cierto es que fueron un fiasco económico por su poca difusión. La colecciónde Calpe hoy en día se vende a precio de saldo en el rastro madrileño y en la Cuesta deMoyano, el editor de La España Moderna, Lázaro Galdeano, se desesperaba por laspéridas y García Quejido tuvo que vender la maquinaria de su imprenta para pagar lasdeudas contraídas.

2. LOS VIENTOS DE FUERA: LO TRADUCIDO

Las lecturas de la abulia y el escepticismo eran Schopenhauer y Nietzsche: de lastraducciones de Nietzsche ya lo dijo todo Sobejano17 y baste recordar que se le podíaleer en castellano desde 1900. A Unamuno y Edmundo González Blanco debemos las

cia del eminente penalista Pedro Dorado los textos más significativos del pensamiento criminalistaeuropeo y especialmente del italiano. Pedro Dorado también tradujo obras de Theodor Mommsen, elgran polígrafo alemán que obtuvo el Nobel de Literatura en 1902, filólogo, historiador, numismático,jurista, etc., famoso por sus investigaciones sobre Roma, las más conocidas del millar de títulos queescribió. En 1899 se publicó la traducción del Derecho público romano, en 2 vols., y en 1905, elDerecho penal romano, ambas en La España Moderna. Asimismo Dorado es al autor de la versiónespaflola de La génesis y la evolución del derecho civil (1893) y de La reforma integral de la legisla-ción civil (1894) de Aguanno. Pedro Dorado fue defensor de una concepción sociológica del derechoy fue uno de los intelectuales españoles más importantes de la época. En La España Moderna seencargó de la sección bibliográfico-jurídica, traduciendo y aconsejando desde un punto de vista críti-co muy progresista que le grangeó simpatías entre los grupos anarquizantes. En este sentido hay quecitar su traducción de la obra de Elzbacher: El anarquismo según sus más ilustres representantes(1901), en la que se presentan las teorías de Goldwin, Proudhon, Stirner, Bakunin, Kropotkin, Tucker,y Tolstoi.

17 Gonzalo Sobejano: Nietzsche en España, Madrid, Gredos, 1967.

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traducciones primeras de Schopenhauer: en 1899 se edita la versión unamuniana de Lavoluntad en la naturaleza, que aún en 1970 (¡!) era reeditada por Alianza Editorial.

De la "Santísima Trinidad" (en palabras de Pérez de Ayala: Maeterlinck, Tolstoi eIbsen) existían abundantes traducciones: Maerterlinck apareció ya en 1893 (18 añosantes de obtener el Premio Nobel) y fue traducido, entre otros por Azorín, por PompeuFabra y por el modernista Gregorio Martínez Sierra (uno de los directores artísticosmás importantes de principio de siglo: estrenó a Lorca); Tolstoi sufrió y disfrutó a untiempo de más de 100 traducciones (en español y catalán) hasta 1914. Es posiblementeel autor más traducido de la época: 50 traducciones antes de 1898: Ana Karenina apa-reció en 1887 en versión de Enrique Leopoldo de Verneuil (traductor también deE.T.A. Hofmann y de Poe) y Guerra y paz en 1889. Ibsen lo fue intermitentementedesde 1890: seguramente fue más representado que publicado.

Las lecturas del socialismo y el anarquismo son, grosso modo, las de Kropotkin,Marx, Bakunin y Spencer: del primero, Piotr Alexéievich Kropotkin, existían decenasde traducciones desde 1885, fecha en la que se publica en Cádiz A los jóvenes. A Marxse le conoció en español a partir de 1872, cuando el diario La emancipación publicó enfolletón El manifiesto comunista. Tres años después se publicaba una versión resumidade El capital, que conoció hasta 1898, fecha en la que se edita la primera versión com-pleta, otras tres traducciones. De Bakunin se publicaron siete traducciones entre 1900 y1910. Spencer era uno de los autores más leídos y difundidos entre los socialistas espa-ñoles de la época. En dos años, de 1893 a 1895, Unamuno traduce 6 obras suyas: Labeneficencia; De las leyes generales; El organismo social; El progreso. Su ley y sucausa; Ética de las prisiones; Exceso de legislación.

