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1 VIVA EL MUNICIPIO De Martina Rojas Librada (De Nombre de Dios) PERSONAJES: VIRREY ALCALDE MARTINA ARRIGO ROGELIO ARMANDO LA ACCIÓN SE DESARROLLA EN LA PLAZA DEL MUNICIPIO DE NOMBRE DE DIOS. VIRREY.- ¿Qué hace usted, señor alcalde? ALCALDE.- Pues nada, señor Virrey, aquí nomás friendo unos chicharrones, pa’completar el gasto del municipio. Ya ve cómo están las cosas. VIRREY.- Ande, pues no se preocupe, porque el rey me mandó, a mí, Virrey del Valle de la Guayaba, a darle una buena noticia. ALCALDE.- Ay, señor Virrey, ¿de qué se trata? Ya viene usted otra vez a pedirme prestado. VIRREY.- No, no, no, de ninguna manera. No le vengo a pedir, le vengo a quitar. ALCALDE.- ¿Qué me viene a quitar ahora usted, señor Virrey?, ¿qué? ¿Recursos naturales? ¿Agua? ¿Ahora qué quiere? ¿Oro? El oro es de la Federación. ¿Tesoros? Ya escarbó usted por todo el municipio, y no encontró nada… VIRREY.- ¡Je je je! Sí, señor Alcalde, sí encontré, pero usted no pille y la gallina es suya. Porque si

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teatro en Radio Universidad Durango México. Autor Macario Rueda Lozano

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VIVA EL MUNICIPIODe Martina Rojas Librada (De Nombre de Dios)

PERSONAJES: VIRREY ALCALDE MARTINA ARRIGO

ROGELIO ARMANDO

LA ACCIÓN SE DESARROLLA EN LA PLAZA DEL MUNICIPIO DE NOMBRE DE DIOS.

VIRREY.- ¿Qué hace usted, señor alcalde?

ALCALDE.- Pues nada, señor Virrey, aquí nomás friendo unos chicharrones, pa’completar el gasto del municipio. Ya ve cómo están las cosas.

VIRREY.- Ande, pues no se preocupe, porque el rey me mandó, a mí, Virrey del Valle de la Guayaba, a darle una buena noticia.

ALCALDE.- Ay, señor Virrey, ¿de qué se trata? Ya viene usted otra vez a pedirme prestado.

VIRREY.- No, no, no, de ninguna manera. No le vengo a pedir, le vengo a quitar.

ALCALDE.- ¿Qué me viene a quitar ahora usted, señor Virrey?, ¿qué? ¿Recursos naturales? ¿Agua? ¿Ahora qué quiere? ¿Oro? El oro es de la Federación. ¿Tesoros? Ya escarbó usted por todo el municipio, y no encontró nada…

VIRREY.- ¡Je je je! Sí, señor Alcalde, sí encontré, pero usted no pille y la gallina es suya. Porque si habla, el Rey va a pedir su parte. Mejor lo repartimos acá entre nos, ¿qué le parece?

ALCALDE.- Este…mire…mejor lo dejamos así. Déjeme seguir meneando los chicharrones. Usted haga su chamba y yo hago la mía. Y así nos arreglamos, ¿qué le parece?

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VIRREY.- Pues…no, no me parece, porque yo voy a hacer ahora su chamba, de usted, le voy a ayudar, le voy a quitar responsabilidades.

ALCALDE.- ¡No, ya me fregó!

VIRREY.- No, señor Alcalde, la noticia que me manda el Rey a darle es que, por fin el municipio va a ser libre, realmente libre.

ALCALDE.- ¿Qué estarán tramando?... Bueno, pero dígame.

VIRREY.- Mire: ya lo liberamos de la carretera. Pasaba mucha gente por en medio del pueblo y le daban mucha guerra. Ya le pusimos la supercarretera a diez kilómetros.

ALCALDE.- Pues sí, señor Virrey, pero ya me dejó usted sin la venta de gorditas, la gente vendía también la cajeta de membrillo, y yo aprovechaba para sacar mi mezcalito. ¡Y ahora nada! Ya ni turistas tenemos para las aguas termales. Ni las moscas se paran por aquí. Y ya tenemos más pobres que el año pasado. Ay tiene usted que ni dinero tengo para la nómina, aguinaldos...

VIRREY.- No se queje. Lo vamos a liberar de la policía. Ya no va a ser usted jefe de policía, ya no va a tener policía, ya no va a tener responsabilidades, ya no va a tener que batallar con las infiltraciones del narco. Ahora la policía va a ser única y mandada por mí. Lo dijo el Rey. Se las doy al Rey las gracias por semejante favor. Todo se lo debo a mi Rey, ¿qué le parece?

