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XXIX

EN la vida se mezclan , por acción continua de la misma v i da, l a parte poética y la parte prosaica , el sen

tim iento humani tario y el sentimiento egoísta , la i deades interesada y la i dea ut il i tari a

,y,por encima de todo ,

y fundiéndolo todo , el b i en y el mal .Y a lo d ij o Pascal

,y. s i Pascal no lo dij o , lo d 1_]0 otro

cualqu i era : << no es el hombre n i un ángel ni una bestia ;pero corren el peligro de dejarlo reducido al estadobestial lo s que pretenden q u e no ha de ser más q u e es

p iri tu angéli co » .

Por eso , n i lo s optimistas a todo trance , ni los pes im istas a toda negrura

,pueden vencer en absoluto cuan

do , al d i scuti rs e el carácter del ser humano , se empeñanen imponer su cri teri o exclusivo .

No podrán decir lo s Optimistas , el hombre noes totalmente malo ; y les basta recorrer la H i storia yrecordar grandes virtudes , grandes sacrifi cios , accioneshero icas , rasgos sublimes , un continuo centelleo de luz ,para probar , cón l as cl aridades de la luz m isma , queno todo ha si do negrura en el Universo . Y ,

sin recurri ra la H i s tor ia , basta tender la vi sta todo alrededor paraencontrar multitud de personas buenas , s impáti cas , car iñosas y leales .Pero no todos lo s s eres humanos son luminosos : y e l

pesimista tambi én encuentra en la H i storia monstruos

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2 José ECHEGARAY

y acciones monstruosas , seres ruines y ruindad r epugnante , el egoísmo feroz , la i nsensib il idad cruel , la ma l

dad activa ; y en nuestra misma sociedad , todo esto , yel vicio , y el crimen , y la deslealtad y la traición , lo q u eprueba que la vida humana

,s i está salp icada de deste

l los,también está manchada de sombras .

Más aún : el b i en y el ma l no están divididos de tal“

suerte que la mitad de los seres sean buenos y la otramitad malos

,totalmente buenos los primeros

,malos

totalmente los segundos ; s ino que , bien al cóntr a r io ,en

cada hombre depos itó la Naturaleza, 0 el medio ambien

te , o su desdi cha o su torp eza , muchos lo tes de la primera y de la segunda clase .

Quiero decir , que cada hombre es bueno y malo a l

mismo tiempo : n inguno es la perfección en el b ien nila perfección en el mal ; dijér ase que , al recorrer su ca

mino en la vida,ha i do recogiendo negruras y clarida

des y a lmacenándo las allá en el seno de su c onciencia .

Lo que hay que ver en cada caso y para cada homb r e , es la cant idad de los diversos i ngredientes y la proporción en q ueentran .

Pero ahora caigo en que nada de esto es loque yoquería decir . Empecé pensando otra cosa , y luego me

di straj e y tomé por otro camino .

Acaso las primeras palabras que dicté se enredaroncon otras ideas , y las pusieron ante m i y distraj eron m ip ensamiento .

Vuelvo a l punto de partida , y digo que en nuestraexistencia humana la prosa y la poesía andan mezcladas ,el ideal que a lo l ej os fulgura y nos atrae , la realidadque se nos pone delante para hacernos tropezar

,y,s i es

posible , para hacernos caer ; que la reali dad , por costumbre , t i ene mala intención .

Toda la primera parte de mi vida,

, quizá hasta l o sveinti c inco anos , puede decirse que estuvo consagradaa los i deales ; por de contado , a los i deales q u e estabana mi alcance

,muy humildes

,muy modestos , quizá in

fanti les,pero con la nota del i deal verdadero : mirando

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R E CU E áDOS

al porven ir,buscando cierto l inaj e de perfección

,ani

mados por el amor a la verdad , aj enos a todo egoísmo ;en suma , lo menos pro saicos pos ibl e .Cuando chico

,mis j uegos y sab ido es que e l ju ego

es el germen de l Arte , según cierto fi ló sofo eran es

tos : grandes batallas entre ej érci to s de paj ari tas de papel

,que yo lanzaba a descomunales combates , y éstos ,

en rigor , eran ideales m il itares s i n n ingún f m util i tario ;porque aquello s ej ército s de paj ari tas de papel no asp iraban a la conqui sta de nuevos terr i tori os .O tras veces construía cometas , que es otra forma del

i deal,la conquista del aire , o arcos y fl echas de caña ,

que eran también asp iracio nes hacia la altura .'

A todo esto se mezclaban los ideales c ientífi cos : comprender un teorema de Geometría , o un problema d eA lgebra , o la Geometr ía descr ip tiva , de Leroy.

En el verano , el viaj e a Cartagena : ver el mar,embar

carme algunas veces , asomarme a lo inñnito desde lo altodel casti l lo de Galeras .Y en todo este período , la parte pro saica de la vida ,

. el comer,el vesti r , la habitación , todo gasto , en suma ,

corría de cuenta de mi fam il ia ; yo para nada tenía queocuparme de estas—pequeñeces . Por eso decía antes q u e ,durante el p rimer período de mi existencia

,yo para

nada me rocé con la prosa : a m is i deales,a mis peque

ños i deales , estuve consagrado exclusi vamente .

Y otro tanto puedo repetir de todo el perío do quemed ia entre los qu ince años y lo s vei nti cinco .

Los ideales se han ensanchado : es la Ciencia en esfer a más alta

,son los grandes problemas de las Matema

ticas , es la E conomía polít ica , son las Ciencias so ci ales ,es la Filosofía , es la Literatura , es la añción al teatro , laafi ción a la ópera , la ad miración por la escuela ital i anade Bell in i , Donizetti y Rossin i ; son , en fi n ,

mis primerasasp i raciones y mis primeros esfuerzos como autor dramati co .

Y todo ello constituye un conj unto de verdaderas as

p ir aciones nobles y puras , i nsp i radas por el amor a la

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José ECHEGAR AY

verdad,al b i en y a la belleza ; en suma : yo vivía en un

mundo pu rís imo ,humilde , modesto s i s e quiere ; pero

que , a m is oj os , tenía proporciones i nmensas ; para unpobre i nsecto , u na circun ferencia de dos pulgadas de r a

di o es un horizonte infin ito .

Y del mismo modo q u e en el primer período q u e antes describía , la prosa y la real idad ni me molestaron n im e entorpeci eron el camino .

Hasta ta l punto me sentía yo aj eno a las neces idadesy a las pequeñeces de la vida

,que mi paga de aspiran

te , o mi paga como ingeni ero segundo , se l a entregabaa mi madre cas i íntegra ; a mí me bastaba con muy poco .

Ni bebía,n i fumaba

,ni j ugaba ; mis gastos se reducían a

un asi ento en lo s teatros de cuando en cuando,a saber :

siempre que había estreno en lo s de verso 0 en lo s dezarzuela

,y

,con más frecuencia , entrada de peseta para

el paraíso del teatro R eal .

Observo que,s in querer

, voy haci endo un elog io en

tu s iasta de m i persona y de mis virtudes , y q u e a pocomás voy a resultar a lgo a sí como un espíri tu puro quefl ota en las puras regiones de lo ideal s i n mancharsenunca

,ni s iquiera las puntas de las blancas alas , en e l

polvo del camino o en los lo dazales de la vida .

Pero conste que no es vanidad,n i asp iraciones a ser

canon izado,n i sa ltitos para sub irme a un altar .

Es que voy recordando , y esto es lo que recuerdo .

¿He de ennegrecer mi esp íri tu sólo por el temor deparecer inmodesto ?

¿He de p intarme malo,no s iéndolo ?

S i soy bueno y quiero ser veríd ico , ¿qué otro recursome queda más que ir enumerando las perfecciones demi ser , s iqu iera sea con voz tímida , baj ando modestamente los oj os y renunciando . en la forma a todo adorno li terari o ?Ya sé yo que en el arte

,y aun en la vida, u na perso

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RECUERDOS 5

na buena , digna , honrada , prudente , trabaj adora y metodica , dulce y car1nosa , q u e todo esto me parece quesoy

,no puede aparecer a lo s oj os del l ector como figura

artísti ca e i nteresante .

Una buena persona , es una buena persona , y hastapuede ser s impática ; pero resulta aburrida y monótona .

¿Qué debo hacer? ¿Esto ? Pues hago lo que debo hacer.Y , ahora , ¿cuál es mi obligación ? Sepamos cuál es

para cumpl irl a .

¿Qué camino se me presenta ? ¿Uno muy recto ? Pues“

por él voy .

Todo esto es pesado ; tiene sus ventaj as en la vida ;pero es i rres i stible en e l arte .Decía un gran dramaturgo español

,que el elemento

artístico más poderoso em el ma l . ¡S átanás , l a gran ñgura dramáti ca !As í

,en la D ivina Comedia ,

del Dante , el Infi erno esun prodigio

,el Purgatorio ya decae, y el Cielo es i nto

lerable .

¿Quién diablos puede p intar el Cielo de una manerad igna ?De aquí resulta q u e , s i yo en e sto s recuerdos q u is ie

r a hacerme interesante , tendría que poner alguna sombra s in i estra en mi frente

,alguna pasión más o meno s

impura en mi corazón , y algunos nubarrones amenazadores en m i esp íri tu .

Pero entonces no sería yo .

Yo me s iento plácido,tranqu ilo

,y por más que re

vuelvo en mis recuerdos , no evoco n i una so la escenadigna de figurar en mis dramas .Quizá he s ido dramaturgo tan terrible por un efecto

de “compensación .

En suma : s i empre q u e encuentre perfecciones de m iser , las pondré por escri to s in escrúpulo de ningún género ; al menos esto tendrá la ventaj a de ofrecer buenos ej emplos .

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6 ¡ 081€ ECHEGARAY

O tra vez he vuelto a divagar ; pero , arrepentido denuevo , torno al carri l , y di ré esta vez , s in m ás divagaciones

,de qué modo tr 0pecé con la prosa en el camino

de mi vida .

Me sal ió al encuentro la prosa cuando había l legado auna de las mayores alturas del i deal .Habíame casado a lo s vei ntic inco años

,y a lo s vein

tiséis ya tenía una niña . En este momento fué cuando tropecé con la prosa , porque fué cuando me hicecargo de que mi sueldo er a muy escaso y la vida muycara .

Era ingen iero segundo con reales ; desempeñaba dos clases , a cada u na de las que cor r e5 pondía u na

i ndemnización de reales ; de suerte que yo no disponía a l año más que de rea l es .U na famili a de la clase media , con reales , vive

en la pobreza .

Creen lo s obreros que la burguesía es la clase máspervers a

,más egoísta y más regalona de la sociedad , y

yo digo q u e la burguesía es la víctima del actual estadoeconom ico .

Un obrero,con reales al año

,es ri co . Un bur

gués,con reales , es un verdadero pobre de levi

ta . No puede vestir chaqueta ; neces ita forzosamente paraci ertas ocasiones un traj e de frac ; ti ene que alternar másde u na vez con la clase ari stocráti ca ; en suma :

'

es todoun caball ero

,y su esposa toda u na s eñora , y sus hij os

no quieren ser menos que lo s hij os de tal 'marqués o detal duque .

En resumen : muchas necesi dades , mucha ostentación ,la vanidad de rúbri ca q u e l as exigencias sociales l e imponen

,y

,con todo esto , un miserable presupuesto de

i ngresos .La s ituación del burgués es l a más tri ste y la más de

sesper ada ; ha de gastar forzosamente como s i fuese unari stócrata

,y gana como un menestral . El desequil ibri o

es enorme ; las consecuencias , tr istís imas ; , la lucha , sí

n iestra .

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RECUERDOS 7,

Enrique Gaspar escrib ió—u ña preciosa comedia en q u ep intó v i gorosamente esta lucha .

En tal s i tuación m e encontré yo . Era profesor de laescuela ; expl icaba Cálculo D i ferencial e Integral , una delas concepciones más subl imes ,del genio humano . E r a

i ngen iero de Caminos , títu lo que s i empre tiene , pero

q u e entonces ten ía aún más , una gran resonancia y u na

gran r e5 p etab il idad , Y , con todo el lo , ganaba menos queel conserj e d e la escuela , porque éste agregaba a su sueldo

,componiendo instrumento s de t0pogr afía, cantida

des muy respetables , y así reun ía , como total de i ngreso s , mucho más de lo q u e a mí me daban el título y lasdos clases .Se me planteó

,pues

,el problema económico

,no en

el terreno ideal y desi nteresado del Arte 0 de la Ci encia , no dentro de las fórmulas op tim istas.de Bastiat , s inoen el terreno brutal de los hechos

,con la pro sa delante ,

la real idad baj o lo s p i es,las necesidades y las ex igencias

sociales p i nchando implacables,como el labrador p in

cha a lo s bueyes uncidos al arado para que s igan ab r iendo el surcoNi por un momento me ocurr io acud ir al teatro ; mis

afi ciones de autor dram áti co estaban po r aquella épocamuy abatidas .Pero encontré una solución inmediata

,segura

,i n fal i

ble , esp léndida .

Consagrarme a l a enseñanza parti cu lar de las Matemat i cas ; es decir : a la preparación de lo s j óvenes que s ededi casen a la carrera de la Ingeni ería

,ya en el orden

civi l , ya en el orden mil i tar,l o s que por aquella época

se contaban por centenares .No era un castil lo en el aire ; no e r a una i lu sión : era

u na real idad , que empecé a tocar con mi s propias mano s a l o s qu ince días de haber concebido el p royecto .

Porqu e ha de saberse,y no sé cómo decirlo para que

no se me tache de van idoso,pero es lo ci erto

,que yo te

nía fama de ser un pro fesor de primer orden . No digoque lo fuese

,no digo que la fama fuera justa ; digo lo

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8 JOSE ECHEGARAY

que decían los demás, ¡y hay tant as famas inmerecidas !

¡Tal vez la mía pertenecía a esta famil ia !Las celebridades , en el teatro y fuera del teatro

,las

hace el públ ico cuando quiere y como quiere , y porqueasí l e p lace .

El , en uso de su omnímoda voluntad , reparte títulosy reputaciones

,así como la H istoria y la Leyenda han

creado héro es y grandes personaj es que tal vez fuerano unos grandes canallas

,o unos soberano s mentecatos .

Por fi n , mi reputación como profesor er a tal , q u e yodebía tener , y tuve , la esperanza de fundar en pocosmeses u na escuela de preparación con ciento cincuentao dosci ento s alumnos

,por lo menos ; lo cual represen

taba u na renta anual d e veinte o veinti cuatro mi l duros ,y , po r lo tanto , en diez o qu ince año s de trabaj o , s iendocomo er a

,y como sigo s iendo

,modesto en mis gustos

y económico en mis gastos,er a evidente de toda evi

dencia que , a l cabo de dicho término , contando con losintereses ac'umu lados

,podría tener un cap ital de ocho o

diez millones de reales .Muchos pro fesores

,en Madri d ,

s in haber empezadocon tantas condiciones y tan favorables como yo , habíanhecho en poco tiempo respetables cap itales .No eran i lusiones

,rep i to ; porqu e tan luego como em

p ezó a correr la noticia , empecé a reuni r alumnos , q u e ,

al fin del primer mes,l legaban a sesenta . Y así , en los

dos primeros meses,gané y economicé más de mi l

duros .Había vencido a la prosa : la pro sa se me convertía en

i deal,un i deal dorado

,macizo y de buen cuño , porque

todavía en aquellos ti empos ci rculaba el oro .

Pero no contaba yo con la tiranía del Estado .

Por algo he s ido después,y sigo s iendo , ind ividu a l is

ta i ntrans igente .

Ya otro s profesores de mi escuela , y de otras escuelas , habían ten ido la misma idea en anos ante r ior es , _y

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RECUERDOS 9

estaban dedicados a la ensenanza parti cular , con granventaj a prop ia to dos ellos

,y con gran ventaj a para la

cultura científi ca de España , pues desde aquella épocase empezó a estud iar la Cienci a Matemática de una manera seri a en nuestro país . En ti empos anteri ores , e l estado de nuestra Patri a , en punto a Cienci as Matemáti

cas,e ra , más q u e deplo rable, vergonzoso . Hace cuarenta

años lo dij e y lo demostré , y"

nadie , n i grande s n i p e

q u enos , me ha de echar abaj o la demostración .

Pero todos estos profesores vivían de u na manera harto i rregular : los d irecto res de las Escuelas esp eci ales

,lo s

di rectores del ramo y lo s min is tros,eran hosti l es a este

dual i smo en la enseñanza ; veían en ello algo de inmor a

l idad,por más q u e nunca un pro fesor q u e había prepa

rado un alumno fuera j u ez suyo en lo s exámenes de ingreso .

Mas la cuestión , el p roblema , el gran prob lema de laineompa tílz

'

dad de f unciones socia les , se pres entaba en

este caso particular como se ha presentado después en

la ens enanza un iversi taria , y como se ha presentado ,

aunque en escala más el evada , en el mismo Parlamento .

Hoy por hoy, no hay más que dos cosas compatib les ;dos funciones que , no sólo se armonizan

,s i no que se

ayudan ; a saber : el ser críti co de teatros , y ,al m ismo

tiempo,o , mej or di cho , algún ti empo después , l l egar a

ser autor . Es un camino suave, q u e ti ene estac ión de lle

gada en e l centro de toda empresa teatral .Ni j uzgo

,ni d i scuto

'

por ahora,ni tampoco censuro ;

señalo hechos de nuestra vida socio lógi ca,d i cho sea s i n

pretens iones de p edantería .

S ea como fuere, en aquello s t iempos a que me refi ero

estaba mal mirado q u e un pro fesor de una Escuela es

p ecial se dedicase a la vez a las do s enseñanzas : la enseñanza privada y la en señanza en la Escuela .

A veces se encrespaban los enoj os admin i strativos , yse daba u na orden a r ajatabla proh ibi endo en absolutota l dual ismo . Pero venían las infl uencias

, las res i stenciaspasivas , el cansancio de lo s centro s d irectores , y la or

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1 0 JOSE' ECHEGARAY

den no se cump lía,y las cosas continuaban mansamen

te , como antes estaban , hasta un nuevo arranque de undirector nuevo

,que entrase en dici embre , y quis i era ha

cer j u s l ícia de ener o.

Como yo creía que,en efecto

,este duali smo de las

dos enseñanzas,s i no i nmoral

,er a vio lento , y , a veces

,

peligroso , y como a m i me gusta cumpli r s i empre lomandado , porque no ha habido demócrata q u e más acate toda di scip l ina social y admini strativa q u e el que tiene el honor de dictar esta s líneas , qu ise afrontar el problema de frente y con franqueza

,y ponerme en situa

c ión regular.En u na palabra : dec idí dej ar la Escuela ; sal i r tran si to

r iam ente del Cuerpo ; abandonar toda posición ofi cial ;no cobrar sueldo

,por de contado

,y aun , a ser preciso ,

dej ar que sobre m i corrieran la s escalas . Esto me parecía natural , j usto y correcto .

Todos lo s días estaban sali endo del Cuerpo compañeros míos

,ya para empresas parti culares de ferrocarri les ,

ya para canales y puertos , y au n carreteras .No eran estos servici o s oñc ia les ; pero eran. servicios

sociales , y dentro de España ; s i n contar con qu e a algunos ingen i eros se les permitía ir al extranj ero a trabaj aren empresas de ferrocarri les

,s i n exp u lsar les por eso del

Cuerpo .

Pues en un caso análogo me encontraba yo . No pedíasueldo , no pedía ascenso , no conti nuaba en l a Escuela ,y me proponía enseñar Matemáti cas en España, que er aprestar un gran servi c io social y nacional a la vez .

En este sentido presenté mi exposición,pidiendo li

c enci a para sal i r del Cuerpo .

Ni por un momento me ocurr ió que se me pudieranegar en j usticia

,y

,para caso s de i nj ustic i a mayor , con

taba yo con q u e mi padre er a amigo íntimo del marques de Corvera

,por aquel entonces m i n i stro de Fo

mento .

¡Cuán grande era m i inocencia ; qué poco conocía el

mundo ; qué ideales tan puros , pero tan estúp idos , tenía

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RE CUERDOS I

_yo de l a j usti ci a , y , sobre todo , de la j u sti ci a del Estadoy por el Estado !En mi empresa y en mis pretens iones tuve la desdi

cha de tropezar con do s personas d ígnís imas,pero de

carácter enérgi co, ¡aquí q u e tanto escasea el carácter !

Hubiera bastado que fueran buenas personas , dignas yhonradas

,s in que se hub ieran permitido el luj o, inu s ita

do en nuestra Patria,de ser personas de carácter excep

c ional,y excepcionalmente enérgico . S i n rencor n i eno

j o cons igno aquí sus nombres para ena ltecer los,a pesar

del daño que me hici eron,a m i j u icio por falsa idea del

deber .S i n saberlo n i so sp echarlo

,eran dos » soc ia listas

,aun

q u e entonces no se u saban,ta les vestiduras ; eran de lo s

que creen que el i nd ivi duo debe sacr iñca r se ante el Estado , sin caer en la cuenta q u e , al sacri fi car los j ustosi ntereses del i ndivi duo y sus sagrados derechos

,en vez

de favorecer a la c olectividad , s e la perj udi ca . El quedestruye cada u na de las partes de un todo

,creyendo

favorecer al todo de aquellas partes,con e l todo y las

partes acaba de una vez . La fel ic idad de u na masa humana es l a suma de fel i cidades de los individu os , ¡no lafel i c idad abstracta de u na un idad abstracta !

Don Calixto Santa Cruz , director de la Escuela de Cam inos en la época a que voy r eñr iéndome

,había p erte

mecido a la primera promoción que sal i ó de la Escuela,

y en el la obtuvo el número uno .

Fué alumno bri llante y fué excelente ingen i ero .

Talento claro , punto de vi sta seguro , i nst into p r áctico , de una caballero s idad y de una recti tud extr aor d ina

r i as , y de un carácter invencib le .

Frío , aunque cortés , agradable en su trato , s in quej amás extremase sus afectos

,fué s i empre esclavo del

debenCuando él creía que en hacer tal co sa

,o en dej ar de

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1 2 JO S E ECHEGARAY

hacer tal otra , cons i stía su obligación de hombre honrado

,ni amistades , n i recomendaciones , n i fuerza huma

na,podía camb iar su s propós itos .Era la época de las grandes empresas

,y a n ingún in

geniero temían tanto los hombres de dinero , y los grandes empresari os , como a don Cal ixto Santa Cruz .No se incomodaba nunca ; nunca levantaba la voz ; ape

nas s i s e ad ivi naba su enoj o,cuando estaba enoj ado

,

por dos chapetitas que se le encendían un tanto en las

mej i llas .

E n el fondo er a bueno,cons iderado con todo el mun

do,i ncapaz de hacer daño ; y yo creía adivinar en el fon

do de su carácter no sé qué ocultas tri stezas v desengano s . Acaso er a un melancóli co .

Años después de este en que por ahora van mis r e

cuerdos , murió del cólera , y yo hablé con él pocas horas antes de mori r .Fuimos u na mañana a la Escuela en el período álgido

de la ep idemia,y nos dieron la tri ste notic i a de qu e don

Cal ixto estaba gravís imo .

Inmediatamente corrí a su casa , y poco después vin ie r on tr es o cuatro médicos para celebrar una j unta ;entre ellos estaba mi padre .

A l term inar la j unta y preguntarles los i ngeni erosque all í estábamos a lo s doctores sobre la enfermedadde don Cal ixto

,nos dij eron que er a hombre perdido , y

que aquel mismo día,antes de que ll egase la noche , mo

r ir ia,como

,en efecto

,suced ió .

Un criado vino a decirme que don Cal ixto quería hab la rme

, e i nmediatamente entré en su alcoba .

Estaba cas i a oscu r as,apenas s i por la puerta de la

sala entraba una pequeña clari dad ; se adi vinaban loscontornos de la cama

,pero a don Calixto no se le podía

divisar .S i n duda oyó el ruido que al entrar hice , porque p r e

gu ntó con voz bastante entera :

¿Está usted ahí?S í

,aquí estoy

,don Calixto .

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RECUERDOS 3

¡Ah ! ¿Es usted? Yo había llamado a su padre para

q u e me dij ese con franqueza cuántas horas me quedande vida .

Su voz er a tranqu ila , reposada , de u na severidad q u eimponía y s in n ingún alarde melodramáti co . Preguntaba en el mismo tono cuántas horas le quedaban de vi da ,que hubiera preguntado la cosa más indiferente ; porej emplo : parece a ustedes q u e tengam

'

os mañanaj unta ?»Yo protesté con mucho Calor y con ci erta emoción

q u e no podía dominar—Por Dios

,don Cal ixto

,no diga usted esas cosas ;

lo s médicos han asegurado q u e no corre usted pel igron inguno .

Y él,con el mismo tono entero y reposado , me con

testó :Natural es que usted diga eso ; pero lo s médicos

no han podido decirlo , porque tengo el cólera ; y comosabe usted q u e he padec i do mucho del estómago , la en

fermedad , q u e en otra persona sería gravís ima , en mí esmortal . Yo me mori ré dentro de pocas horas .Y no me dej ó que contestase

,y continuó diciendo :

D e todas maneras , me alegro mucho que haya u sted entrado

,para despedirme de usted

,a quien apreci o

y cons idero en l o que vale,y para que me desp ida u s

ted de lo s compañeros . Usted es j oven , puede hacermucho por el bri l lo de la Escuela de Caminos

,y tiene

usted la obligaci ón de ena ltecer la,porque hij o de la E s

cuela de Caminos ha s i do usted .

Y siguió hablándome y dándome COH S € JOS / algunosminutos más .Era la muerte de un fi lóso fo , de un estoi co , de un

hombre verdaderamente superi o r, de carácter fi rme yde valor sereno .

La muerte no le espantaba , n i s iqu i era debi l i taba susenergías esp i ri tuales , n i aun le empañaba la voz .

E r a la muerte del hombre j us to,que no desprecia la

v ida , pero q u e no está encari ñado con el la .

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1 4 JOSE E CH E GÁR AY

Don Cal ixto Santa Cruz e r a soltero . No sé a puntofi j o s i soltero 0 viudo ; pero no creo que fuese l o último .

Me parece que vivía solo , o , en todo caso , en com

pañía de un sobrino ; sobre esto no conservo recuerdosclaros .A l anochecer de aquel día murió

, en efecto , don Cal ixto ,

que fué muy sentido en el Cuerpo,y q u e dej ó

envidi able fama de talento,honradez '

y entereza de ca

rácter .

He dicho,hace poco , que el director de Obras

" públ icas er a por entonces e l S r . Uría .

Fué uno de los directores d e Obras públ icas q u e handej ado mej or recuerdo por su intel igenci a , su activi dady su rectitud . Un modelo de recti tud y de carácter

,se

gún todo el mundo afi rmaba .

De suerte que m is proyectos y mis esperanzas vi nieron a estrel lars e , como dij e a l empezar este artícu lo

,

contra dos hombres de carácter , y los dos : convencido s de que yo no podía sal ir de la E scuela de Camino ss i n grave daño de la Escuela , del Cuerpo, y de estes ervicio públ i co de la enseñanza

'

en las Escuelas espec iales .Tropezar en la vida con dos tunantes l i sto s

,es

,s in

duda alguna,muy peligro so ; pero , al fi n

'y al cabo,s i lo

'

que uno pretende no es u na picardía,y a ello s tampoco

les perj udica , no es impos ib le convencer les , y aun espos ible que cedan de b u ena voluntad

,porque s iempre

es bueno tener amigos en todas partes . Quiero deci r ,que esto p ensarán el los .Pero

,en cambio

,tropezar con dos Catones , por mu

cha razón q u e uno tenga , es como dar de cabeza contraun muro de cantería ; y esto me sucedió a mí con donCal ixto Santa Cruz y con el señor de Uría .

Cuando le l l evé la sol i ci tud a don Calixto , me recib iócomo siempre

,con mucha amabil idad .

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XXX

URD AMOS en el anterior capítulo , frente a frente , donCalixto Santa Cruz

,director de la Escuela de Cami

no s,y el q u e estas l íneas dicta , y en recoger viej o s e

i nsign ifi cantes recuerdos se entreti ene .

Quedamos , digo , don Calixto sonrien te , pero contrar iado ,

aunque resuelto a cumpli r con su deber,tal como

él lo entendía ; yo , con el p resentim iento de u na derrota .

Y en efecto : don Cal ixto me aseguró que me apreci aba mucho

,que se interesaba por mí vivamente ; pero que

estaba resuelto a in formar en sentido desfavorabl e m ipeti ción

,y a impedir , por todos lo s medios , que yo sa

l i ese de la Escuela de Caminos,donde

,según él decía

,

er a i rreemplazabl e en las dos cátedras q ue por entoncesdesempeñaba : Cá lcu lo y Mecánica .

Aturdi do en sum'

o grado por aquel i nesperado obstácu lo , defraudado de este modo en mis esperanzas yen mis intereses

,y vi endo que se me hundía el bri l lante

porveni r que en la p len i tud de m i derecho había forj ado , traté de convencer a mi querido

“y cruel d irecto r .Pero , ¡ya er a empresa fáci l ! ; él pensaba las cosas

a sangre fría , si n prevenciones n i apas ionam ientos ; mas,

cuando había tomado una reso lución y hab ía puesto el

doble sello enca r nado en sus mej i llas , ya no er a el donCal ixto bondadoso , s ino una roca basálti ca de cim ientoinconmovible .

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JOSE ECHEGARAY

—Observe usted que hay otros muchos ingeni ero sdecía yo — capaces de desempeñar mi s dos cátedrasmucho mejor que yo las desempeño .

Y él me rep li caba :No

,señor : es natural que usted lo diga , o por mo

desf i a o porque le convi ene ; pero no debe extrañarle austed que yo no lo crea , porque sé que no debo creerlo .

Y yo seguía argumentando :

¡Por Dios , don Ca'

lixto l , suponiendo que eso fueraderecho para sacrifi carme y para truncar

mi porveni r?Y él continuaba fríamente :S i

,señor

,hay ese derecho , porque el i nterés de la

Escuela de Caminos es superi or a su i nterés particularde usted : al menos v o ,

director de la Escuela , así debocreerlo .

¿A qué molestar al lector tanto como molesté a don

Cal ixto ? Seguimos d iscutiendo,s in ventaj a n inguna por

mi parte,con tenac idad s in ej emplo por la s uya .

Y termi nó nuestra conferencia d ic iéndome él , al retir a rme

, que ínf orma r z'

a en contr a mi sol ici tud ; agregando

,s i n embargo

,para darme este fi nal consuelo , q u e

ya buscaría u na manera de compensar el sacrifi cio queme 1mp 0n 1an .

Creo q ue de buena fe buscó él y buscaron los j efessuperiores la compensación ofrecida , pero j amás la encontr a r on . Y la que posteriormente pude encontrar yo ,yo sólo la encontré ; que , por lo regular, lo que en las

luchas de la vida no consigue el i ndividuo , no es fáci lque el Estado ni sus representantes lo cons igan .

Rechazado en este primer asalto,acudí al d irector de

Obras públ icas,señor Uría

,con menos esperanza y con

menos al i entos ; porque , al fin ,don Cal ixto Santa Cruz

er a am igo , y e l s enor de Uría no er a más q u e un j efesup erio r

,y por entonces au n exi stían clases , y mediaba

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RECUERDOS 1 9

gran distancia entre un modesto profesor de la Escuelade Caminos y todo un director general de Obras públ icas .

Y,en efecto , nada conseguí. Me recib ió cortés , pero

fríamente ; me"

“aseguró que estaba conforme con don Cal ixto Santa Cruz , q u e

”yo no podía sali r de la Escuelaporque er a profesor irreemplazab le , y q u e ,

en suma,

podía dar por p erdida mi pretensi ón .

De modo que,por ser buen profesor , según el los de

cfan , s e me cerraba el porvenir y se me condenaba a

una decorosa miseria , encerrándo _me en mi cátedra

como en glori osa pris i ón y anticipada tumba .

S i hub ieran creído que er a un profesor detestab le ,me hubieran construído puente de plata , y aun me huhi eran dado algún empuj ón hacia fuera .

E stá j usti c ia distributiva u sa e l Estado , y usan , cuando llega la ocas ión , sus mej ores representantes .

e i ndivi dual i smo ! » gri té entonces , y ésteha s ido s iempre mi gri to de guerra

,que no hay otro

compatible con el progreso y la j ustici a . Todas las demás teorías no son más q u e errores lamentables , farsasri dículas o i lus iones generosas

,pero absurdas .

H i ce el último esfuerzo , acudí a mi padre : mi padreacudió al marqués de Co rvera , gran amigo suyo ; p erotodo fué inúti l . Quedé condenado , por entonces , a Escuela p erpetua .Claro es que yo hubiera podido dej ar el Cuerpo

,y

así lo reconocieron don Calixto Santa Cruz y el s eñorde Uría ; pero er a abandonando por completo la carrera ,cortándom e toda retirada y renunciando a

x

lo s derechospasivo s .Me dió pena , me dió m iedo

,me faltó energía

,y seguí

expli cando Cálculo d i ferenci al e i n tegral y Mecán i ca,

hasta que , andando el ti empo , la políti ca me indultó deaquel lo s trabaj o s forzados .Perdida la última esperanza

,reuní a mis alumnos

,l es

referí lo que me ocurría y l es l i cenci é en masa .

Ya no tuve clase particular en adelante,y sól o algu

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20 JOSE ECHEGARAY

na vez q u e otra d i alguna lecc1on a j óvenes 'que no habían de ir nunca a la E scuela de Caminos . Pero ya digoque ésto s eran casos excepcionales ; l ecc iones , no particu la r es , s ino p ar ticu la r ís imas , que unas veces me pro

por cionaban al mes veinticinco duros , y , a lo sumo,

cuando tenía dos de estas l ecciones,cincuenta duros de

sup lemento ; de todo ello daba cuenta al director de laEscuela , que nunca me gustaron tap uj os .

De suerte que m i presupuesto máximo er a éste : docemil reales a l año como ingeni ero p r imer o ,

*

por q u e entreunas y otras ya había ascendido ; sei s m i l reales de gr atifi cacíón por dos clases , y doce mil reales por dos lecci ones particulares , cuando las había , que no s iemp r e l ashubo .

Así continué durante muchos años ; hasta que , andando el ti empo , y cuando llegaba a la edad madura , vinola revolución de septiembre . Maduraron los dos : la revolución y el profesor .Pero no convi ene anticipar los acontecimi entos .

Estrechado por las necesidades creci entes de mi famili a

,destruídas las esperanzas que fundé en la ense

ñanza parti cular,todavía , hacia el año 60 o 6 2 ,

hice otroesfuerzo para sal i r de la Escuela de Caminos .D on José Salamanca estaba construyendo u na buena

parte de la red de'

cam inos de hierro de Itali a . Tenía a

su servicio varios ingenieros esp añoles,entre ellos a

Page,a Reto rt il lo y a Br ookmann

,y este ú ltimo fu é el

destinado a la empresa de Ital ia ; pero hacía falta otroingeniero más

,y un día me sorprendió don José hacién

dome una visi ta,que por un momento abrió ante mí an

chos horizontesMe preguntó s i quería i r a Ital ia , y acepté en el acto .

Pero tan“ maltrecho volví de esta segunda sal ida como

había vuelto de la primera ; no conseguí que me concedi eran l i cencia . 0 er a yo muy torpe , o tenía muy mala

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RECUERDOS 2

suerte,o decididamente hacía mucha falta en la Escuela

del Cuerpo .

Yo me i ncl i no resueltamente a l as dos primeras soluciones . Yo , para pedi r aun lo más j usto , soy 0 muy tor

pe ,o muy tímido , o muy imbéci l .Y en suma , me quedé s i n i r a Itali a y si n aquello s

sueldos espléndidos de diez y doce mi l duro s , y más,

qu e don José Salamanca concedía a sus ingeni eros en

casos tales ; más reunía B rookmann .

D e aquí deduzco yo q u e el Estado españo l está en

deuda conmigo , por lo menos de un cap ital de di ez mil lones de reales , o s i no , de la renta que les correspondea lo s diez m il lones de mi cálculo .

Y esto parece broma y no lo es , o por lo menos nolo sería si hubiese una j usti ci a superi o r q u e resolvieselo s confl i ctos entre los i nd ividuos y el Estado .

Porque el problema se plantea en términos matemá

t icos .

¿Pude yo , dedicándome a l a enseñanza particular , ganar di ez m illones de reales ?S í ; esto puede demostrarse matemáticamente .

¿Me impidió el Estado ganarlo s , alegando que neces i

taba .m is servicios ?Este es un hecho .

¿Luego me debe una i ndemnizaci ón equ ivalente a

aquella suma?El Derecho y la Justic i a re5 ponden afi rmativamante .

Pues abandono la consecuencia a lo s s iglo s venideros .

Mi vida económica era , no diré muy apurada , porqueyo no he s ido gastador , p ero s í muy modesta ; y buscando soluciones a l confl i cto fi nanciero

,se planteó de nue

vo ante m i el problema del teatro .

¡Ay ! , esta vez no como un puro i deal , s i no manchadoya por la pro sa de la vida .

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22 JOSE ECHEGARAY

Quería i r al teatro , no por satis facer anhelos puramente artísti cos , s ino también , de paso , para p r opor cionar una nueva partida a mi presupuesto de ingresos .Aquí vi ene mi tercera tentativa dramática y mi tercer

drama .

Y váyanse enterando los princip i antes de q u e no es …

cosa tan fáci l escrib i r un drama y hacerle representar deprimera intención .

Esta era mi tercera tentativa , como he dicho, y tandesdichada fué como las dos primeras .Resolví , pues , escrib ir un drama, y las condici ones

que me impuse fueron las siguientes :El drama había de tener un acto ; no me sentía ya con

al i entos para escrib ir obras en tres y cuatro actos,por

que los dos primeros fracaso s habían agotado en granparte mi s energías de autor novel

,y habían desteñ ido el

verdor de m is esperanzas .El drama sería de época , porque continuaba yo muy

encari ñado con nuestro teatro clás ico .

R esu eltamente me lanzaba a l campo poético y a la

versificación : la prosa me parecía más desa ir ada y de/

todo punto inapli cab le a un drama del siglo XVI 0

del XVII.Combiné

,pues

,un argumento q u e se me antoj ó sen

cill o,i nteresante y dramático

,y hasta de alta m 'oral i

dad,y le puse po r título La Ízij a na tu r a l .

Y a sí las cosas , me lancé resueltamente a la em

presa .

Cosa extraña : desde mi primera tentativa poética,yo

no había vuelto a escrib ir n i un so lo verso ; y cuenta q u ehabían transcurrido en el i ntervalo bastantes años dedescanso y olvido .

Y,s in embargo

, ver s ifiq u é con facil i dad , y ,lo q u e es

más,quedé muy sati sfecho del resultado .

Así como en mi segundo drama me parecieron dete stables cas i todos los versos q u e ,

a fuerza de au

gu stias y de apuro s , iba colocando en ordenada fi la ;as í

,en este tercer drama , me pareció q u e l a vers ifi ca

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24 JOSE ECHEGARAY

la vida y en esta clase de dramas,tampoco hay grandes

novedades n i mucha vari edad .

Pasaron años . El seductor heredó ri quezas y títu los,

hi zo la guerra , conquistó laureles , se le ennegfeció el ca

rácter,y l legó a los cincuenta años convertido en un se

ñor de gran alcurn ia , áspero , orgulloso y desabrido .

S i empre llevaba en el fondo del alma el recuerdo de

aquella pobre chica , y j unto al recuerdo , l a esp ina punzante del remordimiento

,acaso s in darse él cuenta del

motivo de su ma l humor perpetuo .

Es e l caso que llegó a ser,por accidentes de fami l ia

,

tutor de un j oven , noble como él , gallardo como él ; peromás s impáti co y más genero so que él había s ido .

Y ello fué que '

el tu tor l legó a sentir verdadero carino por el p upi lo , porque como aquél permanec i ó s iempre soltero , le faltaba el calor de la fami l i a y el cariñode los hij o s

,y en aquel hij o adop tivo puso todas sus ter

nu r as .

Hasta aquí los personaj es son dos : la principal figur a del drama , e s decir , el seductor de ayer , el noble dehoy , a quien me parece que hice conde , y e l p z¿pi lomencionado

, q u e había de ser , por ley natu ral , el galándel drama .

Dejemos por ahora a l conde,que pues había come

tido u na mala acción,había de purgarla a l fin y al cabo ,

porque llegaría u n momento en que se le pondría delante en forma trágica

,que yo

, en mis dramas , he si dos iempre un Dios j usti ci ero .

La j oven seduci da murió,por no encontrar desenlace

más oportuno para e l drama de su vida , y su hij a Elenaquedó abandonada

,y recogida

, a l fin ,por lástima en la

modesta vivienda de un pobre escudero , l legó tri ste yhumilde , pero virtuosa y encantadora , a lo s di ez y ochoaños .

¡Qué había de resultar ! De ta l modo dispuse yo lascosas , que aquel p up i lo del conde , o por casual idad , opor ley de j usti c ia

,o por fatal idades del destino , se en

contr ó con Elena y se enamoró de ella loca y honrada

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RECUERDOS 25

mente , q u e er a de mej o r condición y de conci encia másl impia

,y de i ns ti ntos más puro s que su p ecam inoso

tutor .Todo esto me parece legít imo , porque s i en un dra

ma no se enamoran e l galán y la dama , sobran , evidentemente , l a dama y el galán .

E ntér ase el conde de estos amoríos ; pero se imagina

q u e Elena no es más que u na aventurera , u na bu scona ,

y resuelve salvar a su pup i lo,a qu ien como a h ij o quie

re, de lo s in fames lazo s de la q u e él Supone ser u na mu

j e r zu ela .

Y con esto ya comprende el lector la intenci ón de laobra

,y hasta puede ad ivi nar sus p eripecias .

Declar o, coxn franqueza , q u e todo esto me parece na

tural en La /cij cz na tu r a/.Porque natural es q u e el conde , por su carácter , po r

el fondo d e amargura que l leva en s í , que hoy llamaríamos pesimismo

,pues no hay pes imista mayor q u e el

que l l ega a formarse mala idea de sí mismo , y , además ,por el o rgullo de su raza

,cons i deras e escandaloso

,y

hasta criminal , un matrimon io entre Elena y su pup i lo .

Mujer de clase tan humi lde asp irando a ta l enlace , esca rnecía , a lo s oj os del conde , todas las leyes d ivi nas yhumanas , y debía de ser

,necesar iamente , u na

! malahembra .

De aquí resultaban escenas que me parecían i nteresantes y dramáti cas .U na escena , sobre todo , entre el padre y la hij a

,en

que aquél se muestra galante y la trata con fi ngido respeto al p ri ncip io

,y luego se irri ta y qu iere imponer su

voluntad,y

,a l fi n

,l l ega hasta ofrecer oro a la j oven ,

concluyendo por maltratarla,como puede maltratar un

hombre grosero y noble de aquel t iempo a u na muj erperd ida y de clase baj a .

Esta escena me encantaba,lo declaro s i n rodeos ; y

hoy mismo,cuando la recuerdo

,me parece q u e es buena .

Vi ene después otra escena vio lenta,en que el galán

sorprende al conde ultraj ando a Elena ; sal e a la defensa

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26 JOSE ECHEGARAY

de su adorada , se olvida de todo , y ultraj a , a su vez , asu tutor y le desafía ; y .el tutor , a qu ien tomé yo la p r ecaución de prestar un carácter de todo s los diablos

,en

loq u ece de i ra .

Por ñu se baten , y el conde mata a su pup ilo de unaestocada , después de lucha vio lentís ima .

Y aquí aparece el castigo formidable .

El conde había seducido a la madre de Elena ; habíaabandonado a su h ij a

,y cuando un hombre de corazón

y honradez qui ere hacerla su esposa ,el mald ito conde la

i nsulta , y la maltrata y da muerte al amante de Elena .

Aquí el estal l ido : se descubre el secreto,y el padre

y la hija s e encuentran frente a frente .

El final está i n sp irado en un drama de Schi l l er , ti tulado Íntr zlga y amor ; y a mí se me antoj aba que lo s verso s finales eran terri blemente trágico s , y que no carecían de hermosura .

Ya ven mis lecto res q u e ,s i en mis dos primeros en

sayos dram áticos me traté con severi dad,y hasta s i n

compasión , en éste me voy despachando a m i gusto .

Pero es que en estos recuerdos he de decir la ver

dad s i n e scrúpulos n i convencional i smos . Lo que si entoy lo que creo ; que para menti ras basta con las de misdramas .

En suma : con razón o s in ella,porque a grandes i lu

s iones estamos suj etos todos los mortales , lo ci erto esque yo quedé sati sfecho de mi obra

, yque decidí hacer todos los es fuerzo s imaginables para que se representase .

Y ¿por qué no ha de representarse ? decía yo.

El argumento es bueno,está desarrollado de una

manera natural,ti ene escenas i nteresantes

,algunas muy

d r amaticas,el final es altamente trágico , la versifi ca

c ión es vigorosa , y la obra ti ene una a lta . tendenc ia

moral .

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RECUERDOS

»Pues ¿cómo puede haber actor n i empresa que larechace ?»Conste q u e todo esto lo decía yo entonces , no es q ue

l o improvise ahora .D e ! drama he de hablar otra vez , y cuando l legue esta

o cas ión l o leeré para refrescar m is recuerdos , y haréu na críti ca imparci al ; y lo j uzgaré según m i leal saber yentender

,s in modestia , s i n escrúpulos , s in convencio

na lismos , pero si n blanduras paternales .Por entonces

,

'

vu elvo'

a repeti rlo , p“

ar ecióme q u e l aobra merecía la pena de que yo riñ es e por ell a una granbatalla .

Pero ¡ay ! que para e stas batall as yo no s irvo . Yo nunca

he sabido hacer u na recomendación en provechoprop io .

En provecho aj eno hice muchas , pero presumo q u e

s i empre las hice torp emente . Hago un favor cuandopuedo ; pero pedi r un favor es empresa d ifi cilís ima

para m1 .

Con—D

una ci rcunstanci a verdaderamente extraña : q u eme cuesta mucho meno s p ed ir favores a una persona aqu ien no conozco

,a la que sólo me l igan relaci ones

superfi ciales de so ciedad, q u e acudir con la p eti ción a

un amigo ; y cuanto más íntimo , más repugnanci a s i ento .

Me parece q u e , mo lestándo le ,abuso del afecto que

pueda tenerme , y que por el favor q u e le pido me pago ,en cierto modo

, del afecto q u e yo le pro fes e .

¿Qué me importa molestar a un extrano,n i qué con

s ider ación le debo ? En cambio , a un amigo debo evi tarl e toda molesti a .

Esta teoría podrá ser o no ser la buena,pero la he

profesado s iempre ; mejor dicho : s i empre se me ha impuesto por i n stinto o por impulso interno .

A un amigo le p ido cualqu ier favor con timidez,de

mala manera,con torpeza , lo cual puede interpreta r él

en este senti do : que el favor q u e le estoy p idiendo meimporta poq u ís imo .

S i n que yo pueda remediarlo,parece que le estoy d i

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28 JOSE ECHEGARAY

ciendo : << E n esto que le pi do a usted , yo no tengo inter és de ningún género ; cedo a l compromiso ; no tengausted reparo en negá rmelo .»

Y , s i n embargo, no es así : es más bi en que esta cuali dad tan exquis i ta de todos lo s esp añoles

,que por na

tu r aleza son ped igiieños , en mí es cual i dad defi ciente ymuy poco desarro llada por el ej ercic i o .

Pedir , ¿para qué pedi r?Las cosas s e hacen porque deben hacerse

,s in nece

s idad de pedirlas n i su p l ica r las , s in humil larse uno n imolestar a lo s demás .Y a s é que éstas són exageraci ones , y yo procuro ven

cer mi carácter,y acomodarme a las circunstanci as , y

resp irar en el medio ambiente que me rodea,aunque no

s iempre lo consigo .

Por eso,aunque yo había resuel to recomendar mi

drama y ver s i a fuerza de recomendaciones conseguíal levarlo a la escena , entre la deci si ón tomada y la resolución cumpl ida mediaron muchos días

,y sostuve con

migo muchas batal las .

Y,s in embargo

, ¡ qué fáci l me hubi era s ido buscaru na recomendación poder osís ima , deci s iva , que a pocoque mi drama vali ese

,había de sacarlo a fl ote y l levarlo

a la escena !Me refi ero a la gran actriz española entonces en el

apogeo de su fama,de su talento y de su i nfl uencia .

E n u na palabra : me refi ero a Teodora Lamadrid .

¡Pero s i esto es providencial ! pensaba yo muchasveces Pues n i fué providencial , n i la Providenci a mes irvi ó en este caso

,s i n duda porque acudí a el la con la

misma timidez con que acudo s iempre a p edir favores ,y en este caso más que nunca , porque se trataba de mip ersona y de un drama que hab ía bro tado de mi modesto i ngeni o .

Es el caso que años'

antes,muchos años antes de ha

ber escri to La hij o na tu r a l , se había presentado en la

Escuela de Caminos,y había ingresado en ella , un hij o

de Teodora Lamadrid .

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R ECUERDOS 29

Yo fuí su exam inador de ingreso , fuí después p r ofeso r suyo en el primer año de la carrera

,y tuve con él

,

dentro de la j u st icia , que a la j usti c i a no he faltado nunca ,

a menos a sab iendas , todas las cons ideraciones ytodos lo s cuidados compatibles con mi deber de profesor .

Esto lo sabía Teodora Lamadrid,me estaba agrade

cidís ima , y toda la vi da desde entonces conservé conella u na afectuosa amis tad , a la par que la trib uté entu

s iasta admiración por s u talento .

¡Qué protección más eficaz para mi » drama , ni quiéncon más empeño , dada su grati tud y las nob les y s im

páticas cual idades de su carácter, hubiera podido servi rme en mi empresa !No tenía más que coger m i drama, presentarm e en su

casa y decirle : <<Teodora , vengo a pedirl e a usted ungran favor : he escr ito un drama

,deseo q u e usted me

oiga leerlo , y s i a usted no le parece muy malo , q u is iera me ayudase usted en mis gestiones para que lo representen .

Y ella hub iera ab i erto mucho sus hermosos oj o s negros , con cierto asombro teatral , hubiera sonreído bondadosamente , d ic iendo : <<Pero ¿es verdad ? ¿Usted ha escr ito un drama ?» Pero hub i era hecho por m i drama todolo que hubi era podido .

S í , esto era muy fáci l para cualqu iera ; para mí no solamente no er a fáci l , er a to talmente impos ib le .

Porque yo soy mal ici oso al pensar l o q u e puedan pensar lo s .d emás ; y ,

p intando en mi imaginación la escena

q ue precede , me di a cavilar que Teodora podría d iscur r i r de este modo :

Ahora lo comprendo todo rep i t iendo la frase que tantas veces habría declamado en su vida deactriz tu protegi ste a mi h ij o , no por respeto , ni poradm iración haci ami p ersona , s i no i nsp i rado por un sentim iento egoísta

,mirando al porven i r

,y buscando un

patrono para tu drama . No fué un Sentim iento des inter esado el tuyo

,s ino una habi l idad que ve las co sas des

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3 0 JOSE ECHEGARAY

de muy lej os . Bueno,te serviré ; pero mi grati tud habrá

perdido su parte más s imp át ica .»

Probablemente ella no habría pensado esto , porqueer a muy buena ; pero pensaba yo que ella podría pensarlo , y tal i dea bastaba para que rechazase to,da recomendación directa , hecha por mí en persona , a la granactriz .Y , en efecto , j amás le recomendé n inguno de mis

dramas .No por eso des i stí de mi empeno ; pero busqué otros

caminos , que resultaron muy largos , muy tortuosos, yotros medios arbitré

,tan débi les y tan torpes

,que mi

tercer ensayo fracasó,como habían fracasado los dos

primero s .E r a mi ter cer sa lida ,

s i empre con la visera calada,al

campo l iterario .

De ella volví tan vencido y maltrecho como en lasdos primeras .

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JOSE ECHEGAR AY

Vez , amiga íntima de Bárbara Lamadrid ; p ero s i n revelarle el nombre d el autor del drama

,y

,por último

,Bár

bara Lamadrid entregaría y'

recomendaría La hij a na tur a l a su hermana Teodora .

De este modo el secreto se conservaba ; pero la recomendación es claro que , al l legar a Teodora , llegaba débi l y enfl aqueci da por manera lastimosa .

Como lo pensé se hizo ; y pasó un mes , y pasaron dos ,de grandes ans iedades y de esperanzas mezcladas dedesal i entos

,que de aquéllas y éstos p r opor C1ona mu

chos la carrera dramática .

Ello fué que el drama volvió a mis manos , pasando deregreso por todas las que recorrió a la ida , y volvió , consentencia en contra , a matar mi s esperanzas y a fomen

tar mis desal i entos .Había dicho

,según parece

,Teodora Lamadrid , q u e

el drama estaba muy bien escrito,y que revelaba nota

bles condi ciones dramáti cas en su autor ; es decir , lasordinarias de la l ey ; pero que , en su concepto , La kzj ana tu r a l no podía representarse por vari as y poderosasrazones .En primer lugar

,un drama en un acto t iene mala co

locación ; verdad evidentís ima,por mucho s motivos prác

t icos,que más tarde fu í aprendiendo con la experien

c ia , y que no he de repet ir ahora .

E n segundo lugar,la escena entre el padre y la h ij a ,

que e r a preci samente la que a mí más me gustaba , a

ella le parecía vio lenta y hasta repugnante .

En tercer lugar,aquella s i tuación que yo creía in fali

ble,a saber , cuando el conde y Carlo s salen furio so s a

batirse en la cal lej a próxima,y cierran la puerta tras sí,

y sobre la puerta cerrada se arroj a desesp erada Elena ,esta s ituación d ij o Teodora Lamadrid q u e se parecíamucho a otra de La oo/a de ¡ new

,de Tamayo . Tenía r a

zón ; pero yo no había pensado antes en tal s emejanza , n ila concienci a me remordía de haber intentado un plagi o .Y , por últ imo , encontraba q u e el ñna l era,

excesivamente trágico .

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RECUERDOS 3 3

Para ser un drama en un acto eran muchos reparo s,

por más que fuesen j u sto s .S i n embargo

,yo no cedí ; estaba demasiado enca r iña

do con mi pobre hij a para darme por vencido .

Pero ¿adó nde , a qu ién acudi r , de qu é medios valerme ?Yo t enía muchos amigos entre lo s ingenieros ; pero

no tenía amigos entre lo s l i terato s,y Brookman , que no

estaba en Madri d,no podía ayudarme .

Entonces,a fuerza

"

de cavilar , 1mag1né una combinación estr ambótica ,

ri dícula,que no podía dar resultado ,

y que no lo di ó , en efecto .

Ha de saberse que , por entonces , lo s dos autores dramati co s a qu ienes yo más admiraba eran Tamayo yAyala .

En este últ imo me fi j é , porque como m i drama estabaescri to en verso , y en verso escribía si empre donA delar'

do los suyos , presumí que él er a el más indi cado parael caso , y suponía . además

,que m i vers ificación no ha

bía de desagr ada r le .

Pero yo no conocía personalmente a Ayala ; además ,no querí a dar mi nombre ; y como hubi era podido plantear un problema matemático

,p lanteé el s igui ente di s

p a r atado problema :Leer le a Ayala mi drama sin deci rl e qui én er a yo ;

más aún,y aquí está lo di sparatado

,s in que me viese

la cara .

¿Es esto posibl e?Materialmente lo es ; pero en el orden regular no l o

es , y no lo fué .Por entonces iban corri endo lo s días que p receden al

Carnaval , y en el Carnaval y e n sus di sfraces fundé yo'

mi ri dícula comb inación,y una vez dispuesto e l plan

,le

e scribí a don A dela r do una carta , en la cual l e decía en

sustancia lo sigui ente :<<YO l e adm i ro a usted mucho . Soy entusiasta del

arte dramático,y m i entu s iasmo es tan grande , q u e ,

aunno s iendo l i terato de pro fes ión

,me he lanzado a escr i

b ir u n drama,y deseo leér selo a usted .

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34 JOSE ECHEGARAY

»Pero mi vergiíenza es tan grande como m i afi ción , ycara a cara nunca me atrevería a leé r s elo ,

n i mucho menos a decirle a usted mi nombre

,pon lo cual he imagi

nado que puedo presentarme en su casa de usted e l

primer día de Carnaval con dominó y careta . S i us tedes tan bueno que accede a mi súpl ica , me oi rá usted lal ectu ra que sol i ci to y me podrá usted deci r con franqueza S u op in ión , que , después de todo , a u n

' hombre concareta se le puede deci r que su drama es muy malocon meno s escrúpulos que a u no que l leva su cara descubi erta .»

Le mandé mi car ta ; pero la contestación no l legónunca

,ni j amás le dij e a don A dela rdo

,cuando algunos

años después le traté con i ntim i dad ,este i ntento desca

bel lado,que tuvo el fi n que debió tener : e l desdén y e l

s i l encio .

Y a no me quedaban más combinaciones que real izar ,y p ara ser como las anteri ores , tampoco me hacían granfal ta .

Pero,aunque tenía con fi anza en mi drama , esta con

fianza no er a i l imitada n i e r a i rracio nal , y asa ltábanme

dudas de cuando en cuando sobre el méri to artístico demi tercera producción ; du das que qui se desvanecer a

toda costa .

Y a no luchaba por e l triunfo ; ya l uchaba , no diré porla honra , pero sí diré por la … i lu s ión .

Q u ería que u na persona competente me d ij era contoda lealtad s i yo servía o no servía para el caso ; s i e ldrama er a , al menos , u na esperanza 0 un franco e i nd iscu t ible desatino ; que tan apagados andaban ya misali entos, que hasta admitía la posib i l i dad de q u e mi pobre engendro fuera un ma l engendro de un desdi chadodramaturgo

,perdido j ustamente en las sombras , y j us

tamente desdeñado por el destino en sus tres lastimosas aventuras .

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RECUERDOS 3 5

Revolviendo estas ideas , pensé en un amigo y compañe ro

,en cuyo talento , reserva y lealtad tenía , como he

ten ido si empre , confi anza i l im itada .

Este amigo y compañero , a quien me refi ero , es donEduardo Saavedra , cuyo nombre escribo con todas, susl etras con sati sfacción y car ino , y como j usto trib uto a

una amistad , casi de medio s iglo , y a una admiraci ónconstante y nunca empanada .

Eduardo Saavedra es un sab io,un verdadero sab io ;

yo creo que si empre lo ha s ido : desde que naci ó .

Su intel igencia es u na fuerza universal ; a sr profesa lasaltas Matemáticas

,así exp l icó largo s años Mecáni ca apl i

cada en l a Escuela de Caminos,donde fué pr

'

ofesor eminente

,como cultiva la Literatura

,y sobre todo la H i s

tori a l i terari a,como descifra una inscrip ción romana o

traduce un l ibro en árabe , porque es uno de los primero s arab istas de España

,y en l enguas sabias

,y en l en

guas vi vas y muertas conoce no sé cuántas .Peros i su i ntel igenc ia es cla r ís ifn a ; s i no hay conoci

miento humano que no esté a su alcance ; s i en todosellos '

es maestro y autoridad i nd i scutib le ; s i es ,según

antes decía,un verdadero sab io

,con valer mucho el sa

b io,aun vale más el hombre .

Es una de las conciencias más pura , más l imp ia , máshonrada y más leal que conozco .

En suma : un hombre de quien s iempre puede ap r enderse y de qui en s iempre puede fiarse .

Con e l propós ito del iberado de molestar a lo s pesim i

'

stas de ofi cio y a los pes im istas de afi ción,y además

como tributo a la j ust ici a,declaro que en el transcurso

de mi vida , que ya no es breve , he encontrado muchagente honrada y simpática , lo cual no quiere deci r queno haya tropezado

,de cuando en cuando

,con seres más

o menos nocivos y con algunos necio s tambi én . Porqueno tengo la pretens ión de dar como axiomático n i el

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3 6 JOSE ECHEGARAY

talento universal n i la pureza angéli ca de la raza humana .

Y a propósito de necio s y necedades,para mortifi ca

ción de los q u e sosti enen q u e la raza humana es imbé

c i l de nacimiento , y que gozando de plena imbecil idadllegará a lo s bordes de su tumba , y que entre lo s másimbéci les están los españoles , declaro igualmente , s inun átomo de p atr ioter ía , pero con s evero eSpír itu dejusti c ia

,y diga severo porque la severi dad s ienta bi en

en todos lo s casos , que he conoci do en España muchoshombres de gran talento , que en otro país , en otro ambiente y con otros medios , hubi eran figurado en primer a l ín ea entre los m ás respetables sabios .

S in sal i r del Cuerpo de Caminos , cité , en otra ocasión ,a mi q u er idís imo profesor don José Mo r e r como u na

i ntel igenci a de primer orden .

Cité en otra ocas ión a don Gabri el R odríguez ; hoy ci toy emplazo y clasifi co entre las más notables intel igencias de nu estra patria a don Eduardo Saavedra .

En todas partes ha ej ercido autoridad por su talentov por su carácter , por la claridad y por la recti tud desus j u icio s

,templados s iempre por u na inagotable be

nevo lencia ,cuando el j u icio que emitiera sobre las cosas

o sobre lo s hombres hubi era de ser u n tanto adverso .

En fin,es un esp ír i tu eminentemente religi oso

,pero

s in sombra,niebla n i la más pequeña mancha de into

ler anc ia o fanati smo . S i empre fué , por el contrari o , une5 p ír itu ampl io , generoso y l iberal .A é l me dirigí p idiéndole ayuda pa ra mi empresa ;

porque,como antes dij e

,Saavedra ej erció s iempre auto

ridad em todas partes . Autoridad ejercía en la Escuela,

como alumno,y en broma le llamaban sus compañeros

el Moro »,por sus estudios y sus afi ciones al árabe ; auto

ridad ej erció,más tarde

,en la misma Escuela deCaminos ,

como pro fesor : sus es tud ios y sus trabaj os tr ascend ieron a la veci na Francia , y le proporcionaron la amistady el respeto del eminente matemático e ingen iero IvonV il la r ceau

,cuya célebre memori a sobre Ccílcu lo depuen

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RECUERDOS 3 7

tes def ábr zca ,prem iada por la ¡Academ ia Francesa , ex

p l icaba Saavedra en su curso de Mecáni ca apl i cada , ysometió

,algunos años después

, a la prueba de la p r áct ica en u na seri e de i nteresantes experi enci as real izadasen León , s i no recuerdo mal . Pero , no sólo en el Cuerpo ,s i no entre los arabistas y entre l iteratos y erudito s

,ejer

cía Saavedra autoridad ya por entonces , y aun hoy laej erce en la Academia de la Lengua . E r a muy amigode Manuel Tamayo y del eminente li terato don Aurel iano Fernández Guerra

,y esta amistad me propuse

aprovechar yo para mis planes de auto r dramático , rogando a m i compañero q u e presentase m i drama a donA u r el iano

_y q u e obtuvi era de él un j u ic io imparcial .Quería yo saber a ci enci a cierta , y no por blanduras

de paterni dad n i por condescendenci as de amigo , s iaquell a producción mía

,tan mal llevada y mal traída ,

er a realmente mala , o s i tenía alguna condición l i terariaque la hici era recomendabl e . Ya no lu chaba ni por eltri unfo n i po r la vida ,

'

s ino por la honra y por la esp eranza .

No asp iraba a que representasen mi obra : sólo quería

q u e me dij esen ,con franqueza

,s i podía escrib ir otra

nueva , s in caer resueltamente en lo s abi smos de la nécedad o de la presunción .

Y esta vez algún consuelo obtuve . Don A urel i anoj uzgó con benign idad

,y en término s muy favorables

,

m i drama , según me d ij o Saavedra , y hasta se entu s iasmó con no sé qué parlamento

,afirmando que estaba

insp irado en no sé qué poeta latino,con el cual declaro

que j amás tuve ni aproximaciones n i ami stad,y cuyo

nombre n i aun hoy mismo recuerdo .

Pero , en fin, s iempre es una honra y un consuelo

co i ncidir en i deas , en imágenes o en esti lo con un poetal atino .

x

Más me habría agradado que fuese griego ; pero , as íy todo , l a semej anza la consideraba como una honra , yel j u i cio de don Aurel iano como un primer al i ento enmi desalentada carrera entre las sombras .

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38 JOSE ECHEGARAY

Con todo , dej é descansar la i nsp iración , y algunosaños pasaron antes de q u e i ntentase un cuarto ensayo .

Que al fin ll egó , y que no fué el último,n i el p enúl

timo siquiera ; pero las cosas hay que ir las contando p orsu orden .

El primer drama lo había roto ; el segundo , tan p ococaso hice de él , que lo perdí ; éste de La s a na tu r a l loguardé cui dadosamente : tenía el presentim iento de q u ealguna vez , más pronto o más tarde , había de asomarsea la escena , como , en efecto

,se asomó

,según contaré

cuando l legue el momento Oportuno .

Por el pronto dej é de escribi r dramas y continué conmis trabaj os ordinari os .Mis clases en la E scuela , dos o tres lecciones pa r ticu

lares,el estudio de la s altas Matemáti cas , que n i aban

doné ni abandono, la l ectura de todas las novelas fran

cesas que gozaban de algún crédi to , y de las q u e sacabadel inagotable fi ló n de novelas inglesas ; agr égu ese _

a estola bibl ioteca de autores españoles de R ivadeneyra ; almi smo ti empo

,el estudio de obras y memorias“de Eco

nomía Políti ca ; para desengr asa r , di scurso s en el Ateneoy di scursos en la Bolsa ; y tomando todo esto revuelto ,s i n orden ni p lan

,tendrá idea el lector de cómo ll enaba

yo todas las horas del día , y no pocas de la noche , enun vértigo caótico de inagotable actividad .

Realmente er a un trabaj o intelectual febri l .y desordenado

,que otras naturalezas más poderosas que la mía

no hubieran resi st ido,y q u e en mí no hacía mel la de

ninguna clase .

Mis afici ones dramáticas tomaban,en estos períodos

de descanso,carácter puramente pas ivo y de mera con

temp lación y goce estéti co .

A todos los estrenos as i stía ; en todos gozaba , y aldía s igu i ente del estreno

,cas i si empre con indignación y

enojo,l eía las críti cas de los entonces críti co s de teatros .

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40 JOSE ECHEGARAY

Por ej emplo : cu ando un jovencito que acababa de sa

l i r de la Un ivers idad , q u e acaso tuviera talento y lo hayademostrado después

,pero que por entonces er a modelo .

de presunción y de frescura,encar ándose con Bretón

de los Herreros le aconsej aba << que en sus obras futurascuidase más de la gramáti ca y del sentido común » .

Cuando otro críti co, q u e había intentado dos o tres

veces i r a la escena , y que había s ido j usta y eStr ep itosamente s ilbado todas ellas , decía con tono doctoral adon Juan Eugenio Ha r tzenbu sch, q u e no sabía una pa

l abra de H i storia de España el ins igne maestro ; q u e susversos eran muy malos y sus argumento s inverosím i les ;y así quedaba ante

,

aq u el la—críti ca i ncip i ente el i nmortal

autor de Los amantes de Ter u el .

Cuando unos cuantos críticos se arroj aban Como fi er as sobre E l hombr e de E stado, de Aya la , declarandoque el presuntuoso jovenzu elo j amás sería autor d r amáti co ; y , en efecto , después no escrib ió más que E l tanto

¡ ba r ciento y Consu eloCuando , en fi n ,

el públ i co y la críti ca acosaban de talmodo a Tamayo

, q u e ,por enoj o o desprecio , se veía

obligado a ocultar su nombre cuando escribía algún d rama

,E l dr ama nu evo i nclus ive .

De suerte que s iempre,en todos los t iempos , en to

das las es feras de la actividad humana , en la cienci a oen el terreno de la i nvención ; como en el arte , se hancometi do i nj ustici as ; que ci erto s perros callej eros entodas partes se meten

,a todo el mundo ladran , y como

les coj a de mal humor,a todos quieren morder , hasta

q u e el tiempo , q u e es g r an ! a cer o, por preveni r hidrofobias

,se lo s l leva en su carro .

Todos aquel los años de mi vida se presentan a mi srecuerdos con una gran uniformidad . No distingo-enellos nada saliente hasta el año 60 ,

en que , por primeravez , fu í a París .

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RECUERDOS 4 1

El director de la Escuela qu i so endulzar las amargurasque me había hecho sufri r

,y me procuró dos comis iones .

La primera,i r en representación de la Escuela de Cá

minos a l des ierto de las Palmas , cerca de Castellón , ypresenciar el ecl ipse total de sol desde aquel esp léndidoobservatorio de la Naturaleza .

Digo p r esencia r porque , no teniendo aparato s n i tr abaj o especi a l que hacer

,sólo como espectador , más o

menos i lustrado,tomé parte en aquella comis ió n .

Esta er a la primera ; pero después de admirar el sub l ime espectáculo

,debía trasladarme

,con algunos alum

nos de la Escuela,nada menos que a los Alp es para es

tud iar , y éste sí e r a estudio , la perforación del célebretúnel y las nuevas máquinas perforadoras

,que entonces

eran una novedad y hasta un secreto .

El p rograma del vi aj e fué completo , y el viaj e , agradab ilís imo : el c ielo y la ti erra , el so l y lo s Alpes , la ci enci a astronómica y la ingen iería

,y,de paso

,vi s i tar París

y Londres y recorrer Ital i a .

Era u na compensaci ón,como decía don Calixto San

ta Cruz , del sacri fi cio que se me había impuesto al imp edir que me dedicara a la enseñanza parti cular de lasMatemáticas .Era , sí, u na compensaci ón ci entífi ca

,artísti ca

,de ca

rácter esp iri tual ; pero ,ci ertamente

,no era una compen

sación económica,porque el desenlace fi nal fué que el

espl éndido vi aj e me costara una parte de m is modestosahorro s .De todas maneras

yo le agradecí a don Calixto la intencio

'

n , porque , en materi a de grati tud , yo s i empre hes ido pród igo .

Salí, pues , con m i muj er para Valencia , donde me detuve algunos días ; p ero como en este mundo todo andamezclado y revuelto , a la alegría del viaj e se mezcló unapreocupación i nesperada , que me hizo pasar días muyangusti osos .Es el caso que , a poco de l l egar yo a Va l encia , empe

zar on a presentarse casos de cólera .

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42 JOSE ECHEGARAY

Murió de repente u na dama i lustre , j oven y hermosa ,de l a ari stocracia valenciana

,y esto produj o , como es

natural,alarmas agu dís imas .

No hay que deci r s i yo estaría preocupado e inq u ieto

,no por mí

, q u e en aquello s ti empos no le tenía m iedo ni al có lera , s ino por mi muj er y por la obligaciónde continuar en Valenci a hasta e l día del ecl ipse , con locual la s ituación se complicaba y se ennegr ecía .

El vapor en que habíamos de embarcarnos para i r a

Marsella l legaba al día s iguiente del ecl ipse ; ya tenía yotomados los b il letes

,y

,además

,b illete de i da y vuelta

para Castel lón,y todo en breves horas , baj o la amenaza

de que el puerto pudiera declararse sucio de un momento a otro

,en cuyo caso habría ten ido q ue regresar a Ma

dr id, y , por de contado , con un calor tropical .

A sí pasé unos cuanto s días de mucha angustia , y nome olvidaré nunca de la ansiedad y de la ñebr e de lo sdos ú ltimos .Salimos mi mujer y yo

,la víspera del ecl ip se , para Cas

tel lón de la Pl ana ; la dej é en casa del j e fe de ingen ierosen compañía de la señora de éste ; y pocas horas después ,s in haber podido dormir aquell a noche

,monté a caballo

y me d irigí a l desierto de las Palmas acompañado deun guía

,porque er a aquella tierra desconocida para mí .