El boom de las traducciones rusas.18 Las obras políticas muchas veces se publica-ban sin nombre del traductor o bajo seudónimo. Es difícil hacer su inventario, pues trasla Guerra Civil desaparecieron de las bibliotecas y de los fondos editoriales: curioso esel caso del Ateneo, donde los falangistas quemaron las traducciones españolas perodejaron las versiones francesas y alemanas. Muchas de las traducciones realizadas enEspaña en las primeras décadas del siglo fueron reimpresas (con mención del traductoro pirateadas) en Hispanoamérica a lo largo de los últimos 60 años.

De las traducciones de novelas rusas en la España de principio de siglo escribióCorpus Barga {Las delicias, p. 34) en 1906: "las traducciones son pésimas, hechas delfrancés; y no se gana mucho leyéndolas en francés porque los franceses no traducen,adaptan, creen que para que una cosa sea buena, sobre todo si es literatura, tiene quehacerse a la francesa." Algunos de sus traductores fueron Cansinos Assens, RubénDarío {Tomás Gordeieff, de Gorki, 1902), Enrique Díez-Canedo, González Blanco(Edmundo y Pedro), Martínez Ruiz (devendría Azorín), Ramón Pérez de Ayala, JoséPrat, José Ma Quiroga Pía, Luis de Terán, etc.

Unamuno se quejaba de esta mediación francesa y suspiraba por un pensador espa-ñol que estableciese contacto directo con la cultura rusa.

De Dostoievki hay 17 traducciones hasta 1914 (y 9 hasta 1898), de Máximo Gorki,más de 35 traducciones hasta el mismo año, de Leonid Nikoláievich Andréiev 7 tra-ducciones, de Turgeniev desde 1858 ¡más de 60 traducciones!, de Antón Pavlovich

18 George O. Schanzer: La literatura rusa en el mundo hispánico: bibliografía, Toronto, 1972.Mijail Alekséev: Rusia y España, una respuesta cultural, trad. José Fernández Sánchez, Madrid,Seminarios y Ediciones, 1975.

82 Vientos de fuera: Los traductores españoles del 98

Chéjov 9 traducciones desde 1903, de Alexandr Serguéievich Pushkin desde 1847 másde 15 traducciones y de Nikolái Vasílievich Gogol 6 traducciones desde 1880, fecha dela versión del Tarass Boulba.

Algo más tarde nos llegaron las traducciones de obras americanas:19 de Mark Twainhay 10 traducciones hasta 1914, de James Fenimore Cooper más de 35, de Ralph Wal-do Emerson siete traducciones, de Benjamín Franklin nueve, de Nathaniel Hawthornecinco versiones, de Washington Irving más de 30 traducciones, de Henry WadsworthLongfellow más de cinco y de Edgar Alian Poe más de 25.

Intencionadamente dejo en este breve trabajo las versiones de las literaturas y cultu-ras inglesa, francesa y alemana por razones obvias. Cualquier intento serio sería nece-sariamente monográfico, por lo que me excuso de hacerlo en este momento.

3. CONCLUSIONES

En esta atropellada exposición —por el rebosamiento de datos y la escasez de espa-cio— he intentado mostrar fundamentalmente que en la España del 98 se produce unaauténtica apertura a las corrientes del pensamiento europeo gracias a las traducciones ya los esfuerzos editoriales de algunos intelectuales incubados en el krausismo. Losnombres de los protagonistas de esta europeización, de los traductores, merecen por suesfuerzo y por su conquista cultural la atención de los investigadores de la Historia dela Traducción. Para trazar seriamente y con rigor el panorama de la traducción en tornoal 98 es necesario estudiar los catálogos de todas las editoriales de la época, y éste esun trabajo que merece la pena realizarse. Espero que mis palabras hayan servido demotivación para estudios posteriores. La Historia de la Traducción en España es unalabor que exige una rápida atención universitaria. Tenemos mucho trabajo por delante.

ANEXO:Datos bio-bibliográficos sobre algunos traductores del 98 citados

JOSÉ DE CASO Y BLANCO (1850-1928).

