Viernes – 34ª semana T.O. – 2017 · 30 cuando echan brotes, se dan cuenta de que el verano...

3
Viernes Viernes – 34 ª semana T.O. ª semana T.O. – 201 2017 Eloy, obispo – orfebre y acuñador (660) Daniel 7, 2-14 / Interleccional Daniel 3 / Lucas 21, 29-33 Oración inicial Mueve, Señor, los corazones de tus hijos, para que, correspondiendo generosamente a tu gracia, reciban con mayor abundancia la ayuda de tu bondad. Por nuestro Señor. † Lectura del santo Evangelio según san Lucas (21,29-33) 29 Y les añadió una parábola: “Observen la higuera y los demás árboles: 30 cuando echan brotes, se dan cuenta de que el verano está cerca. 31 Igual ustedes, cuando vean que sucede eso, sepan que se acerca el reino de Dios. 32 Les aseguro que no pasará esta generación antes de que suceda todo eso. 33 Cielo y tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán”. CLAVES para la LECTURA - Por último, en esta parte del «discurso escatológico», responde Jesús a la pregunta inicial: «Maestro, ¿cuándo será eso? ¿Cuál será la señal de que esas cosas están a punto de suceder?» (21,7). La respuesta viene de la mano de una parábola: la de la higuera. El v.28 de este discurso había introducido ya el tema de la vigilancia: «Cobrad ánimo y levantad la cabeza». Ahora se retoma y desarrolla ampliamente el mismo tema. Aparece así la preocupación del evangelista Lucas, que, en cuanto se le presenta la ocasión, exhorta a los destinatarios de su evangelio a extraer las debidas consecuencias del mensaje que les está entregando. - Mediante un pequeño retoque -a saber: añadiendo «en cualquier árbol» (v.29)- Lucas ha querido hacer inteligible la parábola de la higuera también a los de fuera de Palestina. Con todo, no es preciso aplicar a las realidades del Reino de Dios el ritmo de las estaciones: por consiguiente, el retorno del Señor no debe ser considerado, como lo es el verano, como el tiempo de los frutos y la cosecha. Lo único que se pretende afirmar es que, cuando aparezcan los signos premonitorios descritos en los vv. 20-28, entonces tendrá lugar la plena manifestación del poder del Dios que salva, esto es, el momento de la manifestación definitiva del Señor. En efecto, para Lucas -y esto es algo que conocemos bien-, el Reino de Dios está «ya» en medio de nosotros (12,20; 17,21): por eso intenta expresar aquí no el comienzo, sino la difusión del Reino de Dios hasta su última fase. «Se acerca vuestra liberación» (v.28): es como decir que Cristo, el liberador, tras haber inaugurado ya entre nosotros el Reino de su Padre, está perfeccionando su misión de salvador. CLAVES para la VIDA - Continuamos en el mismo contexto de los tiempos futuros, dentro del “discurso escatológico”, y aquí se nos ofrece una realidad de la vida campesina (la higuera que echa brotes nuevos) para entender la importancia de la proximidad del Reino (que es el interés del evangelista). Los que están atentos, comprenderán a su tiempo “que está cerca el Reino de Dios” (v.31), porque sabrán interpretar los signos de los tiempos. Y, con ello, la llegada de la salvación definitiva, que se nos da en Cristo Jesús. - “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (v.33): es la gran promesa de Jesús. Por eso, la actitud a vivir no es el temor y el miedo, sino empujar para que ese Reino inaugurado por Jesús mismo, camine hacia la plenitud. Permanecer vigilantes para que el “Kairós” de Dios, ese tiempo de gracia y de encuentro con Él que nos salva, se dé en nosotros, en nuestras vidas. Por lo tanto, está clara la invitación: fiado en la palabra de Jesús, caminar atentos y activos: “atentos” para descubrir los signos de su presencia; y “activos” para ir haciendo posible ese crecimiento del Reino que él lo ha dejado en marcha, pero que -al mismo tiempo- lo ha dejado en nuestras manos como TAREA. ¿Te sigues animando, hermano/a? ORACIÓN PARA ESTE DÍA “Señor Jesús, que sepa reconocerte en las personas y en las circunstancias que me toquen vivir y sea portador de esperanza, empeñándome en la causa de tu Reino”. 1. Estas palabras de Jesús dan mucho que pensar. Porque dan a entender, con suficiente claridad, que Él esperaba la llegada del Reino como un acontecimiento inminente y seguramente visible, patente, con fuerza, como una manifestación ostentosa del poder y del amor de Dios. Y, además, hay razones para sospechar que Jesús estaba persuadido de que esto acontecería en su vida mortal, de inmediato. Que el Reino estaba próximo, Jesús lo dio a entender en más de una ocasión (Mc 1,15; Mt 3,17), incluso que ya había llegado (Lc 17,21). Esta convicción se vio reforzada por la mentalidad apocalíptica de su tiempo (Lc 22,29-30; Mt 19,28; Mc 13,30). Y hasta llegó a decir, como se afirma en este pasaje, que aquella generación sería testigo de todo esto. 2. No entramos en la cuestión teológica que se refiere a si Jesús estaba o no estaba equivocado. De eso,

Transcript of Viernes – 34ª semana T.O. – 2017 · 30 cuando echan brotes, se dan cuenta de que el verano...

