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Teoría Política de la Frontera y la movilidad humana 1 Ricard Zapata-Barrero La creciente movilidad humana está interpelando de forma directa una categoría política que se ha dado por supuesta en las teorías liberales y democráticas: la categoría de frontera. La teoría política no ha reflexionado suficientemente sobre el concepto de “frontera”. Este “silencio” resulta suma- mente relevante, puesto que es a través de una reflexión sobre las fronteras como afloran la mayoría de las incoherencias de la teoría política liberal. Sorprende también constatar que la noción es un con- cepto-supuesto en los debates actuales sobre la inmigración. Partiendo de estas premisas, el propósi- to del artículo es discutir las bases de una Teoría Política de las Fronteras (TPF). Como primer paso identifico aquellas distinciones analíticas que permitan fundamentar este programa de investigación. En primer lugar (sección 1), y a modo de introducción, me ocupo de señalar las razones para iniciar este debate, y analizo los vínculos que existen alrededor de la categoría de frontera y sus usos con- ceptuales, teniendo especialmente en cuenta su dimensión histórica. En segundo lugar (sección 2), abordo su función de enfoque, como un marco generador de argumentos que sirven para legitimar dis- cursos y políticas, concepciones y posiciones políticas. En la sección 3 profundizo la frontera como categoría política, y luego en la sección 4 me adentro en los enfoques teóricos más relevantes. En la sección 5 repaso los principales argumentos que justifican la necesidad de controlar la movilidad humana. Finalmente (sección 6), concluyo señalando los aspectos más relevantes para conformar las bases de una TPF. Palabras clave: frontera, movilidad humana, migración, teoría política, liberalismo. 1. Este artículo forma parte de resultados de un proyecto financiado por el VI Plan Nacional de Investigación Científica, Desarrollo e Innovación Tecnológica 2008-2011 del Ministerio de Ciencia e Innovación (Ref.: CSO2008-02181/CPOL), titulado “Teoría Política de las Fronteras: políticas en torno al movimiento de per- sonas en el contexto del euromediterráneo”, y dirigido por el autor. Una primera versión corta ha aparecido bajo forma de capítulo titulado “Frontera: concepto y política”, cap. 1, en R. Zapata-Barrero y X. Ferrer- Gallardo (eds.) (2012), Fronteras en movimiento. Migraciones hacía la Unión Europea en el contexto medi- terráneo, Barcelona: Edicions Bellaterra; pp. 27-56.

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Teoría política fronteriza, lo dinámico como elemento constitutivo de la frontera.

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  • Teora Poltica de la Frontera y la movilidad humana1Ricard Zapata-Barrero

    La creciente movilidad humana est interpelando de forma directa una categora poltica que se hadado por supuesta en las teoras liberales y democrticas: la categora de frontera. La teora polticano ha reflexionado suficientemente sobre el concepto de frontera. Este silencio resulta suma-mente relevante, puesto que es a travs de una reflexin sobre las fronteras como afloran la mayorade las incoherencias de la teora poltica liberal. Sorprende tambin constatar que la nocin es un con-cepto-supuesto en los debates actuales sobre la inmigracin. Partiendo de estas premisas, el propsi-to del artculo es discutir las bases de una Teora Poltica de las Fronteras (TPF). Como primer pasoidentifico aquellas distinciones analticas que permitan fundamentar este programa de investigacin.En primer lugar (seccin 1), y a modo de introduccin, me ocupo de sealar las razones para iniciareste debate, y analizo los vnculos que existen alrededor de la categora de frontera y sus usos con-ceptuales, teniendo especialmente en cuenta su dimensin histrica. En segundo lugar (seccin 2),abordo su funcin de enfoque, como un marco generador de argumentos que sirven para legitimar dis-cursos y polticas, concepciones y posiciones polticas. En la seccin 3 profundizo la frontera comocategora poltica, y luego en la seccin 4 me adentro en los enfoques tericos ms relevantes. En laseccin 5 repaso los principales argumentos que justifican la necesidad de controlar la movilidadhumana. Finalmente (seccin 6), concluyo sealando los aspectos ms relevantes para conformar lasbases de una TPF.

    Palabras clave: frontera, movilidad humana, migracin, teora poltica, liberalismo.

    1. Este artculo forma parte de resultados de un proyecto financiado por el VI Plan Nacional de InvestigacinCientfica, Desarrollo e Innovacin Tecnolgica 2008-2011 del Ministerio de Ciencia e Innovacin (Ref.:CSO2008-02181/CPOL), titulado Teora Poltica de las Fronteras: polticas en torno al movimiento de per-sonas en el contexto del euromediterrneo, y dirigido por el autor. Una primera versin corta ha aparecidobajo forma de captulo titulado Frontera: concepto y poltica, cap. 1, en R. Zapata-Barrero y X. Ferrer-Gallardo (eds.) (2012), Fronteras en movimiento. Migraciones haca la Unin Europea en el contexto medi-terrneo, Barcelona: Edicions Bellaterra; pp. 27-56.

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  • What can be demarcated, defined, and determined maintains a constitutiverelation with what can be thought (Balibar, citado por Albert, Jacobson y Lapid,2001: 13).

    In the real world, we cant assume that existing boundaries are accepted, letalone that they will be accepted in perpetuity. Nor can we assume that people out-side these boundaries have no desire or claim to enter the country. Anypolitical theory which has nothing to say about these questions is seriously fla-wed (Kymlicka, 2001: 252).

    INTRODUCCIN: POR QU HABLAR DE FRONTERA AHORA? RAZONESPARA EL DEBATE. DE LA FRONTERA TERRITORIAL A LA MOVILIDAD

    Los tericos polticos siempre tienen tendencia a exagerar la originalidad y la impor-tancia de nuestro tiempo histrico frente a otros. Pero lo cierto es que la creciente movili-dad humana2 est interpelando de forma directa una categora poltica que se ha dado porsupuesta en las teoras liberales y democrticas: la categora de frontera. Su presencia ennuestros discursos pblicos es uno de los signos que mejor caracterizan nuestra poca,hasta tal punto que est adquiriendo el estatuto de un programa de investigacin propio.

    Este proceso de normalizacin de un fenmeno considerado previamente como excep-cional (la movilidad humana), requiere teorizar sobre una categora de frontera tradicio-nalmente vinculada con el territorio. La base emprica sobre la que nos apoyaremos se basaen el hecho de que los actuales flujos migratorios no deben seguir siendo explorados soloa travs del prisma de control de las fronteras territoriales, sino de gestin de la movilidad.Dentro de este nuevo marco, el argumento principal de este artculo es que se requiere teo-rizar sobre un proceso donde la frontera se desterritorializa cada vez ms, como apun-tan los estudios ms recientes de la teora de las fronteras (border theory)3. El mayor cam-bio conceptual experimentado durante las dos ltimas dcadas por los estudios sobrefronteras (border studies) reside en el reconocimiento de las fronteras estatales (y supraes-tatales) son instituciones polticas complejas que (des)conectan espacios sociales, polticasy culturales. Las fronteras territoriales han dejado de ser entendidas como meras lneasfijas geogrficas y comienzan a ser dimensionadas como un resultado de un proceso din-mico, como una realidad construida poltica y socialmente y en permanente cambio encuanto a su gestin de la movilidad humana. En consecuencia, la investigacin fronterizaha dejado de ser el ejercicio analtico descriptivo que encarn aos atrs (J. R. V. Prescott,1978), para convertirse en un campo de estudio que va desde el proceso de definicin de

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    2. Segn la Organizacin Internacional para las Migraciones (OIM, 2010), estos niveles crecientes de la movi-lidad humana son muy claros: desde 150 millones en 2000 a 214 millones en 2010.

    3. Vanse, entre los recientes, A. Paasi (2009), N. Parker et al. (2009), C. Johnson et al. (2011), D. Wastl-Wal-ter (2011).

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  • las fronteras externas europeas Walters, 2002, 2004; Zapata-Barrero (ed.), 2010; Wolff etal. (eds.), 2011, a estudios ms enfocados en aspectos normativos de cmo se estn ges-tionando los flujos migratorios, y demandas de tratamiento tico (vase ltimo monogr-fico sobre tica de las migraciones en R. Zapata-Barrero y A. Pcoud (2012). Pasamos deun debate sobre la frontera a un debate sobre la fronterizacin (bordering)4. Las leyes ylas polticas que gestionan estos flujos son mltiples, pero tienen en comn que se crearona nivel estatal con un propsito de seguridad y militar. En este contexto, nuestro intersterico es identificar aquellas distinciones analticas que nos permitan fundamentar unateora poltica de la frontera. En ltima instancia, se pretende contribuir a un debate aca-dmico, poltico y social sobre cmo teorizar sobre una categora de frontera que est msbien vinculada a la movilidad y no tanto a una realidad esttica, inamovible e innegocia-ble, basada en una lnea fsica territorial.

    En este marco que vincula el debate sobre las fronteras y el debate sobre las migracio-nes, nuestra perspectiva se definir desde el punto de vista de las polticas migratorias, ydesde ella argumentar que se requiere fundamentar una teora poltica de la frontera y lamovilidad humana.

    La teora poltica no ha reflexionado suficientemente sobre el concepto de frontera.Esta conspiracin de silencio resulta sumamente relevante, puesto que es a travs de unareflexin sobre las fronteras como afloran la mayora de las incoherencias de la teora pol-tica liberal (Kymlicka, 2001: 250). Sorprende constatar, por ejemplo, que la nocin defrontera ha sido durante mucho tiempo un concepto-supuesto en los debates actualessobre la inmigracin5.

