Virgilio

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Teóricamente la investigación se puede contrastar con las siguientes teorías literarias, que ponen de manifiesto: como la literatura (grecorromana), funciona de motor ideológico y fenómeno legitimador del poder en la sociedad; los mecanismos de desplazamiento que emplea como medio de legitimación de las acciones de los líderes sociales. En la literatura: nada que se relacione con la historia de la civilización cae fuera del campo literario, si se admite la calidad de ficción, invención o de imaginación como características distintivas de la literatura se admite también los valores históricos como nebulosos 1 , al menos en los grandes mitos, pasajes de ¨ invención ¨ y de ¨ ficción ¨, aunque al tiempo sean propio fundamentalmente obras filosóficas, también poseen un valor calificativo y valorativo. En todo estudio lógicamente concatenado, la naturaleza y la función de la literatura han de ser correlativas. La unidad de la obra literaria se sigue de su naturaleza: todo objeto o clase de objetos se utiliza del modo más eficaz y racional para aquello que es, o que es funcional. Sólo reviste utilidad secundaria cuando su función primaria ha caducado; ahora bien, bajo esta proposición nos podemos remontar a contextos en donde la literatura, la política, la filosofía y la religión coexisten sin diferenciación neta, contextos que son los referentes en este análisis. 1 Stephen Potter, The Muse In Chains, Londres 1937.

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Tericamente la investigacin se puede contrastar con las siguientes teoras literarias, que ponen de manifiesto: como la literatura (grecorromana), funciona de motor ideolgico y fenmeno legitimador del poder en la sociedad; los mecanismos de desplaza

Tericamente la investigacin se puede contrastar con las siguientes teoras literarias, que ponen de manifiesto: como la literatura (grecorromana), funciona de motor ideolgico y fenmeno legitimador del poder en la sociedad; los mecanismos de desplazamiento que emplea como medio de legitimacin de las acciones de los lderes sociales.

En la literatura: nada que se relacione con la historia de la civilizacin cae fuera del campo literario, si se admite la calidad de ficcin, invencin o de imaginacin como caractersticas distintivas de la literatura se admite tambin los valores histricos como nebulosos, al menos en los grandes mitos, pasajes de invencin y de ficcin , aunque al tiempo sean propio fundamentalmente obras filosficas, tambin poseen un valor calificativo y valorativo.

En todo estudio lgicamente concatenado, la naturaleza y la funcin de la literatura han de ser correlativas. La unidad de la obra literaria se sigue de su naturaleza: todo objeto o clase de objetos se utiliza del modo ms eficaz y racional para aquello que es, o que es funcional. Slo reviste utilidad secundaria cuando su funcin primaria ha caducado; ahora bien, bajo esta proposicin nos podemos remontar a contextos en donde la literatura, la poltica, la filosofa y la religin coexisten sin diferenciacin neta, contextos que son los referentes en este anlisis.

No podemos negar la doble naturaleza de lo literario, placer y utilidad, pero cuando una obra funciona bien, las dos notas de placer y de utilidad histrica no slo deben coexistir, sino adems fundirse, por cuanto la literatura es reflejo de una poca histrica.

Adems que cabe afirmar que toda historia y todos los factores ambientales, factores histricos contribuyen a la formacin de una obra literaria, y no se trata nicamente de establecer un cierto grado de relacin entra estos factores, sino demostrar su codependencia y afirmar y valorar los problemas crticos, con base en los documentos literarios histricos que servirn de base documental, tales son principalmente la obra de Homero y Virgilio.

La literatura es una institucin social que utiliza como medio propio la sociedad y como fin de inters tambin a la sociedad, es una creacin social.

Loa artificios literarios tradicionales como el simbolismo y el metro son sociales en su misma naturaleza, son convenciones y normas que solo se pueden haber producido en la sociedad, tambin la literatura representa la vida; y la vida es en gran medida una realidad social, aun cuando tambin hayan sido objeto de imitacin literaria el mundo natural y el mundo subjetivo e interior del individuo. El propio autor es parte de la sociedad, y tiene una posicin social especfica y se dirige a un pblico por hipottico que ste sea. En rigor, la literatura ha nacido, por lo comn, en el ntimo contacto con determinadas instituciones sociales y polticas, y ocurre que en la sociedad antigua no podemos distinguir la creacin literaria del ritual, de la magia, del trabajo, de la poltica, de la religin, o del juego.

