Zubiría Comprender La Crisis Para Reorientar

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 E l campo popular, los movimientos sociales y los partidos de izquierda a nivel planetario experimentan una etapa de importantes discusiones y desafíos. En un contexto de intensificación de las luchas sociales alrededor del planeta y de alto dinamismo en el campo de la política, es necesaria una mayor teorización y sistematización para comprender la crisis y orientar el sentido de la política. Luego de más de dos décadas de contrarreformas neoliberales, el retorno a la teoría es un consejo prudente. Existe en la actualidad una profundización de disputas entre diferentes actores sociales y políticos sobre el significado de conceptos como democracia, desarrollo y política, que están indicando confrontaciones sobre el futuro de nuestras sociedades. Al lado del incremento de la conflictividad social tiene que desencadenarse la batalla de las ideas. Hemos terminado el sopor de aquellos lemas sobre el supuesto “f in de la historia” . En un contexto internacional de agotamiento contradictorio del neoliberalismo, de dificultades del imperialismo y vulnerabilidad de las clases dominantes, el espacio político latinoamericano se ha convertido en un escenario importante de la lucha social y de la reconfiguración del c ampo político y las perspectivas de la izquierda a Comprender la crisis para reorientar la política de izquierdas SERGIO DE ZUBIRÍA SAMPER Profesor Asociado Departamento de Filosofía Universidad de los Andes. “La política ya no es lo que f ue. En consecuencia, la imagen habitual que nos hacíamos de la política  ya no es ade cuada a las condi ciones existentes.  A la inv ersa, nos fal ta una nuev a concepción d e la  política, capaz de enf ocar los cambi os en marcha.  NORBERT LECHNER _6

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  • El campo popular, los movimientos sociales y los partidos de izquierda a nivel planetario experimentan una etapa de importantes discusiones y desafos. En un contexto de intensificacin de las luchas sociales alrededor del planeta y de alto dinamismo en el campo de la poltica, es necesaria una mayor teorizacin y sistematizacin para comprender la crisis y orientar el sentido de la poltica. Luego de ms de dos dcadas de contrarreformas neoliberales, el retorno a la teora es un consejo prudente. Existe en la actualidad una profundizacin de disputas entre diferentes actores sociales y polticos sobre el significado de conceptos como democracia, desarrollo y poltica, que estn indicando confrontaciones sobre el futuro de nuestras sociedades. Al lado del incremento de la conflictividad social tiene que desencadenarse la batalla de las ideas. Hemos terminado el sopor de aquellos lemas sobre el supuesto fin de la historia.

    En un contexto internacional de agotamiento contradictorio del neoliberalismo, de dificultades del imperialismo y vulnerabilidad de las clases dominantes, el espacio poltico latinoamericano se ha convertido en un escenario importante de la lucha social y de la reconfiguracin del campo poltico y las perspectivas de la izquierda a

    Comprender la crisis para reorientar la poltica de izquierdas

    Sergio de Zubira Samper Profesor Asociado Departamento de Filosofa Universidad de los Andes.

    La poltica ya no es lo que fue. En consecuencia,la imagen habitual que nos hacamos de la poltica

    ya no es adecuada a las condiciones existentes.A la inversa, nos falta una nueva concepcin de lapoltica, capaz de enfocar los cambios en marcha.

    Norbert LechNer

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  • nivel mundial. El escenario regional se ha modificado de forma significativa en los inicios del siglo XXI y una multiplicidad de experiencias sociales ha sustituido la uniformidad neoconservadora de los noventa, del cierre del siglo XX. Se puede calificar la regin como una de las ms dinmicas de la poltica mundial. Nos encontramos en un escenario complejo, definido por mltiples crisis y por intentos reiterados de recomposicin del proyecto neoliberal de dominacin. La dimensin poltica est cargada de alta complejidad por tendencias, tales como subestimar la intensidad de su crisis; el rechazo a su condicin terica; confundir la poltica con otros mbitos, como los partidos, lo electoral o las tcnicas de gobierno; una cierta propensin a su control institucional o estatal; su utilizacin ideolgica por el neoliberalismo, entre otras.

