Wieviorka, 2009. El racismo una introducción

download Wieviorka, 2009. El racismo una introducción

of 104

Transcript of Wieviorka, 2009. El racismo una introducción

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    1/104

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    2/104

    CLADEMA EL RACISMO:MARIO BUNGE

    Rosl BRAIDOTTIROSI BRAIDOTTI

    MICHEL ONFRAY

    MICHEL ONFRAY

    GIACOMO MARRAMAo

    GIACOMO MARRAMAO

    ALESSANDRO FERRARA

    ERNST TUGENDHAT

    ERNST TUGENDHAT

    MARC AUGE

    Filosofia politicaHecho, ficcin y visionTransposicionesSobre la tica nmadaFeminismo, dQerencia sexualy subjetividad mimadaLa inocencia del devenirSobre la vida de Friedrich Nietzs-cheLa comunidadfilosficaManifiesto por una UniversidadpopularMinima temporaliaTiempo, espacio, experienciaKairsApologia del tiempo oportunoLa fuerza del ejemploExploraciones del paradigma deljuicioUn judio en AlemaniaConferencias y tomas de posicion(1978-1991)Antropologliz en vez demetafsicaEl oficio del antroplogo

    UNA 1NTRoDUoo1oNMichel Wieviorka

    Traduccin de Antonia Garcia Castro

    edisag editoriall

    LJ:'\>s*\,'i1=f2;s:>/I0_lAX/SFSIANAEire; ,rT&1C. A if N ~m;_C,2_@Q;'< ;s2A 7 r-.. LV:-GCD ra MFE D51 55012 CTA

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    3/104

    Esta obra se beneficio del P.A.P. GARCiA LORCA. Programade Publicacin del Servicio Cultural de la Embajada de Franciaen Espana y del Ministerio francs de Asuntos Exteriores.Titulo del original francs: Le mcisme, une introduction Editions La Dcouverte 86 Syros, Paris, 1998Traduccionz Antonia Garcia CastroIlustracion de cubierta: Departamento de diseno Editorial GedisaPrimera edicinz abril de 2009, BarcelonaDerechos reservados para todas las ediciones en castellano Editorial Gedisa, SA ,Avenida del Tibidabo, 12, 3.08022 Barcelona (Espana)Tel. 93 253 09 04Fax 93 253 09 05correo electronicoz [email protected]: //wWw.gedisa.com ISBN: 978-84-9784-277-s QQDepsito legal: B. 13190-2009 ~ -~ ___H_mW_ ,Impreso por Romanya/VallsVerdaguer 1 - 08786 Capellades (Barcelona)Impreso en EspanaPrinted in SpainQuecla prohihida la reproduccin parcial o total por cualquiermedio de impresion, en forma idntica, extractada o modificadade esta version castellana de la obra.

    Doy las gracias a Bernard Francq, que, de alguna manera,esta en el origen de este libro; ajacqueline Longrinas, sinla cual no hubiera podido ser culminado; a _locelyne Oha-na, que me ayudo a clesarrollar algunos aspectos y a com-pletar la documentacin, y a Christine Blanchard, por suatenta lectura.

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    4/104

    I

    _,I _4 ..~~-.~- /- 1,21 4 bf fl l'7}`Zf=;`__:;;we QlC!5*49E,. _

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    5/104

    El racismo cultural ..... _ 42El

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    6/104

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    7/104

    vincula con la lucha contra el racismo son cada vez masconscientes de que los nobles sentimientos no bastan, yque siempre pueden resultar contraproducentes: es pro-bable que vayan aceptando mejor la idea de que el co-nocimiento aumenta la capacidad de accion.Asi como hay que distinguir el analisis y la accion,tambin es necesario rechazar dos tentaciones opuestas,la que consiste en disociar totalmente los registros y laque los confunde y fusiona. El problema es mas bien ar-ricularlos y pensar su coherencia, reconociendo a cadauno cierta autonomia. Por lo mismo, este libro no co-mienza con un discurso comprometido, aunque si con-cluye con un capftulo que se esfuerza por establecer unacorrespondencia entre el anlisis del racismo y la accionantirracista, considerando a la vez esta ultima como uncompromiso que tambin exige reflexin.Dos grandes preocupaciones han inspirado este li-bro. La primera plantea la cuestion de la unidad delfenmeno. El racismo se ha transformado considerable-mente en el tiempo, y la distancia entre sus expresionesclasicas, que apelan a la ciencia, y sus formas contem-poraneas, que recurren cada vez mas a la idea de

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    8/104

    zismo habian deslegitimado cualquier idea de politicade la raza y definitivamente se podfa pensar que la des-colonizacion debia provocar la decadencia del racis-mo colonial.Hubo que romper con las ingenuidades de un evolu-cionismo demasiado optimista, aunque el retorno delracismo no va en un solo sentido, y aunque hayamosasistido, por ejemplo en 1993, a la derrota del apartheid,creado en Sudafrica a finales de los anos cuarenta. El ra-cismo pertenece al presente de la humanidad, y no so-lamente al pasado.La segunda parte se dedica, precisamente, a la actua-lidad del racismo en las sociedades occidentales, espe-cial, pero no solamente, en Europa. Esta presencia estaligada a una mutacion en la que se deshacen antiguosvinculos sociales y se esbozan otros nuevos. Fin de laera industrial y declive del movimiento obrero, crisis delas instituciones y de los sistemas politicos, fragmentacioncultural: son cambios que aportan condiciones favora-bles, cuyo analisis informa de la actualidad del fenome-no. En este renovado paisaje, gtienen responsabilidadlos medios de comunicacin? Y de ser asf, gcual? Lacuestin merece ser examinada y discutida, porque, sibien hoy queda excluida la posibilidad de tratar la cues-tion del racismo sin una interrogacin sobre el rol delos medios de comunicacion, no es seguro que stosmerezcan un juicio sistematicamente critico, insistiendosobre su rol en la produccion o difusin del odio o delos prejuicios racistas. Por ultimo, la cuestion de la ac-cion antirracista tambin encuentra su lugar en el anali-16'

    sis de los cambios mas actuales y provoca intensos de-bates, que cuestionan no solo los analisis del racismo ensi mismo, sino tambin, mas profundamente, las con-cepciones politicas y filosoficas de la vida colectiva.Las ciencias sociales comenzaron a interesarse demanera sistematica por el racismo a partir de los aiosveinte, con la cuestion negra en Estados Unidos y laprogresion del antisemitismo en la Alemania nazi. Lainvestigacin tuvo luego altos y bajos, pero, como in-dican dos sociologos britanicos, ]ohn Solomos y Les

    Back, hasta los anos setenta, constituyo un espacio alta-mente especializado en disciplinas como la historia, lasociologia y las ciencias politicas. Luego tuvo lugar una

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    9/104

    resurgimiento. Surgidos de un estudio sobre el antise-mitismo en Polonia (Wieviorka, 1984), nuestros traba-jos se han esforzado constantemente por combinar teoriae investigacin de campo, con una gran preocupacinpor la comparacin y la apertura internacional. Si bienhemos evitado citarnos demasiado frecuentemente, he-mos retomado trabajos anteriores y sin dudar, llegado elcaso, hemos usado algunos fragmentos cle los mismos,razn por la cual nuestras principales publicaciones alrespecto son evocadas en la bibliografia final.

    18

    PRIMERA PARTEHerramientas

    para el anlisis

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    10/104

    1. Del racismo cientificoal nuevo racismoEl trmino

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    11/104

    tad de no constituir el racismo en constante antropolo-gica, en virtualidad que hace de cualquier grupo huma-no el vector eventual de categorias que

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    12/104

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    13/104

    toriadores, filologos y teologos. Se trata, sea cual sea elsaber descubierto o convocado, de demostrar la supe-rioridad de la

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    14/104

    tintos debates, entre ellos los de la Sociological Societyof London, en los que participan, sin adherirse necesa-riamente a sus opiniones, figuras tan prestigiosas comoMax Nordau, Bertrand Russell, Ferdinand Tonnies,George Bernard Shaw o H. G. Wells. Galton jerarquizalas poblaciones negra y blanca en 24 grados, desde A(abajo) hasta X (arriba), y considera que los grupos E yF de los negros apenas corresponden a los grupos C y Dde los blancos. Ctto Amon, en Alemania, o HoustonStewart Chamberlain, cunado de Richard Wagner e hi-jo de un almirante britanico instalado en Dresde, sepreocupan por el

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    15/104

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    16/104

    Raza y racismoPreviamente, incluso, al descubrimiento de los horroresnazis y de la descolonizacion de los aiios cincuenta, sepodia pensar que el racismo cientifico estaba condena-do cientificamente. Su

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    17/104

    esmeran por aportar la prueba de una inteligencia supe-rior de los blancos sobre los negros, tesis aun presenteen el libro, que tuvo un inmenso xito de libreria en Es-tados Unidos, T/:ve Bell Carve, de Richard Herrnstein yCharles Murray, publicado en 1994. Sin embargo, otroPremio Nobel (de Medicina, 1965), Francois jacob, pu-do afirmar claramente que para la biologia

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    18/104

    (trmino muy controvertido, que remite a la idea de ungrupo social indefenso, de subcultura singular, y parti-cularmente desfavorecido en el mercado laboral).Pero ghasta donde podemos aceptar la nocin de

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    19/104

    cuestiona la idea biolgica de raza, sino que promueveuna representacion social que transcribe los vinculossociales en trminos de raza, ya que, en el caso estadou-nidense, los blancos pueden ser presentados como do-minantes en la estructura social, y los negros en posi-ci6n desfavorable. Ese concepto se aleja de los analisiscorrientes del racismo cientifico, que se interesan sobretodo por doctrinas e ideologias, para insistir en las prac-ticas que aseguran la reproduccin de la dominacin.Tambin conlleva la idea de una disociacion del actor ydel sistema, y sugiere que el racismo tambin puedefuncionar sin que intervengan prejuicios u opinionesracistas. Asi, en su libro que reune entrevistas con

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    20/104

    fician. Las causas del racismo estan camufladas y apa-rentemente no son identificables, mientras que sus efec-tos son, sin embargo, tangibles.La fuerza del concepto de racismo institucional resi-

    de en indicar que la decadencia de las doctrinas cientf-ficas de la raza no implica, de ninguna manera, el del ra-cismo en si: es facil constatar que ahi donde el racismoesta descualificado politicamente, prohibido por ley oechado a perder ante los ojos cle los cientificos, ahi don-de los prejuicios no tienen cabida para expresarse, si nadaes llevado a cabo de manera voluntariosa para contra-rrestar las tendencias espontaneas de las instituciones,los miembros de los grupos victimas del racismo siguenconfinados en puestos subalternos en la vida economicay politica o sufren la discriminacin en el empleo, la vi-vienda y la educacin.Pero la debilidad de este concepto, nacido en Esta-dos Unidos y aplicado con grandes dificultades por va-rios investigadores a la experiencia de Gran Bretafia, esque conduce, llevado al extremo, a una paradoja impo-sible de sostener. Implica, en efecto, que el conjunto delos que dominan es ajeno a su practica, y al mismo tiem-po se benefician con ella; libera a cada cual de toda sos-pecha de racismo, ya que, segun esta teoria, solo lasinstituciones, en ultima instancia, funcionan con racis-mo y, al mismo tiempo, otorgan a todos la responsabili-dad del fenomeno.