La literatura tiene tambin una funcin o uso social, que no puede ser puramente individual, de aqu que una gran mayora de las cuestiones tratadas sean por lo menos en ltima instancia o por derivacin cuestiones sociales: cuestiones de tradicin y convencin, de normas y gneros y de smbolos y mitos.

Se demostrar cmo el origen social de un autor solo desempea un papel secundario en las cuestiones planteadas por su condicin, filiacin e ideologa sociales, pues es palpable que, a veces, los escritores se han puesto al servicio de una clase social distinta de la suya propia. La mayor parte de la poesa palaciega fue escrita por hombres que, nacidos de una capa social ms baja, adoptaron la ideologa y gustos de sus protectores, mecenazgos en su ms pura definicin. La filiacin, actitud e ideologa social de un escritor puede estudiarse no slo en sus escritos, sino tambin en sus datos biogrficos y en los documentos histricos conservados. El escritor ha sido ciudadano, y se ha pronunciado sobre cuestiones de importancia social, religiosa, poltica, ha tomado parte en las cuestiones de la poca. El escritor no slo experimenta la influencia de la sociedad, sino que influye en ella, el arte adems de reproducir la vida tambin le da forma. Y cabe que las personas moldeen su vida siguiendo el ejemplo de hroes y heronas.

El autor logra motivar, y defiende al punto que convence a un conglomerado de personas de otro tipo de realidad, porque no decimos que el poeta miente, sino que busca una causalidad distinta de la verdad, justifica los hechos generalmente resemantizando conceptos y recreando la realidad influida por la narracin mtica. Con esto pretende justificar algn tipo de despotismo por parte de su mecenas.

Utiliza como vehculo de trabajo, algo de lo ms importante para el hombre de la antigedad, la religin: el relato mtico, la representacin simblica como acaecimiento en el tiempo de un ideal atemporal.

En esta parte de la investigacin se demostrar como el autor de la Eneida, trabaja su trama con personajes actuales, los cuales le han pedido que produzca su obra, justificando el poder de un hombre como Csar y sus incursiones en las guerras en Accio y Cartago, ponindole como descendiente divino de una diosa (Venus). Y como Virgilio al verse comprometido con Mecenas y Octavio por el favor de retribuirle las expropiaciones, debe de colocarle s en su obra en un lugar excelso.

Plubios Virgilius Marron:

Uno de los mayores poetas romanos, nacido en Andes, cerca de Matua, ao 70 a. C.

De familia humilde, sin embargo consigui una educacin esmerada en la gramtica y la retrica y filosofa.

Cuando por segunde vez su hacienda deba ser repartida, acudi a Mecenas quien logr que le compensasen con una tierra en Campania. Por aqu entro en el crculo literario de Mecenas, le uni una amistad con Horacio y estimado el Emperador.

Contexto histrico en la poca de Plubios Virgilium Marron, y su Eneida.

Ao:

56. Se renueva el triunvirato, Csar conquista la actual Bretaa.

55. Segundo consulado de Pompeyo y Craso, Csar atraviesa el Rin.

54 Virgilio se encuentra en Miln realizando sus estudios.

53. Virgilio en Roma

43. Negociacin entre Octavio y Antonio. Es asesinado Cicern. Asinio Polin recibe la gubernatura de la Galia Cisalpina y estimula los comienzos literarios de Virgilio.

38. Se amplan las pirateras de Sexto Pompeyo, Virgilio se presenta ante Horacio y Mecenas.

37. Campaas en el Rin y contra Sexto Pompeyo. gloga X de Virgilio y sus Buclicas.

36. Derrota de Sexto Pompeyo por Agripa.

35 Campaa de Octavio contra Iliria.

32. Prepara Agripa la guerra contra Antonio.

29. Triple triunfo de Octavio. Plan de la Eneida.

27. El senado le confiere el ttulo de Augusto a Octavio.

23. Virgilio lee ante Augusto y su familia los cantos II, IV, VI, de la Eneida.

La Eneida:

Es el mayor poema de la romanidad, fue concebida en el ao 27 a.C. el retorno victorioso del Oriente, del heredero de la casa Iulia, la capacitacin general de este, llevar a cabo, solemnemente simbolizada con la clausura del templo de Jano, la consagracin de la autoridad de los nuevos ttulos de Prncipe y de Augusto, las ideas de poder, de gloria, de misin civil y eterna que flotaban sobre la Urbe.