Nos amaneció en el camino ; sal i ó el sol espléndido ,s in sospechar que iba a eclip sa r se dentro de algunas hor as , y au n creo que n i después “ del ecl ipse se enteró ,pues lo s seres que bogan en la pleni tud de su majestadpor las alturas

,pocas veces se enteran

,y es natural q u e

no se enteren,de lOs ecl ip ses y sombras que se presen

tan y corren por estas baj as ti erras en que vivimos losdemás mortales .El día era hermosís imo ; pero intolerable para qu i en

no profese mis aj íciones te'

7 7nicas .

El calor era africano ; la sub ida al desi erto de las Pa lmas

, penosa ; e l viaj e , i nterminable , y ,además , l levaba

yo un resquemor muy molesto,porque antes de sal i r

de Castellón mi mujer se había sentido algo mala ; de

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RECUERDOS 43

suerte q ue , a medida que iba yo subi endo por la montaña

,me iba sonando en los oídos la palabra ¡ cóler a /, y

hasta me parecía ver escri to en negro , sobre fuego y en

ro cas y matorrales , l a palabra fatídica .

Dirá el l ecto r que dramatizo demas iado la escena ;pero

, ¡qué remedio , s i no tengo dramas mej ores queofrecerle ! Y ahora

,después de cuarenta y cuatro años ,

aquel lo no es nada ;—más bi en es un recuerdo agradabley poético ; pero entonces e r a una real i dad muy angustio sa

,porque hubiera podi do tener desenlace trágico , y

yo , que por ley de m i naturaleza soy afi cionado al d r ama , lo s suelo forj ar , con mucho menos motivo , para apl icarlos a mi persona y a mis cariños .

¡Es singular cómo lo pasado , por molesto , por desagradabl e , por tri ste que haya sido , se transforma , a tr avés del ti empo , en algo s impático y poético !No hay prosa que después de cincuenta anos no se con

vierta en poesía . No hay cacharro vi ej o que,con el trans

curso de lo s siglos,no se convi erta en creación artísti ca .

Tómese al ser más estúp ido de lo s que hoy nos rodean , y , s i pudi era conser vár sele con vida hasta dentrode quini ento s años

,sería el hombre m ás interesante de

la nueva raza .

Pero demos de mano a la fi lo sofía y vo lvamos a miexpedición , que , por entonces , me parecía lastimosa , yque hoy la recuerdo llena de vida

,de encanto y de her

mosura ; hasta la amenaza del cólera , que afortunadamente no tuvo consecuencias

,s e me antoj a que le pres

ta al recuerdo viva emoción e i nterés sumo .

Quedamos , pues , en que , acompañado de mi guía ,por una empinada cuesta

,entre abrasadas montañas

,

baj o un sol afri cano,con u na temperatura de 48 grados

y sobre un ma l jamelgo de Castel lón ,i ba yo subiendo

haci a e l improvi sado observatorio para ver cómo la lun ase nos metía , l enta y maciza , entre el so l y la t ierra .

Y la luna y el sol,si n sospecharlo siquiera .

Yo creo que este es un buen f na l de a cto; conque te

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XXXI I

UBÍA yo por las ásp eras laderas que conducen a la explanada conocid a con el nombre de Desierto de las

Palmas,improvisado observatorio del ecl ip se

,r evolvien

do en l a imaginación mu ltitud de idea s,que a mí gran

demente me preocupaban , aunque para el resto de lacreación y para el admirabl e espectáculo que s e preparaba fuesen menos q u e i ns ign ificantes : una serie d e ce

ros sin n inguna ci fra s ign ifi cativa ante todo un i nfi n ito .

Realmente , ¿qué le importaba a la Naturaleza ; ni alSol

,que esp léndido bri llaba en el centro del ci elo ; n i a

la Luna , q u e , maj estuosa e i nvis ible , i ba girando a lr ede

dor de la Tierra ; n i a su sombra , que corría sobre la su

p er ficie de nuestro planeta , que yo tuvi era pri sa por lle

ga r a lo alto , que me preocupara la i dea del cólera , q u eme apurase el temor de no volver a ti empo para cogerla di ligenci a

,n i la amenaza de que declarasen a Valen

c ia puerto sucio , ni todas aquel las pequeñeces q ue paramí eran asuntos muy serios y muy graves ?Lo que a mi pueda importarme

,y aun menos

,del tra

jm de la hormiga alrededor de su hormiguero .

Pues no debía ser así , y aun no estoy“muy seguro de

que asr sea .Las diferentes i deas

,sentimientos

,anhelo s y ans ias

del ser humano suponen vibraciones disti ntas en el cerebro y en el si stema nervio so ; de suerte que , aun desde el punto 'de vi sta material y puramente mecánico

,to

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46 JOSE ECHEGARAY

das estas vibraciones deben tener resonancia en nuestrosi stema solar

,y au n en todas las esferas .

Porque meditemos un poco en este p roblema semifantástico .

Yo bien sé que las acciones internas y las acciones yreacciones mutuas de un si stema

,mej or dicho

,de sus

di ferentes partes , no alteran el movimiento del centro degravedad ; p ero esto nada prueba para el problema q ueyo persigo , acaso como se pers iguen en sueño los fantasmas .

Dos puntos unidos por atracciones y r ep u lsiones mu

tuas caminan por el espacio , y pasarán al lado de otrocuerpo s in tocarle . Pero , s i estalla entre lo s dos puntosun explosivo que los separa , aunque el centro de gravedad conti nuará imperturbable

,cada uno de lo s dos

punto s en cuesti ón cambiará Su trayectori a,y podrá

chocar con otro tercer cuerpo , con el cual antes no hubiera chocado , y podrán aparecer fenómenos q u e ,

enotro caso

,no hubieran apareci do .

Lo cual prueba que pequeñas causas pueden ser causas determinantes de grandes acontecimientos en el orden de la Mecánica .

Acaso e l l ector .no comprenda lo que qu iero decir ;pero yo me entiendo , y aun podría explicar mi pensam iento de modo que el lector me en tendiese ; mas la di

gr es ión sería larga , y ,sobre todo , me separaría del ob

j eto pri ncipal de este artículo ; y así , dando de mano a

lu cub raciones entre fi lo só fi cas y mecánicas , segui ré m icam i no

,para l legar lo más pronto posib le al término de

mi viaj e .

Y a l fi n ll egué al Desierto de las Palmas , en el q u e yareinaba gran acti vidad .

Don Antonio Agu i lar y los demás astrónomos andaban preparándose para la observación ; de modo q u e

'

só lo

cambi é algunas palabras de cortesía con dicho señor,al

cual no me ligaban por entonces estrechas relaciones,

porque hasta cinco o sei s años después no ingresé en la

Academia de Ciencias .

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48 JOSE ECHEGARAY

estrella q u e bri lla ; en la sombra que desde las grandesalturas se ve llegar como inmensa marea q u e avanza ; enla sorpresa y el recogimien to de la Naturaleza ; en el s ilencio solemne q u e crece ; en las aves , que van a buscarsus nidos

,sorprendidas de la inesperada noche ; en un

ambi ente general melancól ico y solemne ; en todo esto ,más que en el punto del cielo en que la sombra de laluna va mordiendo en el roj o d isco del sol .E l ecl ipse es , en cierto modo , externo .

Y cuenta que todo esto es, hasta cierto punto ,efec

tismo de la Naturaleza ; apariencias de s olemnidad ,más

que solemnidad verdadera en lo s espacios .E S so lemnidad para el hombre , para su pequeñez ,

para sus terrores rel igiosos o sus i ntereses científi cos .Para la Naturaleza

,no ; porque , ¿qué le importa al mun

do astronómico que tres astros se pongan en línea r ec

ta ; es deci r , que en línea recta se convierta un triángulom ás o menos agudo ?Esto sucederá de continuo en el espaci o

,s in q u e nin

gún astro se asombre por ello ; y en nuestro planeta , yen el movimiento de sus átomos

,en cada m illonésima

de segundo , millones y millones de partículas , tomadasde tres en tres

,pasarán del tri ángulo a la l ínea recta , s in

que n ingún microb io se asombre ni pretenda calcularestas conjunciones atómicas .Pero el hombre es como es

,y lleva en su cerebro

gérmenes de asombros para llenar con ellos la creaciónentera .

El eclipse iba avanzando ,y las conversaciones y las

r isas”

entr e las gentes del campo no cesaban l

E l ecl ip se no les imponía , ni creo yo que les asombraba más de lo j usto .

Pero el ecl ipse total se aproximaba , y debo aprovechar los últimos instantes para hacer una observación .

He visto muchos ecl ip ses parciales ; só lo uno totaleste del Des ierto de las Palmas que voy describ iendo .

Y bien: entre cualquier ecl ipse parcial , por grande q u esea

,y un eclipse tota l, media un ab i smo .

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RECUE RDOS 49

De un salto se pasa de un espectáculo interesantecu r iosís imo

,algo conmovedor

,grandioso s i s e quiere ,

pero nada más,a un espectácu lo verdaderamente subl i

me,que sobrecoge el ánimo

,lo asombra y lo maravi lla ,

y que si se ha vis to u na vez , no se olvi da j amás .Cuarenta y cuatro años han pasado

,cas i medio s iglo ,

desde que presenci é el ecl ip se total de sol en el B es i erto de las Palmas, y aun me parece que lo llevo grabadoeter namente en los oj os .Porque

,al desaparecer el último punto luminoso del

so l , el astro se cambia y brota en el ci elo un astro q u eparece inmenso

,y que no ti ene semej anza con n in

gún otro astro de lo s que esmaltan la bóveda del fi rmamento .

El di sco del sol se ha hecho todo él negro , y a lr ede

dor ha brotado instantáneamente una aureo la inmensade rayos de luz

, q u e imi ta en escala subl im e la que rodea la cabeza de los santo s en lo s altares .E S una especie de estrella inmensa

,cuyo centro es

negro,y que está rodeada por un admirable n imbo en

forma de rayos de luz .Es una mezcla sorprendente de luz y sombra

,des

tacándose en un ci elo de azul muy oscuro . Es comoun sol estupendo al cual le hubiera aguj ereado departe a parte una gigantesca bala de cañón . Es algo ,en suma , de u na gran senci llez y de una inexpl icablesubl imidad , que no p u ede p intarse n i con el p incel n icon la pluma

,y que

,por desgracia

,pocas veces logra

verse .En el momento de presentarse aquel astro en el cie

lo , todo quedó en s i l encio : un si lencio profundo en laNaturaleza y en las gentes . Las del campo callaron sobr ecogidas : n i más conversaciones n i más ri sas ; parecíaque la vi sión apocal íptica del astro nuevo les había r o

bado la voz y hasta el movimiento ; no había más q u eoj os para mirar , y hasta creo que se paral izaban lo s l atidos del corazón .

¡No perder nada de aquel espectáculo , aprovecharlo

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50 JOSE ECHEGARAY

todo,hasta el ú ltimo segundo de tiempo ! ¡Era la Su spen

s ión de todos los sentidos ; cada reti na había quedadoclavada en el espacio , en el m ismo punto en q u e le sorprendió el ecl ipse total !Todos éramos de p iedra : p iedras chi qu itas que miran

inmóvil es a una p iedra redonda y muy grande que pasadelante de un lumi nar.En aquella temporada , es decir

,en aquello s meses ,

vi yo muchas cosas'

muy grandes,muy hermosas y

,so

br e todo,muy nuevas para mí : París

,Londres , Italia ,

lo s Alpes , los espectácu los más asombrosos de la civil i zación moderna y de la Naturaleza ; pero nada , abs olutamente nada me produj o la impresi ón sublime de aquelecl ip se total .Llegó al fi n el término del ecl ip se total . Apareció un

punto,sólo un punto de luz en e l disco solar por uno

de sus bordes , y como por arte de encantamiento desapareció la maravillosa aureola y sólo quedó la manchanegra .El drama astronómico había l legado a l a cumbre

,y

empezaba a decrecer el i nterés .El públ i co de nuestro teatro hubi era s ilbado tal vez

la obra celeste .

No es ésta la estructura que le gusta : pretende q uelas condiciones dramáticas vayan en escala y asci endas i n cesar e l i nterés hasta el último instante.Colocar la escena de más intensidad estética en el

centro del drama,y desde ella ir descendiendo hacia el

fin ,es correr el pel igro de q ue la obra no gustePasaron ya lo s ti empos de E l tantopor ci ento en q u e

l a máxima i ntensidad está en el penúlt imo acto , y el

último es un desenlace senci llo y natur al .Pero la Naturaleza s e preocupa poco de lo que p ien

sen 0 s i entan sus espectadores ; d ijér ase que los despr ecia soberanamente .E l la es lo que es ; ti ene sus leyes eternas . En la s mon

tañas ti ene pi cachos , y todo alrededor l a montaña desciende. En cambio , lo s volcanes

terminan en punta de

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RECUE RDOS 5 1

fuego . E so quiere el públi co : q u e los dramas term i nenen punta de fuego , y per dóneseme la comparación .

Desde q u e la aureola desapar ec1o , cesó el s i lencio delo s

espectadores y el recogimi ento religio so : l o s comentario s

,las conversaciones , las ri sas , volvieron como al

princip i o .

Yo mismo ya no sentía gran interés por el espectácu lo ; estaba deseando que concluyese para marcharme . O tro tanto le sucede al públi co muchas veces en lo sestrenos de obras dramáticas .Yo estaba impaci ente . Vo lví a pensar en m i V iaj e ,

en el ti empo q u e neces i taría para regresar a Castellón ,

en cómo encontraría a mi muj er,y temblaba pensando

en q ue pudiera estar p eor ; la palabra cólera sonaba enmis oídos de nuevo, , y a Cada momento consultaba e l

reloj .Acabó el eclipse ; empezar on

i

a reti rars e lo s espectadores , y yo , s in despedirme de los astrónomos por no

per tu rbar les en sus trabaj os ; s in mirar , por curio s i dadsiqui era , en dónde estaba el duque de Montpens ier

,de

cidí marcharme también .

Sólo aquel día,en aquel momento

,en lo s breves i ns

tantes de un ecl ip se,he visto al hij o de Lui s Felip e de

Orl eans .Por entonces

,n i él me conocía

,ni sabía si qu iera que

yo existies e .Después , andando .el t iempo

,ya lo supo

,y por su se

cr eta r io parti cular,y d iscípulo mío

,Bruno Moreno

,me

mandó una afectuosa enhorabuena . Pero j amás nos vimos n i cruzamos en esta vida u na sola palabra .

Cr uzani os, s í , nuestro pensam iento , por medio de ter

cera persona , algo así como embajador p len ipotenciario , sobre cuestión pol íti ca de trascendental importancia , ,para él sobre todo , más que para mí .Y con su representante d iplomático celeb ró una en

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52 JOSE ECHEGARAY

t'

r evista mister iosa y pública , de q ue daré cuenta a misl ectores en momento oportuno .

Terminó , como decía antes , el ecl ipse ; monté a caba110 , y prescindiendo de! guía , porque yo tengo buenamemoria topográfica , y abrigaba la seguridad de que nohabía de p erderme

,salí del Desi erto de las Palmas

,y a l

trote unas veces , y otras a galope , cuando el terreno lopermitía

,baj é la ladera en busca del llano de Castellón .

Bien hice en d arme pri sa,porque media hora des

pués mi muj er y yo tomamos la di l igenci a q u e había deconducirnos a Valencia .Bien hice en darme pri sa , rep ito , que fáci lmente hu

biera podido perder el prosaico vehículo ; prosaico e in

cómodo , pero sa lvador .Aquella noche de viaj e fué muy angustiosa : mi muj er

no estaba peor,pero tampoco estaba buena ; el interio r

de la di ligencia,que es en el q u e íbamos , estaba r ep le

to ; los compañeros de vi aj e no hablaban más que deleclipse y del cólera

,mostrando todos desmedido terror

y aprens iones p el igr osís imas para el que se hubiera declar ado en fermo .

Yo ni me atrevía a preguntar a mi muj er cómo seguía ,por no alarmar a nuestros medrosos compañeros , y todala noche fuí forj ando en la imaginación complicacionesy catástrofes

,que terminaban por obl igarnos a baj ar a

mi muj er y a mi,abandonándonos en la carretera .

Afortunadamente,nada de esto sucedió .

Con el día l legamos a Valencia , y entramos en la fonda que

,s i no recuerdo mal , se l lamaba de Vilar r a sa .

D ía de ansi edades , que pasó pronto , s in contrari edadalguna ni el menor entorpecimiento .

Todo como u na seda ; por algo estaban cerca de Murc ia y Al i cante los países de la seda .El puerto no se cer r o

'

,aunque lo s casos de c ólera me

nu deaban y no terminó la semana sin cerrarse .Mi muj er se puso mej or , desapareciendo casi mi más

cruel ansi edad .

El vapor de las mensaj er ías imper ia les había llegado .

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RECUERDOS 53

Habían llegado los tres alumnos de la Escuela de Caminos

,con los q u e tenía que ir a vi s itar el gran túnel

de los A lp es . D e suerte q u e ,a la u na o las dos , nos em

bar ca rnos todos alegres y esperanzados .

¡Ver París , ver Londres , r ecorrer la Ital ia , penetraren las entrañas de lo s Alpes con las nuevas perforadoras ; .y para hacer boca , haber empezado por un eclip setotal de sol !A mi edad y con mis i lus iones , el programa era ad

mirable .Aunque el bueno de don Calixto Santa Cruz me había

hecho perder,con sus escrúpulos y rect itudes , una for

tuna,cas i le perdoné el daño

,que era enorme

,por el

placer que me proporcionaba nombrándome para tanapetitosa

_

comis ión .

S í,nos embarcamos . Y me embarqué yo con más i lu

s iones y más entus iasmos , s i cabe , que Colón a ! montarsus carabelas .Yo era un navegante hero i co y glorioso .

Iba a descubri r Francia , Inglaterra e Ital ia .

Verdad es que ya estaban descubiertas cuando yosubí a l vapor de las mensaj er ías imper ia les ; pero también América lo estaba para lo s indígenas cuando Co lónzarpó de Palos .El no había vi sto j amás la ti erra americana ; yo tam

poco había vi sto Franci a,Ital i a e Inglaterra .

Estábamos igual es .A ! pasearme sobre cubi erta , debía yo tener ai re de

triunfador .Y llegaba al tri unfo al través del peligro : cruzando

por la ciudad cole'

r ica ,y despreciando al cólera .

¡Mucho me importaba a mi el cólera !Nunca le tuve miedo

, como ya referiré más adelante ,s i me acuerdo

,que sí me acordaré

,porque de mi s he

r o icidades no me olvido fáci lmente .Y para estar o rgulloso ten ía yo otro motivo muy

ser io .

Iba cayendo la tarde ; e l vapor se alej aba de Valencia ,

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54 JOSE ECHEGARAY

trepando por el lomo azul del Mediterráneo ; la costa válenciana se perdía a lo l ej os , y yo veía que a mi a lr ededor se aclaraban las fi las . Todos se iban mareando ydesaparecían de cubi erta .Yo , impasible , tranqui lo , paseando con s erenidad

olímp ica , como d iciendo : << ustedes se marean,es .nátu

r a l ; ustedes son seres vulgares ; yo soy pro fesor de laEscuela

,el ser superior » .

En aquel momento hubiera podido inventar,s i hu

biera caído en la cu enta,la teoría del super-komo.

Yo no me mar eaba ,tenía la seguridad de no ma

rearme.

Y m i seguri dad se fundaba en hechosCuatro 0 seis años antes , estando de i ngeni ero en A i

mer ía ,había ido por ma r hasta Cádiz , y luego había pa

sado la barra del Guadalqu ivi r y había vuelto a Almería ,y n i a la ida ni a la vuelta había sufrido n i conatos demareo .

Con la ci rcunstancia , verdaderamente honrosa paramí , que el tiempo fué malísimo : un temporal deshecho ,una tempestad que no le faltó mucho para ser ho r r o rosa . Y la prueba de que no exagero es

,q u é'

no pudimospasar el estr ec/zo, y de arribada forzosa entramos en G ibr a lta r , donde estuvimos deten idos t res días , sm poderlanzarnos al ma r en continuación de nuestro viaj e .

Pues,a pesar de todo , vuelvo a repetirlo (las cosas im

portantes deben repetirse! , yo no su frí el más pequeñomareo .

Luego yo er a superior al mar . El mar no me achicaba . El mareo no podía conmigo .

Tenía este convencimiento profundo, y

'

p aseaba , conla alti vez y la seren idad propias del Caso , por la cub ier

ta del vapor en aquella noche p lácida de verano .

Dando paseos me encontré con un senor que d ij o serfrancés .El paseaba de popa a proa

,yo de proa a popa , y vi

cever sa ;,y a fuerza de cruzam os , una vez nos detuvimos

y tr abamos conversación .

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56 JOSE ECHEGARAY

paseaba su vencedora mirada por el mar y exclamabacon arrebato : <<Mon Dieu , comme je su is content d

'

avo ir

trouvé le perforateur a double action ! »Y seguíamos nuestros paseos sobre cubierta .

Al cabo de un rato,no muy largo

,en aquella

,con

ver sación a bastones r otos , como dicen los franceses , ytraduciría , en prueba de atrevida independencia , algúnmodern ista i ntrép ido , pasábamos a la guerra de Crimea

, y mi nuevo ' amigo vblvía a detenerse, a dete

nerme a mí , a m i rar a l Mediterráneo y a la azu lada

altura , y a exclamar otra vez : <<Mon Dieu , comme j e su iscontent d '

avo ir t ro uvé le perforateur double acti on ! »Y así u na y otra y otra vez .

Cada vez parecía <<más contento de haber encontradoe l perforador de doble acción » .

Motivo e r a , si n duda de n ingún géne ro , de cierto r e

goc ijo interno ; pero , con todo , el regocij o iba p ar ec iéndome exces ivo .

Hasta hubo un momento en q u e pensé s i querría toma rme el pelo .

Pero no : er a u na buena persona , de u na gran ingenu idad

, y el i nvento me lo expl i có técnicamente . No er a

u na i dea portentosa ; pero er a u na i dea racional , y acasoúti l . Algo parecido he vi sto después en algunas

,

obrasespeciales .Y así pasamos la noche .

El , admirándose cada diez minutos de su i nvento dedoble accio

'

n; yo , haci endo esfu erzos de cortesía poracompañarle en sus admiraciones y sus entusiasmos .A ! princip io

,uti l i cé todas las interj ecciones fran

cesas de mi repertorio , que , a decir verdad , no eranmuchas .Después

,repetí el rep ertori o dos o tres veces . Pero

el francés estaba tantas veces contento con su invención ,que no tuve más remedio que acudi r a mi prop ia len

gu a . Y cada vez que empezaba <<mon D ien l» ,yo le salía

al paso con un ya ! . ¡Demonio , y qué invento ! »D ió la u na , y nos separamos .

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RECUERDOS 5 7

Yo fuí a ver cómo estaba mi muj er , q u e había exper imentado síntomas de mareo y se había acogido a la cámara de

señoras , y después me reti ré a mi camarote,

donde-dormí ocho horas , tranqu ilo , reposado y cas itan contento como m i nuevo y s impático am igo , aunquepor entonces no había ten ido la dicha de descubrir n i ngún perforador de doble acción , n i s iquiera de acciónsenci lla .

Sólo i nterrumpí—mi sueño dos o tres veces para i r a

Ver cómo seguía mi muj er del mareo .

El resto de la noche , en _u n sueño .

Sueño absoluto : l a nada ; el espacio negro y sin ruidosn i vibraciones ; el reposo de la muerte .Porque lo s suenos de color

, ya verdes , ya de color derosa

,azules o amari llo s

,son la fatiga y el vivi r

,con sus

agitaciones y sus agotamientos . Los sueños de color derosa son tonterías de l os poetas .El color del sueño debe de ser negro aterciopelado .

El sueño es negrura y si lencio : un coqueteo de la vidacon la nada .

¿Estoy viviendo ? Pues ya no existo : a dormir .

¿Estoy durmiendo ? Pues a despertar .Y así dormí yo aquella noche .

A las nueve de la mañana desperté , completamentebueno y reposado , como s i hubiese dormido ,

en mi camade Madrid .

Ni sombra,ni conato

,n i sospechas de mareo .

Ignoraba todavía lo que el mareo fuese .

A l despertar,oí cerca de mí algo como susp iro s aho

gados y esfuerzo s antiartísti co s de bascas angustio sas .Era uno de lo s alumnos de la Escuela de Caminos

,s i

no recuerdo mal , Vascon i , que tenía su camarote cercadel mío y que estaba horriblemente mareado .

¿Está usted malo ? —le pregunté .S í , señor , muy malo : yo no llego a Marsella .

¿Qué ti ene usted ? El mareo , ¿verdad ?El mareo , pero espantoso: u na noche de agonía . Y

usted , don José , ¿cómo está ?

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58 JOSE ECHEGARAY

Yo,muy bi en- le contesté co n tono de . vencedor .

¿No se ha mareado usted ?Abso lutamente nada .

Y yo sentía c ierto orgul lo .

Después de todo , er a natural : por algo existen clasesy categorías .Natural es q u e el alumno se maree , y q u e no se maree

el profesor .Lo contrario sería alterar todas las reglas de '

la sociedad .

Así va hoy la … sociedad : hoy por igual se marea todoél mundo ; así estamos .—No

,yo no me mareo—i ns istí Ya sabía yo q ue no

me ma r eaba .

Y me preparé para levantarme .

Pero ¡qué pronto caen las torres !

¡Cómo las vanidades se abaten !

¡Qué castigo s prepara la Justici a Suprema en general ,y el Golfo de Lyon en particular , a lo s orgullo sos !

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XXXIII

L vapor avanzaba , maj estuoso , por el golfo de Lyo n ,

'

impor tándole poco de lo que pasaba dentro de élen sus cámaras , en su cubi erta o en su cala .

¡Adelante ! , su puerto , hacia su destino

,sobre las olas

,dando vueltas a su hél i ce , queman

do carbón y escup iendo humo,s in preocuparse de lo s

pasaj ero s,n i de que semar easen o no , n i de sus angus

tias y bascas ; <<yo voy: allá ello s que se las compongancomo puedan ! »As í va nuestro globo ter r áq u eo ,

= s i no prec isamentepor el go lfo de Lyón_

,al menos por el ¡ >ie

'

lago i nmenso

del vacio,como dice el poeta

,s in cu idars e tampoco de

sus pasaj eros planetari os , dej ándoles que rían o lloren ,que sufran o gocen

,que s ientan anhelo s d ivino s o r e

p ugnantes bascas : esto último sobre todo . Y lo extrañoes que lo s seres superio res

,lo s de más exquis ita s ens i

b i l idad , son lo s que más s ienten lo s asquerosos doloresdel mareo terrestre .

La imagen me parece exacta,fi l osófi ca

,y hasta gran

d i osa , con sus pretensiones de modernista . La antiguay tradicional modesti a es viej o j ueg o o viej o molde. S í ;¡ allá va el mundo dando vueltas , como si todo él fueseu na colo sal hél ice atorn il lándose en el éter ; hél ice maciza , a l a que l e hubi esen cortado las aletas ; que poraquí abaj o , en la vi ej a ti erra , se recortan y amputanmuchas alas . ¡Al l á va , no sólo quemando carbón , s ino

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60 JOSE ECHEGARAY

quemándose to do él ! , q u e toda formaci ón geológi ca es

montón de cenizas ; ¡ allá va escup iendo humo y fuegopor las chimeneas de los volcanes !Ya está completa la imagen soberana , y descanso . Qu e

el descanso se nos impone por vir tud de la ley ,y esta

mos en domingo .

En domingo no se puede trabaj ar por cuenta aj ena ;es deli to que se castiga severamente . Ni por cuenta pro

p ia con pu blicidad.

Esta última precaución es estupenda : ¡ con publicidad !Claro ; hay que evitar a todo trance el escánda lo y el ma lej emp lo,

sobre todo en esta ti erra de España .

Y,s in embargo, yo infrinj o la ley total y descarada

mente . Trabaj o en doming o, porque en domingo empi ezo este capítulo ; trabaj o por cuenta aj ena , porque es

para La E spana Moder na ,donde recib irá “

publicidad ,

y lo dedico a mi amigo Lázaro ; y el ma l ej emp lo lo daun individuo del Institu to de R ef ormas S ocia les . ¡Demolestia s socia les ! dice con su in imi table gracia miquerido y admirado Cávia .

En fi n,to do esto es broma , y s i es br oma puedepa

sa r ; a unq ue a ese extr emo ni puede pasar , n i

puede to lerarse,como afi rma el final de la redondi lla .

Nunca he comprend i do estos versos—

del inmortal Zor r illa ; porque una de dos , opa sa o nopasa ; ¿cómo si se ladej a pasar , a modo de broma , no sela toler a ?

¿Pero adónde voy ,ni qué tiene que ver todo lo dicho

con mi s recuerdos ?

¡Cómo se conoce que voy mareado , o que por lo menos r ecuer do u n ma r eo!

Por lo demás,nada de lo que precede pensaba yo al

caminar sobre las olas en el vapor de las mensanj er íasimperiales .Todo esto lo d igo ahora r ecordando

_

aq u éllo ; es una

mezcla de lo pasado y de lo presente : a veces estasmezclas Son bodrios

,pero a veces son apeti tosas .

Por entonces estaba mareado y nada más : y es bas

tante.

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RECUERDOS 6 1

S í,estaba mareado : ¡qué humillación y qué tormento !

Desperté muy bueno y muy aleg .re Me eché ga lla rdamente de la cama . He di cho cama , y no creo haberme expresado con exactitud . Cama er a

,puesto que en

ella había dormido ; pero hay matices en el lenguaj e ,que un académico

,como yo soy en la actual idad , aun

que indigno,no debe poner en olvido .

Debiera haber di cho que dej é la liter a .

La dej é,pues

,y me puse en p ie sobre el suelo. Tam

poco me satisface esta palabra . S u elo es , entre otras cosas

,la super fi cie ,

de la t i erra , y aquello er a un p i so fl otante sobre la superfi cie del agua . ¿Diré piso en vez desu elo? Tampoco me sati s face .

Decididamente no hay para mí manera de hablar yescrib i r a gusto .

En fin,acudi remos a la geometría . Y en su lenguaj e

digo que cambié la l ínea hor izonta l por la ver tica l , locual signifi ca que gire noventa g

'

rados .Y me sentí otr o, pero en el mal sent i do de la pala

bra ; otro , empeorando terriblemente. Sentí como s i todas mis entrañas hubiesen girado

,no 90 grados , como

el ej e de mi cuerpo , s ino 1 80 grados por lo menos : to docabeza abaj o ; , una verdadera revolución . A ns iás r ep ugnantes , un tropel en la garganta , rui do s en la cabeza

,

vaci lación en la vista,contracciones en el estómago

,las

timosa seri e de vibraciones desordenadas por todos mi stehdos .

¿Qué es esto ? exclamé con asombro,s in poder

evi tar la exclamación .

Y Vasconi desde su camarote,me preguntó con

cierta som a

¿Qué es eso , don José ? ¿Se s iente usted malo ?No

,de ningún modo

, al contrari o— contestéle yo,

no queriendo darme por vencido ; pero la verdad es queme sentía muy malo , como nunca : eran sensaciones tannuevas para mí como desagradabl es .Y para ocultar mi derrota y ver s i con el a ire fresco

de la mañana pasaba aquel extraordinario malestar,salí

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62 105 15 ECHE GARAY

del camarote a trompicones,y dando trasp 1es , y aga

r r ándome a todas partes , subí a cubierta .

El mareo continuó en escala'

ascendente , y _

no me

abandonó hasta que llegamos a Marsella .

S i yo fuera l iterato profesional , y no li terato ta r dío,puesto que empecé a lo s cuarenta años ; y de oca s ión ,

toda vez que no eran éstas n i mi s afi ciones,ni la l itera

tura formaba parte de mis estudios y de mi carrera deprofesor e ingeniero

,de otro modo describ iría yo mi

Habría escri to todo un capítulo que llevara por títu loD e Va lencia a Ma r sel la

,y ¡qué de cosas hubiera obser

vado y hubiera procurado p intar ! ¡El mar , el cielo , el

oleaj e,y mucho más !

Pero ni observé nada,ni recuerdo nada más que el

mareo .

El mareo es la enfermedad más humil lante,más mó

l esta y más ridícula que padece el género humano , y laque más prueba su p equeñez y su ru indad . ¡D epeñder

el pensamiento de la mayor o menor cantidad de bil i s ,y de q u e el estómago esté cabeza arriba o cabeza abaj o !El ma r eo

,n i ti ene la seri edad del peligro , n i la grandeza

de la muerte,aunque hay casos de muerte por mareo

en algunas personas excepcionales .Pero

,en general

,no se mueren los que se marean : se

marean,y nada más .

Sufren horriblemente,eso s i ; se dan asco a S l m i smos

y dan asco a cuantos les rodean . Arroj an , o están a punto de arroj ar

,todas las entr añas f el hígado , lo s pulmo

nes,el corazón

,el estómago y los i ntestinos . S i no arro

jan todo este bodrio , es porque tales menud il los y me

nudencias se precip i tan a la sal ida de la garganta entropel , de tal modo , que se apelotonan y no puedensal i r .Sucede lo que a lo s esp ectadores de un teatro cuando

estalla un incendio : que con tal apresuramiento se ago !

p an a la puerta, que la obstruyen .

Que de no ser así,los q u e se marean quedaban en

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64 JOSE ECHEGARAY

Una o dos Veces tropecé con el francés de la nocheanterior , con el que había descub ierto el perf or ador dedoble accion; estaba , por las s eñas , tan mareado comoyo mismo .

El ser humano es mal igno y goza lo indecibl e Con -eldolor aj eno

,o,por lo menos

,con la aj ena humillación .

Tuve, p u es , la crueldad de decirle :Contra el mareo no S irve haber descub ierto el per

forador de doble acción .

No sirve,no sirve me contestó

,procurando

sonreír .Lo que prueba hasta dónde llega la galantería fran

cesa : ¡ sonreír cor téSrn ente estando mareado ! Y yo , q u epor algo soy del país de los toros

,y he votado reci ente

mente en favor de las corri das,o , mej or d icho , del de

recho de los toreros a ganarse la vida como mej or lesparezca

, r eca rg ue'

la su er te,agregando :

A ver s i para otro viaj e y otro mareo , i nventa u s

ted el perforador de tr iple acción .

—También a usted le hace falta inventa r io —merepli có con ci erto encono . La cortesía ti ene sus l ím ites .Y seguimos nuestro camino como sombras del in li er

no dantesco q u e se encuentran,se detienen un momen

to y luego pasan .

¿Por qué en los círculos prodigiosos de su D ivina co

media no puso el Dante a los mareados ?Fué olvido lamentable ; ¡hubiera sido el círculo de lo s

seres q u e s i enten asco de sí mismos y huyen eternamente de sus eternas bascas

,s inti éndolas si empre ter

cas y pegajosas en la garganta !Pues así iba yo de un lado para otro , del salón a cu

b ier ta , de popa a proa,y viceversa . Los de tercera cla

s e me pareció que se mar eaban menos que nosotros lo sde primera .

¡Y luego—hablan de lo s privi l egios de las clases burgu esas !

D e cuando en Cuando,reuniendo toda mi fuerza , iba

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RECUERDOS 6 5

a la cámara de señoras para enterarme de cómo seguíami muj er .

Cómo estás ? le preguntaba con voz angusti osa.Muy mal me contestaba Yo creo que me

voy a morir. ¿Y tú ?Yo me he muerto hace rato .

Y continuaba m i peregrinación como un sonámbulo .

Yo, q u e tengo buena memor ia p lastico , no recuerdo

cómo er a el vapor . De aquellas imágenes sólo me q u eda una idea : la del pasamanos dor ado a que me ag a r r abapara sub i r de la cámara a la cubierta .Una de mis virtudes es la gratitud .

El ma r eo es un probl ema .No se ha resuelto todavía , aunque se ha i ntentado r e

solver lo muchas veces

¿Cuál es la causa?

¿Es mecánica ,es qu ímica , es biololgica ,

o lo es todo ala vez?

La ca u sa p r imer a parece que es puramente mecán ica ,mejor dij era

,c i nemática .

Es un problema de movimientos r ela tivos . Nuestrocuerpo , es deci r , la envolvente , va por un lado ; las en

tr añas , sobre todo el estómago, van por otro lado . El

mareo se in i ci a cuando las partes internas qu ieren emanc ip ar se , y la unidad orgáni ca se rompe .Es un organ ismo unita r io, en q u e el estómago , el hí

gado , lo s intestinos , el corazón , todos lo s órgano s i nteri ores , quieren consti tu irse en estado federal . S i emprehe creído que la , federal es un mareo .

Yo experimentaba , entre muchas S ensaciones raras yvagas , esta sensaci ón perfectamente defi ni da.Estaba sobre cubierta .

El bu que subía y me subía a mí .El buque terminaba su oscilación ascendente y co

menzaba a baj ar : pues a mí me parecía q u e el pi so baj aba más aprisa que yo ; yo me quedaba rezagado , en el

ai re , suspendido , <<manten ido en mi impulso no más »,

como dice Zorri ll a .

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6 6 JOSE ECHEGARAY

Y el buque terminaba su osci lación descendente,y al

sub i r me recogía otra vez . Ni más n i menos que cuandose mantea a un desdichado .

Yo sufro en el mareo,entre otros mil sufrimientos

,

todos lo s que debió sufri r Sancho Panza cuando le man

tearon en la venta .No acabaría nunca de hablar del mareo , porque lo ke

p r acticado muchísimas veces en pequeños , pero repetido s viaj es por mar : de Valencia a Marsella , de Génovaa Valencia , de Santander a Socoa , de Santander a Bayona

,de Santander a Burdeos

,y todos estos trayectos

otra vez a contrap elo ; y'

he pasado el Canal de la Man

cha en i nnumerables ocasiones,que referi ré cuando l le

gue el caso , porque supongo q u e a la posteridad ha deimportarle sobremanera la relación circunstanciada demis viaj es marítimos , y no es cosa de privar a las generaciones venideras de noticias tan interesantes comoinstructivas .

¿Cuánto duró este tormento ? No lo sé .Yo ni comí

,n i dormí

,n i descansé más , ni conté S l

quiera las horas .No recuerdo cuándo l legamos a Marsel la, s i fu é por

la tarde o por la mañana ; creo que fué a l l mcer se de dia :sólo entonces vi luz . ¡Bonito j uego de palabras !Y llegamos

,y saltamos a tierra .

¡Qué alegr ía ! ¡Qué dicha tan i nmensa ! ¡Y dicen q ueen el mundo no hay alegrías ! ¡Ni dichas ni alegrías !Las hay: en las cosas más i nsign ifi cantes se encuen

tran .

Pero adwer tase q u e las mayor es'

son las q u e estánprecedidas de un dolor

,de una molestia , de algo q u e

nos desagrada o nos atormenta .Yo creo que el p lacer se mide por una der ivada ana

l itica,o de ella depende .

Esto"

no lo entenderán la mayor parte de mis lectores,n i s iq uiera los moderni stas , por avanzados q u e estén en

Estéti ca : yo creo que n inguno de ello s sabe Matemá

ticas .

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RECUERDOS 6 7

S i ; el l ímite de la di ferencia entre dos sensaciones , dividida por la di ferenci al del tiempo . A lgo parecido aesto debe de ser : no puedo preci sar lo s conceptos po rno aburrir al lector ; pero tengo una i dea en germen queacaso desarro ll e andando el ti empo , s i no va muy ap ri sa ,y me quedo si n poder alcanzarleDiré

,en términos vulgares

,que el placer depende del

contraste .

Yo sufro del mareo de un modo horr ible ; l l ego a Marsel la en tal estado ; desembarco , y en el acto , ins tantáneamente, cesa el ma r eo, y cesan sus efectos y molesti as .En el i ntervalo de un par de m inutos

, p aso , s i n trans ici ón

, de estar muriéndome , a sentirme en la p len itud dela vida .

El mareo expulsa energías,o las agota ; hace el vacío

en el interi or ; al p i sar ti erra fi rme , el —trabaj o de expu l

sión cesa,y la vida entra a torrentes en el organi smo .

Yo no digo que el fenómeno sea de este modo ; digoque la sensación es como si de este modo fuese .

¡Llegar a Marsella ; sentir que el armatoste fi otante rio

s e mueve , o se mueve muy poco ; oír el ruido del ancla ;abandonar la cuna infernal a que llaman buque , y p isa rtier r a fi rme ! ¡Qué dicha ! ¡Todo me fué s impático enaquel momento !Por vez primera reparé que venían de Argel en nues

tro vapor unos cuantos zu avos : ¡qué aire tan marcial !Sentí haci a el los c ierta atracción guerrera

,y se desper

taron en mí recuerdos de cuando era niño y jugaba a lasbatallas con ej ército s de paj aritas de papel

,que yo crea

ba , movi l i zaba , l levaba al combate y destruía a flechazos ,con Hechas de caña que hacía en mis arsenales

,maes

tranzas y fábricas de armas .Andando el ti empo , otro Zu avo, el s impático maestro

de armas de este nombre,había de ser mi profesor de

esgrima y mi amigo afectuoso .

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68 JOSE ECHEGARAY

El lector , a l coger estos artículo s , S I es que los coge yno se l e caen de las manos , q u e es lo más seguro , buscar á probablemente histori as de dramas y anécdotas deteatros ; ¡pues buen chasco se ha llevado hoy !En cambio

,se ha encontrado descripciones m 1nu c1o

sas del ma r eo,y lamentaciones antipoéticas sobre esta

molestia humana , o , mej or dicho , inbumana ,a que la

humanidad que navega está suj eta .

Pero ¿qué más da ma r eo o dr ama? ¿Es que todo mareo no es un drama

, 0 ,más bien

,u na tr agicomed ia ,

como la de Cal ixto y Mel ibea ? ¿Es q u e todo dr ama noes un mareo

,o muchos mareos a la vez?

º

¿Es que en un estreno no es el estómago el q u e mássufre , pues sabido es que en trances tales e l miedo tomaformas gástricas ?Yo he visto más de una vez en grandes actri ces y

grandes actores, q u e ya muri eron , efectos

““muy seme

jantes a lo s del mareo marítimo,con su desenlace , q u e

l legaba a la garganta del arti sta antes de que el desenlace del drama llegase a sus lab ios .

¿Es , por último , que el públ ico , con sus agitaciones ,

movimientos desordenados o periódicos ; sus furores q ueestal lan , y sus estrép itos borrascosos o alegres , no ti enegrandes semejanzas con el mar embraveci do ? ¡S i todopúbl ico , benigno u host il , es la ma r !Quedamos en que el públ ico es el Océano , o e l golfo

de Lyon,para recordar mi caso ; el drama , el buque , y

algunos de poq u ís ima estab il idad ; el autor y los actores ,lo s pasaj eros

,y el mareo … es s iempre el mareo .

De todas maneras, ya llegaremos en estos recuerdos

a la plen itud de los dramas y de la vida del teatro ; a laplen itud de la política

,y de la lucha eterna de lo s parti

dos de mi tiempo ; a la plen itud de los ti empos modernos , con el moderni smo imperante y ºl a trans formaciónde ideas y sentimientos q u e caracteriza nuestra época .

Tengan por hoy pac1encia mis lec tores .Quedamos en que

,l ibres del mareo , y sacudzendonos

del buque,desembarcamos en Marsell a mi muj er y yo .

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RECUERDOS 69

Y, u na vez en tierra , nos fuimos a u na de las mej ores

fondas,una s ituada en la célebre Cannebiér e , s i no r é

cuerdo ma l , y me parece que recuerdo b ien .

Yo,en la vida ordinaria y normal , soy modesto , y

hasta económico ; p ero en los viaj es soy esp léndido hasta donde puedo

,y cas i derrochador.

Para economías,y,s i es preci so

, moléstias , el hogardomésti co : ¡para eso se i nventó !Para no reparar en el d inero que se gasta , lo s trenes ,

hoteles y fondas .

¡A la mejor fonda , pues , y al mejor restaurant !Yo

,como queda dicho

,desembarqué con buenos áni

mos y grandes energías .En los alumnos que me acompañaban hubo de todo .

Don Lu is Vasconi desembarcó medio muerto , porque , según costumbre , que no le envidié nunca , el ma

reo le duraba dos o tres días después de haber saltadoa ti erra .

Don Manuel Pardo ¡no sehabía mareado !Esto me humill aba grandemente .

Marearse el p rofeso r y no marearse el alumno es cas iun atentado contra la discipl ina :Las clases superiores por … algo son superiores .Los grados y las categorías algo s igni fi can

,para algo

s irven y en a lgo se han de conocer .Hoy ,

en qu e todo anda revuelto ; en q ue lo s obreroshablan a lo s emperadores de tu; eu que las co cineras , almenos en algunos países

,y ya le l legará el turno al

nuestro , al entrar , a servir .u nas , las buenas ; a s i sar otras ,no pocas , lo p rimero que preguntan es qué día les s eñala la señora para recib i r a sus amigas

,y q u é habitación

para darles el te'

; en que la n ivelación es general , y el

Derecho y la l ibertad han cedido,o van cediendo , el

puesto a la igualdad ; hoy ,repi to

,podría comprenders e

la fal ta de respeto de un alumno de la Escuela de Caminos : ¡ver que su pro fesor se ma reaba, y no marearse él !Pero entonces no lo comprendía

,y me irr itaba el atre

vim iento de mi discípulo .

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70 JOSE ECHEGARAY

En rigor,hoy no lo comprendería tampoco ; porque ,

o existe la ig u a ldad , o no exi ste .

O se marean todos , o no se marea ning uno.

¿Con qué derecho no se mar eaba él , ma r eándome yo ?

¿Por qué ley, j usticia o razón había de tener don Ma

nuel Pardo el estómago más res istente a los vaivenes delma r que su profesor don José ?

Esto e ra una inj ustic i a y u na des igualdad patentes,

que no S é por qué continúa,y qué será preciso corregi r

declarando el ma r eog r a tu itoy obliga tor io.

Yo b ien S é que los inter vencionista s del E stado diránque es preferible dar otra ley prohibiendo el mareo enabsoluto ; pero es que la na tu r a leza ti ene también , en el

orden biológico como en el orden soci al,su s leyes , y és

tas s i que son inquebrantables .Por este camino íbame a l anzar a los grandes pro

blemas socio lógicos q u e hoy se agitan ; pero no es esteel momento oportuno ; ya l legará momento y ocas ión .

Por ahora me detengo,como me detuve enMarsella ,

un pa r de días .

Hoy que escribo estas líneas , no será Marsella el puerto adm irable

,la gran plaza comerci al

,la ciudad alegre ,

y expans iva,tan alegre y tan regocij ada como er a cuan

do yo la vi por primera vez .Hoy la cri s i s la abruma y la paral iza : l a lucha , el

odio,las malas pas iones

,el deli ri o . ¡Qué siglo xx se

prepara !

¡O se les prepara a lo s que hayan de vivi r en este s iglo de las dos X

,como s i dij éramos de las dos incógnitas

may úscu las : la de la cienc ia y la i nvención , y la del orden 0 desorden social !Yo no he de describ i r la Marsel la de aquellos t i em

pos, porque sería trabaj o inúti l y enorme pedantería .

Diré q u e me admiró y me encantó ; ¡ qué vida , quémovim iento ! ¡El trabajo y la alegría ! ¡El gr an

*consor

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72 JOSE ECHEGARAY

D e veras me gustó Marsella ; ¡qué simpática !Era la primera ciudad de Franci a que ve ia , y yo he

tenido si empre , y sigo ten iendo , grandes s impatías porFrancia .Es u na nación prodigiosa , y lo ha s i do desde los tiem

pos de César , digan lo que quieran sus enemigos .Dicen q u e c0p ia , reproduce , populariza y pone en

circulación moneda q u e no acuñó : q u e es u na espec1e depuerto franco .

Es verdad ; y ,desp ués de todo , ésta es ya una f acu l

tad de primer orden”

: ¡populari zar , extender las i deas ,hacer claro lo q u e es oc ro ! E l caos ya existía cuandoe l ¡ fa t lux l e dió forma de luz . ¿Qué vale más : crear nieblas o convertirlas en celaj es ? ¡Y la clari dad francesa esmaravi llo sa ! ¡Cuántos soberb ios celaj es de oro y granaha esparcido por la hi stori a !Pero

,además

,

—ti ene Francia i nmensas energías crea

doras de indiscutible original idad .

Negar esto es desconocer la H i storia,las c iencias , las

artes y todo el desarrol lo i ndustri al,especialmente en

el s iglo anteri or .No es , ciertamente , l a úni ca nación que goza de estas

altas cualidades,pero ella l as posee en grado eminente .

No es única , pero s iempre está delante o en pr imera l ínea.

Tiene defectos ; pero , ¿dónde está la perfección ?"

Los i ndividuos,las colectividades , las naciones , como

las razas , están l lenos de imperfecciones y defi ci encias .Todo cuerpo tiene su sombra

,desde la p iedr ecil la hasta

la montaña,y cuanto más grandes

,las sombras son

mayores .Pero yo he expresado mi op inión, no sé dónde , aca

so en estos mismos artículos , sobre la manera de juzgardel valor de los seres y de las cosas . ¡Nada menos : delos ser es y de las cosas ! Y si queda alguien fuera de laclasi fi cación

,que se queje y reclame .

Yo creo q u e en toda críti ca se debe tomar como elemento activo << lo bueno»

,y no restar de ello lo ma lo:

esto queda aparte para otra cuenta .

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RECUERDOS 73

El q ue se cons idere p erfecto , q u e lo d iga y q u e arro

je la pr imer a p iedr a .

Y esto de la p iedra me recuerda, ya que de r ecu er

dos se trata , un célebre di scurso (célebre en su ti empo !de un hombre político importantís imo

,de un general

valeroso,de mucho talento , pero de escasa y desenfa

dada cultura l iteraria .

E r a andaluz , ceceaba marcadamente y tenía gran des

p a r paj o .

Echaban en cara , en el Congreso , a otro general ,amigo suyo

,ciertas evoluciones políti cas o

,como enton

ces se decía, cambios de ca sa ca ,

aunque el i nteresados iempre conservaba la de general

,mej orándola a cada

cambio 0 evolución .

Y decía e l general andaluz , que tales cambios n i eranpecaminosos n i er 'an extraños : que los ti empos andabanrevueltos

,las opi niones eran indec i sas , las luchas apa

s ionadas , las ideas o scuras , y que todo el mundo cambia

ba por neces idad , cediendo al movimiento general .

¿Dónde está el íntegro , el puro el incorruptible ?

¿Dónde eztá exclamaba la Magda lena a r r e

pentida q uepueda a r r oj a r noz la pr imer a p iedr a ?Esto lo dij o con gran entonación y gran autori dad , _y

produjo mucho efectoz'

hasta se aplaudi ó .

A l calmarse el entusia smo,

'cayeron en la cuenta a lgunos q u e la ci ta era un soberano desati no .

El general había confundido la Magda lena a r r epentida con la Muj er adulter a ; por lo demás , n i esta última ,n i menos la pr imera

,arroj aron ni trataron de arroj ar a

nadi e n i p iedra,mi canto , n i la más insign ifi cante china .

El general había hecho u na verdadera ensa lada bibli

ca , confundiendo ambas muj eres del l ibro santo , y haciendo que la primera , no contenta con sus l iviandades ,a l a postre

,y ya ar r epentida ,

ºse entretuviese en arroj ar

p iedras a las demás muj eres .Pues yo , parodiando al s impático y atrevido general ,

diré : ¿Cuál ha de ser l a Magdalena arrepenti da que arro

je la primera piedra a un ind ividuo o a u na nación por

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74 JOSE ECHEGARAY

defectos 0 pecados q u e en ellos suponga y de q ue se

considere l impio ?

Mi cariño y mi s impatía por la nación francesa erany son naturales

,además de ser j ustos ; y se expl ican ,

por lo demás , fáci lmente . Cuestión de las primeras impres iones .

Mi educación científi ca,artística y soci al fué hasta lo s

treinta y tantos años puramente francesa .

Después de estud iar latín en la segunda enseñanza , yun poq u ito de griego que mi padre me enseñó , la primera lengua viva que aprendí fué la lengua francesa . Laestudié muy ma l , porque entonces no se en

'señaba bi enpero , en fi n

,bien o mal

,l l egué a traducir el Tele

'

maco,enterándome de los disgustos de Calipso

,y además al

gunas obras de Aritmética,Algebr a y Geometría .

Después,en toda la carrera

,los l ibros de texto

,cas i

en su total idad , fueron l ibros franceses .Por ej emplo : la Geometría de Vi ncent , e l ,

A lgeb r a de

Bourdon,la Analíti ca de Biot

,la Geometría analítica de

tres d imensiones de Leroy : éstos para la preparación .

Y luego , d entro de la Escuela , si empre obras francesas ,no las traducidas

,s ino las originales ; por ejemplo : lo s

Cá lculos de Navier y Duhamel,la Mecánica de Po isson ,

la Descrip tiva de Leroy,el Corte de p i edras de A dhé

mar , la Mecánica ap l icada de Navier , las Máquinas dePoncelet , la Conducción de aguas de D upu it , etc .

, etc .Por casual idad estudiábamos alguna Memoria en in

gl és , o alguna del alemán traducida al francés , y esto enlo s úl timos años .El francés , y siempre el francés , y autores franceses

dominaban en la Escuela“de Caminos .Claro es que me refiero a mis tiempos , a lo s años

del 48 al 54 ; de'

spués se han i do escribiendo obras es

pañolas de mérito y de importancia . No se olvide qu eéstos son recuerdos .

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RECUERDOS 7 5

Y si pasaba de mis estudios ofi ciales a mis partícular ís imas afi ciones por las Matemáticas superiores , delcírculo de los sabi os franceses tampoco salía .

Cauchy,el gran Cauchy

,uno de lo s más admirabl es

<genios cr eador es de las ci encias matemáticas , el de lasfunciones imaginarias y de la teoría de la luz , despuésde Fresnel ; Legendre , uno de los primeros fundadoresde las funciones el ípticas , y el autor de la Teor ia de losnúmer os , obra verdaderamente clási ca ; Poncelet , el delas prop i edades proyectivas ; Poisson , el eminente anal i sta ; y Chaesles , el eminente geómetra del s iglo ; y Liouvi l le

,autor de tantos trabaj os fundamentales y del teo

rema sobre los números trascendentes ; y tantos”ytantos

autores más,cuya l i sta no terminaría

,pues a capri cho

y a la ventura ci to algunos nombres . Y claro es q u e noci to s ino los q u e ya muri eron .

En mis estudio s y mis consultas no sal ía de lo s Anales de Ter q u em ,

del You r na l de Liouvi ll e , del You r na lde la Escuela Pol itécnica

,

'

de lo s Anales de la EscuelaNormal y del periódico ofi ci al : Comp tes r endu s de la

Academia .

En Fís ica y Química,y en Astronomía

,no acabaría

de citar nombres i lustres y gen io s creadores .Pues en materias l i terarias no d igamos : l a atmósfera

en que mis gustos poéticos,novelescos o dramáticos

resp iraban , er a todavía francesa . S i n contar los clás i cosfranceses , que leía por deber y que me imponía a mímismo para completar mi educación

,por p lacer y ape

ti to devoraba más que leía centenares y centenares denovelas francesas , desde N uestr a S eñor a de P a r is hastaE lj udio er r ante; todas , todas las que caían en mi poder ,buenas , med ianas y malas ; desde la novela seria y l iter ar ia al folletín i nteresante y desati nado .

Víctor Hugo,Lamartine , Dumas padre , Dumas hij o ,

Federico S ou l ié , Balzac , Eugenio Sué y otros innumer a

—bles escri tores , todos franceses , formaban los diosesmayores y menores de mi O l impo l iterario .

Y lo mismo digo del drama que de la novela : desde

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76 JOSE ECHEGARAY

Mol iere hasta Scribe , desde Corneil le y Racine hasta'

los

dos Dumas,desde el revolucionario Beaumarchais hasta

el último compositor de melodramas para la Porte SaintMartin

,en columna cerrada iban desfi lando ante mi es

cr ito r es franceses en largas horas de la noche,robadas

a l sueño por el i nterés dramáti co .

¿Y qué más ? En Economía política no salía de Basti at

,Dunoyer , S ay ,

Mol inari y otros economistas ortodoxos ; porque ya he dicho que en estas mater i as yoera y soy catól ico ortodoxo y v iej o Creyente en las leyeseternas de la E conomía .

Pues au n para las doctri nas social i stas o ana rq u 1cas ,

a lo s franceses ac'udía

,l eyendo a todo pasto a B lanq u i

y,sobre todo

,a Proudhon

,con sus Contr adicciones y su

Yu sticia en-la R evolución y en la Ig les ia .

En fin,y para no alargar esta enoj osa enumeración ,

en aquella época,para mí el mundo se reducía a dos

naciones : España,mi patria ; Francia , la patria a doptiva

de mi inteligencia y de mi s gustos estéticos .Después

,en años suces ivos

,he i do ensanchando mis

hori zontes y mis simpatías y admiracionesHoy admiro a Inglaterra , la patria de Shakespeare ,

Newton , Taylor , Hamilton ,el de lo s cu ater n ios , y Max

well , el gen io poderoso ; para abarcar lo pasado y lopresente . Admiro la patri a de Cobden y ”de la l ibertadi ndividual ; es decir , la q u e fu é , q u e lo que es hoy también all í está en eclip s e parcial la l ibertad , amenazandoecl ipse total

,desconsolador y tr istísimo .

Hoy admiro a la Alemania y a toda la tierra germán ica

,cuyo poder i ntelectual es tan fecundo como pro

digioso .

¡Cómo no he de admirar la tierra'

q u e ha producido ,y vuelvo a mis afi cio nes , a l gran Gauss , a l i lustre Jacob i ,y modernamente a l ins igne ! ei erstrass ! La tierra deGoethe , Schi l l er .. ¡ ah! , y ya me olvidaba : la ti erra delcreador de la mecánica del calor : Mayer ! Para revolver10 todo : ci enci as y l iteratura .

Hoy admiro los países escandinavos , y para j ustifi car

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RECUERDOS 7 7

mi admiraci ón y mi respeto , basta q u e cite dos nom

bres : el del inmortal Abel , el de la periodici dad delas funciones elípti cas , y el del moderno dramaturgoIbsen .

Hoy admiro Ital ia,

'a la que s iempre admiré ; t ierradivinamente y eternamente fecunda en todo : en sab io s ,en matemáticos , en arti stas y en i nventores .Hoy admi ro , a p esar de lo s pesares , a los Estados

Unidos,con su prodigiosa act ivi dad en todos lo s ó r de

nes de la vida ; ¿cómo no ci tar a G i bbs y a Edison ?Hoy simpati zo profundamente con nuestros herma

nos de Portugal,la patria de Camoens

,y donde mis añ

c iones matemáti cas encuentran todavía—a l respetabl e eins igne matemáti co Gomes Teixeira .

En suma : q u e he l legado a ser cosmopol ita e i nternacionali sta en materia de ci encias , l i teratura y artes .Pero no por eso han pal idecido m i s primeros amores

por la nación francesa .

La ciencia,la poesía

,el arte

,t ienen esto de bueno

que la poligamia esp iri tual no es i ncompatible con lamonogamia . Ni lo s nuevos amores son i nfidelidades alo s antiguos ; antes lo s avivan y exci tan .

He dicho lo que precede para que se comprenda elestado de m i espíritu al l legar a Marsella .

Llegaba a Francia , pero au n creía estar en m i patria .

Llegaba a Francia como pudiera l legar a Barcelona,

que todavía no hab ía ten ido ocasión de vi s i tar .Verdad es que me costaba trabaj o entender el francés

y hacer que me entendieran ; pero otro tanto me hubier a sucedido con el catalán , el valenci ano o el gal lego , yno por eso dej aban de ser m i patria Cataluña

, Valenciay Gal ici a .

Con estos sentim i entos claro es que participo de ci erto co smopoli tismo humanitari o y ci entífi co

,que después

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78 JOSE ECHEGARAY

se ha extendido mucho , y q ue xes fruto legítimo de lacivi l ización .

Sólo que yo , a pesar de estos impulsos expansivos y .

generosos , no convertía la generosidad en odio,n i por

admirar a Franci a renegaba n i renegaré de España .

¿Qué tiene que ver mi admiración por Cauchy , pongopor caso , con el cariño por m i famili a ? Ni ¿cómo renegar del inmortal Cervantes porque admire a VíctorHugo ?

¿Qué estrechos , qué tís i cos deben ser los pechos en

q u e no caben muchos cariños , y muchas simpatías , ymuchas admiraciones !La admiración por las obras aj enas ha s i do s iempre

uno de mis goces predi lectos .

¡Cuesta tan poco admi r a r , y proporciona tanto p lacer ! ¡Hasta es un estímulo para la activi dad prop ia ! S iexi ste lo admirable

, ¿por qué no he tropezar yo con él ?

¡Busquemos , trabaj emos , esperemos !La admir ación ,

como signo ortográfi co,es uno de los

que con más facil i dad se emplean . Para la coma ,para el

p unto j coma ,para los dos p untos , y hasta para el punto

yi na l , puede haber dudas y vacilaciones . Para la admi r a

cio'

n , nunca las hay.

¿Se admira uno de algo ? Pues u na o dos adm ir acio

nes : ¡ ah! , ¡ Oh! , y así sucesivamente .

Pues esto mismo me sucede con las admi r aciones'

in

ter na s de m i espíri tu .

Las coloco a cada paso s in reparo n i disgusto ; antesbi en : con espontaneidad admir able.

Admiro a los sab io s,a los arti stas

,a los l i teratos , a

los oradores, a lo s inventores , a muchos polít ico s , a todo

el mundo,a poco q u e lo merezcan .

Mis celdi l las cerebrales deben estar plagadas de adm ir aciones .

Así es que , cuando tengo q u e citar con elogio a unoscuantos seres humanos por sus obras o sus acciones , ladi fi cultad que encuentro no cons iste en escrib ir nombres y nombres

,s ino en poner fi n a la l i sta . El punto

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XXXIV

NMarín (Pontevedra! escrib í el cap ítulo anterior .En Madrid

,provincia de ídem , voy a d ictar este

capítu lo.Y es el caso q u e ya no me acuerdo de lo q u e enton

ces dij e , y temo repeti r lo ya dicho .

Fenómeno misterioso es este de la memoria .Me olvi do por la noche de lo que h ice por la maña

na ; nunca recuerdo los días n i las horas de las i nfinitasj untas y reuniones

,que me so licitan y me molestan .

Lo próximo se borra con lastimosa faci l idad .

Lo lejano lo veo bañado en luz vivís ima .

S i rep i to algo de lo que dij e,que el lector me lo

perdone .

R ecorría Marsella en todos senti dos,de día en p le

no sol,y de noche recorría también sus calles p ri n

cipales , viendo en la sombra sus cafés , l lenos de r es

p landor es y de gente .Y yo

,encantado , admirado y en mis glorias

,como el

q u e navega en un río de vida y de s in marears e .Todo y todos me eran s impático s . Pasaba un i nd ivi

duo cual qu iera , y decía yo para mí : <<Ese debe ser unmatemáti co , uno de lo s grandes matemático s que poseela Francia .» Pasaba otro

,y me imaginaba que er a uno

de lo s escr itor es f r anceses cuyas obras yo con tanto deleite

'

sabor eaba . El de más allá tenía cara de mi l i tar : E A ! »

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82 J osE ECHEGARAY

gún descendiente i lustre de los prodigiosos soldados delas guerras de la Repúbl ica y del Imperio »

,suponía yo

,

y cas i le saludaba con respeto .

Mucho me extrañaba q u e no sali esen de cualqu ierade aquellos cafés tan resplandecientes Cauchy o Dumasa saludarme : ¿usted por aquí?»Claro es q u e j amás sospecharon , n i el i nmortal mate

mático,n i e l fecundo

,i nteresantís imo e i lustre novelis

ta , que yo existi ese sobre la superfi ci e de l a ti erra ; pero

¿qué importa? El so l no conoce a todos los q u e le mirany viven de su luz , como se ha dicho hace mucho tiempo , y yo rep ito porque viene al caso y porque las ala

banzas a los muertos nunca pueden ser adu laciones .

A lo s muertos se l es puede alabar impunemente , s i nque padezca la dignidad prop iaAl abar o mostrar s impatía a los vivos ya es di stinto

hay q u e andar con mucho pulso ; y aunque se s i entansimpatías , y aun admirac iones , hay que modera r las .

Pero con los muertos no hay peligro .

Un cadáver, ¿qué nos puede dar? Huesos , despoj os ,cenizas

,si lencio , ni s i quiera grati tud .

Yo no conocía en Marsella a nadie , ni nadie me conocía ; con todo eso , me fi guraba q u e todos los mar selleses , y todo francés , mej or d icho , er a amigo mío .

He vivido s iempre,

.yaunque cumplí los setenta y

dos , y camino ráp idamente hacia los setenta y tres , aunhoy mismo vivo

, en perpetu o dr ama inter ior o comedia ,

según los casos .No hay u na cir cu stancia en mi

º

vida , circunstanciagrande o pequeña

,en q u e no forj e para mi uso interno

un drama íntimo,que todo el mundo ignora , y q ue yo

ap laudo o s i lbo con imparcial idad S uprema .Es u na costumbre

,un vicio de mi cerebro , una ma ¿

nera de Ser .

¿Tengo una alegría?,pues un drama . ¿Tengo una tri s

teza ?,pues otro drama . Y en todos soy yo el p rotago

mi s ta, g allardo , hero ico o vencedor .

Yo creo q u e desde los cinco años empecé a compo

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RECUE RDOS 83

ner estas pequenas ob_ras dramáticas en el escenario de

mi propia imaginación y para uso de mi propia persona , s in más espectador q u e mi conciencia , infanti l a lpri ncip io

,refl exiva después .

Me parece que en estos RE CUE R DOS he contado ya va

ri os : recordar é uno de lo s primero s , y ,s i ya lo referí ,

será una r ep r ise; tanto mejor : es que alcanzó gran éxi to .

Tendría yo unos once años,a lo s umo

,y estaba en la

clase de Latín .

En el banco q ueyo ocupaba se i n i c ió no S é qué movim iento de indiscip l i na , que irritó al p rofesor , don S antiago Soriano

, y_con voz terrible fu lm inó esta sentencia

los de ese banco,de rodill as ! »

Y tuve que a r r odillarme . ¡Qué rab ia y qué verguenza !Era la primera vez que me imponían castigo tan hu

mil lante ; y fué la última , porque mis padres habían prohibido terminantemente que me castigasen . A mí no me

ha castigado nunca nadi e , lo digo con noble orgullo ycon honrada altivez

,n i de grande ni de chi co , y como

no se den mucha pri sa,acabaré mi exi stencia s in haber

sufrido mas castigo d ir ecto v o fi cial que este q u e voyrefi riendo : el de la cla se de

V

La tin ,aquel movim iento

único y degradante de apl icar las dos rodill as en el

suelo .

¡Una tempestad de ira , de rab ia , de ansias de ven

ganza , se desató en el interior de mi pequeño cuerpo !

¡De rodi llas ! ¡De rodi l las , y por culpa aj ena !Por culpa aj ena , rep ito , porque yo he s ido s iempre

dóci l , obediente y subordinado .

Subordinado en la escuela,en la carrera

,en la políti

ca . S i empre he respetado a mis maestros y a mis j efes,

ya se llamasen don Santiago Soriano (el profesor de Latin! , ya don Manuel R uiz Zorri l la 0 don Cri sti no Martos , lo s j efes de los radicales y de lo s demócratas deantaño .

Pues , s igui endo el hilo de mis recuerdos,di ré que el

rato que estuve de rodil las l o pasé tragándome lágr imas y forj ando en mi cerebro un drama terrib le de ven

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84 JOSE E CHEGARAY

ganzas tremendas . No venganzas estudiantiles , sino ven

ganzas hero icas , caba ller escas .

Yo me figuraba q u e venía a la escuela a caball o , cub ier to de u na resplandeciente armadura

,como había

leído en varias novelas q u e l l evaban los héroes novelescos : porque desde los ocho años leía novelas de todoslos géneros y escuelas

,pr inc ipalmente caba l ler escas :

leía , por ej emplo , el Gonza lo de Cor doba , de Flo r ián

Llegaba , digo , a la puerta de la escuela , y retaba asingular combate al profesor ; y , como es natural

,le ven

cía , obl igándo le a ponerse de rodi llas .Todo esto en ser io, y llorando baj i to .

Pues,por ri dícula que sea esta Costumbre , no la he

perdido ; todavía a l p ie de los torreones feudales de mifantas ia he visto acerada armadura y he reñido más deu na batalla con más de un críti co de teatros . ¡Pobre ser

humano : s i empre niño !

Más de una histori a,novela o drama

,forjé yo a l reco

r r er las calles de Marsella .

Por lo menos me figuré,que al sal i r de Francia , iba a

quedar amigo de media docena de matemáticos , otrostantos noveli stas y dramaturgos

,y algún soldado q u e

otro del Imperio o de la Repúbl ica ; porque sépase q ueen mi i nteri or s i empre he tenido afi ciones guerreras , yaun he ganado de memoria algunas batallas tan glori osas como las de Napoleón .

Claro es que n i hablé n i vi a ningún hombre i lustre deFrancia , y que mis relaciones no pasaron de los

_

mozos

de la fonda,los camareros de los restaurants y algún

peluquero que otro, con lo s q u e , dicho sea de paso ,

apenas podía entenderme cuando iba a afei tarme .

Ni en todo el viaj e trabé amistad co .n n ingún francés

,n i cas i me tropecé

,cosa extraña

,con ningún es

pañoL

Unicamente en Marsella vi no a vis itarme el duque de

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RECUERDOS 85

Frías,con quien había hecho conocimiento en el vapor

durante la travesía .

Era un j oven ari stócrata , elegante , s impát ico , de mucha cultura y muy amable . Se enteró , porque yo se l odij e

,como se lo había di cho al francés de las perfora

do ras,del obj eto de mi vi aj e , y por eso vi no ,

a traermeuna ca r ta de r ecomenda ción para el general Menabrea , dequi en er a amigo , y q u e podía servirme efi cazmente ,como me sirvió

,para faci l i tarme l a vis i ta y el estudio

del túnel de lo s Alp es .Estos son lo s ún icos recuerdos que conservo de

aquel puerto admirable y de aquella riquís ima ciudadfrancesa .

Diré , por si les i nteresa a lo s fi ló so fos y en general alos aficionado s a lo s p roblemas de la Psicofís i ca , que la

f orma de mis r ecuer dos es en su mayor parte plástica ,mej or d ij era geométrica . Tienen mis recuerdos en c ierto modo el aspecto de una seri e de fotografías s i n color es o de col ores muy vagos y más o menos borrosos .Son pruebas fotográfi cas q ue se quedan 'en m i cerebroy que puedo consultar al cabo de muchísimos años

,

tre inta o cuarenta o sesenta ; así conservo en mis celdi

l las cerebrales cl i chés de mi n iñez,desde los tres años

de edad , cuando iba a Murcia desde Madrid en galerano acelerada .

Veo , por ej emplo , el interior de la galera ; a lo lej o sunºs hombres , y a mi madre asustándose mucho y dic i endo : << Son ladrones , no hay duda , son ladrones » ,

ysacando el bols i l lo para darles espontáneamente el d inero q ue l levaba , y que no no s hici eran daño ; afortu

'nadamente no eran ladrones , o por lo menos lo di s imularon . Serían acaso ladrones que viaj aban de i ncógni to .

