Voi1trsid.d dt 8arctlon. LAS CLAVES DEL ABSOLUTISMO Y EL ......ABSOLUTISMO E n uno de los pasajes...

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. XAVIER GIL PJOL Í'r(•Ítr tituiar 0< H1stvr14 �htmo dt ia l'riwriid Brctfo Pits dt iluslnción JOSÉ MAR VAL\IERDE Voi1trsid 8arctlon LAS CLAVES DEL ABSOLUTISMO Y EL PARLAMENTARISMO 1603-1715 Planeta

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. XAVIER GIL Pl:JOL Í'r(•Ít$(Jr tituiar 0< H1stvr14 �h.Jtmo

dt ia l'r.iwriid.ld dt B.rctfofl1'

Pits dt iluslnción

JOSÉ MARÍA VAL\IERDE Voi1trsid.d dt 8arctlon.

LAS CLAVES

DEL ABSOLUTISMO

Y EL PARLAMENTARISMO

1603-1715

Planeta

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P. DA COIITONA: .l.> •do<Í tk oro. Sitio X\11. Caltria pal.aitJM. Fionnci.a. El mito cl!sico dt la Edad deOro ocuJ)Ó un puesto notable en I• mtnt>lidad d• la cultura rcN(tnlista: a medida que setv0laciona had• ra crisis del si¡lo xvu. 1. apeloción a esa &ntiquisinia MI� ..sume un s.nlido de critica de la tpoca iclual. con un <aríz ptsimista. r-or contrute con las imág,n,s susdtAdas r,or tal idea. Jt imr.osible h<llei.,.

ABSOLUTISMO

E n uno de los pasajes del drama histórico Antonio y Cleopatra de Shakespeare (estrenado en 16071, se lee que la bella egipeia, con el regalo Que le

hizo el romano, se convirtió en •de la Siria inierior. Chi· pre. Lidia. reina absoluta ... Por su parte. en sus Princi·pios matemáticos de filosofía natural O 68-i) Newton afirmó que ,el tiempo absoluto. verdadero v matemáti· co, por sí mismo y su propia naturaleza. Ouye uniforme­mente sin referencia a nada externo,, en tanto ,,ue el e�­pacio absoluto �,in referencia a nada exlemo. ,�rmane· et siempre similar e inmóvil». E:1 calificai:·.-,:, «ilbsolut9 .. en estas !rases indicaba perfección. plenitud�s· mo senti<lo que. releridc, a un caballero. significaba ser un cortesano cumplido. o. aplica<io a una dan,a. Quería decir ser persona enteramente bella y encanlaóora. ·Ab· soluto• implicaba más el goce de cualiJ��g_9uc el os­t�er. Y cuando se usaba e��!lM.QJ!!ilitico. como en el anterior fragmento de Shak.:�rtare, signifi­caba ante todo integridad e independencia, en este cas<J la de Cleopatra respecto de Roma.

Los orígenes de este sentido se remontaban a las lar· gas lu.f!!!!_'!!�!!"�!es entre el lm¡,erio !'..!!J'�.Q.P<lr erigirse con el dominium mundi. c.:.n el gobierno supr<· mo·de laCrlstiandad. A parecido objetivo tendían otras de l.u máximas políticas de la époc;,. el non superior n·­congnoscens que los reyes iO\-ocaban par� pn;éliñ'iaisü autorioa�lush·a en materias terrenales dentro de sus dominios, y el rex in regno Juo.es{if[IRf.f.ªL<?'..!.t8!1i sui !•el rey en su reino es emperador de su rein(),·). con que los reyes querían negar al emperador todo tipa de inlcr· vención en sus respectivos territorios. En ambos .:asfJs .;e tt!_t��a-�e gozar la ple,¡itud�.PJ!.ltstalis, no m�!TI�<!a�i S\,!peQi,a�_a_otra autoridad.

Sin embargo, las ralees últimas de estas expresiones se hallaban en el dereéiioróiñaño:" que había rdoriado el principio de aÜtoridad en todos los ámbitos. Dos de las mb célebres máximas del gran comentarista Ulpiano. del siglo 111, rezan quod principi µ/acuít /e¡;is haber ,•igo­rem (,lo que place al príncipe tiene fuerza de le)'-), y princep, legibus solutus est (•el príncipe ,:sW desli!lado

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P, DA CORTONA: Clori, th lo1 lhrl,,rin/. 1633,1639. Pal.do &n,erinl, Roma.

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A. POZZO: Ahfoñ• dt h. obn inls/onu� dt los Josullu o EJ triunfo th Su l1n1do.

1691·1694. f•tho de la nave d• la i&lula d• San 1anaclo, Roma.

IJo$ ilÑi:enes clt la eloria ultntrmna tn dos techo, íabammte •blertos al cirio:

los B•rberini, aun ,itndo una iamilia de ramoso, cardenales, titn<n un m.ú alli mis cl!sico

que crf$Íi¡no;.en ún espacio ¡mbillUO donde w<lan las abejas emblemitia• de la

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familia que tachonan sus grandu construccionu romana$ -·lo que no hicieron los Wrblroo. lo hiciuon I°' Blrberini•, se d�ci•-: ,n umbio. ,1 jaui!A pintor padre Pouo abre la porspoctiv• wrtical dt un cielo cristiano con una hahilidad tlcniu ,n las lal� columnu $in techo que product \irtigo -los juuiw eran mat$ttO$ ,n la J»icolugla dt los tltCt0$ popullrtS p¡rl la ,ida religiosa.

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Juristas y pol!ticos manejaron profusamente estas má­

ximas y no ñé«sariamente en sentido contrapuesto.

Pero también st vela que uno y otro principio, llevados a

sus últinw consecuencias, eran diHciles 'de com inar.

