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Lu 13: Ez 1, 2-5. 24-28; Sal 148, 1-2. 11-14; Mt 17, 22-27. Santos Ponciano e Hipólito, mrs. (ML). (S. Víctor) Ma 14: Ez 2, 8—3, 4; Sal 118, 14. 24. 72. 103. 111. 131; Mt 18, 1-5. 10. 12-14. O bien (LS): Sab 3, 1-9; Sal 115, 10-13. 16-17; Jn 15, 12-16. San Maximiliano María Kolbe, p. y mr. (MO) Mi 15: Apoc 11, 19; 12, 1-6. 10; Sal 44, 10-12. 15-16; 1Cor 15, 20-27; Lc 1, 39-56. LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA (S) Ju 16: Ez 12, 1-12; Sal 77, 56-59. 61-62; Mt 18, 21—19, 1. San Esteban de Hungría (ML) (S. Roque) Vi 17: Ez 16, 1-15. 60. 63; [Sal] Is 12, 2-6; Mt 19, 3-12. (S. Jacinto) Sá 18: Sant 2, 14-16; Sal 111, 1-6; Lc 10, 25-37 (o bien: Mt 25, 35-40). San Alberto Hurtado, p. (MO) (Sta. Elena) Do 19: 20° durante el año Prov 9, 1-6; Sal 33, 2-3. 10-15; Ef 5, 15-20; Jn 6, 51-59. (S. Mariano/ S. Juan Eudes) DIOS NOS HABLA CADA DÍA El Señor, que nos reúne en la Eucaristía, hace posible que podamos “comer el pan” que es su Cuerpo, nutrirnos del alimento que vale la pena recibir. Cada vez que celebramos la Misa, vivimos lo que nos señala Juan en este capítulo que estamos leyendo. Primero “comemos a Cristo Palabra”, profundizando nuestra fe en él. Es la primera parte de la Misa, la “mesa de la Palabra”. Luego pasamos a “comerlo como Pan y Vino”, en la Comunión. Cristo, Palabra y Pan. Celebremos hoy con alegría y gratitud el don de la Eucaristía, ¡Gustemos y veamos qué bueno es el Señor!, que con su Palabra y su Cuerpo nos fortalece para continuar el camino de la vida. Ojalá se pueda decir también de nosotros lo que se dice de Elías: “y fortalecido por ese alimento” continuó su camino. COMISIóN NACIONAL DE LITURGIA Para nadie es desconocido que en la vida experimentamos dificultades de todo tipo y que necesitamos recobrar fuerzas para seguir adelante, para en- frentar las diversas situaciones vitales y existenciales. Siempre está acechán- donos la tentación de la desesperanza, como le pasó a Elías (1 a lectura). Sin embargo, Dios no nos abandona, porque aunque el camino de la vida supera nuestras fuerzas, contamos con su ayuda y fortaleza. En nuestra vida de cristianos nece- sitamos también ser alimentados y fortalecidos, para recobrar la esperanza y caminar en el amor. ¡Necesitamos acercarnos a Cristo!, verdadero Pan de Vida que nutre nuestra existencia. Dios Padre, por el amor que nos tiene, nos envió a su Hijo, pan para sostenernos en el camino. El propio Jesús nos dirá hoy: Yo soy el Pan de vida… el que come de este pan vivirá eternamente. “El Domingo, día del Señor”. Semanario Litúrgico. Con las debidas licencias. Importante: Este subsidio no sustituye el uso de los libros litúrgicos. Editor: Pía Sociedad de San Pablo. Director: Jorge Bruera, ssp. Dirección, redacción y administración: Avda. L. B. O’Higgins 1626, Santiago Centro - Tel.- 227200300 E-mail: [email protected] - ISSN: 0717-4896 - www.sanpablochile.cl Impresor: Graficandes. Tel.- 227733605 - Sto. Domingo 4593, Quinta Normal. Año XLIII, Nº 2.278 19º durante el año. 12 de agosto de 2018 EL DOMINGO JULIO - AGOSTO 2018 00200728 ¿Qué es lo que fortalece a Pedro como apóstol? ¿Qué nos mantiene a nosotros apóstoles? Una sola cosa: «Fuimos tratados con misericordia». «Fuimos tratados con misericordia» (1Tm 1, 12-16). «En medio de nuestros pecados, límites, miserias; en medio de nuestras múltiples caídas, Jesucristo nos vio, se acercó, nos dio su mano y nos trató con misericordia. Cada uno de nosotros podría hacer memoria, repasando todas las veces que el Señor lo vio, lo miró, se acercó y lo trató con misericordia». Los invito a que lo hagan. No estamos aquí porque seamos mejores que otros. No somos superhéroes que, desde la altura, bajan a encontrarse con los «mortales». Más bien somos enviados con la conciencia de ser hombres y mujeres perdonados. Y esa es la fuente de nuestra alegría. Somos consagrados, pastores al estilo de Jesús herido, muerto y resucitado. El consagrado –y cuando digo consagrados digo todos los que están aquí– es quien encuentra en sus heridas los signos de la Resurrección. Es quien puede ver en las heridas del mundo la fuerza de la Resurrección. Es quien, al estilo de Jesús, no va a encontrar a sus hermanos con el reproche y la condena. Papa Francisco Encuentro con los sacerdotes, religiosos/as, consagrados/as y seminaristas. Viaje apostólico a Chile, enero de 2018 Viaje apostólico a Chile, enero de 2018 Formación Creer y alimentarse de Jesús

