Weisz, Eduado. El PRT ERP. Claves Para Una Interpretacion de Su Singularidad

213
  E  L PRT-ERP: C  LAVES   PARA UNA  INTERPRE TACIÓN   DE   SU   SINGULA RIDAD  .  M  ARXISMO  , I  NTERN ACIONALI SMO Y  C  LASISMO Eduardo Weisz PRÓLOGO DE MICHAEL LÖWY

description

Análisis sobre el PRT ERP (Argentina)

Transcript of Weisz, Eduado. El PRT ERP. Claves Para Una Interpretacion de Su Singularidad

  • EL PRT-ERP:

    CLAVES PARA UNA INTERPRETACIN DE SU SINGULARIDAD.

    MARXISMO, INTERNACIONALISMO Y CLASISMO

    Eduardo Weisz

    PRLOGO DE MICHAEL LWY

  • INDICE

    Prlogo de Michael Lwy ... p. 3

    Introduccin ... p. 6

    Captulo I. La gnesis de la definicin poltico-militar del prt-erp: de grupo

    provincial a partido nacional ... p. 17

    -Parte I: Problemas polticos fundamentales ... p. 23

    -Parte II: Discusiones en la constitucin y en la ruptura del PRT ... p. 35

    -Conclusiones ... p. 57

    Captulo II. Del indoamericanismo a seccin argentina de la cuarta internacional:

    El internacionalismo del PRT ... p 68

    - Parte I: De Santiago del Estero a Pars ... p. 72

    - Parte II: De la Cuarta Internacional a la JCR ... p. 84

    - Conclusiones ... p. 101

    Captulo III. El PRT-ERP Frente Al Luche Y Vuelve ... p. 117

    - Parte I: La apertura democrtica y la formacin del ERP-22 ... p. 122

    - Parte II: Las caracterizaciones del PRT sobre el peronismo y el nuevo gobierno ... p.

    162

    - Conclusiones ... p. 173

    Captulo IV. A modo de conclusin ... p. 188

  • PRLOGO

    Este hermoso libro es no slo una importante contribucin a la historia del PRT

    argentino, sino una reflexin profunda sobre los grandes problemas de la izquierda

    argentina - nueva o tradicional - en uno de los momentos mas crticos de su

    trayectoria.

    Evitando las tendencias denunciatorias o apologticas que ocupan mucho espacio en la

    historiografa del PRT, nuestro autor trata de analizar, pacientemente, los aciertos y las

    equivocaciones de lo que fue una de las mas importantes organizaciones armadas de

    Amrica Latina. Entre las equivocaciones, la mas evidente fue la ilusin de una

    adhesin masiva del pueblo a la guerra revolucionaria ; entre los aciertos, el anlisis

    contundente y sin concesiones de las limitaciones del peronismo. Sin callar sus crticas,

    Weisz no deja de afirmar su enorme respeto y admiracin por los personajes de esta

    historia, que pelearon, y muchas veces dieron su vida por la construccin de un otro

    mundo . Personajes que fueron derrotados, nunca es demasiado repetirlo, por una de las

    mas infames, represivas e inhumanas dictaduras de la historia de Amrica Latina en el

    siglo XX.

    Uno de los aspectos ms interesantes de este estudio es el nfasis que pone en la

    singularidad del fenmeno PRT-ERP ; sntesis original y explosiva entre

    indigenismo y marxismo, guevarismo y trotskismo, izquierda tradicional y nueva

    izquierda, socialismo y anti-imperialismo, lucha armada y lucha poltica, este partido se

    distingue radicalmente del resto de las fuerzas de la izquierda radical argentina

    (maoismo, peronismo progresista, trotskismo ortodoxo, etc.). Es cierto, esta sntesis

    fue ms pragmtica que terica, y no resisti por mucho tiempo: en pocos aos,

    desapareci el referente trotskista, en la medida en que predominaba el autoritarismo y el

    militarismo, as como el acercamiento al llamado campo socialista . El anlisis de la

    relacin del PRT con la Cuarta Internacional, y las discusiones entre las dos corrientes

    -poco estudiadas en la literatura existente es otro de los aportes importantes del libro.

    Viviendo en Francia, mi relacin personal con el PRT fue limitada: conoc algunos de sus

    representantes en el 9 Congreso Mundial de la Cuarta, (1969), en particular a Daniel

  • Che Pereyra, con el cual desde entonces mantengo una relacin de amistad y admiracin.

    En septiembre de 1973 pas algunas semanas en Buenos Aires, en contacto directo con

    los compaeros de la Fraccin Roja del PRT. Adems, como miembro de la Comisin

    Amrica Latina de la Liga Comunista Revolucionaria de Francia, segua de cerca los

    debates con el PRT. Pero muchos elementos de esta historia no me eran conocidos, y

    otros ya los haba olvidado: es leyendo el libro de Eduardo Weisz que las piezas del

    puzzle se ponen cada una en su lugar, haciendo aparecer un cuadro coherente de los

    acontecimientos

    A pesar de su singularidad, se puede considerar la experiencia del PRT como un capitulo

    especifico del guevarismo latino-americano. Seria interesante, alguna vez, a partir del

    ejemplo del PRT argentino y, quizs, del MIR chileno, estudiar la relacin entre

    guevarismo y trotskismo utilizando el concepto weberiano de afinidad electiva

    (Wahlverwandtschaft). Sea dicho entre parntesis, no comparto para nada la tesis de

    Garmendia (a la que se hace referencia en el Captulo I de este libro) sobre la

    minusvaloracin, por el Che, del papel de la teora en la poltica: la polmica sobre la

    planificacin econmica y la ley del valor de los aos 1963-64, las notas crticas al

    Manual de Economa Poltica sovitico, sin hablar de libros como El hombre y el

    socialismo en Cuba demuestran la equivocacin de esta afirmacin. La paradoja fue que,

    mientras que Ernesto Guevara, en sus ltimos aos de vida - 1964-67 - se alejaba cada

    vez mas del modelo sovitico, y buscaba una va alternativa, el PRT, en su ultimo

    periodo, buscaba acercarse polticamente al campo socialista .

    Entre las singularidades del PRT, y en particular de su principal dirigente, Robi

    Santucho, se sita su origen indoamericanista, aparentemente de inspiracin Aprista

    (Haya de La Torre), aunque no se pueda excluir que Jos Carlos Maritegui y su

    indigenismo marxista hayan sido conocidos por los fundadores del PRT. A pesar de la

    progresiva desaparicin de esta dimensin en la cultura poltica del Partido, algo de este

    origen se encuentra en la idea de la guerrilla rural basada en el campesinado.

    El trabajo de Eduardo Weisz tiene todas las cualidades de una investigacin cientfica:

    la riqueza y la diversidad de la documentacin, la bsqueda de una cierta objetividad, la

    distancia crtica hacia los discursos fraccionales de unos y otros. Su punto de vista es

    crtico, pero no neutral ni acadmico : su objetivo confeso es el de contribuir,

  • modestamente, a la bsqueda de nuevas estrategias de subversin radical del orden

    social . Este compromiso radical es lo que le da su fuerza y su coherencia al libro.

    Michael Lwy

  • INTRODUCCIN

    El don de atizar para el pasado la chispa de la esperanza slo

    toca en suerte al historigrafo perfectamente convencido de que,

    si el enemigo triunfa, ni siquiera los muertos estarn seguros. Y

    ese enemigo no ha cesado de triunfar. [Walter Benjamin, Sobre

    el concepto de historia, Tesis VI]

    El recurso de la violencia como instrumento privilegiado de los sectores dominantes en la

    sociedad argentina, institucionalizado regularmente desde 1930, alcanz a partir del golpe

    militar a Pern en 1955 una dimensin determinante. La irrupcin masiva en la poltica

    de lo sectores populares urbanos, durante la dcada peronista, condujo a que la

    intervencin militar devino en el nico camino posible para evitar que esos sectores se

    expresen en el campo poltico-institucional. A partir de ese momento la sociedad qued

    cruzada por una tensin que, tomando diversas formas, slo lograra ser obturada

    mediante los cruentos mtodos utilizados por la ltima dictadura.

    Dicha tensin irresuelta explica que los distintos regmenes, con la participacin o

    anuencia de todos los partidos polticos principales -con la excepcin del peronismo-, se

    haya bombardeado una Plaza de Mayo colmada de personas, se haya fusilado a quienes

    intentaron oponerse a la ilegalidad del gobierno, se haya prohibido incluso pronunciar

    pblicamente el nombre del lder proscrito o secuestrado al cadver de su esposa por

    verlo fuente de peligros, o se hayan anulado elecciones en los que el resultado no haya

    sido el esperado al favorecer a los seguidores de Pern.

    Como sostiene Pilar Calveiro, el golpe de Ongana, en 1966, da cuenta de la inviabilidad

    del proyecto de 1955: Ante la imposibilidad de desparecer al peronismo, que reapareca

    en las alianzas polticas y la lucha sindical, se optaba por desaparecer la democracia e

    incluso la poltica1.

    El plan econmico puesto en marcha a partir de 1967 aument el descontento social,

    sumando a la tensin de orden poltico un incremento de las luchas econmicas que

    comenzaron a expresarse en un sindicalismo combativo que tens fuertemente la lucha de

    clases. De este modo, como se manifest en mayo del 69 en Crdoba, la clase obrera y 1 Calveiro, Pilar (2005): p. 30.

  • vastos sectores populares doblegaron los intentos de la Revolucin Argentina y los

    intentos de hacer desaparecer la poltica de la vida nacional. La violencia de los sectores

    dominantes comenz a ser enfrentada por sectores radicalizados, en un contexto social en

    el que se impona el consenso de acabar con los ataques econmicos y polticos contra los

    intereses populares.

    Si bien en los primeros aos de la dcada del 60 el descontento poltico y la influencia

    de los procesos abiertos en diferentes pases y entre ellos en particular la Revolucin

    Cubana- se haban manifestado en la conformacin efmera de pequeos grupos

    guerrilleros de poca trascendencia, la nueva situacin permiti que esta tendencia se

    despliegue y de lugar, a partir de 1968, a organizaciones cuyo accionar militar

    comenzaba a entroncar con el descontento social. Las propias divisiones dentro de la

    clase dominante, y la estrategia de Pern que, legitimando la existencia de los grupos

    armados, se preparaba para su retorno, contribuyeron a una situacin en la que, como

    seala Ollier, en una cultura poltica como la diseada y en la peculiar coyuntura mundial

    de efervescencia y de rebelin de los sesenta y setenta, en el conjunto y confluencia de

    todos se consolida no slo emerge- la guerrilla argentina2. Taco Ralo, Garn, el

    secuestro de Aramburu, y las acciones que comienza a realizar el PRT en 1969 y la

    fundacin del Ejrcito Revolucionario del Pueblo en 1970- dan cuenta de un nuevo

    escenario poltico en el pas, en el que las organizaciones armadas, peronistas o no, iban a

    ocupar un lugar fundamental.

