Zumthor Peter

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“Pensar la arquitectura.” El titulo nos llama a preguntarnos sobre el pensamiento como base de una posterior arquitectura. Y aunque todo el desarrollo de la historia de la arquitectura es justamente el desarrollo del pensamiento reflejado en una expresión cultural que, podríamos decir, abarca muchas artes. Quizá hasta podríamos afirmar lo que Zumthor se cuestiona”¿La arquitectura como madre de las artes?”. Es justamente este pensar previo el que nos lleva al estudio de la arquitectura no solo como historia sino en su teoría y a esta como un elemento fundamental en nuestra formación como tales. Uno de los conceptos condicionantes que debemos tener en cuenta previamente antes de siquiera pensar en proyectar es el de habitar. Continuamente nos cuestionamos sobre la forma de habitar, los materiales, las proporciones para que se de este modo de habitar. Muchas veces lo hacemos intuitivamente, no reflexionamos sobre esto, o no vamos más allá. Personalmente en Zumthor me encontrado continuamente de que manera carecemos de este vuelco a lo esencial. El es habitar como esencia el concepto que nos ligara a consolidad cada sensación y nos explicará por qué hacemos o planteamos en alguno momento un proyecto. Muchas veces puede ser intuitivo pero creo que es imperativo, volver nuestra mirada a una reflexión más conciente de el habitar, debido a que es justamente esta carencia de relación con el habitar del ser humano el que a generado los problemas de la arquitectura moderna. Encontramos en estas páginas la idea idealizada de la arquitectura y el desarrollo de esta desde la forma más elemental y en la que la verdadera vocación del arquitecto se hace presente. He desarrollado los postulados de Peter Zumthor en su obra, sin embargo no creí conveniente desarrollarlos y plantear mi opinión trabajándola de una forma separada. De esta manera las ideas de varios autores han sido unidas para apoyar mi respuesta a lo que Zumthor me inspiro con su pensamiento. La arquitectura bella y con alma, para Peter Zumthor, es aquella unidad que pueda dotar, a los que la vivan en ella, de las condiciones espaciales naturales que cumplan con sus necesidades, pero que a su vez, configuren un espacio para habitar y cobijarse positivamente, donde los sentidos se liberen y recorran el edificio, generando relaciones, enraizándose, el hombre con la arquitectura y el lugar mediante la razón y la sensación. Que permita a la imaginación desarrollarse libremente en una atmósfera que los una y que se pertenezcan Hombre y edificio concreto, perdurando en el tiempo. El viaje al pasado: 1

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“Pensar la arquitectura.”

El titulo nos llama a preguntarnos sobre el pensamiento como base de una posterior

arquitectura. Y aunque todo el desarrollo de la historia de la arquitectura es justamente el

desarrollo del pensamiento reflejado en una expresión cultural que, podríamos decir, abarca

muchas artes. Quizá hasta podríamos afirmar lo que Zumthor se cuestiona”¿La arquitectura

como madre de las artes?”. Es justamente este pensar previo el que nos lleva al estudio de la

arquitectura no solo como historia sino en su teoría y a esta como un elemento fundamental en

nuestra formación como tales.

Uno de los conceptos condicionantes que debemos tener en cuenta previamente antes

de siquiera pensar en proyectar es el de habitar. Continuamente nos cuestionamos sobre la

forma de habitar, los materiales, las proporciones para que se de este modo de habitar. Muchas

veces lo hacemos intuitivamente, no reflexionamos sobre esto, o no vamos más allá.

Personalmente en Zumthor me encontrado continuamente de que manera carecemos de este

vuelco a lo esencial. El es habitar como esencia el concepto que nos ligara a consolidad cada

sensación y nos explicará por qué hacemos o planteamos en alguno momento un proyecto.

Muchas veces puede ser intuitivo pero creo que es imperativo, volver nuestra mirada a una

reflexión más conciente de el habitar, debido a que es justamente esta carencia de relación con

el habitar del ser humano el que a generado los problemas de la arquitectura moderna.

