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Editada por: Postgrado en Salud Ocupacional e Higiene del Ambiente Laboral, Universidad de Carabobo.

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Impresión: Junio 2020. Maracay, Edo. Aragua. Venezuela. Tiraje: 500 ejemplares.

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La Revista Salud de los Trabajadores, es una publicación científica, editada semestralmente por el Postgrado en Salud Ocupacional e Higiene del Ambiente Laboral, Universidad de Carabobo, dedicada a temas de Salud Ocupacional y Ambiental: Medicina y Toxicología Ocupacional, Higiene Ocupacion al, Seguridad Industrial, Derecho Laboral, Salud Ambiental, Sociología del Trabajo, Educación Ambiental, Seguridad Social, Ergonomía, Salud, Mujer y Trabajo, Gerencia en Salud Ocupacional, Cultura Preventiva.

Versión Digital (Continuidad de la versión impresa): ISSN: 2665-0215 - Depósito Legal CA2019000068

CONTENIDO

EDITORIAL

ARTÍCULOS

Factores de riesgo y prevalencia del síndrome de desgaste profesional (burnout) en médicos especialistas. Guadalajara., México. 2019.

VOLUMEN 28, NUMERO 1 Enero - Junio 2020

Risk factors and prevalence of burnout syndrome in medical specialists. Guadalajara, México. 2019.

Validación de un instrumento para evaluar factores psicosociales extralaborales en trabajadores venezolanos.

Validation of an instrument to evaluate nonoccupational psychosocial factors in Venezuelan workers.

Prevalence of upper limb symptoms according to workplace, psychosocial and personal risks.

Guido Clemente Solari Montenegro, Brenda Abarca Guerra & Monserrat Rivera Iratchet. ............................................................................................................

Ruben Perazza Marinoni, Carlos Giraldez García & Dinah Teliz Larrosa. ...................................

Alexis La Cruz, Anayda Gutiérrez, Gisela Blanco & Velis Rodríguez..........................

Enrique Castañeda Aguilera, Javier E. García de Alba García & Ruth Gabriela Campos Carlos. ..........................................................................................................

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Prevalencia de síntomas de extremidades superiores según riesgos del puesto de trabajo, psicosociales y personales.

Absentismo laboral en trabajadores del hospital psiquiátrico Vilardebó de Montevideo, durante el año 2013.

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Work absenteeism in workers of the Vilardebó psychiatric hospital in Montevideo in 2013.

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CONTENIDO

VOLUMEN 28, NUMERO 1 Enero - Junio 2020

Nuevos paradigmas en seguridad y salud en el trabajo.

New paradigms in occupational safety and health.

Rosa Goldcheidt . ................................................................................................................................

Eric Omaña & Arturo Suárez. ...................................................................................... 61

Grietas psicológicas en el personal de salud: COVID-19 una realidad silente.

REVISIONES

NOTAS Y REFLEXIONES

Psychological cracks in the health personnel: COVID-19 a silent reality.

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O

4 Salud de los trabajadores / Volumen 28 N° 1/ Enero - Junio 2020

EDITORIAL

Exposición a los agroquímicos y fertilidad masculina. Un tema controversial de la cultura preventiva. La exposición a sustancias agrotóxicas o plaguicidas, influye en la salud, tanto del hombre como de la mujer. Se ha demostrado que quienes manipulan plaguicidas, como es el caso de los agricultores, los fumigadores, trabajadores de unidades de salud pública, así como los trabajadores de industrias productoras de plaguicidas, se encuentran expuestos ocupacionalmente a efectos desfavorables, lo cual se manifiesta negativamente en los órganos y sistemas, dentro de los que destaca el impacto nocivo en la reproducción humana1.

En el siglo pasado la preocupación que inicialmente se tuvo en relación a los efectos adversos potenciales de los agroquímicos, giró alrededor del impacto que estas sustancias tenían sobre los ecosistemas. Posteriormente el enfoque principal, ha estado dirigido a la atención de la salud pública, y ahora la preocupación tiende a centrarse en los efectos dañinos de estas sustancias a la salud humana. Son evidentes los daños que producen los plaguicidas tanto a seres humanos como al medio ambiente y así lo demuestran las cifras de intoxicaciones, donde se revela que cada año entre 500.000 y 1 millón de personas se intoxican con plaguicidas y entre 5.000 y 20.000 mueren. Al menos el 50% de los que se intoxican y el 75% de los que fallecen son por sobreexposición laboral2.

Actualmente, el incremento en el uso de agrotóxicos en los cultivos, ha traído consigo la sobreexposición a diversos agroquímicos, que impactan la fertilidad de los hombres, evidenciada ésta en la prevalencia de casos de disminución de la concentración de los espermatozoides y la producción de espermatozoides defectuosos3, asociadas a sobreexposición de agroquímicos como el parathión y malathion. Tomando en consideración la importancia de la situación, es necesario dirigir la atención hacia estas realidades sobre las cuales poco se divulga y los trabajadores desconocen. Específicamente, es necesario mirar hacia el interior de las empresas fabricantes de plaguicidas, donde se formulan, envasan, almacenan y distribuyen productos agrotóxicos, de manera que se pueda poner en el tapete situaciones que pudieran significar potencialmente un riesgo a la fertilidad masculina de los trabajadores en estas empresas. Es importante observar, en estos centros de trabajo, aspectos como las singularidades en la forma de organización del trabajo, donde se pueden revelar situaciones que confabulan contra la salud de los trabajadores. Una de las trampas que atrapa a los trabajadores en este tipo de empresas donde se manipulan sustancias o productos agrotóxicos, durante su jornada laboral, es la figura de la “compensación” como bono de riesgo, que reciben en consecuencia, con el cual se marca una diferencia sustancial respecto al salario de base entre quienes no lo reciben, como por ejemplo las trabajadoras. Sin embargo, estas “ventajas” para los trabajadores, pueden ir transformándose en un costo para su salud. Visto desde allí, surgen ciertas inquietudes respecto al grado de concienciación que tienen los trabajadores, al aceptar “negociar” su salud sometiéndose a la manipulación de sustancias agrotóxicas a cambio de un “bono de compensación”. Este tipo de arreglos trae como resultando el sometimiento espontáneo, por parte de los trabajadores, a la exposición prolongada a factores de riesgo que, entre otras

1Bonde, J. (2002). Occupational risk to male reproduction. G Ital Med Lav Ergon. 24(2): 112-17 2Eddleston, M., Karalliedde, L., Buckley, N., Fernando, R., Hutchinson, G., Isbiter, G., et al. (2002).Pesticide poisoning in the developing world – a minimum pesticide list. The Lancet 360 – 1163 – 116. 3Recio, R., Ocampo, G,. Borja, A., Moran, M. & Cebrian, M. (2008). Organo phosphorus pesticide exposure decreases sperm quality: association between sperm parameters and urinary pesticide levels. J Appl Toxicol.; 28(5): 674-80.

 

EDITORIAL

Salud de los trabajadores / Volumen 28 N° 1/ Enero - Junio 2020 5

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cosas, afecta su salud reproductiva, aspecto que los trabajadores no consideran significativo, al menos abiertamente. En este sentido, se destaca la importancia de la auto percepción de la salud, como elemento fundamental en la vida de toda persona, ya que a través de ésta se puede develar cómo en cada sujeto se elabora la idea de sí y el sentido del cuidado de sí, que involucra también el cuidado del otro, aspecto clave en la conducción de la persona, pues dependiendo de ello se orienta su actuación, bien para la conservación de su salud o poniendo en riesgo la misma, al realizar ciertas actividades. Indudablemente, producto de patrones culturales, el trabajador en su pretensión por mantenerse bajo el modelo, estandarizado y hegemónico de la masculinidad, caracterizado por el ocultamiento de emociones y la competitividad, se expone a riesgos sin expresar lo que siente, padece o quizás necesita, lo cual con el tiempo puede transmutar en un costo para su salud. Es alarmante descubrir que a pesar de las sensaciones y sentimientos de miedo y temor que les pueda producir los riesgos a los que se exponen, es habitual ver como voluntariamente los trabajadores realizan actividades que entrañan riesgos considerables, sin tomar en cuenta las precauciones que las normas de seguridad recomiendan. Asimismo, resulta curioso ver cierta contradicción en situaciones donde trabajadores que manipulan cotidianamente, en sus lugares de trabajo, sustancias peligrosas como los agroquímicos, pueden expresar conductas que reflejan la sensación de confianza y control de la situación de riesgo, lo que se asocia con la adopción pública de actitudes temerarias, que se contradicen con el temor o miedo manifiesto en privado, hacia la manipulación de estas sustancias. Quizás no sea aventurado afirmar, que las conductas contradictorias de temor manifiesto y temeridad de los trabajadores, están asociadas a reglas sociales, hegemónicamente aceptadas, en las cuales se le fijan a los hombres ciertas funciones, por ejemplo, la función de proveedor o de jefe de hogar, por lo cual en ocasiones, se autosometen a mayores cargas de trabajo, o a la ejecución de actividades que entrañan grandes riesgos, como es la manipulación de agroplaguicidas sin mantener los cuidados que la manipulación de estas sustancias exigen, solo por el propósito de ganar dinero adicional, para la manutención de sus familias, esta misma dinámica social les impiden expresar públicamente ciertas emociones de miedo, ya que es visto como indicador de debilidad. Digamos que se combinan dos factores en esta conducta temeraria, por una parte los estereotipos de masculinidad y por la otra el marco de las necesidades económicas de sobrevivencia, al experimentar carencias materiales ante las que está obligado a hacerle frente, dejando en segundo plano las implicaciones a la salud a las que se pudieran someter. Particularmente, la situación para los trabajadores que laboran con agrotóxicos resulta aún más desventajosa, por el hecho que muchos pesticidas, dentro de los cuales se encuentra los organofosforados y carbamatos han sido considerados como disruptores, por su capacidad de afectar la salud reproductiva, particularmente la fertilidad, tanto de las mujeres como de los varones. Sin embargo, en el grupo de empresas procesadoras, los programas preventivos de la salud reproductiva están destinados a proteger solo la salud reproductiva de las trabajadoras, lo cual pudiera estar revelando un comportamiento diferenciado en las medidas adoptadas para la protección de la capacidad fértil de la mujer y del hombre. El riesgo que representa la manipulación de plaguicidas para la salud reproductiva y la salud en general, no está circunscripta sólo a las empresas fabricantes de estos productos, es un problema que va más allá de este escenario, considerando que es numerosa la población expuesta a este tipo de factores de riesgo, tal es el caso de los agricultores y los fumigadores, trabajadores de unidades de salud pública, además de toda la población que indirectamente y en grado diferente también están en riesgo. Lo antes planteado coloca la situación en un estatus de problema de salud pública, que debe enfrentarse en cada contexto a través de políticas públicas de control de su uso, así como de mecanismos de divulgación a la colectividad de su impacto a la salud y la consideración de las medidas preventivas del caso. La situación obliga a la actuación en el ámbito de la cultura preventiva, donde la promoción y la prevención sean pilares

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EDITORIAL

fundamentales, y donde tanto los trabajadores y trabajadoras, como los empleadores y empleadoras, sean parte importante en la misma. Dentro de esta cultura de prevención que se alude, debe ser un estandarte el control de los riesgos a los que se exponen tanto los hombres como las mujeres en los distintos procesos de trabajo, tomando en consideración por un lado la educación continua, como eje transversal que permee todos los aspectos de la vida de los trabajadores y trabajadoras, de modo que se internalice que tanto hombres como mujeres son susceptibles de ser afectados por los riesgos a los que se expone en sus lugares de trabajo, particularmente aquellos que afectan la salud reproductiva.

Estela Hernández-Runque

Centro de Estudios en Salud de los Trabajadores. Facultad de Ciencias de la Salud, Sede Aragua.

Universidad de Carabobo. Maracay, Venezuela. e-mail: [email protected]

ORCID: https://orcid.org/0000-0003-4425-2173

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Salud trab. (Maracay) 2020, Ene.-Jun., 28(1), 7-21 ARTÍCULO

1Unidad de Investigación Social, Epidemiológica y de Servicios de Salud (U.I.S.E.S.S), Instituto Mexicano del Seguro Social (I.M.S.S.). Guadalajara, México. e-mail: [email protected]

2U.I.S.E.S.S-I.M.S.S. Guadalajara, México. e-mail: [email protected] 3 U.I.S.E.S.S-I.M.S.S. Guadalajara, México. e-mail: [email protected]

Resumen Objetivo: Determinar prevalencia y factores asociados al riesgo del síndrome de desgaste profesional (burnout) en médicos especialistas. Material y métodos: Estudio observacional, descriptivo y transversal, participaron 182 médicos especialistas. Se realizaron estadísticas descriptivas e inferenciales con SPSS 15.0 y Epi-infoV6.1. Resultados: Respuesta del 81,3%. Se detectó burnout en 49,5%. Diferencias significativas: edad menor de 40 años; Menos de 15 años con pareja estable; Que trabajara la pareja; Antigüedad profesional menor a 10 años. Se mostró una correlación negativa entre agotamiento emocional y despersonalización; positiva con la falta de realización personal en el trabajo en presencia del síndrome. Conclusión: el burnout es frecuente (49,5%), perfil de riesgo: ser mujer; <40 años de edad; sin pareja estable y <15 años con ella; que trabaja la pareja; sin hijos; especialidad quirúrgica; <10 años de antigüedad profesional y en el puesto actual de trabajo; laborar en jornada acumulada; con tipo de contratación definitiva, no tener otro trabajo; jornada mayor a 4 horas. Las subescalas en promedio están cerca de la normalidad. Agotamiento emocional y despersonalización, se comportan como el síndrome. Correlación negativa entre agotamiento emocional y despersonalización y positiva con la falta de realización personal con burnout. Palabras clave: Médicos especialistas, desgaste profesional, agotamiento emocional, despersonalización, falta de realización personal.

Abstract Objective: To determine the prevalence and risk factors associated with burnout syndrome in medical specialists. Material and methods: An observational, descriptive and cross-sectional study was conducted among 182 participating medical specialists. Descriptive and inferential statistics were performed using SPSS 15.0 and Epi-infoV6.1. Results: We obtained a 81.3% response. Burnout was detected in 49.5% of respondents. Significant findings: respondents under 40 years of age; less than 15 years with a stable partner; had a working spouse; length of professional employment less than 10 years. We found a negative correlation between emotional exhaustion and depersonalization was evident, on the other hand, a positive correlation was evident between the lack of personal fulfillment at work and the presence of burnout. Conclusion: Burnout is frequent (49.5%).Risk factors include being a woman; being less than40 years old; having no stable partner and being together for less than15 years; that the couple works; childless; surgical specialty; less than 10 years of professional seniority and in the current job position; has a cumulative work day; having permanent recruitment, not having another job; and a work day greater than 4 hours. The subscales on average were close to normal. Emotional exhaustion and depersonalization mimic burnout. A negative correlation was evident between emotional exhaustion and depersonalization. A positive correlation was evident between the lack of personal fulfillment and burnout. Keywords: Specialist physicians; burnout; emotional exhaustion; depersonalization; lack of personal accomplishment.

Factores de riesgo y prevalencia del síndrome de desgaste profesional(burnout) en médicos especialistas, Guadalajara, México. 2019. Risk factors and prevalence of burnout syndrome in medical specialists. Guadalajara,México. 2019.

Enrique Castañeda Aguilera¹, Javier E. García de Alba García² & Ruth Gabriela Campos Carlos³

8 Salud de los trabajadores / Volumen 28 N° 1 / Enero - Junio 2020

ARTÍCULO

Introducción

Los médicos hospitalarios están expuestos a factores de riesgo durante el desarrollo de su práctica profesional. Estos son: 1. Los Biológicos: estar en contacto con enfermedades como el del virus de inmunodeficiencia adquirida, tuberculosis, hepatitis, etc. 2. Los Químicos: como las sustancias neurotóxicas, mutagénicas, carcinogénicas, anestésicos, etc. 3. Los Físicos: como el ruido, radiaciones ionizantes y no ionizantes, iluminación, etc. 4. Los Ergonómicos: que son los tiempos de trabajo extensos, espacios laborales reducidos, las posturas y la bipedestación prolongada, las pantallas de visualización de datos, etc. 5. Los Psicosociales: como la organización en el trabajo, las relaciones interpersonales internas (colegas, superiores o subordinados) y externas (pacientes, proveedores), etc., que son generadoras de ansiedad, depresión, estrés, etc.

Siendo los riesgos de tipo psicosocial los

más frecuentes por la diversificación de las actividades del puesto de trabajo y las que desempeñan atendiendo a los pacientes en la consulta externa, hospitalizados e interconsultas en el servicio de urgencias, además de tener a su cargo al personal médico becario de pregrado y postgrado e incluyendo los trámites administrativos inherentes a los procedimientos médicos que se realizan en el hospital y asesorías en su respectiva especialidad.

Sin olvidar la responsabilidad ética

profesional y los posibles conflictos de tipo médico/legal a los que están expuestos con el ejercicio de su labor profesional. Estos se han convertido en un fenómeno relevante y están relacionados con la actividad laboral, una posible consecuencia, es el síndrome de desgaste profesional (burnout) (SDP), descrito por Freudenberger (1974, p.161) como “un estado de fatiga o frustración que se produce por la dedicación a una causa, forma de vida o relación que no produce el esperado refuerzo”, en los profesionales de servicios.

En 1976 Maslach lo estudiaba como: respuestas emocionales que se producen entre las personas que trabajaban como profesionales de ayuda.

En 1977 la Asociación Americana de

Psicólogos, lo describió en personal que trabaja en servicios humanos, profesionales de salud y educación bajo condiciones difíciles en contacto con usuarios. Maslach & Jackson, (1981) lo estudiaron desde una perspectiva tridimensional: agotamiento emocional (AE), manifestado por pérdida progresiva de energía, cansancio y fatiga; despersonalización (DP), identificada por cambio negativo de actitudes y respuestas hacia los demás con irritabilidad; y falta de realización personal en el trabajo (RP) con respuestas negativas hacia sí mismo y el trabajo.

El SDP se definió como: “respuesta

inadecuada a un estrés emocional crónico cuyos rasgos son: agotamiento emocional, despersonalización y un sentimiento de inadecuación a las tareas que ha de realizar” y elaboraron el Maslach Burnout Inventory-Human Services Survey (MBI-HSS), dirigido a profesionales de la salud (Maslach & Jackson, 1986, p.191), validado en profesionales mexicanos por Grajales (2001).

El SDP en médicos especialistas se

considera un riesgo profesional, por la naturaleza de su trabajo. En países europeos y latinoamericanos la prevalencia reporta cifras, que oscilan desde 2,7% (Cotrina & Panez, 2019) hasta el 86,5% (Castillo & Rosas, 2019).

En Hispanoamérica su frecuencia es del

12,2%; en América del Sur del 2,7% al 86,5%; en Norteamérica del 22,0% al 45,4%; en Europa del 4,0% al 59,0%; en Asia el 47,9%; en Centroamérica y Caribe del 17,0 al 25,0% y en México del 21,5% al 51,3% (cuadro 1).

9 Factores de riesgo y prevalencia del síndrome de desgaste profesional (burnout) en médicos especialistas, Guadalajara, México. 2019. Enrique Castañeda Aguilera, Javier E. García de Alba García & Ruth Gabriela Campos Carlos

ARTÍCULO

Cuadro 1. Prevalencia del síndrome de desgaste profesional (burnout) (SDP) entre médicos especialistas, según diversos autores.

Estudio Resultados

Cotrina & Panez (2019) 2,7% en Huánuco, Perú

Arteaga, Junes & Navarrete (2014) 3,7% en Ica, Perú

Goehring, Bouvier, Künzi & Bovier (2005) 4,0% en Suiza

Zumárraga, García & Yépez (2008) 7,4% en Quito, Ecuador

Gomero, Palomino, Ruíz & Llap (2005) 7,69% en Lima, Perú

Bruce, Conaglen & Conaglen (2005) 10,0% en Suecia

Visser, Smets, Oort & De Haes (2003) 11,0% en Ámsterdam, Holanda

Grau, Flichtentrei, Suñer, Prats & Braga (2009) 12,1% en Hispanoamérica

Ordenes (2004) 16,0% en Santiago, Chile

Sarmiento (2019) 16,3% en Cusco, Perú

Girón & Lozano (2013) 17,0% en San Salvador, El Salvador

Meza (2018) 17,4% en Chimbote, Perú

Salazar (2017) 18,0% en Cochabamba, Bolivia

Linzer, Mc Murray, Visser, Oort, Smets & De Haes (2002) 21,0% en Holanda

Sabag (2006) 21,5% en Sonora, México

Association of Professors of Medicine (APS) (2001) 22,0% en Wisconsin, E.E.U.U.

Lugo (2019) 24,4% en La Guaira, Venezuela

Hernández (2003) 25,0% en La Habana, Cuba

Esquivel, Buendía, Martínez, Martínez & Velasco (2007) 26,2% en Distrito Federal, México

Linzer, Mc Murray, Visser, Oort, Smets & De Haes (2002) 28,0% en E.E.U.U.

Miraval (2017) 29,4% en Lima, Perú

Sinchire (2017) 33,3% en Machala, Ecuador

Borbolla & Domínguez (2007) 45,4% en Tabasco, México

Gutiérrez, Peña, Montenegro, Osorio, Caicedo & Gallego (2008) 45,4% en Pereira, Colombia

Tait, Sonja, Litjen, Lotte, Wayne, Satele, et al. (2012) 45,4% en Minnesota, E.E.U.U.

Glesberg, Eriksson & Norberg (2007) 47,9% en Suecia

Siu, Yuen & Cheung (2012) 47,9% en Hong Kong, China

Castañeda, García de Alba y Campos (2019)* 49,5% en Guadalajara, México

Aranda, Zarate, Pando & Sahún (2011) 51,3% en Guadalajara, México

Visser, Smets, Oort & De Haes (2003) 55,0% en Ámsterdam, Holanda

Ferrel, Sierra & Rodríguez (2010) 55,4% en Santa Marta, Colombia

Cáceres (2006) 59,0% en Madrid, España

Castillo & Rosas (2019) 86,5% en Guayaquil, Ecuador

* Resultados del presente estudio, 2019 Fuente: A partir de las fuentes originales

10 Salud de los trabajadores / Volumen 28 N° 1 / Enero - Junio 2020

ARTÍCULO

El conocimiento obtenido ha puesto las bases para realizar intervenciones, para afrontar el estrés laboral crónico, a nivel: individual, grupal o institucional. El objetivo es aportar elementos específicos al estudio del SDP (prevalencia, valores de subescalas y determinación de factores de riesgo asociados), en especialistas de un hospital regional de la Seguridad Social, en Guadalajara, México.

Material y métodos Estudio observacional, descriptivo y

transversal para determinar factores de riesgo-protección al SDP en relación a variables sociodemográficas y laborales. La población: todos los médicos especialistas adscritos a un hospital regional, que cumplían los siguientes requisitos: más de un año de antigüedad, estar activo y con disposición para contestar los instrumentos de evaluación. Se excluyó a los médicos becarios, residentes, directivos y demás personal sanitario. Se eliminaron las encuestas incorrectamente llenadas. Se explicó al personal incluido, los motivos y los objetivos del estudio, obteniéndose su consentimiento informado.

El estudio, por su transversalidad no

distingue apropiadamente causas de efectos. Instrumentos

1. Cuestionario para el registro de las

variables sociodemográficas determinado por consenso de los investigadores (sexo, edad, con o sin pareja estable, tiempo con pareja estable, trabaja la pareja y número de hijos) y laborales (área laboral, antigüedad profesional y en el puesto actual de trabajo, turno laboral, tipo de contratación, otro trabajo y horas que le dedica).

2. El MBI-HSS, versión traducida y

validada, para México, con una fiabilidad del 0,57 al 0,80, que contiene las siguientes subescalas: AE (9 ítems); DP (5 ítems) y RP (8 ítems). Donde se

suman los valores de los ítems, para evaluar los niveles del síndrome que tiene cada trabajador. Como puntos de corte, se categorizaron niveles bajo, moderado y alto; AE (≤18; 19-26; ≥27), DP (≤5; 6-9; ≥10), y en contrapartida, la RP, funciona en sentido opuesto a las anteriores (≤33; 34-39; ≥40), la puntuación baja, indicarían baja realización, la intermedia, mostraría moderada realización y la alta, como sensación de logro. Se determinó la presencia del SDP con la afectación de una de las subescalas, ya sea en su nivel medio o alto.

Se realizó análisis estadístico descriptivo

obteniendo cifras absolutas, porcentajes, promedio ± desviación estándar, para asociación se utilizó la correlación de Pearson. El análisis inferencial, JI2 (con o sin corrección de Yates), Se calcularon Odds Ratio (OR), con intervalo de confianza al 95% , mediante paquete estadísticos SPSS 15.0 y Epi-info V 6.1, considerando significativo un valor de p ≤ 0.05.

Aspectos éticos

El estudio, catalogado de riesgo mínimo por la Ley de Salud, solicitó a los participantes su consentimiento informado, cuidando los principios de autonomía, justicia y beneficencia-no-maleficencia. Fue aprobado por el Comité de Investigación de los hospitales. Resultados

De las 210 encuestas distribuidas,

cumplieron con los criterios de estudio y se completaron correctamente 182, las 28 restantes de eliminaron por no reunir las pautas establecidas, se obtuvo un porcentaje de respuesta del 87,0%.

El perfil sociodemográfico: El sexo

femenino fue el que destacó con el 63,1% (p<0.05), con una edad media de 44,1 ± 7,1 años, el grupo de edad menor a 40 años predominó con el 67,3% (p<0.05). El 61,5% (p<0.05) no tenía pareja estable, el tiempo promedio con esta fue del

11 Factores de riesgo y prevalencia del síndrome de desgaste profesional (burnout) en médicos especialistas, Guadalajara, México. 2019. Enrique Castañeda Aguilera, Javier E. García de Alba García & Ruth Gabriela Campos Carlos

ARTÍCULO

15,2 ± 5,7 años, el 60,4 % (p<0.05) tenía menos de 15 años con pareja, en el 55,6% trabajaba esta y el 58,0% (p<0.05) manifestaron no tener hijos.

El perfil laboral: la especialidad quirúrgica fue la que predominó en él 60,0% (p<0.05), la antigüedad en la empresa tuvo un promedio de 15,0 ± 6,3 años, y en el puesto actual de trabajo 9,2 ± 7,3 años.

El grupo de menos de 10 años de

antigüedad profesional se mostró en el 63,0% (p<0.05) y el de menos de 10 años de antigüedad en el puesto actual de trabajo sobresalió con el 54,5%. El 66,7% manifestó laborar en jornada acumulada y el 49,7% tenía contratación definitiva (p<0.05). El 54,4% no tenía otro trabajo y el 44,0% laboraba más de 4 horas en él (p<0.05). El SDP se detectó en 90 (49,5%) de ellos, de los cuales, 45 (50,0%) tuvieron una subescala afectada, en 30 (33,3%) dos y en 15 (16,7%) tres.

Posteriormente se caracterizaron dos

grupos: Uno afectado y otro sin afectar. Inmediatamente se realizó una asociación con cada una de las variables sociodemográficas y laborales.

Obsérvese en el cuadro 2 las variables de

riesgo con la presencia del SDP, el ser mujer, sin pareja estable, sin hijos, especialidad quirúrgica, antigüedad en el puesto de trabajo menor a 10 años, jornada acumulada, contratación definitiva, no tener otro trabajo y laborar más de 4 horas en este.

Se obtuvieron diferencias significativas en

las siguientes variables; comportándose como factores de riesgo, con la presencia del síndrome.

Por otra parte se relacionaron como factores

de riesgo el ser menor de 40 años de edad [OR = 2,87; (1,41 – 5,90)], menos de 15 años con pareja estable [OR = 2,93; (1,33 – 6,48)], el que trabajara la pareja [OR = 2,10; (0,97 – 4,56)] y con una antigüedad profesional menor de 10 años [OR = 2,10; (1,00 – 4,42)].

Se muestran los datos obtenidos para las características de riesgo epidemiológico asociadas a las subescalas de AE (cuadro 3), DP (cuadro 4) y RP (cuadro 5), con la presencia o ausencia del SDP.

Se asociaron como variables de riesgo, con

la presencia del SDP, para la subescala AE, DP y RP el ser mujer, sin pareja estable, sin hijos, no tener otro trabajo; para la DP y la RP antigüedad en el puesto de trabajo menor a 10 años; para AE y DP especialidad clínica; DP y RP turno nocturno y contratación definitiva.

Se comportan como factores de riesgo con

presencia de SDP para la subescala AE tener menos de 40 años de edad (OR = 3,26; IC95%, 1,58 – 6,75); menos de 15 años con pareja estable (OR = 3,67; IC95%, 1,55 – 8,77); menos de 10 años de antigüedad profesional (OR = 2,42; IC95%, 1,14 – 5,15) y en el puesto actual de trabajo (OR = 2,26; IC95%, 1,01 – 4,77); para la subescala DP menos de 40 años de edad (OR = 2,95; IC95%, 1,30 – 6,68); menos de 15 años con pareja estable (OR = 4,61; IC95%, 1,51 – 14,64); menos de 10 años de antigüedad profesional (OR = 3,09; IC95%, 1,34 – 7,16); y dedicar menos de 4 horas a otro trabajo (OR = 6,17; IC95%, 1,57 – 25,06) ; para la subescala RP la especialidad clínica (OR = 2,14; IC95%, 1,08 – 4,27).

Se comportan como factores protectores

contra SDP y la presencia de DP que no trabaje la pareja (OR = 0,38; IC95%, 0,13 – 1,08) y también para RP (OR = 0,46; IC95%, 0,20 – 1,08).

