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REPÚBLICA DE COLOMBIA JURISDICCIÓN ESPECIAL PARA LA PAZ TRIBUNAL PARA LA PAZ SECCIÓN DE APELACIÓN Auto TP-SA 540 de 2020 Bogotá D.C., veintidós (22) de julio de dos mil veinte (2020). Radicación : Expediente Orfeo: 20181510227492 2018332160400063E Solicitante : Lían David POLO OBISPO Referencia : Recurso de apelación contra resolución que rechaza sometimiento La Sección de Apelación del Tribunal para la Paz (SA) procede a resolver el recurso de apelación interpuesto por el señor Lían David POLO OBISPO y adicionado por su apoderado, contra la resolución 4389 de 26 de agosto de 2019 -modificada parcialmente en reposición por la 7039 de 13 de noviembre siguiente- proferida por la Subsala Quinta de la Sala de Definición de Situaciones Jurídicas (SDSJ), mediante la cual se rechazó la solicitud de sometimiento por falta de competencia. SÍNTESIS DEL CASO El ex oficial de la Policía Nacional Lían David POLO OBISPO 1 , condenado como coautor de los delitos de homicidio agravado de los esposos Jamel Waked Waked y Samira Nasser de Waked, en concurso con fabricación, tráfico y porte de armas y municiones de uso privativo de las fuerzas armadas y de defensa personal, por hechos ocurridos el 3 de enero de 1995 -cuando aún era miembro de la Fuerza Pública- e investigado por el delito de concierto para delinquir agravado por su supuesta pertenencia 1 Identificado con la C.C. no. 12.623.478 1

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EXPEDIENTE: 20181510231182

SOLICITANTE: José mesías CRUZ RUIZ

sección de apelaciónEXPEDIENTE: 2018332160100063e

SOLICITANTE: Lían David POLO OBISPO

REPÚBLICA DE COLOMBIA

JURISDICCIÓN ESPECIAL PARA LA PAZ

TRIBUNAL PARA LA PAZ

SECCIÓN DE APELACIÓN

Auto TP-SA 540 de 2020

Bogotá D.C., veintidós (22) de julio de dos mil veinte (2020).

Radicación :

Expediente Orfeo:

20181510227492

2018332160400063E

Solicitante :

Lían David POLO OBISPO

Referencia :

Recurso de apelación contra resolución que rechaza sometimiento

La Sección de Apelación del Tribunal para la Paz (SA) procede a resolver el recurso de apelación interpuesto por el señor Lían David POLO OBISPO y adicionado por su apoderado, contra la resolución 4389 de 26 de agosto de 2019 -modificada parcialmente en reposición por la 7039 de 13 de noviembre siguiente- proferida por la Subsala Quinta de la Sala de Definición de Situaciones Jurídicas (SDSJ), mediante la cual se rechazó la solicitud de sometimiento por falta de competencia.

SÍNTESIS DEL CASO

El ex oficial de la Policía Nacional Lían David POLO OBISPO[footnoteRef:2], condenado como coautor de los delitos de homicidio agravado de los esposos Jamel Waked Waked y Samira Nasser de Waked, en concurso con fabricación, tráfico y porte de armas y municiones de uso privativo de las fuerzas armadas y de defensa personal, por hechos ocurridos el 3 de enero de 1995 -cuando aún era miembro de la Fuerza Pública- e investigado por el delito de concierto para delinquir agravado por su supuesta pertenencia al frente Mártires de Guática del Bloque Central Bolívar de las autodenominadas AUC, entre los años 2002 y 2005 -luego de haber sido retirado del servicio activo-, presentó solicitud de sometimiento ante la JEP y la concesión de la libertad transitoria, condicionada y anticipada (LTCA). En un primer momento la SDSJ rechazó el sometimiento por ambas conductas. No obstante, al resolver el recurso de reposición interpuesto, modificó parcialmente la decisión y aceptó el sometimiento por los hechos relacionados con el homicidio luego de considerar, en un nivel bajo de intensidad, que los mismos sí podían estar relacionados con el conflicto armado no internacional (CANI). [2: Identificado con la C.C. no. 12.623.478]

ANTECEDENTES

1. Desde el 28 de mayo de 2018, el señor Lían David POLO OBISPO presentó ante la JEP varias solicitudes de sometimiento y de LTCA, unas de manera personal y otras por intermedio de apoderado judicial. En dichas solicitudes manifestó estar siendo investigado por la Fiscalía 235 Especializada de Bogotá por el delito de concierto para delinquir agravado, delito que sería consecuencia del conflicto armado en tanto se trata de un “desmovilizado más no postulado a Justicia y Paz” (Conti 20181510121662)[footnoteRef:3]. [3: El señor POLO OBISPO presentó solicitudes el 7 de junio, el 16 de agosto y el 28 de noviembre de 2018 (Orfeo 20181510135392 y 20181510381162).]

2. Mediante resolución 1730 de 22 de octubre de 2018, la SDSJ asumió el estudio de la situación del interesado y, entre otras determinaciones, ordenó que la providencia fuera “comunicada” al Ministerio Público para que se pronunciara sobre la solicitud[footnoteRef:4], dispuso que este asumiera “la defensa de los derechos fundamentales de las víctimas, mientras son ubicadas”, dictó varias medidas tendientes a recabar material probatorio y solicitó al interesado que allegara un compromiso claro, concreto y programado (CCCP) respecto a sus aportes al Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición (SIVJRNR) (Conti 20183320070023). Con fundamento en los informes rendidos por la UIA, se supo que, además de la investigación referida en sus peticiones, contra el señor POLO OBISPO pesaba una condena ejecutoriada por el homicidio de los esposos Waked Nasser (Conti 20192000012563). [4: El 23 de abril de 2019, la Procuraduría allegó un memorial en el que se pronunció sobre dicha resolución en el sentido de indicar, con fundamento en lo dispuesto en las providencias penales, que la JEP carece de competencia material para conocer la situación del señor POLO OBISPO (Orfeo 20191510159562). ]

3. El 26 de agosto de 2019, la Subsala Dual Quinta de dicha Sala adoptó la resolución 4389 mediante la cual “rechazó la solicitud de sometimiento por falta de competencia de la JEP”[footnoteRef:5], luego de considerar que el interesado “se encuentra investigado, condenado y privado de la libertad por hechos cometidos siendo miembro de la Policía Nacional, pero actuando como integrante de una banda criminal y otros hechos, luego de su desvinculación de la fuerza pública, siendo miembro de las autodefensas”. [5: En la referencia y el encabezado de la providencia se indicó que la SDSJ resolvería sobre la solicitud de sometimiento y de LTCA. ]

3.1. Como fundamento de su decisión, la SDSJ refirió múltiples apartes de las providencias penales en los que, a partir del material probatorio recaudado, las autoridades judiciales indicaron expresamente que, en el caso del homicidio del matrimonio Waked Nasser, el señor POLO OBISPO -para ese entonces miembro del grupo UNASE de la Policía-, actuó en connivencia con “una organización de justicia privada o paramilitar” dedicada, entre otras actividades, al narcotráfico; organización que operaba en la Costa Atlántica bajo el mando de Adán Rojas, un conocido paramilitar de la región. A partir de allí la SDSJ concluyó que el interesado “fue juzgado y condenado en calidad de miembro de una organización criminal para la fecha de los hechos, a pesar de estar vinculado al grupo UNASE de la Policía Nacional”, de modo que, aunque a primera vista satisfacía los factores personal y temporal de competencia de la JEP respecto de ese delito, la conducta no estaba relacionada con el CANI en tanto “no se desarrolló en función de una orden o del actuar propio de la fuerza pública, sino en connivencia con una organización criminal dedicada al narcotráfico”.

3.2. Sobre este último punto la SDSJ precisó que hay razones para considerar que el accionar de los grupos criminales no tiene relación con el CANI y que sus delitos son de naturaleza ordinaria, en tanto con ellos se persiguen beneficios personales[footnoteRef:6]; de allí que, en los términos de lo pactado en el punto 5.1 del Acuerdo Final de Paz sobre los mecanismos judiciales para la investigación y desmantelamiento de las organizaciones criminales y el artículo 29 de la Ley 1820 de 2016, la JEP no tenga competencia sobre ellos. [6: A propósito de los grupos criminales indicó que se identifican “a partir de la promoción de un beneficio económico que no está destinado a su sostenimiento, sino a la riqueza de sus integrantes, que no lesionan o ponen en peligro el orden constitucional y que no incurren en la comisión de delitos políticos. Grupos criminales cuya estructura no dispone de fuerzas armadas organizadas, no tienen un mando responsable y no cuentan con la capacidad de mantener operaciones militares, grupos desarticulados que no generan un nivel de violencia que ponga en riesgo la paz nacional, a pesar de que pueden ser considerados como un factor importante en términos de seguridad regional”. ]

3.3. Finalmente, en relación con la investigación que se desarrolla en la Fiscalía 235 Especializada-Desmovilizados de la Dirección de Justicia Transicional, la SDSJ sostuvo que, de acuerdo con la resolución mediante la cual se le resolvió su situación jurídica con medida de aseguramiento, está siendo investigado en calidad de integrante del Frente Mártires de Guática del Bloque Central Bolívar de las Autodefensas, por hechos cometidos después de que el señor POLO OBISPO se retirara de la Policía Nacional. Ahora bien, teniendo en cuenta que, según la normativa transicional, el componente de justicia del SIVJRNR no está destinado para los integrantes de grupos paramilitares, la solicitud de sometimiento presentada por estos hechos debía ser rechazada por falta de competencia personal de la JEP (Conti 20193320261503).

