Wegener, la tectónica de placas y la evolución humana

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Wegener, la tectónica de placas y la evolución humana ste 6 de Enero se cumplen 100 años de que se presentó por primera vez la teoría de la Deriva Continental por Alfred Wegener, surgida a partir de la idea de que los bordes continentales semejaban un rompecabezas que se ha- bía separado. Su importancia, entonces, radica en que nos comenzó a mostrar un planeta en transformación continua, donde fuerzas naturales inmensas y un tiempo dilatado con- figuraban cambios en la fisonomía de los continentes. Sin embargo, su teoría fue incomprendida y objeto de burla, por aquellos preferían un mundo estático, un escenario sin cam- bios en el tiempo profundo. Como lo detallan Pérez Malvaez y colaboradores (ver artículo ese número) fue hasta mediados del siglo XX, cuando surge la teoría de la tectónica de placas, como el modelo que nos permite explicar con mayor certeza esos cambios que Wege- ner postulaba. Además su importancia se ha expandido, ya que no sólo se asocia a fenómenos volcánicos y sísmicos, ya que también coadyuva a explicar los cambios en la fisonomía terrestre y por tanto en los cambios climáticos que influyeron en el surgimiento de la diversidad biológica en el devenir de las diversas etapas geológicas. En los últimos años esta teoría se ha utilizado también para modelar a las especies de humanos ancestrales que surgen en un lapso aproximado de los últimos dos millones de años en particular en las localidades de lo que hoy se denomina el Sitio de Patrimonio Mundial “Cuna de la Humanidad”, o sea el Valle del Rift en África. Esta tarea de asociar los fenó- menos tectónicos a la reconstrucción paleoambiental de estas poblaciones es la propuesta que plantean Geoffrey N. Bailey, del Departamento de Arqueología en la Universidad de York, Reino Unido, y Geoffrey C.P: King del Laboratorio de Tectó- nica del Instituto de Física Planetaria, en Paris, Francia, en un artículo publicado en Quaternary Science Review. Estos autores nos señalan es que si bien de manera tradicio- nal se ha considerado el clima como el principal agente que da lugar a los cambios evolutivos y culturales de las especies de humanos, también debe incluirse el cambio en los paisajes provocado por factores geofísicos (vulcanismo, sismos, glacia- ciones, cambios en el nivel del mar, entre muchos otros). De hecho, observan que las localidades africanas donde se en- cuentran hallazgos de los primeros fósiles humanos, y de los artefactos que se asocian a estos grupos, se ubican en zonas de gran inestabilidad geológica, sea por fallamientos o vulca- nismo, o bien cerca de las zonas costeras. Estas son las zonas donde se observan los cambios más radicales en cuanto a po- sición geográfica o de nivel relativo del mar. Este enfoque es altamente novedoso para el estudio de las es- pecies cercanas al humano moderno, ya que la mayoría de las investigaciones se habían concentrado en la reconstrucción paleoambiental a partir de la vegetación, mediante estudios de polen; del clima, mediante análisis de suelos profundos; o de la fauna, mediante huesos o huellas de actividad. Este tipo de estudios, si bien importantes, proveían datos de un carácter muy focalizado al sitio de ocupación y su entorno inmediato. Las investigaciones que involucran patrones de movilidad hu- mana, sobre todo de cacería, que pueden involucrar decenas de kilómetros adquieren un carácter regional, este tipo de aná- lisis comenzó a utilizarse en poblaciones de humanos moder- nos, donde los fenómenos tectónicos eran poco apreciables y E Eduardo Corona-M. se consideraban paisajes, prác- ticamente, sin modificación por lo que incluso no llegaban a re- presentar un elemento de análi- sis. Mientras que para las pobla- ciones que habitaron el planeta hace más de un millón de años las investigaciones se desecha- ban por la dificultad que repre- sentaba la reconstrucción de los paleopaisajes, debido a que por su antigüedad las evidencias se habían borrado o transforma- do radicalmente, sobre todo en aquellas regiones con gran acti- vidad tectónica, con glaciacio- nes periódicas o con cambios en el nivel del mar. Mediante técnicas de recons- trucción geofísica y considera- ciones sobre las tasas de cam- bio que se dan en la corteza terrestre pudieron establecer un modelo del paleopaisaje. Con base en ello Bailey y King se preguntaron si estos procesos pudieron influenciar la evolu- ción humana y cómo lo hicie- ron. Un elemento clave de la evo- lución humana es cómo desde una posición relativamente des- ventajosa sus poblaciones pu- dieron obtener presas animales que se considera eran de mo- vimientos rápidos, peligrosas o elusivas; por lo que al cazarlas, cada vez con mayor facilidad y frecuencia, les permitió am- pliar la dieta, obtener proteínas animales y facilitar algunos ele- mentos del proceso de homini- zación, como son prolongar la infancia, incrementar la encefa- lización y, de paso, ampliar su rango de distribución geográfi- ca. Con los datos obtenidos en el Valle del Rift, y contrastados con los de otros sitios, los au- tores sugieren que las regiones donde la tectónica de placas crean y/o mantiene topografías complejas, puede haber efectos tanto negativos como positivos. En el primer caso, se pueden crear barreras (riscos, ríos, etc.) que dificultan la movilidad, que alteran las condiciones eco- lógicas que pueden ser fa- vorables para crear algún asentamiento o crear peli- gros para la supervivencia de la población humana. En el caso de las condicio- nes ecológicas benéficas, estas deben comprender re- cursos locales, abundantes y fértiles, así como fuentes de agua perdurables. Pero al ubicarse en una topografía compleja, las poblaciones humanas encuentran nue- vas oportunidades, ya que pueden comportarse como un predador inteligente y especializado que monito- rea los recursos animales, encontrando los mejores momentos de cacería y así reducir la competencia con los carnívoros. Esas topo- grafías les ofrecen también protección contra predado- res, la seguridad para los in- fantes y jóvenes que son los sectores vulnerables en las poblaciones de cazadores- recolectores. Es indudable que tanto los factores negativos como positivos tienen poderosos efectos de selección tanto en el comportamiento hu- mano como en sus patro- nes de asentamiento y dis- persión, pero los positivos, le dieron ventajas compe- titivas en la sobrevivencia tanto para la obtención de alimentos como para que más descendientes sobrevi- vieran y llegasen a la edad adulta, lo que facilitó el in- cremento de las poblacio- nes cada generación. Es así que, la comprensión de los principios geofísicos y de la tectónica de placas que afectan los cambios de largo plazo en los paisajes, nos permiten establecer modelos para la reconstruc- ción de estos en períodos muy antiguos, incluso en regiones con de gran acti-

