Weinrichter Antonio_Una forma que piensa

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UNA FORMA QUE PIENSA: NOTAS SOBRE LA TRADICIÓN ENSAYÍSTICA EUROPEA. Antonio Weinrichter. En mayo de 1997, al presentar en Cannes sus “Histoire(s) du cinéma”, Jean-Luc Godard prolongó en la rueda de prensa una idea contenida en su magnum opus: a saber, que el cine había fracasado en su misión originaria. Parecido lamento -que incluye de forma implícita una ecuación geopolítica basada en la oposición entre dos concepciones del cine, una artística (el cine de autor europeo, perdedor en la disputa) y otra de globalización del espectáculo (el blockbuster hollywoodense, el vencedor)- sobre la muerte del cine tal y como lo amábamos se ha podido escuchar en una famosa formulación reciente de Susan Sontag y generalmente subyace en los lamentos de los cinéfilos de lo clásico y los veladores de los restos de la modernidad. Y reaparece también, imprevistamente, en pensadores del arte moderno que se acercan con más curiosidad que nunca al cine, o al audiovisual, desde su convicción -y parece que ello es condición previa de su interés- de que vivimos una era post-cinematográfica (Royoux, Brea). Estas diversas posturas de melancolía pecan de cierto occicentrismo euroamericano (los cines asiáticos desmienten esa supuesta crisis de fe en sí mismo del cine narrativo) y de cierto reduccionismo del “cine” a la ficción: la otra práctica estimulante florecida en los últimos quince o veinte años -los de la postmodernidad, precisamente- es la de un cine de no ficción que ha desbordado el concepto tradicional de documental; un cine, si se quiere, y por seguir jugando a poner prefijos, postdocumental. En la rueda de prensa mencionada me atreví a señalar a Godard la paradoja de que se lamentara de la crisis del cine en una obra que era una esplendorosa prueba de lo contrario, pues alumbraba una noción llena de potencial, la del ensayismo cinematográfico, antídoto contra el cansancio de la ficción y contra la sujeción del documental a la idea de representación de la realidad en vez de proponerse como un discurso sobre lo real: en este sentido, el ensayo podría calificarse de posvérité. Este

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Cine ensayo

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  • UNA FORMA QUE PIENSA: NOTAS SOBRE LA TRADICIN ENSAYSTICA EUROPEA.

    Antonio Weinrichter.

    En mayo de 1997, al presentar en Cannes sus Histoire(s) du cinma, Jean-Luc Godard prolong en la rueda de prensa una idea contenida en su magnum opus: a saber, que el cine haba fracasado en su misin originaria. Parecido lamento -que incluye de forma implcita una ecuacin geopoltica basada en la oposicin entre dos concepciones del cine, una artstica (el cine de autor europeo, perdedor en la disputa) y otra de globalizacin del espectculo (el blockbuster hollywoodense, el vencedor)- sobre la muerte del cine tal y como lo ambamos se ha podido escuchar en una famosa formulacin reciente de Susan Sontag y generalmente subyace en los lamentos de los cinfilos de lo clsico y los veladores de los restos de la modernidad. Y reaparece tambin, imprevistamente, en pensadores del arte moderno que se acercan con ms curiosidad que nunca al cine, o al audiovisual, desde su conviccin -y parece que ello es condicin previa de su inters- de que vivimos una era post-cinematogrfica (Royoux, Brea). Estas diversas posturas de melancola pecan de cierto occicentrismo euroamericano (los cines asiticos desmienten esa supuesta crisis de fe en s mismo del cine narrativo) y de cierto reduccionismo del cine a la ficcin: la otra prctica estimulante florecida en los ltimos quince o veinte aos -los de la postmodernidad, precisamente- es la de un cine de no ficcin que ha desbordado el concepto tradicional de documental; un cine, si se quiere, y por seguir jugando a poner prefijos, postdocumental.

