Viviendo en La Escasez

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VIVIENDO EN LA ESCASEZ: EL TERRITORIO COMO OBJETO DE TRANSACCIÓN PARA LA SOBREVIVENCIA En México, como en muchos otros países latinoamericanos, hemos sido testigos en las últimas décadas de interesantes movimientos sociales en defensa de recursos y territorios, que se articulan en torno a fuertes sentidos de pertenencia e identidad, y reclaman el respeto y reconocimiento de derechos ancestrales de posesión (cfr. Escobar, 1999a, 1999b; Paz, 2005; Rosas, 1997). Las experiencias nos relatan cómo, ante amenazas externas, las poblaciones locales construyen alianzas hacia adentro y hacia afuera para distinguirse y fortalecerse; rediseñan sus marcos institucionales; y formulan, desde sus propios parámetros culturales, estrategias innovadoras, tanto técnicas como políticas, para proteger los intereses colectivos locales frente a la voracidad de intereses privados que normalmente están guiados bajo una lógica de mercado. La mayoría de estos ejemplos refieren a regiones cuyos recursos y/o ubicación son tan valorados por sus poseedores directos, como codiciados por agentes externos; es decir, son recursos y territorios significados de diferente manera convirtiéndose así en bienes patrimoniales, para unos, y mercancías para otros. La defensa de estos patrimonios ha llevado a las comunidades que así los conciben, a marcar de manera contundente sus límites hacia el exterior, construyendo de esta manera una nueva territorialidad definida no sólo por sus fronteras físicas, sino también simbólicas; y paralelamente, ha generado propuestas de gobierno local y formas de organización

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El artículo aborda las estrategias comunitarias para enfrentar situaciones de escasez de agua a partir de la apertura de sus áreas de pastoreo.Palabras clave: comunidad indígena, escasez hídrica, territorio

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VIVIENDO EN LA ESCASEZ: EL TERRITORIO COMO OBJETO DE TRANSACCIN PARA LA SOBREVIVENCIA

VIVIENDO EN LA ESCASEZ: EL TERRITORIO COMO OBJETO DE TRANSACCIN PARA LA SOBREVIVENCIA

En Mxico, como en muchos otros pases latinoamericanos, hemos sido testigos en las ltimas dcadas de interesantes movimientos sociales en defensa de recursos y territorios, que se articulan en torno a fuertes sentidos de pertenencia e identidad, y reclaman el respeto y reconocimiento de derechos ancestrales de posesin (cfr. Escobar, 1999a, 1999b; Paz, 2005; Rosas, 1997). Las experiencias nos relatan cmo, ante amenazas externas, las poblaciones locales construyen alianzas hacia adentro y hacia afuera para distinguirse y fortalecerse; redisean sus marcos institucionales; y formulan, desde sus propios parmetros culturales, estrategias innovadoras, tanto tcnicas como polticas, para proteger los intereses colectivos locales frente a la voracidad de intereses privados que normalmente estn guiados bajo una lgica de mercado.

La mayora de estos ejemplos refieren a regiones cuyos recursos y/o ubicacin son tan valorados por sus poseedores directos, como codiciados por agentes externos; es decir, son recursos y territorios significados de diferente manera convirtindose as en bienes patrimoniales, para unos, y mercancas para otros. La defensa de estos patrimonios ha llevado a las comunidades que as los conciben, a marcar de manera contundente sus lmites hacia el exterior, construyendo de esta manera una nueva territorialidad definida no slo por sus fronteras fsicas, sino tambin simblicas; y paralelamente, ha generado propuestas de gobierno local y formas de organizacin societaria vinculadas al manejo de sus bienes colectivos y a proyectos sociopolticos de largo plazo.

Pero qu sucede en casos en dnde priva una situacin de escasez? Cundo no se trata de territorios codiciados por su alta biodiversidad o ubicacin? En este trabajo, nos interesa mostrar cmo en situaciones de extrema pobreza econmica y de recursos naturales, as como de debilidad poltica, algunas comunidades indgenas con un fuerte sentido de identidad tnica y pertenencia territorial, se ven obligadas a usar su territorio, su patrimonio, como objeto de transaccin con otras comunidades vecinas para satisfacer ciertas necesidades bsicas y tambin para garantizar la continuidad de su instancia de gobierno de los recursos comunes; gran paradoja esto ltimo ya que el territorio transado se somete a una situacin de acceso abierto, lo que por un lado hace obsoleto el gobierno de los comunes y, por el otro, coloca a stos en una situacin de amplia vulnerabilidad y deterioro.

El objetivo de nuestro trabajo es mostrar cmo bajo estas condiciones y ante la ausencia tanto de instituciones locales fuertes, como de un Estado que garantice la satisfaccin de las necesidades elementales de la poblacin (como es el abasto de agua potable), la presencia de identidades culturales y el sentido de pertenencia y territorialidad de los habitantes, no son condiciones suficientes para generar o encauzar procesos sustentables de manejo de recursos y territorios y s, por el contrario, es posible que, ante la vulnerabilidad, se presenten condiciones que lleven al deterioro de los recursos comunitarios y, por tanto, a una mayor pobreza.

Dividimos nuestra exposicin en tres apartados: en el primero presentamos la experiencia de la comunidad indgena de Cuentepec, Morelos la que, a partir de una serie de convenios y acuerdos intercomunitarios, expone su territorio a procesos de degradacin, al tiempo que pierde autonoma sobre el mismo; en la segunda parte de nuestro trabajo mostramos cmo, en la zona de estudio, la identidad cultural y el sentido de pertenencia territorial sustentados en valores compartidos, prcticas e instituciones normativas, no deriva necesariamente en prcticas de manejo sustentable o procesos de defensa del territorio; en esta seccin llamamos la atencin sobre el concepto de escasez, en un sentido amplio, para discutir las implicaciones que sta tiene en la formulacin de propuestas alternativas de manejo de recursos desde el mbito local. Por ltimo, en el tercer apartado, hacemos algunas reflexiones finales sobre ciertos aspectos sociales, econmicos, polticos y culturales que, al conjugarse, colocan a los territorios y sus habitantes, en condiciones de franca vulnerabilidad.

La informacin que aqu presentamos para documentar el estudio de caso fue recabada en trabajo de campo en el pueblo de Cuentepec, donde se levant un censo de hogares en el ao 2004 y se hicieron asimismo entrevistas a profundidad a autoridades, presentes y pasadas (agrarias, civiles y tradicionales), as como a algunos habitantes de la comunidad. Realizamos tambin la revisin de los expedientes de la comunidad agraria y del ejido de Cuentepec (1920-2000) en el archivo del Registro Agrario Nacional, en la ciudad de Cuernavaca, Morelos, para reconstruir los procesos de dotacin, certificacin y conflictos en torno a la tenencia de la tierra. Parte de la informacin obtenida por estas vas da sustento al presente trabajo.

