Villa María Resiste - Septiembre 2012

12

description

Primer publicación de Villa María Resiste

Transcript of Villa María Resiste - Septiembre 2012

La localidad de Famatina en el norte riojano se ha constituido en un caso em-blemático en este año 2012 de la resis-tencia a la Megaminería extractivista a cielo abierto. Pero en esta batalla es ne-cesario aclarar mejor quiénes han dado esta lucha, además de Famatina, aclarar también cuándo comenzó la respuesta a la instalación de minas a cielo abier-to, y, por último, aclarar contra qué se lucha, si contra el modelo extractivista

general (y su correspondiente modelo de desarrollo), si contra el capital tras-nacional, si contra la modalidad de ex-plotación minera, o si contra la minería en general.

Lo primero que creemos debe mar-carse es que esta lucha no es sólo de Famatina, ni siquiera de Argentina, sino que está afectando fundamentalmente a toda la cordillera andina, pasando por Chile, Perú, Colombia, Ecuador, etc (re-

Aquí también la (Tras)Nacion(al) Crece

Villa María Resiste es un espacio que se construye a partir del trabajo real y permanente en barrios de la ciudad, en los espacios gremiales, en la militancia de estudiantes universitarios y terciarios, en la creación de la comunicación comunitaria y popular; construyendo la herramienta necesaria para la búsqueda de una nueva realidad, más justa, igualitaria, humana, libre, cada vez más convencidos que es en el trabajo colectivo, desde abajo, el único lugar donde puede pensarse otro mundo posible. Lo hacemos sin la ingenuidad de creer que todos/as buscan esto, reconociendo que hay intereses y luchas de poder, donde unos pensamos en la salud, la alimentación, los derechos y libertades de nuestro pueblo, pero también existen quienes defienden intereses de los capitales nacionales y trasnacionales, buscando maximizar ganancias, lucrar con los seres humanos, explotar sus montañas, contaminar suelo, aire y agua por los beneficios de empresas nacionales o extranjeras. De esta manera, en el contexto de la sanción de la ley Anti-Terrorista en diciembre de 2011, nos encontramos varias organizaciones para pensar la resistencia a los avances de estos intereses antipopulares, y rápidamente nos posicionamos contra el extractivismo de la megaminería contaminante, contra los abusos policiales y su correspondiente sistema policial represivo en la provincia, contra las fumigaciones con agrotóxicos en los pueblos de Córdoba, contra el modelo de agronegocios que expulsa a la población rural de sus tierras. Pero no nos quedamos en resistir, y, por tanto, creamos organización y vínculos entre los distintos espacios de participación política, social, cultural, barrial y estudiantil.

2

comendamos visitar www.noalamina.org). Este hecho nos obliga a repensar las distintas relaciones que se estable-cen entre capitales trasnacionales mi-neros (fundamentalmente canadienses, pero también norteamericanos, euro-peos y asiáticos) y los Estados Naciona-les andinos, y hacer una reconstrucción histórica de esas relaciones, comenzan-do por las reuniones entre Bush padre, Menem y Fujimori en la década del 90’ dando lugar a toda la legislación nece-saria para estas instalaciones y esta me-todología “a cielo abierto”, desconocida totalmente en nuestros países, conti-nuando por los apoyos de los gobiernos provinciales y nacionales a comienzos de la primer década del 2000, hasta las reuniones con Peter Munk (CEO y fun-dador de Barrick Gold Corporation) de la presidencia de la Nación anuncian-do compromisos conjuntos. En Argenti-na, ya en 2006, el pueblo de Famatina comenzó a reaccionar a la decisión de Barrick Gold Corporation de instalarse en cercanías de la localidad para la ex-plotación del oro. Pero no es sólo Fama-tina, es también Chilecito, Esquel (que comenzó incluso cuatro años antes que el proyecto en Famatina), y en distintas localidades de las provincias de Chubut, La Rioja, Catamarca, Córdoba, Río Ne-gro, Mendoza, San Juan, etc.

