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L FÍSI YL ÉTI EPI URO y LU RE IO Alberto Relancio Mendez Profesor de Filosofía LE.S. Realejos La Orotava  Las Palmas de Gran Canaria febrero 1998 «Co razón creo se ha dicho que ningún otro filósofo de l antigüe- dad ha sido tan calumniado como Epicuro el materialista el hedonis- t el negador de la inmortalidad del alma y de l providencia divina y r tanto el enemigo de l religión y del Estado.»  Epicuro Carlos García Gual resulta que podemos recibir el poema de Lucrecio como la sola obra de Ciencia sistemática o de Física total que los antiguos nos han dejado  que es la rama hetedoxa  r escelencia la que han venido repr oduciendo a lo largo de los tiempos los diversos materialismos y ateísmos  hay que reconocer que es una especie de milagro laico o concat enación de circunstancias impr obables lo que ha hecho que un poema de tales condiciones haya pervivido y llegado hasta nosotros.»  Prolegómenos al De Rerum Natura Agustín  rcí Calvo

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  • LA FSICA Y LA TICA EN EPICURO y LUCRECIO

    Alberto Relancio MenndezProfesor de Filosofa, LE.S. Realejos

    La Orotava y Las Palmas de Gran Canaria, febrero 1998

    Con razn, creo, se ha dicho que ningn otro filsofo de la antige-dad ha sido tan calumniado como Epicuro, el materialista, el hedonis-ta, el negador de la inmortalidad del alma y de la providencia divina,y, por tanto, el enemigo de la religin y del Estado.

    (Epicuro, Carlos Garca Gual)

    f. .. } resulta que podemos recibir el poema de Lucrecio como la solaobra de Ciencia sistemtica o de Fsica total que los antiguos nos handejado f. .. } que es la rama hetedoxa por escelencia, la que han venidoreproduciendo a lo largo de los tiempos los diversos materialismos yatesmos f. .. } hay que reconocer que es una especie de milagro laico, oconcatenacin de circunstancias improbables, lo que ha hecho que unpoema de tales condiciones haya pervivido y llegado hasta nosotros.

    (Prolegmenos al De Rerum Natura, Agustn Garca Calvo)

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  • SEMINARIO OROTAVA DE HISTORIA DE LA CIENCIA - Ao VII

    1. VIDA DE EPICUROEpicuro, aunque ateniense, no haba nacido en Atenas. Sus padres, Neocles

    y Querestrata, debieron pasar una mala situacin econmica y emigrar a Samas,acogindose a un reparto de parcelas que Atenas haba organizado en la isla queentonces estaba bajo su dominio. (esto debi ser en el 352 a.c.). Y all naci,junto con otros tres hermanos, Epicuro a finales del ao 342 o principios del 341.Parece que Epicuro particip de la actividad de su padre como maestro de escue-la y de la de su madre, que al parecer iba de casa en casa haciendo algn tipo derituales de purificacin, actividades complementarias a las de campesinospobres. Epicuro estuvo estudiando filosofa desde los catorce aos con el plat-nico Pnfilo hasta que a los 18 aos tuvo que trasladarse a Atenas a realizar elservicio militar -la efeba ateniense -.

    Debi llegar a Atenas a mediados del 323, justo cuando ocurra el hechocrucial de la muerte de Alejandro Magno, y all recibira adiestramiento militarjunto con su compaero de filas Menandro, futuro comedigrafo de la llamadaComedia Nueva. Al segundo ao de su estancia en Atenas, el de los desfiles, elacuartelamiento y la adquisicin de su plena ciudadana, ocurrira otra muertedecisiva, la del filsofo Aristteles, que se haba ido de Atenas poco antes debi-do a su vinculacin con Macedonia, justo en un momento en que la ciudad vivauna reaccin antimacednica exaltada por la muerte de Alejandro.

    En el 321 Epicuro se traslada a la ciudad de Colofn, en la costa jonia, pues-to que su familia tuvo que trasladarse a dicha ciudad forzados por la expulsinde los colonos de Samas, cuyas tierras iban a ser devueltas a sus antiguos pro-pietarios, segn decreto del propio Alejandro poco tiempo antes de morir. Desdeall parece que pudo haber ido a estudiar un tiempo con el peripatticoPraxfanes en Rodas, segn refiere Digenes Laercio, y, con ms certeza, conNausfanes de Teas, discpulo de Demcrito, as como con el escptico Pirrn.Despus de estos aos de formacin funda una escuela en la ciudad de Mitilene,en la isla de Lesbos, adonde se traslada. La experiencia no fue buena y se veinvolucrado en enfrentamientos, que le obligan a trasladarse a Lmpsaco, cercade los Dardanelos, donde desarrollo una gran actividad, y donde consigue algu-nos de sus seguidores ms fieles.

    Despus de estos cuatro fructferos aos, entre el 310 Y el 306, Epicuro setrasladar a Atenas en el 306 y all fundar una escuela, despus de comprar unacasa y un jardn -el cual dio nombre a su escuela, el Jardn de Epicuro, y quems que un jardn era un huerto-. Tena entonces treinta y cinco aos y duranteotros treinta y, cinco aos ensear en Atenas, en competencia con el Liceo aris-totlico y la Academia platnicas, as como, fundamentalmente, con la escuelaestoica, fundada tambin en Atenas en el 301, Y con la corriente escptica, quems tarde ser la orientacin predominante en la Academia.

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  • LA F/SICA y LA TICA EN EPICURO y LUCRECl

    Los ltimos aos de Epicuro transcurren, como decamos, enseando y escri-biendo en el Jadn, su escuela, que queda bien caracterizada en las siguientes pala-bras de Carlos Garca Gual:

    Porque el Jardn l no pretenda ser, a diferencia de la Academia y el Liceo,un centro de atraccin intelectual, una escuela de educacin para destacar en elgran mundo, la orientacin poltica y la investigacin cientfica, junto con unaformacin moral dogmtica. Era, ante todo, un retiro para la vida en comn y lameditacin amistosa de unas personas dedicadas a filosofar, un tanto desengaa-das respecto a la repercusin mundana de las enseanzas de la autntica filoso-fa. El Jardn era una escuela donde se buscaba, ante todo, una felicidad cotidia-na y serena mediante la convivencia segn ciertas normas y la reflexin segnciertos principios. (Epicuro, pg. 38).

    Epicuro morira en Atenas en el 270 a los 72 aos en una poca de convulsio-nes polticas y decisivos cambios histricos, lo que quiz explique su decisin deapartarse de la poltica y refugiarse en su escuela y en las comunidades epicreasunidas por lazos de amistad, para practicar una verdadera y liberadora fIlosofa.

    2. OBRAS DE EPICUROSeguramente ninguno de los pensadores se la antigedad ha sido tan calum-

    niado ni tan trivialmente malinterpretado como Epicuro. Tampoco ninguno ha sus-citado alabanzas tan entusiastas. (tica de Epicuro, Carlos Garca Gual yEduardo Costa Mndez, pg. 13). A sus detractores se debe, sin duda, que apenasconservemos textos de Epicuro, como siguen diciendo los autores citados:

    De los numerosos escritos de sufundador [del epicuresmo], uno de los fil-sofos antiguos de mayor produccin literaria, no nos queda casi nada. Ni un librodel casi medio centenar de tratados [ms de 300 rollos de papiro] que escribiEpicuro. Tan slo breves fragmentos, algunas sentencias escogidas, y tres cartaso eptomes, preservadas por un azar feliz. La inclusin de stas en la obra de unerudito historiador de la filosofa, Digenes Laercio, a ms de cinco siglos de dis-tancia de Epicuro, las ha salvado del naufragio casi total de sus textos. La desa-paricin de la obra escrita de Epicuro ha sido en parte efecto de la desidia ani-quiladora de los siglos, pero en buena parte tambin resultado de la censuraimplacable de sus enemigos ideolgicos. (tica de Epicuro, Carlos Garca Gualy Eduardo Costa Mndez, pg. 14).

    l En la escuela se admitan personas de todas las clases sociales, incluso mujeres -tanto ciu-dadanas "honestas" como cortesanas (hetairas)-, y tambin esclavos, lo cual resultaba bastante escan-daloso para la poca.

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    Las tres cartas de Digenes Laercio, recogidas en el libro X de su obraVidas, doctrinas y sentencias de filsofos ilustres, son la dirigida a Herdoto,sobre los fundamentos de la interpretacin de la Naturaleza, la dirigida aPitocles, que trata de los fenmenos celestes, y la dirigida a Meneceo, centradaen cuestiones ticas. Tambin recoge Digenes cuarenta mximas, las llamadasMximas Capitales, resumen del pensamiento de Epicuro (adems de su testa-mento y un fragmento de una carta). En 1887, K. Wotke descubri 81 sentenciaso dichos breves, publicados al ao siguiente con el ttulo de GnomologiumVaticanum -Sentencias Vaticanas-, por el lugar donde fueron encontradas, sobretema tico, y coincidentes algunas con las Mximas Capitales (algunas de ellasson de sus discpulos).

