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De Las adivinaciones CENIZA SON MIS LABIOS En su oscuro principio, desde su vacilante estirpe, cifra inicial de Dios, alguien, el hombre, espera. Turbador sueño yergue su noticia opresora ante la furia original de la que el cuerpo es hecho, ante su herencia de combate, dando vida a secretos quemados, a recónditos signos que aún callaban y pugnan ya desde un deseo mísero para emerger hacia canciones, mudo dolor atónito de un labio, el elegido, que en cenizas transforma la interior llama viva de lo humano. Quizá sólo para luchar acecha, permanece dormido o silencioso buscando, besando el terso párpado rosa, el pecho inextinguible de la muchacha amada, quizá sólo aguarda combatir contra esa mansa lágrima que es letra del amor, contra aquella luz aniquiladora que dentro de él ya duele con su nombre: belleza. Allí en el torpe sueño todos los simulacros de la fe consume, difunde apenas con fugaz certeza, unitivo rescoldo de sus vivientes brasas. En tanto el hombre lucha: existe, traduce la armonía furtiva del azar, bebe en los borbotones de su tiempo,

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De Las adivinaciones

CENIZA SON MIS LABIOS

En su oscuro principio, desdesu vacilante estirpe, cifra inicial de Dios,alguien, el hombre, espera.

Turbador sueño yerguesu noticia opresora ante la furiaoriginal de la que el cuerpo es hecho, antesu herencia de combate, dando vidaa secretos quemados,a recónditos signos que aún callabany pugnan ya desde un deseo míseropara emerger hacia canciones,mudo dolor atónito de un labio,

el elegido,que en cenizas transformala interior llama viva de lo humano.

Quizá sólo para luchar acecha,permanece dormido o silenciosobuscando, besando el terso párpado rosa,el pecho inextinguible de la muchacha amada,quizá sólo aguarda combatircontra esa mansa lágrima que es letra del amor,contra

aquella luz aniquiladoraque dentro de él ya duele con su nombre: belleza.

Allí en el torpe sueño todoslos simulacros de la fe consume,difunde apenas con fugaz certeza,unitivo rescoldo de sus vivientes brasas.

En tanto el hombre lucha: existe,traduce la armonía furtiva del azar,bebe en los borbotones de su tiempo,se confina en la fiebre donde afloransu linaje, su origen, su imposibledestino de buscador de Dios,de elegido que espera,ahora,

todavía,encender la ceniza de sus labios.

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VERSÍCULO DEL GÉNESIS

Por las ventanas, por los ojosde cerraduras y raíces,por orificios y rendijasy por debajo de las puertas, entra la noche.

Entra la noche como un truenopor las rompientes de la vida,recorre salas de hospitales,habitaciones de prostíbulos, templos, alcobas, celdas, chozos,y en los rincones de la boca entra también la noche.

Entra la noche como un bulto de mar vacío y de caverna,

se va esparciendo por los bordesdel alcohol y del insomnio,lame las manos del enfermoy el corazón de los cautivos,y en la blancura de las páginasentra también la noche.

Entra la noche como un vértigopor la ciudad desprevenida,rasga las sábanas más tristes,repta detrás de los cobardes,ciega la cal y los cuchillosy en el fragor de las palabrasentra también la noche.

Entra la noche como un gritoentre el silencio de los muros,propaga espantos y vigilias,late en lo hondo de las piedras,abre sus últimos boquetesentre los cuerpos que se aman,y en el papel emborronadoentra también la noche.

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ESPERA

Y tú me dices que tienes los pechos rendidos de esperarme,que te duelen los ojos de estar siempre vacíos de mi cuerpo,que has perdido hasta el tacto de tus manosde palpar esta ausencia por el aire,que olvidas el tamaño caliente de mi boca.

Y tú me lo dices que sabesque me hice sangre en las palabras de repetir tu nombre,de lastimar mis labios con la sed de tenerte,de darle a mi memoria, registrándola a ciegas,una nueva manera de rescatarte en vanodesde la soledad en la que tú me gritasque sigues esperándome.

Y tú me lo dices que estás tan hecha a esta deshabitada cerrazón de la carneque apenas si tu sombra se delata,que apenas si eres ciertaen la oscuridad que la distancia poneentre tu cuerpo y el mío.

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DOMINGO

La veis un día domingo.Lleva un cuerpo cansado, lleva un traje cansado(no lo podéis mirar),un traje del que cuelgan trabajos, tristes hilos,pespuntes de temor, esperanzas sobranteshechas verdad a fuerza de ir remendando sueños,de ir gastando semanas, hambres de cada día,en las estribaciones de un pan dominical.

La veis venir acaso de un afán desahuciado,de una piedad con fábulas, la veisvenir y ya sabéis que está llamándose lo mismo que la vida,lo mismo que su traje hecho disfraz de olvido,hecho carne de engaño comunal,cortado a la medida de mensuales lágrimas,de quebrantos tejidos con la últimahebra de la intemperie, con las trizasde ese telar de amor donde entrevemosla pobreza de todos que es un cuerpo sin nadie.

Sucede que es un día más bien canción que número,más bien como una lluvia de inclementes pestañas,de humilde mano abiertaque volverá a vestir de desnudez la vida.Y entonces ya es mentira crecer sobre raíces,ya es mentira ese sueño blandamente nocivoque se nos va quedando arrendado en la piel,que se consume hasta perderseen un mísero rastro de caricia aterida,hasta llegar a confundirse con un domingo anónimo,con un tiempo de nadie hilvanado de lástima.

Y entonces ese día, el domingo,ella viene llegando, corre, se nos acerca(todos la conocemos),nos mira igual que un charcode amor recién secado, nos contagiade todo cuanto es crédulo en su espera siguiente,porque está consolándose con un jornal vacío,porque está desviviéndoseen una vana sucesión de acopios para huir,de ir contando los años por tránsitos de trajes,por memorias zurcidas, por sueños arrancadosdel retal de un domingo cegador e ilusorio.

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De Memorias de poco tiempo

UN CUERPO ESTÁ ESPERANDO

Detrás de la cortina un cuerpo espera.Nada es verdad si no su encarnizadainminencia, esa insaciable culpaque a mí mismo me absuelvoaborreciéndome. Nada es verdad:un cuerpo está esperandotras el sordo estertor de la cortina.

En la oquedad propicia del instanteque mientras más deseo más maldigo,quiero amar ese cuerpo, que él pervivahasta que su orfandad se haya cumplido.

Paredes jadeantes, sucio el suelode mercenaria obstinación, allínos conducimos mutuamenteal voraz simulacro de la vida.(La amarra del amor nos hace libres.)Sólo yo estoy suspenso del engaño:reptante fiebre muda,mi memoria confunde sus fronterasentre las turbias órdenes del tiempo.De todo cuanto amé, nada logrósobrevivir al cuerpo en que persisto.(La noche se agazapa entre las telasque un falaz movimiento hace carnales.)

Una mentira sólo está esperandodetrás de la cortina. Soyotra vez mi cómplice: consisto en mi deseo,toco a ciegas la luz, me reconozcodespués de extraviarme, despedazoese fúnebre espejo al que el placerse asoma, expíocon mi turno de amor mi propia vida.

De un vértigo ritual pendiente el cuerpo, ya no es posible conjurar su lastre.

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MI PROPIA PROFECÍA ES MI MEMORIA

Vuelvo a la habitación donde estoy solocada noche, almacén de los díascaídos ya en su espejo irreparable.Allí, entre testimonios maniatados,yace inmóvil mi vida, sus tributosde tornadizo empeño.

La madera,el temblor de la lámpara, el cristalvisionario, los frágilesoficios de los muebles, guardanentre sus rudimentos el continuoreflujo de los años, la espesuracarnal de la memoria, todala confluencia simultáneade olvidos y deseos que me asedian.

Mundo recuperable, lo vividose congrega impregnando las paredesdonde de nuevo nace lo caduco.Reconstruidas ráfagas de historiajuntan los desperfectos del amor.(Oh habitación a oscuras, súbitamente diáfanabajo el fanal del tiempo imprecatorio).

