LAS MORADASSANTA TERESA DE JESÚS

Dramatización hecha por D. DOMICIANO MONJAS AYUSO.

NARRADOR O CRONISTA: Nuestro objetivo con esta dramatización es conocer un poco mejor a la Santa y a su obra.

Tenemos el privilegio de que podemos conocerla, no por terceras personas, sino por lo que ella misma habló y escribió de su vida. Hay dos obras en plan autobiográfico: el Libro de la Vida y Las Moradas, que es una segunda autobiografía. Ella escribe en tercera persona y de forma anónima, pero, cuanto más pretende ocultarnos su personalidad, más claramente desvela que es ella misma. Y esto es lo que nosotros intentamos con esta sencilla dramatización: meternos en su mundo y en su obra.

Con cierto atrevimiento o más bien osadía nos hemos permitido dar a conocer esta obra de la Santa en la que escribe toda la riqueza interior del alma. Vamos a recibir a la Santa que viene acompañada por el P. Gracián y el Dr. Velázquez, personas que le animaron o mejor le impusieron esta tarea.

TERESA: ¡Buenas noches! Y ¡Muchas gracias por vuestra invitación!. Menos mal que al parecer tengo que hablar a gente sencilla, porque paso verdaderos apuros para hacerlo ante los teólogos. Así que no puedo negar que estoy un poco impresionada y asustada.

CRONISTA: pues para que la santa se tranquilice, le vamos a dedicar este canto que ella misma escribió: NADA TE TURBE, NADA TE ESPANTE, QUIEN A DISO TIENE NADA LE FALTA.(BIS) SÓLO DIOS BASTA. ¿Qué tal Madre Teresa?

TERESA: ¡Mucho mejor! ¡Gracias! ¡Cuántas veces se lo cantaba yo al Señor, siempre que me veía en un apuro! También se lo aconsejaba a mis religiosas, cuando andaban un tanto alborotadas…

Os presentaré a mis acompañantes: el P. Gracián es el superior de mi nueva orden, los carmelitas descalzos y es quien me mandó escribir sobre mis experiencias de oración. ¡Nada que ver con el literato P. Gracián, autor del CRITICÓN! ¿No es así P. Gracián?

P.GRACIÁN: Pues sí, pero desearía saludar en primer lugar al público asistente. La verdad es que eso que dice la M. Teresa de que yo soy el

culpable de que escribiera esta obra, no es del todo cierto, pues en realidad a ella le gustaba escribir tantas y tantas cosas como iba descubriendo en el encuentro con el Señor.

M.TERESA: Perdone que le corte P. Gracián:¿No es verdad también que yo le decía que no tenía tiempo y que estas cosas son tan subidas que más parecen propias de teólogos y sabios? Pero usted ¡erre que erre! Como el amigo importuno del evangelio hasta que lo conseguía. Además ya recordará que después de escribir sobre estos asuntos en el Libro de la Vida fui reclamada por la Inquisición y me tacharon algún capítulo de este libro. Pero ¡claro! Como usted insistía e instaba a que hiciera memoria de lo que allí escribí y además como mostraba tanto interés…y como el asunto era tan delicado me aconsejó que lo tratara con mi confesor el P. Velázquez que precisamente está aquí con nosotros.

DR. VELÁZQUEZ: ¡Buenas noches y un saludo para todos! Sobre este asunto poco puedo hablar, pues soy el confesor de la M. Teresa. Sí puedo decir que intervine para que escribiera LAS MORADAS y reconozco, como ella dice, que estuve un poco cargante y pesado, de modo que llegó a decirme: “¿Para qué quieren que escriba? Que escriban libros los letrados, que yo muchas veces no sé bien lo que digo y ¡hartos libros hay de oración! “ ¿No es verdad , M.Teresa?

M.TERESA: Está visto que entre los dos me pueden, aunque reconozco que lo dicho es cierto, pero también lo es que yo me decidí a escribir LAS MORADAS para hacer en lo posible de “curandera espiritual” de mis monjas, también por si podía orientarlas, ya que tenían tantas dudas …Al final pudo la pluma sobre la rueca.