Se efectuó una correlación con SDP en las 3

subescalas (no referidas en los cuadros), presentando una asociación inversamente proporcional del AE (-0.609) (p = 0,0001) y DP (-0.398) (p = 0,0001), y directamente proporcional de la RP (0.552) (p = 0,0001)

En el cuadro 6, se establecieron los valores medios en las subescalas de AE (15,4), DP (4,7) y RP (39,4) comparándolo con diversos autores.

12 Salud de los trabajadores / Volumen 28 N° 1 / Enero - Junio 2020

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Cuadro 2. Relación de las variables socio-demográficas y laborales con la presencia o ausencia de Síndrome de desgaste Profesional (burnout) en médicos especialistas de un Hospital Regional de la ciudad de Guadalajara, México. (n = 182).

Variables analizadas

Síndrome de Desgaste Profesional (burnout) (SDP) Valor

de p Significación

estadística Sí No 90 (49,5%) 92 (50,5%)

Perfil sociodemográfico

Sexo

Masculino 66 (45,8%) 78 (54,2%) 0,06 Chi2 = 3,61

Femenino 24 (63,1%) 14 (36,9%)

Grupo de edad

< De 40 años 37 (67,3%) 18 (32,7%) 0,001 Chi2 = 10,02

> De 40 años 53 (41,7%) 74 (58,3%)

Estado civil

Con pareja estable 58 (45,0%) 71 (55,0%) 0,06 Chi2 = 3,57

Sin pareja estable 32 (61,5%) 21 (38,5%)

Tiempo con pareja estable

< de 15 años 32 (60,4%) 21 (39,6%) 0,003 Chi2 = 8,64

> de 15 años 26 (34,2%) 50 (65,8%)

Trabaja la pareja Sí 30 (55,6%) 24 (44,4%)

0,04 Chi2 = 4,21 No 28 (37,3%) 47 (62,7%)

Hijos

Sí 61 (46,2%) 71 (53,8%) 0,15 Chi2 = 2,02

No 29 (58,0%) 21 (42,0%)

Perfil laboral

Área laboral

Especialidad Clínica 39 (40,2%) 58 (59,8%) 0,007 Chi2 = 7,10

Especialidad quirúrgica 51 (60,0%) 34 (40,0%)

Antigüedad profesional < de 10 años 29 (63,0%) 17 (37,0%)

0,03 Chi2 = 4,55 > de 10 años 61 (44,9%) 75 (55,1%)

Antigüedad en el puesto actual de trabajo

< de 10 años 60 (54,5%) 50 (45,5%) 0,08 Chi2 = 2,89

> de 10 años 30 (41,7%) 42 (58,3%)

Turno laboral

Matutino 50 (49,5%) 51 (50,5%)

0,19 Chi2 = 4,72 Vespertino 21 (40,4%) 31 (59,6%)

Nocturno 11 (64,7%) 6 (35,3%)

Jornada Acumulada 8 (66,7%) 4 (33,3%)

Tipo de contratación

Definitiva 87 (49,7%) 88 (50,3%) 0,72 Chi2 = 0,13

Temporal 3 (42,9%) 4 (57,1%)

Otro trabajo

Sí 34 (43,0%) 45 (57,0%) 0,12 Chi2 = 2,30

No 56 (54,4%) 47 (45,6%)

Horas que labora en el otro trabajo

< de 4 horas 5 (38,5%) 8 (61,5%) 0,71 Chi2 = 0,13

> de 4 horas 29 (44,0%) 37 (56,0%)

Nivel de significación estadística p ≤ 0,05 Fuente: Encuesta directa, 2019

13 Factores de riesgo y prevalencia del síndrome de desgaste profesional (burnout) en médicos especialistas, Guadalajara, México. 2019. Enrique Castañeda Aguilera, Javier E. García de Alba García & Ruth Gabriela Campos Carlos

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Cuadro 3. Características de riesgo epidemiológico y estadísticamente asociada con las subescalas de agotamiento emocional (AE) con la presencia o no del Síndrome de Desgaste Profesional (burnout) (SDP) en médicos especialistas de un Hospital Regional de la ciudad de Guadalajara, México (n = 182).

Variables

Agotamiento Emocional (AE)

(SDP) Significación Estadística

SI NO

PERFIL SOCIODEMOGRÁFICO

Sexo Masculino 40 (28%) 104 (72%) Chi2 = 2,90

p = 0,08 Femenino 16 (42%) 22 (58%)

Grupo de edad <40años 27 (49%) 28 (51%) Chi2 = 6,51

p = 0,0101 >40 años 29 (23%) 98 (77%)

Estado civil

Con pareja estable (casados/unión libre)

38 (29%) 91 (71%) Chi2 = 0,36

p = 0,5 Sin pareja estable (solteros/viudos/divorciados)

18 (34%) 35 (66%)

Tiempo con pareja estable <15 años 24 (45%) 29 (55%) Chi2 = 10,84

p = 0,0001 >15años 14 (18%) 62 (72%)

Trabaja la pareja Si 19 (25%) 56 (75%) Chi2 = 1.47

p = 0,22 No 19 (35%) 35 (65%)

Hijos Si 38 (29%) 94 (71%) Chi2 = 0,89

p = 0,341 No 18 (36%) 32 (64%)

PERFIL LABORAL

Área laboral Especialidad Clínica 28 (33%) 57 (67%) Chi2 = 0,35

p = 0,55 Especialidad Quirúrgica 28 (29%) 69 (71%)

Antigüedad profesional <10 años 21 (46%) 25 (54%) Chi2 = 6,40

p = 0,011 >10 años 35 (26%) 101 (74%)

Antigüedad en el puesto de trabajo

<10 años 41 (37%) 69 (63%) Chi2 = 5,52 p = 0,011

>10 años 15 (21%) 57 (79%)

Turno laboral

Matutino 32 (32%) 69 (68%)

Chi2 = 3,73 p = 0,29

Vespertino 12 (23%) 40 (77%)

Nocturno 6 (35%) 11 (65%)

Jornada Acumulada 6 (50%) 6 (50%)

Tipo de contratación Definitiva 53 (30%) 122 (70%) Chi2 = 0,50

p = 0,47 Temporal 3 (43%) 4 (57%)

Otro trabajo Sí 20 (25%) 59 (75%) Chi2 = 1,95

p = 0,16 No 36 (35%) 67 (65%)

Horas que dedica a otro trabajo < 4 horas 3 (23%) 10 (77%) Chi2 = 0,04

p = 0,83 > 4 horas 17 (26%) 49 (74%) 1Asociación significativa. Nivel de significación estadística p ≤ 0,05 Fuente: Encuesta directa, 2019

14 Salud de los trabajadores / Volumen 28 N° 1 / Enero - Junio 2020

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Cuadro 4. Características de riesgo epidemiológico y estadísticamente asociada con las subescalas de despersonalización (DP) con la presencia o no del Síndrome de Desgaste Profesional (burnout) (SDP) en médicos especialistas de un Hospital Regional de la ciudad de Guadalajara, México (n = 182).

Variables Despersonalización

(DP) Significación Estadística

SI (SDP) NO (SDP)

PERFIL SOCIODEMOGRÁFICO

Sexo Masculino 28 (19%) 116 (81%) Chi2 = 0,05;

p = 0,82 Femenino 8 (21%) 30 (79%)

Grupo de edad <40años 18 (33%) 37 (67%) Chi2 = 8,33;

p = 0,0031 >40 años 18 (14%) 109 (86%)

Estado civil

Con pareja estable (casados/unión libre)

21 (16%) 108 (84%) Chi2 = 3,42;

p = 0,06 Sin pareja estable (solteros/viudos/divorciados)

15 (28%) 38 (72%)

Tiempo con pareja estable <15 años 15 (28%) 38 (72%) Chi2 = 9,54;

p = 0,0021 >15años 6 (8%) 70 (92%)

Trabaja la pareja Si 8 (11%) 67 (89%) Chi2 = 4,14;

p = 0,041 No 13 (24%) 41 (76%)

Hijos Si 12 (24%) 38 (76%) Chi2 = 0,77;

p = 0,37 No 24 (18%) 108 (82%)

PERFIL LABORAL

Área laboral Especialidad Clínica 17 (20%) 68 (80%) Chi2 = 0,00;

p = 0,94 Especialidad Quirúrgica 19 (20%) 78 (80%)

Antigüedad profesional <10 años 16 (35%) 30 (65%) Chi2 = 8,73;

p = 0,0031 >10 años 20 (15%) 116 (85%)

Antigüedad en el puesto de trabajo

<10 años 22 (22%) 88 (88%) Chi2 = 0,01; p = 0,92 >10 años 14 (19%) 58 (81%)

Turno laboral

Matutino 19 (19%) 82 (81%)

Chi2 = 3,64; p = 0,30

Vespertino 10 (19%) 42 (81%)

Nocturno 6 (35%) 11 (65%)

Jornada Acumulada 1 (8%) 11 (92%)

Tipo de contratación Definitiva 35 (20%) 140 (80%) Chi2 = 0,14;

p = 0,70 Temporal 1 (14%) 6 (86%)

Otro trabajo Sí 15 (19%) 64 (81%) Chi2 = 0,06;

p = 0,81 No 21 (20%) 82 (80%)

Horas que dedica a otro trabajo < 4 horas 8 (44%) 10 (56%) Chi2 = 9,82;

p = 0,0011 > 4 horas 7 (11%) 54 (89%) 1Asociación significativa. Nivel de significación estadística p ≤ 0,05 Fuente: Encuesta directa, 2019

15 Factores de riesgo y prevalencia del síndrome de desgaste profesional (burnout) en médicos especialistas, Guadalajara, México. 2019. Enrique Castañeda Aguilera, Javier E. García de Alba García & Ruth Gabriela Campos Carlos

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Cuadro 5. Características de riesgo epidemiológico y estadísticamente asociada con las subescalas de falta de realización personal en el trabajo (RP) con la presencia o no del Síndrome de Desgaste Profesional (burnout) (SDP) en médicos especialistas de un Hospital Regional de la ciudad de Guadalajara, México (n = 182).

VARIABLES

Falta de Realización Personal en el Trabajo

(RP) Significación Estadística

SI (SDP) NO (SDP)

PERFIL SOCIODEMOGRÁFICO

Sexo Masculino 45 (31%) 99 (69%) Chi2 = 0,00;

p = 0,96 Femenino 12 (32%) 26 (68%)

Grupo de edad <40años 20 (36%) 35 (64%) Chi2 = 0,93;

p = 0,33 >40 años 37 (29%) 90 (71%)

Estado civil

Con pareja estable (casados/unión libre)

36 (28%) 93 (72%) Chi2 = 2,40;

p = 0,12 Sin pareja estable (solteros/viudos/divorciados)

21 (40%) 32 (60%)

Tiempo con pareja estable <15 años 19 (36%) 34 (64%) Chi2 = 2,82;

p = 0,09 >15años 17 (22%) 59 (78%)

Trabaja la pareja Si 16 (21%) 59 (79%) Chi2 = 3,85;

p = 0,041 No 20 (37%) 34 (63%)

Hijos Si 40 (30%) 92 (70%) Chi2 = 0,23;

p = 0,63 No 17 (34%) 33 (66%)

PERFIL LABORAL

Área laboral Especialidad Clínica 34 (40%) 51 (60%) Chi2 = 5,59;

p = 0,011 Especialidad Quirúrgica 23 (24%) 74 (76%)

Antigüedad profesional <10 años 17 (37%) 29 (63%) Chi2 = 0,91;

p = 0,34 >10 años 40 (29%) 96 (71%)

Antigüedad en el puesto de trabajo <10 años 35 (32%) 75 (68%) Chi2 = 0,03;

p = 0,85 >10 años 22 (31%) 50 (69%)

Turno laboral

Matutino 32 (32%) 69 (68%)

Chi2 = 2,95; p = 0,39

Vespertino 13 (25%) 39 (75%)

Nocturno 8 (47%) 9 (53%)

Jornada Acumulada 4 (33%) 8 (67%)

Tipo de contratación Definitiva 56 (32%) 119 (68%) Chi2 = 0,98;

p = 0,32 Temporal 1 (14%) 6 (86%)

Otro trabajo Sí 22 (28%) 57 (72%) Chi2 = 0,78;

p = 0,37 No 35 (34%) 68 (66%)

Horas que dedica a otro trabajo < 4 horas 4 (31%) 9 (69%) Chi2 = 0,07;

p = 0,79 > 4 horas 18 (27%) 48 (73%)

1Asociación significativa. Nivel de significación estadística p ≤ 0,05 Fuente: Encuesta directa, 2019

16 Salud de los trabajadores / Volumen 28 N° 1 / Enero - Junio 2020

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Cuadro 6. Valores medios en las subescalas de agotamiento emocional (AE), despersonalización (DP) y la falta de realización personal en el trabajo (RP) del síndrome de desgaste profesional (burnout) (SDP) en médicos especialistas, según diversos autores.

Agotamiento

emocional (AE) Despersonalización

(DP)

Falta de realización

personal en el trabajo (RP)

Valores normales (Maslach y Jackson, 1986) 22,1 7,2 36,5

Selmanovic, et al. (2011) 10,1 5,1 38,1

Castañeda, García de Alba y Campos (2019)1 15,4 4,7 39,4

Visser, et al. (2003) 15,5 7,4 27,3

Escriba, et al. (2008) 17,8 10,6 34,0

Goehring, et al. (2005) 17,9 6,5 39,6

Arteaga, et al. (2014) 18,6 8,3 30,4

Esquivel, et al. (2007) 20,1 7,5 31,2

Tait, et al. (2012) 21,0 5,0 42,0

Martín, et al. (2009) 21,3 9,1 38,6

Bruce, et al. (2005) 21,8 7,1 36,0

Glesberg, et al. (2007) 23,3 8,0 37,8

Sarmiento (2019) 24,5 24,5 20,0

Grau, et al. (2009) 24,7 7,8 37,7

Siu, et al. (2012) 27,2 10,9 31,6

1 Resultados del presente estudio, 2019 Fuente: A partir de las fuentes originales

Discusión El estudio del SDP ha ido creciendo en

complejidad a medida que se ha profundizado en la identificación y evaluación de sus posibles causas, determinantes y procesos adyacentes. El estudio de éste en una muestra representativa en médicos especialistas de un Hospital Regional de Guadalajara, México, corrobora complejidad, variabilidad y especificidad del SDP, espacio-temporal, pues aporta elementos de juicio no tan solo para constatar la creciente importancia de la magnitud del síndrome en el área de la salud y la afectación del personal sanitario, sino también describir y analizar factores de riesgo y de protección asociados. Las principales restricciones del trabajo, están relacionadas con su diseño transversal y con algunas propiedades del

instrumento de recolección de datos utilizado, el cuestionario estructurado, que disminuye las respuestas obtenidas de los sujetos de estudio a las opciones empleadas que limitan la explicación o profundización del tema investigado. Otras posibilidades fueron: el sesgo de memoria y la reserva individual por temor a que la información otorgada se usara de forma negativa. El primer aspecto se solvento al utilizar cuestionarios consensados y validados, el segundo se trató de evitar mediante el uso de preguntas concretas y objetivas y el tercero al asegurar el anonimato de los informantes.

Lo anterior se logró al obtener el 87,0 % de

respuesta, que aunado al tamaño de la muestra, para que ofrezca representatividad en relación a los médicos especialistas que laboran en el Hospital

17 Factores de riesgo y prevalencia del síndrome de desgaste profesional (burnout) en médicos especialistas, Guadalajara, México. 2019. Enrique Castañeda Aguilera, Javier E. García de Alba García & Ruth Gabriela Campos Carlos

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Regional de Guadalajara, México y que reflejó una frecuencia alta en relación a otros estudios reportados en la literatura (Tait, et al 2012; Bruce et al 2005; Goehring, et al 2005; Visser, et al 2003; Pejuskovie, et al 2011; Gutiérrez, et al 2006; Borbolla, et al 2007; Esquivel, et al 2007; Zumárraga, et al 2008; Ordenes, 2004) y por debajo de otros autores (Siu, et al 2012; Glesberg, et al 2007; Sarmiento, 2019; Martín, et al 2009; Escriba, et al 2008).

En lo referente al perfil sociodemográfico:

El sexo femenino fue el que destacó en el estudio que concuerda con la literatura médica revisada (Cáceres, 2006; Gutiérrez, et al 2006; Girón, et al 2013; Miraval 2017). No coincidiendo con otros autores en el que predomina el masculino (Tait, et al 2012; Bruce et al 2005; Goehring, et al 2005; Visser, et al 2003; Pejuskovie, et al 2011; Borbolla, et al 2007; Zumárraga, et al 2008; Ordenes, 2004; Glesberg, et al 2007; Aranda, et al 2011; Sinchire, 2017; Joffre, 2009; Association of Professors of Medicie, 2001; Grau, et al 2009; Hernández, 2003; Linzer, et al 2002; Gomero, et al 2005; Sabag, 2006; Arteaga, et al 2014; Salazar, 2017).

Y Hernández, en el 2003 encontró la misma

proporción en ambos. Ordenes en el 2004 y Linzer, et al., en el 2002 no encontraron diferencias significativas en relación al sexo.

La edad fue analizada, en donde el mayor

número de casos se presentó en el grupo menor de 40 años, que se ajusta a las investigaciones revisadas (Cotrina, et al 2019; Castillo, et al 2019; Glesberg, et al 2007; Sarmiento, 2019; Martín, et al 2009; Escriba, et al 2008; Meza, 2018; Lugo, 2019; Girón, et al 2013; Aranda, et al 2011; Sinchire, 2017; Ferrel, et al 2010; Association of Professors of Medicie, 2001; Grau, et al 2009; Salazar, et al 2017) y se asoció significativamente.

No coincidiendo con otros autores (Bruce et al 2005; Goehring, et al 2005; Visser, et al 2003; Pejuskovie, et al 2011; Gutiérrez, et al 2006; Borbolla, et al 2007; Esquivel, et al 2007; Zumárraga, et al 2008; Ordenes, 2004; Joffre,

2009; Hernández, 2003; Linzer, et al 2002; Gomero, et al 2005; Sabag, 2006; Arteaga, et al 2014) en que predominaron los médicos de más de 40 años de edad. Ordenes en el 2004 no encontró diferencias significativas en relación a la edad.

El no tener pareja estable se mostró con

mayor frecuencia en el estudio, que coincide con Esquivel, et al., en el 2007 y Lugo en el 2019, en la mayoría de los autores prevaleció el tenerla (Castillo, et al 2019; Cáceres, 2006; Tait, et al 2012; Bruce et al 2005; Goehring, et al 2005; Pejuskovie, et al 2011; Gutiérrez, et al 2006; Borbolla, et al 2007; Esquivel, et al 2007; Zumárraga, et al 2008; Ordenes, 2004; Siu, et al 2012; Glesberg, et al 2007; Sarmiento, 2019; Martín, et al 2009; Aranda, et al 2011; Joffre, 2009; Linzer, et al 2002). Ordenes en el 2004 no encontró diferencias significativas en comparación al tenerla o no.

En la investigación resaltó el tener menos

de 15 años con pareja estable y que esta trabajara, en ambas se asoció significativamente. No fueron reportadas estas variables en los estudios revisados. El no tener hijos sobresalió en el estudio, coincidiendo con Siu, et al., en el 2012, no obstante para otros investigadores (Tait, et al 2012; Bruce et al 2005; Zumárraga, et al 2008; Martín, et al 2009; Sabag, 2006) se destacó el tenerlos. Para Grau, et al., en el 2009 el tener hijos tuvo un efecto protector.

En lo concerniente al perfil laboral: La

especialidad quirúrgica sobresalió en el área laboral y se asoció significativamente concordando con los estudios de Cotrina, et al., y Lugo en el 2019 y Miraval en el 2017, no coincidiendo con otros estudios (Borbolla, et al 2007; Esquivel, et al 2007; Zumárraga, et al 2008; Linzer, et al 2002), en el que resalto la clínica.

El tener una antigüedad profesional menor a

10 años se destacó en nuestra investigación, siendo esta significativa y coincide con los estudios realizados por otros autores (Cotrina, et al., 2019; Girón, et al., 2013, Association of Professors of

18 Salud de los trabajadores / Volumen 28 N° 1 / Enero - Junio 2020

ARTÍCULO

Medicie, 2001; Grau, et al 2009); no coincidiendo con otras investigaciones (Tait, et al 2012; Borbolla, et al 2007; Esquivel, et al 2007; Zumárraga, et al 2008; Ordenes, 2004; Glesberg, et al 2007; Miraval, 2017; Hernández, 2003; Linzer, et al 2002; Sabag, 2006; Arteaga, et al 2014, Salazar 2017) que predominó la antigüedad mayor de 10 años.

Ordenes en el 2004 no encontró diferencias

significativas en esta; la antigüedad en el puesto actual de trabajo fue menor a 10 años y concuerda con Martín, et al., en el 2009, la antigüedad mayor de 10 años no fue reportada en los estudios revisados.

En lo referente al turno laboral resaltó la

jornada acumulada, que no fueron reportados en los estudios examinados. El tipo de contratación definitiva fue el que predominó en el estudio, que concuerda con lo encontrado por Cotrina, et al., en el 2019.

Para Sarmiento en el 2019 prevaleció la

contratación temporal. El no tener otro trabajo resaltó en la investigación que coincide con otros autores (Bruce et al 2005; Ordenes, 2004; Martín, et al 2009, Linzer, et al 2002), para Sabag en el 2006 que se destacó el tenerlo y fue significativo. El laborar más de 4 horas prevaleció en esta investigación y no fue manifestada por otros autores.

Para contextualizar el estudio, se hizo una

amplia revisión sobre la prevalencia del SDP en médicos especialistas (cuadro 1), que se ubica por encima de la mayoría de las investigaciones revisadas (Cotrina, et al 20191; Bruce et al 2005; Goehring, et al 2005; Visser, et al 2003; Pejuskovie, et al 2011; Borbolla, et al 2007; Esquivel, et al 2007; Zumárraga, et al 2008; Ordenes, 2004; Siu, et al 2012; Escriba, et al 2008; Aranda, et al 2011; Sinchire 2017; Ferrel, et al 2010; Joffre, 2009; Grau, et al 2009; Gomero, et al 2005; Sabag, 2006; Arteaga, et al 2014; Salazar, et al 2017) evidenciando la amplia variabilidad en la frecuencia del síndrome, situación que a su vez

pone de manifiesto el carácter complejo de sus componentes. Y por debajo de los autores Castillo, et al., en el 2019, Cáceres en el 2006, Visser, et al., en el 2003, Ferrel, et al., en el 2010 y Aranda, et al., en el 2011.

Se nota un rasgo de riesgo consistente para

él: SDP, AE y DP juntos son: tener menos de 40 años de edad, menos de 15 años con pareja estable y antigüedad profesional menor de 10 años.

Los valores medios de la subescalas AE y

DP se encuentran dentro de los parámetros normales, la RP se encuentran las puntuaciones dentro del nivel alto de la normalidad (cuadro 6).

El establecimiento de una correlación

negativa con la presencia del SDP entre las subescalas AE y DP y positiva con la de RP, está en concordancia con lo encontrado por Salanova, et al., 2000. Este resultado también ha sido confirmado mediante modelos de ecuaciones estructurales. Se confirma que el AE es la subescala más fiable del síndrome. Schaufeli y Enzmann en 1998 mencionan que las dos dimensiones centrales del síndrome son el AE y la DP y son el corazón de éste.

El estudio realizado, muestra como la salud

y la enfermedad no pueden estar separadas, lo cual plantea paradojas (Kerdel, 2004) expresadas en una espacio-temporalidad, donde los factores protectores y de riesgo son característicos e inherentes a este tiempo y espacio, como el que se perfila en este hospital regional de Guadalajara, México, donde se requieren políticas de salud, que estructuren estructuras de acogida (Duch, 2009), para que los trabajadores de la salud puedan desplegarse de manera humana y humanizadora, donde la tecnología (no la técnica), pase a ser un telón de fondo en las instituciones de salud.

Conclusiones El SDP es frecuente (49,5%) en médicos

especialistas, sus principales factores de riesgo son:

19 Factores de riesgo y prevalencia del síndrome de desgaste profesional (burnout) en médicos especialistas, Guadalajara, México. 2019. Enrique Castañeda Aguilera, Javier E. García de Alba García & Ruth Gabriela Campos Carlos

ARTÍCULO

ser mujer, menor de 40 años de edad, sin pareja estable, pero con menos de 15 años de convivencia con ella, trabajar la pareja, sin hijos, especialidad quirúrgica, menos de 10 años de antigüedad profesional y en el puesto actual de trabajo, laborar jornada acumulada, contratación definitiva, no tener otro trabajo y laborar más de 4 horas.

La afectación del agotamiento emocional y

la despersonalización se comporta como el síndrome. Los niveles medios de las subescalas se

encuentran en general cerca de la normalidad. Se encontró una correlación negativa entre las subescalas agotamiento emocional y despersonalización y positiva entre la falta de realización personal en el trabajo con la presencia del síndrome.

Por lo anterior se considera la necesidad de

establecer medidas preventivas o de intervención en los niveles individual, social u organizacional para reducir la prevalencia encontrada.

a

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Fecha de recepción: 25 de septiembre de 2019 Fecha de aceptación: 08 de enero de 2020

22 Salud de los trabajadores / Volumen 28 N° 1 / Enero - Junio 2020

UNIVERSIDAD DE CARABOBOFACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD

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Programas Especiales

Extensión y Servicios

Investigación

Docencia

23

Salud trab. (Maracay) 2020, Ene.-Jun., 28(1), 23-34 ARTÍCULO

1Universidad Central de Venezuela. Distrito Capital, Venezuela. e-mail: [email protected] 2Universidad Central de Venezuela. Distrito Capital, Venezuela. e-mail: [email protected] 3Universidad Simón Bolívar. Distrito Capital, Venezuela. e-mail: [email protected] 4Universidad Simón Bolívar. Distrito Capital, Venezuela. e-mail: [email protected]

Resumen Este estudio tuvo como objetivo validar un instrumento para medir factores psicosociales extralaborales. Para la validación del cuestionario de factores psicosociales extralaborales se acudió a una muestra conformada por 907 trabajadores venezolanos, los cuales fueron seleccionados a través de un muestreo no probabilístico de tipo intencional. Fue un estudio descriptivo, no experimental, con diseño transversal. Para validar el instrumento, se acudió a expertos en el área de los factores psicosociales extralaborales para evaluar su validez de contenido, demostrando que presenta tal propiedad, luego, se efectuó un análisis de los ítems a partir de una muestra de 489 trabajadores, para determinar qué ítems contribuyen con el proceso de medición de las variables, quedando el cuestionario con 33 ítems y 8 dimensiones. Asimismo, se ejecutó un estudio de validez de constructo por medio del uso del Análisis Factorial Confirmatorio, obteniendo una estructura de 31 ítems y 9 dimensiones, posteriormente, se estimó la confiabilidad a través del coeficiente Alfa de Cronbach, en una muestra de 418 trabajadores, encontrando que, el cuestionario posee confiabilidad con coeficientes superiores a .60. Finalmente, se establecieron las normas, asignando percentiles por sub-dimensión. Con base en los resultados obtenidos, se cuenta con un instrumento estandarizado, válido y confiable. Palabras clave: Psicometría, evaluación, validez de las pruebas, salud laboral, trabajadores.

Abstract This study aimed to validate an instrument to assess nonoccupational psychosocial factors. We aimed to validate the questionnaire in a nonprobabilistic nonpurposive sample of 907 Venezuelan workers, in a cross-sectional, non-experimental and descriptive study. Experts in the field of non-occupational psychosocial factors

were consulted to assess its content validity. Next, weper formed an items analysis in a sample of 489 workers, which reduced the questionnaire to 33 items and 8 dimensions. At the same time, we examined construct validity through confirmatory factor analysis, resulting in a structure of 31 items and 9 dimensions. Reliability was measured through the Cronbach’s alpha coefficient in a sample of 418 workers, resulting in a coefficient ofover 0.60. Lastly, we established guidelines and assigned percentiles to the subdimensions. Based on our results, this questionnaire of non-occupational psychosocial factors is a standardized, valid and reliable instrument. Keywords: Psychometrics, assessment, validity of the tests, psychology, occupational health, workers. Introducción

Los factores psicosociales laborales han sido objeto de especial atención en los últimos años, sin embargo es hasta los años ochenta cuando se inicia su visibilidad a través de la primera definición en la cual se resalta el conjunto de interacciones que se dan entre las condiciones del trabajo en general (medio ambiente de trabajo, organización y satisfacción) y las características del trabajador (capacidades, necesidades, cultura, situación personal fuera del trabajo) que puede influir en la salud y el bienestar (Organización Internacional del Trabajo, 1986).

En esta primera definición ya se incluye lo

extralaboral al tomar en cuenta la “situación personal del trabajador fuera del trabajo” como uno de los componentes que influencian la salud y bienestar. Tal y como señala Osorio (2011) los factores psicosociales extralaborales son externos a la organización, lo que engloba las condiciones o características intrínsecas del trabajador, dando

Validación de un instrumento para evaluar factores psicosocialesextralaborales en trabajadores venezolanos. Validation of an instrument to evaluate nonoccupational psychosocial factors inVenezuelan workers

Alexis La Cruz1, Anayda Gutiérrez2, Gisela Blanco3, Velis Rodríguez4

24 Salud de los trabajadores / Volumen 28 N° 1 / Enero - Junio 2020

ARTÍCULO

lugar a una interacción dinámica entre la subjetividad y experiencias de éste, influyendo de forma positiva o negativa en su salud, rendimiento, satisfacción y bienestar.