    En la rueda de prensa mencionada me atrev a sealar a Godard la paradoja de que se lamentara de la crisis del cine en una obra que era una esplendorosa prueba de lo contrario, pues alumbraba una nocin llena de potencial, la del ensayismo cinematogrfico, antdoto contra el cansancio de la ficcin y contra la sujecin del documental a la idea de representacin de la realidad en vez de proponerse como un discurso sobre lo real: en este sentido, el ensayo podra calificarse de posvrit. Este

  • ensayo flmico, sobre cuya tradicin europea se ocupa esta intervencin, no sera slo una variante nueva de la prctica documental, un gnero intermedio o mixto en la tradicin de hibridaje entre ficcin y no ficcin que florece tambin en la literatura. Para algunos, como dice Nora Alter leyendo a Benjamin leyendo a Goethe, sera la ur-forma reprimida del cine: no el fenmeno arquetpico en el que puede hallarse la esencia del momento presente sino el horizonte al que tiende el cine para recuperar y cumplir su primordial misin reprimida -fracasada, como dice Godard- de generar conocimiento.

    Pero esa capacidad ensaystica del cine -no slo del documental- es todava un horizonte intuido porque el cine-ensayo sigue siendo una terra incognita. Una razn es el dudoso estatuto genrico de una prctica que adopta formas del cine experimental, del documental performativo y de la vena lrica o autobiogrfica de la vanguardia; y que emplea estrategias tan poco sancionadas por el mercado (por los hbitos del espectador) como el uso alegrico del material de archivo, el montaje expresivo, lo que Nel Burch llamaba dialctica de materiales, la convivencia de imgenes factuales, objetivas, con un discurso subjetivo, y una lnea de argumentacin tentativa, no lineal, resistente a la clausura, que est muy alejada de la postura de autoridad epistmica del documental tradicional y de su heredero en el audiovisual, el reportaje televisivo: a diferencia de ellos, el ensayo no establece conclusiones sino que ensaya reflexiones.

    De estos rasgos se deriva la segunda razn de la invisibilidad del film-ensayo: su difcil encaje en los cauces de exhibicin y de emisin habituales lo convierten en un corpus de obras de muy difcil acceso. No cabe en los programas de documentales de la pequea pantalla ni tampoco, salvo que toque un tema polmico de actualidad como los ensayos agit-prop de Michael Moore, en el reducto que el documental se ha ganado en la pantalla grande (una excepcin fue el reciente xito de Los espigadores y la espigadora, de Agns Varda). Tampoco cabe en los festivales salvo que sea un ensayo con firma, y an as: tanto JLG/JLG como Level Five, dos recientes ensayos de Jean-Luc Godard y Chris Marker, se exhibieron en el festival de Berln en sesiones

  • especiales nocturnas, fuera de la programacin habitual, en la seccin oficial pero no a concurso, como subrayando su misma condicin fronteriza. Este tipo de obras s se pueden ver -de hecho es donde ms se pueden ver hoy- en el museo, reflejando tanto el nuevo inters de la institucin artstica por el cine como su vieja desconfianza por el rasgo principal del cine comercial: su carcter de ficcin.

    El ensayo sigue siendo una incgnita tambin -un centauro, como metaforizaba Philip Lopate en 1996 en uno de los pocos intentos de acercarse al mismo- por la escasez de estudios a l dedicados de carcter general: hay en alemn una antologa de Christa Blumlinger et al1 de 1992 y un estudio de Christina Scherer2 de 2001, y otra antologa en francs de 20043 surgida del mbito acadmico parisino, pero nada todava que yo sepa en ingls ni tampoco en espaol 4. A cambio, ha habido iniciativas de otro rango, pero tambin de ms difcil acceso que un libro: un modesto ciclo (y folleto) en el Centre Pompidou [Le film essai: identification dun genre] en 2000; un simposio en el Institut fur Theorie der Kunst und Gestaltung de Zurich [Video Essays] en 2002; y una gran retrospectiva de ochenta ttulos en el festival Ct Court de Pantin, recin celebrado este pasado mes de abril.