1. Cuentepec, una comunidad nahua del centro de Mxico

Cuentepec es una comunidad indgena nahua de poco ms de tres mil habitantes, ubicada en la zona de selva baja caducifolia al surponiente del estado de Morelos, Mxico, en el municipio de Temixco. Sus habitantes dicen haber estado en este territorio desde siempre, desde los antepasados; slo el sitio del poblado cambi, segn cuentan, cuando San Sebastin decidi mudarse del otro lado del ro Tembembe y los antiguos se trasladaron siguiendo los designios del santo patrn. Poco sabemos de su historia en la poca prehispnica, y del periodo colonial nos llegan, a travs de documentos de archivo, slo algunas noticias sobre litigios de tierras entre los habitantes de San Sebastin Cuentepec y hacendados espaoles, ocurridos en todo lo largo del siglo XVIII (Dez, D., 1933:279 y 324).

El siglo XIX no parece haberles beneficiado mucho en su relacin con los hacendados, pues a principios del XX, una vez concluido el proceso revolucionario y al inicio de la nueva Reforma Agraria que emergi de aqul, los habitantes de Cuentepec solicitaron la restitucin de tierras que les haban sido despojadas por alguna hacienda, posiblemente la de Temixco. No obstante, dado que no pudieron comprobar dicho despojo, las autoridades agrarias federales desecharon la solicitud de restitucin pero les otorgaron, a cambio, una de dotacin. As el 20 de septiembre de 1923, Jos Parres, gobernador provisional del estado de Morelos, resuelve dotar a este poblado de una superficie de 3,552 hectreas de ejido provisional. La resolucin presidencial de dotacin definitiva ser firmada por el Presidente Calles el 1 de septiembre de 1927 y ejecutada el 30 de octubre del mismo ao, amparando una superficie de 4, 957 hectreas.

La dotacin ejidal de finales de los aos veinte no amparaba, sin embargo, la totalidad del territorio reconocido por los habitantes de Cuentepec quienes reclamaban el reconocimiento oficial de 2,279 hectreas ms, de carcter comunal, que segn constaba en escrituras de 1890 en su poder, les pertenecan:

No es de ms manifestar a usted que dichos terrenos siempre los ha reconocido este pueblo como comunales del mismo pues obran en nuestro poder escrituras de 1890 que acreditan la sana, pacfica y constante posesin de los mismos, pero queremos que dicha posesin est ajustada a las leyes agrarias en vigor.

El 21 de mayo de 1954, se resuelve por fin la titulacin de los bienes comunales de Cuentepec y se reconoce, a favor de este pueblo, una extensin de 2,279 hectreas bajo un rgimen de tenencia comunal. La Resolucin Presidencial se publica en el Diario Oficial de la Federacin el 26 de octubre del mismo ao y el acta de posesin definitiva les es entregada a los comuneros en 1955 .

Hacia finales del siglo XX y principios del XXI, tras la ltima certificacin de derechos agrarios, el territorio de Cuentepec qued establecido de la siguiente manera: 4,678 has. de superficie ejidal y 2,390 has. comunales, dando una extensin total de 7,068 ha..

Pese a que el pueblo objeto de nuestro estudio posee un territorio considerable en trminos de su extensin, en lo que se refiere a la calidad del suelo y a los recursos disponibles la situacin es distinta. La tierra para cultivar es escasa y pobre. De las 7,000 hectreas slo 1,552 estn parceladas por ser aptas para la agricultura y 2,214 ha. son pastizal y cerril de uso comn. El poblado abarca 67 hectreas y las 3,192 hectreas restantes corresponden a lo que est clasificado en los expedientes agrarios como ros, arroyos y cuerpos de agua, lo que corresponde a las barrancas y el cauce del ro Tembembe. Con respecto a la calidad del suelo, desde la dotacin temprana a principios de los aos veinte, los ingenieros encargados de los estudios daban cuenta de su situacin en lo concerniente al ejido. As en abril de 1927, el Ingeniero Miguel M. Lizama, comisionado de la Comisin Nacional Agraria, le reportaba al Ingeniero Delegado de la misma que:

... las tierras del ejido son excesivamente pobres por lo pedregosas y delgadas. Las de riego no merecen tomarse en consideracin pues las aguas del ro Atengo que son las nicas de que pueden disponer de manera permanente los vecinos no son aprovechables por estar el lecho muy encajonado. Apenas si uno que otro pedazo puede ser y es cultivado con siembras de hortaliza... Las nicas tierras susceptibles de cultivo de temporal, en proporcin de un 10% estn situadas en las mesetas de las lomas que separan las barrancas de Atlaco, Coyotomac, Tenestioca, Tlasimaloya y de La Prensa.

En tal sentido puede clasificarse la totalidad de las tierras del ejido como cerril y de pasto...

En 1978, un comisionado de la Promotora Agraria No. 5, adscrita a la Promotora Agraria No. 1, informa a su jefe que tanto en los terrenos comunales como en los ejidales, la calidad de la tierra es psima, lo que los obliga a salir a trabajar de peones a otros ejidos.

Comuneros y ejidatarios de Cuentepec (194 los primeros y 421 los otros) tienen a la agricultura temporalera de autoconsumo como su principal actividad econmica. En parcelas que van de los mil metros (una tarea) a 2.5 hectreas, siembran maz, frijol, calabaza, chile y algo de cacahuate; quienes tienen ganado, cultivan tambin sorgo para alimentar a sus animales. Pero, la siembra no es suficiente para alimentar a las familias a lo largo del ao, por ello los cuentepequenses deben complementar su economa con trabajo asalariado fuera de la localidad en temporada de secas (de principios de enero a finales de abril), emplendose de manera fundamental en la industria de la construccin en la ciudad de Cuernavaca o en la cabecera de Temixco.

Y en lo que respecta al ganado... esa es la gran incgnita. En un territorio de vocacin fundamentalmente ganadera no es sta la actividad ms extendida entre los campesinos del lugar. No sabemos con exactitud el nmero de ejidatarios y comuneros que poseen ganado ni el nmero de cabezas. En el ao 2004, al momento de levantar un censo de hogares en la localidad, los informantes trataban de eludir esa pregunta pues tiene implicaciones en la percepcin que sobre ellos se hacen los dems miembros de la comunidad. Tener ganado significa tener dinero y eso, a su vez, implica que deben asumir localmente cargos cvicos, ceremoniales o agrarios, lo que siempre resulta ser oneroso para las economas domsticas. El clculo que podemos obtener a partir de nuestro censo es de aproximadamente el 30% de ejidatarios y comuneros con ganado. Con respecto a los hatos, ningn informante nos dijo tener ms de 5 cabezas; sin embargo, hay quienes mencionan que algunos ejidatarios y/o comuneros tienen entre 20 y 40 vacas y que alguno de ellos llega a tener hasta 600 animales. Sea como fuere, lo que es una realidad es que las poco ms de 2,000 hectreas de pastos de Cuentepec no son aprovechadas slo por quienes tienen derechos de tenencia sobre ellas. Sobre ello hablaremos ms adelante.

