El Ejecutivo Espartano(Filosofía ancestral para un Liderazgo

Trascendental)

Anuor AguilarRaúl Galindo

“La vida es el arte de dibujar sin borrador”John W. Gardner

“Aprendí que el coraje no era la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él. El valiente no es quien no siente miedo, sino aquel que conquista ese miedo.”

(Nelson Mandela.)

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“Un equipo unido tiene siete veces más fuerza que un grupo siete veces mayor.”

Este primer capítulo trata sobre el sendero que recorre un ejecutivo espartano en su iniciación como líder. Además resalta la importancia que le otorga al trabajo en equipo ya que para los espartanos está es la piedra angular de la fortaleza. No existe fuerza individual sin fuerza de equipo. En el año 480 a.c. un pequeño grupo de guerreros llevó este principio a su máxima prueba. Pocos se enfrentaron a muchos. Trecientos guerreros resistieron al ejército más grande y poderoso ensamblado hasta esa fecha. En la batallas de Termópilas Leónidas I de Esparta se enfrentó al ejército Persa dirigido por Jerjes. La resistencia en las Termopilas envió un mensaje muy claro a todos los persas: Cada centímetro cuadrado de Grecia iba a costar mucho más que un simple esfuerzo numérico del oponente. Fue el mensaje de vida, inclusive desafiando a la propia muerte.

“Peleamos como una sola e impenetrable unidad, esa es la fuente de nuestra fuerza. Cada espartano protege al hombre de al lado del muslo al cuello con su escudo. Un solo punto débil y la defensa se deshace.”(Leónidas en 300)

Para los guerreros espartanos su equipo es su fortaleza. Esparta mantuvo la preponderancia en Grecia durante el siglo V antes de Cristo. Ello fue consecuencia del desarrollo de una nueva forma de ataque que consistía en el empuje frontal en grupo, una masa de guerreros dotados de una gran potencia y consistencia. El guerrero espartano avanzaba siempre con una formación cerrada, las lanzas sobresalían de los escudos y al armarse eran una unidad sólida moviéndose hacia el enemigo. Un equipo unido, sin grietas, es más poderoso que uno siete veces mayor mal integrado.

Estamos hablando de equipo y no de individuos. Al contrario de las guerras homéricas (la Ilíada y la Odisea) en donde el individuo resaltaba en la gloria de la batalla, los hombres en la falange hoplita eran invisibles dentro del grupo. Era el equipo el que ganaba o perdía. No se pedía al espartano que resaltase individualmente. La estrategia es grupal y esta se compone de una alta disciplina de equipo. Avanzar en formación cerrada, codo con codo, sin dejar espacios entre los hombres en densas filas de lanzas y escudos. La unión multiplica siempre la fuerza. En Esparta las formaciones eran de ocho filas de guerreros. El motivo que lo justifica es que las primeras dos filas luchaban con lanzas muy largas conteniendo al enemigo con sus escudos. Sin embargo la función de las filas de atrás consistía primero en empujar a las filas de adelante para luego hacer el relevo con soldados descansados. La cohesión y empuje de las filas de atrás resultan tan cruciales como la destreza y valentía de las filas de enfrente. Todo era un trabajo en equipo único, potente y avasallador.

“Maniobrar con un ejército es ventajoso. Maniobrar con una multitud indisciplinada, es peligroso. “(Sun-Tzu)

La unión hace la fuerza. El orden es potencia. La indisciplina es debilidad. Un buen líder sabe que su fortaleza es la de su equipo. Por eso elige con concentración a cada uno de sus miembros y le dedica tiempo a su entrenamiento. Resalta las intenciones, refuerza los esfuerzos y premia los logros. El sistema de recompensas marca legiblemente el camino a ser recorrido. Los castigos los guarda para casos especiales. Los elogios los hace en público, los castigos siempre de forma individual. . Adrian Gostick y Chester Elton en su libro “El Principio de la zanahoria” resaltan que la característica central de los gerentes más exitosos es su capacidad de proveer a sus empleados de reconocimiento más frecuente y efectivo. En este texto ilustran que la relación entre reconocimiento y mejora en los resultados de los negocios es altamente predecible.

Sin embargo, reconocimiento y premio no son lo mismo. El reconocimiento impacta en lo interno, el premio es externo. Puede trabajarse ambos motivadores para alcanzar más impacto pero las dosis deben de ser distintas. La proporción de reconocimiento y premio no debe de ser menor de siete a

uno. Los reconocimientos son palabras o gestos entregados en el momento correcto que buscan reforzar un comportamiento adecuado.

El equipo debe de ser disciplinado por principio no por excepción. Un premio debe de ser la excepción. Muchos premios crean la necesidad de más estímulos externos y por lo tanto pueden llevar a la indisciplina. Los estímulos externos siempre serán temporales mientras que los estímulos internos siempre más duraderos. Como una droga, los premios pueden crear adicción si se aplican de forma constante e indiscriminada. Al dejar de recibirlos los equipos motivados por premios pierden el estímulo y generan indisciplina y caos.

“El enemigo únicamente nos triplica en número, alentador para cualquier griego. En este día liberamos al mundo de la tiranía y damos la bienvenida al futuro más esperanzador que hayamos imaginado.” (300)

Hablar de equipo es hablar de disciplina. Un miembro indisciplinado deja de ser útil y se vuelve un mal ejemplo para otros. El equipo es tan débil como su miembro más indisciplinado. El líder es tan débil como el más débil de su equipo. El líder es tan ineficiente como el más ineficiente de su equipo. Un buen líder, por el bienestar de todos, es duro e inflexible ante la mala actitud e indisciplina de cualquier miembro del equipo. La falange espartana era prácticamente impenetrable por su disciplina en ejecución. El equipo era fuerte como una roca. Los espartanos tenían una agilidad para moverse como una unidad, veloz y sólida.

Cuando la disciplina es parte de la cultura, no son necesarias las palabras o las leyes para mantener el orden. Por eso, debes de invertir tiempo en la selección y más tiempo en el entrenamiento. Mientras más entrenado esté tu equipo más fuerte serás como líder. En Esparta a cada niño se le asignaba un mentor quien asumía la responsabilidad de supervisar y de asegurar que el entrenamiento era el adecuado.

El ejecutivo espartano tiene puño de hierro en guante de seda. Posee la habilidad de ganarse el respeto y la confianza de las personas. Sus palabras tienen que llegar con la armonía de una sinfonía y las correcciones con la contundencia de un rayo. La duda no ayuda a construir. Konosuke Matsushita

fundador de Matsushita Electric Industrial Company era duro en impartir disciplina en la ejecución de sus decisiones y sin embargo mantenía un respeto integral a todos sus trabajadores. En 1929 cuando estalló la gran depresión, mientras otras empresas aplicaban despidos masivos el mantuvo a la mayoría de sus empleados respetándoles su salario. Cuando había poca producción enviaba a sus obreros a buscar nuevos clientes y vender los productos. De esta manera impedía tener personal improductivo y les permitió ganar aún algo más de dinero. Cuando volvió la época de bonanza, su empresa se convirtió en una de las más grandes de Japón.

El equipo exige del líder la seguridad de la decisión aunque el error en esta sea una posibilidad. Lo que no perdona el equipo es la indecisión del líder. El líder tiene la obligación y responsabilidad de cargar con la seguridad a cuestas. La seguridad en las decisiones en tiempos de incertidumbre es lo que más se valora en un líder.

“La fortaleza del individuo reside en la sincronización del equipo tanto como la del equipo en la disciplina del individuo.”