    Incluso los debates normativos de finales del siglo pasado sobre la justicia siguiendo latradicin rawlsiana han dado por sentada la nocin de frontera en los principios de distri-bucin final de bienes. Es, en cierto sentido, la imposibilidad de aplicar su justicia estatala un mundo sin fronteras lo que conduce a Rawls a abstenerse en su ltimo proyecto depensar en la justicia global (Rawls, 1993). La justificacin de Rawls es que sin Estado, esdecir, sin una unidad poltica territorial delimitada con una frontera, no puede haber unateora de la justicia. Tampoco R. Nozick (1974) tiene un pensamiento sobre la frontera enlos aos ochenta del siglo pasado, cuando construye su teora como reaccin a la teoraintervencionista rawlsiana. Walzer y sus esferas de la justicia (1984) constituyen laexcepcin que confirma la regla. Para l, la condicin de miembro (membership) suponeel concepto de fronteras al ser definido en trminos de lo que excluye (para estos tres auto-res, vase R. Zapata-Barrero, 2001). Pero es sobre todo el trabajo seminal de J. Carens

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    4. Existe amplia literatura. Aparte de los ya citados, vanse tambin, entre otros, J. L. Anderson et al. (eds.)(2003), O. Kramsch y B. Hooper (2004), H. Van Houtum et al. (2005), A. Paasi (2005), B. Brunet-Jailly(2005), D. Newman (2006), A. Pcoud y P. de Guchteneire (2007), J. Agnew (2008; X), Ferrer-Gallardo(2008), A. C. Diener y J. Hagen (2009), D. Wastl-Walter (2011), L. Bialasiewicz (2011).

    5. Esta es una opinin compartida de que las fronteras se han tomado por sentado en la teora poltica y los deba-tes liberales. Vanse, entre otros, B. Barry y R. E. Goodin (eds.) (1992), O, ONeill (1994), Ph. Cole (2000,ch. 9), D. Miller y S. H. Hashmi (eds.) (2001),W. Kymlicka (2001), A. Buchanan y M. Moore (eds.) (2003),y, evidentemente, el trabajo precursor de J. Carens (1987).

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  • (1987) el que pone sobre el debate normativo esta nocin de frontera vinculada a nuevasrealidades de la movilidad humana. Carens supo hacer ver muy claramente la incoheren-cia que existe entre la realidad del control de las fronteras y una tradicin liberal que tienedificultades para justificar la existencia misma de las fronteras y su funcin de exclusiny control. De ah su argumento que una lectura estricta de la tradicin liberal debera dejarabiertas las fronteras (open borders) y dejar entrar a quien lo quiera. Por lo tanto, el pri-mer argumento de base cuando se introduce la categora de la frontera dentro de la tradi-cin liberal, la universalidad de sus principios es ms que aparente, ya que los valores ylos principios liberales se ven muy limitados por una nocin de frontera que acta comogenerador de orden y de estabilidad, y requiere de una nocin de Estado que protege a lossuyos pero excluye a los que no son suyos. Sobre este supuesto fronterizo se constru-ye y justifica la dicotoma entre ciudadano y no-ciudadano, y dems categoras que con-forman las polticas de inmigracin.

    En este artculo, en ltima instancia, me interesa abordar la dimensin de fronteraligada a la movilidad humana y no tanto como lmite territorial, aunque mantiene su fun-cin simblica de marcar lmites de la pertenencia a un Estado o comunidad, y est en labase de la discusin sobre la legitimidad de la exclusin de ciertas personas de la ciudada-na6. Tampoco me interesa discutir ni la capacidad tcnica ni la viabilidad econmica, nilos temas de estrategias de gestin del control de las fronteras, sino sus fundamentos nor-mativos. Partiendo de la base de que todava no existe una TPF en sentido estricto, en esteartculo defender las bases para elaborarla.

    En primer lugar (seccin 1), y a modo de introduccin, me ocupo de sealar las razonespara iniciar este debate y analizo los vnculos que existen alrededor de la categora de fron-tera y sus usos conceptuales, teniendo especialmente en cuenta su dimensin histrica. Ensegundo lugar (seccin 2), abordo su funcin de enfoque, como un marco generador de argu-mentos que sirven para legitimar discursos y polticas, concepciones y posiciones polticas.En la seccin 3 profundizo la frontera como categora poltica, y luego en la seccin 4 meadentro en los enfoques tericos ms relevantes. En la seccin 5 repaso los principales argu-mentos que justifican la necesidad de controlar la movilidad humana. Finalmente (seccin6), concluyo sealando los aspectos ms relevantes para conformar las bases de una TPF.

    TIEMPO HISTRICO DE FRONTERAS EN MOVIMIENTO

    Existen hoy en da muchas circunstancias y numerosos contextos que requieren unareflexin sobre las fronteras. Desde esta perspectiva, partimos de la premisa de que losdebates relacionados con las fronteras son, quiz, uno de los signos ms visibles de que

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    6. Vase, por ejemplo, Ph. Cole (2000; xi), quien enfoca su trabajo en las fronteras de la pertenencia (members-hip boundaries), e intenta contestar a la pregunta bsica: qu puede justificar moralmente las prcticas depertenencia exclusiva de los Estados modernos?

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  • estamos en un proceso de cambio (Rumford, 2006: 155). De entrada, el debate est nti-mamente vinculado con los procesos de inestabilidad social y poltica en los que nosencontramos. Invirtiendo el argumento, cuando un tiempo histrico se plantea redefinir susnociones de frontera, es que estamos en un periodo de inestabilidad. Desde este punto devista, podemos decir que el hecho de que hoy en da sea necesario hablar sobre las fronte-ras es un indicador de que estamos en un proceso de cambio.

    La forma en cmo contextualizamos el debate en el periodo histrico sirve de marcode referencia para orientar enfoques posteriores para el anlisis de las fronteras. El temade las fronteras debe situarse en el periodo de posguerra fra y de poswesfalia.

    Durante la guerra fra en Europa la frontera tena dos significados bsicos: uno carac-terstico de la sociedad abierta: dejar salir, y otro de la sociedad cerrada: no dejar salir. Laopcin salida era el criterio bsico de distincin de dos formas contrapuestas de organizarla inclusin/exclusin en una sociedad. El bloque comunista no dejaba salir, y el que sala,no tena opcin de retorno a su pas. El bloque liberal fundamentaba su conflicto precisa-mente en que sus ciudadanos tenan la opcin tanto de salir como de retornar. La funcinsocial de la frontera fsica era, pues, muy diferente y fundamentaba las polticas y la mismafilosofa poltica de cada bloque. La fecha clave y simblica de 1989, con la cada del murode Berln marca el fin de dicho periodo, y el fin tambin de esta concepcin diferenciadade la funcin de la frontera. Como evidencia, la ltima dcada del siglo XX se caracterizpor la redefinicin de fronteras y el surgimiento de nuevos Estados en el antiguo bloquesovitico. Hoy en da, la incorporacin de la mayora de dichos nuevos Estados a la UninEuropea marcara el fin del llamado periodo posguerra fra. La opcin salida y la opcinde retornar estn prcticamente aseguradas en toda Europa para sus ciudadanos. Pero nopara los que vienen de fuera, los no-ciudadanos, y que quieren entrar. Incluso tras las rebe-liones del mundo rabe de Tnez y Egipto en la primavera de 2011 son indicadores de quelas fronteras son muy porosas y sin control. El nuevo debate ya no est centrado en laopcin salida, sino que desde el punto de vista del inmigrante somos una sociedad cerra-da, puesto que controlamos el movimiento de personas en la direccin de entrada con cri-terios que precisamente vulneran los principios bsicos del liberalismo que sustentan nues-tras sociedades a nivel interno. En este punto deberemos situar los debates queabordaremos ms adelante (seccin 4). Dada la nueva realidad de creciente movilidadhumana, el control de fronteras de nuestra sociedad abierta es nuevo e indica que solo esuna sociedad abierta para los que viven dentro (insiders), y que, por lo tanto, hay unaunidireccionalidad de lo que se entiende por sociedad abierta. Con la demanda crecien-te de inmigrantes que quieren entrar estamos pasando de una concepcin de sociedadabierta a una de sociedad cerrada.

    Si tomamos como referencia un periodo histrico ms largo, el de la poca que se ini-cia tras el tratado de Wesfalia (1648), con el que se cierra la guerra de religiones duranteaproximadamente cien aos en Europa, y en donde se pacta un marco de Derecho interna-cional para resolver conflictos entre Estados soberanos territorialmente, el camino se abrepara construir una fundamentacin nacional de la soberana territorial de los Estados. En

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  • este sentido, podemos decir que hoy en da existen tambin evidencias de que estamos enun periodo poswesfalia, tanto por factores de globalizacin como por niveles de reivindi-cacin nacional no estatal y de nivel ms local. En ambos casos, los Estados estn perdien-do parte de sus soberanas y de los fundamentos de legitimidad. Un buen indicador de esteproceso de cambio es que la prdida de soberana de los Estados se expresa a travs de laprdida de su control de fronteras. El vnculo entre frontera y soberana estatal no es unsupuesto hoy en da como lo era hace unas dcadas. Con las dinmicas de cambio de pol-ticas de las fronteras y de la movilidad humana, es la misma categora de frontera la quese mueve y fundamentan los cambios conceptuales, tericos y de enfoques que ahoratrataremos.

    ESFERAS DE SIGNIFICADOS DEL TRMINO FRONTERA: LA FRONTERACOMO CONCEPTO Y COMO ENFOQUE

    Frontera es un concepto multidimensional: engloba muchos significados desdemuchos enfoques. Derivado de frent en el sentido de tierra que est en frente de otra yde ah lmite entre dos territorios, etimolgicamente, su origen es bsicamente militar.La frontera es el frente militar. Luego aparece su sentido ms de fortificacin para hacerfrente al enemigo, antes de designar propiamente el lmite territorial y fsico entre dosEstados (Pancracio, 1998). Existen unos vnculos bsicos en torno a la nocin que ayudana formar su ncleo conceptual. La frontera est muy vinculada a Estado, territorio y pobla-cin. Esto es, no puede haber Estado sin frontera, ni frontera sin Estado; y se necesita almenos de un territorio y de una poblacin para dar sentido a una frontera.