Encontramos en estas páginas la idea idealizada de la arquitectura y el desarrollo de

esta desde la forma más elemental y en la que la verdadera vocación del arquitecto se hace

presente. He desarrollado los postulados de Peter Zumthor en su obra, sin embargo no creí

conveniente desarrollarlos y plantear mi opinión trabajándola de una forma separada. De esta

manera las ideas de varios autores han sido unidas para apoyar mi respuesta a lo que Zumthor

me inspiro con su pensamiento.

La arquitectura bella y con alma, para Peter Zumthor, es aquella unidad que pueda

dotar, a los que la vivan en ella, de las condiciones espaciales naturales que cumplan con sus

necesidades, pero que a su vez, configuren un espacio para habitar y cobijarse positivamente,

donde los sentidos se liberen y recorran el edificio, generando relaciones, enraizándose, el

hombre con la arquitectura y el lugar mediante la razón y la sensación. Que permita a la

imaginación desarrollarse libremente en una atmósfera que los una y que se pertenezcan

Hombre y edificio concreto, perdurando en el tiempo.

El viaje al pasado:

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Es el recuerdo, la memoria que tenemos de las cosas, de los espacios, pero sobre todo

de las sensaciones que estos ejercieron y produjeron en cada uno de nosotros, como seres

humanos. Cada elemento que tocamos y nos motivaron alguna sensación permanecen en

nuestra mente y los llamamos cuando como arquitectos queremos proyectar. Zumthor nos

presenta todo este conglomerado de sensaciones como la atmósfera que se da no solo por algún

detalle sino por el momento en el cual se presenta en nuestras vidas, el contexto temporal y

físico determinado, al cual queremos evocar de diferentes maneras.

Y más dirigido este viaje, somos los arquitectos quienes al paso de toda nuestra vida

mantenemos ciertos recuerdos arquitectónicos, desde nuestra infancia aun cuando no teníamos

un conocimiento en lo que arquitectura se refiere, sabíamos lo que cada lugar nos producía y es

en nuestra practica profesional posterior en la cual las evocamos, en imágenes arquitectónicas

ya consolidadas para proyectar. No tenemos porque resaltar nada específico ya que es toda la

atmósfera la que nos generó la sensación y sin alguno de los detalles o con la desvirtuación de

alguno, el recuerdo no seria el mismo.

Es el recuerdo el que nos liga a las cosas y al lugar y con el cual inconscientemente

comparamos nuestras nuevas experiencias. Es entonces cuando el recuerdo entra en un ciclo.

Constantemente incrementamos nuestro bagaje, conglomerando un mayor número de recuerdos

que generan a su vez sensaciones que no hacen más que motivarnos a comparar una y otra vez.

Creo que personalmente esa es la razón por la cual instintivamente, dirigí mi formación hacia la

arquitectura conjuntamente con otras razones concientes o inconcientes, es este continuo sentir.

Un proceso inacabable, en el que trabaja dinámicamente el recuerdo, la imaginación y las

sensaciones. Un edificio es bello, me conmueve, me hace recordar y a su vez me motiva. Estas

sensaciones entran el una base de datos que continuamente se acrecienta, así como las

posibilidades de crear, ya que nunca podríamos dejar de crear si nos dejamos llevar por la

belleza de la libertad, como deberíamos poder hacer.

El concepto unificador: Construcción- Habitar

Por hablar de uno de los elementos que conforman la totalidad de la obra, podemos

tomar el caso de los materiales. Son estos los que elegirán ser parte del proyecto y no nosotros

los que lo elegiremos arbitrariamente. Estos poseen cualidades que generaran relaciones con el

proyecto desde su inicio dándole sentido. No son los materiales los que poseen el carácter que

deseamos sino el material en el proyecto especifico los que permitirán el resultado de belleza.

Entonces tendremos como producto un edificio con un sentido arquitectónico propio con

determinado material constructivo, con un significado específico que solo será recreable en ese

objeto, en esta relación.

