y esa “ave sola [que] nin bien canta nin bien llora”.

12
137 Entre el “milano volando desfambrido” y esa “ave sola [que] nin bien canta nin bien llora”. Enseñanzas del ars amandi a través de las animalias aladas en el Libro de buen amor María Teresa Miaja de la Peña Universidad Nacional Autónoma de México E n el Libro de buen amor de Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, destaca de manera especial la presencia de la fauna alada, que considero cumple una función particular en la construcción de los discursos del ars amandi y el ars praedicandi, que rigen la obra. Esto a partir de dos imágenes contenidas en el Libro, que son las que dan título a este trabajo: el “milano volando desfambrido” y esa “ave sola [que] nin bien canta nin bien llora”. En ambas imágenes aladas están presentes las enseñanzas del ars amandi, tanto en la figura del amante como en la de la dueña, como símbolos del depredador y de la presa. El Arcipreste y la Trotaconventos fungen como depredadores, y doña Endrina y doña Garoça, como presas, cada uno acompañado directa o indirectamente de una o varias aves que los representan discursivamente a lo largo de la obra. Felix Lecoy, dedica un capítulo de su paradigmático libro, Recherches sur le “Libro de buen amor”, al género faunístico dentro de la obra, en él que analiza las veinticinco fábulas presentes en el Libro. Para el estudioso estas fábulas ocupan un lugar significativo en relación a la acción principal y se agrupan en momentos específicos, de ahí que destaque la relación que guardan estos relatos con el pasaje en el que están ubicados, debido a que conllevan el propósito de ejemplificar alguna enseñanza moral, a veces como conclusión de una aventura amorosa del poeta, a veces como argumento en los debates o controversias entre los personajes: Trotaconventos y doña Endrina; la larga diatriba entre doña Urraca y la monja doña Garoça; el frag- mento dedicado a los pecados capitales (cc. 218-414), en el que se mezclan con episodios históricos de carácter bíblico; el debate con don Amor; entre otros (1974, 118). Son precisamente estos últimos relatos los que nos interesan ahora y de ellos solo aquellos en los que se alude a animalias aladas, en particular en

Transcript of y esa “ave sola [que] nin bien canta nin bien llora”.

Page 1: y esa “ave sola [que] nin bien canta nin bien llora”.

137

Entre el “milano volando desfambrido” y esa “ave sola [que] nin bien canta nin bien llora”. Enseñanzas del ars

amandi a través de las animalias aladas en el Libro de buen amor

María Teresa Miaja de la PeñaUniversidad Nacional Autónoma de México

En el Libro de buen amor de Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, destaca de manera especial la presencia de la fauna alada, que considero cumple

una función particular en la construcción de los discursos del ars amandi y el ars praedicandi, que rigen la obra. Esto a partir de dos imágenes contenidas en el Libro, que son las que dan título a este trabajo: el “milano volando desfambrido” y esa “ave sola [que] nin bien canta nin bien llora”. En ambas imágenes aladas están presentes las enseñanzas del ars amandi, tanto en la figura del amante como en la de la dueña, como símbolos del depredador y de la presa. El Arcipreste y la Trotaconventos fungen como depredadores, y doña Endrina y doña Garoça, como presas, cada uno acompañado directa o indirectamente de una o varias aves que los representan discursivamente a lo largo de la obra.

Felix Lecoy, dedica un capítulo de su paradigmático libro, Recherches sur le “Libro de buen amor”, al género faunístico dentro de la obra, en él que analiza las veinticinco fábulas presentes en el Libro. Para el estudioso estas fábulas ocupan un lugar significativo en relación a la acción principal y se agrupan en momentos específicos, de ahí que destaque la relación que guardan estos relatos con el pasaje en el que están ubicados, debido a que conllevan el propósito de ejemplificar alguna enseñanza moral, a veces como conclusión de una aventura amorosa del poeta, a veces como argumento en los debates o controversias entre los personajes: Trotaconventos y doña Endrina; la larga diatriba entre doña Urraca y la monja doña Garoça; el frag-mento dedicado a los pecados capitales (cc. 218-414), en el que se mezclan con episodios históricos de carácter bíblico; el debate con don Amor; entre otros (1974, 118).

Son precisamente estos últimos relatos los que nos interesan ahora y de ellos solo aquellos en los que se alude a animalias aladas, en particular en

Page 2: y esa “ave sola [que] nin bien canta nin bien llora”.

