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En el presente capítulo realizaremos un estudio de la eventual presencia en nuestros textos del aticismo. Cabría concebirlo como un deseo de «resurrección» de los modelos áticos por excelencia como reacción contra los «excesos» a los que llegaba el asianismo, término contrario de lo que a priori se considera una enconada controversia, o como el simple impulso, propio de la gestación de toda obra literaria, que conduce a su autor a la adopción de un punto de referencia autorizado que resulte norma a seguir. Pindarión, discípulo de Aristarco de Samos (S. 11 a.c.), en un contexto en el que la escuela de Alejandría postulaba la vuelta a los antiguos, como muestran dos escritos de Aristófanes de Bizancio (257-180 a.c.) cuyos títulos nos han llegado hasta nosotros, n&pi ~awozkpov jlÉ{~ov y Ikpi ZWV ~jnonmvopÉvov p7j ~ipjj06al ZO?~naAazoi5 recomendaba a Homero como base de una lengua unitaria para la educación. Este aticismo1 ' Para el estudio del aticismo es fundamental la obra ya clásica de W. Schrnid, Der Atticismus in seinen Hauptvertretem, 4 vols., Hildesheim 1964. No obstante, se han detenido en el estudio de aquel movimiento, en orden cronológico creciente, U. von Wilamowitz Moellendorff, aAsianismus und Atticismus», Hermes 35 (1900) 1-52 (= Kleine Schrifen 111, Berlin 1969,223-273), W. Kroll, ~ R h e t o r i b , RE Suppl. 7 (1940) 1105-1 138, A. Dihle, Hermes 85 (1957) 170-205, G. Anlauf, Standard late Greek oder Attizismus? Eine Srudie zum Optativgebrauch im ~chklassischen Griechisch, tesis doctoral, Koln 1960, A. van Groningen, «General Literary Tendencies in the Second century A.D.», Mnemos. 18 (1965) 41ss., este último en sentido condenatorio al igual que F. Rodríguez Adrados, «Sobre el movimento aticistm, EClrís 14 (1970) 433-451, y J. Frosen, Prolegomena to a study of the Greek Language in thefírst centuries A.D.: the problem of Koiné and Atticism, Helsinki 1974. Cf. de nuevo A. Dihle, quien en «Der Beginn der Attizismus», Antike und Abendland 23 (1977), estudió el contexto histórico de la génesis de este movimiento en la Roma de Augusto, mientras que T. Gelzer, «Klassizismus, Attizismus und Asianismuw, 1-55 del vol. XXV de los Entretiens de la Fondation Hardt publicado en 1979 bajo el título Le Classicisme a Rome aux lers siecles avant et apres J.C., se refiere a la primacía que mantuvo el movimiento aticista sobre el asianista en el contexto de enorme influencia general que en aquel período ejerció la retórica. También contamos con la aportación de L. Radermacher, RhM 54 (1989) 351-374. Finalmante, sobre el influjo del aticismo en el texto del NT, cf. J.K. Elliott, «The Atticist Grammarians», cap. V de Essays and Studies in New Testament Criticism, Córdoba 1992.

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En el presente capítulo realizaremos un estudio de la eventual presencia en nuestros textos del aticismo. Cabría concebirlo como un deseo de «resurrección» de los modelos áticos por excelencia como reacción contra los «excesos» a los que llegaba el asianismo, término contrario de lo que a priori se considera una enconada controversia, o como el simple impulso, propio de la gestación de toda obra literaria, que conduce a su autor a la adopción de un punto de referencia autorizado que resulte norma a seguir.

Pindarión, discípulo de Aristarco de Samos (S. 11 a.c.), en un contexto en el que la escuela de Alejandría postulaba la vuelta a los antiguos, como muestran dos escritos de Aristófanes de Bizancio (257-180 a.c.) cuyos títulos nos han llegado hasta nosotros, n&pi ~awozkpov jlÉ{~ov y Ikpi ZWV ~jnonmvopÉvov p7j ~ipjj06al Z O ? ~ naAazoi5 recomendaba a Homero como base de una lengua unitaria para la educación. Este aticismo1

' Para el estudio del aticismo es fundamental la obra ya clásica de W. Schrnid, Der Atticismus in seinen Hauptvertretem, 4 vols., Hildesheim 1964. No obstante, se han detenido en el estudio de aquel movimiento, en orden cronológico creciente, U. von Wilamowitz Moellendorff, aAsianismus und Atticismus», Hermes 35 (1900) 1-52 (= Kleine Schrifen 111, Berlin 1969,223-273), W. Kroll, ~Rhetor ib , RE Suppl. 7 (1940) 1105-1 138, A. Dihle, Hermes 85 (1957) 170-205, G. Anlauf, Standard late Greek oder Attizismus? Eine Srudie zum Optativgebrauch im ~chklassischen Griechisch, tesis doctoral, Koln 1960, A. van Groningen, «General Literary Tendencies in the Second century A.D.», Mnemos. 18 (1965) 41ss., este último en sentido condenatorio al igual que F. Rodríguez Adrados, «Sobre el movimento aticistm, EClrís 14 (1970) 433-451, y J. Frosen, Prolegomena to a study of the Greek Language in thefírst centuries A.D.: the problem of Koiné and Atticism, Helsinki 1974. Cf. de nuevo A. Dihle, quien en «Der Beginn der Attizismus», Antike und Abendland 23 (1977), estudió el contexto histórico de la génesis de este movimiento en la Roma de Augusto, mientras que T. Gelzer, «Klassizismus, Attizismus und Asianismuw, 1-55 del vol. XXV de los Entretiens de la Fondation Hardt publicado en 1979 bajo el título Le Classicisme a Rome aux lers siecles avant et apres J.C., se refiere a la primacía que mantuvo el movimiento aticista sobre el asianista en el contexto de enorme influencia general que en aquel período ejerció la retórica. También contamos con la aportación de L. Radermacher, RhM 54 (1989) 351-374. Finalmante, sobre el influjo del aticismo en el texto del NT, cf. J.K. Elliott, «The Atticist Grammarians», cap. V de Essays and Studies in New Testament Criticism, Córdoba 1992.

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va a alcanzar su máximo desarrollo en el S. 11 d.C. con el apogeo de la denominada «Segunda Sofística»; corresponden a este período la mayor parte de los autores cuyos léxicos van a servir de base para la búsqueda de posibles rasgos aticistas en nuestros Hechos2. Un gran apoyo en el momento de postular la validez de los antiguos paradigmas áticos3 lo va a constituir la reacción que ejerce la retórica de la época contra los excesos en los que incurría el arriba mencionado asianismo, que no valoraba en el discurso otra cosa sino la afectación extrema y el d e o c como sus finalidades últimas. La lucha, de una parte, contra este, si se quiere definir así, «barroquismo» o, de una forma más simple, wirtuosis- mo», y, de otra, contra la pretendida «degeneración» en la que estaba incurriendo la lengua griega de la época, llevaron a la gestación y desarrollo del movimiento aticista, con un ideal encorsetado y rígido en el plano idiomático, como lo demuestra el carácter de los distintos léxicos que hemos empleado a la hora de elaborar nuestro trabajo, sobriedad que en opinión de algunos estudiosos está en íntima conexión con la mentalidad romana culta. No en vano, Cicerón se eleva como uno de los máximos defensores de la retórica aticista y en torno a la corte del emperador Adriano se agrupa el centro de gravedad de las producciones léxica y gramatical de la época4.

El término «Segunda Sofística» se encuentra acuñado por primera vez en Filóstrato, autor de unas Vitae Sophistarum5 en las que se puede llegar a computar hasta un total de trescientos representantes, pero siempre teniendo en cuenta que se incluyen en la lista sofistas que oscilan entre los siglos 11 al VI d.C. Encontramos en aquélla autores como Luciano, estudiado en nuestro análisis externo, de quien nos podríamos preguntar hasta qué punto era o no un sofista al corte tradicional, aunque estudiosos haya que detrás de su A i i q @wvqÉvzwv vean un empeño real por la búsqueda consciente de voces antiguas y raras6.

Debemos detenernos sobre dos aspectos: uno es la supuesta ubicación del autor o autores de nuestros Hechos y el medio geográfico al que se encuentra ligada de forma muy

Las relaciones entre aticismo y Segunda Sofstica han sido objeto de polémica, aclarada en cierta medida por B.P. Reardon en su obra Courants littéraires grecs des IF et IIIe sitkles apris J.C., Paris 1971, sobre todo 6 4 s ; así, estima que el movimiento aticista comenzó bastante antes de lo que defendía Schmid, al tiempo que matiza el calificativo de «artificial» que se le ha venido aplicando tradicionalmente. También para las relaciones aticismo-Segunda Sofística cf. J. Bompaire, Lucien écrivain. Imitation et création, Paris 1958, sobre todo cap. VII, 1" parte, 99-121, «La doctrine A I'époque de Lucien* y A. Boulanger, Aelius Aristide et la Sophistique dans la province d'Asie au IIe siicle de notre ire, Paris 1968, sobre todo cap. 111, 1" parte, 58-73, para los orígenes de la Segunda Sofística, y cap. 1, 3" parte, 395-412, para el aticismo en Aristides. También contamos con G. Anderson, «The Second Sophistic: Some Problems of Perspective», incluido en D.A. Russell (ed.), Antonine Literature, Oxford 1990. Por Último, en torno a los léxicos aticistas véase el artículo de C. Hernández Lara «Rhetorical Aspects in Chariton of Aphrodisiasn, GIF XLII (1989) 267-274.

Cf. Boulanger, Aelius Aristide, 66 para una concepción del aticismo como retorno al estilo ático antiguo.

Para los últimos aspectos comentados valgan las aportaciones de O. Hoffmann-A. Debmnner-A. Scherer, Geschichte der griechischen Sprache, Berlin 41969, trad. esp. Historia de la lengua griega, Madrid 1973, 306 y 307 y, sobre todo, R. Barthes, La antigua retórica, Buenos Aires 1974, 12-24, donde se hace una síntesis de la gestación y desarrollo del arte retórica desde sus primeras manifestaciones a comienzos del S. V. a.c. hasta la por él denominada «neorretórica», encarnada por la Segunda Sofística.

Contamos con las ediciones a cargo de C.L. Kayser, Leipzig 1844-53 y la más reciente de L. de Lannoy, Leipzig 1977.

Cf. Hoffmann-Debmnner-Scherer, Historia, 308.

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especial la Segunda Sofística, Asia Menor, lugar en el que se supone, como vimos en el apartado dedicado a analizar el estado de la cuestión en torno a autor, fecha y lugar de composición, se elaboraron, como mínimo, las np&{&¿g na6hov Kai OÉKhqc, otra circunstancia a tener en cuenta es el evidente carácter retórico de la Segunda Sofística, su interés por la articulación, preparación y ejecución del discurso. No olvidemos que en nuestros textos los discursos, aunque en la mayoría de las ocasiones muy breves, son un elemento constitutivo de primer orden, no ya tanto por su extensión como por lo continuo de sus irrupciones en el curso del relato, en la línea de lo que se conforma poco a poco como estilo oratorio cristiano primitivo, lejos aún de la complejidad, en ocasiones filosofizante, de la apologética cristiana más antigua o de los mismos modelos oratorios áticos pero, sin duda, portadores de aquella gran influencia retórica «pagana»'. Lo mismo ocurría en realidad con los apologetas, pues intentaban seguir de cerca como modelo genérico el denominado protréptico, aunque no llegaran al nivel de esta literatura selecta8.

Pero antes de entrar de lleno en la presentación del método seguido, se hace necesaria una revisión de la antinomia aticismo vs. asianismo, al menos en la forma en que tradicio- nalmente es consideraday. Estos dos movimientos no pueden entenderse sino a través de su mutua interrelación: el asianismo no nace sino del intento de continuación de la oratoria ática de los siglos IV y 111 a.c., de autores como Lisias y Demóstenes, pero la Roma culta inmediatamente anterior al nacimiento de Cristo no aceptaba un estilo caracterizado por la frase breve y trabajada hasta la saciedad, un excesivo ritmo, un rebuscado orden de palabras abonado por la recurrencia continua a las figuras literarias de repetición y, por si fuera poco, por la falta de control en el uso de lo «patético» en el sentido más etimológico del término. Por ello es por lo que se hacía necesaria la renovación de las finalidades últimas del asianismo, impulso que nace no de otros sino de los aticistas, que encabezan el movimiento que hemos denominado «Segunda Sofística~. La solución ideal era el establecimiento de un equilibrio entre lo «popular» y lo «docto», por motivos evidentes: la obra literaria debía ser reflejo de un autor de talento, fuera innato +6o&t- o aprendido -&~vq-, pero había de llegar a un receptor que podía ser cultivado o no, sólo lo suficiente como para saborear mínimamente los artificios retóricos del que en otra era se conyirtió en mero «arte por el arte». El ya mencionado Luciano parece estar en este camino.

De entre la plétora de autores pertenecientes a la Segunda Sofística, hemos optado por aquellos que se sitúan a lo largo del S. 11 d.C., época a la que se cree pueden pertenecer nuestros Hechos, o muy poco después, como es el caso de Meris, a quien se ubica en la

' Cf., de entre los numerosos estudios de G.A. Kennedy en tomo a la retórica antigua, dentro del ámbito específicamente cristiano, su obra Classical Rhetoric and its Christian and Secular Tradition from Ancienr ro Modern Times, Chape1 Hill 1980.

Recordemos la obra del mismo nombre, hoy perdida, de Aristóteles. A propósito de lo expresado en las líneas anteriores cf. H. Koster, Einführung in das NT, Berlin 1980, trad. esp. Introducción al Nuevo Testamento, Salamanca 1988, 871.

Para las líneas que siguen cf. sobre todo A. López Eire, Ático, Koiné y Aticismo. Estudios sobre Aristófanes y Libanio, Murcia 1991, 63-78.

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primera mitad del S. 111 d.C. y cuya obra fundamental son las denominadas A g n s ' A z n ~ & 'O. No obstante, hemos estimado conveniente recurrir como complemento a Oro de Alejandría, a pesar de que éste sea muy posterior al resto, pues se situaría pasado el S. V de nuestra era; a él se le atribuye el léxico del Pseudo Zónaras". Sus obras fundamentales son i 7 q i noiívoqpdvzwv ilÉ<&@v, conservada de forma fragmentaria, y AÉ<E@V 'AZZZKOV ovvayuyrf, compendio que hemos utilizado. Antes clasicista que aticista, critica la intransi- gencia en la que desembocó ~rínico y defiende como modelos de «buen ático» a Lisias, Jenofonte y MenandroI2.

El resto de autores a los que hemos recurrido, pertenecientes ya al S. 11 d.C., son los que a continuación presentamos, ordenados cronológicamente.

Pausanias el Gramático, autor de una Zvvaywy>j ~ ~ É S E W V 'AZZZKOV, de quien nos informa Focio y que desarrolla su labor en época del emperador Adriano (1 17-138)13.

Su coetáneo Elio Dionisio de Halicarnaso, autor de I i ~ p i 'AzzucOv Óvopdzov, léxico aticista en cinco libros citado por EustacioI4.

Herodiano, discípulo de su padre Apolonio Díscolo, posiblemente natural de Alejandría, de quien se conoce que, como aquél, viajó a Roma y gozó de las simpatías de Marco Aurelio (161-180)15. Escribió las obras Ka60iízK7j npoo@ia, en 21 libros, de los que sólo tenemos extractos, y otras 33 de las que únicamente nos queda completo el tratado Ikpi pov7jpov~ A ~ < E w ~ . Puede que sea espurio el pequeño léxico ático objeto de estudio por nosotros, dilAkzalp05'~.

De Frínico el Aticista, situado en la segunda mitad del S. 11 d.C., nos han llegado dos obras: Zo@zmzK7j n p o n a p a o ~ ~ v r f , con 37 libros, en la que encontramos una dedica- toria dirigida al emperador Cómodo (1 80- 19 1) y 'E~jloy7j bqpdzwv m i Óvopdzwv 'AZZZKOV, empleada en este trabajo".

Julio Polideuces, conocido por el nombre de Pólux, nació en la ciudad egipcia de Náucratis y fue discípulo del maestro de retórica Adriano. Se conoce que gozó del favor de la casa imperial, regentada en aquel entonces también por Cómodo. En el año 178 obtuvo la cátedra de Sofística de la Universidad de Atenas, muriendo cuando contaba 58 años18. De su

'O W. von Christ-W. Schmid-O. Stahlin, Geschichte der griechischen Literutur, 11 2 , München 1961, 874. Para el estudio de las glosas de Mens hemos empleado la obra Moeris Atticistu Lexicon Atticum, Aelius Herodianus Philetaerus ediderunt J . Pierson et G.A. Koch, Reinheim 1969.

" Christ-Schmid-Stahlin, Geschichte, 1077. " J.A. López Férez (ed.), Historia de la Literatura Griega, Madnd 1988, 1163 y 1177. Hemos empleado

como instrumento de trabajo para su estudio K. Alpers, Das uttizistische Lexicon des Oros, Berlin 1981. l 3 Christ-Schmid-Stahlin, Geschichte, 873-874. Hemos empleado para su estudio la obra de H. Erbse,

Vntersuchungen zu den attizistischen Lexika, Berlin 1950. l4 Cf. n. anterior. l5 Christ-Schrnid-Stahlin, Geschichte, 884 y 887. l6 Hemos utilizado para su examen la misma obra que para Mens, Pierson-Koch (eds.), Moeris Atticista. l7 El título de las dos obras se corresponde con la afirmación de Christ-Schmid-Stahlin, Geschichte, 877,

en el sentido de que, al igual que Pólux, a quien veremos a continuación, era «mitad gramático, mitad sofistw. La edición empleada a propósito de Frínico ha sido la de W.G. Rutherford, The New Phrynicus, Reinheim 1968.

Christ-Schmid-Sfahlin, ibidem.

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'Ovopacm~óv sólo se conserva un extracto. Esta obra tiene de peculiar que su estructura no es alfabética, sino más bien la de un diccionario de sinónimoslg.

Sólo resta referirnos al opúsculo anónimo Antiaticista - 'Avnammo&--, bas- tante mutilado y en el que se rechazan como vulgares palabras que venían siendo utilizadas por escritores áticos anteriores al año 22

11. ESTUDIO DE LAS MANIFESTACIONES DEL ATICISMO EN LOS ACTA PETRZ ET PA ULZ APOCRYPHA

1. PRECISIONES METODOLÓGICAS

El estudio de las eventuales manifestaciones del aticismo en nuestros textos consta de los siguientes apartados: un primero de índole gramatical, donde, siguiendo de cerca las propuestas de Schmid2', vamos a pasar revista a los aticismos y a lo que él denomina «vulgarismos», manifestaciones de la lengua de otras épocas contrarias al espíritu conserva- dor de «lo ático». Complementamos con ello la relación que hemos realizado en capítulos anteriores a propósito de las caracten'sticas fonéticas, morfológicas y sintácticas de nuestros Hechos. No se puede dudar que la obra de Schmid es un clásico en la materia y, además de un rico caudal de datos, un excelente compañero de trabajo», pero el hecho de que no comprendamos plenamente el espíritu de calificaciones como la más arriba aludida de «vulgarismo», que se prodiga en multitud de ocasiones -sobre todo en el cuarto tomo-, nos hará recurrir a otros trabajos relativos al tema, como los ya citados de López Eire, quien critica en su escritoz2 el término «corrupta» empleado por Schmid para calificar a la lengua de época imperialz3.

Luego pasaremos a ocuparnos de los aspectos estrictamente léxicos, siguiendo como criterio el que los diferentes textos aticistas aludan a un aspecto de interés relativo a una palabra determinada. El 'Ovopacm~Óv de Pólux, habida cuenta de su carácter particular de «diccionario de sinónimos» a la vez que léxico aticista, lo emplearemos como material de aclaración de los términos que se hayan seleccionado mediante los restantes léxicos.

l9 Hemos seguido el texto Pollucis Onomusticon edidit Ericus Bethe, 3 vols., Leipzig 1900, 1931, 1937. ' O Christ-Schmid-Stahlin, Geschichte, 874. Fuente: 1. Bekker, Anecdota 1, Berlín 1814-1821, 78-1 16.

Para ampliar las referencias a los diferentes autores se puede recurrir a la introducción a cada una de las ediciones citadas en las notas anteriores, aunque no se detienen por lo general en los datos relativos a vida y obra. Como complemento se puede utilizar en castellano López Férez (ed.), Historia, aunque no hallamos diferencias sustancia- les en planteamiento y desarrollo, salvo la actualización bibliográfica, con respecto a la obra citada al comienzo de la presente nota.

?' Der Atticismus. ?? Ático, Koiné y Aticismo, 66.

Más duros, aunque no nos detendremos demasiado sobre ellos, resultan los calificativos wemnreignites Attischp («ático infecto*), ~verderbtes Attischn («ático corrupto») o «Vulg%attisch» («ático vulgar») aplicados, respectivamente, por H. Steinhal, P. Kretschmer y A. Thumb a la lengua de la K O ~ V ? ~ y recogidos de nuevo en sentido crítico por López Eire en «Fundamentos sociolingüísticos del origen de la koiné», CFC 17 (1981-82) 23-24. Varios de los rasgos de lengua puntuales que trataremos en este capítulo ya se encuentran anticipados en dicho artículo.

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La presencia de términos populares y de jonismos será reseñada en primera instancia pero se estudiará en profundidad en otro capítulo.

2. FONÉTICA, MORFOLOGÍA Y SINTAXIS

a) Fonética

1. De entre todas las ocasiones en que se presenta el grupo -00-, sólo en una encontramos en su lugar La situación en cada uno de los cuatro textos es la que sigue:

P y T: mpt-oo-ozépoc (20,l) Mn.G: &q-AA-ázzovzo (12) Ma Pa: O Ma Pe: ~ a d - o o - ~ z a t (II1,l) -uaria lectio- ~ a z e á o o e ~ a t - , n ~ p i - o o - o ~ É p q

(XII, 17), zÉ-oo-apq (N, 15; VII, 1) Son muy frecuentes en los tres textos las formaciones verbales en -00wZ5, pero el

tiempo que se emplea por lo general nunca corresponde al sistema de presente, salvo el imperfecto que aparece más arriba.

2. Mientras que siempre se utiliza, ya sea como preposición, ya sea como preverbio, ~ i + i o - ~ ~ , encontramos generalizado en el 100% de los casos Eow en P y T 11 ,lo, 25,11 y 39,4, mientras que la K O L V ~ por lo normal sólo conoce iíow; el empleo de aquél es interpretado como «jonismo» por parte de S ~ h m i d ~ ~ .

3. El grupo -po- no aparece, sino -pp-: así, contamos en Mn.G 29 con la forma O a - p p - ~ C o a ~ ~ , es decir, se mantiene el tratamiento tradicional en ático por oposición a la

Cf. Schmid, Der Atticismus, IV, 579, López Eire, «La lengua de la comedia aristofánica~, Emerita 54 (1986) 248, E. Mayser-H. Schmoll, Grammatik der griechischen Papyri aus der Ptolomaerzeit, Berlin 1970, 1 1, 196-198, F.T. Gignac, A Grammar of the Greek Papyri of the Roman and Byzantine Periods, 1 Phonology, Milan 1976, 145s. y L. Threatte, The Grammar of the Attic Inscriptions, 1 Phonology, Berlin-New York 1980, 537-541.

Además de las ya aludidas, en P y T tenemos &nozáooo (5,15), k ~ n h I í o o o (10,ll-12; 27,12), npáoow (27,ll) y m p á o o o (25,3); en Mn.G nazáooo (28), n p á o o o (35) y $uháooo (44); en Ma Pa M o z ~ v á o o o (V,16), ¿%azáooo (III,14), k~ í rh fpow (VII,l6), zapáoow (I,10; II,6; VI,ll) y záoow (VII,13); en Ma Pe a n d h á o o o (I,3 bis; XII,15; XI1,ó).

' V a preposición ~ i q se emplea 57 veces en P y T, 11 en Mn.G (por tanto en 68 ocasiones si se consideraran P y T y Mn.G como un único texto), 12 en Ma Pa y 29 en Ma Pe, siendo la más utilizada en los tres primeros textos - e n Ma Pa junto a kv y kní- y la segunda más empleada en Ma Pe por detrás de kv, que aparece en 31 ocasiones. Por su parte, el preverbio &o- forma parte de 5 verbos compuestos en P y T, 2 en Mn.G (P y T + Mn.G= 6 apariciones), 1 en Ma Pa y 3 en Ma Pe, siendo su uso poco relevante si lo comparamos con otros preverbios, como es el caso de &no-, mayoritario en todos los textos. Para un estudio más detallado de los aspectos aquí resenados cf. el apartado dedicado al estudio de las preposiciones y verbos compuestos dentro de nuestro análisis interno. " Der Atticismus, 579 y 580, aspecto también recogido por López Eire, «La lengua», 249.

" Cf. Schmid, Der Atticismus, 579, López Eire, «La lengua», 248, Mayser-Schmoll, Grammatik, 194- 106, Gignac, A Grammar, 1 4 2 s y Threatte, The Grammar, 534-537.

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situación en jonio, tendente a la conservación del grupo -PO-. No encontramos casos de vacilación como los señalados por M. Lejeune para la K O ~ V G ~ ~ .