    La renuncia de Ongana, luego la de Levingston y finalmente el llamado a elecciones de

    Lanusse y el triunfo de Cmpora en las elecciones de 1973 estuvieron rodeados de una

    situacin poltica y social de grandes enfrentamientos en el que las organizaciones

    armadas jugaron, junto al movimiento obrero organizado, un lugar protagnico. Si bien

    produciendo grandes desafos al movimiento popular, ni siquiera el retorno del General

    Pern a la Presidencia de la Nacin logr desarticular la situacin poltica o poner a los

    sectores en lucha a la defensiva.

    El desarrollo del PRT-ERP tiene lugar en este contexto, y sus vicisitudes deben analizarse

    con este trasfondo. Es en estos aos en los que la clase obrera organizada dio sus luchas

    ms importantes, en los que el movimiento estudiantil tuvo su mayor grado de

    2 Ollier, Mara Matilde (1986): p. 112 y ss.

  • organizacin y combatividad, en los que, en sntesis, mayores sectores de la poblacin se

    sintieron capaces de tomar la historia en sus manos y proyectarse en una sociedad ms

    justa. En ese marco, las organizaciones armadas ganaron influencia en distintos frentes de

    masas: sindicales, estudiantiles y barriales.

    Sin embargo, como sostiene, Calveiro,

    Amplios sectores de la sociedad apoyaron o aceptaron en silencio el golpe de 1976 porque desde

    bastante antes el intento de constituir un proyecto alternativo haba perdido sustento poltico y haba

    sido derrotado. Eso precisamente es lo que hay que analizar3.

    El trabajo que aqu presentamos intenta analizar este proceso a travs de uno de los

    grupos ms importantes del perodo y en el que creemos se manifiestan muy fuertemente

    algunas de las problemticas polticas que no solamente se desprenden del interrogante

    que plantea Calveiro sino que, dadas ciertas especificidades de esta organizacin, se

    proyectan sobre gran parte de los proyectos emancipadores del siglo XX.

    Singularidad del PRT

    Ya desde el ttulo de este libro proponemos destacar la singularidad del PRT en relacin a

    las corrientes de la poca. El recorte que aqu realizamos de su historia, est sesgado por

    el intento de explicitar las particularidades que permiten destacar al PRT sobre el fondo

    de las tendencias ms generales que se manifiestan en las organizaciones que se

    desarrollaron en las dcadas del 60 y 70 en Argentina. Para desarrollar esta idea nos

    basamos en una herramienta heurstica que, sin ser exclusiva de l, desarroll Max Weber

    al analizar y discutir la labor de los cientficos sociales y tambin especficamente de los

    historiadores: el tipo ideal.

    Partiremos aqu de la posicin que las organizaciones polticas del siglo XX que han

    intentado subvertir el orden social, enfrentando en mayor o menor medida al sistema

    capitalista, pueden interpretarse desde dos modelos o tipos ideales: la Izquierda

    Tradicional (IT) y la Nueva Izquierda (NI).

    Hablar de tipos ideales supone asumir que estos modelos no existen en la realidad en su

    3 Calveiro, Pilar (2005): p. 21.

  • forma pura, sino que son modelos histricos que intentan sintetizar dos concepciones

    diferentes. Apoyndonos en el uso frecuente de estas categoras uso en general poco

    sistematizado y por otro lado no homogneo entre los diversos autores- las construimos

    segn nuestro inters particular.

    Como sostiene Jameson, una de las maneras en las que puede leerse el proceso que

    comienza en los 60 es el nfasis en

    la emergencia de nuevos sujetos de la historia de un tipo no encuadrable en clases

    (negros, estudiantes, pueblos del Tercer Mundo). Esta lectura se relaciona, dice este

    autor, con una crisis en la categora ms universal que hasta ese momento pareca

    subsumir todas las variantes de resistencia social: es decir la concepcin clsica de clase

    social4.

    Las corrientes paradigmticas de esas dcadas, la NI, se caracterizan entonces por la

    bsqueda de nuevos sujetos sociales capaces de enfrentar el orden establecido, en

    contraposicin a la fidelidad clsica de la IT a la clase obrera como sujeto social

    insustituible de todo proceso de transformacin social radical.

    Esta sola distincin que plantea Jameson lleva implcita un quiebre de dimensiones

    difciles de exagerar.

    En la tradicin del marxismo el concepto de revolucin social es inseparable del de clase

    social. Alrededor del lugar social que ocupa la clase de quienes deben vender su fuerza de

    trabajo en la relacin social que condiciona al conjunto de la sociedad moderna, se

    construy una teora poltica de la cual la revolucin rusa es su ms clara expresin. La

    gua de esa teora revolucionaria y del modelo de soviets como alternativa de poder,

    caracterizaron los procesos revolucionarios de la primer parte del corto siglo XX.

    Creemos que la decisiva importancia histrica de estas concepciones en los procesos

    sobre todo europeos de la primer posguerra permite hablar de la consolidacin de un

    modelo poltico que denominamos IT. Bajo esta concepcin, a las corrientes trotskistas

    que se reclaman heredera de ese pasado y de la revolucin rusa en particular, deben

    considerrselas dentro de la IT.

    La segunda posguerra, con probablemente la sola excepcin de la revolucin boliviana de

    1952, produjo procesos muy diferentes a los que acabamos de mencionar. Las luchas

    4 Jameson Fredric (1997): p. 20 y 21.

  • anticoloniales, nacionales antiimperialistas, tuvieron en la lucha o resistencia armada uno

    de sus aspectos tpicos. No obstante, uno de los procesos que sin duda est asociado al

    concepto de NI fue el de las luchas juveniles en Francia y otros pases europeos, donde

    pese a lo inusitadamente violento de las manifestaciones, no podemos hablar,

    obviamente, de lucha armada. Otra de las singularidades del proceso europeo de fin de

    los 60, y de la Nouvelle Gauche especficamente, es que all el trotskismo

    cuartainternacionalista, que aqu nos interesa en particular, tuvo un papel muy

    importante, y no solamente en Francia. Es decir que esta corriente, conformada como

    consecuencia de la derrota poltica y social de la revolucin rusa en manos de la

    burocracia estalinista, estrictamente asociada al modelo de la revolucin del 17 e incluso

    a sus ms importantes dirigentes Lenin y Trotsky-, particip orgnicamente de un

    proceso que, en esencia incluso por el lugar de los estudiantes en l-, remita a una

    concepcin ya desplazada de los cnones de la IT. En el captulo II de este libro nos

    referiremos a este proceso y especficamente a una posible explicacin de la participacin

    de los trotskistas cuartainternacionalistas en el ascenso juvenil europeo de ese momento,

    en el marco de desarrollar e interpretar la relacin que esa corriente sostuvo durante ms

    de seis aos con el PRT.

    Un aspecto distintivo del PRT-ERP en relacin a las corrientes de la poca est dado por

    su adhesin al marxismo-leninismo, y por la apelacin a los principales referentes de la

    tradicin poltica marxista. Las marcas de la relacin con el morenismo en este aspecto

    son insoslayables. Los orgenes del PRT, que analizaremos en el primer captulo,

    permiten detenerse en aspectos que lo diferencian del modelo de la NI. stos estn dados

    por su relacin con el trotskismo morenista, al que consideramos parte de la IT. Pese a

    que a nuestro entender estos aos formativos no han recibido la suficiente atencin por

    parte de la bibliografa existente probablemente por el persistente discurso fuertemente

    antimorenista de la organizacin despus de la ruptura con Moreno en 1968-, la

    importancia en el desarrollo posterior del PRT de dirigentes formados en el morenismo,

    as como el marco conceptual poltico y organizativo heredado del mismo, nos llevan a

    detenernos en esos aos en comn.

    Por otro lado, uno de los aspectos heredados de esta relacin diferencia particularmente a

    esta organizacin de las otras que protagonizan la etapa: como ya hicimos referencia, el

  • PRT-EC emerge de la ruptura con Moreno como seccin oficial de la Cuarta

    Internacional mandelista, con centro en Francia. Este aspecto, apenas mencionado en la

    literatura sobre el PRT, es sumamente emblemtico para nuestro inters. La lgica de una

    organizacin internacional con centro en Europa nos parece ciertamente poco afn a lo

    que consideramos tpico-idealmente como NI. Desarrollaremos en el segundo captulo

    cmo se desarroll esa relacin, as como las distintas concepciones sobre

    internacionalismo que se fueron planteando en el PRT. No desconocemos que tras un

    discurso internacionalista de corte leninista muchas organizaciones de lo que

    consideramos IT tuvieron posiciones fuertemente nacionalistas, frecuentemente

    impulsadas por el estalinismo5. Sin embargo, en la medida en que la IT es para nosotros

    un modelo terico podemos aqu, para el fin que nos interesa, obviar esto, puesto que la

    concepcin desde la que en el marxismo tradicional se pens la revolucin apunt

    inequvocamente a barrer las fronteras nacionales como estrategia y, lo que es ms

    importante para nosotros, a considerar a todos los trabajadores del mundo unidos bajo

    una misma bandera y una misma lucha.

    En el tercer captulo nos detendremos en un perodo que creemos interpel

    profundamente a la identidad poltica del PRT-ERP: el ascenso de los aos 1971 y 1972

    que oblig al rgimen a la apertura democrtica. Ese ascenso tuvo a nuestro entender una

    consigna que sintetiza la etapa: la radicalidad de las luchas en torno al Luche y Vuelve

    logr efectivamente la vuelta de Pern al pas. A diferencia del modelo de NI, ms

    cercano a los movimientos populares y, como veamos con Jameson, ajenos a la

    centralidad puesta en la clase obrera, el PRT se sostuvo firmemente, aunque no sin

    dificultades, en un anlisis de clase del peronismo que lo llev en todo momento a ver en

    el regreso del viejo General un peligro para la independencia poltica de los trabajadores

    argentinos. Como veremos en ese captulo, la presin del movimiento popular

    fuertemente esperanzado en el regreso de ste, se manifest en una fraccin dentro de la

    organizacin de Santucho el ERP-22 de Agosto- que dej la organizacin a fines de

    1972 para posteriormente llamar a votar a la frmula peronista en las elecciones de marzo

    del ao siguiente. En este proceso, creemos, las races del PRT en la IT fueron decisivas

    para las posiciones que desarroll la organizacin.

    5 Agradecemos aqu la observacin que nos hiciera al respecto Michael Lwy.

  • Concepcin organizativa

    A lo largo de los procesos que consideraremos en este trabajo, nos referiremos muy

    frecuentemente a problemas ligados al tipo de organizacin que sostuvo y construy

    efectivamente el PRT. Esto responde a tres motivos.