138138 HISPANISMOS DEL MUNDO: DIÁLOGOS Y DEBATES EN (Y DESDE) EL SUR

relación con los protagonistas de los principales pasajes vinculados con el cortejo amoroso.

De ellas se menciona en el Libro cerca de una treintena de aves, con lo que se abarca un curioso y variado rango de representatividad en el que tenemos:

a) las aves domésticas: el gallo, la gallina y sus pollos; los patos: capones, ánades, ánssares, navancos;

b) las aves silvestres: avutarda, golondrina, tórtola, codorniz, perdiz, paloma, pavón, tordo;

c) las aves depredadoras: milano “desfambrido”, águila, halcón, urraca, cuervo, corneja, tordo, cigüeña “mancillera” (opuesta a la imagen positiva de fidelidad conyugal y filial);

d) las aves de ornato y/o exóticas: faisán, papagayo, ruiseñor , calandria, cisne, loro, grulla.

Todas ellas relacionadas con algún aspecto de la conducta humana. La más importante, en términos de lo que me interesa destacar, es sin duda la de la mención de que: “una ave sola nin bien canta nin bien llora” (c. 111b), que aparece después de la cuaderna en la que, amparado en la auctoritas de Aristóteles, el autor señala que las dos únicas cosas por las que el hombre trabaja son: “por aver mantenencia” y “por aver juntamiento con fembra plazentera” (c. 71cd). Afirmación puntual con la que el autor nos remite la búsqueda de la compañía carnal y por ende al placer sexual, dejando clara la intención del Libro. De ahí que todas las enseñanzas, castigos y consejos contenidos en él habrán de ir encaminados al puntual seguimiento del ars amandi propuesto por el autor.

1. Arcipreste

En ese sentido y a partir de las imágenes aviarias el Arcipreste queda representado en el Libro como ese “milano volando desfambrido” (c. 413a), que sigue su instinto para atrapar a la presa deseada. Un ave de rapiña que no se satisface con cualquier presa, como podemos ver en el “Ensiemplo del mur topo e de la rana” (cc. 407-422), mismo que antecede al fragmento “Aquí fabla de la respuesta que Don Amor dio al Arçipreste”, que contiene sus enseñanzas, clave fundamental para la lectura de la obra y para el cabal cumplimiento de las reglas propias del cortejo amoroso.

“Andava ý un milano volando desfanbrido”buscando qué comiese; esta pelea vido;abatióse por ellos, silvó en apellido, [x grito de guerra]al topo e a la rana levólos a su nido (c. 413).

Page 3: y esa “ave sola [que] nin bien canta nin bien llora”.

139ANEXO DIGITAL

Comiólos a entramos, no l’quitaron la fambre [...]todos por ti pereçen en tu mala exambre (c. 414ad).

Evidentemente el bocado adecuado para el milano “desfambrido” no consiste ni el mur ni en la rana (pese a ser ésta símbolo de la lujuria en la tradición faunística) sino, como bien observa Claudio Eliano, este es proclive a abalanzarse “sobre las aves sacándoles los ojos” (107). Recordemos la importancia del amor ex visu en el propio cortejo. De ellas sus más fáciles presas son, como para todo depredador las aves domésticas, siempre aso-ciadas en el Libro, y más adelante en otras obras como La Celestina,1 con las dueñas.

Aves domésticas que por ser fácilmente controlables y reproducibles son sin duda las más abundantes. De ellas destaca en el Libro la presencia del gallo, la gallina y sus pollos. Siempre asociadas al hurto, el furto, aves fáciles de ser atrapadas, por ser “sosegadas y mansas”, adjetivos con los que se marca a varias de las dueñas, en particular a doña Endrina, y que aparecen en varios fragmentos de la obra.

Uno de ellos, de gran importancia por lo que representa desde la pers-pectiva no religiosa o moral sino jurídica, es el relato “Aquí fabla del pleito qu’el lobo e la raposa (que) ovieron ante don Ximio, alcalde de Bugía” (cc. 321-371), en tanto dichas “presas”, fáciles de obtener son la causa que da inicio al juicio. Fragmento único en el Libro en el sentido que confronta las leyes de lo humano con lo divino, ambas transgredibles, corruptibles, frágiles. Si en unas se justifica la falta por aquello de que “es humanal cosa el pecar”, en las otras el furto no solo es viable sino proclive a ser absuelto, asunto reiterado a lo largo del Libro.

