LAS REFORMAS DE 1850 Y SUS CONSECUENCIAS
LA SITUACION SOCIO-ECONOMICA A MEDIADOS DEL SIGLO XIX
Los grupos sociales que existían en el país eran los siguientes:
Los terratenientes: eran los poseedores de grandes extensiones de tierra que
habían mantenido el poder económico y político durante la primera parte del siglo.
Básicamente, explotaban parte de sus tierras con mano de obra asalariada (indios
y mestizos), y en algunos casos con mano de obra esclava. Los terratenientes no
estaban interesados en un cambio en las leyes relacionadas con la propiedad
agraria, ni en que se aboliera la esclavitud.
Los comerciantes: este grupo social se fortaleció durante la primera mitad del
siglo, y obtenía sus riquezas mediante la práctica del comercio. Estaban de
acuerdo de un sistema económico más abierto que les garantizara libertad para
exportar e importar, sin ninguna intervención por parte del Estado. O sea, eran
defensores del librecambio. También eran partidarios de suprimir la esclavitud y el
sistema de resguardos indígenas. Según los comerciantes, una vez que esclavos
e indígenas se integraran a una economía de mercado, es decir, una vez que ellos
comenzaran a ganar un salario por su trabajo, estarían en capacidad de comprar
los productos que vendían los comerciantes.
Los artesanos: eran propietarios de pequeños talleres en los que se elaboraban
algunos productos de primera necesidad, como telas ordinarias, sombreros,
canastos, cerámicas, etc. Los artesanos eran partidarios del proteccionismo, o sea
un sistema de altos impuestos aduaneros, como medio para impedir que entraran
al país productos extranjeros que compitieran con los que ellos producían.
También defendían la abolición de la esclavitud y de las leyes que ligaban los
indígenas a la tierra. El beneficio para ellos, igual que los comerciantes, era que si
los esclavos e indígenas recibían un salario, esto permitiría la compra de lo que
ellos producían.
Los esclavos: a pesar de la ley de libertad de partos, proclamada en 1821,
todavía quedaba en nuestro país un reducido número de esclavos negros (entre
18.000 y 20.000), los cuales eran propiedad de los terratenientes y no ganaban
ningún salario por su trabajo. La mayoría de estos esclavos estaban enfermos o
eran de muy avanzada edad. Desde la época de las guerras e independencia,
lucharon del lado del que les prometiera la supresión del sistema de esclavitud.
Los indígenas: este grupo se encontraba marginado del proceso político pero los
gobiernos se preocuparon por definir su situación jurídica dentro de la sociedad.
Desde los comienzos de la República se dieron los primeros pasos para eliminar
el sistema de resguardos, o sea las tierras otorgadas a los indígenas para que
fueran explotadas por la comunidad. En 1821 una ley autorizó la división de esos
resguardos y a cada familia le fue adjudicada una parcela. Sin embargo, esta ley,
al igual a las que se dictaron en 1832 y 1843, obligaba al indígena a habitar, por
un mínimo de tiempo, el terreno que le había sido adjudicado y le prohibía
venderlo antes de que se venciera el plazo fijado por la ley.
Se puede ver entonces, que a mediados del siglo XIX existían algunos grupos
sociales interesados en conservar la tradición heredada de los españoles (los
terratenientes, el clero) y otros que pedían un cambio a favor de una economía sin
trabas y de una cierta democratización de la sociedad lo cual era muy importante
para los comerciantes y artesanos, cuyas ganancias dependían de la capacidad
de compra de grupos menos favorecidos económicamente.
SURGIMIENTO DE LOS PARTIDOS LIBERAL Y CONSERVADOR
Los conflictos existentes entre los grupos sociales de nuestro país a mediados del
siglo XIX y la influencia de las ideas del liberalismo económico, condujeron a la
formación de los partidos políticos liberal y conservador. Existen muchas
explicaciones sobre el origen de los partidos políticos tradicionales en Colombia.
Algunos sostienen que se originaron durante la Patria Boba, cuando los
federalistas y los centralistas se enfrentaron en guerras civiles. Otros historiadores
afirman que los partidos surgieron durante la Gran Colombia cuando existieron
dos corrientes políticas que se oponían: la tendencia bolivarista, partidaria de
gobiernos fuertes o intervencionistas y la tendencia santanderista, partidaria de
gobiernos civilistas. Aunque no se puede negar la influencia que estas ideas
tuvieron en la formación de nuestros partidos políticos tradicionales, estos se
definieron como partidos en 1849 cuando Mariano Ospina Rodríguez y José
Eusebio Caro fundaron el partido conservador. Por la misma época, apareció el
partido liberal.
Los Conservadores
Existían en la Nueva Granada algunos grupos sociales interesados en mantener la
tradición que había sido heredada de los tiempos de la Colonia. En general, fueron
esos los grupos sociales que conformaron el partido conservador en el momento
de su fundación: los terratenientes que no querían que se introdujeran
modificaciones al sistema de propiedad de la tierra y que estaban en contra de la
abolición de la esclavitud y el clero que también poseía grandes extensiones
territoriales. El partido defendía, además, la conservación de las tradiciones, la
lengua y los valores heredados de la Colonia, y admitía que la religión católica era
la orientadora del Estado y que por tanto, debían existir estrechas relaciones entre
la Iglesia y el Estado. Al partido conservador se unieron algunos indígenas y
campesinos, quizá por la gran influencia que sobre ellos ejercía la iglesia católica.
Los Liberales
En general, los grupos sociales partidarios del cambio de las instituciones fueron
los que conformaron el partido liberal en sus comienzos. Los comerciantes,
partidarios del librecambio, los artesanos, interesados en una economía de
mercado que los beneficiara, y finalmente, los esclavos, interesados en su propia
liberación. El partido defendía las ideas del liberalismo económico (librecambio,
libre empresa, etc.) así como los principios de la libertad de palabra y opinión,
libertad de cultos y total independencia del Estado y de la Iglesia. La orientación
librecambista del liberalismo en sus orígenes fue la causa de que surgieran
discordias entre sus seguidores. Mientras que los comerciantes defendían el
librecambio, los artesanos eran partidarios del proteccionismo. Esta fue la causa
de la división del partido poco después de 1850.
LAS REFORMAS DE MEDIO SIGLO
Entre 1845 y 1850 se presentaron cambios en la Nueva Granada que condujeron
al triunfo de las ideas liberales librecambistas.
El gobierno de Mosquera y el comienzo de las reformas liberales
En 1845, subió a la presidencia Tomás Cipriano de Mosquera, quien gozaba del
apoyo de los terratenientes esclavistas. Pese a su tradición conservadora,
Mosquera impulsó una serie de reformas con claras tendencias liberales. Su
secretario de hacienda, Florentino González, fue el autor de la política económica
de este gobierno y el iniciador de las reformas liberales de medio siglo. González,
educado en Inglaterra, conocía a fondo la ideología del liberalismo económico.
Se convirtió en el vocero de los intereses de los comerciantes que buscaban que
se impusiera el librecambio y que deseaban que la Nueva Granada fuera un país
agrícola-minero que suministrara materias primas a los países industrialmente
desarrollados para recibir a cambio productos terminados.
Como resultado de su política, se restableció la navegación por el río Magdalena,
interrumpida desde 1841.
Esta medida favoreció a los comerciantes, puesto que les facilitaba sus
actividades de importación y exportación. La orientación librecambista del
gobierno de Mosquera ocasionó la protesta de los artesanos quienes se agruparon
en sociedades democráticas, cuya finalidad era presionar al gobierno para
imponer una política proteccionista que defendiera la naciente manufactura
nacional.
LAS REFORMAS DE 1850 Y SUS CONSECUENCIAS
LAS GRANDES REFORMAS DE 1850
Mosquera fue sucedido en la presidencia por José Hilario López quien contó con
los votos de los artesanos que esperaban que se mantuviera el proteccionismo.
Una vez posesionado, el gobierno inició el proceso de reformas que introdujeron
profundos e importantes cambios en la economía. Estas reformas fueron:
Reforma fiscal: consistió en la abolición de muchos impuestos coloniales que
todavía estaban vigentes en la Nueva Granada. Suprimió el diezmo y el estanco
del tabaco con lo cual se incrementó el cultivo de este producto. Además, el
gobierno cedió a las provincias el derecho de fijar y recaudar algunos impuestos y
las autorizó para suprimirlos si la autoridad provincial lo consideraba conveniente.
