Vigo, 28 de diciembre del 2008 (domingo; 8:49 a.m.)

Y ni an así, pelaíto, logro darme cuenta de cuál es la presentación que me pedís. ¿Será el Alzheimer, hermano? Ni siquiera puedo representármela en mi mente pero me gustó mucho ver todo un sartal de caricaturas que me mandaste, por allá el 17 de junio, de las que quién sabe si te acordarás…

Bue… este primer párrafo de la carta resultó como una conversa de un par de viejitos en un ancianato pero no tan vitales como el Jack Nicholson y el Morgan Freeman de Antes de la partida, una magnífica que vi justamente antes de mi partida para estas tierras europeas.

Como en tu envío del 17 de junio, advertías de lo preocupante de la situación del país, por lo cual omitías el nombre del autor del adjunto, del que sólo dabas las señas laborales, del hombrecito de marras, reabrí o abrí por primera vez, no recuerdo, el attachment que venía con esa nota escrita en rojo y ahí si fue la inocentada que no te aguantaste de hacer hasta hoy, como lo hice yo con la del astronauta de la catedral de Salamanca, con la que mamé gallo como en un gozaderal.

Abrí la pegatina esa con cierta desconfianza y me sorprendió la mala ortografía del académico, líder social y político, vinculado a la música y representante de una importante región del departamento, quien no desconoce el foro del Congreso y, peor me pareció su redacción, me disponía a seguir leyendo, con la expectativa de quién sabe que más catástrofes.

Y ¡Claro! Muy en serio, esas 22 páginas hablaban de algo que puede resultar desastroso para el país y es que el mismo pueblo colombiano elija un dictador, que no tiene las agallas de los de antes, que tumbaban al anterior Presidente, mediante un golpe de Estado. ¡Esos sí eran verracos, de verdad! Aunque no acuerdo ni con las antiguas dictaduras ni con las nuevas, pero las de ahora se logran manipulando los mass media; leía anoche en una entrevista a Regis Débray, los gobernantes de ahora soy

puros comediantes, que logran sus éxitos a través de lo mediático, lo cual hace que además sean ilusorios fetiches, que en la realidad terminan por hacer mucho daño.

Y sí, hermano, Chuchito, como leía también en La Lengua de Alberto Aguirre, ¿Qué seguridad democrática donde se mata tanto como se tala? ¿Donde se acaba con sindicalistas, como tan francamente, lo está denunciando Amnistía Internacional? ¿Qué seguridad democrática puede haber donde como muestra la caricatura, a los desplazados sí les dan un pedacito de tierra, termina siendo un lotecito para enterrar su cadáver:

Nuestro Gran Dictador,

a la manera del Furias de El niño del pijama de rayas, novela que te recomiendo,

definitivamente no resulta tan simpático como el que representara Charles Chaplin:

Que es un Hitler juguetón, pues aunque el nuestro, Avarito Corleone, se haga el de la carita de san Luis Gonzága o de yo no fui, es de la calaña de don Vito y amigo del gran torturador de Abu Graib y de Guatánamo que no va de broma.

que, como bien lo ha denunciado el maestro Botero, es un puro criminal, sin contrición de corazón ni propósito de la enmienda, como te lo demostrara al enviarte las declaraciones de Cheney y toda su camarilla.

¡Que lo vi, lo vi! Y, al que esté detrás de mí, no pago…

Y ese tinglado de locos, como los tres chiflados:

Pues son muchos los que han de buscarse, en caso de hacer una buena justicia:

Pues

parece que está claro que

Aunque se empeñen en negarlo, estos malditos, la la paloma del Santo Padre no parece estar más dispuesta a dejarse degollar.

Y pareciera estar dispuesta a exigir:

Ya que parece que lo que más se desea es que los títeres al estilo de Pinocho, el de Chile, gracias a los buenos oficios de Pepe Grillo, una verdadera conciencia moral y del Hada Azul humanicen a la marioneta de Bush, ahora que es señor Obama llegó al podio presidencial de los Estados Unidos de América.

A ver si esto cambia:

Y volver por los caminos de la libertad con orden, lo preocupante es que los electores estén todavía tan alienados y sigan siendo mayoría en las encuestas para una posible reelección y sin gallinazos que entierren gente todos los días; será mucho mejor que vuelva a pasar el cóndor y retornen las cornucopias que son la riqueza de la nación. Estamos cansados de tanta, tanta muerte.Con esto se despide, con mis mejores votos por nuestro país, tu amigo, el del otro lado del charco.

Ojalá, el juez Garzón pueda poner en calzas prietas a estos señores:

que espero que la historia no absuelva.