Suenan rastros de luz por dentro de la noche. Estoy solo y mis manosya denegadas, ya ofrecidas,tocan papeles (este amor, aquelsueño), olvidadas siluetas, vaticiniosfrustrados.

Allí mi vida a golpesla memoria me horada cada día.

Imagen ya de mi exterminio,se realiza de nuevo cuanto ha muerto.Mi propia profecía es mi memoria:mi esperanza de ser lo que ya he sido.

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ASPIRACIÓN A LA ALEGRÍA

En mi aposento, asaltado a vecespor el hosco lebrelde la esperanza, palpandoentre mis manos su vaho turbador,juzgo ahorami propia aspiración a la alegría.

¿Podrá existir (digo en la noche)una palabra, la únicasobreviviente, donde puedaalmacenar mis sueños, defenderlosde toda vanidad, irlospurificando en mi interiortiranía callada, reagruparlosen una misma fuente igualatoria?

Pero estoy solo frenteal llamamiento del mundo: amosu fundación, vigilosus mudanzas, trabajo cada díaen las contestacionesde mi propia experiencia, juntomi vida en un papel.

Y las palabras,al borde de ser dichas, próximasya a mi sueño, pretendensuplantarme: soy el azarque se traduce en vano. (Nadiepuede ser el espejo de sí mismo.)

Feliz aquel que nunca puso nombre a su vida.

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SIGNOS FAVORABLES

En medio de la noche oigola vigilia ritual de la naturaleza,el fragor de los turnos vegetales.Desde las nubes migratorias vienefraguándose la costra del verano,la rezumante oferta de la tierra.

Estoy solo en el tiempo.(Mi porvenir no existe.)Ornamentales aguas tejenlas cautelosas mallas de la noche.Siento el furioso afán de haber vividosin saber que vivía y no me pertenecenmis holocaustos vanos, ni las otras verdades,ni la fugacidad de tantos sueños.(Si pudiera volver cuanto yo soysólo al amor que fui, no a su impostura.)

De pronto hallo en mí mismo el instrumentoque irá remunerándome de todo lo perdido:es la conflagración de la esperanza.Oh pasajero vaticinio, arma ciega de nadie,que en el nocturno estrago depositala imposible renuncia de los años.

(Alguien canta en lo oscuro y me pareceque es mi olvido quien canta, que algo existeen esa voz que es mío y me desprecia.)Como la lluvia en un espejo, inerteya la imagen del desertor que he sido,la noche me circunda de acechanzas.

Mi memoria es la voz del campo juntay otra vez la esperanza allí me tienta.Bajo las ramas de voluble encanto,miro mi soledad surgir de nuevo:los signos favorables le dan vida.

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ALQUIMIA DE LA CERÁMICA

En estas cavidades se amotinala vida, bullen formasnaciendo. ¿No las sientespujar, surgir de súbitoentre volutas, ondasconcéntricas de asombro, rastrosde chorreantes combustiones?

Detente, caminante: asistea la transmutación sexualde la materia, luciérnagas que fluyendesde el caos al orden, sombrasque gesticulan, vociferanpor sus incandescentes rudimentos.

Objetos son de amorestos reductos, diseminanla luz y la reagrupanmientras recobra el barrola borrasca primaria de su fuego.Ya está en vilo la vida: irrumpedel fondo placentario de los hornos.

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De Anteo

HIJAS SERÁS DE NADIE

Me fui acercando hasta la lúgubrefrontera de la llama, todavíareciente el maleficio. Diosesen vez de hombres arrancabana la terrestre boca sus rescoldosde mísera epopeya. Ebriamejor que loca era la sed,mientras las jadeantes llavesdel amor, la roja flor del vino,el nudoso gemir de la madera,recorrían la vida de un estérilfragor de insurrección.

Nunca fuela omnipotencia concebidacon más proscritos fuerosde humildad. Aquí moría el tiemporetumbando entre las sometidasdeserciones, fugaz la orilla incréduladel alma, inmortal su corriente.

Pero la mordedura de lo negro, ¿tú también?, repetía. Tocamis azotados senos infecundos,abre el furioso horno del relámpago,ciega a tu casta en la lujuriade la estación del hambre, en las sangrientasvolutas del recuerdo, por las roncasangosturas de un grito. Allí veráscómo se alza en errabunda cóleratu propia sumisión. Bebe conmigoel cuenco de la música, la líquidamaraña del lamento, pérfidoamor tendido en la harapientamajestad de la noche, menguando el clamorosomartirio de la luz.

Pero la mordedurade lo negro, ¿tú también?, repetía.Hija serás de nadie, laberintode infamantes asedios, tributariahumillación del llanto, hijaserás de nadie, soleá tan libérrimaque su arma es su yugo, alimentadade tierra, engendrada en la tierra, tanto más alta cuanto máscaída, ¿tú también?, como Anteo.

(La soleá)

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De Las horas muertas

DEFIÉNDAME DIOS DE MÍ

Contra mí mismo peleo,defiéndame Dios de mí.

CRISTÓBAL DE CASTILLEJO

Entre muros de vidrioy de papel, sangrientas láminasde tinta agraz y vinointraducible, voy recogiendocada furtiva noche algunapalabra, algún rescoldode humildad o de olvidocon que pueda perdermi lucha contra mí.

Yo imploro al miedo,a la locura, al delincuentecorazón, para que no mancilleneste piadoso vértigo de tierrapodrida, esta borrosa efigiedel desdén, y que me dejendesoír los oráculos,andar a tientas hastapoder llegar a equivocarmeimpunemente, mereciendomi propia perdición.

Usurpadores panes, suciosoros coléricos,vaso y libro malditos,libradme del laurelalevoso, de la paz enemiga.

¿Quién eres túque osas profanar este inviolablecerco de esclavitud: la mesa vil,la sábana cobarde, los oficiosdegradados del tiempo? ¿Para quétanta propiciatoria rebelión?

Nuncamás, nunca más. Estoy solomirando las cenizas de la nocheindefensa, los rastros del azartrunco en vida sin nadie.Tumba y tesoro, duermo

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conspirando conmigo, levantandosetenta veces sietela bandera del miedo, la culpablerapiña de los años.

Madreprimera, búscame entre los hijosde la ira, ciégame el pechoinjusto, restáñame este vidriodesolado, este papelescrito para nunca. Aquíse yergue la equidad de mi derrota.Defiéndame Dios de mí.

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NO TENGO NADA QUE PERDER

Aquel nocturno yerbazal, al bordedel declive de enebros, ciegamentebuscado entre la efímerayacija de la luna, ciñecon sus férvidos nudos toda la historia de mi vida, el privilegiode mi junta y profética memoria,y allí estará mi libertadentumeciéndose, cómplice cuerpo transitoriofronterizo del mío para nunca.

La tierra genital, los estandartesclandestinos del sueño, la prohibidapalabra, perseveranjunto al amor que escribo, tachancon su verdad las otras más posibles.

Compartida codicia, ¿quéharé con este cuerposin el suyo?

Subí desde la sombrahasta la luz, puse mi manoen el aire vacío: aquí me entrego, dije,no tengo nada que perder. Cuántosanhelantes resquicios del deseose iluminaron para mí, mientras anduvetropezando.

En las dunas aquellas,cerca de la hondonada venturosa,con el metal marítimo fundiéndosedebajo del amor, fui despojadodel lastre ritual de la memoriay penetró mi vida en la del cuerpoofrecido. Aquí me entrego, dije,preso estoy en mi propia libertad.

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UN LIBRO, UN VASO, NADA

Todas las noches dejomi soledad entre los libros, abrola puerta a los oráculos, quemo mi alma con el fuegodel salmista. Qué contraria voluntad de peligro me desvela,quiebra la vigilantesed de vivir de mi palabra.

Todas las noches junto inútilmentelos residuos del día, me distanciodel tiempo funeral del desamor,consisto en lo que he sido.(Una mano olvidada entre las sábanasrompe papeles, incineralos escombros del sueño).

