UN POEMA PARA JUÁREZAUTOR : MARIO M. MONTERO MEDINA.

Hace ya doscientos añosvino al mundo un aborigen,hoy los pueblos mexicanos,“El más grande“. Así lo eligen.

Cuando niño fue pastor,su rebaño cien ovejas,su carrizo con cancióny en sus penas ni una queja.

Monolingüe en su dialecto,en su piel olor a tierra,sin caer en lo perfectosus colores son de sierra.

Mas su lucha fue constantesin la tregua, sin el fin,y muy pronto fue un hablantedel inglés y del latín.

Conoció muy bien derechoel canónico y civil,de su mundo tan estrechoelevóse hasta el atril.

Gobernó catorce años,extranjero y subversivoabdicaron con los dañosque causó Juárez con libros.

En su afán heroico y noblela justicia fue su norma,sus ideales fuertes roblesson sus leyes de Reforma.

El Congreso colombianoimpulsado por su méritoliberal republicano…lo designa Benemérito.

De su raza primitiva,de su espíritu indomablese levanta en la derivay su arma no es un sable.

Abogado del mendigo,justiciero de invasores,el peor como enemigo,el más fiel con sus colores.

Es un héroe zapotecacon semilla de maízque los marzos se cosechaen las tierras del país.

Es un fruto que alimentala pasión nacionalista,vitamina que te alientapara ser primermundista.

En su rostro, ceño adusto,que se cuelga en las paredescual si fuera ejemplo justode un valiente que no muere.

De su boca silenciosaaún su lema me retumbay es que gracias a esa prosaretrasamos nuestra tumba.

“El respeto al derecho ajenoes la paz”. Ha dicho Juárez,el mejor de los ejemplosque ha nacido en estos lares.

¡Qué Dios te bendiga, hombre!Nacido en el siglo arcaico.¡Que Dios bendiga tu nombre!perdona si no soy laico.