    Conceptualmente, la idea de frontera tiene una funcin analtica clara: separar almenos dos unidades. Justificar la existencia de fronteras est, por lo tanto, ntimamentevinculado con la justificacin de la pluralidad de unidades polticas o Estados (ONeil,1994: 78). Existe un sentido fsico y territorial de frontera, y un sentido simblico, queusa la idea de lmite y de marcador en todos los contextos posibles. Dentro de la familiasemntica de frontera conviven: lmite, linde, separacin, confn, coto, trmino, borde, ori-lla, margen, barrera. La frontera es bsicamente el lmite de la tierra conocida, de lanacin, del Estado. Vista siempre desde dentro, como proteccin; desde fuera, comoobstculo. Evoca siempre una cosa que uno trata de extender. La frontera, junto con estadimensin dinmica de extensin, tiene como funcin servir de marcador de diferencia ygenerar sentido. Este sentido epistemolgico de frontera es el que podemos retener delmotto que encabeza el artculo: lo que puede ser delimitado, definido, y determinadomantiene una relacin constitutiva con lo que puede ser pensado (Balibar, citado porAlbert, Jacobson, Lapid, 2001: 13)7. Ambos estn relacionados: la separacin y la diferen-cia ayudan a dar significado. Sin unos lmites semnticos claros entre dos cosas, no hay

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    7. De aqu en adelante todos los originales en ingls estn traducidos por el mismo autor.

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  • sentido posible. Cualquier cosa sin frontera carece de sentido. Si existe frontera es porqueexiste una diferencia que sealar (esta diferencia puede ser real o aparente, construida pol-ticamente o existente de forma natural). La constitucin misma de la identidad personal ogrupal, y su consciencia como tal, est muy relacionada con una nocin de frontera quemarca la diferencia respecto a otras identidades. El tipo de relacin que mantiene ya esobjeto de debate, esto es, si la frontera hace la diferencia o si la diferencia es la que orien-ta la frontera. No puede haber una definicin de frontera sin tener en cuenta esta naturale-za semntica y su capacidad expansiva generadora de significado.

    Si vamos de esta concepcin ms semntica y la aplicamos polticamente, la idea deseparacin y de lmite forma parte de la misma tradicin liberal, que pone lmites al usodel poder y a la soberana estatal. El arte de la separacin que expresaba M. Walzer (1984)tiene este sentido de frontera como delimitacin. Desde este punto de vista, la gobernabi-lidad de nuestra sociedad se basa en un cierto consenso sobre determinados ejes de sepa-racin, como los lmites entre el espacio privado y el espacio pblico, entre la religin y elespacio laico, etc. Sin estas fronteras espaciales, no habra la base legitimadora del propioliberalismo.

    Lo comn en todos estos sentidos, y que podemos retener, es que el concepto mismode frontera es un concepto-funcional. Esto es, no podemos definir el concepto sin descri-bir la funcin que designa. Tambin evoca la idea de lmite, de lnea real o imaginaria quesepara dos realidades que implcitamente se ven como opuestas (la frontera entre cristia-nos y musulmanes, por ejemplo). Su principal funcin es dividir y separar, marcar zonascualitativamente diferenciadas (y/o enfrentadas).

    Pertenece tambin a su ncleo la dimensin biolgica de que algo se est extendiendoy que la frontera limita. Como cosa que limita la extensin de algo existen varios senti-dos de frontera: un sentido epistemolgico (como frontera del conocimiento, lo quepuedo y no puedo conocer, en constante expansin), un sentido tico (como frontera delcomportamiento, lo que puedo y no puedo hacer), un sentido psicolgico (nuestra auto-concepcin, o cmo me concibo yo mismo y me conciben los otros), un sentido ontolgi-co (como frontera de la vida, o lo que puede o no ser vivido), y un sentido geopoltico(como frontera territorial, o lo que puede o no ser objeto de poder). Veamos brevementecada sentido.

    Sentido epistemolgico: significa las fronteras del conocimiento, las fronteras de laciencia. En una investigacin conceptual se ve claramente que frontera tiene muchossinnimos, pero no tiene antnimos claros, aparte de ausencia de frontera. Quiz, lo con-trario a la frontera es, matemticamente hablando, el infinito, la ausencia de frontera nospuede desconcertar epistemolgicamente, ya que podemos perder el sentido de lo queestudiamos. El sentido epistemolgico de frontera es el que divide entre el conocimien-to y el desconocimiento, lo conocido y lo desconocido. Puede tener un sentido personal:las fronteras de lo que conozco/no-conozco, pero tambin un significado gnoseolgico, enel sentido de marcar lo que podemos y no podemos conocer como seres humanos. Esta es

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  • la frontera que separa la ciencia y lo racional, de la religin y lo irracional. Desde esta pers-pectiva de limitar la extensin de alguna cosa en general, se usa desde dentro hacia fuera,queriendo al mismo tiempo enfatizar que lo de dentro es mejor, o tiene un valor ms posi-tivo que lo que est fuera. Esta forma de definir la frontera desde dentro es caracters-tico del enfoque comunitarista, que define sus conceptos en contraste con los que estnfuera y quedan excluidos de la comunidad (ONeil, 1994).

    Sentido tico: aqu significa las fronteras del comportamiento. Hay lmites de loque uno puede o no hacer teniendo en cuenta la vida en sociedad. Es el que marca la refe-rencia social de lo bueno y lo malo, la frontera entre el bien y el mal. Aqu entraran loslimites de nuestras relaciones con los otros, los lmites del civismo y nuestro comporta-miento colectivo, as como tambin entraran hoy en da las fronteras de la ciencia y de labiotica, en donde las posibilidades humanas de la ciencia a veces traspasa fronteras ti-cas, como los debates que estn muy relacionados con las fronteras de nuestra tica entorno a la clonacin humana, la eutanasia, etc.

    Sentido psicolgico: nos referimos aqu a las fronteras de nuestras autopercepcio-nes. Se necesita psicolgicamente una nocin de frontera externa para orientar nuestrasautopercepciones. Este sentido es significativo en tanto que un cambio de las fronterasexternas puede afectar la autopercepcin de las personas. El sentido de la comunidad y elsentido de identidad solo actan para nuestra psicologa si existe una nocin implcita defrontera. En este marco debe entenderse la afirmacin de Anderson: La percepcin de loslmites territoriales y las restricciones territoriales forman parte de procesos sociales ypolticos. El sentido del territorio es un elemento [...] de lo que es ser humano. La concien-cia humana y la organizacin social estn profundamente condicionados por el territorio ylas fronteras [...] Las imgenes de las fronteras y las concepciones de la organizacin terri-torial han formado parte los proyectos polticos ms importantes (Anderson, 1996: 183)8.

    Sentido ontolgico: la expresin que mejor describe este sentido es las fronteras dela vida. En este sentido ontolgico est la misma nocin de la muerte, como nuestra fron-tera por excelencia. Sin esta nocin de frontera-muerte difcilmente podemos dar sentidoa nuestra vida ni a nuestras expectativas (Nozick, 1989). Este sentido es quiz el ms clarocomponente de la frontera como generador de sentido. Una vida eterna (sin fronteras) dif-cilmente podra ser un marco para dar sentido y tener expectativas vitales. La fronteramxima de la vida est en lo que llamamos muerte, como la no-vida, y cumple una fun-cin ontolgica por excelencia de ayudarnos a dar sentido a todo lo que nos mueve inter-namente.

    Sentido geopoltico: este es, quiz, el sentido ms clsico y originario: la fronteraterritorial-poltica. Es la lnea jurdica de un Estado y la que delimita su competencia terri-torial. Esta frontera puede ser natural (mar, montaas, ros, etc.), o no, pero en todo caso

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    8. Traducido del original: perceptions of territorial limits and territorial constraints are part of social and poli-tical processes. A sense of territory is an element [] of what is to be human. Human Consciousness andsocial organization are profoundly conditioned by territory and frontiers. [] Images of frontiers and the con-ceptions of territorial organization have been part of all major political projects.

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  • siempre es artificial o resultado de consenso y acuerdos, de conquistas y tratados de paz.Este sentido geopoltico vincula frontera con poder, soberana, orden, identidad, estabili-dad. Este sentido terrestre de frontera es el que nos interesar profundizar. Est muy vin-culado al sentido epistemolgico, que le sirve, de alguna manera, de fundamentacin. Loslmites a la extensin del sentido epistemolgico tienen un sentido figurado y simblico,pero tambin material y terrenal. Por ejemplo, en el Imperio romano, la frontera entre locivilizado y lo brbaro, la frontera entre el mundo conocido-civilizado del desconocido-brbaro. Esto es, el Imperio romano o la frontera de la civilizacin. Los confines del Impe-rio eran el lmite o lo que en el Imperio romano se llamaba limes, de lo que se haba con-quistado. En este sentido, entran histricamente las fronteras que dividen mundos, comoel muro de Adriano en Gran Bretaa (el limes que separaba el Imperio en el norte de Euro-pa), el muro de Berln, que separa el mundo liberal del mundo socialista y comunista, laGran Muralla China (separaba al Imperio chino de tribus mongoles); o tambin la murallade Teodosio (que rodeaba la antigua Constantinopla, hoy Estambul) e, incluso, la fronteraMaginot (o lnea de fortificacin y defensa construida por Francia a lo largo de su fronte-ra con Alemania e Italia, despus del fin de la Primera Guerra Mundial). Hoy en da, eldebate en torno al conflicto entre civilizaciones y en torno a la alianza de civilizacionestiene una relacin directa con la necesidad de construir y discutir nuestras fronteras.

