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1I N u ~l. 71
por la mayoría de los estados modernos.
Es doblemente lamentable tratándose de un país como Italia enque la ciencia pem~~. ha ~lorecidocon singular magmflcencla, y enla que César Beccaria - el p:'ecursor - anatemizó esa ley ~a~'
bara e inhumana que subslstIapara oprobio de los pueb.los ~~ue
la albergaban en su leglslaclOn,obteniendo por virtud de su préclíca la abolición de la misma.
Vosotros conocéis mejor quenosotros las razones que aconsejan; la eliminación de ese linaj.eele sanciones entre las que esgrimen los Estados en ejercicio desu derecho de castigar.
Decid a vues*os gobernantesque ella constituye un homici~io
legalizado, es decir, que un delItose castiga con una penalidad queella misma entraña un acto reprobable y punible; que jurídicamente sólo en caso de legítimadefe~sa -es decir cuando surgeel instinto de conservación, queningún freno humano paraliza odetiene - un hombre puede darmuerte impunemente a un semejante. Pues bien: la sociedad clispone de otros medios de coerciónque no sean los de la represaliasangrienta para epercer la llamada defensa social.
Decid que si la pena de muerte no constituye el legítimo ejercicio de un derecho, tampoco esaconsejada por la necesidad deoponer una valla a la creciente difusión de la criminalidad. El verdugo constituye un maestro' decrueldad refinada, ejecutor implacable de una sentencia demuerte fríamente elaborada en elsilencio de los laboratorios judiciales, al través de cuyos filtrosy alambiques se diluye el espíritu del acusado que - pobre cuerpo sin alma - la justicia seencarga de destruírlo.
Seiialac1 también el hecho deque el suplicio organizado por lasociedad, lejos de intimidar al delincuente, suele magnificar -para su mentalidad inferior y estre.·cha- con una aureola de prestigio y de martirio su existenciamiserable: el orgullo y .la fierezade que hacen gala algunos condenados lo prueban acabadamente.
Hepetid que abismar en las profunclidades de la muerte - definitiva e irreparable sanción -"- alos violadores de la ley penal, asabiendas de la imperfección delos medios de que dispone la justicia para la indagación, esclarecimiento y prueba de los críri1enesy delitos, es dar prueba de ligere-
Al compaginar el presente número, se omitió el discurso quepronunció el Dr. Agustín A. Musso 0n el sepelio del Ing. Hansen.
Irá en el próximo número.
El Sel)elio del Jng. O. Hansen
de lectura integrado por trabajos de firmas descollantes en loscírculos intelectuales nacionales yextranjeros. (De "Imparcial")
e-ontra la .,~na d~
mu~.ott ~n lUdia.Mensaje de los estudiantes de
Derecho del Uruguay a Suscolegas de Roma
El Centro de Estudiantes deDerecho del UI.:.qguay, ha enviado, suscripto por los miembros desu Comisión Directiva, a su similar en Roma, el siguiente mensaje de protesta contra la reimplantación de la pena de muerte en elreino de Italia.
"Los estudiantes de Derecho dela República O" del Uruguay, exhortan a sus colegas de la Uni-.versidad de Jurispruden~ia deRoma a que exterioricen públicamente su oposición al proyecto dereimplantación de la pena demuerte en el Reino de Italia.
Los universitarios uruguayos,que respetan yadmiran a la noblenación italiana a la que .. se sienten vinculados por afinidad racialy enegendrada por el aporte demográfico de sus hijos a esta zona de la América Latina, sesienten afectados - como si fuera en su propio país - por elrestablecimiento de una ley punitiva que corresponda a un estadode la civilización ya sobrepasado
MONTEVIDEO, OC'l'UBRE ·1926
el R e u L A E N T o o A LAR E PUB L I e A
Hemos recibido el número mensual de la interesante revista estudiantil "Renacimiento".
Con la aparición de este número concuerda un anivCl~sario feliz de la revis~a, el séptimo añode su fundación. Son siete añosde vida activa y fecunda en quese triunfó de todas las vicisitucle~ que "acechan a esta índole depublicaciones y en que el esfuerzo constante del grupo estudiosoque la dirige, rindió los mejoresfrutos, cooperando en la discusión de los más importantes problemas universitarios que hansurgido en ese lapso de tiempo ybrindando además a los estudiantes un abundante material de lectura que ha ven/ido subsanando,con el concurso de muy estimables profesores, deficiencias y lagunas de textos y programas.
Al entrar ahora la revista ensu octavo aúo de e~istencai, el)que la acompañará el más francooptimismo, formulamos nuestrosvotos por la invariable continuidad elel éxito que ha venido son~
riéndole. (De "El Plata")
Recibimos el número 70 de estE~ publicación estudiantil que entra en su séptimo año deexistencia. Trae el número quenos ocupa un importante material
HRtnaCimi~ntoHSu sél)timo año de vida
ría un desconocimiento de lagarantía que la Constitución daa los individuos.
Si en el hecho que comentamosha habido sólo error de parte deljuez, esperamos que no volverá arepetirse.
I 11 11 ••• 11 • ••••0@ u II., •• IIIII II II.II III ••••••• IIIU"I"I"I~'IIIII."III"'I'11• ::
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Administradol' AD HONOREM:PEDRO A. RIMOLDI
No se devuelven 1.... originales
Consejo 00 Dircec16n y .A..dll1inistraci6n:Calle CONVENCION, 1382
'rolé!. La Uruguaya, ;¡'I!JG (Contral).
AÑo VII
Consejo de Redacción:Drs. Juvenal Vigo, Julio C. :L\fourigán, Evtlng'ülio l~onilhlJ Isidro l\lús de Ayala; A.rqs.(~arloH l~. Noeeti, ]~'l'anciseo CL .PClre:r.; J~se.
Antonio ¡Vr. Astígal'rag'a; B1'::;..Tun.n Anto-nio Clalll, SnnliagolVlarlnouget POllPY.
Secretal'Ío de Redacción:l~st. Juan Miguel Serrato
[as gal'ldDttiasUl(U~idual~s.
Se está violando el artícu.lo 155de la Constitución
Las garantías individuales hansido consagradas en todas lasConstituciones que surgieron después del incendio de la Bastilla;en esos principios tuteladores del'ms•derechos .y libertades, los pue912~~~Wyi¡;;to.la garantía.de losCittCladai1bs contra las usurpacio-nes de los gobiernos y contra lasagresiones de los poderosos. Desde la primera hora de la revolución americana, lo que máspreócupó a los hombres civileselel movimiento eman'CÍpaelor fuéconsagrar en las Cartas Políticasque elaboraban, los derechos. delindividuo frente al Estado y frente a los otros habitantes. Todososos Códigos están inspirados enel Evangelio de la Revolución del89. Las Constituciones uruguayas de 1830 y de 1917 incluyeron,en sus textos, esas mismas declaraciones de derechos. Ellas nofueron siempre, en el pasado, unarealidad; a veces, quedaron en elpapel como letra muerta. Perocreíamos que ahora todas las libertades eran custodiadas por eltexto constitucional. Sin embar-.go, se nos informa que hay jueces que violan el artículo 155 delEstatuto fundamen~tal. Esa disposición establece que cuando unciudadano fuese ]JJ.·eso en infraganti delito o habie[i~do semiplena prueba de él, el juez, bajo .la
'. más seria responsabilidad, tomará al arrestado su cbec1araci6n,dentro de veinticuatro horas, y
de las cuarenta y ocho holo más empezará el sumario.
bien: parece .que hay jueGostienen a los presos hasta 40
incomunicados y sin tomardeclaración. Se trataría de
caso de violación del artículodel Código básico de la Repú
además, el hecho importa-
ca se realizó en la Escuela y Liceo "Elbio Fernández" el acto dehomenaje a la memoria de JoséPedro Varela, y de exaltación dellibro como factor social indispensable. Pudimos apreciar en nuestra visita, el orden y las características salientes de este instituto de enseñanza que ha llegado aser modelo en su género tras largos años, en que ha pasado porsus aulas más de una generación,y que llega ahora a su mayorprestigio teniendo a su frente uneducador insomne de la talla moral de don Jerónimo Zolesi. Abrióel acto en nombre de la Asociación "Amigos de la Cultura Popular" el profesor don EduardoMonteverde, siguiéndole en el usode la palabra el señor RodolfoMezzera, quien descubrió un busto de Varela, y los señores SabatPebet, Miranda e Ibáñez. Dijeron también su palabra de fe hacia el libro, los numerosos alumnos de la escuela, formando pordonación de sus familias el elemento básico de una bibliotecaque ha de ir completándose en lofuturo. En síntesis, fué la fiestadel 23 un claro exponente de lacultura que distingue al Instituto "Elbio Fernández", entre lasinstituciones que hacen en el paísobra de aliento y patriotismo.
Publicamos unarecon{strucciónSr. Juan CarIas Sabat
,señoras, señores, mistos:
Aquella tarde, el viejo y venerado maestro, a quien podríamosy deberíamos llamar Próspero,por alusión al sabio mago de LaTempestad shackespiriana, y poralusión también al guiador de juventudes que hay en él como lohubo en aquel manígfico orfefre dela palabra y de la idea, nuestro inmortal Rodó, examinaba los anaqueles de esa "su biblioteca", deesa nuestra biblioteca, en la queun gusto delicado y severo, esmerábase en honrar la noble presencia de los libros, sus fieles compañeros. Dominaba en la sala,como fiel reflejo de lo que en ellapalpita, esa pequeña estatua, representación de la alada victoriade Samotracia. Junto a ella seser;taba diariamente el maestro,y junto a eIl& surgió la idea decrear esa casa del libro que hoyregocijados ab~'imos a todos losque deséen superarse en la vida.
Entonces me solicitó, con esaamabilidad paternal que lo caracteriza, lo obsequiara con algunaspalabras sobre el libro y Varela,en este acto significativo. Modesto obsequio, repliqué, sabedorde mis escasas cualidades para talcometido, pero de inmediato, sindejar trasuntar mi deseo, acepté,pues era tan propicio aquel ambiente, que sin' titubeos vinierona mi memoria aquellas primeraspalabras del Ariel, que acabo de
En la Escuda V[ic~o
"Elbio l~rnánCl~t"
celente. Catedrático de matemáticas, Director del Liceo Rodó,está vinculado, esde hac~ muchosaños, a la Universidad; cuentacon un extenso prestigio entreprofesores y estudiantes, pues asus nobles virtudes morales e intelectuales, a su mucha preparación científica, a su dinamismorealizador, une dotes de caballero culto y recto. Su pasaje porel Decanato &ería profícuo parala Univ~rsidad; llevaría, Monteverde, un programa de acción yse consagraría a cumplirlo; no supeditaría ningún interés superiory permanente a las ventajas circunstanciales y efímeras ; seríala suya una gestión honesta, fecunda, constructiva. Sin g¡~stos
ni ademanes, serenamente, imprimiría un rumbo seguro a la casay haría obra eficaz y práctica.
Hemos adherido ya a esa candidatura; la con,sideramos excelente y creemos, sin desconocerlos méritos de otros ,elementosde mucho valer conque cuenta laUniversidad, que el señor Monteverde sería el hombre indicadopara t,-'ransformar la ;vida ~e .laSección de Enseñanza Secundaria.Sin apresuramiento, sin ruido, sinpropaganda, cumpliría cada unade sus promesas y removería lasbases de un organismo que noproduce lo que de él espera el paísque le entrega la enseñanza de lajuventud.
Sabemos que el Decano por sísólo no puede hacer todo lo quees indispensable realizar en laUniversidad; pero pensamos quesi se lleva al cargo una personacompetente prepárará el caminopara las reformas trascendentalesque el país reclama. Hasta ahora,por ejemplo, no ha sido reglamentado el artículo constitucional que consagra la autonomía dela Universidad; el Cuerpo Legislativo teme entregar la direccióndel Instituto a las personas que,actualmente; est{m a su frente;creemos que se trata de una desconfianza injustificada; pero, enrealidad, la- marcha actual de laUniversidad deJa hastante que'desear. Una gestión correcta detres años, podría hacer desaparecer esa desconfianza. Más, hayque tener en cu.enta que la autonomía es un medio, no un fin; denada servirá la autonomía, si laUniversidad no sabe utilizarla para imprimir una dirección firme asu manera. Por eso, señalamos ala consideración de los universitarios la candidatura de DonEduardo Monteverde; su rectitudy preparación son antecedentesbastantes para confiar en querealizará una obra considerable.
El acto realizado en homenaje aDon José Pedro Varela
Ante numeroso y selecto públi-
El 'Decanato de Secundaria
Refutación al escritor JoseVasconcellos
Un libro dtOsear €osco montaldo
(De "Imparcial"
En un artículo anterior sobreeste mismo asunto expusimosnuestro punto de vista sobre elproblema de la elección de Decanopara la Sección de Enseñanza Secundaria y Preparatoria de laUniversidad. En términos generales, pUanteamos algunas cuestiones que es necesario tener encuenta para que el nuevo directorde esa Sección de nuest~'a casade estudios sea una persona competente, de fuerte vocación parala enseñanza y con altas aptitudes para marcar rutas firmes ala enseñanza secundaria. No quisimos hablar de candidaturas,pues, fué nuestro propósito fijarciertas r~ormas jde criterio paraluego aplicarlas a las personascuyos nombres suenan como losde posibles candidatos.
Un núcleo de profesores ha levantado la candidátura de donEduardo Monteverde para esepuesto. Don Eduardo Monteverde es, sin duda, uncandidato ex-
raria está esparcida en numerosos opúsculos, en folletos y en(trabajos dispersos en diarios yrevistas. Ha publicado diversoslibros, entre otros: "Tierra Española" (1914), "Crítica y Arte"(1920), . que merecieron los máscálidos elogios de la crítica nacional y extranjera.
El Dr. Gustavo Gallinal es cor:responsal ffiterario de ."La Nación" de Buenos Aires. Por suscróniqas en este rotativo han desfilado los más intersantes aspectos de la literat,ura rioplatense.Es un comentador de las letraspatrias y acaso sea el glosadormás sagaz y fervoroso del maestro Rodó.
Probltmas uni\l~rsitarlos
.Ha sido puesto ya a la ventaen las principal~slibrerías de lacapital el libro publicado recientemente por Oscar Cosco Montaldo,bajo el título: "El Uruguay, sudemocracia y su vida política",en el cual el mencionado universitario refuta las consideracionesvertidas por el conocido escritormejicano D. José Vasconcellos,acerca de nuestras instituciones,hombres públicos y cuestiones diversas de política local, en su último libro "La razón Cósmica".
Nuestras más vivas felicitaciones por el esfuerzo realizado porel compañero Cosco Montaldoquien es consecuente colaboradorde "Renacimiento".
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El- sentimiento de his}lano-americanismo en la literatura uruguaya
La tribuna de la casa gallegaserá prestigiada por el Dr. Gustavo Gallinlll, ilutsre uruguayoque por méritos propios ha podido consolidar su personalidadintelectual, destacándose en forma sobresaliente entre los universitarios ibero - americanos.
Es el Dr. Gustavo Gallinal unade las más fuertes mentalidadesen el movimiento literario de este país. En la cátedra, en, la tribuna parlamentaria y en la prensa, ha podido evidenciar su vastaerudición y sus profundos conocimientos en Historia, Sociología'\yLitel'atura.
Universitario muy distinguido,desempeña con singular acierto lacátedra de Historia de la Literatura en la Universidad de Montevideo. Su vastísima labor lite-
za e imprevisión que pueden enmuchos casos ser de fatales consecuencias.
j Demasiados errores ha cometido la justicia a su infalibilidad!
Exhortad finalmente a vuestros legisladores a que demuestren, con el rechazo del proyectogubernamental que siguen creyendo que la sociedad debe darel ejemplo mostrándose más humana que los asesinos que la deshonran.
No entramos a juzgar el origende la reforma por haber sido elaborada por un partido políticoque nos correspnde juzgar; nuestro llamado se dirige a todos losestudiantes italianos, adictos o noal régimen imperante, que por serestudiantes de derecho debensentir mejor que nadie la trascendencia y la honda significación humana' de este problema.
El Uruguay se honró con in~
corporal' a su legislación, en elaño 1907, un principio prestigiado por el Código Penal italiano,verdadero modelo inspirador ypatrón de otros similares.