ViernesViernes –– 3344ª semana T.O. ª semana T.O. –– 20120177 Eloy, obispo – orfebre y acuñador (660)

Daniel 7, 2-14 / Interleccional Daniel 3 / Lucas 21, 29-33 Oración inicial Mueve, Señor, los corazones de tus hijos, para que, correspondiendo generosamente a tu gracia, reciban con mayor abundancia la ayuda de tu bondad. Por nuestro Señor. † Lectura del santo Evangelio según san Lucas (21,29-33)

29 Y les añadió una parábola: “Observen la higuera y los demás árboles: 30 cuando echan brotes, se dan cuenta de que el verano está cerca. 31 Igual ustedes, cuando vean que sucede eso, sepan que se acerca el reino de Dios. 32 Les aseguro que no pasará esta generación antes de que suceda todo eso. 33 Cielo y tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán”.

CLAVES para la LECTURA - Por último, en esta parte del «discurso escatológico», responde Jesús a la pregunta inicial: «Maestro, ¿cuándo será eso? ¿Cuál será la señal de que esas cosas están a punto de suceder?» (21,7). La respuesta viene de la mano de una parábola: la de la higuera. El v.28 de este discurso había introducido ya el tema de la vigilancia: «Cobrad ánimo y levantad la cabeza». Ahora se retoma y desarrolla ampliamente el mismo tema. Aparece así la preocupación del evangelista Lucas, que, en cuanto se le presenta la ocasión, exhorta a los destinatarios de su evangelio a extraer las debidas consecuencias del mensaje que les está entregando. - Mediante un pequeño retoque -a saber: añadiendo «en cualquier árbol» (v.29)- Lucas ha querido hacer inteligible la parábola de la higuera también a los de fuera de Palestina. Con todo, no es preciso aplicar a las realidades del Reino de Dios el ritmo de las estaciones: por consiguiente, el retorno del Señor no debe ser considerado, como lo es el verano, como el tiempo de los frutos y la cosecha. Lo único que se pretende afirmar es que, cuando aparezcan los signos premonitorios descritos en los vv. 20-28, entonces tendrá lugar la plena manifestación del poder del Dios que salva, esto es, el momento de la manifestación definitiva del Señor. En efecto, para Lucas -y esto es algo que conocemos bien-, el Reino de Dios está «ya» en medio de nosotros (12,20; 17,21): por eso intenta expresar aquí no el comienzo, sino la difusión del Reino de Dios hasta su última fase. «Se acerca vuestra liberación» (v.28): es como decir que Cristo, el liberador, tras haber inaugurado ya entre nosotros el Reino de su Padre, está perfeccionando su misión de salvador.

CLAVES para la VIDA - Continuamos en el mismo contexto de los tiempos futuros, dentro del “discurso escatológico”, y aquí se nos ofrece una realidad de la vida campesina (la higuera que echa brotes nuevos) para entender la importancia de la proximidad del Reino (que es el interés del evangelista). Los que están atentos, comprenderán a su tiempo “que está cerca el Reino de Dios” (v.31), porque sabrán interpretar los signos de los tiempos. Y, con ello, la llegada de la salvación definitiva, que se nos da en Cristo Jesús. - “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (v.33): es la gran promesa de Jesús. Por eso, la actitud a vivir no es el temor y el miedo, sino empujar para que ese Reino inaugurado por Jesús mismo, camine hacia la plenitud. Permanecer vigilantes para que el “Kairós” de Dios, ese tiempo de gracia y de encuentro con Él que nos salva, se dé en nosotros, en nuestras vidas. Por lo tanto, está clara la invitación: fiado en la palabra de Jesús, caminar atentos y activos: “atentos” para descubrir los signos de su presencia; y “activos” para ir haciendo posible ese crecimiento del Reino que él lo ha dejado en marcha, pero que -al mismo tiempo- lo ha dejado en nuestras manos como TAREA. ¿Te sigues animando, hermano/a?

ORACIÓN PARA ESTE DÍA “Señor Jesús, que sepa reconocerte en las personas y en las circunstancias que me toquen vivir y sea portador de esperanza, empeñándome en la causa de tu Reino”.

1. Estas palabras de Jesús dan mucho que pensar. Porque dan a entender, con suficiente claridad, que Él esperaba la llegada del Reino como un acontecimiento inminente y seguramente visible, patente, con fuerza, como una manifestación ostentosa del poder y del amor de Dios. Y, además, hay razones para sospechar que Jesús estaba persuadido de que esto acontecería en su vida mortal, de inmediato. Que el Reino estaba próximo, Jesús lo dio a entender en más de una ocasión (Mc 1,15; Mt 3,17), incluso que ya había llegado (Lc 17,21). Esta convicción se vio reforzada por la mentalidad apocalíptica de su tiempo (Lc 22,29-30; Mt 19,28; Mc 13,30). Y hasta llegó a decir, como se afirma en este pasaje, que aquella generación sería testigo de todo esto.