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Wegener, la tectónica de placas y la evolución humana

ste 6 de Enero se cumplen 100 años de que se presentó por primera vez la teoría de la Deriva Continental por Alfred Wegener, surgida a partir de la idea de que los bordes continentales semejaban un rompecabezas que se ha-bía separado. Su importancia, entonces, radica en que nos comenzó a mostrar un planeta en transformación continua, donde fuerzas naturales inmensas y un tiempo dilatado con-figuraban cambios en la fisonomía de los continentes. Sin embargo, su teoría fue incomprendida y objeto de burla, por aquellos preferían un mundo estático, un escenario sin cam-bios en el tiempo profundo.

Como lo detallan Pérez Malvaez y colaboradores (ver artículo ese número) fue hasta mediados del siglo XX, cuando surge la teoría de la tectónica de placas, como el modelo que nos permite explicar con mayor certeza esos cambios que Wege-ner postulaba. Además su importancia se ha expandido, ya que no sólo se asocia a fenómenos volcánicos y sísmicos, ya que también coadyuva a explicar los cambios en la fisonomía terrestre y por tanto en los cambios climáticos que influyeron en el surgimiento de la diversidad biológica en el devenir de las diversas etapas geológicas.

En los últimos años esta teoría se ha utilizado también para modelar a las especies de humanos ancestrales que surgen en un lapso aproximado de los últimos dos millones de años en particular en las localidades de lo que hoy se denomina el Sitio de Patrimonio Mundial “Cuna de la Humanidad”, o sea el Valle del Rift en África. Esta tarea de asociar los fenó-menos tectónicos a la reconstrucción paleoambiental de estas poblaciones es la propuesta que plantean Geoffrey N. Bailey, del Departamento de Arqueología en la Universidad de York, Reino Unido, y Geoffrey C.P: King del Laboratorio de Tectó-nica del Instituto de Física Planetaria, en Paris, Francia, en un artículo publicado en Quaternary Science Review.