Si bien el pueblo de Cuentepec se encuentra ubicado en los mrgenes del ro Tembembe (tambin llamado Atengo), y ste atraviesa por su territorio, separando los bienes comunales de los ejidales, ello no ha significado que su poblacin se haya beneficiado de la disponibilidad del recurso agua. En lo que al riego se refiere, de los cerca de 500 campesinos con derechos de tenencia comunal o ejidal, slo 60 tienen concesin de agua para riego en pequeas parcelas de una tarea (1,000 metros) o menos, pues no alcanza para ms. Por otro lado, en lo que respecta a la disponibilidad del recurso para uso domstico, la situacin no es mejor. Prcticamente en todo lo largo de la historia de este asentamiento, procurarse el agua signific dedicar tiempo y esfuerzo para descender a una profundidad de entre 150 y 200 metros a las orillas del ro, en una pendiente muy pronunciada, y transportar el lquido en las espaldas en cntaros atados por la cabeza o, en el mejor de los casos, cargados en bestias, como se relata en un informe de la Comisin Nacional Agraria en el ao 1927 y nos fue reiterado, de igual forma, en distintos testimonios durante nuestro trabajo de campo:

... No solamente falta el agua para riego sino que hasta para los usos domsticos pues los vecinos para adquirirla tienen que bajar a una profundidad de no menos de 150 metros en zig-zag hasta el ro de donde la suben en cntaros y a lomo de bestias los que de ellas disponen, invirtiendo en el viaje de hora a hora y media (R.A.N., 1927, Loc.Cit.).

...ms antes, del ro bamos a acarrear como a las seis de la maana, con cntaros y con bule aqu colgado, con los cntaros atrs. bamos al ro temprano, como dos veces al da tenamos que ir a acarrear para tomar y para usar, bamos las mujeres y los hombres, todos... (Cuentepec, marzo del 2005, entrevista con Doa Yolanda)

En el ao de 1953, ante la dificultad para abastecerse de agua, el pueblo de Cuentepec firma un convenio de amistad con sus vecinos de Ahuatenco, municipio de Ocuilan, estado de Mxico (con quienes colindan hacia el norte), a travs del cual se establece que stos proporcionarn agua corrediza de un sitio llamado Mexicapan, a cambio de poder meter su ganado a pastar en los terrenos ejidales de Cuentepec.

Con trabajo y recursos comunitarios, y sin ningn tipo de apoyo oficial, los vecinos de Cuentepec construyeron un canal a travs del cual corra el agua que llegaba a esta comunidad:

Me acuerdo tantito cuando entr el agua... Dicen que se pusieron de acuerdo y cooperaron y se pag a los que trabajaron. Primero se hizo un canalito, no me acuerdo si tard un ao o en cuanto tiempo se hizo para terminar bien. Primero era un apantle, un canal, pues...El primero, cuando era canal, ese fue pagado por la comunidad. (Cuentepec, junio 2003, entrevista con ejidatario)

Durante treinta aos Cuentepec obtuvo agua de Mexicapan, aunque sta no poda ser usada para tomar pues vena muy sucia: ...Bien sucia vena, por la tierra de all, y el agua vena como chocolate, nos refieren varios testimonios; as que complementaban el abasto con el agua del ro, pues esa s se poda tomar.

En los aos 80, Ahuatenco le propone a Cuentepec un cambio:

Por qu no nos dejan esta agua (la de Mexicapan) a nosotros, para cultivar y les vamos a dar otro manantial, ese es muy limpio, es agua potable para tomar? Si nos deja sta les vamos a dar esa. (Cuentepec, marzo 2005, entrevista con un ex ayudante municipal).

As, a principios de los aos ochenta se actualiza el convenio con Ahuatenco quien le otorga a Cuentepec la cantidad de 6 litros por segundo del manantial de la Amapola, ubicado asimismo en el territorio de Ocuilan, estado de Mxico, pero en esta ocasin el agua ya no vendr a travs de un canal abierto sino de tubera. El gobierno del estado de Morelos cubri los gastos que implic la conduccin del agua, pero no hizo ningn pronunciamiento sobre las condiciones del convenio.

Las negociaciones entre Cuentepec y Ahuatenco por el agua no han sido sencillas, y si bien en los aos 80 el gobierno de Morelos contribuy econmicamente para entubar el agua, lo cierto es que ha predominado la ausencia del Estado en un asunto que indudablemente le compete en tanto que el agua es de la nacin, segn reza el artculo 27 constitucional, y su abasto a la poblacin es, por tanto, un asunto de inters pblico. Volveremos sobre esto ms adelante; baste por ahora mencionar que la comunidad indgena de Cuentepec ha estado sola en todo este proceso, y sola tambin ha tenido que enfrentar y resolver diversos conflictos con sus vecinos, pues la comunidad agraria de Ocuilan, a la que pertenece el pueblo de Ahuatenco, se siente la duea de los terrenos de agostadero, y sus autoridades aprovechan la menor provocacin para cortarles el agua a los cuentepequenses, no obstante el convenio de amistad que firmaron con ellos.

En los ltimos veinticinco aos, Cuentepec ha negociado con Ocuilan en dos ocasiones la cantidad de suministro de agua: primero 6 litros por segundo, y en el 2003 solicitaron que la cantidad se incrementara a 15 litros por segundo, lo que todava no han logrado. Durante este tiempo, tambin, han tenido que enfrentar por lo menos cuatro conflictos fuertes con sus vecinos en sus negociaciones de agua por pastizal y, en todos los casos, a excepcin de ltimo que an no se ha resuelto, la balanza no se ha inclinado a su favor. El primero de ellos ocurri cuando canalizaron el agua a travs de tubera: si bien el gobierno del estado pag la obra, no procur ayuda en la tramitacin de permisos con el ayuntamiento de Ocuilan, y el comit de agua de Cuentepec fue detenido por los habitantes y la polica montada de aqul municipio quienes los acusaban de estar invadiendo su territorio:

Cuando empezamos abrir la brecha para hacer los trabajos de la lnea de conduccin en ese mismo ao, en el ao 81, 82, no recuerdo que fecha ni que mes, el presidente de bienes comunales traa la polica montada de Ocuilan, nos mando a traer en calidad de detenidos, nada ms a nosotros del comit (de agua). Llegamos aqu en su casa del Seor Ramn Camacho, que es el Delegado Municipal (de Ocuilan en Ahuatenco) en aquel tiempo; pues ah estaban, estaban la reunin con otros seores de Ahuatenco pues ah nos preguntaron:

Pues qu?, qu paso?, porqu no sacaron permiso para hacer la brecha?

