Violencia Politica
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INTRODUCCION
A menudo hemos escuchado, a través de diversos medios, las
consecuencias negativas que genera la violencia en nuestro país, que es
esencialmente un acto agresivo ejercido por una persona o un grupo de personas.
Incluso, hay distintas modalidades de estos actos violentos que han ingresado a la
vida cotidiana de nuestra comunidad y casi no le hemos dado la importancia
necesaria para su erradicación. Así pues, diversos actos agresivos (verbales o
físicos) han generado repercusiones dañinas, no solo a quien sufrió dichos actos,
ya que dependiendo de la magnitud esta puede llegar a afectar a la sociedad de
formas catastróficas en la vida diaria de la población.
Ahora bien, ¿conocemos realmente las consecuencias de algún acto violento o la
manera de reconocer si éste se está cometiendo dentro de nuestra sociedad? El
presente texto tratara de definir e identificar las distintas manifestaciones de
violencias que se presentan en la sociedad. Asimismo, nos mostrará los diversos
actos violentos de elevada magnitud que han ocurrido en la historia reciente de
nuestro país, para de esta forma poder reconocer si un hecho similar vuelve a
presentarse y tengamos la posibilidad de buscar una salida para seguir con el
camino de la paz que ha idealizado nuestro pueblo.
PROBLEMA
La violencia política obedece a un motivo específico, y es el de dirigirse contra los
opositores ideológicos, ya sea para que se abstengan de dirigirse contra el
sistema o exterminarlos, o atentar contra la política imperante.
Los medios de los que se valen quienes ejercen la violencia política, pueden ser
censura de prensa, secuestros, torturas, asesinatos o atentados. Los civiles que
realizan actos violentos para imponer sus ideas, se denominan terroristas, y
deben ser procesados, si existen sospechas fundadas, para averiguar si sus actos
coinciden con un delito, o si es un uso legítimo del derecho de resistencia a
la opresión. Muchas revoluciones triunfantes, que lograron cambiar el orden
político establecido, reivindicaron la fuerza como único modo de terminar con las
tiranías. Cuándo se justifica el uso de la violencia contra la política establecida, es
muy difícil de precisar, y en general se lo hace cuando prosperan en sus
reclamos. La Revolución Francesa, a la que le debemos el reconocimiento de los
derechos naturales del hombre, usó la violencia extrema para imponerse.
Los Estados que reprimen las manifestaciones populares sin arreglo a las normas
legales, también son terroristas, con mayor responsabilidad, pues usan el aparato
estatal que está facultado para ejercer la violencia en casos extremos, para
dirigirlos en contra de los propios ciudadanos.
La violencia política, ejercida desde el poder, es contraria al ideario democrático,
que respeta las ideologías de sus adversarios y apuesta al diálogo para
solucionar conflictos, y frecuente en gobiernos dictatoriales.
TESIS
ARGUMENTO
Durante las dos últimas décadas del siglo xx el Perú afrontó una profunda crisis,
agravada por la generalización de la violencia política. el movimiento maoísta
sendero luminoso lanzó su guerra revolucionaria en 1980, no en un contexto de
represión o exclusión política sino en el preciso momento en que el Perú iniciaba
una transición, de un gobierno militar a uno civil, brindando nuevas oportunidades
para la participación ciudadana a través de elecciones, gobiernos locales y otros
mecanismos. Pero para sendero luminoso, la democracia electoral era meramente
una nueva fachada del capitalismo burocrático, por lo cual declinó participar en las
elecciones para la asamblea constituyente en 1978, y las elecciones generales de
1980. Así sendero luminoso se distanciaba de la mayoría de los partidos políticos
de izquierda que se habían fortalecido en el contexto de la lucha contra el régimen
militar a fines de los años 1970 y que habían aceptado participar en las elecciones,
aunque no sin cierto grado de ambigüedad frente a lo que algunos de los grupos
más radicales percibían como una democracia meramente política. La mayoría de
otros movimientos revolucionarios latinoamericanos surgidos para combatir
sistemas políticos y socio económicos excluyentes en el Perú sendero luminoso
inició su revolución en un momento de apertura política, trajo pobreza, desigualdad
y seguía siendo profunda. Pero no obstante que el Perú era una democracia, sus
líderes se mostraban incapaces de hallar mecanismos legales y democráticos para
abordar el desafío de la violencia insurgente. La primera reacción del gobierno de
Fernando Belaúnde (1980-1985) fue restar importancia a la insurgencia, para luego
emplear el terror de estado para contrarrestar el terror de la subversión.