    Merece una mencin aparte toda una serie de papiros carbonizados encontra-dos en una villa de Herculano, cerca de Npoles, sepultada en el ao 70 d.C. porla erupcin del Vesubio y que fue excavada a finales del siglo XVIII. Se trataba deuna biblioteca con numerosos volmenes de obras de Epicuro -en particular de sumagna obra en treinta y siete libros Sobre la Naturaleza- y comentarios filosfi-cos, que haba pertenecido a Filodemo de Gdara, docto escritor y poeta del siglo1a.c., amigo de Cicern. Los fragmentos de dichos papiros estn en muy mal esta-do y son difcilmente legibles, pero poco a poco, y con mucha pericia filolgica,se han ido reconstruyendo algunas frases y textos2.

    Aparte de estas fuentes directas tenemos para reconstruir la doctrina epicrealos textos de sus discpulos y de sus fervientes seguidores, el principal de ellos elpoema filosfico De Rerum Natura del escrito latino Tito Lucrecio Caro (del quehablaremos ms adelante), as como obras del citado Filodemo, o de un epicreode finales del siglo 11 d.C., Digenes de Enoanda, que mand escribir sobre unmuro, en su Capadocia natal, una muy larga inscripcin con sentencias o mximasepicreas y algn fragmento de carta.

    Del lado de los crticos o detractores de la doctrina epicrea son importantescomo fuentes algunas obras filosficas de Cicern, de Plutarco, Sneca o SextoEmprico. Como comentan Garca Gual y Acosta Mndez: Adeptos de uno u otrocredo religioso, o sectarios de algn dogmatismo filosfico, vieron en Epicuro aun peligrossimo adversario y competidor, negador impo de la trascendencia mun-dana y enemig9 de la Religin y el Estado. (!bid., pg. 16).

    2 El anlisis de los papiros se ha seguido haciendo en las ltimas dcadas en el centro papirolgicode Npoles, y existe una revista monogrfica, publicada desde 1971 por el profesor Marcelo Gigante lla-mada Cronache Ercolanesi, que van dando cuenta de los progresos en el trabajo de investigacin de lalectura e interpretacin de los textos.

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    3. FINALIDAD Y PRESUPUESTOS DEL FILOSOFAR

    Para Epicuro -nos dice Garca Gual-lafilosofa es, mucho ms que un teo-rizar y un saber objetivo, una actitud personal, una actividad que proporcionafelicidad a la vida; que, a la manera de las medicinas al cuerpo, aporta salud alalma. Filosofar no es un lujo, sino una urgencia vital en un mundo catico y alie-nante f. .. } Siendo una actividad (enrgeia), es a la vez una actitud ante el mundo,que proporciona a la persona una disposicin anmica fundamental para el vivircotidiano, y hace delfilsofo ese hombre dichoso que es, en el terreno de lo prc-tico, el autntico sabio (sophs) f. .. } "Vana es la palabra de aquel filsofo queno remedia ninguna dolencia del hombre. Pues as como ningn beneficio hay dela medicina que no expulsa las enfermedades del cuerpo, tampoco lo hay de lafilosofa, si no expulsa la dolencia del alma" (frg. 221 Us.). Por lo tanto no es suvana apariencia, sino la dedicacin real afilosofar lo que nos beneficia. "No hayque simular filosofar, sino filosofar realmente. Porque no necesitamos aparentarestar sanos, sino estar sanos de verdad. " (SV 54) f. .. } El filsofo se sobrepone alos dolores del nimo, a las angustias, temores, inquietudes, e incluso a los dolo-res de la carne, mediante la fortaleza de su disposicin anmica. Practica un"arte de vivir" que le da una existencia serena, una eudaimona constante, querivaliza con la felicidad de los dioses. (Epicuro, pgs. 54-56).

    De tal forma que el ideal terico, la investigacin y el saber queda subordi-nado a su utilidad vital, al saber vivir.

    Para esta liberacinfilosfica -sigue diciendo Garca Gual- es necesario elconocimiento cientfico de la realidad. Frente a las vanas presunciones, suposi-ciones y supersticiones, slo el conocimiento real de la Naturaleza nos garantizala autntica serenidad de nimo, la buscada ataraxa f. .. } resulta de lo ms valio-so para la verdadera felicidad el conocer las causas reales de las cosas, que libe-ra al estudioso de los fantasmas irracionales de las creencias angustiosas y de lasesperanzas sin fundamento f. .. } Conviene quizs insistir algo ms en ese valorinstrumental que los epicreos dan al saber cientfico, precisando que no signifi-ca un menosprecio del estudio y la investigacin de la realidad objetiva, sino quesimplemente subordinan ese conocimiento a la finalidad de todo saber humano,que es la obtencin de la eudaimona. El conocimiento cientfico no es un fin ens mismo, sino un medio para la liberacin del nimo. (lbid. pg. 57).

    Epicuro rechaza la paideia tradicional, los valores inculcados en la tradicinhelnica de competicin y de esfuerzo para destacar, y los vanos ideales que estatransmite. Pero Epicuro no es un cnico, su rechazo de la sociedad helensticagriega no llega hasta la mendicidad o marginalidad de los cnicos; se puede vivir

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    en la ciudad, sin intentar cambiar su organizacin, utilizando sus institucionespero sin participar activamente en ellas, y sin intentar hacer revoluciones o pro-poner utopas, y mucho menos sin intentar dirigir polticamente al pueblo haciaotra organizacin social, algo que para un epicreo cae fuera del horizonte real.

    Hay que abstenerse de la poltica, vivir al margen de las carreras de honores ydisputas, del ansa de poder y de riqueza, de medrar o desbancar a otros. Lo mejores pasar desapercibido para evitar sufrimientos y reveses, angustias y dolores inne-cesarios; lo mejor es organizar en la medida de las posibilidades comunidades deamigos al margen de lo establecido, poniendo el fin en la felicidad serena y en elplacer, a travs del conocimiento de la Naturaleza y del control de deseos y dolo-res. Todo consiste en vivir bien, sin grandes derroches, con lo necesario para evitarlos temores, las supersticiones, y controlando la salud del cuerpo y del alma. Hayque liberarse -dice Epicuro- de la crcel de los intereses culturales y de la poltica(SV 58), ya que los valores que ah se propugnan no son los del sabio epicreo.

    Se trata de reducir al mnimo la dependencia del exterior, tener la mayorindependencia posible; se trata de la autosuficiencia del sabio, de conseguir laautarqua, el no dejarse arrastrar por poderes externos, que no podamos contro-lar, por avatares de la Fortuna que se escapen de nuestro dominio.

    Parece que los estoicos y los epicreos reaccionarn contra las filosofas delo incorpreo de Platn y Aristteles, centradas en el marco de la polis, proyec-tndose hacia la Naturaleza como marco definidor, aunque lo principal sea parael individuo la filosofa de la vida, los problemas ticos urgentes y cmo serfeliz. Se crea todo un sistema frente a los doctrinarismos y disoluciones de lasescuelas clsicas, que para los epicreos supone un conocimiento racional de laNaturaleza subordinado a la vida serena y feliz, al alejamiento de los temores dela ignorancia y la supersticin (o de los mitos y las teologas astrales), basndo-se en unos criterios firmes y sencillos que determinen lo que es conocimientoverdadero frente a los errores, las vanas opiniones y las falsedades ilusorias.

    4. CANNICALa primera constatacin que habra que hacer es que la doctrina de Epicuro es

    un todo inseparable aunque helenistas como Digenes Laercio la hayan fragmenta-do en tres partes: Cannica, Fsica y tica. El hecho de que no haya tres partesautnomas o separadas no implica que no haya directrices o lneas fundamentalesen la teora, siempre y cuando se las mantenga dentro de un todo en el cual, y sloen el cual, tienen sentido.

    Una de las doctrinas bsicas del sistema es la relativa a los criterios de verdadpara un conocimiento exacto de la realidad, que es una de las divergencias mayo-res que tiene la utilizacin del atomismo por parte de Epicuro respecto a Demcrito,el cual mantena una orientacin semiescptica en su teora del conocimiento.

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    Nos dice Digenes Laercio:

    En su Canon, en efecto, dice Epicuro que los criterios de la verdad son lassensaciones (aisthseis), las preconcepciones (prolpseis) y las afecciones (pthe),y los epicreos aaden tambin las proyecciones imaginativas del entendimiento(phatastiks epibols tes dianoas). Lo afirma tambin Epicuro en su Eptome aHerdoto y en las Mximas Capitales. (apud Epicuro, Garca Gua!, pg. 78).4.1. SENSACIONES

    Y a continuacin del texto anterior sigue diciendo Digenes Laercio:"Toda sensacin", dice, "es irracional (logos) no participa de la memoria

    de ningn modo. Ni por s misma ni movida por otro puede aadir o restar nada.(Ibid.)

