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04LA REVISTA

29 de m a rzo de 2 0 09re p o r t a j e

De vuelta a Mar y Sol

POR JORGE L. PÉREZ

Definitivamente que nofueron “tres días de paz yamor”, como Woodstock.Al festival de Mar y Sol,celebrado en Vega Bajadel 1 al 3 de abril de 1972-esta semana cumple 37años- se le recuerda por

los portentos musicales que desfilaronfrente a las pupilas medio narcotizadas delos cerca de 50,000 asistentes que du-rante esos tres días desafiaron el sol y elca l o r.

También se le recuerda -por aquellosque pueden recordarlo- por el disco do-ble de canciones en vivo que poco des-pués Atlantic Records sacó en los EstadosUn i d os .

Pero, más que nada, se le recuerda porhaber sido un desastre, tanto económicocomo social: en total, pese a que estabainundado de agentes encubiertos, se pro-dujeron cuatro muertes, una de ellas unasesinato, y se reportó una violación.

Nadie esperaba que fuera un sucesoúnico. Hasta el nombre mismo anticipabaque sólo iba a ser el comienzo de unaestrecha relación del rock con PuertoRico: The First International Puerto RicoPop Festival, fue como se subtituló elfes t iva l .

En términos musicales, contó con laactuación de Rod Stewart & Faces, BillyJoel, Alice Cooper, The Allman BrothersBand, J. Geils Band, Emerson, Lake andPalmer, Osibisa, B.B. King, Dave Brubeck,Cactus, Mahavishnu Orchestra (con JohnMcLaughlin), Herbie Mann, Nitzinger, ynumerosas bandas más, incluyendo va-rias agrupaciones puertorriqueñas.

NUBES DE TORMENTAPero las tormentosas nubes negras se

asomaron a su horizonte soleado desdemuy temprano.

Días antes de la fecha para la queestaba programado su comienzo, el juezJosé Rivera Barreras emitió un interdictoprohibiendo su celebración, basándoseen informes policíacos que argumenta-ban que se desataría un intenso consumode drogas en el mismo.

Aunque el juez luego levantó el in-terdicto, los problemas no bajaron laguardia. Por alguna razón, a las auto-ridades religiosas del país no les agradó laidea de que en plena Semana Santa secelebrara aquí un festival de rock en-

cabezado por una agrupación llamadaBlack Sabbath, y esa actitud negativahalló eco en el gobierno y hasta en lospotenciales auspiciadores comerciales.

Por la radio, antes y durante el festival,proliferaban las noticias negativas: enalgún momento se informó, por ejemplo,que Rod Stewart, el futuro Rolling Stone,Ronnie Wood, y otros chicos de los Faces,graciosamente combatían su aburrimien-to lanzando globos llenos de agua -uorina- desde el balcón de su hotel.

A fin de cuentas, el festival, que as-piraba a llegar a los 100,000 asistentes-los boletos costaban $15 por los tresdías-, apenas rozó los 50,000. Muchos delos hippies que llegaron de los EstadosUnidos luego se pasaron días durmiendoen el aeropuerto, gimiendo por los efec-tos de la insolación y careciendo dedinero para su pasaje de regreso.

Para colmo, el Black Sabbath de OzzieOsbourne, anunciado para cerrar y en-cabezar el festival, se quedó encerradó en

su hotel de San Juan, resultándole im-posible llegar a Vega Baja debido a que lacarretera estaba bloqueada y no había unhelicóptero disponible.

Y para requetecolmo, el promotor delespectáculo -Alex Cooley, de Atlanta, queantes había triunfado presentando losfestivales internacionales de Texas yAtlanta-, vio frustrada su intención defilmar el evento cuando el grupo ci-nematográfico que había reclutado le sa-có el cuerpo a los numerosos problemaslegales que él estaba teniendo.

A la larga, Cooley tuvo que darse a lafuga clandestinamente la noche final delfestival cuando las autoridades localesemitieron una orden de arresto en sucontra, al parecer porque se le recla-maban más de $40,000 en impuestos.

¿Y las muertes? Tres jóvenes murieronahogados -uno de ellos norteamericano-y otro, natural de St. Croix, resultó ul-timado a machetazos.

Evidentemente, nunca hubo un Se-

“Yo trabajabapara un mediosemanal,no diario, ypude cubrirlocon másp ro f u n d i d a d ”.GLENN ABBOTTFOT Ó G RA FODE MAR Y SOL

cond International Puerto Rico Pop Fes-tival y, con el tiempo, en la humareda delrecuerdo fue desvaneciéndose aquel fes-tín musical inigualable, pero no inol-vidable: el disco doble nunca ha sidoreeditado en CD, por ejemplo.

RENACE EN INTERNETHace unos años, sin embargo, Reniet

Ramírez -un puertorriqueño nacido cin-co años después del festival- se obsesionócon todo lo relacionado con Mar y Sol y,desde 2005, administra una página oficialsobre el festival (marysol-festival.com).