    Por un lado, la concepcin leninista de partido, de la que se desprende su preeminencia y

    la separacin orgnica entre ejrcito y organizacin poltica -la idea de que la poltica

    debe dirigir al fusil-, es sin duda una caracterstica nica del PRT frente al resto de las

    organizaciones armadas en el pas. Si bien esta distincin remite tambin a la concepcin

    de los vietnamitas, no est presente, en general, en las corrientes que, a nivel

    internacional, son desde los 50 expresiones concretas de la NI. Como mostraremos, la

    concepcin organizativa es inequvocamente un legado del perodo en comn con el

    morenismo. La organizacin original de los Santucho, el FRIP, completamente ajena a

    dicha concepcin, no consisti en una organizacin celular y de cuadros hasta los

    acuerdos de Frente nico con Palabra Obrera, la organizacin de Nahuel Moreno6. A

    partir de all, el PRT no abandonar jams esta lgica y la sistematizar conceptualmente.

    En segundo lugar, de nuestra investigacin surge que el funcionamiento concreto de la

    organizacin, las posibilidades de disenso, la construccin de lealtades en las luchas

    fraccionales, tuvo un papel determinante en cada una de las etapas que analizamos, y

    especficamente en las tres rupturas que surgen como consecuencia de cada una de ellas:

    con el morenismo, con la Cuarta Internacional y la Fraccin Roja, y con el ERP-22 de

    Agosto, tratadas en los captulos 1, 2 y 3 respectivamente. An cuando no hubiramos

    atendido a este aspecto por lo planteado en primer lugar, los procesos analizados nos

    hubieran conducido a l.

    En tercer lugar, y esto escapa al caso particular que aqu trabajamos, creemos que la

    concepcin organizativa envuelve problemas que van ms all de la forma de organizarse

    para enfrentar al rgimen. La organizacin revolucionaria alberga embrionariamente

    6 Probablemente con cierto grado de exageracin, Pozzi caracteriza al FRIP como una mezcla de organizacin poltica

    y de grupo de amigos. Lo que es indudable, y tambin seala este autor, es que la concepcin organizativa del pequeo

    grupo regional distaba mucho de la de la IT, lo que realza el rol del morenismo en la concepcin que se desarrollar

    posteriormente. Cfr. Pozzi, Pablo (2001): p. 47.

  • nuevas formas de relaciones sociales, en su estructura jerrquica pueden leerse

    potenciales modelos alternativos de sociabilidad y en su concepcin del militante trazos

    del lugar que el hombre y la mujer pueden ocupar en una sociedad de nuevo tipo, en una

    sociedad comunista. Es tambin, entonces, debido a esto que intentaremos detenernos en

    las caractersticas organizativas que se desprenden de los procesos que analizaremos: late

    all una concepcin de nueva sociedad. El propsito de este trabajo sobre el PRT es

    entonces tambin colaborar en la comprensin del sentido que la revolucin tuvo para

    miles de compaeros que lucharon con un enorme compromiso por la transformacin de

    esta sociedad.

    La revolucin, ayer, hoy y maana

    Los militantes del PRT-ERP formaron parte de una generacin que dio hombres y

    mujeres que se involucraron por completo en acabar con una sociedad basada en la

    explotacin y en la miseria. Ese compromiso tuvo una forma particular, que sin duda

    debemos interpretar para criticar y superar. Pero partimos de que la subversin de lo

    existente requiere de una franja social una clase, una generacin- que acompae con

    gran pasin y compromiso a grandes sectores populares en pos de acabar con este sistema

    que tie el globo con todo tipo de injusticias y reduce al hombre a un instrumento de una

    maquinaria deshumanizada. Es evidente que la sola existencia de ese sector, incluso en

    momentos de convulsin social, no alcanza para producir un acontecimiento que d lugar

    a una nueva historia, o, en trminos de Engels, que acabe con la prehistoria de la

    humanidad para comenzar a construir una historia verdaderamente humana. Pero sin la

    presencia de una generacin como la de los 60 y 70, que dej de lado mezquindades

    individualistas para abocarse a la construccin de otro mundo, nada de eso es posible.

    An cuando debamos ser muy crticos con las experiencias del pasado para poder

    construir nuevas alternativas polticas, ese slo hecho nos hace referirnos a todos los

    personajes, annimos o no, que dieron vida a esa porcin de la historia de este pas, con

    un enorme respeto y admiracin.

    La reflexin terica y poltica sobre el pasado para apostar a la construccin de nuevas

    herramientas para intervenir sobre la realidad social debe ser un proceso colectivo. Con

  • esto queremos enfatizar lo provisorio de las conclusiones que cerrarn cada seccin, as

    como el captulo cuarto con el que cerraremos este trabajo. La superacin de las

    experiencias pasadas es inseparable de la claridad que slo el tiempo y las nuevas

    experiencias radicales encaradas por los sectores populares puede aportar. Slo pretenden

    abrir discusiones que puedan ser procesadas socialmente para dar lugar a alternativas

    contrahegemnicas radicales.

    Por ltimo ...

    Este libro es el producto de una investigacin de varios aos. Como todo producto

    individual, ste tiene un contexto social que permite su existencia. En primer lugar

    queremos agradecer al Centro Cultural de la Cooperacin, de cuyo rea de

    Investigaciones Interdisciplinarias formamos parte, no slo por la ayuda econmica que

    nos ha dado la institucin en estos aos sino porque siempre encontramos un clima de

    fraternal camaradera, fundamental para cualquier actividad en el cual el intercambio de

    opiniones es constituyente. Queremos destacar nuestra gratitud, por un lado, con los

    compaeros del Departamento de Historia del CCC, y con su Director, Miguel Mazzeo.

    En el Departamento, y en particular con el grupo de estudio de los 60 y 70 que

    constituimos con Mariano Andrade, Daniel Campione, Dbora DAntonio, Ariel

    Eidelman y Paula Halpern, conformamos un ambiente de trabajo del cual todos nos

    favorecimos y con el que, sin duda, nuestro propio trabajo se ha beneficiado

    enormemente. Por otro lado, queremos agradecer tambin a los compaeros de la Unidad

    de Informacin del CCC, que siempre se mostraron ms que dispuestos a conseguir la

    bibliografa que nuestra investigacin, y en general las del grupo de estudio, fue

    requiriendo.

    A su vez, a lo largo de estos aos hemos discutido aspectos de este trabajo con muchos

    camaradas que nos hicieron repensar diferentes cuestiones aqu planteadas, leyendo

    partes de este trabajo y hacindonos sus sugerencias. Queremos expresar nuestro

    afectuoso agradecimiento para con ellos y ellas.

    Como en la mayora de los trabajos que se detienen en organizaciones polticas o

    culturales de izquierda, debemos aqu agradecer muy especialmente al CEDINCI y a los

  • compaeros que all trabajan. La falta de inters y de recursos para que el Estado

    albergue un archivo con documentos de las organizaciones que, no alinandose con ste,

    son parte insoslayable de la historia del pas, realza el esfuerzo de los compaeros que

    dan vida a esta institucin y que la constituyen en un lugar de paso obligatorio para

    cualquier historia desde abajo.

    Tambin queremos agradecer muy especialmente a todos nuestros entrevistados. Las

    largas charlas sostenidas con todos ellos no solamente nos permitieron comprender

    muchos aspectos no visibles en el estudio de documentos, sino que en algunos casos

    dieron lugar a relaciones duraderas y afectivas que trascendieron por completo el tema de

    investigacin y enlazaron proyectos, sueos y utopas tan presentes en los 70 como en

    nuestros das.

  • BIBLIOGRAFA

    -Calveiro, Pilar (2005): Poltica y/o violencia. Una aproximacin a la guerrilla de los

    aos 70. Grupo Editorial Norma, Buenos Aires.

    -Jameson, Fredric (1997): Periodizar los 60. Alcin Editora, Crdoba.

    -Ollier, Mara Matilde (1986): El fenmeno insurreccional y la cultura poltica (1969-

    1973). Biblioteca Poltica Argentina N145. CEAL, Buenos Aires.

    -Pozzi, Pablo (2001): Por las sendas argentinas .... El PRT-ERP. La guerrilla marxista.

    Eudeba, Buenos Aires.

  • CAPTULO I

    LA GNESIS DE LA DEFINICIN POLTICO-MILITAR DEL PRT-ERP:

    DE GRUPO PROVINCIAL A PARTIDO NACIONAL

    Siendo una de las organizaciones armadas de mayor importancia en la Amrica Latina de

    los aos 60 y 70, el Partido Revolucionario de los Trabajadores tuvo caractersticas

    especficas dadas por su inscripcin en el marxismo. Esta organizacin presenta un

    inters particular para analizar la articulacin entre las prcticas polticas especficas del

    perodo y las de la izquierda tradicional, pues surge de la fusin de dos organizaciones,

    una de las cuales trotskista- tuvo sus orgenes en el perodo inmediatamente anterior al

    primer gobierno peronista.

    Centraremos temporalmente este captulo entonces, en el perodo formativo del PRT,

    especficamente en la relacin que se constituy entre la corriente trotskista liderada por

    Nahuel Moreno denominada entonces Palabra Obrera- y el Frente Revolucionario

    Indoamericano Popular FRIP-, la corriente fundada por los hermanos Santucho. Esta

    relacin se prolong desde 1963 hasta enero de 1968, incluyendo el perodo en el que

    ambas organizaciones se unificaron a partir de enero de 1965, luego de varios meses de

    funcionar como Frente nico.

    En este intervalo de tiempo, la organizacin de los Santucho se convirti, partiendo de

    una pequea organizacin regional con presencia en unas pocas provincias del noroeste

    argentino y con ligazones muy vagas con el marxismo, a una organizacin con presencia

    nacional y con un discurso anclado en una perspectiva marxista, y con referentes tericos

    que provenan ya de esa tradicin, a la que incorporaron las experiencias revolucionarias

    de las ltimas dcadas. Resulta destacable, sobre todo, que el PRT-El Combatiente sali

    de la etapa de unificacin con el morenismo con la conviccin de la necesidad de encarar

    la lucha armada, la que hizo explcita a los pocos das de la ruptura -en el IV Congreso

    del PRT, primero del PRT-EC-, conviccin de la que dio muestras muy pocos meses

    despus. En 1970, en el V Congreso, esta poltica se iba a plasmar en la fundacin del

    ERP.

    La importancia en la evolucin posterior del PRT de este perodo en comn con la

  • organizacin de Nahuel Moreno puede tambin apreciarse en que, en el momento de la

    ruptura enero de 1968-, el documento central a la sazn, constituyente del PRT-El

    Combatiente- llevaba la firma de Santucho y de dos dirigentes que provenan del

    morenismo. Las definiciones de ese documento tienen una fuerte marca de la tradicin

    trotskista, como por ejemplo el carcter internacional y permanente de la revolucin.