Al hablar de un modo más general, tenemos una composición como una totalidad

donde cada elemento tiene un significado. De ahí que el ejercicio del construir el proyecto es el

trabajo de darle sentido a una unidad basándonos en muchos detalles que no distraen con sus

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características personales sino que ayudan a la composición y entendimiento que la arquitectura

como objeto único, nunca subordina los detalles sino que hace protagonistas a cada uno de ellos.

Produciendo por sí misma sensaciones que nos motiven y sensibilicen pero sobre todo nos

liguen a ella de manera espiritual absorbiendo la experiencia vivida a lo largo de los años,

adquiriendo mayor sentido con el pasar del tiempo debido a que genera su propia historia. Es en

el construir donde radica la importancia del ejercicio del arquitecto más que en la proyección,

debido a que es aquí donde todas las ideas, elementos, detalles y propiedades que se le han

dado al edificio junto con la estructura constructiva se funden en uno solo para ser parte de la

realidad, ser palpado, vivido y habitado positivamente. Es ahí cuando podemos decir que nuestra

obra es buena, de calidad y esta dotada de alma. Es en ese momento en que nuestra obra forma

parte de un nuevo todo, será recordada en la memoria de quien la conozca y trascenderá en el

tiempo y en las personas por más minúscula que sea ya que su carácter será más fuerte que

muchas otras obras reconocidas. Podrá ser reconocida como obra de arte puesto que nadie tiene

que aprender a apreciar el arte, sino que somos nosotros como cualquier ser humano quienes,

motivados desde nuestro interior, encontramos relaciones con aquella que contemplamos pero

sobretodo vivimos, con la cual tuvimos una propia y buena experiencia elaborando juicios

racionales y prácticos de agrado o desagrado ya que está también basada en lo concreto y

racional.

Todas estas cualidades de la construcción devienen de algo muy simple. Empezaré a

citar a Heidegger en las siguientes líneas. Él lo explica en alemán antiguo: “Construir es

propiamente habitar”. Es entonces el construir la manera como el hombre habita la tierra, es

decir, como se relaciona en la cuaternidad (los 4 entres: La tierra el cielo, lo divino y lo humano)

Heidegger nos muestra al hombre-ser en coo-pertenencia, Es decir que los principios

de su pensamiento se basan en que el hombre se define por su existencia, por como existe en el

mundo: Su habitar poético y su relación con los 4 entes en el tiempo. Siendo esta la base de la

hermenéutica. El llamar “poético” al habitar deviene en que el hombre continuamente se “crea” a

sí mismo. Es para Heidegger, que la poesía es todo acto de crear, (por lo que Zumthor cataloga a

la arquitectura con esta cualidad también). Así mismo el hombre está abierto a las posibilidades

debido a su fragilidad, lo que lo obliga a cuidarse pero relacionándose no solo con el lugar sino

con el resto de entes. Hombre-espacio son inseparables, cada cosa toma diferentes significados,

un espacio no simbolizaría mi experiencia si no fuera un espacio específico, ya que están

totalmente ligados desde su concepción, recibiendo de ahí su esencia. Entonces el hombre

existe en la medida que habita en un espacio, por tanto la esencia de construir es habitar, pero

en relación en la que cuida la tierra.

Para Heidegger la arquitectura no es una actividad individualista sino que se desarrolla

desde el hombre y su manera de habitar la tierra, edificando para cobijar la vida.

Me detengo un momento y reflexiono sobre el primer concepto que estudie sobre la

historia y la teoría de la arquitectura: “La arquitectura esta en la historia de la humanidad desde

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que buscamos un refugio”. Y es justamente que construye porque habita. Nunca tuvo habilidades

técnicas previas en su primera edificación, más que las de habitar en este mundo y su necesidad

por darle un sentido a su vida mediante la construcción. Al llamar al acto de habitar y construir

arquitectura, poesía, podríamos compararlo con un texto, un texto que tendría redactado lo que

hacemos nosotros en ella.