Hemos creído que retribuiríamos - aunque sea en ínfima parte - el extraordinario aporte deltrabajo, de la cultura y del espíritu italiarrlos en nuestra patria,contribuyendo a impedir que unode los .sag~rados principios cuyaconservación ,el~ vuestro derechopositivo debería enorgullecernos,sufra el más mínimo quebranto.
Si nuestra solicitud se vierasatisfecha tendremos la seguridad de que nuestros colegas italian/os interpretan como nosotrosel verdadero sentido de la justicia. A ellos la expresión de nuestra simpatía y cordialidad.Antonio César Coelli, Oscar Secca Ellauri, Armando Malet, Augusto C. Bada, Luis R. Ponde deLeón.
Brtl'~ r~stña bibllográiia
(a dd Dr. 6. 6dllinal.
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han de surtir efectos únicamenteen el artículo 202."
En esta argumentación se advier;ten fácilmente varios ,defiectos.
Desde luego se comprende quesi "un análisis del Código de Instrucción Criminal evidencia queel concepto y definición de la pena correccional y corporal tuvoun fin primordial si no único, elde determinar cuándo procedía odejaba de proceder la libertad delencausado", - mal puede concluírse de esto que la definicióp.del artículo 392 "no tuvo otro al·cance o significado procesal" y.tenga "como fin exclusivo y úni·co precisar normas excarcelatorias."
De una premisa dudosa como"la de fin primordial, si no- único", no puede concluirse "el finexclusivo y único".
En el primer párrafo citado, eldistinguido magistradO' ha dudado y con razón, sobre el fin único de la definición del artículo 392.
y esa duda que apunta al principio de la argumentación precitada y que después se desvanececon el calor de la dialéctica, tiene una base de hecho indiscutible, pues no es exacto que dentrode nuestra legislación procesal,las penas correccionales y corporales no tengan otro efecto- que elde provocar o excluir la libertadprovísional del procesado.
Pero antes de 'demostrar esteaserto, deseo notar que la jurisprudencia que combato, confundela causa con el efecto, el principío con la consecuencia, y quepor ello ya resulta inadmisible definir la pena correccional y corporal valiéndose de las locuciones"pena excarcelable" y "pena noexcarcelable".
El artículo- 392 del Código deInstrucción Criminal contienie ladefinición de esas penas, y ~ esadefinición hay que atenerse sinque sea legítimo modificar sustérminos.
Este artículo dice únicament.eque la pena correccional es la deprisión hasta seis meses, y carpo..ral la que traspasa ese límite, .
'1.'al es la definición contenidaen esta disposición y estamos todos de acuerdo en que no es enel artículo 202 donde hay que ira buscarla.
El artículo 392 expresa enotros términos, que siempr~ queen el Código de Instrucción Críminal se hable de pena corporalha de entenderse que se trata d~P~;1a mayor de seis meses de priSlOn.
El artículo 202 es tan sólo uncaso de aplicación de la definici6ndel artículo 392. Cuando no haya de resultar pena corpora:I según el mérito del proceso' sepondrá en libertad provision~l alencausado-, dice este artículo enresumen. '
Como no es é~.ta la definiciónde la pena corporal o no corporal,
único de ellas? - La libertad provisioJ~.al es tan só.lo un caso de aplicación de
~a definÍcióJ¡. d:e las penas corporales,1:0 es en es·encía la misma.
El argumento capital, el corazón de la tesis, consiste en sostener que el concepto pena correccional y corporal se confunde absolutamente con el de pena respecto de la que corresponda o nola libertad provisional.
No contienen otra cosa en sustancia los párrafos que paso atranscribir.
Dice la sentencia del señor juezde Crímen: "Pero, un análisis total del Código de 1. Criminal, evi.dencia que el concepto y la definición de la pena correccional ycorporal, tuvo un fin primordial,sino único: el de det,erminarcuándo procedía o dejaba de proceder la libeIitad del encausado.y tan es así, que en la realidad,dentro del caótico Código de l.Criminal, el artículo 392 tieneuna colocación claramente inade~
cuada, siendo evidente que fuépuesto donde está, al per'cibirseque para la armónica interpretación del conjunto, hacía falta saber qué se entendía por pena correccional y corporal. La colocación precisa de las definicionesdebió ser el final del artículo 202y como parte de éste, desde queellas no tienen - ,dJentro del Código - ningún otro alcance o significado procesal, como se veráen seguida". (Ver la J urisprudencia citada en esta Revistapág. 295 del número 19, añoXXV).
y después de afirmar que elartículo 392 no tiene efectos decarácter jurisdiccional, la sentencia del señor Juez del CrÍmen concluye fácilmente que:"todo ello demuestra que las frases pena correccional y pena corporal, dentro de nuestra legislación, tienen como fin exclusivo yúnico, el de precisar normas excarcelatorias, a los efectos indicados en el artículo 202, donde debieron se~ ubicadas Illaturalmente." (Loc. cit. pág. 296).
Agrega este magistrado que"sinónimamente traducidas estaslocuciones, mediante un neologismo, importan tanto como decirqu~ eb pena excarcelable .lla correccional y no excarceÚl.ble lacorporal, lo que con más facili~
dad se hubiera percibido .de innatural ya referida." (Idem,ídem, ídem).
y con gran facilidad, de estaequiparación absoluta, concluye:"que siendo ese el alcance y finúnico y verdadero en nuestra legislación de los aludidos conceptos, el presentie artículo 164 dela Constitución los ha 'alteradosólo- en cuanto señala la pena dedos años para la procedencia dela excarcelación. Esa modificación refiérese así por fuerza, conjuntamente, a los, artículos 202y 392, desde que ambos sólo encierran conceptos correlativos que
Por PEDRO JaSE MASSERA
IV
~.Q•••O··· o •••••••
el trabajo afanoso e ímprobo deMontessus de BaIlare. Esas citas, esas descripciones poéticas declimas diferentes, esas comparaciones que dan la impresión cla·.ra y precisa de las cosas, son ha.bituales en el profesor al que hellamado "tipo", dentro del con·cepto del enorme sajón, por veren él al intelectual dotado por Natura de tres elevadas condicionesque requiere la carrera pedagógica: erudición vastísima, laboriosidad ingénita y. un grandeamor por la enseñanza".
y bien, niños que me escuchais.Aún sabiendo que me espera unareprimenda al terminar estas palabras, he cumplido con la petición formulada, sin haber hechomayor referencia al acto que ce·.lebramos. Ya otros oradores SE
han extendido en acertadas con·sideraciones acerca die aqueG vi·sionario que fundara esta Sociedadde amigos de la Educación Po·pular. Creo, además, innecesarioinsistir en esta casa, acelrca dela amistad que les debemos anuestros mejores compañeros, loslibros, porque vuestras buenasmaestras, en su constante y decidido apostolado han conseguidoque les prodiguéis ese amor sanoy entusiasta que sólo brota delalma en flor que en vosotros canta. Mi misión se ha concretado ajustipreciar la labor del hombre que es el nervio de esta casa. del maestro que ha ideado yllevado a feliz término la creacción de la Biblioteca Pública, valiéndome de palabras de José Enrique Rodó, aquel discípulo de esta escuela, como vos<Jtros, aquelque se inició en la vida de las letras fundando a vuestra edadcon otros compañeros, una re~vista infantil, "Los primeros albores", en cuyas páginas ya sevislumbrábase el que más adelante se iba a inmortalizar como elmás preclaro pensador y literatode América.
Niños: que vuestro estudio razonado y entusiasta os deparemuchos triunfos y que cuando esteis en condiciones de comprender el idealismo ingerido por esegenial ex-alumno de nuesro Liceo, marcheis adelante, sobre lasalas de Ariel, guiados por ese viejo y venerado maestro, a quiendeberíamos llamar Próspero poralusión al sabio' mago de "LaTempestad" shackespiriana ...
LA PENA CORPORAL(Véase el número anterior)
(Continuacíón
IV. Las penas cqrreccionalcs y coroporiales, ¿ equi,valen 'sino~1Ímicamente a
penas excarcelables y no excarcelable3:La libertad provisional, ¿ es el alcance
glosar, imaginando el magno símbolo de este personaje en el vueloen gestación que se advierte enla Victoria, y la personificación
.de Próspero en Zolesi, maestropor vocación, maestro por altruismo y por desinterés, quien, pararatificar más nuestro símbolo, seha visto rodeado en todo momento por la juventud universitaria,esa juventud que marcha al "avenir", guiada por la alada y noblesignificación del genio del aire de"La Tempestad".
Mi situación de :prof.esor delInstituto, parecería prohibirmeesta clase de manifestaciones. Sinembargo, me atrevo a enunciarlas, pues es tan cordial y tan sin-ocera la amistad que me une a D.Jerónimo, que creo sea suficiente para borrar toda idea de servilismo en mis palabras. Desde queallá, en el edificio universjtariodónde cursé secundaria tuve lasatisfacción de contarlo entre mismaestros, sentí por él, el afectoque sólo consiguen atraerse loshombres superiores. En unos versos, versos de los quince años,más o menos chispeantes, alláellos, sinteticé en él a todos losbuenos profesores universitarios,al año siguiente de asistir a suslecciones. Porque sus lecciones,señores, están purificadas con esasal ática. de la cual hace uso entodos los actos de su vida. Cuando¡;apareciósu primer libro, yaqtlí.~~ ..:refi~ro a)os· nh1os, por-
Zolesi no sólo ama los libros,sino que los hace, y muy buenos,y muy útiles, y muy bellos. cuando surgió su primer obra, repito,llamó la atención de la crítica elequilibrio que en ella imperabaentre los reinos de la ciencia y eldel arte. Yo recuerdo haberle escrito modestamente que si bienno tenía derecho a emitir mi opinión, sino para mí mismo en uninstante de profunda emoción interior, podía explicarme algo quesorprendía a muchas personas."Me refiero, decía, a que en varia& opiniones vertidas sobre Sl:
obra, se sostiene que es una verdadera excepción el hecho de encontrar un libro de carácter científico en el que marchen de consuno el criterio meticuloso delsabio y la imaginación y riqueza ideológicas del artista. Y digo que no me ha llamado la atención esa característica de su libro, porque no veo en él sino unarepetición de su manera de eponer los diversos temas de laGeografía Física, en sus clasesuniversitarias. Más' de una vez,y sobre todo a! leer la conferencia sobre aquél que "prefirió susueño de la Tierra, la medio dela seismicidad pacífico - andina"me ha parecido estar en el amplio salón dé la universidad don-de hace poco tiempo, contemplaba la figura alta y austera delprofesor "tipo", disertando sobrelos dos anillos de seismicidad, trazados en el mapa de la tierra por
diera una pena mayor de cinco ode diez añós de penitenciaría, lapena correcciona,l habría, por ende, aumentado en alcance y llegaría también a esos mismos límites. El error es aquí palpable.
y se evidencia, aun más si cabe, pensando en los efectos deuna ley que, sin mencionar lo estatuído por dichos artículos 26 y9';), di¡jera sola:ment~que seríafacultativo de los Jueces del Cri-men conocer con jurados en loscasos en que se pidiera una penahasta de 5 o 10 años de peniten-ciaría. ¿ Con ello se habría mo-dificado el concepto de la pena correccional'? o ¿ésta se manten-dría incólume en su definición delartículo 392, aunque la r~ferida
ley hubiese modificado uno de susefectos'? ¿ Podría nadie preten-der que, al elevarse la pena quesirve de criterio para los Juecesdel Crimen pudieran ver los jui-cios con el concurso de jurados,la pena correccional habría llega-do también, por inexplicable sim-patia, hasta 5 o 10 años de penitenciaría, y debería arrastrar forzosamente la libertad provisionaldel encausado, conforme a lo dis-puesto en el artícul9. 202?
Pues es esto, en el fondo, lomismo que sustenta la jurisprudencia de que trato. De los doselectos procesales cualitativos in-clicados, se ha elegido arbitrariamente el de la libertad provisionalpara ic1entific:;rlo con la pena correccional, cuantiÜitiVa(311Y{r¡r!iifi!)~wiiiYi!MMii;i,!,i!i,!,,,,,,;.4'mesencia, según la definición \ eartículo 392; y de ahí se ha deducido que toda ,ley que altere laexcarcelación altera forzosamentesu principio, la pena correccional,y por lo mismo :modifica correlativamente la otra consecuenciade éste, relativa al juicio por jurados.
El articulo 164 de la Constitución reformada, que modifica lainstitUción de la libertad provisional, sin referirse a la naturaleza de la pena corporatl, y sinmentarla en forma alguna, es considerado causa modificatriz delartículo 392 que funda una distimdón entre penas por su cantidad exclusivamente; y no sólose resuelve que deroga el artículo202, cuando en realidad es perfectamente compactible con él,sino lo que es más, que modificala intervención de los jurados enlos juicios criminales, cuando esta intervención está preceptuadapor el Código de Instrucción Criminal sólo en virtud de ciertacantidad de pena solicitada en laacusación, cantidad a que no seha reefrido el artículo 164, y sísólo a la institución de la libertadprovisional que es consecuenciaparcial de aquella clasificación depenas respecto de la cual no hayuna sola palabra en e1 texto cla-ro del artículo 164. '
Se incide así en el conocidoerror de creer que lo que es verdad del efecto, lo será de la causa, y que todo lo que modifique
minal. Y esas consecuencias, cualitativas por natl~raleza, noforman un todo único e indiscernible con la cantidad de pena quesirve de singular base a la distinción del artículo 392.
y aquí, como en todo orden defenómenos, los efectos, las consecuencias, las aplicaciones de unadefinición no se confunden, n)pueden confundirse con ella enforma inseparable, aunque manten¡gan una relación de causa aefecto, de principio a consecuencia.
Cierta cantidad de pena quepuede resultar del proceso, o cierta cantidad de pena pedida por elFiscal en su acusación, producirádos efectos diversos que nada tienen que ver entre sí: que en cualquier estado de la causa el procesado podrá obtener su libertadprovisional, en f.orma obligatoriapara el Juez, - y que el procesopueda resolverse sin el auxilio dejurados, lo 'cual producirá a suvez modificaciones sensibles en lacompetencia y procedimientos delos Jueces del Crimen.
Es evidente que estos efectosno se identifican con la pena corporal. Son las consecuencias dela institución de la pena corporal,pero no son la institución misma.
Otro hecho igualmente evidente, es que la organización de lalibertad provisional y la organización del jurado obedecen ennuestro Código, y en todos losCódigos, a principios y a finessociales, orgánicos, políticos yconstitucionales de diversa naturaleza, y por ello no es discutiblesiquiera que podría modificarseu organizatse sobre bases entieramente nuevas la institución delJ m'ado, o la de la libertad provisional, sin que necesariamente influyeran semejantes transformaciol1\es de una institución en ilaotra.
La ujrisprudencia que combatono solamente involucra ilógica eilegalmente un efecto, una consecuencia con su causa, con su principio, sino que también confundelamentablemente los diversosefectos de una misma causa, suponiendo que todo aquello quemodifique a uno de ellos ha demodificar correlativamente a losotros.
Con el mismísimo criterio quecampea en la argumentación que
,impugno ha podido hacerse el siguiente raciocinio, y véase aquídaramente el error a que conduce.
La pena correccional trae como consecuencia ineludible queno se vean con jurados las causas de los Jueces del Crimen, ypor consiguiente toda modificación a los artículos 26 y 99 delCódigo de In.strucción Criminal,aunque no méncione para nada lapena correccional, modificará necesariamente a ésta. Y así, en elcaso de una ley especial que restringiera el concurso de los jura-'dos a bs procesos en que se pi-
su competencia, - no se han referido, ni es sensato siquiera pensarlo, al carácter de excarcelabilidad de la pena no corporal. Desu mera lectura resulta indudablemente que no es porque se deba excarcelar provisoriamente alos encausados que se verán sinjurados sus procesos; es la magnitud de la pena lo que influye;es porque la pena pedida en laacusación no es corporal; es pura y simplemente porque la pena pedida no es mayo.r de seismeses de prisión con arreglo a ladefinición incontestada del artículo 392 del Código de Instrucción Criminal.
Las penas correccionales, definidas en este artículo, como lasque no ultrapasan los seis mesesde prisión, tienen, pues, dos efectos procesales bien deslindado5 yque nada tienen que ver entre sí:uno, dar margen a la libertadprovisional en las condicionesprevistas por el artículo 202; Yel, otro, modificar las atribucionesy los procedimientos de los Jueces del Crimen.