Y es cierto, es lo que nos hizo falta, no hicimos este, no solicitamos (permiso) para hacer la brecha, para hacer los trabajos.

Entonces, como nos conocemos Ahuatenco y Cuentepec, ellos mismos nos defendieron, unos pues, no todos; algunos estaban en contra de nosotros, as hasta nos queran pegar. Ya cuando se les empez a platicar que ya dentro de unos das ya se meta la solicitud pidiendo que s, para que nos dejaran trabajar, para hacer la brecha. Entonces ya el presidente vecinal dijo que pues que nos esperaba a sus oficinas, que llevaremos el escrito, y ya nos dejaron, pues... (Cuentepec, abril 2005, testimonio del ex ayudante municipal).

Algunos aos ms tarde, en la misma dcada de los ochenta, cuando Lauro Ortega era de gobernador de Morelos, el gobierno del estado promovi un programa de cra de ganado para Cuentepec y para ello cercaron los pastizales de esta comunidad hasta sus lmites con el estado de Mxico. Ahuatenco reaccion de inmediato cortando el suministro de agua del Amapola:

Cuando fue gobernador Don Lauro Ortega, el Lauro Ortega quera meter ganado aqu, todo el ejido de aqu, para all arriba que colinda con el Estado de Mxico; quera meter ganado de cra... Tomaron acuerdo el comisariado con los ejidatarios que s, que iba a trabajar mucha gente, y cercaron, cercaron todo hasta el lmite con Estado de Mxico, con Ahuatenco; cercaron todo el terreno con cinco hiladas de alambre; trajeron como tres trailers de alambre. Iban a hacer un potrero para ganado, y luego en otra parte iban a hacer presas para que tomaran agua, y los de Ahuatenco se enojaron... y as ya no se hizo nada porque ya cortaron el agua y ya no trajeron el ganado, ya no se hizo el programa pues Don Lauro dijo: No queremos problemas. (Cuentepec, marzo 2005, entrevista con ex comisariado ejidal).

La respuesta del gobierno del estado al problema del abasto de agua de Cuentepec fue doble: por un lado cancel de inmediato el proyecto ganadero, con lo que neg a los campesinos la posibilidad de diversificar su economa; y por otro, decidi perforar un pozo profundo, que abasteciera a la poblacin in situ; sin embargo, el pozo funcion por poco tiempo pues pronto se descompuso la bomba y la comunidad no tuvo forma de mandarla a arreglar, en primer lugar, porque no tenan dinero para hacerlo, en segundo porque no contaban con lo papeles que los acreditara como beneficiarios:

En aqul tiempo no pagbamos la luz, as noms, y luego, cuando se descompuso, bamos la comisin a Temixco, a Cuernavaca, pero nos pedan papeles y pues no tenamos papeles, y de ah la Comisin (Federal de Electricidad) nos dijo que no lo iba a arreglar porque no tenamos papeles y ah se perdi el pozo. (Ibidem.)

Sin pozo y sin programa ganadero, Cuentepec volvi a negociar agua por territorio con sus vecinos de Ocuilan.

Llama la atencin que el gobierno del estado de Morelos, en lugar de asumir su responsabilidad como representante de los intereses de la poblacin, en especial de sta tan desprotegida y vulnerable, optara por perforar un pozo y tambin por cancelar el proyecto ganadero, para evitar conflictos con Ocuilan, en lugar de haber hecho las negociaciones necesarias para que el gobierno federal, que era la instancia que desde principios del siglo XX haba tenido bajo su control todo lo referente al uso, aprovechamiento y gestin de este recurso (Aboites, 1998), le pusiera un alto a los abusos de ese municipio del Estado de Mxico que, sin tenerlos, se senta con todos los derechos.

Cmo interpretaban las autoridades del estado el precepto constitucional que indica que el agua es de la nacin? Por qu permitieron que una comunidad tan pobre como Cuentepec, que para los aos 80 no tena siquiera una carretera que la vinculara con el resto de la entidad, estableciera un convenio con sus vecinos en condiciones tan desventajosas, cuando la dotacin de agua a la poblacin es un derecho bsico que debe cumplirse sin condiciones? Una de las posibles respuestas pudiera ser que no hayan querido entrar en ningn tipo de conflicto con el poderoso Estado de Mxico; otra, vinculada a la anterior, es que no consideraban importante ni a la poblacin de Cuentepec ni a su territorio; a fin de cuentas se trataba de una pequea comunidad indgena cuyos habitantes ni siquiera hablaban bien espaol; era claro que ni ellos, ni sus tierras, ni sus recursos, eran significativos econmica ni polticamente para el gobierno del estado.

La negociacin de agua por territorio le ha generado a Cuentepec incluso conflictos internos: en diversas ocasiones durante los aos ochenta y noventa, segn se desprende de documentos de archivo, campesinos sin tierra de esta comunidad abrieron y cercaron terrenos de cultivo en los que son terrenos de pastoreo objeto del famoso convenio, provocando con ello el reclamo inmediato de Ocuilan. Internamente, las autoridades agrarias de Cuentepec nunca reconocieron los derechos de los campesinos demandantes y los conflictos se dirimieron a favor de Ahuatenco.

Hablando con uno de los lderes de la comunidad, quien no slo ha tenido los principales cargos de autoridad en el pueblo (civiles y agrarios), sino que tambin ha participado en las negociaciones con Ocuilan desde que era joven en los aos ochenta, ste nos indicaba con mucha claridad que, desde su punto de vista, el asunto del agua ha sido complicado debido por lo menos a tres razones: primero, porque Ocuilan se siente dueo tanto del agua como de los terrenos agostadero del norte del ejido de Cuentepec; segundo, porque las autoridades de la entidad no se han involucrado en el asunto ni los han apoyado en sus negociaciones, ni siquiera la presidencia municipal de Temixco; y por ltimo, porque hasta hace muy poco tiempo, a penas hace unos cuatro o cinco aos, fue cuando ellos, los de Cuentepec, se enteraron que su convenio de buena vecindad no tiene ninguna validez jurdica, pues el agua es de la nacin y la concesin de derechos debe tramitarse a nivel federal, ante la Comisin Nacional del Agua (la CNA), y no negociarse con otras comunidades slo porque en su territorio se encuentren los manantiales.