    Salvo el sentido ontolgico de frontera, los otros sentidos no denotan que la fronterasea un trazado, un lmite, una demarcacin definitiva ni intangible. La frontera siempre esresultado de un proceso y, por lo tanto, es una realidad construida que sirve para conseguirun orden, pero que es modificable cuando los fundamentos de dicho orden se desvanecen.Como ocurre hoy en da con la creciente movilidad humana. Quiz el mejor ejemplo y lti-mo histricamente, es la cada del orden comunista, que trae inmediatamente consigo laredefinicin de fronteras de la mayora de sus pases satlites y de la misma Unin Sovi-tica. El ejemplo de la antigua Yugoslavia que se desmiembra en nuevos Estados y nuevasfronteras.

    En resumen, las dos dimensiones conceptuales de frontera (la nocin funcional y lanocin que evoca una construccin social) sirven de premisa para entender cmo el con-cepto de frontera juega un papel como categora poltica que requiere fundamentar unateora poltica.

    LA FRONTERA COMO CATEGORA POLTICA

    Un sistema de categoras puede utilizarse para proporcionar idealmente un inventario dela realidad, la catalogacin de lo que existe en el mundo en s mismo (tradicin aristotli-ca), o de conceptuar el mundo para conocerlo mejor (tradicin kantiana). Tiene entoncesuna funcin tanto analtica como informativa, ya que nos puede ayudar a discernir lo que esborroso y desarticulado en la realidad, y al mismo tiempo a entender algunas situaciones

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  • relevantes como las condiciones socioeconmicas y las desigualdades en el mundo (catego-ra de gnero, estatus social, educativa, edad, econmica, etc.). Analticamente la categoratiene la funcin de distinguir lo que es un rasgo distintivo de algo. Es aqu que se despren-de de su propia etimologa. En efecto, el trmino griego antiguo kategoria describe lo quepodra decirse en contra de alguien en un tribunal de justicia. Este es el sentido que usa Aris-tteles: lo que se puede decir de o sobre un tema, como una va para distinguir categoras.Ms precisamente, Aristteles lleg a su lista de categoras como resultado de distinguirdiferentes preguntas que se le pueden plantear a algo, y constatando que solo un nme-ro limitado de respuestas puede ser adecuadamente dado a cualquier pregunta en particu-lar (Ackrill, 1963).

    Desde el punto de vista poltico, la tarea de categorizar no es una tarea neutral. Tienesiempre un sistema de intenciones estratgicas y sigue siempre unos determinados prop-sitos explicativos. Categorizar a los inmigrantes como trabajadores, por ejemplo, no es lomismo que categorizarlos simplemente como personas, ni siquiera si los categorizamoscomo actores polticos y actores sociales. Tampoco es lo mismo describir los flujos migra-torios con un sistema de categoras directamente relacionado con el mercado, tales comoel uso de las categoras demogrficas como la fuga de cerebros, la formacin y condicinsocial o acciones como las remesas, que describir los flujos de acuerdo con un marco dereferencia ms amplio (ms all del mercado), introduciendo categoras tales como elgnero, la religin, la lengua, etc.

    Esta dimensin poltica de las categoras tambin significa que es a la vez el resultadode un proceso en el que expresa una forma de interpretar el mundo, y tiene una dimensinde fundacin en el sentido de que puede ayudar a comprender los cambios sociales. A tra-vs de categoras podemos tambin expresar desiderata y podemos reclamar nuevas orien-taciones para transformar la realidad.

    En definitiva, y recogiendo todo lo dicho anteriormente, toda sociedad se mueve a tra-vs de un sistema de categoras que forman parte de su cemento estructural hasta que seproduce paulatinamente un proceso de cambio que lo pone en evidencia, y se inicia asun proceso de reflexin sobre los fundamentos que anclan el sistema de categoras. Endicho momento, las categoras que tenan tan solo una dimensin descriptiva y social seconvierten en categoras polticas (vase aplicacin en conceptos polticos, R. Zapata-Barrero, 2007).

    Una de las evidencias ms visibles de que la categora poltica de frontera ha sido unode los conceptos supuestos en el debate de las ciencias sociales es que en la misma defini-cin de Estado no se suele mencionar el concepto de frontera. Se da por supuesto cuandose habla de que se necesita una poblacin, un territorio y una soberana para ejercer elpoder. Incluso en la definicin clsica weberiana de Estado, como monopolio del poderlegtimo en un territorio, se da por supuesto que dicho territorio est delimitado por unafrontera. Hoy en da la frontera se ha convertido en una categora poltica que es objeto dediscusin. Puede ser objeto de discrepancias polticas sobre su gestin cuando se vinculacon movilidad humana.

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  • Esto implica que se lo debe considerar como una categora que ayuda a comprenderrelaciones de poder y desigualdades, como las clsicas categoras socioeconmicas e iden-titarias como el gnero, el color de la piel, la etnicidad, la clase social, la religin, etc. Sinos planteamos entonces qu tipo de desigualdades y de relaciones de poder estn relacio-nadas con la existencia de fronteras, la respuesta est directamente vinculada con desigual-dades sociales entre pases desarrollados y pases en vas de desarrollo, entre pases demo-crticos y pases en vas de democratizacin. Asimismo, el sistema de argumentacin entorno a las fronteras tiene una relacin histrica con el pasado colonial de Europa. El tra-zado de fronteras tena una relacin con la separacin de comunidades y la extensin deldominio europeo.

    Como categora poltica, la frontera tiene, al menos, tres propiedades: es una institu-cin poltica primaria, es un proceso y es una nocin funcional

    En primer lugar, es una institucin9. De hecho, la considero como una institucinpoltica primaria. Como institucin supone, al menos, aceptar tres tesis:

    En primer lugar, la tesis histrica: consideramos que no hay ni fronteras naturalesni nunca han existido. La nocin de frontera natural es, simplemente, un mito pol-tico (Balibar, 2001: 174). El hecho de vincular la frontera a un ro o una cadena demontaas responde al deseo de naturalizar una nocin que es bsicamente poltica.En este proceso de naturalizacin, se esencializa su sentido, hasta tal punto que igualque no es posible modificar el curso de un ro, ni la cadena de una montaa, la fron-tera est ah para siempre. Eso significa que, como institucin, la frontera es antetodo una categora histrica que siempre ha de ser entendida en su propia biografa,como resultado de una historia particular. E. Balibar (2001: 163) dice correctamenteque las fronteras han llegado a su lmite histrico, ms all de lo cual sus funcionesinternas y externas tienen cada vez ms dificultades de cumplirse.

    La segunda es la tesis de la estabilidad: a saber, no es solo que la frontera es unainstitucin, sino que es una institucin-lmite. Esta expresin procede de E. Balibar(2001: 174). El autor asevera que las fronteras (frontires) deben considerarse comoinstitutiones-lmites, en el sentido de que tendran que permanecer estables mien-tras que todas las dems instituciones se transforman, tendran que dar al Estado lacapacidad de controlar los movimientos y las actividades de los ciudadanos sinsometerse ellas mismas a ningn control. Si asumimos esta tesis de la estabilidad,cuando esta institucin se convierte en inestable (que significa bsicamente que estcambiando su funcin original), como en la actualidad, todas las dems institucio-nes de las que esta estabilidad depende pasan a convertirse automticamente en unasunto de discusin.

    Por ltimo, llegamos a la tesis no-democrtica, en el sentido de que, como insti-tuciones, las fronteras son el resultado de un proceso de decisin no-democrtico

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    9. D. Newman (2003: 14), J.-P. Cassarino (2006); H. Donnan y T. Wilson (1999: 62).

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  • (E. Balibar, 2001: 174). De hecho, esta es una de las distinciones histricas de las din-micas actuales. Somos la primera generacin que discute las fronteras y la gestin dela movilidad con categoras procedentes de las teoras democrticas y liberales. De ahque sean las incoherencias entre prcticas y criterios de gestin con principios y valo-res democrticos y liberales los que centran el ncleo de la argumentacin y justificanla necesidad de fundamentar una teora poltica de las fronteras.

    En cierto sentido, la tesis de la estabilidad introduce tambin la dimensin que no essolo una institucin, sino una institucin primaria, en el sentido de que se trata de unainstitucin-independiente de otras, y de las que las otras dependen. Permtanme que sea-le la base de esta dimensin. Usando la diferencia analtica de la teora de bienes de J.Rawls, que ha orientado el debate sobre la justicia de las ltimas dcadas del siglo XX,esto es, la diferenciacin entre los bienes primarios y los bienes secundarios, podemosdecir que existen instituciones polticas primarias e instituciones polticas secundarias.Recordamos que los bienes primarios son los que requiere toda persona racional parapoder realizar sus expectativas de vida, y son los que son objeto de distribucin en una teo-ra de la justicia. M. Walzer aadi a la lista de bienes primarios a la ciudadana, en tantoque era la condicin sin la cual una persona no poda ni siquiera ser objeto de una teorade la justicia. La ciudadana como bien primario distribuible significa que es la condicinsin la cual no se pueden distribuir los dems bienes dentro de un Estado10.

    Siguiendo esta misma lgica, pero aplicado al concepto de frontera, podemos decir queexisten instituciones polticas primarias en tanto que su existencia es la condicin sin la cualno pueden existir otras instituciones polticas. Hoy en da la frontera fsica se ha conver-tido en una institucin primaria. Por ejemplo, para la teora del nacionalismo, sin esta ins-titucin no puede haber Estado ni comunidad poltica (vase Miller, 1995). Para una teorade la inmigracin, sin esta institucin primaria no habra ni siquiera posibilidad de diferen-ciar entre inmigrante y ciudadano. Esta institucin primaria es, pues, fundamental.