Fue discípulo de Sanz del Río en la Universidad Central, cuando estudiaba Filosofía y Letras. Fueuno de los primeros profesores de la recién nacida Institución Libre de Enseñanza y director de susEstudios Generales. En 1884 ganó la cátedra de Sistemas de la Filosofía. A partir de entonces simul-taneó sus actividades académicas y las traducciones: Hume, Lubbock (Los orígenes de la civiliza-ción), Dickens, Spencer, Gladstone, Reclus, Taine, Arminius Vambery, Barbey d'Aurevilly, Bertoli-ni, A. D. White (Historia de la lucha entre la Ciencia y la Teología), etc.

Luis DE TERÁNAutor de la novela El despertar de un alma, Madrid, Biblioteca Patria, 192?

Stevenson, W. B.: Memorias de W. B. Stevenson sobre..., 1917; Un oficial de la Legión Brit: Memo-rias de un oficial de la legión británica, 1916; Bagehot: Las leyes científicas en el desarrollo de las

l9John E. Englekirk: Bibliografía de obras americanas en traducción española, México, 1944. Aprovisional Bibliography of United States Books Translated into Spanish, Washington, 1957.

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naciones, 1904; Barthelemy-Sainte-Hilaire: Buda y su religión, 1910; Berzeviczy: Beatriz de Aragón,reina de Hungría, 1913; Bredif: La elocuencia política en Grecia, 1895; Brooks-Adams: La ley de lacivilización y de la decadencia de los pueblos, 1900; Caillaux: Los impuestos en Francia, 1912;Colombey: Historia anedóctica del duelo en todas las épocas y en todos los países, 1904; Faguet: Losamores de literatos célebres, 1915; Leyendo a Nietzsche, 1915; Fromentin: La pintura en Bélgica yHolanda, 1911; Goncourt: La mujer en el siglo XVIII, 1912; Gosse: Padre e hijo. Estudio de dostemperamentos, 1894; Heine; Alemania, 1900; Lagerlof: El esclavo de su finca, 1911; Nisard: Loscuatro grandes historiadores latinos, 1910; Nourrisson: Maquiavelo, 1911; Stuart Mili: Estudiossobre religión, 1906; Taine: Orígenes de la Francia contemporánea, 1900; Tito Livio, 1912; Wa-liskeszewski: Historia de la literatura rusa, 1900; Mackenzie Wallace: Rusia. El país, las institucio-nes, las costumbres, Madid, La España Moderna, s.a.; Wertwort: Historia de los Estados Unidos,1911; Perrot, Georges: El derecho público de Atenas; s.a.

HERMENEGILDO GINER DE LOS RÍOS (1847-1923)

Hermano menor de Francisco Giner, estudió Filosofía y Letras en la Universidad Central. En1872 se le nombra catedrático de Literatura General y Española y Literatura Latina en la Universidadde Santiago. Cesó ese mismo año. En 1874 tomó posesión en París de la cátedra de Castellano eItaliano en la Asociación Internacional de Profesores de París. A su vuelta a España, en 1876 prose-guirá su labor docente en la Institución Libre de Enseñanza. En Barcelona comenzó su carrera políti-ca, militando en el Partido Radical de Lerroux: llegó a ser diputado.Fue un escritor variadísimo: drama, poesía, didáctica, ciencia y traducciones.

Traductor de Edmondo De Amicis: Obras de Amicis. La vida militar, Madrid, A. J. Alaria, 1884?,346 pp.; Poesías, trad. en verso, Madrid, Fortanet, 1885; 286 pp.; Los amigos, Madrid, A. J. Alaria,I8852: 290 pp.; Giosué Carducci: Poesías. Nuevas rimas y odas bárbaras, trad. en verso, Barcelona,F, Granada. 1915. Hermenegildo fue discípulo suyo en Bolonia; Alphonse Daudet: Jack, París, Tho-mas and Son, s.a.; 536 pp.; Georg Wilhelm Friedrich Hegel: Estética, Madrid, Daniel Jorro, 1908?;Tiberghien: Elementos de Etica precedidos de nociones de biología.