4. Respecto a la coexistencia, señalada por S ~ h r n i d ~ ~ como propia de la K O L V ~ , de formas verbales del tipo ~h&wl~h&w con alternancia -al-1-a-, debemos señalar que en nuestros textos contamos, de las 8 veces en que aparece el mencionado verbo, sólo con 3 en las que se observa sin dificultad, al no pertenecer las restantes al sistema de presente, la generalización de las formas en -al-:

P y T 10,2: EK~-at-ov Ma Pe VIL14 y VI1,l: Khaíovza~ y ~hatóvzov Para ~ a h y sus compuestos: P y T 20,6 y 20,7: K ~ ' T & K C X ~ &

Ibidem 35,4: n&ptKCXt~pkvTl 5. En ninguna ocasión encontramos ni como preposición ni como preverbio la forma

@h/~uv-, sino siempre o .ú~louv-~~. 6. Nunca encontramos la forma o p t ~ p ó ~ sino siempre p t ~ p ó ~ , concretamente en P y

T 3,7; 3,8; 13,11 y 16,7 y en Ma Pa VII,432. 7. Como «vulgarismos» se califican por parte de nuestro autor33 el uso de formas

como P y T 17,lO oGp&pov o Ma Pe I,8 ' k h o ~ en lugar de los áticos z4pspov o hhoc .

B) Morfología

a) Nominal

1. Con respecto a la presencia en nuestros textos de posibles heteró~litos~~, el panora- ma que encontramos es el siguiente:

a) Se halla consolidada para la declinación de los sustantivos masculinos cuyo nominativo acaba en -4s la flexión por la primera declinación; no hay casos de confusión con los temas en -&o- de la tercera de~linación~~. Así, siguen la primera declinación sin

29 M. Lejeune, Phonétique Historique du Mycénien et du Grec Ancien, Paris 1982, 124.125. Cf. Schmid, Der Atticismus y Mayser, Grammatik, 12, 119 para las oposiciones K&OIK~&O VS. ~ a i d

hah h. " Cf. Schmid, Der Atticismus, 580. Su uso en nuestros textos como preposición es minoritario, ya que

tan sólo aparece en 4 casos, 2 en P y T y otros 2 en Ma Pe, mientras que como preverbio la situación es ya un tanto diferente: hay 8 casos en P y T, 6 en Mn.G -13 ocasiones para P y T + Mn.G-, 4 en Ma Pa y 7 en Ma Pe, aunque de nuevo siempre lejos de los numerosos usos de h ó - . La pareja oúv(-)/Cúv(-) es también recogida por López Eire, Atico, Koiné y Aticismo, 9 y «La lengua», 249, y por Threatte, The Grammar, 551-555.

" Cf. López Eire, ibidem y Threatte, The Grammar, 507-510. 33 Schmid, Der Atticismus, 580; López Eire, «La lengua», 248 no recoge la segunda palabra que

reseñamos pero sí la preponderancia de z- en posición inicial en ático frente a o- en el resto del grupo jónico. 34 Schmid pasa revista a estos términos en Der Atticismus, 582-584, Mayser sobre todo en Grammatik,

45ss. («Metaplasmo», «Heteróclisis»). 35 Para la confusión entre estas dos flexiones, que parte de las inscripciones áticas del S. IV a.c. y queda

de sobra atestiguada en la KOIV?~, se puede recurrir a López Eire, Ático, Koiné y Aticismo, 10 y 1 1 .

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fluctuación los sustantivos '~ppoyÉvq~ en P y T 1,3; 4,4; 12,l y 16,4, siempre en nomina- tivo, y el también nominativo raházqc en Ma Pa II,14.

B) Palabras de la segunda declinación del tipo ozá6iov, neutra, que admiten una flexión paralela en género masculino (ozá61-05) consolidan el primero de los géneros indicados, como se observa en P y T 33,l (&S zb oz&Ft-ov) y, a priori, en 44,7 (-0) y Mn.G 2 (-ou), pues pensamos que ambas formas son neutras en consonancia con la primera de las señaladas. No obstante, en otros autores de entre los que estudiamos en el presente trabajo, encontramos generalizada la forma masculina: es el caso de Jenofonte de É f e ~ o ~ ~ , en quien hallamos siempre el nominativo plural -01, concretamente en 1 2,2; 6,l.

y) La palabra uióq siempre sigue la flexión temática en las ocasiones y textos en los que aparece (P y T, Mn.G y Ma Pe).

6) La forma 6 ~ o p Ó ~ , -oU,6, que puede presentar dos plurales posibles, en -01 y en -a, se decanta por esta última forma en P y T 18,14 z& G&op&.

2. Sobre la expresión del comparativo volveremos más adelante, así como sobre una glosa que ilustra la forma que a continuación ofrecemos; de momento decir que en Mn.G 12 tenemos ático B&zzov por z a ~ í o v ~ ~ .

b) Verbal

1. Relevantísima y ya referida en su lugar -cf. supra el apartado dedicado a la sintaxis- es la ausencia total del optativo, modo, ya dijimos, «resucitado» por la corriente aticista, pero tendencia de la que no participa en absoluto ninguno de nuestros textos. Ni tan siquiera la perífrasis con b$dho -que aparece en dos ocasiones en Ma Pe, I,1 bis y 1 x 3 bis, en este último caso con infinitivo-, que a veces suple al optativo de deseo38, se emplea en nuestros textos con este fin.

2. Schmid señala39 que la K O I V ~ ~ construye sólo con -EL la segunda persona del singular del presente de indicativo medio y pasivo, tendencia que en ningún caso se observa en nuestros textos:

P y T: 10,ll ~ á e q o a t , 10,l idem, 43, 3 íi-jvaoat Mn.G: 48 6É~q Ma Pe: XII,2 bzjvaoat 3. El mismo autor califica de «grato para la K O L V ~ ~ » ~ ~ el aumento en fi- para una serie

de verbos de entre los cuales es posible estudiar, por los datos de que disponemos, Gijvapa~, po6Aopai. y pÉhhw.

'"f. Xenophontis Ephesii Ephesiacorum libri V de amoribus Anthiae et Abrocomae recognovit A.D. Papanikolaou, Leipzig 1973.

'' Schrnid, Der Atticismus, 585. López Eire, Ático, Koiné y Aticismo, 46.

39 Der Atticismus, 588-589. Ibidem, 590; sobre el aumento silábico en los verbos que a continuación detallaremos cf. Mayser,

Grammatik, 93.

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En Mn.G 54-55 encontramos fi¿juv$3qoav (cuando el ático presenta un aoristo kGuv~@qv), mientras en el mismo Mn.G teníamos antes (36) Épo6hvzo y en Ma Pa II,2 y en Ma Pe XII,17 la forma, también de imperfecto, Époijkzo, es decir, se tiende a la definición de fi- como aumento silábico para Gijvapat y É- para p06hopat. El panorama es más complejo en el caso de pkhho: en P y T 29,6 y 34,lO tenemos las formas Ep~hkv y Ephhov, mientras el aparato crítico presenta respectivamente f i p h k v (E) y (p~hhov (EFG); en cambio, en Ma Pe I,4 bis y VI,12 aparecen en el texto base directamente fiphhov y f i phkv . Todo lo señalado refleja la indefinición que presentan nuestros He- chos respecto al uso del aumento.

4. En apartados diferentes, pero aún en relación con la utilización del aumento o de la reduplicación, destaca Schmid4' los siguientes fenómenos:

a) Casos de formas sin aumento en el verbo &6pioK6I4*: P y T 19,5 &6pov, 40,5, 43,l y 44,6 &p&v Mn.G [6] ~6pÉ0q Ma Pa V,5 &pov Ma Pe III,6 &pÉv No hallamos q6-. p) Por el contrario, para el verbo &hioKopat tenemos en P y T 9,7 Eáhwzat

-aparato crítico &&ha (AF) y k&hop&v (BG)-. y) Se podría considerar aticismo el empleo del aumento silábico en formas como

E o p á ~ ~ t , cuando ya en algunos escritores áticos tardíos se manifiesta la tendencia a su desaparición; Luciano emplea k ó p a ~ a mientras en Eliano encontamos k ó p a ~ a ~ ~ .

6) Con respecto a las fluctuaciones en el aumento de los verbos compuestos, encon- tramos formas en las que queda afectada la vocal del preverbio y no la del radical44:

P y T 26,2 .ilvÉoxezo de &v-6x0 Ma Pe IV,19 fivoxhoCv~o de Év-oxhÉw (Para la forma fivoimv de &voiyo cf. infra) Hay casos en los que el preverbio, quizá por no ser preposición, no sufre alteración

alguna, como ocurre en P y T 37,8 ~ 6 ¿ j Ó q o ~ v ~ ~ , pero lo cierto es que son más frecuentes formas de aoristo como q'%oKípqoa de ~660~ tpko .

5. Con respecto al aoristo de los verbos en -mvo o -mpw, Schmid presenta como formas áticas las del tipo ~a0-ij-pat o oqp-rí-vao0a1, con -q-, mientras que las que ofrecen -a-, como ~a0-a-pat, las califica de <<vulgari~mos»~~. En nuestros textos, proce-

41 Ibidem, 59 1-594. 4' Para la ausencia del aumento temporal en los verbos cuya raíz comienza por el diptongo EV, cf.

Mayser, Grammatik, 103. 4"chmid, Der Atticismus, 592. Para la presencia de doble aumento en el verbo 6p&w cf. Mayser,

ibidem. 44 Schmid, ibidem, 593-594, Mayser, ibidem, 108. 45 Cf. supra, n. 42. 4"er Atticismus, 594. Tanto para las formas con 4- como con -q-, cf. Mayser, Grammatik, 132

y 133.

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dentes del verbo $aivw, contamos con Ma Pa I,11 y Ma Pe III,15 $cm-$zo, derivadas del aoristo 2" pasivo É$&qv (con significado igual al medio, ya que es la forma k$ávOqv la que, por ejemplo, en la prosa, se especializa para la significación pasiva47).

6. Fluctuaciones en las formaciones de futuro48. a ) Mientras en ático se asoció el futuro contracto a los verbos cuyo radical acababa

en -50 o -i5049, e1 sigmático ofreció dura competencia y es el que encontramos en nuestros textos, p.ej. Ma Pe VIII,5 qp&pioo de qp&pí5w.

B) Una forma como &nÓhhup (que, como vimos en su lugar - c f . el apartado dedicado a la morfología-, tiende de manera paulatina a convertirse en un verbo temático del tipo &noLLh, tal y como lo demuestran formas como Ma Pe XII,3 &nohh&~v) presenta también fluctuaciones entre las formaciones de futuro sigmático o contracto50; examinemos el panorama con respecto a este verbo en nuestros Hechos:

P y T: 6,3 bis &no&ouotv (ap. crít. & n o & ~ v -CIKMcdms-), 16,5 &noAkm.s (ap. cnt. &n03LÉoqs -C- y & n o k o q s -EF-) y 36,3 &no%o&t (sin lecturas alternati- vas), todos sigmáticos, vs. 14,3 &nok^t (ap. crít. &nok^t< -ABEF- y &no3LÉoq -E- ), contracto;

Ma Pe: IV,24 &nohÉoo e Ibidem VII,10, &no3LÉoet 7. En las terceras personas del plural del aoristo de los verbos en -p se produce una

extensión de la -K- presente en las tres personas del singuldl: P y T 35,3 6nÉOq~cm por 6nÉO~oav y 38,ll ÉGOKW por EGooav Ma Pa VII,5 EGo~av 8. Para los verbos 1ozqp.t y O V ~ ~ K O encontramos extensión del perfecto ático sin

-K-'~ O fluctuación de las formas con o sin ella, respectivamente; el panorama que se presenta en nuestros textos es el que sigue:

toTqp: P y T 24,5 kozCha, 34,3 k o ~ ó o q ~ , 36,6 koí&a Ma Pa II,19, VI,4 k o ~ h o v , VII,4 koí¿ka Ma Pe II,37 6 ' E o z ó ~ , II,1 zbv 'Eoz&a 8 ~ 4 0 ~ 0 :

47 P. Chantraine, Morphologie Historique du Grec, Paris '1961, trad. esp. Morfología Histórica del Griego, Barcelona '1983, 1 12.

48 Schmid, Der Atticismus, 595; López Eire, «La lengua», 250. Para la problemática en la formación del futuro cf. asimismo Mayser, Grammatik, 128 (verbos en -ícw) ss.

4Y El futuro antiguo de un verbo como ~ o ~ i c w pudo haber sido * * ~ o p i w tras la caída de -o- intervocálica (como en ipúouoi); de ahí estos futuros no sigmáticos se asociaron a los contractos del tipo pw6. Cf. Chantraine, Morfología, 167.

Schmid, Der Atticismus, 595. Ibidem, 596. Cf. asimismo López Eire, «La lengua*, 250. Chantraine, Morfología, 128, nos refiere el empleo por parte de la prosa ática de las formas de

participio de perfecto 2' del tipo k o ~ k , 6 o ~ & a , ko~Ó5 en lugar de las «llenas» koq-~-Wc, Eoq-K-ula, k o q - K-Óc; cf. asimismo Mayser, Grammatik, 146. Igual panorama se observa en las tres personas del plural del perfecto de indicativo - - h ~ a ~ & v , E o ~ a w , Emam por i o n f - ~ - a p & v ...-, pero en nuestros textos sólo contamos con la 3" pers. del sg. Ma Pa II,19 E ~ T ~ K E V .

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P y T 28,l zs0vaciwa -vs. ap. crít. z ~ 0 v q ~ o i i a (A)-, 43,l z&Qv&¿ka -vs. ap. crít. z&vq~Óza ( G ) , pero ya directamente con -K- Ma Pa 11, 13 T E Q V ~ K Ó T ~ -vs. ap. crít. ze0v&&a (A)-.

9. Schmids3 señala el carácter, de nuevo, «vulgar» de formas como el aoristo pasivo fivoiyqv, del que tenemos un resto en el participio P y T 18,9 &voty&iqs, por contraposi- ción al también participio Mn.G 49 & v & ~ Q & I o a v , que habría que retrotraer a otro aoristo pasivo del tipo &vE@x@~v. Por lo general, los aoristos en - m v aparecen como más recientes que los en -qv; ello no quita para la perdurabilidad de los de esta última tipología, en especial en jónico y en la K O L V ~ , por ejemplo en el NTs4. De la misma manera, la forma Mn.G 47 .ilvkp~.tat, derivada del perfecto .ilvÉcpypat, es tardía - c o m o lo es también otro perfecto, qvotypat-. En definitiva, el aumento de todas las formas señaladas como recien- tes, cuando afecta al preverbio (que pasa de &v- a fiv-) delata el carácter tardío de las formaciones aludidasss.

10. Encontramos rastros de la utilización de futuros medios con la significación de activoss6, indicio del proceso por el que la voz activa iba ganando terreno a la media a fuerza de asumir usos que eran propios de la segunda. López Eire recoge una cita de J.K. Dover en la que se expresa la coexistencia de futuros activos y madios debido a su sinonimia en la antigüedads7. Contamos con ejemplos sobre todo referidos al verbo <da:

P y T 37,4 64o~~a t Ma Pa IV,IO idem Por contra, también en Ma Pa IV,2 bis encontramos < 4 o o p ~ . 1 1. Se encuentra reflejado en P y T el proceso de nivelación analógica que lleva en la

K O L V ~ a la consolidación de un plural o i6ap~v (P y T 12,2 y 16,2), o'i6aze, o'i6aot por el antiguo t o p ~ v , '~OTE, >ioabts8.

12. Encontramos en Ma Pe VI,4 la forma p&zap$t&oas. SchmidS9 afirma que &p$~&60 es una transformación «vulgar» de &p$t8<a , presente desarrollado a partir del aoristo, a diferencia de otras formaciones verbales en -al@ con las que contamos en nuestros textos y que son, como &yop&<o (P y T 23,7; 23,lO; ibidem) y P t & c ~ (P y T 26,3 y 26,4; Ma Pe VIII,3), claros denominativos de &yop& y Pía respectivamente60.

13. Tanto el aoristo Écqoa, del que tenemos una muestra en Mn.G 60 É < ~ o E v , como el perfecto É<'?lKa, fueron sustitutidos en ático por las formas correspondientes del verbo Pióo, del que no encontramos ningún ejemplo en nuestros textos; así, se pueden contrapo-

Der Atticismus, 598. " Chantraine, Mofilogía, 112-1 13; para la fluctuación entre formas con -q- y -81- cf. asimismo Mayser, Grammatik, 161.

Para las características del aumento en los verbos compuestos nos remitimos unas líneas más arriba. 5 V f . Schmid, Der Atticismus, 598 y Mayser, Grammatik, 163.

López Eire, Ático, Koiné y Aticismo, 41-42; la cita de K.J. Dover corresponde a Aristophanes Clouds, Oxford 1968, 140. También del primer autor puede verse «La lengua*, 251.

Schmid, Der Atticismus, 599. Para ejemplos de esta «conjugación anómala* en Heródoto y la ~ o i v G , cf. Chantraine, Morfología, 125.

59 Der Atticismus, 600. Chantraine, Morfología, 155.

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204 ESTUDIOS SOBRE LA LENGUA DE LOS HECHOS AP~CRIFOS DE PEDRO Y PABLO

ner EPiwoa (Heródoto 1,163; Platón Fedón 113d) y Ecqoa («resucitado» en época tardía por Pl~tarco)~'.

14. Aunque la ~ o t v 4 tiende a renunciar al perfecto 6É6td2 en P y T 18,12 encontra- mos aún la forma derivada E ~ E ~ o ~ K E ~ .

15. Del mismo modo, encontramos algún vestigio de la reduplicación ática63, como Ma Pa II,16 &K~KOOS, que rápidamente queda sustituido por parte del aparato crítico en forma de la lectura &KO&XX~ (A) - e s t e último participio, el de aoristo, se especializa para el verbo &KOVO en Ma Pe; cf. II,l, III,l, VI,11 y VII,4-.

16. Para algunos de los verbos en -&o era normal la duplicidad de futuros, sigmático y contracto; así, Chantraine64 señala para las raíces «disilábicas» la posibilidad de desarrollo de un futuro contracto, pero las formas que se obtenían en ocasiones, como podría ser TE?&, tendían a confundirse con el presente, por lo que encontramos en inscripciones eolias ~aGooo y en ático reciente ~ a l k o o , o para un futuro ya$o otro en la ~ o t v 4 yapfioo. En nuestros textos hallamos para los verbos en -&o un sólo ejemplo de futuro contracto en P y T 13,12 &noozepo.Upx mientras que las restantes formas son sigmáticas: valgan como ejemplos, limitándonos al par P y T + Mn.G, P y T 5,14 hakGo&t, 5,16 &6ap&ozríoouotv, 5,l ~ h ~ p o v o p ~ o o u o ~ v , 6,2 de nuevo ~Gap~oz~oouo tv , 25,4 &~ohou0~joo y Mn.G 21 ai~Tj GEL.

17. Para fenómenos como la tematización paulatina de los verbos atemáticos o el empleo de aoristos alfatemáticos del tipo &ha o ijv&yKa, nos remitimos al apartado corres- pondiente a la morfol~gía~~.

18. Podemos destacar, como hace Schmid, el empleo paulatino de formas de aoristo pasivo en lugar de mediaP. En nuestros textos y para los verbos propuestos sólo podemos señalar

P y T i,3 &~#3qoav « ... se hicieron -sus compañeros de ruta ...- » y Ma Pa IV,13 bis & T G O K ~ L ~ & ~ ~ ~ ~

«-Y é1- en respuesta -dijo: ...- D.

Se trata de formas derivadas de los aoristos kyev~j0qv y &n-&Kpifhlv, recordan- do - c f . unas líneas supra- que los aoristos en -mv aparecen como más recientes que los acabados en -qv; Chantraine68 señala el desarrollo de la primera tipología desde las inscrip-

" Schmid, Der Atticismus, 601 y Chantraine, Morfología, 119. Schmid, ibidem, 601-602. " Schmid, ibidem, 602. Para el estudio de este tipo de reduplicación y su frecuencia en jónico-ático, cf.

Chantraine, Morfología, 123; cf. asimismo Mayser, Grammatik, 104-106. M Morfología, 166. Schmid pasa revista a estos tipos de futuro en Der Atticismus, 604. " Cf. al respecto Schmid, ibidem, 603 y López Eire, «La lengua*, 250.

Ibidem. " Para una reflexión en tomo al valor de este verbo en textos cristianos puede pasarse revista al attículo de C. Padilla «Sobre el verbo c h o ~ p i v o p a ~ en el NT», FilNT 3 (1990) 67-74.

" Vid. n. 54; cf. asimismo Mayser, Grammatik, 165 para las fluctuaciones entre formas medias y pasivas.

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ciones áticas de finales del S. IV a.c., pasando por los dialectos jónico y dórico, hasta el NT, en que convive con la forma radical temática ky&vÓpqv.

19. En P y T, Ma Pa y Ma Pe descubrimos el empleo de formaciones penfrásticas del tipo «verbo ~ i p í en presentelimperfecto + participio de perfecto»69 O «verbo ~ i p í en imper- fecto + participio de presente»; así, para cada uno de los dos tipos disponemos de los siguientes ejemplos:

P y T 9,8 koztv fippoopÉvq (por qppoozat, «está prometida») 28,l qv ze9vaha 353 fiv 6~O~pÉvq 23,3 'Hv vqozc60v

Ma Pa I,2 qoow neptpÉvovza~ III,4 qv o tm6v

Ma Pe III,8 qv kv6q@v XII 6-7 qoav &zi~patvÓp&vot ~ c h &yahht6vzq

20. Todavía a propósito de las perífrasis, destaca la extensión de la expresión analíti- ca del futuro mediante pÉhho + infinitivo de presente70, hasta tal punto que, de las 10 veces en que aparece en nuestros textos, sólo en dos ocasiones p%Lo tiene el significado de «demorarse», mientras en las ocho restantes hay perífrasis con infinitivo de presente, nunca, por ejemplo, de futuro:

P y T 29,6 Ephkv ... 0~ptopqESV 34,lO Ep&hhov ko9í&tv

Ma Pa I,8 bis pÉhhovza EK~CVÉELV II,7 pÉhh~t ... Baothe6~tv III,17 pÉhha ... noheplv

Ma Pe 1,4 bis Gp~hhov ... íhayf6x~tv VI, 12 G p h k v yiveo9at IX,4 bis oi pkhhov~q &~ozj&tv

21. En última instancia podemos destacar la conversión en la K O ~ V ~ de las formas i606 y Cnaye en adverbio y partícula respectivamente7', circunstancia de la que tenemos muestras en nuestros textos:

P y T 433 ..., i606, napÉoze~á oot,

69 López Eire destaca la extensión de las perífrasis de perfecto ya a partir de autores a priori áticos exclusivamente como Aristófanes; vid. «La lengua, 252, donde se ejemplifica con la alternancia npoozÉzcr~zcri (Lys. 177) vs. k o z ~ xpooz~zcrypÉvcr (Ec. 548) o bien, igualmente para el perfecto perifrástico, Ático, Koiné y Aticismo, 45-46. Para las formas perifrásticas compuestas por el verbo ~ i p i como auxiliar y sus posibilidades en la expresión del aspecto cf. el capítulo dedicado a la morfología.

López Eire, Ático, Koiné y Aticismo, 45 señala su extensión tanto en la ~ o i v 4 como antes en el griego anstofánico; para un examen detallado de las perífrasis con pÉhhw, puede examinarse la monografía de L. Basset, Les emplois périphrastiques du verbe grec pÉ?Wkv. Étude de linguistique grecque et essai de linguistique générale, Lyon 1979.

" López Eire, ibidem, 57-59.

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« ..., mira, estoy a tu lado.» (vs. Mn.G 47 &nÓPky~ov K& t 6 ~ ¿hou ..., «eleva tu mirada y ve el lugar que ... », caso en el que el imperativo de Óp&@ conserva todo su valor); ejemplos más patentes son

Ma Pa VI,6 Kaíoap, i606 JIaGhoc ..., «César, heme aquí, Pablo, ... D; Ma Pe III,16-17 K a i i606 &pOÉvzo~ a6706 &ic 71) G ~ J O ~ ..., «Y he aquí que alzado hacia lo alto ... »;

Ibidem VIL1 ..., i60G ozpazt&at zkooapec ..., « ..., he aquí que cuatro soldados ... B.

Para Cnaye P y T 23,9 'Tnaye, zÉ~vov, ..., «Ea, hijo, ... D; Ibidem 41,6"Tnay& K a i 6 i6a~K& zbv hÓyov TOG Q E O ~ . , «Ea, ve y enseña la palabra de Dios».

y) Sintaxis

a) Nominal

1. López Eire perfila la alusión de Schmid" a la abundante presencia en la ~ o t v f i de adjetivos neutros sustantivados haciendo proceder dicho uso del ático de finales del S. V y comienzos del IV a.c. En nuestros Hechos tenemos varios ejemplos, de los que hemos elegido sendos textos de Ma Pe. El naciente lenguaje «teológico» cristiano se vio en la coyuntura de verter significados doctrinales novedosos en otro que no contaba con significantes apropiados para ese cometido; no se trataba de un simple proceso de cambio de significado para ciertos sustantivos -valgan en este sentido los ejemplos de 8&Óc, Kljptoc, &yy&h0< O

k ~ ~ h q o i a , por citar sólo unos pocos73- sino de uno más complejo (similar al experimen- tado en tiempos por la primitiva filosofía o la historiografía griega en el caso de produccio- nes ya científicas como la de Tucídides) para el que el lenguaje de los albores del cristianis- mo encontraba como modo posible de expresión el adjetivo neutro sustantivado.