Estos autores nos señalan es que si bien de manera tradicio-nal se ha considerado el clima como el principal agente que da lugar a los cambios evolutivos y culturales de las especies de humanos, también debe incluirse el cambio en los paisajes provocado por factores geofísicos (vulcanismo, sismos, glacia-ciones, cambios en el nivel del mar, entre muchos otros). De hecho, observan que las localidades africanas donde se en-cuentran hallazgos de los primeros fósiles humanos, y de los artefactos que se asocian a estos grupos, se ubican en zonas de gran inestabilidad geológica, sea por fallamientos o vulca-nismo, o bien cerca de las zonas costeras. Estas son las zonas donde se observan los cambios más radicales en cuanto a po-sición geográfica o de nivel relativo del mar.

Este enfoque es altamente novedoso para el estudio de las es-pecies cercanas al humano moderno, ya que la mayoría de las investigaciones se habían concentrado en la reconstrucción paleoambiental a partir de la vegetación, mediante estudios de polen; del clima, mediante análisis de suelos profundos; o de la fauna, mediante huesos o huellas de actividad. Este tipo de estudios, si bien importantes, proveían datos de un carácter muy focalizado al sitio de ocupación y su entorno inmediato.Las investigaciones que involucran patrones de movilidad hu-mana, sobre todo de cacería, que pueden involucrar decenas de kilómetros adquieren un carácter regional, este tipo de aná-lisis comenzó a utilizarse en poblaciones de humanos moder-nos, donde los fenómenos tectónicos eran poco apreciables y

EEduardo Corona-M.

se consideraban paisajes, prác-ticamente, sin modificación por lo que incluso no llegaban a re-presentar un elemento de análi-sis. Mientras que para las pobla-ciones que habitaron el planeta hace más de un millón de años las investigaciones se desecha-ban por la dificultad que repre-sentaba la reconstrucción de los paleopaisajes, debido a que por su antigüedad las evidencias se habían borrado o transforma-do radicalmente, sobre todo en aquellas regiones con gran acti-vidad tectónica, con glaciacio-nes periódicas o con cambios en el nivel del mar.

Mediante técnicas de recons-trucción geofísica y considera-ciones sobre las tasas de cam-bio que se dan en la corteza terrestre pudieron establecer un modelo del paleopaisaje. Con base en ello Bailey y King se preguntaron si estos procesos pudieron influenciar la evolu-ción humana y cómo lo hicie-ron.

Un elemento clave de la evo-lución humana es cómo desde una posición relativamente des-ventajosa sus poblaciones pu-dieron obtener presas animales que se considera eran de mo-vimientos rápidos, peligrosas o elusivas; por lo que al cazarlas, cada vez con mayor facilidad y frecuencia, les permitió am-pliar la dieta, obtener proteínas animales y facilitar algunos ele-mentos del proceso de homini-zación, como son prolongar la infancia, incrementar la encefa-lización y, de paso, ampliar su rango de distribución geográfi-ca.

Con los datos obtenidos en el Valle del Rift, y contrastados con los de otros sitios, los au-tores sugieren que las regiones donde la tectónica de placas crean y/o mantiene topografías complejas, puede haber efectos tanto negativos como positivos. En el primer caso, se pueden crear barreras (riscos, ríos, etc.) que dificultan la movilidad, que

alteran las condiciones eco-lógicas que pueden ser fa-vorables para crear algún asentamiento o crear peli-gros para la supervivencia de la población humana.

En el caso de las condicio-nes ecológicas benéficas, estas deben comprender re-cursos locales, abundantes y fértiles, así como fuentes de agua perdurables. Pero al ubicarse en una topografía compleja, las poblaciones humanas encuentran nue-vas oportunidades, ya que pueden comportarse como un predador inteligente y especializado que monito-rea los recursos animales, encontrando los mejores momentos de cacería y así reducir la competencia con los carnívoros. Esas topo-grafías les ofrecen también protección contra predado-res, la seguridad para los in-fantes y jóvenes que son los sectores vulnerables en las poblaciones de cazadores-recolectores.

Es indudable que tanto los factores negativos como positivos tienen poderosos efectos de selección tanto en el comportamiento hu-mano como en sus patro-nes de asentamiento y dis-persión, pero los positivos, le dieron ventajas compe-titivas en la sobrevivencia tanto para la obtención de alimentos como para que más descendientes sobrevi-vieran y llegasen a la edad adulta, lo que facilitó el in-cremento de las poblacio-nes cada generación.

