Vocabulario Canario

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Expresiones Dejarse dormir - Quedarse dormido. ¡ Fos! - Interjección que se usa cuando algo huele mal o da asco (¡ fos que apeste!). ¡ Cámbate las patas! - ¡ alucina, vecina! El más que me gusta - el que más me gusta. Tener fundamento - Portarse bién, ser responsable. Mandarse a mudar - Irse (implicando lejos o rápido). Más nunca - Nunca más (del portugués mais nunca). Más nada - Nada más (idem.) Ya yo fuí - Yo ya fuí. Pegar el tranque - Dar plantón, dejar colgado a alguien. Quedarse con las maguas - quedarse con las ganas. Mira.../mire... - oye.../oiga... (para llamar la atención de alguien). Don/Doña - Manera respetuosa de llamar a alguien mayor que uno. ¡ Mi niño! - Interjección para referirse a tí de forma cariñosa (¿ queríasd algo, mi niño?). ¡ Ni jarto de grifa! - Ni de coña, vamos. ¡ No, que va! - (irónico) claro que sí, por supuesto. No queda sino uno - Sólo queda uno. Estar quesudo, tener queso - (vulg.) dicese de la situación de deseo o ansia sexual bastante irreprimible debida a una larga abstinencia de los actos carnales, usualmente forzada. O sea: estar salido o, para los angloparlantes, "horny".

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Expresiones

Dejarse dormir - Quedarse dormido.

¡ Fos! - Interjección que se usa cuando algo huele mal o da asco (¡ fos que apeste!).

¡ Cámbate las patas! - ¡ alucina, vecina!

El más que me gusta - el que más me gusta.

Tener fundamento - Portarse bién, ser responsable.

Mandarse a mudar - Irse (implicando lejos o rápido).

Más nunca - Nunca más (del portugués mais nunca).

Más nada - Nada más (idem.)

Ya yo fuí - Yo ya fuí.

Pegar el tranque - Dar plantón, dejar colgado a alguien.

Quedarse con las maguas - quedarse con las ganas.

Mira.../mire... - oye.../oiga... (para llamar la atención de alguien).

Don/Doña - Manera respetuosa de llamar a alguien mayor que uno.

¡ Mi niño! - Interjección para referirse a tí de forma cariñosa (¿ queríasd algo, mi niño?).

¡ Ni jarto de grifa! - Ni de coña, vamos.

¡ No, que va! - (irónico) claro que sí, por supuesto.

No queda sino uno - Sólo queda uno.

Estar quesudo, tener queso - (vulg.) dicese de la situación de deseo o ansia sexual bastante irreprimible debida a una larga abstinencia de los actos carnales, usualmente forzada. O sea: estar salido o, para los angloparlantes, "horny".

Estar en el aire - alelado, estar pasmado.

Te falta un aguita - te falta un tornillo.

Me queda largo - me queda ancho.

¡ Fuuu! - Interjección para enfatizar algo exagerado ("el examen duró 7 horas" ...el otro contesta: ¡ fuuu! que pasada).

¡ Agüita! - ¡ que passada!

¿ Fueguito ahi? - ¿ Tienes fuego?

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¡ Chosss! - Interjección muy usada, también para enfatizar algo exagerado.

Estar apestando - estar chungo.

Shah mano, ... - que paissa tío (shah mano, chiquita moto te compraste).

Pegarse una bola o pegarse un moco - Para los ruinas significa mentir. Se utiliza uno u otro dependiendo del grado de la mentira. El primero es para las mentiras coloquiales, sin importancia; el segundo es para la grandes mentiras. Ej: Te estás pegando una bola. Te lo noto en la cara...¡¡Fuerte un moco se pegó el Roldán!!

Eres mederes, mantas meadas - De tal palo tal astilla... Que se puede esperar de alguien así.... etc.

Sha viría - sinónimo de shah mano.

¡... es la cagada y la meada! - que es la leche, tanto en sentido positivo como negativo.

¡ Vete a freir chuchangas! - vete al carajo (a freir esparragos, monas, etc).

Bobomierda - insulto canarión que se explica por si solo.

¡ Ya coño! - ampliamente usado por todos y cada uno de los canariones, y que es lo mismo que el !fuu! y !agüita!.

Me jinqué cuatro tunos y me tupí to - me comí cuatro higos tunos y me quedé estreñido.

Cuerda encaramada - lo dicen los canariones cuando tienes algún dolor en la espalda, en el cuello o en cualquier parte del cuerpo.

Cuando era vivo - cuando vivía.

Déjate estar- no te muevas, quédate quieto.

Estar molido como un centeno - hecho polvo.

¡Guas! - ¡Como! o ¿por que? (muy usada entre los laguneros)  

Subir a chola - Subir andando.

¿Un pavito ahí? - ¿Me da una limosna? (de 5 Ptas.)

Un lote que te cagas - Una risas que no veas.

Dar el pique - Pegar plantón.

Sale pa' alla - Lárgate, vete.

¡Ni chica fogalera! - o lo que es lo mismo ¡tremenda ventolera!

Estar caliente como un macho - tener un cabreo del quince.

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Entonshess...! - Saludo muy de moda (como en el ¿qué pasó?, tampoco tienes que responder nada).

Cafés

¿ Cómo que cafés ? Pues sí, y además merecen un apartado propio, no solo por la calidad del café (o meior do mundo), si no por la variadas formas en que se prepara:

Café con leche - Café y leche, obviamente, pero en distinta proporción: aquí es leche con café en una taza de desayuno, y no como en la peni, que es un cortado de natural de aquí.

Cortado de leche y leche - Café, leche natural y leche condensada.

Cortado de condensada - Café y leche condensada (café bombón, para algunos).

Cortado de natural - Como en la Peni, pero más cantidad y más proporción de leche.

Barraquito - Cortado de leche y leche un poco más grande (a veces son sinónimos).

Zaperoco o barraquito con licor - Eso mismo, un barraco con su licor 43, una puntita de limón y (a veces) canela. 

A

Abejón - Abejorro.  

Abollado - Hasta arriba de papas con carne.

Afilador - Sacapuntas.

Ageitarse - Ser habilidoso en algo, hacer algo con geito.

Alegar - (i) Hablar mucho, tener mucho palique. (ii) Criticar.

Alongarse - Asomarse (o mejor, cuando te estás asomando mucho).

Alpispita - Pirizpeta, ligera (dícese de la chica casquibana).

Ansina - Así, de esta forma, de esta manera.

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Añugado - Cuando se te atraviesa la comida en el buche y ni sube ni baja.

Arrayar - Apuntarse (ej: En un juego de cartas: arrayate un millo )

Arrastrado - Usurero, roñica (muy utilizado por los ruinas).(Fuerte arrastrado, sólo me dio 20 duros por vigilarle el coche).

Arrebujarse - Acercarse demasiado a una persona.

Arrequintado - Apretado. Cuando algo esta lleno o cargado (tonel arrequintado de vino).

Arripiar - Que produce escalofríos, como cuando algo está rípido.

Arritranco - (i) Trasto, Cachivache. (ii) insulto: inútil (tiene un marido que es un arritranco).

Arrojar - Vomitar (me arrojé todo, me vomité encima).

Arveja - Guisante.

Asadero - (i)Asador (ii)Barbacoa (hacer un asadero; organizar una barbacoa).

Autodate - Tipo de papas: del inglés out of date.

Babieca - (expresión venida de Venezuela) Bobo.

Baifo - (i) Hijito de la cabra, con su estomago se hace el zurrón que sirve pa' amasar el gofio (ii) Se le va el baifo (se le va la olla).

Belillo - (i) Pedrusco (ii) persona bruta.

Belingo - Boncho (... de belingo nos vamos al monte ...).

Bembas - Labios carnosos (en la canción de Celia Cruz: ...bembas colorás)

Bañas - Michelines, dobleces que se forman en la piel de la barriga.

Bernegal - Vasija redonda y grande con mucho musgo por fuera que se usaba en las casasde antes pa' mantener el agua fresca.

Berolo - Piedra (pedrolo, en laja).

Beterrada - Remolacha.

Bisne - Negocio "cojonudo". Procedente del ingles 'business'.

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Bizcocho - Barrita de pan tostada envuelta en papel sobre la que hay que propinar un golpe con el puño para así poder ir comiéndosela. También denominado pan bizcochado.

Bloques - Ladrillos grande de cemento usados en construcción.

Bobomierda - Enterado, tonto del carajo.

Boliche - Canica (jugar al boliche).

Boquín - Cariñosamente, boca.

Boquinazo - Beso en los morros, vulgo morreo.

Boncho - Una juerga, una fiesta (irse de ~, irse de marcha). Mogollón o Farra (en canarión).

Bosta - (i) Persona obesa. De aquí viene emboste, embostado... (ii) Caca de vaca (moñiga).

Botado - (i) Chupado, fácil. (ii) Perdido, tirado. (iii) Te pasaste, macho (te botaste).

Bubango - Calabacín. Según los expertos, es mas bien una especie de calabacín que hay en Canarias, más blanco y gordito.

Buche - Un trago (en la playa con el calufo: ¡ un buchito de agua!)

Burgado - Vígaro (ese crustáceo tipo caracol negrito que sirve de aperitivo).

C

Cachanchán - Alguien que no sirve para nada, que es un desastre.

Cachetada o cachetón - Torta en el cachete.

Cachimba - Pipa para fumar tabaco y otras cosas.

Cachivache - Articulo generalmente pequeño y de poca utilidad.

Calufo/a - Calor insufrible (la caló).

Camarote - Volador gordo, de los que hacen MUUUUUUUCHO RUIDO.

Cambuyonero - Persona que se dedica a la compra/venta de artículos de dudosa procedencia. Antiguamente eran las personas que se acercaban a los barcos extranjeros que llegaban a puerto para intercambiar mercancía ('come buy on').

Cambado - Curvado, torcido.

Canarión/a - Me apunta una chicharrera que son los que viven en la isla de enfrente (Gran Canaria- especialmente los de la capital).

Cáncamo - Trabajito extra o chapucilla.

Canelo - De color marrón.

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Cartucho - (i) Bolsa de papel (normalmente de color canelo) (ii) ser un ~ es cuando no vales pa' nada..

Cas - Casa de, "fuimos a cas'Pepe".

Catre viento - Nombre que se le daba a la cama del mago (¡aguela! ¿cómo se dice donde se echan los polvos, polvera o polvareda?. -ay! no se mi niña, en mis tiempos se decía un catre viento).

Cayado - Piedra lisa y circular que sustituye a la arena en nuestras playas y que es tan agradable de pisar descalzo.

Cochitos locos/ cochitos de esmoche - Coches de choque.

Colorín - Tebeo o comic.

Conejero - Dícese de una persona originaria de Lanzarote.

Coneja - Tonta, estrecha.

Conyo (con eye) - En la isla de La Palma, bobo.  

Coruja - Buho o lechuza.

Cotufa - Palomita de Maíz.

Chacho - Ver muchacho.

Chafalmeja - Ver trapacero.

Chaflija - Hambre.

Chalana - Barca pequeña.

Chapaleta - Aleta de submarinista.

Cherne - Pescado (parecido al mero) muy apreciado, sobre todo salado (en salazón).

Chibichanga - Órgano reproductor masculino.

Chico - Pequeño (los zapatos me quedan chicos).

Chicharrero/a - Dícese de quien pertenece a la Isla de Tenerife (para los canariones), especialmente los de la capital.

Chingar- No es lo que estás pensando: Mojar, salpicar.

Chinijo- Pequeño (en las islas orientales).

Chiquito/Tremendo/Fuerte - Adjetivos que significan mucho (fuerte frío, tremenda nalgada, chiquito pedo).

Cho - Don/Doña (¿que pasó cho'Juan?).

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Chocos - Sepias.

Chocha - Tía buena.

Chochos - Altramuces (ejercicio: pedir en un bar una tapa de chochos sin cortarse un pelo).

Chola - (i) Zapatilla (~ de levantar, zapatilla de casa). También esclava y demás zapatillas abiertas para ir a la playa. (ii) Chibichanga.

Choso - Casa, hogar.

Chuchanga - Caracol.

Chuletada - Recomendable costumbre de usar cualquier excusa e irse al monte a comer carne a la brasa (normalmente chuletas de cerdo, que es lo más barato).

Chupa - Chupete.

Chupete - Chupa-chups.

Chupete redondo - Piruleta.

Creyón - Lápiz de colores (¿ no has oído a Pedro Guerra?).

Cuca - Véase chibichanga.

Cuerada - Azotaina (no necesariamente con cuero ni en cueros) (...¡ me quito la chola y te doy una cuerada!)

D

Desempercutido - Persona desenvuelta, despabilada, con recursos.

Desinquieto - no sigue la lógica booleana y, por lo tanto, una negación no deshace a la siguiente y, otra vez por tanto, significa inquieto, de hecho, muy inquieto, un trasto.

E

Emboste - Ya no te cabe ni un fisco mas de comida (¡ño, chiquito emboste, muchacho!). Viene de bosta.

Empajar - Empacharse, jartarse.

Empelecharse - Crecer, ponerse fuerte.

Empenado - Dícese de algo cuando, debiendo estar liso o recto, tiene cierto arco de desviación.

Enchumbar - Mojar, calar (¡muchacho, que te enchumbas las cholas!).

Engriñado - Regañado.

Engurruñado - Arrugado.

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Enralado - Persona que se ha vuelto de repente eufórica, acelerada. Algo así como estar muy contento y con ganas de juerga, como cuando te entra la tonteria (en los adultos usualmente cuando se bebe un poco mas de la cuenta, aunque también se puede aplicar a los niños cuando se ponen muy juguetones).

Enroñar - Enfadarse, ofuscarse.

Enterregado - Lleno de tierra. (estuve arando y vine to enterregado)

Entullado - (i) Estar enterrado bajo un montón de cosas. (ii) El entullo es toda comida que sirve pa llenar la barriga pero que no tiene sustento ninguno.

Enyesque - Aperitivo.

Enyugado - estás cuando tienes que beber lo que sea para bajar la comida.

Escachado - Aplastado.

Escarmenar - Cepillar el pelo.

Escarranchado - Despatarrado.

Escobillón - El cepillo de barrer.

Esmoche - Choque, accidente de tráfico. (ño, fuerte un esmoche)

F

Fatiga - Sensación de debilidad cuando no se ha comido en bastante tiempo.

Fechillo - Cerrojo.

Fisco - Un trozo, pedazo, cacho.

Flaco - Para los ruinas es un modo de llamar a una persona de la que no recuerdas el nombre. ¿Qué tal te va flaco?

Fleco - Flequillo (del pelo).

Fleje - Un montón (un fleje de estampas).

Flejote - Cierta cantidad de algo superior a un "fleje".

Folía - Canción típica canaria.

Folelé - Libélula (también llamada caballito del diablo).

Fonil - Embudo (deme algo para destupir el fonil).

Frangollo - Postre típico (con gofio, miel,...). También se dice cuando hay muchas cosas revueltas o mezcladas.

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Fule - Chungo, más o menos (esto está fule).

Fósforo - Cerilla.

G

Gajo - (i) Un coscorrón o un golpe (ii) Un trozo de un racimo de uvas (iii) lo de la fruta también.