Abolición de la esclavitud: en 1851, el gobierno declaró libres a los esclavos que
aún subsistían en el país. Los terratenientes del sur, donde estaba concentrada
gran parte de la población esclava, se rebelaron contra esta ley y organizaron una
revuelta pero no tuvieron éxito. Los esclavos libertos pasaron a formar parte del
grupo de trabajadores agrícolas asalariados.
Reforma agraria: se suprimieron definitivamente los resguardos o tierras que
habían sido entregadas a los indígenas desde la época colonial. Con esta ley
culminó el proceso de disolución de resguardos que había comenzado en 1821.
Los indígenas, desalojados de sus tierras, pasaron a formar parte del grupo de
peones asalariados en las grandes haciendas, muchas de las cuales aumentaron
su tamaño a costa de la disolución de los resguardos.
Esta reforma suprimió además los ejidos, tierras comunales cercanas a los
poblados y ciudades que servían para el sustento de los pobres de las ciudades.
Estas tierras fueron adquiridas por ricos terratenientes o por comerciantes
interesados en cultivar productos de exportación y sus antiguos beneficiarios se
convirtieron entonces en trabajadores asalariados de los nuevos propietarios.
Establecimiento del librecambio: pese a las promesas que López había hecho a
los artesanos, el librecambio fue establecido definitivamente. Esta reforma
favoreció a los comerciantes importadores-exportadores y a los terratenientes
interesados en vincularse al mercado internacional.
Leyes contra la Iglesia: la política del gobierno de López fue adversa a la Iglesia.
Se suprimió el fuero eclesiástico o derecho del que gozaban los clérigos de ser
juzgados mediante procedimientos especiales. Se proclamó la elección popular de
los párrocos y los jesuitas, que habían regresado al país durante el gobierno de
Herrán, fueron expulsados nuevamente. Algunos obispos fueron desterrados. En
1853 se abolió el Patronato Republicano y se decretó la total separación entre la
Iglesia y el Estado.
REACCIÓN DE LOS ARTESANOS. GOBIERNOS DE OBANDO Y MELO.
El definitivo establecimiento del librecambio provocó las protestas de los artesanos
y la división de los liberales en dos corrientes: los gólgotas (defensores de los
intereses de los comerciantes) y los draconianos (defensores del proteccionismo y
de los intereses de los artesanos). En 1853, José María Obando, simpatizante de
los draconianos, fue elegido para la presidencia. Obando se vio obligado a aprobar
la Constitución de 1853 que era la continuación de la política iniciada por el
gobierno anterior. El descontento de los draconianos se acentuó y se volvieron
frecuentes los enfrentamientos entre estos y los gólgotas o cachacos que
pertenecían al grupo de ricos comerciantes.
La Constitución de 1853, además de fortalecer el librecambio, descentralizó el
gobierno y tuvo un carácter centro-federal. Redujo los poderes del presidente de la
República y estableció el matrimonio civil y el divorcio. Estas medidas no fueron
bien recibidas por la Iglesia. Esta constitución fue la primera que afirmó que en
adelante no existirían esclavos en Colombia.
La institucionalización del librecambio trajo como consecuencia el levantamiento
de los artesanos quienes, comandados por el general José María Melo, dieron un
golpe de estado en abril de 1854. Melo, defensor del proteccionismo, fue
nombrado presidente, y como tal, abolió la constitución de 1853 y disolvió el
Congreso. Melo, apoyado por los artesanos, permaneció en el poder durante 8
meses al cabo de los cuales fue derrotado por las fuerzas que comandaban los
expresidentes López, Mosquera y Herrán que contaban con el respaldo de los
comerciantes y de los terratenientes conservadores.
Una vez restablecida la paz, Obando fue destituido de la presidencia y Melo fue
expulsado del país por 8 años. Melo fue fusilado en México, después de participar
en un movimiento revolucionario en ese país. Con la derrota de Melo, los
draconianos desaparecieron como grupo político y se afianzó la política
librecambista, apoyada ahora por algunos sectores del conservatismo interesados
en integrarse a la actividad de importación-exportación. Arruinados, los artesanos
perdieron importancia dentro de la economía y pasaron a aumentar las filas de los
peones asalariados.
LA COMISIÓN COROGRÁFICA
En 1849, bajo la presidencia de José Hilario López, se organizó una comisión
científica cuyo objetivo primordial era elaborar los mapas del país y de cada una
de las provincias. El ingeniero y geógrafo Agustín Codazzi fue el encargado de
dirigir los trabajos. Además, la comisión corográfica hizo estudios de botánica,
investigaciones sobre la vida y costumbres de los habitantes del país, y
observaciones arqueológicas. Al servicio de la comisión estuvieron los dibujantes
Enrique Price, Carmelo Fernández y Manuel María Paz. En 1858, Codazzi
presentó los mapas y los resultados de sus investigaciones que no pudo continuar
debido a que falleció al año siguiente.
RETORNO DE LOS CONSERVADORES: GOBIERNOS DE MALLARINO Y
OSPINA
Los dos años del período presidencial de Obando los completó el conservador
Manuel María Mallarino quien gobernó en armonía con el partido liberal y derogó
algunas de las normas que se habían establecido en contra de la Iglesia, entre
ellas la ley de divorcio. En 1857 subió a la presidencia Mariano Ospina Rodríguez
uno de los fundadores del partido conservador.
Ospina, quien había sido también uno de los autores de la constitución de 1843,
autorizó el regreso de los jesuitas al país y promovió la redacción de una nueva
constitución que cambió el nombre de Nueva Granada por el de Confederación
Granadina.
La Constitución de 1858, redactada y aprobada durante el período de Ospina, era
de carácter federalista, puesto que las ocho provincias, que recibieron el nombre
de estados, podrían darse su propia constitución y legislar sobre asuntos en los
cuales el Congreso no tenía jurisdicción. Según la nueva constitución, el período
presidencial sería de 4 años.
El poder legislativo estaría compuesto por dos cámaras, una de senadores y otra
de representantes elegidos cada dos años. El derecho del voto se extendió a
todos los varones mayores de 21 años y a los jefes de familia que no habían
alcanzado esa edad.
De acuerdo con la Constitución, el Congreso Nacional legislaría para toda la
Confederación en asuntos referentes a las relaciones con otros países, guerras y
otros de importancia nacional. Esta Constitución la apoyaron los conservadores y
los liberales gólgotas que se habían unido para combatir el gobierno de Melo.
La ley que permitía al gobierno central inspeccionar las elecciones dentro de cada
uno de los estados, la interpretaron algunos como un deseo del Gobierno de
interferir en los estados de la Confederación y por esta razón se desató una guerra
civil que condujo a la caída del Gobierno y de la Constitución de 1858.
IMPOSICIÓN DE LAS IDEAS LIBERALES Y LA CONSTITUCIÓN DE
RIONEGRO
Las actitudes del Gobierno de la Confederación Granadina alertaron a los
gobernadores de los estados sobre una posible intervención del Gobierno central
en la política interior de cada estado. La reacción se desató en 1860 cuando
Tomás Cipriano de Mosquera, presidente del estado del Cauca, se rebeló contra
el Gobierno de Bogotá y declaró la independencia del estado que él gobernaba.
Otros estados hicieron lo mismo y ante el descontento general, Mosquera se
nombró a sí mismo supremo director de guerra y declaró la guerra al gobierno
conservador de Ospina.
El conflicto dio el triunfo a Mosquera quien, desde 1861, se había proclamado
presidente provisional de la República. Posesionado de su cargo, ejerció la
presidencia como un dictador mientras convocaba a una convención para redactar
una nueva constitución. En medio de la guerra se creó el estado de Tolima.
El rasgo más sobresaliente de la dictadura de Mosquera fue su política anticlerical.
Poco después de asumir la presidencia ordenó la expulsión de los jesuitas y el
destierro del Arzobispo de Bogotá. Además, decreto la tuición de cultos, es decir,
una ley que prohibía a los religiosos ejercer sus funciones sin autorización del
Gobierno. Mediante el decreto de desamortización de bienes de manos muertas,
expropió los bienes que pertenecían a comunidades religiosas que no podían ser
puestos en venta. Las comunidades que se opusieron a este decreto fueron
abolidas.
En realidad, lo que se pretendía con esta ley no era solamente atacar a la Iglesia
sino también mejorar la situación del Tesoro Nacional. Las tierras expropiadas
pasaron a manos del Estado que las vendió al mejor comprador. En esta forma, la
ley no favoreció a los campesinos sin tierras ya que los bienes expropiados fueron
adquiridos por ricos comerciantes y terratenientes.