Mientras unos autores querian rey claramente e evado

y diferenciado ele la sociedad, en lugar de seguir viéndolo

sólo como la cabeia de la pirámide feudal, otros autores.

como el valencjano Pedro Belluga a mediados del si·

,io r;v, estimaban que la pote.sus abso/uu era una potes·

tad extraordiriarla y que, por tanto, su uso por el rey de·

o por encima, de� ley,,).�¡ radi��.-�.�te.st� a.k�­� lo eht��·er�nas gene@�icm�Ld.e.cj}•iiistas :

bla str restringido. La disociación clara en el terreno doctrina vino de la

mano de os juristas franceses. Jean de Coras y, sobre

todo, Jean l!odin en su Six livres de la République

(15761: Bodin estableció la interpretación definitiva de la

noción cJelpooer absoluto como. en primer lugar. poder

sin límite alguno (salvo la ley divina y el derecho�

ralJ y, en segundó lugar. como soberan(a le3islativa indi·

,isible ostentada en exclusiva· � co�illLQ!.4.i!l�!io

por "'ermoriarca. El rey a soluto bodiniano quedaba,

pues, desligado'tanto de las leyes humanas como de la

intervención parlamentaria en su elaboración. El mo·

narca como juez supremo -pervivencia medievai="""Y

legislador único -novedad moderna-. en esto consis­

tía la soberanla absoluta.)' de ahi que los términos sobe­

rano i: rg· a?-baran siendo sinóni11.101.diir.arite.eLo\ñi¡guo

Régimen. Pero uria cosa era la elaboración doctrinal del absolu·

tismo )' otra�! siempre muy distante la re,¡ljda,d Qll(·

rativa de las monar uías. Adoptar una especie de positi·

vismo le que trans orme las pretensiones reales a la

�upremada legi51ati\'a y judicial en descripción o expli·

cación de la evolución del régimen absolutista serla erró·

nto. El relorzamiento de_ la autoridad moná,:quici!J)Or

tnci¡na de toda una serie de .P!)deres intermedios fue un

rr$�SO l�nto. no siempre deliberado. salpicado de retro·

ceMIS y que tardó mucho -en donde lo hiio- en conso-

lidarse.·

Y canonL,tas "}edievales, en especial la escuela de glosa- 1dor� Y�' Ju.nstas de Bolonia, Montpellier. Salamanca Y ! otras unmr.s,dades que obraron en los siglos xm y XI\' la : ll�a �pción del derecho romano. y as( lo enten­dier?n también�. que \•ieron en lamisma 'un efi­w. íNtrUmento.para afianzar su poder. Aun sin formarun cu�rpo. doctrinal compacto, estas ideas estaban mu\· �tendidas .Y Dante las !ecogió. en su Dt Monarchia (ha°­cia

pl310), �lejatoeñlavor dél' Imperio frente aTPa do.ero los ¡unstas medievales tam 1én recuperaron otra

mixi�, quod omne.s tangir ab omnibus approbari debet H? que atalle a t�o� debe ser.�oJ?.!<!9.P.l!r todos•b:.!� �phcaron • cuestione! de le islación. F.ste sentido enca­JW .muy bien en las ideas m ieva es de representación ��nte Parlam.ent�s y Cortes, ideas que atemperabaa J os ragores �ton�rlOS de otras proclamas romanas. En i

s� uso. mecheval, dicha máxima recogía aspectos de la re-c,p�� feu dovasaJlátic� y resumia ·1a·pa-rtící¡iaé[óri de los sybchtos en tareas Cíe gobierno. En ilii desé:áñsaba bueria parle del parlamentarismo medieval )' moderno.

En efecto, ·tas llamadas •nuevas moriarqulas• del Re-

nacimiento tmergieron cuando 'suS..fe)�S. de��!llD,

con mayor o menor claridad, en graves ¡uerras civiles a

mediados del siglo ;,.'\' a alianus de g�,n,w_nobles y

1i1i�mbros de las propias casas reinantes. A veces. como

tn Catalul\a de 1462 a 1472, a estas guerras se sumaron

tambjén graves enfrentamientos rurales y urbanos. Pero

esas •nuevas monargulas• no tenlan mucho de nuevo

en su orsanización política, instituciorial o territorial.

Eran. en realidad, l�S.f.!l�f!!O.!!ªr.Ql.!Ía,s tardomediev�­

les pero dotadas ahora de un princ].Pto.de autori4a� !'(ljs

REMBRANDT: El AJ,opdo.

1634. Cakna Nacional, PnC•· En est• época, •dem;is dtl tradicional abogado civil. crece en imp0rUncii la figura del teórico d,I der«ho polllico • internacional -un GrO(io. &, Rodin-, que, de hecho, da valor jurídico• alguna tendencia crtcient, enlos sisttrms 1e poclor en ti mundo. Aun sin tanla sofislicaóún como en nuutr.u ideolo¡ios conttms><•ránus. las ¡nn<les pol<nci.u rehuían ti cinismo de un M¡quiivelo Pl'ª in\lOJ\'use en ,om,ióeracionesttórius.

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P. MICNARD: LullX/Vallfo. Modildot alCJo xvtL CutUlo de Ownpa, Fnacla. Paro ti futuro Luis XIV, ti wdtnal Muarino, dt origen iUliano, hiio Vfflir dt su pals divutidos tsptctkulos qut tntrttwiestn al prlncipe

niflo, con sorprtndffltts tran,oyu • incluso animales mecánicos. La romrnedia dtll'arlt italiana influyó Umbifn decisiv&mé'lt: tn ti teatro para nobles y pltbe)-os, ,uptrondo la dificultad d• la ltngua pracias a su sentido dt la pantomima.