La respuesta del estado al creciente desafío subversivo, arraigada en
mentalidades coloniales que perciben a los campesinos indígenas como
infrahumanos y, en última instancia, prescindibles, se 7. Con la excepción de patria
roja, todos los partidos de izquierda participaron en las elecciones de 1978 y 1980,
y finalmente patria roja también se incorporó en el proceso electoral. 32 votos a la
fuerza bruta. El resultado fueron matanzas masivas, masacres y desapariciones
forzadas. Sin embargo, la violencia indiscriminada resultó contraproducente,
creando nuevos partidarios para sendero luminoso y alimentando la espiral de
violencia. así, la violencia insurgente y el terror de estado crecieron en un contexto
de democracia política —otro factor importante que diferencia la experiencia
peruana del resto de la región latinoamericana.8 es necesario, sin embargo, hacer
una aclaración importante: si bien durante los años 1980 el Perú mantuvo aspectos
importantes de una democracia —como elecciones periódicas, separación de
poderes, una prensa libre, partidos de oposición dinámicos—, grandes franjas del
territorio nacional fueron declaradas zona de emergencia y puestas bajo control
militar. Durante el auge de la guerra, los comandos político-militares controlaban un
tercio del territorio nacional y la mitad de la población. En estas zonas, los
ciudadanos no eran gobernados por autoridades elegidas sino por militares; los
funcionarios y autoridades civiles fueron dejados de lado, y las libertades civiles y
políticas fueron suspendidas.9 como era de esperar, fue en estas zonas que las
violaciones de derechos humanos cometidas por el estado aumentaron hasta llegar
a niveles alarmantes. Américas match (1984) criticó acertadamente esta
militarización de la contrainsurgencia peruana, calificándola como una “abdicación
de la autoridad democrática”. Fue un logro importante que, en medio del conflicto
que se desarrollaba, se llevaran a cabo elecciones nacionales en abril de 1985, y
que Alan García, de la centrista alianza popular revolucionaria americana (apra),
fuese investido como presidente el 28 de julio de 1985, marcando la primera vez en
más de cuatro décadas que un gobierno 8. Con la excepción de Colombia, aunque
podría argumentarse que a pesar de su sistema político democrático, la exclusión
política mediante el pacto del frente nacional y otros métodos, incluida la violencia
política, contribuyeron al surgimiento de movimientos insurgentes. Véase, Gutiérrez
y rueda (2004). 9. en 1990, el 32 por ciento del territorio nacional —donde vivía el
49 por ciento de la población— se encontraba bajo estado de emergencia. En
1991, las cifras respectivas fueron del 30 y 45 por ciento, respectivamente. En
1990, 10 de los 24 departamentos del Perú, incluyendo lima, estaban bajo un
estado de emergencia (comisión especial de investigación y estudio sobre la
violencia y alternativas de pacificación 1992: 90-93). Introducción 33 elegido
democráticamente sustituía a otro. Los esfuerzos iniciales de García por combatir
la insurgencia empleando métodos democráticos y respetando los derechos
humanos, fueron prontamente abandonados ante la fuerte presión militar,
recurriendo el régimen a las mismas tácticas de terror y violencia que su
predecesor. Pero tal estrategia no disuadió a sendero luminoso; por el contrario, a
fines de los años 1980 sendero luminoso estaba activo en 22 de los 24
departamentos del Perú; había consolidado su presencia en importantes regiones
del área rural y en la selva, y estaba estableciendo su presencia en las extensas
barriadas que rodean a lima y donde viven dos tercios de su población. A fines de
los años 1980, y a diferencia de lo que algunos teóricos proponían, 10 las fuerzas
democráticas de diversos partidos políticos no se unieron para afianzar la incipiente
democracia peruana, y la violencia política se profundizó, exacerbando la
polarización social y política en el Perú. durante esos mismos años, y en respuesta
a la creciente amenaza de una toma del poder por parte de sendero luminoso, las
fuerzas armadas desarrollaron un plan para asumir el poder mediante un golpe de
estado y gobernar el Perú durante 20-30 años con el fin de derrotar a los
insurgentes, restaurar la estabilidad y reestructurar las relaciones estado-sociedad,
previniendo así posteriores conflictos y una futura descomposición.11 sin embargo,
en 1992 tuvo lugar un golpe de estado de diferente magnitud, cuando el presidente
Alberto Fujimori disolvió el gobierno constitucional y concentró el poder en el
ejecutivo con el respaldo de las fuerzas armadas. (El golpe de estado de Fujimori
con frecuencia es denominado como “autogolpe”, dado que el presidente