En medio de la guerra civil, que continuaba porque algunos sectores de la
población no estaban conformes con la dictadura, Mosquera convocó a una
convención para elaborar una nueva constitución. La convención, compuesta en
su mayoría por liberales radicales, es decir, por el ala del liberalismo que pretendía
aplicar en el país los más puros principios del liberalismo clásico, se reunió en
Rionegro en 1863, y redactó una nueva carta constitucional. Se inició entonces el
período radical, que se extendió hasta 1885.
CONSTITUCIÓN DE 1863
Los siguientes son los aspectos más sobresalientes de la Constitución de
Rionegro proclamada en 1863 y que puede considerarse como la más liberal que
ha tenido nuestro país:
Suprimió el nombre de Confederación Granadina y dio al país el nombre de
Estados Unidos de Colombia, que comprendía una federación de estados dentro
del más absoluto sistema federal. Antioquia, Bolívar, Boyacá, Cauca,
Cundinamarca, Magdalena, Panamá, Santander y Tolima conformaban los
Estados Unidos de Colombia y cada uno de ellos gozaba de autonomía: podían
dictar sus propias leyes, tener ejército propio y administrar justicia
independientemente del Gobierno Nacional.
Proclamó libertades individuales tales como libertad de comercio, de opinión, de
imprenta, de enseñanza, de asociación, etc. Así mismo, concedió a los
ciudadanos el derecho de portar armas y de comerciar con ellas y libertad para
entrar y salir del país sin pasaporte ni autorización. También suprimió la pena de
muerte. Además, concedió la ciudadanía colombiana a cualquier ciudadano de las
repúblicas hispanoamericanas que residiera en nuestro país.
Estableció la separación entre la Iglesia y el Estado y prohibió al clero adquirir
propiedades. Igualmente, proclamó el derecho del gobierno para inspeccionar
todos los cultos religiosos.
Redujo el período presidencial de 4 a 2 años y quitó poderes al presidente de la
República. La máxima autoridad de la nación residía en el Parlamento por ser este
el representante de los ciudadanos. El Parlamento estaba compuesto por 2
cámaras: el Senado que debía aprobar todos los nombramientos hechos por el
ejecutivo y la Cámara compuesta por un representante por cada 50.000
habitantes. La administración de justicia dependía de las leyes de cada estado.
El papel del Estado quedó reducido al de vigilar el orden público y garantizar que
se respetaran las libertades individuales. Además se le privó de intervenir en las
actividades económicas.
La Convención eligió como presidente a Tomás Cipriano de Mosquera hasta 1864,
fecha en la cual se realizaron elecciones, tal como lo disponía la Constitución.
CARACTERÍSTICAS DEL PERÍODO RADICAL
La economía: Al haberse establecido leyes librecambistas, Colombia se integró al
mercado internacional como un país exportador de materias primas y como
importador de productos terminados. Durante el período radical, los gobiernos se
preocuparon por estimular esta economía y por esta razón se vio la necesidad de
construir vías de comunicación que hicieran posible el traslado de los productos
desde las zonas productoras hasta los puertos fluviales y marítimos.
Tanto el Gobierno Central como los gobiernos de cada estado se preocuparon por
modernizar y extender el sistema de comunicación. Durante la década de 1860 los
esfuerzos se concentraron en la construcción de carreteras. Sólo en 1872 se llegó
a la conclusión de que era mejor construir ferrocarriles y se iniciaron las obras
para conectar por vía férrea ciudades como Cali y Buenaventura, Medellín y
Puerto Berrío, Barranquilla y Sabanilla, entre otras.
Estos fueron los primeros ferrocarriles colombianos.
El principal producto de exportación durante el período radical fuel el tabaco.
También se exportaba oro, quina o añil, cuando la producción de tabaco no era
suficiente para pagar los productos que se importaban de los países
industrializados.
El café, aunque ya se cultivaba en algunas regiones del occidente del país, no era
todavía un producto exportable. La decisión sobre qué producto debía exportarse
no se tomaba en cuenta teniendo en cuenta las necesidades del país sino las del
mercado internacional. Por esta razón, la economía se desarrollaba hacia afuera y
casi no existía ningún avance económico en el interior.
Proceso Político
La Constitución de Rionegro impuso en nuestro país el más absoluto federalismo
o autonomía de las diferentes regiones (estados) con relación al poder central.
El Gobierno Nacional (presidente, Parlamento, etc.) carecía de autoridad sobre los
estados que se convirtieron casi en islas independientes unas de las otras, tanto
en el aspecto económico como en el político.
Este sistema trajo serias consecuencias:
Como el Gobierno Nacional no podía intervenir en los conflictos internos de cada
estado, las guerras civiles se volvieron más frecuentes. Fueron frecuentes los
conflictos armados al interior de cada estado, por ejemplo revueltas y
sublevaciones contra los gobiernos locales, así como las guerras entre dos o más
estados. Además existía absoluta libertad para comerciar con armas y esto hizo
posible que los líderes locales armaran sus propios ejércitos con mayor facilidad.
Se acentuó también el poder de los caudillos locales o personas que tenían el
poder económico en cada región, quienes, amparados por las leyes, podían
organizar ejércitos propios con los cuales buscaban imponer su poder sobre toda
la región.
Estos ejércitos estaban conformados en su mayoría por peones y arrendatarios de
las haciendas que eran obligados a participar en las guerras.
Como consecuencia de la descentralización de los impuestos (cada estado
recaudaba sus propios impuestos y muy pocos eran destinados al Tesoro
Nacional Central), el Gobierno Central no disponía de ingresos económicos
suficientes para cubrir sus gastos. La situación de la Hacienda Pública llegó a ser
tan grave, que en 1865 el Gobierno tuvo que vender en subasta la mayor parte de
los edificios públicos. Además, no pocas veces tuvo que solicitar préstamos a
particulares quienes fijaban a su antojo las condiciones para estos préstamos. Por
esta razón, el Gobierno Central se convirtió en un explotado de los particulares.
Frecuentemente el Estado concedió tierras baldías a los particulares para cubrir el
valor de estas deudas.
La colonización antioqueña
La colonización antioqueña es uno de los procesos socio-económicos más
importantes de nuestra historia. Se inició al finalizar el siglo XVIII, cuando un gran
número de familias antioqueñas, comenzó a emigrar hacia el sur y a colonizar
tierras, hasta entonces despobladas, en el occidente del país. La colonización se
intensificó al abrirse nuevas fronteras de colonización; este proceso, que se
extendió hasta comienzos del siglo XX, es importante puesto que, gracias a él, se
inició en Colombia el cultivo del café, que más tarde se convirtió en el principal
producto de exportación.
Antioquia fue una de las regiones más aisladas durante el período colonial. Su
desarrollo económico y social tuvo muchas diferencias con relación al de otras
regiones del país. Puesto que las tierras habitadas no eran aptas para la
agricultura, la principal actividad de los antioqueños fue la minería del oro. Por otra
parte, las mejores tierras eran propiedad de unas pocas familias que las
mantenían sin explotar. A finales del siglo XVIII, se presentó una baja en la
producción de oro, al tiempo que las tierras disponibles no eran suficientes para
satisfacer las necesidades de la población.
Se inició entonces la migración hacia el sur de la provincia y los primeros
asentamientos de colonos.
En esa época fueron fundados las poblaciones de Sonsón (1797), Abejorral (1808)
y Aguadas (1814). A partir de la década de 1870, la colonización se intensificó y
se extendió hasta el territorio del actual departamento del Quindío, norte del Valle
del Cauca y occidente del Tolima. Durante la segunda mitad del siglo XIX fueron
fundadas por los colonos un gran número de nuevas poblaciones.
Importancia de la colonización antioqueña
El proceso de colonización integró a la economía del país miles de hectáreas de
tierra que durante siglos habían permanecido inexplotadas y despobladas.
El café fue el producto preferido por los colonos y su producción llegó a
convertirse, en las primeras décadas del siglo XX, en la base de la economía
nacional. La forma como fueron colonizados estos territorios no favoreció la
formación de la gran propiedad territorial. La colonización era llevada a cabo
primordialmente por familias que no tenían la capacidad para pagar mano de obra
sino que más bien utilizaba la mano de obra familiar para explotar tierras
colonizadas.
Esto dio origen a un nuevo tipo de sociedad en el occidente colombiano: mientras
que en el resto del país el latifundio era la característica más importante, en las
zonas colonizadas predominaba la mediana propiedad campesina y familiar.
Debido al aislamiento geográfico, los pobladores del occidente colombiano
permanecieron ajenos a los conflictos armados que sucedieron en Colombia
durante todo el siglo XIX. Esto permitió un desarrollo económico estable y
continuo, en contraste con otras regiones donde el desarrollo económico se vio
seriamente afectado como consecuencia de las guerras civiles. La colonización
antioqueña permitió la unificación del occidente colombiano.