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: ¡ · · 1 asistencia a autos de le claro en maJlO$ de reyes capaces que se hicieron con la aureola sacra . . HJemp o en s� . . . • iniciativa de· gobierno. Poco a poco. a lo largo del si, el Santo Oficao o en otras ocasiones pubhcas Y sem,pu·

glo XVI d�l'TOlltro!1_!�ovecho propjo otros medios y bliclS- y fueron asimismo _much?s. los autores castella·

pr.9Ullim1i:Dlos, a menudo recogidos de tradiciones me- nos que se _ocuparon del origen divino de la soberanfa de

dievales, circunstancia que permite hablar de los orfge. sus reyes.· · · · · · · nes�ed� del Estado mo��o. --

. ··· ·•·

De entre esos· medios destaca, en primer lugar. el principio de 1J'QOU9Uia.,dinástica Y hereditaria. Aunque ya instaundo en la Edad Media, hasta tal punto que en el siglo:XVI la lll9fl&rQuía electiva sólo perduraba en el Sa­cro Imperio, en Polonia, en Hungrla. en Venecia (sin f9rma. monárquica); y, forzosamente, en el Papado, la continuidad-de este principio siguió siendo capital. Y es significativo que la Guerra de las Dos Rosas inglesa ai:a­bara en 1485 eón la aparición de una nueva dinastía, los Tudor. Además, fue necesario reforzar el principio here­ditario con rituales funerarios y-de coronación ·que deja, ran claro a vista de todos que al fallecer el rey se produ· cla la transmisión instantánea de la autoridad y los atri· butos·:i su sucesor, transmisión operada mediante la teo­ría, tambi,n medieval, de •los dos cuerp0s del rey•, uno humano y_ptrtcedero, y otro, l� dignitas regia, inmortal. De esta manera, los interregnos, mmpre delicados. deja· ban formalmente de txistir. No le faltaban motivos a Bo­din al incluir entre los requisitos para su soberanía abso­luta el de ser pe�tua, pues cualquier plazo temp0ral li· milab<a tooi·autondad. Aun así, la dificultad en asegurar sucesión varonil legitima, tan acuciante en tantas dinas· tías, y las minorías de edad reales, con sus consiguientes regencias, mermaron grandemente la por otra parle in· Judable eficacia de tales principios.

Los rituales reales se completaban en !'rancia con d0$ rasgos caraclerlsticos: en la ceremonia dtcoronación, celebrada en la catedral d� Chartru, los reyes eran con· sagrados con los santos óleos¡ y gozaban del PQder mifa:. groso de curar la escrólul¡ imponiendo sus manos sobre los eqferq¡os, fueran súbditos suyos o no. Consagrado y taumaturgo, el rey adquiria una dimensión sobrenatural que, completada con las teorías tfe monarquía de deré_. cho divino -muy desarrolladas también en !'rancia-. lo acercaba a los propios Papas, de cuyo gobierno teocra· tico tanto aprendieron en organización y ritual. La mo­na.rqula castellana y la ca�l:.noaragonea. por el cOñira­no. perdieron sus cer�momas dt coronación, sustituidas pOr una proaimacioi, ante las respectivÍS Cortu. y com­pletacla;en el caso castellano y durante la Baja Edad Me· día, por actos públicos en la calle. de marcado sabor visi· gólico. No obstante, no-faltaron en la corona espallola otros medios por los que el rey aparecla rodeádo Je una

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S. IIOUROOl'i: R•ni O.Se.1rle,. MuMo d«I Lou,n, Pan,. En I> Cr,$i$ dtl $iglu '"'· l>e><Ulo > rroron< un romtdiu r..Jint :»r, J� mmlt: IÍtrrar:e ali r,zl,n m.!.1 Ulricl, )' J>Ur¡ )' h3ctr l�I• r�$ó d• ludo lo Jcn,is. ll'l<licíón t imprtsion.s �r!>on1ilts. p¡n, CONtruir un t\!iiicic, íilos6fica dt nut'\·a pl.mto1. con cu«turs d� cl•rid>J lndud�hlt. St inici, w � Edad dt la ku6n. tn lucha con lu sombru ¡· lu contrlldkciona ck un mundo • . . tn plt!ll � hbt ór ka. -' - E5ta sa91l�1ón de 11 1utorid¡d, presente en todos

los p¡(sa, ruultó putrcularmente útil p¡ra doblegar los numerosos ltvllltlmientos nobilianos y populares, pu.es ti �?!lo t intt_nsiíicación dtl derecho penal st ocupó en � � la f••u�a de alta traición o lesa maie�d.

.T&I típrfiCicicSn.�hctM, dt origen romano, fu, equip¡­rada a i. htre¡1a o lesa majestad divina, e implicaba, co� &la. .� peo¡ de muerte. _E5ta figur.r protq¡fa a re­yes) a fam1hu realu. y posteriormente st hizo extcnsi­\ll a sus mínislros )' oficiales. Otl rt)' abajo, fue todo el Estado ti que 1cabarl1 por sacralizarst.

; ,. . La dlqutta cort� lue otro eficaz. ¡�r.¡ut mú su­til, fKtor de lÍllnZlm1ento mo�rq1,ic'>. lnici1lmente no st dts&rrolld tn cortes rules, sino tn lude los principes del norte de llllia, como los Urbino (11 t\'OC¡da por Bal­�r cit. �IIIJone en El corl�nol, o tn el ducado dt Bo� �J!l;Onto Ju realezas lo adoptuon y amplia­ron.;. Ci�lci:V;�r ejemplo, hizo lU}'O el rico repertorio

l'Org<>ñón y lo introdujo en Espal\1. Con ello. treniaron t1«, un mundo de comporumimtos deferentes hicia ti monarc1 en el que paulatimmentt lue integrándose la otrora belicosa noblcu feud¡I. Notablemente 1ustero, como el de los Austrías e.spañoles. o sobrecargado y tea­tral. romo ti de los Barbones fr1ncms con su epítome en el Veí$3IIU de Luis XIV. el protocolo cortesano y su lrnll difusión entre los grupos dirigentes de oda reino h� sido considerado por Norbtrt Elias como uno de los motores del proceso ci,iliudor en la Europa moderna.