    En este escrito pretendemos abordar tres aspectos del campo de la poltica que tienen importantes consecuencias para el destino de las izquierdas y el campo popular colombiano. El primero, insistir en la profundidad de la crisis de la poltica y la necesidad de que la izquierda comprenda su gravedad. El segundo, subrayar la importancia del examen autocrtico en la etapa actual para asumir los retos de los escenarios que se estn abriendo en nuestro contexto. El tercero, esbozar algunas tendencias emergentes de la poltica en el contexto latinoamericano, que puedan orientar nuestra accin colectiva emancipatoria.

    Crisis prolongada y profundaPostular una crisis del campo de la poltica remite a sntomas de agotamiento de una

    de sus formas histricas determinadas, entre lo viejo que no acaba de morir y lo nuevo que no acaba de nacer (A. Gramsci). La crisis aparece como un momento de transicin y de disputa que no puede confundirse con el fin o adis de la poltica, o, an menos, concebirse como despolitizacin o antipoltica. La poltica como manifestacin del conflicto social y de las luchas por la transformacin de las relaciones de poder en las distintas dimensiones de la vida social no puede acabarse, pero s transformarse. Las tensiones entre la forma poltica que se extingue y la que est emergiendo se conceptualizan en algunas investigaciones latinoamericanas como la distincin entre la poltica (institucionalizada; formal; exclusivamente estatal) y lo poltico (emergente; cuestiona el conjunto de las relaciones; otro tipo de poltica). Las contrarreformas neoliberales han dirigido parte de su proyecto de dominacin a despolitizar, contra-politizar (Marcuse) y desideologizar la vida en su totalidad (crisis degenerativa del pensamiento: De Souza Santos); han sido bastante eficaces en la construccin de sociedades con excesos de regulacin social y profundas deficiencias en emancipacin y libertad.

    Izquierda y accin poltica en ColombiaN 24, Julio de 2012 Bogot, Colombia

  • Experimentamos la tendencia al debilitamiento o contraccin de la poltica en sus funciones de articulacin y organizacin del sentido social, colectivo y pblico. Manifestaciones relevantes de esta tendencia son: a. una profunda desideologizacin en la relacin con la poltica y los partidos; b. predominio del individuo, caudillo o marketing sobre los programas ideolgicos; c. poltica comprimida en segundos o imgenes, que impide su naturaleza terica, hacia una simplificacin demaggica y populista que empobrece la accin social; d. se presenta un desdibujamiento de los mrgenes de accin de las instituciones estatales y los partidos polticos; e. la despolitizacin promulgada por el neoliberalismo promueve la informalizacin de la poltica y el vaciamiento de las instituciones polticas; f. la divulgacin de un concepto de la poltica como administracin o simple tcnica de gobierno, con claros visos de pragmatismo; g. el incremento abismal entre las instancias de gobierno y representacin con las posibilidades de decisin en los asuntos fundamentales de los sectores sociales mayoritarios; h. se entroniza la exclusiva dimensin de la gestin y administracin, intentando desactivar el conflicto poltico e ideolgico.

    Los partidos polticos, en general, enfrentan una crisis de representatividad y le-gitimidad. Una crisis multiforme que toca sin excepcin a todos los partidos polti-cos en Colombia. Los sntomas notorios incluyen la prdida de credibilidad en las instituciones partidistas y vinculacin por intereses exclusivamente individuales e inmediatos. El incremento de la desconfianza en las virtudes pblicas del ejercicio prctico de los partidos y la gestin de intereses en el corto plazo convierten a los partidos en microempresas de intereses individuales o familiares. Otra consecuencia es la prdida de la autonoma de los partidos frente a otros poderes exgenos, el achatamiento de los procesos de participacin democrtica y la reduccin de las demandas al momento electoral. Asimismo, hay una limitacin de la oposicin al campo exclusivamente parlamentario, en perjuicio de las tareas de movilizacin y lucha social.