En ese sentido, lo extralaboral, se identifica como el conjunto de variables relacionadas con el entorno que rodea a las personas y la organización, por ejemplo, utilización del tiempo libre, tiempo de desplazamiento, y medio de transporte utilizado para ir de la casa al trabajo y viceversa, pertenencia a redes de apoyo social, características de la vivienda, acceso a servicios de salud (Gómez, 2011).

El Ministerio de la Protección Social (2010)

de Colombia se refiere a los factores psicosociales extralaborales como aquellos relacionados con el uso del tiempo fuera del trabajo, las relaciones familiares, la situación económica del grupo familiar, las características de la vivienda y de su entorno, la influencia del entorno extralaboral en el trabajo y el desplazamiento vivienda-trabajo-vivienda.

Es así como los distintos factores

extralaborales, tales como el trabajo doméstico, el apoyo familiar o la inseguridad o violencia social, tendrán un rol protagónico patogénico o salutogénico en función de la carga social, lo que puede hacer más resistente o vulnerable a un trabajador, según las interacciones con los diversos elementos del trabajo (Juárez, 2017).

Desde la postura del Comité mixto de la

OIT/OMS (Organización Internacional del Trabajo, 1984) se considera que el concepto de factores psicosociales comprende a diversos aspectos, incluyendo los que“…refieren a las influencias económicas y sociales ajenas al lugar de trabajo pero que repercuten en él…, esto es conceptual y metodológicamente, inasequible, pues complica la comprensión del fenómeno. Al respecto señala la necesidad de diferenciar los factores psicosociales “del” trabajo o “en el” trabajo, en apariencia un juego de palabras; sin embargo, marcan una divergencia conceptual importante.

Los factores psicosociales “del” trabajo serán aquellos que surgen de una condición o situación de la actividad laboral, por ejemplo, conflicto con un compañero de trabajo, mientras que los factores psicosociales “en el” trabajo, podrán ser circunstancias fuera de la actividad laboral que influyen de alguna forma en la misma, por ejemplo, un conflicto en el hogar.

Juárez (2017) afirma que las experiencias

extralaborales son inherentes al proceso de la subjetividad. Los aspectos extralaborales del trabajador pueden incorporarse como factores individuales, pues las experiencias asociadas con dichos aspectos se distribuyen diferencialmente entre los trabajadores de un mismo centro de trabajo y por ello caracterizan estas diferencias individuales.

Aun cuando las distinciones para

categorizar a los factores psicosociales extralaborales pueden estar sujetas a discusión, en términos si pertenecen exclusivamente al plano de lo individual o es una combinación entre factores individuales y condiciones sociales; no están exentos de consideración por parte de las organizaciones, en especial cuando la visión del ser humano va más allá de fraccionar su hacer en términos laborales y no laborales.

En esta visión integral del ser humano, los

contextos nacionales y globales influencian la vivencia y valoración que de las condiciones de vida tienen los ciudadanos. Más específicamente en contextos críticos y de alta incertidumbre como el que ha caracterizado a Venezuela en los últimos años, las condiciones o factores extralaborales pueden influir no solo en la productividad individual, colectiva y organizacional sino en los estados de salud y bienestar en general.

Es por ello que en un intento por contribuir

a la identificación y la valoración de los factores psicosociales extralaborales, se planteó como objetivo de investigación validar un instrumento para evaluar factores psicosociales extralaborales en una muestra de trabajadores venezolanos.

25 Validación de un instrumento para evaluar factores psicosociales extralaborales en trabajadores venezolanos. Alexis La Cruz, Anayda Gutiérrez, Gisela Blanco & Velis Rodríguez

ARTÍCULO

Material y métodos El instrumento propuesto para valorar

factores psicosociales extralaborales en trabajadores de Venezuela, está basado en la Batería de instrumentos para la evaluación de Factores de Riesgo Psicosocial del Ministerio de la Protección Social (2010) de Colombia y aportes de los autores.

Esta investigación fue de índole no experimental, de tipo descriptivo, con un diseño transeccional o transversal. La muestra estuvo constituida por 907 trabajadores de diferentes estados de Venezuela, quienes fueron escogidos a través de un muestreo no probabilístico de tipo intencional (Otzen & Monterola, 2017).Cabe destacar que la muestra estuvo segmentada en dos sub-muestras, recolectadas en dos fases diferentes de la investigación.

Procedimiento

Para la validación del cuestionario de

factores psicosociales extralaborales se cumplieron dos etapas o fases, las cuales se describen a continuación: Fase exploratoria

En esta fase se evaluó la validez de contenido del cuestionario, para ello, se hizo entrega de un formulario de evaluación de sus ítems a tres expertos en el área de los factores psicosociales en el trabajo.

Posterior a la evaluación de la validez de

contenido, se administró el cuestionario a una muestra de 489 trabajadores con el propósito de realizar un análisis de los ítems que lo conforman, para luego determinar cuáles son los que contribuyen con el proceso de medición de los factores psicosociales extralaborales y cuáles no (Bonillo, 2014).

Para el análisis de los ítems se empleó un

conjunto de estadísticos como la media aritmética, la desviación estándar, el coeficiente de correlación

producto-momento de Pearson y el Alfa de Cronbach. La media aritmética se utilizó para conocer la dirección de las respuestas de los participantes. En relación con la desviación estándar, ésta se usó para saber qué tan bien discriminaban los ítems a los participantes con base en sus respuestas. Con respecto al coeficiente de correlación, el mismo se empleó para determinar el poder discriminativo de los ítems con relación a la dimensión de la cual forman parte, dicho de otro modo, este coeficiente se empleó para conocer la amplitud con la que el reactivo mide lo que debe medir (Orus, 2014).

El Alfa de Cronbach se aplicó para conocer

el grado de correlación entre los ítems de cada una de las dimensiones del cuestionario, con la pretensión de contar con dimensiones homogéneas, cuyos ítems fueran consistentes entre sí; de presentarse el caso de heterogeneidad, los ítems estarían midiendo múltiples rasgos, lo que no es deseable en esta investigación (Aragón, 2015).

Fase definitiva

En esta fase se contó con la versión modificada del cuestionario que estuvo constituida por aquellos ítems que aportaban al proceso de medición de las variables, por lo que se procedió a administrar el instrumento en su versión definitiva a 418 trabajadores con el objetivo de llevar a cabo el estudio de validez de constructo, donde se evaluó la validez factorial del instrumento a través de la técnica Análisis Factorial Confirmatorio.

Posterior a la evaluación de la validez de

constructo del cuestionario, se estimó la confiabilidad por medio del coeficiente Alfa de Cronbach, con el propósito de estimar la consistencia interna de los ítems que constituyen cada dimensión, es decir, determinar el grado en que éstos se intercorrelacionan por dimensión (Arévalo & Padilla, 2016). Para el estudio de confiabilidad se empleó la misma muestra de 418 trabajadores.

Finalmente, se calcularon las puntuaciones

relacionadas con las normas a partir de la misma

26 Salud de los trabajadores / Volumen 28 N° 1 / Enero - Junio 2020

ARTÍCULO

muestra de 418 trabajadores, pero previo a dicho cálculo, se recurrió a la prueba t de Student para muestras independientes para determinar si existían o no diferencias estadísticamente significativas entre las medias de las puntuaciones en función del sexo. Se calcularon normas por sexo en aquellas dimensiones donde se encontraron discrepancias.

Cabe destacar que para el análisis de los

datos se empleó el paquete estadístico SPSS 20.0 y el AMOS SPSS 23.0, este último se utilizó únicamente para la aplicación del Análisis Factorial Confirmatorio.

Resultados

Estudio de validez de contenido

Con el objetivo de determinar si el

cuestionario de factores psicosociales extralaborales constituye una muestra de reactivos representativa de lo que pretende medir; se realizó un estudio de validez de contenido.

A tal efecto fueron consultados 3 expertos

en el área de los factores psicosociales laborales para que valoraran la relevancia, redacción de los 36 reactivos de la versión inicial del cuestionario y su correspondencia con cada una de las dimensiones de las cuales forman parte.

Con respecto a la relevancia y redacción, los expertos coincidieron en que todos los reactivos eran relevantes y tenían una redacción adecuada. Con relación a la congruencia de los ítems con sus dimensiones, los 3 expertos estuvieron de acuerdo en que 33 reactivos medían la dimensión de la cual forman parte, no obstante, en 3 ítems, solo 2 expertos estuvieron de acuerdo con que medían la dimensión a la que pertenecen.

Análisis de ítems

Para realizar el análisis de los ítems del cuestionario, se recurrió a una muestra de 489 trabajadores con una edad promedio de 37 (D.S.

9.81), donde el 46.6 % eran mujeres y 53.4% hombres.

En relación con el lugar de trabajo, la

mayoría de los participantes labora en organizaciones que operan en el Distrito Capital, quienes constituyen el 42.9 % de la muestra, le sigue el estado Miranda con el 13.9 %, ubicándose de último lugar el estado Portuguesa con el 3.3% de los casos.

Para la selección de los mejores reactivos,

se estableció un grupo de criterios, los cuales se describen a continuación: los reactivos con una media entre 1 y 3 se consideran excelentes, los que obtengan una media fuera de este intervalo son inapropiados. En lo que respecta a la desviación estándar, es deseable contar con ítems que tengan desviaciones relativamente altas con respecto a su media (entre .50 y 1.50), por lo que un reactivo se considera excelente al poseer una distribución relativamente heterogénea (Hogan, 2015). Con relación al coeficiente de correlación, lo esperable es tener ítems que posean un coeficiente mayor o igual que .60, ya que es indicio de que existe una correlación alta entre éstos y la dimensión de la cual forman parte.

Finalmente, en lo que concierne al Alfa de

Cronbach, se consideran apropiados los reactivos que disminuyen la consistencia interna cuando son suprimidos, pero si ésta aumenta, entonces tales reactivos se consideran inapropiados.

Una vez calculados los estadísticos

mencionados se lograron resultados favorables para la mayoría de los reactivos que constituyen el cuestionario, dado que obtuvieron medias dentro del rango establecido, los cuales se calificaron como excelentes, en relación con la desviación estándar, solo dos ítems estuvieron por encima del valor establecido para considerarlos inapropiados, por ende, estos ítems, 2 y 3, presentaron elevada heterogeneidad. Con respecto a los coeficientes de correlación de los reactivos, 5 estuvieron por debajo del valor establecido, los mismos fueron, 6, 7, 11 y 30, pero el resto de los ítems obtuvieron

27 Validación de un instrumento para evaluar factores psicosociales extralaborales en trabajadores venezolanos. Alexis La Cruz, Anayda Gutiérrez, Gisela Blanco & Velis Rodríguez

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índices de correlación positivos y elevados con sus dimensiones.

En lo referente a la consistencia interna, los

ítems 6 y 30 no contribuyeron con el índice de consistencia interna de sus escalas, ya que, al eliminarlos, los índices aumentaban considerablemente.

En la tabla 1 se observan los coeficientes de consistencia interna luego de eliminar los tres reactivos que fueron calificados como inapropiados. Los coeficientes de consistencia interna de cada una de las dimensiones del cuestionario estuvieron por encima de .60, por lo tanto, presentaron un alto grado de homogeneidad, debido a que los reactivos que integran las escalas están fuertemente intercorrelacionados.

Tabla 1. Coeficientes de consistencia interna de las dimensiones del cuestionario

Dimensiones Alfa de

Cronbach

Tiempo fuera del trabajo .879

Relaciones familiares .770

Comunicación y relaciones interpersonales .825

Situación económica del grupo familiar .655

Características de la vivienda y de su entorno .805

Influencia del entorno extralaboral sobre el trabajo .834

Desplazamiento vivienda-trabajo-vivienda .785

Tareas domésticas .760

Fuente: Elaborado a partir de los datos, 2019

Luego de haber realizado el análisis de los reactivos que integran el cuestionario, se eliminaron aquéllos que no contribuían con el proceso de medición de los factores psicosociales extralaborales, los mismos fueron: “6. En la zona donde vivo se presentan hurtos y mucha delincuencia”, “11. En mi vivienda hay servicios de agua y luz” y “30. El dinero que ganamos en el hogar alcanza para cubrir los gastos básicos”.

A raíz de los resultados obtenidos, se derivó

una nueva tabla de especificaciones, la cual se exhibe en las dos primeras columnas de la tabla 2, manteniendo su estructura original, pero con menos reactivos, específicamente con 33.

Estudio de validez de constructo

La validez de constructo hace referencia al

grado en que las relaciones de las medidas que arrojan los instrumentos psicométricos son una

manifestación de las relaciones esperadas en el modelo teórico en el que se basa el constructo que el instrumento pretende medir (Martínez Arias, Hernández, & Hernández, 2014). Para la evaluación de la validez de constructo del cuestionario se empleó la técnica estadística Análisis Factorial Confirmatorio, la cual se expone a continuación.

Análisis factorial confirmatorio

Para realizar el Análisis Factorial Confirmatorio, se recurrió a una segunda muestra que estuvo conformada por 418 trabajadores con una edad promedio de 38 (D.S. 12.23), donde el 60.3 % eran mujeres y el 39.7% hombres. Gran parte de estos trabajadores labora en organizaciones que operan en el Distrito Capital, representando el 57.2% del total de la muestra, seguido de un 18.4% en organizaciones del estado Miranda, un 10.5% en organizaciones del estado

28 Salud de los trabajadores / Volumen 28 N° 1 / Enero - Junio 2020

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Anzoátegui, y el resto, que representan pequeños porcentajes, labora en otros estados como Nueva Esparta, Bolívar, Carabobo, etc. En la figura 1 se puede apreciar la estructura factorial definitiva del instrumento, donde en lugar de estar los 8 factores iniciales, se encuentran 9, ya que el modelo sugirió que el factor que hacía alusión a las Características de la vivienda y de su entorno fuese dividido en dos.

Cabe destacar que en la solución factorial definitiva se suprimieron dos ítems que tenían una correlación baja a moderada con los factores de los cuales teóricamente formaban parte. Apreciando el diagrama de trayectorias expuesto en la figura 1, la mayoría de los ítems tiene correlaciones moderadas a altas con sus factores.

Figura 1. Estructura factorial del cuestionario de factores psicosociales extralaborales.

Fuente: Elaborado a partir de los datos, 2019

29 Validación de un instrumento para evaluar factores psicosociales extralaborales en trabajadores venezolanos. Alexis La Cruz, Anayda Gutiérrez, Gisela Blanco & Velis Rodríguez

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En relación con los índices de bondad de ajuste del modelo, se obtuvo, 2 (398, N = 418) = 773.52, p < .001, resultado que fue estadísticamente significativo, por lo que el modelo propuesto no se ajusta a los datos, ya que se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre la matriz de datos observada y la matriz estimada por dicho modelo (Hair, Anderson, Tatham, & Black, 1999).

El Índice de Ajuste Normativo fue igual a

CFI = .936, el cual es superior al valor ideal que es .90, por lo que el modelo ajustado es mejor con relación a un modelo nulo. En lo que respecta a la raíz de error cuadrático medio de la aproximación se obtuvo, RMSEA = .048, con un intervalo de confianza al 90% de .43 y .53, que se traduce en un adecuado ajuste.

En relación con el Índice de Ajuste Normativo de Bentler-Bonet se obtuvo, NFI = .877, cuyo valor está por debajo de .90, sin embargo, está próximo al valor recomendado, por lo tanto, se puede aceptar, y con respecto al Índice de Tucker-Lewis se obtuvo TLI = .925, cuyo valor sirve de evidencia adicional para aceptar el modelo factorial propuesto.

Con base en los resultados reportados, se

derivó una nueva tabla de especificaciones, luego de suprimir dos ítems y dividir un factor en dos, la cual se puede ver en las dos últimas columnas de la tabla 2.

Tabla 2. Tabla de especificaciones del cuestionario de factores psicosociales extralaborales

Dimensiones Originales Ítems Dimensiones Definitivas Ítems

Tiempo fuera del trabajo 13, 14, 15 y 16 Tiempo fuera del trabajo 12, 13, 14 y 15

Relaciones familiares 21, 24 y 26 Relaciones familiares 20, 23 y 25

Comunicación y relaciones interpersonales

17, 18, 19, 20 y 22

Comunicación y relaciones interpersonales

16, 17, 18, 19 y 21

Situación económica del grupo familiar

28 y 29 Situación económica del grupo familiar

27 y 28

Características de la vivienda y de su entorno

5, 6, 7, 8, 9, 10, 11 y 12

Características de la vivienda 8, 9 y 10

Características del entorno de la vivienda

5, 6, 7 y 11

Influencia del entorno extralaboral sobre el trabajo

23, 25 y 27 Influencia del entorno extralaboral sobre el trabajo

22, 24 y 26

Desplazamiento vivienda-trabajo-vivienda

1, 2, 3 y 4 Desplazamiento vivienda-trabajo-vivienda

1, 2, 3 y 4

Tareas domésticas 30, 31, 32 y 33 Tareas domésticas 29, 30 y 31

Fuente: Elaboración propia, 2019

Partiendo de lo expuesto, el modelo propuesto de 9 factores se ajusta a los datos, lo que lleva a afirmar que los ítems, se ajustan mejor a una solución de 9 en lugar de una solución de 8 factores, por consiguiente, el cuestionario de factores psicosociales extralaborales goza de validez factorial.

Estudio de confiabilidad En la tabla 3 se encuentran los resultados

luego de calcular el Alfa de Cronbach por cada dimensión del cuestionario, como se puede apreciar, la dimensión “Características de la vivienda” fue la más homogénea, ya que sus reactivos estuvieron fuertemente

30 Salud de los trabajadores / Volumen 28 N° 1 / Enero - Junio 2020

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intercorrelacionados, lo mismo ocurrió con la dimensión “Tiempo fuera del trabajo”, el resto de las dimensiones tuvieron coeficientes de consistencia interna muy buenos, a excepción de las dimensiones “Relaciones familiares” y “Situación económica del grupo familiar”, cuyos coeficientes tienden a ser moderados, sin embargo, se consideran buenos. Con base en la información reportada, el cuestionario de factores psicosociales

extralaborales cuenta con dimensiones homogéneas, ya que los ítems, que constituyen cada una, están correlacionados entre sí, lo cual indica que el patrón de respuesta de los trabajadores a los ítems de cada dimensión es estable, por lo tanto, este cuestionario arroja medidas confiables.

Tabla 3. Coeficientes de consistencia interna por dimensión del

cuestionario de factores psicosociales extralaborales

Dimensiones Alfa de

Cronbach Tiempo fuera del trabajo .904

Relaciones familiares .697

Comunicación y relaciones interpersonales .829

Situación económica del grupo familiar .686

Características de la vivienda .916

Características del entorno de la vivienda .716

Influencia del entorno extralaboral sobre el trabajo .840

Desplazamiento vivienda-trabajo-vivienda .824

Tareas domésticas .726

Fuente: Elaborado a partir de los datos, 2019

Puntuaciones relacionadas con las normas

A fin de facilitar la interpretación de las medidas que arroja el cuestionario de factores psicosociales extralaborales, se calcularon puntuaciones relacionadas con las normas. Previo al cálculo de dichas puntuaciones, se aplicó la prueba t de Student para muestras independientes, cuyos resultados fueron los siguientes: se encontraron diferencias estadísticamente significativas, de acuerdo con el sexo, en las dimensiones: Tiempo fuera del trabajo con t(416) = -2.94, p = .003, d = -1.15, IC 95% [-1.91, -.38], Situación económica del grupo familiar con t(416) = -2.72, p = .007, d = -.58, IC 95% [-.99, -.16], Tareas domésticas con t(416) = 2.31, p = .021, d = .69, IC 95% [.10, 1.29], Características de la vivienda con t(302.62) = 2.88, p = .004, d = .73, IC 95% [.23, 1.23] y Características del entorno de la

vivienda con t(416) = -2.78, p = .006, d = -1.02, IC 95% [-1.74, -.29], dando a conocer que trabajadores y trabajadoras difieren en la manera de puntuar en dichas dimensiones, lo cual llevó a calcular puntajes relacionados con las normas por sexo únicamente en esas dimensiones.

Finalmente, para las normas del

cuestionario de factores psicosociales extralaborales se calcularon percentiles, los cuales permiten determinar el nivel de exposición de los trabajadores a cada factor psicosocial extralaboral que dicho instrumento comprende.

Discusión

Este trabajo se planteó como principal

objetivo validar un instrumento para evaluar factores psicosociales extralaborales en una

31 Validación de un instrumento para evaluar factores psicosociales extralaborales en trabajadores venezolanos. Alexis La Cruz, Anayda Gutiérrez, Gisela Blanco & Velis Rodríguez

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muestra de trabajadores venezolanos; se fundamentó este propósito en una visión integral del ser humano y sus condiciones de vida que interactúan con el complejo mundo del trabajo, influyendo e impactando de manera importante en el rendimiento laboral y el bienestar biopsicosocial de los trabajadores.

Durante el diseño del cuestionario de

factores psicosociales extralaborales se llevó a cabo una revisión teórica, de la que se derivó la inclusión de dos ítems de la doble presencia al factor psicosocial extralaboral tareas domésticas. La doble presencia es un factor psicosocial que el instrumento CoPsoQ - ISTAS 21 de Moncada, Llorens y Andrés (2014) incluye para la prevención de riesgos psicosociales y que hace alusión a la necesidad que tiene el trabajador de responder al mismo tiempo, tanto a las demandas de trabajo, como a las exigencias familiares y domésticas, en este sentido este factor psicosocial, aunque no fue incluido en toda su extensión en este cuestionario, pareciera no pertenecer al ámbito de los factores psicosociales extralaborales, ya que a través del análisis de ítems, se descartó uno de los reactivos.

Este hallazgo hace necesario seguir

ahondando en la doble presencia como un factor psicosocial que independientemente de su carácter intra o extralaboral afecta a los trabajadores y requiere ser medido de forma válida y confiable.

Luego de la revisión teórica, al cuestionario

de factores psicosociales extralaborales se le efectuó, un estudio de validez de contenido, el cual consistió en la consulta de expertos con el fin de probar que el instrumento estuviera conformado por una muestra de reactivos representativos del área a evaluar, y su contenido se corresponda a lo que pretende medir (Carrion, Soler, & Aymerich, 2015). De manera que el resultado de esta primera fase de validación es un instrumento que presume de validez de contenido.

Seguidamente se realizó un análisis de los

reactivos que conforman el cuestionario de factores psicosociales extralaborales, para conocer su

calidad y cuáles son los que verdaderamente tributan en el proceso de medición de la variable (Bonillo, 2014).

Se obtuvieron resultados favorables para la

mayoría de los reactivos que constituyen el cuestionario, los coeficientes de consistencia interna de cada una de sus dimensiones resultaron por encima de .60, lo que significa que presentan un alto grado de homogeneidad, manifestando una fuerte interrelación en los reactivos que conforman tales dimensiones.

En la siguiente etapa, el cuestionario fue

sometido a un procedimiento de Análisis Factorial Confirmatorio, como prueba metodológica de elección para evaluar la validez factorial (Fernández, 2015).

Se encontró adecuado y ajustado a los datos

el modelo de 9 factores, lo que significa que los ítems, se organizan mejor en una distribución de 9 en lugar de una distribución de 8 factores. A partir de la dimensión, características de la vivienda y de su entorno, se derivó otra dimensión o factor denominado Características del entorno de la vivienda.

Asimismo, es relevante reportar que para

efectos del análisis factorial confirmatorio se eliminaron dos ítems que tenían una correlación de baja a moderada con los factores de los cuales teóricamente formaban parte, estos ítems fueron: La zona donde vivo es segura y Soy la o el responsable principal de las tareas familiares y domésticas, donde el primero medía las condiciones de la vivienda y su entorno y el segundo las tareas domésticas. No obstante, los resultados obtenidos permiten afirmar que el cuestionario de factores psicosociales extralaborales presume de validez factorial.

Posteriormente se estimó la confiabilidad

por medio del coeficiente Alfa de Cronbach para determinar si el instrumento en cuestión arroja puntuaciones consistentes (Lezama, 2016). Los resultados confirman que el cuestionario cuenta con dimensiones homogéneas, los ítems que las

32 Salud de los trabajadores / Volumen 28 N° 1 / Enero - Junio 2020

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conforman están correlacionados entre sí, lo que da muestra de estabilidad en el patrón de respuesta de los trabajadores a los ítems de cada dimensión, por lo que es posible decir que este cuestionario arroja medidas confiables, lo cual es consistente con los resultados obtenidos en la muestra de validación del cuestionario de factores de riesgo psicosocial extralaboral de Colombia (Ministerio de la Protección Social de Colombia, 2010).

En último lugar, para efectos de facilitar la

interpretación de los resultados que arroja la aplicación de este instrumento, se calcularon puntuaciones normativas seguida a la aplicación previa de la prueba t de Student para muestras independientes, donde se encontraron diferencias estadísticamente significativas, de acuerdo con el sexo, en las dimensiones: Tiempo fuera del trabajo, Situación económica del grupo familiar, Tareas domésticas, Características de la vivienda y Características del entorno de la vivienda, dando a conocer que trabajadores y trabajadoras difieren en la manera de puntuar en dichas dimensiones, lo cual llevó a calcular puntajes relacionados con las normas por sexo únicamente en esas dimensiones, específicamente, puntuaciones percentilares, que permiten determinar el nivel de exposición de los trabajadores a cada factor psicosocial extralaboral que dicho instrumento comprende (Cifre, Salanova, & Franco, 2011).

Conclusiones

En conclusión, el desarrollo de este

instrumento invita a considerar y a valorar las condiciones a las que los trabajadores están expuestos y cómo no solo los factores intra sino que además los extralaborales pueden afectar su

salud. Tales factores podrían sumar efectos en diversas manifestaciones que impiden una ejecución satisfactoria de las tareas laborales ocasionado, principalmente, por las tensiones que surge de las exigencias en el ámbito familiar y laboral; así como las desigualdades de género también traen grandes repercusiones, sobre todo, para la mujer (Cifre, Salanova, & Franco, 2011; Sánchez, 2009).

No obstante, si se logra identificar y evaluar

estas condiciones se podrían considerar oportunamente dentro un programa de gestión de factores psicosociales. La validación de este instrumento ofrece algunas fortalezas como la de ser coherente con los planteamientos de los modelos teóricos revisados y su pertinencia con el complejo y exigente contexto de vida en el que viven los trabajadores venezolanos, lo cual agregan confianza y valor a los indicadores de calidad psicométrica (validez y confiabilidad) obtenidos.

Esto permite recomendar su uso en

diferentes organizaciones de trabajo como complemento importante a la evaluación de los factores psicosociales intralaborales.

Agradecimientos Los miembros de este equipo de investigación agradecen a aquellos trabajadores que formaron parte de este estudio y a las diferentes organizaciones que apoyaron en la recolección de la información, sin ellos, no se hubiera podido validar un instrumento de medida para valorar las condiciones extralaborales de los trabajadores venezolanos.

U

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34 Salud de los trabajadores / Volumen 28 N° 1 / Enero - Junio 2020

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una

Fecha de recepción: 13 de noviembre de 2019 Fecha de aceptación: 19 de febrero de 2020

35

Salud trab. (Maracay) 2020, Ene.-Jun., 28(1), 35-45 ARTÍCULO

1 Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad de Antofagasta. Antofagasta, Chile. E-mail: [email protected] 2 Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad de Antofagasta. Antofagasta, Chile. E-mail: [email protected] 3 Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad de Antofagasta. Antofagasta, Chile. E-mail: [email protected]

Resumen El presente artículo identificó la prevalencia de síntomas de trastornos músculo esquelético relacionados al trabajo en extremidades superiores y su relación con algunos factores de riesgo vinculados al desempeño de las tareas, factores psicosociales, sexo, edad y antigüedad laboral. Utilizando un diseño exploratorio, correlacional y una muestra por conveniencia de 45 trabajadores (hombres/mujeres). Se exploró la presencia de síntomas mediante el cuestionario nórdico estandarizado para población chilena; la repetitividad, postura forzada, fuerza y algunos factores ambientales mediante la norma técnica para identificación y evaluación de factores de riesgo de Trastornos Musculo esqueléticos relacionados con el trabajo del Ministerio de Salud chileno, los factores psicosociales mediante el cuestionario de SUSESO-ISTAS 21 versión breve, y la edad, sexo y antigüedad laboral mediante una ficha propuesta por los autores. Los resultados (año 2017) muestran que el 8 % de los trabajadores no manifestó síntomas en extremidad superior y espalda. Que 48.9% de trabajadores sintomáticos son hombres y menores de 45 años (55.6%) de antigüedad laboral inferior de 5 años (73.4%). No se observó diferencias estadísticas entre exigencia psicosocial y presencia de síntomas de Trastornos Musculo esqueléticos. No obstante el 51.6% de los trabajadores sintomáticos de Trastornos Musculo esqueléticos, tenía nivel alto de riesgo psicosocial para la dimensión doble presencia. Se concluye que para el control y la prevención Trastornos Musculo esqueléticos en el trabajo es imprescindible el conocimiento de la población laboral a proteger y adoptar un enfoque biopsicosocial amplio que genere información para actuar racionalmente y con expectativas de solución.

Palabras clave: Ergonomía, Salud laboral, Salud pública.