Si la perrona y la figura rtalu iban asl rtlorúndost, e,¡ • también ti campo de acción de la corona aumentaba. La r�r¡iiación del gobierno c..ntral se hizo mediante los Coñ1tjo� org:anismos )'ª preexistentes que. integrados POr r>0ta es del reino >', cacll vez en rm)'Or número. por tc�os. H multiplicarían y convertirlan en el oraanis· mo CONUltivo del rey en las dh-erw m¡teriu y, a conti­nuaddn,:·en.:�· e.1tCUtor de las decisiones reales. pues

L. DE CAULLERY: ('ontifrlo tsl)lñOI. Principio, si¡lo ).'\11. MUHO d• 8tllu Artu. "'11ters. Francia. En ti Cr>nd Si«lt fr•n.:#s. lo ur•ilol ltníA un ar:-n rrrstigio remoto: Corrwille triunfaba con u CiJy I• tSf'>lnóladt tr• gran rtcurY.I literario -incluso. 'ue moda tnlre los clam.u ,-estirde un color ·•-flolenlermo•: u dt s ur,<H'l.tr qut un p,arJo lir.¡ndo • \'trdt-. Asl ,.t ilm,ginah> tn fr•ncia u� roncitt10 t$1'11'1ol. con lo� .:.bllluos de negro. y una almd6ier•d• wenswlldad. con Offils al fondo. que en E:sp&t.a lt h>brla lt ribuido nw bien a Fnncla.

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sólo a.! rey competi. tomar ta decisión final, tanto en las 11randes cuestiones de Estado como en las más nimias solicitudes. Fue la monarquía espaOola, con sus Conse­jOI especialiudc,s en rmterias (Estado, Currra, Hacien­da, Cnmda, Órdenes Militares, Inquisición) y en territo· rios (Castlll&, Aragón, Italia, Indias), la qur mis desarro­lló el l�mado sistema POlisjnodjaJ sistrma qur pronto ldoptUon tambitn, aunqur a menor esca.la, las monar­qu� franc:m e inglrs¡,

o. VEIÁZQUEZ: lM Coordinar la labor de tan variados Consejos, dondr no Mtfliou. (Dtt&lle.) 1656. •r• extrallo qur un mismo personaje fuera consejero de H..- dtl Prado, Madrid. varios, 'J astfurar el flujo de consultas al rey y órdenes Ll famoso etiq;,&. espat,ol� del rey se convirtió en un gr¡w problrrm que, si no se el •sumiller de cortina» -en remediaba, podía paraliur la mjquina administrativa. u1ecasooonJ01Hlieto-ua Esto dio pie a que un determinado ministro adq¡tlcitra un noble con el P<iviltelo �, . un rd� superior, sin imporur mucho el ca..r.ao (o acu-txclusiw dt lev•nt.ar b mul�ón de cargos) que desempei'lara: canciller, como cortina por dondt ib.ln • pu¡r M los Reyu. Habi. otro noble, ercurino Cattinara bajo Carlos V y Axrl Oxenstierna bajo por rje.mplo. con tl privilrtio dt ocuplrst dtl bnsrro dt sus 1'11jutllks. qut una vtt tstuvitron a punto de asfidarst porque, en un momento ck mucho tuío. no utaba a mano tl lrist«rat.a en cuestión r ningún otro se atrtvfa a 1sumir tSct

prtrrQf.lliv•.

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U5uYO II Mo)Jo de Suecia; Mustro drl Registro y Lord

Sello PrMdo, como Thomas Cromwell bajo Enri­

ue Vlll de tn11latern; Lord Tt$0rcro, como Robtrt Ctcíl

· l�bel I y. J�bo 1; o stcretario dr Consejo, como

o Piru y Mlteo Vázc¡ue1 de Leca bajo Felipe 11.

El l$&Of9 poU\jco y social de los secretaric», persorw

nicialmtnte i«undarias rn los Consejos y. por re111a 11e­

nl. de �ión social no noble ptro con estudios

niversitarios m leyes, ha sido con.sidtrido como claro J. CAJlAdO J)t:· Mftv.NDA: Doña IMI lk Ziñip, coodua lk /lf!)lllffJT)', Mu,to Uzaro C.wlano, Madrid. Las fakwntntas' dt las damas eran tñtoncu boswlte amplias, en todo> los países, pero b Corte apal'lol• lltgó tn uoal mrrrno con su, -rdupdos• -as! llamados POr la planta, •vuduQo•. ell)'as ramas strvlan Pl'" armar • montaje de rnaauu y faldas, ,nú ancho en sentido transwml-. Sobre,,.. utrns'ón, las damas dejabon dtsarU1r la mano con un p¡/IUtlo, junto I alQún adorno -rn est•�so. sorprtnckntemrnte. un pistolrte.

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F. nIZZI: Aalo • k • 1680 exponente de. hasta qué punto se estaban burocratiundo u� plua ,,.,.,,. 1683. !u tareas de gobierno e incluso la propia función de rei· M ...... del Pndo, Madrid. nar. Un Feli� 11 encerrado en su gabinete escurialense A nadit k pl't(l(upab¡ ¡notando y despachando innumerables papeles proce· di$linau ir dónde .. taba 10 dentes de todos los rincones de sus vastos dominóos es el rellaioJo y clóndt t$t.aba lo ttcul•r en un •auto de fe•: la mti<!!;,mumtll de tal fenómeno. Mú adelante, en las dé· autorid.lcl religiosa entrt,aha cadas·inicialcs del siglo XVII, los validos, privados o (avo· a SU$ uos &l •bmo $tCular• rito&de condición noble. desempefiarlan funciones pa· pm la hoguer1, si procedll. reci a la del secretario, con una mayor, aunque no En algull0$CISOS. K que1111ba completa, definición institucional. En cualquier ca50, te-·cn efigie•: en Ca$OO me"°' ner acceso directd al rey atravesando los círculos admi· gra�s Y antJ!entldos," nistntÍ\IOS y cortesanos que lo rodeaban <•asegurarse el lmponla solamente el oldo dd rey•, como se decía en inglés, o lograr el •dH· •wmbenito•, un cal)Olc de pacho a boca, •, en expresión espal\ola) resultó ser algo lana amarilla con la cruz de s.n Andrb y unas 11•1111$ decisfyo para la ¡¡obernación. pinlldu � un alto gono . • Frente a los estimables progresos en el ámbito central, a�1ogo.'Asistla la familia rul ,i la P!nctTación de la autoridad real en el mundo JogJ íue m pleno, cun autoridlda mú �lenática. La instauración por los Re�s Cttóli· dvilos ¡· ccleswtiw. cos con7i1dores al frente de los municipios castella­

nos fue $in uda un gran paso en este sentido. aunq11e a 20

C. COPPOIA: LI pc,U-"' N,pol,s en 1656. (Dtllllu.) St(unda mlbd ,iglo XVl1, MuMO Nocioaal de Sul

J

Mutino, N,pola. l,.a$ grandts epidemia$ Kgulan uotando periódicamenlt Europ;,: ahora lu pesltS oricnt;,ltS no rnultshan tan Yirulenlu como la del siglo Xl\', untdida qu• $< •ltjab,m del puerto c1t ,ntrada, J!er<> habla al�ún nurvo uc.tc. como la ,lfilis, qut st sul)('Of• -discutibltmente- 1;,aada dt ,v,1'riu: en F.$pan,., ¡,atrióticamentt, $C llamaba ·mal franct$• a C$Col tnlermtda,d. talcomosn 1918 IO$ francutS llamarlan •<$pai\ola• a la que o,,SQtros llamamos por su nombrt trancé$: grippe.