DR. VELÁZQUEZ: Con su permiso, M. Teresa , yo quisiera aclarar, como oí de sus propios labios, que al principio no sentía agrado alguno al escribir, pero que después, cito sus palabras: “prosiguiendo y adelantando en su trabajo, en su corazón se sentía contenta y reconocía que el Señor había hecho mucho bien en que le mandasen escribir”.

M. TERESA: ¡Bueno, Dr. Velázquez, contenta a medias! Porque muchas veces, cuando releía lo escrito, me preguntaba: ¿Me entenderán mis monjas todo esto del Palacio de Cristal o quizás pensarán que son

imaginaciones mías, cosas propias de la loca de la casa, de la imaginación como yo decía? De todos modos reconoceré que tanto el P. Gracián con sus correcciones como el Dr. Velázquez con sus consejos me ayudaron bastante, cuando me atascaba al escribir. Incluso el P. Gracián me animaba diciéndome que estas cosas eran propias del Espíritu.

P.GRACIÁN: Es que así lo sigo pensando después de tanto tiempo. Lo curioso es que entonces éramos sólo las monjas y algunos de nosotros los que la leíamos, pero ahora hay muchas gentes que la leen y estudian y no son frailes y monjas únicamente, sino gentes del mundo, de la calle…se celebran Congresos Internacionales sobre cada uno de estos libros, sobre LAS MORADAS también.

M. TERESA: me parece que usted exagera y me estoy poniendo colorada con estas cosas que dice.

P.GRACIÁN: Pues no lo he dicho todo. En aquellos tiempos nuestros nos apañábamos para poder escribir con el pizarrín y el tintero y con los borrones que caían sobre el papel…pero ahora le ha copiado sus Obras en una cosa que llaman Internet y aún más, es que ahora han publicado un disco, que aquí llaman CD con una música celestial de las Moradas y ¡no vea cómo gusta a la gente joven! ¡Más que el bacalao!

M.TERESA: Pues sí que me gustaría oírlas, con lo curiosa que yo soy ¿Y no podríamos cantarlo con todos estos amigos?...

(Cantamos todos EL ALMA ES DE CRISTAL)

CRONISTA: ¿Qué les ha parecido?

P. GRACIÁN: La verdad es que nos ha emocionado…A M. Teresa se le caía alguna lágrima, porque recordaba cuando a ella sus monjas le cantaban en la recreación: “LA MADRE FUNDADORA VIENE A LA RECREACIÓN, BAILEMOS Y CANTEMOS Y HAGAMOS EL SON”…

M.TERESA: Es cierto que así era y yo misma en las fiestas del Señor y de los Santos y de la Virgen hacía coplas y cantábamos y lo pasábamos en grande.

CRONISTA: Seguramente que nuestras gentes desearían preguntarles algo, especialmente a la M. Teresa para comprender mejor las Moradas.

M. TERESA: Encantada, pero que sean preguntas fáciles. Las preguntas de sabios y teólogos se las dejo a los P. Gracián y Velázquez.

OYENTE 1º: ¿Cómo se le ocurrió a usted la idea del alma como un castillo?

M TERESA: Si lees o has leído LAS MORADAS, al comienzo de las mismas escribí yo que estaba suplicando AL Señor que hablase por mí, porque yo no atinaba, y el Señor, tan bueno y generoso siempre, me vino a mostrar mi alma como un castillo precioso con muchos aposentos y con un gran Rey, que es el Señor en la sala principal. Pero luego fui viendo que en el Castillo había de todo: había “fondos oscuros”. En fin que por una parte estábamos viendo el castillo de mi propia alma y a lo mejor algo de lo que había visto en esta tierra de tantos castillos y palacios y lo atribuí a esa imaginación mía, que es la loca de la casa , como ya he dicho en otra ocasión.

OYENTE 2º: Leyendo los antecedentes que precedieron y acompañaron a la escritura de sus obras, le tuvo que resultar un trabajo difícil y arduo de escribir, porque además de su salud tan quebrantada vinieron las dificultades por las altas personalidades de la Iglesia. Incluso llegó a intervenir el Visitador que le apellidaban “el Tostado” y el propio Nuncio Sega que no tenía muy buena opinión de usted…¿qué no puede decir?