Gandul / gandula - Dícese de algo grande (moto gandula = ¡pedazo moto!).

Garimba - Cerveza (un poco laja).

Gaveta - Un cajón.

Geito - (i) Maña, habilidad. (ii) Golpe o movimiento que produce daño en una articulación.

Godillo - Godo con cierto tono de desprecio (más que godo).

Godo - Habitante de la peni (los de Baleares se jeringan y se incluyen aquí). No tiene por qué ser despectivo. En formal se usa peninsular.

Godo Histórico - Los que de verdad lo eran.

Godo Jediondo - Pelín menos amistoso.

Gofio - Harina tostada de millo o de trigo. Alimento de origen guanche, muy usado en la actualidad (en la leche, como los "corfles" o amasado con agua).

Golfiar - Lo que hace el golfo.

Golisnear/ golifiar - Cotillear, husmear.

Gomo - Gajo (de naranja, por ej.).

Grifiento - (despectivo) Personaje con pinta de consumir grifa habitualmente, sea ese el caso o no. En general, con el pelo largo.

Guachinche - Garito, cuchitril, tenderete.

Guagua - Un autobús. Y el bonobús NO es bonoguá (es bonobús, curiosamente), aunque sí se dice el bono de la guagua.

Guanajo - Atontado (estás aguanajado).

Guanche - Nombre de los antiguos pobladores de la Isla de Tenerife, hecho extensible a los de las demás islas del archipiélago. Usado como adjetivo (cariñoso) por algún godo para referirse a algo de aquí.

Guanchisley - Modo despectivo de referirse a alguien - ¿qué le pasa al guanchisley este? o ¿Qué pasó guanchisley?

Guanajo - Tonto, pollaboba.

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Guanijey - Marca de güisqui bastante conocida.

Guata - Algodón (el de las farmacias, por ejemplo).

Guataca - Azada.

Gueldes - Pescados pequeños fritos.

Guindar - Sacar agua con un valde de un pozo.

Guiri - Extranjero (usualmente alemán o inglés).

Guirre - (i) Buitre o Alimoche (ii) Canijo, flaco.

Guisar - Cocer, hervir.

H

Habichuela - Judía verde (las habichuelas o judías blancas, en Tenerife son simplemente judías).

Hierbahuerto - Hierbabuena.

Higo de leche - Higo normal y corriente (de la higuera).

Higo pico - Higo chumbo (fruto de la chumbera).

Hortelana - Hierbabuena.

J  

Jalar - Proveniente del verbo halar (tirar hacia sí de un cabo), se aplica de la misma forma pero para todo lo que sea tirar de algo con la mano. Es importante la pronunciación como en Jediondo.

Jareas - Una forma de conservar/preparar el pescado: se come mayormente en Lanzarote y Fuertenventura.

Jareado/a - Indispuesto/a, mal de salud. Hoy estoy un poco jareado (no tiene nada que ver con la jarea).

Jartada - Hincharse a algo.

Jeringarse - Fastidiarse, joderse.

Jilorio - Esa sensación tan desagradable de debilidad cuando se tiene un vacío en el estómago.

Jirimiquiar - Llorar con haciendo ruido, tipo niño chico que quiere que se le haga caso.

Jocico - Morro. Que jocico!.

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Jugo - Zumo, quizás un poco más denso (de melocotón, por ej.)

K

Kinegua - Marca de papas (de King Edward).

L

Laja - Macarra.

Lambiar - Simplemente lamer. Con sus múltiples aplicaciones.

Lapa - Término no exclusivamente canario que designa un crustáceo que si se toma en Canarias de forma típica. Está muy rico asado.

Liga - Cordón (las ~s de los tenis - los cordones de las playeras).

Liña - Cuerdas para tender la ropa (quita las trabas de las ~).

M

Machango - Como insulto: pelele, payaso, tonto del bote. Si es sin faltar, entonces se refiere a un muñeco.

Machangada - Tonteria, pijada.

Machanguito - Muñequito.

Machucar - Aplastar.

Mago - Campesino, paleto (también en su uso despectivo).

Magua - Pena, desconsuelo. Me quedé con las maguas, me quedé con las ganas.

Maguanido - Atontado.

Magullar/ margullar - Bucear (se pegó una magullada impresionante).

Majar - (i) Golpear.(ii) Majado: adobo que se le pone a la carne antes de asarla.

Majorero - Persona originaria de Fuerteventura.

Maleta - Auque parezca una palabra del estricto castellano, se usa para cualquier mochila o bolsa de deportes que el niño lleva al colegio con los libros. Acepción que no tiene sentido en la peni, donde lo denominan cartera.

Malimpiado - Desaprovechado.

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Matado - Elemento vivo con piernas de muy dudosa decencia. Aplícase también a los individuos que, aún siendo decentes, visten y hablan como si no lo fueran.

Matiento - Macarrilla, laja.

Maní - Voz arehuaca para designar a un cacahuete (plural: maníes según el diccionario y manises, lo que dice todo el mundo).

Margullir - Cuando se coge un gajo de una parra y se entierra para sacar otra parra al lado. Es la tecnica que se usa en las paredes de parras.

Margullo - Hundir con alevosía Fuerte margullo me hizo el nota.

Mestura - Mezcla.

Millo - Maíz (del portugués, milho). Piña de ~, mazorca de maíz.

Mojo - Salsa típica, imprescindible en la gastronomía canaria. Hay de varios tipos, según sus componentes, pero el denominador común es la pimienta (guindilla). Dependiendo del color de ésta será: rojo (o picón) y verde (además lleva cilantro, perejil, pimiento, o una combinación de éstos). Se aplica por extensión a cualquier salsa que acompañe un guiso.

Mocho - Porro. (Er nota viene jarto mocho: El tipo este está de porros hasta el culo).

Molida (carne ~) - Carne picada (y lo de ``cuarto y mitad'' no se dice).

Momio - Algo que está flojo, fofo (e.j. las galletas, cuando se queda abierto el paquete mucho tiempo).

Muchacho/a - lo que parece. Muy usado coloquialmente como exclamación. Como interjección equivale a un ¡ chaval/a! o ¡ majo/a!

N

Nalgada - Como parece evidente, una torta en dicha parte.

Nife - Cuchillo canario tradicional.

Nota - Tipo, personaje, tío (me encontré con el nota).

Novelear - Es algo así como salir a la calle a ver lo que encuentras. Ser un novelero es cuando no paras la pata en casa.

Ñ

Ñame - Además de un tubérculo que se come, significa pie.

Ño - Exclamación típica. Contracción de la otra, más usada en la peni.

Ñoño - Pie (el plural ñoños se refiere a los dedos del pie).

P

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Pachanga - Bollo relleno de crema (tb. llamado pepito en Madrid).

Pajiao - Estar parado, de "paja" (se puede pensar mal).

Palique - Perorata, hablar sin parar. La persona es palicosa.

Papa - Voz originaria de lo que luego se llamaría patata.

Par - Unidad de medida relativa (no como en la peni, que es absoluta). Ejemplo: si pides un par de naranjas esperas que el vendedor ponga más o menos las que tu piensas, si te echa menos, le dices que eche un par de ellas más (que no necesariamente te añade el doble de lo que ya tenías, sino que hace una media ponderada y al final te echa casi siempre dos más, donde aquí sí tiene el significado peninsular). A veces hay que repetir el proceso un numero bastante grande de veces, con lo que al final es mejor decir el numero exacto, para acabar antes.

Parejito/a - De tamaño mediano o aceptable (más para bubangos, papayas, mangas o cosas así, algo más grandes habitualmente que las papas).

Partigazo - Golpe, caída de alguien al piso.

Pellizcón - Coger un trozo de carne humana con la punta de los dedos indice y pulgar, girar la muñeca 180 grados sin soltarlo.

Pata de cochino - Jamón de cerdo, asado (recomendación: pedir un bocadillo de pata con queso blanco).

Pavita - Cuando al cigarro solo le queda una calada o, apurando mucho, dos.

Pelete - Frío, rasca.

Peni - Península Ibérica.

Peninsular - Lo que se dice cuando realmente se quiere decir godo.

Pepito - Bocadillo de carne (~ de lomo, pollo, ternera...).

Perenquén - Especie de retil parecido al ligarto y a la salamanquesa.

Perro, pegarse un - Tener mucha suerte en algo (¡ que perro!).

Petudo - (i) Jorobado, chepudo (ii) alguien que trabaja mucho (trabaja como un petudo).

Peya - (i) Peya de gofio es amasijo de gofio con caldo. (ii) Este pibe es un peya / peyosón: Este tío es un fantasma / fantasmón.

Pibe - Un tío, un nota.

Picos - Colines (los de ¡mamá pan!.... y la mató. Moraleja: tomar colines).

Picón - Piedras pequeñas (de origen volcánico - por la orografía local) que se usan para diversos fines, en las carreteras, jardines, etc.

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Piche - Alquitrán, de asfalto, y ese que hace tan poca gracia cuando está en la playa.

Pimienta - Además de la conocida especia, cualquier guindilla (verde, roja, fresca o seca). Imprescindible para elaborar el mojo. Digna de mención es la pimienta de la puta de la madre, que da mucho sabor a un "conejo en salmorejo".

Pinga - Cuca o chibichanga.

Pinocha - Las hojas secas de los pinos (pinaza).

Piña - (i) ~ de millo - mazorca de maíz. (ii) Golpe, puñetazo.

Pipa - Medida industrial de volumen de agua, correspondiente a 490 litros.

Pirganazo - Golpe fuerte que se da a algo o alguien con la mano o con un tenique.

Pita - Claxón, pito (¡del coche, hombre!).

Platina - Papel de plata (ese de envolver los bocatas).

Pollaboba - Tonto de ahí, gilipo....

Privado, estar - Estar muy contento.

Pufo - Engaño o decepción ((i) me pufaron, me vendieron una computadora que no funciona. (ii) ¿ Que tal estubo el partido? fatal, fue un pufo de partido).

Puntal - El mejor de un equipo de lucha canaria. Se puede usar para referirse a alguien ensalzando sus cualidades.

Q

Queque - Proveniente del inglés Plumcake, significa evidentemente bizcocho (que no pan bizcochado).

Quíquere - Es una especie de gallina chica y con muy mala leche. También se suele decir que alguien es un quíquere cuando siempre va encogotado y con ganas de guerra. Habitualmente se emplea con las mujeres.

R

Rala - Mejunge compuesto de gofio, vino o ron, y demás (cada cual lo hace como quiere) que se utiliza en los pesqueros para que los marineros no caigan en fatigas. (También se utilizaban para las casas. Y se decía que estabas como un rala, es decir, flojo y sin cuerpo).

Rebujado - (i) Revuelto (ii) Confuso.

Recova - Mercado.

Regumbio - Cuando se echa un partido de fútbol con dos equipos y una sola portería. También parecido a desorden.

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Rejo - Tentáculo. También brazo.

Relajo - Sensación de estar harto de comer algo de sabor muy cansado, o bien después de comer mucho.

Remo - (i) Columpio. (ii) ~s pies.

Rente - Adjetivo que quiere decir algo así como muy junto o muy corto: pelarse rente (cortarse el pelo muy corto), poner dos cosas rentes (ponerlas pegadas).

Repoteado - Desparramado (Sentado abierto de brazos y piernas, en posición cercana a la horizontal).

Revencazo - Ver taponazo.

Revortillo - Un lío, una maraña de cosas.

Rípido - Como entre agrio y amargo.

Rillar - Dar grima: ej. cuando uno pasa las uñas de los dedos de la mano sobre una pizarra y hace ese ruido tan horrible (es un ruido que me rillan los dientes). También es como lijar, rallar.

Riscarse - Caerse por un risco, despeñarse.

Rodarse - Desplazarse hacia un lado.

Rosca - En Gran Canaria es igual a la cotufa (Tenerife): palomita de maíz.

Ruin - Malo de perverso y malo de mala calidad (la leche está ruin).

Ruina - Alguien de bajos instintos. También una laja (El otro día vino un ruina y me pidió dinero).

Rumbrento - Con herrumbre (oxidado).

S

Safado - Palabra portuguesa que significa malo, pillo, ruin.

Salitroso - Dícese del individuo que se pasa el día tirado en la playa y que dispone en su pellejo de las manchas naturales provocadas por la sal y el poco uso del jabón (hoy gel) y la esponja.

Sajo - Corte.

Sancocho - Guiso de pescado.

Sancochar - Cocer.

Setenta - Pequeña motocicleta de la marca "Honda" muy popular entre el piberío de las Islas durante las dos últimas décadas y de ruido muy característico.

Singuango - Tolete a propósito.

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Sintasiva - Cinta adhesiva.

Sollamar - Quemar (la tortilla está sollamada).

Sopladera - Globo, en canarión.

Soroballar - Limpiar una cosa de mala manera, extendiendo la suciedad en lugar de quitarla.

Sorullo - Dícese de aquel que se encuentra algo alelado.

T

Tajea - Acequia.

Tajado/a - Estar tajado es cuando sales del bar y la acera se te queda chica de las eses que vas haciendo.

Tanza - Hilo de nylon que se usa para pescar.

Tanganillo - Canto baile y toque popular.

Taponazo - Darse contra algo firme.

Temoso - Cabezota.

Tenis, los - Zapatillas de deporte, playeras.

Teso - Cuando uno va borracho.

Tete - Fútbol club Tenerife (cariñosamente).

Tiesto - ese chico es un tiesto= ese chico es ruin como el demonio.

Timple - Guitarra típica, de cuatro o cinco cuerdas.

Tolete/a - (i) Bobo/a, Tonto/a (suele ser cariñoso). (ii) Cuca o chibichanga.

Tollina - Paliza, castigo físico.

Tollos - Tiras de marrajo (tiburón) secas.

Tonga - Muchas cosas juntas, normalmente unas encima de otras. Ver flejote.

Tonique - Piedra contundente, berolo.

Totizo - Parte trasera del cuello (¡ te pego por todo el totizo!).

Totorota - ver tolete.

Totufo - Mas o menos lo mismo que tolete.

Traba - Pinza (del pelo, de la ropa...) También horquilla.

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Trabarse - Empezar a salir con alguien me trabé con fulanita

Trancar - (i) Cerrar. Hacer algo al trancazo es cuando lo haces rápido y sin cuidado. (ii) Si alguien está trancado es que está cachas.

Trapacero - Alguien vestido de forma desaliñada (normalmente a posta).

Trillarse - Pillarse los dedos (o cualquier otra cosa).

Trompada - Torta, bofetón.

Tronconazo - Golpe fuerte (de una puerta, por ej.) Término más bien norteño.

Tuno - Ver higo pico.

Tupir - Atascar (destupir, desatascar).

U

Utodate/autodate - Marca de papas inglesas ('Up To Date').

V

Varar - Coger olas (hacer surf).

Verga - Alambre (normal y corriente).

Verija - (i) Bobilín o idiota (ii) hendiduras de las cosas (y de las personas) cuando laves el coche, seca bien las verijas, que si no se queda el agua dentro y se pone rumbrento.

Vétete - Vete por ahí, lárgate.