Siguiendo con el cuestionamiento de Heidegger, podemos afirmar que “¿Habitamos

poéticamente la Tierra? Me temo que los problemas de las ciudades actuales reflejan que no.

Son estas justamente las bases filosóficas de Zumthor y las que deberíamos conocer todos los

que pretendemos crear arquitectura contemporánea en un mundo real con problemas a

solucionar. Es la arquitectura un medio por el cual diversos problemas sociales pueden ser

resueltos o corregidos. Por el contrario el individualismo y la dominación del hombre sobre la

tierra cada vez más se refleja en la arquitectura, los males sociales contagian a la expresión

cultural, en lugar de utilizarla como herramienta de superación. Es en este punto donde la ética y

la responsabilidad del arquitecto entran en juego.

Es por esta razón que la arquitectura no puede ser planteada como tal si no ha sido

desarrollada como un proyecto único. Una unidad en la que todo este amarrado por, el que

llamamos los arquitectos, el concepto del proyecto. El núcleo que logra que cada parte de la

arquitectura, que se encuentra en relación con la cuaternidad, de ser buena, hilará al resto,

dándole un sentido de pertenecía al todo con a el lugar donde se sitúa. Cuando descubrimos esto

en nuestra obra arquitectónica, también encontramos dentro de nosotros esa sensación de

pasión que nos liga aun más a nuestro proyecto, es esa nuestra vocación de arquitectos, la que

permitirá habitar poéticamente la tierra creando buena arquitectura de calidad. Estar en la

capacidad de afirmar esto de nuestro producto arquitectónico, es también poder definir que el

sentido que se ha generado no estaría si estuviera en un lugar diferente de el que se pensó, aquí

se halla su relación con la naturaleza, ahora la arquitectura contribuye al lugar, le aporta algo

nuevo que incrementa sus potencialidades y se fusiona, es entonces que la nueva arquitectura

pertenece al lugar, ya sea delimitando un espacio o abriéndose al entorno, de esta manera nos

motiva a ver este proyecto no como el edificio solamente sino como el lugar que se genera con el

emplazamiento de este en su lugar. Estas motivaciones están basadas en la razón y el

sentimiento, es esta dualidad la que también es característica del hombre al estar dotado de

cuerpo y alma. Es decir, que esta nueva atmósfera producida, al estar ligada con la memoria y

una tradición por así decirlo, nos deja un mundo de posibilidades de cohesión basado en

nuestras subjetividades. De esta manera cada persona puede verla de diferentes formas en los

diferentes planos culturales, racionales y actuales. Sin embargo no podemos utilizar la tradición

únicamente, porque nos veríamos limitados únicamente a lo existente y a su historia, lo cual es

esencial para un entendimiento total, nos revela relaciones o tensiones, nos liga a recuerdos

también en el tiempo, pero hace falta también un conocimiento paralelo de el resto del mundo y

del contexto histórico contemporáneo y actual, y viceversa. Con la carencia de uno de ellos, este

desarrollo estará incompleto.

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Nos basamos en nuestras sensaciones, recuerdos, experiencias y la forma en la que

imaginamos será habitado el edificio, al terminarlo y entregarlo no se busca plantear

circunstancias o sensaciones especificas o establecidas, por el contrario la arquitectura

construida debe ser flexible debido a que justamente nos basamos en subjetividades que

permiten que sea la imaginación una vez más junto con la libertad las que primen, logrando

posibilidades y nuevas interpretaciones que generen múltiples sensaciones y emociones que

dotaran al edificio el significado y el carácter que lo hará real mientras es habitado. Solo en ese

momento existirá. Estaremos hablando de belleza solamente cuando esta libertad se de, es esta

variedad indefinida de emociones que se desarrollan, en donde radica la belleza real y su

“poética” como dice Zumthor. Son estas las que se deben al producto de componentes

debidamente configurados en una unidad, que se han basado en las cosas puras, practicas y

reales, desencadenado en cada uno de los que la experimentan, la sensación de formar parte del

todo que configura la arquitectura y que todo concuerda hasta el más mínimo detalle. Entonces

estamos en equilibrio con la naturaleza, coexistiendo. De esta manera, Zumthor afirma que, es

en las cosas simples y naturales que se esconde la más pura belleza. Haciendo al edificio

trascendente y parte de la historia del lugar y por ende de la arquitectura.