Esta observación revela un doble punto de vista equivocado enla interpretación de la jurisprudencia que combato: 1.'1 revelaque hay error en equiparar absolutamente la pen", correccionalcon la pena que da motivo a lalivertad provisional del procesado, en términos tades de formaresta circunstancia parte de suesencia misma, ~r que todo lo quemodifique este carácter haya demodificar necesariamente la penacorreccional; y 2.\) que hay erroren sostener que lo que modifiqueesta consecuencia relativa a laexcarcelación, ha de modificarforzosamente las demás consecuencias de la pena correccional,que nada tienen que ver con aquélla.
Yo parto, en mi argumentación, de un terreno sólido, inconmovible, y tienen estos caracteres porque en él estamos todos deacuerdo: que la definición de laspenas correccionales y corporalesestá contenida exclusivamente enel artículo 392 del Código de Instrucción Criminal.
Desde este punto común dearranque, yo invito a las sostenedores de la jurisprudencia quediscuto, a que encuentren en esadefinición otra causa que un elemento cuantitativo. El criteriodiferencial de la pena correccional y de la pena corporal reposasimplemente en una cantidad depena dada: seis meses de prisióno trascientos pesos de multa.
No hay ingenio, ni sutileza capaz de encontrar en esa definición, otro elemento que no sea elpuramed¡te cuantitativo enunciado. Esto es inconcuso.
Pero claro está que tal cosa noquita que' semejante clasificaciónde pellas tenga consecuenciasprocesales de otro carácter, algunas de ellas determinadas en elpropio Código de Instrucción Cri-
V. Las penas eo¡<reecionales y corporales tienen ef'ectos procesales y
constitucionales, fuera del relativo a lali.bertad p 1ovisional de los encausa los.-- La intervenciQl~ del jurado en lasvistas de los procesos depencle de ellas.Por ellas la .competencia y los procedimientos de los Jueccs del Crimen pue
den quedar modificados. La definicióndel artículo 392 se funda exclusivamentc cn una cn ti dad dc pcna, sin pcrjuicio de tcner cfectos proccsalcs dc otrocarácter. En la jurisprudcncia discutida sc confundcn ilcgítimamcntc loscfcctos can llas cau~as, 'y 'sc supo/nctambién e:Tóncamcntc quc todo aquc110 que modifiquc uno dc los cfcctos
ha de modificar forzosamcnte los demás efectos de la misma causa quc los'ha oríginado.
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y. sería en extremo ilógico admitirlo, habrá que convenir en q):la libert.:'ld o no libertad provisional del procesado, es una consecuencia, una aplicación de, la pena corporal o no corpiOl'al, perono es su esencia.
Con esta, simple ob~ervación
que adelanto a la argumentaciónque haré en el siguiente capítulo,se irá yacomprendienido cuán
, ilegítimo es incorporar ese. carácter, esa consecuencia; ese 'efecto,a la definición clara, precisa, intergiversable por la univocidad'de ,los términos empleados por ellegislador, contenida ,en lel artículo 392 del Código de Instrucción Criminal.
Como digo más arriba, hay enla base de la doctrina que estoyestudiando, un error de hechoque conviene aclarar cuidadosamente.
No es exasto el punto de partida de la jurisprudencia en cuestión, consistente en que las penascorreccionales y corporales no tienen en nuestro sistema procesalotro efecto que el de provocar oexcluir la libertad provisional delencausado.
Tiene otro (1); por virtud delos artículos 26 y 99 del Códigode Instrucción Criminal, se transforman la competencia y los procedimientos de los Jueces del Crimen, según se haya pedido en laacusación fiscal una pena de carácter correccional o corporal.
y adviértase que estos artículos no dicen que esta inkludablemodificación se deba al carácter"excarcelable" de la pena correccional, sino a que se pida en laacusación una pena correccionalo corporal que, en el consenso detodos, estárn definidas exclusivamente por el artículo 392.
No hay que esforzarse muchopara convencerse de que los artículos 26 y 99, que prefijancuando los Jueces del Crimen han
. de utilizar el concurso de J Urados, 10 que es causa de una sensible modificación en sus facultades y en los procedimientos quedebe emplear en los procesos de
Establece la verdadera naturaleza de la pena corporal, como, apesar de la ley de 1903 y del artículo 392 citado, siempre ha debido y ha siido por muchos con-siderada. '
Ese artículo 164 ha interpreta- 'do la verdadera doctrina: la deestablecer el Jurado para causasde importancia, como el TribunalPleno lo dijo en la acordada deoctubre de 1890.
El doctor Pérez Magg' -10 hahecho notar al infrascriptL que elconstituyente doctor RodríguezLarreta, que cree pugnó por elmantel(imiento del Jurado, hasostenido que, en la causa seguida ante el Juzgado del Crimen de'2.\' Turno a P. y otros, no corresponde la intervención del Juradopara establecer la culpabilidad dedicho p., por haber pedido el Fiscal pena de prisión aunque mayor de seis meses.
Por lo expuesto V. S. debema11ltener el auto recurrido.
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Montevideo, 5 de abril de 1919.
Julio Guani
Sei'íor Juez:La Comisión de Constitución
pudo juzgar innecesaria la declaración expresa que contenía el artículo 164 en la fórmula quetriunfó primero y a la cual la defensa alu;de, porque siemp~'e haestado unido e~ la legislaCiónnuestra el concepto de la penacorporal al criterio sobre excarcelación. Como la resolución de V.S. lo indica, se trata de conceptos correlativos. Es sabido, porotra parte, que se ha pugnadosiempre por ampliar la pena correccional, extendiéndola a todala de prisión, para considerar corporales solamente a las penas superiores, y, sin duda, con el espíritu de los diversos proyectos formulados en tal sentido, armo\riza el del citado artículo 164 de laConstitución. Por lo mismo queéste no hace expresamente la definición de la pena corporal, tampoco puede decirse que :está enoposición con lo que establece elartículo 202 del Código de 1. Criminal, sino en cuanto hace facultativa la excarcelación; queda enpie, por tanto, el criterio de esteartículo 202 en cuanto consideraimprocedente la excarcelación enlos casos de pena corporal; y como el artículo 164 faculta paraexcarcelar cuando la pena a recaer no es de penitenciaría, laconsecuencia lógica que se d€duce
,de:la correlación de ambos artículos es la de penitenciaría, yentonces lo que no armoniza realmente con esta conclusión lógicaes el artículo 392 del citado Código, y no armoniza tampoco laley de junio 17 de 1903 en cuanto consideran penas corporales alas mayores de seis meses de prisión y de 300 pesos de multa.
La defensa misma debe sentirvacilar su criterio, porque en otro
El infrascripto está de acuerdocon la opinión, ya expresada enotros autos, de los señores Fiscales de 1.er y 3.er Turno, que sostuvieron que los Jurados sólo intervienen en aquellas causas quetraen aparejadas penas de penitenciaría.
La nueva Constitución en suartículo' 164 implícitamente establece que por pena corporal sedebe entender sólo la de penitenciaría.
Esa disposición constitucionltlrelacionada directamente con elartículo 202 del Código de l. Criminal, deroga la ley de 25 de junio de 1903 y el artículo 392 delCódigo citado al otorgar a losJueces la facultad de conceder lalibertad provisional de los procesados en las causas de que no haya de resultar pena de penitenciaria.
Sei'íor Juez L. del Crimen:
vio que una mayor latitud en laconcesió de tal beneficio -elebeCorreSlJO'rider una mayor extensión del concepto de pena correccional y por ende, una restricción correlativa del concepfu depena corporal. Ahora bien, comopor el artículo 164 de la Constitución en vigencia, se concede lafacultad de excarcelar en los casos en que no ha de recaer penade peJ~itencia:ría, debe concluírseque se ha abogado tácitamenteel antiguo concepto de pena corporal (superior a seis meses deprisión), quedando restringido enla actualidad a la sanción penitenciaria.
Estando íntimamente ligado,como se ha dicho, - el conceptode pena correccional al criteriosobre excarcelación, nada tiene deextrai'ío que se haya eliminadodel texto de la primitiva fórmula,a que alude la Defensa, la declaración de lo que debía entenderse por pena corporal, desde quesin mengua de su claridad, quedaba sobreentendido en la quemereció la sanción de la Constituyente.
De conformidad a lo expuesto,estima el suscrito que 'el auto recurrido es arreglado a derecho,por cuanto la pena requerida esla acusación no puede actualmente reputarse de naturaleza corporal. La tesis sustentada por V.S. en el auto recurrido, es la misma que ha sentado el señor Juezdel Crimen de 2.\) TUl'no en variasresoluciones, y excepción hechadel doctor Antui'ía, todos los demás la han aceptado por entender sin duda que es la que mejorarmoniza co nel espíritu del pre~
cepto constitucional de la refe~
rencia y con la tendencia moderna en la materia que nos ocupa,
En tal virtud, sírvase V. S.confirmar el auto' reclamado "Jconceder en relación la apelacióninterpuesta para ante el Tribunalque corresponda.
Ernesto LlovetSei'íor Juez L. del Crimen:
Hugo Antuña
El Ministerio Público en el incidente promovido por la Defensa sobre intervención del Juradoen la causa seguida a ... , evacuando el traslado conferido, aV. S. dice:
Que el concepto de la correccionalidad de la peno no responde a otro critério ni sugiere otraidea, que la excarcelación a quepueda dar lugar, así como el dela c011)oralidad, a la negación detal beneficio. Esto se deduce sinmayor esfuerzo, de la correlaciónde los artículos 202, 392 del Códi,..gi de 1. Criminal y 1.'1 de la leyde 27 junio de 1903, al punto dehaber establecido la práctica corriente una verdadera sinonimiaentre pena correccional y penaexcarcelable. Si, pues, la definición de pena correccional no responde a otra finalidad que la deestablecer los límites dentro delos cuales puede alcanzarse el beneficio de la excarcelación, es ob-
JUICIO, Y a la que V. S. alude enel presente, no convencen de laconclusión de que, según la Constitución en vigencia, solamentela pena de penitenciaría5 sea corporal. Y está sería la conclusiónnecesaria para que pudiera prescindirse del Jurado en un juiciode la naturaleza de éste. (Artículo 99 del Código de I. Criminal) .
El artículo 164 de la ConstituClOn amplia, con carácter facultativo, el beneficio de la excarcelación provi;sional, hasta los casos en que la pena a recaer seainferior a la de penitenciaria, pero n:o dice, en todos esos casos,esa pena inferior no sea corporal.Advierta V. S., además, que en lasesión del 12 de marzo de la Comisión de Com;titución (pág. 82del lihro respectivo), triunfó unaforma que daría plenamente larazón a V. S. Pero esa no fué lafórmula votada por la Asamblea,sino una distinta (artículo 164 dela Constitución), en que precisamente desallarece la identificación entre pena corporal y penade Ilenitenciaría. Siendo así, nohay \base jurídica para suponertransformado el sistema legal alrespecto. El juicio por jurados,bueno o malo, - el suscrito tuvoocasión de opinar ampliamente alrespecto, en el seno de la misma.Comisión de Reforma, - es unainstitución sancionada por la antigua y la nueva Constitución dela República. La nueva declaraque el juicio por jurados "quedasubsistente". Para restringir sualcance sería preciso un texto claro y categórico, que no existe.
Por tanto, pido aY. S. se digne revocar por contrario imperioel auto recurrido, o con;cedcrmeel lJecursÜ' interpuesto e11 sub~idio.
Será justicia.
LA PENA CORPORAL
Benvenuto
Este auto dió motivo a la incidencia que se transcribe:Sei'íor Juez L. del Crimen:
Hugo Antui'ía, defensor de oficio de R. P., a V. S. como mejorproc.eda digo:
Que interpongo los recursos dereposición y apelación en subsidio contra el auto de V. S. quedispone que esta causa sea vista sin el concurso de jurad.os. Lasdisposiciones .legales que V. S. cita en la resolución dictrud'a en otro
José Pedro nfassera
1
En varias causas seguidas anteel Juzgado L. del Crimen de 1.erTurno en que el Ministerio PÚblico solicitaba una pena de prisión, se dictó el siguiente auto:
Vistos: Considerando: Que losconceptos correlativos de penacorreccional y corporal, contenidos en nuestra legislación vigente (artículos 26, 202 Y 392 delCódigo ,de I. Criminal y ley dejunio 27 e1.e 1903), han sufridoevidente modificación por el a:r~,
tícuto 164 de la nueva Constitución, de tal modo que no cabesostenerse hoy que pueda funcionar el Jurado sino en los casosen que han de aplicarse dos o másai'íos de penitenciaría.
Por ello: Declárase que en esta causa no procede su intervención y vuelvan para sentencia.Montevideo, 8 de marza de 1919,
No':.a de In Redacción. ,- Com
pletamos la publi.cación anterior
sobre este punto con las tesis
de los doctores Luis Benvcnuto y Juan Andrés Ramírcz, y
antecedentes relativos,
el efecto ha de modificar tambiénla causa. Pero la jurisprudenciaen cuestión va más allá en estefalacioso terreno; consagra también, que todo lo que modificauno de los efectos de una causa,ha de modificar necesariamentelos demás efectos de diversa naturaleza que esta causa pudieraproduCir.
Una comparación sencilla concluirá de evidenciar esta mezclade' paralogismos., Un foco luminoso produce enmí una sensación de color, y enuna placa fotográfica una acci6nquímica. ¿ Será verdad que sicierre> los ojos y anulo la sensación, esta modificación de tal efecto obrará en modo alguno sobresu causa, el foco radiante'? ¿ Será verdad, además, que esa u otramodificación en el efecto sensible, aumentará o disminuirá laacción química del foco sobre laplaca fotográfica '?
=
establecida dentro de las disposiciones vigentes del Código de Instrucción Criminal. En~efecto:
según el artículo 26, el Jurado intervendrá cuando no se haya pedido una pena correccional y co-·mo ésta es hoy, según se ha visto, la menor de dos años, sólo intervendrá en caso de pedirse lacorrelativa y corporal de má,s dedos años. Se argumentará quizáque con la anterior tesis se hacedecir al artículo 164 de la Constitución, algo que no pensó o quiso decir jamás.
Por de pronto, su letra imponeese nuevo concepto sobre excarcelación, y por lo tanto,. sobre loque es pena con1eccional y corporal.
Se agregará que ello importauna limitación de las facultadesdel Jurado en cuanto excluye hoydesu jurisdicción causas en queintervenía, según la legislaciónanterior.
Cabe observar primero, que nila ant\3rior ni la presente Constitución han entrado jamás a pre-cisar los casos en que el Juradodebe intervenir, desde que siem-pre se ha entendido ser esa ma-teria privativa de la ley ordina-ria. Esta ha tenido siempre lafacultad de reglamentar la insti-tución en la fOl~ma que más :I!eplazca en todo tiempo, aumentan-do o disminuyendo los casos deconocimiento del ¡Jurado, lo qu"es elemental en talm~t?~iay dentro de todas las legisla.ciot:i¡:rst!!\'fiB~¡fiif¡~;f¡¡W¡Y¡¡iii¡¡ii¡¡iro, aunque así no fuera, cabe .'segundo término sostener, que laactual Constitución, de mi modotácito, pero no por eso menos categórico y expreso, al querer modificar el concepto de la corporalida,d de la pena, como lo hizo,quiso imponer todas la sconsecuencias lógicas inevitables antesl'Ieferidas, dentro de la armoníanecesaria de la legislación procesal en vigencia.
Así lo han entendido, de modouniforme, los señores Fiscales delCrimen de l.Q, 2.Q 1 3.er Turno,como pue.de verse en los brillantes dictámenes lielativos, en lascausas que con esta fecha' semandan agregar a ésta; todos losseñores Defensores, con excepci6ndel aquí apelante, entre los quetambién hay constituyentes y entre éstos el doctor Aureliano Rodríguez Lan'eta, ante el JuzgadoL. del Crimen de 2.9 Turno sostiene lo propio, fuera del mismoJuez de 2.Q Turno y del proveyente.
Pero lo que es más, la formaactual del artículo 164,>-comparada con la sancionada en el acta 39 de la Constituyente, aludida por el doctor Antuña y que notriUlJ¡fó, siendo reemplazada porla hoy vigente, - demuestra quese aceptó la antigua situación dela correlatividad existente entrepena correccional excarcelable ycorporal no excarcelable. La escueta redacción del artículo 164comparada con la más precisa del
CP.SA AMBROSONI H~S, ~,VéNDéMOS ,
MUEBLES SOLIDOS~ IOJ NA> BAJOS PRECIOSOE PlAZA
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risdicción superior, imponerpenas correccionales.