    La utilidad del concepto de racismo institucional talvez consista, ante todo, en abogar por que se escuchela voz de los que padecen la discriminacion y la segrega-40

    cion y piden cambios politicos e institucionales para rec-tificar las desigualdades e injusticias que sufren. Es unainvitacion a debatir, investigar y rechazar una cegueraque, gracias al espesor y a la opacidad de los mecanismospropios del funcionamiento de las instituciones, permiteque amplios sectores de la poblacion se beneficien de lasventajas economicas o estatutarias que puede aportar elracismo activo, mientras evitan asumir los inconvenien-tes morales anadidos. Dicho en otros trminos, resguar-da la buena conciencia de quienes se benefician con l.La tesis del racismo institucional sugiere que las for-mas contemporaneas del fenmeno se pueden, al menosparcialmente, desplegar desde abajo, atravesando las es-tructuras sociales sin necesidad de que exista una fuerteestructuracion ideologica o doctrinaria; pero da a enten-der que el racismo remite a mecanismos que funcionansin actores sociales. Ademas, en sus aplicaciones concre-tas la nocion de racismo institucional deifica a las

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    21/104

    El racismo culturalEn 1968, en Birmingham, en un discurso que hizo his-toria en el Reino Unido, Enoch Powell, miembro del

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    22/104

    mas abstracta y desarrollada, se parece a la de Barker,aunque da mas nitidez a la oposicion entre jerarquia fi-sica y diferencia cultural.

    En Estados Unidos otro concepto, bastante cercano,se forj en los anos setenta para dar cuenta tambin dela decadencia del racismo clasico, es decir, el de racismosimblico. Esta expresion designa las formas menos os-tensibles o flagrantes del fenomeno, y en particular lasvariantes contemporaneas del prejuicio hacia los ne-gros. Desde esta perspectiva lo que se evoca, por partede los racistas, no es ya su inferioridad biologica, fisica eintelectual, sino el hecho de que, al satisfacerse con lasfacilidades que brinda la ayuda social o dejando quesus familias se descompongan, estarian avasallando losvalores culturales y morales de la nacion, empezandopor el trabajo y el sentido de la responsabilidad indivi-dual y del esfuerzo.

    Asi, los importantes libros de Barker y de Taguieff, alos cuales se puede agregar el de Etienne Balibar e Im-manuel Wallerstein (1989) o los trabajos de ciencias po-liticas y de psicologia social de los investigadores esta-dounidenses, subrayan bruscamente el paso del racismoclasico, cientffico, a un racismo

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    23/104

    Esto abre un amplio conjunto de debates. Las pri-meras preguntas son de orden terico. Si una cultura estotalmente irreductible a otra, si el que naci, por ejem-plo, en una minoria originaria de la inmigracin no tie-ne, supuestamente, ninguna capacidad para asimilarse ala cultura del pais que lo recibe, lo que constituye el dis-curso del

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    24/104

    lista y tiende a rechazar, a excluir y no a incluir, a des-truir o a apartar. Desde esta perspectiva, la distincionanalitica sirve igualmente para leer el cambio historico,ya que el racismo cientifico remite al pasado, y que elracismo cultural domina el presente.A esta primera tesis se le puede oponer otra, queconsidera que existen no dos racismos, sino dos logicasdistintas de jerarquizacion y diferenciacion, contradicto-rias y sin embargo necesariamente copresentes en cual-quier experiencia significativa del racismo. Una lgicade pura jerarquizacion, universalista si se prefiere, di-suelve la raza en las relaciones sociales y hace del grupocaracterizado por la raza una clase social, una modali-dad extrema del grupo explotado, y de la cuestion dela raza, en realidad, una cuestion social. Asi, cuando lacuestion negra en Estados Unidos se convirtio en la dela exclusion social y de la pobreza de la underclass negraen el hipergueto de las grandes ciudades de este pais, sehizo legitimo, tal como hizo el sociologo William _].Wilson, hablar de (segun el titulo de uno de sus libros, The Declining Sig-nwcance of Race, publicado en 1978).

    Y simtricamente, una logica de pura diferenciacion,que tiende a rechazar los contactos y las relaciones so-ciales, nos remite a la imagen de exterioridad radical delos grupos humanos considerados, que en ultima ins-tancia no tienen ningun espacio en comun en el quedesplegar la menor relacion, sea sta racista o no. En es-te caso el racismo, o no puede ser transcrito en actos, ypor ende no tiene ningun alcance para sus promotores48

    (lo que hace por ejemplo que los partidos racistas deEuropa occidental, como el Frente Nacional en Francia,puedan mantener excelentes relaciones con paises ex-tranjeros sin embargo poblados de arabes o musulma-nes y encontrar su cultura respetable mientras se man-tenga alejada), o pasa a ser parte de procesos de puraexterminacion, que si se realizaran destruirian su obje-tivo.En realidad, las grandes experiencias historicas delracismo combinan, cada una a su manera, y con even-tuales variaciones en el tiempo, dos logicas principales

    del racismo. El apart/oeid en Sudafrica pretendio, al mis-mo tiempo, minimizar y explotar a los negros y mante-nerlos a distancia: la destruccion de los judios de Europapor los nazis fue el resultado de una logica diferencialis-ta, pero a lo largo de la historia del nazismo los judiostambin fueron explotados, incluso en la fase ultima desu destruccion, ya que una parte de ellos fue obligada atrabajar para participar en los objetivos del estado deguerra del Tercer Reich. Su exterminacion paso porprocesos en los que tambin fueron expoliados de susbienes y utilizados, y en los que partes fisicas de sucuerpo fueron manipuladas y recuperadas con fines deproduccion industrial, cientifica u otros.Tampoco es legitimo hablar de nuevo mcismo paradar cuenta de una logica de pura diferenciacion que de-semboca en el rechazo y la destruccion de los hombres,de los pueblos y de las culturas, ya que esta logica estapresente en toda la historia de la era moderna, aunquesolo fuera con las masacres ligadas ala colonizacin.

    49

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    25/104

    Por lo tanto, hay que interrogarse a la vez sobre lapertinencia de la idea de un cambio radical en las logicasprofundas del racismo y admitir que, histricamente, enlas sociedades occidentales contemporaneas esta en mar-cha una tendencia al reforzamiento de la logica de la di-ferenciacion, con un fondo de fragmentacin cultural yde brote de los nacionalismos, mientras que el racismouniversalista, ligado a la idea de jerarquia de las razas ydebilitado por la decadencia de la idea cientifica de raza,puede parecer menos determinante.

    50

    2. El espacio del racismoNo se puede pensar y analizar el racismo sin observarsus manifestaciones concretas y el contexto en el quese expresan. El racismo debe ser considerado como elfruto de situaciones y de cambios en los que acompanay funda vinculos sociales. A escala de la historia es pro-ducto de la entrada y la instalacin en la era moderna,procede de los grandes descubrimientos que relacionana Europa occidental con nuevos continentes, va de lamano de la colonizacin, es indisociable de los movi-mientos migratorios y tambin consustancial a la exten-sion del capitalismo, la industrializacin y la urbani-zacin.

    Este punto de vista se apoya en la idea de que el racis-mo no solo es un fenmeno meramente ideolgico, poli-tico 0 doctrinario, es decir, un conjunto de modos depensamiento que remitiria a la historia de las ideas y de lafilosofia politica, sino que debe ser comprendido como51

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    26/104

    un componente de conducras entre grupos humanosque toman la forma del prejuicio, de la discriminacion yde la segregacin, que seran estudiados en el capitulo 3,pero tambin de la violencia, objeto del capitulo 4.

    Esta perspectiva permite incluir el analisis de lascondiciones sociohistricas de la emergencia y del desa-rrollo del racismo cientifico, es decir, de las ideas queaniman al nuevo racismo. Combina, de hecho, el anali-sis de los grandes procesos historicos de la era moder-na, empezando por la expansion de Europa, y el estudiode las sociedades que, en su seno, vieron que la cuestindel racismo tomaba un giro acentuado o particularmen-te significativo.

    El racismo es, en efecto, una cuestion verdadera-mente moderna a partir del momento en que incide noen grupos humanos en posicion de gran exterioridadmutua, de radical extraneza (tmnget), de distancia noabolida, ni siquiera grupos humanos que se oponen ocrean su encuentro, como sucedi a comienzos de la co-lonizacion, sino en grupos humanos llamados a vivir enuna misma unidad economica, politica o social, en par-ticular en un mismo conjunto juridico-politico -el queconstituye, en particular, un Estado-_ Por eso el enfo-que concreto del racismo implica examinar la apor-tacin de las investigaciones que estudian el funciona-miento de ciertas sociedades, por ejemplo de EstadosUnidos de Norteamrica, donde la cuestion negra es es-tructural, o paises europeos donde el antisemitismo y elrechazo hacia los gitanos han desempenado un rol im-portante.52

    La idea de relacionar el racismo y la modernidad nospuede ayudar a construir un marco conceptual senalan-do el espacio en cuyo interior se pueden desarrollar lasideas y las practicas racistas. Este espacio se organiza apartir de cuatro polos principales, que correspondencada uno a una fuente virtual de racismo. Dos logicasprincipales actuan en este proceso: la primera opone laparticipacin individual a la vida econmica y politicamoderna, y la pertenencia a una identidad colectiva enla cual la persona no es concebida como subordinada auna comunidad, a su cultura, sus leyesly sus tradiciones;la segunda, si se quiere retomar las categorias presenta-das en el capitulo anterior, opone una vision del mundocuyo elemento dominante es mas bien universalista (pe-ro no exclusivamente) a otra, mas bien diferencialista.Los cuatro puntos cardinales del espacio del racismocorresponden a las cuatro combinaciones posibles entreestas dos lgicas.