    Las sensaciones son el primer criterio de verdad y en cuanto datos brutosrecogidos del exterior son irrefutables. Las sensaciones responden a la captacinde las imgenes (eidola) formadas por los sutilsimos tomos que se desprendencontinuamente de los objetos, y que forman efluvios que llegan hasta nuestrocuerpo, chocando con nuestros rganos de los sentidos3. Las sensaciones encuanto tales siempre son verdicas, y son el fundamento de los dems criteriosde verdad y de cualquier juicio, los cuales s pueden ser errneos por diversosmotivos que luego veremos.

    Como decimos, cada sensacin es siempre verdadera y en cuanto tal logos,es decir, no discursiva, no relacionada con otras, independiente.

    Las sensaciones son automticas, y son objetivas en la medida en que res-ponden a la constitucin atmica de la realidad; y la representacin de los obje-tos se basa en las impresiones recibidas (una afeccin pasiva provocada por algode lo cual ella constituye un efecto correspondiente y adecuado) que para servlidas tienen que ser confirmadas por la claridad (enrgeia) y por la ausenciade contradicciones en la percepcin.

    Las sensaciones son hechos, como los sentimientos, y son la base para cons-'truir el conocimient04, incluidas las inferencias que se hacen sobre lo que estms all de los fenmenos, de lo perceptible.

    3 Dice Epicuro: Si rechazas todas las sensaciones no tendrs siquiera un punto de referencia parajuzgar aquellas que afIrmas que son falsas. (M.C., 23, Epicuro, Garca Gual, pago 142).

    4 Los efluvios de tomos funcionan como una especie de ondas que viajan desde los objetos, quedesprenden sus capas ms externas de aqullos, en un flujo continuo que permite dar cuenta de lasdimensiones y tridimensionalidad de los objetos para el observador. Las sensaciones no son ms que elconjunto de ondas de tomos muy sutiles que reproducen los contornos, dimensiones y caractersticasde los objetos de los que proceden, y se adaptan a los rganos de los sentidos, de forma que chocan consus tomos y producen una reaccin subsiguiente capaz de generar una imagen.

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    4.2. PRLEPSIS y LENGUAJELas prolpseis, traducidas por preconcepciones, anticipaciones o prefiguracio-

    nes, nacen por la repeticin de las mismas sensaciones: no son ms que la imagengeneral de lo sensible que pervive en la memoria; esta imagen es la que fijamos enlas palabras y que aplicamos, luego, a casos particulares semejantes. La prlepsises una imagen mental o un concepto general producido por el recuerdo de impre-siones repetidas de un determinada objeto. As la reiterada visin de hombres par-ticulares nos lleva a la imagen del hombre general, una especie de concepto uni-versal al que asociamos una palabra, "hombre", la cual sirve, una vez generada,para anticipar, pre-concebir, pre-figurar, a un hombre particular que identificamosy reconocemos con ese nombre que evoca la imagen o concepto.

    Esto supone ya la intervencin de la memoria que recoge configuracionesde tomos, imgenes mentales de experiencias previas, pues las prolpseis pro-ceden de las impresiones sensibles y no son en ningn sentido innatas; pero unavez formadas son previas a otros actos de conocimiento, es una anticipacin con-ceptual que fundamenta el conocimiento cientfico y la comunicacin por el len-guaje. A las prolpseis se les ha de exigir claridad y precisin en la medida enque son la base para los juicios verdaderos o falsos.

    Somos capaces de interpretar sensaciones nuevas comparndolas con las pro-lpseis o preconceptos, y todos nuestros juicios acerca de objetos se elaboran sobrenuestras experiencias registradas, que clasificamos utilizando el lenguaje. Los pre-conceptos son el fundamento de los juicios y el lenguaje. El error aparece cuandousamos palabras que significan un preconcepto que no corresponde con el fenme-no, por asociacin errnea entre fenmenos y conceptos debido a la ambigedad deciertas palabras, o bien por confundir impresiones claras y oscuras.

    Epicuro pensaba -dice Long- probablemente que todos los otros conceptos,incluso aqullos que carecen de referencia emprica, derivan de preconceptos. Lospreconceptos pueden combinarse unos con otros o pueden ser usados como basepara una inferencia. aunque la mayora son derivados directos de sensaciones.

    Sigamos con Digenes Laercio:

    "La prlepsis, dicen los epicreos, es como una comprensin (katlepsis),una opinin recta, un pensamiento (nnoia), una nocin general que est en noso-tros como un recuerdo (mnme), de lo que muchas veces se nos ha presentadodesde fuera. Por ejemplo, aquello que se me est presentando de esta manera es unhombre. Porque en el momento mismo en que se dice hombre, gracias a la prlep-sis, se piensa, al mismo tiempo, en su imagen genrica (typos), segn las sensacio-nes que antes se han tenido. Para todo nombre, pues, aquello que es primeramen-te significado en l se nos presenta como evidente. Y nosotros no podramos llevaradelante investigacin alguna, si no tuviramos ya de antemano algn conoci-miento. Por ejemplo, cuando decimos: aquello que hay all es un caballo o un

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    buey? Porque para hacer tal pregunta es preciso haber conocido alguna vez laforma (morph) de caballo o de buey. No podramos, pues, nombrar cosa alguna,si antes no conocisemos, por medio de la prlepsis, su imagen genrica, su typos.Las prolpseis son, pues, evidentes." (Digenes Laercio, X, 33)>> (apud El epicure-smo, Emilio Lled, pgs. 94-95).

    A partir de las sensaciones, por una parte, se establecen imgenes a las quese adecan los sonidos, y, por otra, se establece un registro de imgenes queconstituyen la memoria base de la "dinoia" o mente en Epicuro, capaz de pro-yectarse a partir de las sensaciones sobre cada nueva sensacin (es a travs delas prolpseis como podemos reconocer a qu se refiere una sensacin dada).

    Existe un mecanismo paralelo -como se puede apreciar en el texto anterior-,por el cual a partir de la imagen constituda se crea un equivalente sonoro, queson las voces o palabras del lenguaje, a partir de las cuales se transmiten nuestrasexperiencias.

    Todo el lenguaje y el pensamiento reposan sobre las prolpseis. Estos con-ceptos son un criterio de verdad de nuestras opiniones porque -al igual que lassensaciones que resumen- son imgenes de las cosas en el alma (son imgenesde lo sensible memorizado, y como tipos, modelos o esbozos que nos permitencomprender las cosas asocindoles palabras).

    El concepto general -prlepsis- tiene por una parte una relacin automti-ca con las sensaciones, y por otra una correspondencia entre el concepto generaly la palabra: el concepto general queda fijado o expresado en la palabra porquesu significado est basado (aunque por convencin) sobre la sensacin inmedia-ta de los objetos.

    El lenguaje correcto es, pues, el lenguaje "natural" construdo por los indi-viduos que con idntica conformacin atomstica tienen las mismas sensaciones(manejan los mismos objetos de experiencia),

    Epicuro sostena que, si uno se atiene al significado primero y fundamen-tal de los vocablos que emplea, los problemas lgicos pueden ser evitados odejados de lado como tantas disquisiciones ersticas y superfluas (Epicuro,Garca Gual, pg. 80). Epicuro no quera discutir sobre palabras, sobre sonidosvacos de contenido (phonai kena),5

    5 "La bsqueda de conocimiento tiene que realizarse apoyndose en los elementos esenciales de losconceptos y en lo que originariamente los conceptos significan. Cada palabra, por muy manoseada quehaya podido estar por la historia, y sobre todo aquellas palabras que encierran compromisos intelec-tuales, ideolgicos, ticos, conserva, an en sus contextos originales y en su primitiva semntica, aque-llas referencias al mundo de la sensibilidad y la experiencia en la que se origin [...] En el texto epic-reo se intenta reducir el lenguaje a un esquema simple, que evite ese inacabable proceso en el que empie-za a perderse el primer nivel referencial: aquel que permite descubrir en las palabras sus "sentidos pri-meros". (El Epicuresmo, Emilio LLed, pgs. 100-103).

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    4.3. SENTIMIENTOSTodas nuestra sensaciones son movimientos de tomos corporales y estos

    movimientos involucran o bien una perturbacin, y de ah el dolor, o bien laausencia de dolor, esto es, el placer. Cada experiencia de los sentidos supone pla-cer o dolor; es una forma diferente de experimentar los efectos de las sensacio-nes, y no slo de los cinco sentidos sino tambin de la mente misma. Estos sen-timientos son los criterios segn los cuales debemos actuar; de esta forma en laesfera moral cuando elegimos y decidimos de qu forma actuar nos referimos alos sentimientos. El placer es apropiado para nosotros porque nos indica los cur-sos de accin que nos mantienen en una vida sin problemas, y el dolor no es natu-ral, porque es el camino de la destruccin. Los sentimientos indican si nosotrosvivimos de acuerdo con la naturaleza, con el funcionamiento general de los to-mos, y de esta forma vivimos una vida tranquila, una vida buena siguiendo los dic-tados de lo natural.