Conscientes de que se trata de una temática por demás abordada en los medios locales, nacionales e interna-cionales, y en las plataformas visuales, escritas, digitales, radiales, cabe ahora discutir, a nuestro criterio, algunas re-laciones claves para PROBLEMATIZAR

soluciones antes que dar soluciones prefabricadas a los problemas funda-mentales de nuestros pueblos.

En primer lugar, queremos plantear que el crecimiento de la economía no implica una mejoría en el pueblo y en sus condiciones de vida, sino simple-mente, crecimiento. Lejos de creer en aquella vieja teoría de que si la copa se llena, derramará sobre lxs de abajo, creemos que es necesario dar vuelta la copa, deshacernos de ella y pensar que resulta necesario atender prioritaria-mente las necesidades humanas antes que las necesidades de la economía y su constante (e irrenunciable) ansia de expandirse y controlar toda la vida so-cial. Los seres humanos peleamos por un mundo del trabajo libre, y no por “acceder” al “mercado laboral” (como si fuéramos mercancía lxs trabajadorxs).

Conscientes de esto, repudiamos la apertura de nuestro país a los capitales extranjeros y trasnacionales, la presi-dencia de la Nación, en New York, en el Consejo de las Américas, celebró que “la Argentina figura entre los países con mayor libertad a la inversión directa ex-tranjera. En nuestro continente solo su-perados por Colombia y en el G-20, solo superados por Alemania”#. Esa apertu-ra, además, viene acompañada de des-regulación del Estado en los procesos de producción de estas empresas, liberan-do de impuestos, tasas y gravámenes a las empresas mineras, liberando el te-rritorio nacional en alianzas de empre-sas con el Estado Argentino y el Chileno, permitiendo y celebrando el uso de los paquetes tecnológicos de grandes com-

3

pañías químicas trasnacionales como Monsanto, Syngenta, Basf, Bayer, etc que desarman todo el tejido agropecua-rio de nuestras tierras, eliminando la di-versidad en nombre de la productividad contaminante, desertificante, expulsiva de población rural.

Pero hoy en día, en el nivel de espe-cialización que maneja el sistema em-presarial en todos sus niveles, resulta imposible pensar la instalación direc-ta de estas grandes empresas en el te-rritorio nacional sin una articulación productiva, económica, política y cor-porativa con las empresas locales, re-gionales y nacionales. Esto, sin dudas, genera empleo (la calidad del empleo es siempre un tema a discutir, puesto que muchas de estas empresas se reti-ran en poco tiempo del país, dejando vagando a las nacionales) y dinamiza el crecimiento, pero en vez de pensar la articulación del capital para las ne-cesidades efectivas y reales de nuestros pueblos, se articulan en torno a estas grandes empresas para beneficio del mercado mundial (en el que claramen-te no tenemos capacidad alguna de in-cidencia). Caben solo algunos ejemplos para dar cuenta de lo problemático del asunto: ¿Es sensato que en una provin-cia como San Juan, donde las lluvias son muy escasas y la única fuente de agua son los ríos, la prioridad sea el gasto de 1 millón de litros de agua dulce diarios para ser contaminadas para el proceso de megaminería a cielo abierto que ex-trae oro y se exporta?¿O más lógico sería que se pudiera usar para producción de alimentos sin contaminar y consumo de

agua de la población urbana y rural? Le-jos de creer que debemos someternos al crecimiento del capital y sus empresas para poseer sueldos de miseria y consu-mir alimentos contaminados, creemos que podemos dar batalla a estas pro-puestas con alternativas ya existentes (sí, ni siquiera hace falta crearlas).

Buscando crear dudas, intrigas, discu-siones, intentando compartir nuestras reflexiones, nuestros posicionamientos, queremos terminar esta nota plantean-do que los intereses nacionales no son necesariamente los intereses del pue-blo. Vemos una América Latina que se encuentra, articula, comparte, discute, más allá de la voluntad de sus estados (basta como ejemplo ver la permanente relación de lxs estudiantes chilenxs con lxs argentinxs, mexicanxs, colombianxs, etc).