    En segundo lugar, la frontera describe un proceso, el resultado de decisiones polti-cas. Frontera no es una nocin naturalista y esttica, como hemos avanzado. Para hacerexplcita esta dimensin, la literatura acadmica prefiere usar la nocin de fronterizacin(bordering), o incluso, para resaltarlo ms, proceso de fronterizacin (bordering pro-cess) destacando la dinmica interna de inclusin/exclusin, inherente en la nocin defrontera11. Este es el proceso que hace que distintas comunidades polticas posibles se dife-rencien unas de otras. Como un proceso que es, fundamenta la creacin de la otredad.Es decir, se crean y consolidan identidades separadas a travs del mantenimiento/modifi-cacin de la frontera. Como bien dice D. Newman (2003: 15), el proceso de fronteriza-cin crea orden a travs de la construccin de la diferencia.

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    10. Sobre Rawls y Walzer, vase R. Zapata-Barrero (2001).11. Vanse, entre otros, aparte de los ya citados, a J. Ackleson (2004), E. Berg y H. Van Houtum (eds.) (2003),

    M. Ruhs y H. J. Chang (2004), H. van Houtum, O. Kramsch y W. Zierhofer (eds.) (2005).

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  • Como tal, tiene que ser concebida siempre como una institucin poltica primaria cam-biable, y fijada por criterios de variacin. En este sentido, debemos tener en cuenta no sololos cambios que pueden tener lugar en la ubicacin fsica de la frontera, como lnea quesepara dos Estados, sino tambin a las variaciones que se supone que debe regular la cir-culacin de personas y de mercancas, por ejemplo. En este segundo sentido, la frontera-proceso es la respuesta de dos preguntas bsicas: quin entra? y cuntos? Este es el nivelde anlisis que tiene lugar en el debate sobre fronteras abiertas/cerradas, y la idea de cons-tituir un fundamento para la regulacin del control de los flujos, e incluso la necesidad deestablecer un cdigo tico (R. Zapata-Barrero, 2012).

    Por ltimo, la frontera es una nocin funcional. Esta caracterstica ya ha sido seala-da en el anlisis conceptual anterior. Aqu cobra un significado diferente en tanto que cate-gora poltica. Esto significa que no puede definirse la frontera sin sealar las funciones quecumple. Aqu entraran nociones de frontera-seguridad y frontera-proteccin. Como nocinfuncional, ha sido tambin el gran implcito de las teoras contractualistas, las cuales siem-pre han dado por supuesta una idea de frontera. Me refiero tanto al contractualismo clsicode Hobbes y de Rousseau, como el contemporneo encabezado por J. Rawls. El estado denaturaleza sobre el que se fundamenta el contractualismo clsico es un Estado-sin-fronte-ras. Para Rousseau este Estado sin fronteras es el ideal. Aqu se basa el ideal romntico deun mundo sin fronteras. Para la teora liberal, la primera frontera no es tanto la colectiva, laque se traza en una comunidad, sino individual: la propiedad privada. Esta idea de lmitepara la accin es tambin la que argumenta Hobbes. La necesidad del Estado para limitar laextensin de la libertad sin freno, la libertad sin fronteras. En la posicin original de la teo-ra de J. Rawls, las personas tampoco tienen una idea de frontera. Este hecho lo dio porsupuesto el mismo Rawls, y muestra hasta qu punto su universalismo est muy contextua-lizado en su poca. La teora de la justicia de Rawls, y la tradicin que origin por propo-ner una sociedad justa, dio por supuesto la existencia de las fronteras. Sin fronteras, los prin-cipios ms bsicos de justicia tendran dificultades de implementarse.

    CULES SON LOS ENFOQUES TERICOS MS RELEVANTES DE LA FRONTERA COMO UNA CATEGORA POLTICA?

    El diagrama 1 muestra los enfoques tericos ms relevantes de la frontera como cate-gora poltica. Cada enfoque puede identificarse a travs de un principio de accin y unalgica de argumentacin prevalente.

    El enfoque nuclear es el basado en el poder. Luego, tres enfoques caracterizan la categorapoltica de frontera: enfoque basado en la identidad, en la seguridad y en el bienestar. Aqu vere-mos cada uno por separado, empezando por el enfoque nuclear (poder), que sirve de premisa alos otros tres enfoques (seguridad, identidad, bienestar). Vemos tambin cmo se expresa ladimensin funcional del concepto de frontera, en tanto que cumple funciones de seguridad, demantenimiento y proteccin de la identidad, y de asegurar un bienestar a los que viven dentro.

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  • DIAGRAMA 1. ENFOQUES EN TORNO A LA CATEGORA POLTICA DE FRONTERA

    Fuente: elaboracin propia.

    Enfoque basado en el poder: la frontera es la mxima expresin territorial del poderpoltico. Las fronteras polticas son esencialmente coercitivas. De hecho, la definicin fun-cional de frontera es la que delimita jurdicamente un territorio. En este enfoque entran lasdefiniciones clsicas de la soberana nacional y estatal que se inicia en el periodo de West-falia y el que siguen bsicamente los estudios de relaciones internacionales. La frontera esuna lnea que se puede cruzar, pero bajo las condiciones impuestas por el que est den-tro. En relacin con la creciente movilidad humana, su forma de expresin se manifiestabajo una lgica de seleccin, quien define el perfil (responden a la pregunta sobre quinesentran) y la cantidad (responden a la pregunta sobre cuntos entran). El principio de lasoberana es su principio bsico de accin. El monopolio del control de las fronteras esquiz el ltimo bastin de soberana estatal, la fuerza motriz de nuestro periodo histrico,iniciado en Westfalia. Existe una relacin directa entre frontera y Estado, hasta tal punto queambos se necesitan para autodefinirse. La frontera es la respuesta a la pregunta sobre la nece-sidad del Estado y forma parte de su justificacin. Como proceso, tambin podemos decirque toda comunidad cultural que quiera construirse un Estado, necesita una frontera paraconformar su poder soberano. La soberana estatal reside en su capacidad de controlar susfronteras. Aqu es donde se expresa con toda su plasticidad y pragmatismo. La negacin auna persona a dejarle entrar es la mxima expresin del poder soberano hoy en da.

    A partir de esta concepcin nuclear se pueden separar analticamente tres enfoquesbasados en tres formas diferentes de legitimacin de la frontera como categora poltica.

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    Enfoque basado en la identidadPrincipio de la

    diferencia culturalLgica

    inclusin/exclusin

    FRONTERAEnfoque basado

    en el poderPrincipio soberana

    (condiciones de entrada)Enfoque basado

    en el bienestarPrincipio de

    distribucin justaLgica

    igualdad/desigualdad

    Enfoque basado en la seguridad

    Principio de la estabilidad

    Lgica interna/externa

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  • Enfoque basado en la seguridad: la frontera es la mxima expresin de la seguridad.De hecho, este vnculo atiende al sentido etimolgico de frontera, como el frente ycomo barrera de proteccin (muralla, muro, etc.) contra cualquier peligro potencialexterno. El principio de accin de este enfoque es la estabilidad, esto es, asegurar unasociedad estable. La lgica de la argumentacin es la que diferencia lo externo de lo inter-no, y la preservacin y proteccin. Esta lgica de accin es diferente a la de lainclusin/exclusin que veremos ms adelante (enfoque basado en la identidad), en tantoque se centra ms en el continente y no tanto en el proceso dinmico de paso de fuera haciadentro. Aqu entran los argumentos de mantener el orden al interior de las fronteras y pre-servar la estabilidad [vase Albert, Jacobson, y Lapid (eds.), 2001]. Invirtiendo los efectos,con la desaparicin de fronteras, los principales problemas son de orden y de estabilidad.Esto explica, por ejemplo, que el tringulo libertad/seguridad/justicia sea el que oriente laaccin de la Unin Europea a nivel interno, tras la desaparicin de fronteras y la constitu-cin del espacio Schengen. La argumentacin de que es necesario reforzar las fronterasexternas para asegurar un espacio de libertad interno es el que orienta el mismo procesode construccin de la Unin Europea iniciado en el periodo de Tampere (1999). En estemarco surgen las imgenes de la Europa fortaleza, que evocan el smbolo medieval de uncastillo que protege su poblacin frente a los peligros externos, y puede estar en la base delos contornos normativos de la Unin Europea [Zapata-Barrero (ed.), 2010].

    Enfoque basado en la identidad: es un hecho reconocido que la frontera actacomo marcador de la diferencia cultural y de la identidad. Tiene una relacin directa conla definicin de la alteridad. Es tambin una evidencia histrica que una de las funcio-nes de las fronteras es definir comunidades culturales. En este marco existen dos direc-ciones para orientar la relacin: la que va de las fronteras a la identidad, y al revs. Estoes, el debate sobre si las fronteras hacen la identidad, o bien si el origen de las fronterasest en la existencia previa de una identidad. La lgica de la argumentacin es, en estecaso, la lgica de la inclusin/exclusin, la de un ellos/nosotros. No puede haber unacomunidad poltica sin fronteras, y no puede haber fronteras si no puede cumplir conuno de sus principales funciones: delimitar una comunidad poltica12. Por otra parte, silas fronteras son los principales indicadores de la diferencia, son inherentemente exclu-yentes, y el contenedor principal del sentido de comunidad poltica (Zapata-Barrero,2009)13. La frontera es la lnea que separa identidades, y es la principal fuente que legi-tima diferencias/similitudes. Incluso podemos decir que tras el estudio del racismo hayuna concepcin de las fronteras que separan a grupos de personas con variables de iden-tidad (racial o cultural). Un argumento racista es un argumento que pone barreras a lasrelaciones de identidad y el que legitima relaciones de poder entre grupos culturales. Elhecho interesante es cuando se pretende que las fronteras terrestres coincidan con las

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    12. Sigo principalmente las referencias sobre identidad de fronteras relacionado con la constitucin de las comu-nidades polticas. Entre otros, M. Anderson y E. Bort (eds.) (1998), H. Donnan y Th. M. Wilson (1999), M.Albert, D. Jacobson e Y. Lapid (eds.) (2001), A. Buchanan y M. Moore (eds.) (2003).