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Lu 13: Ez1,2-5.24-28;Sal148,1-2.11-14;Mt17,22-27. Santos Ponciano e Hipólito, mrs. (ML). (S.Víctor)

Ma14: Ez2,8—3,4;Sal118,14.24.72.103.111.131;Mt18,1-5. 10.12-14.Obien(LS):Sab3,1-9;Sal115,10-13.16-17; Jn15,12-16. San Maximiliano María Kolbe, p. y mr. (MO)

Mi15: Apoc11,19;12,1-6.10;Sal44,10-12.15-16;1Cor15, 20-27;Lc1,39-56. LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA (S)

Ju16: Ez12,1-12;Sal77,56-59.61-62;Mt18,21—19,1. San Esteban de Hungría (ML) (S.Roque)

Vi17: Ez16,1-15.60.63;[Sal]Is12,2-6;Mt19,3-12. (S.Jacinto)

Sá18: Sant2,14-16;Sal111,1-6;Lc10,25-37 (obien:Mt25,35-40). San Alberto Hurtado, p. (MO) (Sta.Elena)

Do19: 20° durante el año Prov9,1-6;Sal33,2-3.10-15;Ef5,15-20;Jn6,51-59. (S.Mariano/S.JuanEudes)

DIOS NOS HABLA CADA DÍA El Señor, que nos reúne en la Eucaristía, hace posible que podamos “comer el pan” que es su Cuerpo, nutrirnos del alimento que vale la pena recibir. Cada vez que celebramos la Misa, vivimos lo que nos señala Juan en este capítulo que estamos leyendo. Primero “comemos a Cristo Palabra”, profundizando nuestra fe en él. Es la primera parte de la Misa, la “mesa de la Palabra”. Luego pasamos a “comerlo como Pan y Vino”, en la Comunión. Cristo, Palabra y Pan.

Celebremos hoy con alegría y gratitud el don de la Eucaristía, ¡Gustemos y veamos qué bueno es el Señor!, que con su Palabra y su Cuerpo nos fortalece para continuar el camino de la vida. Ojalá se pueda decir también de nosotros lo que se dice de Elías: “y fortalecido por ese alimento” continuó su camino.

Comisión naCional de liturgia

Para nadie es desconocido que en la vida experimentamos dificultades de todo tipo y que necesitamos recobrar fuerzas para seguir adelante, para en-frentar las diversas situaciones vitales y existenciales. Siempre está acechán-donos la tentación de la desesperanza, como le pasó a Elías (1a lectura). Sin embargo, Dios no nos abandona, porque aunque el camino de la vida supera nuestras fuerzas, contamos con su ayuda y fortaleza.

En nuestra vida de cristianos nece-sitamos también ser alimentados y fortalecidos, para recobrar la esperanza y caminar en el amor. ¡Necesitamos acercarnos a Cristo!, verdadero Pan de Vida que nutre nuestra existencia. Dios Padre, por el amor que nos tiene, nos envió a su Hijo, pan para sostenernos en el camino. El propio Jesús nos dirá hoy: Yo soy el Pan de vida… el que come de este pan vivirá eternamente.

“El Domingo, día del Señor”. SemanarioLitúrgico.Conlasdebidaslicencias.Importante: Este subsidio no sustituye el uso de los libros litúrgicos.Editor:PíaSociedaddeSanPablo.Director:JorgeBruera,ssp.Dirección, redacción y administración:Avda.L.B.O’Higgins1626,SantiagoCentro-Tel.-227200300E-mail:[email protected]:0717-4896-www.sanpablochile.clImpresor:Graficandes.Tel.-227733605-Sto.Domingo4593,QuintaNormal.