FRANCISCO GINER DE LOS Ríos (1839-1915)Traductor de Enrique Ahrens: Enciclopedia jurídica o Exposición orgánica de la ciencia del

Derecho y el Estado, trad. del alemán, Madrid, José M" Pérez, 1878, 336 pp.; Richard Falckenberg:La Filosofía alemana desde Kant, trad. resumida y adicionada, Madrid, Librería General de Victoria-no Suárez. 1906, 247 pp.; Karl Christian Friedrich Krause: Krause (Estética), Madrid, Librería de V.Suárez, 18832; 224 pp.; Norman H. Baynes: El Imperio Bizantino, trad. de M" Luisa Díez-Canedo y F.Giner de los Ríos, México, FCE, 1949; 211 pp.

CAMILO BARGIELA (1864-1910)

Cursó la carrera de Derecho y entró en el cuerpo diplomático. Según Azorín "uno de los persona-jes más curiosos del 98, Y más representativos". Durante sus años en Madrid fue asiduo concurrente alas tertulias y cafés. En ellos coincidió con Valle-Inclán, Darío, Benavente, Ricardo Baroja. Su obraliteraria es escasa: un libro de relatos, Luciérnagas, y tres obras teatrales. Su principal importanciaviene de los autores traducidos, aunque la crítica no haya reparado en modo alguno en este aspecto:Traductor de Tolstoi, Maeterlinck, Gorki, y Sicnckievicz, y escritos críticos de Ibsen, Hauptmann,D'Anunzio y Sudermann. También colaboró en varios periódicos y revistas.

CIRO BAYO Y SEGURÓLA (Madrid, 1859-1939)Estudió medicina en Barcelona y Valencia, pero abandonó la carrera para incorporarse a la mili-

cia. Figura destacada del mundo literario español finisecular y, a pesar de ser mayor que ellos, convi-vió con el colectivo de noventayochistas. Sirvió en el ejército carlista y viajó por Hispanoamérica.Compartió amistad con los hermanos Baroja. De él dice Ricardo Baroja en su Gente de la Generacióndel 98: "el último aventurero español de la antigua, noble cepa" (Barcelona, Juventud, 1952, p. 102).Su obra consta de relatos novelescos, libros de viajes, algunas biografías, algunas obras de gramática,diversas traducciones, hechas por encargo del editor Caro Raggio y dos libros: Higiene sexual delcasado e Higiene sexual del soltero. Durante algún tiempo fue profesor de francés en la Sociedad de

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Dependientes de Librería. Autor de un Diccionario-conversación español-francés, (Madrid, 1904,391 pp.) y de un Vocabulario criollo-español. De su labor como traductor merece recordarse la quehizo en 1900 de la de Ch. Albert El amor libre y la versión del libro de John Billing Las larvas delocultismo (1916); Charles Darwing: Autobiografía, Madrid, Rodríguez Serra, s.a.; Stendhal: Unoficial enamorado, Caro Caggio, 1918.

EDMUNDO GONZÁLEZ BLANCO (Luanco, Asturias, 1877-Madrid, 1938)Estudió Filosofía y Letras en Madrid, colaboró en prestigiosas revistas y periódicos de España e

Hispanoamérica. Publicó diversos ensayos escasamente científicos sobre los más variados temas,algunos cuentos y novelas. Tradujo un buen número de obras inglesas, alemanas, francesas e italianas.Antoine: Curso de economía general (1900); Baldwin: Elementos de psicología (1905); Emerson:Ensayo de la naturaleza seguido de varios discursos (1904); Fouillée: Historia de la filosofía dePlatón (1906); Guizot: Abelardo y Eloísa (1911); Nietzsche: El viajero y su sombra (1907); Scho-penhauer: Ensayos sobre religión, estética y arqueología (1907)20, La Nigromancia (1907), Estudiosde historia filosófica (1907), Eudemonología. Tratado de mundología o el arte del buen vivir (1906),Escritos literarios; Carlyle, Thomas: Vida y opiniones del señor Teufelsdróckh (1905); Renán, Ernest:Averroesy el averroismo (s.a.); Blake, Guillermo: La boda del Cieloy del Infierno (1928); Stendhal:Del amor (s.a.); Hume, Martin A. S.: Historia de la España contemporánea 1788-1898 (1899);Ruskin, John: Obras escogidas (19..)