Oh posesiónde nadie, ¿para quétantas páginas vanas, tantosdías vacíos? Miraa tu alrededor, ¿qué queda? Solosestamos: toda la ausencia cabe entre lo verdadero y lo ilusorio. Aquí mi obstinación es mi alegría:un libro, un vaso, nada.

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DIARIO REENCUENTRO

Desde donde me vuelvoa la pared, en medio de la noche,desde donde estoy solo cada noche, cautivobajo mi propia vigilancia, allíme hallo según la fe que me fabricocada día.

Lavada está mi vidaen virtud de su asombro. Ayer, mañana,viven juntos y fértiles, conformanmi memoria conmigo.

Únicamente soymi libertad y mis palabras.

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UNA PREGUNTA, A VECES

Una pregunta, a veces, casiabolida mientras nace, sitúami pensamiento al bordedel vacío, cuando en la taciturnanoche me despierto soloy toco la tiniebla y me hablosolo y se me van abriendolos días que viví como las hojascegadas de una puerta.

¿Adóndehe de mirar que no sea pregunta?

Aquí la sombra mide la distanciaque separa mi cuerpo de tu cuerpo:juntas están mentiras y verdadesen la contestación de cada día.

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MAÑANA, ME DECÍAN

No podía ser niño en el pupitreinhóspito, llamaban a alguien,me miraba las manos, ibaparpadeantemente emborronandolas letras y los números, hendíael sustantivo mapa carcelario.

Mañana, me decían. Perola deserción del tiempo, aquel estradolimítrofe del mundo, aquelladisciplinaria división del odio,me trababan la infancia para nunca.

Cuerpo sin ojos, ¿dóndeestaré mañana, con qué nudosde sábados en sombra amarraránmi sueño, entre qué cuatroindómitas paredesirá mi libertad entumeciéndose?

Los cautelosos plátanos, la inmóvilvendedora de estampas, el guardián de los jueves, la flora combativacomo emblema, ¿siguen siendo mañana?

Oh injusto ayer entre inocentesveredictos, fervorde lo temprano junto al miedotardío de vivir, chorro de sedde las aceñas clandestinas, calledel Láudano que abríasus ululantes puertas de prostíbuloscontra el mundo primero.

¿Quéme querías tú, lunalluviosa, airada piedrade la tarde, descoyuntado círculodel tiempo? ¿Qué me querías,dime, mísera prefecturade los libros desérticos, tapialde coros y de láminas,vespertinas maderasde vigilancia y de oración?

No podía ser niño en los escañoshostiles, entre el tercodesdén de las empalizadas, junto

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al silbo imperioso, bajo el látigodel estupor y de las letanías.

Mañana, me gritaban. Pero¿dónde estaré mañana, qué seráde mi tiempo, de qué van a servirmetantos días sin mí? ¿Es necesarioel mundo, soy necesario yo,me hago falta a mí mismo?

Crédula infancia sola entre respuestassin preguntas, déjame serequivocadamente el responsablede mi quieta impaciencia de vivir.

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TODO, NADA ESTÁ ESCRITO

Quise buscar palabras, gritosen estado de alerta, la materiaprima del sueño.

¿Adónde ir,llamar? Quemar mi historia,¿en qué papel?

Todo está llenode luz: nada está escrito.

Quise contar los díasmalgastados, restablecerlo venidero en la espesurafebril de lo vivido. ¿Cómopoder buscarme, merecerme,a mi sueño un alfabetopuro? Nada se salvade las sombras: todo está escrito.

Mi palabra no es mía, vivenutriéndose, manchándosede ajena vanidad. El tiempoes quien lleva mi mano,quien conduce las aguasremotas que me asedian. Estandartede todo lo que escribo, vanlos años guiándome, perdiéndome por los puentes del sueño.

¿Quésoy yo: furia calladacontra la fortaleza del vacío,violado espejo en cuya nieblabebe la boca de la fe? Libre,jamás lo fui. Tiempo, costumbre,horaria soledad, estáis aquíescribiendo lo que yo no sabría.

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De Pliegos de cordel

EL REGISTRO

No podía dormirme, oíacomo un fragor de manos tanteandoen los cristales, como un advenimientofurtivo de peligro. Al fondode la casa, en los arconesque nadie registró, crujíanlos papeles prohibidos, delatabansu oculta furia al bordede la noche infantil, entrechocandocon las trémulas sábanas.

¿Todavíavendrán, irán golpeandocon el fusil los muebles, la cenizade las últimas letras desterradas?¿Vendrán ahora, cuandoya no podemos encendermás que una sola luzentre tanta invasión de andar a tientas?

Altas banderas, himnosde victoriosos fraudes, confundíansus odios con mi miedo, me marcabancon no sé qué inminenciade huérfana verdad.

¿Quién llamaba a las puertas, desatandoiras azules contra las reliquiasclandestinas del sueño,contra el vituperabledelito de ser libre? (María,Rafael, ¿estáis dormidos?)

Pero ya resonaban las pisadascerca del corredor, ya se sentíanllegar entre una fétidabocanada de vinofermentado y subrepticia pólvora.

Oh qué voraces grietas de maderafamiliar destruida, qué iracundospapeles borbotando a chorrosdesde el brocal de los arcones.(María, Rafael, que ya es la hora:ya todo terminó, ya somos tiempo.)

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CONTRAHISTORIA

..._Y así serás el victorioso porquehas sido el derrocado.

IBN´ARABI

Lo que un día perdieran, nuncavolvieron ya a recuperarlo, o sóloen los menguados términosque algún furtivo transgresorde códigos restara al exterminio.

Una lenta depredación con crucesasoló las orillasdel gran río materno y hastala mar por donde otroratrajeran la sabiduríalos fueron expulsandoen sucesivas hordas de barbarie.

Y allí quedó la historiamereciendo ser sóloreliquia degradada, pastode soldadescas, botín de clerecías.Con piedras sepultaronlas piedras y con otra cultura la culturaferaz y tolerante que opusierasu rango al fanatismo.

Desde entonces resurge en algún tramode la memoria del supervivienteuna atávica mezclade estupor y bochorno, cuyo origenen otro nuevo origende la depredación se perpetúa.

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HASTA QUE EL TIEMPO FUE RECONSTRUIDO

Hasta que el tiempo fue reconstruidobajo tu propia vigilancia, cuántasresiduales versiones de los hechosfueron depositando su carroñaen papeles, en bocas, en conciencias.

Hombres e ideas tenebrosamenteinstalados en la mitología, textosque suplantaron con abyecta máscarael rostro de la historia, allíse conjuraban para hacerte cómplicede la maquinación contra el fantasmaque recorrió tu juventudhasta que el tiempo fue reconstruido.

¿Cómo escapar a ciegas, desandarel camino? ¿Quién que no túlo haría, con qué trámitesde acotadas lecciones, testimoniosapócrifos, tenaces simulacros?

Arduo oficio fue el tuyo e inhumanaslas trampas de la vida. ¿Con qué suertede antídotos, argucias, imposturaste preservaste del contagio, mientrasa solas compartías las ruinashasta que el tiempo fue reconstruido?

Elegir no pudiste una verdaddistinta de la única, algún mediode subvertir el orden del pasado,dirimir lo proscrito, rechazarel asedio.

Pero tú mismo fuistetu testigo: primero un libro,una mano después, más tardeuna palabra, luego un hombrey luego otro y otro más, y un añoy otro año, una premonitoriaconcurrencia de hombres y de años,y media vida que concurriríapara que al fin y con tu propia manootros nombres pusieras a la historiamientras que el tiempo fue reconstruido.

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DOCUMENTAL

Un decorado bastapara manchar la vida. Puedeser que las cosas no sucedanasí, que las veamos ajenas a su propiopoder de persuasión desde el precarioardid que como espectadoresnos exigen y que no seamás que un espejo deformantequien realza hasta el asco la copiade la fe. Pero aquello que el ojo testificafrente a la representacióndel genocidio, las inmundasreferencias gradualesde los hechos, la lóbrega escombrerade algo terrible que ocurrióuna vez, van socavandola personal capacidadde crédito, la atrozreconstrucción de lo inhumano,y nunca ya dejamos de ser partede aquella repulsiva iniquidadque resquebraja el fondode la historia.