Los colonos se preocuparon por comunicar entre sí los nuevos asentamientos y
construyeron caminos y ferrocarriles. Gracias a esto se estableció un comercio
interno que casi no existía en otras regiones y que estuvo favorecido por la
capacidad de compra de la que gozaban los colonos, resultado de una mejor
distribución de los ingresos del trabajo.
Todos estos factores hicieron que el occidente colombiano se convirtiera a finales
del siglo XIX y a comienzos del siglo XX, en el centro económico más importante
del país.
La expansión de la economía cafetera hizo posible que se acumularan los
capitales que más tarde fueron invertidos en el desarrollo industrial.
LA CRISIS DEL ESTADO RADICAL
Como consecuencia de la aplicación de los principios del radicalismo,
consagrados en la Constitución de Rionegro, se fortalecieron los grupos
regionales de terratenientes y comerciantes a quienes el Estado solicitaba
préstamos a fin de solucionar su caótica situación económica. A la crisis
económica se sumó el descrédito del Gobierno Central y la caída de las ventas del
tabaco a partir de 1876.
Para las elecciones de 1876, el liberalismo estaba ya dividido en dos grandes
grupos: los radicales que deseaban que se mantuviera la Constitución y los
moderados que, junto con los conservadores, defendían un cambio hacia el
centralismo. Pese a la división, Aquileo Parra fue elegido para la presidencia.
Parra, el último presidente radical, tuvo que enfrentar la sublevación de los
conservadores de Tolima y de Antioquia.
En 1878, los liberales moderados y los conservadores apoyaron la candidatura de
Julián Trujillo quien, una vez elegido, abolió las leyes anticlericales e inició
negociaciones para poner fin a la separación entre la Iglesia y el Estado. El
Congreso, conformado en su mayoría por liberales radicales se opuso a estas
medidas.
El gobierno de Trujillo abrió el camino a la Regeneración, un movimiento político
cuyo objetivo era la restauración política y económica del país, el restablecimiento
de la paz y el fortalecimiento de las instituciones y del poder del Estado. A la
cabeza de este movimiento estaba Rafael Núñez, quien contaba con el apoyo de
los liberales moderados y de los conservadores.
Núñez fue elegido presidente en 1880. Durante su primer gobierno, que se
extendió hasta 1882, dictó leyes que agradaron a los conservadores, tales como el
restablecimiento de los estudios de religión abolidos durante el período radical, y
la autorización a los obispos desterrados para regresar al país. Para el siguiente
período fue elegido Javier Zaldúa quien falleció y fue sucedido por José Eusebio
Otálora. Durante su gobierno retornaron al país los jesuitas, que habían sido
expulsados por Mosquera al iniciarse el período radical.
Con estos últimos gobiernos la caída del radicaliamo era ya evidente. En 1884,
Núñez fue reelegido e inició su proyecto de derogar la Constitución de Rionegro y
redactar una nueva Constitución de carácter centralista. Los radicales y caudillos
regionales se opusieron a este proyecto y declararon la guerra a Núñez en 1885.
El conflicto se inició en Santander y se extendió a otros estados. Apoyado por los
conservadores y los liberales moderados que se unieron en el Partido Nacional,
Núñez pudo vencer a los sublevados y declarar la nulidad de la Constitución de
Rionegro.
LA REGENERACIÓN Y LA CONSTITUCIÓN DE 1886
La constitución de 1886 expresó el pensamiento de Núñez y de los regeneradores.
Según ellos, la Constitución debía reflejar un equilibrio entre el poder del Estado y
las libertades individuales. En otras palabras, debía imponer la libertad y el orden
como principios para gobernar. Esto solo sería posible dentro de un estado
centralizado con un poder ejecutivo fuerte.
La Constitución de 1886 fue redactada por un Consejo Nacional que contó con
dos delegados (un liberal moderado y un conservador) por cada uno de los
estados. Los radicales fueron excluidos de este Consejo. Los puntos más
importantes de esta Constitución, fueron los siguientes:
Dio a nuestro país el nombre de República de Colombia.
Estableció la descentralización administrativa y la centralización política.
Solamente existirían un congreso y un poder ejecutivo central, una legislación para
toda la nación y un ejército único. Los antiguos estados, que de ahí en adelante se
llamarían departamentos, gozarían de autonomía para asuntos administrativos
tales como obras públicas, educación y servicios públicos entre otros, pero el
nombramiento de los gobernadores era responsabilidad del presidente de la
República.
El período presidencial se extendió a 6 años. El presidente quedaría investido de
poderes especiales en caso de guerra exterior o interior.
Proclamó la religión católica como elemento esencial dentro del orden social y la
responsabilidad del Estado de proteger la Iglesia. Además, la educación pública
quedó a cargo de la Iglesia. Con estas leyes finalizó la separación Iglesia-Estado
que había sido decretada en la Constitución de 1863.
Respetaba las libertades individuales pero establecía ciertos límites a las mismas.
Restableció la pena de muerte para delitos graves y reservó para el gobierno el
derecho exclusivo de fabricar y comerciar con armas.
El parlamento quedó conformado por dos cámaras y los senadores y
representantes eran elegidos por 4 años.
Otorgó el derecho de votar por concejales y diputados a los varones mayores de
21 años que ejercieran profesión, arte u oficio. Solo los varones con renta superior
a los $500 anuales y propietarios de bienes inmuebles podían votar por los
representantes y designar a los electores encargados de elegir presidente y
vicepresidente. Los senadores eran elegidos por las asambleas departamentales.
GOBIERNOS DE NUÑEZ Y CARO Y LA OPOSICIÓN LIBERAL
Para el período 1886-1892, Rafael Núñez fue reelegido para la presidencia. Por
diversas razones Núñez sólo ejerció su cargo entre 1887 y 1888, pero desde su
ciudad natal, Cartagena, orientó a los encargados del poder ejecutivo que fueron,
en su orden José María Ocampo, Eliseo Payán y Carlos Holguín. Como se dijo
anteriormente, la Constitución de 1886 devolvió al país la organización centralista
y otorgó grandes poderes al Gobierno Central y al presidente de la República.
El gobierno de Núñez restableció el proteccionismo mediante la imposición de
impuestos de aduana a algunos productos de importación. Durante estos años
fueron encarcelados y expulsados del país algunos líderes del liberalismo radical,
entre ellos el expresidente Sergio Camargo. Los poderes presidenciales eran lo
suficientemente amplios para decretar este tipo de castigos y estas medidas
disgustaron al liberalismo.
En 1887, se firmó con la Santa Sede un Concordato, por el cual se devolvían a la
Iglesia los privilegios que le habían sido arrebatados por la Constitución de
Rionegro y se restablecían las relaciones Iglesia-Estado. Núñez fue reelegido
nuevamente para el período 1892-1898.
Por enfermedad, primero y después debido a su fallecimiento, asumió el cargo el
vicepresidente Miguel Antonio Caro, un conservador que participó en la redacción
del texto final de la Constitución de 1886. Durante su mandato fueron perseguidos
algunos líderes liberales y se impuso un severo control a la prensa. El partido
liberal, desplazado del poder, vio en la guerra su única salida.
En enero de 1895, los liberales se levantaron en armas contra el gobierno de
Caro, pero fueron derrotados en marzo del mismo año. El Gobierno, fortalecido
por la existencia de un ejército nacional, acentuó su persecución contra los líderes
del levantamiento.
Al mismo tiempo, se produjo una división dentro del partido conservador: los
nacionales que apoyaban el gobierno de Caro y los históricos que se oponían a la
concentración de poderes en la persona del presidente y al control que este
ejercía sobre la prensa. Las elecciones siguientes dieron el triunfo a los
conservadores nacionales. Los liberales y los conservadores históricos fueron
derrotados y acusaron al Gobierno de haber favorecido el fraude electoral.
LA GUERRA DE LOS MIL DÍAS
La avanzada edad del nuevo presidente Miguel Antonio Sanclemente le impidió
encargarse del mando y su cargo lo asumió el vicepresidente José Manuel
Marroquín. Aunque Marroquín pertenecía al bando de los conservadores
nacionales, quiso adelantar algunas reformas que favorecieran a los liberales y a
los conservadores históricos. Sanclemente asumió entonces la presidencia y
rechazó todas las reformas que habían sido propuestas por Marroquín. Los
liberales comprendieron que sería imposible lograr algo por la vía pacífica y
comenzaron a planear otra guerra que se convertiría en la más prolongada y
devastadora de todas las que sucedieron en el país durante el siglo XIX: la guerra
de los mil días.