PEDRO GONZÁLEZ BLANCO (1879-1961)Estudió Filosofía y Letras en Madrid. Hombre de vasta cultura, estuvo vinculado a los círculos

modernistas —fue uno de los fundadores de la revista Helios. Escribió para la prensa y pronunció másde 500 conferencias sobre historia y literatura. Tradujo a Eca de Queiroz, Nietzsche, Maeterlinck,Thomas Carlyle: Follertos de última hora, Madrid, Jorro, 1909; Harald HOffding: Historia de lafilosofía moderna, Madrid, Jorro, 1907; Afranio Peixoto: Pequeña historia de las américas, México,Gráfico Guanajuato, 1946.

Andrés GONZÁLEZ BLANCO (1886-1924), hermano de Edmundo y PedroNatural de Cuenca (llamada por él Epíscópolis), aunque ovetense de adopción. Se trasladó a

Madrid en 1904. Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Madrid. Fue uno de los másbrillantes críticos literarios de la época (él mismo distinguía varias modalidades de crítica: negativa,escéptica, nerviosa, de memoria y glosa). Pertenece como crítico a la generación posterior a Clarín, lade la Pardo Bazán, Antonio de Valbuena, Federico Balart, José Ixart, Gómez de Baquero, Cansinos-Assens, etc. Colaboró en numerosos periódicos y revistas de España y de América: La España Mo-derna, Vida Nueva, La Lectura, Blanco y Negro, etc. Publicó diversos ensayos literarios en los quedejó muestra de su gran cultura. También es autor de libros de poesía, de corte modernista, y de di-versas novelas. Autor de una Historia de la novela contemporánea en España (1909), y de tres volú-menes titulados Los contemporáneos (1907, 1910 y 1911).Tradujo a E. A. Poe (Obras completas, 1918-1921), y para la Biblioteca de Autores Célebres de laeditorial madrileña América, propiedad del venezolano Rufino Blanco-Fombona, los Paseos porRoma, de Stendhal, 1919, y la miscelánea de Eca de Queiroz: Antero de Quental, Víctor Hugo y otrosensayos, y también, de Eca de Queiroz, El señor diablo, Madrid, Biblioteca Nueva, s.a.; Ecos deParís.M&dnd, Biblioteca Nueva, 1920; y Cartas de Inglaterra, Madrid, Biblioteca Nueva, s.a. Delensayista portugués José Verissimo tradujo Hombres e ideas extranjeros, Madrid, América, s.a.

RAFAEL CANSINOS ASSENS21 (1883-1964)Sevillano de origen judío. Tras sus estudios de Comercio, colaboró en diarios y revistas de Ma-

drid, y en los periódicos sefarditas de Salónica. En sus tertulias madrileñas no sólo se hablaba de

20 Reeditado como Respuestas filosóficas a la ética, a la ciencia y a la religión, por Edaf en 1996.21 Francisco Fuentes Florido: Rafael Cansinos Assens (novelista, poeta, crítico, ensayista y tra-

ductor), Madrid, Fundación Juan March, s.f.

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crítica literaria, sino también de prosa bíblica y talmúdica. Fue posiblemente uno de los críticos litera-rios más profundos de su época y con un mayor conocimiento de la literatura europea.

Colaboró en revistas modernistas y fue el mentor de varias revistas vanguardistas entre 1918 y1925. Extraordinario políglota (hablaba, según testimonio propio, doce idiomas y conocía sus culturascorrespondientes). Tras la guerra civil, se dedicó a la traducción: Las Mil y una noches, el Corán y elTalmud Andriev, Apollinaire, Dostoievski, Tolstoi {El anacoreta y el diablo, 1898) Goldberg, Gotta,Hesnard, Flavio Juliano, Kalidasa, Kipling, Lombroso, Maeterlinck, Maquiavelo, Mallarmé, Ossen-dovski, Schiller, Goethe, Balzac, Emerson (Inglaterra y el carácter inglés, 1907), E. A. Poe {Obrascompletas, 1918-1921), Balzac, etc.