Así, sin máscomprobación que la que suministranlos cómplices valores, la insufriblefrontera del dolor, en la butacadel cine, frente al libroimplacable, mientras las nóminasde los torturadores, los decretosdel exterminio de una raza, trazansus mandamientos y hacen turnopara activar la ejecutoriadel espanto, entonces,la crédula conciencia del testigoaraña la madera y el papel,se encarniza en el pecho como un ácidoy salta ya del otro ladode las infectas leyes, rompela luz, la letra, escupeen la cara del mundo, entra a sacoen la vida, maldice la virtud.

Cayeron las sangrientas imágenes encimadel estertor de la pantalla, gangrenando hasta el último muñónde la verdad, hurgando con sus garfios

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en lo más irredento de mi propiavergüenza de vivir. El espeluznode la abyección sin nombre: trozosde piel humana con tatuajesdecorando cuarteles, fetosamontonados como latas vacías, rostrosinformes fermentando en mediode gases nauseabundos. Auschwitz,Treblinka, Brunswick, Bergen-Belsen,muros de Dite, ciénagas de Estigia, la toponimia del terror: huesos abriendofosas, mutilados despojos, ojosde niños, ojos de niñosya sin muerte siquiera, grumosde ojos con el vidrio en vilo,inhibidos, horribles, espasmódicos,sin órbitas de humano, desorbitadamenteabiertos, ya reos de estar vivos,apiñados en zanjas, en boquetes,asomados a cuencassin pupilas. Y en el seco cristalde cada ojo, el gueto,el horrendo almacén de tantosojos, de tres generaciones de ojos, de dieciséis millonesde ojos.

¿A quién le pediremoscuentas, qué tribunal podríapurgar la podredumbre de la historia?¿Para qué tantos símbolosde fraudulentas crónicas de fe?Nadie tan inhumano que represesu pensamiento y juzguedistribuyendo la justicia en códigosfrente a tantas fatídicas culturas,repugnantes banderas.

Inmortaleslos crímenes, ¿clamamos todavíaa los falaces diosespara que miserablementerestituyan al tiempo su ignominia,diriman el horror? ¿Somos los mismosque en la asamblea de los fraticidaserigieron los yugos de la paze inicuamente promulgaronla capitulación de la venganza?¿Merezco yo gritar mientras escribosin saber hacia quién, cómplicede mi propio atestado, y se me llena de impune virulencia la razón?

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De Descrédito del héroe

HILO DE ARIADNA

Posiblemente es tarde, pero ¿cómopoder atestiguarlomientras Hortensia canta y no se oyemás que su grito de musgosalascivia y alguienhabla con alguien de la convenienciade acostarse borracho?

De repentese desató la cinta, hurgandobajo el embozo de la lámparapor su anhelante cuerpo,y en lo tenso del vientre vila cicatriz, no producidasino por el rencor contra ella mismacon algún instrumentopreferentemente cortante.

Vaho de alcohólica música te empañael esmalte del rostro, Hortensia, dime,¿hacemos algo aquí que nos impidaquedarnos juntoshasta que no sea tarde?

En vanohubiese preferido desasirme, cegarmeen la borrasca, no mirar. Cuerpo ferozy sin embargo exangüe, desplazabasus ya finales contorsionesal borde de la pista. En vanohubiese sido huir y nopor reencontrarnos. Pechoscomo luciérnagas, tenues, vibrantespor las cumbres no lácteas, ¿quiéniba a atreverse a interrumpirsu equidistante enemistad, desnudoscomo estarían luego en el sopor del trópico?

Hortensia, amor mío,nadie te va a arrastrar si tú no quieresdesesperadamente que lo haga.

Playa de Naxos, la mayorde la Cícladas, ya a lo lejosreverberando entre los barranconesdel batey y el bullicioso verde

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del manglar, difusa ahoraentre otros raudos turnos litoralesdonde ni tú ni yo nos conocíamos.Abandonada por Teseo, ¿ibasa despeñarte tú, rebelde por instintocomo tu padre negro apaleadoen Key West, Florida?

Si pudierareconstruir un solorincón de aquella playasin salida posible, si pudieravolver al sitio aquél, reconocerla cerrazón de la cabaña, andara tientas hasta el últimorecodo del silencio, ¿oiríaalgo distinto a la fricciónde unas piernas con otras, al barruntode alguien aproximándoseen lo oscuro? ¿Veríaaún desde allí, ya en el terradode Sanlúcar, asiéndomeal parteluz de la ventana, el bultoazul de los faluchos y, más cerca,la agitación de las fogatasque encendían los sigilosos areneros?

Imágenes sin ojos pasancon más tenacidad que el giroextenuante del recuerdo. Hortensia,hija de Minos, noes tarde todavía, ven, velocesson las noches que hemos vivido ya:aún estamos a tiempode no querer salir del laberinto.

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A BATALLAS DE AMOR CAMPO DE PLUMA

Ningún vestigio tan inconsolable como el que deja un cuerpoentre las sábanas

y máscuando la lasitud de la memoriaocupa un espacio mayordel que razonablemente le corresponde.

Linda el amanecer con la almohaday algo jadea cerca, acaso un últimoestertor adheridoa la carne, la otra vez adversariaemanación del tedio estacionándoseentre los utensilios volublesde la noche.

Despierta, ya es de día, mira los restos del naufragio bruscamente esparcidos en la vidriosa linde del insomnio.

Sólo es un pacto a veces, una treguaungida de sudor, la extenuantereconstrucción del sitiodonde estuvo asediando el taciturnomaterial del deseo.

Rastroshostiles reptan entre un cúmulode trofeos y escorias, amortiguanla inerme acometida de los cuerpos.

A batallas de amor campo de pluma.

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PREFIGURACIONES

Unas palabras son inútiles y otrasacabarán por serlo mientraselijo para amarte más metódicamenteaquellas zonas de tu cuerpo aisladaspor algún obstinado depósitode abulia, los recodosquizá donde mejor se expandeese rastro de tedioque circula de pronto por tu vientre,

y allí pongo mi boca y hastala intempestiva cama acudenlas sombras venideras, se interponenentre nosotros, dejanun barrunto de fiebre y como un vahode exudación de sueñoy otras esponjas vespertinas,

y ya en lo ambiguo de la noche escuchola predicción de la memoria: dentrode ti me aferro igualque recordándote, subsistocomo la espuma al borde de la espuma,mientras se activa entre los cuerposla carcoma voraz de estar a solas.

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RENUEVO DE UN CICLO ALEJANDRINO

Por los feudos del ríoGuadalete, ya en las cercasde espinos del cañaveraldel Charco, aún subsistenlos ruinosos porches de una casade postas convertidahoy en mesón, equívoco refugiode yunteros y gentetrashumante. Todos buscanallí lo que no falta nunca: el malvino del pago de Aznalcóllary la inerte muchachaque vende al transeúnte su miseria.

En el pino terrado alquilanunas sucias yacijas, separadaspor trémulos tabiques de latóny arpillera. Y entre un densovaho de mazorcas y un hedorinconsolable a cama, yacela mercancía repartidaen dos bultos iguales de letargoesperando que suba el comprador.

Desde el cubil se oyenpasar a los que vuelven de la talao van de anochecida a rebuscarespárragos. Llegan las vocesde Joaquín, el de los piesligeros, y de Onofre, hábilen el manejo de la hoz, y de Ana,la de ojos de novilla, y de Miguel,domador de caballos. Todosacuden al señuelo de los porchesantes de vadear las aguasdel Escamandro azul, del Guadaletede envinados reflejos, fijoslos ojos en las cóncavasmanos, como abrumados todavíapor la insaciable cóleradel investido de poderes.