Luego, todo ello d!emuestra quelas frases "pena correccional ycorporal" dentro de nuestra legislación, tienen como fi~ únicoel de precisar normas excarcelatorias, a los efectos indicados enel artículo 202, donde debieronser uoicados naturalmente.
Sinonimicamente traducidas esaslocuciones, mediante un neologismo, importan tanto como decirque es pena excarcelable la correccional y no excarcelable lacorporal, lo que con más facilidadse hubiera apercibido de inmediato dentro de la colocación naturalreferida.
Y, que son correlativos esosconceptos, es obvio también, porque donde termina la sanción corre,ccional comienza la corporal,de modo que aumentando una,disminuye por fuerza la otra y viceversa.
Considerando: Que siendo eseel alcance y fin único verdaderoen nuestra legislación de los aludidos conceptos, el presente artículo 164 de la Constitución losha alterado sólo en cuanto señala la pena de dos años para laprocedencia de la excarcelación.Esa modificación refiérese asípor fuerza, conjuntamente, a losartículos 202 y 392" desde queambos sólo 'encierran conceptoscorrelativos que han de surtirefectos únicamente en el artículo 202.
Luego, es errónea toda la argumenttación hecha afirmando queel artículo 202 del Código de 1.'Criminal es el úlfico modificadopor el artículo 164 de la Constitución y que éste deja inalteradoel artículo 392, como sostuvo uneditorial de diario.
Pero ello importa necesaria eineludiblemente la ampliación delconcepto legal de la pena correccional, al hacerla excarcelablehasta dos años. Y así, dentro dela sinon(iimia y correlación referidas, la pena corporal es hoy lamayor de dos años de prisión, porvoluntad y definición del al'ticulo 164. No implica, como es natural, óbice algun<>, a ese alcance real, la circunstancia de quepr(ra el Juez sea !íacultlativo envez de preceptivo, el otorgamiento de excarcelación;
Considerando: Que por incidencia tan forzosa como ineludibleel Glonstituyente alcanzó así a mo~dificar la intervención del Jurado
s,ecuencia que es ,!pena corp'CJiral,la mayor de seis meses o trescientos pesos de multa, - véase,por ejemplo, en La Revista deDerecho y Jurisprudencia, Tomo1, varios artículos del doctor J osé P. Massera.
Pero un análisis total del Código de 1. Criminal, evidencia queel concepto y la definición de lap~na correccional y corporal tuvoun fin primordial si no único: elde determinar cuándo procedía odejaba de proceder la libertad delencausado. Y tan es así, que enla realidad, dentro del caótico Código de 1. Criminal, el artículo392 tiene u~a colocación claramente inadecuada, siendo evidente que fué pUesto donde está, alpercibirse que para la armónicainterpretación del conjunto, hacía falta saber qué se entendíapor pena correccional y corporal.La colocación precisa de esas definiciones debió ser al final delartículo 202 y como parte de éste, desde que ellas no tienen, dentro del Código, - ningún otroalcance o significado procesal, como se verá en seguida.
El artículo 392 expresa inicialmente que somete a la jurisdicción de los Jueces los delitos leves, para entrar en seguida de lleno a la definición de la, pena correccional y corporal, sin preocuparse al respecto para nada desus efectos jurisdicciona'I!es, quenunca existieron. No 1tuvieronjamás, en efecto, propósito de determinar jurisdicción alguna esasdos frases, desde que ésta la determinan los artículos 52 y 97, alenumerar la propia de los Jueces Correccionales y del Crimenen forma enunciativa y con prescindencia de la pena aplicable.y tan es así, que el artículo 99prevé el caso en que' el Juez delCrimen deba, - dentro de su ju-
Montevideo, 22 de abril de 1919.Vistos los recursos deducidos
contra el auto de fs. 55 vta. yConsiderando: Que esta contro
versia, como todas, surge por falta de precisión en los conceptos.Precisados éstos, desaparece aquélla.
Se impone, pues, establecer elsignificado !eA\'teto de las frasesllena correccional !y pena corporal, empleadas en distintas partesde nuestra legislación, - véaseartículos 26, 99, 202 Y 392 delCódigo de I. Criminal y ley dejun~o 25 de 1903.
La explícita redacción del artículo 392 deli Código dtado, haría casi perogrullesco t.al intentosi no existiera un cúmulo de viejas discusiones al respecto, acrecentadas con la sanción de laConstitución vigente, lo que impOP.{3 dilucidar el exacto alcanceactual de aquellas locuciones.
El artículo 392 transitorio según lo inicial del Título X delCódigo de I. Criminal, no fué nipudo ser derogado por el artículo 417 del Código Penal, siendocomo es puramente procesal deforma y no de fondo.
Siempre lo entendió así la jurisprudencia, aceptándose en con-
Manuel Pérez Maggiolo
caso ha consentido una resolucióndel señor Juez de 2.Q Turno análoga la la que recurr!e en ¡estosautos (causa de A. D.).
Dado lo expuesto debe juzgarse que es actualmente de carácter correccional la pena solicitada en la acusación, y por ello, deacuerdo ,con el artículo 26 del Código de 1. Criminal es arregladoa derecho el auto reclamado., La apelación subsidiaria es pro
cedente y está en tiempo y forma.Montevideo, l.Q de abril de 1919.
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Consideramos plausible tal reforma porque no creemos que losinconvenientes del jurado seanmayores que sus ventajas, y porentender que tales inconvenientes, al menos como ha sido pOBible apreciarlos entre nosotros, noemanan .de la institución mismasino de su defectuosa organización. De consiguiente, lo que urge no es suprimir el jurado, sinodar al juicio de jurados su verdadero carácter, que no ha tenido jamás deselle que tel País espaís.
Al mismo tiempo que así semodifica el artículo 137 de la vieja Constitución, se reformabatambién el relativo a la libertadbajo fianza redactado en aquéllade este modo:
"Artículo 139. En cualquierestado de una causa criminal, deque no haya de resultar pena corporal, se pondrá al acusado en libertad, dando fianza según ley".
No definía la Constitución de1830. lo que debía entenderse porpena corporal, pero el artículo202 del Código de InstrucciónCriminal, interpretativo de aquélla, completaba el precepto citadoen esta forma:
"Artículo 202. En cualquierestado de la causa 'en que, porla naturaleza o el mérito del proceso, no haya de resultar penacorporal, aunque se trate de hechos graves, se pondrá a los procesados en libertad bajo fianrzalegal.
Esta disposición es preceptiva,los jueces deben ordenar la excarcelación siempre que proceda".
La nueva Constitución modifica el régimen actual en la formasiguiente:
"Artículo 164. J!ln cualquierestado de una causa criminal, deno haya de resultar pena de penitenciaría, los jueces podrán po..
25 de 1903, ante las divergenciasoriginadas por la sanción del Código Penal sobre lo que debía entenderse por castigo corporal, estableció igual normaqule la estatuída en el artículo 392 del Código de Instrucción Criminal;
QUe la Constitución vigente ensu artículo 164 mantiene el citado artículo 13.9, cuya ,reldacciónreproduce, sustituyendo únicamente la pena corporal del textoprimitivo, por la de penitenciaría,variante que claramente revela laintención de fijar la pena corporal excluyenido esta determinación de las actividades de la legislación ordinaria:
Que el concepto de la pena corporal ha sido, pues, establecidopor el artículo 164 de la Constitución actual, no pudiendo al respecto invocarse los artículos 392del Código de Instrucción Criminal y 1.9 de la ley de junio 25 de1903 implícitamente derogadospor este precepto constitucional;
Que en consecuencia, no pudiéndose . en el caso sub judice,pena de penitenciaría, la intervención del J Ul"ado es improcedente de conformidad a lo dispuesto en el artículo 26 del Código de Instrucción Criminal,-
Por tales fundamentos y losaducidos por el señor Juez a quoen la resolución de f. 39 vta., seconfirma el auto apelado.
Devuélvase.
TESIS DEL DOCTORJUAN ANDRES RAMIREZ
Piñeiro - Montero Paul.líer - Furriol (discorde).
Como es sabido, la Constituciónde 1830 adoptó el juicio por jurados, aún en las causas civiles, enla forma siguiente:
"Artículo 137. Una de las primeras atenciones de la Asambleageneral s~rá el procurar que, cuanto antes sea posible, se establezcael juicio por jurados en las causas criminales y aún en las civiles".
Nadie ignora que para laAsamblea General, en ochenta ytantos años de vida independiente, no llegó nunca el momento enque fuera posible crear el juradopara las causas civiles, y nadieignora tampoco que su mismaaplicación a las causas criminalesha provocado y provoca serias objeciones. Sin embargo, la Convención Nacional Constituyente,al abordar el estudio del artículotranscripto, no creyó del casoarrasar la institución del jurado,sino que, con plausible sensatez,r:esolvió proscribirlo, aún} en elpapel, de las causas civiles, evitando alguna posible viaraza deun ensayo semejante, y mantenerlo en los juicios criminales,sustituyendo dicho artículo por elsiguiente:
"Artículo 163. Queda subsistente el jurado en las causas criminales" ,
Así, pues, la tesis que sustentael Juzgado está encuadrada dentro de la lógica, consulta las sanas teorías que :informa en talmateria y encaja, además, bi·enen la letra de los textos legales,cuyas inCOl~gruencias atenúa enmucho.
¿ Puede pedirse más a una teoría?
No podrá jamás a una asíorientada, dirigírsele el reprocheque el doctor J. N. Matienzo hace a los magistrados de su país,en .un estudio sobre justicia argentina, al recardarles que essiempre grl:J.ve error el entenderque el fin de la leyes la ley mismo y no el interés común de loshombres, evidentemente mejor ymás tutelado aquí, con la sana solución perseguida.
Atento, además, lo consignadopor los señores Fiscales del Crimen en el anterior dictamen y loslucien!tes en los autos mandadosagregar a esta causa con la presente fecha, todos brillante y concurrentemente fundados. -
Por ello: Estése a lo resuelto,otorgándose en relación la apelación interpuesta para ante el Tribunal que corresponda, empla- .zándose a las partes por el término legal y elevándose los autos.
=
Benvenuto.
Visto en segunda instancia es~ta cuestión incidental sobre la intervención o no de Jurados, venida al conocimiento de esta Sa.la en virtud del recurso de apela-
. ción en relación que a f. 37 interpuso el Defensor del procesado encontra del auto dictado a f. 36 porel señor Juez Letrado del Crimende 1.er Turno, que cita a las partes para sentencia.
Resultando: Que el señor Fiscal del Crimen' de 2.9 Turno dedujo a f. 28 acusación contra N.
.N. por i~putación de infanticidio y requirió la pena de diez meses de prisión;
Que . süstancia~a en tforma lainstancia el señor Juez a quo porel auto de f. 35 vta., cita a laspartes para sentencia definitiva;
Que el señor Defensor entendiendo que corresponde la intervención del Jurado,' interpuso elrecurso de apelación que le fuéconcedido por la resolución de f.39 vta., y ,
Considerando: ;Que ·el artículo139 de la Constii1ución de 1830otorgó el beneficio de excarcelación provisional a' favor de todoprocesado que en cualquier estado resulte no haya de imponérsele pena corporal;
Que no expresando la Constitución cuál era la pena corporal,la legislación positiva por el artículo 392 del Código de Instrucción Criminal como disposicióntransitoria consideró como tal pena corporal la mayor de seis meses de prisión y la de multa detrescientos pesos;
Que la ley posterior de junio
doctor Vázquez Acevedo, sancionada en el acta referida, indicaclaramente tal propósito.
Pero la voluntad expresada enel artículo 164, al modificar categóricamente el significado y alcance de los artículos 202 y 392,- que son uno en realidad, .impuso por la fuerza de la razónlógica, todas y cada una de .lasconsecuencias que el cam.bio y alteración de aquellos valores implica. Para llegar a solución conh-aria, sería necesario que el legislador la hubiese formulado expresamente ;
Considerando; Que esas consecuencias presuntas y tácitas, directas o indirectas, pero ineludibIes' dentro de los dictados inatacables de la razón pura, ademásde estar preñadas de sensatez loestán también de sanas consecuencias, que no campean en lainterpretación contraria, destinada a perpetuar un absUl~do imperante dentro de la jursdicción enque actúa el Jurado.
Son esas ven,tajas no despre:..ciables, dado que un raciocinio,por exacto que sea en apariencia,si conduce al mal, sólo convencey arrastra a ideólogas fanáticos
. capaces siempre de estrellarsecontra el absurdo, para salvar lospriI1cipios.
y los sustentados aquí, están,en cambio, llenos de buen senti
~wiJ~2,.fl.Ji)¡trrl,p()H~ru.na•mayor bondad"en el. juego al'mónico del Código;~fil~;iiii{l~~f;rucci6n ...•• Criminal.
¿No es profundamente ilógicoque dentro del régimen actual, sejuzguen con jurados, casos enque se aplican seis y medio meses de prisión, y sin éstos, otrosen que se imponen catorce o másaños de penite~ciaría?
Los artículos 97 y 99 imponena diario tal cosa y así el procesado es juzgado en primera instancia ante la juridicción del crimen.por un Juez de derecho y cu.atr¿de hecho, y en segunda por tresde derecho para aplicarle seis ymedio meses de prisión. En cambio, el artículo 52, hace que en unrobo calificado con agravantesgenéricos, se aplique ante un solo Juez correccional, en primerainstancia y sin jurados, catorceo más años de penitenciaría, parafenecer la causa ante un simpleJuez del crimen.
¿ Puedie existiir organizaciónmás absurda?
La tesis presente aminora enmucho tales anomalías. Además,consulta la tendencia corriente enmoteria de Jurado, limitando suintervención a los casos de ciertagravedad, como ocurre en~ todoslos países que tienen tal instituto.
Entre nosotros, todos los proyectos de leyes destinados a reglamentar el Jurado, - como elde Código de Procedimiento Penal del doctor Vázqquez Acevedo.-han limitatdo su intervenciónpara casos de relativa gravedad,en que se aplican penas de treso. cuatro años de penitenciaría.
CH!NGOlO
Cuál es su fundamento
2.-Razones podel'osas e indiscutibles j ustificaIl este principio,dirigido a impedir que los juicios,renovándose constantemente, seeternicen con un cortejo de consecuenciastiene forzosamente ungado éste, se permitierala contienda, aléf;ando que la senten;eia anterior adolece de error,o es contraria a la equidad o ala ley, se anularían los beneficiosde la justicia; siendo el juicioinútil, se recurrirá, como en lostiempos bárbaros, a la fuerza individual para decidir los conflictos de 'los der:echos privados, yel orden social sería trastornado;El nuevo juicio resultaría inútilsi su decisión final concordaracon la anterior; y si fuera contraria, conspiraría contra el prestigio de la justicia y no tendríamayores garantías de acierto quela primera. Agotados los mediosque el legisladOl:- ha dispuesto para que la seJ\tencia ~resulte expresión de la verdad y de la justicia, la sentencia debe ser acatada. Podrá ser, y es a veces, injusta; pero el interés privado dedemostrar esa injusticia, debe sersacrificado ante el interés general. Las malas sentencias, comolas malas ijeyes, deben acallarsepara que se cumplan las buenas.
Actos jurídicos que hacen cosajuzgada
CAPITULO II
En las palabras "autoridad dela ~cosa juzgada", tomadas ensentido lato, caben todos los efectos de la sentencia: así, concre·tándonos a los efectos capitales,tanto la ejecución forzosa de lasentencia (actio juc1icati), comoel rechazo de la demanda nuevaque plantea la cuestión ya resuelta (exceptio rci judicatre), sefundan en la fe que se atribuyea la cosa juzgada, considerándola expresión de lo verdadero ylo justo.
Pero en un sentido restringido,y éste es el de uso general, laspalabras "autoridad' de la cosajuzgada" no se aplican sino al segundo de esos efectos, es decir,al que produce una sentencia anterior sobre los juicios que se intentan después: ése es nuestrotema.
Postes p Vickets y 1\lambres
acero inglés
Alambre de
de resultar pena corporal, se pondrá al acusado en libertad, dandofianza según la ley. Se entiendepor IJena corpQral I'a de l)eniten·ciaría".
Pues bien, al redactarse el texto constitucional definitivo, quedebía ser objeto del acuerdo entre los partidarios que mayor representación tenían en la Convención, quedó eliminada la defini·ción de IJena corporal, limitándose, el precepto correspondiente, aestablecer que se podrá concederla libertad bajo fianza en los procesos por delitos que no tenganpena de penitenciaría. El constituyente se abstuvo, pues, deliberadamente de clasificar penas,subsistiendo, por lo tanto, la clasificación legal anterior, mientras no sea derogada por otra ley.