    El racismo universalistaUn primer polo corresponde al racismo que acompaiaa la modernidad triunfante cuando pretende ser refe-rencia del progreso, de la nacin universal o, tambin,de un proyecto de evangelizacin religiosa: la marchahacia delante de quienes se identifican con la moderni-dad es vivida o presentada como una suerte histricaofrecida a todos aquellos con quienes se cruza en suprogresion, y de los que no se entiende que puedan re-

    53

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    27/104

    chazarla. Cualquier obstaculo que se alce en el caminode la inclusion en la modernidad por parte cle quienessupuestamente se beneficiarian con ella puede llegar aser combatido en trminos de categorias raciales quepermiten, a la vez, denunciar el oscurantismo, destruirlas resistencias mas sistematicas por parte de unos y jus-tificar la explotacion de los otros; precio que estos ulti-mos tienen que pagar para entrar desde abajo en el mun-do moderno.

    Asi, el colonialismo remite ampliamente a un racis-mo que pudo ser calificado de universalisra, sostenidopor lites politicas o actores economicos, culturales oreligiosos que desarrollan hacia los pueblos colonizados(o que resisten a la colonizacion), ya sea mas bien unalogica de diferenciacion, que se salda a veces con espan-tosas violencias, ya sea mas bien una logica de inferiori-zacion. Esta podia perseguir exclusivamente la explota-cion economica de los grupos involucrados; y podiatambin pretender hacerlos entrar en el progreso, es de-cir, autorizarlos a identificarse con la nacion conquista-dora o dominante. De ahi que a veces, en Francia, lanostalgia por la poca colonial se tina de un discurso re-motamente progresista en el que se sugiere que no se ha-cia sino ayudar a los nifios de las escuelas a acceder a louniversal ensenandoles, en todas las colonias, que hacedos mil anos la historia comenzaba para ellos, tal comoen la metropolis, con

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    28/104

    de crisis economica. Aqui el racista es aquel que pierdesu estatuto o su posicion social, o teme perderlos, o quie-re protegerse de los riesgos de la caida. Esta mais o me-nos expulsado del mundo del trabajo si pertenece almundo industrial, ya no puede agotar su produccin sies explotador agricola o bien vive en los barrios des-compuestos de la inner city estadounidense o en los su-burbios perifricos degradados de Francia, y suponeque caera en la escala social al compartir las condicionesde existencia de los negros y los inmigrantes.

    Su racismo, en este caso, podria remitir al que refle-jan los

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    29/104

    con el caso precedente, es decir, con una situacion, realo temida, de caida o de exclusion: entonces los dramas ylas aprensiones, ligadas a la desocupacion, ala miseria, alos problemas de la vivienda, del sobreendeudamiento,de la escolaridad de los niios o de la salud desembocan,mas alla de un populismo favorable a proyectos de mo-dernizacion, en un nacionalismo, en un llamamiento ala etnicidad o ala religion que se convierten en antimo-dernos, se desprenden de cualquier intencin universa-lista y tienden al integrismo o al radicalismo de la reclu-si6n en la cultura.

    A partir de ahi, tal como muestra Etienne Balibar(1989) respecto al nacionalismo, el racismo encuentrasu lugar con bastante facilidad y constituye un gusanofrecuentemente presente en el fruto de la idea de comu-nidad nacional (u otra):

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    30/104

    turales o intertnicas, en las que puede tener lugar unadialctica de las identidades: cualquier afirmacin identi-taria o comunitaria de un grupo, incluso muy minorita-rio, puede provocar, en efecto, la exacerbacin identita-ria de otros grupos, empezando por el dominante omayoritario.Esos procesos se Ven favorecidos por la fuerte visibi-lidad de los grupos y las comunidades que participan enellos. En ultima instancia pueden remitir a un enfoqueen trminos de mee relations, prolongando perspectivasabiertas por la Escuela de Chicago a partir de los anosveinte. Pero el racismo, en sus dimensiones intercultu-rales, no implica necesariamente la experiencia compar-tida o la copresencia. El miedo y el odio se puedenconstruir o desplegar con una amplia dosis de imagina-cin a partir de simples representaciones de las comuni-dades juzgadas amenazantes o superfluas, y cuya afir-macin identitaria es subrayada o sugerida a travs de loque dicen los medios de comunicacion, especialmente latelevision, o los rumores y conversaciones de la vida co-tidiana.

    La produccion del racismo no necesita que existanconcretamente , sino, en primerlugar, condiciones que involucran solamente al actor ra-cista, a su educacion, a su entorno familiar y a las trans-formaciones politicas, economicas y culturales queafectan al grupo al que pertenece. La dialctica de lasidentidades se desarrolla tambin, tal como indicaronmuchos autores mas 0 menos inspirados en el psicoana-lisis, desde ]ohn Dollard a _Iulia Kristeva pasando por60

    Theodor Adorno, a partir de una estructura de la perso-nalidad o de una economia psiquica que se arraigan en laeducacion y la primera infancia y en el funcionamientodel grupo racista, tanto como en el de los grupos queson victimas, al margen de sus contactos reales. Asi es,por ejemplo, como el desarrollo contemporaneo, enEuropa occidental, de los nacionalismos xenofobos yracistas, animados por el odio hacia la inmigracion, senutre en gran parte de afectos que tienen poco que vercon la realidad de esta inmigracion o con una experien-cia compartida, y mucho mas con un sentimiento deamenaza general que pesa sobre la identidad nacional,sentimiento vinculado con dificultades sociales o conprocesos bastante mas amplios -globalizacin de laeconomfa, internacionalizacion de la cultura hegemo-nica estadounidense o construccin europea, por ejem-plo-. Asimismo, se pudo hablar de un antisemitismosin judios en relacion con el nacionalismo y el comu-nismo en algunos paises de Europa central despus dela guerra.

    Hoy, determinadas sociedades occidentales, Franciaen particular, son el teatro de procesos de fragmenta-cin social y cultural en los que la idea de nacin ofrececada vez con mas dificultad un marco simblico y cul-tural o el horizonte general de la vida colectiva. La ideade nacion, en efecto, se concreta en un nacionalismomas o menos racista, xenofobo y antisemita mientrasque se afirman todo tipo de identidades particulares-tnicas, religiosas, de gnero, ligadas a una deficienciafisica, etctera- que se presentan de una manera mas 061

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    31/104

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    32/104

    ce del racismo el conjunto de las modalidades de su re-lacion.Ahora bien, desde el final de la Segunda GuerraMundial, y con una aceleracin durante los anos seten-ta, las sociedades occidentales (pero no solamente ellas)conocen cambios tan importantes que en su caso es po-sible hablar de crisis de la modernidad e incluso, segunalgunos analisis y reflexiones, de superacin posmoder-na. La idea de una tension, de una articulacion aun posi-ble entre los dos registros que definen la modernidad,da lugar a otras representaciones del mundo contem-poraneo, en las cuales dominan las imagenes de la diso-ciacion y del estallido. La razn instrumental, el fun-cionamiento planetario de la economia o el progresocientifico y tecnologico parecen amenazar cada vez masa las culturas en su ser y su existencia, es decir, oponersea ellas. La

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    33/104

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    34/104

    Los cuatro puntos cardinales de nuestro esquemapermiten leer la experiencia, por ejemplo, del antisemi-tismo vivido por los judios de Polonia o de Rusia hastaestos ultimos anos (Wieviorka, 1992a) pero, ademas, loque hemos dicho sobre la capacidad del racismo paraamalgamar significaciones muy contradictorias se apli-ca perfectamente a esta experiencia.Otro argumento apoya con fuerza la idea que hacedel antisemitismo una forma particular de racismo. Tie-ne que ver con el hecho de que en el nazismo, apogeodel racismo cientifico como hemos visto, se ataco antetodo y precisamente a los judios, lo que impone, segunZygmunt Bauman (1989), entre otros, pensar la Shoahno como una aberracion de la modernidad, sino comouna de sus modalidades paroxisticas. Es cierto que algu-nos enfoques sociolgicos, en particular de inspiracionhegeliana o marxista, como el de Oliver C. Cox (1948),consideran que las funciones sociales del racismo y delantisemitismo son tan diferentes que conviene distin-guir correctamente los dos fenmenosz para estos enfo-ques, en el antisemitismo a menudo se ataca al judio entanto sfmbolo del poder, del capital o del dinero, en elmismo punto en donde el racismo considera inferiores alos negros, ya socialmente indefensos. El debate quedaabierto, pero la tesis de la pertenencia del antisemitismoa la familia mas amplia del racismo parece, una vez so-metida al analisis, mas fuerte que la tesis contraria.

    68

    3. La diversidad de lasexpresiones concretas del racismoLas ciencias sociales contribuyeron en un primer mo-mento a la elaboracion del racismo, mas quiz de lo queayudaron a constituirlo como objeto de analisis y de re-flexion. A esas ciencias les ha costado desprenderse del es-tudio de las razas humanas y todavia no han roto del todocon la idea misma de raza, proponiendo mas bien, desdeGabriel Tarde a Claude Lvi-Strauss, pasando por FranzBoas o Ludwig Gumplowicz, revertir los modos de pen-samiento que explican la vida social y la cultura por la ra-za como beneficio de razonamientos en los que esta ulti-ma se convierte en un producto de la cultura: . La raza, desde esta perspectiva, no es una rea-lidad biolgica o gentica, sino una construccin social.

    69

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    35/104

    Sin embargo, algunos grandes pensadores sociales ypoliticos, desde la plena poca de la ciencia racial, toma-ron sin ambigiiedades distancias con el racismo (antesde tiempo, ya que el trmino fue forj ado durante el pe-riodo de entreguerras), pero no asi con la idea de raza.Por ejemplo, Alexis de Tocqueville (1835), para quienlos negros pueden, tanto como los blancos, lograr un al-to grado de civilizacion si las condiciones lo permiten yque, sobre todo, propone un razonamiento sociologicopara dar cuenta del racismo de los

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    36/104

    El prejuicioUna primera forma elemental de racismo nos la da elprejuicio, al que aqui asociaremos la categoria relativa-mente cercana del rumor. El racismo, en efecto, remite arepresentaciones del Otro que valorizan el ingroup(grupo de pertenencia, tambin llamado endogrupo), envez del outgroup (grupo distinto, tambin llamado exo-grupo), que amplian las diferencias y desembocan en es-tereotipos susceptibles de alimentar o justificar actitu-des discriminatorias. Los prejuicios pueden preexistir acualquier eventual experiencia concreta de la relacioncon el Otro, a cualquier conocimiento en la practica, yno se manifiestan necesariamente en actos, lo que plan-tea dos preguntas principales. La primera gira en tornoa la formacion del prejuicio, ya que no se puede redL1Cir 3la practica efectiva del Otro, y del cual hay que explicarbien las fuentes; la segunda remite al paso al acto y, porende, a la continuidad del racismo entre esta forma ele-mental y otras, mas activas.