Vieja - Pescado de carne delicada y muy rica, que solo se guisa. También llamado "loro" en otros sitios.

Vinagre - Persona bastante dada a empinar el codo.

Virarse - Responder agresivamente ante una situación.

Volador - Fuego de artificio que sólo hace ruido. Se suele usar para dar comienzo a las fiestas.

Y

Yeyo - Un mareo, desmayo, achuchón, vaído.

Z

Zachar - Zachar papas es usar la guataca para desgajar la planta y así poder recogerlas.

Zarcillo - Pendiente (claro está, se dise sarsillo).

Zurrón - (i) Bolsa de piel donde los guanches hacian el gofio amasado (ii) Tolete.

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JUEGOS TRADICIONALES CANARIOS

Se recopilan, brevemente, 16 juegos que constituyen todo el conjunto de los juegos tradicionales canarios de adultos, y algunos de jóvenes, y que tienen, a su vez, como denominador común la actividad física.

Antes de la llegada de los conquistadores, la cultura aborigen canaria poseía, con alguna excepción, unos juegos estrechamente vinculados a aspectos funcionales. Siempre se trata de juegos simples, ya que no se conocen juegos de organización colectiva.

Es importante situar la cultura aborigen canaria en su contexto cultural y en un nivel de evolución que nos permita comprender el porqué de sus juegos. En primer lugar, hemos de apuntar que la cultura aborigen canaria se relaciona con una cultura norteafricana de tipo bereber, que no se asocia a un momento histórico único sino a diversas oleadas que supusieron una recepción tardía de manifestaciones mediterráneas y atlánticas.

Se puede sugerir la hipótesis de que los aborígenes poseyeron juegos propios en este período histórico poco influidos por juegos pertenecientes a otras culturas. Téngase en cuenta que no tenemos información acerca del aspecto lúdico de las actividades realizadas por los aborígenes, por lo que hemos de comprender el carácter universal del juego en las culturas; o lo que es lo mismo: todas las culturas juegan.

En cuanto a la difusión de juegos foráneos, consideramos que se hubiera necesitado no sólo el contacto cultural, del que ya existe conocimiento en la Antigüedad y en la Baja Edad Media, sino también el asentamiento de otros grupos en nuestras islas, lo cual no sucedió hasta comienzos del siglo XV.

La complejidad del mapa de nuestros juegos aumenta con la llegada en 1402 de Jean de Bethencourt, barón normando al servicio de Juan de Castilla. Con él se inicia la conquista de las Islas, que concluyó en 1496. Este hecho supone el comienzo de la entrada paulatina de otros

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pobladores, primero de los normandos e inmediatamente de los castellanos. El flujo de pobladores peninsulares fue una constante, frenada solamente por el descubrimiento de América.

Los juegos que practicaba la cultura aborigen han llegado a nosotros a través de diversas fuentes, muchas veces presentadas en forma de breves referencias que, en la mayoría de los casos, nos ofrecen una información muy limitada.

Desde el punto de vista del concepto «juego», es necesario precisar que barajamos una idea genérica de juego, en la que incluiremos tanto las «actividades físicas», imposibles de desligar en los primeros grados de evolución cultural de muchas prácticas funcionales, como las prácticas lúdicas en sí mismas.

Los juegos de los aborígenes canarios eran de participación individual y de enfrentamiento con un oponente. Es un punto de gran interés comprobar que no existieron juegos de carácter colectivo, lo que podemos explicar porque los juegos motores de estrategia se relacionan más con culturas de mayor complejidad en su organización social.

El grupo de juegos que consideraremos en este apartado son los siguientes: lucha, juego del palo, lanzamiento y esquiva de piedras, pulseo de piedra, salto del pastor, y salto de vara. No incluiremos en esta ocasión otras actividades físicas, de las que no existe evidencia de que hubieran podido ser juegos, como ocurre con los casos de la ascensión de maderos y troncos a riscos, el nado, y la carrera.

Mural alegórico Juegos Aborígenes Canarios

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Este es uno de los juegos más reflejados en las fuentes documentales; podemos decir que su práctica entre los aborígenes canarios era algo común en las fiestas; sin embargo, esto no quiere decir que la estructura actual de la lucha se asemeje a lo que debió ser la lucha del aborigen, que nos es desconocida.

En la Crónica Real de Juan II de Castilla (1420), de Alvar García de Santa María, se narra una embajada del obispo Fray Mendo, a cargo de Diego Fernández, en solicitud de ayuda para Lanzarote. En dicha embajada viajaron dos canarios de la isla de Gran Canaria convertidos al cristianismo.

«(...) que eran cristianos el uno era el gran luchador; Maguer que era de quarenta años no había en la corte quien luchase con él».

Fray Alonso de Espinosa en su obra Historia de Nuestra Señora de Candelaria (1594) nos cuenta, a propósito de las costumbres de los aborígenes canarios, cómo la lucha era una manifestación de sus fiestas: « ... y aquí mostraba cada cual su valor, (...) con mucha ligereza y mudanzas, luchar, (...)».

En el año 1527, con motivo del nacimiento de Felipe II, se celebraron en La Laguna unos juegos, en los que se incluye la lucha, y en la que ya se aprecia un aspecto elemental de la estructura actual de la lucha canaria: dar dos caídas o vencer dos veces.

«Habrá luchas, y el luchador que venciere a tres, dando a cada uno dos idas sin recibir ninguna, ganará dos varas de la misma seda. El día del Corpus se duplicarán los festejos (...)».

Hasta el final del primer tercio de este siglo la organización de los enfrentamientos correspondía a un modelo evolutivo natural, consistente en la competición de unos pueblos o bandos (norte-sur) contra otros, o de unas islas frente a otras.

Curiosamente, la lucha vio nacer su primer reglamento en Matanzas (Cuba), en 1872. Y ha sido más recientemente, en el año 1960, con el Reglamento General Orgánico, cuando se consensuó un reglamento común para todas las islas.

La lucha canaria es un deporte de oposición que se fundamenta en el enfrentamiento de dos adversarios, los cuales desde una posición inicial de bipedestación y agarrre a la boca-manga del pantalón, procuran, durante un tiempo no superior al minuto y medio, sin salirse de un terrero circular, desequilibrar para hacer tocar al contrario con cualquier parte del cuerpo que no sea la planta de los pies y utilizan para ello una serie de «mañas» o técnicas, tanto de manos como de pies o combinadas y en las que está prohibido el golpeo.

Existen varios sistemas de lucha: por equipos, ya sea a tres agarradas, lucha corrida, o todos contra todos; enfrentamientos individuales, por pesos, categorías o desafíos.

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El conjunto de prácticas que podemos agrupar bajo la denominación de palo canario, se basa en una esgrima entre dos jugadores con un palo en las manos. En cualquier caso, los juegos de palo y garrote o lata son dos actividades que debemos a los aborígenes canarios y que fueron consecuencia de la evolución de actividades bélicas.

La diferencia entre las modalidades de juego existentes viene determinada por el tamaño del palo, distinguiéndose tres modalidades: palo chico, palo mediano y garrote o palo grande.

La primera noticia sobre el uso de palos, por parte de los aborígenes, la encontramos en la crónica bethencouriana (1402), y hace referencia a los bimbaches, o pobladores de la isla de El Hierro «(...) y los hombres llevan grandes lanzas sin hierro, (...)».

Existen dos referencias, de las cuales podemos deducir el carácter lúdico del juego del palo; la primera se debe a Antonio Cedeño, soldado a las órdenes de Juan Rejón, y que escribió una controvertida crónica en 1478;

«El día que celebraban la boda, (...), la llevaba a su casa la mujer i hacian grandes comidas y juegos: (...); hacian un general torneo de palillos o varillas pintadas de colorado con sangre de drago; (...)».

La segunda se debe a Leonardo Torriani, ingeniero cremonés que escribió una Historia de las Islas en 1590 y que dejó un documento valiosísimo: un dibujo de dos canarios en una plazoleta en una especie de ritual con varas de mediano tamaño.

«Cuando dos canarios se desafiaban a duelo, iban al lugar señalado para ello, que era una plazoleta alta, que en cada extremo tenía una piedra llana, grande tan sólo cuanto podía mantenerse encima de ella un hombre de pie. Primeramente cada uno de ellos se ponía encima de su piedra, (...) con el bastón llamado magodo y amodeghe. (...) Después bajaban en tierra y se enfrentaban con los magodos, esgrimiendo y buscando cada uno su ventaja (...)».

Otro de los factores que distinguimos para justificar el ludismo en el juego del palo aborigen es su incorporación a las fiestas, de lo cual tenemos referencias en bodas y en la fiesta del Beñesmen. Del resto del uso del palo con un carácter lúdico poco conocemos, y menos aún lo que significó la transculturización de esta actividad.

El palo siempre ha ido asociado a unas funciones determinadas, que podemos resumir en defensa, manejo de animales y apoyo para deambular por los caminos y barrancos.

Las diferencias que encontramos en los juegos que tienen en común un palo vienen determinadas por el tamaño de este y por la forma de entenderlo y enseñarlo. Respecto al tamaño, se distinguen tres tipos: palo chico, corto o macana; palo mediano o vara; y palo grande, lata, astia, lanza o garrote. En lo que concierne a la forma de entender el palo, se ha transmitido a través de escuelas, que han conservado también sus propias técnicas.

El juego del palo es, en definitiva, una esgrima, cuyo espacio está definido por los jugadores, compuesto por un conjunto de técnicas rápidas que lo hacen muy vistoso, y que no posee una forma explícita de terminación, viniendo ésta determinada por el control del hombre de respeto u hombre bueno, o bien por resultar evidente para los practicantes quién es superior.

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Las dimensiones y características del palo varían según sea chico, vara o garrote. Para Ossorio el palo corto es el que va desde el suelo hasta la mano, o bien el que puede ser escondido. El palo mediano o vara es aquel que va desde el suelo hasta el corazón, o como máximo hasta la barbilla del jugador. El palo grande, garrote, lata, astia, asta o lanza, siempre supera la altura del individuo, oscilando entre dos y cuatro metros. Las maderas con las que se preparan los palos han de ser enteras, y pueden ser de los siguientes árboles: la sabina, paloblanco, acebuche, mocanero, tarajal, eucalipto aceviño, almendrero amargo, etc., pero sobre todo el membrillero (...) los más aceptados por su resistencia y ligereza. La forma de los palos también difiere: el palo chico es grueso como el palo grande, terminando a veces en una acentuación de su grosor; el palo mediano consta de dos partes: trozo (de donde se agarra) y punta, que es el más estrecho; el palo grande es uniforme, alcanzando un grosor equivalente a dos dedos de la mano.

Juego de palo canario

Los buenos jugadores de palo suelen ser aquellos que no se desplazan, o lo hacen poco, y utilizan técnicas efectivas y no movimientos preestablecidos, rayando más en la danza, que es la ejecución del jugador inexperto. En el palo mediano o vara es muy espectacular oír silbar el palo cuando se desplaza. El juego del palo es una práctica vertiginosa, que hace introducirse poco a poco a los contendientes y necesita la presencia del hombre bueno. Esta figura no está institucionalizada, pero es conveniente su presencia, ¿cuándo?, esto lo sabe el maestro, o los asistentes ocasionales. Como hemos tenido ocasión de escuchar a Ossorio, el hombre de respeto es para cuando los palos se calientan... En pura esencia, debemos afirmar que es juego porque los jugadores intentan marcar y no golpear; en este control reside el componente lúdico.

Hay muchas técnicas, pero dejaremos constancia solamente de las más significativas. Para el palo chico: palo sentado, palo al cogote, palo a los dedos, palo al codo. Para el palo mediano: atajados, recogidos, golpes laterales a cabeza o cuerpo. Para el palo grande: enganches, golpes diversos, levantada, revoleadas.

El lanzamiento y esquiva de piedras es otro de los juegos aborígenes estrechamente ligados a una actividad funcional de carácter bélico. Existen muchas referencias respecto a la enorme habilidad que poseían los aborígenes canarios para el empleo de piedras como arma arrojadiza incluso labrando las piedras que utilizaban para este fin. Cuenta Fr. Alonso de Espinosa, en 1594: «(...) usaban de unas pelotas de piedras rollizas que tiraban con mucha fuerza».

Las referencia de esta actividad como juego es clara. Por una parte, encontramos alusiones a la pugna:

«Pues su ligereza era tanta, que a diez pasos esperaban que les tirase quien quisiese una piedra o lanza, y no había acertarles, porque hurtaban el cuerpo con mucha destreza». (Espinosa, 1594)

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También conocemos cómo hubo ocasión de servirse de esta habilidad para lanzar y esquivar piedras con el fin de sacar beneficio.

«Antonio de Nebrija, en sus Décadas, cuenta de un canario que, sin mudar los pies de un lugar, aguardaba que le tirasen a la cabeza a doce pasos, sin que le hiciesen mal, diez y doce piedras, y que esto hacía todas las veces que le daban un cuarto; y dícelo como admirado. Y canario hubo, que daba a tres hombres doce naranjas a cada uno, y él tomaba otras doce, y tiraba a cada uno de ellos y las empleaba todas, sin que ninguno de los otros que a él le tiraba, emplease en él ninguna, si no fuese en las manos con que las recogía, y habían de estar apartados diez pasos. Y todas las veces que querían, hacían estas apuestas». (Abreu, 1602).

Una de las referencias más interesantes, no sólo para esta actividad sino para el conjunto de los juegos aborígenes, es la que nos muestra el carácter instructivo en la esquiva de pelotas de barro, con las cuales se iniciaba a los niños en esta en la isla de La Gomera.

«Eran los gomeros gente de mediana estatura, animosos, ligeros y diestros en ofender y defenderse, grandes tiradores de piedras (...) Acostumbraban los naturales de esta isla, para hacer diestros y ligeros sus hijos, ponerse los padres a una parte, y con pelotas de barro les tiraban, porque se guardasen; y como iban creciendo, les tiraban piedras, y después varas botas y después con puntas (...) Y éranlo tanto, que en el aire tomaban las piedras y dardos y las flechas que les tiraban con las manos» (Abreu, 1602).

Este juego desapareció, probablemente tras la conquista de las islas, pues no se ha encontrado ninguna referencia acerca de su práctica posterior.

El manejo de grandes piedras siempre ha sido una actividad habitual en el medio rural, la cual derivó a una manera peculiar de cubrir el ocio por quienes deseaban probar sus fuerzas levantando aquéllas. El levantamiento o pulseo de piedra es una prueba de fuerza, con la que se medían los aborígenes canarios. Se denomina pulseo, cuando debe levantarse la piedra sobre la cabeza sin tocar el cuerpo, mientras que levantar la piedra permite el contacto con éste.

La primera y única referencia que aparece en los cronistas se debe a Fray Alonso de Espinosa (1594); la descripción se refiere a los pobladores de Tenerife:

Levantamiento de piedra

«Eran hombres de tanta ligereza que se cuentan algunas cosas de ellos casi increíbles. Una piedra guijarro está en esta isla, en el término de Arico, maciza, mayor que una grande perulera, la cual vide yo y es común plática entre los naturales que con aquella piedra iban sus antepasados a probar sus fuerzas, y que la levantaban con las manos y la echaban sobre la cabeza a las espaldas con facilidad; y ahora no hay hombre, por membruno que sea, que la pueda levantar ni dar viento».