Juan Andrés Ramírez.
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Capítulo I
Nociones generales
Sección I
LA COSA JUZGADA ENMATERIA CIVIL
Primera parte
Tesis presentada para optar algrado de doctor en
jmiSprudencia
Qué es la cosa juzgada y cuál essu fundamento.
Por el Dr. Pedro Díaz
COSA JUZGADA
1. - La ciencia y la legislaciónuniversal, atendiendo las exigencias del orden social, han sancionado de acuerdo el principio de lainfalibilidad de la justicia, de laverdad indiscutible de las sentencias. Ese principio, enunciado enel aforismo romano res judicatapro veritate habetur, ha sido sancionado por nuestro Código Civil,que, como el Código Napoleón, ir,·cluye "la autoridad que la leyatribuye a la cosa juzgada", entre las presunciones legales (Artículo 1601, núm. 3).
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tución vigente que extiende hasta dos años el término de la pena,a los efectos de admitir la libertad bajo fianza, ha hecho surgirla duda, compartida por algunosjueces y fiscales, respecto de sitambién ha de entenderse que eljuicio pot jurados únicament(;!procede cuando se trate de delitos que sean pasibles de penitenciaría. Según esto, el jurado sólo funcionaría en las causas quepueden dar lugar a la aplicaciónde dicha pena.
En nuestro conceptjl, esa duda,mientras subsista el 'texto del artículo 392 del Código de Instrucción Criminal, no tiene razón deser. Este declara correccional lapena de prisión hasta de seis meses, y la Constitución, desde quepara nada ha clasificado penas niaún indirectamente, no ha innovado en la materia. Puesto queal extender el beneficio de la libertad provisional a todos los encausados por delitos pasibles depena de prisión, es decir de menos de dos años de duración, noha calificado esa pena, ·no eXIsteningún motivo para que se puedaconsiderar suprimido ni modliicado el referido artículo 392 delCódigo (fe Instrucción Cl'll11inal.El único precepto del mismo, ~nu
lado por contradición con el 164de la Constitución, es el 202, quesubordina la libertad bajo fianzaa la lliaturaleza de la pena: elotro, el que declara que es corporal toda pena superior a seis meses de prisión y cdrreccional laque sólo llegue a este límite, sehalla vigente. Luego, mientras elartículo 392 del Código de Instrucción Criminal no sea modificado, como tal vez conviene hacerlo, en las causas pior delitosen que debe recaer pena superiora trecientos pesos de multa o seismeses de prisión, debe intervenirel jurado.
Hay. un antecedente, suministrado por la historia de la reforma, que corrobora nuestra interpretación. Tanto el proyecto delcomité de constituyentes que presidía el doctor Vázquez Acevedo,como el que presentó éste, clasifican la pena corporal. Así, elprimero, en su artículo 144, y elsegundo en su artículo 126, decían:
"En cualquier estado de unacausa criminal, de que no haya
M1\OElRlIllRTleUL~S DE
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PIDAN SIEMPRE
ARTIG1-\SI ES El MEJORIIlIlE=~~=====;;;;;:=~:='::::=::=':===:::~= ======= ;=::;;;:;;:;::;;:;:;:;::::
ner al acusado en libertad, dandofianza según la ley".
Hay aquí una doble modificación del régimen vigente sobre libertad bajo fianza: en primer lugar, siguiendo el proyecto de Código de Procedimiento Penal, obradel doctor Vázquez Acevedo, seextiende hasta dos años el límitede pena dentro del cual aquéllaes procedente ;en segundo término, se corrije, en cierto modo, esabenignidad de la disposición, haciendo que la libertad bajo fianza deje de estar impuesta en todos los casos al magistrado, parara ser facultativa. El Juez "pondrá al acusado en libertad", decía la viej?- Constitución; mientras que la vigente dice: "podrán poner".
También aquí, nos parece queel Constituyente ha procedido conacierto en la reforma, compensando con esa facultad discrecional de la Jutsicia, los peligros inherentes a la extensión de la libertad bajo fianza.
Estas modificaciones relativasa preceptos de derecho penal procesal, tienen que ocasionar algunas dificultades en su aplicación.Los códigos vigentes han sido redactados teniendo en cuenta laConstitución de 1830, y es natural que la magistratura tropiececon esas dificultades para regirse por ellas dentro de la nueva.Así ocurre, por obra de las reformas expresadas, con el juicio dejurados en las causas por delitosque no son pasibles de pena depenitenciaría.
El Código de Instrucción Criminal dispone al respecto lo siguiente:
"Artículo 26. (concordante conlos artículos 98 y 99) Los jueces letrados del Crímen, en lascausas de su competencia, cuandoestán en estado de resolverlas yno se haya pedido una pena correccional, las fallarán con un tribunal de Jurados, compuesto decuatro ciudadanos sorteados, concuatro suplentes".
Con arreglo a este artículo y enpresencia de la disposición yatranscripta, del artículo 392, según el cual es pena correccionalla de prisión hasta seis meses,hasta hoy los jueces del crímenveían con jurados las causas enqueque podía recaer pena mayor;pero el artículo 164 de la Consti-
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* * *
sa) no hace cosa juzgada en oeljuicio actual.
En el Proyecto de Código deProcedimiejtto Penal del doctorVázquez Acevedo, al ocuparse, ensu artículo 363, de la materia penal, se encuentra, como comentario, una nota al 'proyecto deCódigo de la Provincia de BuenosAires, en la cual se lee la siguiente transcripción: "Una excepción,ha dicho la Suprema CQrte deJusticia de la Provincia, no debí:1ser nunca materia de dos juiciosiguales; así, el que prefirió oponerla como artículo, no puedeoponerla como excepción a la demanda, contestando; y, no sólono puede oponerla cuando ha sidodecidida, sino tampoco cuando hasido sometida a Prueba, para precaver el abuso de tantear así lacontraria, denando los términosprobatorios a medio abrirlos".(Proyecto de un nuevo Código deP. Penal para la República Oriental del Uruguay, página 200).
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Depositarios: Lf\ GRftN DESPENSft 25 DE MAYO, 527
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quedar subsistente como consecuencia de una decisión que laspartes no discutieron. Pero esta razón no es aplicable a la interlocutoria en cuanto éste decide la cuestión especial y libremente discutida por las partes;éstas, una vez aducidas todas susrazones y presentadas sus pruebas, quedan sometidas a la decisión y no pueden renovar la contienda ya decidida.
6. - OIJUesta la excepción decosa juzgada como mixta (Artículo 246 del Código de Procedimiento) y rechazada, ¿podrá oponerse de nuevo como perentoria?
Por las razones precedentes, lacuestión debe resolverse por lanegativa. La, interlocutoria hacecosa juzgada el).l cuanto al puntodiscutido y decidido de ella; pasa, ¡mes, en autoridad de cosajuzgada, la decisión de que lasen.tencia dada en el juicio ante·rior (sea porque ambos juicios noversaran sobre la misma cosa, oporque no se hubieran seguido entre las mismas partes, o porqueno se fundaran en la misma cau-
•••••••••••••••••••••••••••••••••••••• G.o ••• o •• oe.o~o•••0.
InterIocutorias Y definitivas5. - Las sentencias, "decisio
nes del juez sobre la causa o punto que se controvierte ante él",pueden ser interlocutorias o definitivas (Artículo 459 del Código de Procedimiento Civil); soninterlocutorias las que se dan sobre algún artículo o incidente, ydefinitivas lasque, concluída lainstancia, resuelven sobre 10 principal (ArtíclIlo 460 del Código deProcedimiento Civil).
Las sentencias interiocutoriasno hacen cosa juzgada; sus conclusiones no producen efecto sobre la inter1ocutoria, sólo puedehacer del juicio; el juez, al dictarla inte:rlocutoria, sólo puede hacer sobre el fondo del asuntoapreciaciones provisorias, que dependen del estado en que se halla entonces la causa, y son, portanto, susceptibles de modificarse cuando ese estado cambie.
Pero si las sent\encias interlocutorias no hacen cosa juzgadarespecto de la cuestión fundamental que incidentalmente tocana veces. no pasa lo mismo respecto de la cuestión que especialmente deciden; respecto de ésta,la interlocutora tiene fuerza dedefinitiva y hace también cosajuzgada.
La razón que justifica la reglaes que, no habiendo sido discutida la cuestión, no debe darse pordecidida; la resolución de la cuestión princiJ)al, a que sólo puedeJIegarse 'después del debate amplio, no puede desprenderse y
III
juicio o el acto no tiene .las formas exteriores de sentencIa), producen por el contrario, el efectode i~pedir que esta adquiera laautoridad de la cosa juzgada. Larazón es clara: en' este caso nohay sentencia, y es obvio que, sino existe, no puede producirefecto alguno. Así, por ejemplo, unjuez incompetente pronuncia lasentencia, un juez civil falla unacausa penal o comercial, Podránusarse contra ese fallo los recursos ordinarios y extraordinariosque la ley ha dispuesto; pero rechazados éstos o no entablados entiempo, la sentencia adquierefuerza de cosa juzgada, se haceinatacable, aun cuando el vicio deque adolece afecte, cq!Uo en estecaso, el interés público.
Si, por el contrario, falla quienno es juez, una persona que carece en absoluto de jurisdicción,no nacerá la cosa juzgada,' porque ese acto no es una sentencia,aunque tenga las apariencias detal, y no puede, por tanto, producir los efectos que a la sentencia. se atribuyen.
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Actos de jurisdicción cont~nciosa
y de jurisdicción voluntaria
Sentencias anuJables einexistentes
JI
3. ._- La ley presta autoridadde cosa juzgada a la sentencia,decisión del juez en el litigio, esdecir, en la contienda en que las')artes discuten los argumentosde hecho y de derecho en que apoyan sus opuestas pretensiones,obligándose tácit.amente a acatarel fallo; la cosa juzgada nace,pues, de los actos de jurisdiccióncontenciosa. Los actos de jurisdicción voluntaria no hacen cosajuzgada, porque en ellos no haypartes contendientes, obligadas aacatar el fallo; y porque el fin'que con la cosa juzgada se persigue, que es evitar la renovaciónde los litigios, despaarece aquí,desde que no hay tal litigio, porque los actos de jurisdicción voluntaria, en que sólo se piden medidas precaucionales, de conservación de derechos reconocidos,sin discutir ni declarar los queson dudosos, no implican contienda ni lucha, ni son,por tanto litigios. Por ejemplo: se pide venia para enajenar bienes de unmenor o dotales de una mujercasada, y se concede la venia; simás tarde se ataca la enajenación,no podrá oponerse la cosa juzgada: el acto de jurisdicción volun
l:"iFt l1o tiene tal autoridad. Delismo modo, la aprobación que7ifí'$ta/'éJi'(juez al estaao trienal de
la .administración de la tutela, nohace cosa juzgada sobre el asunto, y el menor puede librementeimpugnar los actos de su tutor ylas cuentas presentadas por él(Artículo 416 del Código Civil).
4. - Para que la sentencia goce de la autoridad de cosa juzgada, se exige que reuna ciertosrequisitos de fondo y forma, sinlos cuales la sentencia no produceefecto. Entre las sentencias queadolecen de algún vicio o defecto, se distinguen las anulables ylas inexistentes.
Los vicios que hacen anulablela sentencia, no impiden que ésta adquiera fuerza de cosa juz-
,gada. La ley da los recursos quepermiten reparar las nulidades:si se emplearon esos recursos yse declaró válida la sentencia, lanulidad no existe; si no se emplearon, la sentencia fué acatada,la nulidad está consentida y sub~
sanada.Los vicios que hacen inexisten
te la sentencia (como cuando faltan los €lementosesenciales del
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cer autoridad de cosa juzagada atodos los motivos como a lo dispositivo; hay quien distingue losmotivos objetivos de los subjetivos, para dar autoridad a los primeros y no a los segundos, haciendo una distinción que, segúnobserva un moderno autor italiano, "no se sabe a qué criteriocientífico o práctico puede someterse, desde que todos los motivos son a la vez subjetivos y objetivos, pues todos han movidoel ánimo del juez y se han exteriorizado en la sentencia;" otros,por fin, opinan que debe reconocerse autoridad de cosa juzgadaa todas las decisiones del juez sobre cada una de las relaciones dederecho discutidas, y por el contrario, negarla a todo otro elemento de la sentencia, sin tomaren cuenta si unos ú otros estáncontenidos en lo dispositivo o enlos motivos de la sentencia. Porejemplo: A exige a B el pago deuna suma de que se pretendeacreedor como heredero de C; Brehusa el pago, porque pretendeser él el herederP,J,9!1!J},Q;!!Ú) ,,¡Esjuicio presenta, además 'de la n'~iJJii!i}1»!!V'Hs)
manda principal, una dobleción de derecho a resolver; si esA o es. B el heredero de e; la decisión de esta cuestión pasará ehautoridad del presunto deudor.Así, si B, condenado al pago porno ser heredero, entabla contraA la acción de petición de herencia, pretendiendo ser él herederode C, será rechazado por la excepción de cosa juzgada.
No siéndonos posible seguir esta doctrina en su desarrollo yconsecuencias, concretaremos enpocas palabras nuéStra opinión.
Si al aplicar la regla de que losmotivos no hacen cosa juzgada,se atiende a la forma de la sentencia, resulta arbitraria esa regla, porque depende del caprichodel juez, y a menudo falsa, comoen el ejemplo apuntado. En efecto: discutida y decidida entre lasmismas partes la cuestión de lapropiedad' de la herencia o de lacalidad de heredero en cuanto acalidad de heredero en cuanto auna parte de ella, no podría porlas reglas generales (núm. 20)plantearse de nuevo la misma discusión en cuanto al todo; ademásde que la solución alcanza en realidad, en el ejempla propuesto, atoda la herencia: habrí'a, pues,
VI
Fundamentos y diSl)ositivo de lassentencias; enunciaciones
como sentencias, en autoridad decosa juzgada.
Algunos autores, asimilando elarbitraje volu~tariamente a unatransacción, eliminan el laudo arbitral del estudio de las actos jurídicos que hacen cosa juzgada,No parece aceptable esta solución, ni legal ni teóricamente: noes legalmente aceptable, porquelas razones indicadas para incluirel laudo arbitral entre los actosjurídicos que pasan en autoridadde cosa juzgada, son tan aplicables al arbitraje forzoso como alvoluntario, no haciendo la ley entre uno y otro distinción algunaal respecto. No es tampoco aceptable teóricamente la solución,porque las razones en que el principio de la autoridad de la cosajuzgada se funda, son tan aplicables al laudo como a las otras sentencias: al litigar ante los jueces,contraen las partes el compromiso tácito de someterse a su decisión, y al mismo compromiso,generalmente expreso, se contraeante los árbitros; además el interés de que el juicio no se renueve una vez terminado que esla razón fundamental de aquelprincipio, existe aquí igualmente,puesto aún más de manifiesto porel hecho de que las partes hayanbuscado en el arbitraje una decisión pronta é inapelable del litigio.
Creemos, pues, que el laudo arbitral goza de la autoridad de lacosa juzgada, sea que se trate delarbitraje forzoso o del voluntario,ya ffauden los árbitros ,haciend9una amigable composición, ya fallen aplicando la ley.
9. - Los autores establecen esta regla, que en general se reconoce justa: "sólo lo dispositivo dela sentencia pasa en autorid'a'd decosa· juzgada". Esta nace de lasdecisiones judiciales; los fundamentos que nada deciden no pueden producirla. No pueden tampoco limitar, extender ni cambiarel sentido de lo dispositivo, y sólo sirven para aclarar o explicarsu alcance.