    Las fuentes del prejuicioEl que tiene un prejuicio no solo juzga al Otro de ma-nera predeterminada, sino que ademas no se ve afectado,o no necesariamente, por lo que aporta la experienciavivida o el encuentro con l; por otra parte, opone unasingular resistencia a la critica, por fundada que sea.Contrariamente a una idea ingenua, no basta con expli-72

    car que el racismo se funda en falsos supuestos y fala-cias segun la ciencia para que ste retroceda.

    gDe donde viene el prejuicio racial? gComo se fabri-ca? Una primera tradicion de analisis, fuertemente in-fluida por el psicoanalisis, propone asociar cultura ypersonalidad, es decir, reproduccion del prejuicio y for-macion de la personalidad del que lo sostiene. Esta tradi-cion surge al final de los anos treinta en Estados Unidos,en la conclusion del libro de ]ohn Dollard que se con-vertira en un clasico, Caste and Class in a SouthernTown (1937). Para Dollard, que realizo una larga y exi-gente observacion participante en una ciudad del Surbautizada

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    37/104

    mental ya citada de Gunnar Myrdal, An American Di-lemma. The Negro Problem and Modern Democracy(1944). El racismo, en este caso, enfrenta a los estadou-nidenses con un dilema que se desarrolla entre su Credo,hecho de Valores altamente morales asociados a la na-cion y a la democracia, y la opresion de los negros, quese apoya en su desconocimiento, en la ignorancia. Elnegro, como muestra Myrdal, es presentado de maneraestereotipada y constantemente distorsionada, siempre

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    38/104

    cio. Algunos autores han insistido sobre las predisposi-ciones culturales del fenomeno en trminos de tipo o deestructura de personalidad; otros, al contrario, han su-gerido un lazo entre la dominacion o la estratificacinsocial, es decir, la expresion de prejuicios dotando a losmiembros del grupo dominante de los medios con quefundar una racionalizacion de su dominacion, asegu-rando asf su reproduccion. Esta ultima idea ha sido for-mulada de manera original por un sociologo holands,Teun A. Van Dijk (1987, 1991), para mostrar de qumanera, en las interacciones mas comunes de la vida co-tidiana, los individuos del grupo dominante desplieganestrategias de persuasion y de presentacion de si mis-mos que recurren al prejuicio racial para poder estable-cer mejor la comunicacion con los miembros de un gru-po y dar una imagen positiva de si mismos.

    El rumor de OrleansSi es posible analizar el prejuicio sin tener en cuenta elcontexto social en el que se expresa, al menos hasta cier-to punto, pero tambin encontrar en l una racionali-dad, tambin limitada, que la inscribe en relaciones dedominacin, gno sera acaso porque se trata de un feno-meno que traduce, a la vez, sentido y prdida de senti-do? Un claro estudio de Edgar Morin (1969) puedeilustrar esta observacion. Morin muestra que el rumorantisemita que se propag en Orleans en 1968, acusan-do a los comerciantes judios del centro de la ciudad de76

    drogar a sus jovenes clientes para incorporarlas luego aredes de prostitucion, es absurdo y esta a la vez cargadode significados. Este rumor, desprovisto de fundamen-tos objetivos, traduce por parte de quienes lo hacen cir-cular un vacio o una carencia existencial, que es lo quese trata de neutralizar, y un miedo a la modernidad talcomo se expreso en Mayo del 68 o a los cambios cultu-rales de la poca, de los cuales Orleans se mantuvo rela-tivamente a distancia.

    Paso al actoEl prejuicio no se prolonga automaticamente en la prac-tica. El estudio clasico de Richard T. LaPiere (1934)puede ilustrar esta observacion. LaPiere, durante un pe-riplo por muchos Estados de Estados Unidos en com-pafiia de una pareja de chinos, se detuvo con ellos en184 restaurantes y 66 hoteles, sin enfrentarse jamas a unrechazo, con una excepcion bastante ambigua. Luegomando por correo un cuestionario a los restauradores yhoteleros en cuestion, preguntandoles, entre otras co-sas, por el recibimiento que estaban dispuestos a brin-dar a posibles clientes asisiticos. El 90 % de las respuestasindicaba que, llegado el caso, no se le brindaria ningunServicio a esa clientela.Esta experiencia, que otros estudios han confirmadoampliamente, indica que no hay ninguna automatici-dad entre los prejuicios, en este caso antiasiaticos, y losactos, ya que en la practica los clientes chinos fueron

    77

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    39/104

    bien recibidos. No quiere decir por lo mismo que elprejuicio no se exprese bajo forma de discriminacin eneste tipo de situacion. Significa mas bien que el paso delprejuicio al acto exige condiciones favorables, en parti-cular morales y politicas, si stas no estan reunidas, o nose producen o se efectuan de manera indirecta, evitan-do, como escribe Allport en su comentario sobre el es-tudio de LaPiere, las

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    40/104

    to de esta politica fue Hendrik Verwoerd (1907-1966).Esta politica fue desmoronada desde el exterior por di-versas campanas de boicot hacia Sudafrica y por la pre-sion politica internacional, y desde el interior por unaaccion de resistencia que a veces se convirtio en revuel-ta (en particular la de Soweto en 1976). En 1990, el Pri-mer ministro EV( De Klerk autorizo el excarcelamientode Nelson Mandela, lider historico del African Natio-nal Congress, principal organizacion negra de oposi-cin al apartheid, abriendo asi el proceso de abandonohistorico de esta politica, definitivamente liquidada en1994.

    La segregacion puede ser directa y explicitamente ra-cial, pero tambin puede remitir a procesos mas econo-micos y sociales que propiamente racistas y que desem-bocan en una separacion racial. Puede ser obra de ungrupo racista, o dominante, que no se quiere rnezclarcon el grupo al que trata de manera racista; tambinpuede ser, a la inversa, un producto de este ultimo, queencuentra en los espacios comunitarios recursos cultu-rales, incluso economicos, de los que no dispone enotros lados. Asi es como, en particular, uno de los librosmas clasicos producidos por la Escuela de Chicago, TheGhetto, de Louis Wirth (1928), pretendia demostrarque tanto el gueto medieval, antes de que fuera impues-to a los judios, como el gueto moderno de la ciudad deChicago, corresponden, para quienes residen ahi, a pro-tecciones y a un conjunto de recursos, y no solamente aun espacio de rechazo. Vivir aparte, desde este puntode vista, es poder constituir una comunidad viviente80

    con su cultura, sus reglas o sus leyes, su economia y suvida politica propia, sin estar por lo mismo encerradoen un universo completamente cercado.

    La segregacion urbana, siempre dentro de esta pers-pectiva, es mas bien una ventaja y no un mal, ya quepermite a los individuos participar en la vida de la granciudad, beneficiandose de cada uno de los recursos de lacomunidad tnica inscrita en un territorio mas peque-no; en alguna medida produce una esclusa, pasos obli-gatorios pero utiles hacia la modernidad, y se apoya-para utilizar un vocabulario anacronico, ya que remitea los anos setenta- en un multiculturalismo bien tempe-rado. Aqui a veces el racismo se puede inscribir en ten-siones interculturales, pero sin duda no es imprescindi-ble en los mecanismos que hacen de la ciudad, comodijo Robert Park, un

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    41/104

    ochenta y noventa, a pesar de las luchas por los dere-chos civicos surgidas en los anos sesenta y tras las poli-ticas de af]5rmati've action de las cuales algunos se bene-ficiaron, muchos negros viven en una situacin de granpobreza, en guetos que han perdido todos los atribu-tos positivos del modelo desarrollado medio siglo antespor la Escuela de Chicago, privados de lo esencial desus recursos culturales, economicos o politicos. Paraellos, la esclusa se convirti en ratonera. Aquila segre-gacin se puede calificar de total, en la medida en que esala vez racial y social, y que el racismo se combina conla exclusion social.

    La segregacion puede ser fruto del funcionamientodel mercado, de lgicas institucionales 0 politicas, o deuna combinacin de ambos conceptos. El mercado pue-de fabricar segregacin racial sin que se expresen expli-citamente afectos racistas, tal como vimos un poco an-tes en relacin con el racismo institucional (ver paginas37-39). En rnateria habitacional, por ejemplo, el simplejuego de compras, ventas y alquileres individuales es su-ficiente, asi como el comportamiento de los padrescuando deciden a qu colegio iran sus hijos. Pero some-tido al analisis, incluso en relacin con la experiencia es-tadounidense, esta claro que a menudo, tras el funcio-namiento aparentemente automatico del mercado, seencuentran politicas (sociales, habitacionales, educati-vas), es decir, intervenciones de los poderes publicos,que orientan mas o menos fuertemente este funciona-miento en un sentido que puede corresponder al racismoo, al contrario, esforzarsepor contrarrestarlo. La segre-82

    gacion puede incluso convertirse directamente en unelemento de politica racial, como sucedi espectacular-mente en Sudafrica.

    La discriminacinLa segregacin racial corresponde a una lgica de dife-renciacion y la discriminacin corresponde mas bien auna lgica de jerarquizacion. Consiste, en efecto, sin ex-cluir al grupo tratado de manera racista, en poner de re-lieve la raza para otorgarle un tratamiento diferenciado.Esta distincin analitica no siempre es facil de aplicar enconcreto; hasta ese punto el racismo puede amalgamarestas dos formas elementares. El hecho de separar a losblancos de los negros en los transportes publicos, porejemplo, gno equivale a discriminar y a segregar?

    La discriminacin es una nocion tan ambigua comola de segregacin, ya que designa tambin, a la vez, unproceso y su resultado y se puede ejercer en todos losarnbitos de la vida social, en el acceso a la educacin, a lasalud, al empleo, ala vivienda, en el seno de una empre-sa y en los lugares de trabajo, a veces tambin en las aso-ciaciones, incluso en los sindicatos, en el funcionamien-to de la justicia y en el de la policia. Aparece tambin enla manera en que los grupos victirnas del racismo sontratados por los medios de comunicacion en la televi-sion, en el cine 0 en la publicidad, cuando son olvidadosu ignorados, como el del bello li-bro de Ralph Ellison (1952), presentados de una mane-

    83

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    42/104

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    43/104

    4. La violencia racista

    El racismo siempre es una violencia en la medida en queconstituye una negacion de quien resulte victima, es de-cir, una alteracin de la parte de humanidad de la quecada cual es portador. Esta violencia es, sobre todo, sim-blica cuando afecta a la integridad moral de una perso-na sin alterar, sin embargo, directamente su participa-cin en la vida social, politica o econmica, cuando dichaviolencia es del orden del desprecio, del prejuicio o dela simple expresin del odio, sin consecuencias sobre suintegridad fisica; dejaremos de lado este aspecto y nosinteresaremos mas especificamente por la violencia fisi-ca, sangrienta, concentrando el analisis sobre sus expre-siones mas evidentes, en detrimento, por consecuencia,de sus expresiones difusas como pequeias brutalidades,acoso o amenazas, que no se trata desde luego de mini-mizar o de banalizar.