M. TERESA: En cuanto a la salud diré que padecía yo entonces achaques de cabeza, que consistían en ruidos que me atormentaban, aunque más me preocupaban los miedos que venían del Tostado que sabía de cierto que nos venía a destruir. Y supe lo que el nuncio Felipe Sega había escrito de mí: “Fémina inquieta , andariega, desobediente y contumaz, que a título de devoción inventaba malas doctrinas, andando fuera de clausura contra la orden del Concilio Tridentino, enseñando como maestra contra lo que enseñó San Pablo: que las mujeres no enseñasen…” De todo esto han informado al Nuncio y de otras cosas que no son para decir aquí. Interminables fueron las dificultades, pero el Señor me fue sacando de ellas y es que “el Vidriero de aquel Castillo de Cristal era nada menos que el Señor”.

OYENTE 2º: ¡Vamos que el Felipe ese la puso a usted a caer de un burro. Nos gustaría saber su reacción al oír tales lindezas.

M. TERESA: Aunque por dentro estaba yo más que tostada, requemada…me conformé con llamarles “Esos benditos”…Claro que ya entienden ustedes todo lo que quería expresar…algo así como “ese ganao” o “mihuras” que tuve que torear…

CONISTA: Sabemos que a los pocos días de terminar su obra le llegó la noticia del penoso encarcelamiento de San Juan de la Cruz, que fue para ella causa de amargura…Sabemos de sus dificultades en vida interior, en fundaciones… pero, como dice el P. José Vicente del Convento de Segovia, las supera “con una mirada de fe, este era su fuerte, trata de sublimar sus trabajos, que por este camino llegarán a buen puerto”.

Como la M. Teresa está muy al día de lo que pasa en nuestro mundo, deseamos que nos explique a nosotros, gente sencilla como sus monjas, ese misterioso Castillo de Cristal.

M.TERESA: Esta sí que es para mí la pregunta del millón, pero con la ayuda del P. Gracián y del P. Velázquez podemos intentarlo.

CRONISTA : Para hacerlo con orden cada uno presentará una Morada con breve alusión al contenido y a continuación M. Teresa nos lo explica con sus versos.

P.GRACIÁN: Las PRIMERAS MORADAS tratan de la hermosura y dignidad de nuestra alma a modo de Castillo de Cristal. La oración es la puerta.

M. TERESA: Pidiendo estaba al Señor

El saber cómo era el alma

Y por más vueltas que daba

No atinaba yo a explicarla.

Por fin me vino a la mente

Un Castillo y su figura,

Como cristal transparente

Todo de gran hermosura.

Deseaba entrar en él

Poniendo todas mis fuerzas…

El Señor me hizo entender

Que la oración es la puerta…

Descubrí muchas estancias

Y había una muy principal

Que era de mucha prestancia

Por ser de su Majestad.

P. VELÁZQUEZ: Las SEGUNDAS MORADAS son para almas con gran determinación de vivir en gracia. Con muchas tentaciones…

M. TERESA: En las Segundas Moradas

Con gran determinación

En el alma hay grandes luchas

Por vencer la tentación.

¡Oh Señor mío!, decía

Es menester vuestra ayuda,

Sin ella nunca podría

Más que caminar a oscuras…

Toda noble pretensión

Queriendo aprender a orar

Era contando con vos

Siguiendo su voluntad…

Que nunca os desaniméis

Si es que llegáis a caer…

Porque el Señor, ¡ya veréis!

Os levantará otra vez.

P.GRACIAN: Las TERCERAS MORADAS son las almas que ejercitan la virtud y la oración, pero con disimulado amor de sí mismos (el joven rico)

M.TERESA: En las terceras moradas

Nos va a probar el Señor

Si el alma está preparada

Para el verdadero amor.

Son para almas de virtud

Y almas también de oración

Pero pudiera ocurrir:

Ser “disimulado” amor

Como al joven le pasó

Que al Señor quería seguir,

Pero sin “renunciación”

A las riquezas de aquí.

Si por lo que hay que dejar,

Nos sentimos con tristeza

No es Cristo nuestra riqueza.