Abstract This study measured the prevalence of musculoskeletal symptoms related to work using the upper extremities and their relationship to risk factors linked to task performance, psychosocial risk factors, sex, age and length of employment. The study design was exploratory and correlational, conducted in a convenience sample of 45 workers. The presence of symptoms was explored using the Nordic Musculoskeletal Questionnaire for a Chilean population, along with repetitiveness, forced posture, strength. Environmental factors were explored using the standard identification and evaluation of risk factors based on the Work-related Musculoskeletal Disorders inventory (TMERT in Spanish) of the Chilean Ministry of Health. Psychosocial factors were explored using the short version (21 items) of the Psychosocial Risk of the Workplace (SUSESO-ISTAS in Spanish) questionnaire, which explores age, sex and length of employment. Results in 2017 show that 8% of workers reported no symptoms in the upper extremity or back. In addition, 48.9% of symptomatic workers were men under 45 years of age (55.6%), with less than 5 years of employment (73.4%). No statistically significant differences were observed between psychosocial demands and presence of musculoskeletal symptoms. However, 51.6% of workers with musculoskeletal symptoms had high levels of psychosocial risk for the dual presence. We conclude that specific knowledge of the working population is essential in order to protect them and to control and prevent musculoskeletal disorders at work. In addition, a comprehensive biopsychosocial approach that generates information to act rationally and with expectations of finding solutions must be adopted. Keywords: Ergonomics, Occupational health, Public health.

Prevalencia de síntomas de extremidades superiores según riesgos delpuesto de trabajo, psicosociales y personales.

Prevalence of upper limb symptoms according to workplace, psychosocial and personal.

Guido Clemente Solari Montenegro¹, Brenda Abarca Guerra² & Monserrat Rivera Iratchet³

36 Salud de los trabajadores / Volumen 28 N° 1 / Enero - Junio 2020

ARTÍCULO

Introducción Chile dispone de limitada información sobre trastornos músculo esqueléticos (TME) de extremidades superiores, las referencias nacionales provienen de diversas fuentes, en particular de administradoras de la ley 16.744 o de las propias empresas desde sus servicios de salud y/o departamentos de prevención de riesgos u otro, pero en general, existe escasa información oportuna y actualizada para la gestión de salud y la prevención. (Asociación Chilena de Seguridad 2012).

Según información de la Superintendencia de Seguridad Social (SUSESO), las enfermedades profesionales con mayor prevalencia en Chile son las de tipo músculo esquelético representando alrededor del 60% del total de las enfermedades denunciadas y diagnosticadas en mutualidades (Superintendencia de Seguridad Social 2015).

El incremento de la prevalencia de los

trastornos musculo esqueléticos relacionados al trabajo (TMERT) generó argumento suficiente para que el Ministerio de salud pública de Chile generara la Norma técnica de identificación y evaluación de factores de riesgo de TMERT (Ministerio de Salud, 2011) y dispusiera a los empleadores y demás usuarios, una herramienta operativa que aportara a la identificación de los trabajadores expuestos a factores de riesgo de TMERT para facilitar la dirección y orientación de las intervenciones conducentes a mejorar las condiciones de ejecución de las tareas que en el trabajo pudieran implicar riesgo para la salud de las y los trabajadores (Ministerio de salud, 2012).

Por otra parte, según informe de la Agencia europea para la seguridad y salud en el trabajo, los TME constituyen el problema de salud laboral más prevalente en los 27 estados miembros de la Unión Europea, y son los trastornos de salud más frecuentes relacionados con el trabajo, representando un 59% de todas las enfermedades profesionales reconocidas por dicha Agencia (Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo 2014).

Una buena parte de los estudios destinados a explorar la forma de presentación de los TME en el trabajo ha sido investigada en poblaciones expuestas simultáneamente a factores de riesgo psicosocial y dolor músculo esquelético en razón de la hipótesis que apoya la relación entre el deterioro del estado de bienestar psicosocial y la mayor probabilidad de experimentar dolor. En esta materia, los resultados se tienden a inclinar hacia la simultaneidad de presentación de dolor y factores psicosociales, no obstante, algunos resultados son contradictorios (Rosario & Amézquita 2014).

Algunos autores europeos han reportado el

comportamiento de las incapacidades temporales (IT) derivadas de trastornos musculo esqueléticos en poblaciones españolas de hombres y mujeres, concluyendo que la duración de las IT se relaciona con el diagnóstico médico, algunos factores laborales, la edad y el sexo (Hubertsson, Englund, Hallgårde, Lidwall, Löfvendahl & Petersson 2014).

Al parecer, la edad constituye un factor

relevante en la presentación y duración de los síntomas de TME debido al razonable incremento de la probabilidad de presentar enfermedades crónicas concomitantes y a la menor capacidad de recuperación secundaria asociada a la mayor edad. En esta materia, algunos autores plantean que a partir de los 60 años la incidencia de TME disminuye, aunque no su duración (Manent, Ramada & Serra 2016). Sin embargo, respecto de las capacidades funcionales de trabajadores mayores de edad y trabajadores jóvenes, algunos autores han reportado evidencia que son los de mayor edad quienes presentan mayor prevalencia de TME y mayor consumo de medicamentos, no obstante, las diferencias respecto de la capacidad funcional de trabajo no han sido reportado como estadísticamente significativas (Padula, Comper, Moraes, Sabbagh, Pagliato & Perracini 2013). La exploración de algunos factores condicionantes del índice de capacidad de trabajo (ICT) mediante algunas revisiones sistemáticas (Van den Berg, Robroek, Plat, Koopmanschap & Burdorf 2011) ha reportado evidencia acerca de la relación entre algunos factores individuales del

37 Prevalencia de síntomas de extremidades superiores según riesgos del puesto de trabajo, psicosociales y personales. Guido Clemente Solari Montenegro, Brenda Abarca Guerra & Monserrat Rivera Iratchet

ARTÍCULO

trabajador, estilo de vida, condición física y demandas del trabajo, sin llegar a concluir a favor de la relación mayor edad y mayor deterioro de la capacidad de trabajo.

En otras materias similares, la información disponible plantea la conveniencia de promover el envejecimiento activo en la población trabajadora puesto que su limitación para el trabajo deriva prioritariamente del deterioro físico, no obstante, se ha observado una mejor apreciación de sus condiciones de trabajo, autonomía y motivación (Ordaz & Ronda 2015).

Por otro lado, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) afirma que los factores de riesgo psicosocial constituyen interacciones entre el ambiente de trabajo, contenido del trabajo, condiciones de la organización y las capacidades, necesidades, cultura y consideraciones personales del trabajador que pueden influenciar la salud, rendimiento y satisfacción laboral (OIT 2016), de hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reconocido el ambiente psicosocial en el trabajo como una fuente de riesgos para la salud de los trabajadores que es necesario controlar.

Con todo, la SUSESO, mediante la Unidad

de riesgo psicosocial laboral, dispuso -en noviembre del año 2013- la versión revisada del cuestionario SUSESO Istas 21 para evaluar los riesgos psicosociales en los trabajadores y de modo complementario, el Instituto de Salud Pública (ISP), generó posteriormente un Instrumento de evaluación de medidas para la prevención de riesgos psicosociales en el trabajo, que valora 16 dimensiones y permite valorar las medidas de gestión que ha realizado la empresa en la materia (Instituto de Salud Pública de Chile 2018).

Respecto de los riesgos psicosociales,

algunas revisiones sistemáticas (Artazcoz 2016), han reportado asociación entre factores de riesgo psicosociales en el trabajo y los TME como, asimismo, que la mayor parte de las estrategias preventivas se orientaban al control de los factores de riesgo ergonómicos en el trabajo y a la mejora

del ambiente psicosocial del mismo en razón que se observa un buen impacto en la reducción de los TME.

El presente artículo tiene el propósito de

determinar la prevalencia de síntomas TMERT, estudiar su relación con algunas variables de exigencia físicas, psicosociales y sociodemográficas del puesto de trabajo para generar información que aporte a la prevención y control del problema que los TME representan en el trabajo.

Las medidas de intervención ergonómicas

de puestos de trabajo requieren dela exploración previa y conocimiento del contexto laboral para reconocer sus exigencias o demandas y proponer estrategias razonables de solución, control o mitigación, por tal razón, el presente estudio planteó la necesidad de reconocer el problema identificando la prevalencia de síntomas de TME y posteriormente estudiando su relación con algunas exigencias físicas, psicosociales y sociodemográficas en un grupo de trabajadores y trabajadoras de una empresa prestadora de servicios de alimentación de Antofagasta.

Finalmente, los autores esperan que la

información derivada del presente estudio, sirva de insumo para razonar sobre las medidas de promoción, prevención y control de riesgos que aporten a la mejor calidad de vida de las personas, genere una base de información para plantear nuevos estudios de investigación con mayor cobertura y releve el tema con el propósito de generar ambientes laborales saludables que incrementen la humanización del trabajo.

Materiales y métodos

Mediante un diseño descriptivo de alcance

correlacional, se exploró una muestra por conveniencia constituida por 45 trabajadores de una empresa de servicios de alimentación. La muestra se tamizó a partir de algunos criterios de inclusión, a saber: edad igual o mayor de 18 años, antigüedad laboral de 30 días o más en la empresa

38 Salud de los trabajadores / Volumen 28 N° 1 / Enero - Junio 2020

ARTÍCULO

y participación voluntaria con firma de consentimiento informado. Como criterio de exclusión se consideró el haber experimentado algún TME diagnosticado y sometido a tratamiento médico 12 meses antes de ocupar el puesto de trabajo que desempeñaba el trabajador al momento del estudio. El criterio de eliminación utilizado fue la aparición de alguna lesión o dolor limitante de extremidad superior durante el estudio. Las consideraciones éticas para garantizar la metodología y debido resguardo de las personas participantes aplicadas en el presente estudio, fueron aquellas contenidas en el protocolo para investigaciones de biomedicina y/o ensayos clínicos con seres humanos y la carta de consentimiento informado propuesta por el comité de ética e investigación científica de la universidad de Antofagasta (CEIC-UA).

Como variable dependiente se consideró la

prevalencia de síntomas de TMERT en tanto que como variable independientes se consideró los factores de riesgo físico contemplados en la norma técnica de identificación y evaluación de factores de riesgo de TMERT (repetitividad de movimiento, postura forzada, fuerza, frío y vibraciones, los factores psicosociales contemplados en el cuestionario SUSESO ISTAS 21 en sus cinco dimensiones (exigencias psicológicas, trabajo activo y desarrollo de habilidades, apoyo social en la empresa, compensaciones y doble presencia ) y los factores sexo, edad y antigüedad laboral. Para la recolección de información se empleó el Cuestionario nórdico (Kuorinka, Jonsson, Kilbom, Vinterberg, Biering; Anderson & Jorgensen 1987), (Martínez & Alvarado 2012), que, en su forma de encuesta auto aplicada, permite identificar precozmente los síntomas músculo esqueléticos en trabajadores. Dicho Cuestionario en la versión original, considera la presencia de síntomas para 12 segmentos corporales, no obstante, en el caso particular del presente estudio, se evaluó solo los segmentos de extremidad superior.

Otro instrumento de recolección de información, fue el checklist incluido en la Norma

técnica para identificación y evaluación de factores de riesgo de TMERT de extremidades superiores - propuesto por el ministerio de Salud -aplicando la lista de chequeo, acorde a las instrucciones y secuencia de pasos para su correcto uso (repetición/fuerza/duración de la actividad, postura/movimiento; fuerza y tiempos de recuperación o descanso) y determinación de los niveles de riesgo (verde, amarillo, rojo) categorizados en cada paso.

Otro instrumento de recolección (utilizado

con el propósito de valorar los riesgos psicosociales) fue el Cuestionario de evaluación de riesgos psicosociales en el trabajo SUSESO – ISTAS 21 en su versión breve (Superintendencia de Seguridad Social 2015) validado en Chile para la exploración de dichos riesgos en el trabajo según cinco dimensiones (Superintendencia de Seguridad Social 2009), (Escuela de Salud Pública 2008). Finalmente, mediante una ficha de recolección de datos generales, se registró la edad, sexo, y antigüedad laboral, entre otras. La información recopilada fue procesada y descrita a partir de una base de datos Excel compatible con el software SPSS.22 identificando valores absolutos y proporciones.

Para el caso de la asociación entre TMERT

con otras variables, se utilizó análisis bivariado, Odds Ratio (OR) entre algunas variables de interés e identificó el valor de p mediante la prueba estadística de U de Mann y Whitney, particularmente en el caso de los síntomas de TME según nivel de riesgo en el puesto de trabajo.

Para la exploración se consideró un total de 13 puestos de trabajo en los que se distribuían 45 personas, las que ejercían como dependiente, garzón, cajera, encargado de restaurant, ayudante de cocina, maestro parrillero, encargado de venta, maestro de cocina, ayudante de cocina, coctelera, auxiliar de aseo o bodeguero. Durante el proceso de observación del trabajo, se utilizó la diagramación de sistemas, procesos, operaciones y tareas del lugar de trabajo para asegurar el reconocimiento pleno de las características de cada puesto de trabajo.

39 Prevalencia de síntomas de extremidades superiores según riesgos del puesto de trabajo, psicosociales y personales. Guido Clemente Solari Montenegro, Brenda Abarca Guerra & Monserrat Rivera Iratchet

ARTÍCULO

Resultados En la Tabla N° 1 precedente, se puede

observar que, en los últimos 12 meses, solo el 17. 8 % de los trabajadores encuestados no manifestó síntomas de dolor o molestias en cuello, hombro, muñeca mano, espalda, brazo, codo y extremidad

superior. Se observa la distribución más o menos homogénea de la prevalencia de síntomas en extremidad superior y espalda y un 82% de personas que manifestaron dolor de extremidades en otra localización corporal (extremidades inferiores, etc.)

Tabla N°1. Prevalencia de síntomas de trastornos músculo esqueléticos (TME)

según localización anatómica

Localización de los síntomas de TME en los últimos 12 meses

(según cuestionario nórdico estandarizado)

Síntomas de TME

Presencia Ausencia

n % n %

Cuello 20 44.4 25 55.6 Hombro 20 44.4 5 55.6 Muñeca y mano 19 42.2 26 57.8 Espalda 18 40 27 60 Brazo y codo 15 33.3 30 66.7 Extremidad superior 31 68.9 14 31.1 Otra localización corporal 37 82.2 8 17.8

Fuente: Datos de la investigación, 2017

Acorde a la Tabla N° 2, la presencia de molestias músculo esqueléticas de extremidad superior prevalece en hombres. A saber, del total de trabajadores sintomáticos (68.9%), prácticamente la mitad (48.9%) fueron hombres. No obstante, al estimar el riesgo entre el sexo de los trabajadores y la aparición de trastorno músculo

esquelético (con intervalo de confianza de 95%, valor inferior 0.494 y valor superior 6.810) no se observó relación significativa (OR = 1.83). Consecuentemente, el riesgo de presentar síntomas de TME es independiente del sexo.

Tabla N° 2. Prevalencia de síntomas de TME según sexo del trabajador

Sexo

Síntomas de TME Total

Presencia Ausencia

n % n % % n

Hombres 22 48.9 8 17.8 66.7 30

Mujeres 9 20 6 13.3 33.3 15

Resultados 31 68.9 14 31.1 100 45

Fuente: Datos de la investigación, 2017

40 Salud de los trabajadores / Volumen 28 N° 1 / Enero - Junio 2020

ARTÍCULO

Según la Tabla N° 3 algo más de la mitad de los trabajadores con síntomas de TME son menores de 45 años (55.6%). Al estimar el riesgo entre la edad de los trabajadores y la aparición de trastorno músculo esquelético (con intervalo de confianza de

95%, valor inferior 0.307 y valor superior 3.922) no se observa relación significativa (OR = 1.98). Consecuentemente, el riesgo de presentar síntomas de TME es independiente de la edad.

Tabla N° 3.- Prevalencia de síntomas de TME según edad de trabajador

Edad (años)

Síntomas de TME Total

Presencia Ausencia

n % n % % n

Más de 45 14 31.1 6 13.3 44.4 20

Menos de 45 17 37.8 8 17.8 55.6 25

Resultados 31 68.9 14 31.1 100 45

Fuente: Datos de la investigación, 2017

En la Tabla N° 4 se puede observar que la mayoría de los trabajadores tienen menos de 5 años de antigüedad laboral (73.4%) y que algo más de las mitad de ellos (53.3%) tiene síntomas presentes de TME. En estimación del riesgo de presentar

sintomatología de TME dada la antigüedad laboral en la empresa no se observa relación significativa (OR = 0,52, con intervalo de confianza de 95%, valor inferior 0.132 y valor superior 2.086).

Tabla N° 4.- Prevalencia de síntomas de TME según antigüedad laboral de trabajador

Antigüedad laboral (años)

Síntomas de TME Total

Presencia Ausencia

n % n % % n Más de 5 años 7 15.5 5 11.1 26.6 12

Menos de 5 años 24 53.3 9 20.1 73.4 33

Resultados 31 68.8 14 31.2 100 45

Fuente: Datos de la investigación, 2017

En la Tabla N° 5, se observa que los niveles Alto, Medio y Bajo de riesgo de TME se distribuyen de modo que a menor riesgo corresponde mayor prevalencia de síntomas presentes de TME. No se observó diferencias

estadísticamente significativas entre el nivel de riesgo detectado en el puesto de trabajo y la prevalencia de síntomas de TME. p (0,732 > 0,05) según prueba U de Mann y Whitney.

41 Prevalencia de síntomas de extremidades superiores según riesgos del puesto de trabajo, psicosociales y personales. Guido Clemente Solari Montenegro, Brenda Abarca Guerra & Monserrat Rivera Iratchet

ARTÍCULO

Tabla N° 5.- Prevalencia de síntomas de TME según nivel de riesgo detectado en el puesto de trabajo con norma técnica TMERT

Nivel de riesgo en el puesto de trabajo

(según norma técnica TMERT)

Síntomas de TME Total

Presencia Ausencia

n % n % % n

Alto 1 2.2 1 2.2 4.4 2

Medio 10 22.2 3 6.7 28.9 13

Bajo 20 44.4 10 22.2 66.7 30

Resultados 31 68.8 14 31.2 100 45

Fuente: Datos de la investigación, 2017

Acorde a los descrito en la Tabla n° 6, no existen diferencias estadísticas que apoyen la relación entre el riesgo por exigencias psicosociales y la presencia de síntomas de TME en los trabajadores. Esto se presentó en cada una de las cinco dimensiones exploradas acorde a lo

descrito en el cuestionario utilizado (Istas 21). No obstante el 51.6% de los trabajadores sintomáticos de TME, tenía nivel alto de riesgo psicosocial para doble presencia

Tabla N° 6. Distribución de trabajadores según nivel de riesgo psicosocial, exigencias

psicosociales y TME de extremidad superior

Riesgo psicosocial (según ISTAS 21)

TME de extremidad superior Prueba de U de Mann y Whitney presencia ausencia total

Exigencias psicosociales

Alto 6 (19.4%) 3 (21.4%) 9 p 0.689 > 0.05

No hay dif. significativas Medio 8 (25.8%) 2 (14.3%) 10 Bajo 17 (54.8%) 9 (64.3%) 26

Trabajo Activo y desarrollo de

Habilidades

Alto 2 (6.5%) 2 (14.3%) 4 p 0.316 > 0.05.

No hay dif. significativas Medio 9 (29%) 5 (35.7%) 14 Bajo 20 (64.5%) 7 (50%) 27

Apoyo social en la empresa y

calidad de liderazgo

Alto 11 (35.5%) 2 (14.3%) 13 p 0.876 > 0.05.

No hay dif. significativas Medio 8 (25.8%) 10 (71.4%) 18

Bajo 12 (38.7%) 2 (14.3%) 14

Compensaciones Alto 7 (22.6%) 1 (7.1%) 8

p 0.231 > 0.05. No hay dif. significativas Medio 11 (35.5%) 5 (35.7%) 16

Bajo 13 (41.9%) 8 (57.1%) 21

Doble Presencia Alto 16 (51.6%) 8 (57.1%) 24

p 0.570 > 0.05. No hay dif. significativas

Medio 7 (22.6%) 4 (28.6%) 11 Bajo 8 (25.8%) 2 (14.3%) 10

Fuente: Datos de la investigación, 2017

Discusiones y conclusiones En el presente artículo se reporta una

prevalencia del 82% de síntomas de TME

relacionados el trabajo en la muestra explorada (tabla n°1) el dolor manifestado se distribuía principalmente en extremidades superiores, cuello y hombro. Algunos autores (Acevedo, Soto, Segura & Sotomayor 2013) han reportado – en mujeres -

42 Salud de los trabajadores / Volumen 28 N° 1 / Enero - Junio 2020

ARTÍCULO

hasta un 83% de prevalencia para molestias musculo esqueléticas en personal de odontología.

En otras investigaciones, como la

desarrollada en Cataluña, España (Malca 2017) se ha encontrado una prevalencia del 87.3% de TME de extremidad superior de ocurrencia laboral en una muestra de 511 fisioterapeutas.

En tanto (Ríos 2018), luego de explorar

mediante el cuestionario nórdico estandarizada casi 100 personas en el hospital militar de Matanzas, Cuba, reportó que los TME de extremidad superior, afectaban al 59% de las mujeres con ocupación preferente de camareras o auxiliares de limpieza y que dos tercios de ellas, habían presentados episodios anteriores de TME. Otros autores al estudiar muestras de enfermeras, han concluido que la prevalencia de los TME se sitúa en torno al 78 % (Rosario & Amézquita 2014).

De modo similar, en Suiza (Reinhardt, Von

Elm, Fekete & Siegrist 2012) reportaron una prevalencia del 75% de la población estudiada. Por lo anterior, y no obstante existen variadas cifras de prevalencia, estas tienden a ser relevantes por cuanto suelen afectar a una proporción importante de la población.

En el presente estudio se observó (tabla

n°2) que del total de trabajadores con síntomas de TME (66.7%), prácticamente la mitad (48.9%) de ellos eran hombres.

No obstante, al estimar el riesgo entre el

sexo de los trabajadores y la aparición síntomas de TME (con Intervalo de confianza de 95%, valor inferior 0.494 y valor superior 6.810) no se observó relación significativa (OR = 1.83) entre las variables. Consecuentemente -en esta población estudiada- el riesgo de presentar síntomas de TME es independiente del sexo.

Algunos estudios (Jiménez, Cabrera,

Herráiz, Montalvo & García 2005) señalan el hecho que en salud pública, las mujeres acuden al médico con mayor frecuencia que los hombres.

Probablemente aquello podría ser un factor que influya en la frecuencia mayor de consultas según sexo.

Por otra parte, en el presente artículo se halló (tabla n°3), que algo más de la mitad de la población con síntomas de TME tiene menos de 45 años (55.6%) sin embargo al estimar el riesgo entre la edad de los trabajadores y la aparición de TME (con Intervalo de confianza de 95%, valor inferior 0.307 y valor superior 3.922) no hubo relación estadística significativa (OR = 1.98) de modo que, aunque la tendencia de los resultados de este estudio se inclina hacia la relación: mayor síntomas de TME en sujetos de menos edad, al calcular estadísticamente el riesgo de presentar síntomas TME resultó ser no significativo para sujetos mayores de 45 o menores de 45 años. Estos hallazgos son similares a aquellos reportados en publicaciones similares sobre la materia (Vidal, Hoffmeister & Benadof 2016).

En el presente artículo se reporta (tabla n°4)

que la mayoría de los trabajadores explorados tenía menos de 5 años de antigüedad laboral (73.4%) y que algo más de las mitad de ellos (53.3%) presentaba síntomas de TME. Sin embargo, no observamos relación estadística significativa al estimar el riesgo entre la antigüedad laboral y la aparición de TME (OR = 0,52, con Intervalo de confianza de 95%, valor inferior 0.132 y valor superior 2.086).

En materia de TME y nivel de riesgo

detectado en el puesto de trabajo con la Norma técnica para identificación y evaluación de factores de riesgo TME, el presente estudio describe (Tabla n° 5) que los niveles alto, medio y bajo de riesgo se distribuyen de modo que a menor riesgo corresponde mayor prevalencia de síntomas presentes de TME. Cosa contradictoria que pudiere ser atribuida a factores diversos.

Sin embargo, no se observó diferencias

estadísticamente significativas entre el nivel de riesgo detectado en el puesto de trabajo y la prevalencia de síntomas de TME. p (0,732 > 0,05) según prueba U de Mann y Whitney.

43 Prevalencia de síntomas de extremidades superiores según riesgos del puesto de trabajo, psicosociales y personales. Guido Clemente Solari Montenegro, Brenda Abarca Guerra & Monserrat Rivera Iratchet

ARTÍCULO

En materia de factores psicosociales (tabla n°6), algo más de la mitad de los trabajadores presenta riesgo alto para la dimensión de Doble presencia, seguidos de alto nivel de riesgo en Compensaciones y Apoyo social de la empresa.

No obstante, lo anterior, y la tendencia de

los resultados, los autores no encontraron diferencias estadísticamente significativas para la presencia de simultánea de síntomas de TME y las cinco dimensiones psicosociales exploradas, ello podría estar vinculado a tamaño de la población estudiada, a los niveles de satisfacción personas, a la antigüedad en la empresa yo al excelente ambiente social observado entre los trabajadores.

Otros autores (Gómez & Robledo 2016)

después ejecutar un estudio transversal de campo desarrollado en una muestra de 174 trabajadores del área productiva Venezolana, encontraron un 77% de prevalencia de TME y al relacionarla con factores de riesgo biomecánicos, psicosociales e individuales determinaron que los factores que mayor correspondencia presentaban con la presentación de síntomas de TME fueron la sobrecarga postural, la repetitividad, las exigencias psicológicas y la antigüedad en el puesto de trabajo. Otros autores (Arias & García 2017), como resultado de revisiones sistemáticas y meta análisis de diversos estudios publicados hasta 2015 en inglés, francés, italiano, portugués o español, evaluando la asociación entre TME y factores

psicosociales en el trabajo, reportaron que la mejora del ambiente psicosocial produce impacto en la reducción y prevención de los TME.

En conclusión, los autores del presente

artículo recomiendan que la prevención y el control de los TME relacionados con el trabajo, debe generarse desde una mirada biopsicosocial amplia, que valore las capacidades humanas físicas y psicosociales disponibles e identificarlas precozmente como forma de habilitar un criterio anticipatorio en salud ocupacional. Que los instrumentos para explorar las condiciones de salud ocupacional deberían considerar el sistema Hombre-Máquina-Entorno al momento de investigar e intervenir un ambiente laboral para reconocer las potenciales causas de origen desde el ambiental, lo humano además de los sistemas, operaciones, procesos y tareas que se debe intervenir.

Del mismo modo que otros reportes

(Barreto 2018), los autores apoyan la conveniencia de recurrir a la metodología propuesta por la ergonomía participativa (EP) que incluye la participación de trabajadores y personal de la empresa o lugar de trabajo desde la etapa de observación, entrevista, exploración, propuestas de soluciones y soporte continuo de las medidas de atenuación o correctivas adoptadas para controlar la ocurrencia de TME y los factores psicosociales en el trabajo.

Um a

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45 Prevalencia de síntomas de extremidades superiores según riesgos del puesto de trabajo, psicosociales y personales. Guido Clemente Solari Montenegro, Brenda Abarca Guerra & Monserrat Rivera Iratchet

ARTÍCULO

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ims

Fecha de recepción: 17 de julio de 2019 Fecha de aceptación: 22 de enero de 2020

Revista científica arbitrada que publica trabajos

originales sobre temas de Salud Pública.

También recoge las tendencias conceptuales,

sociales y políticas que marcan el rumbo

general de la salud pública.

47

Salud trab. (Maracay) 2020, Ene.-Jun., 28(1), 47-60 ARTÍCULO

1 Universidad de la República. Montevideo, Uruguay. e-mail: [email protected] 2 Unidad de Farmacología del hospital Vilardebó. Montevideo, Uruguay. e-mail: [email protected] 3 Universidad de la República. Montevideo, Uruguay. e-mail: [email protected]

Resumen En Uruguay, la información sobre absentismo laboral en trabajadores vinculados a la salud mental ha presentado dificultades en su sistematización. Surge entonces, la posibilidad de abordar dicha problemática en el único hospital psiquiátrico público del país, dado el interés de autoridades, profesionales y constatar la existencia de mejoras en la calidad de los registros institucionales. Objetivo general: Caracterizar el absentismo laboral en trabajadores del hospital psiquiátrico Vilardebó de Montevideo, durante el año 2013, según certificaciones médicas. Metodología: Convergen aspectos exploratorios, descriptivos y correlaciones, bajo un diseño cuantitativo, no experimental, transversal, retrospectivo. Resultados: El mayor ausentismo laboral se observó en el turno matutino, en mujeres auxiliares de enfermería; sin embargo, los mayores ausentismos días promedio se dieron en hombres por causa de salud mental. Asimismo, 33, 6% de la población estudiada presentó más de 2 certificaciones. Dado el Test Chi-Cuadrado se constató la no independencia entre: motivo de certificación en función del turno y/o cargo del trabajador/a. Discusión: algunos de los resultados se reconocen en otros estudios; siendo uno de los primeros trabajos en la materia se sugiere la realización de nuevas investigaciones con el fin de observar la dinámica temporal del fenómeno estudiado, dadas sus implicancias individuales, colectivas, asistenciales e institucionales.

Palabras clave: Absentismo laboral, salud mental, trabajadores.

Abstract In Uruguay, the systematic gathering of information on worker absenteeism due to mental health has been difficult. We had an opportunity to address this problem in the only public psychiatric hospital in the country, given the interest of authorities, professionals on verifying improvements in the quality of institutional records. Overall objective. To describe the medical certifications of workers of the Vilardebó psychiatric hospital in Montevideo in 2013. Methodology. Approach that brings together exploratory, descriptive and correlation aspects, using a quantitative, non-experimental, cross-sectional, retrospective study design. Results. The greatest absenteeism from work was observed in the morning shift among female nursing assistants; however, the highest average number of absenteeism days occurred in men due to mental health. Likewise, 33.6% of the study population had more than two medical certifications. Based on chi-square statistics, non-independence was found between the reason for medical certification depending on the shift and / or job title of the worker. Discussion. Some of the results are consistent with prior studies. However, being one of the first studies on this subject, more research is needed to further examine the temporal dynamics of these observations, given their individual, collective, healthcare and institutional implications. Keywords: Work absenteeism, mental health, workers, health strategies.