    87

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    44/104

    Una violencia calificada de racista no siempre mere-ce efectivamente este calificativo. Asi, el hecho de que lavictima de un crimen sea de tal o cual grupo que es, porotra parte, objeto de racismo no significa necesariamen-te que el crimen en cuestin sea racista. El odio racistano siempre mueve al pequeno comerciante que toma unarma a medianoche y mata al joven de origen inmigran-te que esta robando en su negocio. Aunque parezca dis-persa, hasta el punto de que parece la suma de actos in-dividuales, eventualmente aislados, la violencia racistaremite al analisis sociologico y politico en la medida enque se expresa no en el vacio social, politico o institu-cional, sino en un contexto que la vuelve posible e in-cluso, a los ojos de su protagonista, legitima. Asi, no dejade ser significativo que durante algunas semanas delve-rano de 1983, en Argenteuil, La Courneuve, Tourcoing,Nancy, Aulnay y Saint-Denis (en dos oportunidades),jovenes que en ese momento fueron calificados comobeurs hayan muerto o caido heridos por bala; cada balasurgio de un tirador aislado, pero la serie indica clara-mente que se trat6 de una especie de epidemia que no sepuede reducir a la simple suma de actos individuales.De manera mas general, la violencia racista se desplie-ga, o no, en funcin de condiciones generales, favorableso desfavorables, que no necesariamente intervienen de lamisma manera cuando se trata de otras formas elementa-les del racismo, prejuicios o discriminacion, por ejemplo.Se puede reprimir y combatir mucho mas claramente

    3. Apelativo coloquial que remite a los arabes. [N. de la T]

    88

    que el racismo institucional, insidioso pero a menudo to-lerado por los poderes publicos en el mercado del traba-jo o en el de la vivienda, y sobre todo esta muy condicio-nada por el estado del sistema politico. Por lo mismo, esarepresion es una funcin del Estado que dispone, segunla famosa formula de Max Weber, de su monopolio legi-timo. Asi, el Estado esta necesariamente involucradocuando surge la violencia y es responsable, por las res-puestas que le aporta, de su extension o regresion.

    Violencia racista y politicaRob Witte, en su estudio sobre la violencia racista y eEstado (1966), propone distinguir cuatro fases de la violencia racista, segun que constituya un problema indivi-dual, un problema social, un problema inscrito en losdebates politicos o un problema que incluye una accionvigorosa del Estado. Su razonamiento se aplica a lasdemocracias y no considera el paso a lo que seria unaquinta fase, en la que el Estado mismo desarrollariauna politica de la raza.Nos apoyaremos sobre una distincion a la vez maelemental y robusta, que considera el nivel en que surgela violencia racista. Esta, en efecto, puede ser infrapolitica, es decir, puede provenir de actores definidos en trminos sociales, economicos y culturales pero fuera deespacio politico, desorganizados politicamente y, a losumo, vagamente manipulados o movilizados por grupos politicos. Puede, al contrario, ser politica, adopta

    8

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    45/104

    da, preparada, organizada u orquestada por actores po-liticos o, en todo caso, estar destinada explicitamente aejercer un impacto en la escena publica o una influenciaen la vida politica de la sociedad respectiva.Al instalar claramente la reflexin sobre la violenciaracista en el marco del sistema politico y del Estado, oen referencia a l, la constituimos como fenomeno quedebe ser analizado prioritariamente a esta escala (loque no significa que no deba ser, tambin, confrontadoa nivel local).

    La 'violencia infmpoliticaEn este primer caso, la extension y gravedad de la vio-lencia dependen de la actitud y la capacidad de accion delos poderes publicos, pero tambin de una eventual le-gitimidad que aporta la libre difusion de doctrinas ra-cistas o la existencia de partidos politicos que muestranmas o menos explicitamente una ideologfa racista. Asi,el vinculo que es posible trazar entre el Frente Nacio-nal, en Francia, y la violencia racista infrapolitica noes tan facil de establecer. Este partido, que desarrollaideas racistas, ha adoptado una estrategia politica de le-gitimidad que implica respetabilidad y que le prohibeavalar violencias ejercidas en su nombre. Pero puedesuceder que sus militantes no se controlen, como suce-dio en el asesinato en Marsella de un oven comoriano,muerto por un instalador de posteres del Frente Na-cional en 1994; o que sus manifestaciones atraigan a ac-.90

    tores dispuestos a recurrir a la mas extrema violencia,como sucedio el primero de mayo de 1995, en Paris,cuando unos skin/oeads que venian de Reims participa-ron en un desfile de este partido y provocaron la muer-te por ahogo de un hombre de origen magrebi con elque se cruzaron a orillas del Sena. Ademas, el simplehecho de desarrollarpublicamente ideas racistas puedeser considerado como una aportacion de legitimidad aactores que sienten el mismo odio racista y son exterio-res, sin embargo, al Frente Nacional: si es posible ex-presar en la television ideas claramente antisemitas, 5 porqu seria ilegitimo pasar al acto, en conformidad conesas ideas?

    Al ser infrapolitica, la violencia racista es indisocia-ble de tensiones sociales y culturales y puede ser, si nocausada, al menos exacerbada por fuerzas politicas omilitares que la dejan operar. Asi, en la Rusia zarista lospogromos (sublevamientos violentos contra las comu-nidades judias), al final del siglo XIX y principios del XX,fueron a menudo llevados a cabo por el populacho,mas o menos incentivado o tolerado por el poder. Estaviolencia, retomando una distincin clasica de las cien-cias sociales, muchas veces es mas expresiva que instru-mental, al menos a primera vista, y procede de bocana-das, explosiones imprevisibles e iniciativas de pequenosgrupos espontaneos, no parece estar instalada y organi-zada en el tiempo; es mas bien

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    46/104

    La violencia politicaLa violencia racista, cuando es politica, esta mas direc-tamente controlada y comandada por objetivos y unaestrategia, calculos generados por las fuerzas que la es-tructuran y la orientan, ideologica y practicamente. Enlos periodos de progresion de dichas fuerzas, stas nomuestran necesariamente inters en que se despliegueuna violencia espontanea o expresiva, que no controlanbien, o que puede generar una estrategia mas o menoslegalista de toma de poder. Asi, el proyecto politico ca-naliza el odio y prohibe cualquier violencia incontrola-da hasta la fase siguiente, que puede ser la de la toma depoder o, al contrario, la de la decadencia.En el primer caso, la violencia, se ha constatado conla experiencia del nazismo y puede ser mas fria que or-ganizada: es decir, burocratizada, al menos parcialmen-te. En el segundo, un brote de violencia puede ser laconsecuencia del fracaso polirico, del agotamiento de suproyecto o la marca de una radicalizacin de actores de-cepcionados que pasan a la accin por falta de perspec-tiva politica operante; este tipo de escenario se podriapresentar en algunos paises europeos en la hiptesis deque, despus de una fase de fuerte progresin de la ex-trema derecha, asistiramos a un vuelco de la tendencia:la ausencia o el debilitamiento de una perspectiva politi-ca siempre puede incentivar a algunos actores, hurfanosde una organizacin capaz de dibujar un porvenir, enactos tanto o mas radicalizados que provocan que lacaida sea brutal. Que se trate de Francia con el Frente.92

    Nacional, de Flandes con el Vlaams Blok o de la RPAcon los Republikaners, nada permite excluir, en efecto,que un declive de estas fuerzas politicas se salde conviolencias incontroladas.Estas observaciones sugieren que la progresion delracismo, incluso en sus expresiones mas violentas, no esnecesariamente un proceso lineal. Puede implicar perio-dos en los que la violencia retrocede, en sus formas es-pontaneas, para luego desplegarse, cambiando de esta-tuto e incluso de sentido, volvindose polirica despusde haber sido social, o fria e instrumental despus dehaber sido

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    47/104

    ciertos casos, contribuyeron a organizarlos, estamosmanifiestamente en la zona intermediaria en la que lo

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    48/104

    En este caso la v1olenc1a soc1al corresponde a los

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    49/104

    Racismo _ .. DS1g\13.l1I3I'l0 DiferencrahstaViolencla

    Instrumental,relativamente . ., .,Domlnacion Segregacioncontroladay organizada.Expresiva,relativamente Caida, pauperizacion Exclusionespontanea.

    Esta tipologia es mas analitica que empirica en la me-dida en que, concretamente, la violencia racista suele seruna combinacin de dos o varios de los cuatro tipos queacaban de ser descritos, e integra tambin significacio-nes culrurales (que seran aborcladas mas adelante) y nosolamente sociales. Ademas, una misma experiencia his-torica puede muy bien conocer una evolucion o una di-namica que modifique sensiblemente su sentido. Peroesta tipologia nos ayuda a introducir un principio de di-ferenciacion y a no reducir la violencia racista s6lo a susorigenes sociales, es decir, a representaciones demasiadogroseras.