Finalmente, recuperar una idea ya planteada, la de PROBLEMATIZAR las soluciones que se nos ofrece, antes que ceder a solucionar los problemas con sus modos. Y, sobre esto, creemos que debemos dudar que el hambre se soluciona con más producción, que el desempleo se soluciona con capitales trasnacionales, que la protesta social se detiene con represión y leyes antiterro-ristas, que la contaminación del agro se soluciona con avances tecnológicos, que lograr una mejor calidad de vida se hace fabricando y vendiendo cada vez más automóviles y celulares.

4

Diciembre de 2011, Congreso de la Nación Argentina. Entre gallos y media-noche, se aprueba, con inusual premu-ra y escasa difusión, un proyecto de ley presentado por el poder ejecutivo de la Nación días antes de las elecciones a realizarse en octubre del mismo año. Di-cho proyecto, mejor conocido como Ley Antiterrorista, propone la modificación del Código Penal, incluyendo en éste la figura de “Terrorismo” como agravante de cualquier delito cometido, permi-tiendo duplicar el mínimo y el máximo

de imputabilidad del mismo. Pero...Para hablar de legislación antiterro-

rista en Agentina, debemos recordar la también cuestionada ley 26268, apro-bada a mediados de 2007 por el mismo gobierno “progresista”. Es esta la ley que introduce en el Código Penal los delitos de “asociación ilícita terroris-ta” y “financiación del terrorismo”. Las principales diferencias entre esta ley y la modificación aprobada en el último diciembre, reside en que lo que antes era reconocido como un delito, pasa a

Recuperando la

Ley (Anti)Terroristaen Argentina

5

ser ahora un agravante, es decir, la fi-gura del terrorismo puede ser aplicada a cualquier delito (sea homicidio, robo, daños a la propiedad privada o simple-mente un corte de calle), duplicando las condenas mínimas y máximas; y en el hecho de que en la primera ley para ser considerado terrorista se debía per-tenecer a una organización con fines “terroristas”, mientras que la nueva ley es aplicable a cualquier acto individual, siempre que el juez considere que se cometió con el objeto de “aterrorizar a la población u obligar a las autoridades públicas nacionales o gobiernos extran-jeros o agentes de una organización in-ternacional a realizar un acto o abste-nerse de hacerlo”. Por el otro lado, la ley también impulsa la creación del delito de “Financiamiento al terrorismo”, por lo que cualquier aporte a una campaña solidaria en apoyo a una organizacion o persona declarada terrorista podría ser considerado delito.

Este “mamarracho de ley” (como fue calificada por Eugenio Zaffaroni, Juez de la Corte Suprema de la Nación), fue san-cionada en medio de presiones del GAFI (Grupo de Acción Financiera Internacio-nal), comprometiendo así la soberanía y la autodeterminación de nuestro pue-blo. Es de destacar que dicho organismo, dependiente del FMI, ya ha logrado ha-cer aprobar este tipo de leyes en países como Chile, Honduras, Colombia, etc. Estas normativas son promovidas con el fin de aumentar el poder punitivo del Estado logrando así, por ejemplo, que en el vecino país trasandino puedan ser utilizadas para criminalizar la protesta

de las comunidades Mapuche que recla-man por sus tierras.

Es algo insultante la ironía que se des-prende del uso de una palabra tan am-bigua como simbólica en nuestra histo-ria: Terrorismo. Sorprende el uso de esta palabra de parte de un gobierno que, previamente, solo había catalogado con este calificativo a los actos cometidos durante uno de los periodos más ne-fastos de nuestra historia: El Terrorismo de Estado aplicado durante la última dictadura militar. Nuevamente, la mar-ca del Imperio, que se afana de utilizar este término para justificar genocidios y atropellos contra los derechos huma-nos en Irán y Afganistán, antes en Viet-nam, Chile o Argentina, pone su mano sobre la memoria colectiva de nuestra Nación. ¿No fueron los grandes hitos de nuestra historia actos en los que el pueblo realizó grandes acciones con el objeto de “obligar a las autoridades na-cionales a cometer un acto o dejar de hacerlo”? La revolución de Mayo (1810), que seamos independientes “de toda otra dominación extranjera” (1816); pa-rar a los conservadores (1890), imponer al Coronel Perón como líder del movi-miento (1945), el cordobazo (1969), ter-minar con el neoliberalismo de Menem y De la Rúa (2001 / 2002) son algunos de los actos que con esta nueva legislación deberían ser declarados terroristas.