Luis RUIZ CONTRERAS (1863-1953)Ejerció el periodismo y fundó varias publicaciones literarias. Es autor de ensayos eruditos y de

crítica, poemas y obras de teatro. Buen conocedor de la literatura extranjera. Conoció y se relacionócon todos los escritores de la época. Desde 1884, cuando abandona sus estudios superiores, se dedicóa la crítica en periódicos de Barcelona y Madrid, si bien firmaba sus colaboraciones bajo seudónimos.

Su éxito teatral más destacable lo obtuvo con Los vencidos, pero tristemente fue famosa por lapolémica traducción catalana de Pompeyo Gener, Los Senyor de Paper, que acabó en los tribunales.

Desengañado de su actividad como dramaturgo, Contreras reduce su actividad literaria a las tra-ducciones, que le proporcionarían los recursos económicos precisos: "Las traducciones me permitencomer y dormir", confiesa en alguna de sus cartas a Osorio Gallardo (24.08.1918). Amplia fue sulabor de traductor: Para Antonio Vico preparó una versión castellana de Teresa Raquin. En la RevistaContemporánea publicó una versión del drama de Gorki Escenas de familia. Inéditas quedaron tra-ducciones —adaptaciones— de Claudia de George Sand y Las mujeres de mármol de Teodore Ba-rriere. Tradujo incluso un Manual de cocina práctica, de Marie Louise Lassus.

Además también tradujo la Relation du voyage d'Espagne, de la Contesse d'Aulnoy, y distintasobras de Guy de Maupassant, Edmund Goncourt, Willy, Baudelaire, Remy de Gormont, MargeriteEymery, Pierre Valdagne y Henri Gauthier-Villars. Pero su fama como traductor se la debe a su ver-sión española de las obras completas de Anatole France. Mariano de Cavia le llamó el "plenipotencia-rio de Anatole France en España". La salvaguarda de sus derechos como traductor de Anatole Francele llevó a un pleito que duró siete años y del que salió, aunque triunfador, perjudicado en su econo-mía.

RAMÓN M" TENREIRO (1879-1938)

Según la descripción física que de él no ofrece Sainz de Robles "Era bajo y algo rechonchete.Tenía el pelo y la barba ralos, poco abundantes, pero encañonados". Era abogado y poseía una culturavastísima: hablaba a la perfección, según testimonios, inglés, alemán, francés e italiano. Durante losaños que van de 1907 a 1918 se ganó la vida exclusivamente de sus ingresos, siempre menguados,como traductor. Según el mencionado Sainz de Robles, lo hacía "con grandes propiedad y esmero".

Trabajó como crítico literario en varias publicaciones (La Lectura, El Sol). Fue diputado en lasCortes Constituyentes de la República por el Partido Republicano Gallego de Casares Quiroga (segúnparece, a costa de Valle-Inclán, a quien conocía de sus tertulias en el Ateneo) y publicó algunas no-velas (su estilo fue alabado por escritores como Azorín, Pérez de Ayala, Diez Cañedo o Enrique deMesa). Miembro de la Academia Gallega.

Ha sido traducido al alemán: Die Sklavin des Herrn, trad. M. V. Depta, Breslau, OstdeutscheVerlagsanstalt, 1930 (La esclava del Señor, 1927).

Tradujo a Wilhelm Hauff, Goethe: Las afinidades electivas, Madrid, Espasa-Calpe, 192722; Losaños de aprendizaje de Guillermo Meister, Madrid, Espasa-Calpe, 1931; Hebbel: Herodesy Marlene,Madrid, ¿alpe, 1923; Los nibelungos, Madrid, Espasa-Calpe, 1922; Fogazzaro, Fidelino de Figueire-do: Características de la literatura portuguesa, Buenos Aires, Virtus, 1926; y Johannes Joergensen:San Francisco de Asis, Madrid, La lectura, 1916; Barón Johann Jakob Uexkull: Ideas para una con-cepción biológica del mundo, Madrid, Espasa-Calpe, 1934; Joseph Peyre: Luces y sangre, Barcelona,

22 Reeditada hasta al menos 1962.

86 Vientos de fuera: Los traductores españoles del 98

Juventud, 1953; Stefan Zweig: María Estuardo, Barcelona, Juventud, 1936; Hermann Graf von Key-serling: El mundo que nace, Madrid, Revista de Occidente, 1929; entre otros (Kellerman, Fogazzaro).