Absentismo laboral en trabajadores del hospital psiquiátrico Vilardebó deMontevideo, durante el año 2013.

Work absenteeism in workers of the Vilardebo psychiatric hospital in Montevideo in 2013.

Ruben Perazza Marinoni¹, Carlos Giraldez García² & Dinah Teliz Larrosa³

48 Salud de los trabajadores / Volumen 28 N° 1 / Enero - Junio 2020

ARTÍCULO

Introducción

El absentismo laboral (AL) es una interacción de diversos factores y fuerzas, por ello es considerado una medida muy cercana al grado de bienestar alcanzado por una persona, tanto a nivel personal como laboral (Puc, Rojas, Torres & López, 2005). En el ámbito asistencial constituye una fuente de preocupación para las autoridades sanitarias a partir, no solo de las situaciones generadas en los trabajadores afectados, sino además en aquellos que deben asumir los vacíos provocados de forma imprevista, pero también en lo concerniente a la gestión institucional, situaciones que bien pueden llevar a un detrimento en la calidad de las prestaciones sobre la población. Bargas & Monteiro (2014), incluyen además en el conjunto de efectos adversos involucrados el relacionado a los costes, no sólo en términos institucionales sino en términos de país por pérdida de productividad. Diversa bibliografía se ha detenido en precisar el concepto de AL, dejando entrever la complejidad existente para su definición. La OIT (1991) lo define cómo, “la no asistencia al trabajo por parte de un empleado del que se pensaba iba a asistir, quedando excluidos los períodos vacacionales y las huelgas”. No obstante, el AL de causa médica, “sería el período de baja laboral que se acepta como atribuible a una incapacidad del individuo, excepción hecha para la derivada del embarazo normal o prisión”. Ya en 2003, la Red Mundial de Salud Ocupacional (Gohnet, 2003), precisaba que si bien desde la década del 80” se habían dado avances en organismos internacionales, gobiernos, empresas, sindicatos y universidades, el número de accidentes mortales, lesiones y enfermedades ocupacionales seguía siendo inaceptablemente elevado.

En cuanto a causas posibles del AL

diversas investigaciones han referido no solo al ambiente de trabajo como aspecto central del ausentismo, sino a un conjunto de dimensiones actuando diferencialmente en espacio y tiempo sobre el conjunto de trabajadores. En ese

sentido, Camarota & Pardiñas (2014), entre otros autores, señalaban que, para analizar y abordar el AL, debía considerarse su etiología multifactorial, el cual se hallaría relacionado con variables inherentes al individuo como las motivaciones, necesidades, hábitos, valores, habilidades y conocimientos; y otras derivadas de la estructura organizacional del trabajo como el clima laboral imperante y las políticas institucionales desarrolladas, entre otras cuestiones. Becker & Carvalho (2008), detallaban un poco antes, como posibles causales del absentismo, una serie de factores discriminados en dos dimensiones: ambientales -ruido, iluminación inadecuada, temperaturas extremas, vibración, estética, higiene y cuidado-, y organizacionales -contenido de la actividad, horario de trabajo, sobrecarga física y/o mental, participación y compromiso, relaciones interpersonales, ritmo, dificultad para ascenso en las funciones, entre otras. Ya en 2014, un informe conjunto de la OMS y OIT detallaba que, dos millones de hombres y mujeres fallecían anualmente como consecuencia de accidentes, enfermedades o traumatismos relacionados con el trabajo; además, el 8% de la carga global de las enfermedades provenientes de la depresión se atribuía a riesgos ocupacionales. (OPS, 2014).

Según el II Informe sobre AL en el mundo presentado por la firma Adecco (2013), España, con una media de 11,4 días perdidos por trabajador /año, era el país europeo con más bajas laborales y con tendencia creciente. Así mismo, Suiza, Finlandia, Dinamarca, Australia, Canadá y Estados Unidos -con un promedio de 4,9 jornadas perdidas por trabajador / año-, presentaban un comportamiento a la baja. De acuerdo con el ranking de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE, 2011), sus países tenían en promedio once días / año de AL por enfermedad. Chile aparecía con 15,6 días perdidos /año por trabajador/a en América, siendo la nación con menos AL Holanda, con 6 días /año por trabajador/a (Bonilla, Carrasco, Flórez, Martínez, Pardo & Jiménez, 2014).

49 Certificaciones médicas en trabajadores del hospital psiquiátrico Vilardebó de Montevideo, durante el año 2013. Ruben Perazza Marinoni, Carlos Giraldez García & Dinah Teliz Larrosa

ARTÍCULO

Otros estudios han coincidido en señalar la existencia de un patrón pro cíclico en las tasas de ausentismo, las cuales se incrementan en los tiempos de bonanza económica y se correlacionan negativamente con la tasa de desempleo (Khan, Gerdtham & Jansson, 2004), no debido aparentemente a un efecto composición -característica de los trabajadores que ingresan al mercado laboral en la fase alcista del ciclo- sino desde un efecto disciplinario. (Amarante & Dean, 2017). En Uruguay, la bibliografía existente en la materia aun es escasa; no obstante, Danatro (1997), señalaba que, “desde los 90”, diversos organismos e instituciones ya mostraban interés en la temática. Hoy día, desde diversos estamentos organizacionales e institucionales es frecuente el mensaje en favor de la realización de nuevas investigaciones que consideren la problemática en cuestión. Dicha situación también presenta aspectos muy complejos al ser observada desde el ámbito de la salud mental (SM). No obstante, el presente trabajo se focaliza en una institución asistencial de pacientes psiquiátricos agudos (hospital Vilardebó de la ciudad de Montevideo, Uruguay), referente en la materia, único en su especialidad desde el año 1996 y perteneciente al estamento público. Por sus características, este centro asistencial demanda un tipo de personal capacitado especialmente, lo cual no obstante, no impide su exposición y consecuencias en diversas situaciones laborales que difieren notoriamente de otros ámbitos asistenciales. Justificación de la propuesta

-La necesidad de comprender más integralmente aspectos vinculados con la salud ocupacional de trabajadores insertos en el ámbito de la SM. -La urgencia en contar con información en la materia dado lo creciente de la problemática. -Contribuir en aspectos concernientes a la gestión sanitaria.

Objetivo general

Caracterizar el absentismo laboral en trabajadores del hospital psiquiátrico Vilardebó de Montevideo, durante el año 2013, según certificaciones médicas. Objetivos específicos

-Describir la población certificada en función de aspectos patronímicos y funcionales.

-Determinar las características epidemiológicas de las certificaciones constatadas en función de aspectos asistenciales.

-Evaluar la asociación existente entre los aspectos epidemiológicos de las certificaciones y las características del trabajo contextual de los trabajadores.

Materiales y métodos

Tipo de investigación: exploratoria, descriptiva, correlacional. Tipo de diseño: cuantitativo, no experimental, transversal, retrospectivo. Unidad asistencial de análisis: hospital Vilardebó de la ciudad de Montevideo, Uruguay. Unidad temporal de análisis: año 2013. Población a estudio: trabajadores del hospital Vilardebó certificados bajo régimen de contratación Patronato del Psicópata. El N de certificaciones consideradas fue 505, referidas a una población de 211 trabajadores.

Aspectos contextuales del Hospital Vilardebó

Dicha institución, perteneciente a la

esfera sanitaria pública del Uruguay fue fundada el 25 de Mayo de 1880. En 2013, contaba con

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una dotación de 320 camas en su sector hospitalización y 20 camas en su sector de observación. Con una demanda de atención creciente en sus servicios de Emergencia (61,5% entre 2010 y 2018, pasando de 1.178 a 1.744 consultas promedio /mes) y Consulta Externa (casi 2900/ mes a diciembre de 2018), y bajo una ocupación nunca menor al 95% (Departamento de Estadística, 2018), dicho centro asistencial, en el presente, sigue respondiendo sobre múltiples vulnerabilidades sociales y asistenciales que afectan a la población. Así mismo, en 2018, era referencia para el 37% de la población del Uruguay que se asistía en la esfera pública, 1.350.299 personas

(Giraldez, 2019).Un aspecto que le confiere particularidad es que aproximadamente el 42% de su población hospitalizada presentaba implicancias judiciales, aspecto visible desde hacía más de una década (Departamento de Estadística, 2018), introduciendo complejidades excepcionales no solo en los aspectos asistenciales cotidianos referidos a la población internada, sino en aquellos orientados desde la gestión sanitaria de la institución, como así sobre las tareas de los trabajadores. A su vez, casi el 55% de su dotación funcional, 666 aproximadamente en 2013, realizaba actividades asistenciales (Tabla 1)

Tabla 1. Distribución aproximada del personal del hospital Vilardebó, año 2013

Función Frec. Abs. Porcentaje Detalle N %

Asistencial 366 54,95

Psiquiatría 40 6,01 Psicología 15 2,25 Trabajo Social 16 2,40 Enfermería 259 38,89 Medicina General 21 3,15 Otros 15 2,25

Administrativos 82 12,32

Admisión 21 3,15 RRHH 10 1,50 Compras 6 0,90 Otros 45 6,76

Otros 218 32,73 Alimentación 60 9,01 Vigilancia 96 14,41 Otros 62 9,31

Totales 666 100%

Fuente: Elaboración propia, año 2019.

Otro de los aspectos que le confieren singularidad es su estructura física; galerías al aire libre y extensos pasillos inter sala, así como amplios espacios alternados con jardines, se hallan entre mezclados con espacios antiguos, nuevos y rediseñados.

Determinación de la población en estudio

Para identificar el N a estudiar se realizó

una revisión de los registros de certificaciones del año 2013 a partir de la información aportada por el departamento de Recursos Humanos (RRHH) del centro asistencial. En ese sentido,

dado que para la contratación de personal existen diversas modalidades y, teniendo en cuenta la emergente disponibilidad de información, se consideró pertinente abordar aquellas certificaciones incluidas bajo el régimen de Patronato del Psicópata, el cual reúne aspectos de contratación pública bajo derecho privado. Este fue el criterio de inclusión / exclusión central utilizado para determinar la población y sus certificaciones asociadas. El segundo, consideraba que, si un registro presentaba más de 2 variables de interés sin información o ilegibles, quedaba fuera del N del estudio.

51 Certificaciones médicas en trabajadores del hospital psiquiátrico Vilardebó de Montevideo, durante el año 2013. Ruben Perazza Marinoni, Carlos Giraldez García & Dinah Teliz Larrosa

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Aspectos éticos A señalar: i) la realización de la presente

investigación contó con el aval del Comité de ética institucional; ii) la confidencialidad y anonimidad de la información concerniente a trabajadores se realizó a través de una codificación sobre aquellas variables que pudieran ser menos restrictivas para su posterior tratamiento estadístico

Variables consideradas y tratamiento de la información

Para abordar los objetivos específicos se

tuvieron en cuenta las variables: sexo, edad, rangos etarios, cargo del trabajador/a turno de desempeño, número de certificaciones, días certificados, ausentismo reincidente, motivo de la certificación y temporalidad del ausentismo.

Se consideraron para su análisis e

interpretación frecuencias absolutas y relativas, desvío st., tablas de contingencia nxm, Test de Normalidad K-S, Test de Chi-cuadrado en variables categóricas y su corrección V de Cramer, medidas de concentración y dispersión como así Test de Student en variables numéricas. Para su procesamiento y análisis se utilizaron software de dominio público, Epidat 4.2 y Gnu spp 1.0.1 respectivamente.

Resultados A partir de 589 registros iniciales y

posterior a una segunda revisión, se validaron como parte del estudio 505 certificaciones vinculadas a 211 trabajadores. No se consideraron 84 certificaciones -16,5%- por presentar dificultades en más de dos variables incluidas en la investigación. Se observó una relación hombre -mujer (H/M) 1:3 aproximadamente, tanto en la población estudiada -154 mujeres (73%) y 57 hombres (27%)-, como en las certificaciones registradas -375 en mujeres (74,3%) y 130 en hombres (25,7%).

En cuanto a los aspectos etarios se

observó una media de 43,4 años (+-10,4). Dada la prueba de Kolmogorov - Smirnov y constatando la normalidad para dicha variable (p-valor hallado .157 > que α = 0.05), a partir del T de Student se determinó la no existencia de diferencias significativas entre la edad media de hombres (42,9, +-10,8) y mujeres (43,6, +-10,3), (p-valor hallado .664 > que α= 0.05). En función de rangos etarios, más de 1 de cada 3 personas se ubicó entre los [40 a 50) años, donde las mujeres también presentaron el mayor peso relativo, siendo en hombres el rango de edades entre [30 a 40) años (Figura 1).

Figura 1. Población según sexo en función de rangos etarios.

Fuente: Datos de la investigación, año 2019

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Respecto a las certificaciones se visualizó una media de 2,39 por persona, con valores muy próximos entre hombres y mujeres 2,28 y 2,44 respectivamente, siendo levemente

superior en el rango etario entre [50 a 60) en mujeres y en el rango entre [40 a 50) en hombres (Tabla 2).

Tabla 2. Certificaciones promedio según sexo en función de rangos etarios

Rangos Etarios Certificaciones Media-sexo-rangos etarios Certificac

iones totales

Media Total Femenino Masculino Femenino Masculino

[20 a 30) 28 14 2,15 2,3 42 2,2 [30 a 40) 82 45 1,9 2,4 127 2 [40 a 50) 148 50 2,7 2,9 198 2,8 [50 a 60) 100 13 3,1 1,3 113 2,7

Igual o mayor a 60 años 17 8 1,6 1,6 25 1,6 Total general 375 130 2,44 2,28 505 2,39

Fuente: Elaboración propia, año 2019.

Las jornadas laborales pérdidas fueron 3.659, observándose un comportamiento muy similar en la media de días certificados según sexo (16,9 en hombres y 17,7 en mujeres),

siendo el mayor valor en hombres en el rango etario [20 a 30) y en mujeres en el rango [50 a 60) (Tabla 3).

Tabla 3. Días por ausentismo laboral según sexo en función de rangos etarios

Rangos Etarios Femenino Masculino Total

Días Personas Media Días Personas Media Días Personas Total [20 a 30) 132 13 10,2 201 6 33,5 333 19 17,5 [30 a 40) 473 43 11,0 328 19 17,3 801 62 12,9 [40 a 50) 1.051 55 19,1 265 17 15,6 1.316 72 18,3 [50 a 60) 791 32 24,7 79 10 7,9 870 42 20,7

Igual o mayor a 60 años 250 11 22,7 89 5 17,8 339 16 21,2 Total general 2.697 154 17,5 962 57 16,9 3.659 211 17,3

Fuente: Elaboración propia, año 2019.

La media de días por AL según certificación fue 7,3, siendo también el comportamiento de esta variable muy semejante en hombres y mujeres (7,4 y 7,2

respectivamente). Al considerar los días certificados en tramos, entre 1 y 5 días se agruparon el 40, 3% de los mismos (Figura 2).

Figura 2. Porcentaje de días por ausentismo laboral según tramos

Fuente: Datos de la investigación, año 2019

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Según el cargo, el 61% de las personas, el 66,3% de las certificaciones y el 61,1% de días certificados correspondieron a auxiliares de enfermería -AE-, con una media de 2,6 certificaciones por persona, siendo el sector con mayor afectación respecto de la problemática estudiada, muy por encima del resto; en

segundo orden se encontraba el personal que realizaba actividades como Trabajadores sociales (10,9% de las personas, 11,88% de las certificaciones y casi 11% de los días certificados) (Tabla 4).

Tabla 4. Ausentismo laboral según Cargo

Cargo Certificaciones % Personas % Días

certificados %

Media certificaciones

Auxiliar Administrativo (AA)

24 4,75 12 5,69 127 3,5 2

Auxiliar Enfermería (AE)

335 66,3 129 61,14 2344 64,1 2,6

Auxiliar Farmacia (AF)

1 0,23 1 0,47 3 0,1 1

Trabajador Social (TS)

60 11,88 23 10,90 639 17,5 2,6

Lic. Enfermería (LE)

20 3,96 11 5,21 196 5,4 1,8

Otros 65 12,87 35 16,59 350 9,6 1,9

Total general 505 100% 211 100% 3.659 100% 2,4

Fuente: Elaboración propia, año 2019.

En relación al horario de trabajo, el 37,4% de las personas, el 35,8% de las certificaciones y el 37,4% de días certificados correspondieron al turno matutino, aun cuando

la mayor media de certificaciones se identificó en el turno nocturno (Tabla 5).

Tabla 5. Ausentismo laboral según Turno

Turno Certificaciones % Personas % Días

certificados %

Media de certificaciones

Nocturno 75 14,8 28 13,3 258 7,1 2,7 Matutino 181 35,8 79 37,4 1653 45,2 2,3 Intermedio 118 23,5 49 23,2 1000 27,3 2,4 Vespertino 131 25,9 55 26,1 748 20,4 2,4

Total general 505 100% 211 100% 3.659 7,1 2.4

Fuente: Elaboración propia, año 2019.

Dentro del turno matutino la relación H-M fue también 1:3 (24% y 76% respectivamente).

Al considerar la reincidencia pudo observarse que el 46% de las personas presentó solo una certificación, en tanto que, el 33,6%

54 Salud de los trabajadores / Volumen 28 N° 1 / Enero - Junio 2020

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efectuaron 3 o más certificaciones en el transcurso del año estudiado (Figura 3).

Al considerar el AL en función del

período se vislumbró un incremento marcado posterior a abril y acentuado entre mayo y

setiembre, agrupándose aproximadamente el 74% de las certificaciones (Figura 4).

Figura 3. Porcentaje de personas según reincidencia Fuente: Datos de la investigación, año 2019

Figura 4. Distribución de certificaciones según mes

Fuente: Datos de la investigación, año 2019

Para interpretar el AL en función de las causas se dejaron fuera del análisis el 19% de las certificaciones (96 casos) por no poseer la

información respectiva o no ser legible, siendo los restantes 409 registros el 100% a estudio, representando 3.216 jornadas perdidas a partir

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de 295 certificaciones en mujeres y 114 en hombres. Pudo observarse que casi 4/5 de las certificaciones (77,8%) se debió a causa médica,

significando el 49,1% de las jornadas perdidas y con una media de 5 días de ausentismo por persona (Figura 5 y Tabla 6).

Figura 5. Porcentaje de Certificaciones según categorías diagnósticas Fuente: Datos de la investigación, año 2019

No obstante, un 11% de las causas se relacionaron con aspectos de SM, representando no solo el 36% de jornadas pérdidas sino los mayores ausentismos promedio en días.

En ese sentido, bajo esa causa, los

hombres presentaron ausentismos promedio mayores que las mujeres, 32,4 y 23,3 días

respectivamente. En AE predominó la causa médica (34%) y en segundo lugar SM (20%).

Al considerar las categorías diagnósticas

según el horario de trabajo, el turno matutino agrupó el 46% de los días, prevaleciendo la causa relacionada con SM sobre el resto, siendo la causa médica la más prevalente en el resto de los turnos.

Tabla 6. Ausentismo laboral según categoría diagnóstica y turno

Días certificados según Turno y Categorías

Diagnósticas Noc

turn

o

Mat

utin

o

Inte

rmed

io

Ves

per

tin

o

Tot

al d

ías

cert

ific

ados

Cer

tifi

caci

ones

AL

pro

med

io

(día

s) /

cert

ific

ació

n

Accidente Laboral 0 0 3,0 0 3,0 1 3,0 Gineco-obstétrica 0 36,0 98,0 40,0 174,0 11 15,8

Laboral 5,0 3,0 20,0 2,0 30,0 7 4,3 Médica 177,0 631,0 477,0 295,0 1580,0 318 5,0

Odontológica 1,0 5,0 0 3,0 9,0 5 1,8 Quirúrgica 39,0 91,0 125,0 6,0 261,0 22 11,9

Salud mental 0 716,0 191,0 252,0 1159,0 45 25,8 Total diagnosticado 222,0 1482,0 914,0 598,0 3216,0 409 7,9

Fuente: Elaboración propia, año 2019.

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Al aplicar el Test Chi-Cuadrado para identificar la independencia de los pares de variables: Categorías Diagnósticas – Turno y, Categorías Diagnósticas – Cargo, considerando Ho= Las variables son independientes y H1= Las variables no son independientes, con un α=0.05 (nivel de significancia), pudo determinarse en ambos casos la No independencia entre las variables juzgadas (p-valor hallado 0,040 y 0,000 <α= 0,05respectivamente).

A su vez, al aplicar la corrección a X2 V

de Cramer, se determinó un índice 0,149 para el par Categorías Diagnósticas – Turno, y 0,187 para el par Categorías Diagnósticas – Cargo, representando en ambos casos una asociación positiva y débil.

Discusión

El mayor AL observado en mujeres

coincide con trabajos que han abordado dicha temática no solo a nivel nacional (Danatro, 1997; Bruno, Del Pino & Alfonso, 2011), sino internacional (Ferraro, 2016; Bonilla et al., 2014; Mendoza, 2015).

Que los trabajadores con tareas de AE

presentasen el mayor volumen en cuanto a personas, certificaciones y días por ausentismo también coincide con otros estudios (Becker & Carvalho, 2008), lo que podría explicarse por el mayor estrés laboral que experimentan al realizar sus actividades en consonancia con factores biopsicosociales de alta incidencia (Ferraro, 2016).

Asimismo, Mendoza (2015) realiza una

interpretación interesante al respecto en su estudio sobre Insatisfacción laboral como predictor del ausentismo en un hospital público de Chile, considerando que dicho AL podría ser funcional en pos de disminuir el estrés en aquellos niveles con menor autonomía laboral, lo que se hallaría en consonancia con el hecho de que el AL observado en el presente trabajo se

manifestó acentuado en el turno matutino, lo cual podría ser explicado dado que, a las actividades asistenciales cotidianas que les atañe al personal de enfermería, se le agrega un contexto con la presencia de todas las profesiones asistenciales -Médicos Psiquiatras y Generales, Licenciadas en Psicología, Trabajo Social y Enfermería-, en donde, dichos funcionarios también deben de responder a sus requerimientos, lo que estaría contribuyendo al desgaste psicolaboral, sin olvidar lo concerniente a las características epidemiológicas de la población asistida, la cual requiere una atención muy particular.

De acuerdo a los aspectos etarios, no

solo no existieron diferencias significativas en la media entre hombres y mujeres (42,9 y 43,6 respectivamente), sino que alineado con otros autores (Danatro, 1997; Bonilla et al. 2014), el rango etario con mayor prevalencia fue el comprendido entre 40 a 50 años.

Sin embargo, se visualizaron diferencias

al considerarlo según el sexo, prevaleciendo el AL en hombres de [20 a 30) años y en mujeres de [50 a 60) años, lo que sí introduce una variante importante pasible de profundizar en su explicación por las implicancias individuales y colectivas emergentes.

En cuanto a las certificaciones y días

certificados por persona, si bien la relación H-M fue 1:3, existió un comportamiento muy similar en ambas variables visualizadas en función del sexo, con una media de certificaciones 2,28 y 2,44 como así una media de días certificados de 16,9 y 17,7 para hombres y mujeres respectivamente, lo que en primera instancia nos supone profundizar en nuevas explicaciones más allá de las hipotéticamente orientadas desde el sexo para abordar dicha temática.

La influencia observada de la

estacionalidad sobre el ausentismo es congruente con otros estudios (Danatro, 1997; Bruno et al. 2013), en donde la llegada del

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invierno es determinante en su aumento, a lo que se debe agregar en este caso las características arquitectónicas del centro asistencial que cuenta con espacios abiertos, pasillos y patios que se hallan a la intemperie, lo que contribuiría en la aparición de motivos relacionados con aspectos físicos, de índole respiratorio y osteoarticulares, acentuados con la llegada de la época invernal.

Este aspecto no es menor a la hora de

establecer futuras estrategias sanitarias de atención dado el vacío provocado por el ausentismo en ese tramo del año.

En cuanto a los motivos prevalecieron

notoriamente las causas médicas -casi 4 de cada 5-; sin embargo, aquellos ausentismos en días promedio debido a SM presentaron los mayores valores, acentuándose en hombres con 32,4 días respecto de las mujeres con 23,3 días respectivamente, lo que no pudo ser comparado al no encontrarse estudios similares.

Así mismo, las certificaciones por SM

fueron las más prevalentes en el turno matutino, aspecto a ser observado más detenidamente por las implicancias asistenciales que posee.

Otro de los aspectos determinados fue la

no independencia de las variables Categorías Diagnósticas, Turno y Cargo, si bien en un grado moderado de asociación según V de Cramer, y que en conjunción con las particularidades del centro asistencial hacen considerar la necesidad de realizar nuevas investigaciones y análisis más profundos sobre ventanas temporales no solo más extensas sino actuales, como forma de contribuir en la identificación y reducción de las causas generadoras del AL.

En cuanto a la reincidencia en la

certificación fue posible determinar dos situaciones dispares, una en la cual el 46% de la población estudiada solo presentó 1 certificación y otra en donde más del 33% lo había hecho en tres o más ocasiones.

En esta segunda situación pueden integrarse diversos aspectos no solo orientados desde las propias actividades en sí mismas, sino vinculadas con la propia especialidad del centro asistencial.

No obstante lo anterior, y no habiendo

trabajos similares desde la perspectiva aquí trabajada, no fue posible cotejar algunos de los resultados obtenidos.

Sin embargo, es necesario reconocer que

ya en la década del ‘90 el hospital Vilardebó desde su oficina de Producción, Rendimiento y Costo -Prorreco- realizaba un seguimiento sobre el AL; planillas que aún cuentan y que dejan entrever que dicha temática ya era por entonces de interés para quienes se hallaban al frente del centro asistencial, a partir de tareas que se realizaban manualmente, caso a caso, y que daban una idea de la problemática.

Cabe mencionar a su vez que enfoques

del AL orientados desde los aspectos organizacionales de las instituciones, así como desde la percepción de los trabajadores sobre su ambiente laboral y enfocados asimismo desde la satisfacción / insatisfacción laboral son numerosos, aspectos que no fue posible integrar en el presente estudio y que dado lo relevante de la problemática son ejes a tener en cuenta en futuras investigaciones.

Al respecto, Mendoza (2015), en su

estudio y de acuerdo a la aplicación de distintos modelos en un ámbito asistencial, concluyó que la satisfacción laboral fue la variable que tuvo mayor efecto sobre el AL.

Conclusiones

De acuerdo a todo lo anterior es posible

realizar algunas reflexiones no concluyentes: ¿En qué manera otros factores

intervinientes y subyacentes a la problemática como el multi-empleo, el ambiente de trabajo,

58 Salud de los trabajadores / Volumen 28 N° 1 / Enero - Junio 2020

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cuanto más en instituciones de estas características, y el grado de satisfacción / insatisfacción respecto a las actividades diarias y por tiempo prolongado, estarían contribuyendo en el deterioro de la salud y sus consecuencias laborales?

Sin duda, ello requiere nuevos abordajes

investigativos que contemplen las dimensiones no tratadas en el presente trabajo.

En consonancia, un puente a transitar

sería identificar y comprender las representaciones o percepciones que los trabajadores desarrollan de un episodio de AL, en el entendido que, estas ausencias espacio – temporales de sus ámbitos de trabajo, pueden dar cabida a otras manifestaciones cotidianas.

Desde lo propositivo, y, a partir de un

estímulo hacia el trabajador, no desconociendo que el conocimiento sobre dicha temática es reciente, y en un escenario de profundización de saberes, no descartar la inclusión de nuevas estrategias respecto de las jornadas laborales, que contemplen ya sea, actividades de esparcimiento y capacitación, así como, la instrumentación de nuevos regímenes de trabajo y descanso, fundamentalmente para quienes desarrollan actividades asistenciales directas o indirectas, cuanto más en este ámbito laboral.

Considerar la Gestión del Ausentismo

Laboral -GAL- como una nueva dimensión de

abordaje y tratamiento dentro de las dinámicas institucionales, en este caso sanitarias.

No observado meramente como una

dimensión en tanto problema, sino desde la posibilidad de re-orientar desde su identificación, comprensión y explicación, la implementación de estrategias acordes en pos de su prevención, reducción y/o mitigación, que en su expresión última a todos afecta.

Que dado lo incipiente del presente

estudio aún no es posible realizar afirmaciones concluyentes del fenómeno en el contexto señalado pero si su semejanza con resultados de diversos estudios.  

Que el hecho de constatar un AL

acentuado en el turno matutino, en AE sobre todo mujeres, y que los mayores ausentismos en días promedio se dieran en hombres por causa de SM, constituye un eje a seguir y poder determinar si dicho comportamiento se ha mantenido en el tiempo o se ha modificado.