La guerra estalló en agosto de 1899 y se prolongó hasta noviembre de 1902.
El Gobierno tenía muchas ventajas sobre los rebeldes debido a que poseía un
ejército nacional, centralizado y moderno, mientras que los insurrectos sólo
contaban con armas viejas y el apoyo internacional era mínimo. Los liberales
lograron importantes triunfos durante los primeros meses del conflicto pero la
derrota de Palonegro, en 1900, lesionó seriamente el ejército rebelde.
En julio del mismo año, Marroquín asumió nuevamente la presidencia y los
liberales trataron de pactar la paz. El presidente decidió continuar la guerra. En
1902, las tropas rebeldes, comandadas por Benjamín Herrera, invadieron Panamá
y el Gobierno, atemorizado, pidió ayuda a los Estados Unidos que inmediatamente
envió tropas a ese departamento, en el que se adelantaban las obras de
construcción del Canal de Panamá. Las tropas liberales, que no podían luchar
contra el ejército norteamericano, perdieron la fe en el triunfo y sus líderes se
dedicaron a buscar la paz.
En noviembre de ese año, a bordo del buque norteamericano Wisconsin, el
gobierno y los rebeldes firmaron el tratado de paz. Aunque la guerra no dió el
triunfo definitivo a ninguno de los dos bandos, los conservadores continuaron en el
poder hasta 1930. El conflicto afectó seriamente a nuestro país. Cerca de 100.000
personas perdieron la vida y la economía quedó totalmente arruinada. Además, la
guerra debilitó al país en momentos en que Estados Unidos se proponía adquirir el
Canal de Panamá. Por esta razón una de las más graves consecuencias de la
guerra de los mil días fue la separación definitiva de Panamá y la pérdida del canal
interoceánico que se estaba construyendo.
LA SEPARACIÓN DE PANAMÁ
En 1878, durante la administración de Aquileo Parra, el gobierno colombiano
había firmado un contrato con una compañía francesa para la construcción de un
canal interoceánico por el istmo de Panamá. La Compañía Universal del Canal
Interoceánico de Panamá inició trabajos en el istmo poco después de la firma del
tratado. Al finalizar el siglo XIX la Compañía francesa quebró y los trabajos fueron
suspendidos pese a su compromiso con el Gobierno colombiano de finalizar la
obra.
En 1899, la compañía fue disuelta. Los franceses, que trataban de proteger la
inversión que habían realizado en el canal, celebraron un nuevo contrato con el
Gobierno colombiano.
La Nueva Compañía del Canal de Panamá que no contaba, en realidad, con
recursos suficientes para finalizar la construcción se puso en la tarea de conseguir
un comprador para las obras y maquinarias existentes en la zona del canal.
Mientras todo esto ocurría, en los Estados Unidos el Gobierno se interesaba más
por la vía interoceánica de Panamá. Si bien es cierto que anteriormente se
encontraban interesados en construir un canal en territorio nicaragüense, ahora,
con el fracaso de la compañía francesa se les presentaba la oportunidad de ganar
control sobre una vía cuya construcción había sido ya iniciada.
Por otra parte, dentro de las políticas expansionistas de los Estados Unidos,
convertido ya en una potencia mundial, la posesión de una vía interoceánica era
fundamental. El Gobierno norteamericano negoció entonces con la compañía
francesa y propuso al gobierno colombiano un tratado por el cual, nuestro país se
comprometía a vender a los Estados Unidos la franja de tierra donde se estaba
construyendo el canal. Este tratado fue firmado en 1903 por el ministro colombiano
Tomás Herrán y el Secretario de Estado de los Estados Unidos.
El tratado Herrán-Hay fue aprobado por el congreso norteamericano pero fue
rechazado por el senado colombiano por atentar contra nuestra soberanía. Ante la
negativa del gobierno colombiano, los Estados Unidos apoyaron un movimiento
separatista panameño que declaró, el 3 de noviembre de 1903, la independencia
de la República de Panamá. El nuevo gobierno panameño celebró con los
norteamericanos, los tratados que otorgaron la soberanía sobre el canal a los
Estados Unidos.
EXPANSIÓN ECONÓMICA A COMIENZOS DEL SIGLO XX
El café
Durante la segunda mitad del siglo XIX Colombia se integró al mercado
internacional en calidad de exportador de productos agrícolas que tuvieran
demanda en los países industrializados. Sin embargo, el país no contaba aún con
un producto que gozara de una demanda estable. Durante ese período, Colombia
exportó sucesivamente quina, tabaco y añil y frecuentemente se vio obligado a
acudir a las exportaciones de oro para pagar el valor de las importaciones.
Al finalizar el siglo, el cultivo del café se había extendido en las regiones
colonizadas por los antioqueños y pronto la producción fue suficiente para
exportar. Desde 1980 los Estados Unidos se convirtieron en el principal comprador
de nuestro café y desde 1910 la exportación se incrementó considerablemente.
Las zonas cafeteras no habían sido muy afectadas durante la guerra de los mil
días y por esta razón el café contribuyó a solucionar, en parte, la gran crisis
económica heredada de la tierra. El café se convirtió entonces en nuestro principal
producto de exportación y Colombia se integró definitivamente al mercado
internacional como país vendedor de un producto agrícola de gran demanda en el
exterior.
Los capitales procedentes de las exportaciones cafeteras se invirtieron en la
ampliación y modernización de las de las redes de comunicación, en
importaciones y algunos de ellos sirvieron para financiar nuestras primeras
industrias manufactureras. Sin embargo, pese a la prosperidad económica
derivada del café, la economía continuó orientada hacia el exterior y con muy poco
desarrollo interno: Colombia no se había industrializado aún y dependía de los
países desarrollados que le proporcionaban los productos industriales que no se
producían en el país. Además, desde esa época, la economía se consolidó como
una economía mono-exportadora, altamente dependiente de los precios del
producto en el mercado internacional.
Inversiones extranjeras y afluencia de capitales
Durante este período, creció el valor de las inversiones extranjeras en Colombia.
Los gobiernos, con el fin de impulsar el desarrollo económico, atrajeron al país
compañías extranjeras interesadas en invertir capitales fuera de sus países de
origen. Estos capitales se invirtieron en la construcción de ferrocarriles, en la
explotación de recursos naturales y algunas veces en la agricultura.
Sin embargo, estas inversiones no fueron tan beneficiosas para el país como se
esperaba. La mayoría de ellas sirvió para explotar nuestros recursos naturales sin
que el Estado colombiano recibiera ganancias. El gobierno colombiano entregaba
a una compañía cualquiera los derechos para explotar una determinada región,
para construir un ferrocarril, etc., y los beneficios que de allí se derivaban fueron a
dar, en la mayoría de los casos, a manos de los propietarios de dichas compañías
que eran las que aportaban la maquinaria, el dinero y algunas veces la mano de
obra.
Un ejemplo típico de esta forma de concesión fue la que se otorgó en 1881 a una
compañía inglesa para la construcción de un ferrocarril en Santa Marta, y más
tarde a una compañía norteamericana para la explotación del cultivo de banano en
la zona de la costa del Atlántico. A partir de 1920 esta fue la forma como se
explotaron, por parte de compañías también norteamericanas, los pozos de
petróleo existentes en la zona oriental del país.
Aunque las inversiones extranjeras no produjeron el efecto esperado, el país
estaba recibiendo muchísimo dinero por otros conceptos. Estos capitales
procedían de la exportación del café, cuyo precio en el mercado internacional
aumentó considerablemente después de la primera guerra mundial, de los
préstamos solicitados a países extranjeros y de la indemnización que el gobierno
de los Estados Unidos pagó a nuestro país para remediar la pérdida del canal de
Panamá.
En 1914, los gobiernos de Colombia y Estados Unidos firmaron el tratado Urrutia-
Thompson, según el cual, el gobierno norteamericano se comprometía a pagar
una suma de 25 millones de dólares como indemnización por los daños causados
por la pérdida del Canal de Panamá. El congreso norteamericano aprobó el
tratado en 1921 y los pagos fueron hechos durante el gobierno de Pedro Nel
Ospina.
Pero esta afluencia de capitales sirvió poco para impulsar el desarrollo interno de
la economía colombiana. Algunas industrias surgieron durante este período, pero
el país seguía dependiendo de la importación de productos de los países
industrializados.
La mayoría de estos dineros fueron invertidos en el pago de las importaciones, en
vías de comunicación y sirvieron como garantía para conseguir préstamos
extranjeros, aumentando de esta forma la deuda externa.