4. Inconforme con la decisión, el interesado interpuso recursos de reposición y apelación (Conti 20191510432702), los cuales fueron adicionados días después por su apoderado (Conti 20191510449762). Ambos memoriales fueron oportunos[footnoteRef:7]. [7: La resolución de primera instancia fue notificada por estado el 23 de septiembre de 2019 y los recursos y su adición fueron presentados el 10 y 18 de septiembre de 2019, respectivamente. ]

4.1. El interesado indicó que, en lo que tenía que ver con el homicidio de los esposos Waked Nasser, actuó en contubernio o acuerdo con el grupo de autodefensas de Adán Rojas, así como lo hicieron muchos miembros de los organismos de seguridad del Estado, “sin que se pueda pregonar de ello, porque no lo es, que era, soy o fui miembro de las autodefensas para la época de los hechos”, en tanto su vinculación con los paramilitares sólo se dio en el 2002, mucho después de haber salido de la Policía Nacional. Señaló que, aunque era cierto que en ese proceso se le acusó y condenó como coautor de unos “homicidios selectivos dirigidos por organizaciones criminales”, también lo es que en el mismo se demostró que esos hechos no fueron el producto de retaliación entre bandas de narcotraficantes, pues el conocido con el alias de “El Caracol” resultó absuelto. Sostuvo que no fue investigado ni condenado por narcotráfico, tampoco por recibir dádivas, sino que, por el contrario, su actuar fue producto del conflicto que se vivía en la región en donde constantemente grupos paramilitares actuaron en connivencia con miembros de los organismos de seguridad del Estado. Insistió en que la SDSJ realizó una lectura parcializada del proceso penal, sin tener en cuenta su condición de militar para la fecha de los hechos, la absolución penal de “El Caracol”, el hecho incontrovertible de que Adán Rojas y sus hijos tenían el dominio total de la zona y eran paramilitares, al punto que el Estado los acogió en Justicia y Paz y, finalmente, que el UNASE rural se constituyó con el único fin de contrarrestar “a los simpatizantes de la izquierda en Colombia”. Insistió en que, por aplicación del derecho a la igualdad, debe admitirse su sometimiento a la JEP por los delitos cometidos en colaboración con grupos de autodefensa pues así se ha hecho en otros casos de agentes del Estado[footnoteRef:8]. Finalmente, en relación con estos mismos hechos, indicó que, atendiendo lo contemplado en el artículo 342 de la Ley 599 de 2000, “las personas que hayan participado en la conformación de grupos armados o paramilitares siendo miembros de la fuerza pública activos o retirados actuaren (sic) en hechos propios del conflicto tendrían cabida en el acuerdo final”(sic). [8: Se refirió a los casos de David Char y Rito Alejo del Río. ]

4.2. Por su parte, al adicionar los recursos, el apoderado del interesado señaló que, a partir de lo acreditado en el proceso penal, podía concluirse que la conducta desplegada estaba estrechamente ligada con el CANI, máxime cuando se dio en un contexto en el que, según se ha registrado ampliamente, la Fuerza Pública colaboraba en ocasiones “con grupos de extrema derecha como método y barrera para evitar el crecimiento y expansión de la guerrilla”. Para el apoderado es evidente que el CANI permitió la comisión de conductas delictivas y que le concedió habilidades especiales al interesado, al ser miembro del grupo UNASE. Insistió en que no puede desconocerse la calidad de miembro de la Fuerza Pública de su prohijado y en que, en todo caso, debe tenerse en cuenta el principio de favorabilidad, pues “si hubiese sido condenado como miembro de la Policía Nacional, la pena hubiese sido más grave, con base en los agravantes que tal calidad impone”. Indicó que se equivocó el a quo al señalar que el interesado actuó en connivencia con una organización dedicada al narcotráfico cuando: (i) él nunca fue condenado por ese delito; (ii) el narcotraficante vinculado al proceso por el homicidio de los esposos Waked Nasser finalmente fue absuelto; y (iii) esa fue una hipótesis que se barajó en la resolución de acusación, pero nunca fue corroborada en el juicio penal. En su sentir, la SDSJ realizó una lectura global y poco concienzuda del proceso adelantado en la jurisdicción ordinaria, pues sólo tuvo en cuenta los apartes de algunos testimonios y le dio más importancia a la resolución de acusación que a la sentencia. Señaló que no puede desconocerse que los delitos cometidos por integrantes de la fuerza pública “en colaboración con el paramilitarismo, son producto directo del conflicto armado, al ser obvio su nexo de causalidad” y que, en esa medida, es claro que el asunto que se encuentra en trámite en la Fiscalía 235 también es competencia de la JEP. Cuestionó la conclusión según la cual los miembros o exmiembros de las AUC no pueden hacer uso de los beneficios del AFP, lo que, a su juicio, genera confusión, pues lo cierto es que, como lo mostrarían algunos ejemplos[footnoteRef:9], se han aceptado solicitudes de sometimiento de personas que sí pertenecieron a estos grupos al margen de la ley. [9: Se refirió a los casos de David Char y Rito Alejo del Río. ]

5. Mediante resolución 7039 de 13 de noviembre de 2019, la Subsala Dual Quinta de la SDSJ repuso parcialmente su decisión en el sentido de aceptar el sometimiento del señor POLO OBISPO en relación con el homicidio de los esposos Waked Nasser y, en consecuencia, requirió al interesado para que diera cumplimiento al régimen de condicionalidad solicitado en la providencia. Asimismo, concedió el recurso de apelación en el efecto devolutivo “sobre los hechos que no fueron objeto de reposición” y señaló que “contra el numeral primero de la presente decisión proceden los recursos de reposición y apelación conforme los artículos 12 y 13 de la Ley 1922 de 2018” [footnoteRef:10] y que contra los demás ordinales no procedía recurso alguno (Conti 20193320363213) [footnoteRef:11]. [10: No obstante, es evidente que la posibilidad de interponer recursos se abre, en realidad, contra el ordinal segundo de la providencia, mediante el cual se aceptó el sometimiento “respecto de los hechos juzgados por el Juzgado Tercero Penal del Circuito Especializado de Bogotá en el proceso de radicado número 038-3” y no contra el primero que decide “reponer parcialmente lo resuelto en la resolución 4389 proferida el 26 de agosto de 2019”. Lo anterior porque, en los términos del inciso 4 del artículo 12 de la Ley 1922 de 2018, “la resolución que decide la reposición no es susceptible de ningún recurso, salvo que contenga puntos no decididos en la anterior, caso en el cual podrá interponerse respecto de los puntos nuevos” y fue en el ordinal segundo de la providencia en el que la SDSJ estatuyó sobre un punto nuevo. ] [11: Se transcribe la parte resolutiva de la providencia: “Primero: REPONER PARCIALMENTE lo resuelto en la resolución n.° 4389 proferida el 26 de agosto de 2019, por las razones expuestas en la parte considerativa de esta providencia. // Segundo: ACEPTAR el sometimiento del señor Lían David Polo Obispo (…) respecto de los hechos investigados (sic) por el Juzgado Tercero Penal del Circuito Especializado de Bogotá en el proceso radicado número 038-3, en atención a lo dicho en la parte motiva de esta decisión. // Tercero: REQUERIR al señor Lían David Polo Obispo, para que dé cumplimiento al régimen de condicionalidad solicitado en la parte considerativa de esta resolución. // Cuarto: CONCEDER el recurso de apelación ante la Sección de Apelación del Tribunal para la Paz, en el efecto devolutivo sobre los hechos que no fueron objeto de reposición (…) // Quinto: Contra el numeral primero de la presente decisión proceden los recursos de reposición y apelación conforme a los artículos 12 y 13 de la Ley 1922 de 2018, artículo 144 de la Ley 1957 de 2019 y contra los demás numerales no procede recurso alguno”. ]

5.1. En relación con el delito cometido mientras el interesado hacía parte de la Policía Nacional, la SDSJ insistió en que su análisis se había centrado en el hecho de que allí el señor POLO OBISPO había actuado como miembro de una banda criminal que tenía relaciones con un grupo dedicado al narcotráfico, pero no que se le haya inculpado por ese delito como se hace ver en el recurso. Señaló que ese dato de contexto se confirma porque a pesar de que el líder del grupo -Alberto Orlande Gamboa- no fue declarado responsable por el homicidio por el que se condenó al interesado, sí fue sentenciado, junto a otras personas, por el reato de conformación de grupos paramilitares. Ahora bien, sobre este punto indicó que, aunque el señor POLO OBISPO no fue condenado por ese delito, las piezas procesales sí fueron claras al señalar que “tenía un vínculo con Adán Rojas que obedecía a la contraprestación de los servicios de sicariato que se pretendían ejecutar”, circunstancia cuya naturaleza, de cara al cumplimiento del factor material de competencia de la JEP, debe esclarecerse:

Ante las circunstancias que rodearon el proceso, que no expresan con claridad los límites de las actuaciones delictuales desplegadas por Lían David Polo Obispo como parte o colaborador de una organización paramilitar o del narcotráfico, el estudio de tales comportamientos de cara al análisis de la competencia material de esta Jurisdicción se sitúa ante una línea muy delgada de verdad, que no evidencia con certeza si existía complicidad o militancia del señor POLO en un grupo armado ilegal actor del conflicto armado colombiano o meramente como un miembro de la Policía Nacional al servicio del narcotráfico ya sea para obtener beneficios personales o resultados positivos para la institución.

5.2. Indicó que los hechos delictivos cometidos por el interesado mientras era miembro de la Fuerza Pública “son concernientes a sus relaciones con un grupo actor ilegal del conflicto comandado por el clan de Los Rojas, lo cual, unido a la condición de integrante de la fuerza pública, da lugar a la aplicación en punto de la competencia material del ‘criterio de potencialidad de verdad’” que habría sido señalado por la SA en el auto “TP-SA 020 de 2018” (sic) y, según el cual, la competencia de la jurisdicción debe ser analizada a la luz de la pregunta: “¿qué tanto pueden contribuir las personas y los casos que se someten a la JEP y que se seleccionan y priorizan al esclarecimiento de la verdad como condición necesaria para garantizar la dignidad de las víctimas?”. Así, teniendo en cuenta un espectro amplio de la competencia material -ligado a la comprensión de la gran complejidad del CANI- y en el grado de análisis que corresponde a un nivel de intensidad bajo, se concluyó que los hechos relacionados con el homicidio de los esposos Waked Nasser “pueden tener una relación con el conflicto interno”, razón por la cual había lugar a admitir el sometimiento por los mismos, condicionado a la presentación del régimen de verdad para la continuación del trámite. Así, la SDSJ solicitó al señor POLO OBISPO que, en el término de 10 días, presentara su CCCP, indicándole que el aporte a la verdad debía contener, como mínimo, “la relación concreta y expresa del conocimiento que tenga” sobre varios puntos, entre ellos, los relacionados con la actividad delincuencial del clan de Los Rojas en el paramilitarismo y su participación en el homicidio de los esposos Waked Nasser, así como sobre el conocimiento de hechos ilícitos perpetrados por miembros de la Fuerza Pública, especialmente los encaminados a apoyar, favorecer o legitimar el control territorial de las autodefensas en el departamento del Atlántico[footnoteRef:12]. [12: En los términos precisos de la resolución: “1. La relación detallada de los hechos e información pertinente relacionada con la actividad delincuencial del denominado Clan de Los Rojas en el paramilitarismo y la relación de dicho actuar criminal con los hechos ocurridos el 3 de enero de 1995 del que fueron víctimas los esposos Waked Nasser; //2. Todo cuanto tenga conocimiento de hechos ilícitos -por comisión u omisión- relacionados con el conflicto armado, perpetrados por miembros de la fuerza pública con los grupos armados ilegales actores del conflicto, durante el lapso de su pertenencia a la Policía Nacional. Especialmente respecto de las relaciones de autoridades del orden nacional, departamental o municipal o cualquier otro agente estatal que hubieran realizado actos encaminados a favorecer el control territorial de las autodefensas, legitimarlas ante la sociedad, apoyarlas militar y económicamente, o cualquier otro hecho ilícito especialmente en el departamento del Atlántico. // 3. La identificación de todos los hechos sobre los cuales aportará sus relatos en circunstancias de tiempo, modo y lugar; coadyuvar a la identificación de la totalidad de sus partícipes y sus determinadores, con la posible identificación de sus víctimas directas e indirectas; la develación de casos similares a los que el compareciente se encuentra procesado y/o condenado. Estos relatos de verdad deberán estar respaldados con elementos probatorios que permitan a la JEP corroborar su veracidad. 4. Las características particulares de la victimización y enfoques diferenciales de los territorios donde operó como agente de Estado. // 5. Las dinámicas pactadas por integrantes de la Policía Nacional -de todo nivel- para ejecutar esta clase de actos criminales. // 6. Información de las individualidades de las víctimas presentes en los casos sobre los cuales brindará verdad plena. // 7. Soportes probatorios que pueda tener y que conlleven a dar sustento a su aporte a la verdad y demás fines del Sistema y si tiene información sobre otras personas que puedan estar vinculadas en los delitos por los que se le procesa. // 8. Toda la información respecto de las circunstancias que rodearon las muertes de las víctimas referidas en el proceso adelantado por el Juzgado Tercero Penal del Circuito Especializado de Bogotá de radicado número 038-3”.]