Y aquella única vezhasta el sórdido cuarto descendió,semejante a la noche, ConstantinoCavafis, el secreto hijode Calímaco, repitiendo

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desde un lúbrico fondo de algodóny sangre, estas aladas palabras:en todo el universo destruistecuanto has destruidoen esta angosta esquina de la tierra.

Gestión de simulacroses la verdad vivida: brevecomo la fraudulenta desnudezde la carne, centellea en lo oscuroel tálamo de Itaca, ya lejosla taciturna orilla de Aznalcóllar.Mas no por rehacer impunementela infracción de una historia, impusoal maltratado cuerpo su sentenciael implacable oráculo, sinopor rescatar el heroísmode una epopeya oculta en un tugurio,pérfido rastro de sustitucionesque ahora acudey permanece en el poema.

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MEDITACIÓN EN ADA-KALEH

Vana interrogación la del que llegaal Danubio a deshora y buscala memorable isla dondeotro exilio más cruel que el del oprobiopurgara Garcilaso.

Allí las aguascon un manso ruido, en derredorni sola una pisada, fingenaceros entre sordasescaramuzas de la nieve y una ramade marchito laurel navegainconmovible hacia ningún destino,mientras la noche es cárcely duro campo de batalla el lecho.

La seducción que la memoria adeudaa una lectura justaen tiempos de desorden, tornaa recobrar su apegofrente a esta orilla de arrasadaséglogas donde,preso y forzado y solo,el poeta a la vida imputarala recompensa hostil de su heroísmo.

Mas la isla no es yasino un rastro ilusorio en mediodel furtivo Danubio. Cómplicede sí misma y antes de tiempo dadaa los agudos filos de la muerte,sólo el agua discurrediversa entre contrarios y atestiguaque otro nuevo destierro reservóla erosión de la historiaal refugio infeliz del desterrado.

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GUÁRDATE DE LETEO

Defenderé el recuerdo que me quedade aquella calle inhóspitadetrás de la estación de Copenhague.Defenderé contra mí mismoese recuerdo, cuandogastado ya el valor de una experienciaque la literatura prestigiara,en frágiles nociones se estacionala prefiguración de un mundo torvoque es del placer la copia menos nítida.

No volver ya sino reconstruirde lejos, por inercia, el anhelantederredor de la noche: los difusoscuerpos estacionadosen la acera, la luz de las vitrinasvibrando entre la bruma y el grasientovaho adherido a los zaguanesdonde la identidad del sexo se abolía.

Pero aquella emoción en parte desglosadade una historia banal, actúacomo la remuneración de un vicio solitarioen la distancia: ese recuerdo que defenderé,que me defenderácontra la sordidez de la virtud.

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DEL DIARIO DE KAFKA

Si ahora de pronto optasepor no escribir (o no pudiera) y dierael día por perdido, posponiendopara quién sabe cuándo, y ademásqué importa, la metódicacopia de mi agresividadcontra mí mismo, ¿pensaríacomo Kafka (conocido empleadode seguros) que esa dudosa obligaciónno cumplida, se me iba a convertirde alguna burocrática maneraen la razón de una desdicha irreparable?

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APÓCRIFO DE LA ANTOLOGÍA PALATINA

Súbita boca que hasta mí llegóen el lento transcurso de la noche,dócil de pronto y de improvisorezumante de furia,

¿quiénactivó su olímpicaansiedad, esparciendoun delicado zumo de estuporentre las ingles de los semidioses?

Oh derredor opacodel recuerdo que suple lo vivido,cuando quien esto escribeamaba impunemente no en el templode Afrodita en Corinto,sino en la clandestina alcoba béticadonde oficiaba de suprema hetairala gran madre de héroes, fugitivadel Hades y ayer mismovendida como esclavaen el impío puerto de Algeciras.

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ANAMORFOSIS

Este olor a achicoria y a orujoy a crines de caballos y a verdíncon salitre y a yerba de mi infanciafrente a África, acasocontribuya también a perpetuaren no sé qué recodo del recuerdoun equívoco lastrede amor dilapidado y de injusticiaque en contra de mí mismo cometí, y es como si de prontotodo el furtivo flujo del pretéritoconvirtiera en rutinala memoria que tengo de mañana.

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SOBRE LA PERIÓDICA NECESIDAD DE LA INCERTIDUMBRE

Anterior a tu cuerpo es esta historiaque hemos vivido juntosen la noche inconstante.

Tercassimulaciones desocupanel espacio en que a tientas nos buscamos,dejan en las proximidadesde la luz un barruntode sombras de preguntas nunca hechas.

En vano recorremosla distancia que queda entre las últimassospechas de estar solos,ya convictos acasode esa interina realidadque avala siempre el trámite del sueño.

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De Laberinto de Fortuna

UNA PARTE DE LA VERDAD

En Siracusa conocí a Almaunía, hija de hijos de relapsos y afamada lobezna. Desdeñosa de pronto en su enfermiza etapa de reclusa y siempre disponible cuando el alba encendía las charcas del Anaso, su desnudez era más bien un modo de ir mostrando las úlceras que dejara en su vientre el vasallaje. Tan despacio la amé y tan quejumbrosamente, que no conservo de ella otro recuerdo que el ladino estupor con que decía: no es nada grave, estoy muriéndome.

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LA BOTELLA VACÍA SE PARECE A MI ALMA

Solícito el silencio se desliza por la mesa nocturna, rebasa el irrisorio contenido del vaso. No beberé ya más hasta tan tarde: otra vez soy el tiempo que me queda. Detrás de la penumbra yace un cuerpo desnudo y hay un chorro de música hedionda dilatando las burbujas del vidrio. Tan distante como mi juventud, pernocta entre los muebles el amorfo, el tenaz y oxidado material del deseo. Qué aviso más penúltimo amagando en las puertas, los grifos, las cortinas. Qué terror de repente de los timbres. La botella vacía se parece a mi alma.

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SERIAS DIFICULTADES PARA MIRAR DE LEJOS

Seducción de ese remoto espacio de nuestra juventud que decanta, retiene todo el tiempo del mundo. Y toda la pasión de seguir cotejando impunemente constancias con olvidos. Criaturas matutinas reincidiendo en sus cuerpos con una voluptuosa actividad de levadura, desplazándose en auras suavemente perversas, tratando de ser sólo una acepción magnánima de su propio hedonismo. ¿Vuelvo acaso con ellas al sitio en que gasté una insensible duración de la vida? Despoblada heredad, mustio collado, allí sigue rehaciéndose el placer, hermoso y transitable, entre los desperfectos del deseo. Con qué fervor persecutorio me atenaza esa pérdida, ese modo indulgente de haber dilapidado lo que adeuda el recuerdo. ¿Qué fue entonces de aquellas pertenencias? ¿Es aún la vida?

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BARAKA

Alguien, yo mismo, creyó encontrar inusitadamente el rastro que conduce a la piscina probática del paraíso. Se acercaba la hora del crepúsculo y el agua lamía los adarves como una lengua el espléndido vientre de Samara la Única. Palabras que ya no oía empezaron a ser las más creíbles, en tanto que el silencio mojaba en alcohol sus algodones. Extrajo entonces el maestro de una funda de cordobán el viejo mapa donde aún podían distinguirse los espacios de magnetismo de la Segunda Fundación. Pero no explicó nada: sólo lo indudable debe ser explicado. Ya sin fondo la noche, circulaba entre los cipreses el canto reverencial del autillo, ese acuciante péndulo que mide los ingredientes de error de la sabiduría. Así que me desaté las sandalias y anduve descalzo por donde fluía el esperma ritual que precede al otro sensitivo usufructo de la plenitud. Nada podía ya disuadirme de nada: me parezco a quien yo más deseo. Bullía en la memoria una emanación orgánica semejante a la que exhalan los cuerpos juveniles anudados por la felicidad. Olvidar lo aprendido ¿no consiste en volverlo a saber de otro imposible modo? Ay de mi Alhama.