El arte del poeta consista en descubrir una relacin de causalidad o de analoga entre el relato legendario o la narracin de un episodio legendario contemporneo y el problema entraaba en el caso de Virgilio, casi insolubles dificultades. Si la batalla de Accio y la grandeza de Augusto no son nicamente un episodio brillante de la historia de Roma, se constituye en su culminacin, no se las podr poner de relieve mas que insertando toda esa historia en la epopeya.

Canto I:

Canto las empresas blicas, canto al hroe que, prfugo por disposicin del hado, fue el primero en llegar, desde las costas de Troya, a Italia, a las riveras de Lavinia.

Largo tiempo fue juguete por tierra y por mar del poder divino, a causa del pertinaz rencor de la implacable Juno. Mucho hubo de sufrir tambin en guerras, hasta que fundo una ciudad y estableci sus dioses en el Lacio, de donde provienen la raza latina, los padres albanos y los muros de la excelsa Roma.De mil procedimientos ha echado mano Virgilio para integrar en la historia de Eneas, toda la historia de Roma. No tiene otra razn de ser algunos desarrollos de una extensin y de una intensidad sin par, intervienen, para descorrer el velo del porvenir :

Canto I

Nacera de sangre troyana una estirpe destinada a abatir las fortalezas tirias; de que un pueblo, gran dominador y fortsimo en la guerra, vendra a destruir la Libia: as lo haban tramado las Parcas.

Revelaciones votos o profecas, Jpiter anuncia la futura grandeza de Augusto, Dido las guerras pnicas:

Canto I

Promesa de Jpiter: Un da en el transcurso de los aos, de aqu, de la renovada sangre de Teucro, nacera indefectiblemente el pueblo dominador de los romanos, destinado a tener bajo su entero dominio mar y tierra.Canto IV

Dido la reina fenicia de Cartago, presa haca tiempo de grave cuidado, abriga en sus venas herida de Cupido y se consume en oculto fuego. Continuamente revuelve en su nimo el alto valor del hroe Eneas y lo ilustre de su linaje. Clavadas lleva en el pecho su imagen, sus palabras y el afn no le consciente dar a sus miembros apacible sueo.

Canto IV

Mercurio: No oyes el soplo de los cfiros bonancibles? Resuelta a morir, Dido revuelve en su mente engaos y maldades terribles, y flucta en un mar de iras. No precipites la fuga mientras puedas hacerlo.

Aterido Eneas con aquellas repentinas sombras, se arranca al sueo y hostiga a sus compaeros Pronto, tended las velas!. Canto IV

Dido: antes sucumba a temprana muerte y yazga insepulto en mitad de a playa. Esto os suplico; este grito postrero exhalar con mi sangre.

Y vosotros, oh tirios, cebad vuestros odios en su hijo y en todo su futuro linaje; ofreced ese tributo a mis cenizas; nunca haya a mistad, nunca haya alianza entre los dos pueblos. Alzate de mis huesos, oh vengador, destinado a perseguir con el fuego y el hierro a los advenedizos hijos de Drdano. Yo te ruego que ahora y siempre., y en cualquier ocasin en que haya fuerza bastante lidien ambas naciones, playas contra playas, olas contra olas, armas contra armas, y que lidien tambin hasta sus ltimos descendientes.

Entonces se busca una justificacin literaria y mtica, que pueda ser convincente para argumentar las guerras contra Cartago, Que histricamente nacen por el expansionismo romano y su inters en las minas de bronce del norte de frica.