Lo necesario de profundizar a partir de

nuevas investigaciones de mayor alcance y más actuales en el conocimiento de dicha problemática debido a las consecuencias individuales y colectivas que trae sobre los trabajadores, como así en las consecuencias derivadas sobre la gestión sanitaria y la calidad asistencial sobre la población.

a

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Referencias Bibliográficas

59 Certificaciones médicas en trabajadores del hospital psiquiátrico Vilardebó de Montevideo, durante el año 2013. Ruben Perazza Marinoni, Carlos Giraldez García & Dinah Teliz Larrosa

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60 Salud de los trabajadores / Volumen 28 N° 1 / Enero - Junio 2020

ARTÍCULO

Organización Panamericana de la Salud (2014). Primer Foro Nacional de Salud y Seguridad Ocupacional. Recuperado de: https://www.paho.org/els/index.php?option=com_content&view=article&id=946:primer-foro-nacional-de-salud-y-seguridad-ocupacional-del-personal-de-salud&Itemid=291

Puc, M., Rojas, M.,Torres, M. & López, G. (2005). Análisis de las causas de ausentismo injustificado con un grupo focal de enfermeras. Revista de Enfermería IMSS, 13(3): 141-145. Recuperado de: https://www.medigraphic.com/pdfs/enfermeriaimss/eim-2005/eim053d.pdf

Fecha de recepción: 17 de julio de 2019 Fecha de aceptación: 07 de febrero de 2020

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Salud trab. (Maracay) 2020, Ene.-Jun., 28(1), 61-71 REVISIONES

1 Gerencia General de Ambiente, Seguridad e Higiene Ocupacional de CORPOELEC. Distrito Capital, Venezuela. e-mail: [email protected] 2 Gerencia general de Ambiente, Seguridad e Higiene Ocupacional de CORPOELEC. Distrito Capital, Venezuela. e-mail: [email protected]

Resumen Los paradigmas en seguridad y salud en el trabajo (SST) nacieron bajo la influencia de las compañías aseguradoras que alimentaron con su data a Heinrich (1931) quien publicó una obra que durante décadas ha sido la guía del personal de seguridad e higiene ocupacional (SHO), en que hace ver que los daños a la salud y la vida de los trabajadores son responsabilidad de los afectados y no de las condiciones y ambiente de trabajo, de la organización del trabajo, ni mucho menos del objetivo de la reproducción del capital, que ha llevado a que se desarrollan acciones de previsión del efecto, como la dotación de implementos de protección personal y colectiva, así como programas basados en el comportamiento del personal y no la prevención del peligro originado en los materiales, en la máquina, la herramienta, el procedimiento, por lo cual continúan sucediéndose incidentes fatales y graves. Para superar esos paradigmas, luego de analizar como impactan, se plantean algunas propuestas como: desarrollo de la perspectiva holística, uso adecuado del léxico en SHO, incorporación de la práctica de la confiabilidad de equipos y procesos al trabajo y el desarrollo de un modelo de gestión que tome en cuenta: al proceso social de trabajo, al objeto a transformar en un bien o un servicio, el estado de los activos y la caracterización tanto del objeto como de los activos, en una dinámica integradora, impulsada por un proceso de mejora continua.

Palabras clave: Seguridad en el trabajo, paradigmas, peligros, riesgos.

Abstract Paradigms in occupational safety and health (OSH) were born under the influence of the insurance companies that provided Heinrich (1931) with his data, who published a work that for decades has been the guide of OSH professionals. His findings, suggested that damages to the health and life of the workers are the responsibility of those affected and not the conditions and work environment, the organization of work, or much less the objective of the growth of capital. This approach led to the development of actions to mitigate or limit the effects of a hazard, such as the provision of personal and collective protective equipment, as well as employee-based behavioral programs and not the primary prevention of hazards related to the materials, machinery, tools, or tasks; hence fatal, serious incidents continue to occur. To overcome these paradigms, after analyzing their impact, we propose other approaches. Among these, the development of a more holistic perspective, adequate use of the OSH lexicon in OSH, incorporation of equipment reliability of equipment, work processes and management models that consider the social work process, the object to be transformed into a good or a service, the state of the assets and the characterization of both the object and the assets, in an integrative dynamic, driven by a process of continuous improvement.

. Keywords: Paradigms, dangers, risks, management system.

Nuevos paradigmas en seguridad y salud en el trabajo.

New paradigms in occupational safety and health.

Eric Omaña¹ & Arturo Suárez²

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REVISIONES

Introducción

La seguridad y salud en el trabajo (SST), obtuvo importantes avances en Venezuela después de 2002 cuando se puso en marcha el Instituto Nacional de Prevención, Salud y Seguridad Laborales (INPSASEL), al ejecutarse el artículo 12 de la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo (LOPCYMAT, 1986). Habían pasado 14 años con esta ley tan importante completamente silenciada. Desde la promulgación de la Reforma de la LOPCYMAT (2005) se evidencian cambios sustanciales en las disciplinas relacionadas con la Seguridad y Salud en el Trabajo (SST), sobre todo en lo que se refiere a las variables de atención a la salud en el trabajo.

Pero estos avances no se materializaron en

las variables que son objeto de estudio de la Seguridad e Higiene Ocupacional (SHO) como los medios, procesos y ambientes de trabajo, que impactan en la salud y la vida, por ser la fuente de contacto del peligro. Es decir, se ha avanzado en las consecuencias, en los daños a la salud y a la vida, pero no en la intervención de las causas.

Tan poco avance se debe a que los

paradigmas en el ejercicio de SHO en Venezuela son los mismos que se promovieron en Estados Unidos a partir de la década de los años 30 del pasado siglo, que han sido aceptados sin ningún cuestionamiento y que incluso fueron reforzados por autores, que en los años 80 desarrollaron la técnica del control de pérdidas. Hasta en la Organización Internacional de Estandarización (ISO) se aprecia esta influencia, como sucede con la ISO 45.000 (2016), cuando se plantea la acción frente al riesgo, dejando el peligro en otra dimensión, como se discutirá más adelante.

El principal mentor de los paradigmas

dominantes fue Hebert William Heinrich (1931), a quien se reconoce como uno de los primeros estudiosos y promotores de la seguridad industrial en EEUU. Heinrich al publicar sus ideas, sentó las bases que muy pocos autores han tratado de contradecir, salvo excepciones descollantes

reconocidas, como William Deming, Óscar Betancourt y Fred Manuele.

Deming (1986) escribió que la población

trabajadora está secuestrada por el sistema, y el sistema pertenece a la administración de la empresa, dando a entender que para lograr su célebre sistema de mejora de la calidad, los trabajadores deben tener los grados de libertad suficientes para ser creativos e innovadores, ya que solo las personas que están en la producción, que conocen los procesos, pueden pensar las mejores soluciones que la producción demanda cada día y les afecta a ellos en su confort e integridad física y mental, y no solo a los productos y activos de las empresas, visión que igualmente aplica al personal SHO.

La LOPCYMAT expandió la formación en

SST, promovió la participación de los trabajadores en comités paritarios, pero continua el personal accidentándose, viendo afectada su salud y vida por los medios, las condiciones y el ambiente de trabajo, pese a que la función SHO hace su mayor esfuerzo, pero con la misma visión de siempre, con los paradigmas cosechados de las ideas de Heinrich, con el mismo método, esperando mejores resultados o al menos resultados diferentes, que nunca llegan, de allí que la función de Seguridad e Higiene Ocupacional demanda una transformación urgente, la cual debe orientarse con la visión del Maestro del Libertador, Don Simón Rodríguez (1842), quien señaló: O inventamos o erramos, frase con que se subtituló su obra Sociedades Americanas, de tal manera que requerimos tener nuestros propios paradigmas, con una acción nueva, innovadora, que sea continuada e integradora, con base sólida, para ir a la raíz de los problemas, a sus causas y no seguir actuando desde las consecuencias.

Paradigma dominante

Durante mucho tiempo no se investigaron

las causas de los accidentes laborales, hasta que el nivel de organización de los trabajadores devino en acciones de lucha y el tema economicista, dio importancia a establecer las causas de los

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accidentes y a plantearse alternativas ante este tipo de eventos.

Algunos autores, como Blake (1970),

quien fuera contemporáneo con Heinrich, comentaron que fue tal la magnitud de las condiciones de inseguridad en los albores de las sociedades industrializadas de Europa, que:

“los trabajadores eran lanzados por el aire cuando los engranajes atrapaban sus ropas, quedaban aplastados por poleas, bandas transportadoras, se les corroían las carnes al caer en depósitos de ácidos colocados en el suelo sin protección alguna o bien triturados entre enormes ruedas o tornillos de transmisión de fuerzas” (p.27).

El estudio sistemático de las causas de los

incidentes laborales, es decir, con daños a la salud y la vida, se inicia cuando las legislaciones introdujeron la variable responsabilidad, para establecer un resarcimiento económico al afectado por el accidente de trabajo. Ahora bien, dado que en el modo de producción capitalista todo es motivo de negocio, los accidentes de trabajo se convirtieron en fuentes de negocios, al llevarse la figura del aseguramiento de los bienes y productos, a los seres humanos, así las empresas aseguradoras se encargarían del accidentado, de cubrir sus gastos médicos y de eventuales pagos de resarcimiento.

El Centro Regional de Ayuda Técnica de la

Administración de Cooperación Internacional (1960) indica que en Estados Unidos hasta 1911, el derecho civil impedía a las víctimas de accidentes demandar a los patronos, porque se prohibía taxativamente pagar los accidentes de trabajo.

Por eso, algunos propietarios, encabezaban

colectas para auxiliar a la viuda y a los hijos de los trabajadores fallecidos. En los albores la I Guerra Mundial, comenzó en ese país el interés por la disciplina de la seguridad industrial, que existía por los inspectores gubernamentales desde 1847,

basados en una ley laboral similar a la promulgada en Inglaterra unos años antes. Estos inspectores consideraban a los accidentes como situaciones naturales, al igual que las enfermedades que estudiaban, de tal manera que la inspección del trabajo no estuvo orientada, desde el principio, a la corrección de las condiciones peligrosas, ni mucho menos a estudiar las causas de los accidentes.

En el citado texto igualmente se indica que

el primer programa de seguridad industrial, del cual se tenga noticia en Estados Unidos, fue el resultado de una convención de Ingenieros Electricistas del Hierro y el Acero, celebrada en Milwaukee en 1912, que a su vez creó el Consejo Nacional de Seguridad, entidad que comenzó a llevar estadísticas de accidentes en forma ordenada desde 1926, mientras que la Unidad de Estadísticas Laborales del Departamento del Trabajo lo hizo desde 1913. En ese año, la citada Unidad Laboral reportó 25.000 personas fallecidas como consecuencia de accidentes de trabajo. En 1927, Heinrich presentó ante ese consejo, sus estudios sobre las proporcionalidades en los costos de los accidentes, describiendo sus tres famosas causas de los accidentes.

Actos inseguros, que ocuparon el 88% de

las causas de todos los accidentes registrados y archivados por las compañías aseguradoras, las causas mecánicas que ocuparon el 10% y el 2% restante, causados circunstancias impredecibles. Este es el primer gran paradigma del movimiento mundial para la función de SHO, una verdadera ley, que puso en la víctima del accidente, la responsabilidad del mismo. Asombrosamente, para Heinrich (1931), el 88% de las causas de los accidentes eran responsabilidad del accidentado. Este autor basó su estudio en los reportes de las compañías aseguradoras, que privatizaron la seguridad social, ya que a partir de 1908 se empezaron a aprobar en algunos estados de EEUU leyes que obligaban a la indemnización de la persona accidentada o enferma, similares a las introducidas en Alemania, las cuales poco a poco fueron declaradas inconstitucionales pero que finalmente se impusieron.

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En la medida en que se aprobaron leyes indemnizatorias en Estados Unidos, se entablaron numerosos juicios por indemnización y pago de gastos médicos, pero muy pocos culminaban a favor de la clase obrera. Estos juicios sólo sirvieron para el desarrollo de las empresas de seguros, ya que mediante una póliza, las empresas resolvían los engorrosos entuertos jurídicos y además proporcionaban los pagos médicos que la accidentalidad ameritaba y la cobertura que las nacientes legislaciones de indemnización empezaban a establecer.

Se debe aclarar que no se tuvo una definición universalmente aceptada de lo que son actos inseguros, hasta que a mediados de los años 70 del siglo XX entes internacionales e incluso algunas empresas aseguradoras los tipificara como la violación de una norma de trabajo pre-establecida (Seguros Caracas, 1986), eso quiere decir, que se trata de la violación de una norma o procedimiento de trabajo comunicado por la empresa y entendido por la persona que realiza el trabajo, de lo cual se debe dejar constancia escrita. En España, se ha desarrollado la Guía de buenas prácticas NTP 415 Actos inseguros en el trabajo: guía de intervención (1990), con la cual se busca reconocer que los comportamientos no responsables, son violaciones manifiestas de los procedimientos de trabajo seguros. Por esa falta de definición de acto inseguro asociada a un procedimiento determinado, en la época de Heinrich, las causas de los accidentes eran consideradas como una imprudencia o una tremendura de la persona accidentada. No importaba que las condiciones y ambientes de trabajo fueran peligrosos e insalubres, lo que se anotaba era que la víctima había cometido un acto inseguro.

Bajo las circunstancias anteriores es fácil

comprender que en una época en que el acto inseguro no estaba definido, y cuando las empresas apenas empezaban a normalizar sus procesos de producción, se usó al acto inseguro para tipificar la mayor parte de los accidentes a fines de liberar a las empresas aseguradoras del pago de las indemnizaciones respectivas, y eso,

sentó las bases para que Heinrich estableciera que la mayoría de los accidentes se producen por una mala práctica del accidentado, así por ejemplo, la víctima fatal crea las condiciones para su deceso, que con el correr del tiempo se convirtió en el paradigma dominante del riesgo, obviándose el peligro como tal, lo cual aún se mantiene, llegándose al extremo de no internalizar que el riesgo es en realidad la exposición al peligro con una probabilidad de daño a la salud y la vida de quien se expone.

Producto de ese estudio, Heinrich (1931)

popularizó otra relación, la 15-85 la cual representaba que sólo eran imputables el 15% de las fatalidades laborales a las condiciones de trabajo como causas de los accidentes, mientras que los actos inseguros y la mala praxis obrera era responsable del 85% de los casos. Esto se convirtió en otro gran paradigma del mundo de la prevención, que con algunos cambios en el tiempo, se ha convertido en una especie de ley de los profesionales SHO. Blake (1970) se opuso a esta salida fácil aduciendo que era un engaño, que desviaba la atención del problema principal y que no se explicaba cómo esta relación hubiese obtenido tanta aceptación. Esta ingenuidad de Blake, al no entender el trasfondo economicista del problema de los accidentes de trabajo como fuente de negocios, llama la atención. El National Safety Council (1980) explica que un estudio realizado entre sus agremiados en Pensilvania en 1953, resultaron las máquinas y las condiciones peligrosas, las causas del 92% de los incidentes no fatales, y del 94% de los fatales, y que otro de 1960, fueron las condiciones inseguras las causas del 98,4% de todos los incidentes.

Obviamente estos estudios no obtuvieron

ninguna popularidad porque dejaban de lado la supuesta responsabilidad del accidentado y lo peor, orientaba a ver la responsabilidad del empleador, algo inaceptable para los capitalistas que ya habían conseguido como poner en los hombros de otros el resultado negativo de su sistema de explotación del trabajo humano. Para Blake (1970), la condición ideal es que se elimine un cierto grado del riesgo y que las personas que

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laboren tengan una conducta segura, aunque lo expresa con algo de pesimismo, porque señaló que las dos cosas son imposibles, pero no deja de ser interesante como trató de levantar un paradigma diferente a Heinrich.

La crítica de Blake (1970) alcanzó a los

predecesores de programas conductuales que se han volcado sobre el mundo laboral para atender el paradigma dominante, porque para su época, se puso en boga el estudio del factor humano predisponente para la accidentalidad, mencionando entre otros a Verner, Farmer, Newbold y Vitales, tendencia hoy convertida en la seguridad basada en el comportamiento, que siguiendo el paradigma dominante, no toca las condiciones de trabajo, el ambiente de trabajo, la tecnología empleada, ni la organización del trabajo, solo el comportamiento de los trabajadores, es decir, no apunta a la fuente de donde emana la energía, el contaminante, que pudiera afectar a la gente.

Paradójicamente Deming (1986), también estableció la relación 85-15 estudiando los informes de 1.700 incidentes laborales, pero en el sentido inverso a Heinrich. Para el padre de la calidad total la regla es que el 85% de los problemas en cualquier operación están dentro del sistema de la empresa y son responsabilidad de la gestión, mientras que sólo 15% se encuentran en el trabajador.

Por su parte, Manuele (2011) va más allá,

porque aplicando la técnica de análisis de contenido a las 4 ediciones del libro de Heinrich, determinó como sus discursos se acomodaron según la crítica que este autor recibía, así la famosa pirámide de Heinrich 1-29-300 (una fatalidad por cada 29 accidentes graves y 300 accidentes leves) tiene premisas que varían según la edición. En la primera escribió que el total de 330 accidentes todos tienen la misma causa, lo cual desafía la credulidad, como reflexiona Manuele; luego en las ediciones posteriores no aparece esa frase, en la segunda edición Heinrich indica que el grupo de unidad de 330 accidentes son similares y de la misma clase y en la tercera,

se puede apreciar otro cambio importante, al indicar que los 330 accidentes son de la misma clase y con la participación de la misma persona. Las fuentes de Heinrich nunca estuvieron disponibles, por eso, en la cuarta edición, publicada 28 años después de la primera, señala que la fuente de los datos proviene de un estudio de más de 5.000 casos. Las dificultades pueden ser fácilmente imaginadas para llegar a sus premisas. Había pocos datos existentes sobre lesiones menores que no dicen nada de los accidentes con lesión.

En sus reflexiones, Manuele concluye que el énfasis de cómo los accidentes se producen y sus factores causales, se han centrado sobre el comportamiento del trabajador, en lugar de ser colocado correctamente en la mejora del sistema de trabajo, en los medios de producción, en las condiciones del trabajo, y en el ambiente de trabajo. Para Manuele (2011), estos paradigmas surgidos de los trabajos de Heinrich, son mitos que se han arraigado en la práctica de la seguridad y son los profesionales SHO quienes deben tomar medidas para descartarlos. Este crítico expresa que no es ético seguir enseñando a las nuevas generaciones las famosas proporciones Heinrich, y que si se hace, es para indicar en la línea del tiempo la existencia de ese autor.

Con el tiempo y aún en la actualidad, las

publicaciones sobre los temas de prevención de accidentes se han basado en Heinrich y lo que es más alarmante, en la forma como los trabajó, ocultando lo medular de la metodología empleada, que fue absolutamente sesgada hacia la patronal, por lo cual el paradigma dominante fue desde el principio, que las causas de los accidentes son los actos inseguros y no las condiciones inseguras.

Sobre la pirámide de Heinrich, Bird &

Gerimain (1986) levantó su teoría de Control Total de Pérdidas con la proporción es 1-10-30-600 (por cada accidente grave, ocurren 10 lesiones menores, 30 accidentes con daño a la propiedad y 600 cuasi-accidentes), para este autor, los cuasi-accidentes son una oportunidad excelente para promover ahorros sustanciales. Al igual que

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Heinrich, la proporción de Bird & Gerimain carece de soportes conocidos.

El acto inseguro es lo primero que se oye

cuando hay una investigación de accidentes de trabajo. En 1982, cuando ocurrió el accidente más catastrófico en la historia de Venezuela, por el número de fatalidades y heridos, en la Planta Termoeléctrica “Ricardo Zuloaga” de Tacoa, en el hoy estado La Guaira, la comisión investigadora presidencial, encabezado por el Director de la entonces Policía Técnica Judicial declaró a los medios televisivos que la causa del accidente había sido por el encendido de un cigarrillo por parte de uno de los trabajadores fallecidos y aunque nunca aportó una prueba, su versión encabezó el informe final del accidente (Segura 1983), y se hizo “verdad”, algo realmente indemostrable, pero que la comunidad siempre está dispuesta a aceptar, la responsabilidad del obrero; lo que sí quedó claramente demostrado fue la influencia del paradigma de Heinrich en el tiempo. Esa visión de la causa del accidente más catastrófico ocurrido en Venezuela, imputable en el imaginario a las dos primeras víctimas de lo que luego se convirtió en tragedia cegando la vida de 152 personas más, permitió a la jueza de la causa liberar a los altos funcionarios de la empresa Electricidad de Caracas, de los cargos de negligencia que les imputó el Ministerio Público y darles libertad plena.

Por su parte, Betancourt (1999) propuso

desdeñar la noción de riesgo y trabajar con el concepto de procesos peligrosos que surgen de los componentes del trabajo como tal, es decir, el objeto o propósito del trabajo, los materiales y demás materias primas, los medios e insumos a usar, de la organización y división del trabajo y sobre todo, de la interacción de éstos. De esta manera se intenta recuperar la dinámica de los distintos aspectos de la vida del trabajo que atentan contra la salud o que favorecen a la misma, por ello se ha recuperado la noción de procesos. En su crítica a la variable riesgo, Betancourt (1999) resalta que ha sido tradicional ver al riesgo tanto como causa y efecto, lo cual genera numerosas confusiones, por lo que propone

la noción de procesos peligrosos sin desconocer la naturaleza de los procesos, porque entre otras cosas al hablar de riesgo del trabajo o riesgo ocupacional no se visualiza adecuadamente la fuente del mismo, es decir, al peligro como tal, ni mucho forma como se genera y se distribuye, y hasta como interactúa con otros peligros para potenciar aún más los efectos nocivos sobre la salud y la vida.

Premisas del cambio

Algunos elementos que pueden ser

esenciales para ir en la dirección de nuevos paradigmas en SST y en SHO, pasan por desechar el reduccionismo, centrar en el peligro los sistemas de gestión, actualizando el léxico de los prevencionistas y ampliar las disciplinas prevencionistas hasta la confiabilidad de equipos y sistemas.

Lo holístico versus el reduccionismo

La educación, primero positivista y ahora

por competencias, nos ha llevado a una formación reduccionista, acrítica y fuera de contextos sociales, buscando la excelencia, donde no es importante la historia de las cosas y sus relaciones, entre ellas y con el todo. El manejo de la propuesta de Betancourt sobre procesos peligrosos no les es digerible al SHO tradicional, porque se pregunta ¿cómo medir la inter-relación de los individuos con los materiales, los medios de producción y la organización del trabajo? No hacen el intento de inventar como lo planteó Simón Rodríguez. Por eso, las investigaciones de incidentes suelen terminar como la de Tacoa, criminalizando a las víctimas. El reduccionismo es considerado con frecuencia como opuesto al holismo. La visión de Heinrich y las de sus seguidores ha sido fundamentalmente reduccionista, de allí sus conclusiones.

En el enfoque holístico se visualiza el todo, las partes, las inter-relaciones entre las partes y entre ellas y el todo, pero no en forma estática sino en permanente movimiento, considerando entonces el comportamiento humano como el

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producto de la matriz social en la cual se encuentra inmersa la persona. La noción de procesos peligrosos se ajusta al enfoque holístico, en realidad es un enfoque epidemiológico que toma en cuenta todas las variables determinantes y condicionantes del proceso salud- enfermedad en el mundo del trabajo. El enfoque holístico es el primer paso para romper con el paradigma dominante.

A su vez, el holismo lleva a la sistematicidad, es decir, la capacidad de la mente para organizar, analizar y generalizar lo que poco a poco se va aprendiendo. Es fácil ver que sistematizar, como proceso mental, es un proceso complejo, que a algunas personas les resulta natural, pero a otras les es necesaria la ayuda académica. Entonces para romper con los paradigmas dominantes, debemos empezar por superar el reduccionismo, y a tener un enfoque holístico y sistémico del tema de la seguridad y salud en el trabajo.

¿Peligro o riesgo?

No es un problema semántico. La contradicción surge por haberse institucionalizado una notificación de riesgos en la mayoría de las empresas venezolanas, cuando la LOPCYMAT (2005) ordena dar la notificación de las principios de prevención de las condiciones peligrosas e insalubres, de tal manera que, aunque en el forma se esté cumpliendo con el estamento jurídico de informar, se pone en tela de juicio lo que realmente se esté haciendo. No es lo mismo hablar de principios de prevención de peligros, que hablar de notificación de riesgos como se hace usualmente bajo el paradigma dominante. El caso deviene del uso indiscriminado de ambas expresiones, y la tendencia a suplantar la noción de peligro por la de riesgos, así se suaviza el tema, porque riesgo es una palabra menos dura que peligro. Un refrán popular dice que las palabras no son inocentes.

El peligro es lo que daña, el riesgo es la probabilidad de daño, si hay exposición, en función de la vulnerabilidad de las personas. De

hecho, cuando no existe peligro, la probabilidad tiene el valor 0, pero cuando hay exposición al peligro, la probabilidad puede alcanzar el valor máximo de 1, cuando eso ocurre se habla de peligro inminente, condición en que la LOPCYMATjustifica que los trabajadores se rehúsen a laborar, sin que por esa causa las empresas puedan despedirles de sus empleos, ya que la probabilidad de daño es del 100%, y la magnitud del daño dependerá de la vulnerabilidad de la persona afectada y de la calidad y cantidad del peligro en sí.

La propuesta resalta que de lo que se trata

es de identificar y cuantificar el peligro, y hacer el respectivo análisis de riesgo, antes de comenzar cualquier tarea. Identificar el peligro conlleva a la caracterización de los factores del medio de trabajo que pueden potenciar el efecto, por ejemplo, identificar un clima húmedo al trabajar en líneas eléctricas, así como cuantificar peligros gases y vapores, facilitan el análisis de riesgo por la exposición y establecer la protección requerida. ¿Incidente o accidente?

Este tema tampoco es semántico, es la

distorsión introducida en el argot de SHO para los accidentes de trabajo por el mal uso que se ha dado al término incidente, que según el Diccionario de la Real Academia (1786), se relaciona con un acontecimiento que sobreviene en el curso de un asunto o negocio y tiene con él alguna conexión, y que también es lo que sobreviene en el curso de un asunto o negocio y tiene con este alguna relación; en términos jurídicos incidente es en un proceso, cuestión distinta de la principal, pero relacionada con esta, que se resuelve a través de un trámite especial.

De tal manera que todo suceso imprevisto que sucede en una empresa, produzca o no daños a la salud de las personas que allí laboran, o a quienes habitan o laboran en sus alrededores, produzca o no daño a las instalaciones, maquinarias y herramientas, al ambiente que rodea la empresa y a cualquiera de las formas de vida

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que habiten en ese ambiente, es en el buen lenguaje de Cervantes un incidente de trabajo. Volviendo al ejemplo de la catástrofe de Tacoa, se trató de un incidente que presentó daños a la vida y a la salud de trabajadores de la empresa y de otras entidades que acudieron, como bomberos y funcionarios de cuerpos de seguridad, e incluso personal de medios de comunicación, todos ellos caben dentro de la tipificación de accidentes de trabajo, pero igual hubo víctimas fatales y heridos entre los miembros de las comunidades vecinas, daños al ambiente y daños a los activos de la empresa. La gestión de los peligros y riesgos antrópicos y naturales, sus riesgos y amenazas

Siguiendo la propuesta de procesos peligrosos de Betancourt, la gestión no es solo del riesgo sino que debe abarcar al peligro, sea esta intrínseco al proceso de trabajo, o proveniente del exterior, del ambiente, es decir, una amenaza. Eso implica que se debe comenzar por caracterizar todos los componentes del proceso laboral. Betancourt (1999) habla del objeto de trabajo, de los materiales a transformar en un bien o servicio y de los que se usan para lograr tal modificación, para lo cual es de extrema ayuda las Hojas de Información de Seguridad de los productos. A esto siguen las herramientas, los equipos, y las instalaciones, todo eso que conforma los activos de las empresas en el sitio en el cual funcionan, acompañados de la tecnología empleada y de la forma como se organiza el trabajo. Y finalmente están los protagonistas de la citada transformación, quienes al interactuar con los componentes anteriores, se exponen a los peligros intrínsecos que cada uno de ellos puede acarrear.

Para garantizar que esa interacción sea

saludable y segura, se debe actuar desde los escenarios de la Promoción de la seguridad y salud en el trabajo, Prevención del peligro y Previsión de los riesgos y amenazas, las 3P como se expone en el Sistema de Gestión de la Corporación Eléctrico Nacional (CORPOELEC, 2014). Se propone rescatar la palabra previsión, porque volviendo a la crítica al reduccionismo, es

más fácil aplicar prevención a todo. Previsión es una palabra que ha sido borrada del léxico de SHO. Promoción no es solo el cartel o afiche, va desde la Notificación de las principios de prevención de las condiciones peligrosas e insalubres, previo a la formación sobre tales principios, hasta las permanentes acciones de formación para el trabajo seguro y saludable.

La prevención está relacionada con todas las acciones para excluir la exposición al peligro, para confinarlo, para eliminarlo y hasta para suplantarlo por otro peligro al cual los seres humanos sean menos vulnerables. Así por ejemplo, el confinamiento de un proceso peligroso de naturaleza química o de naturaleza biológica, y la construcción de un sistema de ventilación mecánica por extracción, que impida la exposición es una típica acción de prevención, la cual se caracteriza por ser la solución ideal, no siempre aplicable por razones técnicas o económicas.

Por su parte, la previsión está asociada a la

exposición, y la decisión de cómo proteger a la persona expuesta pasa siempre por el análisis de riesgos. El objetivo de la previsión es disminuir la vulnerabilidad de las personas expuestas, a través del uso de los equipos de protección personal y colectiva, cuyas características se determinan como resultado del análisis del riesgo. Por supuesto, acciones como vigilancia de la salud y adecuación física de los trabajadores y trabajadoras son acciones de prevención médica y la previsión técnica.

Confiabilidad de los activos

Una de las fallas de los programas de SHO

es que se desarrollan casi exclusivamente en el ámbito de la LOPCYMAT, en la esfera del trabajador.

Así, estos programas no caracterizan a los

activos de las empresas, de hecho se toca el tema del mantenimiento, pero desde muy lejos. La variable confiabilidad del equipo no es usualmente aplicada en SHO y hacia allí se debe apuntar, si interesa cambiar el paradigma dominante. Esto

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pasa por entusiasmar a la academia en el tema, ya que no existe en Venezuela postgrados de confiabilidad mecánica o confiablidad eléctrica, ni siquiera diplomados; solo en algunas carreras de ingeniería se ve una materia aislada de confiabilidad. Eso da una idea de la gran brecha existente en la materia.