En cambio cuando la arquitectura esta planteada desde un punto de vista particionado

y resaltando detalles o separando cada uno de los elementos que la conforman el sentido de la

arquitectura de extingue en la observación de cada uno de ellos. No se puede distinguir un

significado en ella, y solo terminamos basando su importancia en su sentido práctico y

fundamentar de su uso, por ende, no es bella, sino meramente funcional. Podemos admirarnos

por algún detalle y la manera en la que algún material fue utilizado, sin embargo esa emoción no

es trascendente en el tiempo, rápidamente, dejamos de sorprendernos, solo es un detalle más en

un conjunto de elementos interesantes y modernos que no hacen más que abrumar al hombre

que ahí habita, con la historia que algún arquitecto quiso contar, que carece de efecto en el que

habitará el lugar por el resto de su vida y para quien supuestamente debería estar hecha desde

sus cimientos. Carecerá de serenidad y la frialdad de la atmósfera no producirá ganas de hacerlo

propio, nunca encontraríamos un lugar donde podamos vernos bien. Esta aquí presente el

arquitecto déspota, con su arquitectura narcisista, individualista e insensible.

Sin embargo, la arquitectura va más allá. Es el espacio donde se habita, se contempla

se sufre, donde uno se relaciona consigo mismo. El cuerpo como representante de lo que somos,

de nuestro sentido es el que nos conecta por medio de los sentidos y podemos vivir la

experiencia de la arquitectura. Nos relacionamos con el otro, socializamos y compartimos; ocurre

lo mismo con la naturaleza como ya se dijo. Llegando más lejos, la vivencia trasciende a lo

divino, cerrándose así el círculo de la cuaternidad de Heidegger. Este manejo de interacciones no

es posible en un espacio sin sentido, en un mundo actual donde estas arquitecturas carentes de

reflexión parecen abundar, son los arquitectos más consientes de las situaciones prácticas, de la

realidad, los que deben marcar hacia la exaltación de la arquitectura sensible que descarta

cualquier tendencia contemporánea ya que es la arquitectura tan particular como los somos cada

uno de los seres humanos con determinadas características. Entre estos podemos distinguir a

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Steven Holl, tiene él una idea muy similar, “ (…)son un conjunto de ideas las que configuran el

concepto del edificio y no solo una y es e la manera como se conectan todas estas ideas y se

articulan la que le da el significado a la arquitectura”. Así mismo en Calatrava, encontramos un

estudio exhaustivo de los elementos que responden a la totalidad.

De la formación y las trabas:

Peter zumthor nos dice que los arquitectos como seres humanos nos basamos en

nuestros recuerdos y experiencias como ya describí, pero es indiscutible que también nos

debemos basar en nuestros conocimientos, no solo desde la técnica de construir o en nuestra

formación como arquitectos en la universidad sino de nuestros conocimientos culturales,

históricos y artísticos, que van más allá de los aprendidos en el pasar de la vida sino en los

estudiados concientemente. Si en primer lugar, nos basamos en nuestros conocimientos teóricos

de la arquitectura de nuestra formación, es que debemos tomarla de tal manera que nos

produzca un afán por crear nuevas posibilidades. Se nos presentan a lo largo de la carrera

numerosas vertientes y tendencias, escuelas que se generan en su tiempo y por lo tanto tienen

sus principios, que están definidas por su momento actual. Nosotros como arquitectos tenesmos

la capacidad crítica, y por ende, de utilizar estos conocimientos para general arquitectura a partir

de ella, pero no pretendiendo, por este conocimiento, generar nuevos tipos de arquitectura. Si

bien el desarrollo del mundo a lo largo de la historia es lineal, la arquitectura que cada uno