    Resulta tambin significativo que de los 25 miembros que conformaban el Comit

    Central antes de la ruptura, 16 se quedaron con Santucho para formar el PRT-EC. Por

    otro lado, si nos detenemos por ejemplo en la composicin del Bur Poltico del PRT en

    1973-74, de sus ocho miembros tres eran de origen morenista, y otros dos haban sido

    acercados a la organizacin en el perodo en comn a travs de uno de los dirigentes ms

    importantes del morenismo. Podemos ver, por lo tanto, que para analizar a esta

    organizacin, los aos formativos junto a la corriente morenista resultan insoslayables.

    Creemos que esta investigacin puede ser hecha desde diferentes abordajes pues son

    mltiples y combinados los aspectos cuya evolucin puede rastrearse en esta etapa.

    En el marco de lo ya sealado en la Introduccin, el objetivo de este captulo ser sealar

    las discusiones centrales entre ambas corrientes, especficamente alrededor del problema

    de la lucha armada. Creemos que es posible leer en ellas tanto la evolucin a la que

    hicimos mencin la adopcin de una posicin guerrillerista por parte del santuchismo-,

    como la absorcin por parte de la joven organizacin de un tipo de marxismo particular,

    dominante en el siglo XX entre las corrientes polticas marxistas, caracterizado por una

    importante impronta de pragmatismo.

    Un aspecto que aparecer frecuentemente entrelazado a las discusiones en las que nos

    detendremos es la concepcin de organizacin. Fue indudablemente un elemento

    distintivo de esta corriente que la diferenci de las otras organizaciones guerrilleras con

    alcance nacional de la poca- la proclamacin de la necesidad de separar entre la

    organizacin poltica y la militar sta supeditada a la primera-, an cuando esto sea

    ciertamente relativo en la trayectoria del PRT-ERP. Esta relatividad no ocluye sin

    embargo la persistente defensa de esta distincin, en mltiples documentos. Por ejemplo,

    en lo que hace a la concepcin guerrillera, el PRT contrapona fuertemente la necesidad

    de construir una slida organizacin de tipo leninista, a las estrategias de guerrilla de los

    primeros aos de la dcada, inspiradas en general en las perspectivas propuestas por el

  • Che y por la experiencia cubana. Lo que nos interesa sealar aqu es que esta concepcin

    organizativa singular del PRT -que en el discurso no se modificar en toda su existencia-

    estuvo fuertemente marcada por la relacin con el morenismo.

    Nos anticipamos en sealar que creemos necesario considerar en todo momento al PRT

    de este perodo, 1965-1968,como un frente entre dos fracciones que en ningn momento

    dejarn de lado su autonoma ms o menos relativa-. Esto se desprende, como veremos,

    de mltiples signos tanto en las discusiones durante el proceso en comn, como de los

    testimonios de los protagonistas y de los documentos oficiales de las corrientes despus

    de la escisin. Sin embargo, es de particular importancia para comprender la lgica

    organizativa comn el que esto nunca haya sido dicho abiertamente, ni siquiera a los

    propios militantes de la organizacin. Slo cuando la relacin entre ambas fracciones, ya

    en 1967, deviene en explcito enfrentamiento, se hacen crticas a la otra fraccin que

    involucran posiciones anteriores, pero que no haban sido cuestionadas oportunamente.

    Al analizar la relacin entre el PRT y la Cuarta Internacional, en el prximo captulo,

    volveremos a encontrarnos con un problema de similares caractersticas.

    Por otro lado, al hablar de fracciones no podemos soslayar que nos referimos a dos

    organizaciones-fracciones con un fuerte componente personalista y un incuestionable

    liderazgo obviamente al interior de cada una- de Mario Roberto Santucho por un lado y

    de Nahuel Moreno por el otro. Este funcionamiento fraccional encubierto, organizado

    alrededor de estas dos figuras, se mantuvo desde sus orgenes en el acuerdo de Frente

    nico firmado entre el FRIP y PO el 17 de julio de 1964 que incluyera el intercambio

    de delegados en el organismo de direccin-, pasando por lo que se denomin Partido

    Unificado FRIP-PO a partir de enero de 1965, pero tambin a partir del 25 y 26 de mayo

    de 1965, das en los cuales sesion el Congreso Unificado que votara la constitucin del

    PRT.

    Como veremos, no puede sin embargo considerarse a las fracciones como estancas

    porque a lo largo de los aos en comn se produjo un importante flujo de militantes e

    incluso dirigentes de la fraccin de Moreno a la de Santucho. Un dato significativo al

    respecto es que el IV Congreso del PRT, das despus de la escisin, tendr lugar en

    Buenos Aires y con representantes de gran parte de las provincias, habiendo sido el FRIP

    al comenzar la relacin con Moreno un grupo exclusivamente regional, con militantes

  • solamente en las provincias de Tucumn y de Santiago del Estero.

    En cuanto a la lucha armada, nuestra hiptesis es que, enmarcada evidentemente en el

    clima poltico de la poca, la corriente dirigida por Santucho consolid, como dijimos, un

    camino guerrillerista en la relacin con Moreno, y que en ese proceso tuvo suma

    importancia tanto la ambigua posicin desarrollada por este ltimo frente a los

    movimientos armados continentales durante aquella dcada posicin fuertemente

    impregnada de pragmatismo-, como la contraposicin desde la corriente de Santucho a lo

    que el PRT-EC es decir, despus de la ruptura- caracterizar persistentemente como una

    posicin espontanesta del morenismo. En efecto, segn el balance que el PRT-EC hizo

    de la experiencia en comn con la corriente morenista, sta se caracterizaba por ceder a la

    conciencia sindical de las masas sin proponer una alternativa revolucionaria. Como

    sabemos, sta iba a ser finalmente interpretada como alternativa armada.

    Aun cuando este perodo aparece poco desarrollado en los trabajos publicados sobre el

    PRT, creemos que las marcas que all se gestaron son insoslayables para entender el

    proceso posterior. Es indudable que la decisin de formar el ERP se desarroll en

    Santucho durante el proceso en comn con Nahuel Moreno. En el documento del

    congreso del PRT que tuvo lugar en febrero de 1968, unos das despus de la ruptura, la

    posibilidad de organizar ya mismo grupos armados es inmediata y en septiembre de ese

    ao, es decir ocho meses despus de haberse escindido, Santucho organizaba ya los

    primeros ncleos de guerrilla rural en Tucumn. Resultar relevante, entonces,

    preguntarse por la influencia del morenismo en la evolucin de la corriente de Santucho.

    Para ello, deberemos precisar qu aspectos de la poltica llevada en comn y qu

    discusiones desarrolladas en relacin con las tendencias continentales a favor de la

    guerrilla en el perodo permiten entender esta trayectoria.

    A su vez, deberemos detenernos en el proceso poltico que tuvo lugar en la provincia de

    Tucumn, pues es alrededor de esta situacin que se consolidan las posiciones en la

    discusin. Ya desde los primeros meses de 1966 se abre una discusin sobre esa

    provincia, en la que para la fraccin de Santucho exista una situacin prerrevolucionaria,

    lo que fue rechazado por la an mayoritaria fraccin morenista. Despus de la

    intervencin de los ingenios por el gobierno de Ongana el 22 de agosto de ese ao-, las

    perspectivas entre ambas fracciones se diferenciaron radicalmente. Mientras el

  • morenismo enfatizaba el despido de 40.000 trabajadores y la consecuente situacin de

    derrota, el santuchismo vea crecientemente en la situacin regional el escenario propicio

    para desplegar una estrategia guerrillera.

    Dividiremos este captulo en dos partes. En una primera parte nos abocaremos a los

    problemas polticos centrales que se desarrollan entre las dos corrientes. En primer lugar

    trataremos el problema del espontanesmo, tanto por ser claramente la crtica ms

    recurrente hecha por el santuchismo al morenismo como por ser central para la ulterior

    evolucin guerrillera del PRT. Intentaremos profundizar sobre esta crtica, pues alrededor

    de ella se podr ver en qu medida la concepcin guerrillera se plante como alternativa a

    lo que se cuestionaba. Para ello nos detendremos tambin en dos aspectos que

    consideramos paradigmticos para comprender esta discusin.

    Por un lado, las posiciones alrededor del problema del foquismo, insoslayables durante la

    dcada del 60, teida por la influencia de la revolucin cubana y por la estrategia

    guevarista. Por otro, nos detendremos sobre la estrategia morenista de entrismo en el

    peronismo. Esta estrategia antecede en varios aos a la relacin de Palabra Obrera con el

    FRIP tiene su origen en el apogeo de la Resistencia Peronista-, pero se mantuvo hasta

    estar consolidada la relacin entre ambas corrientes, siendo motivo de discusiones al

    realizarse los primeros acuerdos entre ellas. Por otro lado, creemos que en esta estrategia

    del morenismo se sintetizan concepciones especficamente asociadas a lo que el

    santuchismo cuestionara como espontanesmo.

    En la segunda parte, nos detendremos en las principales discusiones que se fueron

    planteando alrededor del problema de la lucha armada, tanto en el perodo que culmina

    con la unificacin como en el que concluye con la escisin entre ambas corrientes.

    Abordaremos los desplazamientos en las posiciones, intentando reflejarlos a travs de los

    documentos centrales, pues creemos ver cierta ambigedad que devino tanto en un

    elemento nodal en la evolucin de las posiciones del santuchismo, como una causa de

    que gran cantidad de militantes provenientes del morenismo hayan roto junto con

    Santucho para formar el PRT-EC.

    Por ltimo al igual que en los captulos que siguen-, esbozaremos algunas reflexiones

    que extraemos de este aspecto de la investigacin. stas sern retomadas en el captulo

    final del libro, fundamentalmente, como sealamos en la Introduccin, con el objetivo de

  • abrir problemas que permitan futuras investigaciones y profundizaciones sobre este

    perodo singular de la historia de Argentina y sobre una estrategia de transformacin

    radical de la sociedad, en el que tantos y tantas aqu nombrados o annimos-

    comprometieron su vida.

  • PARTE I: PROBLEMAS POLTICOS FUNDAMENTALES

    El espontanesmo: Definiciones y alternativas

    Rubn Batalls, que haba sido un militante del PRT-ERP, deca en una entrevista que le

    realizamos que el morenismo tena trabajo sobre el movimiento obrero pero con poltica

    economicista7. Nos detendremos aqu en el anlisis de esta caracterizacin que, como

    veremos, fue utilizada una y otra vez para delimitarse del morenismo. En esta

    delimitacin nos interesa particularmente detenernos en qu es lo que Santucho construy

    como alternativa.

    El Libro Rojo8, documento de 1968 inmediatamente posterior a la ruptura entre el PRT-

    El Combatiente y el PRT-La Verdad, caracterizaba como espontanesta a la trayectoria

    del morenismo, con la excepcin de la poltica desarrollada en el perodo 1961-1962

    considerada como positiva-. Luego de sta, se habra dado un apresurado retorno a la

    concepcin espontanesta de la toma del poder:

    ... olvidando sus propias proposiciones de La Revolucin latinoamericana, Moreno vuelve sin ningn

    rubor a la vieja idea espontanesta de que el movimiento obrero se plantear en base a sus experiencias

    y a las nuevas formas organizativas el problema del poder9.