En todas las clases soci ale s hay gente modesta .

As í , toda mi vida pasada se compone de u na seri e decuadros que conservo y que puedo consultar en cualqu ier instante .A tales representaciones p ictóricas se unen recuerd os

acústicos . También recuerdo muchas frases,muchas pa

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86 JOSE ECHEGARAY

labras de las personas con quienes lo s sucesos de lavida me han pues to en comunicación .

En suma : q u e yo llevo en mi masa cerebral,como do

cumentac ión de mis recuerdos,una seri e ri quís ima , au n

que insu stancia l por tratarse de nimiedades,de plan

chas fo tográficas y de ci l i ndros de no sé qué misteri osofonógrafo . S i ; yo oigo la voz de mis pro fesores , de miscompañeros , de mis amigos , de los oradores y de losactores .

¡La voz de Castelar, la voz de Martos , todavía lasoigo !Y mi álbum fotográfi co todavía pasa ante mí

,y to

davía resuena mi_fonógrafo .

De Marsella no conservo cil indros fon0gr áficos : sóloun confuso rumor .Vi s tas

,sí conservo .

La vi s ión un tanta vaga,entre vaga y preci sa , de una

calle muy ancha y muy animada : la Canneb iér e . Muchagente

,obreros

,burgueses

,damas elegantes

,carruaj es

de luj o , grandes carros de enormes ruedas tirados porcaballos colosales como no había visto n inguno semej ante , las notas vivas de uni formes mil itares , las notass impáti cas de lo s marinos . Y alrededor de esta

calle ,otras muchas estrechas

,alguna con dos fi las de tiendas .

Y , a l fi n , el puerto , cuaj ado de toda clase de embar cac iones , verdadero bosque de másti les y chimeneas .Como punto sali ente

,sólo veo la estatua de Napo

león III ante la Bolsa .Me fij é mucho en ella

,es decir

,en la estatua del em

p er ador , porque el emperador me er a muy simpáti co .

¡Qué remedio , s i me er a muy simpático ! . El nunca losupo , y fué lástima , porque supongo q u e mi simpatía lehubiera consolado grandemente 'en el desastre de Sedán .

Me er a s impático,a pesar de sus afi ciones social i stas

y de su golpe de Estado .

Me er a s impático,pero no lo decía , pues tales s im

patías hubi eran escandalizado a mis amigos los economistas .

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88 JOSE ECHEGARAY

En suma : que yo viaj aba entre alegrías y esperanzas,y admirando los paisaj es q ue , hasta que llegó la noche ,desfi laban i luminados p or la viva luz de un día de verano ,.a uno y otro lado del tren .

Yo había viaj ado algo por España ; conocía la hermosa huerta de Murcia , como que en su centro me habíacriado , y mil veces , desde la elevada to rre , había r e

corrido el horizonte de verdura y las lej anas si errasp intadas de encarnado por ; grandes manchas de pimientos

,

Conocía Al i cante y muchos de sus pueblos,y la her

mosís ima huerta de Valencia .

Había hecho más de un viaj e _por las _fa ldas de S ierra

Nevada , y desde lo alto de la Alhambra había contemplado su

"

prodigiosa y legendaria vega,cantada por

Zorrilla …

Por último,había estado varias veces en las Provincias

Vascongadas .De suerte que l levaba en mi memori a pai sajes admi

r ab les de mi patria,que valen tanto y más que lo que

puedan valer lo s de otras tierras .Yo

,s in pecar de p atr ioter o ,

creo que en España haybellezas naturales de primer orden , y muj eres hermosi

s imas y hombres de talento ; y creo , además , que hemosten ido u na cocina grandemente glori osa.Sólo u na nación verdaderamente grande ha podido

crear , en el orden cul inari o , platos como lo s q u e ha

tenido nuestra cocina,de la que aun quedan restos

apetito sos que p roclaman un pasado de glorias y hazañ as . Los espartanos eran unos bárbaros que j amás tuvieron cocina ; Atenas y R oma la tuvieron , pero no comoEspaña .

Me parece que me voy distrayendo de la idea pri ncipal .Decía , o quería decir , q u e a pesar de q u e había vi sto

en España valles espléndidos y montañas soberb ias , lascrestas p i r ena icas , el austero Guadarrama , lo s subl imespicos de S ierra Nevada

,los cortes gigantescos de las

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RECUERDOS 89

A lpujarras]

, así y todo , admiraba en l a ti erra francesa,

que por primera vez recorría , sus ríos , pintorescos yabundantes ; su verdura espléndida , q ue se perdía en el

horizonte ; las ondulaciones de sus colinas , y el p er p e

tuo j ardín que iba atravesando la locomotora .Aquello no er a grandioso , pero er a bell ís imo , er a

s impáti co,eran pl iegues s in fin de un manto verde . El

verde es el color de la alegría ; por eso se dice a darse unverde » .

E r a aquélla u na nota nueva para mí , con mat icesnuevos ; y estas di ferencias de matices yo l as aprec i o alpunto

,y gozo al senti r los contrastes q u e exi sten entre

el espectáculo presente y o tro s espectáculos análogosque m i memoria almacenó en una seri e de años .

El vi aj e l legó a su término,y aunque no er a cor to , no

se me hizo largo ; a l fin l l egamos a París .El París de la real idad correspondía fielmente a la

imagen q u e yo me había forj ado con la l ectura de novelas francesas .Era un París admirable ; pero ni er a superio r n i er a

inferi o r al que yo tenía dibuj ado en los moldes de m ifanta sia .

Fuimos a parar , 'mi muj er y yo,al mej or hotel que

entonces existía en la gran vi lla ; es decir , al más grand ioso y más ensalzado en toda clase de anuncio s yde guías.A ] gran hotel del Louvre

,con su magnífi co patio

,

que la última vez q u e estuve en París me pareció vie

j o , pesado y hasta mezquino , pero qu e la primera vez

cas i se presentó a m i vi sta con proporciones monumentales .A l l í tomamos habi tación en el último p iso ; pero en

cuartos cómodos y elegantes,con un balcón corrido

,

q u e se tendía paralelamente al palacio del Louvre y a lalínea de las Tu ller ías .

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90 JOSE ECHEGARAY

Aquella vi sta me er a s impática . Enfrente , en la enorme masa de los dos edifi cios

,al fin de su perspectiva

,

estaba el palacio del emperador Napoleón y de la em

per atr iz Eugenia ; y yo , asomado a la b arandi lla del hotel

,pensaba , con in fanti l orgul lo , q u e el emperador y la

emperatri z y mi muj er y yo , vivíamos frente por frente ,ca s i e

'

r amos vecinos ; privi legio s ingular que atribuía yo ,ya que no a m i mérito , a mi buena suerte .

Y la cosa es clara y hasta matemáti ca : ellos y nosotros vivíamos en la misma ca l le

,en la calle de R ivo l i .

Ellos en una a cer a , nosotro s en otr a ; pues esto er a

ser vecinos,y s i se hub ieran corrido al Louvre

,hasta hu

bié r amos podido,a uso de Andalucía

,tender un cordel

de balcón a balcón con su canastill a volante .Tantas y ta l es tonterías

,indignas de un pro fesor de

la Escuela , pero naturales en un futuro autor dramático ,revoloteaban por mi imaginación; y con esa terquedadde mi cerebro de forj ar dramas

,comedias y escenas a

p ropós i to de toda clase de acontecimientos , ya me fi guraba que iba a asomarse la emperatriz Eugen ia a l balcónde enfrente

,y que iba a decirme : por aquí?

¡Cómo me complace ver a un español ! »Hay que adverti r que yo no conocía n i de vi sta a la

s imp ática y hermosís ima emperatriz ; pero no importa : er a española

,y la fama repetía que er a muy her'mo

sa y muy simpática . Y para forj ar historias y escenasestaba yo .

No cometeré la torpeza de describ ir al París de en

tonces,que er a ya muy parecido a ] París de hoy ,

porque el emperador Napoleón

,con sus grandes inciativas

,

con su esp íri tu de soñador y de arti sta y con .sus tendencias social i stas , había reformado el vi ej o París tradicional , cruzándolo dé soberb ios bulevares , qu e son yserán la admiración del mundo

,más por su anchura , su

línea inmensa , por la luz que los inunda y por la vida

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RECUERDOS 9 I

que po r el los c i rcula , q u e por el mérito artístico de lamayor parte de sus edifi cios .Pero ¿es que por ventura , y digan lo que qu ieran lo s

arqueólogos y los h istoriadores,hubo bulevares seme

j antes en n inguna ciudad , ni de Egipto , ni del Imperi obabi lón i co

,n i en Atenas n i en R oma ?

Yo estoy seguro q u e todas estas grandes poblacionesse componían de calles sucias

,estrechas , retorcidas y

enmarañadas .Edi fi cios aislados

,monumentos grandio sos

,templos

de p i edra,calles de esfinges

,masas de arcil la , ladri llo s

esma ltado s , pórti cos , columnatas , templos , arcos detriunfo esparcidos por unos y otro s Imperios

,por unas

y otras Repúbli cas ; pero como notas excepcionales enu na masa vulgar , pobre , s i n h igi ene y sin bell eza .

Esto es lo que yo me figuro , y no es faci l q u e nadi eme convenza de lo contrario

,porque se neces i tan todos

los progresos de la civi l ización , todos lo s triunfo s de lapolíti ca , todas las transformaciones del Derecho , paraconstruir un bu levar d a la moderna y las

"

grandes ciudades de la burguesía y del cap ital .Apunto la i dea ; que , por lo demás , para ser desar r o

llada conveni entemente,y para poderla revesti r de prue

bas , necesi taría no unas cuantas cuarti llas , s ino todo unl ibro .

En París me detuve pocos días : lo s puramente precisos para recoger u na impres ión general.S i empre , en coche o a pie , recorriendo plazas y bu

l evares , el vi ej o París de la trad ici ón y de las novelas ,o el París nuevo del emperador

,que

,con Su voluntad

soberana , y ayudado por un hombre de extraordinari aacti vidad e inteligencia , había hecho brotar de entreru inas .Vi s i tando febrilmente museos y teatros

,recorriendo

en todos sentidos el Bo i s de Boulogne,con las indis

pensables excursiones a Versalles,Saint-Cloud y Saint

Germain , así pasé unos cuantos días , no muchos , perobien aprovechados .

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92 JOSE ECHEGARAY

Todo a paso de carga : mirar,ver , adherir la imagen

a la memoria , y después otra imagen y otra , y así , s in

descanso,cuaj ando el t iempo de recuerdos .

'

Me encontraba en el mismo caso que aquel inglésque

,con su famil ia , fué a vi s itar París , y que se presen

tó u na mañana en casa de Vícto r Hugo como v is itaobl igada de que más tarde daría cuenta en Inglaterra .Sali ó maj estuoso y amable e l gran poeta a recibi r el

deb ido homenaj e de admiración,y el i nglés le manifes

tó como pudo , en el francés convencional q u e usan lamayor parte de aquellos i nsulares

,que no había queri

do pasar por París s i n conocer a u na de las glorias de laFrancia y del mundo civi l i zado .

E ntendámonos agregó una gloria l i teraria ;que ,

¡ como hombre políti co , me parece M . Víctor Hugoabominable .Protestó el ardiente republ i cano , y , p icado en lo vivo ,

quiso entrar en algunas exphcac 10nes ; pero el fl emáticoi nglés

,porque es sab ido que los ingleses son fríos y fie

máticos , l e cortó la palabra en seco , y , poniéndose en

p ie,en cuyo movimi ento ascensional le im ita ron su es

posa,sus tres hij as y sus dos hij o s , dij o , consu ltando el

reloj : << Perdone usted ; no puedo detenerme más ; tengocontados los minutos . » Y

,volvi éndose a su esbelta fami

l ia,agregó

,recordando , s in duda , el programa de l día

A las dos ,.M. Victor Hugo; a la s tr es , el elef ante blanco.

H i zo u na reverencia , con toda la d ign idad britán ica ,y salió ergu ido y solemne con la proces ión de su famil ia ,

dej ando a l inmortal autor de Nuestr a S eñor a de P a

r is,de Los M iser ables

,de La Ley enda de los

siglos y delHer nani , i nmóvi l y asombrado , como gigan te a quienabo fetea un p igmeo .

Yo no vi s ité a M. Víctor Hugo : soy tímido en casossemej antes , y admiro desde lej os las grandes montañasy lo s grandes monumentos ; acercarme a ello s me parece gran osadía .

Debo advertir , s in embargo , que tampoco vis i té alelefante blanco

, q u e , s i n duda , ya no e staba en París .

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RE CUERDOS 93

Pero vi sité, en camb io , el Jardín de p lan tas , q u e es ,

como s i dij éramos , la Casa de fi eras .

Sati sfecha la primera curi o s idad , y recogida u na primera impresión de tota l idad

,por decirlo así , volví a mi s

deberes pro fesionales,y empecé a recorrer ofi cinas y

mini sterio s,buscando notici as y preguntando en u na

y otra parte sobre la gran obra de la p erforaci ón de lo sA lpes ; porque ha de saberse que yo no traía de Españan i recomendaciones , ni datos , n i p lan de ningún género . Iba a la gracia de Dios .Habíanme dado en la Escuela un oficio para estudiar ,

en compañía de tres alumnos de la Escuela , el tún el delo s Alp es

,y nada más .

Un ofi ci o , unos cuanto s—miles de francos para gast os

de la Comis ión,l ibrados provi s ionalmente , y nadamás :

<< A l lá va usted , y compóngaselas como pueda .»Debo declarar

,al ven i r a este punto

, q u e soy muytorpe para casos como el caso de q u e se trata .

S i empre me han i nfundido gran respeto,y cas i temor

,

las ofi cinas de la Admini stración púb l i ca .

Un portero de min i sterio me parecía entonces,y me

siguió pareciendo hasta que yo nombré esta clas e defuncionari os

,algo as í como un Júpi ter ol ímp ico . Con

sus galones y su ser ieda zl , s i empre he creído q u e decíanal s imple mortal que a el !0s s e aproximaba : <<Y tú ¿qui éneres y a qué vi enes aquí a molestarme? »Y S i esto me sucedía en España

,j uzgue el lector de

lo q u e me sucedería en París .Así es que mi s ges tiones adelantaban poq u ís imo : no

conseguía ver a ningún j efe,nadie me decía en qué ofi

ci na radicaba el dichoso túnel ; y , cansado y aburrido ,concluí por descon fi ar de mi s propias fuerzas

,y acudí

,

aunque de mala gana y con mucho recelo,a la E mbaja

da española .

No vi al embajador , ni a tanto l legaron mis preten

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94 JOSE ECHEGARAY

s iones ; que un embaj ador , para mí , er a por entonces unser encumbrado en lo más excelso del O l impo .

Y me sucedió con los embaj adores lo que con losporteros de lo s min isteri os : q u e no les perdí el miedo ,o s i s e qu i ere el respeto , hasta q u e contribuí a nombr a r los .

S i n embargo , en la Embaj ada me recibieron cortésmente , me ayudaron en mis investigac iones y se despe

jó el horizonte , es decir , se ennegr eció del todo ; porquea l fi n supe que el Gobierno i tal iano se había hecho car

go del asunto,que en París no exi stían n i p lanos

,n i

proyectos , ni estudios , ni radicaba en Francia la d ir ec

ción de la gran obra ; que para vis i tarla er a preci so queme trasladase a Turín , y que e l Gob ierno p iamontés me

concediera u na autorización a fin de vi s itar los trabaj os ,lo s cuales estaban a cargo de tres ingeni eros : Grandi ,Gr atoni y S omel l ier .

En suma : er a i núti l m i presencia en París .No fué inúti l para mi recreo ; pero lo fué para m i CO

mis ión,aunque no ciertamente por culpa mía

,ni por

falta de celo,que celo me sobraba , aunque el éxito fu e

se desd ichado .

Me preparé,pues

,para ir a Ital i a , pasando los Alpes

como Aníbal y como Napoleón,no por las entrañas de

la masa gigantesca,que esto ni Napoleón n i Aníbal , con

todo su poder,lo consigui eron

,s inó sub iendo al lomo

de la montaña en d il igencia,y baj ando o cayendo al otro

lado en las risueñas l lanuras de Italia , según la frase es

ter eotipada .

Pero antes de abandonar a París me ocurrió una idea ,una gran idea .

<<Di0s sabe cuándo volveré a sal i r de España me

decía a mi mismo cuándo tendré otra comisión ,cuándo volverán a perforar de nuevo los Alp es y cuándose i nventarán otras perforadoras , a no ser que mi imp r ovi sado amigo del vapor de las Mensajerías imperialesrealice su proyecto de las perforadoras de doble acción » ;y , pensado esto , concebí una i dea atrevida .

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XXXV

A S E,como decía en el capítu lo anterio r , e l Canal de

la Mancha , y lo pasé por la parte más ancha delEstrecho , que fué una mala idea , fundada en una malentendida economía

,porque una hora mas de mareo

compensa con exceso la economía de unos cuantosfrancos .Muchas veces he cruzado el Canal de la Mancha ; mn

guna con tanta molesti a como la p r imer a , porque de l asegunda en adel ante siempre pasé e l Estrecho por lomás estrecho

,es decir

,por la línea Calai s-Dover .

Pero la vez primera que hice este viaj e pagué la novatada .

S i empre se paga la novatada , y quién sabe s i en es taexistenci a lo

pa samos tan mal,con tantas penas

,angus

tias y desazones,porque estamos pagando la novatada

del existir .

¡La novatada del exi sti r ! Me parece q u e he hecho u nafrase muy profunda . Un fi lóso fo alemán tendría con ell abastante , desarrollándola conven ien temente , para publ icar u na obra en dos o tres tomos .Pero volvamos al viaje por el Estrecho . Desde París

vin imos en compañía de u na fam il i a americana,con

quien trabamos amistad por el solo motivo de hab lartodos español .Acompañaba a la famil ia , o como amigo o como deu

do,un j oven elegante , refi nado y de buena presencia , a

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98 JOSE ECHEGARAY

quien debo mencionar especialmente , porque al l legar aLondres fué el protagon is ta de u na escena cóm ica

,dig

ri a de figurar en un va udeville disparatado .

El j oven se l lamaba Lu is , y por las bromas q u e le daban sus compañeros y compañ eras de viaj e

,claramente

s e deducía que er a todo un Tenori o a la ameri cana .En la travesía , a pesar de sus brío s amorosos , de su

elegancia y de su j uventud , se ma r eó de una manera hor r ible y grotesca .

Se le arrugó el traj e , se le desató el nudo de la corbata

,cayér onsele l acios los bigotes con prosaicas salpi

Cadur as del mareo , se le descompuso el artís tico peinado , s e le enturb iaron lo s ardientes oj o s , y _

r esu ltó todoél el Tenorio más averiado q u e ha podido imaginar elmás real i sta de los escri tores .No dej aban de burlarse de Lu is sus compañeros de

exped ición,p reguntándole a cuántas inglesas

proyectaba enamorar ; pero no estaba el pobre chico para emp r esa s amorosas .De mi mareo nada d iré

,pues fué la segunda edi ción

,

notablemente aumentada , aunque no corregida , de aquelotro mareo del Golfo de Lyon .

A ! fin l legamos a ti erra fi rme , y en cuanto tomé ti erra desapareció el mareo ; pero el j oven Lui s s iguió tanmareado como en el Estrecho

,y con fuertes dolores de

estómago,que fu é u na complicación más , como demos

tra ron l o s acontecimiento s .La famili a ameri cana , sab iendo que er a la primera vez

que íbamos a Londres , nos recomendó una casa españOla , que no era prop iamente una fonda , y en que hab íaalgo de las costumbres de la famil ia inglesa y de su r e

cogim iento y severidad .

Aceptamos la recomendación , y todos nosotrbs fuimos a parar a la casa en cuestión .

Era,en efecto

,severa y confortable : las hab itaciones ,

buenas ; el servi cio , correcto ; la señora que estaba alfr ente

, , y que era la p ropietaria, hablaba español comouna española ; era verdaderamente hermosa , y de unos

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00 JOSE ECHEGARAY

Contente , Lui s .Mira q u e no estás para empresas amorosas .E5 pera a que se te pase el mareo .

R ízate otra vez e l bigote y ponte c amisa l impia.

¡Prudencia , Luis , prudencia ! Que en Inglaterra es

muy peligroso hacer el Tenorio“Y , en efecto , Luis n ada contestaba , porque le seguían

los mareos, el dolor de cabeza , las náuseas y el malestar

del estómago,que , según decía , íbase acentuando cada

vez m ás .Lo que pasó después , se supo y se comentó y se ce

lebr ó con grandes carcaj adas .La escena fué como sigue :Luis , sal iendo de su cuarto todo desencaj ado y Opri

m iéndose el vientre , s e dió a vagar por los'

salones y por ¡los pas i l lo s de la casa .

Se encontró a un criado , y en español,y muy baj ito ,

le h izo u na pregunta ; el criado no le comprendió , porque los criados y las doncellas de aquella casa españolano hablaban más que inglé s .Le saludó respetuosamente , y le volvió l a espalda .

S iguió el pobre Lui s su peregri nación,y repi tió la

misma pregunta,con mayor angustia

, a u na cr iad ita i n

glesa , que tampoco le comprendió una palabra , y que ,pronunciando con suma dulzura algunas palabras en in

glés , se reti ró , dej ándole a l pobre en la misma desesperada s ituación .

Continuó cruzando corredores, entr eab ió u na puerta

que creyó ver teñida del color de sus “

eS p er anzas ; perola voz cascada de u na vi ej a le hizo retroceder .Hasta que

,al fin

,vino a su encuentro la dueña de la

casa y plantó ante el atribulado mancebo su hermosafigura

,d iciéndo le en perfecto castel lano << que lo s cría

dos le habían mani festado que un cabal lero de lo s queacababan de l legar

,l es decía algo q u e ellos no compren

dían , y que di spensase , porque el único criado que hab laba español había sal i do » .

Aquí de lo s apuros del pobre Luis .

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RECUERDOS IO I

¿Cómo explicarle a aquella señora , tan hermosa y tanelegante

,cuál er a s u miserable s i tuación y cuáles sus

prosaicos deseos y sus angusti o sas neces i dades ?Cru zar por primera vez la palabra con u na dama be

l lís ima para r eve la r le l as tris tes consecuencias de ! ma

r eo ,oponiendo a tanta poesía tanta prosa

,un i r a lo i dea !

lo gro tesco,e r a humi llación y vergúenza , y era compro

meter todo un porvenir de i lus iones .Pero la neces idad carece de ley ,

como dice el adagi olati no necesi tas ca r et leg is , o , como otros traducen , lanecesidad ti ene cara de herej e .

Y-así,el pobre j oven , cediendo a la urgenci a del caso ,

bajando los oj os y sonri endo tri stemente,hizo como

pudo su confes ión .

La señora acentuó la sonri sa,le guió en la peregrina

ción vergonzosa , y , señalando u na puerta q u e ostentabau na VV colosal , se reti ró s iempre sonr iente y , comonunca , discreta .

La hi stori a se supo aquel m ismo día ,y e r a de o ír

cómo todos embromaban al pobre Lui s, ,rep i ti endo , en

formas d iversas , esta mi sma idea :<<Pero Lui s

,es usted un Tenorio incor r egib le : apenas

llegó usted , y ya hizo usted su declaración a la dueñade la casa . »

Y fué r egocgado tema de todas las conversaciones ladeclaración de Luis .

Tuve suerte al l legar a Londres,porque el ti empo era

mal ísimo : el ci elo oscuro , una n iebla espesa envo lvi endola ciudad

, la s calles enlodazadas .

Y digo que tuve suerte , porque ésta es la nota caracter ística de la gran ci udad de l Támesi s

,y por eso produ

j o en mi Londres u na impresión extraord inaria,quizá

más impresión que París . Conocer Londres de otromodo no es conocerlo .

Par is es espléndido , alegre , l l eno de vida y de luz enel verano , mas er a u na ci udad a la manera de otras q u e

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1 02 JOSE ECHEGARAY

yo había visto : muy grande,muy hermosa

,lujosís ima

,

resp landeciente , l a p rimera ciudad del mundo , y contodo ello parecida a otras muchas .Algo en mayor escala , pero respondiendo al m ismo

tipo .

Yo , de antemano , me figuré cómo sería París , y la

reali dad resultó en consonanci a con la imaginación .

Londres e r a otra cosa di stinta .

Calles que no concluían nunca y en que alternabangrandes edificios de p iedra

, ya un frontón griego , yau na columnata , con casas de ladri llo obscu

'

ro, ennegr e

cido por e l humo,y con otras casucha s miserables

,

adornadas de innumerabl es muestras y anuncio s de colores chi llones , y de pronto la prolongada verj a de unparque .

Algunas calles animad15 1ma5 , tanto como las de Par ís ; otras , sol i tarias a las doce del día

,como cal les de

u na ciudad muerta .

Po r ej emplo,la calle en que yo Vivi a , ¡qué extrana r e

su ltaba ! No er a muy ancha y no se veía n i el p rmc ¡ p 10

n i el fi n,porque en ambas extremidades se condensaba

la n iebla .

Entre sus velos , y a lo lej os , se divi saba un pórti cocoronado por un frontón , y la p iedra , manchada a tr echos con ráfagas negras , parecía algo así como una colosal fotografía . El resto de la calle s e Componía

,en sus

dos aceras , de casas de ladri llo obscuro , formando'

doslargas fachadas en que se abrían ventanas cerradaspor cri stales

,todos del s i stema llamado de gui llotina .

Tras lo s cri stales se ad ivinaban gabinetes de la bur

gu esía acomodada , l imp ios y correctos .Pero lo q u e más extrañeza me causaba e r a ve r q u e en

una y otra acera se abría delante de las casas algo así

como un prolongado fo so,en cuyo borde cOr r ía una

barand illa de hierro,cuya forma cambiaba de u na casa

a otra .

Aquel lo me parecía s imbó l ico … La casa inglesa es

como u na fortaleza : el foso la defendía .

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104 JOSE ECHEGARAY

Era un no cesar de vis itar cosas nuevas , es decir , nuevas para mí

, q u e en Londres ya eran V iej as , y para mu

chas de ellas éste er a su úni co méri to .

¡Qué caprichos tan raros tien e la memó ria !Uno de mis mayores anhelos er a ver la tumba de

Newton , con el célebre binomio grabado eh la lo sa se

p u lcr a l .

Y debí ver la tumba y el bi nomio,y s in embargo

este recuerdo se ha borrado por completo de mi memoria ; ni s iqui era recuerdo haber vi sto el sepulcro del i nmortal autor del cá lculo de las fl uxiones y del creadorde la teoría de l a atracción de lo s astros .Debí verlo

,i ndudablemente lo vi ; pero no recuerdo

haberlo visto .

Y,en cambio , estoy viendo ahora mismo los dos fo

sos que corrían delante de las casas de la cal le en q u e

yo vivía , y las chimeneas , imitando monos de gorra en

carnada,en lo s tej ados .

¡S ea usted inmortal para esto , y descu bra usted el binom io de Newton

,para que borren su divino r ecu erdº

unos tubos de arcill a y unas caperuzas roj as !Y nada más puedo decir de Londres en este viaj e . El

Pal acio de Cristal , que con s er hermosís imo me pareciómenos grandioso de lo que yo me había imaginado , lOsteatros , que me causaron gran extrañeza ; lo s clowns ín

gleses , que no tienen rival en el mundo , y el id ioma i n

glés , q u e en labio s de u na lady es más dulce q ue el i ta.

l i ano , porque al hablar dijér ase q u e anhelan y susp 1ran .

Muchas de ellas parecen tís i cas poéti cas . La p ronunc iación de este i dioma

,áspero de suyo , en lo s labios de

l as señoritas i nglesas es de lo más"

poético q u e puedeimaginarse .

Y se acabó la exped ición a Londres, afor tunadamen

te s in que volviera el buen ti empo,s in Ver el so l en los

t res o cuatro días que all í estuve,adivinándolo tan sólo

a la caída de la tarde , por una mancha roj iza y s in contornos que se difuminaba en la n iebla .

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RECUERDOS 105

Vuelta al Estrecho,vuelta al mareo y vuelta a París .

D el poco tiempo que en esta cap ital estuve por vez segund a , nada recuerdo importante .

S i ; de mi salida para Estrasburgo tengo un recuerdo ,y poco agradable

,en verdad . Que perdí en la estación

unos botones de bril lantes de bastante valor.Yo no sé s i este hecho tendrá importancia para la

H i storia ; pero ¡ cuántos hechos hi stóricos hay que novalen mucho más !Ta l vez algún lector de mal carácter la ej erza de cr i

ti co implacable con estos artículos,pretendi endo que

mis recuerdos n i ti enen valor por sí , n i ti enen méri to l itera r io ,

por la forma desal i ñada y vulgar en que los voyexponiendo

,ni semej antes p equeñeces ti enen interés

para nad ie .Pero vamos despacio .

S i bien se mira , l a vida de todos los seres , todos lo sfenómenos de la Naturaleza y todas las masas planetarias , están compuestas de pequeñ eces tambi én .

Cój ase un grani llo de arena , y nada más pequ eño ,más insignificante , más insu stanc ial ; y ,

s in embargo , de

gr anillos i ns ignifi cantes se componen las soberb iasmontañas .S i p or ins ign ifi cante se suprime cada uno de ello s , la

montaña desaparece y al ras queda de cualqui er arenal .No es gigantesca

,ci ertamente

,u na gota de agua , pero

de gotas de agua se componen los—océanos ; y si porquecada una de ellas nada vale

,se suprime u na ,

y otra después , y después otra , y así suces ivamente , lo s ab i smosdel mar se quedan en seco .

Una i ntegral,diría cualqu ier matemático

,es l a suma

de di ferenciales , pero S i todas las di ferenciales se anu

l an , se anula con ellas la i ntegral .S í, porque cada hecho de los que constituyen la trama

de la vida es un hecho vulgar se desprecia,la vida

,lo

más admirable , lo m ás pro fundo y lo más i nexp l i cable ,se desvanece en la nada .

De modo que hay que andar con mucho cui dado

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1 06 JOSE ECHEGARAY

en desdeñar lo infinitamente pequeño y en p retenderanularlo .

¿Por qué cada una de estas pequeñeces,el grano de

arena , la gota de agua , un hecho vulgar de la vida humana

,con ser cosas tan mínimas

,no han de ser otros

tantos centros-del Universo ?Yo creo q u e el Universo es un S i stema de in fi n itos

centros,algo as í como la sinusoide trigonométrica

,en

que es un centro cada punto de infi exión ,y que tiene

centros en número infi ni to ; y apuesto cualquier cosa aque el lector cri ticón

,que encuentre ma l mis artículos ,

no enti ende esta última imagen geométr ica,l o cual pro

bará evidentemente su ignoranci a ; y ,s in " embargo , él

mismo será un centro más de la máquina mondiana , yqui én sabe s i la máquina se desq u icia r ía suprimiendoeste centro u otro cualqui era .

Quedamos en q u e tomé el tren para transportarmea Turín ; y de este vi aje sólo conservo en los cuadrosfotográfi cos de mi memoria tres o cuatro

puntos bril lantes ; todo lo demás queda envuelto en las ni eblas delo lvido .

El primer punto bri l lante, q u e por desdicha se con

vir tió en punto obscuro , es el de cualqu iera de lo s tresbri llantes que p erdí a mi sal ida .

El segundo es el recuerdo de mi paso por E str asburgo .

Es una ciudad muy tri ste ; verdad es q u e l legué denoche y que me marché a las nueve de la mañana .

Só lo recuerdo q ue me levanté muy temprano y q ueme .fu í a ver la catedral .Pasar por Estrasburgo y no ver la catedral , hub iera

s ido pecado imperdonable .Pero cas i no la vi .Vi con las luces de la mañana una masa enorme ; em

tré en ella , y vi n aves envueltas en sombra ; por las cris

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1 08 JOSE ECHEGARAY

D e! tren sólo recuerdo q u e los coches eran muy có

modos y muy elegantes .A medida que recorro mi v ida , voy cayendo en la

cuenta que soy un sibarita . Me gusta comer bien , me

gusta viaj ar con comodidad ; pero no creo que ni uno niotro gusto puedan clasificarse entre los pecados cap itales .Y así hasta q u e l legué a Basi lea ; no quis iera equ ivo

vocarme,pero creo q u e fué Bas ilea ; y por S i hay error

téngase en cuenta que hablo de memoria , y es posibleque cometa errores cronológicos o geográfi cos enormes ,o disparatados .Quedamos para o tro capítulo en q u e l legué a Basi lea .

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XXXV I

U E D E en el capítulo anteri or nada menos que en Bas i l ea

,donde terminaba el tren en q ue yo iba , y

tenía que esperar dos o tres horas a otro tren ,en el cual había de continuar el V iaj e .Para matar el aburrimiento de estas dos horas , reso l

vimos recorrer la población,y , con los alumnos de la

Escuela,emprendimos agradablemente un paseo por ca

ll es y por plazas , s in di rección fi j a , s i n saber adóndeíbamos

,s i n entender a nadi e

,y s in que nad ie nos en

tendiese ; es decir , en las condici ones más agradables yp intorescas para vis itar un país desconoci do .

Y e ! ti empo se nos h izo l igero ; pero , aun así y todo ,yo tuve concienci a de que se iba haciendo tarde ; y ,

como mi reloj estaba parado,consulté a don Manuel

Pardo , el cual me aseguró , después de mirar el suyo ,<< que teníamos ti empo de sobra » .

Segu imos , pues , nues tro paseo , y volví a in s i sti r,a l

cabo de u n rato , en que había l legado el momento dedar la vuelta ; mas Pardo , con aquella seguridad que er asu nota característi ca , afi rmó de nuevo que no er a horatodavía » .

A ! fin , yo tuve i ntu ición evidente de que perdíamosel tren , e in si st i endo de nuevo , y mirando yo mismo elreloj de m i d iscípulo , observé que estaba tan paradocomo el mío .

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1 1 0 JOSE ECHEGARAY

Volvimos a toda prisa a la estación,y vimos alej ar

se maj estuosamente "el tren en q u e debíamos haber sal ido .

Dos veces en mi vida,sólo dos veces

,y conste b i en

,

porque esto es muy interesante , he perdido el tren,y

ninguna de la s dos ha s ido por mi culpa .Yo soy puntual , mejor d icho ,

exactís imo ; o aun mej or : me anti c ipo a las horas y a los acontecim ientos .A las j untas l lego con media hora de anticipación ; a

los trenes , con anticipación de u na a dos horas , …

S i yo fu er a'

astr o ,en cuyo caso es evidente

que discur r ir ía mucho peor que s i endo hombre

,por mal que aho

r a discurra , l legaría a ser la desesperación de los astró

nomos , porque me anticiparía en todas las conjunciones , ecl ip ses y momentos de paso .

Tendrían que hacer u n estudio muy deteni do de laecu acion prop ia de mi movimi ento de avance .Pero como no soy astro,me l imito a ser la desesp e

ración de cuantos me acompañan en un viaje , pues noles dej o momento de reposo con mis inqui etudes y mispri sas .Nos quedamos

,pues

,en Basi lea ; pero sólo dos horas

m ás,al cabo de cuyo ti empo pud imos continuar nues

tro viaj e .

Y ¿adónde fu imos a parar ?No lo recuerdo bi en : ci to de memoria , y no qu iero

n i corregi r n i rectificar n inguno de mis recuerdos .Creo

,porque así me su ena ,

no por recuerdo vi sual ,sino por recuerdo f oneti co que fuimos a parar a un vallemuy ancho

,po r cuyo fondo corría , en un l echo de can

tos rodados,un río muy castigado por el estiaj e , vall e

donde habían l evantado una especi e de fonda o casa depostas .Me parece que se l lamaba aquel s i tio S a int—? ean de

Mor ienne, y ,si no se l lamaba así, se l lamaría de otro

modo : éste es el recuerdo fonético a que me refería .

Y aquí el h ilo de mis memorias se romp e , y tengoque saltar a otro momento de mi vi aj e , en el cual me

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JOSE ECHEGARAY

Además , estos momentos plácidos y tranquilos debeni nfl u i r notablemente en el equi l ibrio del ser humano .

¿Quién me asegura que el delei te de hacer cruj i raquel pan tostad ito no qu edó almacenado en el cerebro ,y no se transformó , andando el ti empo

,en alguna frase

feli z de alguno de mis dramas, que a su vez se transformó en entusiasmo y aplauso de l públi co ?No hay como no entender las cosas y tener vista de

poco alcance , para desdeñar algo q ue , por ruindad nuestr a , nos parece pequeño y ruin .

Vamos a ver : ¿no es la patata un » al imento prosai co ,humilde , vu lga r ís imo , aunque a mí sabrosísímo me pa

r ezca ?

¿No creerá cualqui er espíri tu ramplón q u e la patatano está l l amada en modo alguno a grandes empresas ,que jamás podrá teñi rse con lo s divinos colores del i ri s ?Pues recientemente se ha i nventado un sistema de fo

togr afía de co lores , del cual he dado cuenta en el D iar io de la M a r ina ,

y que se funda en el empleo de lafécula de patata .

No desdeñemos lo que nos parezca pequeño,que pu

diera agiganta r se a l comp ás q u e nos encogiésemos nosotros .No desdeñemos . lo que se nos antoj a prosaico , que

quizá en el fondo de la prosa Se agi ta lo sublime .Pero sospecho que estoy divagando .

Volvamos a Turín .

Dos días ded iqué en Turín a vi s itar las cosas notables de la '

pob lación y de los alrededores , y no fué trabaj o muy provechoso , porque todos estos recuerdos s ehan borrado de mi cerebro ; sólo me queda u na fotografía cerebral e incompleta

,cuadro cuyas extremidades

se p i erden en las nieblas del o lvido , como las calles deLondres se perdían tamb ién en dos manchas de nieblaque

,cual cortinas fl otantes

,descendían de la atmósfera .

En este cuadro se destacan , a modo de puntos de luz ,

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RECUERDOS 1 1 3

unas cuantas armadbr as completas . Y nada más : unafi la de armaduras .Ni sé qué armaduras eran aquéllas probablemente

serían de los vi ej os duques de Saboya ,n i sé a qué

museo pertenecía el salón en que ga l lar deaban sus r efl ej o s metál icos .Todo el lo es un fragmento de recuerdo .

El presente es como cri stal , que recoge imágenes yperspectivas

,y el ti empo y el uso lo rompen ; y del cri s

tal completo no quedan más que trozos sueltos,que son

memorias aisladas,fragmentos de un todo que formó

otro presente,y ahora quedan sembrando lo pasado de

puntos más o menos luminosos .Al cabo de dos días hi ce mi vis i ta al general Mena

brea, p r esentándole la carta de recomendación del du

que de Frías .El general estuvo amabilís imo . Me dió , a su vez , otra

carta de recomendación , que cas i er a u na orden , paralo s ingenieros que dirigían los trabaj os : Grand i

,Gratto

n i y S omellier se llamaban .

A dvir tiéndome ,s in embargo

, q u e , a pesar d e la carta

,encontraría algunas difi cultades para el estudio que

yo deseaba hacer,porque sobre las perforadoras habían

tomado los inventores privi legio de invención en Francia y eu Ital i a , y ,

además , querían conservar el mayorsecreto hasta no comprobar los resultados que esperaban obtener .A l despedi rme del i l ustre general

,y sabi endo

,por

que yo se lo había d icho , mi gran afi ción a las Cienciasmatemáticas , me regaló dos o tres Memorias suyas sob r e Física matemática

,en que demostraba sus grandes

conocimientos sobre la materi a .

En Ital ia , tierra fecunda del genio , siempre ha habidomatemáticos insignes ; s i no estoy equivocado , el granmatemático Lagrange era p iamontés .

Y , volviendo muy atrás , diré que el renacimientomatemático en Itali a fué verdaderamente admirable .Pero s igamos .

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JosE ECHEGARAY

Dej ando a mi muj er con una fami lia para la cual había obtenido eñcaz recomendación

,me fu í con los alum

nos de la E scuela , en un carruaj e , a vi s itar el túnel deMont—Cenis .Los dos extremos del túnel eran Modana y Bardone

che ; naturalmente, nosotros nos dirigimos a laboca deltúnel correspondiente a Italia , que er a la parte más adelantada de la perforación

,en donde se hallaban ya con

clu ídos lo s compresores hidrául icos , y donde estabanmontándose las perforadoras .Lleg amos , vimos al ingen iero , pues sólo uno de los

tres estaba en e l terreno ; y , aunque l legamos y vimos,

no vencimos , aunque al pronto creímos vencer .Pero en esto de las victorias hay muchas ilu

s iones .El ingeniero

,que no sé cuál de lo s tres antes citados

er a , l eyó atentamente la carta del general y se mostrómuy afectuoso con nosotros

, asegurando que no habíapara mí ningún secreto que guardar . Nos quiso _dar al

bergu e ,que rechacé cortésmente

,y quedamos citados

para la mañana del s iguiente día .Yo estaba contentís imo ; en todas partes me habían

asegurado,en Francia como en Ital ia , q u e no conseguí

r ía mi obj eto , que n i vería las perforadoras , n i muchomenos podría estudiarlas . Y

,s i n embargo , e l i ngeniero

me había dado toda clase de seguridades , y me habíahecho toda clase de corteses o frecimientos .Pero l legó la mañana

,y en vez de presentars e a bus

car nos el ingeniero en persona,vino uno de su ayudan

tes en su nombre , dici éndome que su j efe había tenido

q u e sal ir apresuradamente la noche anteri or por una

orden del di rector de la obra ; q u e en su nombre me

presentaba las más repeti das excusas , y que él nos gu 1ar ía y enseñaría lo s trabaj os de perforación , sum inistr ándonos cuantas noticias p id iésemos .La estratagema estaba vi sta : el ingen iero , no pud ien

do oponerse de frente a la carta del general Menabrea ,había apelado a la estratagema de la fuga.

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i 1 6 JOSE ECHEGARAY

ban , pero podía , al menos , verlos y estudiarlos , y si nolo conseguía , el viaj e er a i núti l , y

'

el dinero que me habían dado para él se había gastado sm provecho alguno

,

convirti éndose mi expedición científi ca en tou r ne'

e depuro recreo .

Volví a la carga,saqué el reloj

,le hice observar que

apremiaba el ti empo y que yo tenía que emprender elregreso inmediatamente ; y de tal modo le asedié

, q u e ,

al fin,nos encaminamos al cocher ón en que tenían guar

dadas u ocultas las perforadoras .En él entramos ; y la verdad es q u e casi todas estaban

desmontadas , y S ólo u na parecía completa .

Ante ella me p lanté,y,como la cosa más natural del

mundo,saqué un papel y un láp iz para tomar el croqu i s

del aparato . ¡ E r a mi venganza ! Aquí mi acompañante ,sin poder dominar su alarma

,me detuvo diciéndome

que lo sentía mucho,pero que estaba prohib ido tomar

dibuj os de n ingún mecanismo de los que habían de em

p lea r s e en la perforación .

Yo le manifesté mi asombro,aunque realmente no es

taba asombrado,dici éndole que el ingeniero j efe no ha

bía puesto reparo de ningún género a que yo examinase y estudiase lo s nuevos mecanismos .Pero él i ns i stió

,y yo

,entonces

,guardando el papel y

el lápiz,le rogué que fuera a consultar el caso , en com

p añía de don Manuel Pardo , con su j efe inmediato , yque yo esperaría la contestación sin ins isti r en mis pro

p ós itos .

As í lo hice,y me quedé contemplando la perforado

r a baj o la vigilancia de dos o tres empleados que porall í andaban .

Unos veinte minutos tardó en regresar, y yo aproveché el t i empo en aprender de memoria las diferentes

p iezas , vis ibles de que la perforadora se componía , em

p ezando por un extremo y acabando por otroNo hice es fuerzo ni nguno para comprender su modo

de funcionar , concentrando únicamente mi atención en

la f orma y suces ión de las p iezas .

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RECUERDOS 1 1 7

Una rueda , decía yo de memoria , un resorte , otrarueda

,un escape , y así suces ivamente .

Y me volvía a otro lado y repetía para mí la letan íamecáni ca

,y perdóneseme la frase .

Miraba de nuevo el aparato,y comprobaba la serie ; y

así varias veces,hasta q u e estuve seguro de no equi

vocarme en la lista linea l de las p i ezas de la perforadora .

En esto volvió el ayudante,d ic1endome que , s in or

den superior , l e era imposible permiti rme sacar el dibuj o que pretendía .Me incl i né respetuoso ; le d i las graci as por sus aten

ciones ; lamenté q u e el viaj e del ingeniero me impidieradespedi rme de él

,y a toda pri sa me fuí a la po sada .

Mientras enganchaban los caballos , escribí en un papel , por su or den , las p i ezas que había aprendido de memoria , y con esto tuve ya la seguri dad de reconstruir ,en cuanto l legase a Turín

,el mister ioso aparato

,que

,en

verdad,nada tenía de misteri oso

,n i nunca me lo había

parecido .

Nos metimos en el coche,y antes de l legar tenía

yo r econstr u ida la perforadora con bastante aproximac ¡ on .

La empresa no era , en verdad , difíci l , y cualqu iera hubiese hecho lo mismo .

Se trataba de un mecani smo que había de realizar determinado trabaj o , que había de ej ecutar determ inadosmovimi entos , ya conti nuos , ya alternativos ; esto por medio de u na serie de p iezas

,cuya forma aproximada y en

lace sucesivo conocía yo de antemano .

No era un problema , ci ertamente , como el que real izó Cuvi er , reconstruyendo por un hueso la forma y losórganos de un animal antedi luviano ; pero cada cual hacelo q u e p u ede .

Mi problema era un problema sencillís imo,perfecta

mente definido , y que cualquier aprendiz de cinemáti cao de mecánica habría resuelto como yo .

Pero , en fi n , con ningún mérito , o con escaso mérito ,

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1 18 JOSE ECHEGARAY

yo loresolví , a pesar de la fuga del ingen iero , de los movimientos estratégicos del ayudante y de las p r ohibiciones del subjefe .

Había ido a estudiar la perforadora , y me la traía en

la imaginación .

Había ido a estudiar los compresores de aire,y sabía

de ellos lo bastante para escrib ir la Memoria que luegopresenté . ¿Fué legítimo lo que hi ce ?Yo creo que sí. Porque no falté a ninguna de las pres

cr ipciones que me impus ieron,ni cometí el más peque

ño abuso de confianza .

No me permitían sacar ningún dibuj o . No lo sa q ué.

Pero no me habían p roh ibido mirar,y mir e

.

Tampoco me habían prohibido que pensase en cómopodría funcionar aquel aparato , y ej erc itó mi pensamiento eu campo líci to y honesto .

Por otra parte,mi propós i to no era , n i fu é , arrebatar

al i nventor n i su gloria n i su provecho .

Y , por último , yo no iba por cuenta propia , s ino pororden del Gob ierno español , y no con fi nes de p irateríaindustrial , s ino para i nstrucción de lo s alumnos de laEscuela de Caminos .Era un estudio científi co ; no er a u na competencia de

privi legios de i nvención .

Y , sobre todo , no se trataba de la so lución de ningúnproblema sublime n i recóndito .

Una perforadora podía inventarla cualqu iera,hasta mi

improvi sado amigo el del vapor de las Mensajerías Im

p er ia les , que tan contento estaba por haber descubiertola perforadora de doble acción .

Llegamos a Turín,y a los pocos días sal imos para Gé

nova m i mujer y yo,con el fin de embarcarnos y r e

gr esa r a España .

En Génova me detuve u na semana , y de Génova sóloconservo recuerdos muy vagos .

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1 20 JOSE ECHEGARAY

j e,y queri endo congr ácia r se conmigo , escrib ió a uno de

sus corresponsales de Génova para que al llegar yo mevis itara y me obsequias e en cuanto pudiera .

Así lo hici eron aquellas buenas gentes,que yo l es hu

b iera querido hallar menos obsequio sos,no por falta de

agradecimiento a sus fi nas atenciones,s ino porque así

como hay cariños que matan , hay obsequios que estána punto de matar , y q u e por lo menos molestan o ame

nazan con formidable indigestión .

Fueron a r ecibirme a la estación del ferrocarri l,me

acompañaron a la fonda,y se empeñaron en q u e comie

se un día en su casa .Como era gente modesta del pequeño comercio , claro

es que yo no qui se hacerles un desa ire , y me prestécual víctima resignada a todos sus obsequios , atenciones y amabi l idades .

¡Pero cuánto mej or me hubi era s ido i r solo por lac iudad desconocida

,por sus calles estrechas y tor tu o

sas,i nterrump idas aquí por u na escalera de piedra , allá

por un rampa que desemboca de pronto en una exp la

nada desde la cual se domina el puerto, o en u na plaza

con algún antiguo palacio,de aquellos vi ej o s genoveses

que d isputaban el dominio del Mediterráneo a turcos ,venecianos y p isanos !Pues no

,señor ; la cortesía y el agradecimiento me

impus iero n un p ar de cicer ones , a saber : el señor deaquell a pequeña familia burguesa

,y el hij o mayor , r e

servista , a lo q ue entendí , y q u e s iempre iba de unifor

me ; de suerte que yo por entonces crucé las calles deGénova con acompañamiento m il i tar .Era gente muy buena

,muy amable

,que se desvivían

por complacerme ; pero que no vivían en el mundo i ntelectu al que yo vivía

,y con los que '

ni podía hablar deci encias 0 de l i teratura

,porque de estas materias ell os

no entendían , n i de comerci o o mil i cia , porque n i de louno n i lo otro entendía yo .

Mas llegó el día del banquete , día de tormento param i muj er y para m i .

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RECUERDOS I2 1

No quiero ofender a tan honrada y simpática famil ia,

que eran buenos ciudadanos de clase laboriosa ; bien al

contrar io,yo , a través de lo s años , les estoy profunda

mente agradecido ; pero m i paladar y mi estómago , queson órganos egoístas , prosaicos y rencorosos , r ecu er

dan con horror aquel banquete de Génova,que marcó

con sello antipático todo el presente de la viej a Republi ca .

Y vamos al banquete . Pero antes tomemos fuerzas .

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1 24 JOSE ECHEGARAY

En cambio , una pobre viej a de aldea , un ama de cura,

un mocetón de la huerta de Valencia , pueden hacer un

p lato aquélla , y una paella éste , en que fulgure el geniode la cocina . Como la musa popular y espontánea puedeescrib ir un romance que valga cien veces más , y q u e

produzca más emoción estéti ca,que mil octavas reales

,

con arte cuadradas a la medida del s i l lar clás ico de solemne monumento .

Este es un tema importantísimo , sobre el cual volveré en otra ocasión , pero en que hoy no puedo detenerme porque fuera alargar mi viaj e más de lo j usto .

Pocos días después salí de Génova , regresé a España ,y a mis habi tuales ocupaciones : desempeñar las clasesde la Escuela

,dar dos o tres lecciones particulares de

aquellas para las cuales me autorizaba el d ir r , leerMatemáticas

,leer novelas

,pronunciar discu l ibre

cambistas en la Bolsa , y discursos democr át s en el

Ateneo .

A todas estas ocupaciones agregué otra , que se prolongó tres o cuatro meses : escrib i r una Memoria cons ignando los resultados de mi vi si ta al túnel de Mont-Ceni s

,y consignando la descripción de las nuevas perfora

doras,tal como yo suponía que podrían ser .

Terminada mi Memoria,y habiendo conseguido de la

Dirección un dibuj ante para poner en l imp io las lám inas , presenté mi trabaj o y con esto terminó la comis ióna los Alpes .La Superioridad la tuvo en su poder más de un año

s in decid irse a imprimirla,porque la reproducción de

las láminas hacía la impresión muy costosa .

A ! fi n tomó un término medio : autorizar a l a R evistade Obr as pública s para q u e la reprodujese en su Colección de Memorias y Documentos

,nó sé s i con alguna

subvención del Estado .

Entre unas y otras vaci laciones transcurri eron dos

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RE CUER DOS 1 25'

años,y vino a terminarse la impres ión el año 62, época

de la Exposi ción Universal de Londres , donde aparecióya la descripción auténti ca de las perforadoras de MontCen is

,y aun pude, en un apéndice de mi Memoria , dar

la descripción exacta de estos aparatos , descripci ón q ueen lo principal y en casi todos los pormenores co incid iócon la q u e yo había anticipado dos años antes .Con esto hi ce mi l iquidación defi nit iva con los Alpes ,

que yo no he vuelto a cruzar más que otra vez , y creoque habrá sido cruz y raya . Entre los A lp es y yo todacomunicación ha quedado interrumpida desde entonces .

¿Cómo pasé los dos años q u e median del 60 al 6 2 ?

Pues nada recuerdo de este período q u e debió sertranquilo y pacífi co

, q u e vale tanto como s i dij era quefué muy fel iz .Ninguna gran emoción

,pero ningún disgusto de im

portancia . Un lago de superfici e igual,rizado por tenue

y manso oleaj e .Se recuerda lo bueno o lo malo

,como se ven en l a

planic ie la montaña q u e se eleva o el ab i smo que se abrea sus p ies .Pero si no hay montañas n i ab i smos , l a monotonía

pacífica no graba recuerdos en las planchas fotográfi casde la memoria .

Todos los días , a la Escuela de Caminos , desde lasnueve a las doce ; todos los días , m is lecciones partícu lares , desde las dos a las cinco .

Todos lo s días,l ecturas de Matemáti cas

,desde las

cinco hasta la hora de comer .Algunas noches al teatro

,cuando había estreno ; s i no ,

al Ateneo , o a la R evista de Obr as publica s , para oír hablar de librecambio , o de política , o de asuntos delCuerpo .

Y después de acostarme,una o dos horas leyendo

novelas .

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1 26 JOSE ECHEGARAY

Y de este modo un día y otro día“

, repetici ón cas ide geométrica igualdad

,del mismo cliché .

Así es que en este período sólo se destacan dos r e

cuerdos , a saber dos nuevos i ntentos dramáti co s , q u efueron : la comedia titulada Un sol q ue nacey un sol qu e

muer e, en un acto y en verso,y un dr am ita muy extra

ño , medio fantásti co medio s imból i co , que se ti tulóMor i r por no desper ta r , tambi én en verso y también enun acto .

A mbos se representaron muchos años después , yambos tuvi eron muy buen éx ito , sobre todo el primerDe ambos hablaré cuando llegue el momento opor tu

no , haci endo el j ui cio crítico que estos dos ensayos me

merezcan .

Hoy he de contentarme con dar algunas l igeras noticias .

Escribí Un sol q ue nacey un sol que muer e, y con razón o s in ella , o por eSp ír itu de j usti ci a , o por debi l idadpaternal , quedé bastante sati sfecho de mi obra .

S i todos los escri tores en general,y todos lo s-autores

dramáticos en particular,tuvi eran suficiente franqueza ,

ver íase que la mayor parte de ello s,en su es fera huma

na , rep i ten lo que en es fera divina le ocurrió exclamara l Hacedor : D eus vidit omnia quef ecer a t et er ant va lde

bona .

Todo autor dramático tiene la mayor parte de las veces u n momento en que su obra dramática le agrada .

Lo que sucede es que a muchos le sigue agradando por ti empo indefi nido ; y otros

,lo s menos ,

cam

b ian de opin ión , y hasta abominan de sus propias creaciones .La idea de la comedia a que me refi ero , er a muy sen

ci l la,y a mí se me antojaba q u e er a poética .

Un joven , el galán de la comedia , yendo de caza, havisto en un bosque a una joven hermosís ima , que huyórápida al despertar el cazador

, q u e previamente estabadormido .

El j oven se enamoró,como er a natural , de aquella

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1 28 JOSE ECHEGARAY

La comedia fué por sus pasos contados a manos dedon Joaquín , y de las manos de don Joaquín , por suspasos descontados , volvió a las mías , con este j u icio cr ítico del ins igne actor :Que la

'

comed ia e r a boni ta , y hasta poética ; que estaba muy bien escrita , y q u e el autor tenía relevantes condiciones l i terarias ; es decir , las ord inarias de la ley ,

loque todos me habían dicho en obras anteriores

,lo q u e

se dice s iempre en casos semej antes ; pero agregandoque .tenía poco interés , que era muy pál ida y que , en

su concepto , no podía representarse . ¡Anda con Dios !E q u ivocóse en esto e l bueno de don Joaquín , por

q u e doce o catorce años después , o acaso diez y sei saños más tarde , se representó en el Teatro del Circo ygustó muchís imo y ganó estrepitosos ap lausos .No me resigné yo con la fatal sentencia , y apelé al j u i

cio de don Aurel iano Fernández Guerra,el cual afi rmó

que la obra er a muy buena,que le gustaba mucho y que

debía representarse .

Y esto no me lo decía a mí directamente , de modoque sus elogio s no eran de pura cortesía . Don Aurel i ano fu é s iempre para mí un paño de lágrimas .Con este triunfo relativo me contenté por entonces , y

archi vé la obra,esperando mej ores ti empos

, q u e al fi nl legaron

,porque todo llega y todo pasa .

Algunos meses más tarde escribí un drama en unacto , que , como dij e antes , s e ti tulaba Mor ir por no des

per ta r .

Había yo leído una novela francesa en que el p ersonaj e principal

,desengañado o desesperado de amor , se

va a un caserón vi ej o , próximo a la ori lla del mar , y en

aquella so ledad esparce las soledades de su alma , yante el mar i nfin ito desata las tempestades de su infin itodolor .Me impres ionó esta i dea y

,a mi modo , combiné un

argumento y escribí el drama trágico de que se trata . '

Este no se le mandé a ningún actor .Había hecho tres pruebas : con R omea , con Teodora

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RE CUERDOS 1 29

y con Arj ona,y las tres me habían

"

resultado mal . Asíes q u e empecé y concluí por donde s i empre había conclu ído ,

mandándole mi obra a don Aureli ano FernándezGuerra , q u e por bondad de carácter o porque realmenteno l e di sgustasen mis obras , s i empre las acogía b i en ylas alababa .

Esta le llamó mucho la atención ; dij o q u e er a muypoética

,que estaba muy bien senti da , pero q u e r e

su ltaba muy extrana ; que sólo a fuerza de sentim iento se podía dar carácter de real idad a una verdaderafantasía

,porque el drama er a un sueño más que un

drama .

Yo,con este j uicio

,me di por satis fecho , y arch ivé el

drama , en compañía de los dos anterio res .Es decir : que para aquella fecha , ya había escri to yo

cinco obras .Primero , La Cor tesana ,

drama que hice añ icos y q u ear r ojó al cesto de los papeles rotos .Segundo

,otro *drama , imitación lastimosa del Hamlet,

que por tamaño del ito deScu ar ticé , como había descu a rtizado La Cor tesana , esparciendo , ya que no sus cenizas , sus añicos por el vi ento .

Tercero , La hij a na tu r a l, q u e archivé cu idadosamen

te , envolviendo la obra en no sé q u é vaga esperanza .

Cuarto , Un sol q ue nacey un sol q uemuer e, q u e fué alarch ivo en compañía de la anteri o r

,y al cual tuve s iem

p re mucho cariño .

Y quinto y último , Mor i r por no desper ta r , q ue durmió en compañía de sus dos hermanos mayores muchosaños , no sé cuántos ; acaso d iez y sei s .Y suspendí por entonces mis ensayos dramáticos

,

q u e no reanudé hasta tres o cuatro años más tarde .

Llegó el año 6 2, y se anunció la Exposic ión Un iversa l de Londres , y como sin duda al director de la Escuela le remordía la concienci a por el enorme perj u ici o

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1 30 JOSE ECHEGARAY

q u e me había causado impidiéndome sal ir del Cuerpo ydedicarme a la enseñanza privada de las Matemáti cas

,

me dió , por sati s facerme y compensar su antigua severidad

,otra comi s ión para Londres ; pero a mí so lo

,sm

alumnos que me acompañasen .

Yo , debía estudiar la E xpos ición Universal y escribiruna Memoria .

Y , en efecto , al lá fu í con mi muj er , y resultó la ex

pedición , por lo menos , tan agradable como la de losA lpes .Per o , como tenía ti empo de sobra , resolví hacer e l

viaj e lenta y cómodamente , como el que saborea unmanj ar deli cado

,no engulléndolo de pronto con ans ias

de gl otón,s ino poco a poco , y p aladeándolo como r e

fi nadís imo gou rmet.

A mi,por entonces

,me gustaba mucho viajar ; era

para mí un encanto,un placer vivísímo ; más aún : cas i

un verdadero del irio .

Desde niño me enloquecían los viaj es ; durante todoel i nvierno estaba yo soñando con el viaj e a Cartagena

,

que hacíamos a l l legar el verano .

¡Qué dicha , preparar a las doce de la noche la tartana , enganchar la redonda y lustrosa mula , q u e era lan iña m imada de la casa ; sali r a la una , sub ir con la fresca el puerto de las Cadenas , andar y andar hasta lasdoce del día , detenernos las horas de calor en una ven “

ta y comer las ricas provis iones que llevábamos,y

, a la

caída de la tarde,seguir hacia Cartagena

,ver ensanchar

se el horizonte , ver baj ar el ci elo hacia el mar , sentir labri sa—¡marina

,y,como centinelas avanzados

,mu ltitu d …de

molinos de vi ento revolviendo sus alas ! Y , al fin , a lacaída de la tarde

,entrar por las calles de Cartagena y

l legar a un cal lej ón donde había muchas tiendas de pescado frito

,y,por último , sub ir a la casa de huéspedes

de costumbre, q u e , con ser muy mala

,yo no la hubiera

camb iado por un palacio .

Todo esto lo soñaba yo , como digo , una y otra yveinte veces durante el invi erno

,y,al terminar aquellos

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1 3 2 JOSE ECHEGARAY

Sucede en la cocina , como otras veces he dicho ,lo

que sucede en el Arte : con lo más sencillo , a veces , sellega a lo más subl ime ; lo más vulgar , se remonta ; lomás pretencioso , se hunde , y u na frase , prosaica al p ar ecer , encuentra vibración estéti ca y hace sentir y ll orar

,mientras nos dej a fríos y hastiados todo un poema

épico,con sus octavas reales por s i llares

,como decía

Martínez de la R osa .

Y lo que digo de la mesa , digo de la cama , y au n lle

go en este punto a mayores extremos democráti cos .A ! fin y a l cabo exij o que la comida sea buena y has

ta insp i r ada ; en la cama , ni au n esto exij o : no exij o ins

p ir ación . Para dormir sólo neces i to u na superficie horizontal

, algo que s i rva de almohada , aunque sea duro , yabrigo s i es invierno ; nada más .

_Yo he dormido muchas noches

,como referí en u na

de las primeras crónicas , cuando er a n iño de doce y trece años , en la acera de u na plaza de Múrcia , s ir viéndome de almohada el escalón de un portal

,mientras baj a

ba a abrir la puerta mi profesor de Matemáticas , donFrancisco Al ix

,y nos preparábamos para lo s trabaj os

topográfi cos de la población .

Y así , a las cuatro y c inco de la mañana , echaba sueños del iciosos sobre la piedra y a la i ntemperie durantemedia hora y au n tres cuartos de hora ; y esto no u na

o dos veces,s ino durante dos y tres meses del año .

Ni más ni menos que cualquiera de los golfos q u e hoynos i nsp iran tanta simpatía .

Como s i no tuvi era padre n i madre , que lo s míos ,por de contado

,ignoraban estas travesuras de n iño so

ño l iento .

Pero esto me da el derecho de decir que he conocidola vida

'

del pobre,y que no por dormir sobre la p iedra

me tenía por desgraciado,ni se ntía los huesos más mo

lidos que cuando dormía sobre el blando co lchón .

Antes b ien : el mayor de m is*tormentos es un colchónb lando ; en él s í que no puedo conci l iar el sueño .

Yo he dormido sobre lo s tablones de la cubi erta de

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RECUERDOS 1 3 3

un vapor,yendo de A lmería a Cádiz , con el saco de no

che por almohada,y he dormido durante siete horas se

guidas .Yo he dormido

,en mis trabaj os de i ngeni ero

,sobre

el santo suelo , muchas noches , y muy regaladamente .

Yo he dormido,y creo q ne habré s ido el ún ico que

ha dormido de este modo , en el suelo de una dil igencia ,entre los p ies de mi s compañeros de viaje , y dando lavuelta al cuerpo como un perro para no tropezar con eleje de las ruedas , que iba por el i nterior de la caj a de ladi l igenci a .

Este dato es histórico : fué una vez que venía de Talavera de l a Rei na a Madrid .

Y en el suelo de lo s coches del ferrocarri l he dormido infi nitas veces .Me parece que esto no es s ibar itismo .

Pero di rá el lector q u e , ya que no sea s ibar itismo , tampoco tiene condiciones

,u i estéti cas n i de interés dr amá

tico,n i s i qu i era de interés cómico

,para comu nicár selas

al públi co .

Pues yo afi rmo lo contrario : que estos hechos , vu lgar es , prosaicos , insu stancia les al parecer, importan mucho a la higiene

,a la sociología , al problema de la mi

seri a y a las más intri ncadas y arduas cuesti ones del orden social .Porque

,al fin y a l cabo , yo no he s ido nunca , a Dios

gracias , y en buena hora lo diga , pobre de solemnidad :he pertenecido a una fami l i a , no rica , pero sí acomodada ; he gozado prácticamente de algunas comodidades ,s i no de grandes luj os

,y cuando ha l legado el caso , he

sufrido las molestias , que para mí no lo eran , y que p arecen caracterizar la miseria .

Mej or d icho : las he experimentado , no las he sufrido ,porque no he sufri do con ellas n i han constitu ido parami desgracia n i dolor .Y estos hechos prácticos me prueban que se exage

r an mucho las necesidades sociales en las dos principalesde la vida : comer y dormir .

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1 34 JOSE ECHEGARAY

Para comer , hasta muy poco ; para dormir , basta me

nos,y lo demás , más s e exige por van idad o por envidia

que por verdadera neces idad .

S e quiere gozar de lo que otro goza , supon iendo quegoce , q u e esto no está probado , y no porque tales goces consti tuyen verdaderas exigencias del organi smo

,

s ino que , más bien , son rabietas y pataleos del orgullo yde la envidia .

Sobre este tema podría yo disertar ampliamente,

… noen forma retórica

,n i con ej emplos fantást icos

,n i con

teorías a pr ior i , s ino con hechos posi tivos y con pequeñas escenas en las que yo he s ido el actor , y de cuyaexacti tud , por lo tanto , respondo por mí mismo y no porreferencias .

¿Se va enterando el lector displ icente de q u e todoesto que d igo consti tuye datos de importanci a en la cuest ión social ?Porque

,al fin y al cabo , yo soy un hombre más o

menos modesto ; pero perteneciente a la esfera intelect ual

,y au n a la esfera artística ; y para vivir con vida

tranquila y con toda la fel i cidad que es permitida a laraza humana

,no he neces i tado ni luj os n1 r efi namientos ,

n i el luj o n i el refinamiento aj eno me han pintado nuncade amari l lo el c ri stal de lo s oj os .Pero sospecho que me voy desvi ando de mi obj eto , y

que a este paso nunca l legaré a Londres n i podré recorda r las maravi llas que vi durante la célebre Exposicióninternacional del año 1 862 en el palacio de ! ensington .

Emprendamos,pues

,e l vi aj e ; pero viaj emos por p e

q u eñas etapas para no hacer nunca noche en el caminoy poder descansar el cuerpo sobre un plano horizontal ,y poder cerrar lo s oj os con descanso íntegro de todo elorganismo .

Para dormir,basta la horizontal .

La vertical , para vivir .

Y en lo s crepúsculo s,menos que una butaca : un

banco .

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1 36 JOSE ECHEGARAY

aquí la memoria no me da más q ue una impresión : sombras blancas pasando tras u na gran reja .

Las demás sensaciones convertidas en recuerdos serefieren a la fonda en q u e paré , la cual fonda estaba situada enfrente de un cu a r tel

,y a u na sala que nos ser

vía de alcoba , tan sobria de adornos como de muebles ,con p iso de madera y dos balcones

,que daban

,como

heºd icho , a l cuartel de enfrente . Mucho frío en esta al

coba por las mañanas y al aco starme,y mucho frío en

el espolón al caer el d ía .

Mecani smo extraño es este de los recuerdos : no sonlas co sas más dignas de ser recordadas las q u e mejor serecuerdan .

Lo grande , lo hermoso , lo artísti co , se borra muchasveces a l poco tiempo , como figuras trazadas en ,un en

cer ado sobre el cual se pasase una esponj a .

Y,en cambio

,obj etos i ns igni ficantes

, vu lga r ís imos ,

que no nos interesan n i nos han i nteresado nunca , quedan grabados como s i en e l encerado hubiera mordidoun cuerpo duro .

Yo no recuerdo de la catedral más q u e sus líneas gener a les

,y estoy viendo en este instante el piso de ma

dera encerada de mi alcoba,los dos rectángulos de luz

de los dos balcones,y por ellos el cuartel q u e hacía fren

te a la fonda .

En la tercer etapa fuí a parar a San Sebastián ; perocomo en S an Sebast ián he estado después muchís imasveces

,los nuevos recuerdos a este primer recuerdo se

superponen,y ahora tengo ante m i V ista el San Sebas

tián de hoy,que debe ser muy di stinto del que vi la vez

pr imera.En la cuarta etapa llegué a Burdeos

,y Burdeos pro

dujo en mí gran efecto,más efecto aún q u e Marsella ;

pero de esta primera vis i ta a una de las más ricas ciudades de Francia conservo una nota desagradable , q u e ,dados mi s gustos cul inarios

,er a para mí nota importan

tís ima , y q u e resultaba por todo extremo desafinada : yfué q u e comí muy mal . Desgracia fué , porque ya sé

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RECUERDOS 1 3 7

q u e en Burdeos se come muy bien , y muy bien he comido en otros viaj es . Pero esta vez no pude comer peor.No hay q u e decir s i se desatarían en el i nteri or de

m i ser tempestades de enoj o .

S er u na de las ciudades más notables de Francia ,ri ca , comerci al , esp léndida , con sus grandes aven idas ,con su soberbio teatro rodeado de monumentales columnatas , con la fi la i nterminable de sus muel les , consu hermoso puente de hierro

,por aquel ti empo notable

entre los ingeni eros por sus trabaj os de fundación,con

su ancho y oscuro río cargado de naves,con sus her

mosas tiendas , con el hervidero de muj eres bon i tas , r obustos marineros y burgueses afamados en sus asuntosy ¡Tanta riqueza , tanto luj o , tanta eSp lendi

dez, y con todo esto no ser capaces las fondas bordelesas de darme una comida mediana ! ¡Y siendo

,como

era,la primera vez que me d ignaba vis itar aquel centro

poderoso del comercio !Dígame el l ector imparcialmente si no hay motivo

para renegar del comercio , de la i ndustria , y de la civ il ización por añadidura . S i el p rogreso no s irve para preparar carnes ti ernas y j ugosas

,platos b ien condimenta

dos , frutas , y del vino no hablo , porque por entoncesyo no lo bebía

, ¿para qué diablos puede servir el progreso ?Claro es q u e digo esto refl ej ando mis impresi ones de

aquel la época ; impresiones que se han modifi cado detodo en todo en otros viaj es y en otras v is i tas a la nobl ey poderosa ciudad borde lesa . R ecuerdo que algunosaños después firmamos tratado de paz y s impatía Burdeos y yo en un caf é—r esta u r ant que daba frente a la fachada pri ncipal del gran teatro .

Mis impresiones vi suales , por deci rlo de este modo ,ya están señaladas ; repetiré como resumen su relación .