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El levantamiento o pulseo de piedra se realiza con la piedra tal y como se encuentra en la naturaleza, de ahí la gran importancia del agarre y poseer manos grandes y fuertes. El pulseo se considera la forma más limpia de levantar la piedra y concluye con la extensión de los brazos; también se puede realizar en dos tiempos, el primero a la altura del pecho. En cualquier caso, siempre se buscaba quien la pulseaba el mayor número de veces. En cuanto al levantamiento de piedra, su técnica consiste en buscar un apoyo del cuerpo con el que servirse para alzar el peso.

A veces, había piedras que eran destacadas por ser muy difíciles de pulsear, como la piedra de los valientes (Arico) y la piedra de los mocanes, en Frontera (El Hierro). En la actualidad, son pocos los practicantes de esta modalidad, limitándose a demostraciones en eventos y exhibiciones.

La denominación de salto del pastor proviene de la relación de esta práctica con la tareas propias del pastor cuando acompaña a su ganado. Aparentemente, el palo para realizar saltos es muy semejante al garrote empleado para el juego del palo grande; la diferencia reside en la incorporación castellana del regatón, o pieza de hierro, a modo de capuchón, que se sitúa en el extremo que se apoya en el suelo, asegurándose así el mejor agarre.

Espinosa, en 1594, aporta la primera referencia acerca de esta práctica aborigen en Tenerife:

«Otras mil gentilezas hacen, como es arrojarse peña abajo con una lanza muchos estados, que, como son a todos notorias, no quiero gastar tiempo en escribirlas».

Regatón

El viajero portugués Gaspar de Fructuoso, a finales del siglo XVI, en la isla de La Palma, describe la actividad con cierto lujo de detalles. Esta referencia, junto a la de Verneau (1891), son las más definitorias de esta habilidad:

«Arrójanse con la lanza, llevada a lo largo del cuerpo del hombre, terciada de manera que ponen un tercio primero en la tierra o piedra donde dan con una contera de acero que trae la lanza, de un palmo de larga con su cubo, sin que pueda desviarse de donde da, y aunque sea tres lanzas de alto se tiran abajo y vienen a ponerse en el suelo con tanta facilidad, que parecen aves». (Gaspar de Frutuoso, 1590).

Se conocen distintas formas de medirse los pastores a modo de juego, en las que se cuentan proezas, como a saltar cada vez a mayor altura, o un salto desde lo alto del campanario de la iglesia

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consiguiendo agujerear una moneda puesta en el suelo; o a otras formas menos frecuentes, como saltar pequeñas alturas con el palo sujeto a la espalda.

El salto del pastor es una actividad de deambulación por medio de una palo grande, lanza o garrote, con el fin de salvar los desniveles y accidentes del terreno. Su práctica se conoce en todas las islas.

Salto del pastor

Existen diversos tipos de saltos y técnicas para realizarlos. Los tipos más comunes de saltos son a apoyar y deslizarse por la lanza, cuando la altura que se salva es menor que la altura de la lanza; a regatón muerto, cuando se salta al vacío. La técnica más empleada es la de apuntar con el regatón a un lugar, apoyar y deslizarse con las manos, manteniendo éstas una con la palma de la mano hacia arriba, el brazo extendido y cerca de los muslos, y la otra sosteniendo el palo en su extremo superior con el brazo flexionado; se busca que el cuerpo rápidamente se adose al palo, de manera que mantenga durante toda su ejecución el equilibrio, por ello se recomienda que las puntas de los pies deben caer muy cerca del regatón (caer a plomo).

También se conocen otros juegos derivados del uso de la lanza, que demuestran el dominio de esta herramienta por parte de los pastores.

El salto de vara es un juego aborigen desaparecido sobre el que se conoce muy poco. La única referencia que ha llegado hasta nosotros se debe a Abreu Galindo(1602) cuando nos cuenta las costumbres de los pobladores de Lanzarote y Fuerteventura:

«Eran muy ligeros en saltar, y era su principal ejercicio. Tomaban dos hombres una vara larga, uno por un cabo y otro por el otro cabo, y alzaban los brazos con la vara, lo más alto que podían; y el que lo saltaba, tenían por más ligero. Y así dos y tres en hilera, y había hombre que los saltaba en tres saltos, sin parar».

Es muy posible que esta práctica se realizase en otras islas, siempre unida a la fiesta, tal y como mencionan ambiguamente Scory y Espinosa, a finales del siglo XVI. Respecto al tipo de salto, parece ser una especialidad reservada a unos pocos.

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Las Islas Canarias, por su geografía, han sido un reducto para algunos juegos que han perdurado en el tiempo y nos muestran todavía actividades que se realizaban en el medievo, como los casos de la pelotamano y la pina; por contra, otros juegos son relativamente recientes, como el arrastre de ganado y el levantamiento del arado. En general, este grupo de juegos canarios se derivan del fenómeno de difusión cultural europeo, con algunas excepciones.

El juego de pelotamano es una de las ramas del viejo jeu de paume que se ha conservado en la isla de Lanzarote hasta la actualidad. Lo más llamativo de esta circunstancia es que la pelotamano ha logrado mantener las antiguas formas de los juegos de pelota.

La llegada de la pelotamano a nuestras islas pudo deberse a la influencia normanda del primer momento de la conquista de las islas por Jean de Bethencourt, en 1402. En la Crónica bethencouriana se cuenta cómo a Bethencourt le acompañaron en su segundo viaje 80 hombres de guerra, de los cuales 23 llevaron a sus mujeres.

Precisamente, Gadifer, el capitán que contrata Bethencourt para la conquista, fue un buen jugador de pelota, pues se le cita, en 1372, como ganador de una partida de jeu de paume al duque de Borgoña, a quien le ganó 31 francos de la época. No obstante, este juego también era parte de la cultura castellana, lo cual permitió su asentamiento.

El primer dato del juego en Canarias lo encontramos en Teguise (Lanzarote) en una escritura de 1616, donde se menciona la venta de unas casas que están junto a un juego de pelota. También se presume que la calle Pelota, del antiguo barrio de Las Palmas, debe su nombre a haberse jugado en ella, apareciendo ya citada esta denominación en el plano de Agustín del Castillo, en 1686.

Se ha conocido la práctica de este juego, además de en Lanzarote y Gran Canaria, en Fuerteventura, La Palma y Tenerife, si bien en esta última isla de manera muy localizada.

El juego de pelotamano consiste en devolver la pelota, golpeándola con la mano, antes de su segundo bote, que proviene del otro campo, o en su caso, pararla (atajarla) con la mano o con el pie, para que no siga su curso. Se intenta ganar terreno al otro equipo, marcando con una raya el lugar donde salió la pelota o pudo ser parada. El espacio de juego es alargado, limitado solamente por los laterales. En el fondo del saque existen dos piedras denominadas cabo de bote, una sobre cada línea lateral que describirá una línea imaginaria. Las dimensiones del espacio son de 60-70 pasos de largo, por 8-9 de ancho.

El campo de juego se divide en dos partes que separan a los dos equipos por medio de una raya denominada raya de falta; por tanto, limita el campo de saque del campo del resto. En el campo de saque se ubica el bote, que es un artefacto diseñado para efectuar el saque. La forma de puntuación es a faltas o puntos (15, 30, 40...) y a rayas, contabilizándose hasta un máximo de dos. La raya se marca con el dedo en la tierra junto a la raya de falta. Cuando se consiguen todos los puntos de un juego se contabiliza un chico. El conjunto de cinco chicos constituye un pajero. El número más habitual de jugadores es de cinco contra cinco, aunque también pueden jugar cuatro o seis por bando.

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La pina es una de las ramas de otros juegos constituidos por los actividades de palo o bastón. Sus antecedentes se encuentran en el juego de la crosse, del que ya existen evidencias en miniaturas francesas del siglo XIV y más remotamente en la antigua Grecia.

La entrada del juego de la pina en Canarias tuvo que deberse a la difusión del juego de la chueca, que era una manifestación lúdica común en la España peninsular ya en el siglo XV. Rodrigo Caro recoge una mención de Diego de Guadix, en 1593:

«Chueca llaman en algunas partes d'España a cierto troçuelo pedacillo de madera (menos redondo que la bola) con que antiguamente jugaron los árabes en España y juegan oy en día los labradores en Castilla».

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Las primeras referencias que se conocen de la pina en Canarias son un poco tardías y corresponden al siglo XIX. Fernández Castañeyra menciona el juego de la pina asociado a la fiesta en 1884:

«En la plaza, los días de fiesta, luchas y juegos de pelota y pina».

La práctica de la pina, hoy desaparecida, se conoce, además de en Fuerteventura, en Tenerife, La Palma y en El Hierro, aunque se presume que su práctica pudo abarcar a todo el Archipiélago.

Bethencourt Alfonso (1912) dedica un pequeño relato a la pina en Tenerife:

«Un número indeterminado de mozos armados de cayados o estacas, se dividen en dos bandos con fuerzas iguales, para situarse en un llano en dos filas paralelas ocupando en extensión lineal un centenar de varas más o menos. Lucha cada bando porque llegue a estacazos la pina o séase una bola de madera, el uno al extremo izquierdo del recorrido señalado y el otro extremo derecho para ganar la partida».

La referencia a la pina de Diego Cuscoy en su obra Folklore infantil (1943) muestra el paso de un juego de adultos a un juego de jóvenes.

Hasta donde conocemos, la pina fue un juego de labradores, cuya esencia consistía en llevar la pina, o pelota de madera, a golpes de palo hasta el fondo del campo contrario, mientras el otro equipo lo impedía y lo intentaba, a su vez, respecto al otro campo; los choques eran constantes y era un juego reservado a los hombres; el inicio y continuación del juego tras cada tanto se hacía desde el centro del terreno, que en el caso de El Paso (La Palma) tenía un pequeño agujero (aturridero); se limitaban los laterales pero desconocemos su trazado, sí en cambio los fondos que eran con líneas; la terminación del juego dependía del momento del día, de la luz... La fabricación de la pelota se realizaba con un trozo de pino, o de raíz de brezo, que se trataba de redondear para el juego; los palos eran ligeros, de unos 50 cms. de longitud, con cierta curvatura en su extremidad opuesta al agarre; el material podía ser de madera de almendrero o de pino. .

El origen más remoto de la vela latina se sitúa en el uso del velamen o superficie de vela triangular. La procedencia de este tipo de embarcaciones fue el Mediterráneo, aunque este tipo de vela también se conoce en otros pueblos del Pacífico. La embarcación que podríamos situar como el punto de partida de la vela canaria es el falucho, y sobre todo el laúd, de menores dimensiones, en torno a los siglos XVIII y hasta el s. XIX.

Nuestro interés se centra en las pequeñas embarcaciones que cubrían la navegación costera, o de cabotaje, que eran las encargadas de las faenas de la pesca, ya que la vela canaria se caracteriza por un bote pequeño, que oscila entre los 8,55 m. a los 5,5 m. de eslora, rápido, ágil, capaz de maniobrar en un corto espacio gracias al diseño de su vela.

La primera referencia a la vela latina, como pugna competitiva, corresponde justo al inicio de este siglo, como cuenta el Diario de Las Palmas:

«(...) día 24, a las doce, regatas de botes a vela, desde la Puntilla hasta el Muelle de San Cristóbal, donde se adjudicará la victoria la embarcación que llegue primero a este último sitio».

A partir de esta fecha se suceden con continuidad las referencias en la prensa. Son legendarios los primeros botes de la saga Tomás Morales, Porteño, Tirma...

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En Canarias existen dos modalidades del mismo deporte: la que se practica en Gran Canaria, que se conoce como vela latina, y la que se practica en Lanzarote, que se denomina barquillos. Las diferencias entre ambas residen en el tamaño de los botes, que actualmente es de 6,55 m. de eslora (Gran Canaria) y de 8,55 m. y 5,50 m. (Lanzarote); también en el recorrido de las embarcaciones, ceñida (Gran Canaria), en un campo de regatas fijo definido desde la Central Térmica (marfea)-Boyón de la Campana del Puerto de la Luz y de Las Palmas, mientras que en Lanzarote se compite principalmente en un campo de regatas convencional.

A la tradición de la vela deportiva en Gran Canaria, que se comprueba por su continuidad contrastada y por la organización de campeonatos que ocupaban diversos momentos del año, se sumó Lanzarote al comienzo de los años ochenta, que así rescataba las antiguas regatas de embarcaciones a vela de San Ginés de 1904; en la actualidad, también Fuerteventura realiza regatas de barquillos.

La tripulación puede variar, según la modalidad, llegando hasta diez componentes para el caso de Gran Canaria; recibe cada uno de ellos distintas denominaciones.

La bola canaria es una manifestación más del grupo de juegos de la familia de la bocha. Nos encontramos ante uno de los juegos documentados más antiguos, del que ya se tiene constancia en el antiguo Egipto.

Este juego se difundió desde la Península, pero no hay certeza acerca del momento de su entrada en Canarias. Probablemente, este juego tenga, como el juego de pelotamano, ya una raíz francesa y prácticamente a la par también castellana. Para reafirmar la primera hipótesis, diremos que en las Islas son los conejeros, o lanzaroteños, los jugadores más afamados y considerados tradicionalmente de más calidad. Respecto a la segunda hipótesis, diremos que el juego de bolas era una de las manifestaciones lúdicas más populares en la España peninsular del siglo XV.

Lanzarote representa el punto de mayor tradición del juego de la bola. Los antiguos jugadores atribuyen el origen del juego a esta isla, manteniendo que el juego siempre se difundió a otras islas de la mano de conejeros. Se practica, y se ha practicado este juego en Tenerife, Fuerteventura, pero posiblemente se jugase también en otras islas. Las mejores bolas se consideraban las de madera de palo blanco, que se utilizaba también para los dientes de molino, y que eran encargadas en La Palma.El juego consiste en lanzar una bola desde el rayo, o marca de partida, con el objetivo de aproximarse lo más posible a una bolita, o boliche, con el mayor número de bolas disponibles del propio equipo. Los jugadores actúan a turno, decidiendo qué componente del equipo debe lanzar.

Bola Canaria

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La partida es a 12, siendo habitual jugar más de una. El número de bolas es de 12, repartiéndose, en el caso de tres para tres jugadores, dos bolas cada uno. Las bolas de un equipo se diferenciaban de las de otro por la presencia, o no, de una raya; también, en otros casos, de una tacha o pequeño clavo. El sistema de juego es denominado tres las dos mejores, o lo que es lo mismo: gana el equipo que primero llega a dos victorias.

Sin embargo, a pesar de que no cambia de manera sustantiva el juego, la principal diferencia con el juego de bolas reside en la calidad o material con que está hecha la bola. En Lanzarote se defiende la madera, en contra de la bola de pasta, que está también muy difundida. Los viejos jugadores defienden la bola de madera porque obliga a un juego más difícil, en el que es más costoso embochar, al ser la bola más ligera y con algo de menor volumen.