“Furtava la raposa a su vezina el gallo” (c. 321a),“Sacó furtando el gallo, el nuestro pregonero” (c. 327c),“Mas le mando que non furte el gallo a su vizina” (c. 366c), “¡Ella diz’ que non le tiene; más furtar l’ ha la gallyna!” (c. 366d).

Muy distinto es el caso del fragmento “De cómo el amor castiga al Arcipreste que aya en sí buenas costumbres, e sobr[e] todo se guarde de beber mucho vino blanco e tinto” (cc. 528-575), en el que como parte de las enseñanzas de Don Amor se destaca el peligro del vicio de la bebida en el cortejo amoroso, por su relación con la gula y la lujuria, ejemplificado a partir de la presencia del gallo y la gallina copulando ante el ermitaño borracho por haber escuchado al demonio y las funestas consecuencias de su pecado.

1 Recordemos el pasaje en el que Calisto le dice a Melibea: “Señora, el que quiere comer el ave [...]”. Cf. Alan D. Deyermond (2008, 45-52).

Page 4: y esa “ave sola [que] nin bien canta nin bien llora”.

140140 HISPANISMOS DEL MUNDO: DIÁLOGOS Y DEBATES EN (Y DESDE) EL SUR

Creyó el su mal conejo: ya el vino usava;él estando con vino, vido cómo s’juntavael gallo a las fembras, con ellas s’ delleitava;codiçió fazer fornicio, desque con vino estaba (c. 539).2

Otras aves rapaces asociadas al Arcipreste son el águila y el halcón, ambos depredadores. El primero descrito en la tradición faunística clásica en forma positiva por su capacidad de enfrentar al sol. Según Claudio Eliano es un ave que puede abstenerse de beber agua por largos períodos (94) y en el Fisiologo se destaca su capacidad de renovación (25), por lo que el cristianismo lo asoció a Cristo resucitado y la tradición emblemática a la nobleza. El segundo, el halcón es descrito por Claudio Eliano como el aliado del hombre en la caza por su capacidad para atraer a las presas (103).

En el Libro se alude a las plumas, “pendolas” de las águilas como ele-mento importante en las armas de los ballesteros, en el “Ensiemplo del águila e del caçador”, fábula en la que aparece como victimaria y víctima, relacionada con el pecado de la lujuria.

El águila cabdal canta sobre la fayatodas las otras aves de allí las atalaya; non ay péndola d’ella que en [la] terra caya,si ballestero la falla, préçiala más que saya.

Saetas e quadrillos que trae amolados,con péndolas de águila los ha enpendoladosfue, como avía usado, a ferir los venados:al águila cabdal diole por los costados.

Cató contra sus pechos el águila feridae vido que sus péndolas la avían escarnida;dixo contra sí mesma una razón temida;“De mi salió quien m’ mató e me tiró la vida” (cc. 270-272).

2 Distinto es el caso de estas aves cuando aparecen en el fragmento de la “Pelea que ovo don Carnal con la Quaresma” (cc. 1067-1127), en tanto en él actúan conformando la infantería de ejercito del primero, acompañados de otros animales asimismo domésticos, algunos también aves, simplemente por ser prescindibles en la batalla: “Gallinas é perdiçes, conejos é capones” (c. 1082b);“Esa noche los gallos con grand miedo estuvieron” (c. 1098a); “Dieron bozes los gallos, batieron las alas” (c. 1099c); “Firió muy reziamente a la gruesa gallina” (c. 1103b); “Mataron las perdizes, castraron los capones” (c. 1107b); “Ahí con los navancos lidian barvos e peçes” (c. 1108 a); “Nin aun á los faysanes non dexava bolar” (c. 1116b); “Muchos de faysanes, los loçanos pavones” (c. 1086b); “Començava á comer las chicas codorniçes” (c. 1293a). Y del fragmento “De cómo clérigos e legos e flaires e mo[n]jas e dueñas e joglares salieron a reçebir a don Amor” en el que las aves que aparecen son o domésticas o de ornato, canoras, y actúan en tanto numerosas como acompañantes y laudatorias en el cortejo: “Resçibenlo las aves, gayos e ruiseñores” (c. 1226a); “Calandrias, papagayos mayores é menores” (c. 1226b), también susceptibles de ser fáciles presas: “gallinas con capada comía a menudo” (c. 1276b); “fuían d’el los gallos, ca todos los yantava” (c. 1288c).