PROCESO POLITICO: LA HEGEMONIA CONSERVADORA Y EL NACIMIENTO
DE NUEVAS CORRIENTES
Al finalizar la guerra de los mil días fue elegido presidente el general Rafael
Reyes, un conservador que había defendido al gobierno durante el conflicto.
Reyes introdujo una serie de medidas que tenían como finalidad estimular el
desarrollo económico y favorecer la industria.
Durante su gobierno, se aplicaron leyes proteccionistas y surgieron importantes
industrias tales como la Compañía Colombiana de Tejidos, hoy Coltejer, y la
fábrica de Cementos Samper. La mentalidad modernista de Reyes se manifestó
también en una serie de obras que modificaron la fisonomía del país.
En Bogotá se construyó, además del acueducto, un tranvía urbano al tiempo que
se estableció el alumbrado eléctrico en las principales ciudades del país. La
administración de Reyes se preocupó también por extender las vías de
comunicación para favorecer la economía de exportación.
Pese a su labor, Reyes tuvo muchos opositores. Esto se debió a que su gobierno
fue una dictadura. En 1905, con el fin de agilizar las reformas que se había
propuesto realizar, Reyes clausuró el Congreso y los sustituyó por una Asamblea
Nacional, conformada por delegados nombrados directamente por el presidente. A
la dictadura se opusieron representantes de ambos partidos quienes integraron la
Unión Republicana, un movimiento político que tenía como objetivo derrocar la
dictadura y restaurar el sistema democrático. La oposición obligó a Reyes a
abandonar la presidencia en 1909 sin haber completado aún el período
constitucional.
Poco antes de su renuncia, Reyes había firmado acuerdos con Estados Unidos
para restablecer las relaciones comerciales entre los dos países, es interrumpida a
raíz de la participación norteamericana en la separación de Panamá. Aunque
estos acuerdos favorecían a los grupos sociales más poderosos del país, fueron
utilizados por la oposición para desprestigiar la dictadura de Reyes.
LA REFORMA CONSTITUCIONAL DE 1910
Para completar el período presidencial de Reyes fueron designados,
sucesivamente, Jorge Holguín y Ramón González Valencia, pertenecientes a la
Unión Republicana. González convocó, en 1910, una Asamblea Nacional para
reformar la Constitución de 1886.
Esta reforma, inspirada por los integrantes de la Unión Republicana, redujo el
período presidencial de 6 a 4 años, prohibió la reelección inmediata de los
presidentes y otorgó al congreso la facultad de elegir a los magistrados de la Corte
Suprema de Justicia. Con estas reformas se redujeron los poderes presidenciales.
La Asamblea Nacional que reformó la Constitución eligió a Carlos E. Restrepo
como presidente para el período 1910-1914. La Unión Republicana que apoyó
esta elección se disolvió rápidamente y Restrepo tuvo que enfrentar una gran
oposición por parte del sector del liberalismo que dirigía Rafael Uribe Uribe, uno
de los líderes liberales durante la guerra de los mil días. Uribe Uribe pretendía
restaurar el prestigio de su partido que se había conformado con compartir el
poder bajo el dominio de los conservadores. El tratado Urrutia-Thompson, por el
cual los Estados Unidos se comprometieron a indemnizar a Colombia por los
daños causados por la pérdida del Canal de Panamá, fue firmado durante el
gobierno de Restrepo.
CONFLICTOS SOCIALES EN EL CAMPO Y LAS CIUDADES. LOS
GOBIERNOS DE CONCHA Y SUAREZ
Las elecciones siguieron celebrándose regularmente pero los conservadores
mantuvieron la hegemonía. En 1914 fue elegido José Vicente Concha, a quien
correspondió, como jefe de Estado, afrontar las consecuencias de la primera
guerra mundial. Debido a la crisis internacional ocasionada por la guerra, los
mercados externos se cerraron y las cosechas de café no tuvieron demanda en el
exterior. Así mismo, se redujeron las importaciones.
También se presentaron dificultades internas al estallar un movimiento indigenista
en Tolima y Cauca, mediante el cual los indígenas pretendían frenar la expansión
de las haciendas y el despojo de sus tierras por parte de los grandes
terratenientes.
El líder de este movimiento fue Manuel Quintín Lame.
Los capitales procedentes de las exportaciones cafeteras se invirtieron en la
ampliación y modernización de las de las redes de comunicación, en
importaciones y algunos de ellos sirvieron para financiar nuestras primeras
industrias manufactureras.
Sin embargo, pese a la prosperidad económica derivada del café, la economía
continuó orientada hacia el exterior y con muy poco desarrollo interno: Colombia
no se había industrializado aún y dependía de los países desarrollados que le
proporcionaban los productos industriales que no se producían en el país.
Además, desde esa época, la economía se consolidó como una economía mono-
exportadora, altamente dependiente de los precios del producto en el mercado
internacional.
A la agitación en los campos se sumó la agitación social en las ciudades. El
incipiente proceso de industrialización y las obras públicas relacionadas con la
construcción de vías habían permitido el surgimiento de un grupo de obreros
urbanos algunos de los cuales se organizaron en sindicatos para defender sus
derechos y luchar por el mejoramiento de sus condiciones de vida.
La mayoría de estos sindicatos recibieron influencia de las ideas socialistas y
fueron prohibidos por el gobierno.
En 1918, los trabajadores portuarios de Santa Marta, Barranquilla y Cartagena
llevaron a cabo una huelga, gracias a la cual consiguieron algún reajuste en sus
salarios.
El éxito de este movimiento sirvió de ejemplo para que los obreros de otras
regiones del país utilizaran la huelga como medio para presionar al Gobierno y a
los empresarios para que les fueran concedidas sus peticiones salariales. El
Gobierno condenaba las huelgas y el partido liberal no se atrevía a apoyarlas. En
1919, los líderes de los sindicatos organizados se reunieron en Bogotá y crearon
el partido socialista.
Estos acontecimientos ocurrieron durante el gobierno de Marco Fidel Suárez,
elegido para el período 1918-1922. Entre tanto, el Gobierno se preocupaba por
presionar a los Estados Unidos para que aprobara el tratado Urrutia-Thompson y
pagara la indemnización. El tratado fue aprobado finalmente en 1921, poco
después de que nuestro gobierno reformó algunas leyes relacionadas con la
explotación del petróleo colombiano. Las nuevas leyes favorecieron a las
empresas norteamericanas interesadas en extraer petróleo en nuestro país.
Pese a las dificultades que tuvo que afrontar, la administración Suárez logró
finalizar la construcción de algunos ferrocarriles y establecer la comunicación
aérea entre varias regiones del país. La aviación comercial se inició en Colombia
gracias a un pacto firmado entre los gobiernos de Colombia y Alemania para la
creación de una línea aérea comercial llamada SCADTA, que más tarde se
convertiría en la empresa Avianca.
GOBIERNOS DE OSPINA Y ABADIA Y LAS GRANDES HUELGAS DE LOS
AÑOS 20
La construcción de vías de comunicación continuó durante el gobierno de Pedro
Nel Ospina y sus proyectos fueron favorecidos por el pago de los 25 millones de
dólares prometidos por el gobierno de los Estados Unidos en el tratado Urrutia-
Thompson.
Durante este período el Gobierno colombiano recibió una misión norteamericana
cuyo objetivo era proporcionar asistencia para la creación de un sistema financiero
moderno.
Con la colaboración de la misión Kemmerer se crearon el Banco de la República,
la Superintendencia Bancaria y la Contraloría General de la República.
En 1924, el Partido Socialista dirigió la primera de las tres grandes huelgas que se
sucedieron en el país en los años 20. En ese año, los trabajadores de la Tropical
Oil Company, compañía norteamericana que explotaba petróleo en la zona
oriental, declararon la huelga general para conseguir mejores condiciones de
trabajo y aumentos salariales.
La huelga fue reprimida y los trabajadores no lograron ninguna de sus peticiones.
En 1927 declararon una segunda huelga que, al igual que en la primera, fue
rechazada por el gobierno que brindó apoyo a la compañía.
Este hecho aumentó el desprestigio del gobierno conservador entre los obreros.
Ospina fue sucedido en la presidencia por Miguel Abadía Méndez. Para esa
época, la oposición al conservatismo era ya bastante fuerte por la forma como los
gobiernos se habían comportado frente a las huelgas.
En 1928, los trabajadores de la United Fruit Company se lanzaron a una huelga
general para protestar contra las pésimas condiciones de trabajo que existían en
la zona bananera. El gobierno de Abadía Méndez ofreció apoyo militar a la
compañía y en noviembre de ese año el ejército recibió la orden de disparar contra
una multitud de manifestantes reunidos en la plaza de Ciénaga.