2. No entramos en la cuestión teológica que se refiere a si Jesús estaba o no estaba equivocado. De eso,

poco puede decir la teología con seguridad, puesto que no tenemos los elementos de juicio necesarios para asegurar lo que, en su intimidad profunda, sentía y pensaba Jesús. En todo caso, de sus palabras se deduce que -al parecer- Él esperaba una intervención portentosa y palpable de Dios que ocurriría de forma inminente.

3. Pero el hecho es que tal intervención, en favor de Jesús y del Reino que Él anunciaba, no se produjo. En otras palabras, Jesús vivió la efervescencia de la inminente irrupción del Reino. Pero la dura realidad es que Él fue dándose cuenta de que lo que llegaba no era el Reino, sino su muerte (L. Boff). Y una muerte humillante, degradante y en extremo violenta. Tal fue el motivo de su grito en la cruz y la razón de su total entrega a Dios. El grito del abandono: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" (Mt 27,46par; cf. Sal 22,2) no fue sólo la recitación de un Salmo. Fue eso. Pero, en eso, Jesús dejó claro que se murió con el convencimiento de que había fracasado. Y además, con un fracaso total. Y sin embargo, también es cierto (lo más cierto y seguro) es que aquel final, sobrepasando todo límite humano, fue el paso a la plenitud de la vida. Para Él. Y para todos los humanos que buscamos nuestra propia humanidad.

José María Castillo - La religión de Jesús Ciclo A – Comentario al Evangelio diario – 2016-2017

Queridos amigos: La naturaleza tiene sus ritmos. Y muchas veces nos da señales de lo que está llegando: tiempos de sequía

que suceden a tiempos de lluvias, subida o bajada de las temperaturas, semillas que comienzan a crecer… Y el ser humano va siendo capaz de prever esos ritmos, para responder adecuadamente y adaptarse a las necesidades.

Hoy Jesús nos hace una indicación: igual que cuando el árbol echa sus brotes sabemos que el verano está cerca, hemos de ser capaces de distinguir los signos que apuntan al Reino de Dios.

El Reino de Dios es lo contrario al reinado de la mentira, del mal, del horror, tan presentes en nuestro mundo. Es el reinado de Dios y su justicia, que comienza a hacerse presente en nuestro mundo y que esperamos que llegue a ser pleno al final de los tiempos. Ahora vemos los brotes… que llegarán a dar todo su fruto en la eternidad.

Igual que el ser humano ha ido mejorando su capacidad de observar la naturaleza y predecir sus ritmos, Jesús nos invita a que como creyentes y como Iglesia avancemos en descubrir por dónde quiere Dios y su Reino abrirse camino hoy en día. Para ello puede servirnos la letra de esta canción, que quizá conozcas, que está inspirada en el Salmo 71:

Tu Reino es vida, Tu Reino es verdad; Tu Reino es justicia, Tu Reino es paz; Tu Reino es gracia, Tu Reino es amor: venga a nosotros Tu Reino, Señor.

¿Qué realidades descubro a mi alrededor que ayudan a crecer la vida y la verdad? ¿Qué favorece la justicia y la paz? ¿Por dónde asoman la gracia –la gratuidad- y el amor? Descubrir los signos del Reino, en mi corazón y a mi alrededor, para acogerlos, cuidarlos y hacerlos crecer… como un pequeño brote que puede dar un gran fruto.

Eso le pedimos al Padre, en el Espíritu, cada vez que rezamos la oración de Jesús: “Venga a nosotros tu Reino”. Eso es el Reino: un regalo que quiere hacerse tarea en nosotros. Para ello, necesitamos desarrollar nuestra sensibilidad: ¿por dónde apunta, hoy, el Reino de Dios, para poder acogerlo y favorecerlo?

Vuestro hermano en la fe: Luis Manuel Suárez CMF

• Jesús pide que miremos la higuera, para contemplar los fenómenos de la naturaleza. En mi vida ¿aprendí alguna cosa contemplando la naturaleza?

• Jesús dijo: “El cielo y la tierra pasarán, pero mi palabra no pasará”. ¿Cómo encarno estas palabras de Jesús en mi vida?

(Lc 21, 33)

No sabemos ni el día, ni la hora de los acontecimientos que ocurrirán

al final de los tiempos. Jesús nos invita a confiar en su Palabra, viva y eficaz, que permanecerá siempre:

antes, durante y después de los signos que anuncian el fin. Fíjate en lo que te sucede cada día y descubre en los acontecimientos,

grandes o pequeños, la presencia del Reino de Dios, que te invita a vivirlo todo con esperanza.

Enséñame, Señor, a mirar la vida con tus ojos, a ver las cosas, como Tú las ves.

Dame luz para ver las semillas de vida que ya están brotando en el mundo.