En los textos propuestos se hace patente la expresión de significados en cierta medida «inefables» mediante la vía antes indicada:

Ma Pe VIII, 5-8: ..: OUK fipepíow zb náhat p ~ p u ~ b ~ zfi y ~ v ~ f j pou K&

~punzóp~vov zoG ozmpoG zb pozfiptov. o z a u p b ~ pfi TOGZO 6pTv Eozw 21)

@atvópmov, .... Ezepov yap zi koztv napa zb @atvópmov zoG~o ~ a z a <zb> zoG Xp~ozoG n&oos.,

« ... : no silenciaré, por lo que respecta al misterio de la cruz, lo cerrado tiempo ha y oculto para mi alma. Que la cruz no sea para vosotros (los que tenéis esperanza en Cristo)

'' Ático, Koiné y Aticismo, 95 y Der Atticismus, 608 respectivamente. 73 Para un estudio en detalle de las denominadas «Christian words» cf. capítulo ad hoc.

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esto que aparece; en efecto es algo diferente de lo que se manifiesta según <la> pasión de Cristo.»

Ibidem X, 3-5: ..: o6 pot naplíp, o6 pot plícqp, 06 pot &6~h$ó<, o6 (dho~, o6 tioíjhoc, o6 oi~óvopoq o6 cb n&v ~ a i cb x h kv ooí- K& cb 6v 06, ~d o k Éoctv áhho 6 Éoctv ~i pij póvo~ o6.,

« ... : tú eres mi padre, tú mi madre, tú mi hermano, tú amigo, tú esclavo, tú adminis- trador; tú eres el todo y el todo está en ti; y el ser eres tú, y no hay otra cosa que exista salvo tú sólo.»

Como se puede observar, la sustantivación afecta, en el primero de los textos, a formas indirectamente adjetivales como los participios -adjetivos verbales- ( ~ b ... p ~ p v ~ b ~ ... ~ d t ... ~pvncóp~vovlcb ~mvóp~vov X 2) y los demostrativos -pronombres en este caso- (coCco X 2). En el segundo texto74 ya contamos con adjetivos (cb nGv X 2) además, de nuevo, del participio (cb 8v) y del indefinido -pronombre- (ahho), todo ello, junto con el pronombre relativo (o), en género neutro.

2. Con respecto a la sintaxis de los casos se pueden realizar algunas matizaciones. a) A pesar de la paulatina sustitución del acusativo de relación por parte del dativo

- c f . supra, el capítulo dedicado a la sintaxis-, encontramos restos75 del primero en P y T 24,3 K E K ~ L K Ó Z ~ e& yóva~a, «hincado de rodillas»; 44,l-2 "Ehhqvq óvc~c cfiv Bpqo~~íav , iacpoi 6E cfiv ckpqv, «que eran de culto griego y médicos de oficio»; Ma Pe I,6 cfiv kd~hqo lv coVvopa Xpuoij &XW,

«que tenía por nombre el apelativo de Crise» (cf. para esta última estructura el apartado dedicado a la sintaxis casual).

B) Con respecto al genitivo partitivo, contamos con otras variantes además de su modalidad más tradicional en dependencia de sustantivos o formas adjetivales sustantivadas indicando cantidad definida o indefinida, como podría ser el caso de

P y T 357 dvat nhfiBos p6pov, « ..., de manera que había gran abundancia de perfumes.», Así, pervive el partitivo dependiendo de adjetivos76, en nuestro caso espacializado

para el adjetivo npotoc: P y T [26,13] ' ~ v c t o ~ k o v np&oc, «uno de los (hombres) principales de Antioquía»; 26,4 'I~ovtÉov &i$t nphq , «(Yo) soy una de las (mujeres) principales de Iconio~.

74 Con un notable paralelismo en su primera parte con Il. Z 429-430 "E~zop, & ~ & p o6 poí Eoot xam!p K C X ~ x 6 z v ~ a h n \ p (6E ~ a o í y v q ~ o ~ , 6E pot O a k p ó ~ n a p a ~ o í q q

75 Schmid, Der Atticismus, 609. 76 Schmid, ibidem.

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También se encuentran muestras del partitivo dependiente de verbos transitivos", especialmente con el verbo hapPávo y dentro de las diferentes posibilidades de expresión del o ~ f j p a ~ a e ' 6kov K& pkpoq, en el que, por lo general, frente al acusativo que expresa el todo, el nombre que designa la parte se construye en genitivo, mientras en nuestros textos --en esta ocasión sólo P y T- se dan 2 casos de la «poco frecuenten7' construcción con doble genitivo:

P y T 26,6 haj3opÉvq zoC 'Ahc&v6pou, «aferrándose a Alejandro»; Ibidem 3 1,11 3LapopÉvq zfjc ~&tpbq afizfjq, «tomándola por la mano»; Ibidem 41,l: 3LaBóp~voq 6 HaC3Loq zfjq ~ ~ t p b q afizfjq, «Y tras tomarla Pablo por su mano». 3. Para la expresión de la finalidad se emplea en la KOLVG el infinitivo, no ya

meramente articular, sino además determinado por preposiciones. S c h ~ n i d ~ ~ opina que po- dría tratarse de un latinismo sintáctico que equivale a la construcción de gerundivo, pero podría ser simplemente un paso más en el desarrolllo por parte de la propia lengua griega del infinitivo precedido por el artículo, esto es, medios de expresión diferentes en dos lenguas distintas para la expresión de una misma realidad. No contamos con la construcción que Schmid señala, la de kní más infinitivo articular en genitivo, sino 6nép más acusativo:

P y T 8,12-13 ... o f i ~ ky&íp&zat, o&& kni zb @ay&?v, o6. t~ kni zb m&?v, ..., « ... no se levanta, ni para comer ni para beber, ... »;

Ibidem 44,2 ..., &.nkoz&th ... b 8 p c y ... kni zb @0&Spat a6z~ív. ..., « ..., enviaron ... unos jóvenes ... para perderla; ... P. 4. Es destacable el empleo de &q ztq con el significado de «un», «uno», «uno

cualquiera», «un tal», etc., uso que López Eireso señala en Aristófanes como antecedente de su extensión en época helenística. A este respecto los empleos quedan circunscritos a Ma Pe:

I,5 ..., Mía ztq Evea o6oa yuv4 ..., « ..., una mujer que había allí ... D; III,29-30 ~ i q 6E zy , ..., rÉpAho~ bvópazt, ..., «Pero uno ..., de nombre Gemelo, ... D; V,1-2 Mía 6E ztq yuv?, ..., Zavzínq bvópazt, ..., «Y cierta mujer, ..., por nombre Jantipa, ... D. 5. Aparición de &i ztq equivaliendo a 6oz1qS1:

Schmid, ibidem. 78 En opinión de J. Sánchez Lasso de la Vega, Sintaxis Griega, Madrid 1968, 636-637, quien, además,

admite una doble interpretación para el genitivo «de la parte», ya como partitivo, ya como separativo. 79 DerAtticismus,609-610. 80 Ático, Koiné y Aticismo, 36-37.

Cf. n. 79.

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P y T 4,7 0 6 ~ ÓpY 6pTv ~ a p n b v Gt~atoo6vqq ~i 6E E ~ Z E Z L V É ~ ~ ~ , ~ E U Z E K& 6p&S< 2bv OIKÓV pou ~ a i &vana6oaoQe.,

«No veo en vosotros fruto de justicia; mas, cualesquiera seáis así, venid a mi casa y reposad».

6. 6oz1.5 compite en nuestros textos con el relativo OS cuando el antecedente resulta conocido y claroa3: en este sentido, el primero de ellos aparece en Ma Pa y Ma Pe, en una ocasión (100% de los usos) y en tres (50%) respectivamente; no obstante, 6~ va muy por delante en usos, concretamente 10 sobre 1 en Ma Pa y 33 sobre 3 en Ma Pe. Los pasajes en que aparece Oo~tq son:

Ma Pa I1,lO ..., ~ a i O ~ K knat paothda, (715 Gta@6&zat ahóv. , « ..., y no habrá realeza que le pueda escapar.»; Ma Pe I,6 y 1,7 ..., pkx ztc ÉvQa o6oa yuvfi návu nhouoia, (ztc zfiv

E d ~ h q o t v Z0&0pa Xpuofi &XEV, ... -('Cts ~ & V V T ~ @ & ~ X O&& & p ~ ~ p i v no& olC&6&1 Expfpazo oUz& GEL@, ...,

« ..., una mujer que había allí muy rica, quien tenía por nombre el apelativo de Crise, ... -quien, una vez nacida, jamás usó vaso ni de plata ni de cristal, ... »;

Ma Pe IX,5-6 bis ..: n p o o q ~ ~ v y&p Entf3aiv~~v z@ Z O ~ X ~ L O Z O ~ o ~ a u p @ , o o ~ t 5 Eo2tv z ~ ~ a p k v o c hóyo~, ...,

« ...; pues conviene ascender a la cruz de Cristo, que es la palabra extendida, ... D. 7. No encontramos restos del mantenimiento de la construcción de ~a3LÉo con doble

acusativo, de la que, en opinión de Sclunidw, aún hay vestigios en la K O L V ~ ~ ; lo que sí hallamos es su equivalente pasivo con dos nominativos en

P y T 6,5 ..., 6 ~ t a 6 ~ 0 , vioi 6wozou ~hq@fioovzat, « ..., porque ellos serán llamados hijos del Altísimo». Se observa que, en la construcción pasiva, lo que eran acusativos «de personan y «de

cosan devienen nominativos sujeto de una parte y predicativo de otra. 8. Se califica de nuevo por parte de Schmidx5 como «vulgarismo» el aumento de la

expresión analítica del superlativo mediante la adición al adjetivo en grado positivo de adverbios de cantidad como n h u , hiav y yáhtoza; contamos con ejemplos de cada uno de ellos en nuestros textos:

P y T 359 Ta6pov~ Éxw hiav $ o p ~ p o 6 ~ , «Poseo unos toros muy temibles». Ma Pe 15-6 pía 71.5 EvQa o6oa yuvfi n h u nhouoia, «una mujer que había allí muy rica».

u' Nótese la expresión ~i 6E h e 'CIVÉG, constmcción anacolútica que determina que el indefinido adopte un valor cercano al de un adjetivo calificativo -cf. mss. la: Sed si estis m; cf. asimismo lbc: si autem est et in vobis aliquid boni; lca y lcb: Nunc ergo si et vos huiusmodi estis; lcd: tamen si eiusdem estis (L. Vouaux, Les Actes de Paul et ses lettres apocryphes, Paris 1913, 153, n. 13)-; habna sido esperable una oración de relativo tras 7 i v É ~ .

83 López Eire, Ático, Koiné y Aticismo, 37-38. 84 DerAtticismus,612.

Ibidem, 614.

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Con un adjetivo en grado superlativo: Ibidem V, 1 Mía 6E 715 yuvfi ~d páhtom &ljpop@02á2q, «Y cierta mujer, por lo demás en grandísima medida bella*. Hay que destacar varios aspectos: hemos traducido de la forma más literal posible los

adverbios respectivos, pero el significado «superlativo» que se obtiene es el de un mero elativos6 -«muy temibles», «muy rica»-. En Ma Pe es reseñable la adición del adverbio en grado superlativo (sufijación --m-) a un adjetivo de similares características (sufijación -za~-), debido a la pérdida paulatina de significado de ese grado en la K0tvTíS7 más que por hipercorrección o por motivos de expresividad (aunque se podría resaltar el hecho de que Jantipa, la esposa de Albino, nada menos que un «amigo del César» -20% Kaioapo~ @ihou (V,2)-, con toda su belleza, no sólo frecuentaba a Pedro sino que K a i a62ij 20.u

' AhBivou &nÉo~q (V,3-4), «ella misma se apartó de su marido»). 9. Antes de entrar de lleno en el capítulo dedicado a la sintaxis verbal vamos a

destacar tres aspectos complementarios de los señalados por Schmid, algunos a mitad de camino entre 1á sintaxis del nombre y la del verbo.

a) Es destacable la extensión en nuestros textos de las formas en acusativo neutro singular y plural del demostrativo 06x05, zoího y m C ~ a , unidas al participio, introducien- do un período que actúa como resumen de lo expresado con anterioridad. Se trata de una construcción típica de la K O L V ~ ~ pero de la que encontramos muestras en el ático aristofánicoS8.

Así, tenemos los siguientes ejemplos: P y T 7,6 ~ a i m6za 205 IIaGhou U~OVTOS Ibidem 27,ll ..., K & K E ~ V ~ C i)pohoy-&oq~ 2 a G m n&npa~Évat (en este caso en

una oración compleja de infinitivo) Ibidem 29,l K& za%za ~inoijoqc OÉ~hq5 Ibidem 43,5 KC& m%za 6tapap~upapÉvq Mn.G 35 ~ a i za%m ~ i n ó v ~ s q Ma Pa VI, 10 ~ a i zaGm &in&v Ó IIcxGho~ (pero antes con 6É en III,l Ta%za 6E

&~oijoa5 6 Kaioap) Ibidem VII,4 K& 2a%za &~oijoccv2&5 Ma Pe I,3 bis K a i 2a%2a &inoGoa K a i 8 & k a Ibidem VII,22 z a k x 20% IIÉxpou haho%vzo~ Ibidem X,12 TaC2á pot O& 002) pwpioav20~ K a i & n o ~ a h 6 ~ c c v ~ o ~ p) También destaca el empleo de chnep con la significación «como si» y precedien-

do a formas verbales, construcción típica de la ~o tv l í que ya tiene antecedentes en AristófanesS9:

86 Como señala López Eire, Ático, Koiné y Aticismo, 13. Tal como señalan Threatte, The Grammar, 190 y F. Blass-A. Debrunner, A Greek Grammar of the

New Testament, Chicago 1961, 32-33. López Eire, Ático, Koiné y Aticismo, 39.

89 López Eire, ibidem, 57.

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P y T 35,8 x w z a 6E z& phq9Évza &pía b m p 6xvq ~ a z a o ~ e 9 É v z a o 6 ~ iíylavzo a 6 z f - j ~

«Y todas las fieras arrojadas, como si estuvieran poseídas por un sueño, no la tocaban));

Mn.G 53 ÉKESVOL 6E ~EO~OGVTES zb xapá6o{ov BaGpa &x&p ÉV ÉICOZ~OEI

Éyivovzo, «Y ellos, al ver el extraño prodigio, se quedaron como (si estuvieran) desconcerta-

dos». y) Por último, hay que señalar algún caso en el que vGv está a medio camino entre el

adverbio temporal y la mera partículag0: Ma Pe VII,I5 bis K U ~ vcv xpbc zbv 'Aypíxxav pfi m~pa iv&o9&. ~ & K O V O <

yáp É o ~ t v 7f-j~ x a z p t a ~ a6zoC k v ~ p y ~ í a 5 ..., «Por tanto no os irritéis con Agripa; pues no es sino un servidor del poder de su

padre, ... ».

b) Verbal

1. Es frecuente en nuestros textos el empleo de la construcción de infinitivo «conse- cutivo-finabgl, sobre todo dependiendo de verbos de movimiento:

P y T 21,3 q h e w ríaGho5 B&áoaoOat p, «Pablo ha venido a contemplarme»; Ibidem 30,3 q h 9 ~ v :vAlk~ccv6p05 xapa3LaB~lv a6zfiv, «vino Alejandro a prender a Teclan; Ibidem 4 4 3 ~ a i &nfihO&v Év z'ij 'PÓpq 9 ~ á o a o O a t zbv naGhov, «Y marchó a Roma a ver a Pablo»; Mn.G: 49-50 ... 4 p a ~ á p t a OÉKha &v zfiv xNÉzpav &v&a8&?oav O ~ O V

x o p a á v e p m o v &iotÉv.vat, ..., « ... y la bienaventurada Tecla vio la piedra abierta (lit.: «tanto cuanto cede») como

para que un hombre pudiera entrar, ... N; Ma Pa IV, 1 65 Epx&zat 7fiv o ~ K o U ~ É V ? ~ V ~pSva t , «quien viene a juzgar al mundo»; Ibidem 53-4 xNÉpx&t 6 NNÉpov n a p e h t o v ztva ~ a i @Épqzav i 6 ~ i v &i ..., «envía Nerón a unos tales Partenio y Feretas a ver si ... D; Ma Pe VI,7 Eiohpxopat &ic zfiv 'PÓpqv ozaupof3ijvat, «Entro en Roma para ser crucificado»; Ibidem VIII,16 o p a 6E oo t IIÉzpe: xapa6oGvai. zb o h p a , «Mas, hora es, Pedro, de que entregues tu cuerpo». 2. Del mismo modo, la oración subordinada de infinitivo, la tradicionalmente deno-

minada de infinitivo «no concertado», sigue con su desarrollo en esta época aunque, como

90 López Eire, ibidem, 61. 91 Schmid, Der Atticismus, 618

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señalamos en el apartado dedicado al estudio de la hipotaxis, la construcción de infinitivo vaya a ser suplantada en época tardía por la introducida por los nexos 6 n -sobre todo-,

y %va. Podemos establecer el siguiente cuadro comparativo:

Como podemos observar, en P y T y Mn.G predominan las oraciones completivas provistas de nexo sobre las de infinitivo; de haber un mismo autor para ambos textos, la proporción pasaría de 13 sobre 9 a 15 sobre 9. En Ma Pa el panorama se torna contrario, pues, aunque por un escaso margen, las completivas de infinitivo pasan a superar a las que presentan nexo por 5 sobre 4. En Ma Pe la situación vuelve a ser de predominio de la tipología con nexo.

La conclusión puede ser doble: de una parte se observa, si no en todos los casos el dominio claro, sí al menos el incremento paulatino, ya señalado, de la subordinación completiva mediante nexos; de otra, también es destacado el que perviva aún con relativa solidez la oración de infinitivo «no concertado)). Nuestros textos pueden situarse en un estadio intermedio de evolución sintáctica, pero con una marcada tendencia en favor del empleo de nexos.

Es interesante observar la tipología de los verbos introductores de la subordinada de infinitivo «no concertado», por si se ajustan a los esquemas tradicionales o encontramos alguna variación de interés. En nuestros textos encontramos los siguientes períodos:

P y T : 14,4-5 KCX\ fip&?< OE 6 t 6 & 0 p ~ ~ , fiv h É ~ & t 0620~ &V&O.taOtv y&vkOeat, ..., «Y nosotros te enseñaremos la resurrección que él dice que se produce, ... »;

16,3 ..., 6~ o l j ~ k@ yap~loeai. z&< napeÉouq ..., « ... quien no permite que las muchachas se casen; ... D; 17,15-1 ... K a i 6 t 6 á o ~ o kv k~&ivc$ &&tv T ~ V Ehni6a 2065 &vQpónou~, ..., « ... enseño que los hombres mantengan su esperanza en aquél, ... D; 173-6 'O 6E fiy&pCbv &KO~OCX~ É~Ékuon , 6~fhjvat T ~ V ~ I ~ C ~ O V K C ~ &iq

$ u h a d v &na~8ijvm, ..., «Y el gobernador tras oír esto ordenó que Pablo fuera atado y conducido a prisión,

... >>;

20,lO-11 6 6E f iy~phv E K É ~ ~ O E V K&KE~VT)V &xeqvat Éni 20 Pijpa. ..., «Y el gobernador ordenó que también ella fuera conducida al tribunal; ... P; 21,lO-11 ..., 2 4 ~ 6E OÉ~hav É ~ p t v ~ v KCXTCXK~X~VCU., « ..., mas determinó que Tecla fuera quemada.»;

Completivas que presentan nexo* Subordinadas de infinitivo no concertado

Ma Pa

4 5

Ma Pe

9 6

P y T

13 9

Mn.G

2 O

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34,5-6 ..., KCX~ Etn&v N ~ v Katpb< hoijoaoeai p., « ..., y dijo «ahora es el momento de que yo reciba la ablución.»; 38,5 ... 6 ~ y ~ p b v ÉKÉLEV~EV kv~x8rjvat ipáz ta ..., « ... el gobernador ordenó que se le devolvieran las vestiduras ... »;

40,2 ..: K ~ L Epqv60q ahfi kv M6potq &val aGzÓv., « ...; y S le indicó que él estaba en Mira.» Ma Pa: II,4-5 ... ~ c d n p o É 0 q ~ ~ v 6tázaypa zoto.Uzov, návzaq ' ~ 0 6 ~ &6pto~o$vov<

xpto'TtCZV06< K U ~ o'TpCXzt&CX< X ~ L C T O ~ &Vatp&%0at, « ... y publicó un edicto de esta índole: todos los que sean encontrados cristianos y

soldados de Cristo, u, serán muertos.»; III,13-15 zo.Cizo y&p 6 t a ~ É z a ~ z a t fipTv, pq6Éva & ~ o ~ k t o O 7 j v a t 8ÉAovza

ozpazeveqvat z@ kp@ fiaoth~l., «Pues esto S nos ha ordenado, que nadie sea excluido deseoso de servir a mi rey.»; III,2-3 ... 6 KaSoap EKÉ~EVOEV návzaq 7065 6&6&pÉvov~ mpi KazaKaqva~,

zbv 6E i'IaVhov zpaxqho~onqmva t ..., « ... el César ordenó que todos los prisioneros fueran abrasados por el fuego, y que

Pablo fuera decapitado ... »;

III,9- 10 ... < ~ c h k ~ É k v o ~ > pq6Éva &nz&o0at Xptoztavoc, ..., « ... <y ordenó> que nadie tocara a un cristiano, ... D; IV, 13 KCX\ E ~ É ~ E V E V ~LÉYWV 20620~ T ~ C X X ~ ~ O K O T C T ~ ~ ~ ~ V ~ ~ . , «y porfiaba en decretar que él fuera decapitado.» Ma Pe: II,28 ..., K C X ~ v & K ~ o ~ < &7Cac 7cOhh06< E6o@ ... K L V E S ~ ~ ~ E , ..., « ..., y una vez pareció que muchos muertos ... se movían, ... D; II,33-34 ..., V ~ V ~ o K E ? ~ É POZ) KCX~toxcoCZt 7bV ~ É T ~ O V 0 5 ~ v v C X T & & ~ O V ..., « ..., ahora tenéis el varecer de que Pedro ha prevalecido sobre mí como más

poderoso ... B; III,21 'E&v &@& zoCzov notqoat o k n ~ ~ ~ i p q o ~ v , ..., «Si que ése haga lo que intentó, ... »;

VII,20-21 ..., f ix~i .5 ekkt 6 K ~ P ~ O < kv o a p d &Val, ..., « ..., mientras quiera el Señor que esté en la carne, ... »;

VII,3 ... k~Éh&vo&v aGzbv ozaupw0qvat ..., « ... ordenó que él fuera crucificado ... »;

XI,6-7 " A @ m z o 6 ~ ve~po65 0ánzeoOat 6nb zGv i6iov v&~pGv, «Delad que los muertos sean enterrados por sus propios muertos» (cf. Lc 9,60). Todas las expresiones señaladas se ajustan a la tipología tradicional de verbos regen-

tes de oraciones de accusatiuus cum infini t i~o~~:

E. Schwyzer, Griechische Grammatik, 11, München 51988, 372-374. Para la tipología de verbos regentes de 071 declarativo así como para otros tipos más específicos de esta conjunción, ya que entra en abierta competencia con la oración subordinada de infinitivo, cf. de nuevo supra el apartado dedicado a las oraciones completivas dentro del capítulo referido a la hipotaxis.

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1. verba dicendi (de «lengua», «declaración», «comunicación», etc.); 2. verba sentiendi (de «percepción»); 3. verbos que expresan una determinación, orden o mandato; 4. verbos «impersonales» o estructuras del tipo sust./adj. + knt (omitido o expreso). A estos cuatro tipos habría que añadir las construcciones denominadas «personal» e

«impersonal» con 60xko. A cada tipología corresponde el siguiente número de verbos: 1= 5 2= o 3= 13 4= 1 Construcción «impersonal»= 1. Retomando las ideas expresadas al comienzo, observamos que, si bien hay una

paulatina superposición de la construcción con nexo sobre la de infinitivo conforme a la tendencia operante en la época, ello no quita para la supervivencia de la construcción de accusatiuus cum infinitiuo con mantenimiento de la estructura tradicional de verbos regen- tes.

3. Para un estudio de la pervivencia de las construcciones de infinitivo sustantivado por artículog3 nos remitimos al capítulo dedicado a la hipotaxis, n. 49.

4. Encontramos algunos ejemplos de usos expletivos de participios del tipo hapóvg4: P y T 40,3 ~ a i 3LapoCoa v ~ a v i o x o u ~ xai 7'CCtt6io~a<, ..., «Y con jóvenes esclavos y esclavas ... »;

Ma Pe XI,16 ..., pq6E yvópqv ztvbc kBóv , ..., « ..., sin la opinión de nadie, ... B. 5. Nuestros textos presentan aún restos de los adjetivos verbales en -205 y en - 2 ~ 0 5 ~ ~ : -205: P y T 10,ll-12 ÉxnhqK-2ov; con reservas debemos aceptar la forma 38,9 &K-

20v, con valor pleno de sustantivo -«edicto»-, con una formación paralela a la del participio de perfecto latino ac-tus de ag-o y que estudiamos detenidamente en el capítulo dedicado a los latinismos;

Mn.G 34-35 6uva-zÓv Ma Pe II,34 - e n grado comparativo- Guva-26-zepov; VII,5 &6uvá-zov T E xai 6uva-z6v. -2~05: Ma Pe <VII,9> cDopq-zbov. 6. Para los usos irregulares de los modos verbalesg6 nos remitimos al capítulo dedica-

do a la hipotaxis y, dentro de él, en especial, al estudio de las oraciones condicionales.

-

93 Schmid, Der Atticismus, 618. 94 Schmid, ibidem, 619.

Schmid, ibidem, 620. % Schmid, ibidem.