P.VELÁZQUEZ: En las CUARTAS MORADAS se produce el comienzo de las cosas sobrenaturales: la oración de quietud y el inicio de la unión y los “gustos” de Dios.

M.TERESA: Llegar a Cuartas Moradas

Es llegar a una oración

Que supone ya también

El inicio de la unión.

Pero teniendo cuidado

Del mundo y sus tentaciones

Que nos pueden apartar

Con sus alucinaciones.

Es entrar en el Castillo

Para sentir su PRESENCIA

Y el amor de Jesucristo

Que se encuentra dentro de ella.

La Cuarta Morada es grande

Con la misma fuente dentro

Y que ensancha el corazón

Por nacer del mismo centro.

P.GRACIÁN: En las QUINTAS MORADAS se da la plena vida mística, con la oración de unión total, con una gran fidelidad.

M.TERESA: Para esta ocasión viene bien una copla que aprendí de moza y que apliqué al Señor: Vuestra soy, para Vos nací

¿Qué mandáis hacer de mí?

Vuestra soy, pues me criásteis,

Vuestra, pues me redimisteis,

Vuestra, pues que me sufristeis,

Vuestra, pues que me llamasteis,

Vuestra, porque me esperasteis,

Vuestra, pues no me perdí.

¿Qué mandáis hacer de mí?

Dadme muerte, dadme vida,

Dad salud o enfermedad,

Honra o deshonra me dad,

Dadme lucha o paz crecida,

Flaqueza o fuerza cumplida,

Que a todo digo que sí.

¿Qué mandáis hacer de mí?

Dadme riqueza o pobreza,

Dad consuelo o desconsuelo,

Dadme infierno o dadme cielo,

Vida dulce, sol sin velo,

Pues del todo me rendí…

¿Qué mandáis hacer de mi?

OYENTE: Madre Teresa, perdone usted que le interrumpa. Aquí en las Quintas Moradas escribió usted un episodio muy curioso y del que se ha escrito mucho. Es el episodio del gusano de seda ¿Sería usted tan amable de explicarnos ¿cómo se le ocurrió?.

M.TERESA: estaba yo dando vueltas en mi imaginación de cómo la imagen y persona de Jesús iba creciendo en nuestra alma y, como soy tan aficionada a observar la naturaleza, recordé algo que había visto muchas veces desde niña: el gusano encerrado en la hoja de la morera. Era maravilloso ver cómo, muerto el gusano de seda, salía volando una mariposa blanca como una paloma blanca volando en libertad. A lo mejor son cosas de la imaginación…pero el señor me hacía ver que el gusano era

el hombre viejo, que debe morir para que nazca Cristo…y veía yo la mariposica que yo convertía en palomita blanca …¡Cuánto gozaba yo viéndola volar libremente! Me he enterado yo que también lo tienen en música y me gustaría escucharlo. (al terminar de oírlo).

M.TERESA: Me ha emocionado como el Palacio de Cristal. ¡¡¡Ay si yo hubiera tenido estas cosas para mis monjas!!!

P.VELÁZQUEZ: En las SEXTAS MORADAS se logra la plena purificación del alma, vienen los éxtasis y el celo por la salvación de las almas. Se llega a la contemplación de Cristo.

M.TERESA: En esta ocasión me viene a la memoria otra copla muy a propósito. Ya toda me entregué y dí

Y de tal suerte he trocado

Que es mi amado para mí

Y yo soy para mi Amado.

Cuando el dulce cazador

Mi tiró y dejó rendida

En los brazos del amor,

Mi alma quedó caída

Y cobrando nueva vida,

De tal manera he trocado,

Que es mi Amado para mí

Y yo soy para mi Amado.

Hirióme con una flecha

Enherbolada de amor

Y mi alma quedó hecha

Una con su Criador…

Yo ya no quiero otro amor,

Pues a mi Dios me he entregado,

Y mi Amado es para mí

Y yo soy para mi Amado.

CRONISTA: ¡Madre Teresa!, que acaban de llegar dos hermanas, que no sabemos de qué orden son y dicen que quieren ayudarle a usted a explicar la 7ª y última Morada.