Un río muy turb io,y muy ancho

,y muy agitado ; de

corri ente poderosa , como es corri ente poderosa el comer cio

, aunque turbia muchas veces . Las grandes fuerzas en acción pocas veces se visten de a rmiños .

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1 38 JOSE ECHEGARAY

Una'fi la muy larga de muelles con enormes grúas ,

brazos de hi erro gigantescos, q u e cogen fardos del bu

que y giran l entamente alrededor de sus hombros me

tálicos , y depositan en tierra su carga .

A lo l ej os , sobre el r io, u na l ínea recta , severa , pero

poco arqui tectónica , como cuerpo estrecho y largo deenorme repti l q u e pasa el río sepultando sus patas me

tálicas en el agua .

El teatro,con la columnata q u e le rodea , y , a su p ie ,

cafés de menor cuantía( Enfrente,u na gran avenida ; a

un lado,una calle estrecha

,llena de ti endas y de gente .

Esta es la primera instantánea que recogí de Burdeos ;las s igui entes han reforzado aquélla .Se dirá q u e esto no es describ ir una población ; pero

téngase en cuenta q u e yo no trato de describ i rla . S e

dirá q u e esto no es estudiarla ni en la fi sonomía de susgentes n i en sus faenas civi l izadoras ; pero repito q u e yono trato de estudiarl a tampoco . Y en cuanto personas ,sólo traté camareros del hotel y mozos de lo s r es tor anesen qu e probé fortuna , seres todos ellos de uni formidadcosmopol i ta .

¡Qué buena memoria ti ene el rencor ! Dos'

O tres vecesfuí a un r esta u r ant

,que debía de ser de tercer orden ,

con un j ardín q ue, al pronto , parecía bon ito , y que luego resultaba sucio y vulgar

,con sus espej os de pacoti

l la , con sus palmeras imitadas en zinc , q u e concluyeronpor desatar mi indignación contra aquellos c0nvencio

na l ismos antiartísti cos . Muy pocas veces estuve en aquelr esta u r ant de pega , pues b ien recuerdo su nombre : se

l lamaba el Cbaper on R ouge. S i exi ste,que lo dudo

,su

pongo q u e , con el tiempo transcurrido , se habrán idoablandando sus carnes

,y tendrán dáti l es azucarados sus

palmeras de zinc .

Sal imos de Burdeos , y a la quinta etapa llegamos aParís . ¿Qué decir de París ?Sólo diré que París

,cuanto más lo veo , más lo admi

ro,más me asombra

,más simpático me es .

Supongo,por lo tanto

,aunque no se trata ya de un

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1 40 JOSE ECHEGARAY

uno de lo s brazos del diván,habíase colocado en una

actitud muy parecida a la mía, es decir , sentado , recto ,

rígido , un señor corpulento , s in barba ni bigote , con unasotaba rba a lo marinero ; y e l caso es que debía sufrirbastante

,porque observé en su frente anchas gotas de

sudor .De su pasado nada sabía ; por su presente , y

por el

porvenir que adivinaba,y por tenerlo tan cerca

,me fué

aun más antipático que los demás compañeros de viaj e .El vapor se puso en movimiento , y, a los pocos i ns

tantes,baj ó un marinero

,que me pareció de cara bru

tal, y hasta cruel , con una porción de escu p ider as su

per p u estas , en forma de columna repugnante , y no muyfi rme ; y , dando la vuelta al diván , s in decir una palabra ,con u na i ndiferencia esto ica

,y hasta con cierta sonri sa

de desprecio , fué poniendo en el suelo , arroj ándolasmás bien

,u na escup ider a delante de cada uno de nos

o tros .

Profunda indignación,mej or d ij era

,u na tempestad de

i r a, s e desató dentro de mí.

¿Con qué derecho ponía la asquerosa escup ider a de

lante de un pasaj ero como yo,que

,hasta aquel momen

to,no había dado n ingún indicio de mareo

,y q u e con

ser vaba todavía toda su dignidad ?

¿Quién l e decía a aquel imbéci l que yo iba a marearme

,n i ten ia ta l propósito ?

¿Me conocía acaso ?

¿Me había seguido en alguno de mis viaj es marit imos ?

¿Me había visto nunca en tan tri ste y ri dícula si tuación ?Ponerme la escup ider a delante , ¿no era una verdadera

provocación al mareo ?Dado que yo la hubiese necesitado , la habría pedido ,

q u e , estas in i ciativas , del paciente deben parti r, y no degente extraña . ¡Qué sol ici tud tan estúp ida !S i nada le dij e

,s i no le separé de mí con el ademán ,

fué porque en aquellos momentos críti cos no me atrevía

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RECUERDOS 1 4 1

a moverme,ni aun a resp irar con demas iada fuerza ;

pero separé con el p ie la escup idera , a modo de protesta .

A todo esto, ya navegábamos en pleno Estrecho , y

habían empezado los ba lanceos .

A lgunos pasaj eros,gente avezada a l mar

,s in duda al

guna , o refractari a al ma i eo , bajaban por uno y otro ramal de la escalera , se ponían delante de la cantina, ybebían , bebían de todo con indiferencia , con desahogosupremo , hasta gruñendo en i nglés frases q u e yo no en

tendía , y riendo unos con otros , como s i no existi ese n iel mar , ni su vaivén , n i su s mareo s .Aquello me pareció un alarde de mal gusto : baj aban ,

s in duda,para insultarnos a nosotros

, ¡pobre gente ! , pégados , asidos casi al diván , y esperando , de un momento a otro , las repugnantes bascas .Mi vecino

,el señor corpulento

,se iba congesti onando

cada vez más ; por l as arrugas de su frente corrían arroyos de sudor

,y su boca se entreabría de cuando en

cuando sigui endo el ri tmo de las bascas .Yo me iba defendiendo gracias a esfuerzo s increíb les

de voluntad .

A cada momento miraba el reloj .Y a l levamos media hora

,y todavía no me he marea

do . Verdad es que me laten las s i enes ; que un agii i lla

agri a me sube a la boca,y que el estómago ya empi eza

a agi tars e ; pero esto no es todavía el mareo . Es desagradable ; pero estas mani festaciones de la ri dícula enfermedad aun puedo dominarlas .De reoj o m iro a mi vecino : ya se desató la corbata ;

resp ira como un cachalote,y hubo un momento en que

abrió la boca de una manera amenazadora . ¡Y a l l ega ,ya llega ! pensé yo .

¡Maldi to dij e para mí ci erra esa boca , o veteal otro extremo .de! diván , que yo no te vea !Y seguía el buque sin cuidarse de nosotros

,y seguía

yo sacando el reloj cada ci nco minutos .Ya llevábamos más de una hora de vi aj e ; según mis

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1 42 JOSE ECHEGARAY

cálculos,y los informes q u e había tomado , nos faltaba

poco tiempo para llegar a Dover .Un poco de valor y de energía

,y por esta vez me ha

bía librado del mareo ; pero ya iba siendo ti empo de lle

gar, porque mis fuerzas se agotaban , mi voluntad cedía ;iba s inti endo bascas y r epugnancias en la garganta , y ,

de cuando en cuando,baj aba la vi sta hacia la escup ide

r a , que estaba delante de mi , y hasta hubo un instantede desfallecimiento en que

, cer cándola cariñosamentecon los dos p ies , la aprox imé al d iván .

No importa ; aun puedo res istir la tentación .

Miré de nuevo el reloj .Estamos cerca , muy cerca ; sólo nos falta un cuarto

de hora de marcha .

¡Ah ,quién pudiera darle un empujón al ti empo

,y

otro empuj ón al barco , y otro empuj ón al vecino !S i n embargo

,aunque las angustias del mareo iban en

aumento,aunque me encontraba en equil ibri o inesta

ble,iban creci endo mis esperanzas a cada minuto q u e

corría .En esto , mi endemoniado vecino se revolvió , dió un

resopl ido mayor q u e los anteri ores , dos o tres bascasenormes agitaron su corpulencia , su esférico estómagose contraj o como poderoso resorte

,abrió el imp r u den

te su enorme boca,buscó con los turb ios oj os la escu

p idera,y el asquero so cráter reventó

,inundando el hu e

co de ! utensil i o nauseabundo y las l lanuras cir cunveci

nas,o , de otro modo , e l suelo del camarote .

No pude más : este espectáculo colmó la medida , acabó con mis escasas fuerza s

,y,lanzando maldiciones con

el pensamiento,me puse a hacerle el dúo al mastodonte

de l diván .

A lo s d iez minutos habíamos llegado ; aquella bestiahumana había marchitado una de mis glorias marítimas :pasar el estrecho s in ma r ea rme

,al menos u na vez.

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1 44 JOSE E CH E GAR AY

casa y el palacio supongo q ue todavía existirán , y donde los dej é se habrán quedado .

Unas veces iba por un camino , otras por otro , combinando calles a capricho , var iando el i ti nerario , p r ocurando perderme en aquel Londres desconocido para mí

,

y sin perderme nunca,porque yo tengo buen instinto

para la orientación tal vez habré s ido perro o palomo y había escogi do dos o tres l íneas de referencia

,

ya conocidas de antemano , y siempre daba con ellas ,con lo cual en terreno conocido me encontraba a l fin .

Fué u na zona de Londres que estuve explorando durante tres meses .En la Exposición permanecía estudiándola y reco

glendo datos y noti cias durante tres o cuatro horas .Después salía , tomaba un cab, iba a buscar a mi mu

j er,y nos íbamos a almorzar a un r esta u r ant francés

muy bueno y no muy caro , s ituado en Regent—Street,

algo más allá del Cuadrante .

O tro dato para el estudio de la memoria : no recuerdoe l nombre de este caf é—r esta u r ant, pero sé q u e empeza

ba por una V ; esa letra la veo dibuj arse ante mí , claray luminosa

,como si fuera la real idad misma .

A l terminar,nos i bamos l o s dos a la Exposición hasta

la caída de la tarde .

Después a paseo,algunas noches al teatro , y los do

m ingos y los días en que me proponía descansar , a vis i tar los alrededores de Londres : las ori l las del Támesi s

,Ri chmond

,el palacio de Enrique VIII , etc.

, et

céter a .

Fueron tres meses del iciosos ; n i un so lo recuerdo ingrato

,ni la más pequeña preocupación , ni el más ins ig

n ifi cante disgu sto , n i la más mín ima contrariedad . ¡Y dicen que el cielo de Londres no es azul !Me equivoco : tuve un momento de angustia ; pero

uno solo y ráp ido .

El primer domingo que pasé en Londres , fuimos mimuj er y yo

,a eso de las once , al r es ta u r ant de la V, y

¡ estaba cerrado ! ; no precisamente a p iedra y lodo , según

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RE CUE RDOS 145

el di cho Vulgar , pero s í cerradas por completo todas suspuertas y ventanas .Quedé aterrado . En aquel caf e

'

r estau r ant comíamosmuy bien ; y cómo yo creí que se había cerrado paras iempre , me pregunté con espanto dónde íbamos a co

mer en adelante . Ya veía yo la comida inglesa,que en

tonces me r ep ugnába , aunque hoy me agrada muchosiendo buena . Veía yo el r osbif insu stancia l ; la mostaza ,primera materi a del S inap i smo ; la grosel la , de coloragradable

,pero agria y desabrida ; y todo esto muy caro .

Largo rato me quedé perplej o,paseando por la acera ,

llegando hasta el Cuadrante , volviendo hasta el café ysin saber qué determinación tomar , hasta que en una delas vuel tas el café se abrió y nos acogió en su seno .

Interrogué al camarero,y el Camarero nos lo expl i có

todo y yo lo comprendí todo . El café no podía abri rsehasta que no terminaran los d ivi nos oficios .E r a el descanso dominica l; el terrible descanso ya

desde el año 6 2 empezaba a ato rmenta rme .

En París nunca,porque París es la primera cap i tal del

mundo , en Londres muchas veces , aunque , a deci r verdad

,las úl timas que he vis i tado la gran metrópo l i no he

sentido las molestias de ! ti rán ico descanso . Londres secivi liza cuando nosotros nos ensa lvaj amos .

Más que en Inglaterra me hace sufri r el tal descansoen España con la nueva ley ,

que respeto por ser l ey ,

pero con un respeto muy parecido al que sentía el a l

calde de Zalamea hacia e l cap i tán burlador.Pero

,en fin

,en Londres la molesti a se reduj o a retra

sar el almuerzo una hora ; en Madrid la molestia es mucho mayor

,porque todos los domingos me veo obl iga

do a comer pan du r o; y no comprendo ,por más que me

devano los sesos,en qué podrá contribuir al progreso y

al bienestar de la clase obrera el que yo coma p an durolos domingos

¿Qué misteri osa relación existe entre la cuestión social y la mayor o menor dureza de un paneci llo ?S i hay quien q u i era sacar u na hornada a las doce y

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1 46 JOSE ECHEGARAY

otra a las seis de la tarde,y hay quien está dispuesto a

comprarlas , aunque sean más caras , este contrato , l ibrey por todas las señas líci to y honesto

, ¿en qué puedeperturbar el orden social ?

¿Es egoísmo tan grande , es crimen tan monstruoso ,es tan pecaminosa gula querer comer pan tierno losdomingos , como los demás días de la semana , q u edeba castigarse con multa

,previa la correspondiente

delación ?Podrá ser , pero yo no lo comprendo .

Y au n me parece más perturbador del orden socialincitar a la delación la misma ley

,dici endo : << Ciudadano

,

entérate de qui én come pan tierno , y entrégalo , s i n p iedad

, a lo s Tribunales ; y no te r emu er da la concienci a n itenga s escrúpulos , que con este acto , al parecer r epugnante , prestarás señalado servicio a la sociedad .»

Pero no quiero segui r en este cam ino ,Respetemos la ley ,

comamos pan duro,y todo sea

por el amor de Dios y en benefi cio de la clase obrera ,que también tendrá que comer pan duro .

De esta época de mi estancia en Londres conservomuchos recuerdos . E S un cuadro gris , pero con numerosos puntos y líneas bri llantes . El ti empo fué deli ci oso . Pocas l luvias

,casi n inguna niebla , y días de mucho

calor .Paseos por la or illa d el Támesis , o por las poses io

nes reales, o por los parques

,que eran paseos del i

ciosos .Yo siempre iba a p i e al palaci o de la Exposición , y

recuerdo q u e en la calle de Piccadi l ly,j unto a la verj a de

un parque, había de ordinario un pobre, pero no de losque usamos nosotros : er a un pobre más culto , más r es

petab le , más arti sta .

Me parece que le veo : muy alto , muy fi aco , aspecto

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XXXIX

AY años y épocas de lo s cuales se conservan numerosos recuerdos , y otros que aparecen desiertos ,

como sobre la superfi ci e de la tierra las montañas se

ap iñan en u na'

r egión ,y en otras se ti enden l lanuras , es

tepas o desi ertos .D e los tres meses de la Exposici ón Un iversal , qu e

pasé en Londres , más recuerdos conservo”que de años

y años de vida igual y monótona en Madrid . Y es q u e

en estos últimos períodos todo es igual : las sensacionesse rep iten con monotonía s in fi n ; n ingún suceso se destaca sobre los hechos ordinarios y repetidos a d iari o dela vida igual y llana

, q u e i mita en el tiempo las planici es del espacio terrestre .

Y pues tantos recuerdos conservo de aquel tiempo dela Exposici ón Universal , claro es que he de aprovecharlos para estos anales vu lga r ísimos y para estas crónicasinsíp idas de m i existencia ; anales y crón i cas que a nadi e han de importar , de que el cosmos , a pesar de queestá en su seno

,no hará caso ni nguno

,pero que a mí me

entretienen y me divier ten, por q ue es vivi r otra vez la

vida que he vivido .

Empecemos , pues , a evocar recuerdos .S ea el primero un recuerdo cómico ; cómico ahora

que pienso enél , pero qUe se refi ere a un hecho que memolestó bastante

,sobre todoantes de haber resuelto CO

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1 50 JOSE ECHEGARAY

locarme valerosamente en s i tuación de afrontar el ridícu lo .

Es el caso , como queda dicho en otra crónica, q u e

todos los días , exceptuando los domingos ,“pasaba yo

s i ete y ocho horas en el palacio de ! ensington,estu

diando el ramo de i ngeniería y recogiendo datos para laMemoria que se me había encargado por la D irecciónde Obras públ icas .Una de las instalaciones q u e

'más habían'

l lamado miatención era u na i nstalación prusiana de p iezas deacero .

Pi ezas enormes , l imp ias , compactas , magníficas , q uel o s q u e se interesaban por estas materias no 5 05 pechaban cómo podían haberse fabri cado .

E ra la fabricación Bessemer , sobre la cual s e guardaba por entonces el más absoluto secreto .

Yo conocía,s in embargo , de u na manera bastante

completa el s istema de fabricación ; porque el conocidopro fesor español de Química don Magín Bonet

,que era

hombre estudioso,de mucho mérito

, q u e hablaba perfectamente el alemán , que en A lemania se había educado , y que tenía entus iasmo extraordi nario por su ci encia

,entusiasmo que a veces l e hacía intolerable , había

tenido la bondad,pues er a buen amigo mío , de expli

carme el secreto de la nueva fabricación,sorprendido

por él pocos meses antes en u na vi si ta q u e giró a variasfábricas alemanas

,y entre otras a la fábrica de ! rupp .

Con ser d escubrimiento importantís imo y hasta trascendenta l para la i ndustria , er a en el fondo de u na sencillez infanti l y cas i u na perogrul lada , como son las per ogr u lladas de esta clase de problemas .Todo consi stía en lanzar u na corri ente de aire

, q u e

quemase el exceso de carbono del hi erro fundido , dej ando el puramente p reciso para que la fundición se convir tiese en acero , con lo cual se podían obtener masasenormes de acero f u nd ido y piezas enormes de estasubstancia .

Pero nada de esto hace al caso : son puras distraccio

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1 52 JOSE ECHEGARAY

b l icas y se construían muchos ferrocarri les , concib ió sinduda la esperanza de obtener por mi mediación un buenpedido de hierros y de aceros .Fuese lo uno o lo o tro , explíquese el hecho por i nte

rés o por a ltr u ismo , yo recogía el fruto , porque el hombre se mostraba conmigo por todo extremo deferente .

Eso s i : no perdía ocas ión de exal tar las c ondicionesexcepcionales de su fábrica y de denigrar con la mismaexaltación lo productos alemanes .S ea que ignorase e l procedimi ento Bessemer , sea q u e

de bu ena fe l e creyera inefi caz , constantemente me afi rmaba que aquel las hermosas p iezas de acero

,por las

q u e yo sentía tanta adm iración , eran productos a r tifi

cial es y de reclamo , pero no productos corrientes yprácti cos

,que pudieran consti tui r la base de u na i ndus

tri a seria .

Sabía yo lo contrari o ; pero no ins istía mucho en miopinión , por no herir la susceptib i l i dad de mi nuevoamigo .

Y ya nos vamos aproximando a la parte cóm ica deeste recuerdo .

Un día que hablábamos sobre el tema de si empre , mepreguntó con acento i nsi nuante :—¿Tendría usted gusto en vi s itar nuestra fábrica , q u e

es u na de las primeras de S … ?—¿E stá muy lejo s—le pregunté—de Londres ?—No , señor me contestó podemos disponer de

mu ltitud de trenes . Saldremos por la mañana ; vi sitamosla fábrica

,que es digna de que usted la conozca , y a

Londres vuelve usted a dormir e l mismo día .—¿Pero eso es completamente seguro ?— le pregunté ;

porque ya sabe usted q u e estoy con mi mujer , y aunquevivimos en compan ia de unos parientes , no qui s iera dej arla so la mucho ti empo .

—Le repi to a usted que s i vamos mañana a alanochecer estamos de vuelta .

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RECUERDOS ¡ 53

¿De modo q u e no neces ito l levar r opa ?— preguntéyo por exceso de p recaución .

¿Para qué?—me contestó sonri endo la de viaj e y

un abrigo .

—Pues entonces fij emos la hora y el s iti o en que noshemos de reun ir .—Hora

,las ocho de la mañana , s i a usted le parece ;

s itio,la estación X …

-Pues hasta mañana , q ue seré puntual : es mi costumbre .

—Y la mía .

Y con esto nos despedimos ; y a la mañana del día s iguiente estaba yo en la estación … a las S iete y media , conel traj e de camino , que , por haber venido con él de Ma

dr id a Londres , estaba bastante averi ado , y con el abrigo correspondi ente : que todo abrigo es un buen Com

pañero , molesta poco y da calor,y no pueden decir

otro tanto ni tod os lo s compañeros n i todos los amigos .Y acaso el l ector

,s i es l ector de mal carácter , exi

gente o burlón , me pregunte , como me ha preguntadovarias veces—¿Y con qué obj eto nos da usted todos esos porme

nores ? ¿Cree usted qu e tanto le i nteresa a l a H i stori a conocer el traj e que llevó usted el día tantos de 1 86 2, en

su visi ta a la fábrica de hierro de ¿Se escr iben recuerdos para aburri r al lector con semej antes n imiedades , 0 se cree usted personaj e tan excelso , q u e l e importe mucho a las generaciones venider as

,

'

como s i fuer a usted un César o un Napoleón

,el color de sus calce

tines o la forma de su corbata ?Yo contestaré que no creo nada de esto n i escribo

para complacer a nad ie ; que recuerdo lo que recuerdo ,y lo q u e recuerdo pongo en forma de cuarti ll as , paraque la imprenta lo

'

ponga en letras de molde , …y que allálas generaciones ven ideras harán lo que b ien les plazca ;y aun es probable que se ocupen con i nterés sumo decosas mucho más insu stanciales q u e esta que voy refiri endo .

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1 54 JOSE ECHEGARAY

Conque terminada esta pequeña escaramuza con el

supuesto lector de ma l carácter que me ha sal ido al i encu entr o , continúo impasible mi relato , s in perdonarpunto ni coma ni pormenor alguno

,que penetrado es

toy de la importancia de lo que voy refi riendo .

E sto , al fi n y al cabo, es una conversación q u e dicto ,y en una conversación se di cen

,por lo regular

,muchas

tonterías .

Poco después de l legar yo,llegó mi compañero , el

supuesto contramaestre,o q u e a mí se me había metido

en la cabeza que lo era , a quien llamaré , para que nosentendamos

,A . El Algebra nunca está de más y las le

tras son muy socorridas . Por otra parte , yo tampocome acuerdo de su nombre

,aunque sí de su figura y de

su cara .

Tomamos el tren,y poco después estabamos en S

La fábrica se ha l laba a poca d i stancia de la estación ,

y a pie fu imos desde la estac ión a la fábrica .

E r a,en efecto

,admirabl e : una pequeña ci udad de car

bón , de… hier r o ,de fuego

,de maquinaria , eri zada de chi

meneas , envuelta en hb

umo e 5 pesís imo,en q u e atr avesá

bamos salas inmensas,tal leres s in fin

, u na poblacióninnumerable de obreros

,s i n acabar nunca nuestra pe

r egr inación .

Pero no tema el l ector,que no voy a describi r la fá

brica .

Pasaban horas y horas,y el día iba cayendo , aunque

no er a fáci l averiguar si era de día o de noche , porquedentro había luz artifi cial y fuera nubes inmensas dehumo

,y yo no me atrevía a mirar a l reloj porque no

creyera mi compañero que la vis ita a su fábri ca me

aburría ; antes a l contrari o,menu deaba las preguntas ,

tomaba de cuando en cuando alguna nota y hasta fin

gia admiración y entus iasmo , que no eran'

fi ngidos alprincip io

,pero que a l fi n eran interés recalentado por

la cortesía .

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1 56 JOSE ECHEGARAY

bio , lujosísimo , coche de príncip e o de duque , con doscaballos de pura sangre y cochero y lacayo de aspectoreg io .

Miré el carruaj e con curios idad,pensando : ¿qué du

q u e o qué príncip e había venido a vis i tar la fábrica? Ypasaba de largo cuando mi compañero me detuvo y me

d ijó con natural idad :—Suba usted .

Ante nosotros estaba el l acayo respetuoso,y la por

tezu ela del coche estaba abierta .A mis lab ios acudió esta pregunta—¿Pero de quién es este coche?

Me contuve,s in embargo

,y subí atu fdido a la es

p lénd ida carroza .Subió mi compañero , se sentó a mi lado , el lacayo

cerró la portezuela , trepó al pescante y arrancaron a

trote largo las dos soberb ias bestias .Yo iba previ endo

,por vis ión proféti ca , todo lo q ue

se me venía encima y la triste figura que iba a hacer enaquella j ornada .En e fecto : veinte minutos después

,l legamos a la verj a

de un hermosís imo parque ; una calada puerta de hierrose abrió de par en par , y entramos gallardamente , y fuimos a parar a la escal inata de un gran hotel , que másque hotel era un verdadero palacio .

Criados de l ibrea acudieron , y comprend í q u e micomp añer o

'

de expedición ,el q u e yo consideraba como

empleado modesto,o cuando más contramaestre de la

fábrica , er a el dueño de ella , y dueño y señor de aquel la regia morada .

Atravesamos salones y galerías,llegamos a una habi

tación lujosa , y de ell a me poses ionó mi acompañante ,pon iendo a mis órdenes un criado y dici éndome conmucha cortesía :

Está usted en su casa : puede usted mandar y disponer .

_Descanse un

'

rato,y ya vendré a buscarle a la

hora de la comida . Entretanto se arregla usted .

Y se marchó .

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RECUERDOS 1 57

¡A r r egla rme ! ¡Ya er a fáci l ! ¿Qué arreglo er a pos ib le ,s i no ten ía más ropa q ue la puesta? ¡Y en qué estado !Con ella vine de Madrid a Londres , con ella h ice el

viaj e de Londres a S ..l,con el la estuve vis i tando duran

te muchas horas la fábri ca ; de modo q u e mi ropa er a

un depós ito de polvo,de humo de carbón , de algunas

manchas de grasa,y hasta podía contar en ella bastan

tes agujer itos ci rculares , produci dos por las chi spas delo s hornos .Un traje imposible , impresentable , lastimosamente

r idículo .

Yo lo cep illaba con ,un espl éndido cep illo

»de concha

q u e encontré en el tocador ; pero por más q u e lo cep il laba ,n i cambiaba el colo r g ri s del viaj e en color negrode eti queta , ni

_mucho menos camb iaba de forma .

Estiraba los puños de la camisa , y al verlo s rugosos ymanchados , lo s retiraba con espanto .

Hacía y deshacía el lazo de la corbata ; pero siempreresul taba un trapo lastimoso .

Lo único presentable era la cadena del reloj ; pero lapobre no podía estar en todas partes .Y de las botas no hablemos ; de ellas apartaba lo s oj o s

con espanto .

Me l avaba la cara y me lavaba las manos u na y dos ytres veces ; pero estas abluciones en nada mej oraban lasi tuación n i cambiaban la estética de m i tri ste fi gura .Y

_

así pasaron dos horas : cep illándome el traj e y lavándome las manos .Y

,al fin y al cabo

,comprendí que lo mej or en aquel

confl i cto er a im itar a Pi lato s,lavándome las manos de

finitivamente de todo lo que pudi era ocurrir .Al cabo de dos horas

, p r esentóse tranqu ilo y sonríente mi compañero

,trai do r y verdugo

,señor A .

Venía de rigurosa eti queta : frac y corbata blanca ; es

pléndido , maj estuoso ; todo un gran señor .En los espej os de la habi tación le contemplaba a él y

me contemplaba a mí,y una tempestad rugía en lo más

hondo de mi pecho .

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1 58 JosE ECHEGARAY

Así es q u e , de buenas a primeras , le d ij e en el peorfrancés de que pude disponer , y entre sonrisas burlonas o coléricas , algo por el est i lo de lo que voy a r e

cordar .Amigo mío : s i , como usted me ha i ndicado , voy a

tener el honor de comer con su distinguida familia , permítame

*u sted que le diga q ueme ha colocado usted en

u na s ituación difícil , molesta y hasta ridícula . Usted me

aseguró que volveríamos a Londres hoy mismo ; no podía sospechar la hosp ital idad que iba usted a dispensarme

,ni mucho menos q ue iba usted a presentarme a su

fami l ia,ni menos aún q u e iba a tener el gusto de comer

con ustedes . Yo no traigo más traj e que éste,n i otra

camisa que la que ha ennegr ecido el humo de su fábr ica de usted ; y en esta disposi ci ón , ¿cómo voy a presentarme ante su señora

,sus hij as y sus pari entes ? Conste

que yo decl ino toda la responsab il idad sobre usted ; conque a ver usted qué resuelve .Y no agregué la idea principal :Yo creía que er a usted un pobre diablo , y resulta

que es usted un millonari o .

El se sonrió con sonr isa más fi na que l a que habíaempleado hasta entonces

,y rep itió su eter na

'

fó rmu la :

Eso no importa nada ; venga usted conmigo .

-Y yo repetí,echándome el alma a la espalda :

Pues s i no importa nada,vamos allá . En tu casa ,

por lo visto,se debe comer muy b ien ; conque aprove

char é tu comida , y quédate con Dios , q u e dentro depoco nos separaremos para si empre .

Dicho esto , pasamos a un lujosís imo salón , donde había media do cena de señoras descotadas , con muchoscollares de perlas y bri llantes ; algunas , j ovenes y bonitas ; otras , viej as y feas , y unos cuantos caballeros , todoscon traj e de etiqueta .—Después de las presentac iones , q u e se redujeron a

unas cuantas cortesias,porque yo no quise lanzarme a

hablar en inglés , pues no hubiera podido pronunciar me

dia docena de palabras seguidas,y apenas llegaba a sos

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N qué quedamos en el cap ítulo anterio r?Di fíci lmente lo recuerdo

,porque he pasado

días muy agradables,ci ertamente , pero de emociones

continuas, q ue han confundido todas mis i deas , hun

diendo mi memoria y todas las potencias de mi alma enun verdadero torbell i no . Torbell i no en que aun giro ;porque s i e l homenaj e fué uno de los acontecimientosmás dulces y simpáticos de m i ex istencia , las deudas degratitud y aun de cortesía

,que tengo deber inel udible

de pagar , s iqu iera con cuatro letras , son tantas y tangrandes

,que no sé cuándo podré term inar , s i d entro de

uno o dos meses , la co losal empresa .

En el homenaj e todos ha cían por mi , y yo estaba arecib i r pruebas de cari ño . Hoy yo tengo que ¡racer portodos

,y aunque es cada vez mayo r mi agradecim iento

,

al i r haciendo el i nventari o de tarj etas , tel egramas , telefonemas

,pergam inos

,regalo s , nombramientos , cartas

y comun icaciones de Ay untamientos , Diputaciones provincia les

,alcaldes y goberna ,dores Un iversi dades y Es

cuelas y Centro s s in fi n ,mis fuerzas flaq u ean ,

en vanotrabaj o horas y horas

,y entre el deseo de contestar a

todos pronto y la imposib i l i dad dé contestar a todos,

mi espíri tu vacila y dudo s i podré l levar a término lacolosal l iquidación .

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1 62 JOSE ECHEGARAY

Haciendo un esfuerzo colosal también , he conseguidoatar el cabo suelto que buscaba , y que algún lector imaginar á ta l vez q u e fácilmente se cogía para suj etarlo .

¿No er a suficiente consultar el ú ltimo número d e laRevi sta? E ra sufi ciente ; pero no er a posible

,porque en

estos días de du lcís imo tormento y confusión caótica yono sé dónde tengo ni l ibros , ni papeles , ni revistas .Pero , a l fi n , el cabo está suj eto , que es lo q u e im

portaba .

Lo cogí , lo afi ancé , y a él uní el nuevo cabo .

Quedamos al terminar una esp léndida com ida , q ueme dió en su esp léndido hotel uno de lo s primeros indu str ia les de S .

Terminó la comida,como digo ; r etir áronse discreta

mente las señoras con sus vestidos luj osos , sus tímidosescotes

,sus artísticos peinados y todas sus j oyas y jo

yeles,dej ándonos a lo s hombres solos , para que con

entera l ibertad pudiéramos embor racha rnos s i l o teníamos por conveni ente .Y pasamos a l salón próximo , salón lujosís imo , aunque

no tan espacioso como el comedor , i luminado por tenue luz

,s in duda para que las borracheras tuvi eran ti n

te misterioso y artístico , y con tres soberbio s ventanales al soberbio parque

,poéticamente i luminado por la

luna .

Y yo aseguro al lector,como hombre honrado que

soy, q u e nada de esto es invención ; todo el cuadro lo

veo en este instante como s i lo tuviera ante mí. El_

sa

lón , a media luz ; l a de la luna , extendiéndose sobre elparque y penetrando por los abi ertos ventanales ; lamesa

,con vinos de d iversas clases , de disti ntos co lo res ,

y centel leando chisp itas de fuego ; y todos alrededor dela mesa : los demás señores , con sus traj es de etiqueta ;yo

,con mi terno de viaj e lastimosís imo , y dando gra

cias al cielo de que la luz fuera escas 'a , porque deeste modo se p erdiera entre las sombras mi modestapersona .No hablábamos .

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1 64 JOSE ECHEGARAY

sacri fi car por ser la …más i lustrada del concurso , o acasopor ser la única que hablaba francés

,había agotado ya

su repertori o , y no me contestaba más q u e con excla

maciones dulcemente as piradas o con sonr isas de en

cargo y cortesía .La verdad es q ue ya la pobre señora me insp iraba

lástima .Vino al fi n a sacarnos a ella y a mí de aquel tormen

to convencional el dueño y señor de la regia morada ; yterminó la velada insulsa

,y me conduj o mi cruel amigo

a mi cuarto y me dej ó solo con e l ayuda de cámara , alcual yo de5 pedí con toda la amabil i dad de que pudedisponer y con las pocas palabras inglesas de q ue porentonces disponía .

Yo,después de todo

,desde q u e me acomodé a las

ci rcunstancias y decidí perder la vergúenza , lo había pasado bastante bi en .

La comida había s ido admirable,la decoración es

p lénd ida , y señoras y caballeros habían estado amabil is imos conmigo

,no porque yo les entend iese lo q u e me

decían,s ino porque menu deaban las sonri sas y los sa

ludos,y no es p robab le que con sa lu dos

'

tan correctosy con sonri sas tan corteses me di jeran cosas desagradahles .Co rní b ien , dormí bien en regio lecho , y a l día s i

guiente , a Londres .

! n diebus i llis ; es decir , en aquellos días conocí en

Londres a uno de lo s políti cos de m'ayor altura q u e hanexistido en España durante el s iglo XIX, a don S al u stiano Olózaga .

Don Salustiano tenía un hermano , hombre tamb iénde gran méri to : don José Olózaga ; y don José tenía unhij o a qui en adoraba , y que era j ovende mucho talento

y de grandes esperanzas . D e su trágica muerte hablaréen otra ocasión .

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RECUERDOS 1 6 5

Y fué el caso q u e Celestino Olózaga , que había s i dodiscípulo mío y que por entonces estaba en Londres deprácti cas con un profesor de la Escuela , nos puso en co

municación a su tío don Salu stiano , el gran político , e lgran orador

, el célebre ex pres idente del Consej o de ministr os y uno de los p r imeros j efes del parti do p rogr es ista

,y al modesto profesor de la Escuela de Caminos ,

al cual , por entonces , sólo conocían sus discípu lo s , suscompañeros y algún proteccion ista que otro

,por lo s cá

lebres mítines de la Bol sa .E r a don Salustiano hombre de maj estuosa fi gura ; de

hermosa y artísti ca cabeza,bien co locada y bien ergu i

da ; de pelo entrecano , abundoso y ondulado ; de miradaentre altiva y bondadosa ; de ancha cara , afe itada

º

toda

ella , y de movimiento s lentos , pero solemnes .Por entonces sólo le traté algunos días y superficial

mente : más tarde le traté con mayor i ntimidad , aunquecon el respeto que le er a debido por su talento , po r suelocuenci a y por su elevada j er a r q u ía .

Amistoso respeto,porque yo

,como apegado a lo s

viej os mo ldes , creía entonces y sigo creyendo , acasopor mom iñcación de las creencias

,que se debe r espetó

a lo s mayores , cuando además lo s mayores son personas i lustres y además bondadosas

,como lo er a de suyo

el célebre orador progres i sta .

Su fís i co , bi en conocido es por sus retratos , y las notas sal i entes eran l as que indiqu é hace un momento .

De su parte mora ! y de sus condicio nes de carácter

ya hablaré en otra ocas ión .

Por el pronto,en Londres

,y en aquella pe queña tem

porada , me fué muy simpático .

Er a en el trato por todo extremo afable,aunque en

su afabi l idad dominaba s iempre e l respeto a la prop iadignidad ; con ci erto s aires paternales , de que no abusaba nunca , pero de que usa ba s iempre q u e se presentabaocasi ón , poniendo a veces en ello s ci erta i ronía fi nís ima

y de buen tono . A pesar de que si empre perteneció a l

partido más avanzado de en tonces ; s i n duda po r su roce

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1 66 JOSE ECHEG"ARAY

con las clases más elevadas de España , de Francia y deInglaterra

,había adquiri do cierto reposo ar i stocráti co

,

que sentaba bien a su fi gura y a su artística y nob lecabeza .

E n lo s años q u e l e traté , nunca le vi i rritarse,nunca

le oí gri tar , nunca riñó con nadi e , s iempre di scutió conca lma .

No reñía a los criados , y a las criadas las trataba conrespeto. Yo le hevisto algunas veces , al pasar la puerta de u na habitación , ceder el paso a la doncella de lacasa .

E r a bondadoso , ya lo he dicho , pero no por debi lidad ; más bi en pudiera decirse q u e por altivez , como siconsiderase a todos los que le rodeaban a manera deseres i nferiores , y creyera poco generoso humillarlos .No ; no er a débil de carácter don Salustiano Olózaga :

er a un hombre de gran energía , y en sus propósitos decierta importancia er a tan tenaz , q u e a Veces dudabauno s i er a terco .

Permítanme mis lectores q u e refi era u na pequeñaanécdota

,insu stancial

,s i se qu iere insignificante , yo lo

reconozco,pero q u e , a mi entender , dibuj a mej or el ca

rácter de un hombre que una gran resolución tomadaen un momento dramático .

Vi s i tábamos en una ocasi ón no sé qué parte próximaa Londres

,o del m ismo Londres tal vez , porque

'

yo nunca supe ni dónde empezaba Londres ni dónde con

clu ía .

Vi s itábamos , rep ito , en un día de espléndi do sol unespléndido parque

,y lo Vis itábamos don Salustiano , un

matrimonio j oven de su conocim i ento y mi prop ia p ersona

,con más

,Celestino Olózaga .

Demos nombre a lo s personajes de esta pequeña éscena cómica

,de cuya exacti tud histórica respondo como

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1 68 JOSE ECHEGARAY

gar domést ico se ar añen o sacudan si las circunstanciaslo exigen .

Nada l e d i jo al esposo ; pero con todo el apresuramiento de que s u volumen er a capaz

,se acercó a la se

ñora y pronunció esta frase,con tono cas i dramático

,

más dramático s i cabe que el que hub iera empleado en

un parlamento :—¡Oh señora ! —y quiso coger el abrigo .

—No , don Salustiano , s i no me molesta—d ij o ellares i sti éndose al despoj o ; pero ¡ya er a fáci l res isti r a donSalustiano cuando don Salustiano se em ¡ ieñab

'

a en hacer u na cosa grande o pequeña , ya derr ibar un trono ,ya qui tar un abrigo a u na señora !—¡Oh señora ! —repiti ó dos o tres veces ; y se apode

ró del abrigo , y se lo puso sobre el robusto y cortobrazo

,ap r etánd0]o contra e l robusto pecho y el esféri co

vi entre .

Yo , que observé la escena , me moría de risa .A todo esto , el j oven J ., que , como he dicho , er a

muy distraído,y que iba p ensando en las musarañas

o q ue iba observando la s magnífi cas perspectivas delparque

,nada notó y siguió s u camino delante de nos

otros .Don Salustiano

,noble

,maj estuoso

,con el abrigo al

brazo y'

secándose la frente,continuaba su marcha como

protesta viva y solemne de aquella enorme irregu laridadsocial .A ! fi n yo , comprend iendo q u e aquello no podía con

tinu a r s i n grave escándalo del orden q u e la buena educación ha establecido entre p er sonás

'

cultas,l lamé la

atención de la señora C .,y ésta a su vez la de su espo

so,el cual , corrido y avergonzado , se acercó a don S a

l u stiano para recoger e l abrigo Con un D ios , donS a lu stiano l»

,que se correspondía p er fectamente .con el

señora ! » de antes .Don Salustiano , s i n la menor resi stenci a , antes bien ,

con cierto ap resuramiento,l e entregó en s i lenc io el abri

go,como qu ien dice : << E n efecto , eso es lo q u e pr oce

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RECUERDOS '

1 69

de , q ue con su abrigo cargue usted y no su senora , n iyo tampoco » .

D e este modo quedó restaurado el derecho , como dir ía el i ns igne Galdós

,y volvi eron las cosas a su cauce

natu r aL

Pero el j oven er a inco r r egib le ,y er a el tipo más

acabad o de l a di stracción ; que distracciones suyas quereferi ré en estos recuerdos me parecían increíbles a nohaberlas presenciado vo mismo . Ello es que no habíapasado m edia hora cuando le volvi ó a dar el abrigo a suseñora , dic iéndole dulcemente :—Toma

,monina que me pesa mucho ; llévamelo tú .

Y ella,recordando s i n duda los preceptos matr imo

nia les , cogió de nuevo , cariñosa y sol ic ita,el abrigo de

su esposo .

Con lo cual la odisea del abrigo cerró un nuevoci clo .

Porque don Salustiano , que er a la tenacidad en formacúbi ca

,y que no perdía de vista a los esposos

,

vo lvióde nuevo a coger la prenda con u n nuevo seño

ral » , y al brazo se la puso (la prenda quiero decir , no l aseñora! y s igu i ó su marcha impasible como s i nada hubiera ocurrido ; pero esta vez observó la man iobra , yprecip itándose de nu evo ,

'

de nuevo l e cogió el abrigo ,q u e de nuevo le entregó don Salustiano s i n pronunci aruna so la palabra .

Y no ocurri ó más : el i lustre j e fe de los progres i stastri unfó defini tivamente por aquella tarde

,y toda la ta r

de fué el esposo con el abrigo al brazo,dando a todos

los diablo s i nteriormente al i lustre hombre de la Salve .Verdad es que desde aque l d ía l e tomó entre oj os

,y

no se hablaba u na sola vez de política s in que h icieraconstar que don Salusti ano fué la causa de la caída deEspartero .

Claro es que lo q u e él p ensaba en su interior e ra quea causa de don Salustiano no había paseado con toda lacomodidad a que tenía derecho por aquel hermoso p a rque de los alrededores de Londres .

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JOSE ECHEGARAY

Lo grande y lo pequeño se enlazan en el mundo pormanera inesperada .

El m ismo hombre , el mismo orador i lustre , con unsalve a la reina ! » 0 con un había

perj udicado, como dicen algunos , en América , a un general glorioso y a un joven recién casado .

Y este era don Salustiano,tipo perfecto de la

l

.bu ena

educación y acabado modelo de la tenacidad humana .Nunca se descomponía

,pero s iempre real izaba sus

propósitos y le gustaba muy parti cularmente dar una

buena lección a lo s grandes y a lo s pequeños .A aquéllos

,s i era posible , en el Parlamento , con su

prema i ronía y _alardes de cortés respeto

,en que palp i

taba el desdén y la superioridad .

A éstos,es decir

,a lo s pequeños o a los que él con

sideraba que no estaban a su altura , en tono paternal ycariñoso ; y aquí sí que la expres ión er a verdadera , porque el fondo de don Salustiano er a bueno .

Cri stino Martos me contó u na pequeña anécdota , q u ees otro rasgo del carácter q u e dibuj a el contorno delglorioso prócer .A l l á en el año 54, en los momentos de la revolución ,

tuvieron que ir j untos en un coche , a no sé qué j unta ,Olózaga y Martos ; porque aunque Martos er a muy joven , su gran talento y su prodigiosa palabra habíanlecolocado , desde que apareció en la escena de la política , en primera l ínea y a l n ivel de los más encumbradospersonaj es .Llegó el coche al punto de su desti no , abrió el lacayo

la portezuela,y Martos

,o por di stracción

,o por no r e

cordar en aquel momento las reglas de la etiqueta , opor no pasar delante de don Salustiano , l e i nvi tó a quebaj ase .Y don Salusti ano bajó s in deci r palabra ; pero tan

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1 72 JOSE ECHEGARAY

Pues b ien,querido mío : esta no es la regla estricta de

la cortesía,porque s i usted qu ería mos trarse conmigo

respetuoso,debió usted sal i r antes

,y dejarme a mí sa

l i r el ú ltimo . Al entrar,entra primero la persona de

más categoría ; pero al sal i r , es la última que sale . Porlo menos , hasta ahora es la regla establecida ; yo no sés i más adelante la moda de la etiqueta cambiará lo s términos . Usted comprende que yo no doy importancian inguna a estas cosas ; que tampoco pretendo establecer j erarquías entre nosotros

,y q ue estas observaciones

mías corresponden al deseo que he creído adivinar en

usted,y cuya real ización ha resultado contraproducente .

E n (Este en j fn er a una muleti l la muy frecuenteen don Salustiano en las conversac iones familiares ; si nduda , la mu leti lla er a el resultado de su costumbre dehablar francés

,que lo hablaba con extraordinari a faci l i

dad y pureza .!Pero del francés que hablaba don Salustiano me ocu

paré en otra ocas ión,porque algo muy curio so tengo

que deci r .Bueno es i r dejando de un capítulo a otro algún cabo

suelto de Curi osidad , aunque no l legue al“de aque l foll e

tin de Jerónimo Patu rot : << de quién sería aquella cabeza,de qui en sería aquel brazo » .

En f m,como dir ia ,el i lustre orador , q u e don Salus

tiano y Martos rieron juntos y de buena gana a p ropó

si to de la lección de cortesía que e l primero p r 0p inósuavemente al segundo

,y q u e el segundo recibió con su

gracia in imitable y con aquellas formas severamente clás icas que adornaban su conversación y sus di scu rsos .Esta fué la escena

,que S i no he podido repeti r con

las mismas palabras,porque no la presencié , fué como

queda di cho,poco más o menos

,pues más de una vez

s e la o í refe r i r a mi querido don Cri stino .

Quedan para el capítulo próximo nuevos'

recuerdosde Londres ; que aquellos tres meses están repletos , ybi en repletos

,como ya dij e en otra ocasión .

Un arenal se tiende igual a sí mismo , s in el más leve

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RE CUERDOS 1 73

acci dente , con un iformidad geométr ica ,'

con inacababl emonotonía

,como años y años en q u e nada ocurre y en

que la vida pasa igual a sí misma,s i n más sensación

q u e l a sensación de la vida .En cambio

,lo s trastornos geológi co s apri etan un te

r reno ,lo arrugan y lo hacen subi r en forma de monta

ñas l lenas de val les,de rocas , de p icachos , de abi smos .

Y así tambien en la v ida hay años montañosos , consus abi smos y sus cúsp ides .

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1 76 JOSE ECHEGARAY

as'

altado muchos : ¿debo yo publi car estas pequeñeces ?Pero me he consolado leyendo la op in ión au tor izadís i

ma del ins igne escri tor a que ante s me he referi do .

Porque éste di ce , en mej ores términos que yo , peroen sustanci a lo mismo que yo voy a deci r : ¡Oh j óvenesque escribís para el públ ico ! ¿Q ueréis se r originales ?

¡Pues no os empeñéis en serlo de u na manera artifi ciosay rebuscada ; mostr aos como soi s ; haced transparentevuestra envolvente material ; que os vea todo el mundosin d isfraz , y que todas las m i radas penetren hasta el

interior de vuestro ser ! Sólo con q u e os vean como seve la luz de un faro l a l través de los cri stales , habréisconseguido la más perfecta original idad ; porque , sabed10 , todos somos or igina lís imos : todo individuo es tan élmismo , que no se puede confundir con ningún otro ind ividu o ,

como no se empeñe arti fi ciosamente en imita otro ser humano ; es decir , en representar en la comed ia de la vida otro papel que no sea el suyo .

Esto me recuerda la Opinión,también muy original ,

de un amigo mío que se llamaba don Francisco Góm ,ez y a qu ien llam ábamos famil iarmente Paco Gómez .Pues este Gómez

,que ala rdeaba de fr anqueza , q u e

odiaba todo convencional ismo,que pretendía mostr ár

senos s iempre ta l como er a,aun cuando no hubiese l le»

gado a la perfección del s i stema,porqu e no iba desnu

do , sino muy bien vestido , y ha sta vesti do con elegan

cia , se burlaba de lo s actores , en general , y les negabatodo mér ito .

Todo actor decía él,con sus exageraciones de

costumbre,a q u e él daba el nombre de claridades

no representa b ien más que tres o cuatro tipos , que sonaquello s que se acomodan a su natural eza .

Aunque yo no he representado nunca — agregaba yo soy el primer actor del mundo para representar determinado personaj e .

»Que resucite Romea y que venga aquí ; y usted mismo

,querido V ico

,venga también conmigo , y a ver s i

ustedes,ni Talma y Máiq u ez , q u e vo lvi esen a la vida ,

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R ECUERDOS 1 77

capaces todos juntos de representar con tanta vercomo _yo elpapel de P aq u ito Go

'

mez .

»Ese personaj e,no hay más q u e uno en el mundo

capaz de i nterpretarlo , q u e soy yo m i smo .»

Me parece que la teoría de Paco Gómez es la teoríade la originali dad personal .Cierto es que Vi co le contestaba , con sonri sa entre

burlona y fi lo sófi ca :Pues mira

,Paquito : eso que dices será verdad ; pero

yo estoy seguro que s i sal es a escena a representar tu .

papel , ese papel q u e dices de Paco Gómez , que estás representando hace cuarenta años , l o haras muy

'

ma l , ycon torpeza

,y con amaneramiento ;.y de fij o te eq u ivo

cas y te s ilban , y todo el mundo saldrá d iciendo : << Peroqué mal hace Paco Gómez el papel de Paqui to Gómez .»Que de estas cosas diaból icas e i ncomprens ibles , querido Paco, tiene muchas nuestro arte .

'

S ea de ello lo que fuere , y s in pretender ahondar entales problemas , que son más intri ncados de lo q u e parece

,continúo mi tarea

,que no sé s i servirá para algo ,

y aun sospecho q u e para nada ha de servir , pero que a .

mi me proporciona unas cuantas horas agradables , por

qu e voy recorri endo , según la veo ,mi ya larga vida ,

que,con ser poco dramática y poco interesante , es la

única de que pude disponer desde la creación hastala fecha.

Seguía , pues , en Londres , vis i tando a diario la Exposición y tomando notas y apuntes para la Memori a q u eestaba obligado a presentar

,a mi vuel ta

,al director de

Obras públ i cas .Un día recibí un telegrama de París

,que decía—de este

modo<<Ven i nmediatamente . Te neces ito para un asunto

importante y de mucha urgencia . No admi to excusas .»Y lo fi rmaba Leopoldo Brookman .

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1 78 J osé ECHEGARAY

Firmaba el telegrama , como digo , mi más queridocompañero en ingeniería y condi scípulo q u e fué en la

Escuela de Caminos .Mas , en rigor , ¿quién creen ustedes q u e me l lamaba

a París ?No es fáci l q u e

'

u stedes lo acierten,n i yo podía sos

pecharlo .

Pues me l lamaba Napoleón III, el entonces empera

dor de lo s franceses . Ni más n i menos r el emperador .Verdad es que yo j amás le había visto

, q u e j amás hab ía cambiado con tan alto personaj e n i una palabra n iun saludo . Verdad es q ue él ignoraba q u e yo existieseen el mundo , y que murió s in sospecharlo .

No importa : de u na manera indirecta,pero eficaz

,él

me llamaba , y por él fuí yo a París .A veces en la vida

,por alguno de esos mi ! conducto

res eléctricos , que en todos sentidos cruzan la sociedadmoderna , se ven enlazadas , aunque lo ignoren , dos p ersonas que viven a mi ! l eguas de distanci a fís i ca y social

,ignorando cada u na de ellas la exi stencia de la otra .

Qué digo dos personas : dos seres cualesqu iera,r acio

nal es o i rracionales .Yo demostré hace algún tiempo

,con demostración

ma temática , que se traducía en hechos posi tivos, q u e

u na misteri osa in fl uencia se_había e stablecido en un

momento dado entre el pres idente de la Repúbli ca de lo sEstados Unidos y una per r i lla de un modesto empleadode Hacienda , que todos los días a hora determinada pasaba por la Carrera de San Jerónimo ; es decir , pasabala p e r r illa y con ella pasaba también el amo .No he de repeti r aquí la demostración ; p ero conste

que el hecho es real,y que el gran pres idente de la po.

derosa República estuvo a punto de costarle a la humilde perra el perder la cor di lla , que constituía su al imento

,durante unos cuanto s meses .Todo esto se aclarará más adelante ; ahora vamos a

mi viaj e a París .

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180 JOSE ECHEGARAY

geniero , era también un poeta de alta insp iración , y dela mezcla de las aptitudes ingenier iles y de los impulsospoéticos , resultaban , a veces , proyectos grandiosos , atrevidos y hasta fantásticos , q u e , como es natural , no realizaba nunca .D e uno de estos proyectos le habló un día a don ] osé

Salamanca , como hub iera podido hablarl e de un sueñoo del argumento de un drama .

Y el proyecto er a éste : el paso del Cana l de la Man

cba por medio de u nf er r oca r r i l colosa l .No se trataba de un túnel : tal proyecto ya existía pó r

entonces ; no pretendía Brookman construir un p u entede ori lla a ori lla , i dea que tampoco er a

'

nueva . Tr atábase de un ferrocarri l , como digo , cuya vía robusta

,pode

rosa y de construcción especia lís ima , había de i r por elfondo del Estrecho , escogiendo , naturalmente , la partede menor profundidad , que resultaba ser de unos c incuenta metros en el centro .

Sobre esta vía correría de una costa a otra , desde Francia a Inglaterra quiero decir , un gran armazón de

“hierro

, u na especi e de torre a cuya plataforma pasaría el

tren que llegaba de Francia, y la torre , movida porenormes hél ices , lo tr anspor ta r íá hasta la costa de Inglaterra

,y viceversa .

Ta l er a el pensamiento de Brookman ; y no entro en

los pormenores del s i stema , primero , porque no seríanpropi

_

os de este lugar , y, además , porque el proyectono pasó de la categoría de proyecto más o menos fantástico .

Pero es el caso que d0n José Salamanca,para las

grandes empresas,tenía mucho también de s oñador y

poeta,y el pensam i ento de Brookman , no solamente le

agradó,s ino que le entusiasmó .

Vió ,s in duda

,la creación de u na gran Sociedad ; mu

c hos millones en danza ; la protección de Francia , con lasubvención correspondiente ; la protección de Inglaterra ,con la correspondiente subvención ; el nombre de Salamanca elevándose a cien codos sobre todos los nombres

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RECUERDOS 18 1

de todos los constructores del mundo ; gran prestigioy fama para los ingen ieros españoles

,a los que si empre

el"

gran banquero concedió noble protecci ón,y como na

tura! complemento de todo ello,un gran negocio fi nan

cier o y una ganancia colosal .Ya ven mis lectores que , s i poeta er a mi compañero

Brookman,poeta er a también , a su modo , don José S a

lamanca .

Con tanto empeño acogió la i dea aquel s iñgu lar ís imo

hombre de negocios,que fué Brookman el que , s in

duda por descargo de su conciencia , apuntó tím idamen

te algunas obj eciones,deseando

,por de contado

,que no

prevaleciesen .

El proyecto es muy difíci l le d ij o .

Y Salamanca le repl icó , haciendo ya el proyecto suyo :Difíci l , s í ; pero no imposible . ¿No he vi sto yo co

fr r er a la locomotora y al tren por u na l lanura i nundada?Pues s i la caldera hubiese estado encima del agua , y lavía hubies e s ido bastante sóli da , el tren hub iese continu ado su marcha ; y este es nuestro caso . ¿Qué más dam'edio metro de agua que 50 metros ? El princip io es el

mismo , y cuenta de lo s ingenieros es vencer las d ifi cu ltades materiales ; ¿o es que ustedes no s irven más quepara lo rutinario ?Todo esto me contaba Brookman

,entusiasmándose

con el espíri tu emprendedor de don José Salamanca .

Pero no era don José hombre que se contentaba consoñar, ni dej aba nunca que las i deas fl otasen en el aire :de la i dea fl otante quería él pasar con rap idez a la real idad sól ida y tangib le ; así es que a l os pocos días

,apre

su r ando su viaj e a París, a París l l egó trayendo cons igo

a Brookman,y sin perder tiempo

,y val iéndose de su

amistad con la emperatriz y de la s impatía con que s i empre le había disti nguido el emperador

,a éste sometió e l

proyecto de q u e se trata .Hasta aquí el proyecto de m i amigo iba hacia adelan

te con fo rtuna , porque en su camino encontraba s iem

pre poetas , soñadores y hombres de entusiasmo .

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182 J osE ECHEGARAY

Soñador y poeta era Brookman , aun como ingeniero ; poeta y soñador er a también don José Salamancapara las grandes empresas , y esto quizá le perdió algunos años más tarde ; y el mismo emperador, con susapari encias frías , er a un soñador colo sal en e l ordenpolíti co . Lo fué toda su vida

,y en todas sus empresas r e

volucmnar ias, políti cas y guerreras , dominó s iempre la

nota dramáti ca , mejor dicho , la nota romántica .

Al fi n y a l cabo,construir un ferrocarr il submarino no

había de parecerle a l emperador Napoleón III empresamás difíci l que construir un imperio al humilde r evolu

ciona r io de Ital ia , al pobre pri sionero de Hans o al ex

patr iado en lo s E stados Unidos .De aquí resulta que no acogió el emperador—el pro

yecto de Salamanca n i con d esdén n i s iquiera confrialdad .

Según don José le refi ri ó a Brookman , y B rookmanme refi ri ó a mí , el emperador l e contestó poco mas omenos lo siguiente : El proyecto es grandio so . S i técn icamente es pos ibl e

,cuente u sted con mi protección ; y

aunque en Inglaterra nos pongan algunas difi cultades ,yo confío que podré vencerlas .Era la época

,en efecto

,de las grandes amistades y

simpatías entre Napoleón III y la reina Vi ctoria , y de lasrecíprocas visi tas entre el emperador y la emperatrizpor u na parte

,y la rei na Vi ctoria y e l príncipe Albert0 '

por otra .

El emperador completó su pensamiento de estemodo :— Haga usted vino a decirle a don José Salaman

ca que sus ingenieros forma licen un proyecto seriosobre ese gran pensamiento , con su Memoria , sus p lanos y su presupuesto

,y todos los datos técn icos q u e de

muestren que la idea,aunque difíci l , es real izable . Usted

me trae todos esos documentos ; yo nombraré u na Comisión de ingeni eros franceses de mi confianza

,y haré

que en br evís imo plazo me presenten su informe ; q u e s iel i nforme es favorable

,o por lo menos no es desfavbr a

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1 84 JOSE ECHEGARAY

me llamase , y , en efecto”

, Brookman me había llamado .

Luego er a una cadena lógica q u e directamente nosenlazaba al emperador y a mí

,como .tantas otras cade

nas lógi cas y misteriosas , aunque ésta de misteriosa notenía nada , q u e enlazan en la vida personas y cosas lasmás d istantes y aun opuestas .

El emperador l e había dicho a Salamanca : x<D entro

de diez días me trae usted el proyecto » . Salamanca lehabía dicho a Brookman : <<Dentro de ocho días me dan

ustedes e l proyecto » . Y Brookman me dij o : << E m cincodías necesi tamos redactar el proyecto

,para tener ti em

po de copiarlo y de poner los planos en limpio » .

Afortunadamente , Brookman había traído de Italia ohabía buscado en París escribientes y del ineantes

,s in

contar con que él m ismo dibujaba con mucha perfección .

Pues a la obra . Y nos pusimos a redactar la Memor ia , que nos iban traduci endo al francés cuarti l la porcuarti lla .

H i cimos los cálculo s, q u e , hay q u e confesarlo , y nos

lo confesábamos a nosotros m i smos , eran imag inar ios ,como fundándose en ci fras caprichosas , más o menosracionales ; pero ni experiencia , ni estudio serio , ni nadaverd aderamente sól ido , porque esto hubiera exigido en

concienci a meses y aun años de trabaj o .

H icimos lo s planos, q u e resultaron , según me d ij o

Brookman,una vez puestos en l impio

,muy artísticos y

muy sugestivos .Y

,por último

,redactamos el presupuesto ; que éste ,

dej ando aparte lo fantástico de la idea y l a parte eventual

,que en aquel caso era enorme , podía tener cierto

carácter de seriedad .

En suma : en cinco días terminamos la empresa , y nosmiramos

,como dicen que se miraban los augures en la

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R ECUERDOS 185

antigua R oma , cuando , por casual i dad , se cruzaban en

el foro o en las V ias de la Ciudad Eterna .

¿Pero tú crees le pregunté yo q ue todo estoes seri o ?Y él

, q u e aunque soñador tenía buen sentido , tuvo

q u e confesarme q u e no lo era . Era , en todo caso , el

programa de un trabaj o serio sobre una empresa muyartística

,pero q u e tanto tenía de

"

a r tística como de quimér ica .

La vía férrea , aquel la vía sólida , poderosa , q u e habíade construirse en el fondo del Canal , con 60 metros deagua por encima , cruzada de corrientes , coronada portempestades , entre aluviones de arena , sumergida

,en

suma,en lo desconocido

,era una obra digna de la ima

ginación de Juli o Verne ; pero no podía sufri r la críticade lo s hombres de ciencia .

De todas maneras , el proyecto quedó terminado , y ,

como forma , resultó bastante agradable .

Cumplida mi mis ión,y prestado aquel servici o de

amigo a un buen amigo y un buen compañero,le anun

c i é mi regreso a Londres para el día siguiente .

E l , s iguiendo sus impulsos generosos , quería q u e lo sdos firmásemos el proyecto ; pero yo decliné la i nvitación , fundáridome

, y así era la verdad , en que la ideano er a mía , y que tampoco ten ía mucha confi anza en sureal ización ; de suerte que hasta er a caso de concienci ael no firmar yo lo q u e no creía q u e fuese cierto . Hermoso , s í ; pero , a mi modo de ver , s i no i rreal izable ,porque esta palabra es p eligro sa

,poco menos que ir r ea

l izab le.

Nos despedimos con esto ; me despedí afectuosamen

te de don ]Osé Salamanca , que s iempre me fué muys impáti co , y volví a Londres . Por vez segunda pasé elEstrecho sin ma rea rme : acaso adivinaba el endiabladoEstrecho la que l e estábamos preparando

,y no quería

ponerse mal conmigo .

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186 JOSE ECHEGAR AY

O tra vez a Londres , otra vez a la Exposición , otra veza mis concienzudos trabaj os .La masa de prospectos

,folletos

,memorias

,artículos

y datós de toda clase que yo recogí,er a una masa ver

dader amente enorme .

Lástima fué q u e todo aquello no diera n ingún resu ltado práctico . Fué un trabaj o comp letamente

l

p erdido ,

como expl icaré más tarde .Aquella soberb ia g a ler ía demáq u i na s la sabía yo de

memor ia , como vulgarmente se dice Cada monstruo dehierro er a un amigo

,del cual tenía yo un retrato exacto

y fi el , y la mayorÓ

parte de las noches las pasaba haciendo apuntes y reproduciendo croquis de memoria ; apuntes y croqui s

_que comprobaba al día s iguiente sobre el

terreno ; es deci r , ante la maquinaria .

O tro s muchos recuerdos tengo de Londres ; pero sonya tan mínimos que no me atrevo a consignarlos porescri to .

Todo acaba en este mundo,y acabó mi expedición

,

de la cual conservo memorias gr atís imas . Cuarenta ytres años han pasado ¡y aun veo e l palacio de ! en

sington !A España

,pues .

Al cruzar el Estrecho,sufrí un nuevo mareo . Aquella

vez no me tuvo consideración : s i n duda llegó a su noticia que el p royecto de Brookman había fracasado porcompleto . Liquidemos este asunto .

Acogió el emperador bondadosamente las dos grandes carpetas en que la Memoria

,lo s presupuestos , los

planos y hasta otra Memoria especial sobre e l s is temade construcción estaban contenidos .Lo envió todo e ll o a i n forme de u na comisión nom

brada por el emperador mismo,y la comi sión , en la

cual no debían abundar lo s poetas,i nformó en términos

desfavorables .A l agua fué el pensamiento . Nau fragó para siempre

en las aguas revueltas del Canal de la Mancha .De todo ello no quedó más que un precioso artículo ,

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es ti empo de dar por terminada la Exposición Universal de 1 86 2 .

Ya _es ti empo de dej ar a Londr eS, después de haberpasado en la gran metrópol i cerca de tres meses , de fél i z recuerdo .

Ya es tiempo de volver a Madrid , a mi Escuela de Caminos

,a mis cátedras

,a mis teatros

,al Ateneo y al m i

tin : a uno y otro mitin l ibrecambista , qui ero dec i r ; q u eel miti n políti co no er a permitido por entonces . Ell ibrecambio tuvo por aquellos años privilegio s de 'quehoy disfruta todo el mundo , desde las asoc iaciones obreras hasta lo s partidos políti cos .De los sei s años q ue median del 62 al 68, o sea al año

de l a revolución,recuerdo muy pocas cosas . Es como

una superfi ci e unida en que n i se destacan montañas n ise hunden º

abismos : plan icie tranquila y monótona .En este período

,s in embargo

,escrib í otro drama , q ue

por entonces se titulaba E l banq uer o, que después cambió de título

'

y de extensión . D e título , porque muchosaños después se representó con el de La última noche.

D e extens ión,porque a l drama prim itivo le agregué un

epílogo , que fué en rigor el que sa lvó la obra de un desastre ru idoso .

Pero dej emos aparte la postrera encarnación del drama , y digamos algo de la primera .

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190 JosE ECHE GARAY

Hacía muchos anos q u eº

yo no escrib ía ni drama ni (30media . Mi a fi ción acti va al teatro

,es decir , mis impulsos

y anhelos de autor dramático,estaban muy decaídos .

Llevaba escritas , como ya sabe e l lector,varias obras

dramáticas, q u e , después de revolotear a lr ededor

'

de unoy otro teatro

,venían a caer desalentadas al más profum

do cajón de mi mesa de despacho,depósi to de cadáve

res s in esperanza de resurrección . Aunque , a decir ver

dad , cas i todos ellos resucitaron más tarde : pero yo porentonces los creía muertos y bien muertos .Mej or dicho

,ma l muer tos , porque todo padre , o todo

autor dramático,nunca se conforma con la muerte de

sus hij os o con los engendros de su fantasía .

'

Pero volvamos a E l banquer o.

Declaro'

solemnemente que a mí no se me ocu r r ió es

cr ib ir esta obra . La i n ici ativa partió de m i am igo Leopoldo Br ookman

,

º y diré cómo fué y por qué fué .

Brookman había ido a Ital ia,como uno de los p r ime

'

ros ingenieros de don José Salamanca,para construir

u na de las redes de caminos de hierro de-aquella penínsu la .

A ! princip io el i ngeni ero estaba encantado con el empresari o

,que era generoso

,de elevados puntos de vista ,

aficionado a las artes , capaz de gastarse miles de durosen u na estatua

,en un cuadro 0 en un ej emplar único de

Ti r ante,el B lanco.

Y asimismo el empresario estaba encantado con suingeniero .

En m i propia casa de la calle del Horno de la Mata ,y sentado j unto a mí , le oí a don José Salamanca el díaque vino a proponerme que fuera a Italia a trabajarcomo ingeniero en compañía de Brookman (aunque alfin no pude ir , porque se opuso a

ello la Dirección deObras públicas

,cortándome , con el mej or deseo , pero

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192 JOSE ECHEGARAY

habían cambiado uno y otro respecto al otro y al uno.

Hubo otra circunstancia , según oí decir, que le molestó a don José Salamanca , y esto no me lo expli co b ien ,por q u e

'

er a hombre de espíri tu democrático y de' esp iri

tu ampli o .

La corte romana , en la cual tenía Brookman muchosamigos , se empeñó en darl e una prueba de consideración y afecto , y le otorgó el título de conde: conde deBrookman .

Esto , aseguran personas b ien informadas que no lepareció b ien al poderoso banquero

,que por entonces no

llevaba título ninguno , aunque con posteri oridad obtuvoel título de marqués de Salamanca .

Todos estos fueron cuentos,de que no respondo

,

pero que rep ito como entonces se contaban .

Ello fué , según parece , q u e don José se s intió molesto

,y aun alguien le oyó decir : <<YO tengo a mis órdenes

ingeni eros,pero no quiero tener condes

,ni duques

,ni

príncipes : es demasiada corte para un hombre de ne

goc1os .»

No sé s i todo esto será cierto , aunque como cierto melo refi riero n ; pero , en todo caso , está muy

'

dentro de lascondiciones humanas

,y aun de la humana psicología,

como ahora se di ce .

Y continuaron enfr iándose l as relaciones entre miquerido Leopoldo y mi respetable don José .O tro incidente más

,que acaso contribuyó poderosa

mente a la definitiva ruptura de relaciones entre ambos ,fué el desdi chado proyecto para el paso del canal de ' laMancha .Don José Salamanca se

'

había entusiasmado con lai dea de Brookman , y cuando el emperador le dió a en

tender, devo lviéndo le los planos y la Memoria del pro

yecto, q u e el tal proyecto era imposible , porque es de

todo punto impos ib le construir una vía férrea en el fondo del canal de la Mancha

,entre Francia e Inglaterra , a

sesenta metros de pro fundidad , pues a profundidad talno se l lega , no ya para trabaj ar ,

” pero n i S i qu 1era para

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RECUERDOS 1 93

sacar a pedazos un barco q u e se haya hundido ; cuandoesto o

'

yó o entendió don José Salamanca,se senti ría hu

m illado seguramente , y acaso en ridículo,como p r oyec

ti sta,ante el poderoso emperador de Fran c ia . Ni más n i

menos que como un autor dramáti co a quien le devu e lven um drama .Naturalmente

,l e echó la culpa a Brookman , que le

había metido en semej ante aventura , según e l mismodon José me dió a entender en cierta ocas ión . La verdades q ue é l se había

—metido de buena vo luntad .

En resumen : que Brookman se separó definitivamen

te.

del servici o de don José Salamanca .Y Brookman regres ó a Madrid para segui r trabaj an

do por su cuenta como ingeniero .

Y ¿qué tiene que ver todo esto me preguntará ell ector con tu drama de La ultima noc/ze

,o con el

drama prim itivo ti tu lado E l banq u er o?Pues ti ene que ver mucho , que todo se enlaza con

todo en este mundo : lo grande con lo pequeño , el artecon los negocios

,los odio s y las amistades con la r ed

i tal iana de ferrocarri les,y el gran tri unfo de Vi co en el

teatro Español,representando el epílogo de mi drama

,

con el paso del Canal de la Mancha .

S i no se separan Salamanca y Brookman , no escriboyo el epílogo ; esto no admi te duda ni d iscusión .