Es así que, la comprensión de los principios geofísicos y de la tectónica de placas que afectan los cambios de largo plazo en los paisajes, nos permiten establecer modelos para la reconstruc-ción de estos en períodos muy antiguos, incluso en regiones con de gran acti-

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La teoría de la deriva continental de Alfred Lothar Wegener: 100 años

lfred Lothar Wegener propuso la teoría de la deriva con- tinental en 1912. En vísperas del centenario de su prime- ra publicación, vale la pena dejar constancia de la im-portancia de su elaboración. Es en gran medida gracias a We-gener que se inició la construcción de los modelos que ahora permiten entender mejor las causas de catástrofes como las ocurridas en Indonesia, Chile y recientemente en Japón. Al-fred Wegener, a diferencia de lo que se conoce actualmente, pensaba en términos de movimientos continentales y no de placas tectónicas, pero su gran idea sobre el desplazamien-to fue y sigue siendo impactante, no sólo por los resultados catastróficos que produce para la especie humana, sino por-que implicó la audacia de imaginar una fuerza colosal capaz de mover continentes enteros hasta el punto de recomponer completamente la disposición de tierras y mares en el curso de las eras geológicas. Aspectos biográficosAlfred Lothar Wegener (1880-1930, Fig. 1) nació en Berlín. Fue hijo de Richard y Anna Wegener y tuvo dos hermanos, Kurt y Tony. Wegener se doctoró en Astronomía por la Uni-versidad de Berlín el 24 de noviembre de 1904. Desde sus inicios como estudiante había tenido la ilusión de explorar Groenlandia y también se había sentido enormemente atraído por una ciencia relativamente moderna: la Meteorología.

En el Instituto de Física de Marburg, Alemania, estuvo como profesor desde 1908 hasta 1912 y se le recuerda como un maestro joven y dinámico. En Marburg, Wegener tuvo amistad con Wladimir Köppen (1846-1940), quien anteriormente lo ha-bía provisto con equipo para su primera expedición a Groen-landia. Visitó a la familia Köppen varias veces en Hamburgo, adquiriendo valiosos consejos del maestro meteorólogo y es-tableciendo una creciente amistad con su hija Else Köppen, quien más tarde se convertiría en su esposa y colaboradora científica. Tuvieron tres hijos, Hilde, Käthe y Charlotte. . De 1914 a 1919, Wegener estuvo en el ejército alemán par-ticipando en el avance dentro de Bélgica, sin embargo, fue herido dos veces. Como resultado, ya no fue considerado apto para la milicia activa y se le envió al campo del Servicio Militar Climático. Su convalecencia duró varios meses, tiempo que utilizó para revisar y ampliar su evidencia sobre la teoría del desplazamiento de los continentes. Wegener hizo una tercera expedición a Groenlandia en 1929 y al año siguiente llevó a cabo la que sería su cuarta y última expedición. Partió desde la costa oriental de Groenlandia, con una numerosa caravana y acompañado de nevadas y fuertes vientos. Los que quedaron, incluido Wegener, sufrieron todo septiembre. La situación era extremadamente desesperada. Apenas había suficiente comida y combustible para dos per-sonas, de las cinco que habían arribado a la estación y era necesario regresar por provisiones. Se decidió que Wegener y su compañero esquimal Rasmus Villumsen volvieran a la cos-ta. Wegener celebró sus cincuenta años el 1 de noviembre de 1930 y salió a la siguiente mañana. Nunca más se les volvió a ver vivos. El cuerpo de Wegener fue encontrado bajo la nieve el 8 de mayo del siguiente año envuelto en su bolsa de dormir y con una piel de reno. Sus manos no mostraban congela-miento, lo que indica que no murió durante el camino a causa del frío, sino probablemente dentro de su tienda de campaña a causa de un paro cardiaco producido por un esfuerzo físico excesivo. La esposa de Wegener, Else, recibió el ofreci-miento del gobierno alemán para enviar un acorazado por el cuerpo y honrarlo con un funeral público, sin embargo, ella declinó. Más bien, insistió en que su cuerpo se dejara intacto dentro de la capa de hielo. Allí continúa todavía, descendien-do lentamente dentro de un enorme glaciar, que algún día se desprenderá y quedará flotando como iceberg, al igual que el barco funerario del vikingo errante que, como Else a menudo bromeaba, descansaba dentro del espíritu de Wegener.Las ideas de la teoría de la deriva continental En 1910 un compañero de oficina de Wegener recibió un Atlas del Mundo como regalo de Navidad. Wegener quedó asom-brado por la congruencia de las costas atlánticas de Suraméri-ca y África, que parecían continentes antes continuos. En ese tiempo, muchos geólogos apoyaban la idea de los puen-tes hipotéticos para explicar la distribución geográfica de los distintos grupos de organismos. Este modelo incluía la noción de que han existido puentes intercontinentales que aparecen y desaparecen alternadamente. Para Wegener era importante proporcionar una mejor explicación que los puentes hipoté-ticos, de esta manera decidió desarrollar una hipótesis para explicar el desplazamiento de los continentes, la cual incorpo-raba la nueva evidencia geofísica. Alfred Wegener presentó sus ideas al público por primera vez