La visin de este lder, en especial en lo referente al ltimo punto, no est sin embargo muy extendida, ya no se diga entre la poblacin de Cuentepec, ni siquiera entre las autoridades agrarias y civiles actualmente en funciones, y que son las que deben seguir negociando para ampliar la disponibilidad de 6 a 15 litros por segundo. stas saben ya que los trmites de la concesin del agua deben realizarse en las oficinas de la Comisin Nacional del Agua en Cuernavaca, capital del estado, y que la negociacin, en todo caso, debe darse con los concesionarios legalmente reconocidos, que no son los Ocuilan, sino sus otros vecinos de Miacatln- Vaso el Rodeo; no obstante, opinan que al mismo tiempo deben convencer a los del Estado de Mxico para que cedan, y para ello estn dispuestos a cumplir con sus demandas. Parece que continuar con el trueque de agua por territorio no est del todo en discusin. Y por qu habra de estarlo si desde su percepcin los terrenos de agostadero son vastos (2,214 ha.), especialmente si se comparan con las minsculas parcelas de cultivo (de 1 a 3 ha.) que detenta cada familia campesina de esa localidad? Las tierras de pastoreo, su territorio de uso comn, es significado como el activo de que dispone la comunidad para enfrentar sus carencias.

A lo largo de nuestro trabajo de campo, cuando en las entrevistas preguntbamos si los pastos de ejido y comunidad eran suficientes para el ganado, tanto local como forneo, todos nuestros entrevistados respondieron igual:

...tenemos harto pasto nunca nos falta, venga (ganado) de afuera o no de afuera, pero no, gracias a Dios no falta.

Es mucho terreno...hay mucho, pueden meter ms ganado y hay mucho terreno.

Y puede ser que s sea cierto todava, pero no por mucho tiempo, pues nadie sabe cunto ganado est pastando en los terrenos de Cuentepec, y las autoridades locales hacen unas cuentas alegres sobre el ndice de agostadero, el cual calculan entre 5 y 7 cabezas por hectrea, lo que es impensable siquiera en el trpico hmedo donde es de 1.5 c/ha. Algunos especialistas hablan de una relacin inversa, es decir, 5 ha. por cabeza.

De los pastos de Cuentepec come el ganado de comuneros y ejidatarios de esta localidad, el cual calculamos, conservadoramente, en alrededor de 800 cabezas; tambin lo hace el ganado de Ahuatenco y de otras localidades de Ocuilan, amparados por el Convenio de 1953; entra ganado de varios ejidos del municipio de Miacatln, y tambin de Temixco. Con los ejidos de estos dos municipios no hay convenio de por medio, pero algunos de ellos pagan una pequea cuota anual de entre 200 o 300 pesos por ganadero, misma que entra a la caja de los Comisariados de Bienes Ejidales o Comunales, segn sea el caso, y permite con ello que estas instancias, encargadas paradjicamente de regular el uso de los bienes comunes, cubran algunos de sus gastos, entre otros los de las comisiones cuando tienen que ir al estado de Mxico a negociar el agua! As lo expres quien fuera en otros tiempos presidente del comisariado ejidal:

El ganado que viene de fuera lo meten como de mayo a enero, como diez meses, de marzo a abril se lo llevan a comer en sus casas porque ya est acabando el pasto, aunque no acaba, pero acaba por la lumbre... tenemos problema con el ganado que se mete a las milpas, por eso tenemos problema, luego a veces los ejidatarios dicen que ya no les den, que ya no les dejen entrar, porque hacen daos, y otra cosa porque se acaba el pasto, as dicen, que ya no alcanza; pero no lo dicen todos, slo los que tienen ganado y a los que les hacen daos. Pero, si se les va a decir que ya no metan el ganado de dnde va a salir el dinerito para los gastos? De ah sale para las comisiones... no pagan mucho, son como 300 pesos por ganadero y pagan de los dos lados, con Don Sabino (presidente del comisariado de bienes comunales) y con Don Guillermo (presidente del comisariado de bienes ejidales). (Entrevista con el ex presidente del Comisariado de Bienes Ejidales, marzo del 2005)

Independientemente de si los forrajes alcanzan o no para alimentar a todo el ganado que pasta en el territorio de Cuentepec, lo que es una realidad es que lo que se vive aqu es una situacin de acceso abierto, sobre la que las instituciones agrarias locales ya no tienen ningn control. El problema mayor, desde nuestro punto de vista, no estriba tanto en la disponibilidad de alimento, que de suyo es importante, sino en las consecuencias de erosin y compactacin de suelos provocadas por el sobre pastoreo, hecho que hoy ya es una evidencia segn se desprende de un estudio del Instituto Mexicano de Tecnologa del Agua, que reporta una erosin de entre 30 y 40 ton/ha/ao, con tendencia al aumento (Gmez Garzn, A., 2000: 16). Esto, a nuestro parecer, es la principal amenaza que se cierne sobre el futuro, no muy lejano, de las tierras de pastoreo de esta comunidad.

2. Identidad y sentido de pertenencia territorial: una ecuacin necesaria pero insuficiente para la sustentabilidad

La vida de Cuentepec en todas sus dimensiones, es decir, la cotidiana, la ritual, la econmica, la poltica, la social y la cultural, est marcada por el ciclo agrcola. Sus habitantes son campesinos temporaleros de subsistencia que siembran, y han sembrado desde siempre, el maz y el frijol que los alimenta.

El tres de mayo celebran con fuegos pirotcnicos y campanas de la iglesia el da de la Santa Cruz, fiesta de los albailes, pero la fecha tambin les recuerda que las lluvias no tardan en llegar y que hay que comenzar a preparar el terreno de cultivo. A partir de este momento, los hombres adultos pasarn la mayor parte del da en sus parcelas de cultivo preparando el terreno; sus mujeres les llevarn el almuerzo a media maana y les tendrn preparada la tortilla para cuando regresen de noche; y sus hijos, los grandecitos, se les unirn en las labores del campo a partir de junio cuando termine el ciclo escolar.

Limpiar, barbechar, sembrar, son las tareas que ocupan, de sol a sol y de lunes a domingo, el tiempo de los campesinos de Cuentepec desde mediados de mayo hasta mediados de agosto cuando la milpa ya empieza a espigar. En este momento, algunas familias de este pueblo, las que heredaron de sus antepasados la piedra de los aires o de los vientos, ponen una ofrenda para esta deidad, a la que le agradecen haber trado las lluvias necesarias para la siembra, pero en sus oraciones le ruegan que se vaya, que regrese a las montaas donde tiene su casa, para no hacer dao ni a la gente ni a los cultivos. Dado que hay varios hogares con piedra en el poblado y la colocacin de la ofrenda es labor de un especialista, de los que slo hay dos en la localidad, las ofrendas a los vientos comienzan a colocarse del 15 de agosto a mediados de septiembre, aproximadamente, para terminar antes del 29 de ese mes en que tiene lugar la fiesta de San Miguel Arcngel, el otro santo patrono de Cuentepec (Gonzlez ngeles, Livia, 2005).