    Asi, es pertinente distinguir en Estados Unidos, aprincipios del siglo XX, dos tipos de revuelras raciales:por un lado, segun la terminologia de Allen D. Grim-shaw (1969), las revueltas northern style corresponden,por ejemplo a Chicago en 1919, a la llegada de los ne-gros a las metropolis industriales del Norte, a la com-.98

    petencia en el mercado del trabajo y a las inquietudes ytensiones que esto suscita por parte de los blancos; porotra parte, la violencia southern style pretende sobre to-do aterrorizar a los negros remitindolos al orden socialrradicional. Asimismo, el linchamiento de los negros enlos Estados del Sur no es el mismo segun se trate de unaconducta popular, animada por , de-sordenada, mas bien feroz e imprecisa en la eleccion desus victimas o de un linchamiento llamado

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    50/104

    n1da en term1nos de naclon, de rel1g1on o de comun1dad Cuando es ofenswa o contraofenswa, se aflrma reduc1endola a la 1dea de una naturaleza, una conc1enc1a1dent1tar1a que acompana o sostlene un proceso de expanslon, como as1 sucedxo con d1versas expres1ones delraclsmo colonral

    El llamamlento a una 1dent1dad nac1onal, rel1g1osa,etn1ca u otra no es en S1 m1smo necesar1amente rac1sta,n1 v1olento en sus transcr1pc1ones concretas Cuando loes, presenta la caracter1st1ca de ser sobre todo d1ferenc1al1sta y de poder conduc1r a una v1olenc1a 1l1m1tada Eld1ferenc1al1smo rem1te al hecho de que, en este caso, elrac1smo prolonga o expresa una espec1f1c1dad v1v1da demanera mas o menos b1olog1ca como la marca de unad1ferenc1a 1rreduct1ble y traduce necesauamente la conv1cc1on, desde el punto de v1sta rac1sta, de que no hayrelacxon o vmculo poslble con el grupo racxzado, s1no lanecesldad de crear una dlstancla, una d1syunc1on En lomas remoto de cualqu1er proyecto s1ncret1co, la log1ca1dent1tar1a de promoc1on o de defensa de una culturamas o menos naturahzada desarrolla el mxedo ObSCS1VOal mest1za]e y promueve el llamamlento a la pureza y ala homogeneldad del grupo Para progresar, extenderseo, al contrar1o, evxtar d1solverse o reduclrse, la naclon,la comun1dad rel1g1osa o etnlca pueden recurrxr a unav1olenc1a que aplasta o mega todo lo que se res1ste a la1dent1dad conqulstadora o que amenaza la 1dent1dadque esta a la defenswa Aqul la v1olenc1a se puede v1ncular con la sxmple 1mag1nac1on y no con la real1dad de lares1stenc1a o de la amenaza, es dec1r, atacar a grupos que

    se convlerten en chlvos exp1ator1os, una de las caracter1st1cas del ant1sem1t1smo nazx es que ataco a los ]ud1osque, en Alemanra, mas aun que en otras soc1edades occldentales, estaban muy as1m1lados

    Y S1 los ongenes 1dent1tar1os pueden llevar la vlolenc1a rac1sta mas alla de cualqu1er l1m1te es porque se 1nstaura, preclsamente, en ausenc1a de cualqu1er relaclon soc1al El Otro no t1ene lugar en una pura log1ca de racxsmod1ferenc1al1sta, no se trata, con ella, de 1nfer1or1zarlo,dom1narlo o explorarlo, s1no de ponerlo m1n1mamentea d1stanc1a y, mas alla, de expulsarlo o destru1rlo, de encerrarlo o an1qu1larlo No sucede lo m1smo cuando seso, no puede lf mas le]os, porque S1 destruye al grupo1nfer1or1zado destruye, al m1smo tlempo, la pos1b1l1dadde explotarlo Eso es lo que supo dec1r el gob1erno argel1no en el momento en que, en 1973, una ola de vxolenc1a alcanzo a los traba]adores mnngrantes orxgmarxosde Argeha (11 argelmos fueron aseslnados entre el 29 deagosto y el 19 de sepuembre, segun la Am1cale des Algerxens en Europe) 2 , d1}eronentonces, en sustancxa, las autorldades argelmas (veaseWell, 1991 p 77 79)En la medxda en que la def1n1c1on de la amenaza odel obstaculo por destru1r, en los casos extremos del ra

    2 Asocxacxon de los argellnos en Europa [N de la T]

    ' ' ' ' ' trata de origenes sociales; la violencia racista, en este ca-

    l | Q l I _ I

    100 101

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    51/104

    cismo diferencialista, es casi siempre imaginaria, el ca-racter ilimitado de su violencia se revela tambin en labusqueda sin fronteras de todo lo que puede satisfacerla sed inextinguible de homogeneidad y pureza: en laAlemania nazi, los judios constituian un blanco que noera unico, la raza aria debia ser totalmente depurada y,por ende, habia que destruir tambin a los gitanos, evi-tar la reproduccin de las discapacidades esterilizando adiscapacitados y erradicar la homosexualidad atacandoa los homosexuales.El esquema de la pagina 62 puede ayudar a distinguiral menos dos figuras elementales del racismo identitarioen sus expresiones violentas. La primera corresponde ala resistencia de una identidad cultural que se sienteamenazada por la modernidad o no logra acceder a ellao mantenerse en ella, y ataca violentamente a un grupoque la encarna en lo que tiene de mas negativo, que espercibido como corruptor de tradiciones religiosas onacionales; asi, los pogromos en la Rusia zarista, perotambin los de Polonia, incluso despus de la SegundaGuerra Mundial (el pogromo de Kielce, en julio de1946, provoco 42 muertos), deben mucho a un odio quehizo de los judios la marca de una alteridad asociada aimagenes de cosmopolitismo, de control del dinero ode la influencia politica. La Segunda figura correspondea las situaciones interculturales, en la que el conflicto notratado democraticamente, o al menos politicamente, seconvierte en tension, choque, guerra y violencias quepueden conducir a la

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    52/104

    ejemplo con las clulas revolucionarias, gracias a un an-tisemitismo desenfrenado.En ciertas circunstancias, el racismo y la violencia seconjugan para llamar y producir aun mas racismo y masViolencia. Este fenomeno se presenta especialmente allidonde una sociedad se compone de grupos definidos t-nicamente o como comunidades religiosas, sin que elEstado o el sistema polftico pueda continuar gestionan-do este pluriculturalismo. Entonces se puede desplegaruna espiral en la que las atrocidades de la guerra y de lasmasacres pueden lindar con el genocidio y el crimencontra la humanidad; aqui nos vienen a la mente tanto ladestruccion de Libano a partir de mediados de los anossetenta como la de la ex Yugoslavia despus de la muer-te de Tito (1980) o, aun en los anos noventa, los dramasde Africa en la region de los Grandes Lagos.

    104

    Conclusion de la primera parte:cuatro nivelesLos analisis anteriores se pueden integrar en un razona-miento mas general que se apoya en una distincion en-tre cuatro niveles politicamente diferentes.El primer nivel es el de infmrmcismo. E1 racismo esdbil en este caso y sus diversas expresiones no tienenunidad aparente. Los prejuicios y los rumores no tie-nen alcance practico, la violencia es difusa, muy locali-zada, y el racismo del que da cuenta no es facil de esta-blecer. Si existen lugares en los que circulanpropuestasdoctrinarias, es decir, una literatura racista, son margi-nales, desconocidos por el gran publico fuera de algu-nos circulos de iniciados. La discriminacion esta conte-nida o limitada, los procesos de segregacion rara vez sedesencadenan. Y; sobre todo, la relacin de las diversasformas elementales del racismo no se efectua; no es po-sible, por ejemplo, establecer un lazo slido entre dis-cursos politico-ideologicos racistas casi confidenciales,

    105

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    53/104

    actos de violencia racial que surgen en contextos defuerte tension social o intercultural y una discrimina-cion que relega a determinados grupos racizados conempleos subalternos y particularmente duros.Un segundo nivel es el del racismo disperse. El feno-meno esta, en este caso, claramente constituido y esmucho mas tangible y afirmado. Los sondeos dan tes-timonio de la vivacidad de las opiniones y de los pre-juicios racistas; las ideologias y las doctrinas circulanmas alla de los circulos de iniciados y de los grupuscu-los de extrema derecha. Los actos de violencia puedenser mas frecuentes y sangrientos, conducidos por gru-pos mas activos como, por ejemplo, los s/einheads, quesurgen en Inglaterra a finales de los anos sesenta y secaracterizan por su violencia callejera, su apariencia(craneo rapado, tatuajes, ropa), su tribalismo, su ideo-logia de extrema derecha y su racismo desenfrenado.La discriminacin y la segregacin son realidades facil-mente perceptibles, visibles en el espacio urbano y cer-tificadas por innumerables testimonios, eventualmentesubrayadas por investigaciones sociolgicas o perio-disticas -como la de Gunter Wallraff, que se hizo pasarpor turco en Alemania y que desemboco en un libro,Cabeza de turco (1986), que tuvo un impacto conside-rable. Aqui el racismo ya no es un fenomeno marginal0 secundario; su realidad es considerable, pero sus di-versas expresiones siguen siendo dispares, sin unidadvisible; y la comunicacion entre sus formas elementalesno esta establecida, aun no esta inscrita en el Campopolitico.106

    El tercer nivel es el del racismo institucionalizadoy/0politico. Por un lado, el fenomeno penetra en la vida delas instituciones, que contribuyen mas o menos activa-mente a la discriminacion y a la segregacion, explicita oimplicitamente, bajo formas veladas que alimentan loque a veces se llama racismo institucional. Por otro ladose convierte en un elemento de debates politicos, soste-nido por uno o varios partidos que capiralizan los afec-tos, los orientan o contribuyen a exacerbarlos, inscri-bindolos en el corazn de sus proyectos y de suspropuestas. Las ideas racistas ya no son las propias delos movimientos o los grupos marginales o suficiente-mente radicalizados para arriesgar la marginalizacin;impregnan la vida politica y obligan a los actores politi-cos que las rechazan a discutir activamente y a ejerceruna influencia sobre las categorias generales del debatepolitico.Un cuarto nivel, por ultimo, es el del racismo total,que penetra en toda la sociedad y, sobre todo, accede ala cima del Estado. Este se organiza entonces en funcinde una doctrina racista, activa programas que se inspi-ran en la misma y moviliza eventualmente las fuerzasvivas del pais sirviendo asf a sus orientaciones. En uncaso extremo, toda la vida colectiva se subordina a l, esdecir, el desarrollo economico, la diplomacia, las politi-cas cientificas, de educacion, etctera. Es excepcionalque un racismo total se aplique a escala de un pais ente-ro y de su Estado, como sucedio en las experiencias na-zis y del apartheid sudafricano. Pero algunas variantesdel fenomeno se encuentran a menudo, a escala reduci-

    107

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    54/104

    da, en movimientos sectarios y terroristas, cuya ideolo-gia y tipo de funcionarniento corresponden bastantebien a su concepto.

    La distincion que acaba de ser propuesta se puede sim-plificar y reducir a lo esencial trazando una linea dedemarcacion entre el racismo disperso y el racismo po-litico e institucional. Mas alla de esta linea politica, el fe-nomeno no podria encontrar una clara coherencia o unagran unidad; cuando se ha cruzado esa linea, pueden serunificadas sus formas elementales y sus diversas signifi-caciones en una practica relativamente integrada.El paso al nivel politico e institucional es tanto masdecisivo que aportar al fenomeno su integracion y abretambin perspectivas renovadas de movilizacin. Legi-tima conductas que lo reivindican, le aporta los recursosde los partidos politicos instalados o de las institucionesy suscita nuevas vocaciones en la vida intelectual. Asi,este paso es mas que un simple cambio de escala, ya queconstituye un salto y crea o renueva, cuando esta plena-mente efectuado, o bien un proceso de estructuracionracial de la vida colectiva, como fue el caso de Sudafricacon el apartheid, o bien un proceso de diferenciaciondestructivo de las minorias, como sucedio con el nazis-mo. Por eso las democracias deben estar particular-mente atentas a las evoluciones del racismo cuando s-tas traducen un principio de instalacion institucional ypolitica.