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la l&r1a esl0$ oficiales rules no pudieron sustraerse completo a las influenciu de los poderosos grupos diri 11mtes IOQ!es. En� 11.Corona_nomb�uec �e. pese I no ser un argo de tipo comi$1m! y no tener remuneración, desempeflaron un gran PIPCI ar�cias al �derable pmtigio social de que aouban en &u "1nb1lo de actuación. Y los intendentes franceses creados durante la <Uada de 1630, hin sido considera'. dos corno el mejor ejemplo de esta creciente prutncia gubcmamenul en provinciu.

t Por otra parte, lucron asimismo problem,ticas las re-

• ladones con la Iglesia. Los conflictos entre poder sTciifar Y poder relfQioso tenían una granada tradición medieval e iban I continuar, exacer�os ahora por el creciente autoritarismo de ambos. u amenua de F'emando de Anaón en 1508 de retirar todos sus dominios de la obc­di�ia papal, que forzó al Papado a cejar en sus medidas hac,1 N�lcs, y lu efectivas rupturas, tru 11 eclosión de � Reforma, de Gustavo Vasa de Suecia en 1527 y de En­nquc VJJJ de lnQl1t�rra en 1534, con la subsiauiente confiscac,�n, respectivamente, de todas lu propiedades de la l9les1a y de los monasterios, fueron algunos de los choques � dtscollantes. Los gobernantes se rnostra­ro� siempre muy atentos acera del nombramiento de obispos y otros cargos eclesiútícos. Librados por igual a � interior e internacional, las repercusiones de estos confl,ctos sobre la política y la sociedad siguieron siendo formicfables hasta bien entrada la seaunda mitad del si­glo XVII, en que empu¡,ron a amainar.

, , P�entc también de las disputas medievales entrePapado t Imperio, siguió vigente la pretensión de esta­bJectr la. prlrNcúo del respccti110 ordenamiento legal. Pe_ro ·'ª· centenaria labor dt los glosadorcs en favor del pnnc1p10 unum cm ius (dado que 'ti imperio exilte )' debe ciiistir, debe �ener �n solo derecho>' éste sólo pue­de �L�l..!<!fflll!..CIJUS.l!ll!IDCl>), alcanzó tambifo ahora a otros únbitos, d de los derechos consuet!!.lfultriQLy.Jo· � Desde la Baja Ed¡d Media habla una tendencia a codificar los distintos cuerpos legales y englobarlos bajo el manto d�I dtrrcho común, c¡ue adc�s. era por lo ae· neral el ómco ense/1:ido en las Universidadrs. El Ordena­�ento de Montalvo de U84 y la Nueva Rtcopi/acidn de b67, ambos relatrvos a las leyes de Castilla, y las codifi· cact00es. de derecho civil y criminal francés realiudas por Colbtrt (1667, 1670) son buenos ejemplos. Hubo · tarnblin _recopil1eioncs de derechos forales, como las efect�as en Catalul'la, Ara¡ón, Valencia; y refundicio­nes,� la pr�cticada en Luxemburao en 1623, que flon:iolotó sw ciento un dtrc..hos consuetudinlrios en

J. BRAUN: twuloM.

CMuruo...i, ,_,,,. 1599. Scrwdo_,eoañllco del

un códia<> único. La imprenta contribu)'6 a la difusión de

todos ellos en ti seno del creciente mlmero de profesio­

nales del derecho. Los incipientq e!'rcitos profesionales fueron, en fin,

Olro.de los factores que rdoruron a las monarquías. Sin

rmbar¡o, no fueron privativos de ellas, pues la república 1omeciana y la de las Provinciu Unidas contaron a ini­

cios del siglo X\11 y del X\11, res�ctivamente, con uno de los ejércitos mú pOderosos del momento. Y en segundo lugv, no todo el esfuerzo bélico de la época descansaba tn estos ejércitos profesionales, sino que en pleno si· «lo �'VII �rduraban los eitrcitos pri,-ados de nobles y las milicias ciudadanas, con la dilcrencia de que, poco a poco y no sin resistencias. fueron integr�dos en la pollli· ca militar de conjunto t=da por la corona. La belicosi· dad privada, que tanto hllbfa uolado la vida polftica intt· rior de los pa!ses durante el siglo X\', fue ahora c.inaliu· cla en buena medjJ¡, hacia el .txterior en empresas de conquista. La.< guerras de Italia entre franceses y espal'lo· les (U94-Í55Y) proporcionan el mejor ejemplo. Pero siesto libró.a.los reyes de muchos problemas internos con sus sybditos mú poderosos e inquietos, la propia guerra exterior no·� en acarrear ¡astos enormes, los cuales repcrcutJcroi!'.en un giro dec1s1YO en la polltica hacendfs·.

o. mlnister:lo dt DcftnH, 1 'Madrid..

1..3 euern crece en u.maoo y en uia,ncia ele p¡los. a lo lar,o ele em qioc&: a finaltS del SÍlllo lM, en &rcelona, los utilleros -awaunu­tr,bajan en varios cascos ,imuldhtamente, boúndolos lueecnl rnu para completar la arboladura -por cierto, hoy eslffl a 1'lrios mdros por enciffll del niwl 'del rNr, por la len� eltvaclón de ou sector de costa-. Sufren upeci¡lmentc lol bosques. coo atenta búsqueda de troncos que, por ,u curvatur, n¡tunJ,.fadlitarJn su 1ransl�cl6n en culMlemu.