AñoXLIII,Nº2.27819ºduranteelaño.12deagostode2018

ELDOMINGOJULIO-AGOSTO2018

00200728

¿Qué es lo que fortalece a Pedro como apóstol? ¿Qué nos mantiene a nosotros apóstoles? Una sola cosa: «Fuimos tratados con misericordia». «Fuimos tratados con misericordia» (1Tm 1, 12-16). «En medio de nuestros pecados, límites, miserias; en medio de nuestras múltiples caídas, Jesucristo nos vio, se acercó, nos dio su mano y nos trató con misericordia. Cada uno de nosotros podría hacer memoria, repasando todas las

veces que el Señor lo vio, lo miró, se acercó y lo trató con misericordia». Los invito a que lo hagan. No estamos aquí porque seamos mejores que otros. No somos superhéroes que, desde la altura, bajan a encontrarse con los «mortales». Más bien somos enviados con la conciencia de ser hombres y mujeres perdonados. Y esa es la fuente de nuestra alegría. Somos consagrados, pastores al estilo de Jesús herido, muerto y resucitado. El consagrado –y cuando digo consagrados digo todos los que están aquí– es quien encuentra en sus heridas los signos de la Resurrección. Es quien puede ver en las heridas del mundo la fuerza de la Resurrección. Es quien, al estilo de Jesús, no va a encontrar a sus hermanos con el reproche y la condena.

Papa FranciscoEncuentro con los sacerdotes, religiosos/as, consagrados/as y seminaristas.

Viaje apostólico a Chile, enero de 2018

Viaje apostólico a Chile, enero de 2018

Formación

Creer y alimentarse

de Jesús

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Ciclo A - Color Verde bajado del cielo». Y decían: «¿Acaso este no es Jesús, el hijo de José? Nosotros conocemos a su padre y a su madre. ¿Cómo puede decir ahora: “Yo he bajado del cielo?”». Jesús tomó la palabra y les dijo: «No murmuren entre ustedes. Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me envió; y Yo lo resucitaré en el último día. Está escrito en el libro de los Profetas: “Todos serán instruidos por Dios”. Todo el que oyó al Padre y recibe su enseñanza, viene a mí. Nadie ha visto nunca al Padre, sino el que viene de Dios: sólo Él ha visto al Padre. Les aseguro que el que cree, tiene Vida eterna. Yo soy el pan de Vida. Sus padres, en el desierto, comieron el maná y murieron. Pero éste es el pan que desciende del cielo, para que aquél que lo coma no muera. Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que Yo daré es mi carne para la Vida del mundo». Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

ReflexiónEn medio de las dificultades que experimento en la vida, ¿acudo a Jesús? La Eucaristía no es algo superfluo para el cristiano. ¿Experimento la Eucaristía como una necesidad? Al alimen-tarme de Jesús, ¿procuro vivir como él, amando y sirviendo?

6. Oración UniversalM. Oremos, hermanos, a Dios, nuestro Padre, para que escuche las oraciones de los que estamos reunidos en su nombre.

R. Escúchanos, Señor, te rogamos.

1. Por la Iglesia, para que no desfallezca ante las dificultades y siga anunciando a Cristo, pan vivo que da vida al mundo. Roguemos al Señor. R.2. Por los que buscan y no encuentran, por los que luchan o desesperan, por los que están abatidos o vacilan en su fe. Roguemos al Señor. R.3. Por los enfermos de nuestra comunidad, para que Dios los visite con su gracia, les dé fortaleza y les conceda el don de la salud. Roguemos al Señor. R.

4. Por los niños, para que con la ayuda de sus familias y de toda la sociedad puedan crecer y desarrollarse en un ambiente de amor y respeto. Roguemos al Señor. R.5. Por nuestra comunidad, para que el pan eucarístico nos fortalezca día tras día y así podamos llegar, como Elías, al monte donde Dios nos espera. Roguemos al Señor. R(Se pueden agregar otras peticiones de la comunidad)

M. Mira propicio, Señor, a tu pueblo; y a los que has llamado a los premios eternos, no les niegues en la tierra tu ayuda y tu consuelo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Alabanza y Preparación a la ComuniónPara las Asambleas Dominicales en Ausencia del Presbítero (ADAP) y la Comunión a los Enfermos.

M. Al Padre, que en Cristo nos alimenta con el Pan de Vida, alabémoslo diciendo:

R. ¡Bendeciré al Señor, eternamente!

1. Por la Eucaristía que recibimos como viático en el camino de la Vida eterna, y por el pan de la amistad que compartimos entre hermanos. R.