    13. La frontera como contenedor y como excluyente se describe en S. Wolin (1996).

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  • fronteras de la identidad nacional, y que la inclusin / exclusin se haga legitimados porprincipios exclusivamente de identidad nacional.

    Enfoque basado en el bienestar. Quiz este enfoque es ms europeo, en tanto que lasdemocracias europeas se basan tambin en un principio de igualdad de derechos sociales yse autoexige asegurar un mnimo de bienestar a su poblacin. El principio bsico de accines asegurar una distribucin justa del bienestar mnimo a las personas-ciudadanas que vivendentro del contenedor de las fronteras. Esta distribucin justa sigue la lgica de separar desi-gualdades sociales e incluso la exclusin social. Segn este enfoque del concepto mismo deigualdad que ha orientado el debate sobre la democracia, tanto la igualdad de tratamientocomo la igualdad de resultados, sale a la superficie que su universalidad est limitada a seraplicada dentro de unas fronteras estatales, y que, por lo tanto, supone de entrada una ins-titucin primaria de las fronteras. W. Kymlicka problematiza muy bien este vinculo entrederechos e igualdad. Las fronteras muestran los lmites en la asignacin de derechos. Cules la justificacin para distinguir los derechos de los ciudadanos dentro de las fronteras delos de los extranjeros fuera de ellas? Si el principio del valor moral de las personas tiene queser tomado en serio, entonces el Estado no debe violar la integridad fsica de las personas.Este enfoque queda resumido en la afirmacin siguiente: [en todas las teoras liberales] uncambio sutil pero profundo tiene lugar en la terminologa. Lo que comienza como una teo-ra sobre la igualdad moral de las personas acaba siendo una teora de la igualdad moral delos ciudadanos (Kymlicka, 2001: 249)14. Es decir, los derechos universales que otorga elliberalismo a las personas se transforman por el camino de la implementacin, y quedan enrealidad reservados para algunos de ellos, los que son ciudadanos del Estado. Como perso-nas con un valor moral inherente, por qu no se tiene derecho a entrar, a trabajar, y a votaren una democracia liberal? Una TPF muestra que el bienestar pleno, y por lo tanto los bene-ficiarios plenos del principio liberal democrtico de la igualdad queda exclusivamente reser-vado a los ciudadanos. Aqu radica uno de los problemas de nuestro tiempo histrico.

    Estamos ante situaciones no previstas. La singularidad de la migracin internacional nosurge de la naturaleza del movimiento en s, sino del cambio de jurisdiccin de un Estadosoberano a otro ( Zolberg, 2012).

    MARCOS TERICOS EN TORNO A LA LIBERTAD DE MOVIMIENTO DE LAS PERSONAS Y EL CONTROL DE FRONTERAS

    Cabe subrayar por lo menos dos marcos de debate terico por cuyo seno discurre unatrascendental reflexin implcita de la frontera: las discusiones sobre el nacionalismo y eldebate sobre la inmigracin. Ambos comparten sus preocupaciones sobre las fronteras y

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    14. Traduccin del original: a subtle but profound shift takes place in terminology. What begins as a theory about themoral equality of persons typically ends up as a theory of the moral equality of citizens (Kymlicka, 2001: 249).

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  • construyen sus categoras polticas bsicas tomando las fronteras como principal marco dereferencia, explcita o implcitamente. Invirtiendo el argumento, sin una nocin de fronte-ra, es difcil, e incluso imposible, tener una teora del nacionalismo y una teora de la inmi-gracin. Esto es, la justificacin de donde trazar las fronteras y la cuestin de su control,una vez trazadas, son dos marcos separados pero vinculados por su categorizacin implcitade la frontera.

    Mientras que el primero sigue una lgica que trata de justificar las fronteras y constru-ye sus argumentos siguiendo la lgica de hacer / des-hacer de las fronteras (doing/un-doing borders, making-unmaking of boundaries [Buchanan y Moore (eds.), 2003], en losdebates sobre la inmigracin entran directamente cuestiones relacionadas con la justifica-cin de los obstculos dados a la movilidad humana como nueva dinmica global, en com-paracin con la movilidad de las mercancas. Esta libertad de circulacin de las personasse concibe como una prctica de una de las ms altas expresiones de la libertad negativa,tan apreciada por la tradicin liberal. En este contexto, entran los debates sobre la justifi-cacin del control de fronteras, como la excepcin ms convincente del liberalismo.

    Esta diferenciacin analtica procede de W. Kymlicka (2001) en su trabajo fundamentalsobre la justificacin de los lmites territoriales del Estado liberal. Kymlicka se ocupa tantode la teora de la secesin como de la movilidad humana que supone la inmigracin El pro-blema de las fronteras plantea directamente la cuestin de justificar dnde deben trazarse. Enesta forma de argumentacin sale directamente a la superficie la constatacin de que las fron-teras existentes son en gran parte el producto de la injusticia histrica (Kymlicka, 2001: 250).Pero si dejamos de lado las circunstancias histricas de las fronteras actuales, la cuestinsigue siendo la de justificar los motivos legtimos para determinar la ubicacin de los lmi-tes. Para los liberales, el principio ms importante es la eleccin libre, limitada por el respe-to de los derechos de los dems. Si la mayora de una parte de un territorio no desea seguirformando parte de la mayor parte, deberan tener el derecho a la secesin. Sin embargo, estaposicin est en contradiccin con la prctica actual de las democracias liberales.

    Desde el punto de vista de la movilidad humana, la premisa de Kymlicka es que el temade las fronteras se ha dado por supuesto en el debate de la teora poltica normativa estasltimas dcadas. El caso paradigmtico es Rawls, quien simplemente desatiende, como yahemos visto, esta cuestin (Kymlicka, 2001: 252). Para Kymlicka, ello entorpece el abor-daje de algunos de los problemas ms urgentes del mundo actual. Como bien apunta el te-rico poltico, en el mundo real, no podemos asumir que las fronteras existentes sean acep-tadas, por no hablar de que sern aceptadas a perpetuidad. Tampoco podemos asumir quela gente fuera de estos lmites no tiene deseo ni pretensin de entrar en el pas. Cualquierteora poltica que no tiene nada que decir acerca de estas preguntas comete un grave error(Kymlicka, 2001: 252)15. Estas cuestiones ticas han sido las primeras consideraciones que

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    15. Traduccin del original: In the real world, we cant assume that existing boundaries are accepted, let alonethat they will be accepted in perpetuity. Nor can we assume that people outside these boundaries have no desi-re or claim to enter the country. Any political theory which has nothing to say about these questions isseriously flawed (Kymlicka, 2001; 252).

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  • se han hecho de las polticas de admisin [Gibney (ed.), 1988; Carens, 2003; Barry y Goo-din (eds.), 1992].

    Puede el cierre de las fronteras ser moralmente justificado? (Gibney, 1998: xiii). Estaes la principal pregunta que hay que responder cuando se quiere examinar el fundamentode las cuestiones ticas de las polticas de admisin. O tal vez tenemos que hablar de lapremisa de esta pregunta: deben las cuestiones ticas jugar un papel en la orientacin depolticas de admisin de los inmigrantes? (Zapata-Barrero, 2009).

    Abordar las cuestiones ticas es desafiar tres supuestos: la soberana le da a una nacin-Estado el control casi absoluto sobre las fronteras, y los inmigrantes solo se admiten si sir-ven a los intereses nacionales en trminos de mercado, sino tambin en trminos de iden-tidad, en el sentido de que la entrada no presenta graves amenazas de la identidad nacional.Un tercer desafo est relacionado con la seguridad. Los inmigrantes son admitidos si laseguridad de los nacionales no se altera. Podemos, entonces, ver que los tres enfoques (vis-tos en la seccin anterior) conectados con el poder dejan una lnea abierta de anlisis: elbienestar, la identidad, y la seguridad.

    Desde el inicio de este debate, F. G. Whelan (1998) se encuentra dentro del enfoquebasado en el poder que sigue el principio de la soberana. Se interesa por examinar los pun-tos de vista que apoyan la licitud moral de la exclusin o, si se cambia la direccin delargumento, por el contrario-argumentar a los que dicen que la gente tiene el derecho amigrar y el Estado de estar abierto a recibirlos. Usa incluso el argumento democrtico deque los polticos deben actuar en el inters nacional de sus votantes y seguir la voluntadpopular y perseguir el inters pblico. Los intereses de los inmigrantes no deben serconsiderados en el momento de disear una poltica de admisin para ser una polticademocrtica, ya que los inmigrantes no votan y no pertenecen a la soberana del puebloque hay que proteger. Es en este punto donde surgen preguntas que plantean problemas ti-cos: Pueden los ciudadanos, en virtud de sus poderes soberanos, promulgar una socie-dad cerrada, o, en lo que parece ser un uso moralmente similar de los mismos poderes, tra-zar lmites y criterios que se han diseado para asegurar que los intereses de la inmigracin(y sus descendientes)? (Whelan, 1998: 6)16.

    Una teora poltica que tenga por objeto atender a las demandas de todos los sereshumanos como tal tendr dificultades de justificar las fronteras que actan como barrerasa la libre circulacin. Todava queda ms justificado cuando las personas y los grupos sonseparados de forma desigual por razones socio-econmicas y polticas. En este punto sepuede esperar que el movimiento transfronterizo tenga un efecto igualador.

    Siguiendo esta lnea de argumentacin y la discusin en torno a la libertad de movi-miento, podemos recoger el trabajo didctico de Ph. Cole, quien aclara bien una parte deldebate actual (Cole, 2000: 43-59). Basndose en la incongruencia real que existe entre el

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    16. Traduccin del original: May citizens, by virtue of their sovereign powers, enact a closed society, or, in whatwould seem to be a morally similar use of the same powers, set limits and criteria that are designed to ensu-re immigration serves the interests of themselves (and their descendents), the interests of those admitted beingserved in this fashion only indirectly? (Whelan, 1988: 6).