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PENÚLTIMA CUMBRE

La mortandad no es negociable, salvo en casos de extremo desequilibrio gestionario. A más muertos remotos, más vivos adyacentes. En ningún caso deben computarse indigencias y estragos subalternos: el hambre, la ignorancia, la lenta enfermedad, el terror de estar solo, las torturas endémicas y algunas otras muertes interinas. La fundación de la barbarie devora así sus propios dividendos. En la sala de juntas del piso 32 hay un mapa del mundo donde un pulcro edecán ha ido marcando líneas isobélicas, órbitas combustibles, zonas utilitarias de exterminio. Acólitos conectan con acólitos que asimismo conectan con acólitos que se vigilan mutuamente y no atenderán nunca la llamada de ese maldito muerto que desea saber qué horrible cosa está pasando. Un rutinario síntoma de alarma cunde discretamente por gerencias, polígonos, factorías, cuarteles. Pero es sólo un instante. El Justicia Mayor acaba de dictar su veredicto: hay que acallar definitivamente al muerto.

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SUPER FLUMINA BABYLONIS

Aquella impávida, bellísima harapienta que merodeaba por el mercado de Sanlúcar, tenía que ser sin duda la última portadora aborigen del talismán. Pues nunca podría ser aherrojada quien tan humildemente iba ofreciendo la irreductible magnificencia de su vida. Fermentaban despacio los zumos tórridos de las frutas y un dulce amago de miseria envolvía los ambulantes puestos de la plaza. Pero ella atravesaba incólume la densidad de los desperdicios: nada la hacía tan sobreviviente como el contacto con lo perecedero. Junto a la edénica antigüedad del gran río, era la más joven desterrada del mundo. Tenía la piel como superpuesta a las acongojantes marcas de la manumisa y llevaba en la boca el surco predatorio de quien naciera extramuros de la justicia. Parecía escapar hacia ninguna parte, como buscando esa otra forma de extravío que la conduciría al punto de partida. También junto al gran río, lloraba la harapienta por un perdido reino.

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MEDBORGARPLATSEN

Dejaban los harapos encima de los bancos como a veces se dejan los consejos en el borde herrumbroso de la noche. Todos pertenecían a una tribu ya extinta de anónimos arcángeles y se iban reuniendo en la sólita plaza después de algún errático suplicatorio de inocencia . Allí habitaban juntos y pretéritos, amorfos y silentes, con sus medallas de mendigo colgándoles del sueño a manera de lágrimas y el hedor de los años repartido en maternales bolsas de papel. Todo el tiempo del mundo era de ellos y se lo intercambiaban a escondidas con decoro magnánimo. Ofrecían su vida a cambio de absolutamente nada, pues morir era sólo una indigencia algo más perdurable que las otras. Ni siquiera su sangre de hiperbóreos los hizo conciliarse con el subsidio ártico del frío. Mas no olvidaban nunca que aquellas dosis de alcohol ganado en justas lides, daban rango de gloria a su miseria. Y allí permanecían en situación de pródigos, mientras las horas como trapos caían despacito en los dulces rincones de la plaza. ¿Quién entre todos ellos creyó por un momento perdido el paraíso?

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LIMA DE PIEDRA

Aposentada en un distrito cárdeno de la lluvia, no se movió siquiera cuando sintió en su cuerpo la araña combustible de un relámpago andino. Expelía un tibio olor animal y tenía algo de sacerdotisa purgando en las mazmorras de la noche un delito que nunca cometiera. A su lado yacían las totumas, las piedras, los exvotos que iba ofreciendo a nadie igual que si ofreciera una ignorancia laboriosamente adquirida. Impregnaba su rostro una tintura glandular y dinástica, como de coca y frailejón, de saliva de enferma y maíz fermentado. Era la arrodillada después de haber vivido genuflexa, la criatura más única que podía mirar a ningún sitio diciéndole al viandante: en su estado selvático la piedra es un jalón de fuego negro, mas después de haber sido mansamente limada le sale de lo hondo esa veta de sol ceremonial que sólo comparece en el borde limeño del océano. Y allí estaba el tesoro envileciéndose entre culturas residuales, tal vez incorporado para siempre a aquel mugriento cuero que alfombraba los charcos del terrizo. El viandante cogió entonces la piedra con una inmemorial misericordia, como si aún convaleciera de algún remoto síndrome de culpabilidad. Y ya la mano se encontró propiamente con la mano: una sacrílega permuta, una moneda a cambio del secreto solar de Coricancha.

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FEMME NUE

(Picasso)

La transgresión de la lógica conduce al predominio de la maravilla. Nada es ya subalterno: todo regresa a su veracidad más ilusoria. Es como si cada signo extraviado en el silencio reencontrara de pronto la palabra que significa todas las palabras. Vociferan las líneas, gesticulan las formas. Tan imposible como la verdad, esa mujer desnuda pertenece al terror, mitifica una historia que se engendra a sí misma. La mutación del cuerpo fluctuando en lo absorto, la carne que vulnera su norma de hermosura hasta el gustoso límite del vértigo, ¿no perpetúan la cartesiana proporción de la anarquía, esa otra estirpe sexual de la cultura cuya razón de ser consiste en su vivificante sinrazón? Nada es ya subalterno: todo retorna una vez más a su matriz. No sin ser deformada puede la realidad exhibir sus enigmas.

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SELECCIÓN

Con lo poco que ya me va quedando de aquel fervor, de aquella benemérita jactancia en cotejar lo que vivía, hago ahora un fogoso, un contumaz, un subprecario racimo de papeles. Son por fortuna exiguos y ni siquiera invocan su condición de subalternos. Remiten casi siempre a una imposible equivalencia con mi tenacidad en desmentirme. Pero ya son en parte irreparables: los voy distribuyendo según su decorosa graduación de artimañas, aparto los más dóciles, ato con suma delicadeza una arrogante cinta alrededor. Los devuelvo por fin a la basura.

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DESPUÉS

La sensación de haber sido arrastrado aguas abajo de aquel río donde iba con ella a tramitar la vida: un fúnebre amasijo de estupor y congoja cayendo en el silencio como un chorro de vómito en la calle desierta: las venas de la historia reducidas a un miserable montoncito de estiércol: esa veraz y hospitalaria jurisdicción de su alegría, tan siempre disponible, tan de niña que no llegó a crecer más que a ratos perdidos, empozándose ya por las aterradoras catacumbas del tiempo: el cuerpo que se junta con los otros que poseerán la tierra, póstumo y vulnerable, el más necesitado de un sustento contiguo al que tenía: esos pechos tan pródigos igual que ojos enfermos que registran a ciegas a saber qué vacío: la nada que se aloja en las muchas arrugas que fueron concordando con la prolongación de su indulgencia: pulsos que ya no voy a oír desde muy lejos, mientras iba acercándome hasta la casa aquella donde siempre me estabas esperando, madre.

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TEATRO PRIVADO

Vengo de muchos libros y de muchos apremios que la imaginación dejó inconclusos. Vengo también de un viaje absolutamente maravilloso que no hice nunca a Samarcanda. Y de un temor consecutivo vengo igual que de una madre. Soy esos hombres juntos que mutuamente se enemistan y ando a tientas buscando el rastro de una historia donde no comparezco todavía. ¿Seré por fin ese protagonista que desde siempre ronda entre mis libros y que también está aquí ahora sustituyendo a quien no sé? Sólo el presente puede modificar el curso del pasado.

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CAPVESPRE A LLUCH-ALCARI

Esa fracción de vida que he perdido por ignorancia o negligencia, ¿podía haber supuesto la felicidad? Y ese libro en rigor nunca leído, ¿qué me ha negado? Derivan las sospechas hacia el turbio confín de la ensenada y busco el rumbo aquel tan libertario donde cada respuesta irradia un nuevo cerco de preguntas. Taciturna gestión de las balizas que me avisan ya tarde del peligro: sólo podrá escapar quien logre ir acogiéndose a una platónica ignorancia. Al borde de la cala, por la mar de Deià, brota la flor versátil de la anfetamina. Qué palabra inhumana la palabra certeza: lo que aún desconozco constituye el único argumento de esta historia. Amaina la resaca igual que la demencia, mientras inútilmente me rehuye el falso instigador de la sabiduría tratando de impedir que lo desenmascare. Mi oficio es esta forma de imponerle al recuerdo una distinta ambigüedad, ese soberbio modo de hacer más seductora una experiencia que habrá quien considere deleznable: cuanto aquí dejo escrito legitima eso otro que nunca escribiré.