5.3. En relación con la investigación adelantada por la Fiscalía 235 Especializada-Desmovilizados de la Dirección de Justicia Transicional, la SDSJ insistió en que, en los términos de la resolución mediante la cual se impuso medida de aseguramiento al interesado, era claro que se adelantaba por cuenta de su vinculación al frente Mártires de Guática del Bloque Central Bolívar de las autodenominadas AUC, circunstancia que, también en los términos de la resolución, se produjo después de su retiro de la Policía Nacional. Al respecto reiteró que los ex miembros de grupos paramilitares “no se encuentran dentro del espectro de persona que cobija la normatividad que específicamente regula la JEP” y, con fundamento en la jurisprudencia de la SA, la Corte Suprema de Justicia y la misma SDSJ, concluyó que, en relación con dicha investigación, el interesado no cumplía con el factor de competencia personal y, en consecuencia, no cabía aplicar el principio de favorabilidad invocado en el recurso de apelación[footnoteRef:13]. [13: Estando el expediente en la SA para resolver el recurso en alzada, esto es, de manera extemporánea, el abogado del señor POLO OBISPO presentó escrito titulado “Adición al recurso de apelación presentado el 18 de septiembre de 2019, contra lo decidido el 26 de agosto y 13 de noviembre de la misma anualidad (parcialmente)” (Conti 2020151002458200001). ]

6. Según informó la SDSJ, esta providencia fue notificada personalmente al interesado el 20 de diciembre de 2019 (Conti 2020000293) -sin que se encuentre constancia de notificación a otros sujetos procesales- y, el 31 de diciembre de 2019, aquél presentó un documento titulado proyecto de aportes a la verdad, en el cual manifestaba dar cumplimiento a lo solicitado en la resolución de 13 de noviembre (Orfeo 20191510664402). El 30 de marzo de 2020, el interesado reiteró su petición de LTCA ante la SDSJ y solicitó la sustitución de prisión intramural por la extramural en domicilio y la suspensión de la pena por emergencia carcelaria y grave estado de salud, en atención a la pandemia (Orfeo 2020151010147632)[footnoteRef:14]. [14: Esta petición fue reiterada los días 3, 8 y 15 de abril. Orfeo 20201510152562, 20201510156402 y 20201510160302.]

7. Mediante resolución n.° 1609 de 20 de mayo de 2020, la SDSJ concedió al interesado un término de cinco días para que ajustara el proyecto de compromiso con el sistema radicado el 31 de diciembre de 2019 y ordenó correr traslado de éste y del que llegare a presentarse al Ministerio Público. Lo anterior luego de considerar que, al reponer la decisión mediante la cual se rechazó el sometimiento del interesado por las conductas delictivas relacionadas con el homicidio de los esposos Waked Nasser, la providencia de 13 de noviembre de 2019 “dispuso atar la definición de la competencia material para acudir a la jurisdicción a los aportes de verdad plena que el compareciente proporcionaría” y, en consecuencia, lo requirió para que presentara una propuesta de régimen de condicionalidad. Sin embargo, la allegada el 31 de diciembre de 2019 “no contiene un programa detallado en la forma y términos que se ha indicado, y (…) por el contrario se limita a repetir el discurso de enunciación de compromisos, tal como lo disponen las normas transicionales, sin que en ningún momento se evidencie un compromiso real desarrollado en la propuesta”. En ese sentido señaló que, en punto al aporte a la verdad, lo manifestado por el interesado no anuncia un avance mayor a lo ya develado en el proceso penal y, en términos generales, la propuesta no atiende “las referencias propias para implementar, por cuenta del compareciente, un programa detallado de aporte de verdad y reparación a las víctimas”, circunstancia que no se acompasa con los fines de la jurisdicción y hace inviable el acceso a un beneficio transicional que, como todos los incentivos del sistema, se justifica en la medida en que se cumpla el régimen de condicionalidad como una forma de alcanzar justicia restaurativa y no retributiva. Insistió en que lo ofrecido como régimen de condicionalidad no es coherente con la narrativa expuesta en el recurso de reposición interpuesto contra la resolución que inicialmente había rechazado el sometimiento, ni tampoco permite tener por acreditado el factor material en un nivel de intensidad media, de allí que ordenó su ajuste en torno a parámetros específicos. En la misma providencia, la SDSJ negó la solicitud de sustitución de prisión intramural por la extramural en domicilio y suspensión de la pena por emergencia carcelaria y grave estado de salud[footnoteRef:15] (Conti 202000008445). Por la información allegada por la SJ de la SDSJ, esta providencia fue comunicada al Ministerio Público por correo electrónico leído el 22 de mayo de 2020 y fue notificada personalmente al interesado el 19 de junio de 2020 (Conti 202000022138 y 202000022139). [15: Ello con fundamento en lo dispuesto en el Decreto 546 de 14 de abril de 2020 que no incluyó a la JEP entre las autoridades con competencia para otorgar libertades de carácter humanitario. ]

8. La presente decisión se adopta luego de que la ponencia inicial fuera derrotada en Sala de 26 de marzo de 2020 y, en aplicación de lo dispuesto en el artículo 61 del Reglamento General de la JEP, el expediente fuera repartido nuevamente mediante acta de 30 de abril de 2020 y se adoptaran disposiciones tendientes a obtener información a la cual no pudo accederse a través de los sistemas de gestión documental Orfeo y Conti[footnoteRef:16]. [16: Auto de ponente TP-SA 058 de 2020. ]

HECHOS PROBADOS RELEVANTES

9. Para efectos del análisis respectivo, se encuentran acreditadas las siguientes circunstancias fácticas relevantes:

9.1. El señor Lían David POLO OBISPO fue oficial de la Policía Nacional desde el 13 de mayo de 1993 hasta el 10 de diciembre de 2001, fecha a partir de la cual fue retirado por voluntad del gobierno (oficio remitido por la Policía Nacional, Orfeo 20191510161122).

9.2. El 12 de octubre de 2001, en el marco del proceso penal con radicado 038-3 relativo a varias causas acumuladas, el Juzgado Tercero Penal del Circuito Especializado de Bogotá condenó, entre otros, a Lían David POLO OBISPO como coautor del delito de homicidio agravado en concurso homogéneo y heterogéneo con porte ilegal de armas de uso privativo de las fuerzas armadas y de defensa personal a la pena principal de treinta y dos años de prisión y a la pena accesoria de interdicción de derechos y funciones públicas por el término de diez años[footnoteRef:17]. Los hechos que dieron lugar a esta condena se presentaron el día 3 de enero de 1995 cuando, por la carretera que conduce de Santa Marta a Riohacha, un taxi conducido por Juan Manuel Beleño[footnoteRef:18] interceptó la camioneta donde viajaban los esposos Jamel Waked Waked y Samira Nasser de Waked, acompañados de sus cuatro hijos. Tras lograr la detención del vehículo haciendo creer que se trataba de un requerimiento oficial por el porte de brazaletes del UNASE, tres de los ocupantes del taxi descendieron y dispararon en repetidas oportunidades contra la pareja, causándole la muerte. [17: Cuaderno JPO, Rad. 003-1999-0038-01, f. 170 a 172. ] [18: Capturado posteriormente mientras conducía el taxi aludido y en posesión de un revolver calibre 38, dos proveedores para fusiles Galil con 30 y 34 cartuchos calibre 9 mm. ]

9.2.1. La anterior condena se profirió luego de que dicho caso se acumulara con los relacionados con el secuestro y posterior homicidio de los señores José Francisco Valdeblánquez y Edwin Rafael González Llerena y con el homicidio de Hugo Sarmiento de Pindray -cuñado del señor Valdeblánquez-. De acuerdo con la resolución de acusación formulada por la Fiscalía General de la Nación, las pruebas recaudadas indicaban que dichos delitos tendrían su origen en las rencillas que se habrían generado entre Alberto Orlande Gamboa -a quien se conocía con el alias de “El Caracol” y se le señalaba de ser jefe del Cartel de la Costa- y José Francisco Valdeblánquez -uno de los secuestrados-[footnoteRef:19]. Según la acusación, era por cuenta de dicha enemistad que Orlande Gamboa habría ordenado el secuestro y muerte de Valdeblánquez y su escolta -González Llerena-. Asimismo, la muerte de Hugo Sarmiento de Pindray habría sido ordenada por Orlande Gamboa después de que aquél acusara a este último en una emisora radial de ser el responsable de la muerte de Valdeblánquez. Por último, el homicidio de los esposos Waked Nasser se habría producido luego de que estos se hubieren solidarizado con la compañera permanente de Valdeblánquez por la desaparición de este último y le hubieran indicado que el responsable de esta era Orlande Gamboa, todo ello en conversaciones telefónicas que estaban siendo intervenidas por el grupo UNASE de la Policía Nacional que tenía a cargo la investigación por el secuestro de Valdeblánquez. En el escrito de acusación, la Fiscalía refirió que, a partir de los medios de prueba recabados en las investigaciones, se vislumbraba que Orlande Gamboa tenía relaciones con el grupo paramilitar o de justicia privada denominado “Los Rojas”, liderado por Adán Rojas; organización a la que financiaba a cambio de la realización de tareas relacionadas con el cobro de deudas del narcotráfico y de sicariato. También indicó que dicha organización trabajaba en coordinación con miembros del UNASE y, en ese sentido, señaló que, tal como lo refirieron Juan Manuel Beleño y Albeiro Rodríguez Carvajal -el conductor y uno de los ocupantes del taxi que interceptó la camioneta en la que se desplazaban los esposos Waked Nasser y que, adicionalmente, era suboficial de la Policía Nacional adscrito al UNASE[footnoteRef:20]-, el homicidio de la pareja fue organizado por el señor POLO OBISPO y “Los Rojas”. [19: En particular, el apoyo que Valdeblánquez habría brindado a la familia de una persona asesinada por orden de Orlande Gamboa y las sospechas de éste a propósito de que el hermano de Valdeblánquez estaba relacionado con el secuestro de su propio hermano. ] [20: Las otras dos personas que iban en el taxi eran el oficial de la Policía Enrique Díaz Cabarcas -condenado en otro proceso por el homicidio y prófugo de la justicia por haber huido después de su condena- y Camilo Rojas, sobrino de Adán Rojas. ]