    Todas estas aportaciones al establecimiento de la categora del cine-ensayo datan como se ve de los ltimos diez aos. Por supuesto hubo tentativas anteriores de aislar este elusivo concepto: Eisenstein en diversos escritos, Hans Richter en 1940, Alexander Astruc en 1948, Andr Bazin en 1958... se ocuparon de ello. A partir de mediados de los aos 60 es un lugar comn referirse al carcter ensaystico del cine de Godard, en su progresivo alejamiento de la ficcin convencional en ttulos como Deux ou trois choses que je sais delle, en detrimento de la figura y de la obra de Chris Marker, sin duda debido a que ste ha trabajado casi exclusivamente en el mbito del cine de no

    1 Christa Blumlinger, Constantin Wulff (eds.) Schreiben Bilder Sprechen: Texte zum essayistischen film. Sonderzahl, Viena, 1992. 2 Christina Scherer Ivens, Marker, Godard, Jarman. Erinnerung im Essayfilm. Munich, 2001. 3 Suzanne Liandrat-Guigues, Murielle Gagnebin (eds.) LEssai et le cinma. Eds. Champ Vallon, Pars, 2004. 4 Salvo algn texto de Josep M Catal y de este ponente, as como las intervenciones en un seminario organizado en El Escorial en el veanao de 2003 por Domnec Font.

  • ficcin. En efecto, cuando surge del canon de los cineastas de ficcin,5 que se interrogan por la representacin de lo real y aaden a la receta el condimento de la autorreflexividad, el ensayo parece siempre ms plausible, y ms digno de inters, que como categora segregada desde el mbito de la no ficcin; y bien es cierto que los documentalistas puros han tardado en inscribir en su trabajo elementos como la subjetividad, la ambigedad y la no clausura discursiva que repugnan a cierta concepcin ortodoxa de la prctica documental.

    Por su parte, la aportacin de los cineastas experimentales queda relegada al ghetto en que se ha desarrollado siempre su trabajo. Y ello es as pese al inters de la lnea que marcan los ensayos autobiogrficos de un Jonas Mekas o la reciente tendencia a ensamblar ensayos visuales -trmino propuesto entre otros por el canadiense Al Razutis- del cine de found footage. Debe mencionarse a este respecto la obra de cineastas como el alemn Matthias Mller, el hngaro Peter Forgcs, el tndem italiano de Gianikian & Ricci Lucchi y la prolfica escuela austraca de Martin Arnold, Dietmar Brehm, Gustav Deutsch, Peter Tscherkassky etc., que trabajan primordialmente la apropiacin. Este cine de metraje encontrado plantea un dilema adicional: el de si es posible incluir en la vena ensaystica, desafiando el logocentrismo que se suele postular para el ensayo desde Andr Bazin a Carl Plantinga, trabajos que no dependan primordialmente de la palabra sino del montaje y la creacin de lo que Benjamin llamara imgenes dialcticas que surgen de la apropiacin de otros textos y de la relectura de las trazas inscritas en ellos. El dilema es ste: basta con deconstruir un fragmento de metraje para hacer un ensayo sobre el mismo? Corremos el riesgo de utilizar el trmino de forma tan laxa como suele hacer la crtica respecto al cine de ficcin: Gangs of New York o Funny Games constituyen, se dice, un ensayo sobre la violencia; o Blow Up, un ensayo sobre la imagen. Se dice ensayo como mera equivalencia de reflexin, contenida en el texto o incluso simplemente propiciada por el texto...

    5 As se adjudica diversamente su paternidad a Rossellini (ngel Quintana), a Franju (Burch) o a Welles (Catal).

  • Y sin embargo hay pelculas sin palabras que equivalen plenamente a un ensayo, como Home Stories, de Mller. Para ello el cine de no ficcin debe abandonar el modo observacional y recurrir al principio y a la tcnica del montaje. No otra era por cierto la idea a la que aluda Godard en su elega por el cine: "La verdadera misin, el autntico objetivo del cine era llegar a elaborar y poner en prctica el montaje". El montaje, dice Godard, es la forma natural que tiene el cine (y, aade, slo el cine) para pensar; la herramienta es la moviola, la mesa de edicin en video, o el optical printer. Y como ya teoriz Benjamin al hablar de la alegora (Peter Brger aplic luego este concepto al cine de vanguardia) el principio del montaje se hace, por fuerza, ms efectivo en el remontaje de fragmentos ajenos, como el que practica el found footage: al re-mirar una imagen fuera de contexto se impone una reflexin sobre esa distancia (entre el sentido original y el que adquiere en su nuevo contexto) que a menudo no necesita de la voz, como en el ensayo ortodoxo6. En fin, muchos ensayistas han empleado como materia privilegiada los materiales ajenos: sin llegar quiz a la formulacin de George Steiner de que toda obra de arte es un acto crtico sobre una obra anterior, el alemn Harun Farocki ya declar hace tiempo que Uno no necesita buscar imgenes nuevas, imgenes nunca vistas antes, lo que debe hacer es utilizar las imgenes existentes de tal forma que se conviertan en nuevas.