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7. Son abundantes los usos del participio «predicativo» dependiendo de uerba sentiendi en lugar de la oración subordinada de infinitivo -cf. s ~ p r a - ~ ~ :

P y T 2,6 & ~ o 6 o a < zbv naChov napay&vÓp&vov &i< 'I~óvtov, «tras oír que Pablo había venido a Iconio»; Ibidem 3,6 &EV 6k 2bv navhov Ep~ópvov, «Y vio que Pablo venía»; Ibidem 7,2 Ézt 6E ~ a i Phbnouoa nohhac y u v a l ~ a c ~ a i nap0Évou<

~ionopcvopÉvac npb< zbv naChov, «Y aún más, al ver que muchas muchachas y doncellas se acercaban a Pablo»; Ibidem 11,s KC& &kv 660 á v 6 p a ~ E ~ S kauzod< pa~opÉvou< m~pWq, «Y se percató de que dos hombres de forma violenta se peleaban entre sí»; Ibidem 21,2 K a i kpP%IyCXoa &i< zbv 6 ~ h o v &%&v 2bv ~6p tov Ka@jp&vov (%S

rIaChov, «Y al dirigir su mirada hacia la muchedumbre vio que el Señor se hallaba sentado

bajo el aspecto de Pablo»; Ma Pa VII, 18 i6Óvzac 7bv hóyyov K a i zbv KÉozov n p b ~ a 6 z o d ~ kp~o@vov<, «al ver que Longo y Cesto se venían hacia ellos»; Ma Pe 111,3 1 i6dv a6zbv ~az&&@vza zb o~Ého<, «viendo que él se había roto la pierna»; Ibidem VI,5 &E zbv K ~ ~ L O V &io&p~Óp&vov & i ~ zfiv 'PÓpqv, «vio que el Señor entraba en Roma»; Ibidem VI,10 K U ~ ~ & ~ ~ C $ & V O < zbv ~6p tov &i< o6pavbv &Éh00v~a, «y tras haber visto que el Señor ascendía al cielo»; Ibidem XI,6 qKovoa< TOS ~ v p i o v 3LÉy0vz05, «¿escuchaste que el Señor decía ... ?» - c o n participio predicativo en genitivo al regir

el verbo & K O ~ O ese caso como régimen pero a la inversa del primero de los ejemplos propuestos para P y T (2,6), donde el régimen se articula en acusativo; cf. apartado dedicado al estudio de la sintaxis de los casos-.

8. Se califica por parte de Schrnid como cgelehrte Missverstiindnisse», «equivoca- ción erudita»98, el empleo de &< como conjunción consecutiva. Ya indicamos en el capítulo dedicado a la hipotaxis que en nuestros Hechos se tiende al empleo de &TE sobre (%S, a pesar de que se multiplique el uso del último en época tardía; concretamente encontrábamos en 15 ocasiones el primero y en 10 el segundo. Para más detalles nos remitimos supra.

c) Sintaxis de la negación

1. Respecto al pleonasmo como figura de estilo, constatamos que se emplea de forma recurrente -Ma Pe VII,21 O ~ K &v.tt%yo quizá sea uno de los casos más destacados-; en

97 Schmid, ibidem. 98 Ibidem. 622.

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cambio, el empleo del pleonasmo ático de la negacióng9 del tipo 06 p4 o viceversa, sólo se produce en una ocasión y, por cierto, de forma destacada por los paralelismos que vamos a exponer a continuación.

El pasaje en cuestión es Ma Pe IX,15 06 p?l kntyvOZ~ zfiv paotkíw, «no tengáis conocimiento del reino», apódosis de una oración condicional eventual -'E& n o i f i q z ~ ...- y donde sería, no ya más «normal», sino, simplemente, más económico y menos abrupto para el sentido de la frase, esperar un futuro: «si no hacéis ..., no alcanzaréis el conocimiento del reino». Pero la elección no es gratuita; es evidente, no sólo por las coincidencias que se producen en el nivel léxico, aunque sean a nivel cuantitativo, sino también por los datos expresados en los trabajos más recientes sobre los Hechos Apócri- fos'", el uso que se hacía de la Biblia en nuestros textos, aunque en distinto grado de unos autores a otros. En el caso de los Hechos de Pedro el evangelista al que se recurre en primera instancia es Juanlol. Respecto al texto que nos afecta, el paralelo claro es Mateo 18,3 -como también lo es ese Apóstol, además de Lucaslo2, para el autor de P y T en 5,12-6,5 a propósito de sus particulares beatitudines (cf. aptdo. 5 del capítulo dedicado al estudio de la parataxis)-; los textos griego y latino son:

' A ~ V Akyo GpSv, k&v CLjl ozpa@f jz~ K a i yEvqoes 615 z& nat¿iía, o6 pfi &ioÉheqz& & i ~ zfiv p a o i k h v zWv o6pavWv.

Amen dico vobis, nisi conversi fueritis et eficiamini sicut pawuli, non intrabitis in regnum caelorum.

(Traducción de la apódosis: « ..., no entráis ... D) Los contenidos de los textos apócrifo y canónico son bastante diferentes, si no en las

apódosis respectivas sí en las prótasis: se postula en el último la conversión y la actuación con la inocencia del niño; en nuestro caso el mensaje es de un fondo más complejo:

'E& pfi not7íoqz~ 7& &CL& C;)G z& &ptoz&p& K a i z& &ptoz&p& cjc z& 6 ~ 5 t & K a i T& &VCO 6IG T& K & T ~ KCXi T& ~ X ~ C C I I T& Epnpooe~v, 06 k.ntp¿k& zfiv

Literalmente, «Si no hacéis la mano derecha izquierda y la izquierda derecha y lo de arriba lo hacéis lo de abajo y lo de detrás lo de delante, no tengáis conocimiento del reino».

Eso sí, aunque los significados sean notablemente diferentes, las estructuras sintácticas son bastante paralelas: en ambos textos griegos tenemos el esquema

99 Schmid, ibidem, 622-623. Sobre el reencuentro en griego helenístico con la negación enfática 06 p7í pueden también verse López Eire, Ático, Koiné y Aticismo, 55 y A. Piiíero-J.Peláez, El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos, Madrid 1995, 179.

Io0 Así G. del Cerro Calderón, El uso de la Biblia en los Hechos Apócrifos de los Apóstoles, tesis doctoral inédita, Málaga curso 1991-92.

'O' Ibidem, 551. 'O' De quien contamos, precisamente, con otro caso de negación enfática: 1,15 ..., ~ a i &vov K&L d ~ e p a o6 pfi &q, ..., texto latino ..., et vinum et siceram non bibet, ... (« ... no

beberá vino ni licor ... »; cf. sobre todo, Lv 10,9, además de Nu 6,3 y 1 Sm 1,ll). Para las citas griegas y latinas del NT seguimos los textos Novum Testamentum Graece post Eberhard et Envin Nestle communiter edidemnt Barbara et Kurt Aland, Johannes Karavidopoulos, Carlo M. Martini et B N C ~ M. Metzger, Stuttgart "1993 y Novum Testamentum Graece er Latine apparatu critico instructum edidit Augustinus Merk S.J., Romae 1°1984. Para las traducciones al español cf. J. Mateos-L. Alonso Schokel, Nuevo Testamento, Madrid '1987.

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prótasis= k&v p) + subjuntivo de aoristo apódosis= o6 pfi + subjuntivo de aoristo,

expresando esta última una prohibición y sin empleo del futuro, cuando el texto latino canónico sí lo hace: non intrabitis (obsérvese también Actus Vercellenses, XXXVIII, 10-13 Si non feceritis ..., non intrauit in regna caelorum).

Los usos del pleonasmo de la negación y de la prohibición en subjuntivo de aoristo, en vez de la apódosis esperable en futuro, se pueden deber, sobre todo el último, tanto a la mayor fuerza que proyecta la prohibición en cuanto «orden negativa» como, sobre todo, al peso del modelo a seguir.

Contamos con otro pleonasmo en negación, pero del tipo «negación compuesta + negación simple», también en Ma Pe X,7-9:

& oGz& 6@8ahpb~ &kv, OUT& 065 $ ~ O ~ O E V , o"ó& Eni Kap¿kXV &v8pónou 06, hÉpq.,

«Lo que ni el ojo vio, ni el oído oyó, tampoco al corazón del hombre entró». Mientras en Ma Pe IX,15 el aparato crítico no ofrece ninguna lectura alternativa, en

esta ocasión A omite 0 6 ~ ; por su parte, el texto latino de Actus Vercellenses XXXIX, 10 presenta una sóla negación:

..., neque in cor hominis pecca<toris> ascendit, ... 2. No encontramos en nuestros textos casos en los que p j suplante a 061°3; todos los

usos revisados resultan «correctos». Respecto a pf sólo queda destacar su empleo junto a formas no personales del verbo -passim-, quizá por encima de lo que es usual aunque sintácticamente admisible.

d ) Sintaxis de las preposiciones

Además de lo señalado a propósito de la sintaxis de los casos, conviene que nos detengamos en los siguientes detalles:

1. La construcción de ~ a z á más acusativo, frecuente en Flavio Josefolo4, en lugar del genitivo simple, aparece de forma muy esporádica en nuestros textos; se podrían rastrear los vestigios de un antiguo genitivo en construcciones como

Ma Pe V,12 ... K ~ L zoC 'Ahpivou 6 q ~ c l v z o ~ z á ~ a z ' a k b v z¿$ 'Aypinnq ..., « ... y tras aclarar Albino su situación a Agripa ... D,

donde, en lugar de z& ~ a z ' a6zbv, podríamos haber encontrado z& kauzoi3, un simple genitivo pertinentivo.

López Eirelo5 señala los antecedentes aristofánicos de ~ a z á más acusativo con valor distributivo, del que disponemos de dos ejemplos en nuestros textos:

P y T 7,3 ~ a z & npóomov, «cara a cara»; Ma Pe II,19-20 ~a0' k ~ á o z q v fipÉpav, «cada día», esto es, «día a día».

'O3 Schmid, Der Atticismus, 623. También puede verse López Eire, Ático, Koiné y Aticismo, 89-91 Schmid, ibidem, 624.

'O5 Ático, Koiné y Aticismo, 55.

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218 ESTUDIOS SOBRE LA LENGUA DE LOS HECHOS AP~CRIFOS DE PEDRO Y PABLO

Los usos de ~ a z á más acusativo traídos a colación, 2 sobre 6 en Ma Pe y 1 sobre 7 en P y T, no representan ningún porcentaje elevado aunque sí un índice de la progresiva caracterización de la lengua de la época.

2. Se produce en la I C O ~ V ~ ~ un descenso acusado en el empleo de la preposición &y@i106, de la que precisamente no encontramos ninguna muestra en nuestros Hechos.

3. Tampoco encontramos casos de nepi o 6nÓ con dativo o n p ó ~ con genitivolo7. 4. La preposición ~ E T & con genitivo partitivo sobrepasa a o6v con dativo instrumen-

ta1'08:

La utilización de o6v con dativo (que en Ma Pe iguala a y & d con genitivo, algo destacable -igual hará Libanio en sus Discursos y Epístolas-), es un verdadero arcaísmo sito en frases hechas del ático coloquial o en textos epigráficos. Por lo que respecta a autores ya «consagrados», observamos que Isócrates no cuenta ni con un sólo ejemplo de o6v, Demóstenes lo emplea en 15 ocasiones frente a las 265 en que usa y & d y Aristófanes desplaza a o6v en favor de aq~élla'~'.

En nuestros textos y ~ ~ á se superpone generalmente a &ya -25 usos de la primera sobre 6 de la segunda-:

Sin embargo, en Ma Pe se prefiere &ya con dativo -5 casos- a ~ E T & o o6v -2 usos ambas preposiciones-. &ya abunda en P y T, pues aparece en 6 ocasiones, pero siempre como adverbio -concretamente en la secuencia &ya p.kv ... &ya 6E X 3-.

5. Se puede considerar un atici~mo"~ el empleo de preposición + adverbio, como en el caso de la estructura E ~ S a6ptov. Contamos, en concreto, con el sintagma P y T 29,6 & i ~ zfiv a6ptov, sobreentendiéndose tras el artículo .t?v la forma fiyÉpav. Estas variaciones suponen ya un paso sobre la construcción ática. El aparato crítico ofrece .cfj kmo6oq fiyÉpq (FH). Por contra, en Ma Pe II,35 tenemos acptov sin más.

'" Cf. n. 104. 'O7 Schmid, Der Atticismus, 624-625. 'Os Schmid, ibidem, 625. Cf. asimismo López Eire, «La lengua», 251. 'O9 López Eire, Ático, Koiné y Aticismo, 91 y 92. ''O Cf. referencia a Schmid n. 108.

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6 . Sólo observamos un ejemplo del <<vulgar»111 ~ a e 6 5 en P y T 19,5, ya estudiado con detenimiento en el apartado «oraciones comparativas» del capítulo dedicado a la hipo- taxis.

7. No encontramos ningún caso de la especialización que se produce en la K O L V ~ ~

para la preposición &vá en el sintagma &Vd pÉoov112. 8. Sí encontramos un caso de empleo de la preposición &vd en la forma &Ve' AV

con el valor de una conjunción causal en Ma Pa VI,8-9, uso reconocido como aticismo por Schmid113 ya que se trata del único valor aceptado como tal por Aristides. El período completo es

O O ~ 6E h a t K ~ K & KCXi p&ydhq ~ ó h a o t ~ , &ehte, &ve' AV Gt~aiov & ~ ~ K C O S E~ÉxE~s, ..., «Sobre ti habrá males sin número y un gran castigo, desgraciado, porque derramaste

injustamente sangre de justos, ... B.

9. Schmid1I4 refiere que la K O ~ V T ~ no conoce el empleo de &nÓ con &i@ O ?lipopat en sentido separativo; por contra, en Ma Pa I,2-3 contamos, justo al comienzo del texto, con la frase

'Hoav 6E neptpÉvovze~ ~ b v IlaGAov kv zfj 'PÓpq Aoz)K&~ &nb raAhtWv ~ a i T izo~ &no Aahpazia5.,

«Lucas, procedente de Galia, y Tito, de Dalmacia, aguardaban a Pablo en Roma». 10. Encontramos algún resto de 616 más genitivo junto a verbos como & O , ~ i p i ,

Ép~opat o &yo, de uso irregular en la ~ o t v 4 y con precedentes en Ar i~ tó te les~~~. En Ma Pe contamos con un ejemplo de Ép~opm, pero acompañado de una forma cuasiadverbial:

III,29 E F ~ 6E Éhhv 6ta zá~ouq ..., «Pero uno, saliendo rápidamente ... D. Hay otros ejemplos más patentes, aunque en el primero tengamos el compuesto npo-

Ép~opat y en el segundo npó-~tpi, sinónimo del anterior: Ma Pe X, 14- 15 ..., o66E yAóooq, 6i' 35 &k@&ta ~ a i @ % O S npoÉp~~zat, ..., « ..., ni con la lengua, a través de la cual avanzan la verdad y la mentira, ... »;

Ibidem X,14-18 ..., &AA.' k~&ívq zfj $ovfj ~6xaptoz6 oot, ..., zq p ~ ) 61' ópyávov o h p a z o ~ npoioijq ...,

« ..., sino que con esta voz te doy las gracias, ..., que no avanza a través de órganos del cuerpo, ... D.

11. Schmid116 señala que los aticistas han hecho casi desaparecer el empleo «vulgar» de E q como preposición de genitivo, siendo pÉ~pt y & ~ p t los responsables de este retroce- so. Nosotros contamos con un uso de la primera en Ma Pa IV,3 Ea2 Bavdzou mientras que de & ~ p t con ninguno; en cambio, de pÉxpt(5) tenemos más muestras:

1 1 ' Schmid, ibidem. I l 2 Schmid, ibidem, 626. I l 3 Ibidem. I l 4 Ibidem.

Ibidem. ' M Ibidem. 628.

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220 ESTUDIOS SOBRE LA LENGUA DE LOS HECHOS AP~CRIFOS DE PEDRO Y PABLO

P y T 27,2 pÉxp.5 o6 efosilizado~ como conjunción temporal; Mn.G 44 p&pt 706 vGv, cuasiadverbio, pero ya Ma Pe I,8 bis pÉ~pt y&p K& z6v i6iov veavio~ov npóo~tm.., «pues incluso hasta a los jóvenes de su casa se acerca.» e Ibidem XI,13 bis-14 ... pÉxpt zfj5 Ént6qpia5 na6hou zfj5 'PÓpp., « ... hasta la llegada de Pablo a Roma.». 12. No encontramos ningún uso ni de n ~ p i más dativo ni de nhfiv con genitivo. Por

otra parte, se nota el retroceso paulatino de npÓ compensado este descenso por el desarrollo de otras preposiciones sinónimas: así, tenemos 11 casos de napá, 30 de PEZ& y 26 de &,óI 17

13. En lo referente al uso de 6zÉp más genitivo en la esfera de n&pi, &v.ti, EvsKa, o 61.6 con acu~ativo"~, sólo contamos en nuestros Hechos con tres casos, concretamente en P y T, que podrían ajustarse al esquema propuesto:

28,3 ..., 'iva &i@pat 6nkp E p U ..., « ..., para que ore por mí ... D; 29,8 ..., 6~Cpo npóosu& 6xEp zoG zÉ~vou pou, ..., « ..., ora por mi hija, ... D; 41,3-4 ..., K C X ~ 7065 & K O ~ O V T C X ~ ~~Tlpt~wvCZt K U ~ 7LpOo&'6@KTeat 6nBp z f j ~

Tpu W h q . , « ..., y quienes escuchaban se fortalecieron y rogaron por Trifena.~. 14. Encontramos un caso de 6nÉp más acusativo con valor local; no hay casos con

valor temporal"': Ma Pe III,l8 ..., K& 6 ~ k p 7065 va065 alhfj5 K& 'C& 0pv 'flppÉvov, ..., « ..., y alzado sobre sus templos y montañas, ... P. 15. No hay casos en nuestros textos de 6nÓ más genitivo con sentido local, pero sí de

esa preposición con acusa t i~o l~~ (el aparato crítico no ofrece alternativa alguna): P y T 35,2-3 ...., K& 6nb z& á v a y ~ á i a a6z6v n~nupopkva oi6ypa 6n&q~cnt,

...> « ..., y aplicaron bajo sus partes unos hierros al rojo vivo ..., D. 16. La construcción de h5 más acusativo, que aparece en Polibio y los aticista~'~', no

aparece en nuestros textos.

e) Sintaxis del período gramatical

1. No hay casos de la denominada constructio ad sensum, cuya aparición señala S ~ h m i d ' ~ ~ como propia de la K O W ~ ~ .

'17 Schmid, ibidem, 629 para todo lo expresado en este último punto. Schmid, ibidem, 630.

'19 Schmid, ibidem; lo emplea Procopio, no con dicho sentido Aristides y Filóstrato. '?O Schmid, ibidem, 630 y 631. "' Schmid, ibidem, 63 1. 12' Ibidem.

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2. Sí encontramos el empleo en forma atributiva del sustantivo, colocado, por lo general, entre el artículo y el sustantivo o bien detrás del sustantivo y precedido del artículo, situación esta última que supone un mayor énfasis y que es la que se presenta en nuestros textos, así en Ma Pe II,20 a propósito del sustantivo p&yo<lZ3, en el sintagma C i p ~ 6E 6 POS

3. A la coordinación mediante el nexo ~ a i y a sus múltiples variantes hipotácticas, aspecto recogido tanto por Schmid como por López EireIz4 a propósito del aticismo, y a la simplificación oracional que supone por oposición a los autores clásicos, ya nos hemos referido con detenimiento en el capítulo dedicado a la parataxis.

4. SchmidlZ5 señala que los aticistas «reaniman» la construcción personal del infinitivo en lugar de la impersonal; nosotros, por contra, disponemos de un sólo caso de esta última, concretamente Ma Pe II,28. 60KÉo aparece en otras dos ocasiones empleado con infinitivo, pero sin introducir oraciones del tipo ya revisado y con los significados de «os pareció bien» -Ma Pa III,9 E ~ o ~ E v - y «opináis» -Ma Pe II,33-.

6) Léxico

Vamos a realizar algunas apreciaciones iniciales: 1. Se emplea &pvÓ~ por &pfiv en la comparación presente en P y T 21,13 " i l k OÉKha 6 5 & p b < kv k p f i p ~ ~ C E ~ I ~ K O X E ? T ~ V XOI~ÉVCI, O ~ O S E K E ~ V ~ ... Se trata del único pasaje de nuestros textos en el que se utiliza dicha palabra. Además

de su significado propio tiene el de «dócil» y ambos se encuentran en el NT, como señala López EireLz6. La imagen del cordero no se aplica directamente a Cristo en nuestros Hechos ya que, de aparacer, no lo hace como personaje sino como punto de referencia, como modelo a seguir o como invocación. En P y T 21,13 encontramos aplicado aquel sustantivo a uno de los personajes principales, Tecla. El significado «cordero» es patente en la comparación, pero los semas «mansedumbre», «sumisión» y «obediencia al pastor», Pablo (21,13-14 ..., O $ T ~ É K E ~ V ~ T ~ V lJaGhov Erfim.), también se hallan presentes. La comparación es quizá más «hebraica» que «griega», es decir, mucho más en la línea del lenguaje figurado e incluso de la iconografía cristianos primitivos (recordemos que en los evangelios y otros textos afines el discurso es pródigo en comparaciones, parábolas y otros tipos de exempla), pero a la vez encaja perfectamente en la tradición comparativa que, en la literatura griega, parte de Homero.

2. Tenemos casos en los que el adjetivo &O<, -a, -OV se utiliza en lugar del posesivo127:

i23 Schmid, ibidem, 632, propone como ejemplo, además de &o5 o ~ p ~ z i h q 5 , palabra que aparece en todos nuestros escritos menos en Mn.G, pero nunca en la posición especial que señalamos.

Il4 Schrnid, ibidem y López Eire, «La lengua», 253-256. '" Ibidem. ""rico, Koiné y Aticismo, 16. 12' López Eire, Ático, Koiné y Aticismo, 35-36.

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Mn.G 13 ..: ~ a i n;&vz&< ~az&h&ppavov z& i 6 t a a6z6v Gylq, ..., << ...; y todos recobraban su propia santidad, ... D -obsérvese el pleonasmo i 6 t a +

a6z6v-; Ma Pe V,9- 10 ..., K W ~ &v6pe< z6v i6iov ~ U V ~ L K ~ V z&< K O ~ T ~ < kp~$3t<ov ..., << ..., y los maridos se apartaban de los lechos de sus propias esposas ... D; Ibidem VIII,17 &n;oh&p~ze: o& o i< koztv 'ihov. «Así pues tomadlo -s.e. el cuerpo (zb o o p a ) para dárselo- a quienes les pertene-

ce.»; Ibidem XI,17 -quizá el ejemplo más c l a r w ..., i 6 i a t ~ ~ & p & v Kae&hhV a6zbv

. . . >

<< ..., cogiéndolo con sus propias manos ... B; Ibidem XI,4 ..., kv z@ i6 iq a6zoC p v q p ~ i q ..., << ..., en su propia tumba ... D -cf. supra Mn.G 13-; Ibidem XI,6-7 M & p ~ & h k , f i icO~oCX< TOC ~ v p i o v ?&yovzo<. "A@&T& 706~

v & K ~ o ~ < 8&7C~&oeat 6x6 T ~ V i6iov V E K ~ ~ V ; , «Marcelo, ¿escuchaste que el Señor decía: Dejad que los muertos sean enterrados

por sus propios muertos?».

E) Conclusión del análisis léxico-gramatical

Debido a la amplitud de este capítulo, resumimos las conclusiones que se derivan hasta el momento. A partir de los datos de índole gramatical expuestos más arriba, que apoyaremos con los de carácter léxico que veremos a continuación, a pesar de la conserva- ción casi intacta, por poner un ejemplo, de constnicciones como la oración de infinitiuus cum accusatiuo, observamos por contra el ascenso paulatino de otras estructuras paralelas, como es el empleo de la subordinada sustantiva con 671, que no gozaban de tanta populari- dad en la época de mayor esplendor de la lengua ática. Hay pequeños rasgos o pautas áticas, pero no se trata de la tónica general: el aticismo no conforma en el plano gramatical dentro de nuestros Hechos una estructura homogénea, sino que simplemente nos hallamos de nuevo ante una época de evolución en la lengua griega, de ruptura o revisión de esquemas grama- ticales antiguos, nunca de ese <<vulgarismo» que predica Schmid hasta la saciedad. A su vez, se mantienen de forma natural giros que podrían resultar complejos pero que eran inherentes en unos autores cuya formación era de suponer, si no erudita, al menos culturalmente íntegra -ya hemos aludido al gran conocimiento que de las Sagradas Escrituras poseían y a los puntos de contacto a nivel léxico con otros autores coetáneos-; el que los textos apócrifos cumplieran la función de completar y clarificar las lagunas que a propósito de Jesús no habían podido colmar de manera suficiente los textos canónicos128, aseguraba - c o m o se observa por ejemplo hoy día en el creciente interés que las enseñanzas y mensajes alternati- vos de Jesús despiertan no sólo en el estudioso sino también en el gran públicc- una segura

'" Como señala A. Pifiero en el epílogo de su historia novelada de la vida menos conocida de Jesús, basada por completo en textos apócrifos y canónicos, El otro Jesús, Córdoba 1993, 179.