Existe una gran afición en Canarias a las carreras de caballos y sortijas, al igual que ocurre en otros lugares de España. Las carreras de caballos despiertan pasión en aquellas localidades donde se organizan. Tradicionalmente, las carreras de caballos se desarrollan por los caminos, sin refinamientos pero con una gran dosis de participación.

El origen de la carrera de caballos, de forma organizada, lo podemos situar en las costumbres peninsulares del siglo XV usuales en las fiestas, donde participaba la nobleza ante el pueblo. En Canarias, la referencia más antigua que conocemos corresponde a la ordenanza del Cabildo de Tenerife de 1527, con motivo de las fiestas que se organizaron en La Laguna por el nacimiento del rey Felipe II.

«Habrá un palenque en la plaza de San Miguel de los Ángeles, donde se han de sentar el Adelantado, el regimiento y caballeros. Correrá parejas la nobleza, y para socorrer se pondrán trece varas de raso o de damasco, repartidas por el orden siguiente: el primer caballero que llegare al pario ganará seis varas; el segundo, cuatro; el tercero, tres; y todos habrán de correr en caballos y no en yeguas, empezando desde el camino de San Lázaro hasta dicha plaza».

Esta práctica se ha mantenido en las islas de La Palma, Tenerife y Gran Canaria.

En La Palma, prácticamente se corren carreras de caballos en todas las fiestas de los municipios del norte, se proyectan en los bares vídeos de carreras, se cruzan apuestas... Las carreras se realizan en un recorrido que oscila entre 2.600 y 3.200 metros, en los alrededores de una localidad, y normalmente terminan con la llegada en la calle principal. El jinete monta a pelo, es decir, sin silla, lo cual hace que la monta sea más espectacular. La indumentaria del jinete no es especial, se viste ropa habitual. El recorrido suele ser en pendiente hacia arriba, con el fin de evitar las caídas, aunque éstas son inevitables; se corre sobre asfalto, aunque esto se debe considerar una innovación.

En Gran Canaria ocurre algo semejante a La Palma. La mayor parte de las localidades de las medianías de la isla tienen incorporada a sus fiestas esta manifestación. La carrera de caballos es un verdadero espectáculo que implica a participantes y público. La carrera se organiza por parejas, y es única para los dos caballos, no superando las 4 ó 5 parejas; los animales son jóvenes. El recorrido suele ser con ligera pendiente hacia arriba y de esta manera se evita el peligro de caída. Un juez se desplaza en un automóvil delante y a distancia del caballo, abriendo paso a la vez que va anunciando quién viene, así como la marcha de la carrera. El público se sitúa a lo largo del recorrido, de aproximadamente 2 a 3 kms. La salida tiene lugar en las afueras de la localidad, mientras que la meta se ubica en la entrada al casco principal de la localidad, si bien en algunos pueblos se invierte este orden. La vestimenta del jinete también es la habitual; en Gran Canaria se

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emplea la silla,en algunos casos lo que es motivo de pugna entre los participantes para ver si se es capaz de montar a pelo.

En Tenerife, también se corren carreras de caballos en la zona norte de la Isla, aunque no tienen la vigencia de La Palma y Gran Canaria, organizándose por iniciativa de las comisiones de festejos de las localidades. Se continúa la tradición en La Laguna cuya referencia histórica más importante como siempre son las Fiestas del Cristo.

El origen más remoto de la carrera de sortijas, o de cintas, como también se le conoce, hemos de situarlo, probablemente, en una evolución de los torneos medievales y de los antiguos juegos florales, todo ello tomando como punto de confluencia la fiesta, que resultaría el aglutinante.

La primera referencia corresponde a la misma ordenanza de 1527 de La Laguna (Tenerife), por la que se tiene la primera noticia de la carrera de caballos:

«(...) Se jugarán cañas. Se correrá sortija y habrá doce varas de damasco o raso, (...)».

La continuidad de la carrera de sortijas hemos de darla por supuesta, al menos en las fiestas del Cristo de La Laguna, aunque no disponemos de referencias hasta finales del siglo XIX. En esta época también encontramos la carrera de sortijas en el paseo de los Castillos (Gran Canaria); en Puerto Naos (Lanzarote); y en Puerto de la Cruz (Tenerife). La tradición en la denominación de carrera de cintas proviene de las cintas con que eran obsequiados los participantes que conseguían ensartar una anilla; estas cintas eran lucidas por los jinetes sobre su cuerpo en posteriores competiciones. En Tenerife se mantienen las carreras de sortijas en diversas localidades del norte. Estas carreras son organizadas en torno a la fiesta.

Carrera de Sortijas

Para correr las sortijas los jinetes lo hacen siguiendo un turno previo establecido por un jurado, debiendo mantener el galope, o el galope corto, para, al pasar bajo un estructura compuesta por dos postes verticales sobre el que descansa otro horizontal, ensartar una anilla o sortija que está suspendida de una cinta de color con un palo corto (20 cms.) de punta afilada. La cinta se encuentra enrollada al poste horizontal por medio de un carrete, con el objeto de que no exista la posibilidad de enganche. Se cuenta el número de sortijas recogidas por cada jinete, deshaciéndose el empate con nuevas carreras, solamente entre aquellos caballos igualados. Las sortijas deben pincharse limpiamente, no siendo válido pinchar la cinta. Cada varias series, o pasadas, se reponen los carretes que lo necesiten. La altura del poste horizontal puede alcanzar de 2,50 a 3 m., aunque dependerá de la altura de los caballos participantes.

Esta manifestación corresponde a la difusión de la cultura castellana, dado que el ganado de este tipo no existía en las islas antes de la llegada de estos pobladores. En realidad, la primera referencia que conocemos sobre el arrastre de ganado en Canarias, pero como labor rural, es la que corresponde a Abreu (1602), en la que cuenta el uso en la isla de La Palma de una corza, o artefacto para el transporte, el cual se mantiene en el actualidad:

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«(...) no se sirven con carretas de bueyes, sino con un madero de dos gajos, como horqueta, que llevan arrastrando por el suelo, y encima llevan una carga que los bueyes pueden tirar, al cual madero llaman corza en lenguaje portugués, (...)».

Los antecedentes del arrastre de ganado corresponden a la pugna por medir las yuntas. Tenemos conocimiento de que a finales del siglo XIX existieron distintas pugnas por trasladar piedras pesadas con las yuntas en San Mateo (Gran Canaria). En Tenerife, en San José de Los Llanos, la forma de pugna se caracterizó por no existir peso límite, comprobar el espacio recorrido y la fijación de un tiempo límite de arrastre. El comienzo del arrastre de ganado en la isla de La Palma fue igualmente producto de la pugna, acordándose una distancia, y aumentando el peso paulatinamente; aunque quizá el hecho más significativo sea el uso de la canga en vez del yugo y el frontil, como artefacto adaptado al cuerpo y cuello de la yunta para ejercer sobre él la fuerza de los animales.

El punto de partida del arrastre de ganado con un carácter lúdico, organizado y competitivo aparece por primera vez en 1938, en las Fiestas del Cristo de La Laguna, llegándose, incluso, a redactar un breve reglamento.

Una distinción que caracteriza el actual arrastre de ganado, y que le otorga un componente deportivo, es la de no permitirse castigar al animal.

El arrastre de ganado es una modalidad deportiva consistente en la cumplimentación de un recorrido de 70 m. en el menor tiempo posible, por parte de unas reses que arrastran un peso muerto sobre una corza, con la ayuda de un boyero que se sirve de una vara. El concurso de arrastre de ganado es una competición entre yuntas de bueyes, toros o vacas, separados en tres categorías.

En la actualidad, se realizan concursos de arrastre en las islas de Tenerife y Gran Canaria, así como exhibiciones en el resto.

Esta práctica procede de la necesidad del traslado de un lugar a otro de las artes del campo y, a su vez, de la tendencia a medirse, unida a la creencia de que la fuerza es algo bueno y beneficioso para el trabajo rural. Esta práctica es una creación, por lo que se puede considerar un juego difundido

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El origen de esta práctica se debe a D. Matías Hernández, agricultor de la localidad de Telde (Gran Canaria), que a principios de este siglo, en sus momentos de ocio, levantaba su propio arado. Un personaje muy destacado de la lucha canaria de su época, el Faro de Maspalomas, fue el principal difusor de esta manifestación.

La difusión de este tipo de levantamiento se realizó a través de las competiciones de lucha a lo largo del Archipiélago. En los años 60, Hermenegildo Ramírez, Brazo de Hierro, también lo practicó asiduamente. Más tarde, en los años 70, el conocimiento del levantamiento del arado se generaliza, siendo practicado por algunos luchadores continuadores de la tradición.

El levantamiento del arado es una prueba y demostración de fuerza, consistente en levantar un arado solamente con la intervención de los brazos hasta la vertical, mantenerlo en equilibrio y descenderlo, después, hasta la horizontal, mantenerlo de nuevo durante un tiempo, introduciendo finalmente un giro completo para mostrarlo al público. La maniobra más costosa y difícil es el descenso del arado, debido a que es necesario frenar el largo brazo de palanca que constituye este artefacto. El arado puede variar, dando lugar a diferentes tipos tanto en medida como en su peso. La medida aceptada es entre 4,25 y 4,75 metros; el peso depende de los accesorios del arado, pero algunos pueden alcanzar los 100 kilos. Se distinguen distintas partes del arado: cabeza, timón, yugo, guigar, frontiles y reja.

En la actualidad, el levantamiento del arado forma parte de las fiestas de algunas localidades, sobre todo en la isla de Gran Canaria.

Nos encontramos ante una práctica lúdica muy peculiar que se celebra, a modo de fiesta, todos los años en la localidad tinerfeña de Icod de Los Vinos.

Las tablas de San Andrés es un juego de vértigo, consistente en deslizarse calle abajo sentado sobre una tabla. Recibe, en parte, su denominación por la festividad de San Andrés que coincide con esta curiosa práctica.

El origen de esta manifestación pudo estar en el transporte de maderos de un aserradero que existió en la parte alta de Icod ya en el siglo XVI. Esta práctica evolucionaría a la fiesta, coincidiendo con la aparición del vino nuevo a finales de noviembre, festividad de San Andrés. También se baraja la hipótesis de la difusión de la corsa que todavía se conserva en Funchal (Madeira) y con la que se echan calle abajo.

Como en la mayoría de las fiestas, el día más importante para la corrida de las tablas es la víspera. El vino nuevo es el centro de la fiesta, constituyendo el motivo de reunión y la bodega el punto de charla con los amigos que acuden a festejar el día. En Icod, las calles tradicionales para el arrastre son las de San Antonio, del Salto, el Plano y Hércules.

La tabla tiene las dimensiones justas para ser ocupadas por el individuo sentado; el tablón es mucho mayor, pudiendo llegar a albergar a 10 ó 12 personas. El tablón puede ser incluso la hoja de una puerta antigua. Las maderas que se emplean son preferentemente de tea de pino, fundamentalmente por su dureza y resistencia. La tabla se prepara adaptándola al apoyo delantero de los pies (traviesa), limando sus aristas delanteras para evitar cualquier roce que suponga freno, cruzando traviesas para fortalecer los bordes o la parte trasera, con el fin de proteger al ocupante de posibles choques de otra tabla. Para que la tabla se deslice mejor se le echan distintas sustancias en la parte inferior, como sebo o grasa de animal, aceite o cera de vela.

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También se conoce otra modalidad semejante en Fuencaliente (La Palma), en la fiesta de El Pino de la Virgen, que consiste en una carrera de duelas, o tablas con forma convexa, formadas por parte de las maderas que componen un barril o tonel. Esta carrera consiste en deslizarse por una ladera de monte sobre el pinillo o pinocha.

Esta manifestación está relacionada estrechamente con las tablas de San Andrés, pues es coincidente con la festividad de este santo y con la zona donde se realiza, Puerto de la Cruz.

El origen de esta práctica es muy oscuro. Las explicaciones son fruto de la leyenda. Se cuenta que el objeto de correr cacharros era hacer ruido para ahuyentar a la langosta; también que como San Andrés era cojo, llegó «borracho» y cargado de cacharros días después a su fiesta; o que San Andrés se quedó dormido y hubo que despertarlo con el ruido de los cacharros que los niños habían colgado de sus ropas. O quizá, que para limpiar los toneles con agua salada se hacían rodar por las pendientes hasta la costa y de ahí el ruido.

Esta actividad consiste en tirar de una soga o alambre a cuyo extremo se encuentran atados diferentes objetos, que varían desde latas de refrescos, hasta electrodomésticos, bañeras, chatarra... De esta manera se configura una larga serpiente de hojalata, cuyos objetos arrastrados por niños y adultos producen mucho ruido, que precisamente es lo que lo distingue.

El calabazo es una manifestación derivada de la labor de riego de los campos y de la necesidad de salvar los desniveles de las terrazas que forma el terreno. Se denomina calabazo por el artefacto empleado para el riego, que en otro tiempo estuvo constituido por una parte de una gran calabaza que se ajustaba al final de un largo palo. Esta práctica se localiza solamente en el Valle de Aridane (La Palma). La referencia más antigua que se conoce del riego con calabazo data de 1868 en una carta registrada, teniendo constancia de que el canal de aguas donde se utiliza comenzó a construirse en 1555.

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A pesar de su escasa tradición como juego, no podemos sustraernos al fenómeno sociológico que representa la organización de una actividad deportiva rural surgida de las viejas pugnas circunstanciales entre las parejas de calabaceros.

En cuanto al origen del calabazo, como artefacto de labor, parece tener su principal influencia en la cultura portuguesa, que tuvo cierta relevancia en La Palma. En la actualidad, esta práctica se conoce en Portugal, aunque sin carácter lúdico.

La primera noticia de la práctica del calabazo con un carácter lúdico organizado es reciente. Anteriormente, se sabe del uso de la pugna puntual entre las parejas que extraían el agua, que se medían entre sí a ver quién aguantaba más.

El calabazo

El paso de actividad de riego a juego, se origina por el celo del propio trabajo; por un lado, se trataba de regar con la mayor cantidad de agua en un tiempo limitado de riego; y, por otro, el hecho de que los calabaceros actuasen por parejas dejaba evidencia de quién no aguantaba el ritmo del otro, suponiendo esto motivo de comentarios.

La técnica de ejecución es muy depurada y se divide en cuatro fases: llenado, recorrido del calabazo hasta la regadera, descarga y retroceso.

En la actualidad, el calabazo está presente en las fiestas de Argual, en Los Llanos de Aridane. En los certámenes de juegos tradicionales se compite en ver quién realiza mayor número de movimientos sin derramar el calabazo, o también en llenar antes un depósito de 500 litros.

Jugando a la Billarda

Este juego de muchachos se practica entre dos parejas, cada una de las cuales tiene un palo de un metro de longitud y cuyo instrumento de juego es la billarda, o trozo de madera de 15 a 20 cms. El espacio de juego está compuesto por dos porterías en forma de herradura de un diámetro aproximado de 80 centímetros y separadas unos 10 pasos. Los antecedentes de este juego se remontan a la Edad Media, donde era un juego estructurado y muy popular, como conocemos por el Libro de Apolonio (anónimo) y las Cántigas a la Virgen (Alfonso X el Sabio), ambas obras del siglo XIII. Por otra parte, en la versión de juego de muchachos, en la actualidad lo encontramos como juego tradicional en otras

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regiones españolas como la chirumba (Salamanca) y la toña (Aragón).