Pero vamos a ver cómo sucedieron las cosas .Vo lvió Brookman a Madrid con su fami li a

,y de nu e

vo r canu damos nuestras antiguas y ca r iñosís imas ami stades . Y pasábamos por aquel lo s días muchas horasj untos di scuti endo de todo lo di scutible, desde la pol iti ca hasta la fi lo sofía

,desde el arte dramático hasta el

Paso de Calai s .Y el paso de Calai s me sal e al paso para tomar su

parte en estas conjunciones extravagantes,pero

,a m i

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JOSE ECHEGARAY

entender , sól idas y fi rmes , q ue de cuando en cuandoestablece mi fantasía entre los hombres y las cosas .S in el Paso de Calais

,quiero deci r s i no hubiese exis

tido claro es que Brookman no hubi era ideado aquelfantastico proyecto

,que después de haber despertado

tantas esperanzas en don José , l e proporcionó al fi n unm a l r ato , yy q u izá u na mor tiñcación , en plena corte na

po león iea .

Y sin aquel proyecto qu izá no se hubieran SeparadoBrookman y S alamanca , o se hubieran separado mástarde . Y no habría vuelto por entonces Leopoldo a Madrid, y no me habría propuesto escrib ir E l banq uer o, yn i habría yo escri to el epílogo de La u ltima noc/ze, n ihabría dicho Vi co

,con expres ión prodigiosa que levan

tó al teatro en peso,y a mí me hizo saltar de entu

S i asmo :

¡A sangre tiene saborla ma ld ita copa de or o !

Pero expl iquemos lo que ocurrió .

Brookman había vuelto de Itali a muy amargado ,. con

e l s istema nervioso excitadís imo ,y con u na enemiga

formidable contra todos los banqueros , contra todos loshombres de negocios y

, en suma , contra todo el quemanej a mi llones .Como él era

, ante todo y sobre todo , poeta , no hay

q u e extrañar estas nuevas tendencias de su e5 p ír itu .

Todo poeta ti ende a la exageración . En ocasiones vis

lumbra la verdad aun antes que el hombre de c i enc i a ;pero l a transforma y la idealiza .Y así Brookman venía con impu lsos

'

socia listas , y eso

que no habíamos llegado a l a época del social i smo , q uepor entonces se hacía el mortecino en Francia , y . en

A lemania, el dorm ilón

Ello fué q u e un día me d ij o mi buen amigoOye

,Pepe

, ¿por qué no escribimos un drama? Túya haces versos

,yo s iempre los hice , y esta vez tengo

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1 96 JOSE ECHEGARAY

ciedad ; pero los hay buenos , muy buenos y muy s im

páticos , como en todas las esferas de la vida , desde elque viste blusa hasta el que ciñe corona .

»E l hombre siempre es hombre,y puede resultar bue

no o puede resultar malo'

; allá en' el fondo de su con

ciencia se revuelven egoís_mos y ternuras , y por su in

tel igenc ia pasan unas veces sombras y otras veces r áfa

gas de luz . De suerte que yo no condeno n i condenarénunca en globo a toda una clase social : me contentocon dar a cada cual lo suyo .»

No recuerdo haberle dicho estas mi smas palabras,

porque esto sería refi nar demasiado lo s recuerdos ; peroel sentido de mi rép li ca y de mis obj eciones fué éste '

in

du dab lemente ; porque tales i deas v tales sentimientoslos l levo estereotipados hace cincuenta años en mi ce

rebro . Y no es compos icion de caj a , que Se hace en el

momento preciso , s ino q u e e s verdadera esterotip ia

que sirve en todos lo s momentos y para todas las tir odas .

Seguimos discuti endo largo rato sobre las grandesempresas

,los hombres de negocios y las condiciones

morales de los banqueros .E l , marcando , mejor dicho , fustigando los vicios de

lo s grandes tratantes en oro ; yo , de fendiendo que , s inlo s hombres de negocio s y s in la banca , el s iglo X IX nohubiera podido realiza r las estupendas empresas q ueserán glori a de la moderna civilización .

Son formidables luchadores,y en to da lucha hay des

poj os,heridos y pris ioneros , y vio lenci as y sangre ; pero

la victoria es victori a siempre .

A ! fi n de la discus ión , él me d ij o con tri s teza , creyendo que yo me había arrep enti do de mi primeraconcesión :

¿De modo que no quieres escrib i r el drama?Y yo le rep liqué :No me comprendes . Escribi remos el drama , y el

protagonista resultará tan malvado como tú te p ropongas . ¿Qué tiene q u e ver u na obra de arte , dado q u e r e

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RECUERDOS 1 97

sulte obra de arte y no un m amarracho , con mis ideaseconómicas o sociales ?

'

Yo creo que en un drama nise deben demostrar teoremas C ientíficos , n i se puedepretender la solución de ningún

'

p rob lema social .»E l drama

,por regla general , manej a pasiones , dolo

res y alegrías,caracteres , confl i ctos , algo que conmu e

vá , algo que interes e , ráfagas de hermosura o n egrurasartísticas

,y de aquí resultan símbolo s

,dado que resul

ten ; pero los teoremas y lo s corola'

rio s son para la discip l ina c ientífica , no para el ma r embravecido de ladramática .

»Yo creo que lo s banqueros son en su mayoría personas dignas y honradas ; pero puede haber uno malo conlo s caracteres especiales de maldad , q u e correspondenal medio ambiente ; y s i en la vi da de ese personaj eimaginario

,tomada de la real idad o

.

forj ada en la fantasia , hay grandes s ituaciones dramáticas , no tengo inconveni ente em llevarlas a l teatro , adonde deben ir el

mal y el bien que puedan exist i r en todas ' las es ferassociales .

»Y como l l evo a un banquero material i sta,l levaría a un

clérigo devorado por la pas ión,s in q u e por ello crea q u e

lo s demás clérigos están en el mismo caso .

»No soy sociali sta,y,s in embargo ,

no tendría inconveniente en p intar las crueldades de un patrono y los sufrími entos de la clase obrera .

»E l arqui tecto busca la buena piedra de constru irdónde la encuentra ; donde encuentrapasiones las r e

coge el autor dramático para su obra ; y en todas lasclases de la sociedad hay ej emplos de vi cio s y vir

tudes .»E l autor dramático no debe l levar a la escena sus Op i

niones , salvando Casos muy excepcionales , s i no las op iniones de sus personaj es .

» ¡Bueno sería que , porque Shakespeare creó la figurade Yago , hubiéramos de creer que Shakespeare er a unmalvado !

»Pero , en fin ,esta di scus ión sería interminab le ,y lo q u e

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JOSE ECHEGARAY

a ti te importa saber es q u e estoy d ispuesto a escrib irel drama .»Cosas por este esti lo le d ij e

,aunque claro es q ue no

se las diría en esta forma.Ello es q u e al día s iguiente empezamos a trazar las lí

neas generales de nuestra obra .

Ni a él n i a mí se nos ocurrió q u e el banquero fueseun traidor de melodrama

,ni un ser decididamente per

verso .

Había de ser un hombre de gran talento para los ne

goc ios , amante del luj o , eso s í , y de lo s goces materialesE l luj o en todas sus mani festaciones .Desde los caballos de pura raza y las muj eres de raza

impura,hasta los objetos artísticos .

¡Porque de muj eres no se hable ! Son para estos hombres e l luj o supremo y el supremo arte

,y lo s supremos

goces para ellos y para los demás mortales descendientes d e Adán .

Y muchos millones para saciar todos estos apetitos ; ysi la lucha es decis iva , ¡ fuera escrúpulos para vencer enla batalla por los millones !Un gran fondo de egoísmo debía de tener el pro

tagon ista ; debía ser generoso y cruel , mostrar altivez degran señor e i ronía ari stocrática . Una especie de Satanás ;pero grand ioso , con reminiscencias de cuando fué ángel .Este es

,en subs tancia

,el tipo que nos trazamos ; y en

pocos días quedó combinado el argumento , divid ido eldrama en actos y en escenas

,y,en suma

,planeada por

completo la obra .

Leopoldo,que era el más encarn izado con los ban

queros,fué el q u e se mostró menos exagerado contra el

de nuestro drama ; y yo , que los defend ía , no me cansaba de arroj ar negru

'

ras sobre el protagoni sta. Tanto , quemuchas veces me decía Brookman :

Hombre,no tanto ; ese rasgo de cin i smo o ese ras

go de crueldad no creo que el públ ico los tolere .

En fi n ,la estructura del drama quedó completa . Me

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200 JOSE ECHEGARAY

Al m ismo tiempo , me mandaba la r edondi lla en cu es

tio'

n .

Yo me había encariñado con la obra,y sm más

'

r e

q u er imientos la tomé por mía , seguí escrib i éndola , y alregresar a Madrid traía ya los tres actos ; es decir , la obracompleta , porque no habíamos pensado que tuviese epílogo . El epílogo que le dió nombre

,y q u e la noche del

estreno la salvó , convirtiendo el fracaso en triunfo , lo es

cr ibí muchos años después .

En el segundo acto intercalé p iadosamente la r edondi

l la gue babia escr ito B r bobman , y cuando vuelva a ocu

parme en este drama y refi era su estreno,diré cuál er a .

¡Recuerdo ti erno para mí del pobre Leopoldo !Por entonces el drama quedó archivado ; ni s i quiera

intenté llevárselo a Romea,aunque en este gran actor

pensábamos Leopoldo y yo cuando estábamos planeando la obra .

La arch ivé en unión de las otras que ya estaban archivada s : en unión de La lzij a na tu r a l

,de la comedia en

un acto Un sol q ue na cey un sol qu e muer e y el drama enun acto Mor i r por no desper ta r .

Creo que eran cuatro,porque las dos

'

anter iores ya

d ij e que las rompí si n p iedad, arroj ando sus pedazos a lcesto de los papeles .Desde que escrib í E l banquer o, q u e debió ser el

'

año

I864 ,poco más o menos , hasta que escribí E l libr o ta

lona r io, q u e fué a fines del 73 , transcurrieron nueveanos S in ningún nuevo intento dramático .

No habían decaído mis a fi ciones,pero había crecido

mi desal i ento,l legando a convencerme que er a imposi

b le que ningún drama mío l legara a la escena : ti errade p romisión tan lej ana , que para mí dudaba que existiese .

Pero s i fué el ú ltimo drama de aquella primera época ,fué el que escribí más a gusto , con más entusi asmo ymás i lus ión : ya lo he di cho . Dos actos en Al i cante ; creoque el resto en S a linetas de Novelda . Todavía recuerdola fonda del tan alegre y tan simpática

º la ha

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RECUERDOS 20 1

bitación q u e ocupábamos, con vi stas al mar , q u e se extendía hasta el redondo horizonte

,y las grandes escale

r as del establecimi ento . En ellas nos reuníamos antes ydespués de l a comida ; reun iones a que so lía asi sti r laCivil i

, q u e estaba entonces en el apogeo de su hermosu

ra , s oberbi a y escultural , y en lo s comienzos de su carrer a dramáti ca en España .

¡Qué alegre todo aquello , qué s impáti co ! ¡El sol , elcalor , la bri sa q u e lo temp laba ; el mar con sus olas,que parecían veni r hacia la fonda a buscam os ; algúngrupo de bañ istas en l a m i sma playa ; el comedor enorme , i rregular , porque estaba en forma de marti ll o ; lOsgrandes ventanales en q u e e l vi ento agitaba las cortinasblancas !Y yo allá , en mi cuarto

,escribi endo versos por la

mañana y escrib i endo versos por la tarde ; y cuandopor la noche salíamos a tomar el fresco a la glori eta ,en compañía de algunas otras fam il ias , yo me abstraía

por completo ,contestaba con medias palabras a lo s

q ue me di rigían las suyas,y continuaba forj ando r e

dondillas .

En una de esas noches,en uno de esos paseos

,r e

cuerdo perfectamente,como si ahora m ismo fuera, que

pensé dos o tres de las décimas del último acto ; es de

cir , del tercero.

Par ecíame a mí cuando regresaba a Madrid con lostres actos del drama , que no lo confi é , ci ertamente,al equipaj e

,s ino que contra mi corazón y sobre m i

pecho vino,for r ándolo ,

a mi entender,de glori a ; fi gu

r ábame yo,rep ito

,que traía u na obra que

,si no había

de ser i nmortal,no había de faltarl e mucho para

serlo .

¡Ah ! S i en aquel momento hubiera podido oír lo sgritos

,las p rotestas , cas i los s i lb idos , porque algunos

hubo,que muchos años más tarde , acaso diez o doce ,

acompañaron a estos tres primeros acto s de la obraen su estreno

, ¡qué espanto y qué asombro hubierasentido !

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202 JOSE E CHEGARAY

Tiene sus comodidades y sus ventaj as esto de no co

nocer el porvenir .Verdad es que cuando llegó el día de la representa

ción,el año 7 5 , S i no recuerdo ma l

,la actitud del públ i

co no me causó sorpresa n inguna ; mis i l us iones respecto al drama habían desaparecido . Es más : adiviné todolo que sucedió .

Pero no anticipemos los sucesos : por entonces el drama quedó archivado . D ej émosle descansar en compañíade sus hermanos .Ya le volverá a tocar el segundo turno en estos r e

cuerdos .Y vamos a otras cosas y a otros asuntos .

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204 JOSE E_CHEGARAY

Los he cogido a l paso , como vulgarmente se dice , ylos voy a consignar par a

'

q u e no se me olviden .

Una aventura tr agicóm ica con un alumno de la Escuela .Un viaj e a ]_ er ez y a Cádiz para un asunto de i nge

n1er ia .

Mi ingreso en la Academia de Ciencias .Y otro viaj e a París

,del cual me queda un recuerdo

sal i ente y poético : el de las catacumbas ; y otro r ecu er

do más prosaico : el de u na vis ita a las alcantari llas dela gran metrópol i .S i algo más me viene a la memoria

,puede el lec

tor estar tranqui lo , que no se me' ha de quedar en el

ti ntero .

Empecemos por la aventura sem idr amática, de lacual ya indiqué algo en otro capítulo .

E r a el mes de septiembre,y er a de noche y , s in em

bargo , no l lovía .

Habi taba yo por entonces una casa de la calle delBar

'

qui llo,que estaba frente por frente de la Cárcel Mo

delo de muj eres : calle por entonces , no tan c oncurri dacomo lo es hoy .

Y de mi casa salía yo tranquilo y confi ado , porqueno hab i endo hecho daño a nadie

,no podía yo imagi nar

que nadie me quis iese mal ; creencia de todo puntocándida .

Querer mal a quien no nos ha hecho n ingún daño ,no sólo es maldad

,es estupidez ; al menos , esto pensaba

yo entonces .El tiempo me ha ido desengañand .oD i pocos pasos por la acera

,y de pronto se echó só

br e mí, s in llegar a tocarme , pero tocándom'

e cas i , unhombre q u e me presentó el cañón de una pistola y me

dij o no s é qué,que a l pronto no comprendí .

Conñese e l l ector que el lance empezaba con apar iencias trági cas, y qu e había motivo para q ue cualqui era que en mi caso se hubiera visto , quedara sorprendido .

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RECUERDOS 205

Y, en efecto , me sorprendí, y es lo menos que pude

hacer .A mí me sucede u na cosa extraña en esta clase de

lances , , q u e tres o cuatro me han sucedido de este género ; fenómeno extraño , q ue entrego a la consideracióny a l estudi o de los fi lósofos y de los fi s iólogos , y e s los iguiente : q ue cuando me veo en una s i tuación apura da ,s in que dependa de m i voluntad

,mi ser

,por deci rlo

así,

… se desdobla . De ser un p ersonaj e , paso a ser dosp ersonaj es .El uno es un personaj e como otro q u alq u ier a , y hace

lo q u e haría cualqu ier persona que en semej ante caso seV ies e .S e pone a la defens iva , o se defi ende , o acomete ,

combinando la ofens iva con la defenswa ,o pronuncia

frases vio lentas,o,en suma

,hace lo que puede o como

puede ; todo menos gritar , porque en estos casos el grito '

me repugna y me humi lla .

S ea lo que Dios qu iera , pero nada de gri tar ; l os chil lidos

,para las muj eres

El otro personaj e se queda dentro de mí,impasible

,

tranquilo,observando lo q ue pasa , y hasta mostr ando

cierta malici a burlona y ma l i ntencionada . <<Bueno, bue

no—murmura en voz baj a , aunque yo le o igo perfectamente ;—buena se nos armó .» Y si hubiera sonri sas internas , yo creo que el maldito fantasma interno sonreiría .

El primero es el personaj e , por decirlo así , del instinto ; s i ente cólera , y , s i es de razón , hasta s iente c ier tc

mowm1ento parecido al m iedo .

El segundo es el ser refl exivo que observa al primeroy le j uzga rápidamente , y hasta se burla de él po r sufalta de serenidad .

'

Quizá el l ecto r imagine que este desdoblamiento demi ser es i nvenci ón mía ; pero yo le aseguro que no , yle aseguro que el fenómeno es tal como lo describo :muy rápido

,quizá algo confuso

,pero evidente e ind is

cu tible ; y oigo la frase interna : << bueno,bueno

,buena

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206 JOSE ECHEGARAY

se armó » . La he oído tres o' cuatro veces en la vida,y

nunca he querido yo pronunciarla ; las palabras han brotado dentro de m i, claras , distintas y espontáneas .

Todo aquello fué muy ráp ido : sentí q u e la amenazadora fi gura se me venía encima

,vi el cañón de una p e

q u eña pi stola , y medio percibí una frase de i ra y de vio

lencia .

Me eché hacia a trás instintivamente , separe con u na

mano el arma,y le dij e a lgo así: ¿Qué es esto ? ¿Quién

es usted ? ¿Es usted un loco o un ladrón ?El hombre no conti nuó sus momm1entos agresivos ,

ni se acercó de nuevo a mi ; pero l e o í p erfectamenteque decía :— Usted me ha perdido ; usted quiere perderm e del todo , y vengo a matar le a usted .

Entonces ya le conocí. E r a el alumno Z . Y como noprocuraba acercarse de nuevo y había desaparecido lap isto la , entré yo en posesión demi sangre fría y comprendí la s i tuación .

Era e l arrebato de un chico a quien habíamos reprobado aquella mañana y a qu ien tenía yo que exam inaral día siguiente .

E l problema se planteaba de este modo : dominar le ,pero dom ina r le po r la fuerza mora l .— Está usted loco— le dij e , procurando tomar ento

naciones de autoridad . ¿No comprende us ted que el q u ese p i erde a sí mismo es u sted ? S i yo doy u na voz ,

adonde va usted es al Saladero,y después al pres idio ,

que es algo más que perder u na as ignatura .— S í que estoy loco

,sí, señor ; pero ustedes ti enen la

culpa .

Ya no decía u s ted , s ino u stedes ; noté la di ferenci a ycomprendí q ue iba ganando terreno . Y dando mayorenergía a la frase

,seguí dici éndole :

—Aparte de esa amenaza ri dícula de matarme , q u ecomprendo q u e sólo ha s ido para i nfundirme miedo , locual no es fáci l (no sabía s i er a fáci l o difíci l ; pero ladignidad meobligaba a dominar toda emoción ! ; apartede esto , usted a lgo vendría a decirme , y como por esta

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208 JOSE ECHEGARAY

mentos y nos dir igíamos tranqui lamente Z y yo alPrado :

No hay duda : la famil ia Z se ha propuesto acabarcontigo . No pudieron acabar de envenena r te en Génova

,

y hoy pretenden asegurar el golpe de un pistoletazo .

Y yo me contesté a m i m ismo :

¡Basta de bromas , que no es ocas ión opo r túna !

Mi alumno Z va he dicho en otra ocasión que no era

un tonto profes ional ; er a como otros muchos alumnos :podía segui r la carrera y terminarla sin bri llantez , perodignamente ; como , en efecto , la terminó , y fué ingemero .

Pero er a medio loco,arrebatado , aturdido , y ,

lo quees peor , ho lgazán .

Repetía año ,y,s i esta vez lo perdía , er a expulsado de

la Escuela .

Aquella mañana se había examinado de una as ignatur a ,de la cual no er a yo el profesor ; y aunque al hacer

las c las iñcac iones procuré defender le , y llamé la atención de mis compañeros sobre la situación crítica enque se encontraba Z

,como el examen había s ido fl oj o ,

no pude salvarle,y quedó suspenso .

Tenía el propós ito,si n embargo

,de salvarl e al día S i

guiente,porque en mi clase no estaba ma l

,y , s i yo le

aprobaba , podía repeti r examen de la otra asignatura ; esdeci r , que se ponía en Condiciones de conclui r la ca

r r er a .

Pero el chico no adivinó mis buenas intenciones , y se

l anzó a l sem iatentado que acabo de referi r. Querer ma

tar a un profesor, ¡demonio !

Tranqui lamente conversamos : yo le hice Comprenderlo absurdo de su s … amenazas , y tranquilamente l legamosal min isterio de Fomento

,a cuya puerta acabó en súp l i

cas lo que por inj urias había empezado en la calle delBarquil lo .

Yo mezclé hábi lmente las palabras carmosas de esperanza con los reproches y la severidad de profeso r, yasí term inó enpaz lo que había ten ido princip io beli coso .

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RECUERDOS 209

A l día s igui ente se examinó , y , e n toda j usti cia , sal i ób ien .

La prueba de q u e no er a un*a lumno inúti l , es q u e ,

por último,term i nó la carrera si n nuevos trop iezos .

Algunos años más tarde supe que había muerto : nose podía vivi r mucho con aquella cabezaDespués de todo

,no er a un “ ser antipático : er a , en

todo caso,lo que hoy llamaríamos un desequi l i brado .

'Y ya q u e de desequ i l ibrados hablo , y en gente desequi l ibrada me ocupo

, ¿cómo,no recordar a uno

de lo s amigo s más íntimos que tuve ; una de las personas que más me han querido en este mundo (y digo me

han querido,porque ya no existe ! ; uno de lo s seres m ás

nobles y de mejores sentimientos q u e pueden darse : talento claro , esp íritu abierto a todas las ideas generosas ;pero holgazán

,in conven iente

,impertinente

,y deseq u ili

brado como pocos .Fué un carácter digno de estudio ; y , un hombre de

mis afi ciones dramáticas, ¿cómo no ha de observar y no

ha de estudiar a concienci a esto s caracteres extraños , enque lo bueno y lo malo

,perfecciones y defi ci enci as

, se

mezclan por manera tan caprichosa?Claro es que yo , en lo s t iempos a q u e me refi ero , no

estudiaba el carácter de L . Después ha sido,en los r e

cuerdos,cuando le he estudiado muy a fondo . Pensando

en él , he pensado lo q u e él era ; y cómo su vida fué unasveces triste , negra casi , otras veces gris ;-y cómo no llegóadonde

,dado su buen talento

,deb ió llegar en la vida .

Este es un nuevo estudio que entrego a los soció lo

gos , y s i , además son fi s ió logos , tanto mejo r :Las l ín eas que s iguen son un último recuerdo

,y aca

so una despedida fi nal de la memoria de aquel cari ñosocompanero .

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2 1 0 JOSE ECHEGARAY

L . había sido , en efecto,compañero mío

,cuando

yo estud iaba Matemáticas para presentarme al examende ingreso en la Escuela de Caminos .Tenía mi a migo , como queda dicho , muy buena dis

posición ; pero no le gustaban las Matemáticas , y ,sobre

todo , er a muy perezoso .

Hacía versos,no tan buenos como los de Leopoldo

Brookman ; pero con el trabaj o y la constancia hubieraconclu ido po r ser un poeta muy aceptable .Leía de todo : H i storia

,Filosofía

,novelas

,y

,más que

nada , poesía . Le gustaba Zorri lla , y le entusiasmaba Es

p r onceda : E l es tu diante del

S a lamanca se lo sabía de memoria .En suma : a todose apl i caba

, menos al Algebra y a la

Geometría anal íti ca .

Estudiábamos j untos , y la verdad e s que estudiaba yosolo

,burlándose él grandemente de m i apl icación . Por

q u e yo haré constar , una vez más , que he s ido muy apl icado . Esto no sé s i me achica o s i

¡

me engrandece ; masyo debo la verdad a mis l ectores

,y,sobre todo

,a la

H i sto ria , a qu ien supongo q u e estas cosas le i nteresansobremanera .

Sería una crueldad obl igar a la buena de Clio a darsede calabazadas por el mundo en averiguación de s i yofu í apl icado o desapl i cado . Tr anq u ilícese la conci enzudamusa : fuí apl i cado

,muy apli cado ; supe si empre mi s lec

c iones , gané todos lo s cursos con nota de sobresal iente ,y mi carrera fu é bri llante . En cinco años de Escuela deCaminos , no me apuntaron una sola falta de asi stencia ,ni un minut o de retraso ; conste .Ya sé que esto es vulgar , que no es propio de los

hombres de genio ; pero cada uno es como es , y yo , q u ehe s ido una persona ju iciosa

,no he de presentarme al

públi co como un don Fél ix de Montemar , que e ra el

tipo predi le0to de mi querido compañero ] . LY

, en verdad , él tampoco era muy don Félixde Montemar : fué más bien un inocentón ; había nacido para serun honr adísimo burgués

,y sus tri stezas , m elancolías y

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z 1 2 Josi E CHE GARAY

rada que había publ icado no sé qué periódico . Todavíame acuerdo de aquella compos i ci ón infanti l

Me agrada u n ramo bonito ,

S l b ien , q u e no soy tan le lo ,

'

q u e entr e e l r amo y lomo fritome parara en escoger.

En estoº

sona ron unas campanas,y él

,que a todo ate

'

ndía menos a lo que más le

'

inter esaba , atendió a lo s toques rep etidos y me preguntó con interés :

¿No estás oyendo ?S í ; tocan las campanas , y me molestan mucho .

¿Por qué tocarán tanto ?Me parece que tocan a fuego .

Tienes razón,tocan a fuego .

Y se levantó muy agitado .

Claro que en aquel momento su espíri tu e r a muchomás a ltr u ista que el mío .

El estaba inquieto porque tocaban a fuego ; a mí me

molestaban las campanadas,porque me impedían aca

bar de aprender una demostración .

Donde yo no percibía más que un sonido molesto,él

,.

con su imaginación viva y romántica,veía una o varias

catástrofes : u na casa q ue arde , l lamas por todas partes ,l lantos y grito s de muj eres y de n iños

,la ruina para

unos,la muerte para otros : un cuadro desolador.

Y yo,nada ; absorto en mi demostración matemáti ca,

no veía más que l íneas,ángulos y combinaciones geo

métricas .De pronto él

,tomando u na resolución enérgica , se

preparó para marcharse .

Adiós,Pepe me d ij o mañana te contaré lo

que ha ocurrido .

Pero ¿adónde vas? Mira q u e no has estudiado lalección .

Mucho me importa a mí la l ección . Voy al fu e

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RECUERDOS 2 1 3

a ver lo q u e“

pasa ; y ,s i puedo hacer algo , a traba

a trabajar por el b i en y la salvación de mis semejantes .

Pero,hombre le i nterrumpí yo ¿no ves que

te van a coger para que les des a las bombas , o paraque ll eves agua de la fuente ?

¿Y qué? A eso voy ; no a mirar las l lamas como unbobo

,s ino a procurar ser úti l ; y no te d igo que vengas

conmigo , porque tú eres débi l y no s irves para esas faenas ; tú eres casi u ri n iño ; ¡no hay duda que tu ayudasería eñca

,l

¡Pobre L .,qué bueno era ! Comprendía que en mi s

observaciones había algo de egoísmo,—y procuraba di s

cu lparme .

Nada,nada

,me marcho ; tú , a tu s p roblemas , q u e

es para lo úni co que si rves ; y yo , que soy fuerte , a darles a las bombas y a transportar agua .

Y d ecía verdad : era muy fuerte , era un buen gimnas

ta ; en el gimnasio se pasaba muchas horas l evantandopesas

,manej ando barras

,corr iendo paralelas y dando

salto s estupendos .En su casa er a el terror d e su famil i a y la desesp era

ción de su madre .

Ponía en ñla l as s i l las : primero u na,luego dos, y así

sucesivamente,y,haci endo de cualqu ier banco o sofá

trampol ín , las salvaba de un salto , rompiéndolas al fi n'

yal cabo

,a fuerza de querer saltar lo imposib le .

Conñando ,pues

,en sus fuerzas

,y teni endo impulsos

humanitarios,que yo por entonces no comprendía bien

,

y hasta me parecían exageraciones , s e fué mi amigo alfuego

,dispuesto a extingui rlo

,a trepar por una escala

,

a sub i r por u na cuerda de nudos , y a salvar la vida dedos o tres n iños y de otras tantas muj eres .Yo segu í estudiando mi lección de Geometría .

Al día s iguiente,cuando fuimos

_

a clase , le vi l l egarmohino , malhumorado , coj eando un poco y s i n saber lalección .

A l fi n y al cabo me contó su aventura del fuego,que

,

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2 1 4 José E CH E GAR AY

aunq u e . poco artísti ca por su sentido moral , entra dell eno en el sublime cuadro de las aventuras de DonQuij ote , y esta

' aventura fue real y positiva . Ante misl ectores empeño mi palabra honrada de q u e nada invento en ella , y como invención , por otra parte , ningunagraci a tendría .

Me contó mi amigo ] . L .,después de hacerse mucho

de rogar , porque se sentía profundamente humillado ytemía mis burlas , que la noche anterio r, al sal ir de micasa , se había ido directamente a ver dónde er a el fu ego , qué aspecto presentaba y qué ayuda p odía élprestar .Llegó , vió , se ena rdemo y ,

echando fuera ropa, se

quedó en mangas de camisa acudió a una bomba y estuvo trabajando todo lo q u e pudo .

Cuando se sintió rendido,y creyó haber *cumplido

con su deber , dej ó el trabaj o y se fué a buscar el chaleco y la l evita , q u e no encontró : p r imer a

'

p ar te de laaventura .Furioso por haber recib ido tan mal pago , andaba de

un lado para otro,so ltando ternos y quej ándose de la

maldad y de la i ngrati tud humanas,cuando tropezó con

unos agentes de la autoridad,que al verle en mangas de

camisa , con toda ella y lo s pantalones l lenos de agua ,las botas de barro y el pelo enmarañado

,no imaginaron

que pudi era ser un señori to ; y como su aspecto er a

fuerte y un poco tosco,le tomaron por un hombre del

pueblo,quizá por un aguador de los que se habían l le

vado a trabaj ar en el incendio,y con malos modos la

emprend ieron con él,d iciéndole :

No arme usted escándalo,no grite usted , aquí se

ha ven ido a trabaj ar , a callar , y a l trabaj o .

Y a empuj ones le querían l levar otra vez a la bomba ;él gri tó más fuerte

,protestó

,dij o quién er a .

,

y que yahabía trabaj ado bastante ; pero n i le creyeron n i le hicieron caso

,y

,acud iendo más agentes para domar le , a la

bomba le l levaron otra vez.

Aunque sea usted el h ij o de María Santís ima — le

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XLIV

E CORDABA en e l capítulo anteri o r a uno de—mis amigos más íntimos y más queridos , don L .

,y pro

curaba describ i r su carácter s ingu la r ís imo .

Tarea que tiene sus ventaj as para los que estudian lapsico logía en la real idad y en la vida .

El dramaturgo y el novel i sta también .p intan caracteres ; pero los p intan , no los retratan . El arte t iene susexigencias y ti ene sus leye s

,y en todos estos caracteres

q u e forj a la fantasía ; forzosamente ha de haber algo dea r tiñcioso y convencional .También la hi storia procura revivi r lo s seres q u e han

sido ; pero unas veces le faltan datos , otras veces lo s datos son contradicto rio s

,y de aquí resulta que el dibuj o

de lo s personaj es h istóri cos pocas veces es fi el . El his tor iador pocas veces ha conocido a sus héroes ; habla deello s por referencias de otras his torias , y , en suma , noes fáci l

,ni aun en las narraciones históricas , desentrañar

la verdad de la mentira,n i saber dónde está la adula

ción n i dónde está la calumnia .

Para conocer a u na .per sona ,hay que tratarla durante

muchos años , u na hora y otra hora , sorprender sus alegrias y sus tri stezas , su s egoísmos y _

su s sacrifi cio s .Un hombre se está tratando a sí m ismo durante mu

chos años , y no siempre sabe lo que es , n i puede adivinar lo que en esta o aquell a ci rcunstancia de la vida po

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2 1 8 JOSE ECHEGARAY

drá poner por obra . ¿Pues qué será tratándose de otroser a quien sólo se j uzga por la superfi ci e de sus ac

ciónes ?

Por eso es tan di fíci l la ps icología p r áctica y de ob

ser vacron .

Como estudio , y no como entretenimiento, voy des

crib iendo en estos recuerdos todos lo s caracteres q u eme encuentro al paso ; s igamos , pues , el estudio de m ibuen amigo don L .

Describía uno de sus actos,y hoy voy a describ ir

otro .

Sucesos insign ificantes en sí ; pero que marcan el ca

rácter de u na persona unas veces , y otras demuestransu b uena o mala estrella , como vulgarmente se di ce .

En aquella época , el Ateneo de Madrid er a un centrode gran importancia l i teraria y aun pol ítica ; pero en éldominaban lo s moderados .En Oposición a este centro , los hombres más impor

tantes del parti do progres i sta quis ieron crear otro, q ue

no recuerdo cómo se llamaba , y q u e se estableció en la

Carrera de S an Jerónimo .

Empezó con grandes al ientos , decayó en seguida , ymurió muy pro nto .

Pues b ien, u na noche se daban dos conferencias : a

primera h ora hablaba el gran orador progresis ta donJoaquín María López ; después hablaba sobre no sé q u épunto técnico

,de Hacienda 0 de Bolsa

,el padre de mi

amigo , que también tenía pretens iones de orador ; pero“

qu e realmente no lo era .

A l nuevo centro l i terario acudimosmi amigo y yo .

D ió u na br illantís ima conferencia , llena de color y devida y de frases sonoras

,el gran orador del progreso ,

exci tando en la muchedumbre entus iasmos extr aordi

nar ios .

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220 JOSE ECHEGARAY

El vencedor resultó ser un estudiante de Medicina deextraordinarios bríos .A ! fin lo s separaron , y el pobre Joaquín sal ió conmi

go mohino y maltrecho , con e l traj e ro to,un ojo hin

chado y una desca labr adu r a .

Y d iganme s i hay justici a en el c ielo , S i no hay criaturas desdichadas , y si las i nmortales aventuras del i nmortal cabal lero andante no tienen cop ias ñeles , aunquegroseras y antiar tística s , en la antiar tística y grosera real i dad de la vida .

¿Pudo hacer otra cosa q u e lo q u e hizo el pobre J oaquin

,cuando oyó aquel chaparrón de insulto s y burlas

contra su padre ?

¿No fué un sentimi ento noble el que le impulsó ?

¡Quién puede dudarlo !

¿Fué una imprudenci a temeraria? No lo fué , porqueél era j oven de muchos bríos , y uno de los más fuertesen el gimnasio a que as i stía . Pues la maldita casual idadh izo que se encontrara con un enemigo más fuerte qu eél

,l o cual , p r zor z no er a probable .

Una noble causa y u na gran derrota . Verguenza parasu padre

,y vergiíenza y humi llación para el . Una noche

muy tri ste,y que por mucho tiempo le tuvo al pobre

Joaquín postrado y abatido como no hay idea .

Todo me sale mal decía el pobre y pocasveces tengo yo la culpa .

En materia de amores no er a un santo ; pero tampocoer a un perdi do ; era ,

'como en todo , poco prudente ydesdichado .

Pero en este ramo de las pas iones humanas , su desequil ibrio l legaba a lo increíble ; soñaba Dulcineas y tro

p ezaba con maritornesUno de » sus primeros amores fué la burla de todos

nosotros .

Entabló relaciones amorosas con la doncella de su

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RECUERDOS 22

Casa , q ue er a u na muj er de cuarenta y tantos años,fran

camente fea,picada de viruelas y s in n ingún atractivo .

Pues de esta hembra s in gracia se enamo ró_ ] oaq u ín,

y con pasión seria , al menos él así l o creía , defendiendoante todos nosotros a su Dulcinea con gran entusiasmoy sinceridad .

Al fi n supo que l e hacía traici ón con el cochero de lacasa , yaquí fué ella , y aquí fué el q u ejar se de su suerte ,y el p intar , en forma exagerada , su s desengaños .Momentos había en que Joaquín imi taba a la p erfec

ción a un imbéci l , y , s in embargo , tenía mucho talento .

En fi n , algunos días estuvo en fermo de pena , y conIOS restos de su pena acabó escrib iendo versos muy r o

mánticos y bastante malos , quej ándose de la i ngrati tudde las muj eres

,de la s tra iciones del amor y de las amar

guras de la existencia .

A todo esto,tendría unos di ez y s iete años .

POCO ti empo después tuvo otros amores , y éstOs decía él que eran sus amores verdaderos .No sé s i tendría razón ; pero lo s anter iores habían re

su ltado no sólo falsos , s ino ridículos .Esta vez no lo eran , y se trataba de algo formal :

Joaquín tenía u na novia .Se llamaba Jul i a

,era de buena familia y er a bastan

te ri ca .

Jul i a er a preciosa : ¡qué oj os , qué cara , qué pelo on

du lado ,qué talle esbelto y

,al parecer , qué carácter tan

angel i cal !Esta vez , Joaquín , por primera vez de su vida , había

acertado .

Ella,muy enamorada ; él , enamoradís imo ; las famil ias

gustosas ; en suma , unos amores poético s en el seno deu na perfecta armonía .

Y todo se descompuso, ¿por qué dirán mis lectores ?

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J osé ECHEGARAY

Esta Vez no fué por desdichas de mi amigo , n i pormaldades de la suerte .Fué porque Joaquín , q u e i ndudablemente tenía mu

cho talento , a veces resultaba estúp ido , y otras vecesresultaba loco de remate .

D ió Joaquín en esta peregrina idea , que S i un noveli sta la aprovechase en sus fábulas

,daría motivo j usto a

la críti ca para l lamarle mentecato con todas sus letras,

acentuadas todas ellas , hasta consonantes , con los más '

enérg icos acentos de la voz humana .Nos decía Joaquín : <<YO soy un infame o freci endo mi

amor a esa criatura angeli cal , porque yo soy un perdido ; yo he tenido queridas , yo no he conocido hastaahora más que el amor impuro ; yo le ofrezco a ese ser

divino los desechos del vicio ; yo la engaño y la ofendoy la escarnezco .»

Y nosotros le decíamos riendo : —Pero S i ella te qui ere

, ¿qué más da ? Y S i ahora no la engañas , ¿qué han deimportarl e a el la tus travesuras pasadas? ¿Y S i de verasla quieres . . y no nos dejaba concluir.Y paseando muy aprisa , y m

'anoteando en el a ire,

j uraba por Júp i ter Ol ímpico y por el Verbo divino,que

con toda su alma querí a a la i ncomparable Jul ia .

Pues adelante decíamos nosotros .Y él : <<Sí

,adelante ; pero neces ito pu r iñcarme para

merecerla Y agregaba :Es que sólo hay u na manera de purifi carse : rom

per con la mentira , proclamar la verdad . La verdad lo

pu r iñca todo .

Ahora p ienso que el pobre Joaquín , sin sospecharlo ,y no er a fáci l que lo sospechase a ci ncuenta años de distancia

,era un precursor de Ibsen y de ci ertas escuelas

l i terarias del Norte .

Pero ¿qué vas a hacer ?— le preguntaba yo .—¿Qué

nuevo¡ desati no estás preparando ?Oyeme y oídme vosotros . Voy a hacerle a Juli a

confes ión completa de mi vergonzoso pasado,de mis

enredos y amoríos,de las queridas que tuve ; pero pun

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224 JOSE ECHEGARAY

hub iera refinado mucho su espíri tu en la caballeriza.Qué quieres decía él

,cerrando la discusión

así son las cosas .

¡Qué mal j uzgadas son a veces las personas por lasgentes que les rodean o que con ellas trop iezan en losmi l accidentes de la vida !Y el caso es que cas i s i empre la culpa es del j uzgado

,

y pocas veces del j uzgador .Esto pudo apli carse a mi amigo Joaquín .

Espíritu entusiasta , s incero e impulsivo,estas tres

cualidades se mezclaban en él,de tal suerte

, q u e dabanlos resultados más desastrosos .En todas las conversaciones tomaba parte

, a todaOp in ión op

'

onía obj eciones,aunque se tratara de un

asunto técn ico , industri al o ci entífi co , políti co , soci al ofi lo sófico , y aunque él no sup iera u na Sola palabra de lamateria .

Así es que las personas q u e—no le conocían

,y aun

muchos de lo s que le trataban,creían q u e Joaquín er a

un pedantón y un soberb io , que de todo quería entender y en toda disputa quería tener razón .

¡Soberbio , y er a humilde por naturaleza !

¡Pedantón , y er a la modestia misma ! S iempre declaraba su ignorancia , pero nadie creía en la s inceri dad detales declaraciones .En suma : a primera vista resultaba antipático , incon

veniente y hasta ma l educado . Y en el fondo er a todolo contrari o .

Pe'ro inconven iente lo era hasta rayar en lo increíble .Y en prueba de ello citaré un suceso

,que a mí me

proporcionó un mal rato .

Desde lo s ti empos en que estudiábamos j untos habíanpasado bastantes años . YO había conclu ido la carrera yestaba de pro fesor en la Escuela de Caminos .E l no hubo modo de que entrase en dicha Escuela .

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RECUERDOS 22 5

No es q u e sali era mal en e l examen de ingreso , es queno llegó el caso de q u e se examinara .

S u padre murió ; la fami l ia quedó poco menos q ueen la miseria

,y Joaquín estudió apresuradamente y

en malas condici ones la carrera de ingeni ero i ndustri al .Como tenía talento y la neces idad apremiaba , trabaj ó

algo,estudió regularmente y a l fin obtuvo el títu lo de

i ngeniero industrial .“

Pero entonces lo s i ngenieros i ndustriales no teníanmuchas sal idas , sobre todo no teniendo prácti ca en a l

guna industria , como éste no la tenía.Sacaron una plaza de Matemáticas a oposic ión , y a

ella se presentaron otro i ngen i ero industrial,muy bri

l lante , y m i am igo Joaquín .

Y las cosas v in ieron de modo que yo er a pres identede aquel tribunal .Empezaron lo s ej erci cio s , y lo s dos Oposi tores q u e

daron muy bien,aunque Joaquín en segundo lugar .

De todas maneras , no había duda : como las claseseran dos

,y dos eran los Oposi to res , cada uno obtendría

la clase correspondiente,s i b ien Joaquín i ría en segun

do lugar .Pero l lega e l ej erci cio de la lecc ión , y ] oaq u ín expl i ca

la suya , no con la bri llantez que esperábamos,pero

bastante bien ; en resumen , hizo un buen ej erc ic i o .

' El ej ercici o termina,y doy por terminado el acto

,y

con el salón l leno de j óvenes , es deci r , con públ i co nu

meroso , y aun antes de que nos levantásemos lo s ju eces , se dirige é l a mí, y en _

voz alta , con la terrible es

pontane idad de un enf amº

ter r ible, me diceOye , Pepe , ¿verdad que lo he hecho muy mal ?

S i n que tú me lo digas,s é que he hecho un ej ercici o

desgraciado . Nada , ya está vi sto : la desgracia me pers igue ; no tengo plaza . Nada , sería u na i nj usti ci a que me

aprobasei s .El públ ico q u e se disponía a sal i r

, se detuvo y se

volvió haci a no sotros c o n curiosi dad,pensando sin

¡ 5

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226 JOSE ECHEGARAY

duda , y con fundamento , q u e el oposi tor se había vu el

to loco .

No es q u e se había vuelto loco ; es q u e lo había s idodesde el d ía antes de nacer.Los j ueces nos quedamos en nuestros s i l lones , como

si en el lOs nos hubiesen clavado,y yo no sabía n i qué

hacer n i qué deci r ; y ,s in embargo , era preci so ataja r le ,

porque él continuaba en voz alta diciendo sandecesA ! fin yo le dij e , apagando el tono todo lo que pudeCalla y vete , y no nos pongas en ridículo .

Conque al fi n se fué,y nos fu imos todos ; haciéndo

nos cruces , y no por devoci ón , sino por asombro .

En la calle me esperaba,y en la call e me desabo

gue yo .

Eres e l mayor mentecato q ue he conocido ; me has

hecho pasar , y nos has hecho pasar a todos , una ver

gúenza horrible .

Y él me oyó muy asombrado .

Pero ¿por qué ? me dij o ¿No sabe todo el

mundo que somos amigos , que hemos s ido compañe

ros , q ue nos tuteamos ? ¿Pues a qué andar con hipocr esías , a qué las fórmulas oficiales , q ue s iempre sonri dículas ?Entonces no estaba demoda la palabra convenciona

lisma; que si no , él la hubiera empleado en aquella ocas ión , y si no estaba en sus labios , estaba en su pensam i ento .

Estábamos le d ij e en acto o fi cial .Tú habías dicho q ue terminaba el acto .

S i ; pero no habíamos sal ido del salón ; estaban losj ueces y estaba el públ ico , y en lo s acto s o fi ciales deesta clase

,ni yo me llamo Pepe , n i me tuteo con los

oposi tores . Y ,sobre todo

, ¿a qué ven i r a proclamar a

voz en cuello que lo habías hecho muy mal , cuando ,por remate de tu locura , yo te digo que lo habías hecho bien ?

»¿No comprendes q u e esto te …perj udicaba de una manera extraordinaria y que me perj udicabas a mi , porque

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228 JOSE' ECHEGARAY

agentes de Orden públi co cuando iba a apaga r un incend io ; el que rodaba por unas escaleras por querer defender a su padre

,y ponía más en r i dícu lo a su padre

que a s i mismo ;_

el que l loraba por la traición de u na

criada fea y zafia ; el que perdía la boda con u na chicas impáti ca , boni ta y rica , por s inceri dades y confesionesr idículas ; el que se hacía antipático a todos 'queriendohacerse simpático ; el que hubiera perdido unas Opos iC1ones , de las que dependía su porven ir , S l yo no hubiera s ido el pres idente ; el que tenía mucho talento. yprocedía como un idi ota ; el que er a bueno , y de talmodo se arreglaba

,que sus bondades nadie las agra

decía ; en suma , un desequi librado el evado a la potenc ia e7ze

'

s ima . porque carácter parecido yo no he conoc ido otro .

En f m, le dimos la cátedra , q ue en j ustici a—había ganado

,tendiendo manto p iadoso de olvido sobre sus ex

tr avagancias .

Y referi ré la última , que fué colosal , en la que se jugósu porveni r y labró su desdi cha para toda la vida , q u eno fué muy larga

,porque murió j oven

,a los cuarenta y

tres o cuarenta y cuatro años .

¡Pobre Joaquín ! E r a digno de mejor suerte ; pero lefaltaban algunos torni llos a su cerebro , y aunque él er ai ngeni ero i ndustrial

,j amás supo atorni llar

"

el descompuesto

'

mecan ismo .

Para acabar con el estudio de este carácter,referiré

su boda .

Pero esto queda para el capítulo p r óxim0f

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XLV

L espíri tu ari stocráti co ha dominado por muchoti empo

,mejor dij era por muchos siglos , en la H i s

to ri a .Se referían m 1numosamente la v ida y los hechos de

lo s grandes personaj es,de reyes

,de emperadores ,

del conquistador,del ti rano

,y

,por de contado

,de

la sociedad no tomaba l a historia más que el gran oleaj ede la superñc ie : guerras y conqui stas , derrotas y vic

to r ias .

Y , s i n embargo , en las razas , en lo s Estados , más importancia que los aparentes movimi entos de la s uperficie , ti enen las masas i nmensas que rellenan los ab i smos ; la histori a de una gota de agua y todas las h istorias de todas las gotas de agua , importan más que lasque osci lan en la

_p ar te superi o r ; y es más : de gotas deagua se compone tambi én e l o leaj e que vemos , como degotas de agua se componen las i nmensas corrientes submar inas . :

La primera protesta contra el esp íri tu ari stocráti co dela H i storia , contra las historias de unos cuantos p r ivile

giados de la vi da , l a encontramos en el teatro y en lasnovelas , en cuento s y enleyendas .El teatro también empieza por la tragedia ; es decir ,

por la hi storia de dioses y de héroes : de los podero sos ,en suma ; pero luego aparece la comedia , que es la his

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JOSE ECHEGARAY

to r ia imag inar ia de las clases inferiores —o de las clasesmedias , y en la vida moderna la novela representa unpapel importantís imo , y la novela y el drama , que es la

traged ia en que no entran reyes,aunque por—excepción

entren , toman un de sarrollo enorme y despi ertan el ma

yor i nterés en todas las clases sociales .Pero , al fin .y al cabo

,en estas formas l iterarias

,a

menos que la novela no tenga ci erto carácter histórico,

lo s personaj es son imaginario 's ; cuando más , son tipos0 símbolos de u na gran clase

,y nunca han exi stido

más que en la fantasía del novel i sta o del dramaturgo .

Miles y miles,mil lones y millones

,casi todos lo seres

humanos , tuvi eron hi storia , hi sto ria prop ia , no hi storiañngida ; sufri eron y gozaron , s i es que gozaron , que loque es sufrir

,sufrieron de seguro ; y ,

s in embargo,nun

ca tendrán historia,porque en rigor no es fáci l escribi r

en cada siglo las historias de unos cuantos centenaresde m illones de seres

,y

,además

,serían muy vulgares y

muy ab u rridas ; pero a ser pos ible escribirlas, ¡qué ins

tr uctivas serían ! E l ser humano en acción , lo concretoen

vez de lo abstracto : don Fulano de Ta l , que nació ental parte , y vivió tantos años , y fu é esto y lo otro , y

'

q u e

er a bueno o er a malo,o,mej or dicho

, q u e tal año hizotal p icardía , y tal otro , s in q u e nadie lo supiese , tuvo unarranque s ub l ime

'

q u e le duró de tal hora a tal hora , y a l

fi n mu r i ó de un empacho, O de una caída , o de un en

fr iamiento .

Todos estos centenares de m il lones de seres q u e s eagitan unos cuantos años para ceder e l puesto

_a otras

generaciones,para algo habrán existido y algún rastro

habrán dejado ,¡ y ,aunque se sepa acerca de ellos muy

poca cosa,todos j untos

,con sus pequeñeces , y sus vu l

ga r idades , y sus r etor c im ientos de horro r , y sus gritosde alegría

,es seguro que habrán formado u na fuerza

pode rosís ima,i n contrastabl e

,superio r a todas las po

tencias vi s ibl es de la tierra , y que ello s habrán dado ca

rácter a toda u na civil i zación y habrán continuado o habran torci do su curso ; y es claro q u e en esta masa los

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232 JOSE ECHE GARAY

vi lla , del que salía s in la grati tud de nadie y con una tanda de golpes de los agentes del O rden público .

Apenas ganaría “ con todo unos catorce mi l reales ;pero tenía bastante , por q u e

x

era modestís imo ,y hasta

l legó a tener sus ahorros a lo s pocos años .Era compañero suyo en e l profesorado un señor de

alguna más edad,a quien llamaré don Lui s para mayor

claridad de la narrac ión , que nosotros l os autores dr amáticos l a primera neces idad q u e sentimos es la de darnombre a los personaj es

,y au n el primer problema que

tenemos que reso lver,no s iempre s in algunas di fi culta

des y hasta di sgustos,como referiré cu ando l legue el

momento oportuno .

Por ahora llamemos don Luis al amigo del héroe deeste epi sodioEste don Luis tenía u na hermana

, q u e por razonesiguales a las precedentes l lamaré Ramona .

Ramona,que n i s iquiera se atrevía nadie ( a l l amarla

R amoncita , pasaba ya de los cuarenta : era fea y vulgar ;buena muj er

,eso s i , pero con bondad que nada tenía de

artística .

Cuerpo vulgar,cara vulgar

,afeada por lo s años y por

carencia de todo ideal ismo de espíri tu ;”

capaz de cariño ,pero cariño tranqui lo

,cumpli endo sus deberes caseros

con regularidad automática .

En suma : u na buena muj er de su casa , honrada y hacendosa

,pero sin ningúnn destello románti co n i en su

envolvente material n i en su espíri tu tranqui lo .

S e la podia respetar y hasta l legar a profesarla ci ertoafecto

,pero si n q u e i nsp irara a nadie gran interés , y no

se . lo insp iró a Joaquín tampoco .

R amona,desde que murieron sus padres , vivió en

compañía de su hermano,s irvi endo a don Luis con es

mero y cariño ; pero todo mesurado y regular .Nunca había tenido nowo n i había pensado jamás en

casarse ; q u e careciendo de a tractivos como carecía , ysiendo pobre

,hub iér ase creído q u e era empresa impo

sible .

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RECUERDOS 233

Todo esto lo sé,no por observación mia dir ecta ,

sino por relaciones concordantes de muchas personas,

y en especial por referenci as c i rcunstanciadas del mismo Joaq uín .Yo no conocía a R amona ; es deci r , no la conocía an

tes de casada : l a vi después dos o tres veces , y el original concordaba admirablemente con l a c0p ia .

S i n embargo,diré , en honor a l a verdad y como ci r

cu nstancia atenuante de la locura de ,mi amigo

, q u e suesposa Ramona me pareció s impática por lo humil de,y ,conociendo la hi stori a , casi me

j

enternecia : par ecíame

q u e la pobre muj er estaba abrumada y hasta avergonzada de tener a j oaqu in por esposo .

Por todos lo s poros de su desgarbado cuerpo y de sucara prosaica brotaba no sé qué eii uvio de humildad

q u e ,s i hubi era podido traduci rs e en palabras

,hubiera

dicho así : Ya sé que no me merezco. a J oaq u ín , q u e soymás viej a que é l , q u e soy fea y _

é l es guapo , que soyignorante y él sabe mucho ; pero ¡qué remedio , s i he ten ido esa suerte ! No se ofendan ustedes conmigo , que nolo hice a mal hacer

,y yo no puedo hacer otra cosa q u e

agr adecér selo ; q u e nos echó su bendición el cura , y yasomos marido y muj er .D e todas maneras

,ello fué que tuvieron un h ij o mo

nís imo y de mucho talento .

¿Qué fué de él? No lo sé . Le vi dos veces , l e perd i devi sta ; ten ía ci nco años , y ya l e enseñaba matemáti cas supadre ; ¡ él , que tanto las hab ia odiado ! Estoy seguro q u efueron aquellos lo s i nstantes más dichoso s de su vida

,

acaso los únicos : y se murió a ti empo el pobre Joaquín,

antes de q u e empezaran las tri stezas .

Pero vamos a la boda .Vamos a ver cómo se uni eron aquello s do s seres tan

opuestos : él,todo ideal i smo

,todo romanti c i smo

,todo

desequi l ibrio , volando si empre por lo azul , acabando

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234 JOSE ECHEGARAY

cada revuelo por un porrazo,mezclando l as n ubes di a

fanas con los chichones amoratados,lo más subl ime

con lo más prosaico , y a veces hasta con lo más r idículo ; ella , tranqui la , reposada , s in elevar sus pi es u na pulgada del suelo , arrastrándolos más b ien , pasando s in impaci encia del puchero de la cocina a la cesta de la labor

,

s in haber visto nunca ningún drama ni más sangre realo fi ngida que la de algún pi nc

'

hazo en sus propios dedosal repasar la ropa de su hermano .

Só lo con mirar a los oj os de uno y otro apar ecía el

contraste .El tenía unos oj os negros hermosís imos y un pelo

en ondas , que cualquier autor me lenudo lo hubiera tomado a gusto para el héroe si niestro de a lgún drama a

lo Byron .

Ella tenía unos oj os p equeños,azules y desteñ idos

,

de esclavo res ignado,y un pelo castaño tan modesto

como toda su persona , l i so y unido y s in la menor ondu lación artísti ca

,

Se conocieron porque Joaquín iba con frecuencia a

casa de don Luis ; se trataron con cierta franqueza amistosa ; n i él se enamoró nunca de ella , n i ell a soñó en ca

sarse con él , y asi pasaron dos años .Pero Ramona se puso muy mala

,se desmejor ó la po

bre todo lo que podia desmejo rar se ; dij eron s i estabatís i ca

,y al l legar el verano los médicos le aconsej aron a

don Luis que llevase a su hermana a no sé qué baños ..Don Luis se r es istía , porque era interrumpir por vei n

te d ias o por un mes sus ocupaci ones y sus trabaj os ;pero al ñn cedió

,y Joaquín ,

por uno de aquellos arranques de afecto y de simpatía , que tan funestos le fuer on s i empre

,l es d ij o que él l es acompañ 'aría , ya que el

balneario estaba a poca di stancia de X ; que él ayuda r íaa don Lui s a cuidar de Ramona ; que él er a un gran en

fermero , y que había cuidado muchas veces a tís icos ,Virol entos y tifoideos ; en fi n ,

que no sólo era enfermero , s ino que estaba convencido q u e hubiera hecho una

perfecta hermana de la cari dad .

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236 JOSE ECHEGARAY

y hero ico , p id io la mano de Ramona y se casó conella .S i esto escrib iese un novel i sta

,la crít ica l e acusaría

de haber creado un personaj e absurdo,i nverosími l o

imbécil ; y ,s in embargo

,este personaj e ha exi stido

, ha

s ido un ser de carne y hu eso,y no era un imbéci l

, S inoun hombre de talento , u na especie de rid iculo Quij oted e la burguesía . Y todo lo que yo he contado de él , ymuchas cosas más que pudiera contar

,no tendrán nada

de artísti cas , pero son fotografías de geométr i ca exactitu d .

A m i mismo,aunque yo por entonces no pensase las

cosas que ahora pienso,me parecía muchas veces que

Joaquín er a un ser i nverosími l ; y es que de la veros imi

l itu d sólo cu i dan lo s novel istas y los dramaturgos : poreso sus obras parecen muchas veces artificiosas

,porque

cuidan de ju stiñcar lo todo dentro de l a lóg ica ; y la natur a leza , o digamos la real idad ,

no ti ene para qué cuidarse ni de la verosimil i tud ni de la lógica . S i le di ce un cr i

tico : <<Pero , señora Real idad ,eso que usted ha hecho es

i nverosími l de todo punto »,ella podria contestar S I se

dignase : <<m ás i nverosím il es usted,señor críti co , por lo

imbéci l,y

,s in embargo

,usted existe

,y es r ob ra mía ,

que fabrico toda clase de muñecos,y con el mismo ba

rro un mentecato y un sabio » .

Joaquín e r a a veces un impuls ivo , no para el crimen ,pero s i

ºpara muchos actos de la vida ;'

es deci r , q u e , or efi ex ionaba demasiado

,y a fuerza de r efi exionar y de

apurar las cosas y de sacarlas de qu icio hacía disparates , o bien no pensaba lo que hacía , y tomaba por impulso inconsciente resoluciones tan desatinadas como lasprimeras .Recuerdo que una vez le habian regalado a la madre

de Joaquin un precioso muñeco de porcelana,de algún

valor,que encantó sobremanera a la buena

s eñora , y

q u e todos los que estábamos presentes , su hij o inclusive , alabamos como obra artística , refi nada y espiri tual .Pero surgió u na … d ispu ta : decían unos q ue la por cela

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RECUERDOS 23 7

na era maciza ; sostenían otros q ue se componía de una

capa poco espesa y que er a hueca cas i toda el la .

—Pronto sal imos de la duda—dij o Joaquín con granseri edad ; y cogiendo e l muñeco con sus fuertes manazas dé gimnas ta , suj etó el cuerpo como en un torniq uete con la mano izqui erda , y con el pulgar y el índice dela derecha cogió la cabeza y la retorció

,separándola del

cuerpo ; y mi rando impasible aquélla y éste , dijo con satisfacción ,

como el que acaba de resolver un problema—E u efecto

,tenían ustedes razón : es hueco .

Todo esto pasó con gran rapidez y sin que nadi e pudiera impedirlo , porque nadie sospechaba la disparatadaexperienci a de Joaqu in .

La madre lanzó un gri to de e 5 panto , i ncrepándolecon estas palabras :

¡Estúp id o , imbéci l , mal intencionado ! , ¿qué has hécho ? Tú eres un loco ; bi en dice tu padre que eres unlóco ; tus bromas son las de un malvado .

Eso es , eso es , grite usted malvado porque le rompo la cabeza a un muñeco de barro .

—No es barro,es porcelana .

Lo mismo da , mamá . ¿Usted nO sabe que la poreelana sale también del barro ?Y aquí , con toda seriedad y haci endo alarde de sus

conocimiento s de ingeniero y de técn ico,empezó a ex

pli carmos a su madre y a todos cómo se fabri cabanaquel lo s muñequito s y toda la parte técnica de la por ceana de Sevres y de Saj on i a .

—Pedantón— concluyó por llamarle su madre ; y semarchó cas i l lorando .

Pues esto mismo hizo en la vida con su prop ia persona : más de una vez se rompió la prop ia cabeza para verS i estaba hueca .

No estaba hueca , s ino rellena de una masa encefáli camuy densa

,pero muy revuelta .

R ecuerdo,y sea este el ú lt imo recuerdo de m i pobre

amigo,que una mañana fuí a b uscarl e para ir j untos a

clase.

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238 JOSE ECHEGARAY

—NO puedo—me d ij o en tono misteri oso y un tantosombrío tengo que hacer una cosa de mucha importancia .—¿Qué vas a hacer? ; ¿algún di sparate?Puede ser : por eso no te lo digo . Y acaso hay pel i

gro : por eso no digo que me acompañes . Hasta luego .

Y se marchó .

Y , cosa curio sa , vi que se l levaba un gran pañuelo decolo r

,cuidadosamente doblado .

A l acabar la clase volvi a su casa,po rque estaba yo

al go inquieto pensando qué clase de di sparate habríaproyectado ] a u ín .

No estaba , pero decidí esper ar le , y al cabo de muchorato llegó agitado , nervio so , pál ido , cubier to de sudor yanhelante .

Pero , ¿de dónde vienes ? ; ¿q u é te ha pasado ?— le pre

gu nté.

—Mira —me d ij o con tono trágico ; y sobre una mesaechó el pañuelo de colo r que le vi sacar aquella mañana .Venía atado , húmedo , y dentro traía algo blando .

—¿Qué es eso ?— le dij e .—U na r e l iq úia

—me contestó él con tono solemne. Y ,

desatando los nudos,puso a l descubi erto el conten ido .

Eran,al parecer , unos puñados de tierra , apelotona

dos a trozos , con una substancia pegaj osa y que manchaba lo s dedos de roj o .

Miré todo aquello con recelo, e i nstintivamente me

separé .—Pero

, ¿qué traes ahí? ; ¿qué es esto ? Parece tierramanchada de sangre .—Tú lo has d icho .

r La primera sangre republicanaque se ha vertido en EspañaMe expli caré para que el l ector me entienda.Eran los ti empos de Narváez , s i no recuerdo ma l ;

o currió no sé q u é motín o revolución , o sub levación mil itar

,y aquella mañana

,fuera de la Puerta de A lcalá

cerca de la antigua Plaza de Toros , se habían fus iladounos cuantos hombres , mil i tares y pai sanos .

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JOSE ECHEGARAY

¿Qué estás d iciendo ?Nada , lo natural , lo seguro , lo matemático .… Yo me

moriré este año ,y ya no nos veremos nunca .

—¡Q ué di sparates estás di ciendo ! ¡Cuándo llegarás a

tener j u icio !—Esta vez lo tengo , y ya ves, te lo d igo con toda

tranqui l idad ; para la falta que yo hago en este mundo ,bien estoy en otro cualquiera . Te aseguro q u e acierto :—Sería la primera vez q u e acertases ; y , afor tunada

mente , no acertarás .—Tú nunca te "

eq u ivocas ; pere esta vez el que ha deequi vocarse eres tú . Yo sé, po r q u e conozéo mi natur a leza , que no tengo v i da más que para unos pocósmeses .

º

—Vamos,no desa tines ; s i empre forj ando dramas ab

surdos .>>S i estás bueno , mejor _ q u e nunca , más grueso q u e

nunca , de buen color y con muchos al i entos .»E n estos días que hemos estado j untos yo no he no

tado en ti n ingún síntoma de enfermedad .

»Has desplegado s in la menor fatiga la mayor actividad para preparar la velada que habéis dado en mi honor ; has pronunciado un hermosís imo discurso con elreposo y serenidad de un orador de profesión .

— Es que en la cátedra me he acostumbrado a la

oratori a—me interrumpió un tanto sati sfecho de mielogio .

—Bueno ; pues cuando un hombre hace todo eso y daesas pruebas de energía fís ica e intelectual , por grande

q u e sea tu pes imismo,has de confesar q u e no está para

morirse .

—No importa ; yo sé que me muero muy prontoY nos separamos conmovidos , dándonos un estrecho

abrazoAcertó Joaqu in por vez primera en su vida .No había transcurri do un año

,cuando recibí la noti

cia de su muerte .Entrego fotografi ada esta fi gura nobl e , s impática , i n

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RE CUE RDOS '

241

teligente y desequi librada , al públ i co , por s i algún noveli sta qu iere uti l izar la .S i yo fuera notari o y poseyera la fe públi ca y fi rma

ra con fi rma hi storiada en forma de cruz , da_r íá fe comonotario y como caballero de q u e todo lo que precedees conforme a verdad .

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244 JOSE ECHE GARAY

tos afectuosos ; S iempre subord inaba su sentimiento a llógica , a la razón , a los hechos .Fué persona digna y honrada ; de sentim ientos cab

ller escos exagerados,y uniéndose a ellos u na alta

de su dignidad , resultaba , a veces , i ntratable.Tipo Opuesto

,completamente opuesto al de mi ami

Joaq u ín , y los resultados eran desastrosos .

Aquél , de puro romantici smo,de puro deseq u il ibr

no hacía más que desatinos en la vida ; ésprudente , refl exivo ; por exagerar la nota raun más d isparates que el otro y

,por de contado

,ni e

nos s impáticos .Por el contraste

,por puro contraste de recuerdos ,

voy 'a re feri r este ep isodio de don Pedro,el cual llega

hasta t i empos posteri ores a la revo lución de “

septiem

bre,después de haber referido el episodio de Joaquín ,

que se refi ere principalmente a recuerdos de mi juVentu d .

Don Pedro había s ido magistrado,lo cual Cu

muy bi en a su carácter,y er a

'

por estos años del 6magistrado cesante . Su edad sería , como antes indiqué ,de unos sesenta años ; pero se conservaba fuerte, de ñgugura gallarda y erguida

,revelando aplomo y energia .

E r a algo bromista ; pero con mucha dignidad , y le molestaba q u e con dignidad no se recibi esen sus bromas .¡La clave de su carácter ya la indiqué antes .S i no excluía el sentimi ento del todo

,lo relegaba a

segundo término para casos muy excepcionalesNo admitía más que hechos concretos ; por 1ns1gn1fi

cantes que fuesen,él los acogía con interés .

De esos hechos p a r tía , y a ello s les ap licaba su lógica , que era , en parte , lógi ca matemáti ca , porque él a lasmatemáticas les hab ia tenido afición , y ,

en parte , lógicaj urídica .

Para él,las cosas y las personas eran , o b ien un pro

blema de álgebra,o un plei to

,o u na causa criminal ; por

lo regular , e sto último .

E n to dos los actos de la vida , sobre todo s i a él le in

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RECUERDOS 245

s aba,ponía ante sí al am igo

,al pariente , a la prop ia

er,a lo s prop ios hij o s , como si fueran reos acusados

y—les Oponía u na ser ie de hechos , y deducía

cu eñcias , y dictaba las s entencias cor r espond ien

no hab ia cons ideración,humana n i divina , que le

e variar de Op inión 0 que torci ese su conducta .

Muchas veces disputé yo con él durante aquellos sei sanos , que fueron los de mayo r dntim idad , y le dij e estomismo

,con mucho más calo r que el que ahora empleo ,

y hasta llegamos a punto de reñ i r ; pero , a l fi n , concluí aél ri éndose

,porque me tenía afecto y

,a pesar de l o s

anos q u e entre uno y otro mediaban , ci erto l inaj e deresp eto .

Este respeto no se fundaba en el sentimiento,s ino en

¿ la razón .

Diré por qué me respetaba .

R esultó don Pedro pariente de un bols i sta , aunque élno fué nunca jugador , ni entraba en sus ideas esta clasede empresas aleatorias , n i tenía tampoco cap itales quearri esgar en la Bolsa n i en n inguna otra empresa .

Vi vía modestamente de su cesantía ; y aunque teníapari entes poderosos , j amas qui so recib i r nada de ello s .Se negociaba entonces en la Bolsa sobre dos valores :

la Deuda consol idada y la que l lamaban la Deuda di feri da ; suj eta a condici ones esp eciales por la l ey de sucreac ion .

Le decía su pari ente : Yo creo que las cotizacionesde ambas Deudas no están en armon ia . Como ambashan de l legar a igualarse , y han de l l egar , por lo tanto ,a la misma cotizac ión

,sospecho que la l ey de crecimien

to de la Deuda diferida no es la que debe ser ; pero nosé calcular , porque es cuestión muy compl icada , la relación matemática entre ambas cotizaciones en cada añoy en cada semestre , hasta que l legue la época de la n i

velación .

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246 JOSE ECHEGARAY

Esto excitó la curiosidad de don Pedro , y s in teneren ello interés alguno material , sólo por

”tratarse de unproblema

,y por afi ciones especu lativas

,se propuso r e

solver lo .

Y durante un ano estuvo s in sal i r por las noches decasa , l lenando de números pli egos y pliegos de papel ,por métodos extraños y cas i i nfanti les que él i nventó ,pero rigorosamente exacto s . Sólo que

,como él sabía

muy poca Ari tmética , tenía que acudir a los“

p r ocedi

mientos más ramplones y más pesados . En fin ,tras

doce meses de u na labor de benedictino , resolvió el

problema,y estaba muy sati s fecho consu triunfo , y de

él me habló un día encareci endo las dificultades y regocijándose en forma modesta de su persp icacia y de suingen io .

Yo lo alabé,como merecía ser alabado .

Dada su ignorancia de usted le d ije , entre bromas y veras ha hecho usted u na cosa de mucho mérito ; pero lo que usted ha conseguido en tresci entas sesenta y cinco noches

,y cuajado de ci fras unas cuantas

manos de'

pap el,se puede hacer en unas cuantas horas ,

y en un pl iego de papel no más .

¿A que no ?

¿A que s i ?Y me traj o los datos

,y al día sigui ente , y s in tener

yo a la”

vi sta su trabaj o,l e presenté los resultados del

mío , que co incidían exactamente con lo s suyos .Ni

, en rigor , el problema tenía méri to de n ingunaclase .El quedó asombrado

,y desde entonces me

“miró concierto respeto

,y hasta cOn cierta ternura paternal ,

que en él eran dos cosas qu e habían de i r a la pa rs i empre .

Mi buen amigo estaba separado de su mujer en formaamisto sa

,pero deñnitiva y total . S epar ación

º por incom

patibil idad de carácter . Y , en efecto , era un hombre con

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248 JOSE ECHEGARAY

das veces Y ella, tend iéndose en el sofá con indolencia , me contestó , s i empre con sus más amables sonrisas : <<Ya lo ves , nada , no hacía nada , Perico ; ¿y tú ?»

»Yo entonces fu i a l balcón,levanté la cortinil la : pá

saba un caballero elegante y de buena p resencia , _

a quienyo no conocía . Era evidente que estaba parado

,y que

al verme echó a andar .»Pero ¿le vió usted parado ? l e pregunté yo.

No , pero andaba como el que en aquel momentoarranca a andar . has asomado al balcón ?» —le p r e

gu nté Y ella,en tono indiferente , me dij o q u e no .

Mentira clarís ima,porque yo la había visto asomarse .

»Una mujer que miente con esa frescura no es buena

,amigo don Pepe

,no es buena . Y si no es buena , es

mala ; y s i es mala , hay que alej arla . Pero hay más .»