La confiabilidad mecánica, por ejemplo, es

una herramienta a la cual acuden las empresas que quieren garantizar la calidad de sus productos, pero no la relacionan con la calidad de la vida en el trabajo.

Es hora de romper ese paradigma e

incorporar en la formación de las carreras de ingeniería de higiene y seguridad, en la licenciatura de prevención y salud en el trabajo, y en los postgrados de salud ocupacional, higiene ocupacional y seguridad industrial, un fuerte componente de confiabilidad de equipos y procesos.

La figura Nº 1 Modelo de Gestión, resume parte de esta propuesta de marchar hacia nuevos paradigmas, que vincula todos los componentes vistos anteriormente, con el peligro en el centro de discusión, donde interactúan los trabajadores y trabajadoras como sujetos participativos de la gestión, el objeto de trabajo, la caracterización del peligro y la gestión propiamente dicha.

El sujeto conformado por el proceso social

de trabajo y el ambiente; el objeto conformado por los activos, que incluye a los materiales, y los procesos de la empresa; la caracterización que implica tanto la exposición, como la vulnerabilidad, palabra aplicable no solo a los seres humanos, sino a los activos y al ambiente; y la gestión SHO, desde la perspectiva de las 3P: promoción, prevención y previsión.

Todo ello soportado con las variables

participación, integración, alineación y comunicación, desde una visión holística.

Figura 1. Modelo de Gestión. Fuente: SIGRAN-CORPOELEC (2012)

.

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Conclusiones

La revisión de cómo se conformaron algunos de los paradigmas dominantes en el práctica de SHO, apunta a que los mismos se fueron desarrollando en el tiempo para convertir a la víctima de un incidente laboral como la causante del incidente y por tanto al trabajador como objeto de la práctica SHO, obviando las condiciones y organización del trabajo.

En el ejercicio SHO en Venezuela se han introducido una serie de conceptos, los cuales hoy en día, han quedado en contradicción con el avance de estas disciplinas, en la medida que más personas se han dedicado al estudio, en especial en los postgrados en seguridad y salud en el trabajo de las universidades nacionales.

Se requiere levantar nuevos paradigmas que rescaten todas las disciplinas de la SST con una visión humanista, holística, sistémica y actualizada.

Propuestas

Adecuar el léxico del mundo de la STT a las palabras y definiciones correctas, para que la palabra escrita se refiera a lo que verdaderamente significa.

Usar el tema de los procesos peligrosos de Betancourt (1999) para darle a práctica del ejercicio de la seguridad e higiene ocupacional una visión holística y sistémica.

Incorporación del estudio de la confiabilidad mecánica a la práctica de la seguridad e higiene ocupacional.

Desarrollar un modelo de gestión, basado en la propuesta de Betancourt (1999), que involucre al proceso social de trabajo, a los activos de la empresa y al ambiente como un todo dinámico, que haga suyo la propuesta de mejora continua de dicha gestión.

Una

Betancourt, O. (1999). Texto para la enseñanza e Investigación de la Salud y Seguridad en el Trabajo, Quito: Ed. OPS/OMS-FUNSAD.

Bird, F. & Gerimain G. (1986). Liderazgo Práctico en el control de pérdidas. Giorgia: Ed. by Der Norske Veritas.

Blake, R. (1970). Seguridad Industrial. México: Ed. Diana.

Centro Regional de Ayuda Técnica de la Administración de Cooperación Internacional de Estados Unidos. (1960). Manual de Prevención de accidentes del trabajo. Barcelona: Ed. Reverté.

Deming, W. (1986). Out of the crisis. Cambridge: Center for Advanced Engineering Study, Massachusetts Institute of Technology.

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Referencias Bibliográficas

71 Nuevos paradigmas en seguridad y salud en el trabajo. Eric Omaña & Arturo Suárez

REVISIONES

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Venezuela. Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo. Gaceta Oficial 38.236.Caracas, 26/07/2005

Una

Fecha de recepción: 18 de octubre de 2019 Fecha de aceptación: 10 de febrero de 2020

72 Salud de los trabajadores / Volumen 28 N° 1 / Enero - Junio 2020

73

Salud trab. (Maracay) 2020, Ene.-Jun., 28(1), 73-77 NOTAS Y REFLEXIONES

1Universidad Nacional Experimental Rómulo Gallegos. Centro de Investigaciones psicológicas, Psiquiátricas y Sexológicas de Venezuela. Maracay,

Venezuela. e-mail: [email protected]

“Creo que estamos ciegos, ciegos que ven, ciegos que, viendo, no ven”

José Saramago

Producto de la situación crítica que afronta el personal de salud, en los actuales momentos de la pandemia por COVID19, emerge la inquietud por vislumbrar en el presente ensayo un poco de la realidad que este grupo de trabajadores y trabajadoras padecen en los servicios de salud en los distintos países afectados por la pandemia. No se persigue presentar un análisis exhaustivo de la situación, sino servir de portavoz de una denuncia silente del padecimiento que este colectivo de trabajadores y trabajadoras está afrontando.

A lo largo de la historia de la humanidad se han vivido situaciones críticas producto de grandes pandemias como fue en 1918, a finales de la primera Guerra Mundial, con la Gripe Española, la cual dejó en un año decesos de más de 40 millones de personas.

El impacto que dejará el COVID-19 en la humanidad aún se desconoce, aunque se ventila que no es nada alentador mirar lo que se tendrá que enfrentar luego de la pandemia. Vivir los estragos que va dejando el Covid19 ya es un reto, tanto para quienes lo padecen, los que ven el padecimiento en su entorno cercano y quienes atienden a quienes son víctimas de la enfermedad.

En el último grupo se ubica el personal sanitario, éstos han llevado sobre sus hombros un gran peso, durante estos críticos momentos que vive la población en general. Su rol ha sido un elemento clave para hacer frente a esta inesperada realidad y representan un eslabón inerme frente a la compleja realidad sanitaria existente que se ha

develado precaria en muchas realidades y silente ante lo que ha tenido que afrontar este grupo de trabajadores en los centros sanitarios tanto en los países desarrollados como en aquellos no considerados como tal.

Es importante reconocer que este personal ha estado ante un estado inusual de incertidumbre y estrés, propio de las dificultades que viven durante la atención médica a pacientes en una situación del carácter que tiene la pandemia por coronavirus (COVID-19).

Ante este panorama, no es menos importante prestar especial atención a las necesidades de tipo emocional que requiere este personal, quien además de cuidar a los otros y animarles al autocuidado, debe luchar por cuidar de sí mismos.

Desde que el pasado 11 de marzo del año 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) anuncio el brote del coronavirus (COVID-19) como una “pandemia”, declarada por el director de la OMS Tedros Adhanom: “Hemos evaluado que el COVID-19 puede caracterizarse como una pandemia” (OMS 2020) inmediatamente se estructuraron sistemas de vigilancia epidemiológica, en virtud de la mortalidad que el virus generaba, no vista en epidemias anteriores, lo cual se ha traducido no solo en un preocupante número de víctimas mortales sino además en trastornos con alteraciones en el bienestar psicosocial de la población.

Uno de los factores más inquietantes es su voraz nivel de contagio, de persona a persona, ante lo cual quedan las medidas físicas y el

Grietas psicológicas en el personal de salud: COVID-19 una real

idad silente. Psychological cracks in the health personnel: COVID-19 a silent reality.

Rosa Goldcheidt 1

74 Salud de los trabajadores / Volumen 28 N° 1 / Enero- Junio 2020

NOTAS Y REFLEXIONES

confinamiento, como las estrategias preventivas condicionantes para la protección humana.

Este complejo escenario desnuda la situación del sistema sanitario, tanto público como privado, el cual queda al descubierto al ponerse en evidencia las debilidades de éste para el abordaje de la crisis por el coronavirus, lo que ha obligado a reflexionar sobre su capacidad de respuesta ante circunstancias de la envergadura de la pandemia y por tanto dirigir la atención a replantear, redefinir y reestructurar el sistema sanitario en general.

Particularmente se desnuda la poca capacidad de respuesta para la asistencia de las personas de bajos recursos, quienes siempre han carecido de atención sanitaria suficiente y eficiente.

Aunque la pandemia no ha discriminado en estratos sociales, es en los sectores económicos más vulnerables donde se observa el mayor número de víctimas causadas por el COVID19.

Está claro que el padecimiento es mundial, pero como bien señala el Director General de la OMS, la experiencia y enfoque en cada región y país es diferente, evidentemente porque también son diferentes las circunstancias, condiciones y contexto sociopolítico con las que se cuenta para enfrentar el fenómeno de la pandemia.

Sin embargo, considerando lo anterior como un factor determinante en este marco, lo cierto es que el personal sanitario parece no tener tregua en su labor durante la pandemia y es este personal el que está dispuesto, en primera línea en una batalla en la que se pone en peligro la vida a cada minuto y, como en toda batalla, no hay espacio para la vida personal, se ven sometidos a extensas y extenuantes horas de trabajo con un alto nivel de estrés psicológico.

De acuerdo a la OMS (2020), las cifras de personas contagiadas por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2, que provoca la enfermedad

conocida como COVID-19, continúa extendiéndose por el planeta.

Para junio de 2020 a la OMS se han notificado más de 10,3 millones de casos de COVID-19 y más de 506.000 muertes y los recuperados supera los 5,8 millones de personas. (OMS, 2020). La novedad de la situación ha generado búsquedas inéditas de respuesta y de acciones en cada realidad, tomando en consideración las limitaciones tanto de infraestructura, de equipos y de personal sanitario que en cada particularidad emergen.

La situación laboral del personal sanitario se agudiza en aquellas realidades donde el número de contagios se ha visto que supera la capacidad de respuesta de los centros de atención médica. Independientemente del país, se ha observado que este personal se ha visto desbordado ante las necesidades de atención a víctimas del COVID19, lo cual exige medidas y equipos de protección personal que eviten la posibilidad de infectarse ellos mismos o de infectar a otras personas.

A pesar que el personal sanitario está en primera línea en la atención a las personas infectadas, de acuerdo a información de la OMS (2020), un aspecto altamente preocupante en este panorama ha sido la escasez de suministro en los centros de salud de los elementos básicos como guantes, mascarillas apropiadas (quirúrgicas), respiradores, lentes de seguridad, pantallas faciales, batas y delantales, lo cual coloca a los profesionales médicos, de enfermería y otros trabajadores, que laboran en los hospitales, a realizar el ejercicio de su profesión en condiciones peligrosas, producto del mal equipamiento o la precaria dotación de los implementos necesarios para atender con seguridad personal a los pacientes de COVID-19.

Expansión de la pandemia en el mundo y qué decir del personal de salud

Los reportes señalan que, de acuerdo a las cifras oficialmente suministradas, para el mes de

75 Grietas psicológicas en el personal de salud: COVID-19 una realidad silente. Rosa Goldcheidt

NOTAS Y REFLEXIONES

junio, Estados Unidos ocupa el primer lugar en contagios con más de 2,7 millones y más de 129.000 fallecimientos. En segundo está Brasil, con más de un millón y medio de casos y supera los 63.000 muertos y en tercer lugar aparece Rusia, con más de 670.000 infectados registrados y más de 10.000 muertos (OMS, 2020).

Estos países llegaron a superar en cifras de contagio a España e Italia, países donde inicialmente, después de China hubo un fuerte brote. En Latinoamérica roza las 100.000 muertes y en general América concentra más de 4,5 millones de infecciones, seguida de Europa con 2,5 millones y de Oriente Medio, que se aproxima al millón de contagios (OMS, 2020).

En este escenario se pretende la coexistencia de la vida cotidiana y la pandemia bajo ciertas restricciones, marcadas por la posibilidad del estado de bienestar, con el objetivo principal de frenar las curvas de contagios, evitando el colapso de los centros y servicios de salud.

En todo este crítico panorama, lo cierto es que el coronavirus ha obligado a pensar en la capacidad de respuesta que sistema sanitario ha podido ofrecer. La expansión a nivel mundial de los contagios por Covid19, no solo reveló las deficiencias del sistema sanitario público y privado, sino además, lo caótico de la realidad sanitaria que el personal de salud debe hacer frente, tomando en cuenta que en el espacio de trabajo debe sobrellevar una realidad laboral que no solo implica un sacrificio personal, sino además el riesgo de comprometer de manera silenciosa su salud mental, hasta arribar al colapso emocional, producto de la sobre carga de trabajo, prolongación de la jornada laboral, el esfuerzo físico, la fatiga psicológica, altos niveles de estrés, sometimiento permanente a situación de riesgo de contagio, lo cual genera estado de ansiedad, temores y alteraciones del sueño que en conjunto repercuten en la salud física y mental de este colectivo de trabajadores(as).

Esta situación que vive este personal obliga a generar mecanismos de apoyo, de modo que se pueda evitar su fractura emocional y deterioro físico. Estudios recientes (Mendoza, 2020; Jianbo Lai, Simeng, Ying Wang, et. al. 2020) han revelado que los trabajadores de la salud han presentado síntomas que denotan impacto en la salud mental.

En China, en un estudio (Jianbo Lai, Simeng, Ying Wang, et al. 2020) realizado a más de 1.200 enfermeras y médicos que trabajaban en hospitales en la región de Wuhan, reveló que más del 50% de personal informaron síntomas de depresión y más del 70% informaron síntomas de angustia psicológica.

El estudio reportó que trabajadores, en especial mujeres, de primera línea en Wuhan, que actuaban en el diagnóstico o en cuidados de enfermería en pacientes con covid19 o con sospecha de ésta, reportaron síntomas depresivos, cuadros de ansiedad e insomnio. Esto revela el alto riesgo que el personal sanitario vive en esta situación.

El panorama laboral para el personal sanitario obliga a tomar previsiones dirigidas a la protección de la salud de estos trabajadores y trabajadoras y a generar mecanismos idóneos para atender el daño que se arrastre y las consecuencias e impacto en la salud mental que pueda padecer este personal. La problemática se agudiza más aún, cuando se reportan agresiones por parte de la población hacia el personal de salud.

Desde médicos, enfermeras y camilleros han sido objeto de agresiones violentas, por considerarlos un riesgo para la ciudadanía, por estar en contacto con los pacientes por COVID19, sin el más mínimo reconocimiento de gratitud por el servicio que prestan a los enfermos (Sandoval, 2020).

La lucha que debe asumirse colectivamente revela grandes desafíos en el sistema de salud pública, el cual manifiesta restricciones en infraestructura y bioseguridad. Se está ante un escenario que de no implementar las barreras de protección apropiadas

76 Salud de los trabajadores / Volumen 28 N° 1 / Enero- Junio 2020

NOTAS Y REFLEXIONES

para dar plena efectividad a la asistencia y atención del personal de salud y hacia la colectividad en general, con el fin de prevenir y evitar riesgos, se podría estar en el umbral de una situación con impacto social sin precedentes, producto de la generación de daños irreparables al vulnerar derechos humanos como la vida y la salud. Las obligaciones de protección al personal de salud, en el marco internacional denominada erga omnes, implica a toda la comunidad internacional.

Es decir, constituye un interés común profundizar esfuerzos para evitar la generación de daños que puedan ser irreparables en toda esta población de trabajadores y trabajadoras que dejan su vida atendiendo a los pacientes, en este marco de emergencia mundial producto de la pandemia.

La atención a este personal, que resulta escaso en estos momentos críticos, no puede quedar de lado, pues es importante tener presente que se está ante una realidad que se complejiza y la superación de la pandemia no se vislumbra en lo inmediato, tomando en cuenta que resulta difícil lograr que la población en general adopte conductas preventivas dirigidas a modificar su estilo de vida, donde resulta clave el mantenimiento de la distancia social y el uso de mascarilla junto con el control de medidas de higiene permanente en hogares y sitios públicos.

La cuarentena concebida en medio de la dinámica del COVID-19, involucra elementos conductuales, comportamentales y actitudinales, no solo en la población en general, sino en el ejercicio laboral del personal de salud.

Las dimensiones consecuentes a las barreras de protección, aunadas al contacto con casos positivos, o posibles casos concomitantes y la percepción del riesgo genera consecuencias importantes en la salud mental, producto de un posible contagio intrahospitalario que debe repensarse. El personal de salud está en la actualidad en una batalla, en la cual debe entrar en combate en condiciones desventajosas.

Es el momento de reflexionar desde el mismo seno del personal de salud, respecto a sus derechos y garantías de espacios y condiciones de trabajo seguras, hecho que no es novedoso, pero que se ha agravado con la pandemia.

En este sentido, el riesgo por COVID19 en el entorno laboral y las implicaciones que, en el ámbito de la salud mental, ha traído laborar en una nueva realidad que se ha asumido de manera improvisada, por lo inédito del caso, debe colocarse en el centro de la discusión. Indiscutiblemente una controversia que obliga a cuestionarse respecto a lo que bien introduce Tamez (2020, p.8), “¿Quién cuida al cuidador?”, teniendo en cuenta que, por una parte, están las elevadas cifras de personal de salud contagiado por COVID19 (OMS, 2020) y por la otra, está el deterioro de su estado de salud mental producto del trabajo en el escenario de la pandemia.

En particular, no hay que olvidar que de acuerdo a la OMS (2020), la mitad del personal de salud en el mundo lo conforma el personal de enfermería, razón suficiente para considerar la importancia de este colectivo de trabajadores y trabajadoras en el proceso de atención en los centros de salud.

La propagación del virus en los distintos niveles, muestra una perspectiva amenazante para la salud pública, que desmantela una primera línea de acción con un talento humano capacitado en medio de un abismo que implica desafíos, ante la precariedad de las barreras de protección, lo cual ha ocasionado en las últimas semanas que la percepción al riesgo aumente en el personal sanitario donde el miedo y temor de contagiarse al no contar con los recursos protocolares, genera mayor angustia de contagiar a sus familiares.

De allí el llamado a dirigir la mirada hacia este grupo de trabajadores y trabajadoras que en silencio y abnegadamente se mantienen en el frente de una de las batallas más cruentas que ha vivido la humanidad en los últimos tiempos.

77 Grietas psicológicas en el personal de salud: COVID-19 una realidad silente. Rosa Goldcheidt

NOTAS Y REFLEXIONES

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Fecha de recepción: 02 de junio de 2020 Fecha de aceptación: 07 de junio de 2020

SALUD DE LOS TRABAJADORESRevista Internacional arbitrada e indizada dedicada a los problemas de salud y ambiental

APÉNDICE IAcerca de la Revista

INFORMACIÓN BÁSICA La Revista Salud de los Trabajadores es editada y publicada semestralmente por el Postgrado de Salud Ocupacional e Higiene del Ambiente Laboral de la Universidad de Carabobo, es una publicación científica arbitrada e indizada, cuyo propósito es promover la divulgación, acceso y uso de la producción científica en las áreas Salud Ocupacional y Ambiental; Medicina y Toxicología Ocupacional; Higiene Ocupacional; Seguridad Industrial; Derecho Laboral; Sociología del Trabajo; Educación Ambiental; Seguridad Social; Ergonomía; Salud, Mujer y Trabajo; Gerencia en Salud Ocupacional; Cultura Preventiva.

La Universidad de Carabobo se reserva el derecho patrimonial de impresión, reprografía, digitalización, publicación electrónica y permisos de la propiedad intelectual publicada en Salud de los Trabajadores. Las publicaciones están protegidas por el Protocolo N° 2 de la Convención Universal de Derechos de Autor. No obstante, las entidades editoras, autorizan, para fines didácticos y de investigación la reproducción y traducción de trabajos publicados, siempre y cuando se cite la fuente.

Salud de los Trabajadores como publicación científica “Tipo A” recibe apoyo del Fondo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (FONACIT) y de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Carabobo.

Directora-Editora: Ligia Sánchez Tovar, Universidad de Carabobo. -David Cobos Sanchiz, Universidad Pablo de Olavide, España. -Evelin Escalona, Universidad de Carabobo, Venezuela. -Ernesto García Machín, Universidad de Ciencias Médicas de La Habana, Cuba. -Gisela Blanco, Universidad Central de Venezuela. -Jesús Gabriel Franco Enríquez, Universidad Autónoma Metropolitana - Xochimilco, México. -Jairo Luna, Universidad Nacional de Colombia. Sede Bogotá. -Director Fundador: Oscar Feo, Universidad de Carabobo.

SECRETARÍA TÉCNICA

Estela Hernández, Universidad de Carabobo. Venezuela.

CONSEJO CONSULTIVO

-Aismara Borges, Universidad de Carabobo, Venezuela.-Antonio Granda, Instituto Nacional de Salud de los trabajadores (INSAT) y Escuela de Salud Pública, Cuba.-Bruce Millies, International Brotherhood of Teamsters, Washington, USA.-Carlos Aníbal Rodríguez, Universidad de Buenos Aires, Argentina.-Carmen Irene Rivero, Universidad de Carabobo, Venezuela.-Doris Acevedo, Universidad de Carabobo, Venezuela. -Estela Ospina Salinas, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Perú.-George L. Delclos, Division of Environmental and Occupational Health Sciences, The University of Texas School of Public Health, USA.-Leopoldo Yanes, S.A. Instituto de Altos Estudios “Dr. Arnoldo Gabaldon”, Venezuela.-Lilian Capone,Universidad de Buenos Aires, Argentina. -Lya Feldman, Universidad Simón Bolívar, Venezuela.-Margarida Barreto, Pontificia Universidad Católica de Sao Paulo, Brasil.-María del Carmen Martínez, S.A. Instituto de Altos Estudios “Dr. Arnoldo Gabaldon”, Venezuela.-María del Pilar Matud, Universidad de La Laguna, España.-María José del Pino, Universidad Pablo de Olavide, España.-Milady Guevara de Sequeda, Universidad de Carabobo, Venezuela.-Neil Maizlish, Instituto de Salud Pública, Oakland, California, USA.-Orielle Solar, Universidad de Chile.-Oscar Betancourt, Fundación Salud, Ambiente y Desarrollo, Ecuador.-Pedro Almirall, Instituto Nacional de Salud de los Trabajadores - INSAT, Cuba.-Susana Martínez Alcántara, Universidad Autónoma Metropolitana - Xochimilco, México.-Walter Varillas, Universidad Nacional Mayor de San Marco, Perú.

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78 Salud de los trabajadores / Volumen 28 N° 1 / Enero - Junio 2020

ALCANCE Y POLÍTICA EDITORIAL

El objetivo de Salud de los Trabajadores es publicar los resultados de investigaciones originales que realizan aportes significativos en Salud Ocupacional. Los artículos metodológicos serán considerados para publicación, siempre que describan nuevos principios o una mejora significativa a los métodos existentes. El envío de manuscritos requiere que éstos no hayan sido publicados ni estén siendo considerada su publicación en otro órgano divulgativo. Cuando parte del material ha sido presentado en una comunicación preliminar o en un evento científico, esta información debe ser citada como pié de nota en la página del título, y el manuscrito enviado debe ser acompañado de una copia del documento expuesto.

La Revista publica Artículos Originales, Revisiones, Notas Científicas, Notas y Reflexiones, Cartas al Editor y Noticias de interés. El Comité Editor podrá rechazar, sugerir cambios o llegado el caso, realizar modificaciones a losmanuscritos recibidos; siempre y cuando éstos no alteren el contenido científico. De igual forma, este Comité se reserva el derecho de publicación de los escritos que se reciben en cualquiera de las secciones que la Revista posee. Los manuscritos deben elaborarse siguiendo las instrucciones para los colaboradores. Su incumplimiento es considerado para la aceptación del manuscrito.

EDITORIALTrabajos escritos por encargo del Comité

Editor, o bien redactados por algunos de sus integrantes o colaboradores sobre un tópico o aspecto particular de las áreas temáticas de la Revista. No debe ser superior a 4 folios (a doble espacio).

ARTÍCULOS ORIGINALES

Informes o trabajos que comunican por primera vez (inédito) los resultados de una investigación científica, sea de carácter teórico, técnico,

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Los criterios que se aplicarán para valorar la aceptación de los artículos serán el rigor científico metodológico, novedad, trascendencia del trabajo, concisión expositiva, así como la calidad literaria del texto.

REVISIONES

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NOTAS CIENTÍFICAS

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CARTAS AL EDITOR

Comunicaciones que expresan los puntos de vista de los lectores respecto a artículos, denuncias y opiniones encontradas.

Su estructura estará conformada por: resumen (100 palabras), no más de seis palabras claves, título, un texto que no exceda de 5 páginas (excluyendo las referencias). Los comunicados no deben dividirse en secciones (introducción, métodos, resultados).

NOTICIAS

Resaltan informaciones de interés para nuestros lectores: actividades, eventos científicos, innovaciones, reuniones, reconocimientos, recensiones de libros, información bibliográfica.

Salud de los trabajadores / Volumen 28 N° 1 / Enero - Junio 2020 79

SISTEMA DE ARBITRAJE

Una vez que el Comité Editor l leva a cabo la revisión previa de las propuestas, dichos trabajos serán sometidos al proceso de arbitraje por especialistas en el área o temática, los cuales se regirán por la planilla de evaluación diseñada para ello. No se devolverán los originales y cada propuesta será revisada por un número impar (3) de árbitros, siguiendo el sistema doble ciego.

• Aspectos a ser considerados por los árbitrosen el proceso de evaluación de las propuestas: pertinencia del trabajo respecto a la línea editorial o especialidad de la Revista; adecuación del título; resumen y palabras clave; desarrollo coherente del contenido; organización de secciones; objetividad del enfoque; dominio del tema; aportes al conocimiento del objeto; calidad en el tratamiento de las fuentes bibliográficas y actualización de las mismas, presentación de conclusiones, recomendaciones e ilustraciones: tablas, figuras, y por último, una apreciación general. Las escalas de medición empleada para este proceso será: Publicar, Publicar con Modificaciones y No Publicar y el árbitro deberá sustentar sus opiniones en cada aspecto de la planilla.

• El tiempo promedio para notificar elresultado del arbitraje es de dos (2) meses.

• El Comité Editor verificará si la propuestacumple con las pautas establecidas por la Revista, así como emitirá observaciones respecto a redacción y el estilo en un lapso promedio de quince (15) días y se reserva el derecho de aceptar, rechazar, solicitar modificaciones y hacer las correcciones que se estimen necesarias para ajustar el manuscrito al estilo de la Revista.

• Con base a los resultados del arbitraje elComité Editor tomará la decisión de:

- Aceptación inmediata para publicar sin cambios.

- Aceptación con ligeras modificaciones, en el entendido que el trabajo deberá ser ajustado de acuerdo a las observaciones hechas por los árbitros.

- Aceptación con modificaciones sustanciales en las cuales los autores tendrán un plazo de dos(2) meses para llevar a cabo las correcciones sugeridas por los árbitros. En

caso contrario el escrito será sometido a nueva revisión.

- La propuesta es rechazada sin opción de reenviar una nueva versión.

Después del arbitraje, los manuscritos serán sometidos a un procesamiento editorial que puede incluir, en caso necesario, su condensación y la supresión o adición de tablas, figuras, i lustraciones y anexos, que aseguren la calidad de la publicación. La versión editada se remitirá al autor para su aprobación y para que responda alguna pregunta adicional que le haga el Editor. El Comité Editor no se hace responsable de los conceptos u opiniones expresados en los trabajos publicados y se reserva el derecho de no publicar un manuscrito si su(s) autor(es) no responde(n) a satisfacción las preguntas planteadas.

La revisión de los manuscritos se hará respetando el derecho de los autores a la confidencialidad en cuanto a la información, resultados y esfuerzo creativo. Así mismo, se respetará el derecho a la confidencialidad de los árbitros y editores.

ASPECTOS ÉTICOS

Los t rabajos de invest igac ión deben adher i rse a los acuerdos in ternac ionales consis tentes con la Declarac ión de Hels ink i (1975) y sus poster iores rev is iones, para la invest igac ión con organismos v ivos y e l ambiente. Por tanto, cuando sea necesar io , se inc lu i rá una expl icac ión sobre los procedimientos seguidos en e l estud io rev isado y avalado por un Comité de Bioét ica.

CONFLICTOS DE INTERÉS

Los ar t ícu los inc lu i rán en la página del t í tu lo de la Revis ta, las notas sobre los apoyos rec ib idos ( f inanc ieros, equipos, personal de t rabajo, ent re ot ros) de personas e inst i tuc iones públ icas o pr ivadas para la rea l izac ión del estud io, así como las re lac iones personales e inst i tuc ionales que pueden inc id i r en la conducción, los resul tados o la in terpretac ión de los mismos. E l Comi té Edi tor estará atento a los pos ib les conf l ic tos de in terés que puedan afectar la capacidad de los pares o árb i t ros o que los inhabi l i tan para evaluar un determinado manuscr i to .

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SALUD DE LOS TRABAJADORESRevista Internacional arbitrada e indizada dedicada a los problemas de salud y ambiental

APÉNDICE IIGuía para los Colaboradores

FORMA, PREPARACIÓN Y ENVÍO DE MANUSCRITOS

Salud de los Trabajadores es una publicación de la Universidad de Carabobo. Tiene una periodicidad semestral y ofrece sus publicaciones a texto completo de forma gratuita en su página Web.