    No es conveniente tericamente en la etapa actual limitar la interpretacin de la crisis del campo poltico a aspectos coyunturales, contextuales o de cultura po-ltica. Aquellos factores agudizan la crisis, pero no comprenden sus dimensiones estructurales. Insistir que es la manifestacin exclusiva de la persistencia del con-flicto interno, la condicin de pas de regiones, la constatacin de un Estado d-bil, la precariedad de la sociedad civil, la patologa del clientelismo, la falta de industrializacin (H. Gmez Buenda) o la excesiva estabilidad del bipartidismo (L. Medina), limita la comprensin a un listado bastante arbitrario de causas. La izquierda necesita pensar a fondo la crisis del campo de la poltica para reorientar su destino.

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  • Examen autocrticoCultivar e incorporar la autocrtica para comprender la cri-

    sis es una condicin ineludible. Adems de la crisis general de la poltica y los partidos, existen factores internos de la concepcin y las prcticas de la izquierda que obstaculizan la poltica emancipatoria. Es conveniente iniciar con aquellos factores, aparentemente invisibles, que tienen consecuen-cias ticas y polticas devastadoras. Dentro de las izquierdas han tenido fuerte presencia el elitismo, el racismo, el ma-chismo, el autoritarismo y el personalismo. No ha existido un trabajo pedaggico permanente para combatir estas ac-titudes y prcticas. Su persistencia patgena afecta sensi-blemente la profundizacin de la autodeterminacin poltica y la creacin de una democracia plena. Todo proyecto de emancipacin incluye necesariamente un momento demo-crtico. El lugar que ste ocupe dentro de l depender del carcter, extensin y profundidad de la emancipacin a que se aspira (Snchez Vzquez).

    La concepcin de la poltica como toma del poder institucionalizado, desvirta el sentido transformador del conjunto de las relaciones del poder y el poder mismo. Restringe la necesidad de cambios radicales e impide construir nuevas instituciones, impidiendo una comprensin anticapitalista de la relaciones entre reforma y revolucin; limita la imaginacin creadora y termina haciendo demasiadas concesiones al capitalismo. Para tomar distancias del dogmatismo o fundamentalismo es necesario destacar la existencia actual de izquierdas, en plural.

    La importancia exclusiva de la lucha de clases en ciertos discursos de la izquierda histrica cultiva el aislamiento, fo-menta la incomprensin de las reivindicaciones especficas de los sectores populares e impide comprender las distintas facetas de la dominacin y explotacin capitalista. Las con-cepciones polticas se cargan de codificaciones binarias o maniqueas que empobrecen la accin social y poltica, tales como, civilizado/primitivo, moderno/tradicional, urbano/rural, progreso/atraso, clase/raza, estatal/no

    La posibilidad de una unidad amplia de las izquierdas en Colombia implica pensar a fondo la crisis de la poltica y cultivar con esmero el examen autocrtico. Todas aquellas actitudes que devengan en vanguardismo partidista, el miedo al otro como supuesto potencial enemigo, la supresin de las diferencias o el desprecio a las utopas emancipatorias tan slo van minando las potencialidades crticas en la construccin de alternativas de izquierdas en Nuestra Amrica y Colombia.

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  • estatal, tomar el poder/ms all del poder, etc. Lo anterior impide la conforma-cin de otras subjetividades anticapitalistas y limita la politizacin de las diferencias.