    El funcionamiento de este tipo de ensayos visuales analticos, deconstructivos o, a veces, meros estudios iconogrficos a lo Panofsky- puede alejarse bastante del essai document par le film de que hablara Bazin a propsito de Lettre de Siberie de Marker. Una definicin ms restrictiva de ensayo cinematogrfico pondra el nfasis en la presencia de una subjetividad que conduce (literalmente) el discurso; y distinguira incluso entre la corriente autobiogrfica o diarstica y el ensayismo, que incluye la reflexin. Hoy se hacen muchos documentales personales (es la va dominante en el cine de no ficcin norteamericano) pero su subjetividad encarnada -la sustitucin de la narrativa por el modo confesional y del dilogo dramtico por el monlogo- no basta para hacerlos ensayo: no se trata de hablar de uno sino desde uno o con uno mismo.

    6 Ver al respecto mi Jugando en los archivos de lo real, en Josetxo Cerdn y Casimiro Torreiro (eds.) Documental y vanguardia. Ctedra, Madrid, 2005.

  • Por otro lado, el ensayo no es un tratado: al igual que el ensayo literario clsico era una especulacin que pona de manifiesto un tipo de saber y una forma de escribir plenamente distinguibles de la humanista y la escolstica7, el ensayo flmico se aleja del modo expositivo del documental tradicional (y del reportaje actual): otorga la misma importancia al contenido informacional y al lenguaje esttico, y disputa la inequvoca indicialidad de la imagen pues lo que ensaya es una escritura experimental. El ensayo no habla de un tema sino que crea su propio tema (vase, por poner un ejemplo conocido, Los espigadores y la espigadora) y busca la estructura adecuada y nica para desarrollarlo: es as como hace buena aquella vieja proposicin de Burch del argumento (en este caso, el tema) que engendra una forma propia... la forma que piensa, por citar la frase popularizada por Godard en el captulo 3a de sus Histoire(s)..., y que no queda sin citar en ningn artculo sobre el film-ensayo.

    Volvemos a encontrarnos con Godard, claro, y siempre con Marker enfrente: hoy parece claro -aunque cuando las vimos en su momento no nos dimos cuenta- que la nocin moderna de ensayo debe remitirse a 1982, ao en que Godard presenta el corto Lettre Freddy Buache y el guin en video (after the fact) Scnario du film Passion y Marker su Sans Soleil, que ha acabado convirtindose en el mejor ejemplo que cabe presentar cuando alguien pregunta qu es eso del ensayo flmico. La hiperpresencia de Godard en sus dos ttulos citados y la compleja red de camuflaje enunciativo que ensaya Marker en el suyo, sealan dos vas de ensayismo que se han prolongado en sus trabajos posteriores, pero no son las nicas. La preeminencia godardiana se ha visto aplastantemente confirmada por la recepcin otorgada a sus Histoire(s) du cinma: ya hay ms estudios sobre las Histoire(s)... que sobre el film-ensayo, lo que ms que otorgar carta de naturaleza al ensayismo flmico sirve sobre todo para confirmar el inters que despierta siempre Godard en el mundo acadmico, por ms que su trabajo (el peso de su figura en su trabajo) sea quiz tan poco extrapolable al cine de no ficcin como su trabajo de ficcin lo ha sido al cine

    7 Francisco Snchez Blanco (ed.) El ensayo espaol. Vol. 2. El siglo XVIII. Crtica, Barcelona, 1997. Pg. 54.

  • narrativo. Si nuestro inters por el ensayo es genrico habr que fijarse en practicantes del mismo ms convencionales para aislar las posibilidades del formato.