9.2.3. En la sentencia de 12 de octubre de 2001, el juez penal consideró que no estaba plenamente acreditada la responsabilidad del señor Alberto Orlande Gamboa en los homicidios por los cuales se le acusó y, en aplicación del principio in dubio pro reo, lo absolvió. De acuerdo con la sentencia, ninguno de los testigos que señaló la animadversión de Orlande Gamboa hacia Valdeblánquez indicó la razón de la ciencia de su dicho. En un sentido similar estimó que, aunque era cierto que el señor Hugo Sarmiento de Pindray había denunciado públicamente a Orlande Gamboa por la muerte de Valdeblánquez, y que, al resultar asesinado, la mayoría de sus hermanos señaló a Orlande Gamboa como el autor intelectual del hecho, dicha circunstancia no era suficiente para erigir un juicio de responsabilidad penal, menos aun cuando una de las hermanas del occiso -compañera supérstite de Valdeblánquez- se abstuvo de hacer ese señalamiento[footnoteRef:21] y cuando, pese a haber hecho denuncias similares, aunque menos vehementes, otros de los hermanos Sarmiento de Pindray aún se encontraban con vida. Por último, en relación con el homicidio de los esposos Waked Nasser, indicó que la acusación en contra de Orlande Gamboa estaba sustentada en un informe de policía que, aunque estaba ratificado por el autor, no indicaba la ciencia de su dicho. Consideró que, aun en el evento de que se admitiera que la pareja habría indicado a la cónyuge supérstite de Valdeblánquez que la muerte de este último había sido ordenada por Orlande Gamboa, ello no permitiría concluir que fue él quien ordenó el homicidio de los esposos. Para el juez no resultaba lógico que una simple manifestación en dicho sentido hubiere causado en Orlande Gamboa una molestia tal como para ordenar el crimen. A su juicio, el móvil de ese homicidio tenía que haber sido “mucho más potente que no se estableció en autos”. Finalmente señaló que “en cuanto a las declaraciones aludidas por la Fiscalía, las cuales vinculan a Orlande con Adán Rojas y su organización, obsérvese que ellas efectivamente dan cuenta de la relación que existía entre ellos, los negocios que realizaban en común, pero en ningún momento hacen referencia alguna a la muerte de los esposos Waked”. En resumen, el juez penal concluyó que las acusaciones de la Fiscalía en contra de Orlande Gamboa por los homicidios señalados se habían fundado en meras suposiciones. [21: Es de aclarar que, según quedó plenamente demostrado en el proceso, luego de las denuncias realizadas por Hugo Sarmiento de Pindray, Alberto Orlande Gamboa convocó a su domicilio a la señora Luz Marina Sarmiento de Pindray -la compañera supérstite de Valdeblánquez- para pedirle explicaciones sobre las denuncias públicas realizadas por su hermano Hugo. ]

9.2.4. En cambio, el Juzgado Tercero Especializado de Bogotá sí encontró acreditada la responsabilidad penal del señor Orlande Gamboa en lo atinente al delito de conformación de grupos paramilitares, por el que lo condenó junto con Adán y Camilo Rojas. Para el fallador, las pruebas recaudadas indicaban claramente que aquél financiaba la organización de justicia privada dirigida por Adán Rojas, en la cual también participaba su sobrino Camilo Rojas. De acuerdo con varios informes de inteligencia debidamente ratificados por diferentes autoridades y agentes infiltrados, dicha organización conocida como “Los Rojas” operaba en el departamento del Magdalena y se dedicaba a “actividades de extorsión y secuestro a pobladores y campesinos de la región, proteg[ía]n caletas y laboratorios para la elaboración de alcaloides, para su financiación realizan además labores de secuestro y asesinatos, por los cuales exig[ía]n gruesas sumas de dinero”. También realizaba tareas de “limpieza social” encargadas por miembros de la Fuerza Pública[footnoteRef:22] y, en esa medida, acometía actividades de sicariato de posibles auxiliadores de la guerrilla, razón por la cual era identificada como un grupo paramilitar. [22: En los términos de la sentencia, el agente infiltrado se refirió a “reuniones que se dieron entre Orlande Gamboa y Adán, así mismo dio cuenta de unos detalles pormenorizados de las actividades encargadas a este grupo delincuencial como eran operaciones de limpieza que le encargaban ocasionalmente las propias autoridades policiales o cobro de cuentas con ocasión de deudas no pagadas, argumentos todos éstos que precisamente tenían relación con la misión que él tenía que cumplir por vía de la infiltración”.]

9.2.5. Por el homicidio de los esposos Waked Nasser, el juez penal también condenó a Giovanni Espinosa, Albeiro Rodríguez Carvajal, Adán Rojas y Camilo Rojas. A los dos primeros en concurso homogéneo y heterogéneo con porte ilegal de armas de uso privativo de las fuerzas armadas y de defensa personal -igual que a POLO OBISPO- y a los dos últimos en concurso homogéneo y heterogéneo con la conformación de grupos paramilitares, por las razones antes expuestas. Dicha condena se fundó esencialmente en lo declarado por Juan Manuel Beleño, en tanto se encontró plenamente coincidente con el resto del material probatorio. Según Beleño, fue Adán Rojas quien lo convocó al lugar en el que se encontraba con POLO OBISPO y le dio la orden de recoger y transportar a las otras 3 personas[footnoteRef:23] que, después de recoger armamento, pasar por las instalaciones del UNASE y coordinar con Giovanni Espinosa -un miembro del DAS-, acometerían el homicidio de los esposos Waked Nasser. En relación con POLO OBISPO, Beleño declaró haberlo conocido con anterioridad por haberle realizado varias carreras de taxi, entre ellas, algunas al municipio de Ciénaga, donde residía la familia de aquél, todas pagadas por Adán Rojas. En los términos de la declaración jurada realizada por Beleño después de haber sido condenado a la pena de 50 años por estos hechos: [23: Esas 3 personas eran: (i) el oficial Díaz Cabarcas que siempre aceptó haber participado de la operación aunque fundó su defensa en que lo habría hecho por órdenes de POLO OBISPO y sin sospechar que era una operación ilegal; (ii) el suboficial Rodríguez Carvajal; y (iii) Camilo Rojas. ]

…los autores materiales del asesinato del matrimonio WAKED NASSER, fueron varios agentes del grupo UNASE de la ciudad de Santa Marta, en asocio con varios miembros del D.A.S, entre ellos se encuentran ENRIQUE DÍAZ CABARCAS, GIOVANNY ESPINOSA y ALBEIRO RODRÍGUEZ; igualmente señaló que los autores intelectuales de dicho crimen son el director del grupo Unase LÍAN DAVID POLO y el señor ADÁN ROJAS [footnoteRef:24]. [24: Cuaderno JPO, Rad. 003-1999-0038-01, fl. 139. ]

9.2.6. De acuerdo con la extensa sentencia proferida por el Juzgado Tercero Penal del Circuito Especializado de Bogotá, los únicos medios de convicción que dentro del abundante material recaudado hacen referencia a la actividad guerrillera son: (i) la indagatoria del señor Orlande Gamboa, en la cual afirmó que sabía que su hermano había sido secuestrado por el frente 18 de las FARC-EP -razón por la cual no tenía razones para sospechar que la familia Valdeblánquez estuviera detrás del delito-, (ii) el testimonio de un coronel de la Policía que indicó que uno de los condenados por el homicidio de los esposos Waked Nasser, el oficial Díaz Cabarcas, le habría confesado su participación en el homicidio excusándose en el hecho de que las víctimas colaboraban con la guerrilla, declaración que fue desmentida por el mismo oficial, y (iii) un informe de inteligencia en el que se señala que la organización dirigida por Adán Rojas era catalogada como paramilitar porque, entre otras muchas actividades, cumplían labores de sicariato respecto de posibles auxiliadores de la guerrilla, sin que en ninguna parte se sugiriera que los esposos Waked Nasser lo fueran.

9.3. Apelada por algunos de los condenados, la sentencia reseñada fue confirmada por la Sala Penal del Tribunal Superior de Distrito Judicial de Bogotá el 25 de junio de 2002. En lo que tiene que ver con la responsabilidad penal de POLO OBISPO, el Tribunal insistió en que la versión rendida por Beleño era perfectamente coherente con el resto del material probatorio y desvirtuaba completamente lo manifestado por el condenado. En relación con la naturaleza de la organización denominada Los Rojas, indicó que no había duda alguna de su existencia y del hecho que era liderada por Adán Rojas, teniendo como segundo al mando a Camilo Rojas. Puso de presente que, según informe de inteligencia ratificado, “entre sus actividades delictivas est[aba] el tráfico de armas y el envío de droga al exterior”, así como que se encontraba un oficio dirigido por la Oficina del Alto Comisionado para la Paz en el que se informó que durante el gobierno de Ernesto Samper “se realizaron varias entrevistas con Adán Rojas en busca de establecer mecanismos para la solución del conflicto armado”. Adicionalmente, al analizar la responsabilidad penal de Orlande Gamboa, insistió en que “en el expediente se logró determinar plenamente su compromiso en el ilícito de conformación de grupos de justicia privada, denominados como “paramilitares””[footnoteRef:25]. [25: Contra la anterior providencia se interpuso recurso extraordinario de casación que fue declarado desierto en providencia de 15 de septiembre de 2003. Adicionalmente, mediante providencia de 28 de octubre de 2015, la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia inadmitió la demanda de revisión extraordinaria formulada por el señor POLO OBISPO en contra de las sentencias condenatorias proferidas en su contra y fundada, esencialmente, en que habría sido sindicado injustamente por orden de mandos paramilitares que querían vincularlo con los hechos (informe de la UIA de 15 de febrero de 2019). ]

9.4. En el marco de la investigación identificada con radicado 29998[footnoteRef:26], el 1° de noviembre de 2018 la Fiscalía 235 Especializada de Desmovilizados de la Dirección de Justicia Transicional resolvió la situación jurídica de Lían David POLO OBISPO por el delito de concierto para delinquir agravado, imponiéndole medida de aseguramiento de detención preventiva. De acuerdo con la resolución, el 15 de diciembre de 2005 la OACP remitió el listado suscrito por Carlos Mario Jiménez Naranjo, alias “Macaco”, “en su calidad de miembro representante del Bloque Central Bolívar, en donde reconoce como integrante del frente Mártires de Guática de dicha organización a las personas que relaciona en lista anexa, quienes han manifestado su voluntad de reincorporarse a la vida civil, entre otros a Lían David POLO OBISPO” y que, al ser escuchado en diligencia de indagatoria, este último habría indicado que se vinculó a dicha organización: [26: Investigación que, según la misma resolución, fue abierta el 3 de septiembre de 2012, con fundamento en lo dispuesto en la Ley 1424 de 2010 a propósito de los desmovilizados no postulados ante la Ley de Justicia y Paz. ]

…en el año 2002 por intermedio de un compañero que se llama Villero, él le comentó que le podía ayudar si se vinculaba con ellos, eran miembros del llamado Frente Héroes de Guática, que delinquía en la zona de Santuario, Risaralda, del Bloque Central Bolívar, como no tenía conocimientos delictivos, lo pusieron a desempeñarse como ranchero, es decir, preparar alimentos de una parte de los rasos, que su alias era “Pablo” y/o “Teniente”. Antes de entrar a las autodefensas era Teniente de la Policía de Antioquia, cuando ingresó al grupo armado ya no pertenecía a la Policía.