Page 5: y esa “ave sola [que] nin bien canta nin bien llora”.

141ANEXO DIGITAL

Cuando se describe la imagen destruida de Nabucodonosor por su ira o vanagloria de:

El fue muy vil tornado e de las bestias egual:comié yerbas montesas como buey, paja e ál; de cabellos cobierto como bestia atal,uñas crió mayores que águila cabdal (c. 306).

Curiosamente aparece la cigüeña, ave cargada de una fuerte simbología positiva en la tradición clásica y cristiana como emblema de fidelidad con-yugal y filial e imagen de Cristo, pero que en el Libro va acompañada del calificativo “mancillera”, es decir carnicera, depredadora, ante la absurda petición de las ranas a Júpiter en el “Enxiemplo de las ranas en cómo deman-dabavan rey a don Júpiter” (cc. 199-216): “Enbióles por rey çigueña man-sillera”. Tanto en esta fábula como en la del águila, las ranas provocan su propia destrucción al no tomar la decisión correcta, conducta que queda claramente castigada en el relato.

2. Trotaconventos

Mención especial merece el nombre de la alcahueta Urraca, que alude a un ave rapaz: “dixome esta vieja, por nonbre ha Urraca, / que non querrié ser más rapaça nin bellaca” (c. 919cd). Ave imposible de domesticar, que además se caracteriza por ser ladrona y por acumular en su nido toda clase de objetos, en especial los que brillan. Doña Urraca aparece por primera vez intentando vender a la dueña guardada “una preçiosa sortija” (c. 916b), la joya brillante propia de sus hurtos, en el pasaje “El castigo qu’el Arçipreste da a las dueñas e de los nombres del alcayueta”. El Arcipreste asombrado de su gran capacidad para “enveleñar” y “somovier” a la dama le propone le sirva de “Picaça, parladera”, es decir como su medianera, estableciendo con ello un doble juego de perfecta concordancia entre el nombre y el oficio de la vieja.3

La relación entre el ave de rapiña, de largo pico, de negras plumas y aspecto desagradable y la alcahueta resultan perfectas para el propósito del Libro en tanto el aspecto y la conducta se relacionan con lo oscuro, el mal, la muerte, lo demoniaco. Urraca es la emisaria del Arcipreste con la dueña guardada y más adelante será la medianera de amores con doña Endrina.

3 López Rodríguez menciona que para Corominas: “el nombre propio de mujer parece ser anterior al del animal. La transferencia metafórica seguramente se produjo motivada por la comparación entre el vocingleo del animal con la imagen estereotipada de charla vacua y constante de las mujeres. (722-739) Por su parte Luis Beltrán cree que la palabra ya en esta época designaba a mujeres del oficio de la vieja tercera (321). Además goza del apelativo “picaça” (c. 924b) que refiere a que tiene pico por boca y nariz, y “gorgee” (c. 924b), gorjea” (López Rodríguez, 2009, 67).

Page 6: y esa “ave sola [que] nin bien canta nin bien llora”.

142142 HISPANISMOS DEL MUNDO: DIÁLOGOS Y DEBATES EN (Y DESDE) EL SUR

Ambas damas son calificadas como dóciles y mansas, es decir pertenecientes al espacio doméstico, propio de la mujer, como veremos más adelante, y por lo mismo presas fáciles de la rapacidad de la vieja aliada del galán. Para este ella es imprescindible: “La mi leal Urraca, ¡que Dios me la mantenga!” (c. 939a) porque la sabe capaz de atrapar a la presa “como faze venir el señuelo al falcón, / así fizo venir la dueña al rincón” (c. 942ab).

Fue con la pleitesía, tomo por mi afán,fizos’ que vendié joyas, ca de uso o han;entró en la posada, respuesta non le dan:non vido a la mi vieja omne, gato nin can (c. 1324).

Díxol[e] por qué iva e diole aquestos viessos:“Señora”, diz, “comprad traveseros y aviesos”.Dixo la buena dueña: “Tus dezires traviesosentiéndolos, Urraca, todos, ésos y ésos” (c. 1325).