Agosto marca el inicio del calendario ritual vinculado al ciclo agrcola, pero es tambin el mes en que los adultos de esta localidad eligen a su autoridad cvico-religiosa, el ayudante municipal, quien se desempear en ese cargo a lo largo de un ao. El ser el encargado de organizar y solventar las dos fiestas principales del pueblo, la de San Miguel, a fines de septiembre y la de San Sebastin, a mediados de enero. Con San Miguel se festeja que la milpa ya est eloteando, que ya sali el fruto que habr de convertirse en maz; con San Sebastin, se agradece la cosecha y se marca el fin del ciclo agrcola.

El ayudante municipal, junto con los Principales del pueblo, preside ambas celebraciones, pero tiene tambin entre sus tareas, adems de las ceremoniales, ser la principal autoridad poltica de la localidad. l es el representante del Ayuntamiento en el pueblo, a la vez que representa a su poblacin ante aqul; es por tanto, el enlace con las autoridades municipales, estatales y federales (Angn, Pilar, 2005). Las decisiones ms importantes pasan por l, por lo que tiene que mantener una estrecha coordinacin con los diversos comits (de agua, de obras, de salud o los que hubiere) y con las autoridades agrarias del ejido y la comunidad; y debe tambin, en aras de su buen desempeo de gobierno, mantener un dilogo abierto con la asamblea general la que, en primera y ltima instancia, sanciona todas sus acciones. En el caso de las negociaciones y/o conflictos con los pueblos vecinos, el ayudante municipal es quien juega el papel principal.

A finales de enero, cuando la cosecha ha sido levantada, y tras la fiesta de San Sebastin, la mayora de los varones adultos de la comunidad sale a buscar trabajo asalariado en la capital del estado (en las obras de construccin), o en los ejidos y/o propiedades cercanas que tienen tierras de riego y demandan mano de obra para la siembra de arroz, de hortalizas o para la cosecha de rosas. La mayor parte de los que se emplean como jornaleros agrcola son los adultos mayores de 40 aos, pues los jvenes prefieren el trabajo en las ciudades (Censo de Hogares de Cuentepec, 2004). El trabajo asalariado que se desarrolla de enero a mayo servir para complementar la economa de las unidades domsticas, y para adquirir un poco de efectivo que les permita arreglar o construir sus viviendas, o bien para sufragar los gastos de las bodas en las familias, las que normalmente se llevan a cabo en mayo, antes de que comience el trabajo duro en el campo y vuelva a comenzar el ciclo.

As vista, Cuentepec es una comunidad campesina indgena tradicional: se organiza, vive y celebra en funcin de la siembra. Mantiene activas sus instituciones de gobierno tradicionales y su sistema de cargos cvico-religiosos. No obstante su cercana con la ciudad de Mxico, a menos de cien kilmetros, y con slo veinte kilmetros de distancia de Cuernavaca, la capital del estado de Morelos, los habitantes de Cuentepec se distinguen del resto de la poblacin del estado por su orgullo nahua. Han mantenido vivas a lo largo del tiempo costumbres, tradiciones y lengua, y sta ltima de manera consciente y decidida pues toda su poblacin es hablante: desde los nios pequeos hasta los adultos mayores. En la escuela primaria la educacin es 100% bilinge y los lunes comienzan honores a la bandera entonando el himno nacional en su lengua materna. Las mujeres de la comunidad visten su traje tradicional compuesto de faldas plizadas y delantales que ellas o sus madres confeccionan; algunas elaboran piezas de barro; y todas transmiten a sus hijas sus conocimientos sobre plantas medicinales, elaboracin de platillos, crianza y cuidado de animales de traspatio y, en general, todo lo que refiere a las costumbres en la vida domstica.

Cuentepec es, pues, una comunidad indgena que a travs de sus prcticas y su quehacer cotidiano, reafirma sus costumbres y sus creencias profundas, su identidad tnica y su sentido de pertenencia a un territorio ocupado por ellos a lo largo de los siglos; y, sin embargo, esto no ha sido suficiente para defenderlo ni para garantizar la sustentabilidad de sus recursos.

En otros trabajos de investigacin hemos encontrado interesantes experiencias de accin colectiva en el manejo y conservacin de los recursos naturales, vinculadas a construcciones identitarias y fuertes sentidos de pertenencia territorial (Paz, 2005); no es el caso en Cuentepec. En aqullos, la accin colectiva surge vinculada a una identidad compartida, la que a su vez da forma a instituciones normativas locales; en el caso que aqu presentamos, no hay accin colectiva para el manejo y la conservacin de los recursos, porque no hay instituciones que la normen y orienten, an a pesar de que todos los habitantes de esta localidad compartan y se identifiquen con un mismo sistema de valores y creencias, pero ste est vinculado con el campesino temporalero y a ese es al que perpeta.

El territorio de Cuentepec es fundamentalmente de vocacin ganadera y, aunque algunos de los comuneros y/o ejidatarios puedan dedicarse a esta actividad, la comunidad, en s, no se siente ganadera, no se define como tal; es ms, mientras menos se note que lo es, mejor. Por eso los campesinos del lugar nunca dicen cuantos animales tienen; por eso rehuyen a organizarse de manera conjunta todos los que se dedican a esa actividad en el pueblo; por eso prefieren pedir apoyo de manera individual a los programas de gobierno; por eso, creemos, no estn dispuestos a defender su territorio de los abusos de otros y permiten que stos se sientan con derecho de posesin de sus agostaderos.

Por qu tanto secreto y tanto sigilo? Bueno, en primer lugar habra que aclarar que la gran mayora de los que tienen vacas, en efecto tiene hatos de slo tres o cuatro animales, esa s es una realidad, y ello explica en parte que no puedan sentirse ganaderos; pero aqullas familias que tienen ms, prefieren que esto no sea muy notorio pues no es muy bien visto, genera envidias y obliga, en una economa de prestigio, a compartir y distribuir la riqueza a travs del oneroso sistema de cargos o las contribuciones en las fiestas. Tal vez es un tanto aventurado decirlo, pero a ratos pareciera que el convenio con Ocuilan y todos los permisos para que pastoree el ganado de otros ejidos en su territorio, es una forma de control social que se ha instituido en esta comunidad, para evitar que se expandan algunas de las familias que tienen ganado. Quede esto como hiptesis a comprobar.