El poeta introduce en su relato la descripcin de costumbres romanas que se ennoblecen con la antigedad que les presta, y que consiguen que la vida de Roma, sus cultos , su historia, estn presentes en la narracin legendaria. Pero aun mejor a travs de los procedimientos, estn presentes en la Eneida la historia de Roma y la obra de Augusto, gracia a que se realiza con los sucesos del poeta, una contina simbolizacin del destino de la ciudad eterna. No se encontraban bien adaptados a su nuevo poder y a su vida en la capital de un gran pas centralizado los romanos contemporneos de Augusto. Necesitaban descubrir en un pasado austero, que por lo dems conocan mal , una justificacin de su presente hegemona. Para practicar los viejos ritos religioso y las costumbres del pasado, deban conocerlos, para decirse herederos de un carcter tnico y de tradiciones morales, era preciso descubrirlo en todas las generaciones de Roma, desde los orgenes, el tipo del romano, el hombre de accin, y voluntariamente limitado superior, no obstante las apariencias, al griego inteligente y frvolo.

El propio Julio Csar , el to de Augusto, haba suministrado un postrer tema importante a Virgilio, al pretender enlasar a su familia , La Gens Iulia, con Iulo el hijo de Eneas, y a travs de l con la diosa Venus. El asunto del poder resulto as tanto dinstico como nacional. Roma adquira el derecho de gobernar el mundo, Csar y sus descendientes el de gobernar a los romanos.

Canto VI

Anquises:

"Escchame, prosigui, pues voy ,hora a decirte la gloria que aguarda en lo futuro a la prole de Drdano, qu descendientes vamos a tener en Italia, almas lustres, que perpetuarn nuestro nombre. Voy a revelarte tus hados.

"Ese mancebo, a quien ves apoyado en su fulgente lanza, ocupa por suerte el lugar ms cercano a la vida y es el primero que de nuestra sangre, mezclada con la sangre tala, se levantar a la tierra; se era Silvio, nombre que le darn los albanos, hijo pstumo tuyo, que ya en edad muy avanzada tendrs, fruto tardo, de tu esposa Lavaba, la cal le criar en las selvas, rey y padre de reyes, por quien dominar en Alba Longa nuestro linaje.

"A su lado est Procas, prez de la nacin troyana; sgnenle Capis y Numitor y Silvio Enemas, que llevar tu nombre y te igualar en piedad y valor, si llega algn da a reinar en Alba Longa. Qu mancebos! Mira qu pujanza ostentan!

-De esos a cuyas sienes da sombra una corona de cvica encina, unos te edificarn las ciudades Nomento, Gibios y Fidena; otros levantarn

en los montes los alczares colatinos, a Pomecia, el castillo de Indo, a Bola y Cora; as se llamarn algn da esas que hoy son tierras sin nombre. A su abuelo sigue Rmulo, hijo de Martes y de llia, de la sangre. de Asraco.",,Ves esos dos penachos que se alzan sobre su cabeza y ese noble

que en l ha impreso el mismo padre de los dioses? Vas de

hijo mo, que bajo sus auspicios la soberbia Roma extender su imperio por todo el orbe y levantar su aliento hasta el cielo.

Siete colinas encerrar en su recinto una sola ciudad, madre feliz de nclitos varones: tal la diosa de Bebecinto, coronada de torres, recorre en su carro las ciudades frigias, ufana con su progenie de dioses, abrazan-cien descendientes, todos inmortales todos moradores del excelso Olimpo.

Vuelve aqu ahora los ojos y mira esa nacin: sos son tus romanosse es Csar, sa es toda la progenie de lulo que ha de venir bajo la gran bveda del cielo. se, ser el hroe que tantas veces fue prometido. Csar Augusto, del linaje de los dioses, que por segunda vez har nacer los siglos de oro del Lacio, en esos campos en que antiguamente rein Saturno. Es el que llevar su imperio ms all de los Garamantas y de los Indios, a regiones situadas ms all de donde brillan los astros, fuera de los caminos del ao y del sol, donde cfiro Atlante hace girar sobresobre sus hombros la esfera tachonada de lucientes estrellas.

Y ahora, en la expectativa de su los reinos caspios y la tierra metica oyen con terror los orculos de los dioses y se turban y estremecen las siete bocas del Nilo, Ni el mismo Alcides recorri tantas tierras, por ms que asaetea, : la cierva de los pies de bronce, que pacificase las selvas del Erimanto e hiciese temblar con su arco el lago

de Lerna; ni Baco el vencedor que por las altas cumbres de Nisa maneja con riendas de pmpanos los tigres que arrastran su carro.