desarrolle no tiene porque tener un proceso de estas características. La forma de utilizar estos

conocimientos como herramientas, es estudiar la historia de la arquitectura y plantearle nuestra

propia aportación, ya que nuestra obra, como arquitectos contemporáneos y consientes de la

verdadera vocación del arquitecto, es trascender a los conocimientos históricos y técnicos,

desarrollando, como ya se dijo, las formas más elementales y prácticas que tiene el ser humano:

el existir, sentir y conocer. Es decir, la experiencia del habitar. No solo en nuestra formación nos

vemos ligados a ciertas normas o bases que a muchos los llevan por un camino más teórico de la

carrera. En el ejercicio podemos ver que muchas veces trabajamos en base a normas, que en

muchos casos nos limitan, son un obstáculo para el desarrollo de la arquitectura en un sentido

racional, económico. Estas vallas serian las normas nacionales, así como los problemas

burocráticos que existen en sociedades como la nuestra, que si bien pueden plantear por un lado

soluciones positivas en cuanto a un ordenamiento y planificación urbana y económica, si esta

está bien trabajada, pero que, de un modo u otro, tienden a ejercer una influencia estética,

formal, sobre la arquitectura, y que por ello deben ser trabajadas con mucho cuidado y buscando

un equilibrio que no desligue a la arquitectura del sujeto para quien esta pensada. Podemos

basarnos en la normativa, pero no tendría sentido si no basamos esas normas en los seres

humanos. Es cuestión de trabajar una arquitectura abierta a las posibilidades.

Por otro lado, después de haber hablado de cómo nos basamos en los recuerdos para

el desarrollo de lo nuevo, podemos ver que el mantener relación con el mundo de lo artístico

resulta fundamental para el arquitecto, no solo por el hecho de ser más culto y llenarse la cabeza

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de nombres de famosos o fechas importantes, sino por el sinfín de sensaciones y emociones que

todo arte y los diferentes conocimientos que resultan de la experiencia de su estudio. Estar

abiertos más que a los conocimientos, a lo que estos ejercen sobre nosotros y nuestra

capacidad crítica, que nos permite desarrollar más, crear más.

En la actualidad nos hemos olvidado de lo básico, lo que constituye el núcleo de la

arquitectura, podemos ver como estas características de observación se han visto afectadas, el

hombre a dejado de lado los recuerdos, las vivencias y experiencias pasadas, y las menosprecia,

desapareciendo en parte ciertas identidades culturales. Hoy se busca otras cosas que no hacen

más que alejarnos de la arquitectura real. Tanto los medios de comunicación como la producción

en masa, han convertido a lo cuantitativo y la exaltación de lo nuevo y original, la regla que mida

la calidad de las edificaciones y nos lleva a un mundo donde lo esencial se deja de lado,

menospreciando la disciplina del arquitecto. Los signos están predefinidos y nos dejamos llevar

por un mundo más artificial. Producto: un arquitectura artificial ligada a la funcionalidad con el

único interés de ser hitos reconocidos y sin relación o razón de ser en este mundo.

“El problema de la modernidad más radical es que celebraba los frutos de la sociedad

industrial. Festejaba los logros del hombre olvidando, paradójicamente, al hombre que los había

conseguido. La espiritualidad de la arquitectura es la humanidad de los edificios. La capacidad

de los inmuebles para responder, acoger y nutrir al ser humano.” 1

La industria hotelera ligada al turismo es un ejemplo, Se ha visto como en nuestro país

el turismo es un área en desarrollo y va adquiriendo importancia por los ingresos que genera al

estado. Este movimiento económico se ve reflejado en el uso de la innovación puramente

tecnológica como pie forzado, edificios lujosos que parecen sacados de las más grandes

ciudades cosmopolitas, se ven afectados por ciertos cambios implementándose nuevos servicios,

como el spa, marcando un esquema de hoteles. Sin embargo, posterior a esto esta la propuesta

que tiene un sentido más real, es el nuevo orden arquitectónico que atiende al uso del espacio

necesario y funcional que será habitado por una clientela turista cada día más entregada al

disfrute de la vida con sus propios sentidos, a vivir en relación al lugar y conocerlo más a fondo.