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audiencia o lectura entre todas las clases sociales, muchos de cuyos componentes no podían, por su escasa formación, percatarse de demasiados malabarismos gramaticales. Esta cir- cunstancia forzaba a los autores de nuestros textos al manejo de un nivel de lengua equili- brado con marcadas coincidencias con el popular.

No nos mostramos partidarios, como anticipábamos al comienzo de este capítulo, de divisiones tajantes del tipo aasianismo vs. aticismo» -ya explicamos que hay un punto en el que ambos movimientos se cruzan- o «lengua culta, griego clásico vs. lengua popular, griego decadente o degenerado»'29, sino que simplemente llamamos la atención sobre la evolución que se manifiesta en todo estrato lingüístico.

3. RELACIÓN ALFABÉTICA DE TÉRMINOS QUE APARECEN EN LOS DIFEREN- TES LÉXICOS ATICISTAS

Antes de entrar a examinar alfabéticamente los aticismos a nivel léxico detectados en nuestros Hechos, vamos a observar los coincidentes con las listas que propone SchmidI3O:

P y T: *Presentes en Plutarco pero ausentes en el NT: &pos Ocywvtáw á3Lhws &~6ptKÓ< a x a ~ q hós E~nhqcts xeptxhk~o noOÉw o~Éxq oogapós ouvopáw @opko *Presentes sólo en Luciano: 6tCXKCth Bepaxatviq K € ~ L ~ K O Z É W

*Sólo en Filóstrato:

xsptxaplís

IT9 De nuevo desgraciado calificativo empleado esta vez por M.E. Thrall, Greek Particles in the New Testament. Leiden 1962, recogido en sentido crítico por López Eire, Ático, Koiné y Aticismo, 1 1 .

I3O Der Atticismus, 635-647; Schmid no añade nota alguna respecto al significado de estas formas.

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Mn.G: *Presentes en Plutarco pero ausentes en el NT: ñoeÉo @oPÉw "Presentes sólo en Luciano: o u y ~ a e ~ 6 8 o Ma Pa: *Presentes en Plutarco pero ausentes en el NT: aS&A@ós ouvopáo *Sólo en Aristides: uno,,,, Ma Pe: "Presentes en Plutarco pero ausentes en el NT: áhhos ~W&,fl k ~ @ a í v o km Gqpía ñávu @oPÉw "Presentes sólo en Luciano: knt2q ~ É w Entramos ahora sí de lleno en la relación alfabética de términos presentes en los

diversos léxicos aticistas a que aludimos en la introducción a este capítulo. Incluimos la cita del léxico en cuestión y un comentario referente al empleo de cada forma en nuestros textos. Al final de este análisis estableceremos una lista porcentual comparativa sobre el uso de aticismos a nivel léxico y señalaremos las conclusiones a que se puede llegar.

(NOTA BENE: entre corchetes -[ 1- figuran aquellos textos en los que aparecen formas que, aunque no poseen valor como aticismos ni validez para el cómputo final, pueden resultar de interés para la comparación.)

- 6 y ~ u h 0 ~ : (P y T): Paus.Gr., 17.(-)= &yic6hova E n t ~ a p n É ~ , o~p&PhÓv, ~ x o ~ ~ Ó v ,

~ X L K E K ~ ~ G ~ É V O V .

En nuestro texto tiene el significado de «estevado», «de piernas torcidas», aclarado gracias a la adición a continuación del dativo de relación ~ v f l p a t ~ .

-ayopáyo: (P y T): Antiat., 78= 'Ayopáoat, &vh 20.u hvfioaoeat, 0 8 ~ k d 20C kv &yop@

S ~ ~ T ~ ~ P E L V . A ~ ~ O O ~ É V ~ S ~ a ~ a ' A ~ L ~ T O ~ & ~ T O V O S .

Siempre aparece en el texto - e n tres ocasiones- con el significado de «comprar». -&9hto<: (Ma Pa): Moer., 43= "ABhto<, 'AzT~KOG. &wxfls 'Ehhqvt~WC ~ a i KOIVOS.

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En la única ocasión en la que aperece tiene el significado de «desgraciado». Pólux, III,16, también señala este adjetivo como sinónimo de ~a~o6chpwv, .tamvÓ<, k t ~ Ó q , etc.

-aizÉo: (P y T): Antiat., 81= Aizslv K& aiz&?oeat Gta@Ép&t. ... aiz&loeat y&p Oqot

zbv &no6i6ovza, zbv 6E yfj &no6óoovza aiz&?v. De entre las dos formas utilizadas, 27,l Gzfioazo y Mn.G 21 aizfioa, sólo la

primera, aoristo medio, se ajusta al sentido de «implorar» a quien es capaz de conceder algo, en nuestro caso un gobernador; en el segundo caso, el futuro activo no se adecúa al sentido de la glosa, ya que la diosa Ártemis es capaz, como diosa que es, de otorgar cualquier cosa.

-&~ohoueÉo: (P y T): Phryn., CCCXXXI= Tbv naS6a zbv & ~ o h o u ~ o ~ v z a y&z' a6zoc ..:

E~pqv 6E oikco< &in&?v, zbv & ~ o h o u e o ~ v z a sin@ pqzÉov 6k &~ohoue&lv a6zG. (Ma Pe): Phryn., idem. De entre las cuatro ocasiones en que aparece (2 en P y T y otras 2 en Ma Pe), sólo en

Ma Pe II,29 aparece con acusativo: zaCza 6E n h z a 6 lIÉ~po< &~ohouehv ..., «pero todo esto Pedro lo seguía ... ».

-&hío~oyat: (P y T): Moer., 164="Hho K& &&ha, ' A z z t ~ h ~ . Éh?@q, 'Ehhqvt~hq. En el texto se presenta la forma káhmat, aceptada por Tischendorf de acuerdo con

los manuscritos A y F; por contra, B y G presentan &&Lo. -&pa (y Opou): (P y T); Paus.Gr., 79.(42)= & y a ~ p o v i ~ ó v . 6pou- xpovt~bv K& zoni~óv. En P y T la distribución es la propuesta: &ya aparece en 7 ocasiones -6 como

adverbio y 1 como preposición- indicando tiempo -«a la vez que», «al mismo tiempo que»-, mientras en 32,7 6pou tiene valor local -«al lado»-; en Ma Pe también aparece &ya en cuatro ocasiones, pero siempre como preposición indicando compañía.

-&yvós: (P y T): Ael.Dion., 99.(-)= &pvÓq npÓpa.tov pÉoov zfiv fihKiav, KC& áyvq zb

eflhu. TP&?< ~ & p f ih t~ ia t . &p4v, &pvÓ<, &pv&tÓ<. (P y T): Paus.Gr., 89.(-)= &pvÓv. zbv kvtaktov ápva ... (P y T): Pollux VII,184= KCXi npofiázwv f i h t ~ i m ' T ~ V pkv &nb yovflq &cot<

áv yoo~iov, zbv 6E E ~ O V ápva, d z a &pvÓv, &za &pv&tóv, ..., d z a htnoyvchpova. Respecto a esta palabra ya hamos hablado acerca de su uso con el significado de

«cordero» alusivo a la sumisión de Tecla. Todos los léxicos aticistas recogen &pfiv, pero &pvÓ< es un vocablo de un significado más específico; además, mientras la primera palabra aparece en el NT sólo en una ocasión, concretamente en Lucas, &pvÓ< lo hace, además de en los LXX, también en el NT: 2 veces en Juan, 1 en Hechos y 1 en la la Epístola de Pedro, es decir, es el término más utilizado en los escritos canónicos131.

" R. Morgenthaler, Statistik des neutestamentlichen Wortschatzes, Frankfurt am Main 1958, 71 y 78.

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-&valCp&@: (P y T): Moer., 59= ' A v a ~ p a y s v , 'Azzt~O<. h a $ o v 4 o a t , ' E h h q v t ~ Q . (P y T): Orus B20= h é i c p a y w O ~ K h s ~ p a 6 y a o ~ ~ . ~ a i c h a ~ p a y ~ i v ~ a i

návza z& opota oGzo<. ha$ovÉo , ((llamar en voz alta», no aparece nunca en nuestros textos; sí lo hace

h a ~ p á t ; w en 4 ocasiones en P y T, las dos primeras bajo la forma ~ É ~ p a y ~ v , mientras que en las dos restantes aparecen h É i c p a @ ~ ~ y w é ~ p & ~ con lo que se rompe la uniformidad introduciéndose el aoristo sigmático. El aparato crítico sustituye héicpakav por h É ~ p a y o v (C) o por E~p&av (FH) y h É ~ p a @ también por el simple É~pak&v

(BE). -&vÉxo: (P y T): Moer., 162= 'HvÉoxt~o, 'A~TLKOS. ~ É ~ X E T O , 'EXhqvt~O<. Es precisamente la forma ~ V É ~ X E Z O la que aparece en nuestro texto. Sobre el aumen-

to en los verbos compuestos de preposición ya nos expresamos supra. - h i o z q p t : (P y T): Phryn., CXXXII= 'Aviozazo hEy~ K& p4 ? ~ ~ U X Z O .

La glosa de Frínico se refiere de nuevo al empleo del aumento en los verbos com- puestos, cuestión que no nos afecta, ya que sólo contamos en P y T con el presente [14,5-61 h t o z á p ~ 8 a (aunque el aparato crítico propone el aoristo h É o z q p ~ v G) y el participio h a o z á ~ en 24,8 y 41,4.

-choiyo: (P y T): Ael.Dion., 143.(-)= h o i y & t lCai ho iyvuo t - 6 ~ x 6 ~ . (Mn.G): Ael.Dion., idem. Las formas de este verbo con que contamos podrían corresponder tanto a una

formación temática como atemática -sobre la conversión de verbos en -pt en verbos en -o, cf. supra, lo mismo que para los datos que ofrecemos a continuación-; la única diferencia es que corresponden a desarrollos y épocas diferentes: P y T 18,9 h o t y d o q ~ deriva del aoristo tardío fivoimv, presente en el NT; Mn.G 28 f l v o t ~ ~ v presenta también aumento en la vocal del preverbio, por lo que puede ser más tardío que chÉq5a; Mn.G 47 ? p É q ~ z a t es un perfecto medio-pasivo tardío -lo mismo que flvotypat- y, por último, Mn.G 49 &v&q@&?oan, deriva de la formación tradicional de aoristo pasivo hec$x8qv pero es hipercorrecta al presentar aumento -q- para una forma no personal.

-&Cto<: (Ma Pe): Hdn., 41 l="AQov Akyouotv oi 'ATTLKKO~ ~ a i fip&i< (JVVT$%O<, o b v ,

&@o< hÓyou & k t o ~ knaivou. fl611 6E ~ a i k& huotz&hoG<, &ov zb, &@ov hp iapqv , h d zoC ~ 6 o v o v .

Con el valor señalado de «digno» sólo contamos con Ma Pe III,5, precisamente determinado por un complemento en genitivo: &Sta 8eoG koztv, «si es digna de Dios».

-anavzáw: (P y T): Phryn., CCLIV= Z u v ~ v z ~ z o K& chlívz~zo m o q z t ~ á . xpfi o& &mívzqoe

hEy~tv ~ a i ouv~vzqoe . (P y T): Orus B27= & n a v z b K& ouvavz&v, Ahyouot h ~ a z É p o c

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Por lo que respecta, concretamente, al texto de Frínico, el aoristo activo se encuentra atestiguado en 39,l pero en forma de infinitivo, h a v ~ f i o a t , con lo que no podemos comprobar la correcta formación del aumento.

-&?ToKP~vo: (P y T): Phryn., LXXXVI= 'AnoKpt&ivat ... Ei6@ o6v 20620 b'd $3 206

&no606vat ~ f i v Epkqotv 20 áno~pívaoeat Gye, Ed 6E 706 Gtaxwpto&ivat, ~b &noKptefivat.

En las dos ocasiones en que aparece dicho verbo lo hace en voz media, en forma de participio de presente medio, &no~ptvopÉvq y &no~ptvopÉvq<, y con el sentido de «con- testar)).

-&nóhhupt: (P y T): Ael.Dion., 160.(-)= &nohh6&tv K& &nohh6vat, ... 6~226< Myouotv. (P y T): Pollux V,170= &BÉ(kxtov, ... $f3apzÓv, ... 8vq'cÓv, ... &nohhup6vov ... (Ma Pe): Ael.Dion., idem. (Ma Pe): Pollux, idem. De nuevo nos encontramos con la dualidad «verbos temáticos-verbos atemáticos)),

reseñada con detenimiento en su lugar. En los textos citados disponemos de formas como Ma Pe &nohh6-&tv y P y T &nohh-pÉvq - e l participio lo atestigua, como observamos, Pólux-.

-&pyupo6<: (P y T): Phryn., CLXXXIII= Xpzjoea, &py6pea, x á h ~ ~ a , ~ u á v s a , zaGza,

' I a ~ a Gtatpoúp~va. xpfi o6v G y m xpuoa, apyupa, ~uu.v6 zbv &zztdt;ovza. Xpuo06~ Gy&. 7b xp60&0< ' Ia~óv . ChX62~< KCd &pyup06< &hh& pfi &pyGpeoq xah~oU<, ~uavoU< ~ a i ~a 6pota.

(P y T): Pollux V I I , l ~ = &pppí@of3at 66, &yupí6&< &iáhat, KCXi C T K E ~ O S

&pyupo.Uv. Se trata de la presencia o no de contracción: mientras en P y T 18,lO disponemos de

la forma contracta &pyupoGv aplicada a ~ á ~ o m p o v , en Ma Pe 1,8 tenemos &pyvp6q aplicado a o~&6&1. '~~ .

-&onát;o: (P y T): Orus A15= ~b &onát;eo@at K& b &onaopbc páhtoza ~ f i v &yáqotv

mi $tho$poo6vqv 6qhoS. xphvmt 6E ~ a i E& ~ p a y o p ~ 6 ~ t v . Con el sentido de «dar un saludo cariñoso» lo encontrarnos en el siguiente pasaje de

P y T: 4,5-6 'H@G OUK Eopkv 206 ~UiLOy~pÉvov, 0x1 f i p & ~ OUK + m k m O~TWC,;,

«¿No pertenecemos también nosotros al Bendito, como para que no nos saludes de igual forma?)).

-&ox&pov6w: (Ma Pe): Antiat., 83= 'Aoxqpovfjoon. E6pt&&q< ' E K ~ B ~ ... C~pámtq 'I$tyÉpov~t.

'3Z Para una consideración en conjunto de los jonismos presentes en nuestros textos, cf. apartado ad hoc.

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En nuestro texto posee el sentido de «hacer el ridículo», si no cercano, al menos derivado del que poseía antes en el texto de E~rípides '~~:

Hécuba, 407 &o~qpovfloaí 7' EK VÉOV ~ ~ ~ X ~ O V O G

onaoeeic, ... donde & o ~ q p o v b tiene el significado de «verse en una situación ignominiosa».

-&$atpÉo: (P y T): Orus A16= a) &$E~~ETo, OBK &$&ihazo, ...

b) & $ E ~ ~ E T O ~ a i z& 6pota 6th zoíi E, ... (P y T): Phryn., CXVI= 'A$~ihazo 6oot 6th 20% a AÉyouotv & o ~ ~ p o v o í i o t ,

6Éov 6t& zoíi E hÉy&tv, &$&ikzo. K a i á$&thópqv &ES ~ É ~ E L V 6t& zoíi O, &hh& pq 6t& zoC a .

En 26,7 contamos precisamente con la forma de aoristo &@&ih-&-zo; el aparato crítico no ofrece lecturas alternativas.

-Páhhw: (P y T): Ael.Dion., 3.(363)= Pdh3LEtv. zpia o q p d v a - zb npÓ&oOat, zb PSy~at,

70 zpcoout. En las ocasiones en que aparece en nuestro texto, posee los significados de «arrojar»,

«lanzar», «tirar», todos cercanos al de (jinzw. -paciíhtooa: (P y T): Ael.Dion., 5.(91)= Paoiba ~ a i paoihtooa. 'Azzt~¿i3~ <S~vo@v

O ~ K O V O ~ K ~ ) . (9,15)>. MÉvwGpo~ 6k (frg. 652 a Ko.) Badhvvav hÉyEt. (P y T): Antiat., 84= 'Ah~c t io~ hvup$kt , 'Aptozoz6kq~ 'Op&pt~o^t~ h o f i p a a v . (P y T): Pollux VIII,90= 6 6 ~ paot3LEu~ ... d p ~ GB ovvot~oíioav aBz@ paáhtooav

Kahoíiotv. La forma Paoika, «reina», «princesa», no está atestiguada en nuestros textos pero

sí su sinónimo paoihtooa, siempre aplicado al nombre propio Tp6$a~va. -ptá<o: (P y T): Moer., 98= Biáoaoem, ' A ~ T L K ~ G . $€kSpat, 'Ehhqvt~Q. (P y T): Antiat., 86= Biáoat- &vd 70% ptáoaoeat 'Ah~aSoq EPiao~ pou zr\v

y u v a i ~ a . (P y T): Pollux I,219= napaQÉpovzq 6E zbv zpá~qhov ~ a i n u n & 6iaoeiovzq

Ptá<ovzq K& ánoo~iovzat. IV,25= ... ioxCoat, ..., ptáoaoeat, ... V1,132= 8s i q h v pkv zb PtáoaoOat, zO 6' E&cazfioat oo$iav o i~za t . (Ma Pe): Moer., idem. (Ma Pe): Antiat., idem. (Ma Pe): Pollux, idem. En P y T 26,3 y 26,4 tenemos la forma ptáoq, y en Ma Pe VIII,3, PtáLopat; sin

embargo, también se utiliza en dos ocasiones $B~ipo en P y T 44,2 y Mn.G 24, precisamen-

13' Seguimos la edición Euripidis Fubulae edidit J . Diggle, 1, Oxford 1984.

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te en la forma de infinitivo $B&Spat y con el significado de «perder», «corromper», cercano al de Ptá@o, lo que demuestra su convivencia.

-píos: (Mn.G): Pollux VI,196= O h i a , ~hí jpoc , ~ z í j o t ~ , n&pto~)oia, nhoUzo~, Pío<,

xp+aza, ... En Mn.G 8-9 tenemos la expresión ..: K U ~ 7T0hh& kc CtIh6~ &~C&T~@VTO TC$ Pío ..., « ...; y muchas de entre ellas se apartaron del culto al mundo ... »,

donde la forma Pioc puede ser sinónimo de «riqueza», tal como refiere la expresión del 'Ovopaozz KÓV.

- y&vváw: (P y T): Antiat., 87= r ~ v v í j o a t E d 706 ZEKESV zfiv yuvaS~a . (P y T): Pollux II,6= onkpya, onopá. ondpat , cipóom, ~azahaP&Sv zb

o d p p a , 6no6k&o0at, ~ u í j o a t , y~vvíjoat , TEKESV. (Ma Pe): Antiat., idem. (Ma Pe): Pollux, idem. En nuestros textos tenemos P y T [1,4 bis] &vvf@l, «nació» y Ma Pe 1,7 y&wqOESoa,

«una vez nacida», significados que se adecúan a los expresados por los léxicos aticistas. Pólux parece recopilar términos sinónimos sobre los nacimientos procedentes de la tierra y de la mujer.

-yí(y)voyat: (P y T): Phryn., LXXXVII= r ~ v q e í j v a t n a p a 'Emxápyq ~ a i Eo2t Aóptov.

&hh' 6 'Azzt~i<wv yvÉoeat kykzo. (P y T): Pollux VI,114= yivszat, $6&zat, &va$ú&~at , y&vv6~at , on&ip&zat, ...,

@j ... (Ma Pa): Phryn., idem. (Ma Pe): Phryn., idem. (Ma Pe): Pollux, idem. Comencemos con la referencia de Pólux, quien ya señala para esta forma verbal el

paso de yi-p-opat a 6-V-opat -para su estudio nos remitimos al apartado fonético-. De otra parte, aunque encontramos formas como P y T 1,3 Ey~vfieqoav, el aoristo

predominante es ky~vóyqv; así, computando todos los tiempos y modos tenemos: P y T: 5,10 VETO, 14,5 y~vkoeat , 30,3 kykv~zo, 32,6 ÉyÉvezÓ. Ma Pa: I,5 kykv~zo, I,7 y&vÉoe~xt, BI,3 ~ E V Ó ~ E V O ~ , IV,8 ~ E V O ~ É V ~ ~ . Ma Pe: 111, 6 bis ~ w Ó ~ E v o ~ .

-yvopil;w: (Ma Pe): Orus A25= ... K a i yvopioat zb ouozíjoat K& xoiqoat yvóptyov. (Ma Pe): Antiat., 87= n o p i o a t . &mi zoU EzÉpq yvóptya notqoat. (Ma Pe): Pollux IV,8= ... yvkvat, yvopíoat, O~opijoat, ..., y, más cercano al

significado que nos interesa, VI,207= K ~ L .td &napky$aza 6 q W m E~(~fjvat , oa$qvioat, yvopioat, ...

Con el significado de «hacer conocer» sólo se presenta Ma Pe X,12 yvopioavzoc en una ocasión, valor que es acorde con el expresado en los léxicos citados.

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-ypavc: (Mn.G): Moer. 102= TpavS, nhqQuvzt~W~, 'ATTLK@. ypaiac 'Eh3Lqvt~@. (Mn.G): Pollux II,18= (a propósito de las edades de la mujer) ..., 7cpbc y q p q

bknouoa, ypak,, ~ a i 'Ioaloc, (frg. 151 Tur) ppatzbpa, ypa?a, ... IV,150-151 = (a propósito del rostro femenino a lo largo de las diferentes edades) z&

6E yuvat~Wv npóowna Etq z o t a k a - yp@tov ioxvbv fi 3Lu~aivtov, ypai7~ nax&?a, ... " i l E n a ~ ~ l a ypavc ...

Sólo en Mn.G 32 se presenta esta palabra. Bastantes autores que estudiamos en nuestro análisis externo la emplean aproximadamente en la misma época: la hallamos en papiros, en los novelistas Caritón y Heliodoro, y, además, en Plutarco, Epicteto, Luciano, Marco Aurelio, el Corpus Hippocraticum tardío, Apolonio Díscolo y Herodiano el gramático.

-S&? : (P y T): Hdn., 425= Tb n p o o f i ~ ~ , zb E~pqv, zb É ~ E L 7capsAqhQÓzoc,- zb

~CPOGT~KEL zb ~ p r \ , 2b ES &ni kv~oz¿ho~. De acuerdo con la nota que figura en la misma página que la cita de Herodiano,

donde se afirma ((Recte Herodianus distinguit, quae saepe confundi solenb, no se deben confundir las acciones de pasado y las de presente. En P y T 9,3-4, tras recogerse el efecto de la enseñanza de Pablo sobre mujeres y niños, se enuncia una especie de máxima atemporal, cifrada en presente gramatical pero válida para cualquier tiempo, que engloba dos principios básicos en el mensaje de este y otros apócrifos: uno de carácter general, la creencia en un sólo Dios que predicaba la naciente iglesia cristiana primitiva en contra de cultos paganos y herejías, y otro más particular y acorde con el carácter encratita que ya hemos señalado para nuestros textos, vivir de acuerdo con la continencia:

..., 616ao~opÉvot nap' a6zo.U 6zt A&?, Oqoiv, Eva ~ a i póvov Q&bv $oBe?oQat K& <fiv &')de.

« ..., y de él aprenden que conviene, afirma, temer a un único y solo Dios y vivir de manera casta)).

-6Éop1.o~: (Ma Pa): Antiat., 90= Abopov. 06 ~ Ó V O V &&(~p&qv.

Mientras la última de las dos formas no aparece en ningún texto, 6Éop~oc sí lo hace en VI,I 1 con el significado de «prisionero».

-6~Gpo: (P y T): Antiat., 88= A&Cpo. &vh zoC Ep~ou. l-Ih&~ov nohtz~iac zpizq. En los tres casos en los que aparece este adverbio, precisamente está sustituyendo a

un imperativo como ~ Q L o el propuesto Ep~ou. -6Éw: (P y T): Moer., 113= AÉo, 'AZZLK@. 6&opO, 'EAA~v~KWS. (P y T): Pollux VIII,71-72= &no 6E 6~opoU Gqoat, ... 6É6&oQm, ... 6ñv, ~aza6EZv,

... A ~ t v á p ~ o c (p 340. 15 Tur) 62 K& 6oGoav zr\v G~op~ozjoav, A i o ~ i v q c (?) 6E E ~ E ~ É ~ E Q ~ .

(Ma Pa): Moer., idem. (Ma Pa): Pollux, idem.

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Aunque en nuestros textos tenemos palabras del mismo lexema que el verbo 6~opO, como la ya mencionada Ma Pa VI,l 1 GÉopto~ o P y T 19,5 6eopmqpiov, aquella forma no aparece en nuestros Hechos, a diferencia de 6Éa, que lo hace en 7 casiones, concretamente 4 participios -P y T 9,5 8&6&pÉvq, 35,5 bis idem; Ma Pa III,6 ~ E ~ E ~ É V O C , 1112 ¿k¿kpÉvou<-, un aoristo activo -P y T 35,l É6qoav- y dos formas de aoristo pasivo -1bidem 17,5 infinitivo 6~87jvat y Ma Pa III,9 participio 6&0&í.~-.