Y titubeamos an en ejercitar valor con grandes hechos? O el miedo nos retraer de establecernos en las tierras de Italia?, quin es aqul que se ve all lejos, coronado de oliva, que lleva en la mano sacras ofrendas? ;Reconozco la cabellera y la blanca

barba del rey que dar el primero leyes a Roma y que desde su humilde Cures y desde su pobre tierra pasar a regir un gran imperio. Sucederle Tulo, que pondr trmino a la paz de la patria y armar a sus pueblos ya desacostumbrados de vencer.

De cerca le sigue el arrogante Anco, que an ahora se ufana con el aura popular.

ver a los reyes Tarquinos el alma soberbia de Bruto vengador

y las restauradas fauces? Ese ser el primero que tomar la autoridad de cnsul y las terribles segures y, padre, condenar al suplicio por la hermosa libertad a sus hijos, promovedores de nuevas guerras. Infeliz! Sea cual fuere el juicio que de ese acto haya de formar posteridad, el amor de la patria un inmenso deseo de gloria ven

en su corazn.

Mira tambin a lo lejos los Decios, Drusos y al terrible Torcuato, armado de una segur, y a Camilo con las enseas recobradas del enemigo.

"Esas dos almas que ves brillar con armas iguales, tan unidas ahora que las rodean las sombras de noche, ah! si llegan a alcanzar luz de la vida cuntas guerras movern entre s, cunto estrago! Cuntas huestes armarn uno contra otro! El suegro bajar de las cumbres alpinas y de la pea de Moneco y apoyarn al yerno los Puestos pueblos del Oriente. Oh :-hijos mos, no acostumbris vuestras almas a esas espantosas guerras ni convirtis vuestro pujante bro contra las entraas de la patria

Y t el primero, t oh sangre ma, t, que desciendes del Olimpo, ten compasin de ella y no empues las semejantes armas. Ese vencedor de Corinto, subir al alto Capitolio en carro triunfal ilustrado con la matanza de los Aqueos

se debelar a Argos y Micenas , patria de Agamenn y al sismo hijo de Ecao, de la raza del omnipotente Aquiles, vengando as sus abuelos troyanos y los profanos templos de Minerva. Quin podra pasarte en silencio oh gran Catn? Quin al linaje de los Gracos y a los dos Escipiones rayos de la guerra, terror la Libia, y a Fabricio, poderoso su pobreza, y a ti, oh Serrano, que siembras tus surcos? Las fuerzas me faltan oh Fabios ! para seguiros en vuestra gloriosa carrera. Tu, oh Mximo! ganando tiempo, conseguirs salvar la repblica.

"Otros, en verdad, labrarn con primor el animado bronce, sacarn del mrmol vivas figuras, defendern mejor las causas, medirn con el comps el curso del ciclo y anunciarn la salida de los astros. T oh Romano! atiende a gobernar los s pueblos; sas sern tus artes y tambin imponer condiciones. perdonara los vencidos, derribar a los soberbios ."Canto VIII

En el escudo haba representado el dios ignipotente, sabedor del destino reservado a las edades futuras, toda la historia de Italia y los triunfos de los romanos: en l se vea todoel linaje de la futura descendencia de Ascanio y la serie de sus grandes batallas.All, en la verde cueva de Marte haba representado, en el suelo, la parida loba, de cuyas ubres pendan dos mellizos jugueteando y mamando impvidos de su madre, que, inclinada sobre la rolliza cerviz, los acariciaba sucesivamente y con la lengua los aseaba y pula. No lejos de all haba representado las Sabinas, indignamente arrebatadas de sus en el anfiteatro, en medio de los grande juegos del circo, de donde se origin de sbito una nueva guerra entre la gente de Rmulo y el viejo Tacio y los austeros curites en seguida vease, ajustada ya la paz, dos reyes armados, delante del altar de Jpiter con sendas copas en las manos, pactando alianza despus de haber inmolado una cerda. No lejos de all, una rpida cuadriga descuartizaba, por mandato de Tulo, a Mecio (hubieras sido fiel a tus palabras oh Albano!); y desgarrando en los matorrales las entraas del falsario regaban con su sangre los abrojos. Ms all exiga Porsena de los romanos que resistiesen al expulsado Tarquino y acosaba a la ciudad con estrecho cerco, mientras los descendientes de Eneas se lanzaban a las espadas en defensa de su libertad. Vease all a Porsena amenazador, indignado de que Cocles hubiese osado cortar el puente y de que Clelia, rotas sus prisiones, cruzase el ro a nado. En pie sobre la cumbre de la roca Tarpeya, Manlio defenda el templo y el excelso Capitolio; tosca techumbre