¿Qué más hay?— le pregunté , porque su tono autor ita r io ej ercía en m i ci erta infi u encia .

Y él s igu ió :Hay más . Ella tendida en el sofá, y yo en p ie ante

Como un j uez,o como un magistrado

,como lo

que ha s ido usted toda su vida.Usted lo d i ce , amigo don Pepe : como un j uez . Y

le pregunté : es

b

c r ibiendo ? » Y ella , en tono indiferente

,pero de una i nd iferencia magistral , me replino escribía .»O

»Y o fu i s iguió diciendo don Pedro a la mesa , ycon poq u ís imo trabaj o encontré la carta que ella habíaempezado . Y ella s i empre tendida en el sofá .

»Cogí la carta,me acerqué a el la y se la puse ante

los oj o s .»Y ¿a qu ien dirigía la carta ? Y ¿qué decía en ella ?

— le pregunté,dispuesto a dar la razón a don Pedro

por primera vez en la vida ; porque la ventana, l a mentira

,el caballero que pasa y la carta , i ban tomando

ante mi s oj o s caracteres de pruebas más q u e de indicios .

La carta,guardada la tengo todavía repl icó don

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RECUERDOS 249

Pedro se la puedo enseñar a usted cuando quiera ;verá usted qué letra tan bonita ten ía mi muj er dij ocon gran espíri tu de justici a y de imparci al idad Lacarta la sé de memoria ; no tenía más q u e tres o cuatrol íneas , y decía a sí: <<Querida R i ta : Te escribo a escon

didas de Pedro , porque no consigo que se le pase el

enoj o que tiene contraPero ¿qui én e ra R i ta? l e pregunté .Era una prima de mi muj er con quien le tenía

prohib ido que s e tratase , porque R i ta me era antipáti

ca,y su trato no convenía a n inguna señora , casada n i

soltera ; no porque hubi era dado n ingún escándalo , n iporque hubi era nada concreto contra ella , s ino por lal igereza de s u carácter y por su afán de diverti rse .

¡Toma , toma ! d ij e yo ¡Yo cr eía otra cosa !Pues ¿qué más , am igo don Pepe ? Sólo con esto que

l e he di cho a usted, ¿no le parece bastante , después de

otras muchas escenas pareci das a ésta , para tomar ladeterm 1namón que tomé ; es decir , para que nos separásemos , como nos separamos ?

S i como magistrado ha s ido u sted tan severo , noenvid io a l o s que han caído entre sus garras . Don Pedro : todo eso que usted me ha contado es un conj untode nimiedades .

Mintió al decirme que no s e había asomado aº la

ventana .Porque le ten ía mi edo a usted .

Pasaba un caballero por la cal le,que antes deb i ó

estar parado .

Algui en había de pasar ; y parado , usted no le vió .

Mintió al dec irme que no había escr ito .

Pero s i usted debía tener aterrada a la pobre mu

j er, ¿cómo no había de estar mintiendo de conti nuo ? Y,

además,la carta nada prueba ; mej or dicho : prueba q u e

estaba usted vi endo vis iones . No veo que sea un crimenescrib i r a una prima .

Crimen de desobediencia . Le tenía prohib ido q u ela tratase .

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250 JOSE ECHEGARAY

Y ¿así estaban ustedes s i empre?Cas i s iempre .

Pues le digo a usted,don Pedro

,que sería usted

i rres i stible .

Qu e no me mientan , q u e no me engañen , que no me

descubran a cada paso una naturaleza astuta,trai cione

r a, s in dignidad y sin recti tud . No me res is te el que no

puede resi sti rme . ¿He' reñ ido a lguna vez con usted?

me preguntó en tono afectuoso .

—Hasta ahora , no , gracias a mi prudencia ; pero noestoy seguro de que no ri ñamos alguna vez.

Y , en e fecto , reñimos estrep i tosamente algunos añosmás tarde .

Don Pedro tenia u na obsesión : la de que elemento spoderosos de la sociedad le hab ian persegui do constan '

temente durante su carrera,proponiéndose que muri era

en la desesperación y el abandono .

Y , según él , no es que padec i ese manía persecutoriaes que se fundaba en hechos reales y posi tivos .Todo arrancaba de algo muy grave q u e l e ocurrió

cuando er a todavía muy j oven y practicaba como abogado en u na capital de provincia que llamaremo's Y .

Practicaba , como digo , en compañía de un hermanosuyo de mucha más edad

,y que tenía gran reputación

como inteligencia y como recti tud : una verdadera autoridad en materia j uríd ica .

Pues suced ió que otro abogado, q u e , s igu iendo mi

costumbre , designaré con un nombre , por ej emplo , el

de don Elías,para claridad de la expli cación , se vió com

plicado , no S é de qué manera , porque estos pormenoresno los recuerdo , en el asunto escandaloso de un testamento falso ; asunto q u e hizo gran ru ido por

la cuantíade la herencia , que er a de muchos mil lones

,y por la

p os ición elevada de los personajes .Este don Elías , q ue , según afi rmaba don Pedro , er a

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252 JOSE ECHEGARAY

Que don Elías empapeló a don Pedro ; q u e le su spen

dieron a éste , y q u e l e sometieron a'

un expedi ente q u eduró más de un año

,y eso que fué muy aprisa

,porque

don Pedro , con su carácter enérgico , no dej ó descansara nadie hasta l legar a la solución defin itiva .

El resultado fué el q u e debió ser : favorab le a don Pedro , que desvaneció todos los cargos , y que quedó limpio adminis tr ativámente , tan l impio como limpia er a suconciencia

,porque don Pedro fué s iemp re

'

u na personadigna y honrada , todo un caballero a la antigua u sanzaespañola , y tan escrupuloso en materia de intereses

, q u e

rayaba e n la exageración , s i es que cabe exageración enla del icadeza .

Y , s in embargo , ¡qué inj usta y qué cruel es la sociedad algunas veces ! S i empre estuvo pesando sobre donPedro aquella acusación ; mej or dicho , aquel la calumniaen forma de expediente .Le absolvió la j u sticia de sus iguales con toda clase de

p r onu nc1am 1entos favorables , que él me leyó en repetidas ocas iones : s i empre que se le exacerbaba la melancolia .

Sus amigos íntimos,con sentencia y S in sentencia

,

tuvieron fe en su honradez ; pero el públ i co , a l cual l legaba su nombre

,no porque su nombre tuviera grandes

resonancias,s ino por la a lta

'

pos ición de sus parientes ,s'

e empeñó en tildar le y en ver en él manchas q u e noexi stían .

S i,don Pedro me d ij o más de u na persona

ya , ya le conozco : es primo de don Fulano de Tal ; fuéj uez

,y

,

tuvo un expediente muy feo .

Cuando"

se habla de ci ertos expedientes , se les llamafeos , y debiera l lamár seles infames .Cristo tambi én tuvo

,no diré un expediente , porque

la civil i zación no había llegado a las alturas a que hoyllega ; pero si u na causa muy fea : tan fea ,

que le azotaron y murió en cruz entre dos ladrones .Y cuando yo sa lía a la defensa de don Pedro , p rocla

mando que habia s ido absuelto,me oponían lo s defeu

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RE CUERDOS 253

sores de la moral este argumento s i n répli ca : <<Don Pe

dro ti ene pari entes poderosos ; sobre todo su primo , elque está casado con doña R i ta , y esos pari entes cou s i

gu ier on echar tierra al asunto » ; y ¿cómo se demuestraque no le echaron ti erra

, q u e grandes infl uencias no trabaj aron por é l

,que contra toda justic i a l e absolvieron ?

Qu e un hombre es culpable , puede demostrars e , enocasiones , casi matemáticamente ; que u n; hombr e es i nocente

, es muy difici l de probar .En todo caso , podrá demostrarse que no cometi ó el

del i to A , n i e l del ito B ,n i el del ito C ; pero quedan to

das las demás l etras del abecedari o .

Así es que toda su vida , en Ci erto s círculo s , sobretodo en lo s círculos oficiales de la Magistratura , don Pedro fu é el j uez del expediente de YY a los q u e se i nteresaban por él s e les decía s iempreTuvo un expediente .

Por más que don Pedro fuera exagerado , y en la supuesta conj ura q u e contra él se formó se equivocase detodo en todo , y concluyera por padecer del ir io de persecu ción , es lo ci erto q uesus del iri os y sus exageraciones habían partido de hechos pos iti vos y de amarguras

q u e le habían envenenado el pensam iento y la sangre.

E ntre los dramas de su existencia , que él re fería co nmás luj o de detal les q u e una novela moderna de géneroreal i sta

,había uno verdaderamente curioso , que pinta a

la vez su rect itud , su imprudencia y su exageración .

Hubo'

u n ti empo en su vida en que estuvo en buenasrelaciones con su primo el gran personaj e y con su prima doña R i ta , aquella s eñora a la cual no quería que escr ib iese su muj er .Frecuentaba la casa , y ,

de ti empo en ti empo , l l evabaa su muj er a los grandes bai les y fi estas que doña R i tay su primo solían dar .

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254 JOSE ECHEGARAY

Pero ya hemos visto cuál era y en qué condiciones desuspicacia el carácter observador de don Pedro .

Y observó , o creyó observar , q u e la conducta de doñaR i ta er a sospechosa ; en u na palabra

,imaginó q u e doña

R i ta tenía un amante , o varios amantes , o q u e estaba a

punto de tenerlos , y aquí de la recti tud feroz , y hastaimprudente , del antiguo j uez .Despertó en él uno de aquellos personaj es de

'

nuestroteatro clásico , q u e , en materia de honras , de amistad yde esp ír itu cabal ler esco ,

l legaban hasta lo absurdo .

Ello fué , según él mismo me refi rió varias veces , queapurando a su conciencia y consultando su deber , se

decidió a hablar con su primo y a comunicarle sus dudas

, y aun a darle consej os q u e el otro no le habíaped ido .

Le aconsej ó que suspendiera bai les y reun iones, q u e

pus iera freno a las afi ciones muñdana les de doña R i ta ,que la vigi lara estrechamente y que se la ll evara de Ma

d r id hasta que los años y las severidades del esposo lahubieran hecho más j uic iosa .

Las noticias,las sospechas y los consej os l e sentaron

muy ma l al primo,y aun le sentaron peo r a doña R i ta

cuando su marido le refi ri ó , porque se la refi rió integra ,la conversación que había teni do con don Pedro .

A esto s igui eron escenas violentas , r ecr iminaciones a

don Pedro,que no er a muy suave de carácter n i acos

tumbraba a morderse la lengua ; y ,en fin , un rompi

miento estrep itoso y definitivo entre don Pedro y la fámilia de su primo

,con lo cual perdió para toda su vida

la protección val iosa y efi caz de aquella poderosís ima

famil ia .

Y él decía q u e no le pesaba ; porque ¿qué hubierap ensado yo de mi mi smo— me repetía muchas vecess i

,por conservar un protector poderoso , me hubi era hé

cho cómplice y encubridor de l iviandades y de infamias ?Hasta aquí , tuviera o no razón don Pedro , q ue pos i

ble es que no la tuviera , o acaso q ue la exagerara , todoesto entra en el orden natural .

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JOSE E CHEGARÁY

Por entonces , y du rante muchos años , hasta el año 72,seguimos s i endo buenos amigos

,creyendo él en mi

lealtad y hasta en m i talento desde que le r esolVí en

horas el problema de la Deuda di ferida , y creyendo yocon igual fi rmeza en su honradez y en su locura .D e mi buena amistad le di , por entonces , u na prueba

q u e no debió olvidar nunca ; pero , s in embargo , olvidó .

Pero esto qu eda para e l capítulo próximo, en que aca

haré de describir a don Pedro , personaj e digno de u na

novela ; y lo describ iré con entera verdad,si n adornos

l i terarios n i dramáti cos,sin poner nada de mi cosecha ,

como vulgarmente se dice : ci tando hechos escuetos enesti lo llano y vulgar .

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XLVII

N qué punto quedé de mis recuerdos alXescribir el

último capítulo de esta seri e?Han pasado cuatro meses y medio , en q u e el presen

te se ha confundido de tal suerte con lo pasado , qUe a

veces he creido que mis treinta últimos años se hab iansuprimido de pronto por arte de magia , y q u e había

vuelto al período de mi vida más d i fíci l y más desagr adable . Aquel los ti empos

,digo , en q ue me sentía en

vuelto por la política, agravada por multi tud de probl emas de resolución cas i imposible

,y que

,s i n embargo ,

er a forzoso reso lver en el breve espacio de unos cuantosdías .Han sido cuatro meses de algo así como un sueño , o ,

mej or dij era , una pesadi l la .Pasaron

,y vuelve m i exis tencia a su curso habi tual .

Busco el ú ltimo número de La E spaña Moder na , yen él encuentro que

,al suspender mi s narraciones

,há

bíame quedado frente a frente de don Pedro , y no el

j ustici ero , aunque j usti ci ero er a por naturaleza mi buenam igo .

E ra el estudio de un carácter el q u e me ocupó en

el artículo a que me he referi do ; pero no un carácte rforj ado por mi fantasia ,

s ino el de un hombre de carme y hueso , el de un hombre que sufrió mucho , en

parte por lo que l e hicieron sufri r los demás ; pero en

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JOSE ECHEGARAY

otra parte , aun mayor , por lo q u e se hizo sufrir él am ismo .

Suponía odios y persecuciones ; pero la verdad es quen las postrimerías de su vida , él fué el q ue se per sigu i

a S i m ismo .

Y ya voy atando el hi lo de m is recuerdos , y , ya pue

do continuar m i narración .

Hubo por aquel tiempo u na vacante en l a escala dela Magistratura , y don Pedro , según su costumbre en

casos Semej antes , cayó sobre el min istro con una exposi ción larguísima en q u e alegaba en

'

forma sus derechos y exponía la serie de in iqu idades q u e ,

segúnél , habían cometido todos los min istro s anteri ores , noconcedi éndole el puesto q u e , conarreglo a la ley , se ledeb ía .

También , según costumbre , prescindió el min istrode las reclamaciones del V iej o y ter q u isimo magistr a

do cesante , y al sufri r este nuevo desengaño acudió a

m i don Pedro reclamando mi protección y mi defensa,

Val i ente protector y val iente defensa la mia .

Yo era por entonces un profesor más o menos distingu ido , al decir de mis amigos , de la Escuela de Cáminos . P ero ¿de qué habían de servirme n i la Mecánicaracional

,n i la Mecánica apl icada , para defender a don

Pedro ?Yo no fi guraba en política n i poco n i mucho ; a nin

gún parti do politi co estaba afi li ado .

Pronunciaba discursos en las secciones del Ateneo ;pronunciaba di scursos en lo s mítines de la Bolsa ; escr ibía articulos de Economía po lítica . Era amigo r e5 petuoso

,y no muy íntimo

,seguramente , del gran orador A l

calá Gali ano ; había saludado dos o tres veces a Gonzá

lez Brabo ; alguna más intimidad tenía con nuestro-pátr ia r ca d el l ibrecambio , don Luis María Pastor , y a quien

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260 JOSE ECHEGARAY

Muchas gracias , don Pedro . Pero u na vez q ueyoescriba ese

'

artículo , suponiendo que sepa escrib irlo ,¿qué hacemos con él ?

A eso voy . Entre las personas que me ha citadousted , como amigos o conocidos , ha olvi dado usted lamás importante , a l menos para mi causa , que , es donPráxedes Mateo Sagasta , el gran progresi sta y directorde La Iber ia , compañero de usted en el Cuerpo de Cáminos , y… amigo de usted

,según me ha dicho usted mu

chas veces , a no ser que para no servi rme quiera ustedahora negarlo .

Es usted agrio como un l imón sin madurar,aun

que vá usted estando maduro de sobra . S i , Sagasta esamigo mío ; ¿y qué?

Pues b ien sencillo : el artículo que usted escriba selo l leva usted a Sagasta , y como será un articulo de r a

b iosa Opos ición ,en que se pondrán de mani fiesto las in

j usticias,las maldades y los atropello s del partido mo

de rado , Sagasta lo publi cará s in di ficultad en La ] óer za .

No tenía manera de defenderme,y me rendí a di s

c reción y escribí el artículo , que le pareció admirable adon Pedro

,aunque agregando que lo que él escrib ia

,s in

ser tan aparatoso , er a más sól ido.

En suma,que le l levé el artículo a Sagasta . Me r e

cib ió cari ñoso como s iempre , como siempre s impati-fco

,con esa s impatía y e sa afab i l idad q u e l e acompaña

ron a l sepulcro,y en que n ingún hombre político le ha

igualado .

Leyó el ar tícu lo ,l e gustó muchís imo , o

¡ al menosd ij o que le gustaba ; vaya usted a saber lo que él pensaria .

E l caso es que se indignó contra los perseguidores dedon Pedro

,y afi rmó que e ra una felonia lo que con

aquel pobre hombre se estaba cometiendo .

—¿De modo que se publ icará en La ÍÓer ía ? l e p r e

gunté .

Y a l o creo que se pu b lica r á , ,y en si tio preferente ,y a más tardar

,dentro de dos o tres dias .

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RECUER DOS 26 I

Entonces lo firmaré le d ije porque el artículo és ta l que puede veni r una denuncia , y yo no qu ierocomp r ometer les a ustedes .E sto lo decía yo de mala gana , porque aunque yo

er a muy am igo de don Pedro , no me agradaba vermeenvuelto en una causa que Dios sabe hasta dónde podria ll egar .Pero

,en fin ,

la honra es honra , y yo no quería apa

rentar m i edo .

Sagasta me sacó del apuro , adivi nando , sin duda , loque yo sentía .

—No sea usted niño me d ij o ¿a qué ha de tener usted un disgusto por servi r a un amigo en asuntoque

,después de todo

,n i l e va ni le viene ? La Iber ia pu

bl ica rá ese articulo , y eso debe bastar le a usted y a suamigo don Pedro .

Y yo ins i stí .Pero

, ¿y si denuncian el artículo ?

¿Y qué importa una denunci a más para La Íóer za ,

q u e ti ene ya sobre sí no sé cuántas ?»Además—Í—me dij o

,baj ando la voz dej e usted que

vengan denuncias ; esto acabará muy pronto .»

Estábamos,en efecto

,en lo s prelud io s de la R evolu

ci ón .

Como usted quiera le dij e y l e confi eso,leal

mente,que me quita usted un peso de encima .

Y me despedí de Sagasta .

El artículo s e publ i có,según creo recordar

,pocos

días después .Mi amigo don Pedro quedó agr adecidís imo

,y me dió

un estrecho abrazo .

Decid idamente,no estaba yo vendido a sus enemigos .

Necesito terminar este epi sodi o ; y rompiendo e l orden cronológico y anti cipando lo s ti empos

,referi ré las

últimas escenas de la historia que voy relatando,aunque

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26 2 JOSE ECHEGARAY

l uego tenga que vol ver atrás para reanudar el hilo cronológico de mis narraciones .Pasaron algunos años .Seguía yo s iendo el amigo íntimo de don Pedro .

Entré en el Min is terio de Fomento,y pasó don Ma

nuel Ru iz Zorri l la a l Ministerio de Gracia y Justi ci a .Do ri Pedro vió el cielo abi erto ; creyó llegada la hora

de la j usti cia , y vino sobre mi con todos los emp eños dela amistad y todas las i lus iones de la esp eranza .

Llegó el momento me dij o amigo don Pepe.Usted lo puede todo .

Don Pedro , yo no puedo nada .No se me eche usted atrás . Usted lo puede todo .

Usted es amigo íntimo de Zorrilla ; s i usted le pide mirepos ici ón

,Zorri lla no se la n iega a usted .

Yo sabía que m i fuerza no er a tan grande como donPedro imaginaba . Sabía que mi fuerza política era escasa : la de uno que empieza , y nada más . Conoc ia

,ade

más,el carácter de don Manuel Ruiz Zorri lla , y preveía

grandes obstáculo s ; pero-no quise desengañar a don Pédro ; lo di ré francamente : me daba miedo desengañar le ;eran tan grandes sus i lus iones

,tenía tanta confi anza en

m i,se había imaginado que mi infl uencia er a tan dec isi

va ,º que no me sentí con ánimos para presentar ante é l

la verdad , q ue no la hub iera creído .

Le prometi ayudarle con todas mi s fuer zas ,'

y le cum

p li mi palabra .

Pero yo,s in duda

,no sé p ed i r .

S i n embargo, u na y dos y tres veces le hablé a don

Manuel Ru iz Zorri lla le expfiq u é el asunto , le entreguéel artículo que había pub l icado Sagasta , le hice grandesencomios de la recti tud y del carácter de don Pedro ;pero

,lo declaro hnm il

,

demente,mis pretensi ones avan

zaban con u na lentitud que desesperaba a don PedroUsted no hace fuerza bastante —

xme decíated no toma el asunto con interés .

No es usted j usto,don Pedro le argiíía yo

me supone usted una infi uencia que no tengo ; mis rela

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264 JOSE ECHEGARAY

atmósfera de desconfi anza y de repuls ión hacia mi pob r e amigo .

Una circunstancia me hizo comprender , desde el princ ip io de la entrevista, q u e la causa de don Pedro estabaperdida

, q u e de antemano tenía don Manuel prevencióncontra aquel pobre magistrado que había estado suj etoa un expediente ; y lo comprendi por u na circu nstanciamuy curiosa ; como dato hi stórico y de carácter, vale lapena de r efer ir la .

Don Manuel er a sordo de un oído ; pero el otro er a

ñnísimo , y esto daba motivo a que bromeásemos en mu

chas ocasi ones .No sabe usted me decía cuá ntas ventaj as me

proporciona este defecto . Estoy en la cama,ladra un pé

rro,o cantan gallos , o suenan ruidos estrepi tosos que

a n inguna persona dej arían dormir : pues yo me echosobre el o ído bueno y quedó incomunicado con el mundo exteri or .Vi enen a darme una mala notici a , q ue

'

eso se adivinaen la cara del q ue viene . pues apli co el oído sordo y ape

nas me entero . La noticia es buena : apl i co el otro oído

con toda su agudeza .

Y proseguía,riendo : Llega a pedirme cualquier fa

vor u n mº

o_

der ado: allá se encuentra con el o ido sordo ; ycomo no me entero

,no le s irvo . Es un l iberal , un patrio

ta el que solici ta favores : pues para él reservo el o idosano , y como me sea posible le sirvo .

No se haga usted el fanático , don Manuel le de

cía yo s i no le he vi sto a usted nunca hacer diferencia , al resolver un expediente, en el color político de lapersona .

Eso es distinto,porque a todo el m“undo hay q u e

hacer j usticia ; pero unas veces se hace j ustici a de buenagana

,y otras a regañadi entes . Lo que hay es q ue usted

no tiene espíri tu políti co,y en el partido moderado tie

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RECUERDOS¡

26 5

ne usted , por su desgracia , muchos amigotes . Y a sé , yasé

,porque yo tengo buena poli cía

,que le vi s i ta a

-ustedcon frecuencia en el Min i steri o don Ramón de Campoamor, que es un r eacmona r io de tomo y lomo . Me parece que usted acaba mal .

Es verdad que con frecuenci a vi ene al Mini steriodon Ramón—de Campoamor ; pero ¿a que no sabe ustedde qué hablamos ? Pues hablamos de Poesía 0 de Metafi

si ca , o de ese tomo que yo he publi cado sobre Teor íasmoder nas de la Fís ica .

¿Y no le habló a usted nunca de u na carretera?Es verdad le

contesté ri endo pero de carreterras me hablan lo mismo los conservadores q u e nuestros correligionarios ; y de las teorías modernas de laFís ica Sólo me habla don Ramón de Campoamor .

»Y ahora que me acuerdo,también usted corre pel i

gro , mi querido don Manuel ; porque yo sé q ue es u s

ted gran amigo de don Manuel Tamayo , y ese no pertenece a los partidos de la revolución . »

Es distinto : es u na gran persona,

.y no es un moder ado ; en todo caso , aseguran que es carl i sta ; pero nocreo q u e sea políti co ; y , en todo caso , que sea carl i stame importa poco ; por lo que yo no pasaría es porquefuese moderado .

Para los progres istas de aquella época,el partido mo

der ado de lo s once años er a su odio vivo y su enemigaeterna .

Pero sigamos con l a historia de don Pedro .

Entramos a ver a don Manuel R uiz Zorri lla m i amigodon Pedro y yo ; y después de la

¿

deb ida p resentación,

se sentaron en un sofá don Manuel y don Pedro ; peroobservé con sobresalto que don Manuel

, 0 con imtención o po r casual idad

,le o frecía a m i pobre amigo el

o ido sordo .

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266 JOSE ECHEGARAY

Asunto perdido d ij e para m i .

¡Qué conferencia tan interminable !

¡Qué discurso tan seco , tan árido , tan agres ivo , p ronu nció don Pedro !

¡Qué cara tan poco expans iva tenía m i don Manuel !Le oía con mucha calma , muy cortésmente Pero ¿le

oía ? Lo dudo .

Don Pedro per or aba como S i estuvi ese dictando unasentencia : tono altanero , acusaciones s in fin contra el

Ministerio de Gracia y Justicia ; du r is imas r ecr 1m1nac1o

nes ; n i un solo acento amable , ni una frase de conci l i ac ión , ni una sola sonri sa para ganars e la buena vó lun

tad del m in istr o .

Y don Manuel baj aba la cabeza , que er a en él un gesto habitual cuando estaba muy aburrido

,y murmuraba

a trechos : <<Ya, si

,pues bi en ..

Ese < pues b ien » equivalía a un punto final en la confer encia ; pero don Pedro no hacia caso

,y convertía

aquella serie de puntos fi nales en una seri e de puntossuspens ivos .Tuve yo q u e i nterven ir y que decir por mi cuentaP ues bien , el señor minist ro ya está enterado ; Si

necesi ta más datos ya se los traeremos , y yo creo q u eno debe usted ocupar más tiempo su atención .

Terminó la confer encia : don Manuel le o freció estudiar el asunto con todo interés

,y don Pedro se marchó

maj estuoso y satisfechís imo,según me aseguró , por há

ber se desahogado ante un min istro-de aquel la carga q u ehacía tantos años le abrumaba.

¿Qué impres ión saCa usted ? me preguntó .

Yo no pude ocu lta r le que era muy mala .Don Manuel le dij e está “preven ido : en e l Mi

nister io le han hablado,y no le han hablado b ién , de

usted, y don Manuel es un carácter muy rígido .

E so es natural me repl icó don Pedro peromás le ha de creer a usted que a sus ofi cin istas , s i esque usted toma el asunto con verdadero empeño .

¿Puede usted d iidar lo?

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268 JOSE ECHEGARAY

real . Los seres reales son los que verdaderamente sufren ,pero sufren prosaicamente ; los seres imaginario s de lo spoetas , de los novel istas y dramaturgos , es decir , los q u eno exi sten , so n los ún icos que sufren artísti camente .

¿Qué le importa a la humanidad n i la tristeza n i eldolor de mi pobre amigo don Pedro ? Gota de agua quese tragó el ma r ; montoncito de tierra que-hoy n i po lvoserá , y de quien nad ie se acuerda más que yo ; y esoque reñimos mortalmente

,como voy _

a explicar .Desde la entrevi sta con Zorri lla me encontré en u na

s ituación muy falsa con don Pedro . Aunque intenté mu7

chas veces eXp l icar le ,el estado del asunto

,él n i qui so

entenderme ni qu iso oírme tampoco ; a todas mis observaciones contestaba con u na terquedad que no sé s i er asubl ime o er a estúpida : Como usted se empeñe , es cosahecha ; s i usted le dice a don Manuel esto q u ier o, él lohace» . Y de ahí no salia ; y yo me sentí vencido por donPedro , como me había senti do venci do por don Manuel ,con lo cual empezó u na época de excusas , di laciones ,esperanzas falsas y todo el arsenal a que acuden los seres que se S ienten déb iles .A la hora de almorzar

,don Pedro estaba enfrente

de ih í

Enfrente de mi estaba a la hora de comer .Me acompañaba hasta el coche

,al cual no subía nun

ca ; i se hacia el encontr ad izo conmigo al sali r yo del Min ister io ; su cara era cada vez más sombría , su tono er a

cada vez más desabrido .

—¿Qué hay?— me preguntaba invariablemente cada

vez que nos veiamos .Todavía no hay nada ; don Pedro , Zorri lla está muy

ocupado.

Bueno .

Y er a como si d ij ese : <<ya te voy conociendo » .

A l fi n me puso a prueba,me tendió un lazo , e n él caí ,

y vino el rompimi ento .

Explicaré cómo fué ; entonces me apenó , mejor dicho , me indignó ; hoy casi me hace gracia .

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RECUERDOS 269

E r a una ses ión del Congreso , yo estaba en el bancoazul

,Zorri l la estaba a m i l ado .

En esto vino un portero y me entregó una carta .

—D e' un senor

q u e está en la tribuna—me dij o al entr egarmela . Es muy urgente .

E r a de don Pedro : me mandaba nuevos datos paraZorri l la

,encargándome que se los d iera . Pero aquel lo s

datos los ten ía ya Zorri lla hacía mucho tiempo . Yo éstaba aquel día de mal humor , como es natural en todoministro cuando en el banco azul se hall a . La in s i stencia de don Pedro me exaspero m ás

, y con su insi stenci a

,su pesadez . ¡S i aquello s datos estaba harto de tener

los don Manuel R uiz Zorri lla,y veinte veces me había

dicho que nada probaban !Resultado '

, que rompí la carta y a r r0j e los pedazos .

Hab ía caído en el lazo .

Don Pedro estaba en una tribuna de orden obse rván

dome . Me había enviado la carta para ver-

e l efecto q u eproducía en m i

,y s i se la daba a Zorri l la ; y hab ia vis to

con su propios oj os que nada le d ij e y que rompí lacarta s in dárs ela .

El astuto magistrado me había cogido,como había

cogido anos antes a su muj er ; resultábamos , l o s dos ,dos réprobos , dos traicioneros , dos p ersonas indignas .Cuando l legué a mi casa , me encontré con u na carta

de don Pedro verdaderamente form i dable . Desde la tribuna de orden. había estado observándome y “s e habíaconvencido de lo que yo era .

Decid idamente me había vendido a sus perseguidores . La polít ica y el banco azul me habían trastornado ,y así l l enó cuatro cari l las en su prosa pesada y ramplona

, que nunca me parec ió n i más pesada n i más r amplona que en aquel momento .

Ante tamaña inj usti ci a me sublevé y le escrib í una

carta más feroz que la suya . LO más suave que le d ij ees que si empre me había parecido loco ; pero que yadudaba s i era loco o imbéc il . Me harté d e llamarle i n

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JOSE ECHEGARAY

grato,y term iné d ici éndole q u e sólo por tratarse de un

vej estorio no le contestaba de otra manera .En fin , una carta en q u e me coloqué a su altura .Se la mandé

,y luego lo sentí ; me insp iró compasión ;

fué el último desengaño de mi pobre amigo ; ya nuncanos V imos .Pasados algunos años

,supe q u e se habia quedado

solo en el mundo , que le atacó un cáncer q u e se le murió un criado viej o y de toda su confi anza

,y que se fué

a terminar su vida .a una sa la de distinguidos del Hosp ita ! general .Esto lo supe dos años después de sumuerte

,por uno

de sus prop ios hij o s .

¡Cuánto senti no verle por última vez !

Pasó ; nadie lo recuerda . No pudo él sospechar q u eya había de escrib ir su hi storia .

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272 JOSE ECHEGARAY

Fu i ingeniero a fuerza de exámenes .Fuí pro fesor porque en el año 54 me nombraron

,s in

haberlo yo pedido , aunque lo deseaba .

Fu i académico porque la Academia me eligió, sin q u e

mediase solic i tud m i a , n i recomendación directa o indirecta . s

Aun en mi s asp 1r acmnes al teatro , j amás rogué a na

d ie qu e por mi hablase favorablemente ni a R omea , n i aArj ona , n i a Teodora , n i a Matilde.Escribía mis primeros ensayos por amor al arte

,como

he explicado muchas veces ; los mandaba en forma anón ima a l actor o a la actri z en quien había puesto—misesperanzas me los devo lvían

,destruyéndolas de golpe ;

y así segu ia impas ibl e , hastá q u e , como expl icaré másadelante , un día l legó en que las esp eranzas se convi rtier on en real idades .Pero vo lvamos a mi elección

para la Academia deCiencias .Al l í empezaron mis batallas y luchas en la vida , por

que las anteri ores en favor del l ibrecambio eran , pordeci rlo así

, colectivas ; iba como soldado entre el ejér cito l ib recambista

,y la l ucha era de ej érci to contra ejér

ci to , de escuela contra escuela , de doctri na contra doctrina .

Por m i cuenta exclus iva , esta fué la primera batalla

q u e reñí.

¡U na batalla por haber ingresado en la Academia deCi encias !Quizá esto les parezca extraño a m is . lecto res , y, s inmbargo , así fué ; y diré el cómo y el porqué .

Ten ia yo que escoger tema para mi di scurso de recepción ; y, después de pensarlo mucho , yo , q ue soyhombre pacifico,

que no me gusta reñ ir con nadie , queamo sobre todas las cosas la paz y la tranqu il idad , quequi s i era vivir en un rincón s in que nadie me conoci esen i me molestase

,y por de contado s in molestar yo a

nadie ; yo , que aunque he olvidado el latín q u e pudeaprender

,rep ito de conti nuo aquello del varón fel iz de

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RECUE RDOS 27

Horacio , q u e vive lej os y apartado de los negocios ; yo ,en fi

'

n,que sería verdaderamente fel iz vegetando , como

antes dij e, en cualquier aldea , s in más que l ibros , pro

blemas deMatemáti cas 0 de Físi ca , y en todo caso escribi endo algún drama para uso parti cular de mi esp ír itu ;por no sé qué fatalidad q u e me pers igue , he i do metien

do ruido por todas partes y provocando luchas y confi ictos , que odio ymaldigo , pero que me cercan y measaltan

,bi en contra mi

voluntad .

De suerte que,entre cien temas pacífi co s q u e

'

pude

escoger , escogí uno qu e había de levantar tempestadesen ciertos círculos , sobre todo entre lo s hombres deciencia ; que había de resul tar antipático y hasta antip a

tr iótico ; que había de producir escándalo en la A cade

m ia y aun en la Prensa .

Y a s i fué ; el tema,escogido fué éste : <<H i s tor ia de las

Matemáti cas Con apli cación a EspNo quiero deci r que éste fuera el texto

,porque no

tengo el discurso a mano ni quiero perder el ti empo en

buscarlo ; pero ésta fué la i dea .

El tema en s i parece manso y bonachón , y nada propenso a tempestades ; pero había de resultar tempestu oso forzosamente por la Op iniones q u e yo había cons ignado en el di scurso y que había de leer ante lOs académicos .

Porque mi idea er a esta , y con toda crudeza la eXpu

se , s in amb igii edades , n i matices , n i atenuaciones deningún género :En España hemos ten ido l iteratos de primer orden ,

escritores admirables , gen io s prodigiosos , jamás superados ; con citar a Cervantes ; Lope y Calderón , seríabastante , y e l ej érci to que tras ellos vi ene es más innumerable que el de ] erjes contra Grecia .

Hemos ten ido so ldados , capi tanes , navegantes y héroes que han l l enado de ráfagas de gloria nuestra hi stor ia ; hemos ten ido místicos , teólogos _y fi l ósofos admirables ; pintores , lo s primeros del mundo ; arti stas en todaslas esferas del arte . ¿Para q ue repeti r lo que nad ie igno

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JOSE ECHE GARAY

r a .

> Nu estra nación ha hab ido momentos en q u e ha s idosuper ior a las demás naciones ; pero decía yo : no hemosten ido j amás un matemáti co de primer orden ,

n i s iq u ier a de segundo , y au n apurando la clasifi cación , n i raunde tercero .

Claro es q u e hemos tenido hombres de ta lento ,

capa-º

ces de conocer l a Cienci a de su época , y aun de aplicarla : basta recordar a don Jorge J uan .

Pero no es esto lo que yo ent iendo por grandes ma

temático s .E n las Matemáticas , como en toda s las demas C ien

ci as,como en e l arte , como en la i ndustr ia m isma , en

tr e los inventores hay que di stingu ir dos clases di ferentes : e l que crea y el que apl i ca aquella

'

s creaciones .Los de la segunda clase tendrán mucho talento

,seran

muy respetables , podrán merecer el nombre de sabio s ,prestarán a su patria y a la sociedad en general servi ciosm eri to ri os ; ¡

es más , s in ello s el progreso ser i a impos ible : son lo s grandes obreros del p rogreso ; pero jamáspodrán confund irse con el hombre de verdadero genio ,con el verdadero creador , con el, que tiene chispazos del uz que i luminan el sendero por donde la humanidadmarcha ; en suma : , lo s de luz propia .

A éstos , en e l terreno de las Matemáticas , les l l amomatemáticos de primer orden .

Y de éstos decía yo entonces,y creo hoy mismo , que

no hemos ten ido n i nguno .

No hemos ten idoun Descartes , q u e engend ra la Geometria analítica ; ni un Newton , ni un Leibn itz , que creanel cál cu lo inñnites ima l .

Ni un Abel,con sus funciones el ípticas ; n i un Galo i s ,

que muere a los vei nti trés años y q u e , con dos o tresteorías en forma imperfecta

,dej a

, s in embargo , un nombre inmortal .Ni un Cauchy

, de genio tan prod igioso y tan fecun

do ; n i tantos o tr os que pudi era ci tar en Ital ia , en A lemania , en Francia y en Inglate rra , y hasta en S uiza , conser país re lativamente de tan reduci da extens ión .

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276 JOSE E CHEGARAY

exp licaC ion no es completa n i es sufici ente ; pero e

aquellos ti empos asi lo cr eía y as i lo dij e .Muchos periódicos combati eron mi di scurso : lo s réac

ciona r ios , por sus tendencias l iberales , y los l iberales ,por lo mal q u e yo trataba a la ci encia española , en orden a las Matemáti cas puras , que fué lo único en q u e yome ocupe .

Muchos artículos se escrib ieron en contra de mi discurso ; pero sus autores , personas di stingui das y de mérito ; y aun hubo

,en ti empo posterior , un hombre em i

nente,gloria de la nación española

,que también la em

prendió conmigo a propósi to del discurso en cuestión ;todos ellos

,rep i to , respetables y de cultura , eran in

competentes en materi as matemáticas , y no podían combatirme más que Con frases sonoras o con alardes p atr ió ticos . La verdad es que los más competentes era du ldoso que supiesen reso lver u na ecuación de segundogrado , ni ¡ qué sabían ellos de los grandes problemasmatemáticos !Yo contesté en el mismo tono del d iscurso a vario s

de estos artículo s ; y la polémica se hubi era prolongadouno o dos meses

,s i graves acontecimiento s políticos no

hubieran distraído la atención del público y no hubieranalej ado a la Prensa de esta clase de torneos C ientífi cos ehi stóricos .Hasta desaparecieron algunos de los periódicos en

que yo escr ibía mis contestaciones .A esta distancia de treinta y sei s años

,s i n pasiones ni

enoj os,n i ideas preconcebidas

,declaro que pi enso hoy

lo mi smo que entonces pensaba : que patrióticamenteme duele el no encontrar en la historia de la ci encia niun gran matemático español ; pero que

"

no lo encuentro,n i lo encuentra nadie .

Repi to que nadie ha citado , después de haber escri toyo aquel di scurso

,s ino los que yo cité : —el matemático

Omer iq u e , que tuvo atisbos de la Geometría ana lítica , ycuya obra está en la Bibl ioteca Nacional , y yo tuve lapaci enci a de leer antes de escrib ir mi trabaj o ; el portu

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RECUERDOS 277

gués Núñez,de—merecida fama , pero no como gran ma

temáti co,y la hermosa figura de don Jorge Juan , q u e

er a un verdadero sab io , que conocía la ci encia de em

tonces ; pero que en Matemáticas puras n i creó n i se propuso crear nada .

Yo cité estos tres . Después se han ci tado otros comohombres de estu dio , como pro fesores ins ignes , nadamás …

La inmortal idad en la ci encia no se obti ene con saber

,s ino con e l geni o creador .

.Y yo repito hoy lo que entonces decía : cítese u na

gran teo ría matemática que sea debida al genio de nuestr a p atria .

Yo no la conozco . Ni antes n i después . La causaserá la q ue fuere ; pero los hecho s hay que reconocer los .

Ahora b i en : aun sosten iendo la tes 1s de mi di scurso,

hoy confi eso que fué i noportuno e indi screto .

No se entra en u na Academia , no se agradece la honr a recibida

,vin i endo a deci r

,poco más o menos

,y con

frases más o-menos poéticas : Señores, hay que recono

cer que somos unos pobres diablos .Reconozco mi fal ta ; me arrepiento de el la , como su

cede s i empre en l a vida,cuando el a rrep entim iento es

i núti l,y proclamo

,contri to y confuso , que mis que

ridos compañeros fueron exces ivamente corteses conmigo .

Yo era entonces relativamente j oven : sírvame de circunstancia atenuante ésta de la j uventud relati va

,y s ir

vame tambi én de excu sa e l estado general de lo s esp ir i tus : en víspera de u na revo lució n todo el mundo estánermoso .

Aquel discurso se ha agotado , y yo no he vuelto a hacer la segunda edición ; cas i l o s iento , porque hubieradado mayores desarrol los a la hi storia de la s Matemáti

cas , con lo que he aprendido después , y hub iera corregido dos errores de ninguna importancia para el fondo ,pero que son verdaderos errores de erudi ción . Cuando

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278 JOSE ECHEGARAY

escribo , tengo la mala costumbre de no consultar n ingún l ibro : escrib o s iempre de memoria ; esto es más cómodo ; pero es m uy peligroso .

Y aqu i empieza a elevarse mi pos ición social .Soy ingeniero de Caminos

,Canales y Puertos .

Soy pro fesor de la Escuela de Caminos , en la q u edesempeño dos clases por lo menos .Pronuncio di scursos furibundos en la Bolsa contra el

proteccioni smo , lo cual me vale elogios entus iastas delo s periódi cos avanzados ; artículos tremendos de los per iód icos proteccion istas .Soy , además , orador de las secciones del Ateneo ,

donde también pronuncio di scursos democráticos,de la

más a rdiente democracia .

Soy , por último , i ndividuo de la Academia de Cien-xcias .Y acaso no se me crea : n i tengo ambi ción , n i aspiro

a más . Leer mucho,leer cu anto p ueda

,sobre todo Ma

tem áti cas , y vivir tranq ui lo .

El grupo l ibrecambi sta no figuraba en ningún partidop olíti co m il itante .

Ni éramos progres i stas,n i éramos demócratas .

S impatizábamos con unos y con otros , sobre todo Conlos demócratas : con Ri vero

,con Martos , con Castelar ;

pero s in reconocerlos como j efes ; formábamos , c omovu lgarmente se dice

,rancho aparte .

E n la Bolsa,nuestros j efes eran don Luis Ma r ía Pa s

tor,un antiguo mode rado ; Figu erola , progres ista ; A l

calá Gal iano,moderado tambi én .

En el Ateneo formábamos en fi la con Castelar , conPaco Canalej as y con otros demócratas ; pero conservando nuestra independencia .

Y si esto hac ia e l grupo l ibrecamb ista , claro es q ue

yo hacia otro º

tanto: primero ,por di sc ipli na , y , además ,

porque nunca tuve mucha afición por la polít ica .

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280 JOSE ECHEGARAY

su ltan veinticuatro crón icas a l año ,o sean setecientas

Veinte en el periódico indicado .

Consti tuyen un gran con j unto de teo r ías modernasyu na crón ica año por a ño , y aun mes por mes , de losdescubrimientos e inv enciones más importantes en laFísi ca , a veces en la Química

,en la Industria y en el

Arte de la Construcci ón .

He escr ito tamb ién mucho para diversos peri ódicosde América y del ex tranj ero .

Mis compañeros l os ingenieros de Caminos , tuvieronla delicada atenci ón , hace pocos meses , de coleccionarlos artículos que lograron recoger entre los publi cadosen E l ] mpa r cza l , en E l Liber a l y en algunos otros per iód icos de Madrid , y resultaron dos tomos de casi 500páginas cada uno .

Y,s in embargo

,quedan otros muchisimos en di

versos periódicos de la cap ital,y principalmente en

BarcelonaEn suma : un trabaj o de méri to muy modesto , como

antes i ndi caba,pero enorme como cantidad

,y q u e,

después de todo , me figuro que alguna uti l i dad ha prestado a la cu ltura de nuestra patria .

No sé s i a l afirmar esto me engañará la vanidad , q u ees trai ci onera ; pero sírvame de excusa la buena in

tención .

Empecé esta labor algún ti empo antes de la révolución de septi embre

,dando a luz en la R evista de Obr a s

pá óliea s algunos artículos sobre la luz , el calor , la electr icidad y el magneti smo .

Tuve la suerte de que gustaran a mis compañeros , yaun recuerdo que con este moti vo me regalaron , luj osamente encuadernado

,un l ibro para mi i nteresantís imo ,

a saber : Investiga ciones a r itmética s,del célebre Gauss ,

que todavía conservo en mi l ibrería en puesto de honor , a l lado

º

de la Teor ia de los númer os,de . Legendre ,

y de lo s dos grandes volúmenes de los trabaj os matemáticos de Henry J . S . Smi tz , s in contar otras muchasobras modernas

,todas relativas a las expresadas teorías .

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RECUERDOS 28 1

Hablarles de todas estas obras y de otras innumer a

bles a lOs que , desde las profundidades de su ignorancia , vociferaban contra m i di scurso de ingreso en l aAcademia de Ci encias , hub iera s ido hablarles en sáns

cr ito .

' De aquello s artículos de la Revis ta de Obr a s públicashice un pequeño fol leto que , ampliado dos años después

,se convirtió en el tomo primero de las Teor ías

moder nas de la'

F is ica , al cual s igui ero n otros dos tomosmás . Pero ésta es obra aparte de la que antes ci taba , lacua l ll eva por título La ciencia popu la r .

Llegamos ya al año I8ó8; v así como he hecho liquidación de los suceso s menos insubstanciales de m i vidahasta dicha fecha, debo hacer l iquidación también paratranqui l idad de la H i stori a , que yo sé que ha de p r eocuparse mucho de estos acontecim ientos , cas i tanto comode la ca ida de Bab i lon ia

,de la destrucción de J er u sa

lén,del asalto de R oma por lo s bárbaros o de la toma

de Constantinopla por lo s turcos ; para evitar , rep ito ,molesti as e i nvestigaciones al futuro histori ador de laCiencia española en el s iglo x ix

,con su correspondien

tepos ta'a ta del xx ,

diré todo lo que escribí hasta la victori a de A lcolea por l o s generales sublevados : quelas grandes cosas y los _gr andes sucesos han de ir ala p a r .

La primera vez que puse yo la p lúma sobre el papelcon intentos cientifi co l i terario s , tendría unos trece años ,pocoomás o menos .Estudiaba Química en el _Institu to de Murcia con un

pro fesor eminente por la claridad de su entendim ientoy el admirable método de su expos ición ; ya creo habercitado otras veces su nombre : se l lamaba don R amónBaq uero .

Yo había leido mucho para entonces ; sabía que en el

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282 JOSE ECHEGARAY

mundo hay una cosa que se llama iter atu r a , sabía q u ese puede escribi r bien y q u e se puede escribi r mal

º y …

en forma in fanti l y entre mis compañeros , ala r deaba debuen gusto . Y en este punto me

,

hallaba,cuando mi

querido pro fesor me encargó q u e escrib iese u na Memor ia

sobre el anál i s i s del ai re por el eudiómetro .

¡Qué trabaj os , qué afanes , qué días angustiosos !La cuestión científi ca no ofrecía difi cultades para mí; '

pero ¿y el darl e forma por escrito ?Era la primera vez q u e yo acometia empresa seme

jante , y me constaba q u e don Ramón Baquero , ademásde ser u n buen químico y un buen profesor , er a un ex

celente l i terato ; ¿y qué iba a pensar de m i esti lo y de

mi l i teratura ?Esta er a la id ea que más me angustiaba.Ve inte veces empecé la Memoria

,y veinte veces rom

p i el papel y ti ré la p luma .

¡Cuántos años han pasado ! ¡Más de sesenta : acaso se

senta v dos !

¡Cuánto he escrito después ; cuántos dramas , cuántosartículos de ci enciapopular , cuántos di scursos académ icos

,cuántas obras de a l ta ciencia , cuántos y qué diver

sos cuentos para los periódicos i lustrados .y cuántos di scu r soS he pronunciado también : de nada de esto ine

acuerdo , y , s in embargo ,recuerdo las primeras frases

de aquel d iscurso in fanti l !

¡Cómo quedaron grabadas en mi memori a , q u e jamás s e han borrado !No sé S i ya otra vez las ci té en esta serie de mis r e

cuerdos : tengo de el lo una r eminiscenCia vaga ; pero noimporta : volveré a ci tarlas .S i a los V iej os no nos recrean los recuerdos , ¿para

qué s irve e l r ecuerdo ?El recuerdo es la i nmortal idad de lo pasado .

¡Y la inmortal idad es tan hermosa !No la inmortal idad de la fam'

;a que es pura vanidadde vanidades

,s ino lá i nmortal i dad del sentim i ento y de

la i dea . ¡Sentir en el cerebro la misma luz q u e bri l ló en

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XLIX

ANDO un salto atrás de más de sesenta años , en estaserie de recuerdos , quedé a punto , en el capítulo an

ter ior , de comunicar a mis lectores esta notici a , de*todo

punto interesante para la H i s tori a y aun para la civi l ización .

A saber : de cómo empezaba la primera Memoria q ueyo escrib í , a la edad de trece año s , por orden de mi profesor de Qu imica , don R amón Baquero .

Pues empezaba de este modo :<<NO es el ai re

,como al entender de lo s antiguos

,un

cuerpo s imple , unEste pri ncip io me encantaba , me parecía aprop iado y

maj estuoso : esto de su stantiva r el verbo entender , deponerle su artículo y de dar comi enzo con este alardegramatical a la frase

, par ecíame digno princip io para mitrabaj o

,y arroganci a infanti l que había de dej ar satisfe

cho a m i profesor .Lo malo er a que encontraba d i fíci l mantenerme a la

altura a que con la primera frase y,sobre todo , con

aquello de a l entender de los antiguos , me hab ia remontado . Porque el princip io era

,a mis oj os

,felicis imo , y

aun redondo , con la fel i z repeti ci ón de un cuerpo simp le,un elemento.

Claro es que en el fondo de esta repeti ci ón había unpleonasmo , porque s i e l aire no es un cuerpo s imple ,

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286 JosE ECHEGARAY

claro es q u e no es un elemento ; pero no está de másdar amplitud a l a frase

, r edondear la , reforzar la idea ,para que

,s i con el primer golpe no penetra

,penetre

con el segundo ; y ,sobre todo

,s i el pleonasmo no se ha

hecho para casos ta les , no sé para qué lo han fabri cadolo s retóricos .Lo peligroso

,como digo , er a sostener la in5 p i ramon .

A si es q u e lo pensé mucho , y, al fin ,continué de

este modo ; y repetiré de paso el princip io , para q uemis l ec tores se vayan haciendo Cargo de su bel leza éstéti ca .

<<NO es el ai re , como al entender de lo s antiguos , uncuerpo s imple

,un e lemento ; b ien al contrario , la Quimi

ca moderna ha demostrado con minuciosos anál i s i s yrepetidasNo me desagrada esta segunda frase

,que resultaba

l l ena y redonda y que se enlaza bien con la primera ; y,sobre todo

,pensaba yo haber acertado de l leno con los

dos adj etivos minu ciosos y r epetidos,porque p r eci samen

te para eso están los adj etivos : para nutr ir , ya q ue nopara hinchar la frase .Pero aq u í daba un nuevo tropezón , porque no encon

traba manera de segu ir y de terminar el período .

Y no debió quedar muy a mi gusto,cuando no lo ré

cuerdo , q u e es fortuna grand epara mi s lectores ; porques i yo más recordase

,no hay que esperar que de ello les

hic iera gracia , aunque les hiciera poq u ís ima .

En suma , éste fué mi primer ensayo l iterario , o , mejord icho

,ci ent i fi co—l i terari o .

En los años q u e s iguieron ,y hasta el último de la E s

cuela de Caminos,nada volvi a escrib ir con pretensiones

de esti l ista .S i n embargo

,unos artícu lo s publiqué en la Revista

de Obr a s_pz2/a/icas sobre el movimiento continuo , de

mostrando, naturalmente , su imposib i li dad ; pero de tal

modo dominaba en ellos l a parte técn ica , que la prosa ,llamémos la así

,quedaba en segundo

»o en tercer lugar.Más empeño puse y más corregi , l imé y adorné con …

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88 JOSE ECHEGARAY

empeñé en demostrarles que la cuestión , a pesar de lospesares , era elemental y senci lla , y en el fondo idénticaa lo s métodos empleados en lo s problemas ordinari o sde máximos y mínimos .Y el caso es que lo conseguí

,porque todos mis alum

nos comprendieron perfectamente lo q u e hasta entoncesles había parecido un enigma indescifrable y u na confu

s ión impos ible .Como profesor hab ia triunfado , pero la solución del

problema económico fu é desastrosaEl primer año vendi doce o catorce ej emplares

, q ue a

diez reales cada uno,s i no recuerdo ma l

,me produj eron

unos seis duros .E l segundo año vendí cinco ej emplares

,por que los

alumnos del año anterior vendieron o prestaron los'

su

yos ; y es claro que yo n i exigi a mis alumnos q u e loscomprasen ni queria enterarme siqui era de s i los tenían .

En conj unto , vendí unos veinte ej emplares en una seri e de años

,lo cual representaba un producto de dos

ci entos reales . Y como la impres ión me había costadotrei nta duros

,la empresa de l ibrería resultó desas

trosa .

O tro folleto publ iqué tamb ien sobre variaciones baj oel s igno integral ; pero para no sufrir un nuevo desen

gaño tomé la precaución de regalar la nueva obra a misalumnos .

A j uzgar por los s ignos externos , no¡parecía que hu

biera yo de hacerme rico con obras científi cas .Tampoco ellas val ían mucho ; pero veinte o treinta du

ros b ien lo s valían .

Por entonces m i amigo y condiscípulo , amigo queridísimo desde la infanci a , don Bernard ino Sánchez Vidal

, q u e ten ia en Madri d u na clase particular de Matemáticas , se empeñó en que le escrib iese un tr atadito deproblemas elementales de Geometría , y en efecto , se loescrib í

,y le regalé por añad idura la prop iedad ; de suer

te que este trabaj o , que ya er a de alguna extens ión , nome val ió ni un real , y digo real , y_no digo peseta, por

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RECUERDOS 289

que nuestro s i st ema monetario er a po r entonces ! a modestia suma .

Tres obras científi cas más he de ci tar todavía ; mej ordicho , cuatro ; pero ¿son de esta época , o son poster iores al año 70?Esto no lo recuerdo .

Pero poco importa ; y la historia de la s ci encias Matematicas en España no pierde gran cosa con que yo norecuerde tales fechas .Son obra s de propaganda C ienti fi ca

,no 'de ciencia po

pular , como las q ue he escri to después , s ino de a ltaciencia ; y mi obj eto era i r despertando estas a fi cionesmatemát icas en España , escribiendo una seri e de tratados que faci l itasen su estudio .

Las cuatro obras a q u e me refi ero son las si gui entesLa primera parte de un tratado de Termodinámica .

La “publi có la Revi st a de Obr a s/n ióica s , porq ue como ,s egún dice e l refrán , de los escarmentados nacen lo s av isados ; yo estaba resuelto a no ser en ad . lante e l edito rde mis propias obras , gastando d inero que no tenía ydesnivelando mi modes tís ímo presupuesto .

E n materia de presupuestos , s iempre he s ido pa rt idari o resuelto del super ávit : no .son estas en mi a fi cionesmodernas .Jamás he conov ido el por modestos q u e h ayan

s ido m is i ngresos .La obra a que me re fi ero estaba ins pi rada en los t ra

baj os más modernos , por en tonce s , de l extranj ero , v er a

materi a desconocida en E S p aña y que no s e enseñaba enn inguna parte , n i en E scuelas especiales , n i en Ins t ituto s : por de contado , n i en lo s l i bro s de Fís ica de entonces , ni en las Un ivers i dades tampoco aparecía .

Después sí se ha en señado la Í er nzoa'

imimica ,y hoy

se enseña po r p r ofesores de verdaderoméri to .

Y valga es te dato , entre o tros muchos q u e i remos citando para demos trar que E spaña

,a pesar del pes im is

mo de muchos,adelanta muy seriamente en el o rden

ci entifi co .

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290' JOSE ECHEGARAY

La segunda obra a que me refería er a tamb ien un tratado de D eterminantes . Está insp irada en u na obra ital i ana , aunque el método , algunas demostraciones y la

forma de la exposi ción me pertenecían en absoluto .

Poco mérito es ; pero , poco o mucho , no está de máshacerlo constar .Tampoco esta teo r ía er a por entonces conoci da en

España . Hoy , en cambio , es vu lgar ís ima .

En muchos y excelentes l ibros escri tos en castellanose expone y desarro lla

,y hasta se ha i ncluido envarios

p rogramas de examen .

Y rep itiendo lo que antes d ij e,agrego que también

editó este l ibro la R evista de Obr a s pública s , por razones económicas del m ismo orden que las ya expuestas .Claro es que s i la R evista de Obr a s públicas costeó la

impresión de la Termodinámica y de los D eterminantes ,yo no ob tuve

,n i en j usticia debía obtener

,el producto

de la venta .

De manera que en este caso,como en otrosmuch is i

mos , he trabaj ado de balde y por puro amor a l a Cienc ia y a la propaganda de i deas que creia benefi ciosaspara mi pa ís .Lo tercera obra de las cuatro

" i ndicadas es un. tomosobre teorías modernas de la Geometría

,0 i ntroducc ión

a la Geometría superior .Tratase de un l ibro hecho con cariño

,y me parece

q u e las teorías están expuestas con suma clari dad y pormétodos que casi son mios , aunque después y en obrasposteri ores del extranj ero he vi sto métodos análogos .Nada tienen de maravi l lo so

,n i exigen esfuerzo alguno ,

y en rigor están conten idas en las obras clásicas q u e yoestudi aba ; pero de todas maneras me parecen muypropios para la propaganda de la alta Geometría .

Este l ibro lo ed itó la A cademia de Ciencias : de suerte que tampoco me costó sacri fi cio alguno , porque nofu é sacrifi cio el escrib irlo , s ino antes bi en , recreo intel ectual .Leer un teorema o u na demostración en un libro ex

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292 JOSE ECHEGARAY

R esumen de lo d icho : q ue escribía obras , escrib ía a rtícu los , pronunciaba discursos , consumía nervio s y trabaj o y no consegu ía ningún resultado metali co .

La Ciencia no era un ingreso para mi , dej ando aparteel modesto sueldo que como profesor de la Escuelapercibía del Estado .

En cambio , la Literatura me dió posteriormente ma

nera decorosa , y aun desahogada,de vivi r

,y , s in em

bargo,y esto prueba que la naturaleza humana es ingra

ta de suyo , yo tengo un amor inagotable por la Cienc iano hay rato perdido n i momento de descanso qu e no laconsagre , y la prefi ero a l a Literatura en general

,y a la

Liter atur a'

d r amática, que me ha sustentado durante

cuarenta años .S i yo hub iera s ido rico y no hub iera necesitado tra

bajar a l d ía pa ra V iv ir a l día ,me hubiera ido

,y me i ría

hoy mismo,a un rincón , a l eer libros de Matemáti cas , a

escribi r lo que me ocurri ese en estas ciencias,y acaso

,

de tarde en tarde , escribiría un drama para desahogarlos excesos de fi ú ido nervi oso .

Descubrir un teorema nuevo y fecundo,forj ar una

teoria que a nadi e se l e hubiera ocurrido , reso lver unproblema no resuelto todavía

,este es un placer supre

mo en el orden i ntelectual .Puede l legar a ser u n placer d ivino : q ue por algo le

l laman a Dios el Gran Geómetra .

Pero esta clase de trabaj os requieren tiempo , descan'

so,tranquil idad , carencia de preocupaciones y mucho

tiempo : un año , dos años , tres años , aca so una vida .Es preciso poner ante s í

,como decía Newton , el pro

blema,y esta rlo mi rando s iempre

,i lum inarlo por es

fu e r zo de la razón , fecu nda r lo con la mirada fecunda delcreador .En cambio , un drama se p iensa en una noche y se é s

cr ibe en quince d ias , y ,supon iendo que salga ma l,pro

por ciona a l autor unos cuantos miles de reales .Por eso no he podido hacer nunca lo primero : he lei

do,he estudiado , he escri to a ratos perdidos, en lo s hue

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RECUERDOS 293

cos de la vida , comorelleno de otro s trabajos ; j amá s deuna manera seria y sosten ida .

Y,s i n embargo

, ¡qué ratos tan del ic iosos para m i ,qué sacudidas de dele i te i ntelectual

,qué atmós fera de

op timismo ,

º

permítaseme la palabra , ha creado la Cienc ia , aun as í rota , fraccionada , intermitente , alrededor demoi s er !Como estud io psi cológ ico ,

bien vale la pena de q u eyo evdq u e algunos recuerdos .S i algún joven me l ee , que lo dudo , porque en Espa

ña se lee poco , es posible que lo que aqu i cuento o relato Si rva de

'

al iento y enseñanza a lo s princip iantes .No son estos recuerdos trabaj o l i tera rio en q u e yo

ponga empeño,dado que el empeño de algo me s irv iese .

Ni p ienso lo que voy a deci r , n i tengo plan n i concierto

,ni s iquiera escri bo yo mismo estas desordenadas

l ineas . Lo que por manera caprichosa voy recordando ,eso dicto

,sin pretensiones de esti lo n i alardes de r é

tórica .

Es algo así como u na conversación conmigo mismo,

en q u e salen desordenadamente por las p uertas de lopasado imágenes y sucesos en revu elta confusión

,s in

orden de fechas , s in enlace de ideas, si n nada que i nd ique plan preconcebido o s i stema crono lógi co .

Estoy cas i en el año 68,y voy a da r un salto haci a

atrás para recordar la época en que yo era ni ño , apenastendría trece o catorce años , y en que cas i a diari o é s

cri bía carta s a mi amigo de Insti tuto,que luego fué ami

go de toda la vida , Bernardino S ánchez Vi dal , que porentonces pasaba sus vacaci ones de verano en casa desus padres

,en A lhama/ de Murci a . .

¿Y de qué l e hablaba yo en aquellas cartas a mi querido amigo ?A sómbrense m is lectores .Por entonces hab ia caido en mis manos una Geome

tría , en francés , que acababa de publi cars e , que yo había vi sto anunciada en no sé qué l ibrería

,y que hice

que mi padre me traj ese .

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294 JOSE ECHEGARAY

E r a la Geometría de Vi ncent .E r a completa , extensa , y ,

en comparaci ón de la Geometria elemental que me habíanexpl i cado en el Instituto

,er a para m i un verdadero monumento .

Cuando tuveentre mis manos aquel volumen,que me

parecía enorme,y que realmente tendría más de 600

páginas , y además escri to en francés , me quedé contem

p lándolo con respeto y temor , y algo de veneración r e

l igiosa .

¿Comprendería yo aquello? Imposible : er a muy sub l i

me para m i .Y

,s in embargo

,lo comprendí

,y fué uno de lo s gran

des placeres de mi vida .Pues sobre este l ibro le escribía yo a mi amigo Ber

nardino carta sobre carta .

Mira qué teorema tan boni to le decíaº—' acabo

de l eer en el l ibro de —que te hablé .

Y le expl icaba el teorema,como S I a él hubiera de

interesarle,y le desarrollaba la demostración .

Realmente, a Bernardino Sánchez no le importaban

gran cosa aquellas cartas ; pero le importaban a su padre , que las leía y las comentaba .

¿He hablado yo alguna vez del padre de BernardinoSánchez Vidal ?Me parece que s i ; pero no importa : puesto que yo lo

he olvidado,también lo habrán olvidado mis lectores , y

me complace resucitar seres que ya no exi sten ; q u e nadie há conocido más q u e allá en el pequeño círculo desu aldea ; que para la masa inmensa de l a humanidad r é

presentan menos que un átomo de polvo para los arenales del Africa 0 de la Arab i a , o qu e un gusani llo quenació sobre una hoj a de un bosque , y murió al lleg ar altronco en viaj e para él di latado y penosis imo .

Todo el mundo conoce a Napoleón ; oyó hablar deCésar

,y hasta de Herodes

,cuando niño ; pero ¿qu ién

sabe que exi stió un buen señor,hacia el año 47 del s i

glo pasado,allá en Alhama de Murcia ?

Y algún lector agregará : ¿n i qué le importa a nadie ?

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JOSE ECHEGARAY

Pero lo cu rioso no es esto .

Es lo curioso que , aunque nunca impr imió esta obra ,de ella hizo quince o veinte edi ciones , o no sé cuántas

,perfeccionándola

,l imándola y completánd ola año

tr a s aano .

Acababa de escribirla , y empezaba a escrib irla denuevo en letra muy clara y muy correcta , con 'los cálcu

lo s muy esmerados y muy limpios,y con sus números

de orden y sus referencias .Y a cada ed ición le ponía su prólogo

,explicando las

modi fi caciones q ue en la edición antigua habia i ntrod u cido .

Así pasó su exi stencia este buen señor,hida lgo por

s u fam i li a , labrador por necesidad ,matemático por afi

ción , y pob re por añadidura ; tan pobre , que no podíamandar a su h ij o a Madrid a segu i r una carrera c u andoen e l Insti tuto de Murcia tomó el grado de bachi ller almi s mo t i empo que yo .

M as de sesenta años han pasado , y me fi guro que leveo ante m i , ergu i do , digno ,

con traj e hum ild i s rmo , perocon sonri sa u n tanto a lti va

,entre altiva y bondadosa

,

enseñándome u n montón enorme de papel es : las quinceo vei nte ed iciones de s u Aritmética .

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E COR DANDO l o úl timo q u e escrib i , o mejor dicho q u edicté

,en el capitulo p recedente , caigo en la cuenta

de que por la p intura que hice de mis afi ciones , a llá porlos años en que ,yo tenía trece o º

ca tor ce , q u e no dej ande ser años en total idad desde aquella fecha

,pud iera

pasar a l os oj os de mis lectores como un niño curs i ei rresi st ible

,y pedan te por añadi dura

,a fuerza de ser

apl i cado y j u icioso .

Y protesto de que en ta l figura no habría n i sombrade parecido .

Yo no era el n iño con pretens iones de sabio y presunto académico ; er a como otro cualqui era de mi edad ,n i hacia públ ico alarde nunca de m is aficiones ci entiñcas .

Me gustaba la C ienc ia geométri ca,l a pequeña ciencia

que entonces estaba a m i alcance , y los teoremas deGeometría me encantaban , y rebosaba mi entusiasmoi nfanti l en las cartas a que antes me he referido , escr itas , más bi en que para Bernard ino Sánchez , para su padr e

, de qu ien hablé largamente en el artículo anteri or .

¿No existe , o por lo menos no ha exi stido en las novelas bucól icas y pastori l e s

, q u e ha s ido e l género l iterario más fal so q u e haya existido j am ás , la inocencia

pa stor i l ; género más falso , rep ito , y más empalagosocien veces , que el m ás de satinado l ibro de caballería ?

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298 JOSE ECHEGARAY

¿No encantaba a toda u na .gener ación el tipo de pastoras y p a stor citos escrib i endo . nombres en las cortezasde lo s árboles y poni endo lazos de colores en las lanasde sus borregos ? ¿No ha enternecido a damas y galaneseste género de inocencia?Pues s i existe la inocencia pastori l , ¿por qué no ha

de existi r la inocencia ci entífi ca de un niño de treceaños , q u e escribe cartas reproduciendo los teoremas deGeometría que aprendió el día antes ?Esto será extraño

,raro

,poco común ; pero cada uno

es como es,y yo soy como soy

,

'

y como he s ido fu í, s ins in hacer nunca públ ico alarde de m is afi ciones

, q u e en

estos alardes está el gnid de la cursi lería .

¡Qué remedio ; s i a mi me ha encantado s iempre , tanto como un buen drama

, 0 más que un buen drama , unhermoso teorema de Geometría !

Todavía recuerdo con íntimo placer , y hasta Con

emoción (asómb r ense cu'

anto qu ieran mis lectores ! , conemoción

,rep ito

,el año en que me estuve preparando

para ingresar en la E scuela de Caminos , como uno delos años más fel ices de mi vida ; y es que s i empre he tenido la precaución y la prudencia de no ser muy exi

gente en punto a fel ic idad humana .

Todos los d ias iba a dar clase con don Angel R iq u elme

,que vivia en la cal le de las U r osas , frente po r frente

del teatro que,s i no recuerdo mal , por entonces llama

ban é l teatro del Instituto .

Y como don Angel er a pro fesor del Conservatori o deA rtes

,y tres días a la semana , de nueve a diez de la

noche,expl i caba Geometría descriptiva en una de las

clases del antiguo Ministerio de Fomento , yo resolvías i sti r a este curso de aquel profesor para mi tan q u eri do y tan respetado .

Y prepárense mi s lectores a oi r una mezcolanza ex

tr aña de cosas estr ambótica s .

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300 JOSE ECHEGARAY

entre manos , pues lo que entre manos tr aía eran lascastañas del postre , cuando , al fin, entre la s negrurasde la noche , se me d ibujadá la sol u ció n luminosa delproblema , sentía un placer

indecible,algo as i como u na

sacudida eléctri ca , y tenía que contenerme y que hundi r la cara en el embozo de la capa para no lanzar unenr e/ea , q u e no hubiera

's ido Oportuno qu e abr otase de

lo s labios de un n iño de catorce años,en la calle de Cá

r r etas, o en la Red de San Lui s , 0 en la embocadura de

la calle del Barquillo : para el!

eu r eka está el porti coclás ico .

Pero no e ra yO sólo el que se entus iasmaba con losproblemas de Geometr ía : compa rti eron años después ,no muchos , mis entusi asmos por esta c la se de p r ob lemas mi admirado profesor y s iempre q u e r id ís imo amigodon José Mo r er y el mismo don Angel R iquelme .E studiaba yo por entonces en la Escuela de Caminos ;

mas mis relaciones con don José Mor er y con donAnge l Ri quelme , s in dej ar de s er respetuosas por m iparte

,eran cariñosas—y cordiales por la de mis pro fe

sores .Muchas noches

,muchísimas

,íbamos lo s tres j untos

a l teatro Real ; aunque no a butacas,n i a palcos , que

por aquello s tiemp os , si bien lo s precios no eran tan

elevados como hoy ,la clase media no abusaba n i de

pal c os ni de butacas .De m i no se hable , porque yo e r a un modesto estu

diante ; pero don José Mo r er era un ingen iero eminente ,estaba encargado de un trozo del cana l del Lozoya , y ,

además,por su fami llia tenía for tu na , v don Angel R i

quelme era el pro fesor particular que más ganaba en

Madrid : quizá ganaria ocho o nueve mi l duros al año ;pues así y todo , a paraíso iban con frecuencia a O i r a l aFr ezzol in i y a Ronconi .Eso s i

,a delanteras de paraíso , y yo a entrada gene

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RECUERDOS 30 1

ral , aunque ellos , a veces , me regalaban alguna delantera .