Agregó que ingresó al grupo armado desde enero del 2002 hasta el 15 de diciembre de 2005, estuvo en la vereda Las Palmas de Santuario, Risaralda, sus jefes eran “Diomedes”, “Costeño” no sabía sus nombres y alias “Macaco”, Carlos Mario Jiménez (…). Quien le pagaba el sueldo era alias “Jimmy”, su finalidad del grupo era antisubversiva que las Farc no entraran al eje cafetero. Utilizó AK-47, cuando prestaba guardia y el día en que se desmovilizó, uniformes sí utilizó todo el tiempo (resolución aportada por el apoderado del interesado, Orfeo 20191510024152).

PROBLEMA JURÍDICO

10. Teniendo en cuenta que la SDSJ repuso parcialmente la decisión recurrida, corresponde a la SA determinar si su competencia como juez de segunda instancia y órgano de cierre de la jurisdicción se circunscribe al análisis del asunto sobre el cual persiste la inconformidad planteada por el recurrente -el del rechazo de su solicitud de sometimiento en lo que tiene que ver con la investigación que se le adelanta por cuenta de su calidad de miembro de un grupo paramilitar- o si, por el contrario, puede extenderse al estudio de lo bien fundado de la decisión del a quo consistente en aceptar el sometimiento del señor POLO OBISPO por los hechos relativos al homicidio de los esposos Waked Nasser.

10.1. Al concluir lo segundo, la SA deberá determinar, por un lado, si le asiste razón al interesado y su apoderado al insistir en que la JEP sí es competente para conocer de conductas delictivas cometidas por miembros de grupos paramilitares y, por el otro, si la admisión del sometimiento del señor POLO OBISPO por el delito relativo al homicidio de los esposos Waked Nasser contraría las normas competenciales de la JEP y, de no hacerlo, clarificar el trámite procesal que debe imprimírsele a la actuación.

10.2. Para responder estos interrogantes la SA abordará los siguientes puntos: i) su competencia y alcance en relación con una determinación de la decisión recurrida que, aunque no es objeto del recurso de apelación, estatuye sobre la competencia de la JEP en un asunto concreto; ii) la incompetencia de la JEP en relación con los miembros de grupos paramilitares; iii) la admisión del sometimiento del señor POLO OBISPO por los hechos relativos al homicidio del matrimonio Waked Nasser; y iv) el curso procesal de dicho sometimiento.

FUNDAMENTOS

Competencia de la SA para pronunciarse sobre una determinación de la decisión recurrida que, pese a no hacer parte del objeto de la apelación, define provisionalmente la competencia de la JEP en relación con un asunto

11. De conformidad con lo establecido en los artículos 7 del Acto Legislativo 01 de 2017, 13.1 de la Ley 1922 de 2018 y 96.b y 144 de la Ley 1957 de 2019, la SA es competente para resolver el recurso de apelación interpuesto por el interesado y su apoderado contra la resolución 4389 de 26 de agosto de 2019, proferida por la SDSJ.

11.1. Teniendo en cuenta que dicho recurso fue presentado como subsidiario al de reposición y que, al resolver este último, la SDSJ decidió revocar parcialmente la providencia impugnada y aceptar la comparecencia del señor POLO OBISPO por los hechos relativos al homicidio del matrimonio Waked Nasser, es claro que la impugnación presentada pervive únicamente respecto del rechazo del sometimiento por el concierto para delinquir agravado por el que la Fiscalía 235 Especializada-Desmovilizados de la Dirección de Justicia Transicional investiga al interesado.

11.2. Fue bajo este entendimiento, indiscutido en la práctica de los ordenamientos procesales que permiten la articulación de medios impugnatorios horizontales y verticales[footnoteRef:27], que la SDSJ concedió la apelación sólo por “los hechos que no fueron objeto de reposición”, teniendo en cuenta que, en todo caso, como lo dispone el artículo 12 de la Ley 1922 de 2018, los puntos nuevos contenidos en la decisión que resuelve el recurso de reposición podían, a su vez, ser objeto de impugnación. Esta última razón explica que, en la resolución de 13 de noviembre de 2019, el a quo haya admitido que, contra una de las disposiciones allí adoptadas, esto es, la que admitió el sometimiento del señor POLO OBISPO por los hechos relativos al homicidio de los esposos Waked Nasser[footnoteRef:28], procedían “los recursos de reposición y apelación” -supra párr. 5.1-. [27: Para ver un ejemplo de su aplicación por parte de la SA: auto TP-SA 438 de 2020, párr. 11 y 12. En esa ocasión la SA consideró que, a pesar de que la providencia que concedió la apelación no precisó su alcance, debía entenderse que el recurso sólo persistía respecto de la parte de la decisión que no fue repuesta por el a quo. ] [28: Sobre este punto se reitera lo señalado en el pie de página n.° 8 de esta providencia. ]

11.3. En este orden de ideas podría afirmarse que, al resolver sobre el recurso de apelación persistente, no le es dable a la SA hacer pronunciamiento alguno sobre la decisión inicialmente recurrida, pero modificada en sede de reposición. No obstante, tal afirmación debe ser matizada en tanto que como órgano de cierre hermenéutico de la jurisdicción[footnoteRef:29], superior funcional de las Salas y Secciones[footnoteRef:30] y garante última del principio de legalidad de los procedimientos[footnoteRef:31], la SA tiene la facultad de abordar puntos que, pese a no ser objeto del recurso de apelación, ameritan pronunciamientos tendientes a clarificar interpretaciones del ordenamiento jurídico transicional, o a corregir decisiones o procedimientos contrarios al mismo. Todo ello a la luz del principio de estricta temporalidad de la JEP que determina la necesidad de, por una parte, contar con referentes hermenéuticos expeditos y, por la otra, corregir rápidamente situaciones manifiestamente incompatibles con el marco jurídico del SIVJRNR, pero sin perder de vista la necesidad de respetar el principio de la doble instancia. [29: En el auto TP-SA 123 de 2018, la Sección precisó que “no es sólo un órgano de apelación, sino también una instancia de cierre hermenéutico”, razón por la cual está habilitada “para, en ciertos casos, emitir pronunciamientos que superen el margen definido por el recurso de apelación”. En ese sentido señaló: “Sin desbordar los límites jurisdiccionales que le depare el caso, entendido íntegramente, la Sección de Apelación debe poder ocasionalmente resolver, incluso ex novo, los problemas jurídicos planteados por el asunto sometido a la JEP, aunque no estén planteados como aspectos esenciales del recurso de apelación. Esto puede ocurrir por diversas causas, entre ellas la necesidad de avanzar criterios de interpretación para asuntos novedosos, la de unificar el entendimiento o la aplicación de derecho transicional o debido a la importancia de contar de manera expedita con referentes hermenéuticos claros.”, párr. 21. La consideración en torno a que la SA no sólo es órgano de apelación, sino también de cierre hermenéutico de la jurisdicción, fue reiterada en el auto TP-SA 182 de 2019, párr. 16. Allí se la invocó como la razón para pronunciarse sobre el problema jurídico relativo a si los autos de prueba en los trámites de la garantía de no extradición eran o no apelables pese a que, en el caso concreto, esa circunstancia era indiscutible por virtud de una orden de tutela. ] [30: Como se desarrollará más adelante en el cuerpo de la providencia, de acuerdo con el auto TP-SA 421 de 2020 (párr. 25), la SA ejerce un control funcional sobre las decisiones de primera instancia, al menos en materia de competencia. ] [31: En el auto TP-SA 544, la SA indicó que le correspondía “efectuar de oficio un control de legalidad sobre los requisitos necesarios para la obtención de la [LTCA]”, aunque precisó que esta era una labor que debía ser adelantada por todas las instancias judiciales de la JEP y que “no está limitada por los temas ventilados en el recurso de apelación”, párr. 10.1.]

11.4. Es indispensable precisar que aunque el diseño procedimental de la JEP, tal como resulta principalmente de lo contemplado en la Ley 1922 de 2018, propugna porque la competencia en sede de apelación sea, en principio, restringida[footnoteRef:32], ello no es óbice para que, en aras de la realización de mandatos normativos superiores, o de procurar la consecución de fines transicionales más importantes que los subyacentes a esta opción legislativa, excepcionalmente la SA se pronuncie sobre aspectos que superen el marco del recurso o, incluso, sobre decisiones que, aunque contenidas en la providencia impugnada, no son objeto de la apelación. Sin lugar a dudas, uno de los fines que justifican pronunciamientos de esta naturaleza -por fuera del alcance de la apelación- es la garantía del principio de legalidad en el seno de la jurisdicción, por la vía de la corrección de actuaciones que contrarían las normas transicionales, específicamente, las que tienen que ver con temas competenciales. Así lo ha reconocido la SA en, al menos, dos oportunidades. [32: Lo cual se refleja, entre otras, en que el recurso está previsto sólo para una lista limitada de decisiones -las del artículo 13 de la Ley 1922 y, de acuerdo con el numeral 14 de esta disposición, “las demás decisiones que se determinen de forma expresa en esta ley”- y en que se previó expresamente que “La Sección de Apelación, con fundamento en el recurso interpuesto, decidirá únicamente en relación con los reparos concretos formulados por el apelante” (artículo 14 de la Ley 1922 de 2018). ]

11.5. La primera, en el auto TP-SA 147 de 2019. En esa ocasión, al conocer un recurso de apelación circunscrito al cuestionamiento de las razones por las cuales la SDSJ negó el sometimiento del interesado por incumplimiento del factor material de competencia de la JEP, la SA revisó el análisis del factor personal realizado por el a quo -no cuestionado en la alzada- y concluyó que el mismo desconoció hechos jurídicamente relevantes que determinaban la necesidad de remitir el asunto a la SAI, razón por la cual decidió revocar la decisión impugnada y ordenar dicha remisión[footnoteRef:33]. En esa ocasión se sostuvo: [33: El caso era el siguiente: un exmilitar procesado por transportar material de guerra con destino a las FARC-EP, presentó solicitudes de sometimiento y LTCA. La SDSJ dio por acreditado el factor personal como miembro de la fuerza pública pero denegó las solicitudes por no acreditación del factor material de competencia dado que, a su juicio, la conducta había sido cometida con ánimo de enriquecimiento personal ilícito. El recurso de apelación se centraba en rebatir esta última conclusión. ]

La SA puede, de manera excepcional, pronunciarse sobre aspectos no tratados en la apelación, entre otras hipótesis, si pasarlos por alto supone convalidar -así sea de forma tácita- una actuación a primera vista contraria al ordenamiento (C.P., arts 4 y 29). El ejemplo por excelencia se presenta cuando el apelante cuestiona el contenido de una resolución de primera instancia, pero la SA advierte que no se objeta en ella un asunto también decidido allí que evidencia problemas objetivos de legalidad de los procedimientos o de la competencia de los órganos de la JEP. Como estos aspectos son irrenunciables, porque protegen no solo un interés particular sino la distribución de funciones y debido proceso en el Estado social de derecho, se justifica un pronunciamiento sobre ellos (C.P., arts 1, 29 y 113).