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De Diario de Argónida

BIBLIOTECA PARTICULAR

Comparecen los libros en lugares anómalos, se juntancon indolente asimetría:

un tropelde vestigios locuaces,pendencieros, irresolutos, lerdos.

He pugnado con ellosdurante muchos años: los he visto nacer, durar, languidecer. Han resistidointemperies, saqueos, turbamultas.

Algunos llevan dentrola ponderada prueba de mi envidia,los más el distintivoincorregible de la decepción.

Mi error fue abrir un día un libro.

(JACK LONDON, The Sea Wolf)

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MEMORIA PERDIDA

Hay un fondo borroso de papelesquemados, como una repentinacombustión de residuos que se han idoesparciendo en las habitaciones.

Casa sin nadie, ¿estuve alguna vezaquí, cuando la inercia consistíaen un vago remedo de la felicidad,y los incineradosrestos de la memoria se aventabanpor esos intramuros donde ya hasta la músicaera una estratagema del silencio?

Se me ha olvidado todo lo que no dejé escrito.

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PRESENTE HISTÓRICO

Vuelven los días cada vez más raudosa su casa nativa.Ya no saldrán nunca de allí.

Traensu osamenta, su escoria, su doblez,su equipaje superfluoy una mancha de sangre alrededor.Vienede lugares remotos, con frecuenciaimprobables, de tiemposcon boquetesequivocados de fugacidad.

Días veloces, inconstantes, híbridos,juntos ya en el presente como un ascua.

Vigencias del recuerdo: olvidos aplazados.

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COTEJO DE FUENTES

La verdinegra tapia que ceñíael jardín del prostíbulo, en parte decoradode rótulos obscenos, todavía conservalos mismos desconchones inclementes,las mismas mordeduras de musgo y de salitreque se veían cuando yo era joveny me asomé a la vida por allí.

Teresa Lavinagre, vieja putaque ya andaba de adolescente en sus comerciospor los desmontes de Matafalúa,se hospedó andando el tiempo en esa casacuyos muros devora el desamparo,antes de que el hipócrita de turno la expulsasede la miseria libre de su reino.Era una mujer hospitalaria y jubilosa,dotada de una magnánima variedadde benevolencias, y ahora se extingueal borde de la playa, cercade ese antiguo burdel, igual que un bultodevuelto por la marea.

Vida dilapidada,corazón decrépito, qué hermosurasaber que nunca hizo absolutamente nadapara evitar su propio descalabro,

Dios mío.

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UN PARADIGMA

Dejó escrito Virgilio, ofuscado quizápor los pronósticos adversos del cielo de Brindisi,que los doce libros de la Eneida, a cuya gestacióndedicó los últimos once años de su vida,debían ser quemados tras su muerte.

No consintió Augusto, sin embargo,que semejante designio se cumpliera, y asíse perpetuó en la historia la historia portentosadel príncipe troyano, que aún incumbe al periplode nuestras más honrosas usanzas culturales.

Mediante las palabras ascendió Virgilioal círculo gloriosode los inextinguibles conductores de hombresy el hecho de que un día quisiera destruirel cardinal linaje de su memoria escritanos llega hasta ahora mismocomo un supremo ejemplo de horror a la impotencia.

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NOCTURNO CON BARCOS

Siento pasar los barcos por dentrode la noche. Vienen de un transitoriodistrito del invierno y van a otra interinaestación de argonautas,

esas rutasquiméricas que rondanlos fascinantes puertos de la imaginación.

Invisibles a veces, surcanlas cóncavas comarcas de la niebla,pertenecen a un mundo despoblado,a alguna procelosa tradiciónde vidrieras marchitas, se parecena la emoción que queda detrás de algunos sueños.

Llega hasta aquí el empujerespiratorio de las máquinas, el empellóndel agua en las amuras,

y a vecesuna sirena desenroscala disonante cinta de su melancolíapor los opacos círculos del aire.

La cifra de esos barcos es la mía.Con ellos cada noche se va también mi alma.

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A MODO DE RECOMPENSA

Oigo a veces, en sigilosas nochesotoñales, una oblicua graduación de bramidosprovenientes de Argónida.

Es como un rastroagreste de hermosura y pavor, como una súbitaconcentración de alimañas que bullenen sus madrigueras y surcan cada díalos áureos aposentos litorales.

No sé a qué confidencias remiten esas vocespero, juntas, atañen a mi vida.

Lleganhasta el vértice neto de los sueñosy allí transmite sus informacionesa quien procede del insomnio y sabeque siempre y sin remediooirá hablar a la noche en medio de la noche.

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MESTIZAJE

Reluce el mármol veteadoentre la pomarrosa y el laurely algo como una suave gasa malvadeja sobre los mates barnices de la tardeun voluptuoso amago de siesta femenina.

Una mujer de grandes ojos dulcesdestaca entre los tórridos difuminos del patiocon un lánguido gesto de intimidadapor la inminencia de la fotografía.Erguido junto a ella hay un niñoen cuyos tenues brazos zozobra una fragatay a su lado una negra de pechos presurosossostiene una cesta de frutasque parece ofrecer a algún oculto rondador.

Es utensilio extraño la memoria.Evoco ahora lo que no he vivido:una estirpe de nombres lentamente criollosresonando en las ramas prenatales.Ésa es la abuela Obdulia y ése es mi padrey ésa es la casa familiar de Camagüey,adonde yo llegué una tarde crédulaen busca de un ramal de mi autobiografíay sólo hallé la cerrazón, el vestigio remotode un apellido apenas registradoen la municipales actas de la infidelidad.

También yo estoy allí, huelo a melazarancia y a sudor de machetes,oigo las pulsaciones grasientas del trapiche,los encrespados filos de la zafra,siento la floración de un mestizajeque a mí también me alía con mi propio decoro.

Cuánto pasado hayen esa omnipresente estampa familiar.Mientras más envejezco más me queda de vida.

(Ingenio de La Ceiba Grande, 1892-1968)

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De Manual de infractores

Summa vitae

De todo lo que amé en días inconstantesya sólo van quedandorastros,

marañas, conjeturas,

pistas dudosas, vagas informaciones:por ejemplo, la lluvia en la lucernade un cuarto triste de París, la sombra rosa de los flamboyanesengalanando a franjas la casa familiar de Camagüey,aquellos taciturnos rastros de Babiloniajunto a los barrizales suntuosos del Éufrates,un arcaico crepúsculo en las Islas Galápagos,los prolijos fantasmasde un memorable lupanar de Cádiz,una mañana sin erroresante la tumba de Ibn`Arabi en un suburbio de Damasco,el cuerpo de Manuela tendido entre los juncos de Doñana,aquél café de Bogotádonde iba a menudo con amigos que han muerto,la gimiente tirantez del velamenen la bordada previa a aquel primer naufragio...

Cosas así de simples y soberbias.

Pero de todo eso ¿qué me importa

evocar, preservar después de tan volublescomparecencias del olvido?

Nada sino una sombraCruzándose en la noche con mi sombra.

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INTROSPECCIÓN

Una luz vespertina de prostíbulo,de resto de alcohol, de inconsolablecantina ferroviaria, irrumpe y persevera en esos intramurosfugaces de la desmemoria.

Se oye el paso decrépito del tiempoentre las inconstantes dádivasde la felicidad,

mientras fluyenlos cuerpos juveniles y el olvidootra vez se delata y lamecon su liviana lenguaun penúltimo rastro de deseo.

Rostro ficticio de vacíascuencas, madrede los espejos, ¿en qué me he equivocado?

Emigra la verdad como las aves.

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LA CLAVE VENTUROSA DE LA VIDA

Recuerdo paso a paso aquel caminode tierra oscurecida por la lluvia, con charcosdespiadados, alambradas hirsutasen las lindes y unos chopos sin hojasafligiendo al paisaje.