Es esta una manera diferente de percibir, entender, sentir y moverse por las instalaciones

hoteleras. Es en ese momento en el que el hotel trasciende en los visitantes, y en el lugar, es la

arquitectura ahora parte del atractivo turístico y no solo un lugar donde pasar la noche

placidamente con todas las comodidades, El hotel por sí mismo produce emociones, provoca. Y

en el ámbito económico, un hotel de estas características atraerá a más turistas y por ende

mayores ingresos.

Mucha de esta arquitectura contemporánea refleja esta situación. Arquitectos que

suelen diseñar edificios arrogantes. Arquitectura que no nos motiva, sin nada que nos ligue a

1En Tadao Ando. Arquitectura y Espíritu, Barcelona: Editorial Gustavo Gilli, 1998, pág. 62.

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ella, ningún recuerdo que nos facilite la relación con él, puesto que este no quiere relacionarse

con el hombre ni con la naturaleza. Solo entra en disonancia con lo que esta presente

previamente. Es la falta de comunicación del arquitecto con el lugar y con el que ahí habitará uno

de los problemas inmobiliarios actuales y es una de sus tareas el insertar estos principios en la

comunidad. Las obligaciones de los arquitectos ante la sociedad están dadas erradamente. No

se han planteado los problemas a resolver claramente, como debería ser una situación tan

concreta como la arquitectura real. Los arquitectos tienen que lidiar con ciertas exigencias de los

dueños y habitantes de las viviendas, que están determinadas por factores que no tienen nada

que ver con el real problema de la vivienda e impiden la influencia del arquitecto consiente. En la

actualidad solo se logra un desarrollo incompleto de la vivienda, logrando arquitectura

básicamente funcional, carente de belleza y sentido propio, dando como resultado una ciudad

imperfecta que va creciendo aumentando el problema, extendiéndose a toda la sociedad.

La influencia de los arquitectos debe abarcar la opinión pública dando a conocer

nuevos recursos de la nueva arquitectura. Hemos visto en los resultados actuales, como la

enseñanza académica no a contribuido en los últimos años a la ciudad sin una actitud crítica,

sino dejándose llevar por la moda y el gusto público sin plantearse los problemas de la ciudad. Es

uno de los grandes problemas de los urbanistas el proyectar autónomamente, alejados de los

problemas de la gente careciendo de una participación de la comunidad. La falta de

comunicación y de medios por los cuales el usuario exprese sus necesidades al arquitecto

disminuiría si se implementara desde la educación, no solo en la formación del arquitecto sino

también a toda la sociedad el concepto básico de habitar que está ligado con lo elemental de su

existencia.

Una parte importante de la arquitectura contemporánea en la que se ve reflejada esta

carencia de sensibilidad es justamente la que nos liga con la historia. Cuando nos planteamos los

problemas de replantear arquitectura contemporánea en relación con una existente, una

actuación con un resto arqueológico se convierte en un dilema que produce constantes

problemas sociales y gubernamentales. No hay parámetros diferentes, la relación con la historia

que debe tener el nuevo edificio es el mismo que debería tener un edificio en un nuevo lote, con

su entorno natural. El ejercicio costa en usar la tradición y el sentir melancólico, no de manera

reproductiva sino cuestionándola. Generando en el proyecto un todo nuevo, donde se encuentre

lo nuevo y lo antiguo en equilibrio y concordancia.