-6fipLos: (Ma Pe): Hdn., 435= BaoavtoxT)< p h , 6 kni ~ f & ~CXGÓXOV Aqpóicotvo~ 6E 6

ozpephOv icai paoavi<av- Afip~05 6E, 6 &náyav TT)V kni 0 a ~ á ~ q . (Ma Pe): Pollux VIII,71= 6 6E napahapBÓXcov 2065 ha tpop&ou~ icah&T~at

6fipt05, ... IX,19= &no Gfipav 8' &v 6 q ~&~hEpÉvo< K& 6 6fipt05 K& 6 ¿ ? ~ ~ Ó K O L V O C ... El nombre del «ejecutor público» o «verdugo» sólo aparace en Ma Pe VIII,12; sin

embargo, por lo que respecta a los autores que estudiamos en nuestro análisis externo, se constata que se trata de una forma relativamente frecuente, ya que se presenta en papiros, inscripciones, dentro de la literatura cristiana de la época en los LXX, en el ámbito de la novela en Caritón, Aquiles Tacio, Heliodoro y en los papiros novelescos y, además, en Havio Josefo, Plutarco y Luciano.

-6ta@&ipo: (P y T): Phryn., CXXxVI= zb y&p 6ik@eops, 6tÉ@e&tp~v. Precisamente las dos formas que aparecen para este verbo, concretamente en 15,lO y

1513, son las de aoristo 6tk@&tpa5 y 6tÉ@8etp~v. -6 t6áo~aho~: (P y T): Orus A28= a) 6t&icahov hÉyn 6 Zbhv, o6 icamm4v 068 M m d l v .

b) 6t6áo~ah05' 06 K C & ~ ~ ' T T ) V k~zÉov. (P y T): Pollux IV,41= Xo@tozfic, 6t6áo~aho5, nat6euzfi~, ... Sólo aparece en una ocasión, concretamente 44,8, y no se emplea ningún sinónimo.

Resulta curioso observar la cita propuesta por Pólux en la que oo@tozfic se equipara a la palabra en la que nos centramos, 6t6áoicaho<, todo ello en pleno S. 11 d.C. -recordemos que en el año 178 de nuestra era aquél desempeña el ejercicio de la cátedra de sofística de la Universidad de Atenas (cf. supra )- y con pleno conocimiento de la actividad del movimiento sofístico y el descrédito que se granjeó tanto la escuela como el simple apelativo; quizá se trata de un intento por recuperar el primitivo valor de oo@toní~, de acuerdo con el espíritu aticista.

-6t6áo~a: (Ma Pe): Hdn., 425= At6áCaoOat K& 6t6átat Gta@Épet. ~0620 y&p k o ~ t d

61' Bau~oíi. ~ K E ~ V O 6E, 20 61' ~ É ~ o z ) , ... (Ma Pe): Pollux IV,27= ouppouheGoat, napatvkoat, dqqydoaoeat,

eioqriíoaoeat, 6t6á5a1, neToat, ..., 6Óypa ouve~Tvat, ... En la cita de Herodiano se establece una diferencia entre los valores de las voces

media y activa -recordemos, como hemos mencionado en su lugar, que esta última va ganando terreno sobre la primera-; la forma que aparece en nuestro texto es E6i6aCev (1V,23), posee un complemento directo, 6p¿i~, sobre el que recae la acción del verbo ejecutada por el sujeto 6 Xptoztavb5 ~ K E ~ V O ~ .

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232 ESTUDIOS SOBRE LA LENGUA DE LOS HECHOS APÓCRIFOS DE PEDRO Y PABLO

-66vapm: (P y T): Phryn., CCCXXXVII= A6vqe k&v pkv zoCzo 6 n o z a ~ z i ~ b v 9, k&v

66vopa1, Eav 6ZIVq, 6 ~ 0 % l k y ~ z a t . k&v 6E Ó p t o z t ~ O ~ 7tQQ 715, 66vq z o k o ~ p á { m , 0 . j ~ 6 p O ~ ixv zt0~í-q- ~ p f i y&p hÉy~tv 66vaoat zoCzo np&{at.

(Ma Pe): Phryn., idem. Tenemos en nuestros textos dos ejemplos concretos de la construcción propuesta

como «conveniente» por Frínico para la segunda persona del singular del presente de indicativo de 66vapat:

P y T 43,3 66vaoat n t o z ~ 6 o a t Ma Pe 12,2 66vaoat ... ~ L Ó K E ~ V 4 anohA6~tv, pero en esta ocasión sin infinitivo

de aoristo. -Ea+: (P y T): Hdn., 393= ... z@ 6E 'E&, 70 67coza~z t~bv póvov. k&v E'ino, ~d k&v

n p a c ~ . (Mn.G): Hdn., idem. (Ma Pa): Hdn., idem. (Ma Pe): Hdn., idem. El uso generalizado de káv con subjuntivo es casi total; de las 15 veces en que

aparece dicha partícula moda1 en nuestros textos, sólo en Mn.G 33 se articula con un presente de indicativo, lo que supone un uso conforme al ático en el 93,33% de los casos. De otra parte, de los 14 subjuntivos son de aoristo 10 (71,42%), lo que demuestra, como ya indicamos en su lugar, la tremenda extensión de este tipo de subjuntivo, que es, además, el que se propone en la glosa: &no, npá{o.

-É6o: (P y T): véase koeío. -&i: (P y T): Hdn., 393= ... z@ "Ozt ~ a i z@ Ei, zb .te: Optozt~bv ~ a i zb EGKZ~KOV.

... (Mn.G): Hdn., idem. (Ma Pa): Hdn., idem. (Ma Pe): Hdn., idem. (Ma Pe): Orus A39= & pfi zt. "'Lt zoC nhfiv ... Antes de entrar a estudiar ~ i , Fnnico se ha referido a que otras conjunciones, a

diferencia, por ejemplo, de la estudiada con anterioridad, kch, presentan dualidad en cuanto al modo verbal, como es el caso de lva , que veremos más adelante, o de ~ i , que puede articularse con indicativo u optativo. Este último modo queda desterrado de nuestros He- chos, y, por lo que respecta al indicativo, de las 14 veces en que & aparece en nuestros textos, concretamente en 11 (lo que supone una proporción del 78,57%) lo hace acompañada de dicho modo.

Por lo que se refiere a la confrontación de la cita de Oro con nuestros textos, tenemos dos ejemplos ilustrativos en Ma Pe I,8 Ei pfi ~ Ó V O ~ S X~I@OLS, <<a no ser de oro», e Ibidem X,5 ~i p?l p ó v o ~ o6, «a no ser tú».

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-E@: (P y T): Phryn., CXXX= "Hpqv, ~i ~ a i ~ 6 p P i o ~ ~ z a t n a p a 20S5 & p p i o q , OUK

kp& &AA' qv ky6. (Mn.G): Phryn., idem. (Ma Pa): Phryn., idem. (Ma Pe): Phryn., idem. La forma de primera persona del singular del imperfecto de indicativo qpqv, presen-

te en los LXX y en el NT -Mt 23,30, con antecedentes en los manuscritos de Lisias VIL34 y en Jenofonte Ciropedia VI, 1 ,913" no se encuentra nunca en nuestros textos, sino siempre qv - e n 9 ocasiones en P y T, 2 en Mn.G, 2 en Ma Pa y 5 en Ma Pe-.

-&ionop&60: (P y T): Antiat., 91= Eionopdopat ~ a i E ~ n o p ~ 6 0 p a t . &vzi 20G ECÉpxop~. Es esta última forma la que predomina sobre las dos primeras: contamos con un sólo

ejemplo de &ionop&60, concretamente P y T 7,2 &ionop&uÓp&va5, mientras que en P y T, Ma Pa y Ma Pe observamos 16 casos de ECÉp~opat.

-Ep@avi<w: (P y T): Antiat., 92= 'Ep@avioat. &vzi zoC pqvcoat. ' I oo~p&zqc 6nkp ~ f i c

&vzt6Óo~w~. p6Al.0~ 6pTv kp@avt&Sv z4v &hje&~av . Con dos apariciones, 19,3 kpfpmo&v <«indicó» y 40,2 Épqv6eq «se le indicó»,

pqv60 predomina sobre Ép@avi<w, que sólo se halla en 19,7 kv&@&toav, emanifesta- ron».

-EvGqpÉw: (Ma Pe): Antiat., 93= 'Ev6qp~Iv- O O ~ K Z ) & ~ ~ G n p h q E V ~ ~ ~ O Z & Z O Z ) C &inóv. Sólo se halla en Ma Pe III,8 q v Év6qp¿h, «se encontraba residiendo». Aproximada-

mente en la misma época se encuentra atestiguado en papiros e inscripciones, en el NT, para la novela sólo en Caritón, además de en Flavio Josefo y Plutarco.

-ECíozqpi: (P y T): Hdn., 434= 'ECíozaoOai Gyouot. zb 6E nepiiozaoeat, 0 . j ~ opoiov

2@ E ~ o ~ f i v a t . zb yap l l~piozfivai kozt nÉp1.5 ozfivat. Mientras de n~ptiozqpt no tenemos ningún caso, de k@ozqp.~ contamos con P y T 28,8 ECiozazo, «quedó desconcertada (s.e. la muchedumbre)». -EnayyÉUw: (Ma Pa): Hdn., 437= 'EnayyÉhhw, zb aiz6. 'EnayyÉhAopat 6E, zb 6xtopo.Upat. La glosa diferencia de nuevo entre las voces activa y madia: la primera expresa la

idea de «pedir», la segunda la de «prometer»; en este último sentido tenemos Ma Pa VII,3 Enqyyeíhazo, «prometió».

-En~tpt (2): (Ma Pe): Hdn., 429= Tq Ento6oq EpBc,, pil npooztOStc, zfiv .ilpÉpav, z f i ~ 6E

Ento6oq~ .ilpÉpa<.

'j4 Cf. Chantraine, Morfologíu, 137-138.

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La construcción del complemento de tiempo sin la inclusión de la palabra 4pÉpa se respeta, para el caso dativo, en Ma Pe III,4 zfl k x t 0 6 0 ~ .

-knÉxo: (P y T): Hdn., 409= Tb k d zoc ~azana í joa t . Con el significado de «hacer cesar» cf. 36,8: K& klT&Jx&~ 6 fiy&p6h, ..., «Y el gobernador hizo cesar el espectáculo ... D. -knthapBávw: (Mn.G): Antiat., 95= 'EneháB~zo pou. o$zoc &inÓvzo< Hhdzov05 z p i ~ v . La construcción del verbo EnthapPávo con genitivo -ya revisamos con anteriori-

dad la de hapB&o ocasionalmente con doble genitivo en el esquema K a e ' O ~ O V K& pÉpo5- se encuentra atestiguada en Mn.G 54:

..., &U' ij póvov zoíj pa@opíou a 6 z f i ~ kn~iLáBovzo ..., « ..., sino que tan sólo asieron su velo ... » (o «la asieron del velo», si tenemos en

cuenta el esquema «según el todo y la parte»). - k n i o ~ ~ y n ~ : (Mn.G): Antiat., 95= ' E d o ~ & y n q Oou~uGiGq~ ~ p í ~ v . El uso de este término también se encuentra atestiguado en Mn.G 48: ..., K&KES zfiv k n í o ~ ~ y n v ~ÉxQ., « ..., y ahí recibirás el socorro». -koeiw: (P y T): Orus A47= koei&tv hÉyouoiv, Éoe&tv 6E onavíwc ~ a i Eín~p &pa oi

notqzaí. (P y T): Pollux VI,39= ~ o t v b v 6E ~ a z & návzov koeiav, @ay&Sv ..., y, a

propósito de 260, cf. VI,38= &no 6' EGcopázwv ESE~V E6~oeat kGÓp~vo5 EGÓp&Ba, ... Las formas señaladas, E6w y koeio, se hallan empleadas en P y T 8,12 @ay&Sv y

34,lO koektv. Más propia de la prosa ática es koeio; Eoew es, en efecto, como señala Oro, una forma propia de la poesía, sobre todo de la épicaI3*.

-271: (P y T): Phryn., C= 'A~pf iv 70íj Ezt. EÉvo@&vza 3LÉyouotv &nac a6z@

~ ~ ~ p f i o e a t . o6 6E @tházzou, hÉy& 6E Ézt. (Ma Pa): Phryn., idem. (Ma Pe): Phryn., idem. Sin empleo de otra forma alternativa, h t se encuentra atestiguado en 4 ocasiones en

P y T, 2 en Ma Pa,y 3 en Ma Pe; Mn.G no lo emplea. -&-&3Éo~, ~ 6 9 6 5 (advs.): [(P y T): Orus B71= &6e6< K a i &69Éoq &p@Ó~&pa 'Ehhqvt~á. zb 6' ~ 6 8 6

Gta@Ép&t zo6zwv. o6 y&p zb napaxpfipa oqpaíva, &U& zb Eoc ~ a ' t ~ i 5 . olov <***>.

(Mn.G): Orus, idem.]

Por ejemplo aparece en Od. q 220; cf. Chantraine, Murfolugíu, 151.

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(Mn.G): Phryn., CXIX= E 6 6 nohhoi &vzi zoC ~6865. 6ta@Ép&t 66. zb pkv y&p d n o u Éoziv, &68d 'ABqvGv, zb 6E ~póvou, ~ a i 3LÉy&~.zat odv z@ o.

Las dos formas se califican por Oro como «<Ehhqvt~á»; siempre tienen en nuestros textos un significado sinónimo al adverbio napa~pqpa-«al punto», «al instante»-, mientras que aquel autor propone otros valores alternativos. Respecto a la cita de Frínico, Mn.G 51 ~ 6 0 6 ~ indica tiempo y presenta adición de -5.

-&UhoyÉw: (P y T): Antiat., 95= E6hoy~'v. zb kna~v&lv. (P y T): Pollux 11,118-1 19= &zb 6E Xóyou ... c6hoyWv, &6Aoy+paoBai. ... El único texto que emplea esta palabra es P y T -con el mismo lexema, en Mn.G 56

tenemos &6hoyia, «bendición»-, en tres ocasiones con el significado de «bendecir» y en dos con el de «glorificar», cercanos al de hatvÉw, «alabar», «ensalzar».

-560: (P y T): Moer., 158= Z ó o a v ~ q , &d 70.u <fpav~&<, n h k ~ v NÓpwv P'. (P y T): Pollux (vid. cita a propósito de yi(y)vopat). En P y T 43,1 y 43,4 contamos con las formas @kmv y <&a respectivamente,

construidas «correctamente» y de acuerdo con el modelo ático, en este caso Platón, ya que proceden de <a-ou-oa y la contracción resultante es -o-, no la que se plantea en segundo lugar en la glosa, -q-, procedente, posiblemente por una extensión analógica, de infinitivos del tipo Cqv, xpfloeat, 6tMv y ~ E I V ~ ~ V ' ~ ~ .

-Cq hóo: (P y T): Moer., 155= Zqho, 'AZTLKQ. <qhozvnO, ' E l J q v t ~ O ~ . (Ma Pa): Moer., idem. La segunda de las formas no se emplea en nuestros textos; la primera aparece en P y

T 4,4 y Ma Pa I,3 bis. -fiViKa: (P y T): Hdn., 396= T& 'Hvi~a , K& T& ~T~v~KCX, & T O ~ ~ a t p o c 'Cq5 fipÉpa5

pauov . (P y T): Pollux I,72= Ézt 6E zGv ~ a t p o v ~ a i z& Entpplípaza TOC xpóvou, ...

X~ÓVOV, ... KCh T ~ v ~ K C X K d ~ q v i ~ a K& b7cqvi~a K& f i v i ~ a K ~ L TT~vLKCX~TCX.

Contamos en P y T con dos usos de la conjunción temporal propuesta, uno en sentido general que no expresa momento determinado de tiempo

23,5 f i v i ~ a 6E fipÉpat nohhai GtfihBov, ..., «Mas, cuando transcurrieron muchos días, ... D, y otro que se ajusta más al sentido de la glosa, expresando el momento concreto y

oportuno para el desarrollo de la acción 28S ' H v i ~ a 6E T& Bqpia Énópx~uw, ..., «Y cuando las fieras salieron en comitiva, ... ».

""f. Chantraine, Morfología, 154.

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- ~ T T O V : (Mn.G): Moer., 332= T a ~ i o v o6 Aky&z.zat nap' ' A z z i ~ o i ~ , &AA& B&zzov. (Mn.G): Hdn., 395= O&zzov &paS<, 06x1 z a ~ i o v . (Mn.G): Phryn., LVII= T a ~ i o v o\ "EAAqvq 06 Akyouoi, 86zzov 6É. En Mn.G 12 encontramos la forma B&zzov, que resulta la recomendada por los

léxicos aticistas; es uno de los aticismos más importantes de entre los que hemos señalado y, al tiempo, un elemento importante a tener en cuenta a la hora de establecer una igual o diferente autoría para P y T y Mn.G, ya que la forma en cuestión no se repite en ningún otro texto. Otra, zaxÉw5, aparece en Ma Pa 1,s bis y IV,10.

-0qpiov: (P y T): Antiat., 99= m p i a 6&iouoi z& áypia AkyeoBat h z o v 6E -ij fipíovov

~ C O A L T L K ~ . EGnoht~ A 4 yoic,. (P y T): Pollux V,9= Epcic, 6' kni zoG ~uvqyÉzou Cqzqzfi< Bqpiwv, xohéytoc,

Bqpiwv, ... &ni 6E z6v Bqpiov zb Bqp&oBat, ... V,12= Bqpia Bqpáyaza Wpedyaza, Wpa, áypa. ... V,13= ... K& 8qpi0t< EGT~o@X K& 6'Tlpiov lCCXd?'Lhea ... IX,12= ... ~ a i noG z& &ypia Bqpia, ... X,43= ... ~ a i ~ a z & EEVO@VT~ (Ciropedia VIII,3,13) ..., Bqpia kW~É~pan'G0, ... XI,32= ..., Bqpiov ~ ~ L K T O V , ... (Mn.G): Antiat., idem. (Mn.G): Pollux, idem. (Ma Pe): Antiat., idem. (Ma Pe): Pollux, idem. Se trata de la palabra más frecuente para el significado «fiera»: en P y T la encontra-

mos 13 veces (al contrario que B4p, que aparece en una sola ocasión -45,lO-); en Mn.G 1 vez; nunca en Ma Pa y en Ma Pe de nuevo en una ocasión. La diferencia temática entre los diferentes relatos en general y, en particular, la intervención de las fieras en el martirio de Tecla, explican el uso más abundante de aquella palabra en P y T.

-0vljo~w: (P y T): Hdn., 407= T&Bveh< K& zaBveba GtqpsyÉvw~. Ambas formas, utilizadas separadamente para masculino y femenino, tal como plan-

tea la glosa, las encontramos reflejadas en P y T 28,l zsBve&a e Ibidem 43,l z&Bv&6iTa. -Bp~oK&ía: (P y T): Antiat., 99= O p q o ~ a i a 'HpÓ6ozo~ 6cuzÉpq. Con el significado de «culto», ((adoración a la divinidad», aparece en P y T 44,l.

Además de la aparición en Heródoto aludida en la glosa, esta palabra astá atestiguada: en inscripciones y papiros; en la literatura de ámbito cristiano, en los LXX, el NT, 1" Epístola de Clemente, Justino, Taciano, Melitón y la Epístola a Diogneto; en el campo de la novela aparece en Caritón de Afrodisias y Jenofonte de Éfeso; finalmente, fuera de este género, en Flavio Josefo, Plutarco y Luciano.

-0dpa: (P y T): Hdn., 425= iIdhat, &ni z ~ í ~ o u c , . Ozípat, &ni o i ~ i a * .

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(P y T): Pollux I,76= pÉpq 6' o i ~ i a q a63LEto~ 06pa, q n a i a B6pa, áp@upo5, Tjv "Op&po~ (X 126, 132,333) 6poo96pqv ~ah&? , oi 6E nohhoi nhayiav 06pav. ... K U ~ 2 6 ~ n ~ p i z&5 86pa5 pphv ..., ... ~ a z & nkup&v zhv euphv ... . ... 2&5 B6pa~ oaví6ac "Op~poq (M 121, x 128, etc.) ~ a x .

(Mn.G): Hdn., idem. (Mn.G): Pollux, idem. Esta palabra sólo aparece en una ocasión en P y T 18,9 y en dos en Mn.G 11 y 28. La

palabra de la misma raíz pero de significado diferente, Bupíc («ventana»), es más frecuente: aparece 5 veces en P y T y 2 en Ma Pa.

-tva: (P y T): Hdn., 393= T@ "IVa p&hhov ~ ~ O ~ ~ K T L K ~ V , K a i zb E~KTLKÓV. ~ V C X

yÉVq'KXt, K& ~ v C X ~ ~ V O I T O . (Ma Pa): Hdn., idem. (Ma Pe): Hdn., idem. No disponemos de ejemplos de Yva con optativo ni de este modo hay rastro, como ya

hemos indicado en varias ocasiones, en ninguno de nuestros textos, pero sí con subjuntivo: 13 en P y T, 3 en Ma Pa y 4 en Ma Pe, 18 de los cuales son de aoristo (el 90%).

-1OTqpt: (P y T): Ael.Dion., 7.(-)= ozá5 (cf. Eupol. 11 561 M= fr. 332 K). &&u z0C t 6

'Azzt~b5 ldy~ t - 6 6E "Iov oza?~. (P y T): Pollux III,89= "Eozqic~v, fiouxá<&t, ~ÉVEL, ... & K ~ V E T O ~ Eoztv, Éozq~k,, ... . Káeqzat ... (Ma Pe): Ael.Dion., idem. (Ma Pe): Pollux, idem. Hay que destacar dos aspectos: los participios de aoristo del tipo propuesto en ático

ozá5 se encuentran en P y T 16,l y en Ma Pe II1,lO; en segundo lugar, por lo que se refiere al uso que indica Pólux del verbo iozqpt expresando las ideas de «tranquilidad», «inamovilidad» o «reposo», tenemos también muestras en los dos textos citados:

P y T 3 3 &iozfi~&t, «se detuvo»; 20,5 idem, «permanecía»; 24,5 k o z h a , «perma- neciendo de pie»; 34,3 kozhqc, «permanecía»; 36,6 k o z h a «permanecía».

Ma Pe II,37 6 'Eozh~, «el constante^'^^; II,l zbv 'Eoz&a, idem. -K&e&pCXL: (P y T): Orus A57= ... 'Aptozo@&qq 'IGoC, ~ á e q p a t . (P y T): P o h x III,89= KáeqWXt, K a e i < & t KK~~É<&TCXL, &V~~aei<Óp&V0~ &S

iiházov (Phaedo 60 B). Z&vÓ@wv (An. III,5,17) 6E zb & K & ~ ~ < E V &ni zoC ~aeioat Enoiqow ~ a e f i p ~ e a 6' h z i 70% É~a8?íp~ea AqpooeÉvq~ (XIX 155 y 156), K& KaeTjo'T0 & V d 706 &Káeqz0 n h á z ~ v (Rpl. 1 328 C, V 449 B, Euthyd. 271 A). K a t

ávapá6qv KaefipW05, K& pá6qV 67Coxophv. ... K C X ~ ~ & V O < 6E K& K~&.<COV K& ~ a e t < ó p ~ v o ~ ~ a i ~a&<óp~vos .

'" Cf. apartado dedicado al estudio de los términos propios del lenguaje cristiano (~Christian words»).

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P y T es el único de nuestros textos que presenta este verbo, concretamante en 6 ocasiones y bajo formas algunas recogidas sobre todo en la glosa de Pólux:

10,11 ~ á m o a t ; 10,l idem; 20,9 ~ a e & v o ~ ; 21,2 ~a0Típ~vov; 30,4 ~ á e q z a t ; 32,7 Kae&~e&t.tohv.

-KCXeic6X

(P y T): Orus A55= ... K C X ~ KCXeiS&tv, 06 icaetcáv~tv ... A57= (~Kpafivoc?) ... K ~ ~ ~ < Ó ~ v o v ... K& ~ ~ & T U V ... <<KaetcÓp&~Ot>>

. . . (P y T): Phryn., CCXXXVI= ' ~ ~ a e k o e e , ica0eo0ds, ~ae&o€hjoopat ~ c d z&

TChqeVv~tK& icC&&~€hjoO~~at, EK$I~x . &f& O& KaekcOpCXt ... (P y T): Pollux (véase ~á@qpat). (Ma Pa): Orus, idem. (Ma Pa): Pollux, idem. Para la extensión de Kaei<w sobre icaetcávo, de acuerdo con el texto de Oro,

tenemos 3 testimonios en P y T y 1 en Ma Pa. Sobre la preeminencia de ~aekcopa t sobre otras formas tenemos en P y T 28,7 y 42,2-3 ~aee<op&vqc y ~a0&cóp&voc respectivamen- te.

- ~ a z a $ t Z o : (P y T): Antiat., 115= cDtMvv. $a& 6ESv hCiy&tv zb ~ a z & ym~^ílv, ~ a z a $ t k t v

6E K& K 6 o a t zb 6t& TOY o~ÓpaTo<. En P y T 18,14 Ka~a$th06oqc, «besaba», tenemos una expresión cuyo significado

se adecúa al de la glosa. - K E ~ ~ o : (P y T): Hdn., 392= K~hEljo KO~ESV ~Óv6&, K ~ Z & zfiv aiztaztKi)v ~ ~ z 6 b t v . En 22,8 contamos con la única construcción de este verbo con infinitivo y acusativo

de persona: ... É~Éh~voav a h j v oi 64ptot Emf3fivat zfj mp@, « ... y le ordenaron ponerse sobre la pira». -mljpq: (P y T): Phryn., CCCV= raozpomqpíav p4 A&&, &U&. mfipqv. (P y T): Pollux II,188= yóvazoc 6E zb pkv z@ 70% pfipov zÉkt o~vqppoopÉVov

KVTípqc K&$CxhTí, ... II,190= mljpq 6E zO Enn 2@ y ó v a ~ t mi zfj ixv6t nGv B~azkpoe~v. 660 6E

EXEL boza ri m4pq, ... . z f i ~ 6E m+q5 &náoqc 70 pEv npóo9~v civztm~ptov, ... . Éviot 6' c@$qoav zb pkv npóoeev mipqv , ... . 2& 8 &nO mfipqq Óvópaza &kVqp0< K& KVqCLis K C X ~ < E ~ K V T ~ ~ ~ ~ E S ' A x ~ L o ~ ' , ...