Es un juego de equipo, en el cual cada jugador se empareja con un oponente, y se ubica en cada portería. Así, si en una portería se encuentra un defensor con un palo y un adversario con la billarda, en la otra portería el compañero del que posee la billarda sin nada y el adversario con otro palo.

Se trata de golpear el palito que es lanzado por el oponente de enfrente y, en caso de golpearlo con la billarda, realizar carreras de ida y vuelta.

Las porterías están defendidas cuando el palo se coloca en contacto con el suelo dentro de la herradura de piedras, siendo vulnerable si no existe este contacto y al intentar los poseedores de la billarda introducirla en la de enfrente, teniendo los defensores de las porterías las siguientes opciones:

1.ª Permanecer con el palo en suelo de la portería hasta un máximo de tres veces.

2.ª Golpear la billarda, con dos posibilidades: permanecer en la portería o intercambiar simultáneamente sus posiciones entre las dos porterías cuantas veces puedan, contabilizándose un punto cada vez que pican con la vara o paleta dentro de la portería contraria y propia, hasta que los poseedores de la billarda van a recogerla y consiguen introducirla en la portería lanzándola o depositándola, cambiando a continuación la posesión a la pareja contraria y contabilizándose los puntos.

La partida finaliza cuando una pareja llega a doce tantos o un número estipulado de partidas. Si en algún momento la portería queda al descubierto, y el palo no se encuentra en contacto con el suelo y el jugador que posee la billarda la deposita dentro, hay cambio de papeles.

  EL CUCHILLO CANARIO

El cuchillo canario es un utensilio artesanal muy ligado al hombre del campo y también al hombre del mar.

No se sabe con exactitud el origen pueda tener. Algunos investigadores creen que es posible que tenga su procedencia norte africana, por las características peculiares del mango. En la actualidad algunos pueblos africanos de Marruecos utilizan cuchillos similares. Otros estudiosos del tema sostienen que el uso de cuchillo canario debió de comenzar en el inicio del cultivo del plátano por resultar muy adecuado en el corte de las piñas de este fruto.

Así pues, con esta teoría su origen no se remonta más allá de mediados del siglo XIX.

El cuchillo consta de una hoja bien templada encabada en un mango o cabo de mucho colorido.

La hoja del cuchillo canario tiene forma triangular cortando sólo por uno de sus lados y está tan bien templada que se dobla con elasticidad.

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El mango tiene forma de huso y es de gran belleza y colorido. Lo forman numerosas piezas de diferentes y sencillos materiales: metal, madera, cuerno, etc. Las piezas son torneadas, limadas y pulidas. Las manos del artesano coloca de tal manera estas piezas que logra un conjunto de mucha estética y belleza. Cuchillo canario

El complemento indispensable del cuchillo canario, es la vaina o funda. Estas fundas son confeccionadas en cuero por buenos zapateros.

 

Detalles de cuchillos canarios

 EL ZURRÓN

El zurrón para amasar gofio es un utensilio cuyo uso se remonta al tiempo de los aborígenes, muchísimo tiempo antes de que llegasen los conquistadores españoles a las Islas Canarias.

Esta artesanía está ligada totalmente a los pastores y a su cultura, pues ellos han sido los que más lo han utilizado y conservado.

Los zurrones se hacen con la piel de los baifos cuando éstos tienen unos diez o quince días. Después de quitarle la piel al baifo, a ésta se da la vuelta, para que queden los pelos por dentro y se le hecha sal abundantemente. luego se le vuelve a dar la vuelta, para que queden los pelos por fuera y la sal por dentro, y acto seguido se le envuelve en un saco y se deja durante una semana para que la piel se curta.

Con cuchillas de afeitar, se le cortan los pelos de la piel. Una vez afeitado el zurrón se sumerge en leche de cabra durante un día. Al día siguiente se orea y se restriega hasta que queda limpio y preparado para ser utilizado.

El primer gofio que se amasa no sirve, y hay que tirarlo.

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Zurrón

El zurrón se utiliza para amasar el gofio en todas sus modalidades.

El modo de prepararlo es echando en su interior el gofio, agua y sal; o bien gofio, azúcar y aceite o también gofio, leche y, queso... Una vez se tengan los ingredientes dentro, se agita con fuerza, luego se sostiene con la mano izquierda y se coloca sobre el muslo derecho y con la mano derecha se soba con fuerza durante un buen rato.

Finalizada esta operación se coloca el sobado hacia el centro del zurrón y se retuercen los extremos del mismo. Luego se saca la pella que ya está lista para comer.

Para que el zurrón se conserve sin estropearse, hay que limpiarlo muy bien restregándolo con gofio en polvo, una vez que se haya utilizado. Seguidamente se enrolla y se amarra y luego se envuelve en papel para que no se reseque.

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  LA DESTILADERA

La destiladera es un utensilio doméstico muy ligado ala cultura y vida del pueblo canario.

Su finalidad es filtrar el agua para liberarla de impurezas y transformarla en agua potable de mayor calidad.

Las destiladeras constan de una piedra o pila, el bernegal o talla y un mueble que sirve de soporte.

La piedra o pila es una pieza labrada por artesanos en piedra arenisca de gran porosidad. Tiene forma semiesférica con una concavidad profunda de reborde cuadrangular. En ella se echa el agua que se quiere filtrar para que salga destilada y se tapa con una tabla. Con frecuencia en las pilas se cultiva culantrillo, una especie de helecho que, con la humedad crece frondosamente hasta cubrirla, dándole un aspecto de gran belleza.

El bernegal o talla es un recipiente de cerámica artesanal que está elaborado con barro y arena fina de barranco. Su misión es recoger el agua filtrada que destila la pila. Es de forma achatada y panzuda. La boca es grande para poder sacar el agua fácilmente con el jarro. Se tapa con un plato agujereado para que así el agua filtrada caiga en su interior donde se mantiene a una temperatura ideal en cualquier estación del año.

La piedra y el bernegal se instalan adecuadamente en un mueble.

Este mueble está confeccionado como soporte para que en él se coloquen la piedra en la parte superior y el bernegal en la inferior.

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Destiladera

  EL PERRO DE PRESA CANARIO

A los pocos años de concluida la conquista del Archipiélago Canario, se hace referencia a los Cedularios del Cabildo de Tenerife a su acuerdo de 5 de febrero de 1526, en el cuál y a la vista de los daños ocasionados por los perros en ganados mayores y menores, se ordena el exterminio de los mismos, a excepción de la pareja que se admite a los carniceros para sus servicio, y se encomienda tal acción a don Pedro de Luego, que posee dos perros de presa amaestrados para matar.

Presa Canario

A través del siglo XVI y XVII, son numerosísimas las alusiones y citas que con relación al perro de presa de las Islas Canarias, se hace en la rica documentación histórica que sigue a la Conquista.Las misiones del perro de presa son esencialmente de guarda y de brega con el ganado vacuno.

Se cita con frecuencia su servicio a los carniceros, para sojuzgar el ganado vacuno o atado si es de presa.

Su función nos determina, por tanto, una morfología robusta, propia de un moloso de presa, pero con agilidad y empuje.

Las Islas Canarias, dada su estratégica ubicación geográfica en el Atlántico, siempre han constituido el alto obligado, el repostadero hospitalario de la ruta americana.

A las islas arribaron desde siempre, por tal circunstancia, las varias razas hispanas que poblaron el Nuevo Continente, esencialmente de caza, rastro y presa, de las que España disponía generosamente.

A lo largo del siglo XVIII, la presencia de colonos ingleses, es cada vez más frecuente en el Archipiélago, normalmente comerciantes que residen temporalmente o permanentemente en Canarias.

El carácter británico y sus tradiciones deportivas relacionadas con el perro como combatiente, a que eran tan aficionados, llegan a las Islas.

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Para los combates utilizaban normalmente sus típicos perros gladiadores, tipo Bulldog y Bullterrier, que traen desde su país, planteando inevitablemente el mestizaje con el perro de presa existente en el Archipiélago.

El Bardino o Majorero fue introducido, por su excelentes condiciones mejorantes, en los cruces que originaron el tipo de Presa que fue surgiendo como consecuencia de la influencia inglesa.

Su corriente genética determina en el Presa Canario gran parte de su típica expresión.

Su característica capa bardina de tonalidad atigrada- verdosa, por eso popularmente se nombra como Verdino, su pelo rústico y su buena disposición para la lidia con el ganado.Avanzado el siglo presente la afición a los combates va en aumento.

Presa Canario

Se pelea libremente y se establecen cuadras donde se reúnen y seleccionan los ejemplares por sus mejores condiciones para la lucha, no por sus características raciales. Esta situación determinó la selección del Presa Canario, desde un punto de vista netamente funcional.

Una vez decretada la prohibición de las peleas en España, el Presa Canario va declinando situación que agrava la invasión de razas foráneas en las Islas, hasta llegar a la extinción hacia 1960.

Fue a partir de 1970 cuando se inicia su recuperación. Su resurgimiento es lento pero ininterrumpido.

El interés del Presa Canario, como parte del Patrimonio Autóctono de las Islas Canarias es generalizado, si bien no se plantea aún el programa de selección y mejora imprescindible para obtener la fijeza genética que perpetúa la raza.

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  ELABORACIÓN DEL QUESO

En las queserías artesanales, se hace muy difícil su cuantificación por la gran tradición de la familia majorera de elaborar queso tan pronto se obtiene un excedente de leche. En principio, existen tantas queserías como ganaderos, entendiendo por tal todo aquel que tenga ganado, y no solamente elaboran queso para autoconsumo sino que comercializan los excedentes. Queso Majorero

La organización de la estructura productiva y los canales de comercialización difícilmente pueden ser controlables.

Sólo una política ganadera oficial orientada hacia un cambio profundo en la estructura productiva, fijando como objetivo la modernización de las fincas y la profecionalización de los artesanales, acompañada, desde sus orígenes, en un seguimiento de los canales de comercialización, logrará a mediano plazo ordenar el sector.

Los principales canales por donde se comercializa el queso artesanal son:

-Ventas directas en fincas:

Para consumo interior:

-Productor- Consumidor.

-Productor- Empresario- Consumidor.

-Productor- Intermediario- Mercado Minorista- Consumidor.

-Productor- Colectivos de consumo.

Para exportación:

-Productor- Consumidor.

-Productor- Intermediario- Mercado Minorista- Consumidor.

-Productor- Mercas- Minoristas- Consumidor.

Ventas a través de Cooperativas de Comercialización:

-Cooperativas- Mercado Municipales/ Consumidor.

-Cooperativas- Colectivos de Consumo.

-Cooperativas- Mercas- Minoristas- Consumidor.

-Cooperativas- Intermediarios- Minoristas- Consumidor.

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La principal cooperativa de comercialización y que además suministra insumos ganaderos a los socios, es la de "Villaverde". Tiene aproximadamente 218 socios, de los cuales entre un 10% y un 15% entregan queso durante todo el año. Cada socio paga 5000 pesetas por inscripción y 250 trimestralmente. Poseen una nave de aproximadamente 30 por 8 metros con dos cámaras de frío de 3 por 3 por 2,50 metros cada una. Una segunda nave de 15,4 metros, utilizada como cooperativa de consumo sólo para los socios.

Tienen un proveedor oficial único (casa comercial de Las Palmas) que suministra pinesos, millo, cebada, rollón, avena, etc. Además compran alfalfa ganulada importada de la Penísula, a través de un intermediario de Fuerteventura. En los precios de venta al socio cargan entre un 20% y un 25%.

La cooperativa no lleva ningún tipo de control sobre el ganado pero indican que sólo interesan socios que tengan como mínimo, de 35 a 40 cabras en producción. Disponen de un furgón para transportar los insumos, pero el socio debe traer el queso a la Cooperativa.

Venden todo el queso a un solo cliente, mayorista de Merca Las Palmas. El queso es empaquetado en cajas de 20 a 25 kg. El transporte corre a cargo del cliente.

El ganado se ordeña en el corral, preferentemente. La hora normal del ordeño suele ser por la mañana temprano, entre las cinco y las nueve, antes de que el ganado salga al campo. De esta forma la leche está fresca debido a que el ganado ha descansado durante la noche y no ha estado expuesto al sol.

En épocas pasadas se ordeñaba al mediodía debido a que el ganado permanecía en la montaña por la noche y venía a beber a esa hora, que se aprovechaba para ordeñarlo, pero hoy, como el ganado duerme en los corrales cercanos a la casa, se realiza por la mañana.

Hasta hace pocos años se utilizaba en el ordeño tofios (vasijas de barro de forma circular con un bico,`pico´, base amplia, plana y sólida con el fin de que no vuelque fácilmente).

Esta vasija tradicional ha sido sustituida por recipientes de hojalata y hay también quien ordeña en cubos de plástico o calderas.

En Fuerteventura, la leche que se utiliza para hacer el queso es casi exclusivamente de la de cabra. No obstante, cuando hay ovejas en el rebaño, se utiliza también la leche de éstas. La mezcla de las dos leches es muy apreciada, debido a que cuaja más rápidamente y dan un mejor sabor al queso.

La leche más adecuada y recomendable para hacer el queso es la de los meses de invierno porque el ganado consume pasto y, además, porque las cabras están recién paridas y dan leche más fluida.

La leche de verano es más espesa, porque hace tiempo que las cabras han parido y sólo se alimentan de pastos secos. El queso obtenido de esta leche presenta muchos agujeros y tienen peor sabor.

El cuajo es un elemento imprescindible para obtener la "cuajada" o sea la leche preparada para comenzar la elaboración del queso.

Los baifos utilizados para obtener el cuajo son los que no se han destetado aún y se han alimentado exclusivamente de la leche de la cabra. Es importante que los baifos utilizados para este menester

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suelan sacrificarse a los ocho días de su nacimiento, ya que es la edad ideal para extraer el payo (cuajar).

Cuando se les extrae el payo a continuación se llena éste con beletén de las cabras recién paridas aunque, en algunos casos, también se llena con leche, pero los ganaderos prefieren mucho más el primero. El siguiente paso es hacerle un nudo, o bien, atarlo con un hilo para que no se salga el contenido.

Luego se coloca dentro de un zurrón, lo más viejo posible, para que destile, y se recubre por todas partes con sal.

Dentro del mismo zurrón se pueden colocar varios cuajos cubriéndolos siempre con sal.

A continuación se cuelga en una habitación aireada y fresca y se deja reposar durante meses o años, el primer cuajo no está listo para usar hasta pasados unos 2 ó 3 meses desde su preparación. Se saca del zurrón y se separa el payo del cuajo que ya se ha convertido en una pasta dura. Se pone de remojo durante uno o dos días, desmenuzándolo. Después se pasa por un colador, apretándolo bien, y se guarda en un recipiente y ya está listo para su uso.

Después de ordeñar, previo colado, se deposita toda la leche en un recipiente, normalmente plastificado o también en calderas, se le añade el cuajo y se abriga con mantas o sacos hasta que esté completamente cuajada.

La leche debe estar tibia en el momento de añadirle el cuajo, por lo que no se puede dejar pasar mucho tiempo desde el ordeño.