11.5. La segunda, en el auto TP-SA 421 de 2020. En ese caso la SA decidió revocar la concesión de la LTCA concedida por la SDSJ por uno de los procesos que pesaba en contra del interesado por estimar que, contrario a lo decidido por el a quo, respecto de los hechos materia de ese proceso no se acreditaba el factor material de competencia de la JEP. Lo anterior pese a que el recurso de apelación, interpuesto por el interesado, versaba única y exclusivamente sobre la negativa del mismo beneficio respecto de otro proceso penal que nada tenía que ver con el revisado oficiosamente. En esta decisión la SA consideró que parte del problema jurídico que le correspondía resolver era determinar “si se asumió correctamente competencia para resolver sobre el beneficio de LTCA” y al respecto concluyó:

Tal como se especificó en los antecedentes, la SDSJ, tras validar los factores personal, temporal y material, asumió competencia y resolvió conceder la LTCA en el caso 3. Sin embargo, en el marco del ámbito de control funcional que, necesariamente, vincula a la Sección, ésta se aparta de la decisión tomada, en tanto considera, de conformidad con las disposiciones normativas del Acto Legislativo 01 de 2017, que no se satisface el criterio de competencia material en el referido caso. [footnoteRef:34] [34: Párr. 25.]

11.6. A diferencia de lo ocurrido en el primer caso, en donde el punto abordado de oficio por la SA no estaba planteado expresamente en la impugnación, pero sí era intrínseco a la decisión apelada[footnoteRef:35], lo estudiado y estatuido en el auto TP-SA 421 de 2020 en relación con la LTCA referida lo fue sin que la determinación sobre el particular hubiere sido objeto del recurso de apelación, por cuanto, se insiste, éste se interpuso contra una decisión distinta, contenida en la misma providencia sí, pero diferente en tanto relativa a la negativa de dicho tratamiento especial de justicia respecto a otro proceso penal. Esta precisión es importante en tanto pone de relieve que la prevalencia de las normas constitucionales que definen la competencia de la JEP faculta a la SA no sólo a revisar y ajustar aspectos de la decisión que, aunque no cuestionados en el recurso de apelación, están estrechamente ligados con la determinación recurrida, sino que también lo está respecto de decisiones en principio ajenas al recurso, pero contenidas en la providencia impugnada. [35: En efecto, se refería al tema de la acreditación del factor personal de competencia de la JEP frente a la misma conducta por la cual se negó el sometimiento por el factor material, punto este último sobre el que se concentró la apelación. ]

11.7. En este sentido se maximiza la lógica esbozada en otras decisiones de la SA en las que se ha insistido en que la cuestión de la competencia de la JEP es transversal a todos los procesos y estadios de los trámites, lo cual implica que pueda y, de hecho, deba ser revisada como presupuesto ineludible de todas las actuaciones, al margen de que se explicite o no en las providencias finalmente adoptadas[footnoteRef:36]. Así, por ejemplo, en la sentencia TP-SA Senit 01 de 2019, la SA insistió en que [36: Autos TP-SA 164, 218 y 233 de 2019 y 480 de 2020. ]

…la definición competencial acompaña todo el procedimiento. Si bien esta valoración necesariamente debe aflorar desde un momento inicial, en el que la jurisdicción asume competencia respecto de una actuación o caso concreto, es susceptible de revisarse en momentos y contextos posteriores, dado que ella definitivamente es el presupuesto para la toma de cualquier decisión judicial.[footnoteRef:37] [37: Párr. 89. ]

11.8. En virtud de esta misma lógica se ha sostenido que en los casos en que, contándose con los elementos de convicción necesarios, se advierta la incompetencia de la JEP (tanto genérica como de sus diferentes órganos), hay lugar a resolver de manera integral la cuestión objeto de la impugnación, así ello implique pronunciarse por primera vez en sede de apelación sobre aspectos de la controversia no abordados por el a quo[footnoteRef:38]. [38: Auto TP-SA 428 de 2020, párr. 20. ]

11.9. El ejercicio de la facultad señalada para efectos de enmendar decisiones que contrarían las normas superiores sobre competencia de la JEP no entraña una posible vulneración del principio de la non reformatio in pejus en tanto que, como ya ha explicado la Sección, este aplica salvo en las excepciones que determine la Ley, en las que “resulte un deber superior de protección de los demás principios constitucionales transicionales”[footnoteRef:39] y no cabe duda alguna que garantizar el respeto de los límites competenciales de la jurisdicción, establecidos constitucionalmente, constituye un deber de esa naturaleza, en tanto evita los efectos nefastos que, en términos de confianza en el componente de justicia del SIVJSNR, podría generar el que accedan al mismo personas o situaciones para las cuales no está destinado. [39: Auto TP-SA 288 de 2019, párr. 93. ]

11.10. Así pues y en casos en los que no se encuentren pendientes de resolución los medios de impugnación que constituyen el escenario natural para revisar las determinaciones que generen dudas de legalidad en cuanto a la competencia de la jurisdicción, la SA, con fundamento en los mandatos constitucionales sobre la materia y en ejercicio del control funcional que le corresponde ejercer sobre las decisiones adoptadas por las Salas y Secciones que le son remitidas por virtud de algún recurso de apelación, se encuentra habilitada para revisar el presupuesto de competencia de las determinaciones adoptadas y, de ser el caso, emitir un pronunciamiento sobre el particular. Dicha habilitación también implica la de revocar la decisión, de advertirse, a partir de un examen somero, que la misma contraría abiertamente las normas constitucionales que delimitan el marco de competencia de la JEP.

11.11. En estos términos, la SA precisa que, incluso cuando no es objeto del recurso de apelación supérstite a la reposición, la decisión mediante la cual la SDSJ admitió el sometimiento del señor POLO OBISPO en relación con los hechos relativos al homicidio de los esposos Waked Nasser puede ser revisada en segunda instancia, en tanto se trata de una determinación mediante la cual se fija la competencia de la JEP en ese asunto -así sea provisionalmente- y respecto de la cual no se encuentra pendiente de decisión ningún recurso de apelación que permitiera ejercer el control correspondiente[footnoteRef:40]. Lo anterior más aun cuando, en este caso, dicho pronunciamiento en nada vulnera la garantía de la doble instancia del interesado por cuanto versa sobre un tema analizado expresamente por el a quo en la providencia inicialmente recurrida. Así las cosas, la SA abordará ese asunto después de agotar el relativo a la decisión que activó su competencia en apelación, esto es, la que tiene que ver con el rechazo del sometimiento por conductas relacionadas con paramilitarismo. [40: En efecto, aunque mediante el auto TP-SA 058 de 2020, el despacho sustanciador requirió expresamente a la Secretaría Judicial de la SDSJ para que informara sobre el trámite de notificaciones y los posibles recursos interpuestos contra la resolución 7039 de 13 de noviembre de 2019, sobre el cual no se encontraron trazas en los sistemas de gestión documental (Conti 2020000293), dicho órgano se limitó a señalar que dicha resolución “fue notificada personalmente al compareciente el 20 de diciembre de 2019”, sin hacer referencia a la interposición de recursos (Conti 202003002948) . ]

Incompetencia de la JEP para conocer de conductas cometidas por integrantes de grupos paramilitares. Reiteración de jurisprudencia

12. De acuerdo con la jurisprudencia decantada de la SA, es claro que los integrantes de grupos paramilitares no satisfacen el factor personal de competencia de la JEP y, por ende, no tienen cabida en esta jurisdicción. Las razones de esta exclusión fueron condensadas en el auto TP-SA 199 de 2019[footnoteRef:41], decisión reiterada en múltiples oportunidades[footnoteRef:42]. [41: Párr. 15. “Los paramilitares no son destinatarios de esta Jurisdicción Especial porque: 1.Fue la voluntad de las partes firmantes del AFP y del constituyente derivado excluirlos de la competencia personal de la JEP, a efectos de evitar el desconocimiento de los esfuerzos institucionales previos, enderezados a lograr su judicialización [cita omitida].2.No existe norma expresa que faculte a la JEP para admitir la comparecencia de integrantes de organizaciones paramilitares, como sí la hay respecto de otros actores del conflicto (AL 1/17, arts.5, 16, 17 y 21trans.) [cita omitida]. 3. La competencia personal de la JEP sobre GAOs se agota en estructuras de naturaleza rebelde (AL 1/17, art. 5 trans., inc. 1º),y los paramilitares adolecen de esta calidad, pues no era su propósito derrocar el orden constitucional vigente [cita omitida]. 4. La Jurisdicción se ocupa de quienes se presentan ante la justicia transicional luego de celebrar un acuerdo final de paz(AL 1/17, art. 5 trans.), en virtud del cual asumen compromisos concretos a favor de las víctimas y la sociedad, como contraprestación aun tratamiento penal diferenciado [cita omitida].El convenio que celebraron las AUC y el Gobierno Nacional –Acuerdo de Santafé de Ralito–se trató, tan solo, de un arreglo previo y parcial de desmovilización[cita omitida].5.La JEP puede cobijara GAOs distintos a las FARC-EP, solo si estos celebran un acuerdo final de paz de manera concomitante o posterior a aquel suscrito con la guerrilla el 24 de noviembre de 2016 (AL 1/17, art. 5 trans., inc. 1º). El Acuerdo de Santafé de Ralito, sin embargo, es un hecho del pasado, anterior a esa fecha [cita omitida]. 6.Quienes integraron organizaciones paramilitares no pueden presentarse ante la JEP como terceros civiles, comoquiera que los dos roles son excluyentes y operan de manera objetiva, por lo que los interesados en comparecer solo pueden detentar una de esas calidades en relación con una misma conducta y no les es factible escoger la que más les favorezca [cita omitida].7.La JEP no puede aplicarse a los integrantes de grupos paramilitares por virtud del principio de favorabilidad, previsto en el artículo 29 de la Constitución, porque las Leyes 1820 de 2016 y 975 de 2005 no hacen parte de un mismo cuerpo normativo, ni los supuestos de hecho que regulan son equivalentes y, ante circunstancias fácticas disímiles que reciben tratamiento jurídico diverso, no procede la aplicación del mentado principio [cita omitida].8.La Ley 975 de 2005 tiene por objeto, principalmente, resolver la situación jurídica de los integrantes de grupos paramilitares y, por tanto, resulta ser la legislación especial para efectos de su juzgamiento [cita omitida]”.] [42: Autos TP-SA 454, 458, 468 y 492 de 2020, para citar sólo las decisiones más recientes sobre el tema. ]