Ahora bien, sobre lo que no hay duda es que Cuentepec es una comunidad muy pobre, es pobre en recursos y tambin lo son sus habitantes quienes con dificultad viven al da, no obstante que invierten todo su tiempo y energa en ello. Pero Cuentepec no slo es pobre en trminos econmicos; polticamente tambin lo es. Sus instituciones de gobierno son dbiles, sus lderes escasos y la tradicin a ratos los inmoviliza y los encierra, los ata al pasado y les niega la posibilidad de generar alianzas regionales que los fortalezcan.

No pretendemos plantear aqu una falsa dicotoma entre tradicin y modernidad, pero no podemos dejar de preguntarnos sobre la relacin que existe entre sus condiciones de vida y sus formas de organizacin sociopoltica, de la misma manera que tampoco podemos dejar de cuestionarnos el por qu esta comunidad, tan rica en valores, establece relaciones tan desventajosas en trminos de poder con los agentes externos; es decir, por qu siempre se coloca en una posicin de inferioridad y, en lugar de exigir sus derechos, pide favores. No podemos, por ltimo, dejar de interrogarnos por qu una comunidad tan endogmica (el98% de sus habitantes son originarios del lugar) y tan arraigada (de la poblacin total nacida en Cuentepec, el 97% vive ah), tiene un sentido de territorialidad tan dual, es decir, tan abierto y tan cerrado a la vez (Censo de Hogares, Op.Cit.).

Desde la geografa, algunos autores que trabajan con los conceptos de territorio y territorialidad indican que stos remiten a una representacin social del espacio que une al interior y separa del exterior; es decir, es tanto incluyente como excluyente (Tizon, 1996: 23-29). Otros ms, indican que la construccin colectiva de la nocin de territorio, refiere al espacio apropiado por un grupo social para garantizar su sobrevivencia y reproduccin:

El territorio (...) es aquella porcin del espacio apropiada por las sociedades humanas para desplegar en ella sus actividades productivas, sociales, polticas, culturales y afectivas, y a la vez inscribir en ella sus estrategias de desarrollo y, todava ms, para expresar en el curso del tiempo su identidad profunda mediante la sealizacin de los lugares (Lecoquierre y Steck, 1999: 47, citado por Gimnez, G., 2004: 47).

El carcter endogmico de Cuentepec y la persistencia de un patrn de residencia patri-virilocal, que mantiene a los hijos varones casados viviendo en la casa de sus padres para evitar que las parcelas de tierra que les pertenecen pasen a manos de terceros, nos remite, sin duda a ese carcter incluyente excluyente del territorio: Cuentepec es para los cuentepequenses. Si dejamos que vengan otros de fuera, se van a sentir dueos, nos dijeron cuando preguntbamos por qu no viva gente de otro lugar en el pueblo. Sin embargo, llama la atencin que esta mxima no aplique en el caso de las tierras de pastoreo, donde, efectivamente, los de Ocuilan se sienten con todos los derechos y as los reclaman cada vez que pueden. Retomado la definicin de Lecoquierre y Steck (Op.Cit.) nos preguntamos si ser acaso que la aporpiacin que hacen los de Cuentepec de sus terrenos de pastoreo no est tanto vinculada a su uso directo como a su intercambio por un recursos como el agua, sin el cual la sobrevivencia y reproduccin no es posible? Es decir, que este territorio est significado como lo nico de que se dispone para intercambiar por algo indispensable e insustituible.

El intercambio de agua por territorio y las condiciones en que ste se ha dado nos hablan sin duda de la situacin de escasez que prevalece en Cuentepec: escasez en la disponibilidad de recursos, pero tambin de apoyo y presencia del Estado; escasez de fuerza interna para negociar sin ceder en todo, pero asimismo de instituciones locales reguladoras que vigilen y preserven el inters colectivo de los comuneros y ejidatarios de la localidad; escasez, por ltimo, de una propuesta local de largo plazo que preserve los recursos naturales de esta comunidad rural.

No creemos que Cuentepec carezca de proyecto; es claro que para ellos la preservacin de costumbres y tradiciones, de la cultura nahua, es uno de sus objetivos fundamentales, as lo expresan a diario en todas sus prcticas. Lo que consideramos, ms bien, es que su apuesta sigue estando fincada en preservar una identidad y una territorialidad que ellos han construido alrededor de su quehacer agrcola, como campesinos-indgenas-milperostemporalerosde autoconsumo; es en torno a ellas que se refuerzan y mantienen sus instituciones cvico-ceremoniales, se tejen todas sus interacciones sociales, hacia adentro y hacia fuera, y se configuran sus relaciones de poder. No queremos juzgar de entrada esta situacin en trminos maniqueos, pero nos preguntamos si esta frmula no los est atrapando en el crculo vicioso de la escasez, en el sentido amplio que arriba hemos referido.

3. Algunas reflexiones finales

El caso que aqu hemos presentado refiere, efectivamente, a una pequea comunidad indgena del surponiente de Morelos pero creemos que, salvo las particularidades histricas de sta, es un prototipo de muchas comunidades rurales de nuestro pas, localizadas en territorios que no figuran entre los ms importantes en trminos de riqueza de recursos naturales, de biodiversidad o de prestacin de servicios ambientales; ni siquiera de ubicacin geogrfica.

Estos territorios son, por decirlo de alguna manera, los territorios invisibles: no son objeto de poltica pblica en materia ambiental, pues no figuran en la lista de zonas prioritarias de conservacin; la presencia del Estado se materializa a travs de programas de asistencia y alivio de la pobreza lo que, si bien por un lado ayuda momentneamente, por el otro desmoviliza a la poblacin en el corto y mediano plazo y la desaparece de la escena poltica estatal y nacional; finalmente, debido a la pobreza de recursos, no son objeto de codicia por parte del gran capital, no estn amenazados por l pues para ste no existen, no figuran en su mapa de intereses. Esto ltimo podra ser una buena noticia; sin embargo no lo es pues, a pesar de su no visibilidad hacia fuera, esto no los ha protegido: ah estn, vulnerables, expuestos al deterioro y sin defensa alguna.

Existe una relacin directa entre la identidad cultural, el sentido de pertenencia territorial y la sustentabilidad? No necesariamente. En el caso que aqu presentamos, vimos como la identidad de campesinos-indgenas-milperos-temporaleros-de autoconsumo, construida y sustentada por los habitantes de Cuentepec tiene, en efecto, un fuerte arraigo territorial, una referencia directa a su espacio geogrfico y su entorno fsico; y, sin embargo, ello no ha sido condicin suficiente para proteger sus recursos y generar propuestas colectivas de manejo sustentable de los mismos, y no creemos que lo vaya a ser mientras no cambien ciertas condiciones tanto internas como externas.