Pe/ro g.eparándo~e de esa opinión, hay quien pretende recono-
B ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••FRUGONI HNOS.~
•IMVeRT1\D~RES :•••
: 877 CALLE URUGUAY 877 MONTEVIDEO :• •a•••••••••••••••••••••••••••• o •••• o •• ~ •••• o ••••••••••• o •••
8. - El laudo arbitral surte engeneral los efectos ;de una sentencia; nuestra ley (llama juicioal arbitraje, y sentencia al laudo.Los laudos arbitrales pasan, pues,
Laudos arbitrales
v
da (Artículo 490 del Código deProcedimiento Civil). En la tercera a,cepción, la expresión autoridad de cosa juzgada designa lafuerza que se atribuye a las sentencias apelables. Examinando lacuestión del punto de vista denuestra ley, y sin mediar en ladisputa de los sabios, encontramos inaceptable esta última acepción. Los autores hablan de unaespecie de autoridad de cosa j uzgada, comprendiendo que no puede correctamente decirse quetienen tal autoridad las sentencias que no han pasado por elcontrol de las instancias sueesivas, que garanten su verdad yjusticia. Alegan autores extranjeros que esas sentencias admitenen cierto modo ejecución forzosa.No hay para qué discutir el argumento, pues en nuestra ley lasentencia no confirmada ni consentida, no da acción para serejecutada.
Se alega también que una demanda; posterior que promovierala misma cuestión, debería serrecha,za,da,estandq ésta resueltapor la sentencia apelable; peroesto no es un efecto de la autoridad de la cosa juzgada ni aúnde la sentencia; porque sin queésta exista, la demanda es rechazada, habiendo demanda y !contestación sobre el fondo del asunto, por la excepción de litispen·dencia.
Por la letra de nuestra ley nohay cosa juzgada en este caso.El artículo 490, anteriormente citado, aunque comprendido én elcapítulo De la ejecución de lassentencias, parece establecer unprincipio general, del cual el 489sólo es una aplicación particular;y este artículo no reconoce fuerza de cosa juzgada a la sentenciaapelable, sino cuando se dejatranscurrir el plazo señalado sinalzarse. Por consiguiente, cuandola apelación puede oponerse, lasentencia no hace en ningún sentido cosa juzgada.
De las sentencias que no admitenningún recurso; de las que admiten los recursos extraordina·
rios; de las que admiten losOrdinarios
(1) Bonnicr (Traducción Caravantes).
Véase nlÍm. 861.(2) Durantón: XIII - 454 y 455.
Zachari<e. Véase página 764.(3) Pothicr, Laurcnt, Marcadé, Mat
tirolo, ctc .
IV
••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••: M~ S 1\ 1r;, '~S st'>LIDes y :: . ~ ~ '-J ELEGANTES :• •: Martí & eia. :• •• •• •: Pidan Presupuesto LIBRES, 1717.~Tel. Urug:904, Aguada:• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••
7. - ¿ Qué sentencias definitivas hacen cosa juzgada? Estacuestión doctrinal ha dividido alos autores en tres bandos: Losunos (1) no atribuyen ese valorsino a las sentencias que no admiten ningún recurso, :ni aún 'e:x;traordinario (las no apeladas oconsentidas expresamente y lasque subsisten después de los recursos extraordinarios o pasadoel tiempo de interponerlos). Losotros (2) no reconocen autoridadde cosa juzgada a las sentenciasatacables por la vía ordinaria.Otros, por fin (3), opinan queaún las sentencias apelables tienen una especie de autoridad decosa juzgada, aunque basta paradestruirla el simple hecho de queel contrario entable apelación; yatribuyen a la expresión cosa .luz·
. gada tres acepciones diferentes:La l." se refiere a las sentenciasinatacables, que gozan de una autoridad absoluta, indiscutible eirrevocable, acepción que es admitida por todos los autores. La2.~ se refiere a las sentencias queno son atacables, sino por los recursos extraordinarios: éstas nose consideran, es cierto, como verdades absolutas, no tienen, en suexpresión más acabada, la autoridad de la cosa juzgada; pero puede decirse también que tienenautoridad, desde que la ley, mirándolas como 'verdaderas, haceobligatoria su ejecución, manteniendo la presunción de verdad apesar de los recursos extraordinarios entablados, dificulta la interposición de éstos, en tanto quefavorece la de los ordinarios, defiende la sentencia contra la acción del recurso, puesto que dificulta la revocación, y en fin, diceexpresamente que esas sentenciasreciben autoridad de cesa juzga-
13
..
P U R e y PI J e ::
12. - ¿ Producen por sí mis-
VIISentencias nacionales y senten
cias extranjeras. - Laudosarbitrales extranjeros
después de haber sido rechazadoya como dilatoria de litiSpendencia; y habiendo sido discutida ydecidida una cuestión, no puedeproponerse de nuevo, aunque sele cambie el nombre; se opondrían a ello todas las razones alegadas como fundamentos de laautoridad de la cosa juzgada.
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No hay en realidad diferencia defondo entre este caso y el anterior, ya resuelto, con el cual 10hemos relacionado (núm. 6). Enambos casos la procedencia de laexcepción depende de esta cuestión: ¿ existe entre las mismasparte un juicio idéntico en todossus elementos? La solución que'se dé a esa cuestión es el antecedente lógico y necesario de lodispositivo de la sentencia, y p~
sa, por lo tanto, en autoridadde cosa juzgada. La misma cuestión sería renovada en la excepción perentoria de cosa juzgada,
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pasada en autoridad de cosa juzgada; discutida la cuestión y deshechada la dilatoria opuesta, eldemandado contesta a la demanda, y habiéndose pronunciado yaen el otro juicio sentencia que hace cosa juzgada, opone en éste laexcepción de cosa juzgada: ¿ sería admisible la excépción?
Un. primer movimiento inclinael ánimo a una solución afirmativa, por tener la nueva excepcióncarácter y denominación diferentes' de la anterior. Pero, a pesarde esa apariencia, creemos que lasolución contraria es la acertada.
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Enunciaciones
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10. - Por lo dicho anteriorente, se comprende que carecen
de la autoridad de cosa juzgadalas simples enunciaciones que,aun cuando estén involucradas en10 dispositivo, no forman. parteintegrante de éI.Esas simplesenunciaciones, no haciendo partee la cuestión decidida; y pudien-
"ú ;;~l:,~·i~i~-.;~ ~?l fallo sin inconeniente y sin alterar su alcance,o deben mirarse como parteonstitutiva de lo dispositivo.
H.-Al tratar la cuestión de sí,puesta la cosa juzgada comoixta, podría oponerse de nuevoamo perentoria, ocurre pregun-arse cuál sería la solución en ese case: antes de contestar a laehlanda, el reo opone la declinaría de litispendencia, porque
retende que el mismo juicio es-/ ya entabledo, aunque no se haronunciado aún en él sentencia
I)oespués de rechazada la excep'ción de litiSpen:dencia ¿podría
oponerse la de cosa juzgada?
..._-----------------------------------------------------------
d€lntidad perfecta de cuestión..Pero si, por el contrario, se toa como base de aplicación de la
regla, no la forma que se ha dado a la sentencia, sino la que puede o debe dársele; si no se mira
quello a que ,el juez ha dadoorma de dispositivo, sino lo quen realidad puede o debe constiuir el fallo, ladecisión del juez,i la regla resulta arbitraria nieva a falsas consecuencias. Así,
en el ejemplo citado, el juez harallado declarando heredero a A:y condenado a B al pago del .crédito; y por ser parte de lo dispositivo, esa declaración pasa enautoridad de cosa juzgada.
El caso indicado es resuelto en,ese sentido por au~ores que siguen la regla de que los motivosno hacei\ cosa juzgada, diciendoque siempre que 10 que se establece como dispositivo al final dela sentencia tenga por antecedente lógico y necesario la soluciónde una cuestión, comprendida entre los motivos, debe considerarse que ambas cosas, formando unsolo todo, constituyen el fallo, elverdadero dispositivo de la sentencia.
En resumen, creemos que lateoría según la cual pasa en autoridad de cosa juzgada toda decisión del juez sobre cada una delas relaciones de derecho, expreíla en distinta forma el mismo
ueladoctrina. ;corl'iengQPocemosque aqué-
1I11.l'étllUU" el fondo de las cosasla forma, es más científica
práctiaa.
Montevideo
nera con relación a aquellos fallos que sólo revisten el caráctede cosa juzgada.
"Esta doctrina, no obstante haber sido comunmente aceptadeencierra un verdadero contrasentido jurídico. Los efectos de unásimple ejecutoria son más limitados que los de la cosa juzgada
En la mayor parte de jos casos;después de un juicio éjecutivo,tiene el ejecutado que ha sidovencido, la facultad de traer denuevo a tela de juicio las excepciones que han sido deshechadas811 .i uicio ordinario. ¿Por qué,pues, ha sido necesario el exe·qua/.ur, cuan:do se trata de unaejecutoria, y se ha de prescindirde ese requisito en el caso de pec!irse por la vía ordinaria el cumplimiento de la cosa juzgada? Esinexacto que sólo en el caso depedirse el cumplimiento de unaejecutoria se reclama el auxiliode la fuerza pública como mediode hacerla efect;v:a, pues no séconcibe que pueda pedirse deotro modo el cumplimiento de lacosa juzgada. Quien se presentaante los Tribunales de la República Oriental, pidiendo se le reconozca como duei'ío de un bienmueble que existe en su teri;itorio, e invoca como justificativode su derecho una declaratoria deheredero pronunciada por un Tribunal argentino, solicita, no sóloque esa sentencia sea reconocidacomo .·cosa: :} tlzgada;::'SÍ110'!!:'9H'~::N,id,~1.""'hposeedor que resista su entregasea conminado a efectuarla pormedio de la fuerza pública. Untutor reconocido en ese carácterpor un Tribunal Oriental, exhibeante los Tribunales Argentinos elauto que le ha discernido la tutela y la sentencia que ordena lesea ent.regado el menor que 'hafugado de su domicilio, burlandosu autoridad legalmente constituída. También en este caso ]0que se invoca no es una ejecutori\~, sino la cosa juzgada, y sepide sú cumplimiento apelando ala fuerza pública argentina. Lacosa juzgada contiene, por puntogeneral, una declaración de derechos, y el que recurre a los Tribunales para que tales derechossean reconocidos, es porque no los,puede obtener de quien los detenta; de manera que la gestión dees'e reconocimiento trae siempreaparejado, expre o implícitamente, el pedido de que la fuerza prime el derecho que no es reconocidoespo)ltáneamente por quienlo usurpa. Así, pues, si la cosajuzgada se acata por los Tribunales que ejercen jurisdicción enterritorio distinto de aquél enque se siguió el juicio, sin previoexequatur, no hay razón algunapara que la sentencia que causa
<!alJe Maldonado, 1381
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HllBILITFlO1\ ~0R L1\ UNIVERSiDAD ~-=
ca."Es con el crite~rio adoptado
por el tratadista francés cuyasopiniones acabamos de consignar,que las dele;;aciones positivashan resuelto la cuestión rélativaal valor que tienen las sentenciasl1ronunciadas en un país sobrebienes y derechos radicados enotro. La necesidad del exequaturse reconoce con respecto a 1Msrmtencias que tienen carácterejecutivo,pel·o de ninguna ma-
tranjeros?, ¿ podrá causar ejecutoria sobre los inmuebles que posea el deudor en territorio extranjero?
"Por lo que respecta a la autoridad de la cosa juzgada, cree-
.mas, dice \Veiss, que nada seopone a que sea reconocida deplano por los Tribunales extranj 8ros. No está comprometida enello la independencia del Estadoen cuyo territorio se invoca laLwntencia, y no se reclama elconcurso material de sus agentes.Lo único que se le pide, es queno se tenga como como un sucedido un hecho que se ha consumado regularmente en otra parte; .que se atribuya a la decisiónde los Tribunales extranjeros lamisma fuerza probatoria que atodo acto auténtico recibido porun oficial público, y al cuasi contrato judicial 'que esa decisiónimpone entre los que han litigado,el mismo valor que a un contrato que consta de una escriturapública. Pero desde que se trata de apelar a la fuerza públicapara obtener la ejecución de unasentencia de un Tribunal extranjero, la soberanía ¡local recobrasus fueros. Los Tribunales extranjeros tienen derecho de obrary ordenar dentro de los límites desu competencia terri1(orial, perono pueden exigir que sus mandatos sean obedecidos fuera de esoslímites. La autoridad coactivade sus decisiones expira en lafrontera. Así lo quiere el respecto a la independencia recíprocaele los Estados, que es la basenecesaria de todas las relacionesinternacionales. Sin embargo,concluye Weiss, la aplicación rigorosa de ·este principio engendraría las consecuencias más inicuas, si debiese tener por efectoque el litigante que ha triunfadoante los jueces extranjeros, se enqonth'ase :e nla imposibilidad deobtener la ejecución de al sentencia pronunciada en su favor sobre los bienes que su deudor posee en otro país, y que formantal vez su única garantía. Es preciso adoptar un temperamento, yeE'.te temperamento, admitido portodas las naciones, resulta de unadeclaración de exequater, de unaley ode una negación diplomáti-
FE~I'IANDEZ"
territorio de otro, ha sido encarada bajo. una faz enteramentenueva por el Congreso Jurídico deMontevideo y en completa conformidad con las doctrinas que noscupo el honor de sustentar en ellibro que publicamos sobre Derecho Internacional Privado, comocomentario de nuestro Proyectode Código sobre la mismo materia.
"Toda decisión judicial, diceWeiss, produce en general, en elpaís en que ha sido diéÚtda, dosefectos importaJHes. Proporciona, cuando es definitiva, la excepción de cosa juzgada, e impide,por consiguiente, que el objetodel litigio que ha resuelto, seapuesto de nuevo en tela de juicio;y crea, además, en provecho delque la ha obtenido, un título paraobligar 'a la parte condenada aque cumpla sus decisiones. Eseste doble efecto, agrega el mismo autor, el que se expresa dicienido que toda sentencia regular~ente dictada produce dosefectos en los límites del país enque se produce: la autoridad dela cosa juzgada y la fuerza ejecutiva. SelttÍn p] mismo autor,tratándose del cumplimi,ento delas sentencias, se producen en elDerecho Internacional Privado lassiguientes cuestiones: ¿ puede unasentencia producir por sí mismaalgún efecto fuera del territoriod:el Estado en que ha sido dictada?, ¿tendrá fuerza de cosajuzgada ante los Tribunales ex-
" ELBIOEJCUELA
mas cosa juzgada las sentenciasextranjeraS' como las nacionales?
El punto no está en nuestl'aley expresamente r'esuelto; enefecto, las disposicior;es referentes a sentencias extranjeras contenidas en el Capítulo IX, Título IV, Parte primera del Códigode Procedimiento Civil, se ocupande la ejecuciiin de esas sentencias,y nada dicen de la cosa juzgadaque ellas producen.
¿ Son aplicables a la cosa juz..gada estas disposiciones referentes a la ejecutoria?
Una teoría, a menudo seguidapor los autores y la jurisprudencia de los tribunales europeos,sostiene que no; que si bien lasentencia fuera del territorio jurisdiccional del país en que fuédictada, no sucede lo mismo cuando se hace valer esa sentencia para alegar la cosa juzgada. Estateoría lleva a hacer inaplicables,en cuanto a la cosa juzgada, lasdisposiciones de la ley respectode la ejecución forzosa de la sentencia.
El doctor don Gonzalo Ramirez, en su obra "Derecho Procesal Internacionªl", se ocupa deesa distinción, al estudiar en· general cuál es el valor de las sentencias extranjeras (Capítulo V,página 104 y siguientes). Cedemos, pues, la palabra, en primertérmino, a nuestro ilustradomaestro:
"La valide:;r, de las sentenciasde los tribunales de un país en el
.50~IE[HI() DE AMIQOS DE Uf E[)QCA~ION POrQLAR
ME>NTBVI1>BE>
ReLLET
enseñanza.
••••••••••••••••••••y :demás :
•establecimientos ••de :•••.,
•.,••••••••••••••••••••••
1ndispensablesparaescuelas
Suprimeremos del estudio deesta parte de nuestro tema, elanálisis de cietrtas cuestiones demasiado ¡particulares, a cuyoexamen dedican, sin embargo, al-
SECCION 11De la naturaleza y efectos de la
excepción de cosa juzgaday de las condiciones ¡lara
que proceda
CAPITULO IDe la naturaleza y efectos de la
ex,cepción de cosa juzgada.
expedidos por Tribunal compe~
tente en la esfera Internacional,que tenga carácter de ejecutariada, que la parte contra quiense dictó haya sido legalmente citada y representada o declaradarebelde, y que los laudos y sentencias no se opongan a las leyes de orden público del país donde se invocan; condiciones que,al igual de las de forma, quetambién se exigen, "no son, como decía el miembro informantedel Congreso, restricciones delprincipio, sino garantías en favorde los interesados en el litigio, yresguardo de la soberanía del territorio en que se pide la ejecución de la sentencia".
VR~6RESIV1\
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No es tintura•.. - No ·mancha.