ALCALDE.- Ay, señor Virrey, pues, usted sabe… tengo qué pensarlo.

VIRREY.- Usted no tiene que pensar nada, ya pensamos por usted. La policía va a ser única y usted no va a tener policías, no tendrá qué contratar policías, no tendrá que pagarles. Ya no va a renegar porque se le van a trabajar al narco. Y no renegará con los polis porque se van a rayar la amapola, o a regar la mota, o a secarla, cosecharla y empacarla, ¡mmmmm, qué rico! Digo, ¡qué rico! este, qué malo…

ALCALDE.- Pues sí, pero todavía no me convence.

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VIRREY.- ¡No, si no se necesita convencer usted de nada! Mire, usted nada más póngase a jugar golf. Aquí le traje unos palos de golf, porque usted, ¡viva la vida!, ya no va a tener que hacer ¡nada! Más que, pues… ser administrador, y de vez en cuando hacer una fiestecita, elegir a la reina del municipio. Hasta de la feria nos vamos a encargar nosotros.

ALCALDE.- ¡Cómo, cómo, cómo que de la feria se van a encargar ustedes! Si la feria es una atribución del municipio. Municipio libre.

VIRREY.- No se preocupe, mi buen alcalde, nosotros nos encargaremos de organizarle su feria, la feria de la manzana, la feria del maíz, la feria del mezcal, la feria nacional… Y también nos vamos a encargar de la feria.

ALCALDE.- ¿Otra feria?

VIRREY.- No. De la feria, feria. O sea, de la lana.

ALCALDE.- ¿Cómo, cómo, cómo está eso?

VIRREY.- ¡Sííííí! Mire, usted despreocúpese. Por eso le traje estos palos para que se ponga a jugar golf. Ahorita nos echamos unos tres hoyitos, ¿qué le parece?

ALCALDE.- ¡No, con mis hoyitos no se meta! Mejor ay la dejamos.

VIRREY.- ¡Nombre, espérese! Le va a doler, pero le va a gustar.

ALCALDE.- Mejor yo le sigo moviendo a los chicharrones. Ya están. ¡Qué ricas me quedan las carnitas! ¡Échese un taco!... ¡Martina, pásame las tortillas!

MARTINA.- Aquí tienes, Mariano. Tortillas recién salidas del comal.

ALCALDE.- Gracias. Agárrese esta carne, la más grandota, señor Virrey. Órale, muchachos, échense un taco también ustedes. Nomás no me acerquen la pistola, que me da mello. ¿Para qué trae tantos guaruras a mi municipio, señor Virrey? ¿De qué tiene miedo?

VIRREY.- Ya me albureó, ¿verdad? Si me permite, señor alcalde, yo también le meto la pala y le muevo los chicharrones para que estén más buenos. Ya no

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tarda en venir el Rey, así, lo agasajamos con este marranito. ¿No tiene ladillas?

ALCALDE.- ¡Qué pasó, mi Virrey! Yo cuido muy bien la ecología en mi municipio, y los marranos están sanos… y salvos.

VIRREY.- ¡Ah, qué bueno que tiene usted algo sano en el municipio! Imagínese, qué cosa: los más marranos, son los más sanos, los más limpios. ¡Je je! ¡Y qué bien le salen sus carnitas!

ALCALDE.- Me salen bien, me salen bien. Ahí está el guacamole, los chiles asados, con queso de la región, y unas dos o tres cervecitas que nos dejaron las compañías cerveceras, que viera cómo dan guerra con las patentes. Aunque son las únicas que nos ayudan con recursos.

VIRREY.- No se preocupe, yo también le voy a ayudar, ya le dije que el Rey me envió a darle esta buena noticia.

ALCALDE.- ¡Bueno, pues, suéltela ya!

VIREY.- Gracias al Rey -todo se lo debo a mi Rey- lo vamos a liberar… ¡de cobrar el predial!…

ALCALDE.- ¡Cómo! ¿Ya no vamos a cobrar el predial? ¿Entonces, de qué vamos a vivir los municipios?

VIRREY.- ¡Usted viva la vida! Dedíquese a jugar al golf, a hacer las carnitas, le salen muy bien, ¡ay, cabrón están calientes! Páseme otra tortillita, más guacamolito, otra cervecita, y de paso ese mezcalito. ¡Ay, qué sabroso, pa’bajar la grasa!