Este acontecimiento, conocido como la masacre de las bananeras, produjo una
gran reacción en todo el país y fue severamente criticado por algunos líderes del
partido liberal, entre ellos Jorge Eliécer Gaitán.
Al desprestigio causado por la represión del movimiento obrero se aumentó la
crítica de los liberales a la forma como los gobiernos conservadores habían
conducido la economía. Para las elecciones de 1930 el conservatismo se presentó
dividido y fue derrotado.
Con la elección de Enrique Olaya Herrera se inició un nuevo período conocido en
nuestra historia como la república liberal.
CREACIÓN DEL PARTIDO COMUNISTA COLOMBIANO
El partido comunista colombiano fue creado oficialmente en el año de 1930. Ya
desde 1926 se había fundado el partido socialista revolucionario, cuyos líderes
María Cano, Ignacio Torres Giraldo, Raúl Mahecha, etc., orientaron los
movimientos huelguísticos que se sucedieron en los años 20.
En 1929, la Internacional Comunista a la cual se había adherido el partido
socialista revolucionario, lo convirtió en el partido comunista de Colombia que
adoptó el marxismo-leninismo y se organizó como partido de clase. Con el triunfo
del liberalismo, una fracción del PRS se unió al partido liberal y la otra conformó el
partido comunista.
LA REPÚBLICA LIBERAL
CONDICIONES INTERNACIONALES: LA GRAN DEPRESIÓN DE 1930
La gran crisis de la economía capitalista mundial fue uno de los acontecimientos
que más influyó en el desarrollo colombiano a partir de 1930. Esta crisis, conocida
como la gran depresión afectó a todos los países que, como el nuestro, tenían un
sistema económico capitalista y estaban vinculados al mercado internacional.
Las causas profundas de la gran depresión deben buscarse en la primera guerra
mundial, ocurrida en Europa entre 1914 y 1918. Finalizada la guerra, los países
europeos que tomaron parte en el enfrentamiento quedaron en una difícil situación
económica. Estados Unidos que, pese a su participación en la guerra, pudo
mantener su economía en un buen nivel, se vio obligado a elevar su producción
agrícola e industrial para abastecer los mercados europeos. Sin embargo, debido
a que los países europeos no tenían capitales suficientes para comprar, los
bancos norteamericanos proporcionaron préstamos que en Europa se invirtieron
en el desarrollo de la agricultura y de la industria. Al finalizar la década de los 20,
los países europeos habían logrado recuperarse y redujeron considerablemente
las compras a Estados Unidos.
Como consecuencia, las empresas norteamericanas que producían para los
mercados europeos se quedaron sin su principal comprador y se presentó
entonces un fenómeno de superproducción, es decir, que hubo más producción de
la que se necesitaba y por tanto se presentó una alarmante baja en los precios de
los productos.
Los agricultores e industriales norteamericanos que habían solicitado préstamos
bancarios no pudieron pagar sus deudas y los bancos perdieron progresivamente
sus capitales. Los banqueros procedieron a cobrar los préstamos hechos a los
países europeos pero estos no estaban en capacidad de pagar. Las empresas
norteamericanas, sin dinero e inundadas de productos que nadie estaba en
capacidad de comprar, redujeron la actividad industrial y agrícola. Se presentaron
entonces los despidos masivos de obreros y la escasez de productos de primera
necesidad.
Los países como Colombia, que casi no tenían desarrollo industrial y que
dependían del mercado internacional para vender su producción agrícola y
comprar productos industriales, fueron seriamente afectados por la gran
depresión. Las exportaciones y las importaciones se redujeron notablemente
debido a la escasez de dinero y de productos en el mercado internacional. La
única alternativa posible era desarrollar las industrias para poder sustituir las
importaciones que se hacían de los países desarrollados. Por tanto, como
consecuencia de la gran depresión, Colombia, igual que otros países
latinoamericanos vio la necesidad de impulsar el desarrollo de una industria
propia.
LAS IDEAS NEOLIBERALES
Las ideas del liberalismo clásico del siglo XVIII no pudieron dar una solución al
problema de la depresión. De acuerdo con las ideas liberales los individuos debían
gozar de plena libertad para dedicarse a cualquier actividad productiva sin ninguna
intervención por parte del Estado. Fenómenos como el de la superproducción,
demostraron que si no se reformaban algunos de los principios fundamentales de
la teoría clásica liberal, la depresión económica podría repetirse y causar la
quiebra total del sistema capitalista mundial.
Los economistas liberales se dieron a la tarea de revisar los principios
fundamentales del liberalismo clásico con el fin de proporcionar una fórmula para
evitar desastres económicos como el de 1930. Como resultado, surgió el
neoliberalismo que, como su nombre lo indica, consistió en la modificación de
algunos de los principios de la teoría económica liberal.
La principal modificación que los neoliberales introdujeron al pensamiento
económico liberal fue la de atribuir al estado un papel activo en la planeación y
control de las actividades productivas en cada país. Según los neoliberales, el
Estado debía intervenir en la economía para establecer un equilibrio entre las
diferentes actividades productivas de los ciudadanos, siempre y cuando no se
afectara la libertad de empresa.
Otras ideas neoliberales estuvieron relacionadas con el derecho de propiedad y
con la libertad de comercio. Los neoliberales consideraron que debían
establecerse límites a la propiedad individual ya que en casos especiales el
Estado podría expropiar bienes a cambio de una indemnización.
Así mismo, afirmaron que debía existir libertad de comercio pero que los hicieran
ver la necesidad de cobrar impuestos de aduana.
Los principios neoliberales se extendieron rápidamente y fueron aplicados, en
adelante, en la mayoría de los países de economía capitalista. Los gobiernos
liberales que se sucedieron en Colombia entre 1930 y 1946 recibieron la influencia
del neoliberalismo e introdujeron reformas siguiendo esta nueva teoría económica.
EL PROCESO DE MODERNIZACIÓN DURANTE LOS GOBIERNOS
LIBERALES DE 1930 A 1946
Gobierno de Enrique Olaya Herrera
El primer presidente liberal, elegido después de 45 años de dominio conservador,
fue Enrique Olaya Herrera. Olaya gobernó con mayoría conservadora en el
Congreso y pidió la colaboración de ese partido para equilibrar los intereses de
ambos grupos políticos en su gobierno, denominado Concentración Nacional. La
inversión en obras públicas continuó durante su administración y se entregaron
nuevas concesiones a compañías norteamericanas para la explotación de
petróleo.
Olaya tuvo que tomar medidas para frenar la ola de agitación social existente en
los campos y en las ciudades. En 1931 su gobierno expidió una ley por la cual se
legalizaron los sindicatos. Con esta medida el gobierno liberal consiguió el apoyo
de los obreros y logró controlar el descontento en las ciudades. Sin embargo, en
los campos la agitación crecía por varias razones: los trabajadores rurales pedían
mejores condiciones de trabajo y alza en los salarios y, en algunos casos, los
campesinos invadieron propiedades de grandes terratenientes. El intenso conflicto
agrario hizo ver la necesidad de llevar a cabo una reforma en el sistema de
propiedad de las tierras.
Además de los problemas sociales, el gobierno de Olaya tuvo que enfrentar la
difícil situación económica ocasionada por la gran depresión. El presidente,
investido de facultades extraordinarias, dictó leyes encaminadas a la protección y
estímulo de la industria nacional e inició la política de sustitución de importaciones.
La administración Olaya se preocupó igualmente por estimular la educación a
través de la creación de institutos para la educación técnica y agrícola.
En 1932, tropas peruanas invadieron el puerto colombiano de Leticia en el río
Amazonas. Esto originó el Conflicto con el Perú que fue solucionado en 1934
mediante el Protocolo de Río de Janeiro que confirmó la soberanía colombiana
sobre los territorios amazónicos reclamados por el gobierno peruano.
Las medidas económicas y sociales tomadas por el Gobierno durante la
administración de Olaya dieron paso a las reformas más profundas que se llevaron
a cabo durante el gobierno de Alfonso López Pumarejo, elegido presidente para el
período 1934-1938. Por esta razón, algunos historiadores califican el gobierno de
Olaya como un gobierno de transición.
López Pumarejo y la Revolución en Marcha
La primera administración de López Pumarejo puso en marcha un programa de
gobierno mediante el cual se pretendía modernizar la legislación social y
económica del país, de acuerdo con los principios neoliberales. Los liberales
comprendieron que solo un plan de reformas podría detener el descontento social
y la penetración de ideas socialistas, ajenas a la ideología del partido liberal. Por
esta razón, el gobierno de López fue reformista.