Está más próximo a la generación del 14 que a la anterior.

ENRIQUE DÍEZ-CANEDO Y REIXA (1879-1944)

Intensa actividad como traductor, pretigiosísimo crítico de arte y teatro, ensayista, animador deproyectos literarios y poeta. Es una de las personalidades intelectuales más influyente de las primerasdécadas del siglo. En 1932 en nombrado Ministro de España en Montevideo y en 1936 Embajador enBuenos Aires. En 1938 se exilia a México, donde ejerció como profesor universitario.

De 1909 a 1911 Díez-Canedo viajó a París como Secretario del Embajador de Ecuador. En esosaños, en los que coincidió en París con un buen número de escritores y artistas europeos y america-nos, se dedicó a publicar poesías propias y traducciones de poetas europeos: Imágenes, una antologíaque incluye poetas franceses (Verlaine, entre ellos) e italianos, y algunos ingleses, portugueses, bra-sileños y rusos, y la Pequeña antología de poetas portugueses, publicada por la editorial Excelsior deParís, que comprende poemas de J. B. de Almeida Garret, Antero de Quental, Joao de Deus, GomesLeal, Antonio Nobre, Eugenio de Castro, Julio Brandao, Alberto D'Oliveira, Alfonso Lopes Vieira,Teixeira de Pascoaes, Joao de Barros, Antonio Sardinha, Olavo Bilac y Guillerme de Almeida.

A su vuelta a España publica en la editorial Renacimiento de Madrid en 1913 una importanteantología de presentación de la poesía francesa en España, hecha con la colaboración de FemandoFortún: La poesía francesa moderna. Los Precursores. Los Parnasianos. Los Maestros del Simbolis-mo. Los poetas nuevos.

Su actividad como traductor es vastísima y contribuyó de manera decisiva a dinamizar, con criteriosuniversales, unos ámbitos literarios que no destacaban por su vocación cosmopolita. Tradujo a WalterArmstrong: El arte en la Gran Bretaña e irlanda, Madrid, Gutemberg, 1909; Francis Jammes: Man-zana de anís, Barcelona, Domenech, 1909; Del toque de alba al toque de oración, Calpe, 192023; M.Desbordes-Valmore, J. Renard, E. Heine, John Webster: La duquesa de Malfi, Madrid, Calpe, 1920;Baudelaire, W. Whitman: Hojas de Hierba,\924 (traducción memorable), J. Giraudoux: Siegfried,Madrid, Rivadeneyra, 1930. Michel Eyquem de Montaigne: Páginas escogidas, Madrid, Calleja,1917; Paul Fort: Paul Fort. Poesías, Barcelona, Cervantes, s.a.; James Harrington: La república deoceana, México, FCE, 1987; Juan José Franco: Tigranate, Madrid, Apostolado de la Prensa, 1909;Paul Verlaine: Cordura, trad. en verso, Madrid, Mundo Latino, 1922; La buena canción, trad. enverso, Madrid, Mundo Latino, 1924.

ADOLFO POSADA GONZÁLEZ (1860-1944)

Estudió Derecho en la Universidad de Oviedo, en la que coincidió con profesores como AdolfoÁlvarez Buylla (que le ponen en contacto con el krausismo) o Leopoldo Alas, Clarín. En Madridcursó su Doctorado en la Institución Libre de Enseñanza, con Giner de los Ríos y Gumersindo deAzcárate. En las tertulias de esa época, Leopoldo Alas le recomienda la traducción de las obras deRodolfo de Jhering (1812-1892), ilustre jurista alemán. En 1883 ocupa la cátedra de Derecho Políticoy Administrativo en la Universidad de Oviedo, que ocupó durante 20 años. Entra así en el llamado"movimiento de Oviedo": Félix Aramburu, Adolfo Álvarez Buylla, Leopoldo Alas, Fermín Canella,Adolfo Posada y, posteriormente, Rafael Altamira.