En P y T 3,7 tenemos la única aparición de esta palabra en la expresión &yicuhov z a ? ~ ~ f i p a t ~ , que hemos traducido por «estevado», término que se aplica al que tiene las piernas torcidas con la concavidad hacia dentro. yaozpomqpía, que tiene el significado de «parte más abultada (ventruda; cf. yaozp-) de la pierna», «pantorrilla», no se usa, sino el menos específico mGpq, que designa a toda la pierna.

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-KP&~W: (P y T): Antiat., 101= oVzw ~ E S V $a& lky&~.v, &AA& ~ p a u y á c ~ t v 7-( p o b . (Mn.G): Antiat., idem. No tenemos en nuestros textos ningún ejemplo de ~pauyácw, pero sí de poáo,

concretamente 5: 3 en P y T, 1 en Ma Pa y 1 también en Ma Pe. Del sinónimo ~ p á c o , tenemos 2 ejemplos en P y T, concretamente 28,9 y 38,10, y 1 en Mn.G 13.

-K~67CTU: (Ma Pe): Phryn., CCXCI= Kp6p~zat $&7)~& 8th TOC P lky~tv K ~ Y KpI$&oem,

&hh& 6t& nz ~p6nmzat $&t. (Ma Pe): P o h x V,146= x t o n b &nÓppqza, o t y b , Kpzínz~tv, ... z& K ~ v ~ T & , T&

~ p u n z ó p ~ v a ... v1,209= T& 6' kvavzia á6qhov, &+mÉ<, ... ~punzóv ~punzópvov, ... ~p6y1at. Tan sólo contamos con la forma VIII,5-6 ~punzópvov, «oculto», con presencia del

grupo -nz-. -3Lappávo: (P y T): Moer., 223= Aappáv~tv &nap&p+ázo~ oi ' A ~ L K O ~ , ... (uerbi gratia)

~ t p & < happálv~tv. (P y T): Antiat., 106= AaPóp~voq &vd zoC haphv. "AA&@< "Ap~iho~ot<. (Ma Pe): Moer., idem. Por lo que respecta a la primera glosa, el uso de happávo en forma «indiferente»

-&napey@ko~-, por ejemplo, a la persona, casos del infinitivo o el participio, lo tenemos sobradamente atestiguado en P y T 6,4 oi oo$iav haBóvzq, 8,8-9 h a p p h ~ v aczfiv, 26,ll ha f iÓpo< 2fiv OÉ~hav, 26,6 hapopkvq zoG ' A k ~ ~ 6 p o u , 31,ll hapopkvq TI=& xetpb< a6zf&, 38,8 XapoCoa z& ipázta, 40,3 hapoCoa veavio~ou< K C ~ nat6ioKa~, 41,l h a p ó p w o ~ ... z f i ~ ~ & t p b < ac'Tq< y en Ma Pe V11,21 ~ É ~ o v ~ o <

hap&Sv VE, VIII,17 TOS< happálvouotv (rigiendo como complemento el del verbo anterior, zb opa) Y XI, 16 p h p q ~ TLVOS haphv.

Respecto al empleo en ocasiones del participio de aoristo medio por el activo, los ejemplos propuestos arriba pueden ilustrarnos pero sólo en P y T: así, tenemos voz activa 6,4; 38,8 y 40,3 vs. voz media 26,ll; 26,6; 31,ll y 41,l.

-hÉyo: (P y T): Ael.Dion., 22.(156)= dnov K& dna- &p$óz&pa napa 'Azzt~oS<, pa3Lhov

6E zb npóz~pov. KC& z& n p o o z a ~ z t ~ & 6E &p$ozÉp:poc K& Ei& dnov [662)2Óv:poc] ... En el apartado dedicado a la morfología aludimos a que, en ocasiones, los aoristos

radicales temáticos confluyeron con los alfatemáticos. En la glosa se afirma que ambos pueden usarse desde el punto de vista de «lo ático», pero preferiblemente las formas radicales temáticas. Respecto al verbo lkyo, el único texto que puede arrojar información es P y T; el panorama, recordemos, es el que sigue:

1 1,9 6ínazs; 12,l dnov vs. dnav (EFG); l3,lO 6ínaz&; l4,l dnov vs. d n m (EG); 16,3 &inázo; 16,4 dnov vs. d n m (EF). -páhtoza: [(Ma Pe): Antiat., 108= Máhtoza ÓpotÓzazo<- 'HpóGozo~ nÉpnzw.1

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La adición del adverbio páhtoza, superlativo de pdtkx, a un adjetivo también en grado superlativo, circunstancia a la que hemos pasado revista unas líneas más arriba, la encontramos reflejada en Ma Pe V,1 páhtoza &6pop@ozóIZq.

-pázqv: (Ma Pe): Hdn., 420= Mazaíos ~z táoazo , o 6 ~ Epelc, &U& pázqv,

'Aptozo$ávq< kv Ne$É3Lat~ pázqv. En nuestros textos no contamos con ningún caso de aparición de pza íoc , sí, en

cambio de p&~qv, «en vano*, concretamente en Ma Pe I,12. -pÉhhw: (P y T): Phryn., CCCXV= "Epehhov notfjoat, Epehhov 0eSvat, apapzfipaza

~ W V ~OX&TWV Eí 715 OGW BVVT&TTEL, zenípqzat y&p fi zQ E v ~ & t ouvzazzó~vov 4 zQ pÉUovzt, &ov Epehhov notelv, Epehhov not+setv, z& 6E ~ V V Z E ~ L K & 066Éva zpónov &ppóoet z@ Epehhov.

CCCXVi= "Epehhov ypáyat. E o ~ á z o ~ Páppapo~ fi o6vzacts a6zq. ckopíozq~ y&p ~ p ó v q ~ zb Epehhov o6 ouvzázzouotv oi 'A@qvalot, &U' Gzoi kveoz&i, 6ov Epehhov ypá@etv, 4 pÉh3LOvzt, OFOV Epehhov ypáyetv.

(P y T): Pollux IX,136= pÉhhEtv, GtapÉhhEtv, h & v , ..., ... ppa66vetv, 6tazpiPetv ... .

(Ma Pa): Phryn., idem. (Ma Pe): Moer., 161= "Hpehhov, ... 6t& 705 q ( 'AT~IK~C) . 61& 6k 205 E

'Ehhqvt~W<. (Ma Pe): Phryn., idem. (Ma Pe): Pollux, idem. Respecto a la formación del aumento silábico para los tiempos secundarios de pÉhho

con k- o 4-, tenemos un doble panorama según los textos en los que nos centremos: así, en P y T 29,6 y 34,lO tenemos las formas E-peh& y É-phhov, mientras que en Ma Pe I,4 bis y VI,12 tenemos respectivamente fi-pehhov y 4-pehhev.

Por lo que respecta al tipo de infinitivo que sigue a estos verbos cuando poseen el significado de «ir a», «estar a punto de», formando perífrasis equivalentes a un futuro, en los 8 casos en los que se emplea el infinitivo, concretamente 2 en P y T, 3 en Ma Pa y 3 en Ma Pe, siempre es de presente, en la línea de lo propuesto por Frínico: lo «ático» sería el uso de pÉhho con infinitivo de presente o de futuro, pero no de aoristo. Por su parte, Pólux nos presenta pÉhho con la significación de «demorarse», incluso «vacilar», «actuar con lenti- tud»; sólo contamos con dos expresiones en este sentido, concretamente P y T 29,lO

fi 6E pfi pehh-ríoaoa ..., «Y ella, sin demorarse, ... »

y Ma Pe VII, 18 bis &hh& zi pÉhho ...; «Pero, ¿por qué me demoro ... ?P. -pez&: (Mn.G): Antiat., 109= Memi zaG2aa &vz\ TOS Gozepov. AqpooQÉvq~ K ~ Z &

Aenzivou.

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Mientras Ma Pe utiliza en una ocasión, concretamente XII,15, el acusativo adverbial ~ T E ~ O V , sólo Mn.G emplea la expresión p & ~ & 2 a G m en lín. 56, donde aparece la siguiente construcción:

..., ~ a i ~ i . 5 ~ G h o y i a v z a ? ~ PEZ& . taGm yw&a?c, ..., << ..., y para bendición de las generaciones posteriores, ...». -j.mávota: (Ma Pe): Antiat., 107= M&z&vota. p & ~ & p & b 5 . @ o V K V ~ ~ ~ T ~ T ) S .

(Ma Pe): Pollux 11,227-228= &nb 6E voC v ó q o t c , Gtávota ..., p m i v o t a , ... VI,115= M ~ d v o t a , p & ~ a p É h a , p&~&p&hoq, ... Ma Pe IX,l 1 bis representa el único caso de empleo de esta palabra con el significado

de «arrepentimiento», en la misma línea que la segunda glosa de Pólux, en la que se establece como sinónimo el término p&~apkh.Eta.

-p.&,: (Mn.G): Hdn., 409= " A ~ p t ~d p É ~ p t , &VEZ) ZOC o. 2b 6E o Uv T@ O, ' IWVIKÓV. (Mn.G): Phryn., VI= M É x p t ~ K& o Uv T@ o , &6ÓKtpa pÉxpt 6E K a i

&xpt ?&y&. (Mn.G): Pollux VI,149= ..., o 6 pÉxpt TGV 6 v z o v B É k y ~ v , ... (Ma Pe): Hdn., idem. (Ma Pe): Phryn., idem. (Ma Pe): Pollux, idem. Pólux, en su'Ovopaoz~~Óv, emplea esta palabra sin -5; las referencias de Herodiano

y de Frínico son más explícitas: la forma genuinamente ática es la que no posee dicha consonante final. En nuestros Hechos vemos que la situación no estaba definida en el sentido que propugnaban los aticistas: observamos una muy probable distribución de las formas con o sin -5 en función de evitar el hiato. P y T sólo emlea pÉxpt5, concretamente en dos ocasiones y con vocal en la palabra siguiente, situación que se repite con Ma Pa pero una sóla vez; Mn.G utiliza p.Éxpt una vez ante consonante, mientras que Ma Pe presenta ambas formas: en dos ocasiones &pt más consonante y en una p É ~ p t 5 (VII,20) pero también seguida de consonante, excepción que confirma la tendencia general descrita más arriba.

Quizá usos como éste, lejos de los cánones áticos y en pro de eludir el hiato, sean un argumento añadido, de los más patentes, en el sentido de que no hay un sistema de usos «áticos» empleado de forma regular, estricta y consciente.

-/mí: (P y T): Hdn., 436-437= T b M 4 & ~ C X ~ O ~ & V T L K ~ V 06 ~ V V T & G G & W X ~ ~ ~ T o T ~ K ~ ~ K o ~

kv~oz¿ht, " ~ ) o T ~ K T ~ K @ 6É. (Mn.G): Hdn., idem. (Ma Pe): Hdn., idem. Se alude en esta glosa a la circunstancia de que pq, en contextos prohibitivos, debe

utilizarse con el modo subjuntivo, no con otro «que se le oponga»; en nuestros textos el uso es regular en el sentido que se señala, salvo alguna excepción: tenemos P y T 26, 3 y 4 p4 fháoqc (X 2), pero un poco antes 24,4 pfi &W&G~W, con imperativo de aoristo, que realmente no es un modo verbal «opuesto» al subjuntivo si es que a prohibiciones nos

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242 ESTUDIOS SOBRE LA LENGUA DE LOS HECHOS AP~CRIFOS DE PEDRO Y PABLO

referimos (la prohibición no es sino un mandato, una orden, en sentido negativo); por lo demás, cf. Ibidem 34,8 Báhq~, Mn.G 43 p4 káoq~ , Ibidem 46 p4 $opqm< y Ma Pe III,25 p t &noe&vq.

-pvqp&lov: (P y T): Ael.Dion., 22.(-), cf. pvqpa infra. (P y T): Pollux 111,102; VI,182; VIII,146; IX,15, cf. pv r jp infra. (Ma Pe): Ael.Dion., idem, cf. pvfipa infra. (Ma Pe): Pollux, idem, cf. pvqpa infra. -pvq pa: (P y T): Ael.Dion, 22.(-)= pvqpa @V i) T ~ $ o < (Thuc. VI,54,7), pvpq~lov 6E XCV

pvqpóouvov (Thuc. 11 Diog. 41,4; cf. V,11,1). o6m Oou~u6i6qc. (P y T): Pollux III,102= Tá$o<, pvqpa, pvqp~lov, ... VI,182= Simplemente se refiere a esta palabra como una formación con sufijo -Fa. VIII,146= ~ C E ~ ~ ~ E I ~ O V , Evzá$ia, pvqpa, ?&$OS, ~ 6 p , ozGkq, Eky~lov,

... IX,15= ... pvwaoa, ..., T&$OL. napa 6E Oou~u6i6q (1 1385, VI1,ll) póvov ~ 6 v

K E K ~ I ~ ~ W V ~ a i pvqp~la áv 715 ~ipqpkva ~6po t ni pvfipa~a. Se establece una sutil diferencia entre pvqp~Sov y pvqpa: esta última palabra se

refiere a «sepultura» o «tumba» en general, mientras que la primera se aplica a «todo monumento funerario», en palabras de Elio Dionisio, o a los sepulcros de «sólo las personas distinguidas», tal como señala Pólux siguiendo un pasaje de Tu~íd ides l~~. En nuestros textos la palabra predominante es pvq@ov con 6 usos, concretamente 4 en P y T, 1 en Mn.G ( [ 5 ] ) y 1 en Ma Pe, sobre la única presencia de pvqpa en P y T 44,7 (recordando siempre que los capítulos 44 y 45 de P y T se editan por parte de Lipsius-Bonnet como aditamento a partir de los mss. A, B y C ) , que, precisamente, alude no a una tumba cualquiera sino a la del propio Pablo. Hay que suponer que no estaría muy de acuerdo con el ideal cristiano de desprendi- miento de lo material el hecho de erigir una especie de «mausoleo» para el Apóstol; no obstante, habida cuenta tanto de su abundante uso -6 apariciones sobre 1 de pvqpa- como de la admiración y los adeptos que se había granjeado la predicación de Pablo, lo esperable en P y T 44,7, de seguirse la «norma» ática, habría sido la presencia de pvqp&Tov. Es lo que ocurre en Ma Pe XI,4, donde se alude a la tumba de Pedro además de con dicha forma, con todo el lujo de detalles que se requiere para el enterramiento de una persona de cierta importancia: observemos la detenida descripción del descendimiento del cadáver, su limpieza, literalmente kv y a h á ~ n K ~ L o'ivq (XI,l), y su posterior embalsamamiento (donde es destacable la creación, en poco más de dos líneas, de todo un campo semántico en torno a ese aspecto: XI,1 X i q , «-siete minas- de trementina de O ~ í o s ' ~ ~ » ; XI,2

13' 1,138,6: pqp&iov p iv O ~ V a 6 ~ o U kv M a y v c ~ í q &ni nj 'Aotavfj ÉV ~ f j &yop@ ... : «Como quiera que sea, su tumba (la de Temístocles) está en la plaza de Magnesia, la de Asia, ... n. Para el texto griego hemos seguido Thucydides edidit O. Luschnat, vol. 1, libri 1-11. Leipzig-Madrid, 1964-1988.

Is9 Sobre el importante papel del término Xiaq para la ubicación de Ma Pe, nos remitimos al capítulo dedicado al estudio de los nombres propios.

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op6pvq~ K a i &hÓq~ K& @6hhu, «-y otras cincuenta minas- de mirra. aloe y pétaloís) de flor»; XI,3 op6pvio~v, «embalsamó»), además de la expresión final (XI, 3-5) ..., ~ a i y~píoac ~ & K Z ~ O I V hteivqv ztp+mzoc aohhoi? 'Azzt~oi? $ALTOS, kv TU) i6iq ahoi? pvqp~iq K ~ T É ~ E T O aGzÓ.,

« ..., y tras llenar de miel ática un ataúd de piedra de gran valor, lo colocó -s.e. el cuerpo, kiymvov (XI,3)- en su propia tumba».

La palabra zipqpa modifica de forma directa el sentido más general que posee pvqp~lov en P y T y Mn.G.

Puede resultar productivo comparar el léxico empleado en el texto anterior con el que aparece en los cuatro canónicos a propósito de la sepultura de Jesús, centrándonos en los usos de p v w a y pvqp~lov; dichos textos son Mt 27,59-61, Mc 15,4547, Lc 2333-56 y Jn 19,39-42.

En los tres sinópticos aparece como mortaja una sábana, otv6cSv, una vez en Mt, dos en Mc y una en Lc, ya que los cadáveres se fajaban en la antigua Palestina envueltos en aromas; en nuestro texto, al igual que en el de Juan, dicha palabra no se utiliza, sino la expresión ya mencionada p á ~ z p a heivq, «ataúd de piedra».

La alusión a plantas aromáticas para el embalsamamiento sólo está presente en Lc, que emplea los términos ápwpa (en plural, -m) y p6pa, y en Juan, un poco más prolijo y en la línea de Ma Pe, ya que emplea, además de &papa (también en plural, -zwv), op6pvq (por Lc d p a ) y &hÓq; también aparece la expresión hizpq E~azóv, «como unas cien libras» (de mezcla de mirra y aloe), paralelo, si no en la forma, sí en el contenido a nuestro X i a ~ p v & ~ Enza (XI, 1-2), «siete minas de lentisco».

Para referirse a la tumba o sepulcro, que en la Palestina de la época no era una hoya sino una cámara excavada en la peña viva, rodeada en el interior de poyos sobre los que se depositaban los cadáveresI4O, Mt emplea dos veces pvqp~lov y una z&@o~ -las traduccio- nes latinas son monumentum y sepulcrum, respectivamente; en castellano se traduce siempre por «sepulcro», tanto en esta ocasión como en las que siguen infra-; Mc usa también dos veces ~ V ~ @ O V -latín monumentum-; Lc pvfjpa y pvqp~lov, cada uno en una ocasión -latín monumentum-; por último, Jn emplea dos veces pwlpdov -latín monumentum-. En definitiva, vuelve a haber un uso prioritario de pvqp~lov -7 veces- sobre pvflpa -1 vez en Lc- y el término «no marcado» 2&@05 -1 vez en Mt-; tanto pvqp~lov como pv"íja parecen poseer en los canónicos el sentido general de «monumento funerario», tal como lo indican las traducciones latinas: siempre monumentum, mientras que sepulcrum queda referido a .L&@os.

Si tuviéramos que escoger el modelo a seguir por parte del autor de Ma Pe, la elección sería difícil, pero nos decantaríamos por Juan. Podemos observar la adaptación de los textos canónicos, bien conocidos por los autores de los Acta apócrifos, a las necesidades puntuales de expresión: así, José de Arimatea, presente en los cuatro canónicos como noble

I4O Para las características de los enterrarnientos cf. E. Nácar Fuster-A. Colunga Cueto, Nuevo Testamen- to, Madrid 1974, 128-129, n. 60. Para la confrontación de los términos griegos y latinos con el castellano cf. de nuevo Alonso Schokel-Mateos, Nuevo Testamento.

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que se ocupa del funesto trabajo de reclamar primero y luego disponer todo lo necesario para la sepultura de Cristo, queda recogido en Ma Pe en la figura de Marcelo, quien, como aquél, cede su propio sepulcro para enterrar a Pedro.

Tras estas consideraciones podemos concluir, primero, que el uso «ático» es el que encontramos en Ma Pe -si no era, simplemente, como se puede deducir de los textos canónicos, la «moneda de uso» corriente a la hora de designar el lugar de enterramiento-, y después, que la aparición exclusiva de p ~ f j y a en P y T 44,7 resulta un factor relevante para determinar si corresponden o no al mismo autor de los restantes 43 capítulos los dos a los que nos referíamos al comienzo, ya que se editan en forma de apéndice: el que nos afecta, 44, y e1 45.

- v b o ~ (P y T): Antiat., 109= N E ~ T E ~ O ~ &vd zo* VÉOS. Oov~v6iF-q~ z p i q . Tenemos un uso del comparativo con valor de positivo en 44,2 ..., &nÉoz~thav n p b ~ a 6 ~ ~ ) v Gv6pa~ v ~ m k p o u ~ oobapo6c ..., « ..., enviaron contra ella unos jóvenes llenos de ímpetu ... D.

-0yov: (Ver &ya). -0moeEv: (P y T): Phryn., II="Onte~v á v ~ v zoC o y-q6Énoz~ Eínq~, 0ntoe~v 66É. Sólo aparece este término en P y T 24,s y sin ningún tipo de lectura alternativa. -0m (P y T): Hdn., 393= T@ "Ozt udt z@ Ei, zó TE Óptozt~bv, uai 26 E~KT~KÓV.

071 E ~ o v , K C X ~ OTL Éí7C0tyt. ... (Mn.G): Hdn., idem. (Ma Pa): Hdn., idem. (Ma Pe): Hdn., idem. En nuestros textos esta conjunción, lo mismo que ocurría con ~ i , no se emplea nunca

con optativo, sino siempre con indicativo: de los 33 casos en que aparece en P y T, en todos hay diferentes tiempos del indicativo; en Mn.G, de 4 casos 3 presentan indicativo y el restante es un 0x1 que equivale a «:»; en Ma Pa las 5 veces en que aparece lo hace con dicho modo y, de los 13 casos que hay en Ma Pe, 1 1 poseen indicativo y los otros 2 corresponden, respectivamente, a un 021 equivalente a N:» y a otro con valor causal inserto en una oración nominal pura.

-066Ei~: (P y T): Phryn., CLX= O606i~ 6ta 706 8- ... oi yap 6p~aSot 6t& z0.U 6

hkyouotv. (Mn.G): Phryn., idem. Aparece en P y T en tres ocasiones y en Mn.G en una, pero nunca con -e-. -o&: (P y T): Phryn., CCCXXII= MEv o6v zoGzo npáko. z i ~ & v á o ~ o t ~ o o h o

ouv~ázzovzó~ TIVOS kv & p ~ i j hóyov zb ~ E v O&; oi y&p 6Ó~tyot h ~ o ~ á o o o ~ o t v , kyh pkv o& ~E~OVTES, ni Kaha ykv o6v uai d ykv o& npáyyaza.

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(Ma Pa): Phryn., idem. Sobre la anteposición de alguna palabra en comienzo de frase con Mkv O ~ V , conta-

mos con los siguientes ejemplos en P y T y Ma Pa: P y T 34,lO p.kv o6v ..., 34,4 o i pkv o6v ..., 39,4 ykv 06v ..., 41,6 idem, 4.59 'EPhfi0q p.kv o6v ... Ma Pa: IV, 1 1 o\ pkv 06v ... -065: (Ma Pe): Moer., 264= 065, 'AZZLKQ. h i o v , 'Ehhqvt~65. Caso de aparecer la palabra «oreja», siempre es 065, concretamente en dos ocasiones

en Ma Pe: X,19 &a y 10,8 06q -06oia: (Ma Pe): Moer., 271= napovoiav, K& zfiv o h i a v , 'Azzt~O5. La glosa es muy breve para poder determinar su sentido concreto, pero el hecho de

que se ponga en relación oGoia con xapovoia puede aclarar la situación: el único signifi- cado en el que coinciden es el de «bienes», «fortunas», «recursos», precisamente en el que incide Pólux en su 'Ovopaoz~ KÓV:

III,117= ... cjlnohhij~, oxa06v zfiv oGoiav, ... VI,196= OGoia, ~ h f j p o ~ , ~ z f j o t ~ , mptouoia, xho8zoc, píos, ... VIII,135= ..., ~ a i ~ o t v & a t z& xpfipaza, fiCao0at zfiv o k i a v , ovváyw33ai.

zbv nho8zov, ... VIII,136= K C ~ v É ~ T ~ C Y L ~ 0'6oiCX5, ... VIII, l45= AqpGoat oijoiav, ... Aparece en Ma Pe X,19 con el significado de «sustancia», «esencia»'41, esto es, «lo que de más valor hay en algo», significado que cuadra con

el primario y que con el paso del tiempo sufre la citada especialización. -7LaTs: (Ma Pa): Moer., 272= HaT6a, zbv 608hov, K ~ V 4 ykpov, 'Azz i~65 . Con el significado de «esclavo», en nuestro caso «jóvenes esclavos» -xaS6&~-, se

presenta en Ma Pa II,18; Pólux siempre se refiere a los más usuales «niño», «joven», «hijo», también los más normales en nuestros textos: los observamos 6 veces en P y T y 4 en Ma Pa.

-náhtv: (P y T): Phryn., CCXLIX= n á h t - oGzo hlyovotv o i v8v (jlízopq ~ a i xotqzai,

6Éov y&z& 708 v náhtv, cS5 oi cjlpxalot hÉyovotv. (Mn.G): Phryn., idem. (Ma Pe): Phryn., idem. En los textos arriba indicados contamos con la forma propuesta como ática en 3

ocasiones en P y T, 1 en Mn.G y 5 en Ma Pe, sin lecturas alternativas.