    Este documento, citando a Moreno sosteniendo que toda huelga general es insurreccional,

    describa a esta idea como espontanesmo puro. Moreno -se sostena en este folleto-,

    partiendo de que ni la clase obrera ni su vanguardia se plantean el problema del poder, en

    lugar de sealarle las etapas que debe recorrer ilusiona a los obreros con la posibilidad de

    que burcratas y sindicatos tomen el poder. Esto se argumentaba- est en contra de la

    imposibilidad sealada ya por Trotsky de que los sindicatos puedan tener una poltica

    independiente en la poca del imperialismo.

    Como parte de la desviacin sindicalista, sostenan los autores del documento, el partido 7 Entrevista a Rubn Batalls, Julio de 2002.

    8 Nombre con el que se conoci el documento del IV Congreso del PRT primero bajo el nombre PRT-El Combatiente

    para distinguirse del PRT-La Verdad de Moreno, elaborado por Santucho y otros dos compaeros Oscar Prada y Helio

    Prieto-, cuyo ttulo era El nico camino hasta el poder obrero y el socialismo. Nos referiremos a este documento de

    ambas formas.

    9 El nico camino hasta el poder obrero y el socialismo: p.34.

  • habra inventado el trmino de vanguardia sindical. As, siguiendo con el mismo

    documento,

    un obrero poda ser gorila, vandorista, anticomunista furibundo, estar a favor de los yanquis en

    Vietnam, pero si era capaz de movilizar una seccin para exigir papel higinico en el bao, se era un

    obrero de vanguardia10.

    Para el Libro Rojo, en cambio, obreros de vanguardia son los que tienen conciencia de

    que la misin histrica de su clase es luchar polticamente para derrocar al gobierno de la

    burguesa. A los activistas sindicales, el partido deba acompaarlos en las luchas

    econmicas, pero el deber de la organizacin era transformarlos en obreros de

    vanguardia.

    Un activo participante del PRT y el menor de los hermanos Santucho, Julio, seala

    coincidentemente en su libro sobre el PRT de 1988, que la poltica de Nahuel Moreno se

    caracterizaba por su sindicalismo, salvo en el perodo entre 1960 y 1962 en el que se

    habra abierto hacia la guerra de guerrillas.

    Este autor desarrolla retrospectivamente cul era a su entender- la concepcin

    estratgica de Moreno: la influencia sindical alcanzada a travs del entrismo en el

    peronismo le permitira a la corriente morenista tener un lugar de direccin en el proceso

    espontneo por medio del cual los sindicatos culminaran una serie de huelgas triunfantes

    con la insurreccin11.

    Desde esta perspectiva, entonces, la mirada de Julio Santucho sobre el morenismo se

    enmarca en la crtica ms importante y reiterada que haca la corriente a las posiciones de

    Moreno. Intentaremos sealar aqu cules son las perspectivas que, desde la corriente de

    Santucho, se antepusieron al espontanesmo morenista.

    Entre las resoluciones del V Congreso, reunido el 29 y 30 de julio de 1970 y que fueran

    10 El nico camino ...: p.70.

    11 Los trminos espontanesmo y sindicalismo eran utilizados por el PRT indiferenciadamente, lo que responde a la

    tradicin de la cual se extraen. En este sentido, sealamos que aunque Pittaluga ha cuestionado cierta imprecisin en el

    trmino sindicalismo [Pittaluga (1999)] utilizado por Julio Santucho, en nuestra opinin, el sentido que se le daba a este

    trmino est dado tanto explcitamente especialmente en el Libro Rojo- como por el marco terico ms general de la

    corriente, al aludir explcitamente al uso hecho por Lenin en las discusiones al interior de la socialdemocracia rusa a

    principios de siglo. En dichas discusiones, Lenin tambin utilizaba con el mismo sentido los trminos espontanesmo y

    tradeunionismo (sindicalismo).

  • publicadas como folleto un ao despus, se haca un balance de la corriente y de sus

    luchas internas en un apartado denominado La lucha de clases en el seno del partido.

    All se planteaba nuevamente el carcter sindicalista y espontanesta de la corriente de

    Moreno, explicndolo a partir de la presin del proceso de sindicalizacin masiva al

    momento de la constitucin de la corriente en 1944. Si bien este documento, y este

    apartado en particular, estaba dirigido contra el neomorenismo -como se denomin a las

    corrientes opositoras a la direccin de Santucho entre el IV y el V Congreso12-, resulta

    tambin de inters como la caracterizacin ms acabada ya finalizado el proceso en

    comn- de lo que el santuchismo denominaba espontanesmo morenista, por lo que nos

    permitiremos citarlo en extensin.

    La estrategia morenista supona que el proceso revolucionario, comenzara por una huelga triunfante o

    una serie de huelgas triunfantes (un alza) que seguidas por una huelga general, culminara en una

    insurreccin de masas para cuya victoria al menor costo posible y con garanta de revolucin proletaria

    era necesaria la direccin del Partido Proletario Revolucionario. Supona que las masas

    espontneamente se orientaran hacia el programa del Partido y aceptaran su liderazgo. () Soaba

    con una revolucin antisptica, sin ese ingrediente horrible de muertes y heridos, triunfante en base a

    habilidad poltica. () Esta ingenua y aristocrtica pretensin empa durante aos al Partido y es la

    causante de la ausencia total de moral de combate, de la alergia a los riesgos ms mnimos,

    caracterstica de la mayora de los dirigentes del morenismo. () Esta idea origin la mentalidad tmida

    que en todo ve grandes peligros, retrocede ante los riesgos, considera al menor movimiento positivo

    una aventura () Todo el Partido debe grabarse con letras de fuego el principio revolucionario de que

    no se puede destruir al capitalismo sin audacia y ms audacia, que una de las caractersticas ms

    esenciales de un revolucionario es su decisin, que un revolucionario es un hombre de accin.

    De su concepcin sindicalista viene tambin el fetichismo de las comisiones internas y cuerpos de

    delegados como vanguardia obrera natural, la concepcin de que la actividad central del Partido

    consista en la lucha por las reivindicaciones inmediatas de fbricas y que dirigir el proletariado era

    tener la mayora en la comisin interna y cuerpo de delegados y orientar desde all la lucha de clases

    concreta, estructural, es decir, la lucha sindical de los guantes y los aumentos. Para lograrlo los

    militantes tenan necesariamente que ocultar su carcter de revolucionarios.

    () Cada conflicto sindical se transformaba en eje de todo del Partido y su triunfo era una cuestin de

    12 En el captulo siguiente nos abocaremos a las rupturas que se producen entre 1968 y 1972, ya que, lo dejamos

    sealado, los diferentes grupos que rompen o son expulsados- del PRT entre estos aos, incluyendo el grupo de

    Moreno, estarn presentes en el congreso de la Cuarta Internacional que tendr lugar en 1974. En las discusiones

    previas al V Congreso del PRT, la corriente cuartainternacionalista de Ernest Mandel tiene un lugar destacado junto

    con Santucho en la pelea contra dos tendencias que no participarn del Congreso an cuando constituan la mayora del

    Comit Central antes de la separacin. Las diferencias son fundamentalmente alrededor de las urgencias de Santucho

    en comenzar la lucha armada, para lo que Santucho se habra apurado en convocar al Congreso que fundara el ERP.

  • honor. En cambio, la propaganda y la agitacin revolucionaria era propagandismo.

    () Intentar llevar las concepciones marxistas, el socialismo, a las masas, constitua una actividad

    superestructural y por ende de segundo orden, cuando no provocadora13.

    Podemos ver que si bien, como venimos destacando, hay una homogeneidad en cuanto a

    la caracterizacin del espontanesmo en el morenismo, a sus caractersticas especficas y

    formas de manifestacin, en cuanto a lo que se le opone aparecen dos posiciones de

    distinto orden y con consecuencias diferentes.

    En 1988, Julio Santucho, haciendo eco al Libro Rojo despus de 20 aos, contrapona el

    espontanesmo a la concepcin de guerra de guerrillas sintetizado en el folleto de Moreno

    al que se haca mencin en la cita que transcribimos del documento del IV Congreso, La

    Revolucin Latinoamericana. La posicin del hermano menor de Robi est en

    consonancia con los elementos del balance del PRT-EC de 1970 que acabamos de citar,

    en el cual se le cuestionaba al morenismo su falta de accin, de moral de combate.

    Pero por otro lado en la definicin de obrero de vanguardia en el documento para el IV

    Congreso consciente de que su clase tiene que derrocar polticamente al gobierno de la

    burguesa-, encontramos una posicin ms afn a la que se planteaba al final de esta cita

    de La lucha de clases en el seno del partido, cuando las tareas del revolucionario se

    plantean en trminos de propaganda, de llevar a las masas las ideas del marxismo.

    Ambas posiciones responden a concepciones claramente diferenciables. En la primer

    posicin la importancia de la actividad del partido reside en su capacidad de combatir, de

    accin, de enfrentar militarmente al rgimen. En la segunda, el partido, en la tradicin

    leninista de la conciencia inducida, procura mediante la propaganda marxista la

    construccin de una subjetividad capaz de comprender la dinmica de la sociedad para

    poder subvertirla.

    Sin embargo, esta ambigedad tendi a resolverse en un sentido unvoco. Las crticas al

    morenismo, ms all de estas tensiones, tenan una direccin precisa y contundente, tal

    como se manifiesta en las palabras iniciales del documento del IV Congreso:

    Nada estuvo ms alejado de las preocupaciones de los marxistas argentinos hasta el presente que el

    problema del poder y la lucha armada14.

    13 Resoluciones del V Congreso. Compilado en De Santis (1998): p. 148-150. (nfasis nuestro)

    14 El nico camino ...: p.7

  • En el segundo nmero de El Combatiente, de marzo de 1968, en un artculo titulado:

    Nuestras diferencias con la camarilla rupturista, la definicin de partido revolucionaria

    est ya excluyentemente asociada a la lucha armada:

    La actividad y forma organizativa esencial que hacen a que un grupo se convierta en partido

    revolucionario es la preparacin, iniciacin y desarrollo de la lucha armada.

    (...)La minora rompe por negarse a aceptar, clara y tajantemente y no en forma eclctica y diluida-

    la necesidad de convertir al grupo de propaganda en un partido armado15.

    El foquismo y Bengochea: ambigedades

    En la historia del PRT elaborada por uno de sus dirigentes ms importantes hasta su

    ruptura en 1980, Luis Mattini, ste seala que Santucho habra vuelto de su viaje a Cuba

    en 1961 habiendo adoptado posiciones marxistas-leninistas. A su vez, las discusiones con

    aquellos que leyendo en la experiencia cubana una manifestacin de foquismo queran

    reproducirla aqu, lo habran llevado a sostener en ese momento que el foquismo era una

    de las dos caras del espontanesmo.