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Carlos Pérez-Malváez*, Alfredo Bue-no-Hernández*, Guadalupe Bribiesca-Escutia* y Fabiola Juárez-Barrera**Museo de Zoología, Facultad de Es-tudios Superiores Zaragoza, UNAM

vidad geológica, información que combinada con imágenes satelitales, observaciones en campo además información pa-leontológica y arqueológica, han permitido reconstruir esce-narios para probar una serie de hipótesis acerca de los patro-nes de territorialidad de los grupos humanos más antiguos, tanto en los continentes como en ámbitos costeros.

La comprensión de estos fenómenos permitirá, en el futuro próximo, establecer tanto las rutas primarias de migración des-de África hacia Eurasia y el resto del mundo, como los esce-narios paleoambienales así como los recursos naturales que usaron esas poblaciones. La herencia de Wegener es la lucha

por defender una idea, que comenzó como un rompecabezas que hoy se ha transformado en un poderoso método analíti-co, y aun cuando tenemos más piezas, nuestro rompecabezas sigue ahí.

Para leer más:Jordí Agustí y Mauricio Antón. 2011. La gran migración. La evolución humana más allá de África. Editorial Crítica, Barce-lona, Jean M. Auel. El clan de oso cavernario. Editorial Océano Maeva. México. (y si puede leer la saga “Los hijos de la tierra” de siete novelas, mejor).

Figura 1. Alfred Lothar Wegener

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el 6 de enero de 1912 en una conferencia ante la Asociación Geológica en Frankfurt-am-Main. El título de la plática fue Die Herausbildung der Grossformen der Erdrinde (Kontinente und Ozeane) auf geophysikalischer Grundlage. Una segunda con-ferencia se realizó en enero 10 de 1912 ante la Sociedad de Avances de Ciencias Naturales en Marburg, bajo el título de Horizontal verschiebungen der Kontinente.La teoría del desplazamiento continental apareció por primera vez en forma de libro con el título Die Entstehung der Konti-nente und Ozeane, que se publicó en Brunswick (Alemania) en 1915. Posteriormente, apareció una segunda edición en 1920, una tercera en 1922 (se tradujo al francés y al inglés) y una cuarta en 1929. En 1924 salió a la luz la traducción espa-

ñola con el título La génesis de los continentes y océanos. La traducción fue de Vicente Inglada Ors y fue publicada por la Biblioteca de Occidente, Madrid. Wegener desarrolló su tesis con base en un amplio conjunto de datos geodésicos, geofísicos, geológicos, biogeográficos y paleoclimáticos. Postulaba que desde principios del Mesozoi-co hasta el momento presente, un enorme supercontinente denominado Pangäa o Pangaea, el cual tiene un origen griego y significa “todas las tierras”, se había fracturado y sus frag-mentos se fueron separando. La ruptura del supercontinente se inició hace unos 200 millones de años, durante el Triásico superior.Pangea, como se le conoce, fue una masa de Tierra con una línea de costa irregular, rodeada por un océano, la Panthalasa, que constituía el Pacífico ancestral. La primera fractura dio origen a dos supercontinentes, uno denominado Laurasia y el otro Gondwana, separados por el mar de Thetys. Laurasia