Como no podía ser de otro modo, gran parte de los organismos de dere-chos humanos y organizaciones socia-les del país se declararon en contra de esta ley, exigiendo desde la revisión de la misma hasta el veto presidencial, lo

6

cual no evitó que la misma sea promul-gada. Si bien muchos de los legisladores que votaron a favor de la ley se escudan en un artículo que dice que la ley no se podrá aplicar en casos de defensa de derechos constitucionales (como son el trabajo, la vivienda, un ambiente sano, educación laica y gratiuta, etc.), nos sur-gen dudas al respecto. En palabras de Eduardo Grüner “La réplica de que la ley introduce una cláusula explícitamente aclaratoria de que ella no está hecha para eso no resiste el menor análisis, y además insulta nuestra inteligencia: si hay que aclarar eso ¿para qué se incluyó la duda en primer lugar? Si la ley está hecha únicamente para los delitos eco-nómicos de las grandes empresas con-centradas, o lo que fuere, ¿por qué no se dijo eso clara, directa e inequívoca-mente desde el principio?“(1) No esta-mos dispuestos a aceptar que el estado criminalice la protesta social, no vamos a aceptar que se permita que la arbitra-riedad de un juez (o las relaciones de poder a las que éste está sometido) de-cida cuándo un acto es o no es terro-rista. Repudiamos enérgicamente la ley antiterrorista en Argentina, los avances imperialistas sobre la soberanía nacio-nal, los atropellos cometidos contra los derechos humanos y la criminalización de la protesta social.

1 - http://ips.org.ar/?p=45382 - Proyecto de Hip-Hop Chileno

“Sería terrorista si fuera capitalista y orquestara toda esta mafia judicial

que me beneficia(...)Demonizando al que lucha, con la

capucha o sin ella, por el simple hecho de defender derechos

que elrico nos niega.Terrorista es quien aterroriza

al pueblo y ellos, desde el estado capital, son los expertos.”

“Terrorista” - Subverso

7

El gobierno nacional anuncia la futu-ra instalación de la multinacional del agronegocio “Syngenta” en Villa María, con dos plantas para producción de semillas y agrotóxicos. Ya comenzó la construcción de la planta de Monsanto en Malvinas Argentinas (localidad próxi-ma a Córdoba Capital). Recientemen-te finaliza el juicio por fumigaciones y contaminación en Bº Ituzaingó, que concluyó con fallos condenatorios para el propietario de los campos fumigados y el piloto del avión fumigador. Defini-tivamente estos hechos nos preocupan, y surge la necesidad de debatir acerca de una cuestión tan importante como urgente: el modelo agro-productivo del país y sus implicancias en la calidad de

vida de la población.Argentina, como gran parte de La-

tinoamérica, persiste en el rol que le han dado las potencias globales de ela-boradora de materias primas, en este caso agrícolas; pero con la agroindus-tria y la introducción de la tecnología, la forma de producción ha cambiado drásticamente: la frontera de cultivos exclusivamente para exportación se ha ido corriendo aceleradamente y hoy en día no hay prácticamente región del país que esté exenta de esta actividad altamente capital-intensiva y extrac-tiva(1). Desde los bosques chaqueños hasta la Patagonia, cualquier territorio es apto para el agronegocio, a partir de la biotecnología que modifica genéti-