“Fija”, dixo la vieja, “¿osarvos he fablar?”Dixo la dueña: “Urraca, ¿por qué lo has de dexar?” (c. 1326ab).

Las referencias a la urraca y a la graja aparecen también sueltas a lo largo de la obra en forma de comparaciones en el “Enxiemplo del pavón e de la corneja”, cuando se disfraza el primero “Graja enpavonada, como pavón vestida” (c. 287a) y “más negra paresçía la graja que el erizo” (c. 288d); y en el fragmento de la “Pelea que ovo don Carnal con la Quaresma”, cuando se la compara con esta última describiéndola como “calabaça bermeja más que pyco de graja” (c. 1207b).

Los cuervos son asimismo asociados a la Trotaconventos. Aves relaciona-das con los augurios y con el demonio que, según Claudio Eliano, son poco confiables. Se dice que habitan países en abundancia y andan en bandadas, pero en territorios sin vida solo de dos en dos. Sus pollos ya criados son des-terrados, pues se alimentan solo para sí (108) Suelen atacar al asno: “Como los cuervos al asno, quando le desuella el cuero” (c. 507c), en “Enxiemplo de la propiedat qu’el dinero ha” y, al toro a picotazos y sacarles los ojos. Son asimismo asociados a la muerte por lo que en el Libro aparecen en el momento del planto del Arcipreste a Trotaconventos: “Salvo el cuervo negro, que de ti, muerte, s farta” (c. 1529d); “Señores, non querades ser amigos del cuervo” (c. 1531a). Su color, como el de la corneja y el tordo, remite a lo oscuro, lo diabólico, lo maligno: “Cabellos chicos, negros, como corneja lysa” (c. 1012b); “Las sobreçejas anchas é más negras que tordos” (c. 1014c); “Más negra paresçía la graja que el erizo” (c. 288d).

Page 7: y esa “ave sola [que] nin bien canta nin bien llora”.

143ANEXO DIGITAL

3. Endrina

Son varias las aves relacionadas con Doña Endrina en el Libro, destaca su descripción asociada a la garza: “¡Ay, Dios, e quán fermosa viene Doña Endrina por la plaça! / ¡Qué talle, qué donaire, qué alto cuello de garça!” (c. 653ab).

Imagen que también estará presente en relación a Doña Garoça: “Alto cuello de garça, color fresco de grana” (c. 1499c). Según comenta López Rodríguez el hecho de señalar justo el cuello, que en la descriptio puellae tradicional “ocupa un lugar prominente como eje axial que separa la cabeza del cuerpo” y es además una zona erógena (2009, 65), nos lleva a pensar que pese a que esta ave se asocia a la generosidad y a la fidelidad y en el Fisiólogo, es descrita como un ave prudente que tiene un solo nido, que busca su sustento en los alrededores de su refugio y luego vuelve a dormir ahí, no se alimenta de carnes muertas, ni vuela a muchos lugares, pues su nido y su comida están en un solo lugar (53), la Viuda que defiende su virtud ante el acecho de la Trotaconventos, autentica ave de rapiña, que a partir de este pasaje lleva el nombre de Urraca, será fácil presa de esta.

Es asimismo descrita como “mansa y sosegada”, adjetivos que según López Rodríguez asocian a la mujer con el ámbito doméstico (2009, 64), propio del control, la fertilidad, de la mesura, el recato y la honestidad. Ade-más, Urraca la compara, al igual que a la Dueña Devota: “Fabló la tortolilla en el rregno de Rodas. /¿Non avedes pavor, vos, las mujeres todas,/ de mudar vuestro amor por aver nuevas bodas?” (c. 1329abc), con la tórtola: “Así estade, fija, viuda e mançebilla, / Sola, sin conpañero como la tortolilla” (c. 757ab). Ave que simboliza la fidelidad, en tanto se ha observado que cuando pierde a su compañero no vuelve a aparearse. Según el Fisiologo, gusta de retirarse y estar en silencio, mora en los desiertos, en la soledad, ya que aborrece estar en medio de la multitud (69).