    108

    SEGUNDA PARTELa actualidad del racismo

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    55/104

    IntroduccingCual es el peso del racismo en las sociedades contem-poraneas? En algunos casos el fenomeno parece ser se-cundario, incluso menor o inexistente, mas imaginarioque real. En otros, al contrario, esta tan omnipresenteen la vida social y politica. que hay que ver en l un ele-mento central y estructural.Es cierto que no siempre es facil poner cada cosa ensu sitio y apreciar sin excesos ni defectos la importanciadel racismo en tal o cual sociedad en un momento da-do de su existencia historica. Asi, la idea cornun, en mu-chos paises de Europa especialmente, segun la cual elracismo actualmente se encontraria en expansion no esfacil de establecer. La capacidad de movilizacin de losgrupos victimas del racismo es, en efecto, extremada-mente variable: los mas activos pueden contribuir a laimagen de una fuerte realidad del fenomeno cuando s-te los afecta, mientras que los mas indefensos, menos

    111

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    56/104

    capaces de acceder al espacio publico y a los medios decomunicacion, no contribuiran a dar una imagen infor-mada y clemostrativa del odio o de los prejuicios quepadecen.Desde este punto de vista, la experiencia de los ju-dios de Francia es particularmente significativa. Estapoblacion vive una formidable mutacion desde los anossesenta, ya que se ha vuelto muy activa y visible en elespacio publico, bien porque se trate de sus posicionesrespecto al Estado de Israel o de sus expresiones religio-sas o comunitarias. Dicha poblacin suele recordar laprogresin del antisemitismo y se ha movilizado al res-pecto incluso en la calle, especialmente en Paris, cuandose produjo el atentado de la calle Corpernic en 1980.Pero, contrariamente a lo que pensaron y sostuvieroncon fuerza, en un primer momento, los judios de Fran-cia en su gran mayoria, este atentado no se vinculabacon la extrema derecha antisemita francesa, sino con elterrorismo internacional y, por consiguiente, no per-mitia confirmar la tesis de una progresion del antisemi-tismo.Los instrumentos de los que se dispone para apreciarla importancia del racismo en un pais determinado enun momento dado y su evolucion en el tiempo requie-ren una clara critica. Por ejemplo, los sondeos de opi-nion en que las personas interrogadas se declaran mas ra-cistas que en el pasado gnos estan informando sobreuna progresin del racismo o sobre la mayor o menorfacilidad para expresarse al respecto por parte de estaspersonas? gNos dicen que hoy la gente es mas racista o112

    que duda menos que ayer en hacer publicos sus prejui-cios? O bien, el hecho de que las estadisticas muestrenuna progresin de los actos de violencia racista gexplicala expansion de esas violencias o de un fenmeno total-mente diferente, incluso contrario (la voluntad delibe-rada de los poderes publicos, de la policia o de las mis-mas victimas de hacer visible y publico aquello de loque antes no se hablaba tanto, porque en ello se vefaconductas banales y tolerables, porque el poder no ejer-cia ninguna presion para que se tratara, porque la po-licia no estaba incentivada de ninguna manera a conta-bilizar estos actos o porque las victimas tenian mieclo deaparecer como tales)?Las cifras no nos informan necesaria o directamentesobre la realidad de los fenomenos de los que Supuesta-mente dan cuenta. Por eso conviene tambin ser pru-dente en materia de comparacion internacional. Asi, noporque en el Reino Unido los datos cifrados sobre laviolencia racista en los anos ochenta y noventa seanmucho mas impresionantes que en Francia sta seria, enrealidad, mas masiva; estos datos tambin nos informande la voluntad politica de luchar contra el racismo, loque supone en primer lugar que existen practicas de pro-duccin y de registro mas o menos sistematicas de lasinformaciones. Asi en Francia, en 1993, hubo dos con-denas por discriminacion racial en el ambito laboral,mientras que en el Reino Unido, el ano siguiente, estapractica gener 2.324 juicios ante los tribunales respec-tivos. Esas cifras no indican, de ninguna manera, quehaya menos discriminaciones en el empleo en Francia:

    113

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    57/104

    sugieren -aunque sin demosrrarlo- que este pais tieneuna menor preocupacin por combatir directamente elfenomeno; e indican sobre todo que la cultura juridicavaria considerablemente de un pais a otro. En el ReinoUnido, las especificidades linguisticas o religiosas de lasminorias estan inscritas en las instituciones, y el dispo-sitivo legal contra el racismo es importante, especial-mente si se trata de luchar contra la discriminacion enel ambito laboral, en el de la educacin o en el de la vi-vienda. En Francia, las nociones de minoria tnica o decomunidad no estan legitimadas y el derecho es menoscapaz de combatir las discriminaciones que hemos des-crito.Incluso si existieran instrumentos de medida que de-jaran cada vez menos lugar a la duda y a las incertidum-bres, la cuestion de la estimacion de las variaciones deintensidad del racismo no estaria, sin embargo, resuelta,por una razon relacionada muy directamente con losanalisis de los capitulos anteriores. El racismo, en efec-to, reviste diversas formas elementales -prejuicios, se-gregacin o discriminacin (vase l capitulo 3) o vio-lencia (vase el capitulo 4)-_ Ahora bien, la evolucion,en el caso de una misma experiencia nacional, puedemuy bien surgir sin gran coherencia aparente. Cada unatiene su temporalidad, sus determinaciones, y puede to-mar direcciones diametralmente opuestas. 5C6mo ha-blar de progresin del racismo, por ejemplo, o de regre-si6n, si los prejuicios, medidos con las estadisticas de laviolencia racista, muestran, en un mismo periodo, unaclara disminucion?114

    Los cambios que afectan a cada uno de los elementosque componen el racismo en el seno de una Sociedaddeterminada no son necesariamente convergentes, yninguna progresin esta libre de que implique que, apartir de las formas mas livianas del fenmeno, la barcadel racismo se vuelva cada vez mas pesada, pasando pri-mero por los prejuicios, yendo luego hacia la discrimina-ci6n y la segregacion y mas tarde hacia violencias cadavez mas radicales y sangrientas.

    115

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    58/104

    5. La produccion contemporaneadel racismo en las sociedadeseuropeasAl finalizar la Segunda Guerra Mundial el racismo, delque se empezaban a percibir con espanto las consecuen-cias extremas en el Corazon mismo de Europa y en el se-no de sociedades que cuentan entre las mais avanzadas,gno parecia acaso destinado a una desaparicion mais omenos rapida? Algunos afios mas tarde, esta esperanzaincluso fue reforzada por el hecho de que el tiempo delos imperios y de los regimenes coloniales tambin pa-recia haber terminado definitivamente.En realidad hubo mas bien que constatar un retornodel racismo y de esto dan cuenta varias iniciativas im-

    portantes de la ONU, y en particular la adopcin, en1965, de una convencin concebida como instrumentode lucha contra el odio religioso y racista. En un primermomento, el racismo que seguia manifestaindose pareciaperpetuarse, reproducir o prolongar el de antes de la117

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    59/104

    guerra y del colonialismo, incluso en la Europa occi-dental, a la que dedicaremos sobre todo los prximosanalisis. Simplemente se volvia una realidad mas algida,que acompan tambin, en los paises industrializados,al desarrollo de treinta aiios de fuerte crecimiento, alque la inmigracin (en Europa) 0 los descendientes delos esclavos (al otro lado del Atlantico) aportaban unamano de obra corrientemente destinada a ser objeto dedicho racismo.En Europa, los inmigrantes requeridos para la in-dustria, pero tambin para los servicios urbanos masduros (recogida de basura, por ejemplo), eran origina-rios de las antiguas colonias britanicas, francesas o bel-gas de Turquia, Portugal o Yugoslavia. En lo que se refie-re a Francia, los responsables econmicos de esa pocatambin recurrieron a la inmigracion interna de la gentede provincias, a menudo victimas en ese momento deactitudes que coincidian con el racismo. Asimismo, enItalia los meridionales que iban a trabajar a las fabricasdel norte del pais eran calificadosicomo terroni (campe-sino, en trminos peyorativos) y tratados de maneradespectiva.El racismo, en este caso, acompaiaba esencialmentea la inferiorizacin y la explotacin de extranjeros co-rrientemente llamados

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    60/104

    tros principales, algunos paises de la Europa occidentalvivieron, desde los anos sesenta o setenta, una mutacionque el racismo acompan, a la vez, como enfermedadsenil de formas de vida colectiva que se descomponen ycomo enfermedad infantil de las que se inventan.

    El fin de la sociedad industrialEl primer registro, y el mas importante, remite a la de-sestructuracin de las relaciones sociales caracteristicasde la era industrial. Hasta los anos setenta estas relacio-nes, arraigadas en la fabrica y en el taller, enfrentaban alos patronos y al movimiento obrero en un conflictoque estructuraba el conjunto de la vida colectiva. Habiaotros grupos sociales distintos a los que estaban com-prometidos en las relaciones de clase, y no todos losobreros se reconocian en la imagen de esas relaciones,pero stas, sin embargo, no dejaban de alimentar los de-bates politicos mayores, los movimientos de ideas y laproduccion intelectual o tambin las luchas sociales enotros lugares mas alla de la fabrica.

    Los trabajadores inmigrantes ante el racismoEl racismo encontraba su lugar en las relaciones de pro-duccion, aunque el analisis marxista ya citado del socio-logo norteamericano Oliver C. Cox, cuyo libro, Caste,Class and Race, publicado en Estados Unidos en 1948,120

    tuvo una gran influencia en Gran Bretana, sea dificil deaplicar a los inmigrantes que llegaron para trabajar enEuropa. Para Cox el racismo, tal como l lo observaen su propia sociedad, es producto del capitalismo y seinscribe en relaciones de dominacin donde una clase su-perior, blanca, explota al proletariado negro; esto loopone a los analisis que se alejan de esta confrontacionelemental entre dos clases y optan por interesarse porlos , por ejemplo los analisis de ]ohnDollard y Gunnar Myrdal, ya citados, o por la forma-cin, subrayada mas tarde por Franklin E. Frazier, deuna burguesia negra (1957).En Europa, entre los anos cincuenta y setenta, conexcepcin parcial del Reino Unido, donde desde el co-mienzo se plantea la cuestin de la diferencia cultural delos inmigrantes, estos ultimos son definidos mas biensocialmente que racialmente y, de hecho, muchos deellos, incluso si sufren xenofobia, son percibidos como. En este caso el racismo no es-tructura las relaciones capitalistas de produccion, sinoque mas bien las acompana y eventualmente las refuer-za, facilitando la sobreexplotacion de los trabajadoresinmigrantes. Las organizaciones del movimiento obre-ro suelen ser un lugar de integracin para estos trabaja-dores, que alli encuentran recursos y participan en suscombates, pero menos que otros en conjunto.