    La crisis de hegemona de la izquierda tambin se manifiesta con fuerza en el mbito terico e ideolgico. Los modos de hacer poltica derivan de los modos de pensar la poltica (N. Lechner). En tres dimensiones es notoria y exige correcciones a fondo la crisis de hegemona terica. La primera, la falta en Amrica Latina y el Caribe de teorizacin y sistematizacin de las experiencias de los gobiernos de izquierda, los movimientos sociales contrahegemnicos y los debates en el campo de la reconstruccin de la poltica. Los escasos textos producidos no se apropian, discuten y resignifican en un debate amplio y profundo. La segunda, una cierta orfandad (E. Sader) en la actualizacin de pensamiento estratgico y construccin de alternativas postneoliberales. No es pertinente limitar la discusin a los aspectos tcticos y coyunturales de la izquierda latinoamericana; es urgente actualizar la discusin estratgica. Tercero, las relaciones bastante tensas y distantes que mantienen las organizaciones de izquierda con la intelectualidad crtica, tratando, en general, de instrumentalizar a los intelectuales, artistas, acadmicos e investigadores, o limitando la imprescindible libertad de crtica.

    Cultivar la dimensin autocrtica en la izquierda tambin est mediado por la reflexin sobre el carcter y profundidad de nuestra crisis contempornea. Una actitud evasiva, inmediatista o superficial frente a la crisis, no slo impide su comprensin, sino cierra el horizonte de posibilidades de redimensionar las posibilidades emancipatorias de la izquierda.

    El Polo Democrtico Alternativo enfrenta una crisis profunda, que no es ajena a las tendencias generales del campo de la poltica. Es necesario investigar con rigor el momento histrico de su inicio y sus causas estructurales. La emergencia en Colombia de movimientos sociopolticos como la Marcha Patritica y el Congreso de los Pueblos es tanto manifestacin de esta crisis como la necesidad de estar atentos para no reincidir en ciertos problemas estructurales del campo de las izquierdas polticas. No estn exentos de repetir las matrices, vacos y paradojas de las izquierdas histricas. Los sntomas de esta crisis han sido bastante diagnosticados en algunas reflexiones acadmicas, pero no han existido cambios en la prctica poltica real, y la izquierda no ha tenido la capacidad de promoverlos.

    La crisis del PDA no es simplemente electoral: abarca aspectos organizativos, polticos, ideolgicos y de la cultura poltica cotidiana. En el campo organizativo ha predominado el copamiento burocrtico del aparato, un deficiente funcionamiento de las direcciones y la inexistencia de comits populares de base. La democracia real desde abajo en mbitos centrales como los modos de pensar la poltica, la

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  • vhttp://fondogaitan.wordpress.com/2012/01/23/fotografias-jorge-eliecer-gaitan-y-su-tiempo/

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  • construccin de espacios democrticos alternativos y las decisiones ticas, es muy precaria. En la dimensin poltica prima el parlamentarismo, la poltica por las alturas y la desconexin con las luchas sociales. Es fundamentalmente una crisis de direccin poltica, que tiene expresiones en el aislamiento de la direccin de las bases polistas, en la desconexin con los intereses de las masas populares, en el predominio de lo electoral y en la escasa produccin de un proyecto hegemnico de sociedad. La preocupacin por la formacin ideolgica y educativa ha estado ausente de la proyeccin estratgica. En la vida cotidiana se fomenta el inmediatismo, el oportunismo, el personalismo y el desconocimiento de la democracia real. El liderazgo colectivo y democrtico no se fomenta, por el peso desmedido de los parlamentarios en la vida del PDA. Pocos espacios se han incentivado para la construccin social de las memorias e identidades colectivas. La actitud general ante fenmenos de descomposicin, burocratizacin y corrupcin ha sido errtica.

    La posibilidad de una unidad amplia de las izquierdas en Colombia implica pensar a fondo la crisis de la poltica y cultivar con esmero el examen autocrtico. Todas aquellas actitudes que devengan en vanguardismo partidista, el miedo al otro como supuesto potencial enemigo, la supresin de las diferencias o el desprecio a las utopas emancipatorias tan slo van minando las potencialidades crticas en la construccin de alternativas de izquierdas en Nuestra Amrica y Colombia.