De su formación krausista se deriva su preocupación pedagógica (la educación es la fase prácticade la especulación teórica del krausismo). Tras un viaje por Europa (Francia, Bélgica, Holanda, Suiza,Alemania e Inglaterra) con Giner, Cossío, Buylla, Sales y Ferré en 1886 se inician sus relacionescientíficas internacionales: es nombrado miembro del Instituto Internacional de Sociología de París,del que más tarde traduciría algunas obras, y del Círculo de Estudios Sociales de Genova. En estaépoca entra en contacto con el pensamiento europeo (filosofía, sociología y ciencia jurídica): Renou-vier, Fouillé, Guyau, Boutroux, Jhering, Duguit, Hauriou, etc.

Desde 1903 hasta 1923 se encargó de la sección de Bibliografía y Legislación del Instituto deReformas Sociales, por encargó de Silvela. Como responsable de toda la legislación laboral española

23 Reeditada en 1992 con el título Del ángelus de la mañana al ángelus de la tarde o del toque delalba al toque de oración, en granada, La Veleta.

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(una de las más avanzadas de Europa) consiguió reunir en el Instituto una importantísima biblioteca.En 1910 es nombrado catedrático de Derecho municipal comparado en la Universidad Central y en1922 ocupa la de Derecho político en esa Facultad de Derecho, de la que llegó a ser decano. Tras elgolpe de Primo de Rivera dimitió de sus cargos públicos.

Tradujo bastantes obras, entre ellas: Arnó: ¿as servidumbres rústicas y urbanas (1900); Bagehot:La constitución inglesa (1902); Bryce: La república norteamericana (1911); Buisson: La educaciónpopular de los adultos en Inglaterra (1899); Eliis Stevens: La constitución de EE UU (1901); Foui-llée: Historia de la filosofía (1894); Buisson: La educación popular de los adultos en Inglaterra;Spencer, Schaffle, Tarde, Le Play, Bagehot, Marx, Gumplowicz, Ratzenhofer, Small, Ward.

CARMEN DE BURGOS (1867-1932)

Periodista y novelista, colaboró en las revistas Prometeo y La Esfera, entre otras. Se hizo famosabajo el seudónimo Colombine. Como periodista apoyó campañas a favor del divorcio, del voto feme-nino y, en general, de su igualdad social. Dio abundantes conferencias e hizo traducciones: Leopardi(Giacomo Leopardi: su vida y sus obras, 2 vols., Valencia, Sempere, 1909.), George Sand, etc. Sinembargo, Luis Ruiz Contreras comenta en sus Memorias de un desmemoriado que el mismo AndrésGonzález Blanco trabajó durante algún tiempo como negro de la Colombine. Ella le confesó a RuizConteras: "— ¿Pondrá usted los versos [de Leopardi] en prosa? — No. A mis órdenes tengo, paratraducirlos, ocho poetas noveles. Ahí trabajan." Estos poetas noveles eran Díez-Canedo, AndresitoGonzález Blanco y Fortún.

RICARDO BAEZA(Cuba, 1890-Madrid, 1956)Desde muy joven vivió en Madrid y durante la Guerra Civil se instaló en Buenos Aires, donde

desarrolló una intensa labor editorial. Regresó a España en 1952. Publicó numerosos artículos en laprensa y pronunció muchas conferencias. Publicó ensayos sobre Tolstoi, Cervantes, Keats, Pirandello,Dostoievski, Fray Luis, etc. Tradujo extraordinariamente a Osear Wilde: El retrato de Dorian Gray,Madrid, Atenea, 1919; Un amujer sin importancia. El abanico de lady Windermere, Madrid, Atenea,1923; A. Gide, Dostoievski: La aldea de Stepanchikovo, Madrid, Atenea, 1928; El eterno marido,Madrid, Renovación, 1918; Shakespeare, Ibsen, B. Shaw, J. Conrad, E. Ludwig, D. S. Merezhkovskii:El mesías Akhenaten, rey de Egipto, Madrid, Espasa Calpe, 1931; El nacimiento de los dioses, Ma-drid, Espasa Calpe, 1930. Gabriele D'Annunzio: La hija de lorio, Madrid, Atenea, 1917.

BIBLIOGRAFÍA:

ASÚN, Raquel: "La editorial La España Moderna", Archivum (1981-82), XXXI-XXXII, Universidadde Oviedo.

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