    La delimitacin del foquismo fue efectivamente uno de los ejes de la unificacin,

    oponindosele la construccin de partido. Segn Julio Santucho, la concepcin de superar

    el foquismo se plante en el FRIP desde el ao 1964. A partir de ah, sealaba, se

    entenda que

    el partido de la clase obrera era la nica forma de organizacin capaz de ejercer la direccin poltica

    del proceso revolucionario. Que fuera imposible superar el foquismo sin dotarse de dicha herramienta

    estratgica era el punto de partida del proyecto del PRT16.

    Al evaluar este problema en 1990, la Direccin del pequeo grupo que conserv el

    nombre Partido Revolucionario de los Trabajadores17 -en su Historia del PRT- planteaba

    que Santucho sostena la necesidad de construir un partido revolucionario que se 15 El Combatiente. Ao 1. N2. 15 de marzo de 1968: p. 12.

    16 Santucho, Julio (1988): p. 109.

    17 Dirigidos, hasta su muerte en 1995, por Amilcar Santucho.

  • desarrolle entre las masas para luego, con la participacin de stas, iniciar la lucha

    armada. Luis Mattini plantea en trminos similares la diferencia de Santucho con el

    foquismo: la lucha econmica debe elevarse a poltica y la actividad militar slo podra

    devenir de sta. Como podemos apreciar, ste pareca ser un punto de partida

    fundamental.

    En el documento del V Congreso del PRT, esta posicin sigue presente, aunque, como

    veremos, ya bajo otra forma. No obstante, se destacaba el acuerdo, al momento de la

    unificacin con Palabra Obrera, en que para encarar la lucha armada era necesario

    construir previamente un pequeo partido revolucionario. Veremos, sin embargo, como

    en ese momento ya el eje de la discusin se haba desplazado.

    Como desarrollaremos en la segunda parte de este captulo, es en el ao 1967 y

    especficamente a partir del proceso tucumano, cuando la fraccin de Santucho empez a

    definir una estrategia armada. Resulta interesante, por lo tanto, un testimonio de un

    compaero que se acercaba a la corriente hacia fines de ese ao, y que luego iba a formar

    parte de la direccin del PRT. En una entrevista con Ollier, narraba en estos trminos una

    reunin de captacin, en la que un militante experimentado del PRT explicaba las

    posiciones frente a la lucha armada:

    El tipo empieza a hablar de la lucha armada, que nada tiene que ver con el foco. Explica que la lucha

    armada consiste en empezar a hacer operaciones un pasito ms delante de lo que la gente est haciendo.

    Y empezar a armarse. Una lucha de vanguardia que dura slo un tiempo mientras las masas van

    adquiriendo ms nivel de lucha. A m eso me convenci. A m lo del foco nunca me haba convencido.

    Esto lo entenda porque tena que ver con mi experiencia sindical18.

    Aunque puede deberse a un recorte de la memoria del entrevistado, no deja de llamar la

    atencin que la discusin sobre el foquismo no haya estado asociada a la necesidad de

    construccin de una organizacin. Esto ocurra en el momento en el que, a das de la

    ruptura, Santucho avanzaba hacia comenzar la lucha armada.

    El testimonio recogido por Ollier puede leerse a la luz del documento del IV Congreso,

    escrito unos meses ms tarde, en febrero de 1968. En la evaluacin que se haca del

    foquismo en el primer captulo de El nico camino , al discutir las concepciones de

    Castro y Guevara, las polmicas que haba sostenido la corriente en contra de la 18 Ollier, Mara Matilde (1998): p.114 y ss.

  • concepcin del foco eran vistas como mezquinas, centradas en un problema tctico y

    secundarias frente a la concepcin general del castrismo. A una delimitacin que haba

    sido central en la unificacin, en el momento en el que Santucho pretende llevar a la

    corriente hacia la lucha armada, se le quitaba relevancia.

    Estas ambigedades pueden percibirse en el anlisis del santuchismo sobre las posiciones

    desarrolladas por el grupo de ngel Bengochea. El Vasco Bengochea, uno de los ms

    importantes dirigentes histricos de la corriente de Moreno y director del peridico,

    lider una fraccin que rompi con Palabra Obrera en 1964 para abocarse a la

    preparacin de la guerrilla rural en Tucumn, proyecto que fracas antes de que sta

    pudiera comenzar a operar19. Antes de la unificacin PO-FRIP, hay una aparente

    coincidencia entre ambas corrientes en el cuestionamiento a las posiciones del Vasco.

    Como veremos, la dursima crtica a sus posiciones por parte del morenismo coincide

    temporalmente con el acercamiento entre Moreno y Santucho. Pozzi afirma que, segn la

    tradicin oral del PRT-ERP, los Santucho se habran unido a Palabra Obrera con la

    conviccin de que las posiciones de Bengochea seran las de la organizacin. Como este

    autor sostiene, esta versin tiene escaso correlato con los hechos en s20. Si bien debemos

    sealar que, como veremos ms adelante, los primeros militantes de Palabra Obrera con

    los que los Santucho comienzan a relacionarse iban a participar posteriormente de la

    fraccin de Bengochea, y que aparentemente, segn Seoane, militantes del FRIP habran

    colaborado con su grupo21, lo cierto es que el FRIP no opuso resistencia a la fuerte crtica

    de PO al fraccionamiento que encabezaba el Vasco.

    Tampoco se enfrentaron a Nahuel Moreno cuando ste decidi, a los fines de

    salvaguardar su legalidad, presentarse en 1964 en el Ministerio del Interior para dejar en

    claro que su organizacin no tena relacin alguna con la de Bengochea, cuyos

    preparativos de lucha armada acababan de hacerse pblicos con la explosin de un

    pequeo arsenal que estaban preparando para enviar a Tucumn, y que cost la vida del

    Vasco y la de todos sus compaeros all presentes.

    Al momento de la ruptura con el morenismo, en cambio, el PRT-EC reivindicaba a

    19 Volveremos a referirnos infra al grupo de Bangochea, cuyo desarrollo est tratado en Nicanoff, Sergio M. y

    Castellano, Axel (2004).

    20 Cfr. Pozzi, Pablo (2001): p. 58.

    21 Cfr. Seoane, Mara (1997): p. 68.

  • Bengochea como mrtir de la revolucin, junto a Trotsky, Guevara y Van Troi. Se lo

    proclamaba:

    el dirigente de nuestro partido que ms abnegadamente intentara preparar e iniciar la lucha armada

    contra el capitalismo en nuestro pas22.

    La necesidad original de crear una organizacin, para recin luego encarar la lucha

    armada, se haba transformado en el IV Congreso en que las clases revolucionarias

    construyen su partido en el curso de la guerra civil prolongada, cuyo comienzo es

    responsabilidad de los revolucionarios. Como puede apreciarse, la concepcin ya no

    difiere esencialmente de la del foquismo: el partido ya no es un requisito previo, sino que

    un producto del comienzo de la lucha armada a cargo de los revolucionarios. No obstante,

    como sostiene Mattini, el Libro Rojo era un gigantesco paquete de generalidades, por lo

    que, aunque valorndolo como positiva en general, la posicin de Bengochea era

    caracterizada tambin de putschista23.

    En el V Congreso las diferencias con el foquismo y con Bengochea en particular se

    planteaban en el marco de lo que se consideraba una nueva situacin objetiva:

    El Codobazo ayud tremendamente al triunfo del V Congreso, la lucha interna hubiera sido mucho ms

    difcil, la radicalizacin de las masas defini a muchos compaeros24.

    En esta situacin, deca el documento de ese Congreso, la presin por avanzar hacia la

    lucha armada habra provenido, no de estudiantes o intelectuales revolucionarios

    influidos por la experiencia revolucionaria de otros pases, sino que de la experiencia

    directa de las masas obreras argentinas.

    En este congreso, en el que se funda el ERP, el eje de la discusin en lo que atae a este

    problema parecera haber estado en la relacin entre el partido y el ejrcito, para lo cual

    22 El Combatiente. Ao 1, N1. 6 de marzo de 1968: p.1. Cabe sealar, en el mismo sentido, que poco despus, en

    1971, Bengochea fue elevado al nivel de otros hroes cuyos nombres se utilizaron para denominar Comandos del ERP.

    23 Helios Prieto, uno de los firmantes de este documento, lo caracteriza como un documento transasccional, es decir,

    en el que intentan expresarse diferentes posiciones. (Cfr. Prieto, Helios (2000): p. 64). El hecho de que l y Prada, el

    otro firmante aparte de Santucho hayan sido considerados por el PRT como neomorenistas pocos meses despus,

    permite suponer que los aspectos ms putschistas del documento expresaban las posiciones del ala de Santucho.

    24 Entrevista a Rubn Batalls, Julio de 2002.

  • se remita a las enseanzas de Giap, principal dirigente militar de Vietnam, en las que se

    destaca la subordinacin del ejrcito al partido. Segn el documento del V Congreso, la

    concepcin militarista de Regis Debray principal terico del foquismo-, basada en una

    exaltacin de las deficiencias y particularidades del proceso cubano, y ajena por completo

    al marxismo, habra causado mucho dao al movimiento revolucionario latinoamericano

    al sostener que el ejrcito se encuentra por encima del partido y lo dirige.

    La crtica al foquismo, entonces, ya no es al momento del V Congreso porque algunos

    revolucionarios inicien la lucha armada antes de la existencia de una organizacin

    poltica, sino que el eje est puesto en asegurar el dominio del partido sobre el ejrcito.

    La misma posicin puede observase en el testimonio al respecto de Batalls:

    El foquismo fue un latiguillo con el que nos castig primero el PC y PO, despus el propio morenismo.

    Nosotros nunca estuvimos de acuerdo con eso, la preocupacin era para desmentirlo, por eso de

    Miente, miente, que algo quedar. (...) Mi visin es que el tema de Bengochea es un foquismo

    atenuado, haba sido el director de Palabra Obrera [nombre del peridico del morenismo antes de la

    fundacin del PRT, E.W.], tena claro cul era la construccin del partido en el movimiento obrero. El

    Vasco puede haber cometido un error, pero el FRIP mismo reivindic a Santilli en un artculo. Fueron

    compaeros que trataron de abrir un nuevo camino, y a veces se paga un precio muy alto.

    La preocupacin por la construccin del partido es permanente en el PRT ... La idea de que el partido

    dirige el ejrcito y no al revs demuestra que no hay ningn foquismo ni siquiera inconsciente. Para m

    Bengoechea es un precursor del partido y de la lucha armada, y en ese contexto un foquismo atenuado.

    Lamentablemente no tuvo tiempo de hacer la experiencia. Lo mismo el Che, siempre estuvo

    preocupado por el partido e hizo relaciones con muchos partidos, busc apoyarse en organizaciones.