Peter Zumthor nos sumerge en cuestionamientos que muchas veces no percibimos

como arquitectos. Existe naturalmente, una esencia en el momento de general una buena obra

que se basa justamente en el equilibrio que se puede manejar entre lo sensorial y racional. Es

cuando descubrimos ya la arquitectura construida, la que nos permite un entendimiento claro de

los que hacemos y porque, lo cual, como se dijo, esta ligado con nuestras primeras vivencias. En

esa esencia de hacer las cosas, esta plasmada toda nuestra cultura y conocimiento

arquitectónico o simplemente experimental. Este se mantiene en el subconsciente. El autor

afirma que “ […]el hombre, comos ser dual que es, con una parte eterna y otra temporal, desea

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hacer cosas que le sobrevivan, cosas duraderas, de las que sentirse orgulloso.” Y es justamente

debe ser bella para que esta perdure. En cambio, si esta marca esta prehecha arbitrariamente,

esto conlleva un problema.

Renzo Piano lo expresa de esta manera: “Cuando un estilo es forzado a convertirse en

una marca, una característica personal, entonces también se convierte en una jaula. El esfuerzo

de ser reconocible a cualquier precio, de poner tu sello en todo, mata al arquitecto y su libertad a

desarrollarse. El reconocimiento recae en la aceptación del reto. Y luego, sí, la obra

arquitectónica se convertirá en identificable: pero por el método, no por la marca personal.”

Estamos hablando nuevamente de los arquitectos y estudiantes que buscan llamarla atención sin

tener una base para esto, su concepto esta impuesto por él mismo, por sus necesidades y

caprichos con planteamientos complejos y excéntricos, insensible y desligada del mundo, ya sea

por puro gusto o por copiar algún renombrado arquitecto, careciendo de libertad, por ende de

belleza y alma, obteniendo como resultado lo opuesto a lo que pretendía.

Es sin duda en este mundo lo subjetivo de las sensaciones es lo importante sin

embargo existen ciertas variantes que se encuentran en todos nosotros.

“La magia de lo real”:

La arquitectura es un arte, pero un arte en el mundo real, y esto es algo de lo que los

arquitectos nos jactamos. Somos artistas sensibles y a la vez con las ideas puestas en la

realidad. El uso de las diferentes herramientas que tenemos para proyectar nos sirven para

plantearnos un futuro ideal. El dibujo arquitectónico que usamos es la representación de lo que

queremos realizar y convertir en realidad y justamente lo concreto de la arquitectura, esta en que

uno no puede ser llamado arquitecto si no ha construido los que ha diseñado, es experimental en

la creación y su sustentación en la vida. Porque todas sus ideas por más grandiosas que sean

aun no tienen un lugar en el mundo de las cosas tangibles.

Todas nuestras ideas de atmósferas y significados de un espacio se ven plasmadas en

nuestro dibujo, dejando espacio a la imaginación, a la curiosidad de lo que será. No es este el

Arte que queremos presentar, sino tan solo una herramienta, el arte llega después de la

construcción. El uso de ellos nos producen la necesidad de llevarlo a este mundo, mientras más

los desarrollemos más deseosos nos encontramos que hacerlo real. Nos permite fantasear sobre

su realización. Sin embargo si este dibujo no deja espacio a la imaginación, esta misma se

convierte en la obra a ser analizada y el deseo por la realidad, desaparece. El desafió radica

como la se dijo en consolidar pequeñas partes que estén también trabajando para una función

especifica en un lugar real y todo debe expresar el concepto general al cual evocamos al retomar

constantemente el proyecto y así aclararlo mientras se desarrolla. Es un proceso en que de

planteamos propuestas que se replantean sobre los errores hasta dar con el concepto, un

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proceso lento el cual solo puede ser realizado con el uso de el dibujo constante a mano. Es esta

expresión natural la que nos liga desde un inicio al proyecto.

Bibliografía:

-El habitar poético: Heidegger y la espiritualidad de la arquitectura.

Nelson Tepedino

-Construir, Habitar, Pensar. Martín Heidegger

-Pensar la arquitectura. Peter Zumthor.

-Entrevista con Peter Zumthor. Por Heide Wessely

-Partituren und Bilder (partituras e imágenes). Peter Zumthor

-Teoría de la arquitectura en la formación continua. Jeronimo Ferraz

Leite.

-Entrevista a Peter Zumthor. Jose Manuel Cabrejo.

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