2. Por el ángel que nos envías para desper-tarnos cuando nos dormimos y por el gozo que nos das de despertar a nuestros hermanos cuando se duermen en la tristeza o el desaliento. R.

3. Por el amor de Cristo, que se entregó por nosotros e hizo de nosotros tus hijos queridos, y por el gozo que nos das de amar y ser amados. R.

M. Con toda la Iglesia, que celebra el día del Señor, oremos diciendo: Padre nuestro…

Sugerencias de cantosReunidos en el nombre del Señor/ Cómo le cantaré a la Señor/ Padre nuestro recibid/ El Señor nos da su amor/ Danos siempre de ese pan/ Yo soy el Pan de Vida/ Si me falta el amor/ Santa María del Camino.

Bendeciré al Señor en todo tiempo, su alabanza estará siempre en mis labios. Mi alma se gloría en el Señor: que lo oigan los humildes y se alegren. R.Glorifiquen conmigo al Señor, alabemos su Nombre todos juntos. Busqué al Señor: Él me respondió y me libró de todos mis temores. R. Miren hacia Él y quedarán resplandecientes, y sus rostros no se avergonzarán. Este pobre hombre invocó al Señor: Él lo escuchó y lo salvó de sus angustias. R.El Ángel del Señor acampa en torno de sus fieles, y los libra. ¡Gusten y vean qué bueno es el Señor! ¡Felices los que en Él se refugian! R.

4. Segunda Lectura Ef 4, 30—5, 2

Desde que Cristo se entregó por nosotros, Dios nos exhorta sin cesar a vivir en paz con nuestros hermanos, en la fidelidad al Espíritu que nos dio.

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso. Hermanos: No entris-tezcan al Espíritu Santo de Dios, que los ha marcado con un sello para el día de la redención.

Eviten la amargura, los arrebatos, la ira, los gritos, los insultos y toda clase de maldad. Por el contrario, sean mutuamente buenos y compasivos, perdonándose los unos a los otros como Dios los ha perdonado en Cristo. Traten de imitar a Dios, como hijos suyos muy queridos. Practiquen el amor, a ejemplo de Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros, como ofrenda y sacrificio agradable a Dios. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

Aclamación al Evangelio Aleluia. «Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente», dice el Señor. Aleluia.

5. Evangelio Jn 6, 41-51

Jesucristo se presenta nuevamente como el verda-dero Pan de Vida, insistiendo en que creamos y nos alimentemos de él.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan. Los judíos murmuraban de Jesús, porque había dicho: «Yo soy el Pan

1. AmbientaciónNos reunimos como familia cristiana. Somos una comunidad de hermanos que, unidos en el Señor, escuchamos la Palabra de Dios y lo alabamos por su grandeza y su bondad. El domingo pasado Jesús nos decía: el que viene a mí no pasará hambre, y el que que crre en mí nunca pasará sed. Hoy nos revela el porqué: Yo soy el Pan de la Vida. El que coma de este pan vivirá eternamente.

2. Primera Lectura 1Rey 19, 1-8

El profeta Elías defiende la alianza con Dios frente a la idolatría. La reina Jezabel no se lo perdona y lo persigue para matarlo. Elías escapa al desierto y se siente desfallecer, pero Dios sale a su encuentro en aquel difícil momento.

Lectura del primer libro de los Reyes. El rey Ajab contó a Jezabel todo lo que había hecho Elías y cómo había pasado a todos los profetas al filo de la espada.

Jezabel envió entonces un mensajero a Elías para decirle: «Que los dioses me castiguen si mañana, a la misma hora, yo no hago con tu vida lo que tú hiciste con la de ellos». Él tuvo miedo, y partió en seguida para salvar su vida. Llegó a Berseba de Judá y dejó allí a su sirviente. Luego Elías caminó un día entero por el desierto, y al final se sentó bajo una retama. Entonces se deseó la muerte y exclamó: «¡Basta ya, Señor! ¡Quítame la vida, porque yo no valgo más que mis padres!». Se acostó y se quedó dormido bajo la retama. Pero un ángel lo tocó y le dijo: «¡Levántate, come!». Él miró y vio que había a su cabecera una galleta cocida sobre piedras calientes y un jarro de agua. Comió, bebió y se acostó de nuevo. Pero el Ángel del Señor volvió otra vez, lo tocó y le dijo: «¡Levántate, come, porque todavía te queda mucho por caminar!». Elías se levantó, comió y bebió, y fortalecido por ese alimento caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta la montaña de Dios, el Horeb.

Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

3. Salmo Sal 33, 2-9

R. ¡Gusten y vean qué bueno es el Señor!