En ella uno puede leer la historia delfestival, con todas sus peripecias, anéc-dotas, entrevistas con algunos de losmúsicos participantes y el propio Cooley.Hasta se puede escuchar el set completode Billy Joel, quien llegó a la Isla como unmúsico prácticamente desconocido ygracias a su actuación en Vega Baja con-siguió un contrato con Columbia Re-c o rd s .

“A mí siempre me ha gustado mucho lamúsica rock”, dijo Reniet, quien reside enLas Vegas y empieza a abrirse puertascomo cineasta independiente: acaba defilmar su primer corto y está en vías defilmar un largometraje.

“Por eso, cuando supe acerca de Mar ySol -allá para 1994- me fascinó saber másacerca de aquella época en que veníangrupos de rock importantes a PuertoRico, lo que era una rareza”.

Entre sus entrevistados se encuentranel guitarrista John Nitzinger, de la bandaNitzinger, Tim Bogert (el bajista que tocóaquí con Cactus), Larry Russell (bajistade Billy Joel) y David Peel, además delpropio Alex Cooley.

“Pero lo que más me ha emocionadoson los muchos emails que he recibido degente que estuvo allí, tanto puertorri-

queños como de Estados Unidos o puer-torriqueños que después se han mudado alos Estados Unidos”, dijo.

“Agradecen mucho el que uno les re-viva algo que pensaban que ya nadiere c o rd a b a ”.

Entre los que se comunicó entusias-mado con él estuvo Glenn Abbott, quiencomo fotógrafo cubrió el festival para unreportaje especial publicado en esa épocapor la revista Bohemia.

“Para entonces”, recordó Abbott, “yotrabajaba como fotógrafo para la revistaAvance, pero Bohemia me contrató paraque cubriera como fotoperiodista el fes-t iva l ”. “La ventaja que yo tenía sobre losotros medios era que yo trabajaba para unmedio semanal, no diario, y pude cubrirlocon más profundidad”.

Aún así, Abbott lamenta todavía el nohaber podido captar las actuaciones deBilly Joel, Emerson, Lake and Palmer,Alice Cooper y otros más.

“Si yo hubiera sabido entonces lo quesé ahora, no me hubiese movido de allí”,dijo Abbott. “Pero entonces tenía quemoverme a cada rato hacia el aeropuerto,o hacia el Hotel Cerromar, donde estabanquedándose muchos de los artistas”.

En total, Abbott considera que tomóunas 750 fotos: “Muchas son repetitivas osencillamente malas”, reconoció, “p e rohay unas 100 buenas”.

“A través de los años, se las enseñaba amis amistades o incluso a los amigos de mihija, y todos me decían que yo tenía quehacer algo con eso”, continuó.

Pero no fue sino hasta que se topó elaño pasado con la página de Reniet queverdaderamente se dio cuenta “del te-sorito que yo tenía”.

“Casi no tenía fotos en su página”, dijo,“y las que tenía eran de mala calidad:copias de periódicos y cosas así”.

A la larga, Abbott se puso en contactocon el propio promotor Cooley, quien,casi lloroso, le dejó saber que un fuego ensus oficinas había arrasado con toda sudocumentación fotográfica del festivalp u e r to r r i q u e ñ o .

“Cuando yo le dije lo que tenía, él mesuplicó que le hiciera llegar las copias”,dijo Abbott, quien cumplió 20 años el 2 deabril de 1972, durante el festival.

A cambio, explicó, “Cooley me au-torizó a usar el logo oficial de Mar ySol”.

Armado con esta importante adqui-sición, Abbott -quien poco después aban-donó la fotografía y desde hace 30 añospreside aquí la empresa de productosplásticos Abbott Corporation- finalmen-te registró sus fotos ante el Departamentode Estado en septiembre pasado.

Su deseo, ahora, es compartir estepedazo histórico del pasado musical bo-ricua.

“Hablé hace un tiempo con el Institutode Cultura”, dijo, “porque considero queMar y Sol tuvo una gran importanciacultural. Pero me dijeron que ellos sededican más bien a lo autóctono, a loproducido aquí”.

“Claro, si tuvieran una visión másamplia, verían que no tiene que ser así”.

A la larga, estimó, espera terminarorganizando una exposición.

“No estoy buscando dinero, porque nose trata de eso”, dijo, “aunque una ex-posición de 70 a 100 fotos, con sus mar-cos, cuesta su dinero”.

“En lo que más pienso es en las caras deasombro y la alegría de la gente cuandovea estas fotos y se dé cuenta de que algotan increíble como Mar y Sol ocurrióaquí”.

J P E R EZ @ E L N U E VO D I A .CO M

Hace 37 años, el rock tuvo su momento cumbre en Puerto Ricocon el notorio festival celebrado en Vega Baja. Ahora, Glenn Abbottlo está reviviendo con una espléndida colección fotográfica

GR EGG ALLMAN

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