M.TERESA: ¡¡Claro que las conozco!! ¡Gracias, muchas gracias! Pero prefiero que se presenten ellas mismas…

MARÍA: ¡¡Buenas noches a todos!! No somos monjas de ninguna orden religiosa, aunque ahora es difícil conocerlas, que a veces van como chicas YE-YE…Somos las dos amigas que tenía Jesús en Betania…Aquí (señalando a la otra) es mi hermana Marta y yo María…Sí, sí… ya sé lo estáis pensando, la magdalena, la misma…tantos años como la oveja descarriá. Hemos oído que venía aquí la Madre Teresa para hablar de las Moradas y precisamente en la 7ª Morada nos metió a mi hermana Marta y a mí …¿Verdad, Marta?

MARTA: ¡Pues sí! ¡Buenas noches también! Aquí nos tenéis siempre juntas. Así nos lo aconsejó nuestro amigo Jesús y Madre Teresa, otra gran amiga de Jesús, lo dejó escrito en sus Moradas. Y así se lo decía a sus religiosas: “MARTA Y MARÍA HAN DE ANDAR SIEMPRE JUNTAS PARA HOSPEDAR A JESÚS Y TENERLE SIEMPRE CONSIGO Y NO DARLE MAL HOSPEDAJE”…¿No es verdad, Madre teresa?

M.TERESA: Así es…Siempre me caísteis bien, porque , aun siendo hermanas, …¡qué distintas! Pero al final siempre hacíais buenas migas. Tú, Marta, has de reconocer que tenías un poco de “pelusilla” de María…

MARTA: Y con razón, Madre Teresa. Siempre que llegaba Jesús a casa, hecho que sucedía con frecuencia..¡ala! Marta a currar en la cocina y con la bayeta, porque entonces no había fregonas…y mientras tanto María tan a gustito a los pies de Jesús de charla…Y encima, para más INRI, va Jesús y

dice: MARÍA HA ESCOGIDO LA MEJOR PARTE…Nos ha fastidiado, como una reina, mientras yo dándome el tute…

MARÍA: No te quejes, Marta, que el día antes de venir Jesús el tute me lo daba yo para tener la casa bien limpia y de punta en blanco…Y también Madre Teresa, que se sabe de memoria los evangelios, en esta 7ª Morada dice textualmente “que había hecho antes con Él este mismo oficio de servir, cuando le lavó los pies…y además delante de tanta gente, que me moría de vergüenza… ¿A que sí, Madre Teresa?

M.TERESA: Sí, hija, sí. Y además lo hiciste cuando Jesús era tan criticado…Pero ¡bueno! ¡pelillos a la mar! Lo importante es que, aunque todavía seguís con vuestras peleas, os veo siempre juntas y que además os queréis.

MARTA: Eso es cierto, Madre Teresa. ¡Nunca hemos olvidado su consejo y que además nos lo dejó escrito, porque el Señor como dice usted, NO MIRA TANTO LAS OBRAS QUE HACEMOS , CUNATO EL AMOR CON QUE LAS HACEMOS Y QUE ESO VIENE DE NUESTRA UNIÓN CON ÉL…

MARÍA: Esto que dice mi hermana Marta es verdad. Y yo con permiso de la Madre Teresa, que sabe más de todo esto que nosotras, quería deciros o daros un pequeño consejo sobre nuestras peleas como hermanas…Nosotras, cuando barruntábamos tormenta en casa, le escribíamos unas letras a Jesús…y le faltaba tiempo para hacernos una visita…Ahora, por lo visto, tenéis más facilidades para llamarle con eso de los móviles, que ya suenan hasta en nuestras iglesias..¿Verdad, Madre Teresa?.

M.TERESA: Aunque so sois monjas, estáis muy al loro de lo que pasa en el mundo. Y ya para despedirnos de estos pacientes y amables amigos, a mí me gustaría cantar versos y coplillas…¿Por qué no terminamos todos con una coplilla que yo cantaba cuando las cosas se ponía feas o cuando barruntaba eso que llamáis la “depre”?

¡VÉANTE MIS OJOS, DULCE JESÚS BUENO!

¡VÉANTE MIS OJOS, MUÉRAME YO LUEGO!