Con las aves mencionadas se construye la imagen de la dueña pero lo que vale la pena subrayar es la presencia de la fábula contenida en el “Enxiemplo de la abutarda e de la golondrina”, utilizado por la medianera Urraca para convencer a Doña Endrina de que acepte la propuesta del Arcipreste. Ambas aves conllevan una fuerte carga simbólica. Por una parte la golondrina, según el Fisiólogo, es un ave que engendra una sola vez (70) y de ella dice Claudio Eliano que suele anunciar la mejor estación del año y que copula al revés. En la fábula la advertencia de peligro viene de la golondrina que representa a la propia Trotaconventos, el cazador es el amante y las redes pueden ser interpretadas como el sinnúmero de pretendientes tras la dueña, la avutarda, que es un ave poco sagaz e ingenua, asustadiza, por ende fácil

Page 8: y esa “ave sola [que] nin bien canta nin bien llora”.

144144 HISPANISMOS DEL MUNDO: DIÁLOGOS Y DEBATES EN (Y DESDE) EL SUR

presa, además es un ave pesada y de abundante carne, cuyas alas no levantan vuelo (Claudio Eliano, 201).

Érase un caçador, muy sotil paxarero,fue sembrar cañamones en un viçiosos ero,para fazer sus cuerdas e sus lazos el redero;andava el avutarda cerca en el sendero.

Dixo la golondrina a tórtolas e pardales,e más al avutarda estas palabras tales;“Comed esta simiente de aquestos erïales,que es aquí sembrada por nuestros grandes males”.

Fezieron gran escarnio de lo que fablava, dixiéronle que s’fuese, que locura chirlava.La simiente nasçida, vieron como regavael caçador el cáñamo e non las espantava.

Tornó la golondrina e dixo al avutardaque arrancase la yerva, que era ya pujada;que, quien tanto la riega e tanto la escarda,por su mal lo fazía, maguera que se tarda.

Dixo el avutarda: “Loca, sandia, vana,siempre estás chirlando locura de mañana;non quiero tu consejo, vete para villana,déxeme en esta vega tan fermosa e tan llana”.

Fuése la golondrina a casa del caçador,fizo ahí su nido quando pudo mejor,como era gritadera, mucho gorjeador,plogo al paxarero que era madrugador.

Cogido ya el cáñamo e fecha la parançafuése el paxarero, como solía, a caça; prendió al avutarda, levóla a la plaça;dixo la golondrina: “Ya sodes en pelaça”. [pelea]

Luego los ballesteros peláronle las alas,non le dexaron péñolas sinon chicas e ralas;non quiso buen consejo, cayó en fuertes palas:guardatvos, Doña Endrina, d’estas paranças malas;

que muchos se ayuntan e son de un consejopor astragar lo vuestro e fazervos mal trebejo;juran que cada día vos levarán a coçejo:como la avutarda pelarvos han el pellejo (cc. 746-754).

Page 9: y esa “ave sola [que] nin bien canta nin bien llora”.

145ANEXO DIGITAL

Comenta Armando López Castro que en este enxiemplo:

el motivo de la caza erótica, característico de la literatura cortesana y regido por un alto grado de ritualización, es transferido alegóricamente al mundo espiritual pues la imagen del cazador remite, en la imagen del Diablo, que está siempre al acecho de las almas: De este modo, al despreciar la avutarda los consejos de la golondrina, cuya ligereza contrasta con la gravedad de aquélla, pone también al descubierto la falta de compañía en que vive la viuda (2011, 263).

4. Garoça

La segunda gran presa del “milano desfanbrido” es la monja Doña Garoça, quien asimismo, como mencionamos, es descrita como una garza y cuyo nombre fonéticamente la evoca aunque en realidad viene del árabe y significa “desposada con Dios”. Asunto que “parece revelar el contexto histórico y el problema de la barraganería de trasfondo que parece ser uno de los pilares del Libro de buen amor”, como bien anota López Rodríguez (2009, 78)4 (“En el nombre de Dios fui a misa de mañana, / vi estar a la monja en oración, loçana, / alto cuello de garça, color fresco de grana”, c. 1499abc).

La referencia al cuello de la monja estilizado como el de una garza, ave asociada a la fecundidad y la procreación resulta, como en el caso de la viuda Doña Endrina, fuera de lugar a menos que solo quiera el autor aludir a lo erótico de dicha parte del cuerpo.