Al remitir los trabajos, resulta necesario que se designe un autor de contacto, quien deberá proporcionar los siguientes datos: Nombre completo, teléfono, correo electrónico y dirección postal. El autor de contacto será el responsable de aportar al Comité Editor la información adicional que se le solicite, de revisar, llevar a cabo las correcciones o sugerencias por los árbitros y aprobar la versión final del documento. El escrito debe ser enviado vía email a st.revista@ gmail.com, con una comunicación anexa, dirigida al (la) Director(a) de la Revista, donde se especifique: a. Nombres y Apellidos de los autores (normalizados, de acuerdo a como firman en sus trabajos), b. Dirección completa, c. Código Postal, d. Institución a la cual están adscritos, teléfonos y correo electrónico del autor al que deberá enviarse la correspondencia; e. Área temática principal del trabajo, aportes y relevancia, f. Declaración de originalidad del manuscrito o que no se encuentra sometido al proceso de arbitraje en otra publicación, g. Síntesis curricular de los autores (no debeexceder de 1 cuartilla).

i. Texto

En la preparación del manuscrito la redacción debe ser en forma impersonal. Usar un procesador de texto Word, con letra Times New Roman de 12 puntos, en tamaño carta, con márgenes de 3 cm. y con interlineado a doble espacio en todo su contenido (página inicial, resumen, texto y referencias). Sangría en todos los párrafos. El formato del archivo digital que contiene el texto del trabajo deberá ser .doc. Las páginas deberán tener una numeración consecutiva en su ángulo superior. El uso de palabras en otro idioma debe colocarse en letra cursiva.

ii. Tablas y figuras

Todas las tablas y figuras deben citarse en el texto en orden numérico e indicarse su posición en el cuerpo del trabajo- En el pie de cada una de ellas debe llevar Fuente con su respectivo año. Las figuras, fotos e imágenes creadas por computadoras deben ser nítidas para facilitar su

reproducción e impresión. Para la versión electrónica de la revista los dibujos sencillos y gráficas en formato GIF, fotografías en formato JPG. Si son para una revista electrónica las imágenes deben ser digitalizadas en una resolución no menor de 300 dpi y en aquellos casos donde la figura ha sido publicada, se citará la fuente original y se remitirá la autorización por escrito del titular de los derechos de autor para su uso o reproducción.

iii. Las leyendas o pie de figuras

Las leyendas posibilitan que las figuras o tablas sean comprendidas sin necesidad de hacer referencia al texto. Los símbolos, flechas, números o letras utilizados para resaltar parte de una ilustración, deberán especificarse y explicarse inequívocamente en la leyenda.

iv. Resumen estructurado en español e inglés

Cada Artículo y Revisión deberán estar precedidos por un resumen informativo con un máximo de 250 palabras: Introducción (la razón del estudio), Objetivo, Material y métodos (que reflejen cómo se efectuó el estudio), Resultados (hallazgos principales) y Conclusiones (la interpretación contrastada de los resultados). Se redacta en tiempo pasado y no pueden usarse pie de páginas ni abreviaturas.

v. Palabras clave en español e inglés

A cada uno de los resúmenes en los artículos y revisión seguiráns palabras clave representativas del contenido del artículo o términos de indización (no menos de tres ni más de seis). Evitar palabras que estén contenidas en el título. Para la asignación de estos términos usar aquellas aceptadas por bases de datos internacionales, las cuales pueden ser consultadas en las siguientes direcciones electrónicas:

Descriptores en Ciencias de la Salud (Español):

http://decs.bvs.br/E/homepagee.htm

Medical Subject HeadingsofInde Medicus (Inglés):

http://www.nlm.nih.gov/mesh/

Salud de los trabajadores / Volumen 28 N° 1 / Enero - Junio 2020 81

vi. Autoría

Las personas designadas como autores habrán de cumplir con ciertos requisitos para tener derecho a la autoría. Cada autor debe haber participado en el trabajo en grado suficiente para asumir responsabilidad pública por su contenido en cuanto a la concepción y el diseño, el análisis y la interpretación de los datos, redacción del artículo o la revisión crítica de una parte importante de su contenido intelectual. La sola participación en cuanto al financiamiento o la recolección de datos o la supervisión general del grupo de investigación no justifica el crédito como autor. El primer autor es, generalmente, la persona que más contribuyó al desarrollo de la investigación. Los coautores o autores secundarios se colocan de acuerdo al orden o importancia de su contribución.

Deberán aparecer bien identificados: Nombre, Apellido y adscripción institucional y correo electrónico. Para identificar la adscripción institucional usar números supraíndices y ubicarlo al pie de la primera página.

vii. Notas a pie de página

Se utilizarán excepcionalmente y sólo para contener texto adicional y nunca para referencias bibliográficas.

viii. Abreviaturas y símbolos

Sólo se emplearán abreviaturas normalizadas y deberá evitarse su inclusión en el título y en el resumen. Cuando se mencione por primera vez, ésta irá precedida del término completo al que corresponde, salvo si se trata de una unidad de medida común.

ix. Unidades de Medida

Las medidas de longitud, altura, peso yvolumen se expresarán en unidades del sistema métrico. La temperatura se reflejarán en grados Celsius; la presión arterial se indicará en milímetros de mercurio y todos los valores hematológicos y de química clínica se expresarán en unidades del sistema métrico decimal, de acuerdo con el Sistema Internacional de Unidades.

x. Agradecimientos

Se detallarán al final del trabajo indicando los nombres y filiación institucional de aquellos a los que se agradece, así como el tipo de colaboración prestada. La información respecto al apoyo financiero o becas para la investigación se reconocen al pie de la primera página.

xi. Anexos

El material complementario pero esencial de untrabajo se recogerá en anexos. Estos se colocarán al final del texto, después de las referencias bibliográficas. Deberán identificarse con letras o números y un título.

xii. Citas

Generalmente a textos que apoyan una afirmación o aclaran una hipótesis de trabajo. Salud de los Trabajadores asume el estilo de la American Psychological Association (APA) en su 6ta. edición para las citaciones y referencias bibliográficas, disponible en http://www.apastyle.org/

El formato de la cita va a depender del:

• Énfasis en el(los) autor(es). Se coloca apellido delautor/a, año de la publicación entre paréntesis, la cita y la página de donde fue tomada entre paréntesis.

Blake (1994) plantea que “la cultura preventiva tiene un papel importante dentro de las organizaciones, no sólo en el área de seguridad, sino también en salud, ambiente, higiene, ergonomía, entre otras” (p. 55).

• Énfasis en el texto. Se coloca la cita y al final deltexto, entre paréntesis, Apellido del autor/a, año de la publicación y página entre paréntesis.

“Los accidentes de trabajo son un problema para muchas empresas y su origen principalmente se debe a los actos y condiciones inseguras” (Zamorano, Parra, Peña & Castillo, 2008, p. 50).

• Énfasis en el año. Se menciona el año primero, luegoautor/a, la cita y página.

En el 2003, Mago plantea que “la actividad laboral puede convertirse paulatinamente, en un posible generador de daños a la salud” (p. 133).

Autores y sus ObrasLa 6ta. edición de la APA contempla el tratamiento

para los autores latinos y las autoras con Apellido de casadas, y para el proceso de citación se usa el sistema parentético (autor-fecha). Algunas consideraciones:

- Si la obra posee más de 6 autores desde la primera vez que se cita se debe mencionar Apellido del primer autor, seguido de la frase et al.

- Obra de 6 o menos autores se deben mencionar todos la primera vez y para las veces subsiguientes se coloca Apellido del primer autor y et al.

- En el caso de que la obra pertenezca a dos autores cada vez que se citan se deben señalar.

- Si se citan en un mismo párrafo la primera vez se coloca el año y las veces subsiguientes no.

- Si existen dos obras citadas del (los) mismo(s) autor(es) publicadas en un mismo año, se diferencia una de otra agregándole a(1era) y b(2da).

82 Salud de los trabajadores / Volumen 28 N° 1 / Enero - Junio 2020

- Si no varía el primer autor, en obras de variosautores publicadas en un mismo año, se diferencian las obras agregándoles a(1era) y b(2da).

- Si en una misma cita se hace referencia a dos o más obras del mismo autor o autores, se colocan los años de cada una separados por coma, en orden cronológico.

- Si no varía el primer autor, en obras de varios autores, publicadas en un mismo año. se diferencia las obras agregándoles a(1era) y b(2da).

- Al citar trabajos de diversos autores, escriba los apellidos separados por punto y coma dentro de un mismo paréntesis y escriba las citas en orden alfabético por el Apellido del primer autor.

Diversos estudios (Balda, 1991; Kamil, 1988 y Pepperberg & Funk, 1990) coinciden en que……………………...................................…….. (p. x).

- Autores con Apellidos iguales: Se deberá incluir la Inicial del nombre aun cuando la fecha de publicación sea diferente.

Smith, P. (2005) y Smith, A. (2007) desarrollaron….(p. x).

- Autores con Apellidos e Iniciales iguales del nombre: Se deberán incluir los nombres completos.

Smith, Peter (2007) y Smith, Paula (2008) plantean la necesidad de …......................…….. (p. x).

- Sin autor o anónimos: El título toma el lugar del autor. La primera vez se cita completo y en caso de citarse otra vez, se abrevia.

- Autor Institucional o Corporativo: Cuando el autor de la obra es una institución, la primera vez que se menciona se debe escribir el nombre completo, seguido de las siglas y las veces subsiguientes indicar sólo la sigla.

Citas textuales (cortas)

Fuentes impresas

Si la cita es textual y contiene menos de 40 palabras debe ir entre comillas y señalar el Nº de la página donde se extrajo. El Nº de la pág. puede ir al inicio cuando se mencionan los autores o al final de la cita.

Los trastornos musculoesqueléticos de origen laboral pueden definirse como “los síndromes, padecimientos o lesiones del sistema óseo y muscular originados por movimientos repetitivos en los miembros superiores; manipulación de cargas y posiciones forzadas sostenidas” (Cilveti & Idoate, 2000, p. 79).

Fuentes electrónicas

Autor, año y el número de la página entre paréntesis. En caso de no poseer el número de página, se debe indicar el N° del párrafo con la abreviatura (párr.), sección o capítulo.

Los Defensores del Pueblo llamaban “ese sufrimiento en silencio, esa contribución para el crecimiento y la competitividad, el impuesto de sangre” (Ramonet, 2009, párr. 4, Editorial).

- Si el nombre de la sección o capítulo del documento es muy extenso, use un título abreviado entre comillas.

“Mientras las clases medias son devastadas, empobrecidas, la riqueza continúa concentrándose en un grupo: hace 30 años un empresario ganaba 40 veces más que el salario de un trabajador; actualmente gana 1000 veces más” (Ramonet, párr. 1, “El desmantelamiento”).

Citas textuales (largas)

Si la cita posee más de 40 palabras se indenta en ambos márgenes del texto y se omiten las comillas.

Hernández, Fernández & Baptista (1994) señalan que: Siempre es conveniente efectuar la revisión de la literatura y presentarla de una manera organizada (llámese marco teórico o marco de referencia). Nuestra investigación puede centrarse en un objetivo... continua la cita. (p. 51).

- Si hay párrafos adicionales dentro de la cita, colocar sangría en la primera línea de cada uno.

- Cuando se omite parte del texto en la cita el texto omitido se reemplaza con puntos suspensivos (...).

- Cuando se agrega algo a la cita que no corresponde a lo citado por el autor, debe colocarse entre corchetes.

Citas de citas o citas indirectas

No deben omitirse. Se menciona la obra original y se indican los datos de la fuente consultada (fuente secundaria). En la lista de referencia se reseñará la fuente secundaria.

Paráfrasis

En un estudio de Seindenberg (citado por Atkins & Haller, 1993) se encontró que... continua la cita.

Al elaborar las referencias bibliográficas se debe indicar los datos de la obra de Atkins & Haller no a Seindenberg.

Textual

“En los Estados Unidos la Sociedad Americana de Cáncer (2007) estimó que se diagnosticarían cerca de 1 millón de casos de melanoma, con el resultado de 8110 muertes por melanoma” (Miller et al., 2009, p. 209).

Salud de los trabajadores / Volumen 28 N° 1 / Enero - Junio 2020 83

xiii. Referencias Bibliográficas

Al final del trabajo se colocarán las referencias relativas a las citas del texto principal en estricto orden alfabético. Sólo deben incluirse referencias a documentos que contengan información relevante de los que el autor tenga conocimiento directo y que hayan sido discutidos o citados en el texto. Para efectos de potenciar la calidad de su escrito, es muy importante que incorpore Referencias de reciente data, a lo sumo no más de cinco años. Este aspecto es considerado en la evaluación del mismo.

Normas para la presentación de las Referencias:

- Usar sangría a cinco espacios a partir de la segunda línea (párrafo francés).

- Usar coma para separar los autores. Con dos o más autores utilice el signo &, antes del último autor.

- Cuando la obra tenga 8 autores o más, mencione los primeros 6, luego inserte puntos suspensivos y añada el último autor.

Gilbert, D., McClernon, J., Rabinovich, N., Sugai, C., Plath, L., Asgaard, G., … & Botros, N. (2004). Effects of quiting smoking on EEG activation and attention last for more tan days and more severe with stress, dependence, DRD2 A1 allele, and depressive traits. Nicotine and Tobacco Research, 6, 249-267.

- Cuando no se especifique el autor o editor, coloque el título del documento y el resto de los datos.

- En caso de no conocer la fecha de la obra, sustituir por (s.f.) que significa sin fecha.

- Los títulos de las obras y revistas van en cursiva.

-Las obras de un mismo autor se ordenan cronológicamente.

- Si existen dos obras de un autor, una de las cuales es realizada conjuntamente con otras personas, se coloca primero donde aparece como único autor y luego la de varios autores.

Artículos en revistas impresas

• Artículo en una revista estándar

Apellido, A. (Año). Título del artículo. Nombre de la Revista, Volumen (Nº de la revista), páginas del artículo separadas por guión.

Rose, M., Huerbin, M., Melick, J., Marion, D., Palmer, A. & Schiding, J. (2002). Regulation of interstitial excitatory amino acid concentrations after cortical contusion injury. Brain Res, 35(1-2), 40-46.

-Cuando no tiene número sino que expresa un mes, estación del año o es una edición especial se hace referencia al caso en cursiva, páginas.

Thompson, L. & Walker, A. (1982).The died as the unit of analysis: Conceptual and methodological issues. Journal of Marriage and the Family, november, 889-900.

• Artículo aceptado pero no publicado aún (Enprensa)Tian, D., Araki, H., Stahl, E., Bergelson, J. & Kreitman,

M. (2002).Signature of balancing selection in Arabidopsis. ProcNatlAcadSci USA. (En prensa).

• Volumen con suplemento

Geraud, G., Spierings, E. & Keywood, C. (2002). Tolerability and safety of frovatriptan with shortand long-term use for treatment of migraine andin comparison with sumatriptan. Headache, 42(Suppl 2), S93-S99.

• Número con suplemento

Glauser, T. (2002). Integrating clinical trial data into clinical practice. Neurology, 58(Suppl 7), S6-S12.

• Parte de un volumen

Abend, S. & Kulish, N. (2002). The psychoanalytic method from an epistemological viewpoint. Int J Psychoanal, 83(Pt 2), 491-495.

• Parte de un número

Ahrar, K., Madoff, D., Gupta, S., Wallace, M., Price, R. & Wright, K. (2002). Development of a large animal model for lung tumors. J VascIntervRadiol, 13(9 Pt1), 923-928.

• Número sin volumen

Banit, D., Kaufer, H. & Hartford, J. (2002). Intraoperative frozen section analysis in revision total joint arthroplasty. ClinOrthop, (401), 230-238.

Artículos de revistas (electrónicas)

DOI (Digital Object Identifier) es una serie alfanumérica única asignada por la editorial a los documentos en formato electrónico que identifica el contenido y provee un vínculo consistente para su recuperación en Internet. Si la obra lo tiene se debe incluir en la referencia.

• Organización como autorDiabetes Prevention Program Research Group (2002).

Hypertension, insulin and proinsulin in participants with impaired glucose tolerance. Hiper tension, 40(5), 679-686.

84 Salud de los trabajadores / Volumen 28 N° 1 / Enero - Junio 2020

• Artículos electrónicos con DOI

Demopoulos, A., Fry, B. & Smith, C. (2007). Food web structure in exotic and native mangrove: A Hawait – Puerto Rico comparison. Oecologia, 153(3),675-86. doi:10.1007/s00442-007-0751-x

• Artículo de Internet basado en una fuente impresa

Castro, R. (1994). Estrategias en salud reproductiva del adolescente en Chile [versión electrónica]. Revista de la Sociedad Chilena de Obstetricia y Ginecología Infantil y de la Adolescencia, 1(2), 38-45.

• Artículo de Internet basado en una RevistaElectrónica

- No se escribe punto después de la dirección electrónica (URL)

Underwood, M. (2004). The correlation between increased productivity and the development of critical listening skills. Journal of Aural Intelligence, 9, Article 003a. Retrieved from http://auraliQ.org/productivity/volume9/art003a. html

• Impresos

Apellido, A. (Año, fecha). Título del artículo. Nombre

Schwartz, J. (1993, september 30). Obesity affectseconomic, social status. The Washington Post, pp. A1-A4.

• En la Web

Apellido, A. (Año, fecha). Título del artículo. Título de la publicación. Recuperado de URL

Libros (Monografías)

• Impresos

Apellido, A. (Año). Título: Subtítulo. Ciudad: Editorial.

Benach, J. & Muntaner, C. (2005). Aprender a mirar

nuestra salud?. Maracay: Instituto de Altos Estudios en Salud Pública.

• Electrónicos con DOI

- Se omite el lugar de publicación y la casa editora.

Apellido, A. (Año). Título: Subtítulo [quien publica la versión electrónica]. doi: xxxxxxxxxxxxxxxxx

Montero, M. & Sann, C. (Eds.). (2009). Psychology of Liberation: Theory and applications [version de Springer]. doi: 10.1007/078-0-38784-8

• En la web

Apellido, A. (Año). Título: Subtítulo. Recuperado de URL

Foley, K. & Gelband, H. (2001). Improving palliative care for cancer. Retrieved from http://www. nap.edu/books/0309074029/html/

• Versión Electrónica de un libro impreso

Apellido, A. (Año). Título: Subtítulo [quien publica laversión electrónica]. Recuperado de URL

Shotton, M. (1989). Computer adiction? A study of computer dependency [version DX Reader]. Retrieved from http://www.ebookstore.tandf. co.uk/ html/index.asp

Capítulos de Libros u Obras de Referencia

• Impresos

Apellido, A. (Año). Título del capítulo o entrada. En Inicial del Nombre y Apellido(s) de(los) autor(es), (Comp(s). o Ed(s).) Título de la obra (pp. xx-xx). Ciudad: Editorial.

Sánchez, L., Pino, M., Matud, P. & Zingales, R. (2011).Consideraciones psicosociales sobre el acoso sexual en el trabajo. En M. Velasco (Dir.). Mobbing, acoso laboral y acoso por razón de sexo: Guía para la empresa y las personas trabajadoras (pp.47-63). (2 ed.). Madrid: Tecnos.

• Impresos con volúmenes

Apellido, A. (Año). Título del capítulo o entrada. En Inicial del Nombre y Apellido(s) de(los) autor(es), (Comp(s). o Ed(s).) Título de la obra (Vol. N°, pp. xx-xx). Ciudad: Editorial. la salud: Cómo la desigualdad social daña

Duhigg, C. (2009, september 12). Toxic waters: Cleanwater laws are neglected, at a cost in human suffering. The New York Times. Retrieved from http://www. nytimes.com/2009/09/13/us /13water. html?em

Periódicos, Boletines

- No se coloca la fecha de extracción del documento.

del periódico o boletín, sección o cuerpo, pp. xx-xx.

Salud de los trabajadores / Volumen 28 N° 1 / Enero - Junio 2020 85

86 Salud de los trabajadores / Volumen 28 N° 1 / Enero - Junio 2020

Angulo, E. (2000). Clonación. Se admiten apuestas? En Nueva Enciclopedia del mundo: Apéndice siglo XX (Vol. 41, pp. 620-622). Bilbao: Instituto Lexicográfico Durvan.

• Electrónicos

Apellido, A. (Año). Título del capítulo o entrada. En Inicial del Nombre y Apellido(s) de(los) autor(es), (Comp(s). o Ed(s).) Título de la obra (capítulo o sección).Recuperado de URL

Khalef, A. (2003). ¿Es la violencia en el trabajo una fatalidad?. En OIT (Ed.). La violencia en el trabajo. Recuperado de http://www.bvsde.paho.org/bvsacd/cd30/trabajopdf

Association of Experimental Learning. (2001). You can get your hands on this. In Developing tools for tactile learners (sect. 3). Retrieved from http://www.ael.org/archive/hadson/three.html

Series Monográficas

Apellido, A. (Año). Título: Subtítulo. (Número de edición).

Wilde, O. (2007). Cuentos completos. (16 ed.). Madrid: Espasa - Calpe. (Austral, Serie Azul: narrativa, N° 60).

Disertaciones y Tesis Se consideran tesis y disertaciones los trabajos de

maestría o doctorado.

• Publicada

Apellido, A. (Año). Título. (Tesis de maestría o doctoral,

• No Publicada

Apellido, A. (Año). Título. (Tesis de maestría o doctoral no publicada). Nombre de la Universidad. Ciudad, País.

Muñoz, L. (2004). Determinación del conocimiento sobre inteligencia emocional que poseen los maestros y la importancia que le adscriben al concepto en el aprovechamiento de los estudiantes. (Tesis de maestría no publicada). Universidad Metropolitana. San Juan, Puerto Rico.

• Extraída de una Base de Datos Comercial

Apellido, A. (Año). Título. (Tesis de maestría o doctoral).

Santini, M. (1998).The effects of various types of verbal feedback on the performance of selected motor development skills of adolescent males with Down syndrome. (Tesis doctoral). Recuperado de la Base de Datos ProQuest Dissertations and Theses. (AAT9832765).

• En la Web

Apellido, A. (Año). Título. (Tesis de maestría o doctoral, Universidad). Recuperada de URL

Aquino, A. (2008). Análisis en el desarrollo de los temas transversales en los currículos de español, matemáticas, ciencias y estudios sociales del Departamento de Educación. (Tesis de maestría, Universidad Metropolitana). Recuperado de http://suagm.edu/umet/biblioteca/UMTESIS/Tesis_ Educacion/ ARAquinoRios1512.pdf

Leyes y Decretos

• Impresas

País. Título de la ley. (Año, fecha). Fuente donde se publica, fecha de publicación.

Venezuela. Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y Trabajadoras. (2012, 30 de abril). En Tribunal Supremo de Justicia. Gaceta Oficial de la República, 6076 [Extraordinaria], mayo 7, 2012.

• En la Web

País. Título de la ley. (Año, fecha). Fuente donde se publica [en línea]. Recuperado de URL

Venezuela. Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y Trabajadoras. (2012, 30 de abril). En Tribunal Supremo de Justicia. Gaceta Oficial de la República, 6076 [Extraordinaria][en línea]. Recuperado de http://www.tsj.gov.ve/gaceta/Mayo/752012/752012-3422. pdf#page=2

Eventos (Ponencias)

• Publicados

Apellido, A. (Año). Título de la ponencia. En Título de la publicación. Ciudad, Fecha, páginas que contienen la ponencia.

Ciudad: editorial. (Nombre de la Serie o Colección, Nº).

Sevilla, R. (2005). La doctrina del entendimiento agente en la

Universidad). Ciudad: Editorial.

gnoseología de Francisco Suárez (Disertación Doctoral, Universidad de Navarra). Pamplona: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra.

Recuperada de Nombre de la B/D. (Número de acceso o de orden)

Carlino, P. & Estienne, V. (2004). ¿Pueden los universitarios leer solos? Un estudio exploratorio. En Memoria de las XI Jornadas de Investigación en Psicología. La Plata, 29 y 30 de julio, t. 1, pp.169-193.

• No publicado

Apellido, A. (Año). Título de la ponencia. Ponencia presentada en nombre completo del evento. Ciudad, fecha.

Fernández, G., Izuzquiza, V. & Laxalt, I. (2002). ¿Enseñanza de prácticas de lectura en la universidad?. Ponencia presentada en el Tercer Encuentro: La Universidad como Objeto de Investigación. La Plata, 24 y 25 de octubre.

Póster

Apellido, A. (mes, año). Título del Póster. Presentado en la sesión de Posters del evento. Ciudad, País.

Carrera, L. (noviembre, 2002). Anestésicos locales en odontología: Farmacología de la lidocaína. Presentado en la Sesión de Posters del 4º Congreso de Investigación Odontológica. Mérida, Venezuela.

Informes de Entes Gubernamentales

• Impresos

País. Institución y dependencias en orden jerárquico (sin abreviar). (Año). Título. Ciudad: Editor.

México. Instituto Nacional de Estadística y Geografía. (2006). Principales Indicadores de Empresas Constructoras. Estadísticas Económicas. México, DF: Autor.

• En la Web

País. Institución y dependencias en orden jerárquico (sin abreviar). (Año). Título. Recuperado de URL

Venezuela. Ministerio del Poder Popular para

la Salud. Dirección de Inmunizaciones. Coordinación de Enfermedades Inmunoprevenibles. Sistema PESS. (2009). Indicadores de vigilancia en enfermedades inmunoprevenibles. Recuperado de http://www.ovsalud.org/doc/IndicadoresMPPPS2009.pdf

Recursos multimedia

• Películas y videos

Apellido, A. (Productor, Escritor o Director). (Año). Título del material [descripción]. País: Empresa Productora.

Darnell, E. & Johnson, T. (Directores). (1998). Hormiguinha Z [Cinta cinematográfica]. Brasil: Dream Works/Pacific Data Images Productora.

• CD-Rom, DVD, VideocassetteAutor. (Año). Título [descripción física]. Lugar de

edición: Editor.

Blogs

• Comentario o Post

Autor. (Año, fecha). Post [Web log post]. Recuperado de URL

PZ Myers. (2007, january 22). The unfortunate prerequisites and consequences of partitioning your mind [Web log post]. Retrieved from http://scienceblogs.com/pharyngula/2007/01/the_ unfortunate _prerequisites.php

xiv. Artículos Originales - Pautas

Deberán contener la siguiente estructura:

- Preliminares• Título en español e inglés con una extensión máxima

de 15 palabras. Salud de los Trabajadores usa elestilo de títulos descriptivos (reseña el contenido de lainvestigación sin ofrecer resultados). Al momento desu elaboración evitar el uso de siglas, abreviaturas ofrases poco informativas como: aspectos de,comentarios sobre, estudio de, entre otras.

• Nombre del autor(es), adscripción y emails.

• Fuentes de financiamiento en caso de que aplique.

• Resumen y Abstract.• Palabras clave.

Argentina. Ministerio de Cultura y Educación. Biblioteca Nacional de Maestros. (1996). Base de Datos Bibliográfica [CD-Rom]. Buenos Aires: Autor.

• Notas Técnicas, Normas

ISO 7243. (1982). Hot environments - Estimation of theheat stress on working man, based on the WBGT-index (wet bulb globe temperature).

Norma Belga NBX 10-001. (1981). Principios ergonómicosde la concepción de sistemas de trabajo. Comisariato General de la Promoción del Trabajo (30 de abril).

Salud de los trabajadores / Volumen 28 N° 1 / Enero - Junio 2020 87

- Cuerpo del trabajo

Contemplará las siguientes secciones: Introducción, Métodos, Resultados, Discusión y Conclusiones. Los artículos en extenso pueden necesitar subtítulos dentro de algunas secciones a fin de hacer más claro su contenido.

- Introducción

Indique el propósito del artículo y resuma el fundamento lógico del estudio.

- Material y métodos

Señalar el enfoque epistemológico de la investigación, el tipo de estudio, población, características de la muestra o en el caso de estudios cualitativos, los métodos o pruebas utilizadas, metodología e instrumentos de recolección de la información. Cuando se realice experimentación con seres humanos o animales, deberán incluirse los formatos de consentimiento informado correspondientes, así como los mecanismos para resguardar la confidencialidad de los datos personales de los pacientes o sujetos de investigación. Se redacta en tiempo pasado, detallando qué se hizo, cuándo, cómo y para qué a fin de que la investigación sea susceptible de repetirse. En los informes sobre los ensayos clónicos aleatorios, se facilitará información sobre los principales elementos del estudio, entre ellos el protocolo (población de estudio, intervenciones o exposiciones, resultados y justificación del análisis estadístico), la asignación de intervenciones (métodos para distribuir aleatoriamente, carácter ciego de la asignación a los grupos de tratamiento) y, el método de enmascaramiento. Los autores que remitan artículos de revisión incluirán una sección en

la que describan los métodos utilizados para localizar, seleccionar, recoger y sintetizar los datos.

- Resultados

Deben presentarse de forma clara y concisa, siguiendo una secuencia lógica. Las tablas y figuras deben usarse para ilustrar lo expuesto. No repetir en el texto los datos contenidos en las tablas o figuras.

- Discusión

Consiste en la interpretación de los resultados y relacionarlos con el conocimiento existente, haciendo hincapié en los hallazgos nuevos e importantes del estudio y en las conclusiones que se derivan de ellos. La información dada en otras partes del texto puede ser citada pero no repetida en detalle en la discusión. En esta sección se explican los resultados y se comparan con datos obtenidos por otros investigadores. Puede incluir recomendaciones y sugerencias para investigaciones futuras. Si la discusión es extensa se debe finalizar enumerando los hallazgos mas relevantes.

- Conclusiones

Las conclusiones deben estar fundamentadas de acuerdo a los objetivos del estudio, evitando afirmaciones poco fundamentadas y avaladas insuficientemente por los datos.

- Referencias Bibliográficas

- Agradecimientos

- Anexos

Los trabajos que se deseen publicar en la Revista deben ser envíadosa nuestra redacción por los emails:

[email protected] - [email protected]

SALUD DE LOS TRABAJADORES

En caso de estar interesado(a) en establecer canje con esta publicación favor comunicarse a la Revista Salud de los Trabajadores por el email:

[email protected]

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