Pues antes de“ empezar la función , y en los pas i l l os ,con frecu encia hablábamos de Matemáticas 0 de algúnproblema de Geometr ia , mezclando armonías con armon ias , l as armonías geométri cas con las armoníasacústicas .Y es el caso que una noche habíamos di scutido sobre

un problema cuya solución no encontrábamos n ingunode los tres , y bajo la imp res ión peno

'

sa , porque es muypenosa impres ión para los afi cionados esto de declararse impotentes ante u na di fi cultad geométri ca , empezóel acto , y entramos a ocupar nuestros as ientos .Los tres , s i lenciosos ; pero tengo para m i que más

pensábamos en el problema que en la ópera .

A l Cabo de un largo rato,y mientras la ti ple hacia

gorgoritos , Mór er no pudo contenerse , y en voz alta no sdij o a don Angel y a m i : << ya está , ya está , ya lo tengo :las tres rectas pasan por un punto » .

Esta era , en efecto , la clave de la difi cultad .

Pero imaginen m i s lectores el asombro de todos lo s

q u e nos rodeaban , ante aquella inesperada sal ida yaquella nota d iscordan te .

Disco rdante no lo era,mal que pese al pentágr ama :

qUe no unen mej or cuatro notas q u e tres rectas que pasan por u n punto .

Todo el mundo nos m iró con asombro,y un amigo

que estaba en la segunda fi la , se incl inó y nos d ij o entono bu d ón

Están ustedes chifi ados,y se están ustedes po

n iendo en ridículo .

S er íai

lo que fuese ; pero las tres rectas pasaban porun punto , el problema estaba resuelto : Mo re r hab ia encontr ado l a so l'ución entre los acordes de l a o rques ta , yun gran peso se nos había quitado de encima .

O ímos el resto de la ópera con verdadero dele i te .

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302 JOSE ECHEGARAY

Muchas personas se extrañan de estas afi ciones mías ,múltiples y al parecer contradictor ias .Por ej emplo

,mis afi ciones por las Matemáticas y por

la ciencia en general,y a la vez por

'

la dramática y lapoe 5 1a .De

'

l o que yo me admiro es de su admiración .

S i,las Matemáticas forman u na salsa q u e le va bien

a todos los gu isos del espíri tu ; y no l leve a mal el lecto r estas imágenes

,que me atreveré a l lamar u ltr amo

dernistas .

Las Matematicas armonizan con la música ; esto no loni ega nadie , y armoni zan hasta con el arte en general

,

como que todas son armonías .Vari edades en u na o en otra forma , q u e se resuelven

en u na a lta y bel la un idad .

Pero dej émonos de metafísi ca , aunque yo creo q u eson metafís i cas de buena ley,

y continuemos la relaciónd e m is recuerdos .

¿Por qué decía yo todo esto ? ¿A qué,ha , venido esta

digres ión ? Ya no lo sé , ni qu iero saberlo , n i me importa .

Creo que hablaba de m i amor a la C ienci a y de lo strabaj os que había escrito y q u e había publicado antesdel año 68.

Y que los escrib ía y los publ icaba por amor p latónico a mi b ien amada la Verdad , s in mira interesada n iego ista .

S i n interés,rep ito

,de ese que se traduce en p iezas

de metal o en b i ll etes de Banco .

S i n ambi ción de glori a,porque ¿qué glori a podían

darme escri to s q u e no encerraban nada nuevo n i trascendenta l en la ci enci a?No era por entonces propaganda por med io

º

de la

ciencia popular ; era propaganda de la alta ciencia , acomodada al estado de cultura de nuestro país . Pero noer a ninguno de esos chispazos que dejan estela de luzmás o menos prolongada en la hi storia de la c iencia .A esto asp iraba yo y asp iré s i empre , porque lo s de

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304 JOSE ECHEGARAY

Estas en muchos casos , no diré en todos , p r opor cionan mi les de duros a sus autores ; pero éste es problema complej o , en q u e yo no debo entrar , y en el q u e

tengo mis i deas propias , que tampoco son de este momento .

Yo,como he dicho en otro cap ítu lo , no llegué a és

cr ib ir más q u e un pequeño libro de texto ; me produj ounos diez duros , y ,

como me hab ia costado treinta laimpres ión , perdí ve inte .Y a lo dij e antes , y ahora lo rep ito , porque hay heri

das que c ica tr izan d i ficilmente .

He penetrado resueltamente en e l año 68; voy aprox imándome a los tiempos tempestuosos de la révoluc ió de septiembre , y llego a l año de la Gloriosa , baj ou na impres i ón tr istís ima , del o rden privado , de que luego hablaré : me refiero a la enfe rmedad de mi padre .

No se presentaba amenazadora : era una dolenciamansa

,un preludio de la vej ez

,de esos q u e duran mu

chos años ; pero la impres ión q ue yo sentía er a tri ste yangusti osa .Y avanzaba e l año , y_

la revo lución se iba condensando en la atmós fera ; todo e l mundo la presentía , en todas partes se hablaba de el la como de a lgo inevitab le .

Unos con espe ranza , o tros con zozobra , muchos con an

gu st ia ,todos con curios idad y resignac ión ,

a u n los menos res ignados .

¿E n qué fo rma , cómo , cuándo iba a estal lar? Nadie losab ía ; pero todos esperaban la gor da , q ue este nombrese le daba au n antes de estal lar .S i iba por la mañana a la E scuela a da r clase , l os

profesores todo s,desde lo s m ás reaccionarios hasta lo s

de ideas más avanzadas,hablaban de la revoluc ión : se

r ía ip r ob lamente en los meses de verano : el calor es ungran estimulante para esta clase de exp los iones .

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RECUERDOS 305

S i iba a la Revista de Obr as públicas , se hablaba de larevolución como cosa inminente : lo s generales desterrados a Canarias iban a desembarcar de

'

un momentoa otro .

S i iba al Ateneo , arreciaban las nOticias : la revoluci ónsería el mes próximo , el general Prim hab ia desaparecido

,lo s esp ías del Gobierno de Gonzá lez Brabo le habían

perdido de vi sta .S i alguna noche iba a l teatro , en lo s pasil los no se há

blaba más q ue de la gor da , q u e iba a estallar en l a se

mana próxima ; decían q u e Prim , disfrazado , había pasado la frontera .Y cuenta q u e estos centros a q u e me refi ero no eran

centros em inentemente po líti co s ; pues las personas q u efrecuentaban estos últ imos , 0 q u e eran amigos de lo ssocios , por ej emplo , de la tertul i a progres i sta , éstos acortaban

'

el plazo y no consentían q u e terminase la semanas in q u e hubiera batallones sublevados , gente en lo s campos y barricadas em las cal les de Madrid .

No se resp iraban más que vientos de revolución ; lo smás reaccionario s , hasta muchos amigos del Gobi erno ,l a consi der aban como inevitable .Y algunos decían : sabe

,quién sabe ? Puede

ser q u e tra iga algo bueno .»

Por l o pronto traía el espléndido programa democrá

tico,la seri e adm irabl e de derechos i nd ivi duales

,la de

mocracia más pura , el porven i r más bri l lante , l a regeneración de la patria , el engrandecimiento glori oso deEspaña .La atmósfera estaba cuaj ada de grandes esperanzas

,

de hermosas ideas , un entrecruzam iento de luces , l a linea quebrada de la cente lla cruzando la bóveda delarco i r is .Y esto para el verano

,o para la primavera

,o para la

semana próxima , o para mañana mismo .

Y , s in embargo , pasaban días y meses y no sucedíanada , y el Gobi erno apretaba los torni l lo s cada vez más ,y Gohzález Brabo Oponía su carácter de hierro a las i ras

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JOSE ECHEGARAY

r ugientes de todos los partidos l iberales : del viejo partido progresi sta , con sus tradiciones gloriosas y susgrandes masas ; del parti do democrático , con sus grandes hombres : don Nicolás Maria Ri vero

,Castelar

,Mar

tos , Figu eras , Pi , q ue ya acentuaban l a nota republi cana ; de la Unión Liberal , con sus bravos generales en eldesti erro y sus inñu encias en

el ej ército ; y de u na emi

gración formidab le :_01ózaga ,

Ruiz Zorr i lla,Sagasta

,Cas

telar, Martos , todos los p r ohombr es de la democracia y ,,el progreso .

Y contra esta suma de fuerzas enormes se aprestabaa la lucha , y contra la masa del país , que s i teme lo nu evo

,con lo nuevo s impatiza ; y que asi comoen el teatro

,

¡cuando l e interesa el drama,pone en la escena sus cinco

senti dos , murmurado <<A ver qué resulta », así pone

alma y vida en la tragedia políti ca,y también s iente cu

r ios idad i nmensa , la curiosidad de todo un pueblo , q u ees curi osidad de gigante , por ver qué resulta en el é scenári o tantas veces ensangrentado de la patria .

¡Ay del drama políti co y de los actores , s i el resultado no corresponde a la expectación , si acaba en sainetelo q u e el gran público imaginó tragedia !Es opinión corriente que en España nadie más q u e

lo s político s de pro fesión se interesan por los grandesproblemas

,de cuyas soluciones depende l a suerte del

país .Y se dice , y con razón , q u e éste es un mal ; pero yo

creo q u e la dolencia que al país se atribuye no corresponde a la real i dad .

Los españoles , cas i todos los españoles , nos interesamos por la política ; pero no como actores , s ino comoespectadores .Amamos el teatro , somos descendientes de aquellos

q u e ap laudían a Calderón y a Lope ; y para los españo

les la pol itica es un gran teatro , y lo s sucesos de la pol íti ca son como las peripecias de un drama .El públi co ap laude o silba , por lo regular s i lba , con

razón o s in el la ; esto no lo discuto .

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308 JOS E E CHEGARAY

puebloespañol ; pero como toma parte en las represemtaciones dramáticas , desde butacas , palcos y galerías ;nunca se le ocurre bajar al escenario

, q u e es como sidij éramos acudir a los cómicios , mezclarse a los ,

acto

r es ,

'

y convert irse él en actor,y en autor s i es preciso .

Y yo a mi vez, convertido en espectador,e i nvadido

por el estímulo de la cur ios idad,preguntab a : ¿Qué re

su lta rá ?

Lo tri ste es q u e el gran públ i co de la nación española , ante el profundo drama de la políti ca , se equivocagrandemente a l no poner en el drama más q u e el i nterés de la curio s idad .

No , el drama le i nteresa por manera más honda ; élestá en el drama

,y ha de sufrir sus consecuencias .

Cree que no es más q u e espectador , y como espectador se porta

,s i n comprender q Ue , al aplaudir o a l s i l

bar,a s i mismo se ap laude o se si lba .

Q ue ta l escena que l e pareció cómica y q u e-le hi zo

reir , en l a real idad de la vida será trágica y ha de hácer le llorarPero

,en fin, las cosas son como son , y todo esto lo

digo al tanto de lo que antes decía,a saber : q ue al apro

ximar se la revolución de septiembre , a grandes esperanzas y a grandes temores

,porque aquéllos eran otros

tiempos,y las pasiones políticas andaban más deS p ier

tas ; a esperanzas y temores , repi to , se unían , comosiempre

,una gran expectación ,

u na i nmensa curiosi dad .

La revolución vi ene —decía todo el mundo ¿quéva a resultar?Y estamos ya en el verano del 68; el telón va a le

vantar se; detrás del telón están los personaj es del d r ama

,y todas las miradas están fi j as en el escenario .

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VANZABA la primavera de 1 868, y el d i rector de la Escuela de Caminos me propuso para una comis ión

en París durante lo s meses de verano .

La Dirección de Obras públ i cas y los j efes del Cu erpo

,querían mostrarse amables conmigo , en compen

sación del doble sacrifi cio q ue me habian impuestoa l no permiti rme abandonar el Cuerpo para dedicarme a la enseñanza particular de las matemáticas , y alnegarme l i cenci a cuando don José Salamanca me quisollevar para la construcción de los ferrocarri les de Italia .S i n duda pensaban : ya que hace falta en la Escuela

de Caminos y que le condenamos a trabaj os forzados enla ensenanza

,procuraremos endu lza r le la pena y el sa

Cr ificio .

'Yo agradecía la i ntención ,y conti núo agr ademendo la ;

pero la compensación no existía , porque la enseñanzaparti cular de l as matemát icas me hubiera proporc ionado algunos mi llones de reales en ocho o diez años

,con

lo cual a lo s cuarenta años había resuelto e l problemaeconómico para toda la vi da : hubiera podido ded i carme tranquilamente a las matemáticas , que eran m i afición decid ida , y por mi cuenta hubiera podido hacerviaj es al extranj ero a mi gusto , a mi sati s facción y en

plena l ibertad .

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3 1 0 JOSE ECHEGARAY

Pero el Estado y sus dignos representantes,aun cuan

do quieren ser benévolos,son tiranos .

En fin , ya pasó todo aquel lo ; mi vida fué por otro scauces ; no me queda n i malquerencia n i enoj o contral o s que creían cumpli r s u deber al recluirme en la Escuela de Caminos , y sólo

' me queda un recuerdo degrati tud por la protección q u e a su manera me dispen

saban .

De todas maneras,y desde el punto de vista econó

mico,estas comisiones constituían un gasto para mi ;

porque como iba s i empre Con mi muj er , las i ndemnizaciones

,que no eran muy esplénd idas para uno , eran

insufi cientes para dos,y siempre se mermaban mis

ahorros : ahorros b ien modestos,a saber

,unos treinta

y tantos mil reales colocados en la Caj a de Depós itos ;y gracias a que en aquel año había tenido un pequeñosuplemento de ingresos por un informe sobre aguasque tuve que dar con motivo del abastecimiento deJerez .Me preparé con tiempo para mi viaj e a Paris

,que era ,

s i mal no recuerdo,el tercero que hacia .

El primero fué el año de ecl ipse total ;'

es decir , el 60.

El segundo fué el año 6 2,o sea el de la Exposici ón

Un iversal de Londres .Y creo que ya no volví hasta el año 68.

Pero mis alegrías de viaj ero se entri stecieron grandemente desde los comienzos .Mi padre no estaba bueno .

Dos o tres años antes, en un día de invierno y des

pués de una extraordinaria nevada , se empeñó en sali rporque tenía un enfermo de mucha gravedad , y comono circulaban coches

,sal ió a p ie , dió u na caída , y yo

creo que aquella caida fué su muerte, p0r q u e deb ió su

fr ir una gran conmoción cerebral .No se resi ntió al pronto; pero se entri steció su carác

ter , quedaba si lencioso horas y horas , y , a no dudarlo ,él

,que er a gran observador , algo deb ia senti r y algo

debía observar q u e hondamente l e preocupaba .

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3 1 2 JOSE E CHEGARAY

fi nes de la-primavera del 68, cuando yo estaba preparando mi viaj e , s intió un l igero entorpecimiento en u na

pierna,y dij eron los médicos lo que se dice en estos

casos : <<Umpoco de reuma , eso no es, ,nada ; debe usted

i r este verano a Alhama , a Fi tero , a algunos baños'

ca

l ientes .»

Eso no es nada —repetíamos todos , s in creerlo ,

por lo menos yo .

Y él sonreía , dici endoEs la ter cer a adver tencia .

Estábamos en la época napoleónica , _y er a una frasecorri ente ; cuando Napoleón III quería suprimir

" un per iódico ,

le dirigía la primera , la segunda y la tercera adver tencia ; la tercera er a la supresión del periódico ; poreso decía mi padre : es l a tercera advertencia .

Por no a larmarmos,y para q u e yo no suspendiese m i

viaj e , no daba importancia a aquella pequeña dolencia .S i

,tendrán razón , un poco de reuma repetía s in

creerlo . Y al pri ncip i o salía como s iempre , y hacía suvida ord inaria .Después de marcharme yo al extranj ero , creo que des

de el d ia s igu iente , ya no sal ió más .Yo ten ía tri stes presentimiento s ; de suerte que aquel

viaj e no fué muy alegre para mi , y lo h ice más lentamente que de costumbre : me detuve en Valladol id , enBurgos

,en S an Sebastián y en Burdeos , para recibir ca r

ta más pronto y recibi rla a diario .

Y recib ía carta , naturalmente tranquil i zadora , aunqueno había motivo para el lo

, en q u e me decían q ue estaba preparándose para i r a lo s baños en compañía de mihermano Miguel .En esta di spos ición de ánimo llegué a París , en don

de estuve j ul io y agosto .

¿Qué comisión l levaba?Ya no me acuerdo .

¿Qué me ocurrió de parti cular durante esos dos meses ?Tampoco me acuerdo .

No tenía más q u e u na preocupación . R ecibir carta de

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RECUERDOS 3 1 3

España . Y la recibía cas i a di ario ; y mi hermano me escr ib ió desde los baños cartas muy alegres , muy despreocupadas

,asegurándome que mi padre estabamucho

mej or..Yo nada creia : lo veía todo negro ; n i él lo creia tam

poco,como sucede en tales casos : todos queríamos en

ganarnos .La edad de mi padre no era muy avanzada ; tendría

sesenta y dos o sesenta y cuatro años ; s u salud hab iasido s i empre buena ; la esperanza era natural ; pero yo ,q u e para todo lo demás soy optimista , soy pes imi sta ,en alto grado , para las enfermedades .D e todas maneras , no era co sa de entri stecer a mi pa

dr e y a mi hermano , y les escribía también cartas muyregocij adas hablándoles de París y di ciéndoles q u e mediver tía mucho ; hasta creo que le escribí una carta en

verso a mi hermana .Todo pura comedia .

Procurábamos engañarnos a nosotros mi smos , y nohay comedia más tri ste q u e aquella en cuyo fondo hayun drama .

De todas maneras , como la enfermedad de mi padreparecía estacionaria

,y por el pronto no tomaba caracte

r es agudos , yo continué en París lo s meses de júl i o yagosto cumpli endo mi comis ión , que , vuelvo a repeti r ,no recuerdo cuál era ; y s in d ivertirme , como otras veces , en aquella c iudad maravi l losa , única eh el mundo

para toda clas e de estudio s , enseñanzas , goces y emo

ciones .No , esta vez no gocé en Paris : l a alegría no la encu en

tra uno fuera ; la l l eva dentro de s i mismo .

De suerte que yo no recuerdo de aquel viaj e a la granmetrópol i más que dos circunstancias , y ambas repuls ivas , s ini estras , y cas i me atrevería a deci r macabras .La primera fué mi vis i ta a l as alcantari l las , o mej or

dicho , a lo s grandes colectores , que son grandes canalessubterráneos . Fuimos u na porción de españoles y algunas señoras , porque nos aseguraron q ue era u na vi s i ta

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3 I4 JOSE ECHEGARAY

curi osa , q u e no tenía nada de repugnante , yq u e , por decontado

,no había peligro alguno .

En efecto : fu imos en u na gran barcaza navegando a lolargo de un par de kilómetros .Realmente , en todo ello nada había de curioso , aunque

la curios idad er a grande,o mej or d i cho , la l imp ieza .

Las señoras vestían traj es claros de verano , y , s in embargo

,al salir a la superfici e de la calle y cruzar el bule

var , nadie hub iera sospechado que salíamos de una alcantari l la .

En suma : me alegré haber hecho este pequeño vi aj e,

que no fué molesto n i siquiera por el mal o lor .La segunda vi si ta fué a las catacumbas .Las catacumbas de Paris consti tuyen , en rigor , un Pa

r ís subterráneo , el París de las sombras , tan i nmensocomo el París de la luz .Una red interminabl e de calles o galerías , con sus en

cr u cij adas , sus extensas arterias , sus ca l lej as y plazas .Las arterias principales t ienen gran anchura

,y a un

lado y otro , de trecho en trecho , hay fu ertes macizos deti erra que sostienen la parte superior del terreno ; algoa si como u na calle de R ivol

,

i , to sca y sin iestra y hundida en las sombras .Formábamos los vis itantes varios grupos , y a cada

uno acompañaba Un guía con su correspondiente farol ;en la parte al ta de la bóveda hab ian trazado u na gran l inea negra y gruesa , con Hechas de ti echo en trecho ,para in

b

d icar el sentido en q u e debía marcharse .“

Según se afi rma,estas catacumbas son el resultado del

trabaj o de excavación de muchos siglos .A medida que crecía París , para las argamasas y lo s

morteros de las construcciones que“ se iban elevandoen la superficie del suelo

,se socavaba el subsuelo como

mina inagotable de arena,p iedra y materiales de cons

trucción .

Puede decirse q u e u na gran parte de París ha brotadode las profundidades de su formación geológica , que ,harta ya s in duda de tinieblas , subió a buscar el aire y

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3 1 6 JOSE ECHEGARAY

Los grandes huesos de la cadera , las cabezas del fémur , se han colocado ordenadamente , como piezas deun“ muro de mamposter ía , y encima , enr asando horizontalmente la l inea

,una

,dos o más filas de calaveras a

modo de si llares : es el material más noble de la osa

menta .

Sobre estas fi las de cráneos viene otra vez el materialmenudo , los huesos de la parte i nferior de …las piernas ,presentando el nudo de la rodi lla , y todavía encima ,para un nuevo eu rase , nuevas fi las de calaveras .De este modo el muro de huesos humanos l lega a mu

cha altura , pero s in rellenar el hueco de l a arcada .Detrás , en masas enormes

,se han hacinado lo s des

p er d icios de las osamentas : costi l las , vértebras , pedazos de huesos que no eran uti l i zables para la decoraci ón , lo s esqueletos triturados por el tiempo , las ultimas virutas de armazones q u e fueron seres vivos en

otro s siglo s .Y el viaj e por estas galerías er a penoso , angustio

sís imó ; marchábamos entre cráneo s en fi la,que pá

r ecían sal i r de las sombras y asomarse para vernospasar .Y de trecho en trecho , las desembocaduras de otras

cal les y otras cal lejas,cerradas por cadenas para q ue

nadie pasase,porque e l desd ichado que hub iera pene

trado en aquel laberinto de esqueletos , j amás hubieravuelto a la l uz : hub iera s ido otro esqueleto más en aquella s in iestra mansión de la muerte ; no de la muerte dehoy , s ino de la muerte de muchos siglos , que se ibadeshaci endo en polvo .

Y el que se atrevía a asomarse para ver lo q ue hab iadetrás de aquellos muros , veia entre sombras bacinamiento i nforme de costi llas y vértebras .Y así segu imos recorriendo aquella ciudad en la cual

no p iensan lo s que viven encima de ella , con sus alegríasabsurdas sus tri stezas insensatas ; sus esperanzas , j ironesco lgados de u na osamenta , y sus ambiciones , que aca

bar án en las catacumbas , completando una fi la de crá

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RECUERDOS 3 1 7

neos en la ornamentamón de aquellos muros terribles,

grotescos y repugnantes .Todos ibamos si lenciosos y preocupados .Las-señoras querían sali r p ronto de aquellas tumbas

si n maj estad mi poesía .

Todos pensábamos q u e había mal olor , olor de podr edumbr e l enta

,y apretábamos el paso ; pero lo s mal

ditos guías , con su faro l , marchaban l entamente , comorecreándose en nuestros sufrim ientos .Y ninguno se atr evía a s epararse del gu ía : la imp re

s ión er a de horro r y hasta de miedo .

S i nos quedábamos un poco atrás,echábamos a co

r r er para alcanzar al hombre del farol,no fuera a dar la

vuelta por alguna de aquellas cal les , y le p erdi éramosde vi sta .A cada momento levantábamos la mirada haci a e l te

cho pará ver s i caminábamos como era deb i do en la dirección de las fl echas

,y las señoras preguntaban con

angusti a a cada momento

¿Falta mucho ? ¿Saldremos pronto ? Basta ya ; ya estávisto : todo es igual .Yo me acerqué un momento para observar las fi las

de calaveras que formaban las grandes hiladas ar q u i

tectónicas de aquellos muros sepulcrales,y vi en uno

de lo s cráneos un aguj ero redondo , perfectamente r e

dondo , q u e yo me fi guré ser del tamaño de una balaacaso er a q u e la pol i l la empezaba a devorar el cráneo ;pero ¿qu ién sabe s i el ser humano a qu ien había pertenecido aquel cráneo habría recib ido muerte violenta?Acaso murió en la Saint—Ba r thé lemy.

¿Cuál sería la hi stor ia de aquel ser? ¿Qué pensamientos hubo dentro de aquel cráneo ? ¿Por qué no se asomaban por la ventan ita redonda para contarme su hi storia ?Y observaba una y otra calavera

,y a todas las inte

r r ogaba con e l pensam iento .

¡Pero había tantas ! Centenares ; mej or d i cho , milesunos eran cráneos nobles ; otro s , cráneos besti ales ; en

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3 I8 JOSE ECHEGARAY

las hi ladas menos so lemnes había cráneos de n inos.No , no podía detenerme mucho , porque el hombre

del faro l se a lej aba , y me parecía que por las cal lej asiban a sal ir

,a medio armar

,lo s restos de los esqueletos

hacinados, para detenerme y q ue no alcanzase la luz

del día .

No me sentía bi en . Una inmensa curiosidad , eso si ;

un goce s in iestro por ver lo q u e ya no había de ver nunca ; pero horror y r epugnancia á l mismo tiempo .

Me dolía la cabeza,cosa extraña en mi

,y pensaba

instintivamente : <<Tamb ien habrán sentido dolor esoscráneos dentro de su hueco . Ahora no s i enten nada .»Una calavera rellena de sombras no ti ene pensam ien

to , pero tampoco tiene dolores . La sombra negra noduele .

¡Cuánto tardábamos en salir !Las señoras tenían razón : ¿para qué más ?Y a no éramos curiosos

,ni turi stas

,ni extranjeros q u e

desean vi s i tar las catacumbas de París : éramos ej ércitode vivos que se s iente perseguido por un ej ército demuertos , y que temen q u e les alcancen o q u e les cortenla retirada .

En reti rada íbamos,y muy apri sa , apelotonados a lr e

dedor de los hombres de lo s faroles,y preguntando con

mal di s imulada angus ti a :

¿Falta mucho ? , ¿falta mucho ?En fi n

,todo se acaba en la vida , y al cabo d iviSamos

a lo lej os de la galería un circulo de luz en e l techo .

E r a la boca de la salida , la de aquel inmenso cemen

terio que imitaba grotescamente los primores ar q u itec

tónicos de los que viven a la luz del sol .Llegamos al p ie de la escalera ; sub imos apresurada

mente , y ai fi n vimos la luz .Todos r eSp ir amos como deb ió de resp i rar Lázaro al

sal ir de su sepulcro,y,s i n despedi rnos unos de otros ,

nos fuimos en di ferentes direcciones .Yo me fu i con m i muj er

,buscando un coche para vol

ver a l hotel .

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320 José E CHE ÓARAY

Que no era ci erto , q u e el día antes se le había visto.

Que el Gobierno de González Brabo le Vigi laba de d iay de noche , y no podía escapar s in q u e en Madri d tuV ieran av iso .

Q u e los generales desterrados seguían en Canarias .Q u e se sabía por conducto fidedigno q u e habían des

aparecido de Canarias .Que habían querido escapar , pero q ue habían tenido

que volver .

Qu e en muchas poblacmnes se sentía agitación .

Y otras veces lo contrario : que en toda'

l a Penínsularei naba u na calma completa .Que nadie pensaba más q ue en veranear.Q u e l a reina doña Isabel estaba pasando el verano

tranqui lamente en San Sebasti án,y q u e lo s emigrados

tenían para rato .

Los emigrados eran lo s p rohombr es del parti do pro

gr es ista , l os j efes del partido democrático , q u e aun se

confundían con los que pocos mese s después habían deser jefes del partido federal .A s i estaban en la emigración Olózaga , Fernández de

los R ios , Sagasta , Zorri lla , Martos , R ivero ,

ºPi,Figueras :

u na l i sta interminable de personas i lustres , muchos deellos baj o el peso de una sentencia de muerte .Yo aquel d ia no tenía ganas de oír noticias .El estado de mi ánimo er a somb r ío . Por una parte ,

las cartas q u e recibía de Madrid ,de mi fami l ia , q u e ,

aunque pretend ían ser tranqui l izadoras,no lo eran .

Mi padre había vuelto de los baños,y me asegura

ban q ue había vuel to muy mejorado y q u e estabaanimad ís imo . Pero no debía ser ci erto . No me decíans i a l fin salia de casa , y esto era para mi lo de más importancia .Por otra parte

,mi vis ita a las catacumbas me había

causado una impres ión penosa,t ri ste , desesperada c as i .

Y además,aquellas no tic ias de la próxima revolución ,

aunque yo er a muy demócrata y revolucionario p latónico , no contr ibu ían a tranqui l izarme.

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RECUERDOS 32 1

Decían q ue la revoluci ón iba a ser terrible .

¡Qué ser ía de todos nosotro s !En fi n , cansado de Pa r ís , con el alma l lena de som

bras y de temores , y buscando al ivi o en el movim ien to ,como les sucede a todos lo s en fermos , qui se cambiar depostura , y le propuse a mi muj er q u e nos fuéramos apasar lo s poco s días q u e nos quedaban de expedición ,

a San Juan de Luz .A ll í estábamos próximos a España , cerca de S ari S e

bastian y de Biarri tz : gozaríamos del mar y del … campo ,y tendríamos noti cias más ciertas de nuestra queridaEspaña .

N

Mi muj er aceptó , y a San Juan de Luz nos fuimos afi nes de agosto o pri ncip ios de septiembre .Parecía q u e la revolución nos estaba esperando , y

por hoy que espere hasta el capítulo próximo : q u e me

parece q u e he retrocedido a aquellos días y estoy demal humor , sm saber por qué , como en aquello s díasestaba .

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3 24 JOSE ECHEGARAY

Brabo ; sm contar lo s ind iferentes , q ue s i empre en España forman una gran masa .

Digo mal al decir i ndi ferentes , porque todos ellos s i

guen'

con i nterés sumo las peripecias de nuestros trastornos pol iticos ; pero como espectadores de un drama ,s in tener empeño en representar n ingún papel .Yo era , como he expl icado otras veces , r evolUCiona

rio , pero teórico ; y en la prácti ca,un revolucionario pa

cifico , q u e j amás tomó parte acti va en n inguna consp i

ración ni en n ingún trastorno .

Amaba la revolución , porque amaba la democracia ,en l a región de l as ideas ; porque estaba profundamenteconvencido de que , en cuanto triunfasen en España lademocracia y la revoluci ón

,el pais forzosamente había

de transformarse , O , por mejor deci r , había de r egene

r a r se .

Deseaba la revolución sm interés alguno, pues j amásme ocurrió la i dea de q u e , con la revolución tri unfante ,pudiera yo mej orar m i pos ición social .El l ector podrá creerme o no creerme , pero yo afi r

mo q u e éste era el estado de mi esp íritu .

Es más : personalmente , es deci r,atendiendo a mis

intereses de ciudadano pacífi co , yo creia pos itivamenteque iba a perder cas i todo lo q u e tenía, y que iba a pa

sar por una cri s i s muy angustiosa .

Porque yo razonaba de este modoEn los partidos avanzados hay una gran enemiga con

tra todos los organismos o fi cial es,y muy par ticu larmen

te contra los ingenieros .En c uanto tri unfe la revo lución , seguía pensando yo,

la p rimera medida del Gobierno revolucionario será su

p r imir el Cuerpo de Ingen ieros de Caminos , y suprimi r,por consigui ente

,su Escuela ; y a diós mis cátedras , y

mis modestos sueldo s , y mi pos ición .

S i n q u e me quedase el recurso de dedicarme a la enseñanza ; porque no habiendo ingresos en las Escuelasespeciales , suponía yo , y no si n motivo , q ue había dequedar mermadísima la enseñanza particular.

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RECUERDOS 325

¿Y a qué me dedicaba yo , que por entonces no sabíahacer otra cosa q ue enseñar Matemáti cas , s i el nuevoE stado revo lucionario decía con voz so lemne basta deMatemáticas ?Serían estos p esimismos exagerados ; pero yo , q u e en

lo abstracto soy el mayor de los Optim i stas , en lo concreto que a mi persona se refi ere

,soy el pes im i sta más

fúnebre .

¿Será esto cobardía ? Es muy posible ; yo no lo discuto : señalo hechos e impres iones con absoluta verdad ys inceridad absoluta .

En suma : yo deseaba la revolución como demó crata,

i ndividual i sta y l ibrecambista por anad idu r a ; pero nohay para qué Ocultarlo : la revolución me daba muchounedo .

Y hay más todavía: mi escasos ahorros de catorce oqu ince anos de trabaj o , q u e eran por j unto unos treintao cuarenta m il reales , lo s tenía impuestos en la Caja deDepósito s , creaci ón de Sa laverria allá en lo s años p ró speros d e la Unión Liberal

,s i la memori a no me es

infk d. .

Y la Caj a de Depósi tos , según ¡ todo el mundo afi rmaba

,estaba en quiebra comp letá .

D e lo s dos mil millones de real es , no había un cén

timo .

Cuando yo pensaba en mi posici ón ,me veía en la

ru ina y en el desamparo,y , no obstante , e l triunfo de

la revolución me producía estr emecimientos de placer,

bi en desi nteresado por cierto,según colegirá el lector

de mis anteri ores expl i caciones .º

E l que esto lea , quizá no entienda mi negro p es imismo . ¿No había yo de obtener u na buena colocación enel nuevo estado de co sas ?No

,seguramente ; j amás me ocurrió esta i dea .

Yo no mer ecía ninguna recompensa,puesto que ni n

gún sacrificio había hecho por la revolución . Ni habíaconspi rado , n i había sufrido persecución en la Prensa ,ni había acudido a las barri cadas

,n i había perdido mi

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3 26 JOSE ECHEGARAY

cátedra-por mis campañas políticas, q ue eran nulas ; ni

había tenido q ue huir de España , n i había sido condenado a muerte como Sagasta

,Zorri lla

,R i vero

,Martos ,

Castelar , Figueras y tantos otros .Abominando de todos aquello s Gob iernos , había r es

petado s i empre la ley , hab ia desempeñado a conci enciamis cátedras ; y a lo más a que me había lanzado era a

pronunciar d iscursos l ibrecambistas en la Bolsa , 0 discursos democráticos en el Ateneo .

Y , francamente , yo , q u e soy hombre de conciencia ,y que , aunque s iempre he s ido indivi dual i sta , no fu íego ista j amás , no pretendía que sólo el buen deseo fuera digno de recompensa posit iva .

Hablo con el corazón en l a mano .

Bien es verdad que mubhas veces he encontrado en

l a vida personas que me han hablado con entu s i asmode los sacri fi cios que ello s y yo hicimos por la R évolución de Sep ti embre

,recordándome hazañas y peligros

que yo j amás realicé n i corrí .Supongo q u e ellos habían real izado las mi smas ha

zañas q u e yo ,y habían corri do pel igros muy pare

cidos .En suma : yo era por entonces un C iudadano pacífi co

que amaba la democracia,pero que jamás había ex

p uesto por ella la vida .

¿La hubi era expuesto a ser necesario ?Me parece q u e s i ; pero por entonces nadie puso a

prueba m i heroísmo ,aunque después de triunfar la r e

vo lu ción pus ieron sus j efes en mi hoj a de servic ios<<Hero ismo democrát ico

, se supone .»

Y , después de todo , a llá'

en el fondo de mi concien

cia no dej aba de agi tarse cierto heroísmo modesto , oscuro y desconocido : deseaba la revolución ; s i en mimano hubiera estado su triun fo

,hubiera ab ierto mi

mano ; y , si n embargo , creia fi rmemente q ue la révolución iba a ser para mi y para mi famil ia la ru ina y

,

la

m is er ia .

Vamos,bi en miradas las cosas

,voy pensando q ue yo

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328 JOSE ECHEGARAY

R esidía el general , en los meses q u e precedieron almovimi ento

,en l a misma cap ital de Bruselas

,s i mal no

recuerdo,que para nombres y fechas mi memoria es

poco segura ; pero el sitio y el día importan poco parael suceso q u e voy a referir , que , por lo demás , parecearrancado de un melodrama moderno .

Los conspiradores,sobre todo los j efes

,tienen u na

ampl ia correspondencia ; al menos así me lo fi guro , porq u e yo nunca he sido consp i rador .En algunas de sus cartas , claro es q u e revelan hechos

y p r 0pó sitos secretos , y planes y medios ; esto tambiénes i nevi table .Y el general observó q ue muchas de las cosas q u e

consignaba en sus cartas llegaban,s i n saber cómo

,a co

nocim iento del Gobi erno de Madrid . Lo sabía , naturalmente

,por las d i sposiciones que el Gobi erno tomaba ,

que era como sa li rl e al encuentro y destruir todas su scombinaciones .E l general se volvía lo co buscando a su alrededor el

traidor o los traidores q u e descubrían sus planes ; perono encontraba la clave del problema .

Que algui en le hacía traición er a evidente; pero ¿quiénpodía ser? No sospechaba de nadie : cuanta s personas lerodeaban eran de absoluta confi anza ; ni er a él tan cán

dido que la depositara en qu ien no fuera un amigo intimo

de absoluta lealtad .

A l fi n y al cabo,después de di scurri r muc ho yde há

cer mil pruebas s in resultado , se fi j ó en determinadapersona , s i n creer , por de contado , q u e aquel fuese el

traidor y el espía .

E r a que había agotado todos lo s demás .La persona a que me refi ero era un j oven extranj ero ,

a quien é l conocía hacía muchos años,perteneciente a

una famili a di sti nguida,no sé s i de Bélgica 0 de Fran

cia , caballero perfecto en la apar ienc ia , recib ido en todas partes por famili as dístingu idis imas

,que frecuenta

ba e l gran mundo , y era soci o correcto de uno y otroclub de lo s más ari stocráticos .

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RECUERDOS 3 29

A j uzgar por la vida que l l evaba , debía de poseerbuena fortuna

,y gastaba coche y caballo de montar , y

vestía con elegancia , y V iv ia cas i con luj o .

Y el general se preguntaba : ese?» Y se contestaba a s i mismo : << Impos ible , de todo punto imposible ;y,además

, ¿cómo puede hacerme tra i ción , s i yo , aunqueél alardeá de l iberal y simpati za con la revo lución , jámás l e revelo n ingún secreto , n i tengo con él ningúngénero de confi anzas políticas ?

»Me vi s i ta a diar io ; acude a mi salón todas las noches ; entra con l ibertad en mi despacho , y come , a ve

ces , en mimesa ; pero nada más : ¿cómo de este modopuede d escubri r mis cartas íntimas y transmiti r al Gobi erno mis más secretos pensamientos ?»Y no encontrab a la clave

,y aun desechaba una y otra

vez sus sospechas,sobre mal fundadas

,i nj ustas .

Y aquí empi eza la parte melodramática .

El general , según nos dij o más de u na vez, ten ía unacostumbre funesta para qu ien hacía

,s i qui era excepcio

nalmente , oficio s de consp irador .Y la costumbre er a estaPara cartas o notas de i nterésescribía s iempre un bo

r r ador,a fin de corregi rlo

,preci sarlo y darl e claridad y

exacti tud al ponerlo en l impio .

Y , una vez puesto en l impio , rompía descu idadamen

te el borrador en dos o tres pedazos,lo s ape lotonaba

maquinalmente , y , converti dos en una bola,lo s arroj aba

al cesto de lo s papelesJamás se le había ocurrido , a pesar de ser hombre de

tanto talento y de tanta experiencia, q ue esto pudi era

ser pel igro so .

Pero al fin se le ocurrió,y qui so hacer una prueba .

Una noche q u e estaba de vis i ta e l sospechoso personaj e , se separó de él d ici éndole :

D ispénseme usted : voy a mi despacho a escrib irunas ca tas de i nterés ; entre usted luego , que tenemosque hablar de pol itica y de las cosas de España

, q u e ,

según me escriben,aquello se va pon iendo muy turb i o .

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JOSE ECHEGARAY

—A su despacho se fué, en efecto ; se sentó a su mesa ; ,

colocó al l ado el cesto de los papeles ; lo s arregló cuidadosamente , de modo q u e formasen una superficie bastante igual , y empezó en seguida a llenar de garabatos ,más 0 menos p arecidos a letras , unos cuantos pl iegosde papel , pon iéndolos delante de sí y fingiendo q u e loscopiaba.A l cabo de un rato entró

, en efecto , el j oven encuestión , dando excusas y queriendo retirarse ; pero el general le detuvo .

No se marche usted ; en cinco minutos acabo decop iar esto

,y soy suyo por comple to .

E l j oven empezó a pasearse por el despacho .

Y bien decía yo que la escena e ra melodramática .Acabó la supuesta c0p ia el general ; la metió en un

sobre , que cerró y selló con mucha calma .R ompió el borrador ; hizo de l os papeles una bola , y

la arroj ó al cesto , en el cual quedó vi s ib le y sin confun

d ir se con los demás papeles .Se levantó , cogió la carta , y , d ir ig1endose al j oven , le

dij o con su tranqui l idad habitual :E5 pere un momento : voy a dar esta carta , q u e es

urgente , y vuelvo en seguidaVolvi ó al cabo de dos minutos ; e l j oven estaba pá

seándose y fumando un puro .

El general miró al cesto de lo s papeles , y la pelo ti llade papel ya no estaba .La prueba era evidente : el ratón había caído en la r a

tonera .

S in deci r el general una palabra , se d irigió a la puerta y la cerró con l lave .El melodrama llega al período álgido , y asi como lo

voy contando lo contaba Prim .

Se di rigió al tr a idorzu elo ,l o cogió con manos de ace

ro por los brazos y le aplastó materialmente contra lapared

,l lamándole canalla

,miserable

,traidor , vi l lano y

todo aquello q u e'

exigían las ci rcunstancias .E l general aun se reia al recordar la cara de espanto

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3 32 JOSE ECHEGARAY

—Perdóneme usted,don Juan ; perdónemeusted, se

nor conde ; ya no volveré a esta casa , ya no volveré a

p r esentar i ne ante usted .

—¿Por qué? —le dij o el general . —De ninguna mane

ra : usted continuará vi s itándome como hasta aq u i ; hasta l e convi daré a comer algunas veces

,y entrará usted

en mi despacho con tanta l ibertad,con más libertad

que antes . De lo que ha pasado entre nosotros nadie sábr á nada , y aun nosotros mismos nunca hablaremos deello . Yo le compadezco a usted aún más que le deSp recio

, y si alguna vez se ve usted en algún apuro de dinero , no tenga usted r ep ar ó en a cudir a miEl miserable comprendió al punto la s i tuación

,y se

separó con ci erto desahogo de la pared .

¡Qué bueno , qué bueno es usted y qué generoso !d ij o con afectada ternura .

Pero el general l e i nterrumpió dici éndoleNada de farsas : comprenda usted su situación ; mu

cha prudencia , y arréglese usted la pechera y la corbata

,para que a l sal i r dé aq u i nadie 5 05 peche lo qu e ha

sucedido .

El general continuaba paseándose ; el otro corregíacuidadosamente los desperfectos de su toilette.

—¿Puedo marcharme , s enor conde ? —preguntó al fin ,

en tono sumiso .

Y le contestó el general :—Cuando usted quiera .

— Por de contado, q ue mis relaci ones con Madrid han

conclu ido,se lo aseguro a usted .

—De ninguna manera— le rep itió do n Juan Primusted continuará prestando a la poli cía española el mismo servicio que ven ia prestando

,y cobrará usted lo que

le paguen,que no será poco .

El j oven mostró ci erta admiración,y don Juan exp li

có su s palabras de este modo :—Usted entrará en este despacho s iempre que quie

r a , yo me marcharé para dej arl e a usted el campo l ibre ;usted encontrará en el cesto de los papeles pedazos

'

r o

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RECUERDOS 33 3

tos,

… fragmentos de cartas : en fin , todo lo que ha encontrado usted hasta ahora ; lo s recogerá usted , como losha recogido otras veces , y se lo s entregará usted a la

pol i cía española , como se los ha entregado hasta aquí .Y nada más .Nosotros no hablaremos más de este asunto : yo me aparto de él con asco ; usted cumple a concienci a con quien le paga , y usted y yo olvidamos paras i empre esta escena desagradable .

El j oven se dió una palmada en la frente,y por pri

mera vez se atrevió a sonreir.

¡Admirable , admirable , general ! Ya comprendo suidea : usted escribirá lo q u e qui era hacer creer en Madr id ,

y de este modo , por mi conducto , tiene usteda la pol i cía esp añola en perpetuo engano—¡Bastal— le i n terrump ió el general con tono desabr i

do .—Lo q u e yo piense , lo que yo haga , o cuáles sean

mi s propós i to s , no le i nteresa a usted , n i le aconsej o

q ue se mezcle en ellos más que en l a forma q ue l e heimpuesto . Usted hace su ofici o , y cobra ; yo me olvidode qu ién es usted , y sigo tr atándo le en públ ico comoantes ; cuando estemos solo s , no me dirij a usted la p ál abra . Ya está la pu erta ab i erta : puede usted marcharseal salón .

He procurado reproducir la escena anterior , que le o ídos o tres veces al general , porque se regocij aba contándola , y la contaba con sus detalles más minucioso s

,

con toda exacti tud y fi del idad .

Por esta razón , creía la pol i cía española que el general Prim continuaba en Bruselas

,cuando ya estaba de

viaj e para unirse a l os generales desterrados en Cánamas .

Y por otros conductos he sab ido que cuando al elemento oficial de Madrid se le decía que el general Primhabía salido de Bruselas , se reían de la noticia , asegurando q u e por buen conducto sabían que el conde deR eus no se hab ía movido de su casa .

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334 JOSE ECHEGARAY

Pero ya era un hecho : la revolución había estalladoen España , y la colonia española de San Juan de Lu z s edispersó en breves horas , procurando volver cada uno a l

su casa , como al estal lar la tempestad huye una bandada de páj aros , buscando cada cual su n ido .

Y yo también regresé apresuradamente a Madrid , am i

º

casa , a mi Escuela de Caminos , a mis obl igaci ones ,regocij ado , inqui eto y curioso , y preguntándome a cada

'

momento : ¿En qué parará todo esto ? ¿Cuál será el des

enlace del drama? ¿Triunfará la revoluci ón ? Y'

s i tri unfa ,¿qué clases de escenas vamos a presenciar? ¿Serán díasde gloria , o días de tri s teza? ¿Qué harán los hombresque han de gobernarnos ?Jamás pensé que n i aún en la esfera más modesta se

r ía yo uno de aquello s hombres , q u e en aquellos mo

mentos supremos había de tener u na parte en la granempresa de la reconstitución r evolucwnar ia .

Ni lo pensé , n i lo sospeché jamás , ni tampoco lo deseaba.

¡Contribui r yo a la gobernación del Estado ! ¡Qu é locura ! ¡Qué contrasenti do !R eso lver u na ecuación , resolver un problema geomé

trico,expl icar unas cuantas lecciones : todo eso , bueno ;

pero ¡gobernar al país !Juro por mi honor q ue j amás se me ocurrió tal i dea .

S i o tro s lo pensaron y hubo qu ien me obl igó , en éldecli no la responsabi l i dad de las consecuencias .Y entramos ya resu eltamente en los años de la revo

lución .

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336 JOSE ECHEGARAY

A Madrid llegamos , y al dia s igui ente acudí yo a miobligación

,es deci r , a la Escuela de Caminos , pensando

para m is adentros : << S i la revolución triunfa, ¿cuánto du

r ar á el Cuerpo y la Escuela , y en qué manos caeremps ,y cuál será el min istro q u e nos disuelva?»

¡Qué caprichosa es la vida humana , y sobre todo lavida social ; y qu i én me había de decir a mi que , a lgunos días más tarde , en mis propias manos había de caerla Escuela de Caminos ; es decir

,que yo mismo “

iba acaer bajo poderes revolucionarios emanados de mi pro

p ia persona !Combinación fué ésta q ue ni por un instante se me

pudo ocurrir ; y pasaron los días , l l enos de notici as contradictor ias , de grandes emociones y de sacudidas nerviosas .

Ya desembarcaron los generales ; ya se sublevó S evi lla .

Ya avanzan las fuerzas de la revolución con el bravogeneral Serrano al frente , rodeado de aquel los generales de la <<Un ión l iberal » , q ue todos el lo s formaron algunos años antes los << doce hombres de corazón »

— Pero el Gobierno res istirá : González Brabo no es

hombre q u e s e acobardá .

—E l min istro de la Guerra está reuniendo fuerzas .—Las fuerzas del Gob ierno irán mandadas por el ge

neral Pavía, q u e tamb ién es hombre de mucho valor ; de

suerte q ue el choque de l as fuerzas ¡ mini steriales y delas fuerzas revolucionarias será terrible.Por la mañana recogía yo

¡ noticias en la Escuela deCaminos , en l a que no todos los profesores part icipabandel espíritu revoluc ionario de la época .

Luego iba de aquí para allá , haciendo nuevo acop iode notic ias , y por la noche a la R evista de Obr as R iZ

blicas .

Gran curiosidad y gran ansiedad eran las m ias , comolas de todos los esp año les que se i nteresaban por la vida

política .

Pero como en aquella época yo no pertenecía a nin

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RECUE RDOS 337

gún partido pol iti co , n i me trataba con n ingún pol iti code primera ni de segunda talla

,claro es que no estaba

en las i nteri oridades de lo s parti dos,y no sabía s ino lo

q u e sabía todo el mundo .

Miraba los acontecim ientos desde fuera , entre lo s és

pectador es , y n i s i qui era en palcos o butacas,s ino des

de la galería ; en el escenario no había penetrado aún , n ij amas me había vi sto entre basti dores .Y es claro : las novedades que yo podía 'recoger

eran confusas,contradictor ias y exageradas en uno u

otro senti do .

S i hablaba con un progres i sta o con un amigo de l osgenerales sublevados

,me convencia al punto de que la

revoluci ón marchaba triun fante , y que , no más tard e quela semana próxima

,entrarían vencedores en Madri d el

general Serrano y el conde de Reus .S i hablaba , por el contrari o , con algún empleado de

la s ituación o con algun mini sterial , cas i me convencíade que la revolución era u na i ntentona fracasada .Llegó al fi n la gran noticia : supose la batal la de A l

colea , y el triunfo del general Serrano,y la conducta

hero ica del general Pavía , y algunos días más tarde cantaba la musa popular :

<<E n el pu ente de A lcoleala batalla ganó Pr im.»

Aunque , a deci r verdad , n i Prim estuvo en el puentede A lco lea , n i desde la costa , que por entonces estabarecorriendo , pudo ganar la batalla

'

del célebre puente .

Era un hecho : la revolución triun faba,y lo s aconteci

miento s se precip itaron .

Como yo no tengo la pretens ión de escrib ir H i sto ria ,s ino de redactar recuerdos personales , o sucesos en queyo tomara parte

,y en aquéllo s me l imité a ser curio so

,

y cuando más inter esadís imo espectador , no he de contar lo que todo el mundo sabe mucho mej or de lo queyo entonces pudi era saber .

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3 38 JOSE ECHEGARAY

Repetiré tan sólo q u e los acontecimientos en efectose precipi taron ; que el ministerio González Brabo se

hundió estrepi tosamente ; q u e la reina Isabel abandonóel suelo de Espana y se refugió en Francia ; que pocodespués entró tri unfante en Madrid el general Serrano ylos generales que le seguían ; q u e Madrid se cubrió debarri cadas

,construid—as la mayor parte de ellas cuando

nadi e las atacaba n i había neces idad de defenderlas,y

que la vi lla hero ica se encontr aba en verdadero estadode fi ebre .

Todos estos recuerdos pasan muy confusos por m iespíritu : veo masas populares ; oigo gritos , vivas y muér as ; veo generales que se a soman a los balcones y pronuncian discursos ; leo periód icos que traen noticias dela revolución triunfante en todas partes , cas i s i n lucha ,exceptuando alguna que otra res i stencia ,

' como la deSantander ; o igo a todo el mudo y a todas horas anunciar la l legada del general Prim ; se hab la del nuevo min ister io revo lucionario

,mej or d ij era , del Gob ierno pro

vi si onal,y empiezan a sonar nombres indi scutibles .

Antes de que el Gob ierno provi s ional s e consti tuya ,antes de que la Junta revolucionaria de Madrid tomeni nguna determinación

,ya la masa popular ha d istribuí

do las carteras .Es evidente : e l pres idente del Gobierno—será el gene

ral Serrano .

El general Prim serámin i stro de la Guerra . ¿Quién lequita a Prim el ej érci to ?El mini stro de Marina será Topete , uno de los …gran

des elementos de la revolución .

Y Sagasta , el más ardi ente , el'

más popular , el máss impáti co de todos los revolucionarios

,el gran batal la

dor del Parlamento , el que provocó cien tempestadescon su palabra de fuego y las afrontó tranqui lo

,echan

do hacia atrás con un movimiento de su cabeza el artist ico mechón de pelo

,que con el tiempo se había de con

ver tir en tnpe'

; el condenado a muerte , el de ! ostr acis

mo, el amigo íntimo de Calvo Asens io y del marqués

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340 Jos é ECHE GARAY

aquel torr ente humano , ni q u e cruzara por aq uelde entusiasmo , de pasiones , de gri tos , de vivas ymueras .As í es que sólo recuerdo aquella escena como algo

fantásti co , q ue dej a una confusión en el recuerdo, s in

nada concreto , s in n inguna l ínea marcada , s in n ingúnacci dente determinado : cab ezas q ue expresan pasionesintensísimas , bocas abi ertas que no cesan de vocear ,gorras , sombreros , banderas y fusi les que se agitan en

el aire,remol inos humanos q u e todo lo atropellan , y un

hombre , vestido de uni forme , q u e habla en el balcóndel Ministerio de la Gobernación : creo que er a el ge

neral Prim .

Y yo procurando atravesar , s in conseguirlo , por el

poderoso oleaj e de aquel océano .

En aquel momento,la verdad sea dicha , a pesar

todos mis entusiasmos revolucionarios y de mi admición por el héro e de lo s Casti l lej os , más q u e la revoción y que el general Prim me preocupaba

'

la aque había dej ado en la famil ia : un pobre n iñomoria

,y que a l fin se muri ó ; un médico a q u ién

a buscar,Sin poder l legar a él , y mi les y

i

miles de

agi tados por la pasión y por el del iri o , interponiécon inmenso empuj e revolucionario entre una cri

q u e agoniza y un médico que no l lega .

Contrastes s ingulares de la vida : entre una pobretura y su esperanza de salvación , el torrentnario ; u na soci edad que muere y otra q u e nace ;de un trono secular entre o las humanas , y a lo lejtabla sublime de los derechos individuales .Y no pude pasar ; fu i costeando aquel brazo de mar,

fu i como por las o ri l l as , atravesando cal les laterales , mirando constantemente el reloj : ha pasado un cuarto dehora

,ha pasado media hora y una hora entera. ¡Qué

pensarán en casa ! ¡Qué angustia !Y para llegar al médico tuve que dar un inmenso ro

deo,hasta encontrar un vado en la desbordante cor r i en

te revolucionaria .

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RECUERDOS 34 1

Este es el único recuerdo q ue conservo de la en

trada del general Prim en Madrid .

Pasaron algunos días,no muchos , y de aquellos dias

no conservo memoria . A l fin s e consti tuyó el Gobiernoprovis i onal , q u e fué , poco más

i

o menos , el que la vozpopular había proclamado , y el q ue yo enumeraba haceun momento . x

Y sucedió lo que s ucede siempre : aunque el Gohi erno formado er a cas i el q ue dictó la opinión públi ca , notodos lo s político s estaban sati s fechos

,a j uzgar por lo s

comentarios,observaci ones y j u icio s q u e yo recogía en

di ferentes cír cu los_y de las varias p ersonas con qu ienes

conversaba sobre política,que no de otra cosa q u e de

política s e hablaba aquello s días , aunque la pol ítica tenía por entonces un nombre supremo : la revolución .

Según parece,lo s antiguos

"

progres i stas no estabansati s fechos .Lamentábanse de que se presci nd iera en absoluto del

general Espartero , el gran caudil lo de la guerra civi l , elídolo del parti do progres ista

,el ído lo del pueblo .

Y se prescindía de él y de sus más fi eles y antiguosservidores . Se le ar r inconaba ; con mucho respeto , convene ración cas i

,pero se le ar r inconaba .

Y el elemento más j oven y más activo,aunque púb l i

camente hacía alarde de su respeto y de su admiraciónpor el viej o caudillo

,en voz baj a y en la intimidad mos

tr ábase resuel to a trabaj ar por su cuenta y a dar a larevolución nuevo rumbo .

Espartero , según ello s , er a muy noble , muy s impáti

co , muy glorioso ; pero no e ra un hombre políti co paralos nuevo s ideales .Era exces ivamente bueno ; pero se dej aba dominar ,

y si empre se hab ía dej ado dominar por lo s santones delpartido progres i sta : asi se les l lamaba , los santones .

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342 J osE ECHEGARAY

Sólo había estado en el poder del 40 al 43 , y con tanpoca suerte , _que habia caído por una coal ición de l iberales y de moderados .Volvió el 54 , estuvo dos anos gobernando , y por . fin

l e arrojaron los generales de la Unión l iberal .No , decian , hágase del general Espartero todo lo q u e

se quiera : un príncipe ; y algunos , aunque pocos , mástarde quis i eron hacer u n rey ; mas para j efe de Gob ierno no s irve ; se dej aría engañar , como se ha dej ado en

gañar s iempre .

Algunos meses más tarde oía yo a uno de los p rohombres de la s ituación hacer una semblanza jocoser i adel g eneral Espartero , en la cual el héroe de Luchanano quedaba muy bien parado .

De todo esto resu ltaba c ierto disgusto de los vi ej osprogres istas

,que no tuvo consecuencias porque este pe

q u eño grupo no representaba u na fuerza viva en aquellas i tuación .

Tampoco estaban muy satisfechos los partidario s deOlózaga , porque , aunque de Olózaga no se podía presci ndi r ni se le podía condenar a figura decorati va de a l

gún altar revolucionario,s in embargo , eri el Mini sterio

no ten ia representación directa e i nfl uyente .

El Min isterio estaba formado por elementos activos ,j óvenes

,de gran empuj e y que insp i raban grandes s i ni

patías a lo s revolucionarios ardi entes , aunque éstos tampoco estaban muy satis fechos del contrapeso de la

Unión l iberal,s in tener en cuenta que , en e l hecho ma

ter ia l de la revolución,la fue rza de la …Unión

,

l ib eral había s ido decis iva , como lo demostró más tarde Ayalaen un soberb io discurso que le costó la cartera , segúnreferiremos cuando l legue el momento Oportuno .

S i n emba rgo,con Prim

,en el Min isterio de la Gu e

rra,y Sagasta

,en el de la Gobernación , los r evolu cio

mario s ardi entes estaban tranqu ilos por el pronto .

Algunas otras quejas y censuras s e o ian ,

'

p er o erande menos importancia

,porque no tenían más que un

carácter puramente individual .

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344 J os E ECHEGARAY

rincón , recib i endo , según p ude oír , algunas l imosnas desus antiguos compañeros .Un astro de fuego ardiente que de pronto se apaga .

¿Fué inj ustici a , fué ingrati tud ,fueron malas pasiones

de la pol i ti ca , que util i za a lo s hombres como instr umentos en las épocas ,

de peligro , y que luego los a r r 0j acon desdén cuando no lo s neces ita ?Yo no sé s i fué algo de esto , porque en aquella época

y en la época anteri or no vivía en el escenario de la tragedia públi ca , s ino q u e allá desde la galería veía lo que

pasaba en la rampa cuando el'

telón se levantaba .Pero s i puedo referir lo q ue públ icamente se decía en

los círculos de la Juventud Liberal,que er a la más enca

r iñada con Carlo s Rubio .

D ecíase : <<Pero s i e r a imposible que nombrasen min istro a Carlos Rubio , s i era absolutamente imposible ; s i anadie n i de nadi e puede quej arse más q u e de

'

si m i smoy de sus extravaganci as .»

¿Y por qué no podía ser min istro Carlos R ubio ?Porque vestía muy mal .No es que vestía mal : es que su traj e er a astroso y

desastroso , v iej o siempre , sucio s iempre , s i empre deshilachado ; sus botas , ostentando costras de barro de lo súltimos barrizales ; su camisa, su cara y su pelo , en armonía con su traj e .

Y no er a miseri a : er a capricho s ingu lar ís imo , er a alarde de fi lóso fo c íni co

, er a desprecio al luj o , al cual q u ería abo fetear con sus andraj os .Oi contar que más de una vez sus amigos , medio en

broma , medio en serio , le regalaron un traj e nuevo yunas botas con lustre

,y en seguida mandó él al chico de

la R edacción a que l as refregase en el charco más próximo : de ahi vino entonces la frase corriente de q u eCarlo s R ubio no mandaba las botas a dar lustre , s ino

'

a

q u e las diesen barro .

Y no es que fuese sucio , pues , según afi rmaban susíntimos , se bañaba con frecuencia .No es q u e no fuera artísti co : a l contrario , su e5 pír itu

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RECUERDOS 345

e r a eminentemente poético,y para escribi r empleaba

papel satinado y de dorado canto ; llenaba u na cuarti l lacon letra muy grande

,y , s i n secarla ni echarla polvos ,

la pon ia en el suel o a su lado .

Y escribía otra, q u e co locaba sobre la primera , y así

suces ivamente ; de donde resultaba,borrándose unas

cuarti l las por o tras,un escri to cas i i n intel igible .

Nada de esto q u e refi ero me consta personalmenteson cosas que yo entonces oía referi r y q u e ahora r e

cuerdo .

Por lo demás,sólo una vez hablé con Carlo s R ubio , al

cual antes yo no conocía personalmente .

Sal ía yo con Sagasta no sé si de la Escuela de Caminos o de la Revista de Obr a s P úblicas , cuando vino haci a nosotros un indivi duo con todas las aparienci as delmás miserable sabl i sta

,y detuvo a Sagasta , hablándol e

famil i armente .

Sagasta,s in duda para que no me extrañase aquel la

in timidad con persona de tan andraj osa apari encia,me

dij o , haci endo la presentación cOn s u so nri sa más s im

pática :

—E s el señor don Carlo s R ubio,a qui en ya conocerá

usted .

Y recuerdo perfectamente que empezó de este modoE s el como quien dice : A pesar de lo mal

perjeñado que le ve usted ,es todo un personaj e en po

l íti ca , y hombre que val e mucho , y muy amigo mío .

Peró la expli cación er a necesaria para mi y para todos los que pasaban por la call e .

Ello seria lo q u e fuese ; pero Carlo s R ubio no fué m in istr o .

De haber vesti do s iquiera decentemente,l o hubiera

s i do .

Y he aqu i cómo la manera de vesti r t i ene i nfl uenciadeci s i va en el destino de las criaturas .Por eso , s in duda , Paul de ! ock escrib ió aquella r e

gocijada novela que se ti tulaba E l hombr e de los tr esca lzones .

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'

346 JOSE ECHEGARAY

A ! pobre Carlos Rubio le.

hubiera bastado con teneruno presentable para l legar a la cumbre de la política.

Realmente , desde que yo llegué a Madri d, a l regresar

de S an Juan de Luz , hasta que fu í nombrado director deObras públi cas , sucedieron tantas cosas y fu é tal el torbel l ino de los acontecimientos

,que mis i deas se con

funden o,mej or dicho

,se confunden mis recuerdos

,y

no sé lo que sucedió antes ni lo que sucedió después :sólo sé que sucedieron muchas cosas

,unas grandes y

otras pequeñas,que todas revueltas

,como madej a con

la cual acaba de j ugar un gato,acuden a mi memoria y

la desp iertan .

A l l l egar a Madrid: como ya he di cho , noticias , q ues e suceden y se precip itan

,sobre el movimiento révolu

c ionar io .

Que los general es se escaparon de Canarias . Que se

sublevó Topete en la fragata Que s e sub levó Izqu ierdo con la guarnición de Sevilla . Que el general Prim recorre la costa .

Que se dió la batalla de A lcolea . Que venció SerraQue Pavía quedó hero ica y cruelmente heri do .

Que se agi tó Madrid . Que Escalante dió las armas delParque a l pueblo . Que hubo barricadas y lucha . ' Quevenció la revolución

,por fin

,en la cap i tal del Reino .

Q u e el pueblo quiso asaltar el Palacio R eal ; q ue donNicolás María R ive ro

'

apar ec ió en la escalera del regioalcázar , cerrando el paso a la muchedumbre , y q u e él

sólo , con su i nmensa autoridad,con su hero i co valor

p ersonal y con su elocuencia de tribuno , contuvo el tor r ente revolucionario : lo cu al prueba , dicho sea de paso ,lo que er a aquel hombre y lo que er a aquel pueblo .

Porque la masa popular,ni tenía ans ias de p il laj e , ni

ten ía ansias de sangre .

Hubo aisladamente algún crimen ; pero fueron crime

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JOSE ECHEGARAY'

Mi familia creyó,al ver el efecto que la carta me há

bía producido , q u e er a la notici a de alguna desgracia .Pues era, en rigor , el nombramiento de d irector de

Obras públ i cas,Agricultura , Industri a y Comercio ; es

decir,todas las Direcciones del Ministerio de Fomento,

reunidas en u na ; todas , menos la Dirección de Instr u cción públi ca ; en suma : lo mismo q u e hoy consti tuye el

Ministerio de Fomento .

A q i1ella noche ya no dormí b i en . Experimentaba unamezcla confusa de sentimientos : alegria y temor

,vani

dad sati s fecha y miedo de q u e al fi n y al cabo , s in gana r gran cosa, perdiese mucho en tranqui lidad y en dicha pos itiva ; el i nterés material , q u e aunque yo nuncahe sido interesado

,en todo ser humano despierta , cuan

do l lega la ocas ión y es legítimo y reclama sus derechosde legi timidad . Porque

,al fi n y al cabo , no es lo mismo

ganar veint iocho o treinta y cuatro m il reales al año , q u e

ganar cincuenta o sesenta mi l reales , con sus cor r e5 p0ndientes derechos pasivos .

¡Y subir en la escala social : ahi es nada !Para m i

,s er di rector de Obras públicas en aquella

época er a un idea !,más q u e un idea ! , porque j amás ima

giné que pudi era llegar a serlo .

Hab ia ci ertas pos iciones sociales q u e yo m ir éº

siem

p r e desde lej os , y que s iempre me parecieron inacce

s ibl es .Lo más a que yo asp iraba

,allá andando el t iempo ,

cuando fuera muy viej o, e r a l legar a ser director de la

Escuela de Caminos .

¡Pero director de Obras públ i cas !

¡Qué del i ri o !De mini stro

,no se diga : la poltro na minister ia l se p er

dia allá en las nubes . S i yo hub iera s ido mahometano ,para m i el min istro de Fomento hub iera si do Alá en

persona,y el director de Obras púb li cas , Mahoma , su

profeta .

Y he aquí q ue de pronto , med iante una carta de Fi

gu er ola , iba yo a convertirme en el profeta de Alá .

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RE CUE RDOS 349

No habia q u e dudarlo : en las amplias region es deaquel Ministeri o , q ue para mi por aquello s tiemp os elMini steri o de Fomento lo er a todo , R uiz Zorril l a iba a

ser A lá , y yo Mahoma con i lu str ís ima .

Claro es q u e no dudé un momento ; estaba di spuestoa aceptar , y al día s igu i ente , faltando por primera vezdurante muchos años a la Escuela , me fu i a ver a donManuel R uiz Zorri l l a .Y q u e se quej ase el director de la Escuela de mi fal

ta : mi j efe de ! dia antes iba a ser mi subord in ado deldía después .

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352 JOSE ECHEGARAY

cr ito muchos ar tícu los sobre esta materi a ; entr e otros,varios combatiendo el s i stema de subvenciones .El estud io de la Economía políti ca me abria anchos

horizo ntes respecto a la Industria y aun respecto a laAgricultura .

D e suerte que el terreno en que yo había de maniobrar no era completamente nuevo para mí .De todas maneras tenía mi edo , porque yo , antes de

acometer una empresa,s iempre tengo miedo y rece

lo,sensaciones ambas que desaparecen cuando estoy

en el la .

Pasaron aquellas horas de insomnio o de sueño inquieto

,en que vi desfi lar ante mi multi tud de exped ien

tes, q u e son lo s fantasmas más repugnantes de la crea

ción : lo s más repugnantes y los más prosaicos .

¡Andar con expedientes entre manos , expedientes en

q ue palp ita dinero , intereses , responsab i l i dades , p icardías más o menos di s frazadas en muchas ocasiones ,cuando se puede vivi r entre ecuaciones

,i ntegrales y

grand es problemas matemáticos,es un verdadero tor

mento a que sólo puede someterse un hombre de misgustos cuando no es rico , como no lo he s ido nunca , ynecesi ta l iquidar s in défi ci t su presupuesto anual med iante umbuen sueldo !

¡Oh el d inero ! ¡Qué hermoso y qué horri ble , quécruel y

'

qué cariñoso , qué sucio y qué l impio ; qué s im

pático cuando s irve para l ibrarnos de tantas y tantasesclavi tudes de la vida ; qué antipático cuando para gana r lo hay que sacrifi car la l ib ertad y la afi ción y todala poesía de la existencia !S i yo hub iera s i do rico

,no hub iera aceptado la Direc

ción que se me o frecía .

No lo era ; mi nuevo cargo signifi caba un porveni rdesahogado para mi familia ,y tuve que separarme de miscátedras

,de mis l ib ros

,de mis problemas ,

“de mis afl ciones l i terarias y hasta de mis conatos de dramaturgo .

Iba a ser empleado de la Administración ; alto em

pleado ,pero empleado al fin .

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RECUERDOS 3 5 3

Estaba resuelto,a aceptar la Dirección de A gr icu ltu

r a,Industria y Comercio , no como el q u e real iza una

asp iración ambiciosa,s ino como el que cumple un pe

nos is imo deber .

A la horaque en su carta me dema don Laureano fu ial Min i steri o de Fomento , vi a don Manuel Ru iz Zor r illa y celebramos u na larga conferencia .

Le encontré amable , cariñoso , un poco brusco en la

forma ; per o ,muy espontáneo y ,muy natural .

Lo primero, q u e me d ij o fué que ya sabía , por Figue

ro la,que yo er a de la buena cepa , muy l iberal y muy

avanzado,y me instó cariñosamente para q u e aceptas e

el cargo que me o frecia .

¿Lo creerán mis lectores ? Acaso no lo crean ; pero yoles aseguro q u e es verdad .

Acepté,p ero con ciertas condiciones .

¡Poner yo condiciones para aceptar un cargo comoaquél ! ¿No es esto absurdo , cas i cóm ico , de todas maneras i nverosími l ?Pues así se

'

lo d ij e a Zorr i l la .

Yo le agradezco a usted,don Manuel

,el o frecí

m iento que me hace. Su bondad de usted no la o lvi darénunca (y , en efecto , nunca la he o lvidado ! . S in falsa modestia le digo q u e es mucho más de lo que yo merezco ; que nada hice para merecer puesto tan alto , porquen i pertenezco a ningún partido políti co

,n i he trabajado

por la revoluci ón expon iendo , como todos ustedes , mivida o mi hac ienda .

>>Y, s in embargo , mi conciencia no me perm ite acep

tar el cargo con que usted me bri nda,s i no con ci ertas

condiciones .»

¡Ponerle yo condiciones a don Manuel R u iz Zorri l la !Ya comprendo que es cas i u na i n solencia . ¿No po

d ía yo d arme por muy contento y por muy honradocon tomar buenamente lo que usted me ofrece ?

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JOSE ECHEGARAY

Explíquese usted me d ij o don Manuel un tantosorprendido .

Yo creo que pensaba para s i : ¡Vaya un i ndividuovanidoso q u e me recomienda don Laureano !

Pues me le dij e con bastante calma ybastante dom in io de mi mismo .

¡Vamos a ver ! dij o él echándose un poco atrásen el s i l lón .

Y empecé yo a j ustificar mi atrevimiento .