De la serie de nueve fábulas contenidas en la diatriba entre la monja Garoça y la Trotaconventos, Urraca, tres aluden a aves, dos de ellas a domés-ticas: “E[n]xiemplo del gallo que falló el çafir en el muladar” y “Enxiemplo de la raposa que come gallinas en la aldea”, ambas claras alusiones a presas fáciles para depredadores, y una “Enxiemplo de la raposa y el cuervo”, puesta en boca de la monja como prevención de las trampas contenidas en los falsos halagos de quien pretende alcanzar sus favores. Sin duda la mejor lección de sensatez y juicio ante el peligro del cortejo amoroso ovidiano.

“Enxiemplo de la raposa e del cuervo”La marfusa un día con la fanbre andaba; vido al cuervo negro en un árbol do estava;grand pedaço de queso en el pico levava; [comida]ella con su lisonja tan bien lo saludava:

4 “Tanto hombre como mujer en cuanto que comparten de la naturaleza de las bestias han de gozar sexualmente. Este parece ser el mensaje del arcipreste, que, por su condición religiosa, al estársele vetado el amor por la ley del celibato regulado por el Concilio Nacional de Valladolid en 1322, parece estar sufriendo en sus propias carnes el cilicio de la abstinencia sexual y de ahí que se apoye en leyes naturales y en competentes autoridades de peso para recalcar la necesidad de toda la especie de amar”. (López Rodríguez, 2009, 79).

Page 10: y esa “ave sola [que] nin bien canta nin bien llora”.

146146 HISPANISMOS DEL MUNDO: DIÁLOGOS Y DEBATES EN (Y DESDE) EL SUR

“O cuervo tan apuesto, del çisne eres pariente;en blancura, en dono, fermosos, reluziente;más que todas las aves cantas muy dulçemente;si un cantar dixieres, diré yo por él veinte.

“Mejor que la calandria nin [que] el papagayo,mejor gritas que tordo nin ruiseñor nin gayo:si agora cantasses, todo el pesar que trayome tirariés en punto más que otro ensayo”.

Bien se coidó el cuervo que el su gorgearplazié a todo el mundo más que otro cantar;creié que la su lengua e el su mucho grandnaralegrava las gentes más que otro juglar.

Començo a cantar, la su boz a erçer; [crecer] el queso de la boca óvosele a caer;la gulhara en punto se lo fue a comerel cuervo con el daño ovo de entristecer.

Falsa onra e vanagloria e el risete falso [=cuento, fabla]dan pesar e tristeza e daño sin traspaso;muchos cuidan que guarda viñadero el pasoe es la magadaña que está en el cadahalso. [soporte espantapájaros]

Non es cosa segura creer dulce lisonja:de aqueste dulçor suele venir amarga lonja;pecar en tal manera non conviene a monja;religiosa non casta es podrida toronja (cc. 1437-1443).

Hemos visto como a lo largo del Libro de buen amor aparecen numerosas referencias a distintas aves y como en determinados pasajes estas conllevan una carga ejemplar o simbólica importante en relación a la conducta de los personajes con los que se las relaciona. En el caso particular de este trabajo nos centramos de los protagonistas del cortejo amoroso, del ars amandi, en el que destaca el juego entre las aves depredadoras y las presas. Si los animales en la literatura de la época fungen como representaciones de los instintos humanos y de determinadas conductas, en el Libro queda clara esa depen-dencia.5 Misma que se promulgaba a través de la literatura y la sermonística a un público que entendía y conocía cada uno de los topoi o loci aludidos.

5 “El simbolismo animal pondera la naturaleza dual de la mujer, que se mueve entre el plano instintivo (animal) y el racional (humano). No obstante, […] las imágenes animales empleadas por Juan Ruiz en las descripciones femeninas aparecen en la descripción del arcipreste y parece que tienen una finalidad retórica que pretende condensar la naturaleza dual no solo de la mujer sino del ser humano en general”. (López Rodríguez, 2009, 54).

Page 11: y esa “ave sola [que] nin bien canta nin bien llora”.

147ANEXO DIGITAL

Nuestro autor estaba inmerso en ese contexto, compartía dicho conocimiento y supo aprovecharlo en su obra. Como bien señala Pedro Cátedra:

Juan Ruiz parece concebir al ser humano con una naturaleza dual que se mueve entre el plano instintivo o animal y el racional o humano. Su con-cepción del amor como inherente a la naturaleza animal y humana parece reflejar un pensamiento naturalista y aristotélico que se fragua en las aulas universitarias durante el Medioevo (1989, 12).