12.1. Frente a lo sostenido por los recurrentes a propósito de la confusión que implicaría la admisión de supuestos integrantes de grupos paramilitares, la SA precisa que la JEP bien puede aceptar la comparecencia de personas relacionadas con el paramilitarismo, pero esto siempre bajo el entendido de que, al margen de dicha relación, aquéllas se encuentran dentro de su ámbito de competencia personal, tal como está definido por la normativa transicional[footnoteRef:43], esto es, debe tratarse de personas que ostenten alguna de las siguientes calidades: integrantes o colaboradores de las FARC-EP, miembros de la Fuerza Pública, agentes estatales no integrantes de la Fuerza Pública, terceros civiles o sujetos involucrados en delitos relacionados con protestas sociales o disturbios públicos. Para tener por satisfecho el factor personal de competencia, debe estar acreditado que fue en una de esas calidades que el interesado resultó involucrado en los hechos delictivos materia del sometimiento. [43: En especial, los artículos 5, 16, 17 y 21 constitucionales transitorios, introducidos por el Acto Legislativo 01 de 2017 y el artículo 30 de la Ley 1957 de 2019. ]

12.2. En ese sentido la SA ha señalado la necesidad de distinguir entre integrantes de grupos paramilitares y terceros civiles colaboradores de los mismos y, cuando se trata de personas que han ostentado ambos roles, entre los delitos cometidos en ejercicio de cada uno de ellos, siendo claro que la JEP sólo sería competente para prodigar tratamientos especiales de justicia provisionales o definitivos respecto de las conductas delictivas realizadas en calidad de tercero civil[footnoteRef:44]. [44: Al respecto pueden consultarse los autos TP-SA 103 de 2019, párr. 32 y sgtes., TP-SA 199 de 2019, párr. 18 y sgtes. y TP-SA 565 de 2020, párr. 29 y sgtes, decisión esta última que fija la metodología que debe adoptarse en los eventos en que los interesados en comparecer a la JEP han ostentado la doble calidad. ]

12.3. Contrario a lo que sugieren los recurrentes, el que ciertos hechos puedan reputarse prima facie como vinculados con el CANI no bastaría para habilitar la competencia de la JEP. Esta última supone la concurrencia de los factores personal, material y temporal, de modo que, en ausencia del primero, la posible satisfacción de los demás resulta inane de cara a la admisibilidad del sometimiento.

12.4. Finalmente, respecto a lo invocado en el recurso, la SA precisa que no es cierto que lo dispuesto en el artículo 342 de la Ley 599 de 2000 abra la posibilidad de que los miembros retirados de la Fuerza Pública que hubieren participado en la conformación de grupos armados o paramilitares puedan acogerse a los tratamientos especiales de justicia derivados del Acuerdo Final de Paz. Lo contemplado por dicha norma -anterior a todas las disposiciones relativas al SIVJRNR- es una circunstancia de agravación punitiva que debe tenerse en cuenta en los juicios de responsabilidad penal[footnoteRef:45] y que pone de manifiesto la preocupación del legislador por el hecho de que miembros activos o retirados de la Fuerza Pública o de organismos de seguridad del Estado pudieren participar en la conformación de ese tipo de estructuras, pero de ninguna manera podría justificar una interpretación extensiva de las reglas competenciales de la JEP -por vía de la inclusión en la categoría de miembro de la Fuerza Pública a los retirados respecto de conductas de paramilitarismo cometidas después del retiro-, o lo que es lo mismo, la creación de una excepción a las mismas -permitiendo el ingreso de integrantes de grupos paramilitares por conductas cometidas en esta calidad, sólo porque alguna vez hicieron parte de la Fuerza Pública-. Todas las razones con base en las cuales la SA ha indicado que los paramilitares no son destinatarios de la JEP se oponen a ello. [45: El tenor literal de la disposición es el siguiente: “Cuando las conductas descritas en los artículos anteriores sean cometidas por miembros activos o retirados de la Fuerza Pública o de organismos de seguridad del Estado, la pena se aumentará de una tercera parte a la mitad”. La norma hace referencia a los artículos que consagran los tipos penales de concierto para delinquir, asesoramiento a grupos delictivos organizados y grupos armados organizados y entrenamiento para actividades ilícitas. ]

12.5. Así las cosas y comoquiera que está acreditado que la investigación adelantada por la Fiscalía 235 Especializada de Desmovilizados de la Dirección de Justicia Transicional tiene que ver con el hecho de que el señor POLO OBISPO habría integrado el Bloque Central Bolívar de las autodenominadas “AUC” entre los años 2002 y 2005 -supra párr. 8.4-, luego de haber sido retirado del servicio activo de la Policía Nacional por voluntad del gobierno el 10 de diciembre de 2001, la SA concluye que le asistió razón al a quo al rechazar su sometimiento por esta conducta por falta de acreditación del factor personal de competencia de la JEP y, en consecuencia, confirmará la decisión de primera instancia.

12.6. Es de anotar que aunque la cercanía de las fechas de retiro de la Policía Nacional -10 de diciembre de 2001- y de la supuesta incorporación al grupo paramilitar -enero de 2002- podrían sugerir que el vínculo o la afinidad del señor POLO OBISPO con grupos de esta naturaleza remontaría a la época en la que era miembro activo de la Policía Nacional, dicha circunstancia es irrelevante frente a la falta de acreditación del factor personal de competencia de la JEP en relación con la conducta investigada. Lo anterior en tanto dicha conducta se refiere específicamente a la integración de un grupo paramilitar durante un período que, en todo caso, no coincide con el de la pertenencia del interesado a la Fuerza Pública.

Procedencia de la admisión del sometimiento del señor POLO OBISPO por los hechos relativos al homicidio del matrimonio Waked Nasser

13. A primera vista la SA advierte que la determinación adoptada por la SDSJ en la resolución 7039 de 13 de noviembre de 2019 a propósito del sometimiento del señor POLO OBISPO por los hechos relativos al homicidio del matrimonio Waked Nasser es, cuando menos, inusual. En efecto, tratándose de una persona que, para la época de comisión de los delitos, era miembro activo de la Policía Nacional y, por ende, compareciente obligatorio de esta jurisdicción, lo procedente en principio era estudiar a la par del sometimiento, la solicitud de LTCA, lo cual implicaba verificar el factor material de competencia de la JEP en el nivel de intensidad intermedio requerido para poder acceder a dicho tratamiento especial de justicia, es decir, debía determinarse si los elementos obrantes en el proceso permitían concluir, con un aceptable grado de persuasión, que la conducta estaba relacionada con el CANI[footnoteRef:46]. [46: Auto TP-SA 070 de 2018. ]

13.1. No obstante, teniendo en cuenta lo afirmado por el interesado y su apoderado en el recurso interpuesto contra la decisión que, inicialmente, dispuso el rechazo del sometimiento por estos hechos, la SDSJ decidió tramitar el asunto de manera similar -no idéntica- a como se hace respecto de los comparecientes voluntarios -terceros y agentes del Estado no integrantes de la Fuerza Pública-, esto es, distinguiendo clara y cronológicamente las decisiones sobre el sometimiento y la LTCA. Así, al decidir sobre la competencia de la JEP en sede de sometimiento, admitió, a la luz de un nivel de intensidad bajo de análisis del factor material, la posibilidad de que los hechos estuvieren relacionados con el CANI, pero al mismo tiempo condicionó la continuidad del trámite a que el interesado presentara un CCCP de aportes a la verdad, la reparación y la no repetición, compromiso que, en punto a la verdad, debía contener una “relación concreta y expresa del conocimiento que t[uvier]a” sobre varios puntos -supra párr. 5 a 5.2. De esta manera la decisión que correspondía adoptar sobre LTCA quedó diferida y supeditada a una evaluación satisfactoria del compromiso y, concretamente, de los aportes requeridos en términos de verdad, con la idea de que estos últimos también contribuyeran a dilucidar la supuesta relación de los hechos con el CANI, en tanto que, por el momento, esta última carece del respaldo probatorio necesario para permitir el acceso a los tratamientos especiales derivados de la aceptación del sometimiento.

13.2. Al respecto y en punto a la competencia de la JEP, la SA considera indispensable precisar que si bien es cierto que, como se sostuvo en el auto TP-SA 020 de 2018, “en el marco de la transicionalidad, la búsqueda de la verdad impone una concepción no restrictiva del derecho de acceso a la justicia especial de paz, lo que a su turno debe facilitarse con una comprensión amplia de la competencia”[footnoteRef:47], ello de ninguna manera podría entenderse como una habilitación para admitir el conocimiento de una conducta completamente ajena al CANI, so pretexto de los aportes que, en términos de verdad, podría brindar el interesado[footnoteRef:48]. La verificación de la concurrencia de los factores de competencia de la jurisdicción es una tarea imperativa e ineludible, sin perjuicio de que, en lo que tiene que ver con el material, es decir, con la relación de la conducta con el conflicto armado, dicha constatación pueda llevarse a cabo en niveles de intensidad diferentes dependiendo del momento procesal. En el mismo auto TP-SA 020 de 2018, la SA señaló: [47: Párr. 21.4.] [48: La misma conclusión es válida en relación con lo afirmado por la SA en el auto TP-SA 019 de 2018 -retomado por la SDSJ en la resolución de 13 de noviembre de 2019, aunque bajo la idea de que estaba contenido en el auto TP-SA 020 de 2018- cuando indicó que “[l]a definición de la competencia material y personal de esta jurisdicción debe ser realizada a la luz de la siguiente pregunta: ¿qué tanto pueden contribuir las personas y los casos que se someten a la JEP y que se seleccionan y priorizan al esclarecimiento de la verdad como condición necesaria para garantizar la dignidad de las víctimas?”. Esto por cuanto, en el contexto en el cual fue formulada, esta afirmación suponía que, en todo caso, la conducta sobre la cual se asumiría competencia debería tener relación con el CANI, sólo que este último debía entenderse de manera amplia y teniendo en cuenta toda su complejidad. ]