La Dirección que tiene usted la bondad de ofrecerme es de un trabaj o enorme ; pero no es el trabaj o lo

q u e me asusta .

>>Lo que me asusta es q u e cas i todos los asuntos q u ecomo d irector he de reso lver 0 q u e he de traerle a u s

ted a la fi rma,sobre todo en lo q u e se refiere a cá

m inos de hierro o carreteras,y en general a obras pú

b licas , son , no sólo complicados , s ino de gran responsab il i dad .

»Usted sabe todo lo que se ha hablado en estos últimos tiempos y toda la atmósfera que se ha cr eadó

respecto a asuntos de ferrocarri l es y a contratos de cá

r r eter as .

>>Sé yo que de algunas de estas cuest iones se cuentan años , muchos años , y q u e nadie se atreve conellas .

»Y no sólo son cuestiones graves y compl icadas yde responsabi l idad , s i no que su número es enorme .

»No hace muchos días q ue supe , i ncidentalmente , q uesólo en el negociado de carreteras hay dos mil expedientes sin reso lver . »

Todo eso es verdad me d ij o don Manuel yes necesari o mucho tiempo , mucha energía y muchapureza en la administraci ón , q ue para eso hemos venido : para restablecer la moralidad ; y por eso contabacon usted

, p o r l o que de usted había oído y por lo q u ede usted me había di cho don Laureano .

Y la cara de Zorri l la , que cuando le hablé de condiciones se habia obscurecido un tanto

,empezó a i luminarse ;

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3 56 JOSE ECHEGARAY

gla general,s in dedicarse a su estud io , para lo q u e ,

como le digo , no tendria usted tiempo»Por el contrari o

,cuando un expediente sea muy

grave , y yo no lo vea con perfecta claridad , se lo diré austed ; l e d i ré : Don Manuel este expediente debe ustedestudiarlo por s i mismo » ; y despu és hablaremos de éllo s dos .»

Muy bi en,me parece muy bien ; eso haremos ; y ya

veo que es usted un hombre prácti co,además de saber

muchas matemáticas .»La verdad es q ue yo estos días no tengo ti empo para

nada . ¡Oh ,la pol i ti ca ! ¡Valencia , Valenc1a nos va a dar

un disgusto ! ¡Cómo nos ha dej ado el pais ese infamemoder antismo ! Dijo esto haciendo un mowm 1ento

para levantarse .

Yo le contuve , rogándole q u e me escuchase unos momentos más

,diciéndole :

— Ahora vamos a las condiciones .—¡Ah ! s i , las condic iones— dij o con cierta res ignación .

—Voy a conclui r . Para que yo tenga ti empo de es

tu dia r lo s exped ientes que le traiga a usted al despacho ,es indi spensable que yo cuente con un personal de ab4

soluta con fi anza,i ntel igente y honrado

,y que ellos há

gan conmigo lo que yo me propongo hacer . respecto alos asuntos q u e le traiga a resolución .

Muy bi en dij o,entusiasmándose necesi ta

mos u n personal de primer orden . E nel Min i sterio deFomento no entra nadi e q ue no reúna estas cuatro condiciones : muy honrado , muy patriota , muy intel igentey muy trabaj ador. Justamente le he traído a usted parael Negociad o de Montes un pariente mío q u e es u na

alhaj a . Lo que él le ponga a usted a la fi rma puede u s

ted fi rmarlo con los oj os cerrados ; y a Instrucción públi ca voy a traer un personal de primera : por el pronto ,Manuel Merelo y

,además

,Picatoste ,

que es un chicoque va l e un imperi o . ¿Le conoce usted ?

Personalmente no le conozco ; pero sé , en efecto ,que val e mucho .

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RECUERDOS 3 5 7

Le conocía por la fi rma , pues había escri to vari os articu los contra mi discurso de la Academia .

Pues voy a conclu ir , don Manuel : yo no puedoaceptar la Dirección de Obras públi cas

,Agri cultura

,In

du str ia y Comercio , s i usted no me nombra para losprincipales negociados , por ejemplo : el de Fer r oca r r iles , el de Carreteras , el de Puertos y algunos otros , laspersonas que yo le indique , y q u e son de mi absolutaconfi anza .

Don Manuel s e quedó mirándome,pensando

,s in

dud a : ¡Demonio con el director que me he echado,que

quiere hacer él los principales nombramientos en el Min ister io ! , nombramiento s de y reales .Yo me adelanté a lo que él pudiera decirme .

Ya comprendo que es un atravimiento en m i ; queyo no tengo derecho de ningún género para que ustedacceda a lo que deseo ; que en un cambio tan absoluto ,no ya de po lítica

,s ino de régimen , estará usted verda

de ramente abrumado de recomendaciones y de com

p r omisos .

Para mi no hay compromisos d ij o , dando otropuñetazo formidable en la mesa y levantándose degolp e . Para mi no hay … más compromiso q u e el de l osbuenos empleados y el buen servi cio y la pureza en laadmin is tración .

¿Cree usted que no he ten i do compromisos , y de fuerza

,para la Dirección de Obras públ i cas ?Pues les he dicho lo m ismo que u sted me está d icien

do , y le he buscado a usted , a qui en n o tenía el gustode conocer ; de modo que tiene usted razón , y aceptolas condiciones

,y nombraré los que

usted me d iga,

claro es q uebaj o la responsab i l i dad de usted ; pero , u napregunta : ¿son l iberales , muy l iberales ? No se no s Vayaa meter en Fomento

, de donde acabo de echar tantosmoderados

,otros perros de la misma traíl la .

Son l iberales,muy l iberales ; demócratas todos

ellos , y en la corri ente de las nuevas ideas . Además ,honrados e intel igentes .

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3 58 JOSE ECHEGARAY

Con eso me basta ; mañana viene Usted a tomarposesión , y me trae usted la l i sta .

Y nos despedimos afectuosamente .

Yo sali encantado de la conferenci a .Encantado y agr adecidís imo .

Casi cuarenta años han pasado,y todavía-admiro y

agradezco la gallarda actitud de don Manuel Ruiz Zor r illa en aquel la ocas ión .

Ha de reconocerse que pocas veces se habrá reprodu cido caso semej ante .

Porqu e ha de reconocer el l ector q ue eran cir cu ns

tancias verdaderamente excepcionales .Una revolución como aquélla , q u e todo lo derrumba ,

empezando por un trono secular ; q u e l lega vencedorapor su fuerza propia ; que trae cons igo tres parti dos , elprogres ista , el democrático y el de la unión lib eral , conun personal i nmenso , y .pa ra algunos de ellos con unhambre atrasada de doce o catorce años .Gentes que han estado lu chando , sacrificándose , ju

gándose muchas veces la vida ; que todos son pobres , yque se creen con derecho

,no di ré a participar del botín ,

pero s i a buscar en la vi ctoria la natural compensaciónde tantos años de privaciones y fatigas .A l a naturaleza humana hay q u e tomarla como ella

es ; pretender que en las luchas sociales todos sean márti res y héroes

,es pretender lo imposib le

,por no decir

lo absurdo .

A s i es que yo me figuraba qué compromisos , qué r ecomendaciones , qué asaltos no r odea r ian a Zorri lla en

aquellos momentos,pidi éndole toda clase de plazas ,

desde las más elevadas a las más humildes .Y , s in embargo , él se desprendió de las plazas más

importantes del Mini sterio de Fomento ; y aceptandomis condiciones

,no por m i

,s ino por noble

,

eSpír itu de

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JOSE ECHEGARAY

la Escuela de!

Caminos,y como lo demostró después .

Inteligencia serena y segura,rectitud inconmovib le .

Pero , agradeciéndome la propuesta , no qui so acepta'

r,

porque er a un esp íri tu independiente.Propuse

,y aceptó

, a don Manuel P ardo , q u e habías i do d iscípulo mío

,cuya intel igencia clara , cuya inte

gr idad y cuya energía para el trabaj o conocía yo perfectamente ; sabía , al proponerle , que la Administraciónganaría mucho . S i de algo pecaba era de severidad adm inistr ativa

Propuse todavía a otro s dos ingenieros de grandescondici ones y de excelente reputación en sus Cuerposrespectivos : a don Adolfo Ibarreta y al i ngen iero de minas señor A bele i r a .

Algunas propuestas más h ice,pero ya para puestos

más subalternos,y me presenté con mi l ista a don

Manuel Ruiz Zorri l la,como pres idente del Consej o

"

de

Mini stros que presenta a s u soberano la l i sta del min ister io .

La leyó con calma don Manuel,se echó a reír

,y aca

so pensó : <<Pues no se ha quedado corto mi di rector deObras públ i cas .»Y me dij o :No conozco a n inguno , n i he oído hablar de

ellos en mi vida ; pero cuando usted lo p ropone , bue'nos serán …

A algunos de ellos les conoce el señor Figuerola .

Y él me i nterrump ióNo es necesario : yo deposito

º

en usted mi confi anza , y yo no la deposito nunca a medias .Me puso la mano en el hombro , con la otra mano es

tr echó la mía , y agregó , con aquel tono de llaneza , a veces un poco brusco , pero s iempre comunicativo , y q uel uego le ganó el entus iasmo de los elementos más avanzados :— Hoy mismo se harán todos estos nombramien

to s,y cuando me pregunten los

compañeros diré q u e

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RE CUERDOS 36 1

lo s ha nombrado usted , y S i no les parece b ien , que yorespondo . Usted lo s nombra , y yo respondo de losnombramientos ; conque ahora , a trabaj ar todos , que todos nos debemos a

la patri a y a la revolución .

Y,en efecto

,al día s igui ente sal i eron lo s nombra

m ientos en esta formaSaavedra , para el negoci ado de Ferrocarri l es .Pardo , para el de Carreteras .Ibarreta , para Puertos .A beleir a ,

para el negoci ado de Minas .Y asi suces ivamente .

Pues aquel m ismo día , antes de hacer lo s nombram ientos

,tuve ya un disgusto ; pero un di sgusto grave ,

porqu e se trataba de una persona a qui en yo respetabamucho , desde lej os , porque jamás había tenido ocas iónde i ntimar rel aciones con ella ; es deci r , con dicho hombr e pol iti co . A quien yo admiraba

,aunque j amás se lo

había d icho . A quien después me unió u na ami stad in

tima , profunda, cas i fraternal , si n la menor nube , si n lamás pequeña intermi tencia

,constante

, firme y duraderaen ve intitantos años .Y , s i n embargo , aquel la amistad tan c ari ñosa y tan

l eal , empezó cas i por una ri ña .

¡Qué cosas tan extr anas ti ene la política !El personaj e con qu ien cas i reñí en aquel la ocasión ,

por quien estuve cas i a punto de presentar mi dimi si óna Zorri lla

,no podrá ad ivi nar el lector qui én era .

Pues er a nada menos que m i querido , que m i inolvidable am igo don Cri stino Martos .

'Y me pedía u na cosa que era j usta , que er a conven iente , que er a cas i u na reparación : de suerte que él p edía con j u sticia y con recti tud ; y yo con j usti ci a y conrecti tud , y cumpl i endo deberes i neludibles , ten ia quenegarlo .

El , con su elo cuencia , maravil lo sa , q u e s iempre fu épara mi algo as i como u na sugestión , pedía co

'

mo sab iapedi r , y apretaba como sabía apretar , y s i ten ía hab ilidades de abogado aun para las malas causas

, ¡qué no sería

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36 2 JOSE ECHEGARAY

defendiendo u na causa buena , y además una causa sim

pática !

Y yo , i rri tado contra la suerte , que a las veinti cuatrohoras de estar en Fomento me pon ía frente a frente deun hombre a quien yo de antemano admiraba

,y por

quien experimentaba grandes simpatías ; irri tado commigo mismo por no logr ar

'

convencer a Martos , y segurode que nunca podría convencerle

,res i stía ya , más q u e

con razones,con una terquedad que acaso él imagi nase

desabr imiento .

El me pedía el negociado de Ferrocarri les para unamigo suyo

,don B . L .

,i ngeniero tambi én

,también ami

go mío , y de grandes merecimientos ; y sin embargo , yono podía nomb r ar le ,

por las razones q ue expondré másadelante ; porque es u na historia cu r ios is ima

,es una hi s

tori a dramáti ca,mej or dicho

,una hi storia entre melo

drama y tragedi a .

Martos la conocía y er a su gran argumento,y era ar

gumento de gran fuerza .Yo la conocía también antes de que él me la relatase ,

y era e l argumento q ueyo ten ia para no acceder a su

peti c ión .

Y la entrevista duró más de hora y medi a .Acababa de hablar con don Manuel , y don Manuel le

había dicho la conversación que habíamos tenido : q u etenía su palabra empeñada conmigo , y q u e no pensabanombrar sino a lo s q u e yo le propusi era ; de suerte quea mi tenía que acudir

,porque para aquel caso yo er a el

min istro .

Y don Manuel y Martos eran , s i n embargo , muy ami

gos , y Martos e ra ya uno de los grandes personaj es dela revo lución ; pero don Manuel para casos

'

semejantese r a u na roca i nquebrantableY por eso Martos acudía al director de Obras públ i

cas y encontraba otra roca ; porque , como verá el lector cuando yo le explique el asunto , todos ten iamos

razón ; y estos son lo s caso s más difíci les y más deses

per ados .

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ABÍAMOS quedado , en el último capítulo,Marto s y yo

,

enarbolando nuestros respectivos argumentos,ya

en pro , ya en contra de don B . L ., pretendi ente a un né

gociado en el ministerio de Fomento , y prometí relatar ,a manera de ep isodi o , el suceso a que Martos y yo nosreferíamos al d iscutir e l nombram iento del señor L .

Es historia curiosa,tri ste e mstr uctiva .

Permítame el lecto r que la refi era con a lguna m inucios idad .

Referiré lo que supe , lo q u e todos lo s ingeni ero s sábíamos , lo que en aquello s años fué públ ico y notori o ,

aunque claro es q u e yo por mi mismo no tenía manerade comprobar lo s hechos ; pero , 0 la críti ca no es cr íti

ca, 0 la lógi ca

—no es lógica tampoco , o todo el mundo

puede equivocarse y de nada s irve el estud io de las personas

,O l o q u e yo voy a describ ir es un pedazo arranca

do de la tri ste e impura rea l i dad .

El señor don B . L ., que por la época a q u e me refi ero tendría unos treinta y cinco o treinta y ocho años

,

había s ido un j oven estudioso,mo r ige rado ,

de carácterdulce , muy simpático para sus compañeros y que habíaconclu ido su carrera con lucim iento en uno de las Cu erpos de ! Estado .

Poco después de obtener su título , se casó con una

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36 6 JOSE ECHEGARAY

señorita de Madrid , muy buena , tamb ien muy simpática'

y verdaderamente preciosa .

Dos años más tarde fu é destinado a una“

cap ital deprovincia , que llamaré X .

Los autores dramáti cos necesi tamos poner nombre a

l as p ersonas y a las cosas : de otra manera no nos entendemos .Y aunque han pasado muchos años desde entonces ,

cuarenta y cinco o c incu enta ; aunque todos l o s personaj es de aquel d rama han muerto

,y nadie m ás q u e yo lo

recordará probablemente ; aunque , por lo demás , lo q u evoy a referi r no es en desdoro del principal personaj e aque me refiero,

porque no es desdoro la desgracia i nmerecida ni la p ersecución infame

,s ino

,antes b ien

,motivo

de s impatía , así y todo no me parece di screto ci tar nombres prop io s n i local idades determinadas .Conti nuaré l lamando al personaj e pr inc ipal don B . L .;

a su señora , Andrea ; a la local idad en q ue empezó el

drama , X.

Y as i podremos entendernos .Fué , pues , destinado a X el pri ncipal p ersonaj e de

esta hi storia,y allá se fué con su esposa .

Era j efe superio r en los servicio s q ue L: había de desempeñar un don Tadeo

,un hombre de cuarenta y cinco

años , de pasiones violentas y de carácter rencoroso ,aunque hombre de mundo y de maneras agradab les .Desde el primer momento trató al señor L . con gran

cord ialidad , no como un j efe superior a un empleado rélativamente subaltern o , s ino como s i hub ieran si do dos …

compañero s o dos amigos íntimos , y así pasó algúntiempo .

Entraba don Tadeo en casa de L . a cualquier hora ycon absoluta l ib ertad

,s iempre di spuesto a encontra r

perfectos los trabaj os de L . como técn ico,a lábándole

con entus iasmo , hallando exagerado su celo y r ecomen

dándole a la Superioridad s iempre q u e l legaba el casouna protección dec id ida ]Lo malo es q u e don Tadeo se había enamorado como

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368 JOSE,ECHEGARAY

por la escalera ; porque aunque L . er a pacífi co , teníagrandes bríos cuando llegaba

'

la ocas ión .

Esta escena fué públi ca en X .

Pero don Tadeo se vengó,se vengó cruelmente ; ven

ganza más refi nada pocas veces se ha visto en estos dramas íntimos de la Admini stración públ ica .

Como era j efe superior de L . ; como tenía que intervenir en todos los … se rvicios de éste ; como a veces estosservicios eran complicados y no pod ian cumpl irse conrigurosa exactitud ; como hay subalternos que por mal icia o por ignorancia realizan actos que comprometen a

sus superiores,y como todo esto lo sabía don Tadeo ,

con calma y con astucia fué envolvi endo poco a poco asu subordinado

,hasta que concluyó por empapelarle ,

como vulgarmente se dice .

Y le formó expediente,y conduj o el expediente de

manera que aún resultó más comprometido L .; va lién

dose de sus medios de j efe superior,acumuló cargos

gr avís imos sobre el pobre empleado y terminó entre

gándo le a los Tribunales .La rueda de la Justici a l e cogió entre sus dientes ; y

empezó un calvari o,no de unos meses, s i no de algunos

años para el pobre hombre,para su muj er y para sus

hij os : porque creo que tenia dos n iñas.

Don Tadeo no dej aba el asunto de la mano , y de ta l

modo , con ta l maña apretó,que al fi n se dictó 'auto de

pri sión contra IY sentencia condenatori a en primera instancia , aun

que todo el mundo estaba convencido de su i nocencia ,empezando p or lo s compañeros

,que tuvi eron q u e abri r

una suscripción para que no se murieran de hambre ély su familia .

A Madrid vino , y en el antiguo Saladero le vi yo muchas veces , s i empre con su muj er y una pobre viej a q uecreo q ue er a su madre políti ca .

A l fi n sali ó absuelto , pero después de doso tres añosde angustias , de humi llaciones , de vergiíenza .

Y volvió a sus cargos ofi ciales,y todo el mundo le

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RECUERDOS 369

corisider ó y le respetó ; pero él había perdi do la sa ludpara s iempre

,y para s i empre habia perd ido la a legría .

Tal era el protegido de Marto s , y tal er a la negra h istoria a q ue él y yo nos re feríamos , porque de ambos eraconocida , por ci rcunstancias especiales , en

,todos sus

pormenoresY segu ia Marto s ap r emiándome

¿No ha cometido la soci edad una in fami a con ese

hombre ?Una i n fam ia repetía yo como un eco .

¿No es d igno de una reparación ?S i lo é s —seguia rep it iendo el eco de mi con

ciencia .

Y esa reparación , ¿no la tiene usted en su mano ?Es que no puedo , don Cristino l e decía yo

S i yo le propongo para la plaza q u e u s i e í i nd ica , y Zorri l la le nombra , po rque le nombrará , y cualqu ier per iódico

,porque en estas l ucha s de la políti ca no haynada

sagrado , le acusa de haber entregado e l negociado másimportante de Fomento a un hombre que hace pocosaños es tuvo en el Sa ladero , y que fué condenado en primera instancia

, ¿qué pensará de mi don Manuel ?Cuando sepa la h i storia , que todavía no sabe , pen

sará q u e es usted un hombre recto y de energía,a q u ien

le importa poco lo que digan los periódico s cuandocumple con su deber.

No ; l o que pensará es q u e obré por lo menos conl igereza , propon iéndole , en tre tanto s ingen ieros comotenía para la propuesta , preci samente el que había deproporcionarle un d i sgusto .

Pues cuéntele usted la hi stori a de antem ano , y queé ! escoja .

E l no escoge ; me ha autori zado para proponerl e e lnombramiento , y yo no puedo aconsej arl e que haga un

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370 » JOSE ECHEGARAY

nombramiento q ue la Opi n ion pública,que es s iemp r

cruel , y qUe en gran parte no conoce de esta hi storiamás q u e las apari enc ias , puede censurar gravemente .

¿D e modo que está usted decidido ?Absolutamente decidi do ; pero yo no quiero ser un

obstáculo para la protecc ión que usted concede a L .,

que reconozco que es nobilísima ; y lo que puedo haes dej arle a usted el º

campo l ibre , presentando mi dim is ion .

¡Por Dios ! Un cargo como el de usted , y tr atándose de usted

,no puede hallarse subord inado a una re

comendación mía dij o levantándose,y hablando con

cierta sequedad cortés Me habían hecho grelogios de usted

,a quien yo no había tenido el gusto

de tra tar , y sólo le ponían un defecto , supongo que susenemigos : que era usted excesivamente bueno , l o cual ,en lo s labio s de los tales

,era i ndicar q ue pecaba usted

por débil ; y esto a fe mía , y a costa mía , veo que e

u na calumnia ; salgo convencido de que tiene usted todas las virtudes

, el carácter inclus ive .

Y se preparó para marcharse .

Yo le cerré el paso .

Don Cristino,yo no quiero que se marche uste

con esa mala impres ión ; yo quiero proteger a L . Cota l que no le nombremos para Fomento , yo le daré CMad r i d un puesto tan bueno como el q u e le niego ;hablemos lo s dos a Zorril la , y resolvamos la cuestió

hoy mismo,y,sobre todo

,no se me enfade usted .

Cambió de to ri o,se rió afectuosamente , y aquel mis

mo día arreglamos el asunto con don Manuel .Primera y última vez q u e reñí o estuve a punto de r e

ñ ir con Martos .Quedamo s amigos y lo fu imos s iempre , y muchas v

ces recordamos en tono de broma aquella primeratr evista . La recuerdo en todos sus pormenores ; l acon los oj o s de l a imaginación , como s i la es

viendo en la real idadde gu tap er cha . El

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3 72 JOSE ECHE GARAY

Con temor cas i rel igi oso lo cogí entre mis … mános y _

empecé a l eerlo , y vi con alegría que er a de u na sencil iez elemental .Todo el verano me pasé haciendo modelos

,con car

tón y con hilos,de lo s d iversos problemas qUe la obra

contenía .

Cuando más tarde tuve q u e estudiarla en la Escuelade Caminos , no diré que la sabia mejor q u e el Padrenuestro , porq ue no se me acuse de imp iedad ; pero lasabía b ien sabida .

Desde entonces estreché mis relaciones con Jul i o,y

cuando vine a Madrid nos seguimos tratando con muchain timidad .

E r a un j oven muy l i sto ; comprendía las cosas con r a

p idez , aunque por falta de constanma no las profundizaba mucho .

S u trato era llano y afectuoso,y me pro fesaba , o a l

menos asi l o creo , verdadera amistad .

Pr ofu nd ii ando en su carácter,acaso se encontráran

en él ci ertas vetas y manchas de egoísmo,pero tan es

pontáneo ,tan i nfantil pudiéramos decir

, q ue no le hácían antipá tico .

E r a acaso un optimista de l a vida , y creía de buenafe que todo e l mundo debía servi rle

,au n a costa de cual

qui er sacrifi ci o .

Para eso están los amigos decía pues s i nosi rven para eso , ¿para qué s i rven ?S i hubi era s ido poeta , hubiera escrito una redondi lla

como aquella admirab le de Manuel del Pa lacio .

No hay que decir que él , por su parte , era amable yservicial .D e todas maneras

,no comprendía q u e no se le s i r

Vi es e .

Y por cierta altivez de carácter,él cas i nunca pedía

un favor ; queria q u e se le adivinase .

Fué uno de los primeros en feli ci tarme por m i nuevocargo

,y es lo cierto q u e s i empre mostró por m i gran

ent us iasmo , desde que entendi en Murcia con tanta fa

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RECUERDOS 373

cil idad la obra de Geometría descriptiva q u e me habíaprestado .

Vió lo s modelos que yo le h ice , y pasó de u no enotro po r u na seri e de asombros .

¡Q ué claro , q u é s enc illo ! Ahora lo comprendo .

Pues a l día s igu iente de publi carse en la Gaceta lo snombramientos para los principales cargos de mi D irección , vino a verme , y ya tr aía u na cara como l e hab iavi s to pocas veces : sólo en l o s momentos en q u e se su

ponía víctima de un desengaño .

Ya he vi sto,ya he vi sto me d ij o con ci erta son

ri sa amarga lo s nombramientos que has hecho . Bu e

nos nombramientos,y personas muy d ignas .

Querido Juli o,yo no hice esos nombramientos , n i

pod ia hacerlo s ; lo s h izo el m i n i stro : lo s hizo R u iz Zorri l la .

S i , pero. tú lo s propus i ste : eso me has dicho túmi smo . Ya sabemos que tú eres e l amo de Fomento .

Yo no soy amo de nada n i de nadie ; hasta hacetres días er a amo de mi mismo

,pero sospecho q u e en

adelante n i s i qui era de m i podré di sponer .Exceso de modesti a . Nombras a qu ien qui eres

nombrar , y escoges lo s más d ignos , l o s más intel igentesy los más amigos . No todos tenemos esa suerte.Yo me quedé mirándol e y s in comprenderle todavía .La verdad es que no estaba muy ent erado de su po

s ic ión social .Sabía que hab ía conclu ido bri llantemente su carrera ;

que poco después la había dej ado , para emprender né

gocios por su cuenta .

Q ue se hab ía casado con una señora muy digna ymuy s impáti ca

,a qui en yo ve ia ,

aunque no … con muchafrecuencia , cuando iba a vis itar le .

Y , en suma , cre i que disfrutaba de una posición desahogada , y hasta que ten ia buen cap ital ; de modo q u enunca imaginé que pudiera a spi rar a un destino , que alfin y al cabo sólo eran veinti cuatro o trei nta mil realesa l año .

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374 JOSE ECHE GARAY

Olvidaba'

torp emente q u e todo español asp ira a ser

empleado .

Pero sus frases eran tan punzantes , su tono tan tri ste ,sus quejas tan evidentes , q u e al fi n tuve que darme porentendido .

—Querido Jul io— le d ij e o yo estoy'

en Babi a desde q u e soy d i rector de Obras públi cas , o tú estas quej oso porque no te he propuesto para uno de los negociados del Mini sterio .

—Más penetración mostrabas—me repl i có —al i nterpretar en Murcia la Geometr ía descr iptiva de Leroyque te presté . Pero lo s ti empos cambian

,lo s amigos su

ben ,l a prosperidad es olvidadiza

,y al q u e está arriba

no l e gusta mirar hacia abaj o .

¿Pero tú querías ser empleado ?Naturalmente— contestó con la mayor natural idad .

¿Pero tú cambias , o qu ieres, cambiar , tu posic iónl ibre e i ndependiente por veinte o trei nta mil reales desueldo ? Te aseguro

,baj o palabra de honor , q u e no lo

había sospechado,y que con tus quej as , que son inj u s

tas,me proporcionas un verdadero disgusto .

—Mayor es el mío . No preci samente por el desti no ,”

aunque e l destino *n o me hubiera veni do mal , porqueno es oro todo lo q u e reluce , y he tenido pérdidas .

Que yo ignoraba por completo .

Querido Pepe , estas cosas no se ignoran nunca ; entodo caso , se olvidan cuando la persona de quien se

trata no inspi ra gran interés .Pues te aseguro q ue yo las ignoraba . No fué olvi

do , fué ignorancia : tú jamás me has dicho nada .—¿Para qué molestarte? Y ,

s in emb argo , alguna in sinu ación te he hecho : que los negocios andaban ma l , q u e

las amenazas revolucionarias producían u na gran cri si s ;en fi n ,

i nd icaciones que,con tu buen talento , y s i yo te

hub iera insp irado verdadero interés , debiste tener encuenta .—Pero ¿puedes dudar de mi amíStad ?—No dudo ; pero hubiera querido ver las pruebas ,

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3 76 JOSE ECHEGARAY

¡S i , s i , r icos l—d ij o secándose los ojo s .

A ! menos , esas son las aparienci as . Viven ustedesen muy b uena casa ; usted viste con mucho l ujo .

Palab r a imprudente fué esta que yo p r onu nció.

—¡S i , s i , luj o ! No sabe us ted los sacri fi cios que impo

ne la posición social en q u e se V ive .

Y aqu i no pudo más la buena señora , y llorando me

refi rió sus angustias , s us apu ros y sus esperanzas cuando s up i eron q ue e ra yo d irecto r de Obras públi cas .Yo estaba anonadado

,y más anonadado qu edé cuan

do ella fo rmuló resueltamente sus condi ciones de paz y .

de per dón .

—Usted lo puede todo en Fomento—me d ij o tod i via q uedm algunas p lazas bu enas . No me lo n iegu eus ted , porqu e yo lo sé y lo s abe

s

todo el mundo : quetodo el pe rsona l de Fomento ,

alto y baj o , se va a renovar ; que hay muchis imos destinos desde doce a cuarenta mi ! reales , y usted ,

s i e s verdadero amigo de J ul i o , puede pedir a l min istro uno de esos des tinos

,de

veinte o treinta mil reales por,! o menos , para m i pobre

m .i ri do . No me diga usted q u e no , porque será un nuevo desengaño .

— Señora , yo no tengo esa i nfl uencia qu e usted supone . No le he ped ido destinos para nadie a Zorril la ; notenía derecho para ped ir se los , porque no he pertenecído a n ingún parti do po liti co n i he s ido-amigo suyo hasta aho ra . Aho ra lo soy

,y muy leal y muy agradecido y

muy respetuoso ; pero no lo soy para exp lotar le'

p idién

dole cred enciales .

—¡Ahl ¿Llama usted explotación sol i c i tar una plaza

para Jul io ?Yo no sabía qué contestar . No encontraba palabras ;

las q u e encontraba eran to rpes : o fendía s in querer ofender

,molestaba s in q uerer molestar ; resul taba agrio

cuando queria ser du lce , y descortés cuando deseabaextremar la cortes ía .—¡Por D io s , señora ! Yo no me expl i co b i en ; yo de

seo con toda mi a lma complacer a ustedes , pero quiero

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RECUERDOS 3 77

decir q u e don Manuel puede interpretar mal esta petici ón m ía . D espués de haberse mostrado tan generosoconmigo , ¿i r con nuevas pretensi ones ? Pu ede p roducir lema l efecto .

—Diga usted que no qu iere g a sta r se.

Yo había gastado ya toda mi paciencia ; y aunque se

gu i estando respetuoso y amable, la buena señora se

marchó muy ofendida .

¡Qué remedio !En cuatro días l levaba yo dos d isgustos de lo s de le

tr a mayúscula .La Cuestión de personal ha s i do , y es , y segu irá s ien

do, el gran tormento de mini stros y directores generales .Y esta enfermedad s i q ue es de las q ue no se curan

j amás .Pero s igamos el calvari o .

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380 JOSE ECHEGARAY

Llevaban los l iberales de entonces más de doce añosalej ados del poder , y la masa del partido entraba porlas brecha s de los min isteri os con hambre

,rencores

y humi llaciones acumuladas durante este largo pe

riodo .

Los empleados puestos por los partidos rivales caíana mi les .Yo , mientras fuí dir ector de Obras públi cas , A gr icu l

tura , Industria y Comercio , no hice nada , por m i parte,más que fi rmar lo s nombramientos q ue don Manuel me

indicaba : eran l i stas s in fi n de Guardería ru ral , de em

p leados de Ferrocarri les , de Obras públicas , etc., etc .

En todo esto yo me lavé las manos .Zorri l la me hab ia cedido

el nombram iento de lo s jej es de Negociado ; yo le cedí por completo la des ignación de todos lo s demás que me correspondían .

En esta primera parte de m i vida públi ca y o fi cial escuando menos sufri de esta enfermedad que voy describ iendo : mi único trabajo . co ris istía en fi rmar y fi rmarcredenciales , las que me traían a l a fi rma .Eran dos horas diarias : trabaj o mater ial como el del

picapedrero ; sólo que yo p icaba con la pluma en ca r ne

humana : << cesante , cesante , cesante ; nombrado , nombrado

,nombrado » . ¡Q ué cosa tan tri ste y

¡

tan prosaica !Pero así l o exigía la justicia distributi va de lo s parti

dos pol i tico s .Ayer

,por ti ; hoy , por mi ; mañana , por el d iablo .

Hoy te mato yo a ti ; mañana me matas tú a m i , comodi ce e l héroe cómico de García Guti érrez .Tantas fi rmas eché , que me sucedió una cosa muy ex

tr aña , un fenómeno fi sio lógico , nervioso , psíquico , o loque fuere : per dí la ñrma ; mejor dicho , per di la r úbr ica .

Ni más n i menos : como e l personaje fantásti co de Hoffmann per dio

'

la sombr a ,

'

y otro personaj e de no sé qui énp erdió el r ef lej o.

A ! rubri car u na cesantía ,me detuve un momento ,“

porque sentí un ca lambr e.

Quise seguir después : impos ible .

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RE CUERDOS

No acerté con la rúbrica : la había perdido paras iempre .Hoy tengo otra distin ta .

Digo que las molestias que me ocas ionó la cuestiónde empleados fueron

pequeñas mientras fuí directo r ge

neral,comparadas con las que he sufrido después , cuan

do l legué a m in i stro .

S i n embargo , la separación de un emp leado de Ferrocarri les pudo costarme la vi da .Y en este caso conste que la º

r azón estaba de m i parte : no er a u na separación arbi traria ; no era quitar a unopara poner a otro ; fi rmar a ciegas por exigencias de la

política ,o por órdenes de don Manuel

,que todo er a uno .

Contaré el caso,porque no me ocurre cosa más in te

r esante q u e contar.Fué un conato de drama , que no sé Si hubi era podido

llegar a verdadero drama ; pero q ue se reso lvi ó casi en

comedia .

Cierto empleado de Ferrocarril es , un celador del Go

b ierno,s i no recuerdo mal , hombre de malo s antece

dentes , a quien llamaban el Va lenciano, porque , en efec

to,er a de Valencia , ri ñó con su j efe , se inso lentó con él ,

y hasta qu iso agr edir le , o le agred ió : esto úl timo no aparecia claro .

Se le fo rmó expediente,y el expediente ll egó a la D i

rección de Obras públ i cas,y estaba puesto a m i resolu

ción , propon iendo que se le separara de su destino , yque se pasas e el tanto de culpa a los Tribunales .Pero no estaba resuelto : a pesar de la ins igniñcancia

relativa del asunto , l lovían sobre mi las recomendaciones .

El Va lenciano era del t i empo de los moderados ; perocontaba con e l apoyo de muchos l iberales .Estas complicacio nes , cruzamientos y marañas de re

9

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382 JOSE ECHEGARAY

comendaciones son frecuentes en la Administración públ ica .A un neo o un r ea cciona r io le sosti ene un republi cano

neto y ard i ente .

A un ana r q u ista , un moná r q u ico.

Y r ecíp r ocamente, como se dice en Matemáticas .Ante la recomendación , las i deas ceden , y aun l as pa

s iones pol iti cas se calman .

Los parti dos,que

,a veces

,se hacen guerra mortal

,en

esta o aquella recomendación personal eng r anan , por

decirlo d e este modo : engranes del favori ti smo .

Y,bien mirado

,esto es consolador

,porque es prueba

patente de que la f r a ter nidad li amana existe frecuentemente en la cuestión práctica y pós itiva de los empleosy nombramientos .Lo má s opuesto se funde en lo más contrari o ; lo más

alto se pone en comunicación con lo más baj o .

A veces,para un ser míser o, y hasta para un ser in

digno, se conmueven altas esferas .Ya l o dij o Leopoldo Cano en su es ti lo de admirable

vigor :

E l ti rón q u e da e l presid iose s iente en e l Min iste r io .

Ello es q u e e l Va lenciano era u n empleado subalternode Ferrocarriles ; además , un ma l empleado ; además , unamala p ersona

,borracho tradicional , matonci llo de fama

,

e i nsolente por carácter . Yo creo que era medio loco .

Y,sin embargo

,por él se interesaban muchas perso

nas de pos i ción ,muy dignas y muy respetables .

¡La fraternidad universal ! ¡ E l engr anáj e !Y gr anizaban sobre m i las recomendaciones para que

se le eclzase tier r a a l asunto, o , al menos,para q ue el

castigo se reduj ese a una reprens ión .

Hasta me aseguraban que , s i er a preciso , el mismo

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384 JosE ECHE GARAY

O tros merecen más .Pues a cada cual lo suyo . Y le digo a

_

usted q u ebasta , y q ue me dej e continuar mi camino en paz : nonecesito escolta .

Pues que me dej en en p az a mi ; s i no , yo haré loque tenga que hacer .

Le digo a usted por última vez que basta . Y no 'memoleste usted , y no me obl igue a recordarle que soysu jefe .

Es que estoy harto de j efes y dispuesto a …fodo .

Y yo a cast igar le a usted como merece.Es que usted no me conoce.Creo q u e s i .

Cuidado conmigo , que soy de Valencia . Y ya

me encontr a r á u sted donde no me" hab le tan a lta

ner o.

Fueron sus palabras : las recuerdo como si las oyeseahora m ismo .

Con lo cual perdí lo s estribos y me fu i hac ia él , gritándole:

Como usted qu i era y cuando Usted quiera,señor

i nsolente .

Pues yo le digo a usted lo“

de Don Yuan Te

nor io.

Y se puso a declamar, con asombro de lo s que pasaban :

Llamé al cielo : no me oyó;

y pu es sus pu ertas me cierra,de mis p asos en la tierr ar esponda el cielo, no yo.

¿Lo entiende usted ? ¡El cielo , no yo ! , q ue a mi me

l laman el Va lenciano.

Comprend í q u e la escena iba si endo rid ícula , y s indecirle una palabra eché a andar , muriéndome de ri sa ypensando q u e er a un pobre diablo , médio loco y borracho por completo .

El se quedó en medio de la plaza, hablándome desde

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RECUERDOS 385

l ej os y haciendo gestos con la mano , como diciendo<<Aguarda

, aguarda , que ya nos veremos .»

<<YO deb í llamar a un par de agentes de O rden públ ico— me decía a mi mismo pero esto hubiera s idoun pequeño escandalo en la call e , y no me gustan losescándalos . Ya le sentaré yo la mano . »

Llegué a Fomento y di orden de q ue para la nocheme tuvieran preparado e l expediente , , porque q uería es

tud iar lo po r m i mismo .

Y no me vo lví a ocupar en el asunto .

Pasé el día trabaj ando ; y cuenta que el trabaj o en

aquella temporada fué enorme : sólo en ca rretera s do sm i ! expedi entes atrasados , y a lgunos de gran compl icaci ón y de gran r e 5 p0nsab i lídad .

En suma : que no me volví a acordar del Va lenczanoni d e sus inso lencias y amenazas .A la s ocho me fu i a m i ca sa a comer , y a las nueve y

medi a vo lví a l Mini steri o , para sal i r a las tres o las cuatro de la madrugada .Porque , sea dicho entre paréntesi s , yo , cuando he s ido

d irecto r o m in i stro , he trabajado doce o catorce horasd iarias ; más bien más que menos .Piden lo s obreros

,y yo deseo q ue se l es pueda con

ceder , ocho horas de trabaj o como maximum ; pero yotoda mi vida he trabajado ¡nu r/ro más s i n quejarme n iso l ici tar reducción de '

faena : éramos muy tím idos o muynecio s lo s de an fano .

Desde que e r a alumno de la Escuela de Caminos h etrabaj ado doce horas ; enti éndase b ien , de trabaj o obti

g a tor io y ,por deci rlo as i , profes ional , s i n contar el

volunta r zo, que ha formado siempre e l' resto ha sta

veinticuatro horas , salvo . nueve horas para dorm ir ycomer .En la Escuela de Caminos estábamos s iete horas : de

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386 JOSE E CHE GARAY

nueve de la mañana a cuatro de la tarde , s in más descanso que media bor a de reloj para almorzar , dentro delm i smo establecimiento . Y en ca sa , para estudiar las treslecciones diarias , necesi tábamos lo menos cinco horas ,q u e , con las s i ete de antes , suman las doce q u e deciEsto durante todo el año : eran años so ! ar es , . s in vacaciones de verano .

Y no se Oponga a estas observaciones la d istinta na

tu r a leza delº

tr abajo ; porque el trabaj o manual sólo consume la f uer za de los múscu los y el tej ido de éstos , y el

trabaj o de la i ntel igencia consume energ ia ner viosa ysustancia cerebral

,por decirlo así. El primero fatiga , el

segundo fatiga y devora vi da , atacándola en su mi smaraíz , que es e l s i stema nervioso . El primero

,salvo un

exceso extraordinario , es sano; el segundo lo agota todo,todo lo convierte en i deas y sentimientos ; es más nob le ,pero es má s perj udicial para la salud fís ica .

Y perdónenme esta digres ión sobre asuntos , q u e al

guna vez trataré más a fondo en estos recuerdos ; q u eno todo ha de ser seri e insip ida de relatos s in sus

tancia .

Ahora vo lvamos a la i nsulsa aventura q ue voy explicando .

Pero vamos despaci o .

Mis recuerdos son insignifi cantes , i n síp idos , vulgaris imos ; pero ¿quién sabe? Acaso son pequeñas ca lzca tas

ab i ertas en la masa social de toda una época : de l 30 de ls iglo pasado hasta el momento presente ; c uatro terciosde un s iglo .

De cosas tan p equeñas y tan insigniñcantes como éstas se compone la vida de las soci edades humanas , en

q u e e l destino ha sembrado much is imas negruras yunos cuan tos destel lo s .S i se mira haci a atrás , y se hace la lzistor ia tota l de la

humanidad,nos encontraremos con una masa enorme

de arci ll a y de arena con salp icaduras de l entej uelas demica , algunos bri l lantes y muchos restos fós i les deanimales i nmundos . Hubo lágr imas , pero se secaron ;

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388 JOSE ECHEGARAY

Como los dueño'

s eran varios, a veces en la fi la de es

tantes hab ia pequeños intervalos q u e formaban n ichos ohuecos muy obscuros : divis iones de prop iedad .

De uno de aquellos n ichos habia sal ido —la sombr a .

La observé por casual idad , y como antes de sal ir delMinisterio , en el momento de sal ir

,me habían hablado

de ! expediente del Va lenciano, a qui en yo olvidé durante todo el día , no pude menos de enlazar estas dos ideasel Va lenciano con sus amenazas , y la sombr a q u e brotaba de entre las estanterías , y. q u e a l parecer me esp eraba y venía tras de mi .Fué una casu a lidad pr ovidencia l la de q u e me recor

dase a última hora e l nombre del l/a lenczano, porque S i”

no , dadas“mis d istracciones , es posible que no me hubi e

se fi j ado en la so spechosa aparición .

Yo segu i marchando , pero ya sobre avi so , y la som

br a detrás .el Va lenciano? , pensaba . ¿Querrá rea l izar sus

amenazas ?»¿O será un indi viduo cualqui era , q u e va por mi cá

mino ?»Pero ¿qué hacía metido entre dos estantes y oculto en

e l hueco que forman ?

El s itio no es cómodo , como no sea a manera de ob

ser vator io , o para estar¡

en acecho .

¿Y por qué sal ió de él en el momento de verme ?

¿Y por qué vi ene detrás ?Hay que convenir en q ue tenía motivo para estar un

tanto alarmado .

D e cuando en cuando , con cualq uier motivo ; porej emplo

,dej ando caer el pañuelo y baj ándome para ré

cogerlo,o cruzando a o tra acera , o por otra evolución ,

q u e yo procuraba que fuese natural , miraba hacia atrásy observaba .El hombre tenía la mi sma estatura q u e e l Va lenczano;

er a más bi en baj o que alto .

Iba vestido todo de negro,con una ang u a r ina muy

l arga y un sombrero baj o y de alas muy anchas .

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RECUERDOS 389

Caminaba siempre detrás de mi , pero a bastante di stancia .

A s i vinimos por toda la calle de Carretas , donde en

contr amoS vario s serenos .Pero yo

, ¿qué iba a hacer? Aquel hombre no se hab íaacercado a m i

,n i me había molestado en l o más m ini

mo,ni yo le conocía , porque no podía verle la cara , n i ,

por cons igu i ente , podía tener la segu ri dad de q u e fuese'

el Va lenciano.

¿Qué iba yo a deci rle a cualqui er sereno de lo s q u eencontrábamos ?

Ese hombre va detrás de mi .

¿Por qué va usted delante ? hub iera podido contesta rme.

Pero me s igue con per S i stencia .

¿Pero l e ha di cho a usted algo ?No

,señor .

Pues entonces, ¿qué?

Qu e me sigue .

¿Le ,c0noce usted ?No lo sé

,porque no le he vi sto la cara .

Y hubiera pod ido repl i carme e l ser eno, con l a ser enidad prop ia del o fi cio

¡Bah,lo q u e usted tiene es un cangu elo que no ve !

Habria sido una vergii enza , un acto'ridículo de mie

do,pedi r auxil i o a la autoridad nocturna del farol i ll o y

e l chuzo .

yo no me pongo en rid ículo a sab iendas,pensé ;

adelante con la aventura,pero i ré p reven ido .»

Y rea lmente iba preven ido : l levaba un precioso bastón de estoque que me había regalado don Pedro

,

aquel magistrado cesante de q u e hablé en otro a r

tículo .

¿Fuí prudente , o dominaron en mi,a pesar de m is

co stumbres pacífi cas y de que j amás hi ce alarde de matón , n i tenía d ispos iciones para ell o , cierto s atavi smosde raza y algún res iduo de esp íri tu aventurero o caballer esco?

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390 JO SE ECHEGARAY

Creo que h ice b i en , o por lo menos hoy haría lomi smo .

Un bu en individu a lista no se mete con nadie , pero s i

l e buscan , l e encuentran .

Además, nada de s i stema p r eventzvo.

Pedir auxi li o cuando el pel igro es problemático es

acto de cobardía .

Y el cobarde no tiene conmencia de su dign idad dehombre .Todo esto pensaba yo entonces

,como ahora lo p ien

so , y seguí adelante .Adelante po r toda la calle de Carretas

,por l a Puerta

del S ol , Carrera de S an Jerónimo y calle de Sevil la .

Encont ramos varios serenos ; s in duda por eso el Va

lenciano, porque el Va lenciano era , no vino sobre mi : esperaba un s itio más sol i tari o .

Y yo , tranqui lo y dispuesto , mirando de reoj o cuando podía , y convencido cada vez más de que me seguíae l Va lenciano, conti nué s in hacer otra cosa que mantenerla di stancia y sacar a medias el estoque para ver s i estaba l i s to .

¡Vamos , u na aventura casi hero ica !A l sal i r de la calle de Sevi lla a la cal le de Alcalá , cru

cé en l ínea recta y me fu i en der echu r a a la acera de lasCalatravas .Miré al llegar

,y el hombre sospechoso , l a sombra né

gra , el indivi duo de la angua r ina y e l sombrero de grandes a las

,no me había seguido . A l contrari o , tomó la

acera de ! café Suizo .

Entonces casi s e desvanecieron m is dudas , pensando

q u e todo er a pura casual idad ,co inc idencia fortuita , y

que hubi era s ido u na l igereza un , tanto ridícula , s i no rid ícu la del todo

,acudir a cualqui era en demanda de pro

tección .

Protección , ¿de qué y contra qu ien ? Y recordaba yoque cuando vivía en la calle de las Infantas , el n iño deun vecino l loró u na vez tan desaforadamente y con talesgri tos de angustia , que toda la vecindad se alborotó , y

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3 92 José ECHEGARAY

No de otra suerte somos todos : cuando imaginamoss er más p rudentes

,somos más necios .

¿Q uién nos asegura qu e e l niño de la mosca no tUVí€ rra razón ?Las moscas a veces son p el igros ís imas : pueden po

sarse en un animal muerto,un perro

,o un gato

,o u na

rata , y absorber en su i nvi s ible trompa venenos mortales

, ptomaínas, j ugos cadavéricos, demonio s coronados

en forma de microbio s .Y a l p icar a u na persona le transmiten la muerte : no

será la maer ie en los labios , pero será la ma ei ie en la

tr ompa .

Quizá el niño de mi anterio r relato,por i nstinto ad

mirable de animal chiqu i to , adivinó q u e aquella moscaer a u n tremendo mons truo , a pesar de su ins ign iñcanciaap arente .Q u iz i su terro r er a fundado , y éramos unos grandes

imbéc i les lo s que nos burlábamos de sus lamentos y .

gri tos .Después de todo

,las moscas son terrib les ; ahora mis

mo , mientras con todos lo s trabaj o s de l mundo llenoestas cuarti llas , po rque mi vi sta , desde e l pasado verano en que h ice u n su p remo es fuerzo y leí m uchas horasd u rante la noche , anda ma l ; ahora m ismo , rep i to , lasmoscas me acometen , y hostigan , y pican , desatandom is ne rwos .

Malo es recib i r u na puñalada , aunque no sea trapera ;p ero no es bueno recibi r centenares de p icotazos , que ,a l fi n y a l cabo

,vi enen a se r la puñalada divid ida en

átomos . Es ta frase creo que me ha sal ido altamente modernista : ¡ átomos de una puñalada !

¿Dónde estaba? ¿Qué dec ia ?

¿Por dónde caminaba mi memoria ?

¡Ah ! , s i : iba por la call e de Alca lá , por la acera de las

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RECUERDOS 393

Calatravas . Por la otra acera iba el hambr e de las es tan

l gr z'

a 3 de Fomento, o , s i s e qu i ere , la sombra de la an

guad na .

Y …yo pensaba que m is sospechas y temores eran infundados , y q u e el individuo temeroso er a un vecinocualqu iera , que casualmente seguía m i camino .

Pero no : no er a un vecino honrado ; er a ,cuando me

nos,un ases ino de añción

,aunque de escasas facultades

para el o ficio,como demostraron lo s hechos .

¡De pronto ! , porque estas co sas se hacen de pr onto,así en los fol let ines como en este relato folletinesco ,

pero real ; de pronto , digo , el hombr e dej ó la acera delSuizo y cruzó ráp idamente todo el ancho de la calle , viniendo a colocarse delante de m i y a poca d is tancia .S i ; decididamente erae l Va lenciano, y ven ía con mala

intención,aunque con mucha torpeza .

Yo adivi né su p lan : un futu ro auto r dramático adivina s iempre estas co sas .A l sal i r yo de Fomento , no tuvo él arranque para

acomete rme o creyó que no era s i tio a propós i to .

Por la cal le de Carretas , Puerta del S o l y Carrera deS an Jerónimo

,fu imos e ncontrando vario s serenos : tam

poco se a trevió .

La call e de A lcalá , en aquel momento so l i taria , hubode parecerle

,s in duda , s i t io mas adecuado a su i ntento :

no se divi saba un alma .

Pero renunció a i r d etrás de mi . A l acercarse y o ir

pasos me hub iera yo vuelto y la sorpresa no habría s idotan completa como él apetecía .

En cambio,marchando él delante y muy despacio ,

yo ten ia que alcanzarle,tenia que pasar j unto a él , y yo

m i smo me entregaba al tr a idorzu elo . A sí deb ió d iscur r ir

,po rque cada vez acortó más el paso

Yo me puse muy cerca,a dos metro s de d istancia ,

pero s iempre detrás y obser vándole , y con el estoquecas i desnudo .

¡Ah , imbéci l ! pensaba.

yo buen chasco te

vas a llevar.

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394 José ECHEGARAY

Y s e l levó buen chasco ; y el futuro autor dramático ,aunque inédito todavia , le d ió una buena lección de astuc ia al traidor Va/mciano.

Así seguimos algún tiempo : él,cada vez más despa

cio ; yo , s i n pasar , y acomodando m i marcha a la suya.El hombre , o se cansó , o qu iso da r e l golpe antes de

l legar a la embocadura de la cal le del Caballero de Gracia , o quizá le alarmó mi seguimiento , como a mí me

hab ia alarmado el suyo .

Aquí l legamos al punto álgi do del drama.D e p r onto, también dep r omo, s e volvió y se echó so

br e mí con u na navaj a , o p u ñal , o lo que fuese : un arma .

¡ Imbéci l ! Se encontró con la punta del estoque , q ue ,

yo le presenté,tocándole cas i en e l p echo , pero s in

pretender heri rl e . YO estaba a la defensiva hasta q u efuera preciso .

D ió un salto atrás,y d ij o muy alterado y estúpi da

mente

¿Pa r a qué ,

es eso? señalando al e stoque .Y yo , señalando a la navaj a , repliqué con mi tono

más dramático

¿Y para qué es eso, cana lla, miserable, cobarde ?

Y así suces ivamente .Yo venía a hablar con usted tartamudeó de

miedo .

Bu en s itio , y buena hora , y buena manera , granu

ja ,tr a idor zu elo

,vi llano otro rosario de i nsultos a la

altura de las circunstancias . Tire usted la navaj a yeche usted delante acabé por decirle .Y ,

en efecto,echó delante ; pero fué corriendo a todo

correr :Yo le persegui gritando : ése

,a ése ! » Ouer ía co

ger le vivo, y coronar m i victoria con u n pr is ionero. Nimuertos ni heri dos ; pero un

'

p r is ione r o al menos .De la cal le del Caba llero de Gracia , adonde nos iba

mos acercando,sal ió un sereno

, q u e cortó el paso alfugiti vo , y entre el sereno y yo l e acosamos y cogimos,dej ándole materialmente pegado a la pared .

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396 JOSE E CH E GAR AY

habían ensanchado a sus oj os,no pude menos de echar“

me a reir. Y el tono melodramáti co con que di jo ¡ alfanje ! produj o u na carcaj ada general .—E s un tonto , es un borracho—decian unos y otros .Entonces yo acudí a l sereno

, autoridad suprema enaquel momento , y le expuse mis razones .

—Mire usted : este hombre es un desdichado que va a

perder su destino ; mejor dicho , que ya lo tiene perdido . El

,su mujer y sus hij o s van a quedar en la miser ia ;

s i l e entregamos a la j usticia , l e meten en la cárcel , yqueda más perd ido que está

,y acaso para toda

,su vida .

Usted ve que n i él está herido n i yo tampoco,y que el

hecho no ha ten ido consecuenc ias . Lo mej or y mássenci ll o es que le dej emos marchar

,y aquí nada ha

ocurrido .

E l ser eno se r es is tía ; pero yo agregué :-S i esto sigue adelante , a usted y a mi y a estos se

nores,como testigos

,nos van a m olestar con citas y de

c la r a'

c iones .

Esta razón l e convenció del todo,y me d ij o :

—Usted es el más agraviado : s i usted qui ere so itar le ,

por mi que se marche .

—Ya l o oye usted— le d ij e a l Va lencia uo:— puede u s

ted marcharse cuando guste .

No esperó el hombre que se lo rep iti era , que sal ióescapado como alma que se l leva el d iablo , s i n darmes iqui era las gracias .E r a un pobre d iablo .

La ins igniñcancia de mi enemigo empeq u eñecía mitri unfo .

Ya no supe más del Va lenciano hasta algún tiempodespués .Por el pronto

,d espaché el expediente en j usticia .

Dos meses más tarde supe que sus protectores habian consegu ido co locarle en Gobernación .

Nunca le conté a l ministro la historia referida : ¿paraqué ?

¿Quién sabe ? A caso se había corregi do el …Va lmcia

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RECUERDOS 397

no. ¿Qué sabemos lo que pasaba dentro de aquelhombre ?En mater ias de cr imina lidad soy partidari o de las q u e

hoy son teorías modernís imas , y que yo profesaba poranticipado .

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400 José ECHEGARAY

Va lenciano, s ino q u e de frente y a la luz del día acometió s i empre .

E n su estado normal er a atento , cortés y por todoextremo subordinado ; con él hice yo algunos viaj es , yj amás tu

'

ve mot ivos para quejarme de su conducta ; conlo s superiores er a respetuoso y casi tímido , y nuncatuvo mala nota como empleado ; pero su afición a ! vino ,al aguardiente y a toda clase de bebidas alcohól icas leperdía .Bebiendo algo más de lo q u e su naturaleza podía so

portar , se transformaba por completo : resultaba insol ente , grosero y agres ivo . De ser un hombre bien edu

cado,pasaba a ser una bestia salvaj e

,una verdadera fi e

r a ; d ij era mej or un loco si n camisa de fuerza . Sus borracheras tenían a lgo del ataque ep i lépti co ; y como , segúnhe d icho , era hombre de extraord inari a fuerza , resu ltaba pel igr os is imo. S i n darse cuenta de lo que hacía , er a

capaz de l legar a l crimen .

Había s ido agente activo y va leroso de la revolución ;se expuso a mil pel igros , y prestó grandes servici os a

l os j efes de aquel movimi ento ; asi es q u e contó siemprecon su protección incondicional ; y como , por otra parte , tenía fama de honrado y era simpático cas i s i empre ,exceptuando en aquel las cri s is en que el alcohol obscurec ia su i ntel igencia , cuando triunfó la revolución ohtuvo el alto p uesto q u e ocupaba cuando yo entré en F0

mento .

No “

era un pobre celador de fe rrocarri les , como el Valenciano de mi anteri or capítulo , s ino un elevado funcionari o con trei nta y tantos mi l reales de sueldo ; porquehay que adverti r que no era un hombre inculto , y q u e

su destino lo desempeñaba bastante bien, ,con los ecl ip

ses p roducidos por su maldi to vici o .

Era de Asturi as , y por eso l e he llamado el Astu r ia

no, aunque recuerdo su apel l ido .

Supongo que a e stas fechas ya no existirá.

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RECUERDOS 40 1

Y es el caso que un día l legó a l ministerio de P omento completamente ebrio y furio so , no sé por qué , contratodo el género humano , y principalmente contra el d irector a que antes me referí .Entró

,como digo

,en el despacho de la Dirección ,

descompuesto,dando voces y amenazando a todo el

mundo,según me refi ri eron después , porque esta esce

na no la presenci é yo : en aquel momento hab ía ido a l'

Congreso .

El d irecto r, q u e , aunque er a muy bueno , era un hom

br e digno , de entereza , y que sab ia hacerse respetarcuando l legaba el caso , le r ep r end ió , l e llamó al orden yle o rdenó que se retirase .

¡Pero ya e r a fáci l que e l As tu r iano obedeci ese a nad ie cuando los vapores del alcohol se l e subían a lacabeza !R edob ló sus gri to s , sus i nsolencias , sus amenazas , y

j uró que iba a tirar por la ventana a todos lo s di rector es de Fomento .

Fué preci so l lamar los porteros para que le sacasen ala fuerza ; pero no er a fáci l : ci nco o sei s portero s no pod ian suj etar le , y concluyó por ti rar de un estoque yprecip itars e sobre el d irector para mata r le.

No todas son dulzuras en lo s alto s cargos . Con m iltrabaj o s y mi l pel igros se le suj etó

,y al fin se l lamó a

los agentes de orden públ i co para entregá r selo .

Yo creo que la borrachera se le iba pasando ; que medio comprendió lo que estaba haciendo

,y que por eso

se dej ó suj etar .

Cuando volví a Fomento me dieron cuenta del escándalo , e i nmediatamente reso lví destitu ir le , fo rmarle ex

ped iente y entregarle a lo s Tribunales .Pero aq u í fué ella : el mundo entero se me vi no

enc ima .

Que perdiera el destino , bueno : a esto nadi e s e Opo

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402 JOSE ECHEGARAY

nía,porque el escándalo había sido monumental ; pero

si n des titu ir le públ i camente : él p resentaría su dimisión ;Y , sobre todo , s i n entregarle a los Tribunales .Y me recordaban todos

,unos y otros

, q u e era homb r e que había prestado grandes servici o s en la época r evoluc iona r ia , que se había j ugado muchas veces la vida ,que era honrado a carta caba l y muy bueno en el fondo , con e l corazón de un n iño y la valentía de un león ;que lo que hizo fu é por haber perd ido el j u icio , y q u e debía considerarse como un a taque ep ilép ti co y nada más .A lo cual yo contestaba q u e s i había prestado servi

cio s , bien se lo habían pagado . Que si s e j ugó la vida ,también se la habían j ugado muchos

,y que en estos

j uegos revolucionarios el p el igo es natura l . Q ue el s u

pues to ataque ep iléptico e r a una borrachera soberana ,y que de todas m aneras

,niño o león

,bueno o malo , ha

bía dado un escándalo ta l en Fomento , que era prec isoque sufr i es e e l castigo a q u e se habia hecho acreedor,y q ue en el min i s teri o yo no toleraba escándalos semej antes .

“No faltaron ins inuaciones de o tro género . D ecíanme

que él o sus amigos me darían un mal rato , y hasta pod ian pegarme u n ti ro o darme u na puñalada . Las ame

nazas produj eron en mí efecto contrari o al q u e se pretend ia , porqu e inmed iatamente le desti tuí y le entreguélos Tribunales .Y eso que ya sabía que el Astu r iano era algo peor

que el Va lenciano de mi anterio r capítulo .

Al Astu r iano no le detenía la p unta de u n estoque , niel mi edo le transformaba en alfanj e , como le suced ió a l

tra ido rzuelo de la ca l l e de Alcalá .

Pero a cada cual lo suyo ; s i no le detenía un estoque ,l e detendría un revólver.

Y aquí me importa sal i r a l encuentro de ci erto s comenta r ios .

Quizá algún conservador de vi ej o cuño , dado q u e lea

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404 JOSE ECHEGARAY

Una escena en que no se l evanta la voz , en q u e nohay una amenaza , en que se pide suavemente un destino y en que el destino no se puede da r .

Una escena que tiene algo de Z ola,o,mej or di cho

,

de Balzac .

Escena de ps icología y de somo logía a l mismo tiempo .

Hace reír , y en e l fondo es b ien tri ste .

Un chasco fúnebre , en ci erto modo , pero que da tri ste i dea del alma humana y de la Admini stración publica

,no como regla general

,me apresuro . a decla r ar lº ,

sino como excepción tri ste y repulsiva .

E ra yo por entonces ministro de Fomento,y un día

vino a verme un diputado amigo en compañía de un joven de unos vein tiocho años .Entraron con aire tri ste los dos

,sobre todo el joven ,

que parecía a fectadís imo ,y el diputado me manifestó

que deseaban hablar conmigo algunos i nstantes sobreun asunto de importancia para una famil ia por la cual ,según me dij o el diputado

, se i nteresaba vi vamente , yque estaba baj o el p eso de una gran desgracia .

Y me habla el dip utado :Vengo a pedi rle a usted un verdadero favor.Usted dirá

,y ya sabe usted que si empre deseo

comp lace r le .

Un ministro,por regla general

,desea complacer a

todo el mundo,aunque no pueda en muchas ocasiones

real izar su deseo .

E sto último no sé si se lo d ij e , pero lo he pensadoS iempre

,y

,pensando piadosamente

,creo q u e lo mismo

p iensen todos lo s mini stros .Vengo a pedirle a usted continuó mi amigo

un desti no para este señor, q u e es don Fulano de Ta l .

¡S i v i era usted qué di fíci l es dar un destino ! Paraello es preci so tener una vacante , y , aunque yo puedo

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RECUERDOS 405

hacerl a,no me gusta quitar a nadi e s i n una causa j ust i

fi cada . Usted me conoce , y sabe usted q u e yo no hagoesto nunca . Desde este punto de vista , soy el ministromás impol iti co del mundo

,y el más inúti l para lo s hom

bres de su partido .

Lo sé,l o sé me d ij o el diputado y sus ideas

de usted son las mías . Jamás l e pediré yo a usted quequite a nadie .

Es verdad .

Y e r a verdad . Aquel d ip u tado er a de los más prudentes que he conoci do . Por regla general, para lo s mimi stros el diputado más prudente es el qu e menos p ide .

—Bueno,pues en este caso continuó diciendo

la vacante exi ste . Es deci r , todavía no exi ste ; pero , pordesgracia

,ex i sti rá mañana .

Es ci erto dij o el j oven , secándose lo s oj o sExistirá mañana . Dios no lo perm itaYo mequedé m irándoles con ci erta sorpresa

,en que

se mezclaba la curio sidad del futuro autor dramático au na natura l s impatía por l a ad icci ón de aquel j oven .

No les comprendo a ustedes acabé por decir .Ya le expli caremos el caso me dij o mi amigo .

_

—El padre de este señor que me acompaña es un antiguo empleado del min isteri o de Fomento . No ha ten idosuerte en su carrera , o le han faltado protectores , por

q u e ti en e ya cincuenta y tanto s años , y el sueldo a queha llegado es bastante modesto .

En efecto le dij e sé que hay un empleado deese nombre , que es excelente persona , y recuerdo además que está gravís imo .

Preci samente : por eso l e decía a usted antes que lavacante que so li c itamos no existe todavía ; pero que , pordesgracia

,existirá muy pronto .

E s decir l e i nterrumpí yo q u e , en resumen ,este señor viene a sol i c itar la vacante que va a dej ar suseñor padre .

No le extrañe a usted me d ij o el¡d iputado , que

e ra l i s to y notó el sentido de m i répl ica No le extra

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406 JOSE ECHEGARAY

ñe*a usted este apresuramiento,que en otras cir cu nstan

cias podría ser hasta impío y hasta repugnante . Pedir unhij o la plaza que su padre va a dejar vacante , cuando el

padre no ha muerto todavía,ti ene algo que, s in duda , le

repugna a usted , como'

nos repugna a nosotros . Pero l asci rcunstanc ias dé la fami l ia so n muy tri stes : este j ovenha de ser el único sostén de todos ; si no ocupa la plazaen cuestión , no es fáci l que cons iga otra , porque paraotra cualqui er vacante caerán sobre usted las r ecomen

daciones y los compromisos . Es cuestión de vida omuerte para toda una fami l i a : l a lucha por la ex istenciaes a veces cruel , e impone deberes , en ocasiones , máscrueles todavía .Este señor continuó d ic iendo no quería veni r ;

pero yo l e he convencido : había que ganar tiempo ; hábía que anti ciparse

,antes de que se supi era que iba a

ocurrir esta vacante , porque lo s pretendientes son muchos y no reparan en medios . Estas consideraciones , yotras q ue usted adivinará , podrán expl i carle a ustednuestro apresuramien to .

E n suma : la vacante ha de ocurrir ; por desgracia ,'

so

bre este punto no hay duda .

»Nadie ha podido sol ic itarla , porque nadie sabe todavía que el desenlace ha de ser ráp ido y funesto , y aunme causa sorpresa el q u e usted sepa la enfermedad de

'

mi pobre amigo,que ha s ido muy rápida , y au n me ad

mira que nos haya dicho usted que es gravís ima. Yosoy

,i ndudablemente , el primero q ue sol ici ta de usted

este favor q u e le p ido , favo r que , hasta cierto punto , esreparación de un olvido en que la Administración tuvoa un empleado excelente. Es casi la reparación de una

i njusticia,y no hay reparación más natural y más justa

que dar a l hij o,que es una persona muy recomendable ,

el puesto que ocupaba su padre .Usted ha ten ido s iempre un gran espíri tu de j ustic ia ,

y a usted acudo en la confi anza de que no ha de desatenderme . »

Y calló mi amigo,satis fecho de su argumentación ,

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408 JOSE ECHEGARAY

ignoraba tambi én . E r a un ataque,al parecer

,l igero

,

como otros muchos que vi ene sufriendo hace años . Lerepi to

'

a usted q u e hasta esta mañana lo ignoraba la m isma familia . Nadie , nadie en el mundo lo sabía .

Está usted en un error : antes que ustedes,antes

q u e la fami li a , antes que el i nteresado,lo supo e l méd i

co q u e le as iste , y que , en compañía de otro diputado ,vino anteayer a pedir la p laza para e l cesante en cuest ión , que es pari ente suyo .

El diputado y su amigo el pretendiente se quedaroninmóvi les y s in saber qué decirme , y yo me quedé másinmóvi l que ellos , s inti endo en el fondo tri steza y r e

pugnancia ante aquella tragicomédia , que venía a ser

uno de tantos epi sodios de la vida del empleado en

España .

A ! fi n el d iputado romp ió a hablar .

¿El médico ? ¿Dice usted q ue el médico don Fulanode Ta l .>

Precisamente ; don Fulano de Tal .

¡Pero s i ese señor er a médico en mi pueblo ; s i yole traj e ; s i yo l e recomendé a esta famil i a !

¿Y qué? Usted le traj o y le protegió , y , realmente ,e l hombre demuestra buen oj o clíni co .

Pero es una tra ici ón i nfame .

Traición, ¿por qué ? dij e yo haciendo el papel de

abogado del diablo ¿Usted le dij o q u e pensaba pedi resta plaza para el hij o del enfermo ?

No , señor .Pues s i él lo ignoraba , y ,

s i endo nuevo en l a casa ,nopodía estar en interioridades de la fami lia , claro es

que no existe la traición que usted supone . Lo únicoque sí se prueba es que don Fulano de Ta l no sólo es

buen médico,s ino hombre previ sor y activo, q u e sabe

lo que son los destinos y cómo se dan , y q ue no perdióun momento . ¿A q u ién perj udicaba ? El debía creer quea nad ie

,y,de todas maneras

,antes de dar la voz de

alarma,quiso asegurar la plaza para su pari ente ; esto le

demuestra a usted que s iempre hay uno q u e sabe que

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R ECUERDOS 409

va a ocurrir ta l vacante antes de que la vacante ocurra ,y el primero que sabe que hemos de morim os es el

médico q u e nos asi ste . No todos hacen lo q ue su recomendado de usted , y acaso es ún ico ; pero eso prueba

q u e t iene grandes condiciones para la vida cor tesana ypara la polít ica .

—E s u na i n famia , es una in famia repetía el di

pu tado .

— No , _u sted lo ha dicho : la lucha por la existenci a

tiene exigencias crueles , y es desp iadada,y , a veces , no

lo ni ego , tomá formas repugnantes .

¿D e suerte q u e usted no puede hacer nada?Yo haré todo lo q u e pueda ; pero yo no puedo fal

tar a mi palabra . Lo q u e le aseguro a usted es que , comos e trata de un excelente empleado , y como deseo complacerles a ustedes , buscaré una colocación para es teseñor .Y

,en efecto

,les cumplí m i palabra .

Casos análogos al que he referido,aunque en otra

forma,pudiera ci tar muchos .

Tan tristes , más tri stes , tan repugnantes y más r e

pugnantes .

El empuj e de la vida rell enando los huecos de la

muerte ; el q u e pre tende un emp leo , pidiendo a todotrance una vacante , y luchando po r consegui rl a , bien a

bien , o ma l a mal , por la i ntriga , por la recomendación ,a veces po r la calumnia , acudiendo a todas las infl u encias , sorprendiendo a la Prensa , sorprendi endo a lo s p er iódicos ; y , en cambio , el q u e está en poses ión de undesti no , defendiéndolo como plaza s i ti ada . Tiempos eranaquello s tan revuelto s , que el q u e se dormía mucho cor r ía el peligro de despertar cesante .

¡Cuántos , cuánto s caso s acuden a m i memoria ! ¡Quévariedad , qué combinaciones ! Combinaciones para el

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4 ¡ 0 J OS E E CHE GAR AY

drama ; combinaciones pa ra el saw ete ; desde la far sa .a

la tragedi a .Empleados excelentes , braceando con desesperac ión

por no ahogarse.Tunantes más o menos l istos , aprovechando la oca

s ión y cons igui endo un empleo a q ue otros mi l tendríanmejor derecho .

Ya contaré otros muchos casos .

FIN D E L TOMO S E GUNDO