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  • derecho de emigrar y el derecho a la inmigracin, siendo el primero reconocido comoderecho humano (art. 13) de la Declaracin de Derechos Humanos de las Naciones Uni-das, el problema surge cuando este derecho humano no puede implementarse ya que elsegundo (derecho a la inmigracin y por lo tanto, ser admitido) no obliga a los Estados.Esta asimetra tica y conceptual (Cole, 2000: 46) se problematiza todava ms con elargumento de que las fronteras no estn abiertas/cerradas por las mismas razones, para losmismos objetos y en todas las direcciones.

    El enfoque bsico es que el grado de apertura de las fronteras depende de qu es obje-to de movimiento. En general, existe inconsistencia entre el movimiento de personas y debienes, as como dependiendo de la direccin del movimiento (importacin y exportacinde productos, el dinero, las finanzas, no siguen los mismos criterios ni pautas, igual quepara personas que emigran/inmigran. La constatacin (y problematizacin) histrica deque los Estados no sigan el mismo criterio para las polticas de emigracin y de inmigra-cin es relativamente nuevo. Data de despus de la Primera Guerra Mundial, cuando seestableci la poltica de visados, y ya est presente en la Declaracin de derechos huma-nos de 1948, la cual estableci el derecho de emigrar (art. 13.2) dando por supuesto quese satisfaca el derecho de retornar (Barry y Goodin, 1992: 13). Hoy en da la poltica avan-za con el supuesto de que se debe ser ms duro con la inmigracin que con la emigra-cin. Pero, sobre qu fundamentos se basa este supuesto?

    Para fundamentar estas inconsistencias, necesariamente uno deber alinearse a unenfoque terico frente a otro. Todas las teoras polticas tratan de justificar inconsistenciasy admiten un cierto grado de ellas. Si internamente, en el marco de la libertad de los bie-nes, no se aplica el mismo criterio para el movimiento de armas y de cafeteras, estos cri-terios siguen la misma pauta que para las personas, cuando se admiten segn criterios aalgunos y se excluyen a otros. La justificacin de un tratamiento desigual en el interior deuna misma libertad de movimiento tambin es objeto de anlisis.

    Hay sin duda una razn histrica de esta asimetra, dado el periodo en el que los Dere-chos Humanos se proclamaron en el siglo pasado (1948), en un contexto de principios dela guerra fra entre los dos bloques (el liberal y el comunista). Despus de la SegundaGuerra Mundial, especialmente marcando los lmites permitidos a los Estados a las ten-dencias autoritarias hacia sus propios ciudadanos. Fueron diseados principalmente paradefender a los ciudadanos de su propio Estado. Este paradigma de relacin ciudadano /Estado, que est en la base de los derechos humanos, ayuda a entender las dificultades deser aplicado a los no-ciudadanos, especialmente a los inmigrantes ilegales. El derecho deadmisin es ms fuerte que el derecho a salir, sobre todo cuando se trata de personas (nosucede con el dinero, bienes y servicios) [Barry y Goodin (eds.), 1992]. En el siglo XX, laopcin de salida fue el referente emprico de la definicin de las fronteras, ya que habauna parte de la poblacin mundial que no tuvo otra opcin de salir de su territorio (los pa-ses del antiguo bloque comunista). En este contexto se inici el debate popperiano bienconocido sobre la sociedad abierta y la sociedad cerrada (2006). Teniendo en cuentaeste marco, ahora podemos hablar de la unidireccionalidad de estos argumentos, ya que

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  • estaban basados en el prejuicio de que nuestra sociedad abierta puede asegurar el dere-cho a salir del territorio (asegurar la salida del territorio fue una demanda poltica), perono entrar. La opcin de entrada tiene hoy el status de una reivindicacin de derechohumano17. Por lo tanto, en el siglo XXI, el marcador que define las fronteras ya no es unaopcin de salida (casi no existen Estados que no deja a sus ciudadanos salir), sino laopcin de entrada (no hay ninguna norma en ningn Estado que garantice el derecho deadmisin sin condiciones). La opcin de salida tiene un valor en trminos de derechoshumanos, pero an no el derecho a entrar en cualquier pas de su voluntad. El argumentobsico es entonces que para entender la actual asimetra liberal tenemos que introducir estecontexto para defender que la actual asimetra es sin duda el resultado de una asincrona(dos tiempos histricos, el de finales de la segunda guerra mundial e inicios de la segundamitad del siglo XX, y la del inicio del siglo XXI), caracterizado por una dinmica real: lamovilidad humana, que tiene dificultades de acomodarse en una estructura institucional defronteras pensada ms bien para un mundo sin movimiento humano, o al menos para unmundo donde la movilidad humana se concibe como excepcin y no como norma.

    Un argumento bsico es, entonces, que la asimetra solo es visible cuando se producela relacin entre ciudadanos / no-ciudadanos, esto es, en el contexto histrico actual. Esdecir, la situacin en la que un ciudadano de un Estado desea entrar en otro Estado que noes el suyo. Dicho de otro modo, el punto de vista de los ciudadanos y su propio Estado,los derechos tanto de salir como de entrada son absolutamente simtricos. Recordando losargumentos de Ph. Cole: dado un Estado X y un Estado Y, y una persona P que desee cru-zar la frontera de X a Y, hay por lo menos tres situaciones posibles:

    1) P es un ciudadano de X2) P es un ciudadano de Y3) P es un no-ciudadano de X e Y

    Solo la situacin 2) es simtrica y se puede producir en las dos direcciones. En losdems casos la asimetra es la regla.

    Un ciudadano de un Estado tiene derecho a salir (derecho a emigrar) y luego volver(derecho a la inmigracin), si tomamos las nociones de emigracin/inmigracin comopuramente diseando la direccin de un movimiento desde un punto fijo (un Estado). Estaes quiz la primera premisa que tuvo que ser cuestionada: lo que Ph. Cole (2000: 46) llamaa la argumentacin positivista, que dice que ciertas personas son ciudadanos y, a continua-cin, mantienen unos derechos otorgados por su Estado, mientras que otros no son ciuda-danos y por lo tanto, no tienen derechos del mismo Estado. El derecho a entrar en un Esta-do ha estado concebido bajo el supuesto que era para los ciudadanos del mismo Estado, nopara los no-ciudadanos.

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    17. Existen trabajos que teorizan sobre un mundo sin fronteras (MSF) teniendo a las migraciones internacionalescomo referente. Vanse Pcoud y Guchteneire (eds.) (2007).

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  • Teniendo en cuenta es marco, Cole (2000: 52) afirma que hay tres posiciones bsicaspara asegurar la libre circulacin:

    1) Simetra aliberal: cuando el Estado tiene poder discrecional sobre emigracin einmigracin. El argumento completo es que si el control de la inmigracin se justi-fica, entonces el control de la emigracin debe ser tambin la regla de Estado, y nodeje a sus ciudadanos salir sin restricciones.

    2) Simetra liberal: cuando no hay control sobre el movimiento transfronterizo encualquier direccin.

    3) Asimetra liberal: es el estado actual de cosas. Los Estados tienen el poder de controlsobre la entrada, pero no en la opcin de salida de las personas. Cules son los argu-mentos bsicos que justifican esta asimetra?

    Existen varios enfoques que no pueden sostenerse cuando tratamos de poner el filtrode la simetra aliberal como contra-argumento. La mayora de ellos usan la analoga,dando ejemplos de asimetras en un sistema y trasladan el argumento al derecho del Esta-do para controlar la entrada, pero no el de salida. Pero estos argumentos procedentes de laanaloga son los ms dbiles, ya que no es legtimo comparar los Estados con otros casos.Lo original de nuestra exposicin es que nos centramos precisamente en los argumentosque se dan contra la movilidad humana sin restricciones, para poder problematizarlos.

    Argumento basado en las consecuencias (Cole, 2000: 46-48): este argumento com-parte la lgica comn de las consecuencias supuestamente negativas de dar recono-cimiento de la movilidad humana. Se justifica la asimetra en trminos decosto/beneficios. Pero incluso despus de esta lgica, la asimetra no se puede jus-tificar, ya que el derecho del Estado para controlar la inmigracin tiene implicacio-nes directas al derecho a la emigracin, y, por lo tanto, tiene consecuencias negati-vas para el derecho humano de las personas a salir de cualquier pas, incluso delpropio. Hay varias dimensiones dentro de este argumento, todos tienen el mismoproblema: tienen una visin unidimensional de las relaciones entre la emigracin yla inmigracin: Dimensin econmica y utilitaria: la asimetra se justifica porque la inmigracin

    tiene un coste en los pases receptores, mientras que la emigracin es gratuita.Esta es una visin simplista, ya que lo contrario tambin podra ser verdad.

    Dimensin numrica: una inmigracin masiva impone grandes costos a losEstados receptores. Esto justifica la necesidad de control. Si esto es cierto,entonces debe ser cierto tambin para controlar la emigracin masiva (este es elcontra-argumento contra la simetra aliberal).

    Argumentos basados en la identidad. Se puede plantear en palabras de Dowty(1987: 14): El control de entrada es esencial para la idea de soberana, ya que sinl la sociedad no tiene control sobre su carcter bsico. Si el control se justifica

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  • por estos motivos, el control de la emigracin tambin se justifica, ya que la emi-gracin podra suponer tambin una amenaza para el carcter del pas, aunque B.Barry, siguiendo esta lnea de razonamiento, afirma que la emigracin no cambiauna sociedad de la misma manera (Barry, 1992: 286).