de blago cubre el palacio de Rmulo, recin construido. Un blanco nade, revoloteando por entre los dorados prticos, anunciaba con su canto que los galos estaban ya a las puertas de Roma. Llegaban stos en efecto por entre las malezas y ya ocupaban el alczar, defendidos por las tinieblas a favor de una opaca noche; distinguanse por sus doradas cabelleras, sus arreos recamados de oro y sus listados sayos, de sus cuellos, blancos como la leche, penden collares de oro; cada uno blande en su mano dos venablos de madera de los Alpes y se cubre todo el cuerpo con un largo escudo. All se vean esculpidos los saltadores salos, los lupercos desnudos, los flmines con sus penachos de lana y los broqueles cados del cielo; las castas matronas llevaban por la ciudad los objetos sagrados en muelles andas. Lejos de all, estaban representadas las mansiones tartreas, las profundas bocas de Dite y los castigos de los crmenes y t, Catilina, suspendido de un inminente escollo y temblando ante la faz de las furias, en un sitio se vean los varones Catn dictndoles leyes. Las imgenes se extenda por la mar, cuyas olas de oro se coronaban de blanca espuma. En torno delfines de plata raudos giros y batindolo sus colas. En medio escuadras de ferrada:

batalla de Accio; toda la costa de Laucate herva con el blico que reverberaba en las olas de oro.

De un lado se ve a Csar Augusto de pie en la mas alta popa capitaneando a los talos con los padres de la patria, el pueblo y los penates y los grandes dioses de sus

flgidas sienes brotan dos llamas y sobre su cabeza centellea la estrella de su padre. E otra parte Agripa, favorecido por los vientos y los dioses, acaudillando altanero su gente de cie las sienes con la corona rostral, soberbia in signe guerrera.

En la opuesta banda ,Antonio, ostentando brbara pompa y cien varias huestes, vencedor de los pueblos de la Aurora y de las costas del mar Rojo, tare con sigo el Egipto, las fuerzas del Oriente y los remotos Bactros, y le sigue oh Baldn, una consorte egipcia. Trbase la lid, a la que se precipitan todos a una; el ponto entero, batido, por los remos y las ferradas proas de tres puntas, se cubre de espuma. En tanto Csar, llevando un triple triunfo a las murallas de Roma, consagraba en toda la ciudad cual voto inmortal a los dioses de Italia trescientos magnficos templos.

Todas estas cosas contemplaba maravillado Eneas en el escudo de Vulcano, donde su madre y regocijndose con la vista de aquellas imgenes, cuyo sentido ignora, chase la fama y los hados de su descendencia.

Con la conclusin propuesta por el autor en boca y palabras de Juno ( la diosa regente de los latinos ) queda demostrada la integridad del relato la Eneida y tambin queda de demostrado el motor ideolgico que es la literatura , que logra su objetivo de legitimar el aparto blico romano, la aceptacin de un dominio universal y el poder del emperador en Roma y en todo el mundo conocido:

Canto XII

Juno:

protectora de los lacios Cedo, pues, en fin, y abandono esa guerra, que ya aborrezco. Una sola cosa, y que no est subordinada a la ley alguna del hado, te suplico por el Lacio, por la majestad de los tuyos, y es que cuando un feliz enlace venga a ajustar las paces; cuando ya hayan unido a ambos pueblos leyes y pactos comunes, no exijas que troquen su antiguo los latinos, hijos de ste suelo, ni se tornen troyanos, ni se llamen teucros, ni tampoco que muden lengua ni traje. Subsista el Lacio; subsistan siglos y siglos los rayos albanos; sea poderoso el linaje romano por el valor de los talos. Troya pereci: permite que con ella perezca su nombre. Stephen Potter, The Muse In Chains, Londres 1937.