permaneció en el poder aun cuando otras instituciones democráticas fueron
disueltas.) La coalición que apoyó a Fujimori (conformada por tecnócratas, sectores
de la élite económica y las fuerzas armadas), buscaba consolidar el poder del
estado, reafirmar el control del gobierno sobre el territorio nacional y reestructurar
las relaciones estado-sociedad bajo un concepto neoliberal del estado y del
mercado.12 10. Este argumento es desarrollado por mcclintock (1989b). 11. ello se
discute con más detalle en el capítulo ocho. Para una discusión exhaustiva de este
proyecto militar, véase rospigliosi (1996). 12. acerca de la coalición golpista de
1992, véase maicera (1995). 34 jo-marie bort de este modo, la gobernabilidad
democrática fue quebrada totalmente en un contexto de creciente violencia política,
de incapacidad (o quizá renuencia) de las élites estatales para proteger a los
ciudadanos y establecer una autoridad legítima, y del creciente deseo de la
ciudadanía de un retorno a la normalidad. Este deseo de normalidad —que los
investigadores han identificado como un rasgo común en sociedades que
atraviesan situaciones extremas de violencia, colapso económico y parálisis
estatal13— fue manipulado y explotado por las élites estatales para reforzar el
respaldo al proyecto político autoritario que prometía acabar con el terrorismo y
restaurar la estabilidad, pero a expensas de renunciar a los derechos individuales y
la gobernabilidad democrática. muchos ciudadanos aceptaron tal sacrificio como
necesario en el contexto de más de una década de fracasos de lucha
contrainsurgente y de una extrema inseguridad personal y colectiva —una reacción
similar a la observada en sociedades como la chilena y la argentina, que también
enfrentaron situaciones de conflicto y volatilidad extremos (Lachner 1992).
Simultáneamente, el régimen de Fujimori instrumentalizó el miedo para mantener a
la sociedad civil débil e incapaz de articularse en el ámbito público, al mismo
tiempo que buscaba consolidar su proyecto político autoritario y su agenda
económica neoliberal. Formación y deformación del estado en términos
conceptuales, este libro se basa en la literatura sobre la formación del estado para
explorar las maneras en que los estados dan forma y estructuran el escenario
social en el cual diferentes actores compiten por el poder político, así como las
maneras en que los procesos sociales contenciosos forman y constituyen la acción
del estado. Parte de esta literatura, inicialmente desarrollada sobre la base de la
experiencia europea, presenta la formación del estado como un proceso casi
teleológico que avanza desde centros de poder débiles y fragmentados, hasta la
creación de instituciones estatales centralizadas. Los investigadores que analizan
las experiencias de naciones del tercer mundo han señalado que la construcción
del estado es de hecho un proceso continuo, en curso, y que la afirmación de
instituciones estatales centralizadas es 13. como , Lachner (1992) y carretón
(1992,migdal (1988, 2001) y otros han señalado, los estados constituyen uno entre
muchos conjuntos de instituciones que compiten por la dominación del estado
históricamente débil en el Perú, el libro examina las graves crisis sociales, políticas
y económicas que abrumaron a esta nación andina en los años 1980 y
contribuyeron a un dramático colapso de la autoridad pública y de la capacidad del
estado. en este contexto, a fines de los años 1980 sendero luminoso expandió sus
actividades desde las áreas remotas de los andes sur-centrales hasta el propio
centro del poder en lima. la incapacidad del estado para detener la violencia
insurgente, el uso indiscriminado del terror por parte del estado contra la población,
especialmente la rural, y la caída en picada de la economía contribuyeron, en un
proceso recurrente, a deslegitimar aún más al estado y despejaron el terreno para
poner en tela de juicio la propia naturaleza de éste. sendero luminoso sacó ventaja
de esta situación, particularmente en las barriadas de lima donde, hacia fines de los
años 1980 e inicios de 1990, expandió sus acciones y presencia de manera
impresionante. este proceso de disputa violenta por el poder estatal produjo una
reacción entre los grupos de élite, quienes eventualmente respaldaban una
solución autoritaria a la crisis bajo el liderazgo personalista de Alberto Fujimori. el
libro analiza el proceso de colapso del estado, la creciente violencia política y la
reconstitución autoritaria del estado bajo el régimen de Fujimori. el resultado es un
análisis histórico y relacional de la formación y deformación del estado, la
estructuración del conflicto social y el impacto que tuvo este conflicto, así como la
organización de la sociedad civil sobre el estado.