    Los sentimientos del placer y dolor se corresponden con el mantenimientoestructural de los engarces atmicos de los seres vivos que permiten el funcio-namiento del cuerpo y el alma; el placer sera la ausencia de dolor, un lmiteautomtico dentro de las variaciones atomsticas. Los sentimientos determinanlo til, lo conveniente, lo agradable, y lo rehusable o evitable; y no son subjeti-vos dado que remiten a todos los organismos conformados igual que el nuestro.

    Son un criterio de verdad porque para Epicuro verdad no se confunde conopinin sino con la realidad atomstica; as la tica de Epicuro sera la manifes-tacin de la teora fsica en el plano del comportamiento humano. De estamanera le fue posible a Lucrecio establecer un modelo de comportamiento en supoema sin referirse a otra cosa que al mundo fsico, a los tomos y sus relacio-nes. (S.G. Escudero, pg. 253).

    Est claro, pues, -dice Garca Gual- que la cannica est directamenteenlazada con la fsica y tambin con la moral, puesto que la Naturaleza esquien da las pautas del verdadero conocimiento y de la recta conducta.(Epicuro, pg. 83).

    4.4. EPIBOL TES DIANOASLa epibol tes dianoas, o la expresin phantastikai epibolai tes dianoas

    suponen uno de los mayores escollos de la interpretacin de la filosofa deEpicuro. Siguiendo a Rist, se podra traducir esta ltima por "imgenes produci-das por el contacto de la mente", es decir, imgenes producidas por el choque delos tomos de la mente con los tomos provenientes de los sentidos.

    Rist interpreta que la epibol puede referirse a dos cosas diferentes: al con-tacto de la mente con las representaciones que provienen de los sentidos, en cuyocaso la actuacin de la mente sera fiable y formara parte del mecanismo de la

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    sensacin; o al contacto de la mente con imgenes mentales que la propia mentepuede captar por s misma, funcionando como una especie de "sentido", en lamedida en que capta tomos muy sutiles que no pasan por los cinco sentidos -como pueden ser los dioses, o las imgenes de los sueos o las alucinaciones. Elproblema de esto es que el contacto de la mente puede funcionar sobre imge-nes almacenadas o mediante mecanismos autnomos que pueden llevar a cons-truir conceptos por analoga o hiptesis, que para ser confirmadas deber referir-se al mecanismo de los sentidos.

    El problema es que slo se podra considerar la epibol tes dianoias comoun criterio de verdad si se redujera a contactos con los tomos provenientes delos sentidos, pero no lo sera si actuara de manera autnoma, al margen de loscontactos sensoriales.

    4.5. JUICIOS U OPINIONES VERDADERAS O FALSASUsamos los criterios para saber si las afirmaciones, con las que pretendemos

    conocer e interpretar el mundo, son verdaderas o falsas.Los objetos del mundo pueden clasificarse en la teora de Epicuro en: lo

    aparente -ta phainmena-, lo que aguarda confirmacin -ta prosmnon- y loinvisible -ta adela-o

    Para los objetos que caen bajo los sentidos debemos basarnos en las sensa-ciones, y en su propia autocorrecin, esto es, que si nosotros vemos un objeto yhacemos un juicio, ste debe ser confirmado por nuevas observaciones que lovaliden -o si las sensaciones son confusas o se producen ilusiones perceptivas-;la proposicin es verdadera si la evidencia de las sensaciones se corrige o con-firma con otras sensaciones aadidas. El juicio es falso si nuevas sensacionescontradicen la primera apreciacin, y no hay evidencia de lo que pareca queindicaban las primeras sensaciones.

    "Lo que aguarda confirmacin" puede ser lo que no cae en este momen-to en el campo perceptivo pero puede hacerlo, y un caso particular sera el delos fenmenos celestes, de los cuales tenemos indicios (semeia), en la medi-da en que tenemos una visin lejana de ellos. Aqu hay que aplicar la infe-rencia analgica para construir hiptesis, teniendo en cuenta que debe estarsujeta a una explicacin racional, no ajena al funcionamiento de aquello quepodemos observar con los sentidos; la analoga no debe contradecir las sen-saciones, y el resultado de nuestras operaciones cognoscitivas no debe entraren contradiccin con los sentidos o con lo que ya tenemos constatado. Por esopueden formularse varias hiptesis o teoras para explicar los fenmenoscelestes, siempre y cuando estn de acuerdo con la evidencia de los sentidos,y cuya verdad puede considerarse igualmente probable; y, por supuesto, sincaer en el absurdo o el mito.

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    Para el campo de lo invisible -fundamentalmente los tomos y el vaco- slosirve la inferencia6. As Epicuro dice: "Si no hubiera vaco, entonces los cuerposno podran moverse. Pero nuestros sentidos nos dicen que los cuerpos se mue-ven, por tanto el vaco existe." Se enfatiza aqu la premisa "nuestros sentidos nosdicen que los cuerpos se mueven", que se extrae de la experiencia sensorial. Ouna variante que Epicuro utiliza aunque no ser estudiada hasta Filodemo, quesera: "es inconcebible que q pueda ser el caso, si p no es el caso", como, porejemplo, "si Scrates no es un hombre, es inconcebible que Platn pueda ser unhombre". Para derivar una consecuencia inconcebible se parte aqu de una pre-misa que est en total contradiccin con los fenmenos que nosotros podemosconstatar a travs de nuestra percepcin.

    5. FSICAEpicuro insistir en la importancia del conocimiento cientfico de la

    Naturaleza para rechazar las supersticiones, por ejemplo, acerca de la divinidadde los astros, defendida por los platnicos y por la creencia popular.

    Es cierto que dice (M. e. 11): "Si nada nos perturbaran los recelos ante losfenmenos celestes y el temor de que la muerte sea algo para nosotros, y ade-ms el desconocer los lmites de los dolores y de los deseos, no necesitaramosde la investigacin de la naturaleza (physiologa)." Y agrega en la M.e. 12:"No resulta posible liberarse del temor ante las ms definitivas preguntas sinconocer cul es la naturaleza del universo y perder as el recelo ante algunasde las creencias de los mitos. De modo que sin la investigacin de la naturale-za no es posible recoger placeres puros." La physiologa revela as su carcterutilitario. (Epicuro, Garca Gual, pg. 58).

    Pero el valor de este conocimiento es grande en cuanto contribuye a la sere-nidad del nimo del sabio y a la obtencin de los placeres ms autnticos, y, de

    6 Vase a este respecto la inferencia analgica que va de lo mnimo en la percepcin a lo mnimoen el tomo en la Carta a Herdoto, 58-59, pgs. 98 y 99 del Epicuro de Garca Gua!. La inferencia poranaloga es introducida por Epicuro. Aunque ste no la sistematiza sta tendr un gran desarrollo en elepicureismo posterior, sobre todo en oposicin a los estoicos. Epicuro sigue aqu la tradicin del pensa-miento presocrtico griego y, en particular, de la tradicin empirista en Medicina, donde a partir de loperceptible -los sntomas- tomado como signo se poda revelar lo imperceptible -las enfermedades-oLa inferencia analgica permitira hacer juicios sobre lo imperceptible partiendo de lo perceptible; sebasa en un principio inductivo. A partir de la observacin de un gran nmero de casos particulares queorigina la formacin en nuestra memoria de las anticipaciones -prolpseis- cabe establecer juiciossobre las caractersticas esenciales de lo no perceptible o sobre el futuro en virtud de la semejanza queresulta de la comunidad con lo perceptible. Filodemo de Gadara en el siglo 1 a.C. sistematizar el temaen su Sobre los Mtodos de Inferencia, donde responde a las objeciones de los estoicos.

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    hecho, Epicuro dedic gran parte de su obra a este tipo de conocimientos dejan-do de lado, no obstante, las matemticas y la lgica, por ejemplo.

    La doctrina sobre la Naturaleza, la Fsica, est expuesta bsicamente en doscartas de Epicuro, la carta a Herdoto y la carta a Pitocles, que es una especie deapndice de la primera, centrada en los fenmenos astronmicos y meteorol-gicos. Aparte de esto tenemos algunas mximas y fragmentos de su gran obra entreinta y siete libros titulada Peri Physeos. Y tiene un valor inestimable el desa-rrollo pormenorizado de muchos puntos (aun dentro de una orientacin e inter-pretacin particular), la obra de Lucrecio De Rerum Natura.

    La teora bsica de la que se sirve Epicuro en su interpretacin de los fen-menos naturales es el atomismo de Leucipo y Demcrito. Pero si bien se sirvede las ideas directrices del atomismo clsico, Epicuro introducir modificacio-nes notables, tanto en lo que atae a algunos cambios en la propia doctrina comoa la finalidad y contextualizacin de la misma. Los cambios introducidos en elatomismo se deben a las crticas provenientes, sobre todo, de Aristteles y a laintegracin de la explicacin atomista en el sistema de la filosofa epicrea, cuyateora del conocimiento y tica divergen de las de los primeros atomistas.