El tiempo de cuajar varía según la estación (verano/invierno), la cantidad de cuajo que se le haya añadido y las leches empleadas.

El lugar elegido para hacer el queso es una habitación de la casa, aireada y fresca, donde no entre directamente el sol. Algunas veces está la habitación aislada, fuera de la casa, acondicionada para tal fin. Allí se guardan los recipientes con la leche, a la cual se le añade el cuajo y se deja reposar hasta la hora de hacer el queso, que suele ser entre las once y la una, después de transcurrir dos o tres horas de reposo.

Los utensilios que se emplean para hacer el queso son: la pinta; la sera o la empleita y un recipiente para recoger el suero que va soltando la cuajada.

La pinta es un trozo de madera, a la cual se le hacen incisiones y dibujos, que varían de una casa a otra, y que sirven para identificar y diferenciar su queso del de los demás. Se le pone un número clavado encima. Cada ganadero tiene su número, adjudicado por el Ayuntamiento. Los dibujos de las pintas están dentro de un círculo al que rodea una insición más profunda por donde escurre el suero. Las maderas empleadas para la elaboración de pintas son el palo blanco y el pino finlandés. Antiguamente las pintas eran de piedra de las que se han encontrado algunos restos

La sera o empleita se fabrica con hojas de palma trenzadas a la que en uno de los extremos se le une un hilo para poder ajustarla a la medida del queso y manteniendo al sujeto. Últimamente se están comercializando seras plastificadas pero no tienen muy buena acogida.

Las pintas y empleitas se lavan diariamente después de retirar el queso y se ponen a secar al sol.

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Para recoger el suero se utiliza un balde, una caldera, etc... El suero se destina a comida de animales o para el consumo humano.

El queso se hace de la forma siguiente:

Una vez cuajada la leche y media hora antes de comenzar a unir la cuajada, se introduce en el recipiente un plano o trozo de madera para que se vaya bajando. Más tarde se retira el plano o trozo de madera introducido y se empieza a unir la cuajada con las manos, juntando y apretando hasta que se forma como una especie de bola. Después se toman pequeñas porciones y se introducen dentro de la empleita, la cual ha sido colocada previamente encima de la pinta, y se aprieta hasta que suelte todo el suero; se vuelve a tomar otro poco de cuajada y así sucesivamente hasta acabar con toda, siempre apretando muy bien para que suelte todo el suero; se le da la vuelta para que el dibujo de la pinta figure también por el otro lado y se le añade sal gruesa abundante.

Una vez elaborado el queso, se coloca encima un trozo de madera grande con una piedra, cuya presión elimina el suerín que le queda dentro. Por la noche, a última hora se le da la vuelta de nuevo; se retira la sal del lado que se tenía y se le pone al otro, volviendo a colocar el peso encima hasta el día siguiente. Por la mañana, se le retira el peso y la sal, pero conservando la empleita hasta el día siguiente para que no se deforme. Se coloca en un quesero o simplemente en una tabla, donde le de el aire pero no el sol. Hay que continuar dándola vueltas diariamente para que el secado sea homogeneo por ambas caras.

Se distinguen tres tipos de queso atendiendo al tiempo de curación:

a) Queso fresco, es el que tiene aproximadamente 8 días.

b) Queso semi-curado o semi-seco, es el que ya tiene más de 15 días.

c) Queso curado, duro o seco, es que tiene más de 2 ó 3 meses.

El queso artesanal majorero es de tradición tan arragaida en la Isla que, prácticamente, toda persona que cría ganado hace queso para el consumo familiar y comercializa los excedentes.

Este producto, por su alta calidad, tiene una gran demanda que hoy se reduce a un mercado interior y regional. Será necesario cambiar la estructuras productivas actuales para conseguir extender la oferta a un mercado nacional y también comunitario. De lograr este objetivo, el queso artesanal, sin lugar a duda, tendrá una demanda garantizada por tratarse de un producto estrella con una bien ganada fama.

Las ordeñadoras mecánicas, el acondicionamiento de los corrales para una correcta estabulación del ganado, una sala especial para la fabricación de queso, son imprescindibles para que una granja sea más rentable.

El reducido números de ganaderos que se han atrevido a dar el primer paso de la modernización adquiriendo ordeñadoras mecánicas, están decididos a cambiar la estructura de sus corrales para

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reducir el números de tareas que exige el cuidado del ganado, aumentar el rendimiento de los animales y conseguir que la ganadería sea una actividad menos esclava.

Un 75% de los ganaderos de Fuerteventura continúan ordeñando a mano y sus instalaciones no reúnen las mínimas condiciones de trabajo. Además de la escasa rentabilidad de este método artesanal, las cabras están expuestas a un mayor riesgo de contraer enfermedades.

Fuerteventura cuenta con unas 35.000 cabras en explotación, de las cuales unas 18.000 pertenecen a ganaderos que disponen de ordeñadora mecánica.

FLORA

Fuerteventura es la cuarta región natural a nivel mundial en cuanto a endemismos florísticos se refiere, donde perviven plantas de la Era Terciaria que han desaparecido de la mayor parte del planeta. Debido a la baja altitud de la isla, los vientos alisios no descargan su humedad, por lo que no existen en Fuerteventura bosques como en las islas más altas. La formación vegetal que ocupa una mayor superficie en la isla es el matorral espinoso, que se extiende por llanos y lomadas. La aulaga es una de las especies más comunes, además de espinos, matamoros y rama.

El verode, las tabaibas y los cardones representan los elementos más puros de la que se supone fue la formación original. Las palmeras y tarajales, casi los únicos representantes arbóreos de la vegetación autóctona, están ligados al cauce de los barrancos y el fondo de los valles. En áreas de trasplayas, inundadas periódicamente por la marea, aparece una comunidad denominada saladar. En este hábitat, junto con otras especies, se halla presente un matorral denso denominado matamoros. Fuerteventura dispone de las mejores representaciones de saladar del Archipiélago (Saladar del Matorral en Morro Jable). Palmera Canaria

Estas zonas húmedas tienen una gran importancia debido a su vinculación con la avifauna. También en la costa, y generalmente cerca de los saladares, se encuentra el jable. Los campos de dunas se extienden hacia el interior a favor de los vientos dominantes. Destacan en estas zonas la uva de mar y los balancones. Tierra adentro, el arenal contiene una rica vegetación representada por corazoncillos, algahuera, salado blanco, saladillo, trufa, melosa, cebolla, etc.

En la isla existen zonas declaradas de interés ecológico protegidas por la Ley 12/1987 de 19 de junio de la Red de Espacios Naturales de Canarias. Bajo la denominación de Parajes Naturales de Interés Nacional se encuentran la Montaña de Tindaya, la Ladera de Vallebrón, la Montaña Cardón, el Malpaís de la Arena, El Saladar y la Caldera de Gairía; como Parques Naturales están las Dunas de Corralejo y Lobos, el Pozo Negro, Jandía y Betancuria.

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Cardón de Jandía

  FAUNA

En cuanto a la fauna, los invertebrados, y entre éstos los insectos, son el grupo faunístico más representado en Fuerteventura. Especial interés tiene la cochinilla, insecto que vive y se desarrolla sobre las hojas de la tunera, que llegó a estar protegido por una ley de 1827. Frente a la abundancia de invertebrados, Fuerteventura no destaca por la presencia de vertebrados; las aves son los únicos representantes (con un número importante de especies, especialmente las nidificantes muchas endémicas y migratorias).

Las costas vírgenes de Fuerteventura y las escasas salinas y presas sirven de parada a estas especies, concentrándose en ellas una comunidad cuyos componentes varían estacionalmente. Las aves más representativas de los llanos tanto arenosos como terrosos son la hubara canaria o avutarda, el corredor, el alcavarán, el alcaudón real, el cernícalo y la abubilla. En los barrancos se encuentran la terrera marismeña, la tarabilla canaria, el herrerillo, el gorrión moruno, etc. En las áreas montañosas abundan el guirre, la aguililla, el camachuelo trompetero, el águila pescadora, la lechuza común, etc.

Hubara Canaria

Tanto el águila pescadora como el guirre están en inminente peligro de extinción. De entre las aves marinas destacan la pardela como ave nidificante y el chorlitejo grande, el chorlitejo gris, el correlimos, la garcela, etc. como aves migratorias. Quedan escasos ejemplares de charranes comunes de la numerosa colonia existente anteriormente. En la Isla de Lobos, la avifauna está compuesta por el petrel, la pardela chica y cenicienta y el paíño común. Las diferencias de salinidad y temperatura de las aguas, debido a las corrientes marinas, permiten la presencia de especies pertenecientes a regiones diversas.

Mero

La zona de barlovento, azotada por el mar de fondo, más rica en plancton y algo más fría, presenta más variedad y abundancia de especies. Por familias predominan los espáridos (bogas, salemas, sargos, chopas, galanas, roqueras, samas, brecas, bocinegros, besugos, etc.). Los túnidos y similares están representados principalmente por especies de bonitos, patudos, rabiles y sierras, además de ubicuas y caballas. Entre los pelágicos están los siguientes: agujas, voladores, dorados, pejerreyes, peces espada, sardinas y picuíllos.

Las más importantes especies de cangrejos son las siguientes: santorra, centolla (que se coge con frecuencia en las nasas caladas a poca profundidad), cangrejos blanco y colorado, camarones, langostas canarias (muy abundantes en las cuevas del mar del norte), percebes (popularmente llamados "patas de cabra" y localizados en los lugares umbríos de los rompientes del Mar de Norte). Los moluscos más abundantes son los mejillones, los burgaos, las canaillas y las lapas. Entre los cefalópodos abundan en especial los pulpos, calamares, chocos y potas.

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En alta mar son frecuentes las tortugas careta o bobas, al igual que las tortugas laúd, que anidan en algunas playas de la isla. Los mamíferos marinos más frecuentes son las toninas (delfines), ruasos y algunas ballenas, habiéndose constatado recientemente la presencia ocasional de focas monjes. Los anfibios están representados por la rana común; los reptiles más significativos son los lagartos, la lisa majorera o lisneja y los perenquenes.

Lagarto

En cuanto a los mamíferos, todos los que habitan en la isla han sido introducidos por el hombre (a excepción de los murciélagos). En esta clase se engloban los perros (siendo el bardino una raza autóctona), la cabra, el cerdo, la oveja, el caballo, el dromedario, el burro, el gato, etc. Entre los mamíferos no domesticados se encuentran el erizo, la musaraña, el murciélago, el conejo, la rata, el ratón y la ardilla moruna (especie esta última introducida recientemente en la isla desde África).

LA LUZ DE MAFASCA

Mafasca es un llano muy grande que hay en Fuerteventura, entre Pozo Negro, Casillas Morales, los Valles de Ortega y Tiscamanita. Y se dice que vino del extranjero una señora; que no tenía nombre, sólo se la conocía como la Señora, y traía dos criados consigo: Juan Gómez y Pedro.

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Un día, el criado Juan fue a pescar a La Laja y cayó al mar y se lo comió un pez muy grande, por eso se llama la Laja de Gómez. Más tarde murió la Señora, que dejó mucho dinero, enterrado en un lugar oculto que nadie sabía, y a su otro criado, nada. Por eso Pedro tuvo que dedicarse a pedir.

Un día que estaba pidiendo por la calle se encontró a una mujer, y como no había nadie quiso gozarla. Pero la mujer le dijo que no lo intentara, porque entonces se convertiría en águila, porque ella era una virgen. Pero él no la hizo caso e intentó forzarla. Y entonces se convirtió en águila y salió volando, volando hasta caer muy lejos. Y allí volvió a ser hombre.

Entonces, como tenía hambre, tuvo que matar un carnero que había por allí, y como no tenía leña para asarlo, cogió una cruz que debía de ser de una sepultura, y asó la carne con la cruz.

Pero al poco tiempo murió, pero su alma siguió penando en éste mundo, por haber quemado la cruz. Unas veces seguía andando por las calles pidiendo, como si fuera un carnero, y otras convertido en una luz que andaba errante por los llanos de Mafasca.

Mucha gente la ha visto, y dicen que es verdad, saltando de un lado para otro, sin estarse nunca quieta, que infunde mucho miedo.

APARICIÓN DE LA VIRGEN DE LA PEÑA

Una noche de primavera, dichos los maitines, echó de menos San Diego al Padre Santorcaz, y como entendiese que la tarde antecedente había salido del convento en busca de algunas hierbas medicinales, se enderezó, no sin bastante sobresalto y casi con toda la comunidad, a los campos circunvecinos, donde los pastores le dijeron que a la verdad ellos no habían visto al venerable padre, pero que toda aquella noche la habían pasados sobrecogidos de la mayor admiración, por haber observado gran multitud de luces y entre ellas como un astro refulgente que corría hacia Malpaso o Río de Las Palmas.

Bastó esto para que todos juntos se encaminasen a este sitio, donde, al pie de una peña muy escarpada, dentro de una poza de más de veinte palmos de agua, divisaron fluctuante el sombrero

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del religioso a quien buscaban tan solícitos.

Este hallazgo, que no pudo dejar de penetrarlos de temor, pasó a asombro, luego que descubrieron en el fondo de la poza al venerable Padre hincado de rodillas, con su rosario al cuello, el breviario abierto en las manos y su espíritu absorto en las delicias de la más tranquila oración.

Arrójose inmediatamente uno de los pastores al agua y sacó entre sus brazos al feliz sumergido, tan ileso que ni la ropa ni el breviario mostraban la más leve humedad.

En vista de un acontecimiento tan fuera del orden regular, creyó el santo guardián debía usar de toda su autoridad sobre un súbdito a quien la naturaleza obedecía, mandándole declararse en público todas las circunstancias de aquel milagro. Respondió fray Juan de Santorcaz, lleno de confusión, que la verdadera causa de tanta maravilla estaba cerrada sin duda en el seno de la peña inmediata, pues así lo daba a entender las músicas celestiales que había oído y los rayos de pura luz que arrojaba de sí, cambiando las sombras de la noche en un día alegre.

No pasó mucho tiempo sin que se hiciesen venir algunos instrumentos a propósito para romper el risco; pero el cielo, que, aunque quería se manifestase entonces aquel tesoro oculto, tenía por conveniente se mortificase algún tanto la santa curiosidad, permitió que, abollándose los picos y barras de hierro, se cansasen los trabajadores sin fruto, hasta que San Diego, con ademanes de hombre inspirado, volvió a señalar la parte por donde se había de romper la rebelde roca. Este golpe fue decisivo. Todos los circunstantes vieron una pequeña imagen de piedra blanca que representaba la madre de Dios con su divino hijo en los brazos y, habiéndola sacado de su hueco, la colocaron después en una cueva de tránsito más fácil, donde permaneció casi un siglo, hasta que sus devotos fabricaron la capilla en que hoy es venerada.

La imagen de la Virgen de la Peña que hoy podemos contemplar en su ermita de la Vega de Río Palmas, se caracteriza por su extraordinaria belleza; es una figura sedente, de 23 cm. de altura, con el niño situado sobre las rodillas, esculpida en alabastro, siguiendo los cánones del gótico francés de principios del siglo XV.