    El entrismo en el peronismo

    A los fines de comprender las posiciones crticas de Santucho hacia Moreno,

    intentaremos sealar algunos aspectos que nos parecen relevantes de las posiciones de

    este ltimo. En la segunda parte de este captulo nos detendremos en los aspectos

    cambiantes de estas posiciones. Nos centraremos ahora sobre una estrategia que el

    morenismo sostuvo durante casi una dcada, y que creemos permite exponer los

    problemas que cuestionaba la corriente de Santucho.

    En el ao 1974, Ernesto Gonzlez, dirigente de la corriente morenista, public un folleto

  • en el cual explica la poltica de entrismo en el peronismo. All se reivindicaba el haber

    sido parte de ese frente nico antiyanqui al que sin embargo, dice, nunca vieron como

    partido obrero revolucionario. El entrismo estuvo determinado por el hecho de que las

    masas obreras estaban en ese movimiento. Segn Gonzlez, no depositaban confianza en

    la direccin del peronismo, aunque el peridico reconociese pblicamente que estbamos

    bajo la disciplina del general Pern25.

    Segn la historia de la corriente que escribe el mismo Gonzlez en 1999, esta poltica le

    permiti al morenismo ganar mucha influencia sindical. Sin embargo, de su balance se

    desprende que no hubo una lucha poltica e ideolgica confrontando las concepciones

    peronistas, explicando las posiciones polticas de la corriente y dando una perspectiva de

    clase, marxista, a los trabajadores sobre los que influa sindicalmente. Por eso, reconoce

    Gonzlez,

    Al no consolidar polticamente la influencia alcanzada por Palabra Obrera en las luchas gremiales entre

    1957 y 1959, despus fue imposible mantener una fuerte organizacin en el retroceso26.

    Gonzlez cita incluso un informe de un compaero que haba sido enviado a Crdoba, del

    que se desprende que compaeros muy importantes de la periferia de la organizacin ni

    siquiera saban que Palabra Obrera era trotskista. Julio Santucho ratifica este aspecto, al

    sostener que el morenismo rehua el debate poltico, y por tanto, los obreros que entraban

    en contacto con PO seguan siendo peronistas27.

    En el mismo sentido, en el perodo en el que el castrismo comenzaba a extender su

    influencia, se llamaba desde el peridico a que el peronismo encabece un frente castrista,

    desdibujndose los contornos ideolgicos y polticos de la organizacin28.

    La delimitacin confusa del peronismo se profundiz durante el ao 1962, en el que

    directamente se caracterizaba a este movimiento en bloque como revolucionario, sin

    sealar su carcter de clase. Este perodo especfico fue sujeto a una autocrtica de la

    organizacin a los pocos meses, ya que en l se borraron casi todas las distinciones entre

    el peronismo y la corriente morenista. Los militantes distribuan el peridico 25 Cfr. Gonzlez, Ernesto (1974): p.38 y ss.

    26 Gonzlez, Ernesto (1999): p. 101.

    27 Cfr. Santucho, Julio (1998): p. 125.

    28 Palabra Obrera N179. (8/6/1961) Citado en Gonzlez, Ernesto (coord.) (1999): p. 188.

  • Democracia, del sector de Framini, candidato peronista electo para la gobernacin de la

    Provincia de Buenos Aires, e incluso en un documento de diciembre de ese ao, del

    Secretariado de la organizacin, se lleg a plantear que el peronismo tiende a convertirse

    en el Partido nico de la Revolucin Argentina29.

    Finalizado este perodo, Palabra Obrera sigui sin embargo refirindose al peronismo en

    primera persona, y extremando los cuidados para no enfrentarse con l. Por ejemplo, en

    julio de 1963, analizando la situacin nacional, se deca desde el peridico:

    Entindase bien, cuando incluimos a nuestro propio gobierno peronista entre aquellos que dificultaban

    el ejercicio de las libertades democrticas, no entramos a determinar si ello era correcto o no, sino

    sencillamente sealamos el hecho30.

    La poltica de entrismo comenz a revertirse lentamente a partir de fines de 1963, pero

    todava en noviembre de 1964, a raz del Operativo Retorno -con el cual la dirigencia

    sindical intent que Pern vuelva al pas-, en nombre de nuestro movimiento peronista se

    le peda a Pern desde el peridico que levante un claro programa revolucionario31.

    Para explicar el cambio de poltica, Gonzlez seala que el foquismo se haba basado en

    la no integracin del peronismo al rgimen desde 1955, as como en la imposibilidad de

    constituirse como aparato partidario burgus debido a la proscripcin a la que estaba

    sujeto. Debido a ello, explica, los verdaderos organismos de masas habran sido las

    organizaciones obreras y no el aparato partidario. Por eso, los avances del peronismo en

    su integracin al rgimen habran definido el fin de la tctica32.

    En lo que acabamos de desarrollar, se manifiesta claramente uno de los dos aspectos de lo

    que el santuchismo consideraba como espontanesmo. Efectivamente, las crticas a las

    carencias en la propaganda, en el llevar a las masas las posiciones del marxismo,

    encontraban en la poltica del entrismo un blanco incontrovertible. El concepto de

    vanguardia sindical, cuestionado por la corriente de Santucho por carecer de contenido

    poltico, parece estar exacerbado en esta tctica llevada adelante por varios aos por el

    morenismo, en los que la identidad peronista de dicha vanguardia no parece haber sido

    29 Cfr. Gonzlez, Ernesto (coord.) (1999): p. 288.

    30 Palabra Obrera N343. (29/7/1963)

    31 Palabra Obrera N373. (24/11/1964) Citado en Gonzlez, Ernesto (coord.) (1999a): p. 41.

    32 Cfr. Gonzlez, Ernesto (coord.) (1999a): p. 51 y ss.

  • cuestionada.

    Mientras que la Direccin del actual PRT, Luis Mattini, Julio Santucho y Mara Seoane

    coinciden en que Moreno habra abandonado el entrismo como parte de las negociaciones

    hacia la unificacin con Santucho33, Gonzlez seala que la decisin de Palabra Obrera

    de abandonar esta tctica es anterior a la unificacin. Sin embargo, las fechas que l da

    -fines de 1963- son posteriores al comienzo de las discusiones entre ambas corrientes. Lo

    que es innegable es que todava a principios de 1966 el PRT ya unificado- participaba

    de las luchas de la FOTIA en Tucumn como Comit Obrero de la Juventud Peronista de

    San Jos, lo que no parece haber encontrado resistencia por parte de la fraccin de

    Santucho. Esto no quita que en el momento de los primeros acuerdos, Santucho

    cuestionara y presionara para que se abandone- la poltica de entrismo.

    33 Probablemente basndose todos en el documento del V Congreso del PRT-EC, el que explica de este modo el

    abandono por parte del morenismo de la tctica entrista.

  • PARTE II: DISCUSIONES EN LA CONSTITUCIN Y EN LA RUPTURA DEL PRT

    El camino hacia la unificacin

    a) Palabra Obrera

    En enero de 1959 tuvo lugar la revolucin cubana, decisiva para comprender los procesos

    guerrilleros posteriores en Amrica Latina y, en particular, el desarrollo de las posiciones

    alrededor de la lucha armada que se desarrollaron en las corrientes que estamos

    analizando.

    En su reciente historia de la corriente morenista, Ernesto Gonzlez destaca el carcter

    sectario con el que la organizacin acogi la revolucin cubana, basado en la relacin

    entre Fidel y el gobierno norteamericano, y en las caractersticas pequeo burguesas de la

    direccin cubana34. Hasta diciembre de 1959, segn este autor, la corriente no haba

    cambiado su posicin.

    En enero de 1960, en el peridico morenista Palabra Obrera, su director ngel

    Bengochea saludaba calurosamente el camino abierto con la revolucin cubana.

    Se ha abierto un nuevo mtodo de lucha en Amrica: la guerrilla. (...) El hambre y las persecuciones de

    este gobierno de patrones nos llevar indefectiblemente a la guerrilla como nica salida ...Alguna vez

    hemos dicho que las guerrillas simbolizan cierta desesperacin; pero ocurre que en estos momentos

    comienza a empalmar con lo que siente el pueblo...35.

    Dos meses ms tarde, puesto en vigencia el Plan Conintes del gobierno de Frondizi,

    Palabra Obrera deca que no es extrao que surjan caminos extremos cuando a la mayora

    no se le permite expresar legalmente su posicin36.

    A estas posiciones, nuevas para la corriente, las acompaaba una nueva caracterizacin

    34 La mejor prueba es, dice Gonzlez en su libro, que, salvo alguna mencin al pasar, no hay notas sobre Cuba en

    Palabra Obrera sino a partir de octubre de 1959... Gonzlez, Ernesto (coord.) (1999): p. 42.

    35 Citado en Gonzlez, Ernesto (coord.) (1999): p. 134. Hemos completado la cita con Seoane, Mara (1997): p. 47 y

    ss., donde aparece con mayor extensin, aunque esta autora la atribuye a un peridico de marzo de 1959. La autora no

    slo no repara en que esta posicin de Palabra Obrera fue posterior a la fecha que da, sino que tampoco en que esta

    nota del peridico estaba centrada en el grupo Uturuncos, el que, asociado a John William Cooke, hizo su aparicin

    varios meses despus de marzo, hacia fines de 1959.

    36 Palabra Obrera N125. (19/3/60) Citado en Gonzlez, Ernesto (coord.) (1999): p. 135.

  • del rgimen cubano, como dijimos, a partir de fines de 1959. Luego de la proclamacin

    del carcter socialista de la revolucin por parte de Castro, abril de 1961, Cuba pas a ser

    para Moreno un estado obrero, con una direccin revolucionaria no burocratizada, la que

    se comparaba con los mximos referentes de la corriente, Lenin y Trotsky.

    En el congreso que tuvo lugar en mayo de 1961, el eje de la discusin fue el surgimiento

    del castrismo como movimiento continental, el que era evaluado muy positivamente, an

    cuando se tomaban ciertos recaudos:

    Al mismo tiempo (...) se adverta contra la aplicacin mecnica de la consigna de guerrillas que haca

    el Che Guevara para cualquier situacin o pas. Si bien esos mtodos podan ser correctos en la mayora

    de los pases centroamericanos (...), en los pases con mayor peso del movimiento obrero y de la clase

    media urbana con respecto a la poblacin rural, los mtodos de huelga general insurreccional, en

    donde se pueden aplicar los mtodos de las guerrillas o muchos de ellos- pero slo en ese momento

    preciso seguan siendo los ms eficaces dentro de la luchas revolucionarias. Pero se agregaba que,

    dentro de esos pases, como por ejemplo Brasil, podan haber zonas de caractersticas similares a los

    pases centroamericanos, donde se puede dar situaciones parecidas a las que el Che Guevara

    plantea37.