    Los axiomas bsicos del atomismo, que nosotros hemos expuesto en estemismo Seminario "Orotava" el pasado ao7, suponen que Nada nace de la nada,a la vez que nada se destruye y se convierte en nada, con lo cual el todo es inmu-table y eterno. El todo, que es infinito, est compuesto por tomos y vaco, queson los componentes mnimos de todo lo existente; los tomos en cuanto "cuer-pos mnimos", sin vaco interno, y el espacio o vaco como la nica entidadincorprea existente; todo lo dems son compuestos, es decir, cuerpos formadospor ambos componentes.

    Epicuro trata de mantener estos principios partiendo siempre, a diferenciade sus predecesores, de los datos sensoriales -y de su teora del conocimientoantes expuesta-: las cosas se generan de simientes, no de la nada -como atesti-guan nuestros sentidos- y tampoco se volatilizan sin ms, sino que se destruyenpara transformarse en otras. Observamos cuerpos y vemos que estn compues-tos de otros ms pequeos, y, por analoga, llegamos hasta componentes mni-mos, que aunque invisibles, suponemos similares a los cuerpos, pero que son loslmites de la descomposicin, son indivisibles (por eso ya no tienen vaco sepa-rador, son compactos, sin partes...).

    Epicuro intenta tambin instaurar el vaco desde un punto de vista empri-co, partiendo del movimiento de los cuerpos, para deducir la existencia de un

    7 "La Fsica Atomista", Alberto Relancio Menndez, Seminario "Orotava" de Historia de laCiencia, ao VI, con el ttulo genrico "Ciencia y Cultura en la Grecia Antigua", Abril/Mayo de 1997.

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    SEMINARIO OROTAVA DE HISTORIA DE LA CIENCIA - Ao VII

    espacio por el que los cuerpos transitan, un espacio donde los tomos se juntano chocan; pero se trata de un vaco con entidad, es decir, que para salvar crticaseleticas o aristotlicas Epicuro convierte al vaco en una naturaleza intangiblee incorprea, aunque naturaleza capaz de recibir propiedades.

    Los tomos -dice Epicuro- no poseen ninguna cualidad de los objetos apa-rentes a excepcin de figura, peso y tamao y cuanto por necesidad es congni-to a la figura (Epicuro, Garca Gual, pg. 97). El tamao de los tomos varapero dentro de unos mrgenes -no puede haber tomos perceptibles-o Tienentambin formas o figuras diferentes, de lo que depende su combinacin y entre-lazamiento en los sistemas atmicos que forman los cuerpos (y de ah, en granmedida, depende el orden y posicin de los tomos en los entramados atmicos),pero su variedad no es infinita sino tan slo incalculable. Esto es una rectifica-cin del infinito de acuerdo con el nmero incalculable, pero limitado, de for-mas de las que la percepcin nos informa, lo cual no impide que dentro de cadafigura el nmero de tomos sea infinito.

    Lo que acabamos de decir rectifica la posicin de Demcrito que admitainfinidad de formas y tamaos en los tomos, as como para l el peso slo tenasentido, ligado al tamao, en los torbellinos que forman los mundos. Sin embar-go, el peso es esencial para Epicuro, porque da entidad al tomo (Aristteleshaba criticado los tomos sin peso y los haba confundido con las unidades pita-gricas) desde el punto de vista fsico, y es lo que hace que tenga un movimien-to natural, eterno, lo que hace que se mueva "de arriba a abajo".

    Este arriba y abajo del movimiento de los tomos no son ms que adver-bios convencionales que indican lo que est por encima de nuestras cabezas y loque est por debajo, es decir, un punto convencional de referencia para el movi-miento que somos nosotros, y es nuestro mundo concreto dentro del espacio infi-nito. Dice la carta a Herdoto: [...] es posible imaginar una lnea sola de movi-miento hacia el infinito por arriba y una sola por abajo, aun si llegara diez milveces a los pies de los que estn arriba lo que se mueve desde nosotros hacia losespacios de por encima de nuestra cabeza, o a la cabeza de los que estn masabajo lo que se mueve hacia abajo. (Epicuro, Garca Gual, pgs. 99-100).

    Los tomos se mueven continuamente a la misma velocidad en el espacioinfinito, pues el vaco no opone resistencia salvo que choquen unos con otros, yen ese caso las velocidades cambian dependiendo de los obstculos, de la figu-ra y tamao del tomo. Si todos los tomos cayeran -es decir, vinieran hacianosotros- paralelamente con trayectoria vertical no habra choques ni entrelaza-mientos de tomos y, por consiguiente, no se formaran conglomerados ni com-puestos, esto es, no se formaran mundos como el nuestro, uno de los infinitosmundos existentes. Pero hay mnimas desviaciones de la trayectoria recta de lostomos, y esa desviacin o parnklisis (que Lucrecio traducir por ciinamen,

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    dndole mucho mayor protagonismo como movimiento creador de las cosas) esla responsable de la formacin de los cuerpos, de que existan cosmos.

    Esta mnima desviacin que provoca el choque de los tomos anula la situa-cin de homogeneidad del espacio y del movimiento de los tomos, y acaba porprovocar un desequilibrio que lleva a la formacin de un torbellino el cual cul-mina en un movimiento en espiral, un remolino de tomos, con tendencias cen-trpetas y centrfugas, hacia arriba y hacia abajo desde el centro del remolino(hay que recordar que Epicuro se imaginaba a la tierra como un disco plano enel centro de nuestro cosmos). Estos movimientos en remolino ya estaban pre-sentes en el atomismo clsico de Leucipo y Demcrito, pero no la parnclisisque rompe las trayectorias homogneas y rectas de los tomos en el espacio.

    Sobre la parnclisis o desviacin de los tomos, ms basndose en discpulosde Epicuro (sobre todo en Lucrecio y su clinamen) que en el propio maestro, hancorrido ros de tinta. Desde la antigedad se critic esta desviacin de los tomos,"en un lugar y tiempo imprevisibles" -como dice Lucrecio-, como algo carente decausa, como un principio indetermista inadmisible e innecesario. Y luego se harecuperado de forma positiva, aunque quiz exagerada en el otro sentido, a partirde la tesis doctoral de Karl Marx, como un principio de libertad frente al determi-nismo de Demcrito, frrea necesidad fsica, que no dejara espacio al libre albe-dro, a la libertad humana (como en el determinismo estoico). Esa especie de des-viacin espontnea del tomo en Epicuro fundara as las decisiones morales,libres, del ser humano... por encima del mecanicismo del sistema fsico.

    Hay que recordar que en la creacin de compuestos atmicos, como en la for-macin de los mundos, no han intervenido ni los dioses ni la providencia divina,ni tampoco la Necesidad, sino ms bien el azar sin una finalidad prefijada. Habrcombinaciones ms estables, mejores que otras, con ms posibilidades de perdu-racin, que aunque fortuitas responden a leyes naturales precisas, de movimientos,choques, figuras, tamaos, disposiciones, rdenes, comportamientos, etc.

    Sobre el tema de la indivisibilidad de los tomos, Epicuro introduce, frentea Demcrito, la teora de los mnimos, con objeto de responder a las crticas deAristteles (de la infinita divisin matemtica de lo extenso). Aunque los tomosson fsicamente indivisibles, el poseer un tamao determinado y una figuraimplica que tienen extensin, luego que tienen "partes", extremos, aunque porsupuesto no separables y distinguibles nicamente desde un punto de vista lgi-co. El tamao de estas partes tienen un mnimo, que funciona como unidad demedida; y de estas "partes", de su estructura, dependen las diferentes figuras ytamaos de los tomos.

    El alma para Epicuro es tambin una clase de estructura fsica, un tipo espe-cfico de tomos que cumplen una serie de funciones en el organismo humano.

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    Pero la vida, las sensaciones o el pensamiento no es algo que tenga el alma pors misma sino que realiza esas funciones en la medida en que es parte del con-junto psicosomtico. Sin el cuerpo el alma no tiene vida ni sensibilidad, comotampoco las tiene el cuerpo sin el alma. La muerte es, pues, simultnea paraambos. (Epicuro, Garca Gual, pg. 115). Los tomos que componen el almason lisos, redondeados, muy ligeros y veloces, y se asemejan a los tomos delsoplo vital, o a los del aire o fuego, y se encuentran esparcidos por todo el cuer-po; pero existen algunos especialmente sutiles y rpidos que se alojan en elpecho y se ocupan de las funciones de coordinacin de sensaciones y de las fun-ciones intelectuales (es la divisin que har Lucrecio entre anima y animus, laprimera como parte irracional, y la segunda, racional).

    Hay en el alma una funcin activa en el proceso intelectual, de acuerdo consus propios movimientos atmicos, que est a la base de nuestra capacidad dedecisin, de eleccin de nuestra conducta. Como el alma no es nada diferente enesencia al organismo, no caben aqu elucubraciones sobre almas inmortales y losconsiguientes temores a castigos de ultratumba de los relatos mticos; no hayms vida que la presente, y con la muerte se disgrega el cuerpo con sus compo-nentes anmicos incluidos.