8

Agronegocio$para pocos, hambre para muchos

camente las semillas y los agrotóxicos que las “protegen” de todo tipo de pla-gas y malezas “indeseables”. Este plan de tecnificación del agro, avalado por los gobiernos nacionales desde Menem en adelante y diseñado bajo directivas de las multinacionales, parece llegar a su punto de perfeccionamiento con estos anuncios presidenciales y con el evidente triunfo de los cultivos trans-génicos y de su aliado más temido por las poblaciones fumigadas: el glifosa-to, popularmente comercializado por Monsanto bajo la marca Roundup. La iniciativa del Ministerio de Agricultura nacional de impulsar el proyecto de una nueva Ley de Semillas(2) viene a coro-nar esta situación, intentando modifi-car la legislación vigente -que a través de la figura del “uso propio” permitía a los productores utilizar las semillas de su propia cosecha en nuevas siembras- para incluir el concepto de propiedad intelectual sobre los desarrollos en bio-tecnología, y su consecuente correlato con el pago de regalías por parte de los productores a las empresas o institucio-nes que han “invertido” en estas investi-gaciones. Este aspecto genera al menos dos cuestionamientos: en primer lugar, uno de carácter más bien ético-jurídico que se centra en la posibilidad efectiva de patentar un organismo vivo mani-pulado por el hombre como cualquier otro producto manufacturado; por otro lado, la dudosa legitimidad del reclamo –o más bien presión– empresarial en torno a la cuestión de la propiedad in-telectual y del pago de regalías, cuando sabemos que han sido las mismas em-

presas las encargadas de introducir las semillas transgénicas de manera com-pulsiva e irrestricta en los países de la región con lobby constante y apoyo po-lítico, estrategia cuyo objetivo claro era el de hacerse con el control del merca-do y posteriormente –y paradójicamen-te– reclamar el pago de regalías.

A la falacia de los supuestos benefi-cios alimentarios de la soja, que desde los ´90 y con fuertes campañas publici-tarias allanó el camino para la construc-ción del modelo -y que hoy en día se encuentra ampliamente desacreditada por numerosos estudios científicos(3) - se suma el supuesto crecimiento econó-mico, que sólo es tal en un corto plazo mientras la tierra resista y mantenga una fertilidad aceptable, y que sólo be-neficia directamente a sectores de po-der económico concentrado (pooles de siembra y grandes terratenientes) de-rramándose apenas en sectores produc-tivos específicos como la construcción con finalidad puramente especulativa. Como contrapartida, el uso de agrotóxi-cos de manera intensiva genera conta-minación que se traduce en desertifica-ción del suelo; contaminación genética, al cruzarse variedades transgénicas con cultivos orgánicos; y diversas enfer-medades (respiratorias, de piel, etc.), cánceres y leucemias, malformaciones congénitas en recién nacidos y muer-tes asociadas a estos trastornos. En este sentido, son sobradas las pruebas en el mundo de casos judiciales por contami-nación y negligencia en contra de estas empresas, que incorporan en la ecua-ción de negocio los pasivos humanos y

9

ambientales como parte del costo total de producción.

Otra variable que hace más compleja la cuestión del agronegocio es la incen-tivación creciente en los países de la UE para la utilización de los mal llamados bio-combustibles, a través de subsidios y precios diferenciales, que provoca que gran parte de la producción de alimen-tos sea puesta a competir en el merca-do con una finalidad diferente a la de alimentar a la población. Este punto es crucial, ya que la competencia entre comida y combustible produce un au-mento de precios a nivel global que ter-mina generando escasez e inseguridad alimentaria. Además, el hecho de que los cultivos para necro-combustibles(4) sean competitivamente más ventajosos produce la expulsión de otros relacio-nados directamente a la provisión de alimentos para consumo interno, de-bido al aumento del precio de la tierra

o de su alquiler que es proporcional al aumento del precio internacional de es-tos commodities(5); luego, la ecuación de mercado determinará cuáles culti-vos son rentables y cuáles no. Junto con estos cultivos desaparecen los peque-ños productores, ya que la lógica de la siembra directa con cocteles químicos y semillas transgénicas es la de una agri-cultura sin agricultores, y termina de-rrumbando la supuesta posibilidad de convivencia entre los modelos agroali-mentario y agroindustrial enunciada en el Plan Estratégico Agroalimentario ar-gentino. Contrariamente a los eslóganes publicitarios de las empresas del sector, este tipo de negocio no tiene absoluta-mente nada de sustentable, ya sea desde el punto de vista ambiental como desde la seguridad o la soberanía alimenta-ria(6). Oír hablar a los representantes de Monsanto de “seguridad alimentaria” o de “manejo sustentable” es, cuanto me-nos, una burla.