;:>oncle construcción sencilla y de fácil manejo y proyectandispositivos hasta el tamaño 9 x 12. As}mismo repriodu~en, en. pro·yecc,ión episcópica, .objetos opacos, tarjetas postales. I1ust1"ilClOneS;le libros, mapas geográfi.cos, dibujos técnioos, instrumentos de tooda cbsc, partes de máquina, etc.
Todas estas imágenes SOn proyectadas con suma c1addad ynitidez.
La dis(ancia de pro,yecció.n alcanza hasta 8 metros.PIDANSE PROSPECTOS EXPLICATIVOS A LOS IMPORTADORES
CARlOSSTAPFF & Cía. a MontevideoCAlLE URUGUAY, 826
URIJGU7\V ""Q. VI
convencionaL del arbitraje, no esexacta.
·En primer término, el arbitraje puede ser forzoso, impuestopor la ley, en vez de ,voluntario;y entonces el carácter convencional desaparece.
Aun en el caso de arbitraje estipulado por las partes, cuando laejecución del compromiso es forzosa, ese mismo carácter, sufrebastante con la designación Judicial de los árbitros.
La parte, además, puede haber sido llevada al juicio arbitralsin haber sido legalmente citaday representada; y la falta de este requisito, impediría la aceptación del laudo, del· mismo ffi9áoque la de la sentencia.
Por fin; el laudo puede, como lasente.lcia,atacar disposiciones deOrden público del país en que sepide su cumplimiento, y esto haría también imposible. su aceptación.
Según se ve por las reglas queacabamos de transcribir en elnúmero anterior, el CongresoSud - Americano Internacionalno aceptó diferencias entre ellaudo y la sentencia, dando a unoy otra el mismo valor que tienen en el país en que se pronun
.cian, con tal de que hayan sido
......~................•..................................
PUEBLOFARBVlACEUTICl:O
13. - En cuanto a las sentencias arbitrales, el Código de Procedimiento Civil no dice expresamente si quedan comprendidasen las reglas referidas, o si se ex.;ceptúan. La opinión .general delos autores es que el laudo arbitral no queda limitado en. susefectos al territorio en) que fuédictado, sino que se ~xti'ende alos demás países, porque lag fÍrbitros no derivan su autoridad dela soberanía de aquél, sino de lavoluntad de las partes, 'que alcanza a cualquier territorio.
Esta diferencia radical que. sehace entre la sentencia y el laudo, fundándola en el carácter
Laudos arbitra!es extranjeros.
ca; aceptar esta teoría es, pues,incurrir en el absurdo.
Creemos, por tanto, como eldoctor Ramírez, que no debe distinguirse según lo hace Weiss; ypor consiguiente, las disposiciopes contenidas en el Código deProcedimiento Civil, Parte Primera, Título IV, Capítulo IX,aplicables a la ejecución de lassentencias extranjeras son igua.lmente aplicables a la cosa juzgagada en cuanto permiten el deiSconocimiento de la sentencia extranjera en diversos casos, comocuando ataca el orden público, lamoral, la constitución y las leyes,o adolece de los vicios previstosen el artículo 514.
.En la regla contenida en laprimera de las disposiciones citadas (articulo 511) queda comprendido el Tratado de DerechoProcesal firmado en el CongresoInternacional S]ld-Americano deMontevideo, en el cual, sin hacerdistinción entre la cosa juzgaday la fuerza ejecutiva de la senten, se estableció:
"Artículo 5.? Las sentenciasy fallos arbitrales dictados enasuntos civiles y comerciales enuno de los Estados signatarios,tendrán en los territorios de losdemás, la misma fuerza que enel país en que se han pronunciado, si reunen los requisitos siguientes:
a) Que la sentencia o fallo haya sido expedido por Tribunalcompetente en la esfera internacional;
b) Que tenga el carácter deejecutariado o pasado en autoridad de cosa juzgada en el Estadoen que se haya expedido;
c)Que la parte contra quien¡,;e ha dictado, haya sido legalmente citada 'y presentada, odeclarada rebelde, conforme a laley del país en donde se ha seguido el juicio;
<1) Que no se oponga a las leyes de orden público del país desu ejecución."
DELFARMACIA
ejecutoria no sea exequible sinesa previa formalidad".
Estamos perfectamenite deacuerdo en cuanto al fondo de esta crítica. La distinción de Weissentre la admisión de la cosa fundada; pero, en cuanto a los argumentos y ejemplos :p!ropuestospara impugnarla no podemos de
lo mismo. A pesar del respeto que nos merece el talentojurídico· del doctor Ramírez, debemos manifestar que sus explicaciones parecen adolecer de unaconfusión entre la cosa juzgada y
fuer.za ejecutiva de la sentencia. Aun suponiendo que se tratara de actos de jurisdicción contenciosa, tanto el que, exhibiendouna sentencia extranjera que lodeclara heredero, pide se le entregue una cosa mueble comprendida en la herencia y se conminepor medio de la fuerza públicaal poseedor que se resiste, comoel \que, invocando el discernimiento de la tutela y una sentenciaque ordena la entrega del menorfugado, pide para el cumplimiento de ésta el auxilio de la fuerzapública, tanto uno como otro, decimos, piden la ejecución de 1~
sentencia, deducen la actio judicali (que no nace sólo de la sentencia), y no alegan la cosa juzgada (en el sentido estricto deestos términos, que es el que, conforme al uso general, les da Weiss
los párrafos transcritos), porno hacen valer la sentencia
~r:~a~~~Ó~a~~:;: l~e:Ol:~ci~~~:se1~1~0~puestos, nadie promovía.
Estamos, en lo fundamental,conformes con nuestro distinguido maestro. La autoridad de lacosa juzgada produce, en favordel que ha triunfado en el litigio,un derecho, el de rechazar la discusión del punto ya decidido, que,como todo derecho, llecesita pa
hacel'se efectivo del auxilio dela autoridad :es necesario que unjuez acepte la alegación y la sancione con la fuerza de su autoridad.
Pero, además, creemos que seinira la cuestión de un falso puntode vista, y se le plantea estrechamente, cuando se hace depender su solución del hecho de la intervención de autoridades npcionales.'
La cuestión es más alta. Acatar absoluta e inco'ndicionalmente la cosa juzgada que nacede la sentencia extranjera, a pretexto de que es un hecho consumado, es amparar bajo la autoridad de la ley y de la soberaníanacionaJ hechos cuya subsist¡enCía puede importar por sí sola eldesconocimiento de esta mismasoberanía o la violación declarada y abierta de esa misma leyen sus preceptos de orden públi-
identidad de cosa; 2.9, que la causa en que se funda sea igual,identidad de causa; y 3.9, que laspersonas sean las mismas y coniguales calidades, identidad departes.
Algunos autores enumeran sólo dos condiciones: V, identidad~ubjetiva o de personas; 2.9 identidad objetiva o de cuestión.
La reunión de la identidad decosa y de causa en una sola condición parece acertada; la cosa yla causa no son, en efecto, sinolos elementos, en general distintos, que concurren a iden¡tificarla cuestión discutida, cuyos términos pueden cambiar, así cu;;mdo varía la causa, o sea el títuloen que la demanda se funda, como cuando .elobj~t. co""sa que se reclama. ecestos dos factores son en g~n.eral
distintos, porque no siempre sucede así; veremos, en efecto, másadelante, que hay casos en que laidentidad de cosa y la de causase confunden en una sola, de modo que la primera depende de lasegunda y se confunde con ella.
Pero hay autores que van máslejos: no s610 consideran que elobjeto y la causa no son sino d9Sfaetores de una sola identidad dela cuestión discutida y decidida,sino que pretenden que de eSQSdos factores, uno, el objeto, no essiempre indispensable, que su fal·ta no impide en ciertos casos quehaya identidad de cuesti6n, y quesea, por tanto, aplicable al segundo .i uicio con la autoridad de lacosa juzgada, la sentencia que sepronunció en el primero. Esoscasos, para los autores que sostienen esta opinión, pueden comprenderse en tres grupos: 1.9, casos en que el objeto de la primera demanda es una condici6n necesaria para que pueda reconocerse fundada la segunda: es loque los autores alemanes han llamado legítimaci6n de lada; por ejemplo: habiéndose declarado que A no es hijo de B, Aintenta ahora una acción de peti-
Artículos para saStres y modistas de superior
~ calidad y al más bajo precio de. plaza ~
CAPITULO II
De las condiciones exigidas paraque proceda la excepción de
cosa juzgada
17. - Nada dice nuestra ley alrespecto. Al tomar del CódigoNapole6n la disposición conlteni..:da en el núm. 3 del artículo 1575del Código Civil, los redactoresde esta ley dejaron de lado el artículo subsiguiente (en el que elC6digo Francés establece las condiciones esenciales de la cosa juzgada) , considerando sin duda queera ésta materia procesal; peroni el Código de Procedimiento Civil, que sólo contiene un artículo,el 479, relacionado con la cuesti6n de la identidad de personas,ni otra ley, han legislado estepunto, que queda así sin preceptos positivos, sometido a losprincipios generales teóricos delderecho, abierto a todas las discusiones y expuesto a todos ]oserrores.
Para que la excepci6n de cosajuzgada proceda, es necesario laidentidad de los dos juicios; paralo cual, según la opinión generalde los autores, se requiere la concurrencia de tres circunstancias:1.9, que el objeto sea uno mismo,
le más ampliamente o para· buscar un fallo más equitativo.
La segunda consecuenci.a delprincipio que tratamos, se desprende de la regla anterior: lacosa juzgada, no opuesta antes"no puede dar base a un recursoextraordinario. Esta excepcióndebe oponerse en las diversasinstancias del juicio; si no seopone o si se consiente su rechazo, el juez no puede oponerla deoficio, y sería por tanto contradictorio anular su sentencia si nolo hace. Además, nI) ha habidoviolaci6n de una ley que autoriceel recurso de nulidad, desde que,siendo de interés privado, la parte la ha renunciado válidamente.
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eia.
16. - Resultan de aquí dosconsecuencias sucesivas:
La primera es la de que la cosa juzgada no debe oponerse deoficio. En efecto, si la parte puede oponerla y no 10 hace, con¡siente tácitamente la renovaci6ndel litigio terminado; así comopuede, para satisfacer su conciencia o su interés, transar o someter al arbitraje la cuesti6n decidida, del mismo modo puedeconsentir que el juicio recomience, para que la cuestión se venti-
Consecuencias.
es en realidad; sucede con la co~a juzgada lo que con la prescripción: ésta tiene también fundamentos de orden público; pero,sin agravio de éste, la parte puede renunciarla.
Si en esta cuesti6n hay algunaoscuridad, -ella resulta, como enmuchas otras, de los velos en queel tecnicismo la envuelve; reducida a términos llanos, la cuesti6n resulta llana también. Si laparte n~ pudiera alegar la cosajuzgada, se producirían malesque afectarían el orden social; sedice entonces que la autoridad dela. cosa juzgada está fundada enrazones de orden públic9. Pero sila parte, pudiendo oponer la cosajuzgada, no quiere hacerlo, renuncia a lo suyo y nadie se perjudica, nada se trastorna; se dice, por tanto, que la excepci6n decosa juzgada es de interés privado.
No es esto, por lo demás, unaespecialidad de la cosa juzgada ola prescripci6n, sino la regla general aplicadble a todos los derechos; aun cuando sean de aquellos que las partes pueden renunciar sin atacar el interés general,su garantía es siempre de ordenpúblico.
(J. I? BARID0N
IIVIPOR'TADORES
86S ..URUGUlIY:: 868 MeNT6VIDEe
1,9
La excepción de cosa juzgadano es de interés' público.
Consecuencias.
15. - Hemos visto, al comenzar, que la autoridad de la cosajuzgada tiene por base razonesde orden público, que su institución obedece al interés general ya necesidades del orden social.Pero, tratándose de la excepciónde cosa juzgada en materia civil,la opinión unánime de los autores se pronuncia en el sentido deque ella es puramente de interésprivado. Aunque parezca a primera vista contradictorio, no lo
Efectos de la excepción de coSajuzgada.
gun,os autores largas explicaciones;' Y sólo nos ocuparemos enbreves palabras de dos puntos deimportancia: de los efectQs d_c laexcepción de cosa juzgada, y de!.m naturaleza.
14. - Este punto no presenta dificultades; el defecto de lacosa juzgada es evitar el juicionuevo, la renovación de la cuestión decidida; declarada la procedencia de la excepción, su· aplicación resulta clara y simple, y evi.ta por su propio efecto toda complicación.
Las dudas pueden precisamente ocurrir cuando la excepción decosa juzgada no ha tenido aplicación y se llega así a juicios contradictorios: no se trata entonces de los efectos de esta excepción, la conciliaci6n de esos juicios contradictorios no entra ennuestro tema, sino en la materiade la ejecución de la sentencia.
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Entender en todo lo concerniente al abasto de carnes, tabladas, plazas de frutos naturales ymercados, determinando su régimen económico y administrativo,según las disposiciones especiales y el Código Rural.
Autorizar rifas y ~l)terías decartones, según la ley de la materia.
. Cooperar a las fiestas nacionales o locales.
Dictar, con aprobación del Poder Ejecutivo, ordenanzas o dis~
IJOsiciones de carácter general, yasegurar la ejecución de sus propios reglamentos.
Presentar y publicar mensualmente, sin perjuicio del balanceanual, las cuentas de entradas derentas e inversión de las miSmasa la Contaduría General de la Nación.
El reglamente para el régimeninterno general de las Juntas' fuédictado en 1830. Es sumamentedeficiente. Una ley orgánica subsanaría' en parte la imperfección,
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dietar reglas para la nivelación ydelineación de las calles y caminos "vecinales y departamentales", habiendo ~xJ~ndido su administración hasta los "nacionales" dentro de los límites del departamento de Montevideo, envirtud de una resolución del Poder Ejecutivo; imponer, dentrode los límites y términos de la leylas serví;dumbres necesarias para la construcción, conservacióny reparación de caminos; proyectar los planos y trazados de todaslas vías municipales; proveer a lapavimentación de las mismas; reglamentar el tránsito y estacio-namiento en sitios públicos, fijando tarifas; fijar la nomenclatura de calles, caminos, puentes,plazas y paseos; vigilar el mantenimiento de la ribera del mary de los ríos y arroyos navega-bies; entender en lo relativo afuentes, balsas, canales o :calzadas, según las leyes de la materia; ejercer las atribuciones queconsigna al respecto el CódigoRural; dictar reglas para 'la edificación en ,los centros urbanos,según la ley de la mat~ria, asícomo ejercer las facultades deley sobre cercos y veredas.· LaJunta dp Montev~ü€p ejerce todas esas funciones, .según leyes
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El 23 OctubreSe sorteará unaLoteria ex
traordinaria
(Continuación)
La Administración LocalBU El Uruguay.
(Continuará).
sideran que la identidad de cosano es condición indispensable para que la excepción de cosa juzgada proceda; y creemos, que laidentidad de objeto y' de causason factores necesarios, aunqueno siempre distintos, de la identidad de cuestión.
Hemos manifestado que consideramos acertada la reunión enuna sola condición, identidad decuestión, de los dos factores quela constituyen: identidad de cosae identidad de causa. Sin embargo estudiaremos independien~e
mente estos factores, porquecreemos esa separación favorableal estudio de esta materia.
Del Dr. Carlos María 'de Pena
Ejercer la policía higiénica ysanitaria, según la ley orgánica de31 de Octubre de 1895, que instituye los Consejos departamentales de Higiene, presididos por elDirector de Salubridad, que es unVocal de la Junta, y, según losReglamentos municipales de lamateria, especiamente en la Junta de Montevideo, que se rige porel Reglamento orgánico de Diciembre de 1865 y que tiene organizados sistemáticamente y congran amplitud todos los servicioslocales de policía sanitaria por medio de la Dirección de Salubridad.El artículo 20 de la ley de Octubre de 1895 deja expresamente envigencia esa organización y aquelReglamento. Dictar medidas paraevitar o combatir las epidemias;para la desinfección del suelo; aireyaguas; practicar la limpieza decalles y sitios de uso público; laextracción de basuras domiciliarias; la reglamentación e inspección de casas de inquilinato; de
,los establecimientos particularescalificados de incómodos; los deuso público, o con entrada parael público, como los teatros, mercados, circos, baños, etc.; la inspección y análisis de sustanciasalimenticias, de las aguas y' bebidas; la propagación de la vacuna.Para atender estos últimos servicios se han fund'ado por la .Juntade Montevideo en 1889 la Cmm dedesinfección, el Laboratorio municipal químico bacterioscópico ~T elC't.aservatorio de vacuna animal.