    6. TICALas obras que conservamos de Epicuro sobre temtica tica son la Carta a

    Meneceo, la mayora de las llamadas Mximas Capitales y las 81 SentenciasVaticanas, algunas de las cuales son idnticas a las mximas, mientras que algu-nas de las sentencias no son del propio Epicuro sino de algn discpulo.

    6.1. PLACER Y DOLOR. TIPOS DE PLACERESEl placer es la base de la tica epicrea y aquello que ms escndalo ha cau-

    sado a los crticos del epicuresmo. El placer (hedone) es el comienzo y funda-mento de la vida feliz, as como su culminacin y trmino; y el objetivo de latica, de la filosofa, es conseguir esa vida feliz.

    "Dos son los estados pasionales, el placer y el dolor, que se dan en todo serviviente, uno conforme a la naturaleza, otro contrario" segn nos transmiteDigenes Laercio. Lo que quiere decir que la consecucin del placer y la evitacindel dolor es lo que gua nuestras elecciones y rechazos de modo natural. Mientrasque el dolor es extrao, el placer es algo positivo, connatural al organismo huma-no, y el lmite del placer viene medido por la ausencia de dolor: Lmite de la mag-nitud de los placeres es la eliminacin de todo dolor. Donde haya placer, por eltiempo que dure, no existe dolor o pesar o la mezcla de ambos. (M. C. 3, ticade Epicuro, Garca Gual y Acosta Mndez, pg. 103). "No se acrecienta el placeren la carne, una vez que se ha extirpado el dolor por alguna carencia, sino que slo

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    se colorea. En cuanto al lmite del placer puesto por la mente, lo produce la refle-xin sobre esas mismas cosas que haban causado a la mente los mayores temores,y las de gnero semejante. (M. C. 18, tica de Epicuro, pg. 109).

    Es necesario llamar la atencin sobre el trmino "placer", que traduce el tr-mino griego hedone, y que en castellano es demasiado especfico; hedone serefiere tanto a la ausencia de cualquier perturbacin de la mente, la ataraxa,como a la falta de dolor en el cuerpo, la apona, a la vez que cubre los placerescinticos, fruto de los movimientos sensibles referidos tanto a la mente como alcuerpo. Salvo para los placeres sensibles del cuerpo se ha propuesto en castella-no el trmino "gozo" como ms adecuado y menos equvoco que el de "placer".

    En la teora epicrea de los placeres hay que distinguir dos tipos de place-res, los catastemticos y los cinticos, es decir, los que no involucran movi-miento y son estables o constitutivos del organismo, y aquellos otros ligados almovimiento; y, a su vez, cada uno de ellos referido al cuerpo o al alma o mente.

    Los placeres catastemticos del cuerpo suponen la ausencia de dolor (apo-na), o, dicho en forma positiva, el equilibrio estable del cuerpo humano preser-vado de dolor; el estado placentero supone la perfecta armona de tomos cor-porales, manteniendo la salud y el equilibrio corporal. Cuando hay alteracioneso carencias ms o menos graves de tomos se producen estados de enfermedado situaciones de hambre, sed, fro, etc., que producen dolor; basta con restable-cer la situacin de equilibrio y estabilidad para eliminar el dolor y encontrarseen un estado placentero.

    Los placeres cinticos o de movimiento del cuerpo siguen a la ausencia dedolor -as el tomar tales o cuales alimentos frente al no tener hambre, o beberalgo frente a no tener sed- y no aumentan nuestro placer sino que tan solo locolorean o diversifican; son movimientos placenteros de nuestra sensibilidadque suponen variacin del placer, pero no mayor intensidad. El lmite naturalal placer lo pone la ausencia de dolor -los placeres catastemticos- pero estono se produce de forma automtica, dado que la carne no puede razonar y losdeseos son ilimitados, sino que se basa en el clculo de los bienes naturaleshecho por la parte racional del individuo, por su mente; al igual que la dura-cin del placer se mide con la razn.

    Por otro lado estn los placeres catastemticos del alma o mente, que con-sisten en la ausencia de perturbaciones, la ataraxa (que junto con la ausenciade dolor corporal son la esencia del placer o gozo, la base de la felicidad per-fecta), que consiste en la eliminacin de todos nuestros temores, angustias,ansiedades y esperanzas vanas. Y tambin tenemos los placeres cinticos anmi-cos, que consisten en los movimientos de la alegra y del jbilo o disfrute (charkai euphrosyne) provocados por la representacin mental de un bien, frente a larepresentacin de un mal, que supone la tristeza.

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    Pese a la anterior clasificacin, conviene no olvidar que tanto mente o alma(dianoia o psych) como la carne (sarx), que as denomina Epicuro al cuerpo,son entidades corpreas, materiales, formadas por tomos que pueden ser ms omenos sutiles, pero que estn formando el mismo organismo.

    Epicuro sostena, no obstante, que los sufrimientos del alma eran ms peno-sos que los del cuerpo, y as mismo, el alma la que puede tener los mayores pla-ceres, puesto que su placer o gozo no slo se limita al momento presente sinoque puede rememorar o anticipar un bien a travs de sus representaciones men-tales. Aun as Epicuro afirma que los placeres de la carne son los placeres bsi-cos, que tiene su raz en los sentidos corporales; y son tambin los ms fcilesde conseguir. Mas difciles de eliminar son las perturbaciones surgidas de lavanas opiniones que afectan al alma, y de forma mediata al cuerpo (y de ah laimportancia de la filosofa), aunque, por otro lado, la mente tiene una cierta auto-noma frente a los dolores corporales, siendo capaces los placeres anmicos decontrarrestar el sufrimiento causado por aqullos.

    6.2. LOS DESEOSTodo placer es la satisfaccin de un deseo. Y los deseos estn bajo el con-

    trol de la principal de las virtudes, la prudencia, para saber distinguir qu dese-os responden a necesidades verdaderas, y llevan al placer, y cules no.

    Acosta Mndez sintetiza muy bien las clases de deseos segn Epicuro:1. Naturales y necesarios: Surgen por reaccin al dolor y una vez satisfe-

    chos restauran el equilibrio necesario al cuerpo y al alma. Dado que los doloresque nos afectan son los de la necesidad, la enfermedad y los de aquellos que,proviniente de los hombres comporta amenaza, la satisfaccin de esto deseos esnecesaria para la subsistencia vital, para el bienestar del cuerpo y para la felici-dad (Ep. Men. 127).

    2. Naturales, pero no necesarios: Son aquellos que, no surgiendo comoreaccin al dolor, sino como variacin del placer, no comportan dolor si no sonsatisfechos. Se refieren al placer del que goza la naturaleza por los sentidos yentre ellos se incluyen los deseos relativos al goce del amor.

    3. Ni naturales ni necesarios: No surgen ni como reaccin al dolor nicomo variacin del placer, sino como producto de la vana opinin. As, porejemplo, el deseo de coronas y estatuas. (tica de Epicuro, Garca Gual yAcosta Mndez, pgs. 224-225).

    Como se ve la primeras clase de deseos se corresponden con los placerescatastemticos, la segunda con los placeres cinticos, y la tercera son deseosvanos que no proporcionan ningn placer si no que acaban acarreando dolores opesares, como la riqueza, los honores, el poder, o todas las "necesidades" crea-das sin necesidad.

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    6.3. LAS VIRTUDESLas virtudes, en general, responden a la satisfaccin de los deseos, llevando

    a la obtencin de placeres y evitando los dolores, para lo cual se necesita el cl-culo razonado de la prudencia, que se convierte as en la virtud bsica. El restode las virtudes parte siempre de la prudencia, y su medida natural es el placercomo felicidad, con lo cual no se justifican por s mismas, sino por el placer alque conducen. Las virtudes son bienes en cuanto sin ellas no es posible vivir pla-centeramente, tener una vida feliz.

    Junto a virtudes como el valor o la temperancia, redefinidas por el epicure-smo, hay que considerar la autosuficiencia, la justicia y, sobre todo, la amistad.Diremos algo sobre las dos ltimas.

    La justicia es una convencin utilitaria en vistas de no hacer ni sentir daos,es un pacto basado en un principio de utilidad de los individuos que forman lasociedad. De tal manera que lo justo puede cambiar dependiendo de la comunidadde referencia, y la ley tiene que ajustarse en cada momento a lo que es justo paralos individuos en ese momento. Es decir, que la justicia est vinculada a lo que estil, beneficioso, para los individuos, y, en ltima instancia, est encaminada a pro-curar el gozo, la ataraxa. Esto supone que la sociedad est al servicio del sujeto,no a la inversa, y que no es una agrupacin natural, ni hay leyes naturales de con-vivencia, ni el individuo se debe al puesto que desempea en sta, sino que lasociedad tiene un fin puramente utilitario, siendo fruto del desarrollo cultural.