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N. LOCKE:I': Jo1m Kint, ohi,po do úmdm. l 62Ó. Cakrii nacional ele rtlnto1, Londrt1. An�lkan0$ )' prote.Unlu dt diY<r¡u �tnominM:ionts coincidtn tn prucindir dt laa ,·ulimtnlaa eclesj¡lu c¡(ólkaa. ptro ,,.,. MfoptAr otras no mt- -ru, si 24

tiC.16

� parlamentaria de cada reino. como se verá en el pr �,mo capitulo.

II El"Podff mon,rquico iba consolidándose. De los tres �

di ji61er� eslablec,dos por Amióleles -monar· :�:oc,¡cia Y dernocr�ci�-· qut en pluma de los ar

IA q,oca st conv1rt1eron en un extendido lu· fit:�

n. ��a era indudablemente el m�s ha· u

· uc t,:a, _,stas hablaban de las virtudes de na suerte de equohbno entre utos tres tipos bajo forma

,nonárquica, es decir la monarquía mista, mientras que Bodin abo&aba por el gobierno monárquico que él llama· t,a .puro•. De ·un modo o de otro. el principio monár· quico acaba imponiéndose tanto en la teorla corno en la prictica,

!'ero no hay que antedatar el triunfo monbquil:o. Las cosas no estaban tan decididas. ni en las opiniones ni en La realidad. En las dt!cadas de 1510 y 1520 �a­qui,velo acusaba al Papado de di\1idir a los italianos e im­� estar unidos íelizmente bajo un único gober· nante, como en-España y Francia, cuyos $0ldados, preci· samente por ello, pod{an hollar bárbaramente la penln­wla apenina. Francesco q� compartfa esta opi· nión a prop6$ito del Papado, pero. en cambio, discrepaba ck que esto constituyera una tal desgracia pues. a su pa· rteer, era esa misma desunión y la ausencia de monarca l-0 que e:tplicaba el rico humanismo cMco de Florencia }. otras ciudades italianas. Esta disparidad de juicios per· durarfa largamente entre pensadores )' políticos. Y si hien es cierto que ciudades-estado como Venecia y Lü· txc�. dos de las grandes potencias políticas y comercia­les clel Renacimiento. ya no ejercían a 'mediados del si· glo �'VI el dominio de otrora debido a las guerras que contr¡ ellas libraron sendas ligas de países vecinos. no es mtnos cierto que ambas conservaron su independencia y w religión. católica ),' protestante, respectivamente, con d añadido de que Venecia logró mantener a raya al Papa­do en uno de los conOiclos más célebres entre los hom· hru do letras de la l!poca.

Por otra parte. e.�rio germ�nico. tan disgregado rolítica y territorialmente, sobrevivió a las guerras entre calólicos l' protestantes de la primera mitad del siglo x11. La Pai de Augsburgo (1555). con su principio cuius re­l!io. eíus religio (cada súbdito debería profei.ar la religión que tuviera su señor territorial dire<tol fue un compro· miso nacido de las tablas militares de los contendientes )'. aunque los contlictos no dei.aparecieron. el pilSO del tiempo mostró que no fue la peor solución, en especial en comparacíón con la F"rancia contemporánea. Es decir. támbifo un tipo de organización tan característicamente ícudal r medieval como la del Imperio se mostraba viable Nra los nue-.•os tiempos. Y los nut\'OS tiempos dieron luz a un tipo inédito de organiiaci,ln .. !)Olitica: las Provin· cfas Unidas. Después de abjura, d< felipe II en 1581. esta Nqueña república ¡,rotestamt fue afianúndose contra todo pronóstico frente a los tercios españoles )' ptse al intervencionismo. a ,•eces inquietante. de sus aliados. Francia e Inglaterra.

!.is propias monarquías no eran tan luertes como hov

bitn mt""' di,t&t><iadu de I• Y<stimen� secular -uf. con lo• grindes cuellos uc¡ro]¡dos que había qu• planchar y .imidorlar con unos moldu esptc.i.i� -. Estt obispo &nglic•no -recutrdese qu• los <·bispos anglic¡nos son nombr.,dos por ti Parllrn<nlo- ordtn6 Je dtrigo al eran po<la John Donne. el mejor de lo, «mttaíísicos ...

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ttnsión territorial. Al orientar hada el exterior el lmpelu militar, los dominios propios gued,.ban prktjr.amtnte deslsistidos en uso de rebelioi\ts o tumultos. A esle res· prcto, es elocuentt que las Cortes de �tilla de. 1592· 1593 pidier1n la creación de ¡¡uardas inten_om, b1e� do­tadas y eficaces. También lo es la repetída 1mpotenc1a d

.e

los virreyes espa1,oles ante el bandolerismo en sus rt1· nos mediterráneos, todavla a finales del si¡lo lMI, Y to mismo puedt decirse de las hernundadts, corone/1, so­tndail y otras tropas locales. La lllta de fueras de or· ckn pllblico propiamentt .d� fue_ pullcularmente �cianle para unos gobemant.es obsesionados con el pe· li¡¡ro de las facciones internu. El recuerdo d� la r�lu· ción cionipi, en 1378, y del gobierno popuhsta radical del moc,je $a\oonuola, en 1494-1498, ambos suce�idos en Florenda. se mantent. vivo, mb.ime cuanJo su ines­Ptr¡do bito se atribuía a las desavenmcw en ti interior ele ·los grupos dirí¡¡entes. �-triunfo d!L.e!_otest.antis.mo.Jllrav.' Jo.indecible.uta-

f. QIIESNEL: R,rnro de BW•• f'ua,/, SiClo XVII. MustodtVenallH. &n tl clirm de Port·ROl'•t desuca la rnixirm riaura de la rtlitioclclad francaa del siato X\'W: Pual. Ccni&I matem'lico y lwco, Íl'l\�n\or y próspero vtnlkdor dt ta primer• fflM!Uin• de calcular. ul como lcludor de la caritativa instltucidn dt los omttibus. cochu t.aml>wn para los pobres. a Pucal le pueda. sin <fflbarto, ciw todos los .abtrts hurmno• no puahan de ser un tnlrettnimifnto vano ante la ar•n cuati6n del posible sentido dt la vida ante Dio• Y la eternidad.