(el hemisferio norte) era el supercontinente que después se disgregaría en Norteamérica, Groenlandia y la Eurasia septen-trional. Gondwana (el hemisferio sur), formaría al disgregarse Suramérica, África, India, Australia y la Antártida.La originalidad de Alfred Wegener fue que desarrolló su idea sin tener una formación ni un reconocimiento académico en el área y haya concebido una hipótesis geológicamente revo-lucionaria.ColofónLa teoría de la deriva continental permaneció congelada hasta la posguerra. Fue entonces que con el avance del paleomag-netismo se desarrolló la teoría de la expansión del fondo oceá-nico. Esta teoría posteriormente adquirió un desarrollo teóri-co y empírico que se expresa actualmente en la teoría de la tectónica de placas, la cual está implícita en las explicaciones modernas que se han elaborado sobre la distribución biogeo-gráfica. La teoría de la tectónica de placas, desarrollada hacia los años sesenta, terminó por dar la razón a un incomprendido Alfred

Wegener. A partir de numerosas observaciones de geofísica, geodesia y geología quedó establecido que la litosfera, la capa más rígida de la superficie de la Tierra con un espesor de 100 kilómetros, se divide en siete placas principales, que se des-plazan con un movimiento relativo de una velocidad entre 1 y 8 cm por año. El mecanismo del movimiento de los conti-nentes, que Wegener nunca pudo explicar convincentemente, se puede entender ahora mediante la teoría tectónica, la cual propone que son las placas litosféricas, con los continentes asentados sobre ellas, las que se mueven, y no los continen-tes mismos. Las placas colisionan y es en el borde entre ellas donde se produce la mayoría de los terremotos. La teoría de la deriva continental de Alfred Wegener repre-senta una de las teorías más importantes del siglo XX. La im-portancia actual de la tectónica de placas es indiscutible y ha sido pieza fundamental para poder explicar la formación de las grandes cordilleras y la actividad sísmica; y ha provisto una herramienta central a la biogeografía histórica para recons-truir la distribución pasada y entender la distribución actual de los organismos. La fama de Wegener descansa hoy tanto en su intenso trabajo como explorador y meteorólogo así como por haber desarrollado una teoría coherente sobre la deriva continental. La estatura de Wegener como científico continúa creciendo y es mucho más conocido hoy que en ningún mo-mento de su vida. Podemos decir que a diferencia de muchos de sus contemporáneos, para quienes la audaz idea del movi-miento de los continentes les resultaba simplemente inimagi-nable, a Wegener, el caminante incansable, no le produjo el menor vértigo.

Para leer másBowler PJ (1998) Historia fontana de las ciencias ambientales. Fondo de Cultura Económica, México, 467 pp.Bueno-Hernández, A. A. y C. Pérez-Malváez. (2006). Metáforas biogeo-gráficas del imperialismo. Ciencias 84, 15-24.Pérez-Malváez, C. y R. Ruiz. (2001). “Hacia la génesis de la teoría de la deriva continental”. En: Llorente Bousquets, J. y J. J. Morrone (Editores). Introducción a la biogeografía: teorías, conceptos, métodos y aplicacio-nes. 1ª. Edición Agosto de 2001, 1ª. Reimpresión Octubre de 2003, Las Prensas de Ciencias, Facultad de Ciencias, UNAM, México, pp. 161-170 Wegener, A (2009). El Origen de los Continentes y Océanos. Introducción de Francisco Pelayo, Crítica, Barcelona, 392 pp.

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Órgano de difusión de la comunidad de la Delegación INAH Morelos

Consejo Editorial Eduardo Corona Martínez Israel Lazcarro Salgado Luis Miguel Morayta Mendoza Raúl Francisco González Quezada Antonio García de León

Coordinación editorial de este número: Eduardo Corona Martínez Coordinación de producción: Karina Morales Loza

Diseño y formación: Joanna Morayta Konieczna

El contenido de los artículos es responsabilidad exclusiva de sus autores

www.inah.gob.mx/centrosinah/morelos

Nuevas tarifas en Zonas Arqueológicas de Morelos: Áreas tipo AAA

Museo de Sitio de Xochicalco $57.00

Zona Arqueológica después del horario normal de operación

(Xochicalco de noche) $ 191.00

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Museo Regional Cuaunáhuac, Palacio de Cortés $46.00

Áreas tipo B

Zonas Arqueológicas de Chalcatzingo, Teopanzolco y Tepozteco $42.00

Áreas tipo C

Zonas Arqueologicas Las Pilas, Museo de Sitio y Zona Arqueológica de Coatetelco y Museo Histórico del Oriente(Cuautla) $35.00