    En cuanto a la amistad, la exaltacin que Epicuro hace de sta es total. Lamxima capital 27 nos dice: De los bienes que la sabidura ofrece para la feli-cidad de la vida entera, el mayor con mucho es la adquisicin de la amistad.(tica de Epicuro, pg. 113). Las comunidades epicreas eran comunidades deamigos que convivan y se apoyaban mutuamente en la adquisicin del placer yla ataraxa, al margen de la presin social y de la vida poltica, que ellos recha-zaban por perturbadora e intil para la vida del individuo.

    La amistad tiene, pues, por objetivo la adquisicin del placer, y parte de laconveniencia mutua, de la utilidad que los amigos se puedan prestar entre s,puesto que la vida de un hombre sin amigos est constantemente expuesta a lasmayores turbaciones y calamidades. Pero con el tiempo la amistad se basa en elafecto desinteresado por los amigos, y no tanto en la ayuda que nos puedan pres-tar como en la confianza en esa ayuda, lo que nos permite fortalecer nuestronimo y nuestra seguridad. De esta forma podemos conseguir una dicha slida yduradera, y la posibilidad de mantener y seguir obteniendo placeres en el futuroen la convivencia con nuestros amigos.

    No obstante, el sabio epicreo tambin arriesga su ataraxa en la amis-tad, al preocuparse, cuidar o sufrir por sus amigos, y "estar incluso dispues-to a morir por un amigo" -segn Digenes Laercio-. La autosuficiencia y

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    libertad del sabio se enmarca en Epicuro en una verdadera sociedad de ami-gos, la ms segura garanta para la obtencin del placer y el gozo fundamen-to de una vida feliz.

    6.4. LOS DIOSESMuchas de las perturbaciones de nuestro nimo, basadas en falsas y vanas

    opiniones, y que nos impiden alcanzar la serenidad del alma, provienen de laconcepcin sobre lo divino y sobre la religin. El tema de los dioses es el pri-mero del llamado cudruple remedio, una especie de recordatorio bsico de ladoctrina epicrea, que dice as: Tngase presente slo el cuadrifrmaco: diosno se ha de temer, la muerte es insensible, el bien es fcil de procurar, el mal,fcil de soportar. (tica de Epicuro, pg. 145).

    Unas palabras de Garca Gual centran bien el tema:

    f. .. ] lo que siempre se consider como uno de los trazos sobresalientes delepicuresmo: su combate contra ciertas concepciones tradicionales de la divi-nidad, concepciones populares, de un lado, y concepciones filosficas de otro.Con el arma de la physiologa, el epicuresmo podra derribar las bases de lavieja religin y sus creencias supersticiosas f. .. ] erradicar ese temor de los dio-ses que ensombreca el nimo, desterrar la angustia ante un Ms All pobladode fantasmas srdidos y horrficos, y fundamentar as, sin recelos trascenden-tes, una moral enteramente autnoma y humana, en un universo sin teleologay sin teodicea. La negacin de la providencia divina por parte de Epicuro fueya para los antiguos uno de los trazos ms escandalosos de su filosofa.(Epicuro, pg. 166).

    La Fsica epicrea no slo tuvo que combatir las religiones tradicionalesgriegas, sino tambin las concepciones sobre lo divino de los platnicos, aris-totlicos o estoicos. La religin astral que parte de Platn, en un intento desuperar la vieja religin de la ciudad, diviniz los astros y el cielo todo, intro-duciendo nuevos mitos y supersticiones, apoyndose en el desarrollo de laastronoma, creando as una religin de sabios, alejada de lo popular, fundadaen leyes naturales inexorables, ininteligibles para la mayora, y fundamento delorden poltico y moral8.

    8 Vase a este respecto el captulo "Epicuro y la religin astral", en el libro de A. J.FestugiereEpicuro y sus Dioses, pgs. 40-48, donde se puede leer: Como los antiguos dioses, en efecto, estos dio-ses nuevos estn dotados de voluntad propia, cuyos decretos inflexibles imponen a la humanidad unyugo ms insoportable que los caprichos de los Olmpicos.(pg. 41).

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    Los dioses no se ocupan, para Epicuro, de ningn tipo de control ni gobiernodel mundo, algo ajeno a su felicidad plena y su goce inmortal9. Lo cual no quieredecir que los dioses no existan, puesto que, para Epicuro, tenemos un conoci-miento evidente de ellos ya que de ellos nos llegan imgenes o edola que captadirectamente nuestro entendimiento (aunque no nuestros sentidos). Estn forma-dos de tomos muy sutiles, como aquellos de nuestra alma, y provocan en noso-tros una prlepsis, como queda atestiguado en el lenguaje de todos los pueblos,donde figura el nombre que los denomina, marcando en ellos su perfecta felicidady su inmortalidad. Pero esta nocin natural de la divinidad ha sido adulterada yrecubierta por falsas supersticiones, por vanas opiniones, totalmente rechazables.

    Los dioses epicreos no se ocupan de los asuntos humanos porque ni siquie-ra viven en el seno de los mundos como el nuestro, sino que habitan en los espa-cios intercsmicos, en los metacosmia o intermundia, donde su cuerpo de to-mos puros, con forma similar a la humana, se ve renovado incesantemente porotros tomos similares. Estos dioses atmicos, en su sempiterna y serena felici-dad, son modelos de conducta para el sabio epicreo.

    6.5. LA MUERTELa muerte y todo lo que esta lleva consigo es, sin duda, para el ser humano

    "el ms terrorfico de los males", aquello que, si nos dejamos llevar por vanasopiniones o supersticiones, nos puede provocar la mayor angustia y el aleja-miento de la vida feliz.

    Dice Epicuro en su Carta a Meneceo:

    Acostmbrate a pensar que la muerte nada es para nosotros. Porque todobien y mal residen en la sensacin, y la muerte es privacin del sentir. Por lotanto el recto conocimiento de que nada es para nosotros la muerte hace dicho-sa la condicin mortal de nuestra vida, no porque le aada una duracin ili-mitada, sino porque elimina el ansia de inmortalidad.

    Nada hay, pues, temible en el vivir para quien ha comprendido rectamen-te que nada temible hay en el no vivir. De modo que es necio quien dice queteme a la muerte no porque le angustiar al presentarse sino porque le angus-tia esperarla. Pues lo que al presentarse no causa perturbacin, vanamente

    9 El rechazo de la providencia divina llevaba consecuentemente al rechazo de la adivinacin, unade las prcticas religiosas ms difundidas y arraigadas en la poca. La denuncia de los ritos profticosy las ceremonias mnticas como trucos y trampas para engao de crdulos fue uno de los motivos queatrajo furiosos ataques contra los epicreos [...] Los epicreos negaban tambin la actuacin de unDestino, o de una Fortuna divinizada, esa Tyche de tan amplio prestigio en poca helenstica. Negabantodo tipo de prodigios en un mundo que era un producto casual de la combinacin tomos y agregadosatmicos sin fin en movimiento. (Epicuro, Carlos Garca Gual, pg. 172).

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    afligir mientras se aguarda. As que el ms espantoso de los males, la muer-te, nada es para nosotros, puesto que mientras nosotros somos, la muerte noest presente, y, cuando la muerte se presenta, entonces no existimos. Con queni afecta a los vivos ni a los muertos, porque para stos no existe y los otros noexisten ya. (Epicuro, pgs. 135-136).

    De acuerdo con la concepcin epicrea, todos los mitos sobre la vida del MsAll son puras fbulas para espantar a crdulos; los fantasmas y tormentos delInfierno no existen ms que en la imaginacin popular. Pero tambin son falsoslos mitos sobre la inmortalidad del alma defendidos por algunos filsofos, y loscastigos o premios de ultratumba que censuran o recompensan nuestra conductaen esta vida por mediacin de una Justicia divina; todo esto es pura fantasa.

    Todo bien y todo mal radican, en el epicuresmo, en la sensacin, a travsde la cual experimentamos el placer o el dolor, por eso al ser la muerte prdidade la sensibilidad ya no caben ni placeres ni dolores, ya no hay ni bien ni mal,simplemente la muerte no es nada para nosotros, incapaces de experimentarla.La muerte, como recalcar Lucrecio al final de su poema, es un episodio fsicoenmarcado en los principios inalterables de la naturaleza, que debemos aceptarpero no temer.

    El alma, que es corporal, y es un agregado de tomos, perece con el cuerpo,se disuelve con l; el alma no tiene capacidad de supervivencia ni de sensacinfuera del organismo humano, nace con el cuerpo y muere con l.

    Al suprimir las esperanzas vanas de inmortalidad el epicuresmo abra elcamino al pleno goce de la vida presente. Para Epicuro la reflexin sobre la viday la reflexin sobre la muerte son una misma cosa, en la medida en que se entien-de como el medio de liberar al individuo de las perturbaciones de esta vida yfacilitarle el logro de la serenidad y el equilibrio moral. De nuevo dice Epicuro:

    El sabio, en cambio, ni rehsa la vida ni teme el no vivir. Porque no leabruma el vivir ni considera que sea algn mal el no vivir. (Epicuro, pg. 136).