Por ello, cuando se propugna desde algunos sectores una cierta mesura con respecto al asunto, argumentando que si se cumplen los mismos estándares de seguridad y protección ambiental que en EEUU o la UE este tipo de indus-trias tienen posibilidad de instalarse en nuestra región, aún cuando sabemos probadamente que estas empresas con poder supraestatal han conseguido im-poner en los países “centrales” su forma de producción con oscuros negociados y actos de corrupción públicos y privados, amenazas, cierres de investigaciones, etc.(7), ¿de qué tipo de protección ins-titucional estamos hablando? ¿Las insti-

10

tuciones de un Estado que actúa en des-ventaja contra este poder corporativo global, cuando no de socio a través de funcionarios corruptos? ¿Las institucio-nes de un Estado que actúa como gestor de las actividades empresariales de estos monstruos del agronegocio? Mientras los desmontes, la contaminación y la sobreproducción de commodities para exportación continúan, la Patria Sojera alza sus banderas y transgrede los lími-tes de las disputas partidarias y la pelea por el poder doméstico, pero también derriba todo tipo de límite físico, geo-gráfico, climático, cultural, etc., ya que los cultivos transgénicos se extienden por toda la Argentina derramando las arenas vegetales del desierto verde. En este contexto, donde las decisiones se toman desde una cúpula burocrática y tecnócrata con marcado sentido antipo-pular, debemos preguntarnos algo que nuestros gobernantes tal vez nunca se preguntaron: Villa María y Malvinas Ar-gentinas ¿quieren a Syngenta y a Mon-santo? ¿Saben qué consecuencias puede traer la instalación de estas plantas ex-perimentales que usarán sus territorios como bancos de prueba de nuevas va-riedades de semillas mutantes y agro-tóxicos? La única posibilidad de contra-rrestar el poder de estas corporaciones aliadas al Estado radica en la organiza-ción y en la movilización. El enemigo es grande y pretende quedarse nada más que con la producción mundial de ali-mentos. Pero el pueblo concientizado y movilizado es imposible de contener, por más leyes antiterroristas que se san-cionen. Unidos y organizados.

1-”Cuanto más capital intensiva es una actividad, menos empleo se genera y menor es la participación de los trabajadores en el valor agregado total que ellos produjeron con su trabajo: la mayor parte es ganancia del capital.” Maristella Svampa, Revista Causa Sur, Año I Nº 1

2-Véase: http://www.telam.com.ar/nota/36724/3-Véase: http://www.eco-sitio.com.ar/node/96644-Véase: http://www.eco-sitio.com.ar/node/9661 5-”La mercancía (en inglés, commodity) en economía es cualquier

producto destinado a uso comercial. Al hablar de mercancía, generalmente se hace énfasis en productos genéricos, básicos y sin mayor diferenciación entre sus variedades.” Fuente: es.wikipedia.org

6-“La soberanía alimentaria es un concepto que fue introducido con mayor relevancia en 1996 por Vía Campesina en Roma, con motivo de la Cumbre Mundial de la Alimentación de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Se entiende como la facultad de cada pueblo para definir sus propias políticas agrarias y alimentarias de acuerdo a objetivos de desarrollo sostenible y seguridad alimentaria. Ello implica la protección del mercado doméstico contra los productos excedentarios que se venden más baratos en el mercado internacional, y contra la práctica del dumping (venta por debajo de los costos de producción).

Este nuevo concepto, constituye una ruptura con relación a la organi-zación actual de los mercados agrícolas puesta en práctica por la OMC. En contraste a la seguridad alimentaria definida por la FAO, que se centra en la disponibilidad de alimentos, la soberanía alimentaria incide también en la importancia del modo de producción de los alimentos y su origen. Resalta la relación que tiene la importación de alimentos baratos en el debilitamiento de producción y población agraria locales.” Fuente: es.wikipedia.org

7-Véase “El mundo según Monsanto”, documental de Marie Monique Robin.

11

Encontranos en

www.villamariaresiste.com.ar