    En relacin a Argentina, el congreso caracteriz que en la provincia de Tucumn haba

    una situacin prerrevolucionaria y con posibilidades de lucha armada. Ya desde 1959 la

    organizacin haba empezado a enviar cuadros a esta provincia, entre ellos el Vasco

    Bengochea y Hugo Santilli. Este ltimo, enviado a radicarse en la provincia a fines de

    1960, entrara en contacto con Santucho antes de dejar la corriente morenista junto con

    Bengochea. En ese momento, seala Gonzlez,

    No se descartaba que surgiese en ella [en la provincia, E.W.] un frente guerrillero con apoyo de masas,

    como forma de resistencia del proletariado y el campesinado a la pavorosa crisis regional38.

    Al calor de las luchas en la provincia, la corriente morenista comenz a ganar

    importantes dirigentes de la industria azucarera, como Leandro Fote, dirigente del

    ingenio San Jos que estaba a la cabeza de las luchas contra el cierre de ingenios.

    Es en este contexto en el que Nahuel Moreno publicar en marzo de 1962 un folleto 37 Gonzlez, Ernesto (coord.) (1999): p. 169. Los encomillados pertenecen a las Tesis sobre situacin nacional, de

    abril de 1961.

    38 Gonzlez, Ernesto (coord.) (1999): p. 172.

  • denominado La Revolucin Latinoamericana, al que ya hicimos referencia en la primer

    parte de este captulo. ste es en realidad un agrupamiento articulado en seis captulos, de

    intervenciones orales y escritas de Moreno en cursos, reuniones y congresos. Desde el

    prlogo de este trabajo, se saludaba que desde la Revolucin Cubana, la Revolucin

    Mundial ha comenzado a hablar idioma espaol39.

    All se sostena que las etapas de la revolucin cubana, deben ser estudiadas

    cuidadosamente ya que en cada pas del continente, el proceso se cumplir en forma muy

    parecida40. Esta revolucin confirmara que el dogma de que la nica clase que puede

    cumplir las tareas democrticas es la obrera, es falso41.

    Sin embargo, se sostena en el folleto que la guerrilla no era el nico mtodo de la lucha

    armada, ya que, en ciertos lugares y circunstancias, otros seran ms tiles:

    Es un hecho indiscutible que est planteada la lucha armada. Pero ella debe encararse de distintas

    formas: una forma debe adquirir cuando hay huelgas generales u ocupaciones de fbricas, otra cuando

    hay sindicatos campesinos u ocupaciones de tierras, y otra cuando no pasa nada de eso. Muy

    rpidamente debemos despejar el error de confundir guerrillas con lucha armada, y perfeccionar la

    aplicacin de todas las formas de esta ltima. El terrorismo, las formas de lucha urbana, la defensa de

    fbricas ocupadas, la defensa de las tierras, los ataques a reaccionarios, rompehuelgas y polticos

    burgueses, etc., etc., son algunos de los mtodos que hay que aplicar en Latinoamrica, acompaando

    las luchas y la organizacin de las masas42.

    Este folleto significaba la plasmacin de una orientacin nueva. Se reformulaban aqu las

    posiciones tradicionales de la corriente, lo que Moreno, por otro lado, sostena

    explcitamente:

    El marxismo est enfrentado a una nueva situacin objetiva que le obliga a quitarse su antiguo velo

    europeo. Desde Marx a Lenin y Trotsky, dicho velo era correcto, pues la revolucin era europea. Pero

    desde la ltima posguerra, el velo nos dificulta y entorpece la visin43.

    O unas pginas ms adelante:

    39 Moreno, Nahuel: La Revolucin Latinoamericana. Ediciones po, Buenos Aires, 1962: p. 3.

    40 Ibd: p. 48.

    41 Ibd: p. 55.

    42 Ibd: p. 59.

    43 Ibd: p. 69.

  • ... el marxismo occidental, llevado por circunstancias objetivas, se olvid de la lucha armada. (...) Las

    armas del marxismo occidental eran meramente intelectuales: propaganda, agitacin, y teora... Y la

    teora de la guerrilla ha tenido el valor histrico de replantear la necesidad de la lucha armada. Ha sido

    el soplo vivificante imprescindible. Hemos comprendido que la lucha armada es un mtodo permanente

    de las masas y los revolucionarios, y que siendo la tcnica ms compleja e importante de la lucha de

    clases, debemos dominarla y aplicarla tanto o mejor que las otras tcnicas convencionales: agitacin,

    propaganda, etc.44.

    Aunque para algunos autores que comentan este perodo de la corriente, este folleto haya

    sido ni ms ni menos que la teora del foquismo45, creemos que el problema es ms

    complejo pues el propio Moreno escriba en enero de ese ao 1962-, sobre la necesidad

    de formar el partido, criticando la idea que la accin militar, armada, crea todo: el

    partido, los cuadros, los dirigentes, la revolucin en s46.

    Parece indudable, sin embargo, que este documento consolid una posicin que se vena

    desarrollando en la organizacin, en la que las presiones de la situacin abierta por la

    revolucin cubana no parecen haber encontrado demasiada resistencia: a partir de marzo

    de 1962, mes en el que se publica el documento que acabamos de analizar, Palabra

    Obrera iba a entrar en lo que meses ms tarde denominara una severa desviacin

    putschista. Esta caracterizacin sobre la poltica de la organizacin en el perodo que va

    de marzo a julio de ese ao fue hecha autocrticamente por la propia organizacin a

    posteriori, en el III Congreso, realizado en marzo de 196347.

    Durante los meses que siguen a la decisin de no entregarle el gobierno de la provincia de

    Buenos Aires a Framini, PO consideraba que la situacin de Tucumn se habra

    extendido a todo el pas, por lo que convocaba a iniciar acciones armadas, y a actuar

    desde fuera del movimiento de masas para golpear sobre l48.

    Es al calor de las posiciones de este perodo, y especialmente en esos meses de 1962, en

    el que se profundizaron las posiciones de Bengochea, uno de los mximos dirigentes de 44 Ibd: p. 72.

    45 Coggiola, Osvaldo (1986): p. 42.

    46 Carta de Nahuel Moreno de enero de 1962 a compaeros en Per, cit. en Gonzlez, Ernesto (1999): p. 243.

    47 A su vez, entre julio de 1962 y el congreso de 1963 se desarrollan las posiciones exacerbadamente acrticas frente al

    peronismo a las que hicimos alusin en el apartado anterior.

    48 La situacin nacional despus de las elecciones del 18 de marzo, documento aprobado en un plenario de marzo

    de 1962. Cit. en Gonzlez, Ernesto (coord.) (1999): p. 272-275.

  • la corriente morenista. En abril de ese ao, en pleno perodo luego evaluado como

    putschista, se resolvi enviar un contingente de cuadros a Cuba para recibir instruccin

    militar. Si bien algunos autores atribuyen esta decisin a Moreno -Julio Santucho, por

    ejemplo-, Gonzlez seala que por estar preso en Per, ste no habra tenido injerencia en

    la discusin49. Segn este ltimo, al regresar Moreno se rediscuti este viaje decidindose

    que el fin no sea el entrenamiento militar sino que conseguir apoyo del rgimen cubano

    para el proceso campesino que encabezaba por esos das Hugo Blanco en el Per. Ante

    este cambio de objetivo, se resolvi que el viaje no poda durar ms de dos meses. En

    junio de 1962, el Vasco Bengochea parti entonces para Cuba con otros cuatro cuadros

    de la organizacin. Su ausencia iba finalmente a durar, pese a lo decidido, hasta entrado

    el ao prximo, y el apoyo a Hugo Blanco, segn Gonzlez, ni estuvo entre los objetivos

    del contingente que, por el contrario, comenzaba a consolidar posiciones propias.

    Pese al cambio de posicin que, como plantea Gonzlez, se dio luego del regreso de

    Moreno, en enero de 1963 la direccin vota una resolucin en la que se sostena que la

    principal tarea es desarrollar el aparato tcnico y la lucha armada en nuestro pas,

    reforzada con la decisin de iniciar cursos militares en todo el pas50.

    A su vuelta de Cuba, Bengochea y su grupo se mantuvieron en el partido hasta marzo de

    1964. En este perodo se le permiti hacer una experiencia independiente, mientras se

    avanzaba en la discusin. La argumentacin de Bengochea se centraba en que su posicin

    era la de La Revolucin Latinoamericana, la que habra sido abandonada por la

    organizacin51. Resulta significativo que, en la respuesta de Moreno, se negaba que la

    organizacin no tenga una estrategia insurreccional, que no se plantee la lucha armada o

    que est en contra de la guerrilla52. En este perodo en el que FRIP y PO estaban

    avanzando hacia la unificacin, podemos ver, por la resolucin de 1963 y la respuesta a

    Bengochea de 1964, que mucho despus de la supuesta desviacin putschista se

    mantenan posiciones de fuerte simpata con la guerrilla.

    Sin embargo, es indudable que en Palabra Obrera se estaba produciendo un cambio de

    49 El III Congreso, meses despus, atribuira incluso la desviacin putschista de conjunto a la ausencia de Moreno.

    Retomaremos este aspecto en el captulo IV de este trabajo.

    50 Cfr. Resolucin del Secretariado de enero de 1963. Cit. en Gonzlez, Ernesto (coord.) (1999): p. 333.

    51 Cfr. Gonzlez, Ernesto (1999): p. 351.

    52 Cfr. Informe del Plenario del 28 de marzo de 1964. Cit. en Gonzlez, Ernesto (1999): p. 352.

  • posiciones.

    En julio de 1963, por ejemplo, se publica una carta de Hugo Blanco, ya encarcelado en el

    Per en el que se convoca a admirar la revolucin cubana pero sin copiarla. El camino,

    deca Blanco, es la sindicalizacin de los campesinos, aunque a la pequeoburguesa le

    parezca lento53.

    En ese mes de julio, Moreno escribi sobre las elecciones en las que haba sido electo

    Illia. Ese anlisis, segn Gonzlez, sera la base para un documento de gran importancia

    que iba a ser publicado en abril de 1964. Tambin en ese mes de julio, Moreno viaj a la

    capital tucumana a reunirse por primera vez con Santucho y otros dirigentes del FRIP,

    reunin de la cual salieron los acuerdos que llevaran a la unificacin. Sin embargo, el

    documento cuyas bases habran sido elaboradas por Moreno en ese momento, Argentina,

    un pas en crisis54, iba ser el blanco principal de la crtica de Santucho a Moreno en el

    momento de la ruptura.

    Este documento constaba de tres informes sobre la situacin nacional, el primero de julio

    de 1963, el segundo de noviembre de ese ao y el ltimo de marzo de 1964, perodo

    caracterizado tanto por la discusin con Bengochea que iba a culminar con la ruptura,

    como por la sostenida con los Santucho, que terminara en la unificacin.

    Se criticaba en este documento a sectores de la izquierda, que desesperados por encontrar

    una salida inmediata a la situacin, hablan de la creacin de un foco guerrillero,

    reflejando la pequea burguesa desesperada o los viejos activistas sindicales fatigados

    por su ardua lucha contra la burocracia sindical55. Se subrayaban las caractersticas