14' En la filosofía aristotélica o6oícr es aquello en lo que consiste ser alguien o algo; chq el componente material de los seres naturales; &05, el modo como la materia se presenta. Cf. al respecto F. Copleston, Historia de la Filosofa. I Grecia y Roma, Barcelona =1986, 305s.

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-ntozs6zío: (P y T): Phryn., CCLXIIk IIsnoi€Qotq OGK Lípqzat, &AA' fizot ntozs6stv fi

nsnotekvat. (Mn.G): Phryn., idem. (Ma Pa): Phryn., idem. (Ma Pe): Phryn., idem. Se rechaza el empleo del sustantivo nsnoi€Qotc, «confianza», «seguridad», y se

postula por el empleo de formas del verbo mozs6zío; el primero nunca aparece en nuestros Hechos, mientras que el segundo lo hace en 7 ocasiones en P y T, 3 en Mn.G, 1 en Ma Pa y 2 en Ma Pe.

Pólux determina para este verbo los significados de «saber» o «conocer -bien-» y «establecer» (por ejemplo, «algo como ley»), que no se ajustan a nuestros textos; en cambio, también presenta las expresiones

VI,135= 65 kv @t%q zb mmozsCoQat n p o k p h v , a6zq 70 d o z s t xpqzat npbs k ~ o u o i a v &6tqp&zov.

Y VI,136= 6s z(uv pkv @uha~zÓp&vzíov 6st3Lia~ K ~ & ~ O K E , ZOV 8E ntozsuóvz~v

sGTí estav., más acordes con el significado al que nos referíamos. -noSoc: (P y T): Phryn., XXXIX= llozanbc ..: ~ p f i o h o6zoc k p m h , IIoSog z i ~ crot

~OKES &m; En P y T contamos con sendos ejemplos de los dos interrogativos mencionados, el

propuesto como «conveniente» 10,ll- 12 ~ a i noSóv os náeoc ~ a z k p t ÉKnhq ~ z o v ; «¿Y qué suerte de pasión te mantiene fuera de ti?», y el rechazado 2,l-2 ..: 61qy.ríoazo y&p aGz@ Ti705 a o z a n ó ~ Eoztv zfl si6kq 6 iIaGhoc- ... « ...; en efecto Tito le había descrito qué clase de hombre era Pablo en apariencia; ... P. -npook~zío: (P y T): Hdn., 409= Tb 6E llpoo~sSv, E& zoC npoosxq ysvkoeat, ~ a i

$povzioat. (Mn.G.): Hdn., idem. (Ma Pa): Hdn., idem. (Ma Pe): Hdn., idem. Con el significado de «considerar», «atender a algo», tenemos muestras del verbo

npookxm en todos los textos: P y T 21,3 npoosT~rv, «(le) prestaba atención»; Mn.G 16 idem, «(les) prestaba atención»; 49 npoo~oGoa, aprestando su atención»; Ma Pa npoosT~ov, «prestaban atención»; Ma Pe I,7 bis n p o o & . , «se atiene a»; II,34 npook~szs, aprestáis atención».

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- X ~ O O ~ ~ K O : (Ma Pe): Hdn., 425= Tb ~ ~ o M K E , 2b Expqv, zb E6&t bdt napahqhueózoq zb

n p o o ~ í ~ ~ t zb xp4, ~b 6 ~ 1 kdt bv:veoz&o~. Encontramos un ejemplo de la forma de pasado en Ma Pe M,5 bis z p o o f i ~ ~ v ,

«convenía». Pólux emplea en VIII,7 esta forma verbal pero sin especificar nada sobre ella: zbv 6E G~KOV $ a i q ~ &v nhEovÉ~zqv, áVopov napchopov, ..., z0v 0 6 6 b

~ C ~ O ~ ~ K Ó V T ~ V k$tÉjL&Vo~. -zp&os: (P y T): Antiat., 11 1= llpahouc. zo6c &piozouq IIházwv IIohtz~iq, 'HpÓ60zo~

n pahq. (P y T): Pollux IV,121= np6zov 6E @Aov fi npoa6pia, páhtoza pkv

6tKaoVlpíOv, E$' &V K ~ I ~ b v X ~ & O V KaeicOvUX TCpo~Ópaepov @&p&Kpá'TTl< (? 1 frg 226 KO) &!íp~&v ó ~ ~ ~ t 6 á o ~ a h o ~ ' ...

VIII,133= E~dAouv 6E zfiv xpo~6piav ~ a i np&ov 66hov. (Ma Pa): Antiat., idem. (Ma Pa): Pollux, idem. (Ma Pe): Moer., 272= llp&oc K& np&ov, zb p b nooÓzq~o<, zb 6E notÓzqz05

6qhozt~óv. En la glosa de Meris se expresa que, mientras n p k o v expresa cualidad, np&o<

indica cantidad o número; tenemos una muestra de este último en Ma Pe IX,2-3 bis: ..., EKE~VOV 6taz6nooi5 koztv 706 n p h q yÉv~otv xopfioavzo~., << ..., en representación de aquel hombre que en primer lugar vino a nacer». El significado «noble», primus inter pares, lo encontramos en P y T 11,13; [26,13];

26,4 -3 de las 4 apariciones en este texto- y Ma Pa II,14. -0zá6tov: (P y T): Orus B149= ozá6ta ~ a i o ~ a 6 i o u q k ~ a z É p q lkyouotv. Ó Oou~uGíGq~

6E oza6iou~ @ bni zb n&v. & n e 6E póvov ozá6ta E t p q ~ ~ v EV 5'. (7,78,4) (P y T): Ael.Dion., 31. (217)= idem142. (Mn.G): Orus, idem. (Mn.G): AeLDion., idem. Esta palabra aparece en tres ocasiones, concretamente 2 en P y T -33,l y 44,7- y

1 en Mn.G -2-; en los dos últimos casos nos encontramos con sendos genitivos de plural y singular respectivamente, en los que no se puede determinar el género, aunque podría tratarse del neutro en función de 33,l ... ~ a i kphG€hl &S d ozá6tov., << ... y fue arrojada al estadio.».

-0zopyTj: (P y T): Antiat., 78= 'Aozopyia, $thmzopyia, ozopy-rí. 'Avzi$0v kv G~uzÉpq

n ~ p t zjiq PqzoptQq ~ É x v q ~ . (P y T): P O ~ ~ U X V,114= K U ~ $ t k , o ~ o p f i , o~KE~Ó'TT)c, O ~ K E ~ W O ~ ~ , ~ ~ T X T T ~ ~ E ~ Ó T T ~ G

Ezmp~ía, ~ 6 v o i a .

'" Se da la circunstancia de que esta cita es similar a la anterior.

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Observamos la presencia de esta palabra en P y T 19,6 con la significación de «amor», acorde con los léxicos citados.

-ozpazó7c&6ov: (Ma Pa): Antiat., 1 13= Czpazón~6ov. divh zoC ozpaz~6pazo<. Oou~uGiGqq

T&T&~TC+Y 2b ozpazÓn&6ov h&xdpqo&V. ' I ~ o K P ~ T T ~ < 'AVZL~ÓOEI. O T ~ ~ ~ Ó K E ~ O V

ouváy&tv. (Ma Pa): Pollux I,160= kozpáz~uoav, ..., o~pazÓne6ov ÉPáhovzo, ... I,175= ozpaztckat, ouozpaztckat, ozpazóc, ozpaz tmt~óv , o ~ p á w u p a ,

ozpazóna6ov, oljvzaypa, záypa, Gljvapq. IX,14= z& p.kv 6fi pkpq ZWV E50 nóhaw, ..., ozpazóna6a, K& nave' ooa k d

dpoup@ zov E<@ 7cpoyepq~áv&zat. Sólo contamos con Ma Pa III,8 con el sentido de «contingente», es decir, tanto su uso

en lugar de ozpáz~upa, del que no tenemos ningún caso, como su significado, se adaptan al de los léxicos.

-ouyy&vfi<: (P y T): Hdn., 412= ... o o a z6v 6vopázov napa 066~zÉpov óvopa o6yK&t~CXt,

TT)V a6zT)V Ec&t K ~ ~ I V , fiv K& T& 066Éz~pa. 'E7Et O ~ V ~b Z~yy&Vfi< EK 70%

ygvouc k z t v bvópazo~ 066&zÉpou, + a6zfiv Ec&t ~ h i o t v z@ 066&~Épq. (P y T): Pollux III,5= návzq di .te npoof i~ovzq fipTv &S oi~&tózqzo<

K C ~ ~ O ~ V ~ ~ L O U ~ Y E V E ~ ~ , .. . III,30= ..., EK 6k ~ f & < ~ I Y F E ~ ~ K O ~ V ~ V pkV OEKETOS, i)po~&vfi<, K a i ~uyy&Vfi5,

. . . VI,157= Se alude a ouyy~vfic como un compuesto más con la preposición &V. Encontramos esta palabra en P y T 30,8 y 36,3 con el significado de «pariente»,

ambos en nominativo (-4~). el primero masculino y el segundo femenino. -obpa: (P y T): Phryn., CCCLV= C d p m a En\ zWv Oviwv áv6panó6wv, 6 o v odpaza

noMza t , o6 xphvzat oi &pxaTot. (P y T): Pollux II,232= (A propósito de la composición del cuerpo) ouy~&Tzat

6oz6v, ... II,235= Referido a las palabras compuestas de -owpa. (Mn.G): Phryn., idem. (Mn.G): Pollux, idem. (Ma Pe): Phryn., idem. (Ma Pe): Pollux, idem. La palabra o h p a aparece en P y T 6,2, Mn.G [4] y Ma Pe VIII,17 y X,18, siempre

con el significado de «cuerpo», nunca como «esclavos para venta» o «producto de ella», uso que, según Frínico, no era propio de «los antiguos».

-zÉho<: (Ma Pe): Ael.Dion., 7.(306)= zÉho~ oi 'AZTLKO~ z&zzou~t K a i &vzi z&<&o< K a i

T&<EW< K& d y ~ 0 c K& 6anávqc, ... . 3LÉy&'CCXt K& &v& & p ~ f i < ... or\@V&t K d

zb &nozÉkopa 26v npaypázwv, ...

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Se encuentra tan sólo en Ma Pe VIII,4 con el significado de «final» +f. glosa hÉy&zat &vZt &pxTj~-.

-uióS: (P y T): Phryn., XLIX= Ttéa ..., ~ 6 8 6 ~ ~ a i zbv uiéa ~i ipot z t ~ áv. &hh& zfiv

a i z t a z ~ ~ f ) v uibv hÉyouot oi &ppio t ..., &6Ómpov pkv dva t zbv u k , 6ÓKtpov 6E zbv uióv.

(P y T): Pollux III,12= ... i6ta 6E kni pkv &ppÉvov uioi, u i ~ i ~ , Ent 6E BqktWv Buyazkpe~.

IV,93= ... &noqpC@a uiovbv 4 uióv. (Mn.G): Pollux, idem. (Ma Pe): Phryn., idem. (Ma Pe): Pollux, idem. En nuestros textos, en acusativo singular, se sigue la flexión temática: P y T 6,7 y

37,8 y Ma Pe II,1 (-Óv). La oposición uiÓc masculino vs. 8uy&zqp femenino a la que se refiere Pólux, sólo se podría establecer en P y T, único texto donde aparece la palabra «hija» - e n 6 ocasiones-, pero u i ó ~ está referido a Jesucristo. En 6,4-5

p a ~ á p t o t oi oo@iav hapóvzeq 'IqooG ~ptozoC, 6zt a6zot uiot 6yhosou K ~ ? ~ ~ ~ O O V ' K X ~ . ,

«Bienaventurados quienes reciban la sabiduría de Jesucristo, porque ellos se llamarán los hijos del Altísimo.»,

u i ó ~ se refiere a «los hijos del Altísimo», tiene un sentido genérico que no admite ni individualización ni oposición de sexo: los hijos de Dios, los elegidos, serán tanto mujeres como hombres.

-6náyw: [(P y T): Antiat., 114="Ynaye. nopdou. 'HpÓGozo~ z&z&pzq, 'Aptozo@&vq~

B a z p & ~ o t ~ . (Ma Pa): Antiat., idem.] En P y T 23,9 y 41,6, así como en Ma Pa I,7 bis, tenemos el empleo ya señalado en

este mismo capítulo de h a y & - e n Ma Pa 6n&y&z&- en un sentido interjectivo: «ea, vamos».

-@aGho<: (P y T): Moer., 350= <DaChov ~ c h @haCpov, 'Aptozo@&vq~ &p@Óz&pa ~ a z &

705 a 6 ~ 0 G oqpatv0pÉ~ou. 76 6E @ d h o v OTlpaiv&t :tb K~KÓV. (P y T): AeLDion., 7.(-)= @aChov. ..: kni pkv ~ a ~ o q B i a 5 AqpooBkvqc ... kni 6E

&yaBoC E6ptni6q5 ... kni 6E p&yi%ou< (Dem. XXII1,l). I'Ih&zovt 6E ~ a i zoiq 6hhotq ' A z z i ~ o i ~ oqpdv&t .tb & X ~ O ~ V K& ~ & ~ L o v , f i @ ~ 6E k 6 ~ 0 % K C X K O ~ ~ a i poxBqpoG z&ooop&v (sigue un frg. de Aristófanes).

Con el significado propuesto en ambas glosas de «malo», encontramos este adjetivo en P y T 1,6; es sólo el sentido aristofánico el que cuadra, no ninguno de los otros citados por Dionisio de Halicarnaso.

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-$Épo: (P y T): Ael.Dion., lO.(l56)= fivqica icdt fiv~yicov & p $ ~ ~ÉYOVOIV, ~ & U O V 6E

~b fiv~yicov. .tb pEv &no zoC EvÉyicm, .tb 6E &no zoC Evcyic~Tv. (P y T): Pollux I,165= ..., o k fiv~yicav z t v npózqv npoopohfiv. En IV,156 y V,170 se alude a formas usuales de $Épw, concretamente a las participiales

@&póp~va y (IE~Ó~Evov. (Ma Pa): Ael.Dion., idem. (Ma Pa): Pollux, idem. Ya nos hemos referido en este capítulo y anteriores al empleo de formas de aoristo

alfatemático por radical temático - c f . en esta relación alfabética hÉy*; para $Épo tenemos P y T 22,5 hcyicw y Ma Pa I,9 bis ~ V L ~ K C X T E ... fiv&yicw.

-$thÉo: (P y T): Antiat. (Ver ~aza$thEo). (Mn.G): Antiat., idem. (Ma Pa): Antiat., idem. (Ma Pe): Antiat., idem. Para concretar la visión sobre este verbo -4 veces aparece en P y T, 2 en Mn.G y 1

en Ma Pa y Ma Pe- podemos apuntar los sinónimos y otras alusiones que ofrece Pólux: III,68= 'Ep&, (I tKv, ozÉpy&tv, ... III,69= ... odpyov, $thOv, ayanOv, 60uk6ov. V, 1 13= $thO d v GESva, ... Viii, 15 1 = . .., z a 6 d $ik?v, ... -$íhos: (Ma Pe): Hdn., 416= EÉvat, CÉvov, K& @íhm, $íhov, icai o o a ~ p t y w f l &h.,

B a p u ~ ó v q E~$Épouoi z& ~ E V ~ K & S zOv n h q 9 ~ v ~ t u O v , nhfiv .toG nópvat, nopvOv. Se trata de una regla de acentuación a la que no escapa el genitivo plural de Ma Pe

III,29 @{hav. -@oPE~Óc: (P y T): Ael.Dion., 15.(-)= $opepóq 6 $opo6pvo5 n a p a Oouicu6í6q icd

@E~EKP&TE~. (Mn.G): Pollux I,l56= ... icai &v6pq ... &$opot, &vÉicnhqiczot, ~'b9apo&l<,

yopyoí, $op&poí, ... V,124= 6' &v ~ a i $o$~pbv áv9pmov oiov $o$o6p&vov, ... . kzÉpa~ 6E x p ~ í a ~

$o$E~OV npaypa, ... . icai &vtp $ o $ ~ p b ~ ... (Mn.G): Ael.Dion., idem. (Mn.G): Pollux, idem. La palabra a la que nos referimos se emplea en P y T 35,5 y 35,9 referida a animales

y en Mn.G 38 aplicada a Dios. -$O<: (P y T): Hdn., 417= Ayos, Gpcob~, icd TpWs, T p o b ~ . @O< 6E, $ w b ~ u d xpO<,

X P ~ ~ S .

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En ático es posible encontrar para $ 6 ~ contracción del antiguo $&OS homérico con desarrollo de -T- para el resto de la fiexión, un dativo $@143, pero en P y T 6,8 tenemos la forma $o-z-i, tal como se expresa en la glosa.

-xaipo: (Ma Pa): Hdn., 393= Xaipw kpeY<, o 6 xaipopat. ei 6E pfi, á p á p ~ q p a

&papz?ío&tc,, 6 ~ a k ^ t z a t A a z t a o p b ~ &n¿3 Aazi6oc 7o.U nÉpoou, o o ~ q nphzov d n ~ v , 671. xaipopat, n h q 9 E i ~ @ E9a ZOV 'Amt~Ov .

Se trata de la posibilidad de confusión entre las voces activa y media. Si dejamos de lado la fórmula de saludo XaSpe en P y T 4,2, el único uso de que disponemos es Ma Pa I,4 k ~ á p q , aoristo intransitivo con alargamiento expresando estado, formas que, aunque pronto entraron en el sistema pasivo, no lo eran en esencia, respondiendo a un presente ~ a i p o ' ~ ~ .

-xápi<: (Mn.G): Moer., 377= Xáptv, 'Azzt~cty. x á p i ~ a , "Ehhqvq. (Mn.G): Pollux V,110= E6&py&ze^tv, e6 notelv, xapi<&oQm, 6i60vat xáptv, ... (Ma Pe): Moer., idem. (Ma Pe): Pollux, idem. En nuestros textos encontramos sólo acusativos del tipo ~ á p i v , concretamente en

Mn.G 14 y en Ma Pe II,19 y III,24; en el primero se halla la estructura, referida por Pólux, xáptv 6i60vat:

..., O O ~ ~ [ O V ~ E S zbv 9ebv ~ Ó v T ~ ~ o t a 6 z q v x á p v zq napQÉvq O É K ~ ~ . , « ..., alabando a Dios que concedía a la virgen Tecla una gracia de tal índole».

-xpfiw: (P y T): Antiat., 116= Xpfipa. ápy6ptov. ápi9pqoov ~b ~ p f i p a , 'HpÓ6ozoq (P y T): Pollux I,40= ..., ~ p q p á ~ o v ~pe i zzov , ... 1, 169= ..., ~ p q p á z w v $ 0 ~ 6 , xp l j pam zaCapÉvot, ... III,83= ..., ápy6ptov e iocvÉy~~ tv , &vzt~azah3Lá<ao9at xpfipaza. III,86= zb 6' ápy6ptov ~ a k ^ t z a t ~ a i xpfipaza ~ a i vóptopa, ... (Y así, hasta otras 17 citas en Pólux referidas a ~ p f i p a con el sentido de «dinero»). (Mn.G.): Antiat., idem. (Mn.G): Pollux, idem. (Ma Pe): Antiat., idem. (Ma Pe): Pollux, idem. De aparecer la palabra xpfipa en nuestros textos, siempre lo hace con el significado

señalado de «dinero», «bienes»: así, P y T 11,12; 26,14 y 43,4; Mn.G 24 y Ma Pe I,3 bis; I,6 bis y I,11.

-xohóc: (Ma Pe): Ael.Dion., 23.(448)= ~ o A h q ~ a i k?n x o 6 b ~ K& ~ & t p Ó c ... (Ma Pe): Pollux IV, 188= (a propósito de diversas enfermedades o padecimientos que

pueden afectar al cuerpo) xwAh~, x o k i a , O l n o ~ e ~ o h h 9 a t .

14' Chantraine, Morfología, 48. lM Ibidem, 110.

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En Ma Pe II,26 aparece la palabra xoho6~, que hemos traducido por «mutilados», pudiendo afectar la merma física a cualquiera de las extremidades.

-vÉhtov: (P y T): Antiat., 116= vÉhta. T& 2075 ~ X E C Y L V , 06 ~ Ó V O V o~p&ninz&. Qp6vixoc. (P y T): Pollux V,95= ... .t& ~ 6 v y v v a t ~ ~ i o v K Ó C Y ~ O V Ovópa~a, ... V,99= ..., nepi 6E zoiq ~apno6c n ~ p t ~ á p n t a ~ a i kxívovc K a i &p+t6Éac ~ a i

O@ELS di ~ É ~ L O ! ... En 18,s aparece esta palabra en plural (-a), que hemos traducido por «brazaletes». El

opúsculo Antiaticista refiere ~ É ~ L O V a los codos, aunque m x v ~ también puede designar la totalidad del brazo; Pólux sitúa vÉhta en las muñecas -~apnod~-.

-$ti&: (Ma Pa): Antiat., 116= 'Q~E- &vh 70% EvOáGe. nh&~wv ropyiq. (Ma ?e): Moer., 388= ' Q ~ E ~otvbv 'Idvwv, 'ATTLK~V. O"~)ZOCY~, "Ehhqv~~. Con el significado «así», tal como señala Meris, lo tenemos en Ma Pe VI,6; con el

valor de kvOá6&, «aquí», en Ma Pa I,9 bis y V,11.

111. ANÁLISIS PORCENTUAL COMPARATIVO DE LOS ATICISMOS LÉXICOS

Tras este análisis de los aticismos, a partir de los datos procedentes de Schmid y de los diferentes léxicos aticistas, podemos establecer la siguiente tabla comparativa en cuanto a número de eventuales aticismos a nivel léxico:

(Si P y T y Mn.G formaran un único texto: 101 + 7 usos exclusivos de Mn.G = 108.)

Si establecemos la relación proporcional respecto al numero total de palabras que integran cada texto (concretamente 747 P y T, 288 Mn.G, 863 el conjunto P y T + Mn.G, 324 Ma Pa y 612 Ma Pe)'45, obtenemos los siguientes porcentajes:

El porcentaje mayor se encuentra en P y T con un 13,52%; de haber un mismo autor para P y T y Mn.G, el porcentaje descendería casi 3 puntos, pues quedaría en un 10,76%, aunque seguiría superando tanto a Ma Pe, que presenta un 8,49%, como a Ma Pa, que posee un 8,33%. No obstante, estas cifras necesitan ser perfiladas, como veremos a continuación.

'45 Recordemos que del número de palabras que compone cada texto excluimos gran parte de los morfolexemas +f. capítulo dedicado al análisis interno-.

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Centrándonos en el porcentaje más alto, el 13,52% que presenta P y T, podríamos afirmar, a primera vista, que la presencia de elementos áticos no es despreciable sobre todo en dicho texto. Sin embargo, estas cifras iniciales necesitan ser matizadas: retomando la idea apuntada en el apartado anterior, una misma palabra puede aparecer un número x de ocasiones en un escrito y sólo manifestarse como aticismo en un número y, casi siempre inferior, raras veces igual, a x. Para ello se podría escoger una forma considerada aticismo y observar en realidad en cuántas de sus apariciones se manifiesta como tal; el porcentaje obtenido ahora pasaría a ser muy inferior al establecido a priori. Por poner un ejemplo, el verbo ~ i p í se emplea en P y T en 38 ocasiones, de las que nos han interesado para el estudio del aticismo sólo 9 formas del imperfecto qv, y ello para constatar que se emplea siempre dicha forma, la ática, y no la propuesta alternativa "ijqv (cf. supra). Además, siguiendo con el texto que parece poseer mayor índice de aticismos a nivel léxico, P y T, en términos estadísticos, su «población» real, es decir, el número de palabras que contiene dicho texto, incluidas las repeticiones de una misma forma, es de 3569, cifra que supera con creces la de 747 que hemos propuesto como número de palabras diferentes que conforman P y T. De aplicarse aquélla proporcionalmente, haría descender el porcentaje de aticismos por el motivo que hemos señalado antes: no todos los usos de una forma son áticos aunque ésta funcione en una ocasión, o incluso en varias, com tal aticismo.

Junto a estas apreciaciones, por las que deducimos que el aticismo no posee la presencia que parecía tener en un primer término, debemos tener muy en cuenta lo ya señalado desde el punto de vista gramatical: la tónica general que presentan nuestros textos en dicho sentido no es tampoco la de un respeto a ultranza de los modelos áticos. Recorde- mos la total ausencia de optativos en los Hechos, a la que se suma ahora la presencia de términos aticistas poco relevantes desde los puntos de vista cualitativo y cuantitativo. A tenor del análisis realizado, aceptamos una muy limitada influencia de los patrones áticos, aunque sin conformar un sistema recurrente hasta el punto de que nuestros textos puedan considerase aticistas. La lengua es un organismo vivo que no puede resistirse a las corrientes operantes en su sincronía, y, salvo en escritos exageradamente aticistas, la dicotomía «ático» vs. «no ático» no tiene por qué ser tajante en extremo.

Podemos finalizar este apartado señalando, junto al empleo de formas pretendidamente aticistas, la presencia común en nuestros Acta de términos genuinamente populares, «vulgarismos» en la terminología de Schmid, además de formas de raigambre jonia, indica- tivos del eventual nivel de lengua al que deben ser adscritos nuestros textos si tenemos muy en cuenta que los aticismos no conforman en realidad un sistema estable de usos a ninguno de los niveIes examinados. Todas estas apreciaciones, en la dirección de circunscribir nuestros escritos a unos niveles generales de expresión cercanos, aunque no de forma exclusiva, a la lengua popular, irán encontrando acomodo de forma paulatina conforme avance el presente trabajo.