    121

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    61/104

    La nuefvajqgum del inmigmnteTodo esto cambio en pocos anos, pero el periodo deci-sivo fue el de la dcada de los setenta. El taylorismo eracuestionado en todas partes, al mismo tiempo que losbeneficios en la productividad y las deslocalizaciones defabricas hacia los paises emergentes conducian a supre-siones masivas de empleo en las industrias europeas.Europa descubre entonces la disminucin del creci-miento, pero sobre todo los fenomenos de dualizacionde la economia, que trazan la desocupacin, la exclu-sion y la precarizacion de sectores cada vez mas ampliosdel mundo del trabajo. El movimiento obrero pierde sucaracter central, cada vez es menos el actor contestata-rio cuyas luchas tienen un alcance universal, que vanmucho mas alla de los intereses particulares de los obre-ros. Lo que resta de dicho movimiento da cada vez masla imagen del corporatismo, del neocorporatismo y de ladefensa categorial. Los partidos politicos de izquierdastienen cada vez mas dificultades para asegurarse un rolde representacin de las demandas sociales, los Sistemaspoliticos entran en discordia, al mismo tiempo que elmovimiento de las ideas se aleja de los debates sobre laclase obrera y (provisionalmente) de la critica al capita-lismo (se habla de vacio social y, en la literatura posmo-derna, de

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    62/104

    te sentimiento de abandono y de desamparo, a menudoobligadas a compartir las condiciones de existencia delas poblaciones de origen inmigrante, estas personas sevuelven contra dichos inmigrantes. En este caso el racis-mo puede tomar la forma de palabras exasperadas, perotambin endurecerse en el seno de grupos de s/einbeadso de neonazis; y puede ser a la vez informado y capitali-zado por el discurso populista de las derechas radicales.

    Y una segunda lgica, cuyas expresiones son a me-nudo mas controladas, corresponde a categorias socia-les acomodadas, capas medias o superiores que tratansobre todo de mantener la alteridad a distancia, constru-yendo las barreras simbolicas y concretas de la segrega-cionz vivienda separada, escuela privada o mecanismosque eviten para sus hijos los recintos frecuentados poralumnos originarios de la inmigracion. Esta poblacinvota a favor de las formaciones politicas mas duras con-tra los inmigrantes.En algunos casos los sindicatos y los partidos politi-cos de izquierda no resisten ese clima racista que se de-sarrolla y se vuelven mas o menos permeables a temasque se vinculan con l, aunque s6lo sea para no perdersu clientela en las empresas, o su electorado, del queconstatan un deslizamiento hacia la extrema derecha. Aveces, incluso, sta quiere institucionalizarse apoyando-se en el sindicalismo o en el entramado social asociativo,como se observa en Francia con los esbozos de creacinde varios sindicatos por parte del Frente Nacional, ocon su principio de penetracin en los consejos de ad-ministracion de la vivienda social.124

    EI indifvidualismoLa modernidad es indisociable del individualismo, queno constituye de ninguna manera un nuevo tema. Peroel paso a la Sociedad postindustrial se opera en la acen-tuacin del individualismo moderno, y sta tiene inci-dencia sobre el racismo.

    El individualismo presenta dos dimensiones comple-mentarias. Por un lado, es una peticin de participacinen la vida moderna, al acceso al consumo, al empleo, a laeducacin, a la salud y al dinero, sobre todo como condi-ci6n de este acceso. Por otro lado, es una exigencia del su-jeto, una tension personal para construirse a si mismo,efectuar una eleccin, actuar de manera autnoma e inter-cambiar y comunicar. Esta exigencia es muy destacada enlas sociedades postindustriales y uno de los rasgos cultu-rales y antropolgicos mas marcados. Contrariada, oprohibida, la subjetividad da lugar a un fuerte sentimien-to de verse despreciado y descalificado, y este sentimientopuede prolongarse en comportamientos extremos, de ra-bia destructora o autodestructora, entre otros. El sujetoincapaz de constituirse o infeliz es capaz de realizarlas conductas mas violentas, pero tambin puede tratar deconstruirse en tanto actor ejemplar, es decir, hacindosetotalmente cargo de si mismo en el marco, por ejemplo,de un compromiso religioso que prohibe la delincuenciay orienta la mayoria de las actividades de la vida cotidiana.Desde este punto de vista, el racismo contemporaneose presenta para sus victimas como limitante o prohi-bindoles doblemente el acceso al individualismo. Re-

    125LJMVERSKDAD Jw/ER1ANE3xzii._rorRf;A GENf2A1_C.a;f

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    63/104

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    64/104

    La solidaridad, el orden y los Servicios pziblicosLa crisis afecta tambin a las instituciones que se encar-gan de las prestaciones sociales y de la solidaridad, se-gun formulas que Varian de un pais a otro, pero quehan tenido todas importantes dificultades financieras apartir de los aiios setenta, incluso alli donde parecianser especialmente slidas, como en las socialdemocra-cias escandinavas. El envejecimiento de la poblacin, elaumento de las exigencias en el ambito de la salud y laprogresion de la desocupacin ejercen, en todas partes,los mismos efectos sobre sistemas de Estados benefac-tores y de redistribucion concebidos y desarrollados enuna coyuntura de fuerte crecimiento y de pleno empleo.Y la tentacion es grande, en este caso mayor, de atribuirlas dificultades a los inmigrantes, acusados de abusar ypervertir estos sistemas incluso si la poblacion autocto-na recibe suficientes beneficios de esos sistemas.

    La crisis incide asimismo en las instituciones encarga-das del orden y de la seguridad publica, la policia, la jus-ticia o las que aseguran un servicio pflblico, sector al queun pais como Francia otorga una singular importancla.A menudo saturadas o impotentes, estas 1nst1tuc1onesdesarrollan un racismo que no siempre es tan imperso-nal como quisiera el concepto ya evocado de racismoinstitucional. Las revueltas urbanas britanicas o france-sas de los anos ochenta, por ejemplo, fueron la maxoriade las veces provocadas por comportamientos rac1staspor parte de la policia, excesos o

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    65/104

    vierten en tema crucial de debates y ejercen influenciasobre la eventual recomposicion politica. Partidos po-pulistas o de extrema derecha se convierten en verdade-ras fuerzas electorales en Francia, pero tambin en Aus-tria, Blgica o Italia la inmigracion es un caballo debatalla a menudo montado con mas o menos explicitasconnotaciones racistas y antisemitas.

    Y, por otra parte, las ideas neoliberales ganaron unterreno considerable a lo largo de los anos ochenta yprincipios de] los noventa, y no cedieron terreno sinohasta a mediados de los anos noventa. Estas ideas pros-peran acompafiando la crisis de las instituciones con undiscurso que preconiza la liberalizacion del Estado o lasprivatizaciones masivas, algo que incentiva la progre-sion del racismo, aunque solo sea inspirando discursoscercanos a lo que los estadounidenses llaman el racismosimbolico: gno es acaso necesario, dice el discurso neo-liberal en sus extensiones xenfobas y racistas, terminarcon intervenciones estatales o politicas sociales que in-centivan a las poblaciones originarias de la inmigraciona esperarlo todo del Estado y de la 'solidaridad nacional,y a no ofrecer, en cambio, ningun esfuerzo? @No es ne-cesario dejar de ofrecer garantias y ayudas que seguiranatrayendo desde paises extranjeros a quienes solo pen-sarian en beneficiarse indebidamente de los frutos de laactividad y del trabajo de los nacionales? Aqui surgeuna paradoja: que el discurso neoliberal es, por otraparte, favorable a la apertura de las fronteras, inclusoporque autoriza el libre juego de la oferta y la demandaen el mercado internacional del trabajo.130

    El brote de las identidades culturalesUn tercer registro remite al brote de las identidades cul-turales, tal como se produce en todo el mundo desde elfinal de los aios sesenta. Este brote puede ser leido co-mo una modalidad de los procesos que se llevan a caboa escala planetarra y que combinan, paradjicamente,globalizacion economrca e rnternacionalizacin de lacultura ba}o la liegemonia estadounidense, por un lado,y la fragmentacion cultural, de otro. Este fenmeno sepuede examinar a partir de tres dimensiones comple-mentarias.

    El mzcionalismoLa. idea de nacin es a menudo presentada, con razon,bajo la forma de una pareja de oposiciones. Muchas va-riantes de esta imagen circulan por las ciencias politicasy sociales. Asi, se ha podido distinguir la concepcion lla-mada francesa que, segun la famosa frmula de ErnestRenan, hizo de la nacin un aplebigcito de todos losdias, y la concepcion llamada alemana, que insiste so-bre su identidad histrica y cultural y sobre la pertenen-cia organica de cada uno de sus miembros a un mismopueblo. O bien, asimismo se ha podido hablar de unaidea moderna de nacion, civica y territorial, adosada aproyectos de desarrollo econmico y de apertura politi-ca, concepcion opuesta a una idea tnica, eventualmentehostil al mundo moderno, ala Ciudad y a la industria.

    131

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    66/104

    El periodo que se abri a partir de los anos setentavio, en toda Europa, como se retraia la idea abierta denacion en beneficio de concepciones cerradas, naciona-listas. Esta evolucin se explica por cambios internacio-nales: por la globalizacion de la economia percibida, nosin exceso, como haciendo de la nacion ya no un mar-co simblico y territorial de la vida econmica, s1no unespacio que no siempre es capaz de resistir o de adap-tarse a flujos financieros, a los mercados comerclales o asistemas de decisin exteriores; por la extension del con-sumo de masas y de la comunicacin internacional, queaseguran la primacia a las industrias culturales estadou-nidenses y a la lengua inglesa; o por la construccloneuropea, por ultimo, a menudo percibida como sistemaque afecta a la identidad y la soberania naclonales. Tam-bin debe mucho a los cambios evocados anteriormen-te, es decir, el declive de las relaciones sociales e indus-triales o las crisis de las instituciones. _El principal resultado, desde el punto de vista quenos interesa, es una retraccin de la idea de nacin alre-dedor de su linico polo nacionalista (0 asimilable: regio-nalista, por ejemplo, si nos referimos a la Liga del Nor-te, en Italia, que se esfuerza por constituir el norte delpais en una nacin, la

  • 7/27/2019 Wieviorka, 2009. El racismo una introduccin

    67/104

    ligada a los problemas sociales contemporaneos de laiso-ciedad francesa (integracin, exclusion, raclsmo, etcete-ra). Mas ampliamente, las sociedades europeas contem-poraneas, como otras, se caracterizan por el desarrollode diferencias culturales de todo tipo, que no de)an defragmentarse y recomponerse