Un lugar anodino,difuso, apenas predecible, y sin embargodotado de una nítida hermosura,no por ningún expreso ornato naturalsino porque precisamente allí, hace ya tiempo,percibí de improviso una presenciaparecida a la plenitud, ese raudo bosquejoque irrumpe en la memoria y se incorporaya para siempre a los indubitablesrudimentos de la felicidad.

Sólo eso:unos ojos pendientes de los míos,y en ellos, descifrándose,la clave venturosa de la vida.

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ATAJO DEL TIEMPO

Sedienta luz calcáreaque repta entre Damasco y Almalulala miel solar vertiéndosepor la junturas del adobey el brusco ardor del airearrastrando rastrojos entre ruinas,mientras llegas

no llegas a un chamizo

de polvorientos anaqueles, restosde guarnicionerías y divanesde ajada piel de cabra, dulcesandrajos de un linaje de príncipes,y oyes de pronto el torrencial acordedel arameo, único aduar del mundo(te dijeron)donde gentes de venerables rostrosy túnicas hendidas como llagashablan aún la lengua que habló Cristo,en tanto que la trama del aire predecíaese atajo del tiempo en que se alojala palabra matriz de las palabras.

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DE REPENTE LA MÚSICA

De repente, la música. Fulgor

inmemorial, emerge de lo absortoy se estacionaen estas anhelantes adyacenciasdel silencio.

En derredor la luzocupa los audibles tonos fértilesde un inmanente gozo sin segundoy el veredicto de la plenitudse filtra entre la furia voluptuosadel saxo.

El mundo cabe en esa súbitaconstancia musical de haber vivido.

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BARCOS

He navegado en barcosdesiguales

-dóciles, neutros,belicosos-

tratando de llegarlo antes posible a ningún sitioo acaso rezagándome en las últimasdemarcaciones de la soledad.

Algunos de esos barcos eran míos,otros pertenecían a los prolijos puertosde la imaginación.

Dignificadospor la literatura, he ido amándoloscomo si fueran cuerpos,como si fueran árboles,como si fueran músicas.

Ahora ya permanecen inertes, abolidos,pudriéndose en los varaderosde no sé qué recodode la postergación,

surcando a la derivalas aguas insurrectas del recuerdo.

A lo lejos los mástilessugieren cotas de felicidad,indistintos trasuntos de aventurasque viví ansiosamentecuando yo menos las necesitabay que se han ido disipandoigual que cicatrices en la cara del mar.

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LA TRANSPARENCIA

Como el cautivo que escucha desde su celda el paso de los trenes,como quien busca cada noche empecinadamente algún rastroperdido que no conduce a ningún sitio,como el que se pasa media vida intentando atravesar la fronteraentre dos zonas igualmente prohibidas,como el acróbata que piensa en sus últimos descalabros mientrasse esfuerza por mantener el equilibrio,como el navegante que altera deliberadamente el rumbopara poder naufragar sin temor a equivocarse,así pretendo ahora ordenar los olvidos, elegir únicamente aquellosque no afecten apenas a los turbios litigios del pasado.

La transparencia, Dios, la transparencia.

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PASIÓN DE CLANDESTINO

De aquellas arduas clandestinidadestenazmente debidasa causas nobles y amorosos lances,sólo te queda un sedimentoentre feliz y melancólico, la sensaciónde haber perdido algo inencontrable,un decoro, una fe y algún temor:eso que fue sin dudael rango más preciado de tu vida.

Vertiginosos días de leccionesdifíciles, de secretos quehaceres y nocturnidades,de coartadas sensibles a la luz que te valieroncárcel, exilio, represaliasy algo como un empecinado acopio de certezasque afloró andando el tiempo en lastres varios.

De grado compartías encomiendasque la pasión hacía más audaces,aquella candorosa convicciónde estar fogosamente prestigiandolas noches, los sigilos, los empeñosheroicos, los prohibitivos usos del amor,mientras la dignidad gestaba su literaturay en dulces aficiones te acogías.

No has vivido emoción igual que aquélla.Nada ha sido lo mismo desde entoncesy aún eres el recuerdo de ese hermosooficio pasional de clandestino.

Nunca fue en vano tan magnánimoaprendizaje de la vida.La historia de después te importa menos.

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TERROR PREVENTIVO

Ventana borrascosa abierta al bordede las ruinas,

ven y asómate, hermano,¿no ves en esa tramapreconcebida de la iniquidadcomo un tajo feroz mutilando el futuro?

Y allí mismo, detrás de la estrategiairrevocable del terror, ¿no escuchasel sanguinario paso de la secta,la marca repulsivadel investido de poderes,sus rapiñas, sus mañas, sus patrañas?

Atroz historia venidera,¿en qué manos estamos, cuántas trampastendrá que urdir la vida para seguir viviendo?

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ARRABAL DE SENECTUD

Tránsito monocorde de los díasde otoño,

cuandola tez del mar vira hacia el malvay los exhaustos árbolesdiseminan sus últimos despojospor los rezumaderos del jardín.

Los estragos del tiempo desdibujana rachas los confinesbenevolentes del paisaje,

mientrasborran las nubes el verdor del díay en algún sitio reaparecenlas acérrimas cifras del recuerdo.

Cada vez más las nochestienen ya algo de preámbulos.

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VASTAS SON LAS VARIANTES DEL OLVIDO

Vastas son las variantes del olvido: el óxido, la sangre coagulada,los cementerios de automóviles, el musgosuturando las llagas de las piedras,el resplandor de las farolasen los charcos, las botellas vacías.

Pero ninguna tan veraz como esa páginaescrita por error en la amenazadoracoyunda del vacío de la noche,justo cuando desploma la impotenciasu pesadumbre sobre la escritura.

Allí el olvido sella su pacto con los libros.

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NÚMERO IMAGINARIO

Lector que estás leyéndome en algún interinodeclive de la noche, ¿qué sabes tú de mí?¿En qué despeñadero de qué historiapodemos encontrarnos?

Quienquiera que tú seaste exhorto a que me oigas, a que acudashasta estos rudimentos del recuerdodonde me he convocado a duras penaspara poder al fin reconocerme.Ven tú también si me oyes hasta aquí.

Lector, número imaginario, azarcopulativo, sustitúyeme

y buscapor esos vericuetosde la complicidad cuándo, en qué sitiose hizo veraz la vida que a medias inventamos.

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VIAJERO DE PASO

En las habitaciones de los broncos, obtusoshoteles estivaleshay siempre un remanente de amenazasenmascarado entre los utensiliosde la noche.

Implacablesocurren los ruidos por dentro de los muros:unos pasos erráticos que atruenanen los techos tan fúnebres,una voz de guarida trabada en el armario,un estruendo de aguas desplomándosepor las acongojantes cañerías,

mientrasla oscuridad imprimecomo un brillo de tea en la almohada.

¿Con qué sombras pernocto, quiénme defenderá de esos intrusosque transfieren su inquina al hospedado?

Más que nunca la vidase vuelve aquí provisional y huraña.

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MADINAT AL-ZAHRA

Los que un día fundaran la suma fastuosade estos palacios y jardines,¿vislumbraron acaso su efímera grandeza, fueron conscientes de su fugacidad?

Y los que ahora mismo tratan de sustraerde incurias y saqueostantas magnificencias devastadas,¿saben que sólo unos vestigios les sobrevivirán?

Los hijos de los hijosde quienes desentierran los despojos,¿sospecharán también que nuncaalcanzarán a preservarlos pavimentos y artesones, las columnas y frisos,baños, salones, acueductos, patios,ese esplendor inmensurableque hace mil años deslumbrara al mundo?

Quien ahora pasea entre escombros y atisbosinusitados de belleza, musita de repenteuna plegaria justiciera:

dejadque las ruinas perpetúen su rango de ruinas,que las piedras repelan a otras piedras innobles,dejad piadosamenteque los muertos entierren a sus muertos.

(Marguerite Yourcenar,Andalucía o las Hespérides)