    7. LUCRECIOLucrecio es el autor de la principal obra que conservamos que expone la

    Fsica epicrea, y a travs de sta la teora epicrea toda, el De Rerum Natura,un vasto poema dividido en seis libros, una de las obras cumbre de la literaturalatina, el cual ha tenido una influencia decisiva en todo el pensamiento y laliteratura posterior.

    La posible fecha de nacimiento de Lucrecio se suele fijar en el ao 94 a. c.,en cuyo caso su muerte acaecera en el ao 51 050 a. c., con 43 aos de edad.

    Las pocas referencias que se tienen sobre Lucrecio, aparte de la fecha denacimiento, se reducen casi en exclusiva a una adicin que San Jernimo hizo a

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    su traduccin de la Crnica de Eusebio de Cesarea, tomndola al parecer deSuetonio. La nota de San Jernimo, dice as:

    Nace el poeta Tito Lucrecio, el cual ms tarde, atacado de locura a causade un filtro amatorio, despus de haber compuesto durante las intermisiones desu demencia algunos libros que luego Cicern enmend, se dio la muerte con supropia mano a los 44 aos de edad (trad. de Ismael Roca, La Naturaleza, ed.Aleal, pg. 9).

    Dejando de lado toda la leyenda (por otra parte, interesada) que se ha repe-tido una y otra vez sobre la locura de Lucrecio, en relacin con su supuestocarcter melanclico y pesimista, tal y como se desprendera de su obra, slocabe decir que no se sabe si naci en Roma aunque se piensa que estaba vincu-lado a algunas de las familias aristocrticas romanas (el poema est dedicado aCayo Memmio, aristcrata y pretor romano), que tena una vasta cultura greco-rromana, y alguna obscura relacin con Cicern, que es quien corregira o edi-tara pstumamente el De Rerum Natura.

    Parece que el poema est escrito hacia el ao 59 a.c., y que Lucrecio se haceeco en l de una poca, el final de la Repblica Romana, agitada por numerosascontiendas civiles (desde las de Mario y Sila, pasando por la rebelin de escla-vos de Espartaco o la conjuracin de Catilina hasta la formacin del primertriunvirato y la ascendiente carrera de Pompeyo y luego de Csar).

    El De Rerum Natura es una exposicin completa y sistemtica de la Fsicaepicrea, que contina la tradicin de las obras griegas titulas, justamente,Peri Physeos, como el poema filosfico de Empdocles o la propia obra en 37libros de Epicuro.

    El poema tiene ms de 7400 versos distribuidos en seis libros, y aunqueparece que la obra fue completada por Lucrecio, est falta de una revisinltima que su autor no pudo llegar a hacer. Hay muy pocas obras en forma deuna epopeya cientfica, o pica filosfico-didctica, que pueda ser parango-nable con el poema lucreciano en la literatura precedente (as como en la pos-terior), aunque por supuesto hay influencias ms o menos notables desdeHomero o Eurpides, pasando por el ms cercano e influyente de Empdocles,hasta Ennio, Catulo o Arato.

    Garca Calvo considera que el De Rerum Natura es la nica exposicin sis-temtica de una doctrina fsica postsocrtica, adems de tener el valor de ser unaexposicin heterodoxa y materialista frente a las corrientes que seran dominan-tes en la tradicin a partir de Platn y Aristteles. Aparte de ser una exposicincompleta de la fsica epicrea (aun teniendo precedentes en las cartas epicreasdirigidas a Herdoto y Pitocles), su mayor mrito consiste en ese arte singular

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  • SEMINARIO OROTAVA DE HISTORIA DE LA CIENCIA - Ao VII

    con que el pregn de la doctrina racional se ha confundido con el aliento de lapoesa (De Rerum Natura, ed. de Garca Calvo, Lucina, pgs. 14-15).

    Por supuesto que la pervivencia del poema no se debe a su contenido sino asu forma, y gracias a eso fue reproducido por los monjes calgrafos medievales,sin que stos entendiesen gran cosa de lo que copiaban, en los monasterios irlan-deses o franceses -los ms viejos manuscritos conservados son del siglo IX-.Aunque aparecen referencias al poema en algunos autores del Medievo la recu-peracin de estos manuscritos medievales se debe a Poggio Brancciolini en1418, realizndose la "edicin prncipe" en Brescia en 1473.

    Valent Fiol resume brevemente el contenido del De Rerum Natura lO:

    ... los seis libros que comprende la obra se reparten en equilibrada sime-tra en tres grupos de a dos: 1y Il desarrollan los principios fundamentales delatomismo. En 1 se formulan los dos axiomas que sirven de punto de arranque:"nada nace de la nada", "nada vuelve a la nada"; seguidamente se exponecmo en el mundo no hay ms que dos elementos, materia y vaco, y cmo lamateria de que estn formados todos los seres consta de un nmero infinito deinvisibles partculas, compactas, indivisibles y eternas: los tomos, cuya natu-raleza y propiedades se describen [se critica a Herclito, Empdocles yAnaxgoras, y se afirma que el universo es infinito, como los tomos y el vacodonde estos se mueven]. El libro Il trata del movimiento de los tomos o cuer-pos primeros; describe cmo a partir de este movimiento [aqu se trata lafamosa teora del clinamen y cmo los tomos tienen multitud de figuras aun-que finitas] se forma los cuerpos compuestos: cmo stos adquieren las cuali-dades secundarias, color, sabor, olor, etc. de que estn privados los tomos;cmo existe un nmero infinito de mundos, sometidos, igual que cualquier otroobjeto, a nacimiento y muerte.

    El tema del segundo par de libros es la psicologa epicrea. El libro IIIexplica cmo el alma (en sus dos componentes, anima o principio vital, y ani-mus, espritu o mente) est compuesta de elementos materiales y es, por tanto,mortal lo mismo que el cuerpo. [explica cmo la ignorancia de la naturaleza delalma causa a los hombres los mayores temores; que el alma es una parte denuestro ser, y que forma unidad con el espritu; que ambos, corporales, estnformados 'por cuatro elementos, que al predominar en unos individuos ms queotros da lugar a diferentes temperamentos; y que alma y cuerpo mueren a untiempo y esto es un hecho natural]. El N desarrolla la teora de la sensacin,demostrando que sta nace de los efluvios materiales emitidos por los cuerpos

    10 Entre corchetes aadimos algunas precisiones sobre los temas tratados en los diferentes librospara completar la sntesis de Valent Fiol.

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  • LA FSICA y LA TICA EN EPICURO y LUCRECIO

    compuestos que impresionan el animus a travs de los rganos sensoriales; seexplica, adems, que la sensacin es en s misma infalible, aunque d lugar tam-bin a ilusiones y ensueos. [los errores de apreciacin vienen de nuestro esp-ritu, no de nuestros sentidos; pasa revista Lucrecio a la vista, el odo, el gusto yel olfato; tambin al pensamiento y la generacin de ideas a partir de los eflu-vios o simulacros; se combate el teleologismo de nuestros rganos; y, por lti-mo, se trata sobre el funesto amor y sobre la generacin].

    Los libros V y VI estn dedicados a nuestro mundo y sus fenmenos. El Vexplica que el mundo ha nacido y perecer, expone la naturaleza y movimientosde los cuerpos celestes, la aparicin y desarrollo de los seres orgnicos, [expli-ca las causas de que el mundo tenga unfinal, la cosmognesis de nuestro mundoy las fases por las que se fue formando] para terminar trazando un cuadro dela civilizacin humana, su origen y desarrollo [el surgimiento del lenguaje, lasformas polticas y los cultos religiosos, las artes de la guerra y las artes tiles,etc.]. El VI se ocupa de diversos fenmenos atmosfricos y telricos: nubes,rayo, trueno, terremoto, piedra imn, etctera, [recalcando que han constitudola fuente principal de la supersticin humana, y que todo estos hechos tienenuna explicacin natural y racional] y finalmente de la causa de las enfermeda-des, lo que da lugar a una poderosa descripcin de la peste de Atenas. (DeRerum Natura, Lucrecio, ed. Bosch, E. Valent Fiol, pgs. 30-32).

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    LA FSICA Y LA TICA EN EPICURO y LUCRECIO1. VIDA DE EPICURO2. OBRAS DE EPICURO3. FINALIDAD Y PRESUPUESTOS DEL FILOSOFAR4. CANNICA4.1. SENSACIONES4.2. PRLEPSIS y LENGUAJE4.3. SENTIMIENTOS4.4. EPIBOL TES DIANOAS4.5. JUICIOS U OPINIONES VERDADERAS O FALSAS

    5. FSICA6. TICA6.1. PLACER Y DOLOR. TIPOS DE PLACERES6.2. LOS DESEOS6.3. LAS VIRTUDES6.4. LOS DIOSES6.5. LA MUERTE

    7. LUCRECIOBILIOGRAFA