"Organizar y cuidar la viabilidad pública", estando a su cargo
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clOn de herencia, fundado en lacalidad de hijo que le ha sido desconocida; 2.'1, casos e nque la segunda demandá' importa la legitimación de la primera, que fuéprecisamente rechazada por faltade esa legitimación: es el casoinverso al anterior; rechazada laacción d epetición de herenciaporque el demandante no es hijodel· difunto, como lo pretendía,entabla ahora nueva demanda reclamando esa filiación; 3.Q
, casosen que las dos instancias tienenuna sola y misma causa y en losque el juez en la primera senttmcia ha estatuído sobre la existencia, validez o consecuencia deesa causa. Por ejemplo: se reclama a título de herencia un campo, y la demanda es rechazadaporque se declara que el demandante no es heredero; se demanda después por el mismo títulouna casa que forma parte de lamisma herencia. Se sostiene queprocede racionalmente la excepción de cosa juzgada en estos casos, porque hay identidad decuestión entre ambos juicios, apesar de que no hay identidad deobjeto.
Resumiremos nuestra opiniónen términos generales. Empezaremos por observar que no se debe, a nuestro juicio, comparar lademanda anterior y la actual para averiguar si existe la identidad requerida; la demanda notiene en, sí perfectamente desarrdllaaos' los elementos del juicio, no determina por sí sola lacuestión a decidirse, y no debe,por tanto, tomarse como términode comparación. Por otra parte,la cosa juzgada tiende a evitar lacontradicción de las sentencias yno de las demandas: aquéllas yno éstas deben, pues, compararse para averiguar si aquella contradicción se produciría.
Planteada así, en sus verdaderos términos la cuestión, el examen de los casos propuestos nosrevela que no hay en realidad diversidad de cosa, sino identidad.Se ve que la primera decisión alcanza, por una ampliación de lacuestión discutida, a la cosa quees objeto de la segunda demanda.Tomemos por ejemplo el caso número 3. La cuestión debatida en.el primer juicio no se limitó alcampo ni a otro bien determinado de la herencia, sino que, habiéndose discutido la calidad deheredero, o sea la propiedad de laherencia, alcanza a la herenciatoda, a todos los bien'es que laforman. No hay, pues, diversidadde objeto cuando se demanda unode esos bienes, comprendidqs enla decisión anterior.
Rechazamos, pues, por erróneala opinión de los autores que con-
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&1 gramóf.no ai;! calidaa. &n <30 lnO.
a"los distintos, D~sdi;! $ <39 a $ t¡00
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y las Ordenanzas y Reglamentospodrán ser reclamados por losparticulares a quienes damnifiquen, ante la misma Junta,
ERRATAS DEL NUMERO 69
En el número 69 se deslizó unpequeño error al componer la página, por 10 que creemos conveniente transcribir íntegro el párrafo, no habiéndolo hecho en elnúmero anterior por la tiranía deespacio: Al>arato plastídular. Enel líquido celómico circulan unascélulas amiboides que tienen propiedades fagacitarias, pudiendopor diapédesis' emigrar a los tejidos o a otras cavidades. Estosanwbocitos que podelUo,s compararlos con los glóbulos blancos;son originados por la multiplicación y diferenciación de 'las células de ciertos órganos cuyo conjunto se conoce con el nombre deaparato plasticular. Estos órganos plasticulares pueden formarse ya sea en el aparato ambulacralcomo los corpúsculos de Tiedemann (19 en blanco) que se encuentron en el anillo ambulacral;o bien forman, un conjunto quese aloja en las cavidades parambulacrales y que son: el órganoaxial: colocado en el interior delseno axial (en la preparación seencuentra rodeando a la placamadrepórisa un órgano dorsal(18 en violeta) que debemos interpretar como el órgano axial yconsiderarlo como alojado en elseno axial), el anilht de Tiede·mann continuación del órganoaxial y alojado en el anillo labialy los tubos de LUdwig que se encuentran en las cavidades subambulacrales. Además el órganoaxial se continúa por el anilloaboral y envía ramificacioneshasta las glándulas genitales. Enlas proximidades de las glándulas genitales encontramos unasvesículas piriformes que estánllenas de líquido ambulacral: sonlas vesículas de Poli (23) .
~ MAX GLUCKSMANN 18 de Julio, 966
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vidumbres de alineación j puentesy caminos, etc., etc.
La Junta, como Cuerpo deliberante, procede en Concejo: losasuntos se introducen por la Secr.'etaría General cuando no sonde la especial o exclusiva competencia de los Direct~res, o ,vienen de las Direcciones para la resolución definitiva en pleno. Losasuntos pasan por dos discusiones y se resuelven en forma demociones escritas. Se presentaráen forma de Ordenanza municipal toda moción o proposición dirigida a crear, reformar, suspender o abolir una Ordenanza, institución o regla general. EstasOrdenanzas requieren aprobación del Poder Ejecutivo. Estepodrá suspender, por mí decretopúblico, el cumplimiento o ejecución de las Ordenanzas, Reglamentos o resoluciones de la J unta, cuando a su juicio haya, enalgunos de esos actos, extralimitación de facultades, violación deley o de contrato, o perjuicio público de carácter grave. Si la.Tunta no se conformase con lasuspensión ordenada, podrá ma,.nifestarÍo así al Poder Ejecutivoy fundar su insistencia. El PoderEjecutivo resolverá en el plazo deveinte días, si mantiene o no lasuspensión. Cuando la Junta fuese remisa en el ejercicio de susfacultades, reclamado por el interés público, podrá el Poder Ejecutivo adoptar las providenciasy resoluciones omitidas por laJ unta. En. caso de que dichas providencias y resoluciones traiganaparejada alguna erogación, elPoder Ejecutivo la hará efectivacon las rentas propias del Departamento.
Las cuestiones de competenciaen jurisdicción entre la Junta ycualquiera otra autoridad administrativa serán resueltas por elPoder Ejecutivo. Las providencias de mero trámite que dicte laJunta en ningún caso serán apelables; pel~O toda otra resolución
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Iª""'"ª"'""~"'''~,,~''''"~'''''"~'''''''!,,''"''~'''''''~, ~~
correspondientes al ramo.La Junta de Montevideo se
compone de nueve miembros; lade los Departamentos,. de seis(artículo 49 de la ley de 13 deabril de 1893). C3Jdia Junta reune las dos funciones en sí misma;es Concejo deliberante a la vezque autoridad que manda y ejecuta por medio de su Presidenet,de sus Vocales o Directores, opor órganos inferiores y con elauxilíode la policía cuando nofuese inmediatamente obedecida.
Como Concejo' deliberante, laConstitución dispone que se reuna dos en el año por el tiempoque la misma Junta acuerde; esta disposición sólo se cumplió enlos primeros años, hasta la Guerra Grande que empezó en 1843 yterminó en 1851.
Las primeras Juntas de Montevideo observaron el período dereLeso, fijando para sus reuniones las dos épocas que señaló laprimera Junta: desde el 15 demarzo hasta el 15 de julio, y desde el 15 de setiembre hasta el 15de diciembre. Durante el recesoquedaba siempre el Presidenteen ejercicio, y autorizado paracon v o c al' extraordinariamente,Sólo funcionaban la Comisión deInstrucción pública y la del abasto de pan, sometido entoces a fiscalización policial, en cuanto apeso y calidad.
El período de receso, aunqueindicado en el Reglamento de1891, está en desuso.
Como no es posible que una autoridad colectiva sea ejecutiva, laJunta delega la ejecución de unmodo general, tácito o expr~so,
en su Presidente, que dessempeña en muchos casos funciones deverdadero Alcaldeo Mayor, y lasdelega también en los Directoresde servicios en todo aquello quees de su especial incumbencia. LaCorporación suele encargar laparte ejecutiva de algunas resoluciones o servicios al Presidente,asistido de un Director.
Algunas de las Direcciones tienen reglam:entos orgánicos emanados de ia Legislatura, de losCódigos, del Ejecutivo, o de lapropia Junta, en los que se señalan algunos cometidos y manerade proceder. Otras se ajustan ainstrucciones generales de la Administración superior de Hacien""da, como la Contaduría y la Tesorería municipales, aunque de unamanera ,inmediata idependen exclusivamente de la Junta; otrascarecen de estatuto orgánico general, pero están sometidas a lasleyes especiales ¡,reglamentarias ydecretos característicos de la Índole de los servicios, como sucede con la edilidad en lo relativoa pavimento, construcciones, ser-
siendo 10 demás, en punto a tramitaciones, 'orden de discusión,policía y orden interno, del resor·te de la Junta, quien' puede pro·ponerlo al Poder Ejecutivo cuan·do lo juzgue conveniente, por víade enmienda al Reglamento vi.gente, y Según el artículo 129 dela Constitución. Varios proyectos de ley orgánica PARA LAJUNTA DE MONTEVIDEO seagitaron ante el Cuerpo Legislativo desde 1881; y en las Memorias del 88 y 89, el presidente dela Junta incluyó dos proyectosque se utilizaron en su casi totalidad para redactar el Reglamento orgánico para la dicha Junta,promulgado por decreto del p~
der Ejecutivo en 4 de Diciembrede 1891.
La Junta de Montevideo pan~
la administración de los serviciosa su cargo, confía a cada uno desus miembros, bajo la superintendencia general de la ' Juntamisma y del Presidente, la dirección de uno o más ramos municicipales. Esas Direcciones, cargosunipersonales y de' asesoramiento para la Junta, proceden también a manera de ministerios, concierta independencia respecto dela Junta, pero dentro de los re·glamentos y las disposiciones queésta dicta. Existen hoy las siguientes DIRECCIONES: de Obras municipales; de Salubridad;de Abastos; Mercados y plazasde frutos; de Cementerios y Ro·dados; de ImlJUestos y de Alum·brado; de Instrucción PúMica; deParques y jardines; de Tesore·ría y de Contaduría.
Estas divisiones de serviciosvienen de muy atrás, pero hanpasado por distintas organizaciones. Han sido Direcciones unipersonales, desempeñadas por unVocal de la Junta; Comisiones,más' o menos numerosas, compuestas, de v,ecinos ciudadanos;en 1865 de ciudadanos y' extranjeros, presididos por un Vocal dela Junta; y por último, despuésde 1868 han quedado constituídas tales Direccionesunipiersonales a cargo de un vocal de laJunta, y por un año, pudiendo::ler reelegidas durante el trienioque dura en sus funciones la Junta. En las demás Juntas de losDepartamentos se procede, encuanto a las divisiones de servicios, a semejanza de la Junta deMontevideo.
Cada una de las Direccionestiene en la Junta de Montevideosu organización especial. Todas,menos las dos últimas (Contaduría y Tesorería) tienen Secretarios, que son Jefes inmediatos deservicios, bajo la dependencia delDirector. Los Secretarios sontambién Receptores de ;rentas
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': sobre la Argentina. :
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': tiendan a su ('argo, laH SUCul'S:lles del I~a,neo de la, JlepÜhliea. :
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I BDn[O DE LonDRES y DMERICD DEL SUD 1ESTABLECIDO EN 1862
eapitnl integrado y Fondo de Reserva ;L 7 .IIJO. 000
CALLE CERRITO N.o 418. Agencia Río Negro N.o 1699
PAYSANDU, SALTO, RIVERA
Casa Matriz en Londres: 6, 7 Y 8 Tokenhouse Yard, E.C. SUDcursaJes o Agencias en las principales plazas de: República Argentina,Brasil, Chile, Co·lombia y Paragtwy. También en Nueva York, Lisboa,Oporto, Amberes, París, Manchester y Bradrord.
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El banco emite giros sobre el exterior a los mejor,es cambioscorricntes, abrc créditos comcrciales en todas las principales ciudades delmundo, y se ocupa de toda clase de operaciones bancarias.
Afiliado con L10yds Bank Ltd., que cuenta con 1650 sucursales enla Gran Bretaña y cuyo Capital Integrado y Fondo de Reserva excedende ;,\)24.000.000
: :8.111 1111 1111 11 11 11 11 11.11 11 1111111..11 11 118
ESTABLECIDO EL AÑO 1857. CERRITO esq. ZABALA.
8 1111111..111 111 111 '1 1 III'II"'S
Banco Popular BANCO DE SEGUROS DEL ESTADO- -DEL URUGUAY SEGURO POPULAR DE RENTA VITALICIA DIFERIDA.
25 de Mayo, 402
Gracias al Seguro lo¡)ular el obrero, como el cmpleado, e.onlO el patro
:10 o el hombl e rico (¡ la fortuna es tan variable!) pueden gal antirse para
la vejez, mecbante las entregas de sumas mínimas en plazos indetermina
dos, una renta de $ 1 - a $ 100. - mensuales Slll perder por cilo el capital
destinado a formarla, Sltl temor de que aquella o éste le sean embargados,
sin obligarse a hacer abandono del ültimo en caso de muerte, y conservan
lo mismo la renta que el capital, en caso de inhabilitación para el trabajo.
Por informes: Rincón, 437 (Altos) SECCION VIDA.
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IBARCO DE LftIN!~!~!H~~ EPrAo!EL URU6UDY II fundado P'" l,y d, 13 Marzo d, 1096 Y roOido por la 1', Oroánica d, 17 d, Julio d, 19II I;; Casa Central: Calle SOL/S esqnina PIRDRAS ::
Los depósitos en Caja de Ahorro, Alcancía gozan de interés de
6 % hasta la cantidad de $ 300 Y de 5 % por el exceso hasta $ 1.000
Calle MISIONES, 1435
ABONA POR LOS DEPOSITOS El. ti 112 POR CIENTO ANUAL.
El .."1" •• '"111 ••• ..• .. •• .. •••• • ..•• .. •• 1•• 1 11 I .. II•••• I II -Et
La alcancía es la . llave del ahorro doméstico. - Deposita Vd. DOS PESOS Y en elacto se Ic entreagrá, GRATUITAMENT.E,una ALCANCIA cerrada con ¡¡ave, quedando esta llave guardada en el Banco. EsosDOS PESOS SON SUYOS, ganan interésy puede Vd. retirarIo~ en cualquier momento, devolviendo la Alcancía.
El Banco recibe esta cla~e de depósitos en la Casa Central Y en todas sus dt'polldenciu.s, que son las::;iguien te.s:
AGENCIAS.Aguada: .Avenida. Gener:¡..} Ron
<leau esq. Valparafso. - l/'uso delMolino: Calle Agraciada ese¡. Castro - Avenida General Flores.220ti. - UniÓn: Av. 8 de Octubre ese¡. J"arravide - CordÓn:Av. 18 de .Julio, lti50 ese¡. Minas.-Cerro: Calle Grecia ese¡. Nue-Va Granada (Villa del Cerro).
• CAJA NACIONAL DE AHO- U 1 I 1 -e'l opor~:_ RROS y DESCU ENTOS, Colonia na vez a mes, o cuanc o (1 Cl , -
esquina Ciudadela. tuno presenta Vd. la Alcane.ia, la que se• SUCURSALES I 1:: En t.odas las eapitales y llOblllcio- abre a la vista y se le devue ve cerrac a~ nes Ill1po,·tantes de los departa- después de retirar el dinero que contcnga ye lnon los. 1Iª::::_ Horario d" las dependencias de acreditárselo en su cuenta. Los depósitos
la capital: de ID a 12 y de 11 a I hasta $ 300 ganarán el interés de 6 % y losIti - Los Sábados de 10 a. 12.
de $ 301 hasta $ 1.000 el inte.rés del S '1~.
~::••:~::_ Los dcpósitos mayores de $ 1.000, no ganarán interés por lo que. exceda de esa suma.
El Banco ha resucito tambli:.n, establecerLibretas de Caja de Ahorros a Flazo Fijo (avenccr cada seis meses). Para csta clase deopcraciones se ha fijado el interés de 4 112 rohasta la suma de $ 50.000.
El Estado responde directamcnte de 1,lemisión, depósitos y operacioncs que realice el Banco. (Art. 12 de la ley de 17 de Julio de 1911).
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ADMINISTRACION y VENTA DE PROPIEDAI:'ESHJlC.EMOJ TO[)J1 CLJlJE[)E OP'ERJ1C.IONES 5J1NC.JlRIAS
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J. FLORENSA, Impresor-Cerrito 740