A lo largo de su historia reciente, Cuentepec se ha visto obligado a intercambiar agua por territorio; su condicin de pobreza y de abandono institucional los ha orillado a ello. La situacin, sin afn de dramatizar, es bastante grave por varias razones: por un lado, este convenio intercomunitario, de buena vecindidad pero sin sustento jurdico, les ha quitado autonoma en sus decisiones al interior de su territorio, pues sus vecinos piensan que tambin les pertenece a ellos y, por tanto, los deben consultar o hasta pedir permiso; por otro lado, al no haber ninguna instancia reguladora, se ha generado una situacin de acceso abierto en los agostaderos de Cuentepec, lo que expone sus suelos a un franco deterioro por sobrepastoreo, sin que se haga nada para detener este proceso; por ltimo, la gran paradoja est en que, no obstante todas las desventajas y consecuencias del convenio, la poblacin de Cuentepec no tiene resuelto el problema del abasto de agua pues sta es escasa y no alcanza: el 70% (476) de los hogares recibe agua cada tercer da, por un periodo de dos horas; el 20% (142) cada semana, por el mismo lapso de tiempo, y un 7% no recibe agua desde hace ms de una ao por la falta de presin con la que sta viene, lo que obliga a estas familias a comprarla, pedirle a los vecinos o bajar al ro a buscarla (Censo de Hogares, Op.Cit.).

Los habitantes de Cuentepec y sus autoridades locales han puesto como prioridad la satisfaccin de esta demanda y estn dispuestos a todo para lograrlo, aunque en ello se vaya su autonoma territorial y la sustentabilidad de sus recursos; no tienen ni la fuerza ni las capacidades locales para negociar de otra manera con sus vecinos, y con el Estado han tejido una relacin de lejana y paternalismo que los tiene inmovilizados, incluso hasta para pedir la presencia de ste en la resolucin de esta necesidad tan apremiante.

Por otro lado, al ser los terrenos de pastoreo y no los de cultivo los que estn siendo afectados, no se sienten del todo amenazados. La situacin de escasez y pobreza en la que han vivido les hace tener una falsa percepcin de que 2,000 hectreas de pasto son bastantsimas y, en todo caso, la competencia por los pastos o la degradacin del terreno a quienes afecta ms es a los grandes ganaderos del pueblo, los que por una parte, son los menos, y por la otra, segn la lgica del pueblo, mejor que no se expandan.

El de Cuentepec es un caso analizado muy de cerca, pero como l podemos encontrar muchos ejemplos a lo largo y ancho del territorio nacional, los ms, seguramente, en donde las condiciones de pobreza, de abandono, de debilidad institucional interna, de escasez de recursos y de importancia relativa otorgada a los que se poseen, se conjugan de tal forma que, no obstante que sus pobladores compartan valores y sentimientos de arraigo y pertenencia y los expresen a travs de sus prcticas y sus instituciones, ello no garantiza en s mismo ni la proteccin de sus recursos, ni la existencia de proyectos de defensa de su territorio; stos, desde nuestro punto de vista, requieren de un posicionamiento poltico distinto de las comunidades hacia el exterior, pero tambin de cambios internos que les permitan crear y fortalecer capacidades locales as como romper el crculo vicioso de la escasez que las empantana.

BIBLIOGRAFA CITADA

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R.A.N. Cuentepec, Expediente 19A, Ramo Tierras Ejidales, Legajo: Tramitacin, Fojas: 000026-000028, Visto para resolver el expediente relativo a la restitucin o en su caso dotacin de ejidos presentada por los vecinos de Cuentepec, municipio de Xochitepec, ex Distrito de Cuernavaca, 20 de septiembre de 1923.

R.A.N. Cuentepec, Expediente 19A, Ramo Tierras Ejidales, Legajo: Ejecucin, Foja: 000128, Resolucin Presidencial de Dotacin, 1 de septiembre de 1927.

R.A.N. Cuentepec, Exp. 19B, Ramo Tierras Ejidales, Legajo: Ampliacin, Foja: 000341, 11 de abril de 1937.

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Procuradura Agraria, Ejido Cuentepec, Actas de Asamblea, agosto 7 de 1999, septiembre 9 de 1999 y septiembre 23 de 1999; Comunidad Agraria Cuentepec, Actas de Asamblea, julio 25 de 1999, septiembre 17 del 2001 y octubre 26 del 2001.

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R.A.N. Cuentepec, Expediente 19A, Ramo Tierras Ejidales, Legajo: Ejecucin, Foja: 000322-000323.

Cabe anotar que algunos ejidatarios son asimismo comuneros pues poseen ambos tipos de derechos de tenencia.

En un censo de hogares levantado en la localidad en el ao 2004 se reporta que en el 80% de los hogares por lo menos uno de sus miembros tiene trabajo asalariado durante la temporada de secas y de estos, el 50% se emplea como pen de construccin y el 26% como jornalero agrcola. Un pen de construccin gana entre $120 y $150 al da, lo que equivale a entre 11 y 14 dlares.

Curiosamente esta persona, a quien nos fue muy difcil entrevistar para el censo, nos dijo tener slo 4 becerritos.

El ro Tembembe es afluente del Amacuzac que, a su vez, es tributario del Balsas. La cuenca de este ro se encuentra localizada al noroeste del estado de Morelos y el sureste del estado de Mxico (Gmez Garzn, A., 2000: 1).

Cabe mencionar aqu que Ahuatenco es uno de los mltiples asentamientos de la comunidad agraria de Ocuilan, estado de Mxico, cuya extensin territorial es de poco ms de 41,000 hectreas.

R.A.N. Cuentepec, Ramo: Derechos Agrarios, Expediente 278.2/19, Tomo A, Folios 000239, 000258, 000647, 000655, 000656.

Dr. Ral Garca Barrios, comunicacin personal.

Segn nuestro censo de hogares del 2004, de un total de 678 hogares, 76 cuenta con la piedra de los aires y de stos 67 contina ponindole ofrenda.

No suponemos que se hayan mantenido de manera intacta costumbres y tradiciones en esta comunidad a lo largo del tiempo; su insercin en mbitos mayores, nacionales e internacionales, han seguramente impactado y transformado stas; sin embargo, a pesar de ello, el pueblo las recrea y las reformula.

En el ao 2003, la Universidad Nacional Autnoma de Mxico present a la asamblea de Comuneros y Ejidatarios de Cuentepec un proyecto para establecer una estacin biolgica de restauracin de barrancas en el territorio de esta comunidad. La asamblea lo aprob y design una superficie de 100 hectreas en la ladera de una barranca para que se estableciera la estacin y comenzaran los trabajos de restauracin. Al poco tiempo, vecinos de Ahuatenco se presentaron ante el personal de la UNAM que estaba trabajando en el lugar, pidiendo que se les explicara qu estaban haciendo ah.