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P.P.RUBENS:l'N,�nlMicln tkl ,.,,.,o tk /llana h MH/cll I Enrlqu• n·. 1622·1625. HuMO dtl Lou,.,... Parú. Tru lU OflOrluN com<orsión •ta1oli<wno. En,icrut Ir, ... tener 01,a cQn\'U$ir.n cuhur.al a lt, ilali1n,J. o1rort,do ror �larí• J, .'lfdicis. con nollhl<S

<OllkCotncíu tn ti ordtn hltruio y >rtbticu: l<IUI. los fl,a\'"'Ji rtoln r lais dioJ.&S dtSJ>tChuR•�· ,•itntn • complttu 11 rtn\lnd.a ,1J uríritu huaono:t. como �itrt• • txp, ... , Rulitns tn tst¡ imia,n rttro.sf)t(tiv,1, más \'tr�Ckrl por lo ianU.stk1.

dd,ilidad illtt el faccionalismo, pues �ó brechu prt,. fundas (l)lr.f.l\ll!d�kf.nt�c gobernantq yeñlifamili¡ · ru_l. E� la fuerra CMI, �hmentada también desde el ex. tenor. De ahí que los gobtrnanlts se afanaran prktic.i ment� t� partes por alladir •una fe. a la anterio; � . •un r�y. una lev-. v lormu¡o il,S{ YN Cc�<U tan •nwadl como difícil de alanzar. l..l Fra11Cia desga. rrada por ocho fuerras de religión entre 1562 >' 1598 ::st!¡b¡ el�entemente adónde podfan conducir uu üida:da. Y si Espala se vio excepcionalmente inmune a este tipo_ de connictos, el temor a un muivo levanta-

lfticnlD morisco apo�-ado por el turco no desapareció haSta que esta minoría fue expuls.tda en 1609. Sólo la re· t1ui$ Venecia aparecía disfrutando de una larea y envi· diada estabilidad.

El deseo de aubar con la guerra civil influyó proba· l,kmtnte en Bodin al elabom su doctrin.1 de J¡ sob(ra-11¡¡ legislativa indivisible. Parcela inaplazable lograr un principio de •utoridad firme capaz de rti,\¡_l!!illw:.Jlre· w,rvar el orden. Y, en electo, a pesar de cualesquiera de­�ilicudes lunciona!es en las monarquías, el término •ab-l()lulo• imponl��to. El libro de Bodin tuvo un gran txilo: hasta 1590 conoció quince ediciones. Y un indicio Je su re�rcusión en la poHlica práctica se halla en lo su­cedido en 1582, cuando. en plena revolución holandesa. d duque de Aojou. lrands, recibió ti lílulo de •príncipe )º sellor• de los Países Bajos. Los consejeros del duque de Anjou quisieron al\adir el tfrmino •sobtrano• al titulo, peto los holandeses replicaron que sober,no significaba lener poder 3bsolulo r que sus leyes )º coslumbres impe­dWI conceder tal� atribuciones a su gobernante. En la Francia de donde procedía Ar,jou c.ui habfan desapareci­do la autoridad real y el Estado, y. sin embargo, la mo­n:uqula absolul� bodiniana se erigía como todo un símbo­lo. temido o deseado. de los nuevos modos de gobernar.

Las auerras de relígión lrancesu acabaron durantt el reinado de Enri'{!!! IV, quien salvó la monarquíª en los dos lrenteseñílonde mú se había tambaleado:" el suce­soci2.Y.!!!�i2.� Tras el asesinato de Enrique 111. utó·

·-1ico )º de la ca.<a Valois. en 1589. accedió al lrono su pa-rienle Enrique de Borbón, prolestanle y hasta enlonc•s ''>' de la Navarra seplenlrional. que lomó .J titulo de Enrique IV e instauró la dinastía borbónica en Francia. IJisconíorme. la Liga católiu convocó en 1593 una reu­nión de los Estados Generales. la asamblea parlamenta· ria lrancm, p.1ra elegir un nuevo rey qut fuera católico. La reunión no era legal. pues para serlo debla convocarla el rropio �)'. Dtsde l:'.spañ¡. Felipe II tambifo propugna. b. un católico en el 1rono frallCés y aPo)·aba la candida­tura de su hija. la infanta Isabel Clua Euaenia, por serlo de su matrimonio con la ya fallecida Isabel de Valois. Pero t$la candi.Jata contravenía doblemente la Ley Sáli­ca. que ancestulmenle impedía a las mujeres reinar en franc¡¡, Adem�•. la perspectiva de una sucesión espaflo· la. con ti" poderoso Felipe II detr�s. mitigó la oposición lituwr & Enrique 11·. Finalmente los reunidos no se pu­&icron de acuerdo acerca de nin¡¡ún c.indidato y la opera­ción electiva fraasó. · En el mismo allo 1593. Enrique IV se vio tonado a ab· Jurar de ,u rcli¡¡ión protestante y abru.ar la fe utólica

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pan_ �ll&r w protestas de la Llga y preservu así b in­te¡ndad fnn<esa. Fue una conducta tildada de po/iliqut, por anteponer lu razones políticas al credo religio$0. 4s numerosisimas acusaciones de doblu, maquia�lis­mo y tibieza religiosa no impidieron que la S¡nia Sede aceptara la conversión en 1595 y, a continuación, Enri­que IV_promul� eLEdicto �� 0598J, por el que se reconocl.tn derechos civiles y religiosos a los hugono­tes fra�eses.. No logró el acariciado principio •un roi, une fo1•, pero sí, al menos, como se cuidó de set\alar, qu�_todos los francesuoraran..! un .misrul!.Dios. Eran �s .llll92l.. -fon,dos, como mal merior- de la tnleran· m modcrm. Y salvó al Estado. Bien podía priic!¡r.,iT.iñ 1599, ante los miembros éJel Parlement d• "•rís. el alto órpno judjcw fr¡ncb, q� el reino •es mio por huen­c!a, y por ldqúisíción•. A partir de entonces, Francia vi­vió unos·allos ds estabilidad y la monarquía. encarnada en un �ey de estima popular por sus logros pollticos y amatorios,.,� wrt galant. st consolidó sensiblemente.