…cuando el artículo 5 transitorio del artículo 1 del A.L. 01 de 2017 afirma que la JEP es competente para conocer de los “delitos cometidos por causa, con ocasión o en relación directa o indirecta con el conflicto armado”, se está igualmente ante una taxatividad[footnoteRef:49], pero más abierta, lo que impone que tal expresión deba ser analizada a la luz de pautas que permitan definir su correcto significado, teniendo en cuenta los distintos momentos procesales en que se haga la evaluación y el material probatorio disponible.[footnoteRef:50] [49: Refiriéndose a la taxatividad de la competencia en la jurisdicción ordinaria. ] [50: Párr. 17. ]

13.3. Aunque es cierto que la posibilidad de tener por acreditado el factor material de competencia a la luz de un nivel bajo de intensidad fue admitida esencialmente para los denominados comparecientes voluntarios -terceros civiles y agentes del Estado no integrantes de la Fuerza Pública- por cuanto, en esos casos, “imponer de entrada un alto rigor dogmático y probatorio relacionado con el entendimiento que debe darse a la conexión de la conducta con el conflicto armado (…) cercen[aría] irremediablemente la posibilidad de conocer hechos o situaciones que pueden haber permanecido ocultas hasta el momento y que resultan relevantes a efectos de reconstruir y develar los crímenes del pasado, y de desvertebrar las redes y estructuras delictuales responsables de haberlos cometido con miras a garantizar su no repetición”[footnoteRef:51], nada obsta para que, por motivos similares, se admita excepcionalmente esa misma posibilidad respecto de potenciales comparecientes obligatorios[footnoteRef:52]. Al contrario, la jurisprudencia de la SA ofrece cierto respaldo a dicha opción en tanto que, al pronunciarse sobre el procedimiento establecido en el artículo 48 de la Ley 1922 de 2018 y su compatibilidad con la tesis jurisprudencial de los niveles de intensidad para el análisis del factor material, la sentencia TP-SA Senit 01 de 2019 indicó que dicho precepto “debe ser interpretado armónicamente con la Constitución y el resto del ordenamiento jurídico, de manera que antes de conceder o negar beneficios provisionales, o de manera concomitante, se lleve a cabo el examen de la propia jurisdicción y competencia”[footnoteRef:53], de modo que “[u]na vez la SDSJ haya obtenido la información suficiente para decidir, ejercerá jurisdicción y asumirá competencia a través de resolución motivada, que podrá ser fechada antes o de forma concomitante a la concesión de beneficios provisionales”[footnoteRef:54], consideraciones de las cuales se deriva que la SDSJ bien puede disociar la decisión sobre el sometimiento, de aquella sobre beneficios provisionales, lo cual supondría la posibilidad de que estas decisiones se adoptaran aplicando los niveles de intensidad bajo e intermedio, respectivamente, en punto a la verificación del cumplimiento del factor material de competencia[footnoteRef:55]. [51: Ibid., párr. 28. ] [52: De hecho, al pronunciarse sobre el procedimiento establecido en el artículo 48 de la Ley 1922 de 2018 y su compatibilidad con la tesis jurisprudencial de los niveles de intensidad para el análisis del factor material, la SA indicó que dicho precepto “debe ser interpretado armónicamente con la Constitución y el resto del ordenamiento jurídico, de manera que antes de conceder o negar beneficios provisionales, o de manera concomitante, se lleve a cabo el examen de la propia jurisdicción y competencia” (párr. 94), de modo que “[u]na vez la SDSJ haya obtenido la información suficiente para decidir, ejercerá jurisdicción y asumirá competencia a través de resolución motivada, que podrá ser fechada antes o de forma concomitante a la concesión de beneficios provisionales” (párr. 123), consideraciones de las cuales se deriva que, en ejercicio de su autonomía, la SDSJ bien puede disociar la decisión sobre el sometimiento de aquella sobre beneficios provisionales, lo cual abre la posibilidad para que estas decisiones se adopten aplicando niveles de intensidad distintos en punto al cumplimiento del factor material de competencia. ] [53: Párr. 94. ] [54: Párr. 123. ] [55: No obstante es de anotar que actualmente el ejercicio de esta opción debe ser armonizado plenamente con lo explicado por la SA en torno al juicio de prevalencia jurisdiccional, en tanto este último comprende el examen de los factores de competencia de la JEP, adicionado con la verificación de la disposición del solicitante para contribuir con la verdad, auto TP-SA 550 de 2020, párr. 12 a 27, especialmente párr. 18 y stes. Dicha articulación supone que, en el caso de personas procesadas pero no condenadas que se encuentren en las condiciones señaladas en el párrafo 13.4, lo procedente sería iniciar el juicio de prevalencia jurisdiccional, antes de admitir un sometimiento que implicaría la suspensión de los procesos penales en curso. ]

13.4. En el caso de comparecientes forzosos, la posibilidad de validar la relación de la conducta con el CANI a partir de un nivel bajo de intensidad se habilitaría entonces cuandoquiera que se adviertan razones fundadas para creer que el interesado en que la JEP ejerza su competencia prevalente sobre los hechos por los cuales se encuentra encartado penalmente, está en condiciones de brindar información relevante y esclarecedora sobre puntos concretos de las dinámicas del conflicto armado y, de paso, aportar mayor respaldo probatorio a la conclusión, por el momento incipiente, de que la conducta delictiva respectiva tendría relación con el CANI, bien porque esa información se acompañe de nuevos medios de convicción que así lo demuestren, bien porque la misma indique de manera clara aquellos que podrían recabarse en esa perspectiva. En esos eventos, la admisión del sometimiento sobre la base del cumplimiento del factor material de competencia en un nivel de intensidad bajo constituiría un mecanismo procesal apto para maximizar las posibilidades de que la jurisdicción obtenga información pertinente para profundizar en el conocimiento de la verdad sobre lo acaecido en el conflicto, por una parte, y de que el interesado demuestre que los hechos materia del sometimiento están relacionados con el CANI en el estándar requerido para acceder a los tratamientos especiales derivados, por la otra.

13.5. En el caso bajo análisis la SA encuentra justificado el proceder de la SDSJ toda vez que son varios los elementos que hacen pensar que el señor POLO OBISPO se encuentra en las condiciones descritas. En efecto, está demostrado que fue oficial de la Policía Nacional y que, como tal, ejerció mando sobre una unidad compuesta por integrantes de diferentes fuerzas de seguridad del Estado, al tiempo que, como se esclareció en el proceso penal ordinario, le prestaba colaboración, en asocio con otros agentes del Estado, a una organización armada que, como lo indican diversas fuentes[footnoteRef:56], era de conocida trayectoria paramilitar. Estas circunstancias, conjugadas, permiten vislumbrar que el interesado tendría información de primera mano sobre la articulación que, en la región en la que desempeñaba sus funciones, se habría dado entre las fuerzas del orden y el paramilitarismo. Asimismo, y dado que en el proceso penal no lograron establecerse los móviles del homicidio del matrimonio Waked Nasser, queda abierta la posibilidad de que el señor POLO OBISPO logre demostrar, en un estándar más alto de prueba, que los mismos tienen relación directa o indirecta con el CANI. [56: Se sabe que el señor Adán Rojas Ospina, uno de los coautores del delito por el cual fue condenado el señor POLO OBISPO, fue postulado a Justicia y Paz, proceso que culminó en preclusión por muerte de acuerdo con la resolución proferida por la Sala de Justicia Especializada del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Barranquilla el 5 de septiembre de 2019. En esta decisión se relata que Rojas Ospina “perteneció a las Autodefensas Unidas de Colombia, específicamente en El Clan de Los Rojas, siendo conocido dentro de esa organización criminal con el alias de “Carrancho o Turpial”, siendo su zona de injerencia San Pedro de la Sierra, Palmor, corregimientos del municipio de Ciénaga, Fundación, Aracata, El Retén, Zona Bananera, corregimiento de Minca y la ciudad de Santa Marta. // La Fiscalía tiene documentado que el postulado hizo parte del Grupo Independiente “Clan de Los Rojas”, desde los años 80 hasta el mes de febrero del año 2000, cuando es capturado y posteriormente estando privado de la libertad, se desmoviliza colectivamente en el mes de marzo de 2006 en la Meza-Cesar”,https://www.ramajudicial.gov.co/documents/6342549/24980001/Adan+Rojas+Ospino.pdf/e1ad682f-640a-429f-bff2-41d20537355c. Por otro lado, el Centro Nacional de Memoria Histórica, en el capítulo 2 del informe general de memoria y conflicto presentado en 2013 titulado ¡Basta Ya!, Colombia: memorias de guerra y dignidad, también se refirió a la actividad paramilitar del denominado clan de los Rojas. Así, indicó que “a finales de los setenta comenzaron a aparecer, en distintos puntos de la geografía, grupos armados de autodefensa de diversa índole”, entre los cuales señala “el clan Rojas en El Palmar, Magdalena” (p. 134). Asimismo al referirse a lo ocurrido en la primera parte de los años 90, señaló que “las tensiones entre el Gobierno nacional y las Fuerzas Militares se avivaron, a la par que se multiplicaron los grupos de autodefensa y mutaron aceleradamente en grupos paramilitares, los cuales desencadenaron una brutal represión contra la población civil, mediante las masacres y los asesinatos selectivos. En ese contexto, los grupos paramilitares del Magdalena medio se consolidaron, e irrumpieron nuevos grupos en varias zonas del país: (…) en la Sierra Nevada de Santa Marta, con Hernán Giraldo y Los Rojas” (p. 139-140), http://centrodememoriahistorica.gov.co/descargas/informes2013/bastaYa/capitulos/basta-ya-cap2_110-195.pdf.]

13.6. Ahora bien, aunque es obvio, debe sin embargo insistirse en que este proceder sólo resulta plenamente válido en la medida en que efectivamente se encuentren demostrados, además de los factores personal y temporal de competencia -que en este caso no ofrecen duda alguna-, el material en el nivel requerido para la admisión del sometimiento, es decir, en el bajo. De conformidad con la jurisprudencia de la SA, ese nivel se satisface si hay elementos de convicción que analizados “de modo insular y, de requerirse, con apoyo en el contexto que rodee el caso”[footnoteRef:57], permitan inferir de manera razonable que la conducta estuvo relacionada con el conflicto armado, esto es que, cumple con uno de los siguientes criterios: primero, un criterio de causalidad, que busca determinar si el conflicto armado es la causa directa o indirecta de la conducta punible; segundo, un criterio subjetivo, a partir del cual se pretende establecer si la existencia del conflicto ha “influido” en el �