ALCALDE.- ¡Oiga, cómo que ya no vamos a poder cobrar el impuesto predial los municipios!

VIRREY.- ¡Pues no! ¿Para qué se preocupa? Ya lo vamos a cobrar nosotros, los virreyes.

ALCALDE.- ¿Y, por qué, o qué?

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VIRREY.- ¡Pues, para que usted se des-es-tre-se, mi querido Alcalde! Aquí la gente no tiene cultura de pago. Nosotros, los virreyes, les vamos a cobrar el impuesto predial a la fuerza. ¿Y si no pagan? ¡Pues venga la multa! ¿Eh? ¿Qué tal?

ALCALDE.- ¿Y de qué vamos a vivir los municipios?

VIRREY.- ¡Pues ay les vamos a dar su moche! ¡Señor Alcalde, despreocúpese! Póngase a jugar golf; nueve hoyitos y se acabó. ¿No le parece buena idea?

ALCALDE.- Para nada, señor Virrey. Pero donde manda capitán, no gobierna marinero. Déjeme disfrutar de esta carnitas, que quizá sean las últimas que tengamos oportunidad de hacer.

VIRREY.- No se agüite, mi alcalde. ¡Venga un abrazote! ¡Bien tronadote, con palmadotas en la espalda! Pa’que vea que se le quiere bien.

ALCALDE.- Ya nos liberaron el municipio. Eso que ni qué. Ya nos liberaron de la carretera, se la llevaron allá, a diez kilómetros. Nos dejaron abandonados y solos. Nos liberaron de la policía. Y ahora… ¿quién podrá defendernos? Nos liberaron del predial, y… déjeme ver…déjeme reviso las bolsas, a ver si no me ha… a ver si no me ha… ¡Oiga, no, señor Virrey! ¡Regréseme mi cartera! Ese abrazo que me dio, muy afectuoso, muy palmeadito. No era de afecto, sino de efectivo.

VIRREY.- ¡Total! ¡Ay, señor Alcalde, qué se fija usted en doscientos, trescientos mil pesos que traía en la cartera, hombre! ¡Ay le va! Tenga su credencial de elector. Pero renuévela, porque si no, no podrá votar por mí en las próximas elecciones, ni por mi Rey. ¡Viva mi Rey! ¡Viva mi Rey!

ALCALDE.- ¡Viva el municipio libre! Nos podrán quitar la policía, nos podrán quitar el impuesto predial, nos podrán quitar la carretera, pero lo que no nos quitarán es el derecho a gritar.

VIRREY.- ¡A ver, a ver y usted qué a ver, qué, por qué va a gritar, o por qué, qué, pues si es el consentido. ¡Conasentidote!

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ALCALDE.- Yo tengo derecho a gritar, ¿no?

VIRREY.- A ver, grite.

ALCALDE.- (CON MIEDO) Viva el Rey. Viva el Virrey. Viva el municipio libre. Viva el mezcal y viva yo.

VIRREY.- ¡Ándele, ya ve! ¿Qué le cuesta ponerse blandito y disfrutar?…

MARTINA.- ¡Qué ponerse blandito ni qué nada! Vamos a defender nuestro municipio. ¡Vengan muchachos!

ARRIGO.- ¡Viva nuestro mezcal!

ROGELIO.- ¡Viva el oro y la plata y el fierro!

ARMANDO.- ¡Y vivan los montes que son nuestro sustento!

TODOS.- ¡Vivan!

MARTINA.- ¡Vivan las gorditas y viva nuestro municipio libre que nadie nos va a quitar! ¡Aunque nos muéramos de hambre!

ARRIGO.- No friegues Martina, tú tienes la solución. Saca las gorditas.

MARTINA.- Para todos tengo gorditas. ¡Pero me las pagan, eh!

ARMANDO.- Claro, y también le compramos unas carnitas al alcalde.

ROGELIO.- Y le compramos un mezcal a Arrigo.

ALCALDE.- Aquí nos hacemos fuertes. ¡Allá ustedes y sus reformas! Ahora, señor Virrey, vaya usted y llévele esa noticia al Rey. El municipio es libre y es nuestro.

VIRREY.- ¡Uy, qué miedo, mira cómo estoy temblando!

TODOS.- ¡Fuera Virrey! ¡Fuera!... ¡Viva el municipio! ¡Viva el municipio libre!

SE VA EL VIRREY Y LOS DEFENSORES DEL MUNICIPIO SE QUEDAN COMIENDO Y BEBIENDO… Y HACIENDO BARRICADAS…