Tiene los ojos cerrados y algunas roturas en la cabeza y el brazo del niño, hechos que explica la tradición piadosa señalando que la Virgen cerró los ojos para no ver como una "mora loca" mutilaba a su hijo.

Se encuentra situada en la hornacina central del retablo mayor de la referida iglesia, colocada sobre un pedestal dorado y enmarcado por un sol de plata y una media luna dorada. La hornacina que da cobijo a la imagen está decorada con molduras, rocalla y rodeada de inscripciones latinas.

El retablo es de estilo rococó y se inscribe en la tipología denominada "retablo apaisado", por dominar la dirección de lo ancho sobre lo alto. Esta característica, común a otros retablos de Fuerteventura, le proporciona una especial gracia, y se justifica por la escasa altura que alcanza la cabecera de la capilla. Asimismo se caracteriza por un claro predominio de los motivos pictóricos.

La ermita dedicada a la Virgen de La Peña es de una sola nave con coro de madera, un arco que separa la capilla mayor de la nave del templo, con cubierta de armadura ochavada de la capilla mayor y cubierta en artesa de la nave.

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En el exterior sobresale la fachada, de corte clacisista, realizada en cantería de color blanco, en la que destaca el arco de medio punto de la portada.

Se edificó en los primeros años del XVIII, inaugurándose el 26 de agosto de 1716, si bien, en su construcción se emplearon algunos materiales de una ermita anterior, pues la Virgen de La Peña estuvo colocada en otros santuarios. Así, en el año 1497 la Virgen se encontraba en una pequeña ermita de Malpaso y desde este santuario fue trasladada a la Vega de Río Palmas, hacia el año 1568, para ser colocada el primera ermita que se levantó en su honor en este paraje. En ella permaneció hasta el año 1716, en que se bendijo el nuevo templo, que es el que se conserva en la actualidad.

La devoción de la Virgen de La Peña alcanzó muy pronto una gran difusión por toda la isla, recibiendo un fuerte impulso hacia la segunda mitad del siglo XVII.

Ya en el año 1626 están documentadas las numerosas rogativas, procesiones, novenarios y misas que los majoreros hacían a La Peña, para suplicar la clemencia del cielo cada vez que la enfermedad o la falta de lluvias sembraban la alarma entre la población. Las pertinaces sequías, tan frecuentes en la isla a lo largo de su historia, con sus secuelas de hambre, muertas por inanición y emigración, fueron las que en más ocasiones movieron a los fieles a sacar en andas a la Virgen de La Peña para pedirle la lluvia.

Pero las rogativas no fueron la únicas manifestaciones colectivas de fe que los majoreros dedicaron a su patrona a lo largo del tiempo, pues desde muy antiguo se celebraron fiestas anuales en su honor.

La fiesta más antigua es la del 18 de diciembre, día de la Expectación, cuyo celebración consta documentada desde el año 1599. Era costeada por el mayordomo de la ermita de La Peña y los actos religiosos consistían en cantos de vísperas, función solemne con sermón y procesión. A esta fiesta solían acudir gentes de toda la isla, aunque en los años lluviosos se reducía la asistencia por coincidir con la época de siembra y porque cuando corría el barranco de Río Palmas, próximo a la ermita de La Peña, no se podía llegar al santuario. Estas circunstancias impulsaron a las autoridades religiosas de Fuerteventura a solicitar al Obispo el traslado de la fiesta para el 5 de agosto, día de la Nieves. El cambio fue autorizado por el prelado Don Lucas Conejero Molina en el año 1716 y con ello se comenzaron a celebrar dos festividades anuales en honor de La Peña, pues se inició la fiesta de agosto y continuó celebrándose la de diciembre, ambas permaneciendo hasta la actualidad.

La fiesta del 5 de agosto consistía fundamentalmente en la función religiosa, en la que se ponía de manifiesto su Divina Majestad. Era una fiesta sufragada, mediante turnos, primero por la parroquias y luego por los ayuntamientos de la isla. Su celebración dependía de las circunstancias económicas de cada año, de tal manera que, en algunas ocasiones, la precariedad de recursos impedía se celebración. Pese a ello la fiesta de agosto se ha mantenido a lo largo del tiempo y en la actualidad continúa celebrándose de carácter local, denominándose "La Peña Chica".

Pero la fiesta principal en honor de la Virgen de La Peña es la romería que se celebra el tercer sábado del mes de septiembre. Esta romería nació en la época de los años ochenta del siglo XIX y tiene carácter insular.

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 LA MALDICIÓN DE LAURINAGA

En el siglo XV, don Pedro Fernández de Saavedra, fue nombrado señor de las islas Afortunadas, Fuerteventura. Don Pedro, tan conquistador en el amor como en la guerra, cobró fama, nada más llegar a la isla por sus aventuras con las muchachas guanches. Se casó, al poco tiempo de llegar allí, con doña Constanza Sarmiento, hija de García de la Herrera, y tuvo catorce hijos, amén de todos los ilegítimos que sembró por la isla en sus frívolas aventuras.

Con el transcurso de los años, uno de los hijos de doña Constanza, don Luis Fernández de Herrera, se convirtió en un apuesto caballero, heredando todos los defectos de su padre, pero ninguna de sus virtudes. Era altanero, petulante y conquistador; pero cobarde para la guerra. Y le resultaba divertido seducir a las muchachas indígenas, que le miraban como a un héroe.

En una ocasión, se encaprichó de una bellísima doncella que había sido bautizada como cristiana con el nombre de Fernanda. A la muchacha no le disgustaba la presencia de don Luis; pero no se decidió a poner en juego su reputación accediendo a sus deseos. Pasaron los meses y el galán siguió acosando a Fernanda, que cada día se sentía más dispuesta para aquel juego, hasta el extremo de aceptar una invitación de don Luis para asistir a una cacería organizada por su padre.

Llegado el día, don Luis se las arregló para estar solo toda la mañana con la ya enamorada doncella. Comieron plácidamente a la sombra de un chopo y poco después el joven caballero la invitó a dar un paseo. En animada conversación llegaron a una espesa arboleda cuando ya la tarde declinaba. Don Luis, creyendo que ya había llegado el momento de prescindir de galanteos platónicos, intentó abrazar a Fernanda. Ella trató de defenderse, pero comprendiendo que le sería imposible hacerlo, pidió socorro a grandes voces. Los gritos fueron oídos por los cazadores, y advirtieron la ausencia de la pareja.

Don Pedro montó en su caballo y, en compañía de otros caballeros, picó espuelas para dirigirse hacia allí. Antes de que llegaran, pudo acudir un labrador indígena, que al ver la situación de la doncella trató de defenderla de don Luis. Éste, ofendido y molesto, desenvainó un cuchillo, dispuesto a quitar la vida a aquel indígena. Pero no fue posible, porque, tras nos minutos de lucha, el labrador pudo arrebatar el arma a don Luis. Iba a clavársela, como venganza, ciego de ira, cuando don Pedro, que llegaba a todo galope y había visto la escena se precipitó con su caballo sobre el campesino que cayó con violencia al suelo y murió en el acto. Entonces apareció de entre los árboles una anciana indígena, madre del labrador, que, lanzando una mirada dolorida sobre aquel cuadro, se dio cuenta enseguida de lo ocurrido. Levantó la cabeza para conocer al causante de aquella muerte, y se encontró con la de don Pedro, el caballero que la había seducido en su juventud y del que había tenido aquel hijo que acababa de morir. La anciana, al reconocerle, ciega de

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indignación, le hizo saber que ella era Laurinaga y que aquel cadáver era el de su propio hijo. Luego, elevando los ojos al cielo, como invocando a los dioses guanches, maldijo con voz temblorosa y acento grave aquella tierra de Fuerteventura, por ser señorío de aquel caballero don Pedro Fernández de Saavedra, causante de todas sus desgracias.

Dicen que a partir de aquel momento empezaron a soplar sobre aquellas tierras los vientos ardientes del Sahara, que se empezaron a quemar las flores y toda la isla fue convirtiéndose en un esqueleto agonizante, que, según la maldición de Laurinaga, acabará por desaparecer.

 LA ADIVINADORA TIBIABIN

Antes de la llegada de los europeos, había en Fuerteventura dos mujeres, madre e hija, de gran

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poder adivinatorio y que hablaban con el demonio. La madre se llamaba Tibiabin y la hija Tamonante.

La madre tenía la misión de apaciguar los pleitos y la cuestiones entre los jefes y capitanes de la isla. La hija se encargaba de realizar la ceremonias y de hacer cumplir los juramentos y promesas que los jefes hacían en favor de los isleños. Ambas pitonisas tenían gran predicamento entre los dos jefes que gobernaban la isla en aquel entonces.

Éstos eran Guise y Ayose , que tenía repartida la isla en dos mitades, divididas por una pared de piedra: Guise era monarca de Maxorata, la parte norte, y Ayose de Jandía, la parte sur.

Un día Guise y Ayose quisieron conocer el porvenir de la isla y convocaron a la adivinadora Tibiabin y a su hija y le preguntaron:

- ¿ Qué fin es el que nos espera ?

Y Tibiabin contestó:

- Un día aparecerán sobre el mar unas casas blancas y en ellos vendrán gentes muy poderosas, No les temáis, recibidlos con alegría y entregaros a sus designios.

No agradaron nada las palabras de la adivinadora a Guise y Ayose, mas las recibieron en silencio y cada cual marchó a su reino.

LOS REINOS DE GUISE Y AYOSE

Una pared de piedra, extendida de mar a mar, dividía la isla de Fuerteventura y separaba sus dos reinos. Guise era monarca de Maxorata; Ayose de Jandía. Sus continuas discordias acabaron cuando el muro fue alzado y el aislamiento hizo posible la tranquilidad y la convivencia sin hostilidades.

Tanto Guise como Ayose y sus súbditos profesaban gran estima a Tibiabin la pitonisa. Adivinatoria como Guañameñe, el augur de Tenerife, y como Yoñe, el oráculo del Hierro, sus vaticinios siempre se habían confirmado. Igual estima y respeto sentían por Tamonante, hija de Tibiabin, sibila como ella y consejera de gran predicamento. La voz de Tamonante era oída en las asambleas de los nobles

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a quienes exhortaba a cumplir sus juramentos y a mirar por el bienestar de los isleños. Ella cuidaba que las leyes no fuesen meras palabras dictadas en vano.

Y Guise y Ayose quisieron conocer el porvenir de sus reinos y los acontecimientos que aguardaba a sus vidas. Se reunieron con Tibiabin y Tamonante, las pitonisas de Fuerteventura.

- ¿Qué fin es el que nos espera ?

Varios gánigos de leche vertió Tibiabin sobre el efequén invocando las señales del futuro. Tamonante, con el tafiaque de pedernal, sacrificó una pequeña baifa y entregó las vísceras a su madre. La sangre aún tibia y reciente sobre los despojos, en ella leyó Tibiabin:

- Llegarán gentes poderosas por el mar en sus casas blancas. No temáis ni le tratéis con violencia. Antes bien, recibidles con alegría y entregaros a sus designios pues solo beneficios traerán a nuestra tierra.

No agradó a Guise, tampoco a Ayose, lo que Tibiabin acababa de profetizar, mas nada dijeron. Marcharon silenciosos cada uno a sus dominios tras la ringlera de piedras del muro.

La arribada de las naves de la expedición de Juan de Bethencourt y Gadifer de la Salle quebró la calma maliciosa de la isla. Los europeos de tardaron en revelar sus propósitos: les guiaba el afán de riqueza, el deseo de hacer esclavos para venderlos. Y tanta era su ambición que entre ellos mismos, gascones y normandos, se producían indisciplinas y desórdenes, desvíos y traiciones. Aprovecharon pues los isleños para sumar victorias en los combates y aniquilaron a los guardianes del castillo de Risco Roque, la fortaleza que habían edificado los invasores. Más Tibiabin y Tamonante auguraron grandes desgracias si no cesaban las hostilidades, si no rendían sus fuerzas y se doblegaban a los extranjeros.

Fue mucha la sangre acumulada bajo el vuelo siempre siniestro de los guirres. Guise y Ayose comenzaron a sufrir reveses en la contienda ya que los extranjeros andaban mejor armados. Sin  embargo, los dos soberanos de Fuerteventura veían en sus derrotas el castigo por haber desoído las voces proféticas de las pitonisas. Y así, primero el uno, después el otro, ambos en compañía de buen número de adictos, resolvieron entregarse a los invasores.

Creyó entonces Tibiabin que se iniciaría una nueva era de fecunda y apacible prosperidad para la isla. Tal vez, como le había oído a ciertos europeos que visitaron Fuerteventura antes de la expedición de Juan de Bethencourt, empezaría el tiempo de paz perpetua y de felicidad que traía consigo el bautismo. Eso pensaba Tibiabin que secretamente guardaba las enseñanzas de aquellos europeos. Eso dijo su hija Tamonante. Y eso repetían ambas a quienes aún se negaban a rendirse.

Ya no Guise, sino Luis. Tampoco Ayose, sino Alfonso. Tales fueron los nuevos nombres impuestos al ser bautizados a quienes habían sido los monarcas de Fuerteventura. Y con sus nuevos nombres, ellos que poseyeron toda la islas, recibieron cuatrocientas fanegas de labrentío y frutal, exentas de tributos durante nueve años. También Tibiabin obtuvo merced de tierras de parte de los conquistadores.

Poco a poco propagaron los europeos sus modos y sus normas, mientras recorrían la isla proporcionándose orchilla y otros productos de los que se sacaban pingües ganancias. Aprendieron los isleños a confeccionar muchos alimentos, a hablar en otro idioma y creer en otra religión, a cultivar los campos y a construir más amplias y mejores habitaciones.

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Mas luego que Juan de Bethencourt delegara en su sobrino, el tiránico Maciot, el gobierno de la isla, y cuando fue escasa la orchilla y el sequero sequero agotó las simientes, los europeos trataron con miserable desdén a los isleños muchos de los cuales fueron presos y vendidos. El miedo y las amenazas se establecieron en la isla. Tibiabin y Tamonante, las pitonisas que vaticinaron una nueva época, fecunda y feliz, por amor de los extranjeros, sintieron sobre ellas el peso del odio y el desprecio de sus gentes. Como una maldición secreta pero ineludible.

Cruzó el viento por sobre los jables de la isla, persistieron calcosas, aulagas y verodes bajo el cielo parco de lluvias, Maciot de Bethencourt huyó y vino Hernán Peraza a sucederle, y aquella maldición nunca dicha que pesaba sobre Tibiabin y Tamonante hubo de cumplirse.

Desembarcaron los piratas en las playas de Fuerteventura y, con asombrosa rapidez, capturaron a algunos pastores y varias mujeres. Tibiabin cayó prisionera. El alisio hinchó las velas del navío cuando, sin que pudieran evitarlos los isleños, se alejó de la playa con rumbo incierto.

No soportó Tamonante el verse sola, apartada de su madre. El dolor le fue adentrando hasta doblegarla, hasta confundir sus sentidos y anegar su entendimiento como en una nube de calima. Nadie reparó en ella cuando se detuvo al borde del barranco del Janubio. Ni siquiera supo por que se arrojó al vacío.