    Tendencias emergentes Reorientar la poltica conlleva la atencin de nuestra mirada a esas seales emer-

    gentes que indican transformaciones en la poltica misma. No slo ha cambiado el contexto histrico, tambin tiene lugar una transformacin de la propia poltica. Aunque bastante indeterminado, es lo nuevo que no acaba de nacer (Gramsci). Su condicin emergente implica incertidumbres, incomprensiones, mudez, parado-jas y grandes desafos. Reitera que nos encontramos los iberoamericanos en un escenario complejo, definido por mltiples crisis y con permanentes intentos de recomposicin neoliberal.

    La intensidad y multidimensionalidad de las crisis actuales estn teniendo consecuencias en la concepcin poltica. En el contexto de nuestra regin los impactos son peculiares. El primero, finalmente se ha abierto en Latinoamrica un debate civilizatorio. No se trata de una crisis cclica o temporal, sino se estn cuestionando las bases consumistas, productivistas y antiecolgicas del modelo civilizatorio de dominacin. Se trata de un modelo de colonizacin y destruccin de todos los campos de la vida biolgica y humana. El segundo, la activa participacin de subjetividades indgenas, campesinas, afrodescendientes y jvenes, est

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  • promoviendo una interculturalidad igualitaria y un nuevo imaginario anti-capitalista (A. Quijano). El tercero, en un contexto tan complejo como creativo, estn emergiendo diversas y ricas soluciones polticas, que estn replanteado la naturaleza de la transicin y la refundacin del Estado (De Sousa). Para responder a la crisis se necesitan cambios radicales en el mundo que transformen el conjunto de las relaciones de poder. Por tanto, el mayor desafo de la concepcin poltica emergente, es establecer la relacin adecuada entre la poltica de lo posible en lo inmediato (cambios a corto plazo) y la poltica de la transformacin real (los cambios civilizatorios a mediano plazo).

    La fuerza y penetracin de las relaciones de dominacin exigen re-inventar caminos alternativos de emancipacin para enfrentar la poderosa presencia cotidiana del imaginario y las prcticas neoliberales. Las alternativas a la realidad social actual deben surgir desde abajo y dependen de otras nociones y prcticas de democracia, soberana, autonoma, cuerpo, naturaleza y territorio; no slo exclusivamente de ciudadana. Hay que des-ciudadanizar la poltica. En esta lucha contrahegemnica por los imaginarios sociales es crucial que se construyan formas alternativas de economa, procesos autogestionarios de educacin, medios de comunicacin alternativos y mecanismos rigurosos de sistematizacin y teorizacin de la lucha social y poltica. Pero, tambin, es urgente la invencin y construccin de nuevas instituciones y referentes polticos emancipatorios (democracias interculturales; formas atenuadas de representacin y delegacin; nuevas territorialidades; derecho alternativo; Estados plurinacionales; derechos de la Madre-tierra; economas no mercantiles; alterglobalizacin; desmercantilizacin; descolonizacin; reservas campesinas y ecolgicas; etc.) que permitan consolidar las propuestas que surgen como autogestin desde los movimientos sociales y populares.

    Repensar la poltica en nuestro continente, implica superar la tradicional separacin terica y prctica entre lo social y

    Dentro de las izquierdas han tenido fuerte presencia el elitismo, el racismo, el machismo, el autoritarismo y el personalismo. No ha existido un trabajo pedaggico permanente para combatir estas actitudes y prcticas. Su persistencia patgena afecta sensiblemente la profundizacin de la autodeterminacin poltica y la creacin de una democracia plena. Todo proyecto de emancipacin incluye necesariamente un momento democrtico. El lugar que ste ocupe dentro de l depender del carcter, extensin y profundidad de la emancipacin a que se aspira (Snchez Vzquez).