Para lograr los objetivos de su Revolución en Marcha, López y sus asesores
propusieron un plan que comprendía leyes sociales, con las cuales se pretendía
favorecer a los grupos de bajos recursos económicos. Las reformas logradas se
introdujeron en la Constitución de 1936 y pueden resumirse como sigue:
Reforma agraria: la ley 200 de 1936, por la cual se estableció la reforma agraria,
tenía como finalidad otorgar tierras a todos aquellos que cultivaban territorios que
no les pertenecían y llevar a la práctica el principio de que la propiedad privada
debe cumplir una función social. Esta ley prohibió los desalojos de los campesinos
que invadían territorios ajenos y facultó al Estado para expropiar tierras en caso de
que fuera necesario.
Además, decretó la extinción del dominio a los 10 años, es decir, que si una
propiedad no estaba debidamente explotada a los 10 años a partir de la
expedición de la ley, podía ser expropiada por el Estado y entregada a
campesinos sin tierra.
A esta reforma se opusieron los terratenientes que se organizaron en un
movimiento político llamado APEN (Asociación Patriótica Económica Nacional).
Gracias a ella, López ganó el apoyo del campesinado.
Reforma educativa: las leyes relacionadas con la educación establecieron la
educación primaria obligatoria y gratuita para todos los ciudadanos y, para este fin,
el Gobierno destinó un 10% del presupuesto nacional a la educación. La reforma
concedió además, la libertad de enseñanza y limitó la intervención de la Iglesia en
esta actividad. Implantó el control estatal sobre las escuelas secundarias, casi
todas en manos de comunidades religiosas y particulares, y adelantó una reforma
universitaria que otorgó autonomía a la Universidad Nacional.
Reforma tributaria: según nuevas leyes relacionadas con el pago de los
impuestos, se aumentaron las responsabilidades fiscales a aquellas personas que
poseían grandes capitales y rentas y se redujeron las de los grupos de bajos
ingresos. Esto significa que se estableció un sistema de impuestos diferencial,
según el cual las personas aportaban al Estado de acuerdo con su capacidad
económica.
Así mismo, el gobierno de López estableció un sistema de elecciones basado en
la cedulación de todos los ciudadanos, con el fin de evitar los fraudes electorales.
Concedió la ciudadanía a la mujer, para que pudiera desempeñar empleos, pero
no le otorgó el derecho de votar ni de ser elegida. Por otra parte estimuló el
movimiento sindicalista y bajo su gobierno se creó la Confederación de
Trabajadores de Colombia (CTC). Esto hizo que el gobierno de López fuera muy
popular entre las masas de obreros y campesinos. Pero los grupos
económicamente fuertes le negaron su apoyo, ya que las medidas económicas y
sociales afectaban directamente sus intereses. Algunos acusaron a López de ser
comunista y los conservadores adelantaron una campaña de oposición que se
basaba en luchar contra la influencia comunista en el Gobierno. Por su parte, el
liberalismo se dividió entre los que apoyaban al Gobierno y los que defendían
reformas más moderadas. Por esta razón fue difícil, y en la mayoría de los casos
imposible, llevar a cabo gran parte de las reformas propuestas.
CRISIS DE LA REPÚLICA LIBERAL. EDUARDO SANTOS Y LA SEGUNDA
ADMINISTRACIÓN LÓPEZ
Eduardo Santos fue el sucesor de López durante el período constitucional 1938-
1942. Santos pertenecía al ala moderada del liberalismo interesada en detener el
programa de reformas. Durante su gobierno no se establecieron nuevas leyes
reformistas y se aplicaron las propuestas durante el gobierno anterior aunque sin
ello afectara profundamente a los grupos económicamente poderosos que habían
brindado total apoyo a la candidatura presidencial de Santos. Santos tuvo que
afrontar la crisis ocasionada por el desarrollo de la segunda guerra mundial que, al
igual que las anteriores crisis internacionales, afectó nuestra economía ya que se
redujeron las compras de café colombiano en el mercado internacional y las
importaciones.
Santos aplicó medidas proteccionistas y puso en práctica los principios
intervencionistas que habían sido establecidos durante el gobierno de López.
Obreros y campesinos, desilusionados por la lentitud con que el Gobierno aplicaba
las reformas, comenzaron a retirar su apoyo al Gobierno y se unieron al
movimiento que dirigía el líder liberal Jorge Eliécer Gaitán. El partido comunista,
que había sido creado en 1930, mantuvo su apoyo al liberalismo, debido a una
política mundial, adoptada por los partidos comunistas de todos los países, que
consistía en apoyar los gobiernos liberales reformistas. Alfonso López fue
reelegido para el período 1942-1946 a pesar de la oposición de algunas fracciones
del liberalismo, en especial de la que acaudillaba Jorge Eliécer Gaitán.
La difícil situación económica ocasionada por la guerra mundial y por la baja de los
precios del café impidió a López adelantar su programa de reformas sociales y la
oposición debilitó progresivamente su movimiento. Muchos de sus antiguos
seguidores brindaron su apoyo a Gaitán. En 1944 un grupo de militares intentó dar
un golpe de estado pero fracasó debido a divisiones dentro de las fuerzas
armadas. En 1945, López se vio obligado a renunciar dejando al mando a Alberto
Lleras Camargo.
En 1945, una nueva reforma constitucional prohibió a las Fuerzas Armadas el
ejercicio del sufragio. En las elecciones de 1946 el liberalismo estaba dividido en
dos fracciones: la fracción moderada que presentó como candidato a Gabriel
Turbay y la fracción populista encabezada por Jorge Eliécer Gaitán. Esta división
permitió el triunfo del partido conservador.
EL GAITANISMO: EL MOVIMIENTO POPULAR DE JORGE ELIÉCER GAITÁN
El gaitanismo, o movimiento político encabezado por el líder liberal Jorge Eliécer
Gaitán, ha sido uno de los más importantes movimientos populares del presente
siglo. Su objetivo principal fue el mejoramiento de las condiciones de vida de los
grupos sociales menos favorecidos y por esta razón contó con el apoyo de miles
de obreros y campesinos en todo el país. Desde muy joven, Gaitán había definido
su posición política. En su tesis de grado, titulada "Las ideas socialistas en
Colombia", había defendido algunos principios del socialismo europeo y, aunque
siempre militó en el liberalismo, creía que este partido debía integrar en su
ideología algunos de los principios socialistas. Pese a su ideología, Gaitán nunca
quiso promover una revolución.
En su concepto, el país necesitaba muchos cambios sociales y la democracia era
la mejor manera de lograr que esos cambios se llevaran a cabo. Los cambios
propuestos por Gaitán estaban encaminados a lograr una sociedad más justa,
donde la riqueza estuviera mejor distribuida y donde no existieran grupos
exageradamente ricios y grupos exageradamente pobres. Y esta misión debía
llevarla a cabo el partido liberal, dentro de los límites de la democracia y de
acuerdo con las ideas socialistas.
Gaitán comenzó a destacarse en la escena política nacional desde 1929, cuando
viajó a la zona bananera poco después de la huelga de los trabajadores de la
United Fruit Company.
Después de recoger testimonios directos, regresó a Bogotá y denunció ante el
Congreso la forma como el Gobierno había reprimido la huelga. El debate que se
desató a raíz de la denuncia de Gaitán fue uno de los factores que contribuyó al
desprestigio del gobierno de Abadía Méndez y del conservatismo. Poco después,
en 1932, Gaitán creó un movimiento popular denominado UNIR (Unión Nacional
Izquierdista Revolucionaria) con el fin de presionar para que introdujera algunas
reformas sociales en la Constitución.
El gaitanismo resurgió con muchísima fuerza poco antes de las elecciones de
1946. Muchos de los antiguos seguidores de López se unieron a su movimiento y
Gaitán fue proclamado candidato a la presidencia para el período 1946-1950. La
división del liberalismo y la oposición del ala moderada del partido no le
permitieron ganar las elecciones. Pero Gaitán demostró que la masa de sus
seguidores había crecido considerablemente.
El fracaso electoral no detuvo a Gaitán, cuyo movimiento continuó desarrollando
una activa campaña política encaminada a las elecciones de 1950. Sin embargo,
el asesinato del líder impidió que el gaitanismo llegara al poder. El 9 de abril de
1948 Gaitán fue asesinado y su muerte provocó una violenta reacción popular que
se extendió por las principales ciudades del país. Después de esta insurrección,
conocida como el Bogotazo, el gaitanismo perdió fuerza. La figura del líder era
muy importante para el éxito del movimiento.
http://www.memo.com.co/fenonino/aprenda/historia/las-reformas2.html
Top Related