Juan Ruiz parece insistir en ese instinto propio de los animales que les permite no solo sobrevivir en situaciones adversas sino también alcanzar aquello que requieren para lograrlo. De ahí que en muchas ocasiones desta-que de su conducta habilidades y destrezas relacionadas con el engaño, el fingimiento, la capacidad para mimetizarse o disfrazarse, como vemos en fragmento “Enxiemplo del pavón e de la corneja”.

Sey como la paloma, limpio e mesurado;sey como el pavón, loçano, sosegado;sey cuerdo e non sañudo, nin triste nin irado;en [e]sto se esmera el que es enamorado (c. 563).

Como bien señala Don Amor el buen enamorado debe ser discreto, pasar desapercibido, fingir discreción y mesura, porque “Alçando su grant cuello descúbrese la garça” (c. 569). Precisamente el ave relacionada con las dos presas protagonistas del relato, víctimas de los depredadores.

Bibliografía

Cátedra, Pedro, 1989. Amor y pedagogía en la Edad Media. Salamanca: Universidad de Salamanca.

Claudio Eliano, 1989. Historia de los ani-males, ed. de José Vara Donado. Madrid: Akal/Clásica.

Deyermond, Alan D., 2008. “‘El que quiere comer el ave’: Melibea como artículo de consumo”, Medievalia, 40: 45-52.

El Fisiólogo. Bestiario medieval, 2000. Bar-celona: Obelisco.

Lecoy, Felix, 1974. Recherches sur le “Libro de buen amor”, prólogo, bibliografía e ín-dice de Alan Deyermond. England: Gregg International.

López Castro, Armando, 2011. “El Libro de buen amor y la tradición de los bestiarios”, en Francisco Toro y Laurette Godinas, eds., Juan Ruiz, Arcipreste de Hita y el “Libro de buen amor”, Alcalá la Real: Ayuntamiento Alcalá la Real, pp. 257-72.

López Rodríguez, Irene, 2009. “La animali-zación del retrato femenino en el Libro de buen amor”, Lemir, 13: 53-84.

Morales Muñiz, María Dolores Carmen, 1996. “El simbolismo animal en la cultura medie-val”, en Espacio, tiempo y forma, Serie III, Historia Medieval, 9: 229-55.

Rodilla, María José, 2009. “A omnes, aves e bestias mete los en amores. Las animalias en el Libro de buen amor”, en Jesús Cañas

Page 12: y esa “ave sola [que] nin bien canta nin bien llora”.

148148 HISPANISMOS DEL MUNDO: DIÁLOGOS Y DEBATES EN (Y DESDE) EL SUR

Murillo, Francisco Javier Grande Quejigo y José Roso Díaz, eds., Medievalismo en Extremadura. Estudios sobre Literatura y Cultura Hispánicas de la Edad Media. Cá-ceres: Universidad de Extremadura.

Ruiz, Juan, Arcipreste de Hita, 1974. Libro de buen amor., ed. de Jacques Joset. Ma-drid: Espasa-Calpe (Clásicos Castellanos, vols. I y II).

Resumen:En el Libro de buen amor de Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, destaca de manera especial la presencia de la fauna alada, que considero cumple una función particular en la construcción de los discursos del ars amandi y el ars praedicandi, que rigen la obra. Esto a partir de dos imágenes contenidas en el Libro, que son las que dan título a este trabajo: el “milano volando desfambrido” y esa “ave sola [que] nin bien canta nin bien llora”. En ambas imágenes aladas están presentes las enseñanzas del ars amandi, tanto en la figura del amante como en la de la dueña, como símbolos del depredador y de la presa.

Palabras clave:Libro de buen amor, ars amandi, ars praedicandi, cortejo amoroso, animalias aladas, simbo-lismo de las aves.

Abstract:In the Libro de buen amor, outstands, in a special way, the presence of the winged fauna, which plays a particular function in the construction of the texts of the ars amandi, and the ars prae-dicandi, that rules all the work. The above, starting with two images in the book, which give title to this work: the “milano volando desfambrido,” and that “ave sola [que] nin bien canta ni bien llora.” On both winged images the lessons from the ars amandi are reflected, both in the figure of the lover and that of the lady, as symbols of predator and prey.

Keywords:Libro de buen amor, ars amandi, ars praedicandi, loving courtship, winged animalia, symbol-ism of birds.