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UNIVERSIDAD DE MEXICO29

ABIERTOS

Agusli J];:rJ.ra, f1Uior d.: Uclneter

EXPLICIT: Agustí Bartra, Deméter. Uni­versidad Veracruzana (Colección Fic­ción, 30), Jalapa, 1961. 84 pp.

CALIFICACIÓN: Mediano.

EXPLlCIT. Carlos Valdés. 'El nombre eslo de me~os (cuentos). Colección Le­tras MeXicanas, 70. Fondo de CulturaEconómica. México, 1961. 115 pp.

NOTICIA. Es el tercer libro de cuentos deCarlos Valdés. Le preceden Ausencias(1955) y Dos y los rnue¡'tos (1960). Elprimero de ellos sirvió para fijar la aten­ción en su nombre, disculpando debili­dades muy naturales en obra primeriza.El segundo demostró que Carlos Valdésse había desembarazado ya de buena par­te de la hojarasca que impedía la natu­ral fluidez de su fantasía, y lo convirtióen uno de nuestros más prometedoresjóvenes cuentistas. (Es editor, junto conHuberto Batis, de los Cuadernos delViento.)

-T. S.

esa casa, siempre apartada y llena de si­lenciosa sabiduría terrena, que tiene unaaventura con un viajero, de quien se es­conde después, y que finalmente prosi­gue. su viaje, dejando a la adolescenteCahxta e.l recuerdo de una figura ejem­plar. Cahxta a su vez repetirá con Ulisesla misma .historia. Los pasajes del rela­to de Cahxta se alternan con otros enque el autor narra los hechos directa­~ente, procedimiento un poco innecesa­no, porque no se aprecia ninguna dife­renCia entre unos episodios y otros.

~a idea general del libro es francamen­te mteresante. Transformar el mito deDeméter, encarn~~iónde la tierra, que vaen bu.sca de su hIp Cara, encarnación dela pnmaver~, encontrándola y perdién­dola cada ano; transformar este mito en~n episo?io de vida campesina, ver a latIerr~ gnega como una granja catalana,a ~hses como un segador nómada, a De­meter como una mujer madura y terre­n,a, sexual y materna, cargada de sabidu­na campesma ~ con los pies bien pues­tos SObI e esa tierra que en ella se en­carna; todo esto, junto con algunos su­cesos del argumento: la repetición de laaventura~ la ~ntrega de Doso al viajeroy luego su hUIda de él, la escena inclusodel acoplamiento del caballo blanco conla )'egu~l la Dorada, son temas de la mis­ma .calldad que los del Odiseo de esteescntor.

, 1:a rea I il.acióll, en ca mbio, es menos!ehz ~jue el~ aquel otro li.brC? El ddlogoes I!JaS tOl pe, fas descn pClones Illel10sse~Hldas, Pero sobre todo la fusión d '1n1lto con la vida cotidia Ila no aca ba deJogra~'se: ~J ambiente no aClba <le sercatalan ni acaba de ser helénico; Dosoes delllaslado símbolo, demasiado "ma­~lre-n~OI~tafia" y "mujer-tierra" para ser".c~pt'ldd COIIIO verd;ldera campesina deC<~I ~le . y hueso, )' demas!ado campesin;1I~"I a Imponerse como dIOsa lllitoJÓo-icl.~I resuJta~lo e;s que el Illito pierde fuer­za y el epIsodIO rural pierde realidad, apesar de que, como decíamos, la idea lit.:q~le s~ partió es buena. Es una de esasIllS~?naS gu~ resultan mejores "platica­das que leulas, que es quiz:í el únicocaso. e.n que se puede hacer, aunq ue su­perfICialmente, la separación de fondoy forma.

LIBROS ]I LOS

NOTICIA: Agustí Bartra es uno de losmás no~ables representantes de algunast~ndenClas muy características de la poe­sla catalana y provenzal. La revaloriza­ción de ~a tradición. mediterránea y dela alcurma de su antigua cultura dio a lapoesía de esta área, desde la época deMistral, de Verd~guer y de MaragaIl, ge­neralmente conSiderada como la inicia­ción de un verdadero Renacimiento, unaoriéntación especial que puede caracte­rizarse principalmente por una vuelta alos orígenes griegos, un intento de afir­mar el mundo mediterráneo como uni­dad cultural y, en el plano formal, lareintroducción de algunos temas y pro-