    Argumentos basados en la seguridad. Este argumento queda tal vez mejor ilustradocon la defensa que M. Walzer (1983: 39-40) hace de la asimetra liberal: la restric-cin a la entrada sirve para defender [...] la libertad y el bienestar, mientras que larestriccin de opcin de salida consiste en la coaccin, y luego, la violacin de lalibertad y el bienestar . Este argumento es claramente unilateral, ya que la protec-cin de la libertad / bienestar es la de los ciudadanos. Podemos tambin proteger elbienestar/libertad de las personas que quieren entrar. Si tomamos el argumento deWalzer, desde un punto vista de los que no son ciudadanos, el control de la inmi-gracin implica coercin. Aqu se encuentra el punto de vista positivista que ha deser impugnado, el hecho de construir argumentos para justificar la asimetra en labase de que los ciudadanos tienen ms derechos (privilegios) que los no-ciudada-nos. Si tomamos el argumento de la libertad/bienestar en serio, sin este enfoquepositivista, entonces debera trabajar en ambas direcciones (esta es la visin cosmo-polita defendida en Zapata-Barrero, 2010).

    Argumentos basados en el consenso (Barry, 1992: 284). Se dice que los Estadosdentro de las fronteras son como las asociaciones, y luego, tienen el derecho deaceptar a las personas que quieren pertenecer Es similar a la del empleo: la gentees libre de dejar un trabajo, pero no puede ser libre para tomar un trabajo. O inclu-so como el matrimonio: las personas pueden estar juntos en mutuo acuerdo, nadiepuede imponer a los dems para estar juntos. Un tercer ejemplo es el argumentowalzeriano del club: los Estados son como los clubes, la gente puede dejar el club,pero los clubes tienen el derecho a elegir a sus miembros. Pero estas analogas tie-nen una debilidad moral, ya que los Estados no pueden ser comparados con todaslas asociaciones, el matrimonio, el empleo o el club.

    Argumentos basados en la propiedad privada (Cole, 2000: 154-160). La idea bsi-ca es muy clara: si uno es propietario de una zona, uno tiene el derecho de excluira otros de entrar, pero no salir. Hay aqu un paralelismo con los Estados, que tienenel derecho de restringir la entrada pero no de salida. Pero el argumento planteacuestiones sobre la relacin entre el Estado, el territorio y la propiedad privada. Elargumento puede ser tomado por analoga, y sostiene que es la misma relacin conel Estado y su territorio de las personas a su propiedad. Pero el problema sigue sien-do el mismo que con otras analogas: por qu deberamos tomar estas analogaspor sentado? El problema surge cuando nos tomamos en serio el argumento, esdecir, que estamos manteniendo que es lo mismo, ya que el Estado debe protegersu territorio como propiedad privada.

    Argumento basado en la soberana popular (Cole, 2000: 53-55). La legitimidad deun Estado liberal se basa en el consentimiento de sus miembros, y una significante

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  • importancia del consentimiento es la residencia y la ciudadana. Pero incluso esteargumento fuerte tiene el principal problema que no se aplica plenamente en ambasdirecciones, ya que el derecho a salir debe descansar solo en el supuesto de quetenemos el derecho a entrar en otro Estado. Cole concluye, entonces, que el argu-mento de la soberana es un argumento de simetra, en el que se establece la obli-gacin de ese Estado para permitir la libre emigracin, pero no obliga a ese Estadoen particular de permitir la libre inmigracin. El punto es que el argumento de lasoberana como tal, para que tenga plenamente sentido debera defender la simetrade movimiento humano.

    Todos estos argumentos que pretenden legitimar las restricciones a la movilidad huma-na estn basados en analogas discutibles, y justifican la necesidad de sentar unas basesconceptuales de que permitan fundamentar una Teora Poltica de las Fronteras.

    A MODO DE CONCLUSIN: FRONTERAS EN MOVIMIENTO. DE UNA CONCEPCINSIMPLE A UNA CONCEPCIN COMPLEJA DE LA FRONTERA

    La situacin actual puede describirse como el paso de una concepcin simple a unaconcepcin compleja de la frontera. Nos debemos acostumbrar a que ya no estamosviviendo en un paradigma clsico de frontera, como fijada, donde el territorio y la pobla-cin coinciden, sino compleja, donde las fronteras ya no son fsicas, sino multiespaciales,y donde la variedad de polticas que gestionan las migraciones hacen que no existe un con-cepcin universal, dada para siempre, sino en constate cambio. Estamos ante procesos defronterizacin.

    La frontera tiene un funcin relativa de la movilidad humana, pero esta funcin es muycambiante, hasta tal punto que si bien antes podramos decir que la frontera tena una fun-cin de garantizar la homogeneidad cultural, hoy en da esta funcin de regular la diversi-dad que entra queda una forma de designar el pasado frente a un presente totalmente cam-biante donde se ha perdido el vinculo entre territorio y poblacin homognea que hafundamentado las teoras del Estado. Creer que las fronteras pueden detener la movilidadhumana y la consecuente diversidad de nuestras poblaciones es irrealista, como tambin loes proclamar el fin de las fronteras y las fronteras abiertas. Estos dos extremos del debateya estn anclados en el pasado, y hoy en da se abre un debate ms pragmtico de intentarentender los factores que explican la variedad de criterios y de polticas migratorias. Hoyen da el hecho que la frontera entre como categora poltica en el debate de la teora libe-ral es ya un signo de que se requiere tambin sentar nuevas bases de legitimacin del poderestatal, donde se percibe cada vez con ms nitidez, a travs de las incoherencias entre teo-ra liberal y tratamiento est la de la movilidad, que el Estado democrtico y liberal ha sidopensado para la gestin de su ciudadana, pero no para la gestin de la movilidad humanaindependientemente de si es o no ciudadano suyo. Para aquel que viene de fuera, el estado

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  • no acta con principios liberales ni democrticos, y por lo tanto nos podemos encontrarcon paradojas que para asegurar la democracia y el liberalismo se requieren prcticas nodemocrticas ni liberales. Estas son las incoherencias que no cesan de sealar los quedebaten las fronteras estatales y la movilidad humana.

    De nuevo esto justifica la necesidad de ordenar los argumentos disponibles, conceptuarbien categoras y enfoques, y dimensionar tambin con la mxima precisin diferenciasanalticas que ayuden a generar argumentos para entender el comportamiento estatal y susjustificaciones para fundamentar sus respuestas a las demandas de entrada.

    Si bien los movimientos transfronterizos de personas comienzan ya a ser vistos comoun fenmeno normalizado, las implicaciones tericas de la movilidad y las reacciones pol-ticas de los Estados receptores queda todava por teorizar desde la teora liberal. Es nece-sario que para llevar a cabo esta teorizacin se pueda ofrecer un espacio de comunicacinentre dos debates que han movilizado sus recursos conceptuales en paralelo: el debate delas fronteras (border theories) y el debate terico sobre las migraciones (migration theo-ries). La idea de border in motion (frontera en movimiento) es quizs la mejor expresinde este vnculo18. En este trabajo hemos articulado unas primeras distinciones analticasque puedan informar una teora poltica de la frontera. Como un toolkit, que pueda ayudara generar argumentos y a identificar prcticas. Necesitamos saber no solo por qu los Esta-dos reaccionan de forma diferente ante demandas de entrada similares, sino tambin porqu en un mismo Estado, se cambia tan rpida de criterios segn circunstancias externas(la opinin pblica por ejemplo). Estas bases de una teora poltica de la frontera puedemuy bien fundamentar respuestas a estas dos preguntas: explicar y entender las diferenciasentre Estados y explicar y entender dentro de un mismo Estado, los cambios de polticas.

    No deja de ser tambin un motivo de reflexin el hecho de que de la misma manera quecon Montesquieu se inicia el pensamiento poltico moderno, cuando al comparar los anima-les de los humanos, se planteaba por qu si todos somos humanos no actuamos ni nos orga-nizamos de la misma manera. Tambin, cules son los determinantes de las diferencias en losmodos de organizacin poltica, hoy en da, con las diferencias de respuestas polticas ante lademanda de personas de entrar en nuestros Estados? Uno puede plantearse, por qu si todossomos democracias liberales, no tenemos unos criterios objetivos similares que fundamentennuestras respuestas a las demandas de entrada. Esta pregunta es fundamental para poder enten-der la variedad de respuestas entre estados, y la dinmica diferenciada de respuestas en unmismo estado. Las diferenciaciones analticas que hemos ofrecido aqu, el anlisis conceptual,la identificacin de marcos normativos y tericos, los diferentes enfoques, y la carga semn-tica que tiene la categora poltica de frontera muestra que estamos ante un tema complejo.

    Estamos de hecho ante una nueva agenda de investigacin, que requiere un anlisis te-rico aplicado sobre cmo la movilidad humana entre un sistema estatal a otro interpela los

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    18. Este es, de hecho, el ttulo del libro recientemente editado, con estudios de casos en el marco del Mediterr-neo: R. Zapata-Barrero y X. Ferrer (eds.) (2012), Fronteras en Movimiento. Migraciones haca la UninEuropea en el contexto Mediterrneo.

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  • principios y valores de los Estados democrticos liberales, pensados para gestionar susrelaciones con sus ciudadanos, pero no el hecho de que personas se desplacen entre Esta-dos. En esta perspectiva, la autoridad de los Estados sobre sus fronteras es admitida yentonces la pregunta se refiere a sus obligaciones morales y responsabilidades en el ejer-cicio de esta prerrogativa. Es esta dimensin de la gobernanza de la migracin internacio-nal la que requiere teorizacin. Este programa de investigacin requiere promover una dis-cusin, no tanto sobre lo que realmente hacen los Estados en el mbito de la migracininternacional, sino ms bien acerca de las maneras de discutir crticamente los problemasrelacionados con las respuestas polticas a la movilidad humana. Este conjunto de argu-mentos normativos que hemos ofrecido espero que pueda servir de base para esta investi-gacin crtica.

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