Según los datos que ahora se manejan, fueron afectadas por la violencia política
entre un millón y medio y dos millones de personas. Entre 1980 y 1992 hubo 30 mil
muertos, 600 mil desplazados, 40 mil huérfanos, 20 mil viudas, 4 mil
desaparecidos, 500 mil menores de 18 años con estrés postraumático y 435
comunidades arrasadas, según los datos del promudeh. diecisiete departamentos
del país fueron afectados por la violencia política: 9 gravemente afectados (38%), 4
medianamente afectados (17%) y otros 4 con baja afectación (17%). las pérdidas
materiales se estiman en 25 mil millones de dólares, un monto equivalente al total
de la deuda externa peruana. pero los daños más profundos se sitúan en otra
dimensión.
CONCLUSION
Podemos entender que la violencia tendrá múltiples causas y factores que inciden
en que las personas asuman una conducta violenta ya sean estas dentro de sus
alcances sociales y políticos. Causas como la violencia en el seno familiar, escasa
enseñanza de valores por parte de la familia e instituciones educativas, exposición
al alcohol y drogas. Factores como el centralismo, el abandono, la postergación del
gobierno a las comunidades más alejadas y vulnerables del país, la corrupción, etc.
Darán inicios a la disconformidad por parte de la población frente a sus autoridades
que fueron aprovechados por grupos con ideologías violentistas y revolucionarias
para enlistar a sus filas a pobladores que apoyen sus medidas antidemocráticas
por obtener el poder. A todo esto sumados el mal manejo económico, la inflación,
una mala respuesta del Estado para solucionar un problema latente y la represión
militar serán y fueron los fulminantes para que nuestro país se vea envuelto en
épocas de terror, donde los más afectados fueron las poblaciones indígenas que no
sabían a donde apoyarse, y que muchos optaron apoyar a SL abrumados por los
abusos de las fuerzas Armadas del Perú.
Entendemos que a todo esto que muchos de estos factores aún siguen en lista de
espera a que nuestras autoridades den medidas y soluciones, ya que como vimos
en la lectura grupos seculares de SL se van organizando apoyados por bandas de
tráfico de drogas y toman nuevas formas para inmiscuirse en la política y los
poderes del Estado, a su vez las olas de violencia en todas partes del Perú
acompañados de una gran dosis de corrupción dan muestra que los Derechos
Humanos se va quedando solo en los conceptos mas no se ve reflejado en la
realidad.
Añadimos también que para darle un buen sentido de dirección el Gobierno se
debe de enfocar en los pilares de la sociedad que es La Familia, acompañados de
políticas con mejoras en la educación, la salud, de empleo, vivienda, seguridad,
además de expandir los brazos de la comunicación, inversión hasta los puntos más
recónditos del país con programas de crecimiento e inversión mas no de servilismo
que crea conductas de suficiencia y conformismo. El estado debe trabajar de la
mano de los gobiernos locales propiciando lazos de inclusión en todo el país.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Tricot T. (1986). Reflexiones sobre la violencia política. Recuperado de:
http://www.blest.eu/cs/tricot86.html
Carassai S. (2013). Violencia Política y clase media. Recuperado de:
http://hahr-online.com/carassai/
Escobedo J. (2014). La violencia política. Recuperado de:
http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/facdermx/cont/251/art/
art20.pdf
Segura O. (2013). Violencia política en el Perú. Recuperado de:
http://blog.pucp.edu.pe/blog/historiamaestros/2013/08/08/violencia-pol-tica-
en-el-per-1980-1990/