cedimientos propios de la épica. La fu­sión de estas tendencias con los rasgospropios de la poesía y la literatura mo­dernas ha producido algunos resultadosinteresantes, entre los que deben colocar­se los libros de Agustí Bartra. Autor, en­tre otras obras, de un largo poema encatalán, l11arsias i Adila, que ilustra conexactitud los rasgos que acabamos dedescribir, y de otro extenso poema so­bre Quetzalcóatl, donde esta "neoépica"y esta revitalización de la mitología estransportada a la tra~1ición mexicana; sulibro más logrado es quizá Odiseo, querelata, en verso, prosa y diálogo escéni­co, algunos episodios de la leyenda delhéroe viajero, verdaderamente "vividas"por el autor, también mediterráneo, tam­bién alejado de su tierra después de unaguerra, y también nostálgico de ella.Todo lo cual da al relato una frescuray una autenticidad extraordinarias.

EXAMEN: El librito que nos ofrece aho­ra .la_ Universidad Veracruzana obedecea una intención muy parecida a la queanimó a Odiseo. La joven Calixta, ten­dida en la yerba junto a Ulises, le rela­ta la estancia en aquella tierra de unamujer, Doso, que anda en busca de suhija, Cara, que vive una temporada en

xico por el Fondo de Cultura Económica(1955, p. 78).

Ahora veremos algo de las glosas per­sonales y de las autoridades ajenas. DicePérez de Ayala: "Luego añade Drin\;.­water que Goldsmith 'copió al curaAdams [del Joseph Andrews] en su Vi­cario de Wakefield'. y no menciona aCervantes para nada, como si Fieldingy su cura Adams hubieran surgido porgeneración espontánea, o caído del cie­lo como un bólido" (p. 19). Más ade­lante""Fielding declara que en adelanteseguirá escribiendo a la manera y conla técnica de Cervantes. El cura Adams.que llega a ser el personaje central, esdefinitivamente un Quijote inglés, dela orden de los levitas. Dickens no de­clara nada de eso. Pero, no menos defi­nidamente, mister Pickwick es otro Qui­jote inglés, del cuarto estado, o claseburguesa londinense" (p. 64). El sim­ple profesor Entwistle, ya lo hemos visto,es quien ve "Este milagro colectivo [dela Bartholomew Fair, de Jonson, que]no vuelve a presentarse otra vez hastalos Pickwick Papen", de Dickens (p.78) Yquien ha puntualizado debidamen­te el débito cervantino de Fielding:"Pero en el segundo libro [Ioseph 1111­drews] Fielding se sujeta al poderosomagisterio de Cervantes, cuyo Don Qui­jote (primera parte) le sirve de guí.lpara el desarrollo de la acción. los inci­dentes, los personajes, la composición.la ironía y el estilo. Fielding declara estainfluencia en la portada de su libro, )'es significativo, porque su 'imitación' esfundamentalmente inglesa. Su párrocoAdams es una especie de Quijote, peroes completamente inglés; y su p<ÍrrocoTrulliber es una figura de vitalidad sor­prendente que no debe na([;¡ a Cervan­tes. Aunque describe a su patria tal comose la ve en los caminos, lo mislllo queCervantes describe a España, la Ingla­terra de Fielding no es una Inglaterrahispanizada. Muchas veces apela al pin­cel de Hogarth para hacer visibles susdescripciones. A esta novela, como he­mos clicho, le perjudica la división men­tal de su autor y es inferior al 1'011/

Iones, que Coleridge suponía poseer elasunto más bello desarrollado en nues­tro idioma [inglés] y que Gibbon pro[e­tizó que duraría mús que El Escorial yque las águilas de los Austrias" (p. 123) .Es inútil decir que Pérez de Ayala uti­lizó hasta la profecía de Gibbon. Véasesu p. 19.

Augusto Monterroso, que figura enla I~ parte de este trabajo, y que seha leído como Don Quijote, me diceque Cervantes y Fielding han influen­ciado inconscientemente estas páginas.En efecto, ese "aire de casualidad", quesubrayaron W. Paton Ker y Alfonso Re­yes, parece darse aún en las líneas pre­sentes; el dicho de Monterroso sin dudame es halagüeño, y se agradece, perocreo que se trata de un espejismo. Lo quese ve en la I~ y la II~ partes de esta his­toria es la, investigación y a la vez lahistoria -de la investigación, caso aná­logo a la historia de la novela y lanovela que es el Quijote. O si se quierela novela de la novela (para no mencio­nar. y ya lo estoy haciendo. el acto III

del Hamlet, Les Faux-MonnayeUl's yPoint Counter Point) , como lo han que­rido las letras modernas. Post factum,nullum consilium.