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  • lo poltico. Esta ruptura entre lo social y lo poltico se ha dado por varias vas, que en general terminan empobreciendo la dimensin poltica y perpetuando la dominacin, como lo analiza Marx con gran profundidad, en La Cuestin Juda y La crtica de la filosofa del Estado de Hegel. La primera, es limitar la poltica a lo estatal, produciendo una hiperpolitizacin de lo estatal y una despolitizacin de la vida cotidiana. La segunda, es declarar diferencias no polticas, la clase, el trabajo, la sexualidad y la cultura para perpetuar la distancia entre lo privado y lo pblico, dejando el inters privado por fuera del campo de la poltica. La tercera, caracterstica de la crisis contempornea, considerar la poltica un asunto meramente de estrategias electorales. Ante semejante complejidad, necesitamos pensar a fondo el pasaje de lo social a lo poltico (E. Adamovsky).

    Aquella visin simplista de cierta izquierda que considera que la existencia del partido y lderes iluminados resuelve los problemas sociales, es plenamente anacrnica. La importante experiencia histrica de la Comuna de Pars, los Soviets en la revolucin rusa o la actual emergencia de movimientos sociopolticos en Amrica Latina y el Caribe evidencian su superficialidad. Hay que empezar por reconocer cmo las diversas luchas sociales se realizan en mltiples espacios de la vida social y no slo en la disputa por el poder estatal; continuar afirmando la necesidad emancipatoria de politizar la vida cotidiana y ampliar la comprensin de lo poltico, subrayando que est presente en todos los espacios de la vida. No se trata de una separacin entre lo social y lo poltico, sino de un pasaje dialctico. Ciertas perspectivas tericas y prcticas la convierten en una ruptura o disyuntiva. La multiplicidad de lo social requiere instancias polticas de negociacin, trmite de las diferencias y construccin de otros mundos posibles.

    Los nexos dialcticos entre lo social y lo poltico estn cargados de dificultades y vacos. El ms destacado por la tradicin de izquierda es la tensin entre partidos y movimientos sociales: se impone, por tanto, evitar la conversin de los movimientos en meras correas de transmisin de los intereses partidarios. Actualmente, los interrogantes son fuertes y las respuestas dbiles (De Sousa): Cmo trasladar los valores y formas de vida colectivistas, horizontales, solidarias, no mercantiles, autnomas, al todo de la gestin de lo social y lo poltico? Existen dispositivos organizativos que, en lugar de contener, parasitar o reprimir al movimiento social, se ocupen de protegerlo y dotarlo de herramientas para la lucha? En el trnsito de lo social a lo poltico es inevitable que los dirigentes adquieran los vicios de las clases dominantes? Se pueden crear formas atenuadas de representacin y delegacin que impidan que unos pocos delegados decidan por los dems? Ciertos grados de institucionalizacin y centralizacin parecen necesarios, pero qu hacer

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  • para que no debiliten la lucha? Preguntas que hoy inquietan a los movimientos populares de izquierdas de nuestra regin y sobre las cuales existen trabajos de investigacin y reflexin importantes.

    Tal vez uno de los fenmenos ms interesantes es que todos los debates anteriores se trasladan al mundo interno de la izquierda latinoamericana y no a supuestos enemigos externos. Es parte relevante de la mayora de edad de nuestro continente. Somos un laboratorio viviente de emergencia o consolidacin de prcticas y relaciones (parcialmente) no capitalistas. Esta posibilidad est condicionada a profundizar las iniciativas de dilogo entre diferentes luchas, iniciativas y organizaciones polticas. Slo politizando las diferencias entre el Polo Democrtico, el Congreso de los Pueblos y la Marcha Patritica estaremos a la altura de nuestra responsabilidad histrica. Estamos obligados a superar las discriminaciones, marginalizaciones y vanguardismos en la izquierda colombiana para ser un ejemplo haca una poltica emancipatoria.

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