J, 8 . .MART(NCZ DEL MAZO: 1'111• de Z.r>IOU, t6•7. Multo d•l l'ndo, Madrid. T.-.. f¿tjtcución de Linuu. • finu dtl siclo JM, lu cuestionu íonla ya son cuestión caW.n1 mis qut araaonua, ti.uta •lean .. , pltna conOlctivi<lad • m<d..dos cid sitlo r.11. Mit.ntra.s Unto. dentro d t la llteraturo barroa upañola hoy un INtn número ck t.S(ritorts ara,ont$U, qvr quiú cabria cuac\eriw, en <0njunto, por su c,.,�d ftica, con tendencia al estilo tnjuto.

Pero nada en definitivo. En 1610 un oscuro personaje, r nnt9ís Ra,-.illac, asesinó a Enrique. El abismo parecla abrirse de nue,-o.

Li situación espaflola en el cambio de siglo era, al >,,1,iewl que lo hAbía sido antes, mucho más sosegada. Al lllltcer Felíi,e II en 1598 le pudo suceder sin problemas su hijo,�que, •unque indolente, tenla la n•da dcsdei\u,fe virtud de ser varón y legfton,o. al¡o con que r,o contaban todas las ruluas, incluido el propio f'eli-Pt II dunnte buena· parte de su fugo reinado. Isabel I de ln¡laterra, por ejemplo. murió $Ollera en ¡60J"y"lí di· . . , ;._¡)mstb Tudor quedó extinta. Poco antes, en 1601, Isabel 'H hl\'O que vencer la muy ¡..- rtbelión del conde de Es· \ sex, la cual mostró que tampoco en IJ18laterr•. pese• la l&bor de apaciguamiento polftico y religioso llevada a c.bq,.d futuro de I• monarqufl. autoritaria ts!U>I. aKIIU·

�fallecer la Rdru Virgen llet16 •I trono de Londres J� VI Estuardo, rey de E.«xia. quien, � 1

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de Inglaterra, incorporó ambas coronas. Esta suma de patrimonios din1sticos, tan �tcida a la que �bla ttn� do lupr tntre la Corona de AR,16n )' los reinos de Cast� lla con los Reyes Católicos y lutliO entre Espal\a y el lm. perlo CO!' Carlos V, o !J.�!le unió el PrincipM2..l!.t Cales a la corona inalesa, ponla de relieve hasta qut punto l¡¡ monuqulas y JO$ estados no eran unitari0$ Y. lmOO\ .aún, nac:10Niti. Incluso las rNs cohesionadas (EspaJ'la. lnalaterr1, Francia) eran rnonarquí��Q�estas; don. de, como diria en 1647 Ju.in dt Solónano Pereira ref� ritndose a la espanola, •los reinos se han de regir y go­bernar corno si el rey que los tiene juntos lo fuera sota. mente de ad¡ uno de ellos•. Este carácter c.O.!!!J>.IIJ:$li) st acentuó en 1580 cuando f'elipe II antxionó Portugal a su co�. y tn 1589 cuando Enrique ck Boñíón wdió su reino patrimoni¡I de Navarnaíc�Ünto-lrands. Dt �ec:ido, en !J. f!1undo b¡ltico.clonde las fronteras nuiialueron muy sólidas, en distintos momentos de los siatos lM y XVII lo�es de Dinamarca fueron también � de Norueaa f3i Suecia l. ostentaron el ducado dt f� mientras que los de Po��i.�_g�ernaron ade· rNs partt de Prusia y eran grandes duques dt Lituania. qut )'i de por si'iraüñ conglomtri<loTtñico. El Imperio, por fln. con su �teroat�ea mezcla dt territorios, pu,, blos, lenguas y rtligiones. constituía una forma polítio un repmcntativ¡ dt los tiempos corno las propias rno· narquías.

El silllo x,11 tmpeuba con aires p;iciflcadorts. En 1598 se firmó la Pu lranco-espal\ola de �·ins, en 1604 la pu entre �!'!'.ñ!.}_�laterra y eñí . la Tr��.de l>oct MO$ entre l::spal\¡ y las Pr°"incias Unidas. Estas pices rnostral>An dos facetas contra1,ucstiisde'Tcis gobier­nos mon�rquicos. Al igual que sucedió ,on la Pu de Ca· tuu-Cambré.\is. firmada entrt Esp;ir'\a )' Francia en 1559. ti actual cese de hostilidades se Jebia en huem medida a un ¡¡_o_wnicnto mfüt¡r,_h.��r,�lstico s aui:

.ll!!cológico pr011ocado mas o meno< en toJas partes por el fuerte activismo gubo?rnamtntal d• las décadas 3nlc· riores. t¡nto tn ¡,c.,lítica interior como intern;,cion31. t:,to significaba que esas mon;,rqulas que �e querí�n ;,t,. !-Olutas podían aca!í.ir s1cnao\·1Cíi!ñ;s"

.Jc los misiñó,. lac·

lores que les h'ili,an �rmiíian asentar su auturÍd3d 5-0· brc wes más firmes.·-··-· - ·-·- ··-·· ·· ·-·

Pero. por otro lado. I¡ Curuna parte!;, !-<:r la instancia mis c.ip;icitada para s¡jj¡¡f�c« 1us Jes,us Je r>az v urJcn �,ntidos-cnlri, ñum,·ruSJs capas Je l. iv,bla.:ivn. ·,� tw· lución de los regímenes mc,narquicus en d futuro mmc· diato iba a def)Cndcr por lo mcllfl< tant" Je eso; dc!cu< cumo de la difusl',n de las teo,·f;u j< U,.Jin.