    De hecho, el monopolio del formidable trabajo de Godard y Marker en los estudios sobre el ensayo flmico apunta a una cuestin implcita en la enumeracin de publicaciones y ciclos sobre el cine-ensayo que hice arriba: la existencia de un eje franco-germnico paralelo al de las dos potencias polticoeconmicas de la vieja Europa. Los dems pases del continente no pueden quiz reclamar una tradicin ensaystica comparable. En una antologa reciente se deca que resultaba significativo que los britnicos, a menudo considerados los lderes mundiales del documental, no han perseguido la forma [ensaystica], al haber mantenido siempre un griersoniano disgusto por la expresin personal as como la idea de que una pelcula debe resultar til8. Este juicio se ve contradicho por el trabajo de Patrick Keiller e Isaac Julien, la sorprendente reconversin de Chris Petit en ensayista digital, las aportaciones puntuales de Derek Jarman y las mucho ms consistentes de Peter Greenaway. Pero si el ensayismo britnico no ha sido un contendiente serio hasta fecha reciente, el persistente olvido del ensayismo alemn es mucho ms difcil de entender. En el primer estudio global dedicado al tema9, Nora Alter lo achacaba, de puertas adentro, al dominio ejercido por la figura de Leni Riefenstahl (si los documentalistas ingleses tenan que matar al padre Grierson, los alemanes deban enfrentarse a lo que Alter llama madre devoradora), as como, de puertas afuera, al inters suscitado por el rutilante Nuevo Cine Alemn que result en la exclusin del cine de no ficcin.

    Sean ciertas o no estas razones histricas, sigue siendo un ilustre desconocido el corpus de obras firmado por Harun Farocki, Alexander Kluge, Hartmut Bitomsky o Helke Sanders, as como las incursiones de Herzog o Syberberg. Hay una razn adicional surgida de la Babel europea que es la dificultad de la lengua alemana (y en el caso del ensayo se necesita entender bien lo que se dice) cuando el sistema de circulacin y

    8 Kevin Macdonald, Mark Cousins (eds.) Imagining Reality. The Faber Book of Documentary. Faber and Faber, Londres, 1996. Pg. 211. 9 Nora M. Alter. Projecting History. German NonFiction Cinema 1967-2000. University of Michigan Press,

    2002.

  • traduccin del producto flmico no funciona con fluidez. Y hay otra razn que es la facilidad de los franceses para situar el dominio del ensayo (o del cine a secas) dentro de su propio territorio, como lo demuestran por ejemplo el programa del festival de Pantin o el temario de la mencionada antologa LEssai et le cinma, que aaden a las figuras cannicas de Godard, Marker y Resnais las de Franju, Varda, Cavalier y Pollet, entre otros, antes que abrir la puerta a sus vecinos de la unin europea, en particular los germanos. Est en juego la indudable y vigorosa tradicin ensaystica gala, que se remonta a Montaigne (si bien el concepto moderno de ensayo bebe ms de Adorno, Musil o Benjamin), as como su formacin belleletristica, y su aficin por la reflexividad, por la retrica intelectual y por la verbosidad; pero en el ninguneo del ensayismo alemn cabe hablar de chauvinismo.

    Hoy mientras tanto, y ajeno a estas disputas territoriales, el ensayismo deriva -y aqu hay que citar de nuevo a Chris Marker- a instalaciones, cedroms y experiencias en red, introduciendo respectivamente lo musestico, la arborescencia narrativa o discursiva y la hipertextualidad en un terreno, el de la cine-reflexin, que antes de haber sido acotado puede desdibujarse en esta expansin del audiovisual. Para terminar, y volviendo al terreno ms estrictamente cinematogrfico y a esa idea de la muerte del cine con la que abramos estas notas, cabe evocar estas palabras de Marcel Ophls: El cine, aun en en el mejor de los casos, fue probablemente slo una forma artstica menor, y los documentales fueron un rincn muy pequeo y desolado de esa cosecha. Pero lo que todava podemos hacer, como mnimo, es resistir los dictados del consumo de masas. Cmo? Desarrollando un estilo audio-visual de escritura ensaystica. (...) Como modelo literario, Orwell debera bastarnos. Ms vale que lo reconozcamos, amigos: en el mundo actual, Shelley y Rilke estn muy lejos de nuestro alcance. Por qu no aprendemos a vivir aceptando esto?.10 Con esta renovada expresin de la utopa ensaystica de Astruc, reformulada medio siglo despus en trminos ms modestos y melanclicos, pero no necesariamente resignados, podemos esperar con ms optimismo el advenimiento del audiovisual...

